"DE LA SEMIOTICA DE LA LENGUA POR MA.NTTJEL SORIANO PROFESOR EN MEDICINA Y CIRÜJIA DE IiA FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO. í/importancedes sienes qu’elle fonrnit a été, ü est vrai, singulierement exagéree; iaais en les réduisant a, leur juste valeur, la langue fournit encore A la sémeiotique un graud nombre de faits intéressans. A. F. Chomri,. MÉXICO IMPRENTA DE J. M. ANDRADE Y F. ESCALANTE BAJOS DE SAN AGUSTIN NUMERO 1 1866 A LA ©cstimmtm be qmüíxtb (Dtlt JllltoL. MEMORIA LEIDA EN LA SECCION MÉDICA DE LA COMISION CIENTÍFICA DE MÉXICO. OE LA SEMIÓTICA DE LA LENGUA. Importancia de la lengua.—Existe en la economía animal un órgano, cuyo papel funcionario solo es comprendido por la importancia de las funciones á las cuales concurre. Este órgano es la lengua. La lengua bajo el punto de vista físico y bajo el punto de vista moral.—Ba- jo dos puntos de vista podemos considerar la importancia de las funciones déla lengua: bajo el punto de vista físico, bajo el punto de vista moral: desempeñan- do ambas funciones á la vez, puede considerarse como el intermedio colocado entre el ser moral y el ser físico. Bajo el punto de vista físico.—Bajo el primer punto de vista, es decir, bajo el punto de vista físico, en la lengua reside, al menos si no en totalidad sí en mucha parte, el órgano del gusto. Importancia de la lengua como órgano del gusto.—En el orden fisiológico es de una importancia suma, supuesto que la lengua considerada en esta función es el órgano colocado en la entrada de una vasta cavidad, destinada por sus fun- ciones á ser el primer elemento de la existencia de la economía animal, y la len- gua, por solo su presencia, puede advertir el buen ó mal efecto de las sustancias que la tocan, debido á la función del gusto, y así prevenir la ingestión de sus- tancias nocivas al tubo digestivo y consiguientemente á la vida del hombre. El sentido del gusto es el que nos da la sensación de los sabores. Según Be- clard, el sabor es la sensación particular que resulta de la acción de los cuerpos sápidos sobre el órgano del gusto; de tal manera que podemos concluir, que en 4 el orden fisiológico, la lengua, como órgano del gusto, desempeña un papel de grande importancia. Importancia de la lengua como órgano de la masticación.—Hay ademas en el mismo orden, otra función acaso de tanta importancia como la que acabo de referir, que está reservada en parte al órgano de que me ocupo; esta fun- ción es la masticación. En esta función de la economía, la lengua tiene por ob- jeto el colocar bajo los dientes las sustancias alimenticias con el objeto de ser tri- turadas; condición primitiva indispensable para la formación del bolo alimenticio. Importancia de la lengua como órgano de la degluticion.—Goza, pues, un papel de primer orden en la masticación: hay mas; el bolo alimenticio forma- do, la lengua lo lleva hasta su base, allí le imprime un movimiento por el cual este bolo cae en la faringe dispuesta ya á recibirlo, y en este acto, también im- portante, quiero decir, en la degluticion, la lengua desempeña un papel tam- bién de primer orden. Importancia de la lengua para la acomodación á sólidos y líquidos.—La len- gua por la movilidad de que goza, debida á sus músculos, se acomoda perfec- tamente bien ya á los alimentos sólidos, ya á los alimentos líquidos. La lengua como sentido del tacto.—Considerada bajo el punto de vista como sentido del tacto,Beclard dice: «La parte mas sensible, como sentido del tacto, es la lengua (la punta); ésta distingue las dos impresiones cuando el separa- miento de las puntas de un compás, no es mas que de un milímetro.» Importancia de la lengua como considerada en el órden moral.—Bajo el punto de vista moral, en el mundo intelectual, ¿quién sino la lengua, dando una forma á los sonidos producidos en la laringe, pone á los hombres en relaciones íntimas entre sí; y qué seria del linaje humano si la palabra no existiese i La palabra es la voz articulada, y nadie ignora el papel tan importante que la lengua desempeña en la articulación de los sonidos: es cierto que un acto inte- lectual interviene; pero la lengua tiene también mucha parte en el desarrollo del espíritu humano, pues que según Condillac, el lenguaje articulado seria la condición, sine qua non, del desarrollo del pensamiento. Si la lengua es de importancia fisio y 'psicológicamente, también lo es pato- lógicamente.—Indicaciones que se pueden sacar detestado de la lengua.—Con- siderada, pues, la lengua en el órden fisiológico y psicológico, es un órgano de la mayor importancia en el hombre al estado normal; en el estado patológico, es también de una importancia suma, supuesto que puede ser un manantial de donde pueden sacarse muchas indicaciones para el diagnóstico, pronóstico y terapéutica. Apreciaciones vulgares de la lengua.—Nada mas común, que aun personas estrañas á la medicina, hagan sacar la lengua á un enfermo, y por solo su inspección dén un diagnóstico y un pronóstico sentenciosos, siguiendo en la mayoría de los casos un camino errado y llenando una indicación terapéutica que casi siempre resulta en un vomitivo ó purgante, pues es muy común atri- 5 buir las diferentes cubiertas de la lengua á una suciedad de estómago. Si es cierto, pues, que en muchos casos se exagera su importancia, en otros, y también frecuentes por desgracia, aun entre personas no vulgares, no so les da todo el mérito que en la realidad tienen los diversos estados del órgano de que me ocu- po, y apocan así un socorro del que el médico puede sacar ventaja positiva, ol- vidando el deber sagrado que tiene que llenar á la cabecera de su enfermo. No diré que por solo la inspección de la lengua se diagnostique una enfermedad, no; pero este medio, ayudado de otros de que la ciencia dispone, puede formar un todo que es el fin que el médico se propone. Estado normal de la lengua en una persona que tiene la boca abierta.—Que en una persona que duerme con la boca abierta, ya sea por costumbre, ya por algún obstáculo en las fosas nasales ó cualquiera otra causa, la lengua esté seca y se halle en su cara superior una cubierta blanquizca, semejante en su composición á la toba de los dientes, nada estraño es; pero que esta cubierta sea amarillenta, verduzca, negra, &c., entonces sí debe acusar alguna lesión, ya local, ya general, pero ligada á un estado que no es fisiológico, y por lo mismo debe indicar al médico las investigaciones que tiene que hacer para descubrir la causa. Análisis de las cubiertas salivares de la lengua.—Hé aquí los resultados del análisis, que de las cubiertas de la lengua han hecho los químicos Vauquelin, Laugier y Denis; por él se ve que su composición es igual casi á la del tár- taro dentario. Obrando sobro 15 gramos, se ha encontrado: Fosfato de cal 5,2 Carbonato de cal 1,3 Mucus alterado 7,5 Pérdida 1,0 Tal vez, como he dicho antes, en los individuos que duermen con la boca abierta, evaporándose la parte líquida del fluido salivar, deje encima de la len- gua depositada la parte sólida; entonces se forman esas cubiertas blanquizcas y éstas sean las que los señores antes referidos, hayan examinado; pues sin la circunstancia mencionada, á menos que no haya algún estado patológico, la len- gua no debe tener sino el tinte rosado que los fisiologistas le asignan. Definición fisiológica de la lengua.—Al estado normal, según Chomel, la lengua tiene un color rosado generalmente, una superficie unida, ligeramente granulosa hácia la punta y llevando vellosidades puntiagudas y glándulas he- misféricas hácia la base: ligeramente blanquizca hácia esta base (y esto debe tenerse presente en su exámen), húmeda en toda su superficie, libre en sus mo- vimientos, que goza un gran papel como hemos visto en la palabra, masticación, degluticion, como órgano del tacto y como órgano del gusto. Otros estados que puede presentar la lengua que no son patológicos.—Ade- mas de los diversos estados patológicos, de que luego hablaremos, el estado nor- mal de la lengua puede modificarse por la ingestión de ciertas sustancias colo- ridas, por una abstinencia prolongada y por el frecuente uso de purgantes. Su humedad puede alterarse por la costumbre de tener la boca abierta y por el uso de ciertas sustancias medicinales que producen la sequedad de este órgano; por ejemplo, los narcóticos á altas dosis. Hemos considerado hasta aquí la lengua en su estado normal: veamos cuá- les son los cambios que sufre en su estado patológico, y las indicaciones que hasta cierto punto nos puede suministrar bajo tal ó cual aspecto, con relación al diagnóstico, pronóstico y tratamiento. División y subdivisión de esta Memoria.—Estudiaremos, pues: 1” La tem- peratura de la lengua. 29 Sus cambios de color. 3? Sus alteraciones en la sen- sibilidad. 49 Sus alteraciones en el volúmen. 59 Sus cambios en la forma. 69 Sus alteraciones en el movimiento. 79 Las lesiones de continuidad que pueda presentar. 89 Las alteraciones en sus secreciones: comprendiéndose en esta: A. Las cubiertas blanquizcas. B. Las biliosas. C. Las negruzcas. D. Las pul- táceas. 6 I. TEMPERATURA DE EA LENGUA. Temperatura fisiológica de la lengua.—Ordinariamente en las enfermedades la temperatura de la lengua no presenta muchas variaciones. Sabido es que su temperatura normal es de 37°, y muy débiles son los cambios que esperimenta con la temperatura esterior, edad, sexo, constitución, &c. Aumento en la temperatura de la lengua.—En las grandes flegmasías la tem- peratura de la lengua sube algunos grados, supuesto que toda la economía es- tá bajo la influencia do un estado febril. Diminución de la temperatura de la lengua.—En el último periodo de las enfermedades, ya cuando el individuo está próximo á la muerte, la lengua es uno de los órganos que primero se enfría, y hay también algunos, como el segundo periodo del cólera asiático, por ejemplo, en que el enfriamiento de la lengua es sumamente notable. II. CAMBIOS DE COLOR DE EA LENGUA. División de los cambios de color.—Las diversas coloraciones de la lengua pue- den dividirse en dos especies: 1? Las producidas por la aplicación directa de una sustancia colorante, cuyo caso es bastante fácil de reconocer: las produci- das también por la aplicación de una sustancia caliente, ó las producidas por alguna correosiva, y en estos casos, destruyendo el epitelium, deja manifiesta 7 una coloración rojiza; y 2?, las diversas coloraciones producidas por una en- fermedad general. Descolorimiento de la lengua.—Entre éstas deben contarse todas aquellas enfermedades que cebándose mas en la destrucción de la materia colorante de la sangre, la empobrezca, decoloran, y la lengua, sujeta como los demas órga- nos, á sufrir los mismos cambios que estos, faltándoles el líquido vivificante, manifiesta sus efectos. Enfermedades en las que la lengua está descolorida.—La lengua está des- colorida en la anemia, en la clorosis, en la leucositemia, en las fiebres intermi- tentes y remitentes prolongadas, en la fiebre éctica, en la caquexia cancerosa, y en general, en todas las caquexias que son consecutivas á lesiones de nutri- ción mas ó menos profundas. Rubicundez de la lengua.—En cuanto á la rubicundez de la lengua, ésta puede estar limitada á una cierta estension ú ocupar la totalidad del órgano. Cuando es parcial, puede tener su sitio en la base, en los bordes, en la punta ó en las papilas. Rubicundez de la lengua en las enfermedades.—La lengua está roja en to- da su estension, cuando hay una hiperemia local del sistema capilar sanguíneo; en las fiebres eruptivas, sobre todo en la escarlatina y en algunos estados pa- tológicos, como, por ejemplo, en el segundo estado de las fiebres intermitentes, y en el periodo álgido del cólera asiático. Rubicundeces parciales de la lengua.—He dicho que la rubicundez de la len- gua puede ser parcial; esto sucede muy frecuentemente en las estomatitis limi- tadas, en las diversas erupciones que se presentan en el segundo periodo de la sífilis constitucional: según Donnet, la rubicundez parcial indica comunmente una flegmasía del estómago. Bien sabido es cuán grande era el mérito que Broussais daba á esta aserción que la esperiencia no ha confirmado satisfacto- riamente; y si es cierto que en muchas gastritis la lengua está roja, también es cierto que en muchos casos falta; de consiguiente, no puede tenerse como un signo patognomónico (1). Mr. Luis, cuyo carácter observador es bien conoci- do, ha visto que la rubicundez de la lengua puede existir sin lesión apreciable de la mucosa del estómago. Un nuevo signo para el pronóstico de la enterocolitis por los alcohólicos.— Mi amigo y compañero, el distinguido profesor D. Luis Hidalgo Carpió, me ha hecho observar sobre esta materia un fenómeno desconocido para mí, pues que ni lo habia oido decir á ninguno, ni tampoco creo autor alguno lo menciona. Ha notado, dice, que en los individuos de todas clases y con- diciones, acostumbrados á los alcohólicos, aunque no con esceso, y después de algún tiempo de su uso, sobreviene en ellos una especie de entero-coli- (I) Consúltese sobre esta materia la Refutación á Mr. Broussais, por Mr. Reigniére, sos- tenida ante la Facultad de Medicina de Paris (1824: tesis núm. 234). “Sobre la rubicundez de la lengua en las gastritis.” tis de carácter crónico y con la particularidad de presentar su lengua unos dias roja, como destruido el epitelium y otros dias algunas granulaciones, semejan- tes por su aspecto á las del algodoncillo (muget); que sin presentar sus carac- teres anatómicos, presenta los físicos. Su duración es mas ó menos larga; y el mencionado señor dice, que según lo que su larga esperiencia le lia confirmado, siempre que en semejantes condiciones sobreviene tal signo en la lengua, se puede dar, casi sin temor de equivocarse, un pronóstico fatal, pues que ningún enfermo que haya visto en semejantes condiciones recuerda habérsele salvado. Ultimamente he tenido ocasión de confirmar esta verdad, en una señora que he asistido de entero-colitis producida por la causa que el Sr. Carpió ha señalado, y en la que, tan luego como apareció el signo de que hemos hablado, en la len- gua, los síntomas se agravaron y la muerte puso término á los padecimientos de la enferma. jEnfermedades en las que la lengua se pone roja.—En la tisis y en la fiebre tifoidea existen estas rubicundeces parciales, bien que principalmente en esta última enfermedad, no es tan fácil distinguirlas por estar cubierta de algunas secreciones de que luego hablaremos. Hay otro estado en la economía, en el cual se presenta la rubicundez de la lengua, este es el de la inanición. Enfermedades en las que la lengua se pone lívida.—En el trascurso de las enfermedades se encuentra otra coloración de la lengua, que pasando del rojo llega al lívido; tales son, por ejemplo, las fiebres intermitentes álgidas. Recuer- do, entre otros, un caso que en el año de 1858, en la cama núm. 5 del Hospital de Jesús (departamento de hombres), se nos presentó, y en el cual el individuo afectado tenia la lengua casi negra. También se produce esta coloración en la cianosis, producida como se sabe, por la mezcla de la sangre arterial con la sangre venosa. En la enfermedad llamada algodoncillo (en francés muget), la rubicundez de la lengua se presen- ta y aun la lividez alternando con la cubierta blanca de arroz, y mas tarde trataré de él, hablando de las cubiertas de la lengua. En el esclerema de los niños, la lengua de roja llega algunas veces hasta ser lívida, presentando ademas, según Valleix, la particularidad (algunas veces) de estar endurecida y como córnea. En general, en todas las enfermedades del pulmón ó del corazón que produ- cen un obstáculo á la circulación y á la hematósis, la lengua reviste el color lívido de que me ocupo ; tales son el enfisema vesicular de los pulmones, su con- gestión activa, la apoplexia, el edema é hipertrofia del corazón en su último grado; en algunos casos de pólipos del corazón y en los estrechamientos de sus orificios. Coloración ictérica de la cara inferior de la lengua.—Hay otra coloración que he notado en tres ó cuatro individuos ya, y que no sé que autor alguno la mencione; al menos Grissolle lo dice de una manera general, sin especificar el 8 9 lugar: es la coloración ictérica de la cara inferior de la lengua, principalmen- te cerca del frenillo, en algunos casos de ictericia que he visto (1). III. ALTERACIONES EN LA SENSIBILIDAD. División de estas alteraciones.—Las alteraciones en la sensibilidad de la len- gua, antiguamente eran divididas, en alteraciones de la sensibilidad gustativa y en alteraciones de la sensibilidad táctil. Mr. Longet ha probado que estas dos afecciones van casi siempre juntas, fundándose en la disposición anatómi- ca de los hacecillos nerviosos que concurren á estas dos funciones: el hecho aun está en duda: yo poseo un caso que mencionaré, que prueba que la cuestión no está definitivamente resuelta. La sensibilidad gustativa puede ser disminuida, pervertida ó abolida . Pue de ser disminuida.—La sensibilidad de la lengua es disminuida regularmente, cuando tiene sobre su cara superior una cubierta gruesa ó que no está suficien- temente húmeda para poder apreciar los diferentes sabores. Se disminuye también por el abuso de líquidos estimulantes ó simplemente por su empleo. Es bien sabido que para que muchos enfermos puedan sopor- tar el repugnante sabor de'algunos purgantes, se les hace tomar un buche de alcohol en la boca; lo guardan un momento, después lo escupen y luego to- man sin molestia el purgante; embotando la sensibilidad de la mucosa bucal por el estimulante. También es notorio que en la coriza ó catarro, la sensibilidad gustativa de la lengua es disminuida y en algunos casos completamente abolida. En un agotamiento ó debilitamiento general, la sensibilidad de la lengua se disminuye. La sensibilidad de la lengua puede ser pervertida. — Cuando la sensibilidad de la lengua es pervertida, los enfermos acusan los mas bizarros sabores; así por ejemplo, dicen, tener gustos amargos, acres, picantes, ácidos, acalinos, me- tálicos, etc. Casi siempre coinciden estas sensaciones con cubiertas mas ó menos considerables, sobre la cara superior de la lengua. Estas perversiones del gusto, se notan, sobre todo, en las enfermedades nerviosas; tales como la histeria, epilepsia, la hipocondría, y sobre todo, en las embarazadas. No es raro ver en (1) Indicaciones terapéuticas de la lengua, Diccionario de Medicina, por 27 autores; to- mo 13, pág. 25. El color muy rojo de la lengua es generalmente considerado como un signo que indica el empleo de medios antiflogísticos, y particularmente de la sangría. El color negro lia basta- do, muy largo tiempo, para justificar la indicación délos antisépticos y de los tónicos, como el color amarillo, el de los vómitos y purgantes. 2 10 las maniacas o monomaniacas, tomar como manjares de esquisito gusto las sus- tancias mas asquerosas y repugnantes. Puede ser abolida.—Casi nunca la sensibilidad es abolida completamente, sin que no reconozca por causa alguna afección cerebral. Casi siempre coinci- de con un reblandecimiento cerebral, apoplegía, etc., siendo debida en tales ca- sos á las parálisis nerviosas: sin embargo, me acuerdo (y este es el caso que arriba cité) del hecho siguiente. En 1857, entro al hospital de Jesús D. Ra- món L. con objeto de que el Sr. Yértiz lo operase del único ojo que tenia con una catarata. Era un viejo militar, del tiempo de nuestra independencia, que liabia sufrido todas las fatigas y molestias consiguientes á su profesión, y repen- tinamente, sin novedad alguna cerebral, y según decía el enfermo, á consecuen- cia de una mojada, liabia perdido la sensibilidad gustativa conservando la tác- til, de lo que nos aseguramos, mi compañero el Sr. Barroeta y yo, por diversas esperiencias que hicimos para averiguar la verdad, poniendo varias soluciones en diferentes puntos de la lengua, y tocando ésta con diversos cuerpos. Otros sabores en ciertas circunstancias.—Cuando se toman sustancias metá- licas, como las preparaciones de mercurio, cobre, zinc, fierro, etc., es bien sa- bido que la lengua viene á ser el sitio donde se revela su sabor é indica su ab- sorción. Si es el acetato de plomo, por pequeña que sea, según el Sr. Hidalgo Carpió, la cantidad que haya tocado á la lengua, deja un saborcito dulce, que cuando ha pasado completamente puede renovarse tomando algún bocado 6 al fumar un cigarro. IV. ALTERACIONES EN EE VOLI MEX. División.—Aumento de volúmen.—En ciertas enfermedades, la lengua es susceptible de aumentar de volumen 6 de disminuir; bien que este xíltimo caso es menos frecuente que el primero. Por regla general, la lengua aumenta de volúmen cuando hay algún obstáculo á la circulación, ya sea este obstáculo general, ya local. Aumenta en las enfermedades del corazón y del pulmón; en la cianosis, enfisema pulmonar, aneurismas del callado de la aorta, etc. Local- mente, en las glositis, estomatitis, cuando la inflamación invade hasta la muco- sa de la lengua; en la estomatitis mercurial, sobre todas, algunas veces es en la que se nota el liinchamiento hasta tal punto, que en los bordes de la lengua se ven depresiones de las muelas y dientes. Diminución en el volúmen.—La diminución en el volumen de la lengua, sé gun algunos autores, se nota en el tifo y en las fiebres graves; yo no sé hasta qué punto pueda ser cierto, supuesto que me parece un poco difícil apreciar en estas circunstancias el volúmen de una lengua, cuyo estado normal no se conoce, siendo bastante variable este árgano en los diferentes individuos, y es- 11 tando ademas, casi siempre, revestido de cubiertas y fuliginosidades en las en- fermedades referidas. Lo que sí parece probado es, que en las afecciones cró- nicas, y mucho mas en las del estómago, la lengua disminuye de volumen; me parece coincidir con el estado de marasmo del individuo, y como signo de diag- nóstico no me parece tenga gran valor. En cuanto á uña atrofia parcial del órgano, Chomel dice, que la ciencia no posee hasta ahora sino un solo ejemplo. Este hecho, publicado en el núm. 44 del Boletin de la Sociedad Anatómica, es relativo á un hombre, en el cual la mitad de la lengua estaba pálida, descolorida, arrugada, atrofiada, sin ninguna alteración en la sensibilidad. El enfermo sucumbió con síntomas de parálisis: en la autopsia se encontró un quiste hidático en la fosa occipital izquierda, comprimiendo el nervio gloso-faríngeo. V. CAMBIOS I>E FORMA. Cambios de forma.—Todos los autores están de acuerdo en no dar importan- cia alguna á la forma de la lengua, en las diversas enfermedades; solo Brous- sais consideraba como un signo cierto de la gastritis, la forma lanceolada de la lengua: hoy está probada la falsedad de esta aserción. La forma de la lengua no es mas que la que sus músculos le imprimen, escepto algunos casos en que se encuentra seca y fuliginosa. VI. ALTERACIONES EN EOS MOVIMIENTOS. Causas.—Los movimientos de la lengua pueden estar alterados por dos cau- sas; d por una local, ó por una general. Locales.—Por una causa local, principalmente en las inflamaciones mas ó menos agudas del órgano; en sus ulceraciones, ó en algunas otras afecciones de que es el sitio. Grenerales.—Por una causa general, y esto se observa muy frecuentemente en las fiebres graves, cuando el enfermo es presa de un delirio violento; en el último periodo de las enfermedades, y cuando el enfermo está próximo á sucum- bir, es cuando se notan esos movimientos torpes y vagos de la lengua: también se observa algunas veces en la meningitis de los niños. Hay una enfermedad en la cual se presenta este fenómeno con mucha frecuencia: quiero hablar de la enajenación mental. Durante los años de 1858 y 1859, cuando estuve en el hospital de mujeres dementes de esta capital, tuve ocasión de observarlo en di- versas enfermas. Este signo es bastante conocido desde la antigüedad, supues- to que Hipócrates ha dicho: «Linguce trémula} convulsiones mentem alienante En algunas lesiones cerebrales que han producido la hemiplegía, nada es mas frecuente que ver salir la lengua fuera de la boca, contraida siempre, y agita- da de movimientos convulsivos: este signo, siempre funesto, no deja de tener su importancia en el diagnóstico. 12 VII. LESIONES RE CONTINUIDAD QUE LA LENGUA PUEDE PRESENTAR. Cicatrices de la lengua en los epilépticos.—Se observan muy frecuentemen- te en los epilépticos cicatrices que, cruzándose en distintas direcciones, alteran mas o menos la superficie lingual. Este es un signo que puede ayudar al médico- legista, cuando se trate de ocultar esta tenaz enfermedad, pues es tan constan- te que rara vez falta. En el hospital de San Salvador, de esta ciudad, durante el año de 1859, hu- bo un movimiento que dio por resultado haber en el referido año, de 70 á 80 enfermas: pues bien, las epilépticas estuvieron en proporción de 16 para el nú- mero que llevo fijado, y las cicatrices de las mordeduras de la lengua en los ataques, solo han faltado en 4. Esta particularidad me la hizo notar mi amigo y compañero D. Angel Iglesias, director entonces de ese hospital. También presenta la lengua en los epilépticos no solo las cicatrices, sino también el órgano dividido en una ó muchas partes, y en algunos casos hasta pedazos de lengua flotantes, que no se han adherido con el resto del órgano. En el cáncer de la lengua, también presenta lesiones en su superficie, según la estension y sitio atacado. VIII. ALTERACIONES EN LA SECRECION I>E LA LENGUA. Alteraciones en las secreciones de la lengua.—Las alteraciones en la secre- ción de la lengua, comprenden: las cubiertas llamadas saburras de la lengua y son de dos especies: A. las blanquizcas y B. las amarillentas ó biliosas; ademas, se consideran también C. las negruzcas y D. las pultáceas. Importancia de las coloraciones de la lengua.—Según Mr. Piorry, las colo- raciones diversas que presenta la cara superior de la lengua no tienen para él grande importancia en las enfermedades, y todas no son mas que variedades de la cubierta que debe existir á causa de la evaporación de la saliva. Tal vez sea cierto; pero hay casos en los cuales, evidentemente hay algo mas que lo que las concreciones dentarias dan al análisis; y digo que las concreciones dentarias, porque, según Chomel, es análoga su composición á la de las cubiertas dichas. En efecto, ¿como esplicar, por ejemplo, esa coloración negruzca de la lengua 13 en el omito prieto, antes que éste se haya verificado? ¿ Como esa misma colo- ración en la purpura y en el escorbuto, y como en las fuliginosidades que se encuentran en la lengua de los tifoideos ? Si se analizan estas cubiertas, eviden- temente hay algo mas que esplica su coloración. Para mí, deben tener un valor leal, y apoyo mi cieencia en un aforismo de Hipócrates, que dice: Lingua humorum dominium colore referet, ideoque per Jianc ad humorum dignationme pervenimus.» Sitio de l(is cubiertas de la lengua.—-Las cubiertas de que me ocupo pue- den tener su sitio en todas partes de la cara superior de la lengua; sin embar- go, es muy raro que se les vea ocupando la totalidad: casi siempre los bordes y la punta no las tienen, y otras veces se les ve ocupando solo la línea média. Formación de las cubiertas de la lengua.—Su modo de formación es difíci- de saberlo. MM. Cruveillier y Rochoux, piensan que sea una producción exal gerada de epitelium, que se verifica bajo la influencia de un desarreglo de la secreción. dolor de las cubiertas.—Caracteres físicos de las cubiertas.— Las cubier- tas de la lengua pueden ser blancas, amarillentas, verdosas, fuliginosas y negras; pueden ser delgadas ó gruesas, tenaces ó fáciles de quitar, secas 6 húmedas, uniformes ó desigualmente estendidas; algunas veces dispuestas en placas ú ofreciendo ondulaciones análogas á las que se observan en una carta geográfica, esto es, consideradas de una manera general: vamos ahora á tratar- las en lo particular, aunque sea brevemente. A. Cubiertas blanquizcas.—Están formadas, según hemos dicho, por la de- secación del fluido salivar. Su reacción es ácida y constituye lo que llamamos estado saburral de la lengua. Broussais consideraba este signo como infalible en la inflamación gastro - intestinal, y lo que Mr. Trousseau ha probado es, que después de la ingestión de sustancias estimulantes, la lengua tiene esta cubier- ta: rara vez ocupa la totalidad del órgano; casi siempre se fija de preferencia en la línea média y hácia el agujero ciego de Morgagni, y cuando está unifor- memente estendida siempre es mas gruesa hácia el rafe. Enfermedades en que se presentan.—Estas cubiertas se presentan en la abs- tinencia, al principio de las fiebres eruptivas, en las fiebres graves, y las mas veces en las intermitentes: en esta última clase de enfermedades es la indica- ción de un vomitivo ó de un vomi-purgante antes de dar algún anti- periódico. Para el pronóstico se cree generalmente que es favorable, si en el curso de la enfermedad la cubierta no cambia. B. Cubiertas amarillentas llamadas también biliosas.—Bajo este nombre comprendo todas las cubiertas que desde el amarillo claro puedan llegar hasta el verde oscuro, sin hacer las distinciones de Mr. Chomel entre amarillas y verdes. Estas son las mas frecuentes: generalmente se cree que la cubierta biliosa está en relación directa con el carácter del individuo: no sé hasta qué punto pue- 14 da ser cierta esta aserción vulgar; lo que sí puedo asegurar es, que en mi poca práctica las he visto con mas frecuencia que ninguna de las otras cubiertas. Su matiz puede variar mucho, ya general, ya parcialmente; pero á decir ver- dad, he observado que pocas veces es uniforme en toda la superficie de la cu- bierta, y generalmente el color es mas subido en la línea media que en los bor- des, pues poco á poco va desapareciendo el tinte, hasta llegar al blanco, y luego el rojo de la mucosa: la punta casi siempre está normal. Enfermedades en las que se ¡presentan.—Se encuentran en los mismos casos que las cubiertas blanquizcas, es decir, cuando existe un estado saburra!, ya sea solo, ya complicando otras enfermedades, entre ellas, las del hígado y los intestinos. En las fiebres paludianas también se hallan las cubiertas amarillen- tas y en los costeños las he notado algunas veces. Tal estado de la lengua deja comprender muy bien las indicaciones terapéu- ticas que se tiene que llenar. C. Cubiertas negruzcas.—División.—Podemos dividir estas cubiertas en dos clases: 1? Las formadas por el escesivo desecamiento del rnucus, y 2? por san- gre mezclada directamente con él, sangre vertida por algunas grietas. Bajo esta doble consideración debe investigarse el origen de dichas cubiertas. Puede, como las otras, ocupar ya la totalidad del órgano, ya una parte, prin- cipalmente la línea del centro: algunas veces esta cubierta va acompañada de una sequedad tal, que la lengua parece córnea y como encorvada sobre su cara superior. Se encuentra la lengua seca y negruzca en algunos viejos, y también en la enfermedad conocida con el nombre de diabetis. Llámanse fuliginosidades, al mucus desecado, mezclado con la sangre. Como es un síntoma que se presenta en las enfermedades graves, las fuliginosidades no solo se presentan limitándose á la lengua, sino que también se les encuen- tra en los dientes, encías y demas accesorios de la cavidad bucal. Por la esen- cia misma de estas cubiertas, es decir, por la mezcla del mucus con sangre, ya se deja entender en qué clase de enfermedades deben presentarse; así es en efec- to. Hállanseles en todas aquellas cuyo origen está en la descomposición de la sangre. Hay un estado que revisten algunas enfermedades, y en las cuales es- te signo no falta; es el estado tifoideo: preséntanse también en el segundo y tercer período de la fiebre tifoidea, principalmente cuando reviste la forma atáxica ó adinámica: estas fuliginosidades es lo primero que se ofrece á la vis- ta del médico, anunciándole un pronóstico fatal, bien que no siempre cierto. Enfermedades en que se encuentran.—Se encuentran también las cubiertas de que me ocupo, en el tercer período de las fiebres eruptivas, en la peste, en la púrpura, en el escorbuto y en el último período del vómito prieto. En el año de 1862, en el mes de Mayo, durante mi permanencia en Veracruz, tuve ocasión de confirmar mi aserto, con relación al vómito, aun cuando no se hu- biera consumado el vómito de materias negras. 15 En general se puede decir, que en todas aquellas enfermedades que consis- ten en una descomposición de la sangre, las cubiertas negruzcas se presentan en la lengua. D. Cubiertas pultáceas.—Dosuret da este nombre á cubiertas constituidas por el depósito de una materia fibrinosa, uniformemente distribuida en mem- branas sobre la superficie lingual, ó bien diseminadas bajo la forma de peque- ñas granulaciones blanquizcas ó de pequeñas placas, asemejándose al caseum. Importancia en semiótica.—Según Chomel, es un fenómeno que tiene una grande importancia en semiótica con relación al pronóstico. Véase lo que sobre esto dice el mencionado autor: « Hay un fenómeno de una grande importancia en semiótica, y es la existen- cia de placas ó de granulaciones blanquizcas y amarillentas, comunmente con- fluentes, dispuestas ya bajo la forma de una especie de papilla (cubierta pul- tácea), ya en membranas delgadas y reticuladas, ó gruesas y opacas, que se desprenden y se reproducen alternativamente y ocupan casi siempre á la vez, ó sticesivamente, la cara superior y los lados de la lengua, la cara interna de los carrillos, el velo del paladar y los pilares. Importancia bajo la relación del diagnóstico y pronóstico.—La aparición de estas placas tiene poca importancia bajo la relación del diagnóstico, porque no pertenecen á ninguna enfermedad en particular; pero bajo la relación del pro- nóstico tienen mucha importancia. En las enfermedades crónicas casi quitan toda esperanza de una feliz terminación, sobre todo cuando la erupción persis- te mas allá de ciertos dias, y que se reproduce muchas veces. En las enferme- dades agudas, sin ofrecer el mismo grado de gravedad, se agrega á todos aque- llos que pueden presentar algo de alarmante.)) Así, puo3, se sabe que en el niño este síntoma no es tan peligroso como en el adulto y en el viejo. Se presenta de ordinario hácia el fin de las enfermeda- des crónicas del tubo digestivo y de las vías respiratorias; en la colitis ulcerosa, peritonitis y en el último período de la tisis pulmonar. Algunas veces se forma una verdadera tela que se desprende por colgajos ó como un dedo de guante. A esta división debemos relacionar lo que he dicho antes, en la segunda; quiero hablar del algodoncillo. En esta enfermedad, como se sabe, existe sobre la lengua, y en los accesorios bucales, producciones blanquizcas semejantes al arroz; pero su constitución anatómica es diferente de la délas otras cubiertas que corresponden á esta clase. Advertencia.—Muy lejos estoy de haber escrito un tratado de semiótica de la lengua, que llene la importancia de este ramo de la patología general: de por sí es un trabajo superior á mis fuerzas, pues que debe apoyarse en una lar- ga y dilatada práctica, con una instrucción vasta, para apreciar debidamente ese conjunto de signos que caracterizan á las enfermedades; pero al menos sir- van estos renglones como unos ligeros apuntes, para que otra persona digna llene este vacío de la ciencia. 16 México, Enero 1? ele 1865.