"h.«' :i¿%'mmmm&^?ím Sis© ^, .X' -:© ?*ftfr --«■J?*^ r**^ .JW- W*3 J1ft S** £P w, í*??.y■■•'•.•.!7-'V(i>. V DICCIONARIO DE MEDICINA Y CIRUGÍA. Se hallará en la librería de Fuentenebro, y en la de Ben- goeehea, calle de las Carretas. DICCIONARIO DE.MEDICINA Y CIRUGÍA, ó BIBLIOTECA MANUAL MÉDICO-QUIRÚRGICA. POR D. A. B. TOMO PRIMERO, A-B »" /^A MADRID EN LA IMPRENTA REAL ASO DE 1805. w Dsa t.i AL Sr. D. JOSEF SEVERO LÓPEZ, MEDICO DE CÁMARA DE S. M., PRIMER CATEDRÁ- TICO DEL REAL ESTUDIO DE MEDICINA PRACTICA DE ESTA CORTE &C. &C. En testimonio de amor y gratitud consagra este ensayo literario Su mas reconocido discípulo A. B. ■ :•''. ' , - *',í v. ,- ,,,«, k«; E. . ... _ y . ;..n t^-?T 1 horade/buscando^ siempre con gnsía el medio mas fácil de instruirse en las ciencias y en las artes, halló entré otros tí de la lectura de los Diccionarios, no de voces, ni de limitadas y áridas definiciones, sino de materias. Esto ha dado motivo á que ya en estos últimos tiempos los sabios de todas las naciones cultas hayan empleado sus plumas en formar semejante especie de libros. La Física, la Química, la Historia natural, la Me- dicina , la Geografía, la Moral, la Mitología, la Historia de las bellas letras, de las artes y otros ramos de instrucción, todo se ha escrito en forma de Diccionario. Los autores de la Enciclo- pedia antigua y metódica han seguido el mismo rumbo; y en el dia se ocupan también los sabios del Instituto de Paris y otros escritores de aquella capital en la formación de dos grandes Diccionarios de Historia natural, con útiles aplicaciones á las artes, á la agricultura, á la economía rural, al comercio &c. Seria inútil detenerme á probar la utilidad de estas obras, por ser demasiado conocida de todos. En nuestro idioma tenemos ya algunos buenos Dicciona- rios , que ofrecen una completa instrucción en los objetos de que tratan. Se acaba de traducir el de Física de Brisson; el de Agricultura de Rozier; se está traduciendo uno de los de Historia natural, que hemos citado; le tenemos de Geografía general y de España; de Botánica y Farmacia; se está for- mando el de Veterinaria; le hay igualmente de la Historia de las bellas artes &c.; pero nos falta, por desgracia , uno de los mas necesarios, que es el de Medicina. Penetrado de esta necesidad, y deseoso de ofrecer al pú- blico una obra tan interesante, examiné quantos Dicciona- rios médicos pude haber á la mano, con la idea de traducir alguno de ellos; pero no hallé uno solo digno de la luz pú- blica, por ser unos voluminosos, y cargados de una pesada erudición , y otros tan reducidos, que solo presentan ideas superficiales, y muchas recetas, faltándoles á los mas los co- nocimientos ulteriores de la profesión. Aun el de la Encielo- ( VIII ) pedia, hecho con mas cuidado, no está en muchos ramos formado sobre los descubrimientos del dia, ademas de no ha- berse todavía concluido. Todos estos inconvenientes me re- traxéron de aquella idea, y por lo mismo me empeñé en la ardua empresa de formar un Diccionario de Medicina , que reuniese todos los conocimientos dignos de la ilustración de un Médico, sin embargo de que conozco, que solo una Aca- demia ú otro Cuerpo literario pudiera desempeñar dignamente una obra de esta clase. Pero el deseo de ser útil á mi profe- sión pudo mas que mi timidez; y ya es tiempo de que los españoles depongamos la que nos retrae de escribir, pues es preciso confesar que esto es lo que tiene atrasados entre no- sotros casi todos los ramos de literatura; y no por otra razón, sino porque se quiere que de nuestras manos salgan desde luego obras perfectas y acabadas, y la dificultad de conseguir- lo á las primeras tentativas hace que nadie se atreva á aven- turar su crédito y opinión en empresas en que sabe que se le exige lo sublime, y en que no se admite una medianía. En buen hora que esto se adopte en Poesía, en que todo debe ser escogido, y todo digno de los dioses; pero en los demás ramos de literatura, y especialmente en aquellos que interesan á la salud y bien estar del género humano, qualquiera trabajo, quaiquiera escrito debe ser recomendable. He aquí los motivos que me animan á colocarme entre los escritores públicos. Bien sé que no debo ocupar sino el último lugar, porque conozco la debilidad de mis fuerzas, sin embar- go de que según el plan que he adoptado, no será esta obra tan ardua, que se resista al trabajo y á la aplicación, auxilia- do también de algunos amigos que contribuirán con sus luces á esta empresa, de los autores de mejor nota, y de los mejo- res Diccionarios que poseo. Tomaré de estos lo mas escogido; extractaré de otros, y llenaré los artículos con doctrinas cor- rientes, pues no aspiro á la gloria de una rigurosa originali- dad solo concedida á genios raros y singulares; pero siempre el público me será deudor en esta obra de la formación de mu- chos artículos, y de la coordinación metódica y sistemática de las materias que le ofrezco en el Diccionario de Medicina-, no debiendo parecer extraño que alguna vez copie á la letra (a). aquellas exposiciones que seria peligroso alterar, con las que creo autorizar y hacer esta obra mas recomendable. Los artículos de este Diccionario comprehenderán las par- tes mas interesantes de la Medicina, como son la Anatomía, Fisiología, Patología , Higiene y otras generalidades, igual- mente que la Materia médica, la Medicina práctica, la Ciru- gía y la Biografía médica, esto es, las vidas de los principales Médicos, y la noticia de sus obras. La mayor parte de los artículos de generalidades de Medicina serán formados con arreglo á los descubrimientos modernos. Los de Materia médica se traducirán ó extractarán de los que escribió Fourcroy para la Enciclopedia; y los que falten serán substituidos por las obras de Caminats, Murray, Ro- chafon &c. Con respecto á la Medicina práctica he adoptado el plan de exponerla toda en nueve artículos, cada uno de los quales comprehenderá una de las clases de la Nosología de Sauvages, excluyendo la primera por pertenecer á la Cirugía, que se tratará en otra forma. No me detendré en probar la utili- dad del método de clasificar, ni la preferencia que debe te- ner el de Sauvages á todos los demás, sin embargo de tener vicios y defectos que son comunes á todos los sistemas artificia- les de clasificar, que nunca son de la naturaleza, como que esta solo ofrece individuos; siendo' bien sabido que los hombres, para facilitar su estudio, los han reducido á índices clasíficos y sistemáticos, recopilando ordenadamente los trabajos y cono- cimientos de siglos enteros en poquísimas páginas. Convenci- do pues de que se debe preferir la Nosología de Sauvages, su exposición en los respectivos artículos será con exclusión de sus teorías, que aunque ingeniosas, no son de este lugar, por- que me he propuesto apartarme de toda erudición, que no conviene á una obra de esta clase; y así trasladaré solo de dicho autor su sistema clasifico. En cada especie de enfermedad se indicará el método curativo mas propio para combatirla, con arreglo á los mejores conocimientos de los autores prácticos del dia, y á lo que vemos en España practicar con feliz suceso por aquellos Médicos que saben modificar según su clima lo que se practica en Europa, esto es, por la parte mas sana de la # profesión médica. En fin, se presentarán historias sencillas sa- cadas de la naturaleza, sin mezclar en ellas teorías sistemáti- cas é hipotéticas, y sin buscar otros apoyos que las sencillas verdades, conocidas y sancionadas por los Médicos de mas crítica, excusando referir autoridades en quanto sea posible. Aunque tratadas todas estas materias con brevedad, no por eso faltarán los preceptos patológicos y terapéuticos mas im- portantes, presentando los quadros ó planes curativos, con la razón suficiente de los medios, que se han de emplear, y las conseqüencias que deben seguirse. Las especies impertinentes que refiere Sauvages, por ser de casos particulares ó muy raros, solo se indicarán, porque nunca daña el saberlas: el poco ó ningún empeño que tomó en su curación da á entender que conviene solo nombrarlas. Por el contrario, las enfermedades terribles ó freqüentes que deben llamar la atención de los Médicos, como la calentura, asma, epilepsia &c. están tratadas con todaxla extensión que exigen unos males que con tanta freqüencia afligen á la es- pecie humana. Ademas de que en la exposición de las clases se hallan las definiciones de los órdenes, géneros y especies, se repetirán estas mismas definiciones en el lugar que correspon- da por el orden alfabético, refiriéndose siempre á la clase á que pertenezca, para que en ella se busque la curación y todo lo que se necesite saber. Los artículos de Cirugía se colocan donde les corresponde por el orden del Diccionario, los quales van formados algunas veces sobre trozos del Diccionario de Cirugía de Mr. Luis, y las lecciones de Desault y Chopart, formándose otras veces artículos enteros de las mismas obras; con cuyo auxilio y al- gunas otras noticias que se han recogido de otros autores, de- be quedar completa esta parte de la Medicina. Me ha parecido conveniente añadir á este Diccionario la Biografía médica, que á la verdad no es mas que un ramo de erudición; pero haciéndome cargo de lo poco ó nada que te- nemos escrito en nuestra lengua sobre este objeto, y de la ne- cesidad que hay muchas veces, para hablar con propiedad , de conocer la patria, obras &c. de algunos autores, he tenido por conveniente no desatender esta parte, que desempeñaré em- ( « ) pezando por trasladar el artículo de la Enciclopedia Antigüe' dad ó Médicos antiguos, donde se dan noticias, aunque su- cintas, de toda la antigüedad, desde los egipcios hasta Galeno; y aunque en este artículo se sigue el método cronológico, se puede encontrar sin embargo qualquiera escritor á poco que se hojee: los que hayan nacido en distinta época se referirán por orden alfabético con la mayor concisión , por no hacer muy voluminosa esta obra , trasladando en los mas los artículos del Diccionario histórico publicado últimamente en Francia, y de los que no se hallen en él se dará una noticia, que, aunque breve, comprehenda lo mas esencial; sobre todo se darán las noticias que he podido recoger de nuestros escrito- res : materia á la verdad bien descuidada en las obras de Bio- grafía extrangeras. Tales son los medios de que me he valido para formar este Diccionario, y tal el plan que me he propuesto seguir en su desempeño; y aunque contemplo que puede estar defectuoso faltándole algunos artículos por descuido y olvido, inseparables en una obra de esta clase, sin embargo creo que en ella los Mé- dicos instruidos podrán rectificar de pronto el conocimiento de las materias que no tengan muy presentes; los principiantes es- tudiar los puntos mas importantes de su profesión; los Médi- cos mismos adquirir ideas teóricas y prácticas de Cirugía; y los que se dedican á este ramo podrán formarlas igualmente de aquel: en una palabra, todos los literatos y aficionados leerán con mas gusto é interés los ramos de Medicina tratados en for- ma de Diccionario , porque quando encuentren alguna voz que no comprehendan por técnica ó desconocida, hallarán en el mismo Diccionario, buscando el artículo de la palabra que duden, no solo la definición de ella, sino quanto hay útil sa- berse en la idea que representa. De este recurso carecen otras obras de Medicina doméstica, que aunque escritas con sencillez y claridad, para que estén al alcance de todos, como yo he procurado hacerlo en este Diccionario, ofrecen sin em- bargo á sus lectores dificultades á cada paso por el tecnicismo de las voces, lo qual les hace por lo común renunciar su lec- tura. Concibo que mis tareas, que consagro al público, podrán acarrearle alguna utilidad en medio de los defectos de que ado- (x") lezcan, y esto basta para que las haya emprendido. En efecto, para el mismo público he trabajado, y él ha de ser quien recompense mis fatigas: necesario y justo es que cen- sure y califique la obra que ellas han producido. No trato de eximirme de esta ley, que recomienda la justicia; solo deseo que pues hay casos en que el público trata con indulgencia á los que quieren servirle de buena voluntad, por mas que no siempre atinen con su gusto, no sea yo una triste excepción de este tratamiento. ¡ Dichoso mil veces si le mereciese esta demostración, y si en medio de una censura digna imparcial logran mis desvelos la aprobación de los hombres sensatos; de manera que pueda decir un dia, que he sido útil á mi pa- tria, á mi profesión y á la humanidad entera! ADVERTENCIA. Los trozos ó artículos que nos ha parecido conservar por su importancia de las obras que se han mencionado en el prólogo, van señalados con los signos siguientes. Los de la Enciclopedia metódica se hallarán entre estos [ ]. Los del Diccionario de Mr. Luis entre **. Los de Chopart y Desault entre ^[. Los de Fourcroy se les pondrá al fin una F. Los de Doubois de Rochafor una R. Los de Murray una M. Los del Diccionario histórico D. H. Los restantes formados por el editor se dexarán sin signo al- guno, como también algunos períodos ó párrafos que con- vengan colocarse en este Diccionario, pues no podemos prever aún de quantos autores echaremos mano en el dis- curso de la obra; bien que en lo sucesivo quando copiemos algún artículo de consideración de otro autor distinto de los que hemos citado, se indicará su nombre; pero en los períodos cortos ó en algunas definiciones &c. se omitirá. Como es muy factible que queden olvidados algunos artícu- los, descuidos perdonables en obras de esta clase, se pon- drá al fin de este Diccionario un suplemento de los que falten, en donde también se expondrán los descubrimien- tos ulteriores de la profesión, y quanto tengamos que au- mentar y enmendar en los artículos tratados, para que esta obra quede lo mas completa y correcta que sea posible, á pesar de la vasta extensión de conocimientos que compre- hende. CORRECCIONES EN EL PRÓLOGO. Página ix, línea 13 , dice Caminats, léase Carminati. ídem línea 14* dice Rochafon, léase Rochafor. En la Advertencia línea 8, dice Doubois, léase Desboia, DICCIONARIO UNIVERSAL DE MEDICINA Y CIRUGÍA. xvA, ó (5^. (Terap.) Signo de abreviación, que se emplea en la Medicina para recetar, que representa la palabra ana, que usar- mos quando queremos designar una cantidad 6 una dosis igual de dos ó mas distintos remedios en una misma receta, por exemplo: disponemos un purgante de tres simples, pero de una misma can- tidad; y se expresa en estos términos: vf. polvos de hojas de sen, de xalapa y crémor de tártaro áa, ó (3) xxx gr.; executándose del mismo modo en otras fórmulas en que entren mas ó menos simples de igual cantidad. ABATIDOR. (Anat.) Lo mismo que abaxador o depresor: se da este nombre á varios músculos, cuya acción consiste en baxar ó tirar hacia abaxo alguna parte, como sucede con el músculo di- gástrico, que lleva la mandíbula hacia el pecho para abrir la boca, y el externocleidomastoideo, que hace baxar la cabeza &c. ABATIMIENTO. {Med.) Estado, en el qual las fuerzas ani- males y vitales se hallan como aniquiladas, estando la máquina su- mamente débil, con poca ó ninguna disposición al exercicio; ya sea por efecto de la tristeza , del miedo, ó qualquiera otra causa moral, produciendo efectos ó mudanzas físicas. Se produce igualmente el abatimiento por el cansancio, habiendo precedido un exercicio vio- lento en que se abuse de las fuerzas; no pocas veces sucede por la plétora, en que la abundancia comprimente lo ocasiona; siempre viene acompañado con las enfermedades pútridas, malignas ó ner- viosas; y todas las veces que un miasma apagador de la acción ner- viosa y motriz afecte el sistema muscular y nervioso, dexando casi inerte la máquina humana: en toda la familia de las caquexias, y en las enfermedades crónicas, se observa igualmente el abatin.ient o. ABDOMEN. [Anat.) Es la parte del cuerpo que se extiende desde lo último del pecho hasta el hueso pubis y caderas": lláma- se en castellano vientre. Los músculos, llamados también del abdo- men , las membranas y huesos que corresponden á este sitio for- man una gran cavidad, que toma este mismo nombre, donde se contienen visceras ó entrañas de grande importancia; pues si se abre se encuentra el epiploon ó redaño, los intestinos, el mesenterio, el estómago, hígado con su vexiga, bazo y el páncreas, los ríño- nes , las vesículas seminales en el hombre; y en la muger la matriz, sus ligamentos, los ovarios, las trompas &c. También se hallan en esta cavidad la parte inferior de la aorta descendente, la vena cava TOMO I. A 2 AB ascendente, con otros varios vasos, nervios, y la vexiga de la ori- na con sus uréteres. Es sumamente útil en la práctica el conocimiento distinto de las varias regiones en que se divide el abdomen ó vientre, y las partes internas que corresponden á cada una de ellas. Para formar idea pues de esta división arbitraria es necesario: i.° tirar una línea mental, ó bien sea con un escalpelo en un cadáver, que se extien- da horizontalmente de derecha á izquierda, paralela á la base del cartílago xifoide: 2.° tirar igualmente otra línea también transver- sal, de derecha á izquierda, que principie en los ángulos salientes que forman los cartílagos de las costillas falsas, donde termina por aquella parte la cavidad del pecho: 3.0 otra línea, tirada también de derecha á izquierda, desde la parte mas alta de la cresta del hueso ileon de un lado á la del otro: 4.0 tírese otra línea horizontal al nivel de la parte inferior del hueso pubis; resultando pues de estas quatro líneas el que quedan tres faxas horizontales, ó espa- cios que dexan en el intermedio: 5.0 y último: tírense dos líneas paralelas á lo largo del cuerpo, que atraviesen las quatro anteriores, desde cada una de las espinas superiores y anteriores de los huesos ileos, dirigidas rectamente hasta el pecho. Todo este aparato de líneas señala las varias regiones en que se divide el vientre inferior ó abdomen, que son tres; la primera es la epigástrica que es el es- pacio que dexan la primera y segunda línea transversal que prin- cipia en la base del cartílago xifoides, y termina dos ó tres dedos por encima del ombligo; la parte media de esta región se llama epigastrio, que es el espacio que dexan las dos líneas verticales; las partes laterales de esta región se llaman hipocondrios ó regiones hi- pocondriacas, que son el espacio que hay desde las líneas verticales á atrás: la segunda es la umbilical, que principia donde termina la anterior, y termina de dos á tres dedos debaxo del ombligo en el sitio donde se halla la tercer línea transversal; que esta y la segun- da forman el espacio que constituye esta región; su parte media conserva el nombre de umbilical ú ombligo; las partes laterales se llaman lomos ó regiones lumbares, que son los espacios que hay desde las dos líneas verticales hasta la espina del dorso: la tercera es la hipogdstrica que principia donde termina la anterior, y termi- na en la parte inferior del pubis en el espacio que dexan sus dos últimas líneas horizontales; esta región se subdivide en dos, esto es, en superior é inferior; la parte media de la superior conserva igualmente el nombre de hipogastrio, y las partes laterales se llaman ileos ó regiones ilíacas; la parte media de la inferior se dice pubis ó región del mismo pubis, y sus partes laterales ingles; unas y otras son distinguidas por las mismas líneas verticales. Los que comprehendan bien esta división tendrán una idea AB 3 exacta de las regiones abdominales, concibiendo con suma facili- dad qué visceras corresponden á cada una de ellas; y así veremos que en el epigastrio se hallan los dos orificios del estómago, el cardias y el piloro con una porción de su fondo; el intestino duo- deno, una parte del páncreas, el lóbulo pequeño del hígado, una porción del colon y del epiploon: la porción correspondiente de la aorta y vena cava inferiores con el tronco de la vena porta , la arteria celiaca y la mesentérica superior, y el reservatorio del quilo ó cisterna lumbar. En el hipocondrio derecho está el gran lóbulo del hígado, la vexiga de la hiél, y una porción del intestino colon. En el hipocondrio izquierdo se halla el bazo, otra porción del co- lon y del epiploon, el fondo del estómago, y una parte del páncreas. En Ja región umbilical se contienen la reunión de los vasos um- bilicales , las circunvoluciones del intestino yeyuno, una gran porción del mesenterio con todos sus vasos, y la parte que le cor- responde de los troncos de la vena cava y aorta inferiores. En la región lumbar derecha se halla una porción del intestino ciego, el principio del colon, el riñon derecho y su capusula , el principio del uréter del mismo lado , y los vasos emulgentes. La región lum- bar izquierda contiene una parte del colon, el riñon izquierdo y la capusula, el principio del uréter, y los vasos emulgentes del mis- mo lado. En el hipogastrio se hallan una porción del intestino ileon y el recto, la vexiga de la orina, y el útero en las mugeres. En el la- do derecho se hallan varias circunvoluciones del intestino ileon; la mayor parte del ciego con su apéndice, los vasos ilíacos, una por- ción del uréter del mismo lado, los vasos espermáticos en el hom- bre , y en la muger una de las trompas de Falopio con su ovario, y uno de los ligamentos anchos del útero. En el lado izquierdo se contiene una parte del intestino ileon, los vasos ilíacos, la porción del uréter que le corresponde de este mismo lado, los vasos esper- máticos en el hombre, y en la muger la trompa de Falopio, el ovario, y el ligamento ancho, como en el lado opuesto. En la re- gión hipogástrica inferior, en su parte media, se hallan las partes ex- teriores de la generación en uno y otro sexo, en las ingles muchas glándulas linfáticas envueltas de gordura, y los principales tron- cos de las arterias, venas y nervios crurales. ABDOMINALES MÚSCULOS. (Anat.) La envoltura exte- rior ó pared carnosa, que forma la cavidad del vientre por su parte anterior y laterales, es formada por unos músculos anchos conoci- dos con el nombre de músculos del abdomen ó abdominales; estos son en número de diez, cinco de cada lado, separados los de un lado de los del otro por una faxa tendinosa, llamada linea blanca, que no es otra cosa mas que un entretexido de las fibras tendinosas 4 AB ó aponeuróticas de los seis músculos mas anchos; esta línea corre rectamente desde la parte inferior del esternón á la superior del hueso pubis, estando agujereada en su parte media en el feto para dar paso á los vasos umbilicales, cerrándose después; y á cuya ci- catriz se la llama ombligo. El primero de los músculos es el obliquo descendente, externo, 6grande obliquo; es el mas ancho de todos, se extiende obliqua- mente desde las siete ú ocho últimas costillas falsas hasta el pubis, y desde los lomos á toda la línea blanca; se ata este músculo á las costillas en ocho ó nueve partes carnosas, que llaman digitaciones, que rematan con fibras tendinosas, las quales entran entre otras tantas digitaciones del músculo, gran serrato, y del gran dorsal: todo este aparato de fibras carnosas desciende obliquamente for- mando un plano, parte degenera en fibras tendinosas que forman una aponeurose , la querva á componer y terminar en la línea blan- ca; y parte sigue carnoso hasta el labio externo de la cresta del hueso ileon, donde se une inferiormente cerca del sinfisis del pubis; las fibras de la aponeurose de este músculo se separan y dexan una abertura , que llaman anillo de los músculos del abdomen por donde pasan los vasos espermáticos y el canal deferente, y si se dilata al- go mas salen los intestinos y otras partes contenidas, y se forman las hernias. {Véase este artículo.) El segundo es el pequeño obliquo ascendente, ó interno , está situado detras del obliquo externo, siendo de menos extensión que él; se extiende desde la pelvis hasta el pecho, y desde los lomos y hueso sacro hasta la línea blanca. Nace de las apofises transversas y espinosas de las últimas vertebras lumbares, del hueso sacro, y una parte del ileon. Este músculo toma una dirección obliqua de abaxo á arriba; una porción de sus fibras se van á atar á los cartí- lagos de las costillas falsas, y la otra forma una aponeurose mas ancha, que se encamina hacia la línea blanca; y quando llega cerca del músculo recto se divide en dos hojas, una anterior y otra posterior, que envaynan dicho músculo, y después se van á perder á la línea blanca. El tercero es el transverso, que está situado con una dirección transversal detras del obliquo interno, extendiéndose desde los lo- mos á la línea blanca, ocupando todo el sitio que hay desde el cartílago xifoides hasta el pubis: nace de las siete últimas costillas, de las dos últimas vertebras del dorso, y las quatro primeras de los lomos, y una gran parte del ileon; después esta masa carnosa y plana se dirige transversalmente de atrás adelante, terminando en una ancha aponeurose, que va á confundirse á la línea blanca con h. de los compañeros. El quarto es el recto, que es largo y angosto, cuya figura es de AB 5 lina correa gruesa, que sube rectamente inmediato ala línea blanca, desde el pubis hasta el pecho, que son sus dos ataduras; se halla entrecortado por varias intersecciones tendinosas y transversales, en que degeneran á trechos las mismas fibras carnosas: llámanse tam- bién enervaciones, que por lo común son quatro las que han dado mucho que pensar á los Anatómicos acerca de su uso. El quinto es el piramidal, que es el mas pequeño de todos: está situado en la parte jntérior y anterior del recto; cubierto en parte por la hoja anterior de su vayna, extendiéndose desde el pubis como hasta la tercera parte de la línea blanca que hay hasta el ombligo; naciendo por una base ancha que se une á dicho hueso, y terminando en punta, con fibras tendinosas que se pierden en la misma línea; algunas veces faltan estos dos músculos. Los músculos del abdomen tienen varios usos generales y par- ticulares, haciendo un gran papel en la economía animal; por su contracción se estrecha la cavidad del vientre, facilitando por este medio la salida de las materias contenidas en el estómago é intesti- nos &c; sujetando y comprimiendo las entrañas del vientre son los antagonistas de los esfínteres del ano y vexiga; obligan á que salgan los excrementos de estas partes, y también el feto en el acto del parto; favorecen la progresión de las materias que cor- ren, y de quantos líquidos circulan por los vasos de estas partes; contribuyen infinito á la respiración, á la digestión, al reír, toser, estornudar, y al parto {Véanse estos artículos.)', como las aponeurosis de unos músculos corresponden á la parte carnosa de los otros, pueden de este modo comprimir al mismo tiempo en to- dos los puntos del vientre. ABDUCTOR. {Anat.) Los Anatómicos llaman así los múscu- los que apartan ó dirigen hacia fuera de la línea céntrica y verti- cal del cuerpo los órganos que mueven ; como el abductor del ojo, los abductores del muslo; la mano y el pie tienen músculos abduc- tores propios, pero son arrimadores ó aductores respecto del cuerpo; pero sin embargo al tenar se le llama abductor del dedo pulgar, y lo mismo se llama el del dedo gordo del pie. ABEN-EZRA. {Biog.) Nació en la ciudad de Toledo, era judío, y se hizo célebre por la grande extensión de conocimien- to que poseía, distinguiéndose en la santa Escritura, la Gramática, la Poesía, la Filosofía , la Astronomía y la Medicina; tenia gran- de inteligencia en la lengua árabe. Los judíos le llamaban el sabio por excelencia: el grande y admirable Doctor. Mangeto dice que floreció en 1180; otros dicen que murió cerca de 1774» ó en el mis- mo año en la isla de Rodas, de edad de setenta y cinco años &c. ABORTO. {Cirug.) Es lo mismo que mal parto, que no es mas que la salida del feto ó el embrión antes del término prescripto 6 AB por la naturaleza. Los síntomas que le acompañan son el fluxo de sangre ó menorragia, el dolor á los lomos y al pubis. La muerte del feto, por lo común, es la conseqüencia de este suceso desgra- ciado, y no pocas veces perece la madre. Las causas qu¿ lo pro- ducen son internas ó externas. Las internas son todas las enferme- dades agudas que padecen las embarazadas, los vómitos violentos, la tos, el fluxo de vientre, el pujo ó tenesmo, las grandes pérdidas de sangre, todos los venenos, y algunos remedios, que obran en la economía animal con demasiada energía. Las externas son los gol- pes, las caídas, ios sacudimientos violentos, la compresión que pro- ducen las cotillas ú qualquiera otro cuerpo , el exercicio violento, como baylar, correr, ú otro de esta especie; el estrépito del cañón y los truenos, las vigilias continuadas, los olores fuertes y fétidos, y los vapores del carbón. El aborto,puede depender del mismo feto ó de la madre: sucederá esto por defecto del feto, siempre que este se halle muerto, ya sea por falta de nutrición, ó por mala conformación del cordón; por la madre, por algunas de las causas que hemos expuesto, y quando abusa del coito; por un vicio ve- néreo , escrofuloso &c.; puede acontecer también por un escirro en el útero. Los signos que por lo común suelen presentarse antes del aborto son la calentura, los dolores en los lomos, que correspon- den al empeyne; frió en los extremos y aun en todo el cuerpo; aba- timiento ; el vientre y las mamas se disminuyen; los dolores se van progresivamente aumentando, presentándose alguna vez las con- vulsiones; el orificio interno del útero se dilata, evacuando por él sangre pura ó aquosa; por último, el feto sale amoratado, y muer- to las mas veces, soltando después la placenta; y algunas veces es necesario extraerla. Lo primero que debe hacer un Profesor con una enferma ame- nazada de mal parto es informarse exactamente de la causa que puede haberlo producido, para prevenir de este modo mas acer- tadamente su curación; y quando esta no se consiga, moderar los síntomas ó accidentes que pueden seguirse, y asimismo prever si se verificará ó no la salida del feto: por consiguiente, si después de una caida ó qualquiera otra causa violenta exterior, la embarazada siente dolores, si no se mueve la criatura , si sale algo de sangre &c. es fácil creer que sucederá el aborto; no obstante que aun con to- dos estos síntomas suelen librarse, acudiendo oportunamente con los remedios; y porque el fluxo de sangre, que es el que mas in- dica la salida del feto, puede ser de la vagina. En este caso se ha- rá poner la embarazada en la cama, inspirarla por quantos medios sean posibles la presencia de ánimo y la tranquilidad , haciendo que guarde quietud; si se concibe que la causa es la plétora ó es AB 7 algún golpe, se la sangrará del brazo, mas ó menos según la vio- lencia de ia causa, las fuerzas de la enferma, y la gravedad de los síntomas; se la pueden dar también dos ó quatro cucharadas alter- nadas con los caldos de una bebida compuesta de quatro onzas de flor de tila ó de torongil, un escrúpulo de espíritu de nitro dulce, y una onza de xarabe de corteza de cidra, todo mezclado, con el nn de moderar los espasmos uterinos, que son los que aceleran el aborto: se la hará un fomento al vientre de triaca disuelta en vino, poniendo encima unos paños de vinagre rosado aguado, partes iguales; y si el fluxo de sangre es considerable, el vinagre aguado bien frió es lo mejor, puestas dos servilletas empapadas en él, una á los lomos y otra al vientre; pero si no ceden los síntomas á todos estos remedios y á otros de su especie, se hará inspección; y si se advierte dilatado el orificio del útero, y se ve la pronta salida del feto, no se insistirá en estos remedios, antes bien se intentará la pronta salida usando de emolientes al vientre, como no sea abun- dante el fluxo. Todo esto quiere tino y discreción, teniendo se- guridad de unas y otras señales: si se verifica el aborto, se ten- drán presentes todas las reglas del parto {Véase este artículo.) al tiempo de la salida del feto y secundinas. Si la enferma se ve acometida de histerismo, convulsiones, granJluxo de sangre, se la socorrerá, según se previene en estos artículos, tanto para precaver el aborto, como para moderar y corregir estos perniciosos accidentes: si la embarazada estuviese en un estado de irritabilidad general y parcial del útero, que suele ser freqüente motivo del aborto, los antiespasmódicos {Véase anties- pasmodicos)tendrán lugar, como no sea el opio, que este remedio en estas circunstancias es pernicioso; debiéndose abstener de su uso en los primeros meses del embarazo. ABSCESO. {Cirug.) Es un tumor preternatural que contiene pus, llámase también apostema; el absceso por lo regular suele ser el resultado de la inflamación, ó de qualquiera otro tumor que se supura. Los signos, que por lo común indican esta terminación , son el excesivo calor del tumor, el dolor pulsativo en la parte y la ca- lentura; si esta y los demás síntomas se aumentan, siguiéndose frios irregulares, es señal que se está formando la supuración, y por consiguiente el absceso.{Véase supuración.); quando ya está for- mado, lo indican los signos racionales siguientes, en que cesa el calor, la tensión, pulsación, y la calentura; siendo los signos sen- sibles el que el tumor se presenta blando y con fluctuación , en cuyo caso ya está formado el absceso. Esto es en los externos, porque los internos son caracterizados por los grandes frios, calenturas er- ráticas, trastorno de las funciones de las partes donde se han for- mado &c. 8 AB Los abscesos pueden dividirse generalmente en internos y ex- ternos ; y según la manera de formarse y la naturaleza del pus, se deben dividir en simples, compuestos y complicados. Los sim- ples son aquellos que se forman en un solo punto, conteniéndose en una sola cavidad, no ocupando mas que el texido celular ó las carnes. El compuesto es aquel en que el pus se halla esparcido en varios senos y cavidades; y el complicado es el que está acompa- ñado de caries, lesión de nervio, tendón, ó de alguna articulación, ó sostenido por algún vicio específico como el venéreo, escrofulo- so 8cc. También admiten los abscesos otra división, á saber, en propios é impropios: los propios son los que contienen un verda- dero pus {Véase esta palabra.), y son formados del modo que se ha indicado anteriormente: los impropios son los que contienen una materia extraña, formándose con lentitud, y por lo común se halla en una bolsa ó kiste. (Véase tumores enkistados. ) Las indicaciones generales que se presentan en la curación del absceso son, intentar que se perfeccione la supuración, dar salida después al material, limpiar la úlcera que queda, y cicatrizarla. La formación del pus muchas veces se executa sin el auxilio de! arte; pero en otras es preciso emplear varios medicamentos. Quan- do el tumor manifiesta que su terminación es la supuración, lo que comunmente se emplea por la mayor parte de los Cirujanos, son las cataplasmas, los ungüentos y emplastos emolientes y supurantes {Véanse estos artículos); pero atendiendo á que en estas circuns- tancias se necesita en la parte afecta un aumento de vida, ó bien sea excitamento capaz de poder actuar la supuración, será siempre del caso combinar con los emolientes remedios excitantes, siempre con relación al mayor ó menor aumento de vida que tenga el tu- mor; si este es inflamatorio, acaso con los emolieutes habrá bas- tante : y seguramente en el estado inflamatorio los emolientes, mo- derando la tirantez &c., no solo aliviarán al enfermo, sino tam- bién proporcionarán una supuración laudable; pero si el tumor es tenaz, retardándose la supuración iniciada, por ser de índole fría, digámoslo así, en este caso se irán graduando los excitantes hasta quedar ellos solos; las cebollas comunes y albarranas, ó escilas, la tintura de cantáridas &c. tienen mucho lugar para esta especie de abscesos; los ungüentos y emplastos resinosos y estimulantes están igualmente indicados, aplicados baxo el principio que hemos esta- blecido: de este modo aprovecharán aun la multitud de supuran- tes que hacen en las casas y los curanderos; pero si se aplican sin conocimiento, indistintamente curarán algunos; pero á otros les fue- ra mejor no haberse puesto remedio alguno de esta especie. Después que se ha formado la supuración, sea por medio de la naturaleza, ó por el arte, y qu« se distingue clara y distintamente ABS 9 por la fluctuación &c. la salida del pus es la principal indicación. Esta se verifica muchas veces por la continuación de los remedios supurantes, que llegan á destruir la piel; pero esta abertura por lo común no suele bastar para dar salida al pus, particularmente si no se ha hecho en lo mas baxo del tumor, y si no tiene toda la capaci- dad para dar salida al material: entonces el Cirujano debe aumen- tarla; pero si no se ha verificado semejante abertura, y el tumor está en disposición, como llevamos dicho, sedará salida al pus: es preciso antes de describir el modo de hacerlo, determinar el tiempo en que se debe executar, porque tan peligroso es abrir un tumor demasiado tarde como muy pronto: si se retarda la abertu- ra, se debe temer que la materia se liqüe demasiado, haciéndose cor- rosiva en términos que pueda ofender las partes vecinas, sucedien- do también que se haga una absorción á la masa general de los humores; pero si se hace antes del debido tiempo, será inútil la abertura, porque no saldrá casi pus, siendo el dolor mas conside- rable, y la úlcera que queda mas rebelde de curar, teniendo que supurarse y fundirse todo el material que aun estaba crudo, ó por supurar, y porque también hay menos peligro de herir alguna par- te vecina al tiempo de hacer la abertura quando la supuración está bien hecha y es abundante, por razón de que la piel está mas in- mediata á los órganos quando es poca la supuración , pues esta sirve de intermedio, y los separa en términos que es difícil ofenderlos si es abundante. ¿Y quál será pues la regla que determine el tiempo en que deba hacerse la abertura? Los prácticos aconsejan que debe exe- cutarse quando tocando el tumor se siente una molicie igual por todas partes, siendo la fluctuación uniforme en todos los puntos de su extensión; quando se observa un punto principal blanco, que está amenazando abrirse él mismo; pero estas reglas no pueden con- venir á todos los abscesos, porque algunos no presentan exterior- mente los fenómenos que hemos indicado; pues vemos freqüente- mente en la práctica que los tumores que ocupan las partes glan- dulosas, carnosas, ó que se hallan debaxo de membranas, que la supuración se hace lentamente, y en su último período no se ad- vierte mutación de color en la piel ni los demás síntomas, mani- festando alguna dureza; y aunque presentan una colección bas- tante uniforme, es demasiado profunda, y por consiguiente poco sensible: en estos casos el facultativo debe conducirse para la aber- tura con toda la prudencia necesaria, valiéndose de la Anatomía, y estudiando bien la historia del tumor; y con arreglo á quantos principios hemos indicado tomar una justa determinación. Los Cirujanos se han valido de tres medios para abrir los abs- cesos, á saber: la simple incisión, el sedal y el cáustico. El medio mas sencillo, menos doloroso, mas pronto para abrir los apostemas, T OMO I B lo ABS que dexa menos deformidad en la cicatriz, y el mas recibido en la práctica es la simple incisión con lanceta en los superficiales , y con bisturí en los mas profundos. Para abrirlos con qualquiera de es- tos instrumentos es preciso primero situar al enfermo del mejor modo posible, tanto para executar la operación, como para pro- porcionar el vertiente de la supuración: después el Cirujano aplica los dedos de una mano en la base del tumor, y dirige el pus ha- cia la piel, consiguiendo al mismo tiempo que esta esté tirante, evi- tando el ofender alguna arteria , nervio ó tendón ; con la otra ma- no introduce el instrumento, divide los tegumentos, sigue hacien- do la incisión hasta terminarla en lo mas declive del tumor, si- guiendo siempre la dirección de las fibras musculares, procurando que sea proporcionada para que salga con libertad el pus, y se puedan colocar ó introducir los medicamentos oportunos; ponién- dose por la primera vez unos lechinos de hila seca; la lechinacion será floxa, y se repetirá rara vez; luego que se haya puesto á des- cubierto el absceso, no queda mas que una llaga ó úlcera simple, y debe ser tratada como tal. (Véase ulcera. ) Se debe preferir este método al del cáustico, siempre que el foco de la supuración esté profundo, y quando está inmediato á nervio ó vaso considerable, y aun á glándula, porque estos cuerpos reciben mal los cáusticos; quando la piel es delgada y no está alterada; y en fin quando se cree que la úlcera se puede curar pronto, por la situación y demás circunstancias. El método de abrir los abscesos por sedal es preferible en cier- tos casos. Se ha observado constantemente que los funestos efectos que se han seguido en la abertura por incisión de los grandes abscesos, ha $ido precisamente por el contacto del ayre , pues habiendo se- guido estos bien en la carrera de la supuración, luego que se han abierto, inmediatamente ha sobrevenido la calentura , que por lo común se hace hética si no toma otro carácter mas agudo y peli- groso, principalmente en los hospitales, en donde es el ayre de peor condición ; y así en estos se necesita mucha circunspección para determinar la abertura; y quando esta es indispensable, es necesa- rio valerse de todas las precauciones posibles, para que el contacto del ayre no ofenda á lo menos toda la superficie interna de la ca- vidad del absceso; y para ponerse al abrigo de sus funestas impre- siones , se ha pensado abrirlos por medio del sedal en lugar de hacerlo con el bisturí ó con el cáustico, quando por su gran volu- men y situación se temen funestas conseqüencias. Este método es el mas preferible, porque se consigue vaciar progresivamente el absceso, por voluminoso que sea, oponiéndose á la libre entrada del ayre, sin quedar después una cicatriz disforme, como quando se hace una grande incisión. Bell recomienda infinito este método, ABS u habiéndolo abrazado después de haber visto las funestas conse- qüencias de las grandes incisiones que practicaba antes en el hos- pital de Edimburgo. Esta operación se executa del mismo modo que se pasa un sedal en qualquiera otra parte. {Véase sedal.) Los abscesos que piden la abertura por los cáusticos son aque- llos en que la supuración se hace lentamente, y no se ha verificado en todo el tumor, que los antiguos llamaban hechos por congestión, y el vulgo llama también frios; quando hay que destruir algún cuer- po glanduloso ó de otra naturaleza ; y siempre que se crea que la conversión del tumor en pus será difícil ó imposible si no es por este medio. Por lo que hemos indicado quando se ha tratado de la incisión, se ve la preferencia que tiene aquel método á este siendo el dolor momentáneo; y con el del cáustico durará algunas horas, sin que el Cirujano pueda lisonjearse de que podrá limitar su acción á las partes que intenta destruir, siguiéndose de esto algunas moles- tias y accidentes de alguna conseqüencia: esto quiere decir que su aplicación no debe ser indistinta, sino en aquellos casos en que no tengan lugar los otros medios. Para abrir un absceso por medio del cáustico se toma qual- quiera parche de emplasto aglutinante de un grandor proporcio- nado, se le hace una abertura, y colocándolo sobre el tumor, de modo que la abertura del emplasto corresponda á la que se deba hacer del tumor, se coloca en ella el cáustico, si es sólido, como la piedra infernal cáustica, se pone un poco contundida, y si es líquido se pone empapado en unas hilas; pero es preferible la pie- dra y la mantequilla de papel para este efecto; luego se aplica otro emplasto encima sin agujerear, sujetándolo todo con un vendaje correspondiente; pasadas tres ó quatro horas ó mas, se levanta es- te aparato para examinar si se ha formado escara; siendo esta sufi- ciente , esto es, que interese hasta el foco de la supuración, entonces se levanta con la punta del bisturí para que salga en su conseqüen- cia , ó se aplican ungüentos emolientes y supurantes para derribar- la; curando sucesivamente la Haga, como ya se ha dicho. Abscesos del hígado. Las supuraciones que se forman en el hígado, son la conseqüencia de la inflamación de esta entraña in- dicada por los cólicos hepáticos, el dolor fixo mas ó menos violen- to en un punto determinado del hígado, y por los síntomas ge- nerales de inflamación. También se forman abscesos en esta visce- ra por las antiguas obstrucciones, por cálculos y otras causas en los vasos biliarios, ó por vicio del líquido que corre por ellos: pue- den también formarse en conseqüencia de las heridas de cabe- za , como lo atestiguan varios prácticos, entre ellos Quesnay , Ber- trandi y otros. Estos abscesos se confunden freqüentemente con la detención de la bilis en la vexiga; pero se diferencia esta de aque- 12 ABS lia en que por lo común no hay dolor al tiempo de su detención, y se hace prontamente; y en los abscesos se van formando lenta- mente con dolor pulsativo, que precisamente se va aumentando. En estos los frios son mas considerables, y seguidos de calor, que no sucede en la detención de la bilis; el tumor formado por el absceso no es circunscripto, presentando en los tegumentos como un edema, lo que es enteramente contrario en el tumor formado por la vexiga de la hiél; este debe corresponder al sitio donde está la vexiga, y los abscesos no tienen sitio determinado; por último, la fluctuación de la bilis se percibe inmediatamente, al paso que la de los abscesos se oculta y se conoce con alguna dificultad. Los abscesos del hígado no siempre se sujetan á la curación casi cierta que les ofrece la Cirugía, porque para operarlos se deben presentar hacia lo exterior; pero muchas veces se forman en la parte cóncava de esta entraña, y es impracticable la operación; mas los que se forman en la parte convexa, y todos los que tengan contacto con las partes continentes de la cavidad del vientre, en términos que se puedan aplicar tópicos con utili- dad , y realizarse después la operación, son de la jurisdicción de la Cirugía, y su pronóstico puede ser mas favorable. Estos absce- sos se tratan como los demás situados en las partes exteriores, y en llegando el caso se les abre con instrumento cortante con algún mas cuidado, y con todo el conocimiento que suministra la Ana- tomía, curándose después la úlcera por el método ordinario, y se- gún las indicaciones accidentales que se presenten. ABSORVENTES. {Mat. Med.) Nombre que se da á los medicamentos capaces de desnaturalizar y neutralizar los ácidos que suele haber en las primeras vias. Algunos Médicos han gene- ralizado mas su uso, creyendo que por su aridez eran capaces de atraerse á sí los humores aquosos superabundantes de que estaban empapadas las fibras del estómago é intestinos; pero esta acepción es de una teoría arbitraria: no es posible que estos medicamentos obren con una mecánica tan hipotética, prescindiendo de que se han de administrar con un vehículo aquoso que antes de tomarlos el enfermo, dexaban de ser absorventes porque habían chupado todo el líquido aquoso, de que eran susceptibles; y quando no, en la bo- ca y esófago embeberían antes los humores naturales, que precisa- mente habia de tropezar. Nosotros siguiendo á la mayor parte de los prácticos, limitaremos la palabra absorventes á las substancias, capaces de unirse y neutralizarse con los ácidos que se hallan en primeras vias, formando con ellos sales neutras, conformándonos con esta acepción mas generalmente recibida en el dia. Se ha observado constantemente en la práctica de todos los tiempos, que en ciertas circunstancias los enfermos sienten ácidos ABS 13 en el estómago é intestinos enunciados por eruptos de la misma es- pecie ; los Médicos, buscando remedios capaces de destruirlos, guia- dos por los conocimientos químicos de su tiempo, se han servido de aquellas substancias que podían executarlo, introduciendo suce- sivamente en la práctica, las piedras gredosas, la greda , la osteo- cola, el cráneo humano, el cuerno de ciervo, los huesos de varios animales de distintas partes, varios bezoares, concreciones petro- sas halladas en los animales , las conchas y otras substancias de los testáceos, las perlas, los corales &c. Estas y otras eran las mate- rias que se tenian equivocadamente por terreas, y que compo- nían la dilatada, pomposa é inútil lista de absorventes diseminados en muchas recetas de los antiguos, como que hacian un gran pa- pel en las acrimonias. El sistema de Taquenio y Silvio, en el que veian ácidos en todas las enfermedades, es el que ha contribuido sin duda á que se haya abusado tanto con esta clase de medicamentos; pero en el dia se ha limitado tanto su uso á los justos límites, que han determinado los nuevos conocimientos químicos, demostrando su inutilidad la buena crítica, y una atenta y constante observación. Desengañados los modernos, de que todas las substancias animales que contienen gluten ó una substancia gelatinosa, no pueden obrar ple- namente como absorventes, han preferido el uso de la cal y los álkalis muy dilatados en agua; la magnesia y algunas otras substan- cias de esta especie, bastando estos medicamentos para emplearlos con utilidad en la práctica, sin recurrir á la multitud de otros mas raros, cuyos efectos son dudosos, y las mas veces perjudiciales; for- mando masas apelotonadas y barros en el estómago, á que se siguen obstrucciones en los vasos y otras enfermedades; falta en que han incurrido hasta aquí muchos Médicos por mala elección, y por no haberlos dilatado lo bastante en agua, impidiendo de este modo su mejor combinación. Es necesario tener presente también que se han empleado substancias como absorventes, y en realidad no son mas que sales neutras, que desprendiendo un ácido aeriforme son muy perjudiciales. La greda, los ojos de cangrejo &c. no son mas que sales neutras formadas por la cal y el ácido carbónico; como este ácido es mas débil que todos, puede suceder que el que esté contenido en el estómago sea mas fuerte, y entonces le separe pro- duciendo una efervescencia , tomando el ácido carbónico el estado de gas, de suerte que infle el estómago y produzca el dolor, los flatos, y quantos síntomas puedan nacer de esta causa; por tanto es preferible siempre la magnesia pura , esto es, privada del ácido carbónico, que es la que usamos mas comunmente en la práctica. En el dia se sabe también que los dientes, los huesos, y otras substan- cias animales que se han usado como absorventes, están compues- tas de ácido fosfórico y cal; no pudiendo nunca obrar como tales, 14 ABS porque los ácidos de las primeras vias no son tan fuertes que pue- dan separar el ácido fosfórico, y unirse á la cal; y así se debe proscribir el uso de semejantes substancias en el concepto de ab- sorventes. Las enfermedades en que comunmente se emplean absorventes, son todas aquellas en que se ha desenvuelto un ácido en el esto- mago: los niños son los mas propensos á él ; los hipocondriacos, las cloróticas, algunas embarazadas son acometidas de este sínto- ma molesto; también suelen hallarse en los sugetos que hacen un largo uso de la leche, de vegetales, harinosos y acescentes; estos remedios son puramente paliativos, no curando masque el síntoma de la acedía: para destruir la causa de ella es preciso recurrir á otros que obren directamente para su curación radical, como los tónicos corroborantes &c. Absorventes (vasos) {Anat.) Estos vasos se llaman también linfáticos, y son unos tubitos delgados y transparentes compues- tos de membranas extremamente sutiles que tienen á trechos infini- tas válvulas que les hacen presentar un aspecto nudoso: nacen de todas las cavidades, y de las grandes superficies internas y exter- nas de nuestro cuerpo, y terminan en el canal torácico, en las ve- nas yugulares y subclavias. Esta serie de vasos distintos de las ar- terias y venas, tiene á su cargo el círculo privativo de la linfa y el quilo: se le conoce con el nombre de sistema absorvente, des- tinado por la naturaleza á absorver ó chupar quantos humores na- turales y preternaturales se vierten en todas las cavidades grandes y pequeñas del cuerpo humano, y todas las substancias tenues que se aplican á su superficie interna y externa. Este sistema, sospechado por los antiguos Griegos y los Árabes, principiado á conocer en el siglo xvi, conocido enteramente y demostrado en Inglaterra en el siglo anterior por el Dr. Hunter y Cruikshank, y casi al mismo tiempo en Italia por Mascagni, formará época entre los descubri- mientos útiles hasta este tiempo: todos los Fisiologistas, inclusos Boerhaave y el Barón de Hallerj, pensaban que la absorción de las substancias exteriores se hacían por las venas que llamaban ina- lantes, hasta que el Dr. Hunter y sus compañeros hicieron ver con un gran número de experimentos, que las venas sanguíneas ni ab- sorven ni son capaces de absorver, y que solo el sistema absor- vente era el que podia recibir, chupar y conducir de la piel, de la superficie intestinal, y de todas las demás superficies y cavidades internas, todo quanto podia y debia formar la sangre, ó mezclarse con ella; por esta razón á toda esta serie de vasos que forman este sistema, que indistintamente se han llamado parte de ellos lácteos ó quilíferos, y los demás linfáticos, hoy se les da una denomi- nación común de absorventes, para no dar una idea falsa de su ABS 15 uso, pues los vasos lácteos no conducen siempre quilo, ni los lin- fáticos llevan siempre linfa; unos y otros absorven todos los humo- res que se presentan á sus orificios. Los vasos absorventes nacen de los sitios que ya hemos indica- do , tomando su curso unos mas profundamente que otros, encon- trando á trechos ciertas glándulas que atraviesan , que son partes integrantes del sistema absorvente, siguiendo después su camino, y volviendo á atravesar otras glándulas, y por último van á termi- nar á las respectivas venas y canal torácico. Los de las extremida- des inferiores principiando en la epidermis de los dorsos de los de- dos, de la planta y tobillos, se unen á otros profundos que se ha- llan debaxo de los tegumentos que siguen la dirección de los vasos sanguíneos, recogiendo en su curso quantos tronquitos vienen de entre los músculos y la piel, y llegando á la corva atraviesan la multitud de glándulas que se hallan en dicho sitio: después siguen su camino al lado siempre de los vasos poplíteos, y recogiendo siempre los vasos que vienen de las partes vecinas; luego van bus- cando la parte interna del muslo, hasta que por último llegan á la ingle á buscar las glándulas profundas y superficiales de esta parte: aquí se reúnen vasos del escroto, nalgas, y de los lomos , y partes inmediatas; después de haber atravesado estas glándulas entran es- tos vasos, compuestos de varios troncos, en el vientre por debaxo del ligamento de Falopio, acompañados de los sanguíneos, que ya. en aquel sitio se llaman ilíacos; se asocian á ellos, siguen su curso recogiendo varios troncos que vienen de las partes internas de la cavidad de la pelvis: llegando después al sitio de la cava, forman varios plexos, y entran ramas de las partes vecinas, atravesando va- rias glándulas que encuentran sobre las vertebras de los lomos: por último, introduciéndose en el pecho por un lado del pilar derecho del diafragma, van á terminar en el canal torácico , tronco común, que no solo recibe estos vasos, sino también quantos vienen de los testículos y demás partes de la generación, entrañas del vientre, in- clusos los que van de los intestinos y mesenterio, conductores del quilo quando lo hay, y de linfa en la abstinencia; de todas las partes internas que encierra la cavidad del vientre: este mismo ca- nal torácico en el pecho recibe todos los absorventes que vienen de los pulmones, y los que acompañan los vasos intercostales, y otros que vienen del corazón , algunos del cuello y el abdomen, Los absorventes que proceden de las extremidades superiores principian en el dorso y cara interna de los dedos, en la palma de la mano, el carpo y metacarpo; y juntándose estos ramitos con otros mas profundos, que tienen origen de los músculos y demás partes que están debaxo de los tegumentos, se reúnen todos y se asocian con los vasos sanguíneos, siguiendo unos los vasos radiales, 16 ABS y otros los cubitales {Véanse los artículos de estas dos arterias.); en toda su dirección, llegando á la flexura del brazo, atraviesan varias glándulas que se encuentran allí. De estas glándulas pasan to- dos los absorventes á incorporarse con los que acompañan á los vasos sanguíneos humerales , y de estos á los axilares, siguiendo la direc- ción de los dichos vasos humerales, y recogiendo todos los absor- ventes, que vienen de los músculos y demás partes profundas y su- perficiales de todos los sitios por donde pasan , hasta llegar á las glán- dulas axilares, las que reciben otros varios vasos absorventes de los tegumentos del pecho, epigastrio de la cerviz y otras varias partes; luego salen de estas glándulas por uno ó dos troncos, que pasando por detras del músculo subclavio van á buscar la vena subclavia donde se vierten. La cabeza tiene como las demás partes vasos absorventes pro- fundos y superficiales; estos últimos tienen origen de los tegumen- tos de toda la parte capilata ó casco, y de los de la cara; unos y otros van á buscar las glándulas que se hallan detras de la oreja hacia la nuca, después á las del cuello y mandíbulas, reuniéndose una infinidad de troncos que vienen de todas las partes vecinas, y la multitud de glándulas: luego van á buscar las partes laterales de la laringe; y juntándose con los profundos que vienen del cráneo, del cerebro y sus membranas, saliendo por el agujero carótido, vienen á este sitio; y formando troncos comunes entran en las glándulas que hay cerca de los músculos externocleidomástoideos y los trape- cios, y después van á buscar el confluente de la yugular interna y la subclavia, cerca de donde entra el canal toracio. Esta historia abreviada que hemos hecho de los vasos absorven- tes nos dará á conocer que los humores absorvidos de todas las superficies y cavidades del cuerpo son conducidos por estos va- sos al canal torácico, óá las venas yugulares y subclavias: las consi- deraciones fisiológicas y patológicas, que se deducen de este nuevo y admirable círculo, se expondrán en el siguiente artículo absorción. ABSORCIÓN. {Fis. y Pat.) Voz que expresa la acción con- cluida de haber absorbido ó chupado los vasos absorventes quantos humores naturales ó preternaturales se hallan en las cavidades del cuerpo, y quantos fluidos tenues se aplican á sus superficies. Na- die duda la existencia de los vasos absorventes, demostrada por tantos Anatómicos, ni que estos executan la absorción, función comprobada por una multitud de hechos: el mercurio y otros va- rios medicamentos externos aplicados á la piel, producen siempre mudanzas relativas á su modo de obrar: la mayor parte de los virus se absorven por estos vasos, pues después de un acto venéreo en que haya inoculación de virus de esta especie , por lo regular se afectan las glándulas de la ingle: quando se inoculan las viruelas ABS 17 en el brazo, inmediatamente se afectan también las glándulas axila- res: la obesidad de los cocineros, pasteleros, y de quantos viven en una atmósfera alimenticia , es obra de la absorción. Estos y otros hechos que pudiéramos presentar, manifiestan quan interesante es la absorción en el mecanismo de la economía animal; y quán- tas veces nos valemos de ella con utilidad en el exercicio de la. práctica, y aun nos valdríamos mas, si los ensayos del Sr. Brera y otros se perfeccionasen ; quienes han principiado á disolver varios medicamentos, usándolos en fricciones, con la ventaja de no inco- modar las vias de la digestión, habiendo logrado la curación de algunas enfermedades por la absorción. En el Real Estudio de Me- dicina Práctica de esta Corte se ha ensayado la disolución de la scila en las hidropesías, formando una pomada, que se administró en fricciones con utilidad. ¿Qué ventajas no se seguirían á la práctica, si se encontrasen menstruos, que con facilidad disolviesen la quina, opio y otros medicamentos, para administrarlos por fricciones, co- mo el mercurio? Es de esperar que con los progresos de la Química y la aplicación de los Profesores en favor de los descubrimientos útiles se perfeccione y generalice este método. Hemos indicado la absorción que se executa por la piel; no es menos interesante saber las que se verifican en las cavidades, pues todos los fluidos segregados y depositados en los reservatorios, como la bilis, el semen, la orina, las lágrimas &c. son en parte absorvi- dos y privados algún tanto de las partes aquosas por el sistema ab- sorvente: los vapores que rocían interiormente las partes membra- nosas de las cavidades para tenerlas flexibles, se detendrían forman- do gotas, y sucesivamente masas considerables, si las boquillas de los absorventes no los recibiesen y conduxesen á los grandes re- servatorios comunes: los vasos absorventes son los caminos por don- de se hacen las resoluciones de las contusiones, la mayor parte de las inflamaciones, y de algunos otros tumores, y por donde se efectúan las delitescencias y otros desvanecimientos humorales, por las vias naturales. De todos estos hechos se infiere , quántas enfer- medades y curaciones se pueden hacer por la absdrcion , y en quán- tas ocasiones se puede esta desarreglar; siendo así que el sistema absorvente es sumamente irritable, y está expuesto á afectarse por tanta clase de estímulos. ABSTINENCIA. {Terap.) Voz que expresa la privación to- tal de alimentos por algún tiempo, ó privación de ciertos alimen- tos y bebida: la abstinencia es dictada por la prudencia, ó pres- crita por la religión: en sentido médico significa la privación de alimentos sólidos y suculentos, ó muy nutritivos, substituyendo otros mas ligeros ; y así quando decimos, que un enfermo está en abstinencia, es quando no toma mas alimento que caldo; por lo tomo 1. c i8 ACC común decimos, aunque con impropiedad, está i dieta. Sin embar- go que esta palabra es mas general, pues en su germina significa- ción quiere decir alimento. {V. dieta. ) ACCESIÓN. {Med.) Voz usada en la Medicina para signifi- car la repetición periódica de síntomas, ó nuevo acometimiento de calentura, como sucede en las intermitentes, para quienes está con- sagrada esta voz. ACCIDENTE. (Med.) Es todo lo que sucede repentina y extraordinariamente en la carrera de una enfermedad, no entran- do en el orden de los síntomas precisos que deben acompañarla; por exemplo: la supresión de esputo en una pulmonía, la convul- sión en una herida &c. Alguna vez es síntoma de otro síntoma. [V. este artículo.) ACCIÓN. {Generalid. de Med.) Esta palabra expresa la ope- ración, el acto, hecho, ó la posibilidad de hacer alguna cosa: se puede entender con respecto á los remedios , ó de los diversos órganos. Acción. (Fis.) Sinónimo de función, y así usamos indistinta- mente acción ó función del hígado, del estómago &c.; pero solo decimos acción muscular, y pocas veces función: también deci- mos exclusivamente acción orgánica; esta puede estar turbada, de lo que se siguen las enfermedades. {V. función.) Acción délos medicamentos. {Mat. Med.) Para que los medicamentos produzcan un efecto qualquiera en la economía ani- animal, es menester que se apliquen en algunos de sus órganos. Su acción no está fundada en propiedades físicas manifiestas; y á pesar de lo que han dicho muchos autores de las simpatías y de la acción del pretendido magnetismo á distancias considerables, no son sino prestigios de una imaginación desarreglada, ó productos de un ciego entusiasmo. Las ridiculas pretensiones del Caballero Digby sobre los remedios simpáticos, las de otros muchos sobre los amu- letos , tomados de las substancias mas inertes, hoy están entera- mente desterradas y disipadas á la luz de la Física experimental, que debe preceder é ilustrar á la Medicina como á todas las cien- cias de observación. No siempre es fácil explicar y concebir la acción de la mayor parte de los remedios; y así es que no se sabe exactamente, por exemplo, qué relación hay entre el tártaro emé- tico y el vómito que excita, entre el opio y el sueño que produce. Sin embargo, el sabor ó el olor, y sobre todo la disolubilidad , son inseparables de las propiedades de qualquiera substancia, y pueden servir, como mas adelante observaré, para reconocer que una ma- teria insípida, inodora, indisoluble, no obra sobre la economía ani- mal; y que al contrario un cuerpo sabroso, oloroso y disolu- ble produce tanto mayor efecto en el hombre y en los animales, ABC 19 quanto mas notables son en él estas propiedades. También nos engañaríamos si quisiéramos explicar y adivinar la acción de los medicamentos, con respecto á la figura de sus mo- léculas ; y si consideramos la forma de los ángulos, puntas, agujas, lanzas, esferas, conos, cubos &c., como causa de la diversidad de sus efectos; estas figuras habian de suponerse en sus últimas partí- culas, aun quando estuviesen demostradas en las moléculas de di- versos medicamentos; y en este caso aun falta saber la causa que debe moverlas, y el modo necesario de presentarse en los órganos, para que produzcan los efectos atribuidos á su diversa figura. Mu- cho mas acertado es convenir con los Profesores mas sabios, en que no conocemos la manera íntima de obrar los medicamentos; séa- nos, sin embargo, lícito el procurar aclarar este punto , sin olvidad- nos desterrar todo género de hipótesis de nuestras indagaciones. Considerando el resultado de todas las observaciones hechas so- bre la acción de los medicamentos, se nota al punto que no hay, por lo regular, proporción alguna entre la energía aparente ó las propiedades físicas de un remedio , y su modo de obrar en el cuer- po humano. En efecto, ¿cómo un solo grano de opio puede cal- mar los dolores situados lejos "del estómago, en el qual exerce esta substancia su primitiva acción? ¿cómo un átomo de materia, relati- vamente á la masa total del cuerpo, puede disminuir la acción de los órganos mas movibles, y detener así sus funciones hasta produ- cir el sueño? ¿qué analogía se puede encontrar en las potencias físicas de dos granos de ipecaquana, ó de medio grano de táitaro emético,, y las convulsiones violentas que estas pequeñas masas ex- citan en el estómago que las recibe? ¿qué relación puede haber entre una sexta parte de grano de cantáridas, medio de alcanfor, y entre el texido de la vexiga, que el primero de estos remedios irrita é inflama , y el segundo calma los dolores, espasmo y eretis- mo ? De esta importante observación se debe concluir que el efec- to parece casi siempre superior á la causa en la acción de los me- dicamentos. Procuraré fixar al momento la razón de esta despro- porción que no es mas que aparente, y que deberia, sin embargo, ser considerada como constante y cierta, si se quisiera seguir á los mecánicos en las explicaciones que nos dan acerca de los fenó- menos de las enfermedades, de la salud, y de la acción de los re- medios. Otra observación no menos interesante que la primera , y saca- da también de la práctica, nos hace ver que un mismo medicamen- to, aun dado en Ja misma dosis, produce efectos muy diversos en distintos sugetos. Un catártico hace purgar muy bien á un enfermo, y el mismo medicamento dado á otro enfermo en la misma forma y ¿ósis, apenas promueve la menor evacuación, y tal vez en otro 20 ACC enfermo será capaz de producir una sobrepurgacion. He conocido sugetos á los que era menester dar tres granos de tártaro eméti- co para hacerles vomitar; y al contrario observé que en una mu- chacha la segunda parte de un grano, dilatada en una porción de tisana, le ocasionaba vómitos continuos, y cólicos bastante fuertes. Conozco á una Señora que se ve expuesta á convulsiones, á cólicos, á una desazón insoportable, y á otros síntomas nerviosos, siempre que toma la mas pequeña dosis de qualquiera de las preparaciones del opio, aunque sea administrada en lavativas. Todos los Médicos podrán observar freqüentemente estos fenómenos. La parte donde se aplica un medicamento modifica, y ha- ce por lo común variar su acción; así es que las preparaciones del plomo, aplicadas exteriormente apagan los dolores, y los producen terribles quando se toman interiormente. Los ácidos ligeros son atem- perantes, antisépticos y refrigerantes para las primeras vias; pero introducidas algunas gotas en los vasos sanguíneos, paran el cír- culo y matan los animales. Los cuerpos odoríferos y ambrosiacos producen espasmos y otros síntomas nerviosos, quando penetran los nervios olfatorios de algunas personas irritables; y estos mismos re- medios, tomados interiormente, son antiespasmódicos y calmantes. Hay pocos medicamentos que dexen de variar mas ó menos en sus efectos, según la parte á que se aplican. El arte no tiene aun sobre este punto todo lo que puede adquirir; y se ven con freqüencia re- medios aplicados de una manera particular, que obran de un modo enteramente contrario á lo que se pensaba. La observación atenta es el único medio para conocer la acción diversa de los medicamen- tos; y la práctica no podrá menos de adelantar con estos trabajos, sabiendo que una misma substancia podrá entonces satisfacer muchas indicaciones, administrándola de tal á tal forma; lo que vemos ya en muchos medicamentos... F. Si hubiéramos de exponer todos los principios en que se funda la acción de los medicamentos sobre nuestra economía animal, ocu- paríamos muchas páginas con hipótesis, sueños y arbitrariedades, que los autores de Materia Médica de todos los siglos nos han ex- puesto , dando á las substancias medicamentosas virtudes ó propie- dades, relativas siempre á los principios patológicos de que estaban empapados; y así para el húmedo radical, el cálido innato, las sales, los azufres, las acrimonias y otros vicios y modificaciones, que se suponen en los humores, y también en los sólidos, era preciso que buscasen instrumentos adaptados, que obrasen con un mecanismo tan figurado y arbitrario como la-mecánica oculta con que nos ex- plican los fenómenos morbosos, que aunque sensibles á nuestros sen- tidos, serán sus explicaciones siempre dudosas, como todas las que se dirijan por el obscuro camino de la averiguación de las causas. ACE 21 El examen filosófico que hace Fourcroy de la acción de los me- dicamentos , con respecto á sus qualidades físicas, químicas &c. en este artículo, es digno de la lectura de un Médico, y le hubié- ramos trasladado gustosos , si no fuera de tanta extensión, y si se pudiese colocar en un Diccionario compendiado como este; y así solo nos hemos contentado con ofrecer su exordio: también hubié- ramos expuesto en este artículo las ideas generales de la Terapéu- tica de Alibert, de que tenemos noticia, si hubiera llegado á nues- tras manos al tiempo de escribir este; pero nos remitimos á las dos obras, persuadidos que el plan de Materia Médica, con respecto á la acción de los medicamentos, después de examinar los princi- pios generales de la profesión y las ciencias auxiliares, se lo han de ir formando los Profesores, recogiendo hechos propios, comparando los ágenos &c. Qualquiera plan de reforma exige también una no- menclatura nueva; y mientras que no estén uniformadas las ideas so- bre este objeto, es preciso seguir las que se nos han transmitido, aunque conozcamos sus defectos; viéndonos precisados á seguirlas en nuestra obra porque es un Diccionario, y porque aun no es- tan fixados los principios para excluir muchas clases de medica- mentos cuyas propiedades, si no son arbitrarias, por lo menos son inexactas. ACELERACIÓN. {Med.) Se dice particularmente quando se aumenta la velocidad del pulso en las varias calenturas; también se extiende á la respiración, quando esta se executa con mas velocidad. De esta voz sale acelerado, (pulso) aceleramiento <&c. ACELERADORES, (músculos) {Anat.) Llamados así por razón de su uso: nacen por fibras tendinosas de la parte superior, y laterales de la uretra, abrazando su vulvo en el sitio que cor- responde al hueso pubis; y formando dos porciones carnosas van á terminar á los cuerpos cavernosos del miembro viri!. El uso de es- tos músculos es de comprimir la uretra, y de este modo facilitar la salida de la orina y el semen. ACERBO. {Mat. Med.) Se da este nombre al sabor que cau- san las impresiones de los ácidos y los astringentes reunidos", para producir una misma sensación: este sabor mixto se halla en muchos vegetales, y principalmente en las frutas inmaturas. ACETATES. {Mat. Med.) Sales compuestas de ácido acético unido á diferentes bases terrosas, alcalinas, metálicas &c, como el acétate de alúmina, de amoníaco, de antimonio &c. ACETITES. (Mat. Med.) En tiempo en que se creía que el vinagre y el ácido acético se diferenciaban en las proporciones de oxígeno, se Humabanacetites todas las sales formadas por el vinagre ó ácido acetoso; pero en el dia se cree que solo hay un verdadero ácido saturado de oxigeno ad máximum: dando hoy el nombre de 22 ACE acetates a todas las sales que antes se llamaban acetites. ACETOSO. {Mat. Med.) Se da este nombre á todo medica- mento ó substancia que se prepara con vinagre , como el éter ace- toso &c. ACE VEDO. (Pedro de)\{Biog.) Natural de Canarias; se sabe solo que escribió una obra titulada Remedios contra Pestilencia: un tomo en octavo, impreso en Zaragoza, año de 1589, en la Im- prenta de Pedro Puig. ACEYTE. {Mat. Med.) QE1 aceyte es una substancia crasa, untuosa é inflamable, que se extrae de las substancias animales y de diferentes vegetales. El aceyte es uno de los principios mas íntimos de todas las substancias vegetales y animales, y por el qual todas ellas se diferencian esencialmente de las del reyno mi- neral ^ pero al contrario, no hay ninguna de estas en la qual se pueda hallar aceyte alguno. Todo aceyte que se extrae de subs- tancias vegetales ó animales, tiene un cierto número de propie- dades generales que forman el carácter de aceyte; pero él se di- versifica casi al infinito por un gran número de propiedades parti- culares, según las diferentes materias vegetales ó animales de donde se extrae, por lo que se diferencia el aceyte en muchas especies. La principal, relativamente al uso medicinal, es en aceytes crasos ó pesados, y en aceytes volátiles y esenciales. Sin embargo, todos los aceytes considerados en su naturaleza, y químicamente , son volátiles, esto es, que no hay ninguno que, puesto á un cierto grado de calor, no se reduzca y eleve en va- por. El calor necesario para evaporar los aceytes, los menos volá- tiles, no debe ser muy activo, sino mas inferior que el de la in- candescencia; ademas las destilaciones, y particularmente las re- petidas, hacen los aceytes mas tenues y mas volátiles, haciendo desaparecer las diferencias específicas de los aceytes. A algunas substancias se las llama impropiamente aceytes, y no lo son, al paso que otras se las conoce con otras denominaciones enteramente contrarias á su naturaleza; y así se dice aceyte de vi- triolo, de tártaro &c., y no se dice aceyte de cacao &c. Tenemos muchos aceytes, que se usan freqüentemente en la Medicina, y no son mas que infusiones ó cocciones de vegetales ó animales hechas en aceyte de olivas. En efecto, el aceyte tiene la propiedad de ex- traer , no solamente las substancias aceytosas y resinosas de los cuerpos, sino también las materias gomosas y extractivas, sea de los vegetales ó de los animales, quando estas están combinadas con las primeras, porque no pueden tomar las substancias gomosas y extractivas puras; por esta razón sabemos que entre el gran núme- ro de aceytes preparados se hallan muchos que no tienen mas vir- tud que la del simple aceyte que ha servido de recipiente; ademas ACE 23 que el principio que el aceyte puede extraer de ciertos cuer- pos, algunas veces es de una naturaleza tan fugaz, que se disipa mas bien que se fixa en él, por razón de la misma operación que se emplea para prepararlos. El tiempo y ciertas operaciones dan á la mayor parte de los aceytes propiedades contrarias á las que poseen en su estado natural; por exemplo, el aceyte de oli- vas, que goza de la propiedad laxante, se hace irritante y pur- gante quando se pone rancio. En general los aceytes dulces, que abundan en los vegetales, y que se pueden extraer por la simple expresión, están sujetos á esta especie de fermentación interior ó alteración. Entre estos úitimos hay unos cuyo ácido se desen- vuelve mas fácilmente, y otros se distinguen por la denominación particular de aceytes crasos, y hay en ellos aun mas disposición á dicha alteración. Los aceytes esenciales experimentan también una especie de descomposición; su olor se disipa en parte, y aun ente- ramente al cabo de algunos años: unos se envejecen , espesándose en parte, ó totalmente , tomando entonces una consistencia y olor de trebentina y aun de resina; y quando están en este estado, no son propiamente hablando, aceytes esenciales; pues no tienen volatili- dad, y no pueden tomar el grado de calor del agua hirviendo. Los aceytes esenciales pueden ser alterados por las mezclas de algunos aceytes crasos sin olor: se pueden conocer todos estos fraudes fácil- mente , prestando atención á las propiedades de las substancias que se han mezclado, y por otras pruebas...] aceytes animales. QTodas las substancias animales están lle- nas de un aceyte naturalmente untuoso, muy dulce, y que no es muy volátil para tomar el grado de calor del agua hirviendo. Pe- ro en general el aceyte que se puede extraer de los animales se halla en dos estados diferentes, siendo muy esencial distinguir uno de otro. El primero es el de manteca ó gordura; baxo de esta for- ma , el aceyte de los animales no está en combinación con otros principios de materias animales, el qual está como aislado, abundan- do en la composición animal, y es de una naturaleza absolutamente diferente del aceyte que está combinado con estas substancias: este aceyte es abundante , el qual se puede llamar aceyte adiposo, que se parece perfectamente á los aceytes vegetales, que algunos Químicos llaman con razón aceytes crasos. Los aceytes de esta especie, que se pueden extraer de los animales, son la gordura, la medula, el aceyte de yema de huevo por expresión, la materia llamada es- perma de ballena, la manteca y otros de esta especie. Todas estas substancias se usan con freqüencia en la Medicina, teniendo todas las precauciones necesarias para usarlas en su pureza, sin que estén alteradas de una manera ú otra. El segundo estado en que se halla el aceyte de los animales, 24 ACE es el de combinación. La substancia gelatinosa, que forma casi en- teramente todas las partes que componen el cuerpo humano, como la carne, los tendones, los huesos, las astas, los pelos&c. destiladas, dan una gran cantidad de aceyte, que proviene de su descomposición, y que es uno de los principios que está combinado con los otros. Las primeras partes de este aceyte animal, que pasan en la destila- ción , son fluidas penetrantes y volátiles; y este es el que se debe mirar como verdadero aceyte animal, el qual tiene un olor empireu- mático muy fuerte y desagradable, y está mezclado del álcali volátil, que le hace esencialmente diferente de la gordura de todos los acey- tes vegetales, en el qual se desenvuelve y separa un ácido por la destilación. Los aceytes animales, que resultan déla descomposición de las substancias animales, se emplean menos en la Medicina que los otros que no están combinados con los principios de estas mis- mas substancias...] Aceytes dulces, crasos ó fixos. Estos aceytes, como por lo regular se sacan de los frutos, y de ciertas simientes por ex- presión , se distinguen de los otros, llamándolos aceytes expri- midos : los quales, quando están en su estado ordinario, no se disuelven ni en el alcohol ni en el agua; pero usando de ciertos intermedios se consigue unirlos con ambas substancias: así mez- clando, según arte, azúcar con los aceytes fixos, se mezclan con el agua, como sucede con las preparaciones de los looks y de las bebidas oleosas; también se pueden mezclar con el agua quando se ha interpuesto una goma ó un mucilago, y entonces se forma un licor lechoso. Si se unen ó combinan estos aceyres con sales alcali- nas, se forma unxabon , que se mezcla también con los licores aquo- sos y espirituosos, el que disuelto en el alcohol presenta un fluido transparente homogéneo. Quando se añade un ácido á una disolu- ción de xabonpor el alcohol, el ácido absorve la sal alcalina ; y en el aceyte, que al instante abandona el álcali, se observa una mutación digna de notarse, yes que puede desde entonces disolverse en el alcohol puro sin ningún intermedio. Los aceytes dulces ó fixos, sacados por expresión , pierden mu- cho de su fluidez quando se exponen al frió, y aun algunos con experimentar un ligero grado de frió adquieren una fuerte consis- tencia. Estos aceytes, conservados por un cierto tiempo en un ayre caliente, se vuelven fluidos claros, y contraen una gran rancidez* entonces su naturaleza dulce, lubricante y laxante se muda en una viva acrimonia; así los aceytes rancios en lugar de aliviar irritan y lejos de embotar los humores corrosivos, corroen é inflaman. Los aceytes fixos están expuestos á experimentar la misma rancidez aun quando están todavía contenidos en los vegetales de donde se sa- can; así es que las simientes oleosas, como las almendras y las se- ACE 25 millas frías se enrancian quando se guardan mucho tiempo. Si se machacan estas simientes ó almendras con agua, el aceyte se une á esta por medio del mucilago de la semilla, y de esta mezcla se hace una emulsión ó licor lechoso , que en lugar de enranciarse llega á podrirse quando se le conserva algún tiempo sin menearlo. Quando se ve que estos aceytes adquieren el calor del agua hir- viendo, y aun á un grado que sea tan superior á este, como el calor del agua hirviendo excede al del cuerpo humano , se hace poca di- sipación de sus partes. Si se someten á un grandísimo calor exhalan un vapor irritante, que parece ser de la naturaleza de los ácidos; quando después de esto se dexan enfriar, se nota que han adquiri- do una consistencia mas firme, y un sabor acre, que no tenían an- tes que el fuego hubiese obrado en ellos. De las almendras de algunos frutos, como el cacao, en lugar de dar un aceyte fluido, se saca una materia sebosa ó aceyte fixo concre- to, que tiene la consistencia de manteca; otros frutos, como la nuez moscada, dan una materia sólida tan firme como el sebo. El medio mas fácil para sacar estas substancias concretas es hacer cocer en agua los frutos que las contienen; la materia sebácea, liquidada en- tonces por el calor, abandona los otros principios próximos de es- tos frutos, sube á la superficie del agua, y luego que el licor se ha enfriado, vuelve á tomar su consistencia natural. Las substancias aceytosas concretas de esta clase poseen las mismas propiedades generales que observamos en los aceytes sacados por expresión; pero quando se guardan estas materias oleosas concretas tienen me- nos disposición á enranciarse que los aceytes fluidos comunes. Los aceytes fixos que mas se usan en la Medicina son el de oli- vas, el de almendras, el de linaza, nabos, y de palmachristi, ó hi- guerilla infernal. El aceyte se combina fácilmente con el oxígeno; esta combi- nación es ó lenta ó rápida; en el primer caso resulta de ella la ran- cidez, y en el segundo la inflamación:'parece que el oxigeno com- binado con el mucilago forma la rancidez, y que combinado con el aceyte forma el aceyte desecante; es pues la rancidez de los aceytes un efecto semejante á la calcinación ú oxidación de los metales. Por los experimentos de Siefert sabemos, que haciendo fermentar los aceytes rancios con manzanas ó peras se les quita la acritud ó rancidez. Aceytes esenciales ó volátiles. Los aceytes volátiles solo se sacan de los vegetales ó de las partes de estos que son muy aro- máticas , ó de su espíritu rector; estas son el principio en el que residen el aroma y la calidad caliente estimulante, y las virtudes de las plantas que las contienen, por lo que se han llamado á estos aceytes esencias. TOMO I. D 26 ACE El aceyte volátil está alguna vez distribuido en toda la planta como en la angélica de Bohemia; otras veces en la corteza como en la canela; el torongii y la yerbabuena contienen sus aceytes en los tallos y en las hojas; el lirio de Florencia y la benedicta en la raiz. Todos los árboles resinosos tienen aceyte volátil en sus tiernas ramas; el romero, el tomillo , el serpol le tienen en las ho- jas y capullos de las flores; el espliego y la rosa en el cáliz de ellas; la manzanilla y el naranjo en los pétalos: muchos frutos como la pimienta le contienen en toda su substancia; las naranjas y los limones en la corteza. Las simientes de las plantas aparasoladas como el anis y el hinojo tienen las vexiguillas del aceyte esencial coloca- das á lo largo de las líneas sobresalientes que se encuentran en la corteza: la nuez moscada contiene el aceyte esencial en su almen- dra. La cantidad de aceyte volátil varía según el estado de la plan- ta: unas suministran mas quando están verdes, y otras quando se- cas; también varía según la edad de la planta, el terreno en que nace, el clima que habita, y el tiempo en que se saca. Los aceytes volátiles se diferencian por la consistencia: i.° unos hay muy fluidos, como los de romero y espliego, otros muy espe- sos como el de canela y sasafras; unos conservan siempre su fluidez, otros por la menor impresión del frió pasan al estado concreto, como los de anis é hinojo; algunos están constantemente en forma concreta, como el de rosas y benedicta: 2.° por el color: el de ro- sas es blanco, el de espliego amarillo claro, el de manzanilla azul, y el de peregil verde: 3.0 por el olor, que varía según las plan- tas que lo producen: 4.0 por el sabor, que por lo general es calien- te; pero el sabor de la planta no influye siempre en el del aceyte, y así el que se saca de la pimienta no tiene ninguna acrimonia, y el que da el axenjo no es amargo. Los aceytes volátiles se caracterizan por un olor subido mas ó menos agradable; son solubles en el alcohol, y componen con él un fluido transparente y homogéneo: el agua, que no disuelve toda su substancia por medio de ciertas operaciones, se puede impregnar' de una cierta porción de la, materia mas sutil de estos aceytes; y en efecto, se disuelven perfectamente en el agua quando se usa del azúcar, de la goma, de la yema de huevo, ó de las sales álcalis. Los aceytes volátiles , se pueden unir con el oxígeno, con los álcalis y con los ácidos. Los aceytes volátiles absorven el oxí- geno con mas facilidad que los fixos, se coloran por esta absor- ción, se espesan y pasan al estado de resina; y quando se han es- pesado de este modo,.no son ya capaces de fermentar y librar de toda putrefacción á los cuerpos, que están penetrados y bien im- pregnados de ellos: en esto se funda la teórica de embalsamar. La acción de los ácidos en estos aceytes los hace pasar al es- ACE 27 tado de resina, y no hay otra diferencia si no la que suministra la adición del oxígeno. Los ácidos no se comportan igualmente con los aceytes volá- tiles; el ácido sulfúrico concentrado los espesa, y el floxo hace con ellos xaboncillos; el nítrico los inflama quando está concentrado, y quando está debilitado los hace pasar poco á poco al estado de resina; el muriático reduce los aceytes al estado xabonoso, y el muriático oxigenado los espesa. Aceyte de olivas ó común. Todo quanto se diga del acey- te de almendras dulces, con respecto á sus qualidades medicinales, debe referirse en este artículo, pues puede suplir muy bien por di- cho aceyte , principalmente quando es reciente y puro; y aun se puede decir que se debe preferir el de olivas siempre que no se tenga seguridad de adquirir el de almendras reciente, pues este se altera con mas freqüencia que aquel, prescindiendo de que es de un precio mas moderado. El uso mas común que se hace en la Medicina del aceyte de oli- vas es en lavativas y fricciones: esta substancia tiene sin disputa una propiedad laxante bien decidida, y seguramente desempeñará esta indicación completamente quando lo exija la enfermedad. Sino fue- ra tan difícil de digerir y tan pronto á excitar la náusea ó el vómi- to pudiera tener mas uso interiormente; pero á pesar de esto puede convenir en varias circunstancias: esta substancia embotará sin duda la acción venenosa de ciertos cuerpos introducidos en el estómago, y acaso excitará un vómito muy saludable. Muchos Médicos antiguos y algunos modernos recomiendan el aceyte de olivas para las convul- siones , ya sea en fricciones ó en baños, como también en las afec- ciones doloríficas del vientre; pero en este caso, usado interiormente tiene los inconvenientes que indicaremos quando tratemos del acey- te de almendras. Este aceyte ha sido aplicado con suceso en las heridas hechas por la mordedura de animales venenosos. La Far- macia se vale de él para formar varias preparaciones, como son los ungüentos, los emplastos &c. Las fricciones del aceyte de olivas para la curación de la calen- tura amarilla, ó bien sea vómito negro, ocupan hoy la atención de los Médicos; los periódicos nos refieren casos y curaciones freqüen- tes por este medio : sabemos también que algunos Profesores se ocupan igualmente en la investigación crítica de la aplicación de este remedio, para ofrecer los resultados según las leyes rigurosas de la buena filosofía ; y es de esperar de su zelo y constante apli- cación nos ofrezcan un quadro exacto, por el qual veamos hasta qué punto se extiende la realidad de un descubrimiento, que por su importancia y utilidad llama ya la atención del público. Desea- ríamos verificarlo, y aun pondremos de nuestra parte también todos 2S ACE los medios para que podamos extendernos mas sobre este objeto. Es cierto que ni por la razón ni por la analogía se puede hallar la razón suficiente del modo de obrar de este remedio aplicado á una enfermedad tan terrible, que tiene por esencia la debilidad , y en que se hace tan sensible el abatimiento del principio vital, que na- die puede dudarlo, siendo así que el aceyte siempre es un debi- litante; ¿pero no tenemos en la Medicina específicos, que solo sa- bemos que lo son por sus felices resultados? ¿podemos acaso ex- plicar su modo de obrar de otra manera que por hipótesis arbi- trarias? Convengamos pues que el Autor de la naturaleza, para con- fundir la sabiduría de los hombres, se ha reservado muchos secretos, depositando á veces virtudes enérgicas en cuerpos bien sencillos é inertes. ¿Pues por qué el aceyte no puede ser uno de ellos? Si los resultados de las observaciones hechas con el aceyte de olivas en Cartagena de Indias, Santo Domingo, Veracruz y otros pueblos de la América son tan constantes, como inegables los co- nocimientos y buena fe de sus autores; si estos mismos resultados felices corresponden á los que se han visto en los pueblos orienta- les contra la peste, que tan freqüentemente los acosa; si aun en las epidemias de España han sido observados y encarecidos los beneficios del aceyte por nuestros Ferreyras , Mercados , Sar- dos , Francos y otros muchos de nuestros ilustres Médicos; to- dos estos hechos y los que esperamos reunir, quizás podrán formar si no una demostración, á lo menos una probabilidad ó ve- rosimilitud muy adelantada; y en caso que las virtudes de este remedio se supongan ó sean exageradas, creemos que su aplicación no sea muy nociva, siempre que no se fie únicamente á este reme- dio la curación de un mal tan terrible, abandonando otros reme- dios acreditados y sancionados por una experiencia mas antigua. No se entienda de esto que reconocemos por justas todas las observa- ciones hechas en nuestros dias, y preconizadas por los Médicos y por el vulgo. Sabemos que en algunos la prevención, la ignoran- cia , el amor á la novedad y el deseo de ocultar la falta de co- nocimientos han tenido la mayor parte: que ha habido mu- chas cuyo resultado ha sido fatal, y se han encubierto cuidadosa- mente para dar valor á los experimentos felices que halagan tanto como aquellas ofenden; y por fin que Pugnet, Desgenebto y otros Médicos del exército francés en el de oriente usaron las fricciones de aceyte desgraciadamente en la peste de Damieta y de Alexan- dría. Quando decimos que deben continuarse las observaciones no queremos dar esperanzas de que el aceyte sea un específico en la fiebre amarilla, mayormente quando la experiencia ha acreditado que solamente puede servir como preservativo destructor de los miasmas que atacan á la piel, y como un remedio en la primera ACE 29 invasión de la enfermedad, quando la absorción del virus pestilente aun no ha pasado á lo interior, facilitando su expulsión por medio del sudor. ¿No es un delirio buscar virtudes extrañas y maravillo- sas en unos remedios, y no dedicarse á determinar con exactitud la acción de aquellos cuyas propiedades nos son ya conocidas? Véanse las notas de la traducción castellana puestas á la obra del Dr. Rush sobre la fiebre amarilla. Aceytes medicinales. Estas substancias medicamentosas se expondrán según nuestra Farmacopea Hispana, sin detenernos en la exposición de sus propiedades medicinales, porque se hallarán en los respectivos artículos de Medicina práctica, Aceyte por expresión. Aceyte de almendras dulces. Se tomarán seis libras de al- mendras dulces frescas, que se machacarán en un mortero de piedra y mano de madera; y después de pasadas por un cedazo, se pondrán dentro de un saco de cáñamo, y se prensarán. Dosis desde media onza hasta tres. Del mismo modo se saca el aceyte de la simiente de ricino, qui- tada antes la corteza , el de avellanas, de piñones, de nueces, de simiente de adormideras blancas, de linaza, de sésamo oriental, de cáñamo, de beleño y otros semejantes. En otros tiempos se hacia un uso mas extenso del aceyte de al- mendras dulces en la Medicina ; pero en el dia se ha limitado á po- cos casos, y solo abusan de él aquellos Médicos que ven acrimonias por todas partes, y tienen un temor irracional al opio y otros cal- mantes; pues ha sido muy freqüente fiar los dolores atroces de los cólicos á las dosis reiteradas del aceyte de almendras, que aun su- poniéndolo reciente y sin ninguna rancidez, suele á lo menos au- mentar los vómitos de que vienen acompañadas dichas enfermeda- des doloríficas. {V. cólicos.) Se ha usado igualmente en las indi- gestiones y otros vicios gástricos, y en varias enfermedades agudas; pero los Profesores que sepan que este medicamento es muy difícil de digerir, principalmente en los sugetos de fibra floxa; que de- bilita ó apaga la fuerza motriz de la hebra animal; que comun- mente excita náuseas ó vómitos , y muchas veces diarreas, sin duda se apartarán de esta práctica perniciosa, y preferirán otros medi- camentos mas bien indicados. Sin embargo, hay ocasiones en que se debe prescribir con alguna utilidad, principalmente en aquellos casos en que haya que laxar ó reblandecer alguna parte, lubricar las paredes de algún órgano, especialmente las de las primeras vias; pero usándolo con prudencia, y procurando que sea reciente. Al- gunos Prácticos le recomiendan en la gastritis y otras inflamado» 30 ACE nes membranosas de las entrañas del vientre, en las que puede ser útil á dosis cortas, como también quando ha recibido el estómago recientemente algún veneno, y en otros casos de esta especie. Su uso exterior debe ser mas extenso, solo ó combinado con otros me- dicamentos , como un excelente emoliente y anodino. Aceyte ó manteca de cacao. Se tomará quanto se quiera de fruto de cacao tostado y mondado; se pulverizará, y después se machacará por largo tiempo en un mortero de mármol, para que se haga una masa blanda; se pondrá inmediatamente dentro de un lienzo, y se prensará: después se pondrá el aceyte en un vaso de vidrio, en un lugar caliente para que se liqüe; se filtrará y pondrá en moldes envueltos en papel, para que por el frió tomen la figura de tabletas ó pastillas. Aceyte de nuez moscada. Tómese la cantidad que se quiera de nueces moscadas, macháquese en un mortero de mármol, con mano de madera, hasta que se haga polvo grueso; después se tri- turará fuertemente en un mortero de hierro caliente, hasta que se haga una masa muy fina, para que puesta en un lienzo se pueda exprimir inmediatamente en una prensa. Dosis hasta un escrúpulo. Igualmente se extrae de este mismo modo el aceyte de bayas secas de laurel, de simiente de anis y otros semejantes. Aceyte de yemas de huevo. Se tomarán quantos huevos se quieran; se cocerán en agua hasta su dureza, separando las yemas desmenuzadas; se asarán en un vaso de hierro á un fuego modera- do, moviéndolas continuamente con una espátula, hasta que enro- xecidas aparezcan untuosas; al punto se pondrán en un lienzo, y se exprimirán en una prensa caliente. Aceytes por cocción. Aceyte reformado de Aparicio (ó balsamo de Apari- cio. ) Se tomarán seis libras de aceyte común, de cogollos de rome- ro , de hipericon y de ruda, de cada cosa libra y media: mezclados se pondrán en digestión por tres dias en un lugar caliente; se agrega- rá media libra de lombrices; se cocerá hasta la consunción de la humedad ; y después de colado se disuelve libra y media de tre- mentina buena, y dos onzas de resina de enebro; se vuelve á co- lar , y después se disuelven á un fuego manso dos onzas de mirra es- cogida, dos de incienso, y una de almáciga; después de colado se guardará. Aceyte de alcaparras. Se toman ocho onzas de flor de al- caparras sin abrirse mezcladas con vinagre; después se pondrán dos onzas de corteza de las raices de la misma planta, añadiendo una onza de raiz de cipero largo, dos dracmas de hojas recientes de ruda, ACE 31 tres libras de aceyte común , y seis onzas de vino blanco; todas es- tas plantas se pondrán cortadas y machacadas para que se maceren por tres dias en un lugar caliente ; después se cocerán hasta la con- sunción de la humedad, colándolo después. Aceyte ó balsamo pleurítico de calabaza. Se tomarán seis libras de cortezas de calabaza larga, cortadas en pedazos, otras seis de aceyte común; se mezclará todo y cocerá hasta la consun- ción de la humedad , colándolo y defecándolo después. Aceyte de euforvio. Se toma una onza de euforvio pul- verizado, y una libra de aceyte de olivas; se mezclará y disol- verá á un fuego lento en un vaso de barro vidriado, y se colará. Aceyte de hipericon. Se tomarán quatro libras de cogollos dehipericon, con flores casi secas, seis libras de aceyte común, se pondrá todo en maceracion por siete semanas en un iugar caliente; se cocerá después, y se coelará levemente. Aceyte de lombrices. Se toman dos libras de lombrices ter- restres, seis onzas de vino, y tres libras de aceyte de olivas; se cuecen en un vaso á propósito hasta la consunción de la humedad. Aceyte rosado. Se tomarán ocho libras de aceyte común, de pétalos de rosas rubras y pálidas recien abiertas, de cada una tres libras; se machacarán y pondrán en maceracion por tres ó quatro dias al calor del sol; después se cuecen hasta la consunción de la humedad , y se cuelan. Con este método se hacen los aceytes de los cogollos floridos de romeros, de las flores de manzanilla, de los pétalos de azucenas, de las hojas de ruda, de las flores de saúco, de las hojas y bayas de arrayan , de las hojas y bayas de solano, con el aceyte de rosas, y el de las raices de altea. Aceyte de raíz de brionia ó de agripa. Se toma de raices recientes de brionia y de cohombrillo amargo, de cada cosa una li- bra; de cebolla albarrana, de lirios y de yezgos, de cada una me- dia libra; aceyte común quatro libras: limpias, cortadas y contun- didas , se cuecen en el aceyte á un fuego lento hasta la consunción de la humedad; colado y defecado se guardará. Aceyte de castóreo. Se toman dos onzas de castóreo, dos libras de aceyte común, y quatro onzas de vino generoso; macha- cado menudamente, y mezclado el castor con el aceyte y el vino se pone en digestión en una redoma por ocho dias en un sitio ca- liente; después se cuece á un fuego lento hasta la consunción de la humedad, y se guarda sin colar: este aceyte se usa sacándolo por decantación. Aceyte de azafrán. Se toma una onza de estigmas de aza- frán bueno, y ademas raiz de cálamo aromático, simiente de car- damomo menor, de cada cosa onza y media, de vino blanco me- dia libra, y libra y media de aceyte común; se mezcla todo, y se 32 ACE pone en digestión por ocho dias; se cuece hasta la consunción de la humedad, y se guarda colado. Aceyte de extramonio compuesto , ó bálsamo tran- quilo. Se toman quatro onzas de hojas de extramonio, de solano negro, fitolaca, bella donna, mandragora, tabaco, adormideras blancas y negras, de cada cosa quatro onzas; de cogollos floridos de romero, de salvia, ruda, axenjos, hisopo, espliego, tomillo, mejorana , costo hortense, yerbabuena , saúco, hipericon y persica- ria, de cada cosa una onza ; sapos vivos, número cinco: échense las yerbas recientes y menudamente cortadas, juntamente con los sapos, en cinco libras de aceyte común; se cuecen hasta la consunción de la humedad, se cuela el aceyte por expresión, y se agregan las yerbas aromáticas, que estarán al sol infundidas por ocho dias; se cuece todo un poco: colándolo y defecándolo se guardará. Aceyte antireumatico de raíz de tapsia (vulgo del fray- le.) Se toma de raiz de tapsia, de hojas de romero, y de vino tinto, de cada cosa una libra; de aceyte común quatro; se mezcla, y se pone en digestión por quatro dias; se cuece á un fuego lento hasta la consunción del vino; se cuela, y defecándolo por quietud, se guarda. Aceyte de raíz de artanita compuesto. Se toman dos libras de zumo, ó cocimiento fuerte de raiz de artanita, ocho onzas de cocimiento de cohombrillo agreste, dos libras de aceyte reciente de lirio, dos onzas de coloquíntidas, tres de polipodio, y dosdrac- mas de euforvio; estas substancias mezcladas y contundidas se ma- cerarán en el aceyte por quatro dias en un sitio caliente; después se cuecen hasta la consunción de la humedad : todo se cuela, y de- purado por el reposo, se guarda. Aceyte de raíz de énula campana, ó de marciaton. Se toma de raiz de énula campana, de valeriana silvestre , de bardana y axenjos, de cada cosa tres onzas, y de abrótano, ocimo, cala- minta , hipericon , costo hortense , mejorana , yerbabuena aquática, sabina, salvia, y hojas de saúco, de cada cosa tres onzas; cogo- llos floridos de manzanilla, meliloto y tomillo, de cada uno dos onzas; hojas recientes de laurel, de yezgos, romero y ruda, de cada cosa seis onzas; de simiente de comino, alholbas y ortiga ma- yor , de cada cosa una onza; de aceyte común doce libras, lim- pias y contundidas las raices , se macerarán en el aceyte con las flo- res, yerbas y simientes por quatro dias; después se cuecen hasta la consunción de la humedad; y depurado por decantación , se guardará. Aceyte de olivarda mayor compuesto ó de aregon. Se toma de hojas de olivarda mayor de laureola, de cohombrillo agreste, de calaminta, de romero, de mejorana, de tomillo, ruda, laurel| ACE 33 sabina y salvia, de cada cosa quatro onzas; de raiz de brionia, de aro y de cohombrillo silvestre, de cada cosa dos onzas; aceyte común diez libras: estas substancias cortadas y machacadas se ma- cerarán por quatro dias en el aceyte; después se cuecen á fuego lento, se cuela con expresión , y defecado se guarda. Aceyte de lirios compuesto. Se toma libra y media de rai- ces de lirios recientes y contundidas, tres libras de aceyte de oli- vas; se macerarán en un vaso de barro vidriado por veinte y qua- tro horas en un lugar caliente; se cuela después con expresión, y luego se cuece hasta la consunción de la humedad; infundiendo después media libra de raiz de flor de lirio de la misma especie, poniéndolo en digestión por doce horas; cociéndolo después, según arte, y colándolo, se guarda. Aceyte de alacranes. Se toman cien alacranes vivos, y tres libras de aceyte común, se ahogan en el aceyte , y se cuecen en él con un poco de agua, y después se cuela. Aceyte verde de óxido de cobre , ó balsamo verde, Se toma libra y media de aceyte común, tres onzas de trementina pura; se mezclará á un fuego lento: después que esté frióse aña- dirán quatro onzas y media de óxido de cobre acetado (cardenillo), y dracma y media de aceyte destilado de clavos. Aceytes destilados aromáticos. Aceyte de axenjos. Se toman ocho libras de yerba florida de axenjos con las semillas, sesenta libras de agua pura; se hará la des- tilación por un alambique hasta que no salga aceyte; se separará este del agua por un embudo, y se volverá á destilar con nueva cantidad de axenjos, lo que se repite hasta que haya la cantidad suficiente de aceyte: del mismo modo se saca el aceyte de manza- nilla, espliego, yerba buena, y otros semejantes. Aceyte destilado de clavos. Se toma una libra de clavos aromáticos, quarenta de agua común; se pone en digestión en un lugar frió, en un alambique capaz con su refrigeratorio; se destila- rá después á un fuego fuerte hasta la mitad, se separata el aceyte del agua por un embudo, y se guardará: así se destilan los aceytes de bayas recientes de laurel, de enebro, de canela, trementina, y otros semejantes. Aceyte de cortezas de limón. Se toma la parte amarilla de los limones, separada por medio de un rallo; de agua común la cantidad suficiente; se destila, y separa el agua del aceyte. Aceyte de simiente de anís. Se toman seis libras de simiente de anis contundido, quarenta de agua pura, se macera por dos dias, y se destilará lo bastante. Así se destila el aceyte de simiente de tomo i. e 34 ACE comino, hinojo , alcaravea y otros semejantes. Aceyte empireumático de cera. Se toma una libra de cera amarilla, y dos de polvos de ladrillo; se mezclan los polvos con la cera derretida , se separa del fuego la mezcla para que con el frió se haga una pasta, de la qual se formen glóbulos, los que se destilarán á un fuego lento por una retorta de vidrio en un baño de arena. Saldrá primeramente el aceyte en forma de manteca, con un poco de ácido sebacico, el qual separado del aceyte por un embu- do, se destilará una y otra vez con polvos de teja ó de ladri- llo, hasta que el aceyte aparezca muy claro y delgado. Del mismo modo se destilan los aceytes de xabon , el común , y otros se- mejantes. Aceyte empireumático de cuerno de ciervo. Se toma quan- to se quiera de asta de ciervo raspado; se destilará como se manda en el carbonate amoniacal de cuerno de ciervo, después se tomará quanto se quiera de este aceyte empireumático; y con la suficiente cantidad de polvos de asta de ciervo calcinado, se forma una masa ó glóbulos, que destilarán, aumentando el fuego hasta que salga toda la cantidad, y se guardará. Del mismo modo se des- tilan los aceytes de víboras, lombrices y demás animales. Aceyte empireumático de succino. Se toma la cantidad que se quiera de succino; se destila en una retorta de vidrio, según se ordena en el ácido succínico; después se destila una parte de este aceyte, con doce mas de agua en una retorta de vidrio y en un baño de arena hasta la sequedad, se repite esto hasta que se obtenga el aceyte muy claro y delgado, separándolo del agua por un embu- do, y se guardará. Dosis hasta ocho gotas. Aceyte común empireumático ó de ladrillos. Se toman de polvos de ladrillo y aceyte común , de cada uno tres libras; se pone en una retorta, se destila á un fuego de reverbero, y se se- parará el aceyte de la flema. Aceyte sulfurado de trementina , ó bálsamo de azufre trementinado. Tómese una libra de aceyte aromático de tremen- tina , y tres onzas de azufre sublimado; póngase en un matras de vidrio , y digiéranse al calor de un baño de arena, moviéndolo cuidadosamente hasta que se disuelva casi todo el azufre, y el aceyte haya adquirido un color rubro, tomando la consistencia de xarabe; depurado el aceyte por el reposo se separará por decanta- ción , y guardará en un vaso bien cerrado. Dosis hasta ocho gotas. Aceyte de anís sulfurado, ó bálsamo de azufre anisado. Se toma una libra de aceyte destilado de anis, tres onzas de azufre sublimado, se mezcla, y procede, como hemos dicho. {Dosis hasta ocho gotas.) Del mismo modo se preparan los aceytes destilados com- puestos siguientes: de nueces sulfurado, ó bálsamo de azufre de ACI 35 Rulando, el aceyte de succino sulfurado, ó bálsamo de azufre sue- cinado. Aceyte compuesto de galbano , ó galbaneta. Se toma de goma resina gálbano, de yedra, de resina de limón, y aceyte de laurel, de cada cosa una libra; destílense estas drogas en una retorta de vidrio y baño de arena, aumentando el fuego hasta que no salga aceyte, el que separado del licor ácido se guardará para el uso. ACESCENCIA. {Mat. Méd.) Voz que expresa la disposición ó estado en que las substancias vegetales y animales manifiestan la fermentación acida, enunciada por un sabor estimulante'y algo agrio, á la manera de una agua acida muy dilatada: este estado es el primer grado de la acidez; y su conocimiento es muy interesante en la higiene, y en la práctica de la Medicina. ACHORES. {Med.) Se llama así una de las especies de la ti- na. (V. este artículo.) También se da el mismo nombre á la costra láctea, enfermedad eructiva de los niños. {V. costra láctea.) ACÍBAR Ó ALOES. {Mat. Med.) El acíbar, llamado tam- bién áloes, es un suco concreto, gomosoresinoso, de color mas ó menos pardo, de sabor muy amargo, el qual se emplea por lo común como purgante, teniendo ademas otras propiedades. La familia de los áloes es muy numerosa; sus hojas contienen una substancia viscosa muy abundante, y pudiera la mayor parte suministrar un suco semejante al acíbar ó áloes; pero el mas usado se saca de Socotora, isla del mar de las Indias orientales, de don- de viene el verdadero áloes sucrotino; se le pudiera también sacar de los varios áloes, que se hallan en estos países, pero seria de in- ferior calidad. Se distinguen tres especies de áloes, el socrotino, llamado así por el nombre del país donde viene; el hepático, que recibe el nombre por el color mas roxo que tiene; el caballar, porque se usa mas en la Medicina Veterinaria. Mr. Antonio Jussius dice que estas especies de acíbar se sacan de un mismo individuo. El socro- tino es el que trasudan naturalmente las hojas: el hepático sale por las incisiones que se han hecho á las mismas hojas; y quando estas se exprimen dan el acíbar caballar. El acíbar es un suco amargo como la coloquíntida, el qual con- tiene principios extractivos y resinosos, que están muy unidos; se disuelve bien en el agua, con tal que esté caliente, en el vino, aguar- diente, y en el alcohol, quando no tienen demasiada flema. El prin- cipio gomoso parece ser el depositario de la virtud purgante; el re- sinoso es tónico. Este suco ha sido conocido y se ha usado por los Médicos antiguos, y en el dia se hace también mucho uso de él, particularmente en Alemania, Holanda é Inglaterra. Nosotros le 36 ACI consideramos como purgante, como tónico, amargo y antihelminti- co, como aperitivo, y particularmente como excitante específico de los intestinos gruesos y el ano, promoviendo por consiguiente las eva- cuaciones fecales: i.° el acíbar como purgante es muy útil, quando hay necesidad de evacuar,y al mismo tiempo sostener las fuerzas de la vida, y dar tono; por esta razón entra en muchas composiciones de purgantes, hidragogos, quando es necesario estimular fuerte- mente la acción de los intestinos, evacuar las materias que se nece- sitan fundir antes, como quando hay viscosidad en las primeras vias. No se debe dar en infusión, porque seria muy amarga esta bebida; pero se puede prescribir en extracto gomoso, que es un buen purgante en la dosis de seis, ocho, doce ó quince granos quan- do mas para usarlo alguna vez solo; pero lo mas común es darlo para ayudar áotros purgantes, puesto en polvo en la dosis de quatro, seis, ocho ó diez granos; siendo aun esta dosis demasiado fuerte: 2.°como tónico se emplea el acíbar en las debilidades del estómago, en la inercia de las primeras vias, causada por las materias glerosas que las tapizan: entonces este remedio atenúa estas materias extrañas, y excita el apetito; y en esta qualidad entra en las pildoras, lla- madas de los glotones, que son muy propias para facilitar la di- gestión... Entra también en la mayor parte de los elíxires, tóni- cos y estomacales, como el de Stoughton &c. También se da el acíbar como tónico en polvo, incorporado en algún extracto apro- piado en la dosis de uno, dos ó tres granos, subiendo gradualmente hasta seis ú ocho. Se da igualmente en tintura y en elíxir (esto es, el espíritu de vino cargado de las resinas de muchas substancias), que contenga la dosis de quatro, cinco, seis, ocho ó doce granos, usán- dolo en un poco de café, de vino, ú de una infusión amarga. Se pue- de hacer también un vino aloético ó acibarado, poniendo media dracma de acíbar en digestión, por algún tiempo, en un medio, se entiende de buen vino, el qual se toma en la dosis de diez ó doce gotas en un vesículo apropiado, como, por exemplo, el cocimiento de genciana : 3.0 el acíbar como incidente es muy útil en los casos de viscosidad de las primeras vias, y de las demás visceras abdomi- nales , quando se han padecido quartanas, y al mismo tiempo se pa- dece algún emplastamiento gleroso en varios órganos; y así este medicamento entra como incidente en las pildoras xabonosas para aumentar esta misma propiedad , facilitando al mismo tiempo el me- jor medio de tomarse. Estas pildoras se dan en las ictericias lentas, en que hay debilidad en los órganos; quando se da entonces el ací- bar en substancia ha de ser del extracto gomoso que se prescribe en polvo , porque en tintura y elíxir es mas tónico que incindente: 4.°el acíbar como amargo es también antihelmintico, respecto de que todos los amargos lo son, y así en este concepto es muy útil, porque goza ACI 37 ademas de esto de una propiedad tónica, la que conviene infinito en estos casos, porque las lombrices se hallan mas freqüentemente en los sugetos de fibra floxa é infiltrada, y por tanto los niños están muy expuestos á ellas; ademas las lombrices, por la continuación de su morada, depositan una materia viscosa que forma el nido ver- minoso, que es necesario desprenderlo y evacuarlo, lo que hace muy bien el acíbar: 5.0 como excitante específico de las evacuaciones sanguíneas , se usa igualmente, pero es dañoso en los sugetos pictó- ricos , en los áridos, en los que tienen la bilis muy exaltada , porque excita dolores de cabeza é inflamaciones. Se emplea como eme- nagogo, quando falta la menstruación , no por plétora ni irritación, porque seria dañoso entonces; pero quando la causa de esta enfer- medad es por una sangre mal constituida, por un empastamiento linfático en la matriz, ó por un defecto de sensibilidad en este órga- no , por lo que la sangre no es evacuada en su período, entonces el acíbar es muy útil unido á las limaduras de hierro, ó á su oxide. El acíbar excita aun mas específicamente el fluxo hemorroidal; los alemanes están muy expuestos á él, y Sthal le creia tan necesa- rio á los hombres como la menstruación á las mugeres; pero esta freqüencia de fluxos en Alemania es causada principalmente por el abuso que se hace de los vinos, las pildoras y los elíxires aloéticos. Quando la supresión del fluxo hemorroidal es producida por la plétora, el dolor, la inflamación incipiente &c. el acíbar es da- ñoso ; pero quando esta supresión es conseqüencia de enfermedades de debilidad , es muy útil dado en polvo á corta dosis, y con pre- ferencia en tintura y elíxir, porque el principio resinoso es el que tiene la propiedad de que hablamos; al mismo tiempo se le em- plea exteriormente pulverizando con este remedio un supositorio ó cala ordinaria. Se emplea el acíbar exteriormente en los emplastos que se aplican en la región hipogástrica para promover el fluxo menstruo y ma- tar las lombrices: se le aplica también en otros emplastos sobre la región epigástrica , ó del estómago, para dar tono á esta viscera, y contener los vómitos que ocasiona la debilidad. La tintura de ací- bar también se usa exteriormente, para empapar paños en ella> y aplicarlos en el ano en caso de haber las lombrices ascárides, que son unos insectos parecidos á los gusanos del queso: se sirve igualmente de esta tintura para limpiar las úlceras antiguas, las caries, las gangrenas rápidas: en este caso, se pondrá en polvo so- bre estas partes. El acíbar forma parte del elíxir de propiedad, que se compone de la tintura de acíbar, la de mirra y de azafrán. Esta tintura es un excelente tónico, estomacal, emenagogo y hemorroidal, que se da en la dosis de seis ó ocho gotas hasta media dracma. R. 38 ACI ÁCIDOS. (Mat. Med.) Son unas substancias que pertenecen á los tres reynos animal, vegetal y mineral, presentándose baxo la forma sólida, líquida y gaseosa; y teniendo la propiedad de enro- xecer las tinturas azules de los vegetales, restablecer este color azul enverdecido por los álcalis, formar sales térrreas y metálicas, pro- ducir mas ó menos el sabor agrio, ser de índole salina &c. La formación de la mayor parte de los ácidos no es mas que la combinación del oxígeno. {V. este artículo.) con una substancia que tenemos por elemental. Se ha dicho de la mayor parte; porque hay ácidos como el hidrógeno sulfurado, ácido prúsico &c., en quienes no entra el oxígeno, constituyendo al primero el hidrógeno y azu- fre, y al segundo el hidrógeno, ázoe y carbón , sin que dexen de enroxecer constantemente las tinturas azules de los vegetales: tam- bién debe excluirse de esta clase de ácidos lo que llaman con im- propiedad gas ácido nitroso; pues siendo la prueba ó carácter de todo ácido el enroxecer la tintura de tornasol; y no habiéndose no- tado en este, no se tendrá por tal, y solo se llamará gas nitroso. Sin embargo, como el oxígeno entra en casi todos tiene este nombre que equivale á engendrador de áoídos; á la substancia elemental que se combina con él, se llama base acidificable ó radical. La va- riedad de radicales con que se combina este principio universal de la naturaleza es la que produce los varios ácidos que conoce- mos; y así el radical oxígeno combinado con carbono forma el ácido carbónico; el ácido sulfúrico se compone del mismo radical oxigeno combinado con azufre. El ácido jluórico es la com- binación del oxígeno con una base desconocida. El ácido muriá- tico se compone del oxígeno y otra base también desconocida. El ácido nítrico se compone de oxígeno, combinado hasta la satura- ción con la base del gas nitroso, esto es , el ázoe ( V. este artículo.} combinado ya con una porción de oxígeno; de este modo se forma una larga serie de ácidos, que se diferencian también, según la ma- yor ó menor cantidad de oxigeno que se combina con un mismo radical, por exemplo: el ácido fosfórico se compone del oxígeno combinado con el fósforo; pero si tiene menos oxigeno ó mas fósfo- ro, se llama entonces fosforoso. Los Químicos, para expresar la mayor cantidad de oxígeno en los ácidos, ó su mayor reconcen- tración , añaden al nombre del radical la partícula ico, como sulfú- rico , nítrico &c.; y para expresar los ácidos mas débiles, ó me- nos reconcentrados, añaden la partícula oso, como sulfuroso, ni- troso &c. Los tres reynos de la naturaleza suministran ácidos á la Medici- na , ya en forma sólida ó líquida, á quienes llamamos también sales, porque todos los ácidos no son mas que substancias salinas- estas sales abundan mas en los vegetales y minerales, que en los anima- ACI 39 les, cuyas descripciones expondremos mas adelante. Los ácidos que se emplean en la Medicina son muy multiplica- dos ; pero aun son mucho mas en el dia en los laboratorios de Quí- mica: las consideraciones que haremos de ellos serán relativamente á la acción que exercen en el cuerpo humano, y sobre las qua- lidades químicas de estas substancias salinas: explicaremos única- mente las que sean necesarias para concebir con claridad sus efec- tos en la economía animal. Observaremos inmediatamente que la acidez ó el sabor ácido, considerado en general en todas las substancias medicamentosas, indica y caracteriza una unión de propiedades, que, sin embargo de hallarse modificadas según la naturaleza y la concentración de los diversos ácidos, siempre son semejantes por una analogía de ac- ción bien señalada: esta relación de acción pertenece sin duda á la composición idéntica, como se ha conjeturado hace mucho tiempo, y ya casi se ha demostrado por las investigaciones químicas de los modernos, á lo menos en muchas de estas sales. Después de esta ex- posición es necesario tratar inmediatamente de los efectos generales de los ácidos en la economía animal, y examinar después las parti- culares de cada uno de ellos. Todos los ácidos estimulan mas ó me- nos fuertemente los sólidos, apretando el texido de sus fibras: como se ve por las experiencias fisiológicas en los animales vivos, quan- do se tocan los músculos con algún ácido mineral concentrado; por consiguiente endurecen las materias animales; poco á poco las enervan, las disuelven y las destruyen: por esta razón su largo uso deseca y enflaquece; no convienen á los sugetos flacos de una fibra seca y dura; por lo que luego que se mezclan á los fluidos ani- males, se espesan y coagulan, particularmente los linfáticos, pero los defienden de la putrefacción; deteniendo sus progresos quando se ha verificado ya, corrigiendo todas las qualidades sépticas de Jos humores &c. Todos estos efectos que se observan en las materias animales muertas, según las experiencias químicas, son modificados por la vi- da , por la sensibilidad y la irritabilidad de los órganos; de suerte, que son mas ó menos enérgicos, mas ó menos prontos, mas ó me- nos durables, según los sugetos que hacen uso de los ácidos; y por esta razón aun los mas débiles, tomados en cierto tiempo, enfla- quecen sensiblemente muchas personas, al paso que no produce nada de esto en otras. La acción química de los ácidos es una misma en todos los hom- bres; esto es, la que exercen en los humores que encuentran en las primeras vias. En general aumentan constantemente la consistencia de los sucos linfáticos, corrigiendo la degeneración pútrida de ellos; su uso también es muy provechoso en las enfermedades acompaña- 4o ACI das de estas alteraciones de los sucos gástricos é intestinales, pues se logran siempre con ellos la condensación de estos sucos disueltosj las evacuaciones van perdiendo poco á poco su fluidez morbífica, y el olor fétido. La experiencia ha enseñado que su eficacia es mas ó menos antiséptica, según su energía, y el estado mas ó menos de concentración en que se emplean. Todo ácido tiene la propiedad de descomponer la bilis, des- uniendo sus principios , espesándola , coagulándola , uniéndose á su álcali, y precipitando su materia colorante. Por esta razón se usan tan útilmente estas sales en las enfermedades biliosas, y por lo que sucede la mutación repentina de color, de consistencia, y de olor en las evacuaciones de esta naturaleza; y como la bilis experimen- ta grandes alteraciones , á que se sigue la putridez, corrigiendo los ácidos su descomposición séptica, producen felices mutaciones en las enfermedades que dependen de ella. Los ácidos matan también los insectos y gusanos que viven en el agua, por lo que se puede creer que son antihelmínticos, ó vermífugos. Estas sales aplicadas exteriormente obran como cáusticos inflamantes, disolventes, reper- cusivos , discucientes y antisépticos, según su estado de concen-< tracion. A todos estos efectos, que son bien demostrados por una mul- titud de experiencias, que dan á conocer fácilmente su causa, jun- tamente con el raciocinio, es necesario añadir algunas otras que enseña la observación química, aunque la causa no puede ser ex- plicada como la de los precedentes; y así vemos que los ácidos templan el calor febril, calman y moderan el movimiento demasiado acelerado de la sangre, refrescan, destruyen la sensación desagra- dable de la sed, excitan la secreción de la orina, detienen muchas hemorragias internas, y moderan algunas evacuaciones. Estas des- cripciones demuestran que hay pocas clases de medicamentos, que sean mas extensos , y que sus efectos sean tan variados como los de los ácidos, sin que se les pueda emplear con mas feliz suceso en tantas y tan varias enfermedades. Desde los cáusticos hasta los refrige- rantes , distancia enorme en la acción medicamentosa, llevan mu- chas indicaciones diversas, sacando los Médicos un 'gran partido de ellos, en la mayor parte de las enfermedades febriles, inflama- torias , biliosas, pútridas, verminosas &c. Su uso exterior aunque menos freqüente es muy útil, sirviéndose de ellos para deshacer algunas escrecencias insensibles, para separar los humores, y cor- regir la putrefacción; sin embargo, producen malos efectos en las ulceras, las heridas &c; y siempre que la piel esté levantada ó es- cariada , todo el mundo sabe que su aplicación impide curar las mas ligeras cortaduras. Se cree con bastante verosimilitud que los ácidos que entran en ACI 41 las primeras vias no obran sino en las visceras que las forman, y los humores que contienen; y por consiguiente no entran en los vasos quilosos absorventes, ni llegan tampoco al texido celular ni á los caminos de la circulación. En efecto, un ácido por débil que sea, inyectado en las venas, inmediatamente coagula la sangre y produce la muerte del animal con quien se hace esta experiencia; por tanto, un ácido libre no puede pasar á la sangre; pero como estas sales hallan siempre algunas substancias alcalinas en las primeras vias, se unen á ellas y forman sales neutras, que obran entonces casi siempre como incidentes, aperitivas ó purgantes. Todo quanto hemos expuesto hasta aquí de las propiedades me- dicinales de los ácidos en general, no pertenece sino á las substan- cias que tiene este sabor puro y sin mezclar, como los ácidos mi- nerales; muchas veces la qualidad acida se reúne á otras propieda- des , como lo indica siempre el sabor mixto que se percibe , suce- diendo en aquellos ácidos que pertenecen á los vegetales y á los animales: entonces estos medicamentos son otro tanto mas débiles y menos enérgicos en razón de ácidos, según sean las mezclas de las substancias con quienes se unen, ya sean mucosas, extracti- vas , azucaradas, colorantes, glutinosas, espirituosas &c. El uso de los ácidos, particularmente los que son muy fuertes, son nocivos en el tiempo de la lactación de los niños; después que se ha tomado la leche no se deben usar, porque son capaces de producir una repentina coagulación de las substancias alimenticias; tampoco se deben prescribir indistintamente á las histéricas, hipo- condríacos , y á todos los que tengan un estómago débil. Después de haber considerado la acción general de los ácidos puros, pasaremos á la particular de los mas principales, ó los que empleamos como medicamentos; y respecto que la división mas sencilla y general es la de los tres reynos, de donde provienen; formaremos tres artículos de ella, á saber , ácidos minerales, vege- tales y animales. Ácidos minerales. Estos son los únicos que el arte puede lle- var al grado de pureza conveniente, aislando estas sales sin que haya ninguna otra mezcla, y haciendo que gocen la mayor acti- vidad posible en su acción, lo que no sucede con los demás que no gozan la propiedad de ser puros, siendo por lo común mas débiles. Por esta razón los Prácticos prefieren los ácidos mine- rales á qualesquiera otros, en todos los casos que haya una decidida ó amenazada putrefacción, prefiriéndolos igualmente para las fu- migaciones en los grandes .contagios derivados de ella {V. fumiga- ciones. ) haciendo también en la Cirugía un gran uso de ellos. Ex- pondremos algunos de los mas usuales, y que con mas feliz suceso se emplean en la práctica. tomo i. f 42 ACI Acido sulfúrico. El ácido sulfúrico no es otra cosa mas que el azufre oxigenado © combinado con el oxígeno por medio de la combustión. Este aci- do es uno de los mas fuertes y activos que suministra el reyno mineral, llamado también ácido vitriólico, aceyte de vitriolo: con este último nombre se conoce en el comercio: su pesadez es doble de la del agua, siendo un cáustico, que quema y reduce á carbón las substancias vegetales y animales; el agua le debilita en términos que se hace potable en un gran vehículo. Quando este ácido está muy reconcentrado es un cáustico muy activo , quema y corroe la piel, por lo que se puede emplear en la Cirugía para consumir excrescencias y carnes fungosas, bien que se prefiere para este caso el agua fuerte ó ácido nítrico, ya simple ó combinado con otras substancias. El ácido sulfúrico se usa interiormente dilatado en una propor- cionada cantidad de líquidoy ya sea en cocimiento, tintura , suero, en agua común &c; y si á esta última mezcla se le añade un xa- rabe ó azúcar , se hace una bebida gustosa, útilísima para muchos casos, como se verá en los respectivos artículos. La cantidad de ácido que se puede mezclar en cada libra de los vehículos indicados es de medio hasta un escrúpulo. Por lo regular se prefiere este áci- do á todos los demás minerales para emplearlo como refrescante, diurético , antiflogístico, antiséptico y astringente, graduando mas ó menos la cantidad, según las indicaciones y la naturaleza de las enfermedades, pues quando se usa como astringente y antiséptico, se dará en mayor dosis, que quando se administra como refrigerante y diurético. Se emplea este ácido con feliz suceso mezclado con las bebidas apropiadas en las calenturas ardientes ó biliosas, y en las pútridas;en el escorbuto, en la tisis pulmonar ulcerosa, y aun en algunas hidropesías, siempre que haya bilis alterada ó degenerada en primeras vias, ó qualquiera otro humor que se detenga en ellas, que adquiera el carácter de putridez; aprovecha infinito en las diarreas, disenterias, evacuaciones sanguinolentas inmoderadas, con- tribuyendo á su detención. {Véanse tos artículos de todas estas enfermedades.) Este ácido se mezcla con espíritu de vino para dulcificarlo, y forma lo que se llama agua de rabeliana, ó espíri- tu de vitriolo dulce; cuyo uso es bien conocido en la Medicina para las hemorragias internas y otras enfermedades. Acido nítrico. El ácido nítrico se compone de la combinación del ázoe y el oxígeno: en el comercio se llama agua fuerte; pero por lo común ACI 43 este está mezclado con el gas nitroso; siendo mas ligero que el sulfúrico, su color tira á amarillo, su olor es fuerte y desagrada- ble; despidiendo vapores roxos, disuelve y corroe prontamente al hierro, cobre y otras substancias, uniéndose al agua con facilidad. El ácido nítrico, como los demás ácidos minerales, es un pode- roso antiséptico, tónico, diurético y estimulante; y si hemos de creer al C. A Ilion , es un antivenéreo eficaz; copiaremos lo que dice este autor sobre sus efectos, omitiendo una copiosa serie de observa- ciones con que los comprueba, y la teoría fundamental que dio mo- tivo á sus ensayos. Los efectos de este ácido dilatado en agua , dice, son realzar progresiva é insensiblemente las fuerzas vitales, aumen- tar el apetito , animar sensiblemente el semblante , acelerar el curso de las orinas, y mudar el estado del sistema. Lo he administrado á mas de ciento y cincuenta enfermos por espacio de ocho meses; y si en todos no he tenido un suceso igual, tampoco ha causado el mas mínimo accidente: diré mas, para asegurar á los prácticos, á quienes repugnará el hacer tomar el agua fuerte á los enfermos, que yo soy de una constitución endeble, irritable, y muy nervioso, y freqüentemente atormentado por accesos vagos de gota; y con todo, queriendo juzgar por mí mismo de los electos de este ácido, he tomado una dracma por dia, dilatada en treinta onzas de agua de Arcueil (agua mineral de un pueblo inmediato á Paris) durante un mes: entonces fue quando pude observar sus efectos, pues fue- ron muy sensibles: orinaba con abundancia, digeria bien las ensa- ladas que antes no podia, quitándoseme los sudores copiosos que tenia por las noches. Observé igualmente que el uso del ácido nítrico dilatado en agua aumentaba la transpiración insensible; por tanto aconsejé á los que le tomaban, permaneciesen bien cubiertos, y evitasen la humedad de los pies. Nunca dexaré de repetir, que el ácido nítrico debe ser muy puro para administrarlo interiormente; y sobre to- do debe estar enteramente libre del gas nitroso, y que la dirección de la cura debe confiarse á un facultativo acostumbrado á distinguir estas mezclas. En los síntomas venéreos primitivos, donde solo hay que aumentar ligeramente el tono del sistema y acelerar el curso de los fluidos, podemos emplear la dosis de media dracma por cada treinta onzas de agua común. Los efectos del ácido nítrico no son siempre los mismos en to- dos los sugetos, pues algunas veces aumenta prontamente el tono orgánico, y hace desaparecer los síntomas mas graves en un espa- cio de tiempo muy corto, al paso que en otros su acción es mucho mas lenta y menos notable; estas diferencias dependen del estado del enfermo, de la idiosincrasia de los humores, y de la antigüe- dad de la enfermedad: yo he observado que en general obra con 44 ACI mas prontitud y con mas eficacia en las enfermedades venéreas an- tiguas, qualesquiera que sean los síntomas que ias acompañen. El uso de este ácido produce en algunos sugetos una especie de babeo, mas ó menos abundante; pero nunca es peligroso, y no se parece en nada al del mercurio, que se corrige con los oportunos enxua- gatorios. Otra de sus propiedades constantes, que le debe hacer muy recomendable á los Profesores, es la de desenvolver la acción de la materia morbífica, manifestando freqüentemente los síntomas que no existían, descubriendo el virus, que podia muy bien ser absorvido por todo el sistema. He tenido muchas ocasiones de ase- gurarme de este hecho, de suerte que las personas que temían el no estar curadas, ó tener algunos humores viciados después de una ó mas curaciones, se han desengañado completamente viéndose bien curadas, usando por espacio de veinte y cinco dias este ácido bien puro, y según lo he recomendado, como lo comprueban varias observaciones del autor, y otras que le han comunicado, y las ex- periencias hechas también por Cruscksank. En España se ha administrado el ácido nítrico por varios Pro- fesores para la curación de las enfermedades venéreas, convencidos de que la teoría ó fundamentos químicos con que explica su autor el modo de obrar de este ácido, es muy racional: no hemos sido tan felices como Allión: se han hecho ensayos en el Real estudio de Medicina Práctica de esta Corte, en sus Hospitales, y no se ha co- nocido ninguna ventaja: solo con la pomada oxigenada del mismo autor se han curado algunas enfermedades eruptivas; pero sin em- bargo algún otro Profesor asegura haber curado alguna dolen- cia venérea: yo lo he ensayado varias veces, y solo curé á una joven acometida de un reuma venéreo y una gonorrea de la misma especie, usando doble dosis que propone Allión, y dando fricciones con la pomada en los sitios del dolor, con lo que logré una comple- ta curación: es cierto que el ácido estaba perfectamente purificado, lo que no siempre se logra; y yo pienso que muchos de los ensayos de este remedio no han salido bien por no estar bien purificado y en mi concepto merece que se examine mejor este descubrimiento. be tratara de la pomada oxigenada en su respectivo artículo. Acido muriático. El ácido muriático no tiene radical conocido; se llama tam- bién acido marino, y espíritu de sal. Este ácido es mas ligero que los dos precedentes , su color es blanco, exhalando vapores del mis- mo color, quando esta reconcentrado: su olor es vivo y picante- siendo muy sofocante quando la cantidad es grande P,cante> En Medicina y Cirugía se emplea este ácido como todos los ACI 4; demás minerales, ya mezclando algunas gotas en agua y otras be- bidas , ó ya aplicándolo exteriormente solo, ó con algún otro me- dicamento. Usado interiormente en la forma indicada, se le con- sidera como un tónico y astringente; pues la propiedad irritante reanima las fuerzas, y aumenta el tono y acción vital en los ór- ganos. Para usarlo se deberá graduar en mas ó menos cantidad, co- mo se ha expuesto en el artículo del ácido sulfúrico , según las in- dicaciones y naturaleza de los males en que se emplea. También se le considera como diurético y útil en las hidropesías. Se ha re- comendado este ácido mezclado con agua pura para los baños de pies en las afecciones de gota de estas partes, para fixarla, y aun atraerla á estos sitios quando se teme ó se ha verificado un retro- ceso al pecho ó estómago. Para el uso de estos baños se ha de te- ner presente el estado de la piel del enfermo, su mas ó menos sen- sibilidad , y la urgencia del mal, para graduar mas ó menos la can- tidad de ácido que se ha de mezclar con el agua en que se ha de bañar. Se usa este ácido muriático concentrado exteriormente como cáustico para destruir ó detener la índole pútrida de las aftas gan- grenosas de la boca, y en las ulceraciones de esta y la garganra, aplicándole por medio de un pincel, ó mezclándolo en los enxua- gatorios y las gárgaras. Este ácido mezclado con la miel rosada y el espíritu de codearía es un excelente remedio para las úlceras pútridas de la boca; y si este mismo se desata en un cocimiento de quina, es un buen enxuagatorio para dichas úlceras. Este ácido en forma de gas produce efectos admirables para corregir las ex- halaciones pútridas y contagiosas {V. fumigaciones acidas.) Tam- bién se dulcifica como el sulfúrico por medio del espíritu de vino ó alcohol, y entonces se llama espíritu de sal dulce, ó ácido mu- riático dulce. Otros varios ácidos se extraen del rey no mineral; pero los que mas comunmente se usan en la práctica de Medicina son los que hemos expuesto mas ó menos cargados de oxígeno; pero sin variar en su carácter esencial solo en los grados de actividad: tampoco hemos expuesto las sales neutras que forman estos ácidos quando se unen con otras substancias, porque se tratará de ellas en sus respectivos artículos, en los quales, y en los de las varias enferme- dades habrá ocasión de reproducir y añadir quantas ideas concier- nan á esta parte de la Materia Médica. Ácidos vegetales. Estas substancias son extraidas del reyno vegetal; son muchas y muy conocidas de todos, como son los zumos de las frutas agrias, el vinagre y otros ácidos, que se desenvuelven en la fermentación de los vegetales. Véanse las palabras limón, na- ranja, grosella, tamarindo, vinagre &c. > Estos ácidos, como ya hemos dicho,, no son tan puros como 46 ACI los minerales, y por consiguiente no son tan activos, pues se ha- llan combinados con otras substancias que los debilitan sin circuns- cribirse á la pura acidez, no gozando con tanta energía de las pro- piedades salinas que les competen, porque, ó están mezcladas estas sales acidas con una materia extractiva azucarada , ó con un prin- cipio aceytoso, ó un cuerpo glutinoso que les hace perder su fuer- za y pureza. Sin embargo, tienen bastante uso en la Medicina, porque no todas las enfermedades exigen la actividad que gozan los ácidos minerales; fuera de que en los ácidos vegetales, ademas de su acidez, se les une alguna otra propiedad, que les hace cumplir con dos indicaciones á un tiempo: por exemplo, los tamarindos, y el crémor de tártaro , ademas de su acidez son ligeramente purgan- tes, como se verá en sus respectivos artículos. Ácidos animales. Del mismo modo que se extraen ácidos de los otros reynos, sucede también con las substancias animales que dan ácidos, como el láctico, que sale la leche: el sebácico que en- tra en la composición del aceyte animal, y es el que le da la con- sistencia fuerte, que llamamos seboj: el fosfórico, que entra en la tierra animal de los huesos, y sales fosfóricas de la orina; de esta sale el Utico, que es la base de los cálculos, de suerte que su for- mación no es mas que la incustracion de este ácido en la vexiga, que va formando capas; los gusanos de la seda, las hormigas y abejas dan sus respectivos ácidos, de donde viene el ácido bónbico, fórmi- co &c. Todos estos ácidos tienen poco ó ningún uso en la Medicina; pero el conocimiento de su existencia es necesario tenerlo para la fisiología, patología y otros usos. Ácidos. {Med.) Son muchas las enfermedades donde se per- ciben ácidos manifiestamente, que también se llaman acedías, prin- cipalmente quando se halla un ácido desenvuelto en las primeras vias: los niños son acometidos de esta enfermedad mas freqüente- mente, los sugetos débiles, los convalecientes, los de vida sedenta- ria, las cloróticas, las embarazadas, las que dan de mamar exce- sivamente, los que hacen un largo uso de leche, y alimentos aces- centes los tienen con freqüencia. El estómago es el sitio mas fre- qüente donde se deposita esta materia morbífica, enunciada por una porción de síntomas y accidentes que dan bien claramente á cono- cer su existencia, como son los eruptos agrios, una sensación de dolor en el epigastrio, en los hipocondrios, y alguna vez en las extremidades, los vértigos, el ardor que se siente en el estómago, que se extiende al esófago, que llamamos pirosis, las náuseas, y á veces vómitos, las digestiones incómodas, la salivación abundante, y expulsión de materias viscosas, y otros accidentes secundarios, que se siguen si no se corrigen , como la extenuación, la hipocondría, y otros. Las señales que deciden de la existencia de ácidos, aun- ACÓ 47 que falten los síntomas expresados, es el color de los excrementos, que salen verdosos; y así este examen es muy oportuno, particu- larmente en los niños que no pueden expresar sus sensaciones. La indicación curativa que ofrecen estos casos es, primero neu- tralizar y corregir los ácidos de las primeras vias que dañan é in- comodan á los enfermos: segundo oponerse á la formación de estos ácidos; para los primeros tienen lugar los absorventes {V. esta pa- labra.): es preferible á todo remedio la magnesia blanca bien cal- cinada. (V. este artículo.) Algunos han empleado el medio de ha- cer una gran dilución de agua común; pero este método tiene al- gunos inconvenientes: también se recomiendan los xabones y los álcalis, que pueden tener lugar en todos estos casos , prescri- biéndolos en pildoras ó en otra qualquiera fórmula. Para oponerse á la formación de estos ácidos, es preciso impedir que el enfermo tome alimento acescente; después es necesario excitar y restablecer el tono del estómago, para lo qual se emplean los ligeros eméticos y purgantes, las sales neutras, y aun los mismos ácidos minerales, como tónicos, los amargos y aromáticos, los marciales y astringen- tes, separados ó combinados, modificándolos, con arreglo siempre á la edad, constitución del sugeto, sexo, y circunstancias particu- lares de los enfermos. ACIDULO. (Mat. Med.) Esta palabra expresa la qualidad li- geramente acida que tienen algunos medicamentos, como las infu- siones, las bebidas y las aguas minerales: se dice acidular quando á qualquier fluido se le mezcla una cantidad de ácido, ya sea mi- neral ó vegetal. ACIGOS. (Vena.) (Anat.) La vena acigos, llamada también impar, está situada sobre los cuerpos de los vertebras del dorso al tado de la traquiarteria, recogiendo en todo su camino los ramos venosos de las intercostales de uno y otro lado, y otras venas, para descargar después con un solo tronco en la parte derecha de la vena cava un poco antes de perforar el pericardio. ACÓNITO. {Mat. Mea.) Esta es una planta que en general tiene una qualidad venenosa: hay varias especies de ella; pero la que únicamente se usa algo en la Medicina es el acónito azul, ó aconitum napellus. Esta especie de acónito se cría en las montañas frías de la Suecia, en Francia y aun en Italia. Se ha recomendado esta planta para el reumatismo, la gota, las calenturas intermiten- tes muy rebeldes, y otras enfermedades crónicas &c. Se la mira como sudorífica, diurética, penetrante, incidente &c. En Alema- nia y en Suecia usan este medicamento en extracto para dichas enfermedades con buen suceso, según dice Mr. Bergío, principian- do á dar un grano, y aumentando hasta doce , dando dos o tres por vez, y en las quartanas cinco granos cada dos horas. Pero es 48 ACR de advertir, que en general las plantas acres y venenosas, que han sido alabadas por los Médicos de los países frios, no corresponden, ni deben corresponder los efectos en nuestro clima. Ex. de F. ACORO. {Mat.Med.) Llamado también calamusaromaticus, ó acorus. Es una raiz aromática, que antiguamente se hacia mas uso de ella; hay tres especies, el acoro verdadero ó de Europa, el acoro de Indias, y el falso acoro. La primera especie es la que se usa en Medicina, y entra en varias composiciones farmacéuticas. Se ha tenido al verdadero acoro ó cálomo aromático, como un alexífarmaco, antihistérico , estomacal , diurético , emenagogo, cefálico &c., creyendo que obra reanimando la vida, fortaleciendo los sólidos, excitando y aumentando las fuerzas vitales, promovien- do la secreción de la orina, el fluxo menstruo, y aun precaviendo el contagio. Muchos Médicos le recomiendan para varias enfer- medades: Falopio dice haber curado muchas retenciones de orina con este remedio: Marcellus recomienda su cocimiento para los dolores de dientes. Turquet y otros varios le han considerado co- mo específico para los vértigos; empleándole también en las afec- ciones verminosas, en las debilidades de estómago, en las enferme- dades pituitosas, en la asma húmeda , en las flores blancas, en el escorbuto y otras enfermedades. Se ha usado este remedio en polvo y en cocimiento; pero de este modo se evapora su parte aromática, y lo mejor es desatar un escrúpulo ó medio en una cor- ta cantidad de vino. En el dia este remedio no tiene el mayor uso, á no ser en las composiciones farmacéuticas en que entra. ACOSTICA ó ACÚSTICA. Esta palabra en la Física significa la doctrina ó teoría de los sonidos, y aun la parte teórica de música; pero en Medicina se entiende por todo lo que pertenece al órgano del oido, ya sea con relación á su estructura {V. oído.), ó ya sea por los remedios que se emplean en sus enfermedades, que también se llaman acústicos: estos son de varias especies, ya emolientes, de- tersivos &c. ACRE. {Mat. Med.) Se llaman remedios acres las substancias medicamentosas, que tienen un sabor picante, fuerte y desagrada- ble, que penetran la epidermis de la parte donde se aplican: en las sales y los venenos se hallan con mas freqüencia estas propiedades. (Véanse estos dos artículos.) ACRIMONIA DE LOS HUMORES. {Patolog.) Los hu- mores del cuerpo humano expuestos á un grado de calor superior, al que se necesita para vivir, ó mezclados con miasmas y subs- tancias extrañas, capaces de desenvolver en ellos un movimiento que los desnaturalice. Son susceptibles de alterarse y tomar diferentes grados de acritud ó acrimonia. Nada es mas fácil de concebir que este fenómeno considerado en general; y nada es sin embargo mas ACR 49 embarazoso, que reconocer en particular los diversos géneros de acrimonias que hay en las diferentes alteraciones morbíficas de los humores. Por esta razón la mayor parte de autores, que han tra- tado de esta materia, y que han querido hacer clases químicas de las diferentes acrimonias, han escrito mas bien partos de su imagi- nación, que hechos de la naturaleza. Boerhaave no ha evitado en sus obras la crítica que hacen de ellas algunos modernos, incur- riendo también en el error de admitir cinco especies principales de acrimonias en su teoría de enfermedades humorales. La primera es- pecie es la acrimonia mecánica, que supone consistir en la simple mutación de las moléculas que toman los fluidos, volviéndose án- gulos sólidos y agudos, quedando su naturaleza por otra parte la misma, ubi ómnibus iisdem manentibus, sola figura in/ingulos sólidos , acutos componitur. Pero admitiendo , á pesar "de las grandes objeciones, esta mutación de figura, como real, ¿quién no advierte que esta alteración de forma seria necesariamente acom- pañada de una mutación de naturaleza? La segunda especie de acri- monia de Boerhaave es la salina, que subdivide en muriática, amo- niacal, acida, alcalina, fixa ó volátil, simple y compuesta. La ter- cera es la aceytosa, que mira como el producto de un aceyte ate- nuado, quemado , salino y acre. A la quarta acrimonia da el nom- bre de xabonosa , semejante á la qualidad de los venenos animales y vegetales: por último, á la quinta acrimonia la considera ser com- puesta de las quatro precedentes, y por la que se producen los acres introducidos en el cuerpo. Aunque este grande hombre haya intentado dar á conocer los signos particulares de estas acrimonias^ muchas de ellas se concebirán leyendo su doctrina, en cuya des- cripción él ha consagrado mas bien el orden y el método de la ins- trucción , que la descripción exacta de las alteraciones de los humores; y efectivamente la observación, en lugar de confirmar sus ideas acerca de las acrimonias, ha producido muchas dificul- tades para admitirlas. Los Médicos observadores, dedicados únicamente á la curación de las enfermedades, han adoptado una opinión enteramente con- traria á la de Boerhaave, pues reconocen en general, según la ins- pección de los enfermos, y el carácter de las enfermedades: i.' que todos los humores animales son susceptibles de hacerse acres y aun cáusticos: 2.0 que cada uno de ellos toma una acritud, que les es particular, y que se diferencia según su naturaleza: ¿.° que las causas de estas acrimonias son infinitas, y las mas veces muy dife- rentes las unas de las otras: 4.0 que sus efectos son tan variados como sus causas y naturaleza: 5.0 que el modo de corregirlas ó de curarlas prueba bastante, que sus efectos son realmente distintos los unos de los otros: 6.° y por último, que á pesar de la mas exic- tomo 1. g $o ACR ta observación'es imposible establecer clases de acrimonias, de los humores que se han contraído , según los caracteres químicos. Por esta imposibilidad los Prácticos mas instruidos se contentan con ex- presar, con la naturaleza de las enfermedades que producen ó las acompañan, varias especies de acrimonias; por consiguiente dis- tinguen la acrimonia escorbútica, venérea , artrítica , herpétita , psó- rica , cancrosa &c., observando que en cada enfermedad expresada por las palabras escorbuto, gálico &c. los humores tienen una ac- titud diferente y como específica. Es verdad que no se ha hecho aun el examen químico suficiente en cada una de estas afecciones; pero sin embargo teóricamente se ha pretendido que la sangre era pútrida en el escorbuto, la linfa acida en el gálico; puede ser que algún dia los trabajos de los Químicos ilustres aclaren este punto de la teoría médica, suministrando ideas para el mejor tratamiento de estas afecciones. Pero es preciso tener presente que estas investiga- ciones no han dado principio aun en el estado actual de la Quí- mica médica (Febrero 1786); y así todas las aplicaciones químicas que se hagan serán en el dia una especulación mas dañosa que útil, y que hay menos peligro en la duda y la incertidumbre en este punto, que escuchar los prestigios de la imaginación. Concluiremos este artículo con la observación relativa al es- tado actual del arte de curar. La dificultad de determinar la natu- raleza de los humores acres ha hecho casi abandonar en el dia la palabra acrimonia, no usándose ya en las consultas y discursos de los Médicos como en otros tiempos: se ha substituido en su lugar la palabra virus; á la verdad esta expresión se ha adoptado igual- mente que la de acritud adquirida de afuera, como la hidrofobia ó rabia &c. Pero se han comparado, y con razón, estas últimas acrimonias con las que contraen los humores por una causa inter- na ó degeneración lenta; y así la palabra virus por lo común es sinónima de la de acritud ó acrimonia. F. Se ha abusado infinito de la palabra acrimonia, para expli- car las causas de muchas enfermedades; y con estas ideas las mas veces quiméricas, se han inventado remedios, suponiéndote pro- piedades tan arbitrarias como las causas de los males que intenta- ban curar; de aquí los embotantes, dulcificantes 6^., á quienes se atribuye una mecánica y modo de obrar mas ingenioso que ver" dadero; pero lo peor es, que muchas veces empapados los Médicos con estas ideas hipotéticas, abusando de la dilución y demás beb- das, que creían apagaban las acrimonias, se olvidaban ó no conta- ban con las fuerzas vitales, con el estómago ni el sólido vivo v por querer curar una supuesta é imaginaria enferma l • Y contraer una debilidad deudos \^Z^t^fJ^ producido con tantos caldos de pollo y tisanas, comeTse hant- ACT 51 ventado para este efecto; los enfermos que solo perdían las fuerzas digestivas, eran los que mejor partido sacaban; pero en el dia ya se ha circunscrito esta doctrina á los justos límites; los trabajos fisiológicos y patológicos han limitado lo bastante las acrimonias: se sabe que se desenvuelven en primeras vias; pero se sabe tam- bién con quanta dificultad , ó mas bien imposibilidad, pueden pasar á las segundas; que nos ocupamos en curar las específicas, como el venéreo &c., á quienes damos con preferencia los nombres de virus ó vicios, mas bien que en averiguar su naturaleza: esto, y el hacerse en el dia un estudio mas atento y exacto del sólido vivo, y el saber que este da las modificaciones y la vida á los flui- dos, nos hacen mirar á lo menos sospechosas las Patologías humo- rales. ACRISIS. {Med.) En la doctrina de crisis, se entiende por esta palabra el estado de crudeza de los humores, que impide la separación de la materia morbífica y su expulsión fuera del cuerpo: significando todo lo contrario que crisis, porque la á es negación en griego , de que es originaria esta palabra. En otro sentido significa también la solución ó terminación de ciertas enfermedades, que se terminan sin crisis manifiesta. {V. crisis.) ACROMION. {Anat.) Se llama así una de las apofises ó emi- nencias de la escápula, conocida también con el nombre de punta de hombro, porque contribuye á formarlo: se une esta eminencia con la extremidad humeral ó escapular de la clavícula, con una ca- reta articular que tiene uno y otro hueso. ACTIVOS. (Medicamentos) {Med. activa.) Se llaman remedios activos ó medicina activa , y también heroyca, quando en la curación de las enfermedades se emplean medicamentos que se componen de substancias, en que su modo de obrar es enérgico y manifiesto, cu- yos efectos son mas ó menos rápidos, pero siempre perceptibles, como son los eméticos purgantes, los calmantes , narcóticos, los vexigatorios y demás medicamentos acres, cáusticos y corrosivos, los venenos medicamentosos &c. El manejo prudente y proporcio- nado de estos remedios es el que corona la práctica de los sabios Médicos del dia: los que solo emplean medicamentos ó instrumen- tos inertes, ¿qué hacen mas que disfrazar la medicina especiante? Es cierto que hay casos en que se debe emplear esta; pero en los mas es preciso ayudar á la naturaleza con los remedios que sean ca- paces de ello, como veremos en algunos artículos. ¿Corregirá el estado asténico en una calentura nerviosa ó maligna el cocimiento de cardo santo? ¿Quitarán los fuertes dolores en los cólicos una taza de flor de malva ú otros remedios semejantes? ¿Se curarán las hidropesías con solo el cocimiento de grama? Si en todas estas en- fermedades no se empleasen prudentemente los eméticos, cantári- 52 ADI das, opiados, las scilas y otros estimulantes, y venenos medica- mentosos, ¡quan pocas se curarían! , ADENOLOGIA. {Anat.) Es la parte de la Anatomía que trata de las glándulas. Algunos Anatómicos hacen un tratado y di- visión particular de esta parte; pero otros para evitar una repetición superflua, incluyen la Adenologia en las demás partes de la Ana- tomía, pues las glándulas secretorias se describen en la explanalogip, y las de los absorventes y huesos, quando se trata de estas parte*. ADHERENCIA. {Pat.) En Medicina y Cirugía se entiende por esta palabra la unión preternatural que se hace de diferentes partes, que naturalmente debían estar separadas, como sucede en varias enfermedades en que el pulmón se une al diafragma y demás partes del interior de la cavidad del pecho, sucediendo lo mismo con las demás visceras de otras cavidades; en las hernias es muy freqüente que el intestino ó partes que salen fuera del vientre se adhieran al saco ó bolsa que forma la hernia. Esta especie de unión morbífica suele ser la conseqüencia de la inflamación, ú otra alte- ración de la superficie de estas partes: se concibe como se forma esta perniciosa cicatriz, cotejando el modo con que se unen los dedos y las pálpebras entre sí, y otras partes, quando se ulceran,ó se hallan heridas sus superficies, lasquales se identifican y forman un solo cuerpo; por este mismo medio, y otros que no se conciben, se forman las adherencias internas, que producen los dolores y otros síntomas que veremos en las enfermedades respectivas, ADHESIVOS. (V. aglutinantes.) ADIPOSO. (Texido) {Anat.) Llamado también cuerpo ó pa- nículo adiposo: baxo esta palabra secomprehendeel texido celular, que contiene la gordura ó aceyte animal, derramado entre sus lá- minas ó celdillas: éste texido se halla colocado en toda la superfi- ficie del cuerpo debaxo de los tegumentos , y en las grandes cavi- dades , variando? su naturaleza y cantidad según la parte, edad, sexo, temperamento &c. En el panículo adiposo hay que consi- derar dos partes, una sólida y continente, que es el texido celu- lar {V. esta palabra.); y otra fluida contenida , que es la gordura. La gordura se llama también pingüedo ó aceyte animal: es un humor untoso, inodoro, de un sabor agradable, suave y oleoso, de un color blanco y transparente, pero en la vejez amarillo. Su consistencia en el cuerpo humano vivo ó á un grado de calor regular, es fluida; pero en el cadáver se condensa: al fuego se derrite de nue- vo , y aun se inflama : quando se hiela ó condensa al frió no la pueden disolver ni el agua, ni el espíritu de vino, ni los ácidos,ni el carbonate de sosa; pero el álcali puro la disuelve, convirtiéndose entonces en uu xabon alcalino que se disuelve en el agua. Los Ana- tómicos aun no están de acuerdo como se separa este fluido 5 pero ADI 53 lo mas probable es que las arterias roxas, que rodean las celdillas de la membrana adiposa, depositan en ellas este humor aceytoso; la superabundancia es absorvida y transmitida por los absorventes, que «e hallan también en estas pequeñas cavidades. La gordura en los niños es mas abundante que en los adultos, disipándose y repa- rándose mas prontamente que en ellos ; en los viejos no es tan abundante, es mas amarilla y de menos consistencia. Las mugeres tienen una gordura mas blanca que los hombres, pero mas anima- lizada que la de los niños. Por razón de las partes donde se ha- lla, varía infinito en calidad y cantidad; los tegumentos comunes son los que mas gordura tienen, hallándose también abundante al rededor de los músculos glúteos, y en la corva y axila; la hay en gran cantidad junto á los ríñones, contenida en un texido celular apretado, siendo de un color mas blanco y de un olor particular: la que envuelve el epiploon ó redaño es también abundante; pero es amarilla, mas fluida, y parece estar mezclada departes linfáticas: la figura emisférica de los pechos de las mugeres es formada úni- camente por la gordura; esta parece ser de una naturaleza particu- lar quando está interpuesta entre las fibras musculares. Los usos que se atribuyen á la gordura son los siguientes: i.° Facilita con su lubricidad el movimiento muscular ; por esta razón todos los músculos y cada una de sus fibras están en- vueltas en esta membrana; y por la misma razón los viejos flacos y macilentos son tan poco aptos para el movimiento. 2.° Impide la unión de las partes. Así vemos que consumida la cordura por la supuración, la cutis se adhiere á los músculos, y estos entre sí y con los huesos, de lo que resulta la dificultad en los movimientos naturales. •2.0 Defiende el cuerpo del frío de la atmósfera. Por eso los hombres flacos sienten mas la impresión del frió que los obesos; por lo mismo las aves y peces en las regiones boreales están vesti- dos de mucha gordura para resistir el rigor del frió. El ungüento oleoso es también uno de los mejores medios profilácticos contra los sabañones. 4.0 Da blancura á la cutis tierna, dexándose trasparentar por ella. De aquí, la blancura admirable de todas las partes que tienen debaxo mucha gordura, los pechos por exemplo. De aquí también la blancura mayor de los niños. <.° Da al cuerpo su agradable torosidad, impidiendo que los huesos sobresalgan con sus eminencias como en un esqueleto es- pantoso , y que contraída la piel por falta de distensión, forme ar- rugas feas y desagradables. Así en los héticos las prominencias dis- formes de las mexillas, y en una vieja descarnada la piel arrugada y olivácea son en extremo desagradables. 54 ADO 6.° Sirve como de almohada á muchas partes para defenderlas de la compresión. Así, las nalgas que están destinadas á servir Ire- qüentemente de asiento al hombre, son muy adiposas, para que la dureza del asiento ó la frotación no las hieran ni molesten. j.u El aceyte que se trasuda por los poros inorgánicos de la cutis á raiz de los pelos, lubrica toda la piel para que el ayre no la seque y se conserve por este medio dócil y reluciente. 8.° En fin , la gordura parece ser el elaboratorio en que el aceyte animal, por medio del gas animal ó hidrógeno carbonizado, que se exhala continuamente de las arterias y se mezcla con acey- te, se muda poco á poco en gelatina nutritiva , la qual absorvién- dose por los vasos linfáticos, es conducida con el quilo á la masa de la sangre. Efectivamente, en el feto quadrimestre, en lugar de gordura se halla meramente gelatina; y en fin , de una larga abs- tinencia muy continuada, viene seguidamente la extenuación y ma- cilencia del cuerpo. ADIPSIA. {Med.) Se designa por esta palabra la diminución ó extinción morbosa de la sed: esta enfermedad constituye el gé- nero xii del orden segundo de la clase de debilidades de la Nosp< logia de Sauvages. ADIPSOS. (V. REGALIZ.) ADORMECIMIENTO ó SOPOR. {Med.) [Fuerte sueño; estado en que las acciones que dependen del sentimiento y del movimiento voluntario están debilitadas ó suspendidas. Lo hay de dos especies: el uno, que no es efecto ni conseqüencia de ninguna enfermedad , sino que depende de causas accidentales, como el calor, el peso del ayre, un gran cansancio, la falta de dormir, ó también su exceso ; la obscuridad , la soledad disponen tam- bién para el sueño, y causan un adormecimiento mayor ó menor, que se disipa luego que cesan las causas que lo determinaron. El segundo es una enfermedad ; puede ser idiopático ó sintomático, con calentura ó sin ella, profundo ó ligero, largo, corto, y á veces periódico. Las causas generales del adormecimiento son todas las que es- torban la circulación de los humores hacia el cerebro, y que se oponen al libre exercicio de sus funciones. Las causas particulares son el calor y el peso de la atmósfera, ó también el ayre muy frió. (Se ha observado que los que han sido sorprehendidos y helados por un gran frío, antes de morir han sido atacados de un profundo adormecimiento.) Los alimentos de difícil digestión, ó tomados con exceso; el abuso habitual de los licores espirituosos; el olor de las substancias virosas y narcóticas, ó su aplicación sobre alguna par- te del cuerpo; la plétora por la supresión de las excreciones y eva- cuaciones habituales; la inanición que sigue á las evacuaciones muy AD0 55 abundantes, ó á una larga dieta; en fin , las diversas afecciones de cabeza, por exemplo, la inflamación del cerebro y de sus mem- branas , el infarto de sus vasos sanguíneos y linfáticos, la ex- pansión de algún licor en lo interior de este órgano ó su compre- sión por algún tumor, como también por la depresión de los hue- sos del cráneo. El adormecimiento es á veces síntoma de ciertas enferme- dades de la garganta, del pecho, y del vientre; tiene lugar con- secutivamente en las calenturas malignas y en algunas enfermedades eruptivas. Se han observado adormecimientos, que duraban dos, tres y quatro meses; cuya causa no se podia averiguar, no causando nin- gún desorden sensible en la economía animal, y disipándose por sí mismos después de cierto tiempo. El adormecimiento toma varios nombres conforme su intensidad y los varios síntomas que presenta. Quando el enfermo se despierta, á veces al menor ruido, abre los ojos, responde á lo que le pregun- tan , luego bosteza, y cae con mas ó menos prontitud en el primer estado, entonces se llama catafora ó sueño excesivo. Quando cues- ta mucho despertar al enfermo, y al mismo tiempo tiene el pulso igual y suave, la respiración libre, y el calor natural, entonces se llama carus ó adormecimiento perfecto. Si, al contrario, el pulso es duro, pequeño y freqüente, ó grande, desigual é intermitente; si la respiración es freqüente, difícil y estertorosa; si hay calor y ca- lentura, ya entonces es sintomático el adormecimiento, y es lo que constituye el coma: en fin; quando el sugeto no puede despertar sino por medio de una sensación fuerte y dolorosa; quando el pulso es grande, pero lento y desigual; quando el estímulo de la orina y de las materias fecales no se siente; y quando el enfermo vuelto en sí, no se acuerda de ninguna de las circunstancias del ataque, se co- noce este adormecimiento con el nombre de letargo. El pronóstico del adormecimiento se saca de la constitución de los sugetos que lo tienen, de las causas particulares que lo determi- nan , de su intensidad y al mismo tiempo de la naturaleza de las enfermedades de que es síntoma. Es menos temible en niños y mu- geres que en los viejos. El que viene de la plétora es el precursor de laapoplexía, ó de una muerte repentina: el que sucede á la ina- nición puede acaso ser saludable; presenta tanto menos peligro, quanto mas fácilmente despierta el enfermo, responde á lo que se le pregunta, tiene la respiración libre, y no sufre interrupción en sus funciones naturales. El adormecimiento sintomático indica ge- neralmente la gravedad de las enfermedades, de que se manifiesta, y rara vez dexa de ser un síntoma terrible. Restituir al ayre su natural salubridad en quanto lo permite el 56 AEC estado del enfermo; corregir el vicio de los humores; disminuir Ja plétora general ó particular; limpiar el estómago y las primeras vías de los humores sobrantes ó viciados que los recargan o irritan ; res- tablecer las evacuaciones suprimidas; moderar las muy abundan- tes ; estas son las indicaciones que se han de seguir por medio de resolutivos, sangrías, evacuantes, estimulantes, epispásticos, y otros medios apropiados á cada una de las causas que se combaten, ya sean idiopáticos, ya sintomáticos: la elección y aplicación de estos medios deben dirigirse, en uno por el conocimiento que tenemos de sus causas, y en el otro deben ser subordinadas á las indicacio- nes que presenta la enfermedad principal.] {V. el artículo debi- lidades.) ADORMIDERAS ó AMAPOLAS. {Mat. Med.) La adormi- dera, llamada también amapola, es una planta bien conocida que se cultiva en diferentes sitios de Levante, y aun en nuestros jardi- nes: hay varias especies; pero las blancas son las que tienen mas uso en Medicina, sirviéndose de las flores , las hojas y las cabezas con la semilla que contienen. Los orientales sacan un gran partido de esta planta, principalmente de las cabezas, sacando por incisión ó por expresión el opio {V. este artículo.) Antiguamente se usaban mas las cabezas de las adormideras para hacer el xarabe de meco- nio ó de adormideras; pero hoy se prefiere el opio, porque se de- termina mejor la cantidad; y así solo tienen algún uso en cocimien- to para aplicarlo exteriormente, por tener alguna virtud calmante: la semilla se emplea algo mas, pues entra en la composición de la emulsión arábiga de Fuller; las hojas y las flores se usan muy poco, porque no está aun muy determinada su virtud , principalmente en las de nuestro suelo. ADUCTORES. (Músculos) {Anat.) Son aquellos cuya ac- ción se emplea para apartar varios sólidos de la línea vertical del cuerpo, y son los antagonistas de los abductores; unos y otros nom- bres se derivan de los verbos latinos abduco apartar, y adduco ar- rimar: hay varios músculos de este nombre como el recto interno ó aductor del ojo, ó el del dedo pulgar de la mano, y el del dedo gordo y pequeño del pie &c. AECIO. (Biog.) Médico de Amida, ciudad de Mesopotamia sobre el Tigris, nació en el siglo iv, estudió en Alexandría: por va- rios pasages de sus obras, parece seguia el método de los Egipcios. Exerció la práctica de la Cirugía, particularmente en las enferme- dades de ojos. Es el primer Médico cristiano que escribió de Me- dicina. Tenemos una obra suya en diez y seis libros , intitulada Te- trabíbolos,im?res* en latín en París 1561, en folio; en León en 1549» en folio. El original de esta colección es griego; pero no se hallan mas que los ocho primeros libros impresos en Venecia en AFI 57 casa de Alde, i^34. Esta es una colección de los escritos de los Médicos que habían vivido antes de él, particularmente de Galeno. Aunque esta obra no sea sino una compilación, el autor reúne en ella cosas que se buscan vanamente en otras. Juan Cornaro la tra- duxo en latin, y la hizo imprimir en Bale en casa de Forbon en 1J42 , con el título de Contracta ex veteribus Medicina. D. H. AERIFLUXUS. {Med.) Esta denominación se da al orden iv de la novena clase de Sauvages. Fluxos. El carácter de esta enfer- medad consiste en la expulsión extraordinaria y morbosa de viento ó flatuidades por alguna de las vias, ya sea por la boca, por el ano, por la uretra, vagina &c.: este orden comprehende tres gé- neros distintos de enfermedades, á saber: la flatulencia, acdopsofia y disodía. {Véanse estas palabras.) AFECCIÓN. {Med.) Significa lo mismo que enfermedad; y así decimos indiferentemente afeccionó enfermedad catarral, afec- ción hipocondriaca, histérica, y aun inflamatoria &c. También se dice afecciones del alma, que son muchas las que experimentamos, según los diversos objetos que se presentan álos sentidos {V. impre- sión y sensación.), y otros muchos artículos en que se hablará con mas extensión de esta materia. AFECTAR. Voz de Medicina, que quiere decir, hacer una impresión molesta, atacar; y así decimos, la gota afecta las arti- culaciones &c. AFINIDAD. {Mat. Med.) Voz con que expresan los Quí- micos la fuerza de atracción recíproca que tiene la materia, la que intenta reunir los elementos ó moléculas, y por medio de esta reunión forma cuerpos sólidos. La afinidad y la atracción son casi voces sinónimas, con solo la diferencia que la primera es la fuerza que se ocupa en reunir moléculas elementales; y la segunda la que lo executa en grandes masas. Hay dos especies de afinidad por lo que respecta á la naturaleza de los cuerpos, á saber: de agregación y de composición. Se llama de agregación la que existe entre prin- cipios de una misma naturaleza, como la que hay entre dos gotas de agua, que reunidas forman un agregado, del que cada gota es lo que llaman parte integrante. Se dice afinidad de composición la que mantiene en un estado de combinación, dos ó mas principios de naturaleza diferente, como quando se ponen en contacto el plomo y el vinagre, que se descomponen, resultando otro cuerpo, que se llama azúcar de saturno úoxide de plomo; pues los cuerpos de diferente naturaleza tienen también tendencia á atraerse mutua- mente con mas ó menos fuerza; y por esta ley se executan todas las mutaciones de composición y de descomposición que se observan entre los cuerpos. La doctrina de afinidades hace hoy en la Quími- ca un gran papel; pues se sabe que por la diferencia de ellas, por tomo 1. h 58 AFI la que tiene cada uno de los cuerpos, y las partes que los forman, se hacen todas las composiciones y descomposiciones en esta cien- cia, las que dan á conocer, que todas las operaciones de la natu- raleza y las de las artes se executan por este medio. En sentido Médico, la palabra afinidad (dice Fourcroy ) expre- sa varias ideas en Materia Médica: se ha aplicado muchas veces á la naturaleza de los remeüios considerados con relación á los órga- nos afectados, ó respecto á la naturaleza de la enfermedad; y así, por exemplo, se han empleado los pulmones de ternero, de lobo y de zorra en las enfermedades del pulmón en razón de la analo- gía de estas visceras; se ha empleado igualmente la planta llamada pulmonaria en las afecciones de este órgano, por solo la semejan- za que tiene con él, y de que ha tomado el nombre este vegetal. Considerando las relaciones de los males que afligen á los hom- bres, en las de los medicamentos se hallará aun una afinidad entre los huesos, la cal y la osteocola, entre el corazón y ciertos bezoares; de aquí la ¡dea que se habia tenido de la virtud corroborante, cor- dial , alexiter ó alexifármaca de estos cálculos y de la denomina- ción de remedios bezoárdicos dada á todas las substancias acres, ardientes &c. En el dia se conoce la insuficiencia ó arbitrariedad de semejantes hipótesis, miradas como absurdas y ridiculas. Estas raras ideas eran las mismas en que se fundaban las signaturas. No es indiferente en el estudio de la Materia Médica aplicar los conocimientos que los Químicos han adquirido de las afinida- des que tienen los cuerpos unos con otros, con respecto á su ac- ción , y particularmente en la administración de los remedios.... Expondremos sumariamente de quánta importancia es á un Médico conocer el efecto de las afinidades químicas para hacer las recetas, y para administrarlas: si el Médico no está instruido de la acción química que tienen los cuerpos unos con otros, está muy expuesto á hacer mezclas, que se destruyan recíprocamente. También sucede que de otras mezclas mal hechas resulta á veces un medicamento difícil de tomar; por eso se ve que las sales poco solubles mez- cladas en un líquido escaso, ó quando los polvos quedan suspen- didos en las bebidas, entonces resultan desagradables: he visto freqüentemente mezclar sin conocimiento el oximiel con los loochs y las emulsiones que inmediatamente se han descompuesto. Pudiera citar otros muchos exemplares semejantes; pero es fácil comprehen- der que los conocimientos exactos de la Química son indispensables y necesarios para evitar estos inconvenientes, siendo igualmente necesarios para la administración misma de los medicamentos; pues se debe tener cuidado en no prescribirlos uno después de otro , ni á distancias muy cortas; porque la combinación puede muy bien producir nuevos compuestos, á no ser que convenga así quando se AFR 59 hace con todo conocimiento, por exemplo: quando se quiere que se desprenda el ácido carbónico de un álcali ó de una tierra calcá- rea, entonces se dan inmediatamente ó juntos los ácidos de limón, vinagre &c.: en fin , medicamentos muy volátiles, olorosos, ó que se descomponen al contacto del ayre, no deben ser preparados en dóses abundantes, ni conservados mucho tiempo. El éter , el álca- li volátil, los espíritus aromáticos deben ser mezclados con otros remedios al tiempo que se les va á dar á los enfermos, si se quiere que conserven toda su eficacia; la tintura marcial alcalina de Sthal, por exemplo, se descompone al cabo de algún tiempo, y no se debe preparar sino al momento que se ha de administrar; todos estos exemplos y otros muchos que se pudieran añadir son bastan- tes para probar de quanta utilidad es el estudio de la Química pa- ra la Materia Médica, y para la prescripción y administración de los medicamentos. F. AFONÍA. {Med.) La afonía es la pérdida ó supresión de la voz, que no está acompañada ni de estupor ni síncope: constituye el género quince de la clase vi de Debilidades de la Nosología de Sauvages. {V. la palabra de esta clase para su curación &c.) AFRODISIACOS. (Mat. Med.) Los afrodisiacos son los me- dicamentos capaces de excitar á muchos el amor, á quienes se les atribuyó en otro tiempo la facultad de curar la esterilidad, que se componían siempre de substancias cálidas, aromáticas, irritantes, ca- paces de reanimar prontamente las fuerzas, como eran el ambargris, la canela, las macias, la pimienta, la nuez moscada, la vaynilla, todas las semillas homblíferas y acres, empleadas en masó menos can- tidad para llenar esta indicación. Pero este método es mas peligroso que útil, quando se emplea en sugetos aniquilados por los placeres del amor, ó por otra causa; pero por lo común estos hombres son los que piden estos remedios. El uso interior de las cantáridas, que se tiene como irritante, particularmente de los órganos de la genera- ción, debe ser desterrado de la Medicina como un veneno, ó á lo menos limitarlo en algunos casos de debilidad y de inercia muy raros. Los verdaderos afrodisiacos son los alimentos suculentos y fáci- les de digerir, los harinosos, los buenos caldos y carnes asadas, algu- nos condimentos tónicos y aromáticos, las legumbres y vinos de la misma naturaleza; y así, un poco de nuez moscada, de vaynilla, pimienta, como condimentos, las criadillas de tierra, los espárra- gos, el apio, el vino de Burdeos (no desmerecen los nuestros), son los medios mas seguros para fortificar los órganos de la generación, pues se fortalece el estómago y envia á los vasos sucos restaurado- res con prontitud.... Se debe añadir á estos medios el exercicio, los paseos, la lectura agradable, la equitación, los viages y las friegas 60 AGE secas. Todos estos remedios destruyen la esterilidad quando depen- de de la debilidad. F. AFTAS. {Med.) Las aftas forman una erupción de pústulas 6 flictenas ulcerosas en la boca, ó en las partes naturales &c. Esta enfermedad constituye el género diez de la clase ni de inflamacio- nes de la Nosología de Sauvages (para su tratamiento véase la pa- labra de la clase.) AGÁRICO BLANCO. {Mat. Med.) Llamado también agá- rico de aleriz ó purgante. Es una especie de seta que cria el aleriz: Linneo le llama boletus laricis. Este remedio entra en la triaca y otras composiciones, lo han usado varios Médicos en infusión , en polvos, y su resina; y aun han hecho trociscos de él: son varias las propiedades que le atribuyen; por decontado es un purgante. Dios- córides y Galeno lo han recomendado en las enfermedades de la cabeza, en el asma, la pituita, la ictericia y la gota: se ha consi- derado también como vermífugo y alexiter. En el dia no se hace el mayor uso de esta droga, pues en caso que haya la indicación de purgar, se echa mano de qualesquiera otros purgantes resinosos ó laxantes. Agárico de la encina. Es un hongo bastante conocido de todos, que se cria sobre el tronco de las encinas viejas, de los ol- mos y otros árboles: se prepara y se seca, y entonces el vulgo le llama yesca, que es de suma utilidad en la Cirugía: se debe coger en Agosto; se pone á secar, y después se le quita la corteza exte- rior, que es blanca y dura, hasta que se encuentra una substancia pulposa. Esta se divide en pedazos, que se machacan con un mar- tillo para hacerlos flexibles y suaves, y poderlos acomodar á las heridas y otras partes, sin estimular demasiado: se aplicarán siem- pre por la superficie mas suave y esponjosa para el mejor éxito de la curación. Desde que Brossad principió á usar el agárico lo han seguido usando otros célebres Cirujanos en las amputaciones , en las aneu- rismas falsas, en varias heridas con hemorragia , en las que produ- cen las sanguijuelas &c.; y algunos han querido fiar solo á este re- medio la detención de la hemorragia, sin echar mano de la ligadu- ra ; sin aventurar tanto se debe recomendar este excelente tópico, siempre que haya vasos abiertos, y efusión de sangre, por ser as- tringente mecánico que proporciona el estrachamiento de los va- sos, impidiendo la salida de la sangre, dando lugar á que se forme el coágulo, y después la cicatriz. AGEUSTIA ó AGHEUSTIA. {Med.) Esta es una enfermedad por la qual se suprime la facultad de percibir los sabores; no se di- ferencia mas de la anorexia, en que está afecta al estómago, y k ageustia á la lengua. Sauvages coloca esta enfermedad en la clase AGL 61 de Debilidades, en el orden primero, género vi, del qual solo for- ma dos especies, que son la ageustia febril y la paralítica; las mas veces son síntomas, aunque también puede ser esencial áesta enfer- medad por un vicio nervioso local. AGITACIÓN. {Med.) Esta palabra se puede tomar en dos sentidos, en físico y en moral. La agitación física es una alternati- va de movimientos, ya diferentes, ya opuestos, que se executan mas ó menos rápidamente, produciendo sacudimientos. La agitación del espíritu ó moral es también una alternativa de afecciones, ya diferentes, ya opuestas, que se suceden mas ó menos rápidamente, y con variaciones sensibles. Decimos que un enfermo tiene agita- ción quando muda continuamente de posiciones, ansiando una que le tranquilice; pero no la halla: son muchas las ocasiones en que se presenta esta agitación y en las digestiones trabajosas; en la mayor parte de enfermedades agudas; en muchas de las nerviosas &c. se verifica este cruel síntoma. AGLUTINANTES. (Mat. Med.) Son los remedios que tienen la propiedad de unir, pegar, y de mantener unidas las partes del cuerpo, que por qualquiera causa han sido separadas: los efectos de estos remedios son bien sensibles quando se emplean en las par- tes exteriores de nuestro cuerpo, como se ve en las heridas quando se sirven de ellos, que hacen que sus bordes se mantengan en con- tacto. Estos remedios mecánicos son bastante conocidos de todos, principalmente el tafetán, que llaman de Inglaterra, que se emplea con mas freqüencia: los Cirujanos no siempre se valen de él, pues extienden el emplasto de Andrés de la Cruz, la trementina, ó alguna otra composición de gomas ó resinas sobre tafetán , lienzo 6 badana, después cortan las tiras de la figura mas oportuna, y apli- can á las heridas el número competente de ellas; de este modo lo- gran en cierta clase de heridas, que sus bordes se mantengan unidos, consiguiendo una curación pronta y segura. También han querido aplicar la palabra aglutinantes á ciertas substancias, que creían gozaban de la propiedad de unir y soldar, digámoslo así, la rotura de los vasos y otras partes de las visceras, que se hallan en las cavidades internas; pero esta opinión es muy arbitraria , fundada únicamente en hipótesis ú observaciones mal hechas: las drogas que se han empleado para este efecto no es posible hayan contenido jamas los esputos de sangre &c. por haber tapado los vasos por su qualidad aglutinante, porque esta propiedad se pierde en la digestión; y aunque llegasen estos medicamentos á las bocas de los vasos abiertos con dicha propiedad, no podrían pro- ducir de ningún modo tal efecto j la reunión de los vasos inter- nos , que han sido rotos es obra sola de la naturaleza: por el mismo mecanismo se executa la de los vasos externos y la cicatriz4 62 AGR siendo uno de los mas admirables de sus secretos. AGREGACIÓN. {V. afinidad ) AGRAZ. (Zumo de) {Mat. Med.) Nadie ignora que el xugo de agraz es el suco que se extrae de los racimos de las uvas sin madurar. Este es un ácido vegetal, que goza de todas las propie- dades que hemos descrito en su lugar {V. Ácidos.), que se con- serva en todas las boticas embotellado. Se usa comunmente en las diarreas biliosas y de otras especies, mezclando una o dos onzas de este zumo en dos libras de agua común con un poco de azúcar, formando de este modo una bebida agradable, refrescante y astrin- gente. El agraz se usa también exteriormente para ponerlo en repa- ros, y humedecer paños y ponerlos al vientre. AGRIMONIA. (Mat. Med.) Esta es una planta á quien Lin- neo llama agrimonia eupatoria; se la considera como un tóni- co bastante ligero: es uno de los remedios vulnerarios, colocán- dola también entre los hepáticos y deostruentes &c.; y así la han empleado varios Médicos en las caquexias producidas por obstrucción en las visceras del vientre, en la ictericia, en la ascitis incipiente, en las calenturas lentas, en las úlceras de los ríñones, en la gonorrea y otras varias enfermedades: tendrá lugar efectivamente este remedio, siempre que haya indicación de entonar sin estimular demasiado, por ser su acción bastante suave. Exteriormente se aplica como resolutiva y mundificante; su cocimiento es muy útil para las aftas y úlceras de la boca, y para las inyecciones de la uretra y la vexiga y en las afecciones ulcerosas de estas partes. El uso interior de esta planta es en forma de infusión teiforme, y aun en cocimientos; y es- to mismo sirve para gárgaras, que es el uso mas común que tiene en el dia. AGRIO. {Mat. Med.) Esta palabra da á entender la propiedad ligeramente acida de algunas substancias que llamamos agrias; por lo común se entiende quando algunas substancias naturales han ad- quirido esta propiedad por una fermentación particular, como su- cede con la leche, el caldo &c., que pasando algún tiempo sue- len agriarse. Quando el estómago está débil es muy freqüente el que se agrien los alimentos, principalmente el pan y otras substan- cias harinosas. Algunos medicamentos también suelen agriarse, como los xarabes, las horchatas ó emulsiones, los loochs, los caldos de pollo &c. Esta qualidad acida, aunque ligera es perjudicial en estos medicamentos, que deben ser dulces; y la fermentación que los ha hecho agrios, los ha descompuesto, privándolos de su primitiva qualidad, por lo que no se deben usar. Quando han adquirido la qualidad agria los alimentos dentro del estómago, es preciso acu- dir al uso de la magnesia, como dexamos dicho en los absorventes. (V. esta palabra.) AGU 63 Agrios del estómago. {V. ácidos y absorventes.) AGR1PPES. {Cirug.) A los niños que nacen de pies se les lla- ma arí, porque se dice que Agrippa nació de este modo. (V. parto.) AGRIPNIA. {Med.) Estado preternatural en que los enfer- mos están en una inmoderada y continua vigilia. Esta enfermedad constituye el género 23 de la clase vm. Vesanias de la Nosología de Sauvages. AGUA. {Hig.) El agua es un cuerpo fluido, pesado, diáfano, sin olor ni sabor, y sin color sensible; hasta estos últimos tiempos se le habia considerado como un ser simple , ó elemento; pero los Químicos modernos la han clasificado entre las substancias com* puestas; y efectivamente se ve que por la análisis y la síntesis se hace demostrable, que la combinación del gas oxigeno con el hi- drógeno forman el agua. El agua es el ser mas abundante, y el que con mas profusión y magestad ha derramado el Criador sobre todo el universo: nada hay mas magestuoso que el aspecto del mar, su fluxo y refluxo, la corriente de los rios &c. No hay cuerpo en toda la naturaleza en cuya composición ó combinación no entre agua; ella es esen- cial á la existencia de todos los seres, ya sea para hacerlos cre- cer, reproducir, y aun para darles el estado de perfección y na- tural de cómo han de existir; aniquila el fuego, sin embargo que la acción de este hace un gran papel en los resortes de la naturale- za; el agua , dexando el seno de la tierra y de los mares, se eleva á lo alto de la atmósfera, donde se purifica para volver á descender, conduciendo á la tierra la riqueza y la fertilidad. En todos los cuerpos hay agua en mas ó menos cantidad, ya sea en el estado de simple mezcla, ó ya en el de combinación: en el primer estado pone á los cuerpos húmedos sensiblemente, pudién- dose separar con facilidad de ellos: en el segundo no se percibe su existencia. En esta forma es como está en los cristales, las sales, las plantas, los animales &c. Así puede considerarse muy bien como el cimiento y amalgama general de todos los cuerpos; pues las piedras y las sales privadas de agua se hacen polvo; y al mismo tiempo vemos que ella facilita la unión y consistencia que tienen las argamasas con las piedras, quando se emplean en los edificios, como se ve en la operación de la cal, yeso, barro &c Llenaríamos muchas páginas si nos ocupásemos en describir menudamente el m- fluxo que tiene este gran fluido en la naturaleza; pero nos remiti- mos á los Físicos, que han tratado esta materia con toda la exten- sión y exactitud que merece, y nos contentaremos únicamente con indicar: i.°el papel que hace este fluido en la economía animal: 2.0 las varias formas que toma , y división de aguas; 3.0 entre las aguas, quáles se deben elegir para el uso común: 4.0 las que se 64 AGU emplean para curar las enfermedades, haciendo el examen de sus principios. El agua constituye la mayor parte de los humores del cuerpo humano, y es el vehículo general de los demás principios , pues ella tiene las propiedades de disolver todas las substancias aptas para la nutrición , como las gomas, los mucilagos, los xugos gelatinosos &c; y por tanto tiene una gran parte en los fenómenos de la digestión y nutrición, dando al quilo el vehículo necesario para que se ce- lebre esta última función; produciendo ademas la fluidez necesa- ria á todos los humores, para que puedan conducirse hasta las últi- mas ramificaciones capilares de todos nuestros órganos. El agua con- tribuye á la secreción de los humores útiles, y á la excreción de los que no pueden asimilarse al cuerpo humano: la sensación de la sed es suficiente para expresar la necesidad diaria que tenemos de este agente tan útil y necesario á la vida. Por todo lo qual ( dice Pres- savin) se viene en conocimiento de quan nocivo es renunciar, co- mo hacen muchos, el saludable uso de esta bebida, substituyendo en su lugar licores fermentados, los quáles tienen siempre una qualidad sospechosa, ya por el método de hacerse, ya por la naturaleza de las substancias que entran en su composición, ó ya en fin por los ingredientes perniciosos que les echa la codicia de los que trafican en ellos. Fuera de que los licores fermentados tienen muchas qua- lidades contrarias al mecanismo de la digestión...Lo que se ha ex- puesto basta para percibir quan absurdo es privar al hombre de beber agua pura, y hacer uso exclusivo del vino y otros licores; pues aunque el uso moderado del vino de buena calidad es muy provechoso en ciertos temperamentos, el no usar de otra bebida es muy pernicioso; en breve caen los hombres que incurren en este abuso en la convulsión, que llaman vinosa ó espirituosa, quando no acometan ademas otras enfermedades. El agua siempre ha sido la bebida que ha dictado la naturaleza, ofreciéndola á los hombres desde el principio de la existencia de los seres; las demás bebidas son facticias, cuyo uso se ha querido adoptar en una época poste- rior ; y si tienen alguna utilidad es por el agua, que va envuelta en ella, que sirve de vehículo para conducir las partículas espirituosas salinas, ó de otra naturaleza, siendo siempre el agua la vasa fun- damental de toda bebida, exceptuando alguna que, ó no se usa, 6 es muy perjudicial. El agua se nos presenta en tres estados diversos; en el de líqui- da , en el.de vapor ó gaseoso, y en el de hielo: estas modificaciones ó modos de existir en nada mudan la esencia, pero la disponen para producir efectos diferentes. La agua en el primer estado, esto es, fluida, es la bebida natural del hombre, como ya hemos dicho; y dexaado á los Químicos y Físicos el que traten de su elasticidad, AGU 65 pesadez &c., nos contentaremos con dar á conocer los caracteres que la hacen potable y de buena calidad , y son los siguientes: i.° ha de tener un sabor vivo, fresco y agradable: 2.0 ha de tener la propiedad de cocer fácilmente las legumbres: 3.0 ha de disolver el xabon sin hacer grumos, formando espuma. Ademas de todo esto, el agua pura para ser sana necesita que se agite, combinándose con el ayre atmosférico: por no suceder esto, la que viene inmediata- mente de nieves derretidas es mal sana, y se podrá corregir esta ó qualquiera otra á quein falte dicha combinación, si se coloca en una botella destapada, y se agita, resultando un agua mas grata y saludable; recurso sencillo y provechoso para los viageros &c. El segundo estado que puede tomar el agua es el del vapor, que no es otra cosa mas que las partículas mas sutiles de ella, que se desprenden y abandonan las masas á que pertenecen, y pasando á la atmósfera forman una especie de nube masó menos densa y per- ceptible , que es lo que los Químicos llaman fluido elástico; por lo común la acción del calórico produce esta modificación del agua. En el estado de vapor este fluido adquiere una fuerza expansiva, enorme , superior á la de la pólvora, por lo que se han valido de él para dar movimiento á las grandes bombas de agua, que se usan en los arsenales y otras partes; la disolución de las substancias huesosas que se executa en pocos minutos en la olla de Papin, prueba bas- tante la actividad que tiene el vapor para esta y otras operaciones; y así los baños de vapor {V. baños) pueden producir muy buenos efectos en la Medicina, que acaso no se podrán conseguir por otros medios, que al parecer se creen mas poderosos. El agua de vapor es la mas pura, esto es, el vapor condensado, que se llama agua destilada, ya sea por medio de alambique, en donde el fuego hace que los vapores se eleven á la cabeza de dicho instrumento, desde donde pasa ya condensada y pura á otro vaso , dexando en el fon- do del alambique las sales y otros principios fixos que alteraban su pureza, ya sea por la evaporación general, que se está haciendo continuamente de los mares y de toda la superficie de la tierra, para formar las lluvias; pues el agua lluvia se puede tener en con- cepto de agua destilada en el gran alambique de la naturaleza. En la Química y en la Farmacia se emplea con preferencia el agua destilada para las disoluciones y otras operaciones. El tercer estado que puede tomar el agua es el de hielo, en el qual le falta una cantidad de calórico, con que está combinada quando se halla en forma líquida ó de gas; pues la combinación del calórico, en mas ó menos cantidad, la hace sucesivamente pasar desde el estado de hielo al de gas: en este último estado es quando se ha combinado mayor cantidad de calórico. Dexando á los Físi- cos y á los Químicos la contemplación de los varios fenómenos que TOMO I. I 66 AGU ofrece el agua en el estado de hielo, nos contentaremos solamente con exponer algunos relativos al uso común y á la salud. El^ uso de helados es bastante conocido, pero no siempre es útil. En tiem- po de estío, en que el calórico excedente aumenta la secreción de la bilis, la altera , y produce otros varios fenómenos morbosos; en- tonces serán útiles para que roben calórico, y dexen la máquina animal en el justo equilibrio que constituye la salud. El uso conti- nuado de helados, particularmente en tiempo de invierno, es per- judicial, porque robando calórico, de que hay escasez entonces, es causa de muchas enfermedades; las pulmonías y otras afecciones catarrales de mala especie traen por lo común origen de este abu- so. La prudencia dicta, que los sorbetes y otras bebidas heladas solo se deben usar con freqüencia en tiempo de estío; y deben siem- pre huir de ellas los sugetos catarrosos y endebles, cuyo estó- mago no puede actuar bien la digestión &c. En la Medicina se usa con freqüencia de la nieve, de las bebidas heladas y frias con notoria utilidad, no solo en los casos que hay que robar calórico, sino también en los que hay que detener algún excesivo fluxo, y aumentar la cohesión de la fibra &c. Véanse los artículos hemoti- sis, epitaxis, calenturas biliosas, cólera morbo, y otros muchos, donde se hace uso de remedios frios. El agua en estado de hielo sufre aun varias modificaciones, por- que la vemos presentarse en forma de nieve, granizo, escarcha &c, modificaciones que consisten todas en circunstancias accidentales del estado de la atmósfera; cuyos fenómenos se explican bien en la Meteorología, á quien nos remitimos. Los efectos de estos metéoros son bien conocidos, y tendremos muchas ocasiones de hablar de ellos, ya como excitantes ó productores de males, ya como re- medios. Habiendo expuesto algunas ideas del agua en general; el buen orden pide que se trate en particular de las varias aguas, porque es muy esencial conocer las especies que hay de ellas en la superficie del globo, y examinar las circunstancias particulares que presen- tan; para cuyo examen las dividiremos: i.° en aguas dulces comu- nes ó simples: 2.0 en salinas minerales ó compuestas. De esta se- gunda división haremos un artículo separado baxo la palabra aguas minerales, en donde examinaremos algunas de nuestras penínsulas, á lo menos aquellas de cuyo análisis químico tengamos conocimien- to. Baxo la división de aguas comunes, trataremos de las aguas de lluvia, de fuente, de pozo, de arroyo y de rio. El agua de lluvia es la que se emplea en todo el universo con mas profusión; y así como la bebida sirve á los animales en particu- lar , del mismo modo esta agua suministra á la tierra la humedad que necesita, y la que habia perdido por la evaporación continua y AGU 67 la sequedad inducida por el calor del estío &c. Ella refresca la atmósfera y la purifica al mismo tiempo, arrastrando, quando cae, quantas materias heterogéneas encuentra; por último, sirve para proveer en gran parte las fuentes y los ríos. El agua de lluvia (dice Presavin) ,,por ningún caso puede contener cosa heterogé- nea , porque el calor suave con que se evapora de la superficie de la tierra para transmitirseá las nubes, no puede levantar ninguna de las substancias con que pudiera hallarse combinada. Esta destilación de la naturaleza es infinitamente superior á la que se hace en nues- tros laboratorios. Jamas ha podido el arte hacer potable el agua del mar; por lo menos, si lo ha hecho ha sido con operaciones tan complicadas, que no tienen comparación con las de la naturaleza, la qual evapora á cada minuto de la superficie del mar porción considerable de agua, que nos devuelve en lluvia perfectamente pur- gada de quanto pudiera empañar su pureza." Estas verdades, tan confirmadas por la experiencia, y por to- dos los que han tratado de esta materia, pudieran empeñar á muchos pueblos de nuestra península en construir depósitos de agua llovedi- za , y preferirla á la que usan de pozos, de aguas salobres, gruesas, impuras, y á veces mal sanas. En nuestra Mancha pudieran muy bien valerse de este recurso, y entonces no carecerían tanto de esta pre- ciosa bebida, disfrutándola de mejor calidad. La construcción de estos depósitos pudieran executarse de varias formas. Según la localidad de la población, ya en lo alto de una colina ó montaña , que seria lo mejor; ya en el centro de la tierra, ya generales para la pobla- ción ó particulares &c. En conclusión, el agua de lluvia es la mas pura, como se ha dicho, y por consiguiente preferible á las demás; y aunque es cierto que se mezcla al caer con algunas partículas heterogéneas, se despoja fácilmente de ellas, dexándola en reposo, y en donde tenga el ayre libre salida. El agua de fuente ó de manantial es bastante conocida de to- dos para que nos ocupemos en definirla y hacer su descripción. Esta es la que mas comunmente usamos para bebida; y estando pu- ra es una de las mejores que se pueden emplear para apagar la sed, para el uso medicinal &c; pero es algo difícil que al filtrarse por entre la tierra, no se agreguen á estas aguas materias heterogéneas. En nuestra España, sin embargo, tenemos aguas de fuente bastan- te puras y superiores á las que se beben en Francia, Italia y otras partes, y pueden competir muy bien con la de lluvia que prefie- ren algunos extrangeros, acaso por no conocer las aguas que sumi- nistran nuestras fuentes. El agua de pozo es originariamente lo mismo que la de fuente, con solo la diferencia que se extrae de unos hoyos profundos; en cuyo fondo se hallan los manantiales, y según que estos atraviesan 68 AGU substancias misclbles con el agua, estará mas ó menos cargada de partículas heterogéneas. Las aguas de pozo, cuyos manantiales no atraviesan por arena, sino por sitios arcillosos, y otras substan- cias solubles, estas aguas no solo son las mas crudas, sino también las mas impuras; y así se ve claramente que disuelven mal el xabon, y no cuecen bien las legumbres; y solo se debe echar mano de ellas para beber y condimentar los alimentos , quando no haya otras. Regularmente quando se beben estas aguas se hace sensible al gusto su insalubridad por la sensación desagradable que ofrecen , y que expresamos diciendo esta agua es gorda: sin embargo, hay po- zos en que se halla una agua regular, ó por ser profundos, re- cibiendo las aguas de un rio, ó de un manantial puro inmediato &c; pero por lo general el agua de pozo es mal sana, porque contiene substancias terrosas, que no pudiéndose disolver en nuestros humo- res, produce atascamientos en los vasos capilares, formándose congestiones, cálculos, y otras enfermedades. Las aguas de los rios traen origen de las fuentes ó manantia- les que suministran agua para formar los arroyos, y reuniéndose estos después, los rios; los quáles recogen todas las aguas esparcidas por la tierra para precipitarlas en los mares, después que han pa- gado el digno tributo á la tierra, derramando en ella la fertilidad y la abundancia; y sirviendo igualmente á otros usos muy intere- santes de la vida civil. El agua de rio, en sentir de Presavin , es preferible á todas, después de la de lluvia, y mas las de rios gran- des; porque tienen mayor cantidad de agua llovediza, y con el continuo traqueo de la corriente, se descargan fácilmente de los cuerpos heterogéneos que se les puedan haber agregado; pero sin embargo, esta no será tan buena , ni preferible á las demás, quan- do su corriente es por terrenos yesosos, betuminosos &c.; pues en este caso se halla bien puerca, y de un sabor desagradable, y por consiguiente mal sana. De todo lo expuesto se infiere, que las aguas mas puras y saludables son las de lluvias bien conservadas; las de rio, parti- cularmente si se purifican antes por un filtro de arena, no desme- recen de las anteriores, ni de las de algunas fuentes, que salen bien filtradas y puras, por traer origen sus manantiales de terrenos are- nosos ó siliceosos; las de pozo, y de algunos ríos, y todas las que envuelven algunas partículas heterogéneas, no son tan saludables y apropiadas para usarías en bebida, las que deben tener siempre para serlo las condiciones que hemos expuesto en el tercer párrafo de este artículo. El quarto punto que nos propusimos tratar en este artículo, esto es, las aguas que se deben emplear para curar las enfermedades, se expondrá en el siguiente y otros, que le precederán. AGU 69 AGUAS MINERALES. {Mat. Med.) ^Llamamos aguas mi- nerales todas las que contienen substancias extrañas, salinas, azu- frosas, terrosas, metálicas ó gaseosas; estas aguas ofrecen uno de los medios mas sencillos é importantes para curar y precaver mu- chas enfermedades. Las aguas minerales se cargan de los principios que contienen los terrenos por donde pasan, principalmente si contienen minerales, sa- les, substancias piritosas, descomponiéndose y uniéndose á ellas. Hasta el siglo xvn no se principiaron á desenvolver los primeros co- nocimientos, que Plinio y otros antiguos nos dexáron de estas aguas. Boy le se ocupó útilmente en este importante objeto en 1663. La Academia de las Ciencias en la misma época, penetrada de la uti- lidad de emplear sus tareas sobre las aguas minerales, encargó á Duelos la análisis de muchas de ellas; y después otros muchos sa- bios Químicos se entregaron sucesivamente á estos trabajos. Desde que se han seguido con cuidado los métodos simples y fáciles de analizar, se ha ilustrado infinito el conocimiento de los principios constitutivos de las aguas minerales, el de las combina- ciones , sus residuos &c., que arrastran freqüentemente en muy cor- ta cantidad , siendo muy difícil examinar y determinar sus caracte- res distintivos. Veremos las substancias que la análisis ha suministra- do hasta el presente, según el orden que ha seguido Fourcroy; por el qual se percibirá que en las aguas se halla la tierra silícea en corta cantidad, y que por lo común está suspendida sin precipitarse; el alumbre se halla también, pero en un estado de finura extraordi- naria, yes el que quita la transparencia de las aguas, las hace grue- sas aun al tacto, y por eso se llaman xabonosas. La cal, la mag- nesia y la tierra pesada ó barita no están nunca puras en el agua, pues se hallan siempre combinadas con los ácidos, y particular- mente con el ácido carbónico. Tampoco se ven en ellas los álcalis fixos en su estado de pureza; pero sí freqüentemente formando sa- les neutras. No sucede lo mismo con el amoníaco, y la mayor parte de los ácidos, pues el que goza entre estos últimos la ma- yor libertad es el ácido carbónico, que es el que forma las aguas gaseosas, espirituosas ó acídulas. Entre las sales neutras perfectas no se hallan en las aguas mi- nerales sino el sulfate de sosa ó sal de Glaubero, los muriates de sosa y potasa, el carbonate de sosa, que se halla freqüentemente en ellas en disolución: el nitrate, el carbonate de potasa lo contienen rara vez. El sulfate de cal, el muríate calcáreo, el muriate de magnesia, su carbonate, y los nitrates calcáreos no se hallan sino en las aguas salinas. Las sales donde entra la alumina y la barita no están casi nunca en disolución en las aguas; sin embargo, la alúmina se halla en al- 7o AGU gunas. El gas inflamable ó hidrógeno , aun no se ha encontrado en disolución en las aguas minerales. Fourcroy ha descubierto el azu- fre puro en las aguas de Anguien. En el estado de hígado de azu- fre (sulfureto) se le halla algunas veces, y es el que mineraliza las aguas de las fuentes sulfurosas las mas conocidas. De todos los metales, el hierro es el que se halla mas freqüen- temente en disolución en las aguas, ó combinado con el ácido car- bónico, ó unido al ácido vitriólico ó sulfúrico. El arsénico, los sul- fates de cobre y de zinc, que se hallan en muchas aguas, les dan propiedades venenosas, y se debe reconocer su existencia solo para evitar su uso perjudicial. Todos estos son los principios que se han reconocido hasta el presente en las aguas minerales, que varían en razón de las alteraciones particulares que han adquirido en lo inte- rior del globo y en su superficie. De la utilidad de las aguas minerales en general. Antes de entrar en la descripción particular de las diferentes especies de aguas minerales, que se han reconocido como mas ven- tajosas al arte de curar; es preciso examinar en general el bien que pueden producir á los que las usan con las precauciones ne- cesarias. Estas aguas pueden ser de mucha utilidad, ya sea que se empleen interiormente, ó que se haga uso de ellas en la superficie del cuerpo; se les puede considerar en general como el remedio mas común y el mas apropiado para casi todas las enfermedades crónicas, y aun al fin de las agudas. En efecto, los principios de estas aguas, elegidas según las circunstancias, son capaces de dar tono á los sugetos debilitados por las violentas enfermedades, dán- doles también movilidad y energía, que acaso se intentaría inútil- mente por otros medios. Hay pocos remedios mas bien indicados que las aguas minerales para curar las enfermedades crónicas, que freqüentemente vienen por debilidad, y también por embarazos y obstrucciones en las diferentes visceras del vientre, y para las que son producidas por evacuaciones suprimidas ó desarregladas, ayu- dadas también de otros remedios, que indique una sabia prác- tica. En las enfermedades hipocondriacas y vaporosas ¿no son uno de los mejores auxilios para mudar la constitución física y moral? En efecto, se puede decir que las aguas minerales obran sobre la constitución física por muchas razones; pues el exercicio del viage, que se debe hacer para ir á tomarlas; la distracción del espíritu, que es indispensable, ya sea por el mismo viage, ó por las diversiones de varias especies en que se ocupan en aquellos lugares; el aleja- miento del sitio donde han sufrido los males; la mutación de ayres; el nuevo régimen de vida &c. son motivos muy poderosos para AGU 71 conseguirlo. Estas consideraciones prueban, que debe haber una mutación física en los sugetos que van á tomar aguas minerales; y es preciso convenir también que ellas deben influir igualmente en la situación moral, derramando la serenidad y la alegría en lugar que los cálculos tristes embebían antes toda la atención de los en- fermos , debiendo afectar precisamente su ánimo. Es necesario aun convenir que de todos los medios que emplea el arte de curar, no hay uno mas dulce, que sea menos repugnan- te, y que obre de un modo menos molesto y mas insensible que el de las aguas minerales, haciendo por medio de ellas que la natu- raleza elija con utilidad el órgano mas favorable para la excreción de los humores que debe expeler, ya sea por la cámara, por la ori- na, por la piel, ó por otros órganos. Pero si estos remedios pro- porcionan un gran número de ventajas quando se emplean con dis- cernimiento, pueden también ser muy perjudiciales quando se to- man en circunstancias que estén contraindicadas. También es nece- sario observar que hay aguas que no contienen principios sensibles á la análisis, y sin embargo pueden producir efectos sensibles en la economía animal; pues es suficiente para esto que sean muy li- geras, muy vivas, y que su temperatura se diferencie de las comu- nes, como sucede con las de Plombieres y de Lugenil, que parece no diferenciarse de las aguas puras sino por el calor. De las aguas minerales quando son dañosas. Se debe temer en general hacer uso de las aguas minerales en los sugetos que tienen frios, dolores de cabeza, laxitudes espon- táneas que puedan ser preludios de enfermedades agudas; no de- biéndose emplear ordinariamente en los sugetos delicados, en los que tienen débil el pecho, en los asmáticos, ó los que escupen sangre. También es necesario proscribirlas quando se temen algunos abscesos interiores, ó derrame en alguna cavidad. No convienen quando los enfermos tienen tumores rebeldes ó escirrosos. Es necesario evitar el uso de purgantes quando usan estas aguas los sugetos que bebiendo mucho no la espelen fácilmente y con prontitud por la orina, ó quando padecen la disuria. Las aguas minerales no con- vienen tanto á los viejos como á los jóvenes que están en el vigor de la edad. A los sugetos que padecen las enfermedades ventosas, por lo común no suele probar el uso de las aguas minerales aéreas fio mismo que á los que tienen débil la cabeza ó enferma. En general todas las aguas tónicas no se deben usar en los temperamentos cá- lidos , vivos (lo mismo que irritables), y á los que se teme la infla- mación en sus enfermedades, ó quando principia. Es necesario saber qual es el tiempo mas oportuno para hacer 72 AGU uso de las diferentes aguas, supuesto que hay algunas de ellas que se pueden usar en todos tiempos; otras que no convienen sino en la primavera y el otoño, y otras en fin que se pueden emplear en la primavera, estío y otoño. También es necesario observar que se han de tomar las aguas minerales, sean naturales ó artificiales, al grado de calor que tienen en la fuentes; cuyos buenos efectos son para tal ó tal enfermedad. Sin embargo, se tendrá presente que si se han de suministrar á un sugeto de una constitución mas ó menos fuerte, que exige las aguas ordenadas, será bueno templar el frió ó el calor, según las circunstancias. Se debe saber igualmente que estas aguas se toman por lo común en ayunas; quando se beben en la fuente se toman 3,405 vasos de á seis onzas cada uno, hacien- do algún exercicio, que no sea muy violento en los intervalos que debe haber de cada vaso. Se aumentará de dia en dia la dosis, según las enfermedades y las fuerzas del enfermo. Los temperamentos ro- bustos beben fácilmente 8 ó 10 quartillos cada mañana. Se de- be observar también que es muy importanre seguir la progresión de menos á mas al principio, y de mas á menos al finalizar , siendo muy peligroso beber con exceso estas aguas al principio. En las constituciones delicadas sucede con freqüencia , que hay necesidad de suspenderlas y suministrar á los enfermos las infusiones, coci- mientos , leche &c. en fin quantos medios convengan, y con los que han experimentado alivio antes. A los sugetos pletóricos y sanguíneos se les debe disponer ó preparar con la sangría, y los que tengan las primeras vias embarazadas deben ser evacuadas; en una palabra, no se deben tomar las aguas minerales sin prescribir antes el méto- do que se debe seguir por el Médico que asiste al enfermo, ó por el del lugar de las aguas. División de las aguas minerales. Por todo lo que se ha dicho se percibe que las varias clases de aguas minerales se pueden establecer relativamente á las diferentes substancias que contienen: esta materia es muy extensa; pero sin embargo , los Naturalistas y los Químicos han convenido en hacer divisiones metódicas relativas á los principios que contienen mas abundantemente estas aguas, y que poseen al mismo tiempo pro- piedades las mas enérgicas. Monnet ha dividido las aguas minerales en tres clases, á saber: en alcalinas, sulfúreas y ferruginosas. Algu- nos descubrimientos modernos exigen la división de estas aguas con mas extensión. Duchanoy, Médico de París , ha dado una obra donde se hallan todos los principios y reglas mas interesantes para el método de preparar las aguas minerales artificiales. Este autor divide las aguas minerales en diez clases, á saber: las gaseosas, las AGU 73 alcalinas, las terrosas, las ferruginosas, las aguas calientes simples, las aguas termales gaseosas, las xabonosas, las sulfúricas, las betu- minosas y las salinas. Esta división sin duda es mas completa que todas las que se han hecho hasta aquí; pero yo pienso como Four- croy, que ha multiplicado demasiado las clases, siendo así que no existen todas estas aguas minerales; que las que llama calientes sim- ples no contienen principios minerales, no debiendo formar una clase por solo el calor aumentado que tienen, y que las aguas ga- seosas puras no existen en la naturaleza; y así yo sigo la división que ha hecho Fourcroy, porque me parece mas simple y mas me- tódica , á saber: i.° en gaseosas ó acídulas, en las quáles el ácido carbónico se halla muy abundante: 2.° en salinas, que tienen bas- tante cantidad de sales neutras en disolución, obrando sensible- mente, siendo por lo común purgantes: 3.0 en sulfurosas, que parece que gozan de algunas propiedades del azufre: 4.0 en ferru- ginosas , en las quáles el hierro se halla disuelto por el ácido car- bónico ó por el vitriólico. Propiedades medicinales de las aguas minerales gaseosas en general. Estas aguas parece que tienen una acción particular sobre las membranas del estómago é intestinos. Su principio volátil les au- menta el tono quando se ha disminuido, dando resorte y energía á sus funciones, por lo qual, después de haber hecho algún uso de estas aguas, la digestión que antes se executaba con lentitud y al- un trabajo se efectúa mas fácilmente: dichas aguas disuelven los umores biliosos y viscosos, que podían muy bien servir de obstá- culo, dando al vientre la libertad que no tenia antes: en fin, disi- pan la languidez y las melancolías. Las emanaciones de estas aguas tienen la ventaja de estimular agradablemente las fibras nerviosas de toda la economía animal, de insinuarse fácilmente, penetrando hasta los vasos mas pequeños, proporcionando excreciones saluda- bles. Las aguas gaseosas convienen también en las enfermedades de la piel, en las palideces, en las afecciones del pecho, como no esté muy alterado, en las nerviosas, las flores blancas, en la su- presión de la evacuación periódica de las mugeres; siendo particu- larmente muy eficaces en los dolores de cabeza muy violentos, los reumatismos &c. Propiedades medicinales de las aguas salinas. Las propiedades que en general se atribuyen á las aguas minerales salinas son las de ser aperitivas, resolutivas, diuréticas, propias para TOMO I. K 74 AGU disolver las materias glerosas y tenaces del estómago y tos intesti- nos: hay sin embargo muchas de estas aguas, que son mas ó menos purgantes, las quáles serian verosímilmente contraindicadas si hu- biese algún tumor en el piloro, ó una gran sensibilidad en los órga- nos de la digestión; sin embargo, se recomiendan en las afeccio- nes que proceden de materias biliosas detenidas en el hígado, en la ictericia, en la hemiplexía; si se prolonga su uso, también disuel- ven las piedras ó cálculos biliares, curando las calenturas y quarta- nas rebeldes. Las aguas que son mas ligeras y simplemente diuréti- cas, convienen en la nefritis. Estas aguas promueven las evacuaciones periódicas de las mu- geres y hemorroydales; son útiles para las enfermedades de la piel; hacen daño á los que tienen frió, laxitudes espontáneas; que están amenazados de calenturas continuas; que tienen el pecho delicado, ó que escupen sangre; también son dañosas quando se padecen tu- mores escirrosos, abscesos internos, retenciones de orina y flatos: no se debe servir de ellas para purgar los paralíticos, los vaporosos ó hipocondríacos, y los que padecen extenuación. Propiedades de las aguas sulfurosas en general. Las aguas sulfurosas, tomadas interiormente, producen la abstric- cion de vientre, pero pasan con facilidad á las vias de la orina: son mas ó menos calientes, según su grado de fuerza; aceleran la circu- lación ; disminuyen el sueño , aumentan la transpiración y el apetito, y algunas veces hacen escupir sangre. Estas aguas son muy buenas quando hay en el estómago crudezas glerosas y ácidos, y quando esta viscera está sujeta á males continuos. Se emplean con gran su- ceso en las diarreas rebeldes, y en varias enfermedades crónicas, en la supresión ó disminución de las menstruaciones, en la disposición al espasmo &c. Propiedades medicinales de las aguas ferruginosas en general. Las aguas minerales marciales obran en general con una cierta actividad en las primeras vias, que dando al estómago el resorte que ha perdido, favorecen infinito las digestiones. Se ordenan con suceso en las gonorreas, flores blancas, diarreas rebeldes, disente- rias crónicas. Es esencial antes de hacer uso de estas aguas, eva- cuar los enfermos quando el estómago y los intestinos están llenos de crudezas, porque sin esta operación, en lugar de aprovechar, dañarían infinito. Pero después de haber purgado á los enfermos, se experimentarán grandes ventajas con el uso de estas aguas, dan- do fuerzas y energía á toda la máquina, particularmente á los con- AGU 75 valecientes; favoreciendo infinito al desatascamiento de las glándu- las ó las visceras, que pudiera producir malas conseqüencias: lo- grándose esto mas completamente si se añade el uso de los baños de estas mismas aguas. Se hace aun un uso mas feliz de ellas pa- ra facilitar la dificultad de mover las excreciones. Es necesario algu- na atención para administrarlas en los temperamentos vivos, secos, y de,fibra irritable; y se deben proscribir en todas las enfermeda- des donde haya algo de inflamación. Las aguas marciales naturales, para que aprovechen mejor, se de- ben tomar en la fuente; pues si se conducen lejos el hierro se pre- cipita. Las que son acídulas pierden su ayre fixo ó gas ácido car- bónico; y así es muy prudente si no hay proporción de ir á tomar- las á su nacimiento, hacerlas preparar {V. aguas minerales ar- tificiales.); siendo este el mejor partido, y preferible ai de tomar las traídas de mucho tiempo y de larga distancia.] Seria inútil trasladar aquí la análisis, descripción, clasificación y enumeración de las varias aguas minerales que se hallan en Fran- cia , y descritas en la Enciclopedia, de quien solo hemos tomado algo de sus generalidades, porque seria de poca ó ninguna utilidad á los profesores Españoles; pero nos es doloroso no poder colocar en su lugar un quadro de la análisis, del gran número de aguas minerales de todas especies que tenemos en nuestra península: aca- so habrá pocas naciones tan ricas de estas aguas como la nuestra , y es muy extraño que nuestros Químicos, las Universidades y demás Cuerpos facultativos no hayan emprendido un trabajo tan útil y aun necesario. Sin la análisis no se pueden imitar, ni aun aplicar con se- guridad en las varias enfermedades que están indicadas. Es de es- perar que con las luces que se van derramando en nuestra penín- sula , y los conocimientos de Química, que se van adquiriendo, ven- ga un dia venturoso en que se emprenda esta costosa y difícil empresa, y que en obsequio de la humanidad los cuerpos literarios y los facultativos vayan haciendo, como ya han principiado, la análisis de nuestras aguas minerales, y se pueda como en Francia presentar una clasificación y descripción exacta de sus principios y propieda- des &c. En el dia estamos muy lejos de poderlo executar; porque si acudimos á nuestras obras antiguas, que tratan de esta materia, solo hallamos de utilidad, quando mas, el sitio donde están las fuentes, que importaría mejor conocer; y aunque sabemos va- gamente á la clase que pertenecen algunas, como no conocemos ni el número, ni las proporciones que guardan entre sí las diversas substancias que las componen , hemos tomado el partido de dar una idea solamente de las que en estos últimos tiempos han sido ana- lizadas, según lo que hemos podido recoger de las pocas obras y ma- nuscritos privados, que nos han suministrado los sabios profesores 76 AGU que han emprendido so examen, y son las siguientes. Solan de Cubras. Las aguas de esta fuente, situada en la sierra de Cuenca, analizadas por el Sr. García Fernandez en 1787, pertenecen á las acídulas alcalinas frias; y contienen por cada 600 libras ponderales Fluidos elásticos. Pulg. cúbicas. Ácido aéreo, 6 gas ácido carbónico..................... 576 Ayre atmosférico............................................... 090 Substancias fixas. Onzas. Drac. JEscr. Granos. Sal común, ó muríate de sosa............... o o 1 21 Sal marina de magnesia, ó muríate de magnesia.......................................... 010 042 Nitro, ó nitrate de magnesia................. o o 2 16 Vitriolo, ó sulfate de magnesia............ 022 23§ Nitro vitriolado, ó carbonate de sosa..... o 1 2 20 Sal febrífuga de Silvio, ó muríate de po- tasa................................................. OOI 20f Tártaro vitriolado, ó sulfate de potasa., o o 1 21 Magnesia aereada, ó carbonate de mag- nesia................................................ o 1 2 00 Tierra caliza , ó carbonate de cal......... 130 23! Hierro aereado, ó carbonate de hierro., o o 1 05£ Arcilla ó alúmina................................. 000 o6| Tierra silícea..*.................................... o o o 14 Estas aguas corresponden á la clase que se ha indicado, y el método propuesto por el Sr. Fernandez para hacerlas artificiales es el siguiente: se combinan con una cantidad de agua destilada las por- ciones que le corresponden de gas ácido carbónico y ayre atmos- férico: se mezcla después la porción de los carbonates de sosa, cal, magnesia y hierro, y la alúmina y tierra silícea que corresponden á esta cantidad de agua: se dexa por espacio de veinte y quatro horas en una redoma bien tapada para que el gas no se volatilice, y para que disuelva y tenga suspendidas en el agua dichas subs- tancias: se le agregan después las porciones correspondientes de los muriates de sosa, de magnesia y de potasa, los sulfates de magne- sia y de potasa, y el nitrate de magnesia: se dexa así por otras veinte y quatro horas; después de lo qual presenta esta agua las mismas propiedades, y tiene el mismo olor que las naturales. Rosal de Beteta en el Obispado de Cuenca. Estas aguas, ana- AGU 77 Tizadas también por el Sr. García Fernandez en el mismo año que las anteriores, pertenecen á la misma clase, y contienen por ca- da 200 libras de agua Fluidos elásticos. Pulg. cúb. Lin. cúb. Acido aéreo , ó gas ácido carbónico........... 78 Ayre atmosférico..................................... n 6* Substancias fixas. Onzas. Drac. Escr. Granar. Sal marina de magnesia, ó muríate de magnesia......................................... o Sal común, ó muríate de sosa............... o Sal de Epson, ó sulfate de magnesia..... o Sal de Glaubero, ó sulfate de sosa........ 1 Selenita, ó sulfate de cal...................... 4 Nitro de magnesia, ó nitrate de mag- nesia..................,............................ o Tierra caliza aereada........................... 1 Magnesia aereada, ó carbonate de mag- nesia................................................ o Hierro aereado, ó carbonate de hierro., o Arcilla ó alúmina................................. o Tierra silícea........................................ o 23l *3f 08 *3i Mi 10 Esta agua se hace artificialmente, disolviendo por medio de la ebullición, en una cantidad conocida, la porción de selenita que le corresponde: se combina después con la parte debida de ácido carbónico y ayre atmosférico: se le agrega la tierra caliza, los carbonates de hierro y de magnesia, la alúmina y tierra silícea; y se le añaden por último las porciones correspondientes de los mu- ríales de sosa y magnesia, de los sulfates de magnesia y sosa, y nitrate de magnesia. Sumas-Aguas: distante legua y media de Madrid. La análisis de estas aguas está hecha por los Sres. Enciso, Ruiz del Cerroa y Bañares, y es como se sigue; Libras. Agua mineral.................................................. 2 00 Fluidos elásticos. Acido carbónico................... Pulg. cúb. 12.745 950: 78 AGU Substancias fixas. Granos. Muríate de sosa................................... oo6| Muríate de magnesia............................ 009 Sulfate de magnesia.............................. oi8| Muríate de cal.................................... 002 Sulfate de cal...................................... 004 Magnesia aereada (carbonate de magne- sia)................................................. 140 Arcilla aereada (carbonate de alúmina). 86 Cal aereada (carbonate de cal)............ 016 Hierro aereado (carbonate de hierro)... 018 Silex (tierra silícea).............................. 002 Los Profesores que examinaron estas aguas aseguran que contie- nen gas hepático ó gas hidrógeno sulfurado, aunque en muy corta cantidad, porque así se lo ha indicado constantemente su olor; pe- ro no han podido apreciarlo por no habérseles presentado en nin- guno de los experimentos de la análisis. El método empleado por estos Señores para hacer estas aguas artificiales ó su síntesis, consiste en saturar una cantidad conocida de agua destilada con la porción de ácido carbónico correspondiente, agregarle luego las demás substancias fixas que la componen , y po- ner después la vasija boca abaxo por quatro dias, para que no se evapore el gas, pasados los quáles se halla examinándola, semejan- te en todo á la natural. La temperatura de estas aguas es desde el 15 hasta el 19 grados sobre el hielo del termómetro de Reaumur, por lo qual corresponden á las aguas ferruginosas frias. G-avá en Cataluña. Analizadas por el Sr. Samponts: contienen por cada 100 libras de agua Substancias volátiles. Pulg cúb. Acido carbónico.............................. 118 Substancias fixas. G ranos. Carbonate de hierro............................ 140 Muríate calizo..................................... 101 Muríate de magnesia............................ 058 Sulfate de sosa.................................... 049 Sulfate de magnesia.............................. 080 Sulfate de cal....................................... 040 AGU 79 El Sr. Samponts no quiso indagar la cantidad de ayre atmosfé- rico; porque este depende en las aguas de su grado de calor, ó de la agitación que experimentan. Estas aguas corresponden á las acídulas ferruginosas, y el mé- todo empleado por el Sr. Samponts para hacerlas artificiales es el siguiente: saturó el agua con la porción debida de ácido carbónico, le añadió la correspondiente cantidad de hierro flogisticado; y lue- go que estuvo perfectamente disuelto, le añadió las porciones de los muriates de cal y de magnesia, y los sulfates de cal, magnesia y sosa. Esta agua artificial, después de disueltas todas las substan- cias de que se compuso, presentó los mismos resultados que la natural. Aguas minerales analizadas por D. Pedro Gutiérrez Bueno. Aguas termales ó calientes de Arnedillo. En la Rioja, á cinco leguas de Calahorra y dos de Arnedo se hallan estos Reales baños; cuya temperatura está á los 42 grados del termómetro de Reaumur: cada 16 onzas de estas aguas contienen las substancias aeriformes y fixas siguientes: De gas oxígeno y azótico combinado en partes iguales.................................... 32 pulgadas. Gr. Dec. De muríate calcáreo.............................. 00,77 De muríate de magnesia....................... 25,00 Aguas de Trillo también calientes, que pueden pertenecer á las acídulas alcalinas; su temperatura está á los 23 grados sobre cero del termómetro de Reaumur; y contiene en cada libra de agua lo siguiente: De ayre atmosférico............................ 31 pulgadas. Gr. Dec. De muríate calcáreo............................ 01,04 De sulfate de cal................................. 00,06 De muríate de magnesia........................ o8,co Aguas de Sacedon calientes, que constan de los mismos prin- cipios que las anteriores , pero en distinta proporción; cuya tempe- ratura está á los 22 grados del termómetro de Reaumur: contienen en cada libra de agua las substancias fixas y aeriformes siguientes: 8o AGU De ayre atmosférico............................. 26 pulgadas. Gr. Dec. De muríate de cal................................ 00,07 De yeso ó sulfate de cal....................... 00,03 De muríate de magnesia....................... 04,00 Aguas analizadas en Madrid por el dicho Sr. Bueno. Aguas del Molinar en el Valle de Carranza. Estas aguas son frías; pero su temperatura es igual, á pesar de las vicisitudes de la atmósfera: su gravedad específica es casi igual á la del agua desti- lada; y cada 16 onzas de esta agua contienen en disolución 22 granos de muríate calcáreo, y 9 granos de sulfate de cal. Aguas minerales de Puerto llano. Estas aguas ferruginosas y gaseosas frias, contienen en cada 16 onzas de agua las substancias siguientes: De gas ácido carbónico casi á la tempe- ratura del hielo................................ 29 pulgadas. Gr. Part. De carbonate de hierro......................... 1 \. De muríate de magnesia...................... 41. De tierra silícea.................................. i|. Para hacer artificialmente estas aguas se llena una botella con una azumbre de agua, que sea la mas pura que se halle en el pue- blo , se tapa la boca con la palma de la mano, y se pone boca aba- xo en un barreño ú otra vasija llena de agua; entonces se separa la mano que tapaba la boca, y en ella se introducirá la extremidad de un tubo de hoja de lata ó vidrio, que esté encorvado como una S, el qual debe tener el otro extremo ajustado á la boca de otra botella, en que se haya echado como media onza de carbonate de cal (tier- ra ó piedra caliza pulverizada) 6 ú 8 onzas de agua común, que se mezclará para que penetre bien la tierra, y como media onza de ácido sulfúrico. De esta mezcla sale gas ácido carbónico, que pa- sando por el tubo á la botella de agua que se tiene boca abaxo, su- be al fondo de ella, y hace baxar el agua-, quando está mediada de este gas, se tapa su boca por baxo del agua con la mayor exac- titud posible; se saca fuera después, y se menea fuertemente por espacio de quatro ó seis minutos: se pone boca arriba; se destapa y se le echa á la media azumbre de agua que habia quedado 2 granos de limaduras de hierro, y 8 de muríate de magnesia; se vuelve á tapar la botella, colocándola después boca abaxo en su baño de AGU 81 agua, agitándola de quando en quando por espacio de un quarto de hora, y se verá que adquiere todas las propiedades del agua mineral de Puerto-llano; pues aunque le falte la tierra silícea, esta no contribuye en nada para sus buenos efectos. Exponemos este método por ser mas sencillo para poderse hacer en qualquiera par- te; pero el que quiera valerse del aparato de Cook puede executar- lo con mas exactitud, y con él imitar otras varias aguas minerales. En la Real Fábrica de cristales de S. Ildefonso se construyen estos aparatos. La siguiente lista nos ha facilitado D. Pedro Gutiérrez Bueno, y nos hubiera comunicado las análisis de todas las aguas que com- prehende, si no pensase en publicar una obra que haga esta descrip- ción ; é ínterin este laborioso Profesor lo executa, se ofrece gustoso á comunicar las noticias que necesiten los Facultativos sobre este objeto; pues así nos lo aseguró quando entregó la siguiente lista. Razón de las aguas que se han analizado en el real laboratorio desde el aíío de 1788 hasta el de 1799 por d. pedro gutiérrez bueno. Castilla la Nueva. Fuen-caliente, en la Mancha, se beben. En Alcanten, serranía de Cuenca, se beben, se bañan y se en- lodan con el fango. Las de la mina de Hortaleza se beben. Las de Alcalá del Rey se beben. Las de Almagro se beben. Las de Bolaños se beben. Las de Puerto-llano se beben. Las de Grabatula se beben. Estas quatro son del campo de Calatrava. Las de Colmenar Viejo, seis leguas de Madrid , se beben. Castilla la Vieja. Las de la fuente de Rivalostanos, en Torrecilla de Cameros, quatro leguas de Logroño, se beben. En Alcaraz las de la fuente del Redaljar, se beben. Las de Arnedillo se beben , se bañan, y toman el vapor. Las de los baños de Bejar, se beben y se bañan. Las de Grábalos, dos leguas de Arnedillo, se beben. Las de Ledesma, cerca de Salamanca, se beben, bañan, y to- man el vapor. tomo 1. l 82 AGU La fuente santa de Liérganes. Asturias. Las de Cosielles, una legua de Oviedo, se beben. Cataluña. Las de Torrelló se bañan y beben. Las de Punga, cerca de Poblet, se beben. Las de Esparrajera, cerca de Monserrate, se beben/ Las de Gerona se beben. Caldas de Mombuí se beben, toman vapor, se bañan y enlodan. Caldas se beben y bañan. Monistrol, cerca de Monserrate, se beben. En Rivas, quince leguas de Barcelona, se beben. Algre, en la montaña de Monjuí, se beben. En el Monasterio de Baldebron, se beben. Las del pozo de Tortosa, se beben. San Hilario, se beben. La fuente fria de Caldos de Marbella, se beben. Extremadura. En Alange, cerca de Mérida, se bañan y beben. En Almoharin se beben. Las del Loro, cerca de Guadalupe, se beben. Valdebota se beben. Valcuzia de Alcántara, casi dentro de Portugal, se beben. Galicia. Cerca deTuy, en Beran, se beben. En Bertua, cerca de la Coruña, se beben. Feligresía de San Juan de Caraballa. Caldo de Cuntís se beben y bañan. Cortegada se beben y bañan. Las de la fuente de Biaña, cerca de la Puebla de Sanabría, se beben. En Vejo, cerca de Santiago, las de la fuente del Laino , se beben. En Bucarin, cerca de Tuy, se beben. Caldes de Reyes, cerca de Santiago, se beben. AGU 8j Murcia. En Aljama, cerca de Murcia, se beben. Archena se beben y bañan. La Fortuna , cerca de Archena, se beben y bañan. Muía se beben. Navarra. En Fitero, cerca de Tafalla, se beben y bañan. La Fuente fría de Ronces Valles se beben. Valencia. En Vurul, cerca de Alicante, se beben y bañan. Villaviejo se beben. Vizcaya. En la Antiglesia de Ceaumire se beben y bañan. En Azcoytia, al lado de la casa de Larramendi, se beben. En las Montañas de Burgos se beben. Navamorales, junto al puente del Congosto, se beben. Piedrahita, la fuente hedionda del Berrocal, se beben. Andalucía. Las de la Aljama de Granada se bañan y beben. Las de Baza se beben , se enlodan, toman el vapor, y se bañan. Las de Almería se beben. Las de Graena se beben. Dos leguas de Arcos las de Bornos, que llaman la fuente de la Sarna, se beben y bañan. Las de Hardales, cerca de Málaga, se beben y bañan. Las de Aldeyre, junto á Granada, se beben. Las de Calahorra se beben. Las de la Fuente Coronada, en el Condado de Niebla, se beben. Las de Chilanaca se beben. Las de Conzalvillo, junto á Córdoba. Las del Cuerto , cinco leguas de Medinasidonia, se beben. Las de Liseda , junto á Jaén , se beben. Las de Marmolejo se beben. Aragón. Las de Aljama se beben y bañan. 84 AGU. Los baños, que llaman de Arcos, en Arminda, se beben y bañan. Las de Paracuellos de Xicoca sé beben y bañan. Las de Teruel se beben y bañan. Las del Barranco del Salto, en Calatayud, se beben. Método que se debe emplear para analizar las aguas minerales. Qualquiera que se proponga hacer este análisis, debe primera- mente observar la situación del manantial, y la naturaleza de las diferentes capas de que está formado el suelo en que se halla, para formar por este medio un juicio algo fundado de las substancias que podrá contener. Debe examinar, en segundo lugar, las propieda- des físicas del agua , es decir, su sabor, su olor, su color, su trans- parencia, su peso específico, y su temperamento: para lo qual ten- drá que servirse de un termómetro, y de un areómetro. Debe exa- minar por último los depósitos, formados en el fondo del manan- tial, y las substancias que sobrenadan en él, repitiendo todas estas observaciones en diferentes tiempos y estaciones. Después de este primer examen pasará á hacer el análisis, valiéndose para ello de los reactivos, de la destilación, y de la evaporación. Examen de las aguas minerales por medio de reactivos. Se llaman reactivos todas las substancias que se mezclan con una agua mineral, para venir en conocimiento de las materias que contiene por medio de los fenómenos que ofrece la mezcla. Entre los innumerables reactivos que los Químicos proponen para analizar las aguas minerales, los que se pueden emplear con mas utilidad son la tintura de tornasol, el agua de cal, la potasa cáustica, el amo- níaco (álcali volátil) cáustico, el ácido sulfúrico concentrado, el ácido nítrico, el ácido oxálico, el ácido gálico ó tintura de agallas, y las disoluciones de azogue y de plata en el ácido nítrico. Suponiendo que estos reactivos estén puros y bien acondicio- nados, será muy conveniente hacer uso de ellos, siguiendo este or- den: después de haber examinado las propiedades físicas de un agua mineral, mézclense con quatro libras de ella otras tantas de agua de cal; y si al cabo de veinte y quatro horas no se ha formado pre- cipitado alguno, se puede mirar como cosa cierta , que no tiene áci- do carbónico libre, ni combinado con algunos de los álcalis, ni tam- poco sales metálicas, ni con base de alúmina, ni de magnesia; pero si se formase algún precipitado, fíltrese la mezcla: y si el depósito que resulta no tiene sabor; si es indisoluble en el agua; si hace efervescencia con los ácidos; si forma con el ácido sulfúrico una sal insípida, y casi indisoluble en el agua, se debe inferir que al mez- AGU 85 ciar con el agua mineral el agua de cal, se combinó la cal con el ácido carbónico que aquella contenia. Si fuere corta la cantidad del precipitado; sino hiciere efervescencia con los ácidos; si formare con el ácido sulfúrico una sal estíptica ó amarga, y muy soluble, será señal de que el poso ha formado la magnesia, ó la alúmina, ó estas dos tierras mezcladas. En otras quatro libras del agua mineral échese una ó dos drag- mas de amoníaco bien cáustico, ó hágase que la atraviese el gas amoniacal desprendido del álcali con el auxilio del calor. Luego que está bien saturada el agua, déxesela en reposo por espacio de veinte y quatro horas en una vasija cerrada; y si al cabo de este tiempo se hubiere formado algún precipitado, será seguramente ori- ginado de la descomposición de alguna sal ferruginosa, ó de base de magnesia, ó de alúmina: en suma , el amoníaco produce las mis- mas descomposiciones que el agua de cal; pero sus resultados no son tan exactos como los de esta. Así como el agua de cal y el amoníaco sirven para reconocer las sales que tienen por base; la alúmina ó la magnesia; la potasa, ó la sosa cáustica sirven para reconocer las sales calizas; y para ello se mezcla con algunas libras de agua mineral uno de estos dos ál- calis fixos en licor. Como estos álcalis descomponen también las sa- les con base de alúmina, ó de magnesia, si el precipitado que se formare fuere semejante en la forma, color y cantidad al que dio el agua de cal, es de presumir que el agua no contiene ninguna sal caliza; y el examen químico del precipitado confirma por lo común aquella sospecha. Pero si el depósito fuere mas pesado y mas abun- dante, y se reuniere con mas prontitud, será señal de que hay cal mezclada con la magnesia ó la alúmina, lo qual demostrará igual- mente el examen químico del precipitado. El hierro, que los reac- tivos, de que hemos hablado, suelen precipitar al mismo tiempo que aquellas otras substancias terreas, es bien fácil de reconocer por su color y su sabor. Quando el ácido sulfúrico concentrado produce burbugitas en el agua con que se haya mezclado, tendrá este ácido carbónico libreó combinado con la cal, ó con alguno de los álcalis. Para de- terminar con qual de estas substancias estaba combinado, póngase á la lumbre el agua mineral, después de haberla mezclado con el ácido sulfúrico; y como el agua tuviese creta, ó lo que es lo mis- mo , como el ácido carbónico estuviese combinado con la cal, se formará una película, y un depósito de sulfate calizo, lo qual no se verifica quando el ácido carbónico está combinado con algún álcali. El ácido nitroso fumante se emplea para precipitar el azufre de las aguas sulfurosas; para el mismo efecto se suele también hacer 86 AGU uso de una corta cantidad de ácido muriático oxigenado, ó* mas bien de ácido sulfuroso. El ácido oxálico sirve para reconocer la presencia de la cal; pues la separa de todas sus combinaciones. Las agallas, así como todas las substancias vegetales astringen- tes, tienen la propiedad de precipitar las disoluciones de hierro, y dar á este metal diferentes colores, desde el de rosa baxo has- ta el negro mas obscuro. Para reconocer pues la presencia del hierro en un agua mineral, se emplean las agallas en polvo ó en in- fusión , 6 una tintura espirituosa hecha con alcohol. Esta se debe preferir, porque está menos expuesta á alterarse que la infusión en agua, que se enmohece con facilidad. Pero es de advertir, que el color morado que toman algunas aguas con aquella tintura, no es in- dicio seguro de que contienen hierro en estado de metal, pues que resulta el mismo color en combinándose el sulfate ó carbonate de hierro con la tintura, ó infusión de agallas. Las disoluciones de mercurio ó de plata en el ácido nítrico sir- ven para reconocer la presencia del ácido sulfúrico ó muriático en un agua mineral. Para esto mézclese la disolución de mercurio con cinco ó seis libras de agua que se quiere analizar: fíltrese la mez- cla veinte y quatro horas después: seqúese el depósito, y calen- tándolo en una retorta, la porción de mercurio que se haya com- binado con el ácido muriático que el agua tuviese, se volatilizará en estado de mercurio dulce; y lo que se haya combinado con áci- do sulfúrico se quedará en el fondo de la vasija, y presentará un color algo encarnado. También se puede reconocer la naturaleza del precipitado, poniéndolo sobre un carbón encendido; pues si hubiere alguna cantidad de sulfate de mercurio exhalará ácido sul- furoso , y tomará el color encarnado, en vez de que el muríate de mercurio permanece blanco, y se volatiliza sin exhalar olor de azufre. El precipitado que resulta de la mezcla de un agua mineral con la disolución nítrica de plata, se puede examinar con tanta facili- dad como el anterior. Si el agua contiene ácido sulfúrico ó muriá- tico, ó los dos juntos, se formará sulfate ó muríate de plata, ó estas dos sales mezcladas; y para reconocerlas se puede emplear el agua destilada , porque la primera es mas soluble que la segunda: ade- mas de que el sulfate de plata puesto sobre un carbón encendido exhala olor de azufre, y dexa un oxide de plata, que se puede fundir sin adición. Examen de las aguas minerales por medio de la destilación. En el análisis de las aguas se hace uso de la destilación para re- conocer las substancias gaseosas que pueden contener, las quáles AGU 87 son ayre atmosférico mas 6 menos puro, gas ácido carbónico , ó gas hidrógeno sulfurado. Tómense pues algunas libras del agua mi- neral ; pónganse en una retorta, de modo que quede la mitad vacía, y adáptese al pico de la retorta un tubo encorvado, cuya extre- midad vaya á parar á una campana de cristal llena de azogue, y colocada sobre una cubeta llena del mismo metal: caliéntese el agua hasta que no pase ningún fluido elástico á la campana; y quitando entonces del volumen del gas que se ha extraído la can- tidad de ayre que habia en la porción vacía de la retorta, el resi- duo será el fluido aeriforme contenido en el agua mineral. Si acer- cando al gas una vela encendida arde y exhala mal olor, es gas hi- drógeno sulfurado: si el gas apaga la vela, hace roxear la tintura del tornasol, y precipita el agua de cal, es ácido carbónico ; por último, si mantiene la combustión sin encenderse él, no despide ningún olor, ni altera la tintura del tornasol, ni el agua de cal, es ayre atmosférico. Examen de las aguas minerales por medio de la evaporación. Aunque el calor que el agua debe experimentar para reducirse á vapores, y dexar en el fondo de la vasija las tierras y sales que tenia disueltas es muy capaz de alterarlas, se debe sin embargo considerar la evaporación como uno de los principales medios de analizar las aguas minerales, mayormente quando ya se suponen los conocimientos adquiridos por medio de los reactivos. Como es por lo común muy pequeña la porción de cada una de las subs- tancias disueltas en qualquier agua mineral; bien se dexa ver que para conseguirlas en cantidad suficiente, y poder determinar su naturaleza, será las mas veces indispensable evaporar algunas arro- bas de agua. Quando es acídula se llena de bombitas luego que se pone al fuego; y á proporción que se va desprendiendo el gas ácido car- bónico, se va formando una película, y un depósito de tierra ca- liza y carbonate de hierro: después sigue la cristalización del sul- fate calizo; se cristalizan en fin los muriates de potasa y de sosa, y las sales deliqüescentes no se pueden conseguir hasta que se haya evaporado completamente toda el agua. Entonces se pesará lo que haya quedado en el fondo de la va- sija , y se pondrá en una botellita con tripla ó quádrupla canti- dad de alcohol: se le revolverá bien; y después de dexarlo en re- poso algunas horas, se filtrará, se conservará aparte el licor, y se secará á un calor suave el residuo que haya quedado sobre el filtro; en estando bien seco se pesará, y la disminución que haya pa- decido indicará la cantidad de muríate de cal ó de magnesia que 88 AGU habia en el agua; porque e«as son las sales que el alcohol puede haber disuelto. El mismo residuo se disolverá en gran cantidad de agua desti- lada fría; y en habiéndole dexado en reposo algunas horas, se fil- trará, y al nuevo residuo que quede en el filtro se secará per- fectamente, se pesará, y se pondrá á hervir, por espacio de me- dia hora, en una grandísima cantidad de agua destilada. Fíltrese entonces por última vez, y quedará sobre el filtro lo que ni el al- cohol , ni el agua fría ni caliente han podido disolver, que podrá ser tierra caliza, carbonate de magnesia ó de hierro, alúmina ó quarzo. El agua fría se habrá apoderado de los álcalis fixos, del sulfate de sosa ó de magnesia, del muríate de sosa y de potasa, y el agua caliente no habrá disuelto mas que el sulfate calizo. Hay por consiguiente que examinar, por medio de los reactivos que ofrece la Química, las quatro porciones en que se ha dividido el re- siduo de la evaporación. Aguas minerales artificiales. Por eficaces que sean las aguas minerales, dice Duchanoy, no se encuentran en todas partes, y el pueblo no se puede aprovechar siempre de ellas; los gastos que es necesario hacer para ir á buscarlas, los viages &c. no per- miten usar de ellas mas que á un corto número de personas, que aun se determinan á ello muchas veces demasiado tarde. ¡Qué ser- vicios no haria á sus semejantes el que pusiera estas aguas á dispo- sición de todo el mundo, y facilitara en todo tiempo ven todos lugares su uso familiar menos dispendioso y mas útil! Los pobres se aprovecharían de ellas; las gentes acomodadas ó ricas no aban- donarían sus negocios; tendrían junto á sí á sus Médicos, que mas bien informados de su estado y de su temperamento continuarían observándolos, y podrían mejor que un Facultativo extraño seguir los efectos de las aguas, y dirigirlos mas bien. Por otra parte, j quantos casos particulares se ofrecen en que se desearía que las aguas frias estuviesen al lado de las calientes, las sulfúreas junto á las acídulas &c. para mezclarlas y apropiarlas en todas las circuns- tancias á la naturaleza y al carácter de las enfermedades, á la edad y temperamento de los enfermos! Para dar toda la extensión necesaria, y llenar todo el objeto de este artículo, era necesario tener un conocimiento individual de los principios que forman el gran número de aguas minerales que tene- mos ; pero como carecemos de él, como ya se ha dicho, no es po- sible dar reglas exactas para poderlas imitar; aunque esto pertenece mas bien á las obras de Química y Farmacia, adonde nos remiti- mos, y porque creemos también que en el dia no faltan Profesores que sepan imitar estos preciosos remedios que ofrece la naturaleza; pero en obsequio de aquellos que carecen de estos recursos ex^ AGU 89 pondremos algunas fórmulas, ademas de las que hemos indicado en el artículo anterior. Método para hacer las aguas gaseosas artificiales. £ Se sabe que el gas mefítico es el que se combina mejor y en mayor cantidad con el agua, uniéndose con mas dificultad con el ayre atmosférico; por esta razón el aparato neumatoquímico no es á propósito para medir la cantidad de este gas que se extrae de los cuerpos. Lavoisier ha observado que por este medio se habia en- gañado muchas veces el célebre Hales en sus experiencias. Para ha- cer el agua gaseosa basta poner el gas mefítico ó ácido carbónico en contacto con ella hasta que esté bien saturada; para executarlo se han valido de varios medios, y uno de ellos se reduce á llenar un recipiente de ayre fixo (ácido carbónico), por medio de la má- quina neumatoquímica, que se halla en el Diccionario de Química de Macquer; cuyo gas será suministrado por la efervescencia que resulta del ácido sulfúrico que se echará sobre la greda. El que quiera se puede servir del método de Venel, que consiste en poner en botellas exactamente tapadas sales acidas y alcalinas en la justa proporción para que puedan formar efervescencia, de la qual se desprenda mas ó menos gas para que se mezcle con el agua. Pero de todos los medios el mas cómodo y el mas simple es el del Duque de Chaulnes, reducido á meter en una cuba de cerveza ó vino que esté fermentando, un cubeto lleno de agua bastante profundamen- te, de suerte que esté en la atmósfera del gas que desprende la cu- ba; se toma después una especie de molinillo, con el qual se agitará el agua del cubeto en todos sentidos por espacio de tres ó quatro minutos; esta agua se cargará de todo el gas que puede recibir, la qual se conservará en botellas de vidrio ó vasijas de otras mate- rias bien tapadas y selladas con pez; cuidando de que no queden vacías, y poniéndolas en la bodega. Esta agua gaseosa aérea tiene un sabor picante acídulo, y como espirituoso; chispea y forma muchas ampollitas si se muda en otra vasija. Quando se agita y dexa al ayre libre por algún tiempo, pier- de todo el gas que tenia impregnado, y se pone en los mismos tér- minos que estaba antes de recibir el gas; lo mismo que sucede con las aguas gaseosas naturales. Quando una agua gaseosa ha perdido su gusto acídulo y no chispea demasiado, con algunas gotas de áci- do vitriólico se le restituye , supuesto que las aguas naturales ó fac- ticias contienen álcali ó tierra absorvente. Con el álcali se hace per- der á las aguas gaseosas todo su ayre fixo ó gas ácido carbónico, como lo ha observado Monet. tomo 1. M 9o AGU Aguas minerales ferruginosas , espirituosas artificiales. Estas aguas minerales facticias son muy fáciles de executar, para lo qual es necesario, en general, saber primero cada una de las mejores análisis que han dado á conocer el número y la cantidad de principios que contienen las respectivas aguas que se han de imitar, las que se pueden mineralizar, como la naturaleza las ofrece. Para hacer las aguas de Spá, por exemplo {V. otras de su es- pecie de nuestra península.), se dará al agua el volumen necesario (como se ha dicho ya en los párrafos anteriores), añadiendo ade- mas las substancias que se han reconocido en las respectivas análi- sis. La Academia de Dijon ha indicado en su curso público un mé- todo para hacer una agua mineral gaseosa marcial muy buena , po- niendo cerca de 9 granos de sal de Epson ó sulfate de magnesia en cada pinta de agua; basta para executarlo llenar de agua común una botella de á pinta (media azumbre), añadiendo en ella 8 granos de vitriolo de marte ó sulfate de hierro bien puro, y 5 granos de magnesia blanca; se tapa la botella, se agita, poniéndola después en la bodega con la boca abaxo por espacio de doce horas, qui- tando al dia siguiente el hierro que no se ha disuelto, por medio de la decantación. Para hacer las aguas ferruginosas que no tengan gas, no hay mas que poner algunos granos de tierra absorvente en media azum- bre de agua impregnada de gas ácido carbónico con un solo grano de limaduras de hierro; se tapa la botella, y pasadas veinte y qua- tro horas se destapa, se gusta el agua, y si está un poco acídula se dexa evaporar el gas ácido carbónico, y se vuelve á tapar la botella conservándola para su uso: según Duchanoy, no se diferencia de las naturales de Forges. Se hará también otra agua muy buena de esta especie, poniendo algunos granos de limaduras de hierro mo- jados y triturados, con igual cantidad de flores de azufre, ó azufre sublimado , colocándolos en digestión en un sitio fresco en una bo- tella de agua pura: bien tapada, se logrará tener pasadas dos, tres ó quatro dias una agua ferruginosa simple, que tendrá todas las propiedades marciales.] El agua antimonial de sulfate de hierro y magnesia del Dr. Ba- ñares, se puede considerar como una agua mineral artificial; y su formación es como sigue: Se toman tres dracmas de sulfate de magnesia, un grano de tartrite antimonial de potasa, 6 granos de sulfate de hierro, de tar- trite de potasa y sosa medio escrúpulo, y quatro libras de agua común; disuélvase y fíltrese. Esta composición se halla en la Far- macopea Hispana. AGU 91 AGUAS MEDICINALES Ó COMPUESTAS. {Mat. Med.) Se da el nombre de aguas compuestas ó farmacéuticas á todas aque- llas que se les han unido principios particulares que el agua puede extraer muy bien, ya sean de vegetales ó animales, por medio de la destilación , infusión y cocción. Las aguas destiladas de las plantas son aquellas que se ha- cen destilar con estas substancias para mezclar en ellas los princi- pios extractivos; lo qual se consigue por medio de la ebullición. To- das las que en la destilación se cargan del espíritu rector ó aro- ma, ó de los principios volátiles y olorosos de las plantas, se llaman aguas aromáticas. Las que se destilan de plantas inodoras contie- nen tan pocos principios de ellas, que en el dia tienen poco ó nin- gún uso en la práctica. Todas estas aguas se pueden considerar co- mo de ningún valor, que solo la superfluidad Médica ha introdu- cido malamente en las Farmacopeas; pero la mayor parte de los Profesores conocen ya quan fútiles son; y que el usar, por exemplo, el agua de cardo santo, de escabiosa &c. como pleuríticas; la de escorzonera, borraja, escarola &c. como cordiales, es perder el tiempo, abandonando tal vez curaciones serias á remedios inertes: igual desprecio merecen el suero destilado, el agua de la palata, la pectoral de la Bateana, y una serie infinita de aguas y destilaciones que se leen en muchas Farmacopeas que la crítica nos ha inspirado, y los conocimientos del dia han hecho que las abandonemos ente- ramente ; pero no las aguas que se destilan con vino ó aguardiente de las plantas aromáticas, porque su aceyte volátil se disuelve fá- cilmente en el alcohol, formando aguas verdaderamente medicinales. Se pueden extraer los principios olorosos y salinos de las plan- tas en el agua por una operación sencilla , que en la Farmacia se llama infusión; la qual no es mas que un cocimiento ligero ó una di- solución de las substancias vegetales hecha á fuego suave, ya sea en vino ó en agua. Se hacen infusiones comunmente de las plantas aro- máticas olorosas para conservar los principios volátiles que se per- derían en la ebullición; y por tanto se infunden las plantas con agua hirviendo en vasos cerrados; por este medio se consigue ex- traer exclusivamente de ellas el aroma ó espíritu rector, los prin- cipios salinos, mucosos, xabonosos y extractivos, que solo puede disolver el agua, al paso que las substancias resinosas y aceytes esenciales es necesario que se executen en el alcohol para realizar su disolución , conocida con el nombre de tintura. Quando se ponen varias substancias en un vaso que contiene agua hirviendo, se executa la operación farmacéutica, que se lla- ma cocción {su resultado es lo que llamamos cocimientos); y se hace para extraer de los vegetales y animales quanto puede ser útil á la economía animal, á los trabajos de los Químicos, y á 92 AGU las preparaciones farmacéuticas. En la cocción no se emplean las plantas que tienen principios muy volátiles, sino las que constan de fibras de un texido apretado, como las raices, los leños &c.; porque los principios que contienen estos cuerpos no se podrian ex- traer fácilmente sin cocerlos; este medio es igualmente ventajoso para facilitar la extracción de las materias gelatinosas, y otros prin- cipios que se hallan en las substancias animales. Sin embargo hay substancias, que aunque sean duras, no deben cocerse , como la quina; pues si se administrase cocida, no solo se hallarían en disolución en el agua los principios salinos y gomosos, sino también los resinosos, produciendo de este modo malos efec- tos; y así, aunque la quina no tenga principios volátiles para usar- la con agua, que impropiamente llaman tintura, se debe hacer co- mo una infusión fria de veinte y quatro horas; quando mas se arri- mará á un fuego suave, y en un vaso tapado: el fuego vivo altera el extracto salino y gomoso; y haciéndose en frío, el agua disuelve estos dos principios extractivos, y dexa el resinoso, que es el que hace nociva esta agua medicinal. Por todos los medios indicados se preparan y despachan las va- rias aguas, infusiones, cocimientos &c. en las boticas, que tendre- mos varias ocasiones de repetir en otros artículos, y ahora vamos á dar idea de algunas de ellas. Agua alcanforada de Fernandez. Para obtenerla se satura él agua de ácido carbónico con el mismo aparato y cuidado que se prescribe en las aguas de Puerto-llano artificiales, ó por qualquiera otro medio en que se extrayga y sature ácido carbónico en el agua; añadiendo después 6 granos de alcanfor pulverizado á cada libra de agua. Esta disolución se conoce también en nuestra His- pana con el nombre de agua ácido carbónico alcanforada Agua carmelitana, ó agua deloírmen, llamada también en nuestra Farmacopea espíritu de torongil compuesto. Es la in- fusión en espíritu de vino, y después la destilación de las hojas de torongil, nueces moscadas, canelas y otras drogas. Esta es también una agua espirituosa aromática y corroborante; se usa, mezclada con algún cocimiento apropiado para las histéricas en la dosis de un escrúpulo hasta una dracma, quando están con el parosismo y aun fuera de él. Agua de canela , llamada también espíritu, leche, ó agua lacticinosa de canela. Para hacer esta agua se pone en digestión en un vaso bien tapado una porción de canela, por exemplo, se- gún nuestra Hispana 8 onzas, 3 libras de agua , y 3 onzas de espí- ritu de vino; pasadas veinte y quatro horas se añade una libra mas de agua, y se destila hasta3 libras, resultando una agua espirituosa corroborante, cordial y carminativa, que se puede administrar en AGU 93 los caldos y otras bebidas en la dosis de una dracma hasta me- dia onza. Agua de cal. No es otra cosa mas que la disolución de cal en agua, teniendo este fluido el disolvente de una parte de esta substancia salinoterrosa. Este es un medicamento muy enérgico, que se coloca en la materia médica entre los antiácidos, fundentes, tónicos, di- solventes &c. Esta agua pocas veces se emplea sola, pues casi siem- pre se mezcla para usarla con el suero , la tintura de quina, y otras bebidas mucilaginosas. Para hacerla, se toma una porción de cal viva , y se pone en un vaso, que tenga veinte tantos mas de agua común; en cesando de hervir se menea, y después que se haya re- posado se sacará del vaso por inclinación, y se trasladará á otro donde se conservará bien tapada. No se debe sacar mas que una agua de cal, porque lo mismo es la primera que la segunda, terce- ra &c, y así se han engañado groseramente los que creían que la segunda era menos cáustica que la primera; pues la cal siempre forma con el agua la misma combinación desde la primera mezcla hasta la última, aunque se repita muchas veces esta operación. Si se quiere tener una especie de agua segunda de cal, esto es, menos activa, se le puede añadir alguna cantidad mas de agua pura al agua de cal, hasta que se haya moderado su actividad al grado que convenga, según la idea del Profesor. El agua de cal se empleaba ya por los antiguos en los siglos remotos, usándola para lavar las úlceras pútridas, y los tumores rebeldes. Hipócrates la prescribía en lavativas para contener las diarreas y disenterias; después ha estado abandonada algún tiempo hasta que Willis, Silvio y otros la volvieron á poner en uso, siendo igualmente recomendada mas recientemente por Jacquin Wyhtt &c; y el resultado de las observaciones reunidas de los modernos, es que esta agua es incindente, penetrante, detersiva, tónica, ligera- mente astringente y diurética. Se ha empleado con suceso en las úl- ceras y supuraciones internas, en las obstrucciones de las visceras, en las calenturas intermitentes rebeldes, en las enfermedades cutáneas, crónicas, en las escrofulosas, congestiones lácteas, hidropesías, di- senterías y diarreas antiguas, y en la diavetes; y siempre que haya algún síntoma producido por el desprendimiento del gas ácido car- bónico en las primeras vias, porque este medicamento absorve per- fectamente dicho gas. En la Cirugía se ha empleado con mucha utilidad para lavar úlceras muy rebeldes, fístulas, herpes, anquilo- ses &c. La mezcla de esta agua con otros medicamentos se graduará según la naturaleza de la enfermedad, sus grados, y la indicación que presente. Agua común destilada. Esta agua es la mas pura que se co- noce, por lo que se emplea en varías operaciones delicadas de la 94 AGU Química, para evitar las alteraciones que pudieran producir las di- versas materias salinas y terrosas que suelen tener las aguas de fuente ó rio. El agua de lluvia pudiera substituir á la destilada en algunas ocasiones. Para hacer en la Farmacia varias disoluciones es preciso valerse del agua destilada: por exemplo, la del sublimado corrosivo ó muríate de mercurio corrosivo, y aun el tártaro emé- tico &c.; pues este es el mejor y mas seguro de los disolventes que se pueden emplear para la disolución de dichas sales, y otras varías substancias, para evitar alteraciones y distintos resultados que pue- den seguirse de las disoluciones en aguas impuras. Agua de corteza de cidra. Entre las pocas aguas destiladas que trae nuestra Farmacopea, esta es una de ellas; es un buen ve- hículo para desatar en ella varios medicamentos , ya calmantes, ya tónicos ó de otra naturaleza: á esta agua no comprehende la críti- ca que se ha hecho en el artículo antecedente, del abuso conque se han empleado las aguas destiladas, ni tampoco la agua destila- da de rosa, torongil, corteza de naranja; en una palabra, todas las que envuelven un principio aromático. Agua fuerte. Con este nombre se conoce en el comercio el ácido nítrico mas ó menos reconcentrado. (V. Ácido nítrico.) Agua fagedenica. Es una combinación del sublimado corrosi- vo y el agua de cal; esta agua es un corrosivo que se emplea para consumir las callosidades, carnes superfluas de las úlceras, princi- palmente de las venéreas, tocando ó lavando con ellas las excres-i cencías ó fungosidades. Agua mercurial. No es otra cosa mas que la disolución nítri- ca de mercurio: se emplea en la Cirugía para corroer la carne de las excrescencias &c.; pero es necesario aplicarla con precaución, porque es uno de los cáusticos y desorganizantes mas fuertes que poseemos. Agua vegeto-mineral. Esta agua, dice Fourcroy, es una disolución del acetite de plomo, ó sal de saturno en agua , mezclan- do ademas aguardiente: el acetite de plomo (extracto de saturno) se descompone, y parte se precipita en este líquido, produciendo un precipitado blanquecino que lo enturbia. Se emplea el agua vegeto- mineral, llamada así por razón del origen que tiene de las tres ma- terias que forman su base, en las quemaduras, en las falsas inflamacio- nes , producidas por causas externas, y en las escoriaciones produci- das por las mismas &c. Se ha hecho también un gran uso en las en- fermedades de los ojos, en las úlceras que se resisten ala desecación y cicatrización, quando no son sostenidas por un vicio interno. Se aplican sobre estas diversas afecciones compresas empapadas en dicha agua. Este remedio calma el calor y la inflamación, cura las erup- ciones, deseca las úlceras; pero es necesario tener presente que AGU 95 el agua vegeto-mineral obra como un repercusivo, y no se debe prescribir indistintamente en todas las enfermedades externas, por- que en algunas de ellas es peligroso que desaparezcan. El agua vegeto-mineral es muy buen remedio para lociones, y aun inyecciones. En las leuchorreas ó fluxos blancos, principalr- mente quando esta evacuación principia á irritar las partes por don- de corre: también aprovecha infinito en el último período de la go- norrea, y en las úlceras superficiales del glande y otras partes. Quando se aplica este remedio como astringente, es preciso añadir- le algo mas de extracto, debiéndose disminuir quando se emplea como atemperante sedativo. Agua de rabel. Es la mezcla del ácido sulfúrico (aceyte de vitriolo) y el alcohol: obrando estas dos materias mutuamente en- tre sí, sucede que el hidrógeno del alcohol quita una parte del oxí- geno al ácido sulfúrico, y parte del alcohol pasa al estado de éter; de este modo se debilita ó dulcifica este ácido, dando un olor agra- dable á este líquido: sin embargo, esta agua tiene aun un sabor bas- tante ácido. Se emplea este remedio como astringente en las he- morragias de varías partes, ya interior y exteriormente. Es también un remedio antiséptico y tónico. Se puede usar interiormente mez- clado con alguna bebida apropiada desde ocho gotas á un escrúpulo. Agua de la reyna de ungria, llamada también espíritu de romero: no es otra cosa mas que la flor del romero puesta á macerar por algunos dias en espíritu de vino, que después se destila; cuyo producto es una agua aromática espirituosa, muy útil para aplicarla sola ó con medicamentos apropiados en los dolores reumáticos fixos, y siempre que haya que resolver y fortalecer. También se usa inte- riormente en la dosis de un escrúpulo hasta una dracma, siempre que haya la indicación de fortalecer, promover la traspiración &c. pues el romero es una planta canforífera, y puede substituir muy bien al alcanfor {V. romero.) Agua vulneraria. La digestión de una serie de plantas en vino blanco, que se destila después, da el agua vulneraria. En va- rias Farmacopeas se halla esta composición, que se executa casi de un mismo modo, con solo la diferencia de hacerse la diges- tión en espíritu de vino, que es mucho mejor, y que las plantas va- rían en número: en nuestra Hispana entran las plantas siguien- tes: las hojas de vetónica, agrimonia, artemisa, salvia, hiperi- con , tanaceto , axenjo, yerbabuena, escordio, mejorana, romero, y espliego. Este remedio se emplea exteriormente; se ha reco- mendado para las contusiones y las heridas: por los simples que entran en su composición se puede deducir en qué enfermedades y ocasiones está indicada; pero la Cirugía tiene medios mas senci- llos para curar las dolencias á que puede aplicarse esta agua, sin 96 AGU recurrir á composiciones tan monstruosas, y de simples tan multi- plicados como esta. Agua vulneraria astringente, llamada vulgarmente del papa. De zumo de betónica, de millefolium, de orégano, de pimpinela y de verbena, de cada cosa 6 onzas: de zumo de maro- contuso 3 onzas. Sal de tártaro y sal gema, de cada cosa 6 onzas: cristal de tártaro 4 onzas: acíbar sucrotino una onza: vinagre ele- gido y destilado 16 onzas. En el vinagre se disuelve el acíbar; en el zumo de betónica la sal gema; en el zumo de verbena y de millefolium la sal de tártaro y el zumo de pimpinela el cristal de tártaro. Todo se echa en una retorta, y se dexa en infusión por tres dias, tapando bien las jun- turas: después se pone á destilar hasta la sequedad, y sobre el resi- duo se vuelve á echar lo destilado, volviendo á repetir la destila- ción hasta tres veces, guardando después el agua destilada en una vasija de vidrio bien tapada para el uso. Esta agua es un poderoso vulnerario astringente que se ha re- comendado en el dia por los mejores prácticos, y se halla su com- posición igualmente en nuestra Hispana. Se emplea con mucha utilidad en las heridas recientes para detener sus fluxos, empapando hilas mojadas en dicho líquido. Se usa también interiormente con feliz suceso en las hemotisis, epistasis, hematurias y demás fluxos sanguinolentos; se puede dar media onza cada una ó dos horas, se- gún la necesidad lo exija, dilatada en un cocimiento apropiado. También se puede servir de esta agua para las inyecciones de la va- gina y uretra en las hemorragias que salen por estas partes. AGUARDIENTE. Todos sabemos que el primer producto que da el vino por la destilación es el alcohol muy débil, que llama- mos aguardiente, el qual no tiene sabor muy fuerte ni acre, ni una trasparencia muy perfecta, ni la volatilidad que el alcohol ó es- píritu de vino rectificado; de suerte que el aguardiente no es mas que un compuesto de agua y alcohol con una cierta cantidad de aceyte. El nombre que le dan los latinos de aqua vitae, prueba bastante la virtud fortificante que se le ha atribuido. Antiguamente se servían mas de este fluido en las boticas para las disoluciones &c; pero en el dia se substituye en su lugar el alcohol puro, no obs- tante alguna otra preparación se executa con él, principalmen- te en los remedios que se preparan en casa, como la disolución de los xabones, el alcanfor &c. En la Cirugía se emplea este líqui- do para mojar compresas y aplicarlas sobre las contusiones, he- ridas &c., porque es un excelente resolutivo y fortificante, aunque sea mas el espíritu de vino; pero no en todos los casos conviene aplicarlo por su demasiada actividad, y por ser mas costoso. El aguardiente, usado como bebida, en un hombre sano y de AGU 97 una constitución regular , fortifica moderadamente el estómago, ayuda ala digestión, principalmente en los sugetos que tienen difi- cultad en digerir substancias crudas; disipa los flatos, restablece momentáneamente las fuerzas, dando mas energía á las funciones; y así es que en la Medicina de Brown hace un gran papel esta bebi- da. Pero todos los que abusan de este licor están expuestos, ademas de la violenta embriaguez que produce, á muchas enfermedades, co- mo la gota, la parálisis, la apoplegía, la convulsión, la hidro- pesía &c. AGUAS DEL PARTO. {Med.) Se llaman aguas del parto el fluido que contienen las membranas del feto durante la preñez, que se derraman antes de verificarse el parto. El origen de estas aguas ha dado motivo á varias opiniones, las mas de ellas erróneas, creyendo unos que eran el producto de la orina del feto ínterin estaba en el útero; siendo así que ha habido muchos que han tenido cerrada la uretra, y que á proporción que crece el feto, se disminuyen las aguas, ó á lo menos no son proporcionales. Este hecho debia de haber desengañado también á los que han pensado que estas aguas traían origen del sudor ó una especie de transpiración, que creían ser propia del feto. Otros creian producirse por la saliva, los mo- cos &c. Qualquiera que sea su origen, estas aguas parece que son segregadas de los vasos arteriosos de la membrana amnios. Su can- tidad, respecto al feto, es mayor al principio de la preñez: en los meses medios es igual en quanto al peso; pero á proporción que se va adelantando la preñez, hay una desproporción considerable en- tre el feto y las aguas; teniendo estas quando mas dos libras de peso. El olor de las aguas es simple: el sabor un poco salado, como el suero de la leche; siendo el color y consistencia al último de la preñez, también semejante á él. Los principios constitutivos de es- tas aguas parecen ser una impregnación del principio albuminoso y de sal en agua, como lo indica su sabor; y que coagulan el fue- go, el alcohol y el ácido nítrico. AGUAS DE LOS HIDRÓPICOS. {Med.) Estas aguas no son otra cosa mas que la parte serosa de la sangre detenida en al- guna cavidad; por lo común es transparente y sin olor, pero al- gunas veces se halla sanguinolenta y fétida; quando toman este ca- rácter estas aguas, ó son purulentas, son las de peor calidad. {V. hi- dropesía. ) AGUDA. {Med.) Adjetivo, por el qual se expresa la carrera rápida de una enfermedad. {V. enfermedades agudas.) AGUDO, (dolor) {Med.) Hay varias especies de dolores; pe- ro el que se llama agudo es por lo común el mas vivo de todos, y el que se puede sufrir menos. (V. dolor.) AGUIAR. (Tomas de) {Biog.) Doctor y Catedrático deMedi- tomo i. n 98 AHO ciña en la Universidad de Alcalá: después Médico de Cámara de D.Rodrigo Ponce de León, Duque de Arcos. Escribió dos cartas contra Alfonso Nrñez, Médico Sevillano: Apologiam pro consilio medicinali in diminuta visione ab se proscripto i et in lib. de Faucium ulceribus. Marcenae 1621, en quarto. AGUILERA. (Antonio de) {Biog.) Doctor en Medicina, na- tural de Junquera, y avecindado en Guadalaxara. Dexó escritos en latín ocho libros de Rudimentos de Medicina. Alcalá en la imprenta de Juan de Vilianova , 1571, en folio. Exposición sobre las preparaciones de Mesue, id. 1569, en octavo. Se le atribuye una obra, cuyo título es De varia curandi ra- fione. AGUJA. {Cirug.) Los Cirujanos se sirven de varias especies de agujas, ya comunes para coser las vendas y los vendages, ya de otras que tienen distinta estructura, y se emplean en varias opera- ciones, como para reunir heridas, ligar vasos &c. Por lo regular estos instrumentos son de acero; pero sin embargo se hacen de plata y aun de oro , y solo en la punta se le pone acero. Según el uso que tienen varían sus especies, y así hay agujas de sutura para ligar vasos, para la fístula del ano, para las aneurismas, la catara- ta, para pasar el sedal y otras; cuya descripción particular se ha- llará en los artículos de las varías enfermedades donde se emplean. AHOGADO. {Med.) Son varias las pruebas que hay para creer que muchos de los que se sacan del agua sin ningún signo de vida, serian preservados de una muerte próxima, si se les ad- ministrasen los socorros del arte con un verdadero zelo: la expe- riencia constante nos enseña, que por ningún término se deben abandonar estos infelices, aunque no hayan surtido todos los efec- tos que se desean por las primeras tentativas. Es preciso siempre apurar todos los recursos del arte; pero por una fatal desgracia en el dia, á pesar de los conocimientos que nos ofrece el arte de curar sobre esta materia, confirmados por una larga serie de hechos, se abandonan en muchas ocasiones por una desidia insensata los que tienen la desgracia de salir del agua con la apariencia de haber perdido la vida. Sin detenernos á exponer la causa inmediata de la muerte de los ahogados, y las varías opiniones que ha habido sobre este asun- to, pasaremos á exponer los medios que se deben emplear para restablecer la vida á estos infelices, que tienen toda la apariencia de haberla perdido: tampoco nos ocuparemos en referir la multitud de casos de los sugetos que se han curado con el método que vamos á exponer. Luego que se saca al ahogado del rio, pozo &c, la pri- mera diligencia será quitarle los vestidos mojados, enxugarle con AHO 99 lienzos calientes y secos, poniéndole en una cama moderadamente caliente; luego se principiará á darle friegas con bayetas por todos los puntos de su cuerpo; de este modo se excita una porción de fluido eléctrico {V. electricidad.), que sirve de estimulante para contribuir con los otros medios á restablecer la movilidad de los órganos, la circulación, el calor vital &c. Algunos prácticos aconsejan envol- ver á estos enfermos en pellejos de carnero recien desollados, ó en su defecto con camisas de otros sugetos impregnadas del calor ani- mal; de qualquiera manera que sea, la primera y mas urgente in- dicación es restablecer los movimientos vitales, la fluidez de la sangre y el calor: todos quantos estimulantes conoce la Medicina se deben emplear aquí {V. estimulantes.) con la prudencia siem- pre de emplearlos progresivamente, aumentándolos por grados; y así en estos casos tiene lugar el álcali volátil ó amoníaco aplicado á las aberturas de las narices, la orticacion &c. Otra de las diligen- cias mas urgentes en los ahogados es introducir por la boca una porción de ayre solo ó mezclado con humo de tabaco; para lo qual una persona robusta tomará un tubo que hay para este efecto, é introduciéndole por un extremo en la boca del ahogado, apli- cará el asistente la suya al otro extremo, y soplará con bastante fuerza; teniendo cuidado de taparle las narices para que no se sal- ga el ayre que intenta introducir en los pulmones, con el fin de dilatar los vasos aéreos para que vuelvan á tomar su resorte. El introducir humo de tabaco por el ano es otra de las diligencias que se deben practicar, para lo qual es preciso valerse de la má- quina fumigatoria bastante conocida; y en caso que no la hubie- se á mano se puede substituir una lavativa, la qual se puede car- gar también de humo introduciendo en el cañoncito el extremo de un cigarro, que llaman de trompetilla, encendido, y al retirar el embolo ó mango de la xeringa se va cargando de humo: alguna vez convendrá también echar alguna lavativa irritante, en la que debe- rá entrar el vino emético turbio. Algunos prácticos aconsejan la sangría, y con preferencia la de las yugulares; estas evacuaciones vendrán bien siempre que haya atascamiento considerable de san- gre en la cabeza. Si el ahogado diese signos de vida enunciados por una respira- ción corta &c. se le procurará excitar el vómito: ya se percibe que será difícil que tome medicina para ello; pero en este caso se le ad- ministrará un emético mecánico, esto es, introduciéndole una pluma con sus barbas, y estimularle con ella el esófago: si ser puede se darán algunas cucharadas de oximiel escílítico ú otro emético; tam- bién fe han recomendado las bebidas espirituosas y alcalinas en es- tos casos, y los baños de ceniza calientes que aconseja Mr. Dumo- lin. Todos estos y otros socorros que dicte la prudencia del Médico, ioo AJO penetrado de la indicación de restablecer la movilidad de los ór- ganos, que las mas veces no han perdido aun la facultad motriz, pueden muy bien restablecer la vida de los ahogados, como se ha visto muchas veces; los facultativos cumplen con emplear los socor- ros del arte; y si los ahogados padeciesen juntamente una conmo- ción ú otro mal que impida su restablecimiento, y salen ilusorias todas las diligencias del Médico, siempre habrá cumplido con su deber en practicarlas. AJO. {Mat. Med. é Hig.) Esta planta bulbosa es bastante conocida de todos, siendo muy general su uso en las cocinas; y ex- tendiéndose igualmente ala Medicina. El olor y sabor de esta plan- ta manifiestan bien la acción estimulante, y quan poderosas son sus propiedades; según la análisis que ha hecho Geífroy, el ajo com- puesto de una sal amoniacal unida á un aceyte acre capaz de vola- tilizarse y tomar una grande espansion, se puede colocar sin duda entre los medicamentos estimulantes, tónicos, incidentes, diaforé- ticos, diuréticos, y aun alexífarmacos. Por tanto el vulgo le suele llamar la triaca de los pobres; debe ayudar á la digestión, par- ticularmente en los que tienen estómagos poco excitables, por lo que se emplea con utilidad para condimentar los alimentos. Se ha creido por algunos Médicos, que el ajo tiene la propiedad de ma- tar lombrices; y por tanto se da á los niños en cocimiento, en leche y caldo, y aun se les ha aplicado exteriormente en la re- gión umbilical. Su propiedad es bechica incindente; no es me- nos recomendable según otros, aconsejándole como específico de la asma húmeda. Sin embargo, no faltan Médicos que reprueban el ajo, no solo como alexister en las pestes, cuya propiedad ha sido atribuida por muchos Médicos, sino que creen que es un pernicioso condimento, y que debia desterrarse de nuestras cocinas; pero esta opinión no debe abrazarse por los que hayan hecho un estudio atento de la economía animal, despreciando las teorías hipotéticas de las acrimonias; pues los que tengan una justa idea de la vida primordial de los sólidos , de la excitabilidad &c. harán aplicaciones útiles de este vegetal estimulante, difusible &c. Él es sin duda un condimento útil, principalmente á los pobres y demás sugetos de fibra dura , ó bien sea poco excitable, que se alimentan de subs- tancias viscosas é indigestas; pero también podrá perjudicará los de constitución irritable, especialmente si abusan de este condi- mento. En la Farmacia se emplea el ajo únicamente en el vinagre anti- séptico, llamado también de los quatro ladrones; pero extemporá- neamente se suele usar algo mas, ya sea para machacarlo y mez- clarlo con vinagre y miga de pan ú otra substancia harinosa, y for- mar una masa, que substituye á la de sinapismos, ya sea machacado ALB 101 y mezclado con aceyte común, formando de este modo una especie de ungüento, que se aplica para fundir y resolver los tumores es- crofulosos, ya para estregar con él las partes atacadas de gota y el vientre en las afecciones histéricas de las mugeres que no se va- len de facultativos; ya para entrar en mezcla con otros remedios, y formar cataplasmas &c, que aprovecharán infinito en tumores en que se resiste la supuración , y en otras enfermedades que haya que fundir y excitar exteriormente. ALBARAS NEGRAS. {Med.) Especie de lepra, que cubre varias partes del cuerpo, y forma unas escamas secas sobrepues- tas como las de los peces. Para instruirse sobre las causas y cura- ción (V. LEPRA.) ALBAYALDE. {Mat. Med.)Es el carbonate ó cal blanca de plo- mo, formada por el ácido carbónico. El albayalde se aplica útilmen- te en polvo sobre las úlceras, escoriaciones, quemaduras ligeras, y siempre que haya que desecar y templar Ja intemperie de las esco- riaciones &c; pues este remedio , como todas las preparaciones del plomo, es sedante, ligeramente desecante y astringente. Esta cal entra en la composición de varios emplastos; la base del ungüento blanco es el albayalde, cuya aplicación es bien conocida en Ja Cirugía. ALBINO. (Bernardo) {Biog.) Nació en Dessau, en la pro- vincia de Anhalt el año de 1653: hizo los primeros estudios en su casa, y pasó después á estudiar la Medicina á Leyden, donde dio á conocer sus talentos, y adquirió grandes conocimientos, princi- palmente en Matemáticas. En 1681 fué nombrado Catedrático de Medicina en la escuela de Francfort sobre el Oder , desempeñando su destino con general aplauso. Por último, fué nombrado Cate- drático en la Universidad de Leyden en 1702 , que sirvió por espacio de diez y nueve años, hasta que murió; no dexando mas escritos que algunas disertaciones facultativas sobre varios puntos de Medicina. Albino. (Bernardo Sigfredo) Hijo del precedente: nació en Francfort sobre el Oder el año de 1697. Después de haber hecho el estudio de las Humanidades y Filosofía, principió á estudiar la Medicina con su padre; siguió después las lecciones de Bidlo, Rau, Deker y Boerhaave; después de haber recibido el grado de Doctor en Leyden, pasó á París á perfeccionarse en varios ramos de la Me- dicina ; luego fué llamadoá Leyden para encargarse déla enseñan- za de la Anatomía y Cirugía por la muerte de Rau: solo los talen- tos y mérito de este joven , de edad de veinte y dos años , le eleva- ron á ser sucesor de un hombre célebre en una cátedra de tanta importancia, que ocupó dignamente. Después que murió su padre fué encargado de dar una descripción del gabinete de Rau, cuya obra se publicó en 1725: fué elegido dos veces Secretario de la Uni- 102 ALB versidad , y otras dos Rector; habiendo renunciado otras dos veces este empleo, á causa de los trabajos anatómicos y otras tareas lite- rarias que le estorbaban servir tan distinguido empleo. Este sabio profesor murió en 1770 á los setenta y tres años de edad 3^ cincuen- ta de Maestro. Las obras que escribió este célebre Anatómico son las siguientes: Historia musculorum hominis. Lugd. Bat. 1734 in 4.0 De arteriis et venís intestinorum hominis. Lugd. Bat. 1736 in 4.0 Icones ossium humanifectus; accedit osteogenia brevis histo- ria. Lugd. Bat. 1737 in 4.0 De sede et causa colorís aethiopum, et cceterorum hominum. Lugd. Bat. (annoi737aut 1738.) Otras va- rias disertaciones y oraciones fué publicando sucesivamente hasta que murió; haciendo también la publicación de varias obras, poniendo al frente prólogos llenos de erudición, como se ve en las ediciones que hizo de las obras de Vesalio, de Duglas, de Harbeo, de Fa- bricio, Aquapendente y Eustaquio. Albino. (Cristian Bernardo) Hermano del precedente: fué Catedrático de Anatomía en la Universidad de Utrecht: murió en 1723. Los escritos que ha dexado son i.° Nova tenuium intestino- rum descriptio. Lugd. Bat. 1722 in 4.0: 2.0 De Anatome mores detegente in Medicina ultrajecti, 1723 in 4.0 ALBUGO. {Cirug.) Llamado también leucoma: mancha blanca y superficial, que ocupa la córnea transparente, que interceptando los rayos de la luz, que deben transmitirse por la pupila, altera mas ó menos la visión, según su extensión y grosura. La detención de los sucos albuminosos, que no pueden correr por los vasos, ya sea en conseqüencia de haber padecido esta parte alguna inflama- ción , ó por otros motivos, es causa de que la córnea pierda la trans- parencia formándose el albugo; el qual no se debe confundir con las cicatrices de la córnea, porque estas, por lo común, son de un blanco mas brillante y aperlado; no las acompaña la ligera infla- mación y el lagrimeo, como en el albugo, ni este es conseqüencia de las ulceraciones ya curadas, como sucede con las cicatrices, que son la señal de haberlas padecido. Es cierto que el albugo muchas veces termina en úlcera, que dexa una cicatriz sumamente difícil de curar. Quanto mas antiguo y grueso sea el albugo, tanto mas difícil es de curar; atendiendo á que la linfa habrá adquirido una es- pesura, que será difícil que ceda á los remedios mejor indicados. Para curar estas enfermedades es preciso primero prescribir los remedios generales que puedan corregir la fluxión, esto es, una die- ta conveniente, ligeros purgantes, y alguna bebida apropiada dia- forética ó atemperante, según la calidad de fluxión que acompaña al albugo. Se han empleado diferentes tópicos para deshacer estas manchas: algunos Cirujanos han principiado por los baños y vapo- res de cocimientos emolientes, y después han empleado los reme- ALB 103 dios acres y volátiles, capaces de disolver el humor detenido que forma el albugo, y hacerle desaparecer; á este efecto han dispuesto el disolver la hiél de varios animales, como la del sollo, la águila y otros en qualquiera agua destilada , y aplicarla al ojo, ó poner en él la mantequilla de víboras; pero este y otros remedios demasiado fuertes, necesitan mucha precaución , pues en caso de que produz- can demasiada irritación , es preciso acudir con baños y otros cal- mantes , que contengan el exceso de alteración que han introducido dichos remedios. Se ha empleado, y es lo que se usa con mas fre- qüencia , el azúcar piedra en polvo , ya solo, ya mezclado, partes iguales, con los polvos de tucia y vitriolo blanco, poniendo esta mezcla en el ojo dos ó tres veces al dia. El uso continuado de una disolución de sal de tártaro en agua destilada, suele producir muy buenos efectos. Convendrán siempre en esta enfermedad todos aque- llos remedios que reblandezcan , disuelvan y aparten la linfa dete- nida en la córnea. ALBUMEN ALBÚMINA. (Fis.) Fluido ó materia albumino- sa : es un líquido animal viscoso , blanco, pegajoso, semejante por fe consistencia y demás propiedades á la clara de huevo, la linfa, el sue- ro de la sangre, el agua que encierran muchas cavidades en estado natural y preternatural, como en los hidrópicos, la que contienen los hidátides &c, son de otras tantas substancias albuminosas; y así en Materia Médica y en Fisiología se debe dar el nombre de líquido albuminoso á la clara de huevo y á todos los fluidos animales que le son análogos. ÁLBUM GR^ECUM. {Mat. Med.) Se da este nombre á los excrementos del perro, á quienes se les ha atribuido grandes pro- piedades, empleándolos como desecantes, astringentes, resolutivos, discucientes y aperitivos; prescribiéndolos en las hidropesías, y has- ta en las disenterias, para deteger las úlceras que se siguen á esta enfermedad: después se ha limitado su uso á lo exterior. Esto nos da á conocer á qué punto ha llegado la credulidad , eligiendo reme- dios tan sucios y ridículos, teniendo en la naturaleza una serie infi- nita de ellos en que elegir, que no solo son mas eficaces y racionales, fino que su uso no es tan repugnante. Ademas, se sabe que los excrementos blancos del perro no son mas que la materia salino- terrosa de los huesos de que se alimentan dichos animales, ó con que los hacían alimentar para este efecto; que los órganos de la digestión hacen el extracto, y que este fosfate calcáreo que forman dichos excrementos, no pueden de ningún modo tener las virtu- des que se les atribuye, supuesto que no tienen ni sabor ni diso- lubridad: por tanto se deben proscribir de la práctica este y otros remedios de semejante especie, pues ademas de ser inútiles son re- pugnantes y ridículos. 104 ACL ALCALESCENCIA. {Mat. Med.yPat.) Es una alteración que acontece en las substancias animales, en las que se desenvuelve y forma en este estado el álcali volátil ó el amoníaco; para formar- se es preciso que las substancias animales experimenten grandes mu- danzas, perdiendo sus propiedades, y pasando al estado de putre- facción ; pues el amoníaco es uno de los productos de esta descom- posición espontánea. La alcalescencia se debe considerar en vanas partes de la Medicina, ya sea en la Patología é historia de las en- fermedades {V. PUTREFACCIÓN, CALENTURA PÚTRIDA &C. ) , ya sea en la prescripción de alimentos y medicamentos. La palabra alcalescencia tiene una significación mas extensiva, pues los cuer- pos ó las substancias, aunque no exhalen un vapor alcalino, sin embargo están expuestas á este desenvolvimiento, porque se hallan ya iniciadas con una ligera alteración, las quáles se llaman también alcalescentes, por tener disposición ó haber principiado á serlo.^ En varias enfermedades en que se afectan los humores y los ór- ganos, que se teme ó verifica una descomposición intestina, por haberse desenvuelto ei amoníaco y demás productos de la putrefac- ción , se deben evitar todos los alimentos y medicamentos que pue- dan aumentar esta disposición ó descomposición; por esta razón en algunas afecciones febriles originadas de la alteración de los humores de las primeras vias, se prohibe el uso de substancias animales, par- ticularmente del caldo de puchero; prescribiendo en este caso todas las substancias opuestas, y substituyendo los alimentos sacados de substancias harinosas, como el cocimiento espeso ó crema de arroz, mezclado con algún ácido, como el de lirnon ó naranja; para que por este medio se absorva y destruya el álcali, que se cree está formado ó principia á desenvolverse. Algunos Médicos han duda- do , y acaso con razón, que no existe amoníaco en los fluidos de los animales vivos, y que los ácidos no tienen ningún buen efecto en los casos indicados, sino en quanto templan y refrescan; pero es necesario observar que los ácidos obran siempre sobre la bilis, que hallan descompuesta en las primeras vias: considerados así baxo este concepto, los ácidos se oponen realmente á la alcalescencia. F. ALCALESCENTES. {Mat. Med. y Pat.) Se llama alcales- cente todo medicamento susceptible de pasar á la putrefacción, y de dar origen al álcali volátil ó al amoníaco, que se desenvuelve en esta ocasión. Todas las substancias animales, particularmente los huevos , los caldos hechos con carnes de animales adultos, están en este caso; y así se debe saber por la historia de los medicamentos, quáles son precisamente alcalescantes para evitar su uso; pues aun- que en algunas circunstancias es preciso darlos, como alimentos; sin embargo, hay un gran número de casos en que se debia pros- cribirlos absolutamente, por exemplo: en todas las afecciones fe- ALC 105 briles, especialmente las que traen putrefacción ó disposición á este pernicioso carácter: en las enfermedades inflamatorias; en las que el calor excesivo favorece la descomposición de las materias anima- les; en las enfermedades eruptivas, que las mas veces están compli- cadas de alguna putrefacción, ó á lo menos de una gran disposición; en las enfermedades lentas, cuyo carácter consiste en una altera- ción de humores convertidos mas ó menos en pútridos , como el escorbuto, la diátesis purulenta &c. En todas estas circunstancias el régimen debe ser vegetal, usando todas aquellas substancias de este reyno que tengan mas bien la propiedad de agriarse, que no suministrar álcali, y por consiguiente fomentar las enfermedades indicadas; por eso muchas de ellas, particularmente las lentas, ce- den alguna vez al régimen ó dieta vegetal, eligiendo plantas frescas. Si en las demás enfermedades las circunstancias no permiten em- plear siempre vegetales para alimento, es necesario á lo menos ele- gir entre las substancias animales las que sean menos dispuestas á la putrefacción, como la carne de animales jóvenes, que debe servir de base para hacer los caldos, mezclando algún ácido para corregir la putridez. Las substancias alcalescentes algunas veces, aunque pocas, suelen ser á propósito, como quando el xugo gástrico está muy ácido , ó en las constituciones en que todos los humores parecen adquirir es- te carácter; pero aun en estas circunstancias son preferibles los ab- sorventes, los evacuantes y los fortificantes. F. ÁLCALI, Ó LOS ÁLCALIS EN GENERAL. {Mat. Med.) La palabra álcali ó álkali trae su origen de la de kali, con la que se nombraba una planta marina, que por la combustión daba una sal de naturaleza alcalina. Los álcalis forman un orden de ma- terias salinas, que presentan caracteres constantes, y propiedades distintas; quando se disuelven en una gran cantidad de agua, se distinguen por un sabor acre, desagradable, análogo al déla orina podrida, que se conoce con el nombre de sabor alcalino, y por la propiedad que tienen de volver verde muchos vegetales azules. Si están privados de agua, su sabor es mucho mas fuerte, obrando con fuerza en las substancias animales; y si su aplicación es conti- nuada, puede muy bien desorganizar enteramente dichas substan- cias , siendo tal su acción, quando se emplean en los vegetales azu- les, que principia á volverlos verdes; pero luego se sigue la des- trucción completa de ellos. Por todo esto se concibe que los álcalis son unas materias de las mas activas, y que merecen que los Médicos hagan un estudio profundo de ellos, respecto á que pueden servir de mucha utilidad en un gran número de circunstancias. Habiendo dado la definición de los álcalis, ó indicado sus dos caracteres distintivos, esto es, el sabor acre urinoso, y la propiedad TOMO I. O 106 ALC de enverdecer los colores azules, es necesario saber que el numero de estas sales pudiera ser demasiado multiplicado, si nosotros no hiciéramos observar que hay algunas substancias terrosas o terroso- salinas , que gozan de estas propiedades en un grado bien manifies- to, como la cal viva , cuyos caracteres alcalinos son muy enérgicos: en esta tierra, la magnesia y la báriteó tierra pesada, se notan pro- piedades alcalinas, y sin embargo no son verdaderas sales alcalinas con respecto á los usos medicinales; siendo muy importante referir aquí la distinción que han hecho los Químicos desde largo tiempo de los álcalis salinos, de los verdaderos álcalis, de con las tierras alcalinas ó álcalis terrosos; estos son en general menos sápidos, no tan acres, menos enérgicos, ni tan solubles, no llenando por con- siguiente las mismas indicaciones en la Medicina. Los álcalis salinos, los verdaderos álcalis, de los quáles nos va- lemos para la curación de las enfermedades, son tres, á saber: i.° el álcali fixo vegetal, llamado también álcali de tártaro, álcali de ni- tro, que designamos con el nombre simple de potasa: 2° el álcali fixo mineral, álcali marino, álcali de sosa, que llamamos simple- mente de sosa: 3.0 el álcali volátil, base de la sal amoníaco, que hemos creído distinguir, ademas de esto, con el nombre de amo- níaco. Estas sales tienen propiedades particulares, y usos las mas veces diferentes, como se puede ver en la exposición de cada uno de sus artículos; pero sin embargo disfrutan qualidades generales que per- tenecen siempre á las del álcali, que debemos tratar en este artículo sin referirnos á tal ó tal álcali en particular. Para dar á conocer con exactitud las propiedades medicinales de los álcalis, es preciso considerar primero su naturaleza en ge- neral. Los álcalis están comunmente en las artes, en el comercio, y especialmente en la Farmacia en dos estados diferentes. Quando están puros y libres de toda combinación, su sabor entonces es cáustico, y su energía grande; en este estado se llaman álcalis cáusticos; la naturaleza nunca los ofrece en este estado; pues para purificarlos es preciso valerse de los auxilios del arte por to- dos los medios que suministra la Química. Los álcalis por lo común están combinados con un ácido débil, que conocemos con el nom- bre de ácido gredoso, ácido carbónico, y que también se ha lla- mado ayre fixo. Este ácido que es muy abundante en la naturaleza, el qual se halla en gran cantidad en los álcalis, disminuye particu- larmente su fuerza activa, quitando la causticidad, aunque sin des- truir sus propiedades alcalinas; pues en efecto tienen sin embargo, á pesar de esta combinación , un sabor de orina , y la propiedad de enverdecer los colores de los vegetales azules. Por esta razón, es- tas especies de sales neutras imperfectas, aunque alcalinas, han sido ALC 107 por mucho tiempo miradas por los Químicos como verdaderos ál- calis, porque no han conocido bien su naturaleza ni el ácido que contenían; y así tenían por carácter distintivo la efervescencia que hacian con los ácidos; siendo así que esta efervescencia no per- tenecía sino al ácido que tienen los álcalis casi siempre unidos, des- prendiéndose los demás ácidos en razón de su ligereza y debilidad; no sucediendo así con los álcalis puros, libres de este ácido; pero por una conseqüencia del mismo error involuntario , los álcalis pu- rificados y separados del ácido carbónico por medio de la cal, con quien tiene mas afinidad que con ellos, eran mirados como altera- dos y combinados con un principio particular, al qual se le atri- buía la causa de su causticidad. Es muy interesante exponer la di- visión de los álcalis en estos dos estados, como también sus efec- tos y usos en el arte de curar, que son enteramente diferentes , co- mo lo vamos á ver inmediatamente. La naturaleza íntima de los álcalis en general, particularmente el principio que constituye los álcalis (porque es muy verosímil que exista un principio alcalificante 6 un alcaligeno, del mismo modo que existe un principio acidificante ó un oxigeno), aun no es conocido. Yo supongo que el ázoe, ó la base del gas ázoe (ayre flogótico, mofeta) es este principio alcaligeno; pero aun quando la suposición fuese una verdad demostrada, aun no explicaria la energía de la acción de los álcalis sobre la economía animal, la que no podrá ser bien conocida si no quando se haya hallado la combinación gene- ral y particular de todos los álcalis. La Química moderna ha adqui- rido ya conocimientos exactos de una de estas sales (el amoníaco ó álcali volátil) (V. esta palabra.); pero estos conocimientos no bastan para todos los álcalis, no siendo aplicables á la naturaleza general de estas sales. En el dia no se admite la hipótesis, relativa á la com- posición general de las sales por el agua y la tierra, la que, para dar á conocer la naturaleza de los álcalis, y como se diferencian de los ácidos, creian que habia mayor cantidad de tierra en los álca- lis , y que la formación de estos no era menos que la adición de la tierra en los ácidos. Los álcalis puros, y concentrados todos son cáusticos violentos; los álcalis fixos aplicados sobre la piel la corroen, la disuelven, por lo que se emplean para abrir las fuentes; la acción disolvente y enérgica que exercen sobre la piel, á que se sigue calor, rubor, tumefacción, y todos los síntomas que anuncian y acompañan á la inflamación, es, digámoslo así, la base fundamental de todas sus propiedades; por este modo de obrar en las partes animales sólidas, y conseqüentemente también en los fluidos, espesándolas ó coagu- lándolas, no se usan interiormente sino después de haberlos dilatado en una porción de agua correspondiente; baxo de esta forma se ad- 108 ALC ministran los álcalis,los quaíes estimulan los sólidos aumentando su acción; atenúan los humores espesos que encuentran en su camino; siendo conducidos al sistema linfático por los absorventes de los in- testinos , comunicando á ellos su actividad, y obrando como un ver- dadero estimulante, fundiendo los fluidos blancos coagulados y de- tenidos en sus canales. De esta acción de los álcalis sobre los sólidos y los fluidos resulta pues un aumento de irritabilidad, de sensibi- lidad y de movimiento en las paredes vasculares, y una circulación mas pronta en los líquidos. Los efectos sensibles de esta acción, son la resolución de los tumores y de los infartos ó atascamientos, de las evacuaciones mas abundantes de los intestinos, de la superficie de la piel, de los ríñones, y de facilitar todos los movimientos; por esta razón se colocan los álcalis en general entre los fundentes, los ape- ritivos , diuréticos, los tónicos y estimulantes, y se administran en las obstrucciones, infartos, hinchazones linfáticas, los tumores frios é indolentes, la debilidad de movimientos, la parálisis misma, que suele ser conseqüencia de los primeros accidentes. Pero la acción estimulante y fundente que forma la base de todos los efectos úti- les producidos por los álcalis en la economía animal, nos ha hecho ver, por medio de la experiencia, que se debe determinar particu- larmente la aplicación de estos medicamentos en las afecciones que son producidas por la espesura y detención de los humores blan- cos y linfáticos; en este caso la energía de los álcalis parece aumen- tar en estos sucos su atracción química, como lo enseña y confirma la experiencia clínica. En los laboratorios se ve, que los álcalis pu- ros disuelven la materia albuminosa espesada, haciéndola fluida, disminuyendo ó limitando su concrescibilidad por el calor y por los ácidos; funden ademas la leche coagulada, volviendo á dar la fluidez que habia perdido, conociéndose también su acción disol- vente sobre la bilis. A todos estos efectos generales de los álcalis, que el raciocinio, auxiliado con la experiencia, nos ha dado á conocer con exactitud, es necesario añadir las propiedades específicas, como son la de neu- tralizar y destruir los agrios de las primeras vias, y la de disolver las concreciones de los ríñones y de la vexiga: nadie dudará de la pri- mera propiedad, debiéndose poner en primer lugar todas las subs- tancias alcalinas entre los absorventes. En quanto á su virtud liton- trífica, los descubrimientos del siglo anterior han dado á conocer la naturaleza acida de las concreciones de los ríñones y la vexiga; habiéndose visto igualmente en nuestros laboratorios que estas con- creciones se disuelven por los álcalis fixos, puros y cáusticos; pero su energía disminuye mucho respecto á esta disolución en el cuerpo humano, por tener que andar un largo camino sufriendo alteracio- nes desde el estómago donde se reciben hasta los ríñones y la vexiga, ALC 109 como veremos mas largamente en el artículo litontríficos. Todos los remedios activos, como los álcalis en general, son susceptibles de inconvenientes, como los medicamentos heroycos. Los grandes efectos de estas substancias nos exponen alguna vez á peligros que necesitamos conocer y estar prevenidos; su acción fun- dente se extiende á todos los sólidos, debilitando su texido, quan- do son administrados sin precaución y en dosis muy fuertes, y en especial quando han sido por mucho tiempo continuados. Todos los observadores están de acuerdo, en que estos remedios tienen una influencia muy señalada en la disolución de los fluidos; y han ob- servado una especie de escorbuto por el abuso de los álcalis; y aun- que en las experiencias de Pringle, las materias animales muertas se han conservado y defendido de la putrefacción por los álcalis, mi- rando á estas sales como antisépticas, Cartheuser observa sabiamente que sus efectos en los animales vivos deben ser muy diferentes, y que la observación ha decidido que favorecen la alteración de los fluidos , la que destruye á lo menos la consistencia de ellos. Por todas estas observaciones se percibe que están contraindi- cados los álcalis en las enfermedades inflamatorias, en las calentu- ras, y en todas las afecciones producidas por una bilis acre, y acompañadas de movimientos violentos; de orgasmo, de irrita- ción, de calor seco: tampoco convienen á los sugetos, cuya cons- titución es seca é irritable, de fibra delicada y de bilis ardiente, y en aquellos cuyos vasos sanguíneos están distendidos y son pictóri- cos. Se debe también evitar el uso de ellos en las calenturas ardien- tes biliosas y pútridas: en una palabra, el raciocinio y la experien- cia deben fixar la administración de ellos en las enfermedades len- tas, donde la fibra se halla relaxada, el texido celular cargado de sucos, los vasos absorventes y linfáticos demasiado llenos y sin ac- ción; y en aquellos sugetos en quienes se forman detenciones de líquidos blancos en varias partes &c. Pocas veces se administran en forma sólida; pues se dan disueltos en aguas ó en tipsanas, dulci- ficados y mezclados con aceytes ó mucilaginosos. Tales son los conocimientos que hemos adquirido en la Medici- na de la naturaleza, y las propiedades generales de los álcalis. Ca- da una de estas sales en sus diferentes estados goza de algunas pro- piedades particulares, como veremos en los artículos siguientes. F. Álcalis cáusticos. Son aquellos que la Química y la Farma- cia han puesto en un estado de pureza, esto es, que se les ha quitado el ácido carbónico por medio de la cal, que ellos contenían siempre en mas ó menos cantidad : como los álcalis puros son muy acres y susceptibles de corroer la piel y quemarla del mismo modo que hace un carbón encendido, se han distinguido con el nombre de ál- calis cáusticos; pero siempre que se hallen baxo la forma seca, esta no ALC energía no depende, como antes se creia, de un principio acre, ni tampoco de un fuego que se creia fixado en ellos, pues entera- mente se debe á la pureza de los álcalis y su viva atracción. Quando son saturados en todo ó en parte por los ácidos, pierden una gran parte de su sabor. Baxo la forma seca se emplean para abrir las fuentes; estos álcalis gozan de las propiedades descritas en el artí- culo precedente, en un grado muy considerable: no se usan inte- riormente á no ser disueltos en un gran vehículo de agua, ó dulci- ficados en aceyte ó mucilagos. F. Álcali deliquescbnte. En otro tiempo se llamaba álcali de- liqüescente el que conocíamos también con los nombres de álcali vegetal, álcali de tártaro, álcali de nitro; porque en el estado ordi- nario con que se halla en el comercio para emplearlo en las artes, atrae en efecto la humedad del ayre en términos que hace una ab- sorción tal, que llega á fundirse: esta deliqüescencia es producida por una porción de álcali vegetal ó potasa pura y cáustica, que se halla mezclada en mas ó menos cantidad con el carbonate de potasa, en el álcali preparado por la combustión y la calcinación para el uso de las artes. Pero el álcali mineral ó la sosa pura y privada de ácido carbónico, es también deliqüescente; y al contrario, la po- tasa bien saturada de este ácido, ó el carbonate de potasa no atrae del todo la humedad del ayre. Esta denominación de álcali deli- qüescente no expresa con propiedad el carácter de la potasa ó el álcali vegetal; y solo se ha llamado así en tiempos en que no se co- nocían bien sus propiedades. F. Álcali de sosa. Este nombre pertenecía en otro tiempo á la especie de álcali fixo que se saca de la sosa del comercio; pero co- mo este álcali tiene dos estados, ó puro, ó cáustico , ó saturado por el ácido carbónico, y que el nombre de álcali de sosa se da indife- rentemente al uno y al otro: de estos dos estados resulta una equi- vocación: por lo que la Química moderna ha adoptado solamente el nombre de sosa para este álcali puro ó cáustico, y el de carbo- nate de sosa para el mismo álcali combinado con el ácido carbó- nico. F. ^ Álcalis dulces. Quando el célebre Black, Profesor de Quí- mica en Edimburgo, descubrió que los álcalis están combinados en el estado ordinario con un principio susceptible de la forma aérea, y que ha sido sucesivamente llamado ayre fixo , ácido aéreo, ácido mefítico, acido gredoso, y por ultimo ácido carbónico; quando están privados de este principio por la cal, que se une mas bien áél que no á los álcalis, entonces son acres y cáusticos; pero dándoles otra vez este ácido, pierden de nuevo el sabor fuerte y la caustici- dad; y por tanto se han llamado los álcalis saturados en el dicho ácido, y como dulcificados por este principio, álcalis dulces. Se ALC ni ve pues, que esta denominación es relativa á su sabor y á sus pro- piedades medicinales, la que indica una acción mas dulce en estas sales. A estas mismas sales, consideradas en el estado de dulcifica- ción ó de saturación, se han dado por la nueva nomenclatura química los nombres de carbonate, de potasa, de sosa y de amo- níaco. F. Álcali de nitro. Se ha dado algunas veces este nombre de álcali fixo vegetal ó potasa, porque se separa del nitro-, sea ca- lentando fuertemente esta sal neutra, descomponiendo completa- mente su ácido, ó sea haciéndola detonar con el carbón. El álcali fixo extraído por este medio es uno de los mas puros de quantos se pueden buscar, porque no contiene las sales neutras y las substan- cias terreas que se le mezclan de las maderas quemadas y del tár- taro crudo calcinado. Este álcali es uno de los sinónimos de las palabras potasa , y carbonate de potasa, que se consultarán para conocer las propiedades medicinales de esta especie de álcali fixo. F. Álcali de tártaro. Es lo mismo que álcali vegetal ó potasa; se ha llamado así porque se extrae del tártaro por la combustión y la calcinación. Se pone el tártaro blanco ó roxo en polvo en cu- curuchos de papel de estraza mojados en agua, y puestos inmedia- tamente sobre una capa de carbón, colocada en una hornilla, po- niendo sobre los cucuruchos otra capa de carbón mas considerable, encendiéndolo después hasta que se ha consumido todo el carbón; se sacan luego los cucuruchos de papel que han quedado sobre la hornilla; convirtiéndose en un grueso polvo la ceniza alcalina que contienen, se cuela cinco ó seis veces con agua fria, que se pone sobre ella por espacio de algunas horas, filtrando y evaporando des- pués esta legía; teniendo cuidado de separar de ella una porción de sulfate de potasa ó tártaro vitriolado que se cristaliza inmediatamen- te. En seguida se evapora este líquido: la substancia pulverante que resulta después de esta evaporación es el álcali de tártaro , esto es, de la potasa pura mezclada con una gran cantidad de carbonate de potasa; pues se concibe bien que el ácido tartaroso descompuesto por la acción del calor, luego que se enciende el carbón de la hor- nilla, da una dosis considerable de ácido carbónico. No nos deten- dremos mas en esta operación química y farmacéutica, porque se trata mas largamente en los Diccionarios de Química y Farmaci-a; en quanto á las propiedades medicinales de este álcali se hallarán en el artículo potasa, y carbonate de potasa. F. Álcalis fixos. Se llaman álcalis fixos dos especies de álcalis* que se hallan las mas veces en forma sólida ó pulverante, y que necesitan un gran fuego para reducirlos á vapor. Este nombre es opuesto al de álcali volátil, cuyas propiedades medicinales han sido expuestas en el artículo álcalis en general. F. 112 ALC Álcali marino. Nombre que se daba en otro tiempo á la sosa ó especie de álcali fixo, que forma la base de la sal marina ó mu- ríate de sosa. F. Álcali mineral. También se ha designado con este nombre la sosa, porque formando ella la base de la sal marina ó muríate de sosa, se halla esta abundantemente en el reyno mineral. F. Álcali vegetal. Como los vegetales contienen una gran can- tidad de esta especie de álcali, que hoy llamamos potasa, sacán- dole de estas materias orgánicas quemadas, se ha designado este ál- cali fixo con el nombre de álcali vegetal. Álcali volátil. Este nombre es opuesto al de álcali fixo; sirve para designar la diferencia que hay entre la primera especie de álcali y las otras dos; la volatilidad era efectivamente un carác- ter muy propio para establecer esta distinción; pero como esta pro- piedad no es sino relativa; y como también se podia tomar por carácter el olor que despide siempre este álcali, se podia llamar muy bien álcali oloroso; pero hemos preferido el nombre de amo- níaco. Las propiedades medicínales de esta sal en general son las de todos los álcalis; pero las diferencias que puedan tener por la di- versa naturaleza y modificación de esta especie de álcali volátil, y sus propiedades específicas se expondrán en el artículo amoníaco. Se han dado freqüentemente los nombres de álcalis volátiles 6 de sales volátiles en materia médica á estas especies de álcalis produ- cidos por la destilación de las materias animales, como los pelos, los huesos, las astas, la víbora &c., creyendo que cada una de estas sales tenia las propiedades particulares dependientes de las substancias que se les habia suministrado; pero hoy sabemos que esta sal es idéntica con la del álcali volátil concreto ó carbonate amonia- cal envuelto con un poco de aceyte animal, que modifica sus efec- tos, y le da una propiedad antiespasmódica. F. Álcali volátil concreto. Se llama así en las boticas la es- pecie de sal neutra formada por el ácido carbónico y el amoníaco, y que en la Química llamamos hoy carbonate amoniacal. Esta sal se hace destilando la sal amoníaco ordinaria, ó muríate amoniacal, con la greda. F. ALCALINOS, (remedios) {Mat. Med.) Se da en general el nombre de remedio ó medicamentos alcalinos á todas las especies de álcalis, y las cenizas de los vegetales quemadas que contienen sales de la misma naturaleza; esta especie de sales forma una clase en- tera de medicamentos. {V. álcalis.) ALCALIZACIÓN. {Mat. Med.) Quando en la Farmacia se executa alguna operación, en la que se desenvuelve ó se extrae algu- na substancia alcalina, particularmente uno de los álcalis fixos, esta operación es una verdadera alcalización; del mismo modo diremos ALC 113 alcalizar, quando nos ocupamos en alguna operación para extraer los álcalis fixos de las diferentes substancias que los contienen; y alca- lizado á todo cuerpo que ha sufrido dicha operación, y por tanto decimos alcalizar el nitro, el tártaro, ó estas mismas substancias están alcalizadas. Sin embargo, alguna vez, aunque rara, se llama alcalizar, quando se mezclan álcalis en algunas bebidas. ALCANFOR. {Mat. Med.) El alcanfor es una materia blan- ca, concreta, cristalina, de un olor y sabor fuerte, que se aproxi- ma en cierta manera por alguna de sus propiedades á los aceytes volátiles; pero por otra parte se aparta. Según el gran número de observaciones que han hecho los Químicos, se tiene el alcanfor co- mo uno de los principios de los vegetales, creyendo que existe en todas las plantas olorosas que contienen aceyte volátil: en efecto, se ha extraído de las raices del árbol de la canela, del tomillo, ro- mero, salvia &c. sea por la destilación ó cocción, como lo han observado Neuman, Geoffroy, Cartheusier y otros; pero el al- canfor, que se ha extraído por este medio, ha sido en corta canti- dad, dando siempre el olor de la planta, de donde se ha sacado. Lorry tenia al alcanfor por un principio esparcido en los vegeta- les; y su aroma, como principio de una clase de olores muy enér- gicos , cuyos efectos sobre la economía animal debia fixar la aten- ción de los Químicos y Médicos. El alcanfor que usamos en la Medicina se extrae de una especie de laurel que se cria en la China , en el Japón , en las Islas de Bor- neo, de Sumatra, en Ceylan &c. El árbol que le produce contiene algunas veces tanta cantidad , que con solo hendirlo basta para su- ministrar lágrimas bastante gruesas y puras; pero sin embargo, se extrae por la destilación, poniendo las raices ó las demás partes del árbol con agua en un alambique de hierro que se pone después al fuego; y el alcanfor se sublima, formando granitos parduscos, que se reúnen en trozos mas gruesos, y es el alcanfor impuro. Los holandeses lo purifican sublimándolo después en una especie de matraz, y se dice que añaden allí una onza de cal en cada libra de esta substancia. Este es el modo como los autores modernos de Ma- teria médica y química describen la extracción del alcanfor, y la que he adoptado para mis Elementos de Química. Omitimos la lar- ga descripción que hace el autor de este artículo, del árbol, de donde se extrae esta substancia, las varias partes donde se cria, y los distintos métodos que se emplean para su extracción &c. Trata- remos de las propiedades químicas del alcanfor, con el fin de ilus- trar y determinar mejor la administración médica. El alcanfor es mucho mas volátil que los aceytes esenciales, respecto de que se sublima á un calor suave, cristalizándose en lágri- mas hexágonas. Si se calienta precipitadamente, se derrite antes de tomo 1. p n4 ALC volatilizarse; si se destila muchas veces da una flema amarilla y ma- nifiestamente acida, lo que indica que repitiendo mas esta operación se logrará su desnaturalización. La temperatura del estío es bastan- te para volatilizar esta droga; expuesta al ayre se disipa entera- mente; y si se pone en un vaso cerrado, se sublima en pirámides hexágonas ó en cristales polígonos, que han sido observados y des- critos en 1756 por Romieu. El olor fuerte que esparce es inso- portable á varias personas: se inflama rápidamente; se quema con mucho humo, y no dexa ningún residuo carbonoso. Este medica- mento no se disuelve en el agua (en el dia ya se disuelve, v. agua alcanforada de Fernandez.); pero sin embargo se comunica su olor; puesto sobre ella encendido arde en la superficie. Las tierras, las substancias salino-terrosas y los álcalis no tienen ninguna acción so- bre el alcanfor, sin embargo de que no se han ensayado los álcalis muy cáusticos. Los ácidos disuelven el alcanfor quando están concentrados; el sulfúrico le disuelve con el auxilio del calor. Esta disolución queda bermeja; el ácido nítrico le disuelve poco á poco; y su disolución es amarilla. El ácido muriático en estado de gas disuelve el alcan- for, como también el ácido sulfúrico y fluorico. Si se añade agua en estas disoluciones, se enturbian separándose el alcanfor, que se presenta nadando encima, no experimentando alteración al- guna. Los álcalis, las substancias salino-terrosas y las materias me- tálicas, precipitan también estas disoluciones. Las sales neutras no tienen ninguna acción sobre el alcanfor. Los aceytes fixos y volá- tiles le disuelven con la ayuda del calor; estas disoluciones enfria- das depositan poco á poco cristales semejantes á los que se forman en las disoluciones de muríate amoniacal. El alcanfor es uno de los mas poderosos remedios que tiene la Medicina. Para conocer mejor sus grandes efectos y energía , exa- minemos solamente su sabor fuerte, su olor muy violento y tenaz, su volatilidad , su expansibilidad , la propiedad de robar el calórico, y hacerse prontamente gas en él. Si contemplamos por algún tiempo veremos que este medicamento, después que se ha tomado, ocupa una gran extensión en el estómago, conduciéndose este vapor hacia las fibras y las papilas nerviosas, penetrando rápidamente todas las cavidades abiertas, é insinuándose por los absorventes de todas es- pecies; y se debe observar particularmente que este medicamento no puede obrar en ninguna parte con su masa, sin que produzca compresión pesada &c. La administración de este remedio ha ex- perimentado una revolución, que no debemos perder de vista. Ha habido una época no muy antigua, en que el sistema de la circula- ción, la doctrina de los vasos pequeños, de la obstrucción, infla- mación, de la putrefacción de la sangre, de la.causa de la calentu- ALC H5 ra &c, que tuvo origen en la famosa escuela de Boerhaave, y que destruyendo, en beneficio de los enfermos, la teoría de los acres, de los venenos sudoríficos y alexífarmacos, que se habían emplea- do con freqüencia, y tan inconsideradamente, ha hecho desapare- cer los métodos incendiarios que reynaban antes, substituyendo en su lugar el uso de remedios mas suaves. Esta época, que segura- mente ha hecho grandes servicios á los hombres, ha tenido también su exceso en el abuso de las sangrías, y al mismo tiempo ha hecho nacer mucho temor en la administración de los remedios, llamados cálidos y aromáticos. En aquella época el alcanfor, por razón de su sabor fuerte y demás propiedades, experimentó los efectos de la proscripción, que se hizo en la práctica, de todos los remedios de esta naturaleza, empleándose, quando mas, en dosis muy cortas. La antigüedad no nos ha suministrado ninguna noticia de las virtudes del alcanfor, el qual no ha sido conocido sino es desde los árabe?. Aécio fué el primero que trató de él, sin embargo de que en el Oriente los antiguos pueblos de la India lo usaban ya ha- cia mucho tiempo; pero aquellos conocimientos no se transmitieron á la Europa: lo que se sabe es, que los Príncipes orientales, de tiem- po inmemorial, queman alcanfor con cera. La experiencia de al- gunos siglos, y principalmente del nuestro, ha demostrado que el alcanfor debe ser colocado entre los antiespasmódicos, antihisíéricos, calmantes, febrífugos, antisépticos, y antigangrenosos, y también entre los discucientes y sudoríficos; posee sin duda todas estas pro- piedades en un grado bien manifiesto. Se ha empleado con feliz suceso en las afecciones histéricas é hipocondriacas, en los espasmos, y en los dolores que suelen seguirse , en las calenturas pútridas, en las malignas ó nerviosas, en la gangrena externa, y en la que ame- naza Jas visceras interiormente. Pero un medicamento de tanta im- portancia exige que se le conozca y examine con mas exactitud en los casos particulares en que pueden ser útiles los efectos inmediatos que produce, las reglas con que se ha de administrar, las circuns- tancias relativas á las varias dosis; en una palabra, todos los re- sultados mas precisos de las experiencias exactas de los Médicos de todos los países que han hecho uso de él desde el principio del siglo anterior. Los casos en que se emplea el alcanfor con mas utilidad, y en que obra con mas eficacia, son en las calenturas pútridas y ner- viosas, y en todas aquellas que traen mal carácter, particularmen- te las que se presentan con el tipo intermitente, ó las que se co- nocen con el nombre de remitentes malignas, y en aquellas que vienen acompañadas de erupciones petechiales, miliares, como también las calenturas eruptivas, á saber: la variolosa, la miliar, esencial, la petechial, y aun la peste; y particularmente en todas n6 ALC las ocasiones en que en estas enfermedades hay falta de fuerzas, pulso débil, evacuaciones pútridas, olor fétido, manchas en la piel, espasmos musculares, salto de tendones; en cuyo caso el alcanfor debe ser administrado, juntamente con los mas poderosos antisép- ticos, como la quina y los ácidos minerales; porque entonces de su virtud ó propiedad cordial, con el sacudimiento vaporoso que pro- duce, obrando simultáneamente la propiedad antiséptica y anties- pasmodica , resulta un excelente medicamento. En estos casos se puede administrar sin temor, aunque sea 12 ó 24 granos cada vez; pero no siempre se ha de emplear esta dosis, porque hay algunas calenturas biliosas, simples, que en su mayor fuerza suelen estar acompañadas de algunos síntomas de putridez y espasmo; y en este caso no se debe prescribir mas que uno ó dos granos cada vez, y que sean tres al dia. Algunos Médicos han hecho mención de la virtud febrífuga del alcanfor, administrándolo en las calenturas in- termitentes simples. No hablo del alcanfor llevado como amu- leto, ó aplicado en un saquillo en la región epigástrica; porque aunque el efecto de este medicamento, tan volátil y tan oloroso no se debe mirar como inerte; sin embargo , usado por este medio, la experiencia no nos ha confirmado esta virtud; pero sí adminis- trándole interiormente, disolviéndole con el éter, y añadiéndole alguna preparación del opio. Yo he visto usarlo así, y obrar como antiperiódico, y curar accesiones de calenturas y tercianas rebeldes, que habían resistido á los evacuantes y apericivos, y aun á la qui- na. A la verdad el éter y el láudano, unidos ó usados separada- mente han producido el mismo efecto antiperiódico; pero esto hace concebir mejor , que el alcanfor , por ser igualmente antiespas- módico, debe tener la misma virtud. El alcanfor se ha mirado también como específico de la manía, dándolo después de los eméticos y los purgantes en la dosis de 15 granos hasta 36, tomándolos por mucho tiempo. Kinneir, Werl- hoíF, Iverden, Triewalo refieren varias curaciones conseguidas por este medicamento. Es un error haber colocado el alcanfor entre los calmantes, y haberlo^ comparado al opio, como lo ha hecho Powier; su virtud antiespasmódica es muy diferente de la propiedad narcótica y estupefaciente del opio y otros medicamentos de esta especie. Se ha visto muchas veces que el alcanfor es muy útil en el reu- matismo , en los dolores esciáticos, y aun en algunos gotosos; y particularmente en aquellos reumatismos agudos en que queda des- pués un dolor sordo, y una pesadez en los miembros: entonces el alcanfor hace resudar el humor reumático evacuándolo por los po- ros cutáneos. Se ha mirado aun el alcanfor como antivenéreo. Hoffman refiere que un Médico, digno de fé, le aseguró haber cu- ALC 117 rado el gálico con el alcanfor disuelto en la manteca de víbora, después de haber preparado al enfermo con purgantes. Hofíman asegura que, según su propia experiencia, nada ha hallado mas eficaz para la curación de la gonorrea que el alcanfor, creyen- do también que tiene iguales efectos en el gálico incipiente. Vogel piensa , acaso sin razón , que por gozar de esta propiedad, ha em- peñado á los Médicos franceses á que mezclen el alcanfor con el ungüento mercurial, para dar las fricciones, bien que la adición del alcanfor ha sido particularmente destinada para oponerse al ptialismo ó salivación; y verdaderamente el alcanfor no solo modera é impide la salivación que produce el mercurio, sino también la detiene. Sin duda se ha creído que este remedio era antivenéreo por los buenos efectos que produce, disminuyendo el fluxo gonor- raico, las flores blancas, y las poluciones nocturnas; pero aun no hay hechos que prueben bastante que se curen verdaderamente los síntomas del gálico confirmado. Hace mucho tiempo que el alcanfor obra específicamente sobre los órganos de la generación; y esto ha dado lugar á que algunos Médicos piensen que extingue el fuego del amor; pero Hofíman ha hecho ver que esta propiedad era ilusoria , y que por el contrario, este remedio era muy propio para aumentar el ardor venéreo. Pauli refiere, que una madre, habiendo dado gran cantidad de al- canfor á su hijo, á quien él lo habia ordenado, no habia experi- mentado el joven, que era muy dado al amor, ninguna mudanza. Sin duda una analogía engañosa ha hecho creer, que el alcanfor calmaba el fuego del amor, y el orgasmo de las partes genita- les; y esto trae origen sin duda de haberse visto muchas veces este medicamento calmar y aun curar las afecciones de los ríñones y Ja vexiga; lo que ha hecho creer que obraba del mismo modo en los órganos de la generación, sin atender á que, aunque se hallen muy vecinos estos órganos, tienen afecciones muy diferentes; sus simpatías y funciones son también muy distintas unas de otras. Lo que sí se ha demostrado es, que el alcanfor calma la irritación y los dolores de ríñones y vexiga , disipando todos los accidentes que las cantáridas producen en el sistema uropoyético, ya sea porque se ha- yan tomado interiormente, ó porque se hayan aplicado á la piel; lo cierto es, que algunas veces suele seguirse el ardor de orina, la di- suria , y no pocas veces la hematuria &c, cediendo con facilidad todos estos accidentes al uso del alcanfor; por estose ha recomen- dado la mezcla del alcanfor con el emplasto de cantáridas y su tintura, quando se da en fricciones para los reumatismos y parálisis de las extremidades &c. El alcanfor se usa igualmente con tan buenos efectos en las en- fermedades externas como en las internas; se emplea como re- u8 ALC solutivo, detersivo y antiséptico; usándose freqüentemente baños ó lavatorios alcanforados en las erisipelas, la oftalmía , el reumatis- mo, la gota, la gangrena externa, las quemaduras, las manchas es- corbúticas, y los echimosis. Sin embargo de todo lo que se ha expuesto, de que el al- canfor es uno de los medicamentos mas útiles y mas importan- tes que se emplean en la Medicina , no obstante tiene, como todas las substancias medicamentosas, algunos inconvenientes en la admi- nistración , particularmente quando se usan mal; pues sucede al- gunas veces que altera el estómago turbando la digestión, y oca- sionando dolores, pesadez, ansiedad; produciendo también erup- tos y flatos incómodos, suele afectar la cabeza atolondrándola; y en todas estas circunstancias es necesario, ó disminuir la do- sis, ó darlo con otras substancias, que se opongan á las impresio- nes nocivas que ha producido el alcanfor. Se mezcla por lo co- mún el alcanfor con el nitro para que sus efectos no sean tan ac- tivos; con el opio, á quien debilita y modera su acción narcótica; con la quina, para que reúna su propiedad antiséptica á la del al- canfor; con los ácidos, para que templen su energía, y obren jus- tamente con su influxo antipútrido; con los aromáticos, para que destruyan la impresión que suele hacer el alcanfor en el estómago. Por esta razón pocas veces se suele dar el alcanfor solo, pues ade- mas de las mezclas dichas, se tritura con la yema de huevo y con varias gomas, para hacerle miscible en el agua. El aceyte de alcan- for, ó la disolución nítrica de él, se emplea mas freqüentemente en el exterior que en el interior, lo mismo que la disolución que se hace en el alcohol, que es lo que se llama espíritu de vino alcanforado. Chomel dice , que el alcanfor, disuelto en aceyte de trementina , es un buen tópico para el reumatismo y los dolores esciáticos; y que este medicamento disuelto también en aceyte, lo ha administrado á los niños, que no rehusan tomarlo, y ha producido muy buenos efectos en las afecciones gangrenosas de la garganta. El alcanfor ademas tiene varios usos económicos, pues mata y hace desaparecer los insectos: es muy á propósito para precaver y conservar las pieles de los animales, y otros objetos de un gabi- nete de Historia natural, como vegetales &c., á quienes se im- pregna de alcanfor mezclado con polvos de plantas aromáticas. F. ALCÁZAR. (Luis de) {Biog.) Sevillano, de la Compañía de Jesús. Dexó escrito un opúsculo de Medicina intitulada De malis Mediéis. Lugduni 1631, en folio. alcázar, y según otros Valcacer. (Andrés) Natural de Gua- dalaxara, Catedrático de Prima de Medicina en la Universidad de Salamanca: escribió seis libros de Cirugía , en los que interpreta mu- chos pasages obscuros de antiguos y modernos: Salamanca xj7y, ALC 119 en folio: un libro de las heridas de la cabeza, id. 15^82, en fo- lio. La noticia que nos ofrece la portada de su obra, que copia- remos aquí, es como sigue: Andrés Alcazaris, Medici ac Chi- rurgi Guadalaxarensis, in amplissima Salmaticensi Academia Chirurg'ue fandtatis primi professoris, Chirurgice, libri sex, in quibus multa antiquorum , et recentioium subobscura lo- ca hactenus non declarata interpretantur. Salmanticee, in a di- bus Dominici a Portonaris , S. C. M. Typographi. mdlxxv. in folio. El célebre Asrruc ha hecho la análisis de esta obra , que íe halla en su tratado de Morb. ven. París 1J40, in 4.0, pá- gina 7'91 et seq. ALCOHOL. (Mat. Med.) El alcohol ó espíritu de vino rec- tificado es un líquido de sabor acre y caliente, de olor aromático un poco excitante, que se inflama fácilmente, el qual se extrae del aguardiente por la destilación. Sin detenernos en otros exámenes químicos de este líquido, expondremos únicamente los principales hechos que un Médico debe saber para la administración de esta substancia; cuya energía medicamentosa depende principalmente de sus propiedades y naturaleza química. i.° Se sabe que todas las substancias vegetales azucaradas des- leídas en cierta cantidad de agua, y divididas ó agitadas por un fermento, ó por medio de algún cuerpo, qualquiera que sea , que pueda ayudar y hacer que tome esta especie de movimiento intesti- no que produce el alcohol, es lo que se ha llamado fermentación vi- nosa. Las investigaciones de Lavoisier dan á conocer, que en este mo- vimiento los principios del azúcar se separan en dos; que una parte de su oxígeno se une á la mayor cantidad de carbón, y forma el ácido carbónico que se desprende de esta fermentación ; entonces la proporción del hidrógeno, ó base del gas inflamable, que es uno de los principios del azúcar, se hace mucho mayor, relativamente á la cantidad de carbón y de oxígeno, resultando de esta combina- ción de unos mismos principios, pero en proporciones diferentes, un cuerpo nuevo mucho mas ligero, que esj el alcohol ó espíritu ardiente. El agua que se une al azúcar ó á la materia azucarada, no hace mas que dividir esta substancia, y facilitar la mutación de atracción de sus principios, hallándose toda ella, ya sea en vapor con el ácido carbónico, sea en el líquido espirituoso, que forma el producto. 2.0 El alcohol puro se saca de los vinos por tres destilaciones sucesivas: la primera se hace á fuego vivo del vino que da el aguar- diente; y las otras dos se hacen del aguardiente, y de su producto por medio del baño de María; por estas rectificaciones se obtiene un licor muy claro , de un olor fuerte y aromático, de un sabor "como caliente y estimulante, mucho mas ligero que el agua, y que se 120 AL C reduce á vapor á los 64 grados del termómetro de Reaumur; to- mando esta forma aeriforme á la mencionada temperatura, y á la presión de la atmósfera en que señale el barómetro 28 pulgadas. 3.0 El alcohol arde fácilmente despidiendo una llama azul. Re- cogiendo el producto de esta combustión por medio del aparato in- genioso que ha hecho Lavoisier, da una agua pura mas pesada un dozavo, poco mas ó menos, que el total del alcohol y el ácido car- bónico; por lo que se ve claramente que el aumento de peso de- pende de la fixacion de la base del ayre vital, ó del oxigeno atmos- férico. 4.0 El alcohol es muy soluble en el ayre: puesto á los 12 gra- dos de calor, su evaporación se efectúa. Como este licor ab- sorve el calórico á medida que se evapora en el ayre, refresca ó dexa fría la piel, sobre la qual se ha aplicado: esta refrigeración de la piel es producida por la evaporación del alcohol, que roba el ca- lórico que contenia, por lo que merece toda consideración este efecto para el uso médico. 5.° El alcohol se une en todas proporciones al agua, se des- compone por muchos ácidos, y pasa al estado de éter; disuelve las sales neutras deliqüescentes, el azufre, y un gran número de sales neutras metálicas; se combina mal con los betunes y los acey- tes betuminosos; pero disuelve bien los extractos xabonosos, loí aceytes volátiles, el aroma, muchas partes colorantes vegetales, las resinas, y forma la base de las aguas destiladas simples y compues- tas , de las tinturas, de los elíxires, y de los licores que se usan en las mesas; espesa y coagula la leche, la bilis, y los fluidos albu- minosos. El conocimiento de las principales propiedades del alcohol nos da á conocer sus virtudes medicinales, y el mejor modo de admi- nistrar este líquido. Luego que se examine su sabor fuerte y acre, se percibe, que no se puede usar el alcohol interiormente, alo me- nos en su estado de rectificación, el qual produciría sin duda una irritación tal, que se seguiría precisamente un calor incómodo, y acaso una inflamación peligrosa; en cuyo estado se puede mirar co- mo una especie de veneno pasagero, cuyos efectos se pueden con- tener fácilmente con las bebidas aquosas. Sin embargo , aunque esta acción pueda disminuirse por el agua, muchas veces se hace sensi- ble y aun peligrosa en aquellos hombres que abusan del aguardiente y los licores espirituosos en general; estos sugetos por lo regular perciben un calor y una sed considerable, y una sensación de ardor en todo lo largo del esófago, y aun hasta el estómago ; se les dismi- nuye el apetito por habérseles espesado y descompuesto el suco gástrico, alterándoseles por consiguiente las digestiones, y execu- tándolas con sumo trabajo; los vasos absorventes se estrechan y aun ALC 121 se obstruyen; las glándulas del mesenterio se endurecen, detenién- dose el suero de la linfa y el quilo en la cavidad del abdomen. El abuso de los licores fermentados es sin duda el origen de las obs- trucciones de las visceras y de las hidropesías, enfermedades que los Médicos han tratado con bastante extensión. Los efectos de este abu- so son de tanta energía y tan durables, que es raro que las armas de la Medicina puedan combatirlos; y aunque se consiga una dismi- nución de los síntomas que acompañan estas afecciones, solo se po- drá conseguir adormecer el mal, el que se reproduce después con mas violencia; por lo que se concibe, que nunca se debe emplear habitualmente el alcohol; y que su uso, aun como excitante, que es como mas freqüente se emplea en la Medicina, exige la mayor prudencia en su administración. El luxo de los remedios, la dema- siada credulidad, ó mas bien todavía la impaciencia de los enfer- mos, ha hecho crecer el número de medicamentos á tal punto, que en el dia en la Materia médica, mas bien nos empleamos en los conocimientos propios para apartar y disminuir el uso y aplicación de los remedios superfluos é ineficaces, que en los de su admi- nistración. Otro de los efectos mas considerables del alcohol en la econo- mía animal, es la acción sobre los nervios y el cerebro; la borra- chera y trastorno de ideas que le acompañan, la tremulencia de los miembros, los movimientos irregulares de los músculos, y la debilidad general, anuncian que este licor produce una irregulari- dad particular en la acción de los nervios, cuyo efecto es análogo al que produce el abuso del opio en los orientales. Después de to- das estas reflexiones, es fácil de concebir, que el uso medicinal del alcohol se debe emplear pocas veces interiormente, no siendo como excitante ó disolvente de los aceytes volátiles ó esenciales, de las resinas, baxo la forma de elixires ó tinturas; cuyos medicamentos solamente se dan en la dosis de algunas gotas, y así el alcohol nun- ca se da sino en corta cantidad; y aun en este caso se usa mezcla- do con bebidas aquosas, ó en pociones, cuyos principales ingre- dientes son líquidos igualmente aquosos, que embotan su actividad. La historia del alcohol es mas farmacéutica que médica, adonde nos referimos, y en donde se deben estudiar sus operaciones. Ya que el uso interior del alcohol en la Medicina no es tan co- mún , al contrario el uso exterior es muy freqüente y útil; la im- presión de calor que produce en los órganos sensibles, hace que se coloque entre los fortificantes y tónicos externos, empleándolo con utilidad para dar á las fibras musculares mas tono y energía; au- mentando sus fuerzas en las enfermedades de los miembros acom- unadas de debilidad , entorpecimiento, frío y atonía ; gozando tam- ien de la propiedad discusiva y antiséptica; esta última la posee tomo i. Q l 122 ALE en alto grado; pero comunmente se asocia con el alcanfor, el aroma ó espíritu rector de las plantas, con los aceytes volátiles y olorosos, con los betuminosos &c; pero lo que mas freqüentemente se usa es el alcohol ó espíritu de vino alcanforado empleado en estas circunstancias , como para facilitar la limpieza de las llagas, y su desecación y cicatrización; del qual la Cirugía hace un gran uso en estas enfermedades. Por todo lo que se ha expuesto se percibe que el alcohol en- tra en muchas preparaciones farmacéuticas; es el vehículo de las aguas destiladas espirituosas, como la de torongil, de la Reyna de Hungría &c., de los elixires y de las tinturas , tan multiplicadas en algunas Farmacopeas, de la tintura acre de tártaro y de lirio de Paracelso; con este líquido se prepara el agua deRavel, los éteres y los licores minerales anodinos,sulfúricos, ó vitriólicos y nitrosos. F. Los Brownianos sin embargo usan el alcohol ó espíritu de vino con freqüencia interiormente , como excitante , esténico , en las en- fermedades esténicas &c., usando las limonadas y otras bebidas al- coholizadas. r ALGEBRA QUIRÚRGICA. Se ha solido llamar así la parte de Cirugía que trata de las fracturas y dislocaciones; y los Ciruja- nos que se dedicaban exclusivamente á este ramo , se llamaban alge- bristas. En el dia el Cirujano se ocupa igualmente en todos los ramos que forman su profesión; y aunque hay algunos curanderos, á quie- nes el vulgo insensato cree con gracia particular para curar las frac- turas y dislocaciones, y que se emplean en este exercicio en perjui- cio del género humano, sacrificando víctimas, que la credulidad conduce á manos de semejantes impostores, la buena política exigía su exterminio. ALEGRÍA. {Hig.) [[Don precioso de la naturaleza, á quien casi siempre acompaña la salud; es una manera de ser, muy agra- dable al que la disfruta, y á los demás; sirve de compañía en la so- ledad, y comunica espíritu en la sociedad: es el encanto de la ju- ventud , y el único recreo de la vejez: parece circular en las venas con la sangre y con la vida. Se despliega por lo común con mas facilidad en los temperamentos sanguíneos: porque por desgracia el que la posee no es el que la desea con mas ardor; ¿y cómo no se deseará lo que en general causa la felicidad de las sociedades? La alegría dispone á la buena digestión, y es muy común ver gozar de salud á las personas alegres. En efecto, si no todas las funciones se exercen libremente, y si uno está afectado de algún mal físico ó moral, desaparece inmediatamente. No obstante, los que radi- calmente tienen este carácter, le conservan hasta en el seno de la dolencia, y suelen estar joviales hasta en el último momento de su vida , como sucedió á Scarron...] ALE 123 ALELUYA Ó ACEDERILLA OFICINAL. {Mat. Med.) Las hojas y tallos de esta planta se colocan entre los antisépticos y atemperantes. Su suco se puede también usar en las calenturas bi- liosas y malignas ó nerviosas; pudiéndose usar igualmente con uti- lidad en infusiones su raiz y hojas en las mismas enfermedades. Esta planta ha sido muy recomendada, como aperitiva y désobs- truente, en las obstrucciones del hígado, el bazo y el mesenterio, y aun en las afecciones calculosas de los ríñones. ALEXIFARMACOS. {Mat. Med.) Los alexifármacos for- man una clase eutera de medicamentos, que los antiguos creyeron que destruían los efectos de los venenos tomados interiormente. Esta voz, que es muy antigua, se compone de dos palabras grie- gas «.Kífyiv rechazar, y que se presentan en varias formas y composiciones en las mesas; ALM i§7 algunas veces son dañosas, principalmente si son añejas; porque sue- len entonces estar rancias. También es necesario tener presente que las almendras frescas y sus preparaciones, dadas como medicamento, se tienen como dulcificantes, atemperantes, laxantes y refrescantes; se usan en emulsiones. (V. esta palabra.) Se extrae de ellas el aceyte de almendras dulces {V. este artículo.); igualmente se debe saber que, como son demasiado nutritivas, no convienen á todos los estómagos, principalmente á los de los febricitantes; y en caso de prescribirlas, ha de ser en un gran vehículo. Las almendras amargas no se emplean interiormente; se reco- miendan sus preparaciones como cosméticas para las manchas de la piel; el aceyte que se extrae de ellas se usa para la sordera; fro- tan también el vientre de los niños con él, para disminuir-la tensión y dureza que suelen padecer algunas veces: antes se usaban igual- mente á lo interior para quitar las obstrucciones del vientre. Las almendras amargas son venenosas para muchos quadrúpedos, y para la mayor parte de las aves domésticas: el agua que -sale de la destilación de ellas es un terrible veneno para todos los animales. F. ALMIZCLE. {Mat. Med.) El almizcle, llamado también moschó ó muschus, es una substancia muy parecida á la sangre cua- jada y seca: según los Naturalistas se saca esta substancia medica- mentosa de unos saquitos ó bolsas que tienen en la región umbilical algunos quadrúpedos de la China, la Tartaria y las Indias orienta- les. El almizcle que prefiere nuestra Farmacopea es el que viene del Asia, que se saca del moschd moschífero de Lineo. Esta subs- tancia tiene un olor muy subido, semejante al que tienen todos los aceytes esenciales y volátiles; pero este le tiene en muy alto grado, cuya volatilidad hace que sea este medicamento uno de los anties- pasmódicos mas enérgicos y penetrantes; siendo, según Carminati, la parte resinosa la que es exclusivamente olorosa, y la que pro- duce los efectos indicados; siendo igualmente la que se insinúa por toda la economía animal, afectando al cerebro y á todo el sistema nervioso y muscular; propagándose después su olor al ayre espira- do, á las orinas, sudor &c. Para que sea mas enérgica la acción del almizcle es preciso usarlo en substancia; siendo preferible este método al de las varias preparaciones que se hacen de él. Carminati y Cullen sen de dic- tamen , que para darlo en substancia se ha de envolver en el mu- cilago de la goma arábiga, sin que se disuelva nunca en el alcohol, ni se mezcle con nitro, porque se enerva su acción, y porque el menstruo espirituoso suele perjudicar algunas veces. Para que el almizcle surta todo el efecto deseado es menester administrarle en dosis alta, esto es, de 10 hasta 50 granos; repitiendo esta cantidad hasta que se destruya la enfermedad. Este remedio es uno de los. i§8 ALP mas poderosos antiespasmódicos, y muy útil para las afecciones convulsivas: algunos autores lo recomiendan en algunas circunstan- cias de la gota; pero no siempre aprovecha, y sí solo en la que acontecen espasmos: su uso es mucho mas provechoso en las calen- turas nerviosas, principalmente quando tienen salto de tendones ú otros síntomas convulsivos; pero nunca se debe emplear este re- medio hasta haber usado otros: y vista su ineficacia, en cuyo caso se recurrirá al almizcle, sin que se pueda generalizar; su excesivo precio incita también á que el comercio haga mezclas y fraudes con esta droga, que nunca serán de la índole del medicamento. Carminati recomienda este remedio para las enfermedades soporo- sas, las calenturas malignas ó nerviosas, y para las exantemáticas, siempre que vengan acompañadas de espasmos y debilidad ; y creo que no aprovecha quando los enfermos tienen fuerzas vigorosas, obrando únicamente en las debilidades nerviosas. Algunos autores le recomiendan para la rabia, y podrá venir muy bien para las con- vulsiones atroces que acompañan á esta enfermedad. El almizcle se usa en substancia, que es como aprovecha mas, y en tintura: con esta última se hacen los julepes moschados, que no son mas que la mezcla de alguna agua aromática con una por- ción de esta tintura, añadiendo un xarabe tónico, y alguna otra substancia corroborante, antiespasmódica &c. La dosis del almizcle en substancia ó tintura es de 3, 4, 8 hasta 30 granos. ALOE. (y. ACÍBAR.) ALOPECIA. {Med.) Enfermedad, por la qual se caen los ca- bellos con descamación de la epidermis. Corresponde á la clase de caquexias, y al orden séptimo caquexias anómalas, y constituye el género 38 de la Nosología de Sauvages. ALPINO. (Próspero) {Biog.) Fue hijo de Francisco Alpino, Méjico de crédito: nació en 23 de Noviembre de 1553, en Moras- tica, villa del Estado de Venecia: siguió sus estudios de Medicina en Padua, dedicándose particularmente á la Botánica; y desean- do viajar para perfeccionarse en este ramo , pasó á Egipto para exa- minar en este pais todo quanto tenia relación con la Medicina y la Historia natural: después de haber estado tres años allí, re- gresó á Italia: queriendo el Príncipe de Melfe, Andrés de Do- ria, nombrarle por su Médico, no se pudo verificar, porque la Re- pública de Venecia le nombró Catedrático de Botánica, y Direc- tor del Jardín Botánico de Padua, donde exerció la Medicina con esplendor, y todos los empleos honoríficos de aquella Academia: murió en esta ciudad el año de 1616, á los sesenta y cinco años de edad. Las obras que ha dexado escritas son: i.a De prasagienda vita et morte, in 4.0, 1601, que el ilustre Boerhaave hizo imprimir enLeydenen 1735. 2.a De plantis ¿Egypti, Vene tice,\x\ 4.0, 1592, ALT 159 y en Leyden 1735, in 4.0 3.a De pl'antis exoticis , Venetice, 1627 in 4.0 4.a Medicina methodica, Padua 1611, in 4.0 5.a De Rhapon- tico, Padua 161 2, in 4.0 En todas estas obras se hallan observacio- nes curiosas, y un excelente tratado del Bálsamo, que se halla en la Medicina de los Egipcios. ALTEA, (raiz, aceyte y ungüento) {V. malvavisco.) ALTERACIÓN. Esta palabra se toma en diferentes sentidos; pero en general comprehende la mutación del bien en mal: por lo regular todos los excesos causan alteración en la salud; también se dice en Medicina alteración, quando hay mutación en el cuerpo y en los humores por una causa morbífica, ó por la acción de los medicamentos; por lo que- hemos llamado remedios alterantes á los que pueden producir estas mutaciones. ALTERADO. Se usa esta palabra para expresar toda la mu- tación que se ha hecho con los sólidos y fluidos; la que ha apartado del estado de salud al hombre; y así decimos, las facciones de la cara de este enfermo están alteradas, la bíüs está alterada &c. ALTERANTES. (Mat. Med.) Se da el nombre de remedios alterantes á una gran clase de medicamentos; considerando en ge- neral la acción de todas las substancias medicamentosas, y las mu- taciones que producen en las enfermedades, se ve que sus efectos sensibles pueden reducirse á dos; ó mudando la naturaleza de las enfermedades , sin producir evacuación alguna por los órganos emuntorios ó excretorios, ó excitando la salida de algún humor- De esta distinción se hacen dos divisiones generales de medicamen- tos; los primeros son los alterantes, y los segundos los evacuantes. Los alterantes mudan por lo común lentamente el estado de los sólidos, y los fluidos del cuerpo humano, no siendo sus efectos tan prontos como los de los evacuantes. Se pueden dividir en dos sec- ciones; los de la primera obran manifiestamente según las leyes de Física, y les llamamos alterantes racionales. Los de la segun- da producen en los humores alteraciones, que no se pueden ex- plicar , no conociéndose bien la relación que tienen con las enfer- medades que curan. Estos son los que llamaremos alterantes es- pecíficos, los quáles no son tan seguros en sus efectos como los pri- meros. Se verá después que por su denominación muchos de estos alterantes específicos, las mas veces debidos á opiniones erróneas, ó á las preocupaciones que tanto han influido en la Medicina , ó no existen por lo común, ó pueden referirse á otra clase de medica- mentos racionales. Para establecer mejor la distinción de alterantes en estas dos secciones, consideraremos primero de qué modo se puede concebir cada una de estas secciones, y las divisiones secun- darias que se pueden establecer en cada una de ellas. Los alterantes racionales son aquellos cuya acción se calcula y IfJO ALT percibe, administrándose por conseqüencia con arreglo á unas in- dicaciones ciertas, las quáles producen mutaciones lentas en la eco- nomía animal, obrando en los sólidos, ó en los fluidos del cuerpo humano, ó en los dos á un mismo tiempo; de aquí se sigue que es necesario adrnitir tantas clases de alterantes como vicios hay de só- lidos y de líquidos, y por consiguiente de medicamentos propios para corregir estos vicios: si se examinan los de los sólidos, se puede ver que existen ó en su texido ó en los movimientos que exe- cutan. En quanto á su texido puede estar muy apretado ó muy floxo: los medicamentos que destruyen el primer vicio se llaman relaxantes ó laxantes: los qué son capaces de corregir el segundo se llaman astringentes ó condensantes; porque ponen las fibras mas densas y mas compactas, designándolos también con la pala- bra genérica indurantia, endurecientes. El movimiento de los sóli- dos puede ser ofendido de dos modos, ó executándose con lenti- tud ó débilmente; en este caso se emplean los estimulantes; si se executa demasiado fuerte ó con violencia , entonces se usan los cal- mantes ó sedativos para detenerle. Aunque los vicios de los fluidos .sean muy numerosos, y afectados de varios modos, se pueden reducir , sin embargo, á la de- masiaba consistencia, ó á una gran tenuidad, y también á las acri- monias diversas. En un gran número de enfermedades, los humores del cuerpo humano tienen al mismo tiempo acritud y espesura muy considerable; pues estos vicios suelen ir unidos. Se pueden reducir á seis clases generales los medicamentos alterantes, propios á corre- gir las diversas mutaciones morbíficas de los fluidos; á saber, los diluentes, dulcificantes , absorventes , depurantes, incrasantes, ó espesantes; atenuantes , llamados también incidentes, aperiti- vos y fundentes, según el grado de su eficacia. En la mayor parte de las enfermedades, en que los sólidos y los fluidos están desarre- glados á un mismo tiempo, hay ó mucho calor en los primeros, acritud y agitación en los segundos, ó demasiada inercia y entorpe- cimiento en las fibras, viscosidad y lentor en los humores: los re- medios alterantes que se designan con el nombre de refrescantes ó atemperantes, y los calefacientes, se emplean con suceso en estas dos circunstancias. Ademas de estos vicios, que acontecen y se caracterizan con la ayuda de una observación exacta de las enfermedades, se recono- cen freqüentemente en los sólidos y en los fluidos del cuerpo hu- mano mutaciones y alteraciones, que no se pueden referir única- mente á estos primeros vicios, constituyendo enfermedades distintas, y por lo común graves y difíciles de curar. Entonces la falta de in- dicaciones simples y claras hace que la medicina racional no tenga siempre el éxito que en tantas ocasiones la hace tan útil; pero la ALT 161 medicina empírica suele ser mas afortunada en estos casos. Ilustrada por una larga experiencia esta parte de la Medicina, ha ido encon- trando poco á poco, en las substancias naturales, clases de remedios propios á calmar y aun á curar ciertas enfermedades. Este ha sido el origen de las varias clases de alterantes, que se llaman específicos de las enfermedades. Todos los remedios, por lo regular, suelen tomar el nombre de las enfermedades, que deben ser á proposito para curar, á los quáles se antepone la palabra anti, unida á las de las enfermedades, como por exemplo antiepilécticos, los anties- pasmódicos, los antiescorbúticos &c. (este lenguage se aparta bas- tante de la exactitud.) {V. la palabra anti.) La distribución de las diferentes clases de alteraciones forman, según nuestro método, la tabla siguiente. ALTERANTES. Remedios que mudan poco á poco, y sin producir evacuación sensible, el estado morbífico de los sólido* y los Jluidos. PRIMERA SECCIÓN DE ALTERANTES RACIONALES. Alterantes en que se concibe su acción, indicados por el raciocinio. ARTÍCULO I.° Alterantes de los sólidos. Clase i.a Laxantes, relaxantia. 2/ Condensantes, indurantia. 3.a Estimulantes, extimulantia. 4.* Calmantes, sedantia. ARTÍCULO 2.9 Alterantes de los Jluidos, Clase 5.* Diluentes, diluentia. 6.a Dulcificantes, demulcentia. 7.1 Absorventes, absurventia. 8.a Depurantes, depurantia. 9.' Incrasantes, incrasantia. 10 Atenuantes, attenuantia. TOMO I. X 1Ó2 ALT articulo 3.0 Alterantes de los sólidos y losjlui ios. Clase i i. Refrescantes, refrigerantia. 12. Calefacientes, calefacientia. SECCIÓN SEGUNDA, ALTERANTES ESPECÍFICOS. Remedios alterantes que mudan los sólidos y los Jluidos, sin que se pueda determinar su modo de obrar, no siendo indicado mas que empíricamente. Clase 13. Antiepilépticos, antiepileptica. 14. Antiapoplécticos, antiapoplectica. 15. Antiflogísticos, antiflogística. 16. Febrífugos, febrífuga. 17. Antisépticos, antiséptica. 18. Anti fieos , antiphica. 19. Antiespasmódico, antispasmodica. 20. Antihistéricos , antihisterica. 21. Alexifármacos, alexipharmaca. 22. Antilómicos, antiloimica. 23. Antihidrópicos, antihidropica. 24. Antihidrofóbicos, antihidrofob'h «5. Antilácteos, antilactea. 24. Antihidrofóbicos, antihidrofobica. «5. Antilácteos, antilactea. 26. Antidisentéricos, antidyssentérica. 27. Antiraquíticos, antiraquitica. 28. Antiescrofulosos, antiscrophulosa* 29. Anticancerosos, anticancro:a. .30. Antiescorbúticos, antiescorbútica. 31. Antivenéreos, antivenerea. 32. Antiherpéticos, antiherpetica. 33. Antiartríticos, antiartritica. 34. Carminantes, carminativa. 35. Litontríficos, litontrifica. 36. Antihelmínticos , anthelmíntica. 3 7. Vulnerarios, traumática. Los alterantes, aunque opuestos á los evacuantes, no producen siempre efectos análogos á ellos; pues algunas veces se hacen eva- cuantes , según la disposición de los sugetos, como se ve con la qui- na , que en ciertas circunstancias obra como purgante. Se observa también que algunos alterantes tienen entre ellos una gran relación, como sucede con los calefacientes y estimulantes, ios laxantes y re- ALU 163 frescantes, los diluentes y relaxantes, los que coinciden freqüente- mente y se aproximan en sus efectos. Se ha visto en la denominación de los alterantes específicos, que algunos de los quáles entran en los alterantes racionales. {V. todas las palabras de la tabla.) F. ALUMBRE. {Mat. Med.) El alumbre es una sal compuesta del ácido sulfúrico y la tierra alúmina, llamada así porque Mor- veau la dio este nombre sacándole de la palabra latina alumen alu- minis, para expresar solo la base del alumbre; y así en la nueva nomenclatura se llama el alumbre sulfate de alúmina, con cuyas dos voces se expresa la base y el radical de esta sal neutra. El alumbre, ó bien sea el sulfate de alúmina, es astringente usado interior y exteriormente, diferenciándose mucho de la mayor parte de las sales neutras, que son purgantes. Conviene esta sal in- teriormente para las hemorragias de consideración, que amenazan la vida del enfermo, como en algunas hemotisis y hemorragias ute- rinas; pero es necesario que estén acompañadas de debilidad, de atonía, ó de disolución, como en el escorbuto muy adelantado, en que la sangre sale por todos los emuntorios; en estas circunstancias, el alumbre es muy bueno; sin embargo, en este último caso los áci- dos minerales puros, dilatados en cierta proporción, son de mucha utilidad, y aun se deben preferir. Si la hemorragia fuese producida por una plétora general ó particular, el alumbre seria dañoso; pues produciría la detención de la sangre en el pulmón, la matriz &c; y entonces es preciso acudir á las sangrías, los diluentes, los emo- lientes, y aun los narcóticos: si todos estos medios no bastan , y que la vida del enfermo está en peligro, en este caso se echa mano del alumbre, el qual obra como específico en estas circunstancias. Se han visto hemorragias rebeldes que se han resistido á otros astringentes, ceder á el alumbre; y así se ve que entra en la com- posición antihemurrágica de Helvecio , esto es, en las pildoras com- puestas de alumbre y sangre de drago, que también se llaman pil- doras teñidas, por razón del color que las da la sangre de drago; por lo común son muy útiles en las hemorragias, y particularmente en las uterinas, que suelen seguirse al parto, acompañándolas tam- bién la extrema debilidad. El alumbre conviene igualmente en las evacuaciones serosas y mucosas, como en las diarreas antiguas, que ponen á los enfermos en la mayor debilidad. En las leucorreas ó flores blancas de las mugeres, que por su continuación y abun- dancia ocasionan la debilidad del estómago y otros órganos y aun el marasmo, las pildoras de Helvecio surten muy buen efecto. En las disoluciones sanguíneas, en el último grado en que se teme la vida del enfermo, es necesario dar el alumbre en corta dosis en ua vehículo conveniente. En general el uso de este medí- i64 ALV camento exige mucha precaución, y debe ser precedido de los me- dios mas suaves. Exteriormente se usa el alumbre como antihemor- rágico, como cicatrizante y desecante de las úlceras antiguas. Se suele usar en las gárgaras y enjuagatorios, que se administran para afirmar las encías, y fortalecer la garganta de la debilidad que oca- sionan las anginas catarrales &c. Se emplea en las inyecciones que se administran en las gonorreas benignas y virulentas, que duran mucho tiempo, y que fluyen con mucha abundancia, particular- mente en aquellas que duran algunos me5es, y que no son sosteni- das, por el vicio venéreo, sino por la debilidad local; en este caso las inyecciones aluminosas son excelentes, después de haber usado los remedios interiores mas convenientes. Se emplea también en in- yecciones , en los fluxos blancos de las mugeres, quando los reme- dios interiores y otros astringentes exteriores no han alcanzado para detenerlos. Es necesario saber que quando se usa por mucho tiempo el alumbre interiormente, en cierta dosis, produce astricción de vientre, cólicos, semejantes á los que produce el plomo ó sus ca- les. Se da el alumbre en forma seca en la dosis de 4 á 6 granos por dia, y se puede subir hasta 12, 18 granos, un escrúpulo, me- dia dracma, y una dracma; pero no solo, sino con alguna otra substancia apropiada, como ía conserva de rosas &c. Quando se disuelve en alguna poción que se va tomando entre el dia, se da en la misma dosis, teniendo siempre la precaución de no darle en dosis alta ni muy continuado; para uso exterior entra en los colirios é inyecciones en la misma dosis. Se usa el alumbre calcinado, que es mas activo que el ordinario, quando se quieren cicatrizar las úlceras antiguas, consumir las car- nes superfluas y las excrecencias. El alumbre calcinado se hace po- niendo lo que se quiere de esta substancia en una pala de hierro en- cendida, y si no en un vaso ó sitio de tierra que no esté barni- zado; se pone al fuego; y el alumbre entonces pierde su hu- medad , y se deseca, poniéndose blanco y esponjoso; quando está en este estado se pulveriza, y bien apretado se coloca en una bo- tella. R. ALVAREZ. (Antonio) {Biog.) Doctor en Medicina, y Ca- tedrático en la Universidad de Alcalá y de Valladolid: fue Médico del Duque de Osuna, Vhrey en Ñapóles. Estaba en esta ciudad, sin duda, en 1585, quando se publicó su obra baxo este título: Epis- tolarum et consiliorum medicinalium pars prima j ómnibus non mediéis modo, sed etiam filosofice studíosis utilissima. Napoli apud Horatium Sawianum, 1585 in 4.0 Alvarez Chacón. (Diego) Doctor de Medicina: escribió una pbra para curar el dolor de costado. Sevilla 1506 in4.° Alyarez Chanca. (Diego) Doctor de Medicina: escribió una AMA 165 obra Commentum in Parábolas Divi Arnaldi de Villanova. Se- villa 1514 in folio. Alvarez de Mirabal. (Blas) Doctor de Teología y Medicina en Salamanca: dio á luz la obra intitulada La Conservación de la salud del cuerpo y del alma para el buen régimen de la salud y mas larga vida del Serenísimo Príncipe D. Felipe. Medina 1597 en 4.0, y en Salamanca 1601 en 4.0 ALVEOLOS. {Anat.) Se da este nombre á las cavidades hue- sosas que se hallan en las mandíbulas ó quixadas, en donde se ha- llan colocados y como clavados ios dientes. (V. esta palabra.) ALVIFLUXUS. {Med.) Orden segundo de la clase de fluxos de la Nosología de Sauvages, cuyo carácter es una evacuación vi- ciosa de materias contenidas en las primeras vias, por la boca ó el ano; estos fluxos se pueden dividir en sanguinolentos y en fecales: baxo este orden se comprehenden quatro géneros de fluxos san- guinolentos , que son : hepatirrea, hemorroides, disenteria y mele- na; y ocho géneros de fluxos no sanguinolentos, á saber: náusea, vómito, pasión ilíaca, cólera morbo, diarrea, pasión celiaca, lienteria, tenesmo, para su curación &c. {V. la palabra fluxos.) AMARGOR. Es una sensación de su especie, que la experi- mentan, por lo regular, los que no tienen apetito; es opuesta á la sensación de lo dulce: aun no se sabe qual es el principio amargo en 1 uestros humores. Amargor de boca. {Med.) Este es un signo de la existencia de algún vicio en primeras vias, principalmente en el estómago, producido por lo común de malas digestiones: se percibe este amar- gor casi siempre que la lengua se halla incrustada de un color ama- rillo, llamándose entonces saburra biliosa: la lengua de este color. supone derrame de bilis y saburra en las primeras vias: para curar estos vicios, si es que se hallan sin otros síntomas, es necesario em- plear las sales neutras y la miel desatada en qualquier vehículo apropiado; el crémor de tártaro es el que se usa mas comunmente en estas indisposiciones siendo ligeras, no obstante, que por lo co- mún son el exordio de otras mayores, como son toda la familia de las biliosas &c. Si se resiste á estos remedios suaves, es necesario acudir á los eméticos y los purgantes; los primeros tienen la prefe- rencia en corta dosis (V. eméticos.) para que obren también como purgantes: con la indicación de evacuar este primer foco del mal, se emplea en el principio de las calenturas pútrida, biliosa, en las quáles la bilis viciada y abundante exerce su acción morbosa en el estómago , de donde viene la náusea, el vómito, el amargor de bo- ca, y no pocas veces dolores en el vientre, ó á lo menos un gran ardor. No siempre el amargor de boca es síntoma de saburra bilio- sa en primeras vias; pues la debilidad del estómago, la deprava- i66 AMA cion de su función, los espasmos de esta región, y otros males, pro- ducen este síntoma, que se combatirá según la causa que le pro- duzca; y en este caso no tienen lugar los eméticos y purgantes, y sí los tónicos, los amargos, los anríespasmódicos, y en una palabra los remedios apropiados á la causa productiva, que desarregla las digestiones. AMARGOS, (medicamentos y alimentos) {Mat. Med. é Hig.) El sabor amargo está tan esparcido en las substancias naturales, que considerando este sabor como causa y base de acciones medicínales, se pudiera multiplicar infinitamente la clase de estos medicamentos, con relación á esta propiedad; pero la amargura se halla unida á otras propiedades, que modificándola, hacen variar su acción, por lo que es necesario distinguir los amargos puros, y otras clases de amargos mezclados con otros sabores de distintas qualidades; y así consideraremos primero los amargos aromáticos. Esta clase es muy numerosa; comprehende las plantas labiadas, uniéndoseles á las propiedades generales de amargos las de substancias olorosas y fragantes. Otra clase hay de amargos acres, los quáles son mas ó menos estimulantes, en quienes la amargura está asociada á un prin- cipio penetrante muy oloroso sin ser aromático, como se ve en las plantas cruciferas {V. esta palabra y la de antiescorbúticos.); otra tercera clase hay de amargos, que comprehende los que toman con ellos un olor venenoso y narcótico, como la amargura del opio; en el qual, el principio narcótico sobresale mas que la parte amarga, y así esta no tiene su acción medicinal pura y aislada en estas subs- tancias. Hay otra quarta clase de amargos, que se aproximan mas á los amargos propiamente dichos, que no tienen mezcla, que son los purgantes y los eméticos amargos, como las sales neutras, ca- tárticas, las hojas, las raices, las flores, los sucos gomosos, resino- sos, que gozan de estas propiedades. Los amargos, los mas puros y los que tienen analogía entre sí no se pueden comparar con su íntima naturaleza, por ser poco co- nocida su composición, lo que nos obliga á dar su análisis general. Sin duda el principio de la amargura, particularmente de una amargura igual, es idéntico en todas las substancias que tienen este carácter; pero aun está muy atrasada la análisis vegetal, para que podamos indicar la naturaleza y composición general de las subs- tancias amargas; lo que dice sobre este objeto Cartheuser no es muy exacto, sin embargo que ofrece ideas generales muy intere- santes. Este autor observa que los amargos, propiamente dichos, go- zan el medio entre los alterantes y los aromáticos, conteniendo una substancia fixa, resinosa, gomosa ó aceytosa; cuya fixacion se opo- ne á que sus propiedades se hallen en los productos de sus destila- ciones; quedando sus principios activos en el fondo de los vasos AMA 167 destilatorios, conservándose del mismo modo en estas substancias guardadas. Quando se quiere después buscar la naturaleza íntima de la substancia amarga fixa de los vegetales en general, se ve que es la misma que los cuerpos dulces de este reyno; no diferenciándose en mas que en la proporción, y en el modo de unirse, que será sin duda siempre oculto á los Químicos. Ademas de admitir dicho au- tor, como base de la amargura vegetal, una substancia resinosa y aceytosa fixa, piensa que los amargos de este reyno contienen ade- mas una sal neutra de diversa naturaleza, como el muríate de sosa, el sulfate de sosa , nitrate &c. Según todas estas consideraciones tan vagas, podemos tener pocas ¡deas exactas de la amargura de los ve- getales; puede ser que la Química moderna con instrumentos y no- ciones mas exactas, nos dé á conocer mejor su naturaleza quando se dedique al examen de este importante objeto. Los amargos vegetales tienen un principio idéntico á su amar- gura; teniendo por consiguiente propiedades idénticas, y una ac- ción igual sobre la economía animal; no diferenciándose entre ellos mas que por los grados de su energía; y así los amargos ligeros no tienen sino una acción débil en comparación de los amargos fuer- tes. Todos los amargos fortifican el estómago, facilitan la digestión, disuelven y arrastran el mucilago ó moco, quando es muy abun- dante, y que se detiene en el estómago; corrigen la qualidad acida ó acre de la saburra viscosa , que barniza sus paredes; dan también fluidez y energía á la bilis espesada é inerte, obrando hasta un cier- to punto en lugar de este humor; estimulan las paredes del estóma- go y de los intestinos, aumentando la acción de las fibras muscu- lares; matan las lombrices anidadas en estos canales, haciendo des- prender las viscosidades que les sirven como de nido ó foco. A esta primera acción sobre el canal alimenticio precede un constreñimien- to y disminución de las evacuaciones. Una parte de*los amargos, di- suelta en los sucos gástricos intestinales, y en el quilo, es conduci- da por el sistema de los vasos absorventes y sanguíneos, en donde esta substancia activa irrita suavemente las paredes de estos vasos, aumentando sus oscilaciones, y acelerando por consiguiente el mo- vimiento de la sangre y los humores blancos; aumentando también el calor animal, y atenuando los demás humores. Con su uso des- aparecen las obstrucciones; se aumentan las secreciones y excrecio- nes de la piel y los ríñonesí los humores se depuran; detienen el curso de la putrefacción; las úlceras se consolidan; los sólidos to- man mas fuerza, y resisten mas á la acción ó choque de los fluidos. Por todos estos efectos se ve que los amargos vegetales se deben colocar entre los tónicos aperitivos, resolutivos, diuréticos, diafb« rencos, depurantes, antisépticos, estomacales, febrífugos, antihel- minticos y vulnerarios. i68 AMA La experiencia y el raciocinio hacen ver que los amargos son otiles en todas las enfermedades que dependen de la lentitud de los movimientos, de la debilidad de los órganos, de la atonía de los sólidos, de la espesura, mucosidad y frialdad de les fluidos, y de su impuridad y alteración general. Se emplean con utilidad en los vicios de la digestión, en la pérdida del apetito, en les flatos, los dolores y otras afecciones producidas por las lombrices; en las ca- lenturas intermitentes, la ictericia crónica, la edema, y la leucofle- macia; las obstrucciones antiguas de las visceras, la hidropesía in- cipiente, la apoplegía serosa, y sus conseqüencias; la asma húme- da, los vómitos, la diarrea mucosa , las flores blancas, las gonorreas antiguas, la supresión del menstruo, de los loquios del fluxo he- morroidal; las enfermedades catarrales, y las afecciones reumáticas, a-trincas, los vicios psóricos y escorbúticos; la raquitis incipiente; las c >nseqüencias de las heridas y las úlceras internas y externas. En toda esta larga serie de enfermedades son sin duda muy útiles los remedios amargos bien administrados; pero pueden ser muy daño- ssquando se usan mal, pues estos no son remedios indiferentes que se pueden aplicar en todas las ocasiones; no se deben prescribir en las enfermedades inflamatorias quando el calor es grande, la bilis está alterada, la sangre agitada, y en un estado de rarefacción; quando hay mucha sequedad, crispatura y constreñimiento; en las irritaciones y enfermedades espasmódicas violentas. Se usan en infusiones ó cocimientos, en extractos aquosos, en tinturas espirituosas ó disoluciones en el alcohol; sus aguas destiladas no tienen ninguna virtud. Exteriormente se prescriben también en cocimientos, y entran en los ungüentos, los emplastos y cataplasmas. Los principales amargos vegetales son la quina, las raices de genciana, de díctamo, de trébol fibroso, de muzgos, de aristolo- quia, de escrofularia; las hojas de escordio, de axenjos, de cardo benedicto, de trébol aquático; los cogollos de centaura , de fuma- ria , la si marraba; las semillas de cardo benedicto y de cardo ma- rino. Ext. de F AMATO Ó AMAT. {Biog.) (Doctor Juan Carlos) Catalán, Médico de Monserrate: escribió una obra con el título: Fructus Medicina ex variis Galeni locis decerpti. León de Francia 1623, en 12.0 AMATUS LUSITANUS. {Biog ) Cuyo nombre propio era Juan Rodríguez de Castelblanco. {V. el artículo Rodríguez.) AMAUROSIS (Med.) Esta palabra equivale á lo que se llama gota serena, que es la privación absoluta de la vista sin ningún de- fecto manifiesto en el órgano; la amaurosis es el género quarto del orden primero de la clase de debilidades de la Nosología de Sau- vages. {V. enfermedades de los ojos.) AMB 169. ÁMBAR GRIS. {Mat. Med.) Es una materia concreta, de consistencia blanda y tenaz como la cera, de un color pardo, se- ñalado con algunas manchas amarillas ó negras, de un olor suave, y mas fuerte quando se calienta ó se frota: se halla en masas irregula- res, unas veces redondas, formadas por capas de diferentes natu- ralezas mas ó menos gruesas, según se han reunido en mas ó menos número. Esta substancia, sin duda, ha sido líquida, porque se en- cuentran en ella muchas materias extrañas. Se halla el ámbar gris flotando sobre las aguas del mar en las inmediaciones de las islas Molucas, de Madagascar, de Sumatra, en las de Coromandel, en las del Brasil, del África, de la China ó del Japón. Algunos pes- cadores Americanos han asegurado á Schwediaur, Médico Ingles, que hallaron varias veces esta materia, ó entre los excrementos de una especie de ballena, que Linneo llama physleter macrocephalus, ó en su estómago, ó cerca de él en una bolsa. Los Naturalistas dis- tinguen varias especies de ámbar gris; pero los mas usados y mas preciosos son el que tiene manchas amarillas, y el que las tiene ne- gras; y aunque hay otras especies, que se diversifican por los varios colores de las manchas, dependen estas sin duda de la mezcla de cuerpos extraños. No nos detendremos en exponer las varias opi- niones sobre el origen de esta substancia betuminosa; sobre si es formado por el excremento de los páxaros, del cocodrilo y otros animales cetáceos: si es cera y miel cocida por el sol &c, solo di- remos que esta substancia, analizada por Geoffroy, Neumam, Grim y Brown les ha dado los mismos principios que los betunes, esto es, un espíritu ácido y una sal concreta, aceyte, y un residuo car- bonoso, por lo que le han colocado entre los betunes. El ámbar gris tiene un gran uso como perfume en los tocado- res de las damas, lo mezclan ordinariamente con el almizcle, dis- minuyendo su olor fuerte, y dexándolo mas suave y agradable. Sin embargo, que aun con esta mezcla no agrada á todos. El ámbar gris es un buen antiespasmódico, muy útil en las convulsiones epi- lécticas y en las del estómago é intestinos, y particularmente en los espasmos de las calenturas pútridas, nerviosas ó malignas, en los saltos de tendones; no obra del mismo modo en los parosismos his- téricos éhipocondríacos, á quienes los antiespasmódicos fétidos, hir- ciña, convienen mejor. Se ha recomendado también este remedio para los dolores de cabeza; pero suele excitarlos algunas veces; y en este caso es necesario emplear el ayre fresco y los ácidos vege- tales para destruir su efecto. En las Indias se toma habitualmente el ámbar gris, para calmar la tristeza, y excitar la alegría ; lo creen muy á proposito para alargar la vida, para mejorar la memoria, y la mayor parte de las funciones del alma. Algunos han tenido á este remedio oomo específico de la rabia y el tétano3 pero hoy no tomo 1. X 170 AMB se cree tal propiedad. En otro tiempo se usaba como afrodisiaco; y aun no falta en el dia quien hace uso imprudente de él para ex- citar el placer de la venus. Se administra el ámbar gris en substancia en la dosis de quatro á seis granos hasta la de diez y ocho ó veinte y quatro, y aun algo mas. En las grandes enfermedades se le da en pildoras, disuelto en el alcohol ó en el éter; en esta última forma se prescribe doce ó quince gotas de tintura , se administra también en fricciones en las partes convulsas. Ext. de F. AMBI. {Cirug.) Máquina inventada por Hipócrates para re- ducir la luxación del hueso del brazo con la escápula: este instru- mento se compone de dos piezas de madera, unidas por uno de los extremos con goznes; la una sirve como de pie, y debe estar per- pendicular y paralela al cuerpo: la otra sirve como de palanca, y se coloca paralela al brazo dislocado, atándolo á ella con varios lazos; esta con la primera forman un ángulo recto, cuyo vértice se ha de colocar precisamente en la axila. Aunque este instrumento tiene algunas ventajas, son muchos mas los inconvenientes que re- sultan de su uso, por lo que se ha proscripto casi enteramente de la práctica, y aun algunos otros análogos á este, que se han mira- do como mas perfectos, como el de Petit y Lecat; valiéndose en el día para reducir las luxaciones de otros medios. AMBLIOPIA. {Med. y Cirug.) Es la debilidad de la vista ó su diminución , sin ningún vicio aparente en los ojos, y aunque lo hay es relativo á la situación, al grado de luz, y á la distancia del objeto. Esta enfermedad constituye el tercer género del orden primero de la clase sexta de Debilidades de la Nosología de Sauvages. La ambliopia se diferencia de la amaurosis, en que la primera es solo diminución de la vista, y la segunda es una pérdida absoluta. Para determinar las causas de la ambliopia es necesario tener conocimiento del ojo, la visión, sus vicios de miopía y presvicia ó vista presvita. {V. todas estas palabras.) También se tendrán pre- sente los efectos de una luz desproporcionada, la demasiada dis- tancia de los objetos &c. Esta enfermedad, en la mayor parte de los hombres, es una incomodidad habitual y aun progresiva. El uso de anteojos es el principal remedio , como se verá quando se trate con mas extensión de esta afección, tanto el modo de elegir y usar estos auxilios, como el método curativo mas conveniente,que se ha- llará en todos los artículos de sus complicaciones y otras enferme- dades que tienen relación con ellas, por haber precedido, y ser esta su terminación;, pues las enfermedades locales pocas veces se presentan simples y aisladas, y así exigen un tratamiento general, con relación siempre alas causas principales, alas indicaciones ane- xas, á los síntomas urgentes, y á la constitución del sugeto. AMN 171 AMENCIA Ó DEMENCIA. {Med.) Es un delirio univer- sal, pero sin furor, complicado de tristeza y una melancolía cróni- ca. Esta enfermedad constituye el segundo género del orden ter- cero de la clase octava de Vesanias de la Nosología de Sauvages. Los latinos han usado'indistintamente el nombre de amencia, y los de insania y disipientia , siempre que los sentidos internos y la razón están alterados en términos que el enfermo delira habitual- mente sobre uno ó muchos objetos. {V. delirio y locura.) AMENORREA. {Med.) Enfermedad por la qual el fluxo menstruo se disminuye ó falta enteramente. {V. clorosis.) AMFIMERINA. (calentura) {Med.) Género de calentura re- mitente, que tiene una exacerbación todos los dias. Constituye el primer género del orden segundo de la clase segunda de Calentu- ras de la Nosología eje Sauvages. AMÍGDALAS O AMIDALAS. {Anat.) Estas son dos glán- dulas que están situadas á los dos lados de la base de la lengua, una á la derecha y otra á la izquierda, acomodadas en el espacio que dexan los pilares anteriores y posteriores del velo del paladar: su figura es parecida á la almendra, de donde toman el nombre de amígdalas: también se llaman tonsilas y agallas; su color es como roxo. Estas glándulas segregan y vierten en el esófago y la laringe un licor untuoso, que contribuye con los demás humores á lubri- car las fauces, é impedir que no se sequen, para facilitar la degluti- cion &c. Las amígdalas están sujetas á la inflamación, á la altera- ción catarral (esto con mas freqüencia), á los abscesos, al escirro, y quantas enfermedades pueden padecer las glándulas , que se cura- rán, como se verá en los respectivos artículos. {V. angina.) AMNESIA. {Med.) Es la pérdida total de la memoria: esta enfermedad constituye el género veinte y dos del orden quarto de la clase octava de Vesanias de la Nosología de Sauvages. AMNION Ó AMNIOS. (membrana) {Anat.) Una de las membranas que envuelven al feto, es la que se llama amnion, que es la mas interior; es muy fina y transparente, y mucho mas firme que el corion, que es la otra membrana mas exterior (V. este artí- culo.); su superficie interna es muy lisa, y la externa está cubierta de una porción de texido celular por cuyo medio se une al corion, particularmente debaxo de la placenta. Esta membrana tiene algu- nos vasos sanguíneosrpero tan pequeños, que es muy difícil demos- trarlos. En los preñados de gemelos cada feto tiene su amnion , sien- do muy raros los exemplos de contener un mismo amnion dos fe- tos. Sin embargo que esta membrana envuelve inmediatamente el feto, hay ademas un fluido intermedio llamado licor ó humor del amnion, parecido al suero de la leche, coagulable como la linfa, siempre que no esté alterado ó corrompido, en el qual está como 17a AMO nadando el feto. {V. aguas del parto.) Los usos de este fluido son i.° mantener extendido, durante la preñez, el útero y el huevo del feto para que no pueda ser comprimido tan fácilmente por el útero ó por la acción de los músculos del abdomen ó por alguna otra violencia exterior: 2.0 disminuir el golpeo del feto, que nadan- do en este líquido le impide: 3.0 en el momento ó poco antes del parto el orificio del útero se dilata suavemente por la bolsa del amnion, que se va presentando con sus aguas: 4.0 luego que se rompe dicha membrana al afectuarse el parto, y fluyendo durante él las aguas que contenia, lubrican la vagina para facilitar la dilata- ción de ella, y también la salida del feto. AMONIACO Ó AMONIACAL, (sal) {Mat. Med.) Hace mucho tiempo que se conoce con el nombre de sal amoniaco la combinación salina del ácido muriático y el amoniaco ó álcali volá- til: en el dia llamamos esta sal por la nueva nomenclatura metódica muríate de amoniaco. {V. este artículo.) Amoniaco. {Mat. Med.) En la nueva nomenclatura metódi- ca de Química, á cuya formación he cooperado con Mr. Lavoi- cier, Morveau y Bertolet, hemos puesto esta expresión en el fe- menino, para expresar con solo una palabra la base de la sal amo- niaco, que se llamaba antes álcali volátil; esta mutación no ha hecho sino un bien muy ligero. Supuesto que aunque se haya hecho esta mudanza, recae precisamente sobre una sal conocida desde mucho tiempo, y solo hemos denominado la especie de álca*~ li que forma su uso; y así, después de haber establecido este nuevo método, llamamos á las sales amoniacales sulfate de amoniaco; al vitrioloamoniacal nitrate de amoniaco , ó nitro amoniacal &c. Se ve pues, que adoptando la palabra amoniaco, para designar el álca- li volátil, hemos dado también la antigua denominación, sin faltar al método que nos hemos propuesto. Hemos hecho la palabra amonia- €0 femenina, á fin de que todas las substancias del mismo género, en la naturaleza, fuesen del mismo género en el lenguage; los nombres de todas las bases terrosas y alcalinas son femeninos; la alúmina , la barite, la magnesia, la cal, la potasa, la sosa, la amoniaco (amo- niaca. ) Esta denominación amoniaco no tiene un origen exacto, y no se ha tomado de la naturaleza de este álcali volátil, que hoy se re- conoce, según las investigaciones de Bertoleff porque hubiera teni- do necesidad de emplear dos palabras como hidrógeno azooticado é ázoe hidrogenado, si se hubiera querido expresar su naturaleza; pero se ha dexado la de amoniaco porque es simple, y ademas no se aparta de la antigua denominación. Se dice que la palabra amo- niaco antigua viene de la voz griega ammos, arena, porque se sa- caba esta sal de la arena de Egipto y la Libia, impregnada de la orí- AMO 173 na de los camellos; el templo de Júpiter, situado en esta región, era también conocido con el mismo nombre, por razón de la mu- cha arena que le rodeaba. F. El amoniaco ó álcali volátil tiene mucho uso en !a Medicina: el primer recurso que se emplea en las afecciones soporosas es este fluido aplicado á las aberturas de las narices, ya sea aproximando, destapado el pomo ó vaso en que está, ó humedeciendo una pluma en él , introduciéndolo por las fosas nasales hasta donde alcance, según los grados del sopor, y la necesidad de graduar los estímu- los. También se usa interiormente en las calenturas nerviosas, para que obre como excitante , mezclando algunas gotas con otros lí- quidos apropiados para estas enfermedades: se usa también como neutralizante de las sales metálicas que producen los cólicos de este nombre; siendo este un líquido muy propio para mezclar con qualquiera otro en todas las ocasiones que estén indicados los reme- dios alcalinos y excitantes fuertes, graduando , según convenga, ya sea aumentando el vehículo, ó disminuyendo la dosis; medio escrú- pulo de álcali volátil en una libra de agua, no forma una bebida muy estimulante ni demasiado ingrata , y mucho menos si se añade algún xarabe. Exteriormente se puede usar mezclado con un aceyte craso y el alcanfor, formando un excelente xaboncillo {V. esta palabra.) para fundir tumores, resolver infartos, y aun quitar dolores &c; en la picadura de la víbora y otras afecciones locales, se usa también el álcali volátil, como se verá en varios artículos. Amoniaco, (goma) (Mat. Med.) Es un suco gomoso-resinoso, que se halla en pequeñas lágrimas blancas, y aisladas en lo interior, y amarillas exteriormente. Por lo común estas lágrimas se reúnen en masas, que se traen del Egipto, de los desiertos de África, y de la Libia Cirenáyca , de las cercanías del templo de Júpiter Ammon: la planta que le produce no se conoce; pero como en estas masas fe hallan freqüentemente semillas semejantes á las de las plantas omblí- feras , se supone que se extrae de una de ellas. Quando se manosea ó se masca esta substancia, se ablanda y se pone dúctil y mas blan- ca. El agua hirviendo disuelve casi enteramente esta goma, cuya disolución es turbia y de un blanco amarillento; quando se evapo- ra esta disolución queda un extracto amarillo, amargo, y de mal olor: el alcohol disuelve esta goma mejor que el agua , cuya diso- lución es mas transparente, y de un bello color amarillo. La goma amoniaco tiene bastante uso en la Medicina; es un buen fundente , por lo que se usa con suceso en las obstrucciones antiguas. Se coloca entre los incidentes blandos, y principalmente entre los que se destinan á las enfermedades del pecho: se mira como vulneraria, resolutiva, antihistérica y emenagoga: cura las obstrucciones del hígado, del bazo, del mesenterío, la matriz, y 174 AMO las de los ríñones: se emplea con utilidad en la ictericia, las calen- turas intermitentes, la hidropesía, las viscosidades y cálculos de los ríñones, las flores blancas, las gonorreas, las úlceras de la uretra y de todos los órganos interiores. Se puede prescribir por granos en pildoras, incorporadas con azúcar ó algún otro extracto; pero el mejor modo de usarla es haciendo una horchata con ella. {V.emul- sión de Brunero.) Esta goma se debe preferir á todas las gomas re- sinosas fundentes, porque reúne el tener mucho olor y sabor, y una gran facilidad para disolverse en todos los humores; y por tanto entra en muchos emplastos fundentes y resolutivos. Ex. de F. AMONIACAL. Es un adjetivo usado en la antigua y en la moderna nomenclatura, para expresar las diferentes combinaciones salinas hechas por los ácidos unidos al amoniaco; y así se decia en otro tiempo vitriolo amoniacal, nitro amoniacal &c., y hoy se dice sulfate amoniacal, nitrate amoniacal. F. AMOR MORAL. {Hig.) El amor moral es una pasión que nace en el corazón de los dos sexos por una fuerza de simpatía ó in- clinación, cuyo nudo amoroso forman los sentidos. En los jóvenes virtuosos este sentimiento tiene un grado de pureza, que no se ha- lla comunmente en los mal educados, cuyas costumbres son hijas de la sociedad corrompida en que han vivido. El verdadero amor exige estimación y cariño á la persona que se ama, y nunca se de- be intentar ninguna acción opuesta al honor y la moralidad; un amor racional enriquece el alma y el corazón de buenos senti- mientos , y como que vivifica el espíritu; se puede permitir quando haya las conveniencias de educación, de edad y de una mutua sim- patía ; en estas circunstancias debe resultar una justa elección, y verificarse el himeneo. Seria una locura creer que el amor es permanente, pues este, así como el fuego, exige un movimiento continuo, que es imposi- ble mantener siempre; por lo que el amor, fundado en el cariño, se convierte poco á poco en una amistad sólida, que con el tiempo se suele acabar también. El amor moral inmoderado es el com- plexo de todas las pasiones violentas, destructoras del hombre; los zelos irracionales ; el temor devorador de perder el objeto ama- do; el deseo ardiente é insensato de complacer y condescender, á veces, con sus extravagancias; le pone en un estado de inquietud y de agitación, que sobre acibarar y disminuir los placeres que anhela, inhabilita á veces su máquina, no solo para las funciones del amor físico , sino también para las demás de la economía ani- mal. Exemplos freqüentes se ven continuamente de las conseqüen- cias fatales de esta pasión violenta, resultando hipocondrías, locu- ras , afecciones nerviosas y de otras especies; fugas, homicidios, y otros crímenes que degradan al hombre, debidos todos estos extra- AMO 175 víos á este estado de locura: de todas las pasiones esta es la que principalmente exige la temperancia y cordura, al paso que, mo- derada, ofrece mil delicias al hombre en beneficio de la sociedad. [V. los dos artículos siguientes ) Amor físico. QE1 amor físico, el amor autorizado por el hime- neo, es del que vamos á tratar: sus relaciones directas y multipli- cadas con el arte de curar, nos imponen esta ley: no trataremos ahora del amor moral, contemplándole solamente como una de sus pasiones las mas fuertes, capaz de acarrear al hombre grandes y violentos movimientos, que pueden trastornar el orden físico por su reacción sobre el cuerpo, desordenando necesariamente la econo- mía animal. (V. pasiones del ánimo, y el artículo anterior.) De todas las funciones la mas importante y agradable para el hombre es la generación; por ella se reproduce el hombre, y en algún modo es el origen de la inmortalidad. Dexarémos á la Ana- tomía la explicación de las diferencias que se hallan entre los dos sexos: la Fisiología se encargará de instruirnos del desenvolvi- miento de esta función, en quanto la sagacidad humana ha podido averiguar. Nuestro objeto principal es dar á conocer las ventajas y los inconvenientes que se siguen necesariamente del bueno ó mal uso que pueden los hombres hacer del matrimonio. El hombre, como ser sensible, inteligente y social busca cons- tantemente el placer ó la felicidad; su existencia se extiende mas allá de la esfera en que se halla, buscando otra posición mas fa- vorable; pero ínterin busca el placer y se defiende del dolor, á ve- ces la debilidad de los medios, y la poca experiencia, hacen que se extravie, engañándose con el objeto que tanto busca y apetece. Los sentidos y la sensibilidad del hombre serán afectados agradable ó desagradablemente por los objetos exteriores, según su movilidad individual, según tenga mas ó menos delicadeza en sus sensaciones, en sus ideas, en su reflexión, en fin según la constitución de sus sólidos, y su mayor ó menor energía, y según tengan los fluidos mas ó menos homogeneidad; de aquí las diferencias de tempera- mentos , que no son mas que una manera de ser particular de cada individuo de la especie humana; por lo que resulta, que no tenien- do los hombres una misma organización, no pueden tener las mis- mas sensaciones, las mismas ¡deas, y las mismas inclinaciones. Sin embargo, á pesar de las numerosas variedades que se hallan, todos camina-n igualmente á un mismo objeto, buscando el placer y hu- yendo del dolor , porque el uno es útil á su conservación , y el otro la desarregla. Ademas de esto, la naturaleza, dando al hombre Ja perspectiva del placer , no por eso le liberta de la gran debilidad que ocasiona á los órganos cansados, quando es excesiva la conti- nuación de su acción; y así los mas vivos placeres, especialmente 176 AMO los del amor, terminan en un decaimiento ó desfallecimiento gene- ral, como no haya intervalo en que se puedan renovar las fuerzas; por lo mismo la vista de un objeto resplandeciente nos agrada al instante; pero concluye este placer con herir demasiado sus órga- nos quando nos detenemos mucho en él. Los placeres mas vivos son por lo común menos durables, por- que producen grandes movimientos; y sacudidas tan violentas á la constitución humana, que de ningún modo las podria sufrir si se prolongasen; por lo que un hombre sensato debe usarlos con eco- nomía por su propia conservación: la temperancia, la moderación y la abstinencia del placer son actos racionales , fundados en la misma naturaleza del hombre. La pasión del amor es inherente á la naturaleza: y vemos que es sin duda una necesidad presen- te; pero debe ser contenida hasta ciertos límites, pues aunque es la que produce el mayor de los placeres, también acarrea acerbos tormentos. Todos los seres animados que habitan el globo de la tierra son sensibles al amor, buscando con ardorsus placeres, pero ninguno con tanta impetuosidad como el hombre; sin duda porque las influencias morales aumentan el placer , que en los otros animales son puramen- te físicas; por esta razón es necesario que el hombre se guarde y precava de los lazos de la seducción, y que conozca las conseqüen- cias fatales á que se expone si se entrega inconsideradamente á una pasión que hará su felicidad, si la usa con templanza, y la justa medida de sus necesidades; pero causará su ruina siempre que se entregue desenfrenadamente á ella. Es inherente al hombre el deseo físico de la propagación , y tam- bién la necesidad moral de vivir en sociedad con el bello sexo: de la unión de estos dos sentimientos resulta lo que puede dar mas extensión ásu felicidad, esto es, el amor virtuoso. En el momento en que esta pasión principia á desenvolverse en un joven, estando ya perfectos los órganos, es necesario moderarle la efervescencia de los senti- dos, cuidando de que no se acalore su imaginación antes de cele- brar el himeneo, ni de que se instruya en las necesidades de la na- turaleza, sino por ella misma; si entonces alguna belleza se le pre- senta, sentirá precisamente cierta inclinación: sus miradas, sus tí- midas palpitaciones anunciarán el objeto de sus deseos. Esta sensa- ción será absorvida con toda la fuerza de su alma, y su existencia será felizmente subyugada á una compañera, con quien dividirá sus placeres. El matrimonio es la unión de los dos sexos, en el qual los esposos tienen por objeto el legítimo placer del amor, y al mis- mo tiempo la propagación de su especie: este es el estado que con- viene al hombre, y en el qual usa de las nuevas facultades que ha ad- quirido por ia virilidad. AMO 177 A casi todos los animales ha fixado la naturaleza la época del año, para ocuparse en la multiplicación de sus diferentes especies: el hombre, libre de esta ley, puede en todas las estaciones entregarse á los placeres del amor. Sin embargo, puestos en cotejo todos los tiempos, la primavera parece ser la estación mas ventajosa para sa- tisfacer esta necesidad; es muy justo que quando la naturaleza se renueva con todos los seres que la rodean , el hombre sea uno de los que le rindan su homenage. La experiencia y la razón han demos- trado que de todas las estaciones, el estío es la estación menos conveniente á esta función, porque entonces la transpiración es ex- cesiva, y la pérdida del semen aumenta infinito la debilidad, que se sigue necesariamente á esta función. También se debe examinar la hora del dia en que se deben disfrutar los placeres del amor: la mañana sin duda es el tiempo mas oportuno para esta agradable función, quando el estómago ha terminado la digestión , ó por la tarde, quando nada tiene que hacer esta entraña; pues siendo este órgano de tanta importancia, es necesario cuidar de que no sea in- terrumpida ni debilitada su fuerza digestiva; y así es que los suge- tos que no cuidan de esto, no solo transtornan la digestión, sino también adquieren dolores de cabeza muy considerables, grandes debilidades, y no pocas veces graves y rebeldes enfermedades. La repetición de los actos venéreos deben ser en razón del tem- peramento , de la edad, de la estación , del clima , y del método de vida; es difícil determinar reglas fixas, quando se ve que la natura- leza ha dado á los diferentes individuos fuerzas particulares tan variadas; ella sabe indicar á cada uno el momento del reposo; los excesos producirán precisamente no solo la pérdida del fluido ge- nerativo , que debe servir para la reproducción de la especie , sino también la del que debe quedar para solidificar y perfeccionar las demás funciones, con quienes tiene mucha relación este fluido. En general, un hombre joven y bien constituido puede cada dia una vez disfrutar el placer de la venus, sin que su fuerza individual su- fra ningún menoscabo. Este es por lo común el poder de la mayor parte de los hombres, y aun accidentalmente se pueden exceder, sin que esto sirva de regla, ni los casos raros y extraordinarios que cuentan de algunos hombres demasiado viriles, que dexarémos de referir. Algunos legisladores han querido sujetar a la ley los impul- sos de la naturaleza: Solón prescribió á sus conciudadanos que no se juntasen con sus mugeres sino tres veces al mes; acaso ignoró que el amor habla á los hombres mas impetuosamente que las leyes hu- manas. El tiempo de las evacuaciones periódicas del bello sexo debe ser respetado por los hombres: en otro tiempo se creia que los en- gendros, en iguales circunstancias, ó morían ó nacían enfermos; tomo 1. 2 178 AMO aunque esto no es cierto, y sabemos que la sangre menstrua es tan pura como la que corre por las venas, sin embargo es de temer que el uso del coito, en tal estado, produzca alguna hemorragia en una ocasión en que los vasos están extendidos, abiertos , y mas irrita- bles. Este abuso acarrea, por lo común, á las mugeres las flores blancas, los histéricos &c. Debemos examinar qual es la edad mas á proposito para cele- brar el himeneo. La experiencia ha hecho conocer, que todas las edades de la vida no son á proposito; que la debilidad que se ad- vierte en sus dos extremos ha hecho excluirlos; así, en general, se creen ineptos, fuera de los casos raros y particulares. Los hombres están en disposición de reproducir su especie quando segregan ya el fluido seminal; las mugeres, quando las evacuaciones periódicas han tomado su curso: la naturaleza se desenvuelve mas pronto en estasque en el hombre. Los jurisconsultos, que sobre este punto si- guen el dictamen de los Médicos, conocen que es muy raro que se pueda procrear de diez á doce años; y así han determinado que los hombres á los quince años puedan casarse, y las mugeres á los doce: los que tengan menos edad se tendrán por pupilos; la ley no per- mite que se casen antes, ni que se les pueda acusar de adulterio. Este casamiento anticipado seria mirado como nulo; porque siendo su objeto la procreación, se les supone incapaces, por faltarles la edad que se requiere. Esto es lo que pertenece al rigor de la ley; pero los Políticos, los Filósofos y los Médicos no creen que en es- tas edades se han de hacer los casamientos verdaderamente útiles. Platón y Aristóteles no querian que se permitiese casar á ninguno antes de la edad de treinta años: yo creo que se puede fixar la edad mas completa para las mugeres á los diez y ocho años, y para los hombres de veinte á veinte y cinco: entonces los órganos de los dos sexos han adquirido el vigor y la energía, capaces de dar á la so- ciedad renuevos fuertes y bien constituidos, lo que no sucedería an- tes de la edad que hemos fixado. Los hombres pueden engendrar hasta los sesenta años, y aun hasta los setenta, según algunas anéc- dotas , aunque muy raras. Ordinariamente las mugeres pierden su fecundidad hacia los quarenta años, aunque se ve alguna vez, que son fecundas á los cincuenta. Si de la concordancia de todas las funciones de nuestro indivi- duo, resulta el estado mas favorable al hombre , el de la salud , el acto de la generación debe también concurrir al mismo objeto; y se puede decir, que el uso moderado del matrimonio , no solamente es útil á la salud, sino que se puede añadir, que en general es in- dispensable en las personas bien constituidas, á fin de que no se expongan á un gran número de peligros y enfermedades, que sue- len acompañar á los que adoptan la continencia y celibato , sin te- AMO 179 ner fuerzas y temperamento para ello; pues ciertas constituciones sufren la continencia sin un gran menoscabo. Se ha observado que la abundancia del fluido regenerador en sus reservatorios puede causar graves enfermedades en uno y en otro sexo, ó á lo menos ir- ritaciones tan violentas, que la razón del hombre mas austero no basta para resistir á las pasiones impetuosas que se siguen, y le pueden poner en el estado de los animales furiosos quando sien- ten las impresiones sin satisfacerlas; y aunque es cierto que hay hombres á quienes su constitución fría , digámoslo así, no les inclina al amor ; hay otros por el contrario, en quienes el amor físico es una necesidad impetuosa. Las personas de temperamento bilioso (irrita- ble), que viven en continencia, están expuestas á accidentes muy graves, originados por el priapismo, la satiriasis, las poluciones nocturnas, los vapores, la melancolía, los dolores, los tumores, la inflamación de las partes genitales, la espesura y acrimonia del lí- quido seminal, las clorosis, las flores blancas, el furor histérico ó uterino, enfermedades que se pueden considerar como conseqüen- cias de la privación que se opone al orden natural. Los de tempe- ramento sanguíneo hallan en el matrimonio un raudal fecundo de alegría; los melancólicos son también afectados agradablemente; por último, acalora también dulcemente el himeneo á los pituitosos ó flegmáticos. Los autores nos ofrecen muchas observaciones, que confirman quanto hemos expuesto sobre la necesidad del matrimonio, y quan importante es su uso. Galeno nos ha conservado la historia de un hombre y una muger, á quienes una abstinencia absoluta puso muy enfermos; y fueron perfectamente curados, renunciando la conti- nencia que ridiculamente se habían impuesto. Zacuto habla de dos hombres, en quienes la supresión del placer del amor fué seguida de accidentes funestos; el uno atacado de un tumor al ombligo, que ningún remedio pudo disipar; pero habiéndose casado, curó perfectamente: al otro que acudió á Médicos, que no examinaron con cuidado su estado moral, le acometieron vértigos, y después epi- lepsias , muriendo en un parosismo. Se abrió su cadáver, y se halló la causa de la enfermedad en las vesículas seminales, y canales de- ferentes que estaban obstruidos y alterados enormemente. Serian muchos los exemplos que podíamos citar de esta especie, pues los autores y la historia de la Medicina nos refieren, á cada paso, infi- nitos hechos que confirman esta verdad , y así no hay necesidad de ofrecer mas pruebas en un asunto tan claro y conocido; pues apenas habrá individuo en la especie humana, que no conozca por experien- cia propia ó por razón las ventajas que acarrea el matrimonio en lo moral, en lo político, y sobre todo en la salud. Hemos expuesto las utilidades en todos respecto del matrimonio: i8o AMO es necesario saber también que su uso excesivo produce acci- dentes muy funestos. La importancia del fluido reproductor, como se sabe por la Fisiología, no solo sirve para la función interesante á que está consagrado, sino también para mantener una salud ro- busta; pues una parte de este precioso licor se esparce en la masa de la sangre, de quien se cree recibe algún influxo provechoso. Muchos Médicos han creido que la pérdida de este agente, que con nada se puede reemplazar , debilita mas que la de quarenta on- zas de sangre. Las mutaciones que se advierten en la edad de la pubertad, que no se observan en los eunucos, es una prueba clara de esta aserción. La pérdida sola del semen, no es solamente la que puede dañar la salud con el abuso del amor físico; es también el daño considerable que ocasiona un exercicio tan violento y repeti- do en la transpiración insensible (y en la respiración), debiendo concurrir á la debilidad &c. Hipócrates, el mas antiguo y exacto observador, conoció bien los malos efectos del abuso de la venus, que describió con el nombre de consunción dorsal: según él, esta en- fermedad nace de la medula espinal, y ataca á los jóvenes recien ca- sados, y á los lividinosos, sin padecer calentura; los quáles, sin em- bargo de comer bien , se van enflaqueciendo: sienten un hormigueo en todo lo largo de la espina, desde la cabeza: en la cámara y la orina evacúan un licor seminal muy claro; se fatigan quando andan; sienten pesadez de cabeza; zumbido de oídos; y por último una ca- lentura aguda acaba con estas víctimas del amor. Areteo dice que los jóvenes que se entregan demasiado á los placeres del amor toman el ayre y las enfermedades de los viejos; se ponen pálidos, afemi- nados , torpes, floxos y estúpidos: su cuerpo se encorva; las piernas no pueden sostener la máquina; tienen un disgusto general, estan- do inhábiles para toda fatiga; y algunos caen en una parálisis. Sobre este punto V. el tratado del Onanismo de Tisot, y este artículo, en donde ademas de sus propias observaciones expone una gran porción de pinturas horrendas trazadas por Celso, Galeno, Aecio, Lomnius, Zuípio , HofFman , Boerhaave y Vanswieten. Son dema- siado conocidos los efectos perniciosos del abuso de la venus, para que nos detengamos mas en expresarlos; en otros artículos los vere- mos como causas de enfermedades, y los medios de curarlas. Uno de los puntos principales para que la armonía y buena unión subsista entre dos esposos es que no haya entre ellos despro- porción en la edad, que por desgracia se ve freqüentemente en los casamientos de conveniencias: esta clase de nudos son casi siempre á uno y otro sexo repugnante: la joven esposa, casada con viejo, no halla en su marido el fuego vivificante con que puede animarla y satisfacerla: sucede también que, debilitándose, adquiera una por- ción de incomodidades, que hacen á su esposa una enferma perpe- AMO 181 tua, á quien desagradarán ademas los deberes forzados á que se somete, sin poder declarar por su reconocimiento: muchas veces los viejos se robustecen y engordan con detrimento de la joven, á la manera que una tierna flor se seca al lado de una desagradable ca- ducidad. Si por casualidad los esfuerzos del viejo esposo han podi- do alcanzar el fruto de un nuevo individuo, ¿ quál será la consti- tución física y moral que resultará de esta prole? Solo el contacto de un viejo con una joven perjudica infinito; y así, para restable- cer las fuerzas de los convalecientes, disponen muchas veces los Médicos que se acuesten los viejos, y todo el que esté muy débil y consumido, con jóvenes fuertes y robustos, produciendo buenos efectos para los primeros á costa de los últimos. No nos detendre- mos en exponer otros inconvenientes, que son perjudiciales al ma-> trimonio y á las generaciones, como son las enfermedades venéreas, la gota, y otros males hereditarios, los vicios de conformación, que constituyen la impotencia {V. esta palabra.), y otros vicios y de- fectos particulares, que se omiten por demasiado conocidos, que trataremos en sus respectivos artículos. Amor melancólico. El amor que los modernos llaman insen- sato, es una pasión que tiene su origen en las constituciones melan- cólicas , y como las demás pasiones violentas se ocupa siempre en un solo objeto: este amor, que llamaremos melancólico, se aumen- ta por la privación ; y así convendría mas á las almas sensibles si no destruyese las fuerzas vitales. Es delicado en la elección , y su du- ración se deshace con la esperanza de volver á él. Así como la per- severancia hace su felicidad, así la inconstancia es la causa de su tormento; este amor no se manifiesta como el que nace de la fuerza de temperamento por ardientes deseos y empresas activas; su llama se alimenta en el pernicioso retiro: su fuego abrasador está siempre oculto á los ojos de la curiosidad: si sus placeres son moderados, lo son también sin pesar: ve con indiferencia los fuegos destructores abrasar corazones vulgares: contento siempre con el dulce ardor que le entretiene, no se despecha por un abandono, que hace or- dinariamente desear otros vínculos: siempre cuida mas de las facul- tades intelectuales, que de la organización de algunas visceras, de que no sufre tantas mutaciones como otros. Es una pasión del alma, que se hace mas fuerte por las virtudes de la persona amada: esta clase de amor, en las constituciones débiles, no acarrea tan pron- tos y funestos efectos como en los excesos del amor físico; pero su larga duración no es menos peligrosa: la inquietud destruye siempre las fuerzas del alma; y el corazón del que ama, de este modo, casi nunca está satisfecho de los motivos que deben asegurar los temo- res; se aparta de todo quanto pueda destruir su ilusión; en una pa-* labra, su alma está siempre llena de turbación y temor &c. Esta l82 AMO agitación, sin duda, enerva las funciones vitales, animales y natu- rales; y son varias las enfermedades que se siguen. Hoflman, Fo- resto, Amato y otros, citan diversos casos de histéricos, manías, lo- curas y otras varias enfermedades que ocasiona el amor de esta es- pecie , como se expresarán en otros artículos. {V. ninfomanía, Y LA CLASE DE VESANIAS.) Del amor con respecto á la Jurisprudencia médica. Amor, tierno amor, que ha sido dado al hombre para sus de- licias, formando el vínculo mas dulce y el mas firme de la socie- dad, ¿quantos males no forjas por los males que produces? Bál- samo y veneno de la vida á un mismo tiempo, ¿quánta atención no exige al Magistrado de Policía? ¿y en quantas circunstancias estos Magistrados tienen que valerse de los Médicos para arreglar legítimamente estos puntos, y asegurar sus felices conseqüencias? Esta vigorosa pasión, que tanta influencia tiene sobre las costum- bres públicas y privadas, tiene sin embargo todavía mas sobre la constitución física de cada hombre, en las de las familias, y sobre las de toda la sociedad. El Magistrado no puede emplear su auto- ridad mientras no haya escándalo; pero el Médico es siempre lla- mado en los mayores secretos, no solamente para prestar sus socor- ros , sino también en muchos casos judiciales, civiles ó criminales; pues como se sabe, que entre las pasiones que agitan el corazón del hombre, ninguna tiene tanto dominio en él como el amor, esta pasión exerce un poder tiránico; y el primer efecto funesto es al- terar los sentidos y destruir la razón: el que desgraciadamente está así entregado, nada hay para él mas que su objeto amado; insensible siempre, sordo á la voz de la razón y en su delirio desconoce Jas obligaciones mas sagradas, por seguir la inclinación que le ar- rastra; y á pesar de los obstáculos desea con ansia la posesión del objeto que adora. Este hombre furioso destroza quanto se le opo- ne, y en su exceso desprecia las leyes, y no conoce otras mas que las del amor: ¿qué se ha de seguir de este hombre insensato sino extravagancias , locuras, y algunas veces crímenes? Pocas ve- ces los Jueces pueden precaver los primeros extravíos de esta pa- sión; pero sí pueden contener después las funestas conseqüencias. Los Jurisconsultos prescriben á los Jueces en estos casos, esto es, quando no hay escándalo, que obren como padres de familia, conciliando la severidad de las leyes, con la debilidad humana; es- torbarán siempre que se denuncien y publiquen sus miserias, para que no se desacrediten familias honestas; en las mismas circunstancias están los Médicos, que deben callar, como los confesores, secretos, que serian funestos, y nada remediarían si se publicasen. El Magis- AMP 183 trado, lo mismo que el Médico, callando oportunamente, pueden por medio de consejos hacer grandes servicios á las familias, á la Religión y al Estado. El amor ilegítimo es siempre una enfermedad moral; pero siem- pre ó las mas veces produce una verdadera enfermedad física, par- ticularmente en las mugeres; entonces no solamente piden el socor- ro del arte de curar , sino también el auxilio de la Justicia. En mu- chos de estos casos los Médicos y Cirujanos son los que han de de- terminar el estado de semejantes enfermedades, por las que los su- getos no deben tratarse como reos sino como furiosos {V furor uterino. ) Las conseqüencias de este amor son la generación, la preñez, el aborto, el parto y la crianza de los niños; en todos estos casos se necesita del auxilio de la Medicina, el modo de tra- tarlos está sometido á las leyes de la naturaleza, y de la sociedad. Las enfermedades venéreas también exigen el auxilio de los Profe- sores del arte de curar para los amantes, los esposos, los niños y sus nutrices; y en varios casos interviene la Justicia, y debiera siem- pre velar la Policía, y acaso no se comunicaría tanto en las fami- lias este veneno fatal. {V. enfermedades venéreas.) El amor bien ordenado debe inclinar á los hombres al matrimo- nio : para contraerlo legítimamente, según las leyes divinas y huma- nas, se requieren condiciones físicas, que muchas veces los Mé- dicos y Cirujanos tienen que exponer en los juicios civiles y ecle- siásticos. {V. impotencia.) Por último, por el amor se ocasionan muchas veces crímenes enormes, tanto en su uso como en sus efec- tos; por lo común los Médicos y Cirujanos son testigos de ellos, ya sea por necesidad ó casualidad. La obligación que tienen de guar- dar secreto, les dispensa aun de delatarlos á la Justicia; pero no de- ben nunca ser cómplices. Ext...] AMPOLLAS. {Cirug.) Se da por lo común este nombre á cier- tas erupciones superficiales, que forman como unas vexigas llenas de serosidad, y se forman en los pies, las manos, ó en qualquie- ra parte del cuerpo donde se irrite por la aplicación de algún acre, el fuego, ó por una violenta frotación &c. También se presentan ampollas espontáneamente por un desenvolvimiento de las fuerzas vitales , que hacen que se arroje á la piel un humor dañoso, como se ve freqüentemente. El tratamiento de esta leve enfermedad es dar salida á la serosidad que contienen por medio de una pequeña abertura, que se hará con una lanceta , procurando que no se le- vante la epidermis; y en caso que se desprenda , es necesario defen- der la escoriación, que resulta con algún tópico suave: qualquiera de los ungüentos minerales extendidos ligeramente sobre un lienzo, es bastante para satisfacer todas las indicaciones de esta enfermedad. AMPUTACIÓN. {Cirug.) Operación, por la qual se separa 184 AMP un miembro ó una parte de él con los instrumentos cortantes; se da mas particularmente este nombre á la separación de un miem- bro; y quando se hace de un tumor ó de un pecho, se dice extir- pación. La execucion de esta operación no es tan difícil, según veremos después, como el determinar en los casos que se ha de executar este extremado remedio, en lo que no debe caber arbitrariedad; es necesario examinar este punto con toda la circunspección y cui- dado que exige la conservación de un miembro, cuya pérdida ha- ce infeliz al que le pierde: solo en el caso que se hayan apurado todos los remedios del arte, y la enfermedad sea insoportable, se debe desenvaynar el cuchillo; bien que felizmente en el dia se eco- nomizan mas estas y otras operaciones de sangre, debido en la ma- yor parte al atrevimiento con que se manejan los instrumentos de la Farmacia; ¿quantos miembros se han conservado por la opor- tuna administración del opio en las heridas de armas de fuego? ¿quantos no deben su existencia al largo uso de la quina y otros remedios? Son tan palpables estos hechos, que nadie puede dudar de ellos. En nuestra península tenemos exemplos bien manifiestos; pues en un corto número de años hemos visto, no solo mudar la práctica sangrienta , sino también conocer sus saludables efectos. Compárense las mutilaciones hechas en el asedio de Gibraltar, con las pocas que se han executado en la última guerra de los Pirineos, y se hallará una enorme diferencia con muchos mas felices resultados: lo mismo sucede en el dia en los principales hospitales del Reyno, por haber adoptado este último método; y la mayor parte de Ciru- janos españoles están persuadidos, como los extrangeros, que se ha abusado con demasiada freqüencia de esta operación. Los casos que en general exigen la amputación, son la gangre- na y esfacelo, que comprehenda todas las substancias blandas de un miembro: en las violentas contusiones, las fracturas conminuidas llenas de esquirlas, que estén dislacerando las partes inmediatas; sien- do impracticable su conformación, ocasionando un desorden tal, que la gangrena, las convulsiones y aun la muerte suelen ser inmediatas conseqüencias. En las grandes caries de los huesos, principalmente las que se hallan en sus extremidades articulares, en la parte espon- josa , en que ni por la naturaleza ni el arte se pueda verificar la ex- foliación , por temerse la propagación de este vicio á todo el hue- so y aun á toda la máquina. También entra entre los motivos para amputar un miembro los grandes exóstoses y espinas, ventosas in- curables, que tengan peligro de contaminar á la economía animal, y aun las heridas acompañadas de hemorragias, que no se pueden detener, como las que resultan de aneurismas &c. Todos estos ca- sos son generalidades, que exigen siempre tino práctico, discerní- AMP 185 miento, y un examen prolixo de todas las posibilidades del arte, comparando hechos entre sí, calculando la acción de los medica- mentos , las fuerzas del enfermo, y los grados del mal &c. Si des- pués de un maduro examen no se encuentra ningún otro medio, y peligra el todo, con acuerdo de otros Profesores, si ser puede, se hará la amputación siempre que haya probabilidad del feliz éxito. Las partes que son susceptibles de la amputación son, en gene- ral, las extremidades superiores é inferiores, y las varias partes en que se dividen , como los brazos, antebrazos, manos y dedos, los muslos, las piernas y pies, y aun otras partes, que también se pue- den amputar , como la campanilla, el miembro viril 8cc.; por aho- ra trataremos de la amputación de las extremidades. * Luego que la operación se ha determinado, por ser indispen- sable, es necesario determinar el sitio donde se ha de executar. Se lu establecido, y con razón , que no se corte del brazo y la pier- na sino lo menos que sea posible, cortando la pierna, á quatro de- dos de distancia, por debaxo de la tuberosidad anterior de la tibia, no solamente para facilitar el transporte y acomodo de una pierna de palo , sino también para evitar el cortar los tendones de los mús- culos extensores de la pierna; tampoco se ha de executar en el sitio donde los huesos tienen sus apófisis, porque resultarla mas hueso descubierto. Algunos autores convienen que se debe conservar la pierna lo mismo que las extremidades superiores, diciendo que en las enfermedades del pie es necesario conservar la pierna hasta por debaxo de los maleólos, y poner después un pie artificial. Soligen, famoso práctico de Holanda, ha inventado uno, según refiere Dio- nis, que dice que tiene tanta firmeza, que se puede andar con la misma facilidad como con un pie natural; se debe dudar de esta in- vención , porque no se ha transmitido ni comunicado su descripción; y es bien sabido de todos los prácticos lo difícil que es la consoli- dación de la úlcera que resulta en semejantes casos. El brazo se puede separar por su articulación superior en las enfermedades de la cabeza del húmero. Se han presentado á la Academia de Cirugía muchas memorias, con el proyecto del mé- todo de amputar la pierna por la articulación; pero esta operación no ha tenido lugar por parecer absolutamente impracticable. Tam- bién se cortan los dedos por las articulaciones: algunos prácticos prefieren cortarlos por medio de los falanges con tenazas incisivas; cuyo método debe abolirse, por ser poco conforme á la buena prác- tica quirúrgica... Antes de executar la operación se dispondrán las cosas necesa- rias, como son el torniquete, con todas las demás cosas que perte- necen á esta operación, que se colocarán sobre una mesa con los instrumentos, que consisten en un cuchillo semicorvo, ó recto, para TOMO I. AA iSÓ AMP hacer la incisión circular de las carnes; otro recto,llamado interho- seo, para cortar la carne que hay entre los huesos; una compresa hendida para retirar las carnes; una sierra para cortar el hueso, y agujas enhebradas para ligar los vasos: sobre otra mesa se dispon- drán las piezas del vendaje, colocadas según el orden con que se han de usar, como son hilas, dos compresas pequeñas quadradas, de una pulgada de ancho, una compresa redonda de la extensión del muñón, una cruz de Malta , tres compresas á manera de lon- gueta, y una venda de la longitud necesaria: es muy conveniente que haya todas estas piezas dobles; también será del caso tener á la mano alumbre crudo y en polvo (y algunos trozos de agárico). Estando todo ya prevenido, se puede pasar á hacer la opera- ción, poniendo inmediatamente al enfermo en una situación cómo- da para él y para el operador. Si se ha de cortar el brazo ó muslo, el Cirujano se colocará exteriormente; si la pierna ó el antebrazo, se situará en la parte interna, porque en esta situación serrará con mas facilidad el hueso; los ayudantes se colocarán, según alo que se les destine ínterin la operación , en la que hay tres condi- ciones esenciales que executar: primero es necesario hacerse due- ños de la sangre por medio del torniquete; en segundo lugar cor- tar el miembro según arte; y por último, ligar los vasos y aplicar el vendaje. Para cortar el miembro es necesario sostenerlo por los dos ex- tremos del sitio donde se ha de hacer la sección : quando se executa esta operación por causa de una fractura de muchas piezas , se de- be colocar el miembro sobre una especie de caxa; sin esta precau- ción el menor movimiento causaría al enfermo dolores agudos, y tan crueles, que excederían á los de la operación. Se pondrá después por encima del sitio, de donde se ha de hacer la incisión circular, una ligadura apretada que circunde el miembro ; que sirva , no solo de afirmar las carnes, sino también para dirigir la incisión ; tenien- de cuidado antes de hacer esta ligadura de llevar hacia arriba los tegumentos (para que se haga mas pronto la regeneración y cica- trización de la llaga del muñón). El Cirujano con la rodilla dere- cha en tierra , y el brazo derecho dirigido por debaxo del miem- bro que va á amputar, recibe en esta mano el cuchillo, que un ayudante le presenta; y le dirige de suerte, que la punta esté en- frente del pecho del operador, lo mas inferior que sea posible: en estos términos principia á executar la incisión circular, tomando el, dorso del cuchillo hacia su punta con el dedo índice y el pulgar de la mano izquierda; con la acción combinada de las dos manos se terminará la sección de las carnes. Algunos Prácticos hacen la incisión circular en dos tiempos, cortando la piel y la gordura dos ó tres dedos por debaxo del sitio que se proponen serrar el hueso; AMP 1S7 después se tiran las partes cortadas hacia arriba, para continuar !a incisión de las carnes hasta el hueso: la ventaja de este método es evitar que el hueso quede descubierto después que se cortan los músculos, lo que haría la cura muy larga, teniendo que cubrir la porción de hueso que sobresale; pero se podría lograr esta ventaja sin hacer la operación tan larga ni tan dolorosa , inclinando el corte del cuchillo hacia la parte superior del miembro, y cortando las car- nes obliquamente de abaxo á arriba: yo he hecho esta operación muchas veces de esta manera, dexando en la primera incisión casi .una pulgada de carnes al rededor del hueso; cortando también obliquamente con un bisturí recto lo que quedaba hasta el perios- tio exclusivamente: por este método la punta del hueso quedará siempre tapada con las carnes; pero nunca será tan ventajoso como el método anterior. Después de haber hecho la incisión circular, se toma el cuchillo recto para acabar de cortar las carnes que quedan al rededor del hueso, ó entre los dos huesos de la pierna y antebrazo, cuidando de cortar el periostio; siendo inútil, como se hacia antes, el raerle hacia la parte inferior, porque alarga la operación sin ninguna ven- taja; luego se dirigen las carnes hacia la parte superior del miembro, por medio de la compresa hendida, para despojar el hueso; en se- guida se toma la sierra, que se aplica al hueso ligeramente, para hacer la señal; que después se pueden aumentar progresivamente los movimientos de este instrumento, pero sin apoyar demasiado, te- miendo se encallen los dientes en el cuerpo del hueso; y quando se va á terminar se necesita mover la sierra mas dulcemente , para evitar que se levanten esquirlas; teniendo también mucho cuidado el que sostiene la parte del miembro que se va á separar, con no baxarlo ni moverlo, por el peligro que hay de que salten esquirlas del hue- so; y si lo dirige hacia arriba, impedirá que corra la sierra retar- dando la operación. Quando hay dos huesos, se principia por el mas grueso; y así en la pierna se hace la primera impresión en la tibia, y después se sierran los dos huesos á la vez, y se acaba en la tibia. En el antebrazo se principia y se concluye del mismo modo en el hueso cubito: de esta manera no hay que temer que se hagan esquirlas; teniendo ademas cuidado el ayudante que sostiene el miembro de apoyar fuertemente el peroné hacia la tibia, ó el radio hacia el cubito quando se sierran estas partes. Luego que se ha hecho la amputación es necesario contener la salida de la sangre, ligando los vasos, para lo qual se afloxa un po- co el torniquete, de modo que se puedan descubrir los principales vasos, y ligarlos, que es el medio mas seguro, y que tiene menos inconvenientes que la aplicación de cáusticos {V. esta palabra y hemorragia.); después que se han visto los vasos se aprieta el tor- iS8 AMP niquete: para hacer la ligadura se toma una aguja corva enhebrada con un cordonete formado de tres ó quatro hilos paralelos y en- cerados; se introduce en las carnes por debaxo y al lado de la ex- tremidad del vaso , dirigiéndola profundamente para que salga al lado opuesto del vaso; de manera que se halle comprimido sufi- cientemente con las carnes por los quatro puntos paralelos: se ha- ce después un nudo doble, que se llama comunmente el nudo del Cirujano. Si hay muchos vasos considerables, se executa en ellos la ligadura;h hemorragia de los vasos musculares se contiene con so- lo la aplicación de las hilas y la compresión. Se pudieran también empapar las hilas, que se aplican inmediatamente sobre estos vasos en espíritu de vino ó de trementina , para cerrar su orificio y formar el coágulo, pudiéndose igualmente aplicar para el mismo efec- to les piñones de alumbre ó el polvo de este mineral. En seguida se cubre todo el muñón de hilas secas en pelotones, para que se acomoden mejor á las desigualdades que las planchuelas; luego se ponen compresas quadradas frente á los vasos, contenido todo esto por una compresa redonda ó quadrada, cortados los ángulos, que quede en figura exágona; esta debe ser sostenida por otra gran compresa en forma de cruz de Malta, cuyo centro será de la mag- nitud del muñón; la compresa exágona, y los quatro brazos se colocarán en las partes laterales del muñón: después se aplicarán tres longueras, de las quáles dos cruzarán el muñón; y la tercera, Mamada circular, poique le circundará, conteniendo las otras dos; luego se hace un vendaje, que se llama caprelina, que consiste en dar vueltas circulares al miembro con una venda , que de quando en quando cambiará de dirección para tapar con ella el muñón; cu- yas vueltas, que llaman rambersadas, se sujetan con las circulares que se dan al rededor del muñón. Se pudiera suplir á este vendaje, en que se necesita una venda de mas de ocho varas, el de un saco, que se acomodase al muñón, y se sostuviese con cordones ó cintas. Concluido todo esto se afloxará un poco el torniquete para aliviar al enfermo de esta compresión, y aun quitarlo enteramente después de haberle puesto en la cama; el qual debe acostarse en términos que quede el muñón un poco elevado, y un ayudante le contenga fuertemente concia mano, y un pelotón de hilas el vendaje por espacio de doce ó quince horas para evitar una hemorragia. Se pue- de levantar el vendaje pasados tres ó quatro dias después de la ope- ración , y aplicar á la llaga un digestivo conveniente , porque en es- te tiempo ya estará formada la supuración de la úlcera: un dia ó dos antes de descubrir el muñón se humedecerá con aceyte de hi- pericon ; después se sigue curando la úlcera según las indicaciones generales *. Hemos expuesto el método mas común de amputar los miem- AMP 189 bros, según lo describe Mr. Luis, y el que generalmente practican todos los Cirujanos, con solo alguna corta variedad , como el poner el tortor en lugar del torniquete ó los dos instrumentos á un mismo tiempo: el primero para el acto de la operación, y el segundo para después; otros métodos hay que por ser menos preferibles no los exponemos. El método que la Medicina debe prescribir á los amputados, an- tes y después de executar la operación, se debe dirigir á precaver la inflamación, á que la sensibilidad é irritabilidad no incurran en el estado morboso en tanto grado que se sigan las fatales conse- qüencias , que tan repetidas veces vemos realizadas por este y otros motivos. Es imposible determinar ni dar reglas que establezcan el método que deba seguirse; las varias circunstancias lo han de indi- car. Si el operado es un sugeto débil, semicaquéctico, no hay que temer la inflamación , ni se debe poner á una dieta tan tenue como á un robusto ; pues acaso habrá que corroborarlo. El uso de algún calmante debe siempre convenir, porque disminuyendo este la sen- sibilidad algún tanto, no hará tanta impresión la acción dolorosa del cuchillo. Las sangrías formularias, que comunmente se suelen hacer, no deben generalizarse tanto; solo convendrán en aquellos que la plenitud de los vasos sanguíneos y la naturaleza del mal lo exijan; pero no en aquellos que una caries pertinaz ú otra enferme- dad los ha debilitado, y apenas ha dexado fuerzas para sufrir esta operación. En las heridas y fracturas de armas de fuego nada pre- caven las sangrías, y sí el opio (V. heridas de armas de fuego). Los cardiacos, ó sean los tónicos y corroborantes, tendrán lugar en aquellos que son débiles y aun robustos. El miedo , esta pasión de ánimo abatidora, los pone semeasfíticos; en una palabra, se aten- derán á todas las indicaciones según el estado predisponente ó real- mente enfermo del operado. Amputación de los dedos. Por dos motivos se cortan los de- dos, por su mayor número, para que no estorben y dexen mas li- bres los preciosos órganos de las manos, ó por la corrupción de sus huesos. No es muy raro ver nacer con dedos superfluos en los pies y en las manos: en este caso se recurre á los auxilios de la Ci- rugía para cortarlos, que se executa con mucha sencillez, sin mas que hacer una incisión circular á Ja raiz del dedo con un bisturí que interese hasta el hueso, extrayendo este después: la sangre que sa- le se detiene fácilmente con la aplicación de las hilas secas; bien que de antemano se puede hacer sobre los maleólos ó en la muñeca una ligadura circular medianamente apretada. Tres razones principales determinan á los Cirujanos á cortar ó amputar los dedos de los pies y de las manos: primero, quando es- tan mahullados y mortecinos, y su destrucción es tal, que no hay 190 AMU esperanza de restablecerla por ningún medio mas que la incisión: {V. el principio del artículo anterior) segundo, quando están enteramente esfacelados: tercero, quando se hallan con una caries completa sin esperanza de exfoliarse , temiendo su propagación ; por un exóstose de mala índole &c. Convencidos de la necesidad de amputar el dedo, se executa por qualquiera de los tres métodos: el primero consiste en hacer una incisión circular á la piel y á las car- nes, que rodean el primero, segundo y tercer falange, según por donde se deba amputar, y después se corta el hueso con las tenazas incisivas. El segundo método consiste en cortar las carnes como en el primero, colocar la mano en un plano como un trozo de madera movible, y tomando con una mano un escoplo y con la otra un martillo, se cortará de un golpe prontamente todo lo que pudiera corromper: el tercero y último se reduce á tomar un bisturí recto, y por una de sus articulaciones separar el hueso como quien va á disecarle: este método es el mas preferible y sencillo, y menos pe- ligroso. Después de haber hecho la amputación se coloca sobre el muñoncito unas planchuelas de hilas secas con sus compresas y vendaje correspondiente, descubriéndole al tiempo oportuno, y curando la llaga por el método ordinario {V. ulcera.). AMULETOS. {Mat. Med.) Los amuletos son todas las subs- tancias que algunos llevan colgadas al cuello, en el pecho, en el brazo, ó en qualquiera otra parte del cuerpo, persuadidos á que eran capaces de curar ó precaver las enfermedades. En la primera Enciclopedia se colocó este artículo en la adivinación, reuniendo la historia de los amuletos medicinales con los de la superstición , á quienes los latinos llamaban proba, servatoria , phylacteria, amo- limenta. Esta última palabra viene del verbo amolirí, quía mala amolirí dicebantur; se ha mudado la de amolimenta en amoleta, y nosotros decimos amuletos. Los atletas llevaban figuras de estos amuletos para conseguir la victoria; se colgaba también al cuello de los niños pedazos de ámbar y de coral grabados, y representando las mas veces figuras obscenas, para preservarlos de la fascinación. Esta especie de amuletos se llamaban prcefiscini. Los turcos aun tie- nen fe á los talismanes, y todos los negros á sus grigis. Los ára- bes tienen tal confianza en ellos, que los ponen al cuello de los ca- ballos en sacos de cuero. Sus amuletos son de pasages del Alcorán, escritos en pergamino ó en piedras, á las quáles se atribuyen gran- des virtudes, y que los dervises venden muy caros á los maho- metanos. Esta práctica , que la ciega superstición ha introducido y fomen- tado por algunos insensatos, la han seguido muchos, é introducido también en la Medicina desde la mas remota antigüedad: aun por los hombres de gran mérito, pero nacidos en siglos poco ilustrados, AMU 191 quienes han recomendado el uso de diferentes amuletos. Boyle se ocupó en buscar la acción de varias emanaciones; y viéndolas por todas partes, creia que muchos amuletos causaban algún efecto, y que sus efluvios podían penetrar los poros del cuerpo humano. Se pudiera atribuir muy bien esta propiedad á las substancias oloro- sos; pero ¿cómo es posible pensar que Boyle haya podido creer que el polvo del cráneo humano, aplicado en la piel hasta calentarse, le hubiese curado el fluxo de sangre de narices que padecía con freqüencia, y que se habia resistido á otros remedios? ¿Cómo se ha de creer que Van-Helmon, hombre superior á las luces de su siglo en algunos puntos, tuviese confianza en los trociscos del sapo apli- cados en la piel; y que Zwelfer, Médico instruido, haya añadido que estos trociscos habian preservado de la peste á sus amigos y criados, y que habian curado con ellos algunos apestados? En el dia nadie duda, desde que las luces de la Física experi- mental y la Química se han unido á la Medicina, que ninguna substancia obra en la economía animal sino por principios activos; y que un cuerpo terroso, duro, insípido, sin olor, indisoluble, lle- vado exteriormente, pueda tener virtud alguna. Los principales- amuletos son los huesos de los muslos de los sapos, los sapos mis- mos secos en polvo, los polvos de víbora, los huesos de topo, los huesos de la cabeza de ciertos reptiles, los dientes de lobo, los de zorra , los de perro, los huesos del ahorcado, los pedazos de paño de grana, los pedazos ó brazos de coral, las semillas de peonía, el ámbar amarillo ó el sucino &c. Todas estas substancias inertes no tienen absolutamente ninguna virtud; lo mismo que sucede con ciertas castañas, que se llevan en el bolsillo para preservarse de las almorranas; los pedazos de cor- cho , de que se hacen collares que ponen al cuello de las hembras de nuestros quadrúpedos domésticos, quando crian para que se les siente la leche , y precaverlas de los males que puedan ocurrir de ello. Aunque la Medicina no tiene ninguna confianza en esta práctica, verdaderamente supersticiosa, tampoco logra ninguna ventaja en proscribirla , ni conjurarse contra ella entre las gentes vulgares, porque no se le conoce ninguna qualidad dañosa; los enfermos que tengan confianza en los Médicos está bien que se les persuada é ilustre sobre la inutilidad de todos estos medios; pero seria inútil, y algunas veces peligroso, el hacerles quitar con violencia este uso a ciertas personas. He visto algunas veces gentes instruidas, menos en Física, burlarse de las prácticas supersticiosas de los bárbaros, como los grigris de los negros, de los talismanes de los árabes &c, y llevar ellos en el bolsillo las castañas para precaverse de las al- morranas, ó los saquillos antiapopléticos; si alguno intentase ridi- culizarles esta práctica, era quererles quitar una dulce ilusión, y 192 ANA las mas veces combatir inútilmente una preocupación agradable. Entre estos remedios hay algunos que tienen alguna propiedad: todas las substancias olorosas, el alcanfor, la raiz de valeriana, la de lirios de Florencia, la asafétida , el opio, las plantas, y las cor- tezas aromáticas bien conservadas y hechas polvo &c., aplicadas en saquillos sobre la región del estómago , en lo demás del vien- tre &c. pueden obrar como ligeros tónicos, estomacales, fortifican- tes y calmantes; pero estos efectos, algunas veces, son mas daño- sos que útiles, por producir una impresión violenta en los nervios (será acaso en las histéricas ). Ext. de F. ANACATHARSIS. {Med.) Palabra griega que usaba Hipó- crates y los Médicos antiguos quando querian expresar que habia evacuación de pecho, que equivale á lo que llamamos expectora- ción. Esta voz también expresa el género quinto del orden tercero de la clase nona de fluxos de la Nosología de Sauvages, quien le define: evacuación por la boca con tos de las materias mucosas y purulentas contenidas en el pecho. ANAFRODISIA. (Med.) Se llama así la enfermedad por la qual se ha extinguido el deseo ó apetito del acto venéreo, habien- do una impotencia viril para la execucion, formando á los hombres impotentes, y á las mugeres estériles: constituye esta enfermedad el género trece de la clase sexta de Debilidades de la Nosología de Sauvages. ANALÉPTICOS. (Hig.y Mat. Med.) QLos analépticos, con respecto á la Higiene, son las substancias puramente nutritivas, que se emplean para restablecer las fuerzas de los sugetos que han su- frido grandes enfermedades, que han sido mal alimentados, ó por haber hecho grandes trabajos corporales é intelectuales, ó que han sufrido grandes evacuaciones: para restablecerles sus fuerzas es ne- cesario que la Materia médica, de acuerdo con la Higiene, sumi- nistre sus auxilios en estas circunstancias: los tónicos, los cordiales, los estomacales son útiles; pero es preciso usarlos con moderación: lomas importante es suministrar alimentos suaves, ligeros, que no carguen el estómago, y que se conviertan fácilmente en quilo para el mas pronto restablecimiento. Los alimentos que tengan es- tas qualidades se deben mirar como los analépticos mas importan- tes; en la enumeración de estos medios, los mejores son los su- cos de las carnes bien hechos , las jaletinas hechas de carnes de ave ligeramente aromatizadas , las cremas ligeras de arroz con la cascara de naranja, el chocolate, la leche que convenga, y que sea mas apropiada , los vinos añejos y generosos de España , de Bor- goña y del Rhin &c. En el uso de todos estos alimentos es necesa- rio que los enfermos no carguen demasiado el estómago, y no sigan la regla del apetito, porque pueden indigestarse con facilidad. ANA 193 Los analépticos, con respecto á la Materia médica, son las subs- tancias propias á reparar prontamente las fuerzas perdidas, de las quáles hay dos clases; los unos obran rápidamente, aumentando pronto el tono de la fibra, reanimando las fuerzas, y regenerando, digámoslo así, la energía de los movimientos vitales; tales son los vinos añejos y generosos, los aromas, la triaca , las tinturas ó di- soluciones que se hacen de varias substancias aromáticas con el al- cohol; y en general los balsámicos, los aromáticos, los amargos y los astringentes &c. La segunda clase de analépticos comprehende las materias alimenticias que contienen mucho suco nutritivo con- centrado (mucilago) en poco volumen; cuya naturaleza se aproxi- ma á la de los humores del cuerpo humano, y que se digieren pron- ta y fácilmente, como son las jaleas ó jaletinas, que hemos expues- to, los caldos de gallina, de tortuga, de cangrejos, los cocimientos ó substancias de pan &c.; estas dos clases de medicamentos exigen, como hemos dicho, precauciones y conocimientos para su adminis- tración; para lo quáles necesario distinguir los diferentes estados y modificaciones de la vida, la debilidad, sus diferencias, efectos y enfermedades; pues sabemos que algunas veces la debilidad es apa- rente como la que acompaña á las calenturas inflamatorias y con- vulsivas, en las que la diminución de fuerzas y dificultad de exe- cutar los movimientos es mas bien causada por la mayor masa de líquidos, que llenan los vasos,que por otras causas debilitantes: en estos casos, los analépticos fortificantes harían mucho daño, y au- mentarían este estado: los analépticos nutritivos no producirían ningún bien, y acaso no se digerirían; pero en la verdadera debi- lidad, la que depende de la atonia de las fibras, de la inercia de los líquidos, acompañando también el desfallecimiento, que es la conseqüencia de las largas enfermedades , del exercicio excesivo del cuerpo y del espíritu, de las vigilias, de los placeres inmodera- dos, de la masturbación; en estos casos se pueden emplear con utilidad los analépticos, con las precauciones que heme s indicado, cuidando siempre del estado del estómago, condimentando los ali- mentos con corroborantes, como la canela &c., y usándolos eri corta cantidad y á menudo. Ext..."} ANÁLISIS. {Mat. Med.) La análisis en general es la separa- ción de los principios de los cuerpos, ó la descomposición que hace la Química para sus experiencias: ella es la que ha hecho esta ciencia mas exacta en sus operaciones, y la que le ha dado una nueva for- ma: por ella se sabe i.° que entre todos los cuerpos naturales los unos pueden ser descompuestos: 2.0 que otros son difíciles de com- poner: 3.0 que hay otros que se descomponen tan fácilmente, y que es casi imposible mantenerlos en un mismo estado. Los cuerpos simples ó indescomponibles, relativamente á nues- tomo 1. BB 194 ANA tros medios é instrumentos son el carbón puro, el azufre, el fósforo, los metales, el oxigeno ó base del ayre vital, el hidrógeno ó base del gas inflamable, el ázoe ó base delgas, ázoe atmosférico, y las tierras. Los cuerpos mas ó menos difíciles de descomponer son aquellos que no están sino en combinación con dos de los princi- pios precedentes, juntos ó con los compuestos binarios; estos mix- tos se volatilizan por medio del calor sin descomponerse, pues es necesario para separarlos y conocer los principios, emplear otro cuerpo que tenga con uno de los dos principios mas afinidad ó atracción que la que tengan los dos entre sí, como son los del agua, los de los ácidos minerales y metálicos, los azufres metálicos, el amoniaco, y probablemente los álcalis fixos, como también las tres tierras alcalinas. En fin, los cuerpos mas fáciles de descompo- nerse son aquellos que están en combinaciones quaternarias, qui- narias &c., ó lo que es lo mismo, composiciones de tres, quatro ó de cinco principios á un mismo tiempo, como sucede en las sales neutras minerales; pero particularmente en las partes orgánicas ve- getales y animales, cuyos principios constituyentes no pueden estar sino muy poco tiempo en su equilibrio. Sin hacer todas las descripciones de las utilidades que las dife- rentes ramas del arte de curar deben á la ciencia de la análisis ó á la química, me limitaré á exponer lo que esta ciencia ha hecho hasta el presente por la Materia médica, y las esperanzas que nos debe- mos prometer con su auxilio. La Química, sin duda, es de todas las ciencias naturales la que ha hecho mas servicios á la Materia médica, y los que de ella se espera; no hablaremos de los remedios heroycos que ha suministrado á la Medicina , ni de la utilidad que se ha sacado de ella para el arte de recetar: sépase que ha ilustrado in- finito la historia de las propiedades de los medicamentos; y aunque algunos la desprecian, es porque la consideran aun como estaban en el tiempo de tinieblas y de hipótesis; pero está bien demostrado hoy que esta ciencia puede esparcir muchas luces sobre la acción y uso de los remedios: esta verdad ha sido tan recibida por los autores de Materia médica, que la mayor parte han principiado sus obras, ex- poniendo las ideas esparcidas en las de los Químicos, sobre la na- turaleza de los principios de los cuerpos, y sobre los medios de obrar en la economía animal. Geoffroy , Cartheusier, Neuman, y Lewis han seguido este método; y todos convienen que las virtu- des de los medicamentos dependen de las partes constitutivas. Los ensayos se han dirigido siempre á buscar las propiedades de las subs- tancias, y para conocerlas se han valido de la análisis; pero en este trabajo, como en todas las investigaciones humanas, se ha comen- zado produciendo un gran número de errores antes de adquirir una verdad sola. Las experiencias multiplicadas que los miembros de la ANA 19$ Academia Real de las ciencias de París han hecho, destilando un gran número de plantas han servido para explicar estas propiedades, por las que se advertía la diferente cantidad de flema, aceyte y sal vo- látil que se extraía de ellas, juzgando al mismo tiempo de su ener- gía y debilidad ; pero esta especie de analogía era muy infiel, y po- dia inducir á errores, porque da productos alterados por el fuego que no existe en los vegetales; después se han dexado de hacer sus destilaciones; y esta especie de análisis por el fuego no ha ser- vido para explicar la acción de los remedios por los productos de estas destilaciones. A Neumans y Cartheusier, á estos dos gran- des Químicos debemos la gran mutación que ha sufrido la Materia médica desde que han empleado otra especie de análisis, que in- dica la naturaleza de los diarios principios inmediatos, contenidos en los vegetales y en los animales, sin experimentar alteración alguna por medio de muchos menstruos ó disolventes, como el agua, el vino, el vinagre, el alcohol, extrayendo estos principios como exis- ten en los cuerpos vegetales, haciendo una análisis mas exacta y segura. Al paso que esta nueva ciencia hacia progresos en la análisis de los cuerpos de los tres reynos, ilustraba la Materia médica, y des- truía un gran número de errores que dañaban esta parte de la Me- dicina; dando á conocer la insolubilidad de las piedras preciosas, el cristal de roca , y las tierras arcillosas en nuestros humores. Tam- bién ha demostrado la identidad de todas las materias calcáreas, y de poder elegir las mas puras; por medio de ellas se conocen me- jor las substancias salinas, particularmente la magnesia y las sales neutras, de que forma su base. También ha hecho ver en estos úl- timos tiempos, que los huesos fósiles de los quadrúpedos y de los peces no son absorventes como se creia en otro tiempo; y aunque son compuestos de ácido fosfórico y cal, no se descomponen por los ácidos de las primeras vias: ha probado igualmente que los ver- daderos absorventes calcáreos del reyno mineral forman con los agrios del estómago una sal neutra amarga, que se convierte en un purgante. El uso de los álcalis y de los ácidos en la Medicina es mas seguro y provechoso, desde que las repetidas experiencias quími- cas han dado á conocer el modo como obran estas sales en nues- tros humores, particularmente en la sangre, la linfa y la bilis. La propiedad antiséptica de los ácidos, bien demostrada por Pringle y Macbride, se ha hecho mas auténtica, extendiéndose su uso con mas utilidad. La acción de los álcalis concentrados y en el estado de piedra cáustica se ha conocido mucho mejor desde que se ha descubierto, que obran disolviendo la substancia de la piel, for- mando con ella una combinación química particular. Esta ciencia también nos ha enseñado á buscar los medios verdaderos de oponer- 196 ANA nos á los peligrosos efectos de los venenos minerales, desnaturali- zándolos, y haciéndoles perder su causticidad; la Medicina debe este servicio á Navier. La Química moderna halló el arte de purifi- car el ayre infestado , de respirar otro mas puro que el que consti- tuye la atmósfera: á ella se debe el uso del ayre fixo ó ácido car- bónico en las enfermedades pútridas: también ha multiplicado los socorros que la Medicina saca de las materias metálicas; y después de haber instruido á los Médicos sobre la naturaleza de los princi- pios contenidos en las aguas minerales, les ha enseñado les medios de hacerlas artificiales, dándoles el grado de actividad necesario para satisfacer á las indicaciones que ofrecen las enfermedades. Para formar una idea aun mas grande de lo importante de la Química pa- ra la Materia médica del reyno mineral, se puede leer la obra pos- tuma de Roux, donde se hallará quanto se apetece. La Química ha hecho también grandes servicios á la Materia médica del reyno vegetal, sobre cuyo objeto han tratado particu- larmente Neuman , Geoffroy y Cartheusier. La análisis, por el agua y por el alcohol, les ha enseñado quanto extracto, mucilago ó re- sina habia en cada vegetal que se examinaba, hallando de este mo- do la razón directa por este medio de analizar de la virtud de los medicamentos, hallando al mismo tiempo también las virtudes me- dicinales particulares; pues se sabe que todos los sucos de las plantas verdes son aperitivos, xabonosos y depurantes; todas las sales esen- ciales son incidentes, penetrantes y deobstruentes &c. Los extractos xabonosos gozan poco mas ó menos las mismas propiedades; los extractos amargos son estomacales, tónicos y antihelmínticos; los mucilagos son nutritivos y dulcificantes; los aceytes fixos ó grasas frescas dulcifican , lubrican los intestinos, y calman los dolores; to- dos los aceytes volátiles ó esenciales, al contrario, son tónicos, esti- mulantes, y aun ocasionan la inflamación: las mas de las resinas son purgantes, y algunas aun corrosivas; teniendo igualmente la quali- dad antiséptica. Si uno de estos principios es mas abundante que otro en una planta, ó en una parte de qualquiera vegetal, es fácil después de su análisis suponer qual debe ser su virtud , añadiendo á este trabajólos conocimientos, de que hablaremos después. Sobre el principio del olor de las plantas se presume con mu- cha verosimilitud, que desde las experiencias hechas, después que tenemos los conocimientos de la Química moderna, de los fluidos elásticos y aeriformes, se ha aumentado mucho á los trabajos de Boerhaave, sobre lo que llama espíritu rector de los vegetales. En el artículo (aroma) se tratará con mas extensión este asunto, con- siderando la materia olorífera como principio medicamentoso. En quanto á los medicamentos del reyno animal, su historia y administración se ha ilustrado mas desde que la Química se ha ANA 197 ocupado en desenvolver su carácter, en comparar la jalea ex- traída de las partes blancas con los mucilagos vegetales, la subs- tancia fibrosa de los músculos á la parte glutinosa, la gordura y la bilis á los aceytes fixos y á los xabonosos vegetales: después de todos estos trabajos analíticos modernos se han desechado de la práctica muchas medicinas por nocivas, como por exemplo, entre otras las substancias huesosas de los animales, de que se hacia antes un gran uso; demostrando que su materia sólida es una sal fosfórica calcárea , que no se disuelve en nuestros humores, no teniendo nin- guna acción en nuestra economía animal: los bezoárdicos han per- dido también la gran reputación que injustamente habian adquiri- do antiguamente, quando los trabajos químicos no han hallado en ellos mas que la materia que forma la base de los huesos; por últi- mo . en los elaboratorios químicos se ha enseñado á extraer mu- chos principios medicamentosos con exactitud y pureza. Si se añade á esta descripción breve, que se ha hecho de las venta- jas de la Química analítica, la utilidad que resulta de los conocimien- tos químicos relativos á la física del hombre , á la alteración de los humores, y particularmente en la combinación de los medicamentos, en las recetas; pudiendo resultar muy bien de ella ó remedios sin acción, ó medicamentos muy activos, y aun algunas veces venenos; convendremos en que es indispensable el estudio de la Química mo- derna , sin la qual se cometerán errores enormes y perjudiciales. Los Boticarios son testigos freqüentemente de la falta de conocimientos químicos en las combinaciones de las recetas, aun en algunos Médi- cos distinguidos, por ignorar esta rama del arte de curar. Por no ha-» cer una digresión mas larga, agena de este artículo, no nos de- tendremos en probar la necesidad que tiene el Médico del estudio de la Química moderna, de la que tienen por fundamento la análisis y síntesis de los cuerpos; por este camino se conocen y distinguen mejor los diferentes principios de los cuerpos, como el extracto, el mucilago, el aceyte fixo y volátil, el aroma &c. Estas investigacio- nes nos conducen , sin duda, naturalmente al conocimiento de cada principio medicamentoso; y así distinguimos el principio nutritivo, estimulante, narcótico &c., refiriéndose á estas clases generales las acciones medicamentosas de todas las substancias vegetales y anima- les. Se puede concluir de todas estas observaciones, que ninguna parte de los conocimientos humanos tiene tanto influxo en la histo- ria de los medicamentos como la ciencia de la análisis química. F. ANALOGÍA, (generalidades de Medicina.) (^Expresión que trae origen del griego, y significa discurso de las cosas seme- jantes. La analogía es un modo de raciocinar, con el que se com- paran las cosas que tienen ciertas relaciones de semejanza entre sí. Se diferencia la analogía de la inducción, en que en la analogía se 198 ANA sacan conseqüencias de sus probabilidades, en lugar de que en la inducción se sacan las conseqüencias por un raciocinio directo, pa- sando de lo conocido á lo desconocido; la primera suministra las conjeturas, y no es mas que un cálculo de probabilidad; la segun- da, raciocinando y encadenando los hechos , se dirige al conoci- miento de las causas. La Medicina en todos tiempos ha hecho un gran uso de la. analogía, y alguna vez se ha abusado demasiado de ella. Si las exactas analogías han contribuido muchas veces á los progresos del arte de curar, es necesario convenir también en que las falsas ana- logías han hecho caer á los Médicos en grandes errores, siendo el origen de un gran número de sistemas peligrosos. Baglivio trata ex- presamente en un capítulo los inconvenientes de las falsas analogías, y quanto daño han hecho á los adelantamientos del arte. Para juzgar con conocimiento de un caso particular que no se conciba bien, se compara á otro semejante; y puede inferirse, que el que se conoce puede ser lo mismo que el que no se conoce. Las enfermedades, por lo común, son tan obscuras i sus revoluciones tan complicadas; su éxito tan dudoso; y sin embargo nos vemos obligados á pronosticar antes que se verifique, apresurándonos en aplicar los remedios antes de conocer la naturaleza de la enfermedad. Pero se suele alcanzar todo esto por reglas de analogía. Las reglas que deben fixar el uso de la analogía pueden ser las si- guientes: primero es necesario comparar las cosas de un mismo géne- ro ó de una especie, y escoger entre ellas el mayor número de se- mejanzas. Siguiendo esta regla, Sidenham considera por la analogía, que el reumatismo y la calentura se deben tratar como la pleuresía inflamatoria. En segundo lugar, la observación debe ser siempre la base de la analogía, observando con cuidado les diferentes aspectos de un objeto, y quanto se puede percibir mas ó menos semejante á otro, siguiendo esta regla se han establecido entre las enfer- medades, sus clases, géneros y especies. En tercer lugar, la Medi- cina, aunque tiene conocimientos sublimes propios, sin embargo, la analogía le es muy útil en gran número de casos, no solo para conocer mejor una enfermedad, sino también para elegir los reme-». dios que puedan curarla. Bacon pregunta si se podría aplicar al oido un instrumento que facilitase el oir, como los anteojos facili- tan el ver; y este instrumento se halló. Después de haber expuesto las ventajas de la analogía y las re- glas, no será inútil dar á conocer sucintamente los abusos que se hacen de ella; por el qual muchos Químicos han creído que lo que sucedía en sus hornos, sucedía también en el cuerpo humano por este abuso. Van-Helmon comparó la sangre del calenturiento al agua que hierve en una marmita; y que como no se refrescase esta ANA 199 agua, ó se quitase una porción de ella, no se disminuirla el hervor: del mismo modo la calentura si no se sangra. Esta falsa analogía de Van-Helmon ha infestado la Medicina práctica para seguir un mé- todo sanguinario y perjudicial en el método curativo de la mayor parte de calenturas: era menester tener el genio de Sidenham para desengañar al público sobre las falsas analogías. Por último, uno de los mayores abusos de la analogía se observa quando se dice: tal sugeto ha sido curado con tal remedio, pues también me curará á. mí, respecto de que tengo la misma enfermedad; así por lo común raciocina el pueblo, que se engaña siempre sobre estas semejanzas. La analogía puede ser algunas veces útil en la Materia médica, siendo muchas las ventajas que puede sacar de ella esta rama del arte de curar; pero también se deben despreciar las ideas de una analogía engañosa , que ha desfigurado por algún tiempo esta parte de la Medicina. Se halla en la historia de los medicamentos una época desgraciada para el espíritu humano, en la qual las ana- logías ridiculas se seguían de tal suerte en la práctica de la Medici- na, que dictaban á los Médicos los remedios que debian emplear. Los errores déla Química, de la adivinación, las pretensiones inep- tas de los autores simpatistas han hecho las signaturas, las relacio- nes , y las simpatías. Se hallaban analogías entre los metales y las plantas, entre estas y las partes animales; la pulmonaria y la hepáti- ca debian obrar en los pulmones y el hígado , porque tienen relacio- nes de forma y semejanza con estos órganos: entre las piedras se reconocía la misma afinidad con las partes de los animales por la figura; la osteocola debia unir los huesos y formar la cal; la rela- ción entre las partes similares de varios animales no era menos reco- mendada; los pulmones de los animales debian ser remedios pectora- les en las enfermedades de los hombres; el corazón y los huesos de los quadrúpedos debian fortificar y dar valor &c.; en una palabra, los absurdos y las cosas mas ridiculas se empleaban á porfía , y los amuletos eran la parte mas esencial de la Medicina. La Física experimental, la Química, la Historia natural, culti- vadas con mayor esmero, han destruido poco á poco estas falsas relaciones, y los errores que habian producido; y aunque hay al- gunos que corregir, ya la mayor parte se han disipado, no que- dando mas que algunos nombres que se conservan en las ciencias por la costumbre que manifiestan solo que han existido; pero destrui- das estas falsas analogías, las verdaderas han hecho que se encuen- tren verdades muy importantes, como las que se notan entre otras muchas, en las propiedades Químicas de ciertas substancias; pues es casi imposible que dos materias de una misma naturaleza quími- ca no tengan una misma virtud. Todas las sales neutras, son incin- dentes, aperitivas y purgantes; todos los ácidos son antisépticos, 200 ANA refrescantes y diuréticos; todos los betunes son penetrantes, esti- mulantes , vulnerarios y nerviosos; los mucilagos insípidos son la- xantes y emolientes; los extractos xabonosos, aperitivos y funden- tes; las harinas, las féculas nutritivas; los que tienen un olor viroso narcóticos, los aromáticos, fétidos, antiespasmódicos; los aromáti- cos fragantes, estimulantes, corroborantes &c.; y así, muchos Médicos sabios han dividido los medicamentos por razón de sus pro-i piedades químicas, que una verdadera analogía los clasifica. Ext.] ANASARCA. {Med.) Especie de hidropesía, en la qual se halla el texido celular mas ó menos cargado de serosidad, formando en todo el cuerpo ó en algunas de sus partes una hinchazón de con- sistencia mole y sin elasticidad, esto es, que á la compresión del dedo queda la impresión largo tiempo sin deshacerse, lo que la distingue del enfisema para su curación. {V. hidropesía en la clase de caquexía.r.) ANASTOMOSIS. {Anat.) Esta palabra expresa la comunica- ción ó unión de una arteria ó una vena, ó sus ramos entre sí. Estas anastomosis ó uniones recíprocas de vasos no las conocieron bien los antiguos hasta que se ha perfeccionado el arte de inyectar; por cuyo medio se han descubierto infinitas en todas las partes del cuer- po. Las arterías se anastomizan juntándose dos extremos, y forman- do un ángulo mas ó menos agudo, como sucede con las arterias vertebrales en el puente de variólo; otras veces se juntan por sus extremos mas angostos, de suerte que se encuentran dos corrientes de sangre opuestas: también se hallan otras especies de anastomosis mas comunes todavía, y es quando un ramo menor de un tronco arterioso, se une á un ramo pequeño de otro tronco, comunicán- dose por estas anastomosis todas las arterias, y formando á veces unas especies de redes. Las utilidades que resultan de las anasto- mosis son grandes; por su medio se hacen las resoluciones, siempre que hay detenciones, obstrucciones de vasos &c.; moderan el ím- petu excesivo de la sangre, haciéndola mudar de dirección, pues de otro modo se aumentaría la obstrucción y demás síntomas &c. En la patología se entiende también por anastomosis quando se dilatan ó abren los vasos por sus extremidades , y dan salida á la sangre que contienen , como sucede en las hemorragias de narices 6 epitasis, en la hemotísis &cv (V. esta palabra.) ANATOMÍA. Es el arte de disecar ó separar con inteligencia las partes de los animales, para conocer su estructura, situación, uso &c. La palabra anatomía viene del griego, que en su genui- na significación quiere decir corto ó diseco; pero tiene otras acep- ciones. Llamamos también anatomía al conocimiento que adqui- rimos de las partes del cuerpo por la disección, ó por piezas de cera y estampas que las representan, y aun por solo la relación de ANE 201 los libros ó maestros; llamando del mismo modo al tratado que se ha- lla escrito en los libros de esta parte, tan interesantes para el arte de curar. El objeto inmediato de la anatomía, tomado en el primer sen- tido , ó considerado como el arte de disecar, es el de adquirir el co- nocimiento de las partes sólidas que componen los animales, conoci- miento que contribuye infinito para obrar con mas seguridad y acierto en la práctica de la Medicina y Cirugía: para conocer esta verdad es necesario contemplar un momento, quan necesario es co- nocer el mecanismo de la obra mas simple, ya sea para mantener la corriente, ó para restablecerla en caso de descomponerse; y así el que conozca bien un relox,le compondrá seguramente con mas facilidad que el que ignore el mecanismo de esta máquina; del mis- mo modo el Médico es necesario que conozca antes el sugeto sobre el qual han de recaer todas sus investigaciones. Sin este conocimien- to obraría ciegamente y se expondría á cometer errores funestos. Se divide la anatomía respecto al sugeto en que se ocupa el ana- tómico , en humana y comparada: la primera tiene por objeto el co- nocimiento del cuerpo humano; y la segunda el de la extructura de los demás animales: llámase también zootomia. La división mas común que se ha hecho de la anatomía huma- na es en osteología y sarcologia: la primera trata de Jos huesos, y la segunda de las partes blandas. {V. estas dos palabras.) Esta última parte se subdivide en miologia, angiologia, neurologia, ex- plachnología y adenologia. {V. todos estos artículos.) ANCONEOS. (músculos) {Anat.) Se llaman así varios mús- culos extensores del antebrazo que tienen tres cabezas, que nacen del omoplato y la parte superior del húmero, y terminan con un solo tendón en laapofise olecranos del hueso cubito; hay otro mús- culo que se llama el pequeño anconeo, que se une en la parte infe- rior del cóndilo del hueso cubito, y termina también en el ole- cranon. ANDOSILLA. (Doctor Valentín de) (Biog.) Escribió De pes* te tractatum. Pamplona. ANEPITIMIA. {Med.) Es una debilidad considerable, por la qual se suprimen los apetitos sensitivos; constituye el orden se- gundo de la clase de Debilidades de la Nosología de Sauvages. En este orden se comprehenden tres géneros distintos, que son la ano- rexía, la adipsia y la anafrodisia. ANESTESIA. (Med.) Esta palabra en la acepción común ex- presa la privación ó lesión del tacto con impotencia de conocer y distinguir la acción de los objetos exteriores, sin que haya entor- pecimiento ni desorden en el sensorio. Esta enfermedad la coloca Sauvages en el género décimo del orden primero de la clase sexta de Debilidades de su Nosología (V. debilidades.) tomo i. ce 202 ANE ANEURISMA (Cirug.) Es un tumor preternatural formado de sangre, ya sea por la dilatación ó abertura de una arteria: de estas dos distintas causas nacen dos diferencias de aneurismas, la verdadera y la. falsa. La aneurisma verdadera es formada por la dilatación de las túnicas ó membranas de las arterias, las quáles forman una bolsa ó kiste , que se llama saco aneurismático, el qual está lleno de san- gre, que forma el volumen del tumor: los signos que la caracterizan son, que el tumor que se manifiesta exteriormente es circunscripto, de color natural, teniendo una pulsación mas ó menos sensible, la qual corresponde ordinariamente á las de las arterias del enfermo. Quando se comprime este tumor, algunas veces desaparece entera- mente , y otras se disminuye parte de él, porque la compresión ha- ce desalojar la sangre del saco aneurismático, y que se enfile por la artería de quien es formada la aneurisma. Las causas de la aneurisma verdadera son internas ó externas. Entre las internas se cuentan la debilidad de las túnicas de la arte- ria que no pueden resistir á la impulsión de la sangre que da el corazón en su contracción; una úlcera que corroa alguna de las mismas túnicas; qualquiera motivo que impida á la acción con- tráctil de la arteria para que se rehaga hacia su exe; y como el im- pulso es constante, la dilatación del vaso se va aumentando pro- gresivamente , y cada vez se halla con mas imposibilidad de con- traerse, hasta que pierde enteramente su resorte. Las causas ex- ternas de la aneurisma son los golpes, las caídas, las extensiones violentas de los miembros, como el baylar &c., la compresión que causa un exóstose, quando se ha luxado ó fracturado un hueso, y que se ha tardado en colocar, la presencia de un tumor humoral, porque disminuyendo el diámetro de la arteria, la violenta y obliga á dilatar excesivamente en términos que pueden padecer sus túnicas, debilitándose enteramente su resorte, y poniéndola en esta- do de no resistir el impulso de la sangre. No siempre se forman las aneurismas por debilidad de la arteria; pues la experiencia enseña, que hay tumores aneurismáticos en que la pulsación es mas fuerte que en lo restante de la arteria; cuya fuerza pulsativa no da á en- tender la debilidad ó falta de resorte en este vaso dilatado. La aneurisma verdadera es mas ó menos peligrosa, según so volumen, y según el sitio que ocupa. En general, las aneurismas de los grandes vasos, de un volumen extraordinario; las de las arterias interiores tienen un éxito funesto , porque no se puede aplicar ningún remedio, terminando con una rotura que produce una horrenda hemorragia; las que se hallan en los troncos princi- pales de las arterías de las extremidades son menos peligrosas, por- que se han visto ya curarse, produciendo una obliteración en la ANE 203 arteria, por medio de la compresión &c.; las de las ramificaciones de las arterias son curables por lo común, haciendo una compresión mas arriba del sitio de la aneurisma. La aneurisma falsa se hace formando un tumor de sangre extra- vasada de una arteria que ha sido rota, extendiéndose mas ó menos en las partes vecinas de la arteria herida. Las causas de esta enfer- medad, por lo común son siempre exteriores, como la picadura de una lanceta, la herida punzante de una espada, puñal &c. Sin em- bargo, también puede ser ocasionada por alguna causa interna, que produzca la corrosión de la arteria, ó la rotura espontánea de una aneurisma verdadera; pero esto es muy raro. En la aneurisma fal- sa , la sangre que sale de la arteria se extravasa en el texido celu- lar dislacerándole; esta efusión se extiende, no solamente á la piel, sino también á los intersticios de los músculos: se ha visto muchas veces la sangre de la rotura de la arteria braquial, en la flexura del brazo, insinuarse hasta el texido celular que está debaxo de los músculos gran dorsal y gran pectoral, extendiendo y derramán- dose excesivamente por todo el brazo. Los signos de la aneurisma falsa son quando se presenta uno ó mas tumores duros, desiguales, dolorosos, que se van aumentando mas progresivamente que no en las otras aneurismas con quien se confunden fácilmente; la piel está extendida, y ofrece varios colores, según esté mas ó menos compri- mida y se trasparente la sangre extravasada; las pulsaciones pro- fundas se tienen por signos de esta aneurisma, pero son muy equí- vocas; sin embargo en la verdadera es mas perceptible la pulsación, el tumor es circunscripto, mas flexible, y sin mutación de color &c, como se ha dicho. La curación de la aneurisma falsa, en que hay una grande efusión de sangre, se reduce á la ligadura del vaso; y si este es principal, la amputación se hace precisa después, porque se gangrena el miembro del enfermo. La curación de las aneurismas verdaderas es diferente, según sus especies; las de las cavidades internas no son susceptibles de cura- ción radical; y solo se debe atender á que no se aumenten , preca- viendo su rotura, para lo qual se prescribirá un arreglo ó dieta que no permita aumentar demasiado las fuerzas de la vida, impedir que el enfermo se emplee en exercicios violentos: si hubiese ó se temiese plétora, sangrarle alguna vez, repitiendo esta evacuación según la urgencia , impidiendo de este modo que la columna de sangre no impela con tanta fuerza en el saco aneurismático. Será muy oportuno el moderar también la irritabilidad; y por consiguiente el movimiento oscilatorio del sistema vascular, para lo qual el uso de los calmantes debe tener lugar, dando cada noche, por exemplo, un grano de extracto aquoso de opio, ú otra fórmula de esta espe- cie , por espacio de algún tiempo. La aneurisma de las extremida- 204 ANE des formada por la dilatación de una arteria qualquiera, por lo re- gular no puede ser curada sino por la operación: se aconsejan, sin embargo, como medios paliativos las compresiones del tumor; y á este efecto se han inventado varias máquinas y vendajes com- presivos de varias materias y figuras; se han usado planchas de plo- mo ayudadas de una compresión circunscripta con pelotas., que comprimen la parte; en fin, de compresas y cabezales empapados en astringentes &c. Las aneurismas pequeñas y recientes, su com- presión ha solido curarlas alguna vez; pero las antiguas y volumi- nosas se resisten á todos estos remedios, ya sea por la dificultad de reducir el saco, ya porque suelen estar acompañadas de concre- ciones sanguíneas difíciles de deshacer: muchas veces es necesario abandonar la compresión porque suele ser dañosa, la qual, adelga- zando el cutis y las túnicas del saco , pone al enfermo en peligro de que se rompa. Quando no se ha podido verificar la curación por los medios indicados, la operación es el único recurso, y el medio mas seguro, principalmente quando la aneurisma está formada en un ramo de artería; pero si está en el tronco, la gangrena suele se- guirse á la operación, * Para hacer la operación de la aneurisma es necesario preparar antes al enfermo con los remedios generales;, y después de haber dis- puesto el aparato necesario, que consiste en agujas enhebradas con hilo encerado, hilas, compresas y vendas se hace poner al enfermo en una proporcionada situación, echado, por exemplo, en la cama ó en otra cómoda situación: después se sujetad miembro del enfermo por tos asistentes, y se aplica inmediatamente el torniquete por en- cima del tumor :. el operador toma un pellizco ó pliegue de la piel al través del tumor, executándolo con el pulgar y el dedo índice de sus dos manos: luego cede el extremo del pliegue que tenia en la mano derecha á un ayudante, y con ella toma un bisturí recto, con el qual corta todo el pliegue de la piel; introduciendo después una sonda acanalada en el ángulo inferior de la incisión longitudinal que se ha hecho, la qual se continúa hasta mas allá de la bolsa ó saco aneurismático por medio del mismo bisturí; cuya punta va dirigida sobre la renura de la cánula, haciendo lo mismo por el ángulo supe- rior dfe la incisión. Si el tumor ó saco aneurismático está cubierto de una aponebrose, como quando está en la flexura del brazo, por la del músculo biceps, es necesario doblar el antebrazo para dividir d cortar esta parte, y separarla superior é inferiormente, como se ha hecho con la piel: luego que el saco está bien descubierto se pasa una aguja enhebrada con hilo encerado por debaxo del cuerpo de la arteria, y superiormente de la dilatación ó tumor aneurismático, evitando el no comprehender con el hilo ningún nervio, porque la ligadura entonces excitaría convulsiones &c.: para esta ope- ANE 205 radon hay una aguja particular; y en defecto de ella se puede usar una corva de las comunes, introduciéndola por su cabeza. Se ha observado que quando se han empleado antes compresiones en el tumor, la arteria suele tener adherencias con las partes inmediatas, y entonces no es posible hacer la ligadura con una aguja de punta obtusa. Algunos prácticos, en este caso, hacen esta ligadura com- prehendiendo muchas carnes con una aguja puntiaguda y cortante por los lados; por este medio defienden los nervios de los acciden- tes, que ocasionaría una ligadura mas apretada en esta especie de vasos. Sin embargo, se pudiera usar de una aguja muy corva y cortante, pasándola por debaxo de la arteria sin ligar el nervio, que nunca está unido exactamente á ella; ademas la observación ha demostrado, que la dilatación de la arteria le aparta bastante, haciéndole formar un ángulo, entre el qual puede pasar muy bien la ligadura, si se hace con algún cuidado, sin que se pueda temer el comprimir el nervio, ni picarlo, ni herirlo con la punta ó corte de la aguja. Después se hace otra ligadura por debaxo del saco aneurismático, para que impida el salir la sangre que pueda retro- gradar de las arterias laterales. En seguida se abre el saco y se va- cia toda la sangre que contenia; y cortando con el bisturí los labios de la herida del saco y de la de los tegumentos, si se juzga que puedan impedir en las curaciones, como sucede las mas veces por poco volumen que tenga el tumor. El vendaje consiste en llenar la herida de hila seca, la que se contiene con las compresas y algunas vueltas de venda, que no se darán muy apretadas, por lo que no se necesita, supuesto que el torniquete contiene el fluxo, el qual debe quedar medianamente apretado, en suposición deque sea el de Pe- tit, con el qual se moderará la acción de la sangre en la ligadura superior; las curaciones no se diferenciarán de las que se emplearán en la aneurisma falsa, de la qual vamos á hablar. La operación de la aneurisma falsa se diferencia sin duda de la qne se executa en la verdadera: en la primera no es posible apli- car el torniquete , quando el brazo está muy hinchado > cuya hin- chazón suele extenderse hasta la axila, porque las mas veces no se suele servir de él; no obstante debe estar pronto para una necesi- dad, porque la extravasación de la sangre se puede interrumpir por la presencia de un coágulo que se presente en la abertura de la ar- teria : yo he practicado esta operación á un sugeto qne le ha- bían dado una cuchillada, que penetraba obliquamente desde h parte mferror del antebrazo hasta la flexura. Después de haber abierto dos tumores en los sitios mas elevados, y haber quitado los coágulos, según pude, llené la herida con hilas secas, tapándola con las compresas y un vendaje puramente contentivo; no pudien- do descubrir la arteria abierta hasta el quarto dia, quando la su- 20Ó ANE puracion se habia establecido, entonces apliqué el torniquete y li- gué la arteria, curando el enfermo en poco tiempo. Si la aplicación del torniquete es posible, es preciso ponerle, y después abrir el tumor en toda su extensión: se quitan, lo mejor que se pueden , los coágulos de sangre que contenga; y si la arteria da sangre, se aprie- ta lo necesario el torniquete; se enxuga bien el fondo de la herida para ver positivamente el sitio de donde sale; se aprieta mas el torniquete, y se pasa entonces por debaxo de la arteria la aguja de Mr. Petit, que lleve dos hebras de hilo encerado, de los quáles el uno sirve para hacer la ligadura por encima de la herida del vaso, y la otra por debaxo: se afloxa el torniquete; y si la ligadura está bien hecha, se cura todo simplemente, como se ha dicho. La cura- ción sucesiva consiste en hacer supurar la herida, después mundifi- car, deterger, y cicatrizar la úlcera (V. esta palabra.) por el mé- todo ordinario. Las ligaduras se desprenden en la supuración si no se pudren; pero siempre es necesario ir cortando poco á poco la asa que se dexa. Luego que se ha hecho la ligadura de la artería es necesario cu- brir todo el miembro de compresas mojadas en aguardiente ó espí- ritu de vino alcanforado, para dar resorte á los vasos, y resolver la sangre coagulada. No se debe el Profesor decidir inmediatamente por la amputación, aunque se note una grande hinchazón y frial- dad en la parte; antes se deben emplear varios remedios como las cataplasmas, fomentando el miembro con el aguardiente alcanfo- rado y amoniaco, esto es, con el álcali volátil: yo he visto hacer la operación de la aneurisma en el brazo; el pulso no se sintió en mas de quince dias: se creia de dia en dia que habría necesidad de amputarle al dia siguiente; pero con la aplicación de los remedios metódicos, todo mudó de semblante, y el enfermo por último curó perfectamente. Mr. Foubert halló otra especie de aneurisma falsa que la que hemos expuesto, que la llama aneurisma enkistada, la qual presen- ta todos los signos que la verdadera, ó por dilatación, aunque sea formada por la salida de la sangre fuera de la arteria: esta aneuris- ma ordinariamente es producida por una sangría del brazo, en que la artería se ha abierto. Habiendo reconocido el Cirujano el color de la sangre, y la impetuosidad con que sale por la arteria abierta, debe dexar salir la cantidad suficiente para una copiosa sangría; ínterin que sale la sangre se machacará una porción de papel, y preparará igualmente las vendas y compresas necesarias que deben ser graduadas: se detiene fácilmente comprimiendo la arteria por encima de la sangría; en seguida se reúne la herida apretando la piel, á fin de detener el fluxo de sangre de la vena , el qual acom- paña , las mas veces, al de la sangre arterial. El Cirujano colocará ANE 207 en la abertura el pelotón de papel que habrá machacado y expri- mido ; este tapón debe ser á lo menos de la magnitud de una ave- llana , sobre el qual se pondrán tres ó quatro compresas graduadas, de las quáles la primera será de la extensión de una peseta, aumen- tándose las otras, siendo como de un peso duro la última; por este medio la abertura de la arteria se halla exactamente comprimida, aunque las partes vecinas no lo están sino ligeramente. Las com- presas graduadas se contienen con una venda un poco mas larga que las que sirven para la sangría del brazo, no apretando dema- siado este vendaje, porque de otro modo se hincharía la mano y antebrazo: un Cirujano ó ayudante apoyará después los dedos que sean necesarios sobre las compresas por algunas horas, cuidando de que la compresión se haga únicamente sobre el punto donde la arte- ria está picada. Quando dexe el Cirujano de comprimir es necesario substituir á sus dedos un vendaje de acero, en que haya una pelota bien guarnecida colocada sobre el aparato, y apoyada en términos que comprima precisamente en el sitio de la abertura. Este vendaje no interrumpe de ningún modo el curso de la sangre , porque reci- be su punto de apoyo de la parte opuesta de la pelota, y los de- mas puntos de la circunferencia del miembro no están comprimi- dos. Este aparato se puede levantar al cabo de siete ú ocho dias, sin que se pueda temer que salga sangre alguna: se examina si la compresión inmediata del papel ha producido en la piel alguna con- tusión , que pueda seguirse ulceración, á fin de remediarla. Si las cosas están en buen estado, se vuelve á poner otra porción de papel machacado, pero en menos cantidad que antes, aplicando encima las compresas graduadas que se sujetarán con una venda un poco menos apretada que en el primer vendaje. Si se ha observado algu- na contusión se pondrá otra vez el vendaje de acero encima, pre- viniendo al enfermo que tenga quieto el brazo y metido en la charpa en que se habrá colocado: ocho dias después se renovará el aparato, dexándolo menos apretado, siguiendo de este modo hasta veinte y cinco ó treinta dias, cuidando el Cirujano en cada curación de exa- minar atentamente si se forma ó no algún tumorcito para dirigir en aquel sitio la compresión; pero no se debe esperar semejante acaeci- miento , cumpliendo exactamente con lo que se ha prescrito. Si no se practican todos estos remedios, ó que no se hayan empleado bastante tiempo, suele sobrevenir un tumor aneurismático, porque el impulso de la sangre desaloja el coágulo que tapaba la abertura de la arteria, formándose inmediatamente un tumorcito, que se va aumentando po- co á poco, adquiriendo masó menos volumen, según la antigüedad de la formación, y la cantidad de sangre extravasada. Este tumor es redondo, circunscripto, sin mutación de color en la piel, siendo susceptible de una disminución casi total quando se le comprime; 208 ANE teniendo todos los signos de aneurisma verdadera, aunque sea pro- ducida por extravasación de sangre. Esto sucede comunmente quan- do se ha detenido la sangre de una arteria abierta , y que se ha reuni- do la herida, en la qual se ha hecho una suficiente compresión: la piel, el texido celular, la aponebrosis del músculo biceps, y la cáp- sula de la arteria se cicatrizan perfectamente; pero la incisión del cuerpo de la artería no se reúne: las fibras que forman su extruc- tura le apartan en todos sentidos por su virtud elástica, dexando una abertura redonda, en la qual se forma un coágulo: si se con- tinuase por mucho tiempo la compresión para conseguir una con- solidación perfecta del coágulo, se curaria radicalmente el enfermo; pero si no tiene quietud con el brazo, antes que el coágulo haya adquirido bastante solidez para cimentar la adherencia de la cáp- sula y la aponebrose, se escapará del agujero, insinuándose la sangre entonces en la abertura; las continuas impulsiones desunirán las partes vecinas á la circunferencia de la abertura de la arteria; y esta separación produce el tumor aneurismático, que desaparece quando se comprime, porque la sangre fluida vuelve á entrar en la arte- ria. Estos tumores, aumentándose y siendo muy antiguos, forman capas ó costras sanguíneas, que se endurecen considerablemen- te; por cuya razón Mr. Foubert las llama aneurismas enkistadas ó causulares... Para executar la operación en esta especie de aneurisma, se sienta el enfermo en una silla de una altura proporcionada; entrega su brazo á los ayudantes para que lo sostengan: el Cirujano aplica el torniquete y abre los tegumentos, como se ha dicho, y después de haber abierto el tumor, haciendo la abertura en toda su exten- sión, penetrando hasta la sangre fluida, como si se abriese un abs- ceso, quitando después la sangre y las capas sanguíneas que forman el kiste en quanto sea posible; y habiendo visto la abertura de la artería , pasará una aguja bien corva, punzante y cortante por ar- riba y por abaxo, esto es, que la aguja debe penetrar la arteria por el sitio que corresponde al cóndilo interno del húmero, é in- mediatamente por debaxo de ella, y en términos que la punta coja una porción del kiste y las partes vecinas para hacer la ligadura mas sólida. Mr. Foubert ha observado , que por este método de hacer ligaduras se evitaba ofender al nervio, y que se ligase, lo que sucedería si se hiciese de otro modo. Una ligadura sola, hecha superiormente á la distancia de algunas líneas de la abertura de la arteria, ha bastado comunmente; pero aconseja sin embargo que se haga otra por debaxo. La curación consiste en aplicar hilas &c, y renovar las compresas y el vendaje quarenta y ocho horas des- pués de la operación, atender al desprendimiento de las hilas y las ligaduras, y seguir la úlcera &c. * ANE 2cg El célebre Hunter propone un nuevo método de operar en las aneurismas de las extremidades, principalmente en las de la arteria poplítea, reducido á hacer una incisión que descubra la arteria en la parte superior del sitio del tumor; hacer en ella tres ó quatro ligadu- ras no muy apretadas; reunir después la herida para si ser puede cu- rarla por primera intención ; y dexar el saco ó tumor abandonado á los remedios propios para resolverlo, ó á la acción espontánea de la naturaleza; este método parece efectivamente mas simple y me- nos peligroso. En estos últimos tiempos se han curado algunas aneurismas por medio de la compresión continuada en la parte superior del saco aneurismático, hecha á una distancia proporcionada, de modo que no se pueda alterar el tegumento que cubre el tumor; por este medio se evitan las fatales conseqüencias que suelen seguirse á la compresión del tumor aneurismático. Para este efecto se han usado diferentes máquinas, como el torniquete dePetit, y otros, que com- primen la arteria sin interrumpir el paso de la sangre por los vasos colaterales, cuya compresión graduada se ha executado con dichas máquinas, que no ha perjudicado el riego de la sangre en la extre- midad enferma; y ha interrumpido su curso de tal modo que ha quitado la causa distendente de las túnicas debilitadas de la ar- teria enferma; y como esta causa es la principal que sostiene y acelera el progreso de la enfermedad, de aquí es que quitada esta en la mayor parte , las túnicas de la arteria se rehacen , y se contraen en términos que su elasticidad, y las concreciones fibrosas en lo interior del tumor , ofrecen una fuerza ó resisten- cia al paso de la sangre, de tal modo, que no pudiendo esta por su poca fuerza vencerla, llega á cerrarse el tránsito por su cavi- dad, desde cuya época principian á unirse entre sí, tanto las tú- nicas como las concreciones, obstruyéndose del todo la arteria en el parage que antes estaba dilatada, quedando en este sitio una cierta dureza, que por grados se desvanece en casi toda su extensión. La máquina que hemos visto mas á propósito, y de la que se hace uso en el Hospital general, consiste en un círculo de hierro, que se sobrepone y sujeta en sus extremos por un botón; cuya elasti- cidad permite el hacer mayor ó menor su área , según es la mayor ó menor grosura de la extremidad enferma, al qual están sujetas dos almohadillas, con las que se hace el punto de apoyo en dos partes opuestas del miembro, la una sobre la arteria, la que está sujeta al círculo del hierro, por medio de un tornillo, como lo está la que tiene en su lugar el torniquete de Mr. Petit; la segunda almohadi- lla está sujeta de un modo muy semejante á la segunda de dicho tor- niquete: el modo de usarla es muy sencillo; se aplica sobre eltrán- TOMO I. DD aio ANG sito de la arteria un cabezal graduado desigual en el sitio por don- de pasa inmediatamente al hueso, como v. g. en el muslo á seis ó siete dedos del ligamento inguinal ; este cabezal se sujeta prime- ro con una compresa circular doble, y el todo con una venda contentiva; después se acomoda la máquina de modo que la al- mohadilla sujeta por el tornillo se acomode sobre el cabezal gra- duado desigual; dando después las vueltas competentes al tornillo, en términos que pueda verificarse la compresión graduada ya di- cha, y la interrupción del curso de la sangre: en esta graduación se debe poner el mayor cuidado; pues en ella consiste el lo- gro del fin: si se dan muchas vueltas produce el infarto del miem- bro, y si pocas es muy ligera la compresión, y no hace el debido efecto; por tanto se exige de parte del Profesor el mayor esmero y cuidado en esta graduación que tanto interesa. Se han curado por este medio en el Hospital general diferentes aneurismas de la ar- teria poplítea; de tres enfermos que manejó D. Agustín Frutos se curaron dos, y después se han verificado algunas otras curaciones por este medio. Nada decimos de los tópicos, que en este caso tienen lugar, pues las circunstancias particulares del miembro son las que deben determinarlos. ANFRACTUOSIDAD. (Anat.) Los Anatómicos emplean es- ta palabra para expresar las desigualdades que no siguen un orden constante, que se observan en muchas partes del cuerpo, particu- larmente en la substancia del cerebro. ANGÉLICA. (Mat. Med.) Esta es una planta de la familia de las aparasoladas, de la qual se cuentan varias especies; pero solo expondremos la mas usual, que es la imperatoria sativa oficinal de Tournefort. Esta planta tiene un olor aromático, bastante fuerte y muy agradable: la han caracterizado con las propiedades de cor- dial, estomacal, aperitiva, sudorífica, vulneraria, carminativa, emenagoga y alexifármaca. Se cree que las raices maceradas en vinagre puedan preservar de la peste: se emplea en las enferme- dades de la matriz, en las afecciones histéricas , y para determinar las evacuaciones periódicas de las mugeres. La angélica entra en un gran número de preparaciones y com- posiciones de las Farmacopeas. Se hace una agua simple destilada de las flores de las hojas, de la semilla y de las raices secas: se forma también extracto y conserva de esta planta. La raiz entra en las aguas compuestas teriacales, antiepilécticas, profilácticas, de toron- gil compuesta, en la agua general, imperial, y en el bálsamo del Comendador. Se emplea la raiz, las hojas y la semilla en el emplasto de diabotano, y en el espíritu carminativo de Silvio; las hojas solas entran en el agua alexíter, y su extracto es uno de los ingredientes de la triaca celeste. La agua destilada de angélica se recomienda para la ANG 211 gota, y su tintura se alaba para curar los catarros. Senerto hi- zo uso de un bálsamo de angélica, que se halla en la Farmacopea de Ausgburgo, compuesto de una onza de extracto de angelicados, dracmas de maná en lágrima: se mezcla, y al fin se añade drac- ma y media de aceyte de angélica , á cuya composición se atribu- yen las propiedades mas heroycas de alexífármaco y tónico. Ext. de la Ene. Angélica. j[Pocion) (V. pociones.) ANGINA O ESQUINANCIA. (Med. y Cirug.) Sauvages coloca la angina en la clase de anhelaciones, y la esquinancia en la clase de flemasias ó inflamaciones, en donde se tratarán respectiva- mente (V. estos artículos.); pero sin embargo expondremos lo que dice Mr. Luis. * Los diferentes nombres bárbaros que los autores han dado á esta enfermedad (angina y esquinancia) son mas bien del lenguage de las escuelas que el de los prácticos; estos se limitan á examinar únicamente si esta enfermedad es inflamatoria ó de otra naturaleza, como catarral, gangrenosa ó convulsiva ; y quáles son las partes que ocupa, como la laringe, la faringe ú otros órganos inmediatos; atendiendo igualmente al grado de dificultad de tragar y respirar, y á otros accidentes que hacen esta afección mas ó menos peligrosa. La angina inflamatoria ó la verdadera esquinancia, es una enferme- dad muy aguda: el frió, la calentura violenta, el dolor de cabeza, la elevación flemonosa de la garganta, el encendimiento del ros- tro &c. son los caracteres propios de esta enfermedad, la qual ataca á la laringe , la faringe y las partes inmediatas como la campanilla, las amígdalas, la lengua, el velo del paladar &c. La respiración y la deglución son mas ó menos interrumpidas, siendo algunas veces acompañada de inflamación del cuello de la cara y de la lengua. La angina catarral, á la que algunos llaman falsa, comunmente no viene acompañada de calentura; se percibe en el fondo de la boca un ligero flogosis, que produce ordinariamente unos abscesillos, cuya curación se abandona á la naturaleza; la dificultad de tragar es mas ó menos incómoda, y es el accidente mas peligroso que la acompa- ña. Algunos han dado también el nombre de angina falsa á este tumor externo que tiene su sitio en las parótidas maxilares y demás glándulas salivales, que el vulgo llama orejones. Los escorbúticos y los venéreos están sujetos á un mal de garganta, que tiene mucha relación en quanto á sus efectos con la angina catarral; pero la que acompaña á el sarampión, escarlatina, á las viruelas y algunas ca- lenturas malignas ó nerviosas, lo mismo que la que es producida por la acción del mercurio, todas se deben distinguir de las pre- cedentes. La angina gangrenosa por lo regular es epidémica y contagio- 212 ANG sa: lo mas común es que ataque á los niños; pero no se exceptúa ninguna edad: es muy raro que principie por frió: la calentura al principio es de poca consideración; pero se aumenta hacia el tercer dia , observándose entonces una hinchazón en las amígdalas y la campanilla, que se convierte inmediatamente en aftas, como tam- bién las partes inmediatas. La abertura de los cadáveres nos ha enseñado que estas úlceras se extienden á la nariz, á la traquiarte- ria y bronquios, como también al esófago,estómago y los intestinos, formándose en todas partes unas costras á manera de escaras, que suelen arrojar los enfermos en los esputos; y también algunas por- ciones de la membrana que cubre estas partes, sufriendo en este caso una verdadera exfoliación , desprendiéndose algunas veces grandes pedazos; la lengua generalmente se hincha, las parótidas se elevan, y la boca contrae una especie de putrefacción , poniéndose la voz ronca, la respiración trabajosa, y el pulso pequeño é irregular; y por lo común se mueren estos enfermos al quinto ó noveno dia; y si la enfermedad dura mas, no suele terminar tan pronto, exten- diéndose hasta el dia quarenta. La angina convulsiva principia por una gran dificultad de tragar y respirar, sin que se presente ni infla- mación, ni rubicundez, ni tumor, sofocando freqüentemente al en- fermo en pocas horas: esta última especie de angina, descripta con- fusamente, es pocas veces esencial; pero si un síntoma del tétano, de la afección histérica, hipocondriaca &c.; y algunas veces es tam- bién la conseqüencia de la putrefacción del pulmón, del hígado, de la glándula thimo &c, como lo ha enseñado muchas veces la ins- pección de los cadáveres: esta angina se ha confundido con el ca- tarro sufocativo. El calor y el frió que se recibe , y se sucede uno á otro prontamente, es por lo común la causa de la esquinancia. La erisipela que se transmuta , la gota retropulsa &c. pueden también producirla , como igualmente los efectos de la mordedura de anima- les venenosos &c. Se sabe que esta es de todas las flogosis la mas pe- ligrosa , en que perecen los enfermos algunas veces al primer dia; pero comunmente hacia el quinto. Los síntomas mas freqüentes que la caracterizan son lengua inflamada con espuma en la boca, el pulso intermitente, las convulsiones &c. Algunas veces se ha ob- servado que esta inflamación se extiende á los pulmones ó á las par- tes externas del cuello, siendo fácil de juzgar qual de estos acci- dentes es mas temible. Es inútil decir que la inflamación que ataca la laringe es mas peligrosa que la de la faringe; sin embargo, los abs- cesos de las amígdalas de un cierto volumen pueden sofocar al en- fermo quando se descuida en hacer la abertura. La esquinancia se termina como las demás inflamaciones por la supuración, por el escirro , ó por la gangrena; también se ha observado terminar esta enfermedad, presentándose el fluxo menstruo y el hemorroidal. La ANG 213 angina catarral se ha temido poco ó nada ; pero la gangrena, aun- que muy ligera en apariencia en los primeros dias, debe inspirar terror, porque esta enfermedad, como hemos dicho, puede comu- nicarse inmediatamente á las primeras vias y al pecho, circunstan- cia que la hace muy funesta: se debe temer este accidente quando se advierte que las úlceras hacen un progreso rápido. Se ha obser- vado que los viejos resisten mas esta enfermedad que los adultos y los niños. La angina convulsiva, que viene en conseqüencia de las grandes evacuaciones, y las largas enfermedades, es mortal. La esquinancia exige prontos socorros, no debiéndose omitir las sangrías (en la inflamatoria), abriendo las venas del brazo, del cue- llo y de la lengua, aplicando sanguijuelas en las partes inmediatas, y ventosas escarificadas en la espalda y otras partes, dando algu- nos diluentes y dulcificantes &c; teniendo el vientre libre por me- dio de los laxantes, usando al mismo tiempo lavativas purgantes y estimulantes, prescribiendo alguna vez el emético, el qual ha dado la vida á muchos enfermos. Los hypnóticos son en este caso muy sospechosos, aunque algunos no hallan dificultad en usarlos; los diaforéticos pueden convenir quando da tiempo la enfermedad, des- pués de haber usado la sangría y los diluentes. Las gárgaras dulcifi- cantes y repercusivas se deben emplear también, siendo muy útiles alguna vez los silagogos; pero no convienen en todos los casos. También se hace uso de las cataplasmas anodinas emolientes, tanto para calmar el dolor como para determinar el tumor á lo exterior; la del nido de golondrina pasa en esta enfermedad como un buen resolutivo; pero los vexigatorios en la nuca deben preferirse, por- que hacen una revulsión muy oportuna: las escarificaciones en la boca pueden ser muy útiles: la operación de broncotomia es un re- curso para los casos desesperados. (V. broncotomia.) Quando se percibe el absceso, ya formado, no es necesario esperar á que se abra por sí solo, es preciso abrirle, y emplear después unas gárgaras detersivas. El tumor esquirroso de las amígdalas algunas veces es conseqüencia de la esquinancia. La angina catarral, por lo común, no pide la sangría; pero son útiles los purgantes (las gárgaras reso- lutivas , y sobre todo los eméticos son los remedios que curan estas dolencias.) La angina gangrenosa no pide sangría : el emético y aun los pur- gantes son muy útiles; los alexiteres y antisépticos, particularmente la quina son los remedios mas á propósito; el alcanfor tiene también un gran lugar, cerno también las cantáridas á la nuca, y aun las ventosas sajadas &c *. ANGIOLOGIA. (Anat.) Esta palabra significa la descripción ó tratado de los vasos, es una de las partes en que se divide la Ana-tomía. 214 ANH ANGUSTIA, INQUIETUD. (Med.) Es un estado de agita- ción y sofocación que ofrece una serie de sensaciones desagradables y aflictivas, que no solo afectan el cuerpo sino también el ánimo. (V. ANSIEDAD.) ANHELACIÓN Ó ANHELACIONES. (Med.) Serie de le- siones , que consisten principalmente en una agitación involuntaria y fatigosa de los músculos del pecho, acompañada de una respira- ción difícil y freqüente, sin calentura aguda. Este es el carácter cla- sifico que Sauvages da á la quinta clase de su Nosología. Exposición de la clase de anhelaciones (morbi dysnaeici), sus caracteres ordinales, genéricos y específicos , con los métodos curativos. La anhelación á quien Estmulero llama anhelitus, y Plinio anhelatio, es una afección en que la respiración se hace mas fre- qüente y difícil que lo ordinario, ó una agitación de los órganos de la respiración en que sus movimientos son mas reiterados en un tiempo dado. Se verifica este estado morboso, aunque pasagero, con solo acelerar el paso, subir una escalera &c., cesando inmediamen- te estos movimientos excesivos luego que permanecemos algún tiem- po en quietud; pero otras causas hacen mas pertinaz esta agitación de pecho, tomo veremos mas adelante. Todas estas afecciones for- man dos órdenes: en el primero se comprehenden las anhelaciones espasmódicas, y en el segundo las opresivas. Orden primero. Anhelaciones espasmódicas. Todas las enfermedades, ó mas bien los síntomas ligeros, que consisten en agitaciones pasageras del pecho con la espiración é ins- piración sonora y espasmódica, forman el carácter ordinal primero de esta clase de enfermedades. Este orden consta de cinco géneros, á saber, el efialtes, estornudo, bostezo, hipo y tos. genero i. Efialtes y sus especies. El efialtes, llamado vulgarmente pesadilla, es una enfermedad periódica que acomete en el acto del sueño: su principal síntoma es una dysnea ó dificultad de respirar, en cuyo tiempo el enfermo per- cibe una sensación como si le comprimiesen el pecho con un peso; de aquí la denominación de pesadilla. Esta enfermedad suelen pa- decer por lo común los que duermen de espaldas, y por otras cau- sas: la respiración como aplanada, angustiada é inquieta que sienten los enfermos se desaparece luego que despiertan, quedando única- ANH 215 mente un resentimiento de haber padecido los síntomas anteceden- tes. Esta enfermedad ha recibido otras denominaciones. Se ha lla- mado incubo, epilepsia, y asma nocturna &c. Este género consta de seis especies. 1. Efialtes pletórico. Siempre que haya una plétora real ó aparente motivada por el calor de la cama; la demasiada ropa; su- presión de alguna evacuación continua; abuso de licores espirituo- sos; quando reynan vientos calientes &c. puede acometer esta es- pecie de enfermedad; pues en tales circunstancias puede muy bien determinarse mayor cantidad de sangre á los pulmones, por lo que vienen los sueños turbulentos, los terrores pánicos &c.; y si el pul- món está algo floxo, y no puede circular con libertad la sangre,so- breviene la pesadilla. La curación de esta especie es fácil de con- cebir , si es producida por la plétora aparente que ocasiona el ex- ceso de ropa, el abuso de licores &c.; disminuir todas estas causas de la rarefacción de la sangre es lo que se debe executar, 3' al mis- mo tiempo dar tono , fortaleciendo el pulmón con los remedios con- ducentes; pero si fuese producida por una abundancia real de san- gre, las sangrías, la sobriedad en la comida bastará para curar esta enfermedad : también convendrá hacer dormir al enfermo de costa- do con la cabeza un poco elevada, y que sea del lado derecho, para que el peso del hígado no comprima los vasos,y la sangre cir- cule por ellos con mas libertad. 2. Efialtes estomático ó estomacal. Esta especie es producida por la detención de alimentos ú otras materias en el estómago. Su peso hace que se tire hacia abaxo el diafragma, por lo que se in- terrumpe indispensablemente la circulación &c. También puede producirse en aquellos sugetos que se exceden en el vino, que fe acuestan luego que comen, teniendo mala postura en la cama, de lo que resultan las compresiones indicadas de los vasos, mayor aflu- xo de sangre á la cabeza, perturbación en los sentidos, y por con- siguiente los sueños angustiosos y opresivos: esta especie es muy común y conocida; apenas habrá persona que habiendo hecho al- gún exceso en comida ó bebida no haya tenido un mal dormir, y aun la pesadilla ó efialtes. La curación de esta especie exige el uso de algún emético ó catártico. Si la enfermedad es ligera , bastará un blando digestivo: el uso de un cocimiento de manzanilla con miel y crémor de tártaro acaso bastará; pero si nó será necesario recur- rir á los remedios anteriores, prescribiendo ademas la dieta conve- niente , no permitiendo á los enfermos cenar sino ligeramente, prohibiéndoles los licores, y moderándoles el uso del vino, según las causas que las determine; después de evacuar bien las primeras vias, usar de los estomacales, corroborantes y tónicos: las tinturas de quina hechas en cocimientos de la menta pipería, y otras plan- 216 ANH tas que llenen esta indicación, son muy á propósito. 3.* Efialtes producido por el hidrocéfalo. Varios autores re- fieren haber visto efialtes producidos por dicha enfermedad; pero solo se puede colocar esta conseqüencia morbífica entre los casos raros; si se verifica, su curación primitiva será la que exige el hidro- céfalo. (V. esta palabra.) 4.a Efialtes verminoso para el diagnóstico y curación. Se con- sultará el artículo lombrices. 5.a Efialtes tercenario. En este género de calenturas se ha solido presentar algunas veces el efialtes; luego que se curan des- aparecen: para su curación (V. calentura terciana). 6.a Efialtes hipocondriaco. Es muy común en los hipocondria- cos padecer el efialtes; y así todos quantos remedios se empleen para curar la hipocondría, vendrán bien para curar esta especie de afección: los calmantes, tónicos y antiespasmódicos 8cc. tienen mu- cho lugar. (V. hipocondría.) Género i i. Estornudo. El estornudo es una repentina, sonora y violenta espiración, en la qual después de haber penetrado el ayre en lo interior de las narices, sale inmediatamente con violencia, causando un movimien- to convulsivo en la cabeza y el tronco: á veces es un sacudimiento de la naturaleza para desembarazarse de algún cuerpo extraño, que irrita la membrana pituitaria; pero quando es muy violenta y repite con freqüencia, constituye una enfermedad que llamamos estornu- do morboso. Sauvages establece algunas variedades de este género: i.a el es- tornudo catarral, que es producido por lo común por el frió, ó en las estaciones en que la atmósfera goza de esta intemperie, que sir- viendo de estímulo produce esta afección local ó general (V. ca- tarro.), ó bien sea que este mismo frió ú otra causa interrumpa la transpiración; lo cierto es que en los catarros nasales y aun genera- les, el estornudo es muy freqüente: 2.a el estornudo producido por los granitos del sarampión que salen en las narices: 3.a el estornudo causado por los remedios violentos, como el suco del elaterio ó cohombrillo amargo, quando hay la imprudencia de aplicarlo á las narices para curar las histéricas, siguiéndose por lo común efusiones de sangre copiosas y estornudos: también hay otro estornudo que ocasionan las pústulas acres y estimulantes que se forman algu- nas veces en las narices, el qual es de mala especie: 4.a quando se engendran lombrices en los senos frontales, y van á salir, producen el mismo estornudo que ocasionaría qualquier cuerpo extraño apli- cado en las fosas nasales: 5.a el estornudo espontáneo que ignoramos ANH 217 la causa: 6.a el estornudo periódico que refiere Mangeto: 7.a el es- tornudo epidémico que se padeció en otro tiempo, el qual era tan violento que á él se solia seguir la muerte, desde cuyo tiempo viene la costumbre de saludará los que estornudan: 8.a el estornudo crí- tico de Hipócrates, que pensaba que era saludable en las calentu- ras malignas &c.; pero esto mirado con mejor crítica , tiene mucho de arbitrario, pues en el dia pocas crisis se ven por estornudos. La mayor parte de las variedades de estornudo que hemos ex- puesto no exigen una curación directa, no siendo muy violentos; en cuyo caso, ademas de combatir el principio que los produce, es preciso recurrir á los remedios que pueden extinguir los movimientos violentos, por exemplo, los calmantes y antiespasmódicos, usados interiormente, en sorbiciones y otros tópicos de la misma especie; la aplicación de algún vexigatorio en la nuca, con el (in de producir un nuevo estímulo que deshaga ó disminuya el que está obrando en la membrana pituitoria , las friegas, los sinapismos, y quantos me- dios hay ó sean posibles para desviar la acción estimulante del cuer- po que obra en las narices, serán los medios indirectos mas opor- tunos para corregir este mal; pero siempre se debe combatir el prin- cipio directo que le ocasiona. Género ni. Bostezo. El bostezo es una abertura involuntaria y reiterada de la boca, que consiste en una inspiración natural, lenta y duradera, acom- pañada de movimientos convulsivos de la boca y partes inmediatas, y algunas veces esperezos y estiramientos de los miembros, termi- nando por lo ordinario en una espiración sonora y de corta dura- ción. Lo mas particular es que la acción morbosa y natural del bostezo se simpatiza entre los circunstantes, en términos que invo- luntariamente lo executan todos los mas expectadores, que acom- pañan al que bosteza; y aun sucede mas, que principiando á bos- tezar voluntariamente por juguete, este movimiento se hace en se- guida involuntario, forzado y convulsivo. Se sabe también que rey- no en Roma un estornudo epidémico y mortal , que era seguido de un bostezo igualmente funesto, de donde viene la costumbre de hacer la cruz en la boca quando se bosteza. Este género consta de quatro especies. 1. Bostezo del parto. A este síntoma se tiene por funesto en las mugeres parturientas, creyendo que es el precursor del carus mortal que suele seguirse. 2. Bostezo febril. Por lo común las calenturas intermitentes, las catarrales y otras son anunciadas por bostezos. (V. calentura y SUS SÍNTOMAS.) TOMO I. EE ai8 ANH 3. Bostezo estomacal. En las grandes comidas se sigue ordi- nariamente el entorpecimiento y el bostezo, y algunas veces la car- dialgia y el cólico; no es extraño que quando hay lombrices en el estómago se presenten los bostezos, y después la epilesia; en una palabra, en los vicios de estómago suele seguirse el síntoma del bos- tezo que desaparecerá si se trata de evacuar el material motbífico que le causa; los eméticos y purgantes desempeñarán completa- mente este encargo. 4. Bostezo histérico. Es muy freqüente presentarse antes el bostezo del parosismo histérico, y en algunos suele ser tan vio- lento, que se les disloca la mandíbula; también están sujetas á él las embarazadas y las cloróticas; esta especie se socorre con los antihistéricos. (V. histérico.) GÉNERO IV. HipO. El hipo consiste en una respiración precipitada , sonora y con- vulsiva. Sin embargo deque la etimología de esta enfermedad aun es muy obscura, se cree no obstante que el hipo es un esfuerzo de la naturaleza, por el qual, con la ayuda de las continuas depresiones del diafragma, hace que se desprenda lo que incomoda en las in- mediaciones del orificio superior del estómago. Los Galénicos pre- tenden que la causa del hipo es un esfuerzo de la facultad espul- triz del estómago. El principio ó causa próxima del hipo parece ser todo lo que incomoda é irrita al estómago, principalmente su orificio superior, y aun la extremidad inferior del esófago, y al diafragma, ya sea porque estas partes estén afectadas de dolor ó de otra incomodidad. Este género tiene veinte y nueve especies. 1. Hipo pasagero. Por lo común esta especie es producida por defecto de la masticación, por tragar de priesa, por estar poco diluidos Jos aumentos con la saliva, por tomar una bebida muy fría, ó por respirar también en un ayre igualmente frió &c. Este hipo, que debe su origen á causas ligeras, ó se disipa él mismo, ó suprimiendo un corto espacio la respiración, ó tragando un poco de agua lentamente: remedios bien sabidos de todos. También las afecciones del alma curan pronto este hipo, como sucede con los sustos, la admiración &c. 2. Hipo de los glotones. Esta especie es producida por el abuso de los alimentos, esto es, quando se toman en gran cantidad. Los glotones, los jóvenes voraces , los niños que maman mucho , es- tan sujetos á esta especie de hipo, ya sea que afecten al estómago por la demasiada cantidad, ya por su mala qualidad, de lo que resultan dos variedades de hipo: la indicación curativa en una y otra variedad se dirigirá á poner á los enfermos en dieta rigurosa, ANH 219 y emplear los evacuantes del estómago mas apropiados, desde el digestivo y el catártico mas suave hasta el emético, según la can- tidad del mal, su antigüedad &c. 3. Hipo producido por la cacoquilia. Esta especie no se di- ferencia en nada de la segunda variedad de la especie antece- dente. 4. Hipo verminoso. Esta especie es producida por las lombri- ces, que irritan el estómago para sus signos y curación. (V. lom- brices. ) 5. Hipo ventoso. Este hipo es producido por dos especies de viento, presentando dos variedades: la primera está complicada con la saburra en primeras vias, teniendo mucha analogía con el hipo producido por la cacoquilia: para curar esta variedad se em- plean los evacuantes como en la especie tercera. La segunda varie- dad de esta especie es muy semejante al hipo producido por la de- masiada movilidad; la qual no tiene complicación de saburra, no habiendo mas que contracciones espasmódicas en las primeras vias: de esta modificación morbosa resultan gases, meteorismos, y el hipo de esta especie, cuya curación consiste en la aplicación exte- rior de linimentos carminativos, la del éter sulfúrico, el uso inte- rior de la triaca, del opio y demás antiespasmódicos, tónicos y carminantes. 6. Hipo producido por los medicamentos. El exceso y mala administración de los drásticos, ya sean vomitivos ó purgantes, sue- len muchas veces producir varias afecciones de irritación, inflama- ción &c., á las que se sigue el hipo de esta especie, que se suele corregir con los remedios que pueden enervar la actividad de los remedios drásticos, y disminuir la irritabilidad y sensibilidad mor- bosa del estómago y los intestinos; las bebidas frias pueden tener lugar en muchos casos; las blandas diluciones, los calmantes &c, dirigido todo á moderar el alboroto que haya en las primeras vias, y el hipo; atendiendo á los demás síntomas que le acompañen para cu- rar, según la indicación, la enfermedad que venga adjunta con él. 7. Hipo causado por los venenos. Como el hipo es un sínto- ma de las heridas venenosas y otros envenenamientos, de su cura- ción se hablará en los correspondientes artículos. 8. Hipo cansado por la inanición. Una hemorragia inmode- rada, un fluxo de vientre muy abundante , el abuso de la venus &c, producen esta especie de hipo, cuya curación será relativa siempre á la causa que lo produce. (V. hemorragia, flux o de vientre &c.y sus conseqüencias.) 9. Hipo febril. En la clase de las calenturas se expondrá este síntoma, que suele ser muy freqüente, cuya curación siempre es adjunta á la especie de calentura que le produce; por lo común se 220 ANH emplean los antiespasmódicos y tónicos, y con preferencia el musco y alcanfor. 10. Hipo causado por la inflamación. Quando hay inflama- ción en el esófago, el diafragma, el estómago, los intestinos, el hí- gado , los ríñones, la vexiga de la orina, y la matriz, suele presen- tarse el hipo: para el diagnóstico y curación de esta especie con- súltese la clase de inflamaciones, y las varias especies en que se presenta como síntoma. i i . Hipo crítico. Algunos autores creen que sobreviene este hipo en uno de los dias críticos de la calentura, y que es ocasio- nado por las aftas que irritan el estómago y otras causas. (V. crisis.) 12. Hipo causado por una metástasis. Quando se desaparece repentinamente , y fe deposita en el estómago ó el diafragma una materia acre, erisipelatosa, podágrica, miliar &c. suele producirse esta especie de hipo: las cantáridas en los sitios donde estaba antes el mal, hacen el principal papel: para su curación se deben emplear los diaforéticos, y con preferencia el alcanfor; los purgantes tienen también mucho lugar, atendiendo igualmente á cuidar de aumentar las fuerzas vitales. 13. Hipo causado por el fluxo de vientre. Para su curación (V. diarrea y disenteria.) en cuyas afecciones se presenta este hipo , según refiere Hofíman, particularmente si se ha detenido di- cha evacuación intempestivamente. 14. Hipo originado por la supresión del fluxo menstruo. Para su curación (V. clorosis.) 15. Hipo causado por la iscuria. Este síntoma se suele pre- sentar en muchas especies de iscurias. (V. esta palabra.) 16. Hipo producido por la supresión de la transpiración. Todos saben las causas que detienen esta importante evacuación, y así en verificándose suele seguirse el hipo entre otros males; en restablacer la traspiración consiste toda la curación: llenando esta indicación con el uso de los diaforéticos, siempre será preferible el alcanfor, por ser también antiespasmódico. 17. Hipo producido por los cólicos. Este es un síntoma que acompaña á semejantes dolencias. (V. cólico.) 18. Hipo ocasionado por la estrangulación de las hernias. Este síntoma se explicará y tratará de curar en la palabra hernia. 19. Hipo producido por las heridas. En las heridas del dia- fragma, del estómago y los intestinos se verifica con freqüencia esta especie de hipo. (V. los correspondientes artículos.) 20. Hipo purulento. Esta especie es producida por una mate- ria purulenta, que proviene de alguna úlcera del estómago, del dia- fragma, de los intestinos, de algún empiema , ó también de una úlcera exterior t que absorviendo la supuración que forma, se ANH 221 puede transmitir al estómago ó al diafragma; el diagnóstico v la cu- ración se podrán ver en la palabra empiema y en los artículos de ULCERAS INTERIORES. 21. Hipo producido por una gangrena interna. Esta especie de hipo es el indicio de una muerte próxima, siempre que hayan precedido enfermedades que pueda seguirse la gangrena interior, como sucede en muchas enfermedades agudas, inflamatorias ó odo- ríficas. También sobreviene hipo en la gangrena externa, pero no es tan funesto. (V. gangrena.) 22. Hipo causado por las aftas. Ya sean nacientes y perma- nentes, que desaparezcan, que se caygan las costras ó se hayan caí- do. Con estas exantemas suele presentarse el hipo, como también en las calenturas en que este síntoma eruptivo ataca en mayor ó menor número, en la parte inferior del esófago y partes inmediatas, produciendo el hipo; para su curación (V. aftas.) 23. Hipo producido por la escoriación del esófago. Por va- rias causas se puede alterar el xugo interior del esófago, y aun escoriarse su membrana interna , á lo que se suele seguir esta espe- cie de hipo, cuya curación consiste en substituir un xugo análogo: las disoluciones de goma arábiga en cocimientos apropiados, la le- che ú horchata de cebada con el xarabe de malvabisco &c. pueden muy bien convenir. 24. Hipo ocasionado por las afecciones del cerebro. Se sigue esta especie por las heridas de esta viscera , por las de la cabeza y sus contusiones, por las fracturas del cráneo y por la conmoción del cerebro. (V. los respectivos artículos de estas enfermedades.) 25. Hipo nervioso. Esta especie es muy común en los sugetos débiles, hipocondriacos, en las mugeres histéricas, y en todos los que tengan un sistema nervioso muy susceptible de producir la movilidad. La curación de esta especie consiste en emplear con discreción los tónicos y antiespasmódicos combinados ó separados, según lo exijan las circunstancias, como sucede en el histerismo y la hipocondría. (V. estas palabras.) 26. Hipo virulento. El virus escorbútico y sifilítico pueden atacar el estómago y el diafragma, y producir el hipo: para su cu- ración (V. ESCORBUTO Y GÁLICO.) 27. Hipo caquético. A algunos sugetos caquéticos, por hallar- se ademas en su estómago materiales viscosos y de mala calidad, suele acometer un hipo crónico ó periódico, acompañado algu- nas veces de vómitos. Ademas de la curación , que exija su estado de caquexia, es necesario acudir á los eméticos, y después á los corroborantes del estómago, como son los amargos &c, el hierro en su varias preparaciones , y en las disoluciones naturales que ofre- cen las aguas minerales &c. son excelentes remedios. 222 ANH 28. Hipo mecánico. Siempre que haya un escirro ú otro tu- mor de qualquiera especie que sea en las inmediaciones del estoma- go y el diafragma producen esta especie de hipo, que es bastan- te rara. 29. Hipo que participa de la epilepsia y la manía. Esta es- pecie también es muy rara, y para su curación (V. epilepsia y manía.) Genero v. Tos. La tos es por lo común el menor de los síntomas que acompa- ñan á una porción de enfermedades, como á la pleuresía, pereuna- monia, inflamación del hígado, la parafrenitis, la esquinancia, el empiema, la hidropesía de pecho, la angina , el coriza, el catarro, la tisis, la hemotisis &c. La tos, según la definición de Dureto, no es otra cosa mas que una agitación violenta del pecho para descar- tarse de lo que le incomoda; esta agitación es originada de los es- fuerzos que hace la naturaleza para sacudirse de la materia morbí- fica que le irrita, porque todas las partes tienen una cierta facultad de agitarse para desprenderse de lo que les incomoda, siendo la tos con relación al pecho, lo que el estornudo es á la nariz , el hipo al estómago &c; habiendo dado la naturaleza la misma facultad á los ríñones, á la vexiga, al bazo, al hígado y al diafragma. Duret de tussi. Este género tiene veinte y tres especies. 1. Tos catarral. Esta especie es un síntoma inseparable de to- da afección catarral: para su diagnóstico y curación (V. los corres** pondientes artículos.); pero en muchas ocasiones se presenta esta tos aislada sin otro síntoma; y en este caso un ligero calmante la suele curar, como media onza de xarabe de meconio al recogerse en la cama; y si la tos insiste seis granos de las pildoras de cinoglo- sa por algunas noches, añadiendo alguna bebida teiforme y ca- liente; quedándose un dia ó dos en la cama &c. basta para curar esta afección. 2. Tos histérica. Para su curación (V. histérico.) 3. Tos seca. Siempre que se presente esta tos sin expectora- ción alguna, ni al principio, ni en todo el tiempo de la enfermedad, se la llama tos seca, como sucede en varias especies de tisis, á sa- ber , la calculosa , ecquirrosa, y aun la tuberculosa &c., y en la tos convulsiva de las histéricas é hipocondriacas: el diagnóstico y cura- ción se verá en sus correspondientes artículos, de que solo esta tos es un síntoma. 4. Tos accidental. Esta especie es ocasionada por algún cuer- po extraño que se introduce en la laringe ó traquearteria, ya sea sólido, líquido y aun en forma de gas, ocasionando una tos mas ó menos violenta, según la magnitud y aspereza del cuerpo; debién- ANH 223 dose temer que esta tos degenere en aíma , como se ha visto muchas veces: bien sabido es el caso ocurrido en nuestros dias con el Mé- dico de la Real Familia D. Juan Manuel Pérez Santa Cruz, quien tuvo la desgracia de que una porción de hueso de gallina tomase mala dirección y se introduxese por la glotis en la laringe, cuyas conseqüencias fueron la tos y el asma que padeció por algunos me- ses , hasta que espontáneamente arrojó el cuerpo mecánico que tan- to tiempo le habia atormentado, quedando enteramente bueno. Pa- ra determinar la curación de esta especie es necesario examinar antes la naturaleza del cuerpo que la ocasiona; si es posible sacarlo por algún medio, ó descomponerlo á lo menos si se puede; hacién- dolo de mejor condición, si es muy estimulante; para lo qual, con excitar algún vómito suele conseguirse el desprenderlo: las garga- rizaciones y las bebidas apropiadas podrán acaso contribuir á que se neutralice, ó á lo menos que no estimule tanto el cuerpo mecá- nico; pues con ellas se conseguirá ablandarlo, si es susceptible de ello; si es venenoso neutralizarlo &c. (V. venenos.) El aceyte co- mún ú otro apropiado satisfará varias indicaciones á un tiempo. 5. Tos fingida ó simulada. Esta especie no es causada por vicio de los órganos, pero sí por una determinación libre del alma por qualquiera motivo moral; las muchas ocasiones en que la mali- cia se vale de este fingimiento para excitar la compasión, ó para dexar de hacer los deberes que les impone la obligación á algunos iugetos &c. enseñan al Médico á conocer esta especie. 6. Tos estomacal (húmeda). En esta tos el principio morbí- fico se halla en el estómago, la qual se presenta con una expecto- ración abundante. Los signos que la caracterizan son 1.° que ade- mas de ser muy violenta y freqüente, se aumenta después de co- mer; la expectoración que la acompaña, es mucosa y glutinosa, y muchas veces el vómito: 2.0 el enfermo pierde el apetito, y hay náuseas espontáneas y aun vómitos: 3.0 siente un dolor gravativo y pungitivo en la región del corazón, y el estómago se infla con bastante freqüencia: 4.0 quando se manda al enfermo inspirar fuer- temente, no tose después, como sucede en la tos del pecho: 5.0 los enfermos expectoran menos quando están en ayunas, en lugar que quando es del pecho es mas abundante que quando el estómago está vacío siempre que la tos sea húmeda: 6.° no es tan freqüente como la del pecho. El principio determinante de esta enfermedad parece ser una saburra acida alcalina, viscosa, ó de otra naturaleza, que se forma en el estómago debilitándose y embarazándose con esta ma- teria morbífica. La curación de esta especie de tos debe reducirse i.° á evacuar la saburra del estómago : 2.0 á restablecer el tono de esta viscera: la primera indicación se cumple con los eméticos y de- mas evacuantes, y la segunda con los tónicos estomacales, prescri- 224 ANH biendo al mismo tiempo un método dietético conveniente. 7. Tos estomacal (seca). Esta especie también es ocasionada por la saburra en el estómago; pero no se presenta la expectoración que en la antecedente; siguiéndose por lo común de algún exceso en la comida: no se puede asegurar si la saburra es causa de que se altere el órgano del pulmón para producirse la tos, ó si esta es un esfuerzo de la naturaleza para que se desprenda del estómago lo que le incomoda. La cura en los principios debe ser como en la especie antecedente, como no haya vicio orgánico secundario en los pulmones. 8. Tos gutural. Esta es la que viene del esófago, porque in- tenta desembarazarse de la flema ó alguna otra viscosidad que está incomodándole; las que se siguen á la angina , la esquinancia son de la misma especie; la catarral algunas veces suele afectar también el esófago. La mayor parte de los enfermos atribuyen á esta especie de tos á cierta pituita salada que viene del cerebro. El sonido de la tos gutural, por lo común es mas agudo que el de la pecto- ral, siendo mas grave el de la estomacal. La curación de esta es- pecie puede reducirse: si la mucosidad está en sitio en que alcan- cen las gárgaras, se usarán las que sean detersivas y fundentes; el cocimiento del orégano con miel y otras semejantes son muy á pro- pósito; y en caso que no alcancen las gárgaras por estar la muco- sidad por debaxo de la faringe; alguna bebida teiforme, como las infusiones de manzanilla, flor de saúco &c. en que se desate alguna porción de oximiel simple, será muy á propósito para curar esta especie de tos. 9. Tos hepática. En los abscesos del hígado suele presentarse este síntoma. 10. Tos ferina. (V. la siguiente especie.) 11. Tos convulsiva. Sauvages ha descrito estas dos especies co- mo diferentes, siendo una misma cosa , diferenciándose únicamente en grados, debiendo nosotros entender por tos ferina ó convulsi- va lo mismo que catarro maligno ó coqueluche , que llaman los fran- ceses. Esta enfermedad por lo común es epidémica y contagiosa en algunas estaciones del año, y por lo común suele acometer á los ni- ños por acometimientos muy violentos de tos , que se llaman quintes; y á veces es tan rápido el progreso de esta enfermedad, que no da tiempo para aplicar ningún remedio. Este contagio es específico, y como todos los demás suele acometer una vez sola en toda la vida á cada persona; por esta razón los niños, como que no lo han pade- cido, están mas expuestos á él; sin embargo que hay muchos exem- plares de haber acometido á sugetos de edad adulta. Esta especie de tos principia por una calentura pequeña; la tos se va aumentando sucesivamente con una expulsión sonora del ayre por la boca , que ANH 225 parece un silbido, siguiéndose después una expectoración mucos2, y á veces sobreviene el vómito; quando viene el golpe de la tes se hinchan las venas de la cara y cuello, aumentándose las pulsa- ciones de las arterias, poniéndose toda la cara amoratada , los ojos tuberosos y lagrimantes, cuyo aspecto es horrendo, indicando una repentina sufocación, y muchas veces sucedería si no sobreviniese una hemorragia por las narices ó la boca; el vómito también mo- dera estos parosismos. Quando la tos es violenta, quando hay una gran conmoción en los pulmones y el diafragma, y no sobreviene ni la hemorragia ni el vómito, las congojas son grandes, se pre- sentan las convulsiones, la apoplegía, y suele seguirse la muerte; y si duran estas accesiones mucho tiempo producen la tisis: hasta ahora se ignora el sitio de su principio próximo; no obstante Pi- nel piensa que en el estómago existe la causa primitiva de esta en- fermedad; y por consiguiente indica para su curación los evacuan- tes, proponiendo después los antiespasmódicos y tónicos para miti- gar la excesiva sensibilidad del estómago. Aunque el miasma contagioso ó principio excitante de esta enfer- medad ataque el principio vital del pulmón, ó que ocupe el estó- mago ó qualquiera otro órgano de la economía animal, no se pue- de emplear al principio un medio mas enérgico que el emético para desprender la causa morbífica y evacuarla; pues es sabido que este medicamento no solo promueve las evacuaciones de vómito, cáma- ra, sudor &c., sino también produce un sacudimiento general en todos los órganos, facilitando el desprendimiento de alguna materia heterogénea que les afecte; ya hemos dicho que los vómitos espon- táneos son útiles, y que suelen formar la crisis de cada parosismo; con el emético, seguramente imitaremos á la naturaleza: las san- grías las proponen algunos autores; pero creemos no tengan lugar, no habiendo signos decisivos de una plétora extraordinaria ; pues con derramar sangre ni se consigue evacuar el miasma contagioso, ni mo- derar sus efectos, antes sí se disminuyen las fuerzas, y precisamen- te obrará con mas energía el contagio , imposibilitando acaso á que por el esfuerzo natural de la fuerza medicatriz se sacudan los en- fermos del miasma deletéreo. El uso de la asafétida, disuelta en un vehículo apropiado, como por exemplo, el agua de corteza de cidra &c. para darla á cucharadas á los niños, y también en lava- tivas se recomienda por algunos prácticos, y parece debe conve- nir para moderar los parosismos, siendo preferible este antiespas- módico al opio; porque para usar este remedio se necesita mucho cuidado en los niños, quienes se narcotizan mas de lo que se ne- cesita , por poca dosis que se les administre; ademas de los anties- pasmódicos tienen lugar los tónicos y los vexigatorios al pecho, y aun los sinapismos á las plantas de los pies, si la enfermedad da lu- tomo i. ff 22Ó ANH gar; aplicando todos estos remedios sucesivamente y con orden, según lo permita la repetición de los parosismos; principiando siempre con el emético, el que se puede repetir, según las circuns- tancias, aplicando también inmediatamente el vexigatorio al pecho. 12. Tos de la dentición. Este síntoma suele presentarse en la dentición. (V. este artículo.) 13. Tos de los metales. Esta es inseparable de la asma produ- cida por el humo de los metales, asthma metalicum. (V. esta es- pecie. ) 14. Tos de las embarazadas. A algunas mugeres en el prin- cipio del embarazo se nota esta especie de tos, ya sea accidental- mente, ó porque la cavidad del pecho se ha estrechado, á causa de la elevación que ocasiona el feto; si es accidental se examinará á qué especie corresponde. 15. Tos hemotoica. Este es un síntoma de la hemotísis. (V. este artículo.) 16. Tos poliposa. Algunos casos particulares ha habido de for- marse pólipos en los bronquios que ocasionaban una tos violenta, y si se rompian venia un fluxo de sangre, y después la tisis. 17. Tos de los tísicos. Como esta especie es un síntoma de la tisis (V. este artículo.), se tratará con extensión, y se examinará cómo se diferencia de la catarral &c. en donde corresponde. 18. Tos reumática. Siempre que haya signos decididos de Ja existencia del reumatismo en el pecho, con exclusión de los que manifiesta el catarro, la angina y otras especies de tos, se caracte- rizará esta especie de tos reumática: la degeneración del catarro produce muchas veces esta especie; pero las mas veces se presenta esta quando los dolores reumáticos han andado vagando por las extremidades, y después se fixan en el exterior ó interior del pecho: para su curación (V. reumatismo.), y siempre convendrá calmar la tos con quatro ó seis granos de pildoras de cinoglosa tomados por la noche; y si la tos es incómoda, repetir la misma dosis por el dia; usando ademas algunas tomas del dulzurante de Fuller solo ó mez- clado con leche. 19. Tos artrítica. Siempre que la gota retropulsa de los pies vaya á parar al pecho, producirá esta especie de tos, entre otros síntomas: para su curación (V. gota ó artritis. ) 20. Tos exantemática. La retropulsion de varios exantemas al pecho producen esta especie; ademas en el sarampión y otras erup- ciones se halla la tos, que es también un síntoma. (V. los respec- tivos artículos.) 21. Tos verminosa. Hay algunas observaciones de haber ha- llado en el pulmón algunos insectos que ocasionaban esta especie de tos; pues no es inverosímil el que el ayre que se inspira con- ANH 227 duzca huevos que puedan fecundarse en los pulmones. También se cree, que las lombrices que ocupan el estómago é intestinos puedan producir esta especie: para su curación (V. lombrices.) 22. Tos calculosa. Varías observaciones han hecho ver la exis- tencia de cálculos de varias figuras y magnitud en la substancia del pulmón, habiendo salido en la expectoración: estos enfermos por lo común mueren ó hemotoicos ó tísicos. Orden segundo. Anhelaciones opresivas. Este orden comprehende las enfermedades que ofenden constan- temente la respiración, y con particularidad la inspiración sin nin- guna calentura inflamatoria, distinguiéndose de la pleuresía, pereu- nomonia &c, en quienes la flegmasía es el principal síntoma. La di- ficultad de respirar es compañera inseparable de varias enfermeda- des , como sucede en las calenturas, hidropesías, espasmos &c; pero solo se tratará en esta clase de las anhelaciones de aquellas en que el principal síntoma sea la alteración de la respiración: este orden consta de nueve géneros que son el estertor , la dysnea, el asma, la ortognea, la angina, la pleurodinia, el reuma, el hidrotorax y el empiema. Género vi. Estertor. Esta enfermedad consiste en una respiración sonora, que pro- duce un sonido involuntario , las mas veces ronco, y otras á mane- ra de silbido, como el ronquido que se observa en la mayor parte de los que duermen; imitamos este sonido también quando que- remos. El estertor no es síntoma esencial de ninguna enfermedad, pues las dos especies que distingue Sauvages mas bien son s morcas consecutivos que acompañan á las enfermedades que caracterizan. 1. Estertor asmático. Síntoma que se presenta en los parosis- mos asmáticos. ( V. el artículo correspondiente.) 2. Estertor apoplético. Uno de los síntomas que caracterizan la apoplegía es el estertor; quando se ponen los enfermos en la ago* nía, en la mayor parte de las enfermedades, también se presenta el estertor. (V. apoplegía. ) Genero vii. Dysnea. La dysnea es una enfermedad en que el principal síntoma con- siste en una respiración freqüente, acompañada de una angustia ó congoja que no intermite, sin ningún signo de hidropesía de pecho, ni de empiema; sin embargo es muy difícil distinguirla de estas en- fermedades. Los antiguos Griegos empleaban el nombre de dysnea, 228 ANH lo mismo que los Árabes, para designar las afecciones asmáticas y las dificultades de respirar. Este género consta de veinte y dos especies. i. Dysnea pituitosa ó edema del pulmón. Se cree que esta es- pecie es causada por la hinchazón del pulmón , la que se confunde fácilmente con la hidropesía de pecho; cuyos signos diagnósticos es preciso tener presentes para el examen de esta enfermedad: distin- guida que sea, se emplearán para la curación todos les remedios que sean capaces de habilitar la transpiración, promover las orinas, usando también los incidentes de la linfa &c; teniendo mucho lugar las escilas, ya sean en oximiel ó en substancia, formando pildoras con otras substancias de la misma intención , ó con los tónicos como el extracto de quina &c. La goma amoniaco y las sales neutras se han recomendado para esta especie de enfermedad; debiéndose em- plear los marciales como tónicos y aperitivos. 2. Dysnea tuberculosa. Los tubérculos, escirros y otros tumo- res duros del pulmón producen esta especie de dysnea, y para su curación (V. los correspondientes artículos.) 3. Dysnea calculosa. También se forman cálculos en el pul- món , que producen esta especie de dysnea, como lo prueban varias observaciones y abertura de cadáveres: para su curación (V. cálculos y las especies de tisis que son producidas por ellos.) 4. Dysnea producida por hidátides. Algunas observaciones han hecho ver que muchas veces la presencia de hidátides en el pulmón producen esta especie de dysnea, difícil de conocer hasta que se haya abierto el cadáver; pero en los que las han padecido se les percibía una respiración pronta, freqüente, y algún tanto difí- cil, particularmente la inspiración; los enfermos tienen sed, las mexillas rubicundas , calentura héctica, no pueden dormir , la ex- pectoración no es abundante ni purulenta. 5. Dysnea esteatomatosa. Siempre que se verifique un tumor esteatomatoso en el pulmón formará esta especie de dysnea. 6. Dysnea producida por una vómica. (V.vómica.) 7. Dysnea producida por tumores carnosos y de gran volu- men en el vientre. Según las observaciones de varios autores, los tumores carnosos ó de otra naturaleza en algunas de las visceras del vientre, suelen interrumpir la respiración, y producir esta especie de dysnea, aunque rara. 8. Dysnea de las embarazadas. (V. el correspondiente ar- tículo.) 9. Dysnea timpanítica, y por flato de los intestinos. (V, tim- , PANITIS y FLATO.) 10. Dysnea raquítica (V. raquitis.) ii. Dysnea por vicios del corazón. Esta especie es produ- ANH 229 cida ya sea por el volumen morboso y extraordinario de esta en- traña , por haber en sus ventrículos pólipos, por cubrirle demasiada gordura, por estar endurecido y cartilaginoso el pericardio, y por hallarse las aurículas aneurismáticas. 12. Dysnea neumática. Esta especie es producida por una porción de ayre en el pecho, esto es, una timpanitis del tórax. (V. TIMPANITIS.) 13. Dysnea estomacal. Algunos autores refieren haber obser- vado dysneas de esta especie por tumores y otras enfermedades en el estómago. 14. Dysnea del bazo. Los abscesos, la dureza, aumento de volumen y dislocación de esta entraña, parece que producen esta especie de dysnea según refieren algunos autores. 15. Dysnea reumática. Las heridas y contusiones del pecho, y los empiemas, que son conseqüencia de las heridas de esta cavi- dad , forman esta especie de dysnea. (V. los artículos corres- pondientes. ) 16. Dysnea galénica. Galeno hizo la experiencia de cortar ó ligar los nervios diafragmáticos; y los animales en quienes lo execu- taba caian inmediatamente en una dysnea; y así los sugetos á quie- nes se les paraliza el diafragma por estar viciados los nervios que se distribuyen en él, esto es, los diafragmáticos, se seguirá conseqüen- temente esta especie de dysnea; porque no teniendo los músculos del pecho un antagonista tan necesario como el diafragma para al- ternar en sus movimientos, vendrá necesariamente un desorden en la respiración: en la curación de esta especie vendrán bien todos los remedios que se emplean en las parálisis parciales. (V. parálisis.) 17. Dysnea producida por un gastrocele. Se leen algunos exemplos de que en esta enfermedad quirúrgica se presenta esta es- pecie de dysnea. 18. Dysnea escorbútica. En los escorbúticos se suele presentar esta especie. (V. escorbuto.) 19. Dysnea aneurismática. Es muy común que en las aneu- rismas internas, principalmente en las de la cavidad del pecho, se presente esta especie de dysnea; para su curación se consultará el artículo aneurisma en quanto los remedios generales. 20. Dysnea poliposa.. Esta especie se verifica lo mismo que en la antecedente quando hay pólipos. (V. pólipo.) 21. Dysnea pletórica. A la plétora suele acompañar este sín- toma ; también se ha visto alguna vez presentarse esta especie de dysnea periódica, que desaparecía inmediatamente con la sangría, ó con remedios que promueven la traspiración. 22. Dysnea por estrechez de la aorta. Morgani refiere un ca- so de una joven que padecía esta especie, de la qual murió, y á 530 ANH quien se halló la aorta muy estrecha, cerca del corazón, no per- mitiendo dar salida á toda la sangre que venia de los pulmones. Género vin. Asma. El principal síntoma del asma es una dificultad de respirar cró- nica y periódica ; diferenciándose de la dysnea y ortopnea , en que la primera es continua y de larga duración, y la segunda es una enfermedad aguda. El principio morbífico próximo, ó estímulo que produce el asma, parece ser un obstáculo periódico, que impide la dilatación y contracción del pulmón, sin interrumpir apenas la cir- culación de la sangre: los parosismos, conseqüentes al principio morbífico, pueden ser muy bien esfuerzos que hace la naturaleza para remover ó desprenderse de este obstáculo por medio de una respiración mas fuerte. Como estos esfuerzos son débiles, y se in- terrumpen , los enfermos no pierden en ellos demasiadas fuerzas: la enfermedad se hace crónica, y el enfermo puede vivir muchos años con este mal periódico. Historia del asma. Esta enfermedad pocas veces se presenta en los primeros años de la vida, sino desde el tiempo de la pubertad en adelante, estan- do sujetos á ella los dos sexos, pero con mas particularidad los hombres: todos los temperamentos son susceptibles de padecerla indistintamente, no dependiendo del hábito general del cuerpo, si- no de una constitución particular ó susceptibilidad del pulmón. Las accesiones ó parosismos de esta enfermedad sobrevienen comun- mente por la noche ó á la caida de la tarde; pero no es raro el que se hayan presentado entre el dia. Las mas veces principia el parosismo de repente; sin embargo algunos enfermos suelen te- ner preludios de este acometimiento, teniendo cierto desasosiego, laxitud &c.: los primeros síntomas son una sensación de com- presión angustiosa del pecho, contrayéndose los vasos aéreos del pulmón en términos que no se puede inspirar. Si el enfermo le coge echado en la cama, se ve obligado á tomar una postura recta, buscando con ansia el ayre libre y fresco, aumentándose por gra- dos la dificultad de respirar: siendo las inspiraciones y espiraciones lentas y con silbido, se suele perder la voz , principalmente en las grandes accesiones ; las mexillas se ponen encendidas, los ojos saltones, la cara pálida y aun algo abotagada; el pulso por lo re- gular conserva su estado natural, bien que algunas veces suele haber bastante freqüencia; las orinas son abundantes y claras. To- da esta serie de síntomas suele continuar algunas horas, unas ve- ANH 231 ees tres, otras mas, y algunas menos; durando por lo común hasta la madrugada, si el parosismo acomete á media noche, que enton- ces suele principiar la remisión por grados: restableciéndose la respi- ración, el enfermo habla y tose con mas libertad; y si la tos produ- ce una expectoración de moco parecido á la disolución de la goma de tragacanto, ó de un color pajizo como el pus, se hace la remi- sión mas considerable, principiando el enfermo á dormir tranqui- lamente. Si el enfermo ha dormido en lo restante de la madrugada, con- tinúa en lo demás del dia con la respiración mas libre y tranquila, aunque no restablecida enteramente, resintiéndose á qualquier mo- vimiento del cuerpo algo violento, manifestando quanto han pade- cido en el parosismo sus órganos. Por lo común después de comer sienten los enfermos flatulencias, eruptos ácidos y modorra; al anochecer suele volver la dificultad de respirar , graduándose en tér- minos que se hace tan molesta como la noche anterior. Estos paro- sismos repiten mas ó menos, según la cantidad de estímulo que los ocasiona, y la disposición ó susceptibilidad del pulmón y sus partes adyacentes, en donde obra poniéndose mas susceptibles quanto mas respiran; si el asma dura mucho tiempo suele añadirse á esta cruel enfermedad la hidropesía de pecho, la ascítis, la anasarca, la aneu- risma del corazón ó de los vasos mayores. Esta enfermedad sin duda es una afección propia del sistema nervioso que pertenece á los órganos de la respiración, y con- siste en la depravación del movimiento de las fibras motrices del pulmón; siendo verdaderamente la causa próxima del asma la cos- triccion morbosa, y hasta cierto punto espasmódica de las fibras musculares de los bronquios: esta modificación preternatural de la vida impide que se efectúen con libertad los dos movimientos tan necesarios de inspiración y espiración; de cuya resulta se presentan los síntomas que hemos descrito. El pronóstico que se debe dar á los asmáticos será siempre poco favorable, pues es muy raro que se haya curado perfectamente el asma; el mayor peligro está en el parosismo, juzgando de su éxito según sean mas ó menos grandes sus repeticiones, su terminación en las hidroposías &c.; y habrá una imposibilidad absoluta de curarla quando dependa de una conformación orgánica: y solo Se tratará en este caso de moderarla. El asma admite dos curaciones, una en el acto del parosismo, y otra fuera de él: esta última se expondrá en cada una de las especies, combatiendo el principio que las deter- mina. Para curar el parosismo se han empleado varios remedios: algunos Prácticos aconsejan la sangría inmediatamente, y con pre- ferencia en los jóvenes y pletóricos; en los primeros acometimien- tos puede pasar este remedio, pues efectivamente alivia á los enfer-. 232 ANH mos manifiestamente; pero si repiten las accesiones, es necesario abandonarla , porque debilitaría infinito á los enfermos , y este esta- do los dispondría á padecer con mas freqüencia los parosismos; y así la sangría solo se debe usar en los primeros insultos asmáticos que sean muy violentos, y después que se hayan empleado los re- medios que vamos á indicar, y quando haya signos antecedentes de una plétora decidida. Los principales remedios que se deben em- plear en el acto del parosismo son los antiespasmódicos y calman- tes , y con preferencia á todos el opio, sin limitar precisamente la dosis á un solo grano: laasafétida, el almizcle, el éter sulfúrico&c. son buenos remedios; pero no tan seguros ni enérgicos como el opio. La indicación principal en el acto del parosismo es sin duda la de corregir la contracción espasmódica ó irritabilidad morbosa de las fibras motrices, de los pulmones , sea qualquiera el estímulo que la determine, para cuyo efecto nada desempeñarán mejor que los últimos remedios que hemos expuesto. Los sinapismos á las plantas de los pies, las cantáridas al pecho, y aun en las extremidades, aunque obran con lentitud, son también remedios que coinciden con la indicación; porque ademas de afloxar el espasmo del pul- món, hacen que se disminuya la acción del estímulo que ocasiona el parosismo, excitando la sensibilidad y movilidad en sitios distan- tes con dichos remedios. Floyer, Médico Ingles, que padeció la asma muchos años, y á quien debemos un excelente tratado de esta enfermedad, aconseja ademas de todos los remedios que se han indicado, que se usen lavativas y vomitivos ligeros como el oximiel escilítico mezclado con aceyte &c.; pero estos últimos remedios se deben dar solo quando haya preludios del parosismo ó un poco antes, porque después seria arriesgado, á no ser que el emético sea sumamente ligero. El mismo autor propone con el fin de reprimir la espansion y la flatuosidad que suelen tener los asmáticos en el estómago, las bebidas frescas, como no sea en la asma catarral. También se han recomendado los baños de pies en agua, en que se hayan mezclado algunas onzas de ácido sulfúrico. Zecchúus dice, que el mejor remedio para la fuerza del parosismo es dar al en- fermo diez granos de azafrán y uno de almizcle disueltos en un vaso de vino. Este género consta de veinte especies, que vamos á exponer. 1. Asma húmeda. El parosismo de esta especie acomete con los mismos síntomas, poco mas ó menos, que hemos referido en la historia general, con solo la diferencia, que la expectoración, los eruptos y los vómitos se presentan mas manifiestamente. Para la curación del parosismo se emplearán los mismos remedios de la cu- ra general que hemos propuesto, y la específica , ó la que se dirige á precaver el que acometan los insultos ó parosismos. Se reduce á ANH 233 dar tono y fortaleza al pulmón, borrando por este medio y otros, si ser puede , la irritabilidad morbosa que periódicamente tanto afli- ge á los enfermos; facilitar la expectoración para que esta, deteni- da ó espesada en las vesículas bronquiales, no sirva de estímulo, é induzca á que repitan mas los parosismos. El uso de la tintura de quina con el oximiel simple, y aun el escilítico, es un excelente re- medio , pues ademas de su propiedad tónica, los oximieles, princi- palmente el escilítico, pueden obrar como expectorantes, incidentes de la linfa, como diuréticos, y aun eméticos, y por esta última pro- piedad serán útiles; los enfermos podrán usar de este remedio dos ó tres veces al dia, como veremos después; y si se quiere variar la forma , sin mudar de idea, se puede usar el extracto de quina con la misma escila en substancia, medio ó un escrúpulo de extracto por toma , con quatro granos de escila. Siempre será bueno que to- men por la noche seis granos de pildoras de cinoglosa, ó uno de extracto aquoso de opio, para prevenir de este modo que el pul- món no esté tan irritable, y por consiguiente tan susceptible á los parosismos: las cantáridas repetidas en todos los puntos del pecho son los remedios mas oportunos para esta especie de asma. Floyer aconseja que cada mes á lo menos se dé un emético, y que por las noches se dé á los enfermos un calmante, como hemos dicho; que se usen con freqüencia los purgantes y las lavativas. También se ha recomendado la goma de amoniaco, y entre sus preparaciones la emulsión de Brunero. Otros muchos remedios se hallan en los au- tores para curar esta especie de enfermedad; pero los que hemos indicado y los de su especie son suficientes, si se manejan con discre- ción, para socorrer en lo posible esta cruel enfermedad. 2. Asma convulsiva, llamada también seca y espasmódica. Se diferencia de la húmeda: i.° en que las accesiones vienen de repente: 2.0 en que principian por un dolor ó un calambre en al- gún sitio del pecho: 3.0 en que los síntomas son muy violentos, siendo los signos mas ciertos de esta especie las convulsiones de otras partes que la acompañan ó preceden. Wilis creia que la materia morbífica en esta especie no afecta en los pulmones, y sí en los nervios que se distribuyen en los músculos del pecho, concluyen- do de aquí que no es pulmonal: esta opinión no se ha generalizado. Los remedios mas apropiados para curar esta especie son los cal- mantes, antiespasmódicos, y los tónicos, administrados juntos ó alternados unos y otros, usando también las cantáridas, y cu- rando los parosismos por el método ordinario. 3. Asma histérica. Esta especie acomete á los histéricos; y pa- ra su curación consúltense las especies antecedentes, y la palabra histérico. 4. Asma hipocondriaca. Los sugetos hipocondriacos, á quienes tomo i. gg 234 ANH se ha suprimido el fluxo hemorroidal, y que padecen todos los síntomas propios de su mal, suelen algunas veces padecer el asma; en tal caso se les tratará con los remedios propios de su enfermedad primitiva, y los del asma que hemos indicado anteriormente. 5. Asma artrítica. Esta especie ataca á los sugetos gotosos, á los que padecen reumatismo y escorbuto, en quienes la materia po- dágrica ó gotosa ha hecho retropulsion al pecho ó las partes inme- diatas, y lo mismo las otras materias; por lo común es acompaña- da de flatuosidades, de inquietud, ansiedad en el epigastrio, do- lor pungitivo hacia los omoplatos y contracción en el corazón. La curación que exige esta especie de asma, ademas de los reme- dios generales, se reduce á emplear los de la gota y el reumatismo retropulsos. (V. los correspondientes artículos.) 6. Asma producida por un pólipo en el corazón. Esta especie se distingue de las demás por la violencia con que palpita el cora- zón , por la intermitencia del pulso &c., signos que no solo deciden su carácter específico, sino también la imposibilidad de su curación; pues solo alguna sangría y la quietud podrán hacer mas duradera y menos penosa la vida que resta á los enfermos. 7. Asma pulverulentorum de Ramacini, que es producida por el polvo que tragan varios artesanos, como los canteros, yese- ros, molineros &c.; pues el polvo introducido en los pulmones ha- ce que estos y los bronquios se infarten, formando un estímulo, que produce el asma de esta especie , y quando nó, toses rebeldes, y alguna vez la tisis. Todos los remedios que sean capaces de des- alojar este polvo y desvanecer los infartos de esta entraña, serán útiles en esta especie de asma; el kermes mineral mezclado con los tónicos, será siempre un excelente remedio; los oximieles simple y escilítico se deberán también administrar con mucha utilidad; las flores de benjuí mezcladas con remedios tónicos é incidentes, y los vexigatorios serán muy oportunos, como también el substraer á estos artesanos de la ocupación que los ha puesto en tan triste estado , administrando ademas los remedios generales que hemos expuesto. 8. Asma estomacal. Baglivio piensa que la mayor parte de las asmas humorales tienen su principio en el estómago: él aconseja los eméticos y catárticos &c.: esta especie no se diferencia de la asma húmeda; y así se consultará esta especie. 9. Asma por una giba ó cor coba en el tronco. Hay sugetos á quienes pone gibosos el asma; pero también este vicio de confor- mación produce el asma y la dysnea. 10. Asma de los caballos. Esta especie mas bien pertenece á la Veterinaria que á la Medicina; sin embargo algunos sugetos la pa- decen , según dice Floyer, siendo una especie de asma enfisematosa» ANH 235 ti. Asma exantemática. Todos los exantemas ó enfermedades eruptivas que pueden hacer retrocesos al pecho, forman el asma de esta especie, y se curará como se curan los retrocesos de cada una de las especies eruptivas. (V. viruelas, sarampión, erisipe- la &c), y después con la cura general del asma. 12. Asma metálica. Esta es una especie de asma seca y espas- módica producida por los humos metálicos saturninos, sulfurosos, venenosos, arsenicales, del carbón de tierra, del ácido nitroso, ó agua fuerte, y del antimonio; en una palabra, la mayor parte de los artesanos que trabajan en la fundición de metales por lo común están expuestos á esta especie de asma; porque los vapores, la ma- yor parte de ellos venenosos , introducidos en el pulmón, en el acto de la inspiración, minan sordamente, produciendo una mudanza fatal, que les hace incurrir en el asma de esta especie. La cura específica de esta asma se reduce á buscar los reactivos propios para desnaturalizar estos venenos; y se hallarán en la palabra cólico, administrándolos al mismo tiempo que los que exige la cura general de esta enfermedad. 13. Asma caquéctica. Los sugetos caquécticos, que ademas padecen el asma, se podrá decir que padecen esta especie: para su curación véase la especie de caquexia á que pertenecen en su clase. (V. caquexia.) 14. Asma venérea. Para su curación consúltese el artículo de enfermedades venéreas, y ademas lo que hemos dicho del asma en general. 15. Asma pletórica. Caracterizan esta especie los signos de la plétora , ademas de los generales del asma, y quando en los primeros parosismos suele presentarse una calentura efémera; también suele producir esta especie la supresión de alguna evacuación sanguínea: si es por esta causa se procurará restablecer, y si por la plétora se substituirán á los eméticos las sangrías, y en lo demás se emplearán los remedios generales. 16. Asma catarral. No es extraño que las afecciones catar- rales produzcan alguna vez el asma, supuesto que tienen las mas veces su asiento en el pulmón: para la curación de esta especie, véase la general del asma , y la de las afecciones catarrales. 17. Asma pneumodes. Según Areteo, en esta especie de asma el humor contenido en los pulmones, y que sale por la expectora- ción, se muda en una especie de granizo que se pertrifica; por lo común viene acompañada de dysnea, de tos, de vigilia y calor, con una extenuación general; el pulso es pequeño y freqüente: los que padecen esta enfermedad tienen el pecho muy ancho y bien conformado, y sin indicios de que haya supuración alguna en los pulmones, y sí solo la concreción de un humor de la naturaleza, 236 ANH que hemos dicho, el qual sale en la expectoración. Los parosismos vienen de tarde en tarde, y algunos enfermos mueren repentina- mente en uno de ellos, y áotros les sobreviene la ascítis ola anasarca. La cura de esta especie debe hacerse como la de la asma húmeda. 18. Asma hipocondriaca. Según la historia que hace Sauvages de esta especie, refiriéndose á Wolfio y otros autores, es mas as- ma hepática que hipocondriaca; pues los signos,,específicos son la tensión, dureza y elevación que se advierte en la región del híga- do ó hipocondrio derecho, la amarillez de la cara y aun de toda la superficie, acompañando ademas de los parosismos una tos seca llamada hepática; siendo el principio excitante de esta especie la obstrucción del hígado: la cura específica, ademas de los remedios generales del parosismo, se reduce á emplear los desobstruentes de esta entraña, teniendo lugar los marciales, las aguas minerales de esta especie, y las salinas; los tónicos y fundentes, y entre ellos los xabonosos con preferencia; los purgantes resinosos y laxantes, usando exteriormente el xaboncillo amoniacal ú otro remedio de esta especie. 19. Asma convulsiva de Boerhaave. Esta especie se reduce á un caso particular á que asistió dicho autor, que no tenia carácter específico, por lo que omitimos su historia. 20. Asma que acompaña á las calenturas. En las calenturas intermitentes, según Torti, se presenta esta especie que acompaña á sus accesiones, mirándose como un síntoma de ellas, que des- aparece luego que se curan dichas calenturas. Género íx. Ortopnea. La ortopnea es una enfermedad sumamente aguda, que produce una gran opresión que impide respirar, no pudiéndose executar sino sentado el enfermo en la cama, con las escápulas levandas, en tér- minos , que parece que va á sofocarse. Se diferencia del asma, sin embargo ^ue imita sus parosismos, los mas violentos, en que la ortopnea no acomete periódicamente como la dysnea , en que es una enfermedad aguda, y la dysnea lo es crónica. Es bas- tante difícil determinar las especies de este género; pero sin embar- go presentaremos algunas observaciones y especies que establece Sauvages, á quien seguimos en nuestra clasificación, que se reducen á veinte y seis. 1. Ortopnea pereunumónica. Es lo mismo que catarro sofoca- tivo, según Bagüvio y Etmulero. (V. catarro sofocativo.) 2. Ortopnea cardiaca. Esta especie se toma por lo común por una apoplegía , porque el enfermo suele morir inmediatamente con estertor; la qual es producida por el atascamiento de los ven- trículos y las aurículas del corazón. ANH 237 3. Ortopnea espasmódica. Se da este nombre á una sofoca- ción producida por la constricción espasmódica ó convulsiva del pulmón , ó mas bien de la laringe, y aun del diafragma: para curar esta especie consúltese la de asma convulsiva, de quien no se dife- rencia sino en grados. 4. Ortopnea histérica. Algunas histéricas quando les acomete un parosismo, se ponen ortónicas: para curarlas (V. histérico.) 5. Ortopnea producida por el hidrotorax. (V. hidr.otorax.) 6. Ortopnea producida por demasiada gordura. Algunos au- tores refieren haber visto esta especie, que hallaron después en los cadáveres mucha gordura al exterior, y en las cavidades y visce- ras , principalmente en el corazón. 7. Ortopnea producida por mía vómica. (V. vómica.) 8. Ortopnea producida por una aneurisma. Varios autores refieren haber visto ortopneas, habiendo hallado después en sus ca- dáveres aneurisma en la gran corvadura de la aorta, arteria pul- monal &c. 9. Ortopnea producida por los cuerpos que se detienen en el esófago. Hay muchos casos en que al tragar un cuerpo mas grueso que el diámetro del esófago, se detiene y produce esta especie. 10. Ortopnea producida por el broncocele. (V. broncocele. ) n. Ortopnea producida por el gastrocele ó hernia del estó- mago. Se han visto algunos casos en que se ha verificado esta especie. 12. Ortopnea causada por una hydroneumonia. (V. esta palabra.) 13. Ortopnea producida por el empiema. (V. esta palabra.) 14. Ortopnea traumática. Los golpes violentos en el pecho suelen producir esta especie. Su curación será la misma que la de las grandes contusiones; y si hay fractura ó dislocación, se atenderá á estas respectivas enfermedades. 15. Ortopnea producida por la antipatía. Se cuenta de algún caso particular, que por una aversión irracional, que se tiene á al- gunos objetos, causa á ciertas personas, principalmente á las histéri- cas, una especie de ortopnea, que parece se van á sofocar. 16. Ortopnea producida por los vapores. El humo de azufre, los vapores vitriólicos, el polvo de cal, quando se respiran, pare- ce que comprimen y atascan las vesículas del pulmón; los vapo- res mefíticos, el gas ácido carbónico que se desprende délas cu- bas del vino quando fermenta &c, causan aun un efecto mas vio- lento , á la verdad no producen una ortopnea; porque la sofocación es tan repentina que suelen caer inmediatamente los enfermos en una asfixia. (V. esta palabra.) 17. Ortopnea producida por las lombrices. Puede producirse* 238 ANH muy bien esta especie por semejantes insectos; y para la curación (V. LOMBRICES.) 18. Ortopnea causada por una lupia. Se han visto muchos casos de esta especie; para su curación (V. el correspondiente ar- tículo de esta enfermedad quirúrgica.) 19. Ortopnea producida por la inanición. Esta especie acontece á las que han tenido grandes pérdidas de sangre en los partos, y á las que no han faxado inmediatamente después de ellos; lo mismo que álos hidrópicos que les han sacado de pronto las aguas del vien- tre, á quienes la ortopnea ó la lipotimia suele seguir. 20. Ortopnea febril. En algunas calenturas, tercianas, quar- tanas &c. la ortopnea se ha presentado como síntoma; y aunque se atienda con los antiespasmódicos &c. á la cura sintomática de esta especie, la cura directa es siempre la calentura. 21. Ortopnea Sepudo-periupneumonia. Esta especie es lo mismo que la peripneumonia catarral. ( V. este artículo.) 22. Ortopnea escorbútica. En los últimos grados del escorbuto se suele presentar esta especie. (V. escorbuto.) 23. Ortopnea causada por un hidrocéfalo. Algunos autores re- fieren esta especie; pero las causas que la producen son muy hipo- téticas; lo mas verosímil es que sea una afección convulsiva pro- ducida por un derrame repentino de serosidad en los ventrículos del cerebro; pero como los antiguos creian que la serosidad des- cendía de la cabeza al pecho, y producía de este modo, según ellos, la sofocación, equivocaban las causas, aunque sean unos mismos los efectos. 24. Ortopnea variolosa. Esta especie es la que se presenta en las viruelas confluentes en el dia once, y alguna vez en el catorce y diez y siete; haciendo que se aumente considerablemente la ca- lentura y la agitación, con todos los demás síntomas. Las can- táridas grandes al pecho, los eméticos y calmantes son los princi- pales remedios que se deben emplear sucesivamente , para que el vi- rus varioloso no se determine al pulmón, siendo preciso desalojar- lo, y al mismo tiempo moderar la acción violenta de sus síntomas. 215. Ortopnea producida por comer hongos venenosos. El diario de Medicina de París de Octubre de 1755 trae un caso de esta es- pecie, que se curó con eméticos y los ácidos. 26. Ortopnea poliposa. Esta especie es producida por un pó- lipo en el corazón. Género x. Angina. La denominación de angina viene del verbo latino angere es- trangular, sofocar, que en Griego se dice Paracynanche y Para- synanche. Esta enfermedad consiste en una dificultad de respirar, ANH 239 acompañada de cierto obstáculo en el tragadero, con dificultad de tragar las mas veces, sin ninguna inflamación. Se diferencia de la esquinancia, en que no la acompaña calentura inflamatoria ; de las enfermedades asmáticas, por la estrangulación y dolor con que está complicada. Se diferencia también de la dysfagia, en que sin em- bargo que es acompañada por lo regular de dificultad de tragar, la dysfagia nunca está complicada con una dificultad tan grande de respirar como la angina. El constreñimiento y ofensa de la laringe no siempre es esen- cial á la angina, supuesto que la dificultad de respirar puede venir de varios motivos, sin que esté ofendida la laringe, como se ve quando las amígdalas ó agallas, el velo del paladar &c. están afec- tados exclusivamente, resultando un transtorno en la respiración y degluticion , junta ó separadamente; y de aquí viene la diferencia que hacen algunos autores de la angina tonsilar, traqueal &c. Boer- haave comprehende también baxo la denominación (cynanche) toda especie de dificultad de respirar. Cullen y otros autores limi- tan esta palabra á la angina inflamatoria , como lo hemos expues- to en el artículo angina, el qual se puede consultar; pero siguien- do á nuestro Sauvages, expondremos las diez y nueve especies, según su división. 1. Angina bronquial. Esta especie tiene varios nombres, lla- mándose también angina catarral , fluxión de garganta, angina pituitosa, y catarro de garganta. Quando el estímulo catarral se de- termina á los órganos de la voz y deglución, ya sea porque en ellos haya susceptibilidad, ó porque son los primeros que reciben la impresión fria en la intemperie del invierno; lo cierto es, que en- tre la familia de las enfermedades catarrales, la angina de esta especie es muy freqüente: su curación es la general del catarro ó enfermedades catarrales (V. calentura catarral.); quando mas se añadirá algún tópico, por exemplo, las gárgaras resolutivas ó de- tersivas , en caso que esté la boca y la garganta bañada de una linfa espesa; las primeras se pueden componer de un cocimiento emo- liente, una corta porción de aguardiente, azúcar, ó alguna miel oficinal, sea el arrope, saúco, el de moras, ó la miel rosada: si se quieren hacer mas activas, se puede añadir la sal de tártaro, el ál- cali volátil &c, según lo exija la necesidad: las segundas se pue- den componer de un cocimiento de orégano, y qualquiera de las dichas mieles, y aun el álcali &c., si hay demasiado infarto, que se puede temer la sofocación; las cantáridas al cuello son excelentes remedios. 2. Angina Loiveriana. Esta es una enfermedad facticia que hi- zo Lowerio para hacer una experiencia, ligando las yugulares. 3. Angina calculosa. Algunos autores han encontrado cálculos 24o ANH en las amígdalas y demás sitios, en donde se forman las anginas. 4, Angina producida por cuerpos extraños, que imprudente- mente se han tragado. La Cirugía ofrece varios medios para extraer ó empujar si parece estos cuerpos; y si estos han producido algún daño, se curará según el carácter que presente, como herida, in- flamación &c. 5. Angina de los ahorcados. Pocas veces se presenta la ocasión de curar esta especie de angina; sin embargo tenemos un exem- plo bien reciente de un reo ahorcado en Valladolid, que estando en el féretro dio señales de vida, y con los auxilios del arte logró después restablecerla ; puede suceder también , que los suicidas, ó á quienes se intente ahorcar, y no puedan completar la operación los agresores, entonces la Medicina puede muy bien auxiliar á estos miserables para que no logren su designio. Se^cuentan al- gunos casos de estos. Los autores en estas circunstancias aconsejan los eméticos y los cordiales: algunos quieren que la sangría sea lo primero; esta podrá convenir, si hay mucha sangre atascada en el cerebro; pero al mismo tiempo se le deben dar los remedios insinua- dos, las friegas generales, y todo quanto pueda restablecerle la vitalidad, atendiendo igualmente á los daños locales de los órganos del cuello con fomentos, y quantos remedios puedan restablecer los desórdenes que ocasionó el cordel. 6. Angina esquirrosa. En qualquiera de los puntos de los que se forman las anginas puede muy bien verificarse un tumor esquir- roso, y entonces tendremos la angina esquirrosa; para su curación (V. esquirro.) También pueden producir esta especíelos tumores escrofulosos. 7- Angina supuratoria. Los tumores de la cámara posterior de la boca y sus inmediaciones, que terminan por supuración, for- man esta especie de angina. Muchas veces es necesario abrir estos tumores con lanceta ó con el faringotomo; y después se cura la úlcera por el método ordinario. (V. úlgeras de la boca.) 8. Angina venérea. Nada hay mas freqüente en las afecciones venéreas que las ulceraciones al rededor de la laringe, faringe y la campanilla, formándose al mismo tiempo caries, infartos y otras dolencias, lo que impide el tragar , haciendo la voz ronca y débil; para su curación (V. esta especie.) (V. gálico.); pero entre las pre- paraciones mercuriales se deben usar con preferencia en esta enfer- medad el sublimado corrosivo. (V. esta palabra.) 9. Angina histérica. En muchos parosismos histéricos se suele presentar como síntoma esta especie: para su curación (V. his- térico.) 10. Angina hidrofóbica. También esta especie suele ser síntoma de la hidrofobia. [V. hidrofobia.) ANH 241 11. Angina nasal. Quando el estímulo catarral ó qualquiera otro se determina en las fosas nasales posteriores, impidiendo tra- gar ó respirar, se verificará la angina de esta especie: su curación será como la catarral. (V. la especie primera.) 12. Angina exantemática. En las viruelas, particularmente en las confluentes, el sarampión y otras erupciones, se suele presentar la angina de esta especie; su curación consiste, ademas del plan general, en añadir algunas gárgaras atemperantes, ó dar á los enfer- mos algunos xarabes ácidos; y si el infarto es grande, la cantárida al exterior del cuello es el remedio mas oportuno. 13. Angina escorbútica. Es muy común en los escorbúticos presentarse esta especie: para su curación (V. escorbuto.) 14. Angina tímica. Los infartos ó hinchazones de la glándula timo caracterizan esta especie. 15. Angina poliposa. Los pólipos de la nariz, que se extien- den hasta la garganta, producen esta especie de angina. 16. Angina aneurismática. Las aneurismas que se extienden hasta la traquearteria y partes inmediatas, ocasionan esta especie de angina. 17. Angina producida por un broncocele. (V. esta palabra.) 18. Angina espasmódica. Tal puede ser el espasmo que haya en la faringe y laringe, que impida el respirar y tragar, y se verifi- que esta especie de angina, que la prudente administración de los antiespasmódicos deberán curar. Se cuenta que habiendo sido heri- do un joven en la mano, en su convalecencia le acometió esta, es- pecie, y murió de un horrendo tétano, sin que precediese vicio or- gánico en el cuello, ni en los órganos de la deglución ni respi- ración. 19. Angina blanca ó pituitosa de Meycerey. (V. la primera especie.) Género xi. Pleurodinia. La pleurodinia, llamada también pleuresía falsa y dolor de cos- tado bastardo vulgarmente, es una enfermedad, cuyo principal síntoma consiste en el dolor agudo en algún punto del pecho, con dificultad de respirar, sin calentura inflamatoria aguda: este género se diferencia de las enfermedades inflamatorias y de la pleuresía^ del mismo modo que se distingue la manía del frenesí, y el cólico uterino de la inflamación de la matriz. Este género tiene veinte y una especies. 1. Pleurodinia pletórica. Los signos de esta especie son un dolor pungitivo al costado ó parte lateral del pecho: la tos, los es- {mtos algo sanguinolentos , con alguna dificultad de respirar , sin ca- entura aguda, que por lo común es causada por la plétora, bien que tomo 1. HH 242 ANH muchas veces es catarral; y en este caso los eméticos y diaforéticos serán los principales remedios: en caso de plétora se principiara la curación con la sangría: si el dolor resiste á todos estos reme- dios , el vexigatorio al costado será muy oportuno. 2. Pleurodinia verminosa. Esta especie se manifiesta por una calentura vaga , continua ó remitente, pero no inflamatoria ^acom- pañada de tos seca , de dolor pleurítico al costado, y excreción de lombrices: la cura de esta especie consiste en eméticos y vermífugos. 3. Pleurodinia reumática. Quando el reumatismo se fixa en qualquiera punto del pecho produce esta especie, y para su cura- ción (V. reumatismo.) 4. Pleurodiniaflatulenta. Muchas veces una porción de ayre rarefacto se desenvuelve en las partes continentes del pecho, y for- ma e Salamanca 1595, en 4.0 y en latin en el año anterior. De regimine cibi atque potus, et de caterarum rerum non na- turalium usu, nova enarratio. Salamanca 1594, en 8.° ANSIEDAD ó ANXIEDAD. (Med.) Con esta voz se expre- sa una sensación, agitación é inquietud, que obliga á los enfermos á mudar freqüentemente de sitio. Esta afección en la Nosología de Sauvages constituye el género séptimo de la clase quinta de dolo- res. (V. el artículo dolores, y en él se buscará el género ansie- dad.) La ansiedad febril se tratará en el artículo calentura. ANTÁLGICOS ó HANTALGICOS. (remedios) (Mat. Med.) Son todos los remedios que pueden calmar los dolores: se miran como sinónimos de anodinos; pero los primeros tienen una signi- ficación mas extensa, comprehendiendo todo lo que puede des- truir el dolor; y así será un remedio antálgico la sección, la cau- terización de un nervio &c. que quite un dolor. ANTARAX. (V. carbunco.) ANTI. (Mat. Med.) La partícula anti, \xn\A2. y antepuesta al nombre de una enfermedad, forman una voz que expresa un reme- dio específico que puede curar la enfermedad, cuyo nombre lleva consigo , como los antiepilécticos, antiescorbúticos &c. Esta deno- minación y clasificación de remedios es empírica é inexacta; y aun- que es cierto que hay un corto número de remedios de esta especie, que se sabe por la experiencia curan constantemente las enferme- dades de que son específicos, no se deben generalizar demasiado en la Medicina práctica, porque se incurrirá en un empirismo gro- 2$6 ANT sero; y así ¿qué Médico racional, en vista de la Nosología filosó- fica que hemos adoptado, ó qualquiera otra, curará todas las es- pecies de epüesias, por exemplo, con un mismo remedio? ¿No verá que son distintos principios los que las determinan, y por consi- guiente tendrá que valerse de distintos instrumentos para curarla? En comprobación de esta verdad , oygamos lo que dice el sabio Nosologista: ,,E1 que no conoce la cefatalgia sifilítica (dice Sauva- ges), emplea para curarla la sangría , los eméticos, los marciales, los catárticos, las fuentes, y otros remedios de esta naturaleza. Un ignorante solicita curar la cefalalgia histérica también con sangrías repetidas y purgantes, poniendo á la enferma en mayor peligro; pero el que cohoce la naturaleza del mal, la alivia con un grano de opio. Un empírico se esfuerza en curar una ascitis producida por el retroceso de la sarna , empleando las armas inútiles de la Farma- cia , al mismo tiempo que un Médico instruido la cura, haciendo poner al enfermo la ropa de un sarnoso. El que no conozca y dis- tinga la anoresia, producida por las pasiones del ánimo, empleará los eméticos, los estomacales para curarla, y no lo logrará." Estas y otras pruebas pudiéramos presentar para hacer ver que el conoci- miento específico de las enfermedades, es el que determina los re- medios, que deben emplearse para curarlas; pero no nos faltará ocasión de hacerlo con mas extensión en otros artículos; conten- tándonos por ahora con indicar las mas precisas, para dar á conocer hasta qué punto pueden usarse los remedios específicos que llevan la partícula anti antepuesta, esperando de nuestros lectores, que por lo que hace á los que expongamos en nuestro Diccionario, examinarán particularmente las propiedades ó la acción que tienen sobre el cuerpo vivo; y después de haber reconocido la especie de esta enfermedad, que deben curar según los principios que hemos indicado, los aplicarán y serán antis de la especie que curan, y no siempre del género; y si no sirviesen absolutamente para curarlas, se tendrá por nulo el remedio anti ó específico del artículo que sea; pues nos vemos precisados á colocar estas voces, por ser preciso seguir la forma del Diccionario, y porque es necesario conocerlos, aunque siempre con la crítica que hemos expuesto en este artículo, y la que expondremos en los demás, porque así lo dicta la razón. ANTIÁCIDOS. (Mat. Med.) Estos son los medicamentos ca- paces de destruir los ácidos que se hallan en las primeras vias. (V. ABSORVENTES.) ANTIAFRODISIACOS. (Mat. Med.) Como se sabe que hay muchas substancias que tienen la propiedad de excitar el amor, era preciso que hubiese también otras que gozasen de una propie- dad contraria, y son las que se llaman antiafrodisiacos; no hable- mos de los amuletos &c. Los verdaderos antiafrodisiacos son las ANT 257 substancias freqüentes, los calmantes, y aun los debilitantes, que sean capaces de moderar el curso muy rápido de los fluidos, y la tensión excesiva de los sólidos; la privación del vino y toda substancia espirituosa aromática; las especias, los guisados, los ali- mentos muy excitantes y nutritivos, como los harinosos, los manja- res sabrosos ó de un olor muy subido; el uso de las bebidas aquosas Íi acídulas en abundancia; los baños tibios (nosotros preferiríamos os frios); el uso moderado de alimentos; poco exercicio corporal; la conversación; el estudio; los viages, que distraen de la imagina- ción el objeto que antes ocupó exclusivamente á estos enfermos: he aquí los medios mas propios para curar el excesivo fuego del amor (bien se podia añadir el alcanfor). No hay ningún remedio que merezca el nombre de específico para curar dicha enfermedad. La ninfea y todos los remedios refrescantes, dulcificantes, atem- perantes, no tienen ninguna qualidad específica en este género; y aunque se emplean aun en parte con esta creencia, su propiedad an- tiafrodisiaca no es mas verdadera que la qualidad fría en tercer grado , que los antiguos la habian atribuido. F. ANTIAPOPLETICOS. (Mat. Med) La apoplegía es una enfermedad bastante conocida, y por lo común nadie ignora sus causas y los efectos que producen. Se sabe también que esta enfer- medad puede producirse por diversos principios; que cada una de estas especies exigen distintos remedios; y así la que es producida por abundancia de sangre se cura con sangrías &c; y al contrario la que es causada por pasión de ánimo ú otro principio apagador del sistema nervioso, que sea susceptible de aplanar la acción del cerebro produciendo la apoplegía, no se curará con sangrías, y sí con cantáridas, sinapismos, álcali volátil, y otros estimulantes que despierten la acción nerviosa &c. (V. apoplegía.) La palabra de antiapopléticos no puede expresar mas que la serie de medicamen- tos que convienen generalmente en la apoplegía, sin que se conozca propiedad específica en ninguno de ellos. ANTI ARTRÍTICOS. (Mat. Med.) Se han designado con este nombre los remedios que se han creído específicos para curar la gota: hay muchos libros llenos de secretos y recetas de ellos. Los sugetos que ofrecen la salud á todos, sin embargo que hacen pagar bien caro los males que reparten en la sociedad, tienen re- medios para la gota como para todos los demás males. Es menester saber que no hay verdaderos antiartríticos en la acepción común de específicos. (V. gota.) ANTIASMÁTICOS. (Mat. Med.) Aunque no haya verda- deros antiasmáticos, esto es, remedios específicos que puedan pre- caver el asma y el acometimiento de sus parosismos; la observación y el raciocinio indican, que todas las substancias incindentes, be- TOMO I. X.K a$8 ANT quichas, fundentes, y particularmente todas las que tienen la pro- piedad de dividir y evacuar los líquidos blancos, albuminosos y pi- tuitosos , son propios para cumplir con esta indicación. Considera- dos baxo este punto de vista los verdaderos antiasmaticos, son, como se sabe, muy numerosos y variados, comprehendiéndose en este género principalmente las substancias siguientes: el azufre, el ácido benzoico ó las flores de benjuí, el tabaco, los bálsamos de azu- fre ó azufres aceytosos; los hígados de azufre ó sulfuretos alcalinos, las aguas sulfúricas, los antimoniales sulfurados, el kermes y los azufres dorados de antimonio; el tartrite de antimonio, la cebolla . albarrana ó scila; las gomas resinas fundentes, y particularmente el gálbano y la goma amoniaco. Cada uno de estos medicamentos convienen en los casos parti- culares, relativos siempre á la edad, al temperamento, á la natura- leza del asma, á su especie, á su antigüedad &c. F. ANTICOLICOS. (Mat. Med.) Los anticólicos son los reme- dios mas propios para curar los cólicos; pero como estos varían en las especies, cada una debe curarse con el remedio apropiado; por consiguiente no hay remedio específico para curar este género; y así las formulas que se llaman anticólicas son empíricas. (V. cólico.) ANTIDISENTÉRICOS. (Mat. Med.) Esta palabra expresa, como la mayor parte de las precedentes, la clase de remedios que se emplean freqüentemente con suceso en la disenteria, sin que sean específicos de esta enfermedad, y son los siguientes: las tierras arci- llosas, bolares y selladas; el hierro y sus oxides, el alumbre, el su- cino, la ipecacuana, el ruibarbo tostado, la raiz de columbo, la de Juan López, la simaruba, la gran consuelda, el arroz, las rosas castellanas, el coral, el láudano, el xarabe anodino succinado ó de karabe, la tintura y conserva de rosas, las jaleas animales &c. En- tre todos estos remedios, que son incrasantes, tónicos, astringentes ó calmantes, se escogen , según las circunstancias, los que convienen mejor. Los astringentes y calmantes exigen alguna precaución en su administración , porque pueden detener la evacuación del vientre: y algunas veces podrán ser peligrosos. Es necesario también colocar entre los antidisentéricos el tartrite de antimonio (tártaro emético), porque calma las mas veces los síntomas de esta enfermedad, sea evacuando las materias que producen , sea aumentando el tono del estómago, ó sea mudando el movimiento peristáltico de los intes- tinos, que está muy aumentado en la disenteria. (V. este artículo.) F. ANTIDOTARIO. (Mat. Mea.) Con este nombre se conocían en otro tiempo las obras que trataban de la preparación y com- posición de los medicamentos, porque estos libros están llenos de antídotos; pero hoy llamamos Farmacopeas y Formularios &c. F. ANTIDOTO. (Mat Med.) El antídoto, que en nuestra lengua ANT 259 es sinónimo de contraveneno, era entre les Médicos griegos y ro- manos todo medicamento propio para combatir los malos efectos de los venenos. Sus Médicos y los de muchos Emperadores han com- puesto un gran número de antídotos, porque los antiguos Prínci- pes rezelaban los venenos, de que freqüentemente estaban amenaza- dos; por esta razón , todos los libros de los Médicos antiguos están llenos de fórmulas y de antídotos; la triaca, el mitridates, el or- vietano &c. no tienen otro origen. En los tiempos siguientes se han comparado los efectos de algunas enfermedades á los de los venenos, y por tanto se ha aconsejado el uso de estos antídotos en estas en- fermedades, particularmente en la peste, calentura maligna &c. F. ANTIEMÉTICOS. (Mat. Med.) Hay muchas ocasiones en la práctica de la Medicina, en que es preciso detener los vómitos excesivos: los remedios que se emplean para ello se llaman antiemé- ticos. Los vómitos excesivos pueden venir de varias causas todas diferentes; pueden producirse por muchas enfermedades internas; por haber tomado demasiada dosis de emético &c. En el primer caso serán antieméticos todos los remedios que curan la enferme- dad que produce los vómitos. Sin embargo, algunas veces es nece- sario atender á ellos exclusivamente, haciendo una cura sintomá- tica, dando los remedios que sean capaces de detenerlos: los que desempeñan esta indicación paliativa son los antiespasmódicos, co- mo el opio y sus preparaciones &c. Se usa, y algunas veces con su- ceso , la mezcla del ácido de limón y la sal de axenjos, que es lo que se llama el antiemético de Riberio, que obra también como antiespasmódico, porque de esta mezcla resulta una fermentación, que hace desprender cantidad de ácido carbónico (V. esta pala- bra.), el qual apaga algunas veces la excesiva irritabilidad del es- tómago, y por consiguiente detiene los vómitos. Será también anti- emético, alguna vez, un vomitivo, como sucede siempre que haya un vicio gástrico bilioso, ó de otra naturaleza, en primeras vias, que sirve de estímulo para excitar los vómitos, los quáles cesarán si se evacúa el principio que los produce: otros muchos remedios curan los vómitos, como se verá en la clase de fluxos y en el género de vómitos, en donde se notará no ser posible haya un remedio es- pecífico que los cure siempre á la vista de tan diferentes principios que los ocasionan. ANTIEPILEPTICOS. (Mat. Med.) Lo mismo sucede con los antiepilépticos que en la mayor parte de los remedios que tie- nen una denominación análoga, y que no han recibido de los Mé- dicos el carácter de específicos, sin embargo que han sido tenidos por tales en otros tiempos. Es muy extraño haber dado este nom- bre á semejantes remedios; bien que quanto mas difíciles de curar son ciertas enfermedades, parece que se han encontrado remedios i6° ANT para combatirlas victoriosamente; pero sin embargo , nada es me- nos verdadero que este pretendido descubrimiento , y ninguna en- fermedad resiste mas á los esfuerzos de los Médicos que la epilesia; por esta razón los antiguos la miraban como sobrenatural, llamán- dola morbus sacer, comitialis é-c. ¿Cómo es posible curar con un solo remedio una enfermedad que proviene de tantas causas dife- rentes? ¿Cómo se han de destruir con un medicamento interno los tumores cerebrales, las piedras, las concreciones huesosas, los exós- toses, las osificaciones de las membranas , esto es, el 279 nacería su hijo Apolonio. Apolofanes. Olimp. cxviii. 2. Año 30J. Fué Médico de Antioco-Soter; este Príncipe murió el 262, álos cincuenta y quatro años. Apolofanes se retiró de la corte de Siria ea 286 ANT esta época, y fué á fundar en Smirna una escuela de Erasistrateñses, que subsistía aun en el tiempo de Strabon, que escribía hacia el 18 de nuestra era. Este Médico en 262 estaba ciertamente en una edad madura; tenia á lo menos quarenta y cinco años, y pudo nacer ha- cia el 307 antes de nuestra era. Como parece que Erasístrato enseñó muy tarde , y hacia la edad de cincuenta años, 284 antes de nuestra era, y como la historia nos dice que Apolofanes fué uno de sus primeros discípulos, se ve ape- nas podia tener veinte y tres años este discípulo en 284. Serapion. Olimp. cxxi. 3. Año 234. De lo que hemos dicho mas arriba (año 319), hablando de Fi- lino , se sigue que Serapion nació hacia el año 294 antes de nuestra era, y que tenia quarenta años el 254. Apolonio, hijo de Straton , era de Menfis. No pudo nacer, como hemos dicho, hasta el año 279 antes de nuestra era, quando su padre tenia treinta años. Para estar en estado de recibir las lec- ciones de Erasístrato, debia tener á lo menos veinte años, esto era en 259. En esta época tenia Erasístrato setenta y cinco años: se di- ce que murió en una edad muy avanzada; no es imposible que en- señase aun á los setenta y cinco años: hemos visto enseñar á Astruc á mas de los ochenta años. Apolonio tenia quarenta años en el 239. Apolonio de Antioquía. Olimp. cxxvu. 4. Año 263. Supuesto que fué discípulo de Serapion, que tenia cerca de veinte y cinco años mas que él, se sigue que Apolonio de Antio- quía , de la secta empírica, debió nacer el año 269 antes de nuestra era, y que tenia quarenta años en 229. Archagato. Olimp. cxxx. 2. Año 2£$. Tenemos la fecha fixa en que este Médico pasó á Roma; esto fué el año 535 de la fundación de esta ciudad , y 219 antes de nues- tra era. Podia tener entonces quarenta años; edad necesaria para estar exercitado en la práctica, y para inspirar confianza en una ciudad extraña; luego podemos fixar su nacimiento hacia el 259 antes de nuestra era. M. Porcio Catón. Año 240. Nos ha quedado con el nombre de este Romano célebre un tratado De re rustica. Nació hacia el año 240 antes de i.uestra «ra, 514 de Roma i tenia veinte y uno quando el Médico Archa- ANT 287 gato pasó á Roma. Catón murió de cerca de noventa años, hacia el 150 antes de nuestra era , y 604 de la fundación de Roma. Se ha dicho y repetido que se habia desterrado de Roma á los Médicos. Nada hay mas falso; una palabra de Catón mal entendi- da ha dado lugar á esta aserción. Los romanos, así como todos los demás pueblos del universo, han tenido siempre Médicos mas ó menos instruidos. Jamas ha hecho el Senado de Roma una ley para la expulsión en general. Únicamente, Catón no quería que se per- mitiese a los griegos vencidos establecerse en Roma, porque temía que corrompiesen á los romanos. No le hicieron caso; los griegos de todas clases vinieron á Roma, y se establecieron aun durante su vida. Apolonio, hijo de Apolonio de Antioquía. Olimp. cxxxv* 2. Año 23$. Debemos suponer que Apolonio el padre tenia treinta años quando nació su hijo; lo que nos ha determinado á poner su naci- miento baxo el año 239 antes de nuestra era. Este Médico de la secta empírica habia llegado á los quarenta años en 199. Glaucias. Olimp. cxli. 3. Año 214. Según la observación hecha, hablando de Plinio (año 319), se infiere que Glaucias, de la secta empírica, nació veinte y cinco años después que Apolonio el hijo, esto es, el año 214 antes de nuestra era, y que tenia quarenta años en 174 antes de nuestra era. Manteias. Olimp. cxlvii. 4. Año i8¿). Se dice que Heraclides de Tarento, de la secta empírica, no siguió inmediatamente á Glaucias, que era de esta secta, sino que vino algún tiempo después. Así probablemente Heraclides aprendió de la escuela de un maestro mas joven que Glaucias los principios de la secta. Pero por otra parte refieren que Manteias Herofilense, habia sido desde luego maestro de Heraclides, que abandonó los dogmas de Herofilo para adoptar los de los empíricos. Estos dos datos, sacados de la historia, nos han servido para fixar las épocas en que se puede conocer á Manteias y Heraclides. El primero Manteias parece que nació veinte y cinco años des- pués que Glaucias, esto es, en 189 antes de nuestra era, y que tenia quarenta años en 149. Tenia fama 15 5 años después de la muerte de Herofilo, considerado á uno y á otro en la edad de quarenta años. 2 ¿,) ANT Asclepiado. Olimp. cli. i. Año 1/3- Dos cosas contribuyen á descubrir la época del nacimiento de Asclepiado: i.° la relación de Plinio, que dice que este Médico murió viejo, cayendo de lo alto de una escalera: 2.0 una nota de L. Craso, que nos ha conservado Cicerón, y es esta. ,, Lo mismo sucedía con Asclepiado, nuestro Médico y nuestro amigo, que aventajaba en eloqüencia á los demás Médicos; la ventaja que tenia de explicarse con agrado la sacaba de la Medicina, y no de la elo- qüencia." Cicer. De Orat. lib. 1. Cicerón fixa el año y el lugar de este diálogo de Craso con Scévola, que habia sido colega de este último en el Consulado (el año 6)9 de Roma, 95 antes de nuestra era), con Antonio y otros romanos célebres. Fué en Túsculo, y baxo el Consulado de L. Mar- cio Filipo, y de Sex. Julio Cesar , esto es, el año 663 de Roma , 91 antes de nuestra era , el mismo año de la muerte del orador Craso. Del modo con que se explica Craso se ve que habla de un hombre muerto probablemente ya hacia algunos años. Se puede suponer que la muerte de Asclepiado acaeció hacia el año 660 de Roma, 94 antes de nuestra era. Luego, supuesto que según Plinio, llegó este Médico á una edad muy avanzada, es verosímil que tu- viese cerca de ochenta años quando murió. Asclepiado habia adquirido fama en Asia; y tal vez le precedió esta quando pasó á Roma. De todos modos debia tener entonces cerca de quarenta años. Así, debemos fixar su llegada á la capital del Imperio hacia el año 630 de Roma, 124 antes de nuestra era, y 95 después que Agato llegó. Luego Asclepiado nació hacia el año 173 antes de nuestra era, y 380 de Roma. Heraclido de tarento. Olimp. cliv. i. Año 164. ComoMarteias, herofiliano , fué el primer maestro de Heracli- do de Tarento, se sigue, en conseqüencia á lo dicho, hablando de Plinio, que Heraclido debia tener veinte y cinco años menos que su maestro, y nacería hacia el año 164 antes de nuestra eia. Heraclido fué uno de los Médicos mas célebres y mas sabios de la secta empírica. A los quarenta años, el 124 antes de nuestra era, empezaba á tener fama. Themison. Olimp. tt.li. 4- Año i£3. Plinio dice que este Médico fué discípulo de Asclepiado: el maes- tro murió en el séptimo siglo de Roma. El mismo historiador coloca ANT 2S9 á Themison antes de Antonio Musa; este nació al fin de este mismo siglo. Ademas, siempre que Celso habla de Themison es como de un hombre que no existe; se sirve, á la verdad, de la palabra nu- per; expresión que señala un tiempo pasado, y algunas veces bas- tante remoto. Pero Celso, en el prefacio de su primer libro, se ex- plica así: Et quídam Medici sceculi nostri, sub auctore (ut ipsi videri volunt) Thimisone contendunt... Krause, edit. pág. i£, lín. 3. Se deben notar estas dos palabras sceculi nostri, las quáles señalan el siglo en que escribia el autor , y hacen ver que este siglo es diferente del en que vivia Themison. Sin duda seguia Celso el modo de contar los años, que se usaba entre los romanos, esto es, de la fun- dación de Roma. Celso escribia al fin del siglo octavo de Roma; luego Themison vivia en el séptimo. Pero ¿en qué época? Esto es lo que debemos descubrir. Después de haber examinado atentamente todo lo que mira á Asclepiado, Themison, y Antonio Musa; parece cierto que Themi- son fué discípulo, ó como se explica Plinio, oyente de Asclepiado. No se dice en ninguna parte que viniese á Roma Themison. No fué en esta ciudad donde oyó á Asclepiado, sino en Asia ó en Ale- xandría; este célebre Médico era muy instruido; se expresaba con facilidad y amenidad: antes de pasar á Roma tuvo discípulos: de este número fué Themison. Es verosímil que Asclepiado ense- ñase á los quarenta y cinco años, el 625 de Roma, 128 antes de nuestra era. En esta época podia tener Themison veinte y cinco años; así se puede fixar su nacimiento en el 600 de Roma, 153 antes de nuestra era. Mientras vivió el maestro, siguió su doctrina el discípulo; pero quando murió Asclepiado hacia el año 660 de Ro- ma , á los ochenta de edad; Themison, que tenia sesenta, hizo algu- nas mudanzas en la doctrina de su maestro, é inventó el Método. Lo que acabo de decir concuerda perfectamente con lo que dice Plinio: lllo mox recedente a vita ad sua placita mutavit (Hist. nat. lib. 2$, prasc. edic. 1606 in folio, pág. 634, lín. s>): quando Asclepiado llegó al fin de su carrera (ó quando murió) The- mison hizo algunas mutaciones en los principios que habia recibido, Varron. Año u(T. Le llamaban el mas sabio de los romanos: compuso como Catón nn tratado De re rustica. Nació el año 638 de Roma, 116 antes de nuestra era; y murió el 726 de Roma, 28 antes de nuestra era. Chrysermo. Olimp. clxxvii. 4. Año ^j. El nacimiento de Chrysermo se coloca baxo el año 97 antes de TOMO I. 00 290 ANT nuestra era , por la edad de dos discípulos suyos, Heraclido de Erythrea y Apolonio Mus, de quien vamos á hacer mención. Chrysermo, á los quarenta y cinco años, el 52 antes de nuestra era, enseñaba los dogmas de Herofilo. Heraclido de Erythrea, Apolonio Mus. Olimp. clxxvii i. Año 72. Estos dos herofilenses aprendieron en la misma escuela; y podian tener la misma edad con corta diferencia. Chrysermo fué su maestro. El geógrafo Strabon, de quien sabemos esta particularidad, aña- de que Heraclido de Erythrea y Apolonio Mus vivían en su tiempo. Probablemente los vio en Asia ó en Alexandría. Después de una larga carrera (76 años) murió Strabon el 25 de nuestra era, baxo Tiberio: escribió siete años antes, en el de 18; así nació hacia el 5 2 antes de nuestra era. Se puede presumir que los dos Médicos que habia visto Strabon en dicho tiempo tenian unos veinte y cinco años mas que él; luego nacerían el 72 antes de nuestra era, y gozarían una cierta fama á los cincuenta años, hacia el 22 antes de nuestra era. Chrysermo debia tener unos veinte y cinco años mas que sus dos discípulos. Antonio Musa, Año 72. Pareció después que Themison, á quien no conoció. Después de haber hablado de Themison, Plinio hace mención de Musa ( Hist. nat. prafat. lib. 2$, pág. 634, lín. _o, y 10, edit. 1606 infol.); pero por mas que digan, el parage es ininteligible, y por consiguiente corrompido. El historiador habia notado que Erasís- trato recibió por su cuidado grandes recompensas de Antíoco y Ptolemeo. Algunas líneas después nos dice hasta donde llegó la generosidad de los Príncipes que siguieron á Augusto con respecto á los Médicos. Entre estos hechos es donde se habla de Antonio Musa y de Augusto, de quien fué Médico. Parece que Plinio quiere decir que Musa en su práctica tomó otro camino que Themison (lo que es cierto); que obtuvo recompensas honoríficas del Empera- dor, después de haberle curado; y que bien pronto llegó á ser Médico de todos los ricos de Roma, Sea como fuese, esta cura de Augusto por Musa fué el año 731 de Roma, 22 antes de nuestra era, quando el Emperador tenia quarenta años. Musa podria tener entonces cincuenta; luego nace- ría hacia el 681 de Roma, 72 antes de nuestra era. ANT 291 Eudemo. Olimp. CXCI. 2. Año I). CxYio Aurelianole llama sectario de Themison, esto es, que era metódico. Eudemo era griego , y como los de esta nación, era doble, sa- gaz é insinuante. Vino á Roma; se unió con Seyano, favorito del Emperador Tiberio; se hizo amigo de este Ministro (era casi de la misma edad) confidente de sus amores con Livia, muger de Druso, y Médico de esta Princesa. El infame Eudemo pereció de una muerte infame , el año 31 de nuestra era , y el 784 de Roma, á los quarenta y cinco años; así nacería el 15 antes de nuestra era. A. Corn. Celso. Año 11. Si Celso escribió hacia el año 30 de nuestra era, 783 de Roma, como lo dixe en 1775, se puede presumir que en esta época tenia á lo menos quarenta años; luego nacería el 743 de Roma, el 21 del Imperio de Augusto, y 11 antes de nuestra era. No obstante se podria sospechar con algún fundamento que Celso escribiese mas tarde. Hemos llegado á una era nueva (la nuestra) cuyo principio solamente nos hemos propuesto recorrer. En lugar de las olim- piadas , pondremos el cómputo de los romanos t que es el único que se usaba entonces. Veccio Valens. Año de Roma 756". De nuestra era 3. Fué discípulo de Apuleyo Celso. Vecio Valens pareció con brillantez en Roma al principio del Imperio de Claudio. Como se habia formado un modo particular de tratar las enfermedades, dixo Plinio que habia creado una nueva secta. Este Médico se va- nagloriaba de hablar bien. Se introduxo en la corte licenciosa de Mesalina, y participó de los favores que ella gustaba prodigar á otros muchos. Pero, como dice Plinio , no se debe acusar al arte los excesos y crímenes de los que le profesan: Non sint artis ista, sedhominum (ibid.pág. 634, lín. 18). Fué condenado á muerte como esta Princesa el año 48 de nuestra era: apenas podia tener menos de quarenta y cinco años. Scribonio Largo. Año de Roma ¿6i. De nuestra era 8. Fué de la expedición que se hizo á Inglaterra, baxo el Imperio de Claudio el año 43 de nuestra era. Scribonio fué verosímilmente 292 ANT en calidad de Médico del exército, ó á lo menos de una legión. Se le pueden suponer entonces treinta y cinco años; luego nació hacia el 8 de nuestra era, y 761 de Roma. Debemos advertir que seguia los dogmas de Asclepiado. Apu- leyo Celso y Trifon fueron sus maestros. Probablemente Trifon fué su primer maestro siendo aun joven. Atheneo. Año de Roma 762. De nuestra era _o. Atheneo aprendió en la escuela de los Metódicos, y llegó á ser gefe de una secta nueva, conocida baxo el nombre de secta Pneumática; no se diferenciaba de la Metódica mas que en algunos puntos: así los Pneumáticos no estuvieron esencialmente separados del cuerpo de los Metódicos, pues reconocian á Themison por el mismo gefe. La secta Pneumática no apareció tan brillante como las otras, y no parece haber tenido tantos partidarios; no obstante, existía aun el año 164 de nuestra era. Ademas de Atheneo, que fué el fundador, se sabe de algunos Médicos que la adoptaron sucesiva- mente: estos son Magno y Agathino, discípulos de Atheneo; Ar- chigenes, discípulo de Agathino. Se encuentran sus nombres en este pasage de Celio Aureliano. Sed ñeque alius quisquam hanc pas- sionem (catalepsim) cognovit usque ad Methodicorum témpora. Nam ex nostris primus. Magnus ejus argumenta constituit, atque mox, Agathinus, de hinc Archigenes, quiplurimum passionem, a cater discernendo separavit. (Acutor. morbor. lib. 2, cap. 10, pág. 9G. Amotel 17££ in 4.0) Para determinar el tiempo en que vivieron estos Médicos pneumáticos, tenemos á Archigenes, que forma el tercer eslabón de la cadena: empezando por él, volveremos á subir fácilmente á sus dos antecesores. Archigenes, dice Suidas, que murió baxo el reynado de Trajano á los sesenta y tres años. No fixa la fecha; pero se sabe que la muerte de este Príncipe acaeció el 117 de nuestra era. Suponiendo que Archigenes acabase su carrera el año 112 , se sigue que nació el 49, el 8 del Imperio de Claudio. Es verosímil que Agathino tuviese veinte años mas que Ar- chigenes; sentado esto, Agathino pudo nacer hacia el 29 de nuestra era, el 1 <, del Imperio de Tiberio. Suponiendo igualmente que Atheneo tenia veinte años mas que Agathino, resulta que nacería hacia el 9 año de nuestra era, 762 de Roma, y 40 del Imperio de Augusto. Atheneo tenia quarenta y cinco años hacia el 54 de nuestra era. Hemos hecho una operación retrógrada con estos tres Médicos; ANT será á propósito colocarlos por el orden cronológico. Atheneo, nació hacia el año 9 de nuestra era. Agathino , nació hacia el año 29 de nuestra era. Archigenes, nació hacia el año 49 de nuestra era. L. Jun. Mod. Año de Roma 76$. De nuestra era 12. Columela. De Roma 766. De nuestra era 13. He probado en otra parte que Columela componia su obra hacia el fin del año 62 de nuestra era, ó en el corriente del 63: era amigo de Gallion, qne tenia entonces cerca de setenta años (era el hermano mayor del filósofo Séneca). Se puede suponer que en la época de 62 ó 63 Columela tenia cincuenta años; así nacería hacia el año 12 ó 13 de nuestra era, al fin del reynado de Augusto. Menodoto. Año de Roma 768. De nuestra era i£. Este Médico era de Nicomedia, y de la secta Empírica. Galeno habla de él como de un mal escritor , que habia compuesto muchos libros muy grandes llenos de invectivas contra los Médicos de las demás sectas. Vivia, dice Le Clerc (Hist. de la Med. part. 23 lib. 2, c. 8, pág. 377), después de Heraclido de Tarento , á quien coloca en el siglo 38 de la creación del mundo. Se sabe que los cronologistas mas seguidos cuentan 4004 antes de nuestra era , esto es, quarenta siglos y quatro años, por una omisión de los quatro años primeros de nuestra era; omisión que se reconoció demasiado tarde para rectifi- carla de otro modo. Luego es preciso, según Le Clerc, que Hera- clido de Tarento haya vivido en el intervalo del año 300 al 200 antes de nuestra era; y esto es colocarle demasiado alto. Con decir que Menodoto vino después de Heraclido de Tarento, nada nos dice Le Clerc. Para encontrar con corta diferencia el tiempo en que florecie- ron , ní> solo Menodoto, que era de la secta de los Filósofos scépti- cos, y Médico empírico, sino también otros tres Médicos, igual- mente empíricos y scépticos, ha sido preciso seguir la filiación de la secta de los Filósofo scépticos, supuesto que la sucesión de les Médicos empíricos estaba rota. Pirrhon fué el gefe de los Scépticos; y continuó la secta por Timón de Ftiaso, su discípulo, que no tuvo sucesor en la escuela de su maestro. Se extinguió; pero se renovó por Ptolemeo de Ci- rena , y se continuó, dice el sabio Brucker, según Diógenes de Laercio, por Heraclido j ¿Fnesidemo de Gnosio, que enseñaba en Alexandría, y fué contemporáneo de Cicerón j por Zeuxipo, 294 ANT Zeuxisj Antíoco de Laodicea; Menodoto, Médico; Herodoto de Tarso, Médico; Sexto, Médico; y Saturnino, Médico. Hay en esta sucesión dos puntos fixos: i.° el tiempo en que vivia Cicerón: 2.0 en que florecia Sexto, baxo el Impero de Adriano. Es- tas dos épocas han servido para determinar, de un modo bastante verosímil, el tiempo en que florecieron todos estos Scépticos, y so- bre todo los quatro Médicos empíricos. Pero las dos épocas co- nocidas nos han precisado á admitir treinta años en la relación de unos á otros como en las generaciones de los padres á los hijos. Ved aquí el quadro. Años ánteg Años antes de nuestra era. de nuestra era. Ptolemeo nació hacia el..... 166 tiene 40 años hacia el........ 126 Heraclido......................... 136 40........................... 96 ./Enesidemo....................... 106 40........................... 66 Zeuxípo............................ 76 40........................... 36 Zeuxis.............................. 46 40.......................... 6 Antíoco............................ 16 Años Años de nuestra era. de nuestra era. Antíoco............................. 40 años hacia el...... 25 Menodoto nació hacia el..... 15 tiene 40 años hacia el....... 5J Herodoto........................... 4J 40.......................... 8j Sexto................................. 7? 40.......................... 11 j Saturnino.......................... ioj 40.......................... 14^ Thesalo. Año de Roma 768. De nuestra era i£. Thesalo, reformador de la secta metódica, baxo el Imperio de Nerón abandonó la Asia, en una edad madura, para ir á presentarse en un vasto teatro. Le acogieron en Roma; ganó la confianza de los Grandes y de los ricos, y no tardó en obtener el primer lugar entre los Médicos que encontró en aquella ciudad. Gozó de esta reputación brillante hacia el año 5 5 de nuestra era, época en que podemos suponer que tendría quarenta años; luego nació hacia el 15 de nuestra era, 768 de Roma. Se sabe que Plinio publicó su Historia natural el año 830 de Roma, y 77 de nuestra era. Nos dice que Thesalo tenia el sepul- cro en la via Apia. Este famoso Médico parece que no sobrevivió á Nerón, porque murió el año 68. Crinas. Thesalo se habia atraído las atenciones en la metrópoli del Im- ANT 295 perio Romano; y los ricos se disputaban, por decirlo así, seria mas liberal con él para recompensar sus consejos y asistencia, quando otro Médico, Crinas de Marsella, llegó á la capital del mundo. Seduxo á los romanos con su nuevo modo de tratar á los enfermos; y bien pronto, eclipsandoá Thesalo, llegóá ser el primer Médico de Roma, y juntó un caudal inmenso. Charmis. Pero mientras Thesalo y Crinas dividían, no obstante, con dife- rencia el favor de los grandes, Charmis, también de Marsella , no menos ambicioso de gloria y de riqueza, tiene valor de venir á medir sus fuerzas con estos dos rivales. No se engañó; pues no tardó en adquirir la fama y la fortuna que deseaba. Parece que estos tres innovadores de Medicina no duraron mu- cho tiempo; pero en el espacio de 12 á 13 años se les vio aparecer y desaparecer. Pero como Thesalo tuvo discípulos, se hacia aun mucho aprecio de su nombre y de su doctrina al fin del segundo siglo de nues- tra era. Agathino. Año de Roma 782. De nuestra era 29. Supuesto que Agathino era de la secta pneumática, y que habia sido discípulo de Atheneo, debió nacer (como lo hemos demostrado) hacia el año 29 de nuestra era. Fué maestro de Archigenes, natural de Apamea en Siria: se ignora la patria de Agathino. Parece que Archigenes estuvo mucho tiempo al lado de su maestro , y que de este modo aprendió á tratar bien las enfermedades; pues fué Médico de Agathino, y le curó un delirio. Como un maestro no hace fácilmente confianza de un discípulo, y un discípulo, á no ser muy vano, no se encarga de dirigir una enfermedad grave que padez- ca su maestro, es verosímil que quando Archigenes trató á Aga- thino estaba dedicado á la práctica de la Medicina, y que tenia cerca de treinta y cinco años quando Agathino tenia cincuenta y cinco. Areteo de Capadocia. No están conformes los autores sobre el tiempo en que vivió este Médico. i.° Los hay que le colocan después de Galeno, porque no le nombra. 2.0 Otros le ponen antes de los Césares. 3.0 También le hacen contemporáneo de Galeno. 40 La opinión mas moderna es la de Wigan, Médico Ingles: este dice que Archigenes se aprovechó de los escritos de Areteo; y 296 ANT por consiguiente le hace nacer antes. Según esta opinión, es preciso que Areteo de la secta Pneumática, fuese absolutamente discípulo de Atheneo, que fué el fundador de ella; así Areteo podia ser de la edad de Agathino, y aun condiscípulo suyo. El libro mas antiguo en que se encuentra el nombre de Areteo, se intitula Euporistan; se le atribuye á un Dioscórides; pero es bas- tante singular que el autor, que no cita á nadie en esta obra , cite precisamente á Areteo; no obstante, como este pasage está eviden- temente corrompido, no puede ser de una gran autoridad. Oríbaso, que vivia en el quarto siglo, no hace mención de Areteo. Se le cita en la obra de Aecio, que escribia al principio del siglo sexto. Pablo de Egino ó Egineta, Médico del séptimo siglo, parece que cita á Areteo; digo que parece , porque en la edición griega de Al- do, se lee A^tcuov; pero en la de Basle, que es mejor, se lee Aíjioy; y en efecto, Aétio dice lo que Pablo cita como de Aétio. Luego solo Aétio ha nombrado verdaderamente á Areteo; pero sin señalar su obra, y sin hacer ningún juicio de él. No obstante, tenemos con el nombre de Areteo muchos li- bros , que se publicaron por primera vez en latin en 1552, en 4.0 El texto griego no pareció hasta el 1554, en 8.° ¿Ha habido algún Médico de este nombre? No me atreveré á negarlo. Pero estoy muy cerca de creer que Areteo es el mismo que Atheneo , gefe de la secta Pneumática, cuyas obras alaba mucho Galeno. Es muy fácil el que en un manuscrito mal hecho ha podido leer el copiante AptTcuor en lugar de AdwaTioí: es igualmente fácil, por la misma razón el que mudase el adjetivo patronímico otTT«\ít/í-, ó a.rroíKtoL( en na.7r'7rctta para hacer ver que no hay antihécticos propiamente dichos, ó especí- ficos para curar las úlceras del pulmón ; y en lugar de todos los re- medios enunciados, cuyo suceso es muy dudoso, se deben preferir los vexigatorios, las moxás en el pecho, los sedales y fuentes &c. F. Antihectico de Potekio ó de la Poterie. Se da este nom- bre á una composición farmacéutica que compuso Poterio, Médico Alemán, y según otros La Poterie, Médico Francés; también se llama diaforético jovial, cuya composición se reduce á fundir el régulo marcial con el estaño de Inglaterra. Estando ya esta mezcla fría y hecha polvo, se añade nitro, poniéndole en un crisol, donde se detonará , se calcinará , y tomará un color blanco. Este remedio ha sido tenido por mucho tiempo como un específico en la calen- tura héctica. Su autor le administraba en todas las enfermedades que provenían de obstrucciones; se cree que obra como aperitivo, in- cindente y diaforético, y que debe producir buenos efectos en las caquexias, la hictericia, los vértigos &c. Algunos Médicos reprue- ban este remedio , y niegan las propiedades indicadas; otros las reconocen, y recomiendan infinito este remedio; pero aunque goce de todas las buenas qualidades que atribuye su autor, en el dia se hace muy poco uso de esta composición. ANTIHELMÍNTICOS. (Med.) Son los medicamentos propios para matarlas lombrices. (V. vermífugos y lombrices. ) ANTIHIPOCONDRIACOS. (Mat. Med.) Nada hay tan vago como este título general de medicamentos, porque las enfer- medades varían en una multitud de circunstancias; la edad del en- fermo, la época del mal, la naturaleza de los accidentes que produ- ce &c. hacen por consiguiente que los remedios que deben emplearse en su curación varíen igualmente, y así no hay antihipocondriacos propiamente dichos. Esta palabra expresa como otras muchas ana- ANT 301 logas, que la unión de remedios que se emplean mas comunmente en las afecciones hipocondriacas, se llaman así, siendo muy varia- dos , sin que haya uno solo específico. F. AMTIHISTÉRICOS. (Mat. Med.) Los antihistéricos ó los remedios propios para calmar las afecciones espasmódicas que sue- len ocurrir en las enfermedades de las mugeres, y que son por lo común debidas á las lesiones de la matriz , son tomados de la clase de los antiespasmódicos y uterinos. Estos son por lo común las substancias las mas fétidas, porque la experiencia ha demos- trado, que los olores aromáticos y agradables producen los acce- sos histéricos ; y al contrario les humos de las materias anima- les quemadas, y en particular los pelos, la lana, las plumas y las ast;is, han producido siempre buenos efectos para calmar las con- vulsiones y los espasmos que experimentan las mugeres en el histe- rismo. Todos los demás antiespasmódicos pueden ser también anti- histéricos. Los principales antihistéricos son el castor, el alcanfor, la asafétida, el agua de flor de naranja, de torongil, el aceyte de succino, el amoniaco extraído de substancias animales, el azafrán, el éter, el aceyte animal rectificado (y nosotros añadiríamos el opio y sus preparaciones.) F. ANTILÁCTEOS. (Mat. Med.) Se llaman antilácteos ó lactí- fugos los medicamentos que se creen propios para evacuar la leche. Todo quanto se puede decir sobre los buenos efectos de estos re- medios en las enfermedades lácteas, que llama también leche re- partida por el cuerpo, es que ninguno de ellos se puede mirar como específico; y en efecto, los aperitivos, los diaforéticos y los purgantes son los principales medicamentos que curan estas afeccio- nes, y así no será extraño de hallar en la lista de antilácteos , el amoniaco ó álcali volátil, las sales neutras amargas, y particular- mente el sulfate de potasa, el sulfate de sosa, ó sal de Glaubero , el sulfate de magnesia ó sal epson , los antimoniales, las raices de bar- dana , de zarzaparrilla, las flores de caléndula de primavera, la raiz de caña, el azúcar morena, la miel 8cc. Estos medicamentos obran dividiendo el humor lácteo que se fixa en el texido celular, ó se detiene en los vasos blancos ó linfáticos, conduciéndole á la piel, ó evacuándole en los intestinos, para lo qual se administran estos remedios; los quáles no tienen ninguna virtud específica en las afecciones producidas por la deviación de la leche. Es necesa- rio añadir á todo lo dicho, que algunas veces los eméticos, y en particular la ipecacuana precaven los accidentes terribles, produci- dos por la leche que se encamina á la región epigástrica después del parto; por este medio el difunto Mr. Doulcet ha curado una gran porción de puérperas en el hospital general de París usando la ipecacuana &c. F. ANTILÓMICOS. (Mat. Med.) Los antilómicos, llamados también antipestilenciales, son los remedios que se han recomen- dado para precaverse del contagio de la peste. Esta enfermedad es tan terrible y matadora, que los hombres han buscado siempre con ansia los medios con que poderse sacudir de este terrible azote; las Farmacopeas están llenas de recetas y composiciones para este efecto; las hogueras, la combustión de varias substancias y otros medios se han empleado en semejantes circunstancias, pero todos por lo común han salido ilusorios: lo que ha detenido y aun pre- cavido de los contagios, han sido las fumigaciones acidas. (V. fumi- gaciones y el artículo peste.) ANTIMONIALES. (Mat. Med) Se llaman antimoniales to- dos los medicamentos preparados con el antimonio ó el azufre de antimonio , formando la base este mineral. Después de las discusio- nes suscitadas entre los Médicos sobre el antimonio y sus prepara- ciones , los útiles y grandes efectos que tuvieron en manos de al- gunos hombres del arte de curar hicieron que se admitiesen en la Medicina , y los Químicos se ocuparon á porfía en variar las fór- mulas de este medicamento. Aunque en estos primeros trabajos, la larga experiencia ha hecho distinguir algunas de sus prepara- ciones de la gran porción que se habian propuesto en el principio, el número de antimoniales que aun se preparan en la Farmacia es bastante considerable para que podamos hacer una enumeración metódica., dividiéndolos en varios géneros según su naturaleza; pero veamos cómo se las puede considerar. Genero i. Antimoniales en estado metálico. Especie i. Cubiletes de antimonio. 2. Pildoras de antimonio perpetuas. Género n. Antimoniales sulfurosos. Especie y Azufre de antimonio, mina de antimonio, vidrio de antimonio, hígado de antimonio, azufre de metales. 4. Oxide de antimonio azufrado y vidrioso. 5. Oxide de antimonio sulfurado pardo; kermes mineral. 6. Oxides de antimonio sulfurados anaranjados; azu- fre dorado de antimonio. Género m. Oxides antimoniales. Especie 7. Oxide de antimonio sublimado; flores plateadas de antimonio. 8. Oxide de antimonio por el nitro; antimonio dia- forético lavado. 9. Oxide de antimonio alcalino; antimonio diaforé- tico sin lavar t fundente de Rotrou. ANT 3°3 10. Oxide de antimonio puro, precipitado del oxide de antimonio alcalino por los ácidos; materia perlada de Kerkringius; ceniza ó albayalde de antimonio. u. Oxide de antimonio, precipitado por el agua de muríate de antimonio; polvo de Algaroth. 12. Oxide de antimonio sobrecargado de oxígeno por el nitro; polvo de la Chevalleraye. Género iv. Antimoniales salinos, sales de antimonio. Especie 13. Muríate de antimonio sublimado; manteca de antimonio. 14. Tartrite de antimonio alcalino; tártaro estibiado, ó tártaro emético. 15. Muríate de antimonio, es compuesto y sobrecar- gado de oxigeno por el ácido nítrico; bezoar mineral. Genero v. Disoluciones alcalinas de antimonio. Especie 16. Varias tinturas de antimonio sulfuradas y al- calinas. Género vi. Aliages antimoniales. Especie 17. Régulo, antimonio y estaño; régulo jovial. 18. Antimonio cobrizo; régulo de venus. 19. Antimonio y hierro; régulo marcial. Entre estas diez y nueve preparaciones de antimonio se emplean comunmente el agua sulfurada de antimonio, el oxide de antimo- nio sulfurado y pardo, ó kermes mineral; el oxide de antimonio por el nitro, ó el antimonio diaforético lavado ó sin lavar; el mu- ríate de antimonio sublimado, ó manteca de antimonio, y el tar- trite de antimonio alcalino , ó el tártaro emético estibiado. (V. cada uno de estos artículos para conocer la naturaleza de estas pre- paraciones y sus propiedades medicinales.) F. ANTIMONIO. (Mat. Med.) Se llamaba otras veces anti- monio una substancia mineral ó una mina compuesta de azufre, y un semimetal, que se llamaba régulo de antimonio; en el dia, habiendo desterrado ia expresión vaga de los alquimistas de régulo, que daban á todas las substancias metálicas, se llama antimonio al semimetal puro y sulfureto de antimonio el mineral formado de este semimetal y el azufre. Para conocer con exactitud las propieda- des medicinales del semimetal, llamado antimonio, y de las diver- sas preparaciones de quien forma su base, es preciso describir ex- presamente sus principales propiedades químicas. El antimonio es un semimetal blanco, cristalizado en grandes láminas, muy que- bradizo, que se funde quando está bastante roxo, oxidándose fá- cilmente á esta temperatura , cuyo oxide blanco se sublima en 304 ANT agujas ó prismas muy largos por la acción de un fuerte calor. La propiedad que tiene de cristalizarse fácilmente en su estado metá- lico , es la causa de que se note una estrella ú hojas de helécho en la superficie superior de los panes orbiculares de este semimetal. Se extrae de su mina haciendo quemar rápidamente el azufre con la ayuda de cierta cantidad de nitro, é impidiendo el antimonio que se queme por la adición del tártaro que se mezcla con el nitro. El antimonio no se altera al ayre ordinario sin que pueda co- municar cosa alguna al agua; pero estos dos cuerpos se oxidan, quando se añade al primero un gran calor, y al segundo los áci- dos. Todos los oxides de antimonio son difíciles de reducirse á me- tal, y el oxigeno con ellos está muy unido. El nitro hace que se queme bien el antimonio, resultando de la detonación de tres partes de nitro con una de antimonio una masa blanca, compuesta de oxide de antimonio y de potasa. Si se lava esta masa, el agua extrae la potasa; pero esta sal lleva con ella un poco de oxide de antimonio que se le une. Mr. Bertolet ha hallado que en esta combi- nación el oxide de antimonio hace las funciones de ácido, y forma con la potasa una especie de sal neutra cristalizable. La porción de oxide, que no se ha unido á la potasa , y que queda después de ha- berse lavado} es un especie de antimonio diaforético lavado, mas puro aun que el que se prepara con el azufre de antimonio. Se puede usar muy bien este oxide para hacer el tartrite de antimonio. El antimonio descompone completamente el muríate de mercu- rio corrosivo, y da por la destilación esta sal el muríate de anti- monio sublimado, que es un cáustico muy activo que se usa con freqüencia en la Cirugía, conocido con el nombre impropio de manteca de antimonio. Esta última sal, puesta en el agua , se des- compone en ella casi enteramente, de la qual se separa un oxide de antimonio blanco, que se llama polvo de Algaroth. Aplicando el muríate de antimonio dos ó tres veces de seguida con el ácido nítrico, se desprende el ácido muriático, cargándose mas y mas el oxide de oxígeno, y haciéndose una preparación, llamada en otro tiempo bezoardico mineral. El antimonio es el estado de semimetal: se emplea muy poco en el dia en la Medicina; en otro tiempo se usaba mucho como purgante ; pero ya se ha abandonado enteramente esta purga por incierta é irregular &c. Los diferentes oxides de antimonio pre- parados con los ácidos ó el nitro tienen una virtud purgante, emética , diurética, ó diaforética en diferentes grados; y en gene- ral parece que no es necesario que sean muy oxidados para tener estas propiedades, los quáles las pierden también por una fuerte oxidación; y así es que el oxide de antimonio el mas cargado de oxigeno, que es preparado por la detonación con el nitro, llamado ANT o°í antimonio diaforético lavado, no tiene ninguna virtud, según al- gunos Médicos. El bezoar mineral ó el oxide de antimonio, unido inmediatamente al ácido muriático, y sobrecargado de oxigeno por el oxide nítrico, con el qual se le mezcla, está absolutamente en el mismo caso. Sin embargo, no se debe ignorar que hay algu- nos Prácticos que llevan la opinión contraria , pensando que el an- timonio diaforético, el mas oxidado, y aun el mas separado de la potasa por una leviqacion muy exacta, goza todavía propieda- des manifiestas y muy útiles. Como las propiedades que les atri- buyen son de la clase de las que se llaman alterantes, y que no se presentan por fenómenos ó acciones muy sensibles, como sucede con los evacuantes, es difícil demostrar con exactitud la existencia real ó la no existencia de estos efectos; ademas que se emplea este oxide de antimonio, en los casos donde su efecto debe ser muy lento, en las enfermedades crónicas de la piel, de las glándulas linfáticas, en las que solólas fuerzas vitales, el ayre puro, los alimentos, las bebidas, el exercicio hacen freqüente- mente mutaciones útiles, sea obrando sola y sin la simultaneidad de los remedios, ó sea ayudando poderosamente la acción de ellos. Esta reflexión no solamente es particular al uso medicinal de los oxides de antimonio; es igualmente aplicable á todos los medica- mentos, cuya acción es débil y obra con lentitud, y que se admi- nistran en las enfermedades crónicas. El oxide de antimonio ó anti- monio diaforético no se prepara comunmente con el antimonio metálico, pero sí con el azufre de antimonio, como la mayor parte de los remedios antimoniales; pero este método ordinario de pre- pararlos no es el mas seguro y exacto quando se quieren tener los oxides puros (V. los artículos antimoniales, azufre de an- timonio &c.) F. ANTIPARALÍTICOS. (Mat. Med.) Remedios propios para curar la parálisis (V. este artículo.): no se conoce ningún remedio específico de esta enfermedad; pero por lo común se emplean para su curación los estimulantes aromáticos, y de otras especies, en varias formas. Los mejores remedios son las aguas minerales ca- lientes en bebida, y en baños. (V. aguas minerales.) ANTIPATÍA. £ La antipatía es una especie de aversión que se tiene á los objetos exteriores animados ó no animados, á la qual se ha dado este nombre en sentido opuesto al de sim- patía. La antipatía es el resultado de una impresión física , ex- citada en nuestros órganos por la presencia de ciertos objetos que repugnan las mas veces, sin que se pueda dar la razón de ello; y así se ve que hay muchas antipatías que son involuntarias, como las que se experimentan de ciertos animales, de varios olores, y de algunos alimentos. Hay antipatía que con la edad y la experiencia TOMO I. QQ 306 ANT se pierde enteramente, mudándose en una decidida inclinación ha- cia el objeto que antes se aborrecía; y hay otra que jamas se muda por esfuerzos que se hagan para conseguirlo. Es pues este un punto interesante para la educación de los niños, no obstinándose demasiado, después de algunos ensayos, en hacerles tomar tal ó tal alimento; pues se les puede hacer mucho daño obli- gándoles á comer substancias que son antipáticas con su estómago, qualquiera que sea la causa; siendo capaces de hacerles vomitar y aun acometerles algunos espasmos y convulsiones, como si estuviesen realmente emponzoñados. Se ven todos los dias muchos sugetos que tienen horror á los gatos, á los ratones, á las ranas, y á otras subs- tancias &c; y que perecerían mas bien que acostumbrarse á ver fría- mente estos animales, que la razón les demuestra que no pueden ser de ningún modo dañosos. Otros se desfallecen percibiendo el olor del almizcle, del ámbar, del queso y del melón. Sin embargo deque, en general, todas estas substancias son por lo común gustosas á muchas personas, porque las emanaciones de estos cuerpos no son antipáti- cas con sus órganos; no obstante no se puede negar, por poco co- nocimiento que se tenga de las cosas, que hay antipatías como sim- patías que tienen su origen de las afecciones poco racionadas, que se pueden graduar de caprichos y presunción, determinándose á primera vista para amar ó aborrecer, dando un ayre de impor- tancia á sus disparates. A la verdad no hay verdadera antipatía sino la que es fundada según el temperamento y las emanaciones, que no se pueden explicar bien. Se leen en los autores exemplos de antipatías dignos de admi- rarse por su singularidad. Olao Borriquio dice, que conoció un ta- bernero, que se estremecía quando veia el vinagre en la mesa, ex- perimentando un sudor frió inmediatamente; pero si no lo veia, po- dia seguir comiendo sin que le produxese ningún efecto desagra- dable: el mismo autor refiere que un caballero escocés se ponia pálido, y se indisponía quando veia una anguila asada. Samuel Pe- tisio dice haber conocido un hombre que se turbaba quando veia ia ensalada y las naranjas, cubriéndose su cara y las extremidades de un sudor frío; sin embargo se curó de esta especie de antipatía, que habia heredado de su padre. Juan Pechmann, célebre Teólogo, tenia una antipatía singular á ver barrer, pues quando lo presencia- ba estaba inquieto; su respiración se hacia difícil, suspirando como un hombre que temía sofocarse. Si en la plaza pública encontraba por casuaiidad alguno que barriese el suelo, huia como un in- sensato.] Antipatía. (Med.) Es la aversión natural á ciertos objetos, cuya vista ú olor produce síntomas graves á los enfermos: esta enfermedad constituye el género diez de la clase octava de Vesa- ANT 3°7 nías de la Nosología de Sauvages. (V. este artículo en la pala- bra de la clase.) ANTIPERISTÁLTICO. (movimiento) (Med.) Este movi- miento es opuesto al natural que executan los intestinos para con- ducir á sus respectivos lugares las materias que contienen. Esta di- rección opuesta y preternatural, que toman los alimentos y demás materias contenidas en los intestinos, es ocasionada por este movi- miento morboso, que los Médicos le llaman antiperistáltico, el qual es un efecto de la irritación violenta de estos órganos, ya sea por la demasiada carga de alimentos, por la acción de una bilis degenerada y estimulante, por la de los venenos &c. Como se ob- serva en el cólera-morbo, en el vólvulo, las hernias extranguladas &c; y en algunos este movimiento es tal, que ocasiona el vómito de las materias fecales. (V. los artículos de dichas enfermedades.) ANTIPODÁGRICOS. Remedios para curar la gota de los pies y de las manos. (V. artríticos^ gota.) ANTIPSÓRICOS. (Mat. Med.) Remedios para curar la sarna. (V. este artículo.) ANTIPICOS. (Mat. Med.) Se llaman antípicos los remedios capaces de disminuir y aun también de suprimir la supuración de las úlceras internas principalmente, y también de las externas. En otros tiempos no habia otro remedio á que acudir sino á los evacuantes para disminuir y desviar los humores que se dirigían á las úlceras; algunos alterantes, particularmente el azufre y los antimoniales sul- furados se empleaban también para este objeto. En el dia la quina es la que se prefiere á todos los remedios; la experiencia ha consagra- do su virtud antípica, particularmente en la purulencia de los ór- ganos interiores, como del pulmón, los ríñones y la vexiga. Haen ha dado en su ratio medendi buenas observaciones sobre esta pro- piedad en la quina. F. ANTISÉPTICOS. (Mat. Med.) Quando los humores del cuerpo humano han adquirido un grado de degeneración y descom- posición , que se acercan masó menos á la septicidad ó putrefacción, se emplean medicamentos susceptibles de corregir este vicio, á los quáles se les ha dado por esta razón el nombre de antisépticos ó antipútridos. Con solo dirigir la vista á las obras de los autores que han tratado de estos remedios, se verá que su número es grande, y sus propiedades muy diferentes. Mr. Pringle es uno de los primeros que ha hecho con la mezcla de materias podridas, de diferentes substancias, una clase nueva de antisépticos, y ha dado á conocer que hay muchos cuerpos que gozan de esta propiedad. Para dar una idea exacta de estos remedios, es necesario cono- cer antes los fenómenos de la putrefacción animal, sus causas y su naturaleza; el movimiento demasiado rápido de los humores, su 308 ANT congestión y detención, un ayre caliente y húmedo, ó alterado por la respiración, los vapores pútridos, el abuso de alimentos del reyno animal, particularmente el uso de estas substancias altera- das, los venenos del mismo reyno, las varias especies de calenturas acompañadas de acritud ó descomposición en los humores, son las principales causas de la putrefacción. De qualquiera manera que se consideren esta^ afecciones en los cuerpos animales vivos, qualquiera esfuerzo que se haga para determinar la naturaleza de ella , nos con- venceremos siempre que la septicidad de los fluidos contenidos en los canales dotados de movimientos y vida, es diferente de la putrefacción que acontece en los mismos fluidos separados del cuerpo animal; por lo que se concibe que las experiencias hechas con estos últimos humores, mezclados con diferentes líquidos, no son capaces de ilustrar tanto como se ha creído sobre la acción y uso de los antisépticos. Las diferentes alteraciones pútridas de los fluidos animales pue- den existir en cinco circunstancias diferentes: i.° los humores ex- travasados debaxo de la piel, y corrompidos producen la gangrena: 2.° el estómago y los intestinos contienen freqüentemente sucos pú- tridos, que dan origen á enfermedades particulares: 3.0 los fluidos que circulan en los vasos son algunas veces ellos mismos alterados, sin que las visceras de la digestión presenten la misma alteración: 4.0 lo mas común es que la septicidad existe al mismo tiempo en las primeras vias, y en el sistema vascular; y así es que quando las ma- terias pútridas se han detenido largo tiempo en el estómago y en los intestinos, los vasos que han absorvido una parte de esta mate- ría, han conducido á todo el cuerpo una fermentación que altera los demás humores, y así se percibe que el enfermo se pone peor: 5.0 puede suceder, quando la degeneración ha llegado al último punto, manifestarse al mismo tiempo también en las primeras vias, en el sistema vascular y debaxo de la piel. Estas circunstancias se verifican en todas las calenturas exantemáticas acompañadas de pu- trefacción como las viruelas, la miliar, y las calenturas petequiales; entonces por lo común hay muy pocos recursos, pero en todos estos casos los antisépticos se hallan indicados. También es muy importante distinguir las enfermedades pútridas febriles de las que no lo son: en estos dos casos se debe emplear todo quanto tiene el arte de eficaz, y en el segundo no se debe proceder con tanta energía. Aunque las clases de antisépticos hayan sido muy multi- plicadas por los autores modernos, se las puede reducir á las siete siguientes: i.a antisépticos vaporosos ó aeriformes; los ácidos mez- clados y esparcidos en el ayre respirable; los vapores de los cuerpos en fermentación , ó el fluido elástico conocido hoy con el nombre de ácido carbónico; el ayre frió y renovado; el vinagre en evapora- ANT 309 cion , los humos de substancias aromáticas quemadas: 2.a los anti- sépticos ácidos y los mas activos de todos son los minerales; el agua acídula ó gaseosa natural ó artificial; las hojas acidas de acedera, de aleluya; las frutas acidas, como las cidras, las naranjas, los limo- nes, el agraz, el crémor de tártaro, el vinagre: 3.a los antisépticos espirituosos, que se aplican al exterior con mucha utilidad son el vi- no, la cerveza, la cidra, el aguardiente, el espíritu devino: 4.a los antisépticos amargos, como la quina, la centaura, la genciana, la cascarilla, el axenjo &c.: 5.a los antisépticos aromáticos, como la corteza de cidra , de naranja, de canela, de nuez moscada, y to- das las plantas labiadas en general: 6.a los antisépticos astringentes, cuya enumeración haremos en el artículo de los tónicos: 7.a los antisépticos acres, que tienen un sabor y un olor picante, como son las plantas cruciferas, que hemos examinado mas particular- mente en el artículo de los antiescorbúticos. Después de haber hecho esta división de antiséptico, se conci- be que pueden dividirse en dos clases generales relativamente al modo de obrar; en efecto los unos moderan el ardor y movimiento de los fluidos , y son verdaderamente refrescantes ó atemperantes, como el ayre puro y los ácidos; los otros agitan los humores y excitan los sólidos, y pertenecen á los calefacientes; por lo que se deben distinguir los unos de los otros, prestando 2tencion á las varias indicaciones que piden la administración de cada uno de ellos. Y así en las enfermedades febriles acompañadas de putrefac- ción , los antisépticos refrescantes están muy bien indicados. En las degeneraciones crónicas de los humores, particularmente los que están acompañados de palidez y debilidad, los antisépticos calientes administrados con prudencia , producen aun mejores efec- tos que los primeros. Observamos también que los antisépticos, ad- ministrados interiormente , gozan al mismo tiempo de otras propie- dades, pues son tónicos, aperitivos, incindentes, diuréticos, según las diferentes clases de donde se les toma. Aplicados al exterior son también resolutivos, repercusivos y discucientes. F. ANTIVENÉREOS. (Mat. Med.) En la clase de aníivenéreos se hallan los específicos mas enérgicos y constantes de todos los re- medios. Los americanos han empleado desde largo tiempo los su- doríficos para curar esta enfermedad, y en particular el guayaco, la zarzaparrilla, el sasifras &c. Desde que Berenger de Carpí y Juan de Vi3o usaron el mercurio para curar las enfermedades ve- néreas, los Químicos y los Médicos han variado infinito la forma de administrar y preparar esta substancia metálica. La historia de los varios modos de administrar el mercurio ha suministrado ma- teria para muchas excelentes obras. Dirijamos la vista por la lista siguiente. 310 ANT i. El mercurio ó azogue crudo. 2. El mercurio envuelto en la manteca, llamado ungüento de mercurio, ó pomada mercurial. 3. El mercurio envuelto en las gomas, llamado mercurio gomoso. 4. El mercurio envuelto con azúcar. 5. El mercurio envuelto con xarabes. 6. El mercurio mezclado con las conservas y las confituras; to- das estas mezclas tienen una virtud poco activa é incierta. 7. El agua que se cuece con azoges tiene poca virtud. 8. El agua destilada muchas veces con el mercurio: poca ó nin- guna virtud. 9. El óxíde de mercurio roxo por el fuego y el ayre: el precia pitado por sí muy acre. 10. El óxíde de mercurio amarillo le turblit mineral: emético muy violento. 11. El óxíde de mercurio roxo por el ácido nítrico: el preci- pitado por sí roxo: veneno corrosivo. 12. El precipitado blanco, muríate mercurial, desigual, ad- quirido por la precipitación: muy acre, y de una virtud incierta. 13. Muriate, mercurio corrosivo, el sublimado corrosivo, re- medio heroyco; pero exige mucha prudencia y precaución para administrarlo. 14. El muriate de mercurio dulce, mercurio dulce, panacea mercurial, los calomelanos: estos tres remedios, particularmente el primero, son muy buenos: Boerhaave los usaba mucho. 15. Los oxides de mercurio separados de los ácidos por los ál- calis, los precipitados alcalinos: acción muy incierta. 16. El borate de mercurio: muy buen remedio. 17. El aceyte de mercurio, tierra foliada mercurial: muy difí- cil de administrar, las mas veces es emético. 18. El tartrite de mercurio; poco conocido. 19. El precipitado rosado, formado por el nitrate de mercurio echado en la orina humana, mezcla variada é inconstante de fosfate de mercurio y de muriate mercurial corrosivo: remedio muy malo. 20. Sulfate de mercurio negro, etiope mineral: poco antivenéreo. 21. Sulfate de mercurio roxo, cinabrio, no es antivenéreo sino quando se recibe en vapor por los vasos absorventes de la piel, 6 en fumigación. 22. Nitrate de mercurio mezclado con el éter: remedio muy acre y de una acción incierta en razón de las descomposiciones que experimenta. El charlatanismo y la sed del oro han introducido una gran porción de preparaciones mercuriales que no se diferencian en nada unas de otras, siendo muy semejantes á las precedentes, distínguién- AOR 311 dose solo con el nombre, siendo inútil hacer aquí su enumeración. Muchos Médicos han creido que se podía curar el gálico con un gran número de vegetales, ademas de los leños y las raices que se han indicado mas aniba, de los que los americanos hacian un gran uso: se ha reconocido que casi todos los vegetales sudoríficos son capaces de producir los mismos efectos, quando se les da en gran- des dosis y baxo una forma, en que sus principios estén concen- trados. Algunos autores han recomendado también como anti- venéreos la saponaria sifilítica; su virtud aun no se ha reconoci- do universalmente (lo mismo sucede ala agave y la vegona.) Tam- bién se ha pretendido que los vegetales frios y depurantes eran antivenéreos ; pero por desgracia , estas pretensiones de ningún modo se han demostrado. Las fricciones tienen la preferencia so- bre las demás preparaciones mercuriales salinas: son las que con- vienen en el mayor número de casos; sin embargo en algunas cir- cunstancias es necesario reunir los dos métodos. El por menor so- bre este apunto pertenece á la historia del mal venéreo. Por ahora nos contentaremos con observar que á pesar de las hipótesis pro- puestas por varios autores, no conocemos absolutamente el modo de obrar de los antivenéreos en general, ni del mercurio en parti- cular. La forma globulosa y la excesiva pesadez de esta substancia, no bastan para explicar sus efectos en la economía animal. La des- composición química de las sales animales, y en particular de las sales fosfóricas no pueden tampoco ilustrarnos sobre su acción; por tanto es preciso abandonar todas las explicaciones hasta que este- mos mas instruidos en la naturaleza de los humores y sus altera- ciones. F. AORTA. (Anat.) La arteria aorta es la primera y la mayor de todas las arterias; nace de la parte superior y derecha del ventrículo izquierdo del corazón para distribuirse en todo el cuer- po : inmediatamente da dos arterias llamadas coronarias, que se distribuyen en el mismo corazón; después se dirige la aorta obli- quamente, ascendiendo de derecha á izquierda, formando una cor- vadura que describe casi un medio círculo, que es la que se llama el arco ó cayado de la aorta, cuya situación corresponde por de- tras al cuerpo de la segunda vertebra dorsal, adonde estriba, y por delante frente á la primera pieza del esternón. De la convexi- dad de este arco, esto es, de su parte superior, nacen tres ramos considerables que constituyen lo que se llama aorta ascendente; pero cada uno tiene su nombre particular; el que está á su derecha se llama arteria subclavia derecha, el de la izquierda subclavia de este lado, y el de en medio carótida izquierda; algunas veces sale de este sitio la arteria vertebral. Luego que la aorta ha dado estos ramos, y ha formado el arco que se dirige de arriba abaxo, 312 APA toma el nombre de aorta inferior ó descendente, la qual se dirige de arriba abaxo por la parte lateral izquierda del cuerpo de las vertebras de la espalda hasta la parte inferior del pecho, que en este sitio atraviesa el diafragma, siguiendo después todo lo largo de las quatro vertebras superiores de los lomos; aproximándose poco á poco á la parte media de su cuerpo, en cuyo sitio se divide en dos grandes ramos que se separan uno de otro, llamados arterias iliacas comunes. La porción de aorta que sigue toda la extensión del pecho desde el diafragma arriba, se llama aorta descendente superior ó pectoral; y la que sigue desde el diafragma abaxo, aorta descendente inferior ó ventral. La aorta pectoral da por la parte anterior las arterias pericar- dinas, las bronquiales y las exófógicas, y por las partes laterales, produce las arterias intercostales. La descendente ó aorta inferior ventral da en su descenso por la parte anterior las arterias dia- fragmáticas inferiores, la celiaca, la mesentérica superior é inferior, las capsulares, las renales , las esparmáticas; por sus partes latera- les y posteriores, las lumbares, y en el sitio en que se divide la aorta: para formar las iliacas primitivas, da la sacra anterior. (V. los artículos de cada una de estas arterias para seguir las últimas distribuciones de esta gran arteria.) APARATO. (Cirug.) El aparato es la preparación y disposi- ción de todo lo que se necesita para hacer una operación, ó la ope- ración quirúrgica de alguna enfermedad. Puede haber muchas di- ferencias de aparatos entre sí, según lo exijan las necesidades en que se han de emplear con relación á los instrumentos ó las máquinas, las vendas y vendages, las compresas, hilas, cordonetes &c., que es lo que se llama piezas de aparato; y así quando decimos apara- to, expresamos todas estas cosas ó la parte de ellas que se necesita. Por esta regla general en la Cirugía se prepara el aparato antes de executar^ la operación que se intenta, como no sea en la luxación ó alguna otra enfermedad executiva, en cuyo caso es preciso ha- cerla inmediatamente. La palabra aparato se usa también en Cirugía para designar el sitio en donde se han de hacer las operaciones de la talla; y así se dice el alto aparato y el grande y pequeño aparato, el aparato lateral. APATÍA. (Fisiol.) Se da el nombre de apatía á todo defecto de afección física ó moral, esto es, á la insensibilidad. Se puede tener como imposible el adquirir una insensibilidad física, que es de la que tratamos. Sin embargo que se han visto algunos nombres resistir y ser inaccesibles á los dolores, aunque se exponían á su- frir experiencias violentas y singulares, bien que estos sugetos son charlatanes, que con la astucia eluden á los incautos. La insensibili- APE 3r3 dad física es contraria al orden general y particular, y no puede ser mas que una pretensión absurda y sistemática, respecto á que no hay individuo alguno que se halle sin la sensibilidad é irritabilidad, propiedades que proporcionan la felicidad del hombre incitándole á buscar el placer y evitar el dolor, sin lo que seria imposible velar y cuidar de su existencia. No se puede exercer ninguna ac- ción natural, sin ser afectado del bien ó el mal, y sin que la sensa- ción física no se refiera al alma, la que recibe las impresiones por medio de los órganos, resultando las sensaciones en su conseqüencia... La apatía moral absoluta no existe, como sucede con la física, aunque hay algunos sugetos que son menos sensibles respecto á otros; siendo un resultado de su constitución, lo que no debe ad- mirar á los que conocen la influencia que tienen los diferentes tem- peramentos en las acciones morales. Ademas de esto, la apatía completa seria sin duda como la lepra una monstruosidad en la sociedad, supuesto que aniquila la sensibilidad y el fuego de las pa- siones, cuyo justo equilibrio es el que produce las bellas acciones, concurriendo á la felicidad de los hombres para mantener su segu- ridad. Se llaman comunmente apáticos los sugetos de'un tempera- mento flemático y pituitoso...] (V. temperamento pituitoso.) APÉNDICE. (Anat.) Se entiende por esta palabra una parte pequeña añadida á otra mas voluminosa. Los principales apéndices que se hallan en el cuerpo humano son: i.° el vermiforme, que está unido al intestino ciego: 2.0 los apéndices adiposos del colon &c. APERITIVOS. (Mat. Med.) Los aperitivos son los mas sua- ves y menos enérgicos de los alterantes. (V. esta palabra.) La ma- yor parte tienen mucha analogía con los depurantes, porque estos no corrigen por lo común los vicios de los humores, ni los purifican sino destruyendo una parte de su consistencia, facilitando su circu- lación , y favoreciendo la acción que exercen los sólidos sobre ellos. Estos remedios excitan en general un movimiento suave, y oscila- ciones moderadas en las fibras; dividiendo lentamente los humores, dándoles la fluidez que habian perdido, y restableciendo las fun- ciones recíprocas entre ellos y los sólidos. El efecto que los aperi- tivos producen en los sólidos y en los fluidos es casi siempre sen- sible en la orina, aumentando su secreción y excreción, teniendo también mucha analogía con los diuréticos. La fuerza tónica que excitan, los semeja también á los estimulantes. Se colocan igualmente en la clase de aperitivos las sales neutras medianamente amargas, como son el sulfate de potasa , ó tártaro vitriolado, el nitro, el mu- riate de sosa, ó sal marina, el tartrite de potasa, ó sal vegetal, el tartrite de sosa y potasa, ó sal de Seignette. Las aguas minerales marciales, en que el hierro está disuelto por el ácido, son también aperitivas, y las raices de acha, de hinojo, TOMO I. RR 314 APE de espárragos, de peregil, de fresno (estas cinco raices se llaman aperitivas mayores.) Las de capilaria, de cardo corredizo, de grama y de rubia, que constituyen las cinco raices aperitivas menores. Ademas las raices de fresa, de acedera, de celidonia, de chicoria, y de escorzonera. Las hojas de grama, de agrimonia, de celidonia, de chicoria, de diente de león, de escolopendra, de verónica, y el suco de estas plantas. Qualquiera que mire á los aperitivos como refrescantes se en- gañará, pues no quitan el ardor de las entrañas, la sed, el calor de la piel, las erupciones cutáneas, y todos los demás síntomas, que constituyen ordinariamente el estado de calefacción, sino que fun- diendo y haciendo correr los humores detenidos que producian estos síntomas, hacen que se desvanezcan. Estos remedios están bien indicados: i.° en el desarreglo de las primeras vias, producido por la presencia de humores viscosos que barnizan sus paredes: 2.0 en el empastamiento general de las visceras del vientre, ocasionado por los mismos humores, que han penetrado hasta los vasos quilosos y linfáticos del mesenterio: 3.0 en las obstrucciones recientes del hígado, del bazo, del páncreas, del mesenterio, causadas por un mismo principio: 4.0 en las enfermedades de la piel, sostenidas por algún vicio de las visceras del vientre: 5.0 en las afecciones hipo- condriacas, producidas por la viscosidad de las heces de las pri- meras vias: 6.° en la melancolía: 7.0 en las hidropesías incipientes: 8.°en las alteraciones de los humores que producen los vicios escro- fulosos: 9.0 no se emplean los aperitivos con suceso si no quando la temperatura de la atmósfera está moderada, y los poros abiertos', porque la mayor parte de estos remedios avocan á la piel, y al mismo tiempo excitan la secreción de los ríñones. F. APETENCIA. (Fistol.) f^Esta palabra expresa en general la tendencia ó el instinto de la naturaleza, que inclina al individuo á tal ó tal objeto agradable ó útil á su conservación. Los deseos son la expresión de este instinto; los sentidos son los órganos y los medios.] APETITO. (Med.) [Esta palabra designa particularmente el deseo de alimentos con la facultad de gustarlos. El apetito es muy diferente del hambre que precede, siendo aquel solamente el primer grado, sin el qual no puede existir este, pero sí el primero , sin el segundo; y así el hambre es el producto ó el signo que indica la necesidad de reparar las pérdidas por medio de los alimentos, quan- do estas pérdidas son muy considerables; sea por una larga absti- nencia, sea por un exercicio muy continuado y violento, el ham- bre entonces es una sensación incómoda. El apetito existe antes de esta necesidad extrema, supone siempre el buen estado de los órga- nos de la digestión; por tanto un enfermo puede tener hambre; un APO 3J5 sano, en quien los órganos de la digestión no están afectados tiene solo apetito. No hablaremos aquí del apetito natural, que se puede Ihm'it facticio, el que es excitado por la memoria de las sensacio- nes agradables que han producido los alimentos preparados por el arte. Este último nos conduce hacia los alimentos con respecto á su quantidad ó su qualidad; el uno es una guia siempre segura; el otro las mas veces engaña, siendo la causa de las malas diges- tiones , y por conseqüencia de todos los desarreglos de la econo- mía animal, sucesos prontos ó tardíos, pero inevitables.] APIREXIA. (Med.) Esta expresión se usaba antiguamente con mas freqüencia; sin embargo se usa bastante entre algunos modernos para expresar el tiempo de la intermisión en que no hay calentura, en las tercianas, quartanas &c. (V. calentura.) APÓCEMA. (Mat. Med.) Es un cocimiento fuerte de raices, de hojas y tallos de una ó muchas plantas unidas. Los antiguos confundían la decocción con la apócema. Sin embargo, la infusión simple puede formar una apócema, que no es otra cosa sino un medicamento líquido cargado de principios de uno ó muchos re- medios simples; y como el extracto ó la acción de extraer un mixto no pide en ciertos casos sino la simple maceracion de muchos cuer- pos que son volátiles, al paso que en otros exige la cocción, es claro que la decocción no es esencial á la apócema. La apócema se divide en alterante, purgante &c. F. APOFISE. (Anat.) Las eminencias continuas de los huesos se llaman apofises, porque las que solo son contiguas se las nombra epífisis. Las apófisis de los huesos toman diferentes nombres en razón de substancia, de su figura, de su situación y de su uso. APONEUROSE. (Anat.) Quando las fibras tendinosas se dis- ponen en forma plana ó membrana, se llaman aponeurosis; algu- nos músculos terminan de este modo, como los del abdomen &c. Las aponeurosis toman varios nombres, según el sitio que ocupan: la que forman los músculos de la cabeza, que cubre el cráneo, se llama calota ó gorro aponeurótico: la que envuelve los músculos del muslo, se dice calzón aponeurótico ó fascialata: la que se halla en la flexura del brazo se llama del bices, que toma el nom- bre del músculo que la forma la que ocupa la palma de la mano: palmar; y la que se halla en la planta del pie plantar &c. APOPLEGIx\. (Med.) La apoplegía es un sueño profundo ó letargo acompañado de estertor, ó de una respiración sonora; esta enfermedad constituye el género treinta y uno de la clase sexta de Debilidades de la Nosología de Sauvages (para su tratamiento véase la palabra de la clase.) APOSTEMA. ( Cirug.) Los griegos emplearon esta palabra para designar el aumento general de todo el cuerpo y la de cada 3i6 ARC una de sus partes, alterando ó no las funciones. Galeno le dio un valor mas determinado; no sirviéndose nunca de ella, sino para expresar el aumento del volumen, que turbase sensiblemente el or- den de la economía animal. Los modernos han limitado esta deno- minación á los tumores humerales, y han hecho otras tantas espe- cies de apostemas como humores hay en el cuerpo humano. En el dia casi siempre se emplea como sinónimo de absceso , esto es, para designar un tumor que contiene pus. (V. absceso.) AQUEDUCTO. (Anat.) Este término se usa en la Anatomía para designar ciertos conductos que en algún modo se parecen á los aqúeductos. Falopio ha dado este nombre á un conducto largo y estrecho que se halla en el hueso temporal, que da paso á la porción dura del nervio auditivo, conocido con el nombre de aqueducto de Falopio. ARACNOIDEA. (membrana) (Anat.) Entre la dura y pía mater se halla una membrana muy delgada y transparente, que es parecida á la tela de araña, de donde toma su nombre: se extiende sobre todo el cerebro como las dos membranas anteriores; pero sin insinuarse sus láminas por las anfractuosidades de dicha viscera. ÁRBOL DE LA VIDA. (Anat.) Si se hace una sección longitudinal en el cerebelo, se observa que la substancia blanca aparece sobre la cenicienta, formando como las ramas y el tronco de un árbol, á quien han llamado árbol de la vida, y también de Diana, que le han atribuido varios usos, pero todos hipotéticos. (V. cerebelo.) ARCANO. (Mat. Med.) Se emplea esta palabra para desig- nar un remedio secreto, cuya composición no se conoce, lo que suele hacerle de mas estimación para el vulgo, que por lo co- mún quiere ser engañado por los charlatanes que poseen semejantes remedios. Los hombres agitados por sus pasiones destruyen con freqüencia la salud que gozaban, y ademas se suelen imponer tam- bién sobre los medios de recobrar este precioso don , quando le han perdido, el preferir á los charlatanes, y buscar arcanos3 por una ciega y peligrosa preocupación. Vituperan injustamente la Medicina como á una ciencia sumamente obscura; y sin embargo quando tienen necesidad de ella no piden su auxilio á los que por su estudio y continua aplicación pudieran haber disipado las pretendidas tinie* blas, y en sus enfermedades se dirigen mas bien á los ignorantes; pero lo mas extraño es que todos los hombres quieren ser Médi- cos, y juzgar en la Medicina decisivamente , como si tuvieran segu- ridad de lo que hablan, y al mismo tiempo pretenden que los Mé- dicos no pueden hacerlo sino conjeturalmente. Es de obligación de un ciudadano hacer todos los esfuerzos para apartar los hombres de los peligros á que les exponen los secretos de los curanderos, ARC 317 (ya sea porque se les aparta de los verdaderos socorros que la cien- cia y el trabajo pudieran darles, ya porque entregados en las ma- nos de los pretendidos poseedores de secretos acaban de quitarles lo que les queda de salud. ¿Quantos hombres han sido en todos los tiempos y son aun víctimas de esta conducta? Los Magistrados, cuidadosos de la conservación de los ciudadanos cumplirán con el esencial deber de sus empleos, si prestan su atención á este ramo de buena policía , conteniendo la audacia de los impostores que pretenden engañar al pueblo ofreciendo curar todas las enferme- dades con secretos y supercherías. F. Arcano coralino. (Mat. Med.) Esta es una preparación del precipitado roxo (óxíde de mercurio) que se dulcifica con el espí- ritu de vino: se le llama coralino porque tiene color de coral. Para hacer esta preparación es necesario principiar por la del pre- cipitado roxo (V. esta palabra.); después se pondrán en digestión los polvos de dicho óxíde en el espíritu de vino por espacio de veinte y quatro horas: luego se pone al fuego dicho espíritu, y por una destilación reiterada queda hecha esta preparación : este re- medio se usa poco ó nada en la Medicina , sin embargo que algu- nos aseguran que produce buenos efectos como antivenéreo en una mano prudente; y para disipar los infartos de las visceras, para curar las erupciones ó enfermedades de la piel, las escrófulas &c, la dosis que se ha solido dar es desde medio grano hasta un grano, tomando dos ó tres tomas por dia. Arcano duplicado. (Mat. Med.) Se ha dado este nombre á la sal neutra , conocida con los nombres de tártaro vitriolado, sul- fate de potasa. (V. esta palabra.) ARCE. (D. Francisco de) (Biog.) Natural del Fregenal: es- cribió dos libros De recta vulnerum curandorum ratione, et aliis ejus artis praceptis j De recta febrium curandarum ratione. Amberes 1574. 8.° ARCEO. (Francisco) (Biog.) [Médico célebre, que floreció en el siglo xvi, exerció la Medicina y Cirugía en España. Montano, que fué el editor de sus obras, hace un elogio grande de su probi- dad y desinterés, quien parece asistía gratuitamente á los pobres, aun en la edad de ochenta años. La obra que ha dado á conocer mas á este autor, es la que han intitulado De recta curandorum vulnerum ratione, libri dúo. Esta obra está llena de excelentes puntos de práctica, que se hallan sin embargo inundados de mu- chas recetas. Se le debe un método muy simple para tratar las he- ridas , suministrando también una porción de preceptos muy úti- les , que se pueden consultar para la curación de los golpes de ca- beza; habla de una operación en que estirpó porciones corrompi- das del cerebro, sin haber ocurrido mas que algunas accesiones de 3i8 ARC epilepsia. En quanto á las heridas del vientre ha hecho investiga- ciones prolixas. Ha tratado también con energía del abuso de las suturas, y de las amputaciones de todas especies; y en todas sus refutaciones no ha especificado el mal proceder de los Prácticos, individualmente, dirigiéndose únicamente álos abusos generales, no teniendo otro objeto que la gloria de su nombre y el bien de la humanidad.] Arceo. (bálsamo ó ungüento) (Mat. Med.) Esta es una com- posición que lleva el nombre de su autor , y que se hallará en el artículo ungüento. Este bálsamo, llamado impropiamente , es un excelente vulnerario, supurante y digestivo: tiene mucho uso en la Cirugía; y apenas se hallará un Profesor que no esté convencido de sus buenos efectos por una multitud de hechos. ARCHEO. (Gen. de Med.) Esta palabra en su propia etimo- logía significa antiguo. Basilio Valentín y otros Químicos abusaron de ella, quienes la convertían en lo que llamaban natura knaben, creyendo que así se debia llamar el principio que determinaba cada vegetación en su especie. Paracelso admite igualmente el archeo: Vanhelmont quiere expresar por él un ser, que ni es un espíritu pensante, ni un cuerpo grosero y vulgar; pero sí un ser medio; que dirige todas las funciones del cuerpo sano; que cura las enfermeda- des que adquiere; y aun también entra algunas veces á producir el delirio. Esto es lo que ha empeñado á estos Filósofos á forjar se- mejantes hipótesis, queriendo que el cuerpo humano fuese cons- truido con un arte tan maravilloso, y según las leyes de una me- cánica tan delicada, que el gran número de funciones, tan sutil- mente encadenadas entre sí, no podían hacerse sino por medio de alguna inteligencia que lo dirigiese todo; pero no querían convenir en que lo executase el alma, porque les parecía que se seguiría de esto, que debiéramos saber lo que pasa dentro de nosotros mismos, y poder mandar á nuestra voluntad todas las funciones, sin excep- tuar las que se llaman vitales. Esta opinión no merece ser refutada: no creo que Vanhelmont haya sido tan insensato, que creyese to- do lo que ha escrito de su archeo; y quando dice que el archeo tiene hambre, ó se digiere, expele &c, sin duda no ha querido de- cir otra cosa, sino que es una fuerza incógnita, que executa todo esto en el hombre; ¿qué importa que se confiese ignorar la causa, ó que se tenga por un ser imaginario, que no se conozca ni su exis- tencia , ni la naturaleza, ni efectos, ni aun su modo de obrar ? Pero para conocer algunas causas mecánicas de las funciones del cuerpo debemos saber que dependen todas de una infinidad de causas físi- cas, conocidas semejantes en un todo, de suerte que ellas forman la vida y la salud, conservándola y restableciéndola. F. ARCILLA. (Mat. Med.) La arcilla es una tierra natural, ARE 319 formada por la mezcla de alúmina y silex,ylas mas veces por la greda y el hierro. Esta tierra es muy abundante en la naturaleza; pero no se debe emplear en la Medicina, particularmente en los medicamentos internos por ser inerte y pesada, pues si se desliese con los fluidos aquosos, formaría sin duda en el estómago y en los intestinos masas gruesas y viscosas, que pudieran turbar las funcio- nes, y producir accidentes graves; por tanto las tierras selladas, los bolos de que tanto uso se hacia antes en la Medicina, son muy malos medicamentos, y de ningún modo se deben emplear como absorventes. Algunas veces se han aplicado las arcillas blandas al exterior, para cubrir las heridas, las úlceras y las extremidades de los miembros cortados, atribuyendo á estas tierras las propiedades tónicas y astringentes &c; pero no hacen mas que cubrir y defen- der del contacto del ayre las partes á que se aplican. F. ARDOR. (Med.) Llamamos ardor á una sensación incómo- da, que todos conocen en lo interior ó exterior del cuerpo, pro- ducida comunmente por la acción excesiva del calor. El ardor constituye el género décimo de la clase séptima de dolores de la Nosología de Sauvages. También el ardor se considera como un síntoma febril, parti- cularmente en las calenturas biliosas ó ardientes &c. (V. calentu- ra. ): quando el calor es excesivo en los enfermos, y el movimiento de sus líquidos muy acelerado, se sigue que todas las partes de su cuerpo se ponen en tensión; este estado de rigidez, y espasmo de las extremidades vasculares que acompaña casi siempre, se opo- nen á la dilatación de los orificios de los vasos, suspendiendo todas las secreciones, como también el fluido eléctrico y calórico exce- sivo, que produce esta sensación morbosa. Resistiendo la piel abrir sus poros á la transpiración &c, se pone por consiguiente seca* el ayre que sale del pulmón es quemante; las orinas pocas y encen- didas; el pulso duro y freqüente &c: todos estos son síntomas que caracterizan el ardor de la calentura. Ardor de orina. (V. disuria.) También se dice ardor del estómago, del esófago (V. pirosi.), y aun también ardor de la cara. AREOLA. (Anat.) La base del pezón de los pechos de las mugeres está rodeada de un círculo pequeño, de color mas ó menos encarnado, que es lo que se llama areola. En las jóvenes este círculo es de un roxo mas ó menos claro; pero toma el color pardo quando las mugeres han parido, y aun quando están en cinta; y se pone negro á proporción que crecen en edad. La areola está sembrada de muchas glandulitas que se perciben fácilmente, las que segregan un humor untuoso, que lubrica esta parte y el pezón, príncipalmente en las mugeres que crían, para que la fuerte succión gao ARI del niño y la humedad de la leche no llegue á escoriar la piel tierna de la areola. , ARGEMA 6 ARGEMON. (Cirug.) + Ulcera del globo del ojo que ocupa en parte la conjuntiva ó blanco del ojo, y parte en la córnea transparente, poniendo roxiza la primera membrana y la córnea. La inflamación, las pústulas, los abscesos y las heridas de los ojos pueden producir estas úlceras. En general las úlceras de la membrana del ojo son enfermedades molestas, las quáles pueden estar acompañadas de excrecencias carnosas de fístulas, de in- flamación , de la salida y rotura de la uvea, inutilizando el ojo: muchas veces aun después de hecha su curación, las cicatrices que quedan turban la visión, particularmente quando ocupan la córnea transparente. Las úlceras superficiales, como se puede inferir, son menos molestas y mas fáciles de curar que las profundas. Para la curación de esta enfermedad es necesario emplear todos los me- dios que puedan destruir la causa que la produce: si viniese por causa interna, por vicio y abundancia de humores se deberán em- plear los purgantes, las lavativas, el régimen dietético conveniente; los vexigatorios, los cautericos ó fuentes servirán sin duda para dis- minuir y expeler los xugos viciados y superfluos: si hubiese inflama- ción será preciso recurrir á las sangrías y á los tópicos emolientes y anodinos; y después se procurará cicatrizar las úlceras, para lo qual el colirio siguiente es muy recomendado: diez granos de al- canfor, y lo mismo de vitriolo blanco, con un escrúpulo de azúcar piedra , disuelto todo en tres onzas de agua destilada ; de rosas de llantén ó de eufrasia, en las quáles se ha de haber disuelto antes diez granos de goma arábiga en polvo (el colirio blanco de Rasis, con unas gotas de láudano, también es un excelente remedio). Se pondrán algunas gotas tibias en el ojo enfermo diez ó doce veces al dia; y por encima del ojo se aplicará una compresa empapada en un colirio refrescante hecho con clara de huevo, y agua rosada y llantén , batido todo junto. *. ARIAS DE BENAVIDES. (Dr. Pedro) (Biog.) Natural de Toro: escribió Secretos de Chirurgia, especial de las enfermeda- des de morbo gálico y lamparones, y mirar quía, y la manera como se curan Los Indios de llagas y heridas, con otros secretos hasta ahora no escritos. Valladolid 1567. 8.° ARIDURA. (Med.) Es lo mismo que magrura, desecación de alguna parte , por la falta total ó parcial de sucos nutricios. {V. ATROFIA.) ARISTOLOQUIA. (Mat. Med.) Los antiguos habian dado este nombre á esta planta, porque , según Dioscórides, la miraban como esencialmente útil para la excreción de los loquios. Entre las varias especies que hay de aristoloquias, la Medicina por lo ARN 321 común solo se hace uso de dos, que son la aristoloquia redonda y la larga , y de estas las raices, á quienes se atribuyen las propie- dades de cefálicas, pectorales, aperitivas, alexiteres, emenagogas; pues se cree que facilitan la expectoración, y así la recomiendan para el asma; disipan las obstrucciones, promueven las orinas, el fluxo menstruo, y los loquios; excitando igualmente el sudor. Se puede emplear también el cocimiento de estas raices exteriormente para deterger las úlceras antiguas, obrando igualmente como vul- nerarias y antisépticas. La aristoloquia entra en algunas composi- ciones farmacéuticas, como en la triaca celeste y magna, en los emplastos de diabotano, y contrarotura de nuestra Farmacopea Matritense. Se pueden usar las raices de la aristoloquia en la dosis de medio escrúpulo hasta una dragma. ARISTOLOQUIOS. (Mat. Med.) Se da el nombre genérico de aristoloquios á los medicamentos propios para facilitar el curso de los loquios. Las diferentes especies de plantas, llamadas aristolo- quias, recibieron este nombre porque se les colocó entre los primeros remedios para promover los loquios; pero á la verdad todos los tóni- cos fortificantes, el vino, las plantas aromáticas son de esta clase, comprehendiéndose también en ellos los antiespasmódicos y antihisté- ricos, quienes restablecen el curso de los loquios, suprimidos ó dis- minuidos por la estrechez espasmódica de los vasos; en fin se asocian á este género de medicamentos los laxantes, y todos los que puedan proporcionar la fluidez de los humores espesos. Se puede percibir claramente que no hay aristoloquios, propiamente^dichos, que sean específicos, supuesto que la supresión ó disminución del fluxo lo- quial depende de muchas causas, como el calor, la constricción espasmódica, la espesura de los líquidos &c; y así es necesario emplear en cada uno de estos casos remedios particulares, y muy diferentes unos de otros, para restablecer ó aumentar esta eva- cuación. F. ÁRNICA. (Mat. Med.) El árnica es una planta acre y amar- ga , que machacada despide un olor aromático. La de Bohemia parece que tiene una fragancia mucho mas fuerte y agradable que la de Selvanegra. Se ha notado que luego que se toma excita náu- seas y vómitos , por lo que Juan Cristiano Langio la coloca entre los eméticos, aunque sus efectos no son constantemente los mismos. Se llama así porque hace estornudar, y en Smolandia la gente del campo la toma á modo de tabaco, con lo que estornudan lo mismo que con el eléboro , y la fuman del mismo modo que el tabaco. En otro tiempo se servían de la planta entera arrancada á raiz, porque esta sola parece no tenia virtud. Algunos quieren que se mezcle mitad de yerba y mitad de'flores, creyendo que estas úl- timas tienen poca virtud por sí solas, aunque algunos modernos les TOMO I. ss 322 ARN dan la preferencia. Su virtud para curar los fluxos de sangre y contusiones parece que se conoció primeramente en Alemania. Febrio es de los primeros que han escrito sobre esto, y nos ha de- xado una multitud de experimentos de esta clase; después se han dado á luz las actas de Wratislao, de Berlin, las obras de Bu- chuer, de Nemique Schulz y de otros. El tiempo no ha disminuido su estimación como suele suceder en todas las cosas; antes Rosens- tein encarga la misma bebida para las contusiones mas peligrosas, precedida antes de la sangría. Se ha reconocido también su facultad resolutiva para otras en- fermedades; para el dolor de costado ó pleuresía bastarda; para la tos humoral; para las caquexias, y ademas para las calenturas inter- mitentes; para la peripneumonia, á la qual recurre también Juarin, en la detención de los meses, después de haber cortado la calentu- ra; en la supresión de ellos con calentura en la retención de los loquios, en la hemorragia interna; y no solo para eso, sino tam- bién en los infartos del bazo; en la atonía de las demás partes; en la atrofia; en la calentura héctica; en la nefritis calculosa y en la artritis. Finalmente explicaremos sus utilidades en la parálisis según los últimos experimentos. Para los paralíticos confiesa Juneker que le sirvió mas la simple yerba que todos los demás medicamentos. También cuenta la Marche haber curado algunos paralíticos de la lengua con sola la infusión de las flores de la árnica: Eschembach curó la hemiplexía por medio de la árnica: áCollin le surtió un efec- to grandísimo en esta enfermedad, y singularmente en la amaurosis, y lo mismo en las enfermedades convulsivas; sin duda fué también provechosa en la paraplegia y hemiplegia, y demás parálisis par- ciales, aunque el mal estaba inveterado: no surtió el mismo efec- to en las calenturas que terminan por amaurosis, particularmente en las malignas. Tampoco fué inútil en la especie mas cruel de espasmos y convulsiones como el opistótono y espasmo cínico. Se ha dado algunas veces en electuario de dos ó tres dragmas de polvos mezclados con miel con buen suceso. Para la parálisis de las extremidades inferiores es también muy útil una cataplasma de yerbas aromáticas y flores de árnica. La misma cataplasma cura enteramente la retención de orina en la parálisis de la vexiga. En fin es una medicina eficacísima, y por lo mismo es necesario administrarla con mucha prudencia. Ya se dixo que á algunos pro- vocaba al vómito: á otros les han dado ansias, ó acaso sudores y afecciones de pecho; Juego puesta junto á la parre dañada aumenta notablemente el dolor, se va desvaneciendo poco á poco. A los ni- ños suele causar al principio algún dolor en el peritoneo; pero se quita con facilidad. En las afecciones nerviosas, en los mismos. ARO 323 nervios; luego tomada interiormente sienten los enfermos una espe- cie de hormigueo con unos dolores rabiosos, y después inmedia- tamente una especie de temblores como fuego eléctrico. A algunos les mueve la orina, á otros el sudor; pero en el momento no se manifiesta ninguna evacuación sensible. Quando hay calentura no tiene lugar este remedio como no sea templándolo con nitro. E. M. AROMA. (Mat. Med.) Boerhaave llamó espíritu rector de las plantas al principio que constituye su olor; aun no se conocen muy bien las propiedades de este ente singular tan interesante por sus efectos á la economía animal. A los nombres de espíritu rector substituimos nosotros el de aroma, análogo á la denominación de aromático tan conocido ya en nuestra lengua. El aroma parece ser muy volátil, muy fugaz y muy atenuado; se desprende continuamente de las plantas, y forma á su al rededor una atmósfera olorosa que es de mayor ó menor extensión; todas las plantas se diferencian unas de otras por la cantidad, naturaleza y fuerza activa de este principio. Las unas lo tienen con abundan- cia , y solo lo pierden en parte quando se secan , de modo que entonces parece que goza cierto grado de sequedad: tales son en general los palos olorosos, y todas las partes vegetales olorosas, se- cas y leñosas; otras le tienen tan fugaz y tan volátil, que aunque muy olorosas, no pueden fixar su principio sino con mucho traba- jo. En fin, hay otras plantas cuyo olor es poco sensible; se llaman inodoras: como estas últimas no tienen, digámoslo así, sino el olor de yerba á su aroma se le ha llamado herbáceo. F. AROMÁTICOS. (Mat. Med.) Los aromáticos están casi to- dos en el reyno vegetal, y se hallan muy pocos en los demás rey- nos. En general las plantas aromáticas despiden un olor suave, dulce y agradable. Los autores que han escrito de Materia médica las han colocado en diferentes clases como, por exemplo, cefáli- cas, resolutivas, estomacales, alexiteres, cordiales y emenagogas.,. Ademas de las semejanzas que tienen estas plantas, en sus carac- teres botánicos se parecen en el cultivo ; todas se crian en países cálidos; aman las montañas y los lugares áridos; hay muy pocas aquáticas; crecen todas á su tiempo, y dan un fruto casi semejante: no solo tienen todas las qualidades comunes que se han dicho, sino que todas son también aromáticas, suaves y agradables al olfato; amargas al paladar, y dan un aceyte esencial, que es de donde de- pende la virtud de esas plantas; ademas todas tienen las mismas virtudes, es decir, cefálicas, nervinas, irritantes y penetrantes; promueven el curso de los fluidos; son buenas para dolores de ca- beza, de oidos, de ojos, y otros producidos por la floxedad; lo son para reanimar á los paralíticos, para atenuar la linfa que tapa los vasos, para la edema, la hidropesía, los temblores de los miem- 324 ARO bros, y qualquiera enfermedad que provenga de relaxaciones; son estomacales, vermífugas, astringentes, y restablecen el estómago relaxado y frío; son útiles en las diarreas y disenterias; son aperi- tivas y emenagogas, porque su aceyte esencial atenúa los humores; pero es menester observar que su uso continuado está expuesto á encrespar los vasos é inflamarlos. Usadas exteriormente son estimulantes, resolutivas, propias para afirmar las fibras; pero son absolutamente contrarias quando las fi- bras están en heretismo, los fluidos en movimiento en todas las ca- lenturas inflamatorias, quando hay sequedad de nervios, en los va- porosos é hipocondriacos, y quando la linfa se ha espesado de tal modo que está próxima á causar una inflamación ; en todos estos casos estas plantas disipan lo mas fluido, y espesan lo demás. Los aceytes esenciales usados exteriormente calientan demasiado el es- tómago, lo inflaman, y disponen al flogosis ]si se toman interior- mente; siempre es menester mezclarlos con algunos aquosos para moderar su energía, recetándolos en corta cantidad; en el exte- rior este aceyte es muy tónico y resolutivo. Lo que prueba que todas estas plantas tienen las mismas propiedades , y así es que todos los autores de Farmacia las han mezclado para formar con ellas polvos cefálicos; todas entran en el vino aromático, que tanto usan los Cirujanos exteriormente en las relaxaciones, edemas, el hi- droceles de los niños, sus procidencias, para limpiar las llagas y úl- ceras, y fortificar los miembros; casi todas entran en las antiguas preparaciones cordiales y alexiteres; también sirven para guisar, y con ellas se hacen muy buenas salsas. Estas plantas son mejores se- cas que verdes, porque en este último caso su aceyte esencial está mezclado con la flema que disminuye sus virtudes; y quando están secas está disipada , y su aceyte esencial es mas puro. No se deben hacer secar en parage húmedo, ni en el horno, ni al sol; con la humedad se pudrirían ; en el horno y en el sol el calor disiparía su aceyte esencial, y por esto deben secarse á la sombra, y guardarse después en unas caxas bien tapadas: siempre se recetan en infusión, y sin que hiervan, porque el hervor disiparía sus partes esenciales: dos polvitos se ponen en infusión con un quartillo de agua, lo mismo que el té, y se da á beber con abundancia al enfermo; pue- den darse pulverizadas en la cantidad de una dragma ó dragma y media. Si se ponen en los apócemas ó caldos, es menester que sean á lo último, excepto algunas que necesitan hervir para soltar sus principios. Las plantas aromáticas indigenas son la albahaca , el díctamo de Creta ó crético, el hisopo , el espliego, mejorana , el poleo, la yer- babuena , la salvia, el tomillo &c. Las substancias aromáticas, ex- trañas ó exóticas, vienen todas de la India oriental: tienen un olor ARO 325 mas penetrante que las de nuestros países, y así son mas tónicas y estimulantes; excitan mas el curso de los fluidos animales; y así se usan mas comunmente , no solo para la cocina, sino también para los perfumes, pastillas y saquillos cefálicos, polvos de olor, dulces y licores. Los antiguos griegos las habian conocido casi todas; pero ignoraban tanto su historia natural como el uso de ellas. Las plantas aromáticas exóticas son las varias especies de cane- la , el clavo , la contrayerba, las cubebas , las marcias, la pimienta de Jamayca el nardo indico &c. La clase de los olores aromáticos, cuya naturaleza conocen to- dos, y que son muy generalmente agradables, es una de las mas dilatadas, y sus medicamentos son muchísimos; la numerosa fa- milia de los laureles, de los ombelíferos, y de las plantas labiadas están dotadas de esta propiedad, y se halla en todas las partes de la planta, desde la raiz hasta la semilla, como se prueba por la enumeración siguiente: la raiz de lirios, de angélica de Bohe- mia, de galanga, de gengibre, de acoro, de contrayerba &c: el palo de sasafras, de sándalo rubio y amarillo. La cascara de ca- nela, las hojas de romero, de tomillo, mejorana, de salvia, de hi- sopo , yerbabuena, de orégano, de laurel y marrubio &c.: las flo- res del escordio, de salvia, del clavel y de clavo &c. Los frutos son la nuez moscada, la vaynilla, la baya del xen- gibre, del laurel, él amomo, el cardamomo, las cubebas, los ana- cardes, el anis &c.: la semilla de hinojo, de anis, del comino &c: los xugos resinosos, como el benjuí, el bálsamo del Perú ó de To- lu , el estoraque, calaminta, el bálsamo de la Meca y el deCopayba: los medicamentos aromáticos estimulan fuertemente las fibras ner- viosas, musculares y vasculares; excitan por consiguiente la irrita- bilidad, y la acción tónica; aceleran la circulación; promueven la transpiración y el sudor; calientan, excitan, y reaniman las fuer- zas debilitadas. Irritando ligeramente el estómago facilitan las di- gestiones, suavizan los dolores y los espasmos producidos por los flatos, y procuran la evacuación; estimulando los órganos de la generación , excitan el amor. Después de todo esto se conocerá claramente por que se hace de ellos un uso tan general en la Medi- cina. Sin embargo su administración exige mucha prudencia. Sirven ademas estas substancias para disimular los olores y sabor desagra- dable de otros varios medicamentos, y para templar la acción de algunos purgantes. F. AROMATIZACIÓN, AROMATIZAR. (Mat. Med.) Ade- mas de los usos fundados en las propiedades generales del aroma, y las de las plantas aromáticas en particular, muchas veces emplea- mos los aromáticos para disimular el sabor ú olor desagradable de un gran número de medicamentos, y para comunicar su perfume á 326 ARR los alimentos insípidos, y simplemente mucosos. Entonces decimos que se aromatizan las preparaciones; así se añade á las jaleas ani- males, á los mucilagos vegetales insípidos é inodoros, la canela , el clavo, las macias, las aguas destiladas de estas partes vegetales, el agua de flor de naranja &c. La aromatización que se da á todas las composiciones insípidas é inodoras es relativa al gusto del enfermo, con quien se consultará; la dosis y la naturaleza del aroma, que se debe mezclar en las composiciones y bebidas medicamentosas, insípidas y mucosas, como el agua de goma, los cocimientos de malvas, de simiente de lino, de almendras, el suero&c, deben in- dicarse según la naturaleza de la enfermedad, y el gusto y estado del enfermo. F. ARNOLDO DE VILLANUEVA. (Biog.) Médico del siglo xv, que se dedicó á las lenguas y ciencias. Después de haber viajado por varios paises para perfeccionarse, se fixó en París, donde exerció la Medicina y la Astronomía. Dixo que el fin del mundo seria infaliblemente hacia la mitad del siglo xiv, y aun fixó el año al 1335 ó 1345. Llevado de su curiosidad natural examinó casi todas las ciencias, y adquirió una opinión que le persuadió que era capaz de todo; su presunción le hizo caer en muchos errores... La universidad de Paris le condenó, y la Inquisición trataba de perseguirle, quando se retiró á Sicilia al servicio del Rey Fadrique de Aragón. Algún tiempo después, habiéndole vueltoá enviar este Príncipe á Francia, para curar á Clemente v, que á la sazón se hallaba enfermo, murió en la embarcación que le llevaba , y le en- terraron en Genova el año de 1313. Sus obras se imprimieron en León en 1504 y 15 20, y en Barle en 1585 , en folio, con su vida y notas de Nicolás Taurellus. Guill. Postel le atribuye sin razón el libro imaginario De tribus impostoribus. No es menos injusto Ma- riana en acusarle de ser el primero que ensayó la generación humana en una cigüeña. Amoldo cultivó la Química con acierto. Este cono- cimiento le conduxo á hallar el espíritu devino, el aceyte de tremen- tina , y las aguas de olor. Véase su vida publicada en Aix en 1719, en 12.0, baxo el nombre de Pedro Josef: es de un literato de Provenza llamado Haita. D. H. ARROZ. (Mat. Med. é Hig.) Semilla bien conocida, de la qual se hace mucho uso en las cocinas, siendo uno de los alimentos cereales mas saludables por tener bastante cantidad de mucilago nutritivo (V. alimentos.) El arroz se usa también como remedio en varias enfermedades: la tipsana ó cocimiento de arroz se tiene por un suave astringente, dulzurante, capaz de espesar algún tanto la masa de los humores, gozando al mismo tiempo la qualidad nu- tritiva ; por tanto se puede emplear en algunas diarreas, á los tísicos y algunos otros enfermos á quienes haya que satisfacer las ARS 327 indicaciones que puede desempeñar este remedio. Se hace también con el arroz una crema, que como alimento y medicamento se puede usar en varias enfermedades: para hacer esta crema se tomará dos ó quatro onzas de arroz; se puede moler si se quiere; se pondrá después á cocer en dos ó tres quartillos de agua hasta que tenga la consistencia de una jalea clara; se cuela y se guarda para usarla, añadiéndola si se quiere azúcar, canela, zumo de limón ó de na- ranja, vino ó aguardiente, según la naturaleza del mal; ¡oxalá se desterrasen los caldos de puchero en las calenturas pútridas y de otras especies, y se substituyese esta crema simple ó con todas las mezclas indicadas, que ademas de ser un alimento preferible al de las substancias animales admite mezclas muy oportunas! Esta cre- ma puede darse á los tísicos, á los inapetentes, á todos los enfermos crónicos &c. El arroz por último se puede emplear exteriormente en forma de cataplasma hecha con leche ú otro líquido, la qual se suele emplear con utilidad, como anodina y resolutiva, en las con- gestiones de leche de los pechos, en las hernias humorales, con do- lores &c. , á cuya cataplasma se pueden añadir otros remedios apropiados. ARSÉNICO. (Mat. Med.) Lo que en las boticas se llama ar- sénico es el oxide blanco y sublimado de un metal quebradizo, lla- mado antiguamente régulo de arsénico. En el dia hay mas exacti- tud y coherencia en la nomenclatura, y así llamamos arsénico al mismo metal, y óxíde de arsénico sublimado á la substancia conocida baxo el impropio nombre de arsénico. Hace mucho tiempo que se sabe que el arsénico, y sobre todo su óxíde blanco sublimado es un veneno peligrosísimo, pues á poco tiempo, después de haber tragado, se siente un calor muy acre en el esófago y en el estómago; esta sensación que se aumenta progre- sivamente se hace insufrible; luego se añaden á esto unos dolores muy vivos, y cólicos atroces, convulsiones , vómitos violentos, una evacuación abdominal verde y sanguínea, hipos, síncopes, sudores frios, la hinchazón y el dolor excesivo del epigastres; la cara, que al principio era colorada é inflamada, se pone pálida y se unde, volviéndose líbida; los ojos se aplastan; en una palabra se pone la cara hipocratica , y se cubre de unas gotas de sudor frío; los síncopes se aumentan y acercan unos á otros; las evacuaciones se vuelven ne- gras, poco abundantes, fétidas y líquidas; el vientre se aplasta; el pulso está muy débil y temblón; el sentimiento de debilidad y des- fallecimiento es extremado; los dolores son ya sordos; las convulsio- nes ó mas bien los temblores musculares, se suceden en todo el cuer- po; en fin con la muerte termina aquella escena de horror después de siete ú ocho horas de padecer. Quando se abren los cadáveres de estos infelices se encuentra el estómago taladrado con unas costras, 328 ART gangrenosas en toda su superficie. Para su curación se han empleado entre otros remedios, la goma arábiga, el aceyte de almendras dul- ces , ó bien el común , la emulsión , el xarabe de horchata , los co- cimientos de cebada, de simiente de lino; las lavativas de aceyte y de adormideras &c. (nosotros usaríamos calmantes reiterados hasta extinguir ó moderar el dolor, las convulsiones &c.) Los Quí- micos han buscado igualmente el modo de destruir por medio de cuerpos contrarios ó neutralizantes la acrimonia del arsénico. Na- vier propuso el sulfate de potasa mezclado°con hierro como una materia propia para enervar notablemente la naturaleza corrosiva de aquel veneno, por la unión del azufre con su óxíde, y recetaba una dragma de sulfureto y de potasa con hierro para cada quartillo de agua que daba luego á beber por vasos; también pueden darse cinco ó seis granos de este sulfureto seco en pildoras, y encima de cada una un vaso de agua caliente. La experiencia no ha declarado aun la eficacia de este remedio. I Podrá creerse que á pesar de los terribles efectos del arsé- nico se ha buscado como remedio este veneno para curar males que atacan á la humanidad? Los alquimistas han probado dulcifi- carlo por medio de sublimaciones repetidas, como creen haberlo hecho con el mercurio; pero á pesar de sus pretensiones no han lo- grado el menor efecto. Con el oxide del arsénico blanco han pre- tendido curar el cáncer; según algunos autores esta substancia quita las calenturas mas obstinadas, y cuyo principio es mas fixo. Los efectos del arsénico son tan enérgicos y tan poderosos en la eco- nomía animal, que es menester temer hasta su aplicación exterior. Hay repetidos exemplos de envenenamientos producidos por esta aplicación; los vasos absorventes atraen sus moléculas disueltas por el humor cutáneo; los del interior parece que lo absorven también en el estómago y en los intestinos; así vemos que los envenenamien- tos producidos por el arsénico, y que se han remediado con mas cuidado y prontitud, dexan sin embargo conseqüencias funestas, é impresiones difíciles de destruir. He visto suceder erupciones her- péticas, rebeldes , é hinchazones y úlceras en las articulaciones muchos meses seguidos á los primeros efectos del arsénico. La pa- rálisis, la flaqueza, la tos, la tisis pulmonar, siguen también al envenenamiento del arsénico. En este caso el azufre ¡ y sobre todo las aguas sulfurosas, han hecho grande efecto... F. ARTAMISA. (Mat. Med.) La artamisa vulgar es una planta muy común, ligeramente aromática, que comunica fácilmente sus principios al agua, al vino y al alcohol, la qual no contiene sino un poco de aceyte esencial. Esta planta se ha empleado en todos los tiempos para promover el fluxo menstruo y loquial; y efecti- vamente disfruta de esta propiedad, lo mismo que el axenjo, quando ART 329 la supresión de estas evacuaciones de la debilidad general, par- ticu'armente de la de las primeras vias; pero quando es causada por defecto de sensibilidad en la matriz, se observa que la artamisa es mas emenagoga que el axenjo, por esta razón se usa en infusión aquosa para las recien paridas ó puérperas quando los loquios corren mal, y que no hay calentura. Por esta razón la mayor parte de las infusiones y pociones emenagogas tienen por base la artamisa. El vino de esta planta pudiera también emplearse; pues es sin duda menos estimulante, no es tan acre ni tan tónico como el del axenjo; y así uno y otro se emplean indistintamente. R. ARTANITA, (ungüento de) (Mat. Med.) (V. ungüentos.) ARTERIAS. (Anat) Las arterias son unos conductos ó tubos membranosos cuya sección es circular, por donde se conduce Ja sangre desde el corazón á todas las partes del cuerpo. Los antiguos no distinguieron estos vasos de los demás, pues les dieron el nom- bre de venas á estos y á los que conocemos hoy con el mismo nombre, llamando únicamente arteria á la traquea ó áspera arteria; después vinieron Anatómicos que creyeron que por las arterias cor- ría ayre, y por la semejanza al uso de la traquiarteria las llamaron arterias, cuyo nombre conservamos hoy aunque su uso sea imagi- nario. Se ha creído también que estos vasos eran cónicos conver- gentes; pero en el dia se ha demostrado que son una serie continua de cilindros, que en el sitio en que nace un ramo un poco consi- derable mudan de diámetro, esto es, que el cilindro ó vaso inferior al origen de cada ramo es mas estrecho que el superior; sin que se disminuya la capacidad del sistema arterioso á proporción que las arterias disten mas del corazón, antes bien crecen ; pues se observa constantemente que quantas veces una arteria se divide, es siempre la capacidad del tronco mucho menor que la suma de capacidades de los ramos que produce; por consiguiente todo el sistema arte- rioso es un cono inverso, cuyo vértice está en el corazón, y la base en las arterias capilares de todo el cuerpo. Las arterias se componen ó son formadas de varias túnicas: en « quanto al número varían los Anatómicos; unos admiten muchas, otros pocas, y otros las reducen á una sola; pero lo mas corriente es contar tres, que son la celulosa, la muscular y la nerviosa; y se puede añadir la que llaman membranosa, que recibe en los sitios en donde se hallan estos vasos, pues en el pecho y en el vientre la recibe de la pleura y del peritoneo, y así en las demás partes; de- biéndose mirar esta túnica como accesoria. Las arterias reciben la sangre del corazón por medio de la aorta (V. este artículo.), que sale del ventrículo izquierdo del corazón, y se va dividiendo sucesivamente en una serie infinita de vasos, hasta terminar en los que llaman capilares ó últimas ramificaciones de las TOMO I. TT 33° ART arterias. Toda esta serie de vasos tiene, como el corazón, el movi- miento de sístole y diástole, esto es, de dilatación y contracción, haciéndose bien sensible estos dos movimientos en las arterias su- perficiales, que es lo que llamamos pulso. ARTERIACOS. (Mat. Med.) Se llaman así en la Medicina los remedios que se emplean para la atonía , ó las enfermedades que provienen de la excesiva aridez de la traquearteria y la larin- ge, se pueden colocar en este número; primeramente los aceytes sacados por expresión, ó las emulsiones preparadas con almendras dulces, la semilla de adormideras blancas, de las quatro semillas frias &c., ó los loques y los xarabes hechos con estas substancias; en segundo lugar los vapores que se elevan de los cocimientos de las plantas emolientes ó harinosas, y que dirigimos hacia la parte afec- tada; y en tercer lugar las opiatas. F. ARTERIOTOMIA. (Cirug.) * Es la operación que se executa para abrir una arteria, sacando sangre de ella por medio de una lanceta, lo que se practica en algunos casos extraordinarios. (V. fle- botomía y aneurisma.) Esta operación se hace en las regiones temporales, y detras de las orejas, porque el cráneo sirve de punto de apoyo para contener la sangre que sale de las arterias, porque sino seria mortal esta abertura, como se prueba con varios exem- plos... Para abrir la arteria temporal, que es la que se prefiere para hacer la arteriatomia no se hace ligadura, y solo se aplica el dedo índice en uno de sus ramos, que se fixa con el pulgar de la mano izquierda; se abre después la arteria del mismo modo que en la sangría , sin embargo algunos prefieren el bisturí. Quando se ha sacado la cantidad de sangre suficiente, se unen los labios de la abertura, y se cubre con tres ó quatro compresas graduadas, para que la compresión sea bien firme; y se executará después el vendaje llamado solar, que se reduce á tomar una venda de quatro varas de largo y tres dedos de ancho, arrollada en dos globos, y co- giendo cada uno de ellos en su mano; se aplica después el medio 4 de la venda sobre las compresas, y luego se va rodeando por la cabeza hasta buscar la región temporal opuesta, en donde se mu- dan los cabos, cambiando los globos de la venda, de una mano á otra , y aplicándola de modo que se vuelva al sitio de las com- presas; después se dirige un cabo sobre el vértice, y el otro va á buscar la mandíbula, siguiendo los dos hasta encontrar segunda vez la sien ó región temporal opuesta, donde se vuelven á cambiar los globos , y se siguen haciendo circulares bien apretados al rede- dor de la cabeza para concluir lo que queda de venda. Un vendaje circular bien hecho hace el mismo efecto sin tanto embarazo... *. ARTICULACIÓN. (Anat.) Damos este nombre ala unión recíproca de dos huesos con algún medio que los mantiene unidos: ART 331 quando tienen movimiento libre las articulaciones decimos están ar- ticulados los huesos por diartrosis, nombre que se conserva de la antigüedad, como sucede en las articulaciones de los brazos, mus- los &c.: otras veces se articulan los huesos por medio de una subs- tancia continua , en términos que no pueden executar movimiento alguno , y decimos están articulados por sinartrosis, como sucede en la unión de los huesos de la cabeza entre sí &c. También se ar- ticulan por medio de alguna substancia, en términos que les permite hacer algún movimiento aunque obscuro, como el de las costillas con el esternón: los cuerpos de los vertébros entre sí &c. y es lo que llamamos articulación por anfiartrosis. La diartrosis ó articulación con movimiento se divide en tres especies, esto es, en enartrosis, antrodia y ginglimo (V. estos artículos.) La sinartrosis ó articulación sin movimiento se subdivide tam- bién en sutura, armonía y gonfosis. La sutura ó comisura es una articulación sin movimiento por la qual se unen dos ó mas huesos planos por sus bordes por medio de unos díentecillos que se aco- modan unos entre otros, resultando á lo exterior una costura mal hecha, de donde le viene el nombre de sutura ó costura , como se ve en la unión de los huesos del cráneo. Algunos Anatómicos di- viden las suturas en verdaderas y falsas: las primeras son las que acabamos de explicar, y las segundas son en las que están los hue- sos sobrepuestos como escamas como la unión de los temporales con los parietales. La armonía es la unión de dos huesos con dientes mas pequeños, resultando al exterior una unión en línea recta, di- ferenciándose de la sutura en que la señal que dexa exteriormente es disimularla, como se observa en la unión de los maxilares entre sí. El gonfosis es la tercera especie de articulación sin movimiento, y consiste en el encaxe de un hueso en otro como si se clavase , como se ve en la articulación de los dientes con las mandíbulas ó quíxadas. También hay que considerar el medio que mantienen unidos los huesos, porque no basta que estos tengan una estructura recíproca para acomodarse uno en otro; es necesario también que haya al- guna potencia ó medio que impida la separación de las piezas huesosas; y que las mantenga siempre en la unión y flexibilidad ne- cesaria : á este medio llaman los Anatómicos sinfisis, bien que esta voz en su genuina significación quiere decir unión de los huesos entre sí; pero en el dia se extiende al medio que los mantiene uni- dos , si es por cartílago se dice sincondrosis ó sinfisis ternilloso; si por ligamentos sineurosis 6 sinfisis ligamentoso; si por músculos sisarcosis; y si por membrana meningosis. (V. estos artículos) ARTRITÍTICAS. (enfermedades) Med.) Con esta palabra se expresan las enfermedades de las articulaciones; pero con prefe- 332 ASA rencia las que son producidas por un humor gotoso. ARTPvÍTICOS. (Mat. Med.) Se da este nombre á los medi- camentos que se emplean en la gota ó artritis. ARTRÍTIS. (Med.) Esta palabra trae origen de la griega «g-3-gor artículos ó articulación , y significa enfermedad articular; constituye el género primero de la cíase séptima de Dolores de la Nosología de Sauvages. (V. el artículo del nombre de la clase, y en él se hallará el género, curación &c.) ARTRODIA. (Anat.) Nombre que se da á una especie de articulación con movimiento, que consiste en que dos huesos estén contiguos y unidos por superficies planas, ó á lo menos no muy profundas, permitiéndoles executar movimientos en todas direccio- nes; se diferencia esta articulación de la enartrosis, que tiene los mismos movimientos, en que en esta se articulan los huesos por su- perficies mas profundas: el hueso húmero con la escápula , los hue- sos del carpo entre sí, las apófisis articulares de las vertebras &c, se articulan por artrodia. ARTRODINIA. (Med.) Se da este nombre al dolor de las articulaciones. (V. reumatismo.) Cullen en su Nosología establece un género de reumatismo llamado artrodinia. ASAFETIDA. (Mat. Med.) La asafétida es el suco que se des- tila por incisiones que se hacen á la planta llamada férula asafé- tida, que se cria en la Persia, la qual suministra muy poco acey- te esencial; conteniendo un principio gomoso y resinoso , este úl- timo no es tan abundante. La asafétida es uno de los mejores an- tiespasmódicos; es un buen fundente y un excelente emenagogo: i.° como antiespasmódico se le emplea para el hipo y los vómitos espasmódicos; yo he visto accesiones rebeldes resistir á los reme- dios aromáticos, antiespasmódicos, á las tierras absorventes , al éter, al licor deHoffman, al opio, á la poción de Riverio, á la de Haen &c., ceder sin embargo á la asafétida. También ha producido feli- ces efectos este remedio en algunas especies de cólicos puramente nerviosos, como también las convulsiones, particularmente las que vienen por debilidad en algunas especies de epilepsias, en los va- pores y parosismos histéricos, sin detenernos á probar que los re- medios antihistéricos son la mayor parre sacados de las substan- cias fétidas: se ha recomendado también la asafétida para la tim- panitis: yo la he empleado á grandes dosis para esta enfermedad, tanto á lo interior como á lo exterior, y no he observado ningún buen efecto; pero esto no es extraño , porque en la timpanitis que yo lause, dependía de una causa irremediable, esto es, de una colección purulenta en el vientre é intestinos; pero es muy útil en esta enfermedad, quando la dilatación del ayre no reconoce otra causa que la debilidad de los intestinos, ó quando se desprende de ASC 333 una materia saburrosa; en este caso se la administra interiormente en la dosis de doce ó veinte y quatro granos ai dia, unida con un poco de alcanfor, y algunas veces con opio. Este mismo remedio se emplea como fundente y antiespasmódico en las asmas húme- das v la gota crónica. La asafétida es un excelente emenagogo quando se detiene el fluxo menstruo por demasiada sensibilidad é irritabilidad, sin plé- tora , pero mas bien con laxantes} circunstancia donde la ruda y la sabina convienen igualmente. Como atenuante y fundente no es mejor la goma amoniaco. En Cirugía se emplea la asafétida para la gangrena, las úlceras anti- guas y rebeldes que se resisten á la mundificación por los medios ordinarios: entonces se administra interiormente, aun agrandes do- sis, como también al exterior, obrando como un excelente anti- séptico; exteriormente se usa en polvo, en disolución, y con pre- ferencia en tintura. La dosis para usar esta interiormente es de doce, catorce , veinte ó treinta gotas. Se hace también disolver una drac- ma de asafétida en una onza de vinagre bueno, y se dilata esta mezcla en agua de yerbabuena quando se administra para el hipo convuhivo; en la de manzanilla para los cólicos; en la de artami- sa y matricaria, quando hay parosismos histéricos; por último se la da freqüentemente con la quina y los amargos quando hay úlce- ras antiguas y gangrena. Se la aplica también exteriormente en el vientre para las enfermedades ventosas, y con particularidad en la timpanitis; en los accesos histéricos, la supresión del menstruo por espasmo ó infarto de la matriz; para las lombrices, y particularmente para la tenia: en todos estos casos se disuelve en vinagre (también se usa freqüentemente en lavativas.) R. ASCÁRIDES. (Med.) [La ascárides vermicular es el único gu- sano ó lombriz de esta especie que han conocido los antiguos, ó que se halla descrito en sus obras. Es un gusano corto, y redondo ó cilindrico, que á primera vista no se distingue de la lombriz re- donda sino por su tamaño, que es mucho mayor que la de esta úl- tima especie. La ascáride es delgada en sus extremidades lo mismo que la re- donda ; pero se observa lo mismo que en esta última, que Ja ex- tremidad en que tiene la cabeza ó la boca aunque menos afilada que la otra, está dividida en dos lobas ó pequeños labios, y que en- tre ellos se ve por medio de un microscopio una hendidura que es la boca. Cerca de la extremidad opuesta á la que acabamos de describir está la abertura, por donde arroja su excremento. El cuerpo de la ascáride crece insensiblemente ó engruesa desde la cabeza hasta la tercera parte de su largo; después de lo qual va disminuyendo de diámetro hacia la cola: está formada de una especie 334 ASC de anillos, ó entrecortado por unas arrugas circulares de una parte á otra; generalmente es blanquecina como la redonda; pero regu- larmente suele tener una mezcla amarillenta, que parece proviene del lugar en que reside. Las ascárides se hallan regularmente en los intestinos gruesos... Los accidentes que resultan de la presencia de las ascárides en los intestinos , son irritaciones mas ó menos vivas; pero son casi siem- pre locales ó circunscritas al rededor de las partes que ocupan estas lombrices; sobre todo hay una comezón muy incómoda en el ano, tenesmaópujo; algunas veces almorranas, estrangurria &c. Mr. An- dri dice que el efecto de esta irritación se extiende á las partes lejanas, y llega, hasta producir síncopes... Se conoce fácilmente la presencia de las ascárides en los intes- tinos quando salen ellas mismas, ó con los excrementos; la inspec- ción de estas lombrices, y la continuación de los accidentes que habian causado bastan por lo regular para juzgar que quedó aun cierto número de ellas en el intestino recto del que las arrojó. La mayor dificultad, atendida la pequenez de su cuerpo, consiste en distinguirlas de las redondas chicas, con las quáles pueden tener gran semejanza á primera vista, según quedó ya indicado. Pero á mas de que la boca de esta tiene tres labios quando la del as- cáride solo tiene dos como notamos igualmente; la redonda casi siempre sale muerta, ó solo se menea con mucha languidez y debi- lidad, en lugar que la ascáride sale casi siempre llena de vida; se agita, y no cesa de menearse; en fin es muy raro arrojar mas de una, dos ó tres redondas de una vez; y al contrario las ascárides salen á veces á millares. Si la reunión de todas estas señales parece insuficiente para establecer el diagnóstico, será fácil tener toda la certidumbre que se desea, comparando lo que diremos de estas dos especies de lombrices. En caso que las lombrices ascárides no se hagan sensibles por su salida fuera del ano, lo que es muy raro quando las hay, la pre- sencia ó ausencia de la mayor parte de los accidentes que produ- cen, y cuya enumeración hemos hecho ya, podrán suplir en parte á la falta de la primer señal para aclarar el diagnóstico. Pronóstico. Entre las varias especies de lombrices que acostum- bra haber en los intestinos del hombre, las ascárides están en el número de aquellas que perjudican menos la salud, á no ser que su número sea ya excesivo; porque entonces ya por el hormigueo continuo, que les es propio, ya tal vez arrimándose al borde de los intestinos, ya en fin por la acrimonia que dexan en ellos, exci- tan en la parte inferior del tubo intestinal una irritación mas ó menos viva, acompañada á veces de accidentes bastante graves, como hemos notado quando hemos manifestado sus efectos. ASC 33$ La destrucción y extinción de las ascárides es mucho mas fácil que la de todas las demás lombrices intestinales, por estar mas al alcance de los auxilios que se pueden emplear para matarlas en la es- pecie de nido que ocupan, como hemos dicho: están siempre en los intestinos gruesos, y particularmente en el recto. Podemos redu- cir á tres clases principales las indicaciones que se presentan en la administración de los remedios que se deben emplear para matar estas lombrices y corregir los males que producen: i.° matarlas en los intestinos: 2.0 expelerlas del conducto intestinal, sea después de haberlas muerto ó quando viven aun: 3.0 calmar la irritación que producen semejantes insectos. La primera de estas tres indicaciones se satisfará con el uso de los varios antihelmínticos mas enérgicos qne usamos para las varías es- pecies de lombrices intestinales (V. vermífugos.); solo debemos observar aquí, que como las ascárides están mucho mas cerca del ano que de las vias superiores, por abaxo es por donde principal- mente deben aplicarse los remedios; y así es que las lavativas com- puestas de substancias vegetales amargas y otras antihelmínticas, tan usadas contra la tenia y para las redondas, son los auxilios mas eficaces para este fin. Pero los medios curativos, sobre que debemos insistir mas, y en que debemos fundar mayores esperanzas son los que se dirigen á arrojar estas lombrices. Esta expulsión puede efectuarse por medio de las lavativas que hemos propuesto; pero son mucho mas eficaces, añadiéndoles alguna substancia purgante, ó preparándolas con subs- tancias que sean al mismo tiempo purgantes y amargas, tales como el áloes y la mayor parte de los catárticos amargos; sin embargo se debe advertir que quando las lombrices producen irritaciones con- siderables y dolores en los intestinos, pujos ú otros síntomas del mismo género de que hicimos mención, las primeras lavativas deben componerse siempre con substancias propias para calmar la viva sensibilidad de las partes, como son todas las materias emolientes, anodinas y calmantes, y entre ellas los aceytes y las grasas, que ademas de Ja propiedad que tienen de afloxar y hacer que cese la crispatura causada por las lombrices, parece también que hasta cierto punto son una especie de veneno para todos estos insectos* acaso hay unos aceytes mejores que otros para la expulsión de las lombrices > pero los autores no están acordes sobre este objeto. Hi- pócrates encargó en forma de cala el aceyte de cedro; varios mo- dernos aconsejan el aceyte de cañamones mezclado en las lavativas: sabemos que en estos últimos tiempos el aceyte de palmacristi ha sido muy celebrado para la destrucción de las redondas. Después de haber mitigado los síntomas de la irritación por medio de estos diferentes remedios,, podemos solicitar evacuar estos insectos, sea 33ó ASF por medio de bebidas laxantes y amargas (también deben tener lugar los eméticos), sea por medio de lavativas propias para los mismos usos, estimulando por todos los medios posibles, y que acostumbra- mos emplear para este efecto; ya en fin por la aplicación de calas, que tengan iguales virtudes. Baxo la forma de cala empleaba Hipó- crates el aceyte de cedro; pero este padre de la Medicina encarga se añadan varias cosas, entre las quáles cree que la hiél del buey merece la preferencia... Por lo demás qualquiera que sea el modo de obrar de los di- ferentes medios propuestos para libertar al cuerpo de las ascárides, no debemos dudar jamas que la parte mas esencial para la extinción de esta plaga consiste en el uso mas ó menos reiterado de los laxan- tes, y sobre todo de las lavativas.] ASCITIS. (Med.) Es la hidropesía de todo el vientre produ- cida por el derrame de algún líquido pesado y fluctuoso, no elás- tico, en que se percibe mas ó menos fluctuación, y una sensación de pesadez. Esta enfermedad constituye el género catorce de la clase décima Caquexias de la Nosología de Sauvages: para su cu- ración &c. (V. el artículo de su clase.) ASELLIO. (Gaspar) (Biog.) Asellius, Médico de Cremona, que descubrió las venas lácteas en el mesenterio. Publicó una di- sertación De lacteis venís, en que está inserto su descubrimiento con láminas de tres colores. La primera edición de esta obra cu- riosa es de Milán, donde murió el año de 1626; pero se reimprimió después en Basle el de 1627 , en 4.0, y también en Leyden. El autor exercia la anatomía en Pavía con un crédito muy distinguido hacia el año de 1620. D. H. ASFALTO. (Mal. Med.) El asfalto ó betún de Judea, lla- mado también goma de los funerales, xarabe de Sodoma, pez de montaña, bálsamo de momia &c. es un betún negro, pesado, só- lido, y que brilla bastante. Se quiebra con facilidad al modo del vidrio; un pedazo delgado de este betún parece encarnado quando se pone delante del ojo hacia la luz. El asfalto no tiene olor quando está frió; en frotándolo adquiere un olor ligero. Se encuentra en las aguas del lago Asfáltide ó Mar muerto, en la Judea , cerca del lugar en que estuvieron las antiguas ciudades de Sodoma y Go- morra. Los habitantes, incomodados por el olor que esparce este betún amontonado sobre las aguas, y animados por el provecho que sacan de él , tienen cuidado de recogerlo. Lemery dice en su Diccionario de Drogas, que el asfalto se desprende como una pez líquida de la tierra que cubre el Mar muerto: y que elevado sobre sus aguas se condensa allí por el calor del sol, y por la acción de la sal de que abundan aquellas aguas. También se halla en varios lagos de la China. ASI 337 El asfalto del comercio se saca, según Mr. Balmon de Bomare, de las minas de Dannemore, y principalmente en el Principado de Neufchatel y de Wlalengin. Lo hay de dos colores según aquel naturalista, negruzco, blancuzco ó pardo; pero á este asfalto le falta mucho para que sea puro; y parece no ser otra cosa que una tierra endurecida y penetrada por el betún. Los naturalistas son de opiniones opuestas sobre el origen del asfalto, como en la de todos los betunes. Unos creen que es un producto mineral formado por un ácido unido á una materia crasa en el interior de la tierra. Otros le miran como una materia vege- tal unida á los ácidos minerales enterrados. La opinión mas co- mún y mas verosímil es que tiene el mismo origen que el succino, y que está formado por este último betún, que ha experimentado la acción de un fuego subterráneo... El asfalto puesto al fuego se liquida, hace una especie de am- pollitas, y arde echando una llama y un humo espeso cuyo olor es fuerte, acre y desagradable. Por la destilación sacamos de él un aceyte coloreado como el de petróleo moreno, y una flema acida. El asfalto entra en la composición de algunos barnices negros de la China , y enlos fuegos artificiales que arden encima del agua. Los egipcios se servían de él para embalsamar los cuerpos»; pero solo lo usaban así los pobres que no podían comprar otras substancias an- tisépticas mas preciosas. Valerio asegura que ciertos negociantes preparan una especie de asfalto con pez espesa , ó mezclando y ha- ciendo derretir esta última con cierta cantidad de verdadero bálsa- mo de Judea; pero puede conocerse este fraude por medio del alcohol, que disuelve enteramente la pez, y solo toma un amarillo muy claro con el asfalto. El asfalto tiene poco uso en la Medicina; el aceyte que sacamos de él por medio de la destilación es fortificante, resolutivo, y su- mamente tónico. También puede ser de mucha utilidad aplicándolo al exterior en varios tumores indolentes, y en ciertas afecciones paralíticas. F. ASFIXIA. (Med.) Es la privación repentina del pulso , del sen- tido y del movimiento, quedando el enfermo como muerto. Esta enfermedad constituye el género veinte y quatro de la clase de Debilidades de la Nosología de Sauvages: para su curación &c. (V. el artículo de su clase.) ASIMILACIÓN , ASIMILATIO. (Fis.y Fis.) [Esta fun- ción es común á los animales y á los vegetales, porque unos y otros se alimentan y constituye parte de su nutrición. La consideraremos: i.° en el reyno animal: 2.a en el reyno vegetal. El animal tiene en sí el poder de alimentarse, que es lo mismo que reparar las pérdidas continuas que ha sufrido de los fluidos y tomo i. vv 33§ ASI sólidos que le componen. La nutrición en los animales no es una operación simple. Está compuesta de la asimilación, de la nutrición propiamente dicha, y de la animalizacion. (V. nutrición y animalizacion.) La asimilación animal es pues la primera parte de la nutrición. Por ella el animal convierte en su propia substancia la materia con que se alimenta. Primeramente la muda en fluidos de la misma na- turaleza que los que circulan en sus vasos: luego convierte estos últimos en sólidos de la misma especie , sé que tienen las mismas pro- piedades que los que la constituyen. La asimilación es obra de varias fuerzas reunidas lo mismo que la nutrición; es igualmente que ella una operación sucesiva de muchos órganos. Estas fuerzas ó facultades son según parece qua- tro: i.° el alma concurre á la nutrición y á todas las operaciones que dependen de ella.: i.° el principio vital, impetum faciens, el instinto &c., que yo llamo potencia animal, y es el principal agen- te de ella: 3.0 las fuerzas mecánicas: 4.0 los agentes químicos. Las tres últimas son comunes á todos los animales. ^ La asimilación animal principia en la boca porque los alimentos principian á ser molidos, divididos y mezclados con los xugos sa- livales y el ayre de la atmósfera; estose llama masticación. Esta mudanza continúa en el estómago y en los intestinos, y se llama digestión, y á los principios que la executan fuerzas digestivas. El quilo es el resultado de ella, que es una mezcla de los xugos ex- traídos de las materias alimenticias vegetales ó animales, denlas be- bidas que usa el animal, del ayre que está mezclado con estas co- sas, y de los xugos digestivos que da el estómago, el canal alimen- ticio y las visceras cercanas. Esta mezcla forma un líquido de na- turaleza particular por las variaciones considerables que ha sufrido en las primeras vias antes de entrar en los vasos lácteos. Quando ya llegó al torrente de la circulación recibe nuevas variaciones de parte de las fuerzas mecánicas, de los agentes quí- micos, y principalmente de la potencia animal. Apenas ha corrido algún tiempo por el sistema vascular, se convierte enteramente en sangre. La sangre parece homogénea á primera vista: sin embargo está compuesta de partes muy distintas, algunas de las quáles se repa- ran inmediatamente que se pone en quietud fuera de las venas ó de las arterias. Es el manantial de los demás humores que se hallan en el animal: ella da la parte glutinosa , que debe reparar la destrucción de los sólidos, y sirve para su crecimiento; pero el quilo es el que renueva la sangre. A esta asimilación "del quilo en sangre llaman los Fisiólogos sanguificacion, hcematosis. Parece que se ha determinado por la ASI 339 voz nutrición la aplicación de las moléculas nutritivas líquidas á las fibras sólidas: aunque no sea esto otra cosa que una especie de asimilación, por la qual la molécula fluida toma una forma sólida colocándose en la porción de la fibra que repara: sin embargo resulta de ello un hecho muy digno de notarse, y es que luego que esta molécula de gluten ó de linfa nutritiva se ha hecho sólida, es decir parte constituyente de la fibra, adquiere todas las propiedades que pertenecen á esta última. Es capaz de movimiento ó de sentimiento según se ha vuelto fibra nerviosa ó muscular, y desde entonces no sigue ya las mismas leyes que antes. Esta última transformación es inexplicable según los prin- cipios de los químicos y mecánicos. Parece á primera vista que la asimilación animal es fácil de comprehender, y que por las leyes mas sencillas se puede dar razón de ella. El animal, dicen, extrae de los vegetales ó de los animales con que se alimenta la substancia que necesita; pero esta materia existe con abundancia en los reynos animal y vegetal. Es una substancia glutinosa ó azucarada, mas ó menos atenuada, y por esta razón modificada de diverso modo; pero que en el fondo es siempre la misma. Sus variedades solo son aparentes, según dicen los Quími- cos , porque la materia glutinosa que da el trigo baxo la forma de pan, lo mismo que la jalea de carne, tienen que sufrir muy pocas variaciones para transformarse en linfa coagulable ó gluten de san- gre. Hecho este trabajo por las fuerzas de la vida es como se re- paran los fluidos; la reparación de los sólidos es tan sencilla como esta , pues las mismas moléculas glutinosas mudadas en sangre, que son aplicadas por estas mismas fuerzas á las fibras animales, ya para reparar sus pérdidas, ó ya para el crecimiento del animal. La naturaleza, cuyo poder es inmenso y sencillo, liga y forma el rey- no mineral con dos fuerzas, y acaso con una sola. Estas dos po- tencias diversamente combinadas le bastan para modificar la mate- ria orgánica. Todo se hace en los vegetales y en los animales por las atracciones electivas y las fuerzas mecánicas. Este es el modo como muchos Filósofos célebres conciben la formación de la materia orgánica. Por sublime que sea el todo de este sistema por la sencillez de sus principios, por el orden y la claridad de las conseqüencias que de él se siguen naturalmente; presenta sin embargo una multitud de dificultades insuperables á nuestra razón, á quien privan de todo conocimiento. Estas difi- cultades son una parte de los fenómenos que observamos en los vegetales y en los animales. Deseamos en vano y nos esforzamos para hacerlos depender de estos principios sencillos,y de estas con- seqüencias que nos parecen verdaderas. El último eslabón que une estos fenómenos con aquellas conseqüencias nos falta siempre, ó si nos parece que lo vemos, decimos entonces: no pertenece á las leyes físicas que gobiernan la naturaleza. El fenómeno, que es su efecto, y que parece que lo termina, nos indica que el tal eslabón perte- nece á otro principio y á otro orden de conseqüencias. Las luces de nuestro entendimiento no siempre pueden penetrar hasta la ila- ción de la causa inmediata que produce el fenómeno que estamos observando; pero nuestra conciencia y el motivo de nuestra duda está fundado: tal es la asimilación en los animales, y así es que estamos ciertos de la mutación de la materia alimenticia en nuestra substancia sólida y fluida, y sabemos que al mismo tiempo tiene el carácter de vida que nos es propio; pero por lo mismo que tenemos esta certidumbre preguntamos si es únicamente por las fuerzas mecánicas y químicas como se hace esta mutación, ó si media en ello alguna otra potencia. El pan con que se alimentan varias per- sonas se convierte en su sangre y su carne; pero la carne y sangre de cada individuo no es la carne y sangre de otro; cada qual tiene su modo de vida particular, y no pudieran pasar de un individuo á otro sin experimentar nuevas variaciones. Pero esto no sucedería si el gluten alimenticio fuese el mismo en los vegetales y en los animales, y si fuese obra de las mismas po- tencias. Este pan antes de convertirse en carne y sangre presentaba solo una substancia glutinosa, sujeta á las leyes físicas de la natura- leza en todos los respetos. Su mudanza en carne y sangre le ha con- servado su naturaleza glutinosa; pero al mismo tiempo le ha im- preso un nuevo carácter de vida. Esta carne y sangre, sujetas baxo ciertos respetos á las mismas leyes físicas que quando la materia de que están compuestos era de naturaleza vegetal, tienen ahora otra existencia, y son parte de otro ser sujeto á distintas leyes, á las quáles por consiguiente tienen precisión de sujetarse. Luego que ya adquirieron su naturaleza y propiedades, hay en el todo de que son ellas parte un principio diferente que las anima y gobierna del mismo modo que anima y gobierna el todo; y este principio es una fuerza distinta de las leyes generales del universo, pues sus efectos y conseqüencias son de otra clase. Luego la asimilación en los animales no se executa por las mismas potencias que la asimilación vegetal, pues las partes orgá- nicas del animal siguen leyes muy opuestas á las del vegetal. Asimilación vegetal. La planta nace, crece, envejece y muere. Mientras vive va perdiendo y recobrando sin cesar; luego hay asimilación en las plantas. Para formar idea de esta función, cuyo mecanismo se di- ferencia baxo ciertos respetos de la que se hace en los animales, ASI 341 se ha de considerar: i.° qual es la materia con que se alimentan los vegetales: 2.0 quáles son los órganos que la preparan: 5.0 quáles son las fuerzas que mueven esos órganos, ó que obran inmediata- mente sobre la materia. Los vegetales lo mismo que los animales van continuamente perdiendo fluidos y sólidos, con solo la diferencia que en los pri- meros se hacen aquellas operaciones por una sola via, y los segun- dos evacúan lo que les sobra por varios caminos. Sin embargo, el total de esta pérdida es menor en los unos que en los otros. La transpiración sensible é insensible es la via afectada en el reyno vegetal. La insensible transpiración es muy abundante en ciertas plantas: casi toda se hace por las hojas y por los frutos en razón de su número y de su superficie. Según una experiencia de Mr. Ha- lles la corona solis transpira diez y siete veces mas que el hombre. Sin embargo sufre una gran variación en razón del clima, de la es- tación , del calor, de la humedad, y aun de las diferentes horas del dia , disminuyéndose considerablemente por la noche. No todas estas plantas transpiran igualmente según los experimentos de Mr. Gue- tard. Las plantas gruesas pierden muy poco. Sea qual fuere este desperdicio ó excreción, siempre exige una renovación continua, lo mismo que el crecimiento de la planta; de modo que por preci- sión necesita otra materia para reemplazarla. Como los vegetales están compuestos de fluidos y sólidos, la materia que los nutre debe desde luego convertirse en su savia y diversos xugos para ser aplicada después á los sólidos. El ayre de la atmósfera, su humedad, las partes heterogéneas de que está car- gada les sirven de alimento, que chupan y atraen por las hojas; y al mismo tiempo por la raiz chupan y atraen los xugos de la tierra con una gran cantidad de ayre; he aquí los dos manantiales prin- cipales de donde sacan su subsistencia y nutrimento los vegetales. Seria difícil determinar qual es el que les suministra mas. El sol con su luz y calor las anima, y contribuye también á su alimento. Los experimentos de Mr. Bonnet no dexan duda ninguna de la in- fluencia de aquel astro en la vegetación. Por otra parte se prueba igualmente que influye en quanto al color de los vegetales, cono- ciéndose la palidez de las plantas, que viven en sitios sombríos é invernáculos por falta de luz solar. El ayre, el agua y el fuego son pues la mayor parte de los elementos del xugo nutricio. Sobre todo el ayre entra en gran parte y cantidad en la composición de los vegetales. Existe en ellos en varios estados; está fixado ó combinado , y circula en un estado libre por las traqueas. Las plantas crecen sin otro principio que con el ayre y agua. Los fiscos no están aun de acuerdo sobre el lugar en que principia la asimilación vegetal. Algunos han pensado que se 0,^2 ASI hace en las raices y en el tallo. Mr. Duhamel cree que principia en la tierra , y que las raices hacen solo las funciones de vasos lácteos chupando. El trabajo de las hojas destruye su opinión, pues no puede decirse que el alimento que por ellas recibe la planta ha sido preparado antes en la atmósfera; al contrario, por ellas prin- cipia su elaboración. Este autor cree que circulan en los árboles tres clases de licores. El primero transparente y aquoso, que él llama linfa ó savia. El segundo está contenido en unos vasos par- ticulares, que ha designado con el nombre de vasos propios, y el licor ó xugo propio. Este xugo varía en cada especie de árbol, y la misma planta lo tiene de varias calidades. El tercero es el ayre que está circulando en las traqueas. La savia da el alimento; y no está demostrado que los xugos propios contribuyan á ello. En el árbol distinguimos la corteza, la madera, la medula ó corazón, las hojas y las raices. La corteza está compuesta del epi- dermis, del texido celular, y de las capas corticales: estas últimas tienen vasos linfáticos y vasos propios. El tronco ó parte leñosa se divide en tronco propio y en corteza. La madera está formada de unas capas concéntricas; y estas capas están formadas de unas fibras leñosas ó vasos linfáticos, del texido celular, que es una produc- ción del corazón, de los vasos propios, y últimamente de las tra- queas, que solo están llenas de ayre. La substancia del corazón nos dice Mr. Duhamel (en la físi- ca de los árboles), parece esencialmente la misma que la del texi- do celular: el corazón es solo una porción amontonada del te- xido celular. Se encuentra por la mayor parte encerrado en el exe del cuerpo leñoso donde está como en un conducto. El texido ce- lular del corazón, atravesando el cuerpo leñoso, sigue hasta llegar á la corteza donde se distribuye también. Las raices y las hojas están organizadas del mismo modo que el tronco del árbol. Sin embargo, en estas últimas es diversa la disposición de los órganos. Al observar una planta en el fuerte de su vegetación notamos: i.° que tiene en sus órganos una acción muy fuerte: 2.° los fluidos experimentan unos movimientos de fermentación, y tienen una especie de circulación. Desde las mas mínimas raices cabellosas hasta las hojas tienen sus vasos el poder de chupar y absorver las substancias con que se alimentan y mantienen en un movimiento continuo de circula- ción. La savia sube, baxa, y se comunica en todas direcciones se- gún los experimentos de Mr. Halles (Estática de los vegetales.) Aunque Mr. Duhamel no admite una verdadera circulación vascu- lar; sin embargo, según sus mismos experimentos, sigue una opi- nión muy parecida. Las traqueas tienen igualmente el poder de hacer circular el ayre libre que contienen. ASI 343 Los nuevos descubrimientos nos han hecho notar en las hojas un mecanismo mucho mas admirable. Ellas absorven una cantidad de ayre atmosférico muy considerable y cargado de agua , que está descompuesta allí por la luz y el calor. La luz se une al oxí- geno , y forma el ayre vital , que exhalan con abundancia mien- tras las da el sol, y el hidrógeno es absorvido por sus vasos, y sirve para reparar la planta; y así es que por las hojas recibe la planta también una gran porción de materia nutritiva. Aunque no está probado que la circulación se haga en los ve- getales en un sistema de vasos, sin embargo es esto muy verosímil. Las experiencias de Mr. Bonnet y de otros muchos Físicos demues- tran la existencia de una circulación. Por otra parte la abundancia de transpiración insensible, proporcionada según la mayor ó me- nor fuerza de la vegetación, supone necesariamente que la savia y los demás xugos tienen un movimiento de circulación qualquiera que sea. Los movimientos de fermentación son tan evidentes, á lo me- nos, como la circulación, porque los frutos, las resinas, los varios xugos que se forman en las plantas no pueden menos de ser obra de los agentes químicos puestos en juego por el calor. ¿Quál es el principio que obra sobre los órganos y sobre aque- llos fluidos? Yo no veo mas de uno: el sol, qué con el calor y la luz pone en juego unos y otros: él es el que mueve los vasos; y así que dexa de obrar sobre ellos caen en la inacción, y no vuelven á recobrar su movimiento de absorción sino á proporción de su in- fluencia. La acción del sol es la que aplicada al ayre, al agua y á los demás principios constituyentes en las hojas, en las raices, y en los mas mínimos vasos que componen el árbol, los combina y mo- difica; su luz y calor son los medios de que se vale para descom- ponerlos )' unirse con ellos, de donde resultan los nuevos fluidos, que deben alimentar las plantas, y formar nuevos xugos. Por estos mismos principios es también el alma de todos los movimientos de fermentación que observamos en los fluidos vegetales. El es por consiguiente el que favorece la gran transpiración,al mismo tiempo que la reemplaza con nuevos xugos alimenticios, por medio de un calor húmedo. Los movimientos mecánicos pueden ser favorables á todos estos fenómenos; sin embargo concurren muy poco á ellos. Algunos Físicos célebres han querido establecer otros principios de vida en las plantas análogos á los que nos presentan los anima- les. Mr. John-Hunter dice en las Transacciones filosóficas que ellas tienen en sí mismas un principio de calor idéntico al de los animales. Las varias especies de sensitivas, los movimientos varios de las flores á vista del sol han hecho pensar á otros que también existía en los vegetales un principio de movimiento semejante al de los animales» 344 AST La asimilación en los vegetales es un efecto puramente físico dependiente del único principio que he indicado.] ASMA. (Med.) Es una dificultad de respirar, que se manifieta por intervalos periódicamente, con una opresión extraordinaria en el pecho, y muchas veces tos. Esta enfermedad constituye el género séptimo de la quinta clase de Anhelaciones de la Nosología de Sauvages: para su curación 8cc. (V. el artículo de esta clase.) ASMÁTICO. Llamamos así al enfermo que padece el asma. ASODES. (calentura.) (Med.) Esta es una especie de calen- tura en que se presenta un calor moderado al exterior, al paso que interiormente se sienten muy incomodados los enfermos de la sen- sación de ardor (T^. la clase de calenturas.) ASTENIA. (Med.) Esta palabra trae origen griego, y se com- pone de dos, que son a privación , y a§wi que significa fuerza: equi- vale á la castellana debilidad (V. este artículo.) ASTÉNICAS, (enfermedades) (Med.) Todas las enfermeda- des que provienen por falta de excitamento (V. este artículo.), ó bien sea debilidad, las llama Brown enfermedades asténicas; y para su curación emplea los remedios excitantes que sean capaces de producir el justo excitamento en que consiste la salud. ASTRAGALO. (Anat.) Este es un hueso que está situado en la parte superior del pie y parte anterior del hueso calcáneo, lla- mado así por la semejanza que tiene con la parte de la ballesta, que se llama nuez. Tiene muchas caras, por las quáles se articula con los huesos vecinos. ASTRINGENTES. (Mat. Med.) Los astringentes se diferen- cian de los estimulantes y de los fortificantes, en que no aumentan con fuerza los movimientos , y no excitan las fuerzas con prontitud, sjno que producen en las fibras una aproximación , una compresión que disminuye su volumen, que llamamos atracción; pues es pro- piedad inherente á la fibra animal el contraerse y comprimirse so- bre sí misma por la impresión de las substancias cuyo sabor es ás- pero y astringente. Este sabor produce con mas ó menos energía esta sensación sobre las fibras de la lengua y de la boca, y ella da á conocer con certidumbre los medicamentos que pertenecen áesta clase, Tanto por él como por la observación clínica ponemos entre los astringentes todas las substancias siguientes: los ácidos minerales, el alumbre, el sulfate de hierro ó el vitriolo de Marte, el colcotar ó sulfate de hierro calcinado, el sulfate de zinc, las aguas minera- les ferruginosas, las raices de bistorta y de tormentilla , la corteza de encina, de alcaparral, de fresno y de tamarisco, de simaruba, la quina, las hojas y tallo de mirto, de ciprés, de encina, de zumaque, argentina, de mil hojas, de ortiga y de melocotón, las flores de AST 345 granado ó balaostres, de rosas rubras y de zumaque, los frutos de la alcaparra, del níspero, del membrillo, las nueces de ciprés, las bellotas, las moras, las peras y manzanas verdes, las. nueces de agallas &c., los xugos de acacia y de hipocista, la sangre de drago, y la almaciga &c. El arte prepara igualmente un gran número de medicamentos astringentes; tales son particularmente las preparaciones de hierro, el azafrán de Marte astringente, las flores amoniacales marciales, las bolas 6 peras de Marte , las aguas de Rabel, el xarabe de mem- brillo, de granada , ó de mirto, de rosas secas; el xarabe magistral astringente, las conservas ó jaleas de frutas astringentes, la tintura de sangre de drago, las pildoras de Helbecio &c. Algunos autores distinguen los astringentes en varias clases, á saber: i.° los que contraen y condensan por su propia impresión el texido de las fibras, que está muy relaxado, llamados astringentes condensantes ó pygnóticos: 2.0 los que aproximan las fibras quitando los humores aquosos que las tenían apartadas, los astringentes absor- ventes : 3.0 los que cierran y tapan las extremidades de los vasos pe- queños, que vierten humores, impidiendo su curso linfático: esto son los astringentes estegnóticos, ó mas propiamente contráctiles: 4.0 en fin, los que hacen cesar los fluxos humorales, cubriendo las pare- des de los vasos, de donde salen con una materia viscosa que tapa su abertura: estos se llaman astringentes enfrácticos ó incra- santes. Esta distinción nos parece mas embarazosa que útil, pues por una parte los absorventes incrasantes no son propiamente astringentes,, y por otra los astringentes pygnóticos y estegnó- ticos entran absolutamente en la misma clase: tienen las mismas propiedades; y las denominaciones que les han aplicado solo expli- can la diferencia de los órganos sobre que obran, y las modifica- ciones de su acción. Hay dos circunstancias generales en que los astringentes están perfectamente indicados; la una es la debilidad é inercia de las fi- bras; la otra es la salida desmesurada de algún humor útil. Sin em- bargo debemos observar con la mayor atención qual puede ser la causa de estos dos estados, para administrar estos remedios sin riesgo ninguno. Quando la flaqueza viene acompañada de sequedad, de tensión y de espasmo, los astringentes no harían masque aumentarla y ha- cerla mas peligrosa. Si las evacuaciones provienen de abundancia de humores, y son producidas por un esfuerzo crítico de la natu- raleza, el suprimirlas seria necesariamente dañoso; observando cui- dadosamente estas modificaciones, que se presentan muchas veces en las enfermedades empleamos los astringentes con mas certidumbre y seguridad. TOMO I. XX 346 AST Los astringentes, que son al mismo tiempo tónicos, por exemplo los marciales, están indicados en la hinchazón, la leucoflegmacia, algunas especies de hidropesías recientes, la debilidad de estóma- go, las obstrucciones acompañadas de relaxacion, las calenturas in- termitentes rebeldes, y en las convalecencias largas que siguen á las enfermedades febriles. Los astringentes propiamente dichos con- vienen en las diarreas ó los fluxos de vientre, vómitos de sangre, he- motísis, y todas las demás evacuaciones sanguíneas y morbosas. Es menester valerse de ellos con la mayor circunspección en las heraotí- sis (V. hemotísis , diarrea , y otros géneros de la clase de fluxos.) Los astringentes mas fuertes se llaman estípticos; arrugan y cierran con fuerza los vasos. Contienen inmediatamente las hemor- ragias, y no se emplean sino exteriormente. F. ASTRUC. (Juan) (Biog.) Doctor de la universidad de Mom- peller, natural de Sauve, en la diócesis de Alais, nació en 1684, y estudió la Medicina en la universidad, donde tomó los grados. Ha- biendo llegado su fama á la capital, la Facultad de París le recibió en su gremio en 1743. Luis xv le nombró Médico consultor, y le dio una cátedra en el Colegio Real. Los extrangeros, á quienes el deseo de saber lleva á Paris , se apresuraban para oir sus lec- ciones, y el gran número de auditores llenaba muchas veces su aula. Este sabio murió en Paris el tina, y con suma rapidez, buscando por lo común á los metales* subsiste en el agua y el hielo; destruye los cuerpos pasando al tra- vés de ellos; mata los animales; funde los metales; enciende las substancias inflamables, y su olor es azufroso, fenómenos todos idénticos con los de la electricidad, que excitamos por medio del roce con nuestras máquinas, que podemos llamar artificial; y lla- maremos natural á la que se excita por sí misma en la atmósfera con efectos mas ó menos sensibles, ya sea en los tiempos de tem- ATM 355 pestad ó en los de serenidad. Ademas de todo quanto nos enseña la analogía, si consultamos la experiencia veremos que los para- rayos ó barras eléctricas, sus conductores , los cometas eléctri- cos , todos estos aparatos de la Física moderna en todos k>s tiem- pos y lugares producen atracciones y repulsiones eléctricas, salien- do también de estos cuerpos penachos luminosos, y gran cantidad de chispas. Con estos instrumentos han hecho varias experiencias los Físicos para probar la existencia del fluido eléctrico en la at- mósfera, no solamente en los tiempos tempestuosos, sino también en los dias mas serenos; en efecto, Mr. Dalibard demostró lo que habian sospechado Nolet y Franklin, que la materia del relám- pago y la del rayo no se diferenciaban en mas que en intensidad, de la que se excita en nuestros gabinetes y laboratorios; para lo qual colocó una barra de hierro perpendicularmente de una pulgada de diámetro y quarenta pies de largo, puntiaguda en la parte supe- rior; tomó todas las precauciones para que quedase aislada; en una palabra, que hiciese oficio de conductor eléctrico que pudiese des- cargar la nube del fluido eléctrico, como se verificó, pues al pri- mer trueno se notaron en el extremo inferior de la barra fuertes chispazos. Esta experiencia y otras de su clase se repitieron por va- rios Físicos en toda la Europa, de modo que ya no queda duda que la materia que forma el relámpago y el rayo es la misma ó se- mejante á la que se desprende por frotación en nuestras máquinas, y que en la atmósfera existia antes este fluido. Las experiencias de Volta, la Place y Lavoisier demuestran aun mas esta verdad, ha- ciendo ver que todo cuerpo que del estado sólido pasa al de líquido, y de este al de gas, adquiere una cantidad de fluido eléctrico su- perior á la que tenia antes; y como los vapores quando se conden- san y toman su forma líquida pierden la porción de calórico que los mantenía en estado aeriforme, y también la del eléctrico; y escapándose estos dos fluidos á la atmósfera la hacen mas ó me- nos cargada de electricidad, según varían estas y otras circuns- tancias. Existiendo pues el fluido eléctrico en la atmósfera, ha de tener precisamente una decidida influencia sobre todos los seres, y prin- cipalmente en los cuerpos orgánicos , entre los quáles el hombre debe ocupar el primer lugar; este fluido necesariamente ha de cor- rer por todos los cuerpos conductores y substancias analectricas de los animales; esta es una ley general y constante del fluido eléctrico, pues en qualquiera parte que se halle se transmite á todas las mate- rias deferentes ó conductoras, que llaman también analectricas, que le rodean, y también, aunque no con tanta abundancia á los cuer- pos idioeléctricos; consiguientemente este fluido pasará al cuerpo humano con todas las propiedades, particularmente con la repul- 356 ATM siva, la que sin duda obra, haciendo continuos esfuerzos para se- parar y rarefacer las partes sólidas y fluidas de nuestro cuerpo; y aunque este efecto no sea muy sensible , no dexa de ser real, obrando con el mismo suceso, y aun con mas rapidez que el calo- rico y lumínico. (V. sus efectos en este mismo artículo.) El fluido eléctrico, que se excita por las máquinas, se ve que aumenta la circulación excitando todo el sistema vascular, y así es que se percibe el pulso mucho mas freqüente, notándose al mismo tiempo que la respiración se hace mas acelerada; el movimiento muscular y las secreciones se aumentan, se promueve la menstrua- ción , y aun se sigue el aborto en las embarazadas &c.; y como este fluido es de la misma naturaleza que el que existe en la atmósfera, como ya se ha dicho, no podemos dudar que produce los mismos fenómenos; cuyo influxo aumenta el resorte de los vasos, divi- diendo las moléculas viscosas de los humores, rarefaciendo su masa y otras varias propiedades, que se aumentan sin duda considerable- mente en los tiempos en que la atmósfera le disfruta libre y abun- dantemente; pero quando estamos rodeados de nubes y nieblas, en que en la atmósfera se hallan varios cuerpos analéctricos que chu- pan el fluido eléctrico escaseándole ó quitándole la libertad que tiene para que pueda obrar sobre otros seres, se sigue que los cuer- pos orgánicos se resisten y sufren varias mudanzas por falta de este agente de la naturaleza; y así se ve que el hombre en tales cir- cunstancias , todas sus funciones vitales pierden su energía, y en sentir de Bertholon hasta la sensibilidad se disminuye, abatiéndose infinito el ánimo, pues este célebre Físico ha imaginado que el flui- do eléctrico es el vehículo de todas nuestras sensaciones, y que estas no son otra cosa mas que una especie mas ligera de conmoción eléctrica, siendo los nervios los conductores; esta no parece ser una hipótesis muy aventurada por estar fundada en hechos, y una racional analogía que nos conduce sin duda á una verosimilitud bien adelantada. No nos detendremos en exponer la influencia de este fluido en las enfermedades, ni las útiles aplicaciones que se han hecho, aunque muy exageradas por algunos Prácticos, reservándo- nos para su respectivo artículo, y los de las enfermedades en que conviene el tratar de este punto. El fluido eléctrico que envuelve la atmósfera debe también te- ner un gran influxo en las diversas plantas que cubren la superficie de latierra; los principales efectos de este influxo son adelantar la germinación de los vegetales, proporcionándoles una abundante transpiración, y facilitándoles igualmente la circulación de la savia, y otros xugos para su mejor nutrición, aumento de secreciones, reproducción &c; también les da movimiento muy á propósito pa- ra otras varias funciones, que todas están confirmadas por una serie ATM 3S7 de hechos, que si nos detuviésemos á referir nos alargaríamos infinito. La atmósfora en ciertas circunstancias recibe grandes cantida- des de gas hidrógeno (V. este artículo.), que le viene de las aguas detenidas y cenagosas donde se descomponen vegetales y substan- cias animales, de las minas metálicas, y de carbón de piedra, de los cementerios y enterramientos, de las letrinas &c. Este gas hace muy mal sana la atmósfera; siendo uno de los principios heterogéneos que mas daña á la salud. Este conocimiento, que ha suministrado la triste experiencia, ha dado motivo que la sabia policía en muchos pueblos vaya desterrando la bárbara é irreligiosa costumbre de en- terrar en las iglesias, la qual por una fatalidad no se ha podido des- arraygar aun, ocupándose igualmente en cegar los pantanos, y en la limpieza de las calles, de las letrinas y cloacas, y oxala se ocu- pase en destruir algunas poblaciones, que por tener arroyos y rios de poca corriente al oriente, de donde sopla constantemente el ayre á la salida del sol, arrastra tras de sí todos los gases que han producido de noche las descomposiciones animales y vegetales, con- duciendo el germen de las calenturas intermitentes y otras enfer- medades que destruyen generaciones enteras; y mas valia que no existiesen tales pueblos, ó que se diese distinta dirección á las pes- tíferas aguas que los infestan. En el océano de la atmósfera se mezclan, ademas de los princi- pios que hemos expuesto, substancias gaseosas y exhalaciones de todos los vegetales, animales y minerales, de las aguas y otras in- numerables substancias, constituyendo, digámoslo así, el recipiente ó elaboratorio químico de la naturaleza, por medio del qual se componen todos los cuerpos, recibiendo igualmente los principios de la descomposición de otros, como se ve en la putrefacción de vegetales y animales, pues hasta los huesos mismos se convierten en gas que recibe la atmósfera, y luego estos mismos principios van á componer otros cuerpos, círculo admirable y sabio, digno de la contemplación del Médico Filósofo. De los vientos. Uno de los fenómenos mas considerables del ayre atmosférico es el movimiento de traslación de una porción considerable de é\\ y así vemos que el ayre es obligado á mudar de sitio con mas ó menos violencia y velocidad en una dirección determinada, que es lo que llamamos viento; esta agitación del ayre obra en muchas direcciones, de donde dimanan las varias especies de vientos. Los vientos toman diferentes nombres con respecto á su direc- ción , y con relación á los varios puntos del horizonte de donde 35S ATM soplan: el que sopla del norte hacia el sur se llama viento norte; el que sopla en una dirección contraria, esto es de sur á norte, se llama viento de sur; el que sopla de levante á poniente llamamos viento del este; el que sopla de poniente á levante se llama viento del oeste; siguiendo otras subdivisiones subalternas hasta compo- ner treinta y dos especies. También se dividen en generales, constan- tes, en periódicos, arreglados y variables &c. La velocidad del ayre es algunas veces muy considerable, de suerte que camina treinta y dos pies por segundo, ó nueve leguas y media por hora , y aun mas en las grandes tempestades: la acción mecánica de esta impetuosi- dad produce mutaciones considerables en nuestros órganos. Según los climas por donde atraviesan los vientos, así se deter- minan sus calidades, haciéndose frios, cálidos, húmedos ó secos; por tanto el viento del norte es frío, porque pasando por regiones frias y nevadas recibe mucha frialdad hasta llegar á nuestro hori- zonte; el de África es lluvioso por haber atravesado el mediterrá- neo: el este es seco por venir de los inmensos arenales del Asia , y es el anuncio del buen tiempo; el viento del sur es caliente por ha- ber recorrido la zona tórrida; los vientos oeste y sudeste son hú- medos, porque se cargan de los vapores del océano, por esta razón el nordeste es frió y seco, y el noroeste frió y húmedo; el sudeste caliente y seco, y el sudoeste, caliente y húmedo. Verdaderamente el viento mas saludable es el que viene de las regiones septentrionales, como no sea muy frió: con ningún viento se conservan mejor los vinos, las carnes y toda clase de vegetales que con este viento, por oponerse directamente á la corrupción: al contrario, el que viene de los países orientales y meridionales es, como se ha dicho, un viento caliente, incómodo para la respira- ción, corrompe prontamente los vegetales y las carnes, y acaso será el que haga emigrantes las enfermedades epidémicas y pestilen- ciales que tanto afligen aquellas regiones de donde vienen. La acción de los diferentes vientos sobre nuestra economía ani- mal es relativa á las varias calidades de esta porción de ayre agi- tado, según que es cálido, húmedo, mas ó menos oxigenado, elec- trizado, según esté alterado con exhalaciones del hidrógeno, de va- rias especies pútridas ó malignas, ó destructoras de la vida. Los vientos, al paso que traen algunas desventajas, acarrean muchas utilidades; refrescan y moderan el calor de la atmófera, la limpian arrastrando con ellos los malos vapores y miasmas, con- duciendo también las nubes para regar y fertilizar los diferentes cli- mas; quando faltan, esto es, en las calmas del estío padecen mu- chas enfermedades los hombres y los irracionales; pero si estos vientos son impetuosos, si se mudan repentinamente, y ponen la atmósfera ya fría por soplar del norte, ya caliente por venir del ATM 359 sur, causan muchas enfermedades, y las mismas qne producen las repentinas mudanzas del tiempo, aunque no haya vientos, con tal que del frió se pase al calor, ó al contrario. A ciertos vientos se mudan las condiciones físicas y morales de los hombres de un mo- do asombroso: quando en Mesina reyna el que llaman siroco, quedan los habitantes abatidos, sin fuerzas físicas y sin las intelec- tuales, quedando como sin ideas. En Mompeller quando sopla el viento del mar se siente una displicencia general en los habitantes, pesadez de cabeza, debilidad mas ó menos grande, y abatimiento. Estos y otros varios fenómenos se advierten por varios vientos en las costas de nuestra península, que conocen y distinguen muy bien sus naturales. [ El ayre que forma la atmósfera es las mas veces un medicamento útil por las diversas propiedades que tiene; es también en varias circunstancias una de las causas mas freqüentes de las enfermeda- des, sin tratar aquí de las qualidades ocultas y deletéreas que los antiguos admitían en él, y el divinum quid con el que expresaban sus efectos funestos; la Física nos explica con bastante claridad el modo con que la humedad de que está cargada la atmósfera, y la temperatura excesiva de frió ó de calor pueden influir en el hombre, y desordenar mas ó menos rápidamente la secreción cutánea; pues los dolores vagos, las fluxiones, los catarros, los reumas, y muchas enfermedades agudas por lo regular no reconocen otra causa que esta qualidad del ayre. Las alternativas desordenadas de estas qualidades producen sin duda estos efectos dañosos con una gran- de energía, pues la observación de todos los tiempos ha confirma- do esta etiología; también puede el ayre algunas veces dañar á los hombres que le respiran, quando este fluido atmosférico está car- gado de moléculas deletéreas, que no se conocen sino por sus efec- tos dañosos; y así es que en los hospitales, las cárceles, los navios, y en general en todos los lugares donde se reúnen muchos hom- bres , el ayre atmosférico adquiere una fetidez seguida de una ac- ción mas ó menos peligrosa sobre la economía animal; se ven enton- ces las personas delicadas expuestas á todos ios accidentes nerviosos, particularmente al síncope; aun los hombres mas robustos no suelen exceptuarse de esta acción morbosa; y muchas veces las enferme- dades pútridas y pestilenciales suelen ser también conseqüencia del contacto de este ayre mefítico; aun no se tiene un conocimiento exacto de las materias que dan á la atmósfera estas propiedades per- niciosas; por falta de nombres y explicaciones positivas se han atri- buido á los miasmas ó efluvios, cuya naturaleza y caracteres dis- tintivos no se han podido conocer aun después de las investigaciones de los Físicos. En todos tiempos los Médicos han buscado los medios de purificar el ayre infestado (V. desinfección/ fumigaciones.) 360 ATM empleando los vapores ácidos, aromáticos, azufrosos &c, que sin duda desnaturalizan ó enervan las partículas ó miasmas deletéreos que se hallan esparcidos en la atmósfera. D-e los efectos de la sequedad y humedad de la atmósfera. Los Médicos antiguos no conocieron la pesadez y elasticidad del ayre, aunque conocieron sus efectos, pero sí se han conocido en todos los siglos las demás propiedades, esto es, la sequedad, humedad, el calor y el frió, naciendo gran uso de estos conoci- mientos los antiguos para la investigación de las causas de las en- fermedades y su curación. Entre todas las propiedades del ayre ninguna hay mas fácil de conocer que la humedad y sequedad por poco sensibles que sean, resintiéndose de estas qualidades todo lo que nos rodea, no sucediendo así con su pesadez y ligereza, ni aun con su calor y frialdad, como no sean muy sensibles; ademas que el frió y el calor son qualidades relativas, siendo así que la seque- dad y la humedad no son relativas sino positivas... Estamos conti- nuamente en la atmósfera como en un baño, y estando esta húme- da ó seca, contribuyen infinito estas modificaciones al estado de nuestra salud. En general el ayre seco es mas sano que el húmedo, es mas puro y mas libre de emanaciones, por cuya razón llamó Celso á la se- quedad de la atmósfera la serenidad del tiempo. El ayre húmedo al contrario está mas cargado de diferentes materias que llevan tras de sí las partes aquosas, lo que hace á la atmósfera mas susceptible de corrupción; y esta es la razón por que quando está húmeda pro- duce un gran número de enfermedades; pero las que provienen de la sequedad, aunque son menos, son mas vivas, haciendo también que sean mas cortas, principalmente las pituitosas, y las de las mugeres, que en general son de un temperamento húmedo; y al contrario hace las enfermedades mas grandes en los hombres flacos y biliosos, porque la sequedad espesando su bilis, le da el carácter de negra, que es el mas pernicioso. La humedad hace las enferme- dades mas largas, porque debilita las fibras y las relaxa, resultando de esto una serie infinita de enfermedades... De los efectos del calor y frialdad de la atmósfera. Después de haber examinado los efectos de la sequedad, hu- medad &c. de la atmósfera , es necesario también considerar el frió y el calor que tanto influyen en las operaciones de la naturaleza. Por medio de la atmósfera la frialdad y el calor de las estaciones nos afectan, pues por medio de ella, como ya hemos dicho ante- riormente, los rayos del sol influyen y producen en nosotros fenó- ATM 361 menos que ya hemos expuesto, conservando y comunicando el calor ¿Ve. No hay una qualidad en la atmósfera tan sensible co- mo el frío y el calor: todo lo que excede del grado de nuestro calor natural nos parece caliente, y al contrario, toda tempera- tura que es inferior á este grado nos parece fria. Todo quanto sentimos caliente ó frió no es porque el ayre atmosférico lo sea por sí mismo, pues lo recibe de las causas que le producen, como el sol &c., resultando la frialdad quando estas causas dexan de obrar. El ayre que está inmediato á la superficie de la tierra recibe mas calor que el que está á la parte superior de su atmósfera , y así hace en todos tiempos mas frió en la cumbre de las altas montañas, don- de se conserva la nieve aunque sea en la zona tórrida; en las lla- nuras se siente mas calor que en las alturas, porque el ayre es con- densado á proporción de su peso, y porque el inferior es mucho mas denso por el peso del superior, recibiendo este los rayos del sol en mayor cantidad, y reteniéndolos por mas tiempo, conser- vando mucho mas el calórico, por razón que los cuerpos que son mas compactos y tienen mas materia, le conservan mas, del mismo modo que conservan mas el movimiento; en lugar de que el ayre su- perior que ocupa las alturas recibe y retiene mucho menos la materia del calor, porque es mas ralo &c. Aunque la parte superior de la atmósfera está á la verdad mas cerca del sol que la parte inferior, es demasiado pequeña esta diferencia con respecto á la distancia in- mensa del sol á la tierra, de suerte que esta pequeña proximidad del ayre de las alturas hace menos para el calor, que hace la den- sidad del ayre en las llanuras; ademas el ayre inferior mezclado con partes extrañas que manan de la tierra, las que concentrando y reflectando los rayos del sol hacen oficio de unos pequeños espejos ustorios; la tierra misma y los cuerpos que están en ella hacen re- flectar los rayos del sol al ayre que los conduxo. Todas estas consideraciones manifiestan que la influencia del frió y del calor en nuestra economía animal varía según el pais mas ó menos elevado que se habita; y así se puede decir en general que los paises mas elevados son siempre mas sanos; porque ademas el ayre en ellos no es tan húmedo , y por consiguiente mas saludable, no se pueden temer los efectos del* calor sofocante que se experi- mentan algunas veces en las llanuras, siendo cierto que el calor excesivo ocasiona muchas mas enfermedades que el frió ; porque se ha observado siempre que el número de enfermos es menor en los años frios que en los calientes; pero lo que es mas peligroso es el paso repentino de una temperatura á otra, esto es, de frío á calor, ó al contrario; estas grandes variaciones producen ordinariamente reumas, fluxiones, afecciones de pecho, pleuresías, perineumonías, calenturas pútridas y malignas &c. tomo i. zz 362 ATM De los efectos de los vientos. Los vientos se pueden colocar en el número de las principa- les causas de las enfermedades epidémicas, siendo así que contri- buyen freqüentemente á variar la constitución del ayre; en efecto, el viento es una parte de la atmósfera puesta en movimiento, que sigue una dirección particular; de suerte que se puede decir que los vientos son en la atmósfera lo que las corrientes en el mar. Estos vientos generales, que son constantes, reglados y periódicos, son unas grandes corrientes de ayre, como es el viento que sopla cons- tantemente de oriente á occidente. Si el ayre tiene mucha acción sobre los cuerpos, como no se puede dudar según hemos dicho an- teriormente , el viento debe tener aun muchos mas grados de ac- ción , supuesto que es un ayre que debe tener mucha mas activi- dad por el movimiento que se le ha impreso, obrando en el cuer- po como si se derramase de lo alto qualquiera otro líquido. La qualidad natural del viento es refrescar y aun enfriar, y por este medio produce algunas veces muchas enfermedades, alte- rando la transpiración por su frialdad , pues atacando la piel, estre- cha los poros que se mantenian abiertos por un agente mas cálido; y así es que los vientos frios producen los catarros, los reumas, las fluxiones &c., que son las mas veces producidas por la trans- piración suprimida. Los vientos excitan en la economía animal mu- taciones repentinas, afectando con una prontitud extraordinaria, siendo muy sabido que estas mudanzas repentinas son muy contra- rias ala salud; y así es que en las prontas mudanzas del tempo- ral se presentan todas las enfermedades que dependen de la intem- perie del ayre como se confirma por la experiencia. El frió en general es menos natural á los animales y aun á to- dos los cuerpos organizados que el calor ; el primero es parti- cularmente contrario al pecho; por esta razón el viento del norte, que es el mas frío'de todos, daña infinito á esta parte del cuerpo; y quando es excesivo produce ademas las toses rebeldes , los do- lores de costado &c Con respecto al viento del sur ó mediodía, dice Mr. Malouin haber observado que era perjudicial á la cabeza y á los nervios; la respiración no es tan libre quando sopla este viento; los vasos se hinchan ; la transpiración es abundante; y si él reyna mucho tiempo, acometen inmediatamente las grandes laxitudes, la cabeza se pone pesada, experimentándose algunas veces náu- seas y vértigos. El viento de este es muy seco, y por consiguiente contrario á los atrabiliarios, melancólicos, y á los temperamentos áridos. El viento de oeste produce por lo común varias especies de calenturas, que afectan á las constituciones delicadas; es sin embar- go el mas sano, y el mas favorable á las producciones de la tierra, ATM 363 porque de los quatro vientos principales es el mas húmedo, y la humedad es un correctivo propio del viento, que por su naturale- za es seco y frió, y puede muy bien moderar la acción excesiva de estas dos qualidades... Los vientos arrastran tras de sí exhalaciones perjudiciales á la salud , y los mas susceptibles de ello son los del mediodía, por- que vienen ordinariamente del África, que es fecunda en anima- les venenosos, y hay mas putrefacción en esta parte del mundo por el gran calor &c. El viento otras veces conduce exhalaciones útiles aciertos países, particularmente sisón estas puras y'originarias de plantas saludables, y de un terreno fresco, que no sea dema- siado húmedo; porque rigurosamente hablando no hay ningún ayre enteramente puro , entendiéndose aquí por pureza las emanaciones naturales y sanas. El mismo viento que infesta un pais adonde transmite las exhalaciones corrompidas, es útil á los que liberta de estas mismas exhalaciones dañosas, que son por lo común las causas de las enfermedades epidémicas, sea que estas vengan de los vapo- res mefíticos, ó que salgan de algunas minas, ó que se exhalen de algunas aguas corrompidas. Los vientos que vienen de lejos mudan mas el ayre que los del pais. Un solo viento no puede disipar todas las exhalaciones que se hallan en la atmósfera,por exemplo, de una campiña, pues para esto es necesario que soplen muchos vientos en varias direc- ciones; y así se ve que nunca el ayre es mas puro que después de una tempestad, pues entonces queda la atmósfera sumamente lim- pia, como se comprueba por una porción de hechos. Sin duda todo se corrompería si no se renovase el ayre por medio de los vientos; y así es que los que habitan en sitios donde no se puede poner el ayre en movimiento, no son tan sanos como los que viven en sitios elevados y ventilados, donde precisamente el ayre es mas puro, porque los vientos proporcionan la ventilación y pureza; pues una atmósfera de ayre cargada de transpiración de animales y de otros cuerpos se hará sin duda mal sana y aun pestilencial, si esta no se renueva; este estado de la atmósfera será sin duda el germen ó foco de las enfermedades epidémicas, contribuyendo muchos años al contagio de las calenturas malignas, las viruelas, y otras enferme- dades producidas por venenos; y por esto se ha observado que en las constituciones contagiosas han sido comunmente precedidas de grandes calmas en el ayre. De los efectos de la alteración de la atmósfera. Se ha dicho en el artículo precedente , que los vientos eran al- gunas veces el vehículo de las exhalaciones, ó de esta especie de veneno que altera y corrompe el ayre de un pais; este veneno que 3^4 ATM se halla en el ayre es ordinariamente desemejante en cada año, no siendo el mismo un año que otro, y por consiguiente las enferme- dades que causa son también diferentes; de suerte que es imposible determinar con exactitud la naturaleza de las causas, por mas inves- tigaciones que se hagan, lo mismo que quando se trata de otros co- nocimientos humanos quando se buscan las primeras causas... En esta causa secreta de las enfermedades populares algunas veces puede tener parte la tierra y los cuerpos que dependen de ella, pues tiene mas influxo que se cree comunmente, siendo así que las qualida- des de los diferentes ayres como las de las diferentes aguas son oca- sionadas principalmente por la tierra, siéndonos tan necesario que el ayre sea puro como á los peces el tener el agua igualmente pura. Sin embargo no se debe esperar que tengan una pureza absoluta, en que se suponga que el agua y el ayre no tengan nada que no sea ayre ó agua; entendiéndose por agua pura quando está sin mez- cla grosera y extraordinaria, contiene siempre mas ó menos ayre; y aunque contenga imperceptiblemente algunas tierras ó sales natu- rales, se tiene por pura: lo mismo que sucede con el ayre, que ri- gurosamente hablando, nunca es absolutamente puro. Como el agua contiene siempre ayre que la hace menos pesada, el ayre es siempre mezclado de otro fluido que le hace mas eficaz: ademas de este fluido contiene diferentes corpúsculos que manan de la tierra ,• como se percibe por varios experimentos, y principal- mente por los de la electricidad. La tierra transpira mas ó me- nos , pero príncipalmente en las mudanzas de tiempo, y parece que cesa de transpirar quando va á principiar una tempestad; lue- go que esta se presenta transpira sensiblemente; y después de ha- berse concluido transpira mas que lo ordinario por algunas horas; esto es lo que la experiencia enseña á los que quieran asegurarse de ello, sin embargo que se han descuidado demasiado las investigacio- nes de la transpiración de la tierra, siendo muy dignas de un Físico. El ayre puede tenerse por puro si lo que recibe de la tierra es imperceptible y natural; pero al contrario si las exhalaciones son en gran cantidad y de mala índole, hacen sin duda el ayre impuro y mal sano... Contrae diferentes qualidades según los diferentes cuerpos por donde pasa, adquiriendo una qualidad perniciosa quando los cuerpos son deletéreos; adquiriendo las diferentes qua- lidades según las diferentes partes de la tierra que baña, como su- cede con las aguas, según los diferentes terrenos que atraviesan los manantiales. Las emanaciones de un terreno, que es de pura tierra, piedras y arena no corrompen jamas el ayre, y al contrario será impuro en los paises llenos de minas y de fuegos subterráneos; saliendo muchas veces exhalaciones pestilenciales de ciertos si- tios de la tierra, como sucede en la gruta del Perro en el reyno ATR 365 de Ñapóles, en la de Perols en el Languedoc &c. Hay regiones donde en todos los años y en ciertas estaciones, por causas particulares , se presentan enfermedades endémicas, esto es, propias de aquellos países, como es la peste en Turquía; habiendo también causas accidentales de la corrupción del ayre como las que provienen de las aguas corrompidas, lo qual es muy común en Egipto, y aun en algunos parages de Italia; siendo muy pernicioso el respirar semejante ayre, y el que exhalan los ce- menterios , como se prueba por una serie infinita de hechos... Las- exhalaciones que recibe el ayre de los lugares habitados de mu- chas personas, particularmente en las grandes ciudades, dañan mas ó menos el ayre, haciéndole en general menos sano que el del cam- po; por consiguiente en las grandes poblaciones hay enfermedades epidémicas que no padecen los habitantes del campo; y al contra- rio, estos padecen en algunos años enfermedades causadas por los vapores de la tierra, que algunas veces no se extienden á las ciuda- des , porque aunque las exhalaciones de los lugares habitados da- ñan al ayre natural, pueden sin embargo, en ciertas circunstancias, corregir en alguna manera el ayre corrompido por las emanaciones de la tierra, las que pueden ser algunas veces mas perjudiciales aun que las que vienen de las inmundicias de las casas, como sucedió en la peste de Marsella, en que se observó que en los barrios del ma- yor número de casas y de calles mas estrechas se hallaron menos atacados de peste que en los sitios mas libres. El ayre puede tam- bién corromperse solo quando está mucho tiempo encerrado: los corpúsculos, de los quáles está siempre mas ó menos cargado, obran los unos sobre los otros corrompiéndose quando están juntos: esto es lo que produce el rebolin de los navios &c. Las exhalaciones que alteran el ayre no vienen siempre de la tierra, á lo menos inmediatamente, vienen también del cielo. Los meteoros como el trueno y los relámpagos, esparcen vapores que corrompen el ayre , absorven este en estas circunstancias ma- yor cantidad de materia eléctrica, que se halla repartida en la atmósfera, y que sirve de dividir los vapores, é impide que obren unos sobre otros; observándose que en este tiempo de tempestad las carnes se corrompen prontamente, y los enfermos se empeoran...] ATONÍA. (Med.) Esta palabra expresa la pérdida de resorte ó falta de acción, esto es, la relaxacion de las fibras, de los va- sos &c. del cuerpo humano. (V. relaxacion.) ATRABILIS. (bilis negra, bilis atra.) (Med.) [Los antiguos habian dado el nombre de atrabílis á un humor que tenían como esencial á la composición de la sangre, y que servia para la nutri- ción &c., sin duda siguieron este sistema erróneo por los dife- rentes fenómenos que les*ofrecía el examen de la sangre... atribuían 366 ATR el color roxo del coágulo á la sangre propiamente dicha; el color negro á la atrabílis; llamaban indistintamente á la serosidadj?¿w¿* o pituita; llamaron por último tinta considerable al color que se ob- servaba algunas veces de bilis amarilla. De aquí concluyeron los antiguos que la sangre era formada de quatro humores primitivos, á saber, la pituita, la sangre propiamente dicha, la bilis amarilla, y la atrabílis; y según ellos en el hígado era donde se hacian las mez- clas exactas de estos humores, su combinación íntima en la justa proporción, y la necesaria para la perfecta salud: luego que se ha- bia perfeccionado la sanguificacion en esta viscera , los humores su- perabundantes, y que eran inútiles á la composición de la sangre, se dirigían á sus órganos propios; la bilis amarilla se recibía en su vexiga de la hiél; la atrabílis se conducía por la vena esplénica al bazo, que se nutria de ella, y vertía lo superfluo en el canal intes- tinal: tal era el modo de pensar de los antiguos. El bazo era mira- do por Hipócrates y por todos los antiguos como el reservatorio del humor atrabiliario, y como su órgano secretorio; les parecía análo- go á esta función, y aun pensaban que la naturaleza de este hu- mor la adquiría por solo el color lívido que se nota en esta entraña; creian también que la atrabílis en tanto que conservaba sus quali- dades naturales, y no era excesiva, no solo era útil, sino también necesaria; pero si era abundante ó degenerada, entonces daba orí- gen á varias afecciones muy peligrosas. Tal era el sistema de los antiguos, mezclado como se ve de er- rores y verdades. El descubrimiento del paso del quilo por las ve- nas lácteas al canal torácico, y después á la vena subclavia , y por último al torrente de la circulación, hizo mudar toda la teoría que habia florecido hasta esta época: el bazo dexó de ser mirado ya co- mo el reservatorio de la atrabílis, dándole otros usos mas racionales, según las varias hipótesis que se han ido siguiendo sucesivamente. Por último, la doctrina del humor atrabiliario fué desterrada por sí misma; y tanto como los antiguos habian encarecido su influen- cia sobre las diversas condiciones de la economía animal, se han empeñado los modernos en despreciarla y negar hasta el influxo, y aun su existencia, proscribiendo su nombre de los libros...] Para formar idea de lo que en el dia entienden los modernos por atrabí- lis, esto es, en el estado morboso, oygamos lo que dice el juicioso Cullen: ,,Es posible, dice, que la bilis adquiera alguna vez una exterioridad negra y viscosa *, y que merece realmente el nombre * Las observaciones prueban que quando el piloro está obstruido, las mate- rias que se detienen en el estómago, y aun el xugo gástrico, pueden adquirir un color moreno mas ó menos obscuro. En el Real Estudio de Medicina práctica de esta Corte hemos visto vomitar materias negras á algunos enfermos afectados del cerramiento del piloro: como se vio después en la disección, en otros tiempos se hubiera dicho que los enfermoj padecían atrabílis ó enfermedad negra. ATR 367 de atrabílis; pero es cierto que los exemplos de este género son muy raros, y es muy probable, que lo que ha dado lugar á la idea de la atrabílis en los antiguos, era realmente la apariencia que toma la sangre vertida en el canal alimentario, del modo que se ha indi- cado ; apariencia que como se sabe toma siempre la sangre quando queda por algún tiempo estancada en estas partes. Yo pienso que generalmente está reconocido que la idea de Boerhaave, que pen- saba que una materia igual exístia en la masa de la sangre, está des- tituida de todo fundamento; pues parece muy evidente por las di- secciones de los cadáveres hechas recientemente, que la enfermedad negra consiste en que la sangre presenta esta apariencia, y depende siempre del derrame, y de la estancación de que he hablado. En vista de esta teoría de la enfermedad negra parece que los vómitos de sangre pueden sobrevenir quando este humor se derra- ma del modo que he indicado ya en la cavidad del mismo estóma- go, ya en las porciones superiores de los intestinos, de donde las materias que están en ellas contenidas pasan freqüentemente al es- tómago. En el caso de la enfermedad negra, y los casos análogos que dependen de las afecciones del bazo ó del hígado, parece que los vómitos de sangre se deben considerar como afecciones sinto- máticas, y que de ningún modo se deben curar como la hemorra- gia activa, primitiva, pero que exigen los remedios que pueden re- solver las obstrucciones primitivas si es que se conoce alguno que goce de esta virtud. ATRABILIARIO. (Gen. de Med.) Se dice que un sugeto tiene constitución ó temperamento atrabiliario, en lenguage de los antiguos, quando abunda de este humor hipotético , de donde trae origen dicha constitución en su sentir: en el dia expresa otra idea esta palabra. (V. temperamentos.) ATRABILIARIAS, (cáusulas) (Anat.) Los dos cuerpos glandulosos aplanados casi triangulares que se hallan colocados so- bre los ríñones se han llamado y aun llaman cáusulas atrabiliarias; los Anatómicos antiguos creian que eran los órganos secretorios de la atrabílis. Los modernos han abolido semejante nombre, y han substituido los de ríñones subscuturiadas, ó glándulas suprarenales. El uso del humor que contienen estas glándulas, y el de estos órga- nos mismos nos es aun desconocido; pero qualquiera que sea se puede decir que en el feto estas glándulas son mas interesantes, porque son mayores que los riñones, y en el adulto son mucho menores. ATROFIA. (Med.) Enfermedad en la que el cuerpo ó una de sus partes se enflaquece y extenúa sucesiva y sensiblemente sin ca- lentura, que es lo que le hace diferenciar de la tabes y de la tisis; llamase también marasmo. Esta enfermedad constituye el género 368 AUR tercero de la clase décima Caquexias de la Nosología de Sauvages. (para su curación 6*c. V. el artículo de su clase.) AUDITIVO, (conducto) (Anat.) En la porción petrosa del hueso temporal se halla exteriormente un orificio, que es el princi- pio de un conducto huesoso, llamado auditivo externo, que se ex- tiende hasta la cavidad ó caxa del tambor, por cuyo conducto se conduce el ayre á dicha cavidad; interiormente en el mismo hueso y porción petrosa hay otro conducto, llamado acústico ó auditivo interno por donde entran los nervios auditivos. AUDITIVOS, (nervios) (Anat.) El séptimo par de nervios que salen de la medula oblongada fuera del cráneo son los auditi- vos , conocidos también con el nombre de porción blanca del sép- timo par; nacen hacia el quarto ventrículo, y van á buscar el conducto auditivo interno entrando en él con el nervio facial, dis- tribuyéndose después en el laberinto: lo que se llama porción dura del nervio auditivo ó del séptimo par es el nervio facial. (V. este artículo.) AURA EPILÉCTICA. (Med.) [Se da este nombre á una sen- sación de una especie de movimiento que se percibe en alguna de las partes de los miembros, ó en el tronco, que se conduce después á la cabeza, siguiéndose inmediatamente por lo común el ataque epilép- tico. Los sugetos que padecen esta enfermedad comparan esta sensa- ción á la de un vapor frió; otras veces á un fluido que corre; algunas otras como si caminase un insecto hacia la cabeza , bien que las mas veces no pueden dar una idea distinta de esta sensación. Se ha supues- to que esta sensación nace de alguna afección de una extremidad, ó de alguna otra parte, ó de un nervio que está en acción por el con- tacto de algún cuerpo irritante, cuya sensación por conseqüencia sigue la dirección del nervio; pero nunca he observado que siga exactamente el trayecto de ningún nervio, pues por lo general si- gue lo largo de los tegumentos. Se sabe que en algunos casos pro- viene el aura por alguna causa que comprime ó irrita un nervio particular, algunas veces en conseqüencia de una contusión ó de una herida, pero estos exemplos son muy raros, pues el efecto mas ordinario de estas es el tétano ; por otro lado la aura epiléptica viene por lo común de parte que nunca ha sufrido herida ni contusión, sin que haya indicios de que esté afectada de ninguna materia irritante...] AURÍCULAS. (Anat.) Las aurículas son dos sacos musculosos situados á la base del corazón , el uno de los quáles corresponde al ventrículo derecho, y el otro al izquierdo; se unen estos dos sacos ó reservatorios por un septo interno que separa uno de otro, y por las fibras comunes exteriores. Cada aurícula tiene dos orificios, que uno corresponde á la vena que en ella descarga, y el otro al ventrículo AVE 3^9 con quien se une: las aurículas exteriormente rematan en punta por la parte anterior, formando una especie de fondo de un saco, ó como una cresta de pollo, ó mas bien de una pequeña oreja, y de esta samejanza, aunque irregular, les viene el nombre de aurículas ú orejuelas. La aurícula derecha es mayor que la izquierda , descar- gando en ella las dos venas cavas, y deteniéndose un momento el tor- rente de sangre que conducen á este saco, pasando después al ven- trículo del mismo lado para que siga su círculo. (V. circulación.) La aurícula izquierda recibe las quatro venas pulmonarias} la san- gre que conducen de los pulmones para que se descargue después en el ventrículo izquierdo del corazón. AVENA. (Mat. Med.) Semilla bien conocida, que ademas délos usos domésticos puede emplearse en medicina , pues con ella se hace una tipsana ó cocimiento; á quien se le atribuyen las virtu- des de refrescante, atemperante y dulcificante, por lo que muchos Médicos la emplean en todos los casos que haya que satisfacer se- mejantes indicaciones. Hipócrates recomendaba la avena en las ca- lenturas ardientes é inflamatorias. Con la harina de esta semilla se forman cataplasmas que se tienen por resolutivas. AVENZOAR ó ABENZOAR. (Biog.) (Esto es hijo de Zoar.) Médico, conocido por el sabio y el ilustre: nació en An- dalucía, y fué contemporáneo de Avicena y de Averroes. Se de- dicó á la Medicina, después á la Farmacia , y por último á la Ciru- gía , facultades que en su tiempo solo exercian los esclavos. Hizo pro- gresos en estas artes, y adquirió una gran fama. Se conserva de él: Rectificatio medicationis h>c. regiminis, León 15 31, en 8.°, y un tratado sobre las calenturas, 1576, Venecia, en folio. D. H. AVERROES. (Biog.) Filósofo y Médico, conocido por el Comentador , porque fué el primero que comentó y traduxo las obras de Aristóteles al árabe. Nació en Córdoba, en el siglo xii, de una familia ilustre, y se señaló tanto por su virtud como por sus luces. Almanzor, Rey de Marruecos, le dio el empleo de juez de Marruecos y de toda la Mauritania; pero él le hizo exercer por subdelegados para que no saliese de Córdoba. Sus envidiosos le de- lataron á este Príncipe como herege; y habiendo visto las pruebas, le obligó á retractarse en la puerta de la mezquita, donde le hizo escupir á la cara por los que entraban en ella. Murió en 1206 siendo magistrado. Cultivó la Poesía en su juventud, y aun hizo algunos versos amorosos, pero los quemó en una edad mas avanzada. Le hicieron una delación como un Doctor judío de Córdoba era poeta lascivo. Averroes le reprehendió , y le amenazó con que le castigaría; pero sabiendo que su prohibición no detenia la musa del hebreo, y que repetía públicamente en Córdoba sus versos, dexó de perse- guirle diciendo: ¡Cómopuede cerrar mil bocas una mano sola\ Los tomo 1. aaa 370 AXE historiadores de la Filosofía le han puesto á la cabezaje los Filóso- fos árabes por su sutileza y penetración. Su traducción de Aristó- teles , aunque infiel, se pasó al latin; y no hemos tenido por mucho tiempo mas que esta versión latina, muy inexacta, hecha por una copia árabe que no lo era menos. Tenemos otras obras suyas: De natura orbis; de re Medica; de Theriaca &c... La colección de sus obras tiene el título: De Collectaneorum de re Medica, sec- tiones tres. La edición hecha en León en 1537 en 4.0, y la de Jun- tes en Venecia, 1552 en folio, son mucho mas estimadas que la de Venecia, 1590, también en folio. D. H. AVICENA. (Biog.) Filósofo y Médico árabe de Bochara en Per- sia, nació el año de 980 de la era cristiana con tan feliz disposición, que á la edad de diez años sabia de memoria todo el Alcorán. Apren- dió con igual facilidad las bellas letras, la Filosofía, las Matemá- ticas y la Medicina. Se dedicó luego á la Teología , y empezó por la Metafísica de Aristóteles. Dicen que la leyó quarenta veces sin entender una palabra: un hombre sensato en su lugar no la hu- biera leído quarenta y una: acabó sus estudios á los diez y ocho años. Después fué Médico y Visir del Sultán Cabous. Murió por su mala conducta el año 1036, á los cincuenta y seis de edad. Te- nemos muchas obras suyas de Medicina y de Filosofía, impre- sas primeramente en Roma en árabe el año 1593 en folio, tradu- cidas después al latin en Venecia en 1594, dos volúmenes en fo- lio, y también en 1595 y 1608. Hay una traducción de Vopiscus Fortunatus, Louvrin 1685, en folio; y varios autores las han co- mentado. Se encuentran en ellas algunas observaciones útiles en medio de muchas nimiedades. D. H. AXENJO. (Mat. Med.) Llamado también artemisa, absin- thium, es una planta muy común, de un olor muy fuerte y desagra- dable , y de un gusto amargo, conteniendo un principio muy acre y estimulante. Esta planta suministra una gran porción de aceyte esencial, comunicando toda su virtud al vino y al agua, en la que dexa principalmente su principio amargo, porque este fluido es el verdadero menstruo y disolvente natural de los amargos. El agua que se destila de los axenjos no es amarga; pero está sin embargo impregnada de un principio aromático. Las propiedades del axenjo son numerosas y constantes; pues se emplea como tónico y estomacal, como incindente, diurético, y principalmente como emenagogo. 1. Como tánico y estomacal, se emplea freqüentemente en las debilidades de primeras vias, esto es, del estómago y de los intes- tinos, pues aumenta su acción, excita el apetito, facilita la diges- tión, quitando los vicios que se siguen de su depravación ; y así es que se recomienda freqüentemente á los sugetos pituitosos y flegmá- AXE 371 ticos, á las cloróticas, á quienes se les han disminuido las fuerzas, habiéndoseles igualmente depravado y dispuesto los órganos á infil- trarse. En estas circunstancias los emenagogos disponen los órga- nos para que suministren una sangre bien elaborada. También esta planta es muy útil á los sugetos que han padecido mucho tiempo calenturas, á quienes es muy provechoso el vino de axenjos. Su uso es también muy ventajoso en los paises húmedos y pantanosos, cu- yos habitantes por lo común tienen los órganos digestivos en ato- nía: conviene igualmente este remedio á los de vida sedentaria, principalmente quando abundan de materias glerosas y pituitosas: 2.0 como incindente se emplea el axenjo quando hay rebalsas de serosidad, y quando la bilis es inerte, pues es uno de los mejores medios para suplir por su acción manteniendo el tono de las pri- meras vías, y con este doble objeto se usa con freqüencia en la infancia, en los lentores y otras enfermedades propias de esta edad; el vino y el extracto es lo que se usa mas comunmente: 3.0 el axenjo es también diurético, aumentando la acción de los ríñones y de las vias urinarias, é incindiendo y limpiando las materias gle- rosas y espesas que las embarazaban , pues se ha visto en las hi- dropesías resistirse á otros medios, ceder á este, principalmente en las que son producidas por relaxacion; y así es sin duda uno de los mejores remedios que se emplean en las edemas del pulmón , en las leucoflemacias &c.; y siempre que haya que administrar un diurético tónico, en quienes los purgantes debilitarían demasiado: 4.0 esta planta usada en bebidas, en lavativas y al exterior propor-, ciona la expulsión de las lombrices, propiedad que debe á su amar- gura, pues como hemos dicho, todos los amargos son vermífugos menos para la tenia: 5.0 el axenjo es tan emenagogo como tónico é incindente, pues aumenta la irritabilidad de diferentes órganos; pero con especialidad de la matriz, y así es muy útil en la clorosis quan- do hay en ella poco calor, espasmo, detención de sucos glerosos y pituitosos; en este caso el vino, las fumigaciones y cataplasmas de axenjos promueven la menstruación. El axenjo se usa interior- mente muy pocas veces en polvo, pues lo mas común es en infu- sión aquosa ó vinosa, ó en tintura; también se hace mucho uso de su aceyte esencial y del agua destilada. Para hacer la infusión aquosa en frió se toma medio puñado y se echa en una ó dos azum- bres de agua para usarlo por bebida ordinaria; sin embargo como esta bebida es muy amarga y repugnante no se puede hacer uso continuo, y por lo común se usa en lavativas en el caso de lom- brices. El vino de axenjos se usa mas freqüentemente, y se debiera aun usar mucho mas, pues es un excelente tónico y estomacal; para hacerlo se pone un puñado de estas hojas en infusión por espacio de veinte y quatro ó treinta horas en una azumbre de vino, con pre- 372 AYR ferencia el tinto, que es mas tónico que el blanco (pero sera mas ingrato). Este vino conviene quando hay debilidad ó inercia en las primeras vias, emplastamiento gleroso y falta de irritabilidad en la matriz, ligeros infartos en las visceras del vientre, acompañados de debilidad. Se da también en las calenturas intermitentes, y no en las inflamatorias; pero sí en aquellas que son rebeldes, que termi- nan empastando los órganos, y derramando la serosidad en el te- xido celular ó las cavidades. Uno ó dos vasos de este vino al dia son suficientes, pues mayor cantidad enardecería al enfermo y se cansaría inmediatamente de él. La tintura se hace poniendo en digestión el axenjo en espíritu de vino. Este es un remedio muy tónico que se da en la dosis de diez, quince ó veinte gotas, en cinco ó seis onzas de alguna poción. El aceyte esencial es muy acre y estimulante, se emplea principal- mente como emenagogo en la dosis de doce ó quince gotas, en una poción apropiada, de la qual se tomará una cucharada de dos en dos horas. Por último el agua destilada forma la base de muchas pociones tónicas, vermífugas y emenagogas; esta agua es solo aro- mática y no amarga. Aplicado el axenjo exteriormente en las varias regiones del vien- tre, es también tónico, estomacal, vermífugo y emenagogo. El vino de esta planta se usa para deterger las llagas y úlceras antiguas, y para fortificar las partes en que hay ó puede haber edema. R. AXILA. (Anat.) Se da este nombre á aquel espacio ó hueco que se halla debaxo del brazo, formado por los bordes de los múscu- los gran pectoral, y anchísimo de la espalda, el qual está cubierto de pelos, y donde se encuentran muchas glándulas linfáticas y gor- dura: en castellano se dice sobaco; todo lo que pertenece á la axila se dice axilar, y así se llaman las glándulas, vasos &c. axilares por- que pasan por esta parte. AYRE. (Hig.) El ayre es un fluido elástico, invisible por su transparencia, comprehensible é incondensable, rodea por todas partes el globo terrestre, formando como una de sus cubiertas, circundándonos en términos que parece estamos sumergidos en él, sirviendo entre otros usos para mantener la respiración y la vida de los animales, como veremos después. Nadie puede dudar que el ayre es una substancia material, supuesto que se hallan en él todos los atributos que caracterizan á los cuerpos, esto es, extensión , di- visibilidad , movilidad , resistencia é impenetrabilidad &e., como se demuestra en la Física. Al ayre podemos considerar de dos distintos modos, ó como formando la base de la mezcla del ayre con el fluido eléctrico, el calor solar, la luz, las emanaciones de una multitud de cuerpos y otros principios heterogéneos de diferentes especies, que alteran AYR 373 su pureza, que es lo que llamamos atmósfera (V. este artículo?), siendo por consiguiente el intermedio ó vehículo de las mezclas, combinaciones y demás revoluciones que se hacen al rededor de la superficie del globo, ó bien se le puede considerar independiente- mente de estas grandes combinaciones y movimientos excitados por la naturaleza , únicamente como agente inmediato de nuestra vida por sus qualidades inherentes é individuales, y como excitante na- tural del hombre, que es como le consideraremos en este artículo, exponiendo brevemente sus qualidades físicas y químicas. Suponiendo al ayre libre de todas las materias extrañas, se ha considerado hasta estos últimos tiempos como un ser simple, y se- gún Aristóteles uno de los elementos que formaban su quaternion; pero en el dia se ha demostrado ya que este fluido es formado de dos principios muy diferentes, que son el gas oxigeno y el ázoe (V. estos dos artículos.); y aunque el primero es un estimulante y el segundo un sedante ó apagador de la vida, la mezcla de estos dos principios en su justa proporción, que según los últimos expe- rimentos son 22 partes de gas oxigeno y 18 de ázoe, forman un fluido saludable, muy propio y necesario para las funciones de la economía animal. Las descripciones relativas á este objeto, el modo como el ayre se descompone en la respiración , combustión &c., y quanto hay que saber químicamente de este fluido se hallarán en los artículos respiración, combustión, ayre vital, oxigeno y ázoe; y ahora pasaremos solo á tratar de sus qualidades físicas. Siendo el ayre una substancia material, como ya hemos dicho, se sigue que sus partículas reunidas forman una masa resistente, capaz de ser movida y de mover á otros cuerpos, y por consi- guiente pesada, y que puede exercer su presión en todos sentidos como los demás líquidos. La fluidez del ayre, la extrema sutileza de sus partes, y por consiguiente su gran movilidad, son las propieda- des que pertenecen á los cuerpos que son formados como el ayre, el qual aplicándose inmediatamente á todas las partes de la super- ficie del cuerpo, las afecta igualmente todas á un mismo grado; se renueva á cada instante de nuestro alrededor con suma rapidez, aunque estemos en movimiento ó en quietud. Esta prodigiosa flui- dez determina una porción de fenómenos que vamos á explicar. Los antiguos no conocieron la pesadez del ayre, pues admitiendo solo dos especies de cuerpos en la naturaleza, esto es, pesados, como las piedras y otros cuerpos que se dirigen hacia el centro de la tier- ra, y leves como el ayre, la llama, los vapores &c., porque estos cuerpos en ciertas circunstancias se elevan á las regiones supe- riores; pensaban que el ayre estaba dotado de una ligereza abr soluta; y atribuían todos los efectos que provienen de su pesa- dez al horror que la naturaleza tiene al vacío; pero habiendo advertido Torriceli, que en una bomba atractiva no se verificaba este pretendido horror, quando por ella habia ascendido el agua treinta y dos ó treinta y tres pies; y aunque se empeñó en hacer el vacío levantando el émbolo de la bomba quando el líquido estaba á esta altura, siempre quedaba la columna de agua en el mismo grado de treinta y dos ó treinta y tres pies; desde luego presumió que el ascenso del agua en la bomba no podia ser efecto del horror al vacío, sino del peso de un fluido que tiene tendencia á ponerse en equilibrio con ella, estoes, con una columna de otro fluido que tiene la misma base, y por consiguiente el peso de una columna de agua de treinta y dos á treinta y tres pies; por lo que deduxo que se equilibraba con el fluido que la mantenía en esta elevación. Des- pués buscó la gravedad específica de diferentes fluidos, que subie- sen mas ó menos en el ayre, y halló que el mercurio era mas á propósito para el intento, porque su peso, respecto al del agua, guarda la proporción de catorce á quince , esto precisamente habia de producir diferencias mas notables en sus experimentos; y efec- tivamente vio con claridad que una columna de mercurio de veinte y ocho á veinte y nueve pulgadas de altura se mantenía en equilibrio con el peso del ayre; por lo que se demuestra que la elevación del mercurio sigue perfecta proporción con la del agua, supuesto que veinte y ocho á veinte y nueve pulgadas forman la décimaquarta parte de treinta y dos á treinta y tres pies, que es la diferencia de gravedad específica que hay entre estos dos fluidos. Después echó de ver que el mercurio no se mantenía á una misma altura en el tubo de cristal en que estaba contenido; por lo que de- duxo que variaba el peso del ayre, y de este feliz descubrimiento se han valido los Físicos para construir los instrumentos llamados ba- rómetros (V. barómetro.), que sirven para medir las variedades relativas al peso del ayre. La presión del ayre sobre la superficie del globo, y de consi- guiente sobre todos los cuerpos que se hallan en él, es igual á la presión que haría una columna de agua de treinta y dos á treinta y tres pies de altura, que ciñese al globo. Sabemos pues que la gra- vedad específica del ayre con la del agua es poco mas ó menos como de uno á ochenta; y según este cálculo, la columna de ayre que mantiene á la del agua á treinta y tres pies de altura, debería ser de ochocientas veces treinta y tres pies. Pero este cálculo está sujeto á muchas variaciones por razón de la diferencia de densida- des del ayre; siendo muchas las causas que influyen en la densidad y pesadez específica del ayre, como son el aumento ó diminución de calor, y la mezcla de algunos otros cuerpos &c. Pero sin embar- go, y á pesar de tantas variedades, sabemos por aproximación, por una serie de cálculos, que la presión que exerce el ayre en un AYR 375 hombre de mediana estatura es como veinte y ocho mil libras, siendo esta presión en todas direcciones; y si el ayre que contiene la sangre y demás humores que se hallan en nuestros vasos no es- tuviera en equilibrio con el atmosférico, sin duda nos aplanaría tan enorme peso, cuyo equilibrio nos le hace soportar sin sentir ni producir daño alguno; pero luego que se destruye dicho equilibrio se da á conocer el influxo que tiene la presión sobre nuestros cuer- pos: apliqúese una ventosa á qualquiera punto de la superficie del cuerpo, que por una parte quite la comunicación del ayre, y al mismo tiempo el poco que quede dentro de este vaso se haga mas rarefacto por medio del calor, y se verá inmediatamente formar un tumor mas ó menos grande, efecto sin duda de que comprimidos los humores y la sangre con el peso de la atmósfera se acumulan entonces á la parte en donde hallan menos resistencia. Quando se colocan animales vivos en el recipiente de la máquina neumática perecen inmediatamente que se extrae el ayre, porque la elastici- dad del que contienen sus humores, produce la rotura de sus vasos por faltar la presión-del fluido atmosférico que contraresta y con- tiene en sus justos límites á dicha elasticidad por el prodigioso equi- librio que hemos mencionado- La elasticided del ayre es tan perfecta como su fluidez, de suerte que si una masa de ayre ha sido comprimida por alguna fuer- za, y después dexa de obrar, esta nunca se restablece á su antiguo estado. Si el ayre no fuese perfectamente elástico, no podria ser perfectamente fluido, porque en las compresiones que se hacen de su masa supera la fuerza elástica á la de atracción, pues de otro modo se formarían masas solas de ayre; y vemos que el resorte de sus partículas intenta siempre enrarecer la masa que compone, conservando perpetuamente aquella movilidad respectiva en que consiste su fluidez. Se comprueba esta verdad con la facilidad que tienen los cuerpos en atravesarle, como se ve en la propagación de los sonidos, de los olores y las emanaciones; todos estos efectos denotan que el ayre es un cuerpo cuyas partículas ceden al menor impulso; y aunque muden de figura ó de sitio le recupera inmedia- tamente que dexa de obrar la potencia que habia producido esta mudanza. Son muchos los hechos que ofrece la Física en prueba de esta verdad; solo nos contentaremos con indicar algunos, y dedu- cir de ellos conseqüencias útiles al influxo directo que puede tener en la economía animal y demás fenómenos de este gran fluido. No solo la elasticidad mantiene en fluidez el ayre, contribuye mucho también á ello el calórico que se distribuye en él; y así vemos que el aumento del calórico le enrarece mas que permiten los límites de su elasticidad, como lo confirman muchos hechos, y faltándole su- 376 AYR cede también la condensación hasta cierto punto, pues jamases absoluta como se ha dicho. Indicadas las principales propiedades del ayre sin mezcla de otras substancias, el buen orden pedia exponer las propiedades ac- cidentales que resultan de la mezcla de este fluido con la humedad, calor &c., pero se ha tratado de ellas en el artículo atmósfe- ra; y por ahora solo diremos en conclusión, que el ayre en gene- ral es el principal instrumento de la naturaleza en todas sus opera- ciones, tanto en la superficie de la tierra como en su interior. Nin- gún vegetal ni animal terrestre ú aquático puede ser producido, vivir ni crecer sin ayre, prescindiendo de su uso en la respiración; él entra en la composición de todos los fluidos, como lo prueban las grandes cantidades que salen de ellos; lo mismo sucede con una gran porción de vegetales; por último él es el vehículo universal donde se envuelven los principios de la vegetación &c. para depo- sitarlos en los sitios áque corresponden. Por la elasticidad del ayre se explican muchos efectos de este gran fluido, pues introduciéndose por los poros en los cuerpos, pro- duce oscilaciones perpetuas en las partículas del cuerpo con que se mezcla; obsérvese este movimiento en diferentes seres de la na- turaleza; pero especialmente se ve en las plantas que recibiendo ayre por sus traqueas, dilatándose y contrayéndose este continua- mente, pone en movimiento los vasos del vegetal, contribuyendo infinito para su circulación. (V. asimilación.) Algunos cuerpos hay que se exceptúan de esta ley, pues no todos reciben ayre, co- mo sucede con la mayor parte de los metales, el vidrio &c. Ayre atmosférico. (Hig.) Masa de ayre que contribuye con otros cuerpos á formar la atmósfera. (V. este artículo.) Ayre vital ó deflogisticado. (Mat. Med.) Los Químicos modernos han dado el nombre de ayre deflogisticado, de ayre vi- tal ó de ayre puro] á un fluido elástico que forma cerca de las veinte y ocho centésimas partes del ayre atmosférico, y que goza de los caracteres específicos siguientes: i.° es un poco mas pesado que el ayre atmosférico : 2.0 mantiene tres veces mas que él la com- bustión: 3.0 es el mas útil y el que sirve en gran manera para la respiración de los animales: 4.0 forma los ácidos fixándose en ellos y en muchos de los cuerpos combustibles, como en el carbón, con el qual constituye el ácido carbónico; el azufre, que convierte en ácido sulfúrico; el fósforo, que absorviéndolo le hace ácido fosfóri- co &c; y esta es la razón porque á la base de este ayre, fixada y separada de la materia del calor, Lavoisier la llamó oxigeno. Este fluido elástico , que fué descubierto por Priesley , se extrae de las cales ú oxides de mercurio, de plata y de magnesia, de los nitros terrosos y alcalinos; se puede extraer también poniendo hojas AYR 377 de vegetales en agua pura, y mejor si es gaseosa , expuestas al sol. Se han ocupado algunos años en examinar sus propiedades medici- nales; pero se ha dexado ya de emplearle en muchas enfermeda- des por falta de los conocimientos suficientes de su naturaleza, lo que ha hecho cometer algunos errores, que solo se podrán evitar en lo sucesivo por el examen reflexivo de los caracteres propios que le distinguen. Las experiencias hechas por Lavoisier demuestran que las veinte y ocho partes de ayre vital contenidas en cien partes de ayre at- mosférico se mudan en los pulmones por la respiración en ácido car- bónico, siendo convertido todo el ayre en ácido, que no puede servir para la respiración, y por tanto se arroja ú expele en la espi- ración. Como este ácido en estado de gas es dos veces mas pesado que el ayre atmosférico, es muy verosímil que contenga mucho menos materia del calor que contenia el ayre vital: este calórico separado de este último en el instante de su conversión en ácido carbónico, esto es, el sobrante del que ha servido para formar di- cho ácido, pasa á la sangre para aumentar su temperatura y repa- rar la pérdida que este líquido ha tenido en la circulación; esta es' la razón porque los animales que respiran, gozan de un calor au- mentado , y siempre es relativo á la extensión y fuerza de sus pul- mones. (V. respiración.) Esta propiedad del ayre vital ha dado muchas luces á la Me- dicina ; parece cierto que si los hombres en estado de salud lo res- pirasen puro, les excitaría sin duda mucho calor en la sangre; y por tanto la naturaleza, previendo este inconveniente, lo ha mezclado en la atmósfera con dos terceras partes de otro fluido elástico no respirable, que sirve de moderar la acción del primero en la econo- mía animal. Los animales sumergidos en ayre vital respiran en él demasiado libremente y con mucha freqüencia; su circulación se acelera en términos que sufren una especie de calentura artificial; y Macquer ha supuesto con razón que este fluido consumiría tam- bién rápidamente la vida del mismo modo que hace quemar los cuerpos combustibles. Puede ser también que en las estaciones don- de la atmósfera contiene mas ayre vital, sean por esta razón mas susceptibles de calenturas que las demás; estos hechos son tan cons- tantes, que por ellos podemos muy bien establecer que en las en- fermedades febriles el ayre vital puede ser mas dañoso que útil; sin embargo que se ha propuesto para la tisis pulmonar, y se han refe- rido felices sucesos de su aplicación... Para que este pueda ser útil ha de ser precisamente en todas las enfermedades, acompañadas de debilidad , lentor en la circulación , cuya curación , aunque debida alguna vez á la naturaleza, es las mas veces producida por el au- mento de calor y del movimiento de los sólidos, y aun de losflui- tomo i. bbb 378 AZA dos; por esta razón la naturaleza cura freqüentemente las afeccio- nes crónicas por las enfermedades agudas; la calentura y el calor son los medios que emplea para realizar esta curación; los grandes Médicos han observado que el arte no concurre á ello sino ex- citando la calentura el tono y el movimiento de los fluidos. Todos los remedios, y en particular los incindentes, los fundentes, las aguas minerales, y aun los que son mas activos, como el calor, las chis- pas eléctricas, los frotamientos, el exercicio , y todo quanto se em- plea con utilidad en las enfermedades lentas en general, tiene una fuerza activa común, produciendo el movimiento y el calor en los órganos; su acción principal se dirige al aumento de las funciones vitales. Si el ayre vital ó deflogisticado está cargado de mucho caló- rico, y si el pulmón es el órgano destinado á separar y absorver este calórico, es fácil de concebir que haciendo respirar este fluido elás- tico á los enfermos, se aumentará la suma de calor ó calórico en sus cuerpos, y entonces el movimiento y la reacción de la sangre, au- mentada per este calor, dará mas energía, fuerza y actividad á todas las fibras; por esta razón la respiración del ayre vital será in- dicada, y podrá ser muy útil en todas las enfermedades producidas por la debilidad, falta de movimiento y atonía, caracterizadas por el frío, palidez, laxitud, lentor y debilidad de pulso, abundancia de sucos blancos, y empobrecimiento de la sangre. Pero esto no se debe entender en las ulceraciones del pulmón, las que suelen ve- nir acompañadas de calor ardiente y calentura, y solo una teoría mal entendida pudiera prometer ventajas de respirar el ayre puro. Para hacer respirar el ayre vital á los enfermos, es necesario te- ner cuidado de que sea muy puro, y de lavarlo antes en una gran porción de agua para quitar las diversas substancias que pueda te- ner en vapor; por falta de este cuidado he visto una muger casi so- focada por respirar el ayre extraído del nitro, que contenia algún ácido nitroso en vapor. Se han propuesto muchos aparatos para ad- ministrar este ayre; se puede usar esparciendo en la atmósfera de las habitaciones de los enfermos una porción de ayre vital, para acostumbrar poco á poco al pulmón á esta carga; después se le pue- de hacer respirar mas puro, encerrándole en un vaso que termi- ne en un tubo como el de una pipa, que los enfermos aplicarán á la boca, y le recibirán exclusivamente. Este aparato simple, y que se puede adquirir con facilidad, es suficiente para todos los casos. F. AZAFRÁN. (Mat. Med.) El azafrán es una substancia ve- getal bien conocida de todos , y muy aromática , contiene un aceyte esencial muy penetrante, pero demasiado ligero y movible para poder extraerle, á no ser que se ponga en destilación una gran porción de esta substancia vegetal; contiene ademas principios fixos, AZA 379 pero siempre impregnados de partes espirituosas; pero de tal suer- te unidas, que se obtienen igualmente por los intermedios aquo- sos y espirituosos; parece sin embargo que el principio gomoso es mas abundante que el resinoso. Todos los menstruos se tiñen de su color dando su gusto, su olor y sus propiedades medicinales al agua, al vino, al espíritu de vino y al vinagre. El azafrán se emplea como tónico, carminante, como ligero aperitivo y expectorante, como sudorífico , narcótico, antiespas- módico y emenagogo: i.° es un verdadero tónico, porque su olor y sabor aromático lo demuestran bastante , bien que no es un tóni- co demasiado fuerte, y no se debe emplear en una gran relaxacion de las primeras vias; pero es muy útil este remedio quando se pre- senta una ligera debilidad que sea momentánea, con disposición á la excesiva irritabilidad, lo que es muy común en las mugeres; y así es que como tónico entra en el elixir de propiedad de Para- celso y en otros elixires estomacales como el de Garus: como tó- nico se da el azafrán en polvo mas bien que en infusión: i.° es carminante, pero menos que las flores de manzanilla y las simientes carminantes: se emplea quando los flatos son producidos por un principio estimulante, y que vienen acompañados de espasmo, que por lo común es muy freqüente; en este caso calma el azafrán la sensibilidad morbosa , y da curso libre al ayre: 3.0 el azafrán es mas sudorífico que la manzanilla y los demás emenagogos; se debe ad- ministrar quando hay necesidad de excitar la piel de un modo sua- ve, siempre que se necesite afloxar y calmar el espasmo, que á veces aprieta la piel, é impide la salida de alguna materia morbífica; por tanto se le debe dar en las calenturas eruptivas &c: 4.0 como ex- pectorante se le debe administrar á lo último de las perineumonias y pleuresías, pues facilita la expectoración que suele haber entonces; conviene igualmente en las afecciones catarrales para facilitar del mismo modo la expectoración que suele acompañarlas: 5.0 el azafrán es febrífugo , pero menos que las flores de manzanilla; obra como tónico y también como antiespasmódico en las calenturas intermi- tentes, príncipalmente quando la causa de estas calenturas es un gran espasmo, ó una irritabilidad exaltada: 6.° el azafrán es igual- mente narcótico: los que le recogen están casi todos atolondrados, débiles, con pesadez y dolores de cabeza, y á algunos acomete un sueño letárgico; y los que no están acostumbrados, que se de- tienen mucho tiempo en un sitio donde hay mucho azafrán, expe- rimentan un sueño inquieto y fatigoso, curándose todos estos accir dentes inmediatamente con el uso del agua y vinagre, porque este tiene la propiedad de enervar el principio narcótico de los vegeta- les. Dado interiormente el azafrán á cierta dosis, excita también el sueño. Como antiespasmódico calma las convulsiones, se opone al 380 AZA desenvolvimiento de la irritabilidad , detiene fácilmente y sin nin- gún peligro los espasmos que no son muy antiguos. Se cree que este remedio dilata los órganos, dándoles una completa libertad; desecha la melancolía, excitando la risa y la alegría, y que obra con mucha dulzura en los nervios; por esta razón se le suele em- plearen las calenturas malignas, para animar el espíritu vital abati- do en las calenturas lentas nerviosas, en las pútridas con saltos de tendones, y en los ataques histéricos: 7.0 el azafrán no es un eme- nagogo atenuante y demasiado resolutivo; pero es muy útil quando quiere excitar el fluxo menstruo y loquial suavemente , y siempre que haya que executarlo con prudencia, á causa de haber ó tener un exceso de sensibilidad, ó de amenazar una inflamación , ó quan- do hay dolores, convulsiones &c., entonces se da en infusión ó en polvo... El azafrán se da en polvo como tónico, emenagogo y carmi- nante, en la dosis de ocho, diez, doce, diez y ocho ó veinte y quatro granos hasta media dracma, ó una dracma, y algunas veces mas; este es un remedio suave, que obra sin excitar mucha turgencia: se incorpora con el arrope de saúco, el extracto de énula campa- na &c.: se le administra en infusión como sudorífico , expectorante, emenagogo y calmante, en la dosis como de escrúpulo y medio puesto en infusión fria dos quartillos de agua en un vaso cerrado. El vino de azafrán es un excelente fortificante y emenagogo; la tintura es también un buen emenagogo; también se usa el agua destilada .como un excitante empleándolo con otros remedios convenientes: infundido el azafrán en vinagre se ha tenido por un excelente su- dorífico y antiespasmódico para usarlo en las calenturas malignas, pútridas, continuas, nerviosas ó malignas. Se emplea al exterior el azafrán como antiemético quando viene el vómito por espasmos del estómago: se usa como resolutivo pulverizado en las cataplasmas que se aplican en las hinchazones de ojos en los tumores erisipelatosos &c.; se hacen también fuertes infusiones de las quáles se recibe el vapor en las optalmias, los ma- les de garganta inflamatorios; se le aplica igualmente en la región hipogástrica para facilitar la menstruación. R. Azafrán de los metales (Mat. Med.) Se llama así el óxíde antimonial sulfurado, que es la tierra metálica del antimonio medio desazufrado por la detonación (V. antimonio.): esta preparación es un emético muy violento, que los Médicos lo usan muy poco, y solo puede tener algún uso en la Medicina veterinaria. Azafrán de Marte. (Mat. Med.) Se da este nombre á una substancia, que es un verdadero óxíde ó cal de hierro mas ó menos saturada; hay dos especies, que se usan con freqüencia en la Medi- cina, que son el azafrán de Marte astringente, y el aperitivo; el AZU 381 primero se llama en la nueva nomenclatura óxíde de hierro pardo, el qual es una verdadera cal de hierro; y el segundo se llama car- bonate de hierro ú óxíde de hierro carbonizado , pues no es mas que un óxíde de hierro puro combinado con el ácido carbónico. De la virtud tónica del hierro nadie duda en el dia; y para cumplir con la indicación de fortalecer se echa mano entre otras pre- paraciones de qualquiera de estas dos cales ú oxides, mezclándolos con el extracto de quina, el ruibarbo y otras varias substancias, formando pildoras, electuarios &c. siempre que hay que forta- lecer el estómago y demás visceras del vientre, como acontece en las hipocondrías en que estos órganos y aun todo el sistema nervioso se ha debilitado, y así serán muy útiles estas preparaciones en estas dolencias, en defecto de las aguas minerales ferruginosas. Tam- bién se han recomendado estas preparaciones para las calenturas in- termitentes, principalmente las rebeldes en que haya infartos en las visceras abdominales; finalmente se podrán emplear estas prepara- ciones solas ó combinadas con otros medicamentos, en la dosis de quatro á ocho granos, siempre que haya que fortalecer qualesquiera de los sistemas debilitados de nuestra economía animal. ÁZOE. (Mat. Med.) En la nueva nomenclatura química se llama ázoe ó azote la base solidificable del gas ó fluido elástico de- Ieterio, que forma las setenta y tres centésimas partes del ayre atmos- férico... Es muy interesante conocer en la Medicina esta substancia, porque forma uno de los principios de las substancias animales; Bertholet la ha extraído de ellas, y la ha obtenido baxo la forma de gas (V. gas Ázoe.) por medio del ácido nítrico debilitado, y ha hecho ver que el ázoe produce una de las principales diferen- cias que existen entre las materias del cuerpo animal, y las que constituyen los vegetales; y así es que el ázoe de las materias ani- males las hace susceptibles: i.° de dar el amoniaco ó álcali volátil en su análisis por el fuego: 2.0 de podrirlas prontamente, dando el mismo álcali en los progresos de la putrefacción. El ázoe es tam- bién uno de los principios del ácido nítrico, y parece formar el principio alcalificante; por cuya propiedad me he propuesto lla- marle alcaligeno. Esta substancia debe tener algunas propiedades particulares medicamentosas en los cuerpos, que es uno de sus ele- mentos ;,pero no se sabe aun nada sobre esta materia. F. AZÚCAR. (Mat. Med.) El azúcar es una sal esencial que se extrae de una porción de plantas, pues la naturaleza ha sido muy liberal en distribuirla abundantemente por todo el reyno vegetal; pero la que comunmente usamos es la que se extrae de la caña de azúcar (arundo saccha rifera): esta substancia es bien conocida de todos, tanto por sus caracteres físicos, como por su sabor dulce &c. El azúcar según los Químicos está unido aun principio mucoso que 382 AZU no está tan oxigenado como el principio azucarado. El azúcar es crístalizable y muy soluble, según Fourcroy: la formación esponta- nea de la materia azucarada que se halla en los vegetales es pro- ducida por una fermentación que se llama sacarina, que acontece en la maduración de las frutas, en la germinación de los graníboros, y particularmente en los cereales, y en la cocción de algunas rai- ces. La naturaleza presenta la materia azucarada baxo diferentes formas; pero se distingue en tres especies principales: i.a el azúcar propiamente tal, sea que se extrayga de la caña, ó por la eva- poración de la savia de los árboles, ó del suco de la remolacha &c: 2.a la miel: 3a. el maná. Nadie puede dudar que el azúcar como condimento es una subs- tancia muy nutritiva, sin que nos detengamos á probar esta verdad tan confirmada por una serie infinita de hechos, y de donde trae su uso tan extenso en nuestras cocinas y reposterías. El azúcar se usa también en Medicina para varias composiciones oficinales como los xarabes, electuarios, tabletas, conservas &c., que ademas de no hacer tan ingratas las mezclas tiene propiedades medicinales, debién- dose colocar entre los saponáceos, aperitivos, laxantes, y entre los primeros expectorantes: algunos Médicos la tienen como un antisép- tico y digestivo; Mr. Garnier dice haber curado varías hidropesías con el uso continuado y abundante del azúcar, y que él mismo se curó por este método. Chaptal cree que es una preocupación arbi- traria el atribuir al azúcar la generación de las lombrices. También le han acusado de productor de la tisis, de enfermedades inflama- torias , pútridas, y el escorbuto , todo lo qual ha refutado Rochefort. Azúcar de Saturno. (Mat. Med) Esta substancia no es mas que la combinación del ácido acetoso y el óxíde de plomo, y por lo mismo se llama en la nueva nomenclatura acétate de plomo. Esta preparación se usa muy poco, á pesar de estar recomendada por algunos Médicos; quando mas se puede aplicar exteriormente sin riesgo alguno. Considerada esta substancia como veneno, se consul- tarán los artículos cólico saturnino y venenos. AZUCENA. (Mat. Med.) La azucena es planta bien cono- cida, que se cultiva en nuestros jardines: las flores y las cebollas ó raices se usan en la Medicina, principalmente las últimas, las que se emplean en cataplasmas mezcladas con otras plantas emolientes, de cuya virtud gozan eminentemente: de las flores se hace un agua destilada que se Jada una propiedad anodina; también se forma un aceyte, el qual y las cataplasmas se administran en los infartos lác- teos , y otros tumores que se intenta supurar $cc. AZUFRE. (Mat. Med.) Substancia combustible, seca, frágil, de poco sabor, de color pajizo, desmenuzable, que cruxe quando se comprime con los dedos; es eléctrica por frotación; se inflama AZU 383 y consume prontamente el fuego; su llama es azul, y el olor que despide es muy desagradable y molesto, principalmente á los ór- ganos de la respiración, produciendo una tos incómoda; se distin- gue mucho de los betunes con los que se ha confundido. Hay dos especies de azufre, el facticio y natural; el primero es el que vende el comercio, el segundo se halla esparcido en la naturaleza, ya puro, ya cristalizado, ó ya en agujas y octaedros, ó ya com- binado con las tierras, los álcalis y los metales. Se halla en los excrementos de los animales rumiantes y de los caballos, en las letrinas y muladares, en algunas aguas minerales; se recoge tam- bién en la boca de muchos volcanes como en la del Etna, el Vesu- bio &c; se saca de la mayor parte de las piritas, de las plantas cru- ciferas , de las flores de centaura menor y otros vegetales, y algunas otras substancias. El azufre se funde á un calor superior al del agua hirviendo, esto es, á noventa ó cien grades de la escala de Reaumur; pero si se aumenta el calor se volatiliza y sublima á las partes frias, y de este modo se preparan las flores de azufre. En el estado de fusión se combina con los álcalis, y forma los sulfuretos alcalinos, que an- tiguamente se llamaban hígados de azufre ; también en este mismo estado puede combinarse con los aceytes fixos, y formar los sulfu- retos oleosos mas ó menos crasos y transparentes, llamados en la nomenclatura antigua bálsamos de azufre. (Vi balsamo de azufre.) Estos se hacen con varios aceytes; si con el de anis, se llamará el bálsamo anisado, si con el de trementina, se dirá trementinado &c. Algunos autores de Materia médica no convienen en que el azu- fre pueda disolverse en nuestros humores, ni obrar en los sólidos; pero otros afirman que bien purificado y libre de toda mezcla he- terogénea tiene una acción bien señalada sobre la economía ani- mal. Cullen confiesa tener esta substancia en sus varias preparacio- nes bastante actividad sobre el cuerpo humano; pero duda de las virtudes que se le atribuyen, negándose á señalar los casos en que puede convenir, atribuyéndole únicamente una virtud laxante. Sin embargo sabemos que desde tiempos remotos el uso del azufre pasó de la Veterinaria por analogía á la Medicina, administrándole in- terior y exteriormente, y según Desbois de Rochefort, produce cierta espansion de la sangre excitando algún movimiento febril, y también la sensibilidad é irritabilidad, por lo que puede ser muy útil en los casos que haya lentor ó materia glutinosa en las prime- ras vias y en los humores, quando esté empobrecida la irritabilidad, aunque pueden muy bien cumplir esta indicación otros remedios con mas seguridad y prontitud; se ha recomendado también el azu- fre para los vicios escrofulosos como fundente de la linfa combi- nado con otros remedios de la misma índole; pero para usar este 3S4 BAG remedio se ha de preparar por lociones, purificaciones y sublima- ciones; por las dos primeras se forma el crémor de azufre, y por las terceras las flores de azufre (V. estas dos palabras), que son las preparaciones que se deben preferir parauso interior. También se han aconsejado las preparaciones del azufre en las supresiones mens- truales y hemorroidales; pero serán sin duda nocivas quando dima- nen de plétora, ó tengan excesiva irritabilidad. Se han recomen- dado como expectorantes en la tisis, las asmas húmedas &c. La principal propiedad del azufre es curar la sarna, y se le debe tener como específico de ella, pues no se conoce remedio al- guno que cure con tanta seguridad y prontitud esta enfermedad cutánea; también se aplica con utilidad á otras enfermedades de la piel, principalmente á las lentas y crónicas, porque á las agudas podría ser perjudicial. Se emplea el azufre con mucha utilidad en los casos en que la sarna se introduce alo interior, dañando algún órgano, ó produciendo la tisis psórica, las perlesías, los dolores &c; en muchas ocasiones se han visto todas estas enfermedades, y aun algunas calenturas intermitentes fomentadas por el vicio sarnoso, resistir á todos los remedios, y aliviarse ó curarse con el uso del azufre y las aguas minerales sulfúreas. Exteriormente se administra el azufre como fundente en todo tumor en que haya espesura de hu- mores como en los abscesos impropios, en las escrófulas &c., mez- clando este remedio en las unturas, cataplasmas, que se compon- gan de medicamentos de la misma intención; pero el uso exterior mas freqüente es en la sarna, formando un ungüento, que se llama contra la sarna (V. ungüento contra escabies.), con el que se frotan las partes afectadas, lográndose por lo común una pronta curación, como sea en los principios; pero siempre es necesario acudir á los remedios internos al mismo tiempo. Azufre dorado de antimonio. (Mat. Med.) Esta es una substancia formada por una porción de azufre y antimonio, oxida- dos por el agua , disueltos por un álcali, y precipitados por un ácido; en la nueva nomenclatura se llama oxide sidfurado antimonial: esta substancia se diferencia muy poco del kermes mineral, por lo que nuestra Farmacopea y algunas otras han omitido esta preparación. BAGLIVIO. (Jorge) (Biog.) Doctor de Medicina en Padua, Catedrático de Cirugía y Anatomía en Roma, miembro de la Real Sociedad de Londres, adquirió una gran fama y reputación; murió en 1707 á los treinta y ocho años de edad. Tenemos mu- chas obras suyas de Medicina muy estimadas, y las mejores edi- ciones son la de Paris en 1711 en 4.0, ó la de León en 1765 tam- bién en 4.0 Baglivio habia viajado por toda la Italia, concurriendo á hospitales y academias. En sus obras se hallan excelentes discursos BAL 3$5 especulativos apoyados con la experiencia y la práctica. D. H. BALSÁMICOS. (Mat. Med.) Los Físicos y los Químicos han diferenciado ei sabor aromático del balsámico. El balsámico es puro, simple, algo mas dulce, y suele producir náuseas; el aromá- tico parece compuesto de alguna cosa acre y balsámica, lo que hace que le percibamos mas fuerte y estimulante. Por otra parte el aromá- tico es menos puro y no tan aislado como el balsámico; no es extra- ño hallarle mezclado con algunas substancias dulces y austeras, y algún tanto amargas y aun también muy amargas. Los balsámicos y los aromáticos tienen todos mas ó menos olor, y de consiguiente llenan el ayre que los cerca de las partículas odoríferas que exha- lan. Sin embargo, según el mayor ó menor calor del ayre que los rodea, se aumenta ó disminuye esta evaporación, causada sin duda por el movimiento intestino continuo que hay en sus principios, ha- ciéndose casi insensible , por lo que se disminuyen considerablemente sus virtudes medicinales: de donde se infiere naturalmente que la actividad de los balsámicos y aromáticos frescos es siempre mayor; y que no tienen casi ninguna después de exhaladas las partes odo- ríferas. Por esta razón los cocimientos que se hacen de estas subs- tancias en vasos abiertos tienen menos virtud que sus infusiones por disiparse en los primeros las mejores y mas útiles partículas. Los reynos animal y mineral nos dan pocos balsámicos, y aun los que producen son muy simples. Al contrario, el reyno vegetal, ademas de producir gran cantidad de balsámicos ¡ da también un sin- número de aromáticos. En todas estas substancias hallamos un prin- cipio espirituoso, muy tenue, volátil, oloroso, de naturaleza salina y aceytosa, un aceyte esencial, etéreo, y cierta substancia fixa , re- sinosa ó gomosa, ó uno y otro, con un sabor algo dulce en unas, y en otras puramente aromático y balsámico; y á veces algo aus- tero , y con cierta amargura ó enteramente amargo. La actividad medicinal de los simples balsámicos y aromáticos procede en parte del principio volátil, aceytoso, espirituoso, y en parte del fixo, gomoso, resinoso ó gomoso resinoso. Los aromáti- cos quando se toman por la boca se volatilizan fácilmente con el calor suave del estómago, y se convierten en exhalaciones gaseosas muy sutiles: el xugo gástrico, el calor y el movimiento peristáltico del estómago disuelven el balsámico, extrayéndole y seperándole de la porción terrosa excremental. Ya disuelta-la parte aceytosa espirituosa produce un efecto no- table en el estómago, tanto porque disuelve y atenúa lo que hay en él, como porque anima, digásmoslo así, y excita sus mismas túnicas; sin embargo no permanece mucho tiempo ni allí ni en los intestinos, sino'que á causa de su gran sutileza y movilidad, se enfila inmediatamente á las venas lácteas, y demás vasos inhalantes y TOMO I. CGC 386 BAL absorventes, linfáticos y venosos, para mezclarse con otros humores de la circulación. Después se rareface mas y mas por el calor y mo- vimiento intestino triturante, y dividiéndose en moléculas sumamen- te pequeñas se esparce en todas las partes de la máquina. Al atravesar los vasos causa un poco de ardor, y estimula algún tanto las partes nerviosas, membranosas y musculares de los cana- les; las irrita; da mayor movimiento á los globos sanguíneos y á las partículas de todos los demás humores; dilata los principios sa- linos aceytosos é inflamables de la sangre; da mayor vigor al influ- xo de los fluidos sobre las fibras motrices de los sólidos; aumenta la materia que da el calor; excita así y fortifica de varios modos la fuerza contráctil y la contracción actual de todo el sistema nervioso; agita la circulación de los humores, que depende del mismo sistema, proporcionando por consiguiente mayor fluidez y calor. Así es que inmediatamente enxugarán algo los sólidos porque hay mayor trans- piración y sudor, y aun mayor secreción en todos los órganos. De ahí viene que estas substancias son nervinas,cefálicas, cordiales,pec- torales, carminativas, estomáticas, antihelmínticas, uterinas, afro- disiacas &c. Aunque sean tales las virtudes comunes de los balsá- micos y de los aromáticos, sin embargo en unos son mas notables que en otros. . Los balsámicos producen buenos efectos en todas las enferme- dades causadas principalmente por la debilidad, relaxacion y ex- ceso de humedad de las partes sólidas, quando falta la energía en el sistema nervioso, quando hay diminución del calor natural, vis- cosidad, inercia é impureza de sangre de otros humores, diminu- ción ó supresión entera de las excreciones. No son menos útiles al exterior como discusivos y fortificantes; con ellos se hacen saquitos, epítemas, y se aplican en la debilidad de cabeza ó en la parálisis de los miembros, en las afecciones edematosas, en la debilidad de los ligamentos &c. Pero estos remedios empleados inconsideradamente pueden ser muy dañosos á los de un temperamento bilioso, colérico ó pictó- rico , quando hay tensión , sequedad, compresión, inflamación, ó quando está la sangre en un grado de efervescencia. (V. los artícu- los aromáticos y bálsamos.) BÁLSAMO. (Hig.y Mat. Med.) La palabra bálsamo es un término genérico baxo el qual no solo comprehendemos el bálsamo de Judea, ó el opobalsamum, que fué el único á quien se daba este nombre, sino también todos los xugos resinosos balsámicos disecados, blandos ó líquidos, cuyo olor se parece al del opobalsamo. El per- fumador forma con él unas disoluciones, que llaman leche virginal y que usan las mugeres para conservar, según dicen , la frescura deí cutis, para lo qual es mil veces mejor el agua pura bien fresca. BAL 387 Hay uno sin embargo muy estimado en el oriente, y es el bál- samo de Judea ó de la Meca, ó de Constantinopla ó blanco. Bal- samum Constantinopolitanum álbum. Ojf. Es un bálsamo rarísimo que guardan para el Gran Señor, y para regalar á los Embaxado- res. Para ser bueno hade ser limpio, blanquizco, aromático y muy pesado: el que se vende en las droguerías es imposible que sea ver- dadero. Este bálsamo es un excelente confortativo y un buen cos- mético; con él se hace la mejor leche virginal, que gastan las egip- cias y turcas para ponerse la cara lisa y suave, y retardar el que se formen las arrugas. Creen allí que tomándose medía dracma diaria están seguramente seguros de la peste. Se da el nombre de bálsamo indistintamente á tres clases de cuerpos: i.° á vegetales y á varías especies de yerbabuena ó plantas labiadas, y también á ciertos árboles extrangeros, que dan xugos resinosos que salen de ellos, tanto por su fragancia y agradable olor, como por su fluidez: 2.° á ciertas preparaciones de Farmacia; pero la definición de unos y otros no es muy exacta. F. BÁLSAMOS NATURALES. (Mat. Muí.) La necesidad de tener ideas claras de la naturaleza de los cuerpos naturales, y de adoptar definiciones exactas y claras de las palabras ha hecho dis- tinguir los bálsamos de las resinas, no por su olor mas agradable ni por su fluidez, como lo habian hecho antes, sino por un carácter y una propiedad realmente química é incapaz de originar los erro- res, que fueron tan comunes en estas denominaciones. En el dia llamamos bálsamos álos xugos resinosos, ácidos ó flui- dos que contienen una sal acida susceptible de cristalización , la que se extrae ó por la acción del fuego, ó lavándolos con agua. Según esta distinción , dice Buequet, no se conocen mas que cinco: el ben- juí, el bálsamo del Perú, el de Tolu , el storax y el liquidambar. Generalmente se diferencian los bálsamos de las resinas por la acción que tienen sobre la economía animal; pues el ácido que contienen los hace incindentes, diuréticos, y propios para facili- tar la expectoración. Así es que se emplean con fruto en las enfer- medades de los pulmones y en las de las vias urinarias, y parece igualmente que su ácido suaviza la acrimonia y calor que la ma- teria resinosa pura proporciona á nuestros órganos, y sobre todo á las primeras vias. F. BÁLSAMOS FARMACÉUTICOS. (Mat. Med.) Los bálsa- mos naturales han sido muy estimados de los antiguos, ya sea por sus propiedades medicinales, ó como perfumes, de los quáles hacian un gran uso, por lo que la Farmacia ha procurado imitarlos. Los bálsamos farmacéuticos deben dividirse en quatro clases: i.a los es- pirituosos, que no son mas que disoluciones de bálsamos naturales, de resinas, goma-resinas, substancias olorosas y colorantes en el 3S8 BAL alcohol, que no son mas que unas especies de tinturas muy carga- das (V. tinturas.): 2.a los bálsamos aceytosos, que son unas di- soluciones de resinas , grasas &c. en aceytes fixos: 3.a los bálsamos, que tienen la consistencia de ungüento, y que son verdaderos un- güentos compuestos de cera y resina que se derriten en aceytes esenciales como el bálsamo arcedo tranquilo, &c: 4.a los bálsamos de consistencia emplástica, que son las mezclas de substancias olorosas con aceytes volátiles, que por sus proporciones recíprocas son es- pesos y sólidos como el bálsamo apoplético &c. en otros tiempos se hacia mas uso de estas composiciones, quemándolas con mucha fe en braseritos de oro. Se ve claramente según la exposición que hemos hecho de la naturaleza y diferencias de los bálsamos farmacéuticos, que estos medicamentos compuestos se han apartado infinito de su origen y de la naturaleza de bálsamo, ni por su consistencia ni de- mas propiedades, por lo que deben ser colocados en otra clase de medicamentos, y conocidos por otros nombres que les pertenece mejor. Una distinción mas importante se hace aun de los bálsamos farmacéuticos fundada en su uso medicinal, como el bálsamo de la vida de Hoífman, el histérico, apoplético &c. F. En nuestra Farmacopea se hallan colocadas en sus respectivos lugares las preparaciones farmacéuticas, á que impropiamente han dado el nombre de bálsamo, y nosotros siguiendo el mismo exem- plo las colocaremos en los artículos que correspondan, y así se con- sultará el artículo tinturas , y se hallarán en él el bálsamo del Cura de Tembleque , el bálsamo anodino, el católico &c.; en el de un- güentos se hallará el de Arceo: en el de aceytes se encontrará el bálsamo tranquilo, el de aparicio y el verde, composiciones, que como se ha probado, no merecen el nombre de bálsamos. Bálsamo de agujas. (Mat. Med.) El bálsamo de agujas es una preparación química que se hace en las boticas, y que llaman también bálsamo de acero. La mayor parte de los Farmacéuticos dicen que se han de mezclará un tiempo las agujas de acero, el áci- do nítrico, el aceyte común y el alcohol que componen esta pre- paración; pero como ha notado Mr. Baumé, el ácido obra sobre el aceyte antes que sobre el acero; quema en parte los cuerpos acey- tosos, y no hace mas que roer la superficie de las agujas, y llenarlas de orín; y siempre quedan fragmentos de las mismas agujas que pueden causar malos efectos al aplicar este remedio sobre el cutis. Mr. Beaume aconseja que se disuelva media onza de agujas en onza y media de ácido nítrico, que después de disuelto se mezcle con dos onzas y media de azufre común y dos onzas de alcohol, que se mezcle todo bien, y se tenga luego un quarto de hora á un calor regular, guardándolo después en un puchero. Observa igualmente: i.°que lavándola composición, como encargan regularmente, para BAL 389 quitarle el ácido nítrico sobrante , se echa á perder y se disuelve todo el bálsamo que considera como un xabon: 2.0 que el ácido nítrico que entra en este bálsamo casi pierde sus propiedades aci- das , y que no le queda señal de ello al cabo de algunos meses que está preparado; y se atribuye este efecto á la reacción del ácido sobre el aceyte: 3.0 que el bálsamo de agujas pasado algún tiempo se pone muy duro, por razón, dice, del hierro que está suma- mente dividido, y del ácido nítrico, que insensiblemente obra sobre el aceyte. Quando llega á este grado de dureza aconseja que se muela sobre una piedra con suficiente aceyte común para ablandarlo co- mo conviene. Aunque esta preparación no se usa tanto en el dia, sin embargo la creo útil; pues hasta ahora se ha administrado muy poco el óxíde de hierro en estado de ungüento; y como es probable que algún dia se conozcan muchas ventajas de semejantes preparaciones, me pa- rece debo insistir sobre la naturaleza y preparación de este medi- camento. Obsérvase desde luego: i.° que no le pertenece el nom- bre de bálsamo por ser un verdadero ungüento formado por el oxide de hierro y el aceyte; y en segundo lugar que el ácido nítri- co dirigiendo su acción al aceyte y alcohol, parece ser verdadera- mente perjudicial á la preparación xabonosa de esta composición aun en la operación rectificada por Mr. Beaume. De consiguiente apuntaré otro método muy sencillo de preparar este medicamento, hallado y practicado con buen éxito por mi discípulo Mr. Vau- quelin. Tómese una disolución de xabon medicinal en el alcohol, ó lo que llaman esencia de xabon; se le echará nitrate de hierro muy claro y acabado de preparar, hasta que se haya precipitado ente- ramente, recójase este precipitado, y después de bien lavado en agua fria destilada sobre el filtro, se hace fundir ó derretir con el baño de María, y se le dexa enfriar después de verter el agua que se separa de él con la fusión. Por este medio sacamos un xabon de hierro de un encarnado hermoso, perfectamente homogéneo, de una consistencia semejante á la de unas papas espesas, que no con- tiene ácido abiertamente, y que se va volviendo moreno y espe- sándose al ayre. Este pretendido bálsamo, ó mas bien ungüento, es vulnerario, y en algunos casos puede que sea preferible á todas las demás pre- paraciones análogas. Se emplea en los dolores de las articulaciones, y mayormente en las afecciones gotosas; se frotan con él las partes afectadas, y debe reunir las propiedades generales de los ungüen- tos con las del hierro. F. Balsamo de azufre. (Mat. Med) llamamos bálsamo de azufre á las disoluciones de azufre en los aceytes volátiles ó esencia- les. Estas disoluciones se hacen por medio del calor; todas son mas 390 BAL ó menos espesas y coloreadas; su olor es generalmente fuerte, mezclado de aceyte, que es su base, y de la fetidez que toma el azufre en todas sus combinaciones con el hidrógeno quando estos dos cuerpos al unirse no varían de naturaleza. Todos los bálsamos de azufre son generalmente cálidos , diaforéticos, diuréticos é incin- dentes. Se administran particularmente en las enfermedades de ríño- nes y pulmones en la dosis de algunas gotas en algunas bebidas apropiadas, y varias veces en opiatas y pildoras. Los bálsamos de azufre varían según la calidad de aceyte volátil que tomamos para prepararlos. Hay bálsamos de azufre anisado, porque la disolu- ción se hace con aceyte de anis; otras veces se hace con el de ene- bro , succino &c. F. Bálsamo blanco. Algunos dan este nombre al mas puro y blanco del de la Meca, y otros al tolutano ó peruviano sólido , que se saca por incisión. (V. bálsamo de la Meca , de Tolu y del Perú.) Bálsamo de Copayba. (Mat.Med.) Este se llama igualmente bálsamo del Brasil. Hay de dos especies en el comercio; el uno es como amarillo de un olor agradable, amargo y espeso como la tre- mentina; el otro menos transparente, mas fuerte de color, tenaz, ?r su consistencia como miel, de un olor fuerte y nada agradable, o mismo que su sabor igualmente desagradable: la primera especie es la mejor; la segunda no tiene estimación y se falsifica con tre- mentina. Esta resina líquida sale de un árbol, que Pisón y Margrave llamaron Copayba, y Ray árbor balsamífera Brasiliensis fruc- tu monospermo. La descripción que tenemos de él es poco exacta, y la figura que se halla en la Phytanthozoiconografia de Weinman es apócrifa. Este árbol sin duda se cria en el Brasil y en las Antillas; en él hacen profundas incisiones, y por ellas sale un líquido resi- noso transparente, que se hace amarillo verdoso con el tiempo, y en tres ó quatro horas suelen salir hasta doce libras; se tapa la in- ¡ncision con tierra, y pasados quince dias ya da otra tanta resina. La resina de copayba puesta algún tiempo al ayre, se espesa, toma color, y pasados algunos años se hace casi sólida y quebra- diza, lo mismo que una resina seca puesta en destilación da una gran cantidad de aceyte volátil etéreo, como cosa de la mitad de su pesor; en el fondo del vaso destilatorio queda una resina seca y quebradiza, y que aun conserva todas las propiedades de resina. Federico Hofíman estimaba mucho el aceyte sacado de esta resina de copayba, y le empleaba con gran fruto, mezclado con grasa y en linimiento sobre las partes paralíticas relaxadas, y en las que el humor gotoso pone inmovibles: la recetaba, mezclada con el aceyte de yemas de huevo, con el de esperma de ballena, y algu- nas gotas de aceyte volátil muy oloroso como el de sasafras y otros, BAL 391 para las úlceras de los pulmones, de los riñones, de la vexiga y de las próstatas. La resina de copayba pura se emplea muchas veces con pro- vecho en los mismos casos, y conviene igaalmente en las enferme- dades de estómago, la relaxacion, la atonía de los intestinos, y la flatulencia que suele seguirse. Es bastante estimulante, y se dirige al cutis y á los riñones; sobre todo se aplica en las afecciones calcu- losas, el cólico nefrítico, supresión de orina, úlceras en las vias urinarias, gonorrea virulenta, úlceras venéreas, en las flores blancas, y supresión de la menstruación. Algunas gotas de este bálsamo pues- tas en huevo, en pildoras, en emulsión, ó en bebidas calmantes, laxantes, anodinas &c., se ha visto que tienen una acción particu- lar sobre los órganos urinarios por la influencia activa que tiene esta medicina sobre estos órganos, y por el olor que inmediatamente comunica á la orina. Dice el Padre Labat en sus Viages, que el bálsamo de copayba cura las calenturas intermitentes tomando seis gotas en el caldo algún tiempo antes de la accesión. Parece que así lo hacen en el Brasil. Según las propiedades vulnerarias de esta resina , se emplea con igual provecho exteriormente, y entra en muchas preparaciones farmacéuticas internas y externas; sin embargo, á pesar de quantos elogios se han hecho de la resina de copayba, los prácticos han visto bien que la trementina produce iguales efectos, y que puede suplir en muchas circunstancias. F. Bálsamo de Gilead ó Gileadense. (Mat. Med) El bálsa- mo ó la resina de Gilead, balsamum Gileadense, se diferencia muy poco, según parece, del bálsamo de la Meca ó de Judea. Bálsamo ó aceyte de María. (Mat. Med) Esta substancia es una verdadera resina aromática blanda y tenaz, de un color verde obscuro,que se saca de entreoirás plantas de la verticularia acuminata, del calophillum, la laba &c. Se tiene esta resina como vulneraria, pero se usa poco ó nada interiormente; se recomienda exteriormente como anodina, resolutiva y estomacal; la aplicación mas común de este tópico es en las afecciones histéricas extendién- dole en un trozo de baldes, y poniéndolo sobre el epigastrio ú el ombligo &c. Bálsamo de la Meca ó de Judea. (Mat. Med.) Por un error de nomenclatura se da el nombre de bálsamo de la Meca ó de Judea á la resina líquida que tiene este nombre; se le llama tam- bién bálsamo de Egipto, bálsamo del granCayro, de Constantino- pía, bálsamo blanco, y en latin opobalsamum... El arbusto que suministra esta especie de resina líquida es el amiris opobalsa- mum de Linneo; es de una altura muy pequeña, está siempre verde, y sus hojas se parecen á las del lentisco; se cría abundantemente en 39* BAL la Arabía; en los grandes calores de la canícula trasuda por su tronco y sus ramas el xugo resinoso de que tratamos; también se suelen hacer incisiones para adquirirle con mas abundancia. Esta resina ó bálsamo puro está reservado para los Grandes de la Meca y de Constantinopla, yes difícil lograrle puro en estos paises como no lo hayan regalado aquellos sugetos. Quando este arbusto ha cesado de dar el xugo resinoso por las incisiones, se cortan sus ra- mas y sus tallos tiernos, se cuecen en agua, y de este cocimiento se extrae por la ebullición una resina líquida clara y transparente, que nada sobre el agua, que aun es bastante buena para el comercio; las conservan las damas turcas, y la usan para perfumar, y como cosméstica... Después se hace segunda ebullición con estas ramas un poco mas fuerte y mas larga que la primera, y da un tercer pro- ducto resinoso, que se emplea en Medicina...Según Próspero Alpino, la verdadera resina de la Meca es blanca, de un olor penetrante, mas suave y mas vivo que el de la trementina, de un sabor amargo y astringente, la qual sobrenada en el agua, y si se disuelve en ella Forma una especie de costra transparente; pero la que es antigua, dura y colorada se va al fondo del agua. Desde tiempos muy re- motos los egipcios han hecho mucho uso de esta substancia, y tie- nen mucha confianza con sus virtudes; le llaman el bálsamo por excelencia , de donde trae origen la denominación de todas las substancias análogas, llamadas balsámicas, que suministra la natu- raleza, y que el arte también ha querido imitar; ellos le emplean como el mas poderoso antídoto contra la peste , le prescriben como sudorífero en las calenturas pútridas y malignas. Las egipcias le emplean para la esterilidad, tomándole interiormente, y formando supositorios con él. La resina de la Meca es un excelente vulnera- rio y un tónico corroborante muy útil por su qualidad ligeramente astringente, que se añade á sus primeras propiedades, por lo que se aconseja en los últimos períodos de las gonorreas, para las flores blancas, para la disenteria, el asma, las úlceras del pulmón, de los riñones y la vexiga. Los Médicos de Breslaw refieren un caso de haber curado la gota con este remedio. Exteriormente se usa como vulnerario y cosmético. Se le da desde algunas gotas hasta media dracma en los cocimientos, el vino &c. Se puede formar con él pildoras. F. Bálsamo negro. Tanto el bálsamo de Meca como el Peruvia- no , quando se extrae por cocción sale" de un color moreno, y llaman bálsamo negro, y aunque no es tan puro tiene casi las mismas propiedades balsámicas (V. los artículos de dichos dos bálsamos.) Bálsamo del Perú. (Mat. Med.) Hay en el comercio dos es- pecies de bálsamo del Perú , uno blanco y otro moreno; el primero está reconocido como un producto puto y natural por. todos los BAL 393 autores, y el segundo se mira como facticio según algunos natu- ralistas. El árbol de donde sacan estos xugos se llama en el Perú hoitzi oxiter, según Hernández, y según Pisón caburciba y cabuiba, como dice Margrave. La descripción que han dado de él algunos botánicos es poco exacta; pero basta sin embargo para caracteri- zarle. Es del tamaño de un naranjo; sus hojas se parecen alas del almendro , pero son mayores; sus flores sostenidas por pedúnculos amarillos en la extremidad de las ramitas se parecen á las vayas prolongadas; en el extremo hay una pequeña cavidad donde se contienen unas semillas blanquizcas oblongadas y algo torcidas. Por las incisiones que se hacen en aquel árbol sale este bálsamo, ma- yormente quando ha llovido. Este bálsamo es blanco, amarillento, de un olor como de benjuí, de un sabor áspero y amargo, y de una consistencia análoga á la de la miel líquida; es muy raro en las boticas. El mas común es el moreno ó negro. Neuman asegura que no es natural; sin embargo, dicen varios naturalistas que se extrae por el cocimiento de las ra- mas hervidas en agua; su olor es como una mezcla entre el del benjuí y el del estoraque; se enciende arrimándole ala llama; con- tiene extracto de las hojas y de la madera disuelto en el agua. Esta substancia sea blanca ó morena es un verdadero bálsamo; se saca de ella una sal acida, concreta por la destilación y por la acción del fuego como el benjuí, é igualmente mucho aceyte vo- látil por la acción del fuego. El alcohol disuelve completamente el bálsamo del Perú, y la disolución descompuesta por el agua dexa precipitar la resina pura; pero no cede nunca la sal que queda en disolución en el agua. Este bálsamo tiene las mismas propiedades medicinales que la resina de copayba; pero su ácido es mas á propósito para las enfermedades de pecho, como el asma húmeda, catarro &c; ha sido recomendado para las supuraciones de los pul- mones , el empiema , la vómica y los espasmos de estos órganos. Sy- denham le creyó bueno para curar el cólico de Poitoú, y Hofíman le empleó con fruto para fortificar el estómago y los intestinos, para la parálisis y para el zumbido de oídos. Es igualmente muy conve- niente para las úlceras de los intestinos, de la vexiga, y en fin es muy vulnerario exteriormente. Es uno de los bálsamos que se ad- ministran con mas freqüencia en la Medicina; su olor fuerte sube algunas veces á la cabeza causando dolores y muchas veces vértigos, y aun síncopes, y se da en la dosis desde tres á doce gotas en pil- doras, ó desleído en yema de huevo. Para recetarle en líquidos se mezcla antes con yema de huevo, lo que hace que se ponga en un estado emulsivo. Bálsamo de Tolu. (Mat. Med) Aunque varios autores de tomo i. ddd 394 BAN Materia médica creen que el bálsamo de Tolu es el mismo que el del Perú, los mas piensan que es realmente diferente, y lo que llaman bálsamo de Tolu es una materia seca, quebradiza y co- mo encarnada, que está dentro de unos cocos pequeños, que en realidad llaman también bálsamo del Perú en coco, ó bálsamo de Cartagena. Muchas veces le traen en pastillitas de color de coco transparente. Es tan frágil este bálsamo que basta meter en el agua caliente los cocos que le contienen para que se escurra por su abertura; y así es como le extraen para los usos farmacéuticos. Al- gunas veces solo el calor de la atmósfera basta para que se verifi- que. El árbol que produce este bálsamo es diverso de aquel de que se extrae el blanco ó del Perú; y hay autores que piensan que el bálsamo moreno del Perú es el mismo que el de Tolu, y que sale del mismo árbol. Este vegetal es llamado por Linneo Toluitera. Este árbol crece en la América meridional en un pais llamado Tolu, y por los españoles Honduras entre Cartagena y el Nombre de Dios. El olor de este bálsamo es muy agradable, y así sirve en los per- fumes; su sabor no es muy tuerte. Echándole en la lumbre da un humo abundante de un olor aromático y suave al principio, y luego acre y picante. Por la sublimación da una sal análoga á las flores del benjuí, y es el ácido benzoico concreto. Por su destilación da poco aceyte volátil en comparación del bálsamo fluido del Perú. El agua extrae la parte aquosa de este bálsamo, y el alcohol le disuelve completamente. El bálsamo de Tolu es un vulnerario antiséptico, tónico , be- chico incindente, diurético y diaforético. Se receta en substancia en la dosis de algunos granos en las enfermedades del pulmón, de los intestinos y de las vias urinarias, ó se tritura con azúcar y yema de huevo. Se mezcla en los extractos, y aun se da disuelto con alcohol. Su sal acida sublimada pudiera emplearse como la del benjuí, y su aceyte igualmente podia servir para los mismos usos. Es la substan- cia balsámica de que hacemos mas uso, la que mas gusta á los en- fermos , y así es que entra en muchas preparaciones. Se prepara en xarabe de Tolu, de que hacemos mucho uso en las enfermedades del pulmón. El bálsamo de Tolu se emplea en los templos en lugar de incienso, y los perfumadores se valen de él para hacer aguas de olor. F. BANCO DE HIPÓCRATES. (Cirug.} * Máquina que servia antiguamente para reducir ó componer las dislocaciones y fractu- ras de los huesos •„ era una especie de cama en que se tendia al enfermo. Tenia un exe á cada extremo, al que se daba vuelta con una manilla ó llave. Desde estos á las partes dislocadas ó fractura- das se ataban unos lazos, que tirando y dando vueltas por los exes hacian la extensión y contraextension, mientras que el Cirujano BAÑ 395 reducía los huesos á su natural situación. La Cirugía moderna ha simplificado los métodos de colocar ios miembros dislocados ó que- brados, no haciendo ya uso de esta máquina. * BAÑO. (Terap.) El baño, balneum, es un medicamento ex- terno que sin ningún vehículo y baxo la forma de licor ó vapor baña la superficie exterior del cuerpo humano para aliviarle. Hay de consiguiente dos especies de baños, húmedo y de vapor; uno y otro puede ser universal ó particular, según se emplee en la super- ficie entera del cuerpo, ó en una sola parte. Hablaremos primera- mente del baño húmedo. El baño húmedo toma varios nombres según. las varias partes á que se aplica, y los varios modos de hacer esta aplicación. El baño universal se llama simplemente baño. Quando se toma solo hasta medio cue-rpo, esto e«, hasta el ombligo ó centro del estómago, en- tonces se llama medio baño semicupio, insessio, insessus. El baño de pies se llama pediluvio, el de cabeza capiluvio , y el de las otras partes loción, lavamentum. Quando de cierta altura se derrama el licor sobre la parte sea gota á gota ó á chorro seguido, se llama embroche, stillicidium, impluvium... La materia del baño general ó particular es un líquido medi- cinal que conviene al fin que se propone el Médico. Muchas veces es un líquido vulgarísimo sin prepararse en botica, y para el qual no se necesita fórmula ninguna, por exemplo, agua clara, salada ó xabonosa, lexía de ceniza, leche, suero, aguas minerales, acey- te, agua mezclada con leche, vino, vinagre, el aceyte llamado hi- draleon, manteca de vaca, cocimiento de salvado, de ciertas par- tes de animales &c: empleamos á veces también los cocimientos, in- fusiones y mixturas preparadas en la botica. Para la elección del baño debe atenderse á la virtud conveniente, á la penetrabilidad, y á la consistencia líquida del remedio; puede despreciarse todo lo que tiene relación con el coloró con el olor. Sin embargo, debe atenderse siempre al gusto y á la sensibilidad de los enfermos. Por exemplo hay algunos que no pueden sufrir el olor de los sulfuretos alcalinos, ó hígados de azufre &c: ve aquí las reglas que deben dirigir las fórmulas del baño: i.° quando baste un fluido simple no deben recetarse compuestos oficinales, porque la gran dosis necesa- riamente seria muy dispendiosa. Así es que para el baño universal, por lo regular no empleamos sino líquidos comunes y de poco precio. El luxo medicamentoso se debe condenar mas en esto que en otras fórmulas: 2.° quando empleamos substancias crasas mez- cladas con aquosos no se necesita el intermedio del xabon, porque esto necesita una mezcla muy exacta: 3.0 los baños que se pre- paran con los fósiles, el nitro, la sal marina, el alumbre, el sulfa- te de hierro, el azufre, la cal viva, el álcali fixo &c. pueden usarse 396 BAft con freqüencia, y se puede esperar de ellos casi los mismos efectos que de las aguas minerales calientes naturales. Las dosis del agua del baño y los simples que se han de mezclar con ella, deben de- terminarse por el tamaño del vaso ó pila en que se ha de bañar el enfermo, y por la construcción del baño ó vaso. La cantidad general contiene las mas veces una sola dosis, so- bre todo siendo el baño universal ó destinado para una grande su- perficie. En quanto á los baños de partes pequeñas se recetan varias dosis de una vez, y entonces es fácil determinar la cantidad. La proporción mutua de los ingredientes está limitada por las indica- ciones que se han 4e satisfacer... Las recetas que se forman para la preparación del baño deben ser lo mismo que las fórmulas para los líquidos que se usan interior- mente. No siempre se necesita en esto una preparación muy exacta. Aun muchas veces se pone en infusión y se macera en el bañadero la materia sólida con el agua ú otros licores, ó bien se hace cocer ¡en otro vaso, y se echa luego con el fluido en el baño. Muchas veces solo se envia á la botica por la materia, y se cuece ó infunde en casa del enfermo. También á veces se pone esta materia en un saquito de lienzo ó de lana aplicándole en forma de epitema seco sobre la parte enferma mientras dura el baño, ó haciéndole servir de almohada para sentarse, lo que se practica muchas veces en los medios baños. El uso de los baños medicamentosos, tan común entre los an- tiguos, no es tan freqüente en el dia: estos remedios, no solo son buenos para la limpieza y para el placer, sino también para la curación profiláctica y terapéutica de las enfermedades. Humede- cen; disipan humores; ablandan, suavizan y fortifican las fibras; abren los poros; refrescan y calientan &c. En las enfermedades crónicas, agudas, intermitentes, externas son de un auxilio muy grande , aunque no dexan de ser peligrosos empleados fuera de tiempo y sin verdadera indicación. Baño de arena. (Mat. Med.) Llámase baño de arena un vaso de tierra ó de metal en que se pone una porción mayor ó menor de arena muy fina, que se coloca después al fuego. Las materias que se han de calentar de este modo se ponen dentro de la arena mas ó menos hundidas, según la naturaleza de la substancia que se ha de calentar, y el volumen que ocupa el vaso puesto en el baño de arena. Se hacen en el baño de arena evaporaciones de licores sali- nos, extractos, destilaciones; se preparan las tinturas, los elixi- res &c. En general es un instrumento muy útil en un elaboratorio de Farmacia, porque proporciona todos los varios grados de ca- lor que se necesitan desde el mas suave para calentar las prepa- ciones espirituosas, y. aumentar la acción disolvente del alcohol BAN 397 hasta el que descompone las materias orgánicas, y aun llega á en- cender si se quiere el fondo de los baños de arena y las vasijas que hay en ellos. F. Baño eléctrico. (Elect.) Se da este nombre á un modo de electrizar muy sencillo, y cuyo efecto es muy suave, y se reduce á que el enfermo está sentado, y tiene en la mano una varilla de cobre en comunicación con el conductor de la máquina, ó esta va- rilla está simplemente en contacto con los vestidos del enfermo. Se le llama baño porque la persona electrizada está rodeada de una atmósfera de fluido eléctrico como en los baños de agua lo está de fluido aquoso. Si se toca, despide chispas; si nos acercamos á cierta distancia de él, y presentamos la palma de la mano, sentimos la atmósfera eléctrica , cuyo tacto es semejante al de una paja ligera ó al de una telaraña. El enfermo no experimenta sensación ninguna en el baño; sin embargo es constante que aumenta las pulsaciones poco mas ó menos en la proporción de sesenta y siete á setenta y cinco, que acelera la velocidad de la circulación, y aumenta la transpiración ; la sangre de un hombre ú otro animal electrizado por el baño la arroja mas lejos si se le abre la vena quando Je es- tan electrizando, que después de electrizado; y entre dos anima- les bien pesados, el uno electrizado por baño y el otro sin elec- trizar, el primero perderá mas substancia que el segundo en un tiempo dado. Estos efectos son momentáneos; pero el baño repetido muchos dias seguidos y ocupando mucho tiempo cada dia causa los efec- tos siguientes. Da mas actividad, aumenta las fuerzas, excita el apetito, la sa- livación, y á veces el sudor; promueve muchas veces algunos fluxos de orina y aun los de vientre. Este remedio está particularmente indicado en los casos en que se necesita promover la transpiración quando hay abatimiento é inercia en los sólidos &c. Como estas indicaciones se presentan al mismo tiempo que otras particulares en las mas de las enfermedades, es bueno emplear el baño al mismo tiempo con los demás métodos particulares que pide la diversidad de casos. En fin , algunas veces él solo bastaría, particularmente en la parálisis; pero generalmente es por sí solo poco activo. A los primeros dias debe durar el baño seis ó diez minutos, luego un quarto de hora, y puede llegar hasta veinte minutos, y recetarse dos veces al dia; el tiempo mas á propósito es por la ma- ñana al levantarse, y luego por la noche antes de acostarse. Des- pués es bueno siempre acostar el enfermo, y ayudar la transpiración que el baño excita, ó á lo menos debemos evitar el frió hasta que 39S BAÑ los poros se hayan vuelto á cerrar. (V. electricidad medica.) Baño María. (Mat. Med.) Esta palabra es una corrupción de baño de mar, como se decia en otro tiempo. Es un vaso con agua que se calienta masó menos, y en la qual metemos las substancias que queremos elevar á un cierto grado de calor, siempre menor que el del mismo baño. El calor del baño María, cuya agua se hace hervir las mas veces, sirve para un gran número de operaciones farmacéuticas. Evaporamos los licores vegetales y animales, suscep- tibles de alteraciones por medio de un calor fuerte en el baño Ma- ría , para poderles dar el grado de espesor que queremos, sin variar su naturaleza... F. Baño seco. (Mat. Med) En general llamamos baño seco á to- das las substancias secas, que pueden emplearse para comunicar su calor adquirido á los cuerpos que metemos en ellas; de esta espe- cie son los de arena, los de ceniza &c. También se llama baño seco en Medicina la administración del ayre caliente y seco en que po- nemos alguna parte, ó el cuerpo entero de los enfermos. Muchas veces nos servimos de arena que enroxecemos al fuego, y tenemos á cierta distancia debaxo de las piernas ú otro miembro de los enfermos. Quando todo el cuerpo está metido en el ayre seco y caliente, le llamamos estufa seca. F. Baño de tierra. (Mat.Med.) Se han propuesto en diversos tiempos los baños de tierra para curar varias enfermedades, parti- cularmente el edema, la hinchazón, la hidropesía, los dolores va- gos , el reuma , la tisis &c. Se hacia un hoyo de cinco pies de pro- fundidad y dos de diámetro; allí se ponia al enfermo en pie con los brazos fuera ó dentro, ó extendidos á lo largo del cuerpo. Parte de la misma tierra , después de pasada por una criba , se volvía al hoyo entre su pared y el cuerpo del enfermo , de modo que se hallase igualmente sostenida y comprimida por todas partes. Para esto se elegía un terreno seco y no pedregoso, cuyo suelo estuviese com- puesto de arena, y en un lugar expuesto al sol. El enfermo sudaba mucho, y hallaba alivio al segundo ó tercer baño. En los autores de práctica se hallan varias observaciones de este enterramiento, llamado impropiamente baño. En quanto á la explicación de este fenómeno, es claro que la presión que exercia la tierra, la frotación de sus moléculas, la in- comodidad que experimentaba el cuerpo y el calor del sol contri- buían á los efectos notados. Se atribuían también á los vapores des- prendidos de la tierra; pero estos vapores no pueden obrar en uo hoyo llenado por el cuerpo , y tapado por otra parte con una por-r cion de la misma tierra que se habia sacado. En fin, otras obser- vaciones mas exactas han probado la inutilidad de este remedio en los casos en que se prescribia, y juntamente la incomodidad que BAN 399 sufrían con él los enfermos, por lo que se ha proscrito con razón de la terapéutica. F. Baño de vapor. (Mat. Med) El baño de vapor es en Química farmacéutica el que es formado por el vapor del agua, en donde se ha puesto alguna substancia. Hay dos modos de administrar este ba- ño, el uno en un vaso descubierto, de donde el agua, se escapa'á la atmósfera, por el vapor caliente que se exhala; este por lo regular calienta poco los cuerpos, y solo se hace para producir grados li- geros de calor, y para penetrar algunos cuerpos por el vapor del agua, como almendras, que se quieren mondar, substancias que se quieren ablandar &c. El otro modo consiste en emplear el vapor del agua como baño en una cosa bien cerrada, y esta forma un ca- lor considerable si se quiere, porque este vapor lleva su calor al cuerpo que se pone allí; que no se pierde y toma un temple mucho mas fuerte que el del agua hirviendo; en la máquina de Papin: los huesos mas duros se ablandan con el vapor del agua, que arde y toma color, lo mismo que un cuerpo sólido; rara vez se vale de este método la Química y la Farmacia. El baño de vapor se emplea muchas veces como medicamento. Algunas veces por un error singular se confunde con las fumigacio- nes; esta palabra debe expresar únicamente los vapores secos ó los zahumerios, sean de la especie que fuesen , á los que exponemos las partes enfermas, como el vapor del mercurio, del cinabrio, del benjuí, de plantas quemadas. (V. fumigación.) La palabra baño de vapor debe entenderse únicamente del vapor de agua sola, ó llevando consigo las partes odoríferas y volátiles de los medicamen- tos; se pone á este vapor ó algunas partes del cuerpo, á las que se dirige por medio de un tubo, ó el cuerpo entero por medio de una estufa. Este baño ablanda y relaxa prontamente la textura del pe- llejo; relaxa las partes tirantes; disminuye su hinchazón é inflama- ción; modera y aun alivia enteramente los dolores; funde cier- tos infartos; abre los poros cutáneos y las bocas de los vasos linfá- ticos, y excita el sudor; pero tiene un inconveniente, que muchas veces impide hacer uso de él, ó exige al menos un particular cui- dado en su administración, y es que el vapor del agua quando ce- de el calórico, que los mantenía en fluido elástico en los cuerpos inmediatos, vuelve á su forma líquida, y se reúnen las gotas sobre el cutis de los enfermos, y entonces el frió que produce por el con- tacto de esta agua condensada, destruye muchas veces el primer beneficio producido por el vapor caliente. Ha reynado mucho tiempo, y aun rey na entre los que ignoran las artes tan necesarias de la Física y Química, una preocupación sobre la naturaleza del baño de vapor empleado en Medicina. Se cree que las plantas emolientes puestas en agua comunican á su 400 BAÑ vapor su virtud emoliente; y por este principio suelen poner en el agua todas las plantas de esta naturaleza; es un error tanto mas singular quanto se ha demostrado, que la propiedad emoliente de estas plantas consiste mas bien en el agua caliente que las pene- tra, y se desprende sola, que en un principio particular. Única- mente los vegetales aromáticos, acres, narcóticos, venenosos, féti- dos pueden por su principio odorífero volatilizarse con el agua, y tener acción sobre los órganos que reciben este vapor. F. BAÑOS. (Hig.) [El baño, balneum,es una inmersión total ó parcial del cuerpo en el agua. Como es uno de los medios mas prin- cipales del arte de curar, entraré en por menores proporcionados á la importancia del asunto, y que son el resultado de un trabajo de bastante consideración que tengo hecho sobre esta materia *. De los baños en general. La necesidad obligó al hombre desde sus principios á usar ali- mentos propios para su subsistencia; también les prescribió la ley de lavarse quando lo exigía la limpieza , y les enseñó el modo de descansar y refrescarse, valiéndose de un elemento, cuyas utilida- des para restablecer su constitución alterada se han ido conociendo después; de donde viene el uso de los baños desde la mas remota antigüedad. Principiarían los hombres á bañarse en las aguas inmediatas á sus habitaciones; pero luego la comodidad , la industria voluptuosa hicieron que el poderoso traxese el agua á las casas, é introdu- xéron los baños particulares. Conocieron desde luego la ventaja que se seguiría de unos baños públicos en que pudiese bañarse el público con mas facilidad, y tener el agua con el grado de calor que conviniera, y se construyeron baños públicos. Las aguas termales fueron deseadas, porque la naturaleza las suministraba al grado de calor que deseaba la sensualidad; se conoció luego su eficacia para ciertos males, y el arte de curar se sirvió de ellas con freqüencia. Insensiblemente fué adornando el luxo, lo que la necesidad habia descubierto, y vimos en Roma los mas suntuosos baños, cuyas rui- nas nos advierten aun su antigua grandeza. En ellos reynó la ma- yor disolución, hasta que Adriano prohibió la indecente costumbre de bañarse indistintamente hombres y mugeres en un mismo lugar. Efectivamente los escritores griegos reprehendieron á los romanos esta indecencia... Las guerras civiles y la barbarie de aquellos tiempos infelices * Sin embargo que en este Diccionario nos hemos apartado de toda erudición, nos ha parecido conveniente que este artículo sea exceptuado de esta ley; sin em- bargo que se han quitado algunos trozos en la traducción de este artículo que he- mos trasladado de la Enciclopedia. BAN 401 han dexado destruir y olvidar unos edificios de tanta utilidad. Es- peremos que el siglo ilustrado en que vivimos construirá baños pú- blicos de toda especie, en que todas las clases del estado podrán satisfacer á un tiempo una de las primeras necesidades de la natu- raleza , conservando la salubridad y limpieza en que se esmera poco la clase mas numerosa del pueblo, mayormente en invierno, por falta de medios que fixen su gusto y atención. De los baños de los antiguos. Los antiguos latinos llamaban baño, balneum, á una parte de la casa destinada para lavarse, y se servían de la expresión balnea para señalar los baños públicos. Las descripciones de baños que nos han quedado de los antiguos no siempre son tan instructivas como desearíamos; sin embargo reuniendo lo que Vitruvio y Plinio han dicho mas interesante, y con las inducciones que han podido sa- carse de las pinturas antiguas que se han conservado, á pesar de las injurias del tiempo, podemos formar una idea bastante exacta de los baños de aquel tiempo. Hallamos en las obras escritas por el Padre Montfaucon la copia de una pintura al fresco, que representa quatro piezas de baños, sobre lo que han disputado los antiguos con tanta variedad como confusión. Esta lámina presenta una máquina, que parece que tiene fuego debaxo; es una gran caldera cuya cubierta está con unas cadenas atada á una gran palanca, que un esclavo parece que mueve con facilidad para hacer pasar á la pieza de los baños calien- tes quanto vapor de agua hirviendo se necesita. Esta pieza tiene gradas en forma de anfiteatro, y los que están sentados junto á la bóveda reciben el vapor mas caliente, como se practica hoy dia en Rusia. Aun podemos ver por la inspección de aquella lámina que tenian nichos destinados para exponer al baño de vapor solo ciertas partes ó miembros enfermos. Los baños eran indispensables en la antigüedad en que no se co- nocian los zapatos, y todo el mundo iba descalzo, y en que siendo el lienzo poco común tenian que lavarse muy á menudo para con- servar la limpieza. Por esto vemos que la costumbre de bañarse ha existido en los tiempos mas remotos. Homero envió á la Princesa Nausicaa á bañarse á un rio. La Escritura dice que la hija de Faraón fué al Nilo á bañarse. Es probable que los griegos han sido los primeros que tuvieron baños particulares, y que los romanos, sus imitadores en todo, no dexáron en esto de copiarlos, y de aventajarlos en la magnificencia; porque antes de haber abandonado su género de vida dura y aus- tera, no conocian otro baño que elTiber, donde iban á lavarse dia- riamente y á exercitarse á nadar. No era permitido bañarse sino á TOMO I. EEE 402 BAN ciertas horas indicadas por una campana. Vitrubio dice en general que era desde medio dia hasta la noche. El Emperador Adriano mandó que no se abrieran los baños hasta las dos de la tarde, á me- nos que lo exigiese así alguna enfermedad. Así es que los romanos no se bañaban hasta la tarde, después de concluidos sus negocios, y de haber comido con sobriedad. Después de un rato de descanso, ó de haber hecho algún exercicio, entraban en el baño á disponerse para cenar, persuadidos que el baño ayudaba á la digestión. Juvenal re- £rehende á los que se bañaban con el estómago demasiado cargado. os huéspedes y los forasteros tenian entrada de balde, y los an- cianos eran muy exactos en la observancia de esta ley hospitalaria. Los baños públicos son antiquísimos en Grecia y Roma; pero se cree que los orientales los emplearon aun antes. Según la Odisea es de presumir que los griegos conocian los baños calientes en tiempo de Homero, y que regularmente estaban al lado de los gimnasios ó palestras; porque al salir de los exercicios iban inmediatamente al baño. Vitrubio nos ha dexado una descripción muy circunstanciada de aquella especie de baños, por la que vemos estaban compuestos de varías y diversas piezas, la mayor parte colocadas entre otras que estaban destinadas para los exercicios... El edificio de los baños solía estar al Mediodía con una hermosa fachada de bastante extensión. Habia á los dos lados quatro ó seis piezas casi iguales con comunicación. La sala del baño caliente hacia como dos de las otras por la mayor concurrencia que habia, y porque se estaba mas tiempo en ella. Lo regular era, como diximos, bañarse antes de cenar; pero las gentes voluptuosas se bañaban sin embargo después. Al salir del baño hacian que unos esclavos, llamadosaliptce ó unctuarii, los fro- tasen con aceyte, ungüentos ó perfumes. Según Plinio no se usaron los baños públicos en Roma hasta el tiempo de Pompeyo. Dion cuenta en la vida de Augusto, que el primer baño público lo mandó construir Mecenas. Agrippa mandó edificar ciento seten- ta; y á su exemplo Nerón, Vespasiano, Tito, Domiciano, Severo, Gordiano, Aureliano, Diocleciano , y casi todos los Emperadores que desearon captarse la voluntad del pueblo mandaron construir estufas y baños frios con los mas preciosos mármoles y la arqui- tectura mas brillante; algunas veces tenian gusto en bañarse allí con el pueblo; y dicen que habia en Roma mas de ochocientos edifi- cios de esta especie. Elprecio de entrada era tan moderado que no llegaba á la quar- ta parte de un as, llamado quadrans, es decir, poco mas de un ochavo de nuestra moneda, y aun los niños no pagaban. Habia baños de mayor precio, en razón del servicio que habia, y del luxo que reynaba en ellos. El baño gratuito era una de las liberalidades BAÑ 403 que los Emperadores hacian al pueblo con motivo de alguna fiesta pública ; pero también en tiempos de calamidad se privaba al pueblo de esta comodidad , lo mismo que de los espectáculos... Los baños particulares, aunque mas reducidos, estaban hechos del mismo modo, y muchas veces tenian mas comodidades y mas magnificencia; porque estaban adornados con ricos muebles de oro, plata y mármoles preciosos. En ellos se bañaban á todas horas, de modo que los Emperadores Cómodo y Galieno se bañaban cinco ó seis veces al dia. Los persas tuvieron tanto luxo en los baños, é* hicieron en ellos tan considerables gastos, que Alexandro quedósorprehendído quan- do después de haber vencido á Darío quiso lavarse. Dice que al ver tanta magnificencia y superfluidad exclamó, volviéndose á sus Generales, ¿es este el modo de gobernar á los hombres? Los demás pueblos no podían tener la magnificencia de los ro- manos, persas ó griegos; pero en todos ellos estaban en uso los ba- ños; y tenian igualmente la buena costumbre de aprender á nadar, y empleaban en esto mucho tiempo, por lo que fué preciso aumen- tar mucho el número de los baños, para aumentar de este modo los medios de mantener la fuerza, el valor y la salud. Los usaban igualmente en la juventud, que en la virilidad y vejez; y efectiva- mente, sabiendo arreglar las circunstancias á la edad y á la cons- titución particular, no hay un medio mejor para conservar la salud y alargar la vida. Parece que los griegos, á pesar de todas sus precauciones, fal- taban á muchos cuidados interesantes en el uso de los baños, por cuya razón los proscribió muchas veces Hipócrates, aun en oca- siones en que hubieran sido útiles; porque temia que no aplicando bien el grado de temperatura que convenia á los diferentes indivi- duos , causarían mas mal que bien. Los romanos habian adelantado mucho mas sobre las ventajas que pueden sacarse de los baños, y lo que dice Galeno me parece que lo prueba suficientemente. Parece que sabían pasar insensible- mente del temperamento frió al mas cálido. Los que disfrutaban de una salud robusta se echaban en el agua fria, ó se la hacian echar sobre el cuerpo, como hoy dia los rusos, y después descansaban en otra pieza para poder transpirar. Los de poca salud se abstenían del baño frío. Baños de los modernos. Del baño ruso. Sánchez, antiguo Médico de Cámara de la Emperatriz, Socio extrangero de la Sociedad Real de Medicina, y Doctor de Sala- 4o4 SAN manca, ha escrito una Memoria sobre los baños de vapores en Ru- sia, considerados como provechosos para la salud y para la cura- ción de varias enfermedades: expondremos parte de lo que ha di- cho un Médico tan recomendable... Este Profesor cree que los ba- ños de Rusia exceden en utilidad y comodidad á los que usaron los griegos, romanos y turcos, tanto para conservar la salud como para restablecerla. Presentan la reunión del baño de los romanos con el de la turquía actual, y reúnen en sí quantas ventajas ofrecen los demás baños en quatro ó cinco especies diversas. La diferencia que hay en Rusia de los baños públicos á los particulares es que estos últimos tienen al lado una alcoba en que descansar hasta que pase el sudor. Al entrar en el baño se desnuda el qne se va á bañar, y se tiende en un colchón lleno de paja , que está en la primera ó segunda grada de las que hay en la pieza ó quarto que se llama baño: el horno está encendido y guarnecido de guijarros, que se ponen hechos ascuas por el fuego, que suministra debaxo su hornilla, después se echa agua fria por encima en los guijarroso piedras; sale luego un vapor espeso muy caliente, que caldea mas ó menos la pieza del baño, según se echa mas ó menos agua. Los cuerpos experimentan entonces un su- dor considerable, y quando se quiere que cese se dan unas friegas con xabon y ramos de álamo; habiéndose lavado primero con agua tibia , y luego con agua fria, y echando una porción de ella encima de la cabeza. Los que van á los baños públicos, como no hay agua fria allí mismo, se echan en algún estanque ó arroyo, que suele haber cerca expuesto al ayre libre. El mougik ó el esclavo, después de haberse bañado en la nieve ó en agua helada , se bebe un par de vasos de espíritu de grano muy fuerte ó de cerveza caliente con yerbabuena puesta en infu- sión, con lo que se pone á executar alegremente los trabajos mas penosos. La bebida de los Señores al salir del baño se compone de cer- veza inglesa, vino blanco francés ó alemán, pan tostado, azúcar y cascaras de naranja; esta bebida es cordial, pero sin comparación mas fuerte que la otra, de lo que resulta que el pueblo sana y se liberta de muchas enfermedades, quando las gentes mas distinguidas están siempre cargadas de fluxiones, garrotillos, reumas v catar- ros rebeldes, que á veces terminan en tisis. Los rusos no debian entrar en el baño quando el ayre estuviese seco y caliente, sino después de haber echado agua en la piedra que cubre el horno; la qual estando ya caliente y húmeda templa- ría el calor y evitaría los peligrosos efectos de un ayre caliente en los pulmones, pues es tan activo aquel ayre, que los que no están acostumbrados se ponen enfermos respigándole algunos minutos. BAN 405 Para conservar el calor del baño se echa de cinco en cinco mi- nutos una porción de agua en los guijarros ó piedra caliente que despide un vapor extraordinario , que se levanta y excede en calor y actividad al de los demás baños. Sabemos que el calor hace en- trar en expansión las partículas del ayre que estaban combinadas con el agua. Si consideramos las veces que se renuevan estos efec- tos en una hora, no se hallará un remedio tan fuerte y enérgi- co en toda la Medicina. Veremos también la gran ventaja que lle- va á las estufas griegas, 'romanas y turcas, donde no puede reno- varse el ayre con tanta facilidad, ni se ha observado jamas como debia, á pesar de ser tan esencial, en un lugar donde se reúne tanta gente. Las incomodidades que producen los exercicios violentos, las mudanzas repentinas de la atmósfera, las costipaciones, los resfria- dos, los excesos en la comida , bebida ú otros placeres causan una languidez universal, suprimen la transpiración, y pueden producir grandes accidentes. Para ello es un gran preservativo esta especie de baño, que afloxa el cutis, abre los poros, aumenta la circula- ción sin dexar el pecho expuesto; y proporciona un sudor fácil, seguido de una gran serenidad, que produce un sueño tranquilo y saludable. El vapor del baño ruso es como de unos quarenta ó quarenta y cinco grados del termómetro de Reaumur: está animado por el fuego y ayre constantemente renovados, hace flexible el cutis sin afloxaríe, da elasticidad á los órganos de la respiración, á las venas y á las arterias; en fin restablece la vitalidad que tenian todas las partes antes de la enfermedad. En las inflamaciones ó tumores internos ó externos con calen- tura, dolor y tensión, en las calenturas ardientes, pútridas ó lentas, viruelas y dolores de costado, cree Sánchez que un Médico ins- truido sacaría mucho partido del baño de Rusia, tomado de seis en seis ó de ocho en ocho horas, alimentando al enfermo quando está fuera del baño, conservándole el estómago libre por medio de al- guna lavativa, haciéndole lavar después con agua tibia sin friegas dándole á beber quaz con vinagre ó miel, suero con acederas- y para comer cacha, ó potage hecho con harina de avena. Los demás remedios serian casi inútiles entonces. Con respecto alas enfermedades crónicas, como el fin princi- pal es producir una ligera calentura, por cuyo medio se pueda disolver la materia que estorba en los vasos capilares, y que todos los remedios deben dirigirse á esto; cree firmemente que no hay- nada comparable al provecho que pueden hacer en este caso loe baños rusos quatro ó cinco horas al dia. Ya observé que el primer abuso que se hace de aquel baño es 4o6 BAÑ entrar quando aun está el ayre seco y ardiente, y que se siente co- mo una venda al rededor de la cabeza con un olor desagradable. Los inspectores no debieran permitir que se entrase en ellos antes de haber quitado todos los vapores dañosos. Entre la comida y el baño deben mediar quatro ó cinco horas mas ó menos, según se ha cargado el estómago, pues este baño es muy peligroso para los que tienen restricción de vientre , sobre todoá las mugeres, mayor- mente si están preñadas. Es pernicioso igualmente el uso de las ventosas sajadas á menudo, como lo hacen muchos, que luego no pueden perder aquella costumbre sin un gran peligro. Las friegas con xabon y ramos de álamo ablandados con agua caliente son muy provechosas, y deben excluir los aguardientes de olor, pomadas, infusiones de rábanos en aguardiente y otras com- posiciones introducidas por un luxo ignorante. Los que sean fuertes y obesos pueden lavarse después del baño con agua tibia ó fria, frotarse con nieve, y aun bañarse en agua helada; de lo que deben guardarse los delicados de pecho, pro- pensos al dolor de cabeza. En este caso, después del xabon, debe usarse el agua tibia, y no será malo acostarse y descansar un rato. En general conviene mucho que al salir del baño tengan el mismo grado de calor que al entrar... Quando se hace uso de los baños de Rusia ó de vapor, se aña- den las friegas de xabon á todas las enfermedades que vienen acom- pañadas de calentura; y en las de pecho, quando no se arroja san- gre , se puede dar algún alimento. El mal venéreo se presenta con bastante freqüencia en Rusia baxo el carácter de la enfermedad llamada cinga 6 escorbuto; este mal ha degenerado entonces; pero no puede curarse con los anties- corbúticos: dos baños al dia de dos horas cada uno, friegas de xabon una sola vez , un fuerte cocimiento de box ó de gengibre bebido, ó hidrogala, si hay calentura y ardor en las partes genitales, y ade- mas una tintura de sublimado corrosivo, prueban perfectamente al salir del baño. Sánchez cree que la leche generalmente es contra- ria para la curación del venéreo, á menos que sus síntomas sean todavía muy activos: yo he experimentado lo contrario mas de una vez. Seria muy útil que el baño se purificase con vinagre; tal vez el nitro y otras substancias del mismo género serian indicadas en estos casos en otras enfermedades, sobre todo en las constituciones epidémicas y pestilenciales, si los baños son útiles para ellas, lo que no está determinado aun. La enfermedad conocida con el nombre de flores blancas ó gonorreas es muy común en los paises frios y húmedos; y para esta enfermedad es un gran remedio el baño de vapor con la loción tibia, continuándole todas las noches un mes seguido, bebiendo por BAN 407 las mañanas tres vasos de un cocimiento fuerte de cogollos de retama... De los baños egipcios. Savari en sus cartas sobre el Egipto ha hecho sobre los baños de aquel pais una colección de conocimientos, que será muy útil reunir á los que nos han dado los demás pueblos sobre este asunto. La lim- pieza se ha hecho indispensable en un clima donde se transpira mu- cho , y la comodidad que aquella procura ha conservado su uso. Los baños de las principales ciudades de Egipto están hechos to- dos por un mismo plan, y no difieren por lo común sino por su tamaño ; por esto describiremos uno de ellos, y tendremos una idea completa de todos los demás. La primera pieza antes de llegar al baño es un gran salón, que forma como una media naranja, que está abierto por arriba para que pueda circular el ayre libremente. Al rededor hay una especie de palcos cubiertos con una alfombra ó cortina, donde se guardan los vestidos, y en medie hay una fuente de piedra para recrear la vista de los que están allí. Así que está uno desnudo se ciñe con una servilleta, toma sus sandalias, y entra en una especie de calle angosta donde se principia ya á sentir el calor. Se vuelve á cerrar la puerta, se abre otra veinte pasos mas allá, y va siguiendo otra calle, que forma ángulo recto con la primera. El calor va en au- mento , y los que no se atreven á exponerse de golpe á una cantidad mayor de este agente, se detienen en un salón de mármol que an- tecede al verdadero baño. Este baño es una pieza espaciosa con una gran bóveda; el piso y las paredes son de mármol, y tiene quatro gabinetes al rede- dor. El vapor que sale continuamente de una fuente de agua calien- te se mezcla con los perfumes, que ofrecen allí quando gustan de ello los que se están bañando; lo que produce un efecto muy agradable. Los que se bañan están tendidos sobre un paño, y recostada la cabeza sobre una almohada, poniéndose en la postura que mas les acomoda, mientras los rodea una nube de vapores, que afecta con mucho placer el órgano del olfato. Después de un rato de descan- so , quando se ha esparcido por el cuerpo una suave humedad, viene un criado y va apretando todo el cuerpo con suavidad, le vuelve y quando ya los miembros están blandos y flexibles , hace que cru- xan las coyunturas sin esfuerzo ni molestia alguna. Concluida esta operación se pone un guante, con el qual hace una frotación por algún tiempo, para quitar del cuerpo del paciente las especies de escamas ó las partes mas secas del epidermis. De este modo quita has- ta la inmundicia imperceptible que tapa los poros, y el cutis se vuel- 408 BAN ve mas suave poniéndose muy liso; luego se lleva á uno de aquellos gabinetes, y le echa sobre la cabeza espuma de xabon perfumado... En este gabinete egipcio hay una fuente con dos llaves, una para el agua caliente y otra para el agua fria. Allí se lava uno mis- mo; y entra luego el criado con una pomada, que en un mo- mento hace caer el pelo de los lugares á que se aplica *. Después de bien lavado y purificado se envuelve uno con una sábana caliente, y sigue á la guia por el camino que conducen á la sala exterior; el paso invencible del calor al frió quita toda incomodidad , y las gentes delicadas se detienen un rato en la sala que está cerca de la estufa para no pasar de pronto al ayre exterior : hay algunos que se están allí todo el dia, y aun la noche quando hace frió. En aquellos quartos de la sala exterior hay camas prevenidas, se acuesta uno, y viene luego un muchacho, que con sus delicadas manos le aprieta todas las partes del cuerpo, y toma un lienzo para enxugarlas bien, y rapa ligeramente con un instrumento los callos de los pies, trae la pipa y el café de moka**. Después de haber salido de la estufa en que estaba uno rodeado de una niebla caliente y húmeda, donde corria el sudor por todos los miembros, y transportado á una pieza deliciosa, ancha y venti- lada , se dilata el pecho y se respira con placer, como sintiendo una comodidad universal; la sangre circula con libertad, hallándose uno libre y desembarazado, mas ligero y ágil que nunca , de suerte que parece que principia á vivir entonces, experimentando una sensa- ción viva y voluptuosa, que se esparce hasta las extremidades del cuerpo. De este modo se precaven ó curan los egipcios las reumas, los catarros y las enfermedades cutáneas, ó aquellas cuyo principio es la falta de transpiración; así curan de raiz aquel funesto mal, que ataca los principios de la generación. Allí dexan aquella inco- modidad y disgusto tan común á las demás naciones que cuidan menos de la limpieza de sus cuerpos. Savari piensa contra la opinión de Tournefort, que habia to- mado baños de vapor en Constantinopla, donde se tiene mucha menos pulcritud que en el Gran Cayro, que esta especie de baños de ningún modo es dañosa al pecho. Ha observado que ningún pue- blo los usa tanto como los egipcios, y que en estos son mas raras las enfermedades de pecho. * Está compuesta de un mineral llamado rusma , que es de un color obscuro; los egipcios le queman , y mezclan con agua y una mitad de cal apagada. Esta masa cenicienta, aplicada sobre el pelo, le hace caer en tres minutos sin que se sienta el mis leve dolor. Este rusma es el dersa de los árabes, y consta de noventa partes de oropimente, y de setecientas veinte de cal. ** Con todas estas comodidades no cuesta mas que doce reales cada baño; pero la gente vulgar no gasta tanta ceremonia; van únicamente á sudar en la estufa, se lavan ellos mismos, y dan tres ó quatro quartos al salir. BAN 409 De los baños turcos. Antonio Timoni, Médico de Constantinopla, escribió una di- sertación sobre los baños de los orientales, en la que después de dar á conocer su construcción, describe las enfermedades en que se emplean, y los males que ocasionan algunas veces. Dice que la ley de Mahoma manda á los turcos que se laven cara, cuello, pies y brazos antes de cada oración; y como deben orar cinco veces al dia , cinco veces hacen también su ablución; ademas cada vez que se unen los dos sexos deben bañarse todo el cuerpo, y para las mu- geres es una obligación indispensable después de cada evacuación periódica. Quando van á la Meca, como no es muy fácil hallar agua en los desiertos de Arabia, hacen sus abluciones con arena. Los turcos no se sirven sino de agua muy pura; no hacen co- mo los cristianos, que usan muchas veces de las aguas impuras que tienen en sus casas. No hay nación mas amiga del aseo que los tur- cos : se lavan así que se levantan, y cada vez que satisfacen alguna necesidad natural; y por lo mismo todas las gentes de posibles tie- nen baños en lo interior de sus casas, donde hacen ostentación de todo el fausto y toda la pompa asiática. Estos baños son la estufa seca ó el laconium de los griegos y de los antiguos. Se construyen de piedra en varias piezas separadas, donde hay sus bañaderos de mármol, que se llenan de agua fria ó caliente por medio de dos llaves. El pavimento es de mármol, y por encima de la bóveda entra la luz. Juntoá la pared hay unos tubos, que conducen el calor y el humo de las estufas: al lado de una de estas piezas hay un gran pilón de agua fria, y mas abaxo una caldera de bronce con un horno debaxo de igual tamaño. En los'-baños públicos arde el fuego dia y noche; hay una pieza allí cerca donde se dexan los vestidos, y dan para cubrirse una especie de servilleta, que llega desde el pecho hasta los pies, y se ponen una especie de zapatos de madera para no ensuciarse ni sentir el excesivo calor del piso. El baño dura media hora en invierno y un quarto de hora en ve- rano: en entrando uno allí principia á sudar; se frota después con un pedazo de sarga, y en seguida se hace pasar por todo el cuer- po xabon, y una especie de tierra arcillosa. En los baños públicos están siempre separados los dos sexos, ó tienen un baño para cada uno, ó van á diferente hora; hay en Turquía muy pocos baños donde abunde el agua corriente. Se sirven mucho de agua de pozos, que secándose en verano los pone en la mayor consternación. No hay pueblo en donde haya una pequeña mosquea que no tenga su baño público en que se gasta infinita leña. Las piezas de baños particulares están sostenidas por unas co- TOMO I. FFF 4io BAN lumnas de mármol bien cinceladas; los capiteles son dorados, y las paredes adornadas de ladrillos barnizados; las bóvedas imitan las iglesias de Italia ó Góticas. En las casas grandes el quarto de descanso inmediato al baño está ricamente amueblado y pintado, y las ventanas y techos están dorados. Todos los vasos que allí sirven son de oro ó plata ; los paños igualmente, y los zapatos para andar por el baño están guarnecidos de nácar, esmeraldas, oro y diamantes. Las ventanas son de un solo cristal para lograr mejor de la vista del jardin, donde regularmente hacen correr las aguas en aquel momento. Al salir del baño toman café ó sorbete, y ya algunos turcos se han acostumbrado al agua de limón. Los griegos, los armenios y los judíos no se bañan con tanta freqüencia; pero los que son ricos echan en ellos el resto de su suntuosidad. Timoni cree que la poca intensidad que tiene en Turquía el mal venéreo debe atribuirse al uso del baño, y lo recomienda contra la infecundidad y el histérico; y efectivamente, á pesar de que las turcas no hacen exercicio ninguno , pues rara vez salen de casa, y no se mueven nunca de su sofá, no dexan de menstruar bien , y están libres de accidentes espasmódicos, á que están sujetas las mu- geres de los demás climas, y estas ventajas sin duda las deben al baño. Ningún marido zeloso puede impedir á su muger el ir al baño público no teniéndolo en su casa, y esta obligación es indispensable. Timoni añade que le ha probado muy bien, lo mismo que á Mus- grave el baño para curar la gota venérea, añadiéndole pildoras mer- curiales; y que sin inyectar las gonorreas se saca un gran partido de la mezcla del mercurio con el bálsamo de la Meca. Pero aunque los baños sean muy útiles á los orientales es me- nester convenir también que las incomodidades que causan tienen conseqüencias peligrosas, y producen males incurables; pues la fre- qüencia de los baños calientes dilata todas las fibras, á veces causa síncopes, vómitos, dolores de cabeza, vértigos y cardialgías, ma- yormente en las mugeres delicadas, que arrojan á veces sangre por ojos, narices y boca; también producen abortos, hemorragias, que tienen funestas conseqüencias algunas veces, como también apople- gía, tisis, hidropesía &c. por haberse resfriado al salir del baño; por otra parte el sudar demasiado freqüente deseca la sangre y los demás humores; dispone el cuerpo á varias enfermedades, como asma , hi- po, convulsiones &c. Este baño es particularmente dañoso á los de- licados de pecho, y á los que tengan disposición próxima á la ca- quexia, ó hayan tenido calenturas intermitentes, los quáles deben temer una recaída muy pronta. Esto último puede aplicarse muy bien á los baños rusos tomados en iguales circunstancias. El peor mal que pueden causar los baños en Turquía es disponer el cuerpo al con- BAÑ 4n tagio; pues es claro que el baño continuado hace que estén abiertos los poros, y en tiempo de peste hace precisamente mas estragos, pues los cuerpos están entonces mucho mas dispuestos para recibir los miasmas pestíferos. Esta observación la hizo particularmente Mr. Paris, Médico de Mompeller, en Andrinópoli, quien presentó una Memoria sobre este objeto, que fué premiada por la facultad de Medicina de Paris. Ha escrito también otra Memoria sobre los baños turcos, donde dice que la sensualidad, el hábito y la nece- sidad de bañarse son tales en Turquía, que es inútil todo freno para detener esta costumbre peligrosa; manifiesta también Mr. Pa- ris, que este uso habitual en las mugeres desde la primera época de las evacuaciones periódicas les ablanda muy pronto las carnes, y marchita las gracias mas seductoras; el deseo de agradar sin em- bargo no ha podido obligarlas á sacrificar un hábito tan conforme á su gusto, aunque perjudicial. Los vapores histéricos, las obstruc- ciones y otras varias enfermedades son los males que las atormentan mas de continuo; efectivamente es claro que el sistema vascular debe perder mucho de su energía y actividad, que la impresión del ayre exterior es muy temible, y que si el ayre excede en muchos grados de calor al pulmón, necesariamente destruirá mas ó menos los sólidos, viciará los fluidos, descompondrá los órganos, y sobre todo los pechos delicados. Hay gentes á quienes la privación del baño quita el apetito, y hace también enfermar; por lo que es menester poner muchísima atención y cuidado en fixar las circunstancias en que se ha notado que son dañosos á varias constituciones, y dar á conocer aquellas en que la acción y la energía del baño puede ser favorable; en fin, se deben hacer comunes y públicos unos preceptos tan interesantes á la humanidad. Baños de los indios. Daremos una idea bastante curiosa que nos ha presentado An- quetil acerca de los baños indios que se usaron mucho en Suiate. En aquellos climas no usan los baños como en Europa, metiéndose en un rio ó en una cuba: hay baños públicos con tres salas ilumi- nadas por medio de unas ventanas redondas que hay en lo alto de la bóveda. La primera sirve para desnudarse; hay en la segunda fuentes de agua tibia, y en la última el agua está casi hirviendo; pero con tanto calor, que apenas se puede pisar el suelo. Al llegar uno desnudo á qualquiera de aquellas salas viene inmediatamente un sirviente y le tiende sobre una tabla; le aprieta luego todo el cuerpo con un arte admirable, y hace cruxir las coyunturas de todos los dedos y aun de todos los miembros. Le vuelve luego de espaldas, se arrodilla sobre los riñones, le coge por las espaldas, y frotando 412 BAN todas las vertebras hace también cruxir el espinazo; da grandes golpes sobre las partes mas carnosas y musculosas; se pone después un guante poco áspero, y frota con tal fuerza , que él mismo lle- ga á sudar; lima con una piedra la carne dura y apretada de los pies, y aun los callos; le unta después con xabon y olores, y al fin le afeyta y le pela. Esta operación, dice Anquetil, dura mas de tres quartos de hora, y que después no se conoce uno mismo. En todo el cuerpo se siente una especie de tranquilidad , con un deseo de que se reproduzca la irritación y armonía que las frotaciones y cruxidos han producido en todas sus partes: el cutis se cubre por algún tiempo de un sudor ligero , que causa una frescura muy agradable: se pasan luego como dos horas en un canapé, y después de fumar un medio hoka se queda uno dormido sea de la floxedad ó del mu- cho calor. Este placer no lo conocerán jamas los habitantes del norte comprimidos por ios hielos, ó dados á la inquieta actividad de los climas templados. Las mugeres se bañan con iguales ceremonias, pero las sirven otras mugeres; y es tan grande el placer de aquella frotación, que las señoras pasan luego una parte del dia en el canapé rodeadas de esclavas, que sentadas en el suelo les están frotando y apretando las piernas, y aveces el cuerpo entero. El sentido del tacto espar- cido por todo el cuerpo me parece susceptible de mayor placer de lo que imaginamos los europeos, y que no hay un solo punto en nosotros donde la irritación suave délas papilas nerviosas no pueda causar una sensación deliciosa. Me parece que el arte de la volup- tuosidad solo se ha cultivado en aquellas regiones: en Europa no haremos caso de él; nuestra actividad desprecia un placer, que después de hacer perder mucho tiempo, ablanda y afemina los cuerpos^..] BAÑOS. (Mat. Med.) [Hemos dadoá conocer en el artículo anterior todo lo^relativoá la historia de los baños,sus diversas natu- ralezas , sus vanos modos de obrar, sus ventajas y sus inconvenien- tes, particularmente en el estado de salud; ahora solo falta ver en que circunstancias y enfermedades se deben emplear, y para esto citaremos los casos principales en que han sido recomendados por los Médicos de todos los tiempos... * Doctrina de los Médicos antiguos sobre los baños. t^Ta ^ Qnt?\? P°rmenores s°bre las ventajas de los baños reconocidos por la Medicina moderna, es bueno saber lo que han dicho los antiguos sobre la utilidad que podia sacar de ellos el arte de curar; por esto examinaremos progresivamente las observaciones esenciales que se hallan en sus obras sobre este asunto; evitaremos BAN 413 las repeticiones muy freqüentes en varios autores, que no han hecho mas que copiar á los que habian escrito antes que ellos sobre el asunto: he extractado únicamente de su doctrina particular lo que pueda hacer ver los progresos de sus conocimientos. Como eran muy limitadas las ideas que tenian de la física del cuerpo humano, y de lo que le rodeaba, no pudieron perfeccionar los pormenores relativos á los baños, como lo hemos hecho después los modernos; sin embargo es menester confesar que es uno de los puntos en que han trabajado mas, y se puede decir que con fruto, pues hay una multitud de casos en que nos valemos en el dia de este medio, co- mo lo hacian ellos antes; y que tanto para conservar la salud como para restablecerla, puede que sea el mas eficaz de quantos cono- cieron , así como es todavía uno de los mas útiles de quantos usamos. Aristóteles. Antes de Hipócrates Aristóteles es uno de los primeros que han escrito algo sobre el agua y los baños. Creyó que los baños de agua calentados al sol eran contrarios á la salud. También dixo al- go sobre las aguas del mar, y de su carácter salobre, pero en muy pocas palabras. Pudiendo considerarse el agua como un baño ex- terior é interior, reuniré sucintamente quanto dixéron los antiguos sobre el agua y sobre los baños. Hipócrates y Galeno. La antorcha de la Medicina, Hipócrates, exacto observador, y que tanto partido sacó de los medios mas sencillos, no dexó escapar ninguna ventaja de las que su arte podia encontrar en el uso interior y exterior del agua; y ha hecho la enumeración de una infinidad de casos en que le ha sido de un gran auxilio, aun- que no conocía bien la naturaleza de este elemento, pues no era posible que estuviese instruido; sin embargo ha sabido distin- guirlo, hacer aplicables sus qualidades á la economía animal, y enriquecer con su autoridad respetable el arte de emplear los hombres el medio acaso mas eficaz de quantos se conocen. Ga- leno también trabajó mucho en esta parte, y comentó quanto Hi- pócrates habia dicho sobre este punto singularmente en su libro De aquis et locis; y como no ha hecho mas que dar un poco mas de extensión á la misma doctrina, tomaré en la obra de este el mis- mo texto de Hipócrates, sin olvidar al comentador quando sea ne- cesario. Hipócrates miraba el agua como á un principio nutritivo de todas las cosas, y el fuego como al gran móvil del movimiento: habia observado el peso y el sabor particular de algunas aguas; pe- ro vemos que se equivocó á veces al hacer juicio de ellas, co- mo quando dice, que las que corren entre piedras ó que están junto á alguna substancia mineral son malas, y que deben pre- ferirse las que salen de tierras blandas y desmenuzables: que las que corren hacia occidente tampoco son buenas; y que es peli- groso beber agua de los rios grandes, por causa de los pequeños que entran en ellos. En su libro sobre el ayre, el agua y los lu- gares expone la naturaleza de las aguas de fuentes, lagos y lagu- nas , y describe las enfermedades que causan las malas aguas. En el capítulo quarto trata de la lluvia, de la nieve y del hielo: dice que el agua es el elemento menos puro; habla del sentido con que se ha de juzgar; advierte que el uso da á conocer su valor; que el agua refresca los cuerpos; que hay diferencia entre las aguas po- tables y las otras aguas; que el agua dulce apaga la sed , y las otras la aumentan; que ablanda mas las úlceras secas, y que no convie- ne á los hidrópicos, que según él deben el mal muchas veces al agua de balsas; y últimamente que causa muchas diarreas, disen- terias, y calenturas intermitentes. Aconsejaba como mas sanas las aguas llovedizas, haciéndolas hervir antes, y desechaba la de hielo y nieve por haber perdido la parte mejor y mas ligera. Decía que el agua siempre humedece, y que es una preocupación creer que las lociones de agua caliente secan el cuerpo, que Ja que mas pron- to se calienta y mas pronto se enfria, es mas ligera y se evapora con facilidad. Distingue las buenas de las malas por la facultad que tienen las primeras de cocer bien las legumbres. Hipócrates y Galeno, de morbis acutis, encargan el agua con oximiel á los peripneumónicos; conocen el uso del agua del mar, y el arte de hacerlas artificiales; las prescriben en las erisipelas, lo mismo que las demás aguas medicamentosas. El agua, dicen, hace recobrar fuerzas, y la mejor para refrescar es la que está mezclada con vino ó vinagre. Quando es fria, seca y cruda impide las eva- cuaciones periódicas del sexo; no permite parir fácilmente, abóle la secreción de la leche, debilita el estómago, y produce dolores de cabeza. Creen que dando vino á los niños en lugar de agua se les liberta de la piedra. Dice que la juventud de temperamento muy cálido debe hacer mucho uso del agua fria, y que las fomentacio- nes de agua caliente quitan los dolores de las extremidades; son fa- vorables á la supuración, y curan el dolor de costado y de la ve- xiga. Si la calentura es biliosa, un chorro de agua fria es suficiente para quitarla. Hipócrates da á conocer las ventajas y desventajas del baño, su situación, el modo de entrar y salir, el tiempo que se ha de estar en él, y quantas veces al dia se debe tomar: nos dice que los antiguos tenian baños de agua dulce, y otros medicamentoso BAN 415 minerales; que el baño conviene á la mayor parte de las enferme- dades en algunas circunstancias constantemente, y en otras nó; que para llegar al baño frió se principia por el caliente, se pasa al ti- bio, y últimamente se mete en el frió; que el agua debe echarse sobre el cuerpo con rapidez; que debemos servirnos de esponjas para enxugar la cabeza; que no debe entrarse en el baño acabando de comer ó beber; que es menester que pase cierto tiempo después de salir del baño hasta que se coma ó beba; que el baño conviene mas á la peripneumonia que á la calentura ardiente; que suaviza los dolores de espalda y pecho, hace cocer los esputos, respirar con mas facilidad, y orinar ; que quita las pesadillas ó efialtes, y dolo- res de cabeza; que no sirve quando hay diarrea; y que la gente gorda que quiera enflaquecer debe guardarse de los baños que se han practicado, particularmente para recalentarlos cuerpos muy frios. Especifica los casos en que pueden convenir los baños calien- tes ó frios, y en qué período de las calenturas se deben tomar. Hipócrates y Galeno hablan de la utilidad del aceyte en los baños para excitar el sudor, para que el agua se mantenga mas tiempo en la superficie de los cuerpos, mayormente quando los que se han de lavar tienen el cutis seco y sucio; dicen que para hacer sudar se ha de frotar primero con aceyte ó bien manteca de vacas. Encargan que se haga exercicio antes del baño, y que se den frie- gas secas hasta que se ponga la carne colorada; que no se esté en el baño mucho tiempo, porque pueden ocasionarse síncopes, y acaso la muerte; que no se sirvan de baños calientes para los niños; y que se bañen algunas veces antes de sangrarse. Suponen que los sugetos extenuados deben lavarse después de descansar, lo que es indiferente á los muy robustos á quienes conviene el baño en todo tiempo: prohiben los baños y el vino á las constituciones pictóri- cas, y lo aconsejan para que no nos sorprehenda el exceso de frío ó de calor; que el baño frió excita el sueño y no aprovecha en las afecciones nerviosas y los dolores de cabeza. No se han de bañar los epilépticos ni los que tengan úlceras; pero sí los que tengan mal de ojos; que el baño produce mutación en el pulso, y la respira- ción ; el caliente lo aumenta y el frió lo hace menos freqüente; pe- ro dura poco esta mudanza. Son útiles á los que tienen el estómago descompuesto ó á las obstrucciones del vientre; que el baño de agua dulce daña á los hidrópicos, y los de aguas minerales natu- rales les son muy provechosos. Los baños son excelentes contra la piedra , y facilitan el fluxo del vientre. Dicen también que los ba- ños curan las calenturas diarias, tercianas y otras; pero son muy perjudiciales á las quartanas. Los baños suelen ser favorables en las calenturas ardientes, en las héticas, y aun á veces también en Jas pútridas. Creian que el agua fría, no procurando calor por sí mis- 4i6 BAÑ ma, producía efectos frios, causaba convulsiones; y que convenía en el tétanos y en la hictericia , como no fuese en niños de po- ca edad. Los baños minerales , dicen, adelgazan y recalientan, quitan las palpitaciones y evacúan los humores; los aluminosos son muy bue- nos para las úlceras saniosas, restriñen el cutis, y no debemos ha- cer uso de ellos sino en el caso de emplear los emolientes. Galeno siguió casi siempre la doctrina de Hipócrates relativa á los baños, y vemos que se equivocaron mas de una vez sobre las qualidades y usos de las aguas; pero sin embargo las emplearon también para conservar la salud como para restablecerla en todas circunstancias. Galeno pretendía ademas que el agua y el ayre no eran ele- mentos, y que debíamos el agua á la evaporación del elemento del fuego, de quien era ella el alimento propio, teniendo la facilidad de convertirse en ayre. En esto se ve que tenia alguna idea de las que después han aclarado tan bien los Químicos modernos. Creia que el agua podia refrescar, humedecer y afloxar. Sabia que no hay agua sin mezcla de alguna materia heterogénea; que la mas pura era insípida, y que era preciso dexarla algún tiempo en va- sijas de tierra antes de hacer uso de ella. Para refrescar aconsejaba que se mezclara una corta cantidad de vino. Observó muy bien que el agua fria era tónica; impedia que el cuerpo creciera; cer- raba los poros del cutis; le endurecía y curaba las convulsiones y calenturas ardientes. Sin embargo no quería que lo emplearan in- distintamente en algunas enfermedades. Empleaba el agua tibia para hacer vomitar, conocía el peligro de dexar el agua en vasijas de plomo. Es difuso en extremo sobre todas las qualidades de las va- rias aguas: los errores en que cayó sobre su uso y qualidades físi- cas son muy perdonables, atendida la época en que vivió; al con- trario, debemos asombrarnos de la prodigiosa extensión de sus conocimientos, y de que haya sabido sacar tanto partido de un elemento en que tan pocos Médicos habian fixado la atención antes que él. Celso. Celso ha dexado algunos preceptos sobre el uso del baño. En- carga á las personas sanas á veces el baño tibio, otras el frío, y otras que se hagan untar el cuerpo con aceyte; pero sin que esto pase a costumbre. Prohibe las bebidas frias á los que están cansados; pe- ro encarga repetidas friegas y vinagre en la boca para refrescarse quando se tiene mucho calor en el baño. Dice que el agua caliente extenúa los cuerpos que se meten en ella; que después de los vó- mitos se han de beber tres vasos de agua fria, y que los niños y los viejos se deben poner en agua caliente. BAN 417 Quando hay dolor de cabeza quiere qne se meta en el agua hasta las orejas. Dice en su libro segundo que los que le habian pre- cedido empleaban los baños con mucha timidez; alaba su'eficacia en las calenturas lentas, donde no hay hinchazón de vientre ni dolor de cabeza. Creia que para las enfermedades cutáneas era me- jor el agua fria que la caliente; que en las calenturas pestilenciales convenia mas el baño que en todas las demás enfermedades; y que era bueno para el dolor de cabeza meterla en un vaso lleno de aceyte caliente ó en un cocimiento caliente de hinojo con una tercera parte de aceyte. Sobre todo preferiría el baño para el mal de riñones , dolor de vientre , y de las articulaciones, y el agua fria contra la relaxacion de las vesículas seminales. Lo tenia por bueno para la mordedura de los perros rabiosos, los sabañones, las en- fermedades de los ojos, oidos, y contra el fuego sacro; y muy al contrario, perniciosísimo para las úlceras. Plinio. Plinio en su segundo libro describe las aguas del mar, de rios y de fuentes. En el tercero menciona algunos usos medicinales del agua. En el treinta y uno pone las diferencias de las aguas con re- lación á la Medicina, sobre todo de las aguas comunes, saladas y nitrosas. Da á conocer algunas de sus propiedades; atribuye á la luna la causa de su movimiento; describe el modo de hallar en el seno de la tierra todas las ventajas que se pueden sacar de ellas, las que son saludables, y las que no lo son. Dice que por el espacio de seis siglos no se conoció otra Medicina en Roma que la de los baños. Se admira deque Homero solo hable de lavarse con agua fria y no con agua caliente. Dice que el agua sulfúrica es excelente para los nervios; la aluminosa para los paralíticos, y la de mar para quitar tumores, sobre todo las parótidas, haciendo cocer en ella un poco de harina de cebada. Dioscórides casi no ha dicho nada de las aguas... Rassis. Rassis siguió la doctrina de Galeno, y comentó varios pasages suyos: ademas cita las opiniones de otros varios autores: dice que Rufo alaba mucho el agua sulfúrica en la parálisis; que en la mis- ma enfermedad quería Arquigenes que antes de entrar en el baño se aplicase un vexigatorio sobre la parte afectada hasta que estu- viese formada la ampolla. En los fluxos de las mugeres en general hacia mucho caso del agua fria bebida y en baño, después de ha- berla impregnado de hierro y alumbre. Hace notar que en los es- pasmos Galeno unia ventajosamente la leche con el agua. No hay TOMO I. <¡GG 418 BAÑ casi circunstancia ninguna en que no halle útiles los baños, según lo que habian dicho sobre esto los autores que le habian precedido. Avicena.. Avicena es uno de los Médicos que mas se han extendido sobre la doctrina de los baños; lo mas importante lo sacó de Galeno, Rassis y otros. Sin embargo, varios autores como Serasis, Gentilisy Fulginas se han tomado el trabajo de extender y comentar su texto. Este autor ha descrito las ventajas de los baños de arena al sol para excitar el sudor, quitar las superfluidades, curar el asma y la hidropesía; encarga que se lave diariamente á los recien nacidos con agua tibia; propone los medios de evitar los inconvenientes del poco cuidado en los baños; advierte que no se entre ni se salga de ellos de pronto; que se froten y unten quando están allí, y que no beban agua fria. Es tan difuso , y se explica con tan poca claridad, que seria tiempo perdido el ocuparnos en extractar su doctrina. Sus ideas ademas son muy superficiales en la práctica , y sin embar- go en su tiempo reprehendían al que se aplicaba poco á ella; pero á pesar de todos estos defectos, no dexó, de alcanzar una gran re- putación.. Averroes, Messué. &c. Averroes habló muy poco de los baños; describe su utilidad y el modo como se deben tomar desde la primera edad hasta la ado- lescencia; el bien que produce el baño en los cansancios, y las ven- tajas que traen para ciertas calenturas las repetidas abluciones. Messué encarga los baños casi para todas las enfermedades; pero previene que se compongan para cada una de ellas con ciertas plan- tas, que varía según las circunstancias. Este método me parece que se ha descuidado demasiado entre los modernos, por las ventajas que podía traerles en muchos casos. Abimeron, Abimoyses, Pede- montano, Gentilis Fulginas, JacobodePartibus,, Juan Herculanoy Hugo de Sena han hablado también algo sobre los baños; pero su doctrina se resiente mucho de la obscuridad de los conocimientos físicos de su tiempo; evitemos el fastidio de referir esta doctrina, que no se compensaría con ninguna utilidad. QribasOy Areteo.. Oribaso, Médico de Juliano, llamado el Apóstata, y que vivió antes del año 400, escribió mucho tocante á aguas y baños; pero vemos siempre y en todas sus obras á un discípulo, que no se atreve á dar un paso fuera de la senda de su maestro, y no sin motivo le BAÑ 419 llaman el mono de Galeno. Para calentar, descansar y quitar do- lores recetaba baños con orégano, hisopo y otras plantas de igual clase. En las inflamaciones ligeras prescribia los baños con malvas y linaza. Ha dado excelentes preceptos sobre las aguas ferruginosas, que encarga particularmente en las afecciones de estómago y del hígado; tenia alguna idea de las aguas espirituosas, llamadas hoy gaseosas, y las cree útiles para todas las enfermedades que per- tenecen á la cabeza. Habló mucho de las aguas minerales natura- les; y si en mucha parte extractó á Galeno, es preciso confesar también que mejoró mucho el texto y le hizo mas inteligible. Areteo de Capadocia describió el modo de emplear el agua para la curación de los maniacos, de la nefritis, y de las afecciones de la matriz; aconseja que se eche agua fria sobre la cabeza de los que tienen dolores muy fuertes ó vértigos; y que se sirvan de baños calientes para los melancólicos, y de baños sulfúricos para la ele- fantiasis. Alexandro de Tralles receta baños para el frenesí, el le- targo, los cólicos, las diarreas, la gota, la calentura héctica, la terciana y la quartana. Aecio. Aecio, que nació el año de 45 5, parece que se aplicó mucho á los baños. Se inclinaba bastante á los calientes, en los que mez- claba vino, aconsejándolos á los de vida sedentaria, ó que es- tan ya cansados, mayormente á los viejos. Quiere que en las enfer- medades inflamatorias, los de temperamento cálido y seco estén mu- cho tiempo en el agua. Encarga los baños á lo último de las calen- turas, mayormente si proceden de exercicios mentales y vigilias; prescribe el agua aluminosa sulfúrica contra las enfermedades ner- viosas y dolores agudos, sobre todo contra la lepra, la sarna y el comezón; y alaba las aguas ferruginosas para dolores de hígado y de estómago. Cree que para mantener la fuerza y la energía de las personas sanas son sumamente útiles los baños frios, observando sin embargo que para ello es preciso que haya salud. Quiere que el cuerpo se eche de una vez en el agua; que se froten al salir hasta calentarse bien el cutis, y que no se unten después con aceyte. Cree que los baños calientes son provechosos á los flacos, y aun á los marasmódicos, mientras no haya putrefacción en los humores, y que se pase insensiblemente del baño caliente al frió. Pocos auto- res han trabajado tanto sobre este asunto, ni lo han desempeñado con tanta exactitud. Pablo de Egina. Pablo de Egina dice haber experimentado muy buenos efectos del uso de los baños frios al principio de las calenturas iuflamato- 42Q BAÑ rías; los aconseja á las constituciones débiles para el cálculo, có- lera morbo, y la supresión de la regla; repitiendo en materia de baños quanto dixéron los griegos, latinos y árabes. Consideraciones relativas á los baños sobre el cuerpo humanot y sobre el cutis. El cuerpo humano, cuj'a superficie está calculada sobre quince pies quadrados en un hombre de mediana estatura, mirado por la parte física es precisamente una máquina hidráulica cuyos líquidos están en continua acción contra los sólidos, que por su parte están en una reacción continua, y por medio de un justo equilibrio pre* fixan el término de la salud. Sus partes sólidas se componen de hierro y de gluten animal; y este último está formado de ayre, agua, sal, aceyte y una tierra fina, que son el elemento de la fibra mas sutil. Estas fibras son ó nerviosas ó carnosas; la impresión de los cuerpos exteriores causa sensaciones agradables ó desagradables á las primeras; son el alma de la sensibilidad, de la contractibilidad y del movimiento, qualidades que reciben por influxo de un fluido espirituoso, que á pesar de las mas particulares investigaciones queda aun por demostrar, y que acaso no será mas que el fluido eléctrico. El calor produce una sensación agradable en los nervios, los afloxa, y les da una especie de atonia que suaviza y debilita sus oscilaciones. El frió al contrarío los irrita, les da tirantez, aumenta su contractibilidad, y aun á veces su calor. Los nervios tienen casi en todo el cuerpo una correspondencia, que se llama simpatía, y por esto se comunica tan fácilmente el dolor de un miembro á otro, aunque estén muy distantes, de modo que la relaxacion de los nervios de pies y manos se hace luego general en todo el cuerpo. La sensibilidad é irritabilidad de las fibras nerviosas ó carnosas las disponen á producir movimientos: esta disposición es lo que llama- mos el tono de los sólidos, que están únicamente ó tirantes ó floxos. El pulso es la brúxula muchas veces de la regularidad é irre- gularidad de la salud. En un hombre sano de mediana edad y es- tatura regular debe ser de sesenta á ochenta pulsaciones cada mi- nuto; quando hay calentura pasa á veces de ciento y veinte, y entonces disminuye el calor animal á proporción que aumenta la velocidad del pulso. Todos los animales llevan consigo el foco de su calor debido al parecer á la acción y reacción de los sólidos y fluidos, que es tanto mayor quanto lo es la circulación; porque los humores tienen mas acrimonia, y los sólidos mayor tensión. Un hombre sano hace subir el termómetro á treinta y uno, treinta y dos 6 treinta y tres grados; el movimiento y la enfermedad le aumen- tan hasta treinta y seis ó treinta y siete, y á veces mas, aunque BAÑ 421 esto es rarísimo. La atmósfera tiene siempre menos calórico que nuestra sangre: á no ser esto, la rarefacción destruiría el equilibrio entre el ayre interno y externo; se secarían los sólidos, y la circula- ción que obra con velocidad y fuerza cesaría del todo. Al contrarío, el frió, no siendo excesivo, condensa los sólidos y los fluidos, y au- menta la circulación, de modo que si el frió exterior absorve una parte del calor animal, interiormente aumenta su suma y la fuerza engendradora, loque produce la transpiración insensible. Sancto- rio, Dodart y Keill han demostrado que esta es la mas abundante de todas las evacuaciones del cuerpo, pues está con las demás en razón de quince á doce. Con esto se ve quanto daño podia causar su diminución ó su total supresión. Estos accidentes vienen de la viscosidad de la masa humoral, de su acritud, de la tensión de los sólidos que causa resistencia en los vasos exhalantes, y á veces de su debilidad , que no dexa la impulsión necesaria para que se execute la transpiración. De este modo todo lo que atenúe la masa humo- ral, le dará partes dulces aquosas, y ayudará á la transpiración. Se creyó que el agua en el baño habia de impedir la transpira- ción ; pero al contrarío se transpira mucho mas dentro que fuera de él: el humor de la transpiración es específicamente mas ligero que el agua en que sale, y se levanta sobre su superficie lejos de detenerse en los vasos. Keill en su estado natural transpiraba en una hora tres dracmas y veinte y siete granos, y en el baño tibio media libra , cuya diferencia está en razón de uno á diez y nueve. Mr. Lemonnier trae también algunas experiencias de esta clase en las Memorias de la Academia de Ciencias año de 1747 ; pero la di- minución en el peso del cuerpo no señala precisamente lo que se transpiró en el baño, porque la absorción compensa la pérdida; y realmente solo tenemos el exceso de la transpiración sobre la ab- sorción , á menos que el baño haya sido muy caliente y que enton- ces no hay absorción. La absorción no es mas que el efecto de la acción de los vasos capilares venosos, que atraen y chupan los líquidos que hallan en la esfera de su atracción. Se hace interior y exteriormente: interior- mente se conocen sus efectos por el desenvolvimiento de las calen- turas pútridas, la curación de ciertas hidropesías, la resolución de alguna extravasación sanguínea, y la flaqueza que sigue á los ayu- nos excesivos. La absorción externa se demuestra por el efecto del ayre húmedo después de haber estado algún tiempo en él, por el modo con que se contraen ciertas enfermedades epidémicas, por lo mucho que se orina en el baño, y el peso, que es mayor al salir del baño ; resulta de lo dicho que el cuerpo humano es una máqui- na cuyas partes se corresponden todas entre sí por la simpatía de los nervios, la circulación de la sangre, y la que en cierto moda 422- BAÑ resulta de la continuidad y extensión de! texido celular, cuyos re- sortes son susceptibles de varios grados de tensión y relaxacion. Es claro que el baño es uno de los medios que empleará el arte con mejor éxito para mantener el orden, armonía y equilibrio de una máquina tan fácil de descomponerse, mientras se atienda al grado de calor, que conviene i la diversidad de circunstancias y de in- dividuos. El órgano en que el baño obra mas inmediatamente es el cutis cuya epidermis está llena de una infinidad de poros que por una parte permiten la excreción de la transpiración y del sudor, y por otra la absorción de los fluidos exteriores, cuya tenuidad es sufi- ciente para penetrar el texido con facilidad. El agua penetra desde luego la epidermis, que no es otra cosa que una especie de texido glutinoso, concreto y sutil; después atraviesa la parte inmediata, que es un texido mucoso, húmedo, celular y blando, donde van á parar todos los vasos capilares, sanguíneos y nerviosos, que están en la superficie del cuerpo: llámase cuerpo reticular. El cutis, que es sin duda ninguna el órgano que engendra mas calor, contiene ademas muchos mamelones, que son el origen de los pelos, y mu- chas glándulas sebáceas. Este calor, debido acaso á la materia de la electricidad, es la causa mas activa de la transpiración: efectiva- mente la transpiración aumenta, como lo observa Mr. Raymond, con todo lo que favorece á la electricidad, y es muy fuerte en las personas de un temperamento cálido y seco, y de una constitución fuerte; es cierto que la electrización en los animales aumenta mu- cho la transpiración, y que al contrario la disminuye todo lo que debilita la electricidad, y por todo lo que puede enfriar ó relaxar. Si el fluido transpirable proviene particularmente de la parte sóli- da de los alimentos, sutilizada por todas las elaboraciones de la economía animal, adquiere principios muy activos, muy elásticos, é infinitamente eléctricos. Se desenvuelve en los vasos del cutis, donde causa un calor considerable, que puede hacerse el agente mas pronto de la disolución y de la podredumbre. Mr. Raymond cree que aquella red admirable de vasos arte- riosos y venosos que abundan en el cutis, los primeros sirven para la transpiración, y los segundos para la absorción. Sanctorio ha ense- ñado que la transpiración insensible es de tanta consideración, que en Italia se absorve regularmente las cinco octavas partes de los alimentos; pero aun no se han determinado bastante las circuns- tancias en que se hace la absorción, en qué cantidad se puede ha- cer , y qué ventajas puede sacar de ella la economía animal; es de presumir que sirva particularmente á refrescar ios humores que están en la superficie del cuerpo, ó acaso á darles cierta cantidad de ayre atmosférico, que insinuándose con la humedad que penetra los poros BAN 423 templa el calor interior, divide y atenúa los fluidos que le reciben, y en parte repara las pérdidas causadas por la transpiración, que es al cutis, lo que las plumas de las aves son á su respiración. El agua por su acción física pesa inmediatamente sobre el cutis, y com- prime sus vasos, que llevan los humores de las partes bañadas á las que no lo están. A cierta profundidad llegaría á tanto el peso que la transpiración seria enteramente suprimida, y solo tendría lugar la absorción. Así quanto menos undido está el cuerpo en el agua, y quanto menos considerable es el volumen de aquellas, mas se trans- pira , aunque el calor es siempre igual. En el baño el agua aumenta por su gravedad el peso de la atmósfera sobre el cuerpo que está metido en ella. Sabemos que la presión de la atmósfera es igual á la de una cantidad de agua de unos treinta y dos pies de alto; que la presión de un líquido sobre un cuerpo que esté metido en él está en razón compuesta de la gravedad específica y de la altura de la columna de este líquido, que tenga por base la superficie del cuer* po. Un hombre de cinco pies y quatro pulgadas presenta una su- perficie que se acerca á quince pies quadrados; en la atmósfera sos- tendrá un peso de quince veces treinta y dos ó quatrocientos ochen- ta pies cúbicos de agua; luego pesando el pie cúbico de agua lo menos sesenta y quatro libras, el peso del ayre sobre todo el cuer- po serán unas quatrocientas ochenta veces sesenta y quatro libras, ó unas treinta mil setecientas veinte libras. Aumentará á proporción en el agua en razón de su peso, que está determinado por la ma^ yor ó menor cantidad de sales, y en razón de la profundidad en: que se esté. También tiene el agua cantidades absolutas, que son la fuerza' de adhesión, su penetración,.su virtud disolvente y su calor abso-r luto: i.° la fuerza de adhesión crece según la relación de las super- ficies que atraen con las masas que son atraídas; el agua será atraí- da por los poros venosos con mucha fuerza: por otra parte la atrac- ción ó absorción de las venas está en razón directa de la sequedad é inercia de la presión lateral de la sangre venosa, lo que conviene con el aforismo de Keill: 2.0 sabemos la facilidad con que el agua penetra los vasos y membranas por medio del texido celular que las compone y une; que atraviesa igualmente las celdillas adiposas, y que no tiene obstáculo ninguno para penetrar en todas las partes del cuerpo. Algunos se hinchan después del baño, ó quando se les expone á vapores aquosos. Los cadáveres en mojándose se hinchan: 3.0 El agua disuelve la crasitud que está en la superficie del cuerpo, ablanda las escamas del epidermis y los demás humores, se vuelve xabonosa , y es el mejor de todos los disolventes:^.0 la acción del calor del baño sobre los cuerpos es ochocientas ó novecientas ve- ces mayor que una acción semejante del ayre por razón de sus 424 BAN gravedades específicas, lo que hace insufrible el calor del agua á igual grado que la del ayre. El baño de vapor caliente á quarenta grados no incomoda á los habitantes del Norte, y no podrían estos sufrir un grado igual metidos en el baño. Quando el calor del baño excede al del cutis, la gordura de los tegumentos externos se li- quida, sale por los poros dilatados, y da una suavidad permanente á este órgano. Si el baño es muy caliente se verifica la alcalescencia de la sangre y de los humores, y en fin su disolución. La rarefac- ción de la "sangre causada por el calor del baño tibio es sensible- mente nula; porque no siendo agradable el calor del agua sino de treinta y un grados, la rarefacción de la sangre que está en el cutis, que es un grado menos caliente, no es sino como uno por ciento á uno por veinte y dos: esta sangre puede á la verdad estar mas ca- liente que la restante del cuerpo. Se llaman qualidades sensibles del agua la sensación de calor 6 frío que excita en la superficie del cuerpo... De la utilidad de los baños según los modernos. No basta haber examinado la acción física de los baños y su modo de obrar en diversas circunstancias; antes creyéramos haber hecho muy poco por la humanidad si no aplicásemos estos princi- pios al importante uso que se puede hacer de ellos para la curación de varias enfermedades. Veamos pues lo que la práctica y expe- riencia de los modernos nos han dado á conocer con mas certeza en las relaciones que los baños diversos, de que se trató, pueden tener con los males particulares que diariamente afligen á la humanidad. Si nuestros conocimientos teóricos han alcanzado mas en esta ma- teria que los de los antiguos, seria acaso difícil negarles la superio- ridad en la parte práctica y observativa. Baxo muchos respetos no hemos variado nada de lo que aquellos nos dexáron; y acaso es en esta parte reprehensible la Medicina moderna por haberse dormido tanto tiempo en un punto tan interesante, y que tan bien cono- cieron los antiguos. La administración de los baños por la poca costumbre se ha hecho en algún modo arbitraría y sujeta al capri- cho ; se han usado sin regla ninguna, y de consiguiente en muchas circunstancias se debió atribuir su inutilidad á la falta de cuidado y reflexión que ha quitado á lo menos la mitad de las ventajas que podían producir. Por consiguiente el resultado no sale como se es- peraba; se establece la preocupación , y el arte de curar se ve pri- vado de unos socorros, que bien administrados hubieran triunfado de todos los demás. Es preciso establecer reglas casi fixas é inva- riables para la administración de los baños; conocer luego perfec- tamente el modo de obrar de cada uno de ellos en las varias cir- BAN 425 cunstancías de calor y frío, y observar en qué desarreglos de la economía animal deben preferirse tales ó tales baños. Con todas estas precauciones no puede dexar de ser el bañe un remedio de tanta mayor importancia, quanto no hay casi ocur- rencia alguna á que no pueda aplicarse una de sus varias modifica- ciones , ya estando sano ó ya enfermo. Efectivamente para hacer una descripción de todos los males que pueden aliviarse por medio del baño, era preciso escribir un tratado completo de Medicina; y asi solo examinaremos escrupulosamente los principales casos en que son claramente manifiestas sus ventajas y desventajas. El tomar el baño á tal grado de calor ó frío nunca puede ser indiferente. Por una parte los Médicos no han hecho bastantes experimentos para de- terminar el grado de calor conveniente á cada enfermedad, ó á lo menos no han publicado sus observaciones; por otra parte los en- fermos ó los que cuidan de ellos se han creído que bastaba el poco mas ó menos, quando es constante que el baño á un grado de calor ó frió mayor ó menor puede producir un efecto enteramente opues- to al que se esperaba. La persuasión en que estamos de las ventajas efectivas que de- ben seguirse en la práctica de los baños, nos hace anhelar con ar- dor, que en un siglo ilustrado, en que las artes y ciencias han su- bido á tan alto grado, se determinen los Gobiernos ala construcción de monumentos públicos á que puedan conducir gentes de todas clases por la comodidad, del temple de las aguas, y el deseo de conservar y restablecer su salud, beneficios de que carecerá la clase mas numerosa del Estado, mientras no se facilite su construcción. Unos monumentos de tanta utilidad no harían menos honor á la nación que ios teatros y otros espectáculos. Utilidad de los baños calientes. El baño caliente se emplea muy comunmente, y se ha conoci- do su utilidad en una multitud de circunstancias. Cocchi, célebre Médico italiano, cuenta que Herodoto y Agathino, que fueron anteriores á Galeno, hacian gran uso de ellos. La encantadora Me- dea decían que se bañaba en un cocimiento de hombres vivos. Platón quería que hubiese una ley expresa promulgada para el es- tablecimiento público de los baños calientes. Estos han sido adop- tados en casi todos los países baxo diversas formas, y su calor pue- de subir á mas de veinte y cinco ó treinta grados. Nadie duda que hay varias enfermedades, en las quáles obra la naturaleza hacia la parte exterior, procurando echar por el cutis el germen morbífico que deteriora la masa de los humores. También se dexa conocer lo favorable de este emunctorio para procurar una excreción saluda- TOMO I. HHH 426 BAN ble, cuya detención traería acaso malas conseqüencias si se diri- giese hacia algún órgano de primera necesidad. Luego interesa mu- cho mantener el cutis con la flexibilidad necesaria para la excre- ción deseada, y nada hará esto con mas seguridad que el baño ca- liente dado á tiempo; atraerá el humor hacia fuera, disolviendo las sales particulares de que abunda. Sobre todo estos efectos serán muy visibles en los temperamentos cálidos, ardientes, biliosos y melancólicos; en las mugeres nerviosas é histéricas, que tengan el cutis seco y estirado, que sean flacas, delicadas , las jóvenes , infla- mables, cuya movilidad moral es igual á la Física , que con mucho talento y atractivos son susceptibles de grandes pasiones; quando tienen espasmos ó supresiones, después de algún accidente; quando la circulación se halla en algún modo interrumpida y deprabada , no hay nada mejor que meterlas en un baño caliente, cuyo calor se irá disminuyendo por grados hasta dexarlas en una agradable fres- cura; quando lo exijan las circunstancias, que solo puede deter- minar el Médico que conoce enteramente su constitución. El baño sin duda deslié los fluidos y ablanda los sólidos; ábrelos poros cer- rados; se opone al espasmo,, y lo evita; calmando la tensión que lo precede, doma por este medio el síntoma mas enérgico de la calentura: la enfermedad se suaviza y simplifica á proporción que el sistema nervioso se afloxa mas por la acción emoliente y relaxante del baño caliente; así vemos que á los enfermos al salir del baño les da un sueño saludable,el cutis se humedece, y el sudor se modera. Mr. Gilchrist, Médico ingles, ha experimentado los mejores efec- tos en iguales circunstancias de los baños enteros compuestos con cocimientos de salvado, tripas y plantas emolientes, cuidando de meter allí, al enfermo antes de la exacerbación de las calenturas; así las evitaba ó disminuia. A esto anadia sanguijuelas, un sedal, un vexigatorio sobre la parte que parecía mas dañada, mayormente en los delirios y dolores violentos de cabeza;, reiteraba el baño va- rias veces al dia, y aun. á veces mezclaba en él cocimientos de substancias animales. Por medio de la reunión de estos socorros disminuia la fuerza de los síntomas en las calenturas.. Es bueno-observar que quando por el uso del baño caliente se ha llegado á fixar en el cutis un humor eruptivo, se le debe subs- tituir aveces el baño tibio, que templa eficazmente su flogosis,y se hace mas disolvente;. se puede hacer sin riesgo, teniendo la precau- ción de acostumbrar á ello al enfermo, refrescando cada quarto de hora el baño= caliente. En lasviruelas se manifiesta bien la necesidad de baños calientes, aunque puede haber riesgo en cierto período de la enfermedad. Un pulso, débil, rápido y comprimido al primer dia, que no sedesenvuelve al segundo, anuncia una erupción difícil; al- gunas veces es débiL aun en el tercero, quarto, y aun al quinto; BAN' 427 otras veces se aplasta y aun desaparece; los pulmones, la cabeza, la garganta, el canal intestinal, todas son víctimas de expiación si inmediatamente no se hace uso de los baños calientes. ¿Qué reme-, dio mejor, con efecto, que este baño, que afloxa , ablanda el cutis,. y atrae el humor , proporcionando una erupción suave y sin tumulto,. y sudores favorables, muy diferentes de aquellos que arrastran los remedios incendiarios por desgracia demasiado comunes entre el pueblo? Este remedio casi siempre hace mas lenta la calentura. Esta consideración es por sí sola de bastante peso; pero hay otra aun mas decisiva, y es el peligro que trae consigo un grandísimo nú- mero de pústulas en la cara, hinchazones que pueden causar la so- focación, fluxos de sangre, males cruelísimos de ojos, y muchas veces la pérdida de estos órganos, como observaron Rasis, Boer- haave , Sidenham, Huxham &c, que conocieron bien la utilidad de esta práctica. Mr. Marteau cita algunos exemplos muy nota- bles de la eficacia de los baños en esta enfermedad. Ficher dice que en algunas circunstancias logró con ellos grandes ventajas, y lo mismo en las pleuresías y períneumonias, en que por la re'axacion general que causan deben determinar una relaxacion que facilite la exportación, y hará mas provecho que los mejores tónicos locales. En las viruelas basta muchas veces un medio baño caliente para reparar la irrupción: á veces es preferible acaso por atraer mas los umores hacia las partes inferiores: otras veces hasta el pedilubio; de modo que la violencia de los síntomas es la que determina la cali- dad del baño. El baño es también recomendable quando después de las virue- las quedaron algunas manchas pequeñas, úlceras saniosas, oftal- mías, ó humores vagos: con esto se templa la dispocion flogística, se ablandan también las cicatrices &c. Con este método se alivian considerablemente las calenturas miliarias, y pudiera adaptarse á las demás erupciones agudas, como la escarlatina, el sarampión &c. El dolor es el tirano de la vida; no puede estar mucho tiempo en nbsotros sin perturbar la economía animal; acompaña á muchas enfermedades, el qual es causado por la tirantez de las fibras nervio- sas que produce esta sensación morbosa, lo que puede vetificarse en muchas partes del cuerpo, pues en todo él hay fibras nerviosas, y el mayor observador no penetrará su causa. En este caso, ¿ habrá reme- dio mejor que el baño caliente? Estamos seguros que por su acción, ya que no le quitemos del todo, disminuiremos á lo menos mucho todos los dolores de las partes que se pueden bañar. Es menester no omitir la virtud revulsiva del baño caliente, que en algún caso atrae á las extremidades el humor que era inherente á otras visceras mas esen- ciales; así es que la gota á los pies alivia el dolor artrítico que afecta otras partes mas interesantes á la vida. Los baños calientes generales I 428 SAN ó particulares convienen en las diferentes especies de cólicos de es- tómago , de intestinos, la pasión iliaca, el cólico de Poitou, el artrítico, nefítico, hepático y convulsivo, en los dolores de oidos que provienen de algún humor acre en los reumatismos y los pa- nadizos, los dolores de los callos; en todos los dolores que proven- gan de la gota retropulsa, del virus venéreo, del escorbuto, de la felta de sueño, en la inflamación de la matriz, el esquirro y el cancro en esta parte, que aun quando no tienen cura logran siempre un alivio verdadero. El cólico de estómago y el intestinal muchas veces no tienen otro origen que el frió húmedo de los pies y de todo el cuerpo: el pedilubio caliente, los disolventes algo aromáticos, y las friegas de piernas bastan regularmente; si el mal es tenaz es raro que pueda resistir al baño caliente y á los demás remedios accesorios. En la pasión iliaca y en la inflamación del canal intestinal no se debe perder un momento para la administración del baño caliente,. después de la sangría, pues es el remedio mejor, añadiéndole em- brocaciones con el bálsamo tranquilo: pueden añadirse también á este baño cocimientos anodinos emolientes y carminantes. Hipócra- tes curaba con agua caliente las calenturas que no procedían de bilis; sus buenos efectos son segures en las supresiones de los loquios ó de la regla, en la inflamación y en la tensión dolorosa de la ma- triz, que regularmente amenazan mucho peligro, sobre todo si á la supiesionde los loquios se une la retropulsion de la leche, siem- pre próxima á formar algún depósito. . Muchas veces se halla un efecto favorable en la alternativa de los laxantes y los baños en que desleimos-xabon de Venecia. Por. este medióse han hecho curacio- nes asombrosas. En las afecciones comatosas, las hemorragias de las partes su- periores, los espasmos de la garganta, mayormente después de la suspensión de los meses ó de las hemorroydes, el medio baño, el de vapor con un embudo, y la aplicación de las sanguijuelas han pro- ducido los mejores efectos. El baño de pies es mas útil, haciendo después una ligadura por debaxo de la corva. En las convulsiones, enfermedades, que matan en menos de cinco dias; Celso y Leutaud aconsejan que sin tardanza y sin intermisión se haga uso de los ba- ños calientes. Nada mas propio que ellos, para ablandar y desha- cer la rígidez é inflexíbilidad dé las fibras musculosas, sobre todo en los niños cuyo sistema nervioso es muy alterable, y cuyo tegu- mento sirve mas veces de emunctorio en las depuraciones crónicas que el de los adultos. En las inflamaciones de pecho encargó mucho Hipócrates, y lo mismo hacen los modernos, que se use el baño caliente universal, porque apacigua los dolores del lado del toraz y del; espinazo, facilita la expectoración, y hace la respiración BAN 429 mas libre. Es igualmente importante en las calenturas intermitente para afloxar los vasos y liquidar los humores. Este era el modo de pensar de Celso, de Sydenham y de Boerhaave, que por este medio querían evitar el frío y las horripilaciones. Huxham encarga parti- cularmente que el calor no exceda al del cuerpo para que refresque al mismo tiempo que humedece. Algunas horas antes de la accesión prescriben una infusión de sudoríficos ligeros como la salvia ó lá serpentaria de Virginia; con el bien entendido, que habiendo sa- burra en la* vias principales, se cuidará primero de evacuarlas bien, sea por arriba ó por abaxo. También es muy útil añadir á estos baños el uso preparatorio de las friegas de pies y manos, empleándose con ellas algunos medica*- mentos apropiados, y entonces su efecto es mucho mas cierto. La falta de transpiración muchas veces causa vómitos, cursos, desar- reglos en las visceras, como lo observaron Hipócrates, Huxham y •Baglivio. Según estos principios los baños y las aguas ferruginosas han sido suficientes para curar vómitos rebeldes, fluxos lientéricos: y coliacos. Debe tenerse cuidado que para llamar caliente á un baño no debe baxar de treinta y un grados, ni pasar de treinta y trcs,; para evitar un exceso de plétora y sus conseqüencias.. Utilidad de los. baños tibios.. El baño tibio es aquel cuyo calor es de veinte á veinte y cinexy grados: es mas emoliente, mas humectante , y mas refrescante que el caliente; permitirá mayor absorción por los poros relaxados; su energía dependerá del conocimiento anterior del estado del cutis, y de la impresión que sobre él puede hacer el frió de la atmósfera. Este baño dista poco del templé dé la sangre, conviene á todas las edades, á todos los temperamentos, y á muchas mas enferme- dades que el baño caliente; ofrece grandes auxilios contra la su- presión de la transpiración, y los infinitos males que se siguen; este desarreglo últimamente quita aquella crasitud untuosa que se reúne insensiblemente sobre el epidermis, espesándose allí y tapan* do los poros del cutis. Puede servir igualmente á la curación pro- filáctica de la gota, y es provechoso en los tumores inflamatorios externos, porque ablanda los sólidos, disuelve los humores acres y espesos, calma la tensión y el eretismo de los sólidos y de los ner- vios: en tal caso son suficientes quince ó veinte minutos de inmer- sión... En los vértigos, que muchas veces son efectos de la crispa*- tura de los sólidos, y de una determinación demasiado directa de los fluidos hacia el cerebro, si la plétora no existe, el medio baño tibio será muy útil, mayormente haciendo echar agua fría sobre: la cabeza afeytada, ó cubriéndola con paños mojados, que se-mu- darán así que principien á calentarse. Son igualmente muy buenos para el hipo, el tenesmo ó pulo, y la supresión de orina. Los va- pores, ó mas bien las enfermedades liisiérícas é hipocondriacas son enfermedades que suelen vestirse con las apariencias de las demás, y que según Sydenham descubren á veces su carácter por la crude- za de la orina. Sea que sus síntomas provengan del movimiento es- pasmódicode los nervios, de la irritabilidad ó excesiva sensibilidad del sistema nervioso, ó en fin del espasmo particular y tesion de los nervios, siempre es difícil conocer si el daño está ó no en los ner- vios. La mira principal á que se ha de dirigir el Médico, y que debe remediar es la tensión de los sólidos, principalmente la de los nervios. En los melancólicos y maniáticos produce el baño tibio el mayor efecto afloxando la tirantez de sus fibras * que tienen en .alto grado. Se puede añadir igualmente para estos enfermos una porción fría, cubriendo las espaldas y el cuello con una capa de hule que cubra el bañadero, para poner también en juego y mo- vimiento los fluidos que circulan en el cerebro; con esto se con- traen los vasos hinchados y varicosos por la impresión simpática del choque y de la sorpresa del chorro, que se interrumpirá cada mi- nuto. Si el enfermo está furioso se le mete en un saco y se le ata por encima hacia las espaldas., dándole á beber dentro y fuera del baño suero acerado, y poniéndole en la cabeza unos paños mojados con oxicrato nitroso. Mr. Marteau aconseja que se añada á esto una frotación de aceyte al salir del baño para detener las partes aquosas que seabsorviéron con el baño. Los disolventes mas eficaces serían inútiles en ciertos males si los vasos tapados y estirados no adquiriesen mas flexibilidad vol- viendo á tomar el tono necesario para la impulsión de los fluidos. Este efecto será conseqüencia natural del baño tibio; tendrá ade- mas la ventaja de disolver el humor concreto , y hacerlo nueva- mente permeable. Este baño será indispensable en las obstrucciones del hígado, del bazo, del mesenterio, de la matriz y de los ovarios. Es menester cuidar que disminuya un tanto el calor del baño tibio antes de salir de él para moderar la transpiración si se juzga nece- sario. En la supresión de las evacuaciones periódicas, en los desar- reglos que á veces causan la esterilidad vemos que puede sacarse mucho partido de los baños, del mismo modo que quando va á principiar la regla en las jóvenes, y quando se hallan con la clo- rosis y flores blancas , y quando se usan los aperitivos y marciales, para que estos sean mas útiles. Después de la operación de la talla convienen estos baños, como observó Celso, cuya práctica siguió Mr. Lecat y otros varios Ciru- janos. El agua tibia lava, ablanda las partes contusas y estiradas, é impide el flogosis, que podría degenerar en gangrena. En el ma- BAÑ 431 rasmo y la calentura hética, que no llegó al último grado, quando no hay ulceración de pulmones, muchos Médicos, que conocieron el poco poder de la naturaleza,, encargan el baño tibio ó lechoso, cuyo calor se disminuye á proporción que se va ablandando el cu- tis y se pone mas liso y menos sucio. Será bueno para templar el calor acre, que es un síntoma individual de la calentura lenta y para reprimir los sudores colicuativos que le acompañan; por esto Galeno hacia, en tal caso, que se pasara del baño tibio al frío. ledo el mundo sabe que para curar las enfermedades venéreas' ha de preceder el uso de los baños tibios al del mercurio, siendo en e^te caso muy útiles; porque dividen los fluidos y afioxan los só- lidos, é impiden que no les haga demasiada impresión la actividad del mercurio, facilitando su introducción por los poros del cutis... Celso se valia del baño caliente para prevenir el frió de las ter- cianas; pero hay algunas,, como las de otoño, que degeneran en1 quartanas rebeldes con impedimento en algunas visceras; y enton- ces debe recurrirse al baño tibio en les dias de intermitencia... Ga- leno bañaba igualmente en casi todas las calenturas „ hasta las pú- tridas... x Hipócrates, Galeno, Aecio, Senerto, Riverio y los Médicos mas modernos encargaron el uso del baño tibio en la oftalmía después de haber evacuado suficientemente los humores con pur- gantes y sangrías para que no se carguen sobre la parte dañada. Astruc aconseja este baño para evitar los abortos que pudiera causar la acrimonia de la sangre. Al mismo tiempo debemos consi- derar su utilidad en las constituciones secas é irritables para facili- tar la tensión; de las fibras de la matriz , y el crecimiento del feto sobre todo á lo último de la preñez. Si el baño es mas fresco vuelve. el apetito, vivifica las digestiones, y da un sueño agradable. Hipócrates extendía el uso de este baño no solo á la perineumo- nía , sino también á la vómica y al empiema: la inflamación de los pulmones, dice, puede durar hasta catorce dias,. pasados- los quá- les, si continúa la calentura, debemos temer la ruptura de la vó- mica; aprovechaos de la remisión de la calentura para bañar al en- fermo, guardándole del frió sobre todo. Estos son los baños que: convienen particularmente á la gente sana; el que sea amante de la salud y limpieza, debe darse un baño á lo menos cada semana, y esto es aun mas necesario á las personas de natural seco é irritable, á los que estudien mucho, ó tengan una vida muy sedentaria, y á. los sugetos de cierta edad que se van poniendo áridos.... Utilidad de los baños frios.. Las propiedades del baño frío en casi todas las enfermedades 43^ BAÑ provienen, como hemos visto, de que aumenta la energía de los sólidos, comprime ios poros del cutis, condensa los fluidos, los Ueva de la circunferencia ai centro, y aviva desde luego la circu- lación interior. Los cuerpos inanimados tienen un calor correspon- diente al grado de calor ó frió de la atmósfera. El grado de calor del hombre sano es mayor que el de la atmósfera y que el de to- dos los cuerpos animados; es como diez á veinte y seis. Si alguna parte del cuerpo humano se halla rarefacta y cargada de calor, el frió la fortifica y la da mas actitud al movimiento. Esta densidad de las partes viene de la .firmeza y elasticidad de las fibras anima- les que fortifican mas la contractilidad de los músculos, forman la energía de la vida y de las funciones de que depende la integridad de la salud y la existencia. Pero si el cuerpo es débil y lángui- do puede recobrar su fuerza con el baño frío tomado con medida y precaución. Se cuentan muchas curaciones notables por la repentina inmer- sión de los hidrófobos en agua de mar, como hayan sabido meter- los de pronto, mantenerles allí el tiempo suficiente, y sobre todo que esto haya sido á los principios de la enfermedad. Boerhaave manda bañar á los rabiosos en agua sumamente fria, ó echándosela encima del cuerpo hasta que cese el horror que la tienen; y esta práctica junto con las fricciones mercuriales en mucho mayor can- tidad que la que se empleaba en su tiempo, es un método excelente para los hidrófobos. La inmersión súbita en el agua fria es muy útil para cierto le- targo causado por la borrachera, y por todo lo que puede rarefa- cer la sangre, y comprimir el principio de los nervios causándoles estupor ó sopor; por lo que la aplicación continuada del agua fría sobre la cabeza puede curar las manías sintomáticas; y así es que Hermán y otros muchos Médicos acostumbran echar mucha agua fria en el cuerpo de los ahogados. En las poluciones involuntarias del semen, ya provengan de un agotamiento de fuerzas ó de una relaxacion accidental, el baño frío es en extremo recomendable: fortifica sin recalentar, sin provo- car , y sin excitar nuevos deseos. Este precioso fluido que la naturale- za reproductora ha dado al hombre para perpetuar la especie, es muy esencial para reparar la fuerza que necesita con que executar los trabajos de una vida laboriosa y cansada; y se ve cruelmente castigado si sacrifica sus fuerzas al placer: inmediatamente le dan temblores, se le acorta la vista, respira con dificultad, se le descom- pone el estómago , se acaban las buenas digestiones y las útiles fun- ciones de su economía; en fin vemos la consunción dorsal que sigue á la pérdida de esta emanación saludable y vivificadora , tan difícil de reparar, y para lo qual el recurso mas pronto y mas recomendable BAÍ? 433 es sin duda ninguna el baño frió. Mr. Tissot ha dado á conocer to- das sus ventajas, y lo mismo Lewis en sus Ensayos de práctica. Mr. Marteau cita varios casos en que ha sacado de ellos el mejor partido. Es sin duda muy bueno para las gonorreas benignas; y en igual caso me ha salido muy bien la aplicación del hielo al peri- neo; pero todo esto sería un socorro muy débil si el fluxo provi- niese de una considerable crorosion del orificio, de los vasos excre- tores , de las próstatas y de las vesículas seminales. Los Médicos no están de acuerdo sobre la clase de baño que conviene á la parálisis , y no es extraño siendo tan difícil penetrar su causa , tratándose de los licores mas sutiles, y los vasos mas delgados y pequeños. Lo mejor en tal caso es seguir la naturaleza, y examinar como Boerhaave de qué modo hace ella la curación. Esta consideración debe determinar el grado de confianza que pue- den merecer los baños calientes y la superioridad de los frios en las parálisis crónicas. A veces se cura esta enfermedad con calenturas intermitentes, sobre todo quando traen sudores copiosos y saluda- bles. En tal caso convendrá ayudar á la naturaleza excitando una especie de calentura intermitente por medio de un baño muy frió de algunos minutos, que produzca horripilaciones, temblores y agi- taciones que pueden ser provechosas. Si la parálisis está solo en una parte, se excitará entonces una calentura local con un chorro de agua fria. El hielo, á quien se añadirá momentáneamente dos ó tres pnzas de sal amoniaco ó nitro, que es mas barato, continuándolo algunos dias seguidos, es muy útil porque excita insensiblemente el calor y el movimiento intestino, necesarios para restablecer el influxo nervioso ó la compresión de los vasos sobre los nervios. Los baños calientes, los de vapor y los aromáticos pueden ser muy buenos; pero como observa Duret, el hijo, no curan inme- diatamente; aniquilan al enfermo; pero esto puede evitarse cono- ciendo su efecto á la primera ó segunda vez que se usan, y en este caso debe acudirse inmediatamente al baño frío. También hay có- licos ventosos que se curan con bebidas y fomentos de agua fria. Para la parálisis del esfínter de la vexiga, su relaxacion ó la in- continencia de orina no hay mejor remedio que el baño frió; pero tratando con viejos, como entonces es temible que se siga una calentura intermitente siempre peligrosa, bastará aplicar el hielo al perineo. El agua fria, el oxicrate frío, la nieve y la disolución de la sal amoniaco aplicados al escroto moderan la hemotísis, como lo han experimentado Lientaud yMarteau, y esta simpatía, aunque cierta, no es muy fácil de explicar, porque el baño frió hace á veces todo lo contrario. Quando las mugeres tienen abundantes evacuaciones sanguí* TOMO I. ul neas ó blancas, debemos creer que hay poca unión en los humores; que principian á disolverse, y que hay mucha relaxacion en los vasos que ceden con demasiada facilidad al impulso de los fluidos que abundan. Para poderlas curar será necesario entonar todo el sistema vascular y nervioso, y comprimir con suavidad todos los vasos uterinos. Se principiará con medio baño fresco de veinte á veinte y cinco grados en invierno, y de quince á veinte en verano; durará al principio un quarto de hora, y por grados llegaremos á un baño menos caliente, en fin á diez y seis grados: procediendo así gradualmente se evitan muchos inconvenientes, y sobre todo los esquirros de la matriz, que siempre son dificilísimos de curar. Los fomentos deben ser tibios en los dolores agudos; mas para la cura profiláctica se recurrirá al baño frió, que encoge los vasos de la matriz, lo que se hará con mas seguridad substituyendo inyeccio- nes aun con el cocimiento de hojas de mirto, olivo ó rosa silvestre. Así podrá destruirse una causa de esterilidad muy común, porque los orificios de la matriz están demasiado abiertos. En habiendo caquexia, flores blancas, dificultad de respirar; prohibe Hipócrates toda clase de baños, y efectivamente serian perjudiciales en extre- mo. Estos baños se interrumpen quando viene la menstruación. El uso interno de las aguas minerales es muy provechoso, y debe ter- minarse muchas veces con la leche de burra en los de constitución delicada, y que han perdido mucho. El agua fría es el repercusivo mas seguro para la contusión, equimosis &c... Los baños calientes se han mirado como medios poderosos de afloxar en las convulsiones; y parecerá extraño atribuir las mismas virtudes al agua fria.. Sin embargo el padre de la Medicina cree que puede producir este efecto. ,,E1 frío, dice, puede, excitar convul- siones ; sin embargo hay casos en que la efusión del agua fria las cura; en los grandes calores de cabeza si el enfermo es joven y bien constituido , y si por otra parte sus convulsiones no se originan de ninguna herida, no dudes echarle encima mucha agua fria. Luego tápale con una ropa ligera, limpia y caliente, y no le acerques al fuego, que el calor natural volverá por sí mismo. El agua fria no dexa nunca de llamarle, y este calor disipa la convulsión." Efec- tivamente vemos que causa estos efectos. A favor de una calentura pequeña local, que excita el choque del agua fria, se puede sacar gran partido de este método: así es sin duda, según estas observacio- nes , como Mr. Pomme ha empleado los baños frios en los espasmos, convulsiones y enfermedades nerviosas de muchas mugeres histéri- cas y muy irritables. En tales casos he experimentado los mejores efectos de los baños frescos y frios, quando los calientes y tibios no habian aprovechado.. BAN 435 En las calenturas intermitentes rebeldes Huxam encarga el uso diario en verano de las friegas con el cepillo, y de los baños frios, fundado en que estas calenturas no se presentan en invierno por causa de la contracción de las fibras causada por el frío, y en que duran mas tiempo quando la estación es cálida y húmeda. Los hombres serian mas robustos sin duda si se les acostumbra- se desde niños al uso del agua fria, pero insensiblemente; este seria el medio de proporcionarles una transpiración mas arreglada en todas las estaciones, y de evitar muchas enfermedades, que atacan á los niños y aun á los hombres ya formados quando aquella fun- ción está descompuesta. Mr. Tissot ha dado sobre esto los preceptos y avisos saludables é interesantes; lástima que no se apliquen gene- ralmente, y que no se haga uso de ellos en todo tiempo y en to- do país, Mr. Rast, Médico de León , curó dos terribles timpanitis, aplicando sobre el vientre primero agua fria, y luego agua he- lada; esto es lo que ha hecho con prudencia Mr. Tissot para curar la hinchazón de vientre, que acompaña habitualmente las calentu- ras biliosas de Lausana. Hipócrates habla de una muger que tenia el vientre hinchado, dificultad de respirar y mucho dolor: después de purgada le hizo echar mucha agua fria sobre el vientre, y logró lo que deseaba. Efectivamente quando las fibras nerviosas y mus- culares son muy delicadas y débiles, no hay nada para entonarlas como el baño frío, y en este caso habrá menos dolor á proporción que haya mas tono en las fibras. Los baños frios serian á veces muy buenos quando los demás remedios no han aprovechado; pero pa- rece que en tales circunstancias no han hecho de ellos bastante caso todos los Médicos. Sanctorio ha demostrado que antes del baño frío los cuerpos transpiran mucho menos que después, ó que se hacen sensiblemente mas ligeros. Los baños trios eran los que hacian á los antiguos Celtas, á los Germanos y á los Lacedemonios tan vi- gorosos. Brown asegura que en el Principado de Gales lavan las madres á sus hijos mañana y tarde con agua fria, por lo que son rarísimos en aquel pais los escrofulosos, los raquíticos, las convulsiones, la epilepsia, é impiden la sensibilidad del cuerpo á las variaciones de la atmósfera y vicisitudes de las estaciones. Alexandro Severo, Horacio y Séneca se bañaban en agua fria en los tiempos mas rigurosos del año, y aun en Inglaterra se ha- llan hoy dia baños frios públicos donde se metan las gentes que tienen reumatismo, epilepsia y otras enfermedades. Estos baños di- sipan muchas veces el reumatismo, disolviendo la linfa que se coa- gula y se fixa en el sistema membranoso. En las Memorias de la Academia de Paris se lee que un cataléptico sanó perfectamente 436 BAN después de haberse bañado quatro meses seguidos en agua fria. Antonino Cocchi dice que limpian perfectamente las úlceras vené- reas antiguas que habian resistido á los demás remedios, y también se inyectan en agua fria. Brown, según Mr. Smitz, asegura que son eficacísimos para los vicios de las articulaciones y las debilida- des de los ligamentos, sobre todo para los tumores escrofulosos. Mr. Home, Médico celebrado en Edimburgo, ha curado algunos vólvulos haciendo poner los pies en agua fria; de este modo ha de- terminado el frió al vientre, ha disipado los vómitos de materias estercorosas, y ha curado enfermos desesperados. Baños compuestos y medicinales. Los baños compuestos disolventes son aquellos por cuyo medio queremos atenuar, resolver y dividir los humores; los vegetales, que regularmente sirven por su composición, son cocimientos de zanahorias, simiente de ortigas, anis, hinojo y raices aperitivas, á las que se añaden los xabonosos, tierra fólida de tártaro &c.: son muy eficaces contra las úlceras, las várices, la sarna , la lepra, las herpes, las obstrucciones, y convienen singularmente á las personas gordas é hinchadas. Los baños compuestos estípticos se hacen con substancias astrin- gentes y frías cocidas en agua, y los mas activos con el llantén, abrojos, mirto, balaustres, cascara de granada, rosas rubras,alum- bre, hierro, vitriolo &c; y son muy útiles en las poluciones invo- luntarias de ambos sexos, en los fluxos de vientre continuados, es- tando bien seguros de haber evacuado y disipado bastante la infla- mación: á veces en las contusiones y en la debilidad de miembros, tendones &c. Se puede modificar quanto se quiera la acción de los medica- mentos confiándola al vehículo aquoso, y es extraño que los Mé- dicos hagan tan poco uso de estos medios, tanto mas ventajosos quanto evitan un trabajo considerable á los órganos del estómago y de los intestinos, que han de sufrir con los remedios violentos, que se han de emplear muchas veces, y que se pueden comunicar mucho mas por medio de la solución en el agua. Mas de una vez he facilitado la curación del venéreo con el sublimado, como lo ha- cia Wanswieten (dándole también á veces interiormente en corta cantidad)': en cada baño que tomaban los enfermos se ponían doce granos disueltos en la cantidad de agua de media hasta dos azum- bres. Es cierto que la dosis de mercurio que puede penetrar por medio del baño caliente es siempre poca, y por sí sola no basta- ría muchas veces para curar el venéreo, pero tiene la ventaja de ¡disminuir la cantidad del remedio interior; y yo tengo hecha la observación que el mercurio aplicado de este modo á toda la su- BAN 437 perficie del cuerpo podia ser singularmente útil en el venéreo muy inveterado; obra en quanto al cutis lo mismo que las friegas, y es menos desagradable. El baño de mar puede considerarse como un baño compuesto, pues su acción debe estar en razón de las qualidades ordinarias del agua y de las sales particulares que tiene disueltas. Penetran con el agua el texido del cutis, y le dan una acción mas tónica, mas ape- ritiva, y mas diurética que el agua simple. Hay un caso en que este baño puede tener un efecto muy palpable, y es quando se mete en el mar alguna persona que necesita de una gran revolución en su máquina, produciéndose una irritación particular que deshace otra mas viva y general. El temple del baño de mar es regular- mente de doce á quince grados. También podemos llamar baños medicinales á los que se emplean particularmente , como los medios baños, los de pies, los fomentos, y los baños de vapores quando comunican al agua las virtudes re- lativas á los efectos que se desean... Quando queremos producir una acción particular sobre el cutis nos valemos de aspersiones de agua caliente, tibia ó fria , según con- venga , ó bien acudimos á los fomentos que suponen una aplicación mas extensa del agua, ó pura, ó mezclada con substancias medica- mentosas por medio de esponjas, paños &c... En otro tiempo se usaron los baños de aceyte y agua todo mez- clado; pero hoy dia no se usa ya tanto por la dificultad de que el aceyte penetre el cutis, como por su inmezclabilidad con el agua, y la presión que produce puede dañar á la traspiración. Con mas provecho podemos valemos del vino y de la leche, el uno para en- tonar, y el otro para diluir; y este baño es celebrado, particular- mente en las calenturas héticas. El baño de vapores (de que se dio bastante noticia en la histo- ria de los baños) es útil, particularmente á los sugetos muy gordos y que abundan de humores: Celso le encarga en la hidropesía, y Ri- viere dice que en las del vientre y pecho ha hecho grandes benefi- cios , sirviéndose del vapor del espíritu de vino. Los baños de va- por son igualmente útiles en los males de garganta, catarros é in- fartos de la matriz; se dirige su acción por medio de un embudo, que reúne todos los vapores, y así produce efectos mucho mas enér- gicos que todos los demás medios, mayormente añadiéndole subs- tancias particulares adaptadas á las circunstancias. Antiguamente se empleaban ciertos baños que ya no están en uso, tales como los de ceniza ó arena caliente, que realmente no podian servir sino para dar cierto grado de calor á alguna parte del cuerpo: así empleamos aun hoy dialas cenizas calientes para resti- tuir la vida á los ahogados. 43S BAN También al salir del agua se frotaban antiguamente con arcilla, según dice Galeno, para suavizar y ablandar las partes quando los enfermos tenian afecciones articulares ó reumáticas. En el dia se usa el xabon, el aceyte de almendras dulces y otras substancias, que los Médicos creen útiles en ciertas circunstancias. Los antiguos encargaban los baños de sol insolatus, y así creían enflaquecer á los gordos, y curar los hidrópicos poniéndolos al sol. También se ha dicho haber curado derrames de agua, enterrando en algún modo los enfermos en baños de cal caliente; en fin hay ca- sos en que pudieran ser útiles los baños de ayre, y estos medios sencillos merecerían que los Médicos se ocupasen en ellos, y algu- nas observaciones bien hechas sobre esta especie de baños pudieran en algunos casos determinarlos en lugar de los remedios internos... De los baños de vapor. Se llaman baños de vapor aquellos en que el agua no obra in- mediatamente sobre el cuerpo sino por medio de un vapor que pe- netra mas fácilmente los poros. Pueden ser estos baños simples ó compuestos; simples quando el vapor es de agua pura, y compues- tos quando al agua se mezclan substancias medicamentosas. Se di- viden también en parciales ó generales, según que se aplican á una sola parte ó al cuerpo entero. No se ha hablado de los baños de va- pores generales hasta que los Médicos notaron las ventajas que pro- ducían en ciertas partes aisladas, y efectivamente desde tiempo in- memorial se han celebrado los baños de vapor parciales en todas partes, donde han empezado á extenderse las luces. Como han visto que esta penetración del agua era mucho mas pronta y activa que otra qualquiera, la han empleado en las fluxio- nes rebeldes del cerebro, en los males de garganta inveterados, en las obstrucciones de la membrana pituitaria, en los males ó dolores de dientes, de ojos y oidos; en las xaquecas, y en las descomposi- ciones particulares de la vagina, de la matriz y del intestino recto. Los vapores se hacen emolientes, dulcificantes, tónicos, astringen- tes, según lo exigen los casos, empleando plantas ó substancias do- tadas de estas diferentes virtudes. Quando queremos emplear esta especie de baño, hacemos hervir el agua en un vaso de un tamaño regular, sobre el qual se adapta un cono ó una especie de embudo de hoja de lata vuelto al revés, de modo que todo el vapor haya de pasar por la abertura superior que es mas ó menos ancha, según se necesita. Al cilindro ó cañón que termina el embudo se le da una curvatura de modo que pueda aplicarse en varias direcciones, ya horizontales, ya verticales, ó ya diagonales, de modo que el va- por llegue fácilmente y sin incomodidad á la parte dañada, obser- BAÑ 439 vando que quanto mas angosta sea la abertura superior mas reunido estará el vapor, y tendrá mas calor y mas fuerza, y al contrario. Todo el arte consiste al dar esta especie de baños de vapores, en graduar el calor de tal modo que el vapor sea activo, penetrante y suave, sin ser muy ardiente, porque si nó en lugar de aliviarlo po- dia aumentar el mal y hacerle á veces incurable* Ventajas y desventajas particulares de los baños. No basta saber que generalmente son útiles los baños, es me- nester saber cómo pueden convenir particularmente; las circuns- tancias, los momentos, las estaciones, los lugares favorables á cada especie de baños, y lo mismo las reglas que deben seguirse antes del baño, en el baño, y después del baño, y los riesgos á que están expuestos. Los baños son útiles al hombre desde los primeros momen- tos de su existencia; los tibios convienen entonces para facilitar el desarrollo de sus vasos, y á veces los frios para dar fuerza á sus fibras. En la edad media son preferibles los frescos, y los hombres ya hechos debieran tomar los tibios una vez á la semana, y á lo me- nos todos los años en cada mudanza de estación ; pero los viejos ne- cesitan el baño algo caliente para retardar la rigidez de sus fibras y alargar la vida. Los baños tibios convienen particularmente á las mugeres de las ciudades, por ser muy sensibles y delicadas de ner- vios; hacen poco exercicio y no transpiran mucho: el baño su- ple todo, conservando ademas la flexibilidad de su cutis, y dán- dole una suavidad no menos saludable que agradable. El tempera- mento hace mucho también para saber la clase de baños que con- vienen ; los de un calor moderado convienen á los sugetos sanguí- neos ; los tibios á los biliosos, y aun á los melancólicos, á menos que tengan alguna atonía de nervios, ó alguna relaxacion viciosa en la constitución, porque entonces serán mejores los frescos, y á veces los frios; y esta última clase de baños conviene particularmente á las personas pituitosas. Es menester cuidar mucho de no entrar en el baño estando sudados ó muy cansados, mayormente siendo frío: Alexandro hubo de morir por haberse bañado sudando en el rio Cidne, cuyas aguas son muy frias. Teniendo el estómago cargado, mayormente sí es de bebida, es igualmente peligroso el baño, pues la absorción interior puede lle- var á la sangre un quilo mal elaborado, y por esto es bueno pur- garse antes, ó echarse á lo menos alguna lavativa; y las gentes muy pletóricas deben sangrarse antes de principiar el uso de los baños. Como toda mudanza repentina es peligrosa , será bueno aguardar un rato después de disnudo, y luego se puede meter de golpe para evitar los inconvenientes de una presión desigual. Después del baño es bueno enxugarse y frotarse hasta que se caliente el cutis y re- cobre su color. Quando los baños se van á tomar lejos es menester luego descansar algunos dias antes de principiar su uso. El baño caliente debe durar lo mas seis ó siete minutos; el frió dos ó tres, según sea el agua; el fresco cosa de media hora, y el tibio puede dilatarse hasta doce horas en un dia. Wolkamer dice que debemos salir del baño quando principia á sudar la frente; pero en general debemos hacerlo quando principiamos á temblar, quan- do echamos sangre por las narices, ó quando tenemos ansias de vomitar. El baño tibio puede tomarse muchas veces al dia y con-* tinuar su uso por mucho tiempo; pero es menester mucha circuns- pección con el baño frío. El Doctor Cocchi lo aconseja en prima- vera y otoño para sufrir mejor el rigor de las otras estaciones , y acostumbrarse poco á poco. Para que su impresión no sea dema- siado viva al entrar en el baño, se prepara primero bien templado, y se va luego refrescando poco á poco de modo que al salir esté el termómetro á ocho grados. Tissot observa justamente que es un error meter primero la cabeza en el baño frío para evitar que la frialdad por su constricción haga subir á ella la sangre por las ca- rótides. Como estos vasos no son superficiales sino muy interiores no puede causarles efecto esta constricción, antes sucede lo con- trario; porque cerrándose de pronto los vasos exteriores por me- dio del frío, y rechazando el fluido que acostumbraban recibir, pueden formar una compresión en el cerebro , y hacer esta práctica mucho mas peligrosa que metiendo de golpe el cuerpo entero. Es muy bueno, si alcanzan las fuerzas, meterse en el agua fria dos 6 tres veces, yes un excelente medio, observado por Galeno, para entonar el cutis, dándole un colorido animado y su calor natural, lo que sucede á los que se bañan muy amenudo en el rio. Rara vez se permitirá el baño muy caliente á menos que las cir- cunstancias obliguen á ello. El menos caliente puede tomarse en in- vierno, el frío en primavera y otoño, en verano el mas fresco, y el tibio en todo tiempo. La hora de bañarse en el mar ó en el rio es un poco antes de ponerse el sol, y si allí se sintiese mucho dolor de cabeza se debe salir, ó si el dolor no es muy fuerte hacerse echar agua encima. Después del baño poco movimiento, á menos que se tenga frío, y aun entonces vale mas meterse en la cama bien ca- liente. Seria bueno pasar del baño caliente al tibio para moderar el efecto del primero, y hacerse untar luego con aceyte para evitar la demasiada transpiración; este es el dictamen de Galeno, Celso, Aureliano y otros. Si al contrario queremos aumentar la transpira- ción al salir del baño, nos meteremos en una cama bien caliente* si se temiese un exceso de relaxacion al salir del baño tibio con una BAÑ 44.Í simple aspersión de agua fresca recobrarán los sólidos su tono; y aun puede evitarse el exceso de relaxacion untándose antes con aceyte. No es bueno comer después de salir del baño , porque la ab- sorción interna que continúa podia atraerse algún quilo mal elabo- rado, y según Hipócrates debe pasar antes media hora. Bañándose en mar ó rio es menester ponerse en quanto se pueda en un parage de sombra donde el agua ni esté muy agitada ni estancada. Siendo en casa, la pieza del b^ño debe ser grande, bien ayrea- da, de buen temple, y libre de humo. Es menester tener la cabeza cubierta con un encerado que se ata al rededor del cuello , lo que no dexa subir á la cabeza los vapores del baño. No hace mucho que los baños eran mirados como el último re- curso , y solo se recetaban á los desahuciados; pero hoy dia se ha visto quan útil es emplear al principio de las enfermedades un re- medio tan bueno aun para las personas sanas. Aunque los baños pueden tomarse en todo tiempo, parece que la primavera es el mas á propósito por influir mas visiblemente sobre los cuerpos, y por- que produce movimientos y mudanzas saludables. Hipócrates acon- sejaba mucho que se atendiera á la humedad de la atmósfera, lo que ahora es mas fácil por medio de un higrómetro examinado com- parativamente con un termómetro. Mr. Demilly ha escrito una Memoria sobre el modo de comu- nicar movimiento al agua de los bañaderos, aumentando los efectos de los baños domésticos, aproximándolos quanto se quiera á la ac- ción del agua corriente. Pretende que hace mas efecto así en algu- nos minutos, que del otro modo en muchas horas; hace ver que el agua agitada con violencia , penetra varios cuerpos , en los que sin esto no hubiera tenido la menor acción; infiere de ahí la facilidad con que podría insinuarse el agua por los poros de la transpiración, mayormente dando al agua algún principio diverso apropiado á la especie de enfermedad que se prescriba. Estas máquinas son de poco coste, pueden acomodarse á qualquiera bañadero, y formar en él un baño de agua corriente, que puede igualar al torrente de mas rapidez... El baño caliente es temible quando los órganos son demasiado sensibles, irritables y débiles, siempre que exista un infarto infla- matorio ó esquirroso, ó que los humores sean secos y acres, y siem- pre que se hagan mal las secreciones internas. El baño frió es malo quando los órganos son demasiado débiles para sobrepujar los obs- táculos que opone este baño á la circulación. No conviene gene- ralmente á las mugeres, y mucho mas si hace poco que han parido, ó quando están con la evacuación periódica. Son igualmente te- mibles en todos los infartos; y así hay varios exemplos de haber- se gangrenado algunas partes solo por haberles aplicado agua tomo 1. kk.k fria. Seria una temeridad el dar baños tibios á los que temen supu- raciones internas, á aquellos que tienen algunas visceras próximas á cancerarse, ó á los que tienen los sólidos demasiado relaxados por una transpiración ó evacuaciones excesivas. Si los baños aun menos calientes son dañosos, es quando hay tanta debilidad que la acción de los vasos no puede contravalan- cear el efecto de la mas ligera presión, y quando hay tan poco ca- lor que tememos se disipe del todo con el largo contacto del agua casi fria. No deben bañarse en las enfermedades agudas los que tienen el vientre demasiado perezoso ó movido, ni los que tienen ascos, náuseas y vómitos biliosos, cuyas primeras vias están lle- nas de materias pútridas y biliosas, lo que haria muy temible el aumento de la absorción interna; debemos abstenernos de ello quan- do sobrevienen hemorragias ó quando se ha sangrado demasiado. Deben proscribirse á la gente pletórica ó cacoquímica, que tienen alguna viscera muy débil, para evitar que el humor en fusión no se precipite sobre aquella parte y la exponga á una inflamación. Debe también evitarse el uso de los baños quando se temen síncopes en ciertas calenturas en que hay mucho de aquel horror de que habla Celso; rara vez deben tener uso en las pútridas, no siendo des- pués de haber evacuado mucho, el espasmo no sea aun demasiado grande; tampoco deben emplearse en la falsa terciana, en las afec- ciones pituitosas, y en las calenturas muy agudas con putridez. Hace mucho tiempo que dixo el proverbio in balneis non est pravaricandum; y así para sacar fruto de ellos importa mucho tener en buen estado el físico y el moral. En el régimen se ha de evitar toda substancia cálida, el mucho vino, el demasiado uso del placer del amor, la continua vigilia; sin esta precaución se padece- rían muchos dolores de estómago ó de cabeza, y se debilitarían con- siderablemente los órganos. No debemos tomar sino alimentos bien cocidos, bien guisados y agradables al paladar... Después del baño es menester tener cuidado de tapar la parte que se-puso al vapor para que el ayre atmosférico no estimule ni produzca eretismo, porque podia traer perjuicios considerables. En Francia, donde no era fácil hacer unos establecimientos iguales á los de Rusia, y donde sin embargo se necesitaban baños de vapores, inventó un tal Mr. Albert una máquina muy ingeniosa... Estos baños no solo á los enfermos pueden ser útiles sino tam- bién á los sanos , particularmente á los que tengan muy apretado el texido del cutis, que transpiren poco, sean muy gordos, y de una constitución flemática y pituitosa. Así disminuirán la blandura de sus fibras, se excitarán secreciones, acudirán los humores al cutis, se harán los miembros mas flexibles, y se aumentará la agilidad en todas las funciones físicas. BAR 443 Yo creo que las mugeres que se acercan al tiempo crítico, en que disminuidas las evacuaciones parece refluyen con desventaja sobre las demás funciones, harían muy bien de usar los baños de vapor. Esto y la sangría repetida de tiempo en tiempo son los me- jores medios de evitar una infinidad de males que amenazan á aque- lla época de su existencia...] BARBA. (Pedro) (Biog.) Primer Profesor de Medicina en Valladolid, después Médico de Cámara del Infante D. Fernando y de Felipe IV. Dio á luz una obra con este título: Vera praxis de curatione terciana stabilitur, falsa impugnatur: liberantur Hispani Medici a calumniis &c. en 4.0: otra en castellano intitu- lada: Resunta de la materia de Peste en Madrid año de 1648. BARDANA. (Mat. Med.) Nombre que se da á una planta bien conocida que se cria en los prados, los eriales, y en los cami- nos: también se llama vulgarmente lampazo. Se cree que la principal virtud de esta planta consiste en la sal amoníaco y el nitro que contiene, y así es que por la mezcla de estas dos substancias y otros principios aceytosos la han colocado entre los diuréticos, sudorífi- cos , vulnerarios, febrífugos &c. La raiz de esta planta es la que tie- ne mas uso; sin embargo, Vogel tiene á las hojas como estomacales y febrífugas , aplicadas exteriormente en forma de cataplasma co- mo resolutivas, fundentes y detersivas. La raiz se tiene como un buen diurético y un excelente diaforético, por lo que se la reco- mienda en las calenturas malignas, pútridas, en las eruptivas, las viruelas y el sarampión; en el asma, y los infartos del bazo y el mesenterio: cocida esta raiz en cerveza la recomienda Vogel para la gota y otros males de las articulaciones; algunos Médicos han reconocido muy buenos efectos para las enfermedades de la piel, el reumatismo, y aun en las enfermedades venéreas. BARÓMETRO. Instrumento meteorológico destinado para in- dicar la mayor ó menor pesadez del ayre: se llama también barós- copo ó tubo de Torriceli, porque este fué su inventor; se reduce este instrumento á un tubo largo de vidrio vacío y tapado por la parte superior, sumergido el extremo inferior, ó colocado den- tro de un vaso ó recipiente que tenga una porción de azogue bien purificado ; por este tubo vacío el azogue sube y baxa, y forma una columna mas ó menos alta que designará, comparándola con la escala que acompañará al tubo, la mayor ó menor presión de la atmósfera. La razón por que el peso de la columna de azogue se equilibra con el del ayre, y todo lo que hace relación á su peso es- pecífico &c. se hallará en el artículo ayre. Ya se sabe que habla- mos del barómetro simple, porque hay otros mas ó menos compuestos é ingeniosos para hacer mas sensible el movimiento del azogue, y designar por este medio con mas exactitud las variaciones de la presión 444 B^S de la atmósfera. El barómetro tiene ademas otro uso, que le reco- mienda mucho mas; y es que anuncia con anticipación las muta- ciones del tiempo, principalmente quando son considerables; y así se ve que quando el mercurio baxa repentinamente anuncia lluvias, viento , ú lo que se llama mal tiempo; y al contrario quando sube anuncia la serenidad y el buen temple. BARRERA. (Gonzalo) (Biog.) Escribió De vinifacultatibus responsiones ad Antonium Fumanellum Veronensem. BARRIOS. (Juan de) (Biog.) Escribió una obra en folio con el título De la verdadera Cirugía, Medicina y Astrología, en México , año de 1607. BASE. (Mat. Med.) En la Química se llama base auna subs- tancia ó cuerpo que en las combinaciones es la parte mas abun- dante ó la mas fixa y menos alterable, ó aquella de que dependían las principales propiedades del compuesto. Así es que el azufre es la base del ácido sulfúrico; los metales son las bases de los oxides metálicos &c.; pero se usa mas este nombre en las sales neutras ó compuestas de las tierras y los álcalis, ó los oxides metálicos que saturan los ácidos. De este modo la potasa es la base de los sulfates, nitrates, muriate, tartrites, acetites de potasa ó de las sales, que se llamaban antes tártaro vitriolado, nitro, sal febrífuga de Sil- vio, sal vegetal y tierra foliada de tártaro. Hay tres especies de bases, que pueden estar unidas á todos los ácidos en el estado de sales neutras, á saber, las bases terrosas, las alcalinas y las metáli- cas. Para dar una idea de su inmensa extensión en la Química , ob- servamos: i.° que hay quatro tierras que pueden ser bases de sales ueutras, á saber, la alúmina ó arcilla pura, la bárite ó tierra pe- sada, la magnesia y la cal: 2.0 que hay tres álcalis, la potasa, la sosa y el amoniaco, que son igualmente bases de sales: 3.0 que se cuentan diez y siete oxides metálicos, cuyas combinaciones con los ácidos forman también sales neutras, á saber , los oxides de oro, de platina, de plata, de cobre, de hierro, de plomo, de estaño, de mercurio, de zinc, de antimonio, de bismuth, de manganesa, de nic- kel , de cobalt, de molibdena, de tungstena y de arsénico: 4.0 en fin, que como hay á lo menos veinte y siete ácidos bien conocidos, á los quáles deben añadirse las modificaciones de quatro de ellos que forman quasi ácidos diferentes, se deben contar á lo menos treinta ácidos combinados con veinte y quatro bases; de lo que resultan seis- cientas veinte y siete sales neutras. No solo todas estas sales no son bastante conocidas en la Química, sino que no hay treinta de ellas empleadas en Medicina. Como interesa mucho la reunión de luces en una profesión tan noble y tan importante como el exercicio de la Medicina, los Médicos jóvenes deben estudiar con cuidado las pro- piedades conocidas de todas las sales, entre las quáles hay purgan- BAS 44$ tes, disolventes, eméticos, diuréticos, sudoríficos, amargos, tóni- cos, febrífugos; en fin medicamentos de tantas y tan diversas pro- piedades, que pudieran formar por sí solos una Materia médica casi completa. Comprehenderán igualmente los jóvenes como los arséni- cos, las sales de cobre, las de mercurio, cuya naturaleza , efectos y remedios importa igualmente conocer. Esta parte de la Química, aplicada como conviene á la Medicina , ofrece aun descubrimientos de importancia. Yo propuse el muriate calcáreo que nadie habia empleado antes que yo como un disolvente muy activo; y varios de mis compañeros me han participado los efectos útiles que les ha producido. El tartrite de antimonio ó tártaro estibiado es uno de los mejores presentes que la Química ha hecho á la Medicina. Nin- gún medicamento tiene mas virtudes, ni puede llenar mas indicacio- nes diversas en manos de un Médico hábil, que esta materia salina. Una consideración importantísima, relativa á las bases conside- radas como principios de las sales neutras medicamentosas, es que las bases alcalinas terrosas ó metálicas son casi siempre la causa de las propiedades tan variadas de estas sales. Efectivamente, todos los ácidos tienen virtudes medicinales análogas: dilatados como con- viene son frescos, atemperantes y antisépticos; sin embargo , quando están unidos á diferentes bases adquieren propiedades muy diversas y muy variadas; en general se hacen purgantes, disolventes, diuréti- cos y febrífugos con las tierras y los álcalis, quando con aquellas bases forman sales saladas, amargas y solubles. Toman las pro- piedades eminentemente eméticas, diuréticas, disolventes, depuran- tes, incindentes, tónicas con los oxides metálicos, y sobre todo con los de hierro y mercurio. Estos oxides les dan muchas veces las pro- piedades ponzoñosas, y entonces se convierten en los mas activos y mas terribles venenos. La historia pues de las combinaciones sali- nas, y la consideración de sus bases son muy interesantes á la Me- dicina. F. Base. (Arte de formular.) En la parte de la Terapéutica á Materia médica que trata del arte de formular ó de prescribir al Farmacéutico las substancias que queremos asociar, y el modo de asociarlas, tiene la palabra base otra acepción que la que acabamos de darla; significa la materia medicamentosa mas útil, mas activa, y á veces mas abundante de todas las que entran en la fórmula j si es simple, la base es el único medicamento que la compone; pero co- mo el medicamento activo, necesario é indicado, necesita muchas ve- ces que se le ayude , corrija ó suavice, se da muchas veces junto con otros remedios, y entonces toma el nombre de base. La base como es el remedio principal debe ser la primera de las substancias medicamentosas en la fórmula, que domina todos los de- mas medicamentos. Casi nunca es el remedio de mayor dosis, antes 446 BAU á veces es el menos abundante, y así en la fórmula de una poción purgante ponemos al principio el sen que prescribimos en la dosis de dos dracmas, mientras que de maná, tamarindos y otros auxi- liares ponemos algunas onzas. La base considerada relativamente á su virtud es simple ó com- puesta: la primera solo llena una indicación; la segunda puede lie-? nar muchas, y así en una fórmula de poción emética el tartrite de antimonio ó tártaro estibiado dado en la dosis de dos ó tres granos obra especialmente como emético; y en una fórmula de una poción bechica incisiva el kermes mineral, que es la base, está prescrito para dividir el humor pulmonar, facilitar la expectoración, mantener al mismo tiempo las evacuaciones de vientre, y arrojar por el sudor y por la orina las materias morbíficas. La base es también simple ó compuesta, en quanto á la materia que la constituye; si basta solo un medicamento para llenar la prin- cipal indicación, la base será simple, y no bastando la virtud de uno solo, se ponen dos ó tres substancias de propiedades análogas, que se ayuden mutuamente , digámoslo así, ó sean mas fuertes eí- tando reunidas. De este modo juntamos algunas veces el tartrite de antimonio con la ipecacuana en una fórmula emética. Importa mu- cho observar que es menester una razón poderosa para componer ó multiplicar la base de una fórmula, y que las mas veces debe cons- tar de un solo medicamento, pues de este modo los remedios son mas seguros y mas fáciles de tomar. F. BASÍLICA, (vena.) (Anat.) Se da este nombre á una vena, que se abre por lo regular quando se sangra del brazo; esta vena baxa por la cara interna y algo posterior del brazo hasta cerca del cóndilo vecino del hueso húmero, dando al paso varias ramifica- ciones; después se divide en tres ramos, que son la basílica media- na, la cubital interna, y la externa, que se subdividen en otros varios ramos, que todos recogen la sangre de la respectiva extremi- dad superior donde se hallan. BASlLICON. (ungüento) (Mat. Med.) Este es uno de los medicamentos supurantes mas conocidos (V. ungüento.) BAUTISMO. (Med. leg) [Aun ignoramos á que tiempo prin- cipia el feto á animarse, á pesar de la multitud de opiniones y dis- putas que se han suscitado por varios autores; sin embargo, la opinión mas probable es que el alma se une al cuerpo desde el prin- cipio de su existencia, esto es, inmediatamente que se ha verificado la concepción; bien que esta opinión , como todas las demás, está muy lejos de la demostración, porque es muy difícil determinar si la falta de movimiento sensible pertenece á la debilidad ó á la muer- te. El feto no estando ni corrompido ni manifiestamente muerto, es preciso bautizarle para darle la salud eterna, porque es un dogma BAY 447 de la Iglesia, administrando este santo Sacramento baxo de condi- ción. Siempre es muy dudoso si el germen ó embrión es vivo; pero sin embargo siempre se le debe bautizar aunque se halle envuelto en las membranas, pues aun en estas circunstancias, dice Floren- tiní, no se ha decidido que dichas envolturas sean un obstáculo para que el agua toque inmediatamente al feto y pueda ser válido el bautismo. Quando el feto ha tomado el incremento necesario en la matriz, y que por causas físicas irremediables no puede salir sin perder su vida, se pregunta, ¿se executará á la madre la operación cesárea con solo el objeto de bautizar á la criatura? Es claro que con este proceder hay esperanza de salvar la vida al feto, con el doble ob- jeto de no solo conservar un individuo, sino darle también la salud espiritual, motivos que autorizan esta operación, y mucho mas si no hay ningún obstáculo que se oponga; pero no decidiré como Cangiamila, que el peligro, aunque dudoso de la vida espiritual del niño, no debe aventurarse aunque sea á costa del daño ó peligro corporal de la madre. Quando el parto es laborioso, y se presume que el feto se halla vivo en la matriz, y puede morir á su salida, se recomienda el bau- tismo por inyección, ó aplicando una esponja mojada hacia el ori- ficio del útero; pero para esto es necesario aun suponer que las membranas se hallan ya rotas, porque el romperlas para este fin tiene sus inconvenientes para el feto y para la madre (V. par- to.) Si el niño presenta algún miembro, está decidido, que apli- cándole el agua , aunque sea por inyección, es válido el bautismo... Otra qüestion no menos reñida se ha suscitado entre los autores de Medicina legal y los Canonistas, sobre sise debe conferir ó nó el bautismo á los monstruos. Alberti piensa como nosotros, cuya opinión seguimos, y es que si una producción humana monstruosa parece estar dotada de alma , no se le puede negar el Sacramento; pero para esto se reconocerá si este ser tiene la parte principal, la cabeza, con cuya forma se le puede atribuir la humanidad, aun- que lo restante del cuerpo sea deforme... Las molas, que por lo común son unos falsos gérmenes, ahogados ó confundidos con una masa carnosa, no deben ser el objeto de la presente discusión, pues se sabe positivamente que estos cuerpos están destituidos de vida...] BAYAS. (Mat. Med.^Las bayas son una especie de frutos cuyos principales caracteres y diferencias botánicas en Materia médica es necesario conocer, porque hay muchísimas bayas útiles empleadas en la Medicina. La baya es en general un pericarpio membranoso,blando, re- dondo ú esferoyde, prolongado, que encierra una pulpa mas ó me- nos blanda, xugosa y coloreada, que contiene dentro ciertas semi- 448 BAZ lias, ya puestas irregularmente como en la grosella, uva &c, ó en celdas regulares, como en el solano, la belladona &c. Las bayas se distinguen entre sí: i.° por celdillas regulares é irregulares como acabamos de decir: 2.0 por la naturaleza blanda ó pulposa de la substancia que envuelve las semillas, ó por la carnosidad del cuerpo que las contiene: 3.0 por su disposición sobre las plantas y árboles unas veces son solitarias, como en la planta llamada Paris, otras veces asociadas de tres en tres, en otras plantas reunidas en cabezas muy apiñadas dispuestas en racimos , ó sujetas á unos pedúnculos pequeños reunidos todos en un pedúnculo común, co- mo en la grosella encarnada, la casia &c.: 4.0 por su estructura exterior las hay lisas é hinchadas, otras llenas de puntas y pelos; algunas están coronadas por una estrella; se ven otras formadas por la hinchazón del calor, como en la rosa, encerradas en el cáliz hinchado y reticuloso con él; en fin, hay otras que no son mas que el receptáculo hinchado y vuelto, carnoso , que contiene las semillas en su exterior donde están como picadas, tal es la fresa: 5.° por el número de sus semillas: quando no tiene mas que una se llama la baya monosperma; si tres, trisperma; y en fin, polisper- ma pasando de tres: 6.° por el sabor, color y naturaleza de la pul- pa ó substancia que contienen en su interior. Esta diferencia es la mas interesante en Materia médica; porque manifiesta sus pro- piedades medicinales. La pulpa puede ser azucarada, acídula, acerba, amarga, acre, virosa &c. Todo esto, aunque relativo á Bo- tánica , no se debe omitir en la historia de los medicamentos. F. BAYLE DE SAN VICTO. (V. scelotyrbe.) BAZO. (Anat.) Es una entraña de figura irregular, cuya consis- tencia es blanda, muy parecida á una esponja empapada en un líqui- do sanguinolento, de un color entre azul y roxo, y situada obli- quamente en la parte lateral y posterior del hipocondrio izquierdo, entre la décima y undécima costilla y el estómago. El bazo varía infinito de figura, magnitud y color; apenas se abrirá un cadáver donde se halle esta entraña idéntica con las de otros; siendo digno de notarse que en los que han muerto mas enfermizos se encuentra el bazo mas lozano. La figura mas regular del bazo se aproxima algo á la de un óvalo que tiene tres caras, una mayor algo convexa en su parte media, que remata en dos bordes cortantes ^,y dos cóncavas desiguales, separadas por una línea hundida y pingüedinosa, llamada cisura del bazo, por la qual se introducen los vasos esplénicos, y á la que se ata el omento. Esta entraña se mantiene en su situación por va- rias prolongaciones ó dobleces del peritoneo, que les sirve como de ligamentos: la primera es la que viste el diafragma atándose al vér- tice posterior del bazo, y otra á la cara cóncava posterior de la BAZ 449 misma viscera. Otro pliegue del peritoneo va del bazo al riñon iz- quierdo; el omento gastro-cólico ata el bazo al estómago, y el me- socolon transverso forma una especie de vayna para el bazo; pero ninguna de estas ataduras quita al bazo su movilidad, antes bien siempre que el estómago se llena ó se vacia, muda el bazo de si- tuación respectiva, lo mismo que sucede con el movimiento de la respiración. El bazo está cubierto únicamente por una sola túnica, que es una membrana simple, firme, que es continuación del peritoneo, unida fuertemente por un texido celular á la substancia pulposa de esta entraña, de cuya membrana se desprenden é introducen en la substancia del bazo muchos filamentos celulares de mas con- sistencia que los que envuelven los vasos, y son los que le dan mas firmeza; de suerte que la substancia de esta entraña no se com- pone de otra cosa que de celdillas y filamentos celulares variamen- te entrelazados, por entre los quáles pasan innumerables vasos. Los vasos mas considerables del bazo son la arteria y la vena esplénica, los nervios los recibe del plexo esplénico, teniendo igual- mente muchos absorventes, que van á descargar por medio de otros al canal torácico. El uso del bazo ha dado motivo para forjar un gran número de hipótesis y sistemas tan ridículos, que basta referirlos para despre- ciarlos. Creyendo algunos Anatómicos que solo servia esta viscera de contrapeso al hígado; otros que era el sitio del alma sensitiva, aunque apenas siente; otros que era oficina de la atrabílis y de la melancolía; no falta quien ha dicho que era el manantial de la risa, y en donde se excitaba la venus, y otras varias sandeces de esta es- pecie: nosotros expondremos únicamente algunas conjeturas sobre el uso del bazo fundadas en hechos ciertos. En primer lugar los va- sos sanguíneos del bazo son muy grandes, respecto al tamaño de esta entraña, por lo que abunda tanto de sangre, pues vaciados y secos sus vasos se reducen á un corto volumen. En segundo lugar la sangre del bazo, según varías observaciones, es mas fluida y mas aquosa que la que se halla en las demás venas. En tercer lugar to- da la sangre del bazo, sin padecer en él secreción alguna, pasa por la vena porta al Hígado. En quarto lugar, quando el estómago está lleno comprime el bazo, y le reduce á menor volumen; im- pele del bazo á la vena porta una gran cantidad de sangre, que se recogía en el bazo quando el estómago estaba vacío. De todos estos datos se puede deducir que el bazo es una viscera auxiliar del hí- gado , en donde se acopia una gran cantidad de sangre para en- viarla con mas abundancia al hígado quando se necesita mayor se- creción de bilis, que es en el acto de la digestión; y también para que la sangre se vuelva mas fluida y mas aquosa ea el bazo, para TOMO I. LLL 450 BEB que haga la dilución de la sangre hepática, y precava su con- creción, BEBIDA. (Hig) [Damos el nombre de bebida á los fluidos que se emplean generalmente en la economía animal para ayudar la digestión de las substancias sólidas que hemos comido. El agua es la mas sencilla, y al mismo tiempo la mas natural de todas las be- bidas, y puede ser la mas útil para la disolución de los alimentos en el estómago quando se elige tan pura como podemos lograrla ( V. agua y sus qualidades) Después del agua la bebida mas usa- da en los países en que abunda es el vino, que mezclado con ella puede considerarse como una bebida excelente. (Vi vino.) También se consideran como bebidas comunes las varias especies de cerveza, (V. cerveza.) la cidra, la perada &c. (V. los artículos corres- pondientes) Para que las bebidas sean provechosas, se han de tomar en una proporción correspondiente á la cantidad de alimentos só- lidos que se han usado; pues de lo contrario son seguramente da- ñosas á la digestión, porque el exceso del fluido enflaquece el estó- mago, y da también mayor fluidez al quilo; y el exceso contrario hace que los alimentos poco humedecidos se disuelvan con mucho mas trabajo, y para ello se cansa demasiado el estómago. También pueden ser mas ó menos útiles las bebidas por razón de su temple. Generalmente las frias son preferibles por la virtud tónica que poseen en alto grado, y las calientes son mejores para relaxar y dulcificar; pero quando haya necesidad de beber caliente, será bueno mezclar un poco de azúcar al vino ú al agua, y así se- rán mas cordiales.,.} BEBIDAS. (Mat. Med) En Materia médica llamamos gene- ralmente bebidas (potus) á todos los medicamentos líquidos que se administran á los enfermos, y cuyo vehículo es siempre el agua. Pueden considerarse baxo dos puntos de vista, ó como bebidas con- centradas , ó como bebidas dilatadas. Las primeras regularmente están mucho mas cargadas de materias medicamentosas; tales son los caldosreducidosá jaletinas, los loes, las pociones aceytosas, los cocimientos espesos de leños ó quina, las jaleas vegetales desleídas en poca agua, y el agua gomosa. Algunas veces es bueno tomar los medicamentos en esta forma; pero generalmente debemos ob- servar la disposición del estómago, teniendo en consideración su fuerza ó potencia digestiva. Puede suceder que la primera toma de estas pociones no produzca el efecto que se desea , deteniéndose en el estómago, causando hinchazones con dolor, flato, náuseas, y aun vómitos; aunque este último síntoma es el menos malo de todos, porque él mismo remedia prontamente los inconvenientes produci- dos por la forma del remedio. Por esta razón, quando se teme un efecto semejante , no se deben recetar estos medicamentos sino en BEC 45i muy pequeñas dosis; las mas veces basta una cucharada cada vez, aumentándose ó disminuyéndose la dosis según el estado y fuerza del estómago. Las bebidas dilatadas, claras, ó muy líquidas y ligeras ,se ad- ministran mas á menudo que las primeras; pero también tienen sus inconvenientes. Las tisanas de toda especie, los caldos animales, son principalmente los medicamentos de esta especie. En la Medicina vulgar se ha hecho mas abuso de este género que del primero. Las bebidas muy abundantes debilitan el estómago, disminuyen su re- sorte, deslien demasiado el xugo gástrico, destruyen la agradable sensación del hambre quitando la capa de este xugo, cuya irri- tación parece ser la causa del apetito; turban la digestión quitando la actividad á este líquido, y haciendo que se derrame en los intes- tinos. El caldo de ternera ó de pollo tomado con exceso ha pro- ducido muchas veces estos malos efectos, y substituido á la irrita- ción y á la tensión de los nervios, que los habian indicado mas bien que la pretendida sequedad que se creia ser causa de ello, una re- laxacion y una inercia morbífica, deque son conseqüencias nece- sarias la debilidad general, la palidez , y aun la caquexia: por esto es menester poner tanta atención á la impresión que producen las bebidas diluyentes, como la que causan las bebidas concentradas. No se necesita decir que las bebidas pueden distinguirse: i.° por sus propiedades químicas, en bebidas acidas, alcalinas, aquosas, mu- cilaginosas, emulsivas, lechosas, extractivas &c: 2.0 por sus pro- piedades medicinales en laxantes, diluentes, dulcificantes, aperiti- vas, diuréticas, sudoríficas, astringentes, purgantes &c. F. BECABUNGA. (Mat. Med) (V. berro.) BECHER. (Juan Joaquin) (Biog) Nació en Spira el año 164?: fué primeramente Profesor de Medicina, luego primer Médico del Elector de Maguncia, después del de Baviera. Pasó á Londres, adonde le habia proclamado su fama, pues el furor de sus envi- diosos le precisó á buscar aquel asilo: murió allí en 1685. Tenemos muchas obras suyas, entre las quáles se distinguen las siguientes: 1. Physica subterránea, Francfort 1669, en octavo, reimpreso en Leipsick en 1703, y en 1759, en octavo. 2. Experimentum chy- micum novum, Francfort 1671 , en octavo. y.Character pro no ti- fia linguarum universali, donde pretendía formar una lengua uni- versal, por medio de la qual se entendiesen fácilmente todas las naciones: es un sueño de un hombre de talento. 4. lnstitutiones chymkct, seu Manuductio ad Philosophiam hermeticam, Ma- guncia , 1662, en octavo. 5. lnstitutiones chymicce prodromce , en Francfort 1664, y en Amsterdam 1665 , en dozavo. 6. Experimen- tum novum ac curiosum de mina arenaria perpetua , Franc- fort 1680, en octavo. 7. Epístola chymicce, Amsterdam 1673, en octavo. Becher pasaba por un maquinista muy hábil, y por un buen Químico. Fué un hombre de un carácter vivo, ardiente y entusiasta , el qual le hizo dedicarse á la Química. Fué el pri- mero que aplicó esta última ciencia en toda su extensión á la Filosofía, y que mostró de qué uso podia ser para explicar la es- tructura , el texido y las relaciones mutuas de los cuerpos. Creia haber encontrado una especie de movimiento perpetuo. Se le deben en efecto algunas invenciones útiles, y trabajó en perfeccionar la imprenta. D. H BECHICOS. (Mat. Med.) Aunque no pueda admitirse ana- logía particular entre ciertos remedios y los pulmones, sin embar- go, no hay duda que algunos tienen una acción determinada sobre el texido y demás partes de esta viscera. La experiencia ha consa- grado esta verdad , y solo por ella podremos conocer la acción de los medicamentos; y así es que á los que tienen esta propiedad les llamamos bechicos, palabra griega, que significa remedios para la tos; y como este síntoma existe en todas las enfermedades de los pulmones, de ahí les viene el nombre, y también el de pectorales. Es tan crecida la lista de estos remedios en los autores, y al mismo tiempo tan diferentes sus propiedades entre sí, que es nece- sario establecer varias clases. Nosotros, siguiendo á varios autores, las dividiremos en tres, bechicos dulcificantes, bechicos comunes ó detersivos, y bechicos resolutivos é incindentes. Los que se usan mas entre los de la primera clase son las raices de regalicia, de tusílago, de nabo, las hojas de pie de gato, de col encarnada, de capilaria, y las flores de malva, de tusilago &c. Las frutas azucaradas como uvas, higos, dátiles, piñones, dulces &c; las gomas, los pistachos, almendras dulces, los mucilagos, el azú- car, la leche, la miel y los caracoles. La Farmacia tiene de esta cla- se los xarabes dulcificantes de malva, y de las plantas arriba indica- das, las pastillas pectorales de malvavisco &c. Estos remedios con- vienen generalmente á todas las enfermedades de pecho, acompaña- das de calor, de dolor, tensión y de tos; muchas veces son prefe- ribles á los de las dos clases siguientes, aunque su uso muy continua- do pueda originar á veces una relaxacion considerable y una gran debilidad; sobre todo son buenos para facilitar la expectoración. Los bechicos vulnerarios ó detersivos generalmente son mas enér- gicos , y tienen un sabor mas fuerte. El agua de cal es la única ma- teria mineral, que se tiene por un bechico detersivo; y en el rey- no vegetal es donde se hallan la mayor parte de estos remedios; tales son las hojas de yedra terrestre, de parietaria, de ortigas, de verónica, de pulmonaria, de encina; la trementina, y el bálsamo de Copayba. Entre las preparaciones farmacéuticas mas comunes conta- mos el agua de brea, el bálsamo de Lucatelli, y el bálsamo de azufre. BED 453 Estas especies de bechicos están indicados en las llagas y úlceras de los pulmones, en las que son de gran provecho; pero es necesario que la calentura, la sequedad , la rigidez y acrimonia de los humores no sean de gran consideración , pues de lo contrario ha demostrado la experiencia que estos medicamentos son mas bien perjudiciales que provechosos. En fin, los bechicos resolutivos ó incindentes son los que tienen la propiedad de disolver los infartos agudos ó crónicos, formados en los pulmones por la condensación y coagulación de los humores que los bañan. En esta clase colocamos el kermes mineral, los azufres dorados de antimonio, el tártaro estibiado, las preparaciones de azu- fre, las raices ó lo que llamamos cebolla albarrana ó escila, las hojas de hisopo y de erismo, el benjuí, el xarabe de erísimo, el oximiel simple ó escilítico, las pastillas de azufre, las flores de benjuí, las pildoras de Morton, y el antihético de Poterio. Sucede con esta última clase de bechicos lo que con la segunda; deben administrarse con muchísima circunspección, porque son muy enérgicos, y no estando perfectamente indicados pueden cau- sar mucho daño. Acostumbramos emplearlos para el catarro de pecho, la peripneumonia biliosa, el asma húmeda, la hidropesía de pecho, las dysneas ó dificultades crónicas de respirar, la tisis tu- berculosa &c. Debemos poner mucha atención en sus efectos para poder substituir inmediatamente los dulcificantes en caso de ser muy considerable su acción. F. BEDELIO ó BDELIUM. (Mat. Med.) El bedelio es una goma resina, conocida y usada desde la remota antigüedad , aun- que no se sabe su origen: se hallan varias especies de esta droga en las boticas; unas veces está en lágrimas y otras en trozos de color negro, grasientos y tenaces, de un olor semejante al de la mirra , el uno y el otro vienen de la Arabia: el primero parece ser el suco de una planta desconocida puro y espesado; el segundo el mismo suco mezclado con algunas impuridades. Los antiguos y los modernos han hablado de esta droga, pero guardan todos silencio sobre su historia natural... El bedelio se usa hoy muy poco, paticularmente en la Medicina; sin embargo , Hofíman le recomienda para las úl- ceras del pulmón, y en los grandes fluxos hemorroidales. Se mira este medicamento como tónico, fortificante, atenuante y un poco astringente; se le ha tenido como específico de las enfermedades pituitosas, del pecho, de la matriz, de los ríñones y de la vexiga; en la tos, la asma, las flores blancas, las úlceras de los ríñones y la vexiga; también se le ha tenido como antiespasmódico, y muy útil para los parosismos histéricos, los epilécticos y otras convul- siones , espasmos &c. Se ha empleado mucho este remedio en fu- migaciones para las enfermedades de la matriz, ya sea en las ól- 454 BEL ceras, ó quando se halla el feto muerto &c. Exteriormente se ha usado también este remedio, formando con él ungüentos y emplas- tos para fundir los tumores y supurar los abscesos &c. BELLADONA. ( Mat. Med) La belladona ó belladama, lla- mada atropa belladona por Linneo, es un género de planta de la familia de los solanos... A pesar de los peligrosos efectos causados por las bayas de la belladona, han sido empleadas en la Medicina. Gesner no temia hacer preparar un xarabe con el zumo de estas bayas, y recetaba una cucharada para conciliar el sueño, calmar los dolores, y detener la disentería. Para esta última enfermedad se ha recomendado infinito; las bayas mezcladas con cerveza han sido indicadas para la gota vaga, y aconsejadas como un especí- fico de la hidrofobia. En nuestros dias se han substituido las hojas á las bayas; no porque las hojas dexan de ser venenosas, narcóti- cas y peligrosas como las bayas, pues, según Ray, una hojita apli- cada á una úlcera cancerosa debaxo del ojo, dilató singularmente la pupila, y algunas veces produxo la embriaguez su uso interno, como también los vértigos y las náuseas. Habiéndose ablandado y curado enteramente algunos tumores esquirrosos por la aplicación exterior de las hojas de la belladona, se determinaron en fin á recetarla interiormente para el esquirro y aun el cáncer de las narices. Murray, se^un dice un Eclesiástico de Hannóver , cuenta que una muger de aquel pais conocía y emplea- ba este remedio para el cancro desde el año de 1683. Junker fué el primero que habló de este remedio, que dixo le habia enseñado Specth, que tenia la receta de manos de Brummen , Médico sueco. Junker dice que la belladona una vez le probó bien y otra mal. Degnero, instruido por Junker, se sirvió de ella con fruto para los cancros: hacia preparar una infusión con una hojita de belladona y quatro vasos de agua caliente; cada mañana se habia de tomar un vaso: al principio solo ponia doce granos de estas hojas en diez vasos de agua; luego llegaba á quince granos, y últimamente po- nia un escrúpulo entero. En 1739 publicó Miguel Alberti una disertación sobre el uso de la belladona como específico para el cancro oculto: cita el exem- plo de haber curado un cancro en un pecho y otro en la lengua sin omitir sus ensayos infructuosos; pero su obra estaba llena de dudas, y la belladona estuvo olvidada hasta el año de 1754. Lam- bergen publicó la historia de una muger á quien se curó un cancro ulcerado cerca de una mano, y un esquirro en la otra, haciéndole tomar cinco meses seguidos una infusión de hojas de belladona principiando por dos granos, y aumentando hasta tres y un tercio: entre todo tomó seis dracmas de estas hojas; al fin de todos estos ensayos, se sacó en limpio: i.° que las hojas de belladona disolvían BEN 45$ algunas veces los esquirros: 2.0 que esto no se verificaba siempre: 3.0 que no tenian acción ninguna sobre el cáncer abierto: 4.0 que el uso de estas hojas, aunque moderado, originaba penosos acciden- tes, opresión, atolondramiento , debilidad, abatimiento &c. Han sido celebradas sucesivamente las hojas, las raices, y aun las bayas de la belladona en la hidrofobia ; pero hasta ahora el éxito no ha correspondido á la esperanza que se habia formado al prin- cipio. Se ha hecho la experiencia de este remedio en las enferme- dades epizoóticas, y singularmente en la de los bueyes, que reynó quince años ha, y tampoco han correspondido los efectos. En fin, con este remedio se ha creído aliviar algo á los maniá- ticos, á los melancólicos, á los epilépticos, y curar la ictericia inve- terada y las obstrucciones crónicas del hígado. De todos estos hechos se ha de concluir que la belladona es muy narcótica y muy resolutiva; pero que su acción sobre el ce- rebro, y los nervios y demás órganos de la sensibilidad, es dema- siado fuerte, y por lo mismo temible su administración, mayor- mente quando las observaciones en que se funda su eficacia en los casos citados no son ni bastante numerosas ni exactas. F. BELLOSTE. (Agustín) (Biog) Famoso Cirujano: nació en Paris en 1654. Sirvió en los exércitos y en los hospitales de Fran- cia; pero después el Duque Victor Amadeo de Saboya, Rey de Cerdeña, le hizo su primer Cirujano en 1697: publicó una obra con el titulo Cirujano de hospital, y modo de curar pronto las he- ridas, de la qual se han hecho varias ediciones; en 1725 publicó una continuación del Cirujano de hospital, tratando sobre los efectos del mercurio, y de la utilidad de combinarle con los purgantes. Mu- rió en Turin el 15 de Julio de 1730. Su hijo continuó haciendo un misterio de la composición de las pildoras mercuriales que inventó su padre; pero en el dia se hallan descritas en varias Farmacopeas, y nosotros las expondremos en el artículo pildoras. BENEDICTA, (laxativa.) (Mat. Med.) La benedicta laxativa. es un electuario preparado en frió, hecho por medio de la mezcla exacta de los polvos de la raiz de turbith, de corteza de raiz de esula, de diagridio, de hermodátiles, de quatro semillas umbelífe- ras, y de nueve substancias aromáticas con miel. Primero se mez- clan bien los polvos, se deslien luego con miel caliente, y se forma con ellos un electuario purgante. Antes se recetaban algunas drac- mas de esto para evacuar la pituita, la serosidad, los humores blancos en general, para vaciar las aguas de los hidrópicos, quitar las obstrucciones, llamar otra vez el curso de las reglas suprimidas ó disminuidas , y desterrar los flatos; pero ya casi no se lisa este medicamento , porque su demasiada complicación hace inciertos sus efectos, y porque es susceptible de alteración , cuya naturaleza 456 BEN es imposible determinar. Algunas veces se usaba en lavativas como evacuantes, estimulantes y carminativas en la dosis de media ó una onza. Mas útil seria conservar los polvos preparados, y no mez- clarles la miel hasta el momento de servirse de ellos, que prepararlo como se hace para muchos meses y aun años; con esto se evitaban las alteraciones que produce la fermentación á que está expuesto por la naturaleza de su mezcla, particularmente la miel que forma el recipiente. F. BENIGNIDAD. (Med) Comunmente se entiende por esta palabra el carácter de una enfermedad , cuyos síntomas no son in- cómodos , y en la qual no peligra mucho el enfermo. En este sen- tido han distinguido los autores las viruelas en benignas y malignas, y en el mismo se dice calentura benigna y maligna, de modo que malignidad expresa el carácter opuesto á benigno. Se emplea para señalar un medicamento, cuya acción no es violenta; la voz ma- ligno se aplica á los síntomas y no á los medicamentos, y así se dice carbúnculo maligno &c. BENJUÍ. (Mat. Med.) El benjuí es un suco balsámico, seco y duro, frágil, muy inflamable, y de un olor muy subido y fra- gante, del qual se hace mucho uso en la Medicina... En las boti- cas se distinguen dos especies de esta droga, de las quáles la una es el benjuí mas puro que se halla en lágrimas blancas bien purifica- das, semejantes en su figura á las almendras; la otra es el benjuí común, que no es tan puro; la primer especie es la que se debe preferir para el uso médico. El árbol que da el benjuí es, según al- gunos naturalistas, una especie de laurel... La análisis química de esta substancia es de las mas conocidas y bien hechas de los sucos re- sinosos. El benjuí es un verdadero bálsamo, esto es, una combina- ción natural de una resina con un ácido concreto, desprendiéndose por la acción del calor y el agua; su olor quando se calienta es vi- vo, fragante y agradable, por lo que forma uno de los materiales del incienso fino; un calor que sea algo fuerte lo funde é inflama, y entonces su olor se hace incómodo y acre, excitando tos y estor- nudos; si se le pone al fuego en vasos cerrados, se saca de él una sal acida cristalizada, y un aceyte pardusco muy oloroso: esta sal se llama en las Farmacopeas flores de benjuí. (V. este artículo.) Tam- bién se disuelve entero en el alcohol, y se forma la tintura, que se emplea en la Medicina y en la Perfumería: sirve para preparar la leche virginal, que no es mas que la tintura precipitada por una gran cantidad de agua. El benjuí en substancia se usa en Medicina , y se le tiene como aperitivo, fundente, nervino, resolutivo, incindente, antiespasmó- dico; su acción se dirige hacia la piel, por lo que puede ser muy útil en las enfermedades eruptivas, principalmente en lasque arro- BER 457 jan la materia morbífica con lentitud por falta de fuerzas, y en las que están complicadas con putrefacción; algunos prácticos lo em- plean en estos casos mezclado con el alcanfor y el azafrán , pro- duciendo también muy buenos efectos en las calenturas pútridas y malignas ó nerviosas; se le administra con mucha utilidad siem- pre que hay que desleír ó dividir el humor catarroso de los pulmo- nes: se le puede administrar en la dosis de algunos granos hasta un escrúpulo, mezclándole con una yema de huevo ó con otras masas de pildoras; de este modo parece que no incomoda ni al tomarlo, ni después con el tufillo que despide. Se emplea también en fumi- gaciones como tónico, nervioso &c. Este humo mezclado con el ayre en corta cantidad es útil en las úlceras de los pulmones. Tam- bién entra el benjuí en los ungüentos y en los emplastos; pero au- menta poco á sus respectivas virtudes. Las preparaciones del benjuí se usan mucho en Medicina, la sal acida ó flores, que serán tratadas en su respectivo artículo, son de grande utilidad; el aceyte que se desprende por la destilación es un buen remedio interno y externo: interiormente se le puede dar en la dosis de algunas gotas, y puede ser muy útil en las heridas de los nervios, de los tendones, de las aponeurosis y de los ligamen- tos; la tintura del benjuí ó su disolución en el alcohol, se emplea para deterger las úlceras antiguas, y hacer que tengan mas acción vital, empleándose también en las caries de los huesos. Ext. de F BERIBERIA ó BEREBERE (Med) Esta es una enfermedad muy común en las Indias, que consiste en una retracion ó trastorno en la articulación de la rodilla y del muslo, que obliga á andar á los enfermos como acurrucados, teniendo al mismo tiempo una es- pecie de temblor ú hormigueo, y la voz ronca y débil; esta enferme- dad constituye el género veinte y dos de la clase quarta de Espas- mos de la Nosología de Sauvages; para su curación (V. el artículo de la clase) BERRO. (Mat. Med.) Esta planta es bastante conocida, lla- mada también nasturcium aquaticum; sus virtudes son muy seme- jantes á las de las plantas siliquosas: efectivamente su sabor acre y estimulante da bastante á entender que tiene propiedades muy con- siderables en la economía animal; su sabor es muy análogo al de la codearía. (V. este articulo.) Es un excelente antiescorbútico, aun- que no tan activo como la codearía; ademases un buen atenuante, incindente , resolutivo y diurético. Se puede administrar en infusión, en zumo, y se puede comer en ensalada. Algunos autores tienen esta planta por litontrífica y antipodágrica, refiriendo varios casos curados con ella. Los zumos antiescorbúticos han solido formarse con la codearía , la becabunga, el berro &c.; pero la becabunga, según dice Cullen y Murray, no pude tener esta virtud, aunque se TOMO I. MMM 458 BER halla celebrada por varios autores, pues es una planta insípida y muy inferior al berro, á quien la han comparado, y por lo que el vulgo llama berraza, á quien quando mas se le puede conceder una virtud análoga, pero muy inferior. El berro se puede aplicar exteriormen- te; Tournefort asegura que humedeciendo con su zumo los poli- pos de las narices los destruye poco á poco; con sus hojas se pueden formar cataplasmas para resolver y curar las enfermedades erupti- vas , crónicas, y otras enfermedades que haya que fundir y resolver. BERRUGA. (Cirug.) * Llamada en latin verruca, es una ex- crecencia pequeña y pardusca, que sale en gran número en varias partes del cuerpo; pero por ló común en la cara y en las manos. Estas berrugas varían por la forma y grosura, pues unas son grue- sas y aplanadas, y otras son sumamente pequeñas, y algunas se presentan péndulas como asidas de un pedúnculo muy delgado. Para curar estas excrecencias que causan la fealdad , principalmente las de la cara, se han empleado varios medios, muchos de ellos supersticiosos; pero nada hay mas seguro que la mano del Ciruja- no: expondremos los principales métodos que deben seguirse para conseguirlo. El que merece el primer lugar es la ligadura, la qual se practica en las berrugas que son delgadas por la raiz, y que están como péndulas, las quáles se atarán con una cerda ó con una he- bra de seda bastante fuerte; de este modo se intercepta la circula- ción de los vasos, que dan riego á estos tumorcitos, y por consi- guiente se secan después. Otro de los medios que se emplean para curar las berrugas se reduce á separarlas con unas tixeras, asién- dolas con una pinza ú otro instrumento, y cortándolas después, aplicando en la incisión la piedra infernal ú otro remedio corrosivo para destruir alguna porción de raiz, que pueda quedar é impedir el que se reproduzcan estos tubérculos. Si las berrugas son muy grandes, se deben emplear los corrosivos; y para que estos reme- dios obren inmediatamente se cortará antes la superficie dura de estos tubérculos con una navaja de afeytar ó unas tixeras, aplican- do después de tiempo en tiempo en esta herida el aceyte de tártaro por deliquio, ó algún ácido, como el vitriólico, nítrico &c, ó la manteca de antimonio. Para curar las berrugas pequeñas , blandas y recientes suele bastar el tocarlas con el suco amarillo de la Cele- donia , ó la leche ó xugo de algunos de los titímalos. El usowde corrosivos para curar las berrugas exige algunas pre- cauciones , particularmente si están situadas en los párpados ú otras partes inmediatas á los ojos, para no ofender estos órganos con los cáusticos, y que solo obren en los tubérculos, para lo qual convie- ne rodear la berruga con un anillo de cera, ó aplicar un emplasto oradado, cuya abertura descubrirá solo la berruga, la que se puede cauterizar sin riesgo de ofender las partes inmediatas; por el BET 459 mismo método se podrán destruir todos los demás tubérculos ó deformidades cutáneas. El quarto método de extirpar las berrugas es aplicando en ellas un hierro encendido, de suerte que queme hasta la raiz del tubérculo: es cierto que es el medio mas violento; pero también es el mas pronto ; después se aplica el basilicon ú otro supurante, y se cura la úlcera... Se debe observar que muchas ve- ces se presentan ciertas berrugas, particularmente en la cara , en los labios, cerca de los ojos &c., que tienen un color lívido, y un aspecto semicancroso, las quáles se deben dexar, y no intentar su extirpación, pues muchas veces se alteran por la mano del Cirujano y degeneran inmediatamente en carcinomas *. Las berrugas se presentan en las partes genitales de qualquiera de los dos sexos en conseqüencia del contagio venéreo: se curarán por qualquiera de los métodos indicados, y ademas se atenderá á destruir el veneno venéreo con su específico (V. venéreo.) El uso continuado de una disolución de sublimado corrosivo en vinagre, tocando varias veces al dia las berrugas, nos ha producido felices efectos en nuestra práctica, con preferencia á las muchas fórmulas que hay para este objeto, poniendo quatro ó seis granos en dos on- zas de vinagre, teniendo la ventaja de que se van consumiendo es- tas excrecencias sin molestar los enfermos, lo que no sucede así con los cáusticos corrosivos. BETÓNICA. (Mat. Med.) Es un género de flores monopéta- las de la familia de las labiadas: se distingue en cinco especies; pero aquí solo hablamos de la betónica oficinal. Esta planta nace en los bosques y en los prados, donde es muy común: florece en verano, y sus flores enroxecen algo al papel azul, lo que no hacen las hojas. Se la tiene por cefálica, aperitiva, vul- neraria, detersiva, y estornutatoria. Nos servimos de la flor y de las hojas; se ponen en infusión como el té, ó se hacen cocimientos con ellas. El sabor de la betónica, según Vogel, es algo salado, y lige- ramente aromático; su olor suave; resuelve con suavidad los infar- tos formados en las visceras; cura la hictericia; promueve las re- glas y alivia la gota. Según dice Bartholino parece que estando tierna esta planta pue- de causar vértigos; si se aplican sus hojas á las narices, y perma- necen un quarto de hora, pueden ser muy buenas para las fluxio- nes serosas de ojos. Las mismas hojas pulverizadas entran en los emplastos para las Hagas de la cabeza. En el dia se hace poco uso de esta planta. BETUNES. (Mat. Med) Los betunes son unas substancias combustibles y sólidas, blandas ó fluidas, de olor fuerte, acre, aro- mático, de sabor primeramente débil, y luego vivo y picante, que 460 BET provienen de materias vegetales ó animales que están debaxo de tierra, y alteradas por las sales subterráneas. No son propiamente minerales, aunque los han colocado en este reyno. Se hallan, c for- mando capas debaxo de tierra, ó transpirando por las rocas, ó na- dando en la supercie del agua. Su principal carácter es arder, las mas veces con una llama rápida y blanca, quando se encienden al contacto del ayre; lo mismo que los aceytes animales ó vegetales despidiendo entonces un humo espeso y un olor fuerte, penetrante, aromático y particular. Su análisis es semejante al de las substancias orgánicas. La acción del fuego los altera como á toda composición complicada. Sus principios movidos por el calor tienen reacción unos sobre otros, y se unen de dos en dos ó de tres en tres, de modo que forman nuevas composiciones diferentes de la naturaleza de los betunes. Por la destilación sacamos de ellos un licor ó agua olorosa, masó menos colorada y salina, un ácido muchas veces concreto, á veces amoníaco, y aceytes que, aunque ligeros al principio, se es- pesan y colorean tanto mas, quanto la destilación se adelanta, y quanto mas activo es el fuego. Después de esta análisis queda un carbón mas ó menos voluminoso, ligero, ralo, brillante, compuesto según las varias especies de betún. El contacto del ayre y de la luz, espesa y da olor á los betunes líquidos. Su principio oloroso se disipa, y pasa del estado de flui- dez á la tenacidad y aun á la solidez; pero para esto último se ne- cesitan muchos años. El agua con que calentamos los betunes no los disuelve, pero se carga de su principio oloroso, y exhala luego el olor que le es propio; disuelve también algunas veces parte del ácido que contienen enteramente formado. La cal y los álcalis pu- ros parecen susceptibles de unirse con los betunes y formar con ellos una composición soluble en el agua, ó una especie de xabon. Aun no se conoce mucho el modo como los ácidos minerales obran so- bre los betunes; es verosímil que los disolverían ó los quemarían según el estado de concentración , como hacen con los aceytes. No se ha examinado la acción de las sales neutras, del gas hidrógeno, del azufre y de los metales sobre los betunes; y en general las pro- piedades químicas de estos cuerpos son todavía poco conocidas. Los naturalistas se han dedicado mucho mas á examinar el orí- gen y formación de los betunes, que los Químicos en averiguar sus análisis. Ha habido muchas opiniones sobre el origen de estos fósiles. Los unos pensaron que estos cuerpos combustibles pertene- cían propiamente al reyno animal, y que eran á los minerales, lo que el aceyte y la resina es á los seres orgánicos. Pero esta opinión no es nada verosímil después de haberse probado que los cuerpos aceytosossolo pueden formarse por el organismo de los seres vivien- tes , y así la otra opinión de los que atribuyen los betunes á unas subs- BET 461 tandas vegetales introducidas en la tierra , y alteradas por la acción de los ácidos minerales, tiene muchos mas partidarios que la prime- ra. Efectivamente todo prueba que los betunes provienen de materias orgánicas, pues al rededor de él se halla siempre gran número de materias cuya forma se conoce claramente, y ademas ellos mismos tienen los caracteres químicos de las substancias formadas por la vida; y hemos llegado á imitarlas hasta cierto punto, combinando los aceytes con el ácido sulfúrico concentrado. La historia química de las materias vegetales prueba que este ácido puesto en contacto con los aceytes volátiles los endurece, los pone negros, y les da un olor fuerte y picante bastante análogo al de los betunes. Pero falta saber si estos cuerpos están formados únicamente por los ve- getales enterrados, como han dicho casi todos los naturalistas, ó si los animales contribuyen á ello con alguna cosa. La gran cantidad de betún que existe en lo interior de la tierra, comparada con el monte ó árboles que se hallan en su cercanía, y sobre todo la poca abundancia de materias aceytosas que contienen estos vegetales, contradicen la opinión de los que atribuyen el origen de los betu- nes enteramente al reyno vegetal. Por otra parte la abundancia de estos cuerpos combustibles, donde apenas se halla rastro de algún vegetal , y la existencia casi constante de reliquias de anima- les amontonadas encima de los betunes, debieran inclinarnos á creer que estos seres organizados han contribuido mucho, y acaso mas que los vegetales, á la formación de algunos de estos fósiles com- bustibles: observemos también que las muchas capas de algunos betunes que se hallan en masas continuas en lo interior del globo, anuncian que estos cuerpos se han colocado lentamente por me- dio de las aguas, y que su formación corresponde á la época en que el mar formó aquella inmensa multitud de conchas y otros cuerpos marinos. Con que sacamos que han sido fluidos, y se han endure- cido con el tiempo y con la acción de los cuerpos salinos, ú otros agentes que contiene abundantemente el interior de la tierra. Los aceytes y las grasas de los animales marinos parece que son uno de los materiales de que se vale la naturaleza para formar ciertos betu- nes, mientras hay otros cuyo origen es manifiestamente vegetal, y que se deben á ciertas resinas y aceytes introducidos debaxo de tier- ra y alterados por ella. Los betunes son m-uy numerosos, y los mineralogistas los han dividido en varios géneros. Considerándolos químicamente veremos muchas especies de betunes; unos son líquidos; otros blandos: los hay sólidos; y entre estos últimos unos son duros y susceptibles de pulimento, y otros se desmenuzan fácilmente. Señalaremos cinco especies, que comprehenden á la verdad un gran número de varie- dades i estas cinco especies son el succino, el asfalto ó betún de 462 BEZ Judea, el sayeto, el xabon de tierra y el petróleo. El ámbar gris que se tenia en algún tiempo como betún, hoy dia está reconocido como un producto animal. Aunque cada especie de estas tenga propiedades y usos algo di- ferentes en la Medicina, como puede verse en sus respectivos artí- culos, tampoco tiene duda que estos cuerpos tienen algunas propie- dades generales en que convienen todos. Son todos ellos penetran- tes, resolutivos, fortificantes quando se administran exteriormente. Los productos aceytosos tienen sobre todos estos caracteres, es- esto es, el ser incindentes, tónicos y diuréticos. Sus sales obran particularmente, ó dirigen su acción sobre los pulmones. Hoy dia aun exteriormente se emplean muy poco, y sirven mucho mas para las artes. F. BETUMINOSO. (Mat. Med.) La palabra betuminoso signi- fica todo lo que es de betún, produce betunes, ó pertenece en ge- neral á los betunes. Comunmente se dice de los productos que dan los betunes por medio de la análisis, y así decimos aceytes betumi- nosos, sales betuminosas &c. También se aplica á los fósiles ó á las tierras y piedras naturales, que contienen mas ó menos betún en su mezcla ó en su superficie. Los schistas son á veces tierras betumino- sas. Generalmente se cree que las tierras, que de negras ó muy colo- radas que eran naturalmente se vuelven blancas calentándolas fuer- temente , y sobre todo enroxeciéndolas son betuminosas. Hay tier- ras que contienen tanto betún que son susceptibles de arder, y pueden emplearse como unas especies de cuerpos combustibles. F. BEZOAR. (Mat. Med.) La palabra bezoar se ha dado á una concreción que se halla en uno de los estómagos de una especie de gacela, y al mismo animal que da esta concreción; pero general- mente se entiende mas por la concreción que por el animal. Se dis- tinguen , según todos los autores de Materia médica, dos especies de bezoares, el uno llamado oriental, y el otro occidental. El orien- tal es una concreción animal bastante dura, formada de capas con- céntricas sobre un granito qualquiera. Su color, tamaño y figura son variables, y no tiene olor ni sabor. Algunos bezoares orientales son del tamaño de un huevo de gallina, y estos son los mas raros, los mas estimados y preciosos. La mayor parte de ellos son mucho menores, y pesan desde un escrúpulo hasta una dracma. Estas con- creciones son redondas, ovales, cilindricas ó irregulares; las hay amarillas, cenicientas, verdes, azules, encarnadas y aun negras; y algunas tienen mezcla de amarillo y verde, azul y ceniciento', ó azul y negro. Kempfer asegura que las mejores son las redondas, azules ó verdes con mezclas de negro; se estiman poco las amari- llas ó roxas, y que presentan unos tubérculos ásperos ó cubiertos de bello. BEZ 463 Estas concreciones se forman junto al piloro y en el fondo del quarto estómago de una especie de gacela de Indias. Roux llama á este quadrúpedo gazella indica cornibus rectis longissimis nigris prope caput tantum azulatis. Linneo lo indica con la frase siguien- te: Capra cornibus teretibus rectissimis longissimis, basi anu- latis. Las concreciones parece que se forman sobre un cuerpo extraño, como una pasa , un pedazo de corteza que tragan los ani- males con sus alimentos. El animal habita en muchas provincias de Persia, y sobre todo en el monte Boarsi. Parece que el bezoar no se encuentra sino en animales ya muy viejos. El bezoar occidental se miraba en otro tiempo como menos precioso que el primero: se diferencia de él, por el mayor grueso de sus capas, y por su me- nor dureza, como que aveces puede reducirse á polvo: se encuen- tra en el quarto estómago de las cabras salvages del Perú. Este ani- mal es el verdadero rupicabra de los naturalistas antiguos. Linneo lo describe así: Capra cornibus erectis uncinatis. Es el ¡sardo ó el chamois. Esta concreción es negra, cenicienta ó verdosa. Como las grandes virtudes que en otro tiempo se atribuían al bezoar oriental lo hacian sumamente caro, el cebo de la ganan- cia hizo discurrir el substituir otras muchas concreciones al ver- dadero bezoar , y aun el componer bezoares artificiales. Se pro- curó pues distinguir por medio de caracteres ciertos y exclusivos el verdadero bezoar de entre todos los demás... Todas las concre- ciones que no presentaban estos caracteres, y que se apartaban de ellos mas ó menos, no eran verdaderos bezoares, y perdían infi- nitamente de su precio; pero también tenia un tesoro el que llega- ba á poseer un bezoar. Lo encerraban en caxas de oro y plata; lo guardaban con extremo cuidado; solo tomaban una pequeñísi- ma cantidad en casos graves, y era necesaria la mayor amistad para que cedieran algunos granos. La superstición de los negros y su confianza en el grisgris no era mayor que la confianza que tenian en el bezoar oriental. Esta singular opinión nació de la Medicina de los árabes. En los siglos de Serapion , Avicena y Rassis fué mirado el bezoar oriental como el mayor y mas útil de los alexifármacos. Luego per- dió parte de su reputación y de su precio; pero la tomó mucho mayor algunos siglos después, y en el siglo quince y diez y seis es- tuvo en su mayor auge. Entonces se creia que ningún veneno, nin- guna enfermedad contagiosa, eruptiva ni pestilencial podia resistir á aquel antídoto, que arrojaba los venenos hacia el cutis; excitaba un sudor siempre útil; atacaba la putridez y la virulencia; producía crisis provechosas; fortificaba los nervios, y daba vigor no solo al cuerpo sino también al ánimo. Todos los medicamentos análogos que tenian iguales virtudes fueron bezoardicos \ y esta palabra era 464 BEZ sinónima de antídotos, alexiteres, alexifármacos, cordiales &c. Ha sido necesario mucho tiempo para destruir todos estos errores. A mediados del siglo diez y siete aun se ga-taba el bezoar orien- tal ; pero por último observaron que no correspondían las esperan- zas que se tenian de él; que no destruía el efecto terrible de los venenos; que no los arrojaba al cutis sino mezclándolos con verda- deros sudoríficos; que no tenian ninguna acción útil en las calentu- ras malignas y pútridas, ni en las viruelas. Llegaron hasta decla- rar que los bezoares artificiales preparados con piedras, cangrejos molidos, y mezclados con almizcle y ámbar gris tenian mas virtudes que el mas famoso bezoar oriental. Reconocieron que la concre- ción calculosa á que daban este bello título, y creian sacada exclu- sivamente del estómago de la gacela se habia extraído muchas veces de otros varios animales. La confianza fué disminuyendo, á medida que las variedades de esta concreción sacada de diversos órganos de varios animales se fueron multiplicando... No solo no se hace caso hoy dia de todas las propiedades ima- ginarias del bezoar, sino que ni aun como absorvente se le em- plea ya , y con efecto no tiene esta propiedad, en tan alto grado. F. BEZOARES. (artificiales.) (Mat. Med) Diximos en el artículo bezoares en general, que habiendo adquirido tanta fama esta con- creción animal, el arte procuró imitarla; pero en realidad el arte químico ó farmacéutico jamas ha llegado á hacer una composición semejante á la de los cálculos animales. Hoy dia (1789) que la Química está mucho mas adelantada, conocemos mejor la natura- leza de ios cálculos, y sabemos que el arte está muy lejos de dar materias análogas. Pero por razón de esta dificultad y aun imposi- bilidad de componer bezoares á los naturales, imposibilidad de que antes no tenian idea, el arte hacia mas por esta parte de la Medi- cina que la misma naturaleza; porque no teniendo las concrecio- nes animales en realidad principios capaces en sí mismos de pro- ducir los grandes efectos que solo la imaginación les habia atribui- do, y el arte procuraba dar á los bezoares artificiales las propieda- des fortificantes, cordial, nervina, alexíter, sudorífica; en fin las qualidades que llamaban entonces bezórdicas, se hicieron compo- siciones mas activas que los cálculos naturales. Para esto tomaban ojos de cangrejo pulverizados, coral, madre de perlas, y conchas de mar calcinadas; se desleia todo esto con gomas y mucilagos; á estose anadia almizcle, ámbar gris, castor, canela", macias, cla- vos de especia &c; se torneaban ó se amoldaban, y se les daba la figura de cuerpos ovalados; se les anadian hojuelas de oro y plata, y se cubrían con el primero de estos dos metales. De este modo co- mo han observado varios autores de Materia médica, las substancias aromáticas, tónicas y fuertes que hacian entrar en esta composición, BIC 46$ le daban mucha mas virtud que no tenian los verdaderos bezoares, 111 aun los mismos orientales. Todas estas composiciones, miradas antes como útilísimas y muy preciosas, están hoy reducidas á su justo valor; ya no se hace uso de ellas, y á lo mas se conserva al- gún pedazo en los gabinetes como testigo de los errores que infec- taron esta parte del arte de curar. F. BEZOÁRDICOS. (Mat. Med.) En los artículos precedentes se na visto la confianza que tuvieron por algún tiempo los Médicos en las diversas especies de bezoares, y que por una conseqüencia de este singular error se habian llamado bezoárdicos los remedios calidos, acres, aromáticos, alexifármacos, ó que generalmente te- nían la propiedad de arrojar hacia el cutis las materias morbíficas, y de oponerse á los efectos de los venenos. Solo hacemos ahora mención de esta voz para hacer ver los abusos de la nomenclatura, y la necesidad de reformar esta parte de la Materia médica; pero hoy día es una voz casi enteramente olvidada. F. BÍCEPS, (músculo.) (Anat) Este músculo se llama así porque consta de dos cabezas, ó mas bien de dos músculos separados que se reúnen al fin en un tendón común; está situado á lo largo de la parte anterior del brazo; la primera porción se ata á la parte in- terior y externa de la apófisis coracoides, y la segunda á las des- igualdades de la parte superior y externa del borde de la cavidad glenoidea del omoplato. Los usos de este músculo son doblar el antebrazo y contribuir con otros á la supinación. BICHAT. (M. F. X.) (Biog.) Nació en Fhoirette, departa- mento del Jura. Sus primeros estudios de Humanidades fueron en 1 fií e*r° d'e Nantua ' ¿"pues pasó á la ciudad de León á estudiar la filosofía en 1788; pero como en los principios de la revolución padecieron tanto las casas de educación é instrucción, se vio preci- sido á retirarse á su patria, en donde recibió de su padre los pri- meros elementos de la Anatomía, en cuya dencia ha sido después tan famoso. Su amor al estudio le hizo volver á León , y prosiguió estudiando las Matemáticas y la Anatomía,asistiendo al mismo tiem- po á las visitas del hospital general. Los horrores de la revolución asolaban por entonces aquella ciudad , y Bichat tuvo que dexarla y buscar un asilo en donde poderse entregar mas libremente al estu- dio, y emplear los grandes talentos de que se hallaba dotado. Pasó á Paris en 1793 sin mas recomendación que su infatigable aplica- ción y distinguido mérito; pero desde luego se grangeó la amistad del célebre Desault, quien llevó á su casa, y le hizo participante de sus tareas y conocimientos. Por desgracia le duró poco tiempo la satisfacción de vivir con este generoso bienhechor, pues le per- dió el año de 179?. Quedó encargado de publicar las obras de su maestro, y dar las lecciones á mas de cien discípulos que tenia TOMO I. NNN 466 BID preparando él mismo los cadáveres para su enseñanza. La Sociedad de Medicina de Paris, de quien fué él uno de sus fundadores, le es deudora de los sabios reglamentos que posee para su gobierno, como también de los primeros rasgos de sus inmor- tales escritos. La famosa Memoria sobre la membrana sinovial y de las articulaciones dio desde luego á conocer, no solo el su- blime talento de este joven escritor, sino también la originalidad de que estaba dotado. Las investigaciones fisiológicas sobre la vida y la muerte, y después la Anatomía general que publicó le acabaron de acreditar, y toda la Europa sabia le reconoció por uno de los primeros escritores capaz de ilustrar su siglo. Estas dos últimas obras son del mayor mérito, no solo porque presentan de un modo enteramente nuevo las materias de que tratan, sino también por la claridad con que se hallan explicadas. Últimamente publicó dos tomos de Anatomía descriptiva, obra de no inferior mérito que las anteriores. Ocupado este joven escritor en la enseñanza de un curso de Materia médica, en una de sus lecciones trataba de examinar los progresos de la putrefacción de la piel y del vaso, en que se hacia la maceracion de este órgano, salía un olor mefítico y tan corrompi- do, que obligó á que se retirasen todos los discípulos que asistían á este examen; solo el infatigable Bichat se atrevió á continuar sus observaciones sin querer salir del laboratorio. Concluida la obser- vación cayó en tierra al tiempo de retirarse de la sala; y algunos dias después se le presentaron todos los síntomas de una calentura atáxíca , de la que murió á los catorce dias y treinta y un años de edad. Esta temprana muerte privó á la escuela de Paris de un alumno, capaz de hacer una gloriosa revolución en los conoci- mientos médicos, perdiendo la Medicina vital un sabio promove- dor. La Sociedad médica decretó que se pusiese el busto de Bichat en la sala de las Sesiones. BIDLOO. (Godofredo) (Biog.) Poeta y Médico, Profesor de Anatomía en la Haya, y Médico de Guillermo ni, Rey de Ingla- terra, nació en Amsterdam en 1649, y muríó en Leyden en 1713. Ocupaba en esta ciudad las cátedras de Anatomía y de Cirugía. Sus Poesías holandesas se publicaron en Leyden en 1719. Entre sus obras la mas apreciada es su Anatomía humani corporis, en folio, con excelentes láminas deLairerse, en Amsterdam en 1735. Laexecucion de este libro es muy buena; pero es preciso dar la preferencia á la primera edición: las de 1739 y 1750 son menos hermosas, aunque mas completas. Mas presto pecó Bidloo por fal- ta de aplicación que de talento, por lo qual se observa en muchas de las láminas, que están perfectamente executadas por el graba- dor, y descuidadas por el anatómico. Las hay no obstante muy BJL 467 buenas, pues hacen ver músculos poco conocidos. Vindicó con razón sus descubrimientos, que trataban de atribuir á Sivammer- dam. También publicó indagaciones sobre los ojos de los animales y sobre objetos filosóficos. D. H. BILIS. (Fis.) La bilis es un líquido viscoso muy amargo, de un color amarillento que se separa en la substancia glandulosa del hígado, y parte de este fluido pasa á la vexiga de la hiél, y lo res- tante va al intestino duodeno. El hígado, órgano secretorio de este humor, es una grande entraña (V. hígado.) colocada en la parte superior y lateral derecha del vientre, en cuyos granujillos ó glomerillos vasculosos, que forman casi toda su substancia, se hace la secreción de la bilis, que es conducida después por unos canales tenuísimos, que se llaman ductos ó conductos biliarios, los quáles vierten este humor en el conducto hepático, y de este pasa al co- lédoco, de donde es conducida parte al intestino duodeno, como llevamos dicho. La otra porción de bilis que viene por el mismo conducto regurgita ó se conduce á la vexiga de la hiél, por la pro- longación de su cuello , que han llamado conducto cístico, que se comunica con el colédoco. La bilis hepática, esto es, la que viene directamente del hígado, no puede verterse siempre en el intestino duodeno, no siendo en el tiempo de la digestión, pues fuera de él se arruga como está vacío, tapándose el orificio, y por consiguiente ha de refluir la bilis por el conducto cístico en donde no halla re- sistencia, depositándose por último en la vexiga de la hiél: la prue- ba decisiva de que no tiene este reservatorio de la bilis otro camino por donde recibirla , es que ligando el conducto cístico, queda en- teramente vacía, y quando se ha formado en su cuello algún cál- culo; siguiéndose de esto que la bilis cística no es separada por los vasos arteriosos de la vexiga, ni conducida por los vasos excreto- rios, hepato-císticos, que han supuesto algunos anatómicos. Los fisiologistas han dividido la bilis en dos especies, en cística y en hepática; llaman hepática la que va directamente del híga- do al intestino duodeno; esta no es tan espesa; su color amarillo es muy claro, tiene poco olor, y apenas es amarga, pues si no fuese así no se podría comer el hígado de los animales. La bilis cística es la que ha regurgitado ó retrocedido á la vexiga, y detenida en ella por algún tiempo una porción de su parte aquosa es absorvida por los vasos linfáticos, resultando de esto quedar mas espesa, y por su mayor reconcentración mas amarga y estimulante; su color es de un amarillo que tira á verde; si se agita, forma espuma como el agua de xabon quando se menea: el olor que despide es algo pa- recido al del mosco. La gravedad específica de este líquido es ma- yor que la del ar^ua destilada: si se destila la bilis en el baño de arena, da una agua fétida, dexando de residuo una masa negra 468 BIL llamada extracto de bilis, que no le disuelve el agua , bien que esta no disuelve tampoco á la bilis: los ácidos minerales y el vina- gre la descomponen, precipitando su parte albuminosa, la que queda hecha un coágulo, el qual se disuelve también si se añade mayor cantidad de ácido. El ácido muriático oxigenado la da un color blanco como la leche: su parte albuminosa se convierte en un coágulo muy tenaz, que si se seca se endurece en términos que parece un cálculo biliario; por lo que se puede inferir que el oxi- geno sobresaturado ó ácido muriático es el que destruye el princi- pio de la bilis, y el que endurece su albumen formando piedras ó cálculos biliares. También se coagula la parte albuminosa de la bi- lis por el alcohol; la tintura que queda separada del coágulo, si se evapora hasta la desecación, dexa una masa resinosa , balsámica , in- sípida, soluble en el alcohol, á excepción de un poco de gelatina, que triturada en el álcali da una disolución verde. La bilis no es exactamente un xabon animal, como se ha crei- do hasta aquí, pues no forma combinación con los aceytes blandos, ni ios disuelve, ni hace miscibles con el agua como el xabon, ni como este es soluble en el agua; es verdad que quita las manchas de aceyte del lienzo ó paño si se le aplica y estriega con ella; pero esto lo hace únicamente porque tiene con estas telas ma- yor afinidad que el aceyte; ni tampoco es un xabon compuesto de sosa, porque es demasiado pequeña la proporción de esta sal respecto á la de la resina. De todos los humores del cuerpo humano no hay uno mas fá- cil de corromperse que la bilis, aunque esté en un vaso sin pu- trefacción. Los principios constitutivos de la bilis son: i.° el agua, que cons- tituye su mayor parte: 2.0 el principio albuminoso, que es preci- pitado de la bilis por el alcohol, y el acetite de sosa: 3.0 el prin- cipio resinoso; la tintura de bilis hecha por la coagulación con el alcohol, y evaporada después de separado el coágulo, ofre- ce una masa negra, resinosa, á excepción de un poco de gelati- na, soluble con el espíritu de vino: 4.0 el principio colorante que se halla en la parte resinosa, y es el que da á la bilis su color: 5.° la sosa en el estado cáustico; por eso la bilis sana no hace efervescen- cia con los ácidos; pero ofrece una sal neutra diferente según la diversidad de ácido con que se mezcla; así es que el ácido sulfúrico forma el sulfate de sosa: con el ácido muriático, el muriate de so- sa &c: 6.° el fosfate de cal: finalmente por la incineración del car- bón de la bilis se saca un poco de hierro y de muriate de sosa. Al- gunos Químicos modernos creen que la bilis es una sangre privada en algún modo de su oxigeno; si dos partes de sangre con una de agua se coagulan al fuego, y se cuelan después, esta coladura es BIL 469 amarga , amarilla y muy semejante á la bilis. La misma transforma- ción de sangre en bilis se verifica, si en lugar de agua se hace la cocción de la sangre con ácido nitroso; pero parece no constar todavía la razón de este fenómeno. El uso principal de la bilis es la separación del quilo de con el quimo, que ha sido expelido al intestino duodeno, porque en esta parte es en donde aquel se presenta primeramente; y es cosa sabida que la bilis quita las manchas de aceyte del paño y del lienzo: 2.0 excita con su acritud el movimiento peristáltico de los intesti- nos, y de aquí es que el vientre en los ictéricos está tan perezoso: 3.0 da á los excrementos su color amarillo, de donde viene que el color de las materias fecales en la ictericia es blanco, porque está impedido el paso de la bilis al intestino duodeno: 4.0 impide la abun- dancia y la acedía del moco en las primeras vias, que produce la inercia de la bilis, y por conseqüencia la saburra, ácido pituitoso, y la verminosa. Bílis. (Pat) Descrita la bilis fisiológicamente es fácil descu- brir quanto puede alterar la economía animal su descomposición, ya sea con respecto al trastorno que se sigue por no obrar como debe este interesante fluido, ó ya sea por los daños que ocasiona la degeneración morbosa en los varios sistemas del cuerpo humano, de lo que se sigue una serie bien dilatada de enfermedades que toman también el nombre de biliosas; consúltense los artículos ictericia, cólera morbo, calentura, pleuresia, diarrea biliosa &c, y se verá como de todos nuestros humores no hay uno que sea sus- ceptible de producir tantas ni tan graves afecciones morbosas como la bilis. El mal estado del hígado y de los demás órganos secretorios de la bilis es el origen mas freqüente de la degeneración y alteración de este humor; siempre que por qualquiera causa se principia á es- pesar este humor, perdiendo su fluidez y el humor aquoso, en- tonces la bilis adquiere un carácter mas acre y estimulante, irrita y afecta las partes por donde pasa, y vienen las diarreas, las calen- turas y otras varias enfermedades: no es extraño que á la espesura de este humor se siga la secreción y formación de los cálculos bi- liarios. (V. cálculos.) En el estío es muy freqüente la alteración de la bilis y el au- mento de su secreción; y así en esta estación reynan las enferme- dades biliosas mas comunmente; sin duda los excesivos calores, au- mentando la sensibilidad é irritabilidad de los órganos secretorios, estos dan mas bilis y de peor condición; y aunque esta sea separa- da con los dotes naturales, el calor la descompone prontamente, los hechos constantes acreditan esta verdad. A la descomposición de la bilis se sigue también la alteración de su color natural, pues 470 BIL era consiguiente que á la alteración de sus principios constitutivos se siguiese la de los colorantes; y así es que vemos en vómitos y cámara la bílis verde , muy amarilla, y casi negra &c.: quando to- ma el primer color la llaman los patologistas porracea por la se- mejanza al de los puerros, y sí el segundo vitelina por parecerse á la yema de huevo, y si negra bílis atraó atrabílis. (V. esta palabra) Las afecciones del bazo tienen una gran influencia en el humor bilioso, propagándose en él simpáticamente los daños de aquella viscera; y aunque no se conocen exactamente las funciones de este órgano, la experiencia y observación nos han enseñado la relación que hay entre el hígado y el bazo (V. estos dos artículos), y que todas las enfermedades agudas ó crónicas de esta última entraña alteran la secreción ó la qualidad de la bílis, como se percibe por varios síntomas, ya sea por la coloración de la piel de la cara &c. Las materias contenidas en las primeras vias exercen también su acción inmediatamente en la bílis: la experiencia nos enseña constantemente que los ácidos sean vegetales ó minerales hacen tomar á la bílis un color verde, que se desenvuelve mas si se dilata en agua. A los ácidos de que abundan los niños en las primeras vias, por la leche &c. se atribuye el color verde que por lo común tienen sus excrementos. Las frutas que aun no han adquirido las qualidades xabonosas que les da la madurez, producen el mismo efecto en la bílis, como se ve en los vómitos y cámaras verdes que arrojan los que las comen. La dentición de los niños produce vó- mitos y diarreas verdosas, que se pueden atribuir á las afecciones nerviosas determinadas por los dolores y por acescencia de sus hu- mores en primeras vias. Ademas de todo lo expuesto, los estímulos mentales, la acción moral tiene igualmente una decidida influencia en la bílis y sus órganos secretorios: ¿ qué mudanzas repentinas no experimenta este humor en conseqüencia de un espasmo violento, ó por una pasión? Por lo común la boca se pone amarga , la piel se tiñe de amarillo, y no pocas veces se siguen vómitos biliosos, vértigos &c., aunque estos sugetos gozasen antes de una salud robusta; por estas mudan- zas físicas de la bílis, que producen una violenta pasión, le han dado el nombre metafórico de cólera, que también llamamos ira. BILIOSO, (temperamento) (Hig) Se dice que un hombre es de un temperamento ó constitución biliosa quando todo indica que se hace una abundante secreción de bílis en él, dominando este hu- mor con respecto á su cantidad y efectos sobre todos los demás. Esta constitución depende sin duda del modo de ser del hígado, ya sea por su volumen ó su actividad, siendo superior á los demás órganos. Esta superioridad orgánica produce también una humo- ral, esto es, la abundancia de bílis, que influyendo en el resto BIS 471 de la economía animal, se percibe manifiestamente su influxo en el exercicio de todas las funciones. Varios fenómenos se presentan en lo físico y en lo moral, ya sea en el estado de salud ó en el de enfermedad los que tienen una constitución ó temperamento bilioso. (V. TEMPERAMENTOS.) BISMUTH. (Mat. Med.) El bismuth ó bismutum que se lla- maba antiguamente, y hoy llaman les artistas estaño de espejos, es un semimetal de un blanco amarillento, formado de grandes plan- chas, muy quebradizo. Este semimetal existe en la tierra ó baxo de la misma forma , baxo su mismo brillo natural metálico ó combina- do con azufre, arsénico, y aun mezclado con el cobalto; abunda mucho en Bohemia, Mesina &c. El bismuth se oxida y se convier- te en un polvo ceniciento quando está fundido con el contacto del ayre; este polvo se vuelve amarillo por una conseqüencia de la oxidación. El agua y el ayre frió no tienen la menor acción sobre el bismuth. El ácido sulfúrico en caliente le cede su oxígeno y lo disuelve. El ácido nítrico lo oxida con una prontitud extremada. El nitrate de bismuth lo cristaliza en rombos muy regulares; el agua lo descompone, separando el óxíde de bismuth baxo la for- ma de un polvo muy blanco, conocido con el nombre de blanque- te. El ácido muriático disuelve también el bismuth y sus oxides. Este semimetal descompone el muriate oxigenado de mercurio, ó sublimado corrosivo, y lo volatiliza con el ácido muriático baxo la forma de una materia concreta fusible, que impropiamente han llamado manteca de bismuth. El nitro oxida fuertemente el bismuth; este semimetal se combina bien con el azufre, y se hace sumamente infusible en esta combinación. Se aliga fácilmente con el estaño y el plomo, y comunica su dureza á estos metales de suyo blandos; y los estañeros lo aligan en pequeña cantidad con el estaño para dar- les mas solidez. Tales son las propiedades químicas del bismuth, inmediatamente aplicables á los usos que puede tener en la Medicina. Mucho tiem- po hace que se observó ya la analogía que tenia con el plomo este semimetal, y parecía ser á los semimetales lo que el plomo esa los metales. La fusibilidad tan fácil, los colores blanco y amarillo de sus oxides, la cristalización del nitrate de bismuth, la descompo- sición de esta sal con los ácidos sulfúrico y muriático, ocas plantas, se pudiera emplear el método analítico de Mr. de a Marck, no tomando, si es posible, sino los caracteres muy vi- sibles y fáciles de percibir. Es una idea que procuraré poner en planta para quando publique la continuación de mi obra sobre Mate- ria médica. No se necesita mas para observar que este método, for- mados por unos caracteres seguros, es el único para evitar los quid pro quo tan peligrosos en la Medicina; y no puede menos de añadir- se sobre esto, que los Médicos deben examinar siempre aun los re- medios mas sencillos que recetan antes que los tomen los enfermos, para quedar seguros que no ha habido la menor equivocación. En- tomo 1. ppp 482 BOT tre los muchos exemplares que pudiera traer en prueba de lo peli- grosos que son los conocimientos imperfectos en la Botánica me- dicinal, citaré uno acaecido delante de un compañero mió, y co- municado por él mismo á la Sociedad Real de Medicina. Mr. Geof- froy fué llamado en el año de 1781 para ver á un enfermo que halló con un gran delirio , y atacado de otros varios accidentes nerviosos causados por la raiz de la belladona que le habian dado en lugar de bardana. Solo á fuerza de vinagre y otros remedios indicados en semejante caso, cedieron en parte los síntomas terribles que ex- perimentaba el enfermo; quedó por mucho tiempo como atontado, y últimamente sanó enteramente con la dieta, el exercicio y los baños de rio. La Materia médica de Geoífroy y la obra de Wepfer sobre la cicuta aquática &c. contienen varios hechos de la misma naturaleza. La Botánica que necesitan los Médicos es la que trata con la mayor extensión de las varias propiedades características de las substancias vegetales secas ó frescas que tienen uso en la Medicina: un estudiante debe fixarse en conocer la forma , el color, el texido, el olor y el sabor de las raices, maderas, tallos, cortezas, hojas, frutos y semillas, ya en su estado de frescura, ó ya después desecas. Un autor de Medicina debe pues describir con mucho cuidado las diversas partes de las plantas medicinales; y esto es lo que pocos han hecho como convenia. Lieutaud y Vogel ni han hablado de ello. Linneo, aunque Botánico, no insistió tampoco en ello; Geof- froy y Cartheuser han dado descripciones acaso demasiado largas y sin la claridad necesaria. Bergio ha dado tal extensión á e;tas descripciones de las diversas partes délos vegetales, que ocupan casj la mitad de su obra. Yo miro esta parte de la Materia médica sim- ple como una de las mas importantes, y no sé cómo decir á los Médicos que deben poner en ella la mayor atención *. Otra utilidad resulta á los Médicos del estudio de la Botánica descriptiva de los vegetales medicamentosos; y es el poder, juzgan del buen ó mal estado de los medicamentos. La edad, el terreno, la estación, la cultura influyen como to- dos saben sobre las plantas; el modo con que se conservan y dise- can sus diferentes partes no influye menos; el arte de conocer su buena conservación, sus alteraciones ó sus adulteraciones dependen enteramente de este estudio, cuyo objeto es por lo mismo de la mayor importancia. Los Botánicos han creído hallar también otro punto principal de utilidad en el estudio de la Cirugía de los vegetales para Ja Ma- teria médica. Han creído que las plantas de igual estructura é igua- * Nosotros hemos omitido las descripciones botánicas porque harian dema*i*An voluminosa esta obra, pues estas se pueden hallar fácilmente en otras. masJaao BOT 483 les caracteres podían mirarse como de iguales virtudes. Hipócrates á la verdad ha consignado esta aserción sobre las leguminosas en su libro de la dieta. El Dr. Hasselquist hizo una disertación en que reunió todos los conocimientos adquiridos sobre esta identidad apa- rente de forma y virtud; pero Gledistch, también sabio Botánico, estableció una oposición inversa, trayendo exemplares opuestos tan poderosos como los otros, de que regularmente se valen los que pretenden probar la primera aserción. Un simple raciocinio basta para hacer ver que este método puede ser falible como pensó Gle- distch. Los Botánicos tienen dos modos de clasificar los vegetales. El primero, que llaman sistema, consiste en una reunión de carac- teres generales sacados de una sola parte; tales son los de Tourne- fort y de Linneo. El sistema, como muy distante de los pasos de la naturaleza separa á veces dos individuos muy vecinos, y reúne otros muy distintos; luego no puede servir para indicar las virtudes de los vegetales: á esto se añade que arregladas las plantas de diverso mo- do en cada uno de los sistemas que han propuesto varios Botá- nicos; este arreglo susceptible de tantas variaciones como par- tes esenciales tiene cada una de ellas, y sobre las quáles pueden fundar los sabios sus sistemas, no puede darnos nada cierto sobre las propiedades medicinales de los vegetales. El segundo modo de disponer las plantas, y que los Botánicos llaman método, es un arreglo fundado sobre el concurso de varios caracteres tomados en las partes mas esenciales de los vegetales, por el qual llegamos á juntar los mas parecidos, formando así lo que llamamos familias. Esta disposición metódica es sin contradicción la mas útil, la mas cercana á la naturaleza, y la que hará mas fácil la Botánica; esta es la que adoptó el célebre Bernardo Juissieu, y á la que tanto se ha aplicado después su sobrino. Si hubiera un medio de conocer las virtudes de las plantas según sus caracteres botánicos, seguramente se hallaría en este método. F. BOSTEZO. (Med.) El bostezo consiste en una inspiración rei- terada y lenta, manteniendo involuntariamente la boca abierta mientras se executa, en cuyo acto las mas veces se experimentan esperezos ó estiramientos de miembros. Sauvages forma un géne- ro de enfermedad del bostezo que corresponde á la clase quinta de Anhelaciones. (V. el género tercero de esta clase.) BOTRIS. (Mat. Med.) La raiz de la planta llamada botris vulgar, ambrosoide vulgaris, es fibrosa , pequeña y blanca; toda la planta es aromática, y de un sabor algo acre; se distingue de otra especie llamada botris mexicano, cuyos caracteres y propie- dades expondremos después, bien que una y otra planta tienen casi unas mismas propiedades, aunque algunosprefieren la primera; las dos las colocan entre los pectorales, carminantes, emenagogos 484 BRA y antiespasmódicos: se recomiendan para el asma, la tos convulsi- va, la cardialgía, la hipocondría &c. Se puede hacer cocimiento ó infusión de la raiz ó de toda la planta, ó hacer destilar agua de ella para usarla. La raiz del botris mexicano ó ambrosoides ame- ricana es mas larga que la primera, morena y fibrosa, pero blanca interiormente; en su análisis da mas sai volátil y aceyte que el bo- tris vulgar. BOTRITIS. (Mat. Med.) Llamamos así á la tutia, que tiene accidentalmente unos granitos redondos muy espesos, bastante pa- recidos á unos racimos, y cuyas qualidades no se diferencian de la tutia. BRADIPEPSIA. (Med.) Esta palabra en su genuina signifi- cación quiere decir lenta , débil ó imperfecta digestión, y también debilidad de estómago. (V. la especie nueve del género Cardialgía de la clase de Dolores.) BRAGUERO. * Es una especie de vendaje de acero ú otra materia semejante para tener en su estado natural las partes que forman hernias. (V. hernia.) Estos vendajes se hacen de un cír- culo de acero forjado, batido y aplanado, bastante capaz para ceñir las tres quartas partes del cuerpo con el extremo que debe descansar sobre él la hernia, alargando hacia abaxo á manera de escudo. Al otro extremo del círculo hay una correa bastante larga para acabar de dar la vuelta al cuerpo y atarla con el escudo, don- de hay una punta de acero á manera de corchete que entra en uno de los agujeros que tiene á este fin la correa, para poder apretar mas ó menos este vendaje, según la necesidad: los bragueros por lo regular están rellenos de algodón, y aforrados con gamuza ó con otra piel suave: el escudo debe estar bien blando por la parte in- terior á fin de contener las partes sin dañar el punto sobre que es- triba. Hay vendajes ó bragueros de dos escudos para las quebra- duras de los dos lados; se pueden unir los escudos á un buen re- sorte ó á dos ó tres charnelitas que les permitan doblarse á los en- fermos. Este mecanismo impide el magullamiento y contusión de las partes sobre que está colocado el vendaje... Es muy importante el advertir que los vendajes no exigen un cuidado tan limitado y trivial como alguno podrá imaginarse: en ellos todo es digno de la atención de los Cirujanos hábiles; la exe- cucion de esta suerte de máquinas no puede ser perfecta sino con la ayuda de sus luces y de su experiencia. Este ramo del arte per- tenece á muchos conocimientos anatómicos y quirúrgicos muy de- licados , y solamente remotos en apariencia; conocimientos de que carecen los que los fabrican y los que hacen aplicación de esta espe- cie de instrumentos. El público no puede estar bastante instruido de que un braguero bien acondicionado es el único medio que puede BRA 485 poner en seguridad la vida de los que padecen hernias, preservándo- los de los accidentes que el descenso de las partes podria ocasionar. Tara los niños de teta no sirve el braguero de acero: se les ponen algunos cabezales graduados sobre el anillo, y se les contiene con una venda de tela : también se puede usar un vendaje cuyo ceñi- dor sea de orillo ó de paño aforrado con gamuza ó pana, tenien- do una pelota de tela aforrada de lo mismo, que esté bien llena de borra ó hilas: se deben encerar los vendajes de los niños porque no se pudran con la orina y excrementos. La aplicación de los ven- dajes es fácil: los que los traen los quitan y vuelven á poner sin trabajo por la costumbre que han adquirido; pero una circunstan- cia esencial debe observarse , y es la de no poner el braguero mien- tras que el decenso ó hernia no esté adentro enteramente; porque si queda alguna parte del intestino en la ingle magullándola el ven- daje , causaría en ella dolor, inflamación , y por fin gangrena si no se pusiese remedio: esta regla tiene alguna excepción quando el epiploon forma hernia. (V. reducción.) * BRANCAURSINA ó ACANTO. (Mat. Med.) [Esta planta está llena de un xugo pegajoso; se cria en Sicilia y otras partes de Italia, y se cultiva en los jardines, ó nace espontáneamente. En Italia la emplean mucho como un emoliente muy poderoso; pe- ro en otras partes se hace muy poco uso de ella. Sus hojas sir- ven para lavativas, fomentos y cataplasmas emolientes. Igual virtud tiene ja raiz según se cree que la de la gran consuelda, á la que es parecida por la substancia y su xugo viscoso; es astringente, y de consiguiente puede convenir para los esputos de sangre, contusio- nes y caidas. También hay una brancaursina falsa ó bastarda , que llaman brancaursina de los alemanes.] BRAQUIAL. (plexo) (Anat.) De las quatro últimas pares de nervios cerviales salen unas ramas que conduciéndose obli- quamente por entre los músculos escalenos, y uniéndose entre sí y con el primer par dorsal, forman un plexo, conocido con el nom- bre de braquial, de donde salen los nervios llamados también bra- quiales, que se distribuyen por toda la extremidad superior. Braquial interno, (músculo) (Anat.) Este músculo está situado en el brazo detras del vices, que se ata por su parte su- perior á una impresión áspera que tiene el húmero hacia su extre- midad superior, y termina por su parte inferior atándose á la tu- berosidad del cúoito, que está delante de su apófisis coronoides. El uso de este músculo es contribuir á doblar el antebrazo con sus compañeros. BRAVO RAMÍREZ DE SOBREMONTE. (Gaspar) (Biog.) Natural de Aguilar de Campoo, Obispado de Burgos, Doctor de Medicina en Valladolid: regentó con mucho aplauso la cátedra de 486 BRI Vísperas en aquella Universidad; enseñó la Cirugía y varias partes de la Medicina, y mereció que Felipe iv le diese el título de Mé- dico suyo. Dio á luz la obra siguiente: Resolutionum medicarum circa universam totius Philosophia doctrinam. Valladolid 1649, en folio. En 1662 se imprimió en León de Francia mucho mas au- mentada que la anterior, y dividida en seis partes: 1. Phisiologia' 2. Pathologia: 3. Febrium theoria accurationis: 4. Sanguinis missionis, purgationis, et de su dore: 5. Sanguinis circulationis, et artis Sphygmica theoria e Galeni mente, ac prognosis recidivce natura, ac de quorundam eunuchorum potentia: 6. Selectarum observationum et consultationum. Escribió también: Disputatio- nem apologeticam pro dogmática Medicina prastantia, et om- nium scientiarum et artium dignitate ex omnígena literatura decretis. Tractatus dúo: quorum primus continet decem consul- tañones medicas nusquam hactenus editas: alter vero tyroci- nium practicum artis curativa hominem exhibet. En León de Fran- cii en 1671, en folio. De Febribus intermittentibus lethalibtiSy de crisibus, diebus decretoriis et urinis, et variarum rerum promp- tuaria. Ibid. Resolutionum medicarum partem tertiam, sive to- mim quartum: continet tres disputationes: 1. De vita et morte, et de causis mortis repentina: 2. Demixtorumproprietatibus ra- tione miscibilium , coctione, fermentatione, et putredine. 3. Mis- cellanearum aliquot resolutionum. Ibid. 1679, en f°h°. Bravo. (Juan) (Biog.) Natural de Piedrahita en Castilla, célebre profesor de Medicina en Salamanca. Escribió De hidro- phobia natura causis atque medela. Salamanca 1571 , en octavo, 15 76 y 1 <, 88 , en quarto. De saporum et odorum dijferentiis, cau- sis et affectionibus. Ibid. 1583, en octavo, y en Venecia 1592, en octavo De curandi ratione per medicamenti purgantis exhi- bitionem, lib. 3. Salamanca 1588, en octavo. De simplicium me- dicamentorum delectu, lib. 2. Ibid. 1592, en octavo. In Cl. Ga- leni librum de dijferentiis febrium commentarius. Ibid. 1585 , en quarto, y después en 1596, en quarto. In libros Prognosticorum Hippocratis commentaria. Ibid. 1578 y 1583, en octavo. También se le atribuye la obra De vini natura. Bravo Chamizo. (Juan) (Biog.) Portugués, Doctor de Me- dicina en Coimbra , en donde enseñó la Anatomía y la Medicina. Escribió De medendis corporis malis per manualem operationem. Ignórase si es obra diversa de la que se le atribuye De vulnerum curatione. BRIONIA. (Mat. Med.) Esta planta es de la familia de las cucurbitáceas; la especie que mas se usa en Medicina es la brionia blanca , y de esta la raiz es la que se emplea únicamente; quando es fresca es un fuerte purgante, poniendo media onza en infusión BRO 487 en cosa de tres ó quatro onzas de vino blanco, que solo se puede usar en los casos en que estén indicados los fuertes purgantes; los cocimientos de esta raiz se pueden emplear en lavativas quando convenga excitar los intestinos gruesos. Algunos autores quieren que se dé en polvo esta medicina en la dosis de un escrúpulo hasta media dracma, creyendo no es tan fuerte su acción purgante; de qualquiera modo que se use, sus virtudes son relativas á la dosis que se emplea , ya lo mas ó menos reciente que se administra, como se ha dicho, es un poderoso purgante; seca no lo es tanto, y se co- loca también entre los incindentes, diuréticos y fundentes; pero en este caso se ha de usar en menos dosis, y así es que se recomienda para la hidropesía , el asma &c. Esta raiz se aplica exteriormente cocida en forma de cataplasma , mezclada con otras substancias co- mo un poderoso resolutivo y fundente : Zacuto la empleaba de este modo para las escrófulas; con su cocimiento también se pueden hacer cataplasmas muy buenas para resolver otros tumores menos tenaces. BRONCE. (Mat. Med.) El bronce es una mezcla de cobre y estaño que sirve de base al metal de las estatuas, cañones y cam- panas. Lo relativo á la Materia médica en la historia de las propie- dades del bronce, pertenece únicamente al uso que se hace de él para algunos vasos que sirven para preparar los medicamentos, y especialmente los morteros. En otro tiempo habia en los ela- boratorios de Farmacia morteros y manos de bronce; pero no debemos servirnos de ellos sino para moler las substancias que no tienen acción sobre el cobre. Para ninguna materia salina deben usarse los vasos de esta natutaleza; infinitamente mejor fuera dester- rarlos enteramente de tales elaboratorios, substituyendo los morte- ros de plata, vidrio, porcelana ó ágata para moler las substancias duras en pequeña cantidad, y los de madera torneados para que- brantar ó pulverizar las materias duras en gran masa. El uso de estos últimos empieza á extenderse mas en las boticas, en que se emplean muy rara vez y para poquísimos usos los morteros de bronce. F. BRONCOCELE. * Este término viene ce dos palabras grie- gas, la primera de las quáles significa bronquios, y la otra tumor. Es una especie de tumor que sobreviene á la garganta por la dis- locación de una parte de la membrana interna de la traquiarteria. Esta membrana, dilatándose, pasa entre los anillos cartilaginosos de este conducto, y forma en la parte anterior del cuello un tumor blando, sin dolor, del mismo color que el cutis, y que se extien- de quando se detiene la respiración. Esta enfermedad, que es bas- tante rara, daña mucho á la voz y á la respiración, y es propia- mente una hernia de la traquiarteria. Yo creo que este tumor se podría comprimir con un vendaje á modo de botón , como lo acón- 488 BRO sejan algunos para la aneurisma: no se debe confundir, como su- cede con bastante freqüencia, el broncocele con otro tumor del cuello, que se llama papera. (V. papera^ escrófulas.) * BROCONTOMIA. * Operación de Cirugía, que consiste en hacer una abertura ó incisión en la traquiarteria para dar libre en- trada y salida al ayre á los pulmones, ó para sacar los cuerpos extraños que se hayan introducido en la laringe ó en la traquiarte- ria. Esta operación también se ha llamado laringotomia, aunque infundadamente, pues no se abre la laringe; algunos modernos pre- tenden que se le debe dar con preferencia el nombre de traqueo- tomia, esto es lo mas propio. La posibilidad de la operación de que hablamos está fundada en la facilidad con que han sido curadas algunas heridas de la traquiarteria, aun las mas complicadas. En esta materia hay pocos observadores que no nos hayan dexado exemplos notables y bastante conocidos. Esta operación conviene en muchas circunstancias, y exige diferente tratamiento según el ca- so que la indica. Yo juzgo de este modo por haber reunido muchos hechos, y haberlos exactamente comparado y examinado con aten- ción baxo muchos aspectos distintos. Las esquinencias ó inflamación de la garganta que han resistido á todos los remedios, ó amenazan sufocación, exigen esta operación. Para practicarla en este caso no hay necesidad mas que hacer una incisión longitudinal en los tegumentos, que empiece medio ó un dedo mas arriba del cartílago cricóides, y que se extenderá hasta el quinto ó sexto anillo de la traquiarteria, para separar luego con el bisturí los músculos externo-tiroides, y después introducir la punta de este instrumento ó la de una lanceta entre el tercero y quarto anillo para separarlos: se puede hacer esta operación con una sola incisión, lo que hará la execucion mas pronta, mas fá- cil y menos dolorosa. Para hacer la operación es necesario dexar al enfermo en la actitud en que pueda respirar mejor, sea en su cama, sea en una silla poltrona, por el temor de que extendiendo ó vol- viéndole la cabeza no se sofoque, como así lo aconsejan muchos autores. Se pone la punta del dedo índice de la mano izquierda so- bre la traquiarteria, entre el esternón y la parte inferior de la la- ringe: se tomi con la mano derecha una lanceta cuya hoja esté su- jeta al mango por medio de una cintita, se cogerá con el dedo pulgar, el índice y el de en medio á manera de pluma para escri- bir; se la introduce transversalmente en la traquiarteria, hacién- dola deslizar sobre la uña del dedo índice de la mano izquierda, que apoyado sobre la traquiarteria sirve en algún modo de con- ductor á la lanceta. No prefixo los espacios intermedios de los car- tílagos, que es preciso abrir, porque la extensión de la garganta no permite contarlos: se penetra con mucha facilidad en la tra- BRO 489 quiarteria, que está muy hinchada por el ayre, á quien se abre un paso libre con la abertura que se practica en ella. Es menester te- ner cuidado de pasar una sonda á lo largo de la lanceta antes de sacarla, y sobre esta colocar en la traquiarteria un cañoncito; pero de tal manera que debe tenerse cuidado de que no toque la parte lateral opuesta á la abertura por donde pasa. Este cañoncito debe ser de plomo ó de plata, y liso para acomodarse al espacio inter- medio de los cartílagos. La boca debe estar á modo de la de un cla- rín guarnecida con dos pequeños anillos que sirven para pasar una cinta, cuyos extremos se atan en la nuca, á fin de tener sujeto el cañoncito en la traquiarteria. Sus dimensiones están determinadas á seis líneas de largo, una de diámetro en su pico, que debe ser un poco corvo y exactamente redondo, y dos líneas y media de ancho en la boca á manera de la de un clarín. Esta longitud de seis líneas basta para la operación con la incisión de los tegumentos; pero no es suficiente quando no se hace mas que una sola incisión co- mún al cutis, á la gordura y traquiarteria. Es muy útil que el ca- ñoncito sea mas bien largo que demasiado corto, á fin de poderse servir de él para personas gordas, á no ser que se quie/an tener de muchas dimensiones aptas para las diferentes personas que pudieren necesitarlo. La cura consiste en poner sobre la embocadura del cañón una telita muy clara, con el fin de que el ayre pueda pasar con facilidad. Se pone una compresa agujereada, cabezal horadado sujeto por una venda, cuyas vueltas no pasarán por encima de la boca del ca- ñoncito , que asimismo el cabezal debe dexar libre. Se sabe que esta operación no remedia sino quando hay peligro de sofocación, que es el accidente que mas urge: es preciso pues continuar con los so- corros capaces de destruir las causas. Quando han pasado los acci- dentes se quita el cañoncito, la herida se cura con limpieza, y se reúne como una simple llaga. La operación de la broncotomia conviene también quando en la laringe ó en el esófago hay cuerpos extraños de tal modo intro- ducidos que no se les ha podido sacar de ninguna manera; y estos cuerpos son de un volumen considerable que comprimen la tra- quiarteria , y ponen al enfermo en el peligro de ser ahogado. Ha- bicot, Cirujano hábil de la universidad de Paris, en un tratado in- titulado: Qüestion quirúrgica sobre la posibilidad y necesidad de la broncotomia, refiere haber hecho con suceso esta operación á un muchacho de catorce años, el que habiendo oído decir que el oro no hacia ningún mal, quiso tragarse nueve doblones envueltos en un pañito para ocultarlos de los ladrones. Este dinero, que era demasiado voluminoso para pasar por el estrecho de las fauces, se introduxo en esta parte de tal modo que no fué posible sacarlo 490 BRO ni hacerlo baxar al estómago: el joven estaba en punto de ahogarse por la compresión que causaban las monedas en la traquiarteria: su cuello y cara estaban hinchados y muy negros. Habicot, á cu- ya casa se llevó al enfermo, probó en vano por diferentes medios el quitar de su puesto á este cuerpo extraño. Viendo este Cirujano al enfermo en un peligro evidente de ser ahogado, le hizo la bron- cotomia, y apenas fué hecha esta operación, quando la hinchazón y lividez del cuello y cara se disiparon. Habicot hizo descender el dinero al estómago por medio de una sonda de plomo, y el mu- chacho arrojó después de ocho ó diez dias los nueve doblones en diferentes veces: curó perfectamente y con mucha prontitud de la llaga de la traquiarteria. (V. esofagotomia.) La broncotomia es no solamente necesaria para hacer respirar un enfermo, como en el caso de que se acaba de hablar, sino tam- bién para sacar los cuerpos extraños que se hubieren introducido en la traquiarteria. En esta última circunstancia es preciso hacer una incisión longitudinal en los tegumentos, del mismo modo que hemos dicho en el principio de este artículo, y luego hacerla á la traquiarteria á lo largo, que se corten transversalmente tres ó quatro cartílagos para poder asir y sacar el cuerpo extraño con unas pincecitas ú otros instrumentos. Esta operación ha sido practi- cada pon felicidad por Heister para sacar un pedazo de seta que se habia metido en la traquiarteria; y Mr. Rauw, según refiere este autor, abrió la traquiarteria para sacar una haba que se habia in- troducido en ella. Se ve claramente que en este caso no es suficiente hacer una simple picadura, sino que es preciso hacer una incisión de tres ó quatro dedos, siempre que el caso lo requiera. La abertura, como se ha descrito, es menos ventajosa y mas difícil, aun en el caso de la esquinencia, que la que se hiciera con un trocar armado con su cañoncito de los que se han inventado mucho mas pequeños, que son muy cómodos para esta operación: en su defecto se podría hacer un cañoncito sobre el extremo del trocar ordinario, teniendo cuidado de guarnecerle desde el mango hasta la boca del cañoncito, con el fin de servirse solamente de la precisa longitud. Fundo la preferencia de la operación con el tro- car en una observación de Virgili, Cirujano mayor del hospital de Cádiz, que se puede leer en una Memoria de Mr. Hevin sobre los cuerpos extraños detenidos en el esófago, inserta en el primer to- mo de los de la Academia Real de Cirugía. Un soldado español, expuesto á ser ahogado prontamente por una violenta inflamación de la laringe y fauces, fué llevado al hospital de Gádiz; Virgili, juzgando que el único medio de salvarle la vida era el hacerle in- mediatamente la broncotomia, no creyó conveniente, respecto á la grande hinchazón, preferir la simple porción de la traquiarteria BRO 491 hizo una incisión con el bisturí en los tegumentos; separó los mús- culos externo hioidieos, y abrió transversalmente la traquiarteria entredós anillos: apenas fué hecha esta abertura, quando la sangre quesalia de los pequeños vasos abiertos , que caia en la traquiarteria, excitó una tos convulsiva, tan violenta, que no pudo mantenerse en situación por muchas veces que se puso en su lugar el cañon- cito que se introduxo en la abertura. Viendo Virgili el peligro á que estaba expuesto el enfermo por la sangre que continuaba ca- yendo en la traquiarteria, cuya abertura en ciertos movimientos, que excitaban las convulsiones, no se hallaba frente por frente de la del cutis, se determinó abrir la traquiarteria á lo largo hasta el sexto anillo cartilaginoso. Después de esta segunda operación res- piró el enfermo con la cabeza inclinada fuera de la cama , con la cara hacia el suelo, con el fin de estorbar que la sangre se introdu- xese en la traquiarteria; después Virgili ajustó á la llaga una plan- cha de plomo con muchos agujeros, y con estas diligencias y cui- dado curó perfectamente el enfermo. La entrada de la sangre en la traquiarteria fué la causa de los terribles accidentes que casi hi- cieron perecer al enfermo de que acabamos de hablar. Una simple incisión con la lanceta tal vez no le hubiera puesto en el triste ex- tremo á que estaba reducido por el medio de que se sirvieron para salvarle la vida: la punzada con el trocar evita todavía con mas seguridad la hemorragia, porque teniendo el cañoncito mas volumen que el punzón que contiene, comprime todos los vasos que la punta divide en su paso. Esta operación ha sido practicada con felicidad en Edimburgo; con ella el enfermo recibió en el mismo momento todo el alivio que se podia esperar; pero habiéndose ta- pado el cañoncito con el humor que filtraban las glándulas bron- quiales, el enfermo fué amenazado de una próxima sufocación; un practicante ó enfermero, hombre de ingenio, que estaba junto al enfermo , aconsejó el uso de un segundo cañoncito, cuyo diámetro fuese igual al del punzón de un trocar: este cañoncito se colocó dentro del primero; y quando la materia del esputo se oponía al paso libre del ayre , se sacaba este cañoncito, se limpiaba, y se volvía á poner en su lugar; siendo esta maniobra muy importante para el enfermo, no le causaba la menor fatiga. Tengo esta obser- vación de Mr. Elliot, que la oyó referir á Mr. Monró, célebre Profesor de Anatomía y Cirugía en Edimburgo. En fin se ha creído que la broncotomia era un socorro para volver á la vida á los ahogados que se hallaban con una muerte apa- rente: la persuasión en que se está de que mueren por falta de ayre y de respiración , como si tuviesen tapada la traquiarteria, es el motivo de esta aplicación; pero es cierto que los ahogados mue- ren por el agua que inspiran y llenaadosus bronquios. He presen- 492 BRO tado una Memoria á la Academia Rea! de Ciencias sobre la causa de la muerte de los ahogados, en que h?.go demostración con mu- chas experiencias y observaciones convincentes sobre este punto. He ahogado animales en licores colorados á presencia de los Seño- res Morand y Burdelin , que la Academia habia comisionado para examinar mis experiencias , y vieron que la traquiarteria y los bron- quios estaban absolutamente llenos de licor, en que habia ahogado á los animales sujetos de mis demostraciones *. BRONQUIAL, (humor) (Fis.) En todos los puntos de la superficie de la membrana interna, de la traquiarteria, y los bron- quios, se halla un humor mucoso que impide la irritación que pu- diera producir el ayre en una membrana tan sensible. Las glándu- las ó folículos secretorios de este humor se hallan detras de esta membrana entre las túnicas y texido celular de la traquiarteria. BRONQUIALES, (arterias) (Anat) Estas arterias presentan muchas variedades; por lo común no hay mas que una bronquial común, y otra izquierda; las dos vienen de la aorta, y se distri- buyen en los bronquios y pulmones como qne son sus vasos propios. BRONQUIOS. (Anat) Nombre que han dado los Anatómi- cos á los varios ramos en que se divide la traquiarteria, por donde se conduce y distribuye el ayre en el pulmón. (V. este artículo.) BROWN. (Juan) (Biog.) Nació en Bunele, Ducado de Bervick por los años de 1735 ó 1736: sus padres aunque pobres eran honrados- En sus primeros años se le puso de aprendiz en casa de un'texedor; pero como manifestaba talento é inclinación al es- tudio, fué enviado, sin saberse por quien , á los estudios de Duns, donde recibió las primeras lecciones del Caballero Cruk Sbank, célebre Profesor: se dedicó con tanto ardor y aprovechamiento al griego y al latin , que en muy breve se le tuvo por un alumno sobre- saliente. De los estudios de Duns pasó á ser ayo ó maestro de una casa distinguida de aquellas inmediaciones, donde permaneció por algún tiempo: después se dirigió á Edimburgo; allí regularmente estudiaría filosofía y teología , y se hallaba próximo á ordenarse quando de repente se volvió á Duns, donde se colocó en calidad de Vicemaestro á fines del año de 1758 hasta fines del siguiente de 1759. En esta época , habiendo vacado en los estudios de Edim- burgo la plaza de Regente de ellos, se presentó para obtenerla , y sufrió en concurrencia con los demás candidatos los exámenes pres- critos para el concurso; pero no la obtuvo. De allí á poco, ha- biendo sido buscado para traducir en latin una disertación inaugural de Medicina , lo hizo^an bien, que esta disertación por su estilo tan elegante llamó la atención de la universidad. Determinó establecerse en Edimburgo, dando lecciones de latin, contiauaudo en traducir las disertaciones de algunos estudiantes BR0 493 que se dirigían á él, y tomando mientras algunas lecciones de Me- dicina de todos los Profesores, los quáles por una carta circular que les escribió en latin , tuvieron la generosidad de dárselas gratuita- mente. Dentro de muy poco se halló con disposiciones, no solo para traducir, sino para componer las disertaciones inaugurales que se le pedían. Entre sus protectores se contaba por el principal al Dr. Cullen , á quien habia sido muy útil por sus profundos conoci- mientos en la lengua latina; pero también este Profesor siempre ie estaba animando: le hizo recibir por la Sociedad de Antiquarios como Secretario adjunto de ella , y le confió sus hijos para que los instruyese. Con un protector semejante no hubiera dexado de pros- perar, si sus desarreglos y gusto dominante del vino, ;:o hubiesen hecho que huyesen enteramente de él todos los que se interesaban en su colocación , y no le hubiesen gradualmente prolongado en la indigencia, hasta el punto de verse reducido á una dilatada prisión por deudas que contraxo. Con este motivo se refiere que su prisión no le interrumpió el dar íus lecciones, y que sus discípulos las iban allí á tomar. Brown atribuía sus desgracias al encono de los Profesores envidiosos de su talento sobresaliente. Sin embargo de haber estudiado en Edimburgo la Medicina por espacio de diez años, fué á tomar el grado á la universidad de San Andrews, adonde se hizo acompañar por sus discípulos, los quáles le traxéron en triunfo. Con este motivo se acabó de indis- poner con el Dr. Cullen , al qual y á sus intrigas atribuyó el que se le hubiese negado una cátedra que habia solicitado. Se dice que satirizaba y declamaba contra la doctrina de los Profesores de Edimburgo, y aun se le atribuye el haber tratado secretamente de hacerles algún daño grave. En el año de 1786 se pasó de Edimburgo á Londres, donde le atacó un accidente de apoplegía el 7 de Octubre de 1788 , del qual murió á la noche siguiente , después de haber tomado una dosis con- siderable de láudano. Este era su remedio favorito, considerándole como un poderoso cordial propio para reanimar las fuerzas, y para producir agilidad, alegría y vigor. Uno de sus discípulos refirió al Dr. Beddoes, que quando Brown se hallaba débil y sin energía, colocaba una botella de aguardiente de Ginebra á un lado, y una botellita de láudano al otro; y antes de principiar sus lecciones tomaba de quarenta á cincuenta gotas de este remedio en un vaso de aguardiente, repitiendo la dosis quatro ó cinco veces. Los detalles referidos de la vida de Brown están sacados de un diario intitulado Biblioteca Británica, y su redactor los ha saca- do del prefacio de los Elementos de Medicina de Brown, cora- 494 BR0 puesto por el Dr. Beddoes en la traducción inglesa que ha hecho de estos Elementos. Un amigo de Brown tomó á su cargo el res- ponder acerca de todo al Dr. Beddoes, y se va á insertar esta res- puesta compendiada. Extracto de una carta al redactor del Correo de Londres. Me parece que debo hacer ver algunos errores cometidos por el Dr. Beddoes en la vida que ha escrito del célebre Brown. Estoy muy distante de suponer ninguna mala intención en el Dr. Beddoes; pero es necesario decir que no le ha sido posible el tener todos los datos que necesitaba, y por consiguiente no llevará á mal el que uno de los íntimos amigos de este Médico manifieste algunas parti- cularidades de su vida. Brown no ha sido pedante, como falsamente se le ha querido llamar. Su conversación era la de un hombre que tenia mucho ta- lento y conocimientos. Preferirá la independencia de su espíritu á qualquiera otra cosa, y por esto se puede inferir la causa de ser tan poco familiar , y de alternar con algunas personas. Subscribo desde luego á lo que dice el Dr. Beddoes de la excelente Memoria de Brown. En el discurso de nuestras freqüentes conversaciones no habia pasage de los autores célebres, así antiguos como modernos, que no me lo refiriese literalmente. Refiere el Dr. Beddoes que Cullen tenia por costumbre el es- trecharse con aquellos discípulos suyos que le podian ser mas úti- les; y como Cullen no tenia sino un conocimiento muy imperfecto de las lenguas, y Brown las poseía , fué este para aquel una adqui- sición la mas preciosa. Brown me manifestó la causa de la indispo- sición que tuvo con Cullen, sin quedarme duda de que me hubiese hablado con verdad. Habiéndose dado la cátedra de Medicina teórica al Doctor Gregory, que entonces se hallaba ausente y de- dicado á otras ocupaciones, se pensó en buscar alguno que fuese capaz de reemplazarle. Cullen , que era entonces Catedrático de Medicina práctica, ofreció á Brown el proporcionarle esta plaza, creyendo que un Secretario á quien habia honrado con su confian- za adoptaría su doctrina en toda su extensión; mas se engañó en esta parte, porque Brown enseñó, con la franqueza y sencillez que le caracterizaban, la doctrina que después hemos visto en sus Ele- mentos de Medicina. Cullen era inferiora su Secretario en muchos puntos, pero le excedía en astucia y política; y ya se sabe quan necesaria es esta qualidad á los que quieren progresar entre las gentes. Cullen, disimulando sus sentimientos, reiteró á Brown sus grandes deseos de servirle; pero quando llegó el caso del nombramiento de la plaza, se burló de él, eligiendo para ella al Dr. Duncan. Este la BRO 495 ocupo; y sin embargo de haber regresado Gregory, continuó le- yendo las apuntaciones ó quadernos de Cullen , aunque haciendo algunas modificaciones; de lo qual resentido Cullen escribió con- tra él un folleto. Duncan y Monró intrigaron secretamente contra Jones y Waín- man ^discípulos de Brown , y así es que Wainman habiendo pedido permiso para insertar en una tesis un pasage de la doctrina de Brown, se opuso á ello Monró , pretextando que este pasage era una xerga obscura y nada inteligible, que ademas de favorecer poco al gra- duando, desagradaría á la universidad. Pero es de advertir que este pasage no contenia sino observaciones médicas hechas en Edim- burgo. Sin embargo de que el proscribir toda especie de investiga- ciones no es el medio para favorecer los progresos de las ciencias; era el que se adoptaba contra la doctrina de Brown , siendo un motivo poderoso para negar el título de Médico á qualquiera que lo pretendía, si abrazaba su doctrina. Brown era idolatrado de sus discípulos, los quáles quando se le puso preso por sus acreedores, tuvieron arbitrio para restituirle al seno de su numerosa é infeliz familia, que se hallaba sumergida en la mayor indigencia. De allí á poco el Dr. Jolvison compró su traducción de los Elementos de Medicina. Brown pensaba pu- blicar una obra cuyo título era Elementa morum. Un dia me con- fió una parte del plan de esta obra, que acaso se habrá publicado, y me pareció que era tan sencilla y tan filosófica como sus Elemen- tos de Medicina. En suma, este grande hombre, nacido en la obs- curidad y entre los errores de la superstición, apareció en el mun- do con su propio mérito. Era amante de la sociedad de los hom- bres sabios de su edad. Rara vez se le encontraba entre personas frias, serias y graves; prefiriendo siempre en su trato á la gente joven , á las personas divertidas y de talento, y aun á las que se en- tregaban á la gula. Un hombre que á unos conocimientos tan pro- fundos , á un talento tan extraordinario, y natural tan alegre , ana- dia una constitución fortísima tratando con semejantes personas, parece que verdaderamente era sobrio; pero estaba muy distante de serlo. Ya se sabe que en las concurrencias se hace que beban mas de lo regular á los que se distinguen por algunas circunstancias extraordinarias, y así no es de extrañar que se refieran algunas anécdotas ridiculas de los chistes y locuras que proferia Brown quando comía con sus amigos: algunas podrán ser ciertas; pero por lo que toca á mí puedo asegurar, que durante el tiempo que le conocí, y en que me honró con su amistad , jamas le advertí una inclinación y gusto dominante hacia el vino; antes bien guardaba un justo equilibrio entre la sobriedad y la intemperancia, cuyos inconvenientes mejor que nadie los habia experimentado. Este ¿r- 496 BUB tículo se ha tomado literalmente de las obras de Weikard, de la edición francesa. BRUNERO. (Juan Coronado) (Biog.) Natural de Diesen- hosen, lugar de Schaffusa en Suiza: se casó con una hija del céle- bre Wepsen, fué Médico del Elector Palatino, y ennoblecido con el título de Barón de Hamewlein. Este sabio, que murió en Man- heim en 1727 á los setenta y quatro años de su edad, ha sido, en sentir de los Enciclopedistas , una de las mejores cabezas del siglo pasado. Entró muy presto en la lid con los mas célebres Anatómi- cos, haciendo experimentos muy difíciles , para demostrar que el animal puede pasar sin el páncreas, y que el licor de esta glándula no es esencial á la vida. Su disertación sobre esto pareció en Hai- delberg en 1687. Después descubrió las glándulas del duodeno y el seno circular de la glándula pituitaria, y publicó una obra sobre la digestión llena de muy buenas ideas. Todas sus obras están en latin. BUBAS. (Med) Este nombre se ha dado también á las afec- ciones venéreas, y á ciertas pustulillas que salen en los labios. BUBÓN. (Cirug) * En latin bubo. Es un tumor que sobreviene á las glípdulas de las ingles y de los sobacos; este tumor es esquir- roso ó flemonoso. (V. esquirro y flemón.) Hay de dos especies de bubones: unos se llaman benignos y otros malignos; estos se dividen en pestilenciales y venéreos: los primeros sobrevienen á las calen- turas pestilenciales: los segundos son efectos de un comercio impu- ro , y son síntomas del mal venéreo. Quando un bubón está rodeado de un círculo de diferentes colores, es señal deque es pestilencial, y las mas veces mortífero. (V. peste.) Los bubones venéreos por lo regular son duros y esquírrosos, y se resuelven con dificultad, aun con el uso de los mas poderosos resolutivos: algunas veces terminan por supuración. (V. incordio.) Ambrosio Pareó da una etimología de la palabra bubón, que es* distinta de la de Chamber y de todos los autores. Dice que estos tumores se llaman bubones de una palabra latina bubo, buho, por- que se esconden debaxo de los sobacos y en las ingles, como el buho en los huecos de los árboles: lo que podría autorizar esta eti- mología es, que los antiguos, por correlaciones mucho mas desvia- das dieron nombre de animales á muchos tumores, y que tanto lla- maron bubones á los tumores de los sobacos y detras de las orejas como á los de las ingles, á quienes debia pertenecer este nombre, con exclusión á qualquiera otro por la primera etimología *. BUBONOCELE. (Cirug.) * Tumor en la ingle , producido por el descenso del epiploon ó de los intestinos, y por los anillos de los músculos obliquos externos. Esta palabra viene de dos griegas, de las quáles la una significa ingle, y la otra tumor. El bubonocele tam- BUG 497 bien se llama hernia inguinal. (V. hernia..) Llaman los Cirujanos á esta hernia incompleta quando se queda arriba, y completa quando desciende al escroto en los hombres, y en las mugeres has- ta los grandes labios de la vulva. Las mugeres están mucho menos expuestas á padecerla que los hombres, porque aquellas lo están mas á las hernias crurales; las partes flotantes del vientre encuen-* tran en las mugeres una salida mas libre baxo el ligamento de Fa- lopio ó de Poupart, porque teniendo la pelvis mas espaciosa que los hombres, tienen un intervalo mas grande desde la espina anterior y superior del hueso íleon hasta la del hueso pubis, aun- que no contenga mas partes que en los hombres. El menor esfuer- zo debe pues determinar á las partes flotantes del vientre á formar en las mugeres la hernia crural mas bien que la inguinal: esta tiene su asiento en la ingle, y la otra se manifiesta mas exteriormente en la parte superior del muslo *. (V. hernia.) BUCCINADORES, (músculos) (Anat.) Estos son dos mús- culos quadriláteros, uno de cada lado, que forman la mayor parte de los carrillos, componiendo parte de los labios, y contribuyendo con su acción á varios de sus movimientos. Se atan superiormente á la cara externa del borde albeolar de la quixada ó mandíbula superior, é inferiormente insertándose en el borde albeolar de la quixada baxa hasta suapofise coronoide y partes vecinas; después se van reuniendo las fibras de estos músculos que terminan en las comisuras de los labios, contribuyendo á su formación con el en- trelazamiento de sus fibras. La parte de ellos que corresponden á las respectivas terceras muelas de cada lado, están agujereados para que atraviesen los dos conductos excretorios de la saliva, que vienen de las parótidas y vierten en la boca. Estos músculos tiran atrás los ángulos de la bocaí, y al mismo tiempo arriman los carrillos á las encías y á los dientes, sirviendo mucho para la mas- ticación y para soplar. BUGLOSA. (Mat. Med) El género de planta , llamada la bu- glosa, pertenece á la familia de las borraxas, y se distingue de todas los demás de esta familia por varios caracteres... La buglosa es atemperante, refrescante, diurética, bechica ^al- go disolvente y xabonosa; el xugo de sus tallos y hojas es algo áci- do, y pone colorado el papel azul. Este xugo sirve en la dosis de algunas onzas para las afecciones melancólicas é hipocondríacas. Boerhaave lo encargaba en la pleuresía: según Chomel, el cocimien- to de buglosa en la dosis de un puñadito de hojas en medio de agua es un remedio bueno para la disenteria. A la verdad á esto añadía leche cocida, y una onza de aceyte de almendras dulces. También hacia tomar al enfermo tres horas después del remedio un caldo con vino. TOMO I. RRR 498 BUS También se receta la buglosa como ligeramente diaforética en las calenturas eruptivas y enfermedades cutáneas; favorece y en- tretiene la del cutis; sirve en lugar de borraxas, y dice que tiene las mismas propiedades, pero en menor grado. La raiz de buglosa está llena de un xugo viscoso soso, ó de un verdadero mucilago go* moso; puede servir para los mismos usos que la de malva, y la gran consuelda. El cocimiento fuerte es muy emoliente, relaxante, reso- lutivo &c. No hay razón para poner las flores de buglosa en el nú- mero de las flores cordiales; pues ni tienen esta propiedad de nin- gún modo, ni absolutamente son otra cosa que bechicos y dulcifi- cantes. F. BULIMIA, (Med.) Se da este nombre quando se deprava el apetito en términos que se quiere comer mas que se puede digerir; se llama también esta enfermedad hambre canina. Sauvages la co- loca en su Nosología en la clase octava, orden segundo, y género octavo. (V. la clase de Vesanias.) BURGOS. (Juan de) (Biog.) Autor de la obra De pupilla oculi, en octavo. Burgos. (Alfonsode) (Biog) Doctor de Medicina en Alcalá; la exercíó en Córdoba, Escribió Tratado de peste, su ex¿nciont prevención y curación, con observaciones muy particulares, en Córdoba 1651, en octavo. BUSTAMANTE DE PAZ. (Benito) (Biog.) Médico, Doc- tor de Salamanca, de la que,se dice fué oriundo; Colegial de Bolo- nia , y allí Catedrático de Lógica , escribió Methodum in vn apho- rismorum libros ab Hippocrate observátam, qua, et continuum librorum ordinem, argumenta, et schemata declarat., en Vene- cia 15 50, en quarto, y en Paris en el mismo año, en diez y seis. BUSTOS. (Fernando de) Médico en Granada, según Pedraza escribió un tratado de Peste, con motivo de Ja que afligió á aquella ciudad por los años de ióoq, * *•• ■ '««r^nri ■1& ::,¿ * *. <^K.< / «.*. tf» r^v .1.' >■&&• JVj .i „**&*'. 'tny'/^Sh