ESTUDIO HIGIÉNICO CÁRCELES Di MÉXICO. LAS . -y ' ;;r: PACA a EIÁMKN PROFESIONAL DE BEDICISA IMÍA DB ALUMNO DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE MÉXICO. MÉXICO.—IB7S. IMPRENTA DE I. CUMPLIDO, HOSPITAL PEAL N. 3. AL C. PRESIDÍATE Di LA REPCBIICA SEBASTIAN LERDO M TEJADA, BAJO CUYA DIRECCION COMENCÉ MI GARBERA CIENTÍFICA. Recuerdo de gratitud. AL CIUDAD AHO mmwm roíi- laxia. Lógico es entonces buscar las razones de la insalubridad en las cárceles para extirparlas; necesario inquirir el porqué de las pasiones para destruirlas. Pero las causas de la insolubridad, como las de las pasio- nes, se encuentran fuera y en el individuo; la higiene debe inies preocuparse de todos los estados y xmripecias, que inte- rior ó exteriormente, procuren los efectos aludidos; de las va- riaciones que impongan las naciones y los usos; de los cam- bios que causen las circunstrncias individuales y objeti- vas, es decir, de los medios que lo rodean y de su organi- zación. Casi involuntariamente lie trazado el plan que me propon- go seguir. Él formará la pauta de mi escrito. Primero hablaré de las cárceles en general, después de las mismas en particular ó sea de las de México. A continuación liaré el juicio crítico de estas últimas, y cuando lo confronte con las verdades asentadas, hallaré si son buenas, y cuales son las condiciones que necesiten establecer- se en esas prisiones para que sean sanas. Tocaré la materia seguro deque no llenaré los deberes que me impone, y de que apenas habré llamado la atención so- 12 bre una materia tan |¡íasta, como útil; tan necesaria, como abandonada. Quizá el ligero estudio que voy á emprender sobre las pri- siones en general y especialmente sobre las de México, pue- da utilizarse. Quizá este opúsculo hecho solo por acatar un precepto legal, sea acogido con la benevolencia que tiene de- recho á esperar el que novel en todos los ramos de la ciencia médica, muestra su afan por su propia instrucción y por el engrandecimiento de México, objeto al que sin duda alguna deben dirigirse todas las atenciones de sus hijos. DIVISION DE LAS CARCELES. (f ■ \P\y N toda prisión debe baber dos departamentos perfec- tamente separados, uno para hombres y otro para mugeres, á no ser que el edificio carcelario esté destinado á individuos de un solo sexo. Esta división encargada por la moral, es exigida también por la filosofía y por la higiene. No menos importante es separar en lugares especiales á los presuntos reos, á los sentenciados y á los detenidos. La razón es obvia. El sufrimiento en toda esta variedad de presos no debe ser el mismo, sus necesidades discrepan, y los medios de corregirlos varían. Ciertos delitos merecen la secuestración de tal ó cual suer- te; otros requieren castigos; la simple sospecha solo exige detener á los individuos hasta que la verdad se esclarezca. En hombre aun no juzgado, está en el pleno goze de todos sus derechos; no hay razón para colocarlo en circunstancias que lo degraden ó alteren su salud; un reo que sufre arres- tacion simple, debe gozar de todas las consideraciones que se otorgan al ciudadano, menos de su libertad; un sentenciado 14 debe sufrir el castigo á que la ley condena, castigo que no liay que imponerlo mayor que lo que la misma ley señala, porque en materia de justicia lo que no es absolutamente ne- cesario, es cruel. El que pronto va á salir de una prisión, casi no resiente en su salud los propios trastornos que la prolongación del tiempo impone al verdadero reo. Todas estas reflexiones y otras mas que no son de este lu- gar, demuestran que, para obsequiar los preceptos de una ilustrada justicia á la par que las máximas de la humanidad y de la higiene, deben dividirse las prisiones en casas de arresto, casas de corrección y cárceles penales del crimen pa- ra adultos, y casas de corrección para jóvenes; división, por lo demás, no nueva y ya adoptada desde 1791 por la asam- blea legislativa francesa. El rango y la educación de los encarcelados exige aun uua nueva división. Algunos presos sufrirían un ataque en su moral que im- primida sin duda otro terrible en su salud, si se encontraran unidos al común de los presos, departiendo necesariamente con todos y durmiendo en los dormitorios generales, ó bien sin cierta especie de cuidados á que están sujetos por la cos- tumbre. Ante la ley todos son iguales; pero un propio trato en per- sonas de diversa cultura, significando hechos diversos, argu- lle una monstruosa desigualdad. ¿Como reputar castigo uni- forme estar con presidarios los que por primera vez ven una cárcel, y los que á menudo la visitan? ¿Como juzgar un mis- mo correctivo una pena para aquel que la pondera y com- prende, que para otro que la burla ó está habituado á sus con- secuencias? Una nueva y última subdivisión es recomendada por la ca- tegoría de los delitos; si se reunieran en un mismo departa- mento al homicida, al salteador y al ladrón ratero con el li- cencioso, el estuprador, el pederasta y el onanista, se corre- ría grave riesgo de amalgamar varios delitos para formar nuevos, ó perfeccionar por la astucia y la emulación los vul- gares y comunes. Es, pues, necesario destinar departamentos separados pa- 15 ra las diferentes especies de personas y las distintas clases de delitos. ¡Ojalá y se estableciera el aislamiento de los presos! La ex- periencia ha demostrado mas que suficientemente su utilidad. Delessert, en Francia, después de poner en planta el aisla- miento, observó que si el régimen en común produjo, término medio, treinta reincidencias sobre ciento treinta presos, el de separación solo dio siete sobre doscientos treinta y nueve. Sin embargo, y á pesar do esos brillantes resultados, no ha llegado á plantearse ni aquí, donde se pregona la libertad, ni en Francia, donde predomina la monarquía, tal vez por apatía, quizá por egoísmo de los gobiernos ó quién sabe si porque se confunden la libertad de obrar bien, con la liber- tad de obrar mal; se prescribe el método cruel de la incomu- nicación ó se deja á los presos mezclados todos entre sí, es decir, no se establece el justo medio entre los dos extre- mos. La policía se conforma con poner al calce de las boletas de excarcelación que se vigile al que se pone en libertad, lo cual quiere decir que ó no ha salido corregido, ó se juzga inmi- nente su recaída. La incomunicación de los presos por mas que parezca no afectar directamente la higiéue del individuo, sí ejerce sobre él un poderoso influjo. El hombre, cuyas facultades mentales no tienen el temple bastante para adaptarse á la desgracia, puede enfermar de la inteligencia, y cuando eso no es, la conmoción resentida por su organismo, es capaz de abocarlo á padecimientos que minen su salud. La incomunicación es un sistema bárbaro de corregir; el ejercicio de la palabra es de absoluta necesidad para la vida; el silencio prolongado predispone á la tisis y puede ocasio- nar la locura. * El aislamiento propiamente tal, carece de esos defectos, no Lega hasta la familia, conserva la amistad, facilita la ins- trucción y corrección del preso, le hace amar un trabajo que antes tal vez desconocía, y le encarrila por el sendero de la conveniencia y consideraciones sociales, á la honradez. 16 El aislamiento así considerado, hará forzosamente que dis- minuyan los crímenes, disminuyendo los criminales, y cuan- do así no fuere, al menos evitará que con el frecuente recí- proco trato de ellos se sublimen los delitos. Verdad es que el aislamiento procura el fastidio y los re- mordimientos, pero esos inconvenientes entran como medio correctivo en las miras de la ley. Reasumiendo: debería haber cárceles de hombres y de mu- jeres, en cada una de las que seria conveniente crear depar lamentos conforme á la clase de las personas y categoría de los delitos, pero mejor que todo esto, seria establecer un ais- lamiento bien entendido. HIGIENE DE CARCELES. . AS cárceles para que sean higiénicas, deben tener con- (liciones determinadas, de las que unas se refieren al edificio destinado á ser prisión, y otras á los individuos que en él expiarán alguna falta. Las primeras son las mismas que exige cualquier local que va á habitarse por un número mayor ó menor, pero siem- pre grande de personas; las últimas, las que atañen de un modo directo á la persona del preso. Son aquellas relativas á la übicación, capacidad, ventila- ción, luz, etc., de la prisión; son las últimas, las que se concre- tan á la alimentación, pasiones, aseo, vestidos, trabajos é ins- trucción de los presos. Voy á ocuparme de cada una en el orden indicado. ÜOiiES HIGIENICAS i lOS EDIFICIOS CARCELARIOS. .ÜBICACION. La respiración de un individuo, y con mayor razón la de muchos, vicia el aire por la cantidad de ácido carbónico que íe entrega y la de oxígeno que le arrebata. 18 La atmósfera de un lugar donde asisten muchas personas, es, en general, densa, pesada y venenosa. Miasmas de dis- tintas clases forman ademas, en los lugares muy habitados, otra causa especial de insalubridad atmosférica. Una cárcel como es de suponer, ademas de las circunstancias dichas, es, según creo, un venero de emanaciones venenosas y miasmá- ticas. Es conveniente übicarlas ahí donde los habitantes de una población estén á cubierto de su influencia en la salubridad general, y si está destinada á contener un número notable de presos, debe erigirse en despoblado. Esta condición, que es de garantía para la generalidad de los ciudadanos, es ademas, como podrá, verse adelante, una ventaja para la conservación de la salud de los presos. CAPACIDAD. Todo edificio carcelario debe ser capaz, es decir, tener la amplitud necesaria para sil-objeto; sin eso, los miasmas de aglomeración diezmarían pronto á los presos. Para computar la capacidad de una prisión, es preciso cono- cer el número medio normal de presos en un tiempo dado, y el número y dimensiones de las oficinas y dependencias del edificio. El primer dato, de notoria necesidad, es revelado por las es- tadísticas judiciales. El segundo, no menos importante, se desprende de la especie de prisión de que se trate. Sin conocer el número medio normal de prisioneros, no se podría conceptuarla masa de aire que necesitan contener las habitaciones que deben ocupar, y sin contar con los departa- mentos en el plano iconográfico de una prisión, tendría ésta que resentirse de inconveniencias y defectos. Sin embargo, corno sucede con frecuencia, sobre todo en México, que los vaivenes políticos cambian la estadística así de los crímenes como de los criminales, prudente es contar siempre en los cálenlos sobre capacidad, con el número mas alto ó con otro mayor de presos, de los que acusen los re- gistros normales. Los departamentos y oficinas eoii que debe contarse en una prisión para conceptuar debidamente su capacidad, serán in- dicados en ia secuela de este escrito* VENTILACION» La química fisiológica enseña, que el aire, para no ser dele- téreo, debe tener, cuando mas, 0,004 de ácido carbónico. El hecho notorio de su ingreso incesante en la atmósfera, como producto respiratorio, me eximiría de baldar sobre ven- tilación, si consideraciones especiales no me obligaran á de- tenerme en materia tan importante* Los miasmas en las prisiones, especialmente en las que en- cierran gran número de reos, son tan intensos y numerosos, que se puede decir que su atmósfera misma es patogénica* Los miasmas, según Marcbal, vienen del hombre sano (mias- mas de aglomeración), del enfermo (miasmas patológicos), y de la putrefacción animal. Los miasmas de aglomeración procuran el tifo, la podre- dumbre nosocomial, el escorbuto, la disenteria, y la gangrena costrosa; y empeoran las enfermedades que no producen, di- ficultando su franca evolución. Gran número de úlceras se eternizan en departamentos donde hay mnebos enfermos y se curan con solo cambiar de domicilio á los que las padecen. Los miasmas patológicos producen los mismos efectos que los de aglomeración, y ademas, según su procedencia, enfer- medades infecciosas ó no, v Los miasmas de la putrefacción causan enfermedades adi- námicas y atávicas, ó imprimen el carácter tifoideo á las que ya padece el individuo. Los miasmas de la putrefacción pueden venir de los cuer- pos vivos ó de los muertos. Las úlceras gangrenosas y todas aquellas que de modo alguno tienen el carácter fagedénico, producen mortíferos efectos en las salas de los hospitales. Ya se lian visto llagas ó ulceraciones de mal carácter ser re- sultado de la agravación de otras enfermedades ó aun de ver- daderos envenenamientos sépticos. Los miasmas de los estados sano y morboso, aunque pue- den obrar directamente sobre varios puntos de la economía, tienen como principal absorbente el pulmón. Los de la pu- trefacción se absorben ademas por cualquiera solución de continuidad de la piel. Los ataques de los miasmas de aglomeración á la salud, son tan invisibles como certeros; su influencia es lenta, pero decisiva y eficaz:, y sus peligros tanto ó mayores qtíe los de Ja putrefacción, por la confianza en que Vive el que los absorte y lo lejos que está de suponer la influencia perniciosa que sobre él están ejerciendo y que á la larga descubrirán mortí- fetos efectos. De esas tres especies de miasmas hay en las prisiones, cuando su estado higiénico no es el conveniente, y la razon- es clara. Es un hecho que en las cárceles comunmente se agru, pan reos en número mayor del que pueden higiénicamente con- tener. Lo es también que muchos presos padecen enfermedad des que, aunque no exigen cama, pertecen al grupo de aquellas que determinan un desprendimiento de exalaciones nocivas, y en este número cuento las ulceraciones en las piernas, los accidentes venéreos, las otorreas, etc. Esta especie de lesiones, que necesitan para su curación un aseo prolijo, no son trata- das de la manera conducente en un lugar en que, como en la cárcel, se sacrifican la salud y bienestar individuales á la se- guridad del delincuente. Es un hecho, por último, que los ex- cretes y desperdicios de las sustancias animales arrojadas en los caños ó atarjeas entran en fermentación y originan des- prendimiento de los miasmas relativos. De todo lo anterior se deduce que el encarcelado está cons- tantemente circundado de ajen tes deletéreos, que una buena higiene debe remover. Pues bien, es necesario sanear, purgar la atmosfera de tanto agente morbífico y para esto como para la renovación del aire viciado por el acto respiratorio es del todo necesaria una perfecta ventilación. 21 PATIOS. La amplitud de los patios de las prisiones coopera mucho ála buena ventilación. Cuando el aire está encajonado, cir- cula con dificultad en los diversos departamentos de un edi- ficio. COMUNES Y JARDINES. Pero no hasta que una prisión esté perfectamente ventila- da, es necesario además que la producción de miasmas sea entorpecida en lo posible; la putrefacción de sustancias orgá- nicas adquiere después de algún tiempo, un acrecimiento de actividad que los vuelve mas y mas peligrosos. Seria bueno por lo mismo I? Que los comunes en las pri- siones comunicaran con atarjeas, por las que constantemente corriera agua limpia, ya proveniente de algún manantial ve- cino ó ya de los derrames de las fuentes; y 2? Proveer á las prisiones de los desinfectantes naturales de la atmosfera, es decir de árboles y plantas. Los jardines al mismo tiempo que purifican el aire, alegran la vista y predisponen á los actos reflexivos tan útiles para la corrección de los presos. LUZ. Otra condición no menos importante en una prisión es que esté suficientemente Iluminada. La luz es para los hombres como para las plantas, absolutamente necesaria. La anemia, la escrófula, la tuberculosis y gran número de caquexias re- sultan en gran parte de la falta de insolación. Con justicia uno de nuestros célebres maestros ha dicho que la mejor medicina para curar la anemia, es el sol. Pero á pesar de esa verdad tan notoria, de lo que menos se cuida es de que entre luz á las habitaciones de los presos. No puede esplicarse de otra suerte esas trabas constantes á su entrada, que casi siempre tamisan la muy necesaria pa- ra no caer. Cierto es que la seguridad es muy de atenderse en las cár- 22 celes, pero no lo es menos que la salud no debe posponerse y por otra parte, colocados los departamentos de una manera conveniente, podrían á no dudarlo llenarse ambas condi- ciones. JDOEMITOR lOS. Para valuar la capacidad de los dormitorios, es necesario tener presentes ciertos datos. En México el adulto introduce á su pulmón en cada vez que inspira 500 gramos de aire; en 20 inspiraciones que ve- rifica por minuto 10 litros, en 1,200 que hace en una liora 600 litros; en 28,800 que tiene en veinticuatro horas 14,400 litros ó lo que es lo mismo de 14 á 15 metros cúbicos de aire. El adulto espira eu un minuto 4,51 gramos de acido car- bónico y en 24 horas 6.404,40 gramos ó sean 176 gramos de carbono. El mismo por la piel y en 24 horas elimina una cantidad de ácido carbónico valuable, según la relación esta- blecida por Jos autores, en 4,04 gramos de carbono. El hombre pues entrega á la atmosfera que lo rodea en 24 horas, cerca de 185 gramos de carbono ó sea 6.865,89 gramos de ácido carbónico. El aire inspirable para no ser deletereo debe, según lo an- tes dicho, contener una cifra de ácido carbónico menor que 0,004; el que rodea al adulto debe ser eu consecuencia y sal- va la cantidad que su respiración consume, mayor de 18 litros. Esta cifra convertida en metros cúbicos y sumada con la anterior dá un total de aire necesario para cada adul- to de 33 metros cúbicos de aire. Ahora bien, siendo esto así, si suponemos un dormitorio en que duerman 2(1 personas, resultará que la pieza destina- da á este objeto, debe contener en capacidad una masa de aire igual á 060 metros cúbicos. Pero como de ahi debe de. (lucirse el que desalojan los muebles, y computando estos por el volumen que contienen que no puede ser menos que dos metros cúbicos por cama con colchón, resulta que á los C6O metros cúbicos de aire señalados, hay que añadir 40 mas por la cantidad de aire desalojado por las camas. Conceptuando además en poco menos de G0 metros cúbi- 23 eos hasta llegar á 100 el aire desalojado por los denlas útiles do los dormitorios, resultará que por término medio un dor- mitorio para 20 personas, debe tener la capacidad de 760 me- tros cúbicos cuando menos. Y siendo la altura media de las piezas la de 5 metros, es evidente que puesta una latitud de 7, un dormitorio destina- do á 20 presos, para ser higiénico, debe ser de 22 metros de largo. Las condiciones del aire respirable son especialmente de atender en los dormitorios, por que, ahí y durante de 11 á 12 horas permanece gran número de individuos y porque el alumbrado necesario á la habitación, y el tabaco que en su mayoría fuman los presos, consume mayor cantidad de oxíge- no atmosférico. EYEERMEEIA. La enfermería en una prisión es una exigencia higiénica que no queda perfectamente suplida, con los hospitales de cárceles. Multitud de veces he visto que reos verdaderamente en- fermos, no son pasados al hospital por ser famosos crimina- les, que con justicia se teme escapen de un lugar en que no hay todas las seguridades que deben rodear una prisión. Suce- de también que reos con alguna lesión leve, son reputados con razón no merecedores de ir al hospital, y tienen que curarse inconvenientemente en las prisiones si no hay enfermería. La enfermería de una cárcel debe tener, no solo todas y ca- da una de las condiciones higiénicas que requieren las de su género, sino cierto atractivo que endulce, que suavice las pe- nalidades del que, sufriendo en el alma la lucha de las pasio- nes ó del remordimiento, tiene también una enfermedad. Nótese que las fiebres pestilenciales, las atóxicas y adiná- micas, matan frecuentemente á los presos; y si de este hecho hay que deducir alguna consecuencia, ésta será ciertamente que sufre mucho su moral, y que las enfermedades mas fre- cuentes en las prisiones, son las que resultan de envenena- mientos miasmáticos. Las enfermerías deben estar colocadas en el lugar mas 24 ventilad!) y sano del edificio, porque nadie ignora que los pa- decimientos morales impulsan y á veces violentan los del cuerpo. CONDICIONES HIGIENICAS PARTICULARES A LOS PRESOS. He referido, aunque someramente, las condiciones necesa- rias en un edificio carcelario, para que sea conforme á la hi- giene. Voy ahora á hablar de las condiciones subjetivas de los presos, tanto ó mas importantes que las señaladas hasta aquí. ALIMENTACION. La comida de la cárcel debe,adecuarse á la mayoría de las fortunas, porque de todas condiciones son los presos; pero co- mo se podría objetar, tal vez con razón, que los fondos desti- nados á ese objeto no se prestan á los caprichos de los dis- tintos estómagos, ni ála condición de las di versas personas, creo conveniente que la alimentación que se da en toda pri- sión, adune en lo posible las dos circustancias, es decir: que al poco costo reúna la mayor propiedad en el objeto á que se destina. No podria yo marcar cuál seria la mejor; para eso era ne- cesario conocer á fondo las cantidades con que se cuenta, y? según ellas, arreglar una alimentación que siempre sea sufi- ciente, y que en todos casos sea la mas aceptable á las condi- ciones individuales de cada uno de los detenidos. Pero si no puede determinarse la clase de alimentación que debe darse á los presos, sí puede fijarse cual sea la can- tidad que en general necesiten, para sufragar los gastos de su economía de una manera competente y durante 24 horas. La observación ha enseñado, que en México, y para las ne- cesidades de un ejercicio poco activo, necesita el adulto 2.250 gramos de una alimentación mixta y de líquido, repartidos como sigue: 1.803 de agua y el resto de sustancias sólidas, hydrocarbonadas y azoadas. 25 Estas últimas deben contener, por término medio, 185 gra- mos de carbono: 11 gramos de azote, y 20 gramos de sales. Es, pues, necesario, que la alimentación que se dé al preso, tenga á juicio de perito, por lo menos las cantidades seña- ladas. La alimentación insuficiente y los perniciosos efectos que de ella se derivan, son de tal manera comunes, así en lascar- celes como en los demas edificios públicos que son sus aná- logos, que parece necesario detenerse un poco para hablar convenientemente de ellos. Villerme dice que una délas razones mas poderosas de la muerte en esos establecimientos, es la nutrición insuficiente, y que todos los directores de las prisiones han podido notar que los presos que se alimentan de sus casas, gozan general- mente de mejor salud que los demas. La razón de ese hecho es notoria. Los alimentos que las familias remiten á sus deudos cuando han caído en una prisión, son no solamente aquellos á que están acostumbrados, sino muchas veces me- jores como una demostración de afecto, y como una señal del deseo de aliviar sus penalidades, en lo que es posible. El enflaquecimiento, que puede tomarse como signo distin- tivo de que una alimentación no llena los requisitos necesa- rios para la nutrición de un individuo, y en la debida propor- ción con los gastos de la economía, no es, como dice Berard, el que se revela por la disminución de la grasa, porque este efecto puede muy bien tener alguna otra causa que la inani- ción, ó coincidir con un estado de salud perfecta, y aun algu- nas veces demostrar que se está en vía de recobrar la salud perdida, sino la desaparición de los relieves musculares y el adeígasamiento consecutivo de las carnes. La causa del enflaquecimiento que se nota en este caso, es resultado de que la absorción, ejerciéndose sobre todas las partes del cuerpo, toma los materiales que necesita para la reparación de la sangre, ó lo que es lo mismo, para la conser- vación de la vida; puede decirse que el individuo vive á es- pensas de sus propios tejidos: que es autófago. Cuando un animal cualquiera sufre la abstinencia mas ó menos larga, sus secreciones menguan en cantidad, y su aliento se vuelve fétido. Según Struve, desaparecen desde 26 luego los productos patológicos; según Collard de Martigni, cuando existe en alguna pai te del cuerpo un foco purulento ó una llaga infecciosa, una reabsorción funesta es inmi- nente. En la mayor parte de las enfermedades agudas, cuando el jugo gástrico se secreta en poca cantidad ó no se secreta, ó bien se encuentra alterado en su composición, la digestión de los alimentos es imposible. Personas se han visto vomitar ó escretar después de algún ataque febril idiopático ó sintomático, alimentos tomados con algunos dias de anticipación. La alimentación puede ser insuficiente, ó porque sea en cantidad menor de la que se necesita para sufragar los gas- tos de la economía, ó bien porque aun cuando en cantidad competente en peso, la mezcla alimenticia no encierre en la debida proporción los elementos azoados, hydrocarbonados y minerales que necesita para ser perfecta, ó bien porque condiciones individuales particulares dificultando la asimila clon de todos ó parte de los alimentos, haga que la sangre re- ciba menos materiales reparadores de los que necesita, y por tanto que la nutrición sea insuficiente. En cualquiera de todos los casos señalados, el resultado viene á ser el mismo; nada mas que en el primero el defecto puede palparse, porque el hambre misma del individuo que no queda satisfecha lo indica, ó porque las cantidades que se dan son desde luego y á primera vista incapaces de satisfa- cer áun individuo en perfecta salud. La alimentación insu- ficiente en el segundo caso, solo puede apreciarse cuando sus efectos se han hecho sentir en grande escala, y muchas ve- ces ni aun entonces son atribuidos á su verdadera causa sino que se les supone prohijados por los padecimientos morales. La alimentación insuficiente en. el último caso, puede bien conocerse cuando alguna enfermedad, especialmente gástrica ó intestinal demasiado aparente por sus síntomas indica, que la elaboración digestiva de los alimentos no es perfecta; pero cuando esto no pasa, sucede lo que en el caso anterior, que ó no se percibe ó se cree resultado de causas distintas de la que verdaderamente la ha producido. En las prisiones se procura solamente que la alimentación 27 sea abundante. Se cree que con llenar el estómago, las ne- cesidades relati vas están perfectamente cubiertas, y los acha- ques originados por la alimentación, ó los malos efectos que en la salud de los presos produce, sojuzgan perfectamente ajenos al cuidado higiénico de la alimentación. Estoy por decir que casi siempre, mejor diré, siempre en todas las prisiones, la alimentación es insuficiente por su calidad ó bien por las circunstancias indi viduales que cierta- mente pueden mejorarse. La alimentación para ser higiénica necesita también ser variada. El estómago no.resiste la monotonía no solo de los ali- mentos que no estimulan, sino aun de los que prefiere el gusto. En las cárceles constantemente se observa lo contrario á esas reglas; un poco de arroz, un trozo de carne, cocida gene- ralmente, unos pocos de frijoles y una torta de pan, forman el alimento diario é invariable de los presos cualquiera que sea su categoría. Y si es cierto, como Moleschot lia dicho, que las pasio- nes cambian con los alimentos, y si es cierto como lo confiesan todos, que la buena salud y el vigor predispo- nen á pensamientos nobles, ninguno negará la importancia suma que tiene la alimentación que se administra á los presos" Pero haciendo abstracción de la parte moral, y concretán- dose solo á la salud física, hay que advertir que la nutrición insuficiente, vuelve muy suceptible al hombre á las diversas influencias morvíficas que lo rodean, y que en una prisión se encuentran en mayor número y que causa por sí mismo un gran número de enfermedades, entre otras la gangrena pul- monar , los tubérculos y los entozoarios. Es de notar también que la monotonía en la alimentación desagrada al principio, enfada después y termina por quitar el hambre. La alimentación suficiente y variada, es no solo necesaria para una buena nutrición, sino que también es un buen re- curso terapéutico. Quizá por eso Louis ha dicho que los ali- mentos adecuados son excelentes remedios. Suponiendo que la alimentación llene todos los requisitos convenientes en cuanto á su cantidad, calidad y oportunidad, hay que advertir que todavía existen recursos, que sin costar 28 demasiado, favorezcan ó activen la digestión en personas, que como los presos, hacen poco ejercicio, y necesitan que una nu- trición buena los haga poco accesibles al gran número de ele- mentos morvíficos que los rodean. Los condimentos alhagan al paladar, despiertan el apetito, provocan por la oscitación gástrica, que es la consecuencia de su ingestión, afluencia de los líquidos digestivos y por tanto una mejor digestión. Por eso Haller hablando de los condimentos se expresa así: ’lCíhi amorem aliquantum augent, saporem gratum addunt et ventriculi vires musculares, etiam exhalacionem internam au- gent.v Por eso también Bouchardat, hablando de los condimentos dice que: aun cuando no puede desconocerse que tienen sus peligros, es cierto también que ejercen una poderosa influen- cia aun para disminuir la acción de ciertos alimentos, y la re- pugnancia que se tiene por otros. Un condimento, puede llamarse asi, del que por desgracia se hace un abuso incalificable en las prisiones, es el alcohol. Tomado con cierta medida, tonifícalos órganos, Ipvorece las digestiones; y ademas por el ácido carbónico que es uno de los elementos de su descomposición dentro de la economía, puede reputarse como un verdadero alimento. Sin embargo, sus efectos son.tan pasajeros, que no es capaz de procurar una buena nutrición. El abuso de él trae á la larga una atonía digestiva, resul- tante del agotamiento que las frecuentes exitaciones produ- cidas en la túnica muscular del estómago, determinan con el tiempo. Los ébrios de profesión se conforman con una alimentación sólida, corta; su nutrición es consecutivamente insuficiente y los peligros á que su salud se encuetra expuesta, son en con- secuencia nu mero sos. PASIONES. Aunque no parezca este el lugar natural de este párrafo, he creído conveniente hablar aquí de pasiones, porque como Galeno lo hizo notar alia en la juventud déla medicina, y co- mo Cabanis lo Impuesto fuera de duda después; el influjo de la alimentación es tan decisivo sobre las pasiones, que con variarla puede lograrse hacer aun hombre prudente ó indo- cil, hábil ó incapaz, casto ó lascivo, El alma en sus diversas manifestaciones se sujeta á la cons- titución orgánica. La influencia del físico sobre la moral, es un hecho por mas que parezca rara, á los que no se detienen á meditarla. El cerebro y el estómago tienen entre sí una perfecta sim- patía; sus padecimientos son recíprocamente resentidos, pero de la misma manera que están de acuerdo 6n sus sufrimien- tos, lo están en sü dinamismo normal. El trabajo de la inte- ligencia y el digestivo, cuando no son contrapesados pruden- temente, daílan el Uno al otro, siempre con perjuicio de la sa- lud general, y en uno ó en otro caso procurando también el aumento de una función con detrimento de la otra. Distintas opiniones se han vertido por los fisiologistas y los filósofos, sobre la naturaleza de las pasiones y sobre la manera de encarrilarlas convenientemente, asi para la tran- quilidad de los pueblos, como para la moralidad de los in- dividuos. Tinos del grupo de los materialistas sostienen con Gal! y Spurheim, que las pasiones son resultados de la organización cerebral, y que las diversas manifestaciones de ellas, están bajo el yugo sultánico de los órganos. Otros con los espiritualistas creen que las pasiones son me- dalidades del alma, que ésta puede sujetar ó variar por me- dio de una de sus facultades, la voluntad, Para los que sitúan las pasiones eu los órganos, ellas signi- fican impulsos instintivos, resultados necesarios, consecuen- cias obligadas. Para los que suponen que las pasiones son Una manera de ser, una faz del alma, ellas dependen del libre albedrío del individuo, y consecutivamente son resultados posibles pero no necesarios. Difícil es decidir quienes tienen razón, aunque para mí pro- pósito unos y otros están acordes en un hecho de la mayor importancia; el alma, por medio de la organización cerebral, expresa sus pasiones. Siendo esto exacto, natural, lógico en que todos los modificadores de la organización tengan sn participio cu la causalidad de las pasiones, y que todos los cambios nutrí ti voá ejerzan sobre ellas decisiva influencia. El higienista, en mi concepto, tiene que averiguar cuáles son los agentes físicos que procuran ó favorecen el desarroyo, ó mas bien, las manifestaciones de una pasión, y cuáles los que las estorvan ó dificultan; el moralista debe investigar las tendencias de la pasión en la parte conducente á la educa- ción social. Es un hecho fuera de duda, que contrariar directamente una pasión es exaltarla. Los legisladores mas sabios de que hace mención la historia, han halagado diestramente las pa- siones del individuo, ó bien han calcado sus malos resultados para dar tiempo al raciocinio de fijarse en ellos para encarri- lar el pensamiento. Feutchtersleven, en su celebre higiene del alma, expresa con bastante justicia una manera apta, fácil y expedita de conducir á los individuos á la moral, y es hacerles creer que son lo que uno quiere que sean; un hombre á quien constan- temente se llama necio, pronto llegarán serlo; otro á quien se le nombra inteligente, prearará, á no dudarlo, merecer cuanto antes el adjetivo. Laugel ha dicho que las pasiones son hijas del instinto y del raciocinio, que participan de uno y otro, y que, según la predominancia de aquel ó del último, las pasiones toman tal o cual carácter. Guando las pasiones no tienen el objeto á que naturalmen- te propenden, se acaban ó se desvirtúan, y nadie ignora cuán- ta es la importancia del ejemplo y cuánto el influjo (lela dis- tracción que ocasiona el trabajo para desorientar las pasiones. Eennir en una prisión á malvados con personas que por su honradez se han distinguido siempre y á quienes una fal- ta, tal vez ligera, hizo ingresar á ellas, es una necedad snpi- ni, es inocular el virus de la maldad en terreno fértil. En un opúsculo como éste no es posible extenderse sobre un punto de tanta trascendencia, pero todas las aseveraciones hasta aquí apuntadas, que dia á día se confirman por la ob- servación, bastan, en mí concepto, para darles el giro conve- niente á los actos apasionados del hombre. 31 ASEO. El aseo, tan necesario aunque tan difícil de conseguir en un preso, es, sin duda, la primera de las circunstacias que debe te- ner para que su salud sea completa. Seria conveniente que en el mismo edificio hubiera baños tibios y fríos, como los debe haber en los hospitales, y que de tiempo en tiempo, con cier- ta periodicidad, se bañaran todos los presos. Los baños trios especialmente, vigorizan la constitución y fortifican contra toda especie de ataques miasmáticos, favoreciendo una perfec- ta nutrición. Los baños son tanto mas necesarios en las prisiones, cuan- to que está fuera de duda que favoreciendo la transpiración, preservan no solo délas enfermedades que incidentalmeute atacan al individuo, sino aun de aquellas que afectan el carác- ter epidémico. llamazini cree, con razón, que los baños frecuentes preser- vaban de las enfermedades á los artesanos de la antigua lío- nía. Creo también que todos los presos deberían cambiarse fre- cuentemente la ropa; pero como hay algunos que no tienen proporción para hacerlo, no seria fuera tlel caso que, cómo en los hospitales, hubiera una ropería al menos de las piezas mas necesarias, como son las ropas interiores, paraobligará los pre sos al aseo, del que la misma administración podía convertir, se en vigilante. El gasto d,el lavado, que sería aquello en que mas se pararala administración, podía ser retribuido con poco á las presas que en ello verían una ocupación. Seria bueno ademas exigir que los mismos presos se ocupa- ran en asear sus ropas exteriores, lo que de la misma mane- ra que para las presas sería una distracción á la que pronto se habituarían y que constantemente traería el buen resulta- do de distraerlos y de hacerlos menos susceptibles á las enfer- medades. Lo que he dicho respecto de la ropería que suministrara 32 vestido á los presos, rae parece mas importante tratándose de las piezas necesarias para el aseo de sus respectivas camas. Aunque fuera de paja, la administración podía surtir dele- dios á los á ellos acostumbrados, y cuidar de su limpieza de la misma manera que de la de los vestidos. ESCUELAS Y TALLERES. Es de la competencia directa de la moral y de la higiene el establecimiento de ciertas oficinas que, como una biblioteca, fábricas y talleres, conducen ya á la educación social, objeto al que deben dirigirse los castigos, ya para proveer álos reos de un modo honesto de subsistir cuando absueltos ó compur- gados salgan de la prisión jiara ingresar al seno de su fami- lia, ya para procurarles la salud-, que desde el punto en que se ponen bajo la acción de la justicia, está como su corrección, bajo su inmediata y exclusiva influencia. El estudio alimenta el espíritu con ideas sanas, impulsa ca- si siempre á un arrepentimiento sincero, y con él, por mas que parezca utópico, á desterrar las causas de los delitos. La ciencia es el mejor estimulante de la virtud. Contra de- litos y crímenes, ilustración; de conseguir que un hombro estu- dteá conseguir que medite, solo hay un paso; y de aquí á que vuelva al sendero de la honradez, dista bien poco. El trabajo corporal fortifica y vigoriza la constitución; ale- gra el espíritu, ducifica las penalidades y hace soportar la vida. El trabajo corporal es, como todos saben, el mejor condi- mento de las comidas; el que más favorece la absorción; el que más coopera á la buena nutrición de los órganos. Gran mayoría de los delitos son resultado déla vagancia; muchos individuos cometen faltas que castiga la ley, porque odian un trabajo que rio conocen, ó por lo poco lucrativo del que ejercitan. Para que el trabajo produzca sus efectos, es necesario que no supere á las fuerzas, que no sea excesivo. Si eso fuese, el efecto moral seria contraproducente, el higiénico nulo y la 33 aversión á la ley ó á los que la aplican legítima; la enferme- dad se cebaría bien pronto en una máquina gastada. El preso debe ver en su sufrimiento una sábia, prudente y necesaria corrección, no una venganza; y téngase presente que, como dice Castelneau, los presos, como los soldados, son buenos jueces de la capacidad de sus administradores y vigi- lantes. Si el hombre, al salir de una prisión, no ha conseguido ins- truirse, ni ha conquistado el amor al trabajo, en próxima oca- sión y cuando causas semejantes orillen á resultados pareci- dos, es inminente la práctica de los mismos delitos ó de otros que aconseje la astucia y previsión, aleccionadas por desgra- cias anteriores. Los talleres y fábricas deben abarcar aquellos ramos que, por aprenderse fácilmente, por adaptarse á la educación de los presos, y por procurarles prontos y seguros resultados pe- cuniarios, sean capaces de animar á su aprendizaje» De otra manera, los discípulos se fatigarían bien pronto ó aborrecerían el trabajo. Es útilísimo, ademas, establecer premios que garanticen el provecho de los planteles ála administración y el resultado práctico para los presos. Es fuera de mi objeto ocuparme especialmente de ellos, y la parte del edificio carcelario destinada á la instalación de los talleres y fábricas, debe encontrarse en lugar convenien- te, lejos del bullicio de las prisiones, y en sitio que convide al recogimiento. Su dirección necesita hombres de especial talento, de esmerada instrucción, de voz y moralidad persua- sivas; uu hombre ad-hoc que nunca trate con dureza á sus discípulos, que en cada preso vea un hijo desgraciado. Qué fácil sería encontrarlo, si se buscara cou esmerado empeño. Concretando todo lo dicho, resulta: 1? Que una cárcel debe ser, así una escuela donde las artes y los oficios marchen al lado de la ilustración del pensamien- to, como una penitenciaría en la que el hombre encuentre la corrección y las penas á que lo hicieron acreedor sus faltas: y 2?, que aunque el medio mejor de encarcelamiento sería el de aislar á los presos, cuando este sistema no pueda seguirse por circunstancias especiales, la prisión debe ajustarse á los preceptos siguientes: 1? Ser dividida en secciones especiales á cada sexo, y sub- dividirse en departamentos, conforme á la especie de perso- nas, y la clase y categoría de los delitos* 2? Ser capaz, ysi está destinada á gran número de pre- sos, übicarse en despoblado* 3? Estar bien ventilada, tener patios amplios, comunes aseados, vegetación profusa y buena luz. 4? Tener sus dormitorios las dimensiones á propósito, se- gún la cantidad de presos que en ellos habiten; y la enfer- mería establecerse en la parte mas sana y mejor ventilada del edificio, y tener cierto atractivo para los presos enfermos. 5? Alimentar convenientemente á los presos. 6? Dirigir con tino y mesura sus pasiones, ya para con- servar su salud, ya para hacer su corrección pronta y eficaz. 7? Procurar el aseo del preso, ya en su persona, ya en sus habitaciones y muebles; reglamentar su trabajo y favorecer su estudio, cosas todas útiles, no solo para las miras de la moral, sino también para las de la.higiéne. Establecidas estas conclusiones, ellas van á servir de pie- dra de toque, para decidir si las prisiones de México se con- íorman ó no- con las reglas higiénicas* CÁRCELES DE MEXICO. SOCO se sabe sobre el tiempo en que se fundó la prime- ra cárcel en México, y sobre el sistema penal que en ella se observaba. Por lo que he podido investigar, sé que antiguamente ha- bía dos cárceles, una para detenidos, conocida por la Dipu- tación, y otra para los presos adultos, encausados ó senten- ciados, llamada de Corte. Los jóvenes menores de edad ex- tinguían su condena en el Hospicio de pobres. La cárcel de Corte estaba situada en el Palacio donde ahora está el Cuartel del primer Batallón de Infan- tería. Motivos que se ignoran por haber perecido los archivos en tiempo de la invasión americana, hicieron que en 1831 se hubiera suprimido la cárcel de Corte, trasladando á los presos á una cárcel especial, que había construido la Santa Hermandad, con el objeto de encarcelar á los ladrones, de cuya persecución se había encargado. Esta cárcel se llamó de,< la Acordada, por haberse dado un acuerdo especial por el gobierno para que la Santa Herman- dad la tuviera. 36 La disolución de esta comunidad hizo cesar el objeto del edificio construido para cárcel, y fué cuartel por algún tiem- po, hasta que en el año antes citado, se dispuso destinarlo á su primer objeto, para lo que se le hicieron las reformas ne- cesarias, según lo expresa una lápida que aun existe arriba de la entrada del cuartel de Caballería del Distrito, y que á la letra dice: “Siendo presidente de la Eepública, en ejercicio del poder ejecutivo, el Excelentísimo Señor general de Divi- sión D. Anastasio Bustamante, y Ministro de Justicia el Ex- celentísimo Señor D. José Ignacio Espinosa, se restituyó es- te edificio á su primera erección de cárcel pública, amplián- dola y mejorándola para mayor seguridad de Jos presos, bajo la dirección del Señor Coronel D. Manuel Barrera. Año 1831.’’ Describir lo que fué esta cárcel, sería recordar una época luctuosa yde vergüenza para México. Patios tan estrechos que parodiaban los antros inquisitoriales; dormitorios tan oscuros y húmedos, que podrían haberse tomado por cala- bozos del feudalismo; pisos tan bajos que podrian haberse llamado subterráneos; una fuente pequeña, escasa de agua, y tan baja, que muchas veces sus derrames se mezclaban con sus aguas; albañales sin corriente, que á la menor lluvia inun- daban todos los departamentos inferiores, hé ahí lo que era eso que impropiamente se llamó prisión, y que en realidad fué el sitio donde odiosos magnates torturaron la libertad del pensamiento, y conculcaron los altos derechos de la hu- manidad. En el año de 1862, y durante la estación de lluvias, fué pre- ciso suspender la administración de justicia algunos dias, porque las aguas que inundaban la calle la anegaron de tal modo, que hicieron imposible la entrada de los empleados judiciales á las oficinas situadas en el edificio. Mientras se practicó el desagüe, muchos presos no se acostaban en la no- che, porque no cabían en los corredores altos, á los cuales se subieron. El desden délos Municipios, la crueldad de los empleados, y los instintos criminales, siempre asesados en los presos, hacían de esta cárcel un verdadero barrio de los milagros en Paris, una sentina inmunda de miseria. 37 Al entrar á la Acordada el preso, se despedia no solo de su libertad, sino del aire, de la salud; desde ese momento su cuerpo comenzaba á absorver miasmas deletéreos, y su espí- ritu emanaciones del crimen. Aquel sinnúmero de séres desgraciados sufrían, durante su permanencia en esa prisión, todos los rigores del abati- miento físico, y pasaban por todas las fases de la degradación moral. A estas causas de insalubridad del edificio y á las que originaba la mala alimentación, había que agregar otras ori- ginadas por punibles abusos. Los reos que por su mayor criminalidad ejercían cargos, ¡ verificaban comercios perjudiciales ála salud de los reos. Au- torizados por los empleados superiores, ó quizá de acuerdo con ellos, alquilaban en las noches inmundas frazadas para que se abrigaran los presos recien caídos; después de haber reci- bido el precio del alquiler, á media noche ó en la madrugada, cuando el rigor del frió se hacia sentir con mas fuerza, iban á despojarlos de esos abrigos, con el objeto de explotar su ne- cesidad, exigiéndoles nuevo alquiler ó bien alquilándolos á otros. Los presidentes exigían también á los presos asear la fuen- te, introduciéndose en ella desnudos, ó comprar su benevo- lencia con dinero, en cuyo caso quedaban exentos de esc ser- vicio. No era extraño que el estado sanitario de la prisión fuera deplorable, y que las enfermedades palustres diezmaran cons- tantemente á sus moradores; no era raró que los que resis- tían á tanto agente mortífero, estuviesen macilentos y enfla- quecidos. Estos hechos impulsaron al C. ingeniero Francisco Yera, Director de obras públicas, á iniciar en el año de 1862 la tras- lación de la cárcel nacional al colegio deßethlem. Esta idea fué bien acogida por parte del O. Manuel Terre- ros, Gobernador del Distrito, y del C. Agustín del Eio, presi- dente municiifal; y para plantearla se comisionó al mismo Director de obras públicas, para solicitar que la federación cediera al municipio el edificio de Bethlem, con el objeto de pasar allí la cárcel nacional. 38 El C. Jesús Teran, Ministro de Justicia, accedió á esta so- licitud, y el edificio fue ocupado en nombre de la ciudad, co‘ menzándose desde luego las obras necesarias para adaptarlo á su nuevo destino. La nueva cárcel debía, no solo ser mejor, sino que en ella debían abolirse los productivos abusos de los empleados. Estos, y la codicia de aquellos á cuyas pezquizas se babia escapado un hermoso edificio adjudicable, opusieron gran re- sistencia á la traslación de los presos, retardada ya por la demora en la obra que no podía hacerse con violencia por las escaseces municipales. A punto estuvo de perderse esta mejora, sin un acto de verdadero atrevimiento del Director de obras públicas, que sabedor de que se trataba de vender el edificio y de volver á los presos á la Acordada, lo avisó al Sr. del Eio, y concertaron inutilizaren la misma noche el antiguo edificio, para lo cual con' siguió el Sr. Vera con los arquitectos, las cuadrillas y herra- mientas necesarias, porque el Ayuntamiento no las tenia, y á las ocho de la noche, hora de la cita, reunió en la Callejuela unos cien hombres que se dirigieron á la Acordada, y toda la noche se emplearon en quitar rejas, destruir techos y demo- ler el edificio en su parte oriental. La mañana del dia siguiente alumbró las huellas de la Ave- nida de Humboldt, ó hizo imposible la restitución de la cárcel á ese edificio, quedando definitivamente éu el de Bethlem. tfBoUAJUx/ ySctyCí/. I.Patio del común de presos] 4. Común. Sy 3. Dormitorios S.Patio de tas presas. CROQUIS DE LA PARTE OCUPADA POR LOS PRESOS EN LA CÁRCEL DE CIUDAD. 1 .Alcaidía. 2. Comisaría. uuunaaiia. 3. lirada al Departamento de hombres. 4. 5 y 6. Pasillos. /.Departamento de Providencia. 8. Coarto de camillas. 9ylo. Distinción. 11. Cora.ua 12yl3,PasilIospara el Depart0 de mujeres 14. Distinción IsylB,I)omitimos 17. Sa!a de curaciones. 18yl9 Separos-20.Inspece.dePoticia. 21 • Cuarto - 1 crq- ÍT o » 0Q g.« > . s *53 «t> § q * g s 2 sil?' Cu Cu a3 o. ||| oj a. rti-gi g o. “ c. gis* “ £* ’ 2 —3 f Patio 20.31 21.32 8,07 15,15 5,61 5,00 '282,99 119,60 40,35 55 8,00 7,50 Común de los presos. Planta baja. J Dormitorio - 1 Id. 956,80 302,62 52’ei 55 2. 1. 55 1. 1. 55 8,55 4,27 55 150 1 Común 3,00 2,00 6,00 4,00 24,00 1. 2,00 HOMBRES.' ■ . C Dormitorio 6,46 4,05 25,96 5,00 129,80 1. 1. 5,77 5 Distinción.... - - ) ] Id. 5,52 3,00 16,56 4,00 66,24 1. 1. 3,60 Separas > Planta alta. ) Seis piezas (Cada una) 3,25 2,35 7,63 4,00 30,52 1. 2,00 1 ■ Providencia.— ) (Una pieza 7,00 5,00 35,00 6,00 190,00 1. 1. 4,52 25 t Patio 6,86 5,35 36,70 101,53 40,08 55 4,00 5,00 r Común de las presas. Planta alta. 1 Dormitorio 14,30 8,30 7,10 4,83 406,12 200,40 >> » 2. 1. 55 1. 2. 55 3,50 5,75 55 80 MUJERES- < ( Id. 99 [ Distinción...... Plante alta. Distinción 6,78 5,56 37,69 5,00 188,45 1. 0 6,71 99^ 5 v> (*) Aunque esta superficie debería ser de 307, m. 70 cuadrados estando ocupada una parte del patio por la escalera y el común la superficie real es la indicada, Estado que manifiesta las dimensiones, capacidad y area de ventilación de los departamentos habitados ó frecuen- tados por los presos, con esprmon del número medio normal de detenidos, que á ellos concurren. CARCEL DE CIUDAD CÁRCEL DE CIUDAD. w A cárcel denominada de Ciudad ó Diputación, está si- tuada en el centro de México, liácia el Sur de la plaza de la Constitución. Antiguamente tenia solo entrada por la escalera que con- duce á las Casas Consistoriales, pero el año de mil ochocien- tos sesenta y tres, siendo presidente del Ayuntamiento el Sr. D. Manuel Terreros, se le abrió otra por la calle de la Calle- juela, que está al Este de la manzana. Esta última, es hoy la entrada casi exclusiva de la prisión. Actualmente la antigua cárcel de Ciudad está destinada á los detenidos y arrestados. El croquis y estado adjuntos, acusan los datos topográficos y estadísticos mas importantes que á ella se refieren. 42 Me permito hacer algunas observaciones para que se pue- da formar sobre esta cárcel un juicio exacto. El patio principal de la Diputación es desaseado; sus pare- des muestran las piedras á descubierto; en el piso faltan mu- chas losas, y en su lugar hay depósitos de aguas sucias y orines, que expuestos á la acción solar, vician el aire que se respira en ese patio, que por otra parte, no tiene abrigo nin- guno contra el sol ni las lluvias. Una fuente colocada en su centro, surte de agua para las necesidades de la prisión. El dormitorio principal tiene á los lados camarotes de mampostería. Entre la pared y la cabecera de ellos está una acanaladura que tiene un objeto por demas curioso. Los presos guardan una parte del atole que les dan para su ali- mento, y lo vierten en ella para interponer así un ancho foso á las chinches, que en prodigiosa cantidad descienden en la no- che por las paredes, y los molestan extraordinariamente con sus piquetes. El piso de los dormitorios, así como los camarotes del prin- cipal, son embaldosados, las paredes sucias, descascaradas y en una zona, corno de una vara de ancho arriba del camarote, hay manchas de sangre, en tal cantidad, que parece que la pa- red ha sido salpicada de intento; siendo toda esta suciedad resultado de la huella dejada por los dedos al haber matado una infinidad de chinches. ■ En los dormitorios duermen generalmente 150 personas. Debajo de la escalera del patio principal, está el común del departamento de hombres, muy digno de fijarse en su des- cripción, por ser el tipo de los mas insalubres y sucios. Por una puerta cuyo umbral deja ver un albañal lleno de escre- mentos y de orinas en fermentación, se asaltan, esa es la es- presion, las tablas del común, no para sentarse, lo que equi- valdría á hundirse en nauseabundo fango, sino para escretar en la situación mas incómoda, aunque también menos peli- grosa para el individuo, que al salir de allí, se percibe impreg- nado de horrible fetidez. , Cerca del ángulo S. E. del patio, y casi al pió de la venta- na que dá al dormitorio mas chico, está un meadero en forma de alcantarilla; el caño que debería desahogarlo no está en corriente, y por consecuencia están estancados los orines en 43 descomposición, y su hedor es muy semejante al del común ya descrito. El departamento de Providencia, está destinado á los que por su encargo son odiosos á los presos; tales como los agen- tes de policía y los de los resguardos. En un rincón de la pieza que constituye este departamen- to, hay constantemente un barril con orines, desprendiendo gran cantidad de miasmas que hacen penosa la entrada, y de- letérea la estancia en él. La ventilación de esta pieza es verdaderamente difícil, pues no tiene sino una pequeña ventana pegada al techo, y las dos puertas que están casi constantemente cerradas. En el departamento de Providencia duermen, término mé- dio, 25 personas. Ninguna de las pequeñas piezas que forman los separes tie- ne ventana; una verja colocada en una ranura hecha á la puer- ta, es la sola entrada para el aire y la luz. En el departamento de mujeres, la distinción está en la pie- za de la presidenta, no hay separos. En el dormitorio principal de presas, que es una extensa galera, hay solo dos pequeñas ventanas, que por su situación de un solo lado y en un rincón de la pieza, dificulta, si no im- posibilita, la circulación del aire y la conveniente iluminación. En el patio del departamento de mujeres, está una fuente y un lavadero alto, cuyos derrames van á dar al común que es regularmente aseado. Según he podido informarme, no hay reglamento alguno que sirva para el régimen interior de la cárcel de ciudad. Los detenidos se levantan mas ó menos temprano, según el empleado que está de vigilancia; todo el dia permanecen en el ocio. El alimento que reciben los presos de la Diputación, les viene del que se hace para el común de los presos en la cár- cel nacional. 407 gramos de atole de maiz y 133 gramos de pambazo, entre 9 y 10 de la mañana, por desayuno; 343 gra- mos de caldo (cocimiento de carne con verdura y garbanzos), 437 gramos de sopa de arroz, 187,50 gramos de carne cocida y 125 gramos de pan de birote entre 12 y 2 de la tarde por comida; 407 gramos de frijoles guisados, y 125 gramos de pan común entre 5 y 6 de la tarde por cena. Alimentación. Alimento*. Peso en gramos, j Parte sólida. Parte liquida. Carbono. Azote. Sales. Grasa. n í Atole Desayuno,.. | pan C Caldo con legumbres,.. Comida.... i ®°Pa de arroz } lame cocida 1 Pan Cena i £rijoles ( .ran 407.00 133 00 343.00 437.00 187,50 125.00 407.00 125.00 51, uü 86,00 19.00 204.00 58.00 81,25 326.00 81,35 356,12 46,55 324,14 233,00 129,50 32.75 81,00 32.75 13,18 39,23 2,40 102,00 29,00 36.87 134,00 36.87 1.34 1,44 0,69 4,46 7,50 1.35 16,00 1.35 7,48 3,60 5,15 34,00 2,79 3.38 14,24 3.38 4,47 3,60 10,00 2,00 0,69 1.50 11,39 1.50 Estos datos arrojan para la alimentación de los presos, las sumas siguientes de alimentos azoados, lii- droearbonados y minerales. Alimentación. ' Carbono. Azcte. Salei. Grasa. Desayuno Comida Cena 52,41 170,27 170,87 2,78 14,00 17,35 11,08 45,32 17,62 6,07 14,19 12,89 Hé aquí las cantidades de parte sólida, líquida, carbono, azote, sales y grasa, contenidas en las alúnen tacioues señaladas. 45 Por bebida usual, agua á discreción; los presos que tienen familia y quieren, pueden recibir los alimentos de su casa. Muchas veces, casi siempre, los presos reciben el caldo y la sopa en un solo trasto, por no tener dos diferentes; y algunas veces, hasta tres y cuatro individuos comen en uno mismo. La carne por lo regular la toman en la mano. Aun cuando en esta cárcel no*deberían existir sino solo de- tenidos, están sin embargo, varios arrestados por causas le- ves, hasta extinguir su sentencia. El número medio normal de detenidos que hay en la cárcel de ciudad, es de 200. En esta cárcel no hay enfermerías; si algún preso se enfer- ma, es medicinado por el médico de cárcel, y curado por el practicante, ó bien, y según los casos, se remite al Hospital Juárez que es el hospital de ciudad. Un botiquín con las medicinas mas necesarias para los ca- sos violentos, alglinos instrumentos, una plancha y una ca- ma para curar mujeres, lié aquí todos los recursos y utensi- lios médicos que tiene ásu cargo el facultativo ó el practican- te, según las diversas horas en que son recibidos los presos, ya enfermos ó ya heridos. Consten, pues, respecto de esta cárcel, para ser aprovecha- dos á su tiempo, los datos siguientes:* 1? La Diputación tiene dos departamentos; uno para ca- da sexo. 2? Su patio tal como hoy está, es insalubre. 3? El común, yel meadero del corauu de presos, son fo- cos miasmáticos de importancia. 4o Los dormitorios de los presos son desasea- dos y mal ventilados; el de Providencia, es perfectamente in- salubre; los separos son pequeños, con poca ventilación y luz. ,5? El dormitorio principal de presas no tiene buena ven- tilación, ni está convenientemente alumbrado, ni en buen es* tad o d e aseo. ' f ‘ *••«•*■**. ■ * *i < 6? Ko hay enfermería en esta prisión. ó-i& 7? Los presos no tienen trabajo ni distracción: viven en el ocio. 8? El alimento que se les dá, aunque es abundante, no llena todas las condiciones de una buena alimentación. <íi) &\o o^íouwumío1 1,2 y 3.lortnito-/ LnllUUla üt LA HAKIt hAUIIAÜÁ PÜH LÜB PRESOS EN LA CARCEL NACIONAL. Mp iVcZcíMl&lM v /wuufeKeó, \l,2,3y4(.llDrmitQrs ríos, 4. ld.de parleros 5. Sastrería. 6. Zapatería 7. Enfermería 8. Guardo del presidente. 9ylo. Común DLPaaillo délos juzgados 12.1 d.de los se- pares. Del 13 al 30, s- eparas. 31y32 Dormito- rio deport® 33Dísfrncion 34y35.Entrada al depí°deProvíd.a Del 3f)al4tlJiizgaiÍ 4 2 Archivo. 43ÍWa de la visita 44y4).l Botiquín; cuarto del practicó 4(),47y48. Hari- nera, 5 y 6. Distinción i 7. Separo. \ B,Enfermería \ 9. Capilla \ 10. Corredor \ cerrado, -Del 50al53Cuartos délos empleados.—sk,s3 y 56.Habitaciones del Alcaide.-57.rarte desocuparla. 3. .Alcaidía. ‘¿.Entraría al departamento dehombfy reja. 3. Locutorio 4*. Escuela. 5 y 6. Sombren 7yB.Galeras abandonadas 9.Cuarto de baño lOTalaharteria llComim. 12 .Carpintería l3,Entiaal de- parí*odeProvid8 11.Velería !s.DesLabitada 16 al 20 .Dormi- torios. 21. Escuela 22. El Coche 23.1 as bartolm5 SlDeparíaird0 de jovenes. 2i>y 26 UüTTn i - tonos 27. Escuela ll .Entrada al riepar- Itamerdo de mugeres. 12. Locutorio. ¿y^JJOdegas, u). Separo délas Ldel Kosp¡dal”Mo- Irelos.” 1 'JDeI 6 a!9Dor- P1 miíorio sde sen- iencíadas 10.Cuarto del baño Bel 11 al 13. Cacinay dormir torio de cocinar Bel 14f al 16. Alojería y dor- mitorio de ato- leras. Del 28 al 34 Taller defina ¿en a —35. Parte desocupada—Del 36 al 4d. Entrada a los Juzgados. CARCEL NACIONAI Estado que manifiesta las dimensiones, capacidad y arca de ventilación de los departamentos habitados 6 frecuentados por los presos, con espresion del número medio normal de detenidos que á ellos concurren. • Longitud. 5. Altura. Snd 0 0; _ w cL s-i SJ Sí.» a- ?-íiP Número de ventanas. Número de • puertas. Area de las puertas y ventanas. Número me- dio de con- currentes. Patio con corredores 49,00 19,35 948, í 5 112,23 Escuela 19,35 5,80 4,00 448,92 100,00 11 4 11 1 11 19,15 2,25 9 9ñ 11 200 QK Sombrerería primera 7,12 5,80 11,29 4,00 165,16 1 1 2 r Planta baja< id. segunda. 5,80 1,10 23,78 1,00 95)l2 11 11 ÓO Talabarteiia 7,20 5,80 4l)70 4,00 167,00 11 11 11 3 4.50 7,02 2,25 2.50 12,87 5.40 4,58 4,33 6 22 4* 34 4.40 10,40 Jo Carpintería.... 14,90 5,85 80,12 4,50 388,89 20,00 1 99 12 Cuarto de baño 5,80 2,50 14,50 4,00 58,00 2,00 1 Común de los presos. <¡ Común 7,30 4,00 29,20 4,00 116,80 11 11 1 1 11 1 'Dos dormitorios principales (cada URO.) Dormitorio tercero 55,00 11,25 0,00 0,00 3,30 85.50 1,80 5,00 1584,00 427,50 7 2 1 1 500 29 16 A altas Dormitorio de porteros 12,10 0,30 78) 12 5.00 390,60 1 1 Pieza del presidente 0,00 5,00 30,00 4,00 120,00 6,00 1 1 Enfermería 10,00 0,00 00,00 4,00 240,00 14,00 2 1 Sastrería 0,10 4,00 28,00 5,00 140,00 12,00 1 1 Zapatería 9,80 0,10 59)78 5.00 9.00 4,80 298,09 25,00 1 1 0 A K Distinción 'i Dormitorio 23,80 48,00 0,30 1,75 7,80 1670,76 806,40 30,00 4 1 Hombres.-^ > Planta alta* Corredor 3,50 168) 00 3 Jo ■ Separo» 1 18 Dormitorios (Dimensión media de cada uno)... Común 4,00 1,10 25,20 2,15 4.80 1.80 120,96 11,76 99 9? 1 1 11 1 1 99 O 19 i]so 11 3 á 5 J Patio 23,70 9,55 226,33 23,03 28,48 99 99 ’ Providencia Planta baja< Cinco dormitorios (Dimensión media de cada uno.) Escuela 0,95 0,95 3,40 4,10 4.00 4.00 4.00 94,52 113,96 99 99 9,0 99 99 1 1 19 1,68 l)68 2,00 11 15 40 1 Zapatería 5,80 2,90 16,82 67,28 99 1 f * Patio 11,00 7,10 96,63 \ Dormitorio 8,13 5)70 5,70 46,34 5)00 231,70 14,00 1 1 11 3.92 99 14 7 \ vJóvenes id. id. -j ¿xñ 5,00 28,50 5,00 142,50 5,25 1 1 3,92 2,20 Escuela 5,92 2,90 17,10 5,00 85,80 8,00 1 i Común L32 1,00 l)32 2,50 3)30 11 \ lo Patio con dos corredores 10,00 11,55 211,55 11 11 11 11 Dormitorio de sentenciadas 7,50 0,80 51,00 4,50 229,05 99 99 1 11 \ 11 4,70 7,20 1 n m 99 id. id... . .. 1,50 1,50 20,25 4,50 91,12 n 11 ‘) vo id. id 13,00 5,20 67,60 4,00 270J40 99 O ‘> 11 id. id Dormitorio de cocineras 5,00 9,70 4,50 0,80 5,20 27,50 05,90 12,04 4.50 4.50 123,75 296,8^ 5? r í 1 1 1 4,07 99 3 28 / Pieza para id... 8,20 4)50 191,88 11 4r?U i Planta baja< Cocina 15,90 5,50 6,00 524,70 152,95 122 80 •n 99 1 OjuX 11 \ Dormitorio de atoleras 0,00 5,30 33)99 4)50 11 1 5,00 9,80 99 1G i 5.15 5.15 27 29 4,50 11 11 1 Atoleria 5,50 4 9 28,32 0)00 4.50 4.50 109,92 11 11 1 11 Común de las presas.. < Cuarto para baño 4,50 4,50 20,25 13 00 91 12 11 2,00 . 99 11 [ 0,10 2)24 01,47 179,40 341,15 357.00 241.50 265,65 299.00 203,60 112.50 91,10 80,00 99 x x ~j,oo 99 • 6,90 13.00 13.00 5,20 5,25 35,88 68,25 71,40 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 5.00 99 9 * i ‘ ' id. 2° 11 1 2 1 1 6,98 7,21 4,84 4 Qi 9 ~í\ Planta alta*; (1) id. id 5,25 10,00 3 1 1 0\f 50 1 íí mujeres... y • ' id. id 7)00 0,90 0,90 48,3o 1 1 S\ Enfermería 7,70 13,00 53,13 12,00 1 10 ('apilla 4,00 4,50 59,80 0 6,60 7 i Distinción Planta alta Dormitorio 9,05 40,72 11 1 1 1 1 1 10 / Cocina 5 00 4,50 4,05 4,00 22,50 11 o9oU. 1 **•«» 1SSS Para las mujeres del Hospital -‘Morelos”. Otro para el común de las presas.. 4)50 4,00 18,22 16,00 11 n .. 99 1 4,84 2.53 2,50 11 3 3 (l.) En este dormitorio está la escuela de los mujeres. “ ' 1 —— CÁRCEL NACIONAL w A cárcel nacional está situada al S. O. y en el stibuf* bio de México. El edificio en que está hoy la cárcel, fue primitivamente destinado á colegio de niñas, llamado de San Miguel deßethlem. Cuando se promulgaron las leyes de reforma, se reunieron allí religiosas de varías comunidades, y con motivo de la supresión de la acordada, quedó consti- tuido en cárcel nacional. Esta prisión es la principal de las que tiene la ciudad; el número de presos que en ella se encuentran casi nunca baja de un mil, y entre ellos se cuentan reos de mucba nota, ter- ribles asesinos, bandidos de importancia, plagiarios, etc. Quizá por eso los motines populares y las revoluciones des- prestigiadas, han ido á buscar en ese albergue de la maldad, ejecutantes de venganzas y sus principales defensores. El croquis y estado adjuntos, presentan los datos topográfi- cos y estadísticos mas necesarios de esta prisión. En la cárcel principal debería liaber cuatro departamen- tos; uno para encausados, otro para arrestados, otro para condenados á prisión, y otro para separes ó incomunicacio- nes. Para el castigo de jóvenes mayores de nueve años, y me- nores de diez y ocho, debería destinarse un edificio especial; sin embargo, en la cárcel de Bethlem no se ha hecho esa di- visión. Los departamentos en que está dividida la cárcel nacional, son los mismos que los de la cárcel de ciudad, con aumento de un departamento para jóvenes de doce á diez y seis años; dos enfermerías, una para hombres y otra para mujeres, y diversos talleres y escuelas para el trabajo y educación de los presos. En el patio principal del departamento de hombres hay un estanque y dos fuentes de agua. En el primero se bañan los presos, las últimas surten de agua el establecimiento. Varias mesas, bancas y perchas, colocadas debajo de los cor- redores, sirven para el uso de los presos, éstos pintan en las mesas algunos juegos con los que se entretienen. Los dormitorios principales son dos galeras paralelas se- paradas por una pared, en la que hay cuatro ventanas y una puerta que las comunica entre si. Siendo una sola la puerta que sirve para entrar á ambas. Las ventanas de los lados del dormitorio tienen dobles rejas, no tienen puertas y dan al exterior. El piso de estos dormitorios es de ladrillo, ningún mueble hay en ellos, tina buena cantidad de esteras de tule sirve para tapizar el suelo, improvisando camas para todos los presos, siendo de notar, que todos ellos se acuestan en tres series paraleles y tapando literalmente todas las esteras. Cuando todos los presos están acostados, los dormitorios es- tán casi por completo alfombrados de hombres. En uno de los rincones del fondo de cada dormitorio, hay un desvan cercado por un pequeño borde de manipostería, que forma una especie de estanque, y que sirve para colocar tres ó cuatro barriles para que en ellos hagan sus necesida- des los presos; á decir verdad, no siempre hacen el uso de- bido del barril y se orinan fuera, lo que hace que ios ladri- 49 líos de los meaderos tengan un color sarroso y despidan un activo olor amoniacal. Durante la noche arden en cada dormitorio tres lámparas con esencia de trementina. En el dormitorio tercero, se ha formado una especie de dis- tinción para aquellos presos que por causas determinadas merecen ciertas consideraciones; algunos de ellos tienen col- chón y uno que otro mueble. En la enfermería se encuentran seis camas de madera con colchón de hoja de maíz. Esas camas así habilitadas, sirven para distintos enfermos, Un número considerable de presos está casi constantemente visitando á los pacientes. Las enfermedades mas comunes en los presos son: acciden- tes venereos, sífilis, diversas especies de estomatitis, escor- buto, anemia, neuralgias, fiebres, calenturas intermitentes y muchas afecciones cutáneas. El número medio diario de enfermos que se curan, es de treinta, Pero no habiendo sino seis camas, es de suponer que los excedentes se acuesten en esteras. Una pieza con una tina y una calentadora, sirve para que se bañen los presos que pagan el gasto correspondiente. El común de este departamento es regularmente aseado; el albañal desahoga por un*caño descubierto limpiado constan- temente por el agua de los derrames de la fuente. Debajo de los dormitorios principales y de la propia esten- cion y forma que ellos, hay dos galeras muy húmedas, cuyo único uso es concentrar allí á todos los presos á la hora del alimento, para el ordenar la repartición. La distinción está formada por la antigua capilla y los se- pares son diez y ocho cuartos. Todas estas piezas son regu- larmente aseadas; á los separos, se les han reducido las ven- tanas en las dos terceras partes quedando descubierta solo una tercera con dos rejas de hierro, lo que les ha disminuido notablemente la luz yla ventilación. Ninguna de estas pie- zas tiene mas muebles que los que se procuran los presos, y todos tienen su puerta de entrada por un corredor cerrado en forma de claustro, que recibe la luz por tres tragaluces que hay en el techo. Al fondo de este corredor está el común, que aun cuando 50 está aseado y en comente, produce mal olor por estar enca- jonado, sin mas ventilación (pie la de los tragaluces. La entrada del departamento de Providencia es por la par- te alta; de uno de los cuartos de separos se desiende por una escalera de madera á un patiecito con una fuente que po- cas veces tiene agua, un común á la vista y regularmente aseado, y dos cuartos muy húmedos abandonados hoy y que antiguamente estaban destinados á la velería; de este patio se pasa al principal de este departamento. En su lado sur están los dormitorios que son enlosados y tiene cada uno has- ta la mitad, una tarima de madera para que se acuesten los presos. Casi en la puerta de cada dormitorio, por la parte de adentro, se encuentran pequeños albañales con tapa de ma- dera (semejantes á los que hay en algunas accesorias) para que los presos hagan sus necesidades corporales durante la noche; estos albañales desembocan en un caño único. Dichos dormitorios no tienen para ventilarse sino un pe- queño boquete en la parte alta de la puerta. , Quizá el temor de causar la asfixia á los que ahí duermen, lia hecho alumbrar durante la noche con una pequeña lám- para de aceite. Los miasmas que durante la noche se acopian en cada dor- mitorio de estos son tan densos, qu*e el empleado que va á levantar á los presos en la mañana, para no marearse reci- biéndolos, impele con prontitud la puerta y huye inmediata- mente. Este departamento se comunica con otro que queda hácia el fondo del patio, en su lado oriental y que se llama el Co- che, al que se pasa por un pequeño patio y consiste en cua- tro' cuartitos dispuestos como los cuatro asientos de un car- ruaje y el todo cubierto por una bóveda. Del Coche sigue un patio extrecho que en su lado Sur tiene una hilera de cuartos aislados que les llaman bartoli- nas-, estos cuartos parece que fueron hechos con el objeto de ensayar el sistema de prisión solitaria, pero al presente muy rara vez se usan, tanto las bartolinas como el coche, para algunos presos que por su conducta se hacen acreedores á cierto rigor en la incomunicación. En el departamento de jóvenes, también llamado de Peri- 51 eos, hay un patio cernido por una reja y en los bajos están dos dormitorios comunicantes rodeados de camarotes de mam* postería, enladrillados, el pavimento enlosado, las paredes sucias, su aseo mediano. En un rinconcillo del patio, está un común en buen estado de aseo. El departamento de mujeres consta de un patio, rodeado por dos lados de corredor, con una fuente en medio y un piso sin concluir de embaldosar. En la parte baja hay cuatro dormitorios para sentencia* das, uno para las empleadas en la cocina y otro para las de la ato!cría; á espaldas de este patio y cubiertos con tejados están la cocina y atoleríaj en la misma línea, aunque con en* trada por otra parte, está el común que guarda el mismo sis* tema que el de los hombres y está bien ventilado y fuera de la parte habitada por las presas. En el mismo patio y piso, está un separo al que van las presas que vienen del Hospital “Morelos’*. Hay también un cuarto con una tina para baño tibio. En la parte alta están cuatro dormitorios para el común de las presas, la distinción que está en la habitación de la presidente, una capilla y la enfermería. En esta última hay cuatro catres de fierro con sus colcho- nes de hojas de maíz y un bracero. En los dormitorios de este departamento, lo mismo que en los demas de la prisión, las presas se acuestan sobre las es- teras para dormir y se alumbran durante toda la noche coa lámparas con esencia de trementina. A la espalda del edificio hay un gran patio cercado que antes fué jardín, en el que hay algunas ruinas, y dos estan- ques para que se bañen las presas. Los caños de todos los departamentos de esta prisión son descubiertos para facilitar su aseo, los pavimentos están al- gunos en buen estado y otros regulares. Las paredes asea- das, están pintadas al oleo, y para evitar las suciedades, con un frizo negro de mas de dos metros de alto y lo restante blanqueado con cal. El aseo de esta prisión es bueno y tiene bastante agua para emplearla en los usos necesarios. En esta prisión, como en la anterior, no hay reglamento 52 legal; algunas providencias supletorias dadas por la junta de vigilancia, sirven para conservar el buen orden del estable- cimiento. Según ellas, los presos se levantan á las cinco en verano y á las cinco y media de la mañana en invierno; se asean, toman el desayuno entre seis y siete, de siete á odio y media hacen la limpieza de todos los departamentos del edi- ficio, de ocho y media á nueve y media, se permite la intro- ducción de los materiales que para el trabajo de los presos les llevan sus familias, y de las nueve y media á las once* unos trabajan en los talleres y el resto concurre á las escue- las de que están dotados todos los departamentos de la cár- cel; la asistencia á determinado trabajo es obligatoria aun á los condenados; se hace que vayan á ellos por lo menos dos horas al dia. Los reos condenados posteriormente á la promulgación del Código Penal conforme al art. 17, se ocupan en los trabajos á que los destine en la sentencia y que deben ser compati- bles con su sexo, edad, estado habitual de salud y constitu- ción física. Los sentenciados previamente ála publicación del Código, son sujetados al trabajo que les señale una pru- dente discreción. De las once á las doce y media se vuelve á hacer la limpieza de todo el edificio; de la una á las cinco de la tarde, vuelven á entrar los presos á los talleres y escue- las; de cinco á seis se les sirve la cena y á las seis se recojen todos en sus dormitorios y guardan silencio. A los presos que hacen sombreros tejidos, etc., y que se proporcionan trabajo y los instrumentos y materiales nece- sarios para su oficio así como la venta de sus artefactos por medio de sus familias, se les concede que estas aprovechen el total producto. El municipio empleó de las utilidades de una panadería que se fundó en el año de 1873, la suma de 2,751 pesos 10 centavos para la compra de y formación de ta- lleres, después, la panadería dejó de existir y con ella ocho- cientos pesos mensuales que producía de ganancia y que eran invertidos en el desarrollo de los mismos talleres. A los presos que trabajaban en estos talleres se les guar- daba una parte del sueldo, que se les entregaba cuando sa- llan en libertad, según lo dispuesto por el Código; de la par 53 te sobrante se destinaba una porción al aprovechamiento de cárceles y otra para cubrir la responsabilidad civil del reo. •Actualmente no hay trabajo reglamentado en esta cárcel; se han recójalo los instrumentos que se compraron para los tálleres y estos solo están ocupados por los presos que vo- luntariamente quieren trabajar en su oficio, no teniendo los que no quieren trabajar, mas obligación que concurrir á la escuela, en la que se les enseña á leer, escribir y contar, x>e- ro que no da ningún buen resultado, pues muchos de los que á ellas concurren, no tienen ni libro ni voluntad de aprender, y por otra parte, ¿cómo es posible que habiendo cuatro es- cuelas y cada una con un número considerable de discípulos y en distintos departamentos que distan entre sí, puedan ser atendidas ni medianamente por un solo maestro cuando apenas podría bastar para una de ellas? la escuela para la gran mayoría de los presos es una verdadera ilusión. De esta cárcel pueden apuntarse los datos siguientes: I? Esta cárcel tiene un departamento de hombres, otro de jóvenes y otro para mujeres. 2? El patio es amplio y tiene un estanque para que se ba- ñen los presos. 3? Hay talleres y escuelas para que los presos aprovechen el tiempo según y conforme quieran. 4? El común de presos está siempre limpio, el de la dis- tinción no está convenientemente situado. 5? Hay un cuarto para que se puedan dar baños tibios los reos que pagan. 6? Los dormitorios principales son altos, mal ventilados; tienen en un rincón un foco miasmático; están provistos de muchas esteras en las que se acuestan término medio seis- cientos presos; se alumbran durante la noche con esencia de trementina y en ellos fuman los presos mariguana y tabaco. 7? La distinción es aseada, capaz y bien ventilada. 8? Los dormitorios de Providencia son insalubres y mal ventilados; se alumbran con aceite; se aglomeran en ellos muchos para dormir y tienen dentro albañales. 9? El Ooche y las bartolinas, sobre ser anti-higiénicos, son inmorales. , 54 10? El departamento-de jóvenes, es -medianamente asea- do. Los dormitorios del departamento do presas están en condiciones idénticas que los de los hombres, aunque menos aseados. 11? Las enfermerías son tristes, desaseadas, mal atendi- das y tienen relativamente á sus exigencias pocas camas. 12? El alimento eu esta prisión, es enteramente el mismo que eu la cárcel de ciudad. 13? Los presos trabajan por su cuenta y sin obligación de hacerlo y disfrutan el precio íntegro de su trabajo. Del 1 al 16 Dormitorios. 17. Sala de Jurados 18/19,20y 21, Habitación del Comandante Del22al de los Ayudantes. 29. Coman. (D ctooolX&miveMÍcl Acy V r> yy V yy Dormitorio 1?.... 18,87 7,35 138,69 4,75 618,77 54,0 7 2. 1. 1,93 100. Id. 2°.... 51,00 7,35 80,85 4,75 384,03 1. 1. 2,93 Comua de Ies presos. Planta Laja. < Id 3?.:... 25,10 4,20 105,42 4,75 500,74 37,0 4. 1. 7,74 100. Cuarta ije! saro’wito 3,70 3,06 11,32 3,75 42,45 yy 2. 1. 0,31 5,49 2. 115. Escuda de lectura 18,70 7,20 134,64 4¡50 005,88 V 1. TROPA... , Id. de escritura. 6,06 4,62 27,99 4,50 125,95 12,0 1. 1. 5,40 51. < Común 7,20 1,72 19,38 4,75 58,80 ,, yy y y 1. 1,00 yy Separo 1° 10,20 5,50 56,10 4,75 266,47 1. 4,12 Separas. Planta, Laja ■{ Id. 2? 6,42 8,30 3,02 5,50 19,34 45,65 15,84 4.75 4.75 92,05 216,93 V yy 1. 1. 4.12 4.12 V ■ Id. 3o 0 V 1. 1 á 2 * Id. 4o 7,20 2,20 4^75 75,21 1. 1,25 "5 cuartos (Cada uno).. 8.00 5,85 46,80 4'25 198/JO 4,0 1. 2,75 OFICIALES. í Planta alta. 8 Id. Id.... 3 Id. Id.,.. 7,5 3,2 4.25 7.25 31,87 23,20 4.25 4.25 135,44 98,60 4.0 4.0 1. 1. 1. 1. 2,25 0,94 yy yy ( ; Común 5,2 8,1o J 42,38 4,25 180,11 V. 2. 1. 2,00 yy Estado que manifiesta las dimensiones, capacidad ij arca de ventilación de los departamentos habitados ó fre- cuentados por los presos, con espresion del número medio normal de detenidos que concurren á aquellos. PRISION MILITAR DE SANTIAGO- PRISION MILITAR A cárcel de Santiago llamada por el uso á que se halla destinada, Prisión Militar, está al ÍT. E. y al suburbio de la ciudad, cerca de la garita de Peralvillo. Contiguos á esta prisión se encuentran, al íC, el antiguo templo católico de Santiago Tlaltelolco; por el Sur y el Po- niente, un-cuartel de caballería; á su frente, uua plazuela ro- deada de una acequia que pasa á 17m54 de su entrada. El edificio en que hoy se encuentra la prisión de Santiago, fué primitivamente colegio de franciscanos. La cárcel de Santiago está dividida en dos departamentos, uno para la tropa y otro para la oficialidad. Estos departa- mentos están, el primero en los bajos, y el segundo en uua parte de los altos. El plano y estado adjuntos demuestran los datos topográ- ficos y estadísticos mas necesarios de esta prisión. El patio de la prisión es amplio, bien empedrado y seco; 58 en su centro hay una fuente y cuatro piletas en las que se bañan los soldados; á los lados, cuatro arriates con una que otra planta. En el departamento de la trapa hay tres dormitorios, dos escuelas, cuatro separes y un común. Los dormitorios son espaciosos, enlosados y en buen esta- do de aseo; dos de ellos, están rodeados de camarotes de ma- dera, y todos están regularmente ventilados. Las escuelas en buen estado ventiladas, aunque algo hú- medas, una de ellas, á la que llaman de escritura, tiene algu- nas mesas y bancas. Los separos llamados también calabozos, son piezas am- plias, húmedas, sus paredes deterioradas por el salitre; no tienen camarote ni ventanas, de suerte que cerrada la puer- ta no hay ventilación posible. Los presos pasan á través de algunos agujeros hechos con frecuentes quemaduras á la puerta, tallitos eje plantas enhuecadas longitudinalmente y .sirven para chupar el alcohol que les llevan sus compañeros; estas pequeñas horadaciones sirven para dificultar la asfixia en los moradores de los. calabozos. El común está en buen estado y los albañales en corriente. El departamento de oficiales tiene diez y seis dormitorios y un común, los primeros tienen puerta al corredor y por ella solo reciben luz y aire, sus ventanas no merecen ese nombre; cubiertas por manipostería hasta dejar una extrecha abertu- ra horizontal de 0,20 centímetros de ancho, y aun esa parte enverjada con hierros y obstruida con un menudo alambra- do, puede decirse que es la claraboya de una* ratonera, no la ventana de un pabellón. Se taparon las ventanas para evitar que los oficiales presos trataran con los soldados del cuartel vecino, como si ese mis- mo objeto no se hubiera podido conseguir de otro modo. Pe- ro el hecho es que casi no hay luz en las piezas; que la ven- tilación es muy dificultosa y que si á esto se añade que en los patios del cuartel adonde caen esas ventanas hay mucho estiércol de caballo, se comprenderá lo muy nociva que es á la salud de los oficiales la permanencia de tales habitaciones. Ademas de lo dicho, los cuartos de los oficiales tienen sus 59 paredes descascaradas, sus pisos destruidos y no tienen mas muebles que los que los presos mismos se procuran. * A consecuencia de la gran cantidad de estiércol que hay en el cuartel, y los muladares que hay inmediatos á la pri- sión, invaden las habitaciones de los oficiales grandes canti- dades de moscas que los molestan demasiado. Los comunes de este departamento están en pésimo esta- do, y su al banal formado por un cajón cuyos lados forman paredes; á pesar do la abundante cantidad de agua que se le echa, y que produce como es natural, grande humedad en esas mismas paredes, no tiene corriente alguna, produciendo eu consecuencia, en el lugar donde está situado un hedor in- soportable que se extiende á casi todo el departamento. En esta prisión no hay de reglamento mas que el fastidio, los oficiales se divierten como pueden, y algunas veces en lo que no deben; la tropa va á la escuela que ha sido manteni- da y fundada por el actual comandante de la prisión, para tener á los presos entretenidos en algo que los distraiga y moralice; concurren á ella cuatro horas diarias y el resto del diajueganála rayuela. se embriagan con mariguana ó al- cohol, y riñen. ; t/ / , . IjL Respecto de esta prisión deben tenerse presentes las ver- dades que siguen: Ia Tiene dos departamentos, uno para la tropa y otro pa- ra los oficiales. 2a El patio principal es amplio, higiénico y tiene sus pi- letas para que se bañe la tropa. 3a Los dormitorios y las escuelas son amplios, ventilados y algo húmedos. 4a Los separos son piezas mal sanas, no ventiladas y hú- medas. 5a Los albañales de la prisión están unos en corriente y otros no. 6a Los dormitorios de oficiales son desaseados, insalubres, pésimamente ventilados, casi sin luz y la ventanilla que tie- nen dan á un patio que tiene mucho estiércol. 60 7a El común de la tropa es medianamente aseado; el de oficiales no tiene corriente y produce un liedor nauseabundo- 8a Los oficiales y tropa pasan las Loras óen el ocio óen algo no permitido; la tropa, á excepción de las Loras de es. cuela, nada Lace bueno ni provechoso. JUIOIO SOBRE LA SALUBRIDAD DE LAS PRISIONES DE MEXICO, CONFORME A LAS REGLAS DE LA HIGIENE. liab]ar de cada una de las prisiones de México en particular, habrá podido notarse que en ninguna se ha usado el método do encarcelamiento aislado* sino que, (3 bien se ha seguido el de comunidad ó bien, y en casos espe- ciales, esa forma de secuestración que se ha llamado incomu- nicación. Quizá esto haya dependido de que con excepción de la Acor- dada, que ya no existe, ninguno de nuestros edificios carce- larios ha sido destinado primitivamente á su objeto, é quizá, y esto parece mas plausible, por los gastos que seria necesa- rio impender en la fábrica de departamentos á propósito. El hecho es que en México, cuando existia la Acordada, y cuando solo quedaron las demas cárceles, el encarcelamiento en comunidad lia subsistido siempre y según lo que basta boy puede advertirse, parece que seguirá en lo de adelante. Según lo expresado en la primera parte de este apunte, se infiere, que ninguna de las cárceles de México es buena en lo relativo al método de encarcelamiento. Respecto de übicación, no parece del todo mala la que ac- tualmente tiene la de Betlliem y la de Santiago, que son las mas importantes; están en los suburbios de la capital. La Diputación, que ya por el número de presos que generalmen- te contiene, ya por su carácter, no exije ser llevada á orillas de la población, es la única que se encuentra dentro de la ciudad. No puede decirse otro tanto de la capacidad de las prisio- nes de México. He dicho que por término medio en la cárcel de ciudad hay doscientos presos diarios, en la nacional mil y en la de Santiago doscientos. En la cárcel de ciudad puede evitarse siempre la aglomera- ción, pues aunque diariamente ingresa una nueva remesa de presos á ella, estos nunca duran sino el tiempo bastante para ser calificados y pasar á Betíhem, ó recobra» su liber- tad. En la cárcel de Betlliem sí puede observarse á menudo, y yo creo que hoy se está presenciando un caso, de que el número de presos que allí están sea erosivo y las consecuencias dé- la aglomeración se hagan sentir. Este aserto tendrá su com- probación cuando hable de cada uno de los departamentos do esta prisión en particular. La cárcel de Santiago no creo que hoy resienta las conse- cuencias de la aglomeración, pero atento su tamaño y el nú- mero de soldados que diariamente se encausan por diversos motivos, así como que la cárcel de Santiago ha sido y es casi siempre la cárcel de los reos políticos,* se puede aventurar la opinión de que en determinadas circunstancias, no téngala capacidad conveniente. No hay buena ventilación en ninguna de las cárceles de * México. El patio principal de la cárcel de ciudad es estrecho para que los vientos puedan correr con libertad barriendo los mias- mas que se desprenden de los dormitorios y de los comunes. Ninguna entrada liay directa á ese patio; casi puede decirse que es un cajón. El patio de la cárcel nacional es ciertamente bien amplio y espacioso; pero siendo el número de presos tan grande y por consecuencia tan numerosos los miasmas, seria necesario que la ventilación fuera especial mente buena, y esto no es posible en un edificio qué de la propia manera que el anterior, no tiene comunicación directa con la calle. El patio de la cárcel de Santiago, es menos malo que los indicados por su amplitud y el número relativamente corto de presos; pero estando* como los anteriores, incomunicado completamente con el exterior, participa de sus desventajas. Ya me parece oir que no porque no haya comunicación con el exterior, la ventilación es imperfecta, porque entrando los aires por la parte superior de los edificios, puede subsanarse el inconveniente, porque si esto es exacto, en lo general no tiene perfecta aplicación en los lugares en que los miasmas se reproducen de una manera tan incesante como en las pri- siones, y con. especialidad en las que encierran gran número de presos. Solo cuando las columnas de aire recorren sin tro- piezo los diversos departamentos, es cuando se puede confiar en la buena ventilación. En el departamento de oficiales de la cárcel de Santiago, hay ventanas que dan á un patio improvisado en tiradero del estiércol de las caballerizas del cuartel contiguo, situación que causa la impureza del aire que por ellas penetra á los dormitorios de los presos, y que por la estrechez y forma de las ventanas no puede ventilarse. • Por lo que respecta á luz, hice notar en mis descripciones que en el dormitorio principal de presas en la Diputación, en el de separos y Providencia de la cárcel nacional, y en el de oficiales en la de Santiago, apenas penetra la extrictamen- te necesaria para ver. Si no en todos los edificios, puede en- tonces decirse que cuando menos en los departamentos indi- cados, no se llevan los requisitos apetecibles en cuanto á la entrada de la luz bastante para volverlos sanos es decir, pa- ra hacer que las funciones orgánicas de los presos relativas á su sangnificacion, sean las conducentes á mantener su es- tado fisiológico. 64 Hablaré ahora de dormitorios. Los dormitorios del coman de presos de la Diputación, tienen en su capacidad total una masa de aire de 259m42 cúbicos y en ellos se recejen 150 hombres la mayor parte en perfecto estado de embriaguez; muchos se vomitan allí y la mayoría fuma. Conforme ú la regla ya expresada en el lugar correspon- diente, y haciendo abstracción de las circunstancias que aca- bo de notar, cada individuo adulto necesita para su respira- ción 33 metros cúbicos de aire; del número de presos que antes he señalado como término metilo de los existentes en esta cércel duermen en esos dormitorios 150, que exigirían 4950 metros cúbicos luego los dormitorios del común de pre- sos de Ja Diputación, no son higiénicos. En el dormitorio del departamento de Providencia duer- men 25 presos y tiene 190 métros cúbicos de un'áire incesan- temente viciado por un barril de orines en fermentación pú- trida; ese dormitorio es insalubre. tys dormitorios de las mujeres tienen una capacidad de 008,52 métros cúbicos y duermen en ellos 80 mujeres en las mismas circunstancias que los hombres, así es que este dor- mitorio no es sano. Haciendo respecto de los dormitorios, de las cárceles de Betlhem y Santiago, consideraciones semejantes á las hasta aquí apuntadas sobre los de la Diputación, se llega á las con- clusiones siguientes: Los dormitorios del común de presos del departamento de hombres de la cárcel nacional, que encierran en las noches 500 presos, tienen una capacidad de 3158,0 métros cúbicos de aire, se ventilan mal y se alumbran con trementina, son mal- sanos. Los dormitorios de distinguidos que tienen una capacidad de I.GTOmO cúbicos y duermen en ellos de 25 á 30 hombres, son capaces é higiénicos. Los dormitorios de Providencia que están en bajo, son muy mal ventilados y tienen una capacidad de 94m52 cúbicos, guardan durante la noche de 15 á2O hombres y tienen un albañal en su interior, están en muy malas condiciones hi- giénicas. Los separes, en atención á ser un pequeño número los que los habitan, son capaces aunque no muy bien ventilados, así es que están en medianas condiciones de salubridad. Los dormitorios do presas, se encuentran en las mismas condiciones que los de los presos, como se verá por la rela- ción entre su capacidad y número de individuos que los ocu- pan, así como por su mala ventilación. Los jóvenes, siendo en corto número los encarcelados, tie- nen sus dormitorios de una capacidad de 374, 0 cúbicos y duermen en ellos 25 presos, de lo que resulta que no están en Jas peores condiciones. Los dormitorios de los soldados en la cárcel de Santiago, tienen una masa de aire de 500 metros cúbicos, ¡*em que re- partidos en cerca de cien que allí duermen les tocaá una can- tidad infinitamente menor de la que necesitan para ser hi- giénicos. Los de los oficiales, que tienen 135 metros cúbicos de ai- re, son buenos en cuanto á su capacidad, pero pésimos en cuanto á su ventilación. Los calabozos son muy insalubres. ISTo hay enfermerías en la Diputación, ni en Santiago, los presos que en cualquiera de ellos están, ó deben curarse en el Hospital, ó bien sufrir sus padecimientos físicos. Sin embargo, los enfermos de la Diputación tienen á su lado un practicante que los asista en los casos graves y violentos; los de Santiago no tienen ni aun esa ventaja. Las enfermerías de la cárcel de Betlhem, son insalubres, pésimamente asistidas y muy mal dotadas. La alimentación, según puede inferirse de los datos ya co- piados y de su comparación con la que debe usar un indivi- duo en México, resulta que es no solo abundante, sino que excede a las necesidades normales de una economía en el es- tado fisiológico, pero x>or su monotonía y mala condimenta- ción, termina por fastidiar á los presos y perturbar sus fun- ciones digestivas. Las pasiones de los presos es lo que menos ha preocupado hasta hoy á nuestros gobiernos; no se han querido conven- cer de que en dirigirlos sabiamente está el verdadero secreto de las virtudes sociales, y de que el mejor, el único coto á los 66 crímenes es encarrilar del modo mas prudente las afecciones naturales del hombre. En ninguna de las cárceles de México hay maestros ni di- rectores de la conciencia humana, en todas se vapulan cruel- mente los delitos. Ningún aseo tienen los presos en sus personas, todos ó la mayor parte están sucios y andrajosos, la mayoría do los del común de detenidos no se peinan y tienen los insectos que trae consigo el abandono* La cárcel militar se esceptúa de esta regla común, en cuan to á la clase de tropa, lo cual puede muy bien depender de que tanto fuera como dentro de la prisión se acata la orde- nanza. Con respecto al vestido puedo decirse otro tanto que del aseo; en las dos prisiones civiles no se exige á nadie que an. de de tal ó cual manera, todos tienen derecho á vestir como gusten y muchos hay que conservan durante toda una larga prisión sus propias ropas. En ninguna de las prisiones de Mé- xico seles dá ni una pieza de vestido, aunque la necesiten con urgencia. Las circunstancias antes expuestas hacen variar en este punto la prisión militar de las civiles. Los talleres y fábricas existían antes única y exclusiva- mente en la cárcel nacional. Ahora han dejado de existir. Dos de las prisiones tienen escuelas donde deben concur- rir los presos á aprender; no hay que yo sepa estímulos ni premios; se llena meramente un espediente, quizá por eso no se sacan ventajas dé la instrucción que allí reciheñios presos. En las escuelas de la cárcel nacional no hay libros; dos ho- ras en la mañana y dos en la tarde, son destinados á saber lo que nunca se aprende; un mismo maestro no puede dedi- carse con un número tan grande de discípulos, ni tiene fa- cultades para obligarlos y generalmente ni persuaden para inclinarlos al estudio. En la cárcel militar si hay libros; un oficial se presta vo- Imitadamente y sin estipendio á enseñar á la tropa; el co- mandante de la prisión con un celo que lo honra, iirocuraque se aproveche el tiempo en lo que cabe, se hace cuanto es posi- ble para la instrucción del soldado y la distracción del preso. 67 De todo lo dicho puede inferirse que ninguna de las prisio- nes de México llena los requisitos que exige la Higiene para que sean buenas y que todas necesitan reformarse radical- mente. He concluido el trabajo que me propuse, sin que crea que lie llenado los requisitos que debieran tener los de su clase ya por no contar con autores que me alumbraran en tan difícil materia, ya por ser incompleta la liistoaia de las cárceles de México. Es bien sabido por cuantos cultivan la ciencia médica que al llegar al umbral del profesorado, no es posible formar opús- culos en que se traten con maestría cuestiones que tantos co- nocimientos importan, que tanta meditación exigen y que la mayor buena voluntad tiene que estrellarse ante la impo- tencia. Vengo á presentar á mi jurado los pobres conceptos de mi inteligencia sobre un problema virgen: vengo á demostrarle el resultado de mi afan en una cuestión tan difícil. Ojalá que .su indulgencia señale el premio de mi traba- jo. Ojalá que su justicia investida de bondad, decida de mi porvenir y determine mi suerte. México Setiembre de 1875. Francisco Jayieu Pena.