FACULTADJJÉ MEDICINA DE MEXICO. LIGERAS CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNOS PUNTOS ESTUDIO LA GIMNASIA QUE PARA EL EXAMEN GENERAL EN MEDICINA Y CIRTTJIA PRESENTA AL JURADO CALIFICADOR F. LOPEZ BARON ALUMNO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO EX*PRACTICANTE POR OPOSICION DEL HOSPITAL JUAREZ Y EX-AUXILTAR DEL CONSULTORIO GRATUITO DE BENEFICENCIA. MÉXICO PILOMSNO IMPEESOB SAN ANDRES Y BRTLEMITAS 8 Y 9 TESIS INAUGURAL F. FOFFZ BARON FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO. LIGERAS CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNOS PUNTOS DEL ESTUDIO LA GIMNASIA OI E PARA EL EXAMEN GENERAL EN MEDICINA Y CIRUJIA PRESENTA AL JURADO CALIFICADOR F. LOPEZ BARON ALUMNO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MEXICO ■X-PRACTICANTE POR OPOSICION DEL HOSPITAL JUAREZ V KX-AUXILIAR DEL CONSULTORIO GRATUITO DE BENEFICENCIA. MÉXICO armoiMiErisro impeesok SAK ANDRE8 Y BKTLEMITAS 8 V 9 A MI FAMILIA A MIS E X O E E E 1N T E ?-i >1 A ESTROS Y MUY PARTICULAR M K N T K AL SIL 1)11,1), FRANCISCO ORTEGA Catedrático de Anatomía «leseri|>f iva } ;«íí«-as y con la producción «le ciertos tumores. Si muchas veces se han podido llegar á resolver de antemano algunas cuestiones por medio de las teorías, en cambio otras muchas ocasiones no pudiéndose verificar esas teorías, por su naturaleza ó porque el problema de que forman parte, tenga un número de incógnitas supe- rior al que debe tener, quedan dichas teorías reducidas á simples hipótesis, de un valor casi nulo. Que la gimnasia debe ejercer alguna influencia sobre las funciones hepáticas; que el conocimiento de dicha acción pudiera aprovecharse en algunas enfermedades, creo se puede decir sin aventurar lo mas mínimo. ¿Pero cuál es esa acccion? Hasta ahora no es conocida. Uni- camente se ha dicho que por la gimnasia afluye mas san- gre á los vasos de la cavidad del vientre, y por otra parte que las marchas forzadas son una de las causas del abce- so-hepático, por hepatitis; aunque para poder decir que la congestión del hígado que debe resultar de ese mayor aflujo sanguíneo, era el primer paso para su inflamación, habría que establecer el que esa congestión era irrita-ti- ra-, único caso en que se admite ahora, sean las conges- tiones el primer paso para las inflamaciones. Por otra parte, si la abundancia relativa de ciertos tegidos en un individuo, fuera causa predimponente para la aparición, en ese individuo, de los tumores formados esencial ó principalmente por dicho tegido, y la gimnasia haciendo variar las cantidades de esos tegidos, podría en ciertos casos ser una de sus aplicaciones á la terapéutica la de prevenir ó evitar la formación de dichos tumores. Así, aunque Mr. Moynac en su patología general dice, al tratar de los lipomas, que son completamente inde- pendientes del estado de gordura del individuo, pudién- doseles observar en individuos muy flacos, sin embargo se pudiera objetar que esa antigua palabra gordura, ex- presa la idea del volumen, de la persona á quien se aplica 14 sin atender á la naturaleza de los tegidos, que por su abundancia determinan dicho aumento de volumen; que ha habido quien limite el sentido de dicha palabra, divi- diendo a los individuos voluminosos en gordos y grasos; designando con el primer nombre á los musculosos y con vi segundo á los obesos; pudiéndose así avenir estas dos ideas antes probablemente paradoxales: la de individuos al mismo tiempo flacos y obesos ó grasos. Esa división hasta cierto punto de acuerdo con la histología, permiti- ría suponer la mayor frecuencia de estos tumores en los individuos grasos, ya sea que fueran flacos ó que no lo fueran; opinión que se veria corroborada acaso, por el hecho que mas adelante establece Moynac, de que se en- cuentran generalmente en las regiones abundantemente provistas de tegido adiposo, como el cuello, el tronco, la región glútea, siendo mucho mas raros sobre los miem- bros. Según el mismo Moynac, Cliassaignac y Muller, se han preguntado si no seria debido el condroma de los huesos, al raquitismo ó á una perversión en el desarrollo del tegido huesoso. ¿ Y no podria consistir dicha perver- sión, en que dejaran las celdillas huesosas de secretarla sustancia calcaren y solo secretarán sustancia cartilagi- nosa? En este caso, la abundancia del tegido cartilaginoso seria causa de la formación del condroma. Los sarcomas, formados-de tegido embrionario se ma- nifiestan mas particularmente durante la niñez y la ado- lescencia; precisamente cuando debe existir ese tegido en mas cantidad. Y sin embargo, hay otros tumores que parecen rela- cionarse, mas bien con la vitalidad de los elementos que 15 los constituyen; vitalidad que puede excitarse por los traumatismos, contusiones, frotamientos repetidos, etc.; en suma, por todo lo que pueda determinar una irritación nutritiva. De estos son: los papilomas, sarcomas y epi- teliomas. En mi concepto, puesto que se lia dicho que el desar- rollo del sistema muscular se hace á espensas, lo que parece natural, de otros tegidos, convendría observaren los que durante toda su vida, se dedican á los trabajos del cuerpo, la frecuencia de los neoplasmas, su género y especie. I»c la «liniimicion en la cxcitnl»iIi«l»] mejor mudo de ejecución de la gimnasia y su cansa Apesar de lo mucho que hay escrito sobre gimnasia uo hay todavía completo acuerdo acerca del mejor modo de practicarla: mientras unos como Gallard y Lacassa- gne, rechazan los aparatos diciendo que son máquinas ca- paces mas bien de asustar al niño que de inspirarle el gusto por los ejercicios del cuerpo; que no pueden menos de encontrarles algo de artificial y de falso, etc. Otros como Du Mesnil creen que la gimnasia de movimientos conviene en los dos extremos de la vida, siendo los apa- ratos muy útiles en el período medio de la misma, siem- pre que en ellos se trabaje con prudencia. Si se busca la causa de esta falta de acuerdo, yo cree- rla encontrarla acaso en una doble confusión respecto a ‘ modo de considerar la gimnasia según su objeto. Por una parte: 1 ? siendo tan extensas las varias indicaciones de la gimnasia terapéutica; 2 ? siendo tan raros los hombres perfectamente sanos; v 3 ? , en los ca sos en que con justicia se dice está mas indicada la gim- nasia higiénica, siendo precisamente cuando esos indivi- duos para quienes se aconseja no están ni pueden estar completamente sanos, resulta que puede negarse en la práctica, la existencia de la gimnasia higiénica; no en- contrándole yo mas ventaja, por cierto inmensa, á lo de llamar á la gimnasia higiénica que la de encomiar su uti- lidad, su necesidad casi universal, aunque teniendo el in- conveniente, no pequeño, de que así, no considerándola como remedio y por consiguiente no creyendo necesario consultar al médico acerca de su modo de administración (así pudiera llamarse al modo de ejectarla) y dosis, cual- 19 quiera se expone á alterar ó empeorar su saiud mas ó me- nos notablemente. Por otra parte, el segundo punto de confusión en mi concepto, consiste en que unos consideran la gimnasia de un modo, otros la consideran de otro, ó con mas claridad: mientras para unos debe tener tendencias conservadoras, para otros debe tener tendencias progresistas; mientras los primeros creen deber conformarse con que el orga- nismo se mantenga sano, guardando lo mejor que pueda el equilibrio entre sus diversas funciones; esto es: tenien- do presente el ideal de una constitución buena, los segun- dos creen deber pedir mas á ese organismo: que se desar- rolle física y mecánicamente hablando, creyendo de esa manera, que dotando al organismo de una constitución fuerte ó sea temperamento muscular le dan una constitu- ción buena,. ¿Cuál de esas dos tendencias es mejor? Cuando por la triste necesidad de la guerra, se trate de completar y perfeccionar la educación del soldado con la gimnasia, habrá constante necesidad, de los aparatos y de otros instrumentos, aunque debiéndose tener pre- sentes las siguientes palabras de Duelos: “Siempre que pedimos anticipos á la naturaleza nos hace pagar muy caros los intereses;” cuyas palabras con la misma pro- piedad se pueden aplicar á un solo individuo, como á una colección de ellos. En los demás casos, ni siempre bastará la gimnasia de movimientos, ni se deberán tomar en un sentido abso- luto las reglas que para el mejor modo de ejecución de la gimnasia, se den ó se hayan dado, como la anterior- mente mencionada, de que la gimnasia de movimientos conviene en los dos extremos de la vida, y la de aparatos en su período medio, pues por un lado hay por ejemplo, individuos que estando en un período de la vida, bien sea por la naturaleza de su constitución, bien por los ejerci- cios anteriores que han hecho ó dejado de hacer, por las enfermedades que lian tenido ó por cualquiera otra causa, ante la gimnasia se pueden considerar como encontrán- dose en otra época ó período; y por otro lado, y esto me parece de una importancia suprema, los aparatos siendo distintos y susceptibles de variación, muy bien puede trabajarse en algunos de ellos sin necesidad de ejecutar esos tours de forcé ó de destreza, justamente considera- dos por algunos como propios de acróbatas. He la «linamomctría y «leí instinto como medios de evitar el peligro del decrecimiento de las tuerzas. En el hombre civilizado, el instinto se halla tan subor- dinado á la razón y al juicio, que el grado de esa subor- dinación pudiera servir como de una medida, para apre- ciar la suma de civilización de un hombre. De esa subordinación resultan dos cosas: que el hom- bre muy poco se guía por el instinto, y que en los estra- víos de la razón y del juicio (#) resultando de preocupa- ción, ignorancia ó error, el instinto medio sofocado se deja contrariar y arrastrar por. la poderosa voz de la razón; siendo hasta cierto punto de sentir que en esos momentos de debilidad del espíritu, que en esos puntos en que suele fallar la antorcha luminosísima de la razón, no recobrara el instinto la primacía que de seguro ha debido tener en otra época, para librar al hombre de las consecuencias de dicho estravío. Ademas, y circunscribiendo la cuestión á la gimnasia, (*) Se entiende que no hablo de la locura. 21 en el hombre enfermo, en el que se halla bajo la influen- cia de una de tantas pasiones tan frecuentes, y á veces tan vivas en el hombre civilizado, como son: el temor, la duda, la ansiedad, la misma alegría, etc., etc., no es posi- ble se haga sentirlo bastante.el instinto ó necesidad del movimiento; y digo lo bastante, porque aun las perso- nas que han ido poco á poco acostumbrándose á la dieta de ejercicio, se sienten cansados el dia en que por cual- quier motivo suspenden bruscamente, el poco y desigual ejercicio que hacen. Si estas personas dijeran que en medio de sus ocu- paciones y preocupaciones, no desconocen ni olvidan la necesidad del ejercicio general, y de ahí pretendieran deducir que ni por un momento han perdido el instinto dicho, podría contestarse el que eso no era instinto', sino cuando mas, el conocimiento íntimo de una verdad expe- rimental que pareciéndoles intuitiva, les conducia á con- fundirla con el instinto. Y- si este las mas veces falta por no poderse conservar d ignara en 13 al lado de la razón, claro es que no puede servir para lo que se necesita. La dinamometría ha sido propuesta últimamente. Si indica el mas pequeño decrecimiento de las fu erzas será un medio de exactitud matemática, y valor inapre- ciable; pero si como debe suceder en ciertos casos v tra- tándose de ciertas personas, el estado del animo, hace variar sus resultados, entonces cuando menos su preci- sión desaparecerá por completo. México, Mayo de 1881. (Waí/m.