Wtt> NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE Washington Founded 1836 U. S. Department of Health, Education, and Welfare Public Health Service Agradece profundamente esta donación hecha por el Sr. Obsequio de los herederos del Alonso Restrepo Moreno_______ LA ELEFANTIASIS DE LOS GEIEGOS. jg23T El autor de esta Obra se reserva el derecho de traducción i reproducción de ella. I ELEFANTIASIS DE LOS GEIEGOS i SU VEBDADEBA 1ST ^^TTJTZAJL.'EIZ^. O DETERMINACIÓN CIENTÍFICA De la verdadera causa, el verdadero asiento, el mecanismo, i efectos de esta espantosa enfermedad; con el modo seguro de curarla POB RICARDO DE LA PARRA. "i Existe una filosofía que no descansa nunca; su lei es el progreso. Un punto que ayer era invisible, e« hoi su norte; mañana será su punto de partida. De la " Revista de Edimburgo," numero 130, pajina 83, año 1857. BOGOTÁ IMPBENT A DE G AIT A N. iaes. lSío'8 NATIONAL LIBRARY 3F MEDICINE "^-•v.BETh'ESDA 14, Hü. AII SAGRADA MEMORIA BE MIS PADRES, De mi venerado padre i señor IGIACIO DE LA PAMA SOLEE. De mi adorada madre i señora AM GEE&OEIA DÍAZ GEAtfADOS, I de mi excelso tío, el señor doctor JUAI mOMFCEIO DE LA PAEEA SOLEE Mi segundo padre porque me educó. EÜST NOMBRE IDE LOS TRES I EN HOMENAJE A SUS VIRTUDES. gtofoo te k |ra. Bogotá, 16 de mayo de 1868. PRÓLOGO. Esta obra tiene tres partes. La primera la forman los preliminares, que contienen la doctrina fisiolójica sobre que se funda la verdadera teoría de la Elefantia- sis de los Griegos. La segunda parte contiene las pruebas científicas del aserto que hace el alma de este libro. La tercera parte contiene la historia natural de la Elefantiasis de los Griegos. La doctrina fisiolójica de la primera parte no es nuestra ; es de la ciencia i ha resultado del trabajo lento de muchos sabios. En esos preliminares nosotros hemos tomado de esos sabios, no solo las ideas, sino muchas veces frases enteras de ellos, el estilo, el jiro i a veces hasta la sucesión de los razonamientos. La segunda i la tercera parte, fundadas en las doc- trinas de la primera, son enteramente nuestras i ori- jinales en su objeto, en su redacción i en su jiro. VIII PRÓLOGO. Este libro puede ser mui imperfecto en su forma, en su estilo i redacción; pero sin duda tiene una gran- de importancia por el objeto. Su objeto es resolver el problema mas importante a la salud de todos los pueblos de la tierra. Ningún autor es juez competente de su propia obra. El juez es el público; la opinión; el espíritu humano. ¿ Este libro ha resuelto el problema que se propuso resolver ? ¡ i Sí o no!! Si lo ha resuelto es imposible que se le pruebe lo contrario; la crítica mas apasionada no po- dría lograrlo. Si no lo ha resuelto, es lo mas fácil probarle al autor que está en el error. Yo suplico a los sabios que critiquen severamente este libro; porque a mí me importa mui poco que se me pruebe que estoi en el error, que soi un iluso i un ignorante; pero a la humanidad le importa mucho que se le ilustre sobre la cuestión mas esencial a su salud i a su felicidad. RICARDO DE IA PARRA. Bogotá, 3 de junio de 1868. PAUTE PP.IHBP.A. PREI.I MINARES. CAPÍTULO I. La Inervación i la Nutrición. En la resolución del problema que va a ocuparnos en este libro, el punto esencial está en la determinación precisa i se- gura de la verdadera causa i del asiento positivo del mal. Esta determinación debe ser rigurosamente científica, es decir, sus- ceptible de una prueba perentoria e irrecusable. Pero una vez decidido este punto capital del asiento i de la causa de la en- fermedad, una de las cosas mas importantes en su estudio es el mecanismo del mal, el juego orgánico que es inherente a la patogenesia, a la formación i desarrollo de esta enfermedad, i para esto lo mas necesario es el esacto conocimiento de las re- laciones entre la Inervación i la contractilidad vascular, entre esto i la circulación, entre la circulación i la composición i constitución de la sangre, i entre todo esto i el gran fenómeno de la Nutrición. La fisiolojía nos ha enseñado ya mucho, aun- que no todo lo que se necesita saber, sobre la influencia del sistema nervioso en las funciones nutritivas; pero nos ensena todavía mui poco sobre la acción recíproca, es decir, sobre la influencia de la Nutrición en la Inervación. No se hallan ape- nas sino datos esparcidos i nociones vagas sobre esto, i no sa- bemos que este grave asunto haya sido estudiado especialmen- te, i que los hechos que le conciernen hayan recibido una forma verdaderamente científica. La enfermedad que vamos a estu- diar ofrece abundantes datos i enseñanzas variadas bajo este punto de vista, i creemos que se haria un servicio señalado a o PRELIMINARES. la ciencia, especialmente en lo relativo a la clínica de este mal horrendo, si los patolojistas dirijieran la investigación cientí- fica en este sentido recíproco, como los fisiólogos lo han hecho de poco mas de treinta años acá, en el sentido directo. No se puede dudar, ni por un momento, de la influencia del sistema nervioso sobre la nutriciou ; el sistema nervioso tiene bajo su dependencia todas las funciones nutritivas, pues- to que cuando se produce una seria perturbación de la acción refleja, que es el mecanismo de la acción nerviosa, se ven des- pués enfermarse todas las funciones i todos los actos nutriti- vos. En todo el curso de este libro se encuentran varios pa- sajes relativos a diversos puntos de doctrina fisiolójica, que prueban la íntima relación que hai entre la Inervación i la Nutrición, i la influencia que ejerce la acción nerviosa sobre todas i cada una de las funciones nutritivas. La influencia de la Nutrición en la Inervación es incon- testable también; nosotros hallaremos aquí muchos hechos que la prueban. Pero desde luego la influencia de la sangre sobre las funciones del sistema nervioso es de primer orden porque es indispensable, puesto que la ligadura simultánea de las arterias vertebrales i de las carótidas, la ruptura del cora- zón o de un grueso tronco vascular, acarreando la suspensión rápida de la influencia de la sangre sobre el eje-cn-ubro-espi- nal, son de aquellas cosas a las que sé sigue una muerte mas o menos rápida i a veces instantánea. Se ha estudiado la influencia del sistema nervioso sobre las funciones nutritivas. Respecto a la dijestion se sabe que, a pesar de las opiniones contradictorias de los esperimentadores sobre la influencia de los nervios vagos en la secreción del jugo gástrico, se puede asegurar ya la intervención, aunque débil, de estos nervios en esa secreción, pues que el jugo gás- trico se modifica en sus reacciones, i mas que en ellas, en su cantidad, a consecuencia de la sección de los nervios del octa- vo par. Ésta sección infiere sobre todo un ataque grave a la quimificacion, paralizando los movimientos del estómago. Se- gún el profesor Longet, de Paris, la influencia del sistema nervioso sobre la dijestion debe atribuirse principalmente a las fibras vejetativas que, emanadas de los ganglios de los neumo-gástricos, i sobre todo de ganglios del gran simpático, van a parar a la superficie interna del estómago. La parte su- perior del tubo dijestivo está bajo la influencia directa del neumo-gástrico, i los intestinos están animados por el gran simpático. La influencia del gran simpático es incontestable en los fenómenos dijestivos que exijen movimientos notables, LA INERVACIÓN I LA NUTRICIÓN. 3 como lo es en todos los fenómenos de nutrición que exijen es- tos movimientos. El gran simpático se disemina i se derrama sobre los vasos del abdomen, como lo hace sobre los vasos del pecho, de la cabeza i de otras partes. I ademas, respecto a la dijestion podemos asegurar que no es ya incierta la influencia de la médula espinal, como tam- bién es segura la de ciertos ganglios del gran simpático sobre el canal intestinal. I siguiendo en este sentido el estudio de las otras funcio- nes nutritivas, digamos que respecto a la respiración se ha encontrado en el encéfalo el foco de los movimientos múlti- ples de esta función; se ha reconocido la influencia de la mé- dula en estos movimientos, i se han descubierto en ella las vías especiales de trasmisión del principio motor ; i entrando en los pormenores del mecanismo respiratorio en sus relacio- nes con el sistema nervioso periférico, se han determinado los nervios que presiden especialmente a los movimientos de las narices, de la boca, del velo del paladar, de la larinje, farinje i vías pulmonares, i a los movimientos respiratorios de las es- paldas, del tórax i del abdomen. Aunque la desoxijenacion puede cumplirse por un cierto lapso de tiempo en tejidos que no reciben ya normalmente la influencia nerviosa, seria temerario afirmar que la hematósis completa pueda efectuarse sin el concurso del sistema nervioso. Todo esto es aplicable al objeto de este libro, pero lo principal quizá es lo relativo a las vías que sigue en la médu- la el influjo nervioso que parte del bulbo raquídio, pues tal determinación podría sujerir la idea de buscar el modo eficaz de obrar sobre los centros encefálicos por el intermedio de la médula, i después veremos el inmenso servicio que esto nos haria, si pudiéramos realizarlo. Tocante a la circulación está demostrado hoi que ademas de los ganglios de Remak, la médula espinal i la médula oblongada influyen en los movimientos del corazón, i que el gran simpático participa de esta influencia. El corazón está ademas en relación con la protuberancia cerebral por medio del neumo-gástrico. Independientemente de su acción sobre el corazón es in- dudable la influencia del sistema nervioso sobre la circulación, pues se ve que esta languidece i aun se para en partes que no reciben la influencia de sus nervios respectivos, i hoi se sabe que la contractilidad de los vasos depende directamente de los nervios vasomotores. La influencia de la Inervación en la circulación de toda especie de líquidos i humores, es de pri- 4 PRELIMINARES. mera importancia en el estudio de la Elefantiasis de los Grie- gos, i su perturbación produce la mas grande parte de los fenómenos del mal. Llamaremos mil veces la atención sobre esto, porque aquí está el punto capital de estos estudios. Está igualmente probada de niuchas maneras la influencia del sistema nervioso sobre las secreciones, i en este libro tendremos ocasión de hacer frecuentes aplicaciones de esta acción reconocida, que es importantísima en nuestro estudio. Resta solo en esta rápida enumeración lo relativo a la ab- sorción. ¿ El sistema nervioso influye sobre la absorción ? ¿ Su intervención es directa o indirecta ? ¿ Es solo modificando la circulación que influye este sistema sobre la absorción ? Aun- que suprimida la intervención cerebro-raquidiana se vea con- tinuar la absorción en el órgano privado del influjo nervioso de esta parte del sistema, nos resistimos a creer que un acto tan importante de la vida, sea absolutamente independiente de toda influencia nerviosa, i así, aunque no se sepa cuál pueda ser la parte que toma en esto el sistema ganglionar, creemos que él influye siempre, por difícil que sea asegurarnos de la realidad de este influjo. Lo decimos desde el principio para fijar especialmente la atención del lector sobre esto. Nada hai mas importante en el estudio de la Elefantiasis de los Griegos que el conocimiento de las relaciones entre la Inervación i la Nutrición. Estas re- laciones son la base de toda la historia natural de esta enfer- medad desconocida hasta hoi, i en ellas está la cifra del enig- ma de siete mil años; ellas nos dan el criterio en la interpre- tación esacta de todos los fenómenos del mal, i el estudio pro- fundo de estas relaciones dará siempre al médico la antorcha que debe guiarlo en el diagnóstico como en el tratamiento de esta enfermedad preformidable. Estas dos funciones que son como el alfa i el omega en la economía animal de los organismos superiores, la Inervación i la Nutrición influyen recíprocamente la una sobre la otra, i esta acción recíproca es la causa de la patojenia fecunda i de las mil complicaciones del mal que vamos a estudiar. ¿ Cómo la Inervación herida primitivamente puede enfermar la Nutri- ción ? ¿ Cómo la Nutrición viciada i depravada hasta llegar a la discrasia, pero herida por otra via que la influencia ner- viosa, puede obrar sobre la Inervación i enfermarla ? ¿ Cómo la Inervación herida primitivamente, después de dañar la Nu- trición, puede recibir de nuevo i por contra-golpe un daño ma- yor, venido de la influencia mórbida de la Nutrición ?—He aquí otras tantas cuestiones que se refieren al objeto que nos LA INERVACIÓN I LA NUTRICIÓN. 5 ocupa, i que quisiéramos resolver con la doctrina de este libro. Es imposible que la perturbación de la acción refleja no produzca alteraciones en los actos íntimos de la Nutrición, pues que estos actos íntimos suponen el ejercicio de aquella acción o poder reflejo éxito motor; i recíprocamente, la con- dición anormal en los fenómenos nutritivos debe producir ne- cesariamente perturbaciones en la Inervación, i alteraciones de la acción refleja. Hai un enlace íntimo entre estos cuatro elementos del juego orgánico : 1.° la Inervación o la acción nerviosa ; 2.° la contractilidad vascular ; 3.° la sangre, su co- mercio con los tejidos, su composición i constitución, i 4.° fi- nalmente, la Nutrición i todas las funciones que la preparan i los fenómenos íntimos que la constituyen. Hai una ac- ción i reacción incesante entre estas cuatro cosas de que aca- bamos de hablar. La Inervación preside al juego de la con- tractilidad vascular de todos los vehículos de la sangre, i de- mas líquidos i humores; el juego de la contractilidad del sis- tema vascular sanguíneo i de todo el sistema vascular contrác- til, determina el comercio de la sangre con los tejidos, i el curso de todos los líquidos i los actos químicos en que toman parte; i todas estas cosas determinan la regularidad o irre- gularidad de todas las funciones nutritivas, e influyen de- cididamente en los actos íntimos i en todos los fenómenos químicos de la Nutrición. Es claro que la sangre altera- da i anormal debe dañar a un mismo tiempo la Nutrición i la Inervación, dañando los actos íntimos i los fenóme- nos químicos que presiden a la asimilación i _ dcsasimila- ciou, i dañando simultáneamente con esto los movimientos in- dispensables a la acción refleja: es igualmente claro que la alteración en estos movimientos reflejos debe producir inevi- tablemente perturbaciones, anomalías i movimientos anormales en el juego de la contractilidad de las arterias, las venas i los capilares, i en el juego de todos los demás órganos del siste- ma vascular contráctil. I así mismo i en virtud de las leyes que rijen al organismo, las alteraciones mas o menos profun- das en el juego de la contractilidad vascular sanguínea, linfá- tica i de toda especie, produciendo alteraciones i daños en el comercio entre la sangre i los tejidos por una parte, i entre los tejidos i demás humores por otra, debe inevitable i fatal- mente producir daños, anomalías, irregularidades i perversio- nes en la acción trófica de los tejidos, no menos que en la com- posición i constitución de la sangre i demás líquidos, en los fe- nómenos de eyección i de intussucepcion, no menos que en el 6 PRELIMINARES. flujo i reflujo del fluido nervioso, es decir, en la acción refleja, i en el flujo i reflujo de la sangre i curso de todos los humores, es decir, en la circulación sanguínea i en toda especie de curso i riego de otros líquidos. El estudio del sistema nervioso i de la influencia recíproca entre él i todas i cada una de las funciones nutritivas, es de imprescindible necesidad en estas investigaciones; pero hai algunos puntos i nociones que sobresalen i predominan en toda esta gran cuestión, i que rijen i presiden todo discurso en ella, porque los objetos a que se refieren rijen también preferente- mente i presiden en el aparecimiento de todos los fenómenos del mal, i hacen conocer su naturaleza i determinan su marcha. Estos puntos preferentes i capitales son : 1.° la acción re- fleja ; 2.° las propiedades i funciones de la médula espinal i del gran simpático, i su influencia recíproca; 3. ° los nervios vasomotores i su influencia en la circulación ; 4.° la circula- ción capilar i su influencia en las secreciones i la Nutrición, i 5.° finalmente, las relaciones entre la sangre i la Inervación, i el estudio de la sangre. Sobre estos puntos principales, mas que sobre todo, es que deseamos fijar siempre, i llamamos desde aquí fuertemente, la atención del lector. CAPÍTULO II. La acción refleja* Solo el conocimiento de la naturaleza real i de la sustan- cia íntima del principio vital seria mas útil en el estudio de la Elefantiasis de los Griegos, que lo es el conocimiento de la ao- cion refleja. Es que la acción refleja es el modo de obrar del principio nervioso, i su mecanismo es el mecanismo de la ac- ción nerviosa, que es parte esencial de la acción vital. Ya he- mos encarecido la grande importancia de las relaciones entre la Inervación i la Nutrición. Pues bien; esas relaciones se cumplen todas, sin escepcion, por acción refleja, por medio de esta acción de que son el resultado. Estudiemos con supremo interés esta fuerza que es para nosotros la primera lei de la vida, i penetrémonos de su teoría si queremos llegar a un co- LA ACCIÓN REFLEJA. 7 nocimiento científico de la Elefantiasis; ella es toda entera el resultado de la perturbación de la acción refleja. Démonos pues cuenta precisa de esta acción, que también se llama fuerza éxito-motriz o poder reflejo. En cada tronco nervioso a un elemento sensitivo corres- ponde siempre un elemento motor, i los dos forman una pare- ja invariable, un todo único, una verdadera unidad i consorcio fisiolójico. No hai fibra nerviosa sensitiva sin su correspondiente fibra nerviosa motriz. Este mecanismo histolójico determina i fija el mecanismo de la acción nerviosa, i de él emana la acción refleja. Esta acción reducida a su mas simple espresion, se compone de dos elementos determinados por las dos fibras cóh- yujes de que acabamos de hablar: estos dos elementos son una impresión i una reacción; una impresión que camina sobre una fibra eisódica, i una reacción que vuelve sobre una fibra exódica; una impresión que entra, i una reacción que sale. La impresión es centrípeta i va sobre una fibra eisódica; la reac- ción es centrífuga i vuelve saliendo sobre una fibra exódica. Es- tos dos movimientos forman un ángulo i necesitan, por tanto, un punto de reflexión, un centro donde hacer vértice; i por eso algunos cuentan tres elementos en la acción refleja : la impre- sión, la reacción, i entre ellas un centro reflector. Como no podemos concebir reacción sin acción previa, ni reflexión sin incidencia, creemos que el carácter mas esencial de la acción refleja es una impresión, i que esta no es solamen- te una condición en jeneral, sino condición esencial. La histo- lójia fija de la manera mas precisa el mecanismo de trasmisión i de trasformacion de la acción refleja, pues a la función ner- viosa elementar con sus dos condiciones esenciales, correspon- de, con la última evidencia, la cadena nerviosa elementar que trasmite la impresión i la trasforma. La acción refleja puede partir de cualquier sistema e ir a obrar sobre cualquiera parte del otro sistema; la escitacion cen- trípeta, que se propaga a la médula o al encéfalo, puede na- cer en los nervios cerebro-raquidianos o en los ganglios del gran simpático, i puede manifestarse en movimientos de los músculos de la vida animal o de la vida orgánica. Hoi está perfectamente demostrado que los ganglios del gran simpático están dotados de un poder reflejo u éxito-motor, i son suscep- tibles de dar lugar a la acción refleja. Se observan fenómenos reflejos separadamente en el uno i el otro sistema nervioso, en cada cual con independencia del otro; pero la acción refleja en el gran simpático no se mani- S PRELIMINARES. fiesta completamente ni tiene fuerza, si se suprime el concurso del eje cerebro-espinal. La impresión puede también trasmi- tirse del uno al otro sistema, i se observa frecuentemente esta trasmisión. Pero el poder reflejo tiene su asiento principal en el eje cerebro-espinal, i no exije la continuación de este eje, pudiendo localizarse mucho. Desde que una impresión llega a la médula espinal, la in- citación centrífuga que se deriva de ahí, tiene una singular tendencia a comunicarse, sobre todo, a los nervios motores es- pinales cuyo oríjen se aproxima mas al de los nervios sensiti- vos irritados. La misma observación se aplica a aquellos ner- vios cerebrales, sensitivos i motores, cuyo oríjen converjo a la médula oblongada. La acción refleja con el concurso de la médula i del bulbo raquidio, o con la intervención de la médula solamente, puede producirse entre los nervios sensitivos de las membranas mu- cosas i los nervios motores respiratorios. Hai grande diferencia de aptitud para determinar movi- mientos reflejos en los troncos nerviosos i su espansion perifé- rica; esta es mas apta que los troncos mismos de donde proviene. Todas las partes de la médula no gozan de la facultad de reacción; solo la sustancia gris la posee, pero goza de ella en todos los puntos de su estension. Hai diversas influencias que ejercen su acción sobre la intensidad de la acción refleja; las que mas nos interesa cono- cer aquí son : la temperatura, el estado de la circulación i de la sangre, el reposo, i la intensidad de las escitaciones. Ciertos aj entes químicos i tóxicos pueden también modificar la fuerza refleja. Las variaciones de temperatura influyen mucho sobre la fuerza de la acción refleja. El calor abrevia la duración de los movimientos, pero aumenta su enerjía. La humedad i la temperatura baja hacen que se conserve mas la fuerza nervio- sa, pero con ellas los movimientos reflejos son menos enérjicos. La influencia de la sangre es sobremanera importante en la acción refleja, i tanto mas notable cuanto el animal se ele- va mas en la escala zoolójica. La sangre negra es escitante, i la roja conserva las propiedades vitales. La sustracción de la sangre a la médula aniquila inmediatamente en ella la fuerza éxito-motriz; la sustancia gris déla m ¿dula es la primera que pierde su escitabilidad, mientras que los haces blancos anteriores la conservan todavía por algunos instantes. La posición o actitud que toma el cuerpo, influyendo sobre LA ACCIÓN REFLEJA. 9 la circulación, influye también en la intensidad de la acción refleja. Esto nos interesa mucho en el estudio i tratamiento de la enfermedad que vamos a estudiar. Cada segmento de la médula goza aisladamente de la acción refleja, pero ellos se ayudan recíprocamente. El reposo restituye la fuerza motriz agotada, i la hace aumentar en razón directa del tiempo, hasta que llega a su máximum, de que no pasa. La estension del movimiento reflejo está subordinada, por una parte a la fuerza de la escitacion, i por otra a la cantidad de fuerza éxito-motriz que existe en el centro reflector. Si las fuertes escitaciones agotan la acción refleja, las osci- taciones moderadas la mantienen i aumentan la escitabilidad de la médula i la enerjía de los movimientos. La acción refleja se propaga al través de la sustancia gris, i camina lonjitudinal i trasversalmente siguiendo esa sustan- cia. Tiene tendencia a localizarse en una mitad de la médula. Cuando la escitacion es viva, la impresión, después de haber caminado lonjitudinalmente, pasa al lado opuesto. Los movimientos propagados son siempre menos enérjicos que los directos. Los fenómenos de la acción refleja no se limitan a produ- cir el movimiento en las partes escitadas, sino que ponen fre- cuentemente en juego un gran número de partes. Por limitado, por insignificante i exiguo que sea un punto que se hace el punto de partida de una impresión, hai órga- nos, hai aparatos, hai sistemas enteros que rehacen i respon- den, por fenómenos de reactividad, a la impresión local que da oríjen a la acción refleja. Una sola exitacion basta para producir movimientos que se repiten a veces durante algunos segundos. La acuion refleja en la vida orgánica comprende i esplica los movimientos del canal intestinal, los del corazón, los que se verifican en los canales escretores, i los que dependen de los nervios vasomotores. El estudio de la médula espinal que va a ocuparnos inme- diatamente, es la continuación del estudio de la acción refleja. Los fenómenos importantísimos que nos ofrece la médula, no son sino fenómenos de acción refleja. 10 PRELIMINARES. CAPITULO III. La Médula Espinal i el Gran Simpático. La Médula es órgano de trasmisión i centro independiente de Inervación; representa el conjunto de los nervios del tron- co i de los miembros, aunque sus haces no constituyen en rea- lidad la suma de las fibras primitivas. Ella es un órgano fun- damental cuyos diversos hazes, reforzados' mas o menos, irradian en los ganglios encefálicos ; ella se alarga o se pro- longa, con la ayuda de formaciones nuevas, tanto en el cere- bro i cerebelo, como en las otras dependencias encefálicas. Ella es órgano productor del ájente nervioso, i derrama i es- tiende su influencia sobre la mayor parte del organismo, de tal manera que es difícil hallar órgano i fenómeno orgánico sobre el cual no lleve la Médula su intluencia suprema. La lleva a todo el cuerpo : al tronco i a los miembros por medio de los 31 pares de nervios que emanan de ella, a las visceras i a to- dos los órganos de la vida vejetativa, por sus enlaces i rela- ciones con el gran simpático, i a las arterias i las venas i ca- pilares, i a todo el sistema vascular contráctil, por medio de los nervios vasomotores. Eu el hombre hai de cada lado 31 nervios raquídios que,aso- ciados a derecha e izquierda, forman 31 pares, de los cuales 8 pares son cervicales, 12 pares dorsales, 5 lumbares i 6 sacros. Cada nervio raquidio u espinal comunica con la Médula por medio de dos raices, la una anterior i la otra posterior. Los numerosos filetes de esas raices converjen i forman dos hazes que al principio están separados i distintos, pero que luego se reúnen i forman un solo tronco, i antes de esta unión, mui cerca del punto de ella, la raiz posterior presenta un re- lieve ganglionar. En cada tronco nervioso a un elemento mo- tor corresponde un elemento sensitivo, i forman un par inva- riable, un todo único, una verdadera unidad o consorcio fisio- lójico, establecido por los fenómenos de la sensibilidad recu- rrente. No hai nervio motor aislado, ni nervio sensitivo aislado ; hai solidaridad en las dos raices que forman el in- dividuo nervio. Cada par nervioso tiene el elemento escitador del movimiento voluntario a parte del elemento que escita el movimiento involuntario. La Médula da a la raiz anterior la propiedad vital que hace que sus elementos no se dejeneren • i a la raiz posterior le da esta propiedad, conservadora i nutri- LA MÉDULA ESPINAL. 11 tiva, el ganglio intervertebral i no la médula. La Médula con- tiene en toda su lonjitud una masa interior de sustancia gris que le da acción propia i la hace centro independiente de Inervación. Como órgano de trasmisión conduce al encéfalo por las raices posteriores raquidias', las impresiones que le lle- gan, i lleva del encéfalo a los órganos las incitaciones motri- ces por las raices raquidias anteriores. Las raices raquidias anteriores i posteriores penetran en la sustancia gris de la Médula i entran en relación con esta sustancia ; una vez in- sinuadas en dicha sustancia gris, las raices raquidias comuni- can con las células nerviosas de esta sustancia gris, i como las células de la sustancia gris están en comunicación con las fi- bras longitudinales de la Médula, se puede admitir que los tu- bos nerviosos de las raizes de los nervios raquidios, i los tubos nerviosos de la sustancia blanca de la Médula, están en continuación los unos con los otros desde los órganos hasta el encéfalo. Ademas de las prolongaciones de las células de la sustancia gris que están en contacto con los tubos nerviosos de los cordones medulares i con los tubos nerviosos de las raices raquidias, hai otros tubos nerviosos que sirven para establecer anastomosis entre las diversas células, i es probable que por las anastomosis de las células de un lado de la Médula a sus células del otro lado, puedan ser interpretados los fenómenos de la acción propia de este cordón raquídio, i que los conduc- tores del sentimiento puedan estar en continuación con los con- ductores del movimiento en el interior mismo de este órgano, con la ayuda de las células de la sustancia gris. Según los trabajos de la escuela de Dorpat, las células de la sustaucia gris de la Médula son todas células multipolares, i cada una comunica: 1.° con una fibra destinada al encéfalo ; 2.° con una fibra sensitiva, en relación con el órgano sensible ; 3.° con un filete motor en relación con el órgano contráctil, i 4.° finalmente, cada célula suministraría ademas otra cuarta fibra anastomótica para la comunicación del lado izquierdo con el lado derecho de la Médula. Unos órganos nerviosos están destinados al sentimiento i otros al movimiento, i de aquí resulta que hai en el sistema nervioso dos especies de corrientes, la una que marcha de la periferia al centro, es decir, de los órganos a los centros ner- viosos, i la otra del centro a la periferia, o de los centros ner- viosos a los órganos. Los nervios encargados de estas funcio- nes diferentes, emerjen de focos distingos en la Médula i en el encéfalo ; i así las impresiones sensitivas i la escitacion motriz caminan en sentido inverso i por dos órdenes de elementos dis- 12 PRELIMINARES. tintos. Las fibras nerviosas conductoras del sentimiento, i las conductoras del movimiento, están agrupadas separadamente en el punto en que los nervios se desprenden de la Médula, i gozan de propiedades mui distintas. Los nervios están com- puestos de dos especies de filetes nerviosos, unos para la sensi- bilidad i otros para el movimiento. Ademas cada filete posee su poder particular, independiente de los otros filetes vecinos, i conserva esta propiedad en todo su trayecto. Las raices anteriores de los nervios raquídios son esclusiva- mente motrizes, i las posteriores esclusivamente sensitivas; i entre los cordones anteriores i los posteriores de la Médula hai la misma diferencia que entre los dos órdenes de raices es- pinales, i tan clara i palpable como en ellas. Las fibras primitivas de los nervios raquídios se terminan en la Médula ofreciendo una relación determinada i prestable- cida con las fibras espinales de la Médula. La sustancia gris de la Médula es insensible, pues se la pue- de irritar, desgarrar i destruir sin despertar jamas en los ani- males la menor señal de dolor. Parece también que no es di- rectamente escitable. Hai pues en la Médula : 1.° partes sen- sibles ; 2.° partes insensibles pero que determinan contraccio- nes, i 3.° partes que no ofrecen ni el uno ni el otro de estos caracteres. Los cordones laterales de la Médula son insensibles, i como dan oríjen en los contornos del bulbo a nervios que concurren a producir los movimientos respiratorios, i como cortados los cordones anteriores i posteriores, los movimientos de la respi- ración no vienen a ser sensiblemente mas difíciles que antes de esta sección, se cree que sirven para dar los movimientos respiratorios involuntarios, sin ser enteramente estraños a los voluntarios. Las vias de trasmisión en la Médula son diferentes para las impresiones de dolor i para las de contacto; las de dolor llegan al encéfalo especialmente por el intermedio del eje gris, i las de contacto por la sustancia blanca de los haces posterio- res. La esperimentacion i la patolojía prueban esto. Respecto a la via entre la voluntad i los músculos, se sabe que hai una relación inmediata entre la volición i los haces blan- cos anteriores de la Médula, sin escluir la participación de la sustancia gris que comunica con las raices raquidias anteriores. La sensibilidad i la motricidad tienen, pues, un sitio dis- tinto, tanto en la Médula como en las raices espinales ; i para el cumplimiento normal i completo de las sensaciones i de los movimientos voluntarios, es neeesario el conflicto i la acción LA MÉDULA ESPINAL. 13 simultánea de la sustancia gris i de los cordones blancos pos- teriores i anteriores de la Médula. La Médula ejerce una acción directa sobre el movimiento, i la marcha del sentimiento en ella es cruzada, pero en decu- sacion incompleta. La hemiseccion lateral de la Médula exalta la sensibilidad del lado de la sección, i la hace desapa- recer o la debilita del lado opuesto. El bulbo raquidio es el foco central i el órgano regulador de los movimientos respiratorios, pero la Médula es el con- ductor obligado del principio de dichos movimientos. La Médula influye sobre la circulación, i la esperimenta- cion directa i la patolojía lo prueban de consuno; pero no es ella sola la que obra en la circulación. Su influencia en los movimientos del corazón está probada por la esperimentacion con los escitantes mecánicos, químicos i galvánicos, por la pa- tolojía i por la acción moral. Si ella influye en la circulación i sobre la respiración, si la actividad del curso de la sangre i la regularidad en la respiración, influyen tanto en la nutri- ción, si ademas de su influencia sobre la circulación jeneral, cada porción de la Médula ejerce una influencia local, espe- cialmente en la acción i circulación capilar, si el estado de la circulación i de la respiración influyen sobre las secreciones i la producción del calor animal, si todas estas funciones tie- nen su parte de acción en el gran fenómeno jeneral de la Nu- trición, i si en el organismo todo es acción i reacción mutua, es evidente que las" lesiones i perturbaciones de la Médula deben tener la mas grande influencia sobre la Nutrición, sobre la creación i reparación continua de la materia animada i vi- viente; i la Médula puede darnos las mas elocuentes pruebas de las relaciones íntimas i recíprocas entre la Inervación i la Nutrición. Por eso se ve que cuando se destruye una porción cual- quiera de la Médula, independientemente de la turbación je- neral que sobreviene en la circulación, ocurre también una turbación local i mas patente en la circulación de los órganos que reciben sus nervios de la porción destruida de la Médula, i la circulación capilar sufre mas que todo. Por eso se ve que en las paraplejias antiguas debidas a una alteración profunda de la Médula, en jeneral los miembros inferiores se atrofian o se infiltran a consecuencia de la perturbación circulatoria, que la piel que los cubre se seca, que no secreta el sudor i ni aun traspira casi, i que la epidermis se exfolia constantemente. La Médula influye en la secreción de la orina. Muchos fenómenos de diversa naturaleza prueban que ella influye en 14 PRELIMINARES. la secreción espermática. Está reconocida su influencia en la calorificación, aunque esa influencia sea mediata. La Médula influye sobre el canal intestinal, la vejiga i los órganos jenita- les; i pasando pronto a estudiar el gran simpático, seguire- mos viendo su influencia profunda en la economía, por el in- termedio del sistema ganglionar. No debe perderse de vista que la Médula no es en realidad sino una cadena continua de centros distintos que comunican entre sí i con el encéfalo, i que goza en el mas alto grado de la propiedad refleja. Ella no es solamente un centro indepen- diente del encéfalo, con acción propia i con el poder de pro- ducir el ájente nervioso, sino que su facultad refleja se acre- cienta i la enerjía de sus movimientos reflejos se aumenta, a consecuencia de la sección que la separa del encéfalo. Pero como ella está por todas partes en relación con el sistema ganglionar, i como este sistema reúne por una especie de cadena nerviosa los priucipales órganos de las grandes funciones nutritivas, de la respiración, circulación, dijestion, absorción, secreciones, exalaciones, &.a la influencia de la Médula en la Nutrición es inmensa i decisiva; i como ella se insinúa dentro de la bóveda craniana al través del bulbo ra- quídio, i como sus haces sensitivos i motores atraviesan el meso-céfalo o protuberancia anular, la unidad del sistema nervioso se nos revela principalmente en la Médula espinal, i la unidad del organismo queda reconocida claramente por las conexiones establecidas entre este centro i los otros cen- tros nerviosos, i entre todas las partes del organismo cuyos nervios tienen en estos centros su oríjen o su terminación. EL GRAN SIMPÁTICO.. Fijémonos desde luego en las relaciones del Gran Simpá- tico con la Médula i las raizes espinales. Todo ganglio colocado sobre el trayecto de una raiz espi- nal posterior, comunica por el intermedio de filetes mas o menos largos con un ganglio del Gran Simpático ; i cada raiz espinal anterior comunica, con la ayuda de un filete, con un ganglio del mismo órgano o sistema ganglionar. Así pues, la relación entre los dos sistemas nerviosos está reconocida. Muchos fisiolojistas miran la Médula como la fuente común EL GRAN SIMPÁTICO. 15 de todas las fibras que constituyen el Gran Simpático ; pero lo que es indudable es que la fuente de actividad del Gran Simpático viene principalmente de la Médula, i emana de la sustancia gris de ella. I así annque está probado que el Gran Simpático es capaz por sí mismo del poder éxito motor, este poder no se manifiesta completamente ni tiene fuerza i efica- cia, si se suprime el concurso de la Médula. Está probada la acción recíproca del Gran Simpático i el sistema céfalo- raquidiano, acción que se esplica por aquellas relaciones i comunicaciones de que acabamos de hablar. Muchas observa- ciones patolójicas prueban la intervención evidente de la Médula en las funciones del Gran Simpático; la esperimenta- cion directa esplica esta intervención i confirma las relaciones de los dos sistemas. La dependencia viene a los ganglios ema- nada de la sustancia gris del cordón medular. El Gran Simpático es sensible. Las sensaciones dolorosas que las enfermedades hacen sufrir confirman los resultados de la esperimentacion directa. No es dudoso que tiene la fa- cultad motriz. El encierra filetes sensitivos i filetes motores emanados de los dos órdenes de nervios cranianos i de las raizes espinales ; él es pues un nervio misto, i eesitado directa- mente por irritantes fuertes produce contracciones musculares. El Gran Simpático tiene muchos relieves ganglionares mui ricos en sustancia gris i en vasos, i por eso es también un centro de inervación propia, aunque reciba de la Médula gran parte de su fuerza. Reconocida la dependencia del Gran Simpático respecto al otro sistema, i su comunicación con nervios motores i sen- sitivos de la vida de relación ; si Mayor ha seguido al través de los dos órdenes de raizes espinales hasta la Médula, las fibras orijinales del Gran Simpático ; si en las raizes espinales los filetes anteriores i posteriores se continúan los unos con las fibras blancas de la Médula, mientras que los otros se injieren en la sustancia gris, se puede admitir que una parte de las fibras que se meten en la sustancia gris, son las fibras orijinales del Gran Simpático, que toman allí el principio de su acción ; i entonces es fácil comprender el enlace íntimo del Gran Sinpático i la Médula, i esplicar por qué son invo- luntarios los movimientos que enjendra, i cómo las incitacio- nes centrípetas que él trasmite se dispersan ordinariamente en la sustancia gris de la Médula, para activar allí la produc- ción de la fuerza nerviosa ; i como la sustancia gris conduce especialmente las impresiones dolorosas, esto esplicaria cómo estas impresiones pueden a vezes ser trasmitidas hasta el en- 16 PRELIMINARES. céfalo, en lugar de desvanecerse en la Médula, como en el estado fisiolójico. El empleo de un principio nervioso propio del Gran Simpático puede cumplir los movimientos involun- tarios sometidos a él, ejecutándolos por algún tiempo con regularidad en partes completamente separadas del organismo. El carácter diferencial mas importante de los movimien- tos enjendrados por el Gran Simpático, es que una irritación química, mecánica o galvánica, obrando sobre un nervio mo- tor cerebro-espinal, sucita contracciones bruscas, rápidas i pasajeras, i si se aplica a divisiones del Gran Simpático, la reacción motriz se hace esperar siempre, i no llega a su máxi- mum sino cuando la causa estimulante ha cesado. El Gran Simpático influye de una manera mui especial sobre la calo- rificación de las partes a las cuales se distribuye, e influye mas en la circulación, El Gran Simpático se estiende al conjunto entero del sis- tema circulatorio, obra sobre los receptáculos i conductos se- cretores de las glándulas, i se disemina i se derrama en nume- rosos piejos sobre los vasos del pecho, del abdomen, de la ca- beza. Los vasos arteriales i venosos aumentan i disminuyen su calibre por la influencia de este nervio, i el diámetro de los vasos esta en relación íntima con los nervios vasomotores que son ramos nerviosos del Gran Simpático. Las esperien- cias de Cl Bernard, de Pincus, de Gunning i Samuel prue- ban la influencia del Gran Simpático sobre los vasos de la ca- beza, sobre la mucosa del estómago, sobre lasarte superior del intestino delgado, sobre los vasos de los miembros infe- riores, i en jeneral el Gran Simpático produce en la circula- ción cambios que aumentan o disminuyen la masa de la sangre que atraviesa un órgano. El Gran Simpático influye sobre la distribución de la temperatura, como lo prueban las esperien- cias de Schiffi Brown-Séquard, i por el intermedio de los fi- letes vasomotores que derrama sobre la túnica de los vasos que entran en el seno de las glándulas, influye sobre las se- creciones aumentándolas o disminuyéndolas. La supresión de los nervios vasomotores paraliza las túnicas de los vasos i produce la filtración de los elementos líquidos de la sangre al través de las paredes vasculares. La estirpacion de los gan- glios cervicales ocasiona derrames de serosidad, i el Gran Simpático tiene bajo su dependencia no solo la cantidad sino la calidad de las secreciones. Influye, pues, mueho este órga- no sobre las secreciones i la nutrición obrando sobre la túnica de los vasos por donde circulan la sangre i los líquidos se- cretados. LOS NERVIOS VASO-MOTORES. 17 No olvidemos que el Gran Simpático se distribuye en los intestinos delgados i gruesos; en todo el intestino delgado i en la mayor parte del intestino grueso. Estudiando ahora mismo la influencia de los nervios vaso- motores sobre la Nutrición, veremos las relaciones que ellos tienen con la Médula i el Gran Simpático; i hemos entrado en tantos pormenores sobre el eje raquidio i el sistema nervioso ganglionar, por la importancia de estos órganos en la nutrición a consecuencia de su influencia en la circulación, pues la cir- culación es de todas las funciones la que mas se daña en la en- fermedad que vamos a estudiar, i es de la mas grande importan- cia para comprender la verdadera naturaleza de esta enferme- dad desconocida hasta ahora, conocer i esplicar el porqué de estas perturbaciones profundas de la circulación en el mal de Job, pues las alteraciones de la circulación son tan graves, tan nocivas i trascendentales en la Elefantiasis de los Griegos, que podemos asegurar que mas de la mitad de los estragos de este mal horrendo, se debe a la influencia de la circulación dañada. Aquí!! aquí principalmente, aquí en la circulación normal o anormal, es que está el fondo de la cuestión en el estudio de las relaciones entre la Inervación i la Nutrición, i en estas relaciones es que se halla la cifra del enigma que nos proponemos revelar i desembozar en este libro. —En las per- turbaciones de la circulación está la causa del daño sucesivo i cada dia creciente i mas profundo de la Inervación, i la causa de la discrasia jeneral cada dia mas depravada i mas funesta en esta enfermedad. ¿ Cómo encontraríamos en la lengua vo- ces i jiros bastante significativos para llamar sobre esto la atención de los médicos ?---- CAPÍTULO IV. Los Nervios Vaso-motores. Todos los vasos sanguíneos son contráctiles, pero las ar- terias lo son mui notablemente, i la contractilidad de todos depende de la acción nerviosa. ¿ Pero qué parte del sistema nervioso está encargada de rejir esta contractilidad ? Son los nervios vaso-motores los que tienen bajo su dependencia la con- ls PRELIMINARES. tracción i la relajación de los vasos sanguíneos, i los que por tanto presiden por todas partes a la circulación. Los nervios vaso-motores emanan del eje cerebro-raquidiano, pero tienen principalmente su oríjen en la médula. Los nervios vaso-motores toman su fuerza de acción en el sistema nervioso central por el intermedio de los filetes de unión del Gran Simpá- tico con el sistema cerebro-raquidiano. Según algunos fisiolojis- tas el mas grande número de los nervios vasculares se detiene en la médula, i aunque algunos remontan su oríjen hasta el en- céfalo, la influencia que los nervios vaso-motores ejercen sobre ía circulación les viene mas bien de la médula que del cere- bro. La mayor parte de ellos tiene su oríjen aparente en los ganglios del gran simpático, en la rama eferente de la anasto- mosis simpática con el nervio raquidio; pero este oríjen no es sino aparente, i su fuente efectiva i real está en la médula es- pinal. De estos nervios unos llegan directamente a los vasos, i otros no llegan sino atravesando primero los ganglios. Hai nervios vaso-motores destinados especialmente a producir la contracción de los vasos, i otros especialmente encargados de producir la relajación; en los primeros la escitacion produce con la contracción de los vasos la derivación de la sangre hacia otros puntos, i la ausencia de la sangre en el punto que ani- man ; i la influencia de los otros, diametralmente opuesta, hace que su escitacion determine el ensanche i la relajación de los vasos, i con esto la conjestion sanguínea en el punto que animan, i la elevación de temperatura consecutiva a la con- jestion. Hai un consensus entre los nervios sensitivos i los vaso-mo- tores. Los nervios vaso-motores rehacen siempre a una impre- sión recibida por los nervios sensitivos, i la función de los vaso- motores se liga íntimamente a la integridad funcional de los sensitivos. Esta correspondencia entre los nervios sensitivos i los vaso-motores supone un centro de reacción, i esta reactivi- dad se verifica en el eje cerebro-espinal las mas veces, otras en el gran simpático, i otras en los ganglios intervertebrales, La influencia nerviosa vaso-motora que hace variar el ca- libre de las arterias i de los capilares, modifica la circulación sanguínea, porque contrayendo o dilatando los vasos sanguí- neos, aumenta o disminuye la velocidad del curso de la sangre i la tensión sanguínea, i estos cambios en la circulación pro- ducen necesariamente cambios correspondientes en otros ac- tos de la vida vejetativa, modificando mas o menos profunda- mente las acciones físico-químicas de la economía. Estos cam- bios obran esencialmente en la nutrición, porque modifican el LOS NERVIOS VASO-MOTORES. 19 comercio entre la sangre i los tejidos, impiden el cambio na- tural entre los elementos de la sangre i los productos de la combustión nutritiva, i alteran ademas las secreciones, i desor- denan mas o menos la oxijenacion i desoxigenación en la inti- midad de los órganos. Por eso las variaciones en el grado de contractilidad de los vasos dan cuenta de las variaciones que se observan en la nutrición, en las secreciones i la calorificación. En las secreciones acabamos de decir. No es dudoso ya que las glándulas reciben nervios vaso-motores que hacen dilatar i contraer sus vasos. Los nervios vaso-motores influyen de una manera especial en la circulación de las glándulas, i por tanto influyen decididamente sobre las secreciones de toda especie. Ahora podemos comprender mejor la estensa i profunda influencia de la médula espinal en las funciones nutritivas, i también la importancia del gran simpático. El gran simpático influye en la circulación arterial i capilar por el intermedio de los nervios vaso-motores; pero la médula de donde ema- nan en su mayor parte estos nervios, debe obrar mas intensa i mas jeneralmente, i presidir, mas que ningún otro centro ner- vioso, al curso i al riego vivífico -del fluido sanguíneo, siem- pre por el intermedio de sus nervios vaso-motores. Las per- turbaciones en la médula deben necesariamente producir per- turbaciones en los nervios vaso-motores que emanan de ella; pero la lei de acción i de reacción que preside al juego de toda la economía, hace que el daño de los nervios vaso-motores obre también sobre la médula, especialmente perturbando el cam- bio nutritivo entre ella i la sangre. La médula, el gran simpático, el sistema entero de los nervios vasomotores i el gran fenómeno de la circulación, pre- siden por todas partes la vida i la salud, i dan ocasión por to- das partes a la enfermedad i la muerte, si llegan a perturbar- se esencialmente en su acción necesaria. El sistema de los nervios vaso-motores, presidiendo por 4,odas partes a la circu- lación, i por la circulación a la nutrición de todos los puntos del organismo, es en el fondo el verdadero responsable, si no de todas, de la mayor parte de las enfermedades. Será difícil encontrar enfermedad que no tenga por oríjen una perturba- ción en la acción refleja, o que no tenga por fenómenos esen- ciales, contracturas o relajaciones vasculares producidas por perturbaciones reflejas de los nervios vaso-motores, rehaciendo consecutivamente a una impresión recibida por los nervios sen- sitivos de la una o de la otra vida. Los vasos sanguíneos por todas partes están animados en su túnica muscular por una abundante distribución de nervios vaso-motores cuyo oríjen 20 PRELIMINARES. efectivo está en la médula espinal. Los nervios vaso-motores están en correspondencia con las ramificaciones de los nervios raquídios, i de este consensus resulta que las lesiones de los nervios raquídios después de producir, o al mismo tiempo que producen, turbaciones directas de la sensibilidad i del movi- miento, producen también perturbaciones profundas de la circulación i de la nutrición, ya de la circulación i de la nu- trición en jeneral i abrazando toda la economía o gran parte de ella, ya de la circulación de rejiones menores, o de partes circunscritas, ó de órganos determinados. Las funciones de los nervios vaso-motores se turban por causas i oríjenes diferen- tes ; ya por lesiones de sus troncos mismos, ya mas frecuente- mente por lesiones directas de la médula que es su centro de oríjen, ya por lesiones indirectas de la médula misma, inter- mediando el gran simpático, ya por lesiones directas del gran simpático, i ya finalmente por influencia mórbida de la nutri- ción ; porque todo se encadena en la economía animal, i en virtud de la lei de reacción no hai efecto que no se convierta en causa. El oríjen de los nervios vaso-motores en la médula nos hace comprender el gran poder que nosotros reconoce- mos al centro raquidio, i nos permite ver cómo es que sobre- vienen esas modificaciones tan profundas que aparecen a ve- ces en un punto determinado del organismo, a consecuencia de impresiones sensitivas recibidas en una rejion distante del pun- to perturbado. Las impresiones reflejas de los nervios sensiti- vos sobre los nervios vaso-motores, pueden producir lesiones de nutrición variadas, a consecuencia de parálisis vasculares que determinan contracturas o relajaciones mas o menos cir- cunscritas. La contractura i la relajación vascular, aislada ca- da una de ellas o simultáneas las dos, hacen el primer papel en las manifestaciones mórbidas todas, i en todos los fenóme- nos de la enfermedad que vamos a estudiar. A consecuencia de estas contracturas vasculares viene la ausencia de la san- gre i porsupuesto la ausencia del cambio de materiales entre los tejidos i la sangre. Eso por la contractura; pero si viene al mismo tiempo la relajación en un punto cercano o no mui distante del punto anémico, a mas de la conjestíon i de la so- bre-actividad del tejido, habrá una perturbación profunda en el equilibrio no solo del curso i del riego de la sangre, sino de la acción nerviosa i del curso i del riego del soplo vivífieo de la inervación. No debemos perder de vista que los vasos de los centros nerviosos están dotados de nervios vaso-motores, i que por con- secuencia estos vasos pueden ser el asiento de contracturas o LOS CAPILARES. 21 relajaciones mui intensas, producidas por aeciones reflejas per- turbadas, i en consecuencia pueden dar lugar en unos casos a conjestiones mui perjudiciales, i en otros casos a la supresión de las funciones no solo de un órgano, sino de todos los órga- nos i tejidos inervados por la rejion de los centros nerviosos, cuya nutrición está disminuida o suprimida por la contractura vascular. Como el gran simpático está en relación con varios de es- tos centros nerviosos del aparato a que acabamos de referir- nos, i como los tubos vasomotores para llegar a su destino atraviesan en gran número los ganglios del gran simpático, viene de aquí la influencia reconocida de este otro aparato nervioso en los fenómenos de la circulación capilar, de la nu- trición, de las secreciones i de la calorificación ; i como él enlaza con sus innumerables ramificaciones el conjunto del sistema circulatorio, el gran] simpático ejerce su influencia no solo sobre las visceras i los órganos de la cabeza, del pecho i del abdomen, sino también ^obre los miembros inferiores i su- periores ; i por eso el gran simpático ha sido mirado por algu- nos como el órgano encargado especialmente de la nutrición, CAPITULO V. Los Capilares. La esposicion que acabamos de hacer, enseñándonos las propiedades de los nervios vasomotores i su modo de obrar, nos da el porqué de su grande influencia en la circulación, i nos enseña cómo sus perturbaciones pueden enjendrar pertur- baciones correspondientes en el curso i en el riego de la san- gre, i luego se comprenderá cómo su estudio puede servirnos para entender i esplicar los fenómenos de la Enfermedad que es el objeto de este Libro. Pero en lo que vamos a decir aho- ra se comprenderá todavía mas la influencia de los nervios vasomotores en todos los actos de la nutrición. Si el destino de los vasos capilares es regularizar la canti- dad de sangre que debe recibir un tejido, i determinar la tensión sanguínea en el conjunto del aparato circulatorio ; i si ellos están encargados de reglar la velocidad de la circu- 22 PRELIMINARES. lacion, si son los reguladores de la circulación no solo en el parénquima de un órgano sino en toda la economía, entonces la importancia de los capilares es de primer orden en el asun- to que nos ocupa. Pero esta importancia crece cuando se con- sidera que es en los capilares que la sangre entra en conflicto con los tejidos orgánicos, que allí es que ella subviene a su nutrición i acrecentamiento, que allí se carga de las sustan- cias que los tejidos le abandonan ; que allí se verifican las modificaciones mas profundas del fluido sanguíneo ; que allí pasan varios de los fenómenos de la hematósis, i, que allí se hace la elección de lo que cada órgano debe asimilar a su propia sustancia. Es, pues, grande la importancia de los capilares en el es- tudio de la Elefantiasis de los Griegos, i debemos estudiar con cuidado las influencias i circunstancias que pueden obrar produciendo modificaciones en la cantidad i en la velocidad de la sangre que atraviesa por ellos. La causa verdadera del movimiento de la sangre en los capilares, es la fuerza del corazón trasformada en tensión ar- terial : la elasticidad de las arterias transforma en movi- miento continuo el movimiento intermitente que imprime el corazón. Si el impulso del corazón aumenta, la circulación en todo el cuerpo se hace con mas actividad ; lo inverso se pro- duce cuando hai debilitación en el centro circulatorio. Mien- tras mas dilatados estén los vasos, mas grande será la rapidez de la circulación i viceversa. Las influencias diversas que modifican la velocidad de la sangre en el sistema capilar, lo hacen principalmente obrando sobre el calibre de los vasos. En los puntos en que el calibre de los capilares es mui estrecho, los glóbulos de sangre se tro- piezan i se rozan, i con este contacto se embarazan unos a otros en su marcha, produciendo a veces estancamientos i pa- radas de la circulación. Como estas suspensiones son de corta duración, i como las anastomosis dan evasión i curso a los gló- bulos sanguíneos instantáneamente parados, tales perturbacio- nes pueden ser todavía compatibles con la circulación fisioló- jica; pero no hai duda de que sí, por circunstancias anormales, los roces o frotes de los glóbulos sanguíneos son mui repetidos i se continúan indefinidamente, pueden, aumentando la suma de las resistencias que esperimenta la circulación, contribuir a dañarla. Las resistencias que esperimenta en estos vasos la corriente que los atraviesa, dependen por una parte del diá- metro de los capilares, i por otra, de la naturaleza del fluido sanguíneo. El diámetro de los capilares sufre cambios por va- LOS CAPILARES. 23 rias causas. Las túnicas vasculares, que son elásticas, ceden en los casos en que se aumenta la tensión interior, i entonces el vaso se dilata; mientras que se estrecha si la tensión dis- minuye. Pero fuera de la dimensión del vaso, nada influye mas so- bre su calibre que la contractilidad. La contractilidad de los capilares hace un gran papel en la circulación, no tanto como ájente de impulsión, sino como regulador de las resistencias que la sangre debe esperimentar, según que el calibre de las vias sea mas o menos estrecho. La contractilidad propia de los capilares produce variaciones activas en su calibre, por in- fluencia nerviosa. El elemento contráctil de los capilares es el mismo de las arterias, i los nervios vaso-motores lo ponen en aceion. Unos de estos nervios presiden a la contracción capi- lar, i otros provocan la relajación ; i los numerosos ajentes que hacen contraer o relajar los capilares, obran sobre ellos porque obran sobre la contractilidad, por influencia nerviosa las mas veces. Por eso siempre que en una rejion limitada de la economía aparece una variación espontánea en el estado circulatorio, esto debe atribuirse a un cambio en el estado mismo de los capilares, cambio provocado por influencia del sistema ner- vioso. Los, capilares se relajan o se contraen con esceso, i fuera del límite fisiolójico. La relajación determina rojura, hinchazón i elevación de temperatura del punto, que enton- ces recibe mas sangre en un tiempo dado ; la estrechez pro- duce palidez, diminución de volumen, enflaquecimiento tem- poral i enfriamiento notable. La. misma esplicacion se apropia a las variaciones jenerales de la circulación capilar, i en uno i otro caso puede haber diminución en la fuerza contráctil de los vasos, i fatiga de su elemento muscular. Así pues, todo lo que influye sobre el sistema nervioso vaso-motor, puede influir sobre la contractilidad de los capí- Jares, i modificando el calibre de estos influir sobre la canti- dad i velocidad de la sangre que circula en los tejidos. Las acciones traumáticas hacen contraer o dilatar los capi- lares según la fuerza de la escitacion, i la contractilidad capi- lar es semejante en esto a la de los músculos de la vida animal. Si la escitacion es demasiado fuerte, la contractilidad se disminuye i el vaso se relaja; si el escitante es moderado, la fuerza contráctil se aumenta i el vaso se estrecha. Las in- fluencias traumáticas repetidas hacen a la parte que las sufre menos suceptible de agotar su contractilidad vascular. Pero ademas de la contractilidad hai otras influencias que 24 PRELIMINARES. obran en la circulación capilar. La pesantez puede ejercer una influencia favorable o contraria al curso del líquido san- guíneo en los capilares. Las presiones esteriores que tienden a disminuir o a cerrar completamente el calibre de estos vasos, contribuyen a la resistencia que esperimenta la sangre en su paso por los capilares: durante la presión, la circula- ción no existe, i por eso las presiones prolongadas acarrean la mortificación de los tejidos. Las sustancias inyectadas en la sangre influyen sobre su paso en los capilares, por una simple modificación de su fluidez. Hai numerosos ajentes de los cuales los unos hacen relajar i los otros contraer los capilares: varias sustancias químicas i varios ajentes físicos participan de esta propiedad. Todo esto es mui importante, i es necesario saber aplicar- lo i dirijirlo en el estudio i tratamiento de la Elefantiasis de los Griegos, pues el estado de los capilares i la regularidad o irregularidad de su juego tienen la mas grande influeneia en la circulación, i según esas cosas ellos influyen bien o mal sobre el organismo, porque su influencia sobre la circulación es mui grande, i obrando sobre la circulación ellos obran so- bre las secreciones de toda especie, i mui profundamente so- bre la nutrición. Si ellos regularizan el curso de la sangre, si determinan la tensión sanguínea, i reglan i dirijen la cantidad i velocidad de la sangre que debe penetrar en el parénquima de cada órgano, su influencia en la nutrición debe ser de las mas decisivas, debe ser fundamental; i si en ellos se hacen los cambios entre les tejidos i la sangre, si en ellos se verifi- can los principales fenómenos de la combustión nutritiva, si en ellos nacen los glóbulos sanguíneos, si allí se hace el cam- bio de los gases, i la eleceion i el desecho de los materiales de la asimilación i desasimilacion, es en ellos realmente que se verifica el gran misterio de la Nutrición i de la renovación de los tejidos i creación de la materia organizada, pues que en el fondo el sistema capilar se funde en el parénquima de los ór- ganos, i se confunde i tira a identificarse con la trama sólida de cada tejido. He aquí las razones por las cuales le damos tanta importancia a los capilares en c! estudio de la Elefantia- sis de los Griegos. LA SANGRE. 25 CAPITULO VI. La sangre. COMPOSICIÓN DE LA SANGRE. La sangre se compone de dos partes : 1.° de un plasma lí- quido ; 2.a de partes sólidas suspendidas en este plasma. La composición del plasma de la sangre en los animales superiores es como sigue: GASES. MATERIAS ALBÜMINOIDES. Agua. Oxíjeno. Fibrina, o mas bien, plasmina Albúmina. Acido carbónico. Caseina. Ázoe. Proteina. MATERIAS GRASAS 0 ANÁLOGAS. Fermentos. Oleína. Urea. Margarina. Colesterina, Creatina. Creatinína. Acido oleico. Acido úrico. Acido margárico. Acido butírico. Acido hipúrico. MATERIAS SACARINAS. Glic< Azi )jeno. icar. Acido láctico. MATERIAS MINERALES. Potasa. Azúcar cristalizable. Soda. Acido clorhídrico. Cal. Acido sulfúrico. Magnecia. Acido fosfórico. Oxido de hierro. Acido silícico. Las partes suspendidas en el líquido i que constituyen ver- daderos elementos histolójicos aislados, que nadan en el líqui- do, son las siguientes: 1.° Glóbulos rojos o corpúsculos de sangre. 2.° Glóbulos blancos o corpúsculos de linfa. 3.° Granulaciones elementales. Puede decirse en definitiva que la sangre contiene todos los elementos nutritivos do los seres vivientes. 26 PRELIMINARES. El líquido sanguíneo presenta en su conjunto una reacción alcalina mui débil en el hombre, i notablemente enérjioa en ciertos animales. Esta reacción es constante, i aun puede de- cirse que es una condición esencial de la vida, porque cuando se inyectan soluciones acidas en la sangre de ciertos animales, estos mueren antes de que se manifieste la reacción acida en su sangre. Únicamente en la sangre de los cadáveres suelen encontrarse reacciones acidas: en las venas suprahepáticas por la influencia de ciertos fermentos sobre el azúcar que abun- da en estas rejiones; i en los músculos i los nervios, que pre- sentan siempre una reacción alcalina durante la vida. La alcalinidad de la sangre puede aumentarse en notables proporciones, inyectando soluciones alcalinas en las venas; solo que cuando la cantidad inyectada es mui considerable, la fluidez de la sangre se aumenta i se produce entonces una pe- netración de este líquido al través de los tejidos, lo cual per- turba las manifestaciones vitales. La composición i por consiguiente la alcalinidad de la sangre, varían en cada individuo según las circunstancias i el lugar de donde se estrae este líquido. Cada órgano presenta una reacción alcalina especial: así, de todas las sangres veno- sas particulares, la mas alcalina es la del bazo, i la menos alcalina la de los músculos en función. Hai, pues, producción de alcalinidad en ciertos puntos i destrucción en otros. Se de- duce de aquí también que el estado de reposo i el de acción de los órganos influyen sobre el grado de alcalinidad de la sangre. La sangre debe contener cierta proporción do agua para mantener su fluidez. Esta agua se elimina por las acciones pulmonar i cutánea; i, cosa notable ! no obstante esta elimi- nación, la sangre venosa contiene mas agua que la arterial. Este esceso de agua depende probablemente de que se forma cierta cantidad durante la acción respiratoria en las redes capilares. Se sabe que la sangre que atraviesa un órgano en secre- ción pierde exactamente la cantidad de agua que contiene el humor secretado. El oxíjeno, el ázoe i el ácido carbónico están disueltos en la sangre. El primero de estos gases es esencial para la vida. La sangre va perdiendo oxíjeno desde que sale del pulmón i comienza a circular, i su mayor pérdida se verifica en los capilares sanguíneos. El oxíjeno que desaparece de la sangre es reemplazado por ácido carbónico ; pero no hai una rela- ción rigurosa i necesaria entre aquella pérdida i la producción LA SANGRE. 27 de ácido carbónico. En las venas se produce mas ácido car- bónico que el oxíjeno que desaparece; i la sangre arterial absorbe mas oxíjeno que el ácido carbónico que produce. Este fenómeno depende probablemente de las fermentaciones que tienen lugar en la sangre, las cuales son mui difíciles de dis- tinguir de los fenómenos de combustión. Procedamos ahora a estudiar las materias albuminoides, comenzando por la fibrina. La fibrina es una sustancia mui difícil de caracterizar i de distinguir química i fisiolójicamente ; i en efecto no se la pue- de definir sino por el hecho de que es una materia fluida du- rante la vida, i que se coagula después de la muerte. Las esperiencias fisiolójicas han demostrado que hai dos especies de fibrina ; la una perfectamente sólida i fácil de aislar des- pués de la coagulación, i la otra apenas coagulable i que se redisuelve fácilmente. Viene después la albúmina que no se coagula por el reposo. De todos estos hechos i del no menos notable do la ausen- cia completa de albúmina en la sangre de la vena renal, podría deducirse una modificación de la fibrina que no seria coagula- ble, i no seria improbable que esta sustancia esperimentase en el riñon una modificación que la hiciese pasar a este estado, ya sea por hidratacion o por otro medio. La fibrina no es una sustancia que entra al organismo completamente formada: ella se forma en los órganos. Las sustancias proteicas que comemos se trasforman en el ca- nal dijestivo en una materia jelatiuosa, que difiere esencial- mente de la fibrina i que se ha llamado peptona. En cuanto al lugar del organismo donde se forma la fibrina, lo único que se sabe es que la cantidad contenida en la sangre varia mucho según los lugares de donde se toma. Esperiencias recientes de Brown-Séquard demuestran que la fibrina no existe en su calidad de tal, en la sangre; que no existe en ella ni al estado de disolución ni al de sus- pensión molecular, i que proviene de la disgregación de la plasmina. Cada vez que un líquido orgánico se coagula, cam- bia de naturaleza i por consiguiente de propiedades; cesa de ser vivo a menos que encierre cierta proporción de plasmina que, conservando sus propiedades fisiolójicas no se disgregue en fibrina sino mas tarde. La fibrina no preexiste, pues, en los humores: no aparece en estos sino cuando han perdido sus propiedades normales. Ella no es, por tanto, susceptible de 28 PRELIMINARES. organización, i la espresion "fibrina organizada " es completa- mente impropia. Ademas de la plasmina existe en la sangre la albúmina, que difiere de aquella en que no se disgrega, i que por consi- guiente, en vez de coagularse, permanece disuelta aun después cíe la muerte. Hai dos especies de albúmina, o mas bien dos estados particulares de esta sustancia; la albúmina libre i la albúmina combinada. La primera es la que se obtiene calentando el suero después de la separación de la fibrina: se precipita en- tonces la albúmina que se llama libre. Queda todavía en la sangre una cantidad notable de albúmina al estado de albu- minato de soda. Neutralizando la soda con el ácido acético, i calentando de nuevo la sangre, se precipita la albúmina que no se habia precipitado en la primera operación. Ademas de la fibrina i de la albúmina, se dice que existen en la sangre otras sustancias albuminoides, notablemente la caseína, la protema i la jelatina; pero estas sustancias son mucho menos abundantes que las dos primeras, i aun se pres- tan a serias objeciones. Cuando se hace coagular la fibrina i precipitar la albúmina de la sangre, se encuentran todavía sustancias albuminoides; pero no por esto hai razón para afirmar que estas materias existen en la sangre, pues los carac- teres que se les atribuyen están mal definidos, i pertenecen, ademas, a otras sustancias que no se pueden definir sino por su propiedad fermentescible; es decir, pertenecen a los fer- mentos, i estas son materias azoadas indispensables en la san- gre para la producción de los fenómenos que se verifican en ella. En efecto, los esperimentos demuestran que existe en la sangre un fermento que posee la propiedad de convertir el almidón en azúcar. Otros fermentos de la sangre pueden obrar también sobre la grasa i las materias sacarinas que contiene. El azúcar puede producirse en lo interior del organismo por una secreción interna, i hai siempre en la sangre azúcar de uva, que es desemejante al azúcar de caña i de remolacha. Este no es a propósito para la nutrición, porque si se le inyecta en la sangre es eliminado por la orina. Esto depende de que no es directamente fermentescible, condición que debe tener el azúcar para servir a la nutrición : el azúcar de caña i de remolacha puede trasformarse en azúcar de uva, i esperimentar en esta forma la fermentación alcohólica u otra. Todo lo dicho demuestra que la sangre no representa exactamente los alimentos, i que los principios inmediatos no LA SANGRE. 29 entran en ella enteramente formados, sino que se constituyen en el organismo bajo influencias especiales. En una palabra, la sangre es humor constituyente formado por el mismo organis- mo. Es verdad que se ignora todavía de dónde vienen la plas- mina i la albúmina, pero al fin se descubrirá, i lo único que se sabe es que la sangre no se forma en el interior mismo de los vasos. La sangre contiene ademas sustancias grasas, procedentes de los alimentos. Para pasar por los quilíferos la grasa no se combina ni se asocia a ninguna otra sustancia: atraviesa con su naturaleza química propia, esperimentando únicamente un fenómeno físico: la emulsión. Se han reconocido en el quilo las grasas mismas administradas a los animales; la man- tequilla, por ejemplo; i cuando se le ha hecho comer grasa clorada a un animal, se la ha podido hallar, con todos sus caracteres, en el líquido. Pero si la grasa de los alimentos no esperimenta modifica- ción alguna convirtiéndose en quilo, no sucede lo mismo cuan- do el canal torácico la ha vertido en la sangre. En este líquido, las diversas especies de grasa se trasforman en jabón principalmente bajo la influencia de la soda que encuentran; i así es como se producen los oleatos i margaratos de soda &.a Una parte de la grasa se encuentra en la sangre al estado de simple emulsión durante el período dijestivo; por manera que cuando se estrae sangre en estas condiciones i se separa el suero, este aparece lechoso u opalecente, lo cual es debido a la gran cantidad de grasa emulsionada que contiene. Este fe- nómeno no se presenta cuando se examina el suero de la san- gre estraida de un animal en ayunas. Se han hallado también en la sangre otras materias grasas, tales como la elaina i la colesterina; pero todo lo relativo a estas sustancias ha sido mui controvertido, i es poco seguro. iíasta ahora no nos hemos ocupado sino de las sustancias que sirven para la nutrición de los elementos orgánicos : va- mos a tratar de las sustancias escrementicias. Estas sustancias son la úrea, el ácido úrico, el ácido hipúrico, la creatina, la creatinína, según ciertos fisiolojistas el ácido láctico, porque se encuentra en cierta proporción en las orinas. De todas estas materias la mas importante es la úrea. La proporción en que se halla en la sangre es mui considerable, i según algunos químicos se eleva a 0,016 por 100. Pero esta cantidad varia según las condiciones en que se le analiza, de 30 PRELIMINARES. manera que en este caso mas que en otros semejantes, los nú- meros que indican las proporciones medias no significan nada. El medio mas delicado para descubrir la presencia de la úrea consiste en dilatar el suero de la sangre en alcohol, que retie- ue la úrea en disolución, i en precipitar luego esta materia por el proceder de Liébig, esto es, por el nitrato de mercurio. Los métodos que se empleaban antes, tales como el del ácido nítrico i otros, eran mui poco sensibles e inciertos. La persistencia i aun el aumento de la úrea en la sangre de los animales a los cuales se ha practicado la nefrotomia. demuestra que esta materia existe formada en la sangre i que los ríñones no tienen otra función que separarla. La retención i el cúmulo en la sangre de las materias excrementiciales, produce enfermedades en diversos órganos; la uremia, por ejemplo. Por el contrario, para las materias acrementiciales o nutritivas, su eliminación ocasiona desór- denes patolójicos. Las primeras, en efecto, han servido ya a la vida i son impropias para alimentarla, al paso que las segun- das, deben existir indispensablemente, puesto que están desti- nadas a nutrir los elementos orgánicos. La úrea es ciertamente un producto de oxidación de las materias azoadas. La creatina i la creatinína existen también en la sangre, pero en cantidades mas débiles que la úrea, i no parecen tener sino una importancia secundaria en los fenómenos que se pro- ducen en la sangre. Quemando el plasma de la sangre se obtienen cenizas constituidas por materias minerales; pero aun cuando se puede, asociando en la mente las bases tuertes con ácidos fuertes. imajinar una lista posible de combinaciones, no se puede deter- minar de una manera segura el estado real de estos diversos cuerpos en la sangre. Schmidt ha notado que los datos sumi- nistrados por los análisis, no indicaban una cantidad de ácido suficiente para saturar todas las bases, por lo cual la sangre es alcalina. Ademas, estas materias terreas no se hallan en la sangre como en una simple solución acuosa, i es probable que estén unidas a las materias orgánicas. Así vimos que la albú- mina se hallaba en dos estados, libre i combinada, i el cloruro de sodio debe encontrarse combinado con materias orgánicas. Se cree que existe también en la sangre un fosfato de cal, de albúmina i de magnesia. Cl. Bernard cree que el ácido carbónico existe en la san- gre en dos estados: al de libertad, o al de combinación o de carbonato. Es verdad que acidificando lijeramente la sangre LA SANGRE. 31 con las precauciones convenientes para no coagularla, i ver- tiendo luego un ácido, no se escapa ácido carbónico; pero esto se esplica por la propiedad que tiene el suero de la sangre de disolver el ácido carbónico libre; lo cual se ha comprobado por esperiencias directas. El hierro que contiene la sangre se halla adherido a los glóbulos rojos i no disuelto en el plasma. Respecto del man- ganeso i del cobre que se hallan accidentalmente en la sangre, está demostrado ya que no hacen parte de su constitución normal. PARTES SUSPENDIDAS EN EL PLASMA DE LA SANGRE. Estas partes son: en primer lugar los glóbulos rojos, i en segundo lugar los corpúsculos blancos o granulaciones de la linfa, i en fin granulaciones diversas. Nos ocuparemos primero de los glóbulos rojos, a causa de su grande importancia i de las funciones que desempeñan: a ellos es debida principalmente la coloración de la sangre, i son ellos los que caracterizan la sangre de los vertebrados. Los glóbulos son verdaderas células organizadas i vivas, celdillas sanguíneas, elementos histológicos suspendidos en la sangre. Su forma puede variar en las diversas especies ani- males, pero es mui fija en la misma especie. En las aves, los reptiles i los peces son elípticos i presentan un núcleo; en bs mamíferos son redondos i sin núcleo. Los glóbulos mas gruesos son los de los peces i reptiles; luego vienen los de las aves; i en fin los de los mamíferos, que son los mas pequeños. Los glóbulos de sangre perecen i se reproducen como todos los elementos histolójicos del organismo. El óxido de carbono inyectado en la sangre los destruye ; i por otra parte los seño- res Bernard i Magendie han demostrado que se puede estraer de un perro, por sangrías sucesivas i sin hacerlo perecer, un peso de sangre mucho mas considerable que el del cuerpo en- tero. En una palabra, la sangre se reproduce ; i es indispen- sable que lo haga con sus glóbulos, pues sin estos seria incapaz de conservar la vida. Inyectando sangre de las aves en los mamíferos i vicever- sa, se ha tratado de determinar los límites de la vida de los glóbulos i su renovación. Como la forma de los glóbulos en aquellas dos especies es distinta, pueden reconocerse en todo tiempo en la sangre estraña a la cual se han mezclado, i de- terminarse el tiempo que han persistido en ella. Se ha reco nocido que, en lo jeneral, duran una semana. Esta determina- 32 PRELIMINARES. cion no puede ser mui rigurosa, teniendo en cuenta las condi- ciones anormales en que se hacen estas esperiencias. En cuanto al modo de formación de los glóbulos de sangre i a su oríjen, nada se sabe de cierto; i todas las hipótesis in- ventadas para esplicarlo no descansan sobre base cierta i no pueden por tanto instruirnos sobre esto. Lo único que se sabe es que los glóbulos son verdaderos elementos orgánicos en sus- pensión en el plasma, i lo que lo prueba es que se les puede envenenar. En efecto, solo lo que vive puede ser envenenado, puesto que el envenenamiento es la destrucción de la vida. Podrá modificarse la composición i de consiguiente las propie- dades de los productos orgánicos, pero no se logrará envene- narlos como a los glóbulos, pues no es posible destruir en ellos una vida que no existe. Las propiedades de los glóbulos de sangre i sus funciones en el organismo son relativas a la respiración i al trasporte de los gases de la atmósfera a la sangre. El oxíjeno que los gló- bulos sanguíneos distribuyen a todo el cuerpo, no se limita a enjendrar calor alimentando la combustión lenta que se veri- fica de una manera continua en el organismo, sino que sirve para trasformar las sustancias albuminoides de la sangre en materiales apropiados a los tejidos: combinándose poco a poco con la sustancia de los órganos, consumiéndola poco a poco, el oxíjeno da impulso a los movimientos moleculares que cons- tituyen la esencia misma de la actividad orgánica. Ademas, todo el trabajo de los músculos, de los nervios, de los órganos de los sentidos i del cerebro, está íntimamente enlazado a una combustión progresiva de la sustancia orgánica de sus tejidos, i esta combustión produce las materias excrementicias que son eliminadas por la piel, los ríñones, el pulmón i el canal di- gestivo. Cuando un miembro del cuerpo carece de glóbulos sanguí- neos, cuando se impide la llegada del oxíjeno, los nervios i los músculos pierden su irritabilidad; i viceversa, un miembro que ha perdido esta irritabilidad puede recobrarla cuando se in- yecta enlas arterias una cantidad de sangre convenientemente calentada i fluida. Las esperiencias fisiolójicas han demostrado que la pérdida de mas de la mitad de los glóbulos sanguíneos produce inevitablemente la muerte. (Vierordt.) La actividad funcional de los glóbulos sanguíneos sigue, por otra parte, las variaciones de la actividad de los otros órganos. Cuando la vida es lenta, como en los animales de sangre fria, los glóbulos absorben poco oxíjeno i desprenden poco ácido carbónico; por el contrario cuando el movimiento LA SANGRE. 33 vital se exalta en alguna parte, la cantidad de oxíjeno absor- bido i de ácido carbónico exhalado aumenta notablemente, i con ellas el calor i las metamorfosis orgánicas. No obstante lo que acabamos de esponer, es preciso confe- sar que la combustión no alcanza a esplicar completamente lo que pasa en la sangre al contacto del oxíjeno; i hábiles espe- rimentadores reconocen que la combustión no dá razón com- pleta de toda la cantidad de ácido carbónico que se encuentra en la sangre. Deben producirse ademas fermentaciones, mui difíciles siempre de distinguir de las verdaderas combustiones, La sangre estraida de los vasos venosos se vuelve roja cuando se la ajita en una redoma con oxíjeno : i si se la abando- na luego esponiéndola al contacto del aire, se vuelve negra, con escepcion de la capa superficial que permanece roja, °lo que prueba la acción absorbente de los glóbulos sobre el oxíjeno. Por lo demás todos los tejidos absorben oxíjeno, lo cual puede demostrarse poniendo fragmentos de músculos o de glándulas en una redoma llena de este gas. Los glóbulos son, pues, sim- ples conductores del oxíjeno al interior de los tejidos vivos. La escasez de glóbulos sanguíneos en los casos de anemia ; la lentitud de la llegada de la sangre al cerebro en los casos de compresión de las carótidas i en otros casos, produce alu- cinaciones, ilusiones, sensaciones diversas, que dependen de condiciones internas del cuerpo. Los glóbulos sanguíneos son, por lo tanto, la base del movimiento i de las sensaciones, de la conciencia i del pensamiento. Estudiemos ahora la constitu- ción jeneral de estos glóbulos. Los glóbulos presentan la constitución jeneral de las celdi- llas o células orgánicas : son formados de una cubierta que encierra un líquido particular, en medio del cual se encuentra, en ciertos animales, un núcleo. Al través de esta cubierta se producen fenómenos de endosmósis que es fácil examinar, pues los glóbulos comunican siempre un color encarnado a el agua en que se les sumerjo. Los glóbulos rojos contienen dos especies de sustancias al- buminoides; ademas contienen cuerpos grasos, sales i una sustancia colorante ferrujinosa denominada hematoglobulina o hematocristalina. Esta sustancia es cristalizable, i es la única materia albuminoide que posee esta propiedad. Sus caracteres químicos esplican perfectamente el modo como funcionan los glóbulos en la respiración. Cl. Bernard ha demostrado, por esperiencias concluyentes, que el envenenamiento por el vapor de carbón es debido a la acción del óxido de carbono, i que la cantidad de ácido carbó- 34 PRELIMINARES. nico que se halla en una atmósfera asfixiante, no es casi nunca bastante considerable para ocasionar la muerte de los anima- les que lo respiran. I en efecto, el ácido carbónico no ejerce acción mortal sino cuando se halla en esceso en la atmósfera, al paso que mui pequeñas cantidades de óxido de carbono pro- ducen con rapidez un efecto venenoso. Veamos como se pro- duce este fenómeno. El gas óxido de carbono en contacto con la sangre se introduce en los glóbulos i espulsa el oxíjeno. Esto se verifica en virtud de un verdadero desalmamiento quí- mico, pues los glóbulos cargados de óxido de carbono en los pulmones, no solo no llevan oxíjeno a los órganos, sino que cuando vuelven al pulmón han perdido la propiedad de absorber oxíjeno. Someter un animal a la acción del óxi- do de carbono, es lo mismo que sustraerle la sangre,^ o por lo menos los elementos que tienen un empleo esencial en la respiración. El envenenamiento de los glóbulos de sangre por el óxido de carbono, ha sido esplicado químicamente por Hoppe-Seileí que ha reconocido que la hemato-globulina forma con el óxido de carbono una combinación defiuida, estable, que se puede aislar. El óxido de carbono trasforma, en cierta manera, los glóbulos de sangre en cuerpos minerales inertes, incapaces por consiguiente, de llenar sus funciones ordinarias. Está demostrado que el fenómeno de la absorción del oxí- jeno en los pulmones es el resultado de la acción de la hema- to-globulina que se apodera dé él i se lo asimila. En suma, las propiedades fisiolójicas de los glóbulos son debidas a las propiedades químicas particulares de una sustan- cia definida : la hemato-cristalina. Los glóbulos blancos (leucocitos o corpúsculos plasmáti- cos) existen en todos los animales, a diferencia de los glóbulos rojos que solo existen en los vertebrados. Existen también en la linfa, por lo cual se les ha dado el nombre de glóbulos de linfa, i existen en los líquidos intersticiales. Los glóbulos blancos de la sangre estraida, después de algunos minutos, son mas grandes que los rojos, se presentan con la apariencia de corpúsculos mas o menos esféricos, pro- vistos de uuo o muchos núcleos esféricos: la superficie de ellos parece arrugada i cubierta de granulaciones. Luego veremos en qué consiste esta apariencia. La hemato-globulina feriujinosa falta en los glóbulos blan- cos, i por otra parte, estos cuerpos son mas ricos en grasa que los glóbulos rojos. De esta diversidad de composición resulta la diferencia radical de funciones entre los dos órdenes de gló- LA SANGRE. 35 bulos; i, ademas, el que los corpúsculos blancos tengan un peso específico menor que los rojos. Se ha calculado que en la sangre de un hombre adulto cir- culan mas de 60 billones de glóbulos rojos, i por cada 360 de estos se cuenta un glóbulo blanco. El número de estos cre- ce con respecto al de los glóbulos rojos, después de cada co- mida, i mengua con el ayuno ; es mayor en la infancia que en la edad adulta; i según Moleschott esta relación va decrecien- do con la edad. En la sangre viven diversas especies de hematozoarios, de la misma manera que en los otros líquidos viven otras especies mas o menos análogas. En la sangre del hombre se han encontrado quince o diez i seis especies de hematozoa- rios. Hai pues en la sangre de este, así como en la de los demás vertebrados, glóbulos rojos, glóbulos amiboideos, e infusorios que circulan libremente al través del líquido san- guíneo, fijándose a las paredes de los vasos, mientras que los glóbulos rojos se limitan a seguir pasivamente la corriente sanguínea. Sucede muchas veces que estos infusorios se acu- mulan en un pasaje estrecho i lo obstruyen mas o menos com- pletamente. Cuando se observan los glóbulos blancos con el microsco- pio, i se esperimenta sobre sangre estraida algún tiempo antes, ellos acaban por morir, i adquieren una forma redondeada como si hubieran esperimentado una especie de crispacion; pero esperimentando sobre sangre fresca se reconocen las for- mas que tienen i se observa que dichos glóbulos son animales infusorios, que se encuentran en todos los grados de la escala animal. La vitalidad que conservan los glóbulos al salir del orga- nismo varia con el lugar que ocupa en la escala zoolójica el animal sobre el cual se esperimenta. En el hombre i los ani- males de sangre caliente, ellos pierden mas pronto su vitalidad : en los animales inferiores, por el contrario, esa vitalidad se oonserva por mas tiempo. Los glóbulos obedecen pues, a este respecto, a las mismas leyes que los demás tejidos vivos, ner- vios, músculos, glándulas, &.a Las esperiencias de Ominus sobre la jénesis de los leuco- citos parecen demostrar que estos elementos pueden formarse espontáneamente en todo blastemo-amorfo cuy'a fibrina no haya sido coagulada. La jénesis de los glóbulos blancos en un blas- temo-amorfo, tendría por condición indispensable los fenóme- nos de endosmósis i exosmósis, guardando en su rapidez pro- porción con la de estos fenómenos. Esta teoría está enlazada 36 PRELIMINARES. oon la de la jeneracion espontánea de los elementos anatómi- cos en los blastemos, i la ciencia no ha pronunciado su fallo definitivo sobre ella. La írasformacion de los glóbulos blancos en corpúsculos de pus, está hoi umversalmente aceptada. Nada se sabe en cuanto a las funciones fisiolójicas de los leucocitos. Los glóbulos blancos no son los únicos hematozoarios que se encuentran en la sangre de los animales, pues se han distin- guido de ellos hasta una docena de especies bien caracterizadas. No puede afirmarse que los animales que poseen tales in- fusorios en su sangre, estén enfermos, i estos animales pueden, en ciertas circunstancias, entrar en la constitución normal de la sangre sin quitarle sus propiedades fisiolójicas ni enfermarla en nada. Sinembargo hai otros infusorios que la enferman. Todos estos hechos nos demuestran que los líquidos nutri- tivos de los animales, i la sangre en particular, sirven a un tiempo de elemento para los tejidos i para otros animales que viven a espensas de los primeros. * * Cl. Bernard.—Moleschott.—Brown-S'eguard.— Ominus. Ch. Robín. Habiendo tenido que dejar atrás mi equipaje desdo el puerto de la Buenaventura, cuando en octubre del año anterior venia para Bogotá, se me quedó en el baúl una parte de los manuscritos de esta obra, i ha- biendo sido imposible hacer llegar este equipaje a Bogotá, en mas de siete meses, me he visto forzado a rehacer algunos capítulos de este li- bro. Entre ellos, uno de los mas importantes que se quedaron en el Cau- ca, es el capítulo de la sangre; i hubiera tenido que rehacerlo, con mu- cho trabajo i estudio, si no hubiera encontrado en las lecciones (inéditas todavía) del señor doctor Antonio Yárgas Yega, profesor de üsiolojía eu la Universidad de Colombia, todo lo que yo necesitaba decir sobre la sangre en el estudio de la Elefantiasis do los Griegos. I así, respecto a este capítulo, no he tenido que trabajar nada, merced a la bondad i a los talentos de este distinguido profesor, que me lia permitido trascribir testualmente en mi libro su luminosa lección sobre la sangre. PARTS SEGUNDA.. NATURALEZA DE Iaa acerca de e»to. CAPÍTULO VII. — Esposicion......................... 37 __ VIII. — Pruebas tomadas del modo como se contrae la enfermedad............. 46 __ IX. — Pruebas tomadas del estudio de los síntomas......................... 55 __ X.__Pruebas tomadas del estudio de los síntomas.—{Continuación.)........ 71 __ XI. — Pruebas tomadas del estudio de los síntomas. — {Continuación)........ 78 __ XII.__Pruebas tomadas del estudio de los síntomas. — ( Conclusión)........... 88 _ XIII. — Pruebas tomadas de la anatomía pa- tolójica.....---.................. 96 _ XIV.__Continuación de las pruebas que ema- nan de la anatomía patolójica....... 115 328 ÍNDICE. Pajinas CAPÍTULO XV. — Pruebas tomadas de los hechos de cu- ración .......................... 12o — XVI. — Pruebas tomadas de otras varias fuen- tes............................. 131 PARTE TERCERA. Historia natural de la Elefantiasis de los Griegos. CAPÍTULO XVII. — Cuadros......................... 139 — XVIII. — Etiolojia de la enfermedad......... 150 _ XIX. — Sin tomatol ojia................... 158 __ XX. — Las dos formas de la Elefantiasis de los Griegos..................... 165 __ XXI. — Marcha de la enfermedad.......... 177 ,__ XXII. — Diagnóstico y pronóstico de la enfer- medad ......................... 191 __ XXIII. — Contajio de la Elefantiasis.......... 197 __ XXIV. — Lá Herencia en la Elefantiasis......211 __ XXV. — Hijiene de la enfermedad.......... 219 __ XXVI. — Historia de la Elefantiasis de los Griegos....................;..... 231 — XXVII. — Topografía i jeografía de la enferme- dad............................ 24g — XXVIII. — Anatomía patolójica de la Elefantia- sis de los Griegos................ 266 — XXIX. — Hijiene pública de la Elefantiasis de los Griegos..................... 275 — XXX. — Patojenia i patojenesia de la enfer- medad ---•..................... 285 _ XXXI. — Curabilidad de la Elefantiasis de los Griegos........................ 291 — XXXII. — Curación i tratamiento de la Elefan- tiasis de los Griegos.............300 — XXXIII. — Epílogo i sinopsis................. 323 / 1y %y ALONSO RETREPO mr*n ^ ar. . •■#< :.