FACULTAD DE MEDICINA Y DE FARMACIA DE PUEBLA. BREVE ESTUDIO sobre la Aplicación ' A LOS EXTRACTOS ~ COMO MEDIO DE CONSERVACION, TESIS INAUGURAL presentada por el alumno , EN SU EXAMEN PROFESIONAL DE FARMACIA Y QUIMICA. PUEBLA. IMPRENTA DE IBaÍíEZ Y LAMARQUE. i 1884. FACULTAD DE MEDICINA Y DE FARMACIA DE PUEBLA. BREVE ESTUDIO SOBRE LA APLICACION Si il A LOS EXTRACTOS COMO MEDIO DE CONSERVACION. TESIS INAUGURAL presentada por el alumno v ¿-ríiV'V “ ‘ f ? e ° 6 6 5 f EN SU EXAMEN PROFESIONAL DE FARMACIA Y QUIMICA. PUEBLi* IMPRENTA DE IBAÑEZ Y LAMARQUE. 1884. A LA SAGRADA MEMORIA m>m mi fásii, A M KM ADRE, (Pequeño tr'ib'wbo de cumo-r jilicul. ' A MI HERMANO itiifii mmmm Homenaje de eterno reconocimiento. A LA RESPETABLE ACADEMIA tic jjjedirina ij (le farmacia I r DE PUEBLA. A MIS DISTINGUIDOS MAESTROS LOS 5EHGRES PBGFESGRES J. BIBIANO CARRASCO Y ÍjSuuÁno DEBIL PRUEBA DE ADMIRACION Y RESPETO. A LOS SEÑORES DRS. &íozce tf^vañez. SINCERA DEMOSTRACION DE APRECIO. Señores Sinodales: Mromo alhablar de la aplicación de la glycerina á los extractos, me propongo hacer un estudio compara- tivo del modo de preparación de cada uno de ellos, así como de las garantías, que dicha aplicación ofrece para su conservación y dosificación ; recordaré en primer lu- gar, aunque rápidamente, todo lo relativo á las diversas clases de extractos que actualmente se usan. Los extractos son preparaciones oficinales, que se ob- tienen por la evaporación de los jugos vegetales ó de las soluciones, ya hasta la sequedad, ó ya solamente hasta una consistencia blanda. 8 Los que generalmente se emplean, son : extractos de jugos de frutos, extractos de jugos de plantas, y extrac- tos cuyos líquidos disolventes son respectivamente el agua, el alcohol y el éter. Extractos de jugos de frutos.—Esta clase de extrac- tos se preparan ya sea dejando fermentar estos jugos con sus envolturas, ó bien purificándolos por medio del calor y evaporándolos después hasta la consistencia de miel espesa. Extractos de jugos de plantas.—Los extractos de jugos de plantas, se dividen en dos clases : según que son pre- parados con los jugos clarificados ó no ; en el primer ca- so se les llama extractos de jugos depurados y de jugos no depurados en el segundo. Esta última división es ya muy poco usada, desde que se han conocido las desven- tajas que presentan cuando se preparan de esta manera. En efecto, comparando los resultados obtenidos en cada una de las divisiones anteriores ; observaremos, que si bien es cierto que los segundos presentan un olor mucho mas marcado, y sus principios activos han sido expues- tos á un grado de temperatura menos elevada, debiendo considerarlos por esta razón menos alterados, en cam- bio, la cantidad demasiado fuerte de clorofila, como de parenquima vegetal y de otras sustancias inertes, dismi- nuyen considerablemente la acción de estos medicamen- tos sobre la economía. Ahora, en los primeros, siendo eliminadas todas estas materias inertes por la clarifica- ción de los jugos por el intermediario del calor, y dis- poniéndose de medios tan favorables para que la evapo- ración se haga á una temperatura muy baja, los produc- tos compensan ventajosamente la insignificante altera- ción que hayan sufrido durante sil purificación. El modo de preparación de los extractos de jugos no depurados, es, extraer por contusión y expresión el ju- 9 go, hacerlo pasar á travez de uu lienzo para separar los restos vegetales que tuviere mezclados, y estenderlo por capas delgadas sobre platillos que se colocan en una es- tufa calentada á 38 ó 40.° En cuanto á la manera de preparar los de jugos depu- rados, no difiere del procedimiento anterior, sino en la clarificación que se hace sufrir á dichos jugos, antes de someterlos á la evaporación. Extractos acuosos propiamente dichos.—Cuando los vegetales no son suficientemente suculentos para que los jugos puedan extraerse por simple contusión y expre- sión se hace uso de líquidos capaces de disolver sus prin- cipios. Este jugo que se obtiene representa entonces con poca diferencia el jugo natural, puesto que aunque la desecación á que ha estado expuesta la planta, haya producido una volatilización parcial de ellos, al mismo resultado se habría llegado por la evaporación que es ne- cesaria á todo jugo para convertirlo en extracto. Esto no quiere decir que yo pretenda establecer la identidad de composición entre un jugo natural, y aquel que resul- ta de la acción del agua ó de otro líquido disolvente sobre una planta seca, pues no se conocen todavía sino imperfectamente, los cambios que las diversas partes de un vegetal sufren durante su desecación, y éstos deberán variar en las diferentes clases de plantas, así como en una misma, según el tiempo que haya trascurrido, desde su recolección ; pero si tenemos en cuenta que el grado de temperatura á que se han sometido los vegetales, es una de las causas que contribuyen mas poderosamente á su alteración, y que todo extracto en su preparación es llevado á 40 ó (30.°, la diferencia entre ambos jugos de- berá ser demasiado pequeña cuando hayan llegado á la consistencia deseada, por haber sufrido el mismo grado de calor. 10 La confección de esta clase de extractos comprende dos operaciones, que son : la preparación de las solucio- nes, y la concentración de las mismas por medio de la evaporación. Preparación de las soluciones.—En las dos clases de extractos anteriormente mencionados, no tenemos que ocuparnos de las soluciones, por ser jugos naturales ; pe- ro cuando se trata de extraer ya sea por medio del agua, del alcohol ó del éter, los principios activos solubles en estos diferentes líquidos, los métodos que se emplean varían con la naturaleza del vegetal. Si la solución debe hacerse con el agua, se hará uso del agua fría en el caso de que se trate de plantas que no necesitan del calor para ceder fácilmente sus partes solubles, en cuyo caso se les aplica la lixiviación ; pero muchas veces sucede que por la gran cantidad de rnuci- lago que se encuentra en ellas, no da buen resultado és- te método, pues hinchándose la materia, impide el paso al líquido; se recurre entonces á la maceracion, ó al mé- todo de Cadet, en que se une la expresión á la mace- racion. Las soluciones obtenidas por la infusión ó por el co- cimiento, solo se admiten cuando se tiene interés de se- parar sustancias que no se disuelven sino á una tempera- tura elevada. Ya se use el agua fria 6 caliente, importa que las so- luciones sean suficientemente concentradas, porque una gran cantidad de disolvente tendría el inconveniente de necesitar una evaporación muy prolongada, que aumen- taría la alteración de las partes disueltas. Evaporación de las soluciones.—Una vez preparada una solución por el método que haya debido emplearse, faltará únicamente concentrarla ; pero dependiendo prin- cipalmente de ésta operación que los extractos no resul- ten descompuestos, se necesita precaverlos hasta donde sea posible de las causas que originan sus modificaciones. Se observa que durante la concentración de los lico- res, sobre todo, cuando no se modera el fuego conve- nientemente, ó aun cuando éste se modere si dura mu- cho tiempo ; la materia extractiva al contacto del oxíge- no viene á ser en parte insoluble, y se forma un preci- pitado de aspecto resinoide, al cual se dá el nombre de apotema ó extractivo oxigenado. La evaporación por otra parte, tiende siempre á eli- minar parcialmente los principios volátiles de los vege- tales. Esta pérdida sería muy considerable, si estuviera en uso todavía concentrar las soluciones á fuego desnu- do ; pero ya porque los aparatos de que se sirve uno ahora para las operaciones de esta clase, son muy ven- tajosos ; y ya porque en los vegetales existen ciertos cuerpos, que como las resinas y los aceites grasos se oponen á su disipación ; llega á disminuirse, si no total- mente á lo menos en gran parte ; favoreciendo á esto, el que las soluciones como dije antes, estén lo mas concen- tradas que sea posible. Existen aún, otras dos causas para que los extractos presenten depósitos insolubles, que no provienen de la alteración de los licores, y son: 1. ° que muchos ve- getales cuyos principios activos son solubles en el agua, y que por consiguiente se someten á la acción de este lí- quido para convertirlos en extractos ; siendo muy ricos en materias resinosas, éstas por falta de solubilidad que- dan precipitadas ; 2. c mientras que la evaporación tie- ne lugar, una parte de las sustancias disueltas se preci- pitan por falta de disolvente, ó por la acumulación que les comunica la cohesión de otros principios que no esta- ban sino en suspensión. Anteriormente se tenía la costumbre de separar estos depósitos, cuando la evaporación délas soluciones había sido llevada hasta cierto grado, y después se continuaba hasta la consistencia deseada : pero se rechazó como per- judicial ésta separación, por haberse observado que mu- chas veces eran formados de sustancias activas ; como sucede con el extracto de güayacan, en que la resina es la que constituye el depósito ántes del tratamiento por el alcohol. El medio de concentración mas generalmente usado, consiste en evaporar las soluciones al baño de maria. El aparato se dispone de manera que la vasija contenien- do el líquido por evaporar, no se introduzca en el agua del recipiente inferior, sin que únicamente sea calentada por el vapor que se desprende de ella. Es indispensa- ble también que la solución se remueva todo el tiempo que dure la operación, con el fin de que la evaporación sea mas violenta ; aunque por esto se favorezca la des- composición que sufre la materia extractiva en presencia del oxígeno del aire. Cuando se emplea el agua fria, por la acción del calor se coagulan las sustancias albuminoides, arrastrando con- sigo otras materias inertes, es necesario dejarlas reunir y separarlas cuando se hayan enteramente juntado. El término de la concentración no siendo marcado con presicion, mas que cuando se trata de extractos secos, se reconocerá que ya posee la que se desea, dejando en- friar una pequeña cantidad sobre un platillo de porcela- na ó por la película que se forma en su superficie. La evaporación á fuego desnudo es el peor de los pro- cedimientos que pueden emplearse, ya por la dificultad de arreglar convenientemente el fuego, y ya por la altera- ción que las mas veces sufren : pues basta el menor des- cuido en la agitación, para que la parte que esté en con- tacto con el fondo se queme. Sin embargo, este meto- 13 do puede emplearse, siempre que el operador tenga el suficiente cuidado tanto para conducir el fuego, de tal manera que el líquido no llegue á la ebullición, como pa- ra que no permanezca en reposo. Para llenar éste últi- mo requisito, se ha ideado un agitador continuo, com- puesto de varias paletillas que toman su movimiento de un aparato mecánico, el cual se presta igualmente bien cuando se sirve uno de un baño de maria; en cuanto al primero, se ha obtenido buen resultado haciendo uso de un hornillo muy pequeño con relación á la vasija. Lo mejor es rechazar este procedimiento, y no evaporar una solución sino á baño de maria, ó en el vacío que es adonde se tienen los mejores resultados ; exeptuándo los casos en que se trata de jugos no depurados, para los que basta estender el líquido en capas delgadas sobre platillos que se colocan en una estufa calentada á 36 ó 40.9 Como no siempe sería posible poder disponer de una máquina neumática ordinaria, para efectuar la concentra- ción de nna solución en el vacío ; se ha recurrido á otros aparatos menos costosos, en que por medio de una tem- peratura sumamente baja, se hacen evaporaciones que llenan las mejores condiciones. Estos aparatos se componen de dos partes principa- les : un recipiente en que se pone el líquido y un refri- gerante para condensar los vapores desprendidos. El recipiente presenta en su parte superior una abertura cir- cular, á la que se adapta una cubierta que por medio de un tornillo y ungodete de cauchou la cierra perfectamen- te ; á los lados y cerca de esta abertura hay dos tubula- duras de llave, sirviendo una para poner el recipiente en comunicación con el refrigerante ; la otra para hacer pa- sar un tiro de vapor de agua en el aparato, y para intro- ducir el líquido por evaporar. El refrigerante es en to- do igual al de un alambique ordinario. 14 Después de haber fijado la cubierta, se pasa eu el re- cipiente una corriente de vapor de agua que desaloja el aire : á continuación se introduce en la misma tubuladu- ra un embudo cuya parte inferior es encorbada casi en ángulo recto, y por el cual se vierte la solución. Una vez quitado el embudo y cerrada la llave de ésta tubula- dura, se pone el recipiente en un baño de maria; enton- ces el vapor de agua que llenaba el aparato, condensán- dose al llegar al recipiente, hace el vacío y obliga á la solucioi. á evaporarse con mucha velocidad y á una tem- peratura muy baja. El extracto que resulta de ésta Operación, es evidente- mente el mejor que puede obtenerse, por haber sido pre- parado al abrigo de las causas de alteración mas comu- nes. En efecto, la materia extractiva no habiendo esta- do al contacto del oxígeno del aire, no ha debido sufrir el cambio que la hace en parte insoluble y tomar una co- loración mas subida ; y si un fenómeno de ésta clase se presenta, dependerá indudablemente de lo que antes he dicho relativo á los depósitos insolubles y no de su des- composición. Por otra parte, la temperatura á que se ha sometido, no pasando por la general de 50.c ; los principios activos de los vegetales, aun tratándose délos mas volátiles, deberán existir en el producto en mayor cantidad y mucho menos modificados, que cuando se em- plea otro procedimiento. El defecto que tienen los extractos preparados de es- ta manera, es, de absorver con mucha facilidad la hume- dad de la atmósfera ; por consiguiente, es necesario con- servarlos por todos los medios posibles, al abrigo de ella. Berjot aconseja encerrarlos en frascos de vidrio grueso de boca ancha, terminados en una tubuladura de estaño que se cierra por una cubierta de tornillo, en la que se encuentra una cavidad también de estaño, teniendo su 15 pared inferior perforada de pequeñas aberturas y conte- niendo fragmentos de cal viva envueltos en papel sin co- la. Otro medio de preservarlos de la humedad, aunque menos bueno, consiste en llenar los frascos hasta la par- te superior, cubrir de una hoja de estaño ésta parte y el tapón, y untar los lados de éste con una capa delgada de grasa para que se adhiera bien á las paredes de la boca. Extractos alcohólicos.—Los vegetales cuyos principios activos son insolubles en el agua pero solubles en el al- cohol, tienen necesariamente que ser tratados por este vehículo ; el cual se emplea también, cuando se trata de extraer al mismo tiempo partes solubles en el agua y en el alcohol, así como para eliminar de un extracto algu- nas materias que el agua disolvería y que se tiene inte- rés de no introducir. Se llegan á obtener estos diversos resultados haciendo uso del líquido á diferentes grados de concentración. Cuando una planta está compuesta de materias solubles en el agua y de materias solubles en el alcohol, y que ambos deben conservarse en el extracto, se usará el que marca 56. ° ; lo mismo sucederá si las partes activas del vegetal son acompañadas de una gran cantidad de sus- tancias inertes, pues de esta manera se quedará la mayor parte en el residuo insoluble. El alcohol á 80.° se empleará únicamente si el extrac- to se ha de componer de alcaloides, aceites esenciales, resinas ú otras materias, para las que no tendría el sufi- ciente poder disolvente si estuviera diluido. Tres operaciones comprende la preparación de estos extractos : la disolución de los principios activos por el alcohol, la destilación del licor y la concentración del re- siduo. La lixiviación, la maceracion y la digestión, son los tínicos modos de preparar las soluciones de esta clase, pues l;i infusión y el cocimiento que para ciertos vegeta- les dan buen resultado, tratándose de extractos acuosos, en éste caso no producirían mas que una pérdida consi- derable de alcohol, en virtud del grado de calor á que sería necesario someterlo ; ahora, la elección del método que hay que emplear, depende como en el caso prece- dente, de la naturaleza del vegetal; es decir, de la solu- bilidad más 6 ménos grande de sus principios, así como de la cantidad de mucilago que contenga. Se rcconvenda aquí, lo mismo que cuando se trata una planta por el agua; que siempre que se sirva uno de la lixiviación, el polvo de la sustancia medicamentosa per- manezca en el aparato de desalojamiento con la mitad de su peso de alcohol, durante veinticuatro horas ; después se agrega el resto, se está haciendo pasar hasta que se juzgue que haya disuelto todas las partes solubles; y por último, se desaloja por el agua, teniendo cuidado de detener el escurrimiento ántes de que todo el líquido hubiese pasado, porque las últimas porciones salen no solo mezcladas con el agua sino también cargadas de los cuerpos solubles en éste disolvente. El momento en que es necesario detenerse, será indicado por el enturbia- miento que se advierte en la solución alcohólica al con- tacto de las primeras partículas de agua que hayan pa- sado. La solución siendo obtenida, se destila en un alambi- que para separar el alcohol, que puede servir para otros tratamientos ; y el residuo se evapora á baño de maria, con las precauciones indicadas al hablar de los licores acuosos. Estos extractos á consecuencia de la gran volatilidad de su disolvente, tienen necesidad de muy poco calor para su concentración, y efectuándose ésta en aparatos cerrados, resulta un producto tan poco alterado como el 17 que dá la evaporación de una solución acuosa en el vacio. Otros dos modos de preparación de los extractos al- cohólicos, consisten : en tratar por el alcohol un extracto acuoso, o uno alcohólico por el agua. Si se aplica el primero, se comienza por hacer un ex- tracto acuoso por el método ordinario ; después se le agrega alcohol, se filtra y se evapora como ántes se ha dicho: de esta manera se separan todas las sustancias solubles en el agua, pero el producto es menos bueno por haber sufrido dos evaporaciones consecutivas. En el segundo se opera de un modo inverso, es decir, ya que se ha hecho el extracto alcohólico, se disuelve en el agua y se concentra cuando se ha separado el residuo insoluble, por este procedimiento solo quedan las mate- rias solubles á la vez en el agua y en el alcohol, pero tie- ne el mismo inconveniente que el anterior. Extractos etereos.—El eter por tener un poder disol- vente muy limitado, no se emplea sino para un corto nú- mero de vegetales, de cuyos extractos el mas usado es el de helécho macho. Su preparación comprende las mismas operaciones que se ejecutan para la de uno alcohólico; exceptuando las precauciones que es necesario tomar, para evitar que el eter se inflame mientras que la destilación y la concen- tración de la solución tienen lugar. La conservación de estos extractos también necesita precauciones, que tienen por objeto ponerlos al abrigo del aire ; porque siendo sus elementos dominantes los aceites volátiles y los cuerpos grasos, se alterarían con mucha rapidez si no se tuviera cuidado de guardarlos en frascos perfectamente cubiertos. . Ademas de las di versas clases de extractos de que me lie ocupado, anteriormente se conocían otras dos, para 18 las que se usaba del v'no ó del vinagre como agente de disolución. Un extracto preparado con el vino, conten- dría ademas de los principios solubles de la planta, las sustancias fijas que se encuentran en este líquido. Ac- tualmente estos extractos no se usan. Los diferentes métodos de preparación que he descri- to, llenan hasta donde es posible las condiciones mas fa- vorables, para que durante su confección no se encuen- tren sometidas las materias vegetales, á otras causas de alteración que aquellas que son de todo punto indispen- sables, y en las que la experiencia ha demostrado, que dichas materias resultan mucho menos descompuestas. Los aparatos necesarios siendo demasiado sencillos y muy poco costosos, no hay dificultad para servirse de ellos ; así es, que solo dependerá el buen éxito del resul- tado, de que el preparador tenga cuidado de conducir convenientemente la operación. Si examinamos ahora, los medios que se emplean para evitar los cambios que sufren los extractos en su conser- vación ; veremos que no satisfacen, sino muy incomple- tamente el objeto que se desea. En efecto, en las Ofici- nas de Farmacia nunca se hace uso por lo general, de frascos tapados con las precauciones que recomiendan los autores, para guardarlos del aire y de la humedad; y aun suponiendo que esto se realizara, no evitaría otras alteraciones que tienen lugar, y que provienen de su na- turaleza misma. Ya dependan de una ú otra causa, se observa con mu- cha frecuencia que un extracto por bien preparado que haya sido, se presenta después de algún tiempo modifi- cado en su consistencia ó en su composición ; relacionán- dose estas modificaciones, no á una sola clase de extrac- tos sino á todas. Al tratar de los depósitos insolubles que se forman 19 por la evaporación de las soluciones, y que provienen de la acción del oxigeno del aire sobre las materias extrac- tivas ; decía yo, que no siempre tenían este origen, y efectivamente, cuando las materias resinosas y las sales existen en un extracto en que se ha hecho intervenir un líquido incapaz de disolverlas, se separan bajo la forma de'grumos dividiéndolo en dos partes, una insoluble é inactiva, la otra soluble y conteniendo casi todos los principios activos del vegetal. Se ha querido remediar éste inconveniente, agregando un poco de alcohol diluido al extracto, antes de que ha- ya llegado al fin de su concentración ; pero ni aun así se ha logrado que conserve la homogeneidad que presenta al principio, pues la mayor parte se volatiliza y no que- da mas que una pequeña cantidad que es insuficiente pa- ra mantener disuelta la parte insoluble. La facilidad con que un gran número de materias ve- getales absorven la humedad, ya porque gozan de esta propiedad ó ya porque tienen sales delieuesentes, es otra de las causas que impiden su conservación ; particular- mente se nota este fenómeno, en aquellas que se han eva- porado en el vacio y hasta la sequedad. En todo caso se alteran rápidamente ; comienzan por liquidarse en la superficie, volverse en parte insolubles, y por último, se llenan de animalillos que ocupan toda la maza y la mo- difican co n sid e rabí eme nte. Respecto de aquellos que se obtienen con los jugos de los frutos azucarados, están expuestos á fermentarse con mas violencia á causa de su composición, y de la consis- tencia de miel espesa que se acostumbra darles ; pues basta que los gérmenes que contiene el aire penetren en el extracto, para que se desarrollen y la fermentación continué á expensas del azúcar y de las sustancias albu- minosas que se encuentran en la materia vegetal; favo- 20 reciendo su desarrollo las precauciones que se toman para mantener estos medicamentos al abrigo de los agen- tes exteriores ; porque se ha demostrado que el germen necesita del oxigeno del aire para adquirir el grado de vitalidad preciso, y poder funcionar como fermento; pe- ro una vez formado, la acción de este cuerpo lejos de serle útil, le impide verificar las metamorfosis de la ma- teria. Gay-Lussac, por la experiencia siguiente llegó á com- probar de un modo satisfactorio estos hechos : introdujo en dos provetas colocadas sobre una cuva de mercurio varios granos de uva, y después de haberlos triturado con una varilla de vidrio, hizo pasar en una de ellas una bur- buja de aire. Al cabo de cierto tiempo, observó que el jugo había entrado en fermentación solo en la proveta que tenia aire, mientras que en la otra no se produjo. La presencia del oxigeno permitió al germen que existia cu la envoltura de los granos ó en la proveta, desarro- llarse y funcionar como fermento. Habiendo puesto la otra proveta fuera de la cuva de mercurio, tuvo lugar de notar que entonces el germen se desarrolló mas rápida- mente que en la primera, pero perdió la propiedad de fermentar hasta que estuvo otra vez al abrigo del aire ; lo cual prueba que esta es una condición, para que la le- vadura cuando ya está constituida pueda desempeñar el papel de fermento y descomponer el azúcar. Aparte de estas descomposiciones que con tanta fre- cuencia sufren los extractos, debemos fijarnos en otra re- ferente á su dosificación ; que tiene su origen en las an- teriores, y que no es de menos importancia. Con excepción de los alcohólicos y etereos que por su mayor actividad deben usarse en dosis mas pequeñas, y de aquellos que por ser poco activos puede darse hasta la mitad de la cantidad que regularmente se prescribe de 21 lii planta ; la dosificación de un extracto está calculada en general, en la cuarta parte de la que se administra del vegetal considerado en su estado normal. Es evidente que encontrándose modificado, dará lugar á errores que dependerán de la clase de alteración que haya experimentado. Consideremos el caso en que un extracto alcohólico de consistencia blanda, haya pasado por la fácil volatiliza- ción de este líquido, á un estado de concentración mas elevado; y que en uno seco se haya producido el fenó- meno inverso, por tratarse de una sustancia hygrométri- ca. En el primero, tendremos un error tanto mas con- siderable cuanto nniyor sea la cantidad de disolvente per- dido, y que afectará el resultado en mas ; es decir, que si en un gramo temamos, por ejemplo, cinco centigra- mos del principio activo; al pesar de nuevo la misma cantidad, habrá cinco y medio ó seis. En el segundo, el resultado será afectado en menos, por formar parte en cada porción pesada, el agua absorvida; de manera que si como en el ejemplo anterior, un gramo de extracto nos representaba cinco centigramos de materia activa, después ya no contendrá mas que cuatro y medio ó cuatro. Esta variación no se puede corregir, sino pesando los extractos ántes de servirse de ellos, y aumentando ó dis- minuyendo la cantidad pedida con arreglo al peso encon- trado ; pero esto no es practicable, porque seria preciso ir anotando lo que se tomara de cada uno siempre que se usaran, para seber con exactitud el peso que debian tener. Si á consecuencia de una descomposición de otra cla- se, se hubiere modificado el extracto en su propia natu- raleza, como sucede por la fermentación, que es incues- tionablemente la peor de las alteraciones que puede su- 22 frir; entonces la dosificación llega á ser inútil, porque un medicamento en este estado, debe desecharse como perjudicial á la economia. Todas estas consideraciones, ya se refieran á la con- servación de los extractos ó á su dosificación, me pare- cen demasiado fundadas y de gran importancia, por re- lacionarse á preparaciones que tienen por objeto obtener bajo un pequeño volúmen los principios activos de las sustancias medicamentosas ; y de las que el Farmacéutico debe cuidar en primer lugar, tanto por no disponer de un método general para comprobar su pureza, como por su energía de acción. La glycerina considerada como un disolvente ó vehícu- lo farmacéutico, ofrece propiedades que se oponen á los diversos cambios de los extractos, en las condiciones or- dinarias de temperatura y de alteración, á que general- mente están expuestos durante su permanencia en las oficinas. Entre estas propiedades, las principales son las siguien- tes : disuelve la mayor parte de los cuerpos solubles en el agua, el alcohol y el eter; así como los ácidos y las bases vegetales, y un gran número de sales y oxidos me- tálicos, con los cuales parece formar combinaciones de la misma manera que el azúcar. Cuando se somete á la acción del calor, puede soportar una temperatura de 150.c sin descomponerse ni volatilizarse ; á 280.° se vo- latiliza descomponiéndose después de deshydrutarse. Es soluble eu todas proporciones en el agua y en el alco- hol. Resiste por mucho tiempo á la acción de los fer- mentos, si se ha tenido cuidado de desembarazarla de las materias nitrogenadas y de las sustancias grasas no saponificadas, por medio de una purificación completa. Un procedimiento muy usado y que dá glycerina pu- ra, consiste en disolverla en el doble de su volúmen de 23 agua, agregarle la cuarta parte de su peso de oxido de plomo muy bien pulverizado, y dejarla dijerir por dos ó tres dias, agitándola con mucha frecuencia. Al cabo de este tiempo, los ácidos grasos y las materias nitrogena- das se unieron al oxido de plomo y la saponificación se ha terminado. Se asegura uno de que la pureza es absoluta, haciendo pasar una corriente de hydrogeno sulfurado en una pe- queña porción de líquido filtrado; llevándolo á la ebulli- ción y tratándolo después de vuelto á filtrar, por el eter ; en cuyo caso no debe ceder nada á este cuerpo. Si la glycerina se presenta pura en este ensaye, se ejecuta la misma operación con todo el líquido, para pre- cipitar el oxido de plomo disuelto, al estado de sulfuro insoluble ; concentrándola por último á fuego desnudo, hasta que un termómetro introducido en ella, marque 150.° La aplicación de la glycerina á los extractos me ha pa- recido demasiado ventajosa, porque ademas de su poder disolvente tan general, de sus propiedades conservatri- ces, de no ser ni secativa ni vaporizable, y de comuni- carles una blandura permanente y una gran solubilidad ; no impide que ellos contengan únicamente cierta clase de principios, con exclusión de los otros; pues como vere- mos al hablar de la preparación de los glycero-extrac- tos, no se hace intervenir, sino cuando se han extraído por medio de los disolventes ordinarios, las materias que se desean obtener. Ya se aplique á los extractos de jugos de frutos, á los de jugos de plantas, ó á aquellos que tienen por exipien- te el agua, el alcohol ó el eter; los métodos de prepara- ción son los mismos que he descrito anteriormente, sin mas modificación que la producida por la adición de la glycerina al llegar á la concentración necesaria. 24 Esta última operación no presenta ninguna dificultad : consiste en trasladar las soluciones evaporadas hasta la consistencia siruposa, á una capsula de porcelana que se coloca en un baño de inaria : agregarles el quince por ciento de su peso de gly cerina perfectamente pura, y se- guir coi centrando hasta que ya no se desprendan vapo- res, lo cual indicará que no queda otro líquido disolven- te mas que la glycerina. Los gly cero-extractos se conservan inalterados por mucho tiempo, con solo guardarlos en frascos de boca ancha, cuya cubierta se adapte exactamente á sus paredes. Todo lo anteriormente expuesto, lo he comprobado en los extractos que tuve el honor de presentarle á mi ju- rado de Farmacia teorico-práctica, y que preparé bajo la dirección de mi digno maestro el Sr. Paulino Bautis- ta; por lo que tengo la seguridad, de que esta aplica- ción produciría muy buenos resultados si se generaliza- ra ; sin perjuicio de hacerle sufrir los perfeccionamien- tos necesarios, que mi poca capacidad me haya impedido mencionar en este insignificante trabajo. Puebla, Octubre de 1884. firco/'o GsTMiezcua*.