FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO. de us y sd mm - 2 - TESIS PRESENTADA AL JURADO DEL CONCURSO PARA LA OPOSICION A LA PLAZA BE ADJL'NTO 111 CATEDRA DE PIMIA fflttM POB JOSE MARIA GAMA MÉDICO-CIRUJANO DE LA FACULTAD DE MÉXICO. Ita valet corpas, sicut valent oculi. Hipócrates. MEXICO-1878 Imprenta de Jens y Zapialn, calle de San José el Real N° 22 A MI AMADO PADRE EL Sr. Dr. IGNACIO GAMA A LOS DISTINGUIDOS OCULISTAS MEXICANOS LOS SEÑORES doctores MIEL MONA 1' VALLE j JOSE JL BANDERA SU DISCIPULO AGRADECIDO. A LA MEMORIA DEL ILUSTRE CIRUJANO MEXICANO EL Sr. Dr. LUIS MUÑOZ CATEDRÁTICO DE PATOLOGÍA EXTERNA DE LA ESCUELA DE MEDICINA, A MI MAESTRO EN CIRUJIA EL SABIO CATEDRATICO DE PATOLOGIA EXTERNA Sr. Dr. RAFAEL LAVISTA Débil prueba de admiración, y pequeña ofrenda de mi eterna gratitud. Incapaz la inteligencia del médico de abrazar por sí sola el estudio de todas las enfermedades, al grado de llegar á la ma- yor perfección posible en ellas, era necesario crear divisiones en una materia tan vasta y separarlas en dos grandes grupos que formaran la medicina y la cirujía. Ya este era el primer paso para marchar á la perfección, y pronto se notaron los grandes progresos que las ciencias médicas hacían con esta primera división, separándose y perfeccionándose aisladamen- te, los médicos y los cirujanos. Pero materias demasiado vastas aún, la experiencia vino a demostrar á medida que progresaban la anatomía, la fisiología y los estudios microscópicos, que era preciso para llegar á pro? fundizar algún ramo de la medicina, el dedicarse á él con pre- dilección, por ser este el único medio de marchar adelante y de descubrir la esencia íntima de los fenómenos morbosos que se trataba de analizar. Evidentemente, con los progresos diarios de la ciencia, ha venido la creación de las especialidades, y con ellas es como cada dia la medicina y sobre todo la cirujía, ganan terreno en el camino de la verdad. Entre las especialidades quirúrgicas, ocupa uno de los pri- meros rangos la oftalmología, y su importancia inmensa, re- sulta de su objeto, pues se ocupa de estudiar las lesiones del i 2 mas noble ¿le los sentidos, del mas indispensable, de aquel de quien para indicar su valor, decia el ilustre Hipócrates: lia valet corpus sicut valent oculis. El estudio de las enfermedades de los ojos, que remonta al principio de la medicina, ha ocupado la atención de los ciru- janos, sobre todo, en el siglo XVIII; pero todos sabemos, que los cirujanos del presente siglo son los que verdaderamente han inaugurado para la oftalmología, la era científica que re- corre actualmente; gracias á los notables trabajos de Scarpa, Desmarres, Sichel, Mackenzie, War ilion, Jones, Wecker, Ga- lezowski, etc., las enfermedades de los ojos son ahora perfec- tamente conocidas, sobre todo, desde que el sabio Helmlioltz, en 1851, inventó el oftalmoscopio, ó hizo desaparecer con esto el grupo demasiado grande de las amaurosis. Desgraciadamente entre nosotros, las especialidades han si- do casi enteramente despreciadas, y esto ha hecho que nues- tros progresos sean casi nulos; porque contentándonos con lo que nos dicen los autores, poco, muy poco hemos puesto de nuestra parte. Felizmente, la oftalmología ha tenido algunos dignos representantes que han hecho por ella notables adelan- tos, que por desgracia no son conocidos. Ademas, los médicos, en general, no vacilan en entregarse á la práctica de las enfer- medades de los ojos, limitando de este modo el campo de los especialistas, desprestigiando la profesión y perjudicando á los enfermos. ¡Cuántos desgraciados, en efecto, que habían es- capado á los peligros de la enfermedad, han perdido la vista á consecuencia del tratamiento! Colocados hace mas de dos años al lado de los Sres. Carmo- na y Bandera, donde hemos visto cerca de tres mil enfermos de los ojos, hemos observado con pena que algunos médicos, desconociendo hasta los principios mas elementales de oftal- mología, no tienen sin embargo reparo alguno en encargarse de la curación de algún desgraciado, á quien después de ator- mentar con vejigatorios en la nuca, sedales y otros medios em- píricos, acaban por considerarlo incurable, sin haber siquiera adivinado lo que padecía. ¡Cuántas veces también hemos visto desgraciados niños atacados de oftalmía purulenta, quedar completamente ciegos por falta de un tratamiento adecuado; ó bien, enfermos con úlceras de la córnea, á quien su médico 3 habla producido un magnífico leucoma terapéutico, por depó- sito de las sales metálicas en la superficie de la córnea! Si es ciertamente muy sensible, que multitud de personas que padecen lesiones del fondo del ojo pierdan la preciosa fa- cultad de ver, por falta de un inteligente que á tiempo les diagnostique su mal y les instituya un buen tratamiento, lo es mucho más, el que sean tan numerosos los que han perdido la vista después de las afecciones corneales, y sobre todo, de la queratitis. Efectivamente, si es difícil el saber apreciar al oftalmoscopio las enfermedades del fondo del ojo, no se nece- sita ni tanta práctica ni muchos conocimientos para hacer un buen diagnóstico de las enfermedades corneales, sobre todo, de las inflamaciones. Al leer las frases anteriores, no faltará quien nos tache de pretensiosos, y crea que nos colocamos al lado de los especia- listas; pero no, no es esta nuestra intención, ni por un mo- mento hemos creído que somos mas que pobres aficionados en la materia, pero animados de las mejores intenciones y dis- puestos á decir la verdad cueste lo que cueste. Es muy triste á veces tener que convencerse de que ciertos hechos, por increíbles que parezcan, son, sin embargo, verda- des perfectamente averiguadas; pero lo repetimos, tenemos la convicción de que entre nosotros, por desgracia, son muy nu- merosas las víctimas que ha hecho la terapéutica de las en- fermedades de los ojos. Ahora bien, la causa de esto es, á no dudarlo, el abandono de las especialidades y la costumbre de hacer la medicina ge- neral; pocos, lo repetimos, muy pocos son nuestros especialis- tas, y sin embargo, se encuentran con que el campo de su es- pecialidad está muy limitado, porque sus compañeros no vacilan en hacer lo que solo á ellos les pertenece en derecho. Vamosáemprender un estudio sóbrelas queratitis, afeccio- nes extraordinariamente frecuentes, que causan muchas veces la pérdida de la visión y que deben ser perfectamente conoci- das, pues de la oportunidad de su tratamiento, resulta el éxi- to de su difícil curación. Nuestro pequeño trabajo, será un re- súmen fiel de todo lo que hasta ahora han dicho los oculistas mas modernos, al mismo tiempo que nos servirá para dar á conocer las ideas que sobre la materia tienen los especialistas 4 mexicanos, y los medios de que usan para la curación de las queratitis. Insistiremos mucho sobre la etiología de algunas de las formas de queratitis, hablaremos de su frecuencia re- lativa y haremos notar la influencia de la diátesis, sobre todo, de la escrofulosis sobre la producción de estas enfermedades. Solo nos queda, para concluir, trazar el plan de nuestro es- tudio é indicar en consecuencia, que para ser comprendidos en la parte de anatomía patológica, vamos á dar un resúmen de la estructura de la córnea, y á tratar de una manera general, la tan debatida cuestión del mecanismo de las inflamaciones corneales. Estudiaremos en seguida las diferentes formas de queratitis, y concluiremos, después de exponer las generali- dades necesarias sobre el tratamiento, hablando del método curativo en particular de cada una de las variedades. Consideraciones anatómicas v estructura de la córnea. La córnea representa un segmento de esfera cuyo radio de curvatura es de 7 á 8 milímetros, forma parte de los medios refringentes del ojo, á la vez que completa su envoltura ex- terior. Su contorno no es perfectamente esférico, predomina la ex- tensión de su eje horizontal que tiene de 11 á 12 milímetros, sobre el vertical que no tiene mas que 10. La córnea goza de propiedades endosmóticas muy notables, pero su papel principal es el de medio refringen te del ojo, tie- ne el mismo índice de refracción que el humor acuoso que la baña por su parte posterior, y forma con este humor un me- nisco, dispuesto de modo que los rayos de luz que lo atravie- san, no varían de dirección. Las investigaciones de Helmholtz, Donderz y Knapp, por medio del oftalmóraetro, prueban que normalmente la superficie de esta membrana es la de un elip- soide de tres ejes desiguales, y que siendo la curvatura del meridiano vertical, la mas exajerada, resulta una refracción 5 desigual de los dos meridianos, y en consecuencia un astig- matismo normal. Las menores irregularidades de la superficie de la córnea, son causa de perturbaciones notables en la exactitud de la visión. Considerada la córnea bajo el punto de vista de su estructu- ra, podemos decir que está formada de tres capas: Io un epite- lio; 2o una sustancia media llamada sustancia propia; 3o la membrana de Demours ó de Descemet provista de un endo- telio. El epitelio que compone la capa anterior es pavimentoso es- tratificado. Su espesor, que es mas marcado en la periferia que en el centro, varía según Schalygen entre 0mm 05 y 0mm 10 de espesor. Está formado por tres capas, una superficial, for- mada por escamas epidérmicas pavimentosas, una media for- mada por celdillas redondas abundantes, y la tercera profun- da, por celdillas alargadas y perpendiculares. Si se trata este epitelio por el agua tibia, se hincha y en contacto del ácido acé- tico se hacen mas aparentes los medios de sus celdillas, la po- tasa lo desagrega, el ácido crómico lo pone duro. Cuando se irrita la córnea por un cáustico, las celdillas se hinchan, los núcleos se subdividen y las celdillas se segmentan comunmen- te en dos, y algunas veces en tres ó cuatro celdillas nuevas. Hay pues una multiplicación celular por sisiparidad. Debajo de este epitelio se encuentra una capa de aspecto uniforme, hialina, anhista y elástica, cuyo grueso no es mas que de 5 á 10 milésimos de milímetro. Arnold cree que esta ca- pa no es sino la continuación del corion de la conjuntiva bul- bar; y Manz dice que ha visto esta membrana separarse en la circunferencia de la córnea, en fibrillas que se pierden en el tejido laminoso conjuntiva!. A esta membrana se le ha dado el nombre de membrana de Bowman ó lámina elástica ante- rior de la córnea. Sirve de soporte al epitelio y por su cara profunda está íntimamente confundida con la sustancia pro- pia de la córnea. La sustancia propia de la córnea se presenta al estado fres- co con un aspecto trasparente y hialino, pero si se macera, se notan corpúsculos que tienen una configuración especial. His, que f ué el primero que los describió, les llamó corpúsculos de 6 la córnea; con el ácido acético se hacen muy evidentes, y más aún, con las impregnaciones de nitrato de plata deRecklinghau- sen. Lebert, recurriendo á su procedimiento de inyecciones por los tubos linfáticos, ha llegado á concluir que los corpús- culos de la córnea, son verdaderos vasos linfáticos. Los cor- púsculos abundan hácia las dos caras y en la periferia de la córnea y se anastomosan unos con otros, no solo en la capa en que se encuentran, sino con los que están en las capas vecinas, pero este último hecho es muy raro. Así es que si se pone la córnea en agua hirviendo, se la ve henderse, se la ve separar- se en escamas distintas, cosa que ha hecho admitir la exis- tencia de láminas corneales. En ciertos casos patológicos, se suele encontrar esta tendencia á la esfoliacion por capas. ¿Pero cuál es en suma la naturaleza de estos corpúsculos de la córnea? His y Manz dicen que son corpúsculos plasmáticos análogos á los del tejido celular laminoso. Recklingbausen, Arnold y Lebert, los creen un sistema de pared propia, y el último afirma que son una dependencia del sistema linfático de la conjuntiva. Por último, hay una opinión ya sin ningún crédito, que niega todo lo que hemos dicho ántes, y piensa que todo lo que los micrógrafos han visto, son productos artificiales obtenidos por los reactivos. Cuando se hace hervir la sustancia propia de la córnea, se obtiene condrina que es propia al tejido cartilaginoso; esto es un argumento químico contra los que creen que esta capa es tejido celular, pues este último, sabemos que lo mismo que la esclerótica, da gelatina por la ebullición. Además de los corpúsculos, existen en esta capa fibrillas la- minosas que forman el estroma fibrilar y se continúan direc- tamente con la esclerótica. La capa posterior de la córnea llamada también lámina elás- tica posterior forma la membrana de Demours ó de Descemet, su espesor varía de uno á dos centésimos de milímetro, es trasparente y hialina, engrosándose hácia el borde de la cór- nea donde se trasforma en fibrillas que forman mallas y se di- viden en dos capas. La superficial se une á la pared posterior del canal de Schlemm confundiéndose con el anillo tendinoso de Dollinger; la profunda se refleja radiando sobre la perife- 7 ría del iris; su disposición dentada le ha valido el nombre de Ligamento Pectíneo del iris. Posee todas las propiedades de las membranas vidriosas, y es de notar que desprendiendo esta membrana se invierte del lado de la córnea. Es frágil al mismo tiempo que elástica y su trasparencia no se altera por ningún reactivo; á consecuen- cia de los progresos de la edad, se observan en ella algunas veces, escrecencias berrugosas propias de las membranas vidrio- sas en general. Está tapizada de un endotelio de celdillas pa- vimentosas exagonales, con un núcleo en su centro y un con- tenido trasparente; en la periferia de la cara anterior del iris estas celdillas se separan y se hacen redondas y fusiformes. Este endotelio, según las experiencias de Lebert, impide la filtración de los líquidos del ojo al través de la córnea. En la periferia de la córnea se encuentra el canal de Schlemm que describió Albinus por primera vez: este canal que en un corte perpendicular aparece como una hendedura ovalar, está des- provisto de epitelio. Unos creen que es un seno venoso y para Rouget y Lebert, seria un plexus venoso independiente de las venas coroideas. Este plexus recibe venitas del múscu- lo ciliar y envia fuera del ojo algunos vasos que arrastrando en el tejido celular que está sobre la esclerótica, se dirijen á las venas ciliares anteriores. Los vasos de la córnea ofrecen una disposición importante de conocer: los vasos sanguíneos se presentan bajo una forma rectilínea, son muy finos, presentan un color azulado y están situados sobre la esclerótica y debajo de la conjuntiva. For- man al rededor de la córnea arcadas anastomóticas, que al es- tado normal no pasan del límite conjuntivo corneal; no son vasos rectilíneos como se podría creer á la simple vista, sino que forman una redecilla muy fina que se ve muy bien cuan- do se les examina con una lente. La disposición de los vasos de la conjuntiva, es enteramen- te distinta: son mas superficiales, gruesos, tortuosos y dejan entre sí mallas voluminosas que se pueden desalojar fácil- mente. Se ha supuesto también en la córnea, la existencia de va- sos serosos que ya no son admitidos desde que se sabe que la circulación del plasma se hace en los canalículos corpuscula- 8 res de la córnea, Lebert cree que estos canalículos son verda- deros vasos linfáticos; His ha demostrado que los vasos san- guíneos de nueva formación se desarrollan rápidamente á ex- pensas de estos canalículos. Conheim lia notado que se puede seguir fácilmente la marcha de los glóbulos blancos que se salen por diapedesis, es decir, por una verdadera filtración, de los vasos sanguíneos periqueráticos, en los casos en que la córnea está inflamada. La distinción de los vasos sanguíneos periqueráticos y con- juntivales tiene en clínica una importancia inmensa: en las queratitis, eritis, coroiditis y retinitis, la inyección periquerá- tica es un indicio cierto de la alteración de las partes profun- das del ojo. Por el contrario en las conjuntivitis sin compli- caciones se desarrollan solamente los vasos superficiales. Actualmente está plenamente probado que existen nervios en la córnea que sacan su origen del quinto par y del simpá- tico. Son muy numerosos, pues se han podido contar hasta 30; estos nervios pierden su mielina al llegar al nivel de la córnea y se subdividen por dicotomía', para formar una rede- cilla muy rica, colocada inmediatamente abajo de la membra- na de Bowman. Conheim pretende que de esta redecilla par- ten filamentos muy tenues que después de haber atravesado la lámina elástica anterior, se terminan en la capa epitelial. Por esta disposición muy superficial de la redecilla nerviosa, se explica la fotofobia y los dolores ciliares intensos provoca- dos por una pústula corneal ó un granito de polvo que se fija en la córnea. Estas consideraciones anatómicas en que hemos entrado, eran indispensables para comprender la fisiología patológica de las queratitis, que es de lo que nos vamos á ocupar. Fisiología patológica de la inflamación de la córnea. Bajo el reinado de las ideas de la escuela fisiológica, cuyo propagador mas ardiente fué Broussais, no podian compren- 9 der los patologistas cómo la córnea desprovista enteramente de vasos, pudiera inflamarse. Y sin embargo, aunque parece increíble á primera vista, esta membrana, gracias á su traspa- rencia, lia sido el campo en que los anatomo-patologistas lian discutido las diversas teorías de la inflamación que han reina- do en la ciencia. Al principio se creyó que la córnea no podía inflamarse, porque según las ideas antiguas sobre inflamación, este proceso morboso complexo, reconocía por causa una per- turbación vascular primitiva. Pero las investigaciones modernas han demostrado que el punto de partida de todo trabajo inflamatorio, es la irrita- ción de los elementos anatómicos; esta idea debida á Virchow es el fundamento de toda la doctrina de la escuela alemana. El estudio microscópico de los fenómenos íntimos de la infla- mación en los tejidos invasculares, y sobretodo en la córnea, ha sido un verdadero progreso parala fisiología patológica de la inflamación. Cuando se produce un traumatismo cualquiera en la cór- nea, sea que se la pique ó que se la cauterice, sobrevienen de- sórdenes locales primero y después las modificaciones circula- torias; este solo hecho prueba que lo que caracteriza al trabajo inflamatorio, es una perturbación de la nutrición del tejido inflamado. Bajo la influencia de una irritación cualquiera, los corpúsculos de la córnea son el sitio primitivo de los fenóme- nos de la inflamación, el núcleo que contienen se segmenta en dos mas pequeños, éstos á su vez se subdividen, y de este modo, por segmentación endógena las celdillas se multiplican hasta que la vesícula madre se rompe. Se encuentra entonces un número variable de elementos celulares de nueva forma- ción, análogos á los que les dieron origen; pero á medida que se forman, estos nuevos elementos sufren una alteración regre- siva que les destruye, mientras que otros pasan por trasforma- ciones ulteriores. Esta división de los fenómenos consecutivos, separa perfectamente la inflamación de la hipertrofia, en la inflamación hay una serie de fenómenos de vida y de necrobio- sis de las celdillas, esto es, una irritación formatriz y un tra- bajo destructivo; la mezcla de las celdillas nuevas que han sufrido la degeneración grasosa, con los líquidos y los ele- mentos que emanan de la sangre, forma los exudados, las opa- s 10 cidades, las infiltraciones purulentas y plásticas que todos los autores han señalado en las queratitis. Se comprende fácilmente, según esta teoría sostenida por Virchow, His y Küss, que de los dos términos que constituyen la inflamación, uno ú otro puede predominar, y por consecuen- cia que la flegmasía corneal puede ofrecer una fisonomía en- teramente distinta. Cuando el trabajo inflamatorio es intenso y hay producción abundante de elementos nuevos, los fenó- menos de destrucción predominan. En estas condiciones, so- brevienen esas ulceraciones profundas de la córnea, que des- truyen en algunas horas una parte de esta membrana y ame- nazan traer la evacuación del contenido del globo del ojo; estos graves desórdenes se producen, por ejemplo, cuando es deposita en la córnea una sustancia pútrida y son mas marca- dos cuando la queratitis ocupa el centro, y por consecuencia, cuando es mas difícil la llegada del líquido nutritivo que vie- ne de la periferia de la córnea. En condiciones opuestas á las que acabamos de indicar, es decir, cuando predomina en la inflamación la fuerza organiza- dora, se pueden observar dos series de fenómenos: unas veces los tejidos vuelven al estado normal y la curación puede efec- tuarse sin la formación de manchas, de nefelión y de pertur- bación persistente en la trasparencia de la córnea. Y otras veces, los elementos nuevos se modifican, se trasforman y se organizan, oponiéndose mas ó menos al paso de los rayos lu- minosos. Estas trasformaciones llegadas al mas alto grado, forman el tejido cicatrizal. Al mismo tiempo que pasan estos fenómenos en los corpús culos de la córnea, el estroma hialino sufre también una modi- ficación importante; al estado normal su estructura no es ni fibrila? ni laminosa, pero bajo la influencia de la flegmasía, tiende á perder su trasparencia, á henderse, dividiéndose en laminillas, que algunas veces se desprenden formando peque- ñas escaras. Con estas perturbaciones coinciden la multiplicación y el aumento de volumen de los vasos periqueráticos; esta faz de la inflamación, es la que era considerada otras veces como la úni- ca que se podía referir á un verdadero trabajo inflamatorio. Esta inyección periquerática se explica por la proliferación 11 de los corpúsculos de la córnea. En efecto, para que se verifi- que, es necesario que los líquidos nutritivos lleguen mas abun- dantes al contacto de las celdillas, por esto los vasos se dila- tan, la tensión sanguínea aumenta, una cantidad mas consi- derable de plasma trasuda de sus paredes y llega al contacto de las partes hinchadas, sea por imbibición, sea por el sistema de canalitos intracorneanos. Tal es, en resúmen, la teoría de Wirchow que admitida an- tes por casi todos los patologistas, ha sido últimamente con- trariada por las investigaciones de Conheim, de Feltz y Kei; las investigaciones de Kei y de Wallis sobre las córneas de las ranas, son muy interesantes y explican de un modo entera- mente contrario á Wirchow los fenómenos íntimos de la infla- mación de la córnea. Cuando se irrita esta membrana con un cáustico, se forma al rededor de la escara una corona de celdillas de cavidades (vacuoles), que resultan de la alteración de los corpúsculos cu- yos núcleos se han llenado de lagunitas, al mismo tiempo que el protoplasma se ha ahuecado, para hacer lugar á las celdi- llas de cavidades. Este trabajo es puramente regresivo y ja- mas se observa la menor multiplicación ó neoformacion celu- lar; la alteración lagunar depende evidentemente de la irrita- ción local, porque falta cuando se provócala queratitis pasan- do un sedal al través del globo del ojo. Después de un tiempo variable, las celdillas de cavidades (vacuoles) se llenan de gló- bulos blancos, al mismo tiempo que la córnea se infiltra en toda su extensión, pero sobre todo cerca de la escara, de gló- bulos blancos de sangre que se presentan con sus caracteres particulares. Al lado de estas celdillas, se encuentran otras igualmente emigradoras observadas por Morris y Stricker, que se distinguen por su volúmen relativamente muy grande; para Kei y Wallis son grupos de glóbulos blancos que viajan, por decirlo así, entre las láminas de la córnea. Los vasos periquera ticos se llenan también de glóbulos blan- cos, y evidentemente de ellos es de donde escapan estos gló- bulos para dirigirse al punto irritado. Esta emigración es de tal manera rápida, que en ranas de Primavera, se ha visto en dos dias toda la córnea infiltrada y algunas veces perforada. Conheim, fundándose en la experimentación, admite que en 12 toda inflamación hay paso de los glóbulos blancos de la san- gre al través de la membrana de los vasos, y que nunca se puede demostrar la segmentación de los elementos celulares. Para él, como para Robín, el primer fenómeno es la estasis sanguínea; pero mientras que según Robín que sostiene la teo- ría del blastema, hay un exudado líquido donde por genera- ción espontánea se producen los elementos celulares, para Conheim, estos elementos filtrarían en natura al través de los intersticios vasculares. Si se cauteriza el centro de la córnea con nitrato de plata, no es en el punto de contacto donde se fija la irritación, sino en la periferia. Como se ve, esta teoría nos recuerda la opinión de Broca, que en 1858 rehusaba toda- vía á la córnea la facultad de inflamarse. Si en lugar de cau- terizar la córnea se pasa un sedal al través del ojo, provocan- do lo que Conheim ha llamado queratitis inducida, se observa que la córnea es invadida por un gran número de leucositos mas numerosos en la periferia que en el centro, pero que al mismo tiempo las celdillas plasmáticas de la córnea perma- necen intactas. En resúmen, según Conheim, el proceso infla- matorio vendría siempre de los vasos de la conjuntiva y no de la córnea. Las conclusiones de Conheim no son aceptadas por todos; las experiencias de Feltz han dado resultados contradictorios. Este fisiologista, pasando al través de la córnea de una serie de conejos un sedal metálico, ha visto que contrario á la opi- nión de Conheim, en el punto de entrada y en el de salida del sedal, es donde se forma la opacidad de la córnea y no en la pe- riferia. Como His, Feltz ha visto que el primer fenómeno apre- ciable es el hinchamiento del protoplasma, pero nunca ha po- dido reconocer ninguna celdilla en vía de segmentación; para Feltz, los núcleos del protoplasma no se modifican nunca, y todo pasa en el mismo protoplasma que produce por una gé- nesis en apariencia espontánea numerosos leucositos. Esta teoría es como se ve, un término medio entre la de Robín y la de Wirchow. Los accidentes que preceden, varían de intensidad según la profundidad mas ó menos grande de la destrucción del epite- lio de la córnea. Conheim ha notado, que cuando el epitelio ha sido enteramente destruido ó cuando se inyectan en la cór- 13 nea sustancias fétidas, hay una infiltración muy abundante de leucositos. Si por el contrario, la lesión epitelial es ligera, se regenera con rapidez y la infiltración corneal es transitoria. En ambos casos, la fuente de los leucositos no está en los va- sos periqueráticos, puesto que la periferia corneal está intac- ta cuando las partes centrales están llenas de leucositos; éstos, según Lebert, vendrían entonces del fondo del saco conjunti- va!, saliendo de los vasos de la conjuntiva y penetrando en el tejido de la córnea al través de la brecha epitelial. La infiltración de la córnea está acompañada de un desar- rollo de los vasos periqueráticos que penetran poco á poco en el tejido de esta membrana, formando arcadas que se agregan á los vasos que ya existian y avanzan de la periferia al centro. ¿Cuál es el origen de estas arcadas vasculares? Unas resul- tan del alargamiento de una asa capilar antigua, cuya pared se lia reblandecido trasformándose en tejido embrionario, blan- do y extensible que cede á la presión de la sangre. Otras, son debidas á la ruptura de una asa capilar y al derrame de la san- gre en el tejido de la córnea; esta sangre se forma poco á po- co una pared propia en medio de los glóbulos linfáticos que infiltran el tejido. La vascularización varía, según la forma de queratitis: cuan- do ésta es superficial muy cercana á la membrana de Bovvman, los vasos son numerosos y voluminosos. Al contrario, en la queratitis parenquimatosa intersticial, la redecilla vascular es tan apretada y tan fina, que se podría tomar por una extra- vasación sanguínea si no se hiciese el exámen con la lente que permite distinguir los vasos. Ya insistiremos sobre esto, al ha- blar de la queratitis de Hutchinson. Se observa algunas veces que las extravasaciones sanguíneas en lugar de hacerse el origen de nuevos vasos, sufren una dege- neración regresiva y dejan manchas de pigmento morenas ó ne- gras, que forman una especie de puntilleo en medio de las rede- cillas vasculares. Esto se observa en una variedad de querati- tis intersticial de marcha crónica que se presenta muy rara vez; Panas dice no haberla visto mas que tres veces. Nosotros no la hemos encontrado nunca. Tales son en resumen las diversas teorías que existen sobre la fisiología patológica de la inflamación de la córnea. ¿Cuál de todas ellas es la verdadera? Difícil seria decirlo, y nosotros creemos que no se debe aceptar de un modo absoluto ninguna de ellas. La clínica enseña de un modo 'evidente que existen queratitis primitivas; esto prueba, que el tejido de la córnea es susceptible de irritación espontánea; en estos casos, la teo- ría de Wirchow es la que explica mejor los fenómenos de la inflamación. Pero cuando las lesiones corneales son consecu- tivas á las perturbaciones vasculares, la teoría de la emigra- ción celular debe admitirse. En el mayor número de casos, es de creer que, con la segmentación de los corpúsculos cornea- les, coincida cuando vienen las perturbaciones vasculares pe- riqueráticas, la infiltración de la córnea por los leucositos, es decir, la emigración de las celdillas que son el origen del pus, según la ingeniosa hipótesis de Conheim. 14 las diversas variedades de queratitis. Los autores de oftalmología han dado diversas clasificacio- nes de las queratitis, atendiendo, unos al sitio de la lesión anatómica, y fundándose otros en las causas de la enfermedad. Se distinguen comunmente las inflamaciones de la córnea en superficiales, cuando la lesión ocupa la capa anterior; inters- ticiales, cuando la lesión está situada en la sustancia propia; y profundas, cuando ocupan la membrana de Demours. En rigor se podrían comprender en esta clasificación todas las variedades etiológicas de las queratitis; pero seria necesa- rio hacer entrar en cada una de estas divisiones una misma variedad etiológica. Por ejemplo, entre las queratitis traumá- ticas, la lesión puede ser superficial ó extenderse á todo el es- pesor de la córnea. Damos á continuación una clasificación de las queratitis, que debemos á la bondad de nuestro sabio maestro el Sr. Car- mona y Valle. Esta clasificación, fundada en el sitio de las 15 lesiones y en la etiología, comprende todas las variedades de la inflamación de la córnea. QUERATITIS. Traumática. í Heridas. s Quemaduras. ( Sustancias cáusticas. í Flictenosa. ) ¿ Vesiculosa > Comunmente estrumosa. ( Variólica. ) Exantematosa. j Punteada. ) Comunmente por sífilis lieredi- (Difusa. j taria. Intersticial. ( Fusión purulenta (En conjuntivitis Ídem) j Abscesos (superficiales ó profundos) ( Ulcerosa. Supurativa. r Por miocele. i Por cuerpos extraños. 'j Por triquiasis paniforines. | Por granulaciones. Id. LPor tejido cicatricial de párpados. Id. Mecánica. 'Por extrangul ación por quemosis, etc. ■ Por agotamiento de la constitución. Por afecciones del 5o par. Por ulceraciones circulares. Necrobiótica. Diftérica. Nosotros, queriendo hacer un ensayo de clasificación, que comprenda, fundada en la anatomía patológica, todas las va- riedades, proponemos la siguiente, en la que todas las formas etiológicas entran de un modo secundario y no sirven de base á la clasificación. 16 'Por heridas. Por quemaduras. Por sustancias cáusticas. ... .. . | Por granulaciones conjuntivales, por triquiasis, por tejido cicatrizal de los párpados (formas paniformes). Por cuerpos extraños. ' Vascularizadas: en la conjuntivitis flictenular y por irritaciones exte- riores. . . . , , . No vascularizadas: por agotamiento déla constitución ó después de las conjuntivitis flictenular y purulenta (formas raras). Difusas: por sífilis hereditaria ó por escrofulosis. ' Estrangulación por quemosis etc., conjuntivitis purulentas y diptéricas. Por agotamiento de la constitución. Neuro-paralíticas, afecciones del 5o par. Por úlcera circular (en los viejos). Queratitis puntunda: por Sífilis constitucional, por reumatismo (iritis serosa), por blenorragia. SPor conjuntivitis purulentas. Por abscesos superficiales ó profundos. Primitivas: en los niños, por escrofulosis é irritaciones exteriores. Í Flictenular: casi siempre escrofulosa. Vesiculosa ó herpética: reumatismal, nerviosa y estrumosa. Variólica: discreta ó confluente. J Heridas, quemaduras y cáusticos. ( Por irritación mecánica, panus profundo (pannus crassus). QUERATITIS. Espontáneas (Exantematosas). Traumáticas. Traumáticas. Intersticiales (no supurativas). Supurativas. Necrobióticas. Intersticiales (parenquimatosas) Superficiales. Profundas. 17 Como se ve por la clasificación que precede, muchas varieda- des de queratitis deben ser estudiadas al ocuparse de las le- siones traumáticas de la córnea, de las diversas conjuntivitis, etc., que les han dado origen. En consecuencia, solo nos ocupa- remos en el presente estudio, de las formas que por decirlo así, pertenecen exclusivamente á la córnea. Es decir, que tratare- mos de la queratitis flictenular, herpética, de las diversas variedades intersticiales y de la queratitis profunda. En cuan- to á las úlceras de la córnea, no haremos sino mencionarlas, pues solo son una de las terminaciones de las queratitis y no existe, propiamente hablando, una queratitis ulcerosa primi- tiva. Queratitis superficiales. 1° Queratitis flictenular.-Esta variedad de las cuti-cor- neitis es entre nosotros la forma mas común de las inflamacio- nes de la córnea; se puede decir sin temor de errar, que forma por sí sola las tres cuartas partes de queratitis que se obser- van en la práctica. Conocida también con los nombres de queratitis herpética, eczematosa, pustulosa, flictenular, vesiculosa, linfática, etc.; esta variedad podría, atendiendo á su causa mas común, lla- marse queratitis estrumosa. Anatomía patológica.-La anatomía patológica de la que- ratitis flictenular es perfectamente conocida, desde que Iva- nofi* ha dado la descripción que vamos á referir. Las flictenas ocupan comunmente la periferia de la córnea, son muy superficiales y á veces el proceso morboso no ocupa mas que la conjuntiva; en la parte de la córnea cercana á la pústula se encuentra una infiltración de celdillas redondas, colocadas entre el epitelio y la membrana de Bowman. Cuando están situadas en la córnea, se observan masas de celdillas redondas entre el epitelio y la misma membrana, pe- ro que llegan hasta el tejido propio de la córnea, y están 3 agrupadas al rededor de ramitos nerviosos muy finos; estas celdillas siguen la misma dirección que los nervios, atraviesan la lámina elástica anterior, y vienen por último, á formar pe- queñas masas debajo del epitelio; algunas penetran con los ramitos nerviosos, entre las mismas celdillas cilindricas del epitelio corneal. Cuando llegan á tener un volúmen considerable, las masas de celdillas destruyen los ramitos nerviosos, el epitelio y la membrana de Bowman que se ulcera en forma de embudo; es- tas celdillas de nueva formación, se asemejan exactamente á los corpúsculos linfáticos. ¿De dónde vienen estas celdillas? Ivanoff dice: que los cor- púsculos estrellados de la córnea permanecen intactos, pero no explica su origen. Gracias á los trabajos de Conheim, sa- bemos que estas celdillas emigradoras son leucositos salidos de los vasos periféricos. Lo que hemos dicho sobre anatomía patológica, nos servi- rá al hablar de los síntomas, para explicar el sitio mas fre- cuente de las pústulas en la periferia de la córnea y la fotofo- bia intensa que acompaña casi siempre la afección que es- tudiamos. C. Reimond ha estudiado la anatomía patológica de los ca- sos crónicos de queratitis pustulosa. En estas circunstancias, el tejido propio de la córnea no toma parte en la neoforma- cion; sucede lo mismo con la membrana de Bowman y el epitelio. El neoplasma levanta esta última capa, bajo la forma de vegetaciones, constituidas unas, por tejido conectivo y por celdillas fusiformes y estrelladas; y otras, por celdillas redon- das y pequeñas, iguales enteramente á los glóbulos blancos de la sangre: estas son las mas numerosas. En las vegetacio- nes recientes, falta algunas veces el epitelio, y esto explica sin duda alguna, la trasformacion de las masas de leucositos, en tejido de botones carnosos, desprovistos enteramente de vasos nuevos. Reimond trata de distinguir esta especie de oftalmía, que llama herpética, de las pústulas periquera ticas propiamente dichas; pero hace notar también, que las vegetaciones de que hemos hablado, existen, sobre todo, en la periferia de la cór- nea. Admite que de la misma manera que las flictenas, las 18 19 vegetaciones aparecen y desaparecen por exacerbaciones su- cesivas; dice, por último, que se ve algunas veces al principio ó en un período mas avanzado de la queratitis, algunas vesí- culas que son el punto de partida de las vegetaciones. Lo que describe Reimond, no es en resúmen mas que una variedad de la queratitis flictenular. Después de la eliminación de las masas celulares de nueva formación y de la destrucción del epitelio, queda una peque- ña úlcera infundiviliforme, generalmente redonda, cuyo fondo unas veces gris, presenta otras un aspecto amarillento, debido á los glóbulos de pus que existen allí. Otras veces por el con- trario, la caída del epitelio precede á la infiltración celular; entonces existe una verdadera escoriación superficial en forma de una pequeña faceta que deja descubierta la membrana de Bovvman, y solo se ve bien, por el alumbrado lateral ó cuan- do se ve la córnea oblicuamente. Etiología.-principal causa de la queratitis flictenular, es el temperamento linfático y la diátesis escrofulosa en los niños. Esta afección es sumamente frecuente, y se observa so- bre todo entre tres y diez años de edad; es tan común en los niños, que Mackenzie, sobre cien casos de queratitis, ha visto que noventa pertenecían á la queratitis pustulosa. Como he- mos dicho, es frecuente, sobre todo, en los niños de tempera- mento linfático, que viven en malas condiciones higiénicas, que habitan departamentos húmedos y fríos, y que se nutren con una alimentación mala é insuficiente. Del linfatismo á la escrófula, no hay mas que un paso; así es, que casi todos los niños afectados de esta forma de queratitis, presentan al- gunas manifestaciones de la diátesis estrumosa, principalmen- te manifestaciones cutáneas y ganglionares. Nosotros hemos visto cerca de mil enfermos afectados de esta queratitis, y todos, sin excepción, eran linfáticos, y una inmensa mayoría presentaban los caracteres déla escrofulosis. Insistimos sobre esto, porque recientemente el Dr. Belina de- cía en un trabajo importante, que la escrofulosis era muy ra- ra en México. Por el contrario, hemos visto que principal- mente en la clase pobre de la sociedad, la mala alimentación, las habitaciones malsanas, y una alimentación miserable é insuficiente, desarrollan en los niños la escrofulosis, que se propaga después por la herencia y porque las malas condicio- nes higiénicas persisten. Los niños blancos, rubios, de piel fina y delicada, son atacados con mucha frecuencia aunque pertenezcan á las clases mas acomodadas de la sociedad. Esta afección se observa, aunque muy rara vez, en los adul- tos, sobre todo, en aquellos que la padecieron en su infancia. A los que les quedó después de curados alguna mancha en la córnea, por ligera que sea, les repite la queratitis con mas fa- cilidad. Ademas del temperamento linfático y de la escrofu- losis, todas las causas debilitantes, como lactación insuficien- te, falta de ejercicio, habitación en las ciudades populosas, etc., son otras tantas causas predisponentes á esta afección. Entre las causas ocasionales están todas las irritaciones lo- cales sóbrela superficie del ojo: y así como en un individuo predispuesto, una contusión ó una entorsis, traen el desarro- llo de un humor blanco; del mismo modo, el traumatismo mas ligero del ojo, produce una queratitis flictenular. Las granulaciones parpebrales, la triquiasis, los cuerpos extraños, etc., son frecuentemente causas ocasionales que llegan á pro- ducir pannus escrofuloso. Después de los exantemas, como el sarampión, la escarlati- na, la viruela, la roceola, y de algunas dermatosis agudas, como eczema, pitiriasis, erisipela, vienen en el ojo las manifes- taciones del linfatismo. Entre las afecciones cutáneas, el im- pétigo de la cara y de la piel de la cabeza, se encuentra fre- cuentemente, al mismo tiempo que la queratitis. Esto ha he- cho colocar á esta afección entre las eruptivas de repetición, vesiculares ó pustulosas. Otras veces, aunque mas raras, coin- cide esta afección con diversas lesiones del periostio, de los huesos y de las articulaciones, sobretodo, con el tumor blan- co de la rodilla, con ulceraciones escrofulosas de la piel, lesio- nes vertebrales y abscesos por congestión. Pero esto último es raro; lo mas comunmente los niños no presentan mas que las manifestaciones ganglionares y cutáneas de la diátesis estru- mosa. Sintomatologia.-La fisonomía que presen tan casi todos los niños afectados, basta muchas veces para diagnosticar la que- ratitis flictenular. Cuando vemos un niño pálido, enfermizo, con el labio superior muy desarrollado, con costras de impé- 20 21 tigo en la abertura ele la nariz, ó con eczema ele la cara ó de la oreja, que aprieta los ojos fuertemente y voltea la cara cuan- do se le expone á la luz, casi seguramente podemos decir, que tiene una ó mas pústulas periqueráticas en el período de ul- ceración. La queratitis flictenular, comienza por la aparición de una pequeña vesícula, que ocupa generalmente la periferia de la córnea, sobretodo, en su lado externo; esta pequeña vesícula que puede ser múltiple, es tanto mas pequeña, cuanto mas cerca está del centro de la córnea. Al principio, las vesículas son perfectamente trasparentes, pero á medida que se desar- rollan, su contenido se hace opaco, después purulento, hasta concluir por parecer una verdadara pústula. A veces las pús- tulas periqueráticas se reunen y forman un grueso boton del tamaño de una pequeña lenteja, queá primera vista se podría confundir con una placa de epiescleritis; pero con una lente, se ve que este boton está formado por una série de úlceras reunidas. Cuando las pústulas son poco numerosas, se acom- pañan de una vascularización de forma triangular, cuyo vér- tice corresponde á la pústula; pero si son muy numerosas, hay una verdadera inyección periquerática común á todas las queratitis vascularizadas. Las porciones de conjuntiva y de la córnea donde no hay pústulas, están poco ó nada vasculari- zadas. Hay una variedad curiosa de esta queratitis, llamada que- ratitis en bandeletas ó en huso. Comienza por una vesícula muy pequeña, en una de las extremidades del diámetro ho- rizontal de la córnea; esta vesícula camina poco á poco ha- cia el centro de esta membrana, dejando detras una especie de cola nebulosa en forma de banda. Algunas veces, la pústula recorre todo el diámetro corneal, pero generalmente aparece en el otro extremo otra pústula, que avanza del mismo modo al encuentro de la primera, sin llegar á reunirse con ella. Después de la evacuación del contenido de la pústula, que- dan ulceraciones redondas en forma de embudo, con fondo gris ó amarillento, que cicatrizan poco á poco dejando una mancha trasparente llamada nefelión, ó un verdadero leuco- ma cuando la mancha es opaca. Si la ulceración tiende por el contrario á progresar, puede concluir por perforar la córnea 22 formándose una hernia del iris (miocefalon); otras veces el contenido de la pústula se reabsorbe sin dar lugar á la ulce- ración. Sucede por último, que solo el epitelio es el que cae, quedando una exulceracion en forma de faceta, que se ve bien cuando se observa la córnea oblicuamente; se nota entonces en el lugar en que el epitelio falta, una superficie opaca que resalta sobre el brillo de la córnea. Cuando las ulceraciones son muy numerosas, toda la super- ficie de la córnea está despulida, presentando de trecho en trecho pequeños hundimientos, correspondientes al lugar de las pústulas. Entre los síntomas funcionales, existen, generalmente, do- lor, fotofobia, lagrimeo y un espasmo del orbicular de los párpados. El dolor sentido por el enfermo, es generalmente poco intenso; por el contrario, la fotofobia existe casi siempre, y es, por decirlo así, patognomónica de esta afección; este síntoma, tan molesto para los enfermos, y que hace tan difí- cil toda exploración, se observa sobre todo al principio de la enfermedad, cuando los pequeños ramos nerviosos, compri- midos por la proliferación celular, no han sido aún destruidos. Esta fotofobia no está de ninguna manera en relación con la extensión de las lesiones corneales, pero de todos modos, siempre que existe, hay alguna lesión aunque insignificante de la córnea; en consecuencia, la fotofobia escrofulosa idiopá- tica descrita por Benedict, es difícil de admitir. El espasmo de los párpados y el lagrimeo intenso, acompañan casi siem- pre la fotofobia; estos dos fenómenos de orden reflejo son pro- ducidos por la excitación de los nervios ciliares que reaccio- nan sobre los filamentos que el quinto par dá á la glándula la- crimal y también sobre los ramos orbiculares del facial. La se- creción del moco de la conjuntiva y las secreciones infraocu- lares, aumentan también; estos fenómenos igualmente de orden reflejo, traen un catarro del ojo y un aumento de la presión infraocular. Todos estos fenómenos, sufren una remisión muy marcada al acercarse la noche. Entre las complicaciones posibles, señalaremos la blefaritis tarciana, la conjuntivitis granular y el catarro lacrimal. Mas rara vez vienen iritis ó iridociclitis con formación de sinequias, y mas tarde una hipotonía que puede conducir á la tisis del 23 globo. Con bastante frecuencia se observa una miosis, debida á la excitación de los nervios ciliares, que traen por acción re- fleja la contracción del esfincter del iris. Como complicación tardía, se observa el glaucoma consecutivo señalado por Grae- fe; este viene cuando quedan como restos de la afección, man- chas de la córnea, atresias del iris, y sobre todo, leucoma ad- hieren te. Se observa, principalmente, según Graefe, después de la queratitis en huso con aspecto cretaseo de la opacidad. Este es todavía un nuevo fenómeno de orden reflejo. Diagnóstico.-Después de la larga descripción que hemos hecho de la enfermedad, no creemos que se pueda confundir con ninguna otra; las, diferencias que las separan del herpis de la córnea, serán señaladas al hablar de esta última enfer- medad. Pronóstico.-De una manera general, el pronóstico, aunque favorable, debe ser reservado, atendiendo á la resistencia que presenta muchas veces la enfermedad aún á los tratamientos mejor combinados y á las recaídas tan frecuentes en los niños escrofulosos; esto le dá un carácter peligroso. Hay una varie- dad de ulceración que ocupa el centro de la córnea, pequeña, en forma de embudo y del tamaño de una cabeza de alfiler, que resiste de una manera que desespera, á todo tratamiento. Todas las complicaciones agravan el pronóstico, sobre todo, el leucoma adherente, que puede traer un estafiloma y mas tar- de un glaucoma consecutivo. La iridociclitis es gravísima, pues termina frecuentemente por la tisis del ojo. En cuanto al tratamiento de esta afección, nos ocuparemos de él al hablar del tratamiento en general de todas las varie- dades de queratitis. 2o Queratitis vesiculosa ó herpes de la córnea.-Esta afección es muy rara, puesto que Graefe no la ha encontrado mas que cuatro veces sobre tres mil casos; es enteramente dis- tinta de la queratitis flic ten alar que acabamos de describir. Patogenia. -La queratitis vesiculosa sobreviene algunas ve- ces en el curso de una conjuntivitis catarral, de una queratitis parenquimatosa, ó de un glaucoma, etc. En estos casos, la le- sión debe referirse á una lesión de los nervios ciliares del ojo enfermo. Cuando la afección coincide con el herpes zona, la lesión del trigémino es menos periférica. Horner, en un caso 24 de esta naturaleza, con auptosia, encontró una lesión del gan- glio de Gasser. Nagel describe una queratitis vesicular inter- mitente de forma neurálgica, que es debida siempre al trau- matismo superficial de la córnea. Viene á consecuencia de una erocion ligera en forma de corte de uña, como se ve en las no- drizas, ó del choque de cualquier objeto, como la rama de un árbol, que pueda producir una escoriación superficial. Los ac- cidentes inmediatos son poco marcados, el enfermo cura de su escoriación, pero algunos dias después, casi siempre en la no che, es atacado de dolores oculares y periorbitarios muy fuer- tes, con fotofobia y lagrimeo. El dolor cede, generalmente, en pocas horas, pero algunas veces se reproduce; después de un acceso mas violento, se ve aparecer una inyección ciliar muy marcada, y con ella una vesícula en la córnea casi siempre so- litaria, irregular, de paredes delgadas y medio llena por un líquido trasparente. Esta vesícula se rompe dejando en su lu- gar una superficie lisa ligeramente saliente y cubierta de res- tos de las paredes de la vesícula. En la córnea existe siempre hiperestesia, contrario á lo que sucede en la queratitis vesiculosa herpética, en que disminuye la sensibilidad. Nagel ha notado que la tensión infraocular no disminuye. La duración de esta queratitis vesicular trau- mática, no pasa de ocho á diez dias, afecta siempre una for- ma benigna; solo en un caso, Nagel observó un pequeño hi- popion. A pesar de la curación de la queratitis, la predisposi- ción á los ataques neurálgicos puede durar indefinidamente. Síntomas de la queratitis herpética y catarral.-La quera- titis vesiculosa se presenta con una ó varias vesículas situadas en el centro; y mas comunmente en la periferia de la córnea; estas vesículas son perfectamente trasparentes, lo que las dis- tingue de las vesico-pústulas flictenulares. Su contenido pue- de reabsorberse y marchitarse la vesícula, pero mas comun- mente se rompe, dejando una nebulosidad ligera de la córnea que acaba por desaparecer, sucede que el epitelio, segnn Hor- ner, tarda mucho en regenerarse. La insensibilidad de la córnea que existe en diversos gra- dos, es uno de los caracteres mas importantes de la enferme- dad. Existe una hipotonia excesiva, pues en ninguna otra queratitis disminuye tanto la tensión infraocular. La relación 25 entre el ojo sano y el ojo enfermo, es como de diez á seis. La tensión vuelve poco á poco á medida que la córnea recobra su trasparencia. La intensidad de los dolores ciliares y la fotofobia con la- grimeo, son un signo de los mas característicos, los dolores lo mismo que los que acompañan al herpes zona, pueden prece- der y persistir por mucho tiempo, después que ha desapare- cido la queratitis; algunas veces toman el carácter intermi- tente. La marcha de esta enfermedad es, generalmente, lenta y continua, afecta algunas veces la forma de exacerbaciones y es siempre monocular. Coincide comunmente con el herpes zona de los tegumentos de la frente. Horner ha notado que existe junto con los catar- ros de las vías respiratorias; ha reunido treinta y una obser- vaciones de esta queratitis, veinticuatro en los hombres y sie- te en las mujeres; veintiocho veces coincidió con el herpes de los labios y de la nariz. En todos los casos fué precedida por bronquitis ó neumonías, apareciendo en el momento de mayor intensidad de la calentura. La hipotonia y la anestesia de ]a córnea, son menos marcadas en la queratitis de origen febril y catarral, que en las de origen neurálgico; se la ha observado por Nagel en el curso de una fiebre palustre. Reincide rara vez, y es remoto que se complique de iritis, es siempre mono- cular y solo una vez se la observó binocular en un caso de neu- monía doble. La duración nunca es inferior á dos semanas, habitual mente la córnea necesita un mes á seis semanas, para recobrar su trasparencia. Sitio.-Las vesículas de la queratitis que describimos, las forma el epitelio, la membrana de Bowman y una capa delga- da de la sustancia propia. Difieren, pues, por el sitio de las pústulas queráticas que están situadas inmediatamente abajo del epitelio, entre éste y la lámina elástica anterior. El pronóstico no es grave, pero es de notar que las reinci- dencias son frecuentes y los dolores neurálgicos pueden per- sistir indefinidamente. 3o Queratitis vascular superficial.-Se designa en of- talmología con este nombre ó con el de Pannus Tennis, una queratitis superficial caracterizada por la presencia de vasos en 4 26 el espesor de la córnea. Cuando estos son poco numerosos, es el Pannus tennis que varaos á describir; si por el contrario, la vascularización es tan notable que oculte completamente la trasparencia de la córnea, se le llama Pannus Grassus. Anatomía Patológica. -Ivanoff es el que lia hecho cono- cer, en una magnifica descripción, el modo con que se pro- duce esta queratitis. En el primer período, los fenómenos son los mismos que en la queratitis estrumosa; aparecen celdillas redondas emigradoras que invaden la capa profunda inmedia- tamente adelante de la membrana de Bowman. Esta queda generalmente intacta, salvo en los casos en que la irritación es bastante fuerte para provocar alteraciones en la sustancia propia de la córnea. En el segundo período, circulan en la córnea glóbulos ro- jos cuya disposición, al principio confusa, se regulariza poco á poco, y se juntan las corrientes, formando vasos que se dis- tinguen en superficiales y profundos. Los primeros mas volu- minosos, son atravesados poruña corriente sanguínea del cen- tro á la periferia; los profundos muy ténues los atraviesa una corriente lenta de la periferia al centro. Cuando el Pannus es muy antiguo, los vasos se forman una pared propia que pue- de llegar á tener un espesor relativamente considerable. El último periodo lo caracteriza una hiperplacia del estroma epitelial, con trasformacion en tejido conjuntivo ó cicatrizal de los elementos celulares que habían invadido el dermis de la córnea. Cuando el Pannus es antiguo, como el Pannus gra- nuloso, ó cuando la queratitis ha sido muy intensa, los desór- denes se extienden á la membrana de Bowman y á la sustancia propia, que sufren alteraciones notables, al grado de destruir la primera, y traer en la sustancia propia la formación de un tejido cicatrizal vascularizado; estas lesiones, constituyen el Pannus sarcomatoso. Sucede algunas veces que el tejido nuevo se pigmenta por extravasaciones sanguíneas, siendo muy raro que el epitelio corneal sea penetrado por el pigmento como Welld lo ha observado en los negros. Etiología.-Todas las causas capaces de irritar la córnea de una manera continua provocan la formación de un Pannus; algunas causas como la queratitis ílictenular repetida, la que- ratitis parenquimatosa y sobre todo la granulosa, atacan di- 27 rectamente á la córnea. Otras obran irritando la córnea de una manera mecánica, como las granulaciones fungosas de los pár- pados, el tracoma retro tarciano, el ec tro pión, el entropion, la triquiasis y la queroftalmia. El ectropion expone el ojo á la evaporación y al contacto del polvo y de los cuerpos extra- ños que existen en la atmósfera. Del mismo modo obra la pa- rálisis facial, antigua y prolongada. Sintomas.-La enfermedad comienza con una inyección pe- riquerática que no pasa de la periferia de la córnea y cuyos vasos se anastomosan con los de la conjuntiva. Después los vasos penetran en la misma córnea entre la membrana de Bow- man y la sustancia propia ó debajo del epitelio. La.córnea se pone opaca ligeramente y aparecen ulceraciones é infiltracio- nes grises, los vasos son algunas veces tan numerosos que dan á la córnea un aspecto rojizo. Otras por el contrario no existe mas que un solo vaso que se dirije al sitio de la infiltración. Cuando la córnea no está sino ligeramente opaca y se distin- gue á través de ella el iris y la pupila, existe el Pannus super- ficial; cuando por el contrario la córnea está enteramente opa- ca, existe el Pannus crasus ó sarcomatoso. Por último, en el grado mas fuerte de esta afección, la córnea parece cubierta de botones carnosos. En la conjuntiva bulbar, existe una in- yección mas ó menos marcada con ligera infiltración. Los síntomas funcionales son generalmente poco marcados; existe sin embargo, en algunos casos, dolor intenso, con foto- fobia y lagrimeo. La vista se dificulta mas ó menos según la alteración de la trasparencia de la córnea. Complicaciones y marcha.-La enfermedad desaparece unas veces sin dejar ninguna señal, pero otras persiste por mucho tiempo no obstante que las causas han desaparecido. Cuando la córnea se reblandece, se pone cónica y algunas veces cuan- do la conicidad persiste, se complica de estravismo. Entonces hay diplopia y una miopía mas ó menos marcada. Cuando la afección se propaga á las partes profundas, puede desarro- llarse una queratitis supurativa, con abscesos, hernia del iris, ulceraciones, etc., que dejan ó un estafiloma opaco, ó un leu- coma adherente. Por último y como terminación fatal, la cór- nea puede participar de la queroftalmia. Pronóstico.-Depende en general déla causa y de la exten- 28 sion del mal; si la causa desaparece, el pronóstico es bueno sobre todo en los niños, donde la córnea se regenera con una trasparencia perfecta. Después del tracoma, el pronóstico es grave, pero es menos cuando la mucosa de la conjuntiva da una secreción abundante; pero si se convierte en tejido de ci- catriz seco y resistente, la curación es imposible. Queratitis intersticiales no supurativas. Io QrERATITIS INTERSTICIAL VASCULARIZADA.-POCO ROS extenderemos sobre esta forma de queratitis que se observa pocas veces; se la ve solo en los niños después de las conjunti- vitis flictenulares, ó idiopática, en los individuos mal nutridos y debilitados. Se observa en la córnea un desarrollo periférico de peque- ños vasos arteriales, que forman una redecilla muy espesa que pasa el borde de la córnea; estos vasitos son paralelos y muy delgados, poco después aparecen venas anchas y tortuosas, la vascularización es tan tupida que parece una infiltración de sangre roja en los bordes de la córnea. Sin embargo, des- pués aparece un exudado gris y una opacidad amarillenta en los bordes de la vascularización. La parte vascularizada es prominente, mientras que la infiltración amarilla no presenta ¡linchamiento; esto es debido á que el proceso patológico con- siste en una trasformacion del contenido de las celdillas sin segmentación de los núcleos y sin proliferación; algunas veces hay una hiperplacia de las celdillas epiteliales. Cuando la lesión tiende á curar, los vasos desaparecen, la parte prominente se aplasta y la infiltración se circunscribe formando pequeñas manchas grises, redondas y vasculariza- das que forman lo que se ha llamado Pannus regenerador. La córnea se trasparenta lentamente, pero algunas veces per- siste por mucho tiempo una ligera opacidad en el centro de la membrana. Hay una variedad de esta lesión, llamada quera- titis en bandeleta, que se distingue de la queratitis flictenular 29 de la misma forma, porque en esta hay una pequeña flictena superficial en el vértice de la bandeleta vascularizada, mien- tras que en la queratitis intersticial en bandeleta, la infiltra- ción es mas profunda y los vasos muy numerosos, no llegan al sitio de la infiltración. Los síntomas funcionales no existen muchas veces, pero otras son muy intensos, consistiendo en dolores ciliares, foto- fobia, lagrimeo y perturbaciones muy marcadas de la visión. La enfermedad queda por mucho tiempo estacionaria y se necesitan muchos meses para que la infiltración se reabsorba y los vasos desaparezcan. Las complicaciones son muy raras y solo vienen á consecuencia de las fuertes irritaciones del ojo, ó de un tratamiento mal dirigido; consisten en abscesos y ul- ceraciones profundas. Es muy raro que el proceso inflamato- rio se propague por medio de los vasos á los procesos ciliares; en este caso viene la iridociclitis con sus graves consecuencias. Toda la gravedad del pronóstico consiste en lo largo de la duración y en la persistencia de manchas centrales que entor- pecen notablemente la visión. Afortunadamente en los niños desaparecen progresivamente de la periferia al centro. 2o Queratitis intersticial invascular.-(Queratitis pro- liferativa de Daguenet).-La enfermedad aparece en cualquie- ra punto de la córnea, pero generalmente en el centro, por una ligera opacidad que se convierte en una mancha blanquisca rodeada por un círculo gris. Estas infiltraciones circunscritas quedan por mucho tiempo sin causar dolores, pero á la larga el ojo se pone rojo y sensible á la luz. La perturbación de la vista, es mas notable de lo que haría suponer el estado de la lesión. Esta opacidad puede desaparecer, pero otras veces persiste aumentando de espesor por elevación del epitelio ar- riba del nivel de la córnea; algunas veces, sobreviene una ne- crosis parcial del tejido inflamado, que trae la formación de una úlcera con t jdas sus consecuencias. Galezowski la ha llamado proliferativa porque según él, la córnea se repara por una proliferación activa de sus celdillas, sin que vasos de nueva formación vengan en su ayuda. Sin embargo, sucede que algún vaso avanza hasta el lugar de la infiltración, lo que constituye una circunstancia feliz. Con la reabsorción de la infiltración, coincide el desarrollo vascular 30 periquerático, con sensibilidad á la luz; algunas veces hay do- lores muy vivos, sobre todo si la afección avanza en profundi- dad. La infiltración aparece con diversas formas, unas veces hay opacidades blanquiscas del tamaño de una cabeza de al- filer, otras forman una opacidad muy gruesa que levanta el epitelio y se propaga profundamente. La afección es de larga duración pero se termina felizmente, dejando una pequeña opacidad que suele desaparecer en los niños, pero que persiste indefinidamente en los viejos. Reconoce por causa en algunos casos una obliteración de las vías lacrimales; en los niños, viene después de las conjun- tivitis flictenulares ó pu rulen Las, ó como complicación en los adultos, de una queratitis vascular superficial. El pronóstico es favorable excepto en los casos en que es de temer la perforación de la córnea á consecuencia de lo profun- do de la ulceración; el principal peligro según Meyer consiste en un tratamiento irracional. 3o Queratitis intersticial parenquimatosa ó difusa, QUERATITIS EREDO-SIFILÍTICA DE HuTCIITNSON.-Sicliel padre y Desmarres describieron esta enfermedad desde hace mucho tiempo, llamándola el primero queratitis vascular intersticial puntuada; descrita en seguida por Mackenzie, esta variedad fué mejor conocida, sobre todo desde que Hutchinson la descri- bió en 1857 refiriéndola sobretodo á la sífilis hereditaria. Des- pués ha sido descrita por diversos oftalmología tas que han ve- nido discutiendo su verdadera etiología. Slntomatologla.-Al principio la enfermedad comienza por una pequeña mancha en el polo de la córnea ó bien por va- rias opacidades que ocupan una cuarta parte ó la mitad infe- rior de esta membrana; estas opacidades no se ven bien sino con el alumbrado oblicuo; con este medióse nota sobre el fon- do ligeramente opalino de la mancha, una multitud de peque- ños puntos grises que dan al conjunto un aspecto punteado. La pai te de la córnea en que este puntilleo aparece mas claro no es el centro sino la periferia, presentándose con diversas formas; á veces es circular ó en forma de media luna, que se completa mas tarde hasta ocupar casi toda la superficie de la córnea. Cuando es parcial, ocupa sobre todo las partes infe- riores de la córnea, y esta predilección podría explicarse por un. efecto de declividad. Si la enfermedad sigue haciendo pro- gresos, puede ocupar casi toda la córnea excepto su parte pe- riférica. El color de esta infiltración ha sido comparado por Wardrop al aspecto de una piedra de chispa. En cuanto al sitio de este puntilleo, es unas veces superficial y está debajo del epitelio y de la membrana de Bowman, y otras profundo, entre la sustancia propia y la membrana de Descemet; en re- gla general, mientras mas antigua es la enfermedad es mas profunda la infiltración. Estas diferencias de sitio, explican por qué unas veces el epitelio queda intacto y otras sufre una esfoliacion como si se le hubiese picado con la punta de una aguja; esto último se observa sobre todo en el estado agudo. Hay una variedad de esta queratitis en que la infiltración apa- rece bajo la forma de anillo que deja trasparente el centro y la periferia de la córnea. Esto que acabamos de describir constituye el primer perío- do de la enfermedad, llamado período de infiltración. Puede durar mucho tiempo sin mas síntomas funcionales, que una perturbación muy marcada de la visión. Al principio y du- rante este primer período, existe una redecilla de vasos muy finos situados en el mismo tejido de la esclerótica; pero á me- dida que la afección progresa, la compresión de los nervios de la córnea, trae por acción refleja el desarrollo de vasos, que penetran en el espesor de la córnea y son tan finos y tan jun- tos, que mas que una vascularización, parecen un verdadero derrame de sangre. Esta vascularización ocupa sobre todo la parte inferior de la córnea, es transitoria y coincide con el pe- ríodo agudo de la enfermedad. No es raro ver este desarrollo de vasos en la córnea, preceder inmediatamente á la resolución y anunciar la vuelta de esta membrana al estado normal. Tal es el cuadro de síntomas que han llamado los oftalmo- logistas período de vascularización, puede ser muy corto ó du- rar muchos meses antes de que llegue el período de reabsor- ción ó tercer período. Después que ha pasado la vascularización ó durante el tiem- po que los vasos disminuyen, la infiltración se reabsorbe y la córnea vuelve á su trasparencia; este último período, llamado de reabsorción, puede durar hasta tres ó cuatro meses para que se complete la curación. 31 32 Como complicaciones sobreviene rara vez la iritis cerosa ó acuo-capsulitis, algunas veces se desarrolla una epiescleritis ó una esclero-coroiditis anterior. Casi nunca se observa quemo- sis serosa ó inflamatoria subconjuntival, pero por el contrario se ve liabitualmente fotofobia, blefarospasmo y epífora gene- ralmente moderados. Nunca existe disminución de la sensibi- lidad táctil de la córnea, y en cuanto á los dolores espontáneos y á los que despierta la presión del globo ocular, no existen sino en el período agudo. Sin embargo, pueden algunas veces ser bastante intensos para privar al enfermo del sueño y traer una ligera reacción febril. Diagnóstico.-La queratitis intersticial no debe confundir- se con la acuo-capsulitis que tiene su sitio en la membrana de Descemet, es acompañada de iritis serosa y no altera el epite- lio anterior de la córnea. En cuanto á la queratitis proliferante que liemos descrito aparte, podria en rigor considerarse como una variedad de la afección que describimos. En cuanto á la duración de esta enfermedad podemos decir que dura meses y aun años en un estado estacionario, sin te- ner un límite fijo. Su terminación es casi siempre favorable; jamas se complica de queratitis supurativa ni de ulceraciones. En algunos casos raros de marcha crónica, se complica de que- ratoconus que algunas veces se acompaña de epiescleritis y de ciclitis. Algunas veces la afección retrocede y la córnea re- cobra toda su trasparencia; lo más comunmente, sin embargo, persiste un nefelión central como marca indeleble de la alte- ración profunda de la córnea. Ya dijimos que la vasculariza- ción de esta membrana, precede y acompaña los cambios nutri- tivos por los que el tejido de la córnea vuelve á su trasparencia normal. Etiología.-Esta afección es bastante rara: entre cinco mil sesenta y nueve enfermos que habían pasado de la pubertad, Panas encontró cuarenta casos de esta queratitis, lo que equi- vale á un caso entre ciento veinte enfermos. El linfatismo es considerado actualmente como la principal causa predisponente de esta enfermedad. Mackenzie la referia á la escrófula. Es mas común en las mujeres, en las constitu- ciones debilitadas y después de la cloro-anémia; en los hom- bres la afección es mas rara. Entre los antecedentes de los en- fermos se encuentran precediéndola ó acompañándola el im- pétigo de la cara, laagnea linfática, el eczema estrumoso de los lábios y alguna vez la angina ulcerosa. Esta afección es muy rara en los niños de uno á seis años. En los enfermos que padecen esta afección se nota un dete- nimiento de desarrollo desde los primeros años de la vida. Hutchinson, que lia insistido sobre esto, hace notar que los dientes permanentes son rudimentarios, rugosos, separados y en número insuficiente. Su color se altera y la corona se gasta y se llena de escotaduras, presentando principalmente sobre los incisivos medios superiores la forma de una V invertida. Con esto coincide una bóveda palatina estrecha, una nariz corta y aplastada y una voz nasal. Hutchinson da á esto tal importancia, que se expresa en es- tos términos: "Desde que se ha hecho una regla examinar la " boca, no se ha encontrado un solo caso de queratitis inters- " ticial caracterizada, en que los dientes tengan una forma y " dimensiones normales. " Esto es una exageración y muchas veces se encuentran personas afectadas de esta queratitis, re- conociendo por causa la escrófula, con sus dientes enteramen- te normales; en otras la alteración dental existe, como en los niños escrofulosos y raquíticos, sin ninguna señal de querati- tis. Es importante insistir sobre esto, porque Hutchinson pre- tende que la queratitis y la alteración délos dientes reconocen siempre como causa la sífilis hereditaria. Esta opinión del célebre oculista inglés, ha sido contradeci- da por varios cirujanos franceses, que han reconocido como principal causa de la enfermedad el linfatismo y la escrófula. Esto parece confirmado por la observación, que enseña que la sífilis confirmada ataca sobre todo al iris, la coroides y la retina, respetando siempre á la córnea. Seria necesario para explicar este hecho, admitir una diferencia marcada entre la sífilis he- reditaria y la sífilis adquirida. Sin embargo, no se puede ne- gar á esta diátesis una fuerza etiológica predisponente, por el estado de agotamiento que trae en el individuo, pues la que- ratitis intersticial es una afección esencialmente caquéctica. Complicaciones.-Hutchinson ha notado que esta enferme- dad se complica, sobre todo en los niños pobres de 11 á 16 años, de una sordera más ó ménos marcada. Según el mismo 33 34 autor, las perturbaciones uterinas serian frecuentemente la causa de esta queratitis complicada. Esta sordera, bastante grave y persistente, es atribuida por Davidson á una lesión inflamatoria del conducto auditivo y de la membrana del tím- pano, á lo que se agrega frecuentemente la obstrucción de la trompa de Eustaquio. Solamente en veinte casos sobre cien, ha encontrado Davidson antecedentes sifilíticos, como causa de esta queratitis complicada. Anatomía patológica.-Virchow considera esta afección co- mo una inflamación parenquimatosa que comienza en la mem- brana de Descemet y se extiende hacia el centro hasta las capas superficiales. La lesión ataca sobre todo á las celdillas estre- lladas, que aumentan de volumen y pierden su trasparencia. La capa epitelial se altera notablemente, se producen en ella masas exudativas y celdillas epiteliales de nueva formación. La Fisiología Patológica nos enseña que la lesión es debida á una falta de nutrición de la córnea; es probable que los ner- vios sean los primeros afectados, y como consecuencia los fe- nómenos de endosmosis y exosmosis que constituyen la nutri- ción de la córnea se interrumpan. A consecuencia de esta irritación nerviosa se desarrollan nuevos vasos que nutren la córnea todo el tiempo necesario para que los nervios recobren sus funciones y esta membrana su trasparencia. Con la vuelta de los nervios á sus funciones nutritivas, coincide la desapa- rición de los vasos: así se explica cómo el segundo período de vascuralizacion es indispensable para la reabsorción del exu- dado. La fisiología patológica explica, por último, cómo el frió húmedo que baja la temperatura de la córnea y altéralos ner- vios, trae en los individuos predispuestos la queratitis de Hut- chinson. Queratitis supurativas intersticiales. Queratitis supurativa ó abscesos de la córnea; (Ulcus serpens de StEMiscii).-Como su nombre lo indica; esta va- riedad de inflamación de la córnea, se distingue de todas las demas por su tendencia á la supuración; ésta ocupa frecuen- temente una grande extensión, y el pus que se forma, puede 35 salir hacia fuera 6 derramarse en la cámara anterior. El tejido de la córnea que se infiltra de pus, se destruye por moléculas ó se necrosa por anchas placas, dejando en ambos casos úlceras de fondo gris y pultáceo. Cuando la infil tracion ocupa la forma de un anillo, la parte central queda trasparente, pero cae y se necrosa por falta de nutrición. Sin embargo, mas comunmente el pus se dirige á la mitad inferior de la córnea, presentándose bajo la forma de media luna. Esto se ha llamado abscesos en forma de corte de uña. El tejido de la córnea que rodea el absceso, se infiltrado un exudato intersticial gris, que va desapareciendo á medida que se aleja del absceso. La ©pacificación de la córnea se pre- senta algunas veces en forma de rayos ó formando líneas ver- ticales. La infiltración de pus, superficial ó profunda, puede formar ó un solo absceso grande ó varios focos, generalmente muy pequeños. Todas estas particularidades se distinguen muy bien con el alumbrado oblicuo. En cuanto al origen del pus, Virchow y su escuela lo con- sideran como el resultado de una multiplicación endógena de los corpúsculos de la córnea. Conheim y la suya, dan la opi- nión de que los glóbulos de pus no son sino leucositos salidos por diapedesis de los vasos periqueráticos. Por último, Stro- meyer piensa que los glóbulos de pus los produce la conjun- tiva inflamada y que penetran en la córnea por una solución de continuidad del epitelio. La queratitis supurativa se acompaña siempre de una in- yección periquerática profunda, cuyos caracteres clínicos y disposición anatómica, estudiamos detalladamente al hablar de la Fisiología Patológica y de la inflamación de la córnea en general. A estos síntomas acompañan dolores ciliares y fotofobia, que varían según los individuos y según los períodos de la lesión. Fundándose sobre las diferencias en la marcha de los sínto- mas, se han descrito la queratitis supurativa, esténica ó agu- da, y la queratitis asténica ó abscesos atónicos de la córnea. Esta última forma es mas grave, pues puede en poco tiempo perforar y destruir la córnea. Coincide esto con una insensibi- lidad completa de esta membrana. Este cuadro de síntomas se produce experimentalmente por la sección del trigémino ó 36 por la destrucción del ganglio de Gasser ó cuando el quinto par se paraliza á consecuencia de cualquiera lesión. Esto le lia valido á esta queratitis la denominación de oftalmía neuro- paralítica. Complicaciones y diagnóstico.-La principal complicación es el hipopion ó derrame de pus en la cámara anterior de la córnea. En cuanto al origen del hipopion se han dado muchas opiniones: se creyó al principio que era debido á la abertura de un absceso que ha perforado las capas posteriores de la córnea en la cámara anterior. Esta opinión fué adoptada por Weber, quien sostuvo que con un estilete se podia demostrar la comunicación entre la cavidad del foco y la cámara anterior. Arlt, no pudiendo encontrar esta comunicación ni con el esti- lete ni por el alumbrado lateral, emitió la opinión de que el pus del hipopion, era debido á una iritis concomitante. Se apo- ya sobre las razones siguientes: los abscesos de la córnea cuan- do atacan las capas posteriores, se acompañan siempre de iritis; no hay hipopion sin iritis; ]a consistencia del pus del hipopion es tan espesa, que es difícil admitir que pueda pasar del absceso á la cámara anterior; la cantidad de pus contenida en este punto, es mas considerable que la que cabe en el abs- ceso. Aún mas, el hipopion se produce en muchas iritis pa- renquimatosas sin alteración de la córnea. Walhter y Wecker hacen intervenir en la formación del hi- popion la membrana de Descemet y su endotelio. Stromayer, por sus experiencias, demuestra que las capas profundas déla córnea y el iris, quedan sanas no obstante el hipopion. Por el contrario, el ligamento pectíneo se encuentra lleno de glóbu- los purulentos; de aquí concluye que este ligamento es la ver- dadera fuente del pus. Rosas, por último, cree que en la mayoría de los casos, el hipopion resulta de una trasudación de la materia fibriñosa, con fermentación de pus y coagulación del exudado en la cá- mara anterior. Esta opinión nos parece la menos aceptable. Después que los abscesos se abren al exterior, quedan ulce- raciones con caracteres diversos que no es del caso describir aquí. Cuando las úlceras progresan, vienen las perforaciones de la córnea, las hernias del iris y el estafiloma opaco irido- corneano como último resultado de la enfermedad. 37 Por el alumbrado oblicuo, se diagnostica el sitio y la pro- fundidad del absceso; es mas difícil saber si el contenido de este es más ó menos fluido, punto importante para el trata- miento. En general, los abscesos antiguos son mas opacos y depresibles que los recientes. Esto indica que el contenido es fluido y podrá ser evacuado con facilidad. Arlt considera co- mo signo patonognomónico déla fluidez del absceso el hundi- miento de su pared anterior. Pronóstico.-Es raro aun en los niños, que la córnea, des- pués de una queratitis supurativa con abscesos, recobre toda su trasparencia. Nosotros recordamos haber visto queratitis supurativas en los niños y una vez en el adulto sin formación de abscesos, que no han dejado mas que un nefelión ligero que acabó por desaparecer. Sin embargo, lo mas comunmente, per- siste un leucoma con ó sin adherencia. Cuando la inflamación supurativa se extiende al iris, á los procesos ciliares y á la coroides, es de temer, ademas del hi- popiony laatresia de la pupila, lairido-ciclites atrófica ó una panoftalmia, terminada por la tisis del globo. En los indivi- duos viejos y agotados por privaciones, es donde se observan estas graves consecuencias. Etiología -Todas las causas debilitantes, las malas condi- ciones higiénicas, la mala alimentación, las habitaciones frías y húmedas, las discrasias, el alcoholismo, y en los niños la lactación insuficiente, como en los viejos la edad avanzada, son causas predisponentes. Entre las discrasias, la diabetis y la albuminuria la producen frecuentemente, coincidiendo alguna vez con la retinitis albuminúrica. Se le observa también des- pués de la fiebre tifoidea, del sarampión y la escarlatina. Apa- rece, según Wilson, en el curso de la meningitis cerebro-espinal epidémica, sea de forma ulcerosa, sea de forma purulenta, lo que según Niemayer es mas frecuente. Viene también durante la meningitis tuberculosa, y en todos estos casos parece debida á la falta de oclusión de los párpados y á la insensibilidad de la córnea. Buzzi la ha visto en los últimos periodos de la lo- cura, de la pelagra y de las caquexias; se acompaña de in- sensibilidad de la córnea, reviste la forma necrobiótica y parece ser de naturaleza neuro-paralítica. Como causas ocasionales, se notan todos los traumatismos 38 en general, los cuerpos extraños, pajitas de trigo ó de ave- na, etc. Pero el traumatismo simple no basta para producir la supuración: así es que se lia recurrido para explicarla, al es- tado de la constitución, las malas condiciones higiénicas y á las flegmasías conjunti vales preexistentes, sobre todo á la con- juntivitis purulenta, granulosa ó blenorrágica y á la blenorrea del saco lacrimal. Los trabajos de Lebert y de Stromeyer, han probado que la inoculación del leptotlirix buccalis y. de las sustancias sépticas como partículas de músculo podrido ó pus de hipopion, desarrollan con los traumatismos de la cor nea, la queratitis supurativa con hipopion. En ciertos casos, la lesión ha comenzado en el mismo punto de la inoculación, y se ha visto alguna vez la infección general terminada por la muerte. La viruela es una causa frecuente de queratitis supurativa, sea que se desarrollen pústulas en la córnea, sea que ésta se supure en el período de desecación. Para concluir, diremos que, Roser con el nombre de quera- titis de hipopion, y Sámisch con el de Ulcus corneos serpens, han descrito una variedad de queratitis supurativa con los carácteres siguientes: Infiltración purulenta parcial en forma de media luna, se- guida de una úlcera roedora arredondada que ocupa ordina- riamente el centro de la córnea ó las partes cercanas; la úlcera está caracterizada por su marcha progresiva en superficie y en profundidad, crece en un solo sentido, siempre hacia el borde semilunar, infiltrado de pus. La úlcera toma la forma de em- budo y progresa, pudiendo traer una perforación de la córnea ó un estafilema. Como accidentes subjetivos, se observa foto- fobia y lagrimeo poco marcados al principio. Se acompaña frecuentemente dehipopion (60 sobre 100 casos), se complica siempre de iritis, pero se propaga rara vez al círculo ciliar y á la coroides. Las principales causas de esta variedad, son los traumatis- mos y la blenorrea del saco lacrimal. Para Arlt, la queratitis de hipopion que acabamos de des- cribir, no es mas que un absceso de la córnea, pero Pagenste- cher y Hieden de Bonn, aceptan las ideas de Sámisch y la consideran una afección distinta por su etiología y su trata- 39 miento, que aparece sobre todo entre los 50 y 70 años de edad y que cura casi siempre con un leucoma del tamaño de la ul- ceración. Queratitis profunda. Queratitis puntuada ( Descemeitis ).-Con los nombres de Queratitis puntuada, descemeitis acuo-capsulitis y también de iritis serosa y oftalmía blenorrágica, simpática ó metastá- tica, se lia descrito una afección inflamatoria que ataca la cór- nea y el iris y puede ser aguda ó crónica según el sitio de la lesión. Etiología.-Saint-Ives llamó el primero la atención sobre la relación que existe entre la blenorragia y esta enfermedad, y la explicaba por una metástasis; según Sioediaur, esta afec- ción no viene en las mujeres, aunque sean atacadas de blenor- ragia. Mackenzie la llamó iritis gonorreica y Picor d y Vidal la lian distinguido de la oftalmía blenorrágica que se produce por inoculación directa del pus de la purgación. La queratitis puntuada, se acompaña en los blenorrágicos con el reumatismo y la artritis mono-articular. La coinciden cía con el reumatismo es casi constante; y la iritis ofrece los caracteres de la variedad reumatismal. No todas las blenorragias se complican de este accidente. En la mujer es un hecho excepcional esta queratitis, lo mismo que el reumatismo blenorrágico. Es de notar que no se la lia visto en la mujer, sino en la blenorragia uretral; en el hombre se le observa, sobre todo, cuando la afección es de cierta dura- ción, afecta las partes profundas de la uretra y se complica de cistitis ó prostatitis. Sobreviene especialmente cuando el es- currimiento es abundante. La acción de la blenorragia es enteramente local y debida á la inflamación viva de la uretra y del cuello de la vejiga; el modo como esta causa puede traer el reumatismo articular y la queratitis puntuada, es muy difícil de conocer. Panas lo explica por el repercutimiento morboso de las lesiones vesica- les sobre el riñon, y como consecuencia de esto, la disminu- ción de la escrecion de la urea y del ácido úrico; estos produc- tos acumulados en la sangre y eliminados por las sinoviales 40 y las membranas del ojo, bastarían para provocar su inflama- ción. Esta no es mas que una hipótesis, que para admitirla, seria necesario probar que disminuyela urea en la orina y que la sangre contiene una cantidad anormal. Si esto llega á pro- barse, se explicaría la relación que existe entre la queratitis puntuada, la iritis reumatismal y la gotosa. La queratitis puntuada es casi siempre monocular, y viene en los jóvenes escrofulosos que se exponen á la acción del frió. Puede repetir en un mismo ojo ó pasar al otro después de cu- rado en el primero; rara vez es binocular. Se la observa también después de un ejercicio prolongado de los ojos, del traumatismo ligero, de la supresión de la tras- piración, y por último, á consecuencia de la irritación refleja por caries de los dientes. (Mackenzie.) Síntomas y diagnóstico.-Con el alumbrado lateral se nota que la alteración existe solo en la membrana de Descemet. Se presenta en la córnea una nebulosidad que ocupa su parte inferior, formada por la reunión de pequeños puntitos blan- quiscos que á veces no se distinguen sino con la lente. For- man un triángulo de base situada en la periferia inferior déla córnea y de vértice que corresponde al centro de esa membra- na. Después de algún tiempo, los puntitos se hacen mas mar- cados, toman un color amarillento, y hacen saliente en la cá- mara anterior. Coccius atribuye esta lesión á la proliferación con necrobiosis de las celdillas del endotelio; la capa vidriosa de la membrana de Descemet, sufre una alteración berrugo- sa descrita por Donders. La pupila es pequeña é irregular, y existen sinequias pos- teriores cuando la lesión se propaga al iris. La cámara ante- rior parece mas llena, el iris empujado hácia atras y el humor acuoso mas ó menos enturbiado. Algunas veces contiene fibri- na, que forma un coágulo trasparente, situado en el punto mas declive; esto se observa, sobre todo, cuando la afección es de origen blenorrágico. A estos síntomas se agregan la inyección periquerática y con - juntival, pero es muy raro que haya quemosis ó edema de los párpados. El lagrimeo y la fotofobia son, cuando existen, po- co intensos; sucede lo mismo con la .hipertonía ó aumento de tensión del ojo. Nosotros liemos visto un caso en una mujer adulta, en que la afección de origen sifilítico era, por decirlo así, un caso ti- po y se acompañaba de la alteración de los dientes que des- cribe Ilutchínson. Pronóstico.-Es casi siempre favorable, á pesar de que los accidentes inflamatorios pueden ser intensos. Cuando la en- fermedad ha sido bien tratada y atendida á tiempo, puede de- saparecer sin dejar ninguna señal, ó solamente algunas sine- quias posteriores ligeras. Hemos concluido con el estudio de las queratitis, y vamos, después de describir su tratamiento de un modo general, á tratar del método curativo de cada una de sus variedades, in- dicando solo las particularidades de cada forma; esto nos evi tará repeticiones inútiles, y tendrá la ventaja de hacer mas marcadas las diferentes indicaciones que son comunes á todas las formas. Se notará, que á propósito no hemos descrito algunas varie- dades, como la queratitis necrósica, neuro-paralítica, etc.; pe- ro la queratitis en estos casos, no es mas que un estado secun - dario á otras lesiones, y en consecuencia, debe de ser descrita aparte, al ocuparse de las afecciones que la producen. En cuanto á las úlceras de la córnea, deben formar un artículo aparte, pues son una consecuencia de varias inflamaciones de la córnea y no existe una queratitis ulcerosa primitiva. 41 Consideraciones generales sobre el tratamiento de las queratitis. Io Emisiones sanguíneas locales. - Es raro encontrar las queratitis en el período agudo de los síntomas, y las indica- ciones de las emisiones sanguíneas son muy limitadas. Se re- curre á la aplicación de sanguijuelas en la sien, ó como quiere Graefe, directamente sobre los párpados. Actualmente, se sustituyen las sanguijuelas con gran ventaja, usando la san- guijuela artificial 6 ventosa deHeurteloup que se aplican has- ta dos ó tres y se pueden repetir si se juzga conveniente. Es- tas ventosas obran por la depresión sanguínea que producen, y por un efecto de revulsión. 6 42 Una de las indicaciones importantes de la sangría local, es la siguiente: Cuando los dolores ciliares que acompañan las queratitis son muy intensos y no ceden á la atropina ni á las inyecciones de morfina, las sanguijuelas artificiales aplicadas dos ó tres veces, quitan enteramente los dolores. Las escarifi- caciones de la conjuntiva son un poderoso medio en los casos de quemosis sero-albuminosa, ó cuando los vasos periqueráti- cos y conjuntivales son muy desarrollados. La peritomia ó tonsura de la conjuntiva, es un poderoso medio para destruir los vasos que se dirigen á la córnea, con objeto de interrumpir la circulación. Está generalmente indi- cada en las queratitis vasculares y panif orines. Se ha pro- puesto para destruir enteramente los vasos, el cauterizar el fondo de la herida que se hace al quitar el colgajo conjuntival, con una solución al 36° de percloruro de fierro. Según Bader, han venido accidentes graves á consecuencia de esta cauteri- zación. 2o Atropina y calabarina. -Las instilaciones de atropina están indicadas en casi todas las queratitis, sobre todo, cuan- do hay aumento de la tensión ocular. Este alcaloide modifica ventajosamente la circulación y baja la tensión ocular, dismi- nuyendo las secreciones del ojo. Ademas, según Adamück, disminuye la plasticidad del líquido secretado; por este mo- tivo, impídelos depósitos plásticos, y dilatando la pupila no permite la formación de sinequias. Contribuye también á dis- minuir la fotofobia y los dolores ciliares aunque á un grado menor que las preparaciones de morfina. Se ha hablado mu- cho por los oftalmologistas, de los efectos tóxicos de la atro- pina, provocados por su instilación, y se ha dicho que sobre- venían cuando el alcaloide penetra en las vías lacrimales ó en la boca, sobretodo, en los niños. Basta para evitar esto, com- primir cuando se instila la atropina, los puntos lacrimales con el dedo, sin que haya necesidad de recurrir á las pinzas ima- ginadas por Liebreich. Estos accidentes tóxicos del alcaloi- de no los hemos observado nunca, á pesar de haberlo usado en alta dosis. La calabarina solo se usa en las queratitis cuan- do amenaza producirse una hernia periférica del iris. 3o Empleo de la morfina.-Ar&s inyecciones hipodérmicas de morfina son muy útiles para combatir los dolores ciliares y periorbitarios. Graefe, que ha insistido mucho sobre su em- pleo, la considera como superior á la atropina. Panas aún va mas lejos, y fundado en sus observaciones, le atribuye un po- der antiflogístico local muy marcado. Presta servicios muy útiles para combatir la fotofobia intensa y debe aplicarse ha- ciendo las inyecciones de uno ó dos . centigramos en la región temporal. Warlomont propone reeemplazar las inyecciones de morfina por la aplicación en la región temporal y frontal déla preparación siguiente: 43 Tintura de iodo Gramos. 4. Acetato de morfina 0.20 Se puede aplicar este barniz dos ó tres veces al dia. 4o Parasíntesis de la córnea.-La parasentesis de la córnea es un medio poderoso que se podría colocar al lado de las emi- siones sanguíneas locales; ha sido llamado sangría serosa (Panas). Fué propuesto por Wardrop en 1808, y preconizado en seguida por Graefe y todos los oftalmologistas. En las queratitis se emplea cuando hay dolores ciliares intensos y el aumento de la presión ocular es muy marcado y causa por es- to de fenómenos inflamatorios y dolorosos. Se usa sobre todo en las queratitis supurativas con ulceraciones, especialmente cuando hay hipopion ó amenaza de perforación de la córnea. Abadie reasume así sus indicaciones: falta de relación entre las lesiones anatómicas y las perturbaciones funcionales; au- mento en profundidad de la cámara anterior; tenacidad de los dolores que no ceden á los narcóticos, y por último, resisten- cia del iris á la acción de los midriá ticos. Esto último es muy importante, pues es un hecho que después de disminuida la presión intra-ocular, son mas útiles los efectos de la atropina. En cuanto á los efectos ópticos de la parasentesis, no es del caso el describirlos aquí. 5o Empleo de los colirios metálicos.-Es regla elemental en oftalmología, y sin embargo, olvidada á cada momento, que los colirios de base de plomo y sobre todo de plata de que se hace un uso tan frecuente, no deben emplearse sino cuando el epitelio de la córnea está intacto; siempre que esto falta ó que hay úlceras, las sales se descomponen y se forman depósitos indelebles en el espesor de esta membrana. Insistimos sobre 44 esto porque en la práctica es muy común encontrar leucomas argentinos, lo que nosotros llamamos leucomas terapéuticos, para recordar que su origen es una falta del cirujano. De una manera general, los colirios metálicos astringentes están indicados en el período subagudo de las queratitis; cuan- do el epitelio se altera, las gotas para los ojos de base metáli- ca, se sustituyen con las preparaciones de bórax, tanino, láu- dano, sulfato de zinc y de cobre que aunque metálicos, no dejan depósitos. Nada se puede decir en general, sobre el empleo de los pol- vos medicamentosos en insuflaciones, solo se debe hacer notar que no se emplean en el período agudo, pues traen por su ac- ción mecánica una exacerbación de los fenómenos inflama- torios. 6o Revulsivos.-Afortunadamente para los enfermos, los re- vulsivos'crónicos corno sedales en la nuca, cauterios, moxas etc., han caído enteramente en olvido. Los cirujanos moder- nos se han convencido que casi siempre son inútiles. No han prevalecido en la práctica mas que los pequeños vegigatorios curados con morfina, para combatir los dolores intensos y man- tener en las afecciones crónicas una revulsión que dicen es efi- caz. Las inyecciones sustitutivas hechas en el tejido celular de la sien, con soluciones cáusticas, son un método peligroso, preconizado por Luton en las queratitis crónicas complicadas. Critchett ha recomendado recientemente en las mismas cir- cunstancias, el empleo de lo que él llama sedal filiforme, que se aplica en la región temporal superior, donde queda oculto por el pelo, y se mantiene supurando por una hebra de hilo doble. Se ha recomendado sobre todo, en las queratitis cró- nicas. 7o Empleo del frió y del calor húmedo.-Eas aplicaciones frías son uno de los mejores recursos para combatir las inflama- ciones sobreagudas de la córnea, con tendencia á la supura- ción. Se aplica un saquito impermeable lleno de hielo y se vi- gila constantemente su empleo; se puede recurrir sobre todo en los hospitales á la aplicación de compresas empapadas en agua helada que se renuevan frecuentemente. Baste decir pa- ra recomendar el empleo de estos medios, que el frió es el an- mas poderoso. 45 El calor húmedo presta notables servicios en las queratitis, se emplea bajo la forma de duchas de vapor como J. Lauren- 90 (de Bah'a) usando de un aparato de su invención, ó lo que es tan bueno y mas sencillo, empleando compresas de lana que se cubren con tela de salud para evitar el enfriamiento rápido; se pone una cada cinco minutos suspendiéndolas quin- ce minutos en cada hora. Deben vigilarse los efectos del calor húmedo y suspender su empleo cuando la vascularización que ha producido es de- masiado intensa. Se emplea de un modo general, siempre que se quiere provocar la vascularización de la córnea; surte sobre todo en el primer período de la queratitis intersticial, en la forma invascular, pero sobre todo según Graefe en las quera- titis atónicas, en las supurativas, especialmente si se compli- can de hipopion. Las compresas pueden mojarse en cocimientos aromáticos ó narcóticos, la temperatura debe ser de 35° á 40° centígrados, tanto mas alta, cuanto mas atónica sea la lesión. Las perforaciones de la córnea, y las fístulas son contra in- dicaciones formales del empleo del calor húmedo bajo todas sus formas. Después de estas consideraciones generales sobre el trata- miento de las queratitis, vamos á describir las particularida- des que se refieren á cada variedad. Tratamiento particular de las distintas formas de Queratitis. Io Queratitis flictenular ó pustulosa.-El tratamiento gene- ral tiene una importancia muy grande en esta afección. Se pondrá si es posible á los enfermos, en buenas condiciones hi- giénicas y se les dará una alimentación nutritiva, especialmen- te azoada. El jarabe de ioduro de fierro de Dupasqnier, el ja- rabe de nogal, el arsénico en el caso que la enfermedad coin- cida con alguna dermatosis; el jarabe anti-escrofuloso del Dr. Bandera cuyos principios activos son el extracto de nogal y el clorhidrato de Barita, son los medios que dan mejores re- sultados. Esta última preparación se administra por cuchara- ditas que contiene cada una: un centigramo de la sal de Bari- 46 ta, el jarabe núm. 1, dos centigramos elnúm. 2, y 4 elnúm. 3. Se administrará este jarabe comenzando por tres cucharaditas al dia, del núm. 1, y se irá pasando á los números siguientes hasta que los niños lleguen á tomar 10 ó 12 centigramos al dia de la sal de Barita. La hidroterapia bajo la forma de baños fríos, con esponja, regadera, etc., es un adyuvante muy útil. Se prescribirá igual- mente un ejercicio moderado. El tratamiento local varía según el período de la enfermedad. Al principio si los fenómenos inflamatorios son muy intensos, se prescribe con buen éxito las instilaciones tres ó cuatro veces al dia de la fórmula siguiente: Agua destilada Gramos. 15. Bórax 0.60 Sulfato de atropina 0.05 Cuatro gotas tres veces al día. Cuando se han moderado los fenómenos inflamatorios ó no han sido muy intensos al principio y la enfermedad está aún en el período pustuloso, el nitrato de plata es el medio mas eficaz. Se usa á la dosis de cinco, diez ó veinte centigramos, según los casos, por quince gramos de agua. Se instilan cua tro gotas tres veces al dia. Cuando la afección ha pasado al período ulceroso, el Sr. Carmona ha instituido las fórmulas siguientes: Aceites anti-oftálmicos del Dr. Carmena y Valle. Número 1. Aceite claro de bacalao Gramos. ... 30.00 Calomel al vapor . .. 4.80 Número 2. Aceite claro de bacalao ... 30.00 Calomel al vapor ... 4.80 Precipitado rojo ... 0.40 Número 3. Aceite claro de bacalao ... 30.00 Aceite de cadet ... 8.00 Calomel al vapor .., 4.80 Precipitado rojo ... 0.40 Se instilan generalmente dos gotas dos veces al dia. 47 Se usa comunmente el núm. 1 á la dosis indicada, estas pre- paraciones modifican rápidamente la enfermedad y traen la cicatrización rápida de las úlceras. Obran mecánicamente co- mo el calomel en insuflaciones, á la vez que modifican las ul- ceraciones. En los casos en que las ulceraciones tienen una marcha atónica sin tendencia á la curación, se emplean el núm. 2, ó el 3, del mismo modo. Cuando la afección es crónica y se ha producido un verda- dero pannus granuloso, se usa el calor húmedo empleando las compresas mojadas en alguna infusión aromática ó las duchas de vapor con el aparato de Laurenqo. Se han empleado otra multitud de preparaciones; la poma- da de Crémer, la pomada con precipitado amarillo introduci- das entre los párpados, apresuran la cicatrización de las úlce- raciones. Se ha propuesto también el escarificar las pústulas para apresurar su cicatrización. En la queratitis en bandele- tas, surte muy bien el cortar el grupo de vasos que se dirijen al lugar de la infiltración. Esto se hace fácilmente con el es- carificador de Desmarres. Rara vez es la afección tan aguda que sea necesario administrar el calomel al interior y las emi- siones sanguíneas locales. Un síntoma muy molesto para los enfermos es la fotofobia, esta se combate por los colirios de atropina, las inyecciones hipodérmicas de morfina, las pomadas narcóticas al contorno de la órbita y administrando al interior el clorohidrato de Ba- rita á la dosis siguiente: Agua destilada Gramos. ... 100.00 Hidroclorato de Barita 0.20 Una cucharadita tres veces al dia en los niños. Nosotros no podríamos decir de qué modo obra esta sustan- cia, pero liemos visto que modera la fotofobia con mucha fa- cilidad. Cuando todos estos medios no surten, se podría recur- rir á la parasentesis de la córnea seguida de la oclusión de los párpados por un vendaje. En cuanto á las complicaciones como eczema de la cara, ble- faritis ciliar, triquiasis, obstrucción lacrimal, etc., deben tra- tarse con los medios apropiados. El único medio de evitar las reincidencias tan frecuentes de 48 esta enfermedad, es insistir sobre la medicación general, usan- do los medios indicados, administrando el aceite de bacalao y cambiando las condiciones higiénicas de los enfermos; se les evitará sobre todo la acción perniciosa del frió húmedo. La permanencia en el campo con una temperatura agradable, con- tribuye mucho para modificar el estado general de los niños linfáticos. 2o Queratitis vesicular ó herpes de la córnea. - En esta afección surten muy bien las inyecciones hipodérmicas de morfina y las instilaciones de atropina para calmar el dolor. Las corrientes continuas descendentes son un poderoso medio para traer la curación y evitar las reincidencias. Nagel que ha preconizado este método lo recomienda como muy eficaz. En las formas intermitentes, se debe administrar al mismo tiempo el sulfato de quinina. En las formas catarrales debe insistirse sobre el tratamiento adecuado á la variedad de ca- tarro; se ha recomendado, por último, la oclusión del ojo por un vendaje compresivo. Las complicaciones preexistentes de- ben tratarse eficazmente. 3o Queratitis vascular ó pannus.-El principal modo de tratamiento de esta afección, es hacer desaparecer la causa que la produce. Así es que debe combatirse por los medios adecuados el blefarospasmo, el entropion con triquiasis, el ectropion y las diversas queratitis que le han originado. La conjuntivitis granulosa retrotarciana siendo la principal causa de esta afección, se combatirá empleando los medios mas eficaces y evitando el uso de cáusticos violentos que traen como resultado la producción de cicatrices. Como las granu- laciones parpebrales traen á la larga la blefarofimosis que aumenta el roce de la córnea, debe operarse al enfermo para evitar esta causa de irritación. El procedimiento de Richet es el mas conveniente. Cuando el Pannus es superficial, basta curar la lesión que le ha originado para verlo desaparecer. Pero cuando se ha producido el Pannus sarcomatoso, es necesario modificar la córnea. Se usan los colirios de sulfato de zinc ó de cobre en istilaciones repetidas; los de base de plomo ó de plata deben proscribirse enteramente. Chisholm preconiza el empleo de un colirio compuesto de una parte de esencia de trementina por 49 dos de aceite de oliva. Se instila una gota todos los dias al prin- cipio y pasado algún tiempo dos ó tres. Este es un buen me- dio que nosotros liemos empleado con éxito. El principal tratamiento del Pannus sarcomatoso, es la ton- sura pericorneal de la conjuntiva; este medio que priva á la córnea de una vitalidad exagerada, es tan eficaz que tiende á reemplazar la inoculación blenorrágica. Por último, cuando se han ensayado todos los medios y ninguno ha dado resulta- dos, queda como último recurso la inoculación blenorrágica; este medio peligroso preconizado mucho por Warlomont, ha dado magníficos resultados. La inoculación debe hacerse con el pus de una blenorragia benigna, vigilando constantemente los accidentes. 4o Queratitis intersticial vascular izada. - En el período agudo se proteje el ojo contra la influencia de la luz y del ai- re; se combaten los dolores con la pomada mercurial bellado- nada y las instilaciones de atropina, que después ya no tienen utilidad. Cuando la córnea comienza á trasparentarse, se in- siste con la atropina, las insuflaciones de calomel si las sopor- ta el enfermo, y la pomada de precipitado amarillo. Si los do- lores son muy vivos y la tensión del ojo está aumentada, Hadner recomienda la parasentesis de la córnea. Un tratamiento general consistiendo en los derivativos in- testinales y mas tarde los tónicos como la quina, un régimen fortificante, el fierro y la permanencia en el campo, son de una gran utilidad. 5o Queratitis intersticial invascular.-Cuando esta enferme- dad principia con síntomas agudos, se emplea el frió y las emi- siones sanguíneas de un modo prudente; pero esto es raro, y el principal tratamiento preconizado por Graefe, es la aplicación de compresas calientes sobre el globo del ojo. Debe suspenderse su empleo cuando viene una hiperemia intensa y secreción abundante de la conjuntiva, ó cuando la córnea se infiltra no- tablemente. A esto se agrega las instilaciones de atropina, las fricciones con pomada de belladona, y el tratamiento general por los purgantes ligeros; y si el estado nervioso del enfermo lo permite, los vejigatorios permanentes detras de las orejas. 6o Queratitis intersticial difusa ó de Hutchinson.-El tra- tamiento general se dirigirá á la causa de la afección; si hay 7 50 antecedentes sifilíticos, se empleará sobre todo, el ioduro de potasio á la dosis de dos á cuatro gramos al dia. Si es la es- crófula ó el linfatismo los que han originado la lesión, se acon- sejarán las buenas condiciones higiénicas, administrando el aceite de bacalao, el ioduro de fierro, las preparaciones de quina y de arsénico. El reposo en el campo y una alimenta- ción azoada son buenos adyuvantes. Los dolores vivos y la fotofobia con hiperemia intensa, se combaten con las inyecciones de morfina, las ventosas artifi- ciales y los revulsivos al intestino. En cuanto al tratamiento local, consistirá en las instilacio- nes de atropina y las compresas calientes repetidas en el pe- ríodo subagudo. Estos medios tienden en el período de infil- tración á provocar la vascularización de la córnea. Los colirios irritantes y astringentes, lo mismo que las pomadas, se pros- criben enteramente, salvo las complicaciones de la conjuntiva. Horner emplea la parasentesis de la córnea cuando hay au- mento de tensión y dolores ciliares fuertes. La iridectomia ha sido practicada sin éxito. Briére ha obtenido buenos efectos con la aplicación de las corrientes continuas. En el último período que coincide con la vascularización y la vuelta á la trasparencia de la córnea, se puede emplear la pomada de precipitado amarillo en pequeñas dosis. Conviene hacer notar que esta afección, siempre muy larga, necesita para curarse, insistir por mucho tiempo en el tratamiento general. 7o Queratitis supurativa.-La variedad aguda de esta afec- ción, acompañada de fotofobia y dolores ciliares intensos, se combate por la aplicación de sanguijuelas ó ventosas artificia- les en la sien, al mismo tiempo que se administra elcalomel á dosis refracta y las embrocaciones con ungüento napolitano. Como generalmente se acompaña de iritis, se insiste en las instilaciones de atropina y las inyecciones hipodérmicas, con- tra los dolores periorbitarios; si este último medio no surte, se practica la parasentesis de la córnea. Hemos visto dar buenos resultados, sobre todo, cuando la enfermedad es atendida á tiempo, á las instilaciones cada 2 horas de esta preparación: Agua destilada Gramos. 15.00 Cloroliidrato de quinina 0.30 Sulfato de atropina 0.05 51 Se instilan cuatro gotas cada dos horas. En la forma asténica, cuando el absceso es indolente, la ul- ceración tiende á extenderse y existe un hipopion, se emplean, sobre todo, las compresas calientes, del modo dicho "antes. Cuando el absceso es considerable, se extiende y se compli- ca de un hipopion abundante, es necesario abrirlo, sea puncio- nando su pared anterior, como lo recomiendan Walhter, We- ber y Arlt, ó practicando la operación de SclmiscJt. Esta con- siste en cortar la ulceración en toda su longitud, conservando abierta la herida hasta que comienza la cicatrización. Sámisch introduce el cuchillo de Graefe con el filo hacia adelante á un milímetro de una de las extremidades del absceso, penetra en la cámara anterior y hace salir la punta á un milímetro de la otra extremidad; basta entonces un movimiento de sierra para dividir la córnea en todo su espesor. En seguida se hacen ins- tilaciones de atropina y se aplica un vendaje compresivo. Si la ulceración no se detiene en su marcha, se abre la herida con un estilete una ó dos veces al dia, dejando escapar el humor acuoso y el pus del hipopion. Nieden considera los resulta- dos de esta operación como superiores á la iridectomia.-Con este procedimiento se da salida al pus, al mismo tiempo que se disminuye la presión infraocular. -Cuando la ulceración ocupa la parte superior de la córnea y hay hipopion, es nece- sario para dar salida al pus, hacer una incisión periférica en la parte mas declive de la córnea. Esto basta para detener la marcha de la úlcera, pero si no sucede así, puede recurrirse á la abertura de la herida como lo aconseja Sperino. Cuando el absceso es pequeño, ó el hipopion ocupa solo el cuarto inferior de la córnea y los accidentes son poco inten- sos, las aplicaciones del calor húmedo bastan para traer la reabsorción del pus. El vendaje compresivo es un medio útil y previene ademas la formación de un estafiloma ó de una her- nia del iris. Las complicaciones conjuntivales y la obstrucción de las vías lacrimales, se combatirán por medios adecuados. Los coli- rios metálicos de plata y plomo, deben ser del todo proscritos. Con este tratamiento local de la queratitis purulenta, debe instituirse un tratamiento general: en el período agudo, los antiflogísticos y los debilitantes: cuando este ha pasado los 52 tónicos y los reconstituyentes. Si los dolores ciliares son in- termitentes, se administran las preparaciones de quinina. El insomnio se combate por el doral unido al opio, y la consti- pación por los purgantes de calomel. Se recomendará al enfermo una buena higiene, una alimen- tación nutritiva y el reposo en el campo. Para evitar las fati- gas de la vista y las causas de irritación, se prescribirán al en- fermo anteojos opacos. En cuanto á las manchas, leucomas ó albugos y á las sinequias posteriores ó anteriores que quedan comunmente, se combatirán con los medios adecuados. 8o Queratitis profunda, queratitis puntuada. - Al princi- pio, si los dolores son muy intensos, lo que es raro, se com- baten por ]a sangría local, el sulfato de quinina y las inyec- ciones hipodérmicas; si esto no surte, Wardrop emplea con éxito la punción de la córnea. Los fenómenos inflamatorios se combaten por la atropina, las fricciones mercuriales, el ioduro de potasio y el vendaje compresivo. En cuanto al estado ge- neral, se usarán los antiescrofulosos, como el aceite de hígado de bacalao, el ioduro de fierro, etc., ó un tratamiento antisi- filítico, según la causa de la enfermedad. Una vez que la le- sión se ha curado, se debe, para impedir la reincidencia, en- viar á los enfermos al campo y mejorar su higiene habitual. Concluido nuestro imperfecto estudio, solo nos queda que exponer, convencidos de nuestra incapacidad, que esperamos que nuestro ilustrado Jurado de Concurso acojerá con bene- volencia nuestros esfuerzos, para llegar algún dia á alcanzar el honroso título de profesor de la Escuela de Medicina. Si el resultado de la oposición no nos fuere favorable, no por eso desmayaremos; pues nuestro objeto al entrar al concurso, lia sido, sobre todo, dar una prueba de nuestro constante afan por el estudio de la cirujía. José M, Gama, Agosto 7 de 1878.