FACULTAD DE MEDICINA DE MÉXICO EL YODOL í ALGUNAS DE SUS APLICACIONES TiÉSIS INA.UG1XJRA.JL, Que para el exámen general de Medicina, Cirujla y Obstetricia, presenta al Jurado calificador FRUCTUOSO V. VALDÉS Alumno de la Escuela Nacional de Medicina de México, practicante de la Sección Médica de la tercera Demarcación, miembro de la “Sociedad Filoiátrica” y practicante libre de los Hospitales de Beneficencia. MÉXTÜO Imprenta del Gobierno Federal, en el ex-Arzobispado Dirigida por Sabás A. y Munguía. 1888 FACULTAD DE MEDICINA DE MÉXICO EL YODOL í ALGUNAS DE SUS APLICACIONES TÉSIS INAUGURAL Que paro el exámen general de Medicina, Cilujla y Obstetricia presenta al Jurado calificador FRUCTUOSO V. VALDÉS Alumno de la Escuela Nacional de Medicina de México, practicante de la Sección Médica de la tercera Demarcación, miembro de la “Sociedad Filoiátrica” y practicante libre de los Hospitales de Beneficencia. MÉXICÜ IMPRENTA DEL GOBIERNO, EN EL EX-ARZOBISPADO Dirigida por Sabás A. y Mungufa. 1888 A MIS ADORADOS PADRES COMO PRUEBA DE AMOR FILIAL G>\'ac/a va/e ea¿e ¿ía/oyo: e* een e*éeec/o yeee enaayeela me y tyeee me /a coJ¿ac/o a/= yeena* noc/e* c/e veye/ea ; ga ueén ywc/íé c/ec/tcaí/o con má* acecíéo yete a /o* acefoíe* c/e c/e me¿ c/ea* 9 /Z//ac/te¿ meo*, a aeeeene* /e c/o con /eeíno caíeño, me ; e//a *o/o enceeiía /a meeeóéla c/e meyía= ¿eéeec/. Á MIS HERMANOS. Á MI QUERIDO TIO MANUEL V. VALDES A MI DISTINGUIDO AMIGO EL INTELIGENTE Dr. GUILLERMO PARRA Sincero agradecimiento. U Hll PROFESOR DE CEIKICE OEIPEROICA Dr. RAMON MACIAS ¿ (§tn L escoger el punto de tesis siempre se tropieza Miné con m^es de dificultades; ya por lo arduo que es tratar un asunto nuevo, ya por la ausencia Vvj3 de novedad al copiar estudios conocidos. Es- tos motivos y el poco tiempo de que se dispone ha- cen que este género de trabajos tenga poco atracti- vo, pues generalmente se escribe por cumplir con una prescripción reglamentaria. He elegido como asunto de mi trabajo el yodol, porque en la medicina se hacen en estos momentos grandes estudios sobre los antisépticos; porque las preparaciones de yodo aumentan y se usan cada dia más; porque el empleo del yodoformo se ha genera- lizado mucho y sus aplicaciones son cada vez mayo- res, sin que se haya conseguido hasta ahora despo- jarlo de su olor repugnante y nauseabundo, á pesar 10 de mil y mil pruebas como se han hecho y porque el yodol es el único succedáneo del yodoformo, pues tiene todas sus buenas cualidades y no sus inconve- nientes. Mi tesis no es un trabajo original; me propongo extractar de las distintas publicaciones médicas que he podido proporcionarme y de los autores que han estado á mi alcance todo lo importante que se ha es- crito sobre este agente terapéutico, llamando de este modo la atención de los prácticos sobre una sustan- cia nueva, en mi concepto digna de un maduro y de- tenido estudio. Al fin de este trabajo pongo algunas de las mu- chas observaciones que he recogido y que vienen á ser un comprobante más de las propiedades terapéu- ticas de este precioso medicamento. El yodol (C4 I4 NH) 6 tetrayodopirol ha sido obtenido por primera vez en el laboratorio del pro- fesor Carizarr en Roma, por los Ores. Silber y Cia- micios. Del aceite de Dippel extraen el pirrol líquido muy semejante al cloroformo. La solución acuosa de pirrol adicionada de potasa y tratada por una solu- ción de yodo en el yoduro de potasio, se agita con- tinuamente y da un precipitado que es de yodol im- puro ; éste se disuelve en el alcohol y se trata durante la ebullición por el carbón animal; añadiendo enton- ces agua, deja depositar copos amarillos que se di- suelven en el alcohol hirviendo, y por enfriamiento se obtienen cristales de yodol puro. El yodol calentado á más de 100° se descompo- ne dando vapores de yodo, dejando un voluminoso residuo de carbón. Expuesto á la luz por largo tiem- po se descompone y toma un color más oscuro. Es casi insoluble en el agua (1 para 5,000), muy soluble en el alcohol absoluto (1 para 3), en el éter, en el ácido acético cristalizable, cloroformo y ácido fénico. 12 La solución alcohólica abandona el yodol cuan- do se añade agua, cosa que no sucede con la glice- rina, de la que puede añadirse un volumen igual sin que la solución se enturbie. Al contacto del ácido sulfúrico el yodol da una coloración verde. La so- lución alcohólica adicionada de ácido nítrico se co- lorea en rojo cuando se le calienta; elevando la so- lución sulfúrica á la temperatura de 100° da un color moreno, dejando en libertad vapores de yodo. El yodol contiene 90 por 100 de yodo: es incues- tionablemente uno de los agentes más ricos en yodo que posee la terapéutica. En el año de 1885 el Dr. Vulpius en la Clínica de Heildelberg aplicaba por primera vez el yodol co- mo antiséptico en la curación de las heridas; más tarde el Dr. Mazonni lo experimentaba en Roma en su clínica como antisifilítico; después lo uso en Es- paña Carreras en la terapéutica ocular, y en Fran- cia, con el mismo objeto, los Dres. Hubert y Trous- seau. Barataix emplea el yodol en todos los casos que ántes usaba el yodoformo; sobre todo en las enfer- medades de la laringe y de los oidos. De los traba- jos de Mazonni resulta que en las afecciones venéreas, 13 tales como chancros, babones, adenitis y periadeni- tis, el yodol obra con tanta eficacia como el yodo- formo por tener las mismas propiedades cicatrizan- tes. En las heridas lo cree superior al yodoformo, porque la tumefacción desaparece muy pronto, por- que no forma costra como este ultimo, porque le quita ai pus su mal olor, poniendo á estas en las mejores condiciones para que la cicatrización se haga en po- co tiempo. Su aplicación á las ulceras de las piernas y en particular á la forma varicosa según Mazonni (y según mis observaciones en las formas simples y diatésicas como se verá al hablar de ellas), da resul- tados que no se obtienen con ninguna otra sustancia, aplicado bajo la forma de polvo. En los abscesos y adenitis supurados que se tratan por la punción y se desea obtener una cicatrización inmediata, las solu- ciones de yodol dan excelentes resultados; el poco tiempo de que dispongo me impide publicar en es- te trabajo tres observaciones: dos de adenitis y una de absceso que tratadas por la punción y luego in- vectada en su cavidad una solución alcohólica de yodol (al 1 por 20), se curaron en menos de una se- mana; yo creo que el yodo libre que con tanta faci- lidad abandona el yodo!, despierta en las paredes del foco una inflamación adesiva semejante á la que pro- duce la tintura de yodo-yodurada cuando la inyec- tamos en la hidrocele ií otras cavidades, buscando la adherencia de sus paredes, añadiendo además su pro- 14 piedad antiséptica tan poderosa. Mazonni dice haber obtenido con la solución alcohólica de yodol cura- ciones en fístulas antiguas, usándola en inyecciones. En las afecciones oculares lo ha usado el Dr. Hu- bert, y asegura en un excelente trabajo haber obte- nido resultados muy satisfactorios en las blefaritis ulcerosas primitivas ó consecutivas á lesiones de las vías lacrimales, lo mismo que en las conjuntivitis crónicas tan rebeldes en los individuos linfáticos. En las conjuntivitis purulentas en que el pus aglutina los párpados y forma verdaderas bolsas llenas de su- puración, dice Hubert que en la forma de pomada cuya base es la vaselina, le ha dado resultados que los enfermos aprecian en mucho, porque el poder anestésico del yodol los hace descansar desde luego de sus padecimientos; cuando es muy abundante la supuración lava primero con solución fenicada; si hay ulceraciones las cauteriza con el nitrato de pla- ta y aplica luego el yodol bajo la forma de pomada (0.5 para 30), que impide la adherencia del borde li- bre de los párpados. En las simples conjuntivitis no cree contraindicado su uso; pero tampoco refiere ca- sos en que lo haya empleado. En las afecciones de la córnea, sobre todo las ulcerosas, sus resultados al decir de Carreras son buenos, sobre todo en la kera- titis flictenular usándolo también bajo la forma de pomada. En la curación de las heridas la experimentación 15 ha dado hasta ahora muy buenos resultados, supe- riores siempre á los del yodoformo. Como en estos últimos tiempos se ha extendido tanto el nso del yodofonno, ya bajo la forma de éter, de gaza y algodón yodoformado; en una palabra, la curación antiséptica que antes se usaba con ácido fé- nico, se emplea cada vez más con yodofonno, hacien- do que los enfermos operados y la sala de operacio- nes queden saturados por el olor tan repugnante de este agente terapéutico. Yo creo, vistos los inconve- nientes del yodofonno y el paralelo insostenible con el yodol, que en lo sucesivo, las curaciones que hoy se hacen con el yodofonno se harán con yodol por ser más antiséptico y estar privado del olor tan des- agradable de aquel; que en vano han tratado de di- simular, porque la esencia de menta que propone Gotsche, la de almendra-amarga de Paul, el tanino de Moleschott, el bálsamo del Perú de Lendemann, la hava-tonca de Moselin, la cumarina de Robert, y tantas otras sustancias con que han querido disi- mular su olor, no han dado resultado satisfactorio. El yodol empleado en polvo para la curación de las úlceras, sobre todo en las úlceras de las piernas, 16 es muy agradable para los enfermos, pues acusan una ligera sensación de cosquilleo sobre sus úlceras. Leyendo con detención las observaciones que acom- pañan este pequeño trabajo, se verá un paralelo que hago entre elyodol y el yodoformo, tanto en lo que se refiere á las sensaciones experimentadas por el en- fermo, como en el tiempo que lian tardado las úlce- ras en cicatrizar, sobre todo la observación marcada con el número 1, en la cual en un mismo individuo y en úlceras de igual tamaño fueron empleados es- tos derivados del yodo, quedando cicatrizadas pri- mero con muchos dias de anticipación las úlceras tratadas con yodol, qne las tratadas por el yodofor- mo. Otra de las ventajas del yodol es su poca absor- ción por las superficies ulceradas, pues Mazonni en los repetidos análisis que ha hecho en la orina de los enfermos tratados por el yodol, no ha encontrado se- ñales de yodo. En cuanto á su manera de obrar parece ser la misma que la del yodoformo; es decir, el desprendi- miento de yodo de una manera lenta y continua, es lo que en química se llama estado naciente; de don- de el efecto terapéutico local del medicamento tan favorable á los tejidos reanimando su vitalidad. Es- 17 te mismo estado naciente del yodo parece en estos casos ser una de las condiciones esenciales de forma- ción ulterior del yoduro de potasio y de combina- ción yodada de albúmina. Se sabe que es bajo estas dos formas que el yodo penetra en la economía; creo que esta sea la razón para que Mazonni en sus ex- periencias no haya encontrado el yodo libre en la orina. La separación del yodo es más sensible en el em- pleo del yodol que en el yodoformo: se lia visto que en las heridas tratadas por el yodol los vendajes acu- saban muy claramente al cabo de un dia la separa- ción del yodo; en cuanto á la herida, es rodeada de una aureola de color moreno subido. Se presume que esta separación de yodo es pro- vocada por el calor del cuerpo; sin embargo, la fer- mentación de la herida puede igualmente no ser extraña á este fenómeno. La experiencia en que al- gunos autores se apoyan para creer que la separación del yodo es producida por la temperatura del cuer- po, es la siguiente: se calienta en una probeta el yo- dol elevando desde luego la temperatura á unos 39° ó 40° se obtiene entonces un desprendimiento de yo- do, ó bien este mismo desprendimiento se observa cuando al yodol se le somete á la misma temperatu- ra mediante veinticuatro horas consecutivas. Estos experimentadores sacan sus conclusiones por analogía; yo creo que para probar el desprendi- miento del yodo, nos son suficientes las sensaciones locales sufridas por los enfermos; por otra parte, sa- bemos que el yodo es el principio activo de todos sus compuestos, y que es el quien va á modificar todos estos padecimientos externos, cambiando sus malas condiciones y haciéndolos entrar en una cicatriza- ción franca y completa. No debe perderse de vista que el yodol acaba de hacer su entrada en terapéutica; por consiguiente, es un cuerpo que tiene mucho que estudiarse toda- vía : estas páginas solo sirven para registrar sus pri- meros ensayos, tan brillantes ya y que hacen esperar sea no solo un succedáneo del yodoformo, sino un medicamento superior á él. Se usa el yodol en polvo, ya sea solo, ya asocia- do con el polvo de azúcar. 19 Yodol 1 gramo. Polvo de azúcar... 5 gramos. En solución alcohólica. Yodol 3 gramos. Alcohol._ _ 35 gramos. A esta solución se puede añadir glicerina hasta formar 100 gramos. Solución etérea. Yodol 5 gramos. Eter sulfúrico 20 gramos. Colodion. Yodol 1 gramo. Colodion 20 gramos. Pomada Yodol 3 ó 4 gramos. Vaselina 20 gramos. Se puede añadir á esta pomada alcanfor. 20 La gaza de yodol se prepara lo mismo que la de yodoformo. Como se ve por lo expuesto, el estudio del yodol se refiere solo al uso externo. Consultando la opi- nión del sabio como humilde Dr. José 01 vera sobre el particular, me hizo favor de contestarme la si- guiente carta que copio íntegra: “ Sr. F. V. Valdés. — S. C., Marzo 20 de 1888.— Estimado amigo: En el año próximo pasado asistí á una señora de cosa de cincuenta años, que tuvo una glicosuria caracterizada por poliuria (2 litros y me- dio poco más ó menos en el dia), debilidad general, sed intensa, resequedad de la boca y fauces muy mo- lesta. “ La primera vez que se analizó la orina por el Sr. profesor D. Morales, dio 33 gramos de glycosa y 30 de urea por mil de líquido La enferma habia teni- do hacia cuatro años, una nefritis con albuminuria que duró como seis meses. Sanó completamente; después tuvo una parálisis reumatismal del facial de- recho. No me fue posible saber aproximadamente cuánto tiempo habia pasado desde el principio de la diabetis azucarada hasta el dia que se me consultó, ni conocer su causa. Fue sometida á una dieta que proscribió toda alimentación azucarada y amilácea, permitiendo únicamente el pan de salvado (pamba- zo). Recete 5 miligramos de estricnina diarios, y al 21 terminar la primera quincena de tratamiento apenas habían disminuido 2 gramos de glycosa de los 33 que indico el primer análisis. Entonces asocié el yo- doformo con la estricnina. La tercera vez que se ana- lizó la orina, un mes después, la baja fue ya muy no- table, pues resultaron diez y ocho gramos, por lo cual se continuo con la misma prescripción y á los tres meses desapareció de la orina la glycosa. Se creyó prudente sostener la dieta y las mismas medicinas hasta mes y medio más, y ya entonces se fueron per- mitiendo poco á poco alimentos azucarados y amilá- ceos; haciéndose nuevos análisis no volvió ya á ma- nifestarse á pesar de esta relajación de la dieta el azúcar en el líquido excrementicio, por lo cual se cre- yó en una verdadera curación. “La Sra. R. L. enfisematosa v con síntomas de una esclerosis en placas medular de marcha muy len- ta, comenzó á notar en Diciembre del año pasado que aumentaba la secreción de la orina, principal- mente en las noches, interrumpiéndole el sueño la necesidad de orinar. No le dio importancia á esto atribuyéndolo al frió, hasta que la resequedad de la boca y fauces se hizo muy molesta y ya le pareció prudente consultarme á fices de Enero. Analizó la orina el Sr. profesor Morales v encontró 29 gramos de glycosa por 1,000 de orina, y la cantidad había sido calculada en las veinticuatro horas en 1,200gra- mos de líquido emitido. Acordándome del buen re- 22 sultado obtenido por medio del yodoformo y estric- nina en el caso anterior, comencé desde luego que me impuse del análisis á administrar esos medica- mentos y este método duro una semana. Hablando con vd. respecto de las ventajas que había en algu- nos casos de sustituir el yodoformo por el yodol, me resolví á ensayar en mi enferma esta sustancia en lugar de aquel, pero siempre asociado con la estric- nina. Vd. ha visto el último análisis que ha demos- trado, el 3 de Marzo, tres gramos de glgcosa por 1,000 de orina. La cantidad total de orina en las veinticua- tro horas ha disminuido considerablemente. Aunque parecería inútil indicarlo, creo oportuno manifestar- le que está mi enferma á la dieta correspondiente. “Por lo expuesto me creo autorizado para feli- citarnos por la muy grande ventaja que he obtenido con este tratamiento en este caso, pues aunque por semejantes que sean al parecer las enfermedades en dos individuos, éstas pueden diferir en circunstan- cias que no son fáciles sean apreciadas por el médi- co ; bien pudiera ser que si la primera enferma tuvo una diminución más lenta en la producción de la glycosa por medio del yodoformo y la estricnina, que la segunda, en la que la baja considerable de veinti- séis gramos de azúcar en menos de un mes, esto no fuera debido al yodol y estricnina, sino á la natura- leza, del enfermo, á la causa o causas de la afección, á su idiosincrasia, etc., etc.; sin embargo, abstenién- 23 donos de estas consideraciones, tenemos alguna ra- zón o motivo para alentarnos á proseguir la experi- mentación, y ella decidirá en lo sucesivo para acep- tar (5 desechar el medicamento en cuestión. “Lo anterior es lo único que por hoy puedo de- cir á vd. en contestación á la pregunta que me hizo hace poco sobre lo que había resultado de su indi- cación. “Soy de vd. su afino, amigo.— José Olvera.” Después de tan respetable opinión estoy autori- zado para aconsejar se emplee el yodol al interior á la dosis de 10 a 20 centigramos en las veinticuatro horas. Réstame para terminar dar las más expresivas gracias al Dr. Olvera por su cooperación á mi pe- queño trabajo. México, Mayo de 1888. Fructuoso V. Valdés. OBSERVACIONES. IPIRIIMIIEÜR.A^ Margarito Benitez, de México, de treinta y siete años, soltero, de oficio dorador, constitución débil y temperamento linfático; entro al Hospital de San An- drés el dia 7 de Enero de 1888 á curarse de cuatro úlceras, ocupando la cama número 25 de la Sala de Cirujía Menor. Hacia cinco años que las padecia; después de curarse en la calle con remedios caseros y haber estado dos veces en el Hospital del cual sa- lió aliviado, hoy vuelve por tercera vez. Como antecedentes dice haber padecido llagui- tas en el miembro, erupciones en todo el cuerpo, bu- bones que no le supuraron, habérsele caido el pelo y actualmente tiene »u pléyade ganglionar muy mar- cada; por estos datos se puede asegurar que su pa- decimiento es de naturaleza sifilítica, pues antes de 26 todo esto que ha tenido, dice haber sido bueno y sa- no. Como causa de su enfermedad la atribuye á un traumatismo que recibid en la pierna izquierda y que desde entonces padece las dos úlceras que en la ac- tualidad tiene en esta región: refiere el enfermo que al mes del traumatismo le aparecieron otras dos úl- ceras en la pierna derecha, sin causa aparente, y que hasta la fecha las tiene. El dia 13 de Febrero que me hizo favor el medico de la Sala, Dr. Lúeas Castro, de que me encargara de su curación, es decir, des- pués de un mes seis dias de estar en el Hospital; de habérsele suministrado una medicación an ti sifilítica bastante enérgica; de haberlo tratado localmente con todos los medios que la terapéutica quirúrgica reco- mienda en estos casos; á pesar de todo esto, no se había podido avanzar sino muy poco á decir del Dr. Castro. El estado en que se encontraban las cuatro úlceras el dia que me hice cargo de su curación era el siguiente: de las de la pierna izquierda, la prime- ra estaba situada en el tercio inferior de su cara ex- terna, de seis centímetros de longitud y tres de an- cho, de forma irregular, fondo aplastado, cubierto de vegetaciones exuberantes, secretando un pus muco- so, los bordes aplastados, blandos, el contorno indu- rado, pigmentado; la segunda, en el tercio inferior de la cara interna, de cuatro centímetros de longi- tud y dos de ancho, de igual forma, fondo, bordes y contornos como la anterior. Las de la pierna dere- 27 cha: la primera, en el tercio inferior de la cara ante- rior, de nueve centímetros de longitud y cinco de an- cho, de forma irregular, fondo excavado cubierto de una sustancia de apariencia lardácea y algún mal olor, los bordos salientes, duros, callosos, el contor- no indurado, pigmentado, de una coloración more- na oscura; la segunda, en el tercio inferior de la cara interna, de ocho centímetros de longitud y cuatro de ancho, de forma semilunar, cuya concavidad mira adelante, de fondo, bordes y contornos como la an- terior: el sistema venoso de todas estas regiones no ha sufrido trastorno alguno. La manera como comencé á tratarlas compara- tivamente, es la siguiente: en primer lugar evitar se le diera tratamiento interior, para tener más seguri- dad en el local; después de lavarlas muy bien con una solución al medio milésimo de bicloruro de mer- curio, ponia el polvo de yodol en las dos del lado de- recho y polvo de yodoformo en las del lado izquier- do; las cubría con tela de salud y ponia un empaque algodonado con su vendaje desde el pié; al dia si- guiente me sorprendié) que las que habia curado con yodol estaban muy limpias, no habia mal olor, los bordes más blandos y sobre todo que de la circunfe- rencia al centro se veia una película cicatricial como de medio centímetro de extensión; el enfermo me ad- virtió que desde el momento que le puse los polvos sintió una comezón agradable que le duró como seis 28 horas. Las que curé con yodoformo no noté en ellas ningún cambio apreciable, y solo vi que los bordes estaban cubiertos todavía con cristalitos de yodofor- mo, lo mismo que el fondo, aunque mucho menos; el enfermo no acusaba la sensación que experimen- to del otro lado; al dia siguiente el fondo de las que curé con yodol estaba cubierto de yemas carnosas muy limpias, los bordes más blandos y más bajos, la sensación de comezón la volvio á acusar el enfermo; pero le duro mucho menos tiempo (como cuatro ho- ras); las curadas con yodoformo estaban un poco más limpias en su fondo; pero los bordes como el dia anterior, cubiertos de cristales y odoférmicos; así con- tinuaron marchando hasta el dia 2 de Marzo que tu- ve el gusto de ver cicatrizadas las úlceras tratadas con yodol; mientras que las curadas con yodoformo les faltaba como un centímetro para terminar su ci- catrización. En este estado presenté el enfermo alDr. Castro encargado de la Sala, lo mismo que al prac- ticante de la misma, Eulogio Perera y á mis buenos y queridos compañeros Cárlos M. Garza, David Pe- ña, Alberto Guzman y Alfonso Castillo, que vieron el estado de las ulceras cuando comencé á tratarlas por primera vez. 29 SEG-xrrisriDZX- Gerardo Alcántara, de México, de trece años, de oficio velero, de temperamento linfático; entró al Hospital de San Andrés el dia 12 de Febrero del presente año, ocupando la cama numero 29 de la Sa- la de Cirujía Menor, á curarse de diez úlceras situa- das en la pierna derecha y región poplítea del mismo lado, que hace cinco años padece y que fueron pro- ducidas por una quemadura con petróleo; con esta son tres veces que viene al Hospital á curarse del mismo padecimiento. El dia 17 del mismo mes que me encargué de su curación, después de un exámen minucioso, tanto fí- sico como etiológico, no encontré nada que me indi- case que hubiera algún estado general que las detu- viese en su marcha; el sistema venoso estabanormal, y solo la región y la posición á que se veia obligado á permanecer por sus ocupaciones, eran para mí las únicas causas que las tenían en semejante estado; pero después de saber que ha guardado mucho tiem- po cama, que se le había curado con polvos de yodo- formo, tocándole con lápiz de nitrato de plata, con solución al milésimo de bicloruro de mercurio, y por último con el vendaje inglés y que á pesar de esto 30 nada favorable se había conseguido, procure buscar si localmente, en el esqueleto 6 partes blandas de la región estaba la causa que sostuviera este estado pa- tológico; nada pude encontrar, pues la poca vitali- dad de la región no era bastante, atendiendo á la edad del enfermo, para que permaneciera durante tanto tiempo. Por todos estos datos creo se trata de unas úlce- ras de las que A. Poulet llama ideopáticas, es decir, de causa desconocida. El estado que guardaba era el siguiente: con diez úlceras situadas en las regiones dichas anteriormen- te, de las cuales cuatro eran las principales, estan- do situadas la primera en el tercio inferior de la cara anterior, de tres centímetros de longitud y uno de ancho, de forma irregular, fondo excavado, seco y cubierto de una película gris, bordes franjeados, ele- vados, duros, callosos, el contorno muy poco pig- mentado; la segunda, en el tercio medio de la misma cara que la anterior, de cuatro centímetros de longi- tud y uno de ancho; de igual forma, fondo, bordes y contornos como la anterior; la tercera, en la región poplítea, de cinco centímetros de longitud y dos de ancho, de forma como las anteriores, de fondo cu- bierto con yemas exuberantes, dolorosas y sangran- do al menor contacto, los bordes poco levantados, menos duros y callosos que los anteriores, lo mismo el contorno, menos pigmentado; la cuarta, en el ter- ció superior de la cara anterior, de dos centímetros cuadrados de extensión, de igual forma, fondo, bor- des y contornos como las arriba enunciadas; las otras seis de un centímetro de extensión, esparcidas en la cara anterior, externa e interna, de forma irregular, fondo excavado, seco y cubierto con una películagris, bordes salientes, duros, callosos y contornos pigmen- tados, de moreno oscuro. Este era el estado en que se encontraban las úlceras; la manera de tratarlas fue como las anteriores: lavarlas con solución al me- dio milésimo de bicloruro de mercurio y después po- nerles el polvo de yodol, cubrirlas con tela de salud, su empaque algodonado y su vendaje desde el pie. Al dia siguiente me encontré muy limpios los fon- dos de las úlceras que estaban atónicas, las yemas carnosas menos dolorosas, menos sangrantes; el en- fermo experimento la misma sensación de comezón agradable, y le duro como al enfermo anterior, seis horas; al dia siguiente mucho más limpios los fon- dos, ya no había película ninguna en la superficie, los bordes más blandos y menos salientes, las yemas no dolían ni sangraban y estaban más bajas, la sen- sación de comezón igual á la del dia anterior; pero de menos duración. Así siguieron avanzando á la cicatrización siempre muy limpias, pues es uno de los caracteres más notables del yodol, sin dejar so- bre los bordes esa costra como la que forma el yo- doformo, lo mismo que la sensación de comezón que 32 duró todo el período de cicatrización, siempre siendo mucho menos cada dia; nada de esto se observa con este ultimo medicamento, probablemente por ser me- nos la cantidad de yodo que desprende. El dia cuatro de Marzo estaban completamente cicatrizadas: tuve el gusto que las vieran el Dr. Castro y mis compañe- ros Perera, Peña y Garza, que me acompañaron en todas mis observaciones. 33 TEEOERA. Guadalupe Tapia, de Matamoros lzúcar, de trein- ta y cinco años, cocinero, constitución débil, tempe- ramento nervioso; entro al Hospital de San Andrés el dia 7 de Enero de 1888 á curarse de un exama de los miembros inferiores, de naturaleza sifilítica, ocu- pando la cama número 21 de la Sala de Cirujía Me- nor. A los quince dias de estar en el Hospital le apa- recieron dos ulceraciones: la primera, ocupando el espacio situado atrás de la última molar derecha; y la segunda, en el tercio anterior del borde derecho de la lengua; después de estarlas tratando con una medicación antisifilítica al interior y localmente con toques de nitrato de plata, ácido clorhídrico, tintura de yodo, eterolado de yodoformo, sin traer un alivio apreciable para el enfermo, pues en lugar de 'dismi- nuir, cada dia avanzaban más en profundidad y se ponian de muy mal aspecto, me suplico el Dr. Cas- tro me encargara del enfermo. El dia 22 de Febre- ro del presente año comencé á estudiarlo; después de hacer un interrogatorio minucioso me dijo habia pa- decido sus llaguitas en el miembro, que tuvo sus in- cordios, que no le supuraron, que le habían apareci- 34 do granos en todo el cuerpo y actualmente tiene su pléyade ganglionar muy marcada; todo esto me con- dujo á creer que se trataba de una lesión sifilítica. El dia que yo me hice cargo del enfermo no tenia ninguna erupción en el cuerpo; solo quedaban ves- tigios de ella, como eran las manchas de color cobri- zo; tenia dos ulceraciones: la primera, en el tercio anterior del borde derecho de la lengua, de dos cen- tímetros de largo y uno de ancho, forma irregular, de fondo excavado de muy mal aspecto, cubierta con una película gris verdosa de muy mal olor, los bor- des tallados á pico, el contorno endurecido; la se- gunda, ocupando todo el espacio situado atrás de la última molar derecha, de forma irregular, fondo ex- cavado, cubierto como la anterior de una sustancia gris verdosa; las comencé á tratar de la manera si- guiente: dos toques en el dia de una preparación compuesta de Glicerina neutra 15.00 Yodol 1.00 Eter c. b. En este enfermo, como en los demas, al dia si- guiente observé limpias las úlceras, menos mal olor, y el enfermo me dijo habia tenido ardores, pero no muy fuertes, que le duraron algunas horas; un dia después las yemas carnosas comenzaron á aparecer; el endurecimiento del contorno á disminuir; todo ten- 35 dia á la cicatrización; el enfermo seguía acusando los ardores de una manera mucho menos fuertes hasta losiúltimos diasen que desaparecieron completamen- te; durante todo este tiempo no se le dio ninguna medicina al interior. El 10 de Marzo estaba comple- tamente bueno. 36 CUARTA. Antonio Bernal, de México, de cuarenta y siete años, de oficio carpintero, temperamento sanguíneo; entro al Hospital de San Andrés el dia veintiséis de Febrero del presente año á curarse de tres úlceras que tenia cinco años de padecer; ha estado con es- ta tres veces en el Hospital curándose de lo mismo. El dia veintiocho de dicho mes me encargué de su curación. Después de hacerle un examen minucioso, me encontré tanto en sus antecedentes como en el exámen físico, datos bastantes para sospechar se tra- taba de úlceras sifilíticas; el sistema venoso en rstas regiones no liabia sufrido alteración alguna; la causa fué un traumatismo que recibió en la pierna derecha: las de la pierna izquierda le aparecieron dos meses después sin causa aparente. Estaban situadas, la pri- mera, en el tercio inferior de la cara interna de la pierna derecha, de cinco centímetros de longitud y tres de ancho, de forma ovalar, fondo bastante ex- cavado, cubierto como de falsas membranas en pu- trefacción, de muy mal olor, los bordes levantados, duros, callosos, tallados á bisel, el contorno muy pigmentado de una coloración como piel de tigre, 37 sin folículos vellosos en una extensión como de cinco centímetros y duro como palo. Las otras dos situa- das, la primera, en el tercio medio de la cara exter- na de la pierna izquierda, de cuatro centímetros de longitud y tres de ancho, de forma irregular, fondo excavado, pero no tanto como la anterior, atónico y cubierto de una película gris, sin olor ninguno, los bordes salientes, duros, callosos, el contorno menos pigmentado que la que acabo de describir; la segun- da á tres centímetros abajo, de un centímetro cua- drado de extensión, de forma regular, fondo plano cubierto de yemas carnosas, no dolorosas ni sangran- tes, el contorno poco pigmentado. Aquí, como en una de mis observaciones anteriores, tuve el gusto de po- der comparar de una pierna ó otra los efectos, mar- cha, y terminación con el yodol y con el yodoformo. Ordene no se le diera ningún tratamiento al interior para tener más seguridad en el local. Comencé á tra- tar la pierna derecha con polvo de yodol, después de lavar con solución al medio milésimo de bicloruro de mercurio, cubrir con tela de salud y su empaque algodonado con su vendaje desde el pie; las de la pierna izquierda se lavaron con igual solución, su polvo de yodoformo, tela de salud y empaque al- godonado con su vendaje desde el pie. L1 dia si- guiente note en la ulcera curada con yodol, menos mal olor, las falsas membranas en menor cantidad; pero todavía la superficie no se descubría, nada de 38 sensación de comezón 6 cosa alguna que acusara el enfermo, los bordes enrojecidos. Las úlceras curadas con yodoformo tenian el fondo un poco más limpio; los bordes déla úlcera superior estaban cubiertos con el polvo que necesitaba quitarse constantemente; en la inferior, las yemas carnosas un poco más limpias, los bordes cubiertos de yodoformo como la anterior: esto se puede decir que siempre sucede, pues en to- das mis observaciones he notado que el yodoformo permanece sobre los bordes y algo en el fondo, lo que no pasa con el yodol. Un dia después, en el fon- do de la úlcera curada con yodol, se vieron ya algu- nas yemas carnosas diseminadas, nada de mal olor, las falsas membranas habian desaparecido, solo cu- bría el fondo un pus seroso, los bordes limpios y un poco más blandos; ya el enfermo me dijo habia sen- tido algo de comezón. Las curadas por el yodofor- mo: la superior tenia el fondo más limpio, las yemas carnosas comenzaban á aparecer, los bordes, como el dia anterior, cubiertos de yodoformo; la inferior, yemas carnosas limpias, de buena naturaleza, los bordes como la precedente, el enfermo no acusaba ninguna sensación de comezón como con el yodol y solo me decia le molestaba mucho el olor de yodo- formo, que hasta le dolia la cabeza y no podia dor- mir: esto fue el segundo dia. El tercero, la tratada con yodol tenia el fondo cubierto de yemas carnosas, muy poco pus, nada de mal olor, los bordes limpios, más blandos, ya se veia una película cicatricial avan- zar de los bordes hacia el centro. Las curadas con yodoformo: la superior, fondo limpio, los bordes cu- biertos de polvo como siempre; la inferior, yemas carnosas muy limpias, bordes como es costumbre; pero quitando el polvo se veian rojos y caminando á la cicatrización. Así continuaron hasta el dia 18 de Marzo que estaba completamente cicatrizada la in- ferior de la pierna izquierda, es decir, la curada con yodoformo, y el dia 20 del mismo la tratada con yodol. Solo queda la superior de la pierna izquier- da que falta como un centímetro para cerrar com- pletamente.