ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA DE MÉXICO ESTUDIO SOBRE LA CORTEZA DEL XANTHOXYLUM PENTANOME TESIS INAUGURAL QUE PARA EL EXAMEN PROFESIONAL DE FARMACIA PRESENTA AL JURADO DE CALIFICACION Eli ALUMNO FERNANDO MENDEZ ESTRADA. MÉXICO T¡m » IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, ÜA.ros pe San Agustín, num. 1. 1879 ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA DE MÉXICO ESTUDIO SOBRE LA CORTEZA OEL X A N T110 X Y L U M P E N T A N O M E TESIS INAUGURAL QUE PARA EL EXAMEN PROFESIONAL DE FARMACIA PRESENTA AL JURADO DE CALIFICACION EL ALUMNO FERNANDO MENDEZ ESTRADA. MÉXICO IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, Bajos j>e San Agustín, nüm. 1. |V mis vi'1:,'peta Mes ;i Ha es tros: TESTIMONIO DE ETERNA (¡HATITI I). A MI APEECIABLE Y DISTINQUIDO MAESTEO v/ C?é$md€ P^eueia, HUMILDE TRIBUTO DE GRATITUD Y RESPETO, A QUIEN CON TANTA BONDAD SE AEANA POR EL BIEN DE LA JUVENTUD. Sinonimia.—La palabra xanfhoxylum deriva del griego favOo's, amarillo y £v'\ov, palo, madera. Entre nosotros es conocido vulgarmente bajo el nombre de Palo mulato. I. CARACTERES BOTÁNICOS. Esta planta pertenece á la familia de las rutáceas, tribu de las xanthoxileas, cuyos caracteres botánicos son los siguientes: Flo- res regulares, díclinas por aborto; cáliz, de tres á cinco divisio- nes; pétalos, en número igual, rara vez ninguno; flores masculi- nas, provistas de estambres, en número igual, ó dobles, insertas alrededor de la base de un pistilo rudimentario; flores hembras, con filamentos estériles muy cortos alrededor del pistilo; muchos ovarios reunidos y coronados por un solo estilo, ya unidos ó sepa- rados, y cuatro óvulos en cada ovario. Fruto simple, carnoso ó capsular, multilocular; otras veces compuesto de varias drupas ó cápsulas mono ó dispermas, cuyo endocarpo se desprende en parte; embrión cndospcrmado, do radícula ascendente y de lóbu- los aplanados. Tallo leñoso. Hojas alternas, opuestas, no estipu- ladas, simples y frecuentemente pennadas ó puntuadas. Caractéres de la especie.—Hojas alternas opuestas, ovadas y algunas veces acuminadas, enteras; inflorescencia terminal en panícula, con cinco estambres y cinco carpelos. Esta planta vegeta en los alrededores de la ciudad de México. 6 II. CARACTERES FÍSICOS DE LA CORTEZA. Esta corteza se encuentra en las oficinas de Farmacia, ya ad- heridas al durámen ó separadas, pero generalmente mezcladas con él. Sus dimensiones varían de uno á quince centímetros de longitud, por cinco milímetros á dos centímetros de espesor. La capa exterior presenta una epidermis poco adherente á la capa subyacente y de un color amarilloso, con unos surcos longitudi- nales paralelos á las torsiones de la corteza. Bicha epidermis se separa por capas superpuestas, apareciendo las internas más delgadas y de color más claro. Despojada esta corteza de su epi- dermis presenta un color distinto, de aspecto ceniciento, con ru- gosidades y surcos más aparentes que los de la capa epidérmica, más separados y no continuos, de vértice oscuro y bordes claros. Además, se encuentran unas cicatrices elípticas, que dejan ver con dificultad las capas que las constituyen y que parecen cor- responder á ramas secundarias. La parte interior de esta corteza presenta una concavidad más ó menos marcada según su espesor; de un color blanco cuando está recientemente desprendida del durámen; pero después en unas toma un color pardo, y en otras se observa un fondo blan- co con puntos negros. Su consistencia es dura, de manera que difícilmente se puede fracturar entre las manos en ninguna dirección. La quebradura trasversal es desigual, notándose unas líneas de un color rojizo (lúe alternan con otras blancas de mayor espesor. En el corte vertical se ven esas mismas líneas rojas y blancas, pero paralelas. Estos círculos rojos están tanto más separados cuanto más se aproximan al durámen, y hácia la periferia for- man una capa continua, de tal manera, que á primera vista pa- recen dos capas distintas, y de mayor espesor la interna que la 7 externa; pero observando con atención se distinguen fácilmente los caractéres que acabamos de señalar. El sabor de esta corteza es casi nulo ó ligeramente dulce; pe- ro por una masticación prolongada se experimenta una acritud persistente en la garganta. III. Caractéres microscópicos.—Corte trasversal observado de lucra hacia dentro. 1°—La capa epidérmica, constituida por celdillas que no presen- tan ningún carácter particular. 2?—Varias series de celdillas íntimamente unidas entre sí y desprovistas do granulos, conteniendo una sustancia rojiza de un color más oscuro liácia la periferia de cada celdilla, Estas pre- sentan un diámetro diferente, de manera que en algunas predo- mina en el sentido trasversal y en otras en el longitudinal: aquí no se encuentra ninguna celdilla incolora. 3o—Más liácia dentro se encuentran varias capas de celdillas incoloras, con un micleo apenas perceptible, y de forma poliédrica. 4(> Alternando con estas capas, hay otras que contienen una sustancia resinoide rojiza, pero en menor número. 5o—Más adentro todavía se observa que esas dos capas, la in- colora y la resinoide se van alternando. 6°—Celdillas incoloras poliédricas y algunas fibras. 7°—Radios medulares que atraviesan algunas capas. IV. Sentados ya todos los caracteres de la planta que me ocupa, voy á emprender su estudio químico, pulverizando primero la corteza y agotando el polvo por el éter sulfúrico, en el aparato de desalojamiento. La solución etérea así obtenida, era de un color ligeramente amarillo y trasparente; en seguida la puse á 8 destilar al baño de maría, y una vez separado el vehículo etéreo, obtuve un residuo de un color amarillo, de un olor sui géneris; sabor poco marcado, suave al tacto, adhiriéndose á los dedos; fá- cilmente fusible, estando su punto de fusión comprendido entre 45° y 50° centesimales; arde con una llama fuliginosa que espar- ce un olor repugnante, dejando por residuo una sustancia de as- pecto alquitranoso; la cual desaparece por la acción de una tem- peratura más elevada, no quedando, por último, mas que una pequeña cantidad de residuo carbonoso. Es poco soluble en el alcohol frió; pero se disuelve fácilmente en este líquido liirviente, precipitándose una parte por el enfria- miento; soluble en el petróleo, en la esencia de trementina y en los cuerpos grasos; el sulfuro de carbono la divide, y agregán- dole alcohol la disuelve en pequeña cantidad. Su solución alco- hólica es precipitada por el agua. Propiedades químicas.—La solución de esta sustancia enro- jece el papel de tornasol; sometida á la acción del calor en un tu- bo de ensaye se funde primero, después se esponja y desprende luimos de reacción ácida. No parece modificarse al contacto del aire atmosférico. El cloro, el bromo y el yodo no producen ninguna reacción sensible. Ácido sulfúrico.—En contacto con este ácido concentrado se disuelve, tomando la solución una coloración verdosa; pero dilui- do al centesimo la vuelve quebradiza y blanquecina. Ácido nítrico.—En frió no le comunica ninguna reacción sen- sible; pero por la acción del calor la oxida, produciendo un des- prendimiento de vapores de ácido hiponítrico, y de esta manera se disuelve en dicho ácido comunicando á la solución un tinte amarillo rojizo. Ácido clorhídrico.—No le comunica ninguna reacción sensi- ble ni en frió ni en caliente. Los álcalis le hacen tomar una coloración amarilla intensa, formando una combinación soluble en el agua hirviendo y preci- pitable por los ácidos. La solución alcohólica de esta sustancia precipita por otra de sub-acetato de cobre. El agua hirviente le separa una sustancia que precipita por el percloruro de fierro, de un color pardo. Resúmen.—De las experiencias expuestas anteriormente re- sulta: que el éter sulfúrico disolvió una sustancia resinosa com- puesta de dos partes, la una precipitable por el sub-acetato de cobre, y la otra no; más una pequeña cantidad de un cuerpo se- mejante al ácido tánico. 9 V. Después de comprobadas las reacciones del tratamiento etéreo me propuse emplear el alcohol á 85° c., á fin de que este líquido disolviese los principios que no fueron atacados por el éter sulfú- rico. La solución alcohólica era de un color rojo y trasparente, estando concentrada, y de un amarillo de oro, diluida. Todos estos licores reunidos fueron evaporados al baño de maría, has- ta la consistencia extractiva. Este extracto se acerca mucho al que proviene de la raíz de krameria preparado por medio del mismo vehículo. Su sabor es acre y amargo. El agua lo divide en dos partes después de un contacto prolongado con este líqui- do; la parte soluble es de un color amarillo, pero concentrando el licor va aumentando de coloración hasta ponerse rojo. Tanto la parte disuelta en el agua como la insoluble, presentan una reacción ácida al papel de tornasol, siendo más marcada en la última. Estudiaré primero la parte del extracto que fué disuelta por el agua, reservando para después la que fué insoluble en este lí- quido. Esta materia colorante, soluble en el agua, es precipitable por el sulfato de alúmina y por el acetato de plomo; con la diferencia, que el primero solo tiene acción en soluciones muy concentradas, y no la precipita de una manera tan completa como la sal de plomo. Ácido sulfuroso.—La solución acuosa de este ácido no ejerce ninguna acción sobre la solución acuosa de la materia colorante. Cloro.—Haciendo pasar una corriente prolongada de este gas sobre la misma solución, la decolora. Sulfuro de potasio.—La misma solución mezclada con otra de sulfuro de potasio no la reduce. El carbón animal decolora la solución, absorbiendo la materia colorante, sin destruirla. Evaporando esta solución hasta la sequedad, abandona un pol- vo rojizo, soluble en los aceites grasos y aceites esenciales; inso- luble en el éter sulfúrico; poco soluble en los ácidos nítrico y sul- fúrico. Hace el papel de ácido, combinándose con facilidad con los álcalis diluidos; concentrados la descomponen. La parte del extracto acuoso que fue insoluble en el agua, es de un color rojo, inodora, de un sabor poco marcado, alterable por el calor, de una densidad mayor que la del agua; se disuel- ve en este líquido hirviente y su solución es de reacción ácida y sabor amargo, precipitándose de nuevo por el enfriamiento. Es insoluble en los aceites grasos y en los aceites esenciales. Los ácidos no producen reacción notable. La solución acuosa de potasa la disuelve, presentando esta particularidad, que agitada en una probeta de ensaye, produce una gran cantidad de espuma. Por este carácter sospeché la presencia de la saponina y me propuse extraerla por el método que Ge bien y Berzelius siguieron para extraer este glucósido de la raíz de Polígala de Virginia; pero no la pude obtener perfec- tamente pura, por haber sido en pequeña cantidad y estar unida á una sustancia colorante roja, que no modifica sino muy poco sus propiedades. Es inodora y pulverulenta, poco soluble en el agua fria, más soluble en este líquido hirviente. Esta solución enrojece el papel de tornasol; produce mucha espuma por la agitación; su sabor es acre y picante. Sus propiedades ácidas son débiles; no desaloja el ácido carbó- nico de sus combinaciones. El ácido nítrico la disuelve en frió, produciendo la glucosa, 10 reaccion característica; é hirviente la oxida desprendiendo vapo- res de ácido hiponítrico. El acetato de plomo la precipita de sus soluciones acuosas. Resúmen.—Por este segundo tratamiento se ve que el alcohol disolvió una materia colorante, soluble en el agua, dejando otra parte insoluble; que esta última contiene una sustancia, cuyas propiedades tienen muchos puntos de semejanza con la saponina. 11 VI. Vistos los resultados obtenidos por los procedimientos anterio- res, voy pues á agotar la misma sustancia por el agua destilada. La solución acuosa, estando concentrada, era de un color rojo, y diluida pasó al amarillo sin enturbiarse. Evaporada basta la con- sistencia extractiva, quedó un residuo de un aspecto poco dife- rente al obtenido por la evaporación de la solución alcohólica; constituido en su mayor parte por una sustancia rojiza, inodora, de consistencia quebradiza, de reacción ácida, sabor ligeramente amargo y acre. El alcohol, mezclado con la solución acuosa, pre- cipita la materia extractiva, probablemente unida á una sustan- cia gomosa, á juzgar por el aspecto de los grumos que se forman por la adición de dicho líquido. Por el sabor ligeramente dulce que se nota en la corteza antes de todo tratamiento, sospeché la presencia de la glucosa en este líquido, la cual me fué confirmada por la reducción del licor cu- pro-potásico. Contiene además ácido clorhídrico y sulfúrico en combinación tal vez con la cal, que también se encuentra en este líquido. Ácido sulfúrico.—Mezclando una parte de este ácido diluido con otra de la solución acuosa del extracto, produjo un enturbia- miento con precipitación de una sustancia rojiza, amorfa, quedan- do después la solución trasparente y de un color ménos subido, que se acercaba á la solución primitiva, pero diluida. Ácido clorhídrico.—La solución del extracto, puesta en pre- sencia de este ácido, aumenta ligeramente de color y la entur- 12 bia. Sometiéndola á la acción del calor aumenta el enturbiamien- to y poco después se deposita una sustancia semejante á la que produce el ácido sulfúrico, con la diferencia que ésta es más roja, más abundante y de menor densidad, pues tiende á depositarse en la superficie. Una vez separado el precipitado, queda una so- lución poco colorida. Neutralizándola por el amoniaco, se preci- pita la mayor parte de la sustancia que estaba disuelta, y el lí- quido, cuya coloración parecia depender de una pequeña parte de la materia extractiva disuelta por el amoniaco, queda casi incoloro. Ácido nítrico.—Adicionando este ácido á la solución acuosa del extracto, le comunica una coloración amarilla, sin despren- dimiento de vapores nitrosos, y después de cierto tiempo produ- ce un precipitado ligeramente amarilo. Si se agrega un poco de agua destilada á la solución nítrica no produce ningún enturbia- miento, y solo disminuye su tinte á consecuencia de la dilución del licor. Ácido sulfuroso.—No decolora la solución del extracto, ni en frió ni por la acción del calor. Potasa.—Diluida y mezclada con la solución dicha, forma un pequeño precipitado y queda la mayor parte disuelta á favor de la potasa. Si se filtra la mezcla queda un líquido de un color más oscuro que la solución de donde proviene. Amoniaco.—Disuelve el extracto en parte á la temperatura ordinaria. Por la acción del calor se disuelve casi completamen- te, sin precipitarse por el enfriamiento; sin embargo, la solución obtenida con este cuerpo era turbia, á pesar de haberla filtrado, lo que me hace suponer que el amoniaco forma una emulsión de cierta naturaleza, que con dificultad se descompone por la filtra- ción, como sucede con las emulsiones de otras sustancias obteni- das con este líquido. Sosa.—Produce una acción semejante á la de la potasa, con la diferencia, que toma el líquido una coloración más oscura. Sulfuro de potasio.—Puesto en contacto con la solución del extracto, produjo una coloración más intensa que la solución pri- mitiva; pero después se decolora en parte, formando un depósito blanco. Esto solo tiene lugar por intermedio del calor, porque en frió no produce reacción sensible. Sulfato de alúmina.—No forma precipitado á ninguna tempe- ratura, ni altera el color de la solución. Acetato de plomo.—Precipita completamente la materia co- lorante sin la intervención del calor. La solución acuosa del extracto adicionada de potasa diluida, no produce por la agitación la espuma que la solución del extrac- to alcohólico, adicionada del mismo reactivo. Resumen.—Por este tratamiento, queda comprobado que el agua destilada disolvió la materia colorante, que fue insoluble en el alcohol; acusó la presencia de la glucosa, de un principio go- moso, una materia extractiva, y ácidos sulfúrico y clorhídrico, combinados tal vez con la cal, y comprobados por los reactivos correspondientes. 13 VII. Para continuar este análisis por el método de los disolventes, que es el que me he propuesto seguir, traté el residuo que deja- ron los vehículos anteriormente empleados, por el agua destila- da alcalinizada por la potasa, agotando en seguida la sustancia. Este líquido alcalino tomó un tinte rojo en solución concentrada y amarillo estando diluida, como sucedió en las soluciones pre- cedentes. Estos licores fueron evaporados hasta reducirlos á ex- tracto, el cual era de un olor semejante al del ruibarbo, y de un color negro homogéneo; muy higrométrico por la naturaleza de su vehículo. El agua destilada lo disuelve en su mayor parte, co- municando á ese líquido un color pardo; la parte insoluble era más densa que el agua y tenia un color más oscuro que el de la solución. El alcohol no la disuelve á la temperatura ordinaria; pero por la acción del calor le disuelve una pequeña parte, la cual es de un tinte amarillo y no precipita por el enfriamiento; la parte restante es de un color más oscuro que el extracto de donde viene, y de mayor densidad que aquel líquido. El éter sulfú- rico no le disuelve nada. Un ácido cualquiera agregado á la so- lución del extracto, produce un desprendimiento de ácido carbó- nico, que un exceso de potasa lia absorbido del aire atmosférico. El ácido empleado, le hace tomar una coloración más intensa, según su naturaleza y la temperatura á que se someta la mezcla. Acetato de plomo.—La solución de esta sal precipita abun- dantemente la solución de la materia colorante, sin la interven- ción del calor. Sulfato de alúmina.—Mezclando una solución de esta sal con otra del extracto, se forma un abundante precipitado gelatinoso, debido á la alúmina. Esta base no se combina con la materia colorante á la temperatura ordinaria; pero por la acción del ca- lor la precipita completamente, quedando el líquido incoloro. Calentando este extracto en un tubo de ensaye, con ácido ar- senioso, desprende un olor aliáceo, que es debido á la formación del óxido de cacodila. Calentado de nuevo con ácido sulfúrico y alcohol, no pude percibir el olor característico del éter acético, por desprenderse al mismo tiempo otros gases aromáticos. En estas mismas soluciones encontré la presencia de los ácidos clorhídrico, sulfúrico y acético, los cuales están probablemente unidos á la potasa de que me serví para alcalinizar el líquido; co- mo también á la cal, cuya presencia quedó bien demostrada en este extracto. Estas reacciones, por ser bien conocidas, no las menciono. Resúmen.—Por este procedimiento, concluyo que el agua al- calina disolvió una materia extractiva, una sustancia colorante roja, ácidos sulfúrico, clorhídrico y acético, y además, con tenia una pequeña cantidad de cal. 14 VIII. Deseando dejar completo el análisis por los disolventes, he que- rido agotar también las sustancias solubles contenidas en la cor- teza, empleando el agua acidulada por el ácido sulfúrico. La parte principal de esta solución, está constituida en su mayor parte, por la materia colorante, cuyas propiedades físicas y quí- micas omito, por tener, con poca diferencia, las mismas que las extraídas por los vehículos anteriores. Además, por tener este ácido más afinidad para con las bases que los correspondientes orgánicos, obtuve las siguientes: pequeña cantidad de cal, mag- nesia y potasa; esta última proviene quizá del vehículo emplea- do precedentemente. También encontré glucosa, formada por el almidón hidratado por la solución sulfúrica: El residuo que quedó, estaba privado completamente de pro- piedades sápidas; era colorida, y su principio colorante resistia á todos los disolventes empleados. 15 IX. Como llevo dicho, la corteza de que me ocupo pertenece á una planta del género xanthoxylum, por consiguiente supuse que po- día contener la xantopicrita, aislada por Chevallier y Pelletan, del xanthoxylum flava hércule. Mas como no pude seguir ese mismo método, por no haberlo encontrado descrito en los varios autores que consulté, me propuse seguir el método de Bedeker para obtener la berberina, análoga á la xantopicrita. Este mé- todo consiste en tratar por el agua el extracto alcohólico de la corteza que es el objeto de mi estudio. La solución que resulta de esta manera, fué agitada varias veces por el éter sulfúrico, el cual debiera disolver algún principio, que por su evaporación fuera capaz de cristalizar; pero desgraciadamente después de la evaporación de aquel vehículo, no alcancé lo que esperaba, que- dando un residuo amorfo, de aspecto resinoide y de color amarillo. No habiendo obtenido ningún principio cristalino por el méto- do que he seguido hasta ahora, y no queriendo desistir de su in- vestigación, me propuse continuar por otro método. A juzgar por las propiedades acidas del extracto alcohólico y acuoso, su- puse, que si la xantopicrita fuese un álcali orgánico, debería es- 16 tar on combinación con ese ácido, y para aislarle continué el aná- lisis por el siguiente método. Después de reducida á polvo la corteza, la mezclé con el 10 p% de su peso de una lechada de cal; la masa que resultó, la pu- se á secar á una baja temperatura, hasta que fácilmente podia pulverizarse entro los dedos; después de esto, agoté dicho polvo por el alcohol á 85° c. en el aparato de desalojamiento. La solu- ción alcohólica era casi incolora, pues la materia colorante pare- ce haber sufrido alguna modificación al estar en contacto con la cal, que impidió su disolución en aquel líquido. Esa solución fué filtrada, y puesta á evaporar al baño de maría, quedó un residuo blanquecino, ó muy ligeramente colorido, constituido en su ma- yor parte por pequeños cristales prismáticos y de un sabor amar- go. Para purificarlos los disolví en el cloroformo, filtré la solu- ción y la dejé evaporar á la temperatura ambiente; el residuo era una masa amorfa, pues esta sustancia parece no cristalizar en presencia del cloroformo. En seguida disolví dicha sustancia en el alcohol á 95° c. y cristalizó por la evaporación del vehícu- lo. Para poder estudiar las propiedades físicas y químicas se con- sigue obtenerlos perfectamente puros por dilusiones y cristaliza- ciones sucesivas en aquel mismo líquido. Esta sustancia cristaliza en agujas prismáticas, de un sabor amargo, insoluble en el agua y en el éter sulfúrico, muy soluble en el alcohol y el cloroformo. Calentada en un tubo de ensaye se ennegrece, desprendiendo un olor repugnante; calentada de nue- vo con una pequeña cantidad de cal desprende un gas de reac- ción alcalina debida al amoniaco, lo cual me hace suponer que entra el ázoe en el número de sus elementos; calentada en una lámina de platino á una temperatura más elevada se ennegrece primero y después se volatiliza por completo. Disolviendo una parte de esta sustancia en el alcohol, se con- duce con los reactivos químicos de la manera siguiente: Reactivo de Walzer.—Tomando una pequeña cantidad de la solución y agregándole unas gotas de este reactivo, produce in- mediatamente un enturbiamiento que aumenta por el intermedio 17 del calor, reuniéndose después por el enfriamiento un precipita- do blanco en el fondo de la probeta. Ioduro de potasio.—Por la acción de este reactivo sobre la solución de la sustancia dicha, se produce también enturbiamien- to como con el reactivo anterior, reuniéndose después el precipi- tado. Bí-cloruro de mercurio.—Al agregar este reactivo á la solu- ción, toma el líquido un aspecto lechoso, que visto por reflexión, era de un color ligeramente azulado. Calentando con precaución, el precipitado que se formó fué más abundante. Cloruro de oro.—Este reactivo produce un precipitado lige- ramente amarillo. Ácido sulfúrico.—Este ácido, puesto en contacto con la sus- tancia, la disuelve completamente, dando una solución incolora que ennegrece por la acción moderada del calor. Ácido clorhídrico.—Disuelve completamente la sustancia; y la solución incolora á la temperatura ordinaria, toma un tinte amarillo por el intermedio del calor, y pardo por la acción pro- longada de este agente. Ácido nítrico.—Le comunica un color rojizo al disolverla. Es- ta coloración va variando de matiz hasta llegar al amarillo, des- pués de algún tiempo de contacto con este ácido, y luego se ob- servan unos cristales de un color amarillo. Percloruro de fierro.—La solución de esta sal puesta en con- tacto con la sustancia, le hace tomar un color rojo ladrillo, que- dando después una masa de aspecto resinoide de la misma colo- ración. Todos estos ensayes fueron repetidos y obtuve los mismos re- sultados, y por ellos sospeché que el principio cristalino extraído de la corteza del palo mulato podría ser un alcaloide; sin embar- go, el reactivo de Bouchardat y el bi-cloruro de platino no mani- festaron ningún fenómeno sensible. Además, como la xantopicri- ta es de un color amarillo, y los cristales que constituyen esta sustancia son incoloros, creo, por consiguiente, que sea una sus- tancia distinta. Seria de desear que estos resultados fuesen com- 18 probados por alguna persona más competente, para esclarecer las dudas que contiene este estudio. ANÁLISIS QUÍMICA DE LAS CENIZAS. Después de haber incinerado con precaución el polvo de esta corteza en un crisol de platino, procedí á hacer el análisis cuali- tativo de las cenizas por el método usual, y obtuve el resultado siguiente: Ácidos.—Carbónico, sulfúrico, clorhídrico y fosfórico. Bases.—Cal, magnesia, sosa, potasa, y una pequeña cantidad de fierro. Quedando después un residuo gelatinoso insoluble en los áci- dos, constituido por una corta cantidad de carbón y de sílice. PROPIEDADES TERAPÉUTICAS. Esta corteza es poco usada. Se emplea para curar algunas afec- ciones de las vías digestivas, como tónico y estimulante. Vulgar- mente la usan para combatir ciertas enfermedades sifilíticas. Pu- diera gozar por esto de alguna propiedad sudorífica. Al emprender este trabajo no tuve más objeto que cumplir con una prescripción del reglamento, para llegar á obtener el título de farmacéutico; y Solo por el deseo de hallar una planta indí- gena que, aunque á mayores dosis, pudiera sustituir al jaboran- di, que es una planta exótica, y de tanto uso entre nosotros por sus propiedades sudoríficas, elegí como punto de estudio para esta tesis la corteza del palo mulato, por pertenecer á una plíyi- ta de la misma familia y de la misma tribu que el jaborandi, aun- que á un género distinto. No me fué posible comenzar el estudio 19 por las hojas, como me habia indicado el Sr. D. Alfonso Herre- ra, porque no las pude recolectar en tiempo oportuno, á causa de haber estado ausente de esta Capital; y como es bien sabido, en esta época del año nn gran número de plantas están despro- vistas de sus hojas. Entonces estudié solo la corteza, por ser, ade- más, la parte del vegetal que tiene usos vulgares entre nosotros. Antes de concluir este pequeño trabajo, debo pedir á mi inte- ligente Jurado, á quien tengo el honor de presentarlo, se sirva recibirlo como un ensayo únicamente. Creo que es demasiado in- completo, á consecuencia de> poco tiempo de que he podido dis- poner, pues cuando me preparaba para nuevas comprobaciones, una necesidad urgente de familia me obligó á abandonarlo del todo, y me apresuré á terminarlo desde luego, con el vivo deseo de llenar una disposición de reglamento como he dicho ya. No tengo la menor pretensión de presentar un trabajo acabado: no hago más que iniciarlo, porque mis cortos conocimientos me han impedido profundizarlo, reservando esta noble tarea á personas de mayor instrucción y más ejercitadas en este género de estu- dio; así, pues, confio en que será juzgado benignamente, toman- do en cuenta la buena fe que me ha guiado para llenar debida- mente esta obligación. México, Enero 2 de 1879.