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ARMY MEDICAL LIBRARY
FOUNDED 1836
WASHINGTON, D.C.
/
SITIO, NATURALEZA I PROPRIEDADES
»B I.A
CIVDAD DE MÉXICO.
Edición de "El Sistema Postal.'7
MÉXICO.
IPREXTA DE J. M. SaNDOVAL, CALLE DE JESÚS MaRÍA N9 4,
1881.
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DE LA
CIVDAD DE MÉXICO.
Aguas y Vientos
a que esta suieta; y Tiempos del año.
Necessidad
de su conocimiento para el exercicio di: la
medicina, su incertidumbre
y difficultad sin el de la astrologia assi para la
curación como para
' los prognosticos. " por el d-hí-ector
Diego Cisneros
Medico Complutense y Incorporado
en la Real Vniuersidad de México. Año de
,¿:
Al Exmo. Señor
D. Diego Fernandez de Cordoua
Marques de Guadalcazar Virrey Gouernador
y Capitán General de
Las Prouincias de Nueua España
y Presidente
de La Real Chancilleria
de México,
|V\eJ, V\¡sV.
7.50
C579s
1881
Fray Gonzalo de Hermosillo Maestro en Sagrada Theo-
logia Cathedratico de propriedad de escriptura en la Real
vniversidad de México de la Orden de San Agustin: Digo
que por mandado del Exellentissimo Señor Marques de
Guadalcazar, Virrey de- esta nueua España; he visto este
Libro: su Autor Diego de Cisneros Medico: y su titulo,
sitio, naturaleza, y propriedades de la Ciudad de México,
aguas, y vientos a que está sujeta. En el qual no he hallado
cosa que contra diga de nuestra santa fee Catholica, y bue-
nas costumbres......obra en que con excelencia muestra
el Autor la viueza......genio, y sus grandes y bien logra-
dos estudios, y...... titulo que le puso, con mucha y
sutil, y variada doctrina......toda aquella muchedumbre
de differentes facultades...... uiene (y aun si bien se mira
es forzoso) Estar mas que.....ñámente instruido el que
ha de curar bien, y assi deue su Exelencia no solo darle li
cencía para que la saque a luz, sino también mandarle apre-
tadamente, que con la detención en imprimirle no defraude
de tanto bien a este Reyno, y a muchos otros. — Deste
Conuento de San Agustin de México, a 4 de Abril, de mili
seiscientos y diez y siete años.—Fr. Gonzalo de Hermosillo.
Don Diego Fernandez de Cordoua Marques de Guadal-
cazar, Virrey lugar Teniente del Rey nuestro Señor, Gouer-
nador y Capitán general de la nueua España, y Presidente
de la Real Audiencia, y Chancilleria que preside, etc.
MÍ .—.
6
Por quanto el Doctor Diego de Cisneros......hizo Rela-
ción que a compuesto vn Libro, cuyo titulo es, sitio, natura-
leza, y propriedades de la Ciudad de México, aguas y vien-
tos á que está subjeta, y tiempos del año, necesidad de su
conocimiento, para el exercicio de la medicina su incerti-
dumbre y diffkultad sin el del Astrologia, en el qual auia
puesto mucho trabajo y estudio, por ser materia no tocada
ni escripia de nadie, y con verissimas obsecraciones en ella,
de los signos y estrellas verticales que tiene esta Ciudad, y
en que tiempos nazcan, y se oculten Refutando muchos
errores vulgares que en esta materia se an tocado. Todo
lo qual no solo es vtil y prouechoso para los médicos, a
quien principalmente les toca conocer esto, sino para qual-
quier genero de gente, y me pidió le diesse licencia para
poderlo ymprimir, y por mi visto y el parecer que dio el
Padre maestro fray Goncalo de Hermosillo, de la Orden de
San Augustin, Cathedratico de propriedad de escriptura en
la Real vniuersidad desta Ciudad, a quien cometí el exa-
men del dicho Libro, en que dize que demás de no auer
hallado en el cosa que desdiga de nuestra sancta fee Catho-
lica, y buenas costumbres, era obra en que con eccellencia
mostraua su Autor la biueza de su ingenio, y mucho estu-
dio y trabajo con mucha variedad de diferentes facultades,
y que con suficiencia auia satisfecho al titulo que le pusso,
y por ser tan vtil se le deuia mandar que con breuedad se
imprimiesse, y atento áque tiene aprobación y licencia del
Areobispo desta Ciudad para la dicha impression, y a la sa-
tisfacion que tengo de sus letras y estudios. Por la presente
le doy y concedo al dicho Doctor Diego de Cisneros, para
que por tiempo de diez años primeros siguientes pueda li-
bremente hazer imprimir é imprima por qualesquiera im-
pressores desta Ciudad y Reyno el dicho Libro. Y mando
7
que durante el dicho tiempo el, y no otra persona, sino la
que tuuiere su poder haga la dicha impression, sopeña de
perder los moldes y aderentes que se le hallaren aplicados
por tercias partes cámara luez y denunciador, y las justicias
de su Magestad executen las dichas penas en los transgres-
sores como conuenga. Fecho en México, a veinte dias del
mes de lunio, del mili y seiscientos y diez y siete años.—
El Marques de Guadalcazar. — Por mandado del Virrey,
Martin López de Gauna.
D. luán de la Serna. Por la diuina gracia, y de la sancta sede
Apostólica Areobispo de México del consejo de su Magestad,
y ordinarios del sancto officio, etc. Por la particular afficion
que tengo al Doctor Diego de Cisneros, y el mucho crédito
de sus buenas letras he leydo todo este libro, y tratado de el
principio al fin, y doy por bien empleada la ocupación que en
ello he puesto, porque es tratado lleno de mucha erudición,
medicina y philosofia, y digno de que se imprima, y lo lean
todos los hombres curiosos y doctos, por lo qual y porque no
contiene cosa disonante a nuestra sancta feé catholica, ni
contrario a buenas costumbres. Doy licencia para que se
imprima. Fecho en. México, a treze de lunio, de mili y
seyscientos y* diez y siete años.—El Areobispo de México.
—Ante mi. El Licenciado Domingo de Ocaña Ramírez Se-
cretario.
AL EXMO. SESÍOR
DON DIEGO FERNANDEZ DE CCJRDOUA
MARQUES DE GUADALCAZAR,
VIRREY GOUERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DE LAS PRO-
UINC1AS DE NUEUA ESPAÑA; Y PRESIDENTE
DE LA REAL CHANCILLERIA DE MÉXICO,
SALUD, ETC.
No Poco aliento vuiera tenido (Excelente Señor,) si para
negocio tan dificultoso, como es tratar de la naturaleza
Sitio, y región desta Ciudad de México, las aguas, y vien-
tos de que goza, costumbres y inclinaciones de los que en
ella nacen y se crian hallara como Oracio,* vn tan excelente
medico como Antonio Mussa, a quien poder preguntar, que
tal sea el hiuierno de México, y demás tiempos del año que
Cielo, que Región, y hombres los que la habitan, para hablar
con mas libertad, con tan acertado principio, y como no solo
ha faltado la luz de hombre tan docto, mas generalmente
ninguno de los antiguos ni modernos ayan tocado esta ma-
teria, parece que sobra atreuimiento, auiendo tan poco
tiempo, que yo llegue a ella, hacer lo que no an hecho los
que en ella han assistido mas, Han me animado dos cosas
a tomar este trabajo, la vna a los doctos acordarles, y
traerles a la memoria como no es difñcil con la doctrina de
Hippocrates exercitar la medicina en qualqiliera parte, y
lugar, que el medico se halle: haora sea en tierras arden-
tissimas, o frias, o templadas, cerca o lexos de la linea, y
trópicos, o fuera dellos, guardando los preceptos de Hippo-
* Oratius. lib. I, epistol. epist. 16, quae fit hyems Velwe, quod
Coelum Valí» Salerni, quorum kominum regio, eet.
9
crates Galeno y Auicena, y de otros grauissimos Autores.
Y a los que no lo saben enseñarles, de que manera estos
Autores conocían las Ciudades, sus Sitios, Naturaleza, Vien-
tos, y aguas que tenían, en qualquiera parte del mundo que
se hallauan, de lo qual nos tienen dada harta doctrina, de
que no poco me he valido en este discurso, y de la manera
que ellos lo alcanearon, no me parece que sera difficil á
ningún medico, que fuere leydo en sus obras, y las enten-
diere alcancarlo. La segunda que me animo a esto, es que
saliendo debaxo del amparo de V. Excelencia lleua se-
guro, para que los imbidiosos y maldicientes, no hagan
pressa en el corto caudal, de quien la ha escrito, siendo la
persona á quien se dirije tan Excellente, y el asumpto tan
nueno como trabajoso: Y para los doctos, y eminentes re-
comendación, para que considerando el trabajo, la verda-
dera philosophia, y medicina, en que va fundado, fixando
en los preceptos, y autoridades de los mas doctos de ella)
lo que fuere digno de premio se le den con la honrra, que
hazen a otros escritos, y lo que no fuere tal como Doctos y
prudentes, lo dissimulen. Todo ello no tuuiera valor si no
le recibiera, de la merced, y fabor que V. Excellencia a to-
dos los que se quieren valer del muchOj que V. Excellen-
cia tiene, yo como mas obligado oífrezco el baxo oro, que
tengo, para que con las mercedes que siempre recibo, realze
este, y de los quilates," que merece, faboreciendo mis des
seos, para que resplandezcan ckbaxo de tal amparo. Cuya
vida y estado aumente Dios como este criado de V» Excel-
lencia dessea, &c.—El Doctor Diego Cisneros.
AL LECTOK,
Entre Las inmensas miserias, en que cayo el primer
hombre, por la culpa original, ninguna mayor, y que mas se
la diesse a conocer, como la enfermedad, para cuyo reparo,
fue necessario, que dando el summo Criador muestras de su
grande misericordia el mesmo fuesse el inuentor de la medi-
cina, cuyo conocimiento a no tener principio de su Criador,
fuera impossible rastrear cosa ninguna de importancia della,
pues lo que el mas agudo ingenio alcancara, no pusiera el
pie mas adelante, que el sapientissimo Hippocrates,* y al
fin hallara, que el Arte es larga, la vida breue, difficultoso
el juyzio, la experiencia peligrossay la occacion muy breue,
cinco cosas, que no poca dificultad ponen á los mas doc-
tos, y que les parece, que han llegado a la cumbre de lo
que en tan difficil ciencia se puede alcancar. Y por ser de
suyo la medicina tan dificultosa, y sus effectos tan mila-
grosos, hasta los gentiles atribuyeron su primera inuencion
a Dios, y como honrrauan en su ciega gentilidad, tantos
atribuyeron a Apolo la ciencia, y inuencion de la medicina,
assi lo refiere Diodoro Sicuio libro sesto, y Quintiliano en
el libro tercero, cuyo titulo es de laude, & vituperatione. Y
de quien dixeron los poemas, que fue hijo de Minerua y Vul-
cano, y esto mesmo parece que introduze Ouidio en el pri-
mero de los metamorpheos, introduziendo al mismo Apolo,
* TUppocratcs. I; Aph. Ars. longa. eet.
II
hablando con Daphne, se da el assi mesmo íá gloria de ser
inuentor de la medicina.
Inuentum medidme meum est, opifex que per orbem
Dicor, & herbarum est subieeta potentia nobis.
Y lo mismo insinúa en el primero libro de remedio
Amoris.
Tepraecor, ouates ad sit tua laurea nobis,
Carminis, & medicae Phebe repertor opis.
Y de aqui se llama comunmente, la medicina arte Apo-
línea, o Phebea, y assi la llama el mismo Ouidio en el ter-
cero de Tristibus, en la elegía tercera, escriuiendo a su mu-
ger las desdichas, y enfermedades que passaba, y que la ma-
yor era no auer medico.
Nullus Apolínea, qui leuet arte malum est.
Lo mesmo siente Macrobio en el libro primero de los Sa-
turnales en el cap. 13, hablando del mesmo Apolo. Hincque,
eidem atribuilur medendi potestas, quia temperatus calor so-
lis, morborum omniumfuga e.s¿. Y lo mismo refiere Virgi-
lio en el libro duodécimo de la Eneida, y lo comprueua
Platón en el libro que escriuio de recta nominum ratione,
qui cratilus inscribitur, diziendo que los nombres, que los
Antiguos atribuyeron, no fueron puestos a caso, si no que
tienen grande obseruacion, y assi a Apolo le atribuyeron
no solo la medicina, si no el Vaticinio, por ser cosa que ha
de concurrir con ella como parte muy necessaria; De este
Apolo, y de Corónide la risea refiere Macrobio en el prime-
ro de los Saturnales, en el capitulo veinte y vno, y Diogenes
Laertio en el prohemio, que nació Esculapio, el qual dizen
que fue el primer inuentof de la medicina, assi lo testifica
Hermes Trismegistro en el libro de volúntate divina, y San
Augustin en el libro octauo de ciuitate Dei en el cap. 26, y
Tertuliano en el libro de Corona millitisprimus medellas
13
esculapius explorauü, lo mesmo testifica Lactancia en el li-
bro primero cap. 20, diziendo la inmortalidad, que acarrean
las artes a sus primeros inuentores como a Esculapio la me-
dicina.
Galeno en el libro introductorio, feu medicus, Arlium
inuenliones Deorumfilijs, aut' Alijs quidem á Dñs proce-
dentibus, quibus dijipsi, artes cómmunicarunt. Y como vno
de ellos, fue honrrado Esculapio como el primer inuentor
de la medicina, Cicerón el libro catorze de las epístolas fa-
miliares, en la epístola sesta escriuiendo a Terencia su mu-
ger le pide con mucho encarecimiento, hiziesse sacrificios,
a Apolo, y a Esculapio, por hauerle librado de vna enferme-
dad, y assi dize. Vi mihi Deus aliquis medicinam fecisse vi-
deatur. Y lo mesmo siente Quintiliano Auuo en la decla-
mación ducientas y sesenta y ocho, y Luciano Demedico ,
abdícalo, medicina per se sacra res ed Deorum q; doctrina.
Por esto le pintaron a Esculapio con vn báculo ñudoso, pa-
ra significar la dificultad grande, que en -si tiene la medici-
na, y que es necessario fabor diuino para alcancarla, y assi
mesmo le dieron por insignia vn Dragón, de quien refiere
Plinio en el libro 16, de la historia natural, cap. 14, que tie-
ne agudissima vista, y el mesmo nombre Draco lo significa,
que es lo mesmo, que, acute videre, y assi por el Dragón
significan, quan necessario es a los médicos ser vigilantissi-
mos, para conocer, no solo los principios de la enfermedad, si
no los fines dellas, como lo hazia Hippocrates,* que dezia no
solo las cosas presentes, si no las passadas, y futuras, que
es lo que refiere Homero en el libro primero de la Hilliada,
qui sciebat, & praesentia, & praeterita de futura, y Virgilio
en el quarto de la Geórgica, hablando de Protheo, que co-
* I. prognost.
13
nocia todas las cosas, quae sint quae fuerint, quae mox ven-
tura trahenlur. De este Esculapio refiere Lozano en la vi-
da de Hippocrates, que deciende del mesmo Plippocrates,
y de Hercules, que parece concuerda con la opinión de
Galeno en el libro citado, que los Dioses communicauan a
sus descendientes la medicina. * Y assi a Hippocrates co-
mo descendiento suyo le communicó esta facultad, y el co-
mo quien se muestra agradecido, de auer recebido de los
Dioses tan gran beneficio en el libro, que intitula ius iuran-
dum medicorum. Promete de guardar lo que el libro con-
tiene, y enseñar graciosamente esta facultad, por auerla re-
cebido y sido communicada dellos. A este pues llaman to-
dos con justa razón Principe de los médicos, por aueila
illustrado, y cassi como de nueuo inuentado la medicina,
assi lo testifican Plinio en el libro 29, cap. I, y Galeno en
el libro citado, Hippocrates Govs beraclidae, & Praxühae
füiae. PJienaretes filius & heredici, Georgiae que leontini
rethoris, & plxilosopid discipulus medicinam é tenebris in
lucem reuocauit, el conse-
quente (ni aun ingenere imotus no se puede hazer vnum
perse) por que el genero del mouimieftto es la cantidad, y
el mouimiento como es mouimiento es'del predicamento de
quantidad, püesque la inteligencia, no puede constituyr co-
sa, quantitatiua es cierto, luego bien se'collige no ser ani-
mado el Cielo, porque ser animado, dize Vna vpidad de por
si, que resulte del alma y del cuerpo, pero del Cielo y de
su intelligencia no resulta, esta vnidad, si no es que quera-
mos hablar impropríssimamente.
La jRegion celeste en quantas partes se díuide.—La nona
Esphera que mouimiento tiene.- -El primer mobilpor donde
s« mueue.— Dexadas las quaestiones phisicas esta Región
Sitio, &c—4
38
aeterea según Tholomeo, y los demás Astrónomos bc diui-
dio en diez orbes, á los quales comummente llaman Cielos,
como si dixessemos cubridores de tal manera puestos, que
los menores y inferiores se cubran con los superiores (De-
xando el Cielo Impireo, donde están los Bien auenturados,
que este no disputa del el Astrólogo) el primer lugar tiene
la dezima Esphera b Cielo, b primer moble, el qual tiene
debaxo de si los demás, llamáronle los griegos Anastros, y
no tiene ninguna estrella, cuyo mouimiento es ligerissimo:
con el qual lleua tras si los demás orbes caelestes, de Orien-
te en Occidente, en espacio de veinte y quatro hojas. El
segundo Cielo según nuestra cuenta (que llaman Nona Es-
phera, empecando á contar desde el orbe de la Luna) tie-
nen su mouimiento natural de Occidente en Oriente, abso-
lutamente contrario al de la dezima Esphera, b primer mo
bil, al octauo Orbe b firmamento (tercero en nuestra quen-
ta) á donde están Jas estrellas fixas, que el Griego llama
Aplanes, que es lo mesmo que in errantes, por que no se
mueuen de vn lugar, le atribuyeron, el mouimiento de trepi-
dación, que comummente se dize de acceso y recesso, de
modo que el primar mobil Vniforme, y regularmente con su
mouimiento ligerissimo sobre los Polos del mundo, y por el
Circulo Equinoccial haze su mouimiento de Oriente en Oc-
cidente, en espacio de veinte y cuatro horas yguales, que se
dizen horas Equinoctiales, que es el espacio de vn dia na-
tural, y assi es llamado mouimiento diurno, á cuyo Ímpetu,
y mouimiento; todos los demás Orbes se mueuen con la
mesma velocidad que el primer mobil, y por esso le llaman
mouimiento rapto.
La Nona Esphera, b segundo mobil tiene su mouimiento
de Occidente en Oriente, el qual -es muy espacioso y tardo.
El qual. acaba todo su mouimiento por el Zodiaco en espa-
39
. ció de quarenta y nueue mili años, al qual han llamado mu-
chos año Platónico* b grande (Como refiere Cicerón en el 2
de natura deorum, y Macrobio en el libro 2 de somno Sci-
pionis, Cap. II.) porque en este espacio bueluen todas las
estrellas al mesmo lugar en que se hallaron al tiempo de la
creación del mundo, con cuyo mouimiento tardissimo trae
tras si los ocho Orbes inferiores según la commun de todos
los Astrónomos.
La octaua Esphera tiene tres mouimientos.—El octauo
Orbe tiene 48 imagines principales y conocidas.--El octauo
Orbe b firmamento, fuera de los dos mouimientos causados
de los Orbes superiores, tiene su proprio y particular moui-
miento, que se dize de Trepidación, b de áccesso y recesSó;
El qual Según la doctrina del Rey Don Alonso se haze en
el principio de Ariete, y Libra de la nona Esphera como en
Polos, Porque los principios de Ariete y Libra, de la octa-
ua Esphera cerca del principio de Ariete, y Libra de la no-
na: hazen vnos pequeños circuios, cuyos semidiámetros tie-
nen nueue grados, porque no distan mas el principio de
Ariete y Libra de la octaua Esphera de los principios de
Ariete y Libra de la nona, según la citada doctrina, y assi
deste mouimiento de la octaua Esphera de los principios
de Ariete y Libra á los de la Nona, se collige que el octauo
Orbe no tiene otro mouimiento proprio, ni que haga per-
fecto circulo, si no que parece como Titubeandose allega
vnas rezes al Polo Ártico, y se aparta del Antartico, y al
contrario, cuyo mouimiento se acaba en espacio de siete
mili años, demodo, que én cada veinte años se mueue vn
grado, diuidiendo aquellos pequeños Circuios que diximos
en trecientos y sesenta grados, y con este mouimiento se
* Aílo Platónico que fue según los antiguos.
4o
mueuen todos los Orbes, de todos los demás Planetas que .
están concéntricos, b inferiores al Octauo, llamb este el
Griego Cosmos, por el ornato y hermosura de Estrellas que
en si tiene, entre las quales las que mas se conocen y mani-
fiestan, son quarenta y ocho imagines principales, que fabu-
losamente los antiguos fingieron, en las quales ay otras es-
trellas de diuersas magnitudes, de lo qual larguissimamente
an tratado en los libros de Esphera, Sacrobosco, Cornelio,
Valerio, Alexandro, Picolomino, Lucio- Belancio, Senes,
Christophoro Clauio, loan Paulo Galucio, y Francisco Sán-
chez brócense, y otros muchos.
Lo que communmente se dize del modo con que se co-
nocieron los tres mouimientos destos Orbes, es que siendo
el Cielo vn cuerpo simple, deuiendosele solo vn mouimien-
to y hallando otros differentes, colligieron no hazerse todos
en vn Orbe, y assi dieron los tres dichos á los tres Orbes
superiores, y á los siete inferiores de los Planetas, dando á
cada vno su mouimiento particular, y proprio.
Los Orbes de los Planetas que mouimiento tienen.—La
Esphera de Saturno fuera de los tres mouimientos tiene su
proprio mouimiento de Occidente en Oriente, el qual acaba
en espacio de treinta años, Iupiter en doze, Marte en casi
dos años, el Sol en vn año, Venus acaba su mouimiento en
el mesmo tiempo que el Sol, y lo mesmo Mercurio, vltima-
mente la Luna en veinte y siete dias y ocho horas se mue-
ue por todos los signos del Zodiaco, demás de los quales
consume la Luna dos dias hasta alcancar el Sol, y assi ay
desde vna conjunción á otra veinte y nueue dias y doze hp-
ras, el qual tiempo se suele llamar mes Lunar, de todo lo
qual se disputa mas largo en los libros de Esphera, en las
Theoricas de los Planetas, y como se entiendan estos mo-
uimientos de los Orbes, si sean de todos los Orbes totales,
4i
b de los proprios Orbes que tienen los Planetas, se puede
ver en todos los libros de Esphera donde esto se disputa
de proposito.
DE LOS CÍRCULOS, Y ESTRELLAS DE LOS ORBES CELESTES.
CAPITULO TERCERO.
Diez Circuios que se consideran en la Esfera.—Los Cif-
culos de la Esfera, que los Astrónomos consideran son áitz,
de los quales se hará vna breue descripción, por el proue-
cho que se ha de seguir para el conocimiento de lo que
adelante se ha de tratar, y aunque esto es proprio de los
libros de Esphera, es forcosso tomar dellos lo que es ne-
cessario para mi intento.
De estos los seys son mayores, y los quatro menores, cu-
yos nombres son de los mayores, El Circulo Equinoctial, Zo-
diaco. Coluro de los Solisticios; Coluro de los Equinoctios,
Circulo meridional y Orizonte los menores son Trópico de
de Cancro, Trópico de Capricornio Circulo Ártico, y An-
tartico.
Circulo Equinoctial que es. —De los circuios mayores. El
primero es el Equinoctial, el qual diuide la Esphera en dos
partes yguales, distantes ygualmente de los Polos, llamase
Equinoctial, por que passando el Sol por el en principio de
42
Ariete, y Libra, haze los dias yguales á las noches, destos
dos puntos en que el Sol haze llegando á ellos yguales los
dias con las noches, haze mención Ouidio* en el 2 de los
Metamorpheos. Y del 2 Virgilio en el primero de las Geór-
gicas, y Lucano en el Libro octauo, Séneca, y Marco Mani-
lio, este tiempo en que el Sol haze, laygualdad dicha. Con-
tamos ordinariamente por veinte y vno de Marco, y Sep-
tiembre, del qual Circulo tomaron nombre las horas Equi-
noctiales, quedamos á cada dia veinte y quatro, según el
mouimiento del primer mobil.
Zodiaco que circulo.—El Zodiaco tiene quatro puntos prin-
cipales, y quales sean.—Como se entiéndanlos Solisticios del
verano y hiviemo.—El 2 Circulo de los Mayores es el Zo-
diaco, el qual atrauiesa el Equinoctial, y el Equinoctial á el
en dos partes yguales, la vna de las quales se inclina al Sep-
tentrión, y la. otra-al medio dia b Austro, cuyos puntos se
apartan t»nto de la Equinoctial, quanto los Polos del Zodia-
co, se. apartan de los Polos del mundo. Consideranse en el
Zodiaco quatro puntos principales:, los dos se llaman Equi-
noctiales, y los dosSolisticiales, los Equinoctiales son aquellos
que cortan la Equinoctial, los Solisticiales aquellos que dixi-
mos apartarse de la Equinoctial, lo que los polos del Zodia-
co de los del mundo, de los dos puntos del Zodiaco, el que
está á la parte derecha al Polo Ártico se llama punto del Ve-
rano, que es la mitad del Zodiaco, que se inclina al Septen-
trión, que es quando entra el Sol en Ariete (y esto se en-
tiende, que aquel punto del Zodiaco es del verano b perte-
nece al Equinoctio del verano que es el principio del medio
* Ouid. imposita qué sibi qui non bene per Tullit Ilellem. Virg.
Libra, dies somno qui; -pares & lucan. Tempus erat quo Libra pases
exanúnat horas, Séneca, Libra tenet aequacurrus.
43
circulo, que va hazia el Polo Ártico, caminando de Occiden-
te á Oriente) y el termino deste semicírculo, que es aquel
punto del Zodiaco, que pertenece al Equinoctio del Otoño,
que es el principio del otro semicírculo, que se inclina al
Polo Antartico, caminando del Occidente, al Oriente, y es-
tá á la parte izquierda, y es en el principio de Libra, y esto
es á los que hauitan ala vanda del Norte, porque assi como
á estos les empieza el veiauo en Ariete, á los otros que es-
tan al Sur les empieza en Libra. De los puntos Solisticiales
el que de la Equinoctial se aparta al Septentrión se llama
Estiuo, y es el principio de Cancro, y el que se aparta al
Austro, o medio dia se llama del hiuierno, y es el principio
de Capricornio, que es la mayor separación, que el Sol haze
de nosotros, lo qual se entiende, quanto á los que están des-
ta parte de la linea al Trópico, de Cancro, b al Polo Árti-
co, por que en los mesmos puntos que á nosotros haze ve-
rano, á los otros haze Hibierno, y al revés.
Que Círculos sean los que obseruan los médicos, y por.que.
—Estos quatro Circuios son de gran consideración, por que
llegando el Sol á ellos, haze las- quatro mudaneas de tiem-
pos en que se diuide el año, á los que están á la parte del
Norte, los quales obseruaron Hippocrates y Galeno, assi por
la differencia del tiempo, como por el nacimiento y ocasso de
muchas estrellas fixas, que en estos tiempos nacen y se ocul-
tan, según la qual obseruacion constituyan los tiempos, Ve-
daban las Medizinas y las obras de la Cirugía, como se verá
adelante y me admiro, que aya Médicos, que juzguen por
in vtil á la Medizina esta obseruacion, y les parezca super-
fluo, á donde los Poetas la estiman por necessaria, para el
ornato de la Poessia, auiendo tanta differencia entre lo dul-
ce y lo vtil y necessario.
Estas difierencias de tiempos que el mouimiento obliquo
44
del Sol por el Zodiaco causa en los quatro puntos dichos,
celebra gallardamente Essiodo, que por no llenar las cartas
con ágenos escritos, las remito á su lugar y Autor, que em-
piecan.
Cum praemit auratos nephaelaei Velleris arlus
Cunda parit tellus, tune omnis germinat arbos
tune virel omne nemus. &c.
Por que constituyeron el verano en el principio de Ariete.
—La causa que mouio á los Astrólogos á señalar la prime-
ra parte del Zodiaco en Ariete, en la parte de nuestro Polo
Ártico, fue por que entrando el Sol en este signo, empieca
el tiempo acomodado á las generaciones, y todas las cosas
reberdecen, y por que entrando el Sol en Ariete empieca el
tiempo del verano templado, y muy conforme á la primera
edad, y esto mesmo les parecerá á los que habitan de la
otra parte de la linea al Polo Antartico, juzgando de ver
empecar el año desde que el Sol entra en Libra, que es el
tiempo también semejante al nuestro.
El Zodiaco tiene doze grados de latitud.—Dieron los As-
trónomos á este Circulo, según su latitud doze grados, y le
diuidieron en dos partes yguales, y á la linea que le diuide
llaman Eccliptica, b Circulo Solar, y aunque todos los Pla-
netas se mueuan perpetuamente debaxo del Zodiaco, no se
mueuen todos de vna manera, por que el Sol mouiendose
por la Eccliptica, jamas se inclina á la parte derecha ni iz-
quierda, los demás Planetas vnas vezes se apartan al Sep-
tentrión, otras al Austro, y este apartamiento desde la mitad
del Zodiaco á cada parte tiene seis grados, y assi todo el
Zodiaco tiene en su latitud doze grados.
Diuiaion del Zadiaco según su longitud.-Según la lon-
gitud se diuide este Circulo en doze partes yguales, que lia-
45
man signos, cuyo principio es en aquella parte del Cielo
donde se halla el Sol quando haze el Equinoctio de verano,
que es donde se dixo que el Zodiaco atrauiessa el Circulo
Equinoctial, cuya primera parte es Ariete, la 2 Tauro, la
tercera Geminis, la quarta Cáncer, la quinta León, la sexta
Virgen, y estos seis- signos, b partes se nombran Septentrio-
nales, b boreales, la Séptima Libra, cuyo principio se dixo,
ser en aquella parte donde el Sol se halla, quando haze el
Equinoctio del Otoño, La octaua Escorpión, La nona Sa-
gitario, La decima Capricornio, La vndecima Aquario, y la
duodécima y vlthrta Piscis, y estos seys signos, que se in-
clinan al Polo Antartico, b Austral, se llaman Australes, b
Meridionales, y cada signo.destos se .diuide en treinta gra-
dos, y todo el Circulo contiene trecientos y sesenta, estos
nombres que los antiguos atribuyeron fabulosamante á es-
tos signos, describe elegantemente Virgilio * en el primero
de las Geórgicas, y Marcomanilio en el primer libro Cap. 4,
y con mas breuedad se contienen en este distico.
Est Aries, Taurus, Gemini, Cáncer, Leo, Virgo,
Libraq; Scorpius, Arcüenens, Caper, Amphora, Pisces.
Y aunque no sea deste lugar, no puedo dexar de dezir
vna duda, que anda entre los Gramáticos por la graciosa
solución, que le dib Ouidio, en el quarto libro de los Fas-
tos? Por que Tauro siendo masculino los Astrólogos le ha-
gan femenino, á- lo qual algunos han respondido, que por
que al oydo suena mejor en él dístico^ que si dixessemos,
est Aries Vacca, &c. Y por quitarles desta controuersia, di-
ze Ouidio en el lugar citado.
* Virg. I. Geor. Trimus ad est Aries, Taurus, que imsignibua
auro, Cornibus, &c. Manilius, Aurato princeps Aries in vellere
Burgens &c.
46 „
Vaccasit, an Taurus, non est cognoscere promptum
pars prior aparet, posteriora lateat.
Seu tamcn est Taurus, siue hoc est faemina signum
lunone in vita, munm amorisíiabet.
Coluros que sean.—Los coluros cortan el Zodiaco en qua-
tro partes.—De mas de los Circuios .dichos, ay otros dos
Circuios de los seys mayores, que se llaman Coluros, los
quales, son dos Circuios, grandes que se veen en la Esphera,
que passan por los Polos del mundo, y por los quatro pun-
tos cardinales delZodiaco, los quales señalan en que puntos
de la Eclíptica se hagan y causen los Equinoctios y Solisti-
cios, que son quatro puntos principales del Zodiaco que se
llaman Cardinales, en los quales del mouimiento del Sol se
causan en ellos las mudabas de los tiempos del Verano,
Estio, Otoño, y Hiuierno, y assi los dichos Coluros cortan
y diuiden el Zodiaco en quatro partes que corresponden á
los dichos quatro tiempos.
El Coluro de los Solisticios es el que passa por los Polos
del mundo, y del Zodiaco, y por las mayores declinaciones
del Sol, cuyos puntos, son, en el principio de Cancro, y de
Capricornio, el vno del Solisticio estiual, y,el otro del hi-
uierno, á los que habitan desta parte del Norte, y á los que
habitan al Sur, b medio dia al contraríp, y assi Solisticio no
• es otra cosa que aquel punto á donde es el mayor aparta-
miento del Sol á la linea, y principio de su buelta al equa-
dor, y por esso se llaman Trópicos, b conuersiuos, y este se
llama el Coluro de los Solisticios, y en estos puntos son los
dias mayores y menores de todo el año. ■
El otro Coluro que passa por los Polos del mundo, y por
los principios de Ariete y Libra, se llama de los Equinoctios,
por que estando el Sol en estos puntos haze los dias yguales
47
con las noches, y estos- Coluros vnos á otros se cortan en
los Polos del mundo á los ángulos rectos de, la Esphera.
Meridiano y Orizonte que Circuios sean.-—De los seys
mayores que dan otros dos; Circuios, que es el Meridiano,
y el Orizonte, el Meridiano es aquel que passa por los Pq-
los del mundo, y por el Zenith, b mitad de nuestras cabecas,
y llamase Meridiano, por que el Sol con e¡l mouimiento, del
primer mouil, llegando á este Circulo haze el medio dia, y
assi suele llamarse Circulo del medio dia, por que le diuide
en dos partes yguales al dia artificial, y las- noches artificia-
les, y assi los Astrónomos atribuyen á este Circulo muchos
officios. En el todas las estrellas toman la mayor eleuacion
que tienen sobre el Orjzonte, y en el se pone el Zenith de
qualquiera Región, y se miden las distancias de los Astros,
y nos señala que tanta altura b eleuacion meridiana tenga
el Sol, y demás Astros puestos -en este Circulo meridiano,
sin otros muchos que los Astrónomos consideran.
Orizonte-que es. —El Orizonte es aquel Circulo que diuide •
el Emispherio superior del inferior, llamóse Orizonte, como
si dixessemos terminadordelavista, por que separa aquella
parte del Cielo, que se vee de la que no se vee, y assi llaman
Finiente á este Circulo, diuidese este Circulo en Orizonte rec-
to, y obliquo, de lo qual y de los ofticiós que este Circulo tie-
ne, en los tratados de Esphera, se tocan muy en particular,
demás del (que se ha dicho de diuidir la parte del Cielo, que
se vee de la que no se vee) termina los dias y noches artifi-
les, y el tiempo que las Estrellas están sobre el Orizonte, y
el grado de la Eclíptica con que nace qualquiera Estrella, y
otros muchos que se podran ver en la parte citada en diffe-
rentes Auctores.
Circulo Ártico y Antartico que sea.—De los quatro me-
nores Circuios, los dos son el Ártico y Antartico, los quales
48
distan tanto de los Polos del mundo, quanto están distan-
tes los dos Trópicos del Equador, los otros dos son los dos
Trópicos á donde como se dixo llega el Sol con su mayor
declinación, que es de veinte y tres grados y treinta minu-
tos en los principios de Cancro, y Capricornio, haziendolos
dias mayores, b menores del año, conforme en la parte y
Región que se haoitare.
Circulo Oua Láctea qual es y por que se dize assi.— Vl-
timamente hazen mención algunos del Circulo Lácteo, p
-Via Láctea, del qual por ser tan conocido diré breuemente,
ser aquel que en el Cielo tiene grande Resplandor, aunque
no en todo ygualmente, por que en vnas partes es mas, que
en otras, assi de la Latitud como del Resplandor, es este
Circulo vna parte del Firmamento' continua, y mas densa
que las demás partes, por lo qual recibe la luz del Sol, las
constelaciones por donde atrauiessa este Circulo son Cassi-
yopea, el Cisne, el Águila voladora, la Saeta de Sagitario,
Cola de Escorpión, Centauro, Argonauta, Pies de Geminis,
Auriga y Perseb, todas las quales Escriuio Marco Manilio,
hablando deste Circulo en el segundo libro.
Alter in aduersum positas succedit ad Árelos,
El Paulum á Boreae, gyro sua, sila reducit, &c.
Ouidio hablo fabulosamente deste Circulo, de cuya ex-
posición han nacido algunos errores vulgares, como llamar-
le camino de Sanctiago, y llamándole Via Láctea.. Como lo
refiere el mesmo en el I de los Metamorphoseos
Est via súblimis Coelo manifesta sereno.
Láctea nomem habet candore natabilis ipso.
De todos los Circuios de que se haze mención tiene es-
pecial necessidad el Medico del conocimiento del Equinoc-
49
cial Zodiaco, y Coluros de los Solisticios y Equinoccios, poi-
que en estos puntos se varían los tiempos de vnos á otros,
especial en los Coluros, nacen y se ocultan las Estrellas fixas,
que Hippocrates y Galeno obseruo, y en las mudaneas de los
tiempos, es donde se conocen differentes enfermedades, y
mudaneas de vnas á otras, que es lo que el Medico ha de
conocer, para saber que enfermedades han de causar los
tiempos quando se mudan en estos puntos con las Estrellas
que nacen, y se ocuiua para saber, no solo el tiempo en ge-
neral si no en particular, que tal aya de ser el año. De lo
qual se dirá adelante.
DE LA REGIÓN ELEMENTAL.
CAPITULO QVARTO.
Los elementos ha de conocer el Medico.—Aunque El tra-
tar de los Elementos, sea proprio del Philosopho natural, no
menor necessidad tiene dellos, y de su conocimiento el Me-
dico, no solo como partes del vniuerso, en cuya accepcion
b significación primero los recibimos, y ser la segunda par-
te en que le diuidimos, Si no también, en quanto á sus qua-
lidades alterables, y su transmutación substancial en orden
al cuerpo msito que dellos se compone, excluyendo la opi-
Sitio, &c.—5
5°
nion de Aristóteles, en el primero de los. Metheoros,*-donde
llamo al Cielo Elemento, y á la materia y forma como par-
tes, que intrínsecamente componen vn todo, en cuyo senti-
do otras muchas cosas se llaman Elementos, Como las le-
tras, &c. Considerándolos pues como partes del vniuerso.
Y como dizen Orden y Relación al cuerpo misto, que dellos
resulta antes que de su numero y qualidades se dispute, se
dirá, Lo primero, si ay Elementos, Lo segundo, que sean,
y lo Tercero, quantos sean; y aunque Auizena ** diga que
el Medico crea al Philosopho, en lo que toca á la naturale-
za de los Elementos y su numero, Galeno enseña tener es-
pecial necessidad el Medico, de conocerlos, de lo qual es-
criue largamente en los dos libros que escriuio de Ele-
mentos.
Elementos es cierto que los ay-.—Que aya Elementos es
cosa recebida de todos los Philosophos, y Médicos, y Aris-
tóteles en el primero de Cáelo, *** y en el tercero y quarto,
del mouimiento local, collige darse cuerpos simples, que
sean elementos por estas palabras. Digo pues, ser aquellos
cuerpos simples, que sean los Elementos, que tienen natu-
ralmente principio de mouimiento, como el Fuego, y la
Tierra, y las especies destos y sus allegados, &c. Y que se
den estos cuerpos simples se collige assi; qualquier moui-
miento local, de los que ay en la naturaleza de las cosas,
conuiene naturalmente algún cuerpo, en esta naturaleza no
solo ay mouimiento simple, si no también misto, luega ha
de auer cuerpo simple á quien le conuenga naturalmente
esta doctrina es de Aristóteles, **** y cierta, y la confirma
* Cap. 3.
** Sen I, lib. I, Doct. 2, Cap. I.
*** Lib. I, Caei, Cap. 2.
•;:™* 2 de Gcnerat. & Corrupt,
5i
el Doctor Valles, en el libro de Sacra Philosophia, cap. 2,
haziendo vn argumento ad impossible. Porque si no ay Ele-
mentos es forcoso quitar las primeras contrariedades. Las
quales principalmente conuienen á los Elementos, y conse-
quentemente se an de quitar las generaciones que resultan
de la acción de las primeras qualidades, entre las quales se
hallan las dichas contrariedades, de lo qual se collige auer
Elementos. •
Podrá dezir alguno, que de las primeras qualidades y su
contrariedad no se collige auer Elementos, por que también
estas las vemos en los mistos, y assi es forcoso probar, que
los mistos las reciben de los Elementos, y esto lo negara, el
que niega no auer Elementos; á lo qual responde el Doctor
Valles, en el Cap. 45 del libro citado, prouando nacer de los
Elementos desta suerte; Las cosas postreras necessaria-
mente nacen de las primeras, y assi haziendo ressolucion se
han de señalar los Elementos, de los quales nazcan estas
qualidades, y de no señalarse vna primera de quien proce-
dan (como en la solución de continuidad) no abría de don-
de empecasse fe composición, ni adonde parasse la natura-
leza de las cosas, y assi es forcosso poner cuerpos los quales
no ayan salido de otros, estos son los Elementos, o se daría
processo en infinito en las causas materiales contra la doc-
trina de Aristóteles,* en el segundo de la Methaphisica, en
el 2 libro de Cáelo, dando prueua, que la dissolucion no se
puede hazer en infinito, si no según la naturaleza de la mis-
tión commun, de lo qual se collige" auer Elementos.
Elemento que es.—Simplicidad de las formas, que es y en
que consiste.—Siendo cierto que ay Elementos, necessario
es saber que sean, y que se entienda por este nombre Ele-
;;' Cap. 2, & cap. 'i.
5*
mentó, el qual no es otra cosa, que vn cuerpo simple, ^jue
consta de forma y materia, el qual entra en la composición
del Misto, y se haze dellos como de principio. Con esta
deffinicion se- excluye muy bien el Cielo, por que aunque es
cuerpo simple no conuiene á la naturaleza de los Elemen-
tos, y assi dize Sancto Tomas,* Que la simplicidad de la for-
ma, consiste, en que no tenga en virtud otras formas, y que
naturalmente no sea principio de qualidades, qne en ciertos
grados sean contrarias, lo qual no se puede hallar en el Cie-
lo, y en los Elementos si, y aunque en la misma deffinicion
se dize, que el Elemento tiene materia y forma, se puede
dudar si esto sea assi, y que tengan materia, parece auerlo
enseñado Aristóteles, en el 12 de la Methaphysica, cap. 2,
donde prueua, que todas las cosas que son mudables tienen
materia, y lo comprueua en el octauo lib. cap. 4, deste mo-
do. Todas las substancias sensibles son mutables, estas tie-
nen materia luego los elementos, que se comprehenden en
ellas, la qual es como parte y sujeto de su generación, y que
estos se transmuten substancialmente vnos en otros, no ay
quien lo dude. - •
Los Elementas tienen formas substanciales.—Que tengan
forma substancial es cierto, y que esta no sean las primeras
qualidades contra la doctrina de Alexandro, Traliano, lo
qual pretende probar de Aristóteles, ** en el segundo de
Generatione, donde las primeras qualidades llama principios,
luego formas, por que las formas son principios, cuyo pare-
cer justissimamente se reprueba del commun de todos los
Philosophos, y lo contrarío tiene demostración, por que las
Caeli, lect. 10.
** Lib. desensu & sensili, cap. 4, & lib. I, quaest. natural, cap. 6,
& 5, Methaph. tt. 2**..
53
mesmas en especie en los cuerpos mistos, son accidentes,
luego en los Elementos no pueden ser formas substanciales,
el antecedente es cierto, y la consequencia prueua Aristóte-
les, en el I de los physicos, cap. 3, donde enseña que lo que
á vno es subsfancia no puede ser á otro accidente, y no ay
racon por que se diga, que los demás entes naturales, de mas
de la primera materia, y de las qualidades tengan formas subs-
tanciales, y no los Elementos, y siendo cierto que la materia
primera, naturalmente no puede estar sin forma substancial,
se ha de confesar tenerla los Elementos, y que no sea esta
las primeras qualidades.
Elementos se consideran de dos maneras.—Y para mayor
claridad se notará que este nombre Elemento se puede con-
siderar de muchas maneras, assi conforme á Philosophos
como Médicos. De vna como son entes naturales, y en esta
consideración es cierto que tienen formas substanciales co-
mo partes internas, de las quales quando extrínsecamente se
alteran, se reduzen á su primer ser como de principio intrín-
seco, como quando se calienta el agua, apartado el calefa-
ciente, de la propria forma se reduze á su primera frialdad.
La segunda consideración en que se pueden tomar los Ele-
mentos, es como son partes del vniuerso, y assi se constitu-
yen en razón de tales Elementos, por la grauedad y ligereza,
por cuyas virtudes se mueuen. La tercera en quanto son
Elementos en cuya precissa racon se constituyen en tales,
por las primeras qualidades, por que en esta significación
dizen orden al misto, de quien son principios, y en esta sig-
nificación los recibió Galeno en el octauo de Placitis, Hip-
pocrates, & Platonis, cap. 2, y los puso en el predicamento
de relación, y assi se ha de entender el mesmo en el I de
Elementos, Cap. 6, y lo confirma Aristóteles * en el 2 de
* Cap. 4, & Cap. I.
54
Generación, y mas claro en el 10 de la Methaphysica, don-
de dize el Fuego de cierta manera es elemento, o otra cosa
tal, y de otra manera no, que es lo que se ha dicho, que el
fuego tiene diuersa forma substancial en-quanto fuego, y en
quanto Elemento, que es en razón de Ente natural, y en ra-
con de Elemento, y la mesma consideración se ha de hazer
de las demás Elementos, de lo qual se collige como se halle
en los Elementos la forma substancial, y la materia, y que
sean.
Quantos Elementos ay en el vniuerso.—Suppuesto, que
ay Elementos, y se aya dicho que sean, La Tercera duda es
de su numero, quantos sean, y excluyendo como se dixo al
principio al Cielo de la racon del Elemento, por que tan so-
lamente se ha de entender aquel de quien se compone el
misto, y que es generable y corruptible.
Aristóteles * en infinitos lugares contra los antiguos Phi-
losophos, prueua no ser infinitos los Elementos, y ser mas
que vno dos y tres, lo qual Hippocrates, en el libro I de la
naturaleza humana, en el testo 5, Comprueua con dos raeo-
nes efficacissimas,las quales Galeno** disputa en el I libro
de los Elementos, y en el comento del lugar citado. La pri-
ra racon con que prueua Hippocrates, ser mas que vno los
Elementos, es esta, que si no vuiesse mas de vn Elemento,
del qual constassen los cuerpos mistos se siguiria no poder
padecer dolor alguno, la consequencia es falsa, y el antece-
dente de quien se sigue, la mayor está clara, por que el do-
lor no se puede excitar sin tres cosas, que son mutación,
passion, y sensación del objeto, y si no vuiesse mas de vn
Elemento, no abría de adonde pudiesse nacer aquella mu-
* Caeli, cap. 5 & G.
** De Clemcntis, cap. 0.
55
tacion, y por el consiguiente ni el dolor, y si todas las cosas
constan de vn solo Elemento, no abria contrariedad, y de.
semejanoa, de las quales resultasse la passion.
De da* racones prueba Hippocrates auer mas Elementas que
vno.—La segunda racon es, si no vuiesse mas de vn Ele-
mento se siguiria, que tan solamente aya vna enfermedad y
vn remedio, ppr que para enfermar el cuerpo ha de recebir
mutación, y e -tu ha de ser de su contrario, y nO auiendo mas
de vn Elemento no ay contrariedad, pues que esto sea falso
se vee effectiuamente, por que cada dia se veen diuersas en-
fermedades, y diuersos remedios, y por el consiguiente di-
uersas contrariedades y diuersos principios, y vltimamente
auer mas de vn Elemento.
Aristóteles * en los lugares citados prueua (de dos princi-
pios) no ser possible vn solo Elemento, de la naturaleza de la
generación substancial, y de la Mistión, y la principal raeon
de adonde lo toma es del mouimiento local, porque no sien-
do vno el mouimiento local, ni puede ser solo vno el lugar,
ni vn Elemento solo, el fundamento es certissimo, por que
todo cuerpo natural, tiene principio natural de mouimiento
local, y si no vuiesse mas de vn Elemento, no abria mas de
vn principio de mouimiento local, y vn lugar solo, cuya
contradicción consta de la experiencia, pues vemos el Agua
y Tierra baxar abajo, y el Fuego subir arriba y el humo, los
quales son distintos mouimientos, distintos lugares, y conse-
qutiuamente diuersos Elementos.
• Los Elementos son quatro ni mas ni menos.—Y que sean
mas de dos se vee con los sentidos, porque el Agua y la
Tierra con la vista, y el tacto, y el Ayre con el tacto, luego
bien se collige auer mas Elementos que vno, y que sean
* 3. Caclí, cap. ¡3 & 0.
56
quatro, está recebida en la común de los Philosophos, y es
de Aristóteles, y Galeno, y de Hippocrates, y en el segundo
de Elementos, expressamente dize. Hippocrates enseño que
lo caliente y frío, húmedo y seco, eran los communes Ele-
mentos de todas las cosas, y Auizena en la primera parte de
los Cánticos, en el testo 7 y 8. Dize lo que Galeno enseño
en los libros de Elementos, es cosa verdadera .que son qua-
tro, Agua, y Tierra, Ayre, y Fuego, y en elfos se resuelue,
quando el mixto se corrompe, y lo sintib assi Hippocrates
en el libro de la naturaleza humana en el tt. 14, quando el
cuerpo humano muere, es necessario que todas las cosas
bueluan á su naturaleza lo húmedo á lo húmedo, lo seco á
lo seco, lo caliente, &c, de lo qual se collige auer quatro
Elementos.
Como se pueda prouar auer quatro Elementos. —Y aun-
que la autoridad de tan graues Auctores afirme auer qua-
tro Elementos no es muy fácil hallar racon efficaz con que
prouarlo, la Escuela de los Médicos prueua con dos racones
auer quatro, Elementos, por que en el hombre, y en todos
los animales perfectos ay quatro humores, luego quatro Ele-
mentos, y que sea vna mesmáracon de todos, parece que se
collige de Galeno en el segundo de Elementos, cap. I, don-
de dize la sangre y flema, y las dos coleras, no solo son de
la generación del hombre Elementos, *si no también de los
demás animales, que tienen sangre, y la fuerea desta rajón
se funda, en que en los cuatro humores se hallan las cali-
dades y templancas, muy semejantes á las de cada Elemen-
to, como la colera caliente y seca al fuego, y la flema al
Agua, &c. La segunda racon que traen los Médicos, es del
numero de las enfermedades de simple destemplanza, que
son quatro, luego quatro elementos, colligese de Galeno, por
que la composición de las partes similares, es de los mesmes
57
Elementos, y tienen las quatro qualidades reduzidas á vna
mediocridad, y siendo las enfermedades proprias destas
partes, nacidas del exceso de algunas de las calidades dichas,
que son con naturales á los elementos, no puede ser aya
mas enfermedades, que son sus qualidades, y siendo ellas
quatro, parece que han de ser quatro los Elementos.
Aristóteles, en el 2 de Cáelo, cap. 2, prueua darse quatro
Elementos desta suerte, por que siendo cierto que ay Ele-
mentos de Tierra, necessariamente se ha de dar fhego qne
sea su contrario, por que no dándose cosa sin contrario,
puesto el vno se ha de poner el otro, y assi puesta la tierra
se ha de poner el fuego su contrario como graue y ligero, en
el 8 de Cáelo, cap. 3, de las qualidades motiuas, collige dar-
se quatro Elementos, aunque esta rajón offrece vna no pe-
queña difficultad, si las qualidades motiuas difieren en es-
pecie de cuya duda claramente (y de su solución) se cono-
cerá el numero y differencia de los Elementos.
El Doctor Valles, en. el primero libro de las Controuer-
sias physicas cap. 13, es de pafecer, que difieren en espe-
cie las qualidades motiuas de los Elementos, y lo collige de
Aristóteles,* el qual diuidib el mouimiento simple en circu-
lar, y recto, y" el recto en dos miembros á medio y al medio,
y haziendose la diui*ion del genero próximo por differencias
contrarias, en especie, luego la diuision de alto* y baxo, es
por differencias opuestas, y consiguientemente tienen diffe-
rencia especifica, y lo mesmo siente Sancto Thomas sobre
el lugar citado de Aristóteles, y se prueua assi. Alto y baxo
son términos de vn mesmo mouimiento del que se mueue,
y al que se mueue luego difieren en especie, la consequen-
cia es cierta, por que allegando vno se arroja otro, y si fues-
* De Generat, cap. 2.
58
sen de vna mesma especie no succederia esto, si no podrían
estar juntos, y en el primero de Cáelo,* confessando esta
contrariedad dize. El Fuego y la Tierra no se mueuen en in-
finito si no á lugares contrarios.
Lo cierto es que el mouimiento alto y baxo en rajón de
mouimiento local son de vna mesma especie Ínfima lo qual
es fácil de prouar, por que separado el Cielo no ay alto ni
baxo, luego según su naturaleza no diffieren en especie, por
que si se mouiesse vn cuerpo del lugar de la tierra al del
fuego, y al contrario, apartado el Cielo, y que por possible
se de que no le aya no abrá quien pueda dezir, qual sea el
mouimiento de arriba, b abaxo, ni ay mayor racon de vno
que de otro, y por el consiguiente tan solo diffieren según
ciertos respectos al cuerpo extrínseco, que está cerca, lo se-
gundo, por que assi como se da mouimiento alto y baxo se
da mouimiento á la parte derecha, y izquierda, y estos no
diffieren en especie en rajón de mouimientos, si no en or-
den al termino extrínseco, luego también esotros dos moui-
mientos.
Contrarios que sean.—El estar vn cuerpo en dos lugares
no es de contrariedad si no de particular limitación.—Para
mayor claridad de lo que se va hablando, se notará la de-
ffinicion de los contrarios que .trae*Aristoteles,** con-
trarios son los que estando debaxo de vn genero están
muy apartados, y no pueden estar en vn sujeto, de cuyas
palabras fácil se collige, que entre alto y baxo no se halla
verdadera contrariedad, por que ni se apartan de su propria
entidad, de vn mesmo genero, si no por ciertos respectos,
ni tampoco se expelen de vn mesmo sujeto, por que aun-
que repugne á vn cuerpo naturalmente estar en dos lugares,
' Cap. 8.
** 10. Methaph. cop. 0.
59
esto no prouiene de la contrariedad, si no de la particular
limitación de la naturaleza, b de la cantidad, y assi no ay
propria contrariedad, aunque la ay propria, y hablando ge-
neralmente como se halla en los términos del mouimiento,
la qual consiste en la repugnancia de vn lugar á otro, entre
los quales ay distancia de espacio b lugar, y esta se puede
hallar entre aquellas cosas, que son de vna especie como en
el mouimiento ala cantidad, y assi como ay impropria con-
trariedad ay impropria differencia especifica.
Las virtudes motiuas de los Elementos difieren en especie.
—Diffieren con todo esso las virtudes motiuas de los Elemen-
tos en especie physica, assi lo siente Aristóteles en el Quar-
to de Cáelo, cap. 5, donde de ks differencias dellas, prueua
darse quatro Elementos que siguen diuersos, principios en
especie adequadamente, que son las primeras calidades de-
mas de que son principios de diuersos movimientos (aun-
que no en especie) de tal suerte diuersos que lo que á vno
es natural sea á otro violento, y la rajón con que esto se
prueua es efficaz, por que -aunque los términos del moui-
miento local según ellos sean de vna mesma especie ínfima,
tienen particular rajón formal, con la qual hazen differencia
especifica en las potencias motiuas de los Elementos, y assi
la grauedad de la tierra mueue, para que se junte al contro,
y se aparte del Cielo, y la ligereza del fuego, para que se
allegue al Cielo, y se aparte de la tierra, cuyas rájanos for.
malmente son difíerentes. •
Y que las potencias motiuas á vn mesmo lugar en especie,
sean difíerentes en especie con este exemplo está claro, la
Piedra Imán atrae el hierro arriba, y el mouimiento con que
se arroja vna piedra á lo alto, y la potencia con que se mue-
ue el fuego á su natural lugar. Todos estos tres mouimien-
tos arriba son á vn mesmo lugar especifico, y las potencia
. 6o
diffieren en especie, por que se halla en ellas distinta rajón
formal, por que el hierro se mueue por la virtud de la pie-
dra Imán, para que se vna con ella, el Ímpetu del que arro-
ja la piedra para apartarla del, la ligereza del fuego, para
que se llegue al Cielo lugar suyo natural, el lugar es vno
mesmo en especie, y las rajones formales diuersas en espe-
cie, lo qual basta para que las potencias diffieran en especie,
y aunque en rajón del mouimiento no diffieran en especie,
basta para hazer la dicha differencia la diuersidad en rajón
de natural, y violento, y la particular differencia según la
rajón formal, y siendo quatro las virtudes motiuas de los
Elementos dellas, se coiligen ser los Elementos quatro difíe-
rentes en especie como las mesmas virtudes.
Los Elementos si son cuerjjos simples, o no.—Resta sola
vna difficultad acerca de los Elementos si sean cuerpos sim-
ples sin ninguna mistión, en lo qual muchos de los Philo-
sophos modernos an sido de parecer que no lo sean, si no
que se digan tales, por que son mas simples que otros mu-
chos cuerpos, lo qual an tomado de Galeno * en el primero
de Elementos, cap. 5, y en otros muchos lugares. Y el mes-
mo siguió el Doctor Valles, en el 4, de los Metheoros, cap. I,
y funda su opinión en Platón Inrhimco en el principio, y en
el libro de Sacra Phylosophia, cap. I, donde dize. Que darse
Elementos simples haberlos habido, ni poderse dar, *no es
posible, y en el cap. 45, tratando dellos dize. Que los que
ay en el vniuerso tienen mistión, y assi-se allegan á las na-
turalejas corpóreas, y en particular de la tierra en el Lib. 5,
de facultades de simples medicamentos, cap. 4, contra Ga-
leno, prouando (que la tierra no es absolutamente dura con
*' Lib. Deptirana, cap. 2, 3, de alimen. faxult. cap. 32, I, simp.
M. f. cap. 4, I de natura humana. Com. 27.
6i
este argumento) infiere no.ser simple, por que no se puede
dar ningún cuerpo sin continuidad, y de lo contrario se si-
guiria hauer infinita diuision, y no hauicndo- mayor rajón,
por que vn cuerpo se diuida mas en vnas partes que en otras,
desto se sigue ser la Tierra diuissa en todas, la consequen-
cia prueua por que lo seco, y crasso no puede sin humedad
ser continuo, lo qual tendría la Tierra, si' no se le mezclase
' humedad, y en confirmación de su opinión trae á Aristóteles
en ei 2 de Generatione, cap. 3, donde dize no es el Fuego,
ni el Ayre, ni ninguno de los- mas que se han dicho simple,
&x. de lo cual se infiere que Aristóteles niega hauer Ele-
mento simple.
De quantcs maneras se puede llamar vn cuerpo simple, ó
Misto.—Para cuya claridad se aduierta, que.de tres«mañe-
ras se puede llamar vn cuerpo misto, b impuro, por que o
es substancialmente misto, por qtic tiene forma substancial
de misto, con la qual da al supuesto ser de misto, y es prin-
cipio de las primeras qualidades en grados remissos natural-
mente, y en este sentido prapriamente se llama vn cuerpo
Misto. De otra manera se llama Misto impropriamente, y
por justa possicion de otro cuerpo, de tal manera, que la
diuission se haga en partes muy pequeñas, y cada vna se
justa ponga á las partes del otro cuerpo. Vltimamente se
llama impuro, b Misto vn cuerpo por recebir algunas quali-
dades contrarias de algún agente extrínseco: Si en la prime-
ra accepcion tomamos los Elementos, sin ninguna duda se
deuen llamar cuerpos simples sin ninguna mistión, assi lo
enseña Auicena en la Fen. primera del Libro primero. Doct. 2,
cap. I, donde en las deffiniciones de los Elementos los lla-
ma cuerpos simples, y Aristóteles en la Section 31 de los
problemas quaest. 3, y en todos los libros de Cáelo, donde
absolutamente los llama cuerpos simples. Y no ay contra-
Smo, &c—6
62
dicción ni repugnada, de que se den estos cuerpos simples,
por que dezir, que por ser cuerpos simples tendrán infi-
nita intensión de qualidades de modo, que de poder abso-
luto de Dios, no se pudiera dar vlterior intensión, no ay
rajón con que poder prouar, que por ser cuerpos simples se
les aya-de dar infinita intensión de qualidades como no se
le da al Sol infinita intensión de luz aunque sea cuerpo sim-
ple, y assi los Elementos tienen la summa intensión de las
primeras qualidadades como están en el vniuerso, de tal ma-
nera, que otro ningún cuerpo "de su naturaleza y propria for-
ma no pida mayor intensión, y siendo todos los cuerpos, que
ay en el mundo inferior Mistos, es fácil la consequencia lue-
go de otros cuerpos simples hechos, y assi se hará vn prc-
cesso en infinito.
De que modo no se den elementos simples.—La difficultad,
queda solamente de las dos differencias de Mistión vltimas,
y los Médicos son de opinión que en aquel sentido no se dan
Elementos simples, si no mistos, por la justa posición de
otros cuerpos. Los Philosophos dizen, que solo el ayre y el
agua son Mistos y impuros en las dos maneras vltimas; y la
parte superior de la Tierra; lo qual niegan poderse hallar en
el Fuego,* el qual por «su grande actiuidad no permite mez-
cla de otro cuerpo, assi lo affirman el Cardenal Toledo y el
Padre Bañez, y aunque lo que estos autores affirman, y lo
contrario, no se pueda prouar con demostración, no parece
que haze repugnancia, que muchas partes de los Elementos
se llamen impuras, y permistas en las dos significaciones vi
timas, por que ninguna de ellas es simpliciter necessaria, ni
ay donde se collija que todas las demás partes del agua, y
del ayre, aya permistión de otra substancia, y este parecer
* 2 de General, oap. 8, quaest. 4, 2, de Qenerat. quaest. T.
*
&3
tuuo Hippocrates, en el primero de Naturaleza humana,
donde dize qpe* los Elementos se alimentan vnos á otros,
de lo qual se collige tener alguna permistión en el sentido
que se ha dicho, y en estas accepciones, quedan sueltas
las dudas, que en el principio desta se pusieron de Aristó-
teles, Galeno, y del Dortor Valles, como se entienda ser •
Mistos los Elementos, y quedan declaradas las que se pue-
den offrecer cerca de la naturaleza en común dellos, su nu-
mero, y differencias, y successiuamente se dirá de cada vno
de ellos en particular.
DE EL ELEMENTO DEL FÜECO.
CAPITULO QVINTO.
Fuego que es, y sus pasiones, y lugar. — Opinión ha hauido
que no aya fuego Elemental.—El primer Elemento, que en
orden á la hermosura y perfección del vniuerso, inmediato á
los cuerpos caelestes de la Etérea Región, ponen los Philoso-
phos, es el Fuego,* el qual esvn cuerpo simple, cuyo natural
lugar es sobre los demás Elementos, de ligereza absoluta sin
respecto ninguno, por lo qual está junto al Orbe de la Luna,
y de su naturaleza caliente, y seco, con esta deffinicion se
* Auic. Fcn. I, I. Doctrina 2, cap. vnico.
64
explica sufficientemente, Todo lo que del Fuego se puede
saber, si muchos de los Fhilosophos, assi ant^uos como mo-
dernos no vuieran puesto duda, en si sea su natural lugar in-
mediato al Cielo, de tal manera que alli sea su propria Es-
phera á esto dieron principio los Pitagóricos, poniéndole en
el centro del mundo. Y aunque Aristóteles * con valentissi-
mas rajones los refuta, no basta para que muchos assi Mé-
dicos, como Philosophos digan no auer en el vniuerso mas
Fuego, que el que vemos en estos inferiores, deste parecer
es Cardano en el libro de Sublilitate rerum naturalium. El
Doctor Valles en el Quarto de los Metheoros, cap. 4, y en
el de Sacra Philosophia, cap. I, fúndanse en vn lugar de
Hippocrates, en el Libro de Flatos donde dize, que entre el
Cielo, y la Tierra está todo lleno de Ayre, lo qual parece
que confirmb Aristóteles en el Primero de los Metheoros,
cap. 3, con estas palabras. En el Medio y cerca del, lo que
ay es grauissimo, y frigidissimo y separado vno de otro, que
es la tierra y el agua, y las cosas cercanas á ellas como el
ayre, y aquel que por la costumbre llamamos fuego, pero no
lo es si no vna sobra de calor semejante á vna cosa hirvien-
te. Con cuyas palabras claramente señala no auer fuego, y
fúndanse, en que no ay para que, junto al Cielo se ponga
vn cuerpo tan grande como el Elemento del Fuego, pues
ni la vista ni el tacto pueden juzgar del, y si le huuiera del
calor b la luz se conociera. Y con este argumento Aristóte-
les ** probb que los cuerpos Celestes no eran Ígneos, por que
si lo fueran assi como el Fuego inferior, quema y consume
todo lo que se le acerca, de la mesma suerte hiziera lo de-
mas, fuera de que es impossible, que el Fuego se pueda con-
* 2 De Coelo, cap. lo.
** 2 De Coelo, cap. 7.
^5
scruar sin materia, por cuyo deffecto se corrompe, y esto
consta de la experiencia, y lo enseña Hippocrates en el Li-
bro primero de Dieta, con estas palabras por esta causa es
cierto, que el Fu.ego llegando á la parte extrema del agua
se deshaze, y. quedan las cenijas, y que junto al Cielo no
aya materia que sea conseruatiua del Fuego es sin duda,
luego parece que se infiere bien no auer otro Fuego, si no
este inferior.
El fuego tiene naturallugar.—Aunque parecen fuertes las
rajones, y auctoridades que se han traydo, lo cierto es que
el Fuego tiene su natural lugar junto al Cielo,* y que es Ele-
mento simple, y es expresso parecer de Aristóteles en mu-
chos lugares. Especialmente en el primero de los Metheo-
ros, cap. 4, donde con elegantes palabras dize después de
aquel diuino cuerpo que con perpetuo curso se mueue; está
el calor y sequedad al qual llamamos Fuego, y en el Quar-
to de los Phisicos, cap. 5, señalando los lugares á los Ele-
mentos dize. Por esto la Tierra está en el agua,** está en el
ayre, el ayre en-el Fuego, el Fuego en el Cielo, y el Cielq no
esta en otro adonde por el Fuego vssa deste nombre ALter,
que con cuerda con lo que se dixo arriba tratando de los
Orbes, en particular como el superior contiene en si al infe-
rior, por cuya causa se mueue el inferior al mouimiento su-
yo, y no el superior a! ,del inferior) son desta opinión Aui-
cena en el lugar citado. Iulio Coesar, Scaligero de subtili-
tate contra Cardano en la exercitacion nona. El Padre Cla-
uio en los comentarios de la Esphera, y la racon es euidente.
Porque b este Fuego que tenemos en estos inferiores, es
simple b Misto, si simple-.derto es lo que se pretende, si
* 1 & 2 Coeli, cap. 2 & 8 de Generatíone anima, cap. II.
** Ob hoc quidem térra in aqua est, haec in aere hic in actere,
p.eter in Coelo, Coelum autem non in alio est.
66
Misto luego en el predomina el Fuego, luego dasse, y assi
necessariamente le hemos de dar lo qual no tiene duda.
El Fuego esta junto al Cielo.—La. difficultad está solo en
el lugar, si está junto al Cielo b no, y prueuasse ser este su
lugar deste modo, por que dándose mouimiento absoluto
arriba ha de conuenir á algún cuerpo naturalmente, no ay
otro si no al Fuego, luego este es su lugar, y con esta mesma
rajón probb Aristóteles * darse quinto cuerpo distinto de los
Elementos, y aunque della no se collige efficazmente, es con-
forme á rajón darle este lugar al fuego, por que nb ay de
donde se collija hauer mas fundamento para darse determi-
nada Esphera á qualquiera de los demás Elementos como
eí agua y tierra &c. Y al Fuego no, y si no diga alguno,
por que los demás tengan lugar determinado, y no el Fue-
go, y para su conseruacion es conueniente este lugar, por
que estando esparcido, diuidido, fácilmente de la grandeza
de sus contrarios se corrompería, b se ha de dezir, que el
Fuego sea incorruptible, y también podran dar la'rajon, por
que los demás Elementos tengan virtud motiua, que siga las
primeras qualidades, y no el Fuego, (ninguno la dará) y assi
es conforme á buena philosophia, no solo darse Elemento
de Fuego, si no también ser su Esphera, y natural lugar,
junto al Orbe de la Luna.
A las rajones que al principio-se pusieron prouando no
hauer otro Fuego, si no este inferior fundándolo en el lugar
de Hippocrates, del Libro de Flatos, es fácil la respuesta,
por que alli no quiero dezir, que todo este espacio estuuiesse
lleno de ayre, si no de vna substancia tenue, la qual incluye
el Fuego y Ayre, y es conforme á lo que auia enseñado en
el libro de Naturaleza humana, hauer quatro Elementos, y
* I. Coeli, cnp. 2,
67
entre ellos darse el Fuego, y assi el lugar de Aristóteles no
niega darse quarto Elemento encima del Ayre, y cerca del
Cielo, pero que no se llama propriamente Fuego, y el lla-
marle assi, es por no tener otro nombre con que poder ex-
plicar aquella substancia, y assi lo significan aquellas ele-
gantes palabras del primero de los Metheoros. Cap. 4, Prin-
cipio enimpost diuinum illud corpas, quod perpetua versa-
tionr, 'inci'<:t>:r: rotor • siccítns colhvanlur, quem ignem
appellamus, é quam quam illum cuiueque fumidae secretio-
nis communi nomines carere existimamus, Jamen quia ínter
corpora omnia, tale in primis suaptem natura ad ardorem
contrallendum aptum est, vssus nominum ita recipiendus
videtur. Que por estar puesto en el principio deste capiju-
•lo este mesmo lugar en Romance, quise por la gallardía de
las palabras ponerle en su lenguaje latino.
Y á lo que dezian, que faltaua la experiencia por donde
conocer, que huuiesse Fuego, por no sentir el calor ni la luz.
Cierto es que los cuerpos densos en ygualdad de los demás
obran con mayor intensión, y assi por la demasiada raridad
dexan de obrar muchos cuerpos, b a lo menos en cierta pro-
porción y distancia, y esta doctrina es conforme á la que
tiene enseñada Sancto Thomas, y el dezir que-no es lucido,
no es mas que dezir, que no tiene luz tal, que la podamos
ver por la demasiada distancia * y proporción, y la rajón
con que se colligfe ser el Fuego lucido, es del que acá tene-
mos, los quales son de vna mesms especie. La rajón con
que probauan el inconueniente de estar en este lugar el Fue-
go, por que quemaría los cuerpos cercanos, no tiene fuerca,
por que assi como están las qualidades contrarias en el Mis-
* I. parto, quaest. C!, art. I, ad 2 & in 4, dist. 41, quaest. 8.
art. 2 «r que auiendo dicho, que todos los orbes
inferiores, participauan, y se mouian al rapto del primer
mouil, y que el Ayre también se mueue circularmente si-
guiendo este mouimiento, y que aunque los vientos no so-
plen en aquella parte superior si no en la que esta junto á
la Tiérfa participando del superior mouimiento, pero.de
tal suerte que no'acaba la circulación, y que assi los vientos
no se mueuen á arriba ni abaxo, sino obliquamente, porque
requiere este mouimiento la subtileza desta exalacion rete-
niendo el Ayre algo de entrambos mouimientos.
De la doctrina, que se ha dicho se puede dudar con mucha
razón porque siendo assi se ha de seguir necessariamente que
siempre los vientos, se ayan de rnouer vniformemente al mo-
uimiento del primer^mobil de Oriente en Occidente cuyo
mouimiento todos los orbes inferiores siguen, y obedecen, b
se le ha de dar mouimiento proprio de Occidente en Orien-
te, como le tienen el orbe de Saturno y domas planetas, b se
ha de dar rajón por que este Elemento este sujeto al moui-
miento del primer mobil, y no le tenga proprio, y natural
suyo, y aunque se concediera ser esto assi, queda otra duda
no menor que mouimiento siga el que tienen los vientos de
Norte á Sur y al contrario.
La segunda duda nace de las vltimas palabras antes de la
primera duda, que la subtileza de la exalacion requería el
9°
mouimiento obliquo de los vientos, y lo es no pequeña, que-
rer que vn cuerpo, no se mueba arriba ni abaxo que es mo-
uimiento suyo y su mueba obliquamente, por que desto con
mucha rajón se duda, quien sea su efficiente, pues dexando
el natural mouimiento suyo, se mueue con otro diferente.
.Ala primera duda responden algunos tomando la solución
del mesmo Aristóteles, que no es necessario que siempre los
vientos se mueuan al Occidente si no á la parte que el im-
pulso de la exalacion los mueue, y que esta la da el Cielo,
y que no se infiere desto, que el mouimiento obliquo de los
vientos no sea natural, por que siendo causado por virtud de
los cuerpos celestes basta para que sea natural (aunque el
tal mouimiento no le competa al cuerpo inferior) por la de-
pendencia, y sujeción que tienen á los superiores.
El Sol quieren algunos que sea el efficiente de los vientos.
—A la segunda responden que siendo cierto, que la causa
actiua, y efficiente de los vientos es el mouimiento de el
Sol, y como de tal agente proceda el mouimiento obliquo le
basta para que sea natural, y no por esso dexaran de ser na-
turales los demás mouimientos, y que por que vn cuerpo se
mueua con vn mouimiento, y no con otro se infiere,, que no
le sean naturales entrambos tiniendo virtud intrínseca para
ellos.
Aunque estas soluciones son las communes y que parece
concuerdan con la doctrina de Aristóteles no desatan la diffi-'
cuitad, ni deelaran quien seo este efficiente de los vientos,
que aunque sea verdad, que el Sol leuante estas exalacio-
nes fumosas, y que los inferiores estén sujetos á los superio-
res, no parece que desto se puede collegir, la causa y prin-
cipio del impetuoso mouiento de los vientos, y-si el moui-
miento de el Sol le causara, en qualquiera tiempo hauia de
hauer grandissimos vientos, vniformes y iguales, pues su
9i
mouimiento lo es, de lo qual se vee contraria la experiencia,
y assi se puede pensar, que procede de otra causa mas^ efi-
caz, y conforme á sus efectos.
Pudiera dezir alguno, que aunque es verdad que por racon
de su mouimiento hauia de hauer siempre grandes vientos
vnifsrmes y continuos, pero que reciue variación conforme
á la separación, b aplicación que haze de nosotros, á qual-
quiera de los dos Trópicos, y assi quando esta apartado ha-
ze mas vientos, y quando esta mas cerca menos, por que el
exceso grande del calor consume las exalaciones fumossas;
esta solución no solo satisfaze á nuestra duda antes la da
mas fuerja, por que en el tiempo que esta el Sol mas apar-
tado desta Civdad de México, y de todas las demás Civda-
des del mundo, tan solamente hauia de hauer vientos y es-
tos en todo este tiempo, vniformes y muy grandes, y mas en
aquellos lugares donde ay mas copiosa materia para leuan-
tarse exalaciones, y vemos que assi quando el Sol esta cer-
ca como quando esta apartado assi en esta Civdad como en
todas, (pero en esta particularmente) ay vientos generales,
muy grandes indifferentemente, luego no se causan por el
mouimiento del Sol, ni por su cercania, b separación.
La mesma duda tiene el señalar la causa por que ay tran-
quilidad en los vientos, (que es lo que en el Mar llaman
Calma) la qual sera fácil de desatar en hallando el verda-
dero efficiente de los vientos.
El efficiente del mouimiento de los vientos atribuyen los
Astrónomos á la Luna y sus aspectos.— Otros Philosophos
considerando, las alteraciones y mudan jas que la Luna cau-
sa en estos inferiores, assi por su cercania, como por su ve-
locidad, por la qual. Haze mas continuos aspectos con los
demás Planetas, le atribuyeron las passiones y accidentes
de los vientos, y que sea su efficiente principal. Este pare-
92
cer es communmcnte recibido de los Astrónomos, y tiene
congruencia de rajón con que fundarse, la qual han toma-
do de Tholomeo en el segundo del quadripartito, cap. 2, y
aunque en el modo de atribuyr estos effectos de los vientos,
y demás Metheoros á la Luna, y de hazer el juycio dellos,
aya differencia entre los que siguen á Tholomeo, y los Ara-
bes, los vnos, que el juycio se aya de hazer por el punto de
la conjunción, y qne según la naturaleza del signo en que se
haze, y participación de otros aspectos, se altera el Ayre con
estos, b aquellos vientos, los Árabes quieren que por el pun-
to de la opposicion se haga el juicio, y que del resulta la al-
teración en ios vientos, y todos concuerdan, que de la Luna
se causen, assi lo siente Aben-Ragel, y Ali-AbennRodan,.
en el commento dellugar citado de Tholomeo, Mesahalac,
en el Tratado de Recepción de Planetas, y en el de Rebo-
lucion de los años del Mundo, Hermes en el Tractado de
las Triplicidades, y en el Aphorismo ^^i donde dize, que
los aspectos del Sol, y la Luna, y participación con los de-
mas Planetas, nacen las alteraciones y mouimientos del
viento, y que assi de la Conjunción de Iupiter y del Sol con
la Luna se haze templanja en el Ayre, haziendose en signos
Aéreos, y de "la conjunción con el Sol y Saturno se causa
frió, y con Marte en signos de dos cuerpos, se causan obs-
curidad en el Ayre, y frequentes enfermedades, mas o me-
nos conforme la Luna dispusiere sus aspectos con estos
Planetas.
'Apercion de puertas que es.—Y que estas alteraciones, y
mouimientos de los vientos y demás Metheoros, que se veen
en estos inferiores se causen por los aspectos de la Luna con
el Sol, y demás Planetas la practican los Astrónomos, como
cosa recibida y cierta, y assi á Saturno, y Iupiter, en con-
junción en signos secos, le atribuyen grande sequedad en el
93
ayre, y en signos aqueos, le atribuyen grandissima humedad
nieues, y diluuios, lo mesmo que abundancia de granijos, y
tempestades fuera del natural tiempo, causan la conjunción,
opposicion, y quadrado aspecto de Saturno, y Mercurio con
la Luna, en signos húmedos lluuias, y vientos; en secos vien-
tos y sequedad, y en signos aéreos contrariedades en los vien-
tos, principalmente con qualquier aspecto de Iupiter; la con-
junción de Iupiter y la Luna, con participación del Sol cau-
san grandes vientos, y gran calor en el ayre, y en signos de
naturaleza de fuego, y en signos aqueos, aguas después de
los vientos; y assi succeden las alteraciones en los vientos
según la Luna dispusiere sns aspectos á los Planetas: y assi
se veen grandissimas alteraciones, quando succede vn as-
pecto, que llaman los Astrólogos apercion de puertas, y suc-
cede quando dos Planetas contrarios se miran con aspecto
grande, como es de conjunción, b diámetro, b verdadera-
mente, quando la Luna traspassa su luz entre dos Planetas
contrarios, (llamanse Planetas contrarios los señores de sig-
nos oppuestos, b contrarios) y en este tiempo se han de es-
perar mudanjas, y alteraciones, según la naturaleja de los
signos en que están la Luna y demás Planetas, desto haze
mención Haliabien Rodan, en el commentario de la vltima
palabra del Centiloquio de Tholomeo, donde cuenta las al-
teraciones que huuo en Egipto, assi de vientos y sequeda-
des, como de las grandes inundacionas, del Nilo,ypor que
para mayor claridad desto era necessario saber, que signos
eran aqueos, ó de naturaleza de el agua, quales terreos, aé-
reos, y ígneos, que Planetas dominen sobre ellos sus passio-
nes, y qualidades, y esto es proprio de los libros de Esphe-
ra, me remito á ellos, por no interrumpir la materia de que
voy hablando.
Galeno atribuyó á la Luna la efficiencia de los vientos.—
94
Esta mesma Doctrina y parecer han seguido Hippocrates y
Galeno, en muchas partes de los Libros de enfermedades
"vulgares, y en el de Historia Philosophica, cap. 75, y expre-
samente Galeno, en el tercero de dias decretorios, cap. 2,
donde no solo trata de las alteraciones que la Luna causa
en estos inferiores (especialmente en los vientos) como ex-
celente Medico, sino como peritissimo Astrólogo, en cuya „
comprouacion refiere aquellos versos tan celebrados dé
Arato.
Cymhia si cornu, quod se sustulit in altum
Incurbum specie, vel vt ctnnuat adfore Coelo
Soeua procellosi, praedicet flabra Aquilonis
Rnrsus venietpluuius nolus, han vbi partem
Poní suppinare conspeexeris, inque rccliuem
Sponte hábitum, &c.
Los aspectos del Sol y Luna no causan el mouimiento de
los vientos.—Aunque Esta opinión tiene mucho aparente de
verdad, no desata nuestra dificultad, antes se queda en su
fuerja,- y mas en está Civdad de México, y por que para ser.
la proposición vniuersal verdadera, han de ser todas sus
partes verdaderas, y para ser falssa le basta vna sola, es
necessario considerar en la disposición del año muqhos as-
pectos, de los quales según la doctrina de estos Autores, se
hauian de ver los efíectos, los .quales no succeden, ni la Lu-
na los puede causar, pues es impossible, que en los messes
del año, que no llueue en esta ciudad, puedan faltar aspec-
tos de Planetas, que influyan, y causen aguas, y nieues, y
otras alteraciones, las quales no se veen sino sola la altera-
ción en los vientos, y tiene esto mas fuerja si consideramos,
lo que succede en España, y en esta Civdad, que en los tiem-
pos de el Hiuierno, Otoño, y Primauera llueue en España
95
indifferentemenle, y en el Estio ay grande sequedad, y de-
jnos vn supuesto que sea verdadero, que en España en el
Hiuierno aya vn aspecto entre la Luna, y Venus, b entre la .
Luna y Mercurio, con participación de Iupiter, y que este
se haga en signos húmedos. Este aspcto también ha de suc-
ceder en la Nueua España y en México, variando solamen-
te en el tiempo por las horas, que se quitan por la longitud;
en España llueue, y aqui no, y no solo vn día si no muchos
dias, y aqui ninguno, y assi el Hiuierno de España es llu-
uioso, y el de esta Prouincia y Civdad de México, seco y
enjuto, y siendo esto como es assi, ha de ser vna de dos, b
que se varíen las virtudes de los Planetas, por la variedad
de las Regiones, b esto no tiene dependencia dellos, ni de
sus aspectos, lo primero es impossible, por que dezir que
quando el Sol está en León, que es su cassa, influyendo ca-
lor y sequedad, que en otra parte, b Ciudad eu el mismo
signo influya frialdad, y humedad es difficultoso, (particu-
larmente en las partes de que vamos hablando, que están
del Equador á la parte del Norte, dentro y fuera de los Trc- ,
picos de Cancro, por que de las que esj£in á la parte del
Sur, b al Polo Antartico corre distinta rajón.) Por que b
estas qualidades las influye por hallarse el Sol en León, y
estar entonces perpendicular; b mas cercano que en otros
tiempos del año, b los recibe de la Tierra, b de extrínseco
Agente, que las communique, no de la Tierra, por que seria
estar los Astros sujetos á la Tierra, y lo contrario es verdad,
y doctrina de Aristóteles, que todas las cosas se gouiernan
por el mouimiedto, y influencia de los Cíelos, y que estos .
inferiores están sujetos á ellos, luego no reciben de la Tier-
ra estas qualidades; pues dar extrínseco Agente, que haga
esto, fuera dar vn processo en infinito en las causas, y assi
necessariamente se ha de dezir que tienen estas qualidades,
96
y las influyen de vna misma suerte, en estas partes, pues,
vemos que assi la luz cerno las demás, passiones que tienen
los Astros, se hazen en vn mesmo signo aqui y en España,
y consiguientemente auia de ser la operación vna, y, vemos
lo contrario, luego esto no lo causan los aspectos de la Lu-
na y demás Planetas.
En Lima y toda la costa del Sur no llueue.—Tiene esto
mas fuerja si se considera lo que succede en el Perü en la
Civdad de los Reyes, y en toda aquella costa, que no llue-
ue, pues dezir que en todo el año falte aspecto de la Lu-
na con los demás Planetas, que influyan lluuias, y hu-
medades es imposible, pues que le falte materia inferior, 6
exalaciones tan poco, por que está junto á la Mar con Rios
grandes, y caudalossos, pues dezir que la cercania del Equa-
dor consuma los vapores, y los deseque, y que por esso no
llueue, no tiene verdad, pues debaxo del Equador y cerca
de el, como en Quito y en Panamá, ay infinitas lluuias: y
por que corre la mesma rajón de los vientos, voy haziendo
la fuerja en vn Metheoro solo, por que no ay mas rajón de
el vno, que de el íjtro, y si por todo el mundo discurrimos
se hallara, que esto no tiene vniformidad, ni se puede colle-
gir, que la Luna ni sus aspectos sean causa destos, b de
aquellos vientos. -
El efficiente de las aguas y los vientos es de una misma
consideración.—Y por que no le parezca a alguno, que no
corre la mesma rajón en los vientos, quiero, que entienda
la notoriedad de^ estos Metheoros, quan fuera'van de cau-
sarse de la Luna, ni de sus aspectos, pues entrando en el
Trópico de Concro, siempre reynan Brissas, con las quales
se nauega para venir á estas partes de la Nueua España,
por que siendo como son vientos de Leuante, y la nauega-
cion es al Occidente, se viene cun viento en popa, y esto es
97
tan continuo, y cierto, que á no serlo, no auia mas de bol-
uerse á España, por el mesmo camino que se viene, lo qual
no se haze ni puede, por que no ay viento para poder bol-
uer, que es indicio euidente, de que siempre reyna, aquel
con que venimos, que se llama brisas, b viento del Oriente;
Pues dezir que todo el año aya aspecto, que influya y mue-
ua vientos orientales, y no otro ninguno, es fuera de buena
Astioio/ia, y <_SwU es notorio á los que entienden la naue-
gacion.
Y otro accidente que suele succeder en la nauegacion con-
firma esto, que en vn espacio breuissimo de tiempo se muda
el viento por todos los rumbos de la aguja, pues dezir que
en tan breue espacio pueda hauer tan diuersos aspectos es
impossible, por que siendo los vientos entre si oppuestos,
no son considerables aspectos, b aspecto, bue en tan breue
tiempo causen mouimientos contrarios, pues no puede la
Luna con ser el mas veloz de las Estrellas errantes, hazer
aspectos que causen tanta contrariedad en vna misma cosa,
que en vn mismo: luego con rajón se ha de buscar otra cau-
sa mas poderosa y particular, que sea el efficiente de mouer-
se los vientos, y de estas particulares differencias, que suc-
ceden en las Regiones absolutamente contrarias.
Y aunque pudiera dezir alguno, que esta variedad y difíe-
rencia de los Metheoros, que se veen en esta Ciudad no so-
lo los causan los aspectos de los Planetas, si no también el
nacer con el Sol en el Orijonte de México, en diferente
tiempo, y en differente Signo algunas Estrellas fixas, las
quales causan lluuias, aqui; y en España, por subir con el
Sol, por el Orijonte con differente signo se causan sequedad,
y assi quando la canícula nace por el Orijonte en España
con el signo de León, cassa del Sol, en que se aumenta el
calor y sequedad con excesso, y produciendo el Sol, calor y
Sitio, &c—9
98
sequedad, y el signo ni mas ni menos, y la canícula de na-
turaleza de Marte, caliente y seca, es causa de que sea tan
caliente y seco este tiempo, y que estos dias sean tan nocibos,
pero en México, por nacer esta Estrella, hallándose el Sol en
el signo de Cancro, y como el Sol imprime en el dicho sig-
no frialdad y humedad, y el signo de su naturaleja sea frío
y húmedo, y sean mas poderosos dos testimonios de frialdad
y humedad, que vno de calor, y sequedad, no solo vencen
la naturaleja de la Estrella, si no que tiemplan los rayos ca-
lidissimos del Sol, y por esta causa, quando nace por el Ori-
jonte desta Ciudad de México, á treze de lunio, no solo no
causa calor, y sequedad como en España tan dañosa, mas
antes causa calor, y humedad templada, de mas de que en
este tiempo del verdadero nacimiento Cósmico de esta Es-
trella, nace el mesmo dia el Sol con las cinco Estrellas in-
formes de- la constelación del Can mayor frias y húmedas,
de naturaleja de Venus, las quales tiemplan la mala natu-
raleja de la Canícula, y aunque algunos ayan querido que
estos Metheoros succedan, por el nacimiento de algunas
destas estrellas, no tiene rajón efficaz con que prouarse,
por que de la misma suerte, por el tiempo que no llueue en
esta Ciudad, suben con el Sol por el Orijonte otras muchas
Estrellas fixas, en el qual tiempo hallándose el Sol en sig-
nos de su naturaleza frios y húmedos, y que auia de llouer
e imprimir frialdad, no lo haze, antes haze tiempo caliente
y seco, seco en excesso, y caliente templado, como se po-
drá ver en el Iuntino, thomo 2, de estellis fixis, fol. 987,
Magino secundorum mouilium Coelestium, cap. vlt. fol. 37.
—El Padre Clauio en el Commento de la Esphera de Sa-
cro Bosco, folio 201. Tholomeo en su almagesto, Libro Oc-
tauo, Capitulo Quinto, Copernico de Reboluciones, Lib. 2,
Cap.. 14, fol. 59. Gemafrisio del vsso y composición del
99
Globo Celeste, Cap. I. Luego, ni del nacimiento de las
Estrellas fixas, desta b aquella naturaleja por el Orijonte, ni
de los aspectos del Sol y Luna, y de,mas Planetas, no se cau-
san estos Metheoros, ni se les puede atríbuyr á estas causas
el efficiente, assi de las aguas como de los vientos.
Y aunque se les quisiera atríbuyr esta efficencia, y causa
de mouimiento de los vientos, no ay rajón con que prouarlo,
y se les podría preguntar por que estos aspectos b nacimien-
tos de Estrellas, no mueuan localmente otros cuerpos, pues
de parte dellos no ay repugnancia, principalmente en los que
no obran por libre aluedrio, pues no ay mayor rajón de
vnos, que de otros, de mas que en este mouimiento se ha
de considerar, si es causado por virtud intrínseca, b extrín-
seca; si de extrínseca es incierta la causa de su nacimiento,
y puede faltar, pues que la tengan intrínseca, y por virtud
propria como los animados graues y ligeros, tiene infinita
difficultad en Philosophia, y assi la haze, que auiendo dado
Dios Nuestro Señor, á todas las cosas que son criadas y or-
denadas para la conseruacion deste mundo inferior, su na-
turaleza, forma, y effectos, y todo lo necessario y consiguien-
te á su forma, y tiniendo los vientos los miuientos que vemos,
y siendo tan necessarios para la conseruacion del vniuerso,
ayan de tener el principio y efficiencia de su mouimiento in-
cierto, b de extrínseco agente, y no por virtud propria según
su naturaleza.
Ijo. causa efficiente de él mouimiento de los vientos y demás
Metheoros, es la voluntad de Dios.—Cassi falta ya viento con
que poder yr á buscar el efficiente del mouimiento suyo, pues
que no le podemos hallar en los inferiores, ni en los superio-
res de la ¿Etérea Región, atribuyéndolo al Sol, Luna, y Es-
trellas aspectos y configuraciones suyos, y pues los mas se
han acogido al sagrado de los Cielos, quiero acogerme al
100
mas sagrado, que es el Impirco, y ver si alli ay mas corteja
de la causa efficiente del mouimiento de los vientos; y que
esta sea la voluntad de *Dios, que los mande mouer, á la
qual obedecen como todas las demás del vniuerso.
Esta Doctrina, no puede dexar de parecer bonissima; y
en ella es forjoso hablar con mucho cuidado, porque acogi-
do á tal sagrado como es la voluntad de Dios, y reseruando
sus efíectos á su inmensa prouidencia no se atreuerán á de-
zir en contrario, y con ser esto tan cierto, estoy oyendo á
algunos, que dizen que es verdad, que Dios es el que lo go-
uierna todo, mas que en las causas nuturales, y de philoso-
phia, es necessario buscar en los inferiores su rajón; mas
como se ayan hecho estas diligencias, y no se alie rajón efi-
caz ni aun probable, que en los inferiores ni superiores de
la ¿Etérea Región aya á quien poder dar esta virtud, y efi-
cacia del mouimiento local, y incierto de los vientos, assi
assido lance forjosso acudir á Dios.
El Real Propheta atribuye á Dios la efficiencia del moui-
miento délos vientos.—Y por que no parezca, que tan sin
padrinos me voy á tal sagrado, quiero que el primero sea el
Real Propheta Dauid en el Psalmo 134, donde dize, Edu-
cens nubes ab extremo terrae, fulgura in pluuiamfecit, qui
producit ventos de The sauiris suis, &c. En la glosa ordi-
naria, Eutimio es de parecer, que por los Thesoros de*Dios
se entienden los lugares ocultos de á donde nazen los vien-
tos, y que se llama thesoro, y oculto, por que su generación,
y lugar se ignora, b se puede entender, que da los vientos
de sus thesoros, para darnos á enteuder, que está en sus
manos el darlos, assi como los thesoros en las manos del
poderosso y dadiuosso, que loda quando quiere con gran
facilidad y assi por aquella palabra, de los thesoros suyos
da los vientos, es muy bien entender la voluntad de Dios,
íoi
por que assi como está en ella el dar los vientos y su que-
rer y hazer sean en vn mismo tiempo, es muy buena doctri-
na, que por sus thesoros se entienda su voluntad, y que por
ella se mueuan los vientos quando él quiere y vee que es
necessario.
Y confirma el Autor citado esta doctrina, por no poderse
dar otra rajón mas efficaz con que hazer euidente esta ver-
dad, por que ver tantas variedades en los vientos á quien se
puede atribuir su eficiencia si no solo á Dios, y por que no
pierda la gallardía de las palabras deste Autor las pondré
aqui.
Illud autem, quam máxime admirandum est, quod modo
hunc, modo illum, Deus ventum emittat, é aliquando vna
vlrumque, pcr.scpé etiam plures, vno & eodem tempore, per-
sepe ctiam nullum ¡irorms: alque haecomnia ex vtilitate, é
nihil sine ralione: illis scilicet in terca inclusis, vel vti in
quibusdam thesauris, atgue illinc quoties Deo libuerit, máxi-
ma cum facilítate eductis. De modo que entre las cosas de
grande admiración que ay en el mundo es ver como Dios
vnas vezes nos embia vn viento de vna parte, y otras -vezes
de otra, y algunas de dos partes, y muchas vezes todos los
vientos en un mesmo tiempo, y otras ninguno, y todas es-
tas cosas hechas con muy grande acuerdo, vnas vezes ti-
niendolos encerrados, como en vnas cuehas muy,esconda
das (que esso significa este nombre Thesaurus) que assi lo
entiende Plinio,* llamando thesoro Ift abertura-aboca de
la cueba, donde los Sátiros esconden su comida, y Auloge-
lio de parecer de Valerio Sorano, escribe que lo que los
Griegos llaman thesoros es lo que los modernos latinos
* Plinius, lib. 17, c. 14, Thesaurus maxillarum, in quod satyro-
rura & Sphingiorum gemís cibum abscondit, Aulus Gelius, lib. 2,
cap. 80.
102
llaman cuebas, b soterraños para guardar las cosas antiguas
y religiosas, y desta parte donde los tiene escondidos, quan-
do es su voluntad los saca con muy grande facilidad, y assi
quando dize el Propheta, que saca Dios los vientos de sus
thesoros, es tenerlos como en lugares ocultos como guarda-
dos, y depositados, para servirse dellos, en lo qual se mues-
tra ser el verdadero efficiente, y cusador de sus mouimien-
tos, y assi elegantemente dixo el Poeta* tratando como Dios
es Criador, y gouernador de los vientos y tempestades.
Sceptra, tenens mollitq; ánimos, & temperat iras,
Ni facial, maria, ac térras, coelumq; profundum,
Quippe serant rapidi secum, verrantq; per auras.
Y esto se vee euidentemente ser Dios el verdadero effi-
ciente de los vientos, en aquella tempestad del Mar de Ti-
beriades como refiere S. Matheo,** que leuantandose man-
do á los- vientos, y la Mar, y luego se vio vna tranquilidad
grande, y los que iban en el Nauio se admiraron diziendo,
quien es este á quien obedece el mar y los vientos, luego
bien sé collige que el los mueue y quieta conforme es su
voluntad, y es el verdadero efficiente de su mouimiento,-y
assi dize por Isayas> en el cap. 51, yo soy tu Dios y Señor
que rebuelbo lo&mares, y leuanto sus olas, y el Propheta en
el Psalmo 80, Tu tienes el dominio sobre la Mar, y mitigas
y corriges el mouimiento de sus olas, y lo mesmo siente Ni-
colao de Lyra, sobre el Psalmo 134 citado.
* Virgil. I, M Neid.
** Math. cap. 8, Sürgens imperauit venus, & Mari, & facta est
tranquilitas magna. Porro homincs mirati sunt dicentis, qualis est
hic quia venti & Mare obediunt ei, &c.
103
El Sánelo Iob atribuye á Dios la causa efficiante de los
vientos,—El segundo Padrino es el Sancto Iob, en el capi-
tulo 28, cuyas palabras son estas. Ipseenimfinesmundiin-
tuetur, & omnia, quae sub coelo sunt respicit, quifecit ven-
us pondus & aquas apendit in mensura, quando ponebat
pluuijs legem, & viam procellis sonantibus, &c. El glorios-
so Sancto Thomas eu la ljction segunda explicando este lu-
gar, dize, que el Sancto Iob va hablando de las criaturas
mas excelentes, en las quales se termina el orden de todas,
subiendo desde los inferiores hasta los superiores, y nos en-
seña las que están debaxo de estas por las quales entiende
los elementos, y assi dize que mira todas las cosas, que es-
tan debaxo del cielo, y por que no le pareciesse á alguno,
que el conocimiento de estas cosas le tenga Dios tomando
la rajón dellas, si no que la suya es independiente. Dize
que hijo peso y medida á los vientos, y que se mueuen co-
mo el quiere, y lo mesmo dize de las aguas, que les tiene
puesta su medida, (y este verbo faceré) ordinariamente en
las sagradas letras significa disponer vna cossa con arte e
industria, y como, que se fabrica con mucho cuydado, y á
donde dize (pondus) los setenta leen (libramentum) que es
como dezir, que los tiene Dios asidos con su mano y los
templa y pone en cierta medida y peso, para que no soplen
sino en cierto tiempo y a cierto termino y prefinida ley con-
forme sn voluntad. Y assi consta de 1»" rfoiduria, cap. II,
que dispuso todas las có/as en nume/< ,?peso, y medida. Y
assi dio á los vientos su peso y., á jSfs aguas, conforme á su
voluntad, y las da quando quiere y como quiere, y assi el
Sancto Iob en el cap. 5, dize que Dios es el que.da las llu-
uias, para la tierra, y es cosa de que se precia Dios como
de cosa propria, como se collige del Psalmo 146, y de Ie-
remias cap. 10 y 14, donde dize por ventura ay en los dio-
104
ses de las gentes alguno quede las aguas, y los vientos, por
ventura pueden lodar los cielos? Vos soys Señor nuestro y
nuestro Dios á quien esperamos que es el que hijo estas
cosas y las da y assi San Pablo dize que dándonos los bie-
nes del Cielo nos da las lluuias, y los tiempos fructíferos, y
llena de comida y contento los corazones de todos, y assi
dize Clemente Alexandrino.*
Cui omnia, qui ventos que moues, atq; omnia nimbis,
Contegis &c.
Aguas y vientos los da Dios quando quiere. —Y se expli-
ca más esto en el cap. 38 de Iob ** que dize, que dio tanta
abundancia de aguas, para que llouiesse no solo en los lu-
gares cultiuados y habitados, sino en los desiertos donde no
pisa planta mortal de lo que se collige; que todas estas co-
sas están en la voluntad de Dios y las mueue quando quie-
re, y assi hijo peso á los vientos y medida á las aguas, y
assi lo declaran aquellas pulabras del Propheta Amos en el
cap. 4, di aguas en vnas ciudades, y en otras no las di, las
que no tuuieron aguas se secaron: y las otras estuuieron
fértiles y abundantes, y el Sancto Iob en el cap. 36 dize
que Dios quita las aguas y impide los efectos que pueden
causar las'Xstiyllas, que influyen huwtdad, y de aqui se si-
guen hambres^ virilidades: y se lee en el 2 libio de los
Reyes, que en los^** >s"'de Dauid que. por Saúl-y su cassa
huuo grande hambre "pOr tres aft©£ enteros. Y en el tercero
délos Reyes, cap. 18, se lee que le mando Dios á Elias,
* 5 Stromatum.
** Quia dedit vchementissimo imbri cursum? vt plueret super
terram absq; homine indeserto vbi nullus mortalium commora-
tur &c.
105
que fuesse y hablasse á Acab para que diesse aguas, que
fertilizassen la tierra auiendo durado la esterilidad y ham-
bre por tres años y seys meses como testifica San Lucas, en
el cap. 4, y claramente se collige estar estos Metheoros en
la voluntad de Dios como se ha conocido en muchas este-
rilidades y hambres, que por falta de las aguas an succedi-
do vna que vuo en tiempo de Adán.* Y la segunda que se
siguió á la muerte' de Abel, en tiempo de Abraham, y de
Isaac, y la que vuo en tiempo de Iacob, que affirma Iose-
pho, que fue vniuersal, por falta de aguas, las quales quita
Dios por nuestros pecados, y lo mesmo haze con los vientos,
con los truenos, Relámpagos, Rayos, granijos, y nieues, que
los tiene Dios como guardados para vssar de ellos como
instrumentos para castigar el Mundo, de donde se collige
estar todas estas cosas en su voluntad, y assi concluye el
Sancto Iob,** Que tiene Dios cassa de armas, que llamo
thesoros de nieue, y granijo, donde tiene todos estos Me-
theoros para darlos quando quiere y como quiere.
Y esta Doctrina no es contraria, á la que el mesmo Sancto
Thomas enseño en el Segundo de los Metheoros, por que
alli va explicando como Philosopho, el parecer de los Aris-
totoles, y aqui siguiendo la Doctrina de estos Sanctos Prophe-
tas, hablando de lo que siente ser verdad, pone por efficien-
te causa de los vientos la voluntad de Dios.
San loan sigue el mesmo parecer qne los demás Sanctos,
—El Tercero Padrino, es el glorioso San luán, en el 7 Cap.
del Apocalipsi, lugar conocidissimo. Post haec vidi quatuor
Angelos stantes super quatuor Ángulos terrae, tenentes qua-
tuor ventos terrae, noñarent super Terram nec super Mare,
* Ruth, 9, Gen. 4.
»* Cap. 38.
io6
nec in vllam arborem, de. Sobre este lugar ay tantas inter-
pretaciones, que le ha dado para poderle aplicar a nuestro
proposito gallardissimamente, vnos dizen; que por estos
quatro Angeles, se entienden las quatro monarquías, de
los Asirios, Persas, Romanos, y Medos: Nicolao de Lyra
dize, Que se entiende por los quatro vientos, aquellos per-
seguidores que vuo en la Iglesia* en vn mesmo tiempo,
imperando Galerio, y Constantino, que fueron Maximino
en Oriente, Seuero en Italia, Magencio en Roma, y Lici-
nio en Alexandria de Egipto, y que por estos quatro vien-
tos que están tiniendo los Angeles para que no dañen, se
entienden estos quatro Tiranos.
Andreas Cretense y su opinión.—Andrés Cretense es de
parecer, que por estos quatro Angeles, que están tiniendo
los vientos por que no soplen se ha de entender, que están
alli como executores de la voluntad diuina, y que assi esta-
ran hasta la venida del Ante Christo, para cumplir el man-
dato de Dios, y assi se collige su mouimiento ser reseruado
á su voluntad, las palabras del citado Autor son estas. Iunc
enim soeuailla tempestas furibunde de seuiet, non in vna
alíqua terrae parte solum, sed in vniuersa térra, quareetiam
super quatuor ángulos extitisse narrantur que implerent mi-
nisterium, diuinitus, quidem sibi de mandatum, nobis au-
tem incognitum; Ast vero ventorum cohibitio legitimi diso-
lutionem ordini§, in euitambilem que comminatorum malo-
rum euentum hand dubie insinuat. Luego si tiene estos
Angeles para executores de su voluntad el mouimiento
de los vientos depende de ella, y comprueua esto lo que se
lee en el Sancto Iob, en el cap. 37, donde llama á los vien-
tos, espíritus de Dios. Fiante Deo concrescit gelu & rursum
* Lib. 9, de histé Ecsleaiasíkai
ic?
lalissime fundunlur aquae. Y en otra traslación se lee. Fia-
tuque Dei dabit nubes: y en el cap. 15, le llamo al viento es-
píritu de la boca de Dios,'y el Psalmo 106, Dixit d stetit
spiritus procellae, d exaltati suntfluctus eius. Y en el Psal-
mo 147, Flabit spirilus eius dfluent aquae, y en el Psalmo
148, Ignis, grando, nix glacies, spiritus procellarum, quae
faciunt veruum eius. De suerte, que el fuego, el granijo, la
nieue, el yelo, y los vientos, que esso significa esta palabra,
Spiritus procellarum: vn viento fuerte y tempestuosso, y son
Metheoros que tiene Dios como instrumentos, para con ellos
executar su voluntad, y se collige de muchos lugares de las
sagradas letras, de Iob, en el cap. 38, donde dize, Que tie-
ne Dios thesoros de nuieue, y de granijo. Y de Hieremias,
en el cap. 30. Ecce turbo Doni furor egrediens, proceda
ruens in capite impiorum conquiescit. De Amos, en el cap.
4, Ecceformans montes, d crcans ventum faciens matúti-
nam nebullam, de. Y del cap. 14 del Éxodo, se conoce
euidentemente; que vssa Dios de los vientos coforme á su
voluntad, y les ordena lo que an de hazer, y quando an de
soplar, y assi los embib á secar los caminos que había abier-
to en el Mar Bermejo, Moysses para que passase el Pueblo
de Dios. Fiante vento vehementi, d vrente tota nocte, d ver-
til insicum. Y assi interpretan los Hebreos aquellas pala-
bras del Psalmo 103, Quifacit Angelos suos spiritus, Que
a los vintos, que son los espíritus de su boca, los haze ins-
trumentos de su voluntad, ministerio: como dixo Andrés
Cretense ordenado de Dios, y incógnito a nosotros.
Y assi con mucha rajón el Sabio, en el cap. 7 de la Sa-
biduría, Entre las cosas de gran sciencia que Dios le auia
dado, haze gran caso el -saber la fuerja de los vientos, y
sus propriedades, y assi dize, Ipse dedit míhi horum quae
6unt scientiam verán; vt sciam dispositionem orbis terrarum,
io8
d virtutes Ele-mentorum initium, d consumalioncm, d me-
dielalem temporum slellarum disposiliones, naturas anima-
lium, ór» iras vestiarum, c> vim ventorum, ó° virtutes ra-
dicum, cV quaecumque sunt absconsa, d improuissa didici
omnium enim antifex docuit me sapienlia, de. Y assi es
negocio arduo el querer asignar otro efficiente del moui-
miento de los vientos, si no es á Dios, considerando su
ímpetu su ligereja y variedad, por que vnos corren en vnas
Regiones, y son como señores de ellas, en otras corren, yá
vnos, yá otros, y algunas vezes contrarios en vn mesmo
tiempo como se dixo arriba, y succeden con tanta ley vnos
á otros, que parece inuiolable, y assi el comprehender su
naturaleza y propriedades es gran gloria y sabiduría, y se
deue atríbuyr á Dios como á efficiente y mouedor suyo.
La gentilidad atribuyo á Dios el efficiente de los vientos.
—Y el atríbuyr á Dios los efíectos de las cosas de que la
Philosophia no alcanja su verdadero principio dexada la
auctoridad, que ello mesmo tiene en si no solo los Chris-
tianos, a quien con mayor obligación incumbe el creer esto,
si no también los Gentiles en su vana ceguedad atribuyan á
sus Dioses la causa de las cosas que en los inferiores no ha-
llauan rajón natural, y assi el Poeta* contando la passion de
I uno contra los troyanos dize, Que fue al Dios .¿Eolo, el qual
tiene y apremia los vientos, causando las tempestades, unién-
dolos encerrados con grande acuerdo por que no asolassen el
Mundo, y assi le ruega, que suelte los vientos, y cause vna
tempestad con que anegue los troyanos, a cuyos ruegos dize
el Poeta, que el Dios JEolo hirió en los montes, y salieron
de su encerramiento á obedecer su voluntad, la gallardía de
los versos no permite otra lenga^que la materna suya.
* Virg. I, iEnei.
iog
Hic vasto Rcx Acolas antro.
Lucíanles ventos tempestates que sonoras
Imperio praemit, ac vinclis, d carcere praenat.
Sed Pater omnipotens speluncis abdidit atris.
Hocme tuens de.
Y mas abaxo;
Incute vim ventis sub mersus, que obrue pupes
Haec vbi dicta, cauum conuersa cúspide montem.
Impullit in latusf at venti, Vel vt agminefacto
Qua data porta ruunt, d terinas turbineperflant, de..
Y Estacio Papinio en el 10 de la Thebaida.
Sic Pater JEelus antro. Portam saxsopraemat imperiosus.
Y Mantuano.
Ventipoténs, súbito litloris imagine sumpta,
JEolus aequorcis, ventos, quifraenat in antris.
Este mismo parecer siguen Homero en la Iliada 94, y
Ouidio en el primero de los Methamorphoseos, que aunque
el parecer y auctoridad de los Poetas no la tenga muy gran-
de, en quanto concuerda con lo que queda dicho, atribu-
yendo á Dios la efficiencia del mouimiento de los vientos,
es muestra grandissima de la verdad que en si tiene.
Y aunque la rajón deste mouimiento parezca reseruada
á Dios, y que los puede mouer á la parte que quisiere, fue-
ra de que todas las cossas le están obedientes, y que no se
mueue oja en el árbol sin su voluntad,* assi como á los
* 2. Phis. 0. I, & 3. Coeli, & 2, degenera.
Sitio, &c.—10
no
cuerpos graues les dib inclinación de su mouimiento, á lo
abajo, y-á los ligeros á lo alto, y á los demás entes naturales
les dib su inclinación passiones, y calidades, que siguiessen
su propria y indiuidual naturaraleja, les dio á los vientos la
virtud motiua, á esta, b aquella parte, en este, b aquel tiem-
po, lo qual sigue, particular orden, y dispossicion de su na-
turaleja según la qual se mueuen.
Su inmediata causa propria, y efficiente de su mouimien-
to, fuera fácil de señalar, cnya verdad persuadiera la mesma
razón, si no fuera vna de ciento y cinquenta proposiciones,
que con el fabor de Dios á su tiempo saldrán á luz, de las
quales es vna qual sea la causa efficiente y natural de los
vientos, y la verdadera causa del fluxo y refluxo del Mar sin
hazer tan largos discursos, de que mengue en el Sur, quan-
do crece en el Norte, y al contrario según la opinión de
Henrrique Mertin, cuya experiencia es difficultossa, y la Phi-
losophia mas, y la causa de traer la piedra Yman al yerro,
y hazer que la aguja de la nauegacion siga el Norte, y lo
de las virtudes ocultas de las piedras y medezinas can tanta
claridad, y lisura que ella mesma persuada, los mas delga-
dos indagadores de las cosas naturales, por que haora siga-
mos el discurso nuestro, inquiriendo el numero de los vien-
tos, sus naturalejas, y propriedades, y successiuamente los
que corren en esta Ciudad de México.
DE EL NUMERO, Y DIFFEREJÍCÍAS DE LOS VIENTOS.
CAPITVLO OCTAVO.
Aviendo dicho en el Capitulo passado, que sea viento su
causa efficiente y material, es necessario saber su numero y
differencias, y en quantas partes se diuidan.
Los vientos sean diuidido en muchas partes.—Quatro
vientos Cardinales quenlan las Sagradas letras,—En su di-
uission y numero ha auido diuersas opiniones, y le han di-
uidido según su parecer nauegantes, Astrólogos, Poetas, y
Médicos, por que assi como del Centro á la Circunferencia,
se pueden hechar infinitas lineas, b tantas determinadas,
assi puede cada vno hazer la diuission como le pareciere;
la commun y que se collige de las Sagradas letras, quenta
quatro vientos cardinales, que soplan de los quatro ángulos
del Mundo, assi se collige del Psalmo 106, de Regionibus
congrcgauit eos. A solis ortu & occasu, d ab aquilone, d
Mari. Y del cap. 24 de San Matheo. Emiltet Ángelus suos,
cum turba & voce magna & concregauit electos eius a qua-
tuor angulis terrae, de. Y expresamente del séptimo capi-
tulo del Apocalipsi, que citamos en el Capitulo passado, en
que vib quatro Angeles que estauan en las quatro partes del
Mundo, tiniendo los quatro vientos, que no soplen, y la
112
mesma Doctrina siguen los Philosophos, y commun de los
♦Médicos. Los Poetas, que en todo han dado su parecer,
aunque hazen relación de muchos vientos, quentan quatro
principales como se collige de Lucano en el primero de las
Pharsalias.
Heu quantum terrae potuit Pélagi que parar i,
\nde venit Titán, d nox qua sidera condit
Quaque dies medius flagrantibus aetuat horis,
& qua bruma rigens, ac nescia veré remití i
Astringit Icythicum glacialifrigore pontum.
Y de Marco Manilio, en el quarto libro de su Astrono-
mia.
Asper ab axe ruit bóreas, fugit eurus ab ortu
Auster amat médium solem. Zephirus que profundum,
Y Ouidio en el Segundo Libro de tristibus.
Nam modo purpureo vires capit Eurus abortu
Nunc Zephirus sero vespere misus adest.
Nunc gelidus sicca bóreas baccatur ab arctu
Nunc notus aduersa, praeliafronte gerit.
Estos quatro vientos communmente, llaman Oriental,
Occidental, Septentrional, y Meridional, tomando el nom-
bre de la parte, y lugar de donde soplan.
Alberto Magno quentadoze vientos.—Oriente, Subsolano
vulturno y euro.—Occidente, Zephiro, Coro, Áfrico.__Polo
Ártico. Norte, Bóreas, Ciergo.—Polo Antartico, Austro,
Euaoguster, Libanoto.—Alberto Magno en el Libro ter-
"3
cero de los Metheoros en el tratado primero, cuenta do-
ze vientos, tres que corren de la parte de Oriente, según
los tres nacimientos que se atribuyen al Sol por la obli-
quidad de los signos. El vno Equinoctial, quando entra
en Ariete, b Libra, otro Estiual, quando entra el Sol en
Cancro b su Circulo, que llamamos Trópico de Cancro,
y otro hiemal, b brumal, quando entra en Capricornio,
b en su Circulo: al viento, que corre de la Equinoctial,
communmente se fiama Subsolano, El del Estio vul-
turno. Y el del Hibierno Euro. Y de la misma manera
consideramos el ponerse el Sol de tres maneras, Ocasso
Equinoctial, del Estio, y del Hibierno, del Occaso Equi-
noctial corre el viento Cardinal, que se llama Zephiro, b
Fauonio, del Occaso Estiual el que llaman Coro, del Occa-
so Hiemmal el Áfrico: En la parte Septentrional. Conside-
ramos otras tres partes, de las quales corren otros tres vien-
tos, La vna y principal, que se llama Septentrión, b Polo
Ártico, de la qual corre el viento, que se llama Septentrio-
nal, b Norte, de la parte derecha deste Polo el que se llama
Bóreas, b Aquilón, y de la izquierda el que se llama Cierjo.
Y assi mesmo de la parte del medio dia se hazen tres diuis-
siones, de las quales corren otros tres vientos, del Polo An-
tartico corre el viento Sur Austro, b Notho, de la parte de-
recha el que llaman Euro Auster, b Euro notho, y de la
izquierda el que llaman Austro Áfrico, b Libanoto.
' Subsolano viento del Oriente.—El Sub solano que es vno
de los principales, que corre del Oriente, y se llama Equi-
noctial, es viento de su naturaleja caliente y seco, templa-
do, suaue, puro y subtil, y saludable, principalmente á las
mañanas, lo qual tiene de su naturaleja, por que se pueden
variar sus qualidades por los lugares b partes donde passa,
como lo sienten Aulo Gelio, en el Lib. 2, cap. 22, Séneca,
ii4
en el Lib. 5, de las quaestiones naturales, cap. I, Stobeo,
Lib. I, Elog. Phisic.
Vulturno 2 viento del Oriente estiual.—El Segundo vien-
to, que nace del Oriente estiual, llamado Vulturno, es el que
los Griegos intitulan Cecias, el qual de su naturaleja es ca-
liente, y seco con algún excesso, cuyas propriedades son le-
uantar muchas nubes, del qual dixo Lucrecio en el Lib. 5.
Altitonans vulturnus, dausterfulminepollens.
Silla le llamo Sonoro, y Claudino arrebatedor. Aristóte-
les* dice, que sopla de tal suerte, que atrae assi las nubes,
(como se dixo) y desto se tomó el Adagio conmun: Mala
ad se trahit, vt Coecias nubes.
Euro 3 viento del Oriente hiemal—El Euro, que nace
del Oriente Hiemal, es de quien haze relación Aristóteles,
en el lugar citado, tiene propriedad de en llenar el Oriente
de nubes, caliente y seco algo remisso, Colluniella en el
Lib. 5, cap. 5, dize, que suele offender las Vides. Y assi es
necessario cubrirlas para que no las queme: sus. palabras son
estas. Vt. nisi legminibus opacentur veluti halituflameo,
fructus vrantur. Los Poetas le han dado insignes epitetos,
vnos de sus propriedades, otros de los lugares donde corre,
y assi Ouidio? Eurus ad auroram, nabalthea que regna re-
cessít. Virgilio en el Tercero de las Geórgicas le llamó Ri-
pheo. Gens effrena virum Riphaeo tunditur euro. El Pe-
trarca le llamó pestilencial.
Pestifer hinc eurus, hinc humidus irruit auster.
Mantuano le llamó indico.
Riphoeus Bóreas, aut libs, aut indicus Eurus.
* 2 Meth, c. 5;
"5
ZepJiiro Vünto Cardinal del Occidente.—Del Occidente el
primer viento se llama Zephiro, tan celebrado de los Poetas,
y de su naturaleja templado, disuelue las nubes y las cosas
que con el áspero yelo se endurecieron, las disipa y exala,
con el las flores, y las rosas se extienden y recrean, y assi
lo encareció Boecio.
Cum nemus flatu Zephiri repentis
Vernis irriguit rosis, ó°¿\
Plinio dize, que quando corre este viento empieja el Vera-
no, y las flores. Cephirus nominatus ver incoat aperit que tér-
ras. Y Homero como refiere Aulo Gelio, en el Lib. 2, cap.
22, Cumqae euro incubrit Zephirusque, notusque, furentes. Lu-
cano le llama templado en el Libro 4. Y Ouidio en el 2 de
los fastos. Hippocrates* en el primero de enfermedades
vulgares, haze recordación deste viento: Después que el hi-
uierno passo, y el Sol se va acercando. En aqueste tiempo
empejando á soplar el Zephiro, &c. Y el Doctor Valles en
el comento del lugar citado, dize que ordinariamente son
placidos y regalados los tiempos en que corre este viento.
Áfrico 2 viento del Occidente hyemal.—El. Segundo viento
del Occidente Hiemal, es el que se llama Áfrico, frío y hú-
medo lluuiesso, y que siempre anuncia tempestades. Tomo
su nombre de la Región de África, del haze mención Virgilio
en el primero de la ^Eneida.
Vna Eurus notusque ruunt creberque procellis
Africus, d vastos tollunt adsidera fiuctus.
* Hipp. I de mor const, 2 iam autem post bruma lem solis con-
uersionem, & tuno cum Zephirus fiare incepit, &c
n6
Horacio le llamo precipitado en el primer libro de sus epis.
tolas, Nec timuit praecipitem aphricum, &>c. Y en el Tercer
Libro de sus. Sátiras pestilente. Necpestilentem senciet aphri-
cum. Otros le llaman Proterbb, Nubiloso y cruel, conforme
los efíectos suyos.
El 3 viento del Ocasso estiual Corus.—El Tercero viento
del Ocaso estiual, es el llamado Coro, y en Griego Argestes,
y Iaspis, de su naturaleja frío y húmedo templado y nubi-
loso, haze del mención Lucano, en el primero de las farsa-
lias. - -
Non corus in illum.
tus habeí aut Zephirus &*c.
Claudiano le llamo á este viento rabiosso. Lib. 5.
Aquiloniae procellac rabidi tácete cori.
Virgilio le llamo repentino, Séneca le llamo Hiuiernijo.
In sani boreae minas imbriferumque corum.
Viento Norte Cardinal del Polo Ártico.—El viento princi-
pal que corre del Norte, es el llamado assi, por correr del
Pelo Ártico, ó Septentrional, llamado assi por traer su ori-
gen de aquellas siete estrellas que el Griego llama Aparcias,
que son las del Norte, es de su naturaleja frío y seco, y assi
quando corre destierra las nubes aprieta los cuerpos, y los
poros, purifica los humores, y corrige el ayre pestilencial.
Ciergo 2 viento del Norte.—El segundo que corre de la
parte derecha del Septentrión es el que en España llaman
gallego, y regañón, y communmente Cierjo, por la vecindad
que tiene con el Coro viento del Occidente, es frió y seco
n7
demasiadamente, haze grandes yelos, y nieues, del qual ha-
ze mención Lucano en el primero de las pharsalias.
Solus sua littora turbal Circuís.
Aquilón 3 viento del Norte b Bóreas.—El tercero viento
Septentrional, que cae hacia la parte del Norte, es el Aqui-
lón, ó Bóreas, celebrado de las sagradas letras, Poetas, y
Médicos, es frió y seco, destruye las flores y fructos tiernos,
y las vides que empiejan á produzir. Ouidio le llama Orri-
fero. Scithiam septem que tryones. Horrifer inuassii Bóreas,
y Virgilio le llamo elodo en el Segundo de las Geórgicas.
Et glacialis hiems, aquilonibus asperat vndis. Boecio en el
Lib. I.
Nunquam purpureum Nemus
Lecturus violas petas
Cum saeuis aquilonibus
Stridens Campus aborruit.
Deste viento hace especial mención nuestro doctissimo
Hippocrates, en la Tercera Section de los Aphorismos, en
infinitos lugares en el quinto hablando de los vientos dize*
que si corren vientos Aquilonares abrá tosses, asperejas de
la garganta, y difficultad en el arrojar los excrementos, y
difficultad de vrina, horrores dolores de costado y del pe-
cho todo el tiempo que durare esta constitución y en el
aphorismo onze. Si en los tiempos del año el Hiuierno fue-
re seco y Aquilonar. Y el Verano llouiosso y austral, que es
como si dixera que corriendo estos vientos en estos tiempos
deste modo. .En el Estio se han de esperar calenturas agu-
das, y en el Aphorismo doze y treze, y diez y siete desta
* Api. 5, Austri. auditum, &c.
n8
mesma section. Y en el primero libro de las Epidemias en
la constitución segunda, que empieja en Thaso* antes del
Otoño, dize que corrieron intempestiuamente vientos borea-
les, y del Austro lluuiossos, y que esto durb hasta el Ocasso
de las pleyadas, que es por Nouiembre. El verano dize mas
abajo fue, con vientos Aquilonares, y frió con algunas aguas,
continuamente corrieron los vientos que llamamos Etesias,
luego junto al Nacimiento de Arturo, que viene ser por los
Caniculares. Y Galeno en el Comento del primer Aphoris-
mo de la tercera Section Victor trin Cauelo. Y el Doctor
Valles en el Comento del lugar citado,** y Ludouico Le-
mosio, y de mas de la notoriedad deste viento acerca de los
Médicos la tienen en*las diuinas letras, en difíerentes luga-
res, como se puede ver en el séptimo del Apocalipsi. Y en
el Quarto Capitulo, de los Cantares, y en otros muchos.
Viento Austro Cardinal de la parte del medio Dia.—De la
parte oppuesta, del Norte, que es el Sur, b del Polo Antar-
tico, corren otros tres vientos, el principal dellos que corm
munmente se llama Austro, Onoto, no menos conocido, y
celebrado, que el Aquilonar, b Bóreas, assi de Poetas, Phi-
losophos y Médicos, como de las Sagradas letras, no solo es
contrario al que se ha dicho en quanto á los lugares, sino
también quanto á sus templanjas, es viento de su naturaleja
caliente y húmido nubilosso, y vario, Ouidio le llamo plubios-
so, como lo reconocen los que habitan en la Región Zire«
naica.
Contraria tellus
Nubibus assiduis, Pluuio, quemadescit ab austro
Emittetque notum, madidis notus euolat alist
* In Thaso ante autumnum hiemis non tempestiuae sed repente
in borealibus &c.
** I lib. consil, 20, lib. 5, c. 5, de epüma pred rati.
n9
Las mesmas qualidades le atribuyen todos los Poetas y
Philosophos, Lucano le llamo turbulento,* y Estacio en el
5 Libro de la Tebayda le llamo negro y obscuro.
Hinc bóreas, Eurusque illinc, ni gcr imbribus auster.
Plinio le llamo estuosso en el Lib. 2 de la Historia natural.
Cap. 7. Grandines Septentrio itnportat, d corus d auster aes-^
tuossus. El Griego llamo Notos á este viento, Como refiere
Lucano en el Lib. 5 de las Farsalias, Y Ouidio en el prime-
ro de Arte Amandr.
Et iubet Eolios ir dita ferré notos.
Hippocretes príncipe de los Médicos le llamo obscuro y
caliginosso, y Galeno** haze mención del en todos los luga-
res donde habla del viento aquilonar. Y como se verá en el
Cap. siguiente. Los médicos solamente hazen mención de
quatro vientos generales, como son el Subsolano, Zephiro,
Norte, y Sur, y debaxo destos comprehenden sus allegados,
dándoles las mismas qualidades á todos, y con particular
cuydado Hippacrates haze recordación de aquellos viento.0,
que corren por el tiempo de los Caniculares que el llama
Etesias, Y Aristóteles en el Segundo de los Metheoros vien-
tos aquilonares, por ser tan contrarios al tiempo, cuyas va-
riedades obseruaua con gran diligencia.
Euro auster 2 viento del Sur.—El segundo viento que cor-
re desde el medio dia á la parte derecha hacia el Oriente,
es llamado Euro Auster, o Euro noto. Tomando el nombre
* I phftrs.
'^ 8 aph. 5, austri audiíum hebetantes calíginossi &o.
120
de los dos extremos de su naturaleja caliente y húmedo tem-
plado, poco differente del Austro.
Austro Áfrico 3 viento del Sur.—El Tercero viento de la
parte dicha, se llama Austro áfrico, Olibanoto, tomando la
denominación del Áfrico, que está á la parte Occidental del
Austro, de sn naturaleja caliente y húmedo templado, y co-
mo se ha dicho todos estos corren de la parte del Polo An-
tartico, aunque a cierto moderno le hijo difficultad si estos
vientos Australes soplen del Polo Antartico, o de la linea
equinoctial. Y la rajón de dudar, la toma de Aristóteles del
segundo de los Metheoros, cap. 5. A mi me parece que es-
to tiene poca difficultad, pues es cierto, que toman el nom-
bre de la parte mas principal y conocida, y assi el Austro
toma el nombre del Polo Antartico b Austral, assi como el
Norte del Polo Ártico, y aunque los nombres sean puestos
del arbitrio de la voluntad, significan naturalmente, y expli-
can la denominación de la cosa; De mas de que sensible-
mente se conoce que la parte de adonde corre este viento
es la que corresponde al Polo nombrado, y assi la damos
este nombre de Austral, que es lo mesmo que viento'que
corre del Austro, que es la figura que los Rethoricos llaman
Sinécdoque, de que vssan en infinitas partes dando la deno-
minación á la cosa de la parte de adonde viene como Ro-
mano de Roma, y Español de España, &c.
Por que el viento Sur no es frió como el Norte.—Lo que se
podia dudar como siendo cierto, que este viento tenga su
principio del Polo Austral, como sea caliente y húmedo, y
lluuioso, y no frío y seco como el Norte que corre del Polo
Ártico, pues los dos nacen en lugares ygualmente distantes
y frios, y mucho mas el Polo Austral, y assi son Regiones
frigidissimas las que están debaxo de los dos Polos.
A lo qual fácilmente se puede responder que si en estos
i2r
Jos vientos consideramos su rajón absoluta según su natu-
raleja, quanto es en si son frios el vno, y el otro, mas sien-
do cierto, que toman los vientos agenas qualidades, y tem-
planjas de las partes por donde passan pierden las primeras
que tenían. Y por esta rajón el viento Austral es caliente, y
húmedo á los que le gojan desta parte de la linea Equinoc-
tinl al Norte, por passar por el Trópico y linea, y por serlas
tierras que están debaxo de los dos Trópicos. Y el Equador
mas calientes en quanto á la cercania del Sol, y húmedas,
por la mucha abundancia de mares Rios, y grandissimas la-
gunas que ay recibe estas qualidades, y assi se goja en esta
Ciudad de México, en la qual toco el tiempo que corre,
(que es desde que el Sol entra en los primeros grados de
Concro, y algo antes, que es en el que tenemos el Sol
derecho sobre nuestras cabejas en esta Ciudad) es caliente
y húmedo de modo, que cassi son perpetuas las aguas, y
como va corriendo en España fuera de lo¿ Trópicos, espe-
cialmente en el Reyno de Toledo, donde yo le he observa-
do es calentessimo, aunque no es tan continuo como en es-
ta Ciudad, y causa tempestades y aguaceros, de modo que
mas b menos siempre retiene sus qualidades, y assi dixo del
Lucrecio en el Libro Quinto.
Altitonans vulturnus & Auster fulminepolens.
Y el mesmo juicio se ha de hazer del Norte, respecto de
los que habitan de la otra parte del Equador, y Trópico de
Capricornio, donde no será frió y seco, ni deshará las nuues
como lo haze en las partes que están debaxo del Polo Sep-
tentrional, b Ártico. Y en el Trópico de Cancro.
Los marineros quentan muchos vientos.—Los Marineros,
nssi los que han surcado el Occeano como el Mediterráneo,
Sitio, &c-- tt
122
hazen diuersas denominaciones y diuissiones de los vientos,
los que nauegan el Occeano quentan treinta y dos differen-
cias de vientos; cuyas ocho principales toman de ocho pun-
tos notables, que se consideran en el Cielo, que son los dos
Polos, los doá Equinoccios, y los dos Solisticios con los
opuestos en el mesmo circulo, y assi al que viene de nuestro
Polo Ártico, le llaman Norte, al que sale del Oriente estiual
le llaman Nordeste, al que sale del Oriente Leste, al del
Oriente Hiemal Sueste, al del medio dia llaman Sur, al
que sale del Occeano Hiemal Sudueste, al de el Occeano
Equinoctial Oeste, al del Occeano Estiual Norueste, y de
estos componen los demás de que se aprouechan en la
nauegacion,* diuidiendolos en quartas, llamándolos Nor-
nordeste, Lesnordeste, Lessueste, Susueste, Sudueste, Os-
sudüeste, Osnorueste, &c. y otros muchos, que por no
ser á nuestro proprosito no contamos, por que para el
exercicio de la Medicina fuera impossible obseruar tantas
differencias siendo sufrientes las quatro, que nuestro Hippo-
crates con todos los demás Médicos han obseruado, sin
confundir la doctrina con tantos vientos, pues todos se re-
ducen á estos quatro, y assi auiendo dicho quantos sean
los vientos según el vario parecer de los Auctores citados, y
reducidos á los 4 generales, queda por saber, quales sean
los que corren en esta Ciudad de México, y en que tiem-
pos, y «rué enfermedades causen.
* Michsel Ángelus bloadus de ventis, & nauigat, c. 5.
QUE VIENTOS CORRAN EN ESTA CIUDAD
DE MÉXICO, EX QUE TIEMPOS DEL AÑO, Y QUE ENFERMEDADES
CAUSEN.
CAPITVLO NONO.
La necesidad que tienen los médicos del conocimiento de los
vientos.—La necessidad del conocimiento de la templanja
del ayre en la Región donde se habita, es tan forjosa al Me-
• dico, que no aura quien lo contradiga viendo á Galenp, ex-
celentissimo medico, tan cuydadosso. Como lo manifiesta
la exageración que dello hizo en el primero de Arte curati-
ua,* á Glaucon en el cap. 13, donde tratando de los acci-
dentes que vienen á las calenturas, dize que la templanja
del ayre se ha de considerar como vn accidente particular,
como si fuere demasiadamente caliente y seca, como suce-
dió en aquel año, en el tiempo de los Caniculares, y naci- -
miento, de Arturo, y assi los Médicos que no considerauan
el estado del tiempo á todos los que mandauan sangrar se
morían. Y en el mesmo Capitulo mas abaxo dize y es cierto,
que del ignorar esto se-"liguen muy grandes peligros, y in-
conuenientes.
Y nuestro Doctissimo Hippocrates, en el Libro de Acre
* Gs. I, de Arte curat. ad Glauc, 0.1.3, ipsa quoque aeris tempe-
ries, &c.
124
aquis, 6° loas, con gran claridad nos enseña la necessidad
que ay desto, assi para el exercicio de tan difficultossa scien-
cia, como es curar el cuerpo humano, como para la perfec-
ción del Medico, que dessea cumplir con sus obligacio-
nes, y assi dá principio al dicho libro con la necessidad del
conocimiento de los vientos, assi de los frios como de les
calientes, los que son comunes, y proprios en cada Ciudad,
y región, y no solo de los vientos, si no de las mudanjas de
los tiempos, como el las obserub con gran diligencia, como
se vee en todos los libros de las enfermedades vulgares, y
en otros infinitos de sus obras por que no solo nos alteran
Sensiblemente con las primeras qualidades, si no que son
causa de muchas enfermedades, assi lo enseña en el primer
Aphorismo* de la Section tercera, las mudanjas de los tiem-
pos acarrean enfermedades, y no solo, con la general altera-
ción quando passan de Hiuierno á Verano; y del Estio al
Otoño si no en las particulares de cada dia, y assi quando en
vn mesmo tiempo haze frió, y luego calor, se han de temer
enfermedades en el inmediato que se sigue. Sigue pues la
alteración que en nuestros cuerpos causan los vientos, la
variación de los tiempos con vna precission y certeza, que
se sabe ya que vientos corren, y han de correr en el Verano,
quales en el Estio y Otoño, y assi se experimenta, que lo
mas ordinario, y commun, es que en el Verano corran vien-
tios Occidentales, b Zephiros, y algunos Orientales vientos
templados, por la participación de los extremos entre hu-
medad, y sequedad frío, y calor, en el Estio sequissimos, por
la falta de exalaciones húmedas, £uie por la sequedad de la
tierra no se leuantan; en el Otoño indifferentes, aunque to-
* Hippoc. I, Aph. 8, mutationeo temporum morbos pariunt, & 1,
Apbor. in tewporibus, quando ep.d?n¡ die, &c.
3-75
do esto recibe variación en esta Ciudad, respecto de lo que
passa en las Regiones, que están fuera de los Trópicos.
Vientos proprios de las Regiones como se han de conocer.—
La differencia de esta Ciudad á España.—Siendo la natura-
leja tan varia en sus effectos, muy vtil cossa es conocer la de
los vientos, principalmente los que son proprios, y particu-
lares de la Ciudad, b Región donde se habita, por si se ha-
llare el Medico fuera de la Región, donde nace, como yo
mesmo he experimentado, y assi la Doctrina, que Hippo-
crates enseño, quanto á los Pronósticos, y juicios de las en-
fermedades, lo hallamos en España cierto y verdadero, por
que en la Isla de Coos, donde el escriuia por estar en altu-
ra de quarcnta y dos grados y medio á la parte del Norte,
haze poca b ninguna diferencia al Reyno de Toledo, y cassi
á toda España que los lugares de su mayor altura, no passan
de quarenta y tres grados, y algunos minutos, y assi los tiem-
pos Solisticios y Equinoctios suceden en vn mesmo tiempo,
con poquissima alteración en el anticiparse, b posponerse,
y ninguna en las qualidades del tiempo, y assi todo lo que
obserbaba en la Isla de Coos tiene gran certeja en España
como se ha dicho; Mas en esta Ciudad de México tiene al-
guna differencia por estar dentro del Trópico de Cancro don-
de es distinta la rajón assi de los metheoros, como de los
tiempos, por que siendo como es la Región mas templada
los juizios de las enfermedades no son tan ciertos como en
España, por que la igualdad de la región, y la poca difíe
renda de vnos tiempos á otros, causa menor alteraciones en
las acciones naturales, y esta differencia aunque es sensible
no tan difficultossa de conocer, que aunque llegue vn me-
dico á una Ciudad b Región no conocida se le puede dezir
lo que Lucano en el 3 de sus farsaliasi
126
Ignotum vobis Árabes venistis in orbcm
Vmbras mira tinano ruin non iré finistras.
■>
Conocido el sitio de vn lugar se sabe los vientos que tiene. —^
Por que sabiendo lo primero el sitio, y lugar en qué vna
Ciudad está fundada, á que partes este descubierta, b guar-
dada de montes, si está en llano b Valles, b en Monte?, si
es la tierra húmeda b seca, estéril, b abundante junto á la
mar Ribs b lagunas, y luego que vientos goja, por que tie-
nen differencia las que están al Septentrión, b al medio dia,
y las del Oriente, y Occidente, y no solo ha de conocer los
vientos, si no las aguas y mantenimientos, que vssan los que
la habitan sus complexiones, y inclinaciones, que conside-
rando esto curiosa y diligentemente, si no todo á lo menos
la mayor parte alcanjará, y será impossible escondérsele
cossa de las mínimas, aunque llegue á vna Ciudad ó Región
nunca vista, ni se le ocultaran las enfermedades communes,
ni proprias de la tal Región, ni dudará en su conocimiento,
ni curación, y todo esto le faltará al que le pareciere, que
esto no es de mucha importancia, y al reues el que lo cono-
ciere podrá dezir que tal será el año, que suertes de enfer-
medades succederán en qualquiera de sus tiempos, que no
será la menor gloria del exercicio de la medicina, para lo
qual se requiere no solo la contemplatiua philosophia y Me-
dizina practica, si no también como parte essencial la Astro-
nomía, y por que en su proprio capitulo, quando se trate de
la Tierra, quarto y vltimo Elemento, se ha de dezir el sitio
de esta Ciudad, diremos haora los vientos que en ella cor-
ren, y en que tiempos.
Los vientos enfrian y humedecen.— Viento Aquilón que tan-
planga tiene.—El Viento Bóreas b Aquilón proprio déla Ciu-
dad de Me;n«tiiutionum quae cotidic siun!.
A./3Í-
J33
quedaua suelta la duda, que siendo el tiempo que corre el
viento aquilonar frío y seco, de necessidad auia de ser con-
traria la constitución, y contraria la rajón en el tiempo, que
corren vientos australes, pues siempre de los contrarios se
haze el mesmo argumento, pues por la mesma rajón que es-
te enfria, y seca su verdadero contrario ha de calentar, y
humedecer, de" lo qual se siguen contrarios effectos y assi
al Austro se le siguen accidentes enfermos causados por el
calor, y humedad, con lo qual disuelue, y ablanda los cuer-
pos, siendo los del viento aquilonar de contraria naturaleja,
por la qual haze los cuerpos mas robustos y sanos, y lo que
se va diziendo deste viento, y se ha dicho del aquilonar, se
ha de entender, quando son constituciones cotidianas, y
naturales suyas, como se vee en este lugar, que todo el
tiempo que dura esta constitución Austral ay calenturas
largas, cámaras alferecías, putrefacciones y apoplexias en-
fermedades, que naturalmente siguen la templanja de el
tiempo en que este viento es commun en esta Ciudad.
Tiempos del año que templanga tengan en México, y como.
—Y aunque estos vientos de su naturaleja causen estas en-
fermedades, por la alteración que causan en los cuerpos, no
es necessario que sea en todos, si no por la mayor parte, y
en aquellos, que tienen disposición, por que como es cierto
ninguna de las causas superiores,* obra en las inferiores sin
la disposición dellos, y assi quando corren en su proprio
tiempo y constitución, pocas vezes se veen pestes ni enfer-
medades populares, si no aquellas que son proprias del tiem-
po y viento, que corre en el, las cuales son fáciles** y de
mejores juycios, que quando suceden en tiempo contrario
* Gs. I, dedifer. feb. cap. 6.
** Hipp. 3, aph. 8.
Sitio, &c.—ia
*34
al viento, y assi se experimenta en España, que el Hiuierno
siendo frío y húmedo, y el Estio caliente y seco, y el Vera-
no siendo templado caliente y húmedo, y el Otoño frió y
seco, se hazen enfermedades de buenos juycios y fáciles,
y del mismo modo en esta Ciudad, quando los tiempos guar-
daren su natural constitución, las enfermedades serán con-
formes á los tiempos del año, y á los vientos que en ellos
corrieren, y assi siendo el tiempo desde el Solisticio o Tro-
pico de Capricornio, frió y seco hasta el Equinoccio del Ve-
rano, quando entra el Sol en Ariete, y desde el Equinoccio
del Verano hasta el Trópico de Cancro caliente y seco, y
desde este punto al Equinoccio de Libra caliente y húme-
do, y desde el Equinoccio de Libra hasta él Trópico de Ca-
pricornio, vario y lluuiosso cerca del mesmo Equinoccio, frió
y seco, como se vaya allegando al Solisticio del Hiuierno,
serán las constituciones naturales de los tiempos desta Ciu-
dad de México, en los quales corren los vientos, que vamos
diziendo semejantes á ellos, de los quales diré en el dnpitu-
tulo diez y ocho deste tratado, señalando sus tiempos y las
enfermedades, 'que en ellos suceden y como.
En México no se quentan los tiempos por el nacimiento y
occasso de los Astros.—Error de los antiguos en la habitación
y templanea de la Zona Tórrida.—^Bien podría preguntar al-
guno, como Galeno en eí comento del Texto primero de las
enfermedades ^vulgares, contando los tiempos, por el naci-
miento y occasso de las Estrellas fixas, quente el Verano
desde el Equinoctio de Ariete, hasta el nazimiento de las
Pleyadas en el qual dize que hay calor y humedad mode-
rada, y que desde este punto, hasta el nacimiento de la Ca-
nícula, se va aumentando el calor con la sequedad hasta el
Equinoctio de Libra que Hippocrates llama el nacimiento de
Arturo, y llama a este tiempo Estio, y desde este al Occasso
f 1 í
de las Plcyadas, constituya el Otoño cerca del Solisticio
Brumal, y desde este hasta el Equinoctio "del Verano, haga
el tiempo del Hiuierno, dando á los tiempos sus proprias
qualidades, al Verano caliente y húmedo templado, al Estio
caliente y seco al Otoño, vario aunque en propria constitu-
ción frío y seco, y al Hiuierno frío y húmedo) y siendo es-
tos tiempos los que en esta Ciudad constituyen las quatro
partes del año, sean tan difíerenre's como los vemos, pues
el tiempo que ay desde el Equinoctio de Libra, (poco des-
pués) es frío y seco hasta el Equinoctio de x\riete y desde
aqui hasta cerca del Trópico de Cancro, tiempo caliente y
seco como el Estio de España, y luego el tiempo interme-
dio hasta el otro Equinoctio caliente y húmedo como el Ve-
rano de España, cuya differencia y variedad no poca admi-
ración, caussa á todos^los que lo consideran cuydadosamen-
te, por que tan grande differencia como ay entre estos tiem-
pos como se vee aqui, y en España, no tiene poca difficul-
tad el dar la racon della, ni aun vna pequeña en que fundar
la philosophia desta variedad, por que si vamos á los que
han escrito antiguamente, si ya no hizieron inhabitables es-
tas prouincias las juzgaron tan calientes, que les pareció ser
insufrible el calor en ellas, (digo estas Prouincias todo lo
que entendieron estar debaxo de la Equinoccial, y Trópi-
cos, por que ellos no hablaron de esta b aquella en parti-
cular, de lo qual se verá la verdad en el Cap. 14,) ya la
consideración, assi de presto bastante rajón y fundamento
dauan, porque considerando en. Europa el gran calor del
Estio les parecía y bien, que adonde el Sol estaua siempre
sobre el Zeniht de sus cabe jas, y que quando está mas apar-
tado dellos está mas de la mitad mas cerca,.que quando nos
calienta por el Estio en España, y siendo tan grande fe insu-
frible el calor de España y Europa'parecia que respecto del
136
auia de ser insuinóie el de estas partes, todo c-.to y las ra-
jones de los tiempos y causas por que llueua en esta Ciu-
dad, dexando las rajones de la cercania del Sol y otras, que
dan otros philosophos se dirán en el Cap. 19, citado. Resol-
uiendo la narración del viento austro, en el qual como que-
da dicha, le goja México húmedo y caliente, lluuiosso y tera-
pestuosso, differente el tiempo de las qualidades del de Es-
paña, y las enfermedades, que causa por su templanja, el
qual es proprio y natural viento desta Ciudad, y de el tiempo
en que corre, y assi quando en México, cassi todo el tiempo
del Equinoctio de Libra hasta el de Ariete, fuere frió y seco,
y aquilonar, y desde el Tropio de Cancro, hasta el Equinoc-
tio de Libra caliente y húmedo lluuioso y austral, el tiempo
guardará su natural constitución, y las enfermedades serán
fáciles y de buenos juycios.
El Subsolano viento proprio de México.—El tercer viento,
que corre en esta Ciudad de México es el Subsolano b vien-
to Oriental, del qual se dirá su naturaleja y tiempo en que
corre, pues ya se han señalado vientos de los dos tiem-
pos del año, y restan otros dos huérfanos de los dos tiempos
intermedios, goja pues deste viento desde el Equinoctio de
Ariete por fin de Marjo hasta el Trópico de Cancro, y aun-
que gojar deste viento o aquel en este tiempo particular, b
en el siguiente tenga muchas causas, son dos las particula-
res. La vna el Sitio y natural lugar de la Ciudad, respecto
de la qual vamos hablando, la otra el ser proprio del tiem-
po y Región, como ay muchas, que gojan particulares vien-
tos, vnas vezes por todo el discurso del año, otras en parti-
cular tiempo. El Sitio desta Ciudad por que tiene capitulo
proprio donde se ha de dezir quando trate de la tierra, quar-
to y vltimo Elemento, le "dexo para su lugar, aunque tiene
infinita congruencia, el Sitio y los vientos de que goja, Como
¿37
lo enseña Hippocrates,,,: de las CíuJa-.lcs que están al medio
dia," que gojan de vientos calientes, y está guardada de los
Septentrionales, y de la misma suerte todas las del mundo,
conforme al Sitio que tienen.
Viento Subsolano en que tiempo corre en México, y sus qua-
lidades.—Esta nuestra Ciudad cuyo es este discurso, por el
Sitio en que esta goja todos los vientos generales, pof que
está expuesta á todos, aunque algo menos de los Occiden-
tales por estar fundada á la parte mas Occidental de la la-
guna.. Y assi como en la natural constitución de los tiem-
pos se vee que corren vientos conforme ásu templanja, en
Hiuierno frios y en tiempos calientes calientes, siguiendo los
vientos esta natural constitución, desde el Equinoctio del
Verano y algunos dias antes corren en esta Ciudad estos
vientos Orientales,, que en España y aqui se llaman Sub-
solanos, y los marineros Lestes, b Leuantes, los quales des-
de el Aurora, corren suauissirnos por que parte refrescados
de la noche, y del passar por las lagunas, y por otra parte
con el remisso calor que el Sol tiene, al nacer con el dia
causan vna templanja en este viento agradable y de mucho
. gusto, mas desde las diez hasta las quatro de la tarde es pe-
noso y fastidioso, y llegándose á esto la sequedad del mes-
mo tiempo y la que há precedido en el Antecedente, y mas
quando se va llegando al Trópico es con excesso y el tiem-
po semejante al Estio de España, y el mas caliente y seco
que se vee en esta Ciudad, alrebes de lo que en este tiem-
po succede en España, que es templado por estar entre dos
extremos de frialdad y calor, humedad y sequedad, mas
aqui como se ha dicho es differente, que por la sequedad
que precedió, y por el calor que goja por la cercania del
* Lib. de Aero locís & Anuís.
138
Sol, juntándose la sequedad donde el calor luce mas, es se-
mejante al Estio de España, y assi las enfermedades que en
este tiempo se hazen aqui, son muy semejantes alas de alia,
y como agudissimamente enseña Hippocrates,* que con el
estado del ayre presente, los cuerpos de los viuientes se al-
teran humedeciéndose en los húmedos, y secándose en los
secos, assi este tiempo siendo caliente y seco, y el viento de
v la misma especie, es necessario calentarse y secarse los cuer-
pos, y hauer enfermedades desta naturaleja, como lo ense-
ña el mismo Hippocrates,** que en los tiempos calientes y
secos se hazen calenturas agudas,*** y si todo el año fuere
desta constitución y templanja, se han de esperar en el ta-
les enfermedades, y esta mesma doctrina auia dicho antes,
que quando vn tiempo es de la constitución semejante á
otro se han de aguardar las enfermedades semejantes al
tiempo, y assi siendo el desta Ciudad caliente y seco, y se-
mejante al Estio de Europa,**** en el ha de hauer calen-
turas continuas caussones, tercianas, vómitos de colera, y cá-
maras de sangre, y otras deste genero. Como se conocen en
esta Ciudad por este tiempo, á lo qual no ayudan los man-
tenimientos que se vssan, por tiempo de Quaresrna, man-
tenimientos salados y excrementosos, y assi es de grande
importancia para conocer las enfermedades el conocimiento
de los mantenimientos, y mas viendo qne este tiempo es el
que dize Hippocrates,***** que sobra sangre, y la colera
anda sobresaliente, pues siendo caliente y seco, y el viento
* Gs. in con. tt. 36 de natura humana in euati iiieme billisre fri-
gescit &c.
** Iíipp. 3, aph. 7.
*** Aph. 6 & 8.
**** Aph. 21, 3,
*«*# Lib. de natura humana I, & Gs. iu comm, tt. 24, & 49.
I U)
de la mesma qualidad han ¿t succeder las enfermedades,
(]ue en el Estio succeden en España' aunque con mas remis-
sion, y el mesmo modo con que los tiempos b son calientes
b frios, assi en los frios sobra la flema,* y en los calientes la
colera, y en ellos las enfermedades semejantes, y aunque en
todos los Libros de Hippocrates no se halle, que haga men-
ción Jeite vien'f\ ni en oím ninguna.obra de Galeno, si no
solo de los Aquilonares, y Austros, y de las .'Etesias bastan-
te y general doctrina, nos enseña en toda la Section tercera
de los Aphorismos, para juzgar las enfermedades que los
vientos, y los tiempos pueden causar, sin que sea necessario
hablar de todos en particular, por que como dize Hippocra-.
tes,** si esto se hiziesse crecerían sus obras en infinito, y
esta de la misma suerte.
Con rajón se puede preguntar, por que Galeno y Hippo-
crates hizieron cuenta de los vientos Australes y Noltes, y
no de los Orientales y del Occidente, siendo vientos gene-
rales y que es forjosso corran en alguna parte del año, á lo
qual se puede responder de dos maneras. La vna que Hip-
pocrates en los Libros de enfermedades vuíga-es, trataua de
las que se hazian en la Ciudad de Taso, donde generalmen-
te corren vientos Meridionales, por estar puesta al medio
dia, y como allí no sucedia cosa notable corriendo vientes
del Oriente, b Occidente, no hazia quenta dellos, lo qual
sucede á todos, quando haziendo alguna enarracion, o des-
cripción no quentan lo que es de poca importancia, si no lo
señalado, y que era notable, y por que Hippocrates siempre
tenia el tiempo del Verano por el mas saludable, y en el
corrían estos vientos Orientales, y algunas vezes los Occi-
* Gs. in com. 0, in I, de morb. vulg.
"* I.ib. da Aere aquis & locis. Verum de ómnibus si quis dicerc
cllit in inmensum exeresceret «ermo.
140
dentales, y la Medicina tan solamente trate de lo qi. dañe
para darle remedio, como estos vientos corrían en tiempos
saludables, no se acordó de ellos, y solamente del Zephiro
en el primero de enfermedades vulgares en la Section se-
gunda, dize que corriendo este viento cessaron los frios,
por que el tiempo que corre haze templanja, y serenidad en
el ayre.
La segunda rajón que se puede dar, no auer tratado des-
tos vientos Hippocrates, y Galeno, es por que siendo vien.
tos templados en la parte y lugar señalada, antes corrigen el
año, y mejorauan la constitución de las enfermedades, y
siendo en su natural tiempo las enfermedades eran fáciles,
y de buenos juyzios, y assi no se hazia casso del viento ni
de las enfermedades del, como sucede cada dia, que si vna
enfermedad es aguda y peligrossa, se saue en todo el lugar,
quien es el enfermo, y si es fácil no se haze quenta della,
y assi Hippocrates no la hazia, de 'las enfermedades ni de
los vientos, que corrían en sus naturales tiempos, y no ha-
zian enfermedades de consideración.
Zephiro viento corre pocas vezes en México.—El sitio de vna
Ciudad, b lugar, y el viento, que en ella-corre tienen relación,
porque si está al medio dia, y guardada del Septentrión, go-
ja de vientos Meridionales, b Sures, y si al Oriente, y guar-
dada de el Occidente goza de vientos Orientales, y al con-
trarío, esta nuestra Ciudad, aunque está fundada algo á la
parte.Occidental de la Laguna, no está^ guardada délas de-
mas partes, y assi goja los tres vientos generales, y este vl-
timo que es el Zephiro que restaua, no es considerable ni
cierto, ni causa enfermedades de consideración, y no sien-
do perseuerante en la quarta parte del año, que le cambia
en partición no se conoce del, que aga effectos considerables,
autes vernos muchas enfermedades de las que en el tiempo
I4i
antes de este (que es el Estio) perseuerar en el Otoño, y
jnntamente correr vientos Meridionales, y llouer hasta Octu.
bre, de lo qual se infiere tener el tiempo la constitución se-
mejante al passado, y como se va el tiempo llegando al So-
listicio de Hiuierno, pareze-quc están los vientos Nortes co-
mo á la puerta, de modo, que el menos conozido, y el que
menos accidentes causa es el Zephiro, y assi no he notado
cossa particular de el ni de sus effectos, y Hippocrates siem-
pre que haze mención del Otoño que es el tiempo entre el
Equinoctio de Libra, y el Solisticio, del Hiuierno, que era
el tiempo que le cauia á este viento le junta yá con el pre-
cedente, y yá con el que se sigue y assi dize que en el Oto-
ño* se hazen muchas enfermedades del Estio por durar la
constitución del tiempo antecedente, y assi se ha de hablar
deste viento en esta Ciudad que por ser el tiempo que le
goza tan poco vnas vezes se mezcla con el Austral y otras
con el Norte b Aquilonar.
La ragon de los vientos no es cierta ni continua.—Para ma-
yor claridad de lo que se ha dicho se notaran dos cosas, la
vna que no siempre han de ser ciertos ni continuos estos
vientos, que no faltan algunas vezes aunque los Nortes, y
Sures lo son tanto, que muchas vezes he considerado, que
tanta certeza en las cosas naturales, muestra dependencia,
de principio cierto, y determinado, con que me confirma
mas en la opinión del efficiente y causador de los vientos,
que se dixo atrás. Lo segundo se notara> que aunque no su-
cedan las enfermedades en estos tiempos, b sean tan pre-
cissas las lluuias, y demás Metheoros, y los tiempos no tan
puntuales, la doctrina padeze alguna calumnia, porque cier-
to es, y doctrina de Hippocrates, que todo genero de enfer<
* 5 Aphor. 22.
142
medades se pueden iuua- en todos los tiempos del aíio,* si
bien es verdad, que vnas se hazen mas en vnos tiempos, que
en otros, y perseuerar las qualidades de vn tiempo en el si-
guiente, mas lo que se ha dicho es lo general, y commun en
cada quarta del año de lo que sucede en México, y guardan-
do las enfermedades orden y semexanja con las qualidades
del tiempo serán mas fáciles de curar, y de conocer, y al
contrario si el tiempo fuere differente en su templanja, de
la naturaleja suya; se temerán enfermedades cuyos juycios
sean difneultossos, y assi se hará conforme el viento que
corriere, y qualidad del tiempo, guardando en todo la doc-
trina de Hippocrates.
Notarase mas, que el correr de los vientos, en este tiem-
po b aquel, guardan tal orden, y vniformidad, que en el
tiempo del año que es frío siempre corren vientos frios, y
en el caliente calientes, aunque algunas vezes corran vientos
de otra naturaleza, como se veen correr en España, los que
Hippocrates llama Etesyas en medio de los Caniculares, y
en esta Ciudad corren Nortes algunas vezes en medio del
tiempo de las aguas, y Sures, b Austros, en el. tiempo de
la seca, y assi lo ha experimentado México, el año de seis-
cientos y catorze, y seiscientos y quínze; que por Henero
corrió este viento, y cassi se vio'llouer aguas, de lo qual
resulto la enfermedad tan commun del sarampión, que hu-
uo en estos tiempos, y en otros muchos dias como obserue
por Febrero, y Marco,- del mesmo año de seiscientos y ca-
torze, y por no ser tiempo eu que según el orden natural
desta Ciudad, auia de correr este viento, se vieron enfer-
medades contrarias al tiempo, y por esso peligrossas, de las
quales perecieron infinitos niños, y muchos de mayor edad.
« 3 j-tfr^r, K»,
l43
Con lo qual queda dicho todo lo que se puede considerar
de los vientos, y sus naturalezas, los tiempos en que corren,
enfermedades que causen, y como; de los que son proprios
y communes del sitio desta Ciudad de México, y assi llega-
remos al elemento del agua.
DEL ELEMENTO DEL AGUA.
CAPITVLO DEZIMO.
Agua que sea y su vtiliaad.—-El Tercer Elemento y no
menos necessario para la vida es el agua,* cuya naturaleza
lugar, y propriedades, descriue,. Auicena, llamándola cuerpo
simple cuyo natural lugar, es rodear la tierra, y estar cerca-
da del ayre, quando esta en el suyo natural, y de su tempe-
ramento fria y húmida en cuya descripción parece que se-
guimos la doctrina, que Aristóteles auia enseñado en el
quarto de los Phisicos, cap. 5, donde dize, y por esta causa
la tierra está en el agua, está en el ayre, el ayre en el fuego,
el fijego en el Cielo, y el Cielo no en otro, tiene el agua co-
mo se dixo al principio en el Cap. 4, grauedad comparatiua
* Fen. I, Docírina 2, cap. 2.
144
en orden y comparación á la tierra, la qual absolutamen-
te es pessada.
Por que el agua no cubre toda la tierra.—Acerca de la des-
cripción deste Elemento, se offrecen muchas dudas no pe-
queñas, la primera como se pueda entender, que el cercar la
tierra sea el natural lugar de elagua,* constando lo contrario
de Aristóteles definiendo ti lugar dize, que es la vltima su-
perficie del cuerpo, que contiene, y assi viene á ser su lugar
la vltima superficie del ayre, y assi con rajón se duda; como
si el natural sitio del agua le pertenezca cubrir, y rodear la
tierra, y ser cercada de el ayre, ay tanta cantidad de tierra
descubierta que el ayre la Cubre y cerca inmediatamente, y
demás desto no siendo el agua mas pessada, que la tierra
aya della infinita cantidad de agua. .
Lo segundo se puede dudar, como siendo el agua cuerpo
simple según Auicena, y prouamos ser assi en el Capitulo
quarto diga que tiene grauedad comparatiua, por que si es
cuerpo siemple, no puede ser si no absolutamenfe graue y
pessada, b ligera, y de lo contrario se siguiria no ser cuerpo
simple, porque no siendo assi, luego tiene otras partes, las
quales presuponen hauer mistión, y de aqui no sea de atri-
buir al agua esta grauedad comparatiua, siendo cuerpo sim-
ple, y esta mesma difficultad haze la ligereza del ayre, la
qual se le señalo comparatiua, respecto de la absoluta, que
se le da al fuego.
A la primera duda responden algunos, que Auicena no
habla propriamente, y en rigor sino con el modo commun
de hablar, porque la duda tiene fuerja y carece de solución;
mas la.causa por que aya tanta parte descubierta de tierra,
que cerca el ayre han querido dar algunos diziendo que
* í PIúeíc. Cn. 3.
*45
quando Dios crio los elementos al principio de el mundo,
el agua rodeaua la tierra, y assi la vltima superficie del agua
hera el natural lugar de la tierra, mas que por el vsso de los
viuientes se dispusieron estos elementos como haora están,
cuyo parecer enseña Sancto Thomas,* diziendo, que si se con
sidera el natural sitio de los elementos que absolutamente les
compete, el agua á de cercar toda la tierra y cubrirla, mas
si se consideran respecto de la generación de los mistos les
conuíene el sitio que haora tienen.
Dios mandb á las agitas que se retirassen d vna parte.—
El agua y la tierra tienen vn mesmo centro.— La mane-
ra como el agua se aya apartado de ía tierra, y dexado su
natural lugar para esta generación, haze duda, y en ella
los Theologos conuienen, que por mandado de Dios como
se lee en el Génesis, que se aparto el agua de la tierra, y la
dexb árida y seca, pero el modo como se apartb no está re-
sulto, ni vniformemente recibido, porque vnos dizen, que
la tierra quedando en su. natural lugar, el agua se eleub, y
apartb della, pero de tal manera que si boluiesse á correr
la cubriría, y la causa porque no lo haga según la commun
y cierta es, que por mandado de Dios, assi lo siente San
Gerónimo, siguiendo la autoridad de de las sagradas letras,
como consta del capitulo octauo de los Prouerbios, y del
Psalmo ioj.** Y aunque no han faltado algunos que han
dicho, que cerca del Polo Ártico ay vnas estrellas de tanta
fuerja y efficacia en su influxo, que mueuen de esta parte
el Occeano y le tienen de modo, que no puede cubrir la
tierra, (rajón ridicula y sin fundamenro) siendo cierta la
primera, y comprobada de infinitos Sanctos, como lo refiere
* Quaest. 4, de poenitentia Artio. I, ad 2.
** Psal. 103, terminum posuisti, &o.
Sitio, &c—13
146
San Juan Damasceno;* sin hazer tan impossibles discursos,
ni como otros dizen, que el agua haze tanta violencia á la
tierra, que la tiene sobre si, siendo de su naturaleza mas
pessada que ella, estas difñcultades como se aya apartado
el agua de la tierra, y si tiene grauedad comparatiua, offre-
cen vna question y duda. Si el agua y la tierra tengun vn
mismo centro, que es el centro del vniuerso. En lo qual
dexadas difíerentes opiniones la cierta y commun, y segui-
da de todos. Es que de estos dos Elementos se haga vn
glouo de modo, que tengan vna mesma superficie conuexa,
y igualmente apetezcan el centro, que es como si dixesse,
que tienen vn centro commum, que es el centro de el vni-
uerso, que es estar ygualmente apartados de el Cielo, y por
el consiguiente tener el mas ínfimo lugar, de modo, que to-
dos los cuerpos graues les apetezcan no siendo impedidos,
y assi el agua siendo cuerpo graue no impedida, baxaria al
mas ínfimo lugar para que ygualmente rodeara el centro
del vniuerso, para que no estuuiesse vna parte en mas alto
lugar que otra, siendo cierto, que la superficie conuexa de
eL agua, y de la tierra, distan ygualmente del centro del
mundo, y tienen vn centro mismo que es el de el vniuerso,
pero de tal manera, que la superficie conuexa de el vno, no
corte ni passe la del otro, si no que la de el agua se conti-
nué con la de la tierra. Esta Doctrina de mas de ser cierta,
tiene euidente demostración, por que si por vna mesma li-
nea pueden baxar la tierra,' y el agua (como no tengan im-
pedimento) luego de necessidad apetecen vn mesmo centro,
que es el del vniuerso; y constituyen vn glouo.
Centro de grauedad y de grandega que sea en el agua.—Y
aunque algunos han dicho, que solamente el Centro de el
« Lib.2, de ortodoxa fide, esp, 9 k 10:
vniuerso sea el de la grauedad de la tierra y de el agua, el
qual maturamente apetezcan, pero no el centro de su gran-
deja, distinto del centro de su pesso, no tiene esto verdad,
en el cuerpo Espherico, que vniformemente es graue, y
pessado y simple; Si bien se puede hallar en vn cuerpo
Spherico diforme en el pesso. Como en vna Esphera parte
hecha de plomo, y parte de madera. Y que la tierra y el
agua, tengan vn mesmo centro de su pesso y grandeca, se
vee cada dia con la commun esperiencia en los edifficios
de las casas, con el instrumento que vulgarmente llaman
plomada, b perpendículo, que siempre haze yguales ángulos,
y los hilos b cordeles están ygualmente en el Diámetro de
el Cielo y de la tierra, y assi se vee, que el agua y la tierra
tienen vn mesmo centro de el pesso y de su grandeja, por
que#corre la misma rajón en el agua, y se experimenta en
los Ecclipses de la Luna donde por la perspectiua la figura
de qualquiera sombra imita la figura de ei cuerpo opaco,
luego la tierra, y el agua constituyen vn glouo espherico,
cuyo centro es uno mesmo, y es Doctrina de Tholomeo, y
de loannes de Monte Regio, en el Lib. I, concl. 2.
De lo que áe ha dicho sufficientemente se collige ser vno
el Centro de la tierra y el agua, y della misma se puede diffi-
cultar, que si el agua y la tierra apetecen ygualmente el Cen-
tro, que no aya de tener grauedad comparatiua, si no abso-
luta como la tierra, y de lo contrario se siguiria contradic-
ción de lo que se ha dicho de la simplicidad de los Elemen-
tos, por que si no es graue absolutamente luego tiene algo
de ligero, y por el consiguiente ha de tener estas dos quali-
dades motiuas en grados remissos. Doctrina es de Aristóte-
les,* que todo lo que sube á lo alto, 6 baxa á lo baxo, b tiene
* I Cocli, C. 3, omao autem quod íuríiua í'ovíur, £c.
*4*
ligereja b pesso, b las dos qualidades, y en otro lugar dize.
Que los cuerpos graues b ligeros, en los quales ay ambas
qualidades, con la vna suben encima de algunas cosas, y
están con otras debaxo de otras, y assi si el agua tiene gra-
uedad comparatiua, luego remissa y no simple.*
Como se entiende la grauedad de el agua y de la tierra. - -
Lo cierto es que la virtud motiua del agua es simple, y no
mezclada de grauedad y ligereja, y de lo contrario se sigui-
ria no ser cuerpo simple, por que siéndolo no puede tener
dos qualidades contrarias naturaln ente, ni en grados remis-
sos, y de la misma manera ni virtudes motiuas contrarias,
que son segundas qualidades, que inmediatamente nacen
de las primeras, y siendo cierta la Doctrina de Aristóteles,**
que á vn cuerpo simple no puede conuenir si no vn moui-
miento simple, assi el agua como cuerpo simple le ha de ca-
ber mouimiento simpliscissimo, y quaudo Aristóteles y Aui-
cena dieron al Ayre ligereja comparatiua, y al agua graue-
dad comparatiua respecto del fuego y de la tierra, que las
tienen absolutas, se han de entender que el llamar á la
tierra absolutamente graue, es como si se dixera, que no
tiene otro cuerpo debaxo dessi mas graue, y lo mesmo de
el fuego, y assi con la doctrina puesta que estos dos Ele-
mentos constituyen vn glouo, y tienen vn mesmo centro, es
fuerja darles ygual y absoluta grauedad, aunque Aristóte-
les*** diga,, que el agua no es aparejada para estar encima,
y si no se detuuiesse correría hasta el centro, y que la diffe-
rencia especifica se ha de tomar en orden á las virtudes mo-
tiuas.
* 4 Coeli, cap. 4, alio vero modo sunt grauia & loeuia quia sunt
ea quib, vtrumq; in c=t, & cnim o?.tantsupp:r aliqua & ?ubstant, &c¿
** I Coeli, cap. 3.
-* 2 Coeli, cap. 9,
*49
El agua y la tierra tienen vn mesmo centro.—Y assi resol-
uiendo esta duda digo, que aunque el agua no tuuiesse subs-
tentante no llegaría hasta lo vltimo, por que sin duda la
tierra es mas pessada, que ella, como se collige de muchos
lugares de Aristóteles, y Auicena. Y expressamente hablan-
do en el 2 de Coelo, en el cap. 13, de los Elementos, dize
que assi como el ayre es mas ligero, que el agua, assi el agua
es mas ligera, que la tierra. Y assi aunque no tuuiesse subs-
teníante no baxaria hasta el Centro, pero de tal manera es-
ta virtud motiua la mueue naturalmente al lugar, que está
encima de la tierra, que como en proprio y natural lugar, se
conserua sin substentante, y assi como la grauedad de la
tierra es causa de su quietud, y inmouilidad en su proprio
lugar, assi ni mas ni menos la grauedad de el agua, para
que este en su proprio lugar, la qual dize cierta virtud inter-
na differente en especie de la grauedad de la tierra, siendo
los dos graues absolutamente.
Porque el agua tenga mouimiento local.—Y aunque les aya
hecho fuerja á algunos, que la rajón por que el agua tenia
necessidad de substentante era por ser cuerpo fluido, y que
assi naturalmente auia de apetecer el centro, no tiene fun-
damento ninguno, si no solamente querer saber, por que el
agua sea fluyda, y se mueua localmente, y assi dexada la
commun opinión de los que dizen, que por guardar la con-
tinuydad de las partes, por que no es sufficiente la causa fi-
nal, para el mouimiento, y el guardar la continuydad no es
otra cosa, que mouerse por aquel fin, assi se ha de buscar
causa efficiente de aquel mouimiento, y assi no auiendo im-
pedimento externo el correr el agua, nace de su propria gra-
uedad el qual mouimiento es natural á la parta baxa.
Auiendo dicho el lugar natural de el agua, resta saber su
qualidad, y natural templanja, la qual siguiendo la Doctrina
*5°
de Aristóteles, confiessan todos ser'fria y húmeda de su na-
turaleja. Galeno* en infinitos lugares la llamb fria y húmeda,
y en el Libro primero de composición de Medianas, por sus
géneros en el cap. 6, dize que por propria y particular virtud
suya siempre humedece, y enfria; Qual destas dos qualida-
des tenga el agua en la summa intensión lo enseño Galeno**
en el comento del primer libro de naturaleja humana, se-
gundo y treze, diziendo no ser. cosa oculta y escondida, que
los Elementos según sus qualidades simples, sin ninguna
Mistión se llamen tales, tiniendo el fuego summo calor, y
el agua la summa frieldad, la qual tiene en su mayor inten-
sión y húmeda cerca de ella, y assi lo confirma Aristóteles,
y toda la Escuela de los Philosophos, y Médicos.
Por que el agua siendo sumamente fria no se congela.—Y
aunque algunos han querido dezir, que siendo el agua sum-
mamente fria, que naturalmente auia de estar congelada.
Tomando la rajón de Aristóteles del primer libro de los
Metheoros, en el cap. 10, y del 4 Lib. cap. 10, donde tra-
tando de la generación de las lluuias, y nieues dize que to-
das las cosas que se congelan es causa el frío, como el yelo,
la niéue, y el granijo; la causa de esta congelación del agua,
parece que la enseño el Doctor Valles,*** confessando que
el agua era sumniamente fría, por que siendo como dizen
los Philosophos, primo talis, est sumí talis) y assi que el agua
de su naturaleja sin ninguna otra causa externa se vele y
congele, lo qual no tiene poca difficultad, y si sea necessa-
* Gal. I, de eimpli. raed, fucult. cap. 4, 6, & 7, Lib. depüsana,
cap. 2.
** Gal. I, de nat. huma. Nemincm siquidem latet, Elementa se-
cundum simpliccs & misturac espertes qualitates nuncupari, quia
caliditas summa igni insit. &o. 2 do Ortu, cap. 2. ■
*** Lft. de *acra philoeoph. cap. 1 & 54.
í 5 l
ria sequedad para congelarse, esta duda es propria de los
Libros de Metheoros, y de Elementos donde largamente se
disputa, y por que della nos buelue á poner en duda? si el
agua sea Elemento simple b no, y por que? siguiendo la
commun opinión no solo á ella si no á los demás Elemen-
tos los llámanos cuerpos simples.
Puros e.'t.vientos no 'os gogan los viuie7ites.—Si bien es pro-
bable opinión, que ni gojamos puros Elementos, ni estos,
que llamamos tales lo son, ni menos necessarios para la ge-
neración de los Mistos. Si bien quando Dios Nuestro Señor
crio el Vniuerso por algún espacio de tiempo los pudo auer,
mas en haziendose la generación de las cossas todos se mez-
claron, y todo quedb mezclado y compuesto, para que délo
Misto se engendrase Misto, y no ay rajón con que prouar
(ad hominem) hauer estos Elementos simples, pues no ay
necessidad dellos, y para mi proposito no importa aueriguar
si sean simples b no, pues basta saber que el agua sea fria
y húmeda, y que no conocemos otra cossa que sea mas
fria que ella, qualidades para nues'tro vsso necessarias, re-
mitiendo estas dudas á sus propios lugares donde se pue*
den ver.
QUE AGUAS SEAN BUENAS
6 MALAS PARA LA C0NSEKVAC10N DE LA SALUD.
CAPITVLO ONZE.
Las aguas se differencian por los lugares como los vientos.—
No Menor alteración causa en nuestros cuerpos la variedad
de las aguas, que la differencia de los vientos por la mucha
que tienen entre, si, no solo las de vna Ciudad á otra, si no
también dentro de vn mismo pueblo, y assi todos procuran la
mejor la mas delgada, y la que en el commun del pueblo es
mas bien recibida; y assi como son differentes los vientos,
por el lugar donde nacen, y por las partes que corren to-
mando de ellas agenas qualidades, assi las aguas lo son por
los lugares de adonde nacen, y por los que corren, y luego
se differencian, y conocen por el sabor, olor, y color, y otras
muchas qualidades, que han de tener para poderse llamar
buenas y sanas.
Los sanos pueden beuer qualquier agua.—Lo mejor se
ha de buscar para la vida aunque aya salud,—En lo qual
Hippocrates* en su libro de ^Ere, &c. con pocas pala-
bras dixo su parecer en la election de ellas, los que están
sanos no -lorien que hazer differencia de esta b aquella
•" Lib. de .£rc aquís & locis, quisquí; £?.uu; e^t ac valet, &<-,
*53
agua, si no la que tuuiere presente beua, que parece con-
formb esta Doctrina, con la que enseñó acerca del comer en
aquella celebre sentencia de los Aphorismos,* donde conde-
na el modo de mantenerse de aquellos, que no comen si no
haora determinada tal mantenimiento, y en tal cantidad, y
no cenan estando con buena salud, no beuen si no tantas
vezes en tal copa, y después de tales mantenimientos, vnas
veces al fin, otra3 poco á poco, b en medio, cuya exquisita y
cuydadossa y poco segura y menos sana manera de comer y
beuer acarrea varias enfermedades., por que como es difficil
vniformemente guardar vna regla, sin que el apetito no se
desmande y alargue á comer, b beuer algo demassiado, es
fuerja enfermar, y assi tiene verdad el dicho vulgar, que es-
tos mueren de ahitos, y los apretados, &c. Y no siendo cor-
dura sujetar la salud á tan ciuiles ordenes, es bien seguir el
parecer de Cicerón,** procurando proporcionar la comida á
la beuida, no haziendo desordenes ni errores, de los quales
resulten enfermedades, y dexando la difficultad que tiene el
señalar la cantidad de beuida, o comida, que ha menester
vn cuerpo, por ser incierta la medida, y difficil, si no es por
el sentido del cuerpo conforme á la Tolerancia;*** en quan-
to á la qualidad que es mas cierta, es muy conforme á bue-
na rajón al que puede elegir buen lugar, para la vida con
puros, y saludables ayres, frias y delicadas aguas, elegirlas
aunque aya salud, para esto importa mucho la noticia de los
* Aph. 5, propterea etiam sania periculosus est valde tenuis &
constitutos, & esquisitus rictus: quoaiam errores grauius feríint, &c.
** Cicero I de sen: et tantum cibi, & pationis adhibere opor-
tet, &c.
*** Kipp. lib. do vetori medicina, ineertfv est mensura eorum, c¡u;
ad quantitatem oaut« prooedunt.
que habitan en los lugares, por que con la experiencia se
tiene larga noticia, y se califica la bondad de las aguas.
Como se conoce el agua que es buena.—Como entendib Hippo-
crates que los sanos beuan del agua que tuuieren.—Con el Ar-
te, y la ciencia se haze también su election de muchas
maneras con el Sabor, olfato, y color de las aguas, por
recibir fácilmente las qualidades, de los lugares por donde
passan; esta elección es de dos maneras en orden á los sa-
nos, y en orden á los enfermos, en orden á los sanos ya dixe
al principio deste Capitulo con la resolución de Hippocrates,
que los que tienen salud no tienen necessidad de hazer es-
crutinio, cala, y cata de las aguas, si no beuer la que se tu-
uiere pressente, el qual modo de hablar parece, que fue di-
cho como se dize en nuestro vulgar, que á la hambre no ay
pan malo; por que fuera poco discurso, querer, que no se
buscassen buenas aguas, si no para las enfermedades. Y
aunque no siman para mantener, y alimentar los cuerpos
tienen otros vssos muy necessarios, y por que á algunos les
ha parecido, que siruan de mantenimiento, lo qual colligen
de Hippocrates, diziendo que el agua miel es mas poderosa
para nutrir que el agua y del problema décimo tercio del
primero de Aristóteles,* donde pregunta por que las mu-
danjas de las aguas son graues, y las del ayre no lo sean tan-
to? Por ventura dize porque el agua es mantenimiento de los
cuerpos y el ayre no? y de Galeno en el libro de pulsos ad
Tizones, cap. 24, donde dize que todas las cossas que nos
ofrezen el mas mínimo mantenimiento da el agua, de aquí
infieren, que si es mínimo luego alguno, luego el agua es
mantenimiento, y por el consiguiente es bien buscar la me-
ior y la de mejores partes y prerrogatiuas.
El agua de ningún modo mantiene—Y aunque Galeno*
llamándola vehículo del mantenimiento nos enseñb el vsso
que tiene el agua en nuestros cuerpos, porque no pudiendo el
chilo cómodamente passar de el estomago á las venas, espe-
cialmente las muchas y tan angostas que ay en el higado si no
huuiesse algún tenue y aquosso humor, que mezclado con el
fuesse vehículo suyo, en este vsso nos sirue el agua, y no de
mantenimiento alguno como el mesmo Galeno** con claris-
simas palabras declara, diziendo y aquellas cossas, que de
ninguna manera pueden nutrir como es el agua, ni corrobo-
rar la virtud ni debilitarla. Y Aristóteles**'* contra los Pita-
góricos prueba no poderse ningún cuerpo misto nutrirse de
alguno de los simples Elementos, y la cossa como cierta es
recibida de todos, que de ningún modo el agua sea mante-
nimiento, ni ay que disputarlo, pero siendo para la salud y
la vida, y otros infinitos vssos della, necessarissima, assi pa-
ra sanos como enfermos, es muy apropossito tratar de su elec-
tion y bondad, y como se conozca.
Aguas que nace?z al Oriente son las mejores..—Las aguas
que en tiempo de calor están frías, y al contrario son excelentes.
—Aguas blancas quales llama Hippocrates. —Hippocrates Prin-
cipe de las Médicos nos enseña en el Libro de Aere,**** el
modo de la election de las aguas, tomando la rajón de los lu-
gares de donde nacen, y luego del sabor, olor, y color dellas:
Quanto al lugar aquellas dize, que nacen al Oriente se auen-
tajan á todas las del mundo, y de estas las mas excellentes
* 4 De vssu partium cap. 5.
** 8 De rat. victus eoinm. 17.
*** Lib de sensu & sensili.
**** Hipp. lib. de acre quae quideni aquae fontes euos ad orien-
tem habent, hac prao ómnibus optimae sunt optimac vero quae es-
sublimis locis ac terrís collibue fluunt, &c,
i¿6
las que corren de lo alto de los montes de tierra, por que
estas tales son dulces y blancas, y en el Hiuierno están ca-
lientes, y en el Verano frias; En cuyas palabras tácitamente
nos enseñb y con harta breuedad todo lo que podía dezir de
la elección de la mejor agua; por que considerando, que el
agua es vn cuerpo graue, y pessado, y que de ella, y la tier-
ra se constituye vn glouo, cuyo centro es vno mismo; vién-
dola salir por las alturas de los montes, de necessidad ha de
ser la mas delgada que se pueda hallar, y que por esto se le
aya de dar el primer lugar es cierto, por que si el agua que
presto se calienta y se enfria (como dize el mesmo Hippo-
crates*) es tenuissima y ligerissima, que es vna de las excel-
encias suyas, luego la que es tenuissima, y ligerissima tam-
bién se calentará y enfriará presto, que estas dos propossi-
ciones son conuertibles, pues tal es la que por las alturas de
los montes sale, pues para subir á ellos, es fuerja que sea li-
gerissima, luego por el lugar, y sus qualidades es la mas ex-
cellente la que nace al Oriente, y el estar en Hiuierno calien-
tes y en Verano frias, nos da entender que están profundis-
simas, por que en el Hiuierno el calor huye á lo profundo y
interior de la tierra, y en el Verano el frío, por la fuga de el
contrario, y assi estando profunda (de lo qual le resultan las
calidades dichas en los tiempos differentes) viene juntamen-
te á ser muy ligera, subiendo á lugares tan altos, como son
los montes de donde nace; y de esta tenuydad y ligereja su-
ya, le resulta el detenerse poco en los Hippocondrios, que
es otra excellencia suya, y es lo que el vulgo dize que no
hincha, b no se siente, de suerte que del nacer af Oriente
le viene la bondad, de salir por los montes de tierra, el ser
delgada y ligera, y desto ser clara y resplandeciente, que esso
* Aphor. 23, quintas aqua quae cito calescit, &c
'57
quisso dezir Hippocrates en llamarla blanca, y dulce que es
buen sabor y olorossas, de lo qual se infiere ser estas las
mejores quelidades del agua, por que de unas á otras se van
eslabonando sus virtudes.
Dirá alguno como pueden ser buenas aguas las blancas
olorosas y dulces, si Galeno* nos dize que el agua buena no
hn de tenor olor, co-or, ni sabor, a lo qual fácilmente se res-
ponde, que ei iimnar iíippocrates blancas las aguas, es para
denotar la claridad, y pureja que han de tener, y faltando
lenguaje proprio, tomo la' improprio significación por la
propria, y para differenciarlas de las aguas turbias, cenagos-
sas, y de varios colores, por que siendo blancas, que es lo
mismo que claras y cristalinas, es señal de su pureja, por
ser el color blanco de los que no suffren mancha ninguna; y
de la misma manera las llama olorosas, á las que no tienen
olor particular, opponiendolas á las que le tienen como las
palustres, aluminossas, betuminossas, y sulffureas, y otras
muchas, y lo proprio se ha de entender del sabor dulce,
que no tenga gusto ni sabor que se oponga al dulce, que es
el mas grato, excluyendo las salobres eruginossas, acedas y
amargas, como ay muchas que toman el olor, color y sabor
de las plantas arboles y minerales por do passan.
Aguas del Septentrión que tales sean.—En. quanto al sitio
de donde nacen las segundas en bondad son las Septentrio-
nales, llámalas dulces Hippocrates,** y mas frias que las
passadas, y de estas las mejores las que nacen entre el
Oriente y Norte, y no tan buenas las que nacen entre el
Norte y Occidente, en el tercer lugar están las aguas del
Occidente, y en quanto á la general doctrina de Hippocra-
* Lib. de bonitato aquae.
** Jlippocratef», lib. de JEre aquis & locis.
Sitio, &C. — 14
i .-,8
tes, dize dellas que enfrian con gran violencia, y que son
duras, malas para los pulmones b costados, y garganta, en-
gendrando pulmonías, esquinencias, dolores de costado, y
otros affectos, por cuyas qualidades viene á ser de poca
consideración toda agua que nace al Occidente. Las vlti-
mas y peores son las que nacen al Austro, b medio dia, por
ser calientes y salobres, y dañossas para la vrina.
De que cosas se ha de tomar la.elección de el agua.— .i*'/.-: '■.!.■,
fuentes ay buenas, aunque miren al Sur b Occidente.—-El agua
de Niló excellente.—Muy gran falta fuera para los vientos, si
tan solamente las aguas Orientales fuessen buenas, y malas
todas las demás, que quenta Hippocrates, sin que se pu-
diessen hallar nacimientos de agua, que mirassen al Occi-
dente y medio dia que no fuessen buenas, por que es diffi-
cultossa doctrina, que por la mesma rajón, que las aguas
miren al Sur (digo sus nacimientos) sean salobres calientes,
y dañossas para la vrina, y que las Occidentales sean vio-
lentas en enfriar, y engendren los accidentes referidos? En-
señándonos el mesmo, que no solo de el lugar en quanto
mira á esta b aquella parte, si no en quanto á su qualidad
como ser en llano, b en Montes, nacer entre piedras y mi-
nerales, en pojos, b lagunas, ser de nieues, b yelos, b de
Ríos caussa gran differencia en la bondad b malicia de las
aguas, y assi es fuerja para hazer su elección considerar mu-
chas cossas, de las quales (con la doctrina general de Hip-
pocrates) haziendo la propossicion vniuersal copulatiua s.era
verdadera, y la disjuntiua particular también como si dixes-
semos, todas las aguas que miran al Oriente sus nacimien-
tos, y nacen de montes de tierra, y en Verano salen frias, y
en Hiuierno calientes, y que son claras dulces, ligeras olo-
rossas y fácilmente se enfrían y calientan, y se detienen po-
co en los Hippocondrios, son la" mejores aguas de el mun-
159
do, y la particular disjuntiua es también verdadera, que al-
gunas aguas cuyos nacimientos miran al Occidente, y medio
día, y en llanos, y que sean de Lagunas, b pojos, son tam-
bién buenas y excellentes, fáciles de calentar, y. enfriar lige-
ras, y que tengan buen olor, color y sabor, y se detengan po-
co en los Hippocondrios, cuya verdad experimentamos ca-
da dia, y veremos en el capitulo siguiente, quando se trate
de el agua de Sancta Fee. "Y el autor de el Libro de la bon-
dad de el agua, con particular cuydado lo notb de las de el
Nilo, cuyo nacimiento mira al Sur b medio dia; de la qual
escriue infinitas alabanjas, y de el mesmo modo de las pa-
ludosas b de Lagunas de Egypto, las quales no se podrecen
por las auenidas que el Nilo haze, sacanda el agua antigua,
y renouandolas con nueuas corrientes, y sin estas otras mu-
chas fuentes Ríos, pojos, y otros manantiales cuyas aguas
son excellentes, sin que nazcan al Oriente, de las quales ha-
"zen mención Plinio, Amiano Marcelino Plutarco Inlissandro,
Varron, Collumela, y otros, sin otras muchas, que exageran
(y alaban antiquísimos, y insignes Poetas*) que nacen al me-
dio dia, y al Occidente como lo podran veer en Ouidio Lu-
cano, Virgilio, Propertio y Tíbulo.
Aguas de nieues lloucdigas, y de Rios, que naturalega tengan.
—En todas sus obras es admirable Hippocrates, y en sus
escritos ingeniosso y de gran cuydado, pues no dexo cosa
particular; aun de las muy menudas, que no aya dicho con
gran claridad, y en el de la elección de las aguas después de
auer dicho de las que sus nacimientos miran á las quatro
partes del mundo, rja«e scrutinio y examen de tres differen-
cias de aguas, que son mtiy communes en el vsso. De las
* Ouid. ó Mctaph. Lúe. 3 Farsal, Virgil. 10 Mn*v\. Proper. lib. 2
Tibulo lib. 41
i.ó.o
que se derriten de nieues y hielos, de las Uoucdicas, y de las
de los Rios. De las primeras que se derriten de nieues y hie-
los, dize que todas son malas, cuya rajón señala en el Libro
citado diziendo: que las que vna vez se quajan y congelan,
nunca bueluen á su primera naturaleja, por que lo claro,
dulce, y ligero se pierde; y queda lo turbio y pessado, la
experiencia desto no enseña con vn exemplo bastante á cono-
cer su verdad. Tomesse vn vasso de cierta cantidad y me-
dida, y llenesse de agua, y ténganle al frió hasta tanto que
se congele, después se ponga en lugar- caliente hasta que se
bulua á derretir, y bueluasse á medir, y se hallará en mencS
cantidad de la que tenia antes que se congelasse, lo qual es
señal que el yelo aquello que es tenue, y ligero se perdió
quedando lo que es gruesso y pessado, cuya experiencia
hallamos verdadera en España cada dia; y por esta razón
condena Hippocrates todas las que se derriten de nieues y
yelos.
Que enfermedades causan las aguas de nieues.—Y siguien-
do esta mesma doctrina dize, que consequentemente todas
las aguas que destas resultan engendran retención de vrina,
piedras, dolores "de ríñones, ceáticas, hernias, y hidropesías,
y que estas enfermedades caussen las aguas dichas,* y aque-
llas que se juntan de difíerentes partes, y las de los Rios
grandes y caudalossos, por hazerse de muchas, y difíerentes
aguas, y par la mesma causa las de las lagunas, la rajón en
que se fundo Hippocrates no es otra, mas de que juntan-
dosse los Rios caudalossos y lagunas de muchas, y differen-
tes aguas, no le parece que es possible, que todas sean se-
w llippo. lib. de iEre &c. calculo vero máxime laborant y nomi-
nes, & ex renunassectibus, & vrinae stilicidSo & óoxendico morbo
corripiuntur, & herni fiunt, vbi aquas omni genas bibunt & de mag'
nis fluminibus.
1.6 i
mejantea, por que vnas serán dulces, otras salobres, vnas
gruessas, y otras delgadas, por lo qual se han de mezclar
mal, y las mas han de sobrepujar á las menos, demás de lo
que se les pega y adquieren por el lugar por db passan.
Aguas de los Rios que tales sean.—Manzanares Rio de Ma-
drid tiene excellente agua.—Que aguas de Rios condenb por
malas Hippocrates.—Las qualidades que han de tenerlas agnas
de los Rios para que sean buenas.—Mala opinión tienen con
Hippocrates las aguas de los Rios, que son las que España
y casi en todo el mundo se estiman, á cuya deffensa saldrán.
El famosso Tajo tan celebrado de antiguos y modernos,
Guadslquiuir, Duero, Pisuerga, Tormes, Henares, Ebro, y
otros infinitos, assi de los caudalossos grandes, y de arreba-
tadas corrientes, como los humildes y mansos: entre los qua-
les aunque parezca passion, por ser el que mi patria Madrid
goja, siendo el lugar por sitio y cielo el mas benigno que se
conoce, y tan abundante de fuentes, que seria agotar el Mar
contarlas, es tan estimada la de su Rio Manjanares, que
corre parejas con las mas excellentes de el mundo, y en
quien se hallan todas las qualidades que Hippocrates pusso
en la mejor. Y de la misma manera otros muchos Rios en
Asia, África y toda Europa, y en la America, cuyas aguas
son tan celebradas, como ¡as de el Eufrates, Nilo, y otras,
cuyas alabanjas exagera Galeno* en muchas y difíerentes
partes, especial en el libro citado, y siendo en esto la expe-
riencia tan contraria á lo que tiene dicho Hippocrates, no
es rajón que se infamen tan excellentes aguas. Ni tan poco
la autoridad de tan excellente varón ha de dexar el lugar
que ha tenido siempre, y será fácil la explicación, y dar el
verdadero sentido á las palabras suyas, y assi el dar por ma-
* Lib. de bonitate aquae.
i6j
las las aguas de los Rios, fue en consequencia, que estos
tales Rios fuessen de las aguas, que se derriten de los yelos,
y por esso dixo:* que eran malas las de yelos y nieues, y las
que se siguen á estas, y assi los Rios que se hizieron de el
agua que se derrite de nieues, y yelos, serán malas como las
proprias de la nieue, y también como se junten con aguas
salobres y aluminossas, y que estén turbias y cenogosas, y
la tierra por do passaren sea de mal sabor y gusto; Mas
aquellos que nacen de claras fuentes, y passan por tierras
areniscas y de buen sabor, y consequentcmcnte haziendo
con ellas la experiencia de que sean claras y cristalinas,
dulces de buen olor, y que se detengan poco en los Hippo-
condrios, y se enfrien presto, y se calienten, serán excellen-
tissimas sin duda las aguas de los Rios en quien se hallaren
estas qualidades, y comprucua la bondad dellas Galeno**
diziendo ser buenas las que vienen quebrantadas, y ense-
ñando el modo, como se pueda beneficiar el agua, quando
de su calidad no es buena: dize que es haziendo oyos en la
tierra á las faldas de los montes, la qual sea dulce y gredos-
sa, y hechandola desde lo alto á lo baxo, se quebrantan y
adelgajan, y corrigen la malicia suya con la bondad de la
tierra, lo qual sucede á las de los Rios, quande corren y
passan por tierras semejantes.
Aguas lloucdizas quales. — Que aguas llouedizas son las que
se conv/upen con facilidad.—Las aguas. llouedijas, que son
las que están en vsso en muchas partes alabo Hippocrates,
llamándolas con nombre superlatiuo ligerissimas, delgadissi-
mas, dulcissimas, y resplandecientes, cuya rajón señala de
* Lib. de -Ere & hac igitur de causa has aquas quae aniue & gla-
cis liquantur pessimas esse puto, in que eas quae ad has sequntur.
** Lib, de bonitate aquae.
estas qualidades, por que tomando él Sol lo mas tenue y
delgado que se halla en el agua, aquello arrebata y sube á
lo alto, no solo de los Rios sino del Mar, y de todas las co-
sas en que ay humor. Y aunque las alabe tanto dize dellas,
que con toda esta bondad son las que mas presto, y fácil-
mente se podrecen, y adquieren mal olor por ser mezcladas
de muchas, y d'íT.Tentes aguas, y con vna semejanza nos en-
seña el modo de corregir y beneficar el agua para que sea
dulce y agradable, diziendo que la rajón de ser dulces las
aguas llouedijas, es por que el Sol aquella parte de humor
que coge la calienta y cuece, y con esto se hazen dulces las
llouedijas, y de la mesma doctrina se collige el modo con
que reducir y aderejar las aguas para el vsso de la vida, que
es coziendolas, por que con la decoction se hazen dulces, y
esto especialmente para las aguas que son gruesas y para las
llouedijas, que caen de los turbiones b aguaceros, que des-
tas dixo Hippocrates, que se corrompían fácilmente, y cau-
san catarros, ronqueras, y asperezas en el pecho, y garganta;
y assi las que tienen los epítetos que Hippocrates dize son
las aguas llouedizas, que llamamos en España de el tiempo,
que son por el Hiuierno, y Verano, para differenciarlas de
las que son de tempestades, y esta mesma election se ha de
hazer aqui en esta Ciudad, guardando aquellas aguas, que
son del tiempo continuado por Iulio Agosto, y Setiembre,
por que assi como en España las aguas del Estio y Otoño
no son buenas por que el ayre tiene mucha permistión de
tierra, la qual purgan las lluuias, y por esto son. dañossas
para los 'ríñones, pulmones y arterias, por la sequedad gran-
de que ay en la tierra; De la misma manera las primeras
aguas, que caen en México, y toda Nueua España causan
los mesmos accidentes, por la sequedad que ha precedido
desde ífouiembre, hasta fin <3e Mayo, porque assi como
ic-4
varían los tiempos se varia y diferencia la razón de las
aguas.
Aguas de lagunas que tales sean.—Las enfa medades que
causan las aguas de lagunas.—Las aguas de balsas pozos al-
bercas y jagüeyes se consideran como las de lagunas.—Prosigue
Hippocrates esta materia del agua haziendo memoria de
aquellas, que son de Lagunas y pantanos, las quales dize
que son gruessas, y en Verano están calientes y de mal olor,
especialmente recibiendo aguas llouedijas por que el Sol las
está quemanda, y por esto son de maLolor y biliossas, y en
el Hiuierno por la nieue y yelos están turbias, y entonces son
flemáticas, y assi á los que las vssaren causaran difíerentes
enfermedades assi en los tiempos del año como en las eda-
des, y assi en el Hiuierno á los que las beben causan ron-
queras, padecen oppilaciones del bajo, son duros de vientre,
y con facilidad se hazen hidrópicos, y en tiempo de calor
causan cámaras de sangre, y de las coléricas, calenturas lar-
gas, y quartanas de las quales se hazen hidrópicos, si llegan
con ellas al Hiuierno; en los mozos causan pulmonías, do-
lores de costado esquinencias, álos viejos calenturas ardientes
y dolores de hijada, por la dureza que causan, y rebeldía en
el hechar los excrementos, á las mugeres difíerentes opila-
ciones, y tumores, purgaciones blancas difficilmente conci-
ben y paren con difficultad: á los niños causan quebraduras,
que vulgarmente llaman potras, y en suma los que beben se-
mejantes aguas viuen poco, y son débiles, y flacos en sus
acciones; de lo qual se aduertirá lo que se deue huir de se-
mejantes aguas, assi para sanos, y enfermos porque para to-
dos son perniciossas; y en esta consideración entran todo
genero de aguas detenidas de pozos balsas, aunque tengan
manantiales dulces, conro son todas las que lláftan ojos de
agua, por lo que el Sol las calienta, y las lluuias yelos y nie-
««5
ucs, las alteran y mezclan, aunque algunas de estas tengan
la excepción que en el capitulo siguiente se verá, tratando
del agua de Chapultepec
Aguas de piedras y Minerales, por que son malas.—Agua
milagrosa para las camarcfa.—Agua del pozo de Almagro no-
table.—Las aguas que nacen entre piedras condeno Hippo-
crates por malas. Especialmente si salen calientes, o si tie-
nen minerales, de yerro, azero, plata, oro, azufre, alumbre,
salitre b vetum, que auiendo alguno de estos, las aguas han
de participar de su calidad, y serán dañossas para todos si-
no es para algunos, que padecieren particular enfermedad
á la qual sean remedio y salud como en España se conocen
muchas, que naciendo entre minerales son de prouecho á
particulares enfermedades, como la que nace en Caraman-
chel de abaxo media legua de Madrid, que naziendo entre
minerales de yerro y azero, se ha conoscido con larguissima
experiencia ser milagrosa para las cámaras para fluxos de
sangre, y para todas las enfermedades, que nacieren de cor-
rimiento de humores: Y no menos conozida la del pojo de
Almagro- cuio sabor es acedo, por auer en el contorno de
su manential muchos minei&les de caparrossa, ó vitriolo, y
assi se conoce y vssa para enfermededes de vrina, y oppila-
ciones, de modo que con estar tan J¿?gos de la corte, la be-
ben muchas personas principales en ella por su grande ex-
celencia; y assi las aguas de metales, y minerales, si. bien no
son prouechossas en commun sonlo en particular para algu-
nas enfermedades assi bebidas como aplicadas por de fuera.
Algunas fuentes nacen entre piedras exeellentes.—Agua de
Corpa excellentissinuz.—Excellencia del agua de Corpa.—Dos
fuentes notables entre Madrid y Alcalá de Henares.— Varias
fuentes de excellente virtud en España.—Y para mayor clari-
dad y certeza de lo'dicho y del verdadero sentido de la
í66
doctrina de Hippocrates se notara, que aunque aya dicho
las electiones de la mejor agua, y condenado las que nacen
entre piedras: se ha de entender, qne son preceptos doctri-
nales los quales reciuen variación, especialmente en las co-
sas naturales: Porque ay muchas fuentes, que nacen entre
piedras, las quales no solo les falta el ser- duras como dize
Hippocrates antes se auentajan á las mas excellentes del
mundo; conocidissima es el agua de Corpa, que esta dos
leguas de Alcalá de Henares, que nace entre piedras, y con
esto no solo es suaue, blanda, ligera, sin color, olor, ni sabor
ni menos hace estoruo en el estomago ni hippocondrios, co-
mo si no se bebiera pues las piedras de donde naze, y las
que están á sus orillas tan limpias, y resplandecientes, que
en todas ellas, ni ay verde ni cosa que parezca ageno de vn
cristal, y con esto concurren en ella todas las mejores qua-
lidades de la mas excellente, y delgada, de ablandar el vien-
tre, y orinarse con facilidad y calentarse, y enfriarse presto;
y para su mayor alabanja basta sauer que por especial y ex-
cellente, la bebió siempre nuestro Inuicto y sapientissimo
Señor y Rey Don Phelippe segundo, (cuia alma, goza in-
mortal el premio de sus soberanas virtudes, en el eterno
descanso de los bienauenturados) escogiéndola entre infini-
tas, que tiene el Re:no de Toledo excellentissimas. Y si se
huuieran de contar las sinnúmero, que nacen entre piedras,
fuera alargar esto infinitamente, muy conozidas son dos que
están Junto á la venta de Viueros entre Madrid y Alcalá de
Henares, que sale de cada vna vn cuerpo de agua suauissi-
ma y delgada, y la celebrada en Madrid junto al molino de
Migas calientes que llaman del Sol, orillas de Manjanares;
assi que aunque nazcan entre piedras, y minerales, ay excel-
lentissimas fuentes, calificadas con las electiones de Hippo-
crates y con la experiencia; Y no rnenes conozieb. es aque-
i(7
lia fuente de Liexa, en Flandcs celebrada de Plinio, por sa-
nar con ella los hidrópicos, y que padeeen males de piedra,
(que no es poco consuelo para los hidrópicos que aya agua
en que este puesta su salud,) y otras muchas, qne cuentan
Plinio, Pedro Mejia en su historia de Varia lection, Varron
Collumela, Alberto magno, luán Bautista Porta en su libro
de agricultura y de historia natural.
Varias fuentes de excellente virtud en España.—El pregun-
tar a los vezinos la naturalega de las aguas es importante.'--
Fuentes perniciossas.—Rio de Táscala 7totable.—Sin estas se
conocen cada dia otras muchas, de las quales el vsso y ex-
periencia dan noticia particular, y los moradores que las
beuen publican como la fuente de la piedra de Antequera,
la que diximos de Almagro, la de Muñico junto Alauajos
camino de Valladolid, la famossa del Llero junto á Cuenca
en Yaldecabras; Y la fuente castellana antiguamente cele-
brada en Madrid, junto al monasterio de Sancta Barbara de
descaljos Mercenarios, y de la misma manera se conocen
cada dia fen esta nueua España, y demás de las diligencias
con que nos enseñan Hippocrates y Galeno,* á hazer elec-
ción de las aguas, nos aconsejan el preguntar á los ve-
zinos y cercanos de ellas, para saber quales sean buenas b
malas, para huyr de muchas perniciosas, como la que ay en
León de Francia, que los que la beuen se mueren luego, y
la que se halla en Areo monte de' Arcadia, que llaman de el
lago Stigio, por que se les oluida todo quanto han sabido á
los que las beuen, y la de Tracia, que aun las aues no pas-
san por donde está su corriente, y aquella de que vsso Me-
dea para matar la hija de Creonte y otras, que beuiendo de-
llas se pudren los dientes, y las que se hallan en ^Egypto,
* Lib. de bonitntc aquae.
i68
que se pelan vssandolas. Y la del Rio Cahuatl, (que corre
junto á Táscala, que quiere dezir agua de sarna) por que
vssandola assi en beuida como en vanos se hinchen de ella;
y assi con particulares palabras nos aduiertc la necessidad
del conocimiento de las aguas.
Como se beneficien las aguas.—El distila/- el agua por pie-
dras y jarros conoció Galeno, y la alabbpor excellente.—Agua
distilada a que enfermedades y personas es buena.—Vltima-
mente para corregir aquellas que no son buenas, nos acon-
seja Galeno lo que importa el cocerlas, y trasegarlas, y po-
nerlas al ayre. Con lo qual dize se corrige su malicia.* Y por
que no faltasse cossa, que para beuei -escogidas aguas fuesse
necessario, hizo recordación de aquellos vassos de tierra que
vssan en Alexandria de Egypto, por los quales cuelan el agua
con que se hazen claras, lo qual dize** no se ha de hazer
vna dos b tres vezes, sino hasta que el agua huya los senti-
dos, que es como si dixera que quede tal que ni olor, ni
saber, ni color tenga; en cuyo vsso siruen los cantaros de
Suchimilco en esta nueua España, y en la nuestra los mor-
teros de piedra, las quales son dañosas para los gotossos, y
camarientos, para los que padecen distilaciones al pecho y
pulmones, y buenas para los que padecen difficultad de vri-
na, y opilaciones del higado y bajo, y para las preñadas en
el séptimo, y nono mes de sn preñez.
Aguas para todas naturalezas como se pueden señalar.—Con
lo que se ha dicho de las aguas se ha dado bástante noticia
* Gal. com. 4 in 6 de morb. Vulg¡ tt. 18, sicut etiam per testas
raras interdum turbulentas aquas per colamu;, vt Alexandriae & in
iEgipto, &c.
** Lib. I de Simp. med. fac. c. i, est porro aqua limosa quada-
tenus composita, vel vt est aqua Nili, & quae in ¿Egypto est, sed ea
perfiotilia vassa percolacta plañe pura efficitur.
. t69
del modo de su elección para los sanos, señalando quales
sean las mejores, assi por su naturaleja como por el lugar
de donde nacen, anteponiendo las Orientales, y las de los
montes, las que en Hiuierno están calientes y en Verano
frías, las dulces claras y resplandecientes con las demás
qualidades y atributos que quedan dichos:* Y de la misma
manca pan los enfermos, señalándolas que en commun
causan enfermedades, en edades tiempos y personas, por
que si se vuiera de señalar para cada enfermedad en parti-
cular, fuera vn inmenso trabajo, y apartarme del proposito
que voy siguiendo especialmente, auiendo enseñado Hippo-
crates,** el modo como esto se pueda hazer, aduirtiendo la
commun y particular naturaleja de cada Vno, desforma que
las personas que tuuieren-calor excedente y humores reque-
mados, (de lo qual se sigue tener el vientre duro,) á estos
tales les condene el agua dulce ligera y resplandeciente, y
los que son blandos de vientre húmedos, y flemáticos, á es-
tos tales les conuienen aguas dufas crudas, y algo salobres,
por que con estas qualidades se resecan y enjugan, y.assi
todas las aguas que son fáciles de cocer, y delgadas afloxan
el vientre, y le sueltan, y las que son gruessas y difficiles de
cozer aprietan, y enjugan desecando los vientres, y el mesmo
Hippocrates*** desengaña á los muchos, y reprehende á los
que dizen, que las aguas saladas afloxan el vientre, siendo
muy contrario su effecto, pues beuiendolas se aprieta y en-
juga, por ser crudas y difficiles de cozer. Con lo qual á mi
* Gs. Lib. de bonitate aquae: in sumita tibu veru sunt fontes
íneliores, & aquae furiores sunt quae sunt implanitiebus.
** Hippocrates, lib. de aere.
*** Ilippo. Lib. de aere. At cnim mentiuntur nomines de salsis
aquis, máxime enim contrariae sunt adalui cgestionem ac recessum
Bimt enim crudae & ooqui non possunt.
Sitio, &c.—15
parecer no queda cosa, que en general se pueda aduertir de
las aguas, de que no se aya hecho relación ajustando su doc-
trina á la que nos tienen enseñada Hippocrates, y Galeno, y
con la misma llegaremos á las que particularmente tiene es-
ta Ciudad de México, para elegir las que fueren mejores, y
huyr de las dañossas y malas,.
QUE AGUAS SE BEBAN
EN ESTA CIUDAD DE MÉXICO SU ELECCIÓN Y BONDAD.
CAPITVLO DOZE.
Aviendo En el Capitulo passado tratado.de las qualidades
que han de tener las aguas, generalmente, no solo en orden
á la parte á donde nacen según las quatro del Vniuerso, si
no también conforme al lugar montuosso b llano, haziendo
differencia de las de fuentes, Rios, pojos, 4agunas,' de las
llouedijas, y que se derriten de nieue, y señalado, qual es
para los sanos, y para los enfermos, y que enfermedades, b
prouechos causen, según el lugar de su nacimiento, sabor,
olor; y color, quales sean para los viejos, y para los mojos,
17.i
niños, y mugeres, según las differencias de edades y tiempos,
resta saber en particular de aquellas, que en la Ciudad, b lu-
gar donde se habita son communes proprías y particulares,
y dellas saber qual sea la mejor, de mas partes, y. prerroga-
tiuas para conseruar la salud.
Noticia, experiencia, y Arte, son los instrumentos con que se
alcangan todas las cossas.—Para este conocimiento es neces-
sario valerse de tres instrumentos, con los quales se alcanca-
ra el fin que se pretende, de la noticia, experiencia, y el Ar-
te, la noticia tienen los Ciudadanos, que viuen en el lugar de
cuya fuente, a fuentes se basteze, pues en ninguna dexa de
hauer vna señalada por la mejor, y con la que mas deuocion
se tiene. La experiencia, apadrina la noticiaron la qual se
hallan ser buenas las tales aguas por lo bien que se han ha-
llado con ellas siempre. El Ajte tiene también sus instru-
mentos, para hazer la elección de las aguas, juzgando por el
olor, color, y sabor, pesso, ligereja, calor y frialdad, por su
sitio, por el prouecho 6 daño, que causan, con los quales se
conoce clarissimamente su naturaleja y bondad.
Tus fuentes principales ay en México.—México tiene mu-
chas fuentes en su comarca.—Tres fuentes principales tiene
esta Ciudad de México, de cuyas aguas gojan sus vezinos,
la de Chapultepéc, la de Sancta Fee, y la de Escapujalco,
que viene al Monasterio y plaja de Sanctiago Tlatelulco,
desde la guerta de Miguel de Alfaro: Dexando las muchas
y difíerentes que ay en el circuyto de México, assi de fuen-
tes como de Rios, por que no son de mi intento, y el que
quisiere hazer elección de ellas, y saber su bondad, con el
mesmo modo, que en la doctrina general, y en la particnlar
de las fuentes desta Ciudad, se ha tenido y tendrá, podrá
hazer la elección de la que quisiere vssar para su beuida y
regalo, lo qual no solo bastara, para las muchas que ay en
172
San Augustin de las Cueuas, como las de la Marquessa, Pe-
ña Pobre, y las que tiene el Mariscal Don Carlos de Luna y
Arellano, en la estrella recreación suya, y la de la Piedad,
y las de los JRios de Cuyoacan, Tlalnepantla, Tacuba, y
Guadalupe, si no para todas las que huuiere en el vniuerso
en qualquiera parte y lugar del Mundo, por que en to-
das tiene verdad la Doctrina de Hippocrates, La primera y
bien conocida es la de Chapultepec cuyo nacimiento es la
falda del mismo cerro grande y copiosso de vna alberca, b
ojo de agua, (commun modo de llamar en estas prouincias,
á aquellas aguas que Hippocrates,* Galeno llaman, scatur-
rientes, ^) rebossadoras, por que con el tosco lenguaje, nos
declaremos mejor) las quales conuienen en muchas cossas
con las de pojos y lagunas, por estar rebalssadas, aunque
por la mucha abundancia que tiene de agua esta Chapulte-
pec, se vierte y corre, y assi se reparte por muchas partes
desta Ciudad, cuyas qualidades y naturaleza se han de exa-
minar muy despacio.
Agua de Chapultepec, su elección y naturaleza.—Primera
consideración en la elección de las aguas.—Efectos de el Sol
quando nace.—La primera cossa en que Hippocrates pusso
los ojos para-ellegir la mejor agua era que su nacimiento
mirasse á la parte donde nace el Sol, y que baxasse de lo
alto de los montes, y que 'estos fuessen de tierra, á ca-
yo nacimiento era necessario que se acompañassen las de-
mas qualidades que diximos -de ser delgadas, y claras, y de
la rajón, que el mesmo dá, por que estas tales sean buenas,
se colligirá la contraria de aquellas, que no tienen esta prer-
rogatiua, antes son oppuestas á ellas. El Sol dize nuestro
Doctissimo Hippocrates, quando sale no solo hermossea la
»73
tierra y alegra los viuientes, sino también con particular ju-
bilo y.gojo, es recibido assi de los viuientes, como de los
Elementados, y assi las fuentes que primero le gojan, es ra-
jón que tengan el primer lugar, y pues las plantas y anima-
les le celebran, estendiendo sus ojas, y abriendo sus flores
que con la escura noche auian recogido á -la pequeña def-
fenssa que les dib la naturaleja, y los animales con differen-
te y apacible ruydo, conforme á su natural le celebran, mos-
trando el agradecimiento de su venida; assi pues el agua haze
lo que puede, mostrando con la experiencia ser la mejor, cu-
yo nacimiento el primer "guesped, que recibe es el Sol, y es-
ta verdad luce, y- se reconoce en su contrario, pues en su
ausencia todas las plantas se entristecen y marchitan, las
aues, y los hombres se recogen, y esconden, y todo queda
en el silencio, y obscuridad de la noche. Deste modo las
aguas, que su nacimiento tienen al Occidente, son de me-
nor virtud por participar menos la del Sol, con cuyo instru-
mento se hazen las mejores y mas obras suyas, y aunque el
agua de Chapultepec no tenga proprio nacimiento, eñ quan-
to al respecto de las quatro partes del mundo, la podemos'
llamar Occidental, por ser rebossadora, y estar el sitio del
lugar donde nace al Occidente,
Segunda consideración en la elección de las aguas,—Agua
de Chapultepec por que es dauossa,—Lo- segundo que con-
sideró Hippocrates en la elección de las aguas fue, que
corriessen de lo alto de los montes, y le tuuo por espe*
cial atributo de su bondad, por que siendo como son to-
das de su naturaleja pessadas, sin duda la que sale por lu-
gar tan alto, ha de ser ligera y de buen color, claro, y res-
plandeciente, y desto se le ha de seguir, el calentarse y en-
friarse presto, y detenerse poco en los Hippocondrios, por
que por natural sequela á la primera virtud y elección de)
174
agua, de nacer por lo alto de los montes, se les siguen las
demás.* Luego la que nace en lugar baxo, como rebosando
de la tierra ha de ser gruessa, y pessada, como lo son todas
las aguas de pojos, y balssas albercas jagüeyes, y ojos de
agua, y faltándoles la.subtileja bebidas no se incorporan
bien en los manjares ni los desazen, son duras y dañossas
para la vrina, por que en el Hiuierao están muy frías, y en
el Verano están calientes, y estando rebalsadas y quietas el
Sol quita lo subtil y delgado dellas, y dexa lo pessado, de-
mas de que recibiendo el agua llouedija es mas fácil y apa-
rejada para corromperse, que todas estas qualidades son
atributos de las aguas que son malas. Todas estas qualida-
des se hallan en la de Chapnltepec, que es agua detenida y
rebalsada por la profundidad de su nacimiento, puesta al
Occidente, caliente en el tiempo caluroso, y fria en el frío,
que recoge las aguas llouedijas por estar descubierta: y de-
mas desto nacen en ella muchos animalejos, muchas ouas,
yerua y légamo, lo qual manifiesta su gruessa y differente
naturaleja, y el mesmo juicio se deue hazer de todas las
aguas de pojos y lagunas, especialmente de las que en esta
Ciudad llaman ojos de agua.
Dirá alguno como condenb absoluta y generalmente esta
agua, pues' en el Capitulo passado se dixo de que modo se
aya de entender la Doctrina de Hippocrates, porque puede
auer muchas fuentes, que naciendo al Occidente, y al Aus-
tro sean buenas, y entre piedras, y de pojos y albercas, en
cuya confirmación se truxeron algunas, que nacían en di-
versas partes de España, que aunque por el sitio y lugar de
* Gal. de renum d:gnot. & medie c. 27 Aqua tan sanis quam egro-
tantibus comune solatium est: per totum, cap. Lib. de Aere, & de
bonitate aquae.
su nacimiento no eran buenas, por sus qualidades lo mani-
festaban ser. A esto es fácil de responder, que aunque es
verdad, que lo general no'implica á vn particular, dos, b mas
especialmente en las obras de "la naturaleja, lo cierto y se-
guro es, ser muy superiores en bondad las aguas orientales,
y que nacen de los montes, á todas las demás del vniuerso,
cuya oxperi■;!!•.:i i s? vera cuídente con lo que nos ense-
ña Hippocrates,* cociéndola y pessandola, y cociendo en
ella viandas y legumbres, por que con esto y las del gus^o,
olfato, y vista S2 ha de calificar su bondad b malicia, y aun-
que tengan muy buenas partes y excellencias, y sean muy
buenas muchas aguas, sin que nazcan por los montes y al
Oriente, pero con todo esso como se ha dicho serán inferio-
res en bondad á estas, y la experiencia nos enseñará su ver-
dad con demostración.
Que cosas tenga el agua de Chapultepec—Mas el agua de
Chapultepec de qualquiera manera que se .considere, no so-
lo la hallaremos inferior en bondad á las que nacen al Orien-
te, si no queconsiderada ella sola, sin compararla á otra, no
es buena, por que* i la consideramos con la vista, mucho li-
mo, yemas y animales, plantas, ouas, y otras muchas cosas
que en ella se veen, indicio es de no ser agua delgada ni
sutil'si no gruessa; y expressamente Galeno** en el lugar
• citado dize, Que el agua excellente, y que carece de todo
vicio es la que no tiene limo, ni aun en pequeña cantidad,
pues si esta tiene tanto de cieno, y otras differencias que le
competen por esta mesma rajón: porque si no le tuuiera no
criara* animales, ni yemas como cria, luego no será buena
* Gal. lib G, de morb. vulg. c. in. i, tt. 10, in Hipp.
** Lib. citado de morbis Dico autem optimam aquam, & onini vi-
cio caventem quae neo limiquid quam habet, &c.
f¡6
sino muy mala, y lo mismo confirma en el capitulo sexto, y
décimo octauo del primero de la facultad de simples medi-
camentos,* la que presto se calienta, y enfria es agua te-
nuissima, mientras mas tenue tiene menos cieno*y vascossi-
dad, luego fácil es hazer el argumento de su contrario, por
que estas propriedades se dizen vnas de otras, pues por la
misma rajón que es agua delgada y sutil, no tiene cieno, y
por tener cieno es gruessa y.differente, y se crian en ella difíe-
rentes animales. Luego si la de Chapultepec cria estos ani-
males no es delgada, y por él consiguiente ha de^er gruessa
tiniendo tanto limo, y ouas como en ella se veen, y assi las
reprueua Hippocrates en infinitos lugares, y dá por gruessas
y difficiles de vrinar, y inferiores á las que fueren de fuentes
corrientes, de mas que han de ser claras y cristalinas, y sin
ningún vicio; por que assi las quiere Galeno,** que no solo
sean de fuentes, si no' que carezcan de todo vicio es con to-
do esto, esta agua, prouechoss*a á los gotossos, y á los que
padecen reumas y distilaciones al pecho, y á los que tienen
vómitos: y malas á los que tienen difficultad de vrina, y á
las preñadas, por que las haze difficiles los partos, y traba-
jossos. •
A que enfermedades sea á proposito el agua de Chapultepec.
Agua de Chapultepec como se beneficia.—Agua de Chapultepec
porque es dañossa.—Y por que no todos pueden elegir aguas,
si no beuerlas, que el tiempo y la comodidad ofírecen, por
que la naturaleja no padeciesse y la Medizina tenga en todo
la excellencia que es rajón, los dos principes della,*** Ga-
* Lib. I, simp, med. f. c. 6 & c. 18, aqua quae eito culuit & cito fri-
gescit tenuissima est & quae tenuis est min. habet de limo terrestri.
** I De sanit tuenda, c. I, potissimum vero bí copia eius sit fon-
taua, cui nulla qualitas vitiossa aliunde sit contracta, &c.
*** Hippoc. lib. de Aere, &c
177
leño y Hippocrates, nos enseñan el modo de remediar estas
aguas, sacándolas, y vertiéndolas por conductos de tierra,
de buen sabor desde, lo alto á lo abaxo, cociéndolas, y dis-
tilandolas por piedras y cantaros de barro, como dize Gale-
no que se vssaba en su tiempo en Egypto, por ser el. agua
del Nilo de la que beuen en la mayor parte del, la qual por
sus grandes auenidas está llena de cieno, para cuyo remedio
la distilan por vassos de tierra, hasta que sale pura y crista-
lina,* cuyo vsso ay en esta tierra con los cantaros de Suchi-
milco como se dixo en el capitulo passado, en España con
los morteros de piedra, y assi quedará el agua de* Chapulte-
pec, pura sin olor, color, ni sabor *de agena qualidad, y
perderá la malicia que tuuiere por su nacimiento, y adqui-
rirá virtudes contrarias á las que tiene de suyo sin este be-
neficio.
La segunda fuente, que tiene esta Ciudad es la que lla-
man de Sancta Fee, cuyas qualidades y virtudes se han de
examinar conforme á la Doctrina de Hippocrates, el qual
siempre la primera elección forma del lugar de su nacimien-
to, y las demás de sus "cualidades tangibles y de otros ins-
trumentos como se ha visto y se vera.
Agua de Sancta Fee, su sitio y elección.—Haze pues, el agua,
que llaman de Sancta Fee, cerca del lugar de quien toma
nombre esta fuente, en vna quebrada que de mora, de Les-
te á Oeste que es de Occidente.,4 Oriente, conforme al sitio
de esta Ciudad de México, y de la vniuersal consideración,
para dar nombres á los lugares de Orientales, b Occidenta-
les, assi conforme á doctrina de Astrólogos como de Medi-
* Gal. I, de shnp. med. facult. c. í. Est porro aqua limossa qua-
datenus composita vel vt est aqua Nili, & aquain "^ypto est
ca persictilia vassa percolata plañe pura eficitur.
»78
eos. V aun lado desta quebrada, que mira la parte meridio-
nal, declinando algo al Occidente, sale de diferentes partes
(aunque todas de una misma consideración) diuididas en
cinco manantiales, cuyos dos nacen cerca el vno del otro á
la falda de vn cerro de tierra con gran pujanja, y corren
distancia de poco mas de vn .tiro de Vallesta, donde son in-
finitos los manantiales, que en la falda del mesmo cerro na-
cen bastantes^ á aumentar vn gran concurso de aguas, y á
poca distancia se junta otro, que nace del mesmo Cerro,
mirando siempre ía parte meridional, en lugar mas alto que
los tres referidos junto á vna casa que está en el mesmo si-
tio, y á distancia de diez varas, sale el quinto manantial que
ay de consideración, por que si se vuieran de contar los mu-
chos, y pequeños que-ay cerca de estos fuera cosa prolija,
.siendo en lo cierto toda vna mesma agua, y que todas na-
cen mirando la parte del medio dia, y aunque sean de vna
mesma consideración estos cinco manantiales, se ha hecho
descripción del lugar de donde nacen por el verdadero co-
nocimiento de su sitio (de los quales se junta el agua que
viene á esta Ciudad, llamada de Sancta Fee) y después
de las circunstancias del lugar naturaleja de la tierra,
y de las yemas que cria para venir en omero conoci-
miento de ella.
Las aguas se han de elegir con la vista, el olfato, y el gusto.
—Auiendo pues dicho en el @*pitulo passado, y en este,
que el primer lugar tienen las que nacen al Oriente, y de
las que nacen al medio dia conforme á la docteina de Hip-
pocrates* y Galeno, que son calientes, salobres, y dañossas
para la vrina, y que son malas en grado superlatiuo, poco
auia en que reparar en dar el agua de Sancta Fee por mala,
* Libro de Aere pessimae vero quae ad Att^.rK
i/9
si no vuiera el mesmo Galeno* enseñado, quan necessario
sea con las demás consideraciones de los sentidos, calificar
la bondad b malicia de las aguas,.y assi en el primero de
conseruacion de la salud, y en el sexto de enfermedades
vulgares, y en el primero de la facultad de las simples
medizinas, y en el Libro de Tisana nos enseña su co-
nocimiento y elección con tres sentidos, con la vista,
con el olfato, y con el gusto, y en estos y otros muchos lu-
gares, en que trato de la bondad de el agua, no se acordb
de otra elección, si no de la que se haze con ellos de modo,
que en el gusto no se perciua agena qualidad si no que sea
dulce, á la vista que este clara y resplandeciente, y al olfá-
no repressente qualidad que offenda, como se vee, guele y
gusta en muchas, que están turbias cenagossas, hediondas,
duras y azedas, sin otras muchas qualidades que reciben con
las quales se opponen á las buenas, que con estos sentidos se
differencian; demás de otras condiciones que Hippocrates**
enseña, que han de tener las aguas para ser buenas como
calentarse y enfriarse presto, detenerse poco en los Hippo-
condrios, y vrinarse presto, y con fardad cozerse en ellas
las carnes y legumbres.
Con lo que se ha dicho del examen destos tres sentidos,
para el conocimientos y elección del agua es doctrina suffi-
ciente, y satisface á la duda, de que no todas para ser bue-
nas han de nacer al Oriente, ni malas todas las que nacen
al Sur, con la generalidad y encarecimiento que Hippocra-
tes dize, pues muchas ay que nacen al Oriente que no son
buenas, assi como al Austro que no solo no sean malas, mas
* I De sanitate tuenda, 6 de morb. vulg. tt. 10, comm. 4, & tt. 18,
I, de Simp. med. facolt. c. 15. lib. deptisana, cap. 2.
** 5 Aphor. i¿6, & 6 de Morb. tt. 10, com. 4, in óptima aqua
celerrime inuiciossa tardissime, &c.
i8o
se auentajen á las que nacen en otras consideraciones, es-
pecialmente de Orientales, o Occidentales, assi lo. sintib el
Autor del Libro de la bondad de el agua,* pues auiendo
dicho, que las aguas del Nilo nacían al medio dia, y qué
las que miran este nacimiento eran malas, conformándose
con el parecer de Hippocrates, haze excepción de las del
Nilo con tanto encarecimiento, que á su parecer no aya que
compararlas en la bondad, y entre muchas de sus excelen-
tes qualidades dize, que afloxa el vientre, y aiuda á las mu-
geres en el parto, por que estas virtudes nacen de ser el
agua dulce ligera delgada clara, resplandeciente: y auiendo
reprouado las aguas de las lagunas, por las rajones que atrás
quedan dichas,.alaba las de Egypto, por ser aguas del Nilo,
y ser sanas por lo poco que se detienen en las lagunas, por
que en el Otoño las enllena de agua fresca sacando la agua
antigua. Entendida esta Doctrina examinaremos con estos
tres sentidos el agua de Sancta Fee, y con las domas dili-
gencias que la Medizina nos enseña para que con ellos co-
nozcamos si es de las qucjnerecen alaban jn, aunque su na-
cimiento sea al medio dia
Qualidades del agua de Sancta Fee.—Si con la vista haze-
mos el examen notorio, es á todos los que han visto el ori-
gen de esta fuente, quan clara pura y resplandeciente está
á la vista, si con el olfato no se reconoce qualidad ninguna
con que se offenda este sentido por mas sutil y delicado que
sea; Pues al gusto á mi parecer no ay agua de tanta suaui-
dad, y duljura, pues con esto se apetece y dexa beber en
* Gs. lib. de bonitate aquae. Sed. quamvis non laudem fluentes
versas austrum aquas; Nllum tamen ita laudo, vt eicut mihi videt
paucis comparetur fiuuijs secumdum bonitatem aquae, iejubit ven-
trem, & mulicri^us in partub. confert eodem, lib. Soloe autem pa.
ludosseae quas vidi in J-^ypto sunt ssaneae &c.
5>74
i8i
cantidad sin que se hinche el estomago ni el vientre, ni ha-
zer estorbo en el, antes se vrina con grandissima facilidad.
Si con la experiencia instrumento con que en la Medizina
calificamos la bondad b malicia de las cosas, y con ella y el
Arte se hiziere el examen se hallará que se calienta y enfria
con facilidad y presteza, si de lo que en ella se cueze con
manifiestas ventajas, se reconoce y adelanta á las demás que
ay en este lugar, pues si se cuela por paños, jarros, b piedras,
b se cueze tan pura y clara está antes como después, y aun
de mejor gusto de modo, que assi en lo artificial como en lo
natural sé conocen ella excellentes qualidades, con las qua-
les se deue estimar por la mejor agua de México, y aunque
le falto el nacer al Oriente son tan vniformes en ella el buen
color, olor y gusto, la facilidad con que se vrina el poco es-
torbo que haze en los Hippocondrios, que se le puede dar
el atributo, no solo de la mejor agua de esta Ciudad, si no
también en comparación de todas las excellentes del mun-
do, y tenerla por vna de las mejores.
La diferencia que tiene el agua de esta fuente de Sancta Fee
en México d la de su nacimiento.—El agua en que se hecha
trigo mata los animales.—Y siendo como es la excellencia
suya como se ha dicho, apehas las conocerá el que la huuie-
re visto en su nacimiento, y hecho en el las elecciones con
que queda alabada, si la cotejare con la que llega á México,
por que llega tan differente, que se puede dudar si es la que
nace en Sancta Fee pbr muchas causas y rajones. La pri-
mera por seruir como sirue esta agua para los molinos, en
cuyas pressas ay tanto cieno y trigo, que caydo en el agua
de necessidad se ha de corromper y alterar y mudar la me-
jor agua en mala y perniciossa, y assi tiene perdido aquel
color puro resplandeciente y cristalino, que en su nacimien-
to goja, y mudado en blanquecino y lacteosso? y que tales
Sitio, &c.—16
iSa
sean los daños que cause el trigo en el agua, quien no qui-
siere creer á Plinio á Dioscorides,* y á Baptista Porta en el
segundo de su Agricultura, en el Capitulo quinto. Dexe que
el trigo este en el agua hasta que se corrQmpa y déla á los
cauallos, mulas^b puercos, y por el effecto conocerá el da-
ño que causa, y si se considera desde los molinos el lugar
por donde viene; las ouas que cria, el cieno que tiene, las
cosas que en ella se laban, ay tanto que dezir, que solo bas-
ta saber, que el agua q'ue era pura resplandeciente de lindo
sabor y gusto, está turbia cenagossa, y con mili animalejos,
que de la misma suciedad que trae se crian, con que se vie-
ne á reputar por muy inferior de la que es en su nacimien-
to, y assi es fuerja para reducirla, y que se pimda beber co-
larla y trasegarla, ponerla al Sol y ayre, para que pierda al-
go de lo mucho que se le ha pegado, que esto toca á la Eco-
nómica de cada vno en el gouierno de su persona, pues falta
la política de vna Ciudad como esta en cosa tan necessaria
como es el agua.
Lo que falta de las circunstancias de yeruas, y arboles que
se crian junto al nacimiento desta fuente, assi como es lo
vltimo que della se ha de dezir, fuera de grande importan-
cia se hallarán cerca desta Ciudad, para que corrigieran
parte de lo extraño que se le pega por la poca limpieja y
guarda con que viene.
Que yeruas medicinales nocen d la orilla desta fuente de
Sancta Fee.—Son pues las que se crian á la orilla y cerca
del nacimiento desta fuente todas de extremada naturaleja
y virtud medicinal, de las quales antes se le communica aí
agua grandissima virtud, por tenerlas admirables y entre
ellas, las que de mas consideración damos al agua, que es
* Lib. 18, de aaturali histor. c. 7 & 8.
i83
vrinarse presto, y detenerse poco en los Hippocondrios, na-
ce de la virtud propria, y communicada de las yeruas, por
que todas tienen virtud de abrir y de sopilar como es la do-
radilla, la qual sin calor con excesso, antes con mucha tem-
planja como dize Dioscorides* tiene vnas partes tan sutiles,
que sin alterar el cuerpo abre todas las opilaciones de los
miembros conforta el estomago y hígado, restituye la gana
de comer perdida, y buelbe el color del rostro á su primer *
ser, pues el culantrillo de pojo los berros y marrubios, tie-
nen tal virtud que por ella se pueden buscar y dessear con
que viene á recibir el agua excellentes qualidades.
El monte á cuyas faldas nace el agua de Sancta Fee se pue-
de tener por especie de tierra sellada.—La naturaleza de la
tierra de el monte á cuyas faldas nace, es de buen gusto
algo gredossa y dulce, no muy distante de ser especie de
tierra sellada, con que viene á estar cercada de todas partes
de infinitas virtudes, buena por su naturaleja, por sus vir-
tudes y qualidades por el monte, á cuyas faldas nace, y por .
las yeruas que en ella se crian con que se deue estimar por
excellente agua, y de las mejores del mundo.
Como se conocerán todas las aguas en el contorno'de México.
—Las demás, que están cerca de México, y en las recreacio-
nes de su Comarca, y la que viene á Sanctiago Tlatilulco,
la de San Matheo, la de la Piedad, las de la Estrella, todas
son de vna misma consideración con la de Chapultepec, en
quanto á sus nacimientos, por ser como son ojos de agua,
y rebalssadas, cuya consideración en quanto á lo general
por el lugar donde nacen son crudas, gruessas, pessadas,
difficiles de vrinar, y fáciles de corromperse, y aunque esto
sea en quanto á su nacimiento, conforme á la doctrina de
* Diosc. Libro 3, cap. lió.
i?4
Hippocrates, bien pueden ser buenas si en ellas se hallaren
las qualidades, qu.e quedan dichas haziendo el juyzio con
los sentidos, con la experiencia y con el Arte. Con las qua-
les se sabrá su qualidad y naturaleja, y aunque se hallen ser
buenas, lo cierto es, que son inferiores en bondad á las que
son corrientes, y tienen nacimientos de alto, y siempre que
se puedan elegir aguas de fuentes que corran, es lo mas se-
guro sano, y conforme á buena medizina, y arte de conser-
uar la salud, si bien el que estuuiere sano, b no tuuiere otra,
se podrá aprouechar de los remedios que atrás diximos en
el agua de Chapultepec. Con lo qual podre llegar á la tierra
quarto, y vltimo Elemento centro del mundo, fin y sujeto de
de mi discurso.
DE LA TIERRA QUARTO, Y VLTIMO ELEMENTO.
CAPITVLO TREZE.
La tierra que es.—Auiendo dicho en los capítulos prece-
dentes de la naturaleza de el agua, su sitio y qualidades assi
motiuas como alterables, de que modo se abrace con la
tierra y constituyan Yn Glouo, nos queda por disputar de
i85
la tierra quarto y vltimo Elemento; Cuia descripción assi de
sus passiones como de su natural lugar en difíerentes la
tiene enseñada Aristóteles,* y Auicena, llamándola cuerpo
simple cuyo natural lugar es estar en medio del vniuerso
donde está quieta, y sacándole de el le apetece, y que esto
sea assi se collige con demonstracion, por que aquel es na-
tural lugar de vn cuerpo al qual se mueue naturalmente,
luego si separada la tierra de el medio se mueue á el, este
es su proprio lugar, pues en el está quieta.
De que manera á la tierra se le de por natural lugar el
centro le hijo difficultad á Gentil de Fulgineo sobre la fen-
citada de Auicena, por auer dicho Aristóteles** que su na-
tural lugar es la vltima supperficie del agua según la com-
mun definición de el lugar, á lo qual se podrá responder
con lo- que en el capitulo passado se dixo de el natural lu-
gar de el agua como de ella y de la tierra se constituya vn
cuerpo Spherico, y que es vno mesmo el centro de estos dos
, Elementos como se dixo arriba de tal suerte que la supernV
cíe conuexa del vno no corte ni passe la del otro si no que
se continué la vna con la otra.
Y por que la difficultad q«e tiene el que estos dos Ele-
mentos tengan vn mesmo centro (siendo los cuerpos que se
han de mouer de differente grauedad, por lo qual han de
apetecer de necessidad, vno ma§ Ínfimo lugar que el otro,
á hora el centro sea punto indiuissible á hora tenga exten-
sión) y las demás que acerea de las qualidades tangibles, y
motiuas se ofírecen de los Elementos, incluyen gran diffi-
cultad, de la simplicidad de ellos, y no es de mi proposito,
las podrá ver el que quisiere en los libros de Generación y
* Aristóteles I, de Coelo, c. 3, & lib. 4, c. 4.—Aulo. Ten. I,
prim. Doct. 2, cap. I.
** 4 Physic. 0. 4.
i86
Coelo, si no se contentare con lo que atrás queda dicho en
los demás Elementos.
La tierra es muy seca.—La tierra es summamente seca y fria,
cerca de la summa intensión.—De ningún /nodopuede la tierra
ser mas fria que el agua.—Quanto al proposito presente, la
tierra en la commun opinión es graue absolutamente, y fria
y seca, cuya vltima qualidad se le atribuye summamente, y
la primera cerca de la summa intensión, aunque Galeno*
quiere que sea summamente fria, cuyo parecer siguieron
Auicena"** y Bañez, faboreciendose de Sancto Thomas, y
prueuan su intento diziendo, Que la frialdad se causa en
estos inferiores por la distancia del Cielo, el qual mediante
su calor, luz, y mouimiento le causa en ellos, y siendo assi,
que entre todos los Elementos la tierra está mas distante
de el Cielo, por lo qual es mas fria; de mas de que el fuego
y la tierra son contrarios, y muy distantes: Luego an de ser
oppuestos en qualidades contrarias, pues en el fuego la
summa qualidad es el calor, en la tierra ha de ser la frialdad:.
con estas rajones defienden su opinión. Las quales ni son
fuertes ni tienen difficultad, siendo cierta la contraria, que
la tierra sea seca en la summa intensión, y fria cerca della,
y assi fácilmente se satisfará á las rajones contrarias, á la
primera que aqui no se trata de las qualidades que pueden
los cuerpos extrínsecamente, por virtud de agente extrínse-
co, si no de las que tienen por su naturaleja, y assi aunque
por la distancia de el Cielo participe la tierra, ó pueda te
ner mayor frialdad que el agua, no la tendrá en quanto &
su natural, y proprio temperamento: y el ser la tierra mas
fria que el agua: se puede entender de dos maneras, o acci-
* Gal. I, de nat. hüm. com. 15.
** Auic. lib. de Coelo, c. vltimo, concl. 5. —Bañez, c. 3. quaest. 2.
iS7
dentalmente, por que estando mas distante se calienta me-
nos, y se illumina menos, por lo qual queda mas fría: o por
si y propriamente, por particular virtud productiua de frial-
dad que sé halle en la tierra, y de ninguno de estos dos mo-
dos se puede prouar ser la tierra mas fria que el agua, por
la primera no, por que siendo causa accidental es .necessa-
rio de caía íruiiJad dar causa propria, y no auia otra si no
propria forma de la tierra, á quien se le déuia toda la sum-
ma intensión, y assi á la segunda rajón se responde, que los
agentes reales y positiuos hazen naturalmente mas floxa, y
remissamente en lo distante que en lo propinquo, y assi
■aunque el Cielo este mas distante, no se collige de esso que
la enfrie mas, ant$s lo contrario, que la enfrie menos, por
que de mayor distancia no se collige mayor frialdad, por
causa possitiua, que obre antes el argumento, quiere prouar
que por calentarse menos de el Cielo guarde mas de su
propria frialdad, lo qual es verdadero; y de aqui no se colli-
ge ser mas fria que el agua.
A la vltima rajón se responde confessando que es cier-
to que el fuego, y la tierra sean contrarios, según la con-
trariedad del sitio, pero no según la contrariedad de las qua-
lidades. Y aunque la ligereja y grauedad sean qualidades
segundas, que nacen de las primeras, á que se deuen redu-
cir, pero la frialdad de la tierra solamente no es la total cau-
sa de su grauedad, por que en esta mayor intensión tiene
lugar la forma substancial de la tierra.
Di La división de la tierra.
CAPITVLO CATORZE.
Diuision de la tierra en quantas partes.—El mundo diui-
dido en cinco Zonas.—Diuidieron los antiguos la tierra en tres
partes principales, Asia, África y Europa, los modernos que
á fuerja de inmenso trabajo, y atreuido animo se determi-
ron á experimentar mas que no ellos, hallaron la quarta par-
te que vulgarmente se dize America, b indias, atribuyéndo-
se assi la gloria Americo Vespucio no auiendola hallado el
según la mas cierta opinión sino Ruy Falero, portugués, y
que fueron suyas las descripciones con que el Almirante
Colon se determino á hazer cierto este descubrimiento y
nueuo mundo: á estas quatro partes del vniuerso en que se
incluye todo el orbe Espherico de la tierra, y el agua diui-
dieron los antiguos en cinco partes que se llamaron Zonas,
correspondientes á otras cinco, que en el Cielo se differen-
cian con los quatro circuios menores, de tal manera, que la
de en medio comprehende lo que ay de vn trópico á otro,
189
las dos templadas se constituyen entre los Trópicos, y cir-
cuios polares, y los dos Polos del Mundo, la de en medio
dieron por ynhabitable por el inmenso calor, y las dos ex-
tremas por el excessiuo frió, reseruando las dos templadas
para la commun habitación de los viuientes, como lo refie-
re Virgilio en el primero de las Geórgicas.
Quinqué tenent Coelum Zonae, quarum vna corusco
Semper Solé rubens & torridi semper ab igne, de.
m
Y Ouidio en el primero de los Metamorphosseos.
Vt que duae dextra Coelum, totidem que sinistra
parte secant Zonae, quinta est ardentior illis:
Tholomeo tuuo por habitables las prouincias dentro de los
Trópicos.—Nuberta debaxo de la Equinoccial conoció Tholo-
meo.—Annio Plocanio estuuo en la trapobana en tiempo de
Claudio Nerón.—De donde estos Poetas ayan tomado fun-
damento para esta opinión. Y después dellos infinitos mo-
dernos, no he podido hallar rajón ni autoridad con que se
hallan podido amparar, por que si de autoridad á quien po-
dían seguhy que es á Tholomeo principe de la Astrologia
euidentemente confiessa lo contrario, contando por habita-
bles lo que llaman Torridazona, que es de los dos Trópicos
á la linea Equinoccial, y el mismo parecer han seguido mu-
chos de los que han aumentado con commentos sus obras,
y entre ellos Ali-Aben-Rodan,* tratando de las proprieda-
des de los Climas dize. Y por que aquellos que habitan en
* Quadrip. c. 2. Ali-Aben-Rodan, eodem lib. & cap. & quia térra
inqua moramur est vna duarum quartarum &c.
190
yguales lineas como los que están al medio dia entre el Tro-
pico estiual y la Equinoccial, y siempre tienen el Sol sobre
sus cabejas, y passa por encima de ellos dos vezes al año,
&c. y mas abajo prosigue por cuya caussa son calientes de
complexión, &c. Y en el libro sexto de sus obras el mesmo»
Tholomeo* enseñando como se conocerá la differencia en-
tre dos Meridianos de dos Ciudades dize Nuberta Ciudad
de la Isla Trapobana Cuya longitud es cassi de ciento y
veinte y dos grados, y de Latitud nada, por estar debaxo la
linea Equinoccial, y Modoto, Ciudad de la mesma Isla, tie-
ne de longitud ciento y veinte y ocho grados y de Latitud
doze. Estas dos Ciudades están dentro de los Trópicos, y
cerca de la linea Equinoccional, pues es debaxo della. Lue-
go Tholomeo** tuuo por habitables las tierras que están en
lo que llamaron los antiguos Torridazona, y este mesmo
exemplo trae luán Estopherino, y Plinio haze mención de
esta Isla refiriendo que en tiempo de Claudio Nerón naue-
gando Annio Plocanio cerca del Arabia Feliz, que venia de
cobrar el tributo, b renta que pagaban á los Romanos, en
el Mar Bermejo, corriendo furiossos vientos Nordestes lle-
go desbaratado á vn puerto de esta Isla llamado Andepuro,
demás de ser conocidissimos los dos Reinos de ella llama-
dos Achen, y Ior, que están enfrente de Malaca, y todos de-
baxo del Equador y Trópicos.
La Ciudad de Syene esta debaxo del Trópico de Cancro.—
Lo mesmo testifica Macrobio*** tratando de la Isla de Sye-
ne dize, esta Ciudad, que haora esta desierta en la Prouin-
cia Tebaida esta debaxo del mesmo Trópico de Cancro, y
* Lib. 6, cap. 4 & 8.
** Lib. de vsau anulli sive Astrolabis. propos. 32. Plinius, lib. 6
de Hist. nat. cap. 22.
*** 2 De Somno Scipionií.
19*
assi el dia que el Sol llega á cierta parte deste signo, y se
halla vertical en esta Ciudad, no hazen los cuerpos sombra
ninguna, las mesmas palabras cassi trae Plinio* hablando
de esta Ciudad, quando dize que en Syene cerca de Alexan-
dria de ^Egypto en el tiempo que el Sol llega al Trópico de
Cancro al punto de el medio dia no tienen los cuerpos
sombra alguna, y para experimentar eso se hizo vn pojo el
qual esta todo claro en este tiempo de esta misma Ciudad
se acordó Lucano en el segundo de las Farsalias.
Atque vnibra ñus quamjíectente Syene.
Y tratando en el libro nono, de la jornada que hijo Ca-
tón á la Libia evidentemente comprueua, que caminaba de-
baxo de la Linea.
Depraébensum est, hunc esse locum quo circulus alli
Solsticis médium signorum perculit orbem,
Non obliqua meant, nec Tauro Scorpius exit,
Rectior; aut aries donat sua témpora librae.
Los antiguos tuuieronpor habitable la Torridazona.—Cli-
ma que es y como se diferencia.—La casa de Meca está den-
tro de la Torridazona.—Los Romanos estuuieron en Malaca,
y en la Isla frapobana.—De lo qual se collige hauér tenido
los antiguos noticia de estas partes, que están entre la linea
y Trópicos, y juzgadolas siempre por habitables: y la diui-
sion dq los Climas assi de los modernos, como de los anti-
guos confirma esto con euidencia, como consta del lugar ci-
tado de Tholomeo, y assi el primero y segundo Clima le
* Lib. 2 de Hist. nat. cap. 75.
192
contaron entre el Trópico de Cancro y el Equador, cuya
differencia se constituye de vno á otro de differencia del
mayor y menor dia, y a mi parecer nunca esto pudo hazer-
les difficultad á los antiguos, pues infinita parte de Assia y
África que está entre el Trópico de Cancro, y el Equador,
siempre fue tenida por habitable, pues en ella se contiene
gran parte de Arabia Feliz, y la estación (tan celebrada de
los moros) de Meca entre el Trópico de Cancro y Linea
Equinoccial: y assi no se en que se fundaron Aristóteles, y
Parmenides, y otros muchos antiguos á quien siguieron Lec-
tancia, y San Agustin en que no«fuessen habitables las tier-
ras, que están entre los dos Trópicos al Equador, pues assi
de los antiguos como de la experiencia de los modernos
consta lo contrario y lo comprueuan Plutarco, y Cornelio
Tácito,* pues el áurea Chersonesso tan celebrada de los
Romanos es Malaca, y el cabo de Comorin antiguamente
Promontorium Cori, y la "Isla Trapobana fueron conocidas
de ellos y pissadas estando tan cerca de la linea, y no solo
la experiencia ha mostrado sea habitables estas partes, si no
también templadas fertilissimas, y abundantes de todas las
cossas necessarias; y aunque no huuiera especial noticia de
las infinitas Ciudades, y gentes de estas Indias Occidenta-
les, donde aun no se ha acabado de conocer las muchas que
ay en esta parte que llaman America, assi en la Austral co-
mo en Septentrional, para hazer el argumento basta que
vnas, y muchas de las partes y Ciudades que están en la
Torridazona sean habitables, por que para ser falssa la pro-
posición vniuersal, basta que vna parte suya sea falssa, y
demás desto la experiencia nos ha enseñado en estas partes,
* Plut. 3, de placitis. Philosoph. c. II. — Cornel. Tacit. Lib.
3 &4.
^93
lo mismo que Tholomeo nos ha enseñado de las tierras que
están dentro de los Trópicos que en su tiempo eran cono-
cidas.
El herir el Sol con rayos rectos b transversales no es sola la
causa de calentar mas b menos la tierra.—Aunque no llouiera
en la Tórrida fuera habitable.—La ygualdad del dia á la no-
che es causa Je la L.npLingj. de la Región.-Y por que la ra-
jón en que fundauan todos el ser inhabitables las tierras di-
chas (era por que los rayos del Sol hieren derechamente á
los que habitan debaxo del Equador y dentro de los Trópi-
cos, por lo qual les auia de abrassar, y calentar mas, que á
los que habitan en las Zonas templadas) no tienen funda-
mento, y la experiencia ha enseñado lo contrario, pues en
los tiempos de los Caniculares de España, y toda Europa
es excessiuo el calor, y en estas partes al contrario que es
templadissimo el tiempo, de lo qual ni de su contrario. Es
la rajón estar cerca b lexos de la linea Equinoccial, ni de lo
que vulgarmente se dize en estas partes de las Indias, que
las lluuias tiemplan el ayre, pues es cierto que aunque no
llouiera fueran habitables como lo experimentan en Lima, y
toda aquella costa estando en menor altura, que en esta
Ciudad de México ni alguno la ha dado con mas claridad
que nuestro Galeno,* el qual la atribuye á la mayor b me-
nor demora, que el Sol haze sobre la tierra, y por que todas
las Regiones que están dentro de los Trópicos, y cerca b
debaxo de el Equador, tienen poca differencia del dia á la
noche, de áqui nace que sean templadas, porque la mesma
causa que ay para calentar de dia, ay para refrescar y tem-
plar de noche, y assi España donde jamas el Sol puede he-
rir derechamente con sus rayos el tiempo que el Sol está
* Lib. de Hist. philosophica, c. 75.
Sitio, &c.—17
9
194
mas sobre la tierra, y el día tiene mas de quinze horas, es
insufrible el calor por ser este el del Estio, y lo contrario
experimentan quando reconocen la cortedad de los .dias por
Deziembre, que por gozar poco del Sol es grande y pessado
el frió, y esta es la verdadera causa y rajón en esto, si bien
se ayuda á su acrecentamiento b diminución, la particular
rajón de los vientos, que es de gran importancia como se
conoce y dixe en su proprio lugar, y reconocen todos, y
especialmente Europa, y con particular rajón Madrid, pues
en los Caniculares goza de aquellos vientos llamados de
Hippocrates ^Etessias, con que se corrige el excessiuo ca-
lor, por ser vientos Septentrionales: Demás de los particu-
lares sitios de los lugares como se dirá en el Capitulo del
sitio de esta Ciudad de México.
COMO SE VENGA EN CONOCIMIENTO
DE LA REGIÓN 6 CIUDAD DONDE HABITA, AUNQUE SEA REMOTA
Y NUNCA ANTES VISTA.
CAPITVLO QUINZE.
Hipócrates y Galeno Doctissimos, y dignes de immortal
alabanza.—Hippocrates y Galeno enseñaron el conocimiento
de las Regiones.—Gran cuidado de los Principes de la Medi-
cina en enseñar.—Galeno y Hippoorates estuuieron en Assia
•
i9S
y Europa.—Galeno gran perseguidor de los Médicos vulga-
res.—Tresjjartes excelentes de la Medizina verdad vtilidad
y unión.—Los ignorantes enemigos de los doctos.—Galeno
comience los médicos de su tiempo.—Poca Curiossidad y
menor diligencia huuiera sido de los Principes de la Medi-
zina Hippocrates y Galeno, si auiendo considerado la gran-
diossa armonía y fabrica de el cuerpo humano, sus partes y
differencias, la disposición de sus órganos, el exercicio de
sus potencias, los instrumentos, para su conseruacion; ha-
llado, y conocido tan difíerentes enfermedades, y para su
remedio tanta diuersidad de Medizinas, assi simples como
compuestas en que gasto gran parte de sus obras, y dib cla-
ro testimonio de sus trabajos, considerando no solo la natu-
raleja en commun de las cossas, y la particular, y en la hu-
mana, que tan difficultossa es con ygual certeza, alcanjando
su compossicion y harmonia, reconociendo en ella quatro
humores de que está compuesta cuyas qualidades formas, y
naturalejas reconocen las virtudes de los Elementos, de cu-
ya acción y passion se alteran, y de cuya alteración resultan
las generaciones y corrupciones, enfermedades, y acciden-
tes que á los cuerpos succeden en los difíerentes tiempos
de el año, y conocida la causa por que vnos se hallan mejor
en el Verano, otros en el Hiuierno. Estos en el Estio, y
aquellos en el Otoño, y las mudanjas de las enfermedades
de vnos tiempos á otros, y la variación de las complexiones
y templanjas de vna edad á otra, hallada tanta differencia
de mantenimientos con tanta variedad, que lo que á vnos
son vtiles, á otros son dañossos, difíerentes por los tiempos
edades y complexiones, (todo esto quedaua en el aire) si no
huuieran enseñado la differencia de Ciudades Regiones, y
lugares las calidades y templanjas de qua gojan en los tiem-
pos de el año, y la commun naturaleja de los que las habi-
196
tan, para de todo ello tener conocimiento de las enferme-
dades que son communes, y proprias de aquella parte y lu-
gar, por que sin esto mal se podrian curar y hazer prognos-
ticos dellas. Doctrina es de Hippocrates* qu« es menor en-
fermedad la que coge á vn cuerpo con quien tiene semejan-
za en la edad, complexión, tiempo y región en que habita,
que no la que tiene differencia en todo, y "mas b menos,
según lo que se differencian es mayor b menor la enferme-
dad, y assi vna terciana en vn mojo en la juuentud en el
Estio, en la templanja colérico, menor es que la misma en
vn viejo flemático por proprio temperamento, y en el Hi-
uierno; no tuuo otro fin Hippocrates** en los libros de en-
fermedades vulgares, en contar la Ciudad en que sucedia la
enfermedad popular que en aquel tiempo corría, el sitio que
tenia, si era en alto b en baxo, si la tierra era seca b húmi-
da, si era Verano, b Hiuierno, que vientos gojaua y quan-
do, y en que tiempos de el año, y si era cerca de los que se
mudan de vnos á otros, los aspectos estrellas, y mouimien-
tos de el Cielo, los mantenimientos que vssauan, si auian
precedido ambres, y carestías, á que personas cogia, de que
edad y complexión, aun hasta los ofñcios que tenían, si no
para de todo esto sacar la Metheodo, y orden de curarlas, y
de preuenirlas, y hazer el pronostico de ellas, de todo lo
qual fuera de los libros citados, nos ha dado hartos exem-
plos en los porrithicos, y Coacas prenotiones, por ser muy
difíerentes las enfermedades que se hazen en vnos lugares
de las que se hazen en otros por el sitio que tienen, pues
vemos que en vnos son perniciosas y mortales las cámaras
de sangre y colera, en otras los dolores de costado, en otras
* 8 Aph. 3 morbi, alij ad alioa bene tel male &c.
** Hipp. 2, aph. 24, in morbi? inin. periclitanturquo ruia natu-
ra oetas.
i97
los tabardillos, en vnas son mortales qualesquier heridas de
cabeja, y en otras de las piernas, y assi de otras muchas en-
fermedades de* las quales en vna Ciudad mueren los mas, y
en otras de aquella mesma sanan todos, por que es muy glan-
de la differencia de vnos á otros, no solo en el sitio, si no
también en los tiempos. Grande fue la differencia que hallo
Hippocrates* entre la gente de Assia y de Europa, no solo
entre los hombres, si no" también entre las plantas, que le
parecib que no la podía auer mayor en la naturaleja, pues
dize dellas, que no tienen cosa semejante, y con muy gran
certeza hablaron Hippocrates, y Galeno de estas dos pro-
uincias por auerlas visto y habitado que es gran, maestra la
experiencia y el exercicio que se funda en preceptos y fun-
damentos de ciencia, y tal como la de los dos. Pareceme
que veo á Galeno en Roma rebuelto con tantas sectas de
Médicos, ya contra los Impiricos, reprouando el modo de
su curación, como lo haze en el Prohemio de el libro que
intitula Medizinales experimentado. Ya por otra parte con
los Dietarios, á quien elegantissimamente conuence en los
libros de Victus ratione, y de Salubri dieta, yá escriuiendo
y reprouando tantas differencias de sectas como auia en Ro-
ma, en el libro cuyo titulo es De sectis ad eos qui introducun-
tur; Ya me parece que considerando la necessidad de ense-
ñarla Medizina racional verdadera y Methodica la escriue
á Trasibulo, en el libro titulado de Óptima Secta diziendo,
Que la verdadera y cierta Medizina** que se ha de seguir
ha tener tres partes, La primera, que los preceptos que die-
re han de ser verdaderos, La segunda vtiles, y la Tercera,
que entre si tengan vnion, y consentimiento, y hablando con
* Lib. de Aere aquis & locis.
** Gal¡ de opt. set. adtras, o. I.
198
tanta propriedad, y haziendo excellentes. discursos, exerci-
tando la Medizina eon tan singular doctrina, que lo quede-
zia obraua con tanta vnion, y consentimiento entre si, que la
obra era el exemplo de la verdadera Medizina que enseñaba.
Con todo esto, no faltaua vn vulgar tumulto que auia entre
aquellos Médicos, que el destruyera con la viua voz de la
racional Medizina, que dezian no conoce la tierre de Roma
viene de Assia, esta es Europa muy differente es la Medizi-
na de Assia que la que aqui sabemos, esta es la cierta, la su-
ya la dudossa; Contra estos como quien tenia también mi-
rada la Philosophia, y la Medizina tan dispuesta, y por sus
caussas y principios distribuyda, como en fin tan excellente
Medico Philosopho y Astrólogo; y tan exercitado en la lec-
tura de Hippocrates, y comentando las mas de sus obras,
toma á su cargo el reprehender su ignorancia, y lo poco que
alcanjan de la Philosophia natural, y el descuydo que te-
nían en leer á Hippocrates principe de la Medizina, y para
mostrarles su ignorancia les pone delante el principio de el
Libro de Aere aquis & locis. El primero y segundo de vic-
tus ratione, y aquel Doctissimo Libro que el buen Medico
ha de ser Philosopho, donde con la mesma verdad y Doc-
trina cumple lo que prometió, enseñando principios verda-
deros vtiles, y que entre si tengan vnion.
Errores vulgares son difficiles, de quitar.—Diferencia entre
Assia y Europa.—Muy gran fuerja de ¿ciencia, y abundan-
tes y felices succesos son necessarios, viuas, y concluyentes
rajones, para dissuadir errores vulgares, en los quales caen
de ordinario les mas presumptuossos, y que piensan, que
han adquirido el Colmo de lo que se puede saber, siendo
cierto que el que mas sabe, respecto de lo que ignora en el
Arte, b ciencia, que proffessa sobre vn punto, porque la
ciencia es infinita, y nuestro saber finito y limitado, por lo
•
199
qual Hippocrates para enseñarnos el conocimiento de las
Regiones y Ciudades, no trata de todas en particular por
que fuera impossible, sino solo de aquellas que tienen entre
si gran differencia. Y Galeno siguiendo la mesma Doctrina
dizen, que entre Assia y Europa ay gran differencia, por que
en Assia nacen todas las cosas mucho mas hermossas, y las
gentes mas benignas y affables que tu Europa, cuya rajón
dize Hippocrates es la ygual templanja del año.
Razotí experienciay analogismo instrumentos para alcanzar
la verdadera medicina.—Al docto medico le es fácil conocer to-
do lo que ay en las Regiones.—Los tiempos se consideran para
. las euacuacioues,—No le fuera muy difficultosso á Hippocra-
tes si viera esta Ciudad de México conocer con su mesma
Doctrina, assi las naturalejas de los hombres, como de los
fructos y plantas, pues aunque no vuiera estado en estas
Prouincias tan distantes y apartadas de Europa, conociera
esto con gran breuedad. Para lo qual se adüertirá que en la
Medizina,* assi como en todas las ciencias y Artes para ad-
quirirlas todas, y todo lo que en cada vna en particular tie-
ne, se vssa de tres instrumentos, sin los quales no se puede
hallar el fin que se pretende, que son la rajón, la experien-
cia, y el Analogismo. La rajón no es otra cossa si no vn
discurso racional, que concluye demonstratiuamente. Con
la qual se halla lo verdadero b falsso de todas las cossas.
La experiencia es aquella, que lo que la rajón halla, la quo-
tidiana experiencia, y successo commun de las cossas lo
confirme. El Analogismo tercero instrumento no es otra
cossa que vn transito, b semejanja que se haze de vna cos-
sa á otra semejante, del qual vssamos muchas vezes en la
Medizina, y aun cassi siembre. Pongamos vn exemplo para
certificar y aclarar mas esta doctrina. Si vn enfermo oceur-
* Hipp. lib. de veteri medioina.
*
200
riesse en vn lugar de España caliente como es Seuilla, b
Cádiz, de vna terciana exquissita que llaman de colera Sin-
cera (en aquel modo que toman los Médicos este lenguaje
exquissito) mojo de Complexión colérico, y en el Verano,
y otro cayesse en esta Ciudad de México en el tiempo mas
caliente de el que es desde el Equinoccio del Verano hasta
el Solisticio estiual, que coje los messes de Abril, Mayo, y
lunio, con la misma enfermedad, y de la misma complexión,
haziendo el discurso y Analogismo conforme la differencia
de los tiempos y lugares, fácil será añadir ó quitar, pues la
Medizina no.es otra cossa que añadir las cossas que faltan,
y quitar las que sobran, sin duda será fácil de conocer la
enfermedad y curarla;* juntando las demás cossas neces-
sarias, como es la costumbre de el enfermo, el modo de co-
mer y beber, y las antecedentes. Este exemplo aunque por
distintas palabras le trae Galeno,** que es de la mesma subs-
tancia, supponiendo que enfermasse vno de vna calentura,
y que estuuiesse perejosso, y el sentido graue el cuerpo mas
pessado, y mas encendido que otras vezes, hombre de venas
grandes y muy llenas, y en la edad juuenil, de lo qual se
conoce que este tal tiene gran abundancia de sangre? que
curación será la de este tal no está claro, que la euacuacion
que es contraria á la muchedumbre, y se ha de curar con
su contrario, pero de que manera se aya de quitar, no se
puede conocer de sola su causa, por que demás de ella se
ha considerar la virtud, la edad, el tiempo del año, y la Re-
gión, por que si la naturaleja estuuiere fuerte, la edad juue-
hil, el tiempo del año Verano, y la naturaleja de el lugar
templada es impossible errar en lo que se ha de euacuar. Mas
* Auct. lib. d« difinit; med. k lib. de fiatibus.
** Gal. lib. de sectis ad eos. qui introd. o. ó, esto quem febria
asuta oíupet euitardi zaotus, &o.
201
si la virtud fuere débil, y la edad b muy pequeña, como vn
niño recien nacido, b muy viejo, y la Región b muy fria co-
mo es la Scithia, b muy quemada, como es la que habitan
los Etiopes, b el tiempo sea muy frío, b muy caliente, nin-
guno aura que se atreua á sacar la sangre, y assi se han de
considerar las condiciones, las costumbres, los exercicios de
la vida y templanja de los cuerpos, que con estas cossas cer-
tissimamente conocerá lo que deue hazer. (Hasta aqui Ga-
leno) de cuyas palabras claramente se conoce quan abun-
dante, y copiossa doctrina nos enseñan estos Auctores para
conocer las enfermedades, y curarlas en qualquiera parte, y
lugar que el Medico se "halle, y para mayor claridad y cer-
teza: el mesmo Hippocrates enseña esta mesma doctrina
con elegantissimas palabras.
Que ha de hazer vn medico quando llega d vna Región b
ciudad nunca vista.—El modo de examinar las naturalegas de
los hombres.—El que observare la doctrina de Hippocrates co-
nocerá- qualquiera Región.—El que perfectamente quisiere
saber la Medizina, tiene necessidad^ de conocer la Variedad
y differencia de los tiempos del-año, por la mucha que tie-
nen entre si, assi mesmo los vientos, y sus naturalejas, assi
de los frios como de los calientes, y especialmente los com-
munes y proprios de qualquiera Región y no menor: es ne-
cessaria en las aguas, por que assi como se differencian en
el nacimiento, en el gusto y pesso, assi ni mas rn menos se
auentajan en la virtud vnas á otras, y assi llegando vn Me-
dico á vna Ciudad nunca vista ni conocida, Lo primero que
ha de considerar es el Sitio que tiene, y de que vientos go-
za, porque no son igualmente buenos los sitios de las que
* Lib. de Aere & in principio. Quicumque artem medicam in te*
gre assequi vellit primuní temporum anni &c.
202
están al Septentrión, y de las que están al Medio dia, ni de
las que están al Oriente, b Occidente, demás del escrutinio
que se ha de hazer en las aguas, si son de lagunas b balsas,
si son suaues y blandas, si son gruessas b delgadas, sr corren
de alto b rebossan de la tierra, si nacen entre piedras b si
son crudas b salobres: la naturaleja de la tierra también se
ha de aduertir si es seca sin arboles ni aguas, b si es grues-
sa, y con abundancia desellas, si esta en Valles, b en llanos,
o en alto, si es caliente b fria, y la de los hombres su modo
de comer, y beber si son comedores, y bebedores, los frutos
y mantenimientos qne vssan, si es gente occiossa, y no exer-
citada, si tienen prontitud al trabajo y-exercicio, b lo lleuan
con difficultad, *si son más amigos de comer que de beber,
b al contrario, y alcanzando con la particularidad referida
todas estas cosas, ya que no todo á lo menos lo mas será
impossible que se le esconda, ni las enfermedades particu-
lares de la Región b Ciudad adonde llegare ni las commu-
nes, ni la naturaleza commun de la tal Región, ni dude de
el conocimiento de las enfermedades para que fuere llama-
do, ni de su curación, y'el que echare por alto esto y le pa-
reciere no ser necessario errara en todo lo que hiziere, y al
contrario el que tuuiere particular noticia de lo que se ha
dicho podra pronosticar las enfermedades, conozer los tiem-
pos del año y sus mudanjas, y las enfermedades que han
de suceder en ellos, particulares b communes, assi en el
Estio como en el Verano, y no solo en el libro citado si no
en muchas partes de los aphorimos, tiene Hippocretes* en-
señada esta mesma doctrina, quando dize que las mudanjas
de los tiempos hazen diferentes enfermedades, y de la natu-
raleja de ellos pronostica las enfermedades que han de ser,
* 3 Aph. I, mutationei temporum &e<
203
y assi dizc* que si el Hiuierno fuere seco, y Aquilonar, que
es lo mesmo que si tuuiere vientos Nortes, y en el Verano
corrieren vientos Sures b Australes y llouiere, que en el Es-
tio se han de esperar- calenturas agudas, distilaciones á las
ojos, y cámaras de sangre, y otras enfermedades deste ge-
nero, y principalmente en las mugeres y en los hombres que
de su naturaleza son húmedos,** y la mesma doctrina va
enseñando en otros muchos aphorismos; y en confirmación
desta doctrina nos enseña de la certeza de la metódica y
racional medizina, que no solo la hallaremos verdadera en
Sythia,*** Libia, y Délos, sino en todo el mundo que esso
declara, puniendo por exemplares tierras frigidissimas, ar-
dentissimas, y templadas, y vltimamente concluye, que no
es difficultosso en las Regiones alcanjar lo mas de ellas, al
que supiere discurrir y juzgar en vnas y en otras con buen
juicio y discurso.
Viéndose las ciudades se conocen fácilmente su sitio y vientos.
—Esta mesma doctrina comprueua Galeno**** ser necessa-
ria para el conocimiento de las Ciudades con estas palabras
siendo necessario escriuir dé la naturaleja de los lugares pa-
ra que lo que se alcanja con la rajón se confirme con la ex-
periencia, se han de ver con proprios ojos las Ciudades,
qual este al Mediodia, y qnal a* Septentrión, qual al nacer
del Sol, y qual al Occidente, si esta en llano b en montes,
que aguas tenga, ahora nazcan á la orilla del mar, b cerca
de Lagunas ó Estanques, ó Rios y ver si esta fundada á la
* 3 Aph. II, iu anni temporibus &c.
** Hipp. 8 aph.—Aph. 12, vsque ad 21.
*♦* Lib. 3, prog. 40 & 41, bene igit nosse oportet quod in ipsis
regionibus non est difficile &o.
**** Lib. si quis optimus medicus, nam cum soribere aliquid de
natura locorum oporteati
204
orilla de alguno grande y caudalosso, 6 junto á alguna La-
guna, si en puerto de Mar, si á las faldas de montes, y por
que no diga de todas, conuiene considerar lo dicho, lo qual
nos enseño el mesmo Hippocrates (hasta aqui Galeno) de
lo qual fácilmente se puede collegir la vnion que tiene en-
tre si esta doctrina pues con tanta conformidad la enseñan
estos tan esclarecidos varones en la Medizina, los quales
juzgaron no solo ser necessaria para el conocimiento de las
enfermedades, si no también para el dar de comer como lo
refiere el mesmo Hippocrates,* que se ha de mensurar, y
proporcionar la cantidad de la comida, á los trabajos, y la
naturaleza de los hombres á su traja y compostura, edad,
tiempos del año, mudanjas de los vientos, sitios de las Re-
gionea ó Ciudades donde habitan, y la constitución del año,
y el que con particular atención conociere las acciones de
los tiempos, y particularidades de las Regiones, sera perfec-
to medico con no menor gloria de sus estudios, para lo qual
entienda que no es la menor parte si no la mayor, y de mas
consideración el saber la Astronomia
Differencia de los Sitios de los lugares.—Las Ciudades que
miran al Mediodía, que templanza tengan.—Prosigue Hippo-
crates mas en particular enseñando el conocimiento de los
sitios de las ciudades, (r¿or que hauiendo dicho, que no son
"igualmente buenos, los que están al Septentrión, y al Me-
diodía, heziendo el juicio y differencia assi de las Ciudades
de Europa como de las de Assia) de las que están fundadas
al Mediodía, y guardadas de vientos Septentrionales dize,
* Lib. I de Dieta sed etiam multitudinem laborum ad multitudi-
nem ciboru-m & ad'mutationes ventorum, & ad Situs Itegionum, & I.
Aphor. 17, dondum autem aliquid tempori Regioni & aetati lib. de
locis, is si ab hac sententia discedat discet non minimam partem
conferre adrem Medicam Astronomiam.
P. le', i
205
que gozan de vientos calientes, por que estando guardadas
de los Septentrionales, de necessidad ha de gozar de vientos
Sures, y Orientales, y Occidentales, y que según lo que en
Assia se conoce no es sitio saludable por carecer de vientos
frescos y saludables, y las aguas son salobres, y están en
verano calientes, y en hiuierno frias, y la tal Ciudad por
su sido y lugar*especialmente si estuuiere junto á lagunas b
pantanos, tendrá communes y proprias enfermedades, con-
forme á las mudanjas de los tiempos, los quales. si fueren
conformes al mesmo tiempo causaran fáciles enfermedades
y de buenos juicios, y si al contrario succederan conforme
su differencia, exceptuando las. que suceden por causa par-
ticular, como las epidemiales, endemias, y esparsas, que
llama Hippocrates.
Las que miran al Norte su templanza y enfermedades.—Lo
contrario les sucederá á las que tuuieren sitio contrario á es-
tas, porque gozaran de vientos Nortes, y Septentrionales, y
estaran guardadas de los Sures y calientes, y por esto las
aguas serán frias y gruessas, los hombres altos secos, diffi-
cultossos de la excreción del vientre, y fáciles al vomito,
sus communes enfermedades son distilaciones á los ojos,
fluxos de sangre, suelen padecer alíeresias, aunque menores
que en las Ciudades que miran al Mediodía, las mugeres
son estériles por ser las aguas crudas y gruessas, y aunque
paren con difficultad, tienen pocos abortos, y son de vida
más larga, y generalmente assi hombres como mugeres mas
feroces, y brutos que los passados.
Las ciudades que miran al Oriente son las mejores,—Las
Ciudades que su sitio es al Oriente son las mas sanas que
las del Septentrión y Mediodía, son mas moderadas en el
calor, y frío, y las aguas son mejores y de mejor naturaleja,
como se dixo atrás destas aguas, porque el Sol siempre las
Sitio, &c.—18
206
illustra, limpia y purifica, los hombres son bien proporcio-
nados, y dispuestos mas dóciles entendimientos, y prestos,
que los que nazen al Septentrión; es templada en los tiem-
pos del año, y tiene menos enfermedades, y mas débiles,
que en todas las demás, las mugeres son muy fértiles, y tie-
nen fáciles partos.
Las que miran al Occidente son muy enfermas, y por que
razón. —De los sitios de las Ciudades, vientos y tiempos
del año se conocen las enfermedades proprías y communes.—
—Las vltimas son las que están al Occidente, y por la
mesma rajón guardadas, y defendidas de los vientos
Orientales, y gozan de muy pocos" Sures, y Nortes, y los po-
cos que tienen son con muchas nieblas, y agua, porque tie-
nen los vientos Occidentales semejanja con el Otoño, por
lo qual las tales Ciudades son muy enfermas, y las aguas no
son claras, porque durando mucho el ayre de la mañana
por la falta del Sol mezclado con el agua no permite sea
resplandeciente y clara, y assi se hecha de uer, que los lu-
gares, tienen por sü sitiq, natural vnion, con los vientos, y
estos con los tiempos del año, de cuta variación y differen-
cia nacen las enfermedades que son proprias á las naturale-
jas de sus sitios, y de los vientos que gozan: y de aqui los
lugares donde huuiere muchas differencias de tiempos, y
muy continuas; alli las formas-, las costumbres, y naturale-
zas sean muy difíerentes, no solo entre los hombres sino
entre los animales, y Plantas, porque por la mayor parte se
hallan vniformes las naturalezas, formas, y costumbres, de
los hombres á la naturaleza del sitio lugar y Región donde
habitan.
Los Sitios de las Ciudades tienen muchas consideraciones.—
Los Sitios de las Cindades son semejantes á las inclinaciones.
^-Y no solo se ha de considerar los sitios de las Ciudades en
207
quanto miran las quatro partes del mundo por que pueden
conuenirse y mezclarse, y estar vn sitio de Ciudad que mire
el Occidente y el Norte, y guardada del Oriente y Mediodía,
y al raues en lo qual obserbara fácilmente, con la doctrina
dicha, la differencia que podra resultar, el medico docto; y
demás desto el sitio de la Ciudad, porque conforme el se
mudan los tiempos y vientos como se ha dicho; porque los
que habitan Regiones montuosas, ásperas y frias, tienen
grandes y difíerentes mudanjas, de tiempos, y ellos son gran-
des trabajadores fuertes y inhumanos, y los que habitan en
■lugares baxos en llanos valles ó prados, la naturaleza de el
lugar es mas caliente, y los vientos y las aguas lo son, son
pequeños de cuerpo carnossos no tan bien hechos como los
passados, y de menos trabajo; mas aquel sitio de la Ciudad
ó Región que esta en alto y en lugar llano, ygualmente pues-
to á todos los vientos, y con abundancia de aguas, en esta
los hombres son de buena forma de ánimos suaues, y blan-
dos dóciles, de fácil ingenio y disciplina; mas aquellos que
habitan en disiertos, ó lugares estériles, y que no tienen diffe-
rencias de tiempos, muy communes y arrebatadas; estos ta-
les son contumaces, y de costumbres malas y difíerentes,
por que las cosas que nacen de la tierra, tienen y guardan
el natural de ella
Las tierras templadas son fértiles y acomodadas d la vida.
—Vltimamente aquella tierra, que no solo en la elección de
el lugar, sino en la templanja estuuiere en el medio de ca-
lor, y frialdad, sera fértil, llena de arboles, serena apacible
con regalados vientos con lluuias conuenientes, y aguas de
buena naturaleza benigna y saludable, y producirá los hom-
bres y mugeres de igual hermosura y apacibles costumbres,
los frutos dará á sus tiempos maduros assi los que la tierra
ofrece como los que el arte, y agricultura cultiua, y tendrá
2o8
abundancia de todo genero de ganados, y por que no ay
cossa humana que caualmente sea perfecta, les faltará á los
que en ella nacen el animo, atreuimiento y tolerancia del
trabajo.
La Astrologia es muy necessaria á los Médicos.—Los naci-
mientos de los Astros y ocassos ha de obseruar el Medico pru-
dente.—No puede hazer pronostico en Medizina el que ignora
la Astrologia.—Todas las Ciudades y Regiones del mundo tie-
nen su Hiuierno y Verano.—La doctrina de Hippocrates es
cierta en todo el mundo.—Esta mesma doctrina refiere Hip-
pocrates,* que por ser vniforme, y semejante á la dicha no
se pone aqui, y assi "dando la rajón por que es impossible
señalar á cada vno en particular el conueniente manteni-
miento, dize que por la mucha diuersidad de naturalejas,
por que los calientes y frios, secos y húmedos, tienen entre si
infinita differencia, siendo vnos mas calientes que otros, y
mas frios, llamándose assi por el mayor b menor calor que
tienen, y por las edades en que ay tanta variedad y en los
sitios de las Regiones, en los vientos en las mudanjas délos
tiempos, y particulares, constituciones, y assi auiendo ense-
ñado la necessidad del conocimiento de lo que se ha dicho,
y que con todo no se alcanja lo que basta, aduierte ser de
gran consideración el conocer los nacimientos y occassos de
los Astros que son verticales en aquella Región, por cuya
causa se varían los tiempos, los vientos, las bebidas, y man-
tenimientos de lo qual nazen, y tienen principio muchas en-
fermedades y accidentes, y lo comprueua en el Libro de
ayre, aguas, y sitios, de las Regiones, mostrando la vtilidad
que se sigue de la obserbacion de los tiempos,** y sus mu*
* De Victus rat. in principio & 2 de Victus rat.
** Lib. de locis máxime autem oh3cruare opoftet &c.
^09
danjas no dando en ellas ni en ellos medizina ninguna, ni
cortando ni quemando miembro alguno hasta que passen
diez dias y mas, los quales dize^son los dos Solisticios espe-
cialmente el del Estio, los dos Equinoctios considerando el
del Otoño, y los nacimientos y Occasos de algunas Estrellas,
como el de las Pleyadas, y Arturo, y de la Canícula que en
España tiene especial consideración, por ser el tiempo en
que naze estuosso y calidissimo, y por esso le señalo con
mas particularidad Hippocrates reseruandole por malo pa:
ra el vsso de las medizinas, (de lo qual se tratara en el ca-
pitulo siguiente, quando señalemos las Estrellas que tiene
Verticales esta Ciudad, y los tiempos en que nazcan y se
oculten) sin otros muchos aspectos que obserbo Galeno, en
el tercero libro de dias decretorios como son conjunciones,
quadrados, y diámetros del Sol y Luna, y por que de las
mudanjas que causan estos nazimientos de las Estrellas re-
sultan las de los tiempos y luego las de las enfermedades,
las obseruo Hippocrates con summa diligencia, y assi con
facilidad pronosticaua que tales auian de ser los años, y lo
podra hazer el docto medico, si conociere el nacimiento de
estos Astros, si según el orden naturel nazieren y se oculta-
ren y los tiempos guardaren su natural templanja, y quali-
dades, y con esta mesma doctrina se ha de conocer, juzgar
y discurrir, en todos los lugares y Regiones del mundo, por
que en todas ay signos, Estrellas, y Configuraciones, que na-
cen, y se oceultan, y mudanjas de los tiempos, todas tienen
Solisticios, y Equinoctios con la differencia que es notoria
á los que entienden la Astrologia, y ningune ay, que tenga
su hiuierno y verano, de modo, que la doctrina, que tiene
enseñada Hippocrates, y Galeno, para Assia y Europa essa
misma nos ha de enseñar, y valer en qualquiera parte que
nos hallemos assi en México como en el Piru dentro y fue-
ra de los Trópicos, y debaxo del Equador, de modo que lo
que aprouo ser verdadero en Scythia, en Libia y Délos, esso
mesmo hallaremos ser verdad en México, y en qualquiera
otra parte del mundo, si el medico fuere docto, y supiere
discurrir y raciocinar y hazer el juizio con la mesma doc-
trina, pues en todo no nos enseña otra cossa de Medizina,
si no añadir b quitar las cossas que sobran, b faltan, y assi
añadiendo b quitando se hará bueno el juicio valiéndose de
la rajón de la experiencia, y analogismo, instrumentos certissi-
mos conque alean jaron la verdadera medizina los Principes
y maestros della,
QüK SITIO TENGA ESTA CIUDAD
DE MÉXICO SV NATVBALEZA Y CONOCIMIENTO QUANTO A LA PARTE
SUPPERIOR.
CAPITVLO DIEZ Y SEIS.
Lo vniuersal es fácil de conocer.—Hablar de lo particulares
gran trabajo, tiene mucha difficultad.—En vnos Reynos son
inclinados d vna cosa, y en otros á otras.—En Atenas todos eran
Philosophos.—En España nacen los hombres doctos y valientes.
*
211
—Con.Claridad bastante pareze au*r procedido Hippocrates
Principe de la medizina, enseñando como en el precedente
capitulo se ha visto como se conozca la Región Ciudad ó
lugar donde se habita para exercitar con acuerdo y conoci-
miento la medizina, al que trabajando y leyendo sus obras
con el discurso y experiencia procurare aquello, que el tie- ■
ne enseñado reducirlo, y aplicarlo, al lugar ó Ciudad cuia
naturaleza sitio, y calidades, quiere sauer, por que hauiendo
dicho en vniuersal las cosas que pueden ocurrir tiniendo no-
ticia de los vientos, de las aguas y vltimamente de los luga-
res, y de esto vltimo se aya dicho con tanta claridad la
differencia que tengan por su natural sitio, descriuiendo
"los que están en valles ó montes, los que en llanos guarda-
dos de este viento, y sujetos á este ó aquellos, frios 6 ca-
lientes, junto á la mar ó Rios, lagunas, ó pantanos, en ■lu-
gares secos y estériles, ó apacibles y fértiles, sin dexar cossa
ninguna, que el natural lugar pueda enseñar, pues del nace
la differencia en los vientos, en las aguas¿ en las complexio-
nes y mantenimientos y en todo aquello,"que la tierra pro-
duce y cria, y esto conocemos en Europa, y en especial en
España, y con euidencia en estas prouincias de la nueua
España, que los que habitan en las montes es gente mas
robusta, fuerte y hábil para él trabajo corporal, aunque tar-
dos y torpes para las cosas de ingenio, y obras del entendi-
miento; y los que en tierras templadas, y llanas son inge-
niosos, afables y mansos de buen natural aunque de menor
sufrimiento para el trabajo, y mas tímidos; y como para ha-
zer el discurso caual y perfecto sea necessario sauer la par-
ticular, y propria naturaleja de cada vno en particular (co-
mo la que tenemos entre manos de esta Ciudad de México,)
y esto tenga tanta difficultad, por que lo vniuersal con poco
trabajT) se conoce, y en este particular es el trabajo y cuida-
212
do no hauiendolo hecho ninguno, y mas experimentando
tan difíerentes inclinaciones en vna mesma prouincia en
vna mesma altura y Región donde los tiempos son muy
semejantes vnos á otros, no que como fuere el verano sea
el hiuierno, si no que guardando su natural orden el ve-
rano sea caliente, húmedo templado, y los demás sus pro-
prías templanzas, y assi sea de entender Hippocrates*
quando dize, que andando los tiempos no tienen mucha
differencia alli las complexiones, y las demás cosas que la
tierra produce son poco difíerentes; y porque la experiencia
ha enseñado, que en vnos Reynos generalmente todos los
mas son valientes, en otras son philosofos, doctos e inge-
niosos, en otras rudos y torpes, como lo testifica Galeno**
quando dize que en Athenas auia infinitos Philosophos y en
Scithia vno por marauilla, y los Abderitas por la mayor par-
te son ignorantes, y lo mesmo se vee en otras muchas pro-
uincias, que vnos son fuertes, otros prudentes, y otros tienen
vno y otro como en España, y otros torpes é ignorantes; todo
lo qual nace de la particular disposición de la tierra, cuya
verdad no solo siguieron los Aristotélicos si no también los
Platónicos,*** y assi dize esta fabrica y armonía *del vniuer-
so tan hermossa tan bien ordenada y dispuesta la dib Dios
á aquellos que crio primero que á nosotros, para que la ha-
* Lib. de .3íere &c.
** Lib. quod animi mores, &c. in fine.
*** Plato, in Timoeum, vniuersam hanc decoram descriptionem,
coordinationem que, Deus qui priores nos excolluit habitandam de-
dit, &c. & imperi? Deus vero quasi belli ac sapientiae studiosus lo-
cum, qui viros ipsos simillimos producturus essgt electuni imprimis
in collendum dedit.—& 5 de Legibus nec vos lateat alia quoedam ab
alijíloca melioribus deterioribus quehominibus gignendis differre,
& iuferius, quipe alij ob varios ventos, &c.
213
bitassen, y eligió y escogió el lugar donde auian de ser en-
gendrados. Y mas abajo en el mismo lugar dize. Dios como
sabio y fuerte eligib primero el lugar para que se engendras-
sen los hombres muy. semejantes á el. Y en el Quinto Libro
de Leyes confirmando la mesma doctrina dize. Y esto aueys
de saber, y tener por cierto que los lugares se differencian
vnos de otros en Ib bueno ó malo, que vnos dan mas ó me-
nos á los que en ellos son criados, y mas abajo; y por esta
causa vnos por los vientos, ó otros por el calor son diuer-
sos en costumbres y figuras, otros por las aguas, otros por
los mantenimientos que la tierra produce,- lo qual no solo
altera los cuerpos para mejor 6 peor salud, si no también
para que los ánimos obedezcan esta mesma disposición.
De quantas maneras se alcance la noticia de las Ciudades,
b Regiones para el exercicio de la Medicina.—De las palabras
referidas, y de lo que en el Capitulo passado se ha visto,
parece que Platón, Aristóteles, Galeno y Hippocrates nos
enseñan dos maneras para aleanjar el conocimiento de las
Regiones, 6 Ciudades, vna de los Astros virtudes e influen-
cias á que está sujeta vna Ciudad, Reyno, 6 Prouincia, y el
otro de el Sitio del lugar naturalecas y complexiones, assi
de los hombres como de las plantas, alimentos; aguas, vien-
tos, costumbres e inclinaciones, que todas estas cossas son
ygualmente necessarias, y tienen relativo conocimiento, y
dependencia de otras
Tres maneras de conocer las Regiones, quanto á la parte del
Cielo.—El conocimiento de los Astros virtudes h influencias
es de tres maneras. El vno de la noticia de el clima, en que
vna Ciudad está, que sabido esto se saben tres cossas essen-
ciales; la cantidad de los dias, y noches artificiales, los Equi-
noccios y Solisticios, y las differencias de los tiempos, con-
forme á lo que el tal lugar está separado de la linea Equinoc-
214
ciaL La segunda, que estrellas y constelaciones tengan ver-
ticales. Y la tercera, á que signos y Planetas este sujeta la
tal Ciudad, de cuyas influencias goze, de las quales se colli-
ge su subjeccion y Dominio.
México esto) en la Torridazona.—México está en el fin del
primer Clima.—Differencia en la longitud de Madrid d Méxi-
co para el tiempo de Equinoccios y Solisticios.—Hippocrates ex-
cellente Medico y Astrólogo.—En quanto á la parte superior
esta Ciudad de Mexicoliene su assiento en lo que los anti-
guos llamaron Torridazona, de las cinco en que diuidiercn
el mundo, y vna de las que juzgaron por inhabitables, sepa»
rada de la linea Equinoccial en diez y nueue grados y treze
minutos á la vanda de el Norte entre el Trópico de Cancro
y la linea, y según la común opinión está en el fin del pri-
mer clima. El qual no es otra cosa que vn espacio de tierra
entre dos Circuios ygualmente distantes, en el qual el ma-
yor dia crece, 6 disminuye por media hora, y assi su mayor
dia es de treze horas, y vn quarto poco mas, y el menor de
onze horas poco menos: varianse en esta Ciudad los Equi-
noccios y Solisticios según la differente longitud que tienen
de la Ciudad de Toledo, ó Madrid, en las horas que se le
añade al tiempo que sucede alia para hazer la precission del
verdadero, en que succeden en esta Ciudad, que son cinco
horas y treinta y siete minutos, de los quales tuuo particu-
lar noticia y^on mucho cuydado obseruó Hippocrates en
muchas y difíerentes partes de los Libros de enfermedades
vulgares, y en el Libro de .¿Ere Aejfeis & locis, y Galeno en
infinitas partes, por suceder en ellos tan sensibles mudanjas
como hazen los tiempos, Como lo testifican las palabras de
Hippocrates quando dize. Que es necessario considerar las
grandes mudanjas de los tiempos, por ser muy peligrossos
los Solisticios y Equinoccios, principalmente los nacimientos
2i5
de algunas Estrellas como son el Arturo, el Can mayor, y
las Pleyadas, por que en este tiempo se juzgan vnas, ó se
mudan á otra especie, y la rajón por que hizo quenta Hip-
pocrates de estas Estrellas, no ,fue otra si no por que sus
nacimientos eran cerca de estos puntos, de los quales es
fuerja tratar aqui, para qne se sepa en que ríempos nacen y
se ocultan y los effectos que causan, aunque se alargue algo
este Capitulo, que fuerja lo sea, por ser de materia bien di-
ficultosa.
Arturo que estrella y quando nace en México.—Arturo
quando nace en México.—El Arturo es estrella conocidissi-
ma, no solo de los Astrónomos si no también de los Mari-
neros y labradores, para sus obseruaciones, y muy conocida
de Hippocrates, por ser muy resplandeciente y viuo color y
escogida naturaleja, tiene de longitud diez y ocho grados y
cinquenta y seys minutos de Libra, su Latitud boreal trein-
ta y vn grados, y dos minutos, es de primera magnitud de
naturaleja de Marte y Iupiter, y dista cabalmente quando
llega al Meridiano de México de nuestra vértice dos grados
justos, por que su declinación boreal es de veinte y vn grado
y treze minutos," su ascensión recta ducientos y nueue gra-
dos y treinta y siete minutos llega al medio Cielo á hora en
nuestros tiempos con vn grado, y quarenta y ocho minutos
de Escorpión, su amplitud ortiua boreal veinte y dos grados
y treinta y dos minutos, su differencia ascenssional en Méxi-
co ocho grados y diez y nueue minutos, se ascenssion obli-
qua ciento y vn grados y diez yocho minutos, su descenssion
obliqua ciento y diez y siete grados y cinquenta y seys minu-
tos, tiene su nacimiento matutino Cósmico verdadero quando
llega el Sol á diez y siete grados y cinquenta y dos minutos
de Cancro, que communmente es á diez 6 onze de Iullio, y
su nacimiento vespertino verdadero, es quando el Sol llega
2l6
al grado oppuesto diez y siete grados y cinquenta y dos mi-
nutos de Capricornio, que sucede de siete á ocho de Hene-
ro, su occasso matutino verdadero es, quando el Sol llega á
diez y ocho grados y onze minutos de Capricornio, y quan-
do llega al lugar oppuesto diez y ocho grados y onze minu-
tos de Cancro haze occasso vespertino verdadero. En Ma-
drid tiene esta Estrella nacimiento matutino verdadero,
quando el Sol llega á seys grados y quarenta y cinco minu-
tus de Libra, y quando' llega al lugar oppuesto haze naci-
miento vespertino verdadero, que communmente succede
de veinte y nueue á treinta de Setiembre, y la causa desta
differencia es la obliquidad de la Esphera, y la mucha La-
titud que esta estrella tiene en la Eclíptica.
Pleyadas que estrellas y su naturalega.—Quando nacen las
Pleyadas en México.—Las Pleyadas de quien hallaremos en
Hippocrates, gran noticia son siete estrellas que se hallan
en la constelación de Tauro, llamadas también Virgilias,
quatro dellas las mas principales, y tres de insensible can-
tidad respecto de la vista La primera y todas las demás
son de naturaleja de Marte, y la Luna, y esta primera que
es la mas Septentrional y Occidental tiene de longitud vein-
te y quatro grados y siete minutos de Tauro, su Latitud es
Boreal de .quatro grados, y onze minutos, es de quinta mag-
nitud; su declinación Boreal, son veinte y dos grados y cin-
quenta y cinco minutos, su ascenssion recta cinquenta gra-
dos y treinta y seys minutos, llega al medio Cielo en veinte
y tres grados y vn minuto de Tauro, su amplitud ortiua Bo
real son veinte y quatro grados y veinte y vn minutos, su
differencia ascenssional ocho grados y veinte y ocho minu-
nutos, su ascenssion obliqua quarenta y dos grados y ocho
minutos, su descenssion obliqua cinquenta y nueue grados
y quatro minutos, tiene nacimiento matutino verdadero
2I7
Cósmico, quando el Sol llega á veinte y vn grados, y cinco
minutos de Tauro, y nacimiento vespertino verdadero, quan-
do llega á veinte y vn grados y cinco minutos de Escorpión,
su occasso matutino verdadero quando el Sol llega á veinte
y quatro grados y cinquenta y dos minutos de Escorpión, y
occasso vespertino verdadero quando llega á veinte y quatro
grados y cinquenta y dos minutos de Tauro, y todas las de-
mas de las pleyadas differencian poco en la Longitud y La-
titud en su declinación y ascenssion recta, y en el llegar al
medio Cielo, y en sus nacimientos Cósmicos verdaderos ma-
tutinos y vespertinos y occassos matutinos y vespertinos, por
lo qual no me pareció alargar mas esto, si no poner vna de-
llas para el conocimiento de la Doctrina que se va tratando,
y todas ellas en México nacen de doze á treze de Mayo, y se
esconden de catorze á quinze de Nouiembre, y en Madrid
nacen de ocho á nueue de Mayo, y se occultán de ocho á
nueue de Nouiembre.
Las hiadas que estrellas y sus effectos.—Las hiadas quando
nacen en México.—Y por que en la constelación de Tauro
se hallan otras seys ettrellas llamadas Hyádas, Osuculas, y
quando nacen en México caussan mucho calor y sequedad, y
suelen mouer vientos orientales, no me pareció passar de
aqui sin hazer Relación dellas. La primera de las quales está
en las narizes de Tauro, tiene de Longitud veinte y nueue
minutos de Geminis, su Lalitud Austral cinco grados, y
quarenta y seys minutos; de tercera magnitud, y ella con
todas las demás de naturaleja de Marte, su declinación Bo-
real catorze grados y treinta y vn minutos, su ascenssion
recta cinquenta y nueue grados, y treinta y nueue minutos,
llega al medio Cielo con vn grado y quarenta y dos minu-
tos de Geminió, su amplitud ortiua quinze grados y veinte y
vn minutos, su differencia ascenssional cinco grados y diez
Sitio, &c. —19
2l8
minutos, su ascenssion obliqua cinquenta y quatro grados y
veinte y cinco minutos, su descenssion obliqua sesenta y
quatro grados y quarenta y cinco minutos, su nacimiento
matutino verdadero, es quando el Sol llega á quatro grados
y seys minutos de Geminis, su nacimiento vespertino verda-
dero en quatro grados y seis minutos de Sagitario, su occas-
so matutino verdadero con veinte y nueue grados y cinquen.
ta y vn minutos de Escorpión, y su occasso vespertino ver-
dadero con veinte y nueue grados, y cinqnenta y vn minutos
de Tauro. La segunda estrella que es la mas cercana al ojo
boreal de Tauro. Y la tercera que está en el ojo austral. Y la
quarta que.es llamada ojo boreal de Tauro, y las dos restan-
tes tienen poca differencia y assi no se quentan remitiéndo-
me á los tratados de Astrologia. Nacen en México con ver-
dadero y cósmico nacimiento de veinte y seys á veinte y sie-
te de Mayo, y se occultan de veinte y quatro á veinte y cin-
co de Nouiembre, y en Madrid nacen de treinta á treinta y
vno de Mayo, y se ponen de veinte y tres á veinte y quatro
de Nouiembre.
La Canícula su naturalegct y qualidades.—La Canícula
quando nace en México.—Por que en México quando nace la
Canícula es tiempo templado y sano.—La Canícula vltima Es-
trella de las que Hippocrates señalb y considero: nace en
España por el Orijonte con el signo de León cassa del Sol,
en que se aumenta el calor y sequedad con excesso, y como
el Sol produzga estos effectos, y el Signo de la misma suerte
por ser caliente y seco, y la Canícula sea de naturaleja de
Marte, caliente y seca en excesso, de aqui se sigue ser este
tiempo tan caliente y seco, y desto ser tan nociuo, por cuya
consideración vedo Hippocrates,* las Medizinas expurgantes
* Lib. de Med. expurg. 4, aph. 5, subeane, & antecanem, &c.
219
fuertes en este tiempo. Mas en esta Ciudad de México nace
esta Es.rella hallándose el Sol en el Signo de Cancro, y co-
mo el Sol imprime en el dicho Signo frialdad, y humedad,
y el Signo sea frío y húmedo, y sean mas poderosos dos tes-
timonios de frialdad y humedad, que vno de calor y seque-
dad, no solo vencen la naturaleja de la Estrella, sino tiemplan
los rayos viuificos de el Sol, y assi naciendo en nuestro Ori-
jonte que es á treze de lunio, no solo causa calor y seque-
dad nociua como en España, mas antes causa calor y hu^
medad templada, y el tiempo es templado, y apto para las
cossas humanas, fuera de que en el tiempo del nacimiento
Cósmico verdadero de esta estrella nace"fcl Sol con las cinco
estrellas informes de la constelación del Can mayor, frias y
húmedas de naturaleja de Venus las quales tiemplan su ma-
la naturaleja, de lo qual podrás ver á Iuntino, en el 2 Tomo
de Stellis fixis, fol. pSj Maginq secundorum Mobilium Coeles-
lium, fol. 37, cap. vlt. Tholomeo en su Almagesto, Lib. 8,
Cap. 5, fol. 211. Coopernico de Reuolutionibus, lib. 2, cap. i4K
fol. 59. Gemafrisio de vssu d compositione Gloui Coelestisu
Cap. I.
El Medico docto ha de saber mas que los vulgares.—El buen
Medico ha de ser philosopho.—Pareceme que oygo vn tropel
de Médicos, que ignoran la Astrologia (por no dezir los mas)
que dizen, que basta saber quando son llenos y conjuncio-
nes de Luna, y de el Sol, y sus quadrados, y que para esso
ay Repertorios, y que lo demás no importa para el exercicio
de la Medizina, pues para sangrar á vn enfermo, que tenga
necessidad de el remedio, basta conocer que aya abundan-
cia de sangre, y que tenga calentura, y otras cosas que en-
seña la Medizina bastantes para ser Médicos, y exercitar la
Medizina, y alegan con esto los pocos que la saben. Si diera
licencia la cortessia y buen lenguaje, con harta facilidad se
220
les podría responder y reprehender su ignorancia; pues si
les preguntáis si és necessaria la Philosophia para ser vno
Medico? no abrá quien lo niege que Galeno está dando vo-
zes con vn Libro, que el buen Medico es necessario que
sea Philosopho, y que philosophia aya de ser también; Pues
señor para sangrar es necessario saber que ay tres principios
naturales, que la naturaleja sea princio, y causa del moui-
miento y quietud, que el lugar sea la vltima superficie del
cuerpo que se contiene, y que el sea inmoble, que el
tiempo sea medido de los mouimientos según lo passado y
lo por venir, que el mouimiento sea acto del cuerpo que
tiene virtud y poder para mouerse? Esta es la Philosophia,
si Señor, y el principio de los cinco Libros que entre otros
escríuib Aristóteles, pues esto aunque (como dizen los Phi-
losophos) no sea necessario simpliciter, para hazer la sangría,
por esso se ha de ignorar; no' abrá quien tal diga por que
son principios y fundamentos necessarios, y assi deprimo ad
vltimum, se les hará vn sylogismo, que de necessidad les
obligue á confessar esta doctrina, y error conocido la con-
traria.
Otra manera de conocer las Regiones.—De que modo se co-
nozcan las estrellas verticales de qualquiera Ciudad.—México
tiene ip grados y 13 minutos de altura al Norte.—La segun-
da manera de conocer las Regiones por las constelaciones,
y Estrellas que vna Ciudad tiene verticales, es fácil de ha-
zer, por que estando conocida la altura de el Polo en que la
tal Ciudad b lugar está, Meridional b Septentrional, se mira
en las tablas de las Estrellas fixas, que constelaciones tienen
declinación ygual á la altura del Polo, por que las tales es-
trellas, y constelaciones serán verticales en la dicha altura,
notando que la declinación de ellas ha de ser de vna mesma
denominación que el altura del Polo, b ambas Meridionales
221
b ambas Septentrionales, exemplo en esta Ciudad de México,
cuya altura de Polo es de diez y nueue grados y treze minu-
tos á la parte del Septentrión, en la tabla de las estrellas
fixas hallb tres estrellas principales, que passan por el ver-
tice della. La primera es la estrella, que está en la mitad
de la cola de Aries. La segunda es la vltima que tiene el
mesmo Aries en la cola. La tercera, que es la que agora en
nuestros tiempos se llega mas al vértice desta Ciudad es el
Asino Austrino.
Primera estrella vertical de México.—Ea. primera destas
tiene de Longitud diez y seis grados y quarenta y vn minu-
tos de Tauro, su Latitud es Boreal de dos grados y cinquen-
ta minutos, es de la quinta magnitud, y de la naturaleja de
Venus, su declinación Boreal son diez y nueue grados y
treinta y seys minutos, su ascenssion recta quarenta y tres
grados y veinte minutos, llega al Meridiano de México con
quinze grados y quarenta y ocho minutos de Tauro, su am-
plitud ortiua Boreal en México son veinte grados y quaren-
ta y ocho minutos, su differencia ascenssional siete grados
y ocho minutos, su ascenssion obliqua treinta y seys grados
y doze minutos, su descenssion' obliqua cinquenta grados y
veinte y ocho minutos, tiene nacimiento matutino Cósmico
verdadero quando el Sol llega á catorze grados y treinta y
vn minutos de Tauro, y nacimiento vespertino verdadero
quando está en catorze grados y treinta y vn minutos de
Escorpión, tiene occasso verdadero matutino quando llega
el Sol á tres grados y cinquenta y quatro minutos de Escor-
pión, y quando llega á tres grados y cinquenta y quatro mi-
nutos de Tauro tiene occasso vespertino verdadero.
Segunda estrella vertical de México,--La segunda estrella
tiene de Longitud diez y ocho grados y siete minutos de
Tauro, con dos grados y seys minutos de Latitud Austral,
222
de sexta magnitud y naturaleja de Venus, su declinación
borea'l diez y nueue grados y quarenta y siete minutos, su
ascenssion recta quarenta y quatro grados y quarenta y nue-
ue minutos, llega, al medio Cielo con diez y siete grados y
diez y ocho minutos de Tauro de la Eccliptica, su amplitud
ortiua en México son veinte y vn grados y vn minuto cassi
boreal, su differencia ascenssional siete grados y doze minu-
tos, su ascenssion obliqua treinta y siete grados y treinta y
siete minutos, su descenssion obliqua cinquenta y dos gra-
dos y vn minuto, tiene nacimiento verdadero cósmico ma-
tutino quando el Sol llega á los diez y seis grados y siete
minutos de Tauro, y nacimiento vespertino verdadero, quan-
do llega á diez y seys grados y siete minutos de Escorpión,
su occasso verdadero matutino quando el Sol está en cinco
y doze de Escorpión, y occasso vespertino verdadero quan-
do llega á cinco y doze de Tauro.
Tercera estrella vertical de México.—La Tercera Estrella
vertical tiene de Longitud tres grados y veinte y cinco mi-
nutos de León, su Latitud boreal es de quatro minutos, es
de quarta magnitud y de naturaleja de Marte y Sol, su de-
clinación'boreal diez y .nueue grados y treinta y dos minu-
tos, su ascenssion recta ciento y veinte y cinco grados y
quarenta y cinco minutos, llega al medio Cielo con tres
grados y veinte y cinco minutos de León, su amplitud or-
tiua en México son veinte grados y quarenta y quatro mi-
nutos, su differencia ascenssional siete grados y siete mi-
nutos, su ascenssion obliqua ciento y diez y ocho grados y
treinta y nueue minutos, su descenssion obliqua ciento trein-
ta y dos grados y cinquenta y vn minutos, tiene nacimiento
Cósmico matutino verdadero, quando el Sol llega á tres gra-
dos y veinte y tres minutos de León, y nacimiento vesper-
tino verdadero quando llega á tres grados y veinte y tres
223
minutos de Aquario, su occasso verdadero matutino quan-
do el Sol llega á diez y ocho grados y cinquenta y quatro
minutos de Capricornio, su occasso vespertino verdadero
quando el Sol llega al lugar oppuesto que es diez y ocho
grados y cinquenta y quatro minutos de Cáncer.
Otras muchas estrellas y constelaciones verticales de México.
—Los gradúa ue ios signos imaginados en el primer mobil
que passan por el vértice de México son quatro grados y
y veinte minutos de León, y veinte y cinco grados y qua-
renta minutos de Tauro, y demás de las consteilaciones y
Asterismos que se han dicho passan por el vértice dé Méxi-
co, las siguientes, el codo y brajo izquierdo de Hercu-
les, la boca de la Serpiente de la constellacion de Ophi-
rico b Serpentario, las dos rodillas de Arturo, la mano iz-
quierda de Virgo, las ancas, vientre y pescuezo de León, to-
do el vientre de Cáncer, los muslos nalgas y pies de Gemi-
nis, la mano izquierda de Orion; la mitad del cuerno izquier-
do, ojo y ceruiz de Tauro; la cola de Aries desde la mitad
hasta el fin; las ancas, vientre y ceruiz de Aries; el principio
de la cola de Piscis Septentrional, la mano derecha de An-
drómeda; la ala derecha, pescuezo y boca del Cauallo pe-
gasso, la parte supperior del rostro de el Delfín, la saeta y
cola de el águila, todas las quales son fáciles de obseruar,
y clarissimas á los exercitados en Astrologia.
La subjeccion d los Planetas.y signos es difficil de conocer y
dar la ragon.—Mas difficultad tiene conocer que Planetas
tengan Dominio en vna Ciudad y Reyno, y á que signo es-
ten sujetos, para que de este conocimiento se juzguen sus
influencias, y en que tiempo reciban mayores, b menores
alteraciones.
Y como para explicarlo con claridad, y puntualidad pre-
cissa sea necesario fundar esta Doctrina en puntos ciertos y
224
verdaderos, y deste particular ayan pocos b ninguno escrito
en lo que toca á la Ciudad de México, si no es Enrique
Martin,* es fuerja saber lo que el dicho Autor siente de
cuya opinión, y de lo que se disputare se podrá hechar de
ver la certeza que esto tenga, y todo lo demás que está es-
crito del Dominio de Signos y Planetas en todas las Ciu-
dades del Mundo.
Enrique Martin que sinlib del Dominio de los Planetas.
—Dize pues el citado Autor en el tratado que intitula de al-
gunas propriedades de la nueua España;** en lo que toca á
dar la causa porque alguna prouinciá b Reyno este mas su-
jeto á vn Signo qué á otro, es opinión de algunos que quan-
do Dios Nuestro Señor crib los Cielos el Signo que enton-
ces acertb á estar en algún Ángulo principal del Cielo ma-
yormente en el Ascendente, b el Signo en que entonces es-
taua el Señor de el Ascendente, b el que por otras causas
assi accidentales, como essenciales estaua entonces con mas
dignidades respecto de algún meridiano particular, que á
este tal signo principalmente y también á su triplicidad es-
tá sujeta la tal prouinciá, b parte del mundo que cae debaxo
de el tal meridiano, y mas abajo cita el Doctor Iuntino en
el Commento de el segundo Capitulo de la Esphera de sa-
crobosco, donde cita algunos doctores, que tratan de la pos-
* tura de los Cielos al tiempo de la creación del Mundo, y
aunque diffieren en el tiempo todos los mas en poner en el
ascendente el Signo de Cáncer en el Meridiano de el cam-
po Damasceno, donde Dios Nuestro Señor crib el primer
hombre, según lo qual estuuo entonces el Signo de Capri-
cornio en el Ascendente deste Orijonte de México, y si-
* Tract. 3, cap. I, fol. 168.
*» Tract. 3, cap. I, fol. 158.
223
gukndo este intento cita al Cardenal Aliacense, de cuya
doctrina se aprouecha, que al principio de la creación del
mundo estaua en el medio Cielo el primer grado de Ariete
en el Meridiano de la Ciudad de Damasco, y haze la quen-
ta según la Longitud entre ella y México (cuyo yerro se ve-
rá después) por la qual viene á sacar que estaua en este
tiempo el signo de Libra en el Meridiano de la Ciudad de
México, y por consiguiente viene á dar á Capricornio por
signo ascendente suyo quando Dios Crib el Mundo.
Y aunque parece que el dicho Enrrique Martin no abra-
ca del todo esta opinión en el capitulo citado, en el folio
ciento cinquenta y nueue, pone algunas obseruaciones de
accidentes que á auido en esta Ciudad y Reyno, como fue
su Conquista el año de 1519. La qual dize que se caussb de
vna Conjunción de Saturno y de Marte en el Signo de Ca-
pricornio, y otras muchas que podrás ver en el mismo folio,
y dando la rajón por que estas Conjunciones ayan caussado
estos daños. En el Capitulo siguiente cómprouando la doc-
trina del citado Cardenal, toma por exemplo los cassos que
el dicho Autor toma,-y en el Capitulo tercero en Confirma-
ción de lo que auia referido en el primero y segundo: con-
cluye diziendo. Y por quanto al tiempo de la creación de
los Cielos según Esculapio y Danubio, y según los Árabes
y Egypcios se hallaua el Planeta Venus, cassi en el medio
Cielo en el Meridiano de México^ tiniendo dominio principal
en la decima cassa y dignidad essencial en el ascendente
que son los ángulos principales, y también por que Tauro
Signo vertical de esta Región es cassa Diurna de Venus,
parece ser este el Planeta que con mas fuerja influye sus
calidades en esta tierra con participación de el Sol, por
auerse hallado quando comenjb á alumbrar el Mundo se-
gún algunos Autores en Cassa de Venus, y passar también!
0
22Ó
su Signo por los puntos Verticales de esta Iíegion, y assi
parece que el Planeta que predomina en este Reyno es
Venus, con participación de el Sol: hasta aqui Enrrico
Martin.
Opinión de Enrrique Martin está llena de errores.—Gran
fuerja tiene con el vulgo. El primero que escriue vna cossa,
b el que inuenta algún instrumento, b Arte, aunque otros
vengan á darle la perfección, y ser con que campea y luce.
El primero que á tocado esta materia á sido Enrrique Mar-
tin, y en ella infinitos errores, y para que se vea su funda-
mento es necessario saber muchas cossas primero, que el
dicho Autor dá por ciertas, por que dellas se verá lo que
puede tener lo escrito por este Autor.
La primera es en que tiempo criasse Dios el mundo, La
segunda como contaron los años los antiguos, y quantos
passaron desde la creación del mundo hasta el Diluuio, La
terceiít, en que parte criasse Dios al primer hombre si en el
Paraysso Terrenal, b fuera, y donde este, que sabidas estas
tres cossas se verá con gran claridad lo que acerca de esta
se puede entender.
Lo primero, es cierto de Aristóteles,* y commun senti-
miento de todos, que el mundo tuuo principio, y que no
fue eterno, y como verdad cierta lo suppone en muchos lu-
gares de sus obras afirmando, que lo que muchos b los mas
vniformemente sienten y entienden no puede ser falsso co-
mo lo testifican aquellos versos que el mismo trae.
Non prorsus fama illaperitt qua?n multa perorbem
Turba hominum celebrat.
* 3, Topic. c. I, lib. 7. Eticor, cap. 13, & in lib. de diuinatione
person c. I, quod omnes aut plures sentiunt &c.
227
Y en el Libro décimo de los Ecticos Cap. 2, dize lo que
todos confiessan,* esso mismo confessamos ser verdad, y el
que lo negare no podrá dezir cossa que sea mas probable:
suppuesto lo qual, y que el Mundo tuuiesse principio con
rajón se duda en que tiempo le tuuiesse y fuesse criado.
En que tiempo fue criado el Mundo opinión de Gerardo.—
Gerardo Mercader en el principio de su Chronologia es de
parecer que el Mundo fuesse criado en el mes de Iullio, y
lo prueua de las sagradas letras en esta forma; en tiempo
de Noe, fue el principio del año en el mes de Iullio, estan-
do el Sol en el Signo de León, luego bien se collige que en
aquel mesmo tiempo fue el principio de el Mundo, por que
es muy conforme á rajón que los que precedieron á Noe
contassen los años desde aquel tiempo que por tradición
de sus mayores desde Adán auian obseruado, y que aquel
fuesse el principio de el año en que auia sido criado el
Mundo, por ser muy conforme á rajón que empejasse el
año, y tuuiesse su principio de el que auia tenido.el Mun-
do. Que en tiempo de Noe tuuiesse el año principio en el
mes de Iullio, lo collige este Autor del capitulo octauo del
Génesis, que dize: que la paloma voluib al dia veinte y qua-
tro de el vndecimo mes, y que truxo vn ramo de Oliua con
las ojas verdes, de donde se collige, que entonces fue tiem-
po de Verano, en el qual los arboles hechan renuebos y flo-
recen, y en este tiempo era conueniente, que cessase el di-
luuio, para que en el estio siguiente diesse fructos nueuos'
para el sustento de los animales, y que el estar verde la oliua
se huuiesse caussado, estando el Sol en el signo de Geminis
en el tiempo que durb el Diluuio, parece que se puede pro-
uar con rajón natural de Plinio** que dize. Que la oliua y
* Quod ómnibus videtur id esse affirma, &o.
** Lib. 26 de nat. Hist. c. 25.
228
la vid renueuan y hechan pimpollos á vn mesmo tiempo en
el nacimiento de las virgilias, que son á ocho de Mayo, y
florecían en el Solisticio respecto del clima que el hauitaba
que era en Roma que es el Quinto Clima, y debaxo del
mesmo está el Monte Gordeo de Armenia, donde el Arca
de Noe cessando las aguas encallo, luego en el mesmo
tiempo auian de hechar renueuos la Oliua en el monte Gor-
deo, como en Roma donde viuia Plinio si las aguas del Di-
luuio no huuieran cubierto la tierra, lo qual fue caussa de
que no renouassen en su tiempo si no algo mas tafde, y
tampoco se pudo differir hasta el Solisticio por la necessidad
de frutos y alimentos tan for jossos á fa vida de los hombres,
y no auerse sembrado aquel año, y assi el Signo de Geminis
que media entre Tauro y Cancro, le corresponde el Mes
vndecimo, y el duodécimo á Cancro, y assi el primer mes
del año siguiente viene* á ser quando el Sol entra en el Sig-
no de León, que es cerca del mes de Iulio, y confirma su
oppinion con la de los Egipcios, que eran de parecer que
el mundo tuuo su principio entrando el Sol en el primer
grado de León, como refiere Sorano,* y que esto lo tomaron
los Egipcios de los Hebreos por el mucho tiempo que%on
ellos estuuieron.
Segunda opinión acerca del principio del Mundo.—Que el
Mundo fue criado en Verano, es opinión de muchos.—La se-
gunda opinión de cuya parte ay gran summa de Autores, es
que el Mundo fuesse criado en el Verano, de este parecer
es Eusebio en su omnímoda, y san Ieronimo haze mención
deste Autor en el libro de los escriptores Ecclesiasticos y
dize, que en veinticinco dias de Marco quando Christo
nuestro Redemptor resucito, en este mesmo tiempo crio el
* Cap. 35.
229
mundo, la mesma opinión sigue San Athanasio respondien-
do á la question diez y siet de Antiochio. Cirilo Ierosoli
niitano, san León Papa en el sermón nono de passione Do-
mine, san Gregorio Nacianceno* en la oración de la nona
Dominica, san Isidoro, san luán Damasceno y Rábano, y
dizen que el mundo fue criado en el dezimo quinto de las
Calendas de Abril, que es á diez y ocho de Marjo, y lo mis-
mo tiene la glossa interlineal sobre el capitulo treinta y cinco
del Génesis; Beda** dize que el Sol fue criado en el quarto
dia, y que á su nacimiento se consagro y dedico el Equi-
noctio del Verano. En el Concilio de Palestina, que con-
grego Theophilo Obispo Cesariense por mandado de el Pa-
pa Víctor de consentimiento de todos se declaro que el
mundo fue criado en el Verano, y que en el dia que Chris-
to nuestro Redemptor padeció, que fue á diez y nueue de
Marjo, en esse mesmo dia fue criado¿el mundo, deste Con-
cilio haze mención Beda en el principio de el libro de las
seis edades del mundo, y la carta que intitula de la cele-
bración de la Pasqua, ó de el Equinoctio Vernal, y en el
libro de la rajón de los tiempos en el capitulo quarenta di-
ze que el Sol fue criado en el duodezimo de las Calendas
de Abril, que es á veinte y vno de Marjo, y que el primero
dia en que fue hecha la Luz fue á quinze de las Calendas
de Abril, que es á diez y ocho de Marjo, san Ambrosio***
es de el mesmo parecer por que en este tiempo la tierra por ♦
mandado de Dios produxo las yeruas verdes, lo qual no pu-
do suceder si no es en el Verano, y prueualo desta manera,
en este principio de los meses en el qual los Indios cele-
* JEtimql. I de tem. lib. 2 de fide Ort. c. 7, auppercnp. 12, Exodi.
** Lib. de rat. temp. cap. 28 & in com. exam.
**' Lib. I exam. cap. 4.
Sitio, &c.—20
230
brauan la Pasqua, crio Dios el cielo y la tierra, por que de alli
era conueniente tomasse el mundo principio donde era apa- .
cible y aparejada templanja de los tiempos para todos, to-
mando desde aquel dia principio y orden los años para pro-
ducir los frutos, y que al principio de el año, produxesse la
tierra nueuas semillas en el qual Dios auia dicho, que la
tierra produxesse las yeruas, y semillas según su genero, en
lo qual se conoce la prouidencia de Dios, y la obediencia
de la tierra, y aunque en qualquier tiempo pudiera Dios
mandarlo, para que entre los yelos y aguas de el Hiuierno se
hechase de ver el imperio y poder de el Cielo y de Dios,
principalmente que con solo quererlo produxesse las tierras
dispuestas para nutrir no era tan conforme á rajón produ-
cirlas y mezclarlas entre las nieues y yelos, y lo mesmo con-
firma Theodoretho* respondiendo á la question, que por
que mando Dios, que en el primer dia del mes le hiciessen
fiesta, dize que por que en el mesmo dia crio Dios las cria-
turas, y el Maestro de la Historia Ecclessiastica en la His-
toria de libro del Génesis dize ser commun opinión que el
mundo se criasse en el mes de Marjo; lo mesmo se collige
de Virgilio en el segundo de las Geórgicas.
Non alios, prima nascentis origini mundi
Illuxisse dies, alium vi habuisse tenorem
Crediderim: ver illut erat, ver magnus agebat
Orbis, & hyhernisparceban flatibus euri'.
Y por esta misma causa los Astrólogos dizen que Ariete
es el principio de los signos del Zodiaco, y desde este pum
to quentan el Verano.
* Quaest. 72, super Exod.
231
Tercera opinión de el principio del Mundo, y que fue en el
Otoño.—Pico Mirandulano es de opinión que el Mundo se crib
en el Otoño.—La tercera opinión es que el Mundo tuuo
principio y fue criado en el Otoño de suerte, que el primer
mes desde la creación del Mundo se contasse desde la con-
junción b opposicion de la Luna mas cercana al Equinoccio
de el Otoño, y assi este mes fue llamado de los Hebreos con
vocablo Caldayco, Thissi, que significa principio, para que
el mesmo nombre enseñasse, que auia de ser el principio
de el año de el, esta opinión como mas probable cierta y
verdadera siguen los mas de los Hebreos y los mas Doctos
Nicolao de Lira, el Tostado, Iosepho* y otros, y comprue-
ua esta opinión San Gerónimo en el commento sobre el pri-
mer capitulo de Ezequiel, que acerca de todas las naciones
Orientales el primer mes fue siempre Octubre, por que
aunque Thissi, empiece en Setiembre coje la mayor parte de
Octubre, loan Pico Mirandulano en el libro séptimo contra
los Astrólogos, cap. 6, Dize que hasta agora ni se ha sabido
ni es fácil de explicar en que tiempo de el año fue criado el
Mundo, y se inclina á los que dizen que fue criado en Oto*
ño. El Tostado en la primera parte de su deffensorio en el
cap. 14, dize que los mas Doctos de los Hebreos son de
parecer que el Mundo fuesse criado en veinte y cinco de
Setiembre, y Adán el vltimo dia de Setiembre, y que el pri-
mer dia de Octubre que fue Sábado por el principio de el
primer año y primer mes, y que los seys dias precedentes
se deuen reducir al precedente año, el qual hazen de aque-
llos seys dias.
Y parece que se dexa entender ser esto assi del libro dúo»
* Super c. 7. Genes, cap. I, sup. eundem, lib. quaest. 21. Io-
seph, lib. I, ant. lud. cap. 3.
232
décimo de el Éxodo, en el qual mandb Dios á los Hebreos,
que en memoria de el beneficio tan singular de librarlos de
la subjeccion de los Egypcios, que desde entonces contassen
el principio de el año, desde el mes que en el Hebreo se dize
Nisam, que es en el Verano, de lo qual se collige, que antes
de este tiempo no era Nisam el primer mes del año acerca
de los Hebreos, por que no auia necessidad de mandarles
con nueuo precepto, que guardassen lo que ellos de su vo-
luntad guardauan antes, y cierto es de las sagradas letras,
que mandb Dios guardar el Sábado, por que aquel dia des-
cansb de la creación del Mundo, y assi si el Mundo fuera
criado en este mes que llaman Nisam, también le mandara
guardar en memoria de la creación del Mundo.
Que ragon ay para tener por mas cierta opinión que el Mun-
do se crib en- Otoño.—.En que tiempú empegb el Diluuio.—Io-
sepho,* prouando esta Doctrina dize, que el Diluuio sucedib
á los seyscientos años de Noe, en el segundo mes, el qual
los Macedonos llaman Dius, y los Hebreos Marsonaner el
qual corresponde á Octubre y Nouiembre, y desta manera
distinguieron*el año los Egipcios, y Moysses el mes Nisam
(que es que los Macedoniod llaman Xanthichus) mandó
que se celebrasse el primero, por auer librado Dios á su
pueblo en el como se ha dicho, y el mesmo principio man-
dó guardar en todas las cossas que pertenecían al culto di-
urno, pero en las demás tocantes á los mercados de las ce-
sas que se vendían, y eran necessarias en todo el año, no
inouo cossa si no se guardó lo que antiguamente se vssaua.
De lo qual se colligen dos cossas particulares, la vna que
los Hebreos antes que saliessen de Egipto empejaban el
año desde el Otoño, y esta costumbre se guardo desde Adán
* Lib. antiq. Isd. c, 3,
*33
hasta Moysses, y assi no se puede dar otra caussa mas con-
gruente de que el Mundo empejasse en Otoño. La segunda
rajón que el Diluuio erapejo en el segundo mes de el año,
que viene á ser en medio de el Otoño, y assi quien no cree-
rá y es conforme á buena rajón, que fuesse el principio de el
año y le contassen desde Adán á Noe de vna misma mane-
ra, y que este fuesse el mesmo de adonde el mundo auia
tenido principio, yquel principio del mundo fuesse en Oto-
ño, se collige mas claramente del. Séptimo Capitulo del Gé-
nesis donde dize. Que empejb el Diluuio, en el dia décimo
séptimo del segundo mes que es cerca de Nouiembre, lue-
go -antes de el Diluuio, el primer mes y principio de el año
fue en el Otoño, y en aquel mesmo tiempo fue criado, y es
conforme á rajón, que el Diluuio empejasse en el Otoño,
por que aunque el poder de Dios ni es .limitado, ni tiene
necessidad de cossa alguna para executar su voluntad, es
de entender que escojeria el tiempo mas aproposito para
embiarle, que es en el que naturalmente vienen las aguas
en Europa que es por Otoño y Hiuierno.
La vltima rajón en que se puedeTundar esta opinión, es
en que al principio de el Mundo assi. como todas las cossas
se criaron perfectas, assi era conueniente que las frutas y
los arboles estuuiessen con los frutos maduros para que se
pudiessen comer. Lo qual enseñan las sagradas letras,* pues
mandb Dios á la tierra que produciesse arboles fructiferos
conforme á su naturaleja, y en el siguiente capitulo dize.
Veis aqui os e dado todo genero de yeruas y arboles con
sus semillas, para que comáis vosotros y todos los animales
de la tierra, y en el mesmo capitulo dize,** que crib Dios
* Gen. cap. I, cap. II Gen.
** Eodem, c. produxit Deus de hnmo omne lignum pnlerum visui
& aduescendum Buaue¡
234
todos los arboles á la vista muy agradables y muy suaues
para comer, luego si en el principio del Mundo los arboles
tenian los frutos maduros, no en el Verano si no en el Otoño
fue criado el Mundo.
Que el Paraysso difsse dos vezes frutos no se puede saber.—
Algunos quieren responder que en el Paraysso terrestre da-
uan dos vezes fruto los arboles en vn año vna en el Verano,
y otra en el Otoño como refieren Plinio, y Solino de las In-
dias, y otros muchos Autores, y lo veen cassi en la mayor
parte de las tierras, que caen debaxo de el Equador y Tro-
picos: esta rajón es friuola, y de poca fuerja, porque hasta
agora no se sabe de cierto donde fuesse criado el Paraysso
terrenal, demás de que no mandó Dios que se produxessen
los arboles con sus fructos maduros solamente en el Parays-
so terrenal, si no también fuera del, por que auiendo de es-
tar tan poco como estuuo Adán en el, si no vuieran produ-
ducidosse, y criado los Arboles con frutos maduros fuera
del Paraysso no pudieran sufrir la hambre.
Ni tampoco tiene fundamento dezir que en el principio
de todas las cosas (por que quisso Dios) se criassen los
fructos maduros en el Verano, y que los conseruasse assi
hasta el Otoño, en los arboles, y desde allí se fuesse prosi-
guiendo su generación con el orden natural, por que desto
se siguiria, que fuera del milagro de la primera creación de
criar los fructos maduros en el Verano, sea fuerja confessar
otros dos el vno de la conseruacion de ellos hasta el Otoño,
y luego el Otoño producir otros de nueuo, lo qual parece
que es multiplicar milagros, pudiendo hazerse naturalmente
est», empejando el año de el Otoño.
Gran duda tiene la solución del tiempo en que Dios crio el
Mundo.—Impossible cossa es saber que signo estuuiesse en el
Meridiano de México al tiempo de-la creación del Mundo.—•
235
Question es esta que no la he visto resuelta, y que si se
aduierten las rajones de la segunda ^tercera opinión dexan
en duda lo que se dessea saber y mas siendo tan fuertes y
efficaces las rajones de la tercera, y que se pueden seguir
por teñe* mucha congruencia y rajón natural con el com-
mun vsso de las cossas, y que se deue creer que Dios nues-
tro Señor en la production de ellas guardó el orden natural
suyo para que conforme á el se conseruassen á delante: y
siendo esto assi no sauiendose con precission en que tiem-
po criasse Dios el Mundo, y en que hora mes y dia impossi-
ble cossa y en Astrologia error manifiesto dezir que se pue-
de alcanjar cossa sin la precission dicha, y es fuerja que
errado este principio vaya errado todo lo demás, que se fun-
dare en esto y por el consiguiente fue impossible, y lo es
poder sauer, que planeta ni signo estuuiesse en el Meridia-
no de México al tiempo de la creación, ni que signo fuesse
ascendente, y se vera con euidencia la difficultad que tiene
como se vayan declarando las dos dudas restantes.
Segunda duda que años passaron desde la creación del Mun-
do hasta el Diluuio.—E* segunda duda es como contaron los
años los antiguos y quantos passaron desdé la creación del
Mundo hasta el Diluuio.
Sufficiente cossa era para dar por incierta la Doctrina de
Enrrique Martin el estar puesto en opinión en que tiempo
criasse Dios el Mundo, y no estar resuelta por auer tan gra-
ues Autores que siguen las dos mas ciertas sin que se to-
' casse la que se ha propuesto, pues como se ha dicho es cos-
sa assentada y recibida de los Astrónomos, que las rebolu-
ciones conuersiones annuas ó Mensurnas, natiuidades elec-
ciones de tiempos, y las demás que pertenecen al conoci-
miento de la disposición de los Cielos, tienen precissa ne-
cessidad de saberse punto precisso y hora señalada mes y
23&
dia, por que sin esto todo va errado. Y assi llegando al com-
puto de los años que han passado desde la creación del
Mundo hasta el Diluuio, es necessario para mayor claridad
de lo que se va tratando, proponer algunas dudas, de cuya
solución resultará mas claridad á nuestra disputa '
Tres partes en que se dividió el tiempo.—Olimpiada que
tiempo y su origen.—La primera parte de el tiempo es impossi-
ble de saberse.—La segunda es dudosa de opinión de Varron.—
Varron en el tratado de Origini Mundi. Diuidio el tiem-
po en tres partes. La primera, la que precedió al Diluuio.
La segunda, desde el Diluuio hasta la primera olimpiada.
La tercera desde la primera Olimpiada hasta su tiempo. De-
riuasse este nombre Olympia según Licrophonio, y otros de
aquellos juegos, que instituyó Hercules en honrra del Dios
Iupiter cerca de la Ciudad del mesmo nombre á las orillas
del Rio Alpheo,los quales secelebrauandecinco á cinco años,
b como otros dizen de cinquenta a cinquenta meses, para
exercitarse los mancebos en difíerentes exercicios, y assi los
Griegos contauan por Olympias, que era este espacio de
tiempo, contando en tal Olympiada primera ó segunda, en
el primero segundo ó tercero año de ella succedió este cas-
so ó aquel. Otros dizen que se instituyeron en honrra de la
Madre de Alexandro que se llamó de este nombre, y le to-
maron celebrando cada cinco años fiestas en honrra y ve- *"
neracion suya: De estas tres partes, la primera dize, que es
impossible poderse alcanjar, la segunda dize, que aunque
no se sabe con certidumbre, pero que por conjeturas se al-
canja, la tercera, que es desde la primera Olympiada hasta
su tiempo la alcanjó con cierto número de años, y subtil
computo de los tiempos.
Differencias de años de los Egypcios,—Desde el tiempo de
Nabuc Donosor se empecb á tener quenta con el computo del
237
tiempo.—Aumenta esta difficultad el ver tanta variedad de
computos como han tenido los antiguos. LosEgypcioscon
tauan los años de á tres messes, y de á mes como quenta
Censcrino, que los muy antiguos fueron de dos meses, y
después Reynando Pisón, los hizo de á quatro messes, y vl-
timamente le alargaron á treze messes y cinco dias.. Diodo-
ro dize auerse hallado, que los antiguos Reyes de ^Egypto
Reynaron á mili y ducie.ntos años, y hallándole ser esto im-
possible, han dicho muchos que contauan por vn año el curso
y mouimiento Lunar. Los Caldeos como justifica Porphirio,
(y de quien haze recordación luán Pico Mirandulano en el
libro vndecimo de sus obras contra los Astrólogos) dize que
Colistenes Discípulo y nieto de Aristóteles hallb que las ob-
seruaciones de las cossas Celestesmas antiguas délos Caldeos
no eran de mas de mili y nouecientos años, Hiparco y Tholo-
meo no quentan las obseruaciones Celestes, si no desde el
tiempo de Nabuc Donosor Rey de los Caldeos, que empejó
a Reynar en el principio de la Trigessima prima Olympiada
Haze mas dudosso el conocimiento desto lo que. se lee
en el Ecclesiastes*,* quien contará las arenas del Mar, las
gotas de las aguas y.los dias del siglo, con las quales pala-
bras se da á entender de dos maneras, ser incomprehensibles
los años de el Mundo, por que aquella interrogación quien
siempre en las sagradas letras tiene fuerja de.negación, y el
argumento hecho de la paridad y congruencia de rajón es
efficassisímo, por que si las arenas.del Mar, y las gotas de
las aguas son impossibles de contar, y impossible de alean-
jarlo algún mortal, luego ni la tercera, que son los dias del
siglo, y alude á esto lo que dize Sixto Senense** que ha ha-
* I Eccles. arenam Maris, & Pluuiae guttas & dies seculi, quia-
enumerabit.
** Lib. 5 Bibliot. sacrae.
238
liado treinta differencias de computos de los tiempos, y que
si las contara todas eran casi cinquenta, y assi trae gran du-
da consigo la mucha variedad de ellos desde él origen del
Mundo hasta el Diluuio.
Que tantos años quenta la Escriptura Hebrayca desde la
creación al Diluuio.—No menor differencia ay entre los es-
criptores Ecclessiasticos que entre los antiguos, por que la
Escriptura Hebrea y vulgata quentan desde la creación de
el Mundo hasta el Diluio que sucedib á los seyscientos años
de la vida de Noe,* mili y seyscientos y cinquenta y seys
años, y en ellos diez generaciones, lo qual parece ser assi
de los años que la sagrada Escriptura atribuye á cada gene-
ración.
Para cuya claridad se ha de considerar lo que San Augus-
tin** dize, y Iosepho, que para hazer verdadera esta quenta
de las diez generaciones, se han de contar los años que tenia
el Padre quando engendrb al hijo, por que estos son proprios
suyos, y los demás que vivió después de engendrado el hi-
jo, son communes á Padre y hijo, y assi si se contassen, y
pusiessen en la vida de el Padre siendo necessario contarlos
en la vida de el hijo se contaran dos vezes los años, y assi
de los años nouecientos y treinta que viuió Adán, se han de
contar solos ciento y treinta, que eran los que tenia quando
engendró Asseth.
Las translaciones de los yo interpretes que años quentan.—
Los 70 quentan 2242 años desde la Creación del mundo al di-
luuio y diffiere de la Hebrea ¿86.— Los setenta interpretes en
parte tienen congruencia con la Escriptura Hebrea, y en
parte diffieren, conuienen en dos cossas. La vna en que ha-
* Lib. Gen. cap, 5.
** Lib. 16, ciuit. Del. 0. 20.—Lib. I Antiq» Iudai. cap. 3.
^39
zen la misma quenta de los años que se atribuyen á cada
generación, por que aunque los setenta señalan á Adán du-
cientos y treinta años quando engendrb Asseth, y que des-
pués de el nacido viuió setecientos, viene á ser la vida de
Adán de nouecientos y treinta años, que son los mesmos de
la Escriptura Hebrea y lo mesmo guarda en los demás fue-
ra de Lamech, al qüal en la Hebrea se le dan setecientos y
setenta y siete años, y los setenta interpretes le dan se-
tecientos y cinquenta y tres; Diffiere la Escriptura Hebrea
la de los setenta, Lo primero, que en muchas generaciones,
assi antes como después de el Diluuio, dá á los Padres an-
tes que tuuiessen hijos cien años mas que la Escriptura He-
brea (antes de el Diluuio) á Adán, Seth, Enos, Cainam,
Malaleel, y Enoch. (Después de el Diluuio) á Arphaxad,
Cainam, Sale, Heber, Reu, y Saruch, y en algunos añade mas
de cien años, por que después de el Diluuio á Phaleg antes
que tuuiesse hijos le añade mas años que la Escriptura He-
brea, que son ciento y quatro, y á Nachor ciento y cinquen-
ta, de modo que los años que los setenta quentan desde la
creación del Mundo hasta el Diluuio, son dos mili ducien-
tos y quarenta y dos años, y ay de differencia de vna quen-
ta á otra quinientos y ochenta y seys años.
Iosepho quenta 2656 años.—Eusebia Seuerof Sulpicio ¡¡tien-
tan 2242.—El Rey don Alonso quenta 2242 años desde la crea-
ción al diluuio.—Iosepho en el primer Libro de las antigüe-
dades Iudaicas, quenta desde Adán hasta el Diluuio dos
mili seyscientos y cinquenta y seys años, aunque á algunos
les parece estar corrrompido este lugar de Ioseph. Eusebio
en sus Crónicas quenta dos mili ducientos y quarenta y dos,
y este mismo numero quentan Seuero, y Sulpicio en el pri-
mer Libro de la sagrada Historia, y San Isidoro en el Libro
5 de las ¿Etimologías capitulo vltimo, y desde el Diluuio
240
hasta Abrahafñ) según Eusebio, mili y setecientos y veinte,
y según Sulpicio mili y setecientos, y según Isidoro noue-
cientos y quarenta y dos. El Rey Don Alonso en sus tablas
quenta dos mili ducientos y quarenta y dos años, que viene
á exceder á la quenta Hebrea lo mesmo que la de los se-
tenta, y estas apmeua Cesar Baronio en sus Anales Eccles-
siasticos. Y aunque en esta differencia de computos San
Augustin* y San Gerónimo, y Beda en el Libro de las seys
edades del Mundo sean de parecer que se ha de seguir el
computo de la vulgata diziendo, que la de los setenta está
viciada, y el que primero la sacó de la librería de Tholomeo
la vició y erró, y que como de vna fuente se aya originado
el yerro *á los demás, con todo esso tiene muy gran difncul-
tud como se verá de lo que se sigue.
Como se entiendan, los años en que iuuierán hijos los Padres
antiguos.—El acto de la generación es acto Ubre, independiente.
—Pocas veces se engendran los hijos en fin del año y esto es con-
tingente y incierto.—Tres demoras que tienen las criaturas en
el vientre.—De Hermes y Thol, proposit ¿i es notable.—La
quenta de los años desde la creación del Mundo al Diluuio no
es precissa ni cierta.—Segundo error de Enrrico Martin.—
La mayor que se puede offrecer es acerca del contar de los
años de los primeros Padres, quando dize la Escriptura, que
Adán engendró á Seth de ciento y treinta años, si este año
era al principio, ó como dize el vulgo ano corriente, ó si era
año perfecto, y que cogiesse algunos messes de el siguiente,
ó que fuesse año precisso .y completo, que ni le faltasse ni
le sobrasse. Muchos de los Ecclesiasticos Cronistas quieren
que se aya de entender de el año completo, porque assi sale
la quenta caual de los mili y seiscientos y cinquenta y seys
* Lib. 5 ciui. Dei 13.—Lib. quaest. Hebr. super Genes.
241
años, que se quentan desde la creación del mundo al dilu-
uio, por que de qualquiera otra suerte que se quenten vnas
vezes saldrá menor, y otras mayor el numero de años, este
parecer tiene grandissima difficultad, por. que repugna á
buena Philosophia dezir que todos los Padres antiguos vi-
niess'en á engendrar sus hijos al año completo ó al fin del,
y que todos siguiessen aquel estilo, para que esta quenta
saliesse verdadera, pues no vemos en las demás generacio-
nes tal precission, por que era reducir el acto que de suyo
es líEre, y en quanto á lo natural necessario, á que tan so-
* lamente fuesse acto necessario, y que todos engendrassen
los hijos al año perfecto y completo, sin que les sobrasse ni
faltasse dias, cosa que en ninguna de las generaciones que
después á auido se ha visto, ni desde el Diluuio hasta Abra-
ham, ay Autor que tal diga que los hijos fuessen engendra-
dos al fin de el año completo y ■ perfecto,-y qualquiera que
fuere versado en Crónicas hechará de ver, que sucede acasso,
que dos b tres vezes los hijos nazcan, ó se engendren tiniendo
los Padres veinte y quatro años cabales ó. veinte y cinco ó trein-
ta, si. no que esto recibe variedad, y aunque los .engendren
tiniendo veinte y cinco años al-quinto, quarto ó tercero mes
del, no se dize si no tiniendo veinte y cinco años tuuo vn hijo,
pero no con precission, especialmente en tantos años, y aun-
que dieramos por cierto, que en todas ías: generaciones los Pa-
dres engendraron los hijos al año perfecto y completo, no pue-
de ser cierta ni verdadera, por que siendo cóssa común y sa-
bida de todos, demás de.auerlo enseñado Hermes, y apro-
uadolo Tholomeo en la palabra cinquenta y vna, enseñando
el modo de saber ef verdadero tiempo en que se engendra
vna persoua, haze tres differencias de demoras que suelen
tener en el vientre de sus madres, vna que es la menor du-
cientos y cinquenta y ochos dias, otra que es la de en me-
Sitio, &c. — 21
242
dio de ducientos y setenta y tres, y la vltima de ducientos
y ochenta y ocho que es la mayor, que es de cassi de nueue
messes cauales y mas, y viene á auer differencia en la quen-
ta de todos los hijos tres messes, que faltan para cumplir vn
año que sea completo después el del hijo que en tantos años
viene á hazer muy notable differencia, y assi se collige con
demostración que la quenta de los años desde la creación
del mundo hasta el Diluuio, no es precissa si no la mas
cierta por probables conjeturas, y assi con la certidumbre
deste computo de los años, y la que dexamos señalada an-
tes de esta del tiempo en que crió Dios el Mundo si en Ve-.
rano ó en Otoño, se vee el error de Enrrico Martin, en se-
ñalar ascendente en el Meridiano de México ni Planeta que
pudiesse estar en la decima cassa quando Dios crió el Mun-
do, por que aunque es verdad que le huuo, ni el, ni nadie
lo puede saber ni alcanjar.
Tercera duda del lugar del Paraysso.—La tercera y vltima
duda es, en que parte criasse Dios al primer hombre, y si le
crió en el Paraysso, y el lugar donde está el Paraysso.
Para lo qual se ha de notar lo que se lee en las sagradas
letras,* que formó Dios al hombre de la tierra- humedecida
con el agua, que esso significa el nombre Limus, como si
dixesse de la tierra templada y mezclada con el agua, mate-
fía dispuesta para la formación del cuerpo, y mas abajo en
en el proprio capitulo Que plantó Dios el Paraysso de deley-
tes al principio, en el qual pusso al hombre,** que auia for-
mado que fue Adán.
Paraysso que sea y su significación.—En lo qual se aduer-
tirá que este nombre Paradissus qUe suena Paraysso, en las
sagradas letras se entiende de dos maneras, vna por vn lugar
* Genes. 2, formauit Deus hominem de Limo terrae.
** PÍantauerat autem Deus &c.
243
amenissimo y deleytable, y en esta significación le tomó
Moysses en el lugar y en el cap. 13 del Génesis donde dize.
Que la tierra de Sodorha y Gomorra antes del castigo que
Dios hizo en ellas era vn Paraysso; De otra manera se toma
este npmbre y se entiende, no de el lugar corporal si no de
el del espíritu, en cuya significación se entiende la vida eter-
na, y en este sentido habló Christo Nuestro Redemptor
quando dixo al buen Ladrón, que aquel dia auia de estar
con el en el Paraysso.. Y en la primera significación quieren
algunos que sea vocablo pérsico este nombre Paraysso, y
que de ellos le tomaron los Griegos, y assi Genophon, y
Philostrato llamauan Paraysso á los lugares amenos y de-
leytables que tenían los Reyes de Persia* donde iuan á ca-
zar, y Aulogelio dize, que lo que en sus tiempos se llamaua
viuaria, y en tiempo de Cipion robararia, (que significa luga-
res guardados y deffendidos) que á estos mesmos llaman los
Griegos Paraysso, lugar de delytes cercado y deffendido.
Heden es lugar determinado dondeplantb Dios el Paraysso.
—Mas se ha de aduertir, que este nombre Voluptas en el
Hebreo es lo mesmo que el Hedem, que significa deleytes,
aunque también se toma por apelación de nombre proprio
de lugar como se lee en el capitulo 4 del Génesis, que Cain
huyendo fue á viuir á la parte Oriental de Hedem, y en es-
te sentido se halla en Ezechiel, y en Isayas que entre otros
lugares, que los Reyes de Assiria sujetaron y asolaron, se
quentan Gozan, Caran, y Hedem. Y en quanto á mi propo-
sito este vocablo se ha de entender de lugar cierto y determi-
do donde Dios, plantb el Paraysso, y la mesma voz lo signi-
fica, y assi lo entendió Moysses, cuya verdad testifican to-
dos los Autores Griegos y muchos de los Hebreos, y se he-
* Lib. 2, cap. 20.
244
cha de ver de las palabras de Moysses, que dize que fue
plantado en la Región de Hedem, á la parte Oriental de
ella.
Tierras Orientales quales sean en la sagrada Escriptura.
—Para mayor explicación se' notará, que en las sagradas le-
tras se llaman tierras Orientales aquellas que están desta par*
te del Seno, Pérsico, como Persia, Armenia, Arabia y Meso-
potamia, y á estas-gentes en comparación de los ludios se
llaman Orientales, por estar sus lugares al Oriente como los
Árabes, Idumeos, Amalechitas, Madianitas y otras muchas,
y assi á Iob que era Idumeo le contaron por Oriental, y los
tres Sanctbs Reyes que vinieron, de Persia, Caldea, ó Ara-
bia, se dizen que vinieron de Oriente, y muy de ordinario
llama la Escriptura á Mesopotamia tierra Oriental, como se
lee en en el cap. 29 del Génesis, que caminando lacob á
Mesopotamia yua á la parte Oriental, y en el Libro de los
Números, capitulo 23, se lee que Balan fue traydo de los
montes de Oriente para maldezir al Pueblo Hebreo, y Moys-
ses dize, que fue traydo de Mesopotamia, y según las sagra-
das letras* se han de llamar tierras Orientales aquellas que
están desta parte del Seno Pérsico y se estienden hacia Iu-
dea, y en esta significación se á de entender Heden de mo-
do que plantó Dios el Paraysso en la Región de Heden, á
la parte Oriental de ella.
Saber el lugar del Paraysso es forgoso para saber que signo
estuuiesse en el Meridiano de México, al tiempo de la creación
del Mundo:—Tiene gran congruencia de rajón el saber en
que lugar este eLParaysso, (para nuestro proposito) por lo
que dizen las sagradas letras que pusso Dios en el al hom-
bre que auia hecho, y haze mas necessario esto, lo que diez
* Deuíeroni c. 28.
245
el Tostado,* que luego que fue formado el hombre en el
sexto dia fue puesto en el Paraysso terrenal; por que es con-
forme á rajón creer y entender, que le criasse cerca del
mesmo Paraysso, por que ponerle luego en el significa cer-
cania del lugar á donde lo auia criado, y este aduerbio Mox,
significa cercania, presteza, breuedad, y inmediación de cos-
sa y de tiempo, y assi parece que el lugar donde fue criado
Adán era cerca»del Paraysso, y en la mesma Región de He-
dem donde Dios le auia plantado, y assi sabido de cierto el
lugar del Paraysso, fácil será saber donde fue criado Adán, y
como se pueda contar desde este lugar la longitud que ay al
Meridiano de México, y que signo subia por el Oriente en
México quando Dios crió el Mundo.
El Paraysso que templanga tenia y tiempos. —Son muchas
y diuersas las óppiniones que ay desta materia entre los es-
criptores Ecclesiasticos, y dando por cierto que las> palabras
de la Escriptura, se entienden de lugar cierto y determinado
donde fue plantado el Paraysso como demás de lo dicho lo
entienden Iosepho en el primer Libro de las antigüedades
Iudaicas, cap. 5, San Baáilio y San luán Crisostomo** lo
comprueuan con estas palabras, y por esta causa Moysses
describiendo el Paraysso, y el nombre de el lugar á donde
estaua, conuiene á saber Hedem, y la parte Oriental, en cu»
ya parte caya, y los nombres de los Rios que salían del Pa-
raysso cossas que son conocidas, &c. San Basilio en la ora-
ción del Paraysso dize, que era vn lugar abundante de todos
los deleytes, mas hermosso que todas las criaturas sensibles:
en el qual no auia oscuridad, los vientos eran suaues y teim
piados, eajos tiempos, ni el frío del Hiuierno, ni el calor de
* Tost. sup»r. c. 2, gen. Moxut formatus fuit, fto.
•* Hom. II, super Genes. Hora. 18, super Gen. ideo MoySíes des»
cribens Faradisum, &c.
246
el Estio, ni la humedad del Verano, ni la sequedad del Oto-
ñp eran molestos, antes auia vna templada y pacifica con-
sonancia en ellos, el mismo parecer siguib San luán Damas-
ceno,* y San Isidoro dize. Que es vn lugar señalado en las
partes Orientales, cuyo nombre traduzido del Griego, en
nuestro castellano suena huerto, que es lo mesmo que en el
Hebreo Hedem, como si se dixesse huerto de deleytes, don-
de ni ay frío ni calor si no vna perpetua templanja, y lo mes-
mo testifica Ruperto en el I lib. de Trinitate, cap. 37.
Lo que siente Hugo de Sancto Vitor del lugar del Paraysso.
—Otros son de parecer que el Paraysso que describe Moys-
ses: no fue Región particular, ni determinada de la tierra,
si que este nombre Paraysso significa toda la tierra, la qual
en su primer estado por su demasiada bondad amenidad, y
fecundidad era toda como vn huerto muy ameno y apacible,
como se citb del capitulo treze del Génesis que Sodoma, y
Gomorra antes de su castigo eran como el Paraysso. Esta
opinión refiere Hugo de Sancto Vitor en el Libro de sus
anotaciones en el Génesis.
El Paraysso en medio del Occeano otra opinión.—Todos los
'Rios salen del Occeano.*—No ha faltado quien diga que el
Paraysso distaua de nosotros infinito, y que estaua en me-
dio de todo el Occeano, y que por el se entiende aquella
fuente, de la qual salen los quatro Rios que la sagrada Es-
criptura quenta, y lo comprueuan de Hesiodo en su Theo-
gonia, y de Homero en su Odisea, que el Occeano riega
toda la tierra, y que todas las aguas salen de el, y fue
opinión de los Philosophos y Poetas antiguos, que salen
del aquellos quatro Rios famosos, Tigris, Eufrates, Phison,
y Ganjes, no por que todos los demás Rios no salgan del,
* Lib. 2 de fide orto doxa, e. II, ríb. H ¿Etimol. cap. 3.
247
si no por ser tan grandes y mas celebrados que otros.
Otros dizen que está el Paraysso en vn lugar tan alto
que cassi es cerca del Orbe de la Luna, y dan la rajón por
la mejor habitación, saludables vientos puros y benignos.
Y por que.se librase el Paraysso de la tempestad del Dilu-
uio, y por que los Rios que del salen, no podían correr tan-
to si no fueran sus nacimientos tan altos, quanto estas dos
opiniones se aparten de lo cierto se collige claro la vna de
lo que se aparta de la natural philosophia, y la otra por que
la mesma enarracion la refuta.
Durando, y San Buenauentura* dizen, que el Paraysso
está debaxo de la Equinoccial, á donde por la ygualdad de
los dias con las noches tienen los tiempos gran templanja,
Sancto Thomas** contradize esta opinión, y en el Capitulo
passado explicamos acerca de la differencia de temples que
gojan los que habitan debaxo de la linea Equinoccial, y
se dirá en el Capitulo siguiente, lo qual tiene mucha varie-
dad, por que la templanja ó destemplanja de la tierra no
solo prouiene del Clima del Cielo, si no también del Sitio,
de los vientos, y. otros accidentes como queda dicho, y se
experimenta cada dia.
La mas cierta opinión del lugar del Paraysso es en Mesopo-
tamia.—Tigris y Eufrates corren por Mesopotamia.—La mes-
ma duda corre del lugar donde fue criado Ada?i que del Parays-
so.—Lo mas probable es que Adán fue citado cerca del Parays-
so.—La distancia que ay de la Ciudad de Ebroh d Mesopota-
mia,—En summa tiene inmensa difficultad el saber de cierto
donde fuesse el Paraysso "terrenal, y lo que algunos tienen
por mas cierto, es que estuuo en Mesopotamia ó cerca, lo
* In 2 sentent dist. 17.
** I Tart. quaest. 102.
248
qual se puede collegir de las sagradas letras, que dizen fue
plantado hacia la parte Oriental de la Región <3e Hedem,
que según Esayas y Ecechiel, ó es Mesopotamia, ó cerca,'
demás de que dos Rios de los quatro que la sagrada Es-
criptura quenta que nacen del Paraysso, que son el Tigres
y Eufrates tienen origen en los montes de Armenia, y cor-
ren por Mesopotamia, Asiría y Caldea, y fenecen en el Seno
Pérsico, y los otros dos Rios no corren muy lexos de allí y
assi se puede entender, no este ófuesse muy lexos desta
parte. Y siendo assi como queda dicho y comprouado del
Tostado, que en el dia sexto luego que fue formado el hom-
bre al punto le metió en el Paraysso, de creer es que lo crió
cerca de el, y que correrá la mesma duda del lugar donde
cnó Dios al primer hombre que de el lugar de el Paraysso.
Y aunque el mesmo Tostado dize que fue criado fuera del
Paraysso junto á la Ciudad de Ebron, cerca de la qual esta
el campo Damasceno, y que en esta Ciudad viuio Adán y
fue sepultado, y que está distante de Ierusalem ocho leguas,
y que en este mesmo lugar están sepultados Abraharri con
Sarra, Isaac con Rebeca, y lacob con Lia, como se collige
del Génesis,* y que por esto se llama esta Ciudad de los
quatro varones. De sus mesmas palabras se collige la duda
que tiene, y que no lo afirma de cierto, por que como se
ha dicho y el es del mesmo parecer, que luego que fue criado
fue puesto en el Paraysso terrenal, y que viuió en la Región
de Hedem luego que fue hechado del, bien se dexa enten-
der que le crio cerca del Paraysso, y se infiere de las mis-
mas rajones, por que si viuio adonde fue criado, y viuio en
esta Región de Hedem, luego en ella fue criado, dema* de
que luego que fue criado Adán, ni auia Ciudades ni otros
* Cap. 49¡
249
lugares hasta mucho después que se fue poblando el mun-
do. Y vltimamente. lo comprueua lá distancia que ay desde
la Ciudad de Ebron á Mesopotamia, que es cassi de du-
cientas y setenta leguas Españolas, de lo qual es fácil de
inferir, que no le auia de criar Dios al hombre tantas leguas
del Paraysso, donde le auia dé poner luego, (cómo lé pusso)
si no que le crió muy cerca del Paraysso, y assi mesmo viuio
cerca del luego que fue hechado fuera
La duda que tiene la doctrina que se ha dicho.—La doctri-
na de Enrrico Martin tiene mili errores.—Que luz fue la que
crio Dios el primer dia tiene gran difficultad.—Los cielos se-
g&n mgon naturalno semouiefon'hasta tener estrellas.—Todo .
este mundo crio Dios por solo tTHffntbre.—De modo que si
miramos el tiempo en que Dios crio eí Mundo puesto en
disputa si fue en Otoño si en Verano; Si en los años que
passaron desde la creación del Mundo al Diluuio son in-
ciertos, y solo alcanzadospor conjeturas? Si al lugar donde
fue criado Adán también dudo'sso, y en que todos han ha-
blado por conjeturas, por que si la creación del Mundo fue
en Otoño, muy differente será el ascendente que se hallaua
en la Ciudad de Damasco, ó campo Damasceno, que el
que se hallará siendo criado el Mundo, en la Primauera,
y si no se sabe de cierto donde fue criado Adán: si en el
campo Damasceno ó cerca del Paraysso terrenal en la Re*
gion de Hedem como está dicho, incierta es y sin funda-
mento toda la doctrina de Enrrico Martin, y vítimamente
digo que si por las obras de los seys dias, én que crio Dios
toda la machina celestial, y terrestre se vaya discurriendo,
hallaremos que el primer dia crio Dios la luz (y que luz
fuesse esta si era la mesma de'el Sol, ó otra especial no tie-
ne poca duda). El segundo dia el Cielo. Y en el tercero la
tierra y el agua, por lo qual se entienden los Elementos. Y
250
el quarto dia crio el Sol, Luna y demás Estrellas, pues ago-
ra pregunto quien podrá dezir si los Cielos hasta que tuuie-
ron en si cada vno las Estrellas, que les conuenian, se mo-
uieron, por que no dezimos hablando en rigor Astrológico
el Cielo de el Sol da vna buelta al Mundo en vn año, si no
el Sol con su mouimiento natural da vna buelta al Mundo
en el quarto Cielo, ni dezimos el Cielo del Sol de la Luna,
ó de los demás Planetas influyen, si no el Sol ó Luna, ni
vale dezir que se toma la parte por el todo, que distinta
parte es y mas resplandeciente el Planeta que el Cielo don-
de está, demás que el modo con que confiessan los Astrólo-
gos los effectos nacidos de la virtud Celeste en estos infe-
riores no dizen. que se causa de solo el mouimiento suyo, si
no también del influxo y luz, luego bien se collige, que has-
ta que fueron criados él Sol, Luna, y Estrellas,, ni tuuieron
mouimiento, ni hizieron inflüxos en estos inferiores, luego si
hasta el quarto dia no fueron criados, no pudieron ni hizie»
ron ni influxo ni mouimiento, ni menos se pudo saber, que
signo ascendiesse en el campo Damasceno; por que dezir
que quando Dios crio el Mundo ascendía Cancro en el cam-
po Damasceno es hablar analógicamente, por que se le pue-
de preguntar'á Enrrico Martin esse" quando sobre que dia
appela si sobre el primero era impossible, porque en el no
crio Dios si no la luz, si sobre el segundo menos, porque
aunque crio los Cielos no tenían Estrellas, si en el tercero
quando crio los Elementos tampoco, pues si quiere sobre el
quarto en que crio el Sol, Luna, y Estrellas, se ha de enten-
der menos, por que siendo cierto que lo crio todo por el
hombre, y en orden á el, cierto es que ni se mouerian ni in-
fluyrian hasta ser criado el -hombre si no, diga alguno de
donde con certera. se pueda collegir que se empejasse á
mouer la maquina celeste si en el primer dia segundo ter-
25r
cero, ó quarto, ó sexto, no pienso que abrá quien se atreua
á dezirlo, luego bien se collige ser incierta y dudossa y falsa
la doctrina del-citado Autor, assi del signo que ascendía en
el campo Damasceno como en México, y cierto es en Phi-
losophia, que de lo verdadero siempre se collige verdadero,
y de lo falsso falsso, haziendo el argumento de vniuersal á
vniuersal, y en Astrologia certissimo, que ignorando el tiem-
po precisso dia y hora, y año, todo lo que se hiziere va erra-
do, y mas si le preguntassen al sobredicho autor á que hora
del dia se empejb á mouer el Cielo, si por la mañana, si á
medio dia, tarde, ó de noche, no creo que lo dirá ni se atre-
uera, y esta mesma difficultad corre en las demás Ciudades
del Mundo quanto al saber el Signo que ascendiesse al tiem-
po de la creación del mundo en sus meridianos.
Tres errores que tiene lo que escriuio Enrrico Martin.—De
modo que de lo dicho se hecha de ver la verdad que tenga
la doctrina de Enrrico Martin, en la qual yerra de tres ma-
neras, La primera en que supone por cierto que el Mundo
fue criado en el Verano, siendo mas prouable auer sido cria-
do en Otoño (como demás de los Autores que citamos en
su lugar, lo aprueua Origano*) y estando como está en du-
da como testifica este Autor, y Iullio Firmico, HermesTris-
megistro y Valente Antioqueno en el principio de sus intro-
ducciones Astronómicas (que no solo confiessan ignorarse
este punto, mas que es impossible que el. humano juyzio lo
alcance, si no que todo es imaginado quanto acerca desto
se trata) bien se collige este yerro del citado Autor.
Segundo error de Enrrico Martin.—El segundo yerro (pa*
ra que se heche de ver, que aunque dieramos todas las du-
das passadas por ciertas, conformándonos con su mesma
* Tom* I, introd* Aitrono. lib» 8, c. I, lib. I, cap. I.
252
Doctrina) nace de la mesma quenta que el haze, la qual es
incierta, por que el dicho Autor, pone en Damasco en el
medio Cielo el primer punto de Aries, y Esculapio y Danu-
bio y otros infinitos, ponen en la decima cassa quince gra-
dos de Aries, y assi procediendo con la mesma doctrina su-
ya, poniendo en la decima cassa el quinceno grado de Aries,
y restando de la longitud de Damasco, de sesenta y nueue
grados, la ascenssion recta del dicho grado.que son cassi
catorze grados restan cinquenta y cinco, los quales quitados
de ducientos y sesenta y ocho grados de longitud que pone
de México restan duzientos y treze grados ascenssion rec-
ta de la Cúspide de la decima cassa en México al tiempo de
la creación del Mundo, á la qual corresponden en la Ecclip-
tica cinco grados de Escorpión que cayeron en la dicha cas-
sa, añadiendo pues á esta ascenssion recta nouenta grados
hazen trescientos y tres grados: á los quales corresponden
en la altura de México veinte y quatro grados de Capricor
nio que cayo en el ascendente al tiempo de la creación' del
Mundo en esta Ciudad, y differencia de lo que el dicho Au-
tor dize en catorze grados.
Tercer error de Enrrico y notable.—La verdadera longitud de
México son 283 grados y medio.—En la decima cassa estuuie-
ron 21 grados de Escorpión quando Dios crio el Mundo.—En
la primera cassa estuuieron nueue grados de Áquario.—Diffe-
rente ascendente de Enrrico.—-El tercer yerro y muy notable,
que es el de mas consideración, és el grande engañó que el
dicho Autor tiene en mucha cantidad de grados en la lon-
gitud de México, poniendo la menor de la que se ha obser-
uado diuersas vezes, en particular en las qué yo he podido
obseruar este año de mili y seyscientos y diez y seys en el
Ecclipse lunar que succedió á tres de Marjo, y en el segun-
do que succedió á veinte y seys de Agosto deste mesmo año,
253
y en esto yerra de dos maneras, La primera que la verdade-
ra longitud de México como se ha obseruado son ducientos
y ochenta y tres grados y medio, y poniendo en Damasco
en la decima Cassa como el dicho Autor dize el primer pun-
to de Aries, y restando de la dicha longitud sesenta y nue-
ue grados, que es la longitud de Damasco, quedan ducien-
tos y catorze grados y medio, ascenssion recta de la décima
cassa en México, á la qual corresponden de Eccliptica siete
grados dé Escorpión, y según su doctrina caen en el ascen-
dente en México veinte y cinco grados de Capricornio. La
segunda manera es, que si ponemos en Damasco én la de-
cima cassa quinze grados de Aries, que es lo que siguen, no
solo Danubio, y Esculapio, si no otros infinitos, y restando
de la ascenssion recta del dicho grado de la longitud de
Damasco como se ha dicho restan cinquenta y cinco gra-
dos, que quitados de ducientos ochenta y tres grados y me-
dio verdadera longitud de México, restan ducientos veinte
y ocho grados y medio, á quien corresponden en la Ecclip-
tica veinte y vn grados de Escorpión, que cayeron en México
en la decima cassa al tiempo de la creación, y añadiendo á
esta ascenssion recta nouenta grados, suman trescientos y
diez y ocho grados y medio ascenssion obliqua de México
de la primera cassa á quien corresponden de Eccliptica nue-
ue grados de Aquario, que caen en el ascendente de Mexíco
al tiempo de la creación, en que se verá el manifiesto error
de Enrrique Martin, en Vn yerro de veinte y nueue grados,
en que no solo se differencia en el grado de el ascendente
si rio en el signo, que es vn inmenso error.
Venus no fue señora de la decima cassa en México sino Marte
en el tiempo que crio Dios el mundo.—Asculapioy Anublo Ne-
cepso,y Petosiris ponen el Sol en quinze grados de León, y
Enrrico le pone en cassa de Venus.—El yerro tan grande, que
Sitio, &c.—22
f*
254
es dezir que aya de estar vn Planeta en la decima cassa para
que domine en vna Provincia.—Y por que concluya con esta
doctrina en que ha sido fuerja el ser largo; No menores
yerros contiene, la doctrina que trae acerca del Planeta
Dominador de esta nueua España, en el tratado tercero ca-
pitulo 3, donde dize, que por quanto en el tiempo de la
creación del Mundo se halló Venus en el Meridiano de
México, presuponiendo que cayó en la decima cassa el sig-
no de Libra como el pone, lo qual es falsso por lo que que-
da prouado, señalando el yerro infinito, que en la Longitud
differencio el mesmo Autor, de donde se sigue que no es-
tando Libra en la decima cassa si no Escorpión no cayo en
el ascendente Capricornio sino Aquario, y aunque testifica
esto por dezir que por quanto Tauro cassa de Venus passa
por el vértice de esta nueua España, y que es con partici-
pación de el Sol, porque dize que al tiempo de la creación
del Mundo se halló en cassa de Venus, todo esto no tiene
fundamento, lo vno porque los mismos autores que el trae
para su prueua y defensa, que son Esculapio y Anubio co-
mo se podra ver en el libro I, capitulo 2 y 3, ponen al Sol
en quinze grados de León, y Necepso y Petosiris Reyes de
¿Egypto en el capitulo I, de su astronomia ponen el Sol en
los mismos quinze grados de León, y Valente Antioqueno
en el Tratado de Genitura mundi, capitulo 5 y 6 le pone
en el grado de su exaltación en diez y nueue de Aries, aun-
que no falta quien le aya puesto en Libra, cassi todos con-
forman con la doctrina primera. Y aunque el mesmo autor
confirma esto diciendo, que por quanto León es cassa del
Sol y passa por el vértice de México, que es participante con
Venus de el dominio de esta tierra, no tiene fundamento, an-
tes de esto se siguieron infinitos inconuinientes, el primero
que si fuera necessario para tener vn Planeta dominio en vna
255
tierra, que estuuiera en la decima cassa, no huuiera mas que
siete Meridianos, que estuuieran sujetos á los siete Planetas,
demás que Venus no cayo en México en la decima cassa en
el tiempo de la creación como sea dicho, y dado que cayes-
se en el mesmo meridiano, no se siguió de esso ser señora
de México porque de quantas ciudades caen en este mesmo
Meridiano según esto habia de ser Venus señora de todas,
lo qual la experiencia y philosophia lo niegan.
Si el dominio de los Planetas se tomasse por los signos ver-
ticales de vna Región, fuera de los Trópicos no ay Planeta do-
minador.—Lo segundo, si Venus es Señora de México por
quanto Tauro cassa suya passa por el vértice Mexicano,
también lo era de todos los Reynos y Ciudades por donde
passa este signo que serán todos los que estuuieren aparta-
dos de la Equinoccial diez y nueue grados y treze minu-
tus hazia el Septentrión, y si esto fuera assi solamente las
Ciudades que caen debaxo de la Tórrida Zona estarían su-
jetas á los signos, porque las que caen fuera de los Trópi-
cos no passa por ellas ningún signo ni les es vertical.
Muchas Ciudades están sujetas á signos que no les son ver-
ticales.—Lo tercero, el Sol no puede ser participador con Ve-
nus supuesto que no se hallo en cassa de Venus sino en su
propria cassa en cuyo signo Venus esta peregrina y débil, y
menos lo sera porque León sea signo vertical de México,
pues vemos que ay infinitas ciudades que están sujetas al
signo de León y Tauro, las quales están apartadas infinita-
mente de su constellaclon y asterismo, y la mesma rajón
que ay para México ay para todos los lugares del Mundo.
Auiendo errado en la longitud y demás obseruaciones no se
puede seguir la doctrina de Enrrico.—Lo vltimo que á cerca
de la parte superior del Cielo se puede aduertir, es de los
accidentes grandes como caydas de Ymperios y Monarchias»
256
pestes, Guerras, y hambres, las quales se consideran confor-
me á grandes conjunciones, ecclipses y otras cossas que las
preceden como Cometas &c. De las quales y de las que ha
hauido en este Reyno y han precedido años atrás, y hauer
sucedido después de ellas particulares accidentes ha juzga-
do el mesmo Enrrico Martin en el capitulo primero del tra-
tado tercero folio. 159, ser verdadera la doctrina que en es-
te mesmo capitulo cito del dominio de los signos y planetas
en esta ciudad, y assi pone por causa especial'de la perdida
deste Reyno y señal suya la conjunción que huuo de Satur-
no y Marte en el signo de Capricornio el año de mili y qui-
nientos y diez y -nueue, y la enfermedad que Dios embio en
los naturales, que vulgarmente llaman Cocoliste (que hasta
agora no le han puesto otro nombre) dize el mesmo autor
que se causo de otra conjunción de Saturno y Marte, en
veinte y tres grados de Sagitario, y otras obseruationes que
refiere en el capitulo proprio, lo qual no encierra en si me-
nores dificultades que la doctrina referida del Dominio de
Planetas, y hauiendo dado por incierto todo lo que queda
referido del signo que estaua en la decima cassa y el as-
cendente en esta Ciudad de México, y señalado difíerentes
signos, y por el consiguiente distinto Dominio de Planetas
y euidentemente reprouado no ser Señor vn Planeta de vna
Región, por que sea vertical della algún signo en que domi-
ne este Planeta, si no tener otras rajones distintas. Toda la
doctrina acerca desto puesta por el dicho Autor queda re*
futada, demás de auerse visto con euidencia el mal compu-
to suyo en esta Ciudad, assi de Ecclipses como de otras
conjunciones y aspectos, y se manifestó en el Ecclipse de
Sol que vuo en esta Ciudad el año de mili y seyscientos y
onze en diez de lunio, cuyo principio pusso el dicho Enrri-
co Martin á las onze y media del dia, siendo cierto que em-
257
pejó mas de hora y media mas tarde, como fue publico en
esta Ciudad, el qual no pude obseruar yo por no estar aqui;
mas en los dos de Luna que este presente año de seyscien-
tos y diez y seys pude obseruar, y en los demás aspectos del
Sol y Luna, le halló vario y differente, vnas vezes de dos ho-
ras y mas y tal vez dé doze horas y diez y seys, y por que no
detengamos mas esto ni lo dilatemos.
Los accidentes del Mundo se consideran de dos maneras.—
Inicio de Gaspar Laeih medico del año de 13ip, en que se fun-
do y su error.—El Cardenal Aliacense np aprouo los juicios
de Albumasar y Abenragel.—Se notara que el juzgar de los
accidentes del Mundo por las conjunciones grandes y Ecclip-
ses, es de dos maneras, de la vna se pueden considerar en
orden á juzgar por ellos de la cayda y perdimiento de vn
Reyno, como la destas Prouincias (que con mas razón se pue-
den llamar restauración y ganancia) y que huuo en España
en tiempo del Rey Don Rodrigo, la qual atribuyeron á otra
conjunción grande de Saturno y Iupiter, en lo qual se no.
tara lo que Alberto Phigio refiere en su libro de la defésion
de la Astrologia (contra los vulgares que son pronósticos) de
aquel juycio que hizo Gaspar Laeth,' medico natural de Am-
beres del año de mili y quinientos y diez y nueue, fundán-
dole en doctrina de Albumasar, y Ali-Abenragel en el libro
primero de sus grandes conjunciones, tomando el principio
desde vna conjunción grande que precedió ducientos seten-
ta y nueue años antes del Diluuio hasta el dicho año de su
Pronostico, haziendo el computó de los orbes grandes dando
á cada_ orbe trescientos y quarenta años contando quatro or-
bes desde esta grande conjunción hasta el año de su Pronos-
tico dize (que por ser señor del año en que sucedió esta con-
junción grande Saturno y de los signos Cancro) que se causo
el Diluuio general por ella, y confirma su parecer con dezir
258
que el Cardenal Aliacense aprouo los libros de Albumasar
y Aben-Ragel y por el consiguiente el suyo, á lo qual res-
ponde, el mesmo Cardenal, que el ni firmó ni aprouó los
juicios de estos, sino que falsamente* se le atribuyen, porque
quien puede alean jar lo que se haze fuera del orden com-
mun de la naturaleja O en castigo de pecados b en testi-
monio y confirmación de alguna verdad sobrenatural como
el Diluuio, y todo dize que lo dexa á Dios que no le atan
ni le jiñen las leyes de los cielos.
Las obras heroicas de Dios no se pueden alcangar por As-
trologia.—De lo qual, y de ser conforme á fee Católica se
dexara inferir que caydas de Imperios, y Monarquías, pes-
tilencias, enfermedades, y carestías, siempre las embia Dios
en castigo de pecados, y ni los Cielos con sus aspectos y
mouimientos lo pueden demostrar ni los mortales alcanjar-
lo, y asi nuestra madre Yglesia Catholica alumbrada por el
Espíritu Sancto con particulares Oraciones y Sacrificios, me-
dios con que se aplaca la Diuina Magestad, nos lo enseña,
y assi en tiempos de Peste se reza aquella Oración que
empieza, Deus Misericordiae, y otras muchas que ay para
en tiempos de guerras, hambres y necessidades, y aunque
estos aspectos y señales que se suelen ver dan indicio de al-
gunas cossas particulares como quieren los judiciarios y lee-
mos en muchas partes de la sagrada Escritura auer prece-
dido algunas vezes á caydas de Reynos, más no por esto se
infiere que de ellas se pueda conocer ni alcanjar si no por
algunas conjeturas sin fundamento. Verse tienen señales en
el Sol y la Luna antes que venga el juizio final; pero estas
señales ni serán grandes conjunciones, que estas se causan
por el mouimiento natural de los Cielos, ni Ecclipses de
Sol y Luna, que estos suceden en puntos especiales del,
causados de su mesmo mouimiento, ni Cometas que son
259
exalaciones que se leuantan de la tierra, y Meteoros que
tienen rajón natural, pero las que han de mostrar las obras
heroycas de Dios como el Diluuio y la perdida de España,
y conquista destos Reynos, y otras muchas que de anti-
quissimas Historias se pueden ver, no se puede collegir
destas conjunciones, ni las que han de suceder semejantes
á estas, como tan poco se pudo alcanjar con Reglas As-
tronómicas el Ecclipse que vuo en la Sagrada Passion de
Nuestro Redemptor, ni como se detuuiesse el Sol á Iosue,
ni las que vendrán antes del juicio, ni son adequadas á
nuestro entendimiento, ni las reglas Astrológicas las ense-
ñan, ni bien la Doctrina de los Sanctos nos las dizen para
nuestra mejor disposición y vida para estar cuydadossos de
lo que ha de ser cierto é infalible.
Que se puede alcanzar de las grandes conjunciones, '&£—
La disposición de los tiempos y sus qualidades se pueden alcan-
zar, mas todo conjeturable.-'--Simen con todo esso el conoci-
miento y cuydado destas grandes conjunciones y Ecclipses
para con el considerar las alteraciones^áe el ayre, y de los
tiempos en quanto á si abrá aguas ó sequedades, y de aqui
la rajón natural infiere, que tales an de ser los tiempos,por
que si son muy secos ó húmedos, no pueden los fructos ser
sazonados ni abundantes, y de aqui resultan las enfermeda-
des y el prudente Medico pronostica las que ha de auer en
los tiempos del año, y para esto son necessarias largas ex-
periencias y verissimas obsemaciones (que como conjetura-
ble, no tiene determinada verdad) considerando Solisticios
y Equinoccios, en los quales^se^ mudan los tiempos de vnos
á otros, y assi obseruando el ingresso^del Sol en qualquiera
de estos puntos, b el Plenilunio, b conjunción que les pre-
cede como quiere Tholomeo, se podrá conjeturar que tal
aya de ser el tiempo siguiente, y assi lo enseña nuestro Hjp-
2ÓO
pocrates en el Libro de .¿Ere, &c. Y es doctrina de Tholo-
meo, y de nuestro Galeno, y por que las palabras de Tholo-
meo las puedan leer: todas las pondré en Latin y Romance,
por ser excellentes y notables.*
In circulo nemopoteritprincipium simpliciter excogitare,
insignifero vero vtique ea iure constituenda sunt, quae Mqui-
noctijs & Solisticios de signantur: quae vide licet quatuor
sunt, dúo scüicet aequinoctia, & dúo. Sotisticia. Verum hic
locus esitacionis est an videlicet horum quatuor sit aliquod
praeponendum, d inferius singulorum praerogatiuam per
quam singula merentur. Quod autem mihi conuenientius,
d naturae conmnum magis videtur boc est:vt in observatio-
ne rerum anni, quatuor illis vtamur principijs, observantes
videlicet, quae ante illa próxima fiant Ínter Lunia, aut Pie-
nilunia, praesertim de liquia, itá vt ex principio, quod su-
mitur ab ariete ver quále sitfuturum preuideamús.
Solisticios y AEquinoctios se an de obseruar para saber las
qualidades de los tiempos.—Y bueltas én nuestro vulgar di-
zen assi, en el Circ'^o, nadie podrá señalar qual sea el prin-
cipio, aunque en los signos es fácil, por que conforme á ra-
jón se an de constituyr aquellos puntos, que se señalan en
los Equinoccios y Solisticios, los quales son quatro, dos
Equinoccios, y dos Solisticios; mas en este lugar tiene gran
duda y difficultad si se ha de hazer mas casso de vnos que
de otros, y mas abajo dize. Y cada vno tiene su prerogatiua
que merece muy justamente, mas lo que á mi me parece mas
conueniente y conforme á naturaleza, que en las obseruacio-
nes de las cossas de el año consideremos estos quatro prin-
cipios, aduirtiendo no>©to los llenos, y conjunciones que se
hazen antes destoa tiempos, sino también los Ecclipses de
*J£lK>íoin. lib. 3, Apeteamaton.
2ÓX
tal suerte, que del principio del Ingresso del Sol en Ariete
podamos juzgar que tal á de ser el Verano. Hasta aqui Tho-
lomeo. Cuyas palabras son semejantes á las de nuestro Hip-
pocrates.
Que se puede saber de cierto de México\ quanto á la parte su-
perior.—Y assi digo suppuesta la doctrina passada, que Mé-
xico quanto á la parte supperior, es cierto debaxo de que
clima esté, qual altura y longitud tenga, qual su mayor b
menor dia, quales Solisticios y Equinoccios con los quales
se diuide el año en nuestros tiempos, mas con diuersos Me-
theoros, que en España, cuya rajón se verá en el siguiente
capitulo, y que Signos tenga verticales, también es cierto y
queda dicho.
Es impossible saber el signo que ascendía en México ni él
Planeta que domine por las razones dichas.—Mas en quan-
to á señalar signo que ascendiese, ni que estuuiesse en el
Meridiano de México, al tiempo de la creación del Mundo,
ni que Planeta estuuiesse en dignidad accidental ó essencial
suya, por cuya prerrogatiua influya en esta Ciudad, y tenga
particular Dominio, no solo no es cierto ni se sabe, mas
es impossible de saber, porque ni los tiempos son ciertos no
solo quanto á la hora ni dia que son necessarios, mas ni aun
para muchos años, ni las tablas que hasta oy ay hechas,
no dirán la-verdad de aquellos tiempos, ni las ha auido de
tanta antigüedad/
En quanto á la parte inferior desta Ciudad, su Sitio, y
fundación, naturalezas de los hombres, differencias de tiem-
pos, alimentos, aguas, vientos, y enfermedades, aunque no
tiene poca difficultad, se dirá lo que con euidente philoso-
phia, y certissima medizina se puede alcanzar, ajustandonos
á la doctrina de Galeno y Hippocrates, y vsando de los mis-
mos instrumentos, con que ellos alcanjaron el conocimiento
2Ó2
de tan diuersas Prouincias, como hauitaron, remitiéndolo al
siguiente Capitulo, para aliuiar el largo discurso deste.
QUE SITIO TENGA ESTA CIUDAD
DE MÉXICO, SU NATURALEZA T CONOCIMIENTO QUANTO ALA PARTÍ
INFERIÓ*.
CAPITVLO DIEZ Y SIETE.
Región templada que sea.-—Las differencias de los lugares
hazeh differentes complexiones y inclinaciones.—Galeno tu-
uo por habitable la Torridazona, lib. Quod anime mores, do.
—Las differencias que cause en las naturalezas y complexio-
nes, la de los lugares y sitios de las Ciudades, ó Regiones
nos ha enseñado en muchas partes Hippocrates, Galeno y
Platón, y ser cierto, que se toma lo malo ó bueno dellos, no
solo quanto á las complexiones, si no también quanto á las
costumbres, no escriuio cossa Galeno en el libro que las
costumbres de el alma siguen la templanja del cuerpo, que
263
no esté enseñando esta Doctrina, y en el Libro de ^Ere, &c.
dize. Que los que habitan las Regiones Septentrionales, son
de costumbres barbaras y agrestes, y los que nacen y habi-
tan én tierras templadas son de costumbres, acciones b in-
clinaciones templadas, aquella llama Región templada Ga-
leno, que ni es quemada de el calor ni opprimida de el ye-
lo, ni le faltan aguas, por cuyo deffecto sea seca y árida, ni
por. su demassia destemplada, y la mesma doctrina enseña
de los sitios particulares de las Regiones ó Ciudades, y assi
de los que habitan Regiones y lugares ásperos y altos, y tie-
nen los tiempos muy difíerentes de calor á frió, dize que sus
formas y naturalezas son robustas, son altos de cuerpo, in-
geniosos, y suffridores de trabajos, y feroces de su condición.
Y los que habitan en lugares ó Ciudades puestas en prados
y entre Montes, y que por la mayor parte gozan de vientos
calientes, y las aguas que beuen lo son; estos por la mayor
parte son gruessos, carnosos, no muy altos, el color del pelo
negro, y de su color mas tirante á pardisco que á blanco, y
mas coléricos que flemáticos, en la tolerancia del trabajo
son de poco esfuerjo, y siguen en todo la crianja y educación
de sus passados. Los que habitan en lugares altos y llanos,
y tienen abundancia de vientos y de aguas saludables -^ma-
nantiales, estos dize Galeno, que son grandes de cuerpo,
muy semejantes entre si, y de su naturaleza mansos y afe-
minados. Y los que habitan en tierras llanas sin aguas ni
arboles, y no gojan de buena templanja de tiempos, son ro-
bustos de cuerpo, bermejos, atreuidos, contumaces, y ami-
gos de su parecer. Y por la mayor parte se halla por cierto,
que conforme á la naturaleza de la Región son las formas,
inclinaciones, condiciones y costumbres de los que nacen en
ellas, y demás de que vnas diffieren de otras, en el calor,
frialdad, humedad, ó sequedad, también se differencian las
264
de vnas mismas qualidades, y assi es conocidissimala diffe-
rencia de vnas Regiones á otras, por que como dize Galeno,
quien no conoce que los hombres que nacen en las partes
Septentrionales, no sean cassi totalmente difíerentes en
cuerpos y costumbres, naturalezas y qualidades, á los que
habitan en la Torridazona, y que aquellos que nacen y ha-
bitan en Regiones templadas en cuerpos costumbres, felici-
dad de ingenio y prudencia no sé adelantan á todos, y assi
no ay que poner duda que las condiciones b inclinaciones
buenas, ó malas, las toman de los lugares donde nacen.*
Supuesta esta doctrina, y auiendo de seguir la de tan gra-
ues Autores, es necessario saber el Sitio que tenga esta Ciu-
dad dé México, quales las naturalezas, costumbres ó incli-
naciones de los que la habitan, que conocido esto fácil sera
saber á que enfermedades estén sujetos los tales cuerpos.
Conocido el sitio de vna Ciudad, que cossas se conocen
luego.—De el conocimiento del Sitio de vna Ciudad ó Re-
gión, como natural sequela se sigue luego el conocimiento
de los vientos y de las aguas, las mudanjas de los tiempos,
las differencias dé comida y bebidas, y los mantenimientos
de ella, larga y prolija cossa seria hazer relación de todos los
lugares de la Nueua España, de tantas y tan difíerentes na-
ciones de los naturales que en ella ay, impossible cossa fue-
ra de cada cossa destas tratar indiuidualmente, bastante es
dézir de esta Ciudad de México lo que en commun tiene
succintamente las complexiones de los naturales, con mas
extensión las de los Castellanos que la habitan, que son los
cuerpos que enfermos llegan á- manos de los Médicos, por
que esotros pocos ó ningunos se sujetan á nuestra Medizi-
na, 7 caso que lleguen fácil cossa sera, sabida la naturaleza
• Plat. 5, delegit. 4
265
%
de la Región y complexiones suyas, conociendo la enferme-
dad, curarla conforme á la doctrina de Galeno y Hippocra-
tes, pues tiene verdad en Lybia, en Scithia, y en Délos.
México Región templada.—México pues vna de las insig-
nes Ciudades del Mundo en quien concurren infinitas qua-
lidades merecedoras de mejor "Clio, y Pluma que la mia,
(aunque digna de ser faborecida por hazer lo que sus hijos
no han hecho) haziendo recordación de lo que en el Capi-
tulo passado se dixo, donde le constituymos en fin de el
primer Clima y principio de el segundo entre el Trópico de
Cancro, y el «Equador, por lo qual los dias son poco difíe-
rentes de vnos tiempos á ©tros, y poca la differencia del dia
artificial, á la noche, y assi se puede constituyr y contar por
Región y Ciudad templada, en la qual ni el calor es grande
ni el frió, assi la definió Galeno* y dib y señaló la particular
causa desta templanja, en el Libro de Historia Philosophica,
llamando tierras templadas á aquellas en que no es notable
el excesso del dia á la noche artificial, que reductiuamente
se viene á causar por la menor separación que el Sol tiene
de los que habitan entre los dos Trópicos.
Sitio y fundación de México,—Calgadas de México que
tantas sean.—Don luán de la Serna Arzgobispo de México
edificb la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.—Quanto
á su sitio está fundada en medio de vna Laguna grande, y
de agua salobre en Sitio llano cercado por todas partes de
aguas de otras muchas Lagunas, que como en inferior lu-
gar vienen todas á correr á esta de México, en cuyo Ínfimo
está la Ciudad, cercada de altissimos Montes, que la coro-
nan assi del Norte y Sur, como del Oriente y Occidente,
* Lib. de quod animi mores, &c. c. 8. Regis bene temperata est
quae nec á calore exuritur, nec squalorib'penuriaq; aquarum pera-
rescit, nec á frigoro conficitur & lib. de Hist. Philo. C. 75.
Sitio, &c.—23
266
(aunque algo mas cercana á la parte Occidental, y assi goja"
de menos vientos Occidentales) á la qual se entra por mu-
chas y difíerentes caljadas, que están hechas para el comer-
cio de la Ciudad, la vna y de las mas principales que llaman
de San Antón, á la parte del Sur, á cuyo lado algo apartada
está otra que va á la Piedad, Monasterio de Religiosos de
Sancto Domingo; á la parte de el Occidente está otra, que
va á Chapultepec, recreación de los Señores Virreyes, y otras
que van á los Remedios, Tacuba, y Escapuzalco; y otra prin-
cipal al Norte que llaman de Guadalupe, por estar á un lado
de esta caljada en las faldas de vnos altos Montes la Iglesia
y deuotissima Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, cu-
ya fabrica se ha engrandecido con la singular deuocion y in-
finito cuydado del Illustrissimo Señor Don luán de la Serna
Arjobispo de esta Ciudad, en-que ha mostrado su liberal
animo, y brio, que acompañado con el sancto celo harán fe-
licissima su memoria, y engrandezeran su affecto y deuocion
á las cossas del Culto Diuino.
Azequias de México, y calles por donde corren.—Atrauiessan
tres Azequias principales la Ciudad, vna que viene de la parte
de el Oriente, y corre por vn lado de el Palacio Real y Audien-
cia de esta Ciudad, y por delante de las casas del Ayuntamien-
to, y atrauiessa toda la Ciudad por vna calle que toma el nom-
bre de la misma azequia, y se junta con otra que atrauiessa
por delante del Monasterio de San Francisco hazia Sancta
Maria la Redonda, y se continúan con las azequias del barrio
de Sancta Ana, y detras del Conuento <}e Sancto Domingo,
y van hazia la parte mas Oriental de la Laguna. Corre otra
Azequia por el Barrio de Monserráte, y buelue por detras
del Conuento de Regina Coeli hazia las carnizerias. Y por
el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción, Nobilissi-
ma fabrica y fundación del inuencible Cappitan Conquista-
267
dor de esta Nueua España Don Fernando Cortes, primer
Marques del Valle, de gloriossa memoria, sin otras muchas
particularidades que. por no ser de importancia al fin que
pretendo no las quento, por las quales es infinito el trato y
comercio que tienen assi Indios como Españoles, en canoas,
que son barcos hechos de vn solo palo, en los quales con
gran seguridad y ligereja atrauiessan por difíerentes partes
la Laguna alos muchos lugares, que tratan sus mercadurías,
y comunican en esta Ciudad.
Calles y edificios de México son insignes.—Lo restante de
ella adornada de insignes edificios é Iglesias es de tierra fir-
me, cuyas calles por ser hermossisimamente trajadas y de-
rechas, parecen muy bien auiendo llegado á su vltima per-
fección, de estar empedradas y aderejadas, en que no poco
ha trabajado el vigilantissimo cuydado del Excellentissimo
Señor Marques de Guadalcajar que oy gouierna, porque de
antes las mas b todas estauan desempedradas, y siendo la
naturaleja de la tierra salitral y pantanosa, y las aguas del
Verano muchas y continuas, en lo mejor de la Ciudad se
hundian los coches hasta los exes, y los cauallos hasta las
cinchas, de cuyos inconuenientes está agora segura, firme y
limpia con el cuydado que en ello ha puesto su Excellencia,
pues en breue tiempo ha hecho lo- que parecía impossible
en mucho.
En las mas calles y por todas las Plajas, y en todos los
Monasterios, Collegios y Hospitales, y en cassi la mayor
parte de las cassas, ay fuentes de las aguas de Chapultepec,
Sancta Fee, y Escapuzalco, cuyas naturalezas y proprieda-
des se dixeron en sus proprios Capítulos.
En los arrabales de esta Ciudad ay infinitos Barrios y ca-
lles de Indios que viuen en su antigua forma sin auer dexa-
do la crianja y vssos de sus antiguos y passados, en Casas
268
de adobes con sus azequias, y cercadas de cañas, cuya for-
ma traja y naturaleza parece que vio el sapientissimo Hip-
pocrates* en el Libro tantas vezes citado, que por ser ver-
dadero retrato de los Indios de esta Ciudad, es rajón po-
nerlo para que se vea el cuydado con que escriuia para en-
señar perfectamente todo lo que puede ocurrir en lo que
son sitios y naturalezas de los lugares, y xomplexiones de
los que las habitan, cuyas palabras pondré en Latin y en
Romance para que todos gozen de ellas.**
De his autem qui Phasim accolunt adijeiam. Regio corum
palustris est, calida, aquosa d densa, imbresq; in eam deci-
dunnt ómnibus temporibus d magni, d impetuosi, hominea
vero ipsi vitam agunt in paludibus domosq; ligneas d exa-
rundinibus in ipsis aquis bebent constructas, nec multum
inde prodeunt, vt adeant vel empoeia vel vrbes. Verum na-
uiculis ex vno ligno fahre factis permeant sur sum ac deor
sum, habent enimfossas ac ductua aquorum plurimus, Bi-
bum autem aquas calidas ac slagnantes, quae d a Solé sunt
putrefacte, d al imbrium casu auclae. Ipse queftuuius Pha~
sis omniumfluuiorum stagnatissimus est, d qui lentissimo
cursu profluat; frulus autem qui illie nascuntur omnes in-
salubres sunt, euirati imperfectique, praemultitudine aqua-,
rum, nec vnquam, nature scunt. Atque cum multus aer ab
aquis Regionem oceupet, ob hanc ipsam causam, quod ad
formam ac corporis speciem atlinet, Phasiani sunt a reli-
quis hominibus longe diuersi, sunt enim magnitudine in-
genti ac corpulentia valde excellenti, neq; iunturae corum
vllae neq; venae comparent, pallidumque semper praesefe-
runt colorem quemadmodum qui Regio sunt obnoxij morbo,
* De JEre aquis k loéis.
Hippo. de ¿Ere aquis & lode.
269
loquunlur autem vt siqui alij omnium hominum grauissi-
me, nimirum aere vt entes non sereno, sed obscuro d máxi-
me huméctalo, sunt insupper ad laborem á natura ipsa seg-
nio res annique témpora non var¡ia habent, neq; ad aesium
ñeque, adfriguspermatationes. Yenti autem eis sunt pluri-
mi Austrini omnes, praeter vnum eius Regionis proprium
d indigenam, qui aliquando violentior ac mdestior calidus
exislens spirat, quem Cenchrona patrio vocabulo appellant.
Verum Borreas non valde adeos pertransit, quod si aliquan-
do spirt, debilis tamem existit ae valde lenis.
Gente que conoció Hippocrates muy semejantes a los In-
dios de México. — Prosigue Hippocrates después de auer
tratado de los Macrocephalos, de aquellos que habitan el
Rio Phasio, de el qual an querido algunos dezir que sea
vno de los que nazen en el Paraysso) cuya Región es llena
de Lagunas y pantanos, caliente y húmeda, con mucha con-
tinuydad de aguas del Cielo, viuen los hombres en las La-
gunas en cassas hechas de maderos y cañas, no salen fuera
de ellas si no es en vnos nauichuelos hechos de vn solo le-
ño con los quales van de vnas partes á otras por fosos y
azequias de agua, las aguas que beben son de balssas y La-
gunas calientes, por estar estantías, y assi eUSol fácilmente
las podreze, y en el Hiuierno se aumentan con las lluuias,
y por ser la tierra muy abundante dellas los fructos que na-
cen son verdes, maduranse mal, y son enfermos los habi-
tantes de este Rio, son muy diuersos de todas las demás
naciones, altos de cuerpo robustos y carnosos, y assi ape-
nas se les hechan de ver las venas y junturas, su color ama-
rillo semejante al que tienen los atericiados: el hablar es
ronco, como quien no goza de ayres ni serenos, ni claros, y
con demasiada humedad, son floxos y de poco trabajo, los
tiempos del año no los tienen muy difíerentes en calor ni
270
frío, gozan continuamente vientos Austrinos ó Sures, fuera
de vno que es proprio de su Región, que llaman Cenchro-
na en su lengua,* muy pocas vezes gozan de vientos Nortes,
y si alguna vez corre es débil, muy blando, hasta aquí Hip-
pocrates.
Para no auer visto los Indios de México nuestro Hippo-
crates, no pudiera hallar en nación ninguna tanta semejan ja,
por que tener nauios hechos de vn solo palo, no son si no
las canoas que vssan los Indios, tener las cassas en el agua
y ser de maderos y cañas, es pintar con gran semejanja las
que ellos habitan, traginar sus mercadurías por azequias de
agua, tener muchos vientos Sures, no tener mucha differen-
cia del frió al calor, mucho concuerda con lo que ay en
México; solo tienen notable differencia en que esta Ciudad
no goza tan húmedo y nubilosso el ayre, que no es mucho.
tengan alguna differencia para que de todo punto no fues-
sen semejantes.
Las Ciudades que están fundadas al Occidente, y no gozan
vientos Orientales, son enfermas.—Ordenangas Reales de los
sitios de las Ciudades como se entienden.—México goza de mu-
chos vientos.—Boluiendo á nuestro discurso, no tiniendo es-
ta Ciudad muclia differencia del calor al frió (antes muy po-
ca), con rajón se puede llamar templada como se dixo en el
principio deste capitulo, por que respecto de estas qualida-
des llamamos las Prouincias y Regiones templadas en quan-
to se apartan mas ó menos' de el calor ó frió, y en quanto á
las dos qualidades de humedad y sequedad, aunque auia de
ser húmedo en excesso por el natural sitio, de estar funda-
* Cenchra «3 nombre proprio de rn puerto que está en la booa
de el estrecho de Corintho, ó Achaya que diuide el mar Egeo del Io-
nio, adonde estuuo Corintho, insigne Ciudad del Peloponéso, y por
correr de esta parte este viento se llama Cenchrona.
27*
da en esta Laguna, donde vienen á parar tantas corrientes
de Rios, se corrige esta qualidad con la fuerja, cercania y
virtud del Sol, que consume las nieblas que de ella se po-
dían leuantar, y assi la mayor parte de el año goza el ayre
sereno y puro, sin que en la Laguna ni azequias de ella aya
mal olor, que no es poca euidencia de la pureza suya y be-
nignas influencias de el Cielo, y se ha experimentado en la
gran sequedad de este año de mili y seyscientos y diez y
seys. Y tuuo muy poca rajón Enrrique Martin en el tratado
tercero de su Libro, en los capítulos doze treze y catorze,
dando esta, ciudad por muy enferma y llena de nieblas, por
estar fundada en la parte mas Occidental de la Laguna, pa-
reciendole contrario á las ordenanzas reales, siendo mas
cierto y mejor auer leydo" á Hippocrates,* para que distin-
guiera quales sitios al Occidente de las Ciudades son enfer-
mos, y de los que se han de entender en las Ordenanjas'
Reales, pues son los que dize Hippocrates, que estando
al Occidente están guardadas de los vientos Orientales, y
en la qual los Nortes no entran á purificar y limpiar el tal
lugar, todo lo qual le falta á esta nuestra Ciudad para lla-
marse enferma, pues goza de vientos Orientales, cassi la vna
quarta de el año, y es refrescada de los Nortes, y humedeci-
da de los Sures, de modo que tiene muchos vientos, y muy
generales como se dixo en el capitulo de los vientos que
corren en esta Ciudad, y en que tiempos del año, y assi las
qualidades tangibles se conocen como objetos deste senti-
do, esto es lo que de parte de la calidad y templanja de la
tierra y Región de esta Ciudad se puede alcanjar conforme
á Philosophia y Medizina racional, como se yrá viendo con
* Hippo. lib. de Mre. &c. quae vero ad ocúassus sitae sunt, &
ipsae á ventis ab Oriente spirantibus proteotae sunt eas necesse est
ssitu morbosissimo.
272
demostración hasta el fin deste discurso, y de aqui con fa-
cilidad se reprehenderá á Enrrico Martin,* acerca de lo que
escribe de la naturaleza y complexiones de los Indios de
México, constituyéndolos por flemáticos, sanguíneos y que
en ellos predomina la flema.
Edad que es.—No abrá quien siendo leydo en la Philoso-
phia y Medizina de nuestros Doctissimos Hippocrates y
Galeno, que no conozca quan difficultosso sea examinar las
complexiones de los hombres en particular, cuia exquisita y
indiuidual templanja dixo Hippocrates** que era difficil de
hallarse. Y si consideramos qual sea el innato temperamen-
to con*que vno nace y es formado, y el que adquiere por el
discurso de la hedad, conociendo su mucha variedad, verá
mas difficil esta Doctrina; y aunque el mesmo calor perma-
nezca en los niños, en los que crecen, y en los jouenes,***
y en todo viuiente en quanto viuiente sea caliente y hume-
do, según la común opinión, assi de los que conceden dos
temperamentos, (cuya difficultad no he de tratar aqui por
no ser su lugar) como de los que los niegan, por que en la
opinión de aquellos que en los cuerpos Mistos conceden
partes correspondientes á todos los Elementos, no vn tem-
peramerfto si no muchos se han de confessar, siendo cierto
que no consiste en indiuisible la templanja de los cuerpos
Mistos, pues gozan de la rajón de medio, y la mediocridad
dixo Aristóteles**** es de muchas maneras, y por ningún
casso indiuisible; y tiniendo esta disposición Latitud hasta
la forma en especie Ínfima, gran difficultad seria assi facil-
* Tract. 8, c. 12.
** Lib. de veteri Medicina nomines temperiem an vnguem cxa
rare difficile est, &c.
*** Gl. Lib. I de temp. cap. 5.
**** 2 de Gencrat. cap. 7.
273
mente señalar la templanja de los cuerpos y complexiones
de los hombres. Y conociendo la mucha Latitud que tiene
la templanja de los cuerpos, y que siendo cierto que la san-
gre sea caliente y húmeda, y también que vna sangre es mas
caliente que otra (por que todas son relatiuás) tiene mucha
difficultad, y no menor, el señalar si aquelftf templanja que
tienen los cuerpos es absoluta ó comparatiua, pues se veen
tantas mudanjas de temperamentos por las edades,* pues
la edad no es otra cossa que vna mudanja del natiuo
temperamento á mas sequedad, la qual prouíene de los años,
y assi con justa rajón dixo Valeriola en el Libro primero de
los lugares communes, en el Capitulo ro, Que la hedad no
es otra cossa que vn camino y discurso de la vida, de las
quales nacen en los viuientes diuersos temperamentos.
Los Indios de México no son flemáticos.—Recibiendo co-
mo es cierto que reciben tanta variación las templanjas de
los cuerpos, por los tiempos y hedades, por los alimentos y
beuidas, y por la differencia de las Regiones, quien podrá
assi fácilmente señalar la de vn cuerpo, y mas de el humano
en quien concurren tantas partes de tan distintos tempera-
mentos, vnas frias, otras calientes, estas húmedas y aquellas
secas, y si se quiere hazer el juyzio por las inclinaciones no
es menos difficil, según la doctrina de Galeno,** que dize
que ninguno es malo por su naturaleza, si no por su mala
crianza y educación, siendo la nuestra dispuesta para ad-
quirir y saber todas las ciencias y Artes, y assi siguiendo el
commun modo de philosophar, y la doctrina de Hippocra-
tes y Galeno hallaremos que es impossible que los Indios de
* Segarra, Lib. I de temp. cap. 2.—Gal. Lib. 5 de Sanitate tuen-
da, cap. 9.
** Lib. quod animi mores, &c. cap. 12, nullus enim eponte fitma*
lus sed obprauam educationem, &o.
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México de quien vamos hablando sean flemáticos, por que
si á las influencias, y Dominio de Planetas que Enrrico
Martin señala ya se ha visto su poca certeza en el capitulo
passado, y si á lo que se puede conocer de lo inferior menos,
ni el lenguaje,declamarles flegmaticos sanguíneos se practi-
ca ni tiene verdad, por que ó an de ser vno ó otro, y aun-
que tengan simbolijacion y semejanja, como dize el citado
Auctor en la humedad, ni por que se pueda passar de vna
templanja á otra, se infiere que las tengan entrambas, y en
los Elementos aunque por la simbolijacion se passen de
vnos á otros, no quedan en el que se haze de nueuo las
qualidades del otro que quien se hizo, y en los Mistos tie-
ne esto mas difficultad, y no por que los coléricos y melan-
cólicos sean secos, dezimos fulano es colérico, melancólico,
y aunque está recibido de los Médicos, que de la flegma por
mayor conocimiento se haga sangre, pero que de el hombre
flegmatico se haga sanguíneo, no lo he leydo ni oydo, y de
la misma manera se podían hazer de coléricos melancólicos,
y al reues, y sanguíneos flegmaticos con que quedará mas
obscuro el modo de conocer estas templanjas de los cuer-
pos, y esta difficultad nos está pidiendo que disputemos si
la humedad del ayre es de la misma especie que la de el
agua, y auiendo dicho en el capitulo proprio de el ayre co-
mo se constituyan los Elementos en ser tales si por las qua-
lidades motiuas ó por las alterables, se podrá ver allí
Y concluyendo esta doctrina con la de Hippocrates* que
nos enseña que la tal templanja de el humor de el cuerpo que
predomina, se conoce de su color; no flemáticos si no me-
lancólicos auian de ser los Indios, y mas viendo la facilidad
* Lib. de humoribus 1, talis humor est in corporc qualis color vi-
get circa autem.
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con que aprenden las Artes, y officios de qualquier calidad
con tan gran perfección, cossas repugnantes á los flemáticos
de quien dixo Aristóteles, que para ninguna cossa eran bue-
nos, floxos, perejosos, y ignorantes. Y nuestro Galeno* en-
señando sus qualidades dize. Que son torpes, tardos al mo-
uimiento y perejosos, oluidadijos, insensatos, la color del
cuerpo blanca, todo lo qual es repugnante á los Indios, que
son ligeros, curiosos, el color tostado tirante á pardisco, há-
biles y de ingenio, como se ha visto y se vee en las Artes
que exercitan, para las quales es necessario ingenio y me-
moria.
La templanga de los Indios de México es sanguínea.—Y assi
es conforme á rajón llamarlos sanguíneos por muchas que
tienen en su fauor, templanja de la Región en que habitan,
que aunque el sitio sea en lugar húmido, la fuerja y virtud
del Sol y su cercania la corrige, demás que no se pueden
juntar calor, y humedad que no sea reduciéndolo en los
Elementos al ayre, y en los Mistos y humores á la natura-
leza de la sangre, y assi no se pueden llamar flemáticos san-
guíneos como quiere Enrrico, tomando la humedad de la
flema, y el calor de la sangre, por que juntas estas dos qua-
lidades han de reducirse como he dicho, y assi me parece
que tienen esta por natural templanja en commun, recibien-
do las alteraciones que se adquieren por el discurso de las
hedades, por los mantenimientos, y lugares que se mudan.
Differencia de los Españoles de Mexuo. — Distinta conside-
ración es la de los Españoles que en esta Ciudad viuen, de
quien es fuerja hazer dos differencias para mayor claridad
de esta Doctrina, y que lo que se va escriuiendo de suyo
tan difficil sea á todos fácil de conocer. Los Españoles y
* Lib. Art. med.
276.
Castellanos, que habitan esta Ciudad se diuiden en dos
differencias. La vna de las que nacer! de Padres y abuelos
Españoles que han nacido en ella, y la otra de los que vie-
nen de España mojos y de todas hedades. Los primeros,
que sou los que vulgarmente se llaman criollos, tienen tres
cossas principalissimas, para que les ajusten y quadren las
qualidades y condiciones que Hippocrates y Galeno les
atribuyen.
Qualidades de los que nacen en México.—Las Regiones tem
piadas producen, lindos ingenios y costumbros.—La templanga
de los tiempos del año y de la Región tienen vna misma consi-
deración.—La primera ser hijos y nietos de verdaderos Es-
pañoles, cuya complexión es colérica, y de su naturaleza
animosos, atreuidos, agudos y en todas las sciencias y Artes
muy perfectos, de animo inquieto, amigos de su parecer,
suffridores de trabajos y de rebusta complexión y naturaleza,
cuyas acciones y qualidades mudando su natiuo principio y
origen, y gozando de la templanja de esta Región y Ciudad,"
es necessario que tiniendo la primera prerrogatiua les ajuste
la segunda que atribuyen estos Auctores á los que nacen en
tierras templadas, que es fuerja que las costumbres, ánimos
y inclinaciones sean templadas. Y assi Galeno dize* Quien
no sabe que los que habitan en Región templada que no es
fria como en el Septentrión, ni quemada como en los Etio-
pes, que los cuerpos, las costumbres, la felicidad del ingenio"
y prudencia es superior á todos, y á este proposito applica
márauillosamente la doctrina de Platón, en el principio de
las disputaciones del Timaeo, que esta maquina tan hermo-
sa que Dios crió y dio á los que habitaron primero, la eligió
para los que gozassen las Regiones templadas, y naciessen
* Lib. quod animi mores & c. c. 8 & ss.
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