1? T ICMtarlísrion es la recopilación do los pormenores de las observaciones que deben servir como datos para obtener la ley de un fenómeno. i- El método estadístico consiste en la discusión de los pormenores comparables entre si, y de esta discusión Inducir ó deducir, según los casos, la ley general do un fenómeno. a? El método estadístico so emplea de dos modos: a pkiori (deducción), ó A posterio- Bi (Inducción, con la observación y la experimentación). 4 ? >,;! método numérico consiste en la discusión de los resultados totales, con dos obje- tos: ó con el de llamamos la atención sobre la frecuencia de un fenómeno respecto de otro, para que Investiguemos el POR QUÉ do su frecuencia, ó bien con el de lijar una MEDIA NUMÉRICA en los ca- sos en une tratemos do determinar el quantum de un fenómeno. o? Empleado el Método numérico del primor modo, no os mas que un medio do Investigación tran- sitorio y nunca definitivo. o ? Las medias nunca deben ser consideradas como cantidades definitivas, aplicables á todos los casos. 7 3 Deben ser consideradas solamente, como cantidades auxiliares, a las que es necesario aplicar siempre su COEFICIENTE PRÁCTICO. 8 ? Es necesario, cuando tratemos de cantidades, que estas sean numerosas y quo so sujeten á la ley de ios grandes números. TESIS QUE PRESENTA AL JURADO DE CALIFICACION, COMO CANDIDATO Á LA PLAZA DE CATEDRÁTICO ADJUNTO DE PATOLOGÍA GENERAL De la Escuela Nacional de Medicina de México, J>L DRJAN jSEGUf\A Y J"' O E L, Antiguo Profesor de Tristoña, de la Filosofía de la Escuela N. Preparatoria, Antiguo Oefe de Clínica Externa y Profesor adjunto de Patología Externa, de la Escuela N. de Medicina, Médico-Cirujano del Hospital “Juárez," Director del Hospital y Consultorio Gynecopáticos "Angel González y Echeverría," Miembro de la Academia de Medicina, de la Sociedad i iloiátñca, de la Sociedad Iatroadélfica, déla Sociedad Médica “Pedro Escobado," de la Asociación Metodójila “Gabina Barreda," de la Sociedad Médico-Farmacéutica de Mérida, de. MEXICO * IMPRENTA DE LA V. É HIJOS DE MURGUÍA PORTAL DKL ÁGUILA t)E ORO 1877 A SU M QUERIDO MAESTRO V EXCELENTE AMIGO EL EMINENTE TltOKESOK DE PATOLOGÍA GENERAL DE LA ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA, |ji\ |j. (jjülitno |}¡t^eá#, DEDICA ESTE 131 PERFECTO TRABAJO Sü CONSTANTE ADMIRADOR, tjécíuan' (¿fejula! ADVERTENCIA. A fines del año de 1873, corrió muy válido el rumor de que se iba á abrir un concurso para proveer la plaza de Catedrático Adjunto de Patología General de la Escuela de Medicina; deseando oponerme como candidato á di- cha plaza, escribí para tal acto la tesis que ahora tengo el honor de presentar al jurado. No se abrió, como es bien sabido, tal concurso, y sí el que proveyó las plazas de Catedrático propietario y ad- junto de Patología Externa. Me inscribí como candidato en este concurso, y el jurado calificador me honró decla- rándome apto para ser Profesor Adjunto. El 18 de Febrero de 1874, leí en la Academia do Me- dicina la presente tesis, con el objeto de que se discutie- ran mis proposiciones; esperaba de esta discusión nue- vas luces que me afirmaran en mis ideas ó me hicieran reformarlas. La discusión que yo deseaba no tuvo veri- ficativo, y solo se dió el trámite de que se publicase en la “Gaceta Médica de México” (1874. Tomo IX, números 5, 7, 8, 10, 11 y 12.) A pesar de estar ya impresa, la presento ahora á mi jurado, (con algunas modificaciones y adiciones) para que cumpla el objeto con que fué escrita, y porque el corto tiempo de que he podido disponer, no me ha permitido hacer un nuevo trabajo. A primera vista parece que la cuestión de la Estadísti- ca, es una cosa muy sencilla; pero estudiándola á fondo, se ve que es bien difícil do tratar. La lectura de varias obras que se ocupan de ella en pro y en contra, lia lieclio nacer en mí una gran perplejidad respecto del plan que debería seguir en esta tesis; pero al fin, como vuestra pa- ciencia tiene sus límites, y este ligero trabajo no tiene las pretensiones de ser una obra completa, tan solo ex- pondré mis ideas acerca de este punto, haciendo á un lado todo lo que se haya escrito acerca de ella. Lejos de mí el necio orgullo de creer que todo lo que se ha dicho no vale nada; pero como se ha escrito tanto bueno y malo en pro y en contra, si me pusiera á analizarlo, emprende- ría un trabajo superior á mis débiles fuerzas, y ademas, incurriría en el inconveniente de salirme de los límites que debe tener esta tésis. C’est une tendauce des esprits étrangers aux ha- bitudes scientifiques, de s’appuyer trop sur le nombre des cas sans les aualyser, sans étudier d’assez prés leur nature, pour déterminer quelles circonstauces doivent ou non étre éliminées. Le degré d’assurance de la plupart des gens dans leurs conclusions, est en raison de la masse d’expérience sur laquelle elles sem- blent étre fondees; sans considerer que l’addition de cas a des cas de máme nature, c’est a dire, ne diférant l’un de l’autre que en des points deja reconnus non essentiels, n’ajoute ríen á la forcé de la conclusión. LTn seul cas ou fait défaut quelque antécédent existant dans tousles nutres, est de plus de valeur qu’une mul- titude de cas, si grande qu’on voudra, qui n’ont d’au- tre recommandation que leur nombre.—John Stuart Mili. (Systéme de Logique déductive et inductive, traduit par Louis Pcis-ie.) Se cree generalmente que las palabras estadística y mé- todo numérico son sinónimas. En mi concepto no lo son, y no solo deben distinguirse estas dos palabras, sino que ademas, debe hacerse una diferencia entre la estadística y el método estadístico. Yo definiría la Estadística de la manera siguiente: es la recopilación de los pormenores de las observaciones que deben servir como datos para obtener la ley de un fenómono. El Método estadístico consiste en la discusión de los por- menores comparables entre sí, y de esta discusión indu- cir ó deducir, según los casos, la ley general de un fenó- meno. El Método numérico consiste en la discusión de los re- sultados totales, con dos objetos: ó bien con el de llamar- nos la atención de la frecuencia de un fenómeno, para que busquemos por que se presenta; ó bien con el objeto de fijar una media numérica en los casos en que tratemos de determinar la cantidad de un fenómeno. Esto necesita algunas explicaciones. La estadística, propiamente, no es mas que un conjun- to de descripciones, con la particularidad, sin embargo, de que sus datos pormenorizados, están los unos al fren- te de los otros; para que á la hora de ver en que convie- nen ó en quó difieren, la mente trabaje menos que si se tratara de observaciones separadas. Una estadística, pa- ra ser buena, no necesita otra condición que la de ser la exacta descripción de los hechos. Después viene lo que nosotros hemos llamado méto- do estadístico, que verdaderamente consiste en discu- tir, en formar un juicio acerca de los datos que nos sumi- nistra la estadística. En este trabajo intelectual, tene- mos que poner en práctica los métodos de investigación experimental, de los que después nos ocuparemos, para ver la razón de causalidad que une á los diferentes fe- nómenos entre sí; y en los casos en que estos métodos d posterior i no nos sirvan cuando haya una combinación de causas ó de efectos, emplear el método « priori ó deduc- tivo. Una estadística por sí sola, de nada sirve, si no se le somete á un juicio, á un criterio; de la misma manera que millares de millares de hechos, no hacen adelantar un solo paso á la ciencia si no se les analiza. A la hora de discutir una estadística, es cuando el médico necesita de toda su sagacidad y talento para ver la estrecha co- nexión que une á dos ó mas fenómenos entre sí. Considerados de esta manera la estadística y el méto- do estadístico, son completamente indispensables en cual- quiera investigación, porque sin hechos y sin la discu- sión de los hechos, nada podemos saber. Voy á ocuparme de los medios de que se vale el méto- do estadístico eu la investigación de la verdad; pero liaré antes algunas digresiones acerca do la ley de causalidad, para la mayor comprensión de ellos. NuUu8 est effectus sine causa, es un axioma cuya verdad incontestable la reconocemos desde que entramos en el pleno uso de nuestra razón. Así pues, nuestra primera y última investigación debe reducirse á estudiar la estre- cha é íntima unión que hay entre una causa y su efecto y vice-versa. Conocida la relación que hay entre ellos, entonces podremos prever y dirigir los fenómenos, en- tonces habremos llegado á la cúspide de los conocimien- tos humanos. Pero para que del conocimiento de una causa podamos obtener algo, es necesario que estemos ciertos que siempre tal causa producirá tal efecto; y así es, en verdad, cuando por alguno de los métodos experi- mentales de que después hablaré, sepamos que tal fenó- meno es causa de otro, podremos decir que en circunstan- cias iguales sucederá lo mismo, porque en la naturaleza hay un conjunto de uniformidades que constantemente son las mismas. Esta creencia, que en la naturaleza todo es uniforme, hace que la Inducción, origen de todos nues- tros conocimientos, sea posible. Salomón al decir: “Ni- hil sub solé novum,” no se refirió á que nosotros no había- mos de encontrar algo nuevo, sino á que en la naturaleza nada hay nuevo, todo se rige bajo unas mismas leyes, ya sea que las conozcamos ó no. Estas uniformidades pri- mordiales, simples, á las que se pueden reducir otras mas complexas, es lo que constituye las leyes de la naturaleza. Por su misma constitución, el espíritu humano está in- clinado á generalizar todo lo que observa; no pudiendo conservar en su memoria todos los hechos particulares, tiene necesidad de formular proposiciones generales que le sirvan de guía y de norma en su conducta. Aun cuan- do pudiera representarse todos los hechos particulares 9 10 que lia observado, de poco le servirían, porque ademas de que son mucho mayores los que no se observan, en el caso en que se encuentre no sabe lo que sucederá si no se apoya en una proposición general. Así, si habiendo visto que Pedro, Juan, Antonio, etc., son mortales, no formula una proposición general, que indique que todos los hombres son mortales, no sabria si Pablo era mortal 6 no. Esta tendencia á generalizar, es lo que llamamos inducción, la que podremos definir: (*) “El modo de des- cubrir y probar proposiciones generales,” ó bien, “es una operación de la mente, por la cual inferimos, que lo que sabemos ser cierto en uno ó en varios casos particulares, será cierto en todos los casos que se parezcan á los pri- meros bajo ciertas relaciones,” 6, en otros términos “es el procedimiento por el que concluimos, que lo que es cierto de algunos individuos de una clase, es cierto de la clase entera, ó lo que es cierto unas veces lo será siem- pre en las mismas circunstancias.” Estas circunstancias constituyen las causas. El conocimiento de estas causas, siendo el origen de toda inducción, es indispensable el que se fije de una manera precisa qué debemos entender por causa. Pero ante todo, debo decir, que no me ocuparé de las causas últimas, esenciales ú ontológicas, que ademas de no servirnos para nada, están fuera de nuestro alcance, sino de las causas físicas, de aquellas que podemos compren- der. • Hay entre los fenómenos que existen en un momento y los que existen un momento después, un orden de su- cesión invariable. El antecedente invariable se llama cau- sa, el consiguiente invariable efecto. Nunca un solo ante- cedente precede á un consiguiente, sino que varios ante- cedentes so reúnen para producir un consiguiente; de (*). John Stuart Mili, op. cit. 11 manera que la causa es el conjunto de antecedentes que preceden invariablemente á un fenómeno; pero general- mente se escoge aquel que tiene mas influencias para lla- marle causa, dejando á los domas el de condiciones; entre estas condiciones, unas son positivas y otras negativas. Hay causas, que para que produzcan su efecto, nece- sitan acompañarle siempre; y otras no, por ejemplo el dolor, debido á la fuerte compresión de un miembro, ce- sará inmediatamente que cese esta; pero que una corrien- te de aire frió determine una pulmonía ó un tétanos; es- tas enfermedades continuarán aunque la corriente cese; de manera que aquello do Sublata causa tollitur effedus, solo es exacto para las causas del primer grupo. Acabamos de decir que un efecto, rara vez ó mas bien nunca, es debido á una sola causa, sino que por el con- trario, varias causas so reúnen para producir un efecto. Por lo mismo, la investigación de las causas no es nada sencillo, sino que está llena de graves dificultades. Cuan- do varios antecedentes se reúnen para producir un con- siguiente invariable, pueden suceder dos casos: ó bien el efecto representa la suma do las causas, y se puede de- terminar en él la parte que á cada una corresponde, ó bien el efecto es completamente diverso de los efectos que produciri&n cada una de las causas, obrando separada- mente. En el primer caso, el efecto obedeco al pricipio llamado por Stuart Mili, de la composición de las causas que es: “el principio aplicable á todos los casos, en los que el efecto total de varias causas reunidas, es idéntico á la suma de sus efectos separados;” en el segundo caso, se infringe este principio, y las leyes que de aquí resul- tan, son llamadas por el mismo autor, leyes heteropáticas. Pondremos un ejemplo: en el cuerpo humano, encontra- mos por el análisis oxígeno, hidrógeno, fierro, potasio, so- dio, etc., y vemos que su peso total es idéntico á la suma de todos sus componentes simples; en este caso, el efec- to, el peso total del cuerpo, obedece al principio de la composición de las causas. En el mismo cuerpo notamos que hay nervios que trasmiten la sensibilidad y otros el movimiento, y por mas que los analicemos, no encontra- remos diferencia entre ellos, ni en sus componentes sim- ples, algo que pueda explicarnos, por qué uno es sensiti- vo y el otro motor; en este ejemplo, vemos palpablemente un efecto con propiedades que no tienen sus causas ais- ladamente consideradas. Sin embargo, si reunidos estos efectos, los elevamos á la categoría de causas, entonces obedecerán al principio de la composición de las causas, causas que yo llamaría secundarias; así si reunimos en un solo nervio como el sciático, elementos sensibles y ele- mentos motores, tendremos en él un nervio mixto, cuyas partes sensibles y motrices serán iguales á la suma de los elementos sensibles y motores que le constituyen. Este caso, en que liay efectos dotados de propiedades diferentes de sus causas, liaco que la simple investigación de la causación en los fenómenos vitales, no pueda pro- gresar con la rapidez de otras ciencias; sin embargo, (*) las causas, cuyas leyes han sido alteradas en una cierta combinación, pueden tener en sus combinaciones ulterio- res sus leyes nuevas no alteradas. Así, no hay que deses- perar de elevar la química y la fisiología al rango de las ciencias deductivas; porque aunque sea imposible el de- ducir todas las verdades químicas y fisiológicas de las le- yes ó propiedades de las sustancias simples ó agentes ele- mentales, podrán ser deducidas de las leyes que aparecen cuando estos elementos están reunidos en un pequeño número de combinaciones no muy complexas. Las leyes de la vida nunca serán deductibles de las leyes simples de los elementos; pero los hechos prodigiosamente com- plicados de la vida, pueden serlo de las leyes de la vida 12 (*) John Stuart Mili, op. cit. 13 comparativamente mas simples; leyes que, (dependiendo, sin duda, de combinaciones de antecedentes, pero de com- binaciones relativamente simples), pueden, en circuns- tancias mas complicadas, ser rigurosamente combinadas con otra y con las leyes químicas y físicas de los elemen- tos. Los fenómenos vitales particulares, suministran des- de ahora innumerables ejemplos de la composición délas causas; y á medida que estos fenómenos sean mejor es- tudiados, hay de dia en dia mas razones para creer que las mismas leyes que rigen las combinaciones de circuns- tancias las mas simples, rigen también los casos mas complexos.” Así, por ejemplo, nunca por las propiedades físico-quí- micas de la materia, podremos determinar por qué un músculo se contrae; pero si dejando á un lado esta inves- tigación imposible, establecemos por una inducción rigu- rosa, que los músculos se contraen, siempre que encon- tremos la fibra muscular en cualquier órgano, podremos decir con seguridad, que en este órgano hay un elemento contráctil. Establecido por la inducción que la celdilla solo pertenece á los seres organizados, siempre que en- contremos una celdilla, diremos que pertenece á un ser organizado, y por lo mismo, sujeta á todas las leyes do ellos. El gran servicio que prestó el célebre Bicliat consiste en clasificar los órganos del cuerpo humano, no por sus componentes químicos, sino por su estructura; propuso estudiar las leyes, no de sus componentes químicos, sino de los tejidos. Los fenómenos de los séres organizados son de dos clases: los unos físico-químicos, los otros vi- tales; los primeros pueden ser deducidos de las propiedades generales de la materia, los otros no; es necesario estudiar- los en los mismos séres organizados; de este estudio re- sultarán leyes simples, relativamente, á las que puedan ser reducidos los fenómenos vitales mas complexos. 14 Se cree generalmente que los efectos son proporciona- les á las causas; pero esto es solamente exacto respecto á los efectos que obedecen al principio de la composición de las causas. Así, si decimos quo un tejido se destruirá en razón directa del calórico quo obre sobre el,* diremos una verdad; pero hay casos en los que un aumento en L¡» potencia de la causa, no solo no determina un aumento en la potencia del efecto, sino que la disminuye y aun la aniquila, ó produce otro, enteramente contrario. Así por ejemplo, el ruibarbo es tónico á pequeñas dosis, y pur- gante en altas proporciones; el frió es un estimulante apli- cado por poco tiempo, y sedativo si se prolonga su ac- ción; las corrientes eléctricas de mediana intensidad, hacen contraer los músculos, y de gran intensidad, no so- lamente no los hacen contraer, sino que aun los aniquilan por algún tiempo. “El principio de la proporcionalidad de los efectos á las causas, no puede ser aplicado á los casos en que el aumento de la causa altera la calidad del efecto, es decir, á los que la cantidad super-añadida á la causa, no se compone consigo misma, sino que las dos juntas producen un fenómeno enteramente nuevo.” Ya dijimos que nunca un consiguiente es el resultado de un solo antecedente, que nunca un efecto es el resul- tado de una sola causa, sino que varias se reúnen para producirlo; aliora bien, es necesario que nosotros por al- gún modo, separemos estos antecedentes para ver la par- te que les corresponde en la producción del efecto; es ne- cesario que sigamos la regla de Bacon, la variación de las circunstancias. Esto lo podemos conseguir de dos modos, 6 bien buscando en la naturaleza un caso apropiado á nuestro objeto, ó bien creando uno para una colocación de circunstancias artificiales. Al primer procedimiento se llama comunmente observación, al 2° experimentación. El 2° método en los casos en que es posible usar de él, es preferible al Io; porque nos permite un número de va- riaciones mayor del que la naturaleza nos puede sumi- nistrar, y ademas, nos permite producir la variación que necesitamos para descubrir la ley de un fenómeno, cosa que es muy raro encontrar en la naturaleza. Aun mas: cuando se produce artificialmente un fenó- meno, se le puede observar en medio de circunstancias, que.bajo todos puntos de vista, nos son muy bien cono- cidas. Si deseando saber cuáles son los efectos de una causa, so puede producirla por medios que estén á nues- tra disposición, se puede generalmente determinar á vo- luntad, en cuanto lo permita la naturaleza del fenómeno, el conjunto de circunstancias que coexistirán con él, y do esta manera, conociendo exactamente el estado simultá- neo de todo lo que se encuentra expuesto á su influencia, no tenemos mas que observar las modificaciones produci- das en este estado por su frecuencia. ('") “Cuando se lia llegado á aislar el fenómeno, objeto de la investigación, colocándole en medio de circunstan- cias conocidas, se puede producir otras variaciones da circunstancias al infinito, y de aquellas que se juzgan ser las mas propias, poner las leyes del fenómeno en plena luz. Introduciendo en la experiencia circunstancias bien determinadas, una después de la otra, está uno cierto de la manera como se conduce el fenómeno en una variedad indefinida de circunstancias. Pero, por otra parte, si no está en nuestro poder el pro- ducir el fenómeno, si nos es necesario buscar ejemplos en la naturaleza, nuestro trabajo es diferente. En lugar de poder escojer las circunstancias concomitantes, tene- mos que descubrir lo que son, lo que, por poco que uno 15 (*) John Stuait Mili, op. cit. se aleje de los casos mas simples y los mas accesibles, es casi imposible obrar con alguna precisión y de una ma- nera bastante completa.” En la investigación de una ley de causalidad, podemos obrar de dos maneras, ó partiendo de la causa al efecto, ó del efecto á la causa. Pues bien, en estos dos casos, solo es posible la experimentación en el primero Cono- cida la causa do un fenómeno, podemos variar las cir- cunstancias, para ver si ella es la única esencial (empleo esta palabra en el sentido de ser la principal), ó la parte que le corresponde en el efecto, etc.; pero si no conocemos la causa, si tenemos que partir del efecto, entonces no podremos introducir ningún cambio, no podremos variar las circunstancias, porque no podemos ir de lo desco- nocido á lo conocido. Sin embargo, podremos hacer lo que Bernard aconseja en este caso, uexper iences pour voir:" de estas podremos obtener datos preciosos; pero so- lo á fuerza do tanteos, andando casi siempre á oscuras en un laberinto muchas veces inextricable, y para salir de este dédalo de conjeturas, se necesita un preclaro talento y una rara sagacidad. Resulta, pues, que cuando parta- mos de un consiguiente á uno ó varios antecedentes, no nos queda mas recurso que observar. Tenemos que confiar á la naturaleza el cuidado de variarnos las circustancias, para deducir de estos experimentos, que ella nos presen- ta, la relación de efecto á causa. En estos casos, una buena y rigurosa estadística nos es indispensable. Resulta, pues, que hay casos en los que la observación y la experimentación son posibles, y casos en que solo la primera nos puede servir de guia. Los resultados de los primeros son seguros, exactos; los de los segundos solo son mas ó menos probables, mas ó menos sujetos á discusión. Por desgracia en la Medicina, la mayor parte de sus hechos pertenecen á estos. De aquí se deduce, que la Medicina no es ni puede ser nunca una ciencia en 16 17 todas sus ramas; porque la observación sin experimen- tación (y no ayudada de la deducción) puedo 'demostrar secuencias y coexistencias, pero no puedo probar la cau- sación. Cuando queremos conocer en un fenómeno complexo qué circunstancias están unidas las unas á las otras por una ley invariable, procedemos de dos maneras; ó bien comparamos los diferentes casos, en los que el fenómeno se presenta, ó bien comparamos los casos en los que el fenómeno se presenta con otros semejantes bajo otros puntos de vista, pero en los que no tiene lugar. Stuart Mili, llama á estos dos métodos, Método de Concordancia y Método de Diferencia. Gustoso trasladaría íntegro el capítulo’en que trata de estos métodos, por ser la exposición mas brillante de los medios de que podemos disponer en la investigación de la verdad; pero no permitiéndolo los tamaños do esta té- sis, me limitaré tan solo á trasladar textualmente lo que él llama cánones de la inducción, así como las explanacio- nes mas necesarias para su comprensión. Uno de los modos de descubrir y de probar las leyes de la naturaleza, está fundado en el axioma siguiente: una circunstancia que puedo ser excluida sin perjudicar al fenómeno, ó que puede faltar cuando el fenómeno se pre- senta, no le está unida por causación. Eliminadas de es- ta manera las circunstancias accidentales, si queda sola- mente una, esta es la causa buscada. Si liay varias, ellas lo son, ó cuando menos la contienen. Sucede lo mismo mutcitis mutandis con el efecto. Como este método con- sisto en comparar casos diferentes para demostrar en qué concuerdan, Stuart Mili lo ha llamado Método de Concordancia, cuyo cánon regulador es el siguiente: 18 PRIMEE CÁNON. Si dos casos ó mas de un fenómeno, objeto de la investiga- ción, tienen solamente zma circunstancia común, la circuns- tancia en la que únicamente todos los casos concuerdan, es la causa (ó él efecto) del fenómeno. En el Método de Diferencia, es necesario encontrar dos casos que, semejantes bajo ciertos puntos, difieran por la presencia ó la ausencia del fenómeno estudiado. Los axiomas implicados en este método, son los si- guientes: Un antecedente que no puede ser excluido, sin suprimir el fenómeno, es la causa ó una condición de es- te fenómeno. Un consiguiente que puede ser excluido sin que haya otra diferencia en los antecedentes, que la ausencia de uno de ellos; es el efecto de este antecedente. En lugar de comparar casos diferentes do un fenómeno para descubrir en que concuerdan, este método compara uno do los casos adonde se presenta, con un caso adonde no se presenta, para descubrir en qué difieren. El cánon de este método es el siguiente: SEGUNDO CANON. Si un caso en el que un fenómeno se presenta, y un caso adonde no se presenta, tienen todas sus circunstancias comu- nes, menos una, y ésta se presenta únicamente en él primer caso, la circunstancia por la cual únicamente difieren los dos casos, es el efecto, ó la causa, ó la parte indispensable de la causa del fenómeno. El Método de concordancia descansa sobre este prin- cipio: que nada de lo que puede ser eliminado, está uni- do por una ley al fenómeno; el Método de Diferencia en 19 que, todo lo que no puede ser eliminado está unido al fe- nómeno por una ley. El primer método se emplea espe- cialmente en los casos en que la experimentación es im- posible; el segundo es un método de experimentación artificial. Esto tiene por carácter propio y esencial, que sus combinaciones sean rigurosamente determinadas; los dos casos que so comparan, deben ser exactamente seme- jantes en todas las circunstancias, excepto en la que es el objeto do la investigación. Esta exactitud solo se re- fiere á las cosas principales, pudiendo no hacer caso de aquellas que la experiencia nos ha enseñado son indi- ferentes. La ventaja del Método de Diferencia sobre el de Con- cordancia consiste, en que por el primero podemos ob- servar con exactitud los fenómenos que se presentan, pues- to que vemos su producción desde su nacimiento; mien- tras que cuando tenemos que limitarnos á observar los cambios que la Naturaleza nos presenta, se nos pueden pa- sar desapercibidas multitud de circunstancias, y aun mas no podemos encontrar en ella, dos casos tan perfectamen- te semejantes como los de una experimentación artificial. Hay, sin embargo, casos en los que aunque podamos producir á voluntad los fenómenos, no podemos servirnos solo del Método de Diferencia, sino que previamente ne- cesitamos emplear el de Concordancia. Estos casos son aquellos en los que la acción por la que podemos produ- cir el fenómeno, no es la de un solo antecedente, sino la do una combinación de antecedentes, que no podemos se- parar ni aislar. Este método que puede ser llamado Método Indirecto de Diferencia o Co—Método de Concordancia y de Diferencia, consiste en un doblo empleo del método de Concordan- cia, en el que cada prueba es independiente de la otra y la corrobora. Pero no es equivalente á una prueba por el Método de Diferencia directa; porque las condiciones de este método no se cumplen sino hasta que esté uno cierto de que los casos afirmativos solo concuerdan en un antecedente, ó que los casos negativos solo concuerdan en la negación de este antecedente. Pero si fuese posi- ble—lo que no sucederá nunca—el tener esta certidum- bre, no necesitamos de este doble método, porque cada uno de los dos grupos bastaria suficientemente para pro- bar la causación. Este método indirecto solo puedo ser considerado como una extensión y perfeccionamiento del Método de Concordancia, sin que pueda tener nunca la fuerza decisiva del Método de Diferencia. Su Cánon es el siguiente: TEECEE CANON. Si dos casos ó mas, en los que el fenómeno se 'presenta, tie- nen una sola circunstancia común, en tanto que dos casos 6 mas en los que no tienen lugar, solo tienen de común la ausen- cia de esta sola circunstancia; la circunstancia por la que los clos grupos de casos difieren es el efecto, ó la causa, 6 una parte necesaria de la causa clel fenómeno. Otro método que nos sirve para conocer las leyes de la naturaleza, es el que Stuart Mili llama Método de los Residuos. Su principio es muy sencillo: quitando do un fenómeno dado todo lo que, en virtud de inducciones anteriores, puede ser atribuido á causas conocidas, lo que quedo se- rá el efecto de los antecedentes que han sido desprecia- dos, ó cuyo efecto era aún una cantidad desconocida. Este método en el fondo es una modificación del de Di- ferencia; los dos casos que ésto reclama, el positivo y el negativo, los tienej'pero el segundo, es decir, aquel en el que el fenómeno está ausente, no es obtenido directa- 21 mente por la Observación y la Experimentación, sino por Deducción. Esto método participa de la exactitud de aquel de don- de so deriva; pero con algunas restricciones; porque no podemos estar completamente ciertos, á menos de que po- damos producirlo experimentalmente, que lo que queda es el efecto do los antecedentes, cuyos efectos no cono- cemos. Su Canon lo formula Stuart Mili de la manera siguiente: CUARTO CANON. Si quitamos de un fenómeno la parte que se sabe por in- ducciones anteriores, que es el efecto de ciertos antecedentes, el residuo del fenómeno es el efecto de los antecedentes que quedan. Los métodos de investigación, hasta aquí someramen- te explicados, solo nos sirven para casos en los que los antecedentes ó los consiguientes pueden ser suprimidos, ya sea por nosotros ó bien por la naturaleza; pero no nos pueden servir cuando tratemos de determinar la influen- cia de las causas permanentes, de los agentes indestruc- tibles que es imposible excluir y aislar. Pero si no po- demos excluir completamente un antecedente, sí podre- mos por nosotros mismos ó la naturaleza, modificarlo de alguna manera; entendiendo por modificación cualquier cambio que no llegue hasta su supresión total. Si cierta modificación en un antecedente es siempre seguida de un cambio en el consiguiente, permaneciendo iguales los otros consiguientes, 6 al contrario, si cada cambio en el consiguiente esta precedido de un cambio en el antece- dente, sin que haya ninguno en los otros antecedentes, se 22 puede con toda seguridad concluir que dicho consiguien- te es el efecto, parte de él ó cuando menos está unido de algún modo causalmente á tal antecedente. El método por el que se obtiene estos resultados, pue- de ser llamado el Método délas Variaciones Concomitantes; está sujeto al siguiente cánon: QUINTO CANON. Un fenómeno que varia de cierta manera siempre que otro fenómeno varia igualmente es: ó una causa, ó un efecto de es- te fenómeno, ó le está unido por algún hecho de causación. Stuart Mili hace notar, que agrega esta última cláusu- la, porque ele que dos fenómenos se acompañen siempre en sus variaciones no se sigue que uno sea la causa del efecto del otro. Esta circunstancia puede y aun debe su- ceder, si son dos efectos diferentes de una causa común: de manera que por este solo método nunca so podria de- cidir cuál de las dos suposiciones es la verdadera. El único medio de quitar la duda, seria el asegurarse de si se puede producir un grupo de variaciones por el otro; si no podemos producir las variaciones, es necesario buscar- las en la naturaleza, y cuyas condiciones sean perfecta- mente conocidas. Por supuesto que estas variaciones de- ben ser rigurosamente determinadas por el Método de Diferencia. Aunquo es cierto que una modificación de la causa es seguida do una modificación del efecto, el Método de las Yariacionos concominantes no la supone como axioma. Supone solamente la proposición conversa: que una cosa cuyas modificaciones tienen siempre por consiguientes las modificaciones de un efecto, debe ser la causa (ó de- be estar unida á la causa) de este efecto; proposición evi- dente, porque si la misma cosa no tiene influencia sobre el efecto, las modificaciones no pueden suceder. Este método puedo dar mas precisión al de Diferencia, cuando por éste so lia determinado que cierto fenómeno produce tal efecto, aquel método puede determinar según qué ley la cantidad ó las otras relaciones del efecto si- guen á los de la causa. El método de las variaciones concomitantes tiene el de- fecto de ser un poco incierto; porque es posible que en las circunstancias en las que no liay apariencia directa apa- rezca alguna causa que obro en sentido contrario; ya sea algún agente nuevo, ya una nueva propiedad de los agen- tes presentes, que en las circunstancias observadas estaba latente. Todo lo que puede probarse por este método es que hay una conexión entre los dos fenómenos; que tal fenó- meno ó algo que pueda ejercer alguna influencia sobre él es una de las causas que colectivamente determinan otro fenómeno; pero no so puede considerar como resultado de una inducción completa la conclusión que se obtenga de las variaciones concomitantes, en cuanto á su conexión invariable y exclusiva, ó en cuanto á la permanencia de la relación numérica de sus variaciones, cuando las can- tidades son mucho mas grandes ó mucho mas pequeñas que las que han podido ser deducidas de la observación. De dos modos podemos estudiar los efectos complexos, compuestos do efectos de varias causas; d priori ó á pos- teriori: A priori cuando deducimos la ley de un fenómeno de las leyes de las causas separadas de que depende; (l posteriori por el método experimental, considerando las diferentes causas de un fenómeno como una sola cau- 24 sa, y tratándola de determinar por la comparación de los casos. El método á posteriori so subdivide en otros dos; el método de observación y el de experimentación; el pri- mero consiste en reunir simplemente los casos del efecto; el segundo busca diversas combinaciones, tratando de producir la causa del efecto. Para hacer resaltar mas la diferencia que hay entre estos métodos, tomaré íntegro un ejemplo de John Stuart Mili, porque se refiere á una de las investigaciones mas difíciles y frecuentes de la terapéutica. “Sea, pues, el objeto de la investigación, las condicio- nes de la salud y de la enfermedad en el cuerpo humano, ó para mas simplicidad, las condiciones del restableci- miento de la salud después do una enfermedad determi- nada; y para restringir aun mas la investigación, limité- mosla á esta sola cuestión: tal 6 cual medicamento (el mercurio, por ejemplo), es ó no un remedio para tal en- fermedad? Ahora bien, el método deductivo partiría de las propie- dades conocidas del mercurio y de las leyes conocidas del cuerpo humano, y raciocinando según estos datos, ensa- yaría descubrir si el mercurio obrará sobro el cuerpo ata- cado de la enfermedad supuesta á fin de restablecer la salud. El método experimental administraría el mercurio en el mayor número de casos posibles, anotando la edad, el sexo, el temperamento y las otras particularidades del organismo, la forma 6 la variedad particulares de la en- fermedad, su marcha y su grado actual, etc. Notando en cuales de estos casos y con qué circunstancias produce un efecto saludable, el método de observación compararía los casos de curación para ver si han tenido todos por ante- cedente la administración del mercurio, ó bien compa- raría los casos de éxito, con los desgraciados, para encon- trar casos que, concordando en todo lo demás, difiriesen solamente en que el mercurio haya sido 6 no adminis- trado. Que este último método fuese aplicable á esto caso, na- die lo sostendría seriamente. Nunca so ha llegado por esta via, en una cuestión tan complicada, á conclusiones de algún valor. De aquí solo podría resultar una vaga impresión general en pro 6 en contra de la eficacia del mercurio, sobre la que no podría uno guiarse, á no ser que estuviese confirmada por los otros dos métodos. Es- to no quiero decir que los resultados de este método no fuesen de algún valor, si pudiesen ser obtenidos. En efec- to, si so encontrase que en todos los casos de curación, recogidos en gran número, liabia sido administrado el mercurio, so podría con toda confianza generalizar la ex- periencia, y entonces se tendría una conclusión de un valor real. Pero no so puede esperar obtener en un ca- so de esta naturaleza semejante base do generalización. La razón está en el defecto esencial y característico del Método de concordancia, la Pluralidad do las causas. Aun suponiendo quo el mercurio tienda á curar una en- fermedad, tantas causas naturales ó artificiales obran en el mismo sentido, que ciertamente en el caso actual, debe haber numerosos ejemplos de curación operados sin la intervención del mercurio, á no ser que se le administrase en todos los casos; pero en esta hipótesis se le encontra- ría también en los casos desgraciados. Cuando un efecto depende del concurso de varias cau- sas, la parte quo á cada una toca en el resultado, no puedo ser generalmente muy grande. El efecto, con ve- rosimilitud, no sigue ni aun aproximativamente, ya en su ausencia, ya en su presencia, y menos aún en sus varia- ciones, á una de las causas. La curación de una enfer- medad es un acontecimiento al cual muchas influencias diversas deben concurrirá El mercurio puede ser una do estas influencias, pero con solo que haya otras muchas, sucederá con frecuencia que, aunque el mercurio haya sido empleado, habiendo faltado las otras influencias, el enfermo no curará; ó bien que curará sin el mercurio, mer- ced á estas otras influencias favorables. Así no hay con- cordancia ni entre los casos de curación y la administra- ción del mercurio, ni entre los casos de no curación y su no administración. Seria mucho obtener si por observa- ciones exactas y multiplicadas so pudiese concluir que hay mas curaciones y menos fracasos cuando el mercurio se administra que cuando no se le da; resultado de una im- portancia muy secundaria, aun para la práctica y casi sin ningún valor para la teoría científica. Reconocida la completa insuficiencia del método de pu- ra observación en la investigación de las condiciones de los efectos que dependen de varias causas, veamos si se puede esperar mas de la otra rama del método á pósterio- ri, la que procede ensayando diversas combinaciones de causas operadas artificialmente ó encontradas en la natu- raleza y anotando el efecto que se produce; por ejemplo, estudiando el efecto del mercurio en tantas circunstan- cias diferentes como sean posibles. Este método difiere del que hemos examinado, en que dirige la atención di- rectamente sobre las causas, on lugar de dirigirla sobre el efecto la curación; y puesto que, como regla general, los efectos son mucho mas accesibles al estudio que las causas, es natural el pensar que este método tiene mayo- res probabilidades de probar mas que el primero. El método que examinamos ahora, se llama el Método Empírico, y para justipreciarle, debemos suponerle no incompleta, sino completamente empírico. Debe uno excluir todo lo que pertenezca en algo á la deducción. Si, por ejemplo, se experimenta el efecto del mercurio en una persona sana para determinar las leyes generales de su acción sobre el cuerpo humano, y so juzga según estas leyes cómo obrará'sobre los individuos que tienen cierta enfermedad, el procedimiento puede ser bueno, pero per- tenece á la deducción. El método experimental no deri- va la ley de un caso complexo de las leyes mas simples que concurren á su producción: experimenta directamen- te sobre el caso complexo. Podemos hacer una comple- ta abstracción del conocimiento de las tendencias mas simples, de todos los modi operandi del mercurio. La ex- perimentación debe tratar de obtener una respuesta di- recta á esta cuestión: ¿e3 ó no apto el mercurio para cu- rar la enfermedad? Veamos, pues, hasta qué punto las reglas ordinarias de la experimentación pueden ser seguidas en este caso. Cuando intentamos una experiencia para demostrar el efecto de un agento, siempre que podemos, tomamos al- gunas precauciones. En primer lugar, introducimos el agente en un conjunto de circunstancias exactamente de- terminadas. Bien sabido es que esta condición está lejos de realizarse en los casos relativos á los fenómenos de la vida: cuán lejos estamos de conocer todas las circunstan- cias que preexistian en tal ó cual caso en que el mercurio ha sido administrado. Esta dificultad insuperable en la mayor parte de los casos, puede, sin embargo, no serlo en todos. Algunas veces os posible cuando se encuen- tran una multitud do causas, el saber exactamente cuáles son estas causas. Ademas, la dificultad puede ser ate- nuada por la repetición de las experiencias bajo condicio- nes que hagan improbable que algunas de las causas des- conocidas existan en todas. Pero aun quitado este obs- táculo, tenemos otro mas serio. Queriendo instituir una experiencia, no estamos suficientemente seguros de que no haya en el caso experimentado alguna circunstancia desconocida. Ademas, es necesario que ninguna de las circunstancias conocidas, tenga efectos que podrían ser confundidos con los del agente cuyas propiedades estu- diamos. Es muy difícil excluir todas las causas suscep- 28 tibies de entrar en composición con la causa dada; ó bien si tenemos necesidad de dejar presentes algunas, tenemos cuidado de circunscribirlas para poder apreciar y calcu- lar su parte de influencia, de tal manera que, haciendo sustracción de estos otros efectos, el de la causa dada pueda aparecer como fenómeno residuo. Estas precauciones son imposibles en los casos como los que examinamos ahora. Siendo el mercurio experi- mentado con una multitud desconocida (ó aun conocida si se quiere), de otras circunstancias influyentes, el hecho solo de que son influyentes implica que encubren el efec- to del mercurio, y nos impiden ver si ha producido ó no algún resultado. A menos de conocer ya lo que debe ser atribuido á cada otra circunstancia (es decir, á menos de suponer resuelto el problema mismo que se trata do re- solver), no se puede asegurar quo estas otras circunstan- cias no hayan podido producir el efecto total, con ó sin el mercurio. Consistiendo el Método de Diferencia, en su modo de aplicación ordinaria, en comparar el estado de las cosas que sigue á la experiencia con el estado quo la ha precedido, es en este caso do confusión de los efec- tos, del todo inútil, porque otras causas diversas de las que se trata de determinar han obrado en el intervalo. En cuanto al otro modo de empleo del Método de Dife- rencia que consiste en comparar, no ya el mismo caso en dos períodos diversos, sino casos diferentes, aquí es com- pletamente quimérico. En efecto, es dudoso que en fe- nómenos tan complicados, se encuentren alguna vez dos casos perfectamente semejantes en todas sus circunstan- cias menos una; y si se encontrasen, no seria posible sa- ber que son tan exactamente semejantes. Así, pues, en estos casos complicados no puede haber una aplicación científica del método experimental. So puede solamente en los casos mas favorables, y por en- sayos repetidos, descubrir que cierta causa es generalmente 29 seguida de cierto efecto; porque en general, la parte de cada uno de los agentes que juegan en cualquiera de los efoctos producidos por su acción común es, como se lo lia notado precedentemente, bastante restringida; y aquel cuya influencia, en el mayor número de casos, no es anu- lada por otras influencias, debe ser la causa mas pode- rosa.” Por lo mismo, siendo el método á posteriori en sus dos ramas, ineficaz é ilusorio en el estudio de los fenómenos que resultan de la combinación do varias causas, veamos si el método d priori ó deductivo que considera las causas separadamente é infiero el efecto por la suma de las di- versas tendencias que lo producen, puede ser de más utilidad en su investigación. El Método Deductivo consiste en tres operaciones: 1* Una Inducción directa; 2a, un Raciocinio; y 3a, una Veri- ficación. El problema del Método Deductivo consiste en deter- minar la ley de un efecto por las leyes de las diversas ten- dencias cuyo resultado es común. Por consiguiente, la primera condición que se tiene que llenar es la do conocer las leyes de estas tendencias, la ley de cada una de las causas concurrentes, lo que supone una observación ó una experimentación prévias para cada causa separada, ó una deducción preliminar cuyas premisas superiores de- ben derivarse también do la observación ó de la experi- mentación. La investigación de las leyes parciales se lia- rá, siguiendo los cuatro métodos de investigación expe- rimental, de los que ya hablamos. Pero es necesario que estos métodos se empleen rigurosamente, y que la ley so determine do la mejor manera posible: es necesario que se tenga cuenta de todo, porque aquello que nos parece insignificante, puedo ejercer una grande inflencia en la composición de las causas. Una vez que hayamos determinado por la Inducción 30 cuáles son las leyes que rigen á todas las causas separa- damente, es necesario que determinemos por ellas, cuál será el efecto producido por una combinación dada de estas causas; esta operación es un Raciocinio y aun un Cálculo, tomado en el sentido lato de la palabra. “Por medio de estas deducciones do las leyes separa- das de las causas, se puede, hasta cierto punto, encontrar la respuesta á estas dos cuestiones: dada una cierta com- binación de causas, ¿cuál será su efecto? ¿Qué combina- ción de causas, si existiese, producirla tal efecto? En el primer caso, se juzga que el efecto tendrá lugar en ciertas circunstancias complexas, cuyos diversos elementos son conocidos; en el otro, se juzga según qué ley (bajo qué condiciones antecedentes) un cierto efecto complexo será producido.” Después del Piaciocinio, viene la Comprobación, sin la cual los resultados de la Deducción solo son conjeturales. Para que las conclusiones sean buenas, es necesario que sean comparadas y que se encuentren acordes con los re- sultados de la observación directa. Si cuando tenemos una experiencia con que compararlas, esta experiencia las confirma, podemos fiar de ellos en los casos en que una experiencia específica nos falte. Pero si la deduc- ción lia conducido á concluir que un efecto resultaría de tal ó cual combinación de causas, será necesario, en los casos en que, existiendo esta combinación, el efecto no tenga lugar, poder demostrar, ó al menos conjeturar so- bre razones probables, lo que lia impedido producirlo; si no se puede, la teoría es imperfecta. Ademas, las verifi- caciones solo son completas cuando algunos de los casos en que la teoría es confirmada por el resultado observado, son tan complexos como aquellos respecto de los cuales su aplicación podria ser reclamada. “Si la observación directa y la comparación de los he- chos diesen las leyes empíricas del efecto (verdaderas en 31 todos los casos observados ó en el mayor número), la verificación mas segura de que es susceptible la teoría, seria la que condujese deductivamente á estas mismas le- yes empíricas; que diese cuenta por las leyes de las causas de las uniformidades completas 6 incompletas observa- das en los fenómenos, porque estas uniformidades deben existir, si estas causas son realmente aquellas de las que provienen los fenómenos.” El Método Deductivo no tiene solamente por objeto el descubrir una ley, sino también explicar una ya descu- bierta. Se dice que un lieclio se explica, cuando se ha establecido la ley ó las leyes de causación do las que su producción es un caso. Hay tres modos de explicación de las leyes de causa- ción, ó lo que es lo mismo, de reducción de las leyes á otras leyes. El primero consiste en reducir la ley de un efecto de causas combinadas á las leyes separadas de las causas; el segundo en reducir la ley que une dos anillos lejanos en la cadena de causación á las leyes que unen cada uno de ellos á los anillos intermedios. Por estos dos modos, una ley única se resuelve en dos leyes ó más; por el tercero, dos leyes ó mas se resuelven en una, cuan- do sosteniéndose la ley en casos do diferentes órdenes, se concluye que lo que es cierto do cada uno de estos ca- sos diferentes, es verdadero bajo ciertas condiciones mas generales constituidas por todo lo que estos casos tienen de común. Esta última operación no está sujeta á las incertidumbres de la inducción por el Método de Con- cordancia, puesto que es necesario suponer que el resul- tado debe ser extendido por inferencia á hechos dife- rentes de aquellos por cuya comparación ha sido obtenido. “La palabra Explicación está tomada en su acepción filosófica. Explicar, como se dice, una ley de la natura- leza por otra, es solo sustituir un misterio á otro; el cur- so gen oral do la naturaleza no es menos misterioso, por- que no podemos asignar un por qué á las leyes mas gene- rales que á las leyes mas parciales. La explicación pue- de poner un misterio que se lia vuelto familiar, y quo por consiguiente ya no parece un misterio, on lugar do otro que es mas extraño para nosotros; y en el lenguaje usual es todo lo que so entiende por una explicación. Pero el procedimiento de que tratamos es generalmente todo lo contrario; resuelve un fenómeno que no es familiar en otro que conocemos muy poco ó nada: como por ejemplo, el lieclio vulgar de la caida de los cuerpos pesados es re- ducido á la tendencia de todas las moléculas materiales las unas hácia las otras. Es necesario, pues, no perder de vista, que cuando en la ciencia se habla de explicar un fenómeno, esto quiere decir (ó debería querer decir), asignar á este fin, no un fenómeno mas familiar, sino so- lamente un fenómeno mas general del que el hecho que se tiene que explicar es un ejemplo parcial, ó bien algu- nas leyes do causación que lo producen por su acción combinada ó sucesiva, y por las cuales, por consiguiente, sus condiciones pueden ser deductivamente determina- das. Cada operación de este género nos aproxima un paso mas á la respuesta de la cuestión: ¿cuáles son las suposiciones en menor número posible, que admitiéndose tengan por resultado el orden de la naturaleza tal cual existe? ¿Cuáles son las proposiciones generales, las me- nos numerosas posibles, de las que puedan ser deducidas todas las uniformidades que existen on la naturaleza? Se dice algunas veces, que explicar ó resolver así las le- yes es darse cuenta de ellas; pero esta expresión carece de exactitud, si se la hace significar algo mas de lo que aca- bamos de indicar. En los hombres habituados á no pen- sar correctamente, hay en lo general la idea confusa, de que las leyes generales son las causas de las leyes parcia- les; quo la ley do la gravitación universal, por ejemplo, es la causa de la caida de los cuerpos sobro la tierra. Pero 33 este es un mal empleo de la palabra causa. La pesantez de los cuerpos no es un efecto de la gravitación universal; es solo un caso, es decir, un ejemplo particular de su pre- sencia. Dar cuenta de una ley de la naturaleza, no signi- fica ni puede significar mas que asignar las leyes mas ge- nerales y las colocaciones de estas leyes, las cuales su- puestas sigan las parciales sin otra nueva suposición.” (*) Llegamos por fin al método numérico, al punto mas difícil de tratar, porque respecto de él no lian podido en- tenderse los autores; alabando unos sus ventajas hasta el grado de hacerle intervenir en todo absolutamente, y vi- lipendiándolo los otros hasta querer proscribirlo total- mente en nuestras investigaciones. De una y otra parte se han olvidado que “Stat in medio virlus Hemos dicho que el método numérico consiste en la discusión de los resultados totales, con dos objetos: con el de llamarnos la atención sobre la frecuencia de un fe- nómeno respecto de otro, para que investiguemos el por qué de su frecuencia, ó con el de fijar una media numéri- (*) Llamará tal vez la atención, que todo lo que antecede esté tomado de un libro extraño á primera vista á la Medicina: pero de intento lo lie he- cho, para demostrar (pie el estudio de la Lógica, tal cual está ahora insti- tuido, es indispensable para cualquiera investigación científica. Nunca me cansaré de recomendar el estudio de la obra tantas veces citada, porque en ella se tratan todas las cuestiones relativas á todos los conocimientos huma- nos de un modo verdaderamente filosófico, quitándoles el aire de misterio de que estaban rodeadas, merced á antiguas preocupaciones. Veamos cómo se expresa acerca de la obra de M. Mili, uno de los pensa- dores mas ilustres do Inglaterra. “Depuis la publication de l’ouvrage de John Stuart Mili, ouvrage dans lequel la logiquo inductivo est systématisée avec une precisión inconnue jusqu’ici, on a déjá fait des applications impor- tantes des regles de l’induction aux Sciences experimentales. Les recherches