FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE y , 1,1 EPILEPSIA JAI KSII\h\A TESIS i • I% flí.. v ■" f<:' -/,. (jue para d námni . ESCALERILLAS 20. 1893. G/S) mió amado ó 2c>adzeó. a-eño 'c/e a-mol jd/(-a/. SJ Srt £r. STBanuet Gazmoña y c'palie SSciectcí c/e/a Sócae/a Si acuna/ c/e tu//ec/cccna. cjSa/mtíacun y yiaáYuc/, _A.IL, SB. PEOFBSOE TDr. Seeundino %. Sosa. e/e /e¿é cenee/emeienee enmetee¿(/?é een me /a ¿/efm^c¿/e/e. (fl o¡uez/idc& :fe&cze& L-OS SEÑORES DOCTORES í. i. Bandera, luis i. luiz, fobías iúñez y losé íamos. JTJ S>r. Secretario A-e fa &)a cuela t$e S^fCdicina Gbl ($i, 2Szofeáoz At Srm 2b r. 'fr'taded c^eúet'íez- ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE Xa Epilepsia Jacksoniana, Hemos presenciado tantas veces en el hospital -del Divino Salvador el espectáculo doloroso del ata- que epiléptico; es tan honda la impresión que siem- pre nos ha dejado y tan vehemente el deseo de •contribuir en algo (siquiera sea en el estudio de esta enfermedad) al alivio de tantos males como afligen á los epilépticos, que no hemos vacilado, confiando en la indulgencia de los ilustrados Miem- bros de nuestro Jurado, en tomar este punto, como tema de la tésis que por prescripción reglamenta- ria debemos presentar, y más hoy, que la Cirujía con atrevida mano penetra, hasta lo que antes se consideraba como impenetrable, el cerebro, hacien- do así, al cuerpo humano todo, el campo dé su ac- ción. HISTORIA. Hipócrates, el sublime Patriarca de la Medicina observo algunos casos de epilepsia producida por traumatismos craneanos y llego á tal grado la pe- netración de este grande hombre, que recomendaba según se puede deducir de sus escritos, la trepana- ción como medio terapéutico, en los casos en que hubiera contusión de la materia cerebral. Celso y Galeno también recomendaban el mismo tratamien- to. Muchos años después Berenger de Carpí, Am- brosio Peré, Guy de Chauliac, J. L. Petit, Malaval y Quesnay, siguieron las antiguas tradiciones de Hipócrates, trepanando siempre que observaban las convulsiones después de traumatismos con hundi- miento de la caja craneana. Fabricio de Aquapen- dente dejó entre sus escritos, la historia de un joven á quien trepanó en estas condiciones, habiendo ob- tenido un éxito perfecto. Saillant en 1779, refiere una observación de epi- lepsia parcial, cuya aura era cardiaca y braquial. en la que el enfermo podía detener su ataque, ha- ciéndose estirar fuertemente el brazo derecho, cuan- do se sentía amenazado por él. Lieutaud fué el primero que mencionó un caso perfectamente comprobado de epilepsia producida por cáncer cerebral. Más tarde Boileau de Castel- 5 ncau y Cordier presentaron dos observaciones com- pletas de epilepsia producida por tubérculos y quistes cerebrales respectivamente. Herpin, Guerard y Besson presentaron observa- ciones análogas de tubérculos cerebrales y Calmeil afirmaba que según las estadísticas de todos los paí- ses que había podido recojer, las convulsiones se presentaban en i de los casos de tuberculosis ence- fálica. Dupuytren y Morgagni citaron casos de abs- cesos cerebrales que habían traído consigo convul- siones epilépticas. El primer trabajo de conjunto, sobre esta cuestión fué la importantísima tésis inaugural de Bravais en el año de 1827; pero no encontró imitadores, y sus estudios cayeron en el olvido, hasta el año de 1863 (pie Hughlings Jackson publico sus primeros trabajos, en que fundándose solamente en la Fisio- logía y en la Clínica, dedujo sus conclusiones que en aquellos tiempos se tacharon de inexactas y atre- vidas, pero que hoy, la anatomía Patológica con sus progresos incesantes ha comprobado plenamente, haciéndole justicia al hombre (pie provocó tantas sátiras científicas. En efecto, desde entonces Jackson tenía el con- vencimiento pleno, de que los centros motores de los distintos grupos musculares de los miembros, se encuentran en la corteza cerebral y que esta es el •centro de las lesiones que directa ó indirectamente producen las convulsiones. Vinieron después los célebres estudios de Broca y Dax, á propósito de las localizaciones cerebrales, que trajeron discusiones memorables en el seno de todas las sociedades médicas del mundo civilizado, y ya se comprende que las dos cuestiones se ligaron íntimamente y que se prestaron mutuo apoyo. Pe- ro hasta aquí la Clínica era la que más había con- tribuido, junta con la Anatomía Patológica, á los descubrimientos de las localizaciones cerebrales, y les faltaba el comprobante de la Fisiología Experi- mental. Bien pronto Hitzig y Fritscli se encarga- ron en Alemania de comprobar las verdades que con tanto ardor defendían los autores mencionados, de- mostrándolas y afirmando que contra lo (pie hasta entonces se admitía, la corteza cerebral era direc- tamente excitable por la electricidad y que hay re- lación constante entre el sitio de la corteza que se excita, y los músculos que se contraen. Las ideas de Jackson llamaron grandemente la atención de Femer quien las comprobó por medio de sus notables experiencias. Desde ese momento una noble emulación se despertó entre los sabios para hacer progresar este ramo de la Fisiología y entonces Putnan, Nothnagel, Duret y tantos otros dieron á luz sus memorias que han contribuido no poco á conquistar les verdades que sobre este pun- to poseemos. Albertoni fue más allá y quiso extender la zona epileptógena á toda la corteza cerebral y no limi- tarla exclusivamente á la zona que se llama mo- triz. Fácilmente se comprende que esta idea no haya sido admitida por todos los autores ni aun de la Escuela Italiana que es tal vez la id braza aplica 1 > aunque no enérgicamente al tórax, el antebrazo en ángulo recto con el brazo, el bíceps se marca perfectamente y es duro á la presión, los dedos fuertemente doblados, y la articu- lación del puño en enérgica flexión, marcándose muy bien por la cara dorsal l>s huesos del carpo, la temperatura igual á la del lado opuesto, los re- flejos exaltados: los latidos de las arterias radiales sensiblemente iguales. La sensibilidad idéntica. He aquí el resultado de las medidas comparativas quiera (pie sus facultades intelectuales están extremamente debili- tadas, (sobre todo la memoria, al grado de olvidar hasta su propio nombre), y no habiéndonos sido po- sible acercarnos á la familia de la enferma para re- coger datos acercado los antecedentes hereditarios y morbosos, solamente presen tamos en esta observa- ción los (pie hemos recogido, desde el ingreso de la enferma al hospital, Haciendo el computo de los ataques (pie ha teni- (lo desdo su llegada, sacamos un promedio de 15 nocturnos y 8 diurnos al mes. Son en los meses de Diciembre, Enero y Febrero, cuando le lian dado con mas frecuencia é intensidad; la menstruación parece haber influido muy poco sobre ellos; no así el estado ozonométrico del aire, pues que permane- ciendo sensiblemente iguales las demás condiciones atmosféricas, es en los días en que es mayoría cifra (pie marca aquel estado cuando le vienen los accesos. Hasta ahora no ha caído en el estado de mal epi- léptico. No puede explicar en (pié consiste el aura. Hemos tenido ocasión de presenciar algunos ataques; generalmente se sienta antes de ellos; los ojos giran hacia arriba y á la izquierda, dilatándosele ambas pupilas enormemente; no hay grito inicial ni pérdi- da del conocimiento. Las convulsiones le principian por todo el miembro superior derecho, propagándo- sele algunas ocasiones á todo el medio lado corres- pondiente ó bien quedando limitadas á aquel. El pulso y la respiración se aceleran muy poco. Todo esto dura menos de 3 minutos, quedándole después solamente trismus pasagero [2 minutos pe- co más ó menos]. La mano derecha en contractura; el volumen mu- cho menor que el de la izquierda; la temperatura inferior á la de la opuesta; la sensibilidad entorpe- cida. Buscando los reflejos, que están exaltados en el miembro superior derecho, producíamos sacudi- mientos tanto más marcados cuando más enérgica era la percusión. Las medidas que practicamos nos demostraron la diferencia tan grande en el volumen, que es mucho mayor en el izquierdo. En el miembro inferior derecho también encontramos algunas mo- dificaciones en cuanto á la temperatura, sensibilidad y volumen, análogas á las que señalamos en el su- perior. Acusa además una cefalalgia tenaz y muy intensa, en la región fronto parietal izquierda, que 47 48 se le exacerba con los movimientos y con la impre- sión de una luz fuerte. Hicimos una exploración minuciosa de los apara- tos digestivo, respiratorio y circulatorio, y no encon- tramos nada anormal. El cráneo perfectamente con- formado. OZBSZSZRATZZOZOlNr 3í V. F. de 25 años de edad, casada, de Tuluca, en- tro al hospital del Divino Salvador el 3 de Enero de 1890. No hay, con relación a sus antecedentes he- reditarios ningún dato importante. Dice que como a la edad de 5 años le dio un ata- que, cuyos caracteres no recuerda, pereque su fami- lia le ha referido (pie el medico que la asistió dijo V. S. de 30 años de edad, de México, entro á este hospital del Divino Salvador, el 3 de Julio de 1875. El grado de torpeza intelectual en (pie se encuentra y la falta de conmemorativo indirecto, hace que no tengamos antecedentes. No se da cuenta de como se le anuncia el ataque ni en qué consiste este. He- mos tenido la ocasión de presenciar algunos. El brazo izquierdo se levanta rápidamente sobre el hombro del mismo lado quedándose lijo en ésta acti- tud algunos momentos, después giran los ojos que- dándose en dirección oblicua arriba y á la derecha, empezando luego las convulsiones tónicas y clónicas (|ue se generalizan pronto pero siendo mucho más intensas del lado izquierdo; éste estado muy varia- ble en duración es acompañado de rechinamiento de dientes, evacuación de orina y de materias fe- cales y pérdida del conocimiento, tras del que viene un período soporoso en que arroja una gran cantidad de saliva espumosa y á veces sanguinolenta. Estos ataques le dán por término medio 2 al mes, excepto en la estación de Invierno en que se le reduplican al grado de darle 10 y más. Llama la atención el grado de atrofia á que ha llegado la mano y la subluxacion de los huesos del carpo que hace que la mano se dirija en flexión forzada y lateralmente hacia afuera; el pié dirijido también hacia afuera y exajerado el abovedamiento plantar normal; encontramos la temperatura del lado izquierdo mucho menor que la del derecho; y algunas perturbaciones tróficas en la piel. A veces después de los días en (pie le dan los ataques le queda un sub-delirio tranquilo. 52 OBSEKVACIOISr 6j 0. S. de México, de-26 años de edad, solté: a entro al hospital del Divino Salvador, el año de 79. Tiene antecedentes alcohólicos y laico 14 años le empe- zaron ádar ataques que no recuerda corno eran, niega todo género de traumatismos anteriores; no hay an- tecedentes hereditarios; sí les hay sospechosos de sífilis. El ataque le da con convulsiones del brazo y miembro inferior derecho sin ser precedido de aura; suelen acompañarse de pérdida de conocimiento; hay veces en que después de los accesos le viene un estado de manía general aguda. Los ataques van siendo cada día mas y mas frecuentes. Presenta un fenómeno muy curioso, la atesosis de la mano dere- cha. Es tan exaltado el reflejo rotuliano, (pie a cada percusión un verdadero acceso convulsivo del miem- bro inferior derecho se provoca, propagándosele á veces hasta el superior. La temperatura de estelado es inferior a la del opuesto. Con los ojos cerrados pierde enteramente la noción de estación y equili- brio, pues cae como cuerpo inerte. No hay pertur- baciones de la sensibilidad, ni de los demás apa- ratos. 7" H. C. do 32 años de edad, soltera, natural de Mé- xico, entro al Hospital del Divino Salvador el 3 de Abril de 1891. Su padre y su madre lian sido sa- lios; su abuelo paterno padeció de enagenacidn men- tal. Entre las enfermedades que ha padecido refiere ulcerasen la garganta, erupciones en el cuerpo, cefa- lalgia tenaz, dolores de huesos y caída del pelo; ti- fo, pneumonía y reumatismo. Hará como 5 años (pie le dio el primer ataque, no recordando la naturale- za del aura ni el modo como le empezó aunque re- cuerda que tuvo perdida del conocimiento. Este ac- ceso no le repitió hasta después de 3 meses pero en el intervalo sentía que su mano derecha le tembla- ba, logrando dominar ese temblor haciendo que otra persona le hiciera enérgicas tracciones; casi por esa fecha notó que se le dificultaba ver, sobre todo con fuerte iluminación borrándosele las imágenes al que- rer fijar la atención; estas perturbaciones oculares no eran constantes sino (pie al contrario, tenían al- ternativas de agravación ó mejoría, coincidiendo la primera, con la aparición de la menstruación; con esta se presentaban también otros fenómenos; cefa- lalgia intensísima del lado izquierdo; lagrimeo del ojo de este lado, vómito s sin esfuerzo de ningún gé- nero, alimenticios comunmente, exajerándosele el temblor de la mano derecha.. Después los ataques le daban en número de 12 á 15 cada mes, hasta el presente, que son poco más ó menos los que tiene. El aura es motriz y vaso motriz (sensación de frío y flexión y extensión alternativas del dedo medio de la mano derecha); le dura un minuto aproxima- tivamente viniendo después las convulsiones tóni- cas y clónicas que comenzándole por la mano se le generalizan rápidamente, predominando siempre en intensidad, las del lado derecho; pierde el conoci- miento y tiene evacuación de orina y de materias fecales casi siempre, así como espuma sanguinolen- ta en la boca. Este estado le dura medio minuto, quedando después en el coma 5 ó 6 minutos. El 53 54 pulso llega durante el acceso hasta 130 y la respi- ración á 50; la temperatura se conserva en la nor- mal. Nunca ha caído hasta ahora en el estado de mal epiléptico. Su inteligencia se ha ido debilitando de día en día; su memoria y sus facultadas afec- tivas también. Se observa una desviación déla cara hacia el la- do izquierdo; el miembro superior derecho de volu- men menor que el izquierdo; las medidas que prac- ticamos nos dieron estos resultadt s: Circunferencia ilel brazo al nivel déla axila.... Derecho. 23 Izquierdo 20 » » » a 10 centímetros arriba del olécrano 21 19 Circunferencia del antebrazo á 10 centímetros abajo del olécrano 17 15 Circunferencia del puño 12 10 » metacarpo 16 15 Distancia acromio olecraneana 30 29 » del apófisis estiloide á la extremidad del dedo medio 16 14 La sensibilidad, contractilidad eléctrica y reflejos idénticos á los del lado opuesto. El miembro inferior derecho no presenta diferen- cias con el izquierdo. Practicamos también medidas del cráneo, que es regular, braquieéfalo. Diámetro antero-posterior, 16, 8. » bi-parietal 13, 6. Gran circunferencia 46. Semi-circnnferencia derecha é izquierda 23. El examen oftalinoscopico nos demostré el fondo del ojo derecho mucho más rojo que el izquierdo; la papila perfectamente clara en ambos aunque los va- sos de la derecha se destacan mejor que los de la iz- quierda. Los árganos de los demás sentidos así como los grandes aparatos orgánicos, no nos parecieron alterados. 55 OBSEBYAOIONT 8a E. O. de siete años de edad. No liay datos acer- ca de sus antecedentes. Entro al hospital del Di- vino Salvador, en el año de 1891. De entonces al presente ha tenido 5 6 6 ataques al mes, por termi- no medio; no se sabe en que consiste el aura. El ata- que empieza por convulsiones excesivamente fuer- tes del lado derecho; muy rara vez se le generali- zan; casi siempre pierde el conocimiento, quedando en un sopor prolongado. Su inteligencia y demás fa- cultades superiores están aniquiladas; tiene un ape- tito devorador y á veces pervertido (pica, malacia) La forma del cráneo es irregular, es dolicocefalo; el ojo izquierdo parece más grande que el derecho; las pupilas igualmente dilatadas y contráctiles; hay una desviación apenas perceptible de la cara hacia el lado izquierdo; no hay estrabismo; el músculo es- terno-cleido-mastoideo se dibuja perfectamente del lado derecho, y se siente como una cuerda; el hom- bro derecho más elevado que el opuesto y está de- formado; el brazo derecho aplicado contra el tórax y poco más delgado que el izquierdo; igual cosa podemos decir del antebrazo en ángulo recto con el brazo, teniendo fuertemente aplicada contra su cara anterior la mano en sub-luxacion, dibujándose per- fectamente por la cara posterior del puño, los hue- sos del carpo; los dedos fuertemente aplicados uno< contra otros, sin deformación de ningún genero, y sí sumamente adelgazados. El miembro inferior derecho disminuido de volu- men. En la cara posterior de la pierna se sienten duros, como contracturados los músculos; el pié des- cansa exclusivamente sobre las cabezas de los me- tatarsianos y los dedos; el talón levantado 3 centí- metros del suelo (equino). Los reflejos exaltado®, 56 del lado derecho, la sensibilidad al dolor, á la tem- peratura y al contacto no la pudimos comprobar, por el estado de torpeza intelectual de la enferma. La temperatura igual en ambos lados. La exploración de los aparatos y el examen oftal- moseopico no nos revele) nada anormal. ffbocjue Slbacoazet♦