EN LA 
ARTICULACION OE LA RODILLA. 
TESIS 
PARA LA OPOSICION A LA PLAZA DE PROFESOR ADJUNTO 
DE ANATOMIA DESCRIPTIVA, 
PRESENTADA POR 
NICOLAS SAN J UAN, 
Príwector <Ic la, misma cátedra, y médico 
del hospital Múrelos. 
iviÉxibo 
IMPRENTA RE IGNACIO ESCALANTE, 
Bajos de San Agustín, num. 1. 
1 8 7 9 EN LA 
ARTICULACION DE LA RODILLA 
TÉSIS 
PARA LA OPOSICION A LA PLAZA DE PROFESOR ADJUNTO 
DE ANATOMIA DESCRIPTIVA, 
PRESENTADA POR 
NICOLAS SAN JUAN, 
PROSECTOR DE L1 MISMA CÁTEDRA, V MÉDICO 
DEl HOSPITAL MüRELOS. 
MÉXICO 
IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE, 
Bajos de San Agdstin, nüm. 1. 
18 7 9 A LA VENERANDA MEMORIA 
/má éfadé’J/dj 
A MI MAESTRO 
0 geñor gocior gon francisco fgrtega. 
Permitidme que en esta vez, tribute un público homenaje de respeto 
á vuestro saber. /É UANDO el hombre camina por ese mundo que se lia— 
ma Medicina, difícilmente encuentra un libro mejor 
escrito, lleno de verdades más intachables, impreso por 
la misma naturaleza, y una vez para siempre, que aquel 
que representa su forma, que es el centro de sus investi- 
gaciones; al mismo tiempo que su vida, el bello objeto 
de sus desvelos; en una palabra, el centro de ese uni- 
verso, es decir, el cuerpo humano que lo relaciona con 
todo para que todo vuelva á él. 
Sobre este libro el hombre encuentra la verdad por 
más escasas que sean sus dotes intelectuales, si la paga 
al corto precio de una minuciosa observación. Poco de- 
jará de conocer si es mucha su perseverancia; y áun ese 
poco que boy no vió, lo verá mañana ó contribuirá á que 
otro lo vea; pero no podrá nunca colocarlo entre los más 
ingratos á sus afanes. 
Entre los principales elementos para ello necesita, más 
que la agudeza de su inteligencia, la agudeza de su es- VI 
calpelo y la aptitud de sus sentidos; pero sobre todo, el 
hábito de decir lo que se ve, y no de repetir lo que otros 
dicen. 
Desconociendo estos principios es como, á mi ver, se 
han viciado algunas inteligencias envidiables, juzgando á 
la Anatomía como un asunto, no de gabinete de disección, 
sino de gabinete de escritura. De este modo, leyendo li- 
bros, unos buenos y otros malos, han completado los va- 
cíos, forjando con su imaginación inventora un cuerpo á 
sus ideas: otras veces, trasmitiendo de generación en ge- 
neración errores en que por algún atraso han incurri- 
do, no diremos solo grandes anatómicos, sino brillantes 
genios en la observación. 
Ajustado á estas reglas es como se puede aún, en me- 
dio de lo muy explotado que se halla el tesoro de la Ana- 
tomía, contribuir con un pequeñísimo contingente á poner 
una piedra en el cimiento del gran templo de la Me- 
dicina. 
El que hoy tengo el honor de presentar al Jurado lle- 
va por único mérito el de haber sido labrado con el es- 
calpelo. 
El punto que he elegido es la articulación de la rodilla, 
por ser uno de aquellos que, á juicio de nuestro pro- 
fesor y sabio maestro de Anatomía, está ménos bien es- 
tudiado. VII 
Me propongo, primero, comunicar los detalles que he 
encontrado más constantes en mis disecciones, en el mis- 
mo orden que los he hallado al practicarlas. Al hacer los 
apuntes, se verá que doy por admitida de antemano, la 
nomenclatura de los diversos elementos que entran en 
su composición. 
En mis preparaciones he llevado la mente, no de estu- 
diar la articulación como desconocida, sino únicamente 
de proporcionarme apuntes tomados directamente de ellas, 
para dejar después al público médico la libertad de com- 
pararlas con las que nuevamente se ejecuten. 
No entro en las cuestiones de histología, porque ade- 
más de que necesitarla de un tiempo de que no puedo dis- 
poner, es asunto que toca más bien á las generalidades 
de las articulaciones. 
Al terminar esto, haré un pequeño resúmen formado 
con las deducciones á que mis estudios prácticos me ha- 
yan conducido. ARTICULACION DE LA RODILLA. 
£A aponeurósis femoral superficial, al nivel de la rótula, despide 
varios filamentos que la unen más íntimamente con la piel; otro 
(-’p tanto sucede al nivel del ligamento rotulianoy de todos los 
puntos que corresponden á la línea inter-articular. Podemos consi- 
derar entre los ligamentos de la articulación y como los más superfi- 
ciales, las inserciones de la aponeurósis facia-lata: vemos, en efecto, 
en la parte externa, descender las fibras de esta aponeurósis bajo la 
forma de pequeñas cintas que se hacen más marcadas á medida que 
se examinan más cerca de la articulación, lo cual es debido á la 
desaparición de las fibras transversales que tejen la aponeurósis y 
que aumentan cerca del cuerpo de los músculos. Las fibras longi- 
tudinales se ven, deciamos, descender marcándose hasta la articu- 
lación; las más anteriores, al nivel de la extremidad de la rótula, 
siguen una dirección curva, abajo y adentro, viniendo á encontrar 
á las del lado interno para formar asas de concavidad superior, 
tanto más marcadas cuanto son más profundas. El límite superior 
de estas asas, puede decirse que está como un centímetro abajo do 
la extremidad superior de la rótula; en la concavidad vienen á per- 
derse las fibras longitudinales y más superficiales de la parte ante- 
rior de la aponeurósis femoral. Las fibras externas, unas continúan 
liácia abajo el trayecto de las más anteriores, para seguir forman- 
do con las del lado opuesto las asas ya indicadas y que abrazan el 
tendón rotuliano; las otras, siguen su dirección vertical, para ve- 
nirse á insertar á la tuberosidad externa de la tibia, continuándose 
con la aponeurósis tibial anterior. Estudiando las fibras internas de 
la misma aponeurósis, se nota desde luego la diferencia de espesor, con las que forma la aponeurósis facia-lata en la parte externa; la 
porción más delgada de esta aponeurósis se nota sobre todo cu la 
parte ántero-interna y en el punto correspondiente á la terminación 
del basto interno; aquí la aponeurósis toma el aspecto de una mem- 
brana trasparente, debido á las pocas Abras transversales que po- 
see. A medida que se acerca á la línea interna de la articulación, 
se condensa á expensas de las fibras transversales que aumentan 
considerablemente siguiendo una dirección curva de concavidad án- 
tero-inferior para venir á formar gruesos hacecillos fibrosos, de los 
que los más superficiales pasan al lado externo para completar con 
las del lado opuesto las fibras en asa de que liemos hablado, y las 
más profundas, se confunden con los ligamentos laterales rotulia- 
nos de que hablaremos después: tanto las fibras superficiales de 
este lado, como las del opuesto, unidas, forman una capa super- 
ficial á la parte de la articulación: aislada de las 
capas profundas por un tejido celular Aojo y que tiene por límites: 
superiormente el espacio anguloso que existo entre las dos inser- 
ciones de los dos bastos al tendón del recto anterior, é interiormente 
4el nivel de la tuberosidad anterior la tibia; hácia afuera, desbor- 
da un poco el tendón rotuliano; hacia adentro se extiende hasta la 
parte más interna de la articulación. Quitada esta lámina se ve al 
nivel del tendón del recto anterior, una capa célulo-grasosa que la 
separa de éste; sobre las partes laterales, hácia afuera, el principio 
de la aponeurósis propia del basto externo, cubierta por el facia-lata 
que desciende para formar las asas gruesas fibrosas de que habla- 
mos al principio; mas abajo, al nivel de la mitad inferior de la ró- 
tula, las asas fibrosas sumamente reforzadas y que se adelgazan 
más á medida que se acercan á la tuberosidad de la tibia. Sobre la 
parte externa del tendón rotuliano, varios agujeros que dan paso 
á venas y arterias de la recurrente tibial anterior, que entran en 
la articulación, especialmente arriba de la tuberosidad externa de 
la tibia. 
Sobre la parte interna inferior, se ven multitud de fibras liga- 
mentosas, de color blanco-aperlado, que nacen del derredor de la 
parte anterior de la tuberosidad interna de la tibia, formando una 
lámina capsular, y que convergen á la parte lateral de la rótula en 
donde se fijan la mayor parte, confundiéndose las más superiores 
con la parte interna de las asas aponeuróticas. Las fibras que for- 
10 11 
man este plano se continúan con la porción de periostio que cubre 
la cara ántero-interna de la tuberosidad interna y que se pierden 
debajo do la expansión aponeurótica de los tendones que forman la 
pata de ganso; hacia afuera se unen al tendón cotidiano, y adentro 
á la parte superficial del ligamento lateral interno. 
En la parte posterior, la aponcurosis contribuye mucho menos 
á reforzar la articulación, pues solo se engruesa al nivel de las in- 
serciones tendinosas. En toda esta cara se lo ve formar una super- 
ficie plana en la parte superior, y convexa á medida que desciende 
sobre los músculos gemelos. La dirección de las fibras es oblicua 
de dentro afuera y de arriba abajo, y están cruzadas por multitud 
de fibras transversales que aumentan al nivel de la articulación. 
Dividiendo las fibras en asa por un corte perpendicular sobre el 
ligamento rotuliano y levantando los colgajos hácia las partes la- 
terales, del lado externo se encuentra formado en su totalidad por 
las fibras tendinosas del facia-lata, que se confunde en este punto 
con la aponcurosis do envoltura del basto externo y que es preciso, 
para su separación completa, dividir las inserciones superiores que 
se hacen á la parte anterior del cóndilo externo de la tibia: una 
vez separada, se encuentra detrás del tendón rotuliano, una masa 
en forma de pequeño disco, célulo-adiposa, que envia prolonga- 
ciones resistentes á la aponcurosis facia-lata: más hácia afuera se 
ve la hoja externa de la sinovial, tejido celular infiltrado de grasa; 
se ven además, vasos arteriales y venosos, de que se hablará después, 
dirigidos transversalmente de atrás hácia adelante. Al través de esta 
bolsa se trasparenta, de arriba abajo, el cóndilo externo del fémur, 
después el inter-linio articular, y en éste una pequeña eminencia 
transversal correspondiendo al cartílago inter-articular externo. 
Arriba del cóndilo externo, dos centímetros poco más ó ménos, so- 
bre la extremidad superior de la rótula, se ven terminar las fibras 
póstero-externas del basto externo, dirigidas oblicuamente abajo 
y adelante. El hundimiento inter-articular, se encuentra tres cen- 
tímetros abajo de una línea horizontal, que pasa por el centro de 
la rótula estando el miembro en la extensión. La bolsa sinovial 
se ve prolongarse debajo de las fibras del basto externo; éste viene 
á formar el borde externo de la porción tendinosa muscular del 
tríseps que viene á fijarse al borde superior de la rótula, sirviendo 
de periostio á este hueso las fibras más superficiales de este ten- 12 
don, que se continúan con el ligamento rotuliano. El colgajo inter- 
no deja á descubierto, de arriba abajo y sobre la parte anterior, fi- 
bras tendinosas muy resistentes, que convergen de la parte profun- 
da de la extremidad terminal inferior del basto interno, al ángulo 
súpero-interno de la rótula. Inmediatamente abajo, una faja liga- 
mentosa que hace continuación á las fibras dadas por el basto 
interno y que se ven nacer de la parte profunda del ligamento 
lateral interno do la articulación, para ir á terminar al borde in- 
terno de la rótula; abajo de éste, y en el ángulo de reunión con el 
ligamento rotuliano, se encuentra un tejido celular infiltrado de 
grasa. Levantando éste, se ve un hundimiento transversal corres- 
pondiendo á la línea ínter-articular. Una masa célulo-adiposa se 
continúa con la que vimos detrás del ligamento rotuliano en el lado 
externo. Sobre la parte más interna de este plano se ve el ligamen- 
to lateral interno, ancho, insertándose por su parte superior, á la 
parte superior é interna del cóndilo interno: por su parte inferior á 
la parto superior y posterior de la cara interna de la tibia, cubier- 
tas éstas inserciones por la expansión tendinosa de los músculos 
que forman la pata de ganso; por su borde posterior se confunden 
con la expansión del tendón del semi-membranoso, en su punto de 
inserción á la parte posterior de la tuberosidad interna: parte de 
la porción superior y posterior de este ligamento, se va sobre la 
cara posterior del cóndilo interno á confundirse con las insercio- 
nes del gemelo interno: el borde anterior es limitado en su parte 
profunda y superior, por la cinta tendinosa que se fija al borde in- 
terno de la rótula. 
De la parte inferior de la cara anterior de la rótula y de su bor- 
de inferior, nace un tendón de tres centímetros de ancho, de cerca 
de tres milímetros de espesor, y siete centímetros de longitud, que 
va á terminar á la tuberosidad anterior de la tibia, donde se inser- 
ta de una manera muy firme: como esta extremidad es ancha, casi 
tanto como la superior, representa la forma de una faja gruesa liga- 
mentosa, extendida de la rótula á la tuberosidad anterior de la tibia. 
Sobre la parte externa de la articulación, en su límite posterior, se 
ven terminar las fibras musculares del haz externo del bíceps que 
se unen á su tendón, el cual viene á insertarse por sus fibras ante- 
riores á la parte posterior y externa de la tuberosidad correspon- 
diente de la tibia, continuando las inserciones inferior del facia-lata, 13 
con la cual se confunden; sus fibras médias, se continúan con la 
aponeurósis tibial anterior y de sus fibras posteriores, la mayor par- 
te se fijan á la parte superficial de la cabeza del peroné y las otras 
se continúan con la aponeurósis tibial posterior. La dirección prin- 
cipal de las fibras de este tendón, es de arriba abajo, de atrás ade- 
lante y de dentro afuera: forman un ángulo con un hacecillo de fi- 
bras tendinosas que se trasparenta al través de una capa do tejido 
celular y que es el ligamento lateral externo de la articulación: des- 
cubriéndolo se ve que se adhiere íntimamente al tendón de inser- 
ción externo del bíceps; que es ancho, dividido en varios hacecillos, 
de los cuales los posteriores se confunden con la inserción superior 
del gemelo externo que los cubre, perdiéndose por su parte superior 
en el periostio de la cara externa y posterior del cóndilo externo. 
Hácia abajo confunden sus inserciones, con las del tendón del bí- 
ceps, á la cabeza del peroné y á la parte posterior y externa de 
la tuberosidad correspondiente de la tibia. De su borde anterior 
se ven partir algunos filamentos que se fijan en la cara externa de 
la sinovial. Como se ve, la dirección de esto ligamento, forma un 
ángulo con el tendón vecino del bíceps; este ángulo es abierto há- 
cia arriba. 
En la cara posterior de la articulación, levantando la aponeurósis 
superficial posterior de que se ha hablado ya, se ve inmediatamente 
una gran capa de tejido célulo-adiposo, en la parte média, envolvien- 
do el paquete vásculo-nervioso, y sobre las partes laterales la extre- 
midad superior de los gemelos. Entre la parte posterior del cóndi- 
lo interno y el gemelo correspondiente, hay un surco lleno por el 
tendón del semi-membranoso, que viene á fijarse á la parte poste- 
rior é interna del cóndilo interno de la tibia, confundiéndose hácia 
delante con el ligamento lateral interno de la articulación, y envian- 
do algunas de sus fibras sobre la aponeurósis de contención del 
músculo poplíteo. Haciendo una sección sobre los gemelos, sepa- 
rando sus porciones inferior y superior juntamente con el plantar 
delgado, que se inserta inmediatamente abajo del gemelo externo, 
y separando igualmente los vasos y nervios poplíteos, se ve un es- 
pacio anguloso hácia arriba, cuyo vértice corresponde al nacimien- 
to de las arterias articulares posteriores ó médias, envueltas en un 
tejido célulo-grasoso. Este espacio corresponde en su parte supe- 
rior á la escotadura inter-condiliana, limitado hácia abajo y aftic- 14 
ra por el músculo poplíteo eu su inserción superior; completamente 
afuera, por las fibras más posteriores del ligamento lateral externo 
de la articulación, que voltea rodeando hacia atrás el cóndilo cor- 
respondiente del fémur, confundiendo sus inserciones superiores con 
las del gemelo externo; las fibras más posteriores forman una en- 
voltura á la parte posterior del cóndilo externo, que se ve muy bien 
desprendiendo liácia fuera el gemelo externo con el plantar delga- 
do; esta envoltura, en relación liácia adentro con tejido graso en 
abundancia, que la cubre, y con la arteria poplítea y los ramos ar- 
ticulares posteriores, presenta la disposición siguiente: toda fibro- 
sa y envolviendo totalmente liácia atrás el cóndilo, se pierde hácia 
arriba sobre el periostio de la cara posterior del fémur; liácia fue- 
ra se confunde con las inserciones del gemelo externo y plantar 
delgado; hácia abajo y afuera con la parte posterior del ligamento 
lateral externo de la articulación; hácia adentro, en el espacio inter- 
condiliano recibe y envia varios hacecillos fibrosos; primero, de las 
terminaciones del tendón del gemelo interno; más abajo recibe la 
bifurcación externa y aplastada del tendón del semi-membranoso, 
y finalmente, más abajo se confunde con una tirilla fibrosa, for- 
mada en su mayor parte de fibras verticales que llenan el espacio 
comprendido entre la bifurcación externa del semi-membranoso por 
una parte, y la envoltura de que nos ocupamos por otra. Esta ti- 
rilla irregular, envia fibras en distintas direcciones; unas hácia 
fuera que se pierden en parte con el tendón del músculo poplíteo; 
otras hácia arriba que interceptan, con la bifurcación externa del 
semi-membranoso y la envoltura fibrosa del cóndilo externo del fé- 
mur, espacios areolares llenos de grasa por donde penetran los va- 
sos articulares medios ó posteriores; inferiormente se pierden so- 
bre el periostio de la cara posterior de la tibia; y finalmente, aba- 
jo y adentro se confunde totalmente con la expansión posterior 
del tendón del semi-membranoso. El músculo poplíteo cubre la 
parte externa é inferior de esta tira, pues su tendón viene á con- 
tundirse en parte con el ligamento lateral externo de la articula- 
ción. 
El tendón del semi-membranoso, que forma una parte tan impor- 
tante en los ligamentos posteriores de esta articulación, presenta 
en resúmen, esta disposición: separado hácia abajo, se le ve que 
está en relación, por su parte anterior é inferior, con una lámina fibrosa que pasa de la parte posterior del cóndilo interno á la cor- 
respondiente de la tuberosidad interna de la tibia. Como á tres mi- 
límetros arriba de la inserción de la parte anterior de este tendón, 
se ve un surco semi-circular que corresponde al inter-líneo articular; 
en este pequeño espacio se trasparenta el cartílago de encrusta- 
miento del cóndilo interno. En la membrana ó lámina fibrosa con 
que se encuentra en relación hacia adelante, no se ven fibras liga- 
mentosas; es pulida, y parece ser la hoja de tejido conjuntivo que 
reviste á la sinovial. Aunque la inserción de la mayor parte del 
tendón se hace atrás de la tuberosidad interna de la tibia, en el 
punto que hemos dicho, se ve claramente sin embargo, una gran 
porción de su parte más interna, tomar una dirección curva liácia 
adelante para seguirse insertando á la parte anterior de la misma 
tuberosidad en el surco que allí presenta. Algunas de sus fibras 
posteriores descienden sobre el periostio del borde interno de la ti- 
bia., y otros sobre la aponeurósis de contención del poplíteo: final- 
mente, sus fibras externas se reflejan directamente Inicia arriba y 
afuera, extendiéndose cada vez más y más hasta confundirse con 
la membrana fibrosa que envuelve la parte posterior del cóndilo 
externo del fémur. Esta porción, que forma la parte más importan- 
te del ligamento posterior de la articulación, se le ve háeia adelan- 
te en contacto con una masa de tejido célulo-adiposo que lo separa 
de la sinovial, que es aquí sumamente delgada. La porción supe- 
rior del gemelo interno que se hace tendinoso adentro y adelanto, 
forma, por sus expansiones fibrosas, la membrana de envoltura de 
la parte posterior del cóndilo interno, poniéndose en relación de 
abajo arriba con la sinovial que se puede aislar fácilmente de es- 
te tendón hasta la unión del tercio superior con los dos tercios infe 
riores de la cara posterior de dicho cóndilo. En el tercio superior 
la sinovial pierde su fibrosa, y la reemplaza el tendón del gemelo 
interno, al cual se une íntimamente. Por último, las inserciones su- 
periores de esto tendón, se hacen por fuertes hacecillos tendinosos 
á la superficie de la cara posterior del fémur, situada inmediata- 
mente arriba del cóndilo interno, sin confundirse con el periostio; 
así como también á una foseta situada en la parte externa y supe- 
rior del mismo cóndilo. 
Réstanos únicamente terminar el estudio de la parte profunda 
del ligamento lateral externo de la articulación y de los rotulia- 
15 16 
nos laterales para conocer después la distribución de la sinovia!. 
Cuando se separa la capa superficial, que tiene, como deciamos 
antes, la forma de membrana cilindrica, se le ve reducirse más á 
medida que es más profunda. Partiendo de arriba de la foseta ex- 
terna del cóndilo externo, donde toma fuertes inserciones, se le ve 
dividirse liácia su parte media en dos gruesos hacecillos, uno pos- 
terior é interno, que recibe las inserciones posteriores del músculo 
poplíteo, y el otro anterior y externo que baja divergiendo á inser- 
tarse sobre la parte anterior rugosa de la cabeza del peroné. Sepa- 
rado totalmente este ligamento, se ve, inmediatamente liácia aden. 
tro el tendón propio del músculo poplíteo, adherido en parte por 
su cara externa al ligamento lateral externo, y por su cara inter- 
na á la hoja sinovial, y viniendo á insertarse por su parte superior 
á la foseta del cóndilo externo, juntamente con la extremidad su- 
perior del ligamento lateral externo. 
Los ligamentos rotulianos internos * forman dos capas, la una su- 
perficial, que se extiende de la tuberosidad interna de la tibia á la 
rótula, confundiendo sus inserciones con las del basto interno; la 
otra más delgada, profunda y superior á ésta, formada por fibras 
transversales que van de la misma tuberosidad al borde interno y 
superior de la rótula, pasando algunas debajo del límite de las fibras 
musculares del basto interno, para confundir sus inserciones con 
las de éste, y cuyas fibras se pierden de vista, como un centímetro 
y medio arriba de las fibras musculares. 
Se encuentran, además, unas cintas fibrosas que fijan los fibro- 
cartílagos en las cavidades glenoideas de la tibia. Estas son apla- 
nadas de delante atrás, anchas cerca de un centímetro, y tan lar- 
gas como la circunferencia de los cartílagos semilunares. Por su 
borde superior se adhieren á estos cartílagos; por el inferior, á la 
circunferencia de las tuberosidades déla tibia; por su cara interna, 
en relación con la sinovial; por la externa se adhieren á los liga- 
mentos de la articulación, y especialmente á los laterales interno 
y externo, sirviendo de medio de unión para los cartílagos semilu- 
nares. Sus extremidades anteriores se unen por varias fibras que 
pasan en el tejido célulo-grasoso que existe entre la espina de la ti- 
* Llamo así á todo el grupo de fibras más ó ménos transversales que vau de la 
tuberosidad de la tibia al borde interno de la rótula. 17 
bia y la parte superior del ligamento rotuliano. Sus extremidades 
posteriores se confunden con la parte posterior de la base de los li- 
gamentos cruzados. 
LIGAMENTOS CRUZADOS. 
Como se sabe, son en número de dos, van del espacio intercondi- 
liano del fémur á la superficie rugosa que existe entre las dos tube- 
rosidades de la tibia; son gruesos, casi cilindricos, ensanchados en 
sus extremidades; se les puede aislar completamente en toda su ex- 
tensión. Como su nombre lo indica, están cruzados y son ligeramen- 
te cóncavos; se abrazan por su concavidad, uno afuera y otro aden- 
tro. El primero se extiende de la parte posterior de la cara interna 
del cóndilo externo y de la mitad externa del espacio intercondi- 
liano, en donde sus inserciones se pierden en el periostio; de allí 
se dirige liácia abajo y un poco adelante, separando sus fibras para 
venir á insertarse á la espina de la tibia, llenando toda la superficie 
rugosa que hay entre las caras articulares de sus tuberosidades; de 
tal manera, que sus fibras parecen perderse Inicia dentro, en el car- 
tílago de incrustamiento correspondiente. Afuera y atrás, sus in- 
serciones inferiores están perfectamente separadas del límite del 
cartílago de la superficie glenóidea externa de la tibia. Adelante 
y afuera de la misma inserción, se confunden con el ligamento 
transversal del fibro cartílago de ese lado (que es tanto más largo 
cuanto es más anterior, en donde tiene cerca de dos centímetros de 
longitud, y uno de delante atrás: aplastado de arriba abajo, conti- 
núa la misma forma que el cartílago semilunar correspondiente 
del cual recibe totalmente su extremidad anterior). La dirección 
de las fibras del ligamento cruzado externo, * presenta una dispo- 
sición particular: las más posteriores liácia arriba, se hacen más 
anteriores hácia abajo pasando por delante; y las más anteriores 
arriba, son más cortas y se hacen más posteriores abajo, pasando 
por detrás. El espacio de la superficie interna del cóndilo externo, 
que queda libre delante de este ligamento cruzado, está ocupado 
por tejido célulo-grasoso cubierto por la sinovial. 
El ligamento cruzado interno, se desprende arriba de la parte an- 
* Los distingo así por sus inserciones superiores. 18 
terior de la cara externa del cóndilo interno; de ahí se dirige aba- 
jo y hácia atrás, para venirse á insertar, no en la espina de Ja tibia, 
sino en la superficie rugosa y triangular que existe entre la parte 
más alta de las tuberosidades de la tibia por su cara posterior; 
confundiendo sus inserciones hácia adelante y adentro con la por- 
ción ligamentosa que fija la extremidad arredondada y posterior 
del cartílago semilunar interno. Sus inserciones superiores se con- 
funden atrás con un cordon grueso, ligamentoso, que viene de la 
extremidad posterior del cartílago semi-lunar externo, y que mar- 
cha en contacto con la cara posterior de este ligamento. Sus in- 
serciones inferiores se confunden atrás con la faja fibrosa que he- 
mos encontrado, formando el centro del ligamento posterior de la 
articulación. La superficie de la cara externa del cóndilo interno, 
que queda libre atrás del ligamento cruzado interno está ocupado 
por tejido célulo-grasoso, cubierto por la sinovial. Esta masa gra- 
sosa con la anterior del ligamento externo, dan á los dos el aspecto 
de uno solo, que envuélvela sinovial, separándose solo hácia atrás, 
en forma de mesenterio, como dijimos ántes, para el paso de los va- 
sos articulares anteriores. 
Algunas veces existe un pequeño ligamento en el espesor del 
repliegue que forma la sinovial, conocido con el nombre de liga- 
mento adiposo, y que como éste, va del límite anterior de la esco- 
tadura intercondiliana á la cara profunda déla masa célulo-grasosa 
que envuelve la cara posterior del ligamento rotuliano. 
FIBRO-CARTILAGOS SEJII-LUNARES. 
Son; uno interno y otro externo; forman la cavidad de recepción 
de los cóndilos femorales, y se amoldan á la vez sobre la superficie 
de éstos y sobre las superficies glenóideas de la tibia; por tanto, 
sus dos caras superiores son cóncavas, sus caras inferiores planas 
ó casi planas; prismáticos, con su base dirigida á la circunferencia 
y su borde cortante al centro. La base se adhiere á los ligamentos 
propios de la articulación, y por la parte anterior de su borde infe- 
rior á las bandas fibrosas que ya hemos descrito: por una y otra ca- 
ra de ambos, la sinovial solo llega hasta sus bordes. 
El cartílago semilunar interno, es mucho más ancho atrás, en 
donde mide dos centímetros, que adelante, en donde solo tiene uno; 19 
la circunferencia que recorre no llega á las dos terceras partes, y 
está ocupando la parte anterior é interna de la articulación. Su 
extremidad anterior se fija por fibras tendinosas, á medio centíme- 
tro adelante de las inserciones inferiores del ligamento cruzado ex- 
terno. Su extremidad arredondada posterior se fija por fibras se- 
mejantes, inmediatamente adelante de las inserciones inferiores 
del ligamento cruzado interno. 
El fibro-cartílago semilunar externo es igualmente ancho en toda 
su extensión; recorre, con su porción ligamentosa anterior, poco 
más de los f de una circunferencia, que solo se halla interrumpida 
al nivel del ligamento cruzado externo. Su extremidad anterior, li- 
gamentosa, se inserta afuera de la terminación inferior del ligamen- 
to cruzado externo. Su extremidad posterior, confunde sus inser- 
ciones con las inferiores del ligamento cruzado interno; después de 
haber enviado, como ántes dijimos, un cordonfibroso sóbrela cara 
posterior de este ligamento que llega hasta sus inserciones supe- 
riores. 
SINOVIAL. 
Sabido es que en esta articulación forma una manga á su derre- 
dor; y siendo el punto más importante, conocer los límites de sus in- 
serciones, vamos á estudiarlas haciendo su disección de dentro afue- 
ra, pasando por delante de la articulación para ir después de fuera 
adentro pasando por la cara posterior. Do este modo buscaremos 
primero, la línea do sus inserciones superiores, y luego la inferior. 
Hay que advertir que estas líneas indican, no el punto de sus in- 
serciones precisas, pues que éstas se hacen muy cerca de los cartí- 
lagos de encrustamiento (como á dos milímetros poco más ó menos), 
sino el punto en que la sinovial abandona su hoja fibrosa que la fi- 
ja, para reflejarse sobre los huesos Inicia adentro de la articulación: 
de otra manera más clara; mi propósito es seguir la línea al nivel 
de la cual, corresponden los pliegues que forma la sinovial ántesdo 
terminarse. 
De este modo vemos, que al nivel del borde anterior del ligamen- 
to lateral interno, dista el fondo de saco de la sinovial, un centíme- 
tro, del inter-líneo articular formado por el cóndilo interno y el car- 
tílago inter-articular del mismo lado; asciende hácia delante y 20 
afuera, separándose de dicha línea inter-articular hasta el nivel 
del borde interno de la rótula; en donde el vértice del saquillo dis- 
ta cerca de 55 milímetros, del plano horizontal, ficticio, que pasara 
por dicha línea inter-articular. Más adelante y arriba, estando el 
miembro en la extensión, y tomando su punto más culminante so- 
bre la línea media, su distancia al mismo plano es aproximativa- 
mente de 112 milímetros; de ahí desciende sobre la parte ántero- 
externa del cóndilo externo del fémur. Al nivel del borde exter- 
no de la rótula, su distancia al mismo plano es igual á la que cor- 
responde en el punto homólogo, y al llegar al borde anterior del 
ligamento lateral externo déla articulación, dista también como un 
centímetro del plano tangente inferior al cóndilo externo. Late- 
ralmente, y en la situación que guarda la rótula en la extensión, 
la distancia que hay de los fondos de saco de la sinovial á los bor- 
des de la rótula, es, de 23 á 25 milímetros por ambos lados. Co- 
mo se ve, la sinovial en toda esta porción forma una bolsa trian- 
gular, de triángulo isósceles, cuyo vértice está hácia arriba; la 
base no es horizontal, por el descenso mayor del cóndilo interno. 
Se le pueden considerar dos hojas; una anterior y otra posterior; 
las dos teniendo un vértice común, detrás del recto anterior del 
muslo; la anterior desciende á insertarse sobre la semi-circunfe- 
rencia superior de la rótula, en el punto de unión del hueso con 
su cartílago de encrustamiento; revistiendo en todo su trayecto 
la cara profunda del tendón del recto anterior. La hoja poste- 
rior es notable por el gran número de apéndices grasosos que pre- 
senta, revestidos todos por la hoja epitelial de la sinovial; está 
en relación hácia atrás, con tejido célulo-grasoso y una gruesa por- 
ción profunda del músculo tríceps, que se le adhiere en su parte mé- 
dia para levantarla en el movimiento de extensión; interiormente, 
se fija á los cóndilos del fémur, pudiendo seguirle en algunos pun- 
tos hasta uno ó dos milímetros sobre el cartílago de encrustamien- 
to, notablemente en la parte rnédia. Esta hoja se une á la anterior 
sobre las partes laterales, al nivel de los puntos ya indicados. 
Si la seguimos estudiando al partir del borde anterior del ligamen- 
to lateral externo, encontramos, que inmediatamente adentro de es- 
te ligamento, se encuentra el tendón propio del poplíteo que lo revis- 
te en su cara interna y pasa reflejándose entre este tendón y el cón- 
dilo, casi al nivel del límite del cartílago de encrustamiento, para 21 
seguir hácia arriba y atrás; siguiendo sobre la cara externa del cón- 
dilo externo, una línea curva, concéntrica á la superficie posterior 
cartilaginosa de éste, del cual dista como un centímetro; rodea 
hácia arriba y atrás el límite del cartílago de dicho cóndilo, y 
llegada al espacio inter-condiliano, se dirige hácia adelante y aba- 
jo, encuentra allí la cara externa de los ligamentos cruzados, la re- 
viste, sigue adelante de ellos, luego adentro y atrás; al nivel de la 
línea inter-articular y sobre la cara posterior de éstos, se adhiere 
á sí misma con la porción que penetró afuera de dichos ligamentos 
de tal manera, que entre las dos hojas de esta especie de mesen- 
terio, con una disección cuidadosa, se puede penetrar hasta la ca- 
ra posterior de los ligamentos cruzados sin herir la sinovial. Por 
este intersticio se ven penetrar las arterias articulares, médias ó 
posteriores, acompañadas de venas é hilos nerviosos. Siguiendo su 
reflexión sobre la cara externa del cóndilo interno, se le ve rodear 
y formar un fondo de saco en el límite superior del cartílago de en- 
crustamiento de dicho cóndilo, para venir hácia su parte interna, 
debajo de las inserciones superiores del ligamento lateral interno, 
en donde se continúa con el punto de donde la hemos hecho partir. 
Linea inferior.— Partiendo del borde posterior del ligamento 
lateral interno, llega al borde convexo del fibro-cartílago semi-lu- 
nar interno, se fija allí, y al llegar á la parte média y posterior de 
la articulación se continua con la porción que reviste los ligamen- 
tos cruzados. En este punto, es decir, atrás de éstos, es adonde se 
une á sí misma por su superficie externa; pues que para volver 
aquí ha tenido que pasar por delante de esos ligamentos, formando 
por consiguiente el repliegue, en forma de mesentcrio, de que hemos 
hablado. Es aquí en donde me parece hacer mención de un replie- 
gue que se levanta delante de los ligamentos cruzados, conocido 
impropiamente con el nombre de ligamento adiposo. Impropia- 
mente digo, porque jamás he visto grasa entre las hojas de la se- 
rosa que lo forman, y en cantidad suficiente para justificar esa 
denominación. Lo único que he visto que llene algunas veces ese 
ligamento, son hacecillos de fibras blancas, que son por las que 
merece llevar el nombre de ligamento. Se extiende de la parte más 
anterior de la escotadura inter-condiliana, á la parte más vecina 
al borde inferior de la rótula, del tejido célulo-grasoso que reviste 
la cara posterior del ligamento rotuliano. 22 
Mas dejemos aquí á la sinovial, y vamos á seguirla en la mis- 
ma línea inferior, pero de dentro afuera, pasando por delante. 
Partiendo del mismo ligamento lateral interno de la articulación, 
reviste la cara profunda del ligamento lateral míemo déla rótula, y 
luego la del rotuliano, del cual la separa una capa muy gruesa de gra- 
sa; provista de algunos apéndices semejantes á los superiores, lle- 
ga finalmente á insertarse sobre la semi-circunferencia inferior de 
la rótula, en el mismo punto que sobre la parte superior. Llegada 
á la cara profunda del ligamento lateral externo de la rótula* lo cu- 
bre como al interno por intermedio de la capa grasosa que conti- 
núa liácia afuera. Encuentra abajo el borde externo del cartílago 
semi-lunar externo, se fija allí, y al llegar al nivel del tendón pro- 
pio del poplíteo, cuya situación es más profunda que la del liga- 
mento lateral externo, pasa dentro de él tapizándolo, y luego des- 
ciende formando un pliegue entre este tendón y el borde póstero- 
externo del cartílago semi-lunar. Por una parte acaba de revestir 
dicho tendón y se refleja para insertarse en la parte más superior 
y posterior de la tuberosidad externa de la tibia; por otra, se re- 
fleja sobre sí misma, formando un pliegue, fijo por su base al car- 
tílago semi-lunar; su borde es libre y flotante, entre el tendón 
del poplíteo y la cara posterior de la tuberosidad externa de la ti- 
bia. Este pliegue es, á mi ver, de mucho interés, por ser el punto 
de comunicación, único que he encontrado entre la sinovial de las 
cavidades inferior y superior de ese lado de la articulación. To- 
mando por punto de partida este pliegue, y siguiéndolo hácia 
afuera, continúa la sinovial sobre la parte externa de la tube- 
rosidad externa de la tibia, formando un fondo de saco, que se 
refleja á los cuatro ó cinco milímetros del borde articular; sigue 
hácia adelante, sube sobro la espina de la tibia, alejándose de la 
bolsa serosa que existe bajo el ligamento rotuliano, llega á la es- 
pina ya dicha y se termina ahí. Por su parte superior, en este ló- 
culo se adhiere á todo el borde inferior del cartílago semi-lunar 
externo. Natural parecería que este pequeño departamento de la 
sinovial se continuara con su congénere; pero no es así, pues no 
se halla ni el más pequeño vestigio de comunicación. Buscando la 
entrada de la sinovial á esa cavidad, se encuentra una peque- 
* Llamo así á la terminación del facia-la'a. 23 
ña abertura situada cerca de la espina de la tibia; limitada há- 
cia atrás y hácia fuera por la parte anterior de la base de los 
ligamentos cruzados; hácia dentro por el cartílago de encrusta- 
miento de la cavidad glenóidea interna de la tibia, y hácia fuera y 
adelante por la terminación anterior del cartílago semi-lunar in- 
terno. Penetrada por allí la sinovia], termina finalmente revistien- 
do la cara posterior de la cinta fibrosa, que une el cartílago semi- 
lunar correspondiente á la tuberosidad interna de la tibia. 
SUPERFICIES ARTICUEARES. 
Se hallan formadas por la extremidad superior de la tibia, la 
inferior del fémur y la rótula. 
Por parte de la tibia tenemos las cavidades glenóideas, poco pro- 
fundas, separadas por la espina de la tibia que da inserción á la 
parte inferior del ligamento cruzado externo. Adelante y atrás de 
esta espina existe una superficie rugosa que da inserción al mismo 
ligamento y á los libro-cartílagos inter-articulares. 
Por parte del fémur tenemos una tróclea hácia adelante, y hacia 
atrás dos cóndilos separados por la escotadura inter-condiliana. El 
cóndilo externo en la dirección del eje del fémur, descansa sobre un 
plano más alto que el interno que sigue una dirección oblicua, con 
relación al eje del fémur. 
En la rótula se conocen las dos superficies cóncavas trasversal- 
mente, separadas por una eminencia vertical que corresponde al 
hundimiento de la tróclea femoral. Estas dos superficies, presentan 
cada una, una porción superior cóncava de arriba abajo, y una 
porción inferior ligeramente convexa: la primera se pone en rela- 
ción con la polea femoral, y la segunda con las cavidades glenói- 
deas de la tibia, en el momento de la flexión. 
El cartílago de encrustamiento reviste todas estas superficies, y 
mide su mayor espesor en la parte média de los cóndilos femorales,, 
en donde llega hasta 3 milímetros; en las cavidades glenóideas de 
la tibia mide su mayor altura en la parte média, en donde tiene 
5 milímetros en la externa y 2 y medio en la interna: en la rótula 
mide su mayor espesor al nivel de la cresta vertical y tiene 3 y me- 
dio milímetros. 24 
MOVIMIENTOS DE EA ARTICULACION. 
Los movimientos de ia articulación se limitan á la flexión y la 
extensión. El primero es muy favorecido por la disposición que 
guardan las inserciones de los ligamentos principales, interno y 
externo. En efecto, como se encuentran situados en la mitad pos- 
terior de las caras internas y externas de la articulación, á medida 
que más se dobla más se aflojan; y como la rótula queda fija con 
sus ligamentos laterales, y los ligamentos cruzados no parecen des- 
empeñar por su disposición otro objeto que el de mantener las su- 
perficies articulares en contacto, no queda otro órgano que ponga 
un verdadero obstáculo, sino el músculo tríceps; pero éste, en vista 
de su elasticidad, cede, á la vez que disminuye un poco su atiran- 
tamiento, porque la rótula se aloja mejor entre los cóndilos femo- 
rales; de manera, que la flexión llega hasta tocar la pantorrilla á 
la parte posterior del muslo. 
Para la extensión no puede excederse, sino muy poco, adelante 
de la vertical que pasa por el eje del miembro. Ponen este límite 
la disposición de los ligamentos interno y externo; el ligamento 
cruzado anterior, y por último, el músculo poplíteo y los gemelos. 
El movimiento de rotación que describen algunos autores, jamás 
lo lie podido verificar en la articulación provista de sus ligamentos 
principales. 
VASOS Y NERVIOS. 
Las arterias vienen de la grande anastomótica, de la poplítea y 
de la recurrente tibial. 
La grande anastomótica, por un ramo descendente profundo, 
llega á la parte posterior y superior del cóndilo interno del fémur, 
y se anastomosa con la articular superior interna. Por un ramo 
descendente, superficial, paralelo al tendón del gran aductor, se 
anastomosa con la misma, sobre la cara interna del cóndilo, des- 
pués que algunas ramas terminales de dicha articular han atrave- 
sado el tendón del gran aductor. 
La articular superior externa, colocada entre la inserción del ge- 
melo externo y la capa grasosa subcutánea, se desprende de la parte 
externa de la poplítea al nivel de la parte superior del cóndilo cor- 
respondiente del fémur. Se bifurca; un ramo se va arriba y otro 25 
abajo, siguiendo el mismo plano que la arteria principal, y se ago- 
tan haciéndose superficiales. La articular superior interna es muy 
variable, más pequeña, á veces falta, y queda sustituida por la 
grande anastomótica. Nace al lado opuesto que la externa y al 
mismo nivel, pero más profunda, y después de distribuirse al pe- 
riostio y tejido grasoso del hueco poplíteo, se anastomosa con el 
ramo profundo de la grande anastomótica; sigue adentro, arriba 
y detrás del cóndilo, atraviesa el tendón del grande aductor y se 
termina en la parte interna de la articulación, anastomosándose 
con el ramo superficial de la grande anastomótica. 
Las articulares posteriores ó inedias son varias; nacen de la po- 
plítea al nivel del inter-líneo articular. Unas se dirigen adentro, 
penetran entre los ligamentos á la articulación y se terminan en la 
parte interna de la sinovial. Otras se van directamente adelante, 
pasan por esa especie de mcsenterio que le describimos á esta mem- 
brana, y se terminan entre los ligamentos cruzados. 
La articular inferior externa nace al mismo nivel; situada pro- 
fundamente recorre así, y de atrás adelante el borde externo del 
fibro-cartílago articular correspondiente, llega á la parte anterior 
de la articulación, siguiendo una línea horizontal, y colocada entre 
la porción ligamentosa del facia-lata y la sinovial, llega al borde 
externo de la rótula, se anastomosa con la articular inferior inter- 
na, dando ramas á la piel, ligamentos vecinos, periostio y hueso- 
sos. La articular inferior interna nace adentro y adelante de la 
poplítea, como á tres centímetros abajo de la anterior. Se dirige 
profundamente sobre la cara posterior de la tuberosidad interna 
de la tibia, la rodea en su parte inferior é interna, aplicada fuer- 
temente sobre ella, y llegada adelante, como dos centímetros abajo 
de la línea inter-articular se dirige al borde interno de la rótula, 
formando una curva do concavidad superior, para anastomosarse ' 
con la correspondiente del lado opuesto. En su trayecto recibe ra- 
mos de la recurrente tibial anterior, que nutren el tendón rotuliano 
y los tejidos vecinos. 
Las venas acompañan á las arterias en número variable de una y 
de dos para cada arteria, especialmente para las articulares infe- 
riores, que son bastante gruesas, sobre todo la externa. 
Algunos hilos nerviosos entran á la articulación, y son suminis- 
trados por el nervio safeno interno. DEDUCCIONES ANATOMICAS. 
Resulta de todos los apuntes que llevo relatados acer- 
ca de mis disecciones sobre la articulación de la rodilla, 
que ésta se encuentra imperfectamente estudiada, á juz- 
gar por lo que nos enseñan los libros que hasta hoy han 
llegado á nuestras manos. 
Desde luego tenemos, que no están enumerados todos los 
ligamentos que se hallan en esta articulación. Respecto de 
éstos podemos decir, que forman una manga que envuel- 
ve totalmente la articulación, y que está constituida de 
la manera siguiente: I)e fuera adentro, partiendo del li- 
gamento lateral externo y pasando por delante, primero; 
la terminación de la aponeurósis facia-lata, que com- 
puesta de varios hacecillos, debemos considerarla como un 
poderoso ligamento de refuerzo y protección á la parte 
externa y anterior de la articulación, en donde contribu- 
ye á formar las asas que describimos, para fijar la rótula 
y el ligamento rotuliano. Inmediatamente, por la parte 
superior, el tendón del tríceps femoral, continuado por 
intermedio de la rótula con el ligamento rotuliano. Más 
adentro dos planos de fibras, superficial y profundo, que 
no están claramente descritos por los autores, pero que 
extendiéndose de la tuberosidad interna de la tibia al bor- 
de interno de la rótula, y formados como lo están por 
fuertes hacecillos fibrosos, merecen bien el nombre de li- 27 
gamento lateral interno de la rótula, que me ha parecido 
darles. Sobre la parte superior de éste, y extendidos del 
borde anterior del ligamento lateral interno de la articu- 
lación al borde correspondiente de la rótula, se encuen- 
tran los hacecillos que los autores describen con el nom- 
bre de ligamento lateral de la rótula: tanto éste como el 
anterior, reforzados por la terminación de la aponeurósis 
del basto interno. Después del ligamento lateral interno 
de la articulación y sobre la parte posterior, nos encon- 
tramos, arriba, la expansión del gemelo interno y aba- 
jo la del semi-membranoso. Sobre la parte média de esta 
misma cara, la porción refleja del tendón de este músculo 
y la cinta fibrosa, que describimos, llenando el espacio 
comprendido entre este tendón, el de la terminación del 
gemelo externo y el límite posterior del ligamento late- 
ral externo de la articulación. En éste, encontramos que 
recibe aisladamente las fibras musculares posteriores del 
poplíteo. 
Los ligamentos cruzados, si bien merecen por sus in- 
serciones inferiores los nombres de anterior y posterior, 
no se abrazan por su concavidad de adelante atrás, sino 
lateralmente. En cuanto á sus inserciones inferiores solo 
la del anterior-externo se hace á la espina de la tibia. La 
del posterior-interno es constante que no se fija allí, sino 
como á un centímetro atrás, entre las dos tuberosidades 
de la tibia, y confundiéndose con la cinta que representa 
el ligamento posterior. 
El ligamento adiposo lleva impropiamente este nombre, 
por las razones que expusimos á su tiempo. 
Los fibro-cartílagos inter-articulares no solamente se 28 
fijan á los ligamentos interno y externo de la articulación, 
sino á las tuberosidades de la tibia por medio de las cin- 
tas fibrosas que describimos. 
En la distribución de la sinovial encontramos varias 
particularidades que no he visto descritas, y que me pa- 
recen dignas de mencionarse. Desde luego, la encontramos 
por todas partes protegida por planos fibrosos ó muscu- 
lares. La prolongación que presenta detrás del tendón 
del tríceps tiene dimensiones poco variables. Pueden 
considerársele tres lóculos; el uno superior que llamare- 
mos principal, comprendido entre los cartílagos semi-lu- 
nares, los cóndilos del fémur, la rótula, los ligamentos 
cruzados, la aponeurósis facia-lata, los ligamentos inter- 
nos de la rótula, la terminación del tríceps y parte de la 
cara anterior del fémur. Los otros dos, inferiores, com- 
prendidos entre los fibro-cartílagos y las cavidades gle- 
nóideas de la tibia. Las porciones de sinovial que contri- 
buyen á formar éstos, son independientes entre sí, y 
comunican con la del gran lóculo de una manera bien dis- 
tinta. El interno, al nivel del ligamento anterior defibro- 
cartílago correspondiente: el externo, por el pliegue, re- 
servado, que forma la sinovial adelante del tendón del 
músculo poplíteo. Igualmente, es muy digno de mencio- 
narse la especie de mesenterio que forma la sinovial detrás 
de los ligamentos cruzados, y que da paso á los vasos ar- 
ticulares medios. Finalmente, para completar lo que ten- 
go que decir de la sinovial, debo exponer, que jamás lie 
encontrado comunicación de ésta para con la bolsa sero- 
sa sub-rotuliana, como tampoco para la de la articula- 
ción tibio-peronea superior, que se halla bien distante. 29 
DEDUCCIONES QUIRURGICAS. 
Solo diré, que el punto que debe elegirse para las 
punciones, que tienen por objeto evacuar los derrames 
de la articulación, es, sobre la prolongación de la sino- 
vial al nivel de la terminación de las fibras muscula- 
res del basto externo, y no sobre los saquillos. Porque, 
además de exponerse á la lesión de algún ramo arterial, 
es muy fácil que no se obtenga la pérdida del paralelismo 
de las aberturas por la clase de tejido que forma esas pa- 
redes. * 
* La práctica me ha confirmado los buenos resultados de esta regla.