BREVES APUNTES ’• ' ‘SÍ , DE '' ' y ANATOMIA PATOLOGICA DEL IÁL DE HIGHT, • ■ - • \ v. \ . V%. V í % BASADOS SOBRE ALGUNAS OBSERVACIONES CLINICA^. TESIS PARA EL EXAMEN PROFESIONAL DE MEDICINA Y CIRUJIA, tor FRANCISCO LOMELÍ, ALUMNO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MÉXICO. MEXICO. IMPRENTA DEL GOBIERNO, EN PALACIO, Á CARGO DE JOSÉ MARÍA SANDOVAL. 1873. ttít$ Débil homenaje de amor filial. AL DIRECTOR DE LA ESCUELA DE MEDICINA, señor doctor don ilio k k é Y AL GRUPO DE CATEDRATICOS QUE LA SOSTIENEN. TESTIMONIO DE GRATITUD Y RESPETO. A LA SOCIEDAD FILOIATRICA. PRUEBA DE RECONOCIMIENTO. SEÑORES: Al tomar la pluma para formar este trabajo, llevo tan solo la idea de cumplir con la ley para presentarme en el templo de Hipócrates; no la pretensión ridicula de que estos breves apuntes tengan mérito ante vdes., pues comprendo que la ciencia médica es uno de tantos ramos del saber humano, que necesitan infinidad de teorías y mas y mas observaciones para sacar conclusiones de valor; es decir, útiles á la humanidad; pero desde luego mis escasos conocimientos teérico- prácticos ponen á mis ojos un denso velo que me impide andar como deseara, en ese fértil, oscuro y escabroso camino que se llama Medi- cina. No obstante esto, apuro mi inteligencia y mi criterio, consulto á mis maestros y autores, para que si á pesar de esto no dijere algo digno de vuestra atención, me quede al ménos el deseo de haber que- rido hacér algo de mi parte. No mas; pues solo aspiro á que esta Tésis que escribo, para recibir el honorífico título de médico mexicano, que* de amparada por la indulgencia. enfermedad de Brigth está, sobre todo, caracterizada sinto- máticamente por la presencia de la albúmina en la orina, así como por la producción de derrames serosos en las cavidades y en el tejido celular sub-cutáneo, y anatómicamente por lesiones renales de aspectos diferentes, pero teniendo todas por resultado, la obstrucción, la obliteración de los conductos uriníferos. Anatomía patológica.—En los sugetos que sucumben de esta afección, se encuentran en los riñones alteraciones mas ó ménos pro- fundas, que según Martin tíolon, pueden referirse á cinco grados ó variedades. En el primer grado, los riñones están mas voluminosos, y su peso es doble ó triple del normal; su consistencia es firme, pero sin dureza, su superficie tiene un color rojo, y está como manchada de puntos que tienen el mismo color pero mncho mas subido que el resto, lo cual según dice Rayer, seria debido á la inyección de las glándulas de Malpiglii. Si se corta el riñon de su borde convexo hácia su cisura, se ve una tumefacción, un aumento de espesor de la sustancia corti- cal que está inyectada, y que presenta los mismos puntos rojos de que he hecho mención. La sustancia tubulosa comprimida es de un rojo mas oscuro, y sus estrías son mónos visibles, en la cara interna de los cálices y de las pequeñas pelvis se notan finas arborizaciones. Es raro encontrar este primer grado, porque aun en los casos en que este mal sigue una agudísima marcha, se observan en los cadáveres alteraciones mas avanzadas. En el segundo grado se encuentra lo mismo que en el primero, y solo diferencia por una coloración amarillo pálido de la sustancia cor- tical y un color rojo moreno de la tubulosa. Tisis.—2. 10 En el tercer grado aun existe ese aumento de volumen del riñon, pero una coloración amarilla baja nos está indicando la anemia de la sustancia cortical, pues que la tubulosa conserva su coloración rojiza y á ma3 está como comprimida y rechazada hácia la cisura por la otra sustancia; en este grado si se examinan con atención los elementos histológicos del órgano secretor de la orina, se ve que ya va sufrien- do este la trasformacion grasosa; en el cuarto grado se observan las granulaciones que Brigth describió con tanto cuidado y que dan al riñon ese especial aspecto, por el cual se le da el nombre de textura granulada, granulaciones blanquizcas, pequeñas, semejantes á granitos de sémula, las que probablemente son debidas á un exudado de ca- rácter albuminoso que se verifica en el intersticio de los tejidos. Réstame solo el quinto grado; en esta variedad numerosas y diver- sas alteraciones se encuentran en el órgano, pero solo diré que á esa trasformacion de naturaleza grasosa en las celdillas, que á la presen- cia de esas granulaciones, se añade la obstrucción de los tubos de Bellini y la atrofia de las glándulas de Malpighi, alteraciones que se encuentran, aunque á grados muy diversos, en los dos riñones á la vez. Completo mi cuadro anatomo-patológico diciendo: hay en las ca- vidades producción de serosidad, y el tejido celular subcutáneo está infiltrado también; al mismo tiempo se encuentran caractéres anatómi- cos de otras enfermedades que pueden venir como complicación; tales son el reblandecimiento de la mucosa intestinal, la inflamación del pa- renquima pulmonar, la pleuresía, y algunas otras de las que no quiero ocuparme; pues solo trato de la anatomía patológica de esta mortal afección llamada enfermedad de Brigth para hacer resaltar las dife- rencias que existen equí en México, pues como lo ha dicho el ilustre Sr. D. Miguel Jiménez, esto tiene un interes capital. Parte histológica de la nefrítis parenquimatosa.—La pri- mera forma se revela desde luego por cambios que tienen lugar en el revestimiento epitelial, las celdillas se hipertrofian, es decir, aumentan de volumen, pero sin presentar segmentación nuclear de su contenido. Como están estorbadas en su desarrollo por la resistencia que les opo- ne la túnica externa de los canales, y el tejido conjuntivo circunve- cino, se comprimen las unas á las otras, se dirigen hácia el centro de 11 los tubos y les obliteran mas 6 ménos completamente, miéntras que estos fenómenos se verifican en el parenquima renal, y que las celdillas hipertrofiándose se infiltran de materia grasosa, se observa por parte del sistema vascular sanguíneo una hiperhemia demasiado considera- ble: el mismo tejido conjuntivo parece hipertrofiarse, de manera que el estado del riñon, aun á la simple vista, se ve que está excesivamente congestionado, y sus elementos con una hipertrofia muy bien caracte- rizada. Cuando se examinan los orines en el trascurso de este período y del período que sigue, se encuentran casi siempre restos de epitelio resultado de la descamación de los tubos uriníferos, y presentándose por lo regular bajo la forma de cilindros mas ó ménos regulares. Es- tos cilindros fibrinosos, como se les ha llamado, so componen de una sustancia finamente granulosa, trasparente, con frecuencia infiltrada de grasa y circunscribiendo casi siempre núcleos, celdillas mas o mé- nos alteradas, y aun algunas veces glóbulos rojos de sangre, es pro- bable que este producto fibriniforme, resulte de la destrucción y de la fusión de las celdillas epiteliales del riñon. En la segunda faz de la enfermedad de Brigth, se nota que la in' filtración grasosa invade el sistema vascular, y particularmente las glomérulas de Malpighi, que entonces se atrofian y desaparecen mas ó ménos completamente. Al mismo tiempo la hiperhemia hace lugar á la anemia, de tal modo, que el riñon está pálido y de aspecto gra- soso. Por último, el tercer período de la nefritis albuminosa, está carac_ terizado por la fundición y la destrucción de todas las partes infiltra- das de grasa, que son entonces reabsorbidas y por el retraimiento del tejido conjuntivo hipertrofiado, retracción que ocasiona la atrofia ge- neral del órgano, y una deformación de la superficie que toma una forma como abollada. Degeneración amiloidéa.—En sus caractéres fundamentales la degeneración amiloidéa de los riñones es parecida á la del hígado: está constituida por la presencia de un producto albuminoso imper- fecto, al cual se ha dado el nombre de amiloidéo por parecerse al al- midón vegetal; pero esta analogía es puramente física, pues la compo- sición de esta sustancia la aparta del grupo de las materias hidro- 12 carburadas y la viene á colocar en el de las materias azoadas. Este producto patológico no invade indistintamente todos los elementos histológicos del riñon; se coloca sobre todo en la túnica média de las arterias, y generalmente el depósito de esta materia se hace en las glomérulas de Malpighi, las artereolas aferentes son desde luego ata- cadas; después los vasos eferentes, y por último la totalidad del rede- cilio capilar puede ser interesado. Esta alteración tiene por resultado el engruesamiento de la pared del vaso, la diminución de su calibre; y cuando la degeneración está avanzada, territorios vasculares enteros pueden ser impermeables á la inyección, las celdillas pueden sufrir también esta alteración así como los canalillos rectos, pero esto es excepcional. El riñon así alterado está duro, pesado, de consistencia lardácea, de color amarillo pálido, la sustancia cortical está hipertrofiada, la membrana de cubierta se levanta fácilmente, la superficie está lisa ó granulada, sobre el amarilloso fondo del riñon aparecen como brillan- tes gotas de rocío, por las glomérulas infiltradas de sustuncia amiloi- déa; esta comparación tan bien hecha pertenece á Mekel. Pero á pesar de estos caractére3 físicos, no se debe admitir la lesión amiloidéa án- tes que la reacción iodo-sulfúrica haya revelado la naturaleza exacta dtl tejido. En algunos casos la lesión amiloidéa coincide con la alteración grasosa del epitelio y las diferentes lesiones del estroma; estos hechos deben ser distinguidos cuidadosamente de la degeneración amiloidéa pura, pues entónces se trata no de una forma anatómica distinta, sino de una lesión complexa en la cual el depósito amiloidéo no es otra cosa que un hecho accesorio y secundario; así Virchow le ha dado á esta alteración el nombre de nefritis parenquimatosa con degene- ración amiloidéa. Parte histológica de la degeneración amiloidéa.—La de- generación amiloidéa del riñon, como la del hígado, de la mucosa intestina], no debe ser confundida con la degeneración amiloidéa de los centros nerviosos y particularmente de la médula espinal. Aquí la alteración es producida por la hipertrofia de los cuerpos amiláceos que se multiplican, invaden el tejido nervioso y se sustituyen á él. Se pueden ver estos corpúsculos; tienen una forma y una organiza- 13 cion determinadas y se conoce la coloración que toman al contacto de la solución acuosa de iodo. En la degeneración amiloidéa del riñon por lo contrario, este producto es, por decirlo así, invisible, porque es amorfo, incoloro, é infiltra los tejidos, sin modificarlos de una ma- nera sensible. Esta sustancia impregna las paredes de los capilares en todo su espesor; pero ya he dicho que en las arterias tiene por si- tio, la túnica média ó muscular; sea lo que fuere, resultan de esto sin duda, perturbaciones de nutrición en el <5rgano, y se ve aparecer la albúmina en las orinas. Es bien importante notar, que en este caso la estructura de los tubos secretores es normal, sobre todo, su cubierta epitelial no ofrece ninguna señal de alteración. El riñon amiloidéo ofrece á la simple vista, si hacemos un corte, un tinte pálido que nos hace sospechar desde luego una degeneración grasosa, aunque no exista. Pero lo que lo distingue del riñon que ha sufrido la atrofia grasosa, es que las glomérulas de Malpighi y las pequeñas arterias se presentan; las primeras bajo el aspecto de pe- queñas perlas bien notables, y que su potencia de refracción vuelve demasiado visibles, y las segundas bajo la forma de líneas blanquiz- cas. Otro carácter distintivo es debido á la consistencia del órgano; en la nefritis albuminosa el riñon conserva siempre cierta elasticidad; en el caso de degeneración amiloidéa pierde completamente esta pro- piedad, y no ofrece ninguna resistencia á la navaja de barba, que pe- netra como en un pedazo de sebo. Es sin duda á esta consistencia particular, acompañada de la palidez del parenquima, que es debida la expresión del riñon cirroso. Pero para adquirir la certidumbre de la presencia de la sustancia amiloidéa en el riñon, es necesario tratar este órgano por el reactivo específico, es decir, por la solución acuosa de iodo. Ahora, si se quiere hacer un exámen superficial, se aplican con un tubitc capilar de vidrio algunas gotas de este líquido sobre un pedazo de riñon, entonces se perciben prontamente pequeñas manchas de un color rojo bastante vivo, y que se limita perfectamente bien de la coloración uniforme- mente amarillosa do las otras partes. Pero si se desprenden laminillas muy delgadas tratadas de la misma manera, y que se les coloca bajo el microscopio, se prueba fácilmente que la alteración tiene por sitio el sistema vascular del órgano y principalmente las glomérulas de 14 Malpighi. Estas, así como los vasos enfermos, ofrecen una coloración de un rojo bastante vivo, miéntras que las otras partes constitutivas del riñon están teñidas en amarillo pálido. Esta coloración roja que se aleja bastante de la coloración violeta de los cuerpos amiloidéos de los centros nerviosos, ¿no indicaría una diferlncia en la naturaleza de estas sustancias? Se ignora; pero el hecho de coloración diferente ha parecido ser constante. ESCLEREMIA, CIRROSIS RENAL, Ó NEFRITIS INTERSTICIAL.—Como consecuencia de congestiones habituales, el tejido instersticial ó inter- lobulillar de los riñones, está, atacado de hiperplasía y de esclerosis; después, bajo la influencia de esta proliferación anormal, la nutrición de estos elementos glandulares, glomérulas y epitelio, está comprome- tida, estos elementos se alteran, una albuminuria persistente se estable- ce con todas sus consecuencias y el enfermo sucumbe á los accidentes comunes del mal de Brigth, aunque no haya nefritis parenquimatosa. El hecho primordial aquí, es el processus cirrótico, las otras lesiones son secundarias; y entonces aun cuando la retracción del tejido con- juntivo, haya deformado y atrofiado el riñon, no se encuentra á la autopsia la atrofia granulosa, propia de la nefritis difusa: las abolla- duras y depresiones que presenta la superficie del árgano, son el resultado mecánico de la esclerosis, que ha comprimido, sofocado los capilares, los elementos activos y produce así desórdenes consecutivos y permanentes. Aquí la lesión es particular, ocasiona los síntomas que caracterizan el mal de Brigth; de modo que vemos una variedad dis- tinta de dicha enfermedad. Parte histológica de la nefritis instersticial.—Yernos, pues, una tercera forma anatómica de la albuminuria, que está en re- lación con una hipertrofia considerable del tejido conjuntivo de los ri- ñones, sin que primitivamente se puedan probar otras alteraciones. •Las mallas de la trama conjuntiva, como consecuencia de una activa hiperplasía de las celdillas plasmáticas se engruesan considerablemen- te, y forman especies de vainas, que comprimen fuertemente las glo- mérulas, I03 tubos de Bellini y de Ferrein; y provocan de este modo, su atrofia y su destrucción. De modo, que según esto, vemos que esta forma de la albuminuria se confunde con la primera por su termina- ción, pero diferencia por su origen. 15 Una palabra respecto de la formación de los quistes re- nales.-—Dice Morel: «he tenido ocasión de ver varias veces, ya sobre riñones atacados de nefritis albuminosa, ya sobre riñones de apariencia normal pero casi siempre en personas avanzadas en edad, pequeños quis tes llenos de celdillas de formas variables, aunque mas voluminosas- que las de los canales secretores. Me ha parecido que estas bolsas estaban constituidas por la dilatación de los tubos renales, dilatación que en sí misma resultaria de la hipertrofia de las celdillas epiteliales de la glándula. L03 quistes de que se trata se harian libres, por el desgarramiento de los canales que les han dado nacimiento. ¿No será este el mecanismo de la formación de la mayor parte de los quistes renales? » No quiero complicar mas este trabajo, pues solo deseo como al prin- cipio lo he dicho, establecer un paralelo por medio de observaciones éntrela anatomía patológica de esta enfermedad en Europa y en Mé- xico. Observación.—( Sr. D. Miguel Jiménez). El dia 22 de Marzo de 1863, fué recibido en las salas de Clínica, Félix González, cochero, de una edad como de cuarenta años, descendiente de tísicos, escrofulo so, él mismo tosedor habitual y muy susceptible a los resfriados. Del interrogatorio se sacó que hacia cerca de treinta dias que recibió la llu via estando él sin abrigo; que permaneció muchas horas con la ropa em- papada; que al dia siguiente de esto no pudo levantarse de la cama, á causa de unas reumas fuertes que le cogieron en la cintura, acompaña- das de alguna calentura; que á los pocos dias comenzó á hincharse de las piernas, y luego de todo el cuerpo, lo que le obligó á venirse al hos- pital. En la visita del dia 23 hallamos este enfermo sentado en su cama, recostado sobre muchas almohadas, porque le era materialmente im- posible tomar otra posición cualquiera que fuera sin sofocarse: su fiso- nomía era pálida y abotagada: sus ojos hinchados, entreabiertos, lloro, sos, y con la conjuntiva edematosa, la infiltración general de serosidad en el tejido celular subcutáneo era enorme, especialmente en los miem- bros, cuya piel lustrosa amenazaba reventarse, y en el escroto, y en el pene, cuyo prepucio había tomado la forma de una col cerrada, por don- de salía la orina con dificultad en chorros dispersos y arrastrados; había algún derrame de serosidad en el peritonéo, ademas de tres cicatrices 16 plegadas mny antiguas, se tocaba en el cuello varios ganglios muy duros, voluminosos é indolentes, no había ya dolor alguno en la región lombar; la orina era escasa, pálida, opalina, ácida, sin sedimento á Io 10 del areómetro con espuma fija agitándola ó insuflándola, precipitaba abundantemente en copos blancos, que ganaban el fondo si se lo calen- taba ó trataba con el ácido nítrico, desviaba á la izquierda hasta 7? del polarímetro el rayo violado; por último, sometiéndola al exámen mi- croscópico nos ofrecía varios tubillos epiteliales de celdillas con nú- cleos, la mayor parte en fragmentos y algunos cristales salinos. No ha- bía reacción febril; ningún fenómeno patológico se descubría de parte de los centros nerviosos, ni en el aparato digestivo; solo respecto de este último se notaba la diminución del apetito. La respiración era de expiración prolongada y con una que otra burbuja mucosa; todo esto pasaba en la cúspide del pulmón izquierdo debajo de la clavícula. Se redujo esté enfermo á un régimen lácteo severo, á los baños de vapor alternados, á las bebidas nitradas y aciduladas con el ácido azó- tico, y á los purgantes repetidos alternando el crémor con la siguien- te pocion: agua de sen, dos libras; emético, un grano; magnesia cal- cinada, media onza; jarabe de maná, una onza; en pozuelos cada ho- ra hasta su efecto purgante. En los cuarenta y cinco dias siguientes se notó que las hinchazones disminuían lentamente, que la orina iba mas tarde perdiendo su albúmina, y recobrando sus cualidades nor- males; que cada dia era mas difícil descubrir los elementos microscó- picos que se veian al principio, hasta que desaparecieron del todo con la albúmina, y que el enfermo recobraba sus fuerzas al grado de sa- lir de alta el dia 6 de Mayo, con toda la apariencia de un hombre con plena salud. El dia 9 de Febrero del año siguiente (1864), volvió al hospi- tal en un estado idéntico al del año anterior, el que había reapare - cido sin motivo alguno diez y ocho dias ántes: la misma anasarca, el mismo aspecto y condiciones de la orina; en fin, todo el cuadro que habíamos tenido delante once meses ántes; y sin embargo, en los dos primeros dias de la observación ningún reactivo daba el menor in- dicio de albúmina. Se guardó en vasos diferentes para el tercer dia, la orina excretada en las veinticuatro horas, y esto descubrió que solo era albuminosa y mucho en la tarde y prima noche pero no en la 17 mañana; carácter que se mantuvo por cuatro dias mas y después se hizo continua la presencia de aquel producto. Prescribimos á este enfermo un plan curativo, idéntico al que tuvo en el ataque anterior; pero no fué tan feliz en esta ocasión, pues se mantuvo el mal sin mo- dificarse hasta el dia 3 de Mayo en que empezó á notarse alguna dis- minución en los edemas. A fines del mismo mes, estos quedaban re- ducidos á las piernas y el enfermo podía levantarse y dar algunos pasos por las salas; pero los caractéres de la orina eran los mismos; y hasta el 21 de Junio comenzó á advertirse que la albúmina dismi- nuía, que el color de la orina comenzaba á amarillear y á hacerse mas trasparente aquel líquido, mas denso y á precipitar algunas mas sales con el ácido oxálico. Los tobillos epiteliales siguieron después á hacerse mas difíciles de encontrar bajo el microscopio; y después de otras seis semanas, pudimos ver á González restablecido del todo y concederle su alta el 7 de Agosto. Volvió por tercera vez el 31 de Mayo de 1865 á ocupar la cama número 2, en un estado igual al que trajo en los años anteriores. En esta vez aseguraba que en los últimos meses del año pasado y primeros del presente, solian hinchársele las piernas cuando parmane- cia mucho tiempo sentado en el pescante de su coche, pero que esto era pasajero y se aliviaba luego bañándose en el temascal: que hacia veinte dias que notando aquellas hinchazones, había repetido esos ba- ños; pero que el mal, léjos de ceder, tomó con rapidez su antiguo in. cremento y le obligó á buscar de nuevo los auxilios de e3te hospital. Su situación es hoy mas deplorable: la enorme anasarca que embaraza todos sus movimientos, determina una dificultad tan grande en la res- piración, que llega hasta la ortofnéa, y á ello cooperan una ascítis que oscurece todo el vientre, y un doble derrame en las pleuras, que del lado izquierdo llega hasta encima del ángulo del omóplato: el dorso de los piés, que así como las piernas están muy fríos, ofrecen un as- pecto erisipelatoso, y en ambas pantorrillas se han abierto grietas do- lorosas que destilan algún líquido: la orina es muy pálida, algo tur- bia, precipita abundantemente en copos con el ácido azófcico y casi nada con el oxálico; da á ver con el microscopio varios tubillos epi- teliales y uno que otro granito de grasa: se ha agregado que el en- fermo oye mal; que ve algo nublado; y como manchas negras fijas Tisis.—3. 18 cuando detiene la vista en la cara de los circunstantes ó sobre un fon- do blanco cualquiera; que su fisonomía tiene mucho de estúpida; que delira de noche; que ha perdido parte de su memoria; que sus res- puestas son tardías y comprende con dificultad las preguntas, y que abandonado á sí mismo, permanece horas enteras como aletargado é indiferente á todo le que le rodea y aun á sus mismas necesidades: la anorexia es completa y la sed algo urgente: los estertores mucosos y algunos silbidos que ántes se habían notado, con una poca de oscuri- dad al auscultar, con espiración ruda y prolongada en la cúspide del pulmón izquierdo, se lian hecho generales y comunes á los dos pul- mones: no hay dolor en alguna otra parte, si no es en las grietas, y muy vago de cabeza: no hay calentura; el pulso está mas bien lento y muy depresible: en los vasos del cuello Be ausculta un soplo conti- nuo del lado derecho. Recurrimos de nuevo al mismo plan que otras veces nos habia surtido, con excepción de los baños de vapor, que el estado del enfermo hacia impracticables: se dieron muchos y repeti- dos piquetes á las piernas para desahogar las hinchazones; se aplica- ron cuatro fuentes á lo largo de la espina; se pasearon con frecuencia ventosas secas en las partes libres de esas mismas regiones; se recur- rió al fin en los últimos dias, á los drásticos mas enérgicos, y en su ocasión, á los antiespasmódicos mejor acreditados; pero todo fué in- útil; la anasarca y la albuminuria no cedieron un solo punto: las grie- tas de las piernas se gangrenaron: la orina escorió el prepucio aveji- gado, y dió á las ulceraciones un aspecto gangrenoso que se extendió después al forro del pene y al escroto: la vista se pu3o mas empaña- da y crecieron y aumentaron las manchas negras: el estado comatoso se fué haciendo dia á dia mas profundo: el 15, 19, 25 y 27 de Junio aparecieron ataques convulsivos de forma epiléptica y corta duración, después de los cuales el coma era completo con estertor traqueal, del que salia González con dificultad después de tres y cuatro horas: fi- nalmente, el 30 del mismo Junio, dió un grito repentinamente, vino una convulsión general, violenta, de uno ó dos minutos, y al terminar esta, hizo una inspiración convulsiva seguida de una larga expiración con estertor de garganta, que fué el último movimiento de su vida. Autopsia el 1? de Julio.—Infiltración serosa general y palidez absoluta: anemia general: enorme derrame en el peritonéo y en las 19 pleuras: gangrena extensa de la piel de las piernas, del escroto y del pene, algún edema sub-aracnoidéo é hidropesía de los ventrículos cerebrales: tubérculos crudos diseminados en los pulmones, mas con- fluentes en la cúspide del izquierdo, parecía que las retinas eran le- vantadas por alguna serosidad, y con manchitas amarillentas que te- nían aspecto de grasa; los riñones pequeños, exangües, abultados, color de cera añeja, sembrados de pequeños quistes serosos, sin otra granulación, pesaban en gramos, el derecho 72,5 y el izquierdo 71,8; ofrecían al corte el aspecto del lardo, y casi no podía distinguirse la sustancia cortical de la tubulosa.» Observación.—(Señor D. Miguel Jiménez).—El dia 4 de Octubre de 1858, llego al número 37 de las salas de Clínica, el subteniente Il- defonso Ruelas, de cosa de 39 años de edad, algo deteriorado por el abuso de las bebidas alcohólicas, quien referia el principio de su enfer- medad á los primeros dias de Setiembre anterior, y la atribuía á las pe- nalidades de la campaña que acababa de hacer en la Sierra. Desde esa época comenzó á notar que sus piernas se hinchaban, que amanecía abo- tagado de los párpados, que sus fuerzas le faltaban y que perdía el apetito: pocos dias después vino á agregarse una diarréa tenaz. El referido dia primero de observación, se halló un enflaquecimiento, una torpeza de fuerzas, y una palidez general notables; temblor de manos; pterigion en los dos ojos; el característico del abuso de las bebidas fuertes, edemas abundantes y blandos en los miembros inferiores hasta la cintura; insomnio con algunas alucinaciones; dolor grabativo en la nuca; anorexia y pastosidad de boca; diez ó doce evacuaciones diarias, indolentes, muy líquidas, lientéricas, y una que otra involun- tarias; orina escasa, pálida, opalina, neutra, precipita abundantemente con el ácido azótico en copos como de leche que van al fondo del va- so, y deja ver en el microscopio varios tubillos epiteliales, y una sola vez un cilindro fibrinoso, pulso pequeño, blando, y á 72. Se prescri- bió á este enfermo una tisana de infusión de quina con vino y jarabe de opio; un papel bis de magisterio de bismuto con un quinto de grano de extracto tebaico; veinte gotas de láudano en la noche; baños lige- ros de vapor cada tres ó cuatro dias; café con leche, asado, huevos tibios, y un cuarto de pulque. Bajo la influencia de este método se consiguió mejorar el estado cerebral y temporalmente la diarréa; pero 20 las condiciones de la orina no cambiaron; los edemas con cierta mo- vilidad se hicieron mas extensos, la postración fué dia á dia en au- mento y el enfermo sucumbió agotado el dia 11 de Noviembre. Autopsia el 12.—Demacración extrema, edemas generales, mas abundantes en las piernas; edema sub-aracnoidéo; reblandecimiento de la pulpa cerebral, especialmente de la sustancia cortical; sufusio- nes serosas en las pleuras y en el peritonéo; reblandecimiento, adel- gazamiento, y anemia de la mucosa intestinal; diminución de volumen, reblandecimiento baboso, y coloración cuero de Rusia del hígado; ri- ñones voluminosos, rojos morenos, algo reblandecidos, dando sangre en los cortes, sin granulaciones, sin quistes, pesan en gramos, el de- recho 158,07, y el izquierdo 156,75, y sin cuerpo alguno extraño en los conductos uriníferos. Observación.—(Sr. D. Miguel Jiménez).—Un aguador, llamado Saturnino Izquierdo, de cosa de cincuenta años de edad, de idiosincra- cia hepática nos refirió que en Marzo de 1862, había sufrido sin causa aparente, un ataque de hidropesía que le duró hasta el mes de Julio, del quefué asistido en San Juan de Dios, de donde salió perfectamente bueno. Una ligera hinchazón que le había quedado en las tabas, y que no ponía obstáculo alguno ásu trabajo creció rápidamente una noche (1? de Enero de 63), en que se desveló, y tuvo una gran reyerta con sus vecinos, de la que sacó varias contusiones en los brazos. Por este motivo se hizo sangrar dos veces; pero notando que su3 hinchazones crecían, llegando hasta el pecho, vino á ocupar la cama número 29 de las salas de Clínica, el 14 del mismo Enero. En la visita del 15, se des- cubrió que este hombre tomaba algunas veces aguardiente en ayunas, y que ha mas de 20 años sufrió una infección sifilítica, de la quefuó bien asistido en este hospital: no tenia mas dolor que uno muy ligero en la nuca, el que se aumentaba oprimiendo la tercera y quinta vértebras (cervicales); la anasarca era completa, pues se pprcibia la pastosidad hasta en el cuero cabelludo; los edemas eran blandos, indolentes, no alteraban la palidez general del cutis, pero sí embarazaban los movi- mientos; había alguna ascítis, la que llegaba hasta el ombligo, sentado el emfermo, y acostado, dejaba chapalear las paredes del vientre contra el hígado, que rebordaba cuatro dedos abajo de las costillas; la ori- na era escasa, ácida, opalina, espumosa precipitaba á la lámpara y 21 con el ácido azótico en copos blancos, cremosos en extrgmo abundan- tes, que ganaban el fondo del vaso; en el polarímetro desviaba á 15 o» 5, á la izquierda, y en el microscopio dejó ver constantemente muchos tubos epiteliales; no se dejo nota de su densidad; el pulmón y el co- razón se hallaron sanos,solo en los vasos del cuello se auscultó un soplo de doble corriente del lado derecho; el hígado únicamente se ofreció aumentado de volumen; respecto de las vías digestivas, no se notó mas que anorexia; el pulso blando; latía 64 veces por minuto; ningún calor ni sudor en la piel. La prescripción de este dia fué un purgan- te con tártaro muy diluido; limonada nítrica en agua de grama á pasto; pomada estibiada á la nuca; leche, un pedazo de asado, arroz y torta. Este régimen se sostuvo después con firmeza; se repitieron los purgantes variados, se añadió el tanino en píldoras, y se dieron tres baños de vapor por semana. En los veiute primeros dias de observación disminuyeron notable" mente las hinchazones y desaparecióla ascítis; pero la orina conservó inalterables sus caractóres patólogicos. A fines de Febrero volvió á quedar el enfermo tan hinchado como ántes y se mantuvo así invaria- blemente hasta mediados de Abril, época en que comenzó á notarse que las fuerzas declinaban de un modo visible, á pesar de un régimen analéptico que se le concedió: empezó á divagar en sus ideas, y á des- conocer á los que le hablaban, pero sin alterársele la vista: se dibujó en seguida un estado tifoidéo con retención dé orina, y algunas deyec- ciones involuntarias, y el 22 de Junio amaneció en un sopor profundo» que pasó muy luego á un coma completo, con pulso á 37, al que si" guió la muerte en el fin de esa tarde. Autopsia el 23.—Enorme infiltración serosa general; los tejidos están como macerados; por el líquido que corre en abundancia de las incisiones, parece haber desaparecido el elemento adiposo, aun en las regiones en que abunda de ordinario: los músculos pálidos, flojos y frágiles, están reducidos á un volumen mucho menor del normal: der- rame considerable en el vientre: alguno en las pleuras; edema en la superficie del cerebro, que levanta mucho y hace opaca la aracnóides: notable palidez de la pulpa, aumento de volumen del hígado, pero sin otra alteración apreciablc: vejiga distendida por la orina: riñones pe- pequeños (11 centímetros de alto, 8 de ancho y 21 de cintura) páli- 22 dos, color de jtaba, con una mancha azulada en la cara posterior de cada uno, deformados por abolladuras que hacen ondulante ó acciden- tada su superficie,blandos al tacto,reblandecidos, sembrados de peque- ños quistes serosos (nueve en el derecho y diez y seis en el izquierdo) encasquillados en el parenquima, y asomándose como cuentas negras de cristal en la superficie desnudada déla cápsula; los cortes descubrie- ron en el espesor de los mismos riñones otros tres quistes mayores, uno del tamaño de un garbanzo, los que al ser divididos por el escalpelo dejaban en una y en otra cara de la incisión un lóculo serniesférieo, que afrontados reconstruían una cavidad como para alojar una cuenta gruesa, cuya cavidad estaba revestida en-su mayor prate por una pe- lícula serosa de una finura y fragilidad extremas; los cortes hechos á los riñones daban unas superficies exangües, lisas, de un blanco sucio amarillento, en las que se dificultaba distinguir la sustancia cortical de la tubulosa, con sus orillas semitrasparentes, todo semejando á los cortes hechos en un pedazo de lardo; tocado con la tintura de iodo y con el ácido crómico, no hubo alteración alguna, sometidas al exámen microscópico algunas porciones, parecía haber esa trasformacion de de- generación grasosa de las granuiaciomes, y no filé posible alcanzar á distinguir alteración algnna en los canículos de Bellini. Observación.—(Sr. D. Miguel Jiménez).—El enfermo Homobo- no Carmona, de 56 años de edad, de oficio sastre, constitución débil y temperamento linfáico; entró á este hospital á ocupar la cama número 82 de las salas de Clínica, el 15 de Junio de 1871. Refiere que de niño padeció viruela falsa; que á la edad de 25 años contrajo una blenorra- gia simple sin consecuencia alguna; que en Abril de 1864, según creo, por haber comido mucho chile y bebido pul que, se le detuvo la orina con dolores en el bajo vientre, al grado de necesitar que le sondearan; pero de esto no volvió á resentirse: que en 1868 notó un dia al lavarse los piés, que estaban hinchados, y atribuyéndolo á la humedad de su habitación, se mudó á otra seca; pero que léjos de aliviarse las hin- chazones, fueron subiendo poco á poco por todo el cuerpo hasta lle- gar á la cara, y se acompañaban de dolor de riñones; falta de apetito, sed, basca, algunas evacuaciones, falta de fuerzas, dolor de cabeza, aturdimiento, y solia ver manchas negras como borrones sobre los ob- jetos. Este ataque duró poco mas de un mes, y Corona siguió regu- 23 lar, solo con algunos dolores en I03 riñones, su orina escasa y mucha palidez, y falta de fuerzas hasta Abril de 1872, en que inopinada* mente recayó en el mismo estado de 1868. Yolvid á asistirle el Sr. Barragan; pero siguiendo el mal adelante, y faltándole del todo los recursos al enfermo, se vino al hospital. Su palidez, abatimiento, y falta de fuerzas son notables: se nota una anasarca abundante, blanda, que al tacto es algo dolorosa en las piernas: hay ascítis: la orina es escasa, pálida, un poco turbia, pre- cipita con el ácido azótico, y el calor no muy abundantemente en copos blancos que ganan el fondo del vaso: en el microscopio nos pre sentó uno que otro tubillo epitelial, uno que otro glóbulo de sangre y de pus, y muchos cristales salinos. El enfermo es muy sordo: se queja de algún dolor de cabeza; no ve manchas: en las primeras vér- tebras dorsales suscita la presión algún dolor; lo mismo sucede en la región renal; hay alguna tos y estertores mucosos: hay anorexia y seis ú ochó deposiciones líquidas cada dia; el pulso es normal. La prescripción de ese dia fué un purgante con tártaro, limonada nítri- ca, estibiada al espinazo, asado y arroz con pan tostado. En los dias siguientes el tratamiento varió según lo exigía la susceptibilidad del estómago y la diarréa, que llegó á ser lientérica: se repitieron cuanto fué posible les baños de vapor, y en los últimos dias se procuró sos. tener las fuerzas; pero estas decayeron visiblemente en los últimos dias de Junio: el enfermo perdió el apetito, vino al oido izquierdo una otorréa purulenta; comenzó á divagar y á ver visiones y manchas negras no fijas, y al fin sucumbió consumido el 13 de Julio. Autopsia el 13.—Los dos riñones presentaban en su cara posterior un color violado: en todo el resto muy pálidos: su volúmen estaba muy reducido, mucho menor que el normal: su superficie era mamelonada, como si estuviera formada por la reunión de varios tubérculos: tam. bien se notaban en esta dos granulaciones en uno, y una en otro, gra- nulaciones blancas, del ancho de una lenteja, duras como las que describe Britgth: dos ó tres quistes serosos acompañaban estas granu - laciones. Abiertos los riñones por su borde convexo, se notaba una coloración amarillenta muy pálida, las sustancias cortical y medular confundidas á tal grado, que á primera vista no se hubiera dicho que eran dos sustancias diversas. En el espesor de la primera se encontró 24 un quiste mas grande, pues que tenia una capacidad suficiente para recibir un garbanzo grande, lo llenaba un líquido seroso.—El peso del riñon derecho era de tres onzas dos dracmas. OBSERVACION. Antonio Portilla, de 68 años de edad, de constitución regular, de temperamento sanguíneo, y oficio cargador, entro á ocupar la cama número 3T del hospital de San Andrés, el dia 9 de Febrero de 1872, á curarse de un resfriado; haciendo el interrogatorio se le encontré que en la base de los pulmones, y hácia su parte posterior, había algunos estertores crepitantes; uno que otro síntoma por parte del aparato de la secreción urinaria, condujo al Sr. D. Miguel Jiménez á hacer un diagnóstico exacto, pues la orina examinada, es decir, tratada por el ácido azotico y el calor, daba un precipitado abundante de albunina; dicho precipitado era blanquizco y se presentaba bajo la forma de copos que ganaban el fondo del vaso en que se hacia la experiencia; pe- ro lo notable de este enfermo era,¡que á pesar de que su mal dia á dia progresaba lentamente, no había esos derrames serosos en las cavida- des, ni esa infiltración de suero en el tejido celular subcutáneo, la ori- na, sometida al exámen microscópico, presentaba epitelium canahcu- lar; tubillos hialinos y multitud de glóbulos sanguíneos, aunque aquí se debe advertir, que á este enfermo se le administraban sustancias medicinales que tenían cantáridas, y esto, como sabemos, produce una flegmasía algunas veces bastante intensa, de los órganos destinados á la secreción y excreción de la orina, de naturaleza seudo-membra- nosa; la marcha de este mal tenia sus alternativas, pues algunas ve- ces parecía que el enfermo se aliviaba, porque el precipitado albumi- noso disminuía; mas este alivio era falso, pues no dilataba otra vez en haber un abundantísimo precipitado; es decir, el mal seguía una mar- cha crónica, cuando repentinamente el enfermo presentó los síntomas de una regular reacción febril, y después de dos dias de este estado, por fin este individuo sucumbió el dia 14 de Agosto del mismo año. Autopsia el día 15.—Abierta la caja torácica, se encontraron 25 los caractéres anatomopatológieos de una neumonía en la base de los pulmones; todos los demas órganos de esta cavidad estaban en su es- tado normal: en seguida se abrió el vientre, se sacaron los riñones, los que presentaban las alteraciones que voy á describir; y ántes ha- ré notar que no habia carácter anatombpatológico de ninguna espe- cie en las visceras contenidas en la cavidad abdominal; el riñon iz- quierdo presentaba en su extremidad supeVior un voluminoso quiste, pues tenia tres centímetros de ancho por tres de altura; era verdade- ramente curioso que la pared posterior de este quiste formaba otro mas pequeño, y que tenia dos centímetros de ancho y uno de altura, de tel modo, que el primer quiste de que hablo, podía muy bien alo- jar un huevo de paloma; habia otros tres en su cara anterior, uno que estaba cerca del borde convexo, tenia un centímetro de ancho y cuatro milímetros de altura; otro, un centímetro de ancho y tres mi. límetros de altura, y el tercero tenia la misma medida: en la cara posterior no le noté sino uno bien pequeño, en la* extremidad superior del derecho, habia uno que tenia dos centímetros de ancho sobre la misma medida de alto; este podia alojar perfectamente una avellana en su cara anterior como en su cara posterior, presentaba cinco quis- tes, de los que uno tenia un centímetro y medio de ancho y lo mismo de profundo; otro, un centímetro de ancho y tres milímetros de altu- ra, y el otro, un centímetro y tres milímetros de ancho sobre un cen- tímetro de altura, con otro mas pequeño de medio centímetro de an- cho por un otro milímetro de altura; estos son los de la cara anterior; en la posterior habia uno próximo al borde convexo, tenia dos cen- tímetros de ancho y cerca de uno de altura; otro, un centímetro y medio de ancho sobre tres milímetros de altura; otro cuatro milíme- tros de ancho y dos de alto; otro, un centímetro de ancho sobre cua- tro milímetros de altura; y el último, tres milímetros de ancho sobre dos de altura. El riñon izquierdo estaba voluminoso, irregular; pre- sentaba abolloduras; su peso era de tres onzas; el derecho no estaba tan irregular ni tan abollado como el izquierdo, su peso me dio 2 on- zas 2 dracmas. Describo aquí también otros riñones que pertenecen á individuos de quienes no tengo la historia, y que tuve lugar de ver, unos en el anfiteatro de San Andrés, y otros en la Sociedad Filoiátrica. Tisis.—4. 26 El riñon que tuve lugar de examinar en el anfiteatro de dicho hos- pital, es de una persona que murió de albuminuria crónica. Este órgano era demasiado voluminoso, irregular, abollado, y presentaba tanto en su cara anterior como en la posterior, una multitud de pe' queñísimos quistes, de los cuales no tomé las dimensiones de su vo- lumen, pues que á primera vista este órgano parecía que lo habían salpicado de manchitas grises. Los otros riñone3 que tuve ocasión de ver en una sesión de la So- ciedad Filoiátrica, fueron presentados por mi compañero Campos; estos estaban ligeramente aumentados de volumen, de una coloración amarilla baja, es decir, anémicos y provistos uno de cuatro quistes, de los cuales los mas grandes eran como del tamaño de un ojo de pescado, y el otro tenia tres solamente, de los que uno seria como del tamaño de una perla grande y estaba colocado muy próximo á la extremidad superior de dicho órgano. Resumen.—Concluyo de dicho trabajo, 1°, que la enfermedad de Brigth se presenta en México, con la trasformacion quística de los riñones, y muy rara vez con la degeneración grasosa, y las granula- ciones que su autor describió, pues la degeneración grasosa ha solido encontrarse, y las granulaciones, dice el Sr. D. Miguel Jiménez ha- berlas visto solo tres veces, contando con las que se encontraron en la autopsia de Homobono Corona. 29 Que la degeneración amiloidéa no se ha encontrado hasta ahora en la capital. 39 y último. Que la cirrosis renal, suele encontrarse aquí acom- pañando muchas veces al riñon quístico. 27 UNA PALABRA ACERCA DEL SITIO DE LA ENFERMEDAD. Recuerdo que un eminente fisioiogista, Claudio Bernard, decia: «si se pica el cuarto ventrículo del cerebro de un conejo, resulta al- búmina en la orina,» desde luego esto quiere decir que esa propiedad que tiene el riñon quístico, grasoso, amiloidéo, cirrotico <5 normal, de desalbuminar la sangre, no la lleva en sí sino que le viene de lo que podemos llamar fuentes de la vida: pero ¿de qué punto? No es posi- ble decidirlo, pues todavía la ciencia está muy atrasada respecto de la anatomía y de la fisiología de los centros nerviosos; el dia que co- nozcamos profundamente estos ramos médicos, enténces podrémos decir, si se quiere, matemáticamente, y no solo de esta enfermedad sino de muchas, principalmente de las neurésis, su verdadero sitio. Así, pues, podemos decir que sea cual fuere la alteración renal que produce la albuminuria, no es otra cosa que una de tantas alteracio- nes orgánicas, con que puede presentarse esta enfermedad. Quiero hablar algo sobre la terapéutica de esta enfermedad: se han recomendado los purgantes, las bebidas nitradas, es decir, evacuantes y diuréticos, pero se comprende que este tratamiento es del todo paliativo, pues que no va á atacar el fondo mismo del mal. El Sr. D. Manuel Domínguez me refirié la siguiente relación: «Tengo algu- nos enfermos de dicho mal: les he estado administrando el sulfato de estricnina; y parece que he conseguido algún buen éxito, principal- mente en una señora que padece de esto desde hace veinte años, con unos edemas tan extendidos é intensos, que no la dejaban ni moverse, y bajo la influencia de esta medicina y de los baños de vapor, he visto la albúmina disminuir, y los edemas disiparse, al grado que esta se- ñora goza ya siquiera de algunos movimientos; sobre esto me encuen’ 28 ro mas apoyado para decir que el origen del mal de Brigth está en el tripié de la vida, pues sabemos que la estricnina obra en la masa tnerviosa. Quiera Dios los progresos anatómicos y fisiológicos de las fuentes nerviosas, caminen con pasos gigantescos; así como la materia médica, para que podamos decir en circunstancias dadas: « el pronóstico de esta enfermedad es feliz.» ¿Pero cómo obra la estricnina? El adelanto de la ciencia lo dirá. México, Julio 8 de 1873. Francisco Lomelí