'«Facultad de Medicina, de México. <3 BREVES CONSIDERACIONES SOBRE RAS AEECCIdES CATARRALES TESIS INAUGURAL DE ALUMXO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO. ANTIGUA IMPRENTA DE MÜRÁ¡TÜTT¡* TORTAL DEL AGUILA DE ORO. MEXldO. 1880 Facultad de Medicina de México. BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LAS AFECCIONES CATARRALES. TESIS INAUGURAL DE ALUMNO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO. MEXICO. ANTIGUA IMPEENTA DE MUKGUIA, PORTAL DEL AGUILA DE ORO. 1880 j| lü memoria ¡te mi ||»ilre. A MI TAD^E. A MI HEEMANO. AL 11.91. MállllMIl# mil. HOMENAJE DE RECONOCIMIENTO. AI INSIGNE TOCOLOGISTA MEXICANO DR. JUAN M. RODRIGUEZ. mí fiel amigo immm nnn INTRODUCCION. *stamos convencidos que cuando un individuo lia te- nido las pretensiones de haber sido el primero en ob- servar algún fenómeno ó alguna ley física, se encuen- tra con que antes de él ha habido generacionos enteras que, si no han apreciado los fenómenos de la naturaleza, por lo menos los han visto y saben en donde se presentan. Esto pasa en todas las ramas del saber humano.—Así es que, en el estado actual de nuestras investigaciones, el mundo cien- tífico no hace mas que interpretar por otros razonamientos los fenómenos observados ántes. Es lo que nos proponemos hacer aquí, respecto de una clase de enfermedades conocidas desde el padre de la medicina.—Quiero hablar de las afeccio- nes catarrales, para lo cual tomaré por tipo la neumonía ca- tarral. Sin trastornar el cuadro nosológico daremos una ojeada rápida á la historia de estas afecciones, trataremos de fijar y describir sus caracteres mas esenciales, y terminaremos estableciendo una ley sobre su marcha y su pronóstico. HISTORIA Y PATOGENIA. En Hipócrates y sus sectarios, dominó durante muclio tiempo la idea de que el catarro consistia en un escurrimien- to de humor de la cabeza hacia las narices, la boca, los bron- quios, etc., aunque después fué restringida la palabra en su significación para indicar simplemente la inflamación de las narices, de la garganta y de los bronquios. Ya en su cua- dro etiológico, figuraban el calor, la humedad y el frió, co- mo determinantes de esta afección, asociando y comentando cada uno, según su propio juicio, las leyes fenomenales. Te- nemos por ejemplo, las opiniones de Celso y de Galeno, que decian: que tanto bajo la influencia del calor, como de la hu- medad, la cabeza estaba siempre llena, y que bastaba sola- mente la influencia del frió, para que semejante á una mano comprimiese la masa encefálica, y la exprimiese como espon- ja. Como se ve, desde un principio se dió una idea hipoté- tica y falsa, admitiendo que la materia pecante descendía de la cabeza.—Algunos como Van-Swieten y Baillou, mani- festaban gran dificultad para comprender cómo sus antepa- sados explicaban la naturaleza de estas afecciones y ponian en duda la manera como se formaba ese fluido, y cómo era que existia hasta cierto punto en depósitos: y Riviere, en 1600, queriendo darse bien cuenta de este mecanismo, admi- tía que el flujo catarral venia de la pituita, pudiendo ésta ser fria y espesa, ó caliente y fluida, de donde resultó una división de los catarros, en calientes y fríos.—Este era el estado de las cosas hasta mediados del siglo XVII.—Vino Schneider en 1660 derrotando las hipotésis de sus antepasa- 10 dos, y sosteniendo en su escuela médico -filosófica que el ori- gen del catarro, no era ni podía ser el cerebro y sus depósitos imaginarios; que la verdadera fuente era la membrana mu- cosa que tapiza las fosas nasales, los bronquios, &c.—Hofi- mann y Sidenliam sostenían igualmente que el catarro depen- día de una lesión local, pero describieron además la fiebre catarral en la cual, según ellos, hay un aumento en el movi- miento de los sólidos y de los líquidos, acumulación de una serosidad superflua é impura en los vasos y expulsión de és- te líquido por los cryptos de las membranas.—Sauvages, Morgagni y Pinel extendieron sucesivamente el número de las afecciones catarrales, clasificándolas y considerándolas todas como febriles. Itoederer y Wagler, que en 1Y60 pre- senciaron el sitio de la ciudad de Gotinga, y en medio de to- das las calamidades de una guerra desastrosa, observaron los diferentes fenómenos de las afecciones catarrales en sus formas caprichosas, y les dieron el nombre de afecciones mu- cosas. Sarcone, Cufien y Sthal dan descripciones análogas. —Todas estas doctrinas fueron combatidas después por la escuela de Broussais. Esta escuela ha sostenido que el ca- tarro no es mas que un aumento morvoso en la secresion de un líquido sin alteración de la testura; negó la esencialí- dad de las fiebres mucosas diciendo que se aproximaban á la gastro-enteritis simple ó complicada. Con poca diferen- cia se han expresado Chomel, Andral y algunos otros. Yernos, pues, que no se han llegado á establecer los sig- nos propios del catarro, hasta hoy, que la escuela moderna por medio de la generalización y de la experiencia, va de- terminando con mas exactitud los límites del cuadro nosoló- gico, aunque es de deplorar que al trazar estos límites se aumenta de tal manera la terminología, que muchas veces una ley patológica complica las descripciones en lugar de abreviarlas. Pero ántes de juzgar por completo la cuestión de este pro- ceso, veamos lo que dicen algunos de los fundadores de las escuelas contemporáneas. Según Roche, todas las secresio- nes cutáneas, mucosas, serosas &c. son susceptibles de un au- mento insólito que puede elevarse al estado morvoso; ya és- te estado no es mas que un síntoma de alguna otra lesión, sirviendo entonces como medio de diagnóstico, ó bien cons- tituye por sí mismo un verdadero estado patológico, en cuyo caso debe ocupar un lugar importante: este último estado 11 morvoso es lo que M. Roche llama hiperdiacrisis; pero es de notar que según él no hay alteración de los tejidos. An- dral tampoco considera este flujo mucoso como el simple re- sultado de un trabajo de flegmasía, y agrega que “se puede concebir un aumento accidental en la secreción de los folícu- los mucosos sin que sean el sitio de un trabajo de hiperhemia activa; así como se ve bajo la influencia de causas numerosas un aumento de la seeresion de la orina sin que haya ne- fritis;” y si se admite una irritación como principio de la enfermedad, ella debe ser de un modo especial no conocido, puesto que á la autopsia no se encuentra lesión apreciable. Respecto de la fiebre dice que existe no por el hecho de la flegmasía sino porque “el solo hecho del sufrimiQnto de una parte vital, cualquiera que sea el modo, basta para poner enjuego las simpatías de donde resulta.” Concluye Andral considerando el escurrimiento de un líquido como el fenóme- no principal del flujo, es decir, del catarro. Esto explica el origen de la palabra reuma, rhume, del griego reo, yo cor- ro, escurrimiento, &c. Ahora bien, respecto de las influencias que presiden á la producción de los catarros, M. Littré aconseja que se reser- ve uno la idea de causa catarral como él se reserva la del có- lera y de algunas otras afecciones. 1 ‘Algunos autores se han limitado á notar la existencia de un catarro esencial, pero sin apreciar la naturaleza, la esencia;” según ellos pue- de producirse por inflencias muy diversas como, por ejem- plo, un estado particular de la sangre llamado plétora serosa, una congestión particular é instantánea ó bien por una dete- rioración de la salud. Como ejemplo de una de estas influen- cias, M. Magendie inyectó en las venas de un perro una gran cantidad de agua destilada, y estando el animal en este es- tado de plétora artificial, si se nos permite la expresión, después de algunos instantes notó que los movimientos respi- ratorios se aceleraron notablemente, y de todos puntos del hocico vio correr en abundancia un líquido cuyo origen era con evidencia la traspiración del pulmón considerablemente aumentado: de esta manera se produjo un catarro de acuer- do con la teoría. Andral, hablando en el mismo sentido, po- ne como ejemplo un derrame pleural terminado por un flujo brónquico. En suma, según estos autores, una gran canti- dad de serosidad en la sangre determina muchas veces la formación del catarro. 12 Como se ve, todas estas doctrinas que acabamos de pasar en revista no hacen mas que explicar la etimología de las di- ferentes palabras con que se ha caracterizado la afección que nos ocupa.—Hoy los autores franceses dan el nombre de catarro ‘ ‘á toda inflamación aguda ó crónica de las mem- branas mucosas con aumento de la secreción habitual de es- tas membranas, y por extensión á todas las inflamaciones de éste sistema, que sean ó no acompañadas de un aumento de secreción; de allí los catarros pulmonar, de la oreja, de la vejiga, catarro seco, sufocante &c.”—Esta última manera de ver no es mas que una generalización mas razonada del pasado: á pesar de esto no ha faltado quien intentase resu- citar las olvidadas ideas de la alteración humoral considera- da como fenómeno primitivo.—Una de las entidades científi- cas modernas, M. Jaccoud, sostiene que el catarro es una flegmasia superficial de las membranas mucosas, con pro- ducción mas abundante de mucus y aun con formación de pus propiamente dicho. En todo esto se habla siempre de un aumento de secreción, es decir, de la producción exagerada de mucus como se lla- ma á todas éstas secreciones de las membranas mucosas ó de las glándulas tapizadas por esta clase de membranas. Se- gún Robin, bajo este rubro de mucus se comprende: la des- camación epitelial de las membranas mucosas; el líquido que se forma en las inflamaciones superficiales de dichas membra- nas; la secreción líquida de las glándulas mucosas ó el mucus propiamente dicho. Los caracteres esenciales del mucus son: el tener cierta viscosidad; un tinte gris, trasparente ó semitrasparente; estar compuesto esencialmente por un líqui- do llamado suero y que no es mas que agua teniendo en di- solución sales, y sobre todo por lo que se llama mucosina que es la sustancia propia del mucus y le da su viscosidad; la mucosina, siendo líquida, es mas coagulable por los reac- tivos que por el calor; hay ademas celdillas epiteliales de la mucosa de donde proviene el mucus, y leucositos que fácil- mente se producen y se encuentran en suspensión, constitu- yendo lo que se ha llamado también glóbulos de mucus. Ademas, en los mucus alterados se pueden encontrar gotas grasosas, granulaciones moleculares, vibriones y algunas otras partículas según el sitio de donde provengan. Según el mismo Robin, á consecuencia de la producción exagerada de leucositos y de la descamación abundante del epitelio, el 13 líquido secretado toma la apariencia de pus y se llama en- tonces moco-pus; como en el pus, la parte líquida es lo esen- cial y la parte sólida lo accesorio. Según todo esto, se considera ya la descamación epitelial como uno de los fenómenos de importancia: como inflamación superficial, el catarro se diferencia perfectamente de las in- flamaciones profundas cuyo tipo es el Jlegmon, Para la escuela alemana la afección catarral no es mas que la expresión de un hecho de anatomía patológica. Así, in- dependientemente, ó mas bien, haciendo abstracción de las causas que presiden á la formación de un catarro, le consi- deran constituido por un estado hiperhémico al cual succede una secreción anormal con aumento de volumen é imbibición del tejido, terminando por la caida del epitelio y la produc- ción de una gran cantidad de celdillas. En caso de que haya formación de pus, éste es constituido por la alteración de las mismas celdillas epiteliales; no así para la escuela francesa que le hace derivar directamente del blastema. Exponiendo nosotros nuestro modo de ver diremos que, el catarro es una enfermedad aguda ó crónica, inflamatoria ó no inflamatoria, caracterizada por una alteración de alguna ó algunas membranas epiteliales, teniendo por resultado la descamación; acompañada las mas veces de reacción fe- bril, su marcha es de lo mas variado y engañoso, aunque su- geta á ciertas formas ó tipos que caracterizan los trazos termográficos. Formulada así la cuestión no se nos dirá que el fenómeno primordial debe ser un flujo como decian los antiguos, ni tampoco una secreción como dice la escuela moderna; si se presenta lo que se ha llamado flujo ó bien una secreción, esto consiste en que los productos de la descamación se encuen- tran flotando en una mayor cantidad de serosidad ó plasma que se ha extravasado; esta extravasación se debe á que las condiciones de la descamación epitelial son incuestionable- mente favorables al fenómeno exosmosis.—No restringimos la afección á las membranas mucosas solamente sino á todos los tejidos de epitelio, porque la identidad de estructura trae la identidad de lesiones, y este hecho se nos ha manifestado en la clínica. Damos un alto grado de importancia á la desca- mación epitelial por ser un signo diagnóstico y aun pronós- tico de primer órden en esta clase de afecciones: tiene este fenómeno un carácter curioso, especial,y es que siempre se 14 ve manifiestamente en la lengua cualquiera que sea el sitio de la lesión. La fiebre cuando existe es ó una seudocon- tinua con remisiones matinales ó bien una seudo-intermiten- te, pero de cualquier modo que sea, la exacerbación termo- métrica es siempre vespertina; el calofrío de los llamados erráticos puede ser provocado á voluntad por el enfermo ó por el médico, pues para que se produzca basta un ligero cambio de posición ó el enfriamiento de una parte del cuerpo. Aunque benigna la afección catarral se termina muchas veces por algún fenómeno crítico notable ó por alguna alte- ración permanente del órgano atacado. Las enfermedades de esta clase que tienen un alto grado de gravedad, son el catarro sufocante de los ingleses y la neumonía lobulillar de los niños. En este caso, se encuentra en el cadáver las úl- timas ramificaciones brónquicas y aun las vesículas pulmo- nares llenas y hasta completamente obstruidas por el epite- lio descamado que no ha podido ser expulsado. Esto es lo poco que podemos decir sobre la historia y el carácter de la afección de que se trata. Tomando ahora por tipo la neumonía catarral vamos á enumerar someramente las causas y los síntomas mas marcados para después dedu- cir la marcha y el pronóstico. ETIOLOGIA. El enfriamiento constituye la causa mas frecuente clcl ca- tarro. Se le ve reinar en el cambio de las estaciones, pero con mas frecuencia en la primavera y en el otoño; toma mu- chas veces el carácter epidémico y contagioso, y puede ex- tenderse á todo un país; el cambio de habitación le puede producir igualmente; con frecuencia se le ve domina? en las regiones intertropicales en donde los miasmas adquieren to- da su influencia.—Ataca á los dos sexos, más á los adultos y á los viejos que á los niños. El reumatismo es una de las causas predisponentes de primer orden, tanto que se puede decir que tiene cierto grado de parentesco con el catarro, así como constituyen un grado de parentesco la sífilis y la escrófula/ Mas aún, se puede sostener que el reumatismo 15 tiene manifestaciones en todos los tejidos. Según el Dr. Galan, en este caso, las serosas como membranas de epitelio que son, representan también un gran papel así como lo he- mos visto en un caso de pleuresía y algunos de endocarditis y pericarditis. Se nos podia decir que estas no eran mas que coincidencias, pero es de notar que la ciencia de obser- vación falla muchas veces con sofismas: tal vez en estas ge- neralizaciones se apoya Wagner para definir el catarro “una axudacion serosa en las superficies libres;” pero ya hemos dejado ver que la exudación es un fenómeno secundario. Bien podemos admitir el hecho de coincidencia del mismo modo que admitió Bouillaud la endopericarditis en el reumatismo articular agudo, y hoy se sabe perfectamente que tanto esas inflamaciones del centro circulatorio como las inflamaciones articulares (artritis reumatismal) coinciden por la sencilla razón que dejaba escapar Bouillaud de que unas y otras no son mas que manifestaciones de la diátesis reumatismal y que en consecuencia pueden coincidir ó succederse en un mismo enfermo que esté en posición de dicha diátesis. Esto es evidente para la sífilis y se está haciendo mas y mas evi- dente para la diátesis reumatismal. Igualmente, M. Sée ha señalado la coincidencia de la endopericarditis en la corea, y nosotros la hemos visto llegando á producir una embolia cerebral mortal en un caso de urticaria.—Muchas veces por el contrario el reumatismo no corresponde al estado diatési- co sino á un estado puramente catarral. El catarro puede comenzar por la piel, las mucosas, los músculos, &C., y generalizarse en seguida tomando manifes- taciones muy variadas. Hemos visto un ejemplo de esto en el Hospital Juárez: una mujer como de treinta años de edad, de una robustez conservada entró á curarse de una enteritis catarral, la cual marchaba favorablemente, cuando un dia inesperado se nos presentó con síntomas alarmantes aparen- tando una fiebre tifoidea; pero después de una minuciosa ob- servación se reconoció una erisipela que habiendo salido por el ano, invadió sucesivamente todo el cuerpo y terminó al cabo de cuatro dias por una parotitis, fenómeno crítico que auguraba una terminación feliz, cuando la enferma murió súhitamente por congestión cerebral. Tenemos aquí un ca- so de catarro de la piel (tegumento externo) siguiendo á un catarro de la mucosa intestinal (tegumento intenso.) 16 INVASION, SINTOMAS Y MARCHA. En los individuos atacados de neumonia catarral se nota algunas veces un calosfrió intenso acompañado de una eleva- ción rápida de la temperatura que como excepción puede llegar mas tarde hasta 40° y algunos décimos. Hay dolores contusivos en todo el cuerpo (courvature;) la relación numé- rica del pulso y la respiración es alterada; la fisonomía es animada ó bien expresa dolor y abatimiento, teniendo la ca- ra una coloración rojiza, principalmente los pómulos. La lengua, como hemos dicho, presenta un carácter de alta im- portancia, no solo en la neumonia, sino en las demas enfer- medades catarrales, y que consiste en que está cubierta por una capa blanca ó amarillenta, cuya capa está formada por el depósito de la descamación epitelial; el borde de la lengua- está rojo por la falta de este depósito.—La rubicundez déla lengua es á veces el primer fenómeno de algunas afecciones catarrales, como por ejemplo de la parotitis catarral, enfer- medad epidémica y contagiosa que tiene su principio por un estado eritematoso ó inflamatorio de la mucosa bucal, tras- mitiéndose después por el canal de Stenon hasta los lóbulos de la glándula.—Volviendo á la neumonia, la inspección del tórax no presenta nada notable en la inmensa mayoría de los casos; á la palpación las vibraciones torácicas se sienten ligeramente aumentadas, y la percusión, que la mayor parte de las veces provoca dolor, no indica mas que una submati- tez en el lugar enfermo. La auscultación revela un estertor crepitante fino; pero este no es un signo característico porque bien se pueden presentar otra clase de estertores como mu- cosos, gruesos, sonoros y sibilantes. En el resto del pulmón la respiración se nota exagerada. Precedida algunas veces por náuceas ó vómitos, la neumo- nia catarral es caracterizada también por una tos frecuente, húmeda con esputos blancos, espumosos y escasos al princi- pio, viniendo á ser después abundantes, mas y mas viscosos y amarillentos ó rojizos. La dispnea es otro fenómeno de importancia que puede ir hasta la sofocación y causa una 17 angustia intensa á los enfermos.—Algunos de estos fenóme- nos se encuentran también en la neumonia llamada fibrinosa. —Ademas del dolor á la percusión de que hemos hablado, existe, la mayor parte de las veces en la neumonia y las otras afecciones catarrales, una verdadera hiperestesia que se lle- ga á generalizar á todo el cuerpo, constituyendo otro síntoma característico. Después del primer dia la lengua comienza á tomar un carácter de mayor importancia; su descamación se va ge- neralizando, y en los casos mas marcados toma una colora- ción notablemente roja, sus papilas se señalan mas y mani- fiesta materialmente el aspecto de la superficie de una fresa, y no se extrañará que le demos el nombre de lengua fresa, porque al fin en esto de terminología todos reconocemos los contrastes mas extravagantes. Esta descamación de la len- gua puede hacerse desde luego en su totalidad ó bien suce- sivamente por líneas longitudinales y simétricas del centro á la periferie ó al contrario, pero siempre de adelante hácia atras. Se observa ademas que la expresión de las fracciones es mas tranquila; la rubicundez de la cara va disminuyendo así como la dispnea; solo queda molestando la tos y los espu- tos que son mas compactos aunque algunas veces toman el carácter broncorreico.—Otro hecho de importancia en esta afección, tal como la consideramos aquí, es el tipo febril que es periódico y que algunos han tomado por una manifesta- ción del paludismo; pero en esto hay una distinción notoria: el paludismo tiene exacervaciones matutinas y constantes la mayor parte de las veces, mientras que en la afección catarral las exacerv aciones son vespertinas y variables. Ademas, el calosfrió de 3 a intermitente paludeana es de tal manera intenso que bien se podria poner al individuo dentro de un horno sin que sintiese la menor impresión, mientras que en el catarro y en la inmensa mayoría de los casos solo hay una horripilación, es un verdadero calosfrío errático, como ya dijimos, y tiene sobre todo de característico el que se pue- de producir á voluntad por el médico y aun por el mismo enfermo; aquí el castaneo de los dientes es sumamente raro y falta la periodicidad propia del paludismo. Como se ve, estos signos son de gran utilidad para el diag- nóstico y aun para el pronóstico y el tratamiento. Ahora bien, las flegmasías y sobre todo la neumonia, han 18 sido llamadas enfermedades cíclicas, por tener una marcha marcada de donde no se desvian; de manera que desde el inomento en que se reconoce la enfermedad se pueden pro- nosticar los diferentes fenómenos y faces que sucederán, tales como los periodos de ascenso, estado y descenso; no así en el catarro en donde se presenta el fenómeno de alter- nancia ó el aborto; así, vemos muchas veces que la tempe- ratura cae inesperadamente. DIAGNÓSTICO Y PRONÓSTICO. Las perturbaciones torácicas mencionadas unidas a los de- mas caracteres importantes de las afecciones catarrales, ta- les como los calosfríos erráticos provocados, la marcha fe- bril seudo-continua y la descamación epitelial de la lengua, constituyen, á nuestro modo de ver, los principales signos diagnósticos. Respecto del pronóstico es de notar que las enfermedades cíclicas se toman siempre por benignas. En las afecciones catarrales el pronóstico se deduce de la marcha variada de los fenómenos, principalmente de la reacción febril; pero se puede afirmar que la mayor parte de las veces son quizá mas iDenignas que las enfermedades de tipo cíclico perfecto. Aho- ra bien, la neumonía puede ser lobular ó lobulillar; la primera que es mas propia del adulto, es ménos grave que la segun- da, que corresponde á los niños, aunque esta sea catarral. En el adulto la muerte por asfixia, ó mejor dicho por apnea, es muy rara, y cuando los niños mueren por este accidente, es porque las últimas ramificaciones bronquicas y aun las vesículas, se encuentran verdaderamente atascadas por los productos de la descamación epitelial, impidiendo así los fe- nómenos respiratorios y hematopoiéticos. Lo que los ingle- ses llaman catarro sufocante no es mas que la afección pul- monar que nos ocupa, que ha llegado á un alto grado de gra- vedad; aquí la suspensión brusca de los fenómenos es muy importante para el pronóstico. Para los alemanes la neu- monía catarral es dividida según su gravedad, en neumonía catarral propiamente dicha, y en neumonía crupal; pero co- mo esta última da la idea crup no es conveniente aceptarla; la escuela de París es mas exacta al considerar la neumonía catarral como la simple manifestación del catarro de la muco- 19 sa pulmonar, acompañándose de fenómenos fluxionarios ge- neralizados en los otros tejidos de la viscera. Para el vulgo bay dos afecciones, que con los nombres de neumonía y de disenteria, se confunden mucho bajo el punto de vista del pronóstico; y en efecto, en los países cálidos se ve que si la neumonia es grave, la disenteria lo es mucho mas; pero en el estado puramente catarral podemos decir que ni la una es neumonia ni la otra es disenteria, sino únicamente afeccio- nes febriles de poca gravedad, siendo la segunda caracteri- zada por deposiciones con moco sanguinolento, carácter mas bien de la colitis que de la disenteria, por ser esta propia del paludismo y caracterizada las mas de las veces por diarrea con pujo, moco y hasta una verdadera esfacele de la mucosa intestinal. De esto sobran ejemplos en la India y aun aquí en México. Así, en la disenteria propiamente dicha se presenta algunas veces una alteración de una parte del intestino que molesta al enfermo durante toda su vida; á veces salen ma- terias formadas por la mucosa intestinal y que tienen el mol- de del intestino. La disenteria necesita de un tratamiento muy enérgico, mientras que la colitis catarral que es benig- na, á pesar de su semejanza con la disenteria, cura con la medicación mas sencilla. Así vemos en la vida práctica de qué manera se curan pretendidas neumonías y disenterias graves con medicinas que á pesar de ser de las mas vulga- res, algunas pasan por misteriosas y podemos decir que á veces no contienen mas que azúcar: casos como éstos son los que elevan la reputación de los homeópatas, y de algunos mas que homeópatas, porque la conciencia pública, buena ó malamente, con razón ó sin ella, siempre se levanta cons- tituyéndose el supremo juez de las determinaciones cientí- ficas. TRATAMIENTO. Como se acaba de ver, la terapéutica es de lo mas sencillo; la única regla que se debe observar para el tratamiento es la especialidad, puesto que el catarro es una enfermedad es- pecial. Para esta indicación no habria necesidad de recur- rir á los preceptos de la ciencia, pues el lenguaje vulgar tie- ne casualmente el adagio muy apropiado de al catarro darle con el jarro. Lo mas conveniente en estos casos son los exi- 20 tantes difusibles que producen una sudación, estableciendo así una especie de juego de báscula que hace desaparecer el catarro. Para llenar esta indicación se puede hacer uso de la siguiente fórmula: Agua 120, gr. 00 Acetato de amoniaco 8, ,, 00 Tintura de ipeca 1, ,, 00 Alcohol y jarabe de éter, cc 30, ,, 00 A tomar por cucharadas cada hora: en caso de que haya alguna lesión orgánica del corazón, bien se puede suprimir la ipeca. No habiendo esta contraindicación de parte del corazón como tampoco de parte de las vias digestivas, pue- de sernos útil el tratamiento abortivo, por ejemplo la ipeca como vomitivo ó bien los purgantes salinos. Cuando las in- dicaciones causales y sintomáticas lo exijan, los polvos de Dover nos pueden prestar un gran servicio. Recapitulando encontramos que las afecciones catarrales están sujetas á las conclusiones siguientes: Hay una alteración local en los órganos cubiertos de epitelio, cuya alteración consiste en la descamación rápida, considerable y progresiva. La marcha es muy variada pero caracterizada por la seudocontinua ó la seudointermitente, lo que casi siempre pudiera llamarse la remitente catarral. 3a El pronóstico es benigno y se deduce de la marcha; solamente le dan gravedad las complicaciones, el órgano atacado y algunas otras consideraciones importantes como son por ejemplo el estado anterior del enfermo, la edad &c. El escurrimiento y la inflamación no son fenómenos que dominen al grado de darle un sello particular á la afec- ción para que merezca ser colocada en el cuadro nosológico correspondiente, el de las flegmasías. Para complemento de este ligero estudio consignaremos algunas pequeñas observaciones: excusado seria el confesar lo deficientes que son, sabiendo que en toda observación clí- nica se debe poner de manifiesto la historia detallada de los hechos; y siendo así mas vale la confesión que la invención. 21 OBSERVACION Ia Hospital “Juárez.”—Sala “Josefa Ortiz.”—Camanúm, 9'. —Eufrasia Colin de 41 años, viuda, doméstica, natural de la Piedad, entra el dia 25 de Octubre de 1819.—Dice que en su niñez tuvo viruelas, sarampión y padeció de la garganta. Hace como cinco años fué atacada de tifo y desde entonces pa- dece con frecuencia de frios y de reumas; que el padre mu- rió loco á consecuencia de un susto, y la madre murió de tifo.—Hace dos meses comenzó á estar enferma á consecuente cia, dice, de unas contusiones que recibió en la espalda, que- dando muy adolorida hasta ahora; todas las tardes tiene ca- losfrió y calentura, y una tos que le molesta continuamente le hace arrojar unos esputos espesos, viscosos y color de cho- colate; se queja ademas de dolores en los miembros, de falta de apetito y nada mas. Respecto del exámen físico encontramos: que está en decú- bito dorsal; la fisonomía es alterada expresando dolor; la lengua está cubierta de una capa blanquizca y ligeramente descamada en sus bordes y en la punta. Nada notable se en- cuentra en el cuello. En el tórax no se descubre nada por la inspección ni por la palpación; por la percusión se encuen- tra la sonoridad normal en la región anterior y ligeramente mate en la posterior, haciéndose la matitez mas notable en la base de ambos pulmones; por la auscultación se distingue una respiración pueril en el vértice del pulmón derecho, res- piración oscura en la base de ambos pulmones y en su resto estertores crepitantes gruesos y un soplo en la parte media y posterior del pulmón izquierdo. En la región precordial no se nota de anormal mas que el llamado ruido de fuelle en el primer tiempo, en la base y extendiéndose á la derecha,, y un soplo en el segundo tiempo, en el vértice y extendién- dose á la izquierda. El vientre está ligeramente abultado y doloroso á la presión. En los miembros - no hay mas que los fenómenos funcionales acusados por la enferma, dolores y sensación de quemaduras. Por tratamiento se ordenó la siguiente pocion: Agua 120,00; acetato de amoniaco 8,00; alcohol y jarabe de éter cc. 30,00; para tomar una cucharada cada hora. Los dias 27 y 28 la enferma dice que astá mejor á pesar de que la mayor parte de los síntomas continúan; los esputos 22 son sanguinolentos ya no color de chocolate; la lengua está menos blanca y la enferma la siente amarga. Los dias 29 y 30 los fenómenos físicos y funcionales del tó- rax desaparecen casi por completo; la lengua un poco des- camada en su borde queda cubierta en el resto. El dia 31 y siguientes la enferma queda curándose única- mente de los dolores reumatismales que también tenia y ha padecido con frecuencia, según dice. Se le prescribe una pocion de ioduro de potasio y nitrato de potasa y así conti- núa hasta el dia 16 de Diciembre que se le da su alta, estando notablemente mejorada del reumatismo. Por los síntomas y demas caracteres observados el primer dia no vacilamos en diagnosticar una neumonia catarral que como se ve terminó en muy pocos dias. En esta observación se puede notar lo que hemos asentado respecto á la liga que hay entre el catarro y el reumatismo. El tipo febril es remi tente y descendente (véase la lámina.) Se comprende que los fenómenos estetoscópicos del corazón corresponden á los estrechamientos aórtico y mitral. OBSERVACION 2? Hospital “Juárez.”—Sala “J. Ortiz.”—Cama núm. 25.— La enferma de esta observación es una mujer como de 45 años, de raza Kikapua y que no habla el español; solo nos hace comprender que se llama Concha y por medio del len- guaje de acción nos indica las regiones del cuerpo que le duelen. Entra al Hospital el dia 12 de Enero del presente año (1880.) Conserva el decúbito dorsal; á nuestra presen- cia procura sentarse en la cama; su robustez está conservada y su fisonomia animada manifiesta cierto grado de dignidad; nos indica que le duele la región anterior izquierda del pecho, el dorso y los cuatro miembros; tose con frecuencia y arroja unos esputos blancos y espumosos. Continuando el examen físico puramente vemos los pómulos enrojecidos y la lengua tapizada en toda su extensión por una capa blanca y gruesa; de la observación del tórax solamente la auscultación revela en la parte inferior de ambos pulmones algunos estertores mucosos y en el corazón no se descubre nada de anormal. 23 En el vientre no hay nada digno de llamar la atención y en los miembros solo los dolores que la enferma acusa. La tem- peratura es normal. Hoy se prescribe una pocion estimulante. Los dias 13 y 14 la enferma nos hace comprender que so siente mejor, los dolores han disminuido, la tos es menos frecuente. El dia 15 á las ocho de la mañana y en presencia de noso- tros es atacada de un calosfrío demasiado intenso y alarman- te; inmediatamente después el termómetro marcó 40°; el decúbito era en pronacion; la cara expresaba dolor y opre- sión; la lengua blanca en el centro, descamada y roja en sus bordes; la tos llegó á ser mas frecuente y ademas habla mucha sed. El tórax á la inspección no presenta nada no- table; á la palpación, solo en la región precordial se sienten los chasquidos valvulares arriba y abajo cubiertos de cierta rudeza, ocupando el segundo tiempo y como si fuese el pri- mer grado del extremecimiento vibratorio (frémissement catciire,) siendo mas intenso en la parte inferior de la región; á la percusión es ligeramente mate todo el lado derecho del dorso y el resto está normal; á la auscultación del pulmón nada notable se descubre y en el corazón todo es un solo ruido, el llamado de noria (bruit de diáble) siendo mas rudo al principio; se puede decir que los silencios faltan de una manera absoluta. Tratamiento: Purgante Piorry. Dia 16.—Hoy la matitez cardiaca es aumentada; los ruidos normales del corazón aparecen aunque lejanos; solo se nota una prolongación del segundo tiempo en la base; hay dolor en la región precordial; dispnea ligera y poco apetito; la len- gua menos blanca y mas uniforme. Tratamiento: Agua 120,00 acetato de amoniaco 8,00 al- cohol y jarabe de éter, cc. 30,00.—Una cucharada cada hora. Dia 17.—La lengua está mas cubierta; la area de la ma- titez cardiaca disminuye; solamente por la auscultación se siente que la punta del corazón late en su lugar normal: estando la enferma sentada se oye la prolongación en el se- gundo tiempo y en la base; estando en decúbito supino se oyen mas claros los ruidos y ademas un ruido rudo ocupando el primer tiempo el primer silencio y toda la región precor- dial; el dolor y la dispnea disminuyen y el apetito aumenta. Dia 18.—Todos los fenómenos disminuyen, la lengua se 24 limpia, los ruidos del corazón son mas claros y normales; buen estado general. El día 24 la enferma sale curada. Es de notar una circunstancia particular de la tempera- tura ambiente y es que en los tres primeros dias el tiempo era húmedo y frió. Por el grupo de síntomas observados el primer dia diag- nosticamos una bronquitis catarral que según se observa terminó rápidamente; pero nos viene en seguida el otro cua- dro de síntomas observados el dia 15 y siguientes, cuyos síntomas principalmente los intra y extracardiacos, acom- pañados de una temperatura elevada no nos hicieron vacilar en diagnosticar una endo-peri-carditis que sorprendimos en su principio. Aquí vemos el fenómeno constante de la descamación de la lengua, el tipo febril descendente y remi- tente. Ademas, juzgamos que esta lesión del corazón por presentarse en su cubierta epitelial y acompañarse de los demas caracteres que hemos mencionado, debe ser colocada en el grupo de las afecciones catarrales. El dia 15 prescri- bimos el purgante Piorry con objeto de provocar una deri- vación. OBSERVACION 3* Hospital ‘ 'Juárez.”—Sala “Sor Juana Ines de la Cruz.”— Cama niím. 9.—Paula Avila de 20 años, soltera, jornalera, natural de Contreras, entra el dia 11 de Marzo de 1880.— Según nos refiere, en su niñez fué atacada solamente de reu- matismo articular, y hace cinco años le dio tifo que terminó por pulmonía; que de poco tiempo á esta parte padece de una tos seca que le molesta con frecuencia; por el interroga- torio se descubre que acostumbra las bebidas alcohólicas. La enfermedad actual la atribuye á que recibió la influen- cia de la lluvia que hubo hace dos dias, después de lo cual, fué atacada por la noche de un fuerte calosfrió y de dolores en los miembros y en el pecho, como si estuviese muy cansa- da. La tos que padecía con frecuencia, ahora le molesta á tal grado, que le sofoca y le produce un dolor agudo en el pecho (región anterior.) Cuando mas tranquila está, le 25 molesta muclio el dolor de cabeza y por el mas ligero movi- miento le viene la tos, la fatiga y un dolor generalizado á las coyunturas, más en las de las rodillas, acompañado todo es- to de una fuerte sensación de fri®. Del examen físico resulta lo siguiente: hay 29 pulsaciones y 9 respiraciones por cuarto de minuto; la temperatura 39°, 8. Por intervalos la enferma cambia de posición y en este cam- bio se queja y se estremece mucho; tose fuertemente, pero nada escupe. En la cabeza no se encuentra nada digno de llamar la atención; la fisonomía está notablemente excitada: hay lagrimeo y I03 pómulos están rojos; la lengua húmeda y cubierta en casi toda su extensión por una capa blanca, es- tando descamada solamente en la punta que se ve roja: en el resto de la cavidad bucal y en el cuello no hay nada nota- ble. A la inspección del tórax solo se notan algunas ron- chas, mas abundantes en el dorso, y que según dice la enfer- ma, ella se las ha producido al rascarse. A la palpación se sienten bien las vibraciones torácicas y los movimientos res- piratorios y en el corazón se sienten bien los chasquidos val- vulares y la impulsión cardiaca. Por la percusión se produ- ce un dolor agudo, pero sin embargo, por ella se descubre que la sonoridad está normal así como la area mate del co- razón. Por la auscultación se observa que la respiración está solamente un poco exagerada y los ruidos del corazón se oyen normales. —Del exámen del vientre y de los miem- bros no resulta nada de anormal, salvo las alteraciones fun- cionales acusadas por la enferma. Tratamiento: Agua, 120,00; acetato de amoniaco, 8,00; alcohol y jarabe de eter, cc. 30,00.—Cucharadas cada hora. Marzo 12.—Pulso 30, respiración, 7 por cuarto de minuto, La fisonomía está mejor; el lagrimeo y la rubicundez de los pómulos han desaparecido; la lengua está seca, sus bordes blancos y su centro color de café; continúan la cefalalgia y la fatiga, el dolor de pecho al respirar fuerte y al toser, el dolor á la percusión, el cual se exacerva al pellizcar la piel; hay mucha sed y falta de apetito. La enferma dice que ayer tuvo una deposición y hoy al amanecer dos abundantes y amarillas. Tratamiento: Purgante Piorry. Marzo 13.— La enferma dice que ayer tuvo dos deposicio- nes por la tarde; que continúan la tos seca y el dolor del pe- cho al inspirar, la sed, la falta de apetito y que hoy la len- 26 gua la siente amarga; tiene ganas de vomitar. Examinándola se ve que hay de nuevo lagrimeo, espresion de dolor, la len- gua lo mismo que ayer, la voz entrecortada. En el tórax continúa la hiperestesia al percutir y al pellizcar, pero mas en el lado izquierdo del dorso; pero por la percusión se nota que hay una ligera oscuridad en la base de ambos pulmo- nes; la respiración se oye ruda principalmente en el dorso. Tratamiento: La pocion del primer dia. Marzo 14 y 15.—La enferma dice que solo le molesta la sed y la tos; ya no acusa los dolores ni las deposiciones. Examinada, solo la lengua continúa en el mismo estado y el dolor al pellizcar en el costado izquierdo. Los fenómenos torácicos han desaparecido. Marzo 16 y 17.—Continúan los mismos fenómenos y ade- mas una movilidad que se acerca algo á los movimientos coreicos. A la inspección y percusión del tórax, no se per- cibe nada notable. La respiración es ruda en el pulmón izquierdo; hay estertores subcrepitantes finos, y algunos si- bilantes, en el pulmón derecho en toda su extensión. Tratamiento: La misma pocion del primer dia, y ademas bromuro de potasio. Marzo 18 y 19.—Los fenómenos disminuyen, pero la enferma está abatida, la tos continúa y ahora arroja esputos sanguinolentos, mucosos y adherentes. Vuelven las deposiciones que, dice la enferma, son abundantes, amari- llas y sin pujo. Tratamiento: Bromuro de potasio, polvos de Dover y vino. Marzo del 20 al 25.—La enferma se queja de las deposi- ciones y de que tiene wjlamado el vientre, que de lo demas está aliviada. La lengua se va descamando mas y mas por el borde y de delante atras; todos los fenómenos torácicos desaparecen; la hiperestesia se localiza ahora en la piel del vientre en donde la presión ó el roce mas ligero causa dolor. Marzo del 26 al 30.—Desaparecen la hiperestesia y las de- posiciones, y la enferma queda únicamente reparando sus fuerzas hasta el dia 10 de Abril que sale de alta. Como se ve, tenemos aquí otro ejemplo de las manifesta- ciones catarrales de la diátesis reumatismal; así, en esta observación vemos caracterizado el reumatismo articular, y la neumonía catarral, todas manifestaciones que tienen por sitio el tejido epitelial. 27 OBSERVACION 4* Hospital “Juárez.”—Sala “Sor Juana Inés de la Cruz.'’— Cama mím. 11.—Angela Ramírez, de 38 años, casada, mo- lendera, natural de Guanajuato, entra el dia 21 de Marzo de 1880.—De sus enfermedades anteriores solamente recuerda que hace cuatro años padeció dolor de costado á consecuen- cia de haberse fatigado en moler maíz; que después de esta enfermedad se le reventó el oido derecho, pero quedó sana; que con frecuencia le aparecen unas bolas en la nuca, de las cuales pronto se alivia. Acostumbra las bebidas alcohólicas. El padre murió á consecuencia de un golpe que él mismo se dio; no recuerda de qué murió la madre. La enfermedad actual, dice que le comenzó hace ocho dias á consecuencia de haber sufrido la influencia de la lluvia al estar lavando; que á la oración de la noche de ese dia le acometió un calos- frío tan fuerte que hasta le rechinaron los dientes, á lo cual siguió una calentura, y por último sudó, acompañándose to- do esto de dolores en todo el cuerpo. Al dia siguiente le comenzó una tos muy fuerte acompañada de un dolor en el costado izquierdo y la calentura le duró toda la noche. Dice que por la tos arrojaba rasgos de sangre; que así ha conti- nuado todos los dias siendo la calentura mas fuerte por la noche; el dolor, que lo compara á la introducción de una na- vaja en el costado izquierdo, le hace acostar de ese lado por no sofocarse. No tiene hambre pero sí mucha sed. Al examen físico encontramos: un tipo indígena con un enflaquecimiento notable; la fisonomía expresando dolor; len- gua roja, solo en su centro presenta una línea blanca lon- gitudinal; arcos dentarios muy prominentes. Nada notable en el cuello. En el tórax y á la inspección de la región an- terior se nota arriba de la mamila derecha una cicatriz li- neal, y de la parte inferior del pezón de la misma mamila se desprende un colgajo como de cinco centímetros de largo y que se reconoce ser un naevus materni. Se ve que la punta del corazón late en su lugar normal y las venas se distinguen bien dibujadas en toda esta región; no hay nada mas notable á la inspección. A la palpación se nota que los movimientos de las costillas en el lado izquierdo son poco extensos y los chasquidos de las válvulas del corazón no se sienten. Por la percusión que provoca dolor é impide la respiración, se 28 descubre que está sonora toda la parte correspondiente á los pulmones y en la región precordial hay una area mate como de nueve centímetros cuadrados. Por la auscultación se ob- serva en el pulmón derecho y en su base una respiración ru- da, su parte interna cubierta por estertores crepitantes finos y su parte externa por estertores roncantes; en el pulmón izquierdo la respiración es oscura. En el corazón se oyen dos soplos, uno rudo en el segundo tiempo y en la base exten- diéndose á la derecha y otro en el segundo tiempo y en la punta extendiéndose también á la derecha; á la izquierda se oyen los ruidos normales. En el dorso no se encuentra na- da notable á la inspección ni á la palpación. A la percusión hay sonoridad en el lado derecho y submatitez en el izquier- do; á la auscultación en el pulmón derecho la respiración se oye ruda; en la parte superior del pulmón izquierdo hay bron- cofonia, en la parte interna estertores crepitantes finos y en el resto oscuridad completa, En el vientre solamente á la presión se despierta un ligero dolor, por lo demas no hay ninguno otro fenómeno digno de llamar la atención. Tratamiento: nuestra pocion estimulante. Del 29 de Marzo al 2 de Abril, continúan los mismos fenó- menos y ademas hay deposiciones abundantes, líquidas, ama- rillentas y sin pujo. Tratamiento: la misma pocion, Polvos de Dover y carne cruda. Abril 3.—Se nos refiere que la enferma ha delirado toda la noche y que ya no tiene deposiciones. Al interrogarle sola- mente nos contesta que está aliviada y que tiene mucha sed; no le es posible hablar mas; la cara es hipocrática, I03 dien- tes cubiertos por fuliginosidades; la lengua húmeda, toda ro- ja y descamada; las extremidades están frias;la tos continúa pero ya no puede escupir; no es posible examinarla mas por estar en estado agónico. El mismo tratamiento y ademas un vejigatorio volante pres- crito por el médico de guardia. Abril 4.—El delirio ha disminuido: la lengua está roja en la punta y blanca en el resto de su extensión. Todos los demas fenómenos continúan. El mismo tratamiento. Abril 5 y 6.—Desaparece el facies hipocrático y la fisono- mía está animada; la lengua está blanca en el centro y roja en los bordes; ya puede hablar la enferma y nos dice que tie- 29 ne vómitos y arroja la comida, que de lo demas está alivia- da. El mismo tratamiento. Abril 7, 8 y 9.—La lengua se pone húmeda y se cubre; desaparece por completo la adinamia y los fenómenos torá- cicos y solo queda en un estado de debilidad extrema que se combate con tónicos y los mejores alimentos que es posible administrarle hasta el dia primero de Mayo que sale de alta. Esta observación nos manifiesta un caso de neumonía ca- tarral acompañada de una enteritis alcohólica que como se comprenderá fué de suma gravedad, tanto que al dejar á la enferma el dia 3 de Abril, quedamos con la firme convic- ción de que al dia siguiente su tratamiento seria el escalpe- lo, pero el feliz éxito que se obtuvo nos enseña que no siem- pre debemos desesperar ante los graves peligros de esta cla- se de afecciones. OBSERVACION 5* ENDOPERICARDITIS.—NEUMONÍA CATARRAL.—MUERTE. Hospital “Juárez.”—Sala “Sor Juana Inés de la Cruz.”— Cama núm. 14.—Leonarda María Sánchez, como de 25 años, soltera, doméstica, natural de Tenancingo, entró el dia 11 de Abril (1880) diciéndonos que hacia ocho dias y después de un paseo había sido atacada de un fuerte calosfrió al cual siguió calentura y un dolor en el costado izquierdo, habien- do continuado los demas dias con tos sin esputo, algunos vómitos y deposiciones sanguinolentas y mucosas. El estado grave de la enfermedad impide el continuar el interrogatorio y se pasa al exámen físico. Temperatura por la mañana 38°; 25 pulsaciones y 10 res- piraciones por cuarto de minuto. Se nota que la enferma conserva su robustez; sus movi- mientos respiratorios son tan exagerados que se mueven las alas de la nariz, su cara está pálida; los ojos hundidos y cir- cundados por una línea negruzca; las conjuntivas y las pupi- las están normales; los pómulos rojos, pero mas el derecho; pulverulencia en las ventanas de la nariz; labios secos y des- camados en su parte mucosa; lengua seca, cubierta por una 30 capa negruzca en su lado derecho y por una capa blanquiz- ca en el izquierdo; ademas, en toda su extensión presenta un gran número de hendiduras que dan la apariencia de un pa- vimento enladrillado. En el cuello se ven las venas notable- mente dilatadas y presentan el fenómeno llamado pulso veno- so; las carótidas se sienten latir y á la auscultación se oye durante la diástole un ruido áspero, ruido de escofina, sien- do mas rudo en el lado izquierdo. En el pecho (región ante- rior) no es posible percibir el choque de la punta ni la impul- sión del corazón por el desarrollo notable de las mamilas; á la palpación se siente un estremecimiento vibratorio en toda la región cardiaca, pero mas del lado del esternón; también se nota que la impulsión es aumentada y la punta del cora- zón late en su lugar pareciendo desprenderse mal de la pa- red del pecho; á la percusión las líneas de macicés longitu- dinal y transversal son como de ocho centímetros.—Por la auscultación se oye un frotamiento pericardiaco ocupando toda la revolución del corazón, siendo mas rudo al principio y dejando percibir en la base un soplo en el segundo tiempo y extendiéndose á la derecha; á pesar de este ruido se notan los chasquidos valvulares mas graves, roncos (ronflants). En el resto de la región anterior solo se nota que la respira- ción es exagerada del lado derecho y las vibraciones de la voz no se pueden apreciar por ser débil. En el dorso, el la- do derecho está cubierto por una gran mancha rojiza; nada mas notable hay de este lado; en el pulmón izquierdo hay es- tertores crepitantes finos en su vértice; hacia la extremidad inferior del omóplato un soplo, broncofonia y numerosos es- tertores de los llamados de vuelta y en toda la base esterto- res ftibilantes y crepitantes. El hígado á la percusión tiene su línea mamilar de siete centímetros y la axilar de nueve. En el resto del cuerpo no se encuentra nada digno de notarse. Se le prescribe una pocion estimulante. El dia 15 la enferma está muy postrada: las deposiciones han aumentado, los fenómenos estetoscópicos no es posible observarlos por el estado de gravedad. Al tratamiento se agrega polvos de Dover. En este es- tado permaneció hasta el dia 18 en que después de una he- meptitis murió la enferma. Al dia siguiente encontramos á la Autopsia. En la parte media y anterior del brazo dere- cho se ve una cicatriz que parece de quemadura. En las na- 31 rices, la boca y al rededor de las partes genitales hay los restos de una hemorragia verificada durante la vida. Abier- to el cráneo, una notable inyección generalizada tapiza el cerebro; al cortar los hemisferios de éste se observa la he- morragia en arenillas y el estado cribado; el mismo carácter existe en la protuberancia y en el cerebelo; este está reblan- decido. Abierto el pecho; la pleura reducida á nata infla- matoria, une el pulmón á la pared torácica por un gran nú- mero de adherencias que fácilmente se desprenden. El pul- món derecho presenta su lóbulo superior congestionado y al cortarlo sale una gran cantidad de moco-pus; el lóbulo me- dio está normal y el inferior enteramente congestionado pre- senta el aspecto de la carnificación. En el pulmón izquier- do el lóbulo superior se acerca también al estado carnificado y el inferior está congestionado. Pericardio: en la hoja pa- rietal, congestionada, se ven las mas pequeñas ramificacio- nes de los vasos, y estos están circundados por pequeñas placas blancas; en la hoja visceral hay el estado nebuloso y está tapizada de pinceladas blancas al través de las cua- les se distinguen los Corazón: su tamaño parece normal; colocado sobre la plancha el ventrículo derecho se deprime contrastando con el izquierdo que presenta lo que se pudiera llamar erección muscular; su cara posterior, ne- bulosa, presenta los tya$os muy salientes. Las arterias aor- ta y pulmonar en su superficie externa están notablemen- te rojas. Haciendo en la parte inferior del ventrículo iz- quierdo una incisión en Y de vértice inferior, desprendiendo el colgajo é introduciendo agua, esta se detiene en el ventrí- culo; por la aorta el agua pasa fácilmente. La pared de este ventrículo es como de 0,m01 de espesor y en su cavi- dad contiene algunos coágulos fibrinosos; el endocardio está opaco, nebuloso, y se ven bien dibujados los tfasos, sobre to- do en la parte superior; el orificio aórtico mide como 0,0 7 de circunferencia, las sigmoideas aórticas tienen una colora- ción roja que no desaparece con el lavado; ademas están gruesas, duras en su base y opacas; la superficie interna de la aorta es igualmente roja y no se destiñe con el agua; bajo de las válvulas sigmoideas existe una placa blanca y blanda como de 0,02. Por el orificio mitral asoma un coagulo fibri- noso que ocupa casi toda la cavidad de la aurícula; las vál- vulas mitrales gruesas, opacas, deformadas, sobre todo la posterior que está como recogida; la anterior está roja. Ha- 32 ciendo el mismo exámen en el corazón derecho se encuentra que el agua pasa fácilmente por los orificios pulmonar y tri- cúspide; este mide como 0, 12 de circunferencia; el endocar- dio presenta los mismos fenómenos de inyección y opacidad que el izquierdo pero con mayor intensidad; valv. tricúsp. ro- jas, opacas y gruesas. El orificio pulmonar mide como 0,08 de circunferencia y sus válv. están rojas. Abierto el vientre el hígado está congestionado, granuloso y se desgarra con dificultad: su diámetro transverso como de 0,40 y el vértice como de 0,30.—Nada mas notable se encontró en el resto de los órganos. Aquí doy punto á las ligeras consideraciones que me es da- do exponer respecto de las enfermedades que bien podíamos llamar epiteliales si se nos permitiera arribar á los umbrales del neologismo; pero como cada dia se ya ensanchando mas y mas el horizonte de las observaciones científicas, cuando estas den su última palabra llegaremos á tener bien definidos todos los elementos patológicos que darán lugar á un cuadro nosoldgico exacto, piedra filosofal de la medicina de todos los tiempos. Como dije al principio, estoy lejos, muy lejos de pretender la originalidad de las aserciones que sostengo, pues ellas no son mas que el resúmen de los escritos pasados y la sim- ple expresión de los hechos que en la clínica se me han ma- nifestado. Siendo la gratitud uno de los sentimientos mas nobles que abriga el hombre, ella me dicta el dar un voto de gracias al Dr. M. Galan, por la prodigalidad que ha tenido al guiarme en mis estudios. Julio do 1880. 4Panadeo d$il¿ac/o. . it!' \ mw caXüLvuxi1. caUx-t tj3€r tea toí-itió. vJ? 3. — vujx! cjx[.®¿iumo\u*x caXxwioJi uAMíWÁb a.tco\)ofa.c