LOS MEDICAMENTOS QUE HACEN MAS HONOR A LA MEDICINA. ESTUDIOS SOBRE el yodo, el mercurio, el hierro, el arsénico, el anti- monio, el opio, la quina, la ipecacuana, la dijital, la belladona,. la trementina, la copaiba, el cloro- formo, el azufre i varios medicamentos nnevos. POR RAFAEL GUTIÉRREZ. BOGOTA. IMPRENTA DE ECHEYERRÍ ATERMANOS. 1878. Los medicamentos de que tratamos son los mas importantes, i las indicaciones terapéuticas i los métodos curativos a que nos referimos los mas aceptados, sin que consideremos por esto que sean la última palabra, ni que ésta nos per- tenezca, pues la labor científica es fecunda, con relación al adelanto de la esperimentacion, i cada dia produce algo nuevo. Esta clase de publicaciones no tiene otro vulgarizar conocimientos útiles a en mucha parte de países rmtiqí donde a beneficio de una civi- ?i¿atHon °de fírme pié. abundan los medios i los entre Tros 1 éséimlutos para el progreso de las ciencias. están señaladas en el curso de la Hbfá?’ ‘Lá Revista Médica, la científica i farma- tiene una ¡ céutüa de Bogotá, la Gazette hebdomadaire, la jijfyceta Tribuna médica &c. nos han servido ssrtscídarmente para los medicamentos nuevos. LOS MEDICAMENTOS QUE HACEN MAS HONOR A LA MEDICINA, CAPITULO 1. YODO. Lo descubrió Courtois, salitrero de París, en 1811, al calentar con ácido sulfúrico la lejía de la sosa de fuco, que no daba nuevos cristales. En esta operación observó que se desprendian vapores violáceos, que al enfriarse se concretaban en lentejuelas. Gay-Lussac, entre otros químicos, estudió este nuevo cuerpo, i le dio el nombre de yodo, de una palabra griega que significa violeta, por el color de su vapor. El yodo es metaloide, semejante en su color al hierro, i en su olor al cloro. Funde a los 175° de E. i tiene una gravedad de 4,946. Algunos años después, en 1820, el doctor Coindet, de Jinebra, hizo conocer su acción resolutiva en el bocio, i en jeneral en los infartos glandulares, consi- derándose, en consecuencia, uno de los medicamentos mas importantes, objeto de estudios especiales, como las Memorias de Lugol, el Ensayo terapéutico sohre el yodo de Payan, la lodognosia de Dorvault, la lodoterapia de Boinet &c. CAPITULO I. Al principio se creyó que solamente se hallaba en las aguas madres de la sosa i en algunas plantas ma- rinas ; el análisis químico lo ha hallado también en casi todas las plantas, en la leche, los huevos, la sal común, el vino, el agua, el aire i en muchas sustancias marinas ; deduciendo Boussingault, Fourcault, i sobre todo Chatin, que es un elemento universal de vida, que reanima las plantas, i modifica en el hombre las predisposiciones a las escrófulas, a la tisis i otras enfermedades. La endemia del bocio i cretinismo, coincide en las comarcas donde reinan, con la diminución o carencia de yodo en el aire, las aguas i sustancias alimenticias. Así debe considerarse que, como el hierro, el fósforo, &c. es necesario a la salud. La falta de cierta proporción de hierro en la san- gre, orijina la clorosis. Rectamente no pudiera atri- buirse la causa a la carencia de tal elemento ; pero es su resultado, i la enfermedad desaparece luego que el hierro restablece a la sangre sus condiciones nor- males. Si no contienen fosfato de cal los alimentos i bebidas, en la debida cantidad, aparecen las enfer- medades constitucionales consiguientes. La falta de yodo orijina el coto, el cretinismo i las afecciones escrofulosas. Son varias las hipótesis acerca de la causa del bocio o coto i cretinismo; pero ninguna hasta el pre- sente satisface el criterio científico. Se ha atribuido al aire húmedo i cálido de los valles estrechos ; al uso de las aguas que no contienen cal i abundan en sales de magnesia, según G-range, en oposición a la opinión de Bouchardat, que atribu- ye la causa al sulfato de cal, i a la de Boussingault, que considera que la constitución jeolójica no influye en la producción del coto, con escepcion de las rocas calizas ; al agua de nieve*, aunque haya manantiales YODO 3 de nevados, en localidades donde no es endémica esta enfermedad, i se observa que desaparece a proporción que se asciende en las montañas. Boussingault en su “Memoria sobre las causas del coto en la Nueva Granada,” da importancia a las rocas calizas ; considera que es endémico en los lugares elevados o dominados por montañas, i no en las planicies distantes de las cordilleras, debido al uso de las aguas que descienden de las montañas, que carecen de cierta cantidad de aire ; aunque Saussure i Barbuteau dicen que los habitantes de las montañas están ménos espuestos que los de los valles a esta en- fermedad. Comunmente se atribuye la causa a la impureza de las aguas ; pero hai lugares donde las aguas con- tienen sales de cal o de magnesia, i es raro o descono- cido el coto. Según Niepce, en las montañas que ro- dean las comarcas de los Alpes donde abundan los Gotosos, la mayor parte de los manantiales no contie- nen sales de magnesia ni sulfato de cal, i los que las contienen es en cantidad tan pequeña, que no es ra- zonable suponer que ejerzan influencia sensible en el organismo. La opinión de Grange ha sido una de las acepta- das generalmente. Este sabio considera que en todos los climas reina la enfermedad, escepto en las costas, i siempre que predominen en los terrenos las sales de magnesia. Chatin ha deducido de sus observaciones, que es necesaria la influencia del yodo en el organismo, para su desarrollo normal, i que existe una relación evi- dente entre la diminución de la proporción de yodo en las aguas i el aire, i el desarrollo del bocio i creti- nismo. Fourcault considera que la presencia de este ájente en las aguas i el aire, es una condición indis- pensable para el desarrollo del organismo. Dice que M hombre i los animales adquieren mayor robustez en las costas i archipiélagos que en el interior de los 4 CAPITULO I. continentes, debido a que la atmósfera de los mares contiene mayor cantidad de yodo. Esta hipótesis parecerá una paradoja a los que han atribuido el coto a la acción del yodo. Sinembar- go, la opinión de Fourcault no merece entero crédito, porque en algunas costas i archipiélagos el hombre no se desarrolla en las mejores condiciones físicas, como sucede respecto de la raza malaya, al lado de la cual sobresalen algunos cuadrúpedos por sus propor- ciones. Foderé atribuye el coto al esceso de ázoe en el aire i las aguas, aunque observa que hai lugares don- de es endémico, que no reúnen las condiciones que hicieran probable el esceso de ázoe, como los estensos bosques i la impureza de las aguas, por contener sus- tancias animales o vejetales. En oposición ala hipó- tesis de Foderé, puede decirse que las clases acomo- dadas usan los alimentos mas azoados, i son las que ménos sufren esta enfermedad. Tourdes da importancia a la influencia palustre; Ferrus a las aguas que atraviesan terrenos cultiva- dos, i otros a los cambios rápidos de temperatura, en las tierras montañosas, a virtud de los fenómenos eléctricos. En los últimos tiempos ha tenido partida- rios la influencia de algunas plantas, i la de la pirita de hierro magnética; pero estas opiniones, por mas que hayan tenido cierta boga, carecen, como las otras, de fundamento sólido para ser aceptadas como la es- presion de la verdad. Puede decirse que estas opiniones, que no están fundadas en hechos claramente determinados, han sido un obstáculo al conocimiento de la verdad, como sucede en jeneral en las ciencias. Las causas del coto pueden hallarse en las aguas, condiciones jeolójicas &c; pero es razonable suponer que no serán estrañas las condiciones sociales, la tras- misión hereditaria i el uso de ciertas bebidas i ali- mentos. YODO 5 Sea cual fuere la causa, se reconoce que el yodo impide el desarrollo del bocio. Por esto se ha reco- mendado el uso de la sal yodífera a las poblaciones donde es endémico, como el medio profiláctico i cura- tivo mas eficaz. De este modo se corrije o neutraliza la causa. ¿ Cómo obra el yodo P Las opiniones diverjen, como respecto de otros medicamentos. Se ha dicho que es hipostenizante linfático-glandular ; Trousseau lo supone alterante, es decir, de la clase de medica- mentos que dejan en los elementos orgánicos una mo- dificación que subsiste después de la acción primitiva. Para Magendie seria un astrinjente del sistema capilar, i para Coindet un especifico del útero. Es de los medicamentos que se denominaban ántes fundan- tes, después fluidificantes, fisiolójico-químicos, i que Dorvault propone llamar químico-catalíticos, porque obran modificando químicamente los humores vicia- dos. See dice que no es plástico ni antiplástico, i que la sangre no es el medio en donde tienen lugar los principales fenómenos a que da lugar. Sea lo que fuere de estas hipótesis, sus efectos se revelan en el sistema glandular, particularmente en el cuerpo tiroides, el cual disminuye de volúmen bajo su influencia i los líquidos de su densidad ordinaria; aunque obra como reconstituyente en los individuos linfáticos, o afectados de ciertas enfermedades como la sífilis. El yodo i el bromo son antagonistas. Su eliminación se hace por todas las secreciones, sobre todo por la orina ila saliva, en las cuales se observa su presencia por tiempo indeterminado, según la solubilidad de sus compuestos. Aumenta el apetito, lo mismo que las secreciones, escepto la láctea, según Cullerier. Conviene mas a los linfáticos i caquéticos, que a los de temperamento 6 CAPITULO I. bilioso, predispuestos a las inflamaciones del canal dijestivo. Se observa en muchos casos, que aun sus dosis moderadas disminuyen la gordura. Boinet i otros prácticos atribuyen sus malos efec- tos a su empleo metálico, o en tintura al interior, sobre todo en la primera época de su uso terapéutico, considerando que por su incompleta solubilidad, las partículas de yodo irritan la mucosa dijestiva con perjuicio de la nutrición. Después se ha usado el yo- duro de potasio con mejores resultados, así como la tintura con la adición de este yoduro, o mejor, de ta- nino, empleado por Debauque, que hacen mas solu- ble la tintura i menos irritante. El uso del yodo produce algunas vezes la intoxi- cación yódica o yodismo; lo que, en concepto de algunos, proviene de predisposiciones especiales o del desacertado empleo del medicamento. Esta opinión parece verisímil, si se atiende a que el yodo es repu- tado elemento de vida por muchos observadores. Se ha creido también que atrofia las mamas i loe testículos ; opinión que contradice Boinet, afirmando que aumenta la esperma, i por consiguiente la poten- cia jenésica, i que si se ha supuesto la diminución de volumen de esas glándulas, ha sido acaso un error, debido a la diminución del tejido celular subcutáneo, o sea de la gordura algunas vezes. Aunque el yodo se lia descubierto en este siglo, ha prestado servicios desde tiempo inmemorial, en varias sustancias que lo contienen, como la esponja, el aceite de hígado de bacalao, las aguas madres de las salinas yodíferas, llamadas aceite de sal; i es de suponer que lo contengan varias fuentes termales, convenientes en enfermedades que se curan también con este medicamento. En su primera época se usó, sobre todo al interior, YODO, 7 aunque orijinaba graves desórdenes en la nutrición, debidos probablemente a la elevación de las dosis, i cayó en descrédito, Lugol fué uno de los primeros en rehabilitarlo, al aplicarlo en las escrófulas con buen resultado. Ricord usó la tintura al esterior en el hi- drocele, i Martin i Yelpeau en inyecciones, con nota- ble suceso. Boinet aplicó después las inyecciones a los focos purulentos, i se probó su poderosa acción anti- séptica, que confirmó Duroy por esperimentos quí- micos. Wallace, Ricord i Payan, probaron su eficacia en el período terciario de la sífilis, i se conoció así uno de los medios preciosos de curación de graves en- fermedades, algunas de las cuales se reputaban in- curables. El yodo puro ha sido aplicado en capas de algo- don cardado, cubiertas con tafetán gomado, en los tumores blancos, bubones, adenitis i bocio, con mas eficacia, según Brault, que con la tintura i los yo- duros. Ooindet lo usó en el bocio al interior en solución con yoduro de potasio, o en tintura. Después se apli- caron las fricciones al cuello con yodo puro, o con la pomada de yoduro de potasio. Posteriormente se han aplicado los mismos i otros compuestos, observándose siempre su acción resolutiva del bocio. Opinan algu- nos prácticos que es conveniente, sobre todo en los individuos linfáticos, usar el medicamento interior i esteriormente, atendiendo a su acción reconstituyen- te ; sinembargo, si se consideran los inconvenientes del uso interior del medicamento, seria prudente apli- carlo solamente al esterior, pues así basta para disol- ver el bocio. Por la propiedad que tiene el yodo de neutralizar los efectos del mercurio i de favorecer su eliminación, se ha prescrito en la salivación mercurial. Knod i Kluge hablan de su eficacia en este accidente a la dosis de 10 a 20 centigramos al dia, en 98 gramos de vehículo, por médias cucharadas primero, i después por cucharadas. 8 CAPITULO I. Bouchardat ha indicado una solución acuosa de yodo en el envenenamiento por los narcóticos, hacien- do vomitar previamente, a fin de desembarazar el estómago de la sustancia tóxica. Los compuestos yódicos mas usados son la tintu- ra i los yoduros de potasio, de mercurio i de hierro. Se emplean también algunas vezes los yoduros de azufre, de arsénico, de almidón, el yodoformo iél licor yodo-tánico. La tintura se usa ménos cada día al interior, por- que otros compuestos la reemplazan con ventaja, no obstante que por su mayor solubilidad, asociada al yoduro de potasio o al tanino, presenta ménos in- convenientes. Lasegne la ha recomendado en el reumatismo nu- doso, a la dosis de 8 a 10 gotas, en agua azucarada, dos vezes al dia, i hasta 6 gramos en las comidas. Este profesor asegura su inocuidad, aunque se use por largo tiempo. Ya Boinet la había empleado con buen suceso en la misma enfermedad. El doctor Seguin d’Albi la ha administrado con buen resultado en la fiebre intermitente rebelde al sulfato de quinina, a la dosis de 30 gotas, tres vezes por dia, con una hora de intervalo en la apirexia, en agua azucarada, i eleva la dosis hasta 60 gotas, acon- sejando su uso por algunos dias después de la des- aparición de los accesos. En los niños la dosis no debe pasar de 10, 12 i 18 gotas. En la epidemia de fiebre tifoidea que reinó en París en 1853, obtuvo buenos efectos el doctor Aran con este medicamento, a la dosis de 15 a 30 gotas en las 24 horas, en porciones de a 5 gotas en azúcar o jarabe con alguna sustancia que contenia tanino. El doctor Smith había tratado en 1841 esta enferme- dad con el yoduro de potasio. La dosis que adminis- YODO, 9 tró Smith fué de 2 decigramos cada 5 horas, siendo evidente la mejoría ala tercera dosis. No obstante, debe juzgarse que esa medicación no habrá correspon- dido a tal suceso, pues no se han publicado hechos semejantes que la acrediten. El doctor Thompson ha publicado un hecho rela- tivo a un caballo con muermo, que fué curado con tintura de yodo, 150 gotas en agua, 3 a 4 vezes al da durante seis semanas. Luedicke i Payan refieren observaciones en el hombre, que inclinan a admitir alguna eficacia del yoduro de potasio en esta en- fermedad. En los vómitos rebeldes de la preñez ha producido buen resultado esta tintura, a pequeñas dosis, lo mis- mo que el yoduro de potasio. Pero es al esterior que esta tintura presta los mas importantes servicios. Se aplica a las úlceras, heridas, fracturas no consolidadas, gangrena o podredumbre de hospital, i en jeneral en las inflamaciones de la piel. En inyecciones se ha aplicado con notable suce- so en el hidrocele, hidrocéfalo, hidroráquis, hidartró- cis, hidropericardítis, ascítis, edema, orquitis, quistes, fístulas, sacos hemiarios, derrames pleuríticos i abs- cesos de diversa naturaleza. Las inyecciones yodadas provocan en las cavida- des purulentas un trabajo de eliminación que modi- fica los productos morbosos. Estas inyecciones son Una conquista preciosa de la terapéutica de nuestros dias, pues a su influencia han cedido enfermedades rebeldes, o que se creian incurables. La tintura de yodo modifica la tiña favosa, el eczema, la erisipela, las pústulas variolosas, las efé- lides, el eritema, el callo do los piés, los furúnculos i ncevi cutáneos. Según Gourier, dos o tres aplicacio- nes de ella en las efélides o manchas hepáticas, las hace desaparecer. 10 CAPITULO I. Las inyecciones yodadas i la aplicación esterior de esta tintura, han tenido buen suceso en la bleno- rrajia, hematuria, babones, fístula uretral, vajinitis, catarro vesical i uterino, infartos i hemorrajias uteri- nas. En los casos de amenorrea concomitante, las aplicaciones yodadas provocan el menstruo que favo- rece la curación. Este es uno de los efectos del yodo, sobre todo en las mujeres linfáticas. La aplicación tópica de la tintura i las inyeccio- nes, han producido buenos resultados en la oftalmía escrofulosa, queratitis, fístula lacrimal i granulacio- nes palpebrales. Es conveniente, ademas, a los indi- viduos linfáticos, el uso interno del aceite de bacalao, 0 del yoduro de potasio como adyuvante. Bax ha administrado la tintura con buen suceso en algunos casos de catarata secundaria. En la lenticular o senil, es de suponer que solamente la operación quirúrjica cura la enfermedad. Lecointe refiere muchos casos de anjina diftérica, con infarto de los ganglios submaxilares, que se han curado con la aplicación tópica de la tintura, con agregación de unciones de pomada de yoduro de po- tasio i estracto de belladona algunas vezes. El doctor Perron tiene tal confianza en esta tintura, en garga- rismos, que la considera casi específica. Prescribe los gargarismos cada 10 a 15 minutos, de agua común con una duodécima parte de tintura i algunos centi- gramos de yoduro de potasio. Eeeves ha prescrito un tratamiento preventivo 1 curativo en la anjina escarlatinosa, por medio de los compuestos yódicos: aplica la tintura con pluma en la mucosa de la farinje, la fricción esterior con una pomada yodada, i una pocion con yoduro de po- tasio i clorato de potasa. Kicord aplicaba la tintura sobre el escroto en el hidrocele, ántes de hacer uso de las inyecciones yoda- das. Gros ha tenido buen resultado con ella en el higroma. Martin Solon la ha aplicado sobre el abdó- YODO 11 men, para provocar la absorción de los derrames en el peritoneo ; i Buisson ha publicado la curación de una anasarca pasiva con la tintura al interior. Se considera que las hidropesías que pueden ser modifi- cadas por los compuestos yódicos, serian las prove- nientes de infartos abdominales, de peritonitis cróni- ca, o de enfermedades del corazón. Yaulpré ha tenido buen resultado con la aplica- ción de la tintura en algunos casos de derrames pleu- ríticos. Contra las exudaciones intra-pleurales, ha preferido Delioux la pomada de yoduro de potasio i yodo durante 2 a 8 semanas. En la disentería crónica ha aplicado Delioux lava- tivas compuestas de tintura de yodo, 10 a 20 gramos, 1 a 2 de yoduro de potasio, i 200 a 250 de agua, o de un cocimiento de ratania o de otra sustancia que contenga tanino, vaciando previamente el intestino, por medio de una lavativa emoliente, con el objeto de que la yodada obre con mas actividad sobre la mucosa. En doce casos que ha publicado, la enferme- dad fué curada o mejorada notablemente. En el có- lera, estas lavativas han moderado eficazmente la diarrea. El yoduro de potasio es el compuesto yódico mas importante. Es una sal blanca, mui soluble en el agua i alcohol, que cristaliza en cubos, i se volatiliza al fundirse al fuego, Cullerier i Lugol fueron los primeros que lo em- plearon en la sífilis, mas bien como ausiliar de otros medios. Wallace, i sobre todo Eicord i Payan, tienen el honor de haberlo hecho conocer como el medica- mento mas eficaz en el período terciario de la sífilis, en el cáncer i en algunas afecciones de la piel. Bicord es el práctico que lo ha usado con mejores resultados, ?n lugar del yoduro de hierro, que se ensayaba. Es indisputable su acción heroica en los exóstosis, dolo- 12 CAPITULO I. res osteócopos, tumores gomosos, necrosis i demas síntomas del grave período terciario de la sífilis. Obra también con alguna eficacia en los síntomas secun- darios, sobre todo si se aproximan al período tercia- rio ; sinembargo, los hechos mejor determinados incli- nan al uso del yoduro de mercurio, en el segundo período, i el de potasio en el tercero. Se administra éste a la dosis de 1 a 3 gramos al dia. Algunos prácticos lo han administrado a mayo- res dosis, hasta 30 o mas gramos ! pero es prudente no pasar de 3 a 4. Eodet asegura que el yoduro de potasio es mal tolerado, en jeneral, en los casos en que convendría el uso previo del mercurio ; de modo que pudiera juzgarse complementario de éste. Según las observa- ciones de Ricord i de Payan, en razón de la antigüe- dad de la sífilis, está la probabilidad del buen éxito de este medicamento. Ha sido administrado asimismo con buen resul- tado en las lesiones viscerales sifilíticas e infartos cró- nicos del hígado, de los testículos i del útero. Los hechos observados por algunos prácticos, in- clinan a admitir la influencia favorable de los com- puestos yódicos en el cáncer. Payan refiere hechos respecto de enfermedades cancerosas curadas con el yoduro de potasio. Según Zimmermann, su uso inter- no i esterno curó un escirro uterino, Boinet, Lisfranc, Barras i otros, hablan de infartos cancerosos de las mámas, tratados con buen resultado con este medica- mento. Wagner, ülmann, Kirsch i otros refieren casos de cáncer curados con las preparaciones yódicas. Ma- gendie dice que ha visto curar como por encanto en las salas de la Salpetriére, dos cánceres de la lengua con el yoduro de potasio. Este ilustre profesor agrega que las úlceras cancerosas de la cara que se han llamado carcinomatosas, son la especie en que obraría con mas eficacia este yoduro al interior. No obstante, debe reconocerse que son comunes YODO 13 las decepciones del médico al tratar esta enfermedad reputada incurable. Así, los hechos deben ser bien determinados, pues los partidarios de su incurabili- dad, por lo regular han atribuido el buen éxito a erro- res en el diagnóstico, es decir, suponen que se han curado enfermedades semejantes, pero no él cáncer. En la tisis pulmonar se han administrado la tin- tura de yodo i el yoduro de potasio ; pero sobre todo se han aplicado las inhalaciones. Ohantroule i Danger son de los prácticos que mas las han recomendado por medio de aparatos de su invención. Tienen efica- cia en la tisis incipiente i bronquitis crónica. Muchas vezes el vapor yodado ha espuesto a los enfermos a la inflamación de la mucosa de las vias aéreas, i a accidentes de sofocación. En los períodos avanzados de esta enfermedad, solamente han aliviado. En el tercer período de la neumonía ha sido re- comendado el yoduro de potasio, a dosis que no deben pasar de 10 a 15 centigramos, 4 vezes por dia. Lue- dicke lo preconiza como específico. Está indicado en los individuos anémicos, luego que ha cedido el ele- mento inflamatorio i empezado el de supuración. Este medicamento se ha abandonado respecto de las afecciones pulmonares, desde que se prefiere el aceite de hígado de bacalao, que deriva sus ventajas, como reconstituyente, del yoduro de potasio que com tiene. El uso de este aceite en la tisis pulmonar, es antiguo en el norte de Europa. En nuestros dias es un medicamento popular para todas las enfermeda- des de debilidad constitucional. Se debe reconocer que los yódicos producen los buenos efectos que se observan en las enfermedades pulmonares, en calidad de reconstituyentes, pues no se ha probado que ten- gan una acción curativa especial. En el asma, en que tantos medicamentos se han ensayado, como en el cáncer, tisis i demas enferme- dades incurables, ha producido buenos resultados muchas vezes, según el doctor Hyde de Salter, des- 14 CAPITULO I. pues de su uso en un tiempo mas o ménos largo; lo que inclinaría a admitir o corroborar que los yódicos en estas enfermedades producen sus buenos efectos mas como reconstituyentes. Trousseau dice que ha obtenido con el yoduro de potasio en esta enferme- dad, resultados que no le habían dado otros medios ; pero que no es siempre eficaz, i que en ciertos casos agrava los accidentes. Ha sido empleado en las neuraljias i reumatismo, con suceso mas o ménos notable. En el reumatismo articular crónico ha obrado con mas eficacia, según Bouger, a la dosis progresiva de 25 centigramos, has- ta 2, 4 i aun 6 gramos. En el agudo, según Aubrun, conviene a los individuos débiles, i a los pictóricos después de los antiflojísticos. Con el uso de este me- dicamento, están ménos espuestos los enfermos a los infartos articulares. En el reumatismo muscular, dice Bourger, no tiene eficacia. El aceite de bacalao cura las artritis escrofulosas i reumáticas. En las neuraljias, particularmente la cefalaljia, ha obrado bien el yoduro de potasio; pero tales cefa- laljias tenían probablemente relación con la sífilis. Payan lo ha ensayado en vano en la neuraljia facial. Izarió lo ha recomendado en la ciática, a la dosis progresiva de 50 centigramos hasta 4 gramos al dia. En casos semejantes es probable la relación de la neuraljia con la sífilis, pues es común que los com- puestos yódicos sean ineficaces cuando las neuraljias no tienen oríjen sifilítico. Manson lo administró en 72 casos de corea, con buen éxito en cerca de la mitad; pero es ineficaz por lo común, i ya no se aplica en tal enfermedad, a no ser cuando depende de la sífilis o escrófula. Magendie lo administró con ventaja contra la epilepsia, elevan- do la dosis hasta 2 i aun 4 gramos por dia; pero puede decirse lo mismo que de la corea, que es veri- símil obre bien el medicamento, cuando depende la epilepsia de tumores sifilíticos o escrofulosos ; no así YODO, 15 si proviene de turbaciones orgánicas o funcionales, aunque O’Connor ha referido tres casos relativos a mujeres en quienes estaba suspendida la menstrua- ción : el yoduro la restableció, i desapareció la enfer- medad. Barthey refiere dos casos felizes en la parálisis reumática de la cara, acaso por depender de exósto- sis. Sinembargo, Payan dice que curó la parálisis de un niño de diez años, en quien no era probable la disposición sifilítica; pero agrega que no obtuvo buen resultado en 2 casos de paraplejia. En otras enfermedades se ha aplicado con éxito vario. Magendie dice haber curado la hipertrofia del corazón; pero Barbier i Payan declaran que no han obtenido ventaja con su uso, i aun consideran que escita el corazón i orijina palpitaciones. El doctor Roberts ha publicado un hecho que in- clina a establecer su acción coadyuvante en las aneu- rismas, a la dosis de 25 centigramos, 3 vezes por dia, hasta un gramo progresivamente. En el supuesto de que puede favorecer la reabsor- ción del cristalino, se ha administrado con suceso en varios casos, según un profesor de clínica de la uni- versidad de Mesina, que ha escrito una Memoria so- bre la eficacia de los remedios resolutivos en el tra- tamiento de la catarata. Sinembargo, jeneralmente se considera que seria un hecho escepcional la cura- pión de la verdadera catarata lenticular sin operación, 1 que solamente curarian los yódicos algunas catara- tas incompletas, complicadas de sífilis o reumatismo. En el supuesto de que el hidrocéfalo agudo se relaciona con la caquexia escrofulosa, ha administrado Seyfer este yoduro con buen resultado, a la vez que ha aplicado una pomada de protoyoduro de mercurio. Christiern, Fluder, Grolfin &c. han publicado casos de curación con este medicamento. En los derrames serosos, anasarca i edema, ha in- dicado Coster los buenos efectos del yodo, interior i ©steriormente. 16 CAPITULO I. Corrigan ha administrado este yoduro en la albu- minuria con buen suceso, guiado por el conocimiento que se tiene de la influencia del yodo en las secrecio- nes. La dosis que ha empleado ha sido de 25 centi- gramos con igual cantidad de bicarbonato de potasa. Rul-Oyez ha publicado un hecho que conduce a admitir su eficacia en la estrechez del esófago, enfer- medad rara i rebelde, acaso porque comunmente su causa es la diátesis sifilítica o escrofulosa. Ha referido el doctor Delfraysse dos observaciones sobre la influencia del yodo para moderar el desarro- llo del feto, en el caso de vicio de conformación o estrechez del bacinete. Prescribe en los dos o tres últimos meses de la preñez, 6 a 8 gotas diarias de una solución de 1 gramo de yodo i 2 de yoduro de potasio en 30 de agua destilada. El yodo obra en la galactorrea con ménos incon- venientes que la cicuta. Rieseberg ha publicado un caso rebelde, que cedió en pocos dias a este yoduro. El doctor Melsen ha referido muchos casos de curación de afecciones mercuriales con este medica- mento, en virtud de su propiedad de disolver los com- puestos que orijinan las sales de mercurio, i de la facilidad con que se eliminan. Su poder de eliminación se aprovecha también en los envenenamientos por el plomo i por el arsénico. La pomada de yoduro de potasio se compone or- dinariamente de 4 gramos por 30 de grasa, i es la mas empleada de las yodadas. En el caso de envenenamiento con este yoduro, Numa ha propuesto, en The medical Examiner, dar a beber alternativamente limonada sulfúrica i una poción emoliente, ambas tibias, i que contenga ésta almidón o harina de trigo, de papas o sagú. El ácido formaria sulfato de potasa, i el yodo libre formaría yoduro de almidón, que se baria evacuar, así como el sulfato por medio de un vomitivo. YODO, 17 El antagonismo entre el yodo i el bromo, obser- vado por G-übler, se aprovecha en los envenenamien- tos por estos medicamentos. Los yoduros de mercurio siguen en importancia, Biett fué uno de los primeros que usaron el protoyo- duro con buen suceso en las sifílides, infartos escro- fulosos, lúpus i sífilis constitucional. Se prescribe ordinariamente en píldoras, de 1 a 10 centigramos por dia, i en pomada de 2a'4 gramos por 30 de grasa. El deutoyoduro es mui enérjico i peligroso. Su dosis no debe pasar de 25 miligramos por dia. Es útil en los accidentes primitivos i secundarios de la sífilis. La pomada se aplica en el lúpus, acné, favus, las si- fílides i el soriasis. El yoduro de hierro lia sido empleado a la dosis de 10 a 50 centigramos en píldoras o jarabe, para combatir las escrófulas, la clorosis i la sífilis consti- tucional rebelde al mercurio. Opinan algunos que sus buenos efectos se deben mas al hierro, por considerar de fácil descomposición este medicamento, i que para lograr sus efectos convendría administrar el hierro i el yodo separadamente. Este yoduro ha estado en boga en la tisis pulmo- nar. Andral fué el primero que lo indicó, con el fin de modificar la sangre i hacer mas efectiva la hema- tósis; pero Dupasquier particularmente lo ha usado, i seria en su concepto mas útil que los demas medi- camentos aplicados en esta enfermedad. Su utilidad seria mayor en el primer período que en el segundo, i en éste que en el tercero ; así como que no tendría acción sino respecto de la tisis constitucional, i no en la consecutiva a una inflamación de la mucosa pul- monar. Boissiere deduce de sus observaciones, que obraría de una manera semejante el hierro, opinión que contradice Payan, fundado en que una prepara- -2 18 CAPITULO I. cion cualquiera de hierro no obraria del mismo modo que el yoduro. Sea lo que fuere, Andral, Louis i Pie- clagnel no han tenido con este medicamento los resul- tados satisfactorios de Dupasquier, quien en mucha parte los obtendría a beneficio de otros medios a que sujetaba a sus enfermos, Combette i Martin Solon han referido casos de diabetés curados con este yoduro, a la dosis de un gramo por dia. El yoduro de azufre ha sido empleado en poma- da (1 gramo por 30 de grasa) en las enfermedades crónicas de la piel i úlceras escrofulosas i sifilíticas. Obra de una manera semejante, pero con menos ener- jía que el protoyoduro de mercurio. El yoduro de arsénico ha sido usado por Biett en las hérpes tuberculosas. Los médicos alemanes lo han empleado en las afecciones rebeldes de la piel, particularmente la lepra, a la dosis de 5 miligramos aun centigramo. Algunos médicos ingleses i ameri- canos lo elojian en casos semejantes, i lo consideran eficaz en las enfermedades que se aproximan al cán- cer. Thompson lo ha recomendado en la diátesis can- cerosa, En pomada se mezcla en la proporción de 5 centigramos por 4 gramos de grasa. El yoduro de almidón ha sido empleado por Bu- chanan en la lepra i soriasis, con buen resultado, ala dosis de 15 gramos, que ha* elevado hasta 30, tres vezes por dia. Ha sido indicado en la peritonitis puerperal, i por anal ojia lo ha aplicado Burguet al esterior en la ascítis con feliz suceso, haciendo cubrir el abdomen con una capa de almidón yodurado (1 gramo i medio de yoduro por 100 de almidón). El yoduro de plomo se usa de preferencia en po- mada (2 a 4 gramos por 30 de grasa) en el bocio, i tumores. Se considera débil en su acción i se usa poco. El yoduro de plata se administra en píldoras a la dosis de 5 a 10 centigramos. Debe preferirse en la YODO 19 epilépsia al nitrato de la misma base, porque no cau- sa la coloración de la piel. Los yoduros de amonio, de antimonio, de calcio, de hario, de sodio, de zinc i de oro, son poco usados, ya sea por su alto precio, o por haber sido reempla- zados con ventaja por los otros compuestos yódicos. En el mismo caso se halla el éter yodlúdrico. El licor yodo-tánico es la disolución de 1 parte de yodo i 9 de tanino, en 100 de agua destilada, que se reducen a 10 por la evaporación. En esta forma se obtiene la completa solución del yodo, que pierde su olor i acción cáustica, conservando sus propiedades terapéuticas. Barriere dice que ha obtenido con las inyecciones yodo-tánicas los mismos resultados que con la tintura, en el hidrocelei las fístulas que siguen a los abscesos frios. Desgranges ha curado con estas inyecciones, ciertas várices i coágulos duros, i deduce de sus observaciones que es ménos viva la inflamación con- secutiva, que la que sigue a la inyección del perclo- ruro de hierro; que el coágulo tánico parace reducir- se mas pronto i con mas consistencia a un volumen menor; que tiene mayor tendencia a propagarse en las venas rectas, que el coágulo por el percloruro, i en suma, que la notable diminución del coágulo yodo-tánico, pone la vena en condiciones favorables para una obliteración definitiva. El yodo-formo, descubierto por Serullas, se usa con ventaja, según Bouchardat, en las escrófulas, el cáncer iel bocio. Contiene 90 por 100 de yodo. La dosis en píldoras es de 5 a 15 centigramos, i la poma- da se compone de 2 gramos por 30 de grasa. En esta forma calma los dolores neuráljicos de los tumores cancerosos, i determina la anestesia del recto de un modo notable. 20 CAPITULO I. El uso de los medicamentos yódicos presenta in- convenientes muchas vezes : el yodo es sumamente útil, dice See, pero un instrumento de dos filos, difí- cil de manejar. Por esto es preferible la alimentación yodada en los tratamientos de larga duración, pues la estrema división del yodo i su moderada i sosteni- da influencia, pueden dar mejores resultados. Boinet, que se ha distinguido en el estudio i apli- caciones de este medicamento, es uno de los que han recomendado los alimentos yodados, en varias enfer- medades de los niños, de personas delicadas, i en las poblaciones donde reinen el coto i cretinismo. Este profesor ha recomendado el pan i los bizcochos, mez- clando a la harina polvo de plantas marinas, o sal yo- dífera ; así como el vino preparado por fermentación con las mismas plantas, i con ellas también la leche, agua, cerveza, chocolate i jarabe yodados. 1. El yodo está esparcido en la naturaleza; pero no se halla en algunas comarcas en la proporción con- veniente a la salud; i allí reinan el bocio i cretinismo ; 2. Sean cuales fueren las causas de esas enferme- dades, no se desarrollan, o desaparecen, bajo la in- fluencia de este ájente ; 3. El uso primitivo del yodo al interior, causaba desórdenes en la nutrición, i se desacreditó esta me- dicación hasta que ha sido luego mejor administrado; 4. Obra disminuyendo la densidad de los flúiclos, i especialmente atrofiando ciertas glándulas ; 5. No obstante, reconstituye a los individuos linfáticos ; no así a los sanguíneos i biliosos, a quie- nes por lo común enflaquece ; 6. El yodismo o intoxicación yódica, no se pre- En resumen : YODO 21 senta sino por el abuso del medicamento, o debido a predisposiciones especiales ; 7. El yodo puro se ha usado ménos cada dia, sustituyéndolo la tintura, sobre todo al esterior, i en inyecciones en las cavidades supurativas, con notable suceso, en virtud de su enérjica acción antipútrida ; 8. El yoduro de potasio es el compuesto mas im- portante, por sus estensas aplicaciones, especialmente en el período terciario de la sífilis, en el bocio i las escrófulas; 9. El poder de eliminación de los compuestos yódicos, los hace útiles en las enfermedades mercu- riales, i en algunos envenenamientos ; 10. Su acción electiva respecto de las escrófulas i la sífilis, se aprovecha para curar las enfermedades que dependen de aquellas; 11. Los yoduros de mercurio curan la sífilis cons- titucional, los infartos glandulares i varias enferme- dades de la piel; 12. El yoduro de hierro se ha considerado útil en la tisis pulmonar, pero es infiel, i sus buenos efec- tos se atribuyen mas al hierro ; 13. Los otros yoduros, algunos poco conocidos, se aplican, en jeneral, como resolutivos de infartos, i medios curativos de varias dermatosis rebeldes; 14. El licor yodo-tánico está destinado a prestar importantes servicios como ájente coagulante supe- rior al percloruro de hierro ; 15. El yodoformo, por su fuerte proporción de yodo, es uno de los compuestos que representan en mayor grado la actividad de su jénero ; 16. Por los inconvenientes que pueden presentar- los medicamentos yódicos, debieran preferirse, en mu- chos casos, los alimentos yodados, que darian mejores resultados, por la mayor división del medicamento, i sú moderada influencia. 22 CAPITULO 11. MERCURIO. En latín mercurius, i en griego ydrargyrús, de ydor, agua, i argyrus, plata. Los alquimistas lo consideraron como plata en estado imperfecto, i era para ellos el principio de to- todos los metales. A sus inquisiciones, por hallar la piedra filosofal, se debió el descubrimiento de algu- nos de sus compuestos. Se encuentra en estado nativo, amalgamado con la plata, en la forma de súlfuro o cinabrio, que es lo mas común; i unido al carbonato de cal. Su peso es- pecífico es de 13,598 ; se volatiliza a 350°, i se soli- difica a 40° centígrados bajo de cero. Se disuelve en el ácido azótico o nítrico, i sus combinaciones con otros metales se llaman amalgamas. Aunque conocido en la antigüedad, no se admi- nistraron sus compuestos por temor de su acción tóxica, hasta que lo emplearon los médicos árabes en algunas enfermedades de la piel. Posteriormente se aplicó en la sífilis, con un suceso que le dió crédito. La acción del mercurio es compleja: hace mas diluente la sangre, i acaso por esta propiedad aumen- ta las secreciones glandulares i contraría la formación de los productos plásticos ; deprime el sistema ner- vioso, reconstituye el linfático i, sobre todo, llaman la atención sus efectos en las glándulas anexas al tubo dijestivo, particularmente las salivales, de tal modo que la idea de la medicación mercurial, va unida a la de salivación con inflamación de la membrana mu- cosa de la boca. MERCURIO. 23 En efecto, aumenta la secreción de la bilis, de los fulículos intestinales, i especialmente del páncreas i las glándulas salivales, que tienen analojía en sus funciones i productos. El calomel, a dosis fraccionadas, i el mercurio metálico en fumigaciones, o su pomada en fricciones, producen la salivación con mas seguridad i prontitud. Griacomini dice que la salivación provocada por los óxidos es mas abundante (quedando la mucosa de la boca relativamente intacta) que la provocada por el mercurio metálico, el calomel, los cianuros i otros compuestos, que va acompañada de erosiones de la mucosa. Esta opinión ha parecido aventurada a Eol- let i a otros. Las preparaciones insolubles, que se administran a mayores dosis que las solubles, producen mas pron- tamente la salivación. Según las investigaciones de Mialhe, todas las preparaciones mercuriales, introducidas a la circula- ción por cualesquiera vias, se convierten mas o mé- nos en sublimado corrosivo, por la reacción de los cloruros alcalinos que contienen los fluidos de la economía. En la mujer se presenta la salivación mas fácil- mente que en el hombre. Los niños están ménos espuestos a ella, sobre todo ántes de la primera den- tición, i se observa que en ellos obra el mercurio mas en el tubo dijestivo que en la boca. Se produce la salivación según la susceptibilidad individual, las dosis del medicamento i la duración del tratamiento. Hai individuos refractarios aun a altas dosis ; a la vez que en otros bastan para provocarla, una pequeña dosis, una fricción con el ungüento napolitano, o una cauterización con el nitrato ácido de mercurio. Eespecto del lugar de la inflamación, como causa de la salivación, Trousseau i Pidoux en su Tratado de Terapéutica i Materia.médica, sostienen que la inflamación de las encías es la única i evidente causa 24 CAPITULO 11. de la salivación. Observan que esta es un síntoma común a todas las inflamaciones de la membrana mucosa de la boca, i que si el mercurio tuviera acción especial en las glándulas salivales, se veria aparecer la salivación antes de la inflamación de la boca, lo cual nunca se observa. Fonssagrives, impugnando esta opinión, dice en el artículo “ Mercure ” del Dic- tionaire encyclopedique des Sciences médAcales, que la estomatitis mercurial es la consecuencia de la sali- vación, i que una vez producida aquella, puede man- tener i aumentar ésta. No se puede desconocer, agre- ga, en las preparaciones mercuriales, una acción electiva sobre las glándulas salivales, que se mani- fiesta por su hinchazón, ántes de la inflamación de la mucosa, la cual adquiere turjescencia, porque conserva los productos de la secreción ántes de evacuarse. Dice que cuando el calomel se administra a dosis purgati- va, se vierten en mayor cantidad en los intestinos la bilis i el jugo pancreático, sin que se suponga infla- mación de la mucosa, porque si la hubiera, la fiebre la acompañaría en un grado sensible, i no se observa esto; i en fin, que se debe concluir que tienen los mercuriales una acción en las glándulas i los folículos del tubo dij estivo, análoga a la de los sudoríficos i diuréticos en las glándulas sudoríferas i los riñones. Se ha dicho que aumenta la secreción del pán- creas bajo la influencia del mercurio; i se presenta muchas vezes una diarrea especial, o tialismo pan- creático, con dolor en el lugar que ocupa este órgano. Las secreciones de las glándulas que afecta el mer- curio, no se manifiestan a la vez en el mismo gradó, pues si se presenta la salivación, no aparece la diarrea pancreática, i al contrario. No está claramente probado que aumente la diu- resis, la diaforesis i la secreción láctea, aunque su presencia en la leche lo prueban las curaciones de la sífilis en los niños, por medio de sus madres o nodri- zas ; a la vez que se debe reconocer que se empobrece la leche, por predominar su parte acuosa. MEECUEIO. 25 El mercurio deprime la circulación i calorificación, i por esto se administra en algunas enfermedades in- flamatorias. A la vez que deprime, tal vez porque al disolver los glóbulos de la sangre la hace mas diluen- te, como una consecuencia se opone a la plasticidad, i aumenta las pérdidas por la exajeracion de las se- creciones. Por esto la clorosis i las turbaciones de la nutrición i del sistema nervioso, son el resultado de su influencia sostenida, i conduce a esplicar su poder para neutralizar los elementos morbíficos. Pero si causa profundas turbaciones en el sistema nervioso; en el linfático tiene acción electiva i aumen- ta su vitalidad. Debido a esto presta servicios en la sífilis, las inflamaciones de las membranas serosas, i como resolutivo de los infartos blancos. Es sabida su influencia deletérea en las plantas i los parásitos, que lo hace útil en varias enfermedades de la piel i vermífugo enérjico. En suma, de su acción mista se desprenden las propiedades antisifilíticas, antiflogísticas i resolutivas que lo caracterizan. Su eliminación se hace por la saliva que provoca, i por el sudor, la orina, la bilis &c, según el análisis es- perimental; pero no todo es eliminado en los casos de impregnación de los tejidos después de un largo tra- tamiento, i se separa de sus compuestos para adqui- rir en determinados lugares su aspecto metálico, lo que se ha llamado revivificación del mercurio. La importancia que tiene el mercurio en la me- dicina moderna, i sus estensas aplicaciones, las debe a su eficacia en la curación de la sífilis. La historia del mercurio está unida a la de la sífilis, espanto de los últimos siglos, i cuyo oríjen i naturaleza han sido objeto de interminables diserta- ciones. 26 CAPITULO 11. Rosenbaum, en su Histoire de la syphilis dans V antiquité, sostiene que existió en los pueblos anti- guos, en relación con la prostitución que minó sus sociedades, B. Bell, Raynaud, Cazenave i otros, tie- nen la misma opinión. Cazenave dice en su Traite des syphilides: “He demostrado que todos los sínto- mas primitivos han sido descritos por los autores griegos i árabes...“ La antigüedad de la sífilis, agrega, no puede dudarse mas que su misma exis- tencia. Otros autores dicen que apareció en Europa por primera vez a fines del siglo XY, orijinada en Ñápe- les, a tiempo del sitio de esta ciudad por el ejército francés, o importada de América, cuyo descubrimiento estaba reciente. Astruc sostuvo este oríjen que im- pugnó Sánchez. En esa época apareció una epidemia sifilítica, la única que rejistra la historia de la medicina; ino es de suponer que trasmitido el virus de América en 1493, al regreso de Colon de su primer viaje, hubiera trascurrido el tiempo suficiente para su propagación por las relaciones sexuales, hasta causar una epidemia que se desarrolló con notables caractéres. Ademas, no es verisímil que una enfermedad semejante se ori- jinara entre las hordas salvajes del Nuevo Mundo. El doctor Cárlos Anglada en su Etude sur les Maladies éteintes et les Maladies nouvelles, se decide por su oríjen moderno, i uno de los fundamentos en que se apoya, es no haberse observado ántes epidé- micamente, pareciendo estraño que esta enfermedad no se hubiera desarrollado en las clases populares, sobre todo en las épocas de desmoralización pública. Parece mas probable su antiguo oríjen, pues des- de el Levítico se hallan descripciones, que en con- cepto de muchos se refieren a manifestaciones de la sífilis. Un médico del siglo XIII, según Littré, ha referido un caso de infección j eneral después del coi- to, e induciria a admitir esta enfermedad como de MERCURIO. 27 orijen anterior al siglo XV ; tanto mas si se juzga por reglamentos de policía, vijentes en Londres en el siglo XII i en Italia en el XIY, que reinaba una en- fermedad contajiosa de los órganos sexuales, contraida en los lugares de prostitución. Jeneralmente se confunden las enfermedades sifi- líticas con las venéreas : éstas no tienen carácter es- pecífico, ni implican la infección constitucional de las otras. La mayor parte de las blenorrajias, i algunas ulceraciones de los órganos jenitales, corresponden a las afecciones venéreas. La sífilis, con probabilidad, se ha orijinado espon- táneamente en el hombre, por el desaseo de las partes sexuales en relación con el orgasmo venéreo. Después la propagación se ha aumentado por la inoculación vacunal, la trasmisión hereditaria i el contacto con los sifilíticos o sus secreciones. En este particular como en otros relativos a esta enfermedad, las opi- niones no están acordes. Respecto de su naturaleza, algunos autores han supuesto que es una dejeneracion de la lepra, i otros la consideran, en sus primitivas manifestaciones, como el resultado de lesiones sin carácter específico; i efecto del uso del mercurio los síntomas secundarios i ter- ciarios ; opinión inaceptable al presente, en que se conocen mejor la enfermedad i el uso de las prepara- raciones mercuriales. En nuestros dias se admite el virus sifilítico, de naturaleza desconocida i propio especialmente del hombre. La sífilis ataca una sola vez al mismo individuo, i se observa que algunos gozan de inmunidad. La manera como se desarrolla la infección ha sido, asimismo, objeto de constantes disertaciones. Empie- za por la ulcerita llamada cancro, que puede apare- cer en cualquiera parte de la piel; pero se observa comunmente en el prepucio o alrededor del ano en el 28 CAPITULO 11. hombre, i en la horquilla de la vulva en la mujer, o en la unión de los grandes i pequeños labios. Según B. Bell, i sobre todo Ricord, la blenorra- gia no orijina úlceras sifilíticas. En concepto de este ilustre práctico, la infección es efecto del cancro o úlcera endurecida. Cazenave ha sostenido que pueden aparecer úlceras sifilíticas o blenorrajia, por contajio de la misma persona, o sifílides como resultado de blenorrajia solamente. A esta aserción ha replicado Ricord, que tal puede suceder en el caso de úlcera blenorrájica oculta; i puede decirse que la cuestión está sin resolver, aunque los hechos en casos bien de- terminados parecen dar la razón a Ricord, que tanto se ha distinguido en el estudio de esta enfermedad. La sífilis se declara por síntomas primitivos, o lesiones en las partes donde obra la materia viru- lenta, i consisten en el cancro, al cual siguen el bubón, la linfanjitis i los abscesos virulentos. Para algunos la blenorrajia es uno de estos síntomas. La sífilis constitucional se manifiesta por los sín- tomas secundarios, en un tiempo mas o ménos largo: la induración del cancro i del bubón, el infarto de los ganglios cervicales e inguinales, las sifílides, las vege- taciones, la iritis, la alopécia, las lesiones de las mucosas contiguas a la piel, i los dolores neuráljicos. En el mayor incremento de la infección, aparecen los síntomas terciarios, que revelan la profunda alteración de los tejidos afectados, A esta categoría pertenecen los tumores gomosos, las retracciones musculares, los dolores osteócopos, los exóstosis, el sarcocele, la cárie, la jaqueca, la dispépsia, los tu- bérculos i caquexia sifilítica. La inesperiencia desacreditó el mercurio, por las enfermedades que causaba su abuso. A muchas per- sonas les infunde mas horror que la misma sífilis. MERCURIO. 29 Se comprende ahora que se han exajerado los efectos de este medicamento, o que se le han atribuido en- fermedades que no ha producido. En nuestros dias no produce, en jeneral, malos resultados, pues se conoce mejor su acción i la manera de administrarlo. El tratamiento mercurial debe empezar sin de- mora, pues en razón de la prontitud está su eficacia, a la vez que debe examinarse si el individuo padece otra enfermedad, que pudiera agravarse con el uso del mercurio. Antes se provocaba una abundante salivación, que presenta inconvenientes por las lesiones de la boca. Se suponía que en razón de la salivación, se hacia la eliminación del virus. Al presente, a fin de no producir las lesiones de la boca, que hacen inte- rrumpfr el tratamiento, se procura evitar una sali- vación inmoderada; i para mantenerla en ciertos límites, se usa el clorato de potasa, de modo que las personas mui susceptibles, pueden tomar un com- puesto mercurial i el clorato, sin temor de graves lesiones de la boca. Debe empezarse por dosis pequeñas, mas eficaces que las superiores que pueden provocar accidentes, i se aumentan cada semana, hasta llegar a las mas convenientes, atendida la susceptibilidad del indivi- duo. Es preferible la medicación al interior con los compuestos solubles; i solamente en el caso de mal estado de las vías dijestivas, se aplicará el ungüento napolitano en fricciones. Cuando se presenta una abundante salivación, se suspende el medicamento hasta moderarla ; i para evitarla después en lo posi- ble, conviene disminuir la dosis, o sustituirlo por otro compuesto. Si la enfermedad permaneciere esta- cionaria, convendría suspender el tratamiento, para continuarlo mas tarde, sustituyendo con otro el compuesto usado anteriormente. El tratamiento debe continuarse por 20 a 30 dias, después de la terminación de los síntomas primitivos 30 CAPITULO 11. o secundarios, pues los terciarios son de larga dura- ción, i seria peligroso el uso prolongado del medica- mento, a la vez que es preferible por su eficacia el yoduro de potasio. Por esto, se prescribe jeneralmente el mercurio para combatir los síntomas primitivos i secundarios, i el yoduro de potasio para los terciarios* En la mujer embarazada se prescribe el trata- miento mercurial, i se cauterizan las erosiones o cancros de la vajina, a fin de evitar el contajio del feto en el acto del parto. Respecto del niño, las opiniones no están acordes. Para algunos lo mas conveniente es la medicación por medio de la madre; otros, Oullerier uno de ellos, prefieren los baños con 3 a 4 decigramos de sublimado, hasta uno o mas gramos en el caso de siíílides. A los niños de mas de un año, se les administra el sublimado al interior, a la dosis de 4 a 7 miligramos ; i si hu- biere inflamación o oscitación del tubo dijestivo, se aplican fricciones de ungüento mercurial, 1 a 2 gra- mos cada dia, variando el lugar de las fricciones, a fin de evitar la erupción miliar. Se ha prescrito comunmente un réjimen severo ; pero no se opone a la medicación mercurial la buena alimentación, sobre todo conveniente a los individuos débiles o anémicos. El réjimen se debe reducir a evitar los escesos, la humedad i el frió, con el objeto de disminuir las probabilidades de salivación. Algunas vezes el mercurio no produce sus efectos curativos; i en esos casos procuran buenos resultados los baños termales sulfurosos, ya sea como reconsti- tuyentes después del largo uso del medicamento, o ya favoreciendo su tolerancia en las personas mui susceptibles. En semejantes casos de ineficacia, se ha recomen- dado el hidroclorato de oro i de soda, en fricciones en la lengua, las encías i la parte interna de los carrillos, a la dosis de 3 a 4 miligramos, hasta 8 a 10 progre- sivamente, mezclado con parte igual de polvo inerte. MERCURIO. 31 Sinembargo, no son seguros sus efectos, ni los de los compuestos de plata i de platino. Otro de los medios indicados en la sífilis rebelde, es el cambio de clima ; i sabida es la influencia favo- rable de los cálidos, sobre todo cuando la enfermedad se ha contraido en uno frió, Y arios compuestos mercuriales se han empleado para curar la sífilis; pero los mas seguros son el sublimado corrosivo i el proto-yoduro. La eficacia del mercurio en la curación de la sífilis, ha sido el principal fundamento de la estension de sus aplicaciones terapéuticas. Seduce el feliz re- sultado de un medicamento en determinada enferme- dad, para emplearlo en otras de diversa naturaleza, i entonces empiezan las decepciones. Esto ha sucedido con el emético, el hierro, el yodo, el sulfato de qui- nina, el ácido fénico &c. El mercurio es antisifilítico por escelencia ; en ninguna otra enfermedad obra con la misma seguridad. Su acción fluidificante se aprovecha en el hidro- céfalo, las cataratas incipientes i enfermedades conjes- tivas del hígado, en las cuales elimina los productos plásticos, o impide su formación. Del mismo modo obra al esterior, como resolutivo de los tumores e infartos. Su propiedad de aumentar las secreciones, sirve para restablecerlas ; i es de suponer que en el crup, la secreción que provoca facilita el desprendimiento de las falsas membranas. La salivación es útil en las queratitis i oftalmías graves, tanto por la fluxión revulsiva de la boca, como por la acción antiflojística del medicamento. En las inflamaciones de las membranas serosas, la larinjitis edematosa, la erisipela, el reumatismo articular i la flebitis, se obtienen muchas vezes buenos resultados. 32 CAPITULO 11. En la larga lista de enfermedades en que se ha aplicado el mercurio, se encuentran las fiebres tifoidea i amarilla, las parálisis, la epilepsia, el tétano, la hidrofobia &c. En esta terrible neurosis, Desault indicó las fricciones mercuriales, que se desacredi- taron, hasta Dezanneau que ha procurado rehabilitar el medicamento. Hechos bien determinados no han probado su acción curativa en tales enfermedades. Es de suponer que cure algunas vezes, sobre todo en los casos relacionados con la sífilis, en virtud de su influencia electiva; pero no porque haya manifestado propiedades especiales. El poder parasiticida del mercurio se aprovecha como vermífugo i contra los parásitos que se anidan en la piel, que producen la sarna, pitiriásis, i otras enfermedades, que probablemente dependen de ani- málculos aún no descubiertos, como el prurito de los órganos sexuales, el hérpes tonsurante i la tiña favosa. El mercurio metálico se ha utilizado contra la invajinacion intestinal, por el efecto de su peso, del mismo modo que la munición de plomo. El doctor Franceschini ha publicado trece casos de constipacio- nes rebeldes, curados con el mercurio metálico; iha observado que no obstante su permanencia en el intes- tino por una o dos semanas, no ha producido acci- dente, aunque las dosis se han elevado hasta 400 gramos. El hydrargyrum cum creta de los ingleses, es una mezcla de 3 partes de mercurio mui dividido i 5 de cal, que emplean como laxante, i para curar la sífilis de los niños. El mercurio gomoso de Plenck se prepara con 1 parte de mercurio, 3 de goma ará- biga i 4 de jarabe diacodio. Las pildoras azules, de uso común en las afecciones hepáticas, se componen de mercurio, conserva de rosas i polvo de regaliz. 33 MERCURIO. Cada una de las famosas pildoras arábigas contiene 3 centigramos de mercurio i 3 de sublimado. La pomada o ungüento mercurial doble o napoli- tano se compone de partes iguales de mercurio i grasa; i el ungüento simple o gris, de 1 parte del doble i 3 de grasa. Estos ungüentos son de uso antiguo, i uno de los medios de producir la salivación con mas seguridad. Las fricciones con estos ungüentos, el calomel i los vomitivos, constituyen uno de los mejores trata- mientos del crup. Estas fricciones se aplican con resultados, por lo regular satisfactorios, en la meninjitis, hidrocéfalo agudo, peritonitis puerperal, flebitis, erisipela, pana- dizo. orquitis, tumores blancos i para destruir los parásitos de la piel. Cada una de las pildoras de Sedillot se compone de 10 centigramos de pomada mercurial, unida al jabón medicinal i al polvo de regaliz. Las preparaciones mercuriales de mas uso son : los cloruros, los yoduros, los sülfuros, los óxidos i el nitrato ácido; pero sobre todo el proto, el bicloruro i el protoyoduro. El calomel, impropiamente llamado protoclornro de mercurio, cloruro mercurioso de Berz, calomelanos, mercurio dulce &c, conocido desde mediados del siglo XVII, es uno de los compuestos mas importantes. Se obtiene por sublimación o al vapor, i por pre- cipitación, precipitado blanco, que es mas irritante. Aquel es mas usado, i ambos contienen sublimado corrosivo, cuando no se lavan convenientemente a tiempo de su preparación. Es insoluble en el agua, i la luz lo descompone parcialmente. El clorhidrato de amoniaco, el looc blanco, la emulsión de almendras amargas i los cloruros de 34 CAPITULO 11. sodio i de potasio, lo trasforman parcialmente en su- blimado, i por consiguiente son incompatibles. En unión con el yodo forma biyoduro de mercurio, aun mas enérjico que aquel. En el tubo dijestivo puede también trasformarse en parte en sublimado, por los cloruros alcalinos; pero es de suponer que será en una proporción insuficiente, en jeneral, para produ- cir accidentes. El calomel es uno de los compuestos que revela mejor la acción compleja de su principio activo ; aunque como antisifilítico, los esperimentos no le han dado la reputación que a otros de sus conjéneres. En relación con la dosis i modo de administrarle, es purgante o sialagogo. Por lo común uno de estos efectos escluye al otro; si provoca la diarrea no aumenta la salivación, i al contrario. Al método de las fricciones con la pomada mer- curial i el calóme! a altas dosis, para producir la salivación, sustituyó Law el calomel a dosis fraccio- nada, 6 centigramos con polvo de jenciana, divididos en 12 píldoras, para tomar una cada hora, hasta pro- ducir el efecto sialagogo i antiflojístico en un espacio de 12 a 60 horas. Trousseau ha encomiado este mé- todo ; otros ló han combatido como inseguro. Se debe tener presente que la mujer es mas susceptible al tialismo ; no así los niños, sobre todo antes de la primera dentición. Aunque se considera este método raénos seguro que las fricciones, es útil en muchos casos, i tiene la ventaja de la comodidad para usarlo i de la esactitud de las dosis. Los médicos ingleses lo administran en muchas enfermedades, a la dosis de 1 o mas gramos por dia, como sialagogo, unido al opio, a fin de neutralizar su acción en el canal intestinal. Provocan la saliva- ción en casi todas las enfermedades inflamatorias i febriles, en la sífilis i las afecciones viscerales crónicas; i si bien este medicamento produce buenos resultados algunas vezes, otras es ineficaz i aun perjudicial. En 35 MERCURIO, las que, según Trousseau, es mas probable el buen suceso de la impregnación mercurial, es en las infla- maciones de las serosas, como la peritonitis puerperal de forma inflamatoria, el reumatismo articular agudo, la iritis aguda, la larinjitis i la metritis. Como purgante i vermífugo se emplea en la me- dicina de los niños. Da un color verde a las deposi- ciones, probablemente por el aumento de bilis que provoca. Los médicos ingleses lo indican unido a otros purgantes, como la jalapa, las coloquíntidas o el sen. Lo aplican con la belladona en los individuos predis- puestos a la constipación, seguido del aceite de ricino ode la esencia de trementina; o sucesivamente, el calóme! i esta esencia, si la constipación proviene de inercia intestinal. Como modificador de las secreciones intestinales 1 de las glándulas anexas, es útil en la diarrea i di- senteria. Los ingleses, que tanto lo emplean en su medicina, i por esto se les cita como autoridad, lo aplican en la diarrea feculenta, precedido de los mi- norativos, i seguido del aceite de ricino; lo mismo que en la diarrea mucosa, unido al polvo de Dower, i seguido de un laxante. En las diarreas serosas i biliosas no parece conveniente. En la disenteria, sobre todo en la de los países cálidos, ha sido de uso jeneral. Morehead, autor de un libro sobre las enfermedades de la India, lo indica en los dos a tres primeros dias, después de los anti- flojísticos, i a individuos que no han sido antes debi- litados, a la dosis de 60 centigramos, unido a 3 de ipecacuana e igual cantidad de opio, seguido al dia posterior, de 16 a 30 gramos de aceite de ricino. Esta medicación se repite dos a tres vezes, según el estado de la lengua, de las deposiciones &c. Las altas dosis continuadas, según Morehead, son inoportunas i pe- ligrosas, empleadas como método jeneral en esta enfermedad. 36 CAPITULO 11. Las pildoras de Segond, útiles sobre todo en la diarrea i disenteria crónicas, se componen de 40 cen- tigramos de ipecacuana, 20 de calomel i 5 de estracto de opio, para 6 píldoras, que se toman en el dia, una cada dos horas, Respecto de la disenteria aguda, se aplica también el calomel con mas o ménos sucesq; pero muchos prácticos prefieren los purgantes salincis. Se ha empleado también en las enfermedades del hígado. La propiedad que tiene de activar la secre- ción de esta viscera, lo hace útil en su conjestion, que es una de las causas de sus alteraciones funcio- nales, por el impedimento de su libre secreción. Se emplea tanto a grandes como a pequeñas dosis, i en ambos casos acompañado o seguido de otros purgantes. Unos consideran favorable la salivación, i otros solamente la evacuación intestinal. Actualmente se inclinan los médicos a las pequeñas dosis; no obstante, así como en la disenteria, este medicamento es cada dia ménos usado en la hepatitis; ies de su- poner que al fin se aplicará solamente en los casos en que parece mas ventajoso, tales como la conjestion, i en ese estado complejo, que acaso comprende varias afecciones hepáticas, que se manifiesta por la palidez del semblante, la decoloración de las materias fecales, la constipación i la dispepsia flatulenta, Al esterior se aplica en pomadas, i mezclado a otros polvos para curar las úlceras de la boca, de las fosas nasales, de los órganos jénito-urinarios, i las manchas de la córnea. En las oftalmías, en colirio seco, es de uso constante. El sublimado corrosivo, impropiamente llamado deuto-cloruro de mercurio, cloruro mercúrico de Berz, vulgarmente solimán, es tóxico, i uno de los instru- mentos «omunes del crimen. Es producto del arte, i se presenta en masas blancas, cristalizado en agujas bri- llantes. Su sabor es acre: es mas volátil que él calomel, MERCURIO. 37 soluble en 16 partes de agua fría, i en 3 de alcohol o de agua hirviendo. Al contacto del aire adquiere un aspecto pulverulento i opaco. El sublimado ha sido uno de los antisifilíticos de mas uso, i parece particularmente útil en las primeras manifestaciones de la sífilis constitucional. La pre- paración que se emplea comunmente es el licor ele Van Swieten, que por la fórmula mas conocida, se compone de 1 gramo de sublimado, 100 de alcohol i 900 de agua destilada, para tomar 15 gramos o una cucharada diaria, en un cocimiento emoliente; o sim- plemente en agua azucarada o leche, con la adición de 5 a 6 gotas de láudano, para establecer su tole- rancia en las personas mui susceptibles. Otra preparación, jeneral mente usada en la misma enfermedad, es las 'píldoras de Dupuytren. Cada una se compone de 1 centigramo de sublimado, 2 de estracto de opio i 4 de guayaco, i se toma 1 i a lo mas 2 al día. No se usan ya varias preparaciones, como la sal alemhroth, compuesta de partes iguales de sublimado i clorhidrato de amoniaco, ni otras de antiguas fórmulas. Las preparaciones mas empleadas al esterior han sido; la pomada de Cirilo, compuesta de 1 parte de sublimado por 8 de contra el lupus, los dártros, t en fricciones a la planta de los piés como antisifilí- tico ; el agua fajedénica, que se compone de Ide sublimado, disuelto en 5 gramos de agua destilada caliente, i 400 de agua de cal, para lociones de las úlceras venéreas i sifí lides ; i los trociscos escaróticos, cuya pasta se forma de 1 de sublimado, 2 de almidón, i la porción suficiente de mucílago de goma traga- canto, para hacer trociscos de 15 centigramos, que se aplican para ensanchar el orificio de los conductos fistulosos. El doctor Diday, de Lyon, ha ensayado las inyec- ciones hipodérmicas de solución de sublimado contra 38 CAPITULO 11. la sífilis rebelde ; i aunque duda de la eficacia de este método, se inclina a pensar que convendría en las formas escamosas. Liegeois lo considera sujeto a graves inconvenientes, como el de causar úlceras las picaduras, en las formas ulcerosas. En el reumatismo articular crónico, se emplean con suceso los baños diarios con 8 a 30 gramos de sublimado ; lo mismo que en las cáries i exóstosis sifi- líticos i en las hinchazones i perióstosis escrofulosas 0 reumáticas. La lepra, los herpes prurijinosos, los barros de la cara i el prurito de la vulva i del ano, se curan con lociones de agua fajedénica u otras soluciones se- mejantes. En la pústula maligna se aplican las cauteriza- ciones con 1 a 2 gramos de sublimado en emplasto de diaquilon, haciendo o no incisiones en el tumor, según el caso. El señor Julio Mayodon, de Barínas, ( “ Revista Médica ” de Bogotá, número 25 ) cura la enfermedad que llama cromodermis, o sea el caraíe vulgar, con una composición de 2 gramos de sublimado, 120 de alcohol de 30° i 240 de agua destilada, a la dosis de una cucharadita a mañana i tarde, usando la leche como alimento principal para evitar la salivación. Dice que con las dosis refractarias no se obtiene mejoría, 1 que se necesitan cuarenta dias, por término medio, para la curación con la preparación espresada. La do- sis diaria seria de 5 centigramos, i es por consiguien- te una medicación peligrosa. La propiedad que tiene el sublimado de unirse íntimamente a las sustancias orgánicas, i su enerjía insecticida, lo hacen útil para la conservación de las piezas anatómicas. De los yoduros se ha tratado ya; no obstante, agregaremos que el protoyoduro en la sífilis ¡carece 39 MERCURIO. convenir especialmente a los niños i personas delica- das, i en las formas que manifiestan a la vez síntomas con el carácter de secundarios i terciarios. El biyo- duro se emplea en los mismos casos, a dosis menores, i se usa poco por su peligrosa enerjía. En el orden de importancia siguen los óxidos. El protóxido es negro, i al interior fácilmente se convierte en bióxido, que es mui activo. Al esterior se aplica en fumigaciones por el método de Abernethy, que provoca pronto la salivación. El bióxido es rojo preparado por la via seca, i amarillo por la húmeda. La dosis al interior no debe pasar de 1 centigramo. Se emplea en pomada, para la cual se prefiere el amarillo, en las queratitis, blefaritis i oftalmías crónicas, i como escarótico en ciertas úlceras. Este bióxido es el precipitado que se forma en el agua fajedénica. El protosúlfuro, súlfuro negro o etiope mineral, ba sido administrado por Hufeland a los niños escro- fulosos, a la dosis de 20 centigramos a 1 gramo en píldoras. Sabido es que Serre lo ha recomendado como abortivo i curativo de la fiebre tifoidea, a la dosis de 1 gramo o mas, i en pomada aplicada al vientre. Becquerel hace elojio de este medicamento; pero otros prácticos declaran su impotencia, Lecointe lo administró a la dosis de 50 centígra- dos cada dia, en la viruela que reinó en París en 1853, i dice que se moderaban la erupción i los sín- tomas jenerales. El doctor Miaño wsky, de Yarsovia, recomienda este súlfuro en el cólera, a la dosis de 50 centigramos hasta 1 o 2 gramos, que se toman en una oblea, i como preservativo 20 a 60 centigramos por dia. En el crup se han aplicado los vapores de este súlfuro, al parecer con buen resultado. Es de suponer fiue los vapores del mercurio, producirán los mismos efectos. 40 CAPITULO 11. El hisúlfuro, súlfuro rojo o cinabrio, es poco ac- tivo, i se La usado en fumigaciones, a la dosis de 10 a 20 gramos, en los mismos casos que otros mercuriales. El cianuro o prusiato es mui activo. Se admi- nistra raras vezes al interior, en los mismos casos i a las mismas dosis que el sublimado, i al esterior en algunos hérpes. De los azotatos, el deuto-azotato o nitrato ácido, ha sido empleado en las úlceras rebeldes, i especial- mente en las cauterizaciones del cuello uterino; medio que es de suponerse se abandonará, por los accidentes que provoca (uno de ellos la salivación), a la vez que no se le reconocen ventajas especiales. El sulfato o turbit mineral, se usaba ántes, al interior, contra la sífilis, i en pomada en algunas afecciones de la piel. Los bromuros, los fosfuros, el yodo-arsenito, el yodhidrajirato de 'potasa, el yodhidrajirato de mor- fina, el bicloro-yoduro, el acetato, el nitro-fanato, el tartrato i el proto-tartrato de potasa i de mercurio, se ensayan actualmente, i su acción no está bien determinada. El uso de las preparaciones de mercurio, así como su estraccion i uso industrial, orijinan en mas o ménos tiempo, las enfermedades mercuriales, como son la estomatitis, la hidrarjiria, el temblor i la caquexia. La estomatitis es el accidente mas común, i se manifiesta por el aliento fétido, la tumefacción de la mucosa de la boca, la salivación, la flojedad de los dientes, las escoriaciones i concreciones plásticas, el infarto de las glándulas salivales i de los ganglios linfáticos, hasta las graves ulceraciones acompañadas de fiebie, la gangrena i necrosis de los huesos maxi- lares, según la cantidad de mercurio absorbida. MERCURIO. 41 La salivación es el síntoma que llama mas la atención, i el signo evidente de la infección. Sobre- viene regularmente en el primer septenario, i su du- ración es de pocos dias, si no hai ulceraciones ; no así en este caso, pues se prolonga en proporción de ellas. No se presenta en todos los individuos con la misma’ facilidad : aparece prontamente en la mujer i las personas que padecen escorbuto, escrófulas o infla- maciones de las encías, por dientos cariados u otras causas. La estomatitis mercurial grave, común cuando se curaba la sífilis provocando una abundante salivación, es rara desde que so procura evitarla, o moderarla si se presenta; i en jeneral solamente aparece por imprudencia o abuso. La estomatitis crónica, que sufren los obreros espuestos a las emanaciones mer- curiales, es por lo regular mui grave. La estomatitis simple, se cura fácilmente al sus- pender el tratamiento mercurial, i usar la limonada sulfúrica o nítrica, i los gargarismos con alumbre o bórax. Son útiles, cuando hai producciones plásticas, las fricciones en las encías con el polvo de cloruro de cal. En el caso de ulceraciones, convienen las caute- rizaciones con el ácido clorhídrico, puro o mezclado con agua. El clorato de potasa, como se ha dicho, tiene reputación de ser el mejor medio curativo i preservativo de las inflamaciones de la boca: al inte- rior una pocion con 2 a 8 gramos, i en gargarismos en mayor cantidad. La leche conviene, sobre todo cuando los enfermos no pueden tomar alimentos sólidos. El opio es útil, si no como ájente curativo, en calidad de correctivo, pues hace tolerables las prepa- raciones mercuriales. La hidrarjiria es una erupción de pequeñas vesículas, mas o ménos confluentes, semejante al eczema, causada por las fricciones con las pomadas mercuriales. Se ha dicho que solamente estas friccio- 42 CAPITULO 11. lies la producen ; pero la opinión mas jeneral la atri- buye, tanto al uso esterior como al interior del medicamento. Algunos patólogos describen tres variedades de hidrarjiria: la milis, la febrilis, i la maligna que se caracteriza por las vejiguillas mas voluminosas, el calor notable de la piel, la hinchazón de la cara, i la inflamación de la garganta i de las amígdalas. El tratamiento consiste en la suspensión del me- dicamento mercurial, i el uso de los purgantes, los opiados, las lociones con agua fria i un réjimen suave. El temblor mercurial, raro por consecuencia del tratamiento terapéutico, lo sufren ordinariamente los obreros que trabajan en las minas, como efecto de la acción del mercurio en los centros nerviosos. Empieza por los miembros superiores, se jeneraliza en razón de la intoxicación, i sobrevienen las parálisis i las turbaciones de la intelijencia. Para la curación de la enfermedad en su principio, basta cambiar de vida i usar los sudoríficos. Han sido provechosos los baños cálidos sulfurosos i los de vapor, el bromuro de potasio i las píldoras de hiosciamina. Respecto del período avanzado i grave, es difícil obtener la curación radical. No obstante, el almizcle, el opio i el azufre han sido administrados con algún suceso. Se ha indicado el yoduro de potasio, como preservativo i curativo, lo mismo que los vapores amoniacales, para neutralizar los del mercurio. La caquexia revela la intoxicación en su mayor grado, i resulta de la acción del mercurio en la sangre, cuyos glóbulos parece disolver. Los efectos se mani- fiestan por la palidez, el abotagamiento, la decolora- ción de las mucosas, el ruido de fuelle del corazón i demas signos de la anemia. Sobre todo, pueden pre- sentar tal estado, las mujeres sujetas a un tratamiento mercurial. Pero no debe juzgarse que siempre produzca la MERCURIO. 43 caquexia. Es de su poner a vezes que el tratamiento no está Lien prescrito, o que el medicamento se ad- ministra a dosis exajerada. En los sifilíticos, por lo regular anémicos, el mercurio obra como reconstitu- yente, i es tolerado a dosis que serian perjudiciales a individuos sanos, como sucede con otros medicamentos. En los obreros la caquexia tiene grave incremento. Ademas del tialismo i el temblor, se presentan el edema de los piés, las ulceraciones, las hemorrajias, la diarrea &c. En las obreras tienen las emanaciones mercuriales una influencia funesta en el producto de la concep- ción, aunque baya sido el hombre solamente el es- puesto a tales emanaciones. Esta caquexia es rebelde, como todas. Para com- batirla se suspende la causa, i se usan los ferrujinosos i un réjimen analéptico. Dietrich considera los com- puestos de oro, como los mejores medicamentos para curar las enfermedades mercuriales crónicas. El interes toxicolójico del mercurio se refiere es- pecialmente al sublimado, de acción local i jeneral mui enérjica. Se considera toxica la dosis de 15 centigramos, o ménos, según los individuos. Los síntomas de este envenenamiento son ; sabor acre, salivación fétida, sensación de constricción fa- rinjea, dolores agudos en las partes afectadas direc- tamente por el sublimado, vómitos sanguinolentos, cólicos, tenesmo, deposiciones frecuentes, depresión del pulso, diminución o supresión de la orina, ansie- dad, frialdad i a vezes anestesia de la piel, síncopes, convulsiones i muerte, que sobreviene del primero al cuarto dia; pero particularmente deben servir para establecer el diagnóstico, el sabor característico, la constricción de la garganta, las deposiciones i vómitos sanguinolentos, la depresión del corazón i la supresión de la orina. 44 CAPITULO 11. La primera indicación es dar al enfermo claras de huevo, disueltas en una pequeña cantidad de agua. Desde Orilla este antídoto es considerado como el mas eficaz. La albúmina forma con el sublimado un compuesto insoluble de poca actividad, i cuya inso- lubilidad disminuye la sal marina, según Lasaigne. A falta de claras de huevo o albúmina, se emplea el cocimiento de linaza, la harina disuelta en agua, el hierro reducido, o las aguas sulfurosas. El agua tibia en abundancia, en reemplazo de otros medios, sirve como vomitivo i diluente de la sustancia tóxica. No obstante, es de suponer que una parte del veneno queda en el tubo dijes tivo, oha sido absorbido. Para favorecer su espulsion se emplean ios purgantes i los diuréticos, a fin de activar la eliminación de la por- ción que haya pasado a la circulación. Cuando los efectos tóxicos son el resultado de la aplicación del sublimado en úlceras o heridas, se lavan éstas, i se tratan los accidentes por los medios convenientes, uno de ellos los diuréticos. Melsens ha propuesto el yoduro de potasio para activar la eliminación, aunque juzga que seria peligroso. El calomel a alta dosis puede ser tóxico, por su trasformacion en sublimado. Los vapores del mercurio metálico tienen influencia deletérea, en mas o ménos tiempo. El bromuro, el bióxido i los yoduros, obran como el sublimado, sobre todo el biyoduro i el bióxido. Las cauterizaciones con el nitrato ácido, pueden ori- jinar el envenenamiento, con los mismos caractéres que si hubiera sido administrado al interior. El cianuro tiene acción local débil, pero jeneral, mui enérjica, que se manifiesta por convulsiones i un desorden notable de la respiración i circulación. Aunque se considera que la albúmina no forma com- puesto insoluble con los cianuros, Orfila la indica como vomitivo. Para neutralizar el cianuro, propone Mialhe una mezcla de súlfuro de hierro i de magnesia. MEECUKIO. Grisolle dice que no se debe administrar el proto- súlfuro de hierro hidratado, ni el hierro reducido, porque se formaría ácido cianhídrico, mas venenoso que el cianuro. Las minas mas ricas de mercurio son la de Alma- dén, en España, que produce al año 1.000,000 de quilogramos ; la de Idria, en Austria, cerca de 175,000, i la de San José, en California, que se con- sidera tan productiva como la famosa de Almadén. Se emplea en la estraccion de la plata. En la in- dustria sirve para azogar los espejos, fabricar los ter- mómetros i barómetros, preparar el pelo destinado a la formación del fieltro, i en el dorado i plateado por el método antiguo, sustituido hoi por el dorado electro-químico, inventado en 1841 por el químico francés Ruolz. Recapitulando tenemos : 1. Los alquimistas dieron valor al mercurio, por considerarlo como el oríjen de otros metales ; 2. Se encuentra en la naturaleza especialmente en estado de súlfuro ; 3. Su eficacia en la curación de la sífilis le di ó importancia terapéutica; 4. Su acción es compleja : aumenta las secrecio- nes de las glándulas anexas al tubo dijestivo, sobre todo de las salivales, hace mas fluida la sangre i abate el elemento inflamatorio, a la vez que escita el sis- tema linfático. 5. El oríjen i naturaleza de la sífilis han sido objeto de constantes disertaciones, i parece mas veri- símil que sea tan antigua como la desmoralización de las costumbres; 6. Respecto de su naturaleza se admite jeneral- Wente el virus sifilítico, propio del hombre, que se numitiesta por los síntomas ■primitivos, secundarios 46 CAPITULO 11. i terciarios, en relación con el incremento de la en- fermedad ; 7. La inesperiencía en la administración del mercurio, orijinó su abuso i consiguiente descrédito, hasta nuestros dias en que se conoce mejor el medi- camento i la enfermedad; 8. No se provoca ya una abundante salivación, que hacia suspender el tratamiento por las lesiones de la boca, sino se mantiene en ciertos límites, para lo cual se usa el clorato de potasa; 9. Es preferible la medicación interior, con los compuestos solubles, a pequeñas dosis, que se au- mentan progresivamente hasta llegar a las mas convenientes ; 10. A la mujer embarazada i a los niños, se les puede prescribir el tratamiento mercurial ; 11. No se opone al medicamento la buena ali- mentación, i conviene a los individuos débiles o anémicos ; 12. Por ineficacia del mercurio, se emplean los baños sulfurosos, las preparaciones de oro i el cambio de clima ; 13. En el hidrocéfalo, crup, las cataratas incipien- tes, queratitis, reumatismo articular, inflamación de las serosas &c, se ha empleado con suceso vario ; 14. Se aprovecha con mas seguridad como para- siticida, en la sarna, tiriasis, prurito de los órganos sexuales i lombrizes intestinales ; 15. El mercurio metálico ha sido de uso antiguo, por su peso, en la invaginación intestinal, i en fric- ciones con su ungüento para provocar la salivación ; 16. El calomel satisface muchas indicaciones, relativas a la inflamación de las serosas, al crup, la diarrea i disenteria, algunas afecciones del hígado, al reumatismo articular agudo, i a los niños como pur- gante i vermífugo; 17. El sublimado i el protoyoduro son los com- puestos mas seguros en la sífilis, aquel, sobre todo, en MERCURIO. 47 sus primeras manifestaciones, i el otro en los síntomas secundarios ; 18. El sublimado se emplea también en algunas enfermedades de la piel con buen resultado ; 19. La medicación mercurial se refiere especial- mente al ungüento napolitano, al calomel, sublimado i protoyoduro; los otros compuestos son poco usados, i respecto de algunos su acción no está bien deter- minada ; 20. El uso del mercurio, i sobre todo su estraccion i uso industrial, orijinan las enfermedades mercu- riales ; 21. La estomatitis i la hidrarjiria son, por lo re- gular, efecto de los tratamientos terapéuticos, i se curan jeneralmente con la suspensión del medica- mento, i con los medios que activen su eliminación ; 22. El temblor i la caquexia afectan comunmente a los obreros, i se curan raras vezes; 23. El interes toxicolójico del mercurio se refiere especialmente al sublimado; 24. El agua albuminosa es su antídoto mas eficaz, al cual coadyuvan los purgantes i diuréticos, que favorecen su espulsion i eliminación ; i 25. El mercurio es abundante en estado nativo, i son muchas sus aplicaciones industriales. 48 CAPITULO lII* HIERRO Este metal, ferrum en latín, sideros en griego, marte de los alquimistas, ha sido conocido desde una remota antigüedad, como de los mas útiles al hombre, i por esto ha dicho el ilustre Fourcroy, que es el alma de todas las artes i el oríjen de casi todas las comodidades. Esta importancia ha sido mayor cada dia, a im- pulso del progreso de la industria, i la debe a su du- reza, maleabilidad, ductilidad i tenacidad, que las tiene en grado superior a los otros metales. Se sabe que la industria produce tejidos i planchas admirables de este metal. Un hilo de 2 milímetros de diámetro, resiste un peso de 250 quilogramos. Su peso específico es de 7,780, i se funde a 158° del pirómetro de Wedgwood. El imán lo atrae, i adquiere él mismo la virtud magnética. El hierro en gran variedad de compuestos, es uno de los cuerpos mas abundantes de la naturaleza: el animal i la planta lo contienen en proporciones apreciables. Los compuestos ferrujinosos constituyen la medi- cación mas importante de las enfermedades por em- pobrecimiento de la sangre. En los últimos tiempos han estado en boga, hasta llegar al abuso, después de una época en que hablan caldo en descrédito. La influencia de los marciales, después de seis a ocho dias, en las personas que gozan de salud, se ma- nifiesta por los signos de plétora i un orgasmo venéreo que suele ser enérjico. Se dice que por efecto de esta HIERRO. 49 plenitud, se embota la intelijencía, i que aparecen comunmente pústulas de acné en la cara, el pecho i la espalda. Las preparaciones marciales por lo regular dis- minuyen el apetito, causan estreñimiento i a vezes diarrea. Su uso a alta dosis, sobre todo en la mujer, puede irritar la vejiga, accidente que se manifiesta por el conato a orinar i la comezón del meato. El sentimiento de plenitud, efecto de la crasitud de la sangre, suele ser notable en los individuos san- guíneos, i graves los efectos de estas preparaciones en las personas predispuestas a las liemorrajias, a la tisis pulmonar, i en la edad crítica de las mujeres sanguíneas. Según muchos médicos estas preparaciones au- mentan la menstruación; pero Trousseau dice que los datos que ha reunido prueban que si algunas vezes se aumentaba, las mas se retardaba o era ménos abundante. Cómo obra el hierro ? Las opiniones no están acordes. Suponen unos que el medicamento suminis- tra directamente a la sangre el principio de que ca- rece ; otros dicen que estimula la nutrición, i favorece así la reconstitución. Ello es que la cantidad de hierro que contienen los glóbulos rojos, subsiste la misma, haya o no clorosis, según los esperim entos de Reveil; solamente que en esta enfermedad disminuye el número o proporción de aquellos, i se restablecen hajo la influencia del hierro. Debe reconocerse, no obstante, que otros medios, tales como el manganeso, curan también la enferme- dad, tal vez porque favorecen el restablecimiento de la proporción normal de los glóbulos rojos ; o porque son oportunos, como los baños fríos, el ejercicio i los buenos alimentos. 50 CAPITULO 111. El servicio precioso que prestan los marciales, se refiero a su acción reconstituyente, cuando alterada la sangre, es insuficiente para el estímulo del orga- nismo. Sé sabe que constituyen -tal estado la anemia i clorosis, palabras sin sentido preciso en el lenguaje médico, i por esto vagas i oríjen de oscuridad en la historia de estas enfermedades. Las ideas mas acep- tadas suponen la anemia como el jénero, i la clorosis como una especie. La anemia es el resultado de la diminución de la proporción de los glóbulos sanguí- neos, por lo regular transitoria, o producida por el aumento relativo de la parte acuosa, no de la canti- dad de sangre, como parece significar la palabra anemia. La clorosis es una forma de anemia permanente, durante la época de la pubertad de las jóvenes, acom- pañada de turbaciones de la menstruación ; aunque se reconoce que se presenta también en la edad adulta i en la crítica. Para algunos médicos aquellas turbaciones son la única diferencia, respecto de la anemia, i para otros son dos enfermedades diferentes. La clorosis se presenta, por lo común, en la mu- jer como resultado de la anemia, o espontáneamente; i la anemia se observa en el hombre, por pérdidas de sangre, largas supuraciones u otras causas, i suele ser de corta duración i curarse a beneficio del réjimen. La proporción normal de los glóbulos rojos es de 127 por 1,000 ; pero una proporción inferior, de 100 o ménos no implica desórdenes en la salud. Se altera ésta cuando la proporción baja a 80, i en la clorosis confirmada es de 60 a 80. Sea lo que fuere, en la anemia i clorosis hai dimi- nución de los glóbulos rojos i por esto se presenta la palidez, acompañada de los desórdenes de la nu- HIERRO. 51 tricion, palpitaciones i demas accidentes que cons- tituyen la clorosis. El hierro aumenta la cantidad de glóbulos rojos, i cura la enfermedad. El tratamiento marcial de la clorosis, debe durar según el incremento que haya tomado. Respecto de la elección de preparaciones, las opi- niones no están acordes. Cullen empleaba el carbo- nato, i Sydenham la limalla. Trousseau aconseja empezar por las preparaciones poco solubles, como las limaduras, el hierro reducido, el azafran de marte, o el hidrato de peróxido, en sop»a o dulce, a tiempo de las dos comidas principales, a la dosis de 5 a 15 cen- tigramos cada vez, que se aumenta hasta 1 a 2 gramos en cada comida, según la tolerancia. Es con- veniente tomar el medicamento al principio de las comidas, porque a otras horas causarla trastorno en el estómago ó inapetencia. Toleradas las preparaciones poco solubles, se em- plean las solubles, como el tartrato férrico-potásico, en píldoras o agua gaseosa. El tratamiento se con- tinúa sin interrupción, aun durante el período mens- trual, hasta obtener la curación; i para evitar las recaídas, se repite del mismo modo el medicamento al cabo de un mes, i se suspende por dos meses, para volver a usarlo por dos semanas, i así en decreci- miento durante un espacio de cinco a seis meses. Se emplean con buen resultado las píldoras de Blaud, las de Yallet, el hierro reducido, el fosfato &c. Los primeros efectos del hierro tardan en mani- festarse una o dos semanas. Según Corneliani, hasta después de un mes es que disminuye el suero de la sangre, i que aumenta la proporción de los glóbulos rojos. Este observador ha probado esperimentalmente, dym el aumento de glóbulos es efecto del uso del hierro, i no de la alimentación animal a que se sujeta a las cloróticas. 52 CAPITULO 111. Cuando la enfermedad permanece estacionaria,, conviene variar la preparación, una insoluble por otra soluble, oal contrario. Son preferibles las dosis moderadas, pues las altas, de 2 o mas gramos, pro- ducen cólicos i diarrea, i no se aprovechan, porque no se absorben en esa proporción. Corneliani ha probado que se absorben solamente de 25 a 30 centi- gramos, cualquiera que sea la cantidad de medica- mento administrado. Es conveniente asociar un estracto amargo, como el de jenciana, o un polvo aromático como el de ca- nela, en la proporción de la mitad o un tercio de la preparación marcial, cuando se presenta la diarrea u otro signo de intolerancia. Si los trastornos dijestivos son rebeldes, debe suspenderse el tratamiento para continuarlo después que se hayan combatido con el opio, el subnitrato de bismuto u otros medios ade- cuados. En el caso de constipación se emplean lavativas laxantes o se asocia el áloes a la preparación marcial; escepto si la metrorrajia complica la clorosis, po- diendo reemplazarse entonces el áloes con el ruibarbo 0 la magnesia. Importa prestar atención a tales acci- dentes, que harían ineficaz el tratamiento. Considera Trousseau que el uso del hierro estaría contra-indicado en la clorosis complicada con tubér- culos pulmonares en el primer período, especial- mente cuando hai signos pronunciados de conjestion, porque provocarían la hemoptisis." G-risolle piensa que son quiméricos tales temores, i que este medi- camento es mas bien útil para combatir los efectos de la diátesis, por la acción que ejerce sobre la nutrición. En las clorosis i anemias rebeldes, producen buenos resultados los viajes a las fuentes ferrujinosas, 1 los baños de mar o de rio. El hierro cura también los accidentes que com- HIERRO, 53 pilcan la clorosis, como las neuraljias. Hutchinson ha prescrito, con ventaja, el subcarbonato de hierro a alta dosis contra la neuraljia temporo-facial ; i es de suponer que los mismos efectos se producirían con otras preparaciones marciales. En la gastraljia de las mujeres cloróticas, deben usarse al principio los compuestos poco solubles, a dosis moderadas para no provocar el dolor, i se aumentan según la tolerancia. El tratamiento se suspende curada la gastraljia, i se repite con inter- valos, como se ha dicho respecto de la clorosis. El dolor gastráljico puede suspenderse, i aparecer en otras partes. El nuevo dolor cede al mismo medi- camento. La menorrajia o la amenorrea acompañan ordina- riamente la clorosis. Disminuida la parte cruórica de la sangre, el flujo uterino corre en mayor abundancia. El hierro modera el flujo, porque devuelve a la sangre su plasticidad, i la menstruación sigue sus condicio- nes naturales. Respecto de la amenorrea, al curar el hierro la clorosis se restablece la menstruación, como una con- secuencia de la salud i no porque este medicamento obre como emenagogo: error, dice Trousseau, que ha prevalecido mucho tiempo, contra los hechos mas patentes. I, a pesar de los temores de algunos prácticos, no solamente modera las hemorrajias uterinas de las jóvenes cloróticas, sino las que se presentan durante la edad crítica, en mujeres debilitadas por largas meaorrajias. La epístasis, melena, hemorroides i hemoptisis, ceden también a los marciales, cuando la causa de la bemorrajia es la falta de plasticidad de la sangre. El asma ha sido curada por Bataille en tres mu- jeres, con las preparaciones ferrujinosas a alta dosis, por largo tiempo: dos de aquellas no estaban cloróticas. 54 CAPITULO 111. En la tos ferina han recomendado el subcarbonato Steyman i Ghisholme, a la dosis de 50 centigramos a 4 gramos, en su periodo avanzado, precedido de los vomitivos ; i al parecer con buen resultado. Las caquexias, la esterilidad que depende del em- pobrecimiento de la sangre, las leucorreas de las mu- jeres esteniladas &c. ceden al hierro, que devuelve a la sangre sus condiciones normales. En suma, el hierro presta servicios, siempre que la falta de plasticidad sanguínea sea la causa perma- nente o transitoria de las enfermedades. Es un re- constituyente por escelencia, aun respecto de las en- fermedades que dependen de vicio orgánico que se sostenga o tome incremento por la alteración del lí- quido sanguíneo. Las preparaciones ferrujinosas convienen, en je- neral, mas a la mujer (tal vez porque sus enfer- medades se relacionan mas con la clorosis) que al hombre, cuya sangre es menos susceptible de altera- ciones espontáneas. Las preparaciones marciales de mas uso son : la limalla, íos óxidos i varias sales. El prusiato de potasa da color azul a las solucio- nes de estos compuestos, i la nuez de agalla negro. La limalla, o limaduras, se usa en electuario, pastillas, píldoras i chocolate, a la dosis de 5 centi- gramos a 5 decigramos, aunque se considera que 1 decigramo, ántes de cada comida, es dosis suficiente. El hierro reducido por el hidrógeno, es una de las preparaciones que se han usado mas en los últimos tiempos. Según Quevenne introduce al jugo gástrico mas metal en disolución que otras preparaciones, i ha concluido de sus esperimentos que es superior a las limaduras, opinión que contradice Jeannel. Se administra del mismo modo i a las mismas dosis que HIEKEO. las limaduras; pero la mas conveniente, según Quevenne, es la de 20 a 30 centigramos por día. Hai dos óxidos: el protóxido iel peróxido. El protóxido o etiope marcial, fácilmente soluble en el jugo gástrico, se emplea a la dosis de 1 decigramo a 1 gramo en electuario, pastillas &c. El peróxido hidratado es contraveneno del arsé- nico, e indicado, ademas, por Mialhe en los envene- namientos por el sublimado corrosivo, i las sales de cobre i de plata. Las sales de hierro son numerosas, en razón de la solubilidad de este metal en todos los ácidos. Las de mas uso son; el citrato, buena prepara- ción, que se administra en píldoras, pastillas o solu- ciones, a la dosis de 5 centigramos a 5 decigramos o mas; el tartrato, soluble ide fácil tolerancia, que se administra como el anterior; el carbonato, al cual deben su eficacia las renombradas pildoras de JBlaud de Vallet, que se componen, según el Codex francés, así: las de Blaud: Sulfato de protóxido de hierro pulverizado - _ 30 Carbonato de potasa 30 Agua 30 Jarabe simple, 15 Goma arábiga pulverizada 5 Para hacer 120 píldoras, cada una de las cuales tiene cerca de 20 centigramos de carbonato de hierro; 1 se toman de 1 a 5 al dia. Las de Vallet: Sulfato de hierro cristalizado 10 Carbonato de soda 12 Jarabe simple \ Azúcar de leche j Azúcar blanco C S. Para hacer píldoras de a 25 centigramos, que se cubren con papel plateado; i se toman de 1 a 10 al dia. El lactato se emplea en píldoras, pastillas i jarabe, a la dosis de 5 centigramos a 2 gramos ; el fosfato 56 CAPITULO 111. de hierro i de soda líquido, usado ahora ala dosis de 10 a 80 gramos; el sulfato, poco usado por su difícil tolerancia a causa de su astricción, i recomen- dado por esta propiedad contra algunas diarreas i hemorrajias pasivas; i últimamente el yoduro, que ha gozado de boga en las 'pildoras de Blancard, i del cual se ha hablado ya en el capítulo “Yodo.55 Con algunas de estas sales se componen tinturas i vinos, como la tintura de marte tartarizada i el vino calibeado. Trousseau i Pidoux dicen en su Tratado de Terapéutica i Materia médica : “Para establecer una especie de comparación entre algunas de las principales preparaciones mar- ciales, i esponer ciertas ventajas que pertenecen mas especialmente a tal o cual compuesto ferruj inoso, suponiendo para ello esactas las opiniones admitidas actualmente en la ciencia, diremos ; “Que el lactato de hierro, por ejemplo, se cree tenga la propiedad de escitar notablemente el apetito. “ Que el tartrato férrico potásico ofrece el carácter especial de ser tolerado fácilmente por los órganos dij estivos. “Que los óxidos de hierro parecen mas tónicos que las sales. “Finalmente, que según las investigaciones del señor Quevenne, se distingue entre los marciales el hierro reducido por el hidrójeno, porque obra eficaz- mente a dosis cortas.55 Al esterior los compuestos ferruj inosos solubles modifican o suprimen los flujos en calidad de astriñ- ientes, hacen consistentes los tejidos i favorecen la resolución de los infartos. El percloruro, clorido o cloruro férrico, como ájente esterno es uno de los compuestos marciales HIERRO. 57 de mayor importancia. Es mui soluble en el agua cristaliza en agujas. La potasa da color rojo a su solución acuosa, i las sales de morfina azul. Al tratar del yodo se ha espuesto su acción com- parándola con la del licor yodo-tánico, respecto de la formación de coágulos en las várices. Pravaz lo ha indicado en inyecciones en las aneurismas; pero hasta ahora han sido dudosos sus resultados. En solución para aplicaciones esternas, es hemos- tático eficaz en las hemorroides, losfungus vasculares, las hemorrajias capilares, las afecciones de los órganos jenitales, particularmente los flujos sanguíneos i leuco- rréicos, i como antipútrido en las úlceras de mala naturaleza. Al interior en las hemorrajias pasivas obra como reconstituyente i hemostático. En compendio : 1. El hierro es abundante en la naturaleza, i uno de los metales mas útiles ; 2. Sus preparaciones constituyen la medicación mas importante, de las enfermedades que dependen del empobrecimiento de la sangre, porque aumentan su crasitud, o sea la proporción de los glóbulos rojos, i. así, en las personas sanguíneas es nocivo su uso ; 3.° Estas enfermedades se refieren a la anemia i clorosis ; 4. La anemia es el jénero, por lo común transi- toria, i curable ordinariamente por la acción de la naturaleza; 5. La clorosis es una especie, espontánea i per- manente, i se presenta por lo regular en las jóvenes con turbaciones menstruales ; 6. El modo de obrar mas probable del hierro, parece ser activando la dijestion i nutrición ; 7. En el tratamiento de la clorosis, se empieza por los compuestos poco solubles a dosis moderadas, a fin de establecer la tolerancia; 8. Luego se emplean los solubles, ise continúa 58 CAPITULO 111. el tratamiento con interrupciones metódicas, por 5 a 6 meses, para evitar las recaidas ; 9. En el caso de accidentes rebeldes, se suspende el tratamiento para continuarlo luego que hayan desaparecido; 10. Cuando la enfermedad permanece estaciona- ria, conviene variar la preparación, i en todo caso preferir las dosis moderadas; 11. Son útiles, en la clorosis rebelde, los viajes a las fuentes ferrujinosas i los baños de mar o de rio; 12. Las preparaciones marciales curan los acci- dentes que complican la clorósis, como la gastraljia i las turbaciones menstruales ; así como las enferme- dades que se relacionan con ella ; 13. El hierro conviene mas a la mujer que al hombre ; 14. El hierro reducido i algunas sales, son las preparaciones mas usadas ; i 15. Al esterior, una de las mas útiles es el per- cloruro, por su notable propiedad hemostática. 59 CAPITULO IV. ARSENICO. El arsénico, de funesta celebridad, en griego cirsenikon, de arsin, macho, i de oiikan, vencer, matar, fué conocido de los antiguos o mas bien sus sulfures, porque Alberto el grande fué el primero, al parecer, que lo estrajo del oropimiento, i después Schrmder del mismo compuesto i del ácido arsenioso. Los alquimistas denominaron regulo de arsénico al oropimiento, i vulgarmente se ha llamado arsénico el ácido arsenioso. Brandt, Macquer, Scheele i otros químicos dieron a conocer sus propiedades en el siglo pasado. Ha sido colocado entre los metales por la mayor parte de los químicos ; pero Humas lo ha clasificado entre los metaloides. Es de color gris de acero, de fractura brillante, que se deslustra al contacto del aire, i de olor sensible por la frotación. Tiene una densidad de 5.950, Al calentarlo en retorta se vola- tiliza, sin fundirse, en vapores sin olor ni color, según L. Orilla; pero si se le pone sobre ascuas despide un fuerte olor de ajo. Comunmente se halla en estado de sulfuro, arse- niato i ácido arsenioso, abundantes en Sajonia, Bohe- mia, Hungría, &c. Se le estrae ordinariamente del sulfo-arseniuro de hierro. Los estudios farmacolójicos conducen a apreciar mi su verdadero valor las propiedades de los medica- mentos, que suelen ser exajerados por la preocupación 0 el error. Respecto de los arsenicales se sabe que la 60 CAPITULO IV. prevención por sus efectos tóxicos, ha contribuido a que se desconozca toda su importancia terapéutica. Administrados al interior, irritan la mucosa dijes- tiva i causan dolor, sed i diarrea, o sea la intole- rancia, en razón de su solubilidad, de las dosis em- pleadas i de la susceptibilidad de los individuos ; pero en mejores condiciones i con dosis moderadas, aumentan el apetito, lo que esplica su utilidad como reconstituyentes. Por su influencia se aumentan la orina, la bilis i algunas vezes la saliva. En la piel son evidentes sus efectos: activan la cir- culación capilar i elevan el calor. Millet dice que pue- den obrar como diaforéticos ; i Trousseau i Pidoux afirman que la piel se presenta seca cuando obran como diuréticos. Para algunos orijinan erupciones, desde las mas simples hasta las pustulosas graves ; i en concepto de otros nunca se presentan. Debe recono- cerse que ambas aserciones son exajeradas, aunque se sabe que muchas vezes no se observan en la piel re- sultados sensibles. La respiración es mas fácil bajo su influencia, i por consiguiente la hematógis. Esta propiedad, apre- ciada desde los primitivos tiempos de su uso, se apro- vecha para combatir la disnea. .Respecto del calor i la circulación se les han atri- buido, ya una acción depresiva ó hipostenizante, o ya escitante hasta producir el estado febril con tipo intermitente o remitente. Cuando aparece un estado semejante debe atribuirse mas bien a intolerancia o principio de intoxicación ; porque estos compuestos administrados en buenas condiciones, no producen resultados, con tal enerjía, sobre la circulación i el calor. Acerca de la modificación de la sangre, no hai nociones claras. Se ha supuesto que disminuyen la proporción de los glóbulos rojos ; pero esta aserción se juzga aventurada, por los que los consideran re- AKSÉNICO. 61 constituyentes. Seguramente producirán tal efecto el abuso, o los largos tratamientos, como sucede con otros medicamentos, mas por depresión de las fuerzas que por una acción antiplástica. En cuanto al aparato jenital, son contrarias las opiniones : dicen unos que escitan los deseos venéreos, i otros que los apagan. En concepto de Millet i otros observadores, los estimulan las dosis pequeñas. Los hechos conducen a admitir su propiedad afrodisiaca, si se atiende al nacimiento de hijos ilegítimos entre los arsenicófagos, en la alta proporción del 60 por 100. Se considera, no obstante, que la intoxicación puede orijinar la anestesia jenital. Las erupciones en tales órganos parecen dudosas, o se atribuyen al estravío de partículas de estos me- dicamentos ; no así su hinchazón, hasta la gangrena, en los casos de envenenamiento arsenical. Su acción en el sisternu nervioso es estimulante, si se atiende a que activan la respiración, aumentan algunas secreciones i sirven de ajentes reconstitu- yentes. El doctor Ch. Isnard, autor de varias Memorias sobre el empleo terapéutico del arsénico, considera que su acción en el sistema nervioso es la mas im- portante ; ile ha consagrado un libro: De Varsenic dans la pathologie du sisteme nerveux. En una de sus pájinas dice : “El arsénico es un tónico neuros- tánico : releva las fuerzas nerviosas i restablece el orden en su actividad turbada. Esta es su propiedad nías jeneral e incontestable.” Pero si traspasa los límites terapéuticos, es depresiva de las fuerzas vita- les, hasta causar la parálisis de los miembros. Se ha dicho que vigorizan la nutrición, i así son útiles en las caquexias, sobre todo la palustre, con úias probabilidad que la quina i el hierro. I no solamente son útiles en beneficio de la nu- trición, sino como medios hijiénicos fortificantes: desarrollan la gordura, i se aprovechan para dar 62 CAPITULO IY. fuerza i buen aspecto a los caballos i bueyes de servicio. El tejido celular disminuye, según ha observado Devergie, en los individuos sujetos a tratamientos arsenicales, quienes han enflaquecido sin turbaciones jenerales ni pérdida de apetito; de donde ha deducido que estos medicamentos disminuyen la grasa, i por esto los ha prescrito, con algún suceso, para resolver ciertos tumores adiposos. Desarrollan el vigor muscular i facilitan la respi- ración, que son las mejores condiciones para la marcha en los terrenos montañosos. Esto lo saben los cam- pesinos de algunas comarcas de Austria, tales como Stiria, Salzburgo i Ti rol, a quienes se les llama arse- nicófagos, por el uso que hacen del ácido arsenioso. Empiezan por dosis de 2 a 3 centigramos, i lentamente las elevan hasta 20 i 25. Tienen el cuidado de no beber ni comer carnes o grasas inmediatamente des- pués. Se proponen con este uso aumentar el apetito, adquirir lozanía i hacerse fuertes en los viajes por sus montañas. A propósito, leemos en la sección “ Miscelánea ” del número 1,190 de la Parte literaria ilustrada del Correo de Ultramar: “El dia 20 (setiembre de 1875) presentó el doctor Kapfs, en la Asamblea anual de naturalistas i médicos, reunida en G-ratz (Austria), dos aldeanos styrios, de cincuenta años de edad el uno, i de veintiséis el otro, que comian sistemáticamente arsénico, el primero hacia veinti- cinco años i el segudo nueve. El de mas edad, des- pués de sazonar con cinco decigramos de súlfuro de arsénico la mitad de un panecillo blanco que empapó en la otra mitad, se lo comió con gran apetito. El otro hizo lo mismo con una cantidad de ácido arse- nioso, sustancia mucho mas peligrosa. Ambos gozan escelente salud ; toman esta dosis de arsénico varias vezes cada semana, i creen preservarse por este medio de las enfermedades contaj losas/' ARSÉNICO. 63 Sinembargo, no han sido raros los casos de enve- nenamiento, por la rápida elevación de las dosis ; i accidentes semejantes resultan de su brusca suspen- sión, que desaparecen al volver al uso interrumpido. En los caballos i otros animales, la suspensión causa el enflaquecimiento. La acción de los medicamentos arsenicales, se sostiene durante su permanencia en el organismo, particularmente en el hígado, i según L. Orilla, es de 30 a 35 dias; aunque se comprende que es una parte de la porción absorbida, eliminándose el resto por todas las secreciones, sobre todo por la orina. Pudiera suceder que la eliminación no se hiciera en proporción de la absorción, i que su acumulación produjera efectos tóxicos ; pero no hai hechos claros sobre este particular, i los casos de accidentes o de intolerancia, que hacen suspender los tratamientos, pueden tener otras causas aun no determinadas. En suma, son complejos los efectos de estos me- dicamentos, D. de Savignac dice en el artículo lc Ar- senic ” del Dictionaire encyclopedique des Sciences medicales : “ Seria impropio, atendiendo al conjunto de los datos esperimentales, espresar con una palabra la naturaleza de esta acción, como lo han hecho mu- chos farmacolojistas, diciendo que es hipostenizante, escitante, tónico-estimulante, neurosténico o alteran- te. Respecto del arsénico no es admisible ninguna de estas calificaciones con esclusion de las otras ; pero en compensación las merece todas, i aun otras, si se atiende a la diversidad de sus efectos, según las do- sis empleadas, el modo de administración, i los dife- rentes estados patolójicos en que se aplica.” Los súlfuros oropimiento i rejcdjar fueron usa- dos desde tiempos remotos. Los chinos e indus, según Hauy, acostumbraban purgarse con agua contenida 64 CAPITULO IV. en nn vaso de arsénico. Los griegos i romanos apli- caban sobre todo el rejalgar como depilatorio i para- siticida, i en bolos i fumigaciones contra la toz tenaz, disnea i afecciones de la voz. Es dudoso que cono- cieran sus propiedades tóxicas, pues hasta en la edad media, se hallan nociones claras a este respecto. Los medicamentos arsenicales siguieron con algún favor hasta la época en que predominó la medicina árabe, empleados mas al esterior que al interior ; i luego se olvidaron. Los historiadores de la medicina dicen que Paracelso no logró sacar estos medicamen- tos del olvido, sino por poco tiempo. El honor de su rehabilitación, o sea de sus importantes aplicaciones en las fiebres intermitentes i enfermedades de la piel, corresponde a muchos médicos franceses e ingleses de los últimos siglos. La medicina de nuestros dias los administra de preferencia al interior, con ménos inconvenientes o peligros que al esterior, i produce mas seguros resul- tados su uso prudente, libre de accidentes i por lo regular de intolerancia. Los mas usados de estos medicamentos son: el ácido arsenioso, el arsénito de potasa, los arseniatos de soda, de hierro i de antimonio, los súlfuros i los yoduros. El ácido arsenioso, óxido blanco de arsénico, vulgarmente arsénico, es el compuesto de mas varia- das aplicaciones. Se obtiene de los minerales arseníferos, i se pre- senta en masas trasparentes, que adquieren un color semejante al de la leche o porcelana. No tiene olor, es mas volátil que el arsénico a la temperatura ordi- naria, i sobre ascuas despide olor aliáceo. Su sabor es apénas sensible al principio; pero luego se percibe la constricción que causa, acompañada de tialismo. Es mas soluble en el agua caliente : su solución es per- ARSÉNICO, 65 fectamente limpia, i con el agua de cal da un preci- pitado blanco. Neutralizada por el amoníaco, el pre- cipitado es verde con el sulfato de cobre, verde de Scheele o arsenito de cobre, i blanco con el nitrato de plata. Varias sustancias son incompatibles con este áci- do, i en jeneral con las preparaciones arsenicales : la cal, la magnesia, el hierro, los sulfures alcalinos, el nitrato de plata i el tanino i sustancias que lo con- tienen. Casi todas forman compuestos insolnbles, que retardan o debilitan su acción. Por esto las soluciones arsenicales deben hacerse en agua destilada, sobre todo las oficinales. Estas incompatibilidades de los ajentes farmaco- lójicos, se aprovechan contra los envenenamientos. En los causados por el arsénico, sirven de antidoto el pe- róxido de hierro hidratado i la magnesia. El ácido arsenioso es el compuesto arsenical mas eficaz en el tratamiento de las fiebres intermitentes. Las propiedades febrífugas de los medicamentos arsenicales, según Trousseau i Pidoux, no se cono- cieron hasta el siglo XVII. Los prácticos alemanes Slevogt, Frick, los Plencitz, i los ingleses Towler, William i Pearson estendieron su crédito, aquellos usando el ácido arsenioso i el oropimente, i éstos el arsenito de potasa i el arseniato de soda. Sinembargo de los hechos, se disputaba su admisión en la tera- péutica de las fiebres, hasta Boudin, que se ha dis- tinguido en las aplicaciones de esta medicación, i probado la eficacia del ácido arsenioso. Se administra en píldoras, polvo mezclado al azúcar, o soluciones acuosas, durante la apirexia, a dosis fraccionadas o en intervalos regulares, desde 5 afiligranaos hasta 4 centigramos al dia, disminuyén- dola por intolerancia o remisión de la enfermedad. Boudin considera que la dosis debe ser en relación 66 CAPITULO IV. con el carácter particular de la fiebre, i la ha elevado hasta 18 centigramos ; pero no parece prudente pasar de 3 a 4, que bastan para obtener la curación. En los casos de fácil tolerancia, i persistencia de la enferme- dad, pudieran elevarse las dosis. Acaso se han empleado las dosis superiores, en el supuesto de que pueda haber una tolerancia especial, como en la neumonía, para el tártaro estibiado, i en la sífilis para el mercurio ; pero no hai hechos claros a este respecto; i, en fin, es peligroso intentar efectos terapéuticos con dosis que pueden ser tóxicas. Boudin ha formulado así el tratamiento de esta enfermedad: un vomitivo si hai saburra gástrica o diminución de apetito; luego la administración del ácido arsenioso, a dosis divididas (un gramo o ménos de su solución cada cuarto de hora) que equivalen a un miligramo de ácido, disminuyendo la dosis si hai intolerancia; i si es necesario, aplicar en lavativa parte o todo el medicamento; en fin, alimentación abundante i sustanciosa, prefiriendo las carnes asadas i el vino jeneroso, con la abstención posible de bebi- das acuosas. Terminados los accesos, se continúa el uso del medicamento por 8 a 30 o mas dias, en rela- ción con la antigüedad i pertinacia de la enfermedad. La solución de Boudin se hace al fuego en B. M. durante un cuarto de hora, i contiene un gramo de ácido por 1,000 de agua destilada. Este práctico se proponía con su método la cura- ción por una especie de saturación con el medica- mento, i por la relevación de la nutrición por la ali- mentación abundante ; pero debe considerarse que las dosis mui divididas hacen difícil el tratamiento, a tiempo que puede provocarse mas fácilmente la into- lerancia, bastando 3 a 4 miligramos cada dos horas para obtener los mismos resultados ; ni parece nece- saria una alimentación exajerada, en el período agu- do de la enfermedad en los individuos robustos. Sería mas conveniente atender a ios hábitos individuales, ARSÉNICO. 67 a fin de evitar los desórdenes de la dijestion, lo que causaría un aumento inusitado de alimentos. En cuanto a la acción comparativa del ácido arse- nioso i del sulfato de quinina, cada uno tiene sus partidarios. Boudin ha producido en sus esperimentos la resolución del infarto del bazo con el ácido, i ob- servado ménos recaídas que otros con el sulfato. No obstante, respecto de este infarto, está jeneralmente reconocido el sulfato como mas eficaz ; i seguramente es mas útil también, cuando se obra rápidamente. En el período crónico de la fiebre palustre, es mejor el compuesto arsénica! que la sal de quinina, e indis- putablemente superior en las neuraljias periódicas. Como preservativo se prefiere jeneralmente el vino de quina, o pequeñas dosis de sulfato de quinina. Boudin ba propuesto el uso de un miligramo diario de ácido arsenioso, que pudiera aumentarse a dos o tres miligramos sin temor i con mas probabilidad de buen éxito. El tratamiento arsenical de las enfermedades de la piel, ha sido empleado con mejores resultados cada dia, desde Susch, Girdlestone, Valentín i Pearson, basta Biett, Cazenave, Bazin, Devergie &c. De sus observaciones resulta: que es especialmente útil cuan- do aquellas provienen de vicio herpético, ménos en las relacionadas con el vicio escrofuloso, e ineficaz si se orijinan en el atrítico o reumático. Conviene en el período crónico mas que en el agudo, i en las formas secas, sobre todo las escamosas, tales como la soríasis, la lepra, ictiosis i tiriasis, así como en el eczema e impétigo crónicos. Es ménos seguro en las formas papulosas, tales como el prurigo i liquen, i dudoso en el lupus i la elefantiasis, Devergie dice que en las primeras, de forma escamosa, conviene también est© tratamiento en el período agudo, cuando se acerca al crónico. La propiedad que tiene el arsénico de hacer mas fácil la respiración, ba sido aprovechada desde Dios- 68 CAPITULO IV, córides, para combatir la disnea asmática, i la de cier- tos catarros. El médico griego administraba en las afecciones crónicas del pecho i de la larinje, el sulfuro rojo o rejalgar unido a la resina, i al esterior en fumi- gaciones. En las enfermedades de ese aparato, que se com- plican con el vicio herpético, obra la medicación arsenical con notable suceso, lo mismo que en la afo- nía, en ciertas bronquitis crónicas, i siempre que predomina la disnea i tos nerviosa concomitante. Sinembargo, es ineficaz contra la inflamación de la mucosa de los bronquios. El ácido arsenioso es prefe- rido en píldoras o solución, i en cigarrillos, cuyo papel contiene una solución de arseniato de soda. En la tisis pulmonar la medicación arsenical es un precioso paliativo: modera la tos, la diarrea, la fiebre, especialmente si tiene tipo intermitente, i por consiguiente reanima el organismo i retarda el perío- do final de esta cruel enfermedad. El ácido arsenioso, i en jeneral los medicamentos arsenicales, tienen influencia en varias neurosis, como el asma, gastraljia, corea, anjina de pecho i espasmos que complican la clorosis. Se consideran impotentes en el histerismo i la epilepsia, aunque Harles cita casos de epilepsia curados con estos medicamentos. El doctor Charles Isnard da grande importancia al arsénico en la patolojía del sistema nervioso. Ha usado especialmente el ácido disuelto, en varias en- fermedades relacionadas con el estado nervioso, tanto primitivas como secundarias. Lo ha empleado con suceso en las neuropatías que acompañan la preñez, la lactancia, la edad crítica i clorosis, con mas efica- cia que el hierro ; en las neuraljias i neurosis, como la gastraljia con vómito, sobre todo cuando predomi- na el tipo intermitente o remitente; en la ataxia que retarda la convalecencia; ien las caquexias, parti- cularmente en la escrofulosa i la tuberculosa. Respec- to de ésta, aunque impotente contra ios tubérculos* ARSÉNICO. 69 según Isnard, releva la enerjía vital, i aumenta las condiciones favorables. El hermano Cosme i M. Harles, creyeron que el áci- do arsenioso curaba el cáncer, juzgando seguramente por sus buenos resultados en algunos casos de cáncer esterno. Es de suponer que el éxito obtenido en esa época, según D, de Savignac, seria exajerado, o no se referiria al verdadero cáncer, pues Bell, Foderé, &c. no obtuvieron los mismos resultados; i no se tiene, al presente, confianza en los compuestos arsenicales al interior, en los casos de verdadero cáncer. Sus servicios en la sífilis no son comparables a los de otros medicamentos. No obstante, puede em- plearse como reconstituyente en el período terciario, después del uso del mercurio i del yodo. En las sífi- lis rebeldes se ha usado con mas seguro suceso. Es natural que se ensayen los medicamentos enér« jicos en las enfermedades reputadas incurables, una de ellas la hidrofobia, para la cual no han faltado las preparaciones arsenicales, aunque de acción dudosa en enfermedades semejantes. En la India tienen cré- dito ciertas píldoras arsenicales contra la mordedura de animales rabiosos i accidentes contienen o evitan en ciertas circunstancias, ya sea porque ataquen el virus, o porque impidan de otro modo el desarrollo de la enfermedad. La confirmación de esos efectos por nuevos hechos, daria mayor valor a esta medicación. Los profesores Henri Hunt i Burns, han observa- do la eficacia del ácido arsenioso, i particularmente del arseniato de soda, para contener las hemorrajias que provocan el aborto i siguen al parto. Para que sea seguro, se administra hasta obtener sus efectos fisiolójicos ; i desde luego se debe considerar peligrosa la administración de estos medicamentos sin límite determinado. Lamare-Picquot i Mansart han recomendado este ácido, para modificar la predisposición a la conjestion 70 CAPITULO IV. i hemorrajia cerebral, en el supuesto de la acción hipostenizante i antiplástica del arsénico, que dismi- nuiría la proporción de los glóbulos rojos de la san- gre ; pero otros con sus ensayos no han conúrmado esta teoría. Puede haber obrado con suceso algunas vezes, estimulando los nervios vaso-motores, i ha- ciendo ménos probable la replesion sanguínea que favorece el derrame apoplético; o bien en casos de simples vértigos, considerados como coniestiones ce- rebrales. Se sabe que las preparaciones arsenicales aumen- tan el apetito, favorecen la dijestion i calman la irri- tabilidad del estómago; por lo cual son útiles, a mui pequeñas dosis, en las dispepsias o gastro-enteraljias acompañadas de diarreas rebeldes, i en ciertas lien- terías ligadas con un estado caquético. Durante la epidemia del cólera en París, en 1866, ensayó con suceso el ácido arsenioso asociado al hie- lo,. desde el principio del período áljido, a la dosis de un granulo de 2 miligramos, hasta 40 o mas en las 24 horas, i obtuvo 20 curaciones en 24 casos. Este ensayo no parece suficiente, respecto de una enferme- dad epidémica que se ha presentado con caractéres tan graves, i en la cual no han resistido la prueba otros medicamentos que se habían creído heroicos. Por lo demas, el tratamiento implica peligros: administrado el ácido a tiempo en que se halla sus- pendida la fuerza de absorción, es de temer que la acumulación de las porciones que no hayan sido cspe- lidas, orijine efectos tóxicos en el período de reacción, i aunque hasta entonces haya sido inofensivo por la depresión de la vitalidad. Los compuestos arsenicales aplicados al esterior, irritan la piel hasta desorganizarla, en proporción de su solubilidad i de la duración de su acción. Según Mialhe, son cáusticos fluidificantes, i no coagu- lantes como otros, i así mas enérjicos en sus efec- tos. En estado pulverulento causan desde la rubi- ARSÉNICO. 71 cundez de la piel, hasta las pústulas i ulceraciones, como se observa en los obreros de las industrias en que se emplean estos compuestos. Por esto se les mezclan sustancias inertes que disminuyan su violen- cia, cuando se aplican como depilatorios, parasitici- das i antiherpéticos. Al esterior es también el ácido arsenioso el com- puesto mas usado. En jeneral los arsenicales, en el lupus, dartros i herpes corrosivo, a la vez que se ad- ministran al interior, se aprovecha su acción cáustica, contra las fungosidades, úlceras fajedénicas, i espe- cialmente contra el cáncer i los cancroides super- ficiales. Para la curación de las úlceras cancerosas, se em- plean polvos de distintos autores. Los del hermano Cosme_.se componen de; ficiales. Ácido arsenioso pulverizado 1 gramo. Cinabrio o sulfuro de mercurio ... 5 Esponja calcinada pulverizada ... 2 Los de Rousselot: Ácido arsenioso 1 Cinabrio 8 Sangre de drago 8 Los de Dubois contienen la misma proporción de ácido i de sangre de drago, i doble cantidad de cinabrio. Los de Dupuytren: Ácido arsenioso 4 gramos. Calomel 96 cinabrio. Se forma una pasta con la suficiente cantidad de agua, que se estiende sobre la úlcera cubierta con la membrana piojénica, porque, descubierta, la absorción seria mui activa. Asimismo, la aplicación de estos cáusticos debe hacerse en superficies limitadas, cuan- do la ulceración es mui estensa. Son preferibles los polvos con sangre de drago, cinabrio o calomel, porque se considera que disminu- yen la absorción del arsénico. Conviene emplear una 72 CAPITULO IV. cantidad determinada, para prevenir los efectos tóxi- cos. Por esto tienen ventaja los polvos de Dupuytren, que contienen una pequeña cantidad de ácido arse- nioso, i no producen escara, sino la irritación de la úlcera, que según Dupuytren basta para la curación. La pomada de Helmund es también una buena preparación. Se compone de polvos de Rousselot, con un ungüento formado de bálsamo del Perú, estracto de cicuta, acetato de plomo, láudano i cerato, i se aplica en hilas, hasta la modificación de las úlceras cancerosas. A las aplicaciones del cáustico arsenical se siguen dolor e inflamación, que se estienden a las partes circunvecinas, orijinándose una escara que se des- prende de los 15 a los 30 dias, i aparece el dérmis limpio con la cicatriz en formación. Este ácido, unido a la morfina, lo emplean los dentistas para la curación de la cáries dentaria ; i entra en jabones i pastas para destruir los insectos i parásitos que se anidan en la piel. Las salea de arsénico mas usadas son el arsenito de potasa i el arseniato de soda. El arsenito de potasa o sal de Fowler, es soluble en el agua, como las de soda i de amoníaco, i todas dan un precipitado verde por las sales de cobre, blan- co por las de cal, i amarillo por el nitrato de plata. El arsenito de potasa es mas activo que el arse- niato de soda, i se ha empleado en el licor de Fow- ler 3 así: Acido arsenioso 1 Carbonato de potasa j Agua destilada 5 gramos. 500 El ácido i el carbonato se hierven en el agua en recipiente de vidrio, hasta que esté disuelto el ácido; se deja enfriar la mezcla, i se agregan 15 gramos de ARSÉNICO. 73 alcohol de meliza compuesto, reponiendo el agua que se haya perdido por la evaporación, para que el todo sean 500 gramos. Se filtra. 'Este licor contiene un céntimo de su peso de compuesto arsenical; se administra en los mismos casos que el ácido arsenioso, a la dosis de 5 a 20 go- tas ; i atendiendo a los peligros de su uso, lo ha sustituido Devergie con una solución compuesta de Ácido arsenioso } nn ~ Carbonato de potasa \ 10 “ntígramos. Alcolado de meliza compuesto 50 Agua destilada 500 gramos. Tintura de cochinilla, S. O. Se prepara como el anterior ; un gramo equivale a una gota del licor de Fowler. Tratando Devergie i F oville un prúrigo vulvar con el licor de Fowler, observaron su eficacia en una diabetes concomitante ; i lo prescribieron después en casos semejantes, a la dosis de una. gota a mañana i tarde, aumentando cada dia una hasta llegar a 14. Jaccored ha administrado el ácido arsenioso en la misma enfermedad con buen resultado ; i se compren- de que esta medicación obrará con mas seguridad ántes del período inveterado. El arseniato de soda sigue en importancia al áci- do arsenioso. Es soluble en el agua ; i así como los otros arseniatos, da con los reactivos resultados seme- jantes a los de los arsenitos. Se asemeja en su acción al ácido arsenioso, con ménos enerjía, i por consiguiente es preferible en indi- viduos mui susceptibles. Sinembargo, no es del todo indiferente el uso de uno de los dos: el ácido parece mas seguro en las fiebres intermitentes i neuraljias periódicas, i el arseniato se prefiere por algunos en las afecciones herpéticas i del aparato respiratorio. Se considera mejor el arseniato para reanimar la nutrición; i así mas útil en la dispepsia, sífilis consti- tucional, caquexias palustre, pulmonar, i particular- 74 CAPITULO IV. mente la escrofulosa. Respecto de ésta dice Bouchut que es el medicamento que le ha producido mejores resultados. Esta sal se administra a la dosis de 5 miligramos hasta 2 centigramos. En las fiebres intermitentes se puede elevar la dosis a 5 centigramos ; pero es pru- dente limitarse a dosis menores en los largos trata- mientos. El licor de Pearson es la solución filtrada de 5 centigramos de arseniato de soda en 30 gramos de agua destilada ; i se emplea a la dosis de 10 a 40 gotas al dia. Aunque contiene el compuesto arsenical en menor proporción que el licor de Fowler, tiene casi los mismos inconvenientes. Las sales de arsénico se usan mui poco al esterior. Como vermífugas, las preparaciones arsenicales pueden ser peligrosas. Trousseau ha recomendado contra los oxiuros vermiculares lavativas con 1 a 5 miligramos de arsenito de potasa en 200 gramos de agua. Guenau de Mussy ha esperimentado con buen resultado el arseniato de soda, en baños, en el reuma- tismo nudoso, por lo común tan rebelde ; i lo formula asi: carbonato de soda, 1 gramo; arseniato de soda, 1 gramo, que se aumenta progresivamente hasta 2; i prescribe al interior, ademas de la tisana de guayaco, una mistura compuesta con 60 centigramos a 1 gra- mo de estracto blanco de quina, i 30 centigramos a 1 gramo de yoduro de potasio. Los cigarrillos arsenicales se preparan comun- mente con soluciones de arseniato de soda. Los mas usados son los de Trousseau, preparados así: se di- suelven 2 gramos de arseniato de soda en 30 de agua destilada, para empapar papel de cigarrillos, que se deja secar, i se divide en 40 porciones, cada una de las cuales contiene 5 centigramos de arseniato, i sirve para un cigarrillo; o bien el papel se divide en 20 porciones, i así cada cigarrillo contendría 10 centí- ARSÉNICO. 75 gramos. Estas dosis son exageradas, pues para obtener los efectos calmantes, seria suficiente un miligramo en cada cigarrillo. El mismo Trousseau modificó su fórmula de esta manera: arseniato de soda, 1 gramo en 10 de agua destilada, para empapar un papel que se divide en 1,000 porciones, las cuales se enrollan con hojas de tabaco, de belladona o estramonio, a fin de aumentar su acción sobre una toz tenaz, o sobre una disnea estrema. El humo del cigarrillo se aspira i se arroja por las fosas nasales. Los cigarrillos de Boudin contienen 1 centigra- mo de ácido arsenioso en cada porción de papel nece- saria para formar un cigarrillo, con las gotas de agua suficientes para empapar el papel, que se deja secar para enrollarlo. Los compuestos que siguen son ménos usados; no obstante> tienen alguna importancia. El arseniato de hierro es insoluble i poco activo, Biett lo administraba en las dermatosis escamosas; Duchesne-Duparc hace elojios de esta sal, particu- larmente en la enfermedad pedicular ; i Triquet en la otitis dartrosa. Se emplea a la dosis de 5 a 10 cen- tigramos en píldoras. Cada una de las pildoras de Biett contiene 5 miligramos. El arseniato de antimonio ha sido recomendado por Papillaud en la hipertrofia i neurosis del corazón, así como en la endocarditis reumatismal i las produc- ciones plásticas, cuando todavía son curables. Lo ad- ministra en granulos de a miligramo, hasta 4 al dia, i lo considera mas activo que los otros compuestos ar- senicales. El arseniato de amoniaco es semejante en su acción al arsenito de potasa i arseniato de soda. Biett lo ha preferido en la lepra i soriásis. El licor arseni- cal de Biett es la solución de 40 centigramos de arse- 76 CAPITULO IV. niato de amoníaco, por 250 gramos de agua destilada; i se administran de -12 gotas a 4 gramos, i aun mas. Del yoduro de arsénico se ha hablado ya. Los sulfuras que se usaban ántes casi esclusiva- mente, no se emplean ya sino como depilatorio, el oropimente o sulfuro amarillo, i también en la mis- tura caterética, o impropiamente colirio de Lan- franc, conocido desde la edad média, i útil en las ulceraciones de la boca i los órganos jenitales, de carácter sifilítico, canceroso o fajedénico. La fórmula del Codeev francés es como sigue: Aloes sucotrino pulverizado 1 Mirra 1 Subacetato de cobre 2 Sulfuro amarillo de arsénico 3 Agua destilada de rosas 76 Vino blanco 200 Se aplica con pincel a las ulceraciones, cuidando de remover la mezcla ántes de usarla. Debe emplearse moderadamente en superficies de poca estension. Como depilatorios, los compuestos arsenicales, sobre todo el ácido arsenioso, exijen prudencia, por- que irritan la piel al destruir los bulbos pilosos, i una absorción activa puede orijinar efectos tóxicos. El rusma de los turcos se forma de Cal viva pulverizada 8 Oropimente la 2 Se hace una pasta blanda, con partes iguales su- ficientes de claras de huevo i lejía de jaboneros, i se aplica; luego se lava con bastante agua la parte que se depila. Otros depilatorios contienen la misma o menor proporción de oropimente, i mayor de cal, mezclado con un polvo inerte, como el almidón o la goma. Trousseau i Pidoux consideran la pasta formada con una solución concentrada de arsenito de potasa, mas seguro depilatorio que los que contienen oropimente. Para evitar accidentes, i en el supuesto de que el sulfuro de calcio que forma, es el único depilatorio de estas mezclas, Boudet recomienda sustituirlos con la siguiente: Almidón 1 Cal viva pulverizada j giamos. Sulfuro de sodio cristalizado. ... 3 Se hace pasta, se aplica durante 3 a 4 minutos, i se lava; aunque parecen mas seguros los depilatorios arsenicales, para impedir que renazca el pelo. Se han aplicado estas preparaciones en la alope- cia, i seguramente con buenos resultados, cuando la orijina una enfermedad de la piel. ARSÉNICO. 77 Las preparaciones subsiguientes son raras, se ha- llan en via de ensayo, i complementan la historia del arsénico. El arseniato de quinina ha sido usado en Italia contra las fiebres rebeldes a la quina i al arsénico aisladamente. El profesor inglés Kingdom lo consi- dera también antiherpético poderoso. Millet declara, según sus esperimentos, que por lo común ha sido ineficaz. Se administra a la dosis de 2 a 10 centi- gramos. Marletta lo juzga peligroso, i propone sustituirlo con el sulfo-arseniato de quinina, que puede pres- cribirse a la dosis de 50 a 70 centigramos mezclado con azúcar. Sinembargo, parece mejor a algunos prácticos emplear la quinina o el arsénico separada- mente, a no ser en los casos rebeldes, especiales, para los cuales ha prescrito Boudin, con buen resultado, úna pocion con 60 centigramos de sulfato de quinina i 16 miligramos de ácido arsenioso. El ácido tano-arsónico i el arseniato de cafeína, han sido propuestos en el Cairo por Gastinet, en el tratamiento de las fiebres intermitentes, i siempre uniendo dos febrífugos para aumentar su acción* 78 CAPITULO IV. Scbnepf lia usado el ácido tano-arsénico, con algún suceso, a la dosis de 20 centigramos. El yodo-arsenito de mercurio o licor de Donovan, se ha empleado en la lepra, soríasis, el lúpus i otras dermatosis rebeldes, lo mismo que en las formas te- nazes de la escrófula i la sífilis, con resultados satis- factorios. La dosis de este licor, modificado por Su- beiran, es de un gramo al dia, i progresivamente hasta 4. El arseniato de oro lo ha indicado Massart en la tisis pulmonar i el cáncer, en granulos, a la dosis de 3 miligramos a 2 centigramos. Los arsenitos i arseniatos de protóxido i bióxido de mercurio, han sido esperimentados con suceso por Bernutz en las sifílides. El peligro que implican los medicamentos arse- nicales, impide que se jeneralice su uso, que conven- dría en varias enfermedades de las clases pobres, atendida la eficacia i bajo precio de algunos de ellos. Para la seguridad de sus efectos conviene su tole- rancia, la que se consigue con mas facilidad que con el mercurio, yodo, quinina, aunque se reconoce que hai susceptibilidades a que se debe atender. La tolerancia indefinida, aun con dosis considerables, se establece entre los arsenicófagos, i con mas proba- bilidad por tiempo limitado, con dosis moderadas i en un tratamiento terapéutico. Se establece mejor en el hombre, i con mas facili- dad en el niño, segvm lenard, aun con dosis relativa- mente mayores. Asimismo, se establece con mas se- guridad en el estado de enfermedad, como sucede con otros medicamentos. La intolerancia se revela por el gusto metálico, la inapetencia i las náuseas Para Devergie el signo mas constante es la dificultad de la respiración; i ARSÉNICO. 79 para Delioux los cólicos, la diarrea i un sentimiento de debilidad. Según los signos de intolerancia, se dis- minuyen las dosis, se suspende el tratamiento, o bien se agrega el opio a las pociones arsenicales, cuando la intolerancia se manifiesta por náuseas, cólicos o diarrea. Los efectos tóxicos de estas preparaciones, espe- cialmente del ácido arsenioso o arsénico sublimado, no fueron claramente observados hasta Pedro de Aba- no, hácia el siglo XIII. Según L. Orilla, es mui pro- bable que el arsénico sublimado o los súlfuros, hayan sido empleados en algunos de los envenenamientos, de que hablan las crónicas de los siglos XIII i XIY, i que fuera alguno de estos compuestos el instrumen- to de los crímenes de los Borgias, acaso el principio de la famosa acqua tophana i del polvo de sucesión. En nuestros dias, con las preparaciones arsenica- les se causa mas de un tercio de los envenenamientos, sobre todo con el ácido arsenioso, al cual se refieren especialmente los estudios toxicolójicos de este jénero de compuestos. Son varias las opiniones respecto de las dosis tóxicas: Orilla cree que bastan 20 centigramos; Pardieu las fija en 10 a 15; Flandin i Danger en 7. Es de suponer que tiene influencia la susceptibilidad individual. Disuelto produce mas rápidamente sus efectos, como sucede, en jeneral, con los venenos, i con mayor intensidad si es injerido en estado de va- cuidad del estómago. Los otros compuestos son tóxicos a las mismas o mayores dosis, i tal vez con una enerjía semejante a la del ácido arsenioso, el cloruro, el yoduro i el ame- nito de potasa. Eespecto de los síntomas del envenenamiento, según algunos toxicólogos, ninguno es constante. Se asemejan a los de otros venenos minerales ; sabor es- 80 CAPITULO IV. típtico, tialismo, dentera, constricción de la farinje, sed viva, dolores de estómago e intestinos, vómitos por lo común sanguinolentos, deposiciones frecuentes i fétidas, opresión, hipo, pulso acelerado e irregular, piel fria azulosa, manchas petequiales i erupciones vesiculosas, supresión de orina, vivos dolores en las manos i piés cuando no están insensibles i paraliza- dos, por lo común integridad de la intelijencia, ca- lambres, convulsiones i muerte a pocas horas o algu- nos dias, cuando no se contienen los accidentes por los medios adecuados; i esto sucede mas por la in- fluencia del veneno en el sistema nervioso i el cora- zón, que por su acción cáustica en el tubo dijestivo. Algunos síntomas son semejantes a los del cólera: tales como la aljidez, la cianosis, el vómito i deposi- ciones ; pero no se observa en esta enfermedad la cons- tricción de la garganta, las petequias i vesículas, ni el olor aliáceo del vómito i las deposiciones, i la dia- rrea colérica se presenta por lo regular algunos dias ántes de declararse la enfermedad. El aparato de Marsh es un precioso ausiliar para descubrir las mas pequeñas cantidades de arsénico, en las sustancias que se sujetan a exámen. Las indicaciones curativas se refieren a desemba- razar el estómago, en lo posible, de la sustancia tóxi- ca, como en cualquiera otro envenenamiento, a neu- tralizar los residuos que hayan quedado, i a tratar los accidentes consecuenciales. El ájente mejor, hasta el presente, como neutra- lizante, es el peróxido de hierro hidratado, propuesto por Bunsen, el cual descompone el veneno, i forma sal insoluble ménos tóxica —el arsenito de hierro que debe, no obstante, hacerse evacuar. Bouchardat acon- seja el peróxido en jalea, 440 gramos en 2,500 de agua azucarada; ies indispensable una considerable cantidad de vehículo, para anular con mas seguridad los efectos tóxicos. A falta de peróxido, indica Bou- chardat 1 gramo 50 centigramos de azafran de Marte ARSÉNICO. 81 aperitivo en 880 gramos de agua; i Bussy la magnesia hidratada, que forma también un compuesto insolu- ble. Es asimismo útil el agua albuminosa en abun- dancia. Eognetta aconsejaba, cada hora o ménos, 100 gramos de una pocion que contenia partes iguales de caldo i de vino con aguardiente. Los síntomas subsiguientes se combaten según su carácter: la inflamación i reacción febril por los anti- flojísticos i calmantes; ila depresión de las fuerzas o colapso, por los cordiales, las fricciones i los revulsi- vos. Son convenientes los tónicos i diuréticos, a fin de hacer mas activa la eliminación de la sustancia tóxica. Cuando es considerable la dosis del veneno, el enfriamiento, la cianosis, la disnea i lipotimias tienen la gravedad consiguiente, i el enfermo muere a pocas horas; o bien en los raros casos de curación, es tardío el restablecimiento, subsistiendo por algún tiempo el temblor, la rijidez de los miembros, sobre todo de los inferiores. Los compuestos arsenicales desecan i momifican ios tejidos privados de vitalidad. Por esto se emplean para embalsamar i conservar objetos de historia na- tural. El doctor Tronchina, de Ñapóles, inventó en 1835 Un procedimiento de embalsamamiento, por la inyec- ción por la carótida izquierda de la solución de 1 kilogramo de ácido arsenioso en 10 de alcohol, al cual se da color con un poco de cinabrio ; i asimismo en la cavidad abdominal, por medio de un trocar, si hu- biere signos de putrefacción de los intestinos. El ca- dáver se mantiene sin alteración ni olor infecto, por uaas de dos meses; luego se deseca, adquiere un color oscuro, i se conserva por muchos años. Este procedi- miento no se ha jeneralizado, porque espone a acci- dentes, i ha sido prohibido en Francia. 82 CAPITULO IV. Las preparaciones arsenicales son útiles a la in- dustria, especialmente el ácido arsenioso, que se em- plea para la fabricación de telas de colores, de ciertos vidrios, de varios productos químicos, de los colores de anilina i del verde de Scheele o arsenito de cobre, que se aplica en la pintura, tapicería, flores artificia- les &c. En la agricultura, mezclado a las semillas desti- nadas al cultivo, las preserva del daño de los insectos, i es sabido su uso para matar ratones. En la fabricación de tales productos i estraccion del mineral arsenífero, los obreros están mas o ménos espuestos a la intoxicación, i para evitarla o hacerla ménos nociva, la hijiene pública dicta las reglas con- ducentes, Eesumiendo tenemos; I.0 El arsénico, o mas bien sus súlfuros, han sido conocidos desde la antigüedad ; pues el metaloide o cuerpo simple, abundante en estado de combinación, fué descubierto hacia el siglo XIII; 2. Los compuestos arsenicales irritan la mucosa dijestiva, en razón de su solubilidad i las dosis emplea- das ; aumentan la orina i bilis ; activan la circulación capilar; hacen mas fácil la respiración; provocan los deseos venéreos a pequeñas dosis; estimulan el siste- ma nervioso í la nutrición; 3. En consecuencia desarrollan el vigor muscu- lar, propiedad que se aprovecha en el hombre i los animales; 4. Los arsenicófagos los usan, hasta tomar pro- gresivamente crecidas dosis, para adquirir lozanía i vigor en la marcha; 5. La observación manifiesta que son complejos sus efectos, según el modo de administración i las en- fermedades a que se aplican ; 6. Antiguamente se usaron los súlfuros, basta la Edad média en que casi se olvido la medicación ar- genical; 83 ARSÉNICO. 7. Sus aplicaciones mas importantes se han he- cho en los dos últimos siglos ; 8. Ahora se administran estos medicamentos, de preferencia al interior, con ménos peligros que al esterior, i sus dosis deben ser moderadas, para obte- ner mas seguros resultados; 9. El ácido arsenioso es el compuesto mas usado, sobre todo en las fiebres intermitentes; 10. Espone ménos a recaídas que el sulfato de quinina, i es superior en la caquexia palustre i neu- raljias periódicas ; pero inferior como ájente de efec- tos rápidos; 11. Es útil en las dermatosis escamosas, i enfer- medades del aparato respiratorio, en que predomina la disnea, o que se complican con el vicio herpético ; 12. La tisis pulmonar se modifica por esta medi- cación, lo mismo que varias neurosis i estados pato- lojicos que complican la clorosis, edad critica &c; 13. En el cáncer, sífilis e hidrofobia no es segura esta medicación, i en las hemorrajias uterina i cere- bral, el cólera &c. se hacen ensayos ; 14. Al esterior es también importante este ácido, sobre todo para la curación del cáncer superficial; 15. El arsenito de potasa i arseniato de soda se administran en los mismos casos, aunque se considera el ácido mejor en las fiebres intermitentes, i el arse- niato en las afecciones herpéticas i del aparato respi- ratorio en la escrófula, i para escitar la dijestion; 16. El arseniato de soda en baños se ha emplea- do con suceso en el reumatismo nudoso ; 17. Los cigarrillos arsenicales contienen comun- mente arseniato de soda, i basta un miligramo en cada uno; 18. Los arseniatos de hierro i de amoníaco en las enfermedades de la piel, i el de antimonio en las del corazón, tienen alguna importancia ; 19. De los súlfuros, se usa el oropimiento en el colirio de Lanfranc, para curar las úlceras sifilíticas i cancerosas; 84 CAPITULO IV. 20. El arseniato de quinina i otros compuestos se ensayan en las fiebres intermitentes i otras en- fermedades ; 21. Para obtener los mejores efectos de las pre- paraciones arsenicales, es conveniente establecer la tolerancia; 22. Sus efectos tóxicos no fueron claramente cono- cidos hasta el siglo XIII, i han sido uno de los ins- trumentos comunes del crimen, sobre todo el ácido arsenioso; 23. Los síntomas del envenenamiento son seme- jantes a los de otros venenos minerales : puede decirse que lo caracterizan la constricción de la garganta, las vesículas i petéquias, i el olor aliáceo del vómito i de las deposiciones ; ' 24. El peróxido de hierro hidratado en considera- ble cantidad de vehículo, es el antídoto mas eficaz, i en su defecto la magnesia hidratada ; 25. El ácido arsenioso dilatado en alcohol, se ha empleado en inyección para embalsamar; pero este procedimiento no se ha jeneralizado por los peligros a que espone;i 26. En la industria se emplea este ácido para la fabricación de varios productos ; i para evitar o dis- minuir la intoxicación a que están espuestos los obre- ros, la hijiene pública dicta las reglas conducentes. 85 CAPITULO V. ANTIMONIO. Los romanos lo llamaban stibium, o mas bien a su súlfuro, porque hasta el siglo XV se estrajo por Basilio Valentín el cuerpo simple de tal compuesto. Su etiraolojía es curiosa: se compondría de anti i moine, monje, i se referiría a accidentes que causaron en los monjes las preparaciones antimoniales. Se ha supuesto también que se derivaria de la palabra árabe athmoud; o bien se formaría de dos palabras griegas, que espresarian que se encuentra en la natu- raleza unido a otros metales. Por su semejanza con la plata, mereció la aten- ción de los alquimistas, i les hizo presumir que se trasmutaba en oro o plata, por lo cual lo denominaron régulo de antimonio. Las tentativas de los alquimis- tas, si bien infructuosas en su objeto, no lo fueron para la medicina, pues a virtud de ellas se descubrie- ron la mayor parte de sus compuestos, como sucedió respecto del mercurio i de otros metales. El antimonio, metaloide según la clasificación de D urnas, se encuentra en estado nativo, unido a la plata, al cobalto, al arsénico, con el cual tiene seme- janza, i sobre todo en estado de óxido i oxi-súlfuro, en Francia, Inglaterra, Hungría, Suecia &c. Es blanco azulado, quebradizo, brillante, mui oxidable, i deja olor en los dedos al frotarlo. Su peso específico es de 6,70. Se funde a 450°, i se volatiliza al rojo blanco, en vapores que condensados en peque- ños cristales se llamaban floree de antimonio. Los medicamentos antimoniales producen sus tfeo- tos según sus dosis j solubilidad : obran como vomi- 86 CAPITULO Y, tivos i purgantes, como alterantes, o sea modificando intimamente los flúidos i tejidos orgánicos, i como tópicos irritantes. Provocan el vómito con mas seguridad que la sa- livación los mercuriales. Esta propiedad la poseen en razón de su solubilidad; i así, el emético, que es el mas soluble, hace vomitar a la dosis de 1 centigramo o ménos, a la de 3 a 4 gramos el deutóxido de anti- monio. El vómito es precedido de ansiedad, i seguido de efectos mas notables que con otros medicamentos de acción semejante. El esfuerzo del vómito produce la conjestion del hígado i páncreas, i el aumento de los flúidos gástricos, a espensas de los cuales se hace la derivación subsiguiente. Por lo regular al vómito si- guen deposiciones abundantes, con mas seguridad si aquel no se ha presentado. El resultado espoliativo se manifiesta por la side- ración del sistema nervioso, la debilidad muscular i el enfriamiento, i mas tarde sobreviene la reacción acom- pañada de sudor. Los compuestos antimoniales son purgantes a menores dosis que para provocar el vómito, i siempre según su solubilidad. La medicación antimonial, a pequeñas dosis, que no produce el vómito, se ha llamado alterante, i a altas dosis contra-estimulante, en la que se emplea comunmente el emético a mas de 20 centigramos. La medicación alterante debe obrar lentamente, para evitar evacuaciones, que harían espeler breve- mente el medicamento, con perjuicio de la modifica- ción íntima que hubiera de causar su absorción. Delioux impugna esta opinión, i dice que el calomel purga con mas seguridad a dosis mínimas i fraccio- nadas, i que el tártaro estibiado a altas dosis obra mejor como alterante, pues es mas fácilmente tolera- do i absorbido. En la medicación alterante se usa sobre todo el ANTIMONIO. 87 quérues como espectorante. Así es de suponer que obra en la sangre, en sus conexiones con la secreción de la mucosa de los bronquios ; que estimula la con- tractilidad de éstos, facilita la espectoracion, calma la tos, aumenta la traspiración i procura la curación. Estos compuestos se eliminan lentamente ; pero aún no se han establecido nociones claras a este res- pecto. Se sabe jeneralmente que se localizan en el hígado, donde producen la trasforraacion grasosa, propiedad que se ha aprovechado para engordar las aves. Al esterior obran como tópicos irritantes, en ra- zón de su solubilidad. Los griegos i romanos emplea- ban el súlfuro en las úlceras i algunas enfermedades de la piel. Después se han usado el antimonio metá- lico porfirizado en pomada, i el cloruro o manteca de antimonio ; pero sobre todo el emético en soluciones i pomada. El nso del antimonio remonta a Hipócrates; ies de suponer que emplearía el sulfuro nativo, que parece era el único compuesto conocido ántes de los alqui- mistas, i al cual llamaron antimonio crudo. Entre los griegos i romanos, como se ha dicho, se empleó como vulnerario. Los alquimistas descubrieron los oxi-súlfuros a los cuales llamaron azafran de los metales i vidrio de antimonio, el hiantimoniato de potasa o antimonio diaforético &c. Paracelso, que tantos medicamentos enérjicos aplicó atrevidamente, fué uno de los pri- meros que administraron las preparaciones antimo- niales, en mayor estension que hasta entonces. Pocos medicamentos como éstos han sido elojia- dos con mas entusiasmo, i combatidos con mayor lijereza o prevención como peligrosos. Los adversarios llegaron hasta hacer intervenir a la Facultad de me- dicina de Paris, la cual prohibió su uso en 1566 88 CAPITULO Y. como venenoso, i solicitó un mandato del Parlamen- to en el mismo sentido. Varios historiadores de la medicina dicen que la prohibición del Parlamento fué absoluta; pero según Teallier tal mandato per- mitía su uso por prescripción de médico. Los adversarios se fundaban en los malos resulta- dos, acaso sin tener presente que serian debidos al abuso, o a la acción tóxica del arsénico que por lo común contienen algunos compuestos antimoniales. Estos adquirieron importancia desde que se cono- ció el emético, que es el mas enérjico. Los accidentes que ha causado, mas por imprudencia o abuso, pare- cieron haber revivido la antigua lucha contra la me- dicación antimonial, sobre todo durante la época de reacción o desengaño que siguió a la boga de la me- dicación contra-estimulante; pero al presente, después de la época de prueba, se administra con mejores resultados. La medicación contra-estimulante tuvo oríjen en Jénova al principio de este siglo, durante una epide- mia de neumonías, en que Rasori administró el emé- tico a las mas altas dosis usadas hasta entonces. Se sabe que este médico innovador fundó su sistema en la doctrina del contra-estímulo, i que el emético fué el contra-estimulante por escelencia. Ya ántes se habían empleado los antimoniales a altas dosis ; pero con fines espoliativos por el aumen- to de evacuación. A Rasori le corresponde este honor, aunque su sistema llegó al abuso i a no pocas de- cepciones. Esta medicación no se estendió a otros países, hasta muchos años después, cuando el ilustre Laenec primero, i después Louis, la modificaron i aplicaron con buenos resultados, a pesar de la viva oposición de Broussais i sus discípulos, que la consideraban incendiaria. ANTIMONIO. 89 Establecida la tolerancia de las altas dosis de loa compuestos antimoniales, su absorción se revela por cambios mas o ménos sensibles en las secreciones i otras funciones, los cuales han sido apreciados de di- versa manera. Se facilita la traspiración, lo mismo que la secre- ción de las mucosas de los órganos respiratorios i dijestivos. El páncreas i el hígado vierten sus flúidos en el duodeno en mayor cantidad, i contribuyen a la diarrea que comunmente se presenta. Ménos sensible es el aumento de secreciones en la parte superior del tubo dijestivo; no obstante, suele observarse una salivación antimonial, especialmente si hai lesiones en la boca. En concepto de Trousseau i Pidoux, la orina se aumenta cuando no se presentan vómitos o deposi- ciones, por la conexión que suponen entre la acción sedante del antimonio en la circulación i su efecto diurético. Delioux contradice esta aserción en virtud de sus observaciones. El nitro, dice, i la dijital, pro- vocan ménos la orina que aquel, cuando se adminis- tran a altas dosis, i abaten mas el eretismo circulato- rio. En los accidentes, semejantes a los del cólera, que producen los antimoniales, la orina se disminuye o suprime: lo mismo sucede en los animales, según los esperimentos de Pecholier con el emético. La influencia de los antimoniales en la respira- ción, se manifiesta por la diminución del mtmero de sus movimientos, los cuales parecen hacerse con mas facilidad, bien sea como efecto de la remisión de los síntomas en las enfermedades del aparato respirato- rio, o bien como el resultado de una acción especial. Según los esperimentos de Magendie i de Orilla, confirmados por Pecholier, uno de los resultados de la acción electiva de los antimoniales en el aparato respiratorio, es la hiperemia i aun la inflamación algunas vezes; debiendo parecer estraño que curen las flegmasías de esos órganos. Dumeril, Demarquay 90 CAPITULO V. i Lecointe contestan esta objeción, atribuyendo a una acción sustitutiva la específica que tienen en los pul- mones, Delioux observa que a dosis escesivas paralizan los capilares del pulmón i favorecen su conjestion, miéntras que a dosis moderadas i fraccionadas esti- mulan i facilitan la resolución de las neumonías. El pulso se abate bajo su influencia, tanto en el estado normal como en el febril, i mas sensiblemente en éste, pues baja un cuarto, un tercio i aun la mi- tad ; pero no es un efecto constante, i algunas vezes se observa lo contrario, como después de una primera sangría en el primer período de la neumonía; i hai casos en Jos que por la irregularidad u otros carac- téres del pulso, no es conveniente esta medicación. Respecto de las modificaciones de la sangre, estos medicamentos se oponen mejor que la sangría a la formación de un esceso de fibrina, lo que esplica su utilidad como antiflojisticos. Así como deprimen el pulso i los movimientos respiratorios, disminuyen el calor de la piel 3, 4 i mas grados, según las dosis i la elevación de la fiebre. En las enfermedades crónicas apirétícas de los pul- mones, con dosis moderadas usadas largo tiempo, la diminución del calor es mucho menos sensible. Al- gunas vezes sucede que el calor febril persiste i aun aumenta con las altas dosis, acaso porque el mismo esceso sostiene la inflamación, en lugar de favorecer su resolución. Modifican la sensibilidad lijeramente, después del vómito, i calman la exaltación cuando han sido absorvidos; pero sobre todo obran en la motilidad, escitan la contractilidad capilar, la cual favorece la espulsion de las mucosidades de los bronquios, a dosis moderadas, pues las escesivas, en vez de producir re- sultados terapéuticos, orijinan accidentes tóxicos. Como eméticos, su acción es idéntica a la de los medicamentos semejantes. Se observa, no obstante, que con ellos el esfuerzo muscular suele ser mas no- ANTIMONIO. 91 table, particularmente en los ñiños i personas de- licadas. La acción dinámica de los antimoniales a dosis elevadas, ha sido esplicada de diversa manera. La escuela italiana les atribuyó un efecto hipostenizante o contra-estimulante ; bien es que para Easori no ha- bía en patolojía sino la diátesis de estímulo, cuyas enfermedades exijen los ajentes contra-estimulantes, i la diátesis de contra-estimulo o hipostenia, que de- manda los estimulantes. La medicación antimonial no tiene un carácter esclusivo. Al aumentar la secreción de un órgano, estimula su vitalidad; isi deprime en circunstancias determinadas, por el vómito o deposiciones, es como resultado de la derivación, del mismo modo que otros medicamentos. La escuela fisiolójica ha supuesto que obran estos compuestos como revulsivos en la mucosa dijestiva. Chomel i Eayer opinan que su acción es derivativa o revulsiva, i no les atribuyen tampoco propiedad especial. Estas opiniones no son admisibles, pues por la tolerancia es que se obtienen buenos resultados, sobre todo en la neumonía. Teallier supone una intoxicación que paralizaría el corazón i los grandes vasos. Trousseau admite una opinión semejante ; esto es, que obran como tóxicos, debilitando la impulsión del corazón i los movimientos respiratorios. Laenec dice, en su Tratado de auscul- tación mediata, “ que la única esplicacion aceptable en el estado actual de la ciencia, es la de que el tár- taro estibiado aumenta la enerjía de la absorción intersticial, particularmente cuando existe en la eco- nomía un aumento de enerjía, de tono o de plétora.” Delioux considera compleja la acción de los anti- moniales : irritante local i revulsiva en ciertos casos ; derivativa cuando provoca evacuaciones ; i modifica- dora de la sangre i del sistema nervioso, cuando son tolerados i absorbidos, a la vez que escitan los nervios 92 CAPITULO Y. vaso-motores, i favorecen la resolución de varias en- fermedades. Estos efectos se obtienen con las dosis prudentemente elevadas, pues con las escesivas los resultados son contrarios, porque su acción se con- vierte en tóxica. Para la absorción i efectos consiguientes de los antimoniales, es conveniente la tolerancia, pues de otro modo serian prontamente espelidos, o causarían accidentes que exijirian la suspensión de su uso. Son mas tolerados en el estado de enfermedad, sobre todo en la neumonía. Según la doctrina de Rasori, se esta- blece la tolerancia por razón de una diátesis de estí- mulo ; pero se observa que en la pleuresía i el reu- matismo, en los que la fiebre puede ser tan viva como la de la neumonía, son ménos tolerados, i que en las enfermedades de débil o nula reacción febril, es po- sible la tolerancia. En el hombre se establece mas fácilmente que en la mujer, ien el adulto mejor que en el anciano. El niño es mui susceptible a estos compuestos, por lo cual se prefieren los ménos enérjicos, como el quérmes. Trousseau i Pidoux han observado que en ciertas constituciones médicas obran con mayor violencia i son difícilmente tolerados. Debe tenerse presente que hai idiosincracias refractarias a ellos; que es mas enérjica su acción cuando está inflamada la mucosa dijestiva, como por el uso del vino i de las bebidas ácidas, i que los compuestos insolubles son mejor tolerados. El opio es su con-ectivo mas útil. Sinembargo, cuando las dosis no son moderadas, o se administra por mas tiempo del conveniente, disminuye i aun contraria los efectos terapéuticos. Para salvar este inconveniente ha propuesto Delioux administrar an- tes del compuesto antimonial, el opio fraccionado i con intervalos de média hora. Contribuye también a ANTIMONIO. 93 asegurar la tolerancia, la regularidad en la adminis- tración del medicamento, una cucharada de pocion cada hora, procurando disminuir su sabor nauseoso. Con el mismo fin conviene la moderación en la alimentación, i aun la dieta severa según algunos prácticos; pero es de suponer que ésta haría mas no- table el efecto depresivo, que suele seguir al uso do las altas dosis. Se sabe que el primer título de honor de los anti- moniales, especialmente del emético, se refiere a la curación de la neumonía aguda. Esta es una de las enfermedades de todos los paí- ses. Es mas grave jeneralmente cuando interesa el lóbulo superior, así como en los casos de notable ace- leración o irregularidad del pulso i de la respiración, i de espectoracion de color de jugo de ciruelas. Los síncopes anuncian peligro; i son circunstancias des- favorables el hábito de la embriaguez, la mala cons- titución, las flegmasías pulmonares anteriores i el raquitismo. Tiene mas gravedad en la mujer, sobre todo durante la preñez, i ménos en los hombres robustos. La neumonía es mas común en el niño i el ancia- no, i después en el adulto de veinte a treinta años. En relación con el aumento de la edad, desde los cinco hasta los treinta años, disminuye su gravedad i mor- talidad, que aumentan después en una relación opues- ta. En los niños de pocos meses i en las personas de mas de sesenta i cinco a setenta años, es una de las enfermedades de mayor mortalidad. La proporción de ésta, según Grisolle, que sola- mente es de un décimocuarto entre dieziseis i treinta años, sube a un sétimo entre treinta i cuarenta, un sesto entre cuarenta i cincuenta, un quinto entre cin- cuenta i sesenta, i hasta ocho décimos en las personas ele mas de setenta años. 94 CAPITULO Y. Para su tratamiento ha tenido partidarios el mé- todo especiante; aunque se reconoce que no ha dis- minuido la mortalidad ordinaria. La espectacion, así como el emético, en los ancianos i niños tiernos, son por lo común impotentes. El emético, tártaro estibiado o tartrato de anti- monio i de potasa, el quérmes, el óxido blanco, el bi-antimoniato de potasa o antimonio diaforético, el cloruro o manteca de antimonio &c. son los compues- tos de mas importancia, sobre todo el emético, que domina el jénero por su enerjía, debida a su perfecta solubilidad; i con razón se llama así, pues hace vo- mitar a dosis mui pequeñas. Se ha atribuido su descubrimiento a Adriano Mynsich, en 1631; pero Hoefer, historiador de la quí- mica, observa que debía ser conocido desde mucho tiempo ántes, cuando se empleaban las flores de anti- monio asociadas al tártaro; i agrega que Libavius i Anjelo Sola, habían hablado en términos precisos de este compuesto. El emético salvó al joven Luis XIY, que se hallaba enfermo en Calais, hecho que sirvió para afirmar el crédito de los antimoniales, a pesar de la crítica de sus adversarios. Conviene, sobre todo, en la neumonía francamen- mente inflamatoria de los adultos vigorosos, miéntras persiste la flegmasía; ise suspende o sustituye por otro de sus conjéneres en el caso de intolerancia. De- be emplearse con prudencia en los niños i personas débiles, o de avanzada edad, mui susceptibles a este medicamento. Jeneralmente las emisiones sanguíneas coadyuvan a sus efectos, i conviene hacerlas entonces en menor cantidad. Respecto de su oportunidad, unos las pro- pinan primero, i luego el emético desde el tercero o ANTIMONIO. 95 cuarto dia; otros, i son los mas, aquéllas i éste desde el primer dia ; i liai quienes confian en el emético con esclusion de la sangría. Aunque se reconoce que este medicamento es sufi- ciente muchas vezes, i que sus efectos antiflojísticos se deben aprovechar respecto de los individuos a quienes perjudicaría la sangría, no seria razonable rechazar ésta absolutamente, pues sus ventajas se han proba- do hasta en las personas de avanzada edad, escepto en las débiles o anémicas i en ciertas constituciones médicas mui raras. Trousseau i Pidoux observaron en la epidemia de 1831 en Palas, que los compuestos antimoniales, aun los ménos enérjicos, obraban con una violencia estra- ordinaria, i eran difícilmente tolerados, aun a media- nas dosis, sobre todo el emético, al cual tuvieron que renunciar; pero que su acción era heroica, a pesar de los accidentes gástricos, i no eran necesarias las sangrías en las neumonías mas intensas de personas vigorosas; i si se estraia sangre, la enfermedad se prolongaba. En 1846 i 1851, agregan, los mismos compuestos han sido fácilmente tolerados a altas dosis, i la sangría ha sido un coadyuvante eficaz. Grisolle espresa en su Traite de Paflwlogie, que no se debe retardar la administración del emético, hasta después de los medios antiflojísticos, que pu- dieran hacer inciertos los efectos del medicamento por la debilidad que causan, Walshe, en su Traité clinique des Maladies de la ’poitrine, dice que en el caso de tener que elejir entre la sangría, el emético i las ventosas, se decidi- ría por el segundo. ¿ Como obra el emético ? ¿ Conviene mas su to- lerancia, o sus efectos evacuantes ? Los prácticos no están acordes. Trousseau i Pidoux, aunque observan que desa- parecen con seguridad i rapidez los síntomas infla- matorios de la neumonía cuando los antimoniales 96 CAPITULO y. no causan accidentes gástricos, reconocen que no pueden ponerse en duda los hechos en que se apoya el método de Eiverio, quien trataba la neumonía ha- ciendo vomitar todos los dias por medio del emético, i en algunas ocasiones dos vezes diarias, hasta que se calmaban los accidentes febriles. No obstante, agre- gan, que no se infiere que los antimoniales obren como vomitivos, de que el método de Eiverio sea útil. Grisolle considera favorables las evacuaciones, como resolutivas i espoliativas, i funesta la tolerancia desde el principio, porque supondría falta de reac- ción del organismo. Walshe da poca importancia a la manera como obra este medicamento, ya que las pruebas de su utilidad abundan i ofrecen un interes real; ni juzga de evidente utilidad demostrar si el emético es mas eficaz cuando es perfectamente tolerado, o cuando no 10 es. La cuestión, dice, no podría ser resuelta sino por los números, i el de los casos de una tolerancia completa, o sea de una falta absoluta de efectos gastro-intestinales, es relativamente mui pequeño. 11 Como una deducción lójica, agrega, de la esperien- cia, i a imitación de Easori i Laenec, prescribo los antimoniales a las dosis i en las asociaciones medica- mentosas, que parecen mejores para obtener pronta- mente la tolerancia/’ Eespecto a la dosis diaria del emético en la neu- monía, sabido es que Easori i los médicos que han sostenido su sistema, la han elevado desde algunos gramos, hasta treinta! práctica que se ha desechado como imprudente. Trousseau i Pidoux prescriben de veinte centi- gramos a un gramo, i juzgan que en proporción de la dieta se establece la tolerancia. Grisolle indica de treinta centigramos a un gramo en pocion gomosa, según la susceptibilidad del individuo i estado de la enfermedad. Cree este práctico que no hai necesidad de asociar el opio para obtener la tolerancia, sino pro- ANTIMONIO. 97 curar que la pocion sea en pequeña cantidad (noven- ta a cien gramos), aromatizada i tomada por cucha- radas de hora en hora. Walshe prescribe tres centigramos cada hora, mezclados con el ácido hidrociánico diluido, el elíxir paregórico o la tintura de corteza de naranja, i au- menta, desde la cuarta hora, a seis centigramos cada dos horas. En el espacio de doce horas puede elevarse la dosis a doce centigramos, que se repiten cada cua- tro horas. En la bronquitis capilar, catarro sofocante i bronco-neuraonía, que pueden ser aún mas graves que la neumonía, especialmente en las epidemias catarrales, presta también el emético importantes servicios. Cuando la conjestion brónquiea amenaza sofocación, es mas útil a dosis moderadas que pro- duzcan vómitos, sin perjuicio de elevarlas después, para combatir el elemento inflamatorio. En la bronquitis aguda febril acompañada de disnea, conviene este medicamento a una dosis pro- porcionada a la violencia de la enfermedad, i para disminuir las probabilidades de la inflamación pul- monar en los individuos predispuestos. Acerca de otras enfermedades del aparato respi- ratorio, sus resultados son ménos seguros. G-intrac lo ha recomendado en la bronquitis crónica con abun- dante espectoracion, lo mismo que en el edema de la glotis, como vomitivo. Se ha usado en la tisis pulmonar, particularmen- te como vomitivo, i para modificar la inflamación que orijinan los tubérculos. Stoll lo consideraba pre- cioso en la hemoptisis biliosa; i se han obtenido buenos resultados en otras formas de esta enfermedad, a dosis pequeñas; i altas en la apoplejía pulmonar. En concepto de Trousseau i Pidoux, los antimoniales solamente son útiles en la hemorrajia parenquimato- sa, no así en la brónquiea. Se ha empleado a altas dosis para combatir el 98 CAPITULO y. reumatismo articular agudo, i puede decirse que ha perdido parte del crédito que le habían dado Laenec, Eibes i otros médicos. Trousseau i Pidoux han ha- llado resultados varios en sus enfermos, i se inclinan a admitir que cuando es tolerado, permanece estacio- naria la enfermedad, cediendo rápidamente muchas vezes, cuando provoca vómitos, i sobre todo diarrea. En, su opinión, el aceite de croton, o cualquiera otro purgante enérjico, producen, jeneralmente, tan bue- nos efectos como los antimoniales a altas dosis. Chomel i Dancé citan hechos que prueban, al parecer, que la mejoría debe atribuirse a la acción vomitiva i purgante del emético, mas bien que a pro- piedades especiales. Delioux, aunque prevenido pol- las opiniones desfavorables de autores contemporá- neos, ha observado con admiración, en unos pocos ca- sos, resultados comparables a los citados por Laenec; i es de concepto que se hagan nuevos estudios sobre el particular. La flebitis es una de las enfermedades que cede al emético i a otros antimoniales. En la fiebre intermitente se considera que puede producir buenos resultados, mas bien como medio perturbador. Las 'pildoras de la Caridad para curar las cuartanas, se componen de Quina en polvo __ 30 gramos. Carbonato de potasa 4 Emético 8 decigramos. Jarabe tí. C. Se toman en la apirexia. Es preciso reconocer que la quina tendrá la principal parte en las curaciones por este medio. Se ha empleado con suceso vario en las hidrope- sías, enfermedades del corazón, pústula maligna, absorción purulenta, anjinas i oftalmías graves, corea, tétanos, eclampsia albuminúrica, delirium tremens, amaurosis, fiebre tifoidea, constipación, inercia i he- morrajia uterina, i como antídoto de la estricnina. ANTIMONIO. 99 No se usa ya sino como evacuante en la pleurésía aguda, i en la apoplejía cerebral. Rezard de Wouves dirijió hace algunos años a la Academia de ciencias de París una memoria sobre el empleo del emético como abortivo de la viruela. Respecto de los compuestos antimoniales, se ob- serva el principio establecido por el Bernard: que la sustancia que a altas dosis estingue las propiedades de un elemento orgánico, las escita a pequeñas dosis; lo que se observa respecto de la dijital i las soláneas, i aunque haya escepciones. Siendo así, no parece prudente administrar dosis considerables de un me- dicamento que en vez de producir los efectos tera- péuticos, puede causar perturbaciones. El emético se ha administrado a dosis pequeñas como espectorante. En la sífilis ha sido útil a dosis mínimas, en cier- tos casos, como el de sifílides rebeldes al mercurio i al yodo, o en los que hai intolerancia por estos medi- camentos. Los compuestos antimoniales se empleaban ántes en las enfermedades de la piel. Devergie ha procura- do rehabilitarlos con el emético, contra las dermatosis de forma escamosa, como la soriásis i la lepra recien- te, Ha prescrito una mezcla de 25 miligramos de emético, i 2 a 4 gramos de crémor tártaro, que se toma en confitura, i se bebe luego medio vaso de agua azucarada. El tratamiento dura por lo común dos meses, i su efecto curativo se halla en relación de la tolerancia del medicamento. Posteriormente Boeck ha obtenido también en la soriásis buenos resultados con el emético a dosis alte- rante ; pero Hardy i Bazin, tanto en la misma enfer- medad como en el pénfigo i otras afecciones crónicas de la piel, no han tenido suceso semejante. Como purgante se prescribe el emético a la dosis de 5 a 10 centigramos, disueltos en 500 a 1,000 gra- mos de agua, que se toma por copitas. Esta medica- ción se repite, según la indicación a que se atienda. CAPITULO V. Para provocar el vómito i las deposiciones, se agre- ga al emético un purgante, i se forma un emeto-ca- tártico, que por lo regular no corresponde a su objeto, porque en el vómito se arroja todo el contenido del estómago. Por esto se debe procurar solamente el efecto purgante, disminuyendo la dosis del compuesto antimonial, i se obtiene así una derivación mas enérjica. Los purgantes compuestos de este modo, son úti- les en la constipación, i siempre que convenga provo- car abundantes deposiciones. De esta categoría es el agua de cañafístula con los granos, aplicada con buen éxito en el cólico de los pintores; la que según Jeannel se compone así: Bayas abiertas ele cañafístula 60 gramos. Sulfato de magnesia 30 Tártaro estibiado . 15 centigramos. Agua tibia 1,000 gramos. Se toma por vasos durante el dia. Aplicado el emético al esterior, causa pústulas semejantes a las de la viruela, que se convierten en pequeñas úlceras dolorosas, que dejan cicatrizes irre- gulares. Para producir estas pústulas se emplean las fricciones con soluciones estibiadas, la pomada de Autenrietb, que es la mas común, i los emplastos emetizados. Otro medio de producir una pronta pustulacion, consiste en introducir con la lanceta debajo de la epidermis, la solución concentrada de emético. La supuración se mantiene luego con la solución aplicada con pincel a la pústula. Este medio, empleado por Debourge i Lafargue, puede producir efectos jenerales que complican los locales, La aplicación tópica del emético produce algunas vezes pústulas en lugares lejanos, de preferencia alre- dedor del ano i las partes jenitales, i aun por el uso de este medicamento al interior. Algunos dudan de tal efecto, o lo atribuyen al estravío de partículas del polvo estibiado^ 101 ANTIMONIO. La pomada estibiada se compone de tres partes de grasa i una de emético porfirizado, i se aplica especialmente en las enfermedades crónicas de los órganos respiratorios. Cuando se desea una revulsión mas fuerte, se aplica el emplasto emetizado, por un tiempo que no debe pasar de veinticuatro horas, para evitar sufri- mientos al enfermo, ulceraciones rebeldes, i aun ac- cidentes j enerales. Se lian empleado también las fricciones estibiadas en el reumatismo, la gastritis crónica, las neuraljias i neurosis, sobre todo en la epilepsia, con suceso vario. En la raeninjitis tuberculosa de los niños i la cerebro- espinal, tienen alguna eficacia, i parecen inútiles en la disenteria i hepatitis crónicas. Por medio de las lociones estibiadas ha consegui- do el profesor inglés Sherwen la absorción del medi- camento i sus efectos jenerales, sin producir la pus- tulacion sino en casos raros. Duparcque atribuye la curación de neumonías latentes, i la absorción de derrames pleuríticos i pe- rifonéales, a las unciones jenerales con la pomada estibiada, en la proporción de un sesto de emético, aplicadas cada dos horas durante diez minutos, lim- piando la piel con agua i jabón média hora después de cada unción ; i esto sin haberse producido erup- ciones ni evacuaciones. El uso de las soluciones estibiadas al interior ori- jina muchas vezes erupciones en la mucosa, desde la boca hasta el estómago, i aun en la de los intestinos, ya sea porque el medicamento traspasa el píloro, o ya porque, absorbido en la parte superior del tubo dijestivo, reaparece en la inferior. El quermes, hidrosulfato u oxisúlfuro de antimo- nio hidratado, sigue en importancia. Lo descubrió CAPITULO y. Glauber en el siglo XVII, i por haberlo recomenda- do los cartujos, se le llamó polvo de los cartujos. Es de color rojo oscuro, insoluble en el agua i alcohol, i la acción del sol lo descolora i descompone. Se obtie- ne para la medicina por la via húmeda, i por la seca para la veterinaria. Esta preparación se ha usado ménos cada dia, i sinembargo puede prestar útiles servicios. Así lo pien- san Trousseau i Pidoux de éste i otros compuestos antimoniales, juzgando por sus esperiraentos com- parativos. El quérmes se ha empleado como espectorante en las bronquitis, a la dosis de 5 a 60 centigramos, sus- pendido en pocion gomosa, que se remueve cada vez que el enfermo toma una porción. Por lo regular calma brevemente la tos i la fiebre. A dosis hasta de 4 gramos, reemplaza al emético con ventaja en la neumonía de los niños i personas delicadas, i siempre que aquel no es tolerado. No obstante, aun el quérmes produce accidentes en los niños, i lo hemos observado en uno de trece meses, después de haber tomado la segunda o tercera cucha- radita de una pocion de 80 a 100 gramos con 5 cen- tigramos de quérmes. Felizmente se modificaron los accidentes, después de un trago de limonada con dos a tres gotas de láudano. El quérmes provoca mas fácilmente la diarrea que el vómito, como sucede con otros compuestos conjé- neres insolubles. Ha sido propuesto por Thorel como antídoto de la estricnina i la brucina, asociado al emético, (1 gra- mo de aquel i 10 centigramos de éste, en 60 gramos de agua con 15 de jarabe de espino cerval.) Se administra también en píldoras, que no deben ser de mas de 5 centigramos, i conviene prepararlas al tiempo de usarlas. Las pastillas i otras prepara- ciones oficinales son infieles, porque este medicamen- to se descompone fácilmente. ANTIMONIO. 103 Hai otras dos combinaciones del antimonio con el azufre: el súlfuro nativo o antimonio crudo, iel azufre dorado. El primero ha sido de uso antiguo en las escrófu- las, el reumatismo i la sífilis, en la que se ha admi- nistrado la famosa tisana de Feliz, que se compo- ne de Súlfuro de antimonio lavado . 80 Zarzaparrilla 60 Cola de pescado 10 Agua 2,000 Al confeccionarla se reduce a la mitad, i se toman de uno a cuatro vasos durante el dia, Al presente se duda de los efectos apreciables de este súlfuro, aun a dosis de 16 gramos; i nuevos es- perimentos le darán su verdadero valor. Fauconnet dice que con este súlfuro ha mejorado, i aun curado enfermedades del corazón, a lo cual ha contribuido el arsénico que contiene. Se administra en píldoras de 2 centigramos, i se toman 2 a 3 al dia; pero como cada píldora contiene, ademas, 5 centigra- mos de estracto de acónito, i 1. del de opio, se duda la parte que pueda corresponder al súlfuro, tanto mas si se considera lo mínimo de sus dosis, su inso- lubilidad i la rebeldía de tales enfermedades. El azufre dorado se asemeja al quérmes en su modo de obrar, i se administra a las mismas dosis. A la vez que provoca la diarrea, escita la traspiración; pero como espectorante es menos eficaz. Antes se empleaba como sudorífico, especialmente en el reumatismo, la sífilis i las enfermedades de la piel. Tal vez sin mayor fundamento ha dejado de usarse. Las Píldoras de Plummer se forman de Azufre dorado A Calomel >3 centigramos. Estracto de regaliza ) Agua destilada C. S. 104 CAPITULO Y. Para hacer una píldora ; i se toman de una a tres al dia, en las enfermedades herpéticas i sifilíticas rebeldes. El antimonio metálico fué de uso antiguo como purgante, en las píldoras perpetuas, llamadas así jiorque se arrojaban en las deposiciones, después de producir su efecto. Se usaba con el mismo fin el vino o agua, contenidos en vasos de antimonio, durante uno a dos dias. Como contra-estimulante, se ha empleado en las flegmasías pulmonares i el reumatismo articular agu- do, a la dosis de 40 centigramos a 4 gramos, en píl- doras, o mejor en polvo suspendido en looc o pocion gomosa. Trousseau ha recomendado una pomada compues- ta de dos partes de antimonio porfirizado i una de grasa, ménos enérjica que la estibiada. El antimonio diaforético o biantimoniato de po- tasa, es infiel en su acción, i dudosa su propiedad sudorífica mayor que otros de sus conjéneres. Es mas suave que el quérmes, al que puede sustituir por intolerancia de éste. Como espectorante se admi- nistra a dosis de 50 centigramos a 1 o 2 gramos, i hasta 15 como contra-estimulante en la neumonía. En esta enfermedad, particularmente, conviene a los niños, a la dosis de 50 centigramos a 4 gramos, en pociones gomosas o electuario, pues es insoluble. La manteca o cloruro de antimonio es un cáusti- co que por su blanda consistencia, se estiende mejor que los cáusticos sólidos, en las superficies a que se aplica, i ménos que los líquidos a las partes vecinas. Sinembargo, no es fácil limitar su acción, sobre todo en profundidad, i la inflamación que orijina puede causar vómitos i turbaciones jenerales, por lo cual se usa mui poco. Se ha aplicado contra las escrescencias, los tumores ANTIMONIO. 105 cancerosos i la mordedura de animales rabiosos o pon- zoñosos, i modificaría también la mala naturaleza de las úlceras. El óxido blanco o flores de antimonio, aun no ba sido suficientemente estudiado para determinar sus efectos. Se le administra en píldoras o en looc blanco, a la dosis de 50 centigramos a los niños i hasta 16 gramos a los adultos. Del arseniato de antimonio se ha tratado ya. El tanato i el yoduro son poco conocidos, lo mis- mo que el oxicloruro o polvo de Algaroth, peligroso por sus enérjicos efectos eméticos i drásticos. La toxicolojía de los antimoniales se refiere espe- cialmente al emético ; porque aunque el cloruro, el oxicocluro, el azufre dorado i tal vez otros compues- tos, pueden producir accidentes graves, se usan mui poco i raro será el envenenamiento. El envenenamiento por el emético es por lo común efecto de imprudencia, o de una estraordinaria sus- ceptibilidad individual, i acaso nunca de intención criminal. Las dosis tóxicas varian según el estado de los individuos. En una persona sana, 20 a 30 centigra- mos pueden causar accidentes, i otra atacada de una enfermedad inflamatoria, sobre todo la neumonía, tolerará dosis superiores. Esta lei, observada por Ra- sori, fué uno de los fundamentos de su doctrina. Sinembargo tiene su límite, i por haberlo traspasado con dosis considerables, se han causado muertes rá- pidas, sin haberse presentado vómitos ni diarrea en el mayor número de enfermos, sino el enfriamiento, la pequeñez i frecuencia del pulso, el colapso, i en fin, la depresión profunda de las fuerzas vitales. Los síntomas del envenenamiento son: dolores cólicos, vómitos i deposiciones abundantes, enfria- 106 CAPITULO Y. miento, pulso filiforme, respiración anhelosa, calam- bres, vértigos semejantes a una especie de embria- guez, hipo, delirio, convulsiones i muerte a pocas horas o dias, según la violencia de los accidentes. Hácia el cuarto dia aparece, algunas vezes, una erupción semejante a la que produce la pomada estibiada. Cuando no hai vómito, dice G-risolle, se provoca éste por la titilación de la campanilla, i se administra inmediatamente un fuerte cocimiento de nuez de agalla o de quina, o la infusión de te o de café, o un cocimiento de cualquiera raiz o corteza astvinjente: el tanino que contienen forma un compuesto insolu- ble con el emético. Por esto se recomiendan la nuez de agalla, u otro astrinjente vejetal, como los mejo- res antídotos de este envenenamiento. El opio conviene para contener el vómito i la dia- rrea, en bebidas frias aciduladas, o aguas gaseosas, i también en lavativas. Cuando un tratamiento contra-estimulante produ- ce graves accidentes de desfallecimiento, son útiles el vino, el éter i las fricciones. El opio en estos casos no conviene, según algunos prácticos, aunque los médi- cos de la escuela de Rasori lo aconsejan también en esta forma de los accidentes causados por el emético. En resúmen; 1. El antimonio mereció la atención de los alqui- mistas, i fué oríjen de que se descubriera la mayor parte de sus compuestos ] 2. La acción de éstos como vomitivos, purgantes, alterantes i tópicos, está en razón de su solubilidad; 3. Su uso médico, sobre todo del emético, ha tenido adversarios tenazes i celosos defensores; 4o La medicación contra-estimulante con altas dosis de emético, dió lugar a vivas controversias, i no se jeneralizó hasta que fué modificada al tenor de una práctica prudente; 5.° Absorbidos los compuestos antimoniales, fací- ANTIMONIO. 107 litan la traspiración i la secreción de las mucosas de los órganos dijestivos i respiratorios; deprimen la respiración, el pulso i el calor, i modifican la sangre i el sistema nervioso; 6. Su acción dinámica no tiene un carácter esclu- sivo: son revulsivos como irritantes locales, depresi- vos por las evacuaciones que provocan, i son tolerados i absorbidos, i modifican la sangre i el sistema ner- vioso, favoreciendo así la resolución de las flegmasías; 7. Su telerancia conviene para su absorción i efectos consiguientes, i se establece mas fácilmente en el estado de enfermedad, sobre todo en la neumonía; 8. La curación de esta enfermedad es el título de honor de los antimoniales, especialmente del emético; 9. La neumonía es mas común i grave en el niño i el anciano; 10. Tiene mas gravedad en la mujer, sobre todo durante la preñez, i ménos en los hombres robustos ; 11. El emético es el compuesto mas enérjico por su completa solubilidad; 12. A altas dosis jeneralraente cura laneumonía, sobre todo la francamente inflamatoria de los adultos, asociándolo a las emisiones sanguíneas, aunque pro- duce también sus efectos,curativos sin ellas,. especial- mente en ciertas constituciones médicas, en que han obrado los antimoniales con mayor actividad; 13. Los prácticos difieren acerca del valor de su tolerancia i efectos evacuantes; pero en jeneral se observan de ambos modos sus buenos resultados ; 14. Las dosis no deben pasar de un gramo al dia, por lo común ménos, pues las dosis supeiiores, con razón se han juzgado imprudentes ; 15. La bronquitis capilar, la bronco-neumonía i la bronquitis aguda febril, ceden también a este medica- mento ; i es ménos seguro en las demas enfermedades del aparato respiratorio; 16. En el reumatismo articular agudo,,lia flebitis, las fiebres intermitentes, hidropesías, enifermedadea 108 CAPITULO V. del corazón &c. se lia usado con suceso vario; ise ha propuesto como abortivo de la viruela; 17. A pequeñas dosis es espectorante, i obra con algún suceso en la sífilis i las dermatosis de formas escamosas; 18. Como tópico irritante se emplea en soluciones, pomada i emplasto, sobre todo en las enfermedades crónicas del aparato respiratorio ; 19. Las lociones estibiadas lian producido efectos jeuerales, sin causar la pustulacion ; 20. El quérmes se ha usado ménos cada dia, aun- que puede ser útil en los niños i personas delicadas, como succedáneo del emético ; 21. Los otros súlfuros, el antimonio metálico, el cloruro, el óxido blanco &c. son, asimismo, poco usa- dos, i algunos no bien conocidos en su acción; i 22. Los accidentes tóxicos del emético, se revelan por abundantes evacuaciones i fenómenos de depre- sión, a los cuales se oponen la decocción de nuez de agalla, o de otros astrinjentes vejetales, como el mejor antídoto. 109 CAPITULO VI, O PIO, Este precioso medicamento, llamado por los grie- gos opiom, mekoniom, es el jugo concreto de varias especies de adormideras, especialmente del papaver somniferum, de la familia de las papaveráceas, que se ha cultivado en varios países del Oriente, como Turquía, Persia i la India, i intimamente en Francia i Arjelia, El fruto de esta planta se llama cápsula, que contiene pequeños granos, de los cuales se estrae aceite, i son alimento en Persia i otros países. Se conocen varias clases de opio: en lágrimas o afflium, que se obtiene de las incisiones de las cáp- sulas ántes de su maduración; el llamado tebáico, esprimiendo las cápsulas i demas partes de la planta, i evaporando el jugo al fuego hasta la consistencia de estracto ; i el meconio, que resulta de» estos bagazos después de estraido su jugo. El opio del comercio es una mezcla de estas cla- ses, sobre todo de la segunda i tercera. En tal estado es sólido, de color moreno rojizo, de olor viroso i sa- bor mni amargo. Contiene principios activos : el mas importante es la morfina, a la cual debe en mucha parte su acción. El opio mas conocido en Europa i América, es el que procede de varios lugares de Turquía: el de Ejipto es inferior, mejor el de Constantinopla, i su- perior el de Esmirna, por su mayor proporción de 110 CAPITULO VI. morfina. El de Arjelia ha dado una rica cantidad de morfina, lo mismo que el de la adormidera cultivada en Francia. Con el opio impuro del Oriente, falsificado muchas vezes, i otras compuesto de mui variadas cantidades de principios activos, no se obtienen los mas seguros resultados. Es singular que la producción de este artículo de comercio i medicamento de uso universal, haya estado reducida, durante muchos siglos, a los paises orienta- les, donde por medios rutinarios no se ha obtenido sino un producto imperfecto. Hasta en este siglo se ha comprendido la necesidad de un cultivo intelijente de las plantas que lo suministran i de una mejor fa- bricación. Cultivada la planta en Europa, el opio ha sido superior en cantidad i calidad al oriental. Se debe a Aubergier particularmente, en Francia, el cultivo intelijente de la adormidera i el beneficio de su pro- ducto. He sus observaciones resulta: que es importante hacer la recolección del jugo cuando la cápsula está verde, pues es mayor la proporción de morfina; que la variedad llamada amapola real da mayor cantidad de morfina, aunque no es la mas conveniente para el cultivo, por su escaso producto; que la especie de cápsula larga es mas rica que la de cápsula redonda, o sea lo contrario de lo que se habia creido; que debe cultivarse de preferencia la especie que suministre un opio que contenga aproximativamente un 10 por 100 de morfina, que se presta mejor a la graduación terapéutica, como la llamada ababol o coquelicot (papaver rheas), en la cual se encuentra tal condi- ción i casi puro ese alcaloide; ien fin, que es mas importante el cultivo que el clima, para obtener un producto rico. La adormidera de Francia ha dado un opio con 16 a 18 por 100 de morfina, en lugar de 2, 3 a 4 del OPIO. 111 mejor opio de Esmirna ; i es de suponer que el pro- greso de esta industria, llegará a obtener varias clases, que se distingan por determinados principios, bien sea por el cultivo de ciertas especies, o bien empleando los medios que indique la observación. Las propiedades soporíferas del opio fueron cono- cidas desde una remota antigüedad, i se empleaba como somnífero ; pero se temía su uso en medicina, hasta los primeros siglos de la era cristiana, en que hacia parte de algunos medicamentos, como la triaca i las píldoras de cinoglosa. Sinembargo, fué en el pe- ríodo de la medicina árabe que adquirió importancia, que han confirmado o estendido prácticos como el ilustre Sydenham, cuyo nombre lleva una de las pre- paraciones opiadas mas populares. El opio obra especialmente como estupefaciente. Según sus dosis i la susceptibilidad individual, causa perturbaciones de la visión, pesadez i dolor de cabeza, diminución de la fuerza muscular, sed, vómitos, su- dor, diminución de la orina, i en jeneral de las secre- ciones interiores. La mujer es mas susceptible a su influencia que el hombre, i sobre todo el niño : una o dos gotas de láudano, pueden causar graves acciden- tes en los niños de pocos meses. Su uso continuado exije el aumento de las dosis, para producir los mismos efectos. Provoca con mas seguridad el sueño a dosis mo- deradas ; las superiores causan mas bien un letargo ajitado, i al fin orijina el insomnio el uso de este medicamento. Su acción estupefaciente enerva la facultad per- ceptiva del cerebro, i localmente la sensibilidad. Sinembargo, tanto el opio como sus alcaloides, a dosis superiores, mas bien causan la ajitacion cerebral. 112 CAPITULO VI. Acerca del modo como obra en el encéfalo para producir sus efectos, sostienen unos que es absorbido i conducido por los vasos, i otros que son los nervios los conductores de su acción sobre el cerebro. La pri- mera hipótesis es mas verisímil, si se atiende a los esperimentos de Magendie i de otros fisiolojistas ; aunque en algunos casos, parece ejercer su influencia sobre el encéfalo por medio de los conductores ner- viosos. Hai antagonismo entre el opio i algunas soláneas, como la belladona iel estramonio : éstos relajan el iris, i escitan el movimiento peristáltico de los intes- tinos ; lo contrario se observa con el opio: aumenta la contractilidad del iris, i debilita la de los intesti- nos. Este antagonismo se aprovecha ya en los enve- nenamientos por estas sustancias. Así el opio es mas útil para moderar la escitacion intestinal i las secreciones interiores ; i la belladona para relajar el iris i los anillos musculares, como el cuello del útero en el parto. El opio satisface tres jéneros de indicaciones : como anodino, medio curativo, i correctivo de otros medicamentos. Pudiera decirse que tiene una acción electiva respecto del dolor, como el mercurio en la sífilis i la quina en las fiebres palustres. Por esto es uno de los ajen tes mas preciosos en la terapéutica ; porque el dolor orijina o complica casi todas las enfermedades, i es la principal causa de sufrimiento, Al estinguir o calmar el dolor, evita las enfermedades que pueden ser su resultado ; o bien corrijo uno de los síntomas que implican mas desazón i peligro. . Se comprende, sinembargq, que no obra con la misma eficacia en todos los dolores : en los que se OPIO, 113 orijinan de vicios diatésicos, como los osteócopos, es inferior al mercurio, i sobre todo al yoduro de potasio que atacan el virus sifilítico ; ien las neuraljias pe- riódicas o palúdicas, son superiores la quina i el arsé- nico por su acción electiva. Otros dolores ceden a los revulsivos, a los antiespasmódicos, a los antiflojísticos &c. pero con todo, se reconoce la propiedad calmante del opio, como una de las que lo hacen mas precioso. En las neuraljias i el reumatismo, en que el dolor es la enfermedad o el síntoma principal, la morfina es mas eficaz. El opio se emplea en el tratamiento de varias en- fermedades, i es especialmente útil como sedante del eretismo nervioso o vascular. Ha tenido crédito en la disenteria, i Sydenham dijo que de todos los medicamentos, ninguno habia mas universal ni mas eficaz que el opio. Los hechos no han confirmado del todo el juicio del ilustre médico inglés. Es verdad que calma los dolores intestinales i produce estreñimiento, en lo cual se supone que está el peligro ; porque ántes de contener las depo- siciones, es conveniente modificarlas, i el opio no las modifica sino las contiene. Las secreciones mórbidas de los intestinos deben tener su curso dentro de cier- tos límites, i no es prudente suspenderlas brusca- mente, porque hai peligro de terminación mas grave. Así pensaba Hipócrates, i entre los prácticos moder- nos Zimmermann, Stoll i D. de Savignac. Desde luego se reconoce que son preciosos sus principales efectos, i bastan muchas vezes para la curación de las disenterias leves i diarreas en jeneral. En el período agudo de las disenterias graves o epi- démicas debe aprovecharse solamente para hacer to- lerables otros medicamentos, como los evacuantes i la 114 CAPITULO VI. ipecacuana, que suelen calmar los dolores intestinales con mas seguridad que las preparaciones opiadas, tanto mas a beneficio de la tolerancia a que estas contribuyen. Para moderar la diarrea que prolonga la enfermedad, puede emplearse con mas confianza a mayores dosis, i al esterior en unciones sobre el vien- tre. Las preparaciones mas usadas son el estracto i el láudano. En la diarrea aguda obra bien, ya se administre en pociones o lavativas. En la crónica es ménos se- guro; porque aunque la modera o suprime al princi- pio, se reproduce i es preciso ocurrir a otros medica- mentos Calma la gaslraljia i contiene el vómito, a dosis moderadas; las superiores mas bien lo provocan. La úlcera del estómago, según Brinton, se modi- fica por el opio, no solo como sedante, sino como ajen- te que puede detener el trabajo de destrucción que caracteriza esta enfermedad, Brinton lo administra unido, al polvo de quino, cuando el vómito es modera- do o domina la diarrea; pero si el vómito es abun- dante a pesar de este polvo con el subnitrato de bis- muto, administra píldoras de estracto de opio con notable suceso. Produce buenos resultados en la peritonitis pro- vocada por la rotura de tumores hepáticos, o por la operación de la paracentésis, en los cólicos hepático i nefrítico, i en la reducción de las hérnias, a altas do- sis, repetidas según la gravedad de los casos. Se emplea con buen suceso en la tos que proviene de inflamación aguda de la mucosa de los órganos res- piratorios, o de su eretismo nervioso. En la de la bron- quitis crónica i de la tisis pulmonar es ménos segu- ro ; procura alivio al principio, pero después es preciso aumentar las dosis para obtenerlo, hasta que no sea prudente elevarlas. Con efectos satisfactorios se ha administrado en el asma espasmódico, unido a la belladona o al estramo- OPIO 115 nio unas vezes, i otras al haschich ; aunque pudiera decirse que estos narcóticos tuvieran la principal parte. En el sarampión i viruelas obra con feliz éxito. Sydenham lo consideraba específico tan precioso en las viruelas confluentes, como la quina en las fiebres intermitentes. Otros médicos del siglo XYIII lo han encomiado del mismo modo en tal enfermedad. Modera la tos del sarampión, lo mismo que la dia- rrea, la cual es prudente no contener, cuando se pre- senta al momento de la erupción, raiéntras no sea mui abundante o no pase de uno o dos dias. En la escarlatina puede ser mas bien perjudicial este medicamento. Se aprovecha en varias neurosis su propiedad cal- mante de la escitabilidad nerviosa. Trousseau i Pi- doux han obtenido buenos resultados en la corea, a dosis de 5 centigramos a 1 gramo al dia. Prescriben 3 centigramos cada hora, hasta que se calman los movimientos convulsivos i empiezan los efectos estu- pefacientes, que se sostienen por ocho dias ; se sus- pende el tratamiento para aplicar algunos baños, i se empieza de nuevo. Los mismos lo han empleado con buen suceso en el temblor mercurial, aun a mayores dosis de 5 a 15 centigramos cada hora. En estas neurosis se ha admi- nistrado, por la analojía que tienen con el d-elirium tremens, en el que se habia aplicado con buen éxito a altas dosis, desde tiempos anteriores. El tétano, una de las neurosis mas graves, se ha combatido con el opio a dosis mui altas. Varios prácti- cos ingleses del siglo XYIII, mencionan curaciones con enormes dosis de opio, hasta 620 gramos de láudano, en muchos dias seguidos, sin accidentes, cantidad fiue sobrecojeria al médico mas audaz de nuestros dias ; aunque se debe tener presente, que es.la enfer- medad en que se tolera mejor este medicamento, como lo habia observado Chillen. Seguramente por 116 CAPITULO VI. haberse empleado dosis inferiores, no se han obtenido después los mismos efectos. Se administran de 10 a 15 centigramos cada 3 a 4 horas, i si el trisrno no lo permite, en lavativas o por el método endérraico. Un médico del Canadá, según Trousseau i G-risolle, prescribe con buenos re- sultados, la afusión fria prolongada hasta el síncope, después de la cual se envuelve al enfermo en frazadas calientes, i se le da vino caliente con una dosis mui alta de opio. La medicación se repite luego que se presenta nuevamente la rijidez, hasta terminar la cu- ración. Cuando el tétano es traumático, que es lo mas común, se aplica también el opio, o mejor la morfina, a la herida que causa la enfermedad. Calma los accidentes convulsivos de la epilepsia i eclampsia, cuando se presentan de una manera insó- lita, pero no impide que se reproduzcan. El histerismo se modifica por el opio unido a los antiespasmódicos, a dosis en relación con los acci- dentes espasmódicos, sin temor, en jeneral, de elevar- las, pues el organismo en estados semejantes, tolera mas fácilmente los narcóticos. La escitacion i el dolor que acompañan las heridas graves, u operaciones quirúrgicas, muchas vezes con delirio i temblor, se calman con las dosis de 5 a 10 centigramos cada média hora, elevándolas, si fuere necesario, hasta el narcotismo. Se considera que al calmar el dolor, se modera la fluxión. Del mismo modo cede la escitacion o temblor, por el temor de una próxima operación quirúrjica en órganos delicados, como los jenito-urinarios; i al efecto conviene administrarlo, algunas horas ántes, a dosis moderada. En el reumatismo apirético se ha administrado a alta dosis, i con mas eficacia la morfina por el método endérmico. Corrigan lo ha empleado en el articular agudo, a la dosis de 50 a 60 centigramos al dia, acompañado de aplicaciones tópicas de aguardiente OPIO 117 alcanforado, o esencia de trementina. Owen ha pres- crito un método que consiste en tomar cada 4 horas 3 centigramos de opio i 1 gramo 20 centigramos de nitro, dosis que se duplica cada tres dias. En el caso de supresión de orina, se prefiere el zumo de limón puro, medio cuartillo al dia. Las inyecciones acuosas con el estracto o el láu- dano, contribuyen a la terminación de las blenorra- jias francamente inflamatorias. El mismo resultado puede obtenerse con las inyecciones, respecto de los dolores uterinos que provengan de inflamación, de neuraljia, o que sean precursores de aborto. Dubois usaba las lavativas laudanizadas repetidas, tanto para contener el aborto, como para fijar los límites norma- les de las contracciones uterinas en el parto. Conviene también este medicamento, en la amenorrea que se acompaña de conjestion uterina estraña a la clorosis. Las preparaciones laudanizadas se emplean en las inflamaciones agudas del ojo, activan la absorción de los productos morbosos i la cicatrización de la cornea; pero se debe tener presente que el opio aumenta la contractilidad del iris, i así, al hallarse afectado éste, seria preferible la belladona. La propiedad que tiene el opio de provocar la dia- forésis, lo hace ritil en la hidropesía, i la de disminuir o suprimir las secreciones de las mucosas, se puede aprovechar en la cistitis crónica, diabetes sacarina, hemoptisis, salivación mercurial i metrorrajias, espe- cialmente las que provienen del parto o aborto. El opio fué antes recomendado con encomio en las fiebres intermitentes. En nuestros dias no tiene reputación de febrífugo, i evidentemente no seria comparable, como tal, a otros medicamentos. En la fiebre tifoidea fué también recomendado por Cullen, Hufeland &c. Después ha sido desechado por prácticos no ménos distinguidos, como Bretonneau i Chomel. Trousseau i Pidoux lo creen ritil en los casos de perforación intestinal, i asociado a la quina para 118 CAPITULO VI. combatir la diarrea rebelde que subsiste a vezes al fin de esta enfermedad. De resto, dicen que les ha pro- ducido siempre mal resultado. Como correctivo de otros medicamentos, presta servicios importantes. Por su asociación, el emético, las preparaciones arsenicales i mercuriales, los yodu- ros, la quinina &c. se toleran i obran con mayor acti- vidad. Su influencia evita o modera perturbaciones, como el vómito i la diarrea, que harían incierta la acción terapéutica. Convencido de esta verdad Eisenmann, médico bávaro, ha formulado la siguiente lei terapéutica : 11 Todos los remedios heroicos adquieren mayor vir- tud curativa, i pierden de su propiedad tóxica, cuan- do se les asocia un poco de opio.” Seguramente por su asociación con otros medica- mentos, se le han atribuido efectos que pueden corres- ponder a éstos mas bien, como respecto de la sífilis por su unión con el mercurio. Las preparaciones de opio mas usadas son : los estractos, la tintura, los láudanos i los jarabes. La triaca iel diascordio lo contienen, lo mismo que su estracto las píldoras de cinoglosa i los polvos de Dower, El estracto acuoso se prepara por medio de ma- ceraciones de l parte de opio en 12 de agua des- tilada ; la primera en 8 de agua durante 24 horas, i el residuo en las 4 restantes por 12 horas. Se reú- nen las soluciones, se filtran i evaporan en baño de maría hasta la debida consistencia. Se administra a OPIO 119 la dosis de 2 centigramos a 2 decigramos, en píldoras o pociones. Para el estrado alcohólico se emplea el alcohol a 21° de Cartier. La tintura es la maceracion de 1 parte de opio en 12 de alcohol a 22°, durante ocho dias. Se adminis- tra de 5 a 30 gotas, que representan 10 centigra- mos de estracto. El láudano de Sydenham, según el Codex fran- cés, se compone de Opio 40 Azafrán 20 Canela concuasada 7 « Clavo f d Vino de Málaga • . . . 320 Se maceran el opio con el vino por 15 dias, aji- lando la mezcla ; se esprime i se filtra el producto. La dosis es desde 1 gota en el niño de pechos, hasta 40 o mas gotas en el adulto. 75 centigramos, o sean 20 a 22 gotas, equivalen a 5 centigramos de estracto. El láudano de Rousseau se compone así: Opio 5 Miel blanca 15 Levadura de cerveza 1 Alcohol a 60° 5 Agua caliente 75 Disuelto el opio en el agua, se agrega la miel i la levadura; se fermenta, en un matras, a 25°; concluida la fermentación, se filtra i evapora en baño de maría, basta que todo el licor quede reducido a un peso de 15; déjase enfriar y se agrega el alcohol, i después de 24 horas se filtra. Es 3 vezes mas activo que el de Sy- denham. 120 CAPITULO VI, El jarabe de opio o tebaico contiene 1 de estracto en 4 de agua destilada i 495 de jarabe simple. 20 gramos de este jarabe equivalen a 4 centigramos de estracto, ise administran de 10 a4O gramos. jara- be de carabé se compone de 200 de aquel i 1 de espí- ritu de succino. El jarabe de diaccodion se prepara con las cápsu- las de la adormidera sin las semillas, en la proporción de 1 por 6 de agua caliente, que se filtra después de diez i ocho horas de infusión, i se hace el jarabe con 6 de azúcar; pero lo mas común es hacerlo con 1 de es- tracto de opio, 9 de agua destilada i 1,990 de jarabe simple. 20 gramos contienen 1 centigramo de estracto, o sea 4 vezes ménos activo que el jarabe de opio. Cada píldora de cinoglosa se compone de: Estracto de opio 1 Semillas de beleño > 2 centigramos. Corteza de raiz de cinoglosa... ) Mirra - - 3 Olívano 24 miligramos. Azafrán 6 Castóreo 6 Jarabe simple 7 centigramos. Se toman 2 a 4 al dia. Los polvos de Dower contienen: Sulfato de potasa. ) , Nitrato de potasa f Ipecacuana •' ) Polvo de regaliz > 1 Estracto de opio, seco i pulverizado ) 1 gramo contiene 9 centigramos de estracto de opio i 9 de ipecacuana. La triaca, mezcla de mas de 140 sustancias, algunas de propiedades opuestas, ha tenido reputación desde los primeros siglos de la era cristiana, por atribuírsele virtudes maravillosas. Su preparación era asunto de OPIO, 121 solemnidad oficial, según espresa Lapasse en su Con- servation de la vie. En Yenecia asistían a ella los jefes de la República. Sus efectos se han atribuido especialmente al opio, que con la canela i la pimienta lo contiene en mayores cantidades. Al presente han quedado reducidos sus componen- tes a 60, i casi no se usa, pues no corresponde a su antigua reputación. Trousseau i Pidoux dicen que aunque se han exajerado singularmente las virtudes de estas mezclas estravagantes, triaca i diascordio, es preciso convenir en que se obtienen con ellas algunas curaciones, que no habrían podido conseguirse con el opio. La triaca se ha prescrito especialmente contra las fiebres de mal carácter, en el sarampión i las viruelas confluentes cuando hai retroceso de la erupción i se siguen perturbaciones graves; i mejor en los casos de abundante diarrea al principio de la erupción. Se ha preferido al opio, unida a los ferruj inosos, en las gas- tralgias i enteraljias, sobre todo las que complican la clorosis, a la dosis de 1 a 2 gramos. El diascordio es también útil por el opio i sus- tancias astrinjentes que contiene, especialmente en la diarrea crónica, a la dosis de 1 a 2 gramos. Las propiedades del opio se derivan de sus princi- pios activos, i se reconocen tres jéneros: la soporífera, la convulsiva i la tóxica. Como soporífera, la narceina ocupa el primer lagar, la morfina el segundo i la codeina el tercero. Los demas alcaloides carecen de esta propiedad. En calidad de convulsivos, la tebaina es superior, luego la papaverina, narcotina, codeina i morfina; i su fuerza tóxica se halla en esta gradación: tebaina, codeina, papaverina, narceina, morfina i nar- cotina. Los principales alcaloides son: 122 CAPITULO YI. DESCUBRIDOR. COLOR, SABOR. SOLUBILIDAD. CRISTALIZACION. CON LOS REACTIVOS. Morfina Sertuerner. 1816. Blanco. Amargo. En el alcohol i amo- niaco j insoluble en el éter i agua. En agujas pris- máticas. El ácido nítrico le da color rojo; azullas sales férreas, i el ácido sulfú- rico el aspecto del vino. Codeina Eobiquet. 1833. Blanco. Amargo. En el agua, alcohol i éter; insoluble en el amoniaco. En prismas. Con el ácido nítrico no da color rojo, ni azul con las sales férreas. Narco tina... Derosne. Blanco. Insípido. En el alcohol i éter calientes; casi insolu- ble en el agua. En prismas romboides. El ácido nítrico le da color amarillo, el sulfú. rico naranjado oscuro. Narceina.... Pelletíer. Blanco. Amargo. Estíptico. En el alcohol i agua; insoluble en el éter. En agujas pris- máticas. Toma color azul con los ácidos concentrados, en los que se disuelve sin saturarlos. OPIO. 123 La codeina, según Cl. Bernard, sigue como tóxica a la tebaina, que ocupa el primer lugar, i como sopo- rífera a la morfina, que ocupa el segundo lugar. Algu- nos la consideran poco activa, i otros tóxica a alta dosis. Fraccionada es calmante como la amapola. Según Barbier tiene acción electiva sobre los pie- jos nerviosos del gran simpático, a la dosis de 5 a 10 centigramos; i así seria útil en las gastraljias i ente- radlas. La narco-tina, por los esperimentos de Cl. Bernard, no es soporífera, i es el ménos tóxico de estos alcaloides. Por los esperimentos de Bally, según Trousseau i Pidoux, la narcotina es casi inerte. Stewart i O’Sang- hanesy consideran el clorhidrato de narcotina como sucedáneo del sulfato de quinina, con notable ven- taja, pues no produce cefalaljia ni ajitacion. Según ellos no provoca el narcotismo ni estriñe; es sudorífica i antiperiódica, a la vez que estimula las secreciones i no debilita las fuerzas. La narceina es mas soporífera i tóxica que la mor- fina. Como soporífera ocupa el primer lugar. Sinem- bargo, produce ménos pesadez i malestar que la mor- fina; los vómitos son ménos frecuentes, la traspiración ménos abundante, i mas bien provoca la diarrea que la constipación. La diminución o supresión de la orina es mas frecuente, sobre todo si se administra a dosis altas. La morfina es la mas importante de estas bases orgánicas. Fué la primera que se descubrió, i por con- siguiente ha sido la mas estudiada. Habla sido halla- da por Ludwig en 1688, con el nombre de magisterio de opio; Seguin i Derosne la descubrieron también, aunque sin comprender su calidad. Sertuerner fué quien en realidad la dió a conocer en 1816. Este alca- loide deriva su nombre de Morfeo, dios del sueno. Ai 124 CAPITULO VI. presente se sabe que es inferior a la narceina como somnífero. A su administración interna, o aplicación sobre el dermis desnudo, se siguen después de pocos dias la sed, inapetencia, vómito, mas común en la mujer, estreñimiento i luego diarrea por su administración interna, i estreñimiento solamente por su aplicación esterna. El calor i sudor aumentan, el pulso i la res- piración se aceleran. La orina mas bien disminuye, sobre todo por su influencia al interior. Comunmente se siente comezón en la piel, que suele empezar en el lugar donde se ha aplicado. Su acción mas notable se refiere al sistema ner- vioso. El narcotismo que produce se acompaña de cefalaljia, contracción de las pupilas, debilidad mus- cular i turbación de los sentidos. El sueño que pro- voca es tranquilo, si las dosis han sido moderadas; no así cuando son mayores, como se ha dicho respecto del opio. El narcotismo se produce según las dosis i la sus- ceptibilidad de los individuos, hasta resultar gravea desordenes por el uso prolongado de los medicamen- tos opiados. Algunos esperimentos inducen a admitir que la morfina obra con mayor enerjía i prontitud por el método endérmico, que por la via del estómago, por hacerse su absorción mas rápida por la piel. Se administra en los mismos casos que el opio, a dosis proporcionalmente menores, en píldoras, solu- ciones o jarabe; o bien se aplica por el método endér- mico en las neuraljias i reumatismo. El método endérmico es una preciosa adquisición de la terapéutica. Se obtienen por este medio mas seguros resultados que con el opio i la misma morfina al interior. La aplicación se hace sobre el dérmis descubierto por medio de un cáustico, en un lugar inmediato al del dolor. Por lo común se emplea el clorhidrato o OPIO. 125 sulfato en solución o pomada, a la dosis de 1 a 15 centigramos, según la susceptibilidad especial, o la rebeldía del dolor. Debe tenerse presente que su ac- ción no dura mas de veinticuatro horas, a fin de repe- tir la curación, i por algunos dias después de la cesa- ción del dolor en las neuraljias rebeldes. De este modo obra con buen suceso en el reumatis- mo local sin fiebre, lo mismo que en el articular agudo, haciendo dos curaciones al dia. En el jeneral apiré- tico, sin tumefacción, ha parecido preferible el opio al interior, a altas dosis. La morfina es la base de algunas sales. El clor- hidrato es blanco, amargo, soluble en el alcohol i poco en el agua. Es la sal que se usa con mejor éxito en el método endérmico. El sulfato es soluble tam- bién en el alcohol i agua hirviendo, lo mismo que el acetato, que se descompone fácilmente, por lo cual se considera infiel i se usa poco. La apomorftia es un nuevo compuesto alcalino, formado por la morfina i el ácido clorhídrico concen- trado. Provoca el vómito, tanto por la via del estó- mago, como por inyecciones hipodérmicas. En el envenenamiento por el opio, por la morfina o sus sales hai delirio maniático, convulsiones i coma; i se distingue del producido por otros narcóticos, como la belladona, en el prurito de la piel, los sudores, el es- treñimiento, los vómitos verdosos, i sobre todo por la contracción de las pupilas. Evacuada la sustancia tóxica por un vomitivo como el emético, administran algunos médicos una solución de yoduro de potasio yodurado; aunque se reconoce que no hai, hasta ahora, un antídoto seguro de los narcóticos, i que tanto aquel, como la nuez de agalla, el tanino, el bromo, el alcanfor i los ácidos han sido impotentes, pareciendo, no obstante, mejor el 126 CAPITULO VI. tanino respecto del opio, por el compuesto menos ve- nenoso que forman. Para combatir el narcotismo, Boucliardat tiene confianza en las fuertes infusiones de café alcoholiza- das, sin azúcar, porque las bebidas que contienen esta sustancia, dice, permanecen mas tiempo en el tubo dijestivo i retardan la absorción. Se ha dicho que el antagonismo entre el opio i la belladona se puede aprovechar en estos envenenamien- tos, aunque no siempre se obtiene un resultado favo- rable, En el que produce el opio, se administra la belladona, después de un vomitivo, a alta dosis frac- cionada, en relación con sus efectos, sobre todo con el estado de la pupila. Algunos pueblos orientales hacen grande consumo -de opio, por la costumbre de fumarlo i aun comerlo, para procurarse deliciosas fruiciones. Para la intelijencia de este asunto trascribimos del número 1171 de la “Parte literaria ilustrada del Correo de Ultramar” lo siguiente: “L’JEsplorateur acaba de publicar un artículo mui interesante acerca de los consumidores de opio i de haschisoh. La Siria i el Ejipto son los países en donde se ha desarrollado mas esta funesta costumbre. Los datos que damos a continuación demuestran los peligros que corre el organismo al crear semejantes paraísos artificiales. “Los sitios en que se sirven estos narcóticos son miserables albergues que carecen de aire i de luz, i que están abiertos al público desde las seis de la ma- ñana hasta las diez de la noche. A lo largo del muro hai divanes de piedra cubiertos de estera de paja. Un débil rayo de luz entra por la puerta, i alguna vez la sala está alumbrada por una lámpara de petróleo. “ Los fumadores de opio que frecuentan estos es- tablecimientos llegan jeneralmente de dos en dos, i se OPIO, 127 sientan o se acuestan sobre las esteras. Uno de los dos toma un poco de tombeki (tabaco hecho con los ner- vios de las hojas), i después de amasarle i de unirle una pequeña cantidad de uvate, se introduce esta pasta en el narghilé o pipa oriental. “ A esta mezcla se añade un pedazo pequeño de opio hecho polvo, del tamaño de un guisante, que se cubre de un poco de tombeki. Sobre toda esta pasta se colocan algunos carbones encendidos. Después que el fumador ha aspirado dos o tres vezes, pasa su nar- ghilé a su compañero, el cual, después de hacer algu- nas aspiraciones, se la devuelve, continuando de este modo hasta que logran quedar dormidos. El humo se aspira como se hace con el aire i se respira por la nariz. “En un principio los fumadores hablan mucho, pero tardan poco en callarse i casi siempre se apodera de ellos una risa forzada, sin saber por qué. “ A estos síntomas se sucede un abatimiento i un aturdimiento, que se revelan por la palidez mortal que cubre el semblante. Entonces el fumador cae en un sueño profundo, que algunas vezes dura muchas horas. “ Los fumadores de haschisch mezclan esta sus- tancia con el tombeki que contiene su narghilé, i lo fuman como se hace con el opio. Algunas personas toman el haschisch i el opio bajo la forma de píldoras i los mezclan con miel o azúcar. “ Cuando un árabe o un kurdo se entrega al opio o al haschisch, sucede lo mismo que con los que co- men arsénico o beben aguardiente, que es casi impo- sible que se corrijan de este defecto. Cuando están cerca de esta clase de albergues en donde se vende opio, se ven tan sobreescitados i ejerce sobre ellos una tentación tal, que en vano tratan de resistir. “ Cuando se abusa demasiado de estas drogas, las facultades morales i físicas se debilitan, i los fumado- res no retroceden ante el crimen con tal de encontrar el medio de satisfacer su funesta pasión. 128 CAPITULO VI. “ En un principio la cantidad que se toma es su- ficiente para que el fumador se encuentre en un esta- do de sopor i de insensibilidad a las impresiones este- rtores, i sienta una sensación de bienestar a la vez que su imajinacion se halla en la mas completa sobreesci- tacion, caracterizada por pensamientos o imájenes eróticas; pero estos efectos cesan, i para que se repro- duzcan es preciso ir aumentando progresivamente la dosis; i de este modo puede llegarse a una cantidad considerable. “Los efectos de este veneno lento se hacen notar por síntomas que le son característicos. “ Los comedores de opio se distinguen ordinaria- mente por su aire abatido, su semblante amarillento i lívido, su falta de apetito i el temblor a que están sujetos todos sus miembros. “En este estado la intelijencia del fumador se apaga, la memoria i el juicio se pierden, i la indife- rencia viene poco a poco a ser mas completa para las impresiones esteriores, cayendo después el enfermo en un estado completo de idiotismo. Solo con el uso del narcótico puede esperimehtar, aunque momentánea- mente, un bienestar moral i físico. “ Los consumidores de opio concluyen por caer en un estado de marasmo que termina con la muerte.” No obstante, leemos en el número 1166 del mismo periódico: “En un informe emitido por el vicecónsul inglés King, con motivo de una espedicion que acaba de realizar por la provincia de Kewkiang, con el objeto de estudiar su comercio, cuenta que al recorrer los rios de Szechnen i del alto Lungtzee, tuvo que entrar en relaciones con los barqueros de los juncos, abordo de los cuales hizo su viaje. Todos eran adultos, dice el cónsul, i fumaban continuamente opio, i léjos de ser- les perjudicial, parecía por el contrario que les era favorable a la salud. Se dice que el opio quita el ape- tito, que el sueño natural es reemplazado por un completo entorpecimiento, i que en la mayor parte de OPIO 129 los casos produce la locura i hasta la muerte, i sinem- bargo, estos marineros estaban gruesos, comían como cuatro, trabajaban estraordinariamente i muchas ve- zes lo hacían con el agua hasta la cintura. Todos gozaron de buena salud siempre, i muchos fallecieron a una edad avanzada. El piloto era el que mas fuma- ba, i no obstante, jamas se le vio soñoliento o embru- tecido por el narcótico, sin que nunca deseara des- cansar de sus fatigas, sino a las horas de la comida i las dedicadas al descanso. Fuera de estos momentos siempre se le vió al lado de la caña del timón, i durante todo este tiempo, cuando dejaba la pipa, se ponía a mascar una mistura compuesta de azúcar i opio.” Entre los chinos el opio es un artículo de comer- cio importante, por la costumbre de fumarlo, que ha tomado incremento desde principios de este siglo, hasta convertirse en una necesidad imperiosa, A este resultado ha coadyuvado la Compañía de las Indias orientales, según Cantú, por convenir a sus intereses. Comprendiendo que al percibir en nu- merario sus inmensas utilidades (mas de seis millones de libras esterlinas en esa época), agotaría toda la mo- neda del pais, determinó exijir en su lugar una espe- cie comercial i obligó a los naturales al cultivo de la adormidera, en lugar del trigo que cultivaban: el opio se cambia por té en la China para venderlo en Europa. De esta manera aumentó la introducción del opio en la China, i por el abuso que se hizo prohibió su comercio el emperador Kia-King, con penas hasta del destierro i la horca; pero la prohibición aumentó el consumo; en 1827 fué ya de 9,535 cajas, por valor de 1.050,561 pesos, i en 1832 de 23,603 cajas por 16.273.574 pesos. Poco le importaba a la Compañía el abuso de este narcótico; i aunque hacia el contrabando, pretendió en vano que se derogara la prohibición. Las autori- dades chinas se indignaban cada vez mas, hasta oriji- narse la guerra de 1840, que terminó con ventajas 130 CAPITULO VI. para los ingleses por el tratado de 29 de agosto de 1842, en virtud del cual quedó obligada la China a ceder la isla de Hong-Kong, pagar a la Gran Bretaña 21 millones de pesos, abrir a los europeos los puertos de Cantón, Amoy, Fochu-fu, Ning-po, Sanghay, i amnistiar a los súbditos, sin referirse en nada al opio. El comercio de este artículo ha seguido en pro- greso. Según la Memoria comercial que el represen- tante español en el Celeste Imperio ha remitido al Mi- nisterio de Estado, correspondiente a 1873, el comer- cio del opio procedente de la India i Hong-Kong, fué de 40.637,759 pesos, 1.373,629 mas que en el año anterior. Concretando : 1. El opio se ha estraido especialmente del papaver somntferum en algunos países del Oriente, por lo común impuro, entre otras causas por la imperfección de su preparación; 2. Al fin se ha comprendido la necesidad, parti- cularmente en Francia, del cultivo intelijente de la adormidera, i se ha obtenido un opio superior al oriental; 3. Sus propiedades soporíferas fueron conocidas desde la antigüedad; pero su importancia data desde el periodo de la medicina árabe; 4. Obra especialmente como estupefaciente : embota la sensibilidad, facilita la traspiración, dismi- nuye las secreciones interiores, sus dosis moderadas provocan mejor el sueño, i es preciso su aumento progresivo para sostener los mismos efectos; 5. La mujer, i sobre todo el niño, son mas sus- ceptibles a su influencia; 6. Entre el opio i algunas soláneaa hai antago- nismo; 7. El opio es anodino, ájente curativo, i correc- tivo de otros medicamentos; 8. Como anodino parece que tuviera acción elec- tiva, aunque en los dolores que provienen de ciertas enfermedades diatésicas, son superiores los medica- mentos especiales; OPIO, 131 9. Conviene en la disenteria grave, luego que han sido modificadas las deposiciones por otros medios: es mas seguro en la disenteria benigna, diarrea aguda, vómito i cólico de plomo; 10. Es también útil en algunas afecciones del apa- rato respiratorio, como calmante de la tos, lo mismo que en la viruela i sarampión; 11. Se lia empleado con algún suceso en la corea, delirium tremens, temblor mercurial, tétano i reu- matismo articular, a altas dosis, i como tópico en las enfermedades de los ojos i órganos jenitales; 12. Como correctivo hace tolerables los medica- mentos enérjicos; 13. Sus preparaciones mas usadas son los estrac- tos i el láudano de Sydenham: la triaca i el diascordio, de antigua reputación, se usan ménos cada dia; 14. El análisis químico ha descubierto cada diá nuevos principios activos en el opio; la morfina, co- deina, narcotina, narceina &c.; 15. El clorhidrato de narcotina se ha recomenda- do como succedáneo del sulfato de quinina; 16. Son mas importantes la morfina i sus sales, empleadas por el método endérmico en las neuraljias i reumatismos; 17. La contracción de la pupila es uno de los sig- nos que sirven para distinguir el envenenamiento por el opio, de los producidos por otros narcóticos, como la belladona; 18. No hai un antídoto seguro contra el envene- namiento por los narcóticos, i se puede aprovechar, respecto del opio, el tanino i su antagonismo con la belladona; 19. En algunos pueblos orientales se fuma opio i se considera pernicioso este uso, aunque hai ejemplos de su inocuidad ; i 20. Entre los chinos tal costumbre es ya una ne- cesidad imperiosa, oríjen de un comercio importante i de guerras que han abierto a los pueblos occidenta- les el Imperio Celeste. 132 CAPITULO Vil. QUINA. Se conoce con este nombre la corteza de los árbo- les del jénero cinchona de la familia de las rubiáceas, que forman bosques en la cordillera de los Andes, desde los 10° de latitud norte, hasta los 19 de latitud sur, en los territorios de Bolivia, Perú, Ecuador, Co- lombia i Venezuela, a una altura de 1,600 a 2,400 metros sobre el nivel del mar; sinembargo, algunas especies se encuentran a una altura de 3,270 metros, i otras a 1,200. La zona de las quinas no es igual- mente rica; las mejores especies se encuentran en Bo- livia, Huanuco, Cuzco, Loja i en varios lugares de Colombia. En la primera época de este importante medica- mento se usaron los polvos, sin conocerse la corteza ni los árboles de donde se estraia. Fué un siglo des- pués, en 1737, que La Gondamine, en su célebre viaje a medir un arco del meridiano, visitó a Loja i descu- brió el primero la planta. José Jussieu, que lo acom- pañaba, esploró una rejion mas estensa e hizo estu- dios detenidos de varias especies en el Perú i Bolivia. En 1776 comisionó el Gobierno francés a Dombey para herborizar quinas, previo el asentimiento del Gobierno español, quien demoró al comisionado fran- cés hasta que designó para un encargo semejante a los botánicos Ruiz i Pabon. Dombey herborizó en el Perú i Chile, i se sabe que la misión de Ruiz i Pabon fué fructuosa respecto de las quinas del Perú, principal- mente del distrito de Huanuco. Después de su regreso a España en 1789, continuaron sus trabajos sus dis- cípulos Tafalla i Manzanilla. QUINA. 133 Hacia la misma época, en el antiguo vireinato de Hueva Gira nada, la espedicion botánica presidida por el ilustre Mútiz, esploraba los bosques de los Andes i descubría especies importantes. Humboldt i Bompland, en su viaje a las rejiones intertropicales de la América, descubrieron especies nuevas i agregaron nociones preciosas sobre la distri- bución jeográfica de las quinas de la Hueva Granada, del Ecilúdor i de una parte del Perú. Seguiremos en parte a los señores Planchón i D. de Savignac en sus luminosos artículos “ Quinquina” i “Quinine,” del Dictionaire encyclopedique des Sciences medicales. Linneo fué el primero que clasificó las quinas en el jénero cinchona, en honor de la condesa de Cinchón, vireina del Perú, por la especie que llevó a Europa La Condamine; pero le dió una estension tan vasta, que comprendía especies que no producían la verda- dera corteza. Esta clasificación subsistió hasta que I)e Candolle, Endlicher, Klotzsch, Weddell i otros botánicos europeos i americanos, que han hecho estu- dios especiales en ios mismos lugares donde se produ- cen, han fijado los caractéres del jénero, conforme se le admite al presente, aunque exije nuevos estudios por las diferencias que imprimen los climas i otras causas que pueden inducir a error en la determina- ción de las especies. Weddell ha propuesto una clasificación por estira pes, subdivididas en especies i suhespecies, varieda- des i subvariedades. Planchón admite 35 especies, algunas subdivididas en variedades. Las mas nota- bles por la riqueza de sus principios son; La cinchona ojicinalis, Condamínea, de Weddell,. (la gris): fué la que sirvió a Linneo para astablecer el jénero, i la primera conocida en Europa. Esta es- pecie ha sido subdividida en muchas variedades, algu- nas mui solicitadas: la uritusinga de Pabon, que lle- vó La Condamine a Europa i describió con el nombre 134 CAPITULO VII. de quina-quina, casi estinguida; la Bomplandina de Howard i la chahuar quera de Eniz i Pabon. La cinchona lancifolia, de Mútiz, es una de las especies mas importantes. Sus elevados árboles crecen en territorio colombiano, en el ramal oriental de los Andes, entre los 2o i8o de latitud norte, a una altura de 2,500 a 3,000 metros sobre el nivel del mar. Esta especie, que algunos botánicos consideran como una variedad de la cinchona officinalis, ha sido subíívidida en muchas variedades, a las cuales corresponden las cortezas conocidas con el nombre de quina amarilla naranjada, de Mútiz, i está casi estinguida. La cinchona pitayensis, de Weddell, árbol de 20 metros de altura, es la quina de Pitayó i Ahnaquer en Colombia, rica en quinina, i estinguida ya. La cinchona calisaya, de Weddell, se halla en las provincias setentrionales de Bolivia i en la de Cara- baya del Perú, en muchas variedades, a una altura de 1,500 a 1,800 metros. La cinchona scrohiculata, de Humboldt i Bom- pland, se halla en Jaén, Cuzco i Carabaya, entre los 4 i 19° de latitud sur, i sus árboles de 15 a 20 metros suministran la quina roja de Cuzco. La cinchona peruviana, de Howard, crece en Cuchero, i provee de las cortezas llamadas huanucos en. el comercio. La cinchona nítida, de Ruiz i Pabon, crece de 12 a 20 metros en las altas montañas de Huanuco, Cu- chero &c. hácia los 10° de latitud sur. La cinchona micrantha, de los mismos, de 6 a 10 metros de altura, especie importante de Huanuco i Carabaya, suministra la quina de Huanuco o de Lima, i se divide en variedades, algunas ricas en alcaloides, como la micrantha huanucensis i la calisayoides. La cinchona ovata, de los mismos, en dos varieda- des principales, se refieren a árboles de poca altura que se hallan en Bolivia i la parte meridional del Perú, i una de tales variedades da las cortezas llamadas to- jas i huanucos rodados. QUINA 135 La chichona cordifolia, de Mútiz, la forman mu- chas variedades, que se refieren a árboles de grandes hojas ovales, a una a ltura de 1,700 a 2,700 metros, i dan cortezas de calidad inferior, conocidas con el nombre de quina de Maracaibo. Ha sido la especie mas abun- dante, pues se baila desde el territorio colombiano basta el del Perú. La chichona succirubra, de Pabon, mui semejante a la anterior, se encuentra en Huaranda en el Ecuador, en una área de poca estension, a una altura cuyo límite superior corresponde, con escasa diferencia, al inferior de las otras especies. Suministra la preciosa corteza llamada quina roja verdadera. Las cortezas han sido clasificadas primitivamente en grises, rojas, amarillas i blancas. La gris, comprende la cinchona Condamínea, la scrobicnlata, la estoposa i la macrocarpa, de Pabon, la cascarilla peruviana, la micrantha, la purpúrea i la glandulifera. Estas cortezas son mas astrinjentes que amargas, contienen mas cincbonina i poca o nin- guna quinina. Las quinas rojas, mui amargas i astrinjentes, con- tienen quinina i cincbonina, i comprenden la variedad de cortezas rojas, que suministran en su mayor parte la nítida de Ruiz i Pabon, las rojas de Cartajena, naranjada, verrugosa &c. Las amarillas son mas amargas que astrinjentes, i contienen mayor cantidad de sales de base de cal i de quinina. Estas quinas son las mas apreciadas en la medicina, i comprenden algunas variedades de la calisaya de Weddell, la naranjada de Mútiz, que se estrae de la lancifolia, la de Pitayó ila leñosa, que se estrae de la Condamínea. En fin, las blancas contienen alguna cincbonina i 136 CAPITULO YII. son poco febrífugas. Estas quinas se estraen princi- palmente de algunas variedades de la ovata de Kuiz i Pabon, de la pubescens de Yahl, de la cordifolia &c. Esta clasificación es defectuosa, porque pueden reunirse cortezas de especies diferentes i separarse aun las de una misma planta, pues el color de la cor- teza del tronco puede ser diferente de la de los ramos i ramillos, como sucede con la calisaya, en la cual la corteza del tronco i ramos es amarilla, i gris la de lo? ramillos. La clasificación según la distribución jeográficA, en quinas de Colombia, del Ecuador &c. que parece la mejor, presenta inconvenientes semejantes. Parece mas aceptable la propuesta por Weddell, por grupos basados en la estructura de las cortezas. Este quinólogo baestablecido tres tipos; el déla cali- saya, el de la scrobiculata i el de ]a pubescens. El tipo de la calisaya representa mejor el jénero, i las cortezas que contienen mayor proporción de alcaloides; el de la pubescens representa las especies ménos ricas, i que se confunden con las del jénero cascarilla o falsas quinas. Estos tipos son los mas caracterizados, alre- dedor de los cuales se agrupan las especies mas opuestas. No hai acuerdo acerca de la parte de la corteza donde se hállenlos alcaloides,. En concepto de Wed- dell, la quinina se halla en el líber, o sea en el tejido ce- lular interpuesto en las fibras de aquel, i la cinchonina en la túnica celular propiamente dicha; pero según los esperimentos de Howard, confirmados por Elüc- kiger i Caries, la quinina particularmente se encuen- tra en las capas peridérmicas, i así las quinas mas ricas tienen menos desarrollado el líber. La fractura de las cortezas indica aproximada- mente su proporción de alcaloides; la superficie de la fractura erizada de puntos, manifiesta la rica propor- ción de quinina; si tales puntos son prolongados, la corteza contiene ménos quinina; i si tiene un aspecto QUINA 137 Jihrinoso liácia el interior, se puede juzgar que es ma- yor la cantidad de cinchonina. Las quinas que se espresan a continuación son las mas apreciadas por sus alcaloides; gramos. Calisaya gruesa 30 a 32 6a 8 delgada 15 a2O 8a 10 Ovata i mierantha Lancifolia gruesa 30 a 32 3a 4 delgada 38 Pitayensis 25 a 40 Succirubra o roja verdadera 20 a 25 10 al 5 Por un kilogramo. quinina, cinchonina. La quina de quinidina, variedad déla lancifolia, da 3,5 de quinina, 2,7 de cinchonina i 19,5 de quinidi- na. Las cinchonas palton, peruviana, scrobiculata, cordifolia, pubescens, lacumefolia i la leñosa de Car- tajena, dan una proporción inferior de alcaloides. Las otras especies son ménos apreciadas: algunas contie- nen cinchonina, i lijeros residuos de quinina mui pocas de las que no se mencionan. Para la averiguación de la proporción de alcaloi- des, se ocurre a la operación llamada ensayo, pues el aspecto esterior no basta a dar una nocion pre- cisa de la cantidad de sus principios activos, sobre todo de la quinina, cuya proporción fija su valor en el comercio. Las quinas falsas aparecieron a virtud de la acti- va demanda, suministradas por el fraude, e impropia- mente llamadas así, porque no pertenecen al jénero cinchona, ni contienen quinina ni cinchonina. Se es- traen de los jéneros portlandia, exostemma, casca- rilla &g. i se distinguen de las verdaderas cortezas por la dureza i tenacidad que les da la naturaleza mui leñosa de su líber. 138 CAPITULO VIL La quina es uno de los productos americanos de comercio importante. El conocimiento de la planta, la estraccion i empaque de su corteza, exijen cuida- dos especiales, que constituyen la industria de los quineros. Se corta el árbol cerca de sus raizes, se le quitan los bejucos o enredaderas, i se estrae la corteza por medio de incisiones longitudinales. La del tronco i gruesos ramos se espone al sol, luego se colocan unas sobre otras i adquieren la forma plana; las de los ra- millas se esponen asimismo al sol i toman la forma cilindrica. El empaque se hace en sacos de tela fuerte, que se cubren comunmente con cueros de res o zurrones. La corteza se pulveriza en varios lugares de esplotacion, para empacarla en sacos de fique. Los principales lugares de estraccion i esportacion han sido: Loja, en el Ecuador, primitivamente para la cinchona officinalis, agotada ya i reemplazada por especies mui semejantes a ella; i el Chimborazo, para la succiruhra o quina roja verdadera, mui escasa i de alto precio al presente. Cuzco, en el Perú, para cortezas semejantes a las de las calisayas, i Huanuco para las de la cinchona nítida primitivamente, i ahora para las de la 'peru- viana i micrantha, conocidas con el nombre de quinas de Lima. Solivia ha sido la rejion de la calisaya, mui esca- sa ahora. Colombia esporta cortezas acreditadas, i los An- des, que atraviesan su territorio, son de los mas abun- dantes en quinas. La de Pitayó i la amarilla naran- jada, o lancifolia de Mútiz, han sido las principales, agotadas ya o mui escasas, i reemplazadas por espe- cies también mui apreciadas. QUINA 139 Venezuela, por la vía de Maracaibo, ha espertado cortezas procedentes de Colombia, i en menor canti- dad de su mismo territorio. Los empresarios de la estraecion de quinas no han atendido al porvenir de esta producción, i por mui ricos que sean los bosques de los Andes, no mui tarde estarán agotados, por una esplotacion que no tiene otra regla que el espíritu mercantil. A prevención, o por un pensamiento de progreso, se ha trasplantado a otras rej iones este precioso veje- ta!, donde bajo influencias climatéricas semejantes i un cultivo intelijente, sea suficiente a sostener la competencia o a satisfacer la demanda. Los resultados corresponden ya a las esperanzas. El Gobierno holandés, el primero, en 1852, dis- puso su cultivo en la isla de Java; i al efecto comi- sionó a Hasskard, director del Jardin botánico de Buitenzorg para que acopiara en el Perú semillas i plantas, las cuales fueron sembradas en los alrededo- res de Batavia en 1853 i 1854. En 1858 los primeros piés sembrados daban fruto, que servia a multiplicar la plantación. En 1863 el número de plantas se ele- vaba a 1.151,810 de varias especies, entre ellas en pequeño número la calisaya, que daba una corteza superior, i en número considerable la paludiana de Howard, inferior a aquella, por lo cual se ha reem- plazado con especies mejores. El Gobierno inglés ha fomentado también el cul- tivo de las quinas en la India. En 1859, después de los ensayos infructuosos del doctor Boyle, encargó a Markham, de aptitudes especiales, la misión de aco- piar en el Purú i Bolivia semillas i plantas para su aclimatación en la India, i la desempeñó asociado a Spruce, Pritchett, Weir i Cross. Estos esploradores del estenso pais de las quinas se procuraron arbustos 140 CAPITULO VII. i semillas: Markham en las provincias setentrionales de Bolivia i la de Carabaya del Peni, de la calisaya; Spruce la succiruhra en la rejion del Chimborazo; Pritcbett en Huanuco la nítida, la micrantha ila peruviana, o sea la quina gris de ese distrito, i ade- mas la ovata i la purpúrea; i Cross en el Ecuador i Colombia algunas variedades de la cinchona officina- lis, la pitayensis i la landfolia. Para su cultivo se designaron las montañas de Neilgherry, en la costa de Malabar, i mas tarde se estendió a los alrededores de Bengala, a Darjaeling i a Ceylan. Las primeras plantas, después de tan largo viaje, llegaron en mal estado, i se atendió a las semi- llas, sembradas en el Jardín botánico de Ootakamund, para trasladar las plantas a Neilgherry, cuyas semi- llas han servido para la propagación, lo mismo que el acodo i los piés o estacas. En 1864 se contaban ya 2.500.000 plantas en la India inglesa, de las cuales 1.500.000 en Neilgherry. Al principio se desconfió del buen éxito i se con- sideró que las quinas serian de calidad inferior a las de América. Se sabe ya que no solamente no han perdido de su calidad, sino que su proporción de alca- loides ha superado los resultados que se prometían sus introductores en Asia, debido a la intelijencia en su cultivo i a procedimientos especiales. En el Jardín de Ootakamund ha observado su di- rector Mac-Ivor, que las partes del árbol a cubierto de la luz, tenían mas vigor que las espuestas al sol. Al efecto cubrió de musgo el tronco de algunos árbo- les durante cierto tiempo, i obtuvo notables resulta- dos, por la mayor proporción de alcaloides de las cortezas protejidas. En confirmación ha obtenido Broughton 61 por 1,000 de la corteza de la cinchona officinalis Bomplandina, conservada en tales condi- ciones, a tiempo que la misma, a descubierto, ha dado solamente 37, La succiruhra, en las condiciones co- munes, ha dado 69,5 por 1,000, i cubierta de musgo, QUINA 141 durante seis meses, cerca de 90. Las especies ménos ricas, sujetas al mismo esperimento, han dado tam- bién mayor proporción de alcaloides, relativamente. Otra ventaja de este procedimiento es la facilidad de la reproducción de las cortezas estraidas, que son mas ricas que las primitivas. Se ha observado tam- bién que la corteza de la raiz produce mayor cantidad de principios activos que la del resto de la planta. Los productos de las quinas cultivadas en las colo- nias asiáticas son ya conocidos en el comercio europeo. Los ensayos de este cultivo se hacen también en el Brasil, Jamaica, Trinidad, la Reunión i Aljería con resultados, en lo jeneral, poco satisfactorios. Con el cultivo intelijente, que ha producido tan lisonjeros resultados en Asia, se repararía en parte la destrucción de las selvas, maravilla de la América, i se obtendrían beneficios superiores de plantaciones dirijidas por hombres prácticos. Animados de este loable deseo, algunos ajentes del Gobierno de Colombia en Europa invitaron a Markham a este cultivo en territorio colombiano. Markham goza de reputación, sobre todo por su viaje de esploracion en 1859, a la rejion quinífera de Boíi- via i el Perú, i por la introducción del cultivo de las quinas en Ceilan i las Indias orientales. Este distinguido quinólogo contestó: “ Me comprometerla a establecer dos plantaciones modelos para la quina i su cosecha, una en el distrito de Popayan i otra cercana a Bogotá, en las cuales se practicase el sistema de cultivo que ha probado tan bien en la India, i se instruyese en él a los cultiva- dores del pais. Me obligaría también a dar a los pro- pietarios instrucciones completas i minuciosas para el cultivo, i a introducir un sistema eficiente para la conservación de los bosques en los varios estados de ellos, conforme al modelo del sistema indio, que seria aplicable tanto a la quina como al caucho/’^ Por falta de autorizaciones no se hizo un contrato. 142 CAPITULO YII. El descubrimiento de la quina ha sido uno de los hechos mas importantes para la terapéutica. Su uso primitivo es desconocido. Suponen algu- nos que se debió a los colonos europeos que poblaron la América meridional; pero La Condamine, J. de Jussieu i Briguet lo atribuyen a los indíjenas, i que si éstos no lo habían comunicado ántes a los europeos seria por el odio que provocaron entre los naturales los conquistadores, así como por la apatía de los indíje- nas, quienes acaso no darían la misma importancia a las propiedades curativas de la quina. Así, es probable que la usaran los naturales del Perú desde mucho tiempo ántes del año de 1638, en que fué curada de fiebres intermitentes, con el polvo de esta corteza, doña Ana de Osorio, esposa del con- de de Cinchón, virei del Perú. La señora de Osorio distribuyó este medicamento entre los enfermos de fiebres, i por esto se le llamó polvos de la condesa, i posteriormente polvos de los jesuítas porque los jesuí- tas de Lima también lo distribuyeron. En Europa fueron conocidos los polvos en 1640, al regreso a España del conde de Cinchón i su esposa. La condesa, que se habia declarado protectora del nuevo medicamento, lo suministró con el mismo éxito, a los febricitantes de los dominios de su marido, en las malsanas vegas del Tajo, del Jararaa i Tafuña. El febrífugo americano se acreditaba i se solici- taba de los lugares de su oríjen, hasta agotarse las cortezas i sustituirlas los negociantes peruanos con las de otros vejetales. Es de suponer que causa- ron el descrédito del febrífugo el uso de cortezas es- trañas, o de calidad inferior, la inesperiencia en la administración del medicamento, los casos desgracia- dos en que se fundaría el espíritu de oposición, o la reacción’ que sigue al entusiasmo, i que parecían dar la razón a los adversarios. QUINA, 143 La intelijente i concienzuda práctica de Syden- ham lo rehabilitaba en Inglaterra, i en Francia la feliz circunstancia de haber curado Talbot a Luis XIV de una fiebre intermitente rebelde, con un remedio se- creto, en 1679. El remedio usado por Talbot era una tintura vinosa de quina, i dió nuevo crédito al febrífugo, del mismo modo que lo había dado al emético otra cura- ción en el mismo principe. Este compró el secreto a Talbot en 48,000 libras, le señaló una pensión vitali- cia, le hizo caballero i ordenó en 1682 la publicación del secreto. La novedad del hecho i el ascendiente de la corte de este rei, dieron popularidad al medica- mento. En nuestros dias un uso mas acertado i la aplica- ción de sus alcaloides le han dado la reputación de uno de los principales ajentes curativos. La quina es antiperiódica i tónica neurostéuicn. Obra particularmente en razón de sus principios pre- dominantes. La quina gris es astrinjente i amarga, porque contiene mucho tanino i cinchonina i poca qui- nina; la calisaya es mas amarga que astrinjente, por- que contiene mas quinina que cinchonina; i las dos variedades de la roja son mas astrinjentes que amar- gas, pues predomina en ellas el tanino, la cinchonina i la quinina, aunque ésta en menor proporción que en la calisaya. La quina es de sabor mas nauseabundo que sus alcaloides, aunque ménos amarga. Es ménos tolerada cuando la mucosa dijestiva está inflamada, i por lo común provoca vómitos en los estados mucoso o bi- lioso, sobre todo el polvo, particularmente el de quina roja. Su uso prolongado fatiga el estómago i causa inapetencia,, que es lo contrario de lo que se observa ■al principio de su administración. 144 CAPITULO VII. Los estractos, en pocion mas bien que en píldoras, son mejor tolerados. El vino favorece su acción tónica dijestiva i su propiedad febrífuga. Aunque la quina no es propiamente irritante, está contra-indicada en las inflamaciones del estómago e intestinos, pues puede provocar vómitos, cólicos i dia- rrea, con mas seguridad que el sulfato de quinina. Jeneralmente favorece la constipación; pero el polvo a alta dosis comunmente causa la diarrea, ¡No obstante, en la atonía intestinal su acción tónica re- gulariza i liace las deposiciones mas fáciles. No se ha observado que tenga acción en el hígado; pero en el bazo, sin ser tan notable su influencia como la de la quinina, es segura aunque lenta, como se ob- serva en la caquexia palustre. Comunica vigor a la nutrición; i aunque escita menos el apetito que otros amargos, la dijestion i asimilación son mejores i ménos las pérdidas. Por su propiedad plástica se considera, en algunos casos, su- perior al hierro como corroborante. En cantidades moderadas influye débilmente en la circulación. Para que acelere el movimiento del corazón, cuatro a cinco pulsaciones por minuto, se ne- cesitan de diez a quince gramos de estracto seco, que contiene ménos cantidad de alcaloides que el blando, i particularmente que el hidro-alcohóiico, los cuales en su acción se asemejan a la de los principios que contienen; pero no en el mismo grado que la quinina pura, para lo cual seria preciso administrar cantida- des que no serian absorbidas. En la misma relación de sus preparaciones ricas en alcaloides, perturba el sistema nervioso; pero este efecto no es probable en las condiciones regulares, en las cuales mas bien fortifica la acción nerviosa i muscular. Sus principios astrinjentes equilibran la influencia depresiva de la quinina i cinchonina, i esta propiedad mista la hace un tónico i nervino superior a sus alca* QUINA 145 loides, en los casos en que se deben relevar las fuerzas, o cuando se teme aumentar la depresión con dosis sucesivas de quinina. Esta propiedad la hace estimulante de la circula- ción abatida, i así no modifica el estado febril pre- sente como el acceso que está por venir. Su acción tónica, en parte es el resultado de la mayor densidad que comunica a la sangre, por sus principios tónicos, que estimulando las paredes vas- culares, favorecen, según Scott Alison, la formación de los glóbulos sanguíneos, a lo cual parecen concu- rrir las sustancias amargas que contiene. Ello es que el aumento de la parte cruórica de la sangre, se ob- serva en la anemia cuando es tratada por la quina. Puede modificar los jérmenes miasmáticos, viru- lentos o pútridos, tanto por sus alcaloides como por el tanino que contiene; i aunque no se haya dado una esplicacion satisfactoria a este respecto, la práctica confirma esta propiedad de una manera mas evidente que en la quinina. Modera las secreciones exajeradas de las mucosas, como la de los bronquios, acaso por su tanino i prin- cipios aromáticos, lo mismo que la de los órganos jeni- to-urinarios por la acción de sus alcaloides elimina- dos por esta via; i se juzga emenagoga por la influen- cia estimulante de la quinina en la matriz. La quina es importante, sobre todo por ser el me- jor medio curativo de las fiebres intermitentes, espe- cialmente las de orijen palúdico. No se sabe cómo obra en estas fiebres, ni tampoco la ciencia ba dicho su última palabra: su hipótesis mas verisímil, acerca de la etiolojla de las enferme- dades, que la mayor parte han llamado 'palúdicas o palustres, i unos pocos telúricas, que provienen de 146 CAPITULO VII. miasmas de lagunas o de la influencia de la tierra misma, en ciertas condiciones de calor i de humedad. Las fiebres de este carácter son desconocidas en algunas partes de Rusia, de las Indias orientales i del Cabo de Buena-esperanza, aunque se hallan en tales paises tierras pantanosas en climas cálidos. La hipótesis que se refiere a los efluvios palustres ha sido jeneralmente aceptada; pais de fiebres i de pantanos son sinónimos en el lenguaje común. Se ha supuesto que las aguas estancadas contienen las cau- sas o jérmenes de las fiebres graves. Para Bouchar- dat i otros observadores los efluvios de las lagunas o pantanos son un veneno producido por animales mi- croscópicos que se orijinan en la fermentación de las aguas; i para Boudin provienen de la flora de ellas. El doctor Balestra en sus Investigaciones sobre la naturaleza i orijen de los miasmas 'palustres es mas preciso, pues atribuye el jérmen miasmático de los lugares palustres a los espórulos de un micrqfito granulado, de la especie de las algas, que se desarro- lla en las aguas de las lagunas. Gigot-Suard en sus Investigaciones esperimen- tales sobre la naturaleza de las emanaciones palus- tres, dice haber observado en tales efluvios, por medio del microscopio, fragmentos de veje tales, granos de pólen, infusorios i restos de insectos desconocidos. Así mismo, el profesor Salisbury, de Filadelfia, afirma que ha hallado en los esputos i orina de los febricitantes, espórulos o células de un vejetal micros- cópico, de la naturaleza de las algas i del tipo pal- mella, como en los terrenos pantanosos donde residían los enfermos; pero los profesores de botánica Wood i Leidy dicen que pernoctaron durante un mes en un cuarto donde habian reunido diversas especies de pal- mellas sin haber estado enfermos. Los casos de fiebres son mas comunes en el estío, o sea en la época en que el calor aumenta la evapora- ción. Esta circunstancia ha hecho juzgar que la causa QUINA 147 tiene íntima relación con el aumento de la evapora- ción, tanto mas importante después de haber probado Boussingault que los miasmas palustres se difunden por medio del vapor acuoso; pero no está demostrado de la misma manera que esos miasmas esparcidos en la atmósfera sean la causa indudable de las fiebres intermitentes, i en jeueral de las afecciones compren- didas bajo la denominación de palúdicas. Schwalbe en su Memoria sobre esta etiolojía, dice: “El miasma palúdico es un gas, mui probablemente un oxisulfuro de carbono, que se forma sobre todo durante la noche. Este gas afecta el sistema nervioso, principalmente el vaso-motor, exaltando su irritabi- lidad, de modo que un acceso de fiebre de orden reflejo se produce por escitacion cerebral o periférica. Cada nuevo acceso es un acto reflejo consecutivo a una nue- va escitacion.” Colin, en su Tratado de las fiebres intermitentes, opina que es la tierra misma su elemento jenerador. En su concepto los pantanos no son indispensables a la producción de la fiebre, i cita el ejemplo de la Cam- piña de Eoma en donde el elemento palustre no existe de una manera permanente. Para él los únicos ele- mentos necesarios son el suelo i el calor. “Ahora, dice, han disminuido los pantanos en los países civilizados, aunque siguen apareciendo las fiebres, se debe abandonar la idea de la necesidad absoluta del efluvio palustre i admitir que la exhalación de la tie- rra misma, en ciertas condiciones de riqueza orgánica, en fin, el efluvio telúrico es el verdadero principio de la malaria.” La discordancia de las hipótesis espuestas suma- riamente, prueba la incertidumbre de esta etiolojía, tanto mas al considerar que fiebres del mismo carác- ter se presentan en las mejores condiciones climatéri- cas de lugares templados i frios, i siempre que sirva a juzgarlas la acción de la quina, ya que se han llamado fiebres de quina, a distinción de otras semejantes que no ceden al mismo medicamento. 148 CAPITULO VII. Se presentan fiebres continuas i remitentes en las tierras frías i templadas por un cambio brusco de temperatura u otra causa ocasional, en personas de distintas edades i condiciones que no lian residido en lugares cálidos, i ceden rápidamente al sulfato de quinina; o bien este medicamento curaría fiebres de otro carácter con la mism'a eficacia, lo cual hasta ahora no se ha confirmado. Al admitir su carácter palúdico habría que admitir también que su causa no sería peculiar de las tierras cálidas, i que pueden existir otras, individuales o atmosféricas, que nos serian desconocidas. En los primeros tiempos del uso de la quina se empleaba el polvo a alta dosis, una vez, inmediata- mente ántes del acceso, que fué el método romano o de Torti; pero como se vomitaba por lo común el medicamento, i muchas vezes se seguía un acceso mas violento, Sydenham lo reemplazó con el llamado mé- todo inglés. Este práctico administraba una onza de polvo, mezclado a jarabe de claveles o de rosas secas, en la forma de electuario, que se dividía en doce porciones, para tomar una cada cuatro horas, bebiendo luego una copita de vino; o bien se preparaban píldoras, o se mezclaba el polvo a dos libras de vino clarete, para tomar cada cuatro horas ocho a nueve cucharadas. En las fiebres remitentes administraba el medica- mento desde el principio de la remisión, con los mis- mos intervalos, sin atender a la exacerbación siguiente; i aumentaba la dosis de quina hasta dos onzas ai la fiebre se aproximaba a la continua. Con frecuencia prescribía el vino. La quina se debía usar muchos dias, i repetirla ocho después para evitar las recaídas. QUINA 149 Boerhaave la prescribía después que la fiebre había durado algún tiempo. Esta opinión ha sido mui debatida; i se considera que en los lugares donde son endémicas las fiebres palustres es mejor adminis- trarla lo mas pronto. Los métodos de Torti i de Sydenham fueron mo- dificados posteriormente; i se ha reconocido que el del segundo era mas aceptable, aunque la división de las dosis a largos intervalos puede disminuir la acción febrífuga. Por el método de Torti, administrado el medicamento inmediatamente antes del acceso, no se daba tiempo a su solución en el estómago i gradual absorción de sus principios. Bretonneau administraba la quina o el sulfato de quinina en una o dos dosis aproximadas i lo mas separadas que fuera posible del acceso siguiente. Se prefieren el estracto alcohólico i el polvo de las cortezas ricas, i no es necesaria la dosis equivalente a una cantidad superior de quinina, pues los otros prin- cipios contribuyen a los efectos febrífugos. Así resulta de los esperimentos de Bretonneau i Trousseau: según ellos, ocho gramos de polvo de quina amarilla repre- sentan veinticinco centigramos de sulfato de quinina, i obran como setenta i cinco, o un gramo de esta sal. Las preparaciones de quina tienen ménos impor- tancia en las fiebres intermitentes desde que se em- plea con ventajas el sulfato de quinina. No obstante, conviene ocurrir a ella cuando la gastraljla las complica, o en los individuos mui sus- ceptibles a la quinina, así como en las clases pobres por su bajo precio, Bretonneau, Trousseau i G-uersant la han enco- miado mucho, Trousseau dice que ha obtenido con ella los mismos resultados que con el sulfato de qui- nina, i Guersant la considera preferible por una acción mas enérjica i durable. Grisolle dice en su Traite de Pathologie: “Pre- tender hoi con algunos ciegos admiradores del pasado, 150 CAPITULO YII. sustituir sistemáticamente la quina a la sal de quinina, es volver atras i desconocer uno de los grandes pro- gresos que honran nuestra época. ¿ Cómo justificar la sustitución de la quina en polvo a la quinina ? Esta tiene una composición fija, i fácilmente puede propi- narse la dosis, miéntras que la proporción de los alca- loides varía en las quinas desde por 100 hasta 3i 4. Por otra parte, ¿ puede ignorarse que la absorción se hace mas prontamente, i con ménos fatiga para el estómago, con la sal de quinina que con el polvo de quina ? ” En la caquexia palustre obra como corroborante de la anemia, i resolutiva de los infartos abdominales. Kespecto del esplénico, aunque el sulfato de quinina es mas enérjico, no seria prudente usarlo por el tiem- po que exijiria su resolución. La sal de quinina siempre es oportuna en las exa- cerbaciones e infartos que no han llegado a su mayor incremento; i, como método jeneral, las preparaciones de quina, con un vino jeneroso por vehículo. Como profiláctica ha sido mas aceptada que el sulfato de quinina. Previene mejor las recaídas, tanto por sus cualidades tónicas como por sus alcaloides, i su uso tiene ménos inconvenientes; i aunque su in- fluencia preventiva de las fiebres palustres no está bien determinada, se ocurre al vino de quina con alguna confianza, que debe aumentar si se observan los preceptos hijiénicos. La quina corrije la acción depresiva de algunos específicos, como el mercurio i el yodo. En las caquexias cancerosa i tuberculosa, en el escorbuto, raquitismo, fiebre hética, i en todos los estados anémicos o de debilidad, no se considera un ájente curativo directo; pero sí un tónico que hace mas probables los efectos terapéuticos i las reacciones benéficas. Por esta propiedad aviva la hematósis, da mayor consistencia a los tejidos i vigor a las funciones. Así QUINA 151 presta sus servicios en las personas débiles o convale» cientes; i en la clorosis, aunque no suministra a la sangre principios como el hierro, se emplea con buen resultado, pues ala vez que obra como reconstitu- yente, corrijo las dispepsias, las neuraljias i la ame- norrea. No tiene acción directa en las neuraljias; pero es útil cuando se acompañan de un vicio palustre o ané- mico, pues sus propiedades dominantes son la febrí- fuga i la tónica. Así, en las neurosis i neuraljias que no implican tales vicios, seria ineficaz o estaría con- traindicada; no así en el histerismo unido a la clorosis, en las neuraljias intermitentes, i siempre que se pro- cura correjir el estado anémico o la intermitencia de la enfermedad. Desde que el sulfato de quinina fué sustituido a la quina en el tratamiento del reumatismo, carece de interes en esta enfermedad. No obstante, diremos en obsequio de esta medicación que se administró como tónica en las personas debilitadas, i para prevenir ataques posteriores. Después la emplearon los médi- cos ingleses por la semejanza que observaban entre el reumatismo i las fiebres intermitentes, a la vez que por su influencia en los dolores articulares. Haygarth se distinguió por la práctica de este tratamiento en cuarenta i cinco años, i aunque en su tiempo se recomendaba mucha prudencia para su uso, prohibiéndola en las enfermedades inflamatorias, esti- mulado por el buen éxito, la administraba hasta la dosis diaria de 32 a 64 gramos, i dice que en 470 enfermos de reumatismo agudo i crónico solamente murieron 12. Del mismo modo se usó en la gota crónica como tónica, i posteriormente en la aguda con algún suceso, en la que, según Merat, obra como antiperiódica, i no se debe emplear sino para las exacerbaciones mui marcadas, i nunca cuando es continua. Briquet la considera peligrosa en esta enfermedad. 152 CAPITULO VII. Para las flegmasías francas, los antiflojísticos ocu- pan el primer lugar; pero respecto de las formas adinámicas, i aun de las atáxioas que se aproximan a ellas, manifiesta su superioridad por el vigor que da a los órganos para la resolución. De esta manera es mas útil que el sulfato de qui- nina en el segundo, i sobre todo en el tercer periodo de la fiebre tifoidea, que por lo común es de carácter adinámico; i algunas vezes es tan favorable su influen- cia, que no han faltado quienes la hayan considerado específica en esta enfermedad. Puede ser también útil en el segundo período del tifus, de la fiebre amarilla, de la peste, durante la reacción del cólera, la supuración de la viruela i las graves complicaciones de la escarlatina, tales como la anjina gangrenosa, la anasarca i la albuminuria. Por el tanino que contiene se le ha reconocido la propiedad antiséptica; i aunque al presente no se le asigna el primer lugar para combatir las diátesis pútridas o virulentas, pues hai otros medios superio- res, como los yódicos, los ácidos fénico i salicílico i el alcohol, se ocurre a ella con alguna confianza en la pústula maligna, el carbunclo, la absorción purulenta &c. si no como antiséptica, como tónica. No se opone a las obstrucciones vasculares que orijinan la gangrena senil; pero sí a la debilidad jeneral que la favorece. Es útil interior i esterior- mente en la gangrena de la piel que complica las enfermedades tíficas i pútridas, en la de hospital i de la vajina en la fiebre puerperal, lo mismo que en la estomatitis, anjina i neumonía gangrenosas. Conviene en la difteritis, en parte de naturaleza infectiva i de carácter adinámico, ya se prescriba contra la infección primitiva, o ya contra la que es el resultado de la absorción, formadas que han sido las membranas diftéricas. una influencia mas o ménos notable en las hipercrinias o exajeraciones de secreción de las muco- QUINA, 153 sas, tanto por el tanino i quinina, como por las sus- tancias resinosas. Así, se ha administrado con algún suceso en las afecciones catarrales, como la bronquitis crónica i broncorrea, acompañadas de atonía o anemia. Puede convenir en las diarreas asténicas sin in- flamación de la mucosa de los intestinos; por esto es mas perjudicial que provechosa en la disenteria cró- nica; i en caso de usarla conviene preferir las cortezas ricas en tanino i de escasa quinina. Sobre todo, presta servicios en los catarros de la vajina i del útero, en inyecciones i al interior, no solamente como anticatarral, sino como corroborante de la anemia, que por lo común es causa o efecto de estas enfermedades. Para la supresión de los sudores mórbidos es me- nos eficaz que la quinina. Las opiniones no están acordes respecto de sus efectos en las hemorrajias, aun de las que se han llamado pasivas. Houssard la considera específica en el delirium tremens i accidentes causados por la embriaguez. J. Giuerin, Debout i Lamare-Picquot le atribuyen asi- mismo una influencia favorable; pero la duda ocurre, si se atiende a la acción de la quinina en el cerebro, i a que el vino de quina, sobre todo tomado en ayunas, causa alguna embriaguez. Uno de sus servicios mas importantes se refiere a varios envenenamientos, tanto porque modifica las enfermedades infectivas, como porque descompone las sales i forma compuestos insolubles. Particular- mente convienen las cortezas abundantes en tanino para combatir los accidentes que causa el tártaro estibiado, ya sea en polvo como lo propuso Berthollet, i mejor en decocción, según Orfilá; o bien el polvo diluido en agua, mientras se prepara la decocción. La quina obra por el tanino, i Caventou ha probado que la nuez de agalla, u otro astrinjente vejetal, son contravenenos de la sal antimonial; pero Ademas 154 CAPITULO Vil. releva las fuerzas abatidas por el tártaro estibiado. Es tan notable como neutralizante del compuesto antimonial, que Suchtman ha administrado altas dosis de este medicamento sin inconvenientes, mez- clado con una decocción de quina. Su acción preventiva es dudosa en las enfermeda- des epidémicas; sinembargo, se emplea como profilác- tica, para aumentar la resistencia vital en la especta- tiva de graves enfermedades. Respecto de la viruela la recomendó Closs, médico i poeta del siglo XYIII, autor de un poema que la encomia en tal sentido. Han supuesto varios observadores, Merat uno de ellos, que la principal propiedad de la quina era la de regular las enfermedades; pero otros niegan esa virtud i aun la juzgan peligrosa, reconociéndola solamente respecto de las afecciones palustres i periódicas. Al esterior se aplica en polvo, decocción, cataplas- ma i pomada, para la curación de las heridas san- grientas i úlceras fungosas. Su decocción se inyecta en los focos purulentos, i se aplica en fomentaciones a los edemas i partes amenazadas de gangrena. Espol- voreada reprime o disminuye los productos serosos de los miembros hinchados i previene las ulceraciones que suelen seguirse. En gargarismos i colutorios, es útil en la palatítis crónica, estomatitis ulcerosa i escorbútica; i el polvo, en las fungosidades de las encías i en la ozena, mez- clado con alumbre. Se ha aplicado el cocimiento, por medio de baños jenerales, en el pénfigo. Estos baños como febrífugos, cuando el medica- mento no puede administrarse al interior, son de acción dudosa, a tiempo que las inyecciones hipodér- micas con soluciones de sulfato de quinina, son un medio mas seguro. Son también dudosos sus resultados en la calvicie i otras enfermedades del cuero cabelludo; parece me- jor en*las que se sostienen por secreciones sin irrita- QUINA 155 cion notable; así como en las que queda la piel sin cabello, luego que han sido destruidos los microfitos que las orijinan. Como dentrífico es mui usada en polvo, elíxir i opiatas. Las preparaciones de quina de mas uso son: el polvo, la tisana, los vinos i los estractos. El polvo de las cortezas de buena proporción de alcaloides, como la amarilla i naranjada, se adminis- tra para efectos febrífugos, a Ja dosis de 8 a 30 gramos, mezclado con jarabe o diluido en vino o café. El de la gris se prefiere como tónico, a la dosis de un gramo o ménos, i el de la roja para espolvorear las úlceras i heridas. En algunas afecciones del tubo dijestivo se usa el polvo con chocolate, ruibarbo, canela, opio &c. para hacerlo mas tolerable. Lobstein ha recomendado para combatir la ca- quexia palustre el electuario siguiente; Polvo de quina 40 gramos. de ruibarbo 15 Clorhidrato de amoniaco 3 Jarabe simple, C. S. Para hacer veinte bolos, de los cuales se toman cuatro al dia. El remedio holandés se compone de: Polvo de quina amarilla ) 30 Crémor de tártaro ) ° Clavo de especia pulverizado 3 Para tomar al dia dos o mas porciones de a seis gramos. Con el polvo i los estractos se hacen pomadas para la curación de las úlceras atónicas i de las quemadu- ras. Unido á los polvos de carbón i de alcanfor, se emplea en las úlceras fétidas, especialmente las afec- tadas de gangrena de hospital. 156 CAPITULO VII. La tisana, con el polvo ola corteza concuasada, se prepara por infusión o maceracion, o por decocción, que es la mejor i ménos desagradable con la adición de una pequeña porción de agua de Rabel. La dosis de 5 a 10 gramos por litro de agua es suficiente para los efectos febrífugos i mejor tolerada que cuando son mas altas. Con la adición de vino, i usada en las comidas, es un tónico que puede sustituir al vino de quina. Para lavativas se emplea mayor cantidad de cor- teza, agregando al cocimiento un ácido, cuando se aplican como febrífugas. Para lociones, fomentacio- nes o inyecciones, la proporción de corteza, en la decocción acuosa o vinosa, debe ser de 30 a 60 gramos por litro de agua. Los vinos se preparan con el polvo, corteza con- cuasada o los estractos; i en razón de la cantidad de corteza empleada se administran de 50 a 200 gramos. El vino preparado en la proporción de 5 a 10 gra- mos de estracto por litro de vino, es ménos desagra- dable que el preparado con la corteza por maceracion. Al efecto se disuelve el estracto en suficiente cantidad de alcohol o de tintura de corteza de naranja, se mez- cla al vino i se filtra. Los vinos de quina compuestos se administran a dosis iguales. El estracto acuoso se prepara con la quina gris, como tónico i astrinjente, a la dosis de 1 a 10 gramos. El alcohólico con las quinas amarilla o roja, es mas activo. Se administra a la dosis de 25 centigramos a 4 gramos. Se llama quinium un estracto alcohólico por la cal, preparado con el fin de aprovechar las cortezas escasas de alcaloides para la preparación del sulfato de quinina, i de obtener un febrífugo mas barato. Al efecto se emplean cortezas que produzcan 2 de sulfato de quinina i 1 de sulfato de cinchonina, para que contenga el quinium el tercio de su peso de alcaloides. QUINA 157 Su uso no se ha jeneralizado porque su acción es débil comparada con la de los alcaloides. Se emplea en píldoras de 15 centigramos, de 2 a 10 al dia; i sobre todo en vino, que se prepara disolviendo 4 gramos 50 centigramos de quinium en 60 gramos de alcohol, que se mezcla a un litro de vino blanco, i se filtra. Su dosis es de 100 a 200 gramos, como febrífugo, i a menor dosis como tónico. La tintura se mezcla a pociones, a la dosis de 5 a 20 gramos. Debe preferirse un vehículo vinoso, por- que el agua la descompone. El vino de Parmentier se compone de un litro de vino i 60 gramos de tintura de quina. El jarabe se usa particularmente en las enferme- dades de los niños, puro o mezclado a pociones, a la dosis de 15 a 60 gramos. La quina contiene los alcaloides quinina i cincho- nina, i sus isoméricas quinidina, cinchonidina i arici- na; los ácidos quinico, quinotánico i quinóvico; las materias colorantes rojo de quina, amarilla grasa i Verde; las sustancias neutras almidón, goma i celu- losa, i una pequeña porción de aceite volátil de olor sui generis. De estos principios el mas notable es la quinina, i luego la cinchonina. Según los esperimentos, la qui- nidina sigue en enerjía a la quinina, i la cinchonidina a la cinchonina. La cinchonina es blanca, amarga, soluble en el alcohol i los ácidos, i mui poco en los éteres. Crista- liza en agujas duras, trasparentes. Su sal mas cono- cida es el sulfato. La cinchonidina es base isomérica de ella, como la quinidina de la quinina, según lo ha demostrado Pasteur. La quinidina fué descubierta por Henry i Delon- dre. Es poco soluble en el agua i el éter, mas en el 158 CAPITULO VII. alcohol, i se presenta en prismas romboidales. Forma sales ácidas i neutras semejantes a las de quinina. Los efectos de la quinidina se asemejan a los de la quinina. No obstante, en concepto de Briquet, es mé- nos enérjica respecto del corazón. No se ha usado el sulfato de quinidina, i convendría, pues se puede obtener a ménos precio que el de quinina. La quinicina i la cinchonicina son modificaciones isoméricas de la quinina i cinchonina, i productos de laboratorio. Como febrífugos, la quinicina es superior a la cinchonicina, que parece infiel. La quinicina es insoluble en el agua, soluble en el alcohol i mui amarga. La quinovina, la quinoidina, los ácidos, principios resinosos &c. se ensayan, i aún no se conocen bien sus efectos terapéuticos. La quinina, descubierta en 1820 por Pelletier i Caventou, es uno de los medicamentos mas impor- tantes. La quina se usó durante mucho tiempo sin cono- cerse sus principios activos, pues el análisis no se empleaba, o no tenia la perfección que ha adquirido posteriormente. Buquet i Cornette, en 1779, fueron los primeros que hicieron de ella un análisis detenido, i hallaron, entre otras materias, una sal esencial, que se reconoció después por quinato de cal; i aquellos químicos aún no se hallaban en el camino del descubrimiento de los alcaloides. Fourcroy halló posteriormente una sustan- cia colorante, que se ha llamado rojo cinchónico, i una materia resinosa. Westring, Deschamp, Seguin, Yau- quelin, Eeuss i otros analizaron la quina i hallaron varias sustancias tánicas o resinosas; pero sus alcaloi- des seguían ignorados, hasta que Sestuerner descubrió la morfina. Esta fué la luz que iluminó la senda des- QUINA. 159 conocida, i el principio de una era importante para la química orgánica i la terapéutica. Pelletier i Caven- tou emplearon procedimientos semejantes a los del farmacéutico de Hanover, i obtuvieron la quinina i cinchonina después de haber descubierto la estricnina. La quinina es blanca, friable, mui amarga, solu- ble en los aceites fijos i volátiles, en dos partes de alcohol absoluto hirviendo, en seis de cloroformo, en sesenta de éter i poco en el agua. Cristaliza difícil- mente en agujas. Forma sales con casi todos los ácidos, ménos solu- bles que las de cinchonina, i mui amargas. El amo- niaco, los hidratos alcalinos, el tanino, el yoduro de potasio las precipitan de sus soluciones acuosas. Se sabe que el sulfato es su sal mas importante i uno de los pocos medicamentos que inspiran confianza. Hai dos, ácido, i neutro que es el que se emplea. Son mui amargos i no tienen olor. El neutro o básico es mui soluble en la glicerina, en treinta partes de agua hirviendo, en sesenta de alcohol absoluto i casi insoluble en el éter i agua fria. Los ácidos sulfúrico i tartárico, sobre todo el primero, los hacen completa- mente solubles en el agua. El neutro cristaliza en agujas prismáticas. El sulfato ácido se distingue del otro por su mayor solubilidad: se disuelve en once partes de agua i cris- taliza en prismas rectangulares. El sulfato de quinina se obtiene por procedimien- tos que varian, por lo regular, en las fábricas que lo producen. Este medicamento, de alto precio i mucho consu- mo, suele ser falsificado con la magnesia, el sulfato i carbonato de cal, la salicina, azúcar, goma &c. Para reconocer su pureza, Gobley ha indicado los medios siguientes: 160 CAPITULO VII. “ Calentado el sulfato de quinina en una lámina de platino, se funde, luego se inflama i deja un resi- duo que desaparece por la calcinación. Esta propiedad hace reconocer los fraudes con las materias minerales. “ ELsulfato de quinina es enteramente soluble en el agua acidulada; i por este medio se descubren las sustancias grasas, las resinas n otras materias insolu- bles. Se disuelve íntegramente al cabo de una hora, en sesenta partes de alcohol a 60° centesimales, i así se reconocen las mezclas de goma, de fécula, de cin- chonina i de sulfates alcalinos. 11 Si se agrega agua de barita a una solución de sulfato de quinina, i se separa el esceso de barita por el ácido sulfúrico después de haber filtrado la solu- ción, en el caso de contener el sulfato manito o azúcar, el licor evaporado da manito cristalizado por su con- centración, o se carameliza si el sulfato está mezclado con azúcar. “ El ácido sulfúrico da color negro al sulfato falsi- ficado con azúcar de caña, i rojo si contiene salicina.” Lo descomponen, como a la quinina, los hidratos alcalinos, el tanino, el yoduro de potasio yodurado i el doble de potasio i de mercurio. La quina i quinina no son del todo semejantes en su acción, como otros alcaloides con sus radicales; la estricnina i la nuez vómica, la atropina i la bella- dona &c. La quina es tónica i febrífuga, i la quinina es febrífuga de una manera mas notable; pero carece de las propiedades tónicas de aquella. La quinina obra con mayor enerjía por su calidad de principio aislado, i la acción de la quina está equilibrada por las otras sustancias que contiene. Luego que se han administrado 50 centigramos a un gramo de sulfato de quinina, sus efectos mas sen- sibles se refieren al sistema nervioso, después de la QUINA 161 salivación consiguiente a su persistente amargura. 20 a 60 centigramos causan apénas una lijera escitacion, que Caventou ha comparado a la que produce el café; si se fracciona tal dosis no produce resultados apre- ciables. En relación del aumento de las dosis i la suscep- tibilidad de los individuos, se observa el zumbido de oidos, la sordera, que puede ser pasajera i afectar un oido solamente, el deslumbramiento o visiones ópticas, los vértigos al sentarse o ponerse de pié el enfermo, la vacilación al andar, que alterna por lo común con los vértigos, aunque es ménos frecuente. Tal efecto es pasajero cuando no es mui pronunciado; pero en este caso, resultando de las dosis considerables, es uno de los síntomas de la embriaguez quinica, i parece oriji- narse mas en la ataxia, que en la depresión de la acción muscular. La sordera completa es el resultado del abuso de las dosis o de un estado de envenena- miento, i rara vez subsiste. Otras perturbaciones son también efecto de las dosis considerables, como las de la visión, desde una viva sensibilidad a la luz, con debilidad de aquella, basta la amaurosis incompleta, con dilatación de la pupila, debida a la parálisis del nervio óptico, i no a influencia en el músculo del iris, como sucede con la belladona. Esta perturbación rara vez se presenta, i es resultado de las dosis de 3 o mas gramos en las 24 horas, por muchos dias seguidos, i nunca por dosis de ménos de 2 gramos. Los vértigos i la vacilación en la marcha, las aluci- naciones visuales i auditivas, la sensación de vacío en el cerebro, la diplopía, desfallecimiento, evetamiento i a vezes náuseas i vómitos, constituyen la embriaguez guinica, semejante ala alcohólica, i que en razón de la continuación de las altas dosis, puede causar el delirio, las convulsiones i las lesiones de la masa cere- bro-espinal, en lo cual difiere de la embriaguez alco- hólica. Esta semejanza con los efectos del alcohol lo 162 CAPITULO VII. hace coadyuvante de éste, en tanto que no orijine una perturbación profunda. Las convulsiones i turbaciones de la intelijencia son accidentes escepcionales, tal vea en individuos mui susceptibles. El delirio es locuaz, ajitado, acom- pañado a vezes de sordera i amaurosis pasajera, i desaparece después de 24 a 40 horas. Las convulsio- nes son accidente grave, pero mui raro. Puede decirse que estos accidentes dependen de la conjestion cerebral, i que son mas bien síntomas de envenenamiento que efectos del medicamento en con- diciones regulares. Aunque mas bien previene o combate la cefalaljia, a vezes produce punzadas o una sensación de peso, acompañada de.epístasis en algunos casos. Respecto de su modo de obrar en la masa cerebro- espinal hai diversas opiniones: parece mas probable que en lugar de deprimir su acción refleja, la escite, según las observaciones de Briquet. La quinina, como los alcaloides en j eneral, escita especialmente el sistema nervioso. Como neurosté- nica, se suponen las dosis moderadamente eleva- das, no escesivas que estinguen las fuerzas nerviosas, como sucede con otros medicamentos, i de cuya lei farmacodinámica se ha hablado ya. Así, no se debe considerar precisamente hiposteni- zante; ni para esplicar su acción calmante es preciso suponer la depresión, sino la sedación con mas pro- babilidad, como resultado de su influencia en la circulación, la cual facilita en los órganos afectados de conjestion. Desde luego que es depresiva de la vitalidad a dósís escesivas, de efectos tóxicos mas bien que tera- péuticos, los cuales no son los que debén servir para juzgar de su acción regular. Su propiedad antiperiódica es de las mas notables. Respecto de la fiebre, aquella es el resultado de su acción depresiva de la circulación; pero en las neural- QUINA, 163 jias i neurosis periódicas, sin movimiento febril, no es seguramente como febrífugo que obra; i se debe reco- nocer que su propiedad antiperiódica le es inherente, probablemente por una modificación del sistema ner- vioso, acerca de la cual se han aducido opiniones contradictorias. Puede decirse que no se sabe mas de esta propiedad que de la naturaleza de las enferme- dades intermitentes. Las hipótesis para esplicarla las han fundado unos en la hipostenia, entre ellos Griacomini, Gruersant, Bally i Briquet, i otros en su acción tónica i neuras- ténica, como Trousseau i Pidoux. En concepto de los primeros, la quinina como escitante perturba las sinerjías que orijinan el movi- miento febril, i luego como hipostenizante impide la reacción complementaria que constituye el período o acceso. La hipótesis se funda, pues, en la perturba- ción i depresión del influjo nervioso; aunque estupe- facientes o hipostenizantes mas enérjicos, como el cloroformo i el opio, no tienen una virtud antiperió- dica comparable a la de la quinina; i otras sustancias, que serian estupefacientes en el grado mas alto o tóxico, como el arsénico i la dijital, son, en calidad de antiperiódicas, escitantes mas bien que depresivas de las fuerzas nerviosas. La hipótesis que se refiere a su propiedad tónica es tal vez mas aceptable si se atiende a que presta sus servicios en las enfermedades de acceso, dando resis- tencia al sistema nervioso en la lucha con los elemen- tos morbíficos, especialmente los que constituyen la causa de las fiebres llamadas palúdicas, que deprimen el organismo en el mas alto grado. La quinina es el medicamento heroico que releva la vitalidad afectada por aquella causa, i al obrar así, seguramente es como tónica i no como hipostenizante. Su acción en los órganos dijestivos es ménos nota- ble. Después dé la salivación que provoca, sobre todo sus sales solubles, escita lijeramente el estómago, a 164 CAPITULO Vil. pequeñas dosis, i favorece la dijestion. A mayores dosis continuadas, puede causar la inflamación i gas- traljias rebeldes, según las observaciones de Monneret i Briquet; aunque cura eficazmente tal enfermedad, cuando proviene de la anemia palustre. Facilita las deposiciones, al contrario de la quina que mas bien causa constipación. A dosis de 2 a 4 gra- mos, es absorbida una parte en el estómago, i el resto inflama a vezes la mucosa intestinal; i en relación de esta inflamación provoca la diarrea, con mayor segu- ridad si existe ya alguna irritación, Piorry se ha distinguido por sus investigaciones para probar su influencia atrófica sobre el bazo; i aun- que Briquet, que tanto ha profundizado el estudio de este medicamento, no ha obtenido resultados conclu- yentes, i Magendie dice haber conseguido tal efecto con la nuez vómica, i que no lo obtuvo con el sulfato de quinina; se admite jeneralmente su acción electiva en el bazo, favorable a la resolución de sus infartos por una fiebre reciente, mas que por las palúdicas crónicas. En el hígado obra con ménos enerjía, aunque permanece en tal órgano i no en el bazo, según los esperimentos de Lannaux i Follín; sinembargo, en la diarrea que produce se manifiesta el aumento de la bilis, i modifica la conjestion hepática, como se obser- va en la que proviene de las fiebres palustres. En la circulación obra según las dosis, el estado o naturaleza de la enfermedad i las disposiciones indi- viduales. Durante la apirexia o estado normal del pulso, las dósis fraccionadas de 20 centigramos a un gramo, no producen efecto sensible; administrada de una vez a igual dósis i en las mismas condiciones, ace- lera lijeramente el pulso en algunos individuos, para volver pronto a su estado anterior; en otros se hace lento aun con una pequeña dósis, tanto mas si se repite en dias seguidos. Su acción es mas evidente en el estado febril, aun con dósis de ménos de un gramo. Si se aumentan, QUINA 165 disminuyen las pulsaciones hasta un tercio o la mi- tad, a la vez que su fuerza i el calor de la piel. No obstante, según las observaciones de Briquet, en enfermos de reumatismo se presentan casos de aceleración del pulso, con dosis de 1 a 3 gramos al dia, que no ha disminuido sino con 4 o mas, i que aun con 5 i 6 hai enfermos cuya fiebre no se modifica. Bretonneau i Trousseau han observado en muchos individuos una fiebre evidente a virtud de altas dosis de quina, lo que espresaria su intolerancia; no siendo por esto ménos cierto que el sulfato de quinina abate la circulación en razón de sus altas dosis i de la ma- yor oscitación que corrije. Debe reconocerse que esta influencia es nula en la fiebre que acompaña la inflamación de un órgano i en el estado de calor de una intermitente; sensible en la reumatismal i tifoidea, i notable en las remitentes palúdicas o fiebres de quina. En concepto de Briquet, ella no es efecto de acción en los centros nerviosos como lo han supuesto otros observadores, sino en el mismo corazón, en su fibra; i así lo han confirmado los esperimentos de Lewisky, Kasan, Colín, i últimamente Jolyet, que prueban la diminución de su contracción. Respecto del calor animal, su descenso parece ser el hecho mas constante, especialmente en los febrici- tantes, según los esperimentos de Ringer, Liebeir- meister, Jurgensen i Briquet, probablemente a virtud de la depresión de las combustiones orgánicas; i así, en proporción de las mayores dosis, las funciones nu- tritivas son ménos activas, i por consiguiente el calor. Asimismo se opone al aumento de calor por ejer- cicios físicos, i lo han probado los esperimentos de Kerner en él mismo. Ha observado que después de una hora de ejercicios jimnásticos solamente se eleva el calor de la piel 2 a 3 décimos de grado centígrado: bajo la influencia de la quinina, i sin ella, en condicio- nes semejantes, se elevaba mas de 2 grados. Ha 166 CAPITULO Vil. observado también la diminución del sudor ocasio- nado por el calor del estío, i casi su supresión por el aumento de las dosis. En el aparato respiratorio suponen unos observa- dores, en oposición a otros, que la conjestion de los pulmones puede resultar de las altas dosis. En algu- nos enfermos se presenta la disnea después del uso de dosis semejantes, lo que induciría a admitir una acción perturbadora de este aparato, aunque tales efectos no aparecen jeneralmente por las dosis mode- radas de una práctica regular. Eespecto de la sangre aun no bai hechos claros que determinen su valor. Según los esperimentos de Briquet en animales, aumenta la proporción de fibri- na, ménos la del agua, disminuye el número de gló- bulos, i tiene poca o ninguna influencia en las sales i albúmina. Eesultados semejantes ha observado en la sangre de los enfermos de reumatismo, sujetos al tratamiento por este medicamento, en quienes es común la anemia, como consecuencia de la modifica- ción de aquella. De los esperimentos de varios fisiolojistas alema- nes aparece que favorece la integridad de los tejidos orgánicos oponiéndose a sus pérdidas. En cuanto a los glóbulos blancos o leucocitos, los esperimentos prueban que disminuye su número, i por esto se ha considerado que modificaría la puoje- nia, en el supuesto de que el pus es formado por un esceso de leucocitos; aunque son numerosos los hechos de su impotencia en las enfermedades supurativas, i aun en la leucocitemia, tipo del jénero en que predo- minan los glóbulos blancos. La quinina, aun en pequeñas cantidades, retarda la descomposición de las materias orgánicas privadas de vitalidad, como la leche, la orina, la manteca, la sangre &c. En los cadáveres de personas o animales envenenados o saturados con este alcaloide o sus sales, se retarda la putrefacción. QUINA 167 En virtud de estos hechos, i especialmente aten- diendo a que impide la descomposición del pus al contacto del aire, se supone que puede servir como profiláctico en las enfermedades pútridas, i como curativo en la absorción purulenta; pero aun se espe- ran hechos mejor determinados. Hasta el presente no se ha observado que tenga acción manifiesta en las enfermedades pútridas, como hicieran suponerlo los esperimentos que conducen a probar su cualidad antiséptica, inferior a la del alco- hol i ácido fénico; pero superior respecto de los efec- tos febriles de una intoxicación, sobre todo la palustre, acerca de la cual parece obrar en sus efectos mas bien que en ella misma; así como en la intermitencia o remitencia de las afecciones de este jénero, mas bien que en las alteraciones que las producen. Se juzga que puede causar la irritación de la vejiga i de los riñones, si se atiende a que por esta via se hace su eliminación en la mayor parte, i de accidentes semejantes hablan algunos prácticos; pero ordinaria- mente no son apreciables tales efectos. El uso de abun- dantes bebidas acuosas los correjirian al presentarse. Al parecer no tiene influencia en los órganos jeni- tales del hombre. Eespecto de los de la mujer, escita el útero i es emenagoga: aumenta su contracción en el parto, i, así, en la preñez provocaría el aborto. Los alcaloides de la quina i sus sales se absorben mejor por la via del estómago, por medio de líquidos acidulados, en los cuales son solubles, e insolubles en los alcalinos. Se absorben también por el recto i el dérmis desnudo siempre que un ácido contribuya a su solución, i es dudosa su absorción a través de la epidérmis. Absorbida la quinina obra especialmente en los centros nerviosos, el corazón i el bazo, aunque estos órganos no retienen mayor porción de ella que los otros, i solamente en el hígado permanece mas tiempo. Son varias las hipótesis acerca de sus reacciones 168 CAPITULO VII. en la sangre. La que parece mas verisímil es la de Briquet i Quevenne, fundada en süs esperimentos, de los cuales resultaría que las sales solubles de quinina no son descompuestas miéntras no lo es el ácido en que se bailan disueltas, i en caso de descomposición de éste, como sucede con los ácidos vejetales, el ácido carbónico que resultaría baria soluble el nuevo com- puesto. Las sales insolubles i la misma quinina se bacen solubles por su reacción en los jugos del estó- mago, i por esto es mas lenta su absorción. La eliminación de este alcaloide i sus sales se bace, en razón de su solubilidad, por todas las secreciones, especialmente por la urinaria, en la que se presenta un tercio o la mitad de la dosis, durante tres a seis dias; i como no es de suponer que la eliminación por las otras secreciones comprenda el resto, se considera que una parte se descompone, como otras sustancias orgánicas en casos semejantes, i así esplica Delioux su acción tónica i reconstituyente. Al esterior es irritante la quinina, según la solu- bilidad de sus compuestos i la sensibilidad de las partes en que se aplican. En pomadas, o baños cargados de sulfato, causa comezón i luego manchas que se convierten en pápu- las de liquen i erupción prurijinosa. Girard ba observado que los obreros de la estrac- cion de la quina sufren comezón en la piel, i Chevalier que en los de la fabricación del sulfato aparece una erupción que suele ser rebelde, basta tener que aban- donar a vezes el oficio. En algunas mucosas, como la del ojo, causa dolor e irritación, a pesar de la estraña opinión de Giaco- mini, que dice que la insuflación de sulfato en el ojo no le ba causado dolor, que lo produce cualquiera polvo inerte. En lavativas, sus soluciones, solamente en casos escepcionales, producen dolor. Se observa que la solución acidulada de sulfato obra con mayor enerjía sobre el dérmis desnudo, que QUINA. 169 es lo contrario de lo que sucede jeneralmente en la mucosa dijestiva, cuya diferencia se esplicaria por el modo rápido o lento de la absorción. En las heridas esta sal causa inflamación, lo mis- mo que por medio de las inyecciones hipodérmicas, i es uno de los inconvenientes de este método. De tal modo, es rápida la absorción; i parece que de una manera semejante se hiciera por los vejigatorios; pero no sucede así: es un medio doloroso e infiel, i por esto no se emplea en la práctica ordinaria. Las propiedades curativas del sulfato de quinina son notables, aunque se ha pretendido darles una estension que en realidad no tienen, como ha sucedido con otros medicamentos heroicos. Desde luego se reconoce que son indisputables sus servicios en las fiebres palustres i en las afecciones intermitentes, sobre todo en las del mismo carácter o de tipo febril demarcado. La incertidumbre de la etiolojía de las fiebres palustres, aunque esta denominación esprese un orí- jen determinado, impide en parte el empleo acertado de este medicamento. Es de suponer que deja de administrarse en algunos casos oportunos; o bien se administra en enfermedades que por error se juzgan palustres. Sea lo que fuere a este respecto, hai acuerdo en llamar palustres las que se orijinan en determinados climas i circunstancias, i que se curan con la quina i sus alcaloides, sobre todo con el sulfato de quinina. Las fiebres palustres se habian supuesto esclusi- vamente intermitentes, hasta en los últimos tiempos, en que se ha observado que su tipo puede ser también remitente o continuo, al apreciar su jenio específico por la acción heroica del sulfato de quinina, que parece hasta ahora el mejor fundamento para juzgar de su carácter. 170 CAPITULO YII. En estas fiebres, por lo común perniciosas graves, es en las que el sulfato de quinina manifiesta su poder modificando i dominando su carácter. La fiebre perniciosa, común en nuestras tierras cálidas, se llama así por los trastornos que provoca, muchas vezes rápidamente mortales. Los tipos conti- nuo o remitente i la fecha reciente de la invasión, son circunstancias que favorecen su incremento; sin- embargo, suele presentarse con el tipo intermitente. Tiene formas diversas, según las constituciones indi- viduales o las epidemias: es comatosa, áljida, atáxica, colérica, diaforética, cardiáljica &c. en relación de los síntomas dominantes. La áljida, diaforética i cardiál- jica son mas graves, i ménos la comatosa i colérica. Por lo regular las acompaña un estado bilioso o saburra!, que exije un vomitivo o purgante, i luego el sulfato de quinina en solución acidulada, a dosis de 2 a 3 gramos al día, hasta modificar su malignidad, que es tanto mas probable cuanto la fiebre se acerca mas al tipo continuo, cuando no es el remitente, en cuyo caso el tratamiento es semejante al de las inter- mitentes. Por lo común domina el tipo continuo, i no se debe vacilar en la administración del medicamento, tan luego que se reconoce su carácter, a la dosis i con la prontitud que exija la gravedad del caso, en lo posible ántes del acceso o exacerbación, pues así obra con mayor eficacia. Sinembargo, no se debe abusar de las dosis, a pesar de la tolerancia de este medicamento en tal enferme- dad. Son suficientes 2 a 3 gramos al dia, i se evitan así los accidentes nerviosos que pueden causar ma- yores dosis. En cuanto a la oportunidad de su administración en las fiebres intermitentes, hai la misma diverjencia de opiniones que respecto de la quina. Lo mas con- veniente es administrarlo tres o cuatro horas ántes del acceso. Jeneralmente obra mas en los accesos subsiguientes que en el inmediato. QUINA 171 En los casos de intermitencia irregular, de remi- sión, i sobre todo de tendencia al carácter pernicioso, se debe administrar desde el principio de la apirexia 0 remisión, i aun durante el acceso, si su gravedad lo exije. Bretonneau i Trousseau, siguiendo la práctica de Sydenham, lo administraban lo mas distante posible del acceso siguiente, a la dosis de un gramo, en una vez, o 2 inmediatas. Briquet considera que bastan 30 a 40 centigramos, divididos de 5 a 6, de hora en hora: 1 así aumenta la acción febrífuga, en su concepto, a la vez que se economiza el medicamento; pero como prescribe la última dosis 15 horas ántes del acceso, no seria aplicable este método sino en las tercianas i cuartanas. En los casos ordinarios se prescriben de 50 a 60 centigramos, a lo mas un gramo, 2 o 3 horas ántes del acceso. Para las personas mui susceptibles con- viene dividir la dosis. Debe suspenderse desde que uno o dos accesos han dejado de presentarse, pues se juzga que la continua- ción de su uso no previene, como la quina, las recaidas, a la vez que su uso prolongado tiene inconvenientes, uno de ellos el ser ménos eficaz en ocasiones poste- riores. Jeneralmente se considera este medicamento infe- rior a la quina, al arsénico, a los marciales i a la hidroterapia, en el período caquético. Seguramente estos ajen tes son de los mejores, especialmente como reconstituyentes; pero el sulfato de quinina conserva su poder respecto de la caquexia que aun no ha pro- ducido mui serios desórdenes. Así lo hemos obser- vado en muchos casos, aun complicados, de disenterias o diarreas rebeldes. E] mercurio i el yoduro de potasio han sido impotentes las mas vezes, i los infartos abdo- minales i el edema de los miembros inferiores han cedido al sulfato de quinina. Hemos prescrito con tal fin 5 píldoras de una vez por 10, 15 o mas dias, cada una compuesta así: ' * 172 CAPITULO YII. Sulfato de quinina 10 centigramos. Alcanfor pulverizado 5 Jarabe simple, O. S. Después de quince o mas dias de su uso no hemos observado sensibles turbaciones nerviosas, segura- mente porque el alcanfor se opone a ellas. Los infar- tos han desaparecido, las diarreas se han correjido i el peligro se ha conjurado. Se administra con buen resultado en la fiebre que sigue algunas vezes a las operaciones quirúrjicas en los órganos jenito-urinarios, la cual se distingue por un tipo intermitente o un carácter pernicioso. Ricord lo administraba 3 a 4 dias ántes de la operación, i De- bout lo aconseja inmediatamente después del catete- rismo, en los individuos mui irritables. El suceso de este medicamento en tales casos hace aun mas dudosas las causas de las fiebres en que se ha reputado heroico i específico; o bien curaría con la misma seguridad las de otro oríjen, en las que se pre- senta el carácter pernicioso, i así éste no seria peculiar de aquellas como se ha supuesto jeneralmente. Obra con la misma eficacia en las neuraljias que constituyen las fiebres larvadas, o que se presentan comunmente en la anemia palustre. Su poder especial se manifiesta en las neuraljias intermitentes, i en las que acompañan el reumatismo o se orijinan en un estado conjestivo, por un estímulo depletivo, mas que por depresión del sistema nervioso. Sinembargo, no es un medicamento seguro en las enfermedades dolorosas en jeneral, i es prudente sus- tituirlo con otros, como el arsénico, que es superior en estos casos. En las neurosis se ha empleado con mas O ménos suceso, según su carácter. Se comprende que es mas útil en las intermitentes de accesos regulares. Dubelat refiere casos de histerismo en que ha producido bue- nos resultados; i aun cuando sus accesos no se pre- sentan por lo común con regularidad, algunos de sus QUINA, 173 síntomas aparecen periódicamente, como la tos i las neuraljias. Se citan casos de hipo rebelde, o intermitente, qne han cedido a este medicamento; de tétano, con 1 a 3 gramos diarios; de convulsiones, con 60 a 80 centi- gramos por 6 a 12 dias; de corea reumática, con dosis progresivas de 1,50 a 2,50 por 3 dias; i aun en la epilepsia se ha considerado útil; en la tos convulsiva i disnea parece ménos incierta su acción, como en el asma i palpitaciones nerviosas, a dosis que no sobre- pujen su propiedad neurosténica. Considera Briquet que es mas probable su buen éxito en las neurosis de los órganos respiratorios i del corazón que en las cerebrales. En las abdominales le parece menor su influencia. Teme su empleo en las cerebrales ¡3or la conjestion que puede producir; reco- nociendo que es mas útil en las neurosis de otro oríjen, i que se debe usar con prudencia en los individuos de cerebro mui escitable. En concepto de Grubler, conviene en las neuraljias i neurosis que dependen de conjestion, como la jaqueca i la cefalea difusa, orijinadas en una hipercrinia cere- bral, o en el insomnio por la misma causa. Oppolzen emplea con suceso en la jaqueca neurál- jica una solución de 20 centigramos de sulfato de quinina en 30 gramos de agua, con dos gotas de ácido sulfúrico. En la que tiene tanto de las neurosis como de las neuraljias, Debout administra este medica- mento, que juzga eficaz unido a la dijital, así: Sulfato de quinina 3 gramos. Polvo de dijital 1,50 Jarabe, O. S. Para hacer 30 píldoras, de las que se toma una cada noche. Los efectos tardan en manifestarse; no obstante, los accesos se suspenden o duran menos tiempo, al tomar 3 a 4 píldoras a intervalos cortos. El autor de este tratamiento lo recomienda especial- mente contra la jaqueca periódica de las mujeres 174 CAPITULO VII. hácia la época de la menstruación, aunque en el hom- bre produce también buenos resultados. Por su dura- ción, de dos a tres meses, mas bien es profiláctico, i no se opone a otros medios coadyuvantes, como el coci- miento de café sin tostar. Delioux recomienda para aliviar la jaqueca, i aun suspenderla casi instantá- neamente, una taza de infusión de café negro sin azúcar, con 25 a 30 centigramos de sulfato de quinina i el jugo de medio limón. Una de las enfermedades en que se ha prodigado este medicamento es el reumatismo articular agudo, i los resultados, si bien satisfactorios muchas vezes, otras han sido decepciones que hacen vacilar en su empleo como medicación jeneral de esta enfermedad. La quina, como se ha dicho, había sido ya admi- nistrada con algún suceso, i asi tenia que serlo la quinina por Mojon en Jénova en 1822, con éxito satisfactorio en una epidemia de fiebre reumática, i con resultados semejantes por Whitting en Londres en 1826; pero es particularmente a Briquet a quien se deben las indicaciones fundamentales i estudio especial de esta medicación. Ha considerado útil el sulfato de quinina para combatir el movimiento febril i el agudo dolor del reu- matismo, que se exacerban por períodos mas o ménos manifiestos. Al principio lo empleó a dosis hasta de 5 gramos al dia, i Monneret aun a mayores dosis, que producían la meninjítis, accidentes adinámicos, o un verdadero envenenamiento que causó la muerte de muchos enfermos. Una reacción siguió, i el medica- mento se ha empleado después a dosis moderadas con mejor suceso. No es aplicable a todos los individuos, ni a todas las especies de reumatismo. Según Briquet conviene a las personas debilitadas i anémicas, i en jeneral a las de escasa escitabilidad, i no a las que se hallan en condiciones opuestas, predispuestas a las conjestiones cerebrales. En concepto de Trousseau i Pidoux, en la QUINA, 175 forma mas favorable es en la que prodomina el dolor en muchas articulaciones, o multi-articular, menos en la que se hallan fijos en una articulación; e ineficaz i aun perjudicial en el reumatismo blenorrájico. Gubler lo considera favorable cuando las fluxiones se hallan en su principio, e ineficaz en la artritis apirética, fija en una articulación, lo mismo que en las que han llegado a un período avanzado de su desarrollo. En el reumatismo crónico es ménos seguro, e inferior al yodo i al arsénico. Según Legroux, uno de los prácticos que ha usado este medicamento con mas prudencia, es mas rápido en sus efectos que cualquiera otro, i la endocarditis ménos frecuente bajo su influencia ; pero no pre- viene mejor las recidivas, las cuales juzgan Trousseau i Pidoux se evitarían con alguna seguridad usando el medicamento a dosis decrecientes en muchos dias, después de terminados el dolor i la fiebre. Briquet reconoce que no abrevia la enfermedad mas que otros medicamentos, sino en razón de la elevación de las dosis, i que bastaría dividirlas para evitar accidentes. En su concepto estaría contra-indicado por la inflamación de la mucosa dijestiva i de los órganos jenito-urinarios, i mas aún por la meninjítis, encefa- litis i neurosis del cerebro; pero no por complicaciones de los órganos respiratorios i de la circulación, pues coadyuvaría a la curación de la pericarditis i endo- carditis. En oposición a la opinión de Briquet, dice Gubler que mas bien retarda la aparición, o dismi- nuye la gravedad de las meninjítis que sobrevienen en los reumáticos, i que lo ha empleado con ventaja mas de una vez en casos análogos. Gueneau de Mussy teme en esta enfermedad, de notable naturaleza conjestiva, que pueda localizarse en el encéfalo el empleo de medicamentos que lo inci- tan, por lo cual juzga se deben usar con prudencia i prescindir de ellos si existen turbaciones cerebrales. Se desecha, pues, como medicación esclusiva del 176 CAPITULO VII. reumatismo, en mucha parte por los accidentes que han causado sus altas dosis. Así, en una práctica razonable se administra en determinados casos, a dosis fraccionadas de 50 centigramos a un gramo al dia. Sinembargo, aunque modera la fiebre i las fluxio- nes articulares, i modifica la forma paroxística, que se revela, ménos por el aumento de la fiebre que por la exacerbación de los dolores por la noche, hai otros medios, como la veratrina, el acónito, la dijital, las sales de potasa i el amoniaco, a que se ocurre con ventaja. Era consiguiente que se administrase también en la gota. En esta enfermedad las altas dosis, asimismo, disminuyen la violencia de los accesos; pero no parece prudente procurar su rápida suspensión, sino mode- rarlos con pequeñas dosis; i aun así son dudosas sus ventajas, a no ser que se hallen bien demarcados sus períodos. En jeneral se debe prescindir de su uso, miénlras no estén mejor determinados los casos de su oportunidad. Es útil en las inflamaciones de forma paroxística o intermitente, en razón de la regularidad de los paroxismos o accesos; pero en las continuas no es probable su buen resultado. No obstante, en el supuesto de su acción contra- estimulante, se ha empleado en la encefalitis, en la pleuresía, sobre todo en la neumonía, i atrevidamente en las inflamaciones gastro-intestinales. En la neu- monía de los niños se ha administrado con algún suceso, a la dosis de 15 a 20 centigramos. Briquet dice que puede ser útil en la cistitis cró- nica, por la propiedad escitante que comunica ala orina al ser eliminado, i refiere casos de algún éxito, con dosis de 1 a 2 gramos al dia. El doctor Pula, médico belga, recomienda un tra- tamiento del croup, que no escluye los vomitivos al principio de la enfermedad, que consiste en la admi- nistración de una mezcla de 40 a 50 centigramos de QUINA 177 sulfato de quinina i 10 a 20 de calomel, dividida en 4 a 5 porciones, que se dan con intervalos de 3 a 4 horas. Refiere doce curaciones en quince casos, que atribuye particularmente a la sal de quinina, porque en dos casos la administró sola con buen suceso. Es útil en la fotofobia de la oftalmía escrofulosa, en la queratitis con eretismo, i ha sido especialmente recomendado por Fonssagrives en la oftalmía flicte- noidea. Las dosis son de 15 a 30 centigramos, i hasta un gramo, cuando la fotofobia depende de neuraljia intermitente. Nagel, Flader i Eader llaman la atención de los oftalmolojistas, aquellos respecto de la aplicación tópica del clorhidrato de quinina, i el último respecto de la del sulfato en varias enfermedades crónicas del ojo, como las inflamaciones catarrales de la conyun- tiva, las queratitis, el álbugo i la oftalmía granulosa, con éxito mas o ménos rápido. En la fiebre tifoidea empleó el doctor Broca, uno de los primeros, el sulfato de quinina con algún suceso, a la dosis de 10 centigramos cada hora, hasta la des- aparición de la fiebre, aumentándola en razón del incremento de la enfermedad. Louis, Martin Solon, Briquet i otros lo administraron después a altas dosis, que eran las que se consideraban eficazes en una época que ha pasado ya, i los resultados no fueron satisfac- torios. Los hechos han probado que solamente satis- face ciertas indicaciones. Trousseau i Pidoux no comprenden que en una enfermedad, cuyo carácter parece consistir en la depre- sión de las fuerzas, pueda convenir el sulfato de qui- nina a dosis alta, que abate enérjicamente el sistema nervioso. En los casos en que seria oportuno, como en el primer período, son las dosis moderadas las útiles, si el pulso es mui frecuente i la piel caliente i seca: mo- dera el pulso, hace bajar la temperatura, combate la cefalaljia, restablece el sueño i se opone a las inflama- 178 CAPITULO VII. ciones viscerales, que favorecen la continuación i violencia de la fiebre, según Louis. Respecto de los síntomas cerebrales, delirio, estupor i coma, Briquet i otros han observado que desaparecen a la vez que la frecuencia del pulso; no obstante, aquel cita casos en que ha aumentado la escitacion cerebral, i otros han visto que tales síntomas resisten a esta medica- ción. Así se juzga prudente no insistir en ella, cuando no modifica los accidentes nerviosos. La fiebre tifoidea manifiesta en su primer período, muchas vezes, un tipo intermitente o remitente, en que parece oportuno este medicamento; pero apénas modera el movimiento febril, que sigue luego invaria- blemente con tipo continuo, lo que prueba su impo- tencia en la enfermedad, como otros que se emplean para abreviarla o hacerla abortar. Si la forma paroxís- tica domina en alguno de los períodos ulteriores, obra como antiperiódico, con mas eficacia que al principio, en concepto de Mazade i Jacquot; pero no por esto disminuye de un modo apreciable la duración de la enfermedad. No es conveniente, cuando no son notables la frecuencia del pulso i el calor de la piel, i ménos en la forma adinámica, ni por viva inflamación de gran parte del tubo dijestivo. A pesar de esto, Briquet juzga que puede adminis- trarse a mayores dosis que en cualquiera otra enfer- medad, si se atiende a la diminución de la absorción i de la sensibilidad; aunque ha reconocido, por otra parte, que no es aceptable sino en ciertas formas o accidentes, i no pasar de ocho dias su uso. La dosis mas conveniente en el adulto es la de 50 centigramos a un gramo al dia. En suma, no es un medio seguro de curación de la fiebre tifoidea, como habían creído algunos médicos, acaso por error de diagnóstico muchas vezes; i mas se debe dudar de su pretendida propiedad específica al reconocer con Colín, que es ineficaz en las complica- ciones tifoideas de las fiebres palustres. QUINA 179 El sulfato de quinina lia sido empleado en el tifus, la fiebre amarilla i el cólera, con resultados, en jeneral, poco satisfactorios. Barallier lo recomienda en el tifus, a la dosis de 1 a 2 gramos, en pocion, por cucharadas cada hora, por dos a tres dias, después de un vomitivo o purgante, i dice que calma la cefalaljia, la fiebre, i que regulariza la enfermedad. Jacquot lo considera peligroso, sobre todo a alta dosis, por los accidentes semejantes que produce. Barallier dice que obró bien en la epidemia de Crimea; no así en la de Mompellier, La fiebre amarilla, que infunde el espanto en algu- nas costas marítimas, no podia quedar escluida de esta medicación, sobre todo por su semejanza con las fiebres perniciosas. Ha producido buen resultado en los casos de complicación de las dos fiebres. El medicamento obra, pues, siempre por su acción electiva, pues el suceso en complicaciones semejantes se debe a la mo- dificación de la fiebre perniciosa. Ademas, ésta se presenta algunas vezes con caractéres semejantes a los de la otra, como la colérica, que puede orijinar error de diagnóstico. El primer período de la fiebre ainarilla suele pre- sentarse con tipo intermitente, como sucede con la tifoidea, i así como en ésta, el sulfato de quinina no impide que siga luego con tipo continuo. Respecto de su utilidad después del primer período, se observa que la remisión que se espera no es constante i que no dis- minujre la gravedad del segundo período, aumentan- dolamas bien muchas vezes, a tiempo que predispone a una adinaraia de peores condiciones. Las precedentes consideraciones se deben a Saint- Pair i Dutrouleau, que han hecho sus observaciones en los paises intertropicales de América i Africa. Dutrou- leau opina que el sulfato de quinina, administrado al principio de esta fiebre como antiperiódico i antipa- lúdico, es siempre inútil i por lo común peligroso; no asi la quina, que presta servicios ménos disputados en el período adinámico o tifoideo. 180 CAPITULO Til, Respecto del cólera, en que tantos medicamentos enérjicos se han ensayado, se ha administrado el sul- fato de quinina, ya como tónico en 1832 en que se juzgaba así, o ya como depresivo de la circulación por los médicos de la escuela de Giacomini, en el supuesto de que esta enfermedad es una flebitis. Al reconocerse su ineficacia, se empleó el citrato de qui- nina, luego el valerianato, i últimamente el tanato, con el que se ha obtenido buen suceso en algunos casos; aunque examinados los hechos, se juzga que se refieren a la colerina, i no al cólera confirmado. La asimilación del cólera a las fiebres palustres ha inducido a su empleo; i desde luego se reconoce que las perniciosas coléricas se asemejan, lo mismo que algunas remitentes biliosas i la fiebre amarilla, como se ha dicho. Sinembargo, son diferentes en su natu- raleza, i se confirma por la acción de la quinina mis- ma en las fiebres palustres, dudosa en el cólera, i nula en la fiebre amarilla. Durante el período áljido, en que seria mas pre- cioso para moderar los desórdenes que éste implica, está suspendida la absorción; ademas, parece inopor- tuno con los estimulantes, convenientes en tal estado. No obstante, el doctor Le Morvan asegura haber obtenido buenos resultados con la dosis de un gramo 50 centigramos a 2 gramos, disuelto en una fuerte infusión de café, con 8 a 9 gotas de ácido sulfúrico, durante una grave epidemia de Bretaña, adminis- trando esta mezcla en la colerina i al principio del cólera. La fiebre puerperal se ha combatido con este me- dicamento, como profiláctico i curativo. Piedagnel, con aquel objeto, administraba a las recien paridas un gramo al dia, mezclado con igual cantidad de car- bonato de hierro, i Beau lo ha empleado como curativo, a la alta dosis de 2, 3 i 4 gramos al dia; pero otros han observado su ineficacia, tanto con aquel como con este carácter. Sinembargo, tiene partidarios, i Caba- QUINA, 181 Billas refiere seis casos de curación, coa el uso de 10 centigramos cada hora en muchos dias. Obra con algún suceso en el sudor miliar, que ha causado una notable mortalidad en varios países de Europa, Se administra con mayor probabilidad de buen éxito en las remisiones de esta enfermedad, a fin de prevenir los graves desórdenes subsiguientes, a la dosis de 60 centigramos a un gramo, i hasta 2 gra- mos en lavativas. Foucart, no obstante, lo considera inferior a los antiflojísticos i refrijerantes. En la hidropesía que sigue a la escarlatina parece útil a la dosis de 2 a 10 centigramos, repetida una vez al dia en los niños, i en los adultos a la de 15 a 20 centigramos, Briquet lo juzga oportuno en la erisipela ambu- lante, por lo común de forma paroxística; pero acon- seja mucha prudencia en las de la cara, por el riesgo de las conjestiones cerebrales. En la viruela con síntomas atáxicos, lo ha emplea- do Jadelot con buen resultado, i pudiera prestar ser- vicios respecto de la absorción purulenta en las virue- las confluentes, acelerando el período de desecación. En el período final de adinamia mas o ménos marcada, la quina es mejor para relevar las fuerzas. En las afecciones purulentas i pútridas, ya sean el resultado de la absorción o del desarrollo espontáneo del jérmen pútrido, se ha administrado, como ántes la quina, a virtud de los esperimentos sobre la acción de la quinina en el pus i en los fermentos que se des- arrollan en la sangre. Pareciera que al modificar este alcaloide la leucosis, por la destrucción de los vibrio- nes que la orijinan, evitaría las inflamaciones supura- tivas, o correjíria la infección al oponerse a la acción de los jérmenes pútridos; pero los hechos no han confir- mado los esperimentos de una manera satisfactoria. Algunos médicos i cirujanos dudan de su propiedad antiséptica, i la mayor parte juzgan que mas que los leucocitos, es el serum de la sangre alterado el oríjen de la infección. 182 CAPITULO VII. Otros dicen que se ha pretendido de la quinina un fin, que si no lo satisface sola, pudiera alcanzarse con su asociación a otros antisépticos, como los mercuria- les, los sulfitos alcalinos, los antimoniales, los alco- hólicos &c. El profesor Binz aconseja en las grandes heridas, a fin de prevenir accidentes sépticos, a lo ménos dos gramos de sulfato de quinina, a tiempo en que la fiebre es ménos pronunciada; procurando no deprimir demasiado por el aumento de la dosis. Juzga que los escitantes, como el vino i el alcanfor, coadyuvan a la acción antiséptica i previenen la tóxica del medica- mento. El tratamiento se continúa por el tiempo ne- cesario para la eliminación de los jérmenes morbíficos. Briquet dice que los calofríos de la fiebre piojé- nica la asemejan a las de acceso, i Alfonso G-uerin cree conveniente este medicamento en la infección purulenta, por su analojía con las fiebres palustres. Otros han impugnado estas opiniones i juzgan que al estar indicado seria como tónico, mas que en calidad de febrífugo. Broca juzga que no es un medicamento sino una medicación la oportuna, que tenga por base los tónicos, una alimentación sustanciosa i el buen vino. Los servicios que presta el sulfato de quinina en la fiebre hética son limitados, i mas si las alteraciones orgánicas que la producen han llegado a su período de incurabilidad. En los casos de marcadas exacerba- ciones, modera la fiebre i los sudores, que tanto con- tribuyen al aniquilamiento de los enfermos. El tanate de quinina particularmente tiene ventaja contra los sudores de los tísicos. El sulfato parece obrar como modificador de las exacerbaciones, i no se debe insistir en -su administración luego que ha satisfecho tal indi- cación, pues no obra en la causa de la fiebre. Es útil siempre que se presentan accesos febriles, i se consi- gue así prolongar los dias del enfermo. Modifica o disminuye las secreciones exajeradas, sobre todo las que acompañan las afecciones palustres QUINA 183 e intermitentes. Se lia dicho que tiene influencia en los catarros de la vejiga. En la diarrea que no está ligada al jérmen palustre es inoportuno i mas bien la provoca; no así el tanato, favorable en la diarrea colérica. El sulfato de quinina i la quina obran de distinto modo en las hemorrajias: ésta da consistencia a los tejidos en las de carácter pasivo, que es en las que ha parecido útil, i aquel deprime la fuerza impulsiva del corazón i disminuye el calibre de los vasos. Este obra mas prontamente que la quina, que seria mejor para prevenir la disposición a las hemorrajias. Sinembargo, son inferiores a otros hemostáticos, a no ser en los casos de recidivas, como es común en la epístasis. Entonces conviene el sulfato a pequeñas dosis, por- que no siendo así pueden producir conjestiones, que mas bien sostendrían o aumentarían esta hemorrajia. La quinina provoca la menstruación, lo mismo que la quina, i ambas son aplicables en la amenorrea de las mujeres cloróticas. Respecto de la dismenorrea, si corrije los accidentes periódicos que la acompañan, particularmente los de oríjen palúdico, puede provo- car en esceso la menstruación i anticiparla. Una de las propiedades de este alcaloide, que se discute al presente, es la de escitar las contracciones uterinas a tiempo del parto. En consecuencia lo con- sideran abortivo algunos prácticos, i aducen en su apoyo los abortos de mujeres con fiebres intermiten- tes tratadas con este medicamento; pero otros atri- buyen tal efecto a las fiebres mismas. Estos suponen que así como sucede con el centeno, el útero seria susceptible a la influencia de la quinina solamente cuando se halla su fibra escitada por las contracciones del parto. Sea de esto lo que fuere, hechos mejor determinados resolverán la cuestión. El doctor Rich dice que la quinina obra, ademas, como hemostático en las hemorrajias puerperales; aunque se debe desconfiar de esta acción, si se atiende a que mas bien provoca las hemorrajias uterinas. 184 CAPITULO VII, El hombre tolera mejor las altas dosis de las sales de quinina, i las personas robustas mejor que las débiles o debilitadas. En los ancianos se deben usar con prudencia, pues provocan fácilmente accidentes. El niño, según varios observadores, tolera hasta dos gramos de sulfato en el dia; aunque no se debe con- siderar absoluta esta opinión, si se atiende a su tem- peramento nervioso, mas susceptible a la influencia de este medicamento. En el estado febril es mejor tolerado que en el normal o cuando se halla deprimido el pulso, i siem- pre que no haya complicaciones encefálicas o digesti- vas; pero sobre todo es tolerado en las fiebres perni- ciosas palúdicas, homo el yoduro de potasio en el período terciario de la sífiles, i el tártaro estibiado en la neumonía. Pudiera decirse que un medicamento es tolerado en relación con su acción curativa; i segura- mente se ha abusado de esta tolerancia hasta desacre- ditar algunos de ellos en enfermedades en que serian mas útiles. En las fiebres perniciosas es prudente no pasar de tres gramos de sulfato en el dia, suficientes por lo común. Hai riesgo, al aumentar tal dosis, de provocar la intolerancia i los graves accidentes consiguientes, que oscurecen los efectos terapéuticos i hacen inte- rrumpir el tratamiento, cuando tal vez seria urjente continuarlo. Las dosis considerables sostenidas por dias segui- dos, empleadas especialmente en el reumatismo ila fiebre tifoidea, han causado envenenamientos mas o ménos evidentes, como todos los medicamentos enér- jicos, cuando se emplean a dosis exajeradas. La quinina es mas tóxica en los animales inferio- res, i en el hombre puede serlo según las constitucio- nes, las dosis i enfermedades. En individuos mui QUINA 185 susceptibles se presentan accidentes con dosis que otros tolerarían, i si es fraccionada produce efectos ménos notables que administrada de una vez. Por esto se debe dividir aun la dosis de un gramo, respecto de personas mui escitables, i así se evitan efectos que impedirían apreciar los resultados que se esperan. Los accidentes pueden presentarse con la división de dosis de 2, 3 o 4 gramos, que ya no se emplean porque no son necesarias, escepto para las fiebres perniciosas de individuos robustos, i aun en éstos no se debe pasar de 3 gramos en un dia, como se ha dicho. No obstante, se ha observado algunas vezes una resistencia notable a la influencia del sulfato de qui- nina. Se refieren hechos relativos a dosis de 30 o mas gramos, tomados por equivocación, o administrados con imprudencia; i aunque sus efectos han llegado al mas alto grado (sordera completa, amaurosis, estu- por, postración &c.), los enfermos se han salvado a beneficio de medios convenientes. La intoxicación se manifiesta por las turbaciones del oido i de la visión, los vértigos, el delirio i la difi- cultad de los movimientos; sobre todo por la postra- ción i el coma, que pueden presentarse desde el prin- cipio en las personas mui escitables que toman una alta dosis. Suele haber otros accidentes, por suscep- tibilidad o predisposiciones especiales, como la hema- turia en los niños, aun con dosis proporcionalmente moderadas, la hemoptisis, la púrpura i una erupción escarlatinosa con edema de la cara. La indicación urjente es hacer vomitar, como en todo envenenamiento, o mejor, neutralizar el sulfato por el tanino, i procurar el vómito. Los síntomas atáxicos se combaten con los antiespasmódicos i el opio, i la postración con los escitantes, como el café i los alcohólicos usados con moderación, lo mismo que las fricciones i los revulsivos a las estremidades, a efecto de prevenir el incremento de la conjestion cere- 186 CAPITULO VII. bral. Las bebidas refrigerantes i diuréticas, particular- mente la uva ursi, i las lavativas, calman la irritación del tubo dijestivo i favorecen la eliminación de la sustancia tóxica. La quinina pura no se usa. El sulfato neutro u oficinal es el empleado comun- mente, mezclado a confituras, siendo mejor las ácidas, en píldoras de 5 a 15 centigramos, i sobre todo en solución acuosa, con algunas gotas de ácido sulfúrico, al menor número posible, o de agua de Rabel, que es mejor. En la forma pilular, el alcanfor es uno de sus mas eficazes coadyuvantes. Lá solución produce los efectos terapéuticos con mas rapidez. La adición de algunas gotas de láudano contribuye a establecer la tolerancia, sobre todo cuando la solución se aplica en lavativas. Los jarabes de éter, tartárico o de naranja, i particularmente la infusión de café con jugo de limón disimulan el escesivo amargor de este medica- mento. La solución se acidula mas cuando se aplica en lavativas, con el objeto de prevenir la reacción alca- lina de los líquidos intestinales, que disminuiría SU absorción; i por una razón semejante en el estado bilioso de algunas fiebres, administrada por la via del estómago. Las bebidas ácidas favorecen su tolerancia i absorción. Pero las lavativas son brevemente espelidas, i así puede decirse que obrarían mas 25 centigramos por el estómago, que 2 a 3 gramos por la otra via. En algunos casos se prefieren los supositorios con manteca de cacao i sulfato acidulado, particularmente en los niños. Es dudoso que se absorba esta sal aplicada simple- mente sobre la piel, o sea por el método iatraléptico. En este caso se debe preferir su mezcla con la glice- QUIXA, 187 riña, en lugar de la grasa común, i en fricciones a la parte interna de los muslos i brazos, mas bien que su simple aplicación a las axilas. Por medio de las inyecciones hípodérmicas se aplica a menor dosis que por el estómago. La solución de Grubler para estas inyecciones se prepara con once partes de agua destilada i una de sulfato ácido. Se pueden inyectar 3 gramos, que representan 25 centi- gramos de sustancia activa. Este método, aunque no está libre de inconvenien- tes, uno de ellos la inflamación local, está llamado a prestar servicios preciosos en los casos de intolerancia del estómago, de falta de absorción en las fiebres álji- das i coleriformes, o de un acceso que exije obrar con prontitud. El alto precio del sulfato de quinina obliga a ocu- rrir muchas vezes a sus succedáneos; o bien a sus coad- yuvantes para estimular su acción. Los ajentes que obran de una manera semejante, moderando la escitabilidad i el calor, favorecen su influencia, como el arsénico, los astrinjentes, los áci- dos, el bromuro de potasio, la dijital, el cloroformo i la hidroterapia; así como son sus antagonistas, espe- cialmente los que paralizan el sistema del gran sim- pático, como los sulíitos alcalinos, el yodo, el tanino i el opio a dosis suficientes para producir tal efecto,, Los ausiliares i antagonistas lo son según las dosis i enfermedades. El opio i el alcohol a dosis moderadas coadyuvan asu acción febrífuga, sobre todo aquel cuando predomina el dolor. A mayores dosis el alco- hol releva las fuerzas que deprime el sulfato de qui- nina, i el opio calma el delirio i otros accidentes. El yoduro de potasio, antagonista como compuesto yódi- co, coadyuva a la resolución de los infartos de la caquexia palustre. En estos casos la acción sinérjica CAPITULO VIL se aplica por el fia común; i se comprende que en la administración de estos medicamentos debe procu- rarse la separación conveniente, a fin de evitar reac- ciones que turbarían o debilitarían sus efectos. Los succedáneos son antiperiodicos i febrífugos mas o ménos notables. La quina misma i los otros alcaloides ocupan el primer lugar. Resulta de los esperimentos practicados en la India, por orden del Gobierno inglés, con el fin de averiguar el valor febrífugo de los alcaloides de la quina, quinina, cinqhonina, quinidina i cinchonidina, que los sulfates de quinina i de quinidina son igual- mente enérjicos, superiores al de cinchonidina, que lo es al de cinchonina, aunque estas sales son también eficazes febrífugos. De 472 enfermos de fiebres inter- mitentes, no se curaron 17, i no hubo ninguna muerte. A pequeñas dosis obraron como tónicos, i en inyec- ciones hipodérmicas produjeron buenos resultados. Las preparaciones arsenicales tienen importancia como tónicas, i algunos las prefieren al sulfato de quinina, particularmente en la caquexia palustre. Decíat ha recomendado las soluciones de ácido fénico en inyecciones subcutáneas, como medio activo de curación de las fiebres palúdicas. Ha tenido alguna reputación el tanino en calidad de antiperiódico, febrífugo i tónico. La tintura de yodo, segun Seguin d’Alby, como se ha dicho al tratar del yodo, es un medio eficaz en las fiebres intermitentes. Sinembargo, la opinión común da poco valor al yodo como febrífugo, i sola- mente parece útil en los infartos del bazo. Muchos médicos italianos consideran buenos suc- cedáneos los sulfitos e hiposulfitos. La infusión de café sin tostar, como la de sen en café tostado, tienen reputación de antiperiódicos i antineuráljicos. La infusión de café negro, en partes iguales con zumo de limón, es un remedio popular contra las fiebres intermitentes. QUINA 189 La árnica tiene también aquí su lugar, lo mismo que la nuez vómica a pequeñas dosis. Pearson Xosh ha propuesto la estricnina como succedáneo de la quinina en las fiebres de la India. El cloroformo ha sido recomendado por sus pro- piedades antiperiódicas. El alcohol i el éter pueden prestar servicios como ausiliares, para contener o mo- derar un acceso, o relevar las fuerzas en el estado febril. La veratrina, la dijital, el acónito i el emético son recomendados por su acción depresiva, i como antipe- riódicos el apiol, el bálsamo de» copaiba i algunos aceites esenciales, como el de cayeput i el de eucalip- tus. Marc ha propuesto el sulfato de hierro como febrífugo, i Fraeys el subcarbonato. Estos medica- mentos, i otros que se han recomendado, tienen una acción febrífuga o antiperiódica mas o ménos dis- putada. En la categoría de los ausiliares de la quina i sus alcaloides, se colocan los tónicos, los neurosténicos i ferrujinosos, que aunque desprovistos de propiedad febrífuga, son preciosos coadyuvantes en el período caquético de las fiebres. Otras preparaciones, aunque ménos usadas, tienen cierta importancia. La quinina hruta, que ha recomendado Trousseau, por su insipidez, en las fiebres de los niños, a la dosis de 10 centigramos en los de cuatro años, es el pro- ducto de la destilación del líquido compuesto para la preparación del sulfato, sin la adición del ácido sul- fúrico, i se presenta en una masa resinosa, que se ablanda con el calor de la mano, compuesta de quinina, cinchonina, materia grasa i principios colorantes. Se administra en dulce o píldoras, i es lenta su absorción por ser insoluble. Las sales de quinina aumentan cada dia. Las prin- cipales, después del sulfato, son; 190 CAPITULO VIL El valerianato, soluble en el alcohol, poco en el éter i mas en el agua hirviendo que en la fria, es de sabor mui amargo, i cristaliza en octaedros o prismas de seis lados. No causa los accidentes que suelen seguir a la administración del sulfato. Parece mas útil en las neurosis intermitentes que en las fiebres del mismo tipo. En éstas se administran de 20 aSO centigramos, i en aquellas a doble dosis, en píldoras 0 pocion. El tanato, poco soluble en el agua fria, mas en la caliente i enteramente en el alcohol, es casi insípido 1 se presenta en polvo blanco amarillento. Se le habia considerado inerte; pero se sabe que se le emplea como febrífugo en los niños i en la colerina. Se admi- nistran de 25 centigramos a 2 gramos, en píldoras, o disueltos en agua o jarabe. El clorhidrato es mas soluble en el agua que el sulfato, i cristaliza en agujas nacaradas. Los médicos alemanes, ingleses i rusos hacen el ojio de esta sal como febrífuga, i la emplean cuando conviene admi- nistrar altas dosis de una sal de quinina. La prescri- ben a la dosis de 5 a 15 centigramos cada dos horas, en polvo, o solución en agua destilada, i mejor en agua de menta o de canela. Del arseniato se ha tratado ya. El doctor Soulec ha aplicado el hromhidrato por medio de inyecciones hipodérmicas, como febrífugo superior al sulfato. Contiene mas quinina que éste, es mas caro, i solamente se aplica del modo dicho, a dosis de 50 a SO centigramos, una hora ántes del acceso, i cura las fiebres mas rebeldes. Una inyección con 20 centigramos equivale a 60 de sulfato al inte- rior. Las inyecciones se deben hacer con solución en agua, con j.a adición de un poco de ácido cítrico, ise evitan los inconvenientes de las soluciones alcohólicas, que producen irritaciones locales. Los antimoniales, carbonatas, azotados, yoduros de hierro i quinina, i el éter quinico &c. son mas o QUINA, 191 ménos útiles, según los ensayos de que son objeto; no obstante, son suficientes alas exijencias de la práctica los compuestos que se colocan emprimer lugar, sobre todo el sulfato que domina el jenero. En resúmen: 1. El jénero de plantas que produce la quina se halla en la zona intertropical de los Andes, sobre todo en su rama oriental, a una altura de 1,600 a 2,400 metros sobre el nivel del mar; 2. Hasta un siglo después de su descubrimiento se conoció i clasificó la planta que la produce; 3. El jénero consta de muchas especies, acerca de cuyo número i caractéres no están acordes los botánicos; 4. Una discordancia semejante hai respecto de la clasificación de las cortezas; 5. Las especies ricas son artículo de comercio activo, que casi las ha agotado; 6. A prevención tal vez de su estincion i como medida de progreso, algunos Gobiernos europeos han dispuesto el cultivo de varias especies de cinchona en sus colonias de Asia; 7. Los resultados han sido felizes, i a virtud de su cultivo en las mejores condiciones, se han obtenido cortezas mas ricas en alcaloides; 8. La propiedad febrífuga de la quina, conocida en América desde el siglo XVII, la hizo estender pronto a Europa; i aunque tuvo adversarios, acaso por las decepciones consiguientes a la inesperiencia en su administración o al empleo de cortezas estrañas, luego fué admitida como uno de los medicamentos mas importantes; 9. La quina obra en el organismo como antipe- riódica i tónica neurosténica; 10. Obra en los órganos dijestivos según sus dosis i estado de ellos. En el sistema nervioso i circulatorio su acción es débil, pues sus principios astrinjentes equilibran la influencia depresiva de sus alcaloides; 192 CAPITULO VII. 11. Una de sus propiedades notables, después de la antiperiódica, es la tónica, que da vigor a la nutri- ción i mayor densidad a la sangre, en virtud de la cual modera las secreciones exajeradas, i modifica los jérmenes mórbidos introducidos al torrente circu- latorio; 12. En jeneral las indicaciones que se refieren a ella tienen por objeto su acción febrífuga o tónica; 13. Es ineficaz, i aun perjudicial, en el estado inflamatorio; 14. Cura, no obstante, las enfermedades inflama- torias de oríjen palúdico; 15. Especialmente debe su reputación a su pro- piedad febrífuga i antiperiódica; 16. Se ignora el modo de obrar de la quina en las enfermedades palúdicas, como se ignora la causa de éstas, a pesar de las hipótesis para esplicarla; 17. Se debe reconocer que la causa no es peculiar de los climas cálidos, i que no hai regla mas segura para distinguir las enfermedades que son su resultado, que la acción curativa de la quina o sus alcaloides; 18. La quina se administraba ordinariamente en polvo, en una o varias dosis, mas o ménos distantes del acceso; 19. En la práctica moderna se administra de pre- ferencia el sulfato de quinina, en una o dos dosis aproximadas, i lo mas separadas que sea posible del acceso siguiente; 20. Aunque el sulfato de quinina se emplea con mayores ventajas en jeneral, se debe preferir la quina cuando hai gastraljia, o exajerada susceptibilidad de los individuos a la sal de quinina; 21. No es necesario aumentar la dosis de quina, en relación de sus alcaloides, porque sus otros princi- pios contribuyen a los efectos terapéuticos; 22. En la caquexia palustre se considera la quina superior a sus alcaloides; pero en las otras caquexias es solamente coadyuvante, i correctivo de la acción de algunos específicos; QUINA 193 23. En las neurosis i neuraljias es útil cuando provienen de un vicio palustre o anémico; 24. El sulfato de quinina la ha sustituido en el reumatismo; aunque en concepto de algunos prácticos ingleses la quina es uno de los medicamentos que han producido mejor suceso en esta enfermedad; 25. En la gota se aprovecha como antiperiódica en las exacerbaciones mui marcadas; pero no cuando es continua; 26. Respecto de las flegmasías, solamente con- viene en las formas adinámicas; 27. Así, es mas útil que el sulfato de quinina en el período adinámico de la fiebre tifoidea, del tifus, de la fiebre amarilla, de la peste, del cólera, de la viruela; i se emplea con mas o ménos suceso en las complicaciones de la escarlatina, en las enfermedades pútridas, gangrena, difteritis, hipercrinias, hemorra- jias pasivas, delirium tremens, i siempre que es nece- sario un tónico eficaz; 28. Se opone con ventaja a muchos envenena- mientos, sobre todo al que causa el tártaro estibiado, tanto por su influencia contra la infección, como por- que forma compuestos insolubles al descomponer las sales; 29. Gomo profiláctico merece mas confianza que el sulfato de quinina, sostiene mas eficazmente la resistencia vital, i se puede usar por mas tiempo sin inconvenientes; 30. En las epidemias, aunque es dudosa su acción, es útil como tónica, en la espectativa de graves enfer- medades; 31. Al esterior se emplea como astrinjente i anti- séptica, en las heridas i úlceras; 32. Sus preparaciones mas usadas son: el polvo, la tisana, los estractos i los vinos; como febrífugas las de cortezas ricas en alcaloides, i como tónicas las que predominan en principios tánicos; 33. El análisis ha descubierto en la quina varios 194 CAPITULO VII. principios activos, de los cuales el mas notable es la quinina; 34. La quinina es uno de los medicamentos mas importantes: forma sales con casi todos los ácidos, de las cuales la usada con mas provecho es el sulfato, producto industrial, falsificado muchas vezes, i al que descomponen los hidratos alcalinos, el tanino, el yo- duro de potasio i el de potasio i mercurio; 35. La quina i la quinina no son del todo seme- jantes en sus efectos como otros alcaloides con sus radicales; 36. La quinina, o bien su sulfato, afecta el siste- ma nervioso según sus dosis i la susceptibilidad de los individuos, i produce perturbaciones en el oido, la visión i la fuerza muscular; 37. Sus efectos en la circulación i respiración son sensibles, particularmente en el estado febril: dismi- nuye el número de pulsaciones, el de los movimientos respiratorios i el calor, especialmente cuando la fiebre tiene el carácter palúdico; 38. Su acción antiperiódica i febrífuga la esplican unos por la hipostenia i otros por la cualidad tónica que le atribuyen; 39. Respecto de sus efectos terapéuticos en jene- ral, parece mas aceptable la hipótesis que los refiere a la sedación, que la que supone la hipostenia o depresión; 40. Escita los órganos dijestivos, causa algunas vezes diarrea, permanece transitoriamente en el híga- do, i resuelve los infartos esplénicos que complican las fiebres palustres; 41. En las personas sanas disminuye el calor i sudor; 42. Aumenta la fibrina iel agua de la sangre, dis- minuye sus glóbulos, i se ha supuesto útil en las enfer- medades supurativas i pútridas, tanto mas cuanto que se opone a la descomposición de las materias animales, como la leche, la orina &c.; pero no está bien determinada su acción en tales enfermedades; QUINA. 195 43. No se ha observado que tenga influencia en el aparato jenésico del hombre; en la mujer provoca el menstruo i las contracciones uterinas en el parto; 44. La eliminación de su mayor parte se hace por todas las secreciones, sobre todo por la orina, i el resto es de suponer que se descompone en el organismo; 45. El sulfato de quinina cura las fiebres palúdi- cas, intermitentes i continuas, lo mismo que otras enfermedades de aquel tipo, en razón de la demarca- ción de sus accesos; 46. No obstante, es insegura a vezes su aplicación, por la incertidumbre de la etiolojía de las fiebres que cura, respecto de las cuales el mejor fundamento para juzgar de su carácter es la acción de este medicamento; 47. Es heroico a altas dosis en las fiebres perni- ciosas; 48. En la caquexia palustre jeneralmente se con- sidera que deja de ser oportuno, aunque se observa muchas vezes que conserva su poder cuando aquella aun no ha producido sus mas graves desórdenes; 49. Obra bien en las fiebres de carácter pernicioso que suelen seguir a las operaciones quirúrjicas en los órganos jenitales, i es una prueba mas de la incerti- dumbre de la etiolojía palustre; 50. Ceden a su influencia las neuraljias de las fiebres larvadas, o que se presentan comunmente -en la anemia palustre, sobre todo si son intermitentes; 51. Es poco seguro en las neuraljias de otro carác- ter, i en las enfermedades dolorosas jeneralmente; 52. En las neurosis parece mas útil en las inter- mitentes de períodos regulares; i se debe emplear con prudencia en las que dependen de conjestion de los centros nerviosos; 53. Se ha prodigado en el reumatismo articular agudo, i aunque ha producido buenos resultados mu- chas vezes, las decepciones por sus dosis exajeradas, hacen desecharlo como medicación esclusiva; 54. Conviene a las personas anémicas, o de poca 196 CAPITULO VII. escitabilidad, lo mismo que cuando predomina el dolor en varias articulaciones, i es ineficaz en el reumatismo blenorrájico; 55. Está contraindicado cuando hai inflamación de los órganos dijestivos, de los jenito-urinarios, ence- falitis, meninjítis i neurosis del cerebro; 56. Las dosis que parecen mas convenientes son las fraccionadas de 50 centigramos a un gramo al dia; 57. En el reumatismo crónico es inferior al arsé- nico i al yodo; 58. Modera los accesos de la gota; pero no es pru- dente procurar su brusca suspensión, sino su modifi- cación con dosis moderadas; 59. Conviene en las flegmasías de forma paroxís- tica, en razón de la fijeza de los accesos; como contra- estimulante no es seguro, i puede provocar perturba- ciones cerebrales. En la neumonía de los niños se ha administrado con algún suceso a pequeñas dosis; 60. Briquet lo considera útil en la cistitis crónica, por su influencia al ser eliminado por la orina; 61. Puede convenir en el croup, unido al calomel, sin escluir los vomitivos al principio de la enfermedad; 62. Es útil en la fotofobia de la oftalmía escrofu- losa, en la queratitis con eretismo i en la oftalmía flictenoides, a dosis moderadas al interior; lo mismo que en aplicaciones tópicas, en las inflamaciones cata- rrales crónicas de la conjuntiva, las queratitis &c. ; 63. Se ha recomendado en la fiebre tifoidea, parti- cularmente en el primer período por su forma paroxís- tica; sinembargo, la fiebre sigue un curso continuo en los períodos subsiguientes; 64. Los hechos demuestran que solamente es opor- tuno en ciertos casos, como cuando se presenta la piel mui caliente i seca i el pulso mui acelerado; pero en jeneral no inspira confianza; 65. Sus dosis deben ser moderadas, i no debe pasar la medicación de ocho dias; 66. En el tifus tiene partidarios; sinembargo, no es QUINA* 197 seguro, i hasta se considera peligroso, por los acciden- tes que puede orijinar agravando la enfermedad; 67. En la fiebre amarilla merece ménos confianza; i si algunas vezes ha curado, acaso ha sido la fiebre perniciosa colérica; 68. Respecto del cólera tampoco merece confianza, i tal vez errores de diagnóstico semejantes han indu- cido a aceptarlo; aunque se refieren buenos efectos de su empleo en una epidemia de Bretaña; 69. Se ha empleado con algún suceso en el sudor miliar, en la hidropesía que sigue a la escarlatina, erisipela ambulante i viruela con síntomas atáxicos, o para prevenir los desórdenes de la absorción puru- lenta en la viruela confluente; 70. En la fiebre puerperal, asi como en las afec- ciones pútridas, tiene partidarios, aunque su acción no está bien determinada; 71. Los servicios que presta en la fiebre hética se limitan a los casos de marcadas exacerbaciones, i es inútil cuando las alteraciones orgánicas que la pro- ducen son ya incurables; 72. Modera las secreciones exajeradas, sobre todo cuando están ligadas con las afecciones palustres; 73. Tiene poca influencia en las hemorrajias, a no ser que sean intermitentes, como sucede con la epístasis; 74. Provoca el menstruo, escita las contracciones uterinas durante el parto, i asi presta servicios en la amenorrea i para la espulsion del feto, aunque res- pecto de esta acción no están acordes las opiniones; 75. El hombre tolera mejor las altas dosis de las sales de quinina, los adultos robustos mejor que los ancianos, los niños relativamente bien, i especialmente hai disposición a su tolerancia en las fiebres palúdicas; 76. En las personas mui susceptibles, provocan fácilmente perturbaciones, aun las dosis moderadas, si no son fraccionadas, que es como se obtienen efectos mas seguros; 198 CAPITULO YII. 77. Contra el envenenamiento es útil el tanino i provocar el vómito; así como los antiespasmódicos, el opio i los escitantes, para combatir los síntomas atáxicos o adinámicos; 78. El sulfato de quinina se administra en píldo- ras, soluciones aciduladas e inyecciones hipodérmicas; 79. Sus ausiliares contribuyen a su acción tera- péutica, i entre sus muchos succedáneos recomendados, solamente merecen confianza la quina i sus otros alca- loides, i las preparaciones arsenicales; 80. Resulta de los esperimentos para averiguar el valor febrífugo de los alcaloides de la quina, que los sulfates de quinina i quinidina son iguales en su acción, i superiores a los de cinchonina i cinchonidina; 81. Los tónicos neurosténicos i ferruginosos, aun- que desprovistos de propiedad febrífuga, son ausilia- res en el período caquético de las fiebres. 82. Son muchas las sales de quinina; sinembargo, son suficientes a las exijencias de la terapéutica, el sulfato que domina el jénero, el valerianato, el tanate, el clorhidrato i el bromhidrato, del que se ha hecho elojio últimamente. 199 CAPITULO VIH. IPECACUANA. Esta planta, cuyo nombre significa corteza odorí- fera en el idioma de los primitivos habitantes del Brasil, pertenece a la familia de las rubiáceas, i aun- que se la ha considerado orij inaria de aquel pais, se conoce como indíjena en otros de América. Se usa la raiz, por lo común en polvo, i es uno de los vomitivos mas populares. Proviene de tres jéneros; la ipecacuana oficinal o ensortijada, del cephcelis ipecacuanha; la estriada, del psyclwtria emética; i la blanca u ondulada, del Bichardsonia brasilensis. La mas importante es la oficinal. Tiene olor nauseabundo, sabor acre i amargo, i le comunica sus propiedades terapéuticas la emetina, su principio activo, que se halla en mayor proporción en la corteza de la raiz. Pisón i Margraf estudiaron esta planta en el Brasil a mediados del siglo XVII; aunque otros pretenden que fué el médico francés Legras el primero que la llevó a Europa en 1672. Su uso se abandonó por algún tiempo, por las decepciones de su administración desacertada, que es lo que sucede con los medicamentos nuevos, aplica- dos con la precipitación que inspira el entusiasmo. Adriano Helvecio, médico holandés, la rehabilitó con admirables curaciones con un remedio secreto que la contenia, el cual compró también Luis XIY en mil escudos en 1686. Al mismo príncipe se ha debido en mucha parte el crédito de dos medicamentos de oríjen americano, ambos de la familia de las rubiáceas. 200 CAPITULO VIII. Su propiedad emética es la mas notable, ménos enérjica que la del tártaro estibiado; pero mas duradera. El modo mas eficaz para provocar el vómito, con- siste en administrar el polvo disuelto en bastante agua, para tomar una parte cada diez a quince minu- tos. Es conveniente la división de la dosis, que por lo regular es de un gramo en el adulto, porque si se administrara de una vez, pudiera arrojarse en el pri- mer vómito, i suspenderse sus efectos. En los raros casos en que no provoca el vómito, i algunas vezes aunque lo provoque, produce deposi- ciones, según la susceptibilidad de los individuos. Se le ha atribuido un efecto depresivo semejante al de los antimoniales, i seguramente hasta cierto límite, obra así en calidad de ájente espoliativo; pero si se considera que por su influencia electiva modifica los flujos intestinales i brónquicos, debe suponerse que obra como tónica, al vigorizar el movimiento peris- táltico de los intestinos i las contracciones brónquicas, Í>ara la espulsion de sus productos mórbidos. Entona a fibra de la mucosa de esos órganos, i regulariza sus movimientos. Otro de sus efectos es la diaforésis, que puede pro- vocar revulsiones favorables hácia la piel. La ipecacuana es útil en la disenteria i varias enfermedades del aparato respiratorio. En aquella se la ha considerado específica; i si bien se niega al presente tal virtud, se reconoce que es uno de los medios mejo- res en esta cruel enfermedad. La historia de este medicamento se relaciona con la de la disenteria en los dos últimos siglos. IPECACUANA. 201 Conocida desde una remota antigüedad, su etio- logía es oscura, aunque se ha atribuido a miasmas, i a las malas condiciones de ventilación i alimentación de las prisiones i los campamentos. Se presenta con caractéres mas graves en los climas cálidos i húmedos, como los de las Antillas i algunas costas. En tales circunstancias es común que sea epidé- mica i contajiosa. El contajio lo han admitido Pringle, Zimmermann, Oullen, Pinel i otros, a la vez que lo han negado prácticos no ménos ilustres, como Stoll. La disenteria epidémica, febril i maligna implica un carácter específico, i causa una mortalidad compa- rable a la de la viruela, el croup, el cólera i otras epidemias; no así la esporádica, ordinariamente api- rética i de formas ménos graves. Antes se admistraba la ipecacuana en la disenteria a dosis superiores: Pisón prescribía 2 dracmas en cocimiento en 4 onzas de agua, repitiendo esta dosis en caso necesario; Pringle, un escrúpulo, con 1 o 2 granos de emético para los individuos robustos. De manera que se proponía en parte el vómito; i si eran agudos los dolores intestinales, administraba de hora en hora 5 granos de ipecacuana, hasta provocar las deposiciones. Cómo obra la ipecacuana en la disenteria? Las opiniones no están acordes. Según unos el efecto emético es el mas eficaz; i en concepto de otros, en mayor número, es mas segura cuando purga. Cullen es de esta opinión, i considera su acción nula cuando no produce deposiciones. Pisón, uno de los prácticos que se distinguieron en el uso de este medicamento, atribuía a la acción purgante sus buenos resultados, aunque suponía que coadyuvaban los vómitos. Parece mas aceptable la provocación de las depo- siciones con dosis moderadas, repetidas con regulari- 202 CAPITULO VIII. dad. No obstante, se observan muchas vezes efectos aun mas rápidos después de los vómitos que siguen al empleo de dosis superiores. La administración de la ipecacuana a la brasilera, jeneralmente ba producido seguros resultados, tal vez porque se consultan mejor las propiedades del medi- camento. Este método, uno de los mas antiguos del Brasil, al cual debió Helvecio sus curaciones sorpren- dentes, fué luego olvidado, hasta que Segond lo reha- bilitó en los últimos tiempos. Consiste en la mezcla de 250 a 300 gramos de agua hirviendo, con 2 a 8 de polvo de ipecacuana, según la gravedad del caso o los efectos que se desean, por lo común 4 gramos. Se deja la mezcla en reposo diez a doce horas, se decanta con cuidado, i se toma de una vez. Sobre el sedimento se vierte una cantidad igual de agua hirviendo, para tomarla del mismo modo al dia siguiente, i se procede lo mismo una tercera vez. La primera infusión provoca vómitos i deposicio- nes, mas abundantes si los vómitos lo han sido menos, i al contrario; la segunda infusión rara vez provoca vómito, i las deposiciones son ménos abundantes que con la primera; i la tercera, por lo regular, no es seguida de vómito ni náuseas, i las deposiciones son ménos abundantes. Algunos médicos prescriben una cuarta, i aun quinta infusión con el mismo sedimento; pero es de suponer que éstas carecen de acción sensible, agotado ya el principio activo. En la disenteria benigna basta una infusión al dia, con 2 a 4 gramos del medicamento; pero en las inten- sas conviene aumentar la dosis, i repetir una o dos vezes la serie de las infusiones, hasta modificar la enfermedad. Es mejor la simple solución del polvo para producir el vómito, i la infusión para la absorción i los efectos alterantes, útiles, particularmente en la disenteria. En la infusión está mas dilatada la emetina, obya con IPECACUANA. 203 mayor eficacia, i es mejor tolerada, por ser ménos enérjica su acción tópica. Aunque son provechosas las evacuaciones que pro- vocan las infusiones, no son condición tan precisa como la de modificar las deposiciones. El medicamento res- tablece a las materias fecales su carácter normal, mejor que los purgantes, i así parece obrar mas como alterante que como evacuante, a la vez que favorece el movimiento peristáltico de los intestinos, necesario al restablecimiento de las funciones fecales. Por esto conviene hacerlo tolerable fraccionándolo, aromatizando i endulzando las pociones, pues de su tolerancia i absorción se esperan la mayor parte de sus buenos resultados. Puede decirse que la ipecacuana que modifica mejor la disenteria, es la que se absorbe mas bien que la que hace vomitar. La ventaja de las infusiones por el método brasi- lero, está en la prolongación de su acción decreciente, i en el conjunto de efectos eméticos, purgantes i alte- rantes. Con todo, D. de Savignac, en su libro sobre la disenteria, espresa que las infusiones se pueden modi- ficar para hacerlas mas tolerables. En su concepto el cocimiento es preferible, por acción mas enérjica, con- veniente en los casos urjentes. El cocimiento estrae los principios activos i disuelve la fécula, cuya propie- dad emoliente modera la acción irritante de la eme- tina. Basta una ebullición de cinco a seis minutos en 300 gramos de agua, i preferir el polvo a la raiz con- cuasada. El producto se filtra, i se obtiene un licor de color mas oscuro que el de la primera infusión por el método brasilero, al cual se agrega jarabe de opio e hidrolado de canela, que favorecen la tolerancia i contribuyen a los efectos terapéuticos, según la fór- mula siguiente: Ipecacuana 4 gramos. que se hierven durante cinco minutos enagua ----- 300 ~ 204 CAPITULO VIII. Se filtra, ise agrega jarabe de opio \ qn Hidrolado de canela f dU §ramos* Para tomar una cucharada cada hora, o a interva- los mas largos, si hubiere náuseas o vómito. Así, la pocion se toma en uno o dos dias, según los casos. Es conveniente no aumentar la dosis de ipecacuana, por- que seria ménos probable su tolerancia, i se asegura mejor en un vehículo abundante, que disminuye su acción irritante. La ipecacuana obra, según Delioux, si no como específica, como neutralizante del virus de la enfer- medad, porque facilita la espulsion del flujo morbífico i regulariza las funciones fecales. Se ha comparado su influencia en la disenteria a la de la quina en las fiebres intermitentes, aunque no es rara su ineficacia; pero aun así, opina el mismo médico, que es uno de los medios ménos inseguros, i que por esto es de sentirse se use ménos ahora, en que debiera tenerse presente el suceso con que antes se empleaba. Es útil, a dosis emética, en la diarrea acompañada de saburras del estómago, así como en la crónica que no proviene de ulceración de los intestinos, o de la tisis pulmonar, a la dosis de 5 a 10 centigramos cada dos horas, de manera que se absorba i no produzca evacuaciones. En la diarrea i disenteria crónicas se emplean con buenos resultados las famosas pildoras de Segond que contienen dos tercios de este medicamento. Las lavativas de soluciones de ipecacuana en los flujos intestinales, producen efectos que inducen a admitir su acción sustitutiva, como una de sus prin- cipales propiedades. Así resulta de las investigaciones del doctor Polichronie, sobre la acción terapéutica i fisiolójica de la ipecacuana i de su alcaloide, cuyas con- clusiones copiamos de la Revista Médica de Bogotá, número 26; “ l.° La emetina es el principio verdaderamente IPECACUANA. 205 activo de la ipecacuana. Todas las propiedades fisior lójicas, terapéuticas i tóxicas que posee esta planta, las debe a la presencia de su alcaloide. “ 2.° En las disenterias como en las diarreas, la ipecacuana administrada en lavativas goza de propie- dades tan enérjicas, como cuando es dada por la boca según el método brasilero. “ 3.° Administrada en lavativas la ipecacuana es uno de los mejores tratamientos que se pueden em- plear en el cólera infantil; puede soportarlo el enfermo mui largo tiempo, sin debilitar a los niños. “ 4.° En la diarrea de los tuberculosos, cualquiera que sea el período, dan buenos resultados las lavati- vas *de ipecacuana. “5.° Puede igualmente usarse con ventaja para combatir los sudores profusos de los tísicos. “ 6.° La emetina es una sustancia mui tóxica i puede matar los animales de dos maneras; por la postración que ejerce sobre el sistema nervioso, o por la enteritis intensa que provoca cuando se da en dosis mas débiles. u 7.° Dos hipótesis son posibles para esplicar la acción favorable de la ipecacuana en las diarreas: “A. Una acción vaso-constrictiva que disminuirá la abundancia de las secreciones. aB. Una acción sustitutiva que resulte de la inflamación de la mucosa. “ B.° La acción vaso—constrictiva no existe, pues así lo demuestran las esperiencias hechas en el nervio de la glándula sub-maxilar i sobre la tensión arterial. “ 9.° La producción de la inflamación de la mu- cosa gastro-intestinal, el tiempo prolongado que tarda en producirse el vómito, parecen apoyar la segunda hipótesis. u 10. La emetina hace vomitar en el momento en que ella se elimina por la mucosa del estómago; lo prueba así el retardo del vómito, i mas frecuentemente su ausencia absoluta por consecuencia de la sección 206 CAPITULO VIII. de los dos nervios vagos; en este caso obra diferente- mente de la apomorfina i del tártaro estibiado. En efecto, estas dos .sustancias hacen vomitar tan pronto cuando se cortan los dos nervios, como cuando están intactos. “ 11. En fin, las investigaciones fisiolójicas i quí- micas del medicamento deciden en favor de la elimi- nación de la emetina por la mucosa gastro-intestinal. “ 12. La emetina no tiene acción vomitiva directa sobre el sistema nervioso central; lo prueban así las inyecciones directas de esta sustancia en las arterias cerebrales. “ 13. Desde luego se puede admitir que, en las diarreas, la emetina obra sustituyendo a la inflama- ción patolójica una inflamación franca, que tiende a curarse espontáneamente. “14. En los sudores no se puede admitir una acción vaso-motriz, i creemos, o bien que eliminán- dose por las glándulas sudoríparas tiende a suspender su secreción, o bien aun obra por la revolución que causa sobre el tubo dijestivo.” Se sabe la acción favorable de la ipecacuana en los órganos de la respiración, que se aprovecha en el asma, a dosis emética, para acelerar la terminación de los accesos, i en los catarros, a pequeñas dosis repetidas, para disminuir la opresión i facilitar la espectoracion. Modifica la coqueluche i acorta sus períodos, admi- nistrándola como vomitivo al principio, i después como espectorante, a dosis pequeñas. Es útil en la bronco-neumonía de los niños, cuan- do están indicados los vomitivos a las dosis de 30 a 60 centigramos, con mas ventajas que el tártaro esti- biado, que puede provocar una diarrea de graves resultados. Este se debe emplear cuando aquella ha sido ineficaz, o que convenga producir una derivación mas enérjica. IPECACUANA. 207 En las neumonías i pleuro-neumonías de los adul- tos, se ha administrado con suceso; i según algunos médicos, cuando es oportuna la medicación contra- estimulante, el cocimiento de ipecacuana produce resultados mas positivos, mas prontos, i con ménos inconvenientes que el tártaro estibiado, Duolet, el primero, en 1782, empleó la ipecacuana en el estado puerperal, con éxito tal, que en cuatro meses, según refiere, curó doscientos enfermos, ha- biendo muerto cinco que rehusaron tomar el medi- camento. Los hechos no han confirmado posteriormente una eficacia semejante. Trousseau i Pidous dicen que es uno de los medi- camentos que conjura con mas seguridad los acciden- tes puerperales, “cualquiera que sea la lesión local, i nunca han visto resultar el menor accidente de seme- jante práctica; por el contrario, en casi todos los casos se ha obtenido la curación, o por lo ménos un alivio notable.” Agregan que este método se los sujirió Beca- mier, quien lo ha empleado por espacio de 40 años. Los accidentes desaparecen o se mejoran, cuando son combatidos al principio, con dosis de 1,20 a 1,50, en cuatro a cinco porciones con diez minutos de inter- valo; pero si las flegmasías son violentas, el medica- mento apénas las modera. Grisolle opina que los vomitivos son útiles cuando la fiebre i el dolor son medioci'es, poco marcado el me- teorismo i persistentes las náuseas. En estos casos, dice, se logra algunas vezes conjurar el peligro con un gramo de ipecacuana; pero que están contraindi- cados los evacuantes, cuando la reacción es viva, i mui agudo el dolor del vientre. Las preparaciones mas usadas de ipecacuana son el polvo, la tintura i el jarabe. 208 CAPITULO VIII. El 'polvo se prepara hasta obtener las tres cuartas partes de la raíz empleada. El polvo de la corteza es una cuarta parte mas enérjico que el de toda la raiz, tanto porque contiene mayor proporción de emetina, como porque no entra la parte leñosa. La tintura se obtiene dijiriendo 1 de ipecacuana en 4 de alcohol. El jarabe se prepara con 1 de estracto alcohólico de ipecacuana, 8 de agua destilada i 99 de jarabe simple. Se usa particularmente en las enfermedades de los niños como vomitivo, a la dosis de 15 a 30 gramos. Las pastillas, como espectorantes, son mui usa- das. Cada una contiene ordinariamente un centigra- mo de ipecacuana. La emetina, descubierta por Pelletier, es un polvo inodoro, blanquecino, de sabor amargo, soluble en el alcohol, en el agua fria i mas en la caliente. No se usa, i su dosis en el adulto seria de 10 centigramos en 200 a 250 gramos de agua, fraccionada en dos a tres porciones. En compendio; 1. La ipecacuana, orijinaria de América, fué conocida en Europa desde el siglo XYII como uno de los medicamentos mas seguros en la disenteria; 2. La distinguen su propiedad emética e influen- cia electiva respecto de los flujos intestinales i órganos resjjiratorios; 3. Aunque se le atribuye un efecto depresivo, comparable al de los antimoniales, mas parece obrar como tónica, si se atiende a que modifica los flujos intestinales i regulariza la defecación i espectoracion; 4. Sus servicios se aprovechan en la disenteria i varias enfermedades del aparato respiratorio; 5. La disenteria es oscura en su etiolojía, ma- ligna en sus epidemias, contajiosa según algunos, i de una mortalidad comparable a la de las mas graves epidemias; 209 IPECACUANA. 6. Antes se administraba la ipecacuana en la disenteria a mayores dosis que al presente, en que pa- recen preferibles dosis inferiores que se toleran mejor; 7. Es mas eficaz su acción purgante o sustitu- tiva, aunque contribuyen a sus buenos resultados sus efectos eméticos i alterantes; 8. Las infusiones por el método brasilero, usadas con suceso en los primeros tiempos, es una de sus administraciones mas seguras; 9. Su ventaja está en la prolongación de su acción decreciente; 10. Con todo, en el supuesto de las ventajas de su tolerancia i absorción, parece preferible el coci- miento a dosis fraccionadas; 11. Aunque se ha considerado específica en la disenteria, no es raro que sea ineficaz; pero a pesar de esto es uno de los medios que merecen mas confianza; 12. Es útil, asimismo, en la diarrea acompañada de saburras, a dosis emética; 13. Sus soluciones, en lavativas, en los flujos intes- tinales, inducen a admitir su acción sustitutiva como una de las principales; 14. En los catarros, asma, coqueluche i neumonía de los niños i adultos, presta servicios como especio- rante, o contra-estimulante, con mas ventajas muchas vezes que el tártaro estibiado; 15. Se ha recomendado contra los accidentes puer- perales, aunque se reconoce su ineficacia en un período avanzado o de incremento; 16. Sus preparaciones mas usadas son: el polvo, la tintura i el jarabe; i , 17. La emetina, su principio activo, no se usa. 210 CAPITULO IX. DIJITAL. El jénero digitális de la familia de las eserofula- rias, consta de 25 a 30 especies bienales, herbáceas, de hojas alternas i flores en racimo terminal, que se asemejan a los dedos de un guante. La especie impor- tante en medicina es la purpúrea o dedalera, que florece en junio i julio. Se aprovechan especialmente las hojas radicales tomadas ántes de la florescencia. En Colombia se halla esta planta, i el doctor Igna- cio Osorio L. ha publicado en la Revista Médica de Bogotá unas “Observaciones sobre la dijital aclima- tada en Colombia,” en las cuales prueba, según el informe anual del Secretario de la Sociedad de Medi- cina, publicado en el número 37 del mismo periódico, por el análisis cualitativo i cuantitativo de la planta, que nuestra dijital es tan buena para los usos tera- péuticos, como la que se importa de Europa. La dijital se ha empleado en la terapéutica desde principios del siglo anterior, i pronto abandonado su uso por temor de su acción tóxica, hasta que Withe- ring la encomió como el antihidrópico mas seguro, i se comprende que tuvo parte en tal encomio el entu- siasmo con que se enaltecen los medicamentos nuevos. Cullen i Withering mismo, observaron después su preciosa acción sedante del corazón, por lo cual la ha llamado Bouillad opio del corazón. DIJITAL. 211 Estas propiedades, diurética i sedante, la hacen recomendable. La escuela de Easori la consideró con- tra-estimulante, i por consiguiente útil en el trata- miento de las flegmasías. Esta propiedad ha sido disputada, como la doctrina de aquella escuela, aun- que pudiera decirse que seria el resultado de su acción sobre la circulación. La dijital, según la dosis absorbida, es veneno narcótico-acre. Su absorción moderada, aumenta la secreción urinaria i calma el movimiento del corazón. Trousseau i Pidoux han observado que los sedan- tes de la circulación son diuréticos, i recíprocamente, ios que la escitan disminuyen esa secreción. El frío, la escila i todos los diuréticos se asemejan a la dijital en tal efecto. “Hai, dicen, en este fenómeno, algo mas que una coincidencia, i no se puede desconocer en él una relación, que depende de que entre la mayor o menor actividad de la secreción urinaria i la de la circulación de la sangre, existe una relación fisiolójica cuya lei no se ha investigado.” En concordancia con este principio, las causas que estimulan la circulación, las funciones vejetativas i la piel, disminuyen la secreción de la orina, como las calenturas esenciales, los sudoríficos i las causas que disminuyen el calor orgánico, entre las cuales se hallan el síncope, el miedo, el calofrío de las fiebres, el asma nervioso, la hipocondría &c. “¿Pero es la acción diurética, añaden, la que orijina la sedante, o ésta la que produce aquella? La dijital determina la diuré'sis, porque es un ájente direc- tamente antivital i sedante, por la misma razón que un baño frió, o el sentimiento del miedo, no aumentan súbitamente la secreción de la orina, sino porque cau- san primitivamente una sedación profunda.” El doctor Germain, autor de una memoria dirijida ala Academia de Medicina de París, sobre las pro- piedades de la dijital, concluye de los esperimentos hechos en él mismo, que modera las pulsaciones del 212 CAPITULO IX. corazón i las vigoriza indirectamente, haciendo el sís- tole mas fácil, porque da a las cavidades cardiacas tiempo para vaciarse mas completamente. En su con- cepto, por este efecto, i no por la acción diurética, desaparecerían las hidropesías sintomáticas de las lesiones orgánicas del corazón. Bouillaud, encargado del informe respectivo, dice que la acción diurética de la dij i tal es incontestable, cuando se emplea a dosis suficiente en maceracion o infusión. Las enfermedades del corazón, al parecer, son mas comunes en nuestros dias, bien sea porque se hallen en relación con una civilización adelantada, o bien porque se conozcan con mayor certidumbre, por me- dios mejores de observación. El corazón es el motor del sistema sanguíneo, el órgano de mas activas funciones, que difunde en el organismo el calor vital i los principios rejeneradores. I desde luego se reconoce que la poderosa impul- sión que comunica (superior ocho vezes a la de las máquinas de mayor fuerza, según los esperiraentos de los fisiolojistas), escitada o turbada, es la causa prin- cipal de sus enfermedades. Las oscitaciones morales i físicas aceleran o tras- tornan sus movimientos, especialmente en los indivi- duos de esquisita susceptibilidad. Una de las princi- pales causas de oscitación física i moral, es el abuso de las bebidas alcohólicas, cada dia mas jeneral. Las alteraciones de la sangre contribuyen en mucho a sus perturbaciones, que por lo común se desconocen en su principio, i se desarrollan insensiblemente en lesiones mas o ménos graves, por las causas que siguen obran- do, tal vez desapercibidas, o que no es fácil evitar por las exijencias sociales. Así, las enfermedades del corazón son mas comu- nes de lo que se supone jeneralmente, i por su carácter DIJITAL 213 latente no llaman la atención, o se confunden con otros estados patolójicos. La susceptibilidad de la circulación puede consi- derarse como una predisposición a ellas; aunque dice Marey en su Fisiolojia de la circulación de la sangre, que “la frecuencia del pulso está en razón inversa de la tensión arterial,” es decir, que la frecuencia mani- fiesta que la circulación se hace sin obstáculos. Sin- embargo, es de suponer que los trastornos de un órgano están en razón de la exajeracion de su fun- ción; i a esta exajeracion del movimiento circulatorio, contribuyen las causas de escitacion que nos rodean. Se observa en estas enfermedades un período de incubación, al cual sucede el que se ha llamado de compensación, en que una hipertrofia aumenta el impulso para vencer un obstáculo, o la estrechez de un orificio se opone a una insuficiencia, hasta que llega un término en que ni la hipertrofia ni la estre- chez son suficientes a mantener el equilibrio, i em- pieza el período de la incurabilidad. En la naturaleza de las funciones del órgano, en el esfuerzo del equilibrio vital, está pues el remedio, hasta cierto límite, en relación con las predisposicio- nes i constitución de los individuos, pasado el cual la medicina es impotente, aunque muchas vezes presta servicios preciosos la dijital, i retarda el término fatal. Las enfermedades orgánicas del corazón son las hipertrofias, la estrechez de los orificios, la dilatación de los ventrículos i aurículas, las alteraciones de las válvulas &c. Jeneralmente no se determinan con pre- cisión los casos en que convendria este medicamento con mayor probabilidad de buen suceso, seguramente porque tampoco es dable distinguir las mas vezes con claridad, las especies de este jénero de afecciones, 214 CAPÍTULO IX !se comprenden, en j eneral, por los desórdenes que causan en un período avanzado; i en raros casos se determinan oportunamente para la curación, el sitio, naturaleza i estado del daño orgánico. La dijital es útil, porque al calmar la celeridad anormal de los movimientos del corazón, o sean las palpitaciones, síntoma predominante de estas enfermedades, se regu- lariza la circulación, i desaparecen, muchas vezes, los desórdenes de su. perturbación. La dijital es mas oportuna ántes de las infiltra- ciones celulares; pero en este período presta servicios, en su doble calidad de diurética i sedante; aunque según la opinión del doctor Germain, de que hemos hecho mención, diferente de las jeneralmente admiti- das, la dijital es útil respecto de las infiltraciones, mas que por su acción diurética, porque hace el sístole mas fácil, i da a las cavidades cardiacas tiempo para vaciarse con ménos dificultad. Es inoportuna en los casos de depresión de las fuerzas e incremento de las lesiones orgánicas, como la dilatación de las cavidades i el adelgazamiento de sus paredes, que aumentarían bajo su influencia. Su poder se manifiesta particularmente respecto de las contrac- ciones ventriculares, i en las hipertrofias, estén o no acompañadas de dilatación. En estos casos modera las palpitaciones i corrijo los efectos de las lesiones. Cuando las palpitaciones son nerviosas, es ménos seguro este medicamento, o bien su acción es poco sensible. El polvo es la preparación que merece mas con- fianza, a la dosis de 5 a 10 centigramos al dia, i a mayor dosis, en maceracion o infusión, como diuré- tico. A mas de 10 centigramos al dia, para producir sus efectos sedantes, no siempre se consigue el objeto; se sabe ya que las dosis superiores trastornan mas bien los movimientos del corazón; ni es necesario su aumentOj i si se aumentan debe ser por gradación. La prudencia en su administración es mas conve- DIJITAL. 215 mente, si se atiende a que provoca una intolerancia invencible, que se revela por inapetencia, vómitos, desaliento i malestar, que hace suspender el trata- miento, para continuarlo después que se ha correjido la turbación de las funciones dijestivas, o por lo ménos la repugnancia que anuncia la intolerancia. En estos casos las menores dosis pueden provo- carla nuevamente, i se aplica entonces el medicamento sobre el dérmis desnudo, en la rejion cordial, a la dosis de 20 a 40 centigramos, aunque este medio doloroso es ménos seguro que por la otra via. La dijital, en suma, no es sino un paliativo en rela- ción de su oportunidad; pero un paliativo precioso, que muchas vezes inspira confianza a los enfermos, i aun al médico. Por otra parte, no es raro que sus efectos sean poco sensibles. En las mejores condiciones pro- duce un alivio positivo, una remisión halagadora; pero después de algún tiempo, la enfermedad reapa- rece con caractéres aun mas alarmantes, i entonces el paliativo es del todo impotente. En la primera época dei uso de la dijital se reco- mendó como uno de los medicamentos mas seguros para la curación de las hidropesías, i Whithering creyó haber hallado el remedio infalible de los derra- mes en jeneral. Los hechos no han confirmado tal eficacia en nuestros dias; i se observa solamente que puede ser útil en las hidropesías llamadas pasivas, que se distinguen por la debilidad constitucional. Las hidropesías pasivas suponen las activas, i debe reconocerse que estas denominaciones no son aceptables ya, porque no espresan ideas esactas. La dijital se emplea en las infiltraciones i derra- mes por su propiedad diurética, con suceso vario. Se aprovecha su acción sedante, o contra-estimu- lante de la escuela de Easori, en algunas flegmasías i pirexias. El profesor aleman Heusinger, es autor de un método para curar la neumonía aguda por este medio. Ha prescrito la infusión con 1 a 2 gramos, por 216 CAPITULO IX. cucharadas de hora en hora desde el principio de la enfermedad. A los dos dias aparecen vómitos, des- aliento, traspiración i frescura de la piel, lentitud del pulso, i, en fin, la remisión de la enfermedad, bajo los caractéres de la intolerancia del medicamento. En consecuencia se suspende, i se administra un coci- miento de malvabisco. Ha producido buenos resultados en algunas fiebres de notable frecuencia de pulso, como la tifoidea. Parece mejor en la forma ataxo-adinárnica, i cuando es mui elevado el calor de la piel. En las formas en que no predomina la violencia de la fiebre, no parece útil, i aun se juzga contra-indicada. En los casos oportunos se ha prescrito el polvo suspendido en solución gomosa, a la dosis de 15 cen- tigramos, hasta tres vezes al dia, procurando ántes moderar la diarrea, que ordinariamente acompaña esta enfermedad. Wunderlich, que la ha recomendado en Alemania en las formas dichas, la ha prescrito en infusión, a la dosis de 75 centigramos a un gramo al dia, por el tiempo necesario para la sedación del pulso. Se ha administrado también con algún suceso en las fiebres intermitentes i la espermatorrea. El polvo de las hojas radicales es el que merece mas confianza. Al efecto se toman de la planta ántes de la florescencia, se secan al aire o en estufa, i se conservan en frascos, o se reducen a polvo hasta las tres cuartas partes. La tintura se prepara por maceracion durante quince dias, con una parte de hojas secas i cuatro de alcohol: se cuela con espresion i se filtra. La tisana se prepara con agua hirviendo, en pro- porciones que varían según los efectos que se producen. Los estrados acuoso i alcohólico se confeccionan de la manera ordinaria. El jarabe i la pomada según distintas fórmulas. DIJITAL. 217 La dijital deriva su acción de la dijitalina i diji~ tina, sobre todo de la primera, sustancia neutra que han aislado, los primeros, Homolle i Quevenne. Se presenta en forma de polvo blanco amarillento, sin olor, i de sabor mui amargo. Es poco soluble en el agua, ménos en el éter, i mucho en el alcohol. La dijitalina es mui enérjioa, de una acción en el organismo, según Homolle, cien vezes mayor que la del polvo de la planta, i de efectos tóxicos violentos. Se ha empleado, como era natural, en las enfer- medades orgánicas del corazón, con ventaja respecto de la sustancia radicosa, a la dosis de 2 a 8 miligra- mos progresivamente, por lo común en la forma de granulos. Bouillaud la ha recomendado como uno de los mejores succedáneos de la quinina. En pomada se ha aplicado en los hérpes. Como tóxico es temible, i se sabe que en los últi- mos tiempos ha sido instrumento de crímenes. Tanto la dijital, como la dijitalina con mayor enerjía, producen vómitos tenazas, vértigos, zumbido de oidos, turbación de la visión, desaliento, pulso irregular i precipitado primero, luego lento, hasta cuarenta pulsaciones por minuto. Hai exoftalmía i dilatación de las pupilas, i a los envenenados les parece el fuego de color azul. Las convulsiones, el hipo i las deposiciones involuntarias, anuncian una próxima muerte; pero no siempre sobreviene, i Tar- dieu refiere 19 curaciones en 28 casos. Hasta ahora no se ha descubierto un antídoto de este envenenamiento; i es de suponer, en atención a la depresión que causa, que los estimulantes serian oportunos para conjurar el peligro. En resúraen: l.° La especie dijital purpúrea es la mas impor- tante del jénero digitalis; 218 CAPITULO IX. 2. En Colombia se halla esta planta, con los mis- mos caractéres i acción terapéutica de la europea; 3. Se recomendó primero como antihidrópica, i luego como sedante del corazón i contra-estimulante en las flegmasías; 4. Según sus dosis es veneno narcótico-acre, o sedante i diurético; 5. Se observa que los sedantes de la circulación son diuréticos, i recíprocamente; 6. Sus efectos mas notables, según los esperimen- tos, son facilitar el sístole del corazón, i dar tiempo a sus cavidades para vaciarse mejor; 7. La historia de este medicamento está unida a la de las enfermedades del corazón, cada dia mas comunes, o mejor observadas; 8. Es de suponer que el principal oríjen de éstas es la actividad impulsiva del órgano, escitada o tur- bada por numerosas causas; 9. Son caractéres de ellas la oscuridad que induce a error, la lentitud de su curso, i la incurabilidad de las lesiones que las constituyen; 10. Al principio el esfuerzo de equilibrio vital tiende a compensar una insuficiencia, o a vencer una resistencia; 11. La dijital se aplica generalmente en estas en- fermedades, sin fijar con claridad los casos en que seria mas oportuna, como tampoco se distinguen las especies de lesiones, sino raras vezes; 12. Presta sus servicios moderando la celeridad de los movimientos del corazón, i obra con mas segu- ridad ántes de las infiltraciones celulares, aunque en este período puede ser también útil; 13. Es inoportuna en los casos de incremento de las lesiones orgánicas, acompañadas de depresión de las fuerzas; 14. El polvo es la mejor preparación, a la dosis de 5 a 10 centigramos; las dósis superiores mas bien trastornan los movimientos del corazón; DIJITAL. 219 15. Es común su intolerancia, i al ser ésta rebelde, se aplica el medicamento por la via endérmica, aun- que es ménos seguro; 16. Es solamente un paliativo precioso, cuya acción al fin es nula; 17. Puede ser útil en algunas hidropesías, neu- monía aguda, i fiebre tifoidea con predominio del calor i frecuencia del pulso; 18. La dijitalina i dijitina son sus principios acti- vos, sobre todo la primera, que se emplea con ventaja en las enfermedades del corazón; 19. Es cien vezes mas enérjica que la dijital, i su poder toxico está en proporción; i 20. No se conoce un antídoto de este envenena- miento, i es de suponer que los estimulantes serian oportunos. 220 OAPITU.LO S- SOLANEAS La familia de las soláneas consta de varias plantas dicotiledóneas, medicinales i alimenticias. Entre aque- llas la belladona ocupa el primer lugar, i siguen la mandragora, el estramonio, el beleño, la dulcamara, el tabaco, la yerba-mora i el alquequenji. La papa o patata i la berenjena son las principales de la segunda categoría. Las soláneas se encuentran en la zona intertropi- cal, particularmente en la que corresponde a América, i algunas han sido aclimatadas en Europa, como el estramonio, el tabaco, la papa &c. Las medicinales, cuyo tipo es la belladona, son narcóticas, tóxicas, i uno de sus efectos es la dilata- ción de la pupila. Se distinguen por una acción mas pronunciada la belladona, el estramonio i el beleño, de las cuales solamente nos ocuparemos. La belladona, del italiano bella donna, bella dama, por el uso que hacian los italianos de sus frutos para componer un afeite, pertenece, como la mandrágora, al jénero atropa de Linneo, es planta herbácea, vivaz, que florece en el verano, i se halla en los lugares ári- dos i sombríos de las rej iones templadas. En Colombia se halla esta planta, como las demas de la familia. La belladona tiene olor nauseabundo; la raiz ea mas activa, luego las hojas i el tallo, i últimamente SOLANEAS. 221 los frutos; sinembargo, pueden causar el envenena- miento, i se ha referido el de 150 soldados franceses i 14 niños de la Piedad. Antiguamente fué recomendada la belladona en el cáncer. Entre los ejipcios i asirios se aplicaba como anestésica; pero especialmente se empleaba hácia la edad media, en la confección de filtros con fines amo- rosos, ode hechicería, como la mandrágora i otras plantas de la misma familia. En el siglo XVI volvió a usarse en medicina; pero no se hallan nociones pre- cisas acerca de sus aplicaciones, hasta el principio del siglo XYIII, en que se empleaba en la epilepsia, la hidrofobia, las afecciones mentales i el cáncer. Sobre todo ha sido útil en las neuraljias, algunas enferme- dades del aparato respiratorio, i como midriásico para facilitar las operaciones en el ojo, desde que Marchand la aplicó con feliz resultado. La belladona deriva sus propiedades de la atro- pina, su principio activo. A dosis inferiores de estracto o de polvo, produce sequedad de la boca i farinje, i por lo regular soltura de vientre. Las dosis superiores orijinan la dilatación de la pupila, la ambliopía o debilidad de la visión, náuseas, disfajia, ceíalaljia, diminución de algunas secreciones, delirio i otros efec- tos, mas pronunciados con mayores dosis. Gubler atribuye a la isquemia cerebral que pro- duce este medicamento, la alteración de las funciones encefálicas. En su concepto, se observa bajo su influen- cia, un lijero aumento de la tensión vascular, ya sea por mayor fuerza del corazón, de la constricción vas- cular, o por ambas causas; aparte de que no será estraño el aumento de la sangre, por la diminución o supresión de casi todas las secreciones. No obstante, se reconoce que los esperimentos esfigmográficos no son aún concluyentes a este respecto. 222 CAPITULO X. La isquemia de los órganos interiores i la palidez de que hablan algunos esperimentadores, las atribu- yen a la contracción de los capilares, ya como efecto de acción directa en sus paredes, o ya por la escitacion de los filetes i ganglios simpáticos, como resultado de su influencia al principio; porque después la reacción orijina efectos contrarios, a virtud de los cuales se observa la hiperemia ocular. La acción mas notable de la belladona se refiere al ojo: produce la dilatación de la pupila i la consi- guiente diminución de la visión, o sea la midriasis i ambliopía. Este efecto varía en el modo de manifes- tarse, según la via de introducción: aplicada directa- mente al ojo, produce una dilatación mas efectiva, muchas vezes sin turbación de la visión; i si se admi- nistra por la via del estómago, la dilatación puede ser ménos pronunciada, i la turbación de la visión mayor que en el otro caso. Según Gubler, no es bastante a esplicar la midria- sis la anestesia de la retina, evidente en el envenena- miento. Acerca de aquella espone varias hipótesis, de que se hablará al tratar de la atropina, lo mismo que de las sustancias antagonistas i de acción semejante. La influencia de la belladona no es igual en las especies animales. El hombre es mas susceptible, des- pués los carnívoros, i ménos susceptibles los conejos i herbívoros en jeneral, especialmente los roedores. La midriasis se observa en relación de la visión mas pene- trante, como la de los perros i gatos. En el hombre la susceptibilidad está subordinada al temperamento, edad i sexo, condiciones que pueden reducirse a la escitabilidad encefálica. Los adultos son mas susceptibles que los niños, que es lo contrario de lo que sucede con el opio. La belladona se emplea para combatir el dolor, las neurosis i la rijidez de ciertos anillos musculosos. SOLANEAS 223 Según Trousseau i Pidoux, ningún medicamento es mas eficaz que la belladona respecto del síntoma dolor, cuando es esterior, porque el opio, agregan, evidentemente es mas útil en los interiores. I así presta los mas importantes servicios, pues tal sínto- ma constituye la enfermedad algunas vezes, o la com- plica, i es la principal causa de sufrimiento, como se ha dicho al tratar del opio. En este jénero las neuraljias ocupan el primer lugar. Se han empleado los polvos, la tintura &c. hasta que sobrevienen vértigos i se calma el dolor, especialmente en las neuraljias faciales, con ménos probabilidad en la ciática. Se coadyuva con los ferru- jinosos cuando se acompaña la anemia o clorosis, i con la quina si el dolor es intermitente. Lebreton la ha recomendado, a alta dosis, en el reumatismo articular agudo, 12 miligramos cada hora, hasta que desaparecen el dolor i la tumefacción; i aunque desde el segundo dia se presenta el delirio, se continúa el tratamiento sin temor. La enfermedad cede en una semana. Munch i Ziegler habían em- pleado esta medicación, que ha sido modificada por Trousseau; éste administraba 8 píldoras en las vein- ticuatro horas, con 25 a 40 centigramos de estracto, i aumentaba la dosis cada dia, hasta que se presentaba algún delirio: luego seguía con la misma por tres a cuatro dias, i la disminuía después gradualmente, a la vez administraba cada dia un purgante, como el calomel o la jalapa, que no serian estraños al buen éxito, que obtenía de los doce a los quince dias, i en ocasiones a los cuatro o cinco, aunque a vezes ha juz- gado impotente esta medicación. En el cólico saturnino se ha empleado, por su ana- lojla con el beleño, usado ya con suceso en esta enfer- medad. Se administran 5 centigramos de estracto i 10 de polvo de la raíz, desde el primer dia, aumentando la dosis miéntras no se presentan accidentes tóxicos; a la vez se aplica una o dos lavativas con 2 a 5 centi- 224 CAPITULO X. gramos de estracto, i se hacen unciones en el vientre con una pomada que contenga el medicamento. El alivio es sensible del primero al tercer dia, i la cura- ción se logra del sesto al undécimo. Se ha obtenido también buen resultado en el cólico nervioso de los países cálidos, i no se opone a los purgantes, que convienen cuando los dolores se han calmado. No se ha confirmado en estos tiempos su preten- dida virtud específica en la hidrofobia. Al parecer, no ha sucedido lo mismo con la epilep- sia, neurosis no ménos rebelde. Según G-reding, Munch i Bretonneau, se ha conseguido muchas vezes modifi- car la enfermedad, i en otras curarla radicalmente. En nuestros dias se reputa incurable, o curable rara vez. Bretonneau ha empleado el polvo de la raiz, a la dosis de un centigramo en los primeros dias, por la mañana si el acceso sobreviene en el dia, i por la tarde si se presenta por la noche. La dosis se aumenta hasta 10 centigramos, continuándola por dos a tres meses. Se suspende por una semana, i se vuelve a usar por mé- nos dias. Así sigue el tratamiento, con suspensiones metódicas por largo tiempo. Debregne refiere muchos casos de curación por este medio. Bretonneau, que se ha distinguido por las aplica- ciones que ha hecho de este medicamento, lo ha em- pleado también en la paraplejia con buen resultado; no así en la hemiplejía, a no ser que esté acompañada de espasmos convulsivos. En la eclampsia de los niños i de las parturientes, ha obtenido Trousseau buenos efectos, a cortas dosis, en los casos de frecuente repetición de los accesos. Lenoir ha referido cuatro casos de tétano traumá- tico, curado con las sangrías, la belladona a alta dosis hasta producir estupor, i los baños de vapor a ma- ñana i tarde, a lo ménos de dos horas. El tratamiento dura hasta algunos dias después que desaparecen los espasmos. SOLANEAS. 225 Se ha intentado curar la locura con este medica- mento, en atención a la semejanza de sus efectos, o sea por sustitución. Se afirma que produce buen suceso, particularmente en las monomanías acompa- ñadas de alucinaciones fijas. En la gastraljia i enteraljia es un calmante eficaz, a no ser que las acompañe la diarrea, pues en tal caso es mejor el opio. Para combatir el estreñimiento es útil. Bretonneau es el primero que la ha usado para correjir la incontinencia de orina de los niños durante el sueño. Se administran de 1 a 4 centigramos de polvo, una hora ántes de acostarse el niño, hasta que cese la incontinencia, i se suspende el tratamiento por ocho dias, luego se repite por quince, i se suspende de nuevo. Así se usa por algunos meses, una semana en cada uno, según la antigüedad i rebeldía de la enfer- medad. En las incontinencias de otro carácter, o sea durante la vijilia, es inútil este medicamento, i aun puede estar contra-indicado. La belladona ha tenido reputación en la coquelu- che, el asma i la tos crónica nerviosa. En la coqueluche se la ha considerado específica en Alemania; i aunque muchos hechos contradicen esta opinión, se reconoce que es eficaz para calmar el estado espasmódico. En el período convulsivo parece mas oportuna. Bretonneau administraba un centi- gramo de polvo, i aumentaba una dosis igual cada dos dias, hasta disminuir la tos. Si la enfermedad permanecía estacionaria, elevaba aún la dosis, procu- rando no producir efectos tóxicos; i si cedía disminuía la dosis hasta suspenderla, cuando la tos no tenia ya el carácter espasmódico. Otros prácticos han obser- vado también sus buenos efectos; pero con el incon- veniente de causar el insomnio, que se combate aso- ciando a la belladona el opio o la valeriana. En el asma nervioso o esencial, sin complicación de afecciones orgánicas, ha producido algún suceso al interior; pero son superiores los cigarrillos con las 226 CAPITULO X. hojas de la planta, sobre todo durante los accesos. Bretonneau ha preferido para suspender estos o mo- derarlos, los cigarrillos de belladona o estramonio,.! para prevenir su repetición, el uso diario de 10 centi- gramos de polvo de la raiz, asociados a 5 de estracto, por meses i aun años, con suspensiones del trata- miento mas o ménos largas, según los casos. Es útil en la tos crónica que no proviene de afec- ciones orgánicas o conjestivas: calma la opresión i los accesos nocturnos mas eficazmente que el opio, si se usa por algún tiempo, a la dosis de 1 a 2 centigramos, que se aumenta gradualmente, hasta que se siente sequedad en las fauces i entorpecimiento, que ceden al uso de la leche; i así se puede elevar aún la dosis, con la adición diaria de 30 centigramos de ruibarbo, al cual aumenta la belladona su acción purgante. Está contra-indicada en el estado conj estivo de los pulmones, del corazón o del cerebro. Hahnemann la empleó como preservativo de la escarlatina. Se administra un centigramo, en polvo o estracto, varias vezes al dia, i en concepto de Hufe- land, quedan preservados los individuos espuestos al contajio. Se ha preferido al fin la atropina para el uso inter- no, i los estractos i otras preparaciones de la sustancia radical, para las aplicaciones esternas, que no son mé- nos importantes en su doble condición de calmantes i relajantes. En las neuraljias es común preferir el uso interno, las fricciones con el estracto sobre el lugar del dolor, en la cantidad de 1 a 2 gramos varias vezes al dia. A vezes parece ineficaz este medio por la insufi- ciencia de la absorción, i entonces se aplica sobre el dérmis desnudo el polvo o estracto, 50 a 60 centigra- mos en medio de telas, para evitar los dolores que SOLANEAS. 227 causaría el contacto directo. Para combatir la ciática se introducen 5 a 50 centigramos de estracto, dentro de una incisión practicada entre el gran trocánter i el isquion, aplicando luego un vendaje. Este modo reúne las condiciones de un revulsivo i de la acción directa del medicamento, i es uno de los mas seguros en esta rebelde neuraljia. Las cataplasmas de harina de linaza, regadas con el cocimiento de 30 gramos de hojas de la planta en 1,000 de agua, alivian los dolores qué causan los tumores, el cáncer ulcerado, la inflamación de los testículos, la blenorrajia &c. El estracto calma el dolor de la cáries dentaria, lo mismo que la otaljía las inyecciones al oido con el cocimiento de las hojas. La tintura modera el ardor que sigue a los sinapismos. Sus aplicaciones mas importantes se hacen en el ojo, para dilatar la pupila en la operación de la cata- rata i enfermedades del iris subsiguientes, a fin de evitar la obliteración de aquella; para oponerse a la adhesión de los bordes de la herida en la pupila arti- ficial, i para impedir las contracciones dolorosas del iris en algunas oftalmías. Se produce la dilatación aplicando sobre el ojo cata- plasmas preparadas con el cocimiento de la planta, las fricciones, la instilación del estracto disuelto en agua, o la infusión al interior con 50 a 75 centigramos del polvo de las hojas. Su acción dilatadora o relajante se aprovecha en la constricción del esfínter del ano, del cuello del útero i de la uretra, en fricciones, lavativas e inyecciones. Así contribuye a facilitar el parto, cuando es un obstáculo la rijidez del cuello del útero. La reducción de las hérnias i del parafímosis cede muchas vezes a la apli- cación de estas preparaciones. No obstante, se debe reconocer que solamente es seguro este efecto en la pupila. Si un efecto semejante se observara respecto de la rijidez del cuello i cons- tricción de la uretra, la medicina habría hecho un 228 CAPITULO X. progreso admirable, pues se facilitarían realmente muchos partos, se evitaría la grave operación del cateterismo, en las retenciones de orina por aquella causa, i serian estas aplicaciones el medio de rápida curación de las rebeldes estrecheces de la uretra. Calman las neuraljias uterinas las inyecciones vajinales con el cocimiento de la planta, i tienen tam- bién influencia en las que dependen de disraenorrea, o de retención del menstruo por la rijidez del cuello. En este caso ha aplicado Bretonneau el estracto al cuello, i prescrito al interior 2 a 3 gramos de acetato de amoniaco. El mismo i otros prácticos han combatido con la belladona los vómitos de la preñez, en el supuesto de que los produce por simpatía, la resistencia espasmó- dica del útero al desarrollo del feto. Se dan fricciones en el hipogastrio pon el estracto reblandecido, dos a tres vezes en el diá, cada una de ocho a diez minutos. Después se aplica una compresa mojada, que se cubre con hule. Gueneau de Mussy ha aplicado por muchos años, con buen éxito contra toda clase de vómitos, un em- plasto de doce centímetros de diámetro, compuesto de dos partes de emplasto de diaquilon, dos de emplasto de triaca i una de estracto de belladona. En el asma i los catarros espasmódicos, calman la disnea i los accesos de tos, las fumigaciones i los cigarrillos con las hojas de esta planta, solas o asocia- das a otras soláneas, como el estramonio o beleño. El polvo, los estractos,. las tinturas &C. son las preparaciones de belladona mas usadas. El polvo de la raiz es el mas activo. Al efecto se concuazan raizes secas de mediano grosor, hasta que el residuo tiene apariencia leñosa; luego se pasa por tamiz dé seda. El de las hojas se obtiene hasta los SOLANEAS. 229 tres cuartos. Debe renovarse con frecuencia, i conser- varse en frascos bien tapados, porque fácilmente se altera. Se administran de 1 a 50 centigramos. Se conocen cuatro estractos; el del jugo depurado de las hojas a tiempo de la florescencia, que no con- tiene principios insolubles i debe ser el mas activo; el del jugo no depurado de la planta fresca, que con- tiene albúmina i clorofila, i casi no se usa porque se altera fácilmente; el que se obtiene por el alcohol con las hojas secas pulverizadas, que contiene clorofila, pero no albúmina, i se tiene por buena preparación; i en fin, el que se obtiene del polvo grosero de las semillas, por el alcohol primero, i luego por el agua destilada. La dosis de los estractos es de 1 a 20 cen- tigramos. El jugo de las hojas frescas concuazadas, esprimi- das i filtrado el producto, es una de las preparaciones mas activas. Se conserva por el éter. La tintura o alcoholado se obtiene con el polvo de las hojas, en la proporción de una parte de polvo i cinco de alcohol. El alcoholaturo se prepara con par- tes iguales de alcohol i de hojas concuazadas, tomadas a tiempo de la florescencia, se macera la mezcla du- rante diez dias, se cuela i filtra. Esta preparación es mas activa que la precedente. La tintura etérea o eterolado, se obtiene con el polvo de las hojas, en la proporción de uno de éste i cinco de éter alcoholizado. La pomada se compone de tres de estracto i treinta de grasa. El bálsamo tranquilo contiene belladona, beleño i yerba-mora. Una preparación semejante es el ungüento populeón. El jarabe se prepara con el estracto, tres de éste i mil de jarabe simple, o con la tintura, 75 de ésta i 925 de jarabe. Los cigarros se preparan con las hojas secas enro- lladas. Para los cigarrillos se pican las hojas i se envuelven los fragmentos en papel de cigarrillo, de manera que cada uno contenga un gramo de sustancia 230 CAPITULO X. activa. Por lo regular se agregan hojas de estramonio, de beleño o de tabaco. Brandes descubrió en la belladona la atropina, que prepararon por primera vez Mein, Gfeiger i Hesse en 1833. Posteriormente descubrió él mismo la seu- dotoxina, i Lubekind la belladonina. De la primera deriva especialmente la sustancia radical sus princi- pales propiedades. Las otras son débiles comparati- vamente. La atropina se halla también en la mandragora, i en ambas especies en toda la planta, sobre todo en las raizes. Se presenta en prismas sedosos trasparentes, sin olor, de sabor amargo ardiente, soluble en el alco- hol, ménos en el éter, i poco en el agua. La solución acuosa se altera pronto, i adquiere un olor nausea- bundo. La atropina forma sales de difícil cns "iisacion, inalterables al aire, sin olor, solubles en el i, inso- lubles en el éter, amargas i mui tóxicas. Las de mas uso son el sulfato, el valefianato i el clorhidrato. Este alcaloide es mui enérjico: bastan las mas pequeñas dosis para producir efectos notables. Aplicado sobre una mucosa, o la piel desprovista de epidérmis, causa fluxión sanguínea i prurito de poca duración. Sus soluciones aplicadas al ojo, enro- jecen la conjuntiva, provocan lágrimas, la dilatación de la pupila, insensibilidad del iris a la luz, presbiopla, ambliopía i a vezes diplopía. En la mucosa del estómago no producen irrita- ción sensible. Sus efectos jenerales son en proporción de la dosis absorbida, desde la sequedad de la boca i farinje, hasta los síntomas graves de intoxicación. Según Schroff, las dosis pequeñas i medianas, abaten el pulso iel calor. Dumeril, Demarquay i Lecointe atribuyen a SOLANEAS. 231 las dosis pequeñas el aumento de calor, hasta 40, ila diminución de 1 a3o con dosis mayores. La dilatación de la pupila o midriasis la atribuye Gubler especialmente a la j>arálisis de los nervios ciliares; Flourens considera que la acción se localiza en los tubérculos cuadrijéminos; Brown-Sequard la esplica por la anemia i depresión de las propiedades orgánicas de la medula i de los nervios que se orijinan en ella &c. Gubler concreta estas hipótesis a la que se refiere a la parálisis directa de las fibras circulares, o conmoción de las fibras radiadas; a la parálisis de los nervios ciliares, o de los centros de donde proce- den; a la conmoción de los filetes vaso-motores, o de los centros respectivos; i en fin, a la acción estupe- faciente en los dos nervios de la sensibilidad jeneral i especial, trijémino i retina. Agrega que puede hacerse una quinta suposición, la de que este alcaloide obra de varios modos a la vez, que es la sola aceptable. La acumulación de este alcaloide o de sus sales en el organismo, a virtud de las dosis terapéuticas, no es de temer, si se atiende a su solubilidad en los jugos del estómago, i a que se elimina por todas las secre- ciones. Las sustancias enérjicas que se hallan en primer lugar, son las otras soláneas virosas i sus alcaloides: los narcóticos i antiespasmódicos son ausiliares; i pue- den colocarse en la misma categoría el ácido cianhí- drico, la lobelia, la esencia de almendras amargas, el arsénico, el bromuro de potasio, el centeno i la quinina. Son’antagonistas las sustancias que estimulan la sensibilidad, i las que deprimen la contractilidad orgánica. El haba de Oalabar, en calidad de miósico, contraría la acción de las soláneas en el iris. Respecto del opio se ha admitido jeneralmente el antagonismo; pero según nuevas observaciones, no están claramente determinadas las leyes que lo rijen. Desde luego se reconoce que el opio como miósico i ájente que provoca la conjestion capilar, contraría la 232 CAPITULO X. acción de la atropina, aunque ésta es superior como midriásica. Para dilatar la pupila bastan pequeñas dosis, a tiempo que para contraería con el opio, se necesitarían dosis peligrosas, i aun así acaso no se obtendría el efecto, con la seguridad que en el caso opuesto. La atropina estimula el gran simpático, i la mor- fina lo paraliza. Este antagonismo no se manifiesta del mismo modo en otros órganos o funciones; i puede suceder que estas sustancias obren con mayor activi- dad en un aparato distinto. Por otra parte, se asocian para calmar el dolor; i aunque la una supera con frecuencia a la otra, no siempre se consigue contrariar los efectos tóxicos de la una con los terapéuticos de la otra; seguramente por- que sus influencias opuestas no se equilibran en la medida suficiente para anular la acción predominante. Así este antagonismo se refiere especialmente a la pupila i al tubo dij estivo. La atropina i sus compuestos obran con mayor enerjía en los mismos casos en que se ha aplicado la belladona. Especialmente son importantes sus servicios en la operación de la catarata: calma el dolor i eretismo vascular del iris en las inflamaciones del ojo; se opone a sus adherencias anormales, o las destruye si se han formado, i aumenta la visión en la hemeralopíá, en la que solamente se distinguen los objetos miéntras el sol se, halla en el horizonte, debido en parte a la mió- sis, o estrechez anormal de la pupila. Como medio dilatador o relajante, seria útil en el espasmo de la uretra, para facilitar el cateterismo; en la rijidez del cuello del útero, cuando es un obstáculo al parto o al menstruo; en las hérnias para su reduc- ción; en la constipación de los individuos nerviosos, o SOLANEAS. 233 que sufren hemorróides o invajinacion intestinal, i en la incontinencia nocturna de orina. Sinembargo, debe reconocerse, como respecto de la belladona, que su acción dilatadora solamente es segura en la pupila. Como calmante se aplica en las neuraljias, cólico saturnino, reumatismo, gastraljia, asma, coqueluche, tétano, convulsiones, epilepsia i corea. También presta servicios en las enfermedades caracterizadas por la turbación de los centros nervio- sos, como la manía, particularmente la lipemanía, que se distingue por el delirio triste. En las fiebres intermitentes puede ser buen succe- dáneo de la quinina, a juzgar por el suceso obtenido por Lausanna i Ricken. La atropina se administra en tintura o alcoholado, una a tres gotas diarias en pocion; en granulos de a miligramo, uno a cuatro progresivamente, i en jarabe, de diez a cuarenta gramos. Se prefieren las preparaciones con sus sales, sobre todo el sulfato neutro, que exije la misma prudencia en su uso. El sulfato obra mas prontamente por su mayor solubilidad, aunque con ménos enerjía que el alcaloide. Los individuos predispuestos a vértigos, o a tur- baciones por un estado anémico, son mas susceptibles a estos medicamentos, i puede causar en ellos, la dosis de uno a cuatro miligramos, la dilatación de la pupila, algún delirio, u otros efectos notables. En las perso- nas de tales condiciones, debe empezar el tratamiento por medio miligramo en el primer dia, i se aumenta la dosis gradualmente, hasta llegar a la conveniente. Los individuos robustos, i particularmente los niños, mui sensibles al opio, son ménos susceptibles a la atropina. 234 CAPITULO X. Al esterior se emplean la pomada i las soluciones. La pomada contiene 25 a 30 centigramos del alcaloide, por 5 a 12 gramos de grasa; pero si se aplica sobre la piel desprovista de epidérmis, la dosis debe ser menor. Se considera mejor por el método endérmico la solu- ción acuosa o alcohólica, teniendo presente que en razón de su concentración, i de la estension de la superficie en que se aplica, está la absorción i sus resultados j enerales. Para las inyecciones hipodérmicas, usadas en las neuraljias, se debe procurar que la solución contenga dosis moderadas, para evitar en lo posible la inflama- ción de los tejidos que atraviesa, que baria ménos probable la absorción. La solución que no ha sido recientemente preparada puede estar alterada, i esta circunstancia o la de su concentración, favorecen la inflamación local, que hace ménos seguro el éxito de la operación. Las soluciones con un centésimo son preferibles, empezando por inyectar 2 a 4 gotas, o sean 1 a 2 miligramos del medicamento, i siempre que cada gota pese 5 centigramos. Comparados los resultados de la absorción, por la via hipodérmica i la del estómago, son mas notables por ésta, seguramente porque por la piel se pierde parte del medicamento, así como por la lentitud de la absorción en una superficie ménos estensa: una dosis que por el estómago puede producir efectos aun tóxicos, por la piel son ménos sensibles. Sinembargo, es prudente no pasar de 2 miligramos por inyección. Se asocian la morfina i atropina con buen resul- tado, para el tratamiento de las neuraljias por estas inyecciones. Para dilatar la pupila se prefiere el colirio de sulfato, 5 centigramos disueltos en 20 gramos de agua destilada, i bastan una a dos gotas instiladas en el ojo. El efecto se produce medio minuto después, i aumenta brevemente, según la dosis i la susceptibi- lidad del individuo. La dilatación subsiste en la mis- SOLANEAS. 235 ma relación algunas horas i aun dias, i desaparece gradualmente. La dilatación tarda en aparecer cuando el medica- mento se introduce por otra via, 15 a 20 minutos, i aun mas en proporción de la diminución de la dosis; llega a su máximum en dos horas, mas o ménos; subsiste hasta un tiempo doble, i desaparece en doce a quince horas. Es importante el conocimiento de las dosis, de su oportunidad i preparaciones, para asegurar los resul- tados. Gubler llama a este conocimiento táctica tcra- péutica. Cuando se procura un efecto local, como en las neuraljias, se debe preferir la via hipodérmica, o la endérmica, pues la del estómago espondria al enfermo, sin necesidad, a efectos tóxicos. Se empieza un tratamiento por medio miligramo, o mas si no se opone la susceptibilidad del individuo. El fraccionamiento de la dosis se hará cuando se pro- cure la duración de la estupefacción, u otros resulta- dos enérjicos, como en la epilepsia. Aquella puede obtenerse con la repetición de dosis de medio miligra- mo, i los otros con la de un miligramo. El tratamiento es por lo común corto en las enfer- medades agudas; no así en las crónicas i rebeldes, como la epilepsia, en la que se debe prolongar por meses i aun años, con intervalos metódicos, i sola- mente así se consigue a vezes la curación de esta enfermedad. Cuando se han empleado las dosis superiores de 4 a 6 miligramos, es conveniente no suspenderlas súbitamente, a fin de prevenir una reacción enérjica. ' Es mas útil esta medicación después del uso de los espoliativos en las enfermedades agudas i febriles, porque el eretismo vascular i la plasticidad harían ménos sensibles sus efectos. Las horas que parecen mas oportunas para la administración del medicamento, son las que preceden 236 CAPITULO X. a las de los paroxismos o accesos, i las de vacuidad del estómago. El envenenamiento por la atropina puede ser por imprudencia mas bien que por intención criminal. Este alcaloide es una de las sustancias mas acti- vas. Las mas pequeñas dosis causan accidentes en per- sonas mui susceptibles: una pomada aplicada sobre la piel desprovista de epidérrais, un colirio &c. han causado el envenenamiento. Sinembargo, hai indivi- duos de notable resistencia a su influencia tóxica; pero serán raros los envenenados con 5 a 10 centigra- mos que se salven. Los síntomas del envenenamiento se revelan por los efectos que constituyen el estado que se ha llamado atropismo. Se observa, ademas de la dilatación de la pupila i sequedad de la boca, cefalaljia i alucinaciones, tume- facción de la cara, disfajia, dificultad de hablar, pér- dida del gusto, delirio acompañado de jesticulaciones, insomnio, meteorismo, constipación, diminución o supresión de la secreción brónquica, i algunas vezes priapismo. A la depresión de la circulación se sigue un movimiento febril, acompañado de erupción seme- jante a la de la escarlatina. Hai vómitos, síncopes, pulso i respiración irregulares, las conjuntivas se infla- man, i la midriásis llega hasta la ceguera, tanto por la estrema dilatación de la pupila, e insensibilidad del iris a la luz, como por la anestesia de la retina. La parálisis de los músculos de la vida de relación i el cóma anuncian la muerte. En algunos individuos ciertos síntomas adquieren mayor incremento, tal vez por predisposiciones espe- ciales. La dilatación de la pupila i la sequedad de la boca i farinje caracterizan la acción de las soláneas virosas. SOLANEAS. 237 En el tratamiento del atropismo se llenan estas indicaciones: l.° evacuar la sustancia tóxica; 2.° neu- tralizar la que no ha sido arrojada; i 3,° combatir los accidentes subsiguientes. Los vomitivos o purgantes se administran inme- diatamente, a dosis moderadas si así lo exije el abati- miento de las fuerzas. La bomba estomacal reemplaza tales evacuantes en ciertos casos. Como neutralizan- tes son útiles el tanino i el yoduro de potasio yodu- rado, que forman compuestos insolubles; sinembargo, debe procurarse desembarazar de ellos el estómago. A virtud del antagonismo entre el opio i la bella- dona, pudiera decirse que aquel es el mejor antídoto de este envenenamiento; pero según los esperimentos de Eduardo Caraus en animales, el opio no ha sido bastante a modificarlo. Contra los accidentes jenerales se han empleado los revulsivos al esterior, i la infusión de café negro. El estramonio pertenece al jénero datura, como el datura arbórea (borrachero) i otras especies anua- les o vivazes, herbáceas o arborescentes de la zona intertropical, aclimatadas en Europa. La especie mas importante es el estramonio o manzana espinosa, mas activa que la belladona, aunque de ménos uso. Todas las partes de la planta son útiles, i los frutos tienen mayor enerjía, que es lo contrario de lo que se observa en la belladona. Sus efectos son semejantes, i ambas se han aplicado a la confección de filtros con fines de hechicería, por su propiedad de pervertir las facultades mentales. Sus usos terapéuticos son los mismos; pero se prefiere la belladona. El estramonio se emplea con ventaja en la manía con alucinaciones, en la epilepsia, en la corea según Storck, Schneider i Moreau, i sobre todo en el asma i neuraljias. 238 CAPITULO X. La forma de asma nerviosa, por lo común inter- mitente o remitente, que no esté acompañada de lesiones orgánicas, cede mejor a este medicamento. El modo ordinario de aplicarlo es fumando las hojas, solas o mezcladas con las de tabaco, belladona o bele- ño. Calma la disnea; pero su influencia disminuye con el uso, i aun es impotente en los accesos graves i frecuentes. En la coqueluche i tos nerviosa ha producido resultados semejantes a los de la belladona, tanto al interior en infusión, tintura o estracto, como en fumi- gación i cigarrillos. En las neuraljias superficiales, como las de la cara, parece tener mayor eficacia. Se han administrado 4 a 5 gotas de la tintura cada tres a cuatro horas, i el estracto desde un centigramo hasta 10, Se aplican también fricciones con la tintura en el trayecto del dolor, muchas vezes al dia. Trousseau i Pidoux dicen que han usado con frecuencia el estramonio, sobre todo esteriormente, en las neuraljias de la cara, de la piel del cráneo i del cuello, como uno de los medica- mentos en que tienen mas confianza. Aconsejan con- tinuar su aplicación, aunque haya desaparecido el dolor; i agregan que no han obtenido buenos efectos en las neuraljias profundas, como las del piejo bra- quial i del nervio ciático, o las mui antiguas de la cara. Consideran mejor para las profundas la morfina 0 el estracto de estramonio sobre el dérmis desnudo; aunque por lo doloroso de este medio se usa poco. Lebreton ha recomendado el estracto de semillas de estramonio, en Tos reumatismos sinoviales, febriles 1 jenerales, 12 miligramos cada tres horas, hasta cau- sar el delirio; luego se disminuye la dosis, procurando, no obstante, que continúe el delirio por tres a cuatro dias, i se suspende el tratamiento. Así, dice, ha cura- do en pocos dias tal enfermedad. Trousseau i Pidoux han obtenido buen resultado con esta medicación; pero juzgan conveniente a la vez los purgantes drásticos. SOLANEAS. 239 En los reumatismos interarticulares, articulares crónicos i ciática, han administrado con suceso píldo- ras de 5 miligramos de estramonio i opio, dos a diez diarias, hasta la turbación de la visión, continuando su uso por quince a treinta dias después de haber desaparecido el dolor. La daturina, principio activo del estramonio, se halla especialmente en las hojas i semillas. Es de sabor acre, amargo, lijeramente volátil, soluble en 280 partes de agua, en el alcohol, i ménos en el éter. Cristaliza en prismas brillantes sin color, i forma sales, sobre todo con el ácido sulfúrico. Este alcaloide, mui semejante a la atropina en sus efectos, fué des- cubierto por Brandes, i aun no se usa. . El beleño, hyosciamus, del griego hyos, cardo, i kyamos, haba, forma un jénero de varias especies, entre ellas el Jiyosciamus niger o beleño negro, i el albus, ménos usado i de menor actividad. El beleño es planta herbácea, bienal, e inferior en su acción a Ja balladona i el estramonio, aunque tóxico en proporción. Ha tenido reputación de somnífero i calmante. Sus propiedades terapéuticas fueron exajeradas en otra época, hasta la presente en que se le asigna un valor mejor determinado. Las píldoras de Meglin se componen de partes iguales de estracto de beleño, óxido de zinc i valeriana, i se toman en las neuraljias 3 a 20 al dia, hasta pro- ducir vértigos i turbación de la visión. El tratamiento debe durar 15 a 30 dias después de terminado el dolor. Sinembargo, no siempre se consigue este resultado, que exajeró Meglin, según Trousseau i Pidoux, quie- nes las consideran útiles solamente para impedir la repetición de las neuraljias curadas por otros medios. 240 CAPITULO X. Stoll preferia el beleño al opio en el cólico satur- nino, porque mantiene corrientes las deposiciones, a la vez que disipa los dolores; i seguramente del mis- mo modo obrarian la belladona i el estramonio. Eespecto de la coqueluche i tos nerviosa presta servicios semejantes a los de las otras soláneas. Asimismo puede ser útil para dilatar la papila i reducir las hérnias i el parafímosis. Se aplica en cata- plasmas sobre las inflamaciones reumáticas, i la odon- taljia se calma con vapores del cocimiento de la planta. Sus hojas hacen parte del bálsamo tranquilo i del ungüento populeón, i sus semillas de las pildoras de cinoglosa. Las preparaciones de beleño son semejantes a las de belladona i estramonio, i se emplean a mayores dosis por su menor actividad. Su principio activo es la hiosciamina, descubierta por Brandes en las semillas de la planta. Es blanca, de sabor acre, soluble en el éter i alcohol, i poco en el agua, lijeramente volátil, cristalizable en agujas sedosas i salificable. Ademas se han descubierto la nicotina en el taba- co, i la solanina en la yerba-mora, dulcamara i tallos de la patata, o sea en el jénero solanun. Los alcaloides de las soláneas son mui tóxicos, sobre todo la nicotina, i acaso algunos de ellos sean en su esencia uno solo, como la atropina i daturina, si se atiende a la semejanza de sus efectos. Producen el delirio con alucinaciones, al contrario de los opiados que sumerjen en el letargo; aumentan el movimiento peristáltico de tos intestinos, que el opio detiene o disminuye; i dilatan la pupila, que el opio i sus alcaloides contraen. Se observan algunas diferencias en su acción. La hiosciamina es ménos irritante que to sustancia radi- SOL ANEAS. 241 cosa, mas francamente hipnótica, i procura un sueño tranquilo; dilata la pupila con mas rapidez e intensi- dad que la atropina i daturina, i se indica particular- mente para calmar la tos. La daturina, aunque se considera mui semejante a la atropina, no dilata la pupila de un modo persis- tente; i así se prefiere en la preparación del ojo para ciertas operaciones. La solanina no dilata la pupila, i según Magendie produce salivación. Las dosis de la daturina, hiosciamina i solanina serian las mismas de la atropina; pero se usan mui poco, bien porque sea suficiente la atropina, o porque no estén claramente determinados sus efectos tera- péuticos. 1. La familia de las soláneas consta de varias especies útiles a la medicina i a la alimentación; 2. Las soláneas medicinales son narcóticas, tóxi- cas, i dilatan la pupila; 3. La belladona es la mas importante, usada pri- mero por los hechiceros, i después en la medicina, par- ticularmente por su acción electiva sobre el iris; 4. Su influencia se revela por la sequedad de la boca i farinje, i sobre todo por la dilatación de la pupila; 5. El hombre es mas susceptible asu influencia, i ménos los herbívoros; 6. Es mas eficaz contra los dolores estemos; 7. Al interior se ha empleado en las neuraljias, reumatismo articular agudo, cólico saturnino, epilep- sia, paraplejia, eclampsia, tétano, manía, coquelu- che, incontinencia de orina de los niños &c. i está contra-indicada en el estado conjestivo de los pulmo- nes, del corazón i del cerebro; 8. Su uso preserva de la escarlatina; 9. Al esterior se aplica contra los dolores neurál- jicos, como midriásico i relajante del cuello del útero, Resumiendo: 242 CAPITULO X de la uretra, i para combatir los vómitos de la preñez; 10. No obstante, se debe reconocer que solamente es seguro su efecto relajante respecto de la pupila, i no en otros órganos como la uretra; 11. En las afecciones nerviosas de los órganos res- piratorios, se emplea en fumigaciones i cigarrillos; 12. El polvo de la raiz i las hojas, los estractos, la tintura, la pomada i los cigarrillos, son sus mas usa- das preparaciones; 13. La atropina es su principio mas importante i enérjico, i sus sales de mas uso son el sulfato, el vale- rianato i el clorhidrato; 14. La dilatación de la pupila es de suponer que se produce por una acción compleja; 15. No es de temer la acumulación de este alca- loide en el organismo, pues se elimina por todas las secreciones; 16. Son sinérjicas i ausiliares las otras soláneas, los narcóticos, los antiespasmódicos &c.; 17. Son sus antagonistas las sustancias que esti- mulan la sensibilidad; 18. Respecto del opio, nuevas observaciones mani- fiestan que las influencias recíprocas de estas sustan- cias no están bien determinadas; 19. Sus aplicaciones son las mismas de la bella- dona, sobre todo en el ojo, i en inyecciones hipodér- micas contra las neuraljias; 20. Se emplean la tintura i los gránulos del alcaloide o sus sales; 21. Resisten mejor a su influencia los niños e individuos robustos; 22. Al esterior se aplican la pomada, las inyeccio- nes con sus soluciones, i obra así con ménos enerjía que por el estómago; 23. La midriásis tarda mas en aparecer, introdu- cida por el estómago o por inyección hipodórmica, que por medio de colirio; 24. Las dosis, su oportunidad i duración del tra- SOLANEAS. 243 tamiento, se arreglan a la susceptibilidad individual i al carácter de la enfermedad; 25. La intoxicación o atropismo se combate con los evacuantes, el tanino como neutralizante, i los revulsivos al esterior; 26. El estramonio, mas activo que la belladona, parece mas útil en el asma i neuraljias superficiales: su principio activo es la daturina; 27. El beleño es ménos enérjico, i preferible en el cólico saturnino: la hiosciamina es su principio activo; 28. Las preparaciones de estos medicamentos son semejantes a las de la belladona; 29. La nicotina se baila en el tabaco, i la solanina en el jénero solanun: ésta no dilata la pupila; i 30. Los alcaloides de las soláneas son mui tóxicos, algunos de ellos, como la daturina i atropina, tal vez uno solo, i se usan poco, pues la atropina, al parecer, basta a las exijencias de la práctica. 244 CAPITULO SI. BALSAMOS. Son muchas las sustancias vejetales i preparacio- nes farmacéuticas que han tenido esta denominación, reservada al presente a los productos naturales que, en un medio resinoso, contienen ácido benzoico i cinámico. Los bálsamos farmacéuticos mas conocidos son: el anodino, que deriva su acción del opio que con- tiene; el de Arceo, escitante usado contra la tendencia a la gangrena i carácter fajedénico; el del Comenda- dor i el de Locatel, titiles como vulnerarios; i los de Fioraventi, opodeldoch i tranquilo, empleados en las neuraljias, los reumatismos i las contusiones. Son, pues, anodinos i vulnerarios: destruyen los productos dañados de las úlceras i heridas, i favore- cen la cicatrización, por las resinas que contienen. Los bálsamos naturales se reducen al del Perú, que fluye del myrospermun peruiferum de la familia de las leguminosas; el de Tolú, producto del toluifera halsamum de la familia de las terebintáceas; el benjuí, que fluye de un árbol del jénero estoraque, o sea del estoraque-benjui de Dryander; el liquidambar o ám- bar líquido, producto de un jénero de la familia de las estiracíneas; i el estoraque, líquido o sólido, que proviene del estoraque oficinal, subdividido en varias clases, según su calidad o preparación. El ácido cinámico se halla en el bálsamo del Perú i en el estoraque, el benzoico en el benjui, i los dos ácidos en el bálsamo de Tolú i el liquidambar. Los bálsamos tienen consistencia resinosa i olor agradable, debido a un aceite esencial. Son solubles BÁLSAMOS. 245 en el alcohol i éter, e insolubles en el agua. Se em- plean como perfumes i desinfectantes, i en las fleg- masías crónicas de los órganos respiratorios i jenito- urioarios. Las resinas comprendidas bajo el nombre jenérico de bálsamos han sido divididas en tres clases: las resinas líquidas, como la trementina i los bálsamos de copaiba i de la Meca; las sólidas, que comprenden la colofonia, la goma laca, el guayaco i la sandaraca; i las gomo-resinas, que comprenden la resina elemi, la goma guta i el copal. El bálsamo de copaiba i la trementina no son pro- piamente bálsamos, sino resinas líquidas, las mas útiles a la medicina, i de ellas vamos a ocuparnos especialmente. La oleo-resina de copaiba es producto del jénero copaifera de la familia de las leguminosas, decandria monojínea de Linneo, que consta de varias especies arborescentes, orijinarias de la América meridional; la principal es el copaifera officinalis. Para su estraccion se hacen incisiones en la corteza del árbol, de donde fluye la oleo-resina, en cantidad hasta de 6 a 8 kilogramos en un dia, según el desarro- llo del árbol, i se pueden repetir al año dos a tres vezes las incisiones, aunque el producto es menor. El copaiba recientemente estraido es mui fluido i trasparente; después adquiere un color amarillento i consistencia. Su olor es aromático i su sabor acre i mui desagradable. Es soluble en el alcohol i éter, i en estas soluciones, de apariencia lechosa, se precipita un principio resinoso al dejarlas en reposo. Mezclado rel copaiba con los álcalis, forma com- puestos jabonosos, como sucede con las mezclas de los álcalis i aceites. CAPITULO XI, Analizado por Froltz i Gerber, han hallado nna resina amarilla i un aceite volátil, en proporciones casi iguales, i en pequeña cantidad una resina viscosa. El aceite tiene una composición igual a la de la esen- cia de trementina. La resina amarilla se ha usado aislada, i Schweitzer la considera como un ácido, que ha llamado copáibico. Comunmente se falsifica el copaiha con aceite de ricino o con trementina. Se reconoce el fraude con aquel por la ebullición: queda un residuo quebradizo si no lo contiene, i blanquecino i blando en el caso contra- rio. Para descubrir el fraude con la trementina se vierte una gota sobre una plancha metálica caliente, i si la contiene se descubre por el olor que exhala. La acción del copaiha se dirije particularmente a la mucosa de la uretra. A dosis superiores, de 15 a 30 gramos, causa diarrea i vómitos en las personas mui susceptibles. Su largo uso orijina erupciones eritematosás, i en algunos individuos cefalaljia. Las erupciones son mas comunes, i por lo regular no están acompañadas de aquella u otra neuraljia. Cómo obra este medicamento? Las sustancias resinosas modifican las supuraciones de las mucosas, en los catarros, i de las úlceras, por alteración directa del vicio puojénico, o por sustitución de- una inflama- ción a otra. El benjui i los bálsamos del Perú i de Tolú obran mas en la mucosa de los bronquios, i el copaiha i la trementina en la de los óiganos jenito- uriñarios; estetidiéndose, no obstante, su influencia a las de otros aparatos. ; El copaiha obra especialmente en la mucosa infla- mada dé la uretra, i eúra la blónorrajia, 'bien sea direc- tamente por medio de la orina impregnada fiel medi- camento, o por influencia electiva comunicada por su BÁLSAMOS. 247 absorción. Los farmacolojistas no están acordes a este respecto. . ' Sea lo que fuere, es de suponer que sus efectos curativos no son resultado de acción directa, porque se observan también cuando se aplica el medicamento en lavativas, sino de su influencia electiva en el jérmen blenorrájico, por mas que una acción semejante aun no sea del dominio de la ciencia; i puede decirse que de tal modo es que se comprenden sus buenos resul- tados en las complicaciones de la blenorrajia, tales como la orquitis, con mas seguridad que con cual- quiera otro medio. Los aboríjenes de América aplicaban el copaiba en inyecciones uretrales, i al interior la infusión de hojas del copaifera officinalis en la blenorrajia aguda. En Europa se ha usado desde el siglo XYII, i a bene- ficio de la práctica de Chopart, Eibes, Ansiaux, Del- pech, Yelpeau i otros médicos, se ha empleado » cada día con mejor suceso. Al principio se consideraba que era oportuno sola- mente en el período crónico de la blenorrajia, después de los antiflojísticos, i cuando quedaba reducida a un flujo sin carácter inflamatorio, porque se juzgaba que en el período agudo exasperaba la enfermedad. Esta opinión ha dominado mucho tiempo, i segu- ramente inclinaba a ella el temor de metástasis, por la rápida supresión del flujo. Tal temor es infundado. La enfermedad cede mas fácilmente en el período agudo, aunque esté acompa- ñada de inflamación notable, i con mayor probabilidad en razón de la proximidad de su invasión, i de las dosis superiores de copaiba. La rápida supresión del flujo es una ventaja, pues al ser crónico, ademas de su rebeldía, puede orijinar. la estrechez de la uretra. 248 CAPITULO XI. Antes se empleaba el copaiba a la dosis de 8 a 10 gramos, mezclado a la yema de huevo, a pociones vinosas, en píldoras i mejor en cápsulas. La dosis puede elevarse a 30 o mas gramos al dia, con ventaja si se atiende a la supresión rápida del flujo; pero no si se considera que puede causar vómitos, diarrea i des- aliento. Por esto es prudente no pasar de 12 a 15 gramos, aunque el flujo se cura con mas lentitud. El tratamiento sigue con dosis menores por algu- nos dias, para prevenir las recidivas, sobre todo cuando las dosis no han sido de las mas altas, que suprimen el flujo con menos probabilidad de recaídas. La limonada sulfúrica i las bebidas laudanizadas hacen tolerable el medicamento. Las turbaciones dijes- tivas que provocan las dosis superiores, se corrijen con la dieta, las bebidas aciduladas i la suspensión del tratamiento. Ansiaux juzgaba que el copaiba curaba por sus efectos purgantes. Esta opinión no parece fundada, pues cura aunque no purgue. Es verdad que cuando produce deposiciones, suprime jeneralmente el flujo en breve término; pero debe tenerse presente la eleva- ción de la dosis, que aunque raras vezes no produzca deposiciones, siempre suprime el flujo; o bien seria un purgante especial, porque en jeneral los purgantes no curan esta enfermedad. Aplicado en lavativas, 8 a 30 gramos, cura tam- bién la blenorrajia, o la disminuye sensiblemente, en el espacio de cuatro a ocho dias. Al efecto se mezcla a yema de huevo, o mucílago de linaza en pequeña cantidad, con adición de 5 centigramos de estracto de opio, si lo exije la oscitación del recto, procurando el enfermo retener la lavativa. Pudiera decirse que este modo de administración, prueba también que no es necesaria la acción purgante para suprimer el flujo, pues los efectos curativos están en relación de la retención de las lavativas, o sea de la probabilidad de su absorción. BÁLSAMOS. 249 El copaiba obra con ménos eficacia en la bleno- rrajia de la mujer, que por lo común está acompañada de la inflamación de la mucosa de la vulva, de la vajina i aun del útero; i si suprime el flujo de la uretra puede subsistir la flegmasía de los órganos circunve- cinos. Los que creen que la orina cargada de los prin- cipios medicamentosos, obra directamente en la supre- sión del flujo, indican la inyección en la vajina de la orina de las mismas enfermas, para la curación de la inflamación estendida a esta parte; aunque por lava- tivas se obtiene la curación, i no es de suponer que la orina se sature del medicamento, como en el caso de su administración por el estómago, o de inyección directa. Está contra-indicado cuando hai inflamación del tubo dijestivo. La tolerancia es conveniente, como sucede con todos los medicamentos, que producen stis efectos en razón de su tolerancia. Por otra parte, no previene la infección cuando la blenorrajia es virulenta. En estos casos un tratamiento mercurial es oportuno. Como el dignóstico es dudoso, a juzgar por circunstancias difíciles de apreciar, ha indicado Ricord la inoculación del flujo uretral al mismo enfermo; si es de naturaleza sifilítica, causa una úlcera del mismo carácter, i si no es, se cicatriza prontamente la incisión practicada al efecto. La orquitis se disipa las mas vezes en breve tér-1 mino; i en esta complicación, las mayores dosis pro- ducen también con prontitud la curación. Asimismo, atendida su acción electiva, se ha empleado en otras metástasis, como los infartos de la ingle, las artritis, oftalmías, cistitis, i aun bronquitis, con resultados satisfactorios. .< Á> El copaiba acaba por producir, ademas de las erup- ciones de qué se ha hablado, el enflaquecimiento i la dispepsia. Por esto no se debe prolongar su uso, cuan- do no se obtienen buenos efectos en seis a ocho dias. Velpeau ha preferido la pimienta cubéba, que según 250 CAPITULO XI. él, irrita ménas el tubo dijestivo, a la vez que sus resultados son mas prontos i seguros. No obstante tan respetable autoridad, jeneralmente se considera mas eficaz el copaiba. La blenorrajia es curable también por otros me- ,/dios con igual eficacia. Así resulta de los esperimentos comparativos, hechos por Bultynck, médico del hos- pital militar de Anvers. Hizo los esperimentos con las inyecciones de sulfato de zinc, 2 gramos, agua 200 i 75 centigramos de láudano, aplicadas diariamente i permaneciendo la inyección cinco minutos en la uretra; con el copaiba, 50 centigramos una vez al dia; i con el método especiante, siendo para todos los enfermos igual el réjimen. El resultado fué: Curados con las inyecciones 12 de 13 enfermos, en 17 dias, término medio de tratamiento; Con el copaiba 14 de 17, en 23 dias; i Con el método especiante 12 de 15, en 25 dias. No espresó Bultynck la antigüedad, naturaleza e intensidad de la enfermedad, datos necesarios para juzgar del valor de tales esperimentos, que inducen a admitir las inyecciones como el método mas eficaz; pero se debe advertir que el copaiba: a mayores dosis de las empleadas, cura jeneralmente con seguridad el flujo uretral. Las inyecciones astrinjentes tienden a estrechar el canal, oríjen de una enfermedad mas grave; i el método especiante no inspira confianza respecto de las blenorrajias virulentas o crónicas. En otros catarros es ménos seguro este medica- mento, No obstante, Souchier .lo ha empleado con su- ceso en inyecciones, en el catarro crónico de la vejiga, después de Dupuytren, que fué el primero que aplicó* en tal enfermedad, las inyecciones balsámicas de agua cargada de brea. Souchier hacia preceder una inyec* eion do agua de cebada tibia, para limpiar la vejiga, i luego inyectaba 60 gramos de copaiba, mezclados a igual cantidad de agua de cebada, que dejaba eñ la BÁLSAMOS. 251 vejiga. Se repite una inyección cada dia, i por lo regular se consigue pronto la curación, o una notable mejoría. Eibes, Delpech i Bretonneau han aplicado con su- ceso las lavativas de copaiba en la misma enfermedad. Este medicamento se ha administrado también en la leucorrea, muchas vezes con resultados satisfac- torios. Se ha administrado con buen éxito en la soriásis, broncorrea i bronquitis crónica. En el catarro de los pulmones, ha aplicado Bretonneau las lavativas, i Laroche, al interior, a la dosis de 25 gotas al dia en pocion aromática. Varios médicos ingleses lo han empleado a peque- ñas dosis como diurético en las hidropesías, sobre todo la ascítis, i refieren algunos casos felizes. La dosis prescrita ha sido de 15 gotas, tres vezes al dia, en 30 gramos de agua de canela, i progresivamente hasta 60 gotas. En el caso de erupciones o turbaciones dijes- tivas, se disminuye la dosis, o se suspende el trata- miento por el tiempo conveniente. En calidad de sustancia resinosa puede ser útil para la modificación de las úlceras. La acción deter- siva de los bálsamos i resinas en las úlceras, es de suponer que indujo a su empleo en los catarros inter- nos; i del mismo modo pudieran oponerse al jérmen puojenico qué complica otras enfermedades. Sinem- bargo, este medicamento se usa poco como vulnerario, pues otros del jénero se aplican con mas seguros resultados. El sabor desagradable del copaiba hace que no se use puro o mezclado a pociones, sino en píldoras í> cápsulas. , r Las 'píldoras se preparan con magnesia calcinada. La mezcla dé partes iguales de las dos sustancias se solidifica brevemente; i las píldoras adquieren mucha 252 CAPITULO XI. dureza. Por esto se emplea una cantidad menor de magnesia, i la solidificación se hace lentamente. Con el carbonato de magnesia se necesita mayor cantidad para obtener pronto la solidificación. Las píldoras se preparan de a 25 centigramos cada una, i se toman de 20 a 100 al dia. Al copaiba se agregan, para píldoras o bolos, la cubeba, el matico, el alquitrán u otras sustancias semejantes. Los bolos se preparan de a 50 a 60 centi- gramos cada uno, i se toman de 10 a 40 al dia. Las cápsulas de Mothes son de jelatina, i contie- nen 30 a 40 centigramos de copaiba. Las de Uaquin son de glúten, con el medicamento a medio solidificar. De unas u otras se toman 10 a 30 al dia. Esta prepa- ración es cara, no siempre se dijiere, i causa eructos, por lo que algunos la consideran inferior a las píldoras cubiertas. La pocion de Chopart es una de las preparaciones mas usadas. Se compone así: Copaiba 1 Alcohol rectificado > 60 gramos. Jarabe de Tolú ) Hidrolado de menta 120 ~ Alcohol nítrico ; 8 ~ Se mezclan el alcohol i el compuesto nítrico, se agregan luego el copaiba, el jarabe i el hidrolado, i se remueve la mezcla. Se toman en el dia 30 a 100 gra- mos divididos en tres porciones. Esta pocion puede eer modificada, particularmente para evitar la asocia- ción de estimulantes con el copaiba, contra-indicados muchas vezes. Las farmacopeas contienen muchas fórmulas de electuarios, misturas, opiatas i emulsiones, poco usa- das porque bastan las preparaciones mencionadas. La trementina es el jugo resinoso de varios árboles de las terebintáceas i coniferas. El jugo fluye natural- BÁLSAMOS. 253 mente, o por incisiones en los árboles de treinta o maa años: esta es la trementina vírjen, que se purifica al fuego en una caldera, i se pasa luego a través de filtros de paja. La trementina se distingue según los lugares de su estraccion. La de Fenecía, producto del alerce, pinus larix, de la familia de las coniferas, es la mas apreciada; la de Estrasburgo, una de las mas abun- dantes, fluye del abeto, pínus picea, de la misma familia, como el pínus marítima que produce la de Burdeos; la del Canadá, resulta del abies, o abeto balsamero; i la trementina o bálsamo de la Meca, llamado también opobálsamo, fluye del balsamero aonyris, de la familia de las terebintáceas, como el alfóncigo que produce la de Chio. La trementina se compone de resina i de aceite esencial, que se estrae por destilación. El residuo tiene el nombre de brea seca, i el de colofonia, cuando está purificada. La brea líquida o alquitrán, es el pro- ducto de la combustión de los pinos viejos que no dan ya trementina. Otras sustancias, mas o ménos impuras, como la brea grasa, la pez, el galipodio, la resina común &c. son resultado de preparaciones de la trementina, o de las materias que la contienen. La trementina es semi-líquida, trasparente, de color amarillento, de sabor amargo picante, de olor penetrante, soluble en el alcohol, el éter i los aceites, e insoluble en el agua. Su aceite esencial es sustancia hidro-carbonada, sin color, inflamable i mas lijero que el agua. La de Yenecia contiene hasta 25 por 100 de aceite esencial, la de Estrasburgo aun mas, i la de Burdeos el 8 por 100. A dosis superiores acelera el pulso i provoca dolo- res intestinales, meteorismo, vómitos, cefalaljia, sudo- 254 CAPITULO XI. res, que despiden, como la orina, el olor del medica*- mento. Algunas vezes produce vómitos i deposiciones, i su acción termina, o no se revela por otros efectos; o bien no provoca evacuaciones, i se siguen los resul- tados de su absorción, que se manifiestan especial- mente en el aparato jenito-urinario. En este aparato causa basta estranguria, hematu- ria i metritis, según la disposición individual, las dosis empleadas i el estado de los órganos afectados. Su acción se manifiesta también en la mucosa de los bronquios: hace mas sensible su vascularidad, que constituye una inflamación mas o ménos pronunciada, con eepectoracion sanguinolenta algunas vezes. De esta influencia se han deducido sus propieda- des curativas de los catarros vesical i pulmonar, como ájente sustituyente. Su acción electiva se ejerce, como la del copaiba, en los órganos jenito-urinarios: obra mas en la mu- cosa de la vejiga, i el copaiba en la de la uretra. Así como éste, su uso continuado produce erupciones i cefalaljia; mas comunmente ésta, i el copaiba aque- llas. Los efectos jenerales de ambos son mas notables en el tubo dijestivo, por los vómitos i deposiciones que provocan. La trementina se ha usado desde tiempos antiguos para curar los catarros, algunas enfermedades de la piel, como la sarna, i en calidad de rubefaciente contra los dolores reumáticos. En nuestros dias se considera útil especialmente para combatir ciertos catarros de la vejiga i de los pulmones, i en jeneral para disminuir la supuración en algunas flegmasías. Particularmente se emplea con suceso en las cistitis o catarros vesicales, que siguen al período agudo, o que se manifiestan con carácter crónico desde su principio. Esta enfermedad, que por lo regular no se acompaña de síntomas inflamatorios sensibles, se distingue por BÁLSAMOS. 255 el sedimento albuminoso de la orina, semejante a la clara de huevo, que hace hebra i se. adhiere al vaso. Este sedimento es el de la forma mucosa de la cistitis crónica; el de la purulenta, lo constituyen sustancias viscosas o turbias, separadas o confundidas en la orina. No tiene la misma eficacia en el período agudo, que mas bien exaspera, aunque pudiera ser favorable, a juzgar por analojía con el copaiba en la blenorrajia aguda. En este caso seria prudente el uso previo de los calmantes, i la moderación de la dosis. Ha sido útil especialmente en el catarro idiopá- tico; no así cuando se acompaña o proviene de cálcu- los, de enfermedades de la próstata, o de retención por estrechez de la uretra. No obstante, en estas for- mas sintomáticas sirve de paliativo. El medicamento obra las mas vezes exasperando la enfermedad; otras causa vómitos i deposiciones, i parece obrar como revulsivo; o bien no produce efectos sensibles, sino el del olor que comunica a la orina. En jeneral parece mas seguro como sustitu- yente, i cuando no modifica de este modo el catarro, es de suponer que será por su absorción, o acción directa por medio de la orina. Se administra comunmente en píldoras de 20 cen- tigramos, hasta 70 a 80 al dia, una o mas cada dos horas, según la susceptibilidad de los enfermos. La tre- mentina cocida es la mas usada, pero es menos activa, pues no contiene todo su aceite esencial; si se emplea con todo su principio activo, deben reducirse las dosis a la mitad. Puede administrarse también en emul- sión; pero esta preparación es desagradable i se tolera ménos. Cuando por intolerancia o inflamación del tubo dijestivo, no es conveniente por el estómago, se aplica en lavativas, disuelta en agua tibia i clara de huevo. El tratamiento se prolonga por algunos dias mas, después de terminada o modificada la enfermedad, para prevenir las recidivas que son comunes, especial- 256 CAPITULO XI. mente por los cambios atmosféricos. Cuando su acción sustitutiva es mui enérjica, se suspende el tratamiento, para continuarlo luego que se han calmado los sínto- mas inflamatorios. En los otros flujos o catarros del aparato jenito- urinario es inseguro este medicamento. En los catarros crónicos de los órganos respirato- rios se juzga inferior a otros balsámicos, como el benjuí i el bálsamo de Tolú. No obstante, en la forma ató- nica o broncorrea, cuyo carácter principal es la abun- dancia de esputos, produce buenos resultados por su propiedad desecante, a las mismas dosis que las indi- cadas para el catarro vesical. Esta forma del catarro pulmonar, en concepto de Trousseau i Pidoux, puede haber inducido a error en el diagnóstico, al calificar tal vez como tisis pulmonar, simples catarros con esceso de secreción, i por esto haberse creido oportuno este medicamento en el perío- do avanzado de tal enfermedad. Las aplicaciones mas útiles de la esencia de tre- mentina, no se refieren a las mismas enfermedades, como sucede respecto de las sustancias radicales i sus principios activos. Se ha administrado en las neuraljias, sobre todo la ciática, a la dosis de 8 o mas gramos en 120 de jarabe de rosas, con adición de alguna agua aromá- tica, para tomar tres cucharadas al dia. Las fricciones con esta esencia en el lugar del dolor, coadyuvan a su administración interior. La curación o alivio se obtie- ne a los ocho a diez dias, i en el caso contrario se sus- pende el tratamiento, para ocurrir a otros medios. Ahora se prefieren las perlas de esencia de tremen- tina, a la dosis de 1 a 20 al dia. Martinet, citado por Trousseau i Pidoux, refiere en una Memoria sobre esta medicación, que de 70 BÁLSAMOS. 257 enfermos se curaron 55 con el uso de la esencia de trementina al interior, i 3 con las fricciones. Resume las condiciones del empleo del medicamento así: “ l.° Se obtiene mejor éxito en las neuraljias sin alteración del nervio, i particularmente en las que son idiopáticas i permanentes; “ 2.° En igualdad de circunstancias serán mayo- res las probabilidades favorables, cuanto mas pronun- ciados sean los caractéres neuráljicos i mas vivos los dolores, sin que obste en nada haber sido inútiles otros medios; “ 3.° Parece que este medicamento confirma su superioridad en las neuraljias de las estremidades inferiores, i mas particularmente en la ciática; i “ 4.° Sinembargo, la observación prueba que se pueden sacar de él grandes ventajas en las neuraljias de las estremidades superiores, i aun en los casos de parálisis.” Agrega que se esceptúan las ciáticas reumáticas, las inflamatorias o neuritis, i las sintomáticas de una compresión o lesión del neurilema. Eaigo-Delorme ha atribuido los buenos efectos de este medicamento en las neuraljias, a la revulsión o irritación del tubo dijestivo; pero Dufour i otros mé- dicos, en las curaciones que han obtenido, no han observado acción purgante, como tampoco sudorífica ni diurética. Los prácticos que lo han empleado con suceso, llaman la atención sobre su eficacia, mas pronta i radical en razón de su tolerancia. El famoso remedio de Duran de, mezcla de tres partes de éter sulfúrico i dos de esencia de trementina, ha tenido reputación para la curación de los cálculos biliarios i cólicos hepáticos. Varios médicos hablan tenido ya la idea de la disolución de los cálculos del hígado por medicamentos espirituosos. Boerhaave usó la esencia de trementina pura, i otros mezclada con el alcohol. El remedio de Durando se ha dado en una cucha- 258 CAPITULO XI. rada de agua, a la dosis de 1 a 2 gramos, seguido de un vaso de suero o de tisana. El tratamiento dura algunos meses, i se ha supuesto que esta mezcla disol- via los cálculos de colesterina, que obstruyen en el canal colédoco el curso de la bilis. Durando indicaba 4 gramos al dia, precedidos de baños durante 40 a 60 dias, un método refrijerante, la sangría; i otra vez los baños, si el medicamento causaba oscitación i dolor en la rejion hepática. Trousseau i Pidoux dudan de la acción disolvente del remedio de Durande, por las dificultades para establecer un diagnóstico esacto de los cálculos bilia- rios. Han supuesto que las curaciones de que habla Durande, pueden referirse a enfermedades del hígado sin lesiones orgánicas, en las cuales se empleaba tam- bién un método antiflojístico, que no seria estraño a los buenos resultados. Han considerado que ciertas afecciones de este aparato provienen de inercia de sus funciones o de atonía, las cuales ceden a los ajenies fluidificantes i estimulantes del tubo dijestivo, como los que usaba Durande, a cuya acción compleja se deben atribuir mas bien tales curaciones. Eespecto de su eficacia en los cólicos i vómitos que provocan los cálculos hepáticos, la atribuyen a su propiedad antiespasmódica. En el primer tercio de este siglo fué encomiado el aceite esencial de trementina por Brenan i otros mé- dicos ingleses, como un medicamento seguro en la peritonitis puerperal, enfermedad comunmente epidé- mica de notable mortalidad. Brenan administraba 4 a 8 gramos al dia, i algunas vezes hacia preceder la sangría jeneral. Posteriormente no se ha confirmado su eficacia, i por consiguiente se duda que los casos felizes de que se ha hablado se refieran a diagnósticos esactos, mas bien que a la hinchazón del vientre con dolor, como efecto de infartos estercoráceos, en que son oportunos los purgantes, uno de ellos la esencia de trementina a alta dosis. BÁLSAMOS, 259 En calidad de antihelmíntico, particularmente tenífugo, lo han usado también los médicos ingleses, a la dosis de 30 a 90 gramos, con jarabe u otro vehículo. Merat i Delens, aunque lo han empleado con suceso, consideran: “l.° que no siempre es eficaz; 2. que da lugar a accidentes, algunas vezes graves; i 3. que en la raiz de granado se posee un tenífugo mas seguro.'” La trementina i su aceite, así como la brea i el alquitrán, se aplican en ungüentos, linimentos, gar- garismos, colirios e inyecciones. La trementina hace parte de los ungüentos diges- tivos, útiles para la curación de las úlceras atónicas, i del bálsamo de Fioraventi, usado en fricciones como escitante. Se emplea en enemas mezclada a la yema de huevo con agua, en el catarro crónico de la vejiga i la leucorrea. El aceite esencial se aplica como rubefaciente, contra los dolores nerviosos i reumáticos. Hace parte de varios linimentos, usados en el cólera, el tétano, los tumores frios &c. Asociado al mucílago de goma, se emplea en gargarismos en la salivación mercurial; i a la misma trementina, en colirios, compuestos de dos partes de ésta i una de esencia, para instilar 3 a 4 gotas, en las oftalmías catarrales i queratitis. La brea se considera superior a la trementina res- pecto de los catarros pulmonares. Las inyecciones de agua de brea son útiles en el catarro de la vejiga, otorrea i cavidades purulentas. En linimentos i pomadas se aplica contra la sarna, el prúrigo, la hérpes, tiña granulosa i eczema. Las fumi- gaciones con esta sustancia, se emplean en las bron- quitis crónicas. El alquitrán es asimismo útil en las afecciones crónicas del aparato respiratorio, cistitis i exantemas 260 CAPITULO XI. prurijinosos i escamosos. Para combatir la bronquitis crónica, se ha recomendado la preparación conocida con el nombre de alquitrán Guyot. Las fumigaciones se han aplicado en la misma enfermedad i en el primer período de la tisis pulmonar, por medio de un aparato que difunde sus vapores en la pieza del enfermo. Las enfermedades escamosas, como la soriásis, se curan con pomadas que contienen una vijésima parte de alquitrán, i progresivamente un décimo, un quinto, i aun la mitad. El tratamiento dura de 40 a 80 dias, i ménos, si se administra el arsénico al interior. Los baños de vapor cada tres dias, a una temperatura que facilite simplemente la traspiración, aseguran sus buenos resultados. Este medicamento al interior ha sido ineficaz en las afecciones escamosas. Las píldoras son la preparación de trementina mas usada. Al efecto se solidifica con una cantidad de magnesia, que varía según la especie de trementina. La de Burdeos exije menor cantidad, por contener ménos aceite, pues en razón de su menor proporción, se hace la solidificación mas prontamente. Por esto se disminuye por la ebullición el de las trementinas ricas, aunque las píldoras son ménos activas. Estas se hacen de 20 centigramos cada una, i se toman hasta 70 a 80 al dia, según la susceptibilidad de los enfermos. Con la adición de cera se hacen bolos de 50 centi- gramos, i se toman 4 a 40 al dia. Se preparan también píldoras i bolos, uniendo a la trementina brea, alquitrán, copaiba, u otras sus- tancias semejantes. El agua tremenfinada se prepara vertiendo sobre la trementina una cantidad doble o triple de agua hirviendo. Kemuévese la mezcla, se deja enfriar i se filtra, para tomar uno o dos vasos al dia, en las cistitis i bronquitis crónicas. BÁLSAMOS. 261 La emulsión se hace con yema de huevo i una agua aromática. El jarabe con 1 de trementina i 10 de azúcar. Se llama copaiba-Mege una preparación de tre- mentina privada de su aceite, asociada al ácido nítrico dilatado en agua, en la proporción de 20 de aquella i 8 de éste. Mege ha considerado que reemplaza con ventaja al copaiba en las blenorrajias. La esencia de trementina i el éter sulfúrico com- ponen el remedio de Durando, como se ha dicho. La mistura de Whitt contiene una parte mas de éter. El alcoholado de esencia de trementina de Soubeiran se compone de 9 de esencia i 50 de alcohol a 85°, redu- cidos por la destilaciou a 50 de alcoholado. Este aceite entra en electuarios, emulsiones, lini- mentos &c. Las perlas de esencia de trementina de Clertan contienen el medicamento puro, i se administran de 1 a 20 al dia en las neuraljias. El agua de brea, usada en los catarros de la vejiga i de los pulmones, se compone de 5 de brea en mace- ras ion en 16 de agua, durante algunos dias, remo- viendo la mezcla con espátula de madera. Luego se filtra, i se toman uno o mas vasos, pura o mezclada con jarabe o leche. Las preparaciones de brea i agua, varían según las distintas farmacopeas. Con la brea i el alumbre, la magnesia, u otras sus- tancias, se preparan píldoras i electuarios. El jarabe se compone de partes iguales de brea i agua i doble cantidad de azúcar. La pomada, con una de brea 1 cuatro de grasa. Por la destilación de la brea con una pequeña por- ción de potasa, se obtiene un aceite sin color que se ha llamado resineona, i a una temperatura mas elevada la resineina. Aquella es mas activa, tiene las mismas propiedades de la brea, i puede reemplazarla en el uso terapéutico. Se prepara un sacaruro de resineona, del cual se 262 CAPITULO XI. toman 3 a 4 cucharadas al dia en looc o infusión; así como un alcoholado, que se usa a la dosis de 6 gotas en azúcar, cuatro vezes al dia. Estas preparaciones son útiles en las afecciones crónicas de la vejiga, de los órganos respiratorios i de la piel. La pomada se compone de una parte de resineona i cuatro de grasa. El agua de alquitrán se prepara como la de brea, i tiene las mismas aplicaciones. En resúmen: 1. Son muchas las preparaciones farmaceúticas i productos naturales que se han llamado bálsamos; 2. Los productos farmacéuticos, de variada com- posición, se aplican como calmantes i vulnerarios; 3. Los productos naturales se reducen, al pre- sente, a los que contienen ácido benzoico o cinámico; 4. El copaiba ila trementina son las sustancias oleo-resinosas de mas importancia; 5. El copaiba obra especialmente en la mucosa de la uretra, i cura la blenorrajia desde el periodo agudo, que es lo contrario de lo que se pensaba ántes; 6. -A dosis altas es mas seguro que con las inferio- res, que exijen mayor tiempo i hai riesgo de recidivas; 7. No parece fundada la opinión de que obraría como purgante en la blenorrajia, porque cura también aunque no purgue; 8. Lo mas probable es que su acción sea antible- norrájica, i así cura también la orquitis i otras com- plicaciones de la enfermedad; 9. En la blenorrajia de la mujer i otros flujos del mismo aparato, es ménos eficaz; 10. Aunque suprime el flujo blenorrájico, no pre- viene la infección jeneral, i se debe seguir un trata- miento mercurial en los casos de virulencia; 11. Eespecto de otros flujos o catarros es inseguro, aunque se considera útil, en calidad de balsámico, en las enfermedades supurativas; 12. Al esterior es ménos usado que otras sustan- cias semejantes; BALSAMOS. 263 13. Sus principales preparaciones son las píldoras i cápsulas; 14. La trementina es producto de muchas especies arborescentes, i deriva su acción mas enérjica del aceite esencial que contiene; 15. Produce escitacion jeneral, i obra especial- mente en la mucosa de la vejiga; 16. Su importancia la deriva de su utilidad en el catarro idiopático crónico de la vejiga; 17. No es segura en otros flujos o catarros; 18. Su esencia se administra con suceso en las neuraljias i para espeler la ténia, i es dudosa respecto de los cálculos biliarios i la peritonitis puerperal; 19. La trementina i su esencia, como la brea i el alquitrán, se aplican al esterior, sobre todo las poma- das de alquitrán, contra las afecciones escamosas; 20. La preparación de trementina mas usada es las píldoras, de su esencia las misturas i perlas, i de brea i alquitrán sus aguas i pomadas; i 21. La resineona es producto de la brea, i puede reemplazarla. 264 CAPITULO SU. AZUFRE. Este metaloide, sulphur en latín, conocido desde una remota antigüedad, es frájil, de color amarillo, sin sabor ni olor, soluble en la esencia de trementina, lijeramente en el alcohol e insoluble en el agua. Su peso específico es de 2.0332 en su estado natural, i fundido 1.99. Por el roce despide olor, i adquiere la electricidad resinosa o negativa. Es inflamable, ise convierte en vapores sufocantes, compuestos en su mayor parte de ácido sulfuroso. Funde a los 110°, A los 220° se espesa, isi en este estado se le introduce en agua fria, permanece blando, trasparente, de color moreno rojizo, dúctil i de acción terapéutica mas activa, aunque no se ha alterado en su composición. Se volatiliza al entrar en ebullición, a los 400°, i sus vapores se condensan en polvo, que se ha llamado flor de azufre o azufre sublimado. Antes se llamaba crema de azufre el porfirizado i depurado; hígado de azufre su combinación con un álcali; i magisterio de azufre el que se precipitaba por un ácido, de una solución de sulfuro de potasa. El azufre, como el hierro i el carbón, es una de las sustancias mas útiles i abundantes, en estado puro o de combinación, sobre todo en la forma de sulfuro i sulfato: el yeso es sulfato de cal; i la blenda, pirita i galena, en su mayor parte, son sulfuros de zinc, de hierro i de plomo, de los cuales se estrae el azufre en hornos i aparatos especiales. Muchas aguas minerales lo contienen, i es una de las materias que arrojan los AZUFRE. 265 volcanes, formando alrededor capas, llamadas tierras de azufre o solfataras. Se halla también en varias sustancias alimenticias como la leche, los huevos i la carne; en la masa cerebral, en los cabellos i en muchas plantas, como la codearla, la cebolla, el rábano i la mostaza. Lavoisier fué el primero que demostró que el azufre es un cuerpo simple. Su acción en el organismo es compleja: a dosis de 4 a 8 gramos es purgante; una dosis igual o menor fraccionada, se absorbe en parte i produce escitacion, sobre todo en la piel i en la mucosa de los bronquios. Se juzga que los líquidos del tubo dijestivo lo trasforman en parte en sulfures alcalinos, que absor- bidos se oxidan en la sangre, para convertirse en sul- fates, sulfitos e hiposulfitos; que las secreciones ácidas de la piel descomponen los de naturaleza alcalina, dándole al precipitado de azufre que resulta el color amarillo que se observa algunas vezes. Es favorable a su influencia el temperamento lin- fático; i así algunas enfermedades de la piel, rebeldes en otros temperamentos, ceden fácilmente a este me- dicamento. Cuando es absorbido se elimina por la orina, los bronquios i la piel. Se considera desinfectante i activo parasiticida. El uso médico del azufre en la antigüedad casi se limitó a las enfermedades crónicas de las vias respira- torias, mas en calidad de fortificante, por los aires cargados de sus emanaciones, que como ájente al interior. Sus aplicaciones en las enfermedades de la piel 266 CAPITULO XII. corresponden a la terapéutica moderna; i se le consi- deró al principio panecea para las enfermedades exan- temáticas, que no es poco decir. La reacción vino después, i al entusiasmo siguió el exámen fundado en la observación. Los hechos manifiestan que es poco útil en las formas escamosas, en las que prestan positivos servi- cios las preparaciones arsenicales i el alquitrán. Obra bien en las hérpes crónicas, el eczema, la tiriásis i sobre todo en la sarna, al destruir el animalillo que la orijina. Los estudios micrográficos están en boga. Es con- siguiente que en los tiempos de disquisición científica ide febril curiosidad, se avive el deseo de saber ese desconocido que nos inquieta, i que armados del mi- croscopio, admirable ojo científico, tratemos de pene- trar los secretos de la naturaleza. Para la etiolojía, la histolojía i la patojenia, estos estudios tienen grande importancia. Las dos últimas deben a ellos su parte principal; fenómenos inesplica- bles a la simple vista, enfermedades de oríjen o evo- luciones oscuras, se esplican satisfactoriamente a la luz de las lentes de aumento; i cada dia se afirma la idea de que muchas enfermedades son el resultado de organismos invisibles que nos asedian i penetran. El mundo invisible es vasto, de límites indetermi- nados hasta el presente; no debemos, pues, dejarnos sorprender por la novedad, i estar advertidos de que todo lo que se acoje con entusiasmo se exajera. Es indudable que millares de átomos animados nos asedian i penetran en el aire i los alimentos, que no distinguimos a la simple vista; pero no es ménos cierto que desconocemos los límites de ese mundo invisible, sus influencias i modificaciones, i que el entusiasmo por las ideas nuevas, o la admiración de los prodijios que nos revela el microscopio, nos hacen ver animál- AZUFRE. 267 culos tal vez donde no se hallan, i atribuir a séres quiméricos el oríjen o la modificación de muchas enfermedades. Aun no es dable afirmarlas trasforma- ciones íntimas de la materia, ni las influencias a que están sujetas. Sinerabargo, la idea de atribuir el oríjen de las enfermedades a organismos invisibles que pululan en la atmósfera, es anterior a los estudios micrográficos de nuestros dias. Así se deduce del pasaje del libro del doctor Ch Anglada, Étude sur les Maladies étein- tes et les Maladies nouvelles, que copiamos: “No es de hoi que se busca en las rejiones de lo invisible el jérmen animado de las enfermedades. La biblioteca de la Facultad de medicina de Montpellier posee una inmensa colección, con el título de Misce- láneas, compuesta de 354 volúmenes, que comprenden cerca de 9,000 piezas, entre las cuales hai un gran número que seria imposible procurarse hoi. Se encuen- tra en el tomo 71 (pieza 7) una memoria que tiene por título: Sistema de un médico inglés sobre la causa de todas las especies de enfermedades, con las sorprendentes configuraciones de las diferentes espe- cies de pequeños insectos, que se ven por medio de un buen microscopio en la sangre i en las orinas de los diferentes enfermos, i aun de los que pueden estarlo, coleccionado por M. A. G. D. Paris. MDGGXXVI. “ No se negará al autor anónimo de este escrito el mérito de haber precedido, en esta via, a los micró- grafos de nuestro tiempo. El texto está ilustrado con 91 fio-uras, que representan otras tantas especies de animálculos, que se han juzgado causa de las enfer- medades. El autor encomia el microscopio, de que ha hecho uso para sus observaciones, i pudiera creérsele, atendiendo a la gravedad con que refiere este viaje al pais de las quimeras. Declaro, sinembargo, que entre los séres fantásticos cuya imájen exhibe, se recono- cería en un enorme engrosamiento el sarcopto de la sarna, tal como ha sido descrito i dibujado por los 268 CAPITULO XII. modernos. Este texto, observemos, i la lámina que lo acompaña, datan de 1726.” La sarna ha sido objeto de investigaciones en todos tiempos. Los griegos, romanos i árabes la atribuían a desaseo las mas vezes; i auque Avenzoar descubrió en ella un insecto mui pequeño, fué vagamente, i desco- noció que pudiera ser causa del contajio. Hasta el siglo XYI permanecían en el mismo estado las nociones acerca del oríjen de esta enferme- dad, i seguramente se oponían al esclarecimiento de la verdad las doctrinas dominantes, que atribuían la sarna a los humores, Hauptmann descubrió el acarus, i sobre todo Cestoni, a fines del siglo XYII, mas precisión. Este práctico comprendió que el insecto tenia mas parte en la erupción que los humores, i recomendó un tratamiento esclusivamente esterno. Sinembargo, la importancia del acarus no se reco- nocía: Pinel le atribuyó una influencia secundaria, i Biett i Alibert negaron su existencia. Para recono- cerla ha sido preciso que las investigaciones laboriosas de Renucci, Bourguignon, Hebra i otros, la hayan demostrado con evidencia. Aunque la mayor parte de los médicos admiten su trasmisión i desarrollo en la piel, como la enfermedad en su esencia, pregunta Devergie si es efecto o causa; o bien si la sarna puede ser espontánea. Reconoce que es “ una erupción que se acompaña de un producto particular, el acarus, que por otra parte contribuye o sostiene la infección, i sin la destrucción del cual no es posible curar la sarna.” Para él la erupción puede ser efecto de desaseo o de escesos de disipación, ien este caso' en lugar de ser el acarus causa de la enfer- medad, seria su producto. En su concepto los que sostienen el oríjen esclu- sivo de la erupción por el acarus, no esplican satisfac- AZUFRE. 269 teñamente varios puntos oscuros relativos a la pato- jema de la sarna: el tiempo déla incubación varía de 3 a 6, 10 o mas dias, cuando debiera ser uno mismo próximamente; la erupción se fija especialmente en los bordes de los dedos, aunque la trasmisión del insecto se haga en una parte lejana, como la piel del vientre; la erupción tiene formas diferentes, mas o ménos rebeldes; i se suspende la actividad del acarus, en el curso de algunas enfermedades, como la fiebre tifoidea, para reaparecer en la convalecencia. Estas objeciones han tenido soluciones mas o mé- nos aceptables; pero todos convienen en la existencia del acarus como causa o efecto, i en la necesidad de su destrucción para la curación de la enfermedad, que es el acuerdo importante para los fines terapéuticos. Puede trasmitirse la sarna de los animales al hom- bre, con escepcion del perro, pues el acarus de éste, según Leblanc, difiere en su forma del que se anida en la piel del hombre. La sarna es endémica en la Bretaña, la Córcega i otros países, i es mas común en las clases bajas. Presenta varias formas: la papulosa es la mas rebelde, por el mayor número de acarus i prurito consiguiente; la pustulosa, caracterizada por grandes pústulas que segregan abundante pus; i la vesiculosa, de ménos desarrollo inflamatorio, que cede mas fácil- mente a los medicamentos. No siempre se hallan demarcadas estas formas, pues suelen estar confundi- das, o complicadas con otras erupciones como el coli- ma i el prurigo; i seguramente la constitución de los individuos influye en la manera de presentarse la enfermedad. La forma pustulosa se presenta especialmente en las personas de temperamento linfático-sanguíneo; i aunque la acompaña una inflamación mas notable que a la papulosa, es ménos trasmisible i de mas fácil curación, sin duda por la menor cantidad de acarus que contiene. Este es otro punto oscuro, pues 270 CAPITULO XII. no se comprende por qué, a pesar del menor número de insectos, se desarrolla mas la inflamación. La for- ma papulosa se presenta comunmente en los indivi- duos de temperamento nervioso, i la vesiculosa en los linfáticos. La sarna es mas común en el hombre, i predispone a otras erupciones, en la proporción de 40 por 100, según las observaciones de Devergie. Las que se pre- sentan por lo regular son el impétigo, ectima, eczema, soriásis, liquen, hérpes, tiriásis i prurigo. En razón de su antigüedad es su rebeldía i el riesgo de su reaparición o de otras erupciones. La rápida supresión de algunas enfermedades crónicas de la piel, particularmente las prarijinosas, como la tiriásis i el prúrigo, causa accidentes en pro- porción de su antigüedad i de las predisposiciones individuales. Por esto la curación de la sarna debe ser metódica, para no esponer a los enfermos a las consecuencias de su brusca suspensión. La erupción empieza por los bordes de los dedos de las manos, hácia su faz dorsal, i se estiende al dorso de ellas, pliegue de los brazos, axilas, jarretes, vientre, miembro viril, pezón de las mamas, nalgas i pecho, según su incremento, quedando libres la cara, el dorso i el lado esterno de los miembros. Se distingue la erupción por los surcos o galerías, de 2 a 6 milímetros de lonjitud, que labra el acarus debajo de la epidérmis para alojarse. Ahí es donde se le encueutra i no en las vesículas. Este es uno de los caractéres constantes, i sirve para establecer el diag- nóstico diferencial. El prurito es el síntoma que llama mas la atención, i el mas molesto, aunque algunos enfermos sienten cierto placer al rascarse, i se acostumbran a hacerlo a horas determinadas, de mayor actividad del insecto, que coinciden con las de mas calor en el dia, i en la noche a favor del abrigo de la cama. 271 azufre. Los medios curativos de la sarna son todos los que destruyen el insecto que la sostiene. Según los espe- rimentos, muere mas o ménos pronto en las soluciones de sublimado, de sal común, de arsénico, de los sul- fates de cobre, hierro, zinc, de acetato de plomo, de aceites esenciales, de alquitrán, de yoduro de potasio, i sobre todo tienen acción deletérea el cloroformo, el éter i el alcanfor. No todos estos medicamentos convienen, si se atiende a que exasperarían la erupción, i a que la absorción de algunos seria peligrosa en la piel infla- mada. El ájente curativo debe ser eficaz, a la vez que su aplicación no presente inconvenientes por la ener- jía de su acción. El azufre reúne estas condiciones, en lociones, fumigaciones, i mejor en pomadas. La curación puede ser efectiva en pocas horas, i aun en cinco minutos, según Dusard i Pilón; pero se obtiene con mas ventajas en algunos dias, porque con el tratamiento esterno no se debe procurar solamente la destrucción del insecto i sus jérmenes, sino también la modificación de la erupción; i a prevención de otras ulteriores o de recidivas, conviene un tratamiento interno. Las fricciones con pomadas sulfo-alcalinas han sido el método mas aceptado. Helmerich las propinaba de la cabeza a los piés, con la pomada que lleva su nombre, 2 a 3 vezes al dia, con la fuerza suficiente para hacer llegar el medicamento al sitio de la enfermedad. Después se redujeron al lugar de la erupción, una vez al dia, con suavidad, para no exasperar la inflamación; i luego ha vuelto a usarse el método de Helmerich, modificado por Bazin. Antes se curaban los enfermos en 10 a 11 dias; con el método modificado del práctico francés, en 2 a 3. Al efecto se limpia la piel en baño jabonoso, confric- 272 CAPITULO XII. cion para desgarrar las vesículas; luego se hace la fricción con 30 gramos de pomada de Helmerich, 3 vezes por dia en 2 seguidos, i se concluye el procedi- miento con un segundo baño jabonoso. Burdin hacia dar cuatro fricciones al dia con la misma pomada, precedidas i seguidas de una locion con la solución de jabón negro, i decía que se obtenía la curación en 24 horas, Hardy redujo el procedi- miento de Burdin a 2 horas, así: fricción jeneral con jabón negro durante media hora, luego otra con la misma pomada por igual tiempo, e inmediatamente después un baño alcalino. Yleminkx redujo el trata- miento a media hora, i a 5 minutos Dusard i Pilón, como se ha dicho. La pomada i método modificado de Helmerich han prevalecido. Seguramente se destruye el acarus en breve tér- mino por las fricciones jenerales; pero no es esta sola circunstancia la que constituye la curación. Para com- pletarla se aplican calmantes a la irritación que acom- paña la erupción. Es conveniente que las fricciones se hagan de ma- nera que se dislaceren los surcos donde se halla el insec- to, no afectando, en lo posible, las vesículas que no lo contienen; i deben ser jenerales, pues el insecto puede estar diseminado en varios puntos libres de la erupción. Por otra parte, las fuertes fricciones, frecuentes, desgarran las vesículas, irritan la piel sana, i en con- cepto de Biett i Devergie, orijinan erupciones secun- darias, que Hardy considera raras, i fáciles de curar con baños simples. Por esto es prudente prescindir de las fricciones fuertes i de un tratamiento enérjico, sobre todo en los niños i personas delicadas. Las fricciones se prefieren a los baños, lociones i fumigaciones. Los sulfures se han aplicado también con suceso: el de calcio con la glicerina o grasa, es preferible al de potasio en la locion de Dupuytren, que es irritante. AZUFRE, 273 Las pomadas de Alibert i Yezin se han usado con éxito. Bourguignon ha empleado una pomada con estafisagria en seis fricciones diarias, i obtenido cura- ciones en cuatro dias, Cazenave ha indicado las locio- nes con cocimiento de plantas aromáticas. Se han recomendado las lociones con solución de 500 gramos de cal en 2 kilogramos de agua, i las fricciones, tres al dia, con una esponja empapada en vinagre. El aceite de enebro i el de trementina curan también esta erupción. Las fricciones con aquel convendrían espe- cialmente en los casos de sarna complicados de soriá- sis, aprovechando la propiedad antisórica e insecticida de este aceite. El alquitrán es de uso popular en algunas comar- cas de Alemania. El doctor Schreder dice que los aldeanos del Holstein se curan asi: aplican alquitrán al sarnoso en toda la piel; luego lo colocan en una tabla, que se introduce a un horno de donde se ha sacado el pan, hasta el cuello del paciente, i lo dejan allí el mayor tiempo que pueda soportar. Después lo bañan, usando jabón blando, i el tratamiento está concluido i por lo regular la curación. Para prevenir las recidivas, se fumigan los vesti- dos del enfermo con sustancias sulfurosas. El azufre se administra en polvo i pastillas en los catarros pulmonares crónicos. Entre los romanos se consideraba útil contra la tisis pulmonar i asma, uti- lidad que después no se ba confirmado. Las pastillas se emplean en la salivación mercurial con buen resultado. Bartlier i Yan Swieten lo recomendaron en los reumatismos crónicos i gota atónica, Seeramering en las escrófulas, G-melin como vermífugo, a dosis pur- gante, i Scbmitjan como astrinjente en la disenteria aguda. Las preparaciones de azufre para uso interno son pocas. Se administra la flor en polvo o pastillas i píl- 274 CAPITULO XII. doras, poco usadas, porque no contienen regularmente la cantidad suficiente del medicamento. De las pasti- llas se toman 10 a 12 al dia, de a 10 centigramos de flor. El azufre precipitado de los hidrosulfatos por los ácidos, o azufre inglés, es 3 a 4 vezes mas activo que la flor común, porque se halla en estrema división, mas propio para preparar pildoras. Las preparaciones para uso esterno son numerosas; con la flor i los carbonates de potasa o de soda se componen las pomadas sulfo-alcalinas. La de Hel- merich ha tenido reputación. Su formula no se cono- ció hasta que la publicó Burdiu en 1813, lo mismo que el tratamiento para la curación de la sarna, que usaba el médico holandés. Según tal fórmula se com- pone de Grasa 32 gramos. Elor de azufre 8 ~ Carbonato de potasa - 4 ~ Se observa que así irrita la piel, i por esto algunos médicos reducen a la mitad las cantidades de azufre i carbonato. En el Godex francés se formula así; Azufre sublimado i lavado 2 Carbonato de potasa 1 Agua 1 Aceite de almendras dulces 1 Grasa * 7 Se disuelve el carbonato en el agua, i se mezcla a las otras sustancias. La pomada antisórica de Alibert se compone de Azufre sublimado 120 Acido sulfúrico 10 Grasa 80 Se preparan otras pomadas i linimentos en que entran la cal viva, el eléboro, el alumbre &c. El bálsamo de azufre es la disolución de éste en 4 partes de un aceite esencial. AZUFRE. 275 Se debe tener presente respecto de las pomadas sulfo-alcalinas, que el carbonato de potasa es mas activo que el de soda, i así se prescriben con éste a mayores dosis. El ácido sulfúrico, llamado ántes aceite de vitriolo, es uno de los mas activos, i el mas importante para la industria i las elaboraciones químicas. Se asemeja a un aceite sin color, cuando está puro, o mas bien, en su mayor concentración, i aun así retiene un quinto de su peso de agua; no tiene olor, su gravedad es de 1,85, absorbe ávidamente la humedad i adquiere un color oscuro, i se calienta al mezclarse con el agua; desorganiza las materias vejetales i animales, i forma sales con un gran número de bases. Este ácido es artículo de vasto consumo, i se pre- para quemando azufre, o alguno de los sulfures, en cámaras de plomo. Eara vez se halla puro; pero es mui abundante en estado de sulfato. Lo contienen en grande proporción las aguas del rio Pusambio o Vina- gre, afluente del Cauca, en territorio colombiano. Es un veneno activo. Al interior se administra dilatado en agua, como atemperante i astrinjente, en la diarrea i disenteria crónicas. La limonada sulfúrica se compone de Acido sulfúrico - 2 Agua 900 Jarabe— ~ 100 El ácido sulfúrico alcoholizado o agua de Babel se compone de Acido sulfúrico puro 25 Alcohol a 90° 75 Pétalos de coquelicot 1 Estos pétalos se agregan para dar color a la mez- 276 CAPITULO XII. da. Se toma en pocion, de 1 a 3 gramos, en las diarreas i disenterias, i hasta 6 en gargarismos, Al esterior se aplica como cáustico, con modera- ción por los peligros que implica. Mezclado al agua, alcohol o grasas, sirve como antiherpético i hemostático. El ácido sulfovinico resulta de la reacción del ácido sulfúrico en el alcohol, a una temperatura de menos de 125°. El éter sulfúrico es producto de la destilación de 7 partes de alcohol i 10 de ácido sulfúrico, elevando la temperatura a mas de 130°. Es uno de los compuestos mas útiles, como anestésico i antiespasmódico. El éter sulfúrico alcoholizado o licor de Hojfmann, se compone de partes iguales de éter i alcohol, i se administra a la dosis de 2 a 12 gramos en pocion, por cucharadas. El jarabe de éter se prepara con Jarabe simple 16 Agua destilada 2 Alcohol de vino a 90° 1 Eter sulfúrico a 65° - 1 Se toman 20 a 100 gramos al dia. El ücido sulfuroso es el vapor sofocante que resulta de la combustión del azufre, i se ha aplicado en fumi- gaciones para curar la sarna i hérpes, por medio de un aparato en el que solamente la parte enferma se pone en contacto con el vapor. Se ha usado como desinfectante, i ántes se que- maba azufre para neutralizar las epidemias. El ácido Mdrosulfúrico es un veneno enérjico. Se ha empleado como estupefaciente, i recomendado en calidad de antiespasmódico. Disuelto este gas en leche, agua o jarabe, se ha aconsejado en la tisis pul- monar, a manera de agua mineral. Se usa poco, i se comprende que su empleo debe ser prudente por su acción tóxica. AZUFRE. 277 Las sales que forman estos ácidos son numerosas, algunas abundantes en estado nativo, tales como los sulfates de cal i de hierro. Los sulfatos de magnesia i de soda (sal de Epsom ide Glauber) son mui usados como purgantes, ala dosis de 20 a 30 gramos disueltos en agua. El de potasa es mas activo, i se prefiere para disminuir la secreción láctea, a la dosis de 5 a 10 gramos. El sulfovinato de soda es purgante suave, que se usa con ventajas respecto de los sulfatos de magnesia i de soda a la misma dosis. No causa dolores intesti- nales, ni el estreñimiento que sigue a los otros pur- gantes salinos. El sulfato de cobre o vitriolo azul es un vomitivo activo, útil en el crup, superior al emético, a la dosis de 10 a 20 centigramos, mezclado con azúcar o jarabe, i fraccionado en 2 a 3 porciones. Ha sido también útil en la anjina maligna, 10 centigramos en 120 gra- mos de agua, para tomar cucharadas cada 10 a 15 minutos. Se ha empleado en las diarreas i disenterias cróni- cas, en lavativas con 50 centigramos a un gramo. Antes se administraba para combatir la epilepsia i el histerismo, a la dosis de 10 a 40 centigramos al dia. Hace parte de varias pomadas i colirios para la curación de las úlceras atónicas i oftalmías crónicas. El colirio llamado piedra divina se compone de Sulfato de cobre cristalizado i pulverizado._ 20 Acetato de potasa 20 Alumbre cristalizado 20 Alcanfor 1 Se aplica a la dosis de 10 a 50 centigramos en 100 gramos de agua. En la forma de lápiz sirve de escarótico en las ble- faritis i úlceras atónicas. El sulfato de cobre es tóxico. Contra el envenena- 278 CAPITULO XII. miento, despnes de provocar el vómito, se prescribe agua albuminosa, azúcar en cantidad bastante i hierro reducido. El sulfato de zinc, vitriolo blanco, es un vomitivo comparable al de cobre, de acción mas rápida que el emético, a la dosis de 40 a 75 centigramos i aun mas, disuelto en 100 gramos de agua; i por su pronta acti- vidad es preferible en los envenenamientos. Antes se usaba como antiespasmódico, a seme- janza de las demas sales de la misma base; ahora, raramente empleado como vomitivo, se aplica, en calidad de astrinjente, en colirios e inyecciones en la uretra, a la dosis de 1 a 20 centigramos por 30 gramos de agua destilada. Para las anjinas crónicas i la leu- correa, se eleva la dosis a 6 u 8 gramos, por 300 del agua de los gargarismos e inyecciones. Ha sido útil en la sarna i afecciones prurijinosas i herpéticas, aplicado en baños o lociones, con 60 a 120 gramos, en suficiente cantidad de agua. Este sulfato es antiséptico. Son incompatibles las sales de plomo, los carbonates alcalinos i las sustan- cias que contienen tanino. Se considera que su antídoto es el bicarbonato de soda. Se ha tratado ya de los sulfates de hierro, de qui- nina &c. en los capítulos respectivos. Los sulfitos e hiposulfítos de soda i de cal se usan como desinfectantes, i para conservar piezas anató- micas. El hiposulfito de soda es útil en las fiebres tifoidea i palúdicas, a la dosis de 8 a 16 gramos al día, en pocion por cucharadas. Los sulfures se hallan en abundancia. El de plomo, {galena), de zinc (blenda), &c. se esplotan para estraer los metales que contienen. AZUFRE, 279 Los de potasio, de sodio i de calcio, se lian admi- nistrado en el crup i coqueluche. Su uso principal es al esterior en lociones, para curar la sarna, hérpes, escrófulas, reumatismos cróni- cos i flujos mucosos. Él de potasio, hígado de azufre, se emplea mas, a la dosis de 16 a 30 gramos. La locion de Dupuytren se compone así: Sulfuro de potasio 125 gramos. Acido sulfúrico 15 „ Agua común 1 kilogramo. Puede debilitarse disminuyendo el sulfuro i el ácido. Con estos sulfures se componen pomadas i lini- mentos antiherpéticos. Los sulfures alcalinos son tóxicos, i a su envene- namiento se oponen las bebidas gomosas i el agua clorurada. Se ha tratado ya del yoduro de azufre i de los sulfures de mercurio, de arsénico i de antimonio. Las aguas minerales, frias i termales, contienen sulfuro de sodio, la mayor parte, i algunas el de calcio, los sulfates de cal i de sosa, i gas ácido hidrosulfúrico, o sales que éste forma. Los baños con estas aguas se han recomendado en todos tiempos, en las enfermedades crónicas de la piel i de los pulmones, en el reumatismo, escrófulas i raqui- tismo. Son mas útiles en las personas linfáticas; sir- ven de coadyuvante al tratamiento mercurial en la sífilis, i de correctivo de la caquexia que orijina el largo uso de tal tratamiento. En las heridas, particularmente las causadas con armas de fuego, se obtiene con dichas aguas buen resultado. Es de suponer que en parte la influencia prove- chosa de las aguas sulfurosas se deberá al ejercicio i cambio de clima, convenientes en las enfermedades crónicas. 280 CAPITULO XII. El azufre hace parte de la pólvora i del caucho vulcanizado, de tan variados usos. Los minerales que lo contienen se esplotan para la estraccion de varios metales i la elaboración del ácido sulfúrico. Este ácido es uno de los ajentes mas preciosos en la industria. Las artes, la civilización, el progreso tienen en este ácido uno de sus ajentes mas impor- tantes. Sirve para la fabricación de muchos productos químicos, la purificación de la plata, la separación del ácido esteárico del oléico en la fabricación de las bujías esteáricas, la trasformacion de la fécula en azúcar &c. Sus servicios en la telegrafía eléctrica son sabidos jeneralmente. El sulfato de hierro es uno de los principales com- ponentes de la tinta de escribir, i de los tintes gris, negro i violeta. Sirve para la elaboración del azul de Prusia, i del oro en polvo destinado al dorado de la porcelana. El sulfato de cobre entra con el de hierro en la tinta ordinaria, i tinte negro para las telas de lana i seda. Sirve para la preparación de los verdes de Scheele i de Schweinfurt, así como para la de los colo- res lila, violeta &c. El sulfato de zinc se emplea para la preparación del blanco de zinc, i del aceite secante usado en la pintura. El sulfato de soda sirve para la fabricación del vidrio, de la soda &c. En algunos lugares se mezcla al forraje para caballos. En compendio; l.° El azufre ha sido conocido desde una remota antigüedad; 2. Como el hierro iel carbón, es una de las sus- tancias mas útiles i abundantes; 3. Obra especialmente en la piel i mucosa de los bronquios; AZUFRE. 281 4. Antiguamente se aplicó en las enfermedades crónicas del pecho, mas bien como fortificante por el aire cargado de sus emanaciones; 5. Tiene importancia en las enfermedades de la piel, particularmente en la sarna; 6. Los estudios micrográficos de estos últimos tiempos manifiestan que algunas enfermedades son producidas por organismos invisibles que pululan en los aires, aunque no es nueva la idea de atribuir a este oríjen las enfermedades; 7. La sarna ha llamado siempre la atención, atri- buyéndose primero a desaseo, a los humores después: se ha reconocido, al fin, que la orijina el acarus, insecto que se anida en la piel; 8. Devergie ha sostenido que la enfermedad pue- de ser espontánea, i así el acarus seria efecto i no causa; 9 ° No obstante, hai acuerdo en la existencia del insecto, i en que es necesaria su destrucción para curar la enfermedad; 10. La sarna predispone a otras erupciones, con mas probabilidad cuando es rápida su supresión, des- pués de haber durado algún tiempo, i es rebelde según su antigüedad i la forma o carácter que presenta; 11. Los medios curativos son todos los que des- truyen el insecto; pero el azufre merece la preferencia; 12. Las fricciones jenerales con las pomadas sulfo- alcalinas, es el método mas aceptado; 13. Aunque el tratamiento se puede reducir a pocas horas, se obtienen mas ventajas en algunos dias; 14. Las fricciones no deben ser mui frecuentes ni mui fuertes, porque irritarían la piel sana, i se oriji- narian erupciones secundarias; 15. El tratamiento debe ser ménos rápido en los niños i personas delicadas; 16. Este medicamento se ha administrado con algún suceso en los catarros pulmonares crónicos; 17. Al interior se administra en polvo i pastillas, i al esterior se usan las pomadas &c.; 282 CAPITULO XII. 18. El ácido sulfúrico se aplica al esterior como cáustico, antiherpético i hemostático, i al interior como atemperante i astrinjente; 19. Algunas de sus sales son mui usadas, como los sulfates alcalinos en calidad de purgantes, i los de cobre i zinc como vomitivos, astrinjentes i sustitutivos; 20. Los ácidos sulfuroso e hidrosulfúrico son poco usados, i los súbitos e hiposulfitos útiles en las fiebres tifoidea i palúdicas, i como desinfectantes; 21. Los sulfures alcalinos se emplean especial- mente al esterior, en lociones, en las enfermedades de la piel; 22. Las aguas minerales sulfurosas han sido siem- pre recomendadas en ciertas enfermedades crónicas, caquexias i heridas; 23. Se aprovechan el azufre, el ácido sulfúrico, los sulfatos de hierro, de cobre, de zinc i de soda para la fabricación de muchos productos industriales. 283 CAPITULO lili. CLOROFORMO. Este importante medicamento fué descubierto en 1831, por Soubeiran en Francia, i porLiebig en Ale- mania, i estuvo casi sin uso hasta que se conoció su propiedad anestésica. Es producto de la destilación del alcohol, asociado al agua i a los hipocloritos, particularmente el de cal. Se presenta en forma de líquido sin color, volátil, de olor etéreo, soluble en el alcohol i en la glicerina, casi insoluble en el agua, de sabor picante i de un peso específico de 1.49. Cuando está puro entra en ebulli- ción a 61°, i se inflama difícilmente. Los álcalis lo descomponen en formiato i cloruro. La luz i el aire lo alteran, i por esto se debe conservar en frascos tapa- dos al esmeril, cubiertos con papel negro. Pumas fué uno de los primeros que estudiaron este compuesto, i le dió el nombre que tiene por su relación con el ácido fórmico. Aunque se obtiene de la manera espresada, se produce también por la reacción de los álcalis con el cloro i ácido cloroacético, i del cloro con el hidrójeno protocarbonado. Comunmente contiene sustancias estrañas; por su impureza, o fácil alteración, orijina efectos funestos, ono produce los que se procuran. Las sustancias estrañas que contiene por lo regular son el alcohol, el éter i ácido clorhídrico, el cloro &c. más por falta de cuidado en su preparación que por fraude, o efecto de reacciones. No enturbia el agua cuando está puro, ni se mantiene en su superficie, 284 CAPITULO XIII. porque tiene, mas densidad. En este caso contiene alcohol. Como es volátil, i se inflama difícilmente, no debe dejar residuo, i si se inflama contiene alcohol o éter. El cloro, que puede ser mui nocivo, o el ácido clorhídrico, se reconocen por un precipitado blanco con el nitrato de plata, i por el color rojo que toma la tintura de tornasol. Entre las sustancias que lo hacen impuro, la mas nociva es un aceite pirojenado, clorurado, acre, de olor sui generis, mas denso que el agua, el cual se forma al preparar el cloroformo, i se debe evitar no apurando la rectificación. La medicación anestésica es una de las adquisicio- nes mas preciosas de la ciencia en este siglo. En todos tiempos se ha procurado amortiguar la sensibilidad confines quirúrjicos; pero no se ha conseguido evitar positivamente el dolor, sino con los nuevos ajentes anestésicos. En los primeros tiempos se aplicó la ligadura al cuello, que adormecía al paciente i disminuía la sen- sibilidad. Se empleó también el polvo del mármol del Cairo, o piedra de Menjis, amasado con vinagre u otro ácido, que producía un efecto anestésico por el ácido carbónico que resulta de la reacción de tales componentes. La mandrágora ha tenido reputación de anesté- sica, superior al opio, a la cicuta i otros narcóticos, ise aprovechaba en las incisiones i cauterizaciones. Los chinos han empleado una planta de la familia de las artíceas, para mitigar la sensibilidad. El cirujano italiano Teodorico, que floreció en el siglo XIII o en el XIV, usaba un método de inhalacio- nes, por medio de una esponja empapada en un líqui- do que contenia varias sustancias, i según las crónicas de ese tiempo, se producía la anestesia, que desapa- CLOROFORMO. 285 recia fácilmente oliendo vinagre, aplicado a la nariz por medio de otra esponja. Las bebidas narcóticas, la refrijeracion, la compre- sión, la embriaguez alcohólica se han ensayado, con mas inconvenientes que ventajas. El cirujano inglés Moore empleó la compresión de los troncos nerviosos, i al parecer se producía la anestesia, según su relación respecto de la amputación de una pierna. Otros ciru- janos emplearon este medio con algún suceso; pero no tardó en olvidarse por ineficaz. Humphry Davy dió el primer paso en la senda desconocida, hácia 1798. Empleado este químico, mui joven aún, por el doctor Beddoes, con el objeto de estudiar en su laboratorio la acción de los gases des- cubiertos recientemente, halló que la inhalación del protóxido de ázoe producía una risa nerviosa, aumento de la fuerza muscular, escitacion de las facultades mentales, un estado singular de ajitacion placentera, i en fin, una influencia particular en el sistema ner- vioso, que hacia indiferentes a los individuos al dolor i a los objetos esteriores. En consecuencia pensó Davy que este gas amortiguarla la sensibilidad durante las operaciones quirúrjicas: confirmada su propiedad anestésica, lo indicó para las operaciones de poca efusión de sangre. El examen de algunos gases en el estudio del doc- tor Beddoes se hacia con fines terapéuticos, a tiempo que se ensayaban las inhalaciones de éter i de ácido carbónico, para curar la tisis i otras enfermedades pulmonares, i estaban en boga estos esperimeutos en el mundo científico. Así, llamaron la atención las propiedades del pro- tóxido de ázoe, denominado también gas hilarante por uno de sus efectos, i se repitieron los esperimentos en Francia, Alemania i otros paises; pero los resulta- dos no confirmaban su utilidad anestésica. Sucedía lo que es común: que un primer escollo infunde descon- fianza i hace vacilar para seguir adelante. Este gas en 286 CAPITULO XIII. unos no producía la anestesia ni efecto alguno, en otros causaba sofocación, i no faltaron casos de muerte. Es probable que tales resultados se debían mas a la ines- periencia i al empleo del gas impuro. Sea lo que fuere, se abandonó su uso. Muchos años después, en 1844, se ensayaba nue- vamente. Horacio Wells, dentista anglo-americano, lo empleó con feliz resultado, i estrajo muelas sin dolor; pero no obtuvo el mismo resultado en un espe- rimento público, i volvía a abandonarse, o mas bien no se aceptaba como medio anestésico, aunque los dentistas lo aplican las raras vezes que el temor per- mite a un paciente sujetarse a su influencia. Después del protóxido de ázoe, se presentaba el éter sulfúrico, por su propiedad estraordinariamente volátil, i los ensayos que se hacían de sus inhalacio- nes como medio curativo. Sinembargo, pasó mucho tiempo ántes de cono- cerse su poder estupefaciente, en el sentido de aprove- charlo para evitar el dolor en las operaciones quirúr- jicas; pues aunque no faltaban ejemplos accidentales de su acción anestésica, se temía su empleo: varios esperimentadores la habían observado, i algunas vezes se había presentado al aplicarse sus inhalaciones con fines terapéuticos. La casualidad estaba llamada en esta vez, como en otras semejantes, a hacer el descu- brimiento. Al principio de 1842, Jackson, médico de los Estados Unidos, ocupado en estudios de laboratorio, aspiró cloro accidentalmente, por haberse roto una botella que lo contenia. Entonces pensó que la inha- lación de éter i amoniaco neutralizarían la acción del cloro; i en efecto, produjo alivio el éter i la anestesia la prolongación de su inhalación; pero hasta 1846 se hicieron los esperimentos conducentes a probar su utilidad en cirujía. Es justo reconocer que el doctor W. O. Long, mé- dico de Aténas, hacia uso en la misma época de las CLOROFORMO. 287 inhalaciones de éter para algunas operaciones; pero estos esperimentos no llamaron la atención. Las fechas de esas operaciones, grabadas en el rejistro de las aplicaciones útiles, son: el 30 de marzo i el 3 de julio de 1842, i el 9 de setiembre de 1843. Es singular que en una época que se distingue por el anhelo de aprovechar los descubrimientos, pasaran cuatro años, hasta 1846, sin que Jackson hiciera conocer los resultados que en él mismo hablan producido las inhalaciones de éter. Al fin los hizo conocer, al recomendar su empleo a Morton, dentista de Boston, quien estrajo muelas, sin dolor, por este medio. Algunas operaciones, como la amputación del muslo, la resección de parte del maxilar inferior &c. se ejecutaron sin dolor a beneficio de la anestesia etérea. Los esperimentos se repitieron en Europa i confirmaron el suceso, que fué un aliciente para que Morton promoviera pleito a Jackson, disputándole la gloria del descubrimiento, aunque se debe reconocer que al dentista de Boston corresponde el honor de las primeras aplicaciones en el hombre. El descubrimiento fué aceptado en Europa con entusiasmo desde diciembre de 1846. Malgaigne, se- gún unos, fué el primer cirujano francés que practicó una operación bajo la influencia de la eterización, i según otros, Jobert, i después Yelpeau. Algunas vezes no producía el éter la anestesia, lo que se atribuía a imperfección del procedimiento, i en consecuencia se mejoraban ios medios de su aplicación, en que se han distinguido los cirujanos franceses. Entretanto, naturalmente se pensó que si el éter produce la insensibilidad, otros éteres tendrían el mismo resultado. En efecto, se observó que en diver- sos grados producian la anestesia, varias esencias i otras sustancias volátiles. Flourens i Longet se distinguieron en estos esperimentos en animales. Uno de los éteres que empleó Flourens fué el clorhídrico, 288 CAPITULO XIII. i tuvo la idea de ensayar el cloroformo, mui semejante por su composición. Flourens fué, según esto, el primero que observó la propiedad anestésica del cloroformo, aunque sus esperiraentos en animales no llamaron la atención. El cirujano inglés Jacobo Bell, sabiendo que el éter clorhídrico habia producido la anestesia en los animales, lo empleó en el hombre algún tiempo des- pués con feliz resultado, i del mismo modo juzgó Simpson, cirujano de Edimburgo, respecto del cloro- formo, El suceso correspondió a sus esperanzas, i el 16 de setiembre de 1847 comunicó a la Sociedad médico-quirúrjica de Edimburgo sus esperimentos acerca de la propiedad anestésica del cloroformo, superior a los medios conocidos hasta entonces. Se ha atribuido por escritores ingleses, uno de ellos Miller, la gloria de este descubrimiento a Simp- son esclusivamente. Sea lo que fuere, al cirujano escoces le corresponde el honor de haber él empleado primero el cloroformo en el hombre. Los esperimentos confirmaron su superioridad anestésica; pero no tardaron los casos funestos, como habian ocurrido con otros ajentes semejantes, i pare- cía que el cloroformo se aceptaba lijeramente. Las cuestiones relativas a las muertes súbitas por el cloroformo han estado al orden del dia; i al fin, a pesar de algunos puntos oscuros, se acepta jeneral- mente como el anestésico que corresponde mejor a su objeto. La medicación anestésica ha dado impulso ala cirujía. El dolor i los esfuerzos que ésta provoca des- aparecen bajo su influencia, i el operador puede obrar con la tranquilidad que exije la dilaceracion delicada de los tejidos. La anestesia tiene peligros, que aumentan ciertas predisposiciones o enfermedades. No seria prudente CLOROFORMO. 289 emplearla para pequeñas operaciones, como puncio- nes, cauterizaciones, estraccion de muelas &c. porque sus continjencias serian las mismas, a la vez que no se trataría de males graves, o de evitar con ella gran- des dolores. Algunos cirujanos consideran que pudiera redu- cirse en estos casos a un simple entorpecimiento de la sensibilidad; pero aun suponiendo posible su gradua- ción, no estaría del todo libre de riesgos. No son raros los casos de muerte por la anestesia empleada para la estraccion de muelas, u otras operaciones breves. Su objeto es las operaciones sin las cuales la vida estaría mas o ménos amenazada. Para obtener mejores resultados, se deben tener presentes el sexo, edad, predisposiciones &c. No se debe emplear si las partes en que se va a operar están insensibles, por la naturaleza de la enfer- medad, como las parálisis, o por estados pasajeros como la embriaguez; tampoco cuando el paciente se resiste a ella; cuando la sensibilidad del enfermo pue- de servir de guia al operador; ni cuando se trata de una simple condescendencia. La anestesia se produce mas pronta i profunda- mente en la mujer. A pesar de esto, la estadística no suministra datos para juzgar que se halle mas espuesta a los accidentes graves. La preñez i menstruación no se oponen a ella en absoluto; pero conviene respetar tales estados, a no ser en los casos indispensables, pues pudiera causar la suspensión del menstruo, o provocar el aborto en las mujeres predispuestas. Los niños, aun los mas tiernos, resisten la aneste- sia mejor que los adultos, i no ocurren accidentes en las circunstancias ordinarias. El cloroformo manifiesta en ellos un poder benéfico, que seria de aprovechar en mas estension. La anestesia en los ancianos se caracteriza por mayor postración. Por esto las inhalaciones deben ser moderadas, i también por estar predispuestos a con- 290 CAPITULO XIII. jestiones i hemorrajias; aunque los accidentes en ellos son raros, tal vez porque también lo son las operacio- nes en personas de mas de 65 a 70 años. Está contraindicada la anestesia por las enferme- dades orgánicas del corazón i gruesos vasos, del apa- rato respiratorio, del encéfalo, las palpitaciones de la clorosis i la embriaguez habitual. En tales enfermedades el síncope seria mas proba- ble durante la anestesia, como en ciertos temperamen- tos e idiosincracias, i es de suponer que el cloroformo seria funesto. Cuando existe una neurosis, las inhalaciones pro- vocan el acceso, i es de temer el incremento de las conjestiones viscerales. Sinembargo, respecto de la epilepsia e histerismo, con la resolución de las fuerzas musculares, pueden desaparecer también los movi- mientos convulsivos. Para la aplicación de las inhalaciones conviene en lo posible evitar las causas de debilidad del enfermo, procurándole alimento suficiente i sueño la noche anterior. Se aplican con mas ventaja en ayunas en las primeras horas del dia, colocado el paciente en posi- ción horizontal, si lo permite la naturaleza de la enfermedad i de la operación, evitando en lo posible los movimientos bruscos, que pueden orijinar el sín- cope, las conjestiones e impedir la aplicación de las inhalaciones. Si se presentaren accesos de tos o vómi- tos, se espera su terminación para empezar las inha- laciones, o continuarlas si hubieren empezado. Con- viene estimular por fricciones la piel del vientre i de la base del pecho, cuando la respiración es lenta, i se anuncia así su depresión. Seguramente es rara la reunión de todas las cir- cunstancias favorables para obtener de la anestesia los mejores resultados. Una de las mas importantes es la calma del paciente, i su confianza en el buen éxito. CLOROFORMO. 291 Acostado el enfermo con la cabeza baja, i descu- bierto el pecho para observar los movimientos respira- torios, un ayudante esperto aproxima a la nariz de] paciente una compresa en que se han vertido cuatro a seis gramos de cloroformo, acercándola mas o ménos según su susceptibilidad. Evaporado el cloroformo, se vierte otra dosis en la compresa, hasta producir la anestesia. Es necesaria la habilidad del ayudante, pues debe examinar el pulso i la respiración, para suspender o continuar las inhalaciones, i distinguir los accidentes de los caractéres propios de la anestesia. Algunos cirujanos juzgan que es mejor producirla prontamente, empleando mayor porción de cloroformo, que puede provocarla en un grado innecesario, u oriji- nar turbaciones mas fácilmente; otros aconsejan las inhalaciones intermitentes, que hacen mas largo el procedimiento, i al fin tal vez ménos perfecta la anes- tesia, aunque pueden ser iitiles en casos escepcionales. Los mas prefieren las inhalaciones continuas, con can- tidades moderadas de cloroformo. Los caractéres de la anestesia se revelan por la postración de las fuerzas: la cara está pálida, los ojos cerrados, la respiración regular, el pulso ménos fre- cuente, el paciente no responde a las preguntas que se le dirijen, no manifiesta sentir las picaduras que se le hacen, i parece dormir profundamente. Se distinguen tres períodos en tal estado: el de escitacion, el quirúrjico, durante el cual debe obrar el operador, i el de anestesia orgánica, que se mani- fiesta por la depresión del corazón, de la respiración i del calor de la piel, asemejándose el paciente a un cadáver. Cuando se suspenden las inhalaciones puede suce- der que haya que operar áutes del período de com- 292 CAPITULO XIII, pleta insensibilidad, i no hai inconveniente en conti- nuarlas con moderación, para concluir con calma la operación i curaciones dolorosas, bastando al objeto una pequeña porción de cloroformo. Concluida la operación i curación cuando es dolo- rosa, se suspenden las inhalaciones, se arroja agua fría a la cara i pecho del paciente, se le dirijen pala- bras de consuelo, i se hacen fricciones en el pecho i vientre, si tardare en volver al uso de sus sentidos. Hasta entonces no se le conducirá a su cama, que previamente se calentará. Algunos individuos resisten a la anestesia quince minutos o mas, i parecen refractarios a ella. La hacen mas difícil la embriaguez i el temor, sobre todo por las operaciones en los órganos jenitales i el ano. Los cirujanos no están acordes acerca de la dura- ción de las inhalaciones, luego que se ha conseguido su objeto. Consideran unos que dirijidas con método, no debe temerse continuarlas por el tiempo necesario a una operación minuciosa, i citan casos de anestesia prolongada, sin accidentes, por una hora i aun mas. Otros temen con su prolongación los accidentes, ise esponen a no producirla en el grado necesario, con perjuicio del paciente, teniendo que suspenderse la operación para repetir las inhalaciones. La terminación de la anestesia se halla en relación de su duración; en jeneral termina en mas breve tiempo que el que tarda en establecerse. Para que se presente se necesitan seis a ocho minutos con el cloro- formo, i diez con el éter. Por éste dura tres a cuatro minutos, i algo mas con aquel. El restablecimiento de las funciones de relación se hace en sentido inverso, i así la sensibilidad se revela primero que la intelijencia. La acción de los ajentes anestésicos se ha espli- cado de varios modos. Se ha supuesto que su resul- tado es una asfixia, aunque ésta es un estado mórbido permanente, en que la sangre negra priva al sistema CLOROFOKMO. 293 nervioso de su influjo regular. Se atribuye a la com- presión del cerebro; a alteración de la sangre, ya por contrariar los vapores anestésicos la acción del oxíjeno sobre los glóbulos, o ya por aumento de ácido carbónico &c. La anestesia resulta de la influencia directa de sus ajenies en los centros nerviosos, sin modificación de estructura. Esta acción es dinámica, simultánea i jeneral, i se ejerce sobre las funciones a favor de la armonía del sistema nervioso. La influencia ulterior de la anestesia no está bien determinada. Se presenta a vezes el estupor, otras calofríos, que pudieran ser por falta del completo res- tablecimiento de la vitalidad; i así serian útiles los estimulantes para favorecer la reacción. Para estable- cer los efectos provenientes de ella, se necesitan mu- chas observaciones en operados de distintas edades, sexos, condiciones &c. Los datos estadísticos aun no son suficientes para juzgar de la mortalidad de los operados. Para algunos la anestesia ejerce una influencia favorable, sobre todo respecto del espasmo del muñón i de la fiebre inflamatoria; pero para otros no influye en los acci- dentes que suelen presentarse, como la hemorrajia, la gangrena, la absorción purulenta &c. En concepto de varios cirujanos ingleses i france- ses, ha disminuido la cifra média de la mortalidad de los amputados i operados de hernias estranguladas. En Inglaterra i los Estados Unidos, algunas observa- ciones conducirían a admitir mas bien como perjudi- cial el cloroformo. Según los datos recojidos por el doctor Samuel Fenevick, la mortalidad no ha sido modificada por el uso de los anestésicos. Sinembargo de estas opiniones, el juicio del pro- fesor Simpson, uno de los padres de la anestesia, induce a admitir que es mas bien favorable en el curso ulterior de las operaciones. 294 CAPITULO XIII. Las causas de los accidentes graves de la anestesia no son bien conocidos. Pueden sobrevenir en las mejores condiciones, sin preceder signos que anuncien el peligro; pero comun- mente se presentan después de las inhalaciones labo- riosas, en que se prolonga el período de escitacion, interrumpido por el estupor o movimientos convulsi- vos, que hacen difícil la respiración. En estos casos el pulso no se percibe, la cara se infla i su lividez anuncia la muerte. Otras vezes se manifiestan en un período avanza- do, no siendo aun completa la anestesia, sin causa aparente, o por la operación prematura. En los casos funestos la suspensión de la acción vital se sucede en el mismo orden; suspensión súbita del movimiento del corazón, estincion de las fuerzas, i luego de la respiración. La mayor parte de los cirujanos i fisiolojistas juzgan que la muerte no se causa por las inhalaciones metódicas, aunque la anestesia se sostenga por largo tiempo. Pudiera suponerse que la muerte es el resultado de una alta dosis del ájente anestésico, i esto segura- mente sucede algunas vezes; pero sobreviene aun en los casos de la mas prudente administración. Son varias las hipótesis relativas a las causas de accidentes o de muerte; las principales se refieren al envenenamiento, a la asfixia i al síncope. Aquel parece mas probable a algunos observadores; la asfixia con mas fundamento se considera causa probable, aten- dida la naturaleza de los vapores anestésicos; sinem- bargo, M. Perrin, juicioso observador, dice que “no existe aún en la ciencia un solo caso de muerte súbita, sobrevenida durante la anestesia, que pueda ser por el procedimiento atribuida a una asfixia.” El síncope CLOROFORMO. 295 tiene mas partidarios, fundados en la identidad de efectos con los del síncope por otras causas; acciden- tes repentinos, suspensión súbita del movimiento del corazón i de toda acción vital. Predisponen al síncope, i así a los accidentes, las enfermedades orgánicas del corazón i de los pulmones; la larga abstinencia, las hemorrajias, las supuraciones abundantes, las influencias morales i toda causa de- presiva; la alimentación abundante, el abuso de los licores, la posición vertical al inspirar los vapores anestésicos, la mala dirección de las inhalaciones, la escesiva pérdida de sangre durante la operación, i la conmoción que ésta produce. Para combatir los accidentes, sobre todo el sín- cope, se han empleado los estimulantes de la piel i de las mucosas, como el agua fría, el vinagre o el amo- niaco rociados en la cara, las fricciones, la flajelacion, las lavativas escitautes, la cauterización farinjea &c, medios por lo común impotentes en los casos graves. Se recomienda inclinar la cabeza hácia abajo, i espe- cialmente la respiración artificial, que merece mas confianza, empleada oportunamente i sostenida con perseverancia. La respiración artificial se ejecuta comprimiendo el vientre i base del pecho, levantando los brazos, para simular la respiración; pero parece mas eficaz la insuflación pulmonar, que se practica de boca a boca, o por una cánula que se introduce a la farinje, i mejor a la larinje, para insuflar con un fuelle o con la boca. Abeille, Wartemann, F. Lecog &c. han recomen- dado la faradizacion como uno de los medios mas útiles. M. Perrin aconseja provocar la contracción del diafragma, por corrientes galvánicas intermitentes, colocando uno de los escitadores en el trayecto del nervio frénico, i el otro en la inserción del diafragma en las paredes torácicas. En suma: luego que sobreviene un accidente, que 296 CAPITULO XIII. se revela por la depresión o estincion del pulso, se inclina hacia abajo la cabeza del enfermo, i se pro- cede a la respiración artificial, miéntras se introduce la cánula o sonda para la insuflación traqueal, o la electricidad por las corrientes de inducción. Ha estado al orden del dia el exámen compara- tivo de los ajentes anestésicos. El protóxido de ázoe o gas hilarante, solamente es empleado a vezes por los dentistas. La anestesia que produce es mas pronta i de ménos duración, i al parecer espone ménos a accidentes; sinembargo, no se usa por la complicación de los aparatos necesarios para las inhalaciones, i las dificultades para conser- varlo puro. En 1856 propuso Snow la amilena, o carburo de hidrójeno, descubierto por Balard en 1844, que habia esperimentado sin los inconvenientes del cloroformo i éter; pero pronto se observaron accidentes, uno de ellos convulsiones i la muerte algunas vezes; ademas, es de alto precio i de olor desagradable. Otras sustancias, como el óxido de carbono, el ácido carbónico, la queroselena &c. no han sido sufi- cientemente estudiados. Quedan el cloroformo i el éter, respecto de los cuales las opiniones no están acordes. El cloroformo es mas enérjico, su efecto mas rápi- do i profundo; i seguramente esta actividad, que tiene ventajas muchas vezes, es el principal oríjen de sus inconvenientes. Se administra mas fácilmente, pues no se necesita de aparato especial como con el éter, i se gradúa mejor la anestesia. Con el éter es mas larga la oscitación inicial, mé- nos profundo el sueño anestésico, i así inferior al cloroformo para las operaciones de mayor dolor o duración. CLOROFORMO. 297 Dice Sedillot festivamente, que “el éteres espan- sivo, jovial, indiscreto i locuaz, i el cloroformo triste i silencioso,” Estos efectos espresan la diferencia ele los ajentes que los producen. El cloroformo se conserva puro con mas facilidad i es ménos irritante. Produce la anestesia por la influencia particular que tiene en la sangre, que hace mas densa, difícil la circulación i como suspendida la acción vital, del mis- mo modo que por el ácido carbónico u óxido de car- bono. La anestesia clorofórmica es efecto de asfixia, no por acción especial, que se observaría al ponerse este ájente en contacto con las superficies propias a su absorción. Cuando se hace llegar su vapor a un pulmón solamente, no se produce la anestesia, como debiera suceder si su acción fuera especialmente anes- tésica. En lugar de la insensibilidad, el individuo sufre grande ansiedad. Esto resulta de los esperimen- tos de Faure. El éter es semejante en su acción anestésica a la morfina, al alcohol, a la belladona &c. Se une íntima- mente a los tejidos, i por la asimilación se produce la insensibilidad. Es, pues, un ájente anestésico de elec- ción: como el cloroformo se debe considerar asfíxico: aquel orden de ajentes producen la insensibilidad por su asimilación o acción especial, i éstos por la depre- sión de la circulación i por consiguiente de la acción nerviosa. A juzgar por la estadística de la mortalidad anes- tésica, el éter tiene ventajas. La Sociedad de Medi- cina de Boston, i la Escuela de Lyon con Petrequin a la cabeza, defienden el éter. Según la estadística rela- tiva a Francia, publicada por Bouisson, las muertes consecutivas por el éter fueron 8’ en 1847, por el clo- roformo 1 en el mismo año, 2 en 1848 i 1 en 1852; las muertes inmediatas por éter, 1 en cada uno de los años de 1847, 1852 i 1859, i por el cloroformo 64 en 15 años, de 1848 a 1862, observándose un decrecí- 298 CAPITULO XIII. miento favorable, con rara escepcion, en los últimos 8 años. Sinembargo, el British medical Journal de 2 de julio de 1870, publica un cuadro de 17 casos de muer- tes por el cloroformo ocurridas en Inglaterra, desde el l.° de enero de 1869 hasta el 30 de junio de 1870, i varios cirujanos de los Estados Unidos, ingleses i franceses, siguen con ardor atacando el uso del cloro- formo, en oposición a la Escuela de París. Se debe tener presente que los datos estadísticos carecen, en mucha parte, de esactitud por varias cau- sas, una de ellas las muertes por otro orijen a tiempo de la anestesia. El éter se ensayó con desconfianza en reducida escala, i el cloroformo se ha aplicado después casi esclusivamente. “En un caso, dice M. Perrin, se esperimentaba un método nuevo, i en el otro un ájente nuevo, de un método conocido i aceptado. Con el éter, lento en su efecto i de mas laboriosa administración, la falta de esperiencia ha infundido temor de esceder- se, deteniéndose al primer signo de insensibilidad, i sobre todo limitando su uso a determinadas operacio- nes. La costumbre de emplear el éter debía terminar al usar un ájente mas activo, i así se esplica la anes- tesia por el cloroformo de malos resultados, porque se sobrepujaba el objeto, i sobre todo porque se pro- curaba obtener rápidamente. Así se esplican estas anestesias repentinas, que estinguen profundamente las fuerzas, desconocidas hasta entonces. Siendo el cloroformo mas activo que el éter, es racional suponer que es mas difícil de manejar, i que los esperimentos estarán mas sujetos a decepciones, sin que sea lejítimo por esto deducir su inferioridad.” Sedillot dice que el cloroformo puro bien emplea- do, nunca mata; i Legouest, que en Crimea en miles de soldados sujetos a la anestesia, solamente dos su- cumbieron a los efectos del cloroformo. El doctor Boeckel, en la discusión que tuvo lugar en la Sociedad de Medicina de Estrasburgo en 1869, CLOROFORMO. 299 se apoyó en hechos para establecer una distinción capital entre los casos de muerte causados por el cloroformo, i los que sobrevienen accidentalmente durante la anestesia de este ájente. u Los primeros, dice, dependen de la asfixia, según Sedillot, i pueden evitarse observando con cuidado la respiración. Los segundos consisten en una predisposición orgánica, la dejeneracion grasosa del corazón, i la anestesia, o mas bien la ansiedad causada por la operación, no son sino la causa ocasional de los accidentes. La mayor parte de los casos de muerte, que sobrevienen desde las pri- meras inspiraciones del vapor anestésico, deben colo- carse en esta segunda categoría.” Para evitar los accidentes, en la imposibilidad de reconocer previa- mente la dejeneracion del corazón, indica administrar el cloroformo plena i rápidamente, para prevenir la asfixia, i juzga que no se deben emplear las aneste- sias incompletas, como comunmente se hace, con la idea de disminuir el peligro, porque prolongan el periodo de ansiedad, que contribuye a paralizar un corazón ya debilitado. Simpson ha referido en The Medical Times and Gazette, de 26 de febrero de 1870, nueve casos de muertes ocurridas durante varias operaciones quirúr- jicas, i dice que en la mayor parte, si el cloroformo hubiera sido administrado, difícilmente se hubiera sostenido que la muerte no era debida a este ájente. “La mayor parte, agrega, de los medicamentos activos de la farmacopea producen, relativamente a la frecuencia de su empleo, muchos mas accidentes que el cloroformo. Así, en 1840, sobre la base de un millón de habitantes en Inglaterra, 24 fueron envene- nados por el opio, i 22 por otros medicamentos, admi- nistrados equivocadamente a niños de menos de cinco años. De 1863 a 1867, en Inglaterra i pais de Galles, 632 individuos fueron envenenados por el opio, 242 por sales de plomo, 41 por la estricnina, 52 por diver- sos medicamentos a dosis mui elevadas &c. En los 300 CAPITULO XIII. niños hai muchas otras causas, i contrayéndonos a dos solamente durante el mismo período, 2,332 niños fueron sufocados por los cobertores de la cama, i 572 muertos de hemorrajia umbilical.” A. Robert ha propuesto el uso del etero-clorofor- mo, mezcla de partes iguales de estas sustancias, cuando conviene la anestesia por largo tiempo, en el supuesto de que esta mezcla goza de las propiedades de los componentes, en un grado que espone ménos a accidentes. El cloroformo se usa para calmar el dolor del parto, o facilitar las operaciones que algunas vezes exije. En sus condiciones normales, la anestesia tiene numerosos opositores; pero no hai fundamento bas- tante para privar a la mujer de este supremo lenitivo, que no altera las funciones del útero ni perjudica al feto. La anestesia puede ser útil en los partos mui dolo- rosos, de mala presentación del feto, contracciones o espasmos uterinos mui enérjicos, en la eclampsia que suele complicar este estado, i cuando por notable ajitacion o susceptibilidad se espone el término feliz del parto, o la vida del nuevo ser. La oportunidad de las inhalaciones es también un punto contencioso. Algunos las indican desde el prin- cipio, sin procurar una anestesia completa, que no seria prudente en el espacio de varias horas, sino a rné- dias para calmar los dolores; pero los mas las emplean en los últimos momentos, aunque entonces, reanima- da la mujer sufre ménos, i los servicios de la anestesia serian de menor importancia que al principio. El cloroformo se debe emplear mui puro, 30 a6O gotas en una compresa o pañuelo doblado en forma de cono, que se acerca a la nariz a la distancia de 4 centímetros, mas o ménos, al empezar la contracción CLOROFORMO. 301 uterina, i se retira, o suspende la inhalación, cuando aquella disminuye o cesa. Terminado el parto, se aleja el niño de los vapores anestésicos, para que res- pire un aire puro. Las inhalaciones se deben emplear en las mejores condiciones hijiénicas: pieza ventilada, calma de espí- ritu de la mujer, i es mejor que no haya estado sujeta a una larga abstinencia, ni tampoco con el estómago recargado. Las inhalaciones están contraindicadas por enfer- medades orgánicas del corazón i órganos respiratorios, inflamación del cerebro, hemorrajia abundante, depre- sión notable de las fuerzas i alcoholismo. La anestesia ha sido generalmente aceptada en los partos laboriosos, ya para las operaciones que exijen, 0 para combatir sus accidentes. El cloroformo facilita las operaciones en las muje- res que se resisten a ellas, i se opone a la retracción del útero que hace difícil la maniobra; aunque res- pecto de esta acción las opiniones no están acordes, i mas bien se deduce de los esperimentos en animales 1 observaciones en la mujer, que el cloroformo i el éter no paralizan los nervios del útero. El doctor Voglier juzga que la principal ventaja del cloroformo es regularizar la actividad contráctil de este órgano, que en ciertos casos espone la vida del feto, i hace difíciles algunas operaciones. Otros consideran que la retracción del útero es posible en el tercer periodo de la anestesia, que seria peligroso sostenerla. Puede inducir a error la circuns- tancia de ser mas fácil una operación en la mujer inmóvil bajo la influencia anestésica, que libre de ella, ajitada por el dolor o conmovida por el pudor. A pesar de estas dudas, la mayor parte consideran favorable el cloroformo en muchos casos difíciles del arte obstétrico. El profesor de Yiena O, Braun, citado por Pajot, dice; “Este ájente puede hacer los mas grandes servicios en los casos de versión difícil i peli- 302 CAPITULO XIII. grosa, de estrechamiento espasraódico del útero, así como para el desprendimiento artificial de la placenta, no solamente suprimiendo el dolor, sino también dis- minuyendo las dificultades inherentes a la operación” Sea lo que fuere, se acepta jeneralmente la anes- tesia para facilitar las operaciones de los partos labo- riosos. Se indica especialmente para la operación cesárea, la gastrotomia i otras maniobras delicadas, empleando el cloroformo a mayor dosis que para el parto natural, hasta producir la anestesia como para las operaciones quirúrjicas. No se usa respecto de operaciones de ménos gravedad, ni en las que se refie- ren a fetos de poco volúmen. Simpson, citado por el mismo, concreta así sus opiniones a este respecto: “ l.° El estado anestésico pone a la mujer de parto, mas o ménos al abrigo de los dolores; 2.° La anestesia no disminuye la fuerza ni la regularidad de las funciones uterinas; 3.° Al contrario, parece aumentar algunas vezes su fuerza i número; 4.° Las contracciones uterinas, después del parto, son regulares i fisiolójicas, cuando la mujer ha estado sujeta a la anestesia; 5.° La contracción acce- soria de los músculos abdominales parece ser provo- cada mas fácilmente por medio de irritaciones artifi- ciales i del estímulo de la vajina, cuando la mujer ha estado sujeta a la anestesia; 6.° La anestesia puede no solamente aliviar a la madre de los sufrimientos de la última parte del trabajo, sino evitar también, en cierta medida, la aparición i las consecuencias de la conmoción nerviosa que acompaña el parto, i dis- minuir así su gravedad i mortalidad; i 7.° El empleo de la anestesia no parece nocivo al feto.” Las inhalaciones de cloroformo se aprovechan como medio curativo de las neuraljias, de algunas neurosis i de la neumonía. CLOROFORMO. 303 En las neuralgias, si no siempre curan, alivian sensiblemente. La duración i grado de la anestesia serán según las condiciones especiales, i parece mas oportuna su aplicación a tiempo de la crisis nerviosa. Se citan casos felizes de estas inhalaciones en la gastraljia, cólicos nerviosos, saturnino i hepático, dolores uterinos i anjina de pecho. En algunas neurosis de las mas rebeldes se han empleado con suceso vario. En jeneral no han sido satisfactorios los resultados, respecto de la epilepsia e histerismo. Las inhalaciones provocan los accesos, i pocas vezes el sueño. Sinembargo, se ha conseguido con ellas evitar algunas vezes un acceso próximo, o retardarlo repitiéndolas en sus intermedios. Respecto del tétano, la mayor parte de los casos felizes se refieren al espontáneo, ménos grave que el traumático. Las inhalaciones se deben repetir siem- pre que se presentan las contracciones, procurando solamente la resolución muscular. El profesor Simo- nin ha referido un caso de tétano traumático, curado con los vapores de cloroformo, aplicados al enfermo en una pequeña pieza, casi incesantemente por 22 dias consecutivos, 400 a 1,400 gramos al dia, o 20 kilo- gramos durante el tratamiento. Al mismo tiempo se administraron al enfermo 5 centigramos de opio al dia, i una vez 2 a 3 gramos de doral. El alivio em- pezó a los 24 dias de la enfermedad; pero en otros casos semejantes ha sido impotente este medio. Estas inhalaciones se han empleado con suceso en el envenenamiento por la estricnina. En la eclampsia no son de seguro resultado. A beneficio de su repetición se moderan los ataques, i algunas vezes los contienen; pero al moderarlos sola- mente disminuyen la gravedad de la enfermedad, que se halla en proporción de la fuerza i repetición de aquellos. La corea ha sido tratada por ellas con buen resultado. 304 CAPITULO XIII. En el delirium tremens son también eíicazes. Por lo regular se obtiene la curación al despertar el dip- somaniaco del sueño anestésico. Moderan o contienen los accesos de la coqueluche, asma, hipo nervioso, larinjítis estridulosa i los calam- bres del cólera. Respecto de la enajenación mental, solamente cal- man la ajitacion de los locos furiosos. Se observa que la anestesia obra favorablemente en las afecciones de la sensibilidad, i con menos seguridad en las de la motil idad e intelij encía. Para la curación de la neumonía aguda, se han recomendado, sobre todo en Alemania, las inhalacio- nes de 30 a 40 gotas de cloroformo, tres vezes al dia. El profesor español Reinoso ha hallado azúcar en la orina del hombre i de los animales, después de las inhalaciones de cloroformo o de éter. M. Bernard ha demostrado que son opuestos los efectos del cloroformo i de la morfina, según que se administre primero uno u otro de estos medicamentos. Lo mismo sucede con el doral, según Liegeois, en oposición a lo que ha creído Liebreich. El cloroformo al interior no produce los efectos enérjicos que por sus inhalaciones: 2 gramos equiva- len, mas ó ménos, a 30 gotas de láudano. Su acción calmante es mas pronta i pasajera que la de los opia- dos, i por esto conviene repetir las dosis a cortos inter- valos. Así se ha administrado con buen resultado durante el colapso del cólera. Se administra en jarabe de orchata, o una agua aromática, que previene el vómito que puede provocar el medicamento. El cloroformo como anestésico local es inferior al éter i a varias mezclas frigoríficas. Este medio no es aplicable sino en las operaciones superficiales; como las punciones, incisiones, cauteri- CLOEOFOEMO. 305 zaciones, amputaciones de dedos &c, Algunas mez- clas frigoríficas i el éter rectificado, aplicados mas tiempo del conveniente, producen a vezes la congela- ción de los tejidos i la gangrena. Hardy ha propuesto sustituir al cloroformo líquido sus vapores dirijidos por un aparato especial. La anestesia local calma los dolores neuráljicos i reumáticos, con mas probabilidad de buen resultado, porque lo que se procura de este modo es limitar la sensibilidad a su tipo normal, Briquet ha empleado así el cloroformo en los dolo- res histéricos. En la jaqueca se ha aplicado con algún suceso, lo mismo que en los dolores demuela esterior- mente, o una gota dentro de la cáries. Sobre la herida del muñón se han aplicado com- presas empapadas de cloroformo, para evitar la infla- mación que sigue a las amputaciones, aunque este medio no siempre es seguro. Se ha aplicado este medicamento en la orquitis dolorosa, rebelde al tratamiento antisifilítico, en la fisura del ano i en el cancro, con pincel, cubriendo la úlcera con hilas. Hardy ha recomendado los vapores de cloroformo contra los dolores uterinos, dirijidos al cuello uterino por el aparato de su invención. La pomada con este medicamento ha sido indi- cada por Devergie en las enfermedades prurijinosas de la piel. Malgaigne ha recomendado las fricciones de cloro- formo en la columna vertebral, para moderar los calambres i dolores abdominales del cólera, i Gassier las ha usado sobre la misma parte, en muchos casos de corea rebelde. Aran ha empleado con buen resultado la anestesia local, en los dolores de la dismenorrea, cólicos satur- nino, hepático i nefrítico, pleuresía, peritonitis, i especialmente en el reumatismo agudo con tumefac- ción de las articulaciones. 306 CAPITULO XIII. La anestesia ha suscitado estudios de medicina legal. Si bien es útil, puede ser instrumento de críme- nes, i el médico debe resolver en casos determinados el medio aplicado, i si ha causado la muerte. El uso de los anestésicos puede orijinar la muerte súbita, i debe decidirse si ha sido o no efecto de im- prudencia. Esta cuestión es difícil de resolver, porque se refiere a otras de oscuro exámen; la oportunidad,- las dosis, las condiciones especiales &c. Pudiera de- cirse que la misma responsabilidad implica la muerte atribuida a la administración de otros medicamentos enérjicos. Para la responsabilidad moral del médico es justo tener presente que la anestesia es una medicación nueva i peligrosa, que aun no ha llegado a su per- fección. Por otra parte, si la anestesia es un peligro, lo es también el dolor; i al fin el médico está animado de la jenerosa intención de evitar sufrimientos a un enfermo. El cloroformo puede ser instrumento de crímenes, pues priva al individuo de resistencia i de recuerdo; i es de suponer qae si hasta ahora raras vezes se ha empleado con malos fines, será debido al poco conoci- miento de los procedimientos para desarrollar su po- der. Los ataques al pudor, el homicidio, el parto clandestino i su supresión, pueden tener lugar durante la anestesia. El suicidio ha sido común ya por el clo- roformo. Seguramente es uno de los medios que estin- gue la vida con rnénos sufrimientos, i es probable que esta consideración estimule al suicida en su propósito. Pero si el cloroformo, i en jeneral la anestesia faci- lita la comisión de crímenes, es útil a la medicina legal, como medio que facilita el diagnóstico de las enfermedades simuladas i disimuladas, pues privado el individuo de voluntad, es fácil descubrir la verdad. CLOROFORMO. 307 Parece mas eficaz respecto de la simulación de las parálisis, anquílosis, contracciones, tartamudez, sor- dera, mutismo i algunas neurosis. Los accesos epilép- ticos e histéricos se pronuncian bajo la influencia de la anestesia, cuando estas enfermedades son efectivas. Lo mismo sucede con la tartamudez. El pretendido paralítico mueve libremente sus miembros, en el período de escitacion, o al despertar; el mudo habla, el sordo oye, el loco se hace cuerdo, i el artificio se descubre. Sinembargo, el peligro de la anestesia puede hacer vacilar en su empleo con tal objeto; ni parece pru- dente sujetar a un individuo contra su voluntad, sin un grave motivo de conveniencia. La resistencia haria presumir la simulación en ciertas personas; aunque también puede ser por temor de la anestesia. La sociedad no eximiría de responsabilidad al médico en caso de muerte, tanto mas no descubriéndose la ver- dad respecto de una simulación presumida. En casos de duda, i al ser oportuna la anestesia con otros fines, se aprovecha la ocasión para descubrir la verdad. El cloroformo se aplica en fricciones a la dosis de 3 a 4 gramos. El linimento se compone con 5 a 15 partes de cloroformo por 100 de aceite de almendras dulces, útil en las neuraljias i afecciones prurijinosas, lo mis- mo que la pomada, que se prepara con 2 a 6 de cloro- formo por 100 de grasa. El glicerolado se compone de 1 a 2 de cloroformo i 15 de glicerina. El cloroformo fosforado de Overbeclc es la diso- lución de 8 partes de fósforo en 48 de cloroformo, que unido al aceite de beleño, se aplica en fricciones con- tra los dolores de muela rebeldes. CAPITULO XIII. El cloroformo jelatinizado de Buopisse es la mez- cla de 22 partes de cloroformo i 80 de clara de huevo. La lavativa prescrita por Bouchut contra los cóli- cos nervioso i saturnino, se prepara con 2 gramos de cloroformo disueltos en 16 de alcohol, que se dilatan en 250 de agua. Al interior se administra en pocion, emulsión, jarabe i elíxir. Las pociones i emulsiones se componen de 1 de cloroformo, o menos, i 100 de alcohol, agua destilada u otros vehículos, para tomar una cucharada cada hora. El jarabe se prepara con 1 de cloroformo i 100 de jarabe simple. Una cucharada contiene 20 centigra- mos de sustancia activa. El elíxir clorofórmico de Bouchut se compone de 1 de cloroformo, 8 de alcohol i 30 de jarabe simple, i se toman 20 a 60 gramos al dia. En resúmen: 1. El cloroformo estuvo casi sin uso hasta que se descubrió su propiedad anestésica; 2. Resulta de la destilación del alcohol i cloruro de cal, i por su impureza son mas probables sus ma- los resultados; 3. La medicación anestésica es una de las con- quistas mas preciosas de la ciencia; 4. En todos tiempos se habia procurado evitar el dolor consiguiente a las operaciones quirúrjicas, por medios regularmente ineficaces, hasta la época pre- sente, en que se ha conseguido tal resultado con los nuevos ajentes anestésicos; 5. El protóxido de ázoe fué el primero de éstos; pero pronto se abandonó su uso por los accidentes que provocaba; 6. En el éter sulfúrico, ien jeneral en los éteres, se descubrió la misma propiedad, preocupados como estaban los espíritus con la idea de la anestesia, i luego en el cloroformo, que se aceptó con entusiasmo, por la mayor seguridad de sus efectos; CLOROFORMO. 309 7. La anestesia ha dado impulso ala cirujia, a pesar de sus peligros; 8. Para obtener sus ventajas se debe emplear en las operaciones importantes, i en las condiciones favo- rables, relativas al estado, enfermedades i predisposi- ciones del individuo; 9. La mujer, el anciano iel niño son mas suscep- tibles a ella que el adulto; pero en éste son mas comu- nes los accidentes, i ménos en el niño, que casi se considera inmune; 10. Está contraindicada en la embriaguez, i en jeneral en las enfermedades o estados que predispo- nen al síncope; 11. Para aplicar las inhalaciones conviene que el enfermo esté tranquilo, i reparadas sus fuerzas en lo posible; 12. La anestesia se produce por inhalaciones de 4 a 6 gramos de cloroformo en una compresa, que se aproxima a la nariz del enfermo, o se retira según los efectos que se desean, a la vez que se atiende al pulso i respiración, para prevenir o comprender los acci- dentes; 13. Acerca de su duración, los cirujanos no están acordes; pero se observa que puede prolongarse sin inconvenientes, aplicadas las inhalaciones con método; 14. La influencia ulterior de la anestesia en los operados, mas bien es favorable, sobre todo respecto de las amputaciones; 15. Los anestésicos producen su efecto por acción directa en los centros nerviosos, sin alterarlos en su estructura; 16. Los accidentes graves i la muerte súbita se han atribuido a intoxicación, asfixia, i sobre todo a síncope, que favorecen o agravan las predisposiciones, como las enfermedades del corazón i toda causa de debilidad; 17. Para combatirlos se emplean los escitantes de la piel, i mejor la respiración artificial, la insuflación pulmonar i la electricidad; 310 CAPITULO XIII. 18. Las opiniones están divididas acerca del valor anestésico del éter i cloroformo, atribuyendo a éste los partidarios de aquel el mayor número de casos funestos, i al fin la estadística no está bien determi- nada para decidir la cuestión; 19. La anestesia es útil en los partos de mucho dolor o ajitacion, sobre todo en los laboriosos, pues se puede operar con mayor éxito; 20. No altera las funciones uterinas, influye favo- rablemente en las complicaciones del parto, i no es nociva al feto; 21. Las inhalaciones se emplean en las neuraljias, i con ménos seguridad en las neurosis de la motilidad e intelijencía; 22. Con la morfina i doral, predomina el efecto del medicamento que se administra primero; 23. Al interior no tiene la enerjía que por sus inhalaciones; 24. Como anestésico local es inferior al éter, i se aplica con fines quirúrjicos, i como calmante del dolor en varias enfermedades; 25. La anestesia ha orijinado estudios de medicina legal: implica responsabilidad en el médico, puede ser instrumento de crímenes, i un medio de diagnóstico de las enfermedades simuladas i disimuladas; i 26. Al esterior se aplica puro en fricciones, lini- mento o pomada, i al interior en poción, emulsión, jarabe i elíxir. 311 CAPITULO 2IV. VARIOS MEDICAMENTOS. Otros medicamentos, aunque menos importantes, satisfacen indicaciones precisas. Los ácidos se aplican en varias enfermedades, especialmente en las cauterizaciones los minerales concentrados, i como atemperantes los vejetales dila- tados en agua; Los álcalis i alcalinos se emplean particularmente como litontríeos i diluentes; El alcohol es antiséptico de uso popular, útil en algunas fiebres, i estimulante eficaz para relevar rápi- damente las fuerzas; El tanino i las raizes i cortezas que lo contienen, así como el alumbre i el acetato de plomo, prestan servicios corno astriujentes i antídotos de varios enve- nenamientos; La pimienta cuheba cura la blenorrajia; El subnitrato de bismuto las diarreas i vómitos, sobre todo de la dentición de los niños; El clorato de potasa i el bórax o suborato de soda se aplican con suceso en las inflamaciones de la boca; El nitrato de plata es uno de los mejores ajentes sustitutivos, en las inflamaciones supurativas de la piel i de las mucosas; El alcanfor es antiséptico útil en cirujía, i anties- pasmódico ventajoso contratos síntomas nerviosos de las fiebres graves; El almizcle, semejante en su acción antiespasmó- dica, se indica contra los accidentes nerviosos de algu- nas enfermedades, como el delirio de la neumonía, el coma vijil i las turbaciones que orijina la gota retro- pulsa; 312 CAPITULO XIY. La valeriana, de antigua reputación como febrí- fuga i antiepiléptica, parece mas segura en las afec- ciones vaporosas de la mujer; La asafétida, semejante en su acción, es mas eficaz en los cólicos ventosos i enfermedades nerviosas de los órganos respiratorios; El centeno, por su propiedad contráctil del útero, coadyuva a la terminación del parto i suspensión de sus hemorrajias; La nuez vómica i estricnina se emplean particu- larmente en las paraplejias sintomáticas de la conmo- ción de la medula, así como en las que se desarrollan bajo la influencia del plomo; La cicuta resuelve los infartos crónicos; El acónito se administra con suceso en el reuma- tismo articular agudo i erisipela, especialmente la traumática; La veratrina, el eléboro i el cólchico son útiles en algunas flegmasías febriles, como el reumatismo i la neumonía; El fósforo es activo estimulante, i el fosfato de cal un reconstituyente seguro; La santonina, el musgo de Córcega i la raiz de granado son vermífugos eficazes; En fin, i para no prolongar esta enumeración, la escila, la raiz de Cainca i el nitrato de potasa, por su propiedad diurética, combaten los derrames sero- sos, especialmente de la anasarca i ascítis. Los medicamentos nuevos aumentan cada dia, a beneficio del progreso de las ciencias naturales. Tra- taremos concisamente de algunos que ocupan ya un lugar importante en la materia médica. El bromuro de potasio se conoce desde poco tiem- po después del descubrimiento del bromo por Balará en 1826; pero hasta en los últimos diez a quince años ha sido objeto de estudio especial. VARIOS MEDICAMENTOS. 313 Es blanco, de sabor amargo picante, mui soluble en el agua, poco en el alcohol, cristalizadle en cubos, i de densidad de 2.14. Conviene cerciorarse de su pureza, pues es común que contenga cloruro o yoduro de potasio. El bromo i el yodo son antagonistas según G-übler; sinembargo, el bromuro i yoduro de potasio se aseme- jan en algunos de sus efectos: provocan la diuresis, la cefalaljia i una embriaguez pasajera; pero el bromuro produce mas bien la constipación que la diarrea, i no aumenta, como el yoduro, las secreciones de las mu- cosas i de algunas glándulas, sino mas bien las dismi- nuye, según Damourette i Pelvet. El efecto mas notable del bromuro es la sedación del sistema nervioso. Sus altas dosis o uso prolongado orijinan el acné, debilitan i aun estinguen las propie- dades de los nervios sensitivos i motores, i así se le considera tóxico; disminuye las pulsaciones del cora- zón, abate la temperatura orgánica, causa la anestesia de la piel i de las mucosas, especialmente del velo del paladar, del ojo i de la uretra, i deprime las funciones jenitales. El bromo i el bromuro de potasio se administraron al principio en la sífilis, escrófulas i reumatismo cró- nico, por su semejanza con el yodo i yoduro de potasio; pero no son comparables a éstos en la sífilis i escrófulas. Respecto del reumatismo, el bromuro disminuye la tumefacción, i con mas seguridad el dolor. Su propie- dad anestésica lo hace mas útil en el reumatismo nu- doso, que se distingue por la rebeldía del dolor. Sus servicios mas seguros se refieren a la sedación del sistema nervioso, en las enfermedades caracteri- zadas por su escitacion i movilidad, que constituyen el estado nervioso, i luego a algunas neurosis convul- sivas. El eretismo nervioso es una de las manifestaciones de tal estado, i cede a este medicamento, sobre todo cuando es efecto de vijilias, de esceso de trabajo men- 314 CAPITULO SIY. tal, de hipocondría, de penas o de abuso del café. El insomnio que acompaña el eretismo, lo mismo que el de la convalecencia de algunas enfermedades agudas, desaparece bajo la influencia del bromuro, con mas seguridad que con el opio i sus alcaloides, sin los inconvenientes de éstos, como la pesadez de cabeza al despertar, los sudores i la constipación. En calidad de somnífero, obra mas bien sobre la causa del#insornnio, que produciendo el sueño por acción especial. La dosis de un gramo disuelto en agua, basta en un adulto, pudiendo aumentarse res- pecto de las personas acostumbradas al medicamento. Moutard-Martin lo ha empleado con suceso en el insomnio i las turbaciones nerviosas de la dentición de los niños, a la dosis de 10 a 20 centigramos, disueltos en agua azucarada o jarabe, dividida la mezcla en 2 a 3 porciones. Acerca del insomnio por otras causas, como el dolor, obra en razón de su acción sobre éste, i así seria ineficaz en los casos de subsistencia de la causa. Tiene influencia en la pesadilla, i calma la oscita- ción de algunas mujeres en el último período del embarazo, que se manifiesta por alucinaciones i temo- res exajerados. Su propiedad sedante induce a aprovecharlo res- pecto de los fenómenos atóxicos, que complican mu- chas enfermedades, que no siempre se corrijen con el almizcle. El profesor Calloch ha referido un caso de neumonía con delirio furioso, que se curó con el em- pleo esclusivo de 4 a 8 gramos de bromuro al dia. En los órganos jenitales es notable su acción sedante: es anafrodisiaco seguro, útil contra el pria- pismo, ninfomanía i espermatorrea, superior tal vez en esta enfermedad a la lupulina i dijitalina. Por analojía es de suponer que seria también opor- tuno en la hiperestesia de la vajina, i siempre que se halle turbada la sensibilidad de una mucosa, como en la gastraljia i cólicos intestinales. VAEIOS MEDICAMENTOS. 315 En las neurosis convulsivas, epilepsia, tétano, corea e hidrofobia, se ha administrado con suceso vario, sobre todo en la primera. Según varios médicos, en algunos casos no han modificado la enfermedad las mayores dosis, en otros ha suspendido los accesos por muchos dias i aun me- ses; pero la curación mui rara vez se ha obtenido. Sinembargo, Bazin al proclamar en la Gazette Heb- domadaire, que le pertenece la prioridad en el empleo de este medicamento en la epilepsia, recomienda su eficacia, i refiere seis casos de completo suceso. Lo ha prescrito así: Bromuro de potasio 20 gramos. Agua destilada 300 ~ Se empieza por 2 cucharadas al dia, i se aumenta la dosis gradual i rápidamente, hasta tomar en el mismo tiempo 8 a 10 gramos. Dice que ha empleado este método durante cinco años, elevando la dosis en casos escepcionales hasta 14 gramos al dia, aun en los niños sin alterar la salud jeneral; que importa continuar el tratamiento el ma- yor tiempo posible para asegurar la curación, i que el acné hrómico, o erupción que produce el uso del me- dicamento desaparece fácilmente. Según las observaciones de Legrand de Saulle, relativamente a 38 enfermos de epilepsia confirmada, obtuvo una curación probable, en 11 suspensión de los accesos hasta de 7 meses, en 9 ningún resultado favorable, i 17 que se hallaban sujetos al tratamiento. Considera que no es prudente suspender el bromuro, aun después de un año en que no se hayan presentado los accesos, a la vez que recomienda vi] ilar los enfer- mos, porque el largo uso de este medicamento orijina perturbación mental. El Journal des connaissances medicales ha publi- cado un caso de hidrofobia en un hombre de 43 años, curado con el bromuro de potasio. Las convulsiones desaparecieron primero con una dosis de 3 gramos, i 316 CAPITULO XIV. después con otra de 3 gramos 75 centigramos. Sus- pendido el tratamiento, reaparecieron las convulsiones una semana después, i entonces se aseguró la curación con la dosis de 4 gramos 50 centigramos. Se ha empleado con suceso en las convulsiones de los niños, ya sean idiopáticas, provenientes de lombri- zes o de la dentición; i es de suponer que se obten- drían efectos semejantes en la eclampsia puerperal. Este medicamento contiene los vómitos que pro- voca la tos de los tísicos, así como los del embarazo i evita el aborto. En este caso prescribe el doctor Grira- betti, lavativas con 6 a 8 gramos, dosis que luego se disminuye a 4 i 2 gramos. Según el mismo profesor, las lavativas con este bromuro le han dado los mejores resultados, en los vómitos persistentes sintomáticos de afecciones gastro-intestinales i hepáticas, acompa- ñadas de intolerancia del estómago. En la coqueluche lo ha administrado Antonin de Beaujart con buen resultado, a 20 enfermos durante una epidemia, unido a pequeñas dosis de jarabe de Tolú i alcoholaturo de acónito. La dosis puede ser de 10 a 50 centigramos, según la edad. No se ha confirmado su propiedad fluidificante sobre las falsas membranas de las afecciones diftéri- cas, que le ha atribuido Ozanam, a la dosis diaria de 5 a 50 centigramos. Neutraliza los efectos tóxicos de la estricnina; i es de suponer que tenga una acción semejante respecto de las intoxicaciones mercurial i saturnina, sobre todo atendida su influencia a favor de una pronta elimi- nación. En calidad de anestésico se emplea en el espasmo que complica las estrechezes de la uretra, i facilita así el cateterismo. Se aplica también en la neuraljia del cuello de la vejiga i espasmo del esfínter del ano, por fisura o hemorroides, por medio de lavativa con 2 gramos de bromuro, i compresas sobre el ano empa- padas en una solución del medicamento. VARIOS MEDICAMENTOS. 317 La anestesia que produce en la boca i farinje se aprovecha para las operaciones o el exámen de estas partes. No tiene su acción anestésica el mismo poder en las neuraljias propiamente; sinembargo, se ha em- pleado con buen efecto en las que dependen de las ramificaciones, mas que en las de los troncos nerviosos principales, como la jaqueca, especialmente la que proviene de clorosis o de un vicio palustre. El bromuro de potasio se administra en pocion, pildoras, jarabe o mezclado al azúcar, a la dosis de 10 centigramos a 2 gramos al dia. Al esterior se aplica en pomada, en la proporción de 4 de bromuro por 30 de grasa, i en colirio com- puesto de 1 de bromuro i 30 de agua destilada, para instilar en la fotofobia. El haba de Calabar ha llamado la atención por su propiedad miósica i depresiva del sistema nervioso. La produce el physostigma venenosum de la familia de las leguminosas, en la costa occidental del Africa ecuatorial. Esta sustancia relaja el sistema muscular, espe- cialmente de los miembros, i deprime el movimiento del corazón. Sus efectos son semejantes a los del curare, i opuestos a los de la estricnina. Una haba puede causar el envenenamiento, sobre todo por la parálisis del lado derecho del corazón. Otro de sus efectos es la contracción de la pupila, hasta presentar ésta el aspecto de un punto negro; pero su acción miósica se ejerce con ménos fuerza que la midriática por las soláneas: así, es mas fácil pro- ducir la dilatación con la atropina, de una pupila contraida por la haba de Calabar, que al contrario. Aplicadas al ojo algunas gotas de la solución 318 CAPITULO XIV. acuosa de su estracto, llega la contracción a su máxi- mum media hora después, i persiste por 30 a 36 horas, i aun 4 a 5 dias, según la dosis aplicada. A la vez aumenta la visión i la contractilidad del músculo ciliar, aunque disminuye la sensibilidad de la retina. La visión se aumenta no solo en el sentido de la mio- pía, hasta poder leer en un libro unido a la nariz, sino respecto de la distancia ordinaria. Watson ha esperimentado en los perros el antago- nismo entre la haba de Calabar i la estricnina, i de sus observaciones resulta que se opone a las contrac- ciones, cuya reaparición se debe evitar con la conti- nuación del uso de la haba, pues es ménos persistente en su acción que la estricnina, i la reaparición de las contracciones seria fatal, no bastando ya el antídoto para contenerlas. En el envenenamiento por la estricnina en una mujer empleó Keyworth la tintura de esta haba, que causó una estrema resolución muscular, no consiguién- dose la curación hasta después de tres semanas. Era consiguiente que se administrara en el tétano. Giraldes i Holmes Ooote han referido cada uno un caso, causados por enfriamiento, tratados con buen resultado con este medicamento; pero fué asociado al opio, que se emplea con suceso en esta enfermedad, especialmente cuando no es de oríjen traumático. Watson ha referido dos casos felizes de tétano traumático, i Alexander uno, aunque en éste se admi- nistraron, ademas, el calomel, la jalapa i la valeriana. Otro caso de que habla Watson fué funesto, por envenenamiento por la haba. Se ha administrado también en la corea, raquial- jia, bronquitis i delirium tremens; pero aun no está bien determinado su valor en estas enfermedades. Como ájente miósico se emplea en la midriasis o dilatación de la pupila, en el prolapso del iris por herida de la córnea, en la debilidad de la visión de las cloróticas, i es de suponer que sea útil en otras enfer- medades o vicios del ojo. VARIOS MEDICAMENTOS. 319 La haba de Calabar contiene un principio activo que se llama calaharina o eserina. Su preparación principal es el estracto, con el que se componen píldoras, colirio en la proporción de 1 por 100 de agua destilada, i e\ papel de Calabar así: Estracto alcohólico de haba de Calabar, 20 centi- gramos. Agua destilada 2 gramos. Acido acético 2 gotas. Se introduce en esta mezcla un cuadrado de papel Berzelius, de un decímetro por cada lado, o 100 cen- tímetros cuadrados; se seca al aire, i se baña de nuevo hasta que la solución esté agotada. El papel se corta luego en centímetros, que contienen 2 miligramos de estracto, i \ o £ aplicado al ojo es suficiente para pro- ducir una contracción enérjica de la pupila. El ácido fénico, descubierto en la brea de ulla por Runge en 1834, ha estado en boga en años pasados. Después del entusiasmo que lo consideró heroico en varias enfermedades, casi se ha reducido a la categoría de un poderoso antiséptico. Se produce por la destilación en seco del benjuí, de la madera, de los huesos &c. Se halla en el castóreo, i algunas vezes en la orina. Es sólido, sin color, deli- cuescente aunque poco soluble en el agua, de olor semejante al de la creosota, de sabor acre, soluble en el alcohol, éter, glicerina i aceites; disuelve el yodo, coagula la albúmina, mancha el papel a la manera de las sustancias oleosas, cristaliza en prismas aglome- rados, tiene una densidad de 1,0597, funde a 35 gra- dos i hierve a 188. Se distingue por la particularidad de no alterar el papel de tornasol. Este ácido es tóxico. La curación de heridas i úlceras con sus soluciones ha causado algunas vezes el envenenamiento, que se ha manifestado por el 320 CAPITULO XIY. enfriamiento de la piel, pulso pequeño, colapso i a vezes vómitos tenazes. De los esperimentos hechos en perros resulta: que inyectados 3 a 4 gramos de su solución en el estómago, aparecen convulsiones con trepidación, que cesan por la sección de los nervios motores o por el cloroformo; i cuando no se emplean medios semejantes, disminu- yen los movimientos respiratorios i del corazón i sobre- viene la muerte. Con una dosis de 6 a 7 gramos, la muerte es súbita i sin convulsiones, por suspensión de los movimientos del corazón. Con 2 a 3 gramos, las convulsiones duran 3 a 4 horas, i pareciera terminar la acción tóxica; pero es común que muera el perro, después de presentarse neumonías e inflamaciones del ojo con su salida de la órbita. No hai accidentes con un gramo, i se puede establecer la tolerancia sin ele- var mucho la dosis. El ácido fénico es cáustico, i se opone a toda putrefacción. Esta es su propiedad mas notable, i por ella se ha reputado útil en las enfermedades pútridas o miasmáticas, como la viruela, el sarampión, la fiebre tifoidea, el cólera, la puojenia &c.; pero aunque des- truye los vibriones que se observan en la vacuna i en la sangre de los virolentos, no está demostrado que ellos sean la causa de la viruela i otras enfermedades, ni tampoco que destruya otros vibriones con la mis- ma actividad. En la epidemia de viruelas que reinó en París en 1870, se administró el ácido fénico cristalizado, durante el período de la fiebre secundaria de las virue- las confluentes, a la dosis dn un gramo en pocion de 125 a 150 al dia, i al parecer disminuía la fiebre i los graves accidentes de la supuración. El tratamiento interno se acompañaba con lociones de agua íenicada, en la proporción de 1 por 100 a 150. Chanffard fué uno de los que emplearon esta medi- cación, i observó la suspensión o por lo ménos dimi- nución de la fiebre secundaria, i la rapidez de la VAHIOS MEDICAMENTOS. 321 desecación con supresión de la fetidez; pero Isambert al comprobar los hechos aducidos por Chauífard, obtuvo resultados que manifiestan la ineficacia de la medicación fénica, aun administrando, por 10 o mas dias, la dosis superior de 10 gramos al dia que había empleado Chauífard. Algunos médicos, suponiendo la acción atribuida al ácido fénico, consideran que los tónicos i escitantes prestan servicios iguales, si no superiores en la viruela confluente i aun hemorrájica. Como abortivo, ha indicado Lemaire la cauteriza- ción de las pústulas con el ácido alcoholizado. Como preservativo de la misma enfermedad, ha recomendado Declat una cucharada de agua fenicada al 4 por 100, en medio vaso de agua azucarada por varios dias. El mismo profesor lia indicado este medicamento en la fiebre tifoidea; pero hasta ahora no ha adqui- rido la reputación que le darían casos felizes com- probados. Declat es autor de un método curativo de las fiebres intermitentes i perniciosas, por medio de in- yecciones subcutáneas con soluciones fénicas. Ha prescrito cuatro inyecciones el primer dia, con 5 gra- mos de agua fénica a un centigramo, que disminuyen la fiebre i aun la curan; al dia siguiente tres, i al tercero dos, que por lo regular se aplican por precau- ción. Las inyecciones se practican en la piel del pecho, del vientre o parte interna de los muslos. El autor dice que ha empleado este método con suceso notable, en esta i otras enfermedades. Prescribe por precau- ción durante algunas semanas, principalmente cuando hai síntomas de caquexia i de infartos viscerales, de 25 a 30 centigramos de ácido fénico puro al dia, en agua azucarada. Este medicamento ha sido empleado por el doctor Amelung en la disenteria, durante una epidemia que reinó en Alemania, en el supuesto de que esta enfer- medad es una difteria del intestino grueso. Se admi- 322 CAPITULO XIY. nistra en solución de 1 por 200 de agua, con una pequeña dosis de tintura de opio, i en 2 a 5 dias se modifican las deposiciones. De 80 casos, dice, solo 2 terminaron por la muerte. Para la espulsion de la ténia se administra en pocion o en píldoras. En calidad de desinfectante i antiséptico presta servicios evidentes. En Inglaterra se ha usado para impedir la propagación de las enfermedades contajio- sas. Los lugares de infección, como los hospitales, campamentos i cárceles, se desinfectan con irrigacio- nes de agua fenicada. La desinfección, según Payen, tiene lugar de una manera distinta que por el cloro i los hipocloritos; previene la putrefacción destruyendo los fermentos i los espórulos de los vejetales cripto- gámicos. Sirve para la conservación de los cadáveres i pie- zas anatómicas. Wurtz emplea 1 de ácido en 25 de glicerina, para inyecciones en los cadáveres destinados a estudios de anatomía. Para la curación de las heridas i úlceras de mala naturaleza, se aplican con ventaja las hilas i vendajes con soluciones o polvos fenicados, no solo como desin- fectantes sino como tópicos que las modifican. En las ulceraciones sifilíticas del velo del paladar i farinje, se ha aplicado primero el ácido líquido, i después sus soluciones, a la vez que se ha adminis- trado el yoduro de potasio. El lúpus i afecciones prurijinosas, como la sarna, se combaten con este medicamento. Este ácido dehe usarse con cuidado por su acción tóxica i corrosiva. Como antídoto se ha empleado el sacarato de cal. Hasseman ha probado que los álcalis son sus verdaderos antídotos, i que los aceites, glice- rina &c. no neutralizan su acción tóxica. Las principales preparaciones de ácido fénico son sus soluciones: la concentrada se hace con partes iguales de ácido i alcohol; el alcohol fénico se com- VARIOS MEDICAMENTOS. 323 pone de 1 de alcohol i 9 de ácido; el agua i vinagre fénicos se preparan con 1 de ácido cristalizado i 100 de agua destilada. Estas soluciones, como las que se hacen en la glicerina, pueden ser con proporciones mayores o menores de sustancia activa, según los efectos que se procuran. La solución para inyección hipodérmica se pre- para con 1 de ácido cristalizado i 30 o mayor pro- porción de agua destilada, para una inyección con un gramo de solución. El jarabe se compone de 3 de ácido cristalizado i 2,000 de azúcar concuasada, disuelta en 1,000 de agua. Cada 20 gramos contienen 2 centigramos de ácido, i se toman hasta 60 gramos al dia en la fiebre tifoidea i en los catarros pulmonares crónicos. La pomada contra el lúpus de Whitehead, se prepara con 1 de ácido cristalizado i 14 de cerato de esperma. Es cáustica, i las unciones se hacen cada 3 a 4 dias con pequeñas porciones. El doral, descubierto por Liebig en 1832, ha estado también en boga por sus notables propiedades sedantes i somníferas. Este nuevo ájente terapéutico se presenta en la forma de doral anhidro e hidrato de doral. El doral anhidro se obtiene dirijiendo una corriente de cloro seco sobre alcohol absoluto, en una retorta tubulada calentada en B-M. El producto se destila dos vezes con su volumen de ácido sulfúrico, i una tercera con un poco de cal viva reciente. Es semejante en su com- posición al cloroformo, en que lo trasforman los álcalis hidratados, así como en formiatos. El doral anhidro es líquido sin color, de sabor desagradable, oleoso al tacto, de olor etéreo que irrita las mucosas del olfato i del ojo, soluble en el agua i alcohol, hierve a los 94° i se volatiliza, i tiene una gravedad de 1, 502. 324 capitulo xir. El hidrato de doral resulta de la solución de 100 partes de doral anhidro en 10,8 de agua destilada. Esta unión desarrolla calor, i se forma una masa cris- talina blanca, volátil,, mui delicuescente, de olor etéreo distinto al del compuesto anhidro, mui soluble en el agua, i de sabor acre que deja constricción en la farinje. El hidrato de doral debe ser puro; cuando no lo está, aun es peligroso. Este medicamento es uno de los anestésicos mas seguros. A dosis repetidas de 5 o mas gramos al dia, es completa la anestesia i resolución muscular. Es hinóptíco semejante al cloroformo, equivalente en cierto grado al bromuro de potasio, al opio i sus alca- loides, i según Liebreich, un medio indirecto de admi- nistración del cloroformo, pues injerido se descompon- dria en éste i ácido aunque se reconocen las ventajas del cloroformo por su enerjía i seguridad. Como el bromuro de potasio i el acónito, disminuye la acción éxito-motriz de la medula. “ Los efectos del doral, dice Bouchut, son idénticos a los del cloroformo; pero tardan mas en producirse i duran mayor tiempo: algunos enfermos esperimentan una ajitacion moral i muscular semejante a la de la embriaguez alcohólica, sin nada desagradable ni re- pugnante; pero en la mayor parte de los casos no se nota otra cosa que un sueño profundo, acompañado mui rara vez de una anestesia o insensibilidad mas o ménos completa, según la dosis de doral adminis- trada, A la dosis de 2 a 5 gramos, según la edad, la insensibilidad es absoluta, i permite la aplicación del cauterio de Yiena i aun la estraccion de dientes.5’ Sus propiedades hinópticas i sedativas han trazado la senda a los esperimentos terapéuticos. En el insom- nio, el dolor i algunas neurosis convulsivas, sobre todo el tétano, presta servicios importantes. Es útil como hinóptico en la tisis i después de las grandes operaciones. El doctor Tothergill lo consi- dera relativamente inútil en el insomnio debido al VARIOS MEDICAMENTOS. 325 dolor; pero es el hinóptico por escelencia cuando el insomnio está ligado a la presión de la sangre en las fiebres, especialmente en los niños, asociado al bro- muro de potasio. Este profesor lo juzga dañoso en el insomnio causado por tristeza i agotamiento cerebral. Calma el delirio de los heridos, los dolores reumá- ticos, el cólico nefrítico, la cáries dentaria &c. En el cáncer parece superior al opio i las soláneas, cuyo uso continuado orijina perturbaciones. El ciru- jano inglés Weeden Cooke dice que ha administrado el hidrato de doral con los mejores resultados, en 8 casos de cáncer del útero, del seno, de la lengua i del recto, sin haber tenido los enfermos, por el largo uso del medicamento, cefalaljia, náuseas ni pérdida del apetito. La dosis íué un gramo por la noche, i tres vezes al dia 50 centigramos si persistía el dolor. Marjolin ha prescrito en los niños lavativas con 50 centigramos de doral, para calmar los vómitos i dolo- res que acompañan las quemaduras. Según las observaciones del doctor Ohiarleoni, de Milán, el doral en el parto es preferible al cloroformo, por la sencillez de su aplicación i lo inofensivo de su acción. Es oportuno en las mujeres irritables o pusi- lánimes, -en las que sufren albuminuria, con el fin de prevenir la eclampsia, para producir la anestesia cuando es necesaria una operación, i para procurar la calma después del parto. A la vez que disminuye los dolores, las contracciones son mas enérjicas, i en con- secuencia el parto no se demora. Se ha empleado la dosis de 6 gramos en 100 de agua destilada i 60 de jai*abe, pudiendo aumentarse sin inconvenientes. En el caso de vómitos, se aplican hasta dos lavativas, cada una con 4 gramos en 60 de agua. Los esperirnentos en animales prueban el antago- nismo entre el doral i la estricnina, que ha hecho concebir su utilidad en el tétano. Se sabe que esta enfermedad es una de las mas graves cuando es de orijen traumático. Los medica- 326 CAPITULO XIV, mentos mas activos son jeneralmente impotentes; i así los raros casos felizes dan reputación al ájente empleado, aunque no sea de seguridad indisputable. Yerneuil ha referido dos casos de tétano traumá- tico, curados con el doral, a la dosis de 3 a 12 gramos al dia; pero como aplicó también inyecciones hipo- dérmicas de clorhidrato de morfina, no es razonable atribuir la curación solamente al doral. Dubreuil, Lavaux i Onimus han publicado un caso de la misma naturaleza, en que este medicamento fué administrado a la dosis de 8 a 12 gramos al dia, aunque emplearon a la vez las corrientes eléctricas, que no serian estra- ñas al suceso del tratamiento. Otro caso de curación ha referido Dufour, en que es mas clara la acción del doral, a la dosis de 8 a 16 gramos al dia; pues aun cuando se acompañó la morfina, fué solamente 3 a 4 dias, hácia la mitad del tratamiento, que duró un mes. Estas dosis, i aun menores, serian tóxicas en otras enfermedades, que no se caracterizan como el tétano por la profunda depresión de la vitalidad. Juzga Yerneuil que el opio no se tolera mucho tiempo, como exije esta enfermedad, espuesta a reci- divas, i de larga duración cuando es curable; que la belladona i el cloroformo son infieles, i no seria pru- dente su uso prolongado; que el bromuro de potasio no tiene acción en los músculos afectados; i en fin, que son de manejo difícil el curare i la eserina. En su concepto el doral está esento de tales inconvenientes, i tiene una acción real i pronta. Refiriéndose Gugon a uno de los casos de que habla Yerneuil, considera que el doral puede haber obrado como los anestésicos, durante las crisis de esta enfermedad, deteniendo su curso por remisiones suce- sivas, que es como darle un carácter crónico, favorable a la curación. Algunos médicos preconizan el doral como uno de los medios mas seguros en la corea, sobre todo cuando predomina la ajitacion, que conviene calmar para disminuir las probabilidades de un fin funesto. VARIOS MEDICAMENTOS. 327 Se esperimenta en la epilepsia i otras neurosis, con resultados que aún no autorizan a juzgarlo como un ájente seguro. Ha producido efectos satisfactorios en jeneral, en la bronquitis crónica, asma i colera. Para combatir el vómito de la preñez, se aplican lavativas mucilaji- nosas, con 1 gramo 50 centigramos de doral. En las afecciones mentales, se limitan sus servicios a produ- cir el sueño i calmar la oscitación. El doctor Giraldes lo lia esperimentado para evitar el mareo, a lá dosis de 30 centigramos a 1 gramo 50 centigramos en pocion. Liebreich, que se ba distinguido en el estudio de este medicamento, dice que está indicado en el insom- nio, sea cual fuere su oríjen, lo mismo que en las convulsiones, con escepcion de las histéricas, princi- palmente las jenerales, agudas o crónicas, provenien- tes de turbaciones de los centros nerviosos; i que es incierto como calmante de las neuraljias, cáncer &c. Lo considera contraindicado en las afecciones corrosi- vas de las primeras vias, en el reumatismo articular, en el histerismo i en las lesiones del corazón. Juzga que cuando existen ulceraciones en las primeras vias, se aplique en lavativas, o mui debilitado en pociones mucilajinosas; i emplear previamente por muchos dias los alcalinos, si hai afección reumática. Como antipútrido se aprovecha para conservar las legumbres, las piezas anatómicas, i en la curación de las úlceras, aun las mas antiguas o rebeldes. El doctor Francisco, que lo ha usado con buen suceso, prescribe la solución de 5 gramos de hidrato de doral en 20 de agua destilada, que se aplica con pincel sobre la úlcera. Se tratan por el mismo medio las escoriaciones de las enfermedades de postración. Su propiedad coagulante se utiliza para la cura- ción de las várices, por las inyecciones de un gramo de hidrato primero, i luego con la mitad o tercera parte de esta dosis. Para la operación el enfermo 328 CAPITULO XIV. estará de pié, a fin de aumentar la tensión de las venas, o se comprime la parte con el mismo objeto, si estuviere acostado. La inyección se aplica con la jeringuilla de Pravaz, introduciendo la punta al nivel de las sinuosidades varicosas. El lúpus se cura con hilas empapadas en solución de una vijésima parte de doral; la ozena con inyec- ciones de solución, a lo mas de 1 por 100 de agua des- tilada; i la fisura del ano introduciendo una pequeña mecha de hilas empapadas en solución de un quinto de doral, después de defecar el enfermo. La mecha se deja en el ano hasta el dia siguiente, en que se repite la aplicación después de la defecación. El alcanfor se disuelve en el doral, i esta mezcla aplicada con pincel es eficaz en las neuraljias i dolores de muela. Particularmente calma la neuraljia de la larinje i la tos nerviosa. El doral puede ser tóxico, según sus dosis i la sus- ceptibilidad de los individuos. La dosis hinóptica es de 2 a 3 gramos en las per- sonas robustas, en las débiles 1 gramo o poco mas, i en los niños de ménos de cuatro años de 5 a 50 centigra-. mos, i mas en las convulsiones. Las dosis se pueden repetir, si la primera no ha producido el sueño media hora después. Se ha observado que el uso regular del medicamento por la noche, establece en poco tiempo la disposición a dormir a la misma hora, i así no hai necesidad de continuar su uso. Dice Liebreich que si produce escitacion, la mis- ma dosis provoca el sueño administrada después del carbonato de soda, por trasformarse rápidamente en cloroformo cuando está alcalina la sangre. La dosis en las neurosis, como el tétano i delirium tremería, puede elevarse a 8 gramos, seguidas de otras de 5 centigramos cada hora. Este medicamento se administra con mas ventaja en solución que no pase del 20 por 100, porque es mui irritante. En el caso de intolerancia se disminuye la VARIOS MEDICAMENTOS. 329 dosis o se suspende su uso. En píldoras, polvos o cápsulas se inflamaría la mucosa del estómago por su contracción. El mejor vehículo, según Liebreich, es el jarabe de corteza de naranja,, las infusiones de yerba- buena, eneldo o canela, la cerveza, el vino, el caldo i las pociones mucilajinosas. Los alcalinos no se deben emplear como correctivo de su sabor acre. Aunque la dosis sedativa ordinariamente se admi- nistra en una vez, deben preferirse dosis menores, de 25 a 60 centigramos repetidas en el dia. Si no se tolera el medicamento por el estomago se administra en lavativas; i cuando no es posible su aplicación por tales vias, se ocurre a las inyecciones bipodérmicas con menores dosis. Las inhalaciones no producen la anestesia, porque el doral de este modo no se trasforma en cloroformo, e irritarían la mucosa olfativa. La morfina, la veratrina, la atropina i el colodion se disuelven en distintas proporciones de solución acuosa de hidrato de doral, i se preparan con estas mezclas gliceroladas i pomadas. El jaborandí es una planta orijinaria del Brasil, que llevó a Europa el doctor Ooutinbo en 1874, i ha llamado la atención por su propiedad diaforética i sialagoga. Es un arbusto que los botánicos Baillon i Planchón clasificaron en el jénero pilocarpus de la familia de las rutáceas; i varios médicos, sobre todo Gubler, han confirmado las propiedades que lo reco- miendan. Las hojas son las que se emplean, i se asemejan a las del laurel, tienen olor aromático por la frotación i un sabor lijeramente acre. La infusión produce abundante sudor i saliva, después de 10 minutos de su administración, de tal modo que durante 4 a 5 horas hai que cambiar las 330 CAPITULO XIY. sábanas i el vestido del enfermo, quien casi no puede hablar por el aumento de saliva i secreción bronquica, recojiéndose un litro i mas en ménos de dos horas. Su acción es electivq sobre el aparato secretor, i así la infusión en frió, o por inyección en las venas, produce los mismos efectos. “El jaborandi llenará, dice el doctor Ooutinho, un vacío en la materia mé- dica, que hace siglos no se habia podido encontrar,” En su mayor fuerza la acción secretoria puede seguirse de trastornos en la nutrición, que orijinan algunas vezes tumefacciones súbitas de lás glándulas submaxilares. Cuando no provoca el sudor i la saliva de una ma- nera notable, como sucede ordinariamente, aumenta la orina, los líquidos gastro-intestinales i la secreción lacrimal; pero si provoca aquellos, disminuye la orina, que se aumenta lijeramente al dia siguiente. Si se toma el medicamento a dosis fraccionadas no es sudorífico ni sialagogo, sino diurético; A tiempo del incremento del sudor, aumenta el calor de la piel i se acelera el pulso de 12 a 40 pulsa- ciones, para disminuir uno i otro notablemente des- pués del sudor. La abundancia de sudor i de saliva disminuye la parte acuosa de la sangre i demas líquidos, i resultan la sed i constipación. La acción del jaborandi en los niños es débil o nula, aun con dosis de 3 o mas gramos: causa en ellos vómitos, i suele observarse disposición al sueño. Los esperimentos prueban su antagonismo con la belladona: contrae la pupila las mas vezes, i produce el sudor i la saliva en la piel i boca desecadas por la belladona; así como ésta suprime tales secreciones provocadas por el jaborandi. El jaborandi es útil en las enfermedades que pue- den ser modificadas por el restablecimiento de la tras- piración o abundancia de sudor. Son muchos los estados patolójicos que causa la supresión de la tras- piración, o que se corrijen por su restablecimiento. YAEIOS MEDICAMENTOS. 331 En esta categoría se colocan la bronquitis, neu- monía, pleuresía, enfisema pulmonar, asma, reuma- tismo i otras por consecuencia de enfriamientos. Ceden a este medicamento en su principio, mas bien que en períodos avanzados. Los accesos de asma abortan, o dismitfuyen i terminan brevemente. En el reumatismo parece mas oportuno en la forma subinflamatoria reciente, en que es mas notable la fiebre que la tumefacción de las articulaciones. La endocarditis, que complica a vezes esta enfermedad, contraindica su empleo, por la depresión que causa en la tensión vascular. Se producen buenos resultados en las fiebres cuan- do está la piel seca, si se retarda la erupción en las exantemáticas, i es de suponer que obrará bien en los eczemas crónicos i otras enfermedades rebeldes de la piel. Como sialagogo es superior al calomel, útil en las oftalmías, i en todos los estados de sequedad de la boca, como el atropismo, la diarrea, el embarazo gás- trico, las fiebres, la hemiplejía proveniente del cerebro, la parálisis del sétimo par, la diabetes i varias infla- maciones de la boca i farinje, que comprenden las aftas, la anjina tonsilar i las estomatitis sifilítica, mercurial i ulcero-membranosa, en las que conviene la lubrificación de la mucosa por la abundancia de saliva. Por la misma acción se considera favorable en las flegmasías del encéfalo, particularmente en la periencefalítis crónica difusa de la parálisis jeneral, i se juzga que seria también útil en la epilepsia de accesos frecuentes. Es consiguiente que ejerza una acción mas evi- dente, por su doble propiedad diaforética i sialagoga, como en los envenenamientos e infecciones, en que es provechosa una activa eliminación. Su enerjía secretoria puede favorecer la reabsor- ción de las infiltraciones, i disminuir la masa de un órgano hipertrofiado. 332 CAPITULO XIV. La sequedad de la mucosa olfativa, lo mismo que la jeroftalmia, pueden ser modificadas al provocar la secreción de las mucosidades nasales i de las lágrimas. A juzgar por los efectos preconizados, el jabo- randi se colocaría entre los medicamentos mas im- portantes. Sinembargo, no se conocen del tódo sus inconvenientes, i por consiguiente sus aplicaciones no están aun bien determinadas: muchas vezes no pro- duce el sudor i la saliva, ya sea porque ciertos estados patolójicos se opongan a su acción, o ya porque el fraude u otras causas lo adulteren. Entre los principios del jaborandi se halla la pilo- car pina. El clorhidrato de esta base produce algunos de los efectos de la infusión o del estracto de la planta. Con el jaborandi se preparan el alcoholado, el elíxir, el estracto i el jarabe. Comunmente se administra la infusión de las hoja-s pulverizadas, a la dosis de 4 gramos para un adulto. La bebida se toma caliente; pero en frió pro- duce los mismos efectos, aunque se debe reconocer que el calor es un coadyuvante, lo mismo que el abrigo del enfermo en la cama. El alcoholado se emplea a la dosis de 20 gramos, i el estracto a la de 1 i 50 centigramos. El ácido salicílico fué descubierto por Piria en 1818, i estuvo sin uso hasta 1860 en que Kolbe i Lautermann estudiaron sus propiedades, i hallaron que es un antiséptico superior al ácido fénico, con la ventaja de carecer de olor i no ser irritante. Este ácido se presenta en polvo blanco que irrita la mucosa olfativa, i causa en la de la boca lijero ardor que provoca au secreción. Es soluble en el alco- hol, éter, cloroformo, agua hirviendo, poco en el agua fría, i cristaliza en agujas brillantes. VARIOS MEDICAMENTOS. 333 Es uno de los medicamentos mas seguros en el reumatismo articular agudo, sobre todo al principio de la enfermedad, i cuando predominan el calor e hinchazón de las articulaciones. El efecto se observa a los dos a tres dias jeneralmente. El doctor Stricker, uno de los médicos que lo han empleado con suceso, lo prescribe en polvo en pan ázimo, a la dosis de 50 centigramos a 1 gramo cada hora, hasta la remisión de los síntomas. Es importante administrarlo a la dosis de 8 a 12 gramos al dia, i que sea puro, pues mezclado a sustancias estrañas, especialmente al áci- do fénico, que le da color amarillento, irrita el tubo dij estivo. Leemos en la Bevista farmacéutica i científica de Medina Hermanos, de l.° de octubre de 1877, que el doctor Germain Sée ha presentado una memoria a la Academia de medicina sobre este ácido i sus sales. Yernos entre sus conclusiones, que tiene una acción incontestable como antiséptico esterno, aunque no superior a la del ácido fénico, i que no presenta nin- gún efecto apreciable como antiséptico interno, en las enfermedades purulentas, contajiosas i parasitarias. Declara que es de efectos seguros i prontos en el reumatismo articular agudo, febril i apirético, en el espacio de 2 a 4 dias. Sus ensayos han sido satisfac- torios en el reumatismo crónico simple, lo mismo que en las crisis del reumatismo agudo i artritis nudosa: disminuyen los infartos articulares, i los movimientos se facilitan, aun después de años de dolor, inmovili- dad i rijidez. Ha llamado su atención, sobre todo, la acción pronta de este medicamento en la gota aguda i crónica, desapareciendo los accesos en dos a tres dias. El salicilato de soda le ha producido efectos calmantes notables, en las enfermedades dolorosas de la medula espinal. Fontheim ha prescrito este ácido para combatir la difteritis, en la proporción de 1 por 100 de agua des- tilada, disuelto previamente en espíritu de vino. De 334 CAPITULO XIV. esta solución se toma una cucharada cada tres horas, i un gargarismo cada hora; i si los niños no pueden gargarizarse, se aplica la solución con esponja. Este médico prescribe, ademas, un réjimen tónico, i con intervalos regulares, el sulfato de quinina a pequeñas dosis. Considera que este medicamento será útil en el sarampión, la varicela &c. Se ha administrado en la fiebre tifoidea, en el hospital de Leipsick a cargo del doctor Waudeslich, a la dosis de un gramo disuelto en agua, repetido en el dia tres a cuatro vezes; i se ha observado que baja la temperatura 3 grados de Farenheit, a la vez que se mejoran los demas síntomas. Este ácido, en calidad de antipútrido, puede usarse para la conservación de las sustancias orgáni- cas, i la curación de las heridas i úlceras con mas ventajas que el ácido fénico, que es preciso diluir en mucha agua para disminuir su acción irritante; i así es de suponer que disminuyan también sus efectos curativos. Las preparaciones mas usadas de ácido salicílico son las soluciones. La pocion se compone con 1 de ácido i 10G de agua destilada u otros vehículos. Su poca solubilidad en el agua fría hace difícil su administración en pociones. M. A. Cassan recomienda como disolvente el citrato de amoniaco. Una de sus fórmulas es como sigue: Acido salicílico 4 gramos. Citrato de amoniaco 2 „ Eon o brandi 30 ~ Agua destilada.-- 164 „ Cada cucharada contiene cerca de 25 á 30 centi- gramos de ácido salicílico. El jarabe se compone con 1 de ácido por 400 de jarabe de azahar. Cada 20 gramos contienen 5 centi- gramos de sustancia activa. Se preparan pastillas con goma i azúcar, de manera que cada una contenga 25 miligramos de ácido. VARIOS MEDICAMENTOS. 335 Para el uso esterno se compone la pomada con 1 gramo 50 centigramos de ácido, disuelto en 3 de alco- hol, i mezclado a 15 de grasa. El agua salicilada es la solución de 1 de ácido en 300 de agua. El algodón salicilado del 3 por 100, es la solución del ácido en 10 de alcohol, con la adición de 12 de agua, para impregnar 2 kilogramos 500 gra- mos de algodón desengrasado. 336 CAPITULO XV. RESUMEN COMPARATIVO. El valor terapéutico de los medicamentos está en razón de la seguridad de sus efectos. Su acción la ejercen por influencia mediata, que se esplica por hipótesis, cuyo grado de certidumbre aumenta con los progresos del criterio científico. El yodo obra particularmente en el sistema glan- dular, el hierro en la sangre, el antimonio en los órga- nos respiratorios &c. Algunos medicamentos obran con enerjía semejante en mas de un aparato o enfer- medad; la dijital calma los movimientos del corazón i provoca la orina; la ipecacuana modifica los flujos intestinales i la secreción brónquica; el opio i las soláneas son sinérjicas respecto del dolor, i antago- nistas en la pupila e intestinos; i el arsénico combate las fiebres i neuraljias intermitentes i el vicio herpético. Las enfermedades que se ligan con las de elección, se curan con mas eficacia con los medicamentos espe- ciales para las afecciones radicales. Las caquexias i vicios que se relacionan con las escrófulas, sífilis, clorosis, hérpes o intoxicación palúdica, se curan con el yodo, mercurio, hierro, arsénico i quina mejor que con otros medicamentos. En otras enfermedades de carácter distinto, estos ajentes no tienen el mismo valor. Las palpitaciones de la clorosis ceden a los marciales; no así las de las afecciones orgánicas del corazón. Las fiebres palúdicas se combaten con la quina i sus alcaloides, con una seguridad que no se observa respecto de otras fiebres. RESÚMEN COMPARATIVO. 337 Algunos temperamentos favorecen la acción tera- péutica, i otros la contrarían o debilitan: el mercurio, el yodo i el azufre obran mejor en los linfáticos; el hierro i la quina mas bien perjudican a los sanguí- neos; al contrario de los antimoniales, que producen mejores resultados en las personas robustas. En relación de los temperamentos favorables, o de las enfermedades electivas, se toleran mayores dósis. Las personas linfáticas o anémicas, se sienten bien i se vigorizan con dósis de compuestos yódicos o marciales, que serian perjudiciales a individuos san- guíneos. El yoduro de potasio en el período terciario de la sífilis, el emético en la neumonía aguda, el sulfato de quinina en la fiebre perniciosa i el opio en el tétano, se toleran mejor que en otras enfermedades. La actividad de algunos medicamentos no es igual en las diferentes edades i sexos: el niño tolera mejor que el adulto las soláneas i el cloroformo; lo contrario sucede con el opio i los antimoniales, sobre todo el emético. Los marciales convienen mas a la mujer, i en jeneral es mas susceptible que el hombre a la acción medicamentosa. La antigüedad de las enfermedades exije para su curación el concurso de otros medios: en este caso se hallan la caquexia palustre, la sífilis inveterada i la neumonía crónica. El uso de los medicamentos enérjicos implica peligros i perjudica a los fines terapéuticos, cuando no se establece su tolerancia. Esto sucede con el arsé- nico; el mercurio i el yodo pueden afectar profunda- mente el sistema nervioso i la nutrición; i el opio, los antimoniales, la dijital, el copaiba &c. suelen causar accidentes. La quina i el hierro se emplean con ménos inconvenientes en los casos oportunos. El mercurio, el hierro, la quina, el yodo, el arsé- nico i el opio ocupan el primer lugar, por la seguridad de sus efectos. Acaso es mas probable la curación de la fiebre perniciosa con el sulfato de quinina, que la 338 CAPITULO XV. disenteria febril o epidémica con la ipecacuana; i la anemia con el hierro, que el catarro vesical con la tre- mentina, Los compuestos de antimonio producen el vómito mas fácilmente, que los de mercurio la saliva- ción; sinembargo, aquellos son ménos seguros en su acción curativa. Respecto a las enfermedades de su elección, el yodo cura el bocio con mas eficacia que las escrófulas, i la quinina las fiebres intermitentes francas que las perniciosas. El yodo es superior al mercurio para com- batir los síntomas terciarios de la sífilis, pero inferior en el período de la infección; i el arsénico mejor que la quina en las neuraljias intermitentes i caquexia palustre, aunque inferior a la quinina en la fiebre per- niciosa, i siempre que es preciso obrar rápidamente. El yoduro de potasio, el sublimado corrosivo, el ácido arsenioso, el emético, la morfina, la quinina, la dijitalina, la atropina i la esencia de trementina, domi- nan los jéneros respectivos por la actividad de sus pro- piedades. Sinembargo, la quinina no obra precisamen- te en el sentido de la mayor enerjía de la quina, como otros alcaloides respecto de sus radicales; la trementina es mas eficaz en el catarro vesical, i su esencia en las neuraljias. Entre algunos compuestos conjéneres hai diferencias notables: el calomel, aunque produce la salivación mas fácilmente que otros mercuriales, no tiene un poder antisifilítico equivalente; i entre los alcaloides del opio, algunos carecen de la propiedad anodina, o de la hinóptica, que distinguen al jéneró. ÍNDICE DE LOS MEDICAMENTOS. Abortivo de la fiebre tifoidea, pajina 39. de la viruela, 99, 321. Aceite de hígado de bacalao, 13. de vitriolo (ácido sulfúrico). _ de enebro, 273. Acido arsenioso, 64—su acción tóxica, 79—su utilidad en la in- dustria, 81. taño- arsénico, 77—fénico, 319—salicílico, 332. hidro-sulfúrico, 276—sulfo-vínico, sulfuroso, 276. sulfúrico, 275—su utilidad en la industria, 280, Agua fajedénica, 37—de cañafístula, 100—trementinada, 260 de brea, 261—de alquitrán, 262—deEabel, 275—fénica, 322—salicilada, 335. Aguas sulfurosas, 279. Alcaloides del opio, 121—de la quina, 157—de la dijital, 217—de las soláneas, 230, 239, 240—de la baba de Calabar, 319—< del jaborandi, 332. Alcohol fénico, 322. Alcoholado de esencia de trementina, 261—deresineona, 262—de jaborandi, 332. Alcoholaturo de belladona, 229. Algodón salicilado, 335. Alimentación yodada, 20. Alquitrán, 259. Amilena, 296. Anestesia quirúrjica, 288—en el parto, 300, 325—c0m0 medio curativo, 302—como medio de dignóstico, 306—sus acci- dentes, 294—10ca1, 304, Anestésicos, su descubrimiento, 285—su valor comparativo, 296, Antagonismo entre varios medicamentos, 5, 112, 126, 231, 237, 303, 313, 316, 317, 318, 325, 330. Antimoniales, su acción, 85—su uso antiguo, 87—su tolerancia, 92. Antimonio, 85, 104. Apomorfina, 125. Arseniato de soda, 73—de hierro, de antimonio, de amoniaco, 75—de quinina, de cafeína, 77—de oro, 78. Arseniatos i arsenitos, 78. Arsenicales, su acción, 59, 79—su uso antiguo, 63—su toleran- cia, 78. 340 INDICE Arsénico, 59—peligros de su esplotacion, 82. Arsenicófagos, 62. Arsenito de potasa, 72. Atropina, 230—sus preparaciones, 233—su acción tóxica, 236. Azufre, 264—sus preparaciones, 273—su utilidad en la industria, , 280—sublimado, 264—inglés, 274—dorado de antimo- nio, 103, Bálsamos, 244. Baños de sublimado corrosivo, 38 —de arseniato de soda, 74. Beleño, 239. Belladona, 220—sus preparaciones, 229. Benjuí, 244. Biantimoniato de potasa (antimonio diaforético). Biyoduro de mercurio (deutoyoduro de mei'curio). Brea, 253, 259. Bromhidrato de quinina, 190. Bromuro de potasio, 312. Calabarina (eserina). Calomel, 33—su acción tóxica, 44. Cápsulas de copaiba, 252. Carbonato de hierro, 55. Cianuro de mercurio, 40, 44. Cigarrillos arsenicales, 74—de belladona, 229. Cinabrio (sulfuro rojo de mercurio). Cinconina, cinconidina, 157—su valor febrífugo, 188. doral, 323. Clorhidrato de morfina, 125—de narcotina, 123—de quinina, 190—- de atropina, 230. Cloroformo, 283—su propiedad anestésica, 288—su empleo, 291, 300, 302, 304, 306—accidentes que puede causar, 294— su valor comparativo, 296—sus preparaciones, 307. Cloruro de antimonio, 104. Codeina, 121. Colirio de Lanfranc, 76—de sulfato de atropina, 234—de esencia de trementina, 259—de piedradivina, 277—de sulfato de zinc, 278—de bromuro de potasio, 317—deCalabar, 319. Colofonia, 253. Copa iba, 245—Mege, 261. Crema de azufre, 264. Daturina, 239, Depilatorio de Boudet, 77. Deutocloruro de mercurio (sublimado corrosivo). Deutoyoduro de mercurio, 17. Diascordio, 121. Dijital, 210. Dijitalina i dijitina, 217. Electuario de Lobstein, 156. Eliminación del yodo, s—de los mercuriales, 25—de los arsenica- les, 63—de los antimoniales, 87—del sulfato de quinina, 168—de la atropina, 231—del azufre, 265—del cloro- formo, 304. DE LOS MEDICAMENTOS. 341 Emético, 92—accidentes que puede causar, 105. Emetina, 204, 208. Emplasto eme tizado, 101. Esencia de trementina, 253. Eserina, 319. Estoraque, 244. Estrados de opio, 118—de quina, 156—de dijital, 216—de bella- dona, 229—de baba de Calabar, 319—de jaborandi, 332. Estramonio, 238. Eter sulfúrico, 276—su valor anestésico, 296. Etiope marcial (protóxido de hierro). Etiope mineral (protosulfuro de mercurio). Eerrujinosos (marciales). Flor de azufre, 264. Flores de antimonio, 85. Fosfato de hierro i de soda, 56, Fricciones yodadas, 7—de hidroclorato de oro, 30—mercuriales, 33—estibiadas, 101—sulfo-alcalinas, 271. Gargarismo yodado, 10. Gas hilarante (protóxido de ázoe). Glicerolado de cloroformo, 307. Gomo-resinas, 245. Granulos de dijitalina, 217—de airopina, 283. Haba de Calabar, 317. Hidrato de protóxido de hierro, 55—de doral, 324. Hidrosulfato de antimonio (quermes). Hierro, 48—reducido por el hidrógeno, 54. Hígado de azufre (sulfuro de potasio). Hiosciamina, 240. Hiposulfito de soda, 278. Hydrargyrum cum creta, 32. Infusión de jaborandi, 332—de café, 126, 174, 188, 237, 106. Infusiones de ipecacuana, 202. Inyecciones yodadas, 9—yodo-tánicas, 19—de per-cloruro de hie- rro, 19, 57—de copaiba, 250—de agua de brea, 259—de sulfato de zinc, 250, 278—de hidrato de doral, 327. hipodérmicas de sublimado, 37—de sulfato de quinina, 187—de bromhidrato de quinina, 190—de atropina, 234—de ácido fénico, 188, 321, 323. Ipecacuana, 199. Jaborandi, 329. Jarabes de opio, 120—de quina, 157—de ipecacuana, 208—de di- jital, 216—de belladona, 229—de brea, 261—de éter, 276—de cloroformo, 308—de ácido fénico, 322—de ácido salicílico, 334. Lactato de hierro, 55. Lápiz de sulfato de cobre, 277. Láudanos de Sydenham i de Rousseau, 119. Lavativa yodada, 11—de quina, 156—de sulfato de quinina, 186 de sulfato de cobre, 277—de ipecacuana, 204—de copa i- ba, 248—de Bouchut, 308—de hidrato de doral, 329. 342 INDICE Licor yodo-tánico, 19—de Yan Swieten, 37—de Dono van, 78— de Fowler, 72—de Pearson, 74—arsenical de Biett, 75 de Hoffmann, 276. Limalla de hierro, 54. Limonada sulfúrica, 275. Linimento de cloroformo, 307. Liquidambar, 244. Locion de Dupuytren, 279. Lociones estibiadas, 101—de agua de cal, 273—de sulfato de zinc, 278. Majisterio de azufre, 264, Manteca de antimonio (cloruro de antimonio). Marciales, su acción, 48—compuestos principales, 54. Medicación alterante i contraestimulante, 86, 88. Mercuriales, su acción, 22, 43—compuestos principales, 33, 36, 38—enfermedades que pueden causar, 40. Mercurio, 22, 32—peligros de su espíotacion, 42—sus aplicaciones industriales, 45. gomoso de Plenck, 32 Métodos romano é inglés, 148—endérmico, 124—iatralíptico, 186. Morfina, 123. Narceina, 121. Narco tina, 121. Nicotina, 240. Nitrato ácido de mercurio, 40. Opio, 109—su acción, 111, 125—sus preparaciones, 118—sus alca- loides, 121—su abuso, 126. Opobálsamo, 253. Oropimiente (sulfuro amarillo de arsénico). Oxicloruro de antimonio, 105. Oxido blanco de arsénico (ácido arsenioso). de antimonio (flores de antimonio). Oxidos de mercurio, 39—de hierro, 55. Oxisulfuro de antimonio hidratado (quérmes). Papel de Calabar, 319. Pastillas de ipecacuana, 208—de azufre, 273—de ácido salicí- lico, 334. Perdoruro de hierro, 56. Perlas de esencia de trementina, 256, 261. Píldoras azules, 32—arábigas, de Sedillot, 33—de calomel, 34 de Segond, 36—de Dupuytren, 37—de Bland, de Yallet, 55—de Blancard, 56—de Bistt, 75—de Plummer, 103— de la Caridad, 98—perpetuas, 104—de cinaglosa, 120— de sulfato de quinina, 172, 173, 186—de copaiba, 251 de trementina, 260—de Meglin, 239. Pilocarpina, 332. Pocion de Chopart, 252—de ácido salicílico, 334. Polvo de Algaroth, 105—de quina, 155—de ipecacuana, 208—de dijital, 216—de belladona, 228. Polvos del hermano Cosme, de Bousselot, de Dupuytren, 71—de Power, 120. 343 DE LOS MEDICAMENTOS. Pomada de yoduro de potasio, 16—de yoduro de azufre, 18—de yoduro de arsénico, de yoduro de plomo, 18—de yodu- ros de mercurio, 17—de yodoformo, 19—mercurial, 33 de Cirilo, 37—de Helmund, 72—es tibiada, 101—de anti- monio, 104—de belladona, 229—de atropina, 234—de brea, 261—de resineona, 262—de Helmerich, antisórica de Alibert, 274—de cloroformo, 307—de Whitehead, 323—de ácido salicílico, 335. Precipitado blanco (calomel). Preservativo del cólera, 39—de la viruela, 321—de la escarlatina, 226—de las fiebres intermitentes, 150. Protocloruro de mercurio (calomel). Protosulfuro de mercurio, 39. Protóxido de mercurio, 39—de hierro, 55—de ázoe, 285, 296. Protoyoduro de mercurio, 17, 38. Quermes, 102. Quina, 132—clasificación de sus cortezas, 135—su estraccion i comercio, 138—su cultivo en Asia, 139—su uso primi- tivo, 142—su acción, 143—sus preparaciones, 155—sus alcaloides, 157. Quinas falsas, 137. Quinicina, 158. Quinidina, 157. Quinina, 158, 189. Quinium, 156. Régulo de arsénico (oropimiente)—de antimonio (antimonio). Rejalgar (sulfuro rojo de arsénico). Remedio holandés, 155—de Durande, 257. Resinas, 245. Resineona, 261. Rusma de los turcos, 76. Sal alembroth, 37—de Powler (arseniato de potasa)—de Epsom (sulfato de magnesia)—de (xlauber (sulfato de soda). Salicilato de soda, 333. Soláneas, 220. Solanina, 240. Solución de Boudin, 66—de Devergie, 73—de sulfato de quinina, 186—de ati-opina, 234—de ácido fónico, 322—de ácido salicílico, 334—de doral, 328. Sublimado corrosivo, 36—su acción tóxica, 43. Succedáneos del sulfato de quinina, 187. Sulfato de mercurio, 40—de hierro, 56—de morfina, 125—de qui- nina, 159—su acción, 160, 185—su tolerancia, 184—sus preparaciones, 186—su valor febrífugo, 188. Sulfato de atropina, 230—de magnesia, de soda, de potasa, de cobre, 277—de zinc, 278. Sulfitos, 278. Sulfo-arseniato de quinina, 77. Sulfo-vinato de soda, 277. Sulfuro negro de mercurio (protosulfuro de mercurio). rojo de mercurio, 40—amarillo, de arsénico, 76, nativo de antimonio, 103. 344 INDICE DE LOS MEDICAMENTOS. Sulfures alcalinos, 278. Tanato de quinina, l'9'oi Tártaro estibiádo (emético). Tartrato de hierro, 55—de potasa i antimonio (emético). Tintura de yodo, B—de opio, 119—de quina, 157—de ipecacuana, 208—de dijital, 216—de belladona, 229—de atropina, 233. Tisana deFeltz, 103—de quina, 156—de dijital, 216. Tolerancia de los compuestos yódicos, 6—de los mercuriales, 23, 29, 34, 40—de los marciales, 49—de los arsenicales, 62, 78—de los antimoniales, 92—del opio, 111—de la quina, 143—del sulfato de quinina, 184—de la ipecacuana, 203 de la dijital, 215—de la belladona, 222, 233—del copai- ba, 248—de la trementina, 254—del cloroformo, 289 del ácido fénico, 320—del doral, 328. Tratamiento de la sífilis, 29—de la clorosis, 51—de las fiebi’es intermitentes i perniciosas, 66, 148, 170, 321—de la jaqueca, 173—de la neumonía, 94, 215—del tétano, 116, 326—del reumatismo, 116, 174, 223, 333—de la fiebre tifoidea, 177, 216, 324—de las enfermedades del cox-a- -zon, 214—de la disenteria, 113, 201—de la blenorragia, 247—del catarro de la vejiga, 254—de las neuraljias, 124, 234, 256, 239—de la sarna, 271—de la epilepsia, 315. Trementina, 252—sus preparaciones, 260. Triaca, 120. Trociscos escaróticos, 37. Turbit mineral (sulfato de mercurio). Ungüento populeón, 229. Ungüentos mercuriales, 33—dijestivos, 259. Yalerianato de quinina, 190—de atropina, 230. Vinagre fénico, 323. Vina de quinium, de Parmentier, 157. Vinos de quina, 156. Vitriolo azul (sulfato de cobre)—blanco (sulfato de zinc). Yodo, I—su importancia como ájente universal, 2—su acción, 1,16. Yodo-arsenito de mercurio (licor de Donwan). Yodoformo, 19. Yoduro de potasio, 11—de hierro, 17, 56—de azufre, de arsénico, de almidón, de plomo, de plata, 18. Yoduros de mercurio (proto i biyoduro de mercurio). ÍNDICE DE LAS ENFERMEDADES. Aborto, lavativas laudanizadas, pajina 117. Abscesos, inyecciones yodadas, 9—de agua de brea, 259—quina, 154. Absorción purulenta, quina, 152—sulfato de quinina, 181—ácido fénico, 320. Accidentes de la dentición, subnitrato de bismuto, 311—bromuro de potasio, 314. Acné, biyoduro de mercurio, 17. Adenitis, yodo, 7. Afecciones del hígado, pildoras azules, 32—calomel, 36. del corazón, su etiolojía, 212—sulfuro i arseniato de an- timonio, 75, 103—dijitaí, 214—dijitaliha, 217. crónicas de los órganos respiratorios, arsenicales, 68, 73—emético, 97, 101—opio, 114—bálsamos, 245, 256, 259, 260, 261—azufre, 273, 279—doral, 327. crónicas de la piel, yoduros de azufre ide arsénico, 18- sulfato de mercurio, 40—sublimado corrosivo, 38—arse- nicales, 67—arseniato de hierro, 75—emético, 99—azu- fre dorado, 103—brea, alquitrán, 259. —i prurijinosas, sublimado, 38—pomadas de brea, de alqui- trán, 259—sulfo-alcalinas, 271—de cloroformo, 305 sulfato de zinc, 278—ácido fénico, 322. de los ojos, opio, 117—sulfato de quinina, 177—bellado- na, 227—otropina, 232—beleño, 240. dolorosas de la medula, salicilato de soda, 333. . mentales, belladona, 225—atropina, 233—estramonio, 237—cloroformo, 304—doral, 327. Afonia, arsenicales, 68. Aftas, clorato de potasa, bórax, 311—jaborandi, 331. Albuminuria, yoduro de potasio, 16. Alucinaciones de las embarazadas, bromuro de potasio, 314. Amenorrea, inyecciones yodadas, 10—marciales, 53—opio, 117 sulfato de quinina, 183. Anasarca, yodo, 11—escila, caincá, nitrato de potasa, 312—diji- tal, 215. Anemia, marciales, 52—quina, 150, Aneurisma, yoduro de potasio, 15—percloruro de hierro, 57. Anjina maligna, sulfato de cobre, 277. diftérica, yodo, 10—quina, 152—ácido salicílico, 333 (véase croup). crónica, sulfato de zinc, 278. _ tonsilar, jaborandi. escarlatínosa, yodo, 10. de pecho, ácido arsenioso, 68—cloroformo, 303. 346 INDICE Ascitis, yoduro de almidón, 18—(véase anasarca). Asma, yoduro de potasio, 13—marciales, 53—arsenicales, 68, 74 opio, 114—ipecacuana, 206—soláneas, 226, 233, 238—asa- fétida, 312—azufre, 273—cloroformo, 304—doral, 327 jaborandi, 331. Atropismo (véase envenenamiento por la atropina). Blefaritis, bióxido de mercurio, 39—sulfato de cobre, 277. Blenorrajia, yodo, 10—opio, 117—copaiba, 247—cubeba, 311. Bocio, su etiolojía, 2—yodo, 7—yodoformo, 19. Broncorrea, copaiba, 251—trementina, "256. Bronquitis, emético, 97—quérmes, 102—haba de Calabar, 318—ja- borandi, 331. capilar, emético, 97, —. crónica (véase afecciones crónicas de los órganos respi- ratorios). Bubones, yodo, 7, 10. Cálculos biliarios, remedio de Durande, 257. Callo de los piés, yodo, 9. Calvicie, quina, 154. Cáncer, yoduros, 12, 18—yodoformo, 19—ácido arsenioso, 69, 71— arseniato de oro, 78—cloruro de antimonio, 104—do- ral, 325. Cancro, clox-oformo, 305—(véase úlceras sifilíticas). Caquexia palustre, ácido arsenioso, 67,171—quina, 150—sulfato de quinina, 171. tuberculosa, ácido arsenioso, 68—quina, 150. cancerosa, yoduro de arsénico, 18—quina, 150. - escrofulosa, ácido arsenioso, 68. mercurial, marciales, 43—quina, 150—aguas sulfurosas, 279—(véase enfermedades mercuriales). Caquexias, marciales, 54. Carbunclo, quina, 152. Caries sifilítica, yoduro de potasio, 11—sublimado corrosivo, 38. dentaria, ácido arsenioso, 72 belladona, 227 —do- ral, 325. Catarata, yodo, 10, 15—mercurio, SI. Catarro vesical, yodo, 10—¿-opio, 117—bálsamos, 250, 254. pulmonar, ipecacuana, 206—cigarrillos de belladona, 228—(véase afecciones crónicas de los órganos respira- torios). sofocante, emético, 97. uterino, yodo, 10—quina, 153. Cefalaljia—(véase neuraljias). Cistitis crónica, sulfato de quinina, 176—(véase catarro vesical). Ciática—(véase neuraljias). Cloró sis, 50—su tratamiento marcial, 51—quina, 151. Cólera, yodo, 11—sulfuro negro de mercurio, 39—ácido arsenioso, 70—quina, 152—sulfato de quinina. 180—cloroformo, 304—doral, 327. infantil, ipecacuana, 205 u Colerina, tanato de quinina! 180,-190, DE LAS ENFERMEDADES. 347 Cólico, belladona, 224—cloroformo, 303, 308—asafétida, 312. saturnino, belladona, 223—atropina, 233—beleño, 240—■ agua de cañafístula, 100—cloroformo, 303, 305, 308. hepático, remedio de Durande, 257 cloroformo, 305, 303. nefrítico, cloroformo, 305—doral, 325. Coma vijil, almizcle, 311. Congestión cerebral, ácido arsenioso, 60. Constipación, calomel, 35—belladona, 225. Constricción del cuello del útero, del esfínter del ano, de la uretra, belladona, 227. Convulsiones, atropina, 233—bromuro de potasio, 316—doral, 327. Coqueluche, subcarbonato de hierro, 54—ipecacuana, 206—bellado- na, 225—atropina, 233—estramonio, 238—beleño, 240 sulfures alcalinos, 279—cloroformo, 304—asafétida, 312 —bromuro de potasio, 316. Corea, yoduro de potasio, 14—ácido arsenioso, 68—opio, 115—so- láneas, 233, 237—cloroformo, 303—haba de Calabar, 318 —doral, 326. Cretinismo, yodo 2. Cromodérmis, sublimado corrosivo, 38. Group, mercuriales, 33, 39—sulfato de quinina, 176—sulfuro», 279—(véase anjina diftérica). Ddrtros, pomada de Cirilo, 37—ácido arsenioso, 71. Debilidad de la visión, haba de Calabar, 318. Delirio de los heridos, opio, 116—doral, 325. Delirium tremens, opio, 115—quina, 153—cloroformo, 304—haba de Calabar, 318—doral, 328. Derrames pleuríticos, yodo, 9, 11—pomada estibiada, 101. del peritoneo, yodo, 11—pomada estibiada, 101—(véase ascítis). Diabetes, yoduro de hierro, 18—licor de Fowler, 73—opio, 117— jaborandi, 331. Diarrea, calomel, 35—opio, 114—ipecacuana, 204—subnitrato de bismuto, 311—jaborandi, 331. crónica, píldoras de Segond, 36—quina, 153—diascor- dio, 121—sulfato de hierro, 56—ipecacuana, 204—ácido sulfúrico, 275—sulfato de cobre, 277. Diátesis pútridas, quina, 152—sulfato de quinina, 181—ácido fé- nico, 320. Dilatación de la pupila, haba de Calabar, 318. Disenteria, 200—calomel, 35—opio, 113—ipecacuana, 201—azufre, 273—ácido fénico, 321. crónica, yodo, 11—sulfato de cobre, 277—píldoras de Segond, 36—ácido sulfúrico, 275. Disnea, ácido arsenioso, 68—cigarrillos, 75, 229. Dispepsia, arsenicales, 70. Dolor, acción electiva del opio, 112—(véase neuraljias). Dolores osteócopos, yoduro de potasio, 11.. histéricos, de la dismenorrea, cloroformo, 305. del parto, cloroformo, 300—doral, 325. del cáncer, doral, 325—yodoformo, 19. INDICE Eclampsia, opio, 116—belladona, 224—cloroformo, 300. Eczema, yodo, 3—arsenicales, 67—brea, 259—azufre, 266. Edema, yodo, 9—quina, 154. de la glotis, emético, 9-7. Efélides, yodo, 9. Embarazo gástrico, ipecacuana, 204—jabox-andi, 331. Encefalitis, sulfato de quinina, 176—jaborandi, 331. Enfermedades mercuriales, yoduro de potasio, 16—(véase hidrar- jiria, estomatitis, temblor i caquexia mercuriales.) —. adinámicas, ácido arsenioso, 68—quina, 152. epidémicas, quina, 154—azufre, 276—ácido fénico, 322. de IdS niños, alimentación yodada, 20. simuladas, anestesia para su diagnóstico, 306. que orijinan organismos invisibles, 266. Enfisema pulmonar, jaborandi, 331. Enteraljia, triaca, 121—codeina, 123—belladona, 225. Envenenamiento por el yoduro de potasio, limonada sulfúrica, po- ción emoliente, 16. por el sublimado corrosivo, albúmina, hierro reducido ó aguas sulfurosas, 44. por el cianuro de mercurio, albúmina, sulfuro de hierro i magnesia, 44. por el ácido arsenioso, peróxido de hierro hidratado, o azafran de Marte, agua albuminosa en abundancia, 80— yoduro de potasio, 16. por el emético, cocimiento de nuez de agalla o quina, opio, vino, éter, fricciones, 106. —• por las sales de cobre ide plata, peróxido de hiei'ro, 55—agua albuminosa, azúcai', hierro i'educido, 277. por las sales de plomo, yoduro de potasio, 16. por el sulfato de zinc, bicai’bonato de soda, 278. por los sulfuros alcalinos, bebidas gomosas, agua cloru- rada, 279. por el sulfato de (im’viina, innínn, opio, café, alcohol, 185. por el opio o morfina, yoduro de potasio yodurado, tanino, infusiones de café alcoholizadas, belladona, 125. por la dijital o dijitalina, estimulantes, 217. por la belladona o ati’opina, tanino, yoduro de potasio yodurado, opio, café, 237—jaborandi, 330. por la estricnina, quérmes, 102—cloroformo, 303—bro- muro de potasio, 316—haba de Calabar, 318—doral, 325. o accidentes por el cloroformo, respiración artificial, insuflación traqueal, electi-icidad, 295. Envenenamientos, vomitivo», purgantes, diuréticos, fricciones—* quina, 153. Epilepsia, yoduros, 14, 19—fricciones estatuadas, 101—opio, 116— sotaneas 224, 233, 237—cloroformo, 303—bromuro de potasio, 315 jaborandi, 331. Episiasis, marciales, 53—sulfato de quinina, 183. Eretismo nervioso, opio, 113—bromuro de potasio, 313. Erisipela, yodo, 9—salivación mercurial, 31—sulfato de quinina, 181—acónito, 312. DE LAS ENFERMEDADES, 349 Eritema, yodo, 9. Escarlatina, quina, 152—sulfato de quinina, 181. Escorbuto, quina, 154. Escrófulas, yódicos, 17, 19— mercuriales, 39, 78—arseniato de soda, 74—sulfures, 103, 279—azufre, 273. Espasmo de la uretra, bromuro de potasio, 316. Espasmos de las cloróticas, ácido arsenioso, 68—valeriana, 812. Espermatorrea, dijital, 216—bromuro de potasio, 314. Esterilidad, marciales, 54. Estomaiitis, quina, 154—(véase aftas). mercurial, limonada sulfúrica, alumbre, cloruro de cal, leche, opio, 41—jaborandi, 331—(véase salivación mer- curial i aftas) Estrechez del esófago, yoduro de potasiol, 16. Exóstosis, yoduro de potasio, 11—sublimado corrosivo, 38. Exudaciones intrapleurales—(véase derrames). Favus, deutoyoduro de mercurio, 17. Feto de mucho volumen, yoduro de potasio, 16. Fiebre tifoidea, yodo B—sulfuro8—sulfuro negro de mercurio, 39—opio, 117 —quina, 152—sulfato de quinina, 177—dijital, 216—hi- posulfito de soda, 278—ácidos fénico i salicílico, 321, 334. —■ amarilla, quina, 152—sulfato de quinina, 179. puerperal, hética, sulfato de quinina, 180, 182. Fiebres, triaca, 121—alcohol, alcanfor, 311—jaborandi, 331. intermitentes, 145—ácido arsenioso, 66—quina, 148— sales de quinina, 77, 169,190—quiniwm, 156—succedáneos del sulfato de quinina, 188, 217—dijital, 216—atropina, 233—ácido fénico, 321. intermitentes de los niños, quinina bruta, 189—tanato de quinina, 199. remitentes, quina, 148—sulfato de quinina, 171. perniciosas, sulfato de quinina, 170 hiposulfito de soda, 278—ácido fénico, 321. larvadas, sulfato de quinina, 172. eruptivas, jaborandi, 331. Fístula lacrimal, uretral, yodo, 10. Fístulas, trociscos escaróticos, 37. Fisura del ano, cloroformo, 305—doral, 328. Flebitis, salivación mercurial, 33—emético, 98. Flujos mucosos, locion de Dupuytren, 279. sanguíneos, percloruro de hierro, 57. Focos purulentos, yodo, 9—brea, 259—quina, 154. Forúnculos, yodo, 9. Fotofobia, bromuro de potasio, 317. Fracturas, yodo, 9. Fungus vasculares, percloruro de hierro, 57—ácido arsenioso, 71. Galactorrea, yoduro de potasio, 16—sulfato de potasa, 277. Gangrena, yodo, 9—quina, 154—bálsamo Arceo, 244. Gastralgia, arsenicales, 68—opio, 114—codeina, 123—belladona, 226, 233—cloroformo, 303. _ de las cloróticas, marciales, 53—triaca, 121. 350 INDICE Gastritis crónica, fricciones estibiadas, 101. Gota, quina, 151—sulfato de quinina, 176—azufre, 273—almizcle, 311—ácido salicílico, 333. Granulaciones palpebrales, yodo, 10. Hematuria, yodo, 10. Hemiplejía, jaborandi, 331. Hemoptisis, marciales 53—emético, 97—opio, 117. Hemorragias, marciales, 56, 57—sulfato de quinina, 183—ácido sulfúrico, 276. capilares, pex-cioruro de hierro, 57. uterinas, yodo, 10—arseniato de soda, 69. del parto, centeno, 312—sulfato de quinina, 183. Hemorroides, yodoformo, 19—percloruro de hierx'O, 57. Herida del muñón, cloroformo, 305. Heridas, yodo, 9—opio, 116—quina, 154—aguas sulforosas, 279 ácidos fénico i salicílico, 322, 334. Hérpes, mercuriales, 40, 38—arsenicales, 18, 67, 71—píldoras de Plumrner, 104—dijitalina, 217—brea, 259—azufre, 266 locion de Dupuytren, 279—sulfato de zinc, 278. Hidartrosis, yodo, 9. Hidrarjiria, purgantes, opio, agua fria, 42. Hidrocéfalo, yodo, 9. Hidrofobia, mercuriales, 32—píldoras arsenicales, 69—bromuro de potasio, 315. Hidropericarditis, yodo, 9. Hidropesías, emético, 98—opio, 117—(véase anasarca). Hidroraquis, yodo, 9. Higroma, yodo, 10. Hipercrinias, quina, 152—sulfato de quinina, 182. Hipertrofia del corazón, yoduro de potasio, 15—arseuiato de anti- monio, 75—dijital, 213—dijitalina, 217. Hipo, cloroformo, 304. Histerismo, opio, 116—quina, 151—cloroformo, 303—valeriana, 312. Ictiosis, arsenicales, 67. Impétigo, arsenicales, 67. Incontinencia de orina, belladona, 225. Inercia del útero, sulfato de quinina, 183—centeno, 312. Infartos, yodui-os, 17, 18—mercuriales, 31—cicuta, 312—(véase escrófulas). del hígado, de los testículos, del útero, yoduro de po- tasio, 12. Insomnio, opio, 111—beleño, 239—bromuro de potasio, 314 doral, 324. Invaginación intestinal, mercurio, 32, Iritis, salivación mercurial, 35. Jaqueca, sulfato de quinina, 173—cloroformo, 305—bromuro de potasio, 317. Jeroftalmia, jabqrandi, 332. Larinjitis, salivación mercurial, 35—cloroformo, 304. Lepra, yoduros, 18—agua faj edénica, 38—arsenicales, 67, 75, 78— emético, 99. DE LAS ENFERMEDADES. 351 Lesiones viscerales sifilíticas, yoduro de potasio, 12. Leucorrea, marciales, 54—quina, 153—copaiba, 251—trementina, 259—sulfato de zinc, 278—(véase flujos). Lienteria, arsenicales, 70. Lupus, yoduros de mercurio, 17—licor de Donovan, 78—arseni- cales, 67, 71—pomadas de Cirilo i de 'Whitehead, 37, 323—doral, 328. Manchas hepáticas, yodo, 9. de la córnea, calomel, 36. Mareo, doral, 327. Melena, marciales, 53. Meningitis, salivación mercurial, 33—fricciones estibiadas, 101. Menon-ajia, marciales, 53—ácido arsenioso, 69—opio, 117. Metritis, salivación mercurial, 35. Mordedura de animales rabiosos, cloruro de antimonio, 105. Muermo, yodo, 9. Narcotismo (véase envenenamiento por el opio). Necrosis sifilítica, yoduro de potasio, 12—sublimado, 38. Neumonía, 93—antimoniales, 94, 101, 102, 104—sulfato de quini- na, 176—ipecacuana, 207—dijital, 215—cloroformo, 304 —veratrina, 312—jaborandi, 331. atáxica, almizcle, 311—bromuro de potasio, 314. crónica, yoduro de potasio, 13—(véase afecciones cró- nicas de los órganos respiratorios). —. de los niños, antimoniales, 102, 104—sulfato de quinina, 176—ipecacuana, 206. Newraljias, yódicos, 14, 19—fricciones estibiadas, 101—opio, 112— morfina, 125—soláneas, 223, 227, 233, 235, 238, 239 bálsamos, 244—cloroformo, 303,305—doral, 328—(véase dolores). —i intermitentes, ácido arsenioso, 67—quina, 151—sulfato de quinina, 172. uterinas, opio, 117—belladona, 228—cloroformo, 303, 305. de las cloróticas, marciales, 53—ácido arsenioso, 68. Neurosis (véase corea, epilepsia, histerismo &c.) intermitentes, ácido arsenioso, 68—sulfato i valerianato de quinina, 172, 190. Ninfomanía, bromuro de potasio, 314. Odontaljia, soláneas, 227, 240—cloroformo, 305—doral, 328. Oftalmía, mercuriales, 36, 39—esencia de trementina, 259—piedra divina, 277—jaborandi, 331—(véase iritis, fotofobia &c.) escrofulosa, yodo, 10—sulfato de quinina, 177. Orquitis, yodo, 9—fricciones mercuriales, 33—copaiba, 249—clo- roformo, 305. Otonea, inyecciones de agua de brea, 259. 1 Ozena, quina, 154—doral, 328. Panadizo, fricciones mercuriales, 33. Parafímosis, soláneas, 227, 240. Parálisis, yoduro de potasio, 15—jaborandi, 331. Parajplejia, belladona, 224—estricnina, 312. 352 ÍNDICE Parásitos de la piel, fricciones mercuriales, 33—ácido arsenioso, 72—(véase sarna). Tarto laborioso, cloroformo, 300—doral, 325. Pénfigo, quina, 154. Perióstosis, sublimado corrosivo, 38. Peritonitis, cloroformo, 305—opio, 114. puerperal, yoduro de almidón, 18—mercuriales, 33, 35 sulfato de quinina, 180—ipecacuana, 207—esencia de trementina, 258. Pesadilla, bromuro de potasio, 314. Peste, quina, 152. Pleuresía, sulfato de quinina, 176—cloroformo, 305—jaboran- di, 331. Priapismo, bromuro de potasio, 314. Prolapso del iris, haba de Calabar, 318. Prurigo—(véase afecciones prurijinosas). Prurito de la vulva, del ano, agua fajedénica, 38. Puojenia, sulfato de quinina, 182. Pústula maligna, sublimado corrosivo, 38—quina, 152. Pústulas variolosas, yodo, 9—ácido fénico, 321. Quemaduras, doral, 325. Queratitis, yodo, 10—mercuriales, 35, 39—sulfato de quinina, 177 —trementina, 259. Quistes, yodo, 9. itaqvÁaljia, haba de Calabar, 318. Raquitismo, quina, 150—aguas sulfurosas, 279. Reducción de las hernias, opio, 114—soláneas, 227, 240. Reumatismo articular agudo, salivación mercurial, 35—antimo- niales, 97, 101, 103, 104—opio, 116—morfina, 125-quina, 151—sulfato de quinina, 174—soláneas, 223, 233, 240 bálsamos, 244—cloroformo, 305—acónito, veratrina, cólchico, 312—doral, 325—jaborandi, 331—ácido sali- cílico, 333. crónico, yoduro ¿Le potasio, 14 -sublimado corrosivo, 38—fricciones estibiadas, 101-azufre, 273—sulfures, 279. nudoso, yodo, B—arseniato de soda, 74—bromuro de potasio, 313—ácido salicílico, 333. Sacos hemiarios, yodo, 9. Salivación mercurial, 23—yodo, 7, 16—esencia de trementina, 259 —azufre, 273—(véase estomatitis mercurial). ¿Sarampión, opio, 115, 121. Sarna, 268, pomada de estafisagria, lociones de agua de cal, fric- ciones de vinagre, de aceite de enebro, de esencia de trementina, alquitrán, 273—(véase afecciones pruri- jinosas). Sifilides, yoduros de mercurio, 17—agua fajedénica, 37—ai-seni- cales, 78—emético, 99. Sífilis, 25—mercuriales, 37—yoduros de mercurio, 17, 38—yoduro de potasio, 11—de hierro, 17—arsenicales, 69, 78—anti- moniales, 99, 103-bauos termales, cambio de clima, 30. de los niños, tratamiento mercurial por medio de la ma- DE LAS ENFERMEDADES. 353 dre, 30—hydrargyrwm, 32—protoyoduro de mercurio, 38. Soridsis, «deutoyoduro de mercurio, 11—yoduro de almidón, 18— arsenicales, 67, 75, 78—emético, 99—copaiba, 251—al* quitran, 260. Sudor miliar, sulfato de quinina, 181. Sudores de los tísicos, tanato de quinina, 182. Temblor mercurial, sudoríficos, baños cálidos, bromuro de po- tasio—(véase enfermedades mercuriales). Tenia, esencia de trementina, 259—raiz de granado, 259—ácido fénico, 322. Tétano, opio, 115—soláneas, 224, 233—cloroformo, 303—liaba de Calabar, 318—doral, 325. Tifus, quina, 152—sulfato de quinina, 179. Tiña favosa, yodo, 9—brea, 259. Tirrásis, arsenicales, 67, 75-azufre, 266—mercuriales, 32. Tisis pulmonar, yódicos, 13, 17—arsenicales, 68, 78—emético, 97, 101—opio, 114—alquitrán, 260—azufre, 273—ácido hi- dro-sulfúrico, 276—(véase afecciones crónicas de los órganos respiratorios). Tos, opio, 114—arsenicales, 68, 74—soláneas, 226, 238, 241—do- ral, 328. Tumores, yoduros, 12,18—yodo, 7—fricciones mercuriales, 33 arsenicales, 62. Ulceras, yodo, 9—mercuriales, 36, 39—perdoruro de hierro, 57 cloruro de antimonio, 105—quina, 154—bálsamos, 244 ungüentos dijestivos, 259—sulfato de cobre, 277—ni- trato de plata, 811—ácidos fénico i salicílico, 322, 334 doral, 327, sifilíticas, yoduro de azufre, 18—agua fajedémca, 37 colirio de Lanfranc, 76. del cuello uterino, nitrato-ácido de mercurio, 40. fajedénicas, cancerosas, arsenicales, 71, 76. escrofulosas, yoduro de azufre, 18. del estómago, opio, 114. -iFajinitis, yodo, 10. Várices, licor yodo-tánico, 17—perdoruro de hierro, 57—doral, 327. Vérmes intestinales, calóme!, 35—arsenito de potasa, 74—azu- fre, 273—santonina, muzgo de Córcega, 312. Viruela, sulfuro negro de mercurio, 39—emético, 99—opio, 115— triaca, 121—quina, 152—sulfato de quinina, 181—ácido fénico, 320. Vómito, opio, 114—belladona, 228—bromuro de potasio, 316 sub- nitrato de bismuto, 311. de la preñez, yodo, 9—belladona, 228—bromuro de po- tasio, 316—doral, 327. Yodismo, quina, 150—(véase envenenamiento por el yoduro de potasio.