ESTUDIOS ESPERIMENTALES SOBRE LA Quinina y la Digitalina, COMO CONTRIBUCION A LA TERAPÉUTICA DE US ENFERMEDADES FEBRILES. POR JESUS CHICO, Alumno de la Escuela de Medicina de México. GÜANAJUATO. Imprenta de la V. é hija de F. Soria, á cargo de Ignacio Hernández Zamudio. Ensaye viejo, número 2. 1876. AL DULCE RECUERDO DE MI MADRE. A MI PADRE I A MIS HERMANOS. A MI APRECIABLE PRIMO El X)r. Eduardo Liceaga. A LOS PROFESORES Y ALUMNOS DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO. I. todas las fiebres esenciales y en las enfermedades acompañadas de un movimiento febril ya W sea que la calentura se prolongue y dure mucho tiem- po ó bien, que, como en el tifo, suba con rapidez y se sos- tenga luego en un grado elevado, hay un peligro, la adi- namia, cuya causa es, por doble motivo, la calentura mis- ma. Primero porque el aumento exagerado de la tempe- ratura animal es por sí solo, un eficiente poderoso para agotar las fuerzas, obrando principalmente sobre el siste- ma nervioso. Segundo porque el aumento considerable de la temperatura es correlativo con una considerable desasi- milacion, que, al cabo de pocos dias, coloca al paciente en las mismas condiciones que si se hubiera sometido á una larga abstinencia; de ahí viene una adinamia por inanición. Pero atacando á la calentura se esquivan á la vez esos dos peligros. Nadie, sea cual fuere el tratamiento que siga contra aquellas enfermedades de calentura, dudará de la importancia que hay que acordar al síntoma calentura. Muchos son los medicamentos que moderando la desa- similacion pueden ser útiles para ello; todos los compren- didos en la clase de los moderadores de la nutrición y mu- chos, que en las clasificaciones arbitrarias de los tratados de terapéutica se colocan fuera de esa clase, pueden ser, y en efecto muchos son, usados, en el tratamiento de las afecciones febriles. Entre tantos medicamentos escogí, como objeto de es- tudio para mi tésis inaugural, al sulfato de quinina y á la digitalina de Homolle y Quevenne. Como termómetro de la acción de estos medicamentos escogí á la urea; porque 6 siendo esta sustancia el producto de la oxidación de los tegidos, su alza y su baja en la orina, me daría el resulta- do de la acción de estas medicinas. Para que el trabajo fuera completo hubiera sido necesario observar también al gas ácido carbónico; pero la docimasia de este exige apa- ratos especiales para recojerlo y yo carecía de ellos; ade- mas la docimasia de la urea es muy suficiente para obte- ner conclusiones exactas. XI. Hay muchos métodos para dosar la urea; pero el que parece mas sencillo es el método de Lecomte, que consis- te en descomponer la urea por el hipoclorito de sosa á fin de que abandone su ázoe el cual recogido en una campana graduada servirá para calcular la cantidad de urea sabién- dose que un decigramo de urea está representado por 34co de ázoe. Para conseguir un buen resultado supliqué al Sr. profesor de Química y Análisis química del Colegio del Estado que me dirigiera en mis trabajos, este Sr., D. Vicente Fernandez, muy conocido por su dedicación fruc- tuosa en los estudios químicos, accedió con la bondad que le es genial. Le propuse que empleáramos el método Le- comte y como nunca lo habia ensayado quiso asegurarse previamente de su eficacia experimentando sobre urea pu- ra. Siguió minuciosamente las indicaciones que traen las obras de Análisis para ese procedimiento y añadió otras que tenian por objeto asegurar mejor el buen éxito. Sin embargo mas de sesenta experimentos no dieron, ninguno, un resultado satisfactorio, siempre se obtenia menos de la cantidad calculada y no con una rebaja constante; sino con diferencias de 100cc, 200cc y aun 30(5cc. Fuépor tanto ne- cesario abandonar ese método. Entónces el Sr. Fernandez se decidió por el de Liebig que consiste en dosar la urea con una solución de ni- trato de bióxido de mercurio titulada de manera que 20°° de ella precipitan 0 gms. 200 de urea. A fin de sa- 7 ber cuándo ha sido precipitada toda la urea se toma de tiempo en tiempo una gota de la orina que se ensaya y puesta sobre un vidrio de relox se vierte sobre ella una gota de una solución de carbonato de sosa; entonces, si hay nitrato de bióxido de mercurio se forma un pricipita- do de color amarillo fulvo, á los cinco milímetros cúbicos de exceso se marca bien el color. La única causa de er- ror apreciable es la presencia del cloruro de sodio el cual descompone al nitrato de mercurio y forma sublimado cor- rosivo el que queda disuelto; así es que se expone el ex- perimentador á encontrar un falso aumento de urea. Pa- ra evitar esta causa de error basta operar en una probeta y no contar para la urea, sino desde el momento en que el precipitado es persistente. Esta modificación, que evi- ta el trabajo de separar préviamente al cloruro de sodio, pertenece al Sr. Fernandez. Una vez preparado el reactivo por los Sres. Cortés y Larios solo quedaba que ensayarlo: el Sr. Fernandez disol- vió en agua destilada 0,070 de urea pura y me entregó la disolución, sin decirme qué cantidad habia en ella, proce- dí á ensayarla y tuve el gusto y la sorpresa de acertar, sin ningún error, la cantidad de urea. Buen resultado debido únicamente á la excelencia del método y al reacti- vo tan bien preparado. Ya seguro de la eficacia del método de análisis, resolví experimentar en cuatro períodos de seis dias, siguiendo un régimen tan idéntico como me fué posible, tanto en ali- mentos como en ejercicio corporal. En el primer período y en el tercero no tomé ningún medicamento, en el segun- do tomé sulfato de quinina y en el cuarto digitalina de Iiomolle y Quevenne. III. Primer período de seis dias, sin tomar ningún medica- mento. 8 ORINA. UREA TOTAL. UREA EN 5C0 1450 grms. 44,080 0,152 1650 5? 43,560 0,132 1600 J5 39,860 0,123 1800 J> 45,360 0,126 1950 40,170 0,103 1700 40,500 0,125 Segundo período de seis días, tomando sulfato de qui- nina. ORINA. UREA TOTAL. UREA EN 5CC DOSIS. 1750 gnus. 35,700 0,102 0.50 2400 JJ 32,160 0,067 0,50 ¿000 JJ 34,200 0,057 0,75 2000 JJ 32,000 0,0 80 0,75 2000 jj 32.000 0,O80 1,33 2000 i) 33,600 0,084 1,33 IV. Las cifras anteriores, por sí mismas, manifiestan con evidencia que el sulfato de quinina tiene una influencia xnarcadísima sobre las combustiones orgánicas. Compa- rando las cifras del primer período con las del segundo se advierte inmediatamente la gran diferencia que entre ellas hay. Creo que esa es la mejor apología que se puede hacer sobre el uso de la quinina en todos los estados febriles. Es inconcuso que ahorrando al enfermo fuerzas y sustan- cia ayudará poderosamente á la naturaleza para conducir al enfermo á buen término. Sobre todo en aquellas en- fermedades cíclicas, cuyo curso inflexible no puede cam- biar ni detener, dará buenos servicios haciendo al médico dueño de uno de los síntomas temibles. Permítaseme consignar de paso algunas observaciones sobre los efectos de la quinina, casos que sencillamente se me presentaron sin que yo tuviese intención de buscarlos. No solo el sulfato de quinina no me desarregló las funcio- nes estomacales: sino que, al contrario, me obró como un excelente eupéptico, dándome tal apetito que tuve que ha- cerme violencia para no infringir el régimen idéntico. Naturalmente se me presentó la idea de que podia hacer un servicio mas á los enfermos restaurándoles el apetito, el cual está muy debilitado, si no perdido, en todas las afecciones febriles. No padecí cefalalgias, ni sordera propiamente dicha únicamente me parecía que las personas que me hablaban lo hacian dentro de un cántaro; también hácia la puesta del sol tenia campanilleos y zumbidos de oídos. Había leído que la quinina tenia la propiedad de dismi- nuir y aun de suspender los sudores; pero yo no observé que en mí produjera semejante efecto; sudaba como an- tes. V. Tercer período de seis dias sin tomar ningun medica- mento. ORINA UREA TOTAL UREA EN 5CC 1350SHHS. 34,290 0,127 1800 „ 39,960 0,111 2000 „ 44,000 0,110 1800 „ 41,400 0,115 1550 „ 41,700 0,139 2100 „ 46,600 0,111 Cuarto período de seis dias, tomando digitalina. ORINA UREA TOTAL UREA EN 5CC DÓSIS 1850grms> 37,000 0,100 0,002 2100 „ 41,580 0,002 1700 „ 36,380 0,107 0,003 2400 „ 38,880 0,81 0,0 21 0,003 2250 „ 37,250 0,002 3200 „ 39,680 &f/¿rD,C6% 0,002 VI. Comparando los resultados obtenidos en los dos últi- mos períodos se observa, que: si bien la digitalina en las dosis de 0,002 á 0,003 hizo que la cantidad de urea dismi- nuyera, el resultado está muy lejos de ser tan satisfacto- rio como el que dió el sulfato de quinina. Mas puesto que á estas cortas dósis obró, es muy proba- ble que en dósis mas elevadas dé un resultado brillante. Así me lo hubiera dado; pero al cuarto dia tuve el senti- miento de experimentar los síntomas de la intolerancia: vómitos, náuseas, diarrea ligera, algunos dolores cólicos y calambres en la masa común. Me parece legítimo dedu- cir todo esto: 1” Que la digitalina abate la cifra de la urea y es, en consecuencia, un medicamento antifebril. 2*? Que no puede ser administrado en dósis verdadera- mente eficaces; sino en las personas que las puedan tolerar. VII. Resumen.—El sulfato de quinina perfectamente tolera- ble, aun en las dosis elevadas de un escrúpulo ingerido de una vez, abate considerablemente la cifra de la urea. Por tanto puede servir en todas las enfermedades febriles y en aquellas en que el movimiento febril es secundario; pero amenaza la vida del paciente. Es eupéptico y como tal, puede reanimar el apetito, que, en las enfermedades febriles, está decaído. La digitalina de Homolle y Quevenne abate la cifra de la urea; pero para que produzca un resultado satisfactorio es preciso que el individuo que la toma pueda tolerar una dosis mas alta que 0,003 Guanajuato, Setiembre 8 de 178Ú. / S’fó 9o/¿ca?.