CONTRIBUCION AL ESTUDIO DEL MAL DE SAN LÁZARO POR Agustín G. Salgado Alumno de la Escuela de Medicina de México. MÉXICO) IMPRENTA DE FRANCISCO DIAZ DE LEON Calle dk Lerdo Numero 3. 1878 CONTRIBUCION AL ESTUDIO DEL MAL DE SAN LÁZARO POR Agustín G. Salgado Alumno de la Escuela de Medicina de México. MÉXICO IMPRENTA DE FRANCISCO DÍAZ' DE EEON Calle de Lerdo Numero 3. 1878 Á MIS EXCELENTES PADRES Á MI AMIGO EL GENERAL JOAQUIN MARTINEZ ANATOMIA PATOLÓGICA LA PIEL Y DEL SISTEMA NERVIOSO EN LA ELEFANCIASIS DE LOS GRIEGOS. «Piel.—Considerada de una manera general (según Cli. Robín, 1874), la «lepra es debida á la multiplicación exagerada de citoblastos (cythoblastions). « Consiste en la producción de masas más ó menos voluminosas, pudiendo llegar « á tener el volúmen de una almendra ó de una nuez, y aparecen especialmente « en el dermis y la mucosa lingual. Si examinamos la composición de este te- «jido, veremos que multiplicados los núcleos, lian determinado la atrofia de las «fibras elásticas del dermis y la atrofia de los capilares. Entonces comienzan «los fenómenos de mortificación, es decir, la caída de la epidermis, primero, «y después la de los núcleos celulares. Pero la sustancia amorfa interpuesta «éntrelos citoblastos está siempre en muy pequeña cantidad, y además es gris. «Más de los nueve décimos de los núcleos quedan al estado esférico y no llegan « al estado ovoide que presentan en el tejido celular normal. La multiplicación «de los núcleos continúa haciéndose; pero el desarrollo individual de estos «no se efectúa. Finalmente, no se observa en los núcleos la formación de «granulaciones amarillas.» «Las lesionesde la piel (Diccionario de Jaccoud, tomo 2o, pág. 344), almi- « croscopio son las siguientes: la epidermis, cuando existe aún, es delgada; sus « celdillas muy refringentes y granulosas se presentan como disociadas; la capa «mucosa de Malpighi está poco alterada; en ciertas partes algunas prolonga- « ciones interpapilares penetran más profundamente en el espesor del dermis, «cuyas alteraciones son mucho más pronunciadas; el tejido fundamental del 6 » dermis ha perdido sus fibras elásticas, y sus haces de tejido conjuntivo, en- carecidos, se pierden en medio de un tejido de nueva formación, compuesto «de celdillas embrionarias redondas, fusiformes ó estrelladas, dispuestas en « círculos al rededor de los vasos y confundidas en medio de una sustancia bri- ce liante y grasosa. Ranvier ha señalado en el espesor del dermis la existencia «de grandes celdillas madres, que por desdoblamientos sucesivos darían lugar « á esta enorme proliferación de celdillas embrionarias. Las fibras musculares « de la piel han parecido sanas; su volumen, sus estrías, son normales, y su pe- « rimisium no parece engrosado » « Examinando al microscopio un corte de un tubérculo,[se ve que no existe la « epidermis, y el cuerpo mucoso mismo, adelgazado en varios lugares, está des- «truido en partes. El tejido nuevo que se forma en el dermis se hunde bajo la «forma de columnas, irradiándose en medio de los elementos de tejido adiposo: « entre estas gruesas columnas se perciben masitas pequeñas de tejido conjun- «tivo de celdillas estrelladas.» « Los vasos de la piel desempeñan un gran papel en la producción de los «tubérculos. Al principio hay fluxión, hiperemia en los vasos de la piel; de «lo que resulta la producción de manchas rosadas, rojas, etc.; más larde com- « presión de estos vasos por el nuevo tejido, atrofia de la piel y sequedad eon- «secutiva. Pero, además, los vasos mismos están alterados en sus paredes, las «venas están dilatadas, engrosadas, presentan dilataciones varicosas, yen «ciertos puntos se encuentran extravasaciones sanguíneas.» « Cuando llega, al contrario, el período de multiplicación de las celdillas em- «brionarias, la cavidad de los vasos de la piel se encuentra estrellada y después « obliterada, de lo que resulta la atrofia de los elementos de los tubérculos, su « degeneración gránulo- grasosa y su fusión en pus. Estos dos órdenes de fe- «nómenos son causados por una influencia nerviosa.» «En las glándulas sudoríparas su canal excretor se destruye primero cerca « de la superficie exterior de la piel, y más tarde elglomerulo secretor se atro- «fia á su vez. Destruido el órgano cósala función, la piel permanece constan- «teniente seca, la epidermis se engruesa, se arruga, se parte y se desprende « en escamitas. Las glándulas sebáceas tienen desde el principio una actividad «funcional más grande, lo que da lugar (en la parte donde se desarrollan de «preferencia, nariz, carrillos, etc.) á la acnea sebácea Pero con los «progresos de la enfermedad estas glándulas mismas se atrofian, y su pro- «ducto de secreción se encuentra igualmente suprimido.» « Los pelos se decoloran : en las manchas y los tubérculos se produce prin- « cipalmente este fenómeno; después, á causa de la destrucción de los folículos «sebáceos (cuya secreción falta), se vuelven secos, rugosos, frágiles, dilata- «dos en ciertos puntos, y acaban por desaparecer y caer completamente en «un período avanzado de la enfermedad; los folículos pilosos comprimidos se 7 « destruyen en seguida. Las fibras musculares anexas á los bulbos pilosos des- ee aparecen.» ee El examen de la piel de las extremidades de los dedos, casi siempre enfer- ee mos en los leprosos, no deja percibir los cuerpecitos de Meisner (Lamblin).» eeEl tejido celular subcutáneo está engrosado y endurecido en partes, sin «que estos endurecimientos correspondan necesariamente á la presencia de «tubérculos. Rara vez se reblandecen: estos focos están formados por los ele- «mentos descritos en la histología patológica de la piel. Cuando un tubérculo «ulcerado se cicatriza, no se encuentra á veces tejido celular subcutáneo; este «ha desaparecido en el procesus ulcerativo de las partes, y la cicatriz de la « piel se hace en capas mucho más profundas. Los vasos del tejido celular sub- « cutáneo están enfermos, sus paredes están gruesas, sin que su calibre esté «sensiblemente aumentado. Venas tales como la cefálica, la safena, etc., ad- « quieren el volumen del meñique, gracias á la acumulación de los elementos «embrionarios que las rodean.» «Nervios.1—Según Virchow, si se sigue el trayecto de un nervio un poco «largo, por ejemplo el nervio cubital, el mediano ó el peroneo, se observa en « general un hinchamiento no regular y uniforme sino á ciertas distancias. Este « hinchamiento se observa más comunmente en los puntos en que el nervio, por «su posición superficial ó por sus relaciones con los huesos, está más expuesto «á influencias mecánicas ó térmicas. Así he encontrado el nervio mediano «hinchado, especialmente al nivel del punto en que pasa sobre los huesos del «carpo y bajo el ligamento transverso del puño, mientras, que en general, al «nivel del codo el nervio cubital es más voluminoso. Se ve alterarse el color «de los nervios á medida que se aproximan á los puntos más gruesos. El as- «pecto blanco que tienen al estado normal toma un color más y más gris, tras- «párente, tirando al moreno unas veces, ya al negro (gris de fumée) otras, «al mismo tiempo que el nervio es más denso, algunas veces completamente « duro (esclerosado). En un corte trasversal la masa interna parece más lio- «mogénea que al estado normal. Al microscopio se ven ya con un débil au- «mentó los principales caracteres de la alteración. El tejido celular flojo (cu- «bierta exterior de los nervios), que reúne entre sí cierto número de haces «nerviosos, no presenta casi ninguna alteración, exceptuando sus vasos que «tienen paredes gruesas. La cubierta propiamente dicha de los nervios (neu- « rilema) está ordinariamente alterada, pero no siempre de la misma manera: «á veces la alteración es muy insignificante; otras, al contrario, el neurilema «está trasformado en una sustancia dura y como callosa. Pero las alteracio- «nes más importantes están situadas más profundamente en los tabiques in- «ternos de los haces nerviosos y en la sustancia nerviosa intersticial. Comien- ce zan inmediatamente debajo del neurilema, en donde se encuentra depositada 1 Hebra y Kaposi. Enfermedades de la piel, tomo 2% pág. 541. 8 « una sustancia que refracta fuertemente la luz, y de aquí se las encuentra (las «alteraciones) inmediatamente en los grandes tabiques que dividen el haz ner- «vioso en una serie de haces más pequeños. Si se emplea un aumento más « fuerte, se ve fácilmente que la sustancia más oscura que llena estas partes es- «tá formada por una aglomeración compacta de celdillas, y que esa materia «está depositada, no solo en la dirección de los grandes tabiques celulosos, «sino existe aun en todas partes entre las fibras nerviosas que rodea y que «cubre.» «Cuando la enfermedad es de larga duración, Virchow ha observado la «trasformacion grasosa, y aun en ciertos casos la atrofia completa de las fibras «nerviosas primitivas.» «Médula.1—En la aracnoides encontramos una cantidad de serosidad ma- «yor que la normal, al mismo tiempo que una ligera inyección de la pia madre. «El derrame seroso déla cavidad aracnoideahace adherir fuertemente laarac- «noides y la pia madre; circunscrito á la región cervical ó á la lombar, ocupa «principalmente la parte posterior de la médula. Las venas de la superficie «posterior de la médula están llenas de sangre, y poco á poco, con los pro- «gresos de la enfermedad, se forma también una exsudacion serosa entre la « dura madre y la aracnoides. La hoja de esta última, adherida á la dura ma- « dre, puede aumentar de espesor hasta semejarse á la membrana fibrosa. La «sustancia medular, profundamente modificada, está endurecida, esclerosada « en los puntos donde se encuentra la exsudacion albuminosa; al cortarla cre- «pita la médula y tiene una consistencia como cartilaginosa; la sustancia gris «tiene un color amarillento. Habría, según Danielssen y Eoeck, una rarefac- «cion de las celdillas ganglionares de la sustancia gris y una varicosidad de «los ramos nerviosos primitivos, especialmente en los puntos esclerosados.» «La exsudacion, rodeando ciertas ramas posteriores de los nervios, los «plexos axilar y sciático, y los gruesos nervios están á veces atrofiados; pero «solo en su parte situada en el interior del canal vertebral.» « Los nervios cranianos en su origen están sumergidos en la especie de ohro- «que que acabamos de señalar al rededor de la médula, y son principalmente «el quinto, el sexto, sétimo y octavo par nerviosos.» «El ganglio de Gasser presentauna exsudacion sero-albuminosa, gruesa, «y que reúne los ramos nerviosos del ganglio.» Naturaleza de la enfermedad.—En un enfermo, tratado en Guy’s Hos- pital, una fractura de la extremidad inferior del radio habia producido un ca- llo voluminoso que comprimía el nervio mediano. En consecuencia se habían formado en la piel del pulgar y de los dos primeros dedos de la mano úlceras que resistían á todos los tratamientos. La flexión del puño hecha de manera de relajar las partes blandas de la cara palmar y de hacer cesar por lo mismo 1 Diccionario de Jaccoud, tomo 20, pág. 356. 9 la compresión del nervio, tenia siempre por efecto, al cabo de algunos dias, producir la curación de las úlceras. Pero inmediatamente que el enfermo quería servirse de su mano, el nervio era de nuevo comprimido y pronto re- aparecían las úlceras.1 Charcot, reuniendo este y varios casos semejantes esparcidos en la ciencia, establece en sus lecciones2 que la perineuritis leprosa (asi la llama) explica perfectamente la existencia de las siguientes lesiones en la Elefanciasis délos Griegos: A el pemfigoleproso, D el estado liso de la piel (Glossy Skin), Cía atrofia de los músculos, D la periostitis y la necrosis. IJardy y Labarraque, además de la perineuritis crónica, han encontrado en una autopsia la esclerosis de los cordones posteriores de la médula, hecho que confirma la opinión de Danielssen y Boeek que creen que la Elefanciasis de los Griegos es una esclerosis de los cordones posteriores de la médula. Aunque hay otras teorías respecto de esta afección, me he detenido minu- ciosamente en la de Danielssen y Boeek porque habiendo en México magní- ficos microscopios, se puede con ellos comprobar la exactitud de ella, y por la gran importancia que pudiera tener esta investigación, ya para adquirir nue- vos hechos, ó tal vez para descubrir nuevas funciones de la médula, á seme- janza de lo que sucedió con la afasia. La sintomatologia está muy bien descrita en el opúsculo de mis maestros los Sres. Lucio y Alvarado. Las tres formas, manchada, anestésica y tuber- culosa se encuentran descritas en el tratado de las enfermedades de la piel de Hebra y Ivaposi. ¿Estos autores no conocieron el tratado publicado por los Sres. Lucio y Alvarado? Es de presumir que si, recordando que en la épo- ca del Imperio muchos médicos extranjeros permanecieron en México. Pa- saré en silencio la sintomatologia, pues nada nuevo tengo que añadir á la mag- nifica descripción de los Sres Lucio y Alvarado, trabajo escasísimo en México y que me admira no se encuentre en ninguna biblioteca de la capital. ¿Con qué enfermedad puede confundirse la Elefanciasis de los Griegos? Solo cita- ré el hecho siguiente en que se ha tomado (asi me parece) por elefanciasis manchada la Esclerosis lateral amiotrófica. Jesús López Cano, natural de México, como de 25 años, soltera, domés- tica, entró el 7 de Agosto de 1877 á la sala de lazarinos, departamento de mujeres, y hoy ocupa el número 5 de dicha sala. Dice que desde muy joven todas las terceras falanges de las manos han tenido siempre la misma forma que actualmente (excepto el pulgar derecho). Dichas falanges están dismi- nuidas principalmente en el sentido de su longitud, y podríamos compararlas (aunque de un modo grosero) á un cubo; pero las alteraciones que presen- tan entre sí los dedos homólogos de las manos son idénticas, exceptuando la 1 Charcot. Lecciones sobre las enfermedades del sistema nervioso, Tomo 2” pág. 26. 2 Idem. Tomo 1" pág. 30. 10 segunda falange del pulgar derecho, que hace pocos dias se ha engrosado poco á poco. Las segundas y terceras falanges en cuanto á su forma pare- cen normales. Se mojaba con mucha frecuencia los brazos y piernas al ha- cer sus quehaceres. Hace como dos años y medio comenzó á sentir cansancio en los cuatro miembros; sintió dolencias en la pierna y pié derecho, el cual se le hinchó, y estos dolores se generalizaron á los muslos, rodillas, brazos y manos; el do- lor era más intenso de dia y aumentaba con los movimientos: tuvo calentura por accesos, basca y vómitos. Andaba con dificultad, y unavez se cayó por- que se le doblaron las piernas á causa del cansancio que sentía. Comenzó á sentir calambres en el pié derecho, que le duraban como una hora, y duran- te este tiempo los dedos del pié permanecían en flexión y rígidos. Estos ca- lambres se extendían á los demas dedos. Al aumentar la frecuencia de los calambres, los dedos de las manos se le doblaron poco ápoco, y permanecien- do en la flexión no podía hacer uso de sus manos; la marcha le era muy di- fícil, y á los tres meses de enfermedad entró en este estado al Hospital de San Andrés, servicio del doctor A., donde estuvo un año: al cabo de este tiempo, creyendo su enfermedad incurable y no sintiendo alivio alguno, pidió su alta y estuvo en su casa algún tiempo, cerca de dos meses, en cuya época se le doblaron los dedos gordos de los piés; y si suponemos á la enferma en la estación vertical, el borde interno de los dos piés tiene la forma (á causa de la flexión de los dedos gruesos) de un ángulo obsuso cuya concavidad mi- ra hácia el suelo. Entró por segunda vez á San Andrés, y al segundo dia el doctor B., en cuyo servicio estaba, dijo que era lazarina y la mandó en camilla al Hospital de San Pablo. Si examinamos los miembros superiores veremos que el movimiento de ab- ducción de la articulación escápulo-humeral es limitado; el húmero no pue- de llegar á formar un ángulo recto con el eje del cuerpo; en estas articula- ciones hace dias siente dolores; los antebrazos no pueden extenderse com- pletamente, y permanecen en una ligera, pero marcada flexión; los dos puños en pronacion y las primeras y segundas falanges de los dedos de las manos en flexión. En la cara dorsal de las manos, principalmente al nivel de las ar- ticulaciones metacarpo-falangianas y de las primeras y segundas falanges, se observan unas manchitas blancas que no sabe cuándo le salieron: no le supuraron, solo tuvo comezón, y cuando advirtió ya le habían aparecido. El miembro inferior no puede extenderse completamente á causa de la flexión ligera de la pierna sobre el muslo; la articulación tibio tarciana no tiene movimiento de lateralidad y solo puede ejecutarse un ligero movimiento de flexión y extensión. Los cuatro miembros lian enflaquecido á causa de la enfermedad de una manera uniforme. Se lian presentado contracciones íibri- 11 lares, sobre todo en el miembro inferior, lo que indica la enferma diciendo que le brincan las carnes. Respecto á su marcha, deben (si es exacto mi diagnóstico) presentarse los síntomas de la parálisis labio - gloso-laríngea, y esta enferma probablemente morirá en el año entrante. Pero ¿que cosa es la esclerosis lateral amiotrófica? Según Grasset, pág. 403: « Anatómicamente hay á la vez lesión de los cordones laterales y de los cuernos anteriores; clínicamente hay á la vez los síntomas del tabes dorsal espasmódico y de la atrofia muscular progresiva, es decir, contracturas y amiotrofias.» Durante el período de tiempo que he ido á estudiar á San Pablo el mal de San Lázaro, no ha muerto ninguno de esta enfermedad: ¿y el no haber he- cho autopsia ninguna era motivo suficiente para pasar en silencio los traba- jos de Robin, Wirchow, etc.? Me parece que no, pues los franceses cuya li- teratura médica es muy rica, no desdeñan tomar gran parte de los escritos extranjeros. Hubiera deseado tener tiempo suficiente y capacidad para escribir una té- sis digna de dedicarla á todos mis'respetables maestros, desde el doctor A. hasta el profesor Y.; pero comenzando á estudiar esta enfermedad, no me ha sido posible presentar algo nuevo. México, Octubre 31 de 1878. Agustín G. Salgado.