Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales. 7 V DISCURSO DE RECEPCION. ALGUNAS 60NS1DERA6I0NES RELATIVAS A LA FIEBRE TIFOIDEA EN LA HABANA POR EL DR. VICENTE DE LA GUARDIA Médico del Hospital Civil Ntra. Sra. de las Mercedes, Miembro numerario de la Academia de Ciencias, fundador de la Sociedad de Estudios Clínicos, Miembro Corresponsal de la Sociedad Ginecológica, de la de Historia Natural y de la Antropológica de Madrid, Miembro Corresponsal de la Societe de Hygiéne IMPRENTA DE SOLER. ALVAREZ Y COMPAÑIA calle de Riela número*40 1887 Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales. DISCURSO DE RECEPCION. ALGUNAS CONSIDERACIONES RELATIVAS A LA FIEBRE TIFOIDEA EX LA IIAI'.AXA POR EL DR. VICENTE DE LA GUARDIA Médico del Hospital Civil Ntra. Sra. de las Mercedes, Miembro numerario de la Academia de Ciencias, fundador de la Sociedad de Estudios Clinicos. Miembro Corresponsal de la Sociedad Ginecológica, de la de Historia Natnral y de la Antropológica de Madrid, Miembro Corresponsal da la Societe de Hygiéne Establecimiento tipográfico de Soler, Alvarez y calle de Riela número 40. 1887 ALGUNAS CONSIDERACIONES RELATIVAS A LA FIEBRE TIFOIDEA, EN LA HABANA. Decididos partidarios de la medicina práctica, de observación, en ella hemos buscado un asunto propio á nuestro objeto. Nos propone- mos presentar los hechos clínicos que hemos tenido la oportunidad de recoger, ya en el Hospital de San Felipe y Santiago, ya en nuestro ejercicio particular, en su mayor parte, y otros, los ménos, suministra- dos por distinguidos compañeros; hemos agregado á esas observaciones, las reflexiones que nos han sido sugeridas, disponiendo á su lado, las opiniones emitidas por profesores de tanta notabilidad, como Murchin- son, Gueneau de Mussy, Grieisinger, Jaccoud, etc., etc. Mas en par- ticular nos hemos ocupado de la temperatura, de la termometría clíni- ca que, á opinión de Jaccoud, constituye el progreso más grande que se ha efectuado en la medicina, después del descubrimiento de la aus- cultación y de la percusión; qué otro elogio podríamos hacer del ter- mómetro que la respetable opinión de tan distinguido clínico, instru- mento matemático que dá cuenta hora por hora del estado cierto por lo general del paciente, proporcionando así signos de la mayor impor- tancia para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento. La termometría, que asociada de otros medios de exploración, ha facilitado el estudio preciso de las enfermedades febriles, dando la medida justa de la fiebre y colocando bajo un aspecto del todo nuevo la fisiología patológica del estado febril. El trabajo que nos cabe la satisfacción de someter á la apreciación de esta Sociedad es puramente personal; damos cuenta en él, de lo 6 que liemos visto, de lo que liemos podido apreciar, esto es, el resultado de nuestra práctica. Debe, pues, ser considerado como una exposición de hechos, limitándonos á hacer en ellos los comentarios que han sido estimados como oportunos, interpretándolos, basándonos para ello en principios ya establecidos de la anatomía y de la fisología patológica, consiguiendo por estos medios comunicar al cojunto mayor claridad. No ignoramos que nuestras opiniones pueden diferir en parte de las que sostenia un importante número de profesores que ejercen la me- dicina en esta capital'; no desesperamos de llevar á su ánimo la con- vicción de la razón que nos asiste, leidas que sean estas observaciones, acompañadas de hechos justificativos en su apoyo. Durante los meses correspondientes á la Primavera del año de 1881, vióse invadida la ciudad de la Habana, por una epidemia de fiebres, que dió lugar entre los hombres científicos del país, á variadas y nu- merosas discusiones, pero haciendo honor á la verdad podemos decir, que fueron pocos los que se opusieron á considerar esas pirexias como pertenecientes á la clase de tifoideas. Algunos pretendieron que eran «Gripes» más ó menos modificadas-y un Centro oficial, representado por su Secretario, se permitió asegurar, haciéndonos retroceder hasta el siglo pasado, á la época de Pinel y sus cuarenta clases de fiebres que la fiebre tifoidea no existia en la isla de Cuba y que la epidemia reinante hallábase constituida por afecciones febriles designadas bajo las diversas denominaciones de fiebres atáxica, adinámica, nerviosa, mucosa, etc., etc. Es sensible, señores Aéadémicos, que en el último cuarto del siglo xix, una Corporación oficial, autorizando á su repre- sentante, desconociese por completo los inmortales trabajos de Bre- tonneau, Louis, Chomel, Trousseau, etc., que dieron por resultado la simplificación y casi unificación de tantas fiebres, llamadas hasta en- tonces esenciales-comprendiéndolas todas bajo el nombre genérico de fiebres tifoideas-las observaciones que forman en su mayor parte la base de este trabajo y una de las preparaciones de anatomía patoló- gica que presentamos hoy, pertenecen á aquella época. Nuestro malogrado profesor el Dr. Giralt, con relación á todos aquellos que negaban su existencia en este país, exponía las reflexio- nes siguientes, en una de sus lecciones publicadas en sus Conferencias de Clínica Médica, en 1866, pues desde entonces ya se hacía uso de esa idea preconcebida: «Porque, como ustedes saben, se creía hace al- gunos años, y aún hay prácticos que creen que en Cuba no existe la entero-mesenteritis tifoidea, pero también no ignoran ustedes que este es un error dependiente sin duda de los pocos ó ningún caso que han observado lo que tal dicen, ó bien al espíritu de contradicción que los anima». El Dr. Giralt conocía un médico distinguido que persistía en su negativa aún á la vista de las lesiones cadavéricas; otro tanto nos sucedió el año de 1881, no con uno solo, sino con varios profe- sores. En Nueva Orleans y en algunas otras ciudades del Sur de los Es- tados Unidos, lo mismo que en la Habana se ha negado la existencia de la fiebre tifoidea. El Dr. Faget, últimamente fallecido (1885) era conocido como un campeón vigoroso de esa opinión, proclamando que 7 durante su vida profesional que comprendía una vasta experiencia de cerca de cuarenta años, en Nueva Orleans-nunca Labia visto un caso en la ciudad citada. En contra de esa opinión el Dr. Matas, (1) de la misma ciudad, dice que ha observado un caso que por s"s síntomas, y alteraciones anatómicas halladas en la autopsia, todo indicaba clara- mente que se trataba de una fiebre tifoidea. El Dr. Mac Shane ha llevado á la Sociedad Patológica de New Orleans, piezas típicas de ulceraciones de las placas de Peyer, de un caso, muerto en el Hospital -se agrega, que este caso filé importado. Poco, muy poco, se ha escrito en esta capital con relación á la lie- bre tifoidea, que sepamos, lo primero publicado es una tesis para el Doctorado, en 1864, por el Dr. Cortés, de esta Universidad. En aque- lla época, el Dr. Cortés llevaba nueve años ejerciendo su profesión, v dice que en ese tiempo había asistido á numerosos casos; cita como comprobantes algunas observaciones, y en justa consecuencia asegura su existencia en esta Isla,-acompaña á su trabajo una estadística que comprende del año de 59 á 64 inclusives y de la cual daremos cuenta á su tiempo. El año de 1886, dos aventajados estudiantes de medicina, los se- ñores Poey y Roldan, hicieron imprimir las Conferencias de Clínica médica, hechas por el Dr. Giralt en el Hospital de San Felipe y San- tiago durante aquel año académico. De esas Conferencias, dos están dedicadas por tan eminente profesor que, como clínico, ha sido uno de los maestros más notables que ha poseido la Universidad de la Ha- bana. A más de lo que de él hemos citado anteriormente, copiamos ahora lo que sigue: «Nosotros creémos que en la isla de Cuba se pa- dece, aunque no con mucha frecuencia, la entero-mesenteritis tifoidea, que por lo regular es benigna, sin embargo hemos visto algunos casos que presentan diarreas sanguinolentas y parótidas». Todos los enfermos (tifoideos) asistidos por el Dr. Giralt «presen- taban los síntomas que los autores asignan a esa pirexia, tales como el estupor, las sudaminas, las petequías, la diarrea, el gargullo, las di- versas hemorragias, parótidas, fenómenos bronquiales, &, &. ¿Por qué no colocarla, agrega, en el lugar que la ciencia 1c tiene señalada en el cuadro nosológico? ¿y si no es la entero-mesenteritis, qué es? ¿á qué grupo de enfermedades pertenece?.... y nos demostrará que es pre- ciso abjurar en todo lo (pie la ciencia nos enseña, para negar la exis- tencia de esa enfermedad entre nosotros.» Con oportunidad el Dr. Giralt dá cuenta en esas conferencias de un caso de fiebre tifoidea observado en años anteriores (1864) por su aventajado discípulo entonces, (en la actualidad uno de los más distin- guidos médicos con que cuenta la ciudad de la Habana,) el doctor don Vicente Benito Valdés, observación completa, perfectamente llevada que puede ser considerada como el tipo de una verdadera historia clí- nica relativa á la fiebre tifoidea, cuando aún eran muy contados, los médicos que efectivamente admitían su existencia. En el caso seguido (I) Génio científico de las Villas, Octubre 1885. 8 por el Dr. Valdés la enfermedad dura próximamente unos veinte y cinco dias, saliendo ya restablecido á los treinta dias de su ingreso en el Hospital. El diagnóstico en esa observación fue comprobado por los doctores Dumont y Hortmann. A todo enfermo fallecido de tifoidea en el Hospital le fue practi- cada la autopsia, la primera, citada por el Dr. Giralt, fue efectuada por los alumnos Tapia, Bénavides y D. Francisco Gutiérrez; actual- mente nuestro colega del Hospital Civil. El año de 1868, otro discípulo del Dr. Giralt el Dr. D. Pedro Ale- jandro Auber, publicó en su tésis para el Doctorado, sobre «la existen- cia de la fiebre tifoidea en la Habana,» numerosas observaciones reco- gidas de la Clínica del Dr Giralt en el referido Hospital de San Felipe y Santiago. La aplicación del Termómetro como instrumento necesario para el diagnóstico de las afecciones febriles, si no hemos sido mal infor- mados, remonta en la Habana al año de 1870. La primera curva termométrica, relativa ala fiebre tifoidea (no ha llegado á nuestro 'conocimiento que otro profesor lo haya hecho antes que el Dr Lebredo) y cuyo trazado adjunto acompañamos nos ha sido suministrado por el Dr. Lebredo cuya reputación científica justamen- te adquirida raya á gran altura; comenzó á llevarse esa curva hacia el décimo dia de enfermedad, el período estacionario se prolonga con regularidad, agregando algunos dias anteriores al principio de la curva, próximamente llega á unas cuatro semanas, efectuándose la declinación después bajo una forma irregular y francamente intermitente en un período de seis dias, continuándose por último con una temperatura ligeramente febril que dura todavía unos ocho dias más, siendo la du- ración total en la enfermedad de cuarenta y cinco dias poco más ó menos. Ha sido uno de los casos más gráves, curados, que ha seguido el Dr. Lebredo. Esta observación tuvo lugar en el mes de Junio de 1874. Posteriormente á los trabajos del Dr. Giralt y sus discípulos, en el año de 1881 los señores Médicos del Cuerpo de Sanidad Militar, desti- nados al Hospital del Príncipe, en esta Capital, justamente asombrados al saber que por muchos profesores, lo mismo que por la Corporación á que ya nos hemos referido, se negaba en absoluto que la fiebre tifoi- dea existiese en la isla de Cuba, publicaron en el periódico político La Voz de Cuba unos artículos, cuyos autores habian sido los señores Araoz, Estrada y Clairac, probando en ellos su existencia después de presentadas algunas observaciones acompañados de sus autopsias co- rrespondientes, terminándolos con las conclusiones siguientes: Primero. Esta enfermedad se ha padecido y padece en la actuali- dad en la isla de Cuba, puesto que, no reconociendo su aparición límite geográfico, no queda exceptuada ésta, pudiendo también afirmar que la ciudad se hallaba en condiciones abonadas para su producción autóctona. Segundo. Que en el Hospital de esta Plaza se han presentado ca- sos, por fortuna poco numerosos, pero bastante para permitir el estudio completo de la dolencia, 9 Tercero. Que la enfermedad reinante ha presentado casos corres- pondientes á todas sus variadas formas. Cuarto. Que el diagnóstico se ha visto confirmado por el examen necroscópico en los casos fatales. Quinto. Que las medidas tomadas desde los primeros casos, han preservado este Hospital de la aparición por contagio de la dolencia y han ayudado eficazmente á impedir su propagación. Durante el ano de 1881, murieron de fiebre tifoidea en la ciudad de la Habana 322 personas, divididas del modo siguiente: 220 blancos (151 varones y 69 hembras) 99 de raza negra (49 varones y 50 hem- bras) y 3 asiáticos: ese aumento tan notable en la mortandad del sexo masculino, es debido únicamente, lo que es sabido, á que en la isla de Cuba, predominan los individuos masculinos de los femeninos. La distribución por meses es así: Enero, Febrero y Marzo, 40- Abril, Alayo y Junio, 188-Julio, Agosto y Setiembre, 62-Octubre, Noviembre y Diciembre, 32-el máximum comprendió, pues, á los meses de Primavera (Abril, Mayo y Junio), y el mínimum á los de Otoño, (Octubre, Noviembre y Diciembre).-Según Murchinson no es esto lo que ocurre en Inglaterra, donde las cifras mayores correspon- den á los meses de Octubre, Noviembre, Setiembre y Agosto y las cifras menores á los meses de Abril, Mayo, Febrero y Marzo. • La mortalidad, tomada de un resumen que hace Jaccoud de las estadísticas suministradas por las grandes poblaciones de Europa, reu- niendo 64,600 casos resulta que es de un 19-64 por 100-Griesinger indica el 20 por 100 y dice que pasado el 22 por 100, la mortalidad acusa suma gravedad en la epidemia, y por el contrario bajando del 18 por 100 acusa gran benignidad. Nosotros, en el Hospital Civil, reuniendo todos los casos, lo mismo los graves que los benignos, hemos obtenido un promedio de un 17-5 por 100. Admitiendo que la mortalidad haya correspondido á un 20 por 100 de los atacados, tenemos que lo han sido 1,610 personas-admitiendo igualmente que la población de la Habana sea de 200,000 habitantes, tenemos que de esos 1,610 atacados corresponde uno por cada 121 ha- bitantes y un muerto por cada-1,240-pero como en esta Capital, casi todos los médicos han reconocido que la fiebre tifoidea ha seguido una marcha extremadamente benigna podemos reducir la mortalidad sin caer en exageración á un 10 por 100 y en este caso serian 3,220 los atacados tendríamos uno por cada 62 habitantes y un muerto por cada 620 habitantes. La mortalidad del año de 1880 fué de 159 y la de 1882 fué de 127. El total de fallecidos aquel año y por diversas enfermedades, as- cendió á 7,228, de ellos 322 de tifoidea, la proporción es de 22-5 de otras enfermedades por uno tifoidea. Por último, siendo la población de la ciudad de la Habana de 200,000 habitantes y habiendo fallecido el año de 1881 7,228 de todqs 10 enfermedades el promedio de la mortalidad general fué de un 36-64 al año, por cada mil habitantes. Los datos estadísticos adjuntos han sido tomados los años de 1856, 57, 58, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70 y 71 de los libros que pertenecen á la Junta Superior de Sanidad, puestos á nuestra disposición por el Dr. Tamayo, á quien agradecemos el servicio, los años de 59, 60, 61, 62 y 63 de la Tésis del Dr. Cortés, ya citada, empleado que fué de la Junta local de Sanidad-grandes dudas nos inspira la certeza de estos cuadros-limitándonos á exponerlos, sin entrar á discutir el modo como fueron hechos. Los libros de la Junta de Sanidad comienzan el año de 56 y ya esc año era señalada bajo el nombre de fiebre tifoidea de Chomel- extraordinariamente nos ha llamado la atención el considerable núme- ro de fallecimientos producidos por la fiebre tifoidea durante los años de 1856, 57 y 58, no poseemos datos de ninguna especie referente á ese particular. En el notable libro publicado el año de 46, por el distinguido y antiguo profesor de esta Universidad Dr. I). Angel Cowley, sobre la mortalidad de sus habitantes en la isla de Cuba-no se nombra aún la fiebre tifoidea-en esa época ya debían haberse conocido las obras de Chomel que fueron publicados en París el año de 1834. Los cuadros correspondientes á los años posteriores á 1871 han si- do tomados de las «labias Obituarias», que viene publicando hace tiempo anualmente el respetable y laborioso Dr. D. Ambrosio Gonzá- lez del Valle, ilustre socio de mérito de esta Corporación, que ha sido hasta hoy el profesor que más se ha ocupado de las cuestiones relati- vas á la Higiene Pública de la ciudad de la Habana. Relación de los individuos fallecidos de fiebre tifoidea durante los anos siguientes: Enero 1856 1857 1858 1859 1860 i 1861 1862 1863 22 23 26 34 11 38 49 79 39 37 73 51 3 24 30 27 20 30 55 96 101 134 46 43 65 51 69 2 10 71 71 121 29 13 32 29 1 2 4 2 5 6 1 6 2 1 8 3 4 5 1 6 4 9 2 3 3 4 5 10 3 2 2 6 5 3 1 2 5 4 7 6 1 2 3 4 1 3 7 2 7 16 1 1 8 4 4 3 1 3 2 5 2 2 1 40 Febrero Marzo Abril Mayo J unió J ulio Agosto Setiembre Octubre Noviembre Diciembre...... .... 482 609 563 41 56 46 48 11 Relación de los individuos fallecidos de fiebre tifoidea durante los años siguientes: Enero 1864 1865 1866 1867 1868 1869 1870 1871 Febrero 4 5 1 3 15 18 1 5 3 Marzo 9 10 5 6 2 3 3 5 5 Abril 4 6 2 10 8 7 0 6 Mayo 1 3 2 4 8 0 1 4 Junio 2 2 1 11 27 2 1 Julio 3 7 4 22 6 2 1 9 3 3 6 Agotto 10 6 6 14 7 6 5 8 Setiembre 17 9 5 7 23 6 41 Octubre 10 15 3 7 2 6 4 Noviembre 8 4 5 4 3 3 7 Diciembre... . 0 O 3 13 29 6 2 6 1 0 4 2 2 5 3 74 61 61 101 109 71 41 93 Relación délos individuos fallecidos de fiebre tifoidea durante los años siguientes.-(De las «Tablas Obituarios» del Dr. Valle). 1872 1873 1874 1875 1876 1877 1878 1879 1880 1881 1882 Enero. . . Febrero.. Marzo. . . Abril.... Mayo . . . Junio.... Julio.... Agosto .. Setbre... Octubre.. Nbre Dbre 9 9 10 10 8 4 12 10 12 10 11 10 7 11 8 10 14 8 12 12 15 10 13 15 11 16 14 12 10 9 13 17 5 11 35 40 9 8 15 15 17 6 15 14 7 19 12 8 19 10 9 18 23 13 15 36 188 13 7 16 23 17 19 38 22 16 14 13 21 21 13 8 28 18 22 13 18 19 11 12 22 15 11 9 23 6 34 16 13 15 9 13 52 62 12 9 15 11 10 10 14 17 9 14 10 13 9 9 20 11 12 10 8 36 32 5 150 159 167 144 163 211 155 150 159 322 127 Por los cuadros estadísticos que hemos transcrito podrá apreciarse aproximadamente, desde cuándo era conocida entre nosotros la fiebre tifoidea, «la más destructiva de las enfermedades entre las afecciones agudas.» (Gueneau de Mussy). En un período de once años, de 1872 á 82 la mortalidad ha fluc- tuado entre 167 y 127, excepción hecha, de los años de 1877 (211) y 81 (322). ;A qué atribuir en este último año su notable incremento, casi al doble de las anteriores, si las condiciones de salubridad en la ciudad eran poco más ó ménos las mismas? Ciudad que obliga á mu- 12 dios-de sus habitantes, puesto que no tienen otra, á beber un agua infecta, y probado está que el suelo que pisan sus moradores en su mayor parte es fecaloideo, debido á la mala construcción de sus letri- nas y sumideros. Cabe en lo posible que ese desarrollo inusitado de la afección, ha- ya sido provocado tal vez por las excavaciones efectuadas por la Nue- va Compañía de Gas para instalar sus cañerías. Durante algunos me- ses del año de 1880 la citada Compañía, abrió zanja por las calles de una extensión de 42,470 metros que dieron lugar á extracción y re- moción de material equivalente á 30,700 metros cúbicos-algunos consideran que se haya un poco alejado el efecto de aquella causa por esta razón nos hemos limitado á indicarla como posible. Vamos á señalar otra causa que pudo haber tenido con la epidemia una relación directa y más inmediata. En los primeros meses del año de 1881 se llevó á efecto el derribo de los edificios destinados al Mer- cado provisional de Tacón, situado en el Campo de Marte, ocupando la cuarta parte de su extensa superficie; la higiene de aquellas barra- cas, que no eran otra cosa, hallábase por completo abandonada, haci- nadas unas sobre otras, con un piso de tablas mal unidas que estaba separado de la tierra, libiü por un espacio como de una cuarta de altu- ra sin zanjas de desagüe y desprovistas de letrinas, la misma limpieza difícil, si no imposible, de efectuarse convenientemente, habia conver- tido las cavidades citadas bajo el piso en depósito de inmundicias y otros productos animales de todas clases en un estado de descomposi- ción avanzada. ¡El Mercado provisional habia durado unos siete años! Considérese cuántos elementos pitogénicos no habían de encontrarse en aquellos lugares abandonados á su propia suerte durante ese perío- do de años, y es sabido que, aparte de otras causas, las grandes can- tidades de materias animales en vías de descomposición, dan nacimien- to por lo general á la fiebre tifoidea yen este caso, podríase confirmar, desde luego, el origen pitogénico de la fiebre tifoidea tan hábilmente y con abundancia de razones defendido por Murchinson, en oposición á la teoría contagionista del profesor Budd y sus partidarios, que lo mismo que la teoría ya citada de Murchinson es aceptada por nosotros, siguiendo en ésta á Gueneau de Mussy y á la mayoría de los que se han ocupado de su etiología de algunos años á esta parte. Conveniente es, conocidas que son las muchas divisiones á que ha dado lugar el estudio de esta clase de pirexias, desechadas unas y admitidas otras, que brevemente nos limitemos á exponer lo más esen- cial y necesario relativo á la clasificación que aceptamos. A la Escuela francesa, particularmente á Louis y á Chomel, se debe la gran sencillez, admitida actualmente en la ciencia, por la ge- neralidad de los médicos, denominando bajo el nombre de fiebre tifoi- dea la inmensa clase de pirexias conocidas en otra época, que hoy se hallan comprendidas en ese grupo. Nosotros en parte siguiendo la clasificación de Murchinson, te- niendo para ello en cuenta además las observaciones que presentamos, admitimos dos tipos en la fiebre tifoidea, la ligera ó abortiva y la ti- foidea franca ó propiamente dicha, que según pedominan los síntomas 13 betebrales, torácicos ó abdominales, podia agregársele esas diversas denominaciones; en el primero, cuya marcha es rápida y cuya termi- nación se encuentra comprendida entre los diez y los veinte dias y al cual corresponden lesiones anatómicas sin importancia en las que no se encuentra otra cosa que ligerísimas infiltraciones de los plexos glandulares del intestino y la vuelta al estado normal es muy simple y se efectúa por regresión ó mejor por reabsorción. -Las numerosas investigaciones terinométricas emprendidas lo mismo en Francia que en Alemania é Inglaterra no dejan ninguna duda respecto á ese par- ticular-toda fiebre tifoidea que tenga una duración menor de diez y nueve dias (Laveran) es, pues, una fiebre abortiva Leberty Niemeyer, tifus levissimus (Grieisinger) Febrícula tifoidea (Laveran)-y Nieme- yer dice que muchas de las fiebres que antes eran conocidas con el nombre de gástricas ó- mucosas deben ser consideradas como casos de tifoideas abortivas.-Lo que .hemos manifestado no significa que dejen de existir fiebres tifoideas graves de corta duración.-En el otro tipo, por el contrario, la fiebre es más intensa y de duración mucho más pronunciada, que puede extenderse de cuatro á ocho semanas ofre- ciendo amenudo cierta irregularidad en su curso-caracterizan sus le- siones anatómicas la formación en los intestinos de abundantes exuda- dos purulentos que pueden ir pareciendo sucesivamente á intervalos variables y que son el producto de las alteraciones glandulares, vése además el infarto más ó ménos considerable del bazo y el aumento de volúmen de los ganglios meséntericos y ciertas degeneraciones del co- razón que no se hallan aún suficientemente definidas-en estos casos la restauración intestinal es algo más complicada y se efectúa por eli- minaciones sucesivas lo queda lugar á movimientos febriles de alguna intensidad ó bien á recaídas y complicaciones de otra naturaleza-uno y otro tipo pueden confundirse, en muchas ocasiones, las ligerísimas variaciones que ofrecen entre sí apénas si se distinguen. Con relación al primer tipo se pregunta Wunderlich si es posible admitir ó nó esa referida fiebre abortiva, y después de haber hecho notar, su opinión que el tifus abdominal siga una marcha tan excep- cional, se inclina á creer que bajo la denominación común de tifus abdominal se comprenden dos afecciones esencialmente diferentes aun- que muy parecidas en muchos de sus síntomas; la una enfermedad producida por la infección y localizada en el aparato glandular del intestino: la otra una enteritis local, que por razones individuales, el aparato folicular intestinal es atacado de un modo análogo al de la fiebre tifoidea y por lo tanto con síntomas semejantes á los de aquella enfermedad-como no expone Wunderlich razones suficientes y mu- cho ménos datos anatómicos que vengan á sostener sus apreciaciones, que hasta ahora no pasan de constituir una opinión; nosotros, parti- darios de la simplificación, muy particularmente cuando tienen pro- babilidades de verdad-inclinándose más á defender con Murchinson, que la mayor parte de las fiebres conocidas con el nombre de fiebres simples continuas ó de febrículas no son más que ataques de fiebre tifoidea abortadas cuya terminación puede ocurrir entre el décimo y el vigésimo dia-Grieisinger, Jaccoud, Murchinson, Lebert, &, &. 14 jaccoud nunca ha visto que la forma ligera ó abortiva se termi- ne antes de los siete dias-Gncisinger ofrece algunos que no han pa- sado de cinco dias-su duración fluctúa por lo general entre siete y catorce dias.-Lo mismo que á Murchinson, en esta forma ligera nos ha sucedido no encontrar mas que dos ó tres manchas características y aun no hallar ninguna y apesar de eso se puede hacer el diagnóstico definitivo, si la fiebre de forma remitente ha durado mas de una se- mana, y ha sido acompañada de diarreas amarillas, timpanitis, dolores abdominales, epistaxis &c, y á ocasiones, es únicamente la observa- ción térmica la que despierta ó confirma la sospecha de la existencia de una fiebre tifoidea sobre todo en aquellos casos en los cuales los fe- nómenos subgetivos son insignificantes. (Wunderlich.) HOSPITAL DE SAN FELIPE Y SANTIAGO 1881 (1). EDAD NATURALEZA. DIAS. R. EDAD NATURALEZA. DIAS. R. Enero. M. 16 Lugo. 20 c. 29 Cantón 11 15 Asturias 37 c. 16 Lug° 23 C. 16 Coruña 17 c. 17 Coruña 5 c. 30 Madruga 23 c. 14 Corona '. . 46 c. 27 Coruña :. 10 M. Eebrero. 19 Galicia 33 c. 37 Habana 9 c. 17 Coruña 15 M. 40 Ferrol 9 c. 16 Cienfuegos.... 31 C. 24 Barcelona . 10 M. 19 Asturias 4 M. Marzo. 20 Pontevedra.. . . 8 C. 30 Galicia 12 c. 20 Regla 20 C. 15 Guanabacoa... 14 c. 24 Oviedo 27 c. 13 Habana 9 c. 25 Santander .... 14 c. 27 San José 3 M. 22 Oviedo 5 M. 20 Pontevedra . . . 12 C. 20 Habana 5 c. 45 Italia 17 c. 25 Santander 30 . c. 15 Habana 9 c. 12 Habana 18 c. 16 Asturias 15 c. 17 Id 10 M. 15 Coruña 2 M. 27' Id 10 C. Abril. 16 C. 19 Id 32 M. 19 Madrugá 13 Guanabacoa.. . . 10 V. 12 Habana 31 C. 26 Isla de Pinos. . 28 c. 13 Id 13 c. 19 Canarias 20 / c. 35 Pinar del Rio. . 16 c. 20 Lugo 6 M. 17 Coruña . 34 c. 27 Orense 23 c. 11 Habana 13 c. 14 Habana 10 c, 12 Id 0 c. 11 Trinidad 22 c. 17 Id 13 c. 18 Coruña 8 c. (1) Datos extraídos de los libros del Hospital facilitados por su Director, nuestro amigo é inteligente compañero el Dr. D. Emiliano Nuñez. 15 EDAD NATURALEZA. DIAS. R. EDAD NATURALEZA. DIAS. R. 15 Habana 10 C. 16 Lugo 8 C. 21 Navarra 18 C. 18 Pontevedra . . . 24 C. 20 Corufia 25 c. 16 Coruña 6 M. 16 Idem 31 c. 16 Habana 25 C. 16 Sagua 8 c. 20 Lugo 16 C. 21 Barcelona 28 c. 19 Habana 9 M. 18 Habana 12 c. 38 Orense 29 C. 27 Canarias 20 c. 28 Habana 10 C. 13 Habana 12 c. 53 Habana 33 c. 20 Oviedo 26 M. 15 Cuba 22 c. 16 Habana 13 c. 15 Habana 13 c. 16 Orense 27 c. 14 Pontevedra. . . . 9 c. 18 Cor uña 18 c. 19 Santander 17 c. 18 Id 25 c. 24 Orense 13 c. 23 Id 24 c. 23 Cantón 13 c. 59 Id 20 c. 29 Canarias 18 c. 19 Oviedo 10 c. 21 Oviedo 32 c. 27 Habana 20 M. 14 Coruña 13 c. 21 Canarias 22 c. Junio. 20 Oviedo 19 M. 18 Asturias 20 c. 21 Asturias 12 c. 32 Coruña 45 c. 21 Orense ....... 14 c. 14 Orense 13 c. 24 Barcelona 22 c. 29 Asturias 18 c. Mayo. 21 Canarias 17 c. 21 Lusro. 45 c. 17 Lugo 32 c. 16 r ; Oviedo 41 c. 20 Oviado 8 M. 30 Lugo 54 c. 25 Coruña 18 c. 20 Coruña 50 c. 18 Lugo 26 c. 15 Habana 11 c. 29 Cantón 57 c. 15 Coruña 32 c. 42 Habana 24 c. 43 Canarias 31 c. 33 Cantón 3 M. 22 Canarias 12 c. 27 Habana 53 M. 13 Habana 33 c. 6 Gibara 50 c. 20 Lucro 16 c. 18 Asturias 30 c. 23 Guanabacoa.. . 33 c. 25 Coruña 60 c. 14 Oviedo 19 c. 21 Cuba 12 c. 29 Asturias 17 c. 19 Pontevedra . . . . 42 c. 17 Sagua 20 c. Julio. 40 Habana 24 c. 29 Orense 29 c. 12 Id 10 c. 27 Santander 25 c. 18 Coruña 35 c. 19 Habana 22 c. 22 Oviedo 37 c. 24 Habana 28 c. 18 Lugo 40 c. 13 Santander 13 c. 22 Bejucal. 48 c. Agosto. 22 Pontevedra . . . 22 c. 32 Lugo 42 c. 40 Galicia 28 M. 13 Lugo .. 16 c. 18 Habsna 24 c. 18 Asturias 16 c. 16 EDAD NATURALEZA. DIAS. R. EDAD NATURALEZA. DIAS. R. Octubre. 26 Baracoa 5 M. 26 Habana 5 M. Setiembre. 17 Noviembre. Pontevedra . . . 25 C. 40 Orense 8 M. 20 Santande.r, . . . 4 M. 25 Habanana 4 M. 27 Asturias 2 M. 18 Oviedo 12 C. 44 Cantón 40 M. 32 Cor uña 4 C. Diciembae. 14 Habana 44 c. 33 Lugo 40 C. En todo el año se presentaron en el Hospital 154 casos-salieron curados 127, murieron 27. El mayor número de ingresos fué en Abrí], 59, falleciendo 10.- En Mayo 38, falleciendo 3. El menor número, en Octubre un caso, que murió y en Diciembre, otro que curó. Del total, 89 permanecieron en el Hospital hasta 20 días-de .es- tos, 53, de 10 á 20 dias y 36, de 3 á 10 dias, falleciendo de estos últi- mos 36, hasta el número de 17, (1) Del total, 65 permanecieron en el Hospital más de 20 dias, de ellos, 31 de 20 á 30 dias,-18 de 30 á 40 dias-11 de 40 á 50-<y por último 4, de 50 á 60. La mortandad general arroja un término medio de 17-5 por 100. Del total, 39 tenian menos de 17 años de edad y 115, 17 años y mas. Nacidos en Europa, 94 casos, falleciendo 15-nacidos en la Isla de Cuba-55 casos, falleciendo 3. Mortalidad anual de lá fiebre tifoidea, término medio por cada cien mil habitantes (2). París 91-97 Marsella .... 139-13 Reims 92-73 Berlín 17-85 Bruselas 27-89 Copenhague 17-60 Christianía 6-56 Edimburgo 24-72 Glasgow 46-33 Londres 24-07 Magdeburgo :. . 20-69 St. Petesbourg 153-46 Viena 20-54 Baltimore 90-82 (3) New-York .' 22-08 (4) Habana 86-63 Habana 1881 161-00 (1) Por el corto número de dias que han permanecido esos enfermos en el Hos- pital de los cuales han muerto muy cerca de la mitad, compréndese en qué período avanzado y de gravedad se hallaban á su ingreso, pudiéndose asegurar que los fami- liares de esos desgraciados, no tenian otro objeto al llevarlos al Hospital que desha- cerse de ellos evitándose los gastos subsiguientes. (2) L. Colin, París, sa topogfaphie. París 1885. (3) Vital statistics-Health, Department New-York, 1885, (4) Tablas obituarios (fel Dr, Valle. 1883. Habana. junio Julio (2¿jer^¿tcio^r •'le/ 2e ¿redo Obserraaon /* Cbsori/-<tcton 2* (jjí/VltcÚH J- flbjertracto/i -4* ¿?¿je/rAc!c n ó* 17 Observación número 1.-Don Roberto Garrido de la Habana, de 22 años ingresó en el Hospital el 17 de Diciembre de 1880, lleva 9 dias de enfermedad que le empezó por vómitos, dolor de cabeza y mal estar. Cuando lo vimos acusaba una cefalalgia intensa, se quejaba de insomnio, había cierta intranquilidad, lengua saburral, bordes y pun- ta rojos, inapetencia absoluta, todo alimento le repugnaba, dolor lige- ro y á la presión en el vientre, donde se ven algunas manchas rosaceas, diarreas, orina encendida no hay albúmina, la primera oscilación des- cendente es el 109 dia y el 139 sigue definitivamente la normal. Dura- ción total 13 dias. Observación número 2. - D. Aurelio Lujan, de la Habana, 14 años, procedente del asilo de San José, ingresó en el Hospital el 19 de Mar- zo de 1881, muchacho de una buena constitución, lleva tres dias de enfermedad, cefalalgia, algunos vértigos al sentarse en la cama, lengua saburral, bordes y punta rojos, sed, dolores musculares, constipación, alternando con diarreas, meteorismo, dolor en todo el vientre, algunas petequias, alguna inquietud y duerme mal, ligera bronquitis, el estado general es bueno. Tratamiento, ligeros purgantes, pocion con polvos de Dower, caldo ó leche y vino de Jerez. Duración 14 dias, regularidad en el ciclo térmico. Observación número 3-Moreno, menor. Habana. 14 años, ingre- só en el Hospital el dia 4 de Marzo de 1881 procedente del Asilo de San José, al 49 dia de enfermedad. En los primeros dias, vómitos, dia- rreas y mucho mal estar. Al examinarlo se encontraba muy agitado, quejábase de un fuerte dolor de cabeza, y dolores musculares, dormía mal, lengua saburral, borde y punta rojos, sed é inapetencia, dolor en todo el vientre, gargullo en la región ileo-cecal, diarreas fétidas, lige- ros fenómenos bronquiales; el 5 9 por la mañana la temperatura es pró- xima á la normal para ascender por la tarde á 40 2/5 , fluctúa tres dias más entre 38 6/10°, 39 m. y 40° por la tarde, al 99 comienza el des- censo que es gradual y bastante irregular, no había albúmina. Forma bastante regular. Duración 13 dias. Observación número 4.-El pardo Juan J. Rodríguez, de la Haba- na. 11 años, ingresó en el Hospital el dia 6 de Mayo de 1881, al 49 de enfermedad, procedente del Asilo de San José. De buena constitución, los primeros dias tuvo vómitos diarreas, quejándose mucho de la ca- beza, ha ofrecido durante el curso de su enfermedad, la lengua seca saburral, bordes y punta rojos, inapetencia, algún meteorismo, el vien- tre adolorido, diairias, erupción de sudamina, bronquitis sumamente ligera, orina escasa y febril. Tratamiento espectantc, al 59 dia 40 . G', 79 y mañana del 89 sin remisión se sostiene á 39°, tarde 89 39° y 8/l0, dia 99 38° y 39°, 109 38 y 39 8/10, casi dos grados. El 11° á 38° y 38 R/lo, el 12, 38° y 39°,. el 13', 38 mañana y tarde, el 14, 38° y 38 6/i0 ma- ñana y tarde, á, 3G el 15 por la mañana, tarde 37. Descenso prolonga- do v rápido el último dia. Duración 14 dias. Observación número Ó.-Moreno Ramón Lastro, Habana, 15 años, ingresó en el Hospital procedente del Asilo de San José el 12 de Mar- zo de 1881 al 89 dia de enfermedad. Se ha sentido mal los primeros (lias, no comía y esperimentaba alguna sed. Se quejaba de algu- 18 na cefalalgia y de dolores musculares. Lengua saburral, borde y pun- ta rojos, sed, inapetencia, dolor en el vientre, que está ligeramente timpánico, pocas diarreas que son amarillas, negruzcas y fétidas, orina encendida, no hay albúmina. En el período de estado de las oscilacio- nes se ve que la temperatura vesperal va ascendiendo gradualmente hasta llegar el dia 149 á 40°, el dia 15 comienza ya el descenso que es irregular y rápido. Tratamiento especiante. Duración 18 dias. Observación número 6.-Moreno José Guadalupe Ramírez, de la Habana, ingresó en el Hospital el dia 15 de Marzo de 1881, al 29 de enfermedad, procedente del Asilo de San José. El primer dia tuvo vó- mitos, algunos escalofríos y dolor de cabeza. Cuando lo examinamos se quejaba de la cabeza, ojos inyectados, lengua seca, saburral, bordes y punta rojo, inapetencia, nauseas, dolor en el vientre, gorgoteo, dia- rreas fétidas y amarillas, ligera bronquitis. Estado general bueno. Tra- tamiento especiante, la ascención fue bastante regular, al 69 máximum, 40°, desciende al 79 dos grados y medio, 37} por la mañana, tarde 38.}, el 89 temperatura normal mañana, tarde 38, el 99, 38 y 39} respecti- vamente. dias 119, ll9 y 129 fluctúa entre 37 2/io y 38 8/io, el 13 baja á 36} por la mañana, tarde 37}, para seguir en los dias .siguientes con la temperatura normal. Duración 14 dias. Observación número 7.-El moreno Mario García, de la Habana, 16 años, de buena constitución, ingresó en el Hospital, procedente del Asilo de San José, el día 15 de Marzo de 1881, al 39 de enfermedad habia tenido dolor de cabeza, algunos escalofríos y vómitos. Al exa- men nuestro, aún se queja de la cabeza, ruido de oidos, lengua sabu- rral, bordes y puntas rojos, dolor y gorgoteo en la fosa iliaca derecha, alguna diarrea, ligero aumento del bazo. Tratamiento sintomáti- co: alimentación, caldo, leche, sopas y vino. Ciclo térmico regu- lar, adquiere el máximum al 59 día, el período de las oscilaciones estacionarias dura hasta el dia 15, en el cual y por la tarde comienza el descenso que es bastante rápido y se efectúa en dos dias. Duración, 17 dias. Observación número 8.-Moreno Aurelio Aguirre, de la Habana, 13 años; ingresó en el Hospital, procedente del Asilo de San José, el 18 de Marzo de 1881, al 79 dia de enfermedad. Durante los primeros dias tuvo vómitos, inapetencia y malestar. Cuando lo vi se quejaba aún de la cabeza, lengua saburral, punta y bordes rojizos, alguna sed, de- sea comer, no hay meteorismo, comprimiendo experimenta algún dolor en la fosa iliaca derecha, pocas diarreas, no existen fenómenos bron- quiales. Estado general, bueno. Del 99 dia al 109, por la mañana, des- ciende la temperatura de 40° á 37° no presentando ningún síntoma alarmante, fluctúa después entre 37° y 38° para quedar limpio por completo el dia 15 de la enfermedad. Tratamiento espectante, alb mentación gradual. Duración, 15 dias. Observación número 9.-Don Venancio Valdés, de la Habana, 14 años, procedente del Asilo de San José, ingresó en el Hospital el 27 de Marzo de 1881, al 89 dia de enfermedad. En los primeros dias tuvo vómitos y mucho malestar. Cuando se le examinó el 27, ofrecia una ! ¿%r<?/CAOúotv 6 j C^je/L/ctczoti, &? \¿)¿jtri'ac¿o>v //* ' ¿fáwvJieioiz, /¿A 19 cefalalgia bastante intensa, ruido en los oidos tan pronto como se sen- taba en la cama, lengua saburral, bordes rojizos, mucha sed, inapeten- cia, timpanismo, dolor y gargullo en la fosa iliaca derecha, diarreas, fenómenos bronquiales ligeros, orina encendida, no había albúmina. Tratamiento especiante; el 129 se manifiesta la primera oscilación des- cendente y presentando algunas pequeñas irregularidades adquiere su temperatura normal el 179 Observación número 10.-Moreno Teodoro Regueira, de la Haba- na, 12 años, procedente del Asilo de San José, ingresó en el Hospital el 27 de Marzo de 1881, ál 69 dia de enfermedad. Muchacho bastante bien constituido. Malestar, lengua saburral, bordes y punta rojos, sed, inapetencia, alguna inquietud, vientre adolorido, gargullo en la fosa iliaca derecha, erupción de sudamina, ligero infarto esplénico, diarreas.. El período de las oscilaciones estacionarias ha sido bastante regular entre 39° y 40° 5/i0, el ll9 baja á 38°; así se sostiene hasta el 149 por la tarde que adquiere la temperatura normal. Tratamiento especiante. Alimentación gradual. Duración, 14 dias. Observación número 11.-El moreno Hilario, de la Habana, 1G años, bien constituido, ingresó en el Hospital, procedente del Asilo de San José, el dia 31 de Marzo de 1881, al dia 59 de su enfermedad. Empezó ésta por dolor de cabeza y en los miembros, náuseas é inape- tencia completa. Al examinarlo se queja todavía de la cabeza y algún malestar, la lengua saburral, poca sed, inapetencia, ligerísimo estado timpánico del vientre, algún dolor á la presión, diarreas escasas. Esta- do general bueno, el decrecimiento aparece al 79 dia, está apirético todo el dia 11 y en la mañana del 12, por la tarde asciende á 38° y el 13 desciende definitivamente. Tratamiento puramente espectante. Duración, 13 dias. Observación número 12.-Pardo Lorenzo Trinidad, de la Habana, 18 años, ingresó en el Hospital el 30 de Marzo, procedente del Asilo de San José, al 79 día de enfermedad. No hay ni cefalalgia ni vértigos, lengua saburral, punta y bordes rojos, poca sed, pide alimentos; algún timpanismo, dolor á la presión y gargullo en la fosa aliaca derecha, erupción de sudamina no muy abundante, ligeros fenómenos bronquia- les, duerme regularmente. Tratamiento puramente espectante. Estado general bueno, bastante regularidad en el cielo térmico. Duración, 17 dias. Observación número 13.-Don Genaro Llórente, de la Habana, 13 años, ingresó en el Hospital el 7 de Abril de 1881, procedente del Asilo de San José, al 69 dia de su enfermedad. Durante los tres pri- meros dias tuvo vómitos y diarreas, no hizo cama hasta el 49, y el 59 por la tarde llegó al Hospital. Muchacho de buena constitución, la lengua saburral, seca, roja en la punta y bordes, inapetencia, alguna sed, vientre algo dolorido, gorgoteo, diarreas, manchas rosáceas, no se percibe infarto esplénico, orina escasa y febril. Tratamiento espec- tante. Curva térmica, oscilaciones estacionarias que terminan el dia ll9 entre 37° 5/w y 39°,'el 89 dia llegó á 40°, por la tarde, el dia 129 descenso de 39° tarde anterior á 36° 5/io en la mañana, después hasta 20 el 169 entre 37° y 38°, el 169 tarde á 39, dia 17 38 6/10 y 38; 18, 37 6/io y 37; el 19, 37 y 37; el 20, menor que la normal 36° para con- tinuar á 37. Curva bastante regular. Duración, 18 dias. Observación número 14.-El moreno Carlos, criollo, de Alacranes y 35 años, ingresó en el Hospital, procedente del Asdo de San José, el 12 de Abril de 1881: al 59 dia de enfermedad; es muy fuerte, de buena constitución, hace un mes que lo han traido á esta Capital: los primeros dias vómitos y diarreas, se ha quejado mucho de la cabeza, ha tenido la lengua saburral, punta y bordes rojos, sed é inapetencia, algún meteorismo, diarreas, gorgoteo en la fosa iliaca, infarto espléni- co, fenómenos bronquiales, orina escasa y febril. De 37 8/io mañana del 59 dia sube por la tarde á 40°, el 6? y el 7? entre 38 y 39°, el 8? y el 9? á 38° próximamente, el 10? 38° y 39° mañana y tarde 11° y 12 por la mañana 38 5/io tarde 39°. Baja el 13 á 37, para seguir una marcha gradual forma ascendente hasta el 16 tarde á. 39, el 17, 18 y 19 mañana 38; después temperatura normal. En este caso se puede decir que ha habido un período de oscila- ciones estacionarias que ha terminado rápidamente con una diferencia de dos grados de la noche á la mañana, el dia 13; despees hay como una especie de recrudescencia marcada por una ascensional, que llega el 16 á 39°, sosteniéndose durante tres dias á 38, para adquirir de la mañana á la tarde del 18 la temperatura normal. Curva irregular. Duración 19 dias. Observación número 15.-Asiático Leoncio, de 29 años, ingresó en el Hospital el dia 12 de Abril de 1881, al tercer dia de enferme- dad. Buena constitución. Cefalalgia, dolores* en las piernas, lengua • saburral, algo ancha, punta y bordes rojos, sed, inapetencia completa, el vientre apenas es sensible á la presión, algunas veces diarrea, fenó- menos bronquiales muy ligeros, tos seca, sin espectoracion, orina en- cendida, no contiene albúmina. El sueño es tranquilo. Estado general bueno, no se queja de nada. Tratamiento puramente especiante. Al 5? dia baja la temperatura de 39 1 /-i que había tenido la tarde anterior, á 37 por la mañana, tarde 38, los dos siguientes hay una intermitencia franca de 36 2/io á 39 por la tarde, el 9? dia toma dos gramos quinina y la temperatura asciende únicamente á 38, se sostiene con algunas irregularidades en esa cifra por la tarde hasta el 19, que sigue la tem- peratura normal. Duración 19 dias. Observación número 16.-D. Joaquín Serrano, de la Habana, 40 años, ingresó en el Hospital, el 15 de Abril de 1881, al sexto dia de enfermedad. En los dias anteriores á esta fecha, ha tenido vómitos, dolor de cabeza, mal estar general y dice que mucha fiebre. Al exá- men ofrecía, algunos vértigos al sentarse en la cama, intranquilidad, lengua saburra!, bordes y puntas rojas, meteorismo, dolor y gargullo en la fosa iliaca derecha, algunas manchas rosáceas, diarreas, ligeros fenómenos bronquiales. Al 7?, de 39° que tenía en la tarde anterior, baja á 38; así se sostiene durante 48 horas, vuelve á subir á 39 en la tarde del 9? dia ésta otra vez á 38°; durante 48 horas después fluctúa 2¿J&rv4c¿O7i 131- 2¿JÉ/'l7áCLO/l ¿4¿ 6'¿uej'v<io¿on ¡ Oiserudciort ¿9~ OóservAcion 2¿Je? 'va e-t o?t ¿ 9 f (JóseriMCt c>7¿ 19 f (2¿jar va c lo n 20 r 0¿jerva ciori ¿Ir ¿Mjer&dciori 2.2 r (Jó.rerL'Aeiosz. .2 3 r fájervAciort (Jije ion 2- 21 con una pequeña irregularidad entre 37 y 38°, hasta el 17 que no vuelve á ascender. Tratamiento especiante. Duración .17 dias. Observación número 17.-Moreno Lúeas Hernández, 13 años, de la Habana. Procedente del Asilo, ingresó en el Hospital el día 19 de Abril de 1881, al 5? de enfermedad, lengua saburral, punta y bordes rojos, los dos primeros dias de Hospital nada más tuvo diarreas, á excepción de alguna intranquilidad en el sueño, los otros síntomas apenas se manifestaban: pequeñas dosis de polvos de Dowcr bastaron para apaciguar su agitación, al 8? dia adquirió la temperatura normal por la mañana; los tres siguientes fluctuó entre 37 y 38 hasta el 11 que tomó definitivamente la temperatura normal. .Caso muy ligero, 11 dias. Observación número 18.-T-D. Enrique Goicoechca, de Bilbao, 14 años, ingresó en el Hospital el dia 19 de Abril de 1881, es un mucha- cho de buena constitución, lleva dos años de Isla de Cuba, pasó la fie- bre amarilla hace un año, es dependiente de una panadería, vino al Hospital, al 5? dia de enfermedad, dice que en los primeros tres dias tuvo vómitos, falta.de apetito y fiebre. Al examinarlo se quejaba aún de la cabeza, fotofobia, lengua seca, saburral, punta y bordes rojos-, sed, vientre extendido, dolor y gorgoteo en la fosa iliaca derecha, diarreas, no se ha comprobado infarto del bazo, fenómenos bronquiales ligeros, orina escasa y encendida. El tratamiento fue limitado á dos kilos dia- rios de limonada vinosa y los dias 14? y 15? dos gramos de bisulfato de quinina: alimentación leche, caldo, vino de Jerez y sopas. El es- tado general siempre fue bueno. . El ciclo térmico ofrecía su máximum al 6? dia de 40', se sostiene á 39° el 7? y la mañana del 8?, el mismo dia por la tarde 38°, los si- guientes hasta el 13 fluctúa entre 38 y 39° próximamente; ese dia por la tarde asciende á 40°, se le dieron dos gramos de quinina, el 14 por la mañana, teniendo 38 5/io, tarde 39 8/io se le dá quinina otra vez el 15°, marcando el termómetro por la mañana á 38°, en ese estado se sostiene por la tarde del 1(5 que marca 39 toma un gramo de quinina el 17?, indicando en la mañana 38°, por la tarde 37 8/io, el 18 37 y 37 5/io, después sigue la temperatura normal. Duración 18 dias. . Observación número 19.-Moreno José Catalino Cubero, de la Ha- bana, bien constituido, procedente del Asilo, ingresó en el Hospital, el 22 de Abril de 1881, al 4?-dia de enfermedad; ligera cefalalgia, len- gua saburral, bordes y punta rojas, poca sed, asegura que tiene apeti- to, algunas diarreas, gargullo en la fosa iliaca derecha, el bazo muy poco aumentado de volúinen, síntomas bronquiales sin importancia, es- tado general bueno. Tratamiento: limonada vinosa, enemas de agua fenicada. Alimentos, caldo, leche, sopas y vino de Jerez. Ciclo térmico bastante regular, se sostiene á 40 por espacio de más de setenta y dos horas. Duración 15 di as/ Observación número 20.- D. Juan Domínguez Marrero, de Cana- rias, 16 añes, pastor de vacas, hace seis meses está en la Isla; ha pasa- 22 do .la fiebre amarilla; ingresó en el Hospital el día 6 de Junió de 1884: es de buena constitución, lleva tres dias de enfermedad, examinado, se quejaba de una cefelalgia intensa, dolores musculares, mal estar, ojos brillantes, lengua saburral, punta y bordes rojos, tiene alguna diarrea, hay gargullo y dolor á la presión en la fosa iliaca derecha, en la orina no había albúmina. Tratamiento especiante, el 7? dia apare- cieron algunas manchas rosáceas. El enfermo continuó bien y el dia 12? por la mañana ofreció una temperatura de menos de 37°. Termi- nada su fiebre quedó en un estado de debilidad sumamente pronun- ciado, prolongando su estancia en el Hospital hasta los últimos dias del mes. Observación número 21.-El niño J. L. Pedro, de la Habana, de 5 años, bien constituido, enfermo el dia 3 de Julio en Marianao, empe- zó con vómitos é inapetencia, cefalalgia, intranquilidad, inyección de las lengua saburral, punta y bordes rojos, sed, inapeten- cia, vientre adolorido, gorgoteo, diarreas, algunas manchas aparecieron al 6? dia, bronquitis de alguna intensidad. Tratamiento el tercer dia, se le dió un gramo quinina, el 6? que adquirió el máxi- mum de temperatura, se le dió un baño fresco, en la tarde del 8? dia un gramo quinina, el 10? un baño aromático templado. El período ascencional fue bastante regular, el máximum se obtu- vo el 6? dia, 40 y 4 /io, el 8? desciende y en la tarde adquiere 37 6/io el 9? 38 por la mañana y 39 4/io por la tarde, en la mañana del 109 36 6/io, tarde 38 6/io, para descender después hasta el dia 13? que definitivamente toma la temperatura normal. Duración 13 dias. Observación número 25.-Don Eduardo P.., de Matanzas, 15 años y vecino de Galiano, enfermo el dia 12 de Marzo de 1881. Es de bue- na constitución, se comprueban los fenómenos comunes propios á los primeros dias de una fiebre tifoidea, la lengua se ha conservado sabu- rral, borde y punta rojos, estado general bueno, ha habido un poco de de meteorismo, algunas manchas rosáceas en el vientre, gorgoteo en la fosa iliaca, diarreas amarillas y fétidas, nunca se le encontró albú- mina en la orina, que era escasa y encendida, fenómenos bronquiales ligeros, ha tenido algunos dias sudores abundantes. Fue tratado por el Dr. Landeta, que era su médico, por los baños á la temperatura ordinaria. La curva térmica nos muestra que la ascensión ha sido gradual, obteniendo el máximum al 59 dia con 40 4/]0, al 6? desciende, maña- na 39 7io, tarde 38 7/io, al 79 desciende aún 37 8/io mañana, sube á 38 1 io tarde, al 8,? dia 39 mañana, 38 4/io tarde, al 99 dia 38 maña- na, fluctúa entre 38° y 39° hasta el dia 14, que desciende á 37 4/io mañana, tarde 38, el 15 38 1/io mañana y por la tarde á 39, En la mañana del 16 vuelve á bajar á 37 7/io, sigue un curso de cierta irre- gularidad, elevándose, el 18 por la tarde á 39 7/io. El 21 tenemos la primera cifra normal, por la mañana, tarde 37 5/io, *22 37° y 387 /io res- pectivamente, del 23 al 26 fluctúa entre 37 ,y 37 5/10 en cuyo dia por la tarde baja á 36 7/io, después sigue la temperatura normal. Descenso irregular que ha tenido su principio el dia 14 por la mañana con una 23 temperatura próxima á la norma], indicando el ascenso siguiente al día 14 y demás hasta el 21 que debia haber existido otro pequeño brote de erupción intestinal. Duración 22 dias. Observación número 26.-Don Luis Caámafio, de la Coruña, de 16 años, procedente del Asilo de San José, hace dos años vino de la Península; el año pasado tuvo la liebre amarilla: ingresó el dia 8 de Abril de 1881. Estupor, subdehrio, postración marcada, sed intensa, lengua seca cubierta de fuliginosidades, manchas rosáceas en el vien- tre, dolor, timpanismo, gargullo, diarreas abundantes, amarillas y fé- tidas, infarto del bazo. El dia 18 de enfermedad notable epistaxis, la albúmina apareció el dia 10. Tratamiento poción Jacoud, el dia 19, con motivo de haber subido la temperatura á 40 5/io el dia anterior por la tarde, tomó dos gramos de quinina, lo mismo el dia 24. Alimentación, caldo y vino. La desfereccncia comienza por un fenómeno crítico al 16 dia, por la mañana, epistaxis y por la tarde baja la temperatura un grado siete décimos, al siguiente, mañana 37 8/io, tarde 38 Vio- El 18 mañana 39 3/io y sube por la tarde á 40 Vio, el 19 tomó dos gramos de quinina, siguiendo en los posteriores una forma francamente intermi- tente, el 23 hubo una diferencia de tres grados, 37 por la mañana y 40 por la tarde, vuelve administrársele la quinina, el 24 temperatura normal por la mañana, por la tarde 39, á la otra mañana hay nueva- mente tres grados de diferencia, temperatura inferior á la normal, 36 'grados, continúan después las oscilaciones entre 36 mañana y 37 tarde, hasta el dia 31 de enfermedad, que continuó siendo normal. Duración total 28 dias. Observación número 27.- El joven D. Cirilo P.., natural de Ma- tanzas, 16 años, vecino de la calzada de Galiyno, enfermo el dia 8 de Marzo de 1881. Dolores de cabeza, conjuntivas inyectadas, malestar, inapetencia, lengua seca y saburral, bordes y punta rojos, meteorismo, algunas manchas rosáceas. dolor á la presión en la fosa iliaca derecha, gorgoteo, diarreas fétidas, ligeros fenómenos bronquiales, estrde gene- ral bueno. Este enfermo pertenecía al Dr. Landeta, fué tratado por los baños templados. Al cuarto dia empezó la observación térmica, si- guiendo un curso muy regular. El período de las oscilaciones estacio- narias duró 12 dias, el descenso fué gradual y se extendió á 4 dias, el máximum térmico fué de 39 9/io- Duración 21 dias. Observación número 28.-La señorita C. . . P. . ., natural de Ma- tanzas, de 18 años de edad, vecina de la calzada de Galiano, enfermó el dia 8 de Marzo de 1881. De buena constitución. Dolores de cabeza, conjuntivas inyectadas, malestar, inapetencia, lengua seca y saburra], bordes y puntas rojos, meteorismo, algunas manchas rosáceas, dolor á ]a presión en la fosa iliaca derecha, gorgoteo, diarreas fétidas, ligeros fenómenos bronquiales, orina escasa y encendida, estado general bue- no. Esta enferma pertenecía al Dr. Landeta, fué tratada por los baños templados. La temperatura al quinto dia 40 1/io, tarde 39 3/io; dia sexto mañana 38 7/io, tarde 39 3/10? el séptimo mañana 37 8/ic, tarde 39 q]0) al octavo mañana 36 8/10, tarde 39 3?io, en ese dia no ocurria nada, nin- gún síntoma ni favorable, ni adverso, que justificase tan notable ascen- so de la temperatura. Desde ese dia continúa el período oscilatorio 24 con alguna irregularidad entre 38 y 39. Exceptuando el dia 13 que marca por la mañana 38 8/io, tarde 39 2/J0, para continuar al otro dia el curso ya establecido hasta el dia 17 indica por li tarde 38|, efectuán- dose al siguiente dia un descenso rapidísimo de 38 6/io por la mañana, adquiere en la tarde la temperatura normal, continuando algunos con menos temperatura que la normal, hasta el 23 por la tarde que en lo sucesivo se mantiene á 37. Duración 18 dias. Observación número 29. - El manilo José Pairol, de 26 años, ma- rinero, ingresó en el Hospital, el dia 10 de Setiembre de 1880, proce- dente de un buque, anclado en la bahía, hace quince dias; siempre ha gozado de buena salud, y como antecedente acusa haberse divertido algo más de lo natural, durante los primeros dias de este mes, es de buena constitución. Dice que el dia 9, como á eso de las once de la mañana se sintió mal, tuvo algunos frios, náuseas, vomitando además parte de su almuerzo, dolor de cabeza é inapetencia completa, conti- nuando en ese estado, fue remitido al Hospital, el dia 10 al medio dia, una media hora después de su entrada se le administró un vomitivo, y por la noche se le dió polvos de Dower, sesenta centigramos, para tres papeles, uno cada hora en media tasa de infusión de tilo. Dia 11.-T crcero de enfermedad. Al hacernos cargo de su asis- tencia, ofrecía el cuadro siguiente: se queja de dolor de cabeza y rui- dos en los oidos, la cara está algo congestionada, las conjuntivas in- yectadas, la lengua saburral, roja en la punta y en los bordes, está húmeda, hay constipación, orina muy encendida, temperatura maña- na 38 4/io, se le ordena un purgante de sulfato de magnesia. Alimen- to: caldo y un poco de vino. Tarde temperatura 39 6/io- Dia 12.-Temperatura mañana, 38 8/io, ha dormido muy poco, se halla poco más ó menos en el mismo estado. Tratamiento: polvos de Dower, un gramo para cinco papeles, uno cada dos horas, caldo y vi- no. Temperatura tarde 40 4lw. Dia 13.-Quinto de enfermedad, lia dormido mejor, hizo ayer cuatro diarreas, algún dolor á la presión en la fosa iliaca derecha, gor- goteo, en el pecho por la auscultación se notan ligeros estertores sibi- lantes diseminados, igual tratamiento. Temperatura: mañana, 38 8/io- Tarde 40; la orina ha tomado cierto color oscuro de caoba, escasa. Dia 14.-Aparecen algunas manchas rosáceas en el pecho y en la pared abdominal, las conjuntivas presentan un color ictérico ligero, lo mismo que todo el cuerpo, la orina color de caoba, no hay albúmi- na, reconocido por el ácido clorhídrico y el cloroformo, se revela pre- sencia del indican en muy corta cantidad; se nota alguna postración. Tratamiento: extracto blando de quina, 4 gramos; alcohol dementa, 30 gramos; agua y.jarabe, 120 gramos, para tomar dos cucharadas ca- da dos horas; alimentos, el mismo. Temperatura mañana 38 6/io- Tar- de 39 6/io. Dia 15.-Sétimo de enfermedad. Se nota algún infarto al bazo, respecto á los otros síntomas, poco más ó ménos continúan lo mis- mo, no se presenta ninguno alarmante; igual tratamiento; las diarreas se hacen de un color amarillo oscuro y bastantes fétidas. Temperatih ra mañana 38 2 / io. Tarde 39 2/i0. 25 Dia 16. Temperatura mañana 38 4/10. Tarde 39 2/10 17. ■ 38 4/10. 39 4/10 18. 38 2/10. 39 2/10 19. 38 39 2/10 20. 38 39 2/10 El enfermo continúa hasta ahora bien, el ictéro persiste y se hace más pronunciado. Día 21. 38 39 22. 38 2/1'0. 39 2/10 23. 37 2/10. 38 2 10 Dia 24.-Diez y seis enfermedad. Temperatura mañana 37 1/io, tomó un gramo sulfato de quinina, sopa, vino y leche; tarde 38. Dia 25.-Temperatura mañana 37 Dio; sulfato de quinina 2 gra- mos; tarde 38. El íctero persiste. Dia 26.-Temperatura mañana 37 1/10; poción tónica, suprimida la quinina; tarde 38 2/i0. Día 27. Temperatura mañana 37 2/10. Tarde 38 2/10 28. 37 1/10. 38 | 29 21° de enfermedad 37 4/10. 37 4/10 30 Temperatura mañana 38 39 Octubre 1/-Temperatura mañana 37 3/io- Sulfato de quinina dos gramos; tarde 39 3/i0., A pesar de esas alteraciones de temperatura el estado general es bueno. Dia 2.-Temperatura mañana 37 2/10. Sulfato de quinina 2 gra- mos; temperatura tarde 37 4po. Dia 3. Temperatura mañana 37 4/10. Tarde 37 8/10 4, 37 4/10. 37 4/10 5, 37 37 6, 36 4/10. 37 Todavía en este dia se nota el color ictérico en la conjuntiva. Puede considerarse este caso como tipo de una fiebre tifoidea be- nigna, cuya duración ha sido de veinte y cuatro dias.-El máximum térmico se afectúa al 4" dia 40 4/io; las oscilaciones se hacen por igual durante ocho dias, 38 y 39 y 39 4/io (una sola vez esta última cifra.) El dia 23: 15° de enfermedad hay en la tarde anterior á la mañana de este dia un desenso de dos grados; 37 2/i0 por tarde 38 2/io; du- rante cinco dias vuelve á fluctuar la temperatura de un modo igual entre 37 1/i0 y 38 2/io. El 29 de Setiembre: 21° de enfermedad; mañana y tarde es igual la temperatura 37 4/io, 26 Para terminar tienen lugar los dias 22 y 23 de enfermedad dos ac- cesos francamente intermitentes-38 y 39-y 37 3/j0 y 39 3/io respec- tivamente que ceden á la administración de la quinina, y con ligerísi- mos movimientos febriles adquiere definitivamente la temperatura nor- mal al 279 dia de enfermedad. La forma particular que ofrece esta curva ha sido ya indicada por Wunderbich, que dice: «la diferencia entre la temperatura matinal y la vesperal, puede ser á veces la misma, durante muchos dias y aún por espacio de una semana.» De la indicada forma en esta observación ha habido dos períodos, el primero de ocho dias, y el segundo de seis. Este enfermo ha ofrecido un estado de ictericia marcado, que aparece por primera vez al 69 dia, y que persiste hasta después de establecida la convalecencia, no creyendo que haya intervenido de modo alguno en el curso general de la fiebre. Según Grieisinger el íctero debe ser colocado entre los fenómenos raros de la fiebre tifoidea: sobre 600 individuos atacados de esta pi- rexia lo ha observado únicamente 10 veces-hay algunas epidemias en las cuales esa complicación se hace más frecuente.-El íctero apa- rece en el primer período, amenudo muy al principio, es ligero transitorio, sin ninguna influencia sobre el curso de la enferme- dad, y verdaderamente es de naturaleza catarral por propagación del catarro intestinal á las vías biliares, como en el caso presente. Puede aparecer accidentalmente independiente de la enfermedad, en per- sonas que hayan padecido anteriormente cálculos biliares, y por últi- mo, como síntoma de una septicemia, apareciendo entonces al princi- pio del segundo período, en cuyo caso no es otra cosa que una manifestación parcial de una enfermedad general grave, complicación- de la fiebre tifoidea.» Observación número 30.-D. Manuel Martínez, de la Habana, 15. Ingresó en el Hospital procedente del asilo de San José el 13 de Mar- zo de 1881, al 49 dia de enfermedad. De temperamento linfático y de mala constitución. En los primeros dias hubo vómitos, mal estar y do- lor de cabeza, pudo comprobarse después, además de los síntomas an- teriores, la lengua saburra!, punta y bordes rojos, algo seca, sed, ina- petencia, meteorismo, vientre adolorido, manchas rosáceas, gorgoteo, fenómenos bronquiales de cierta importancia, infarto esplénico, sudo- res abundantes, orina escasa encendida y albuminosa, diarreas abun- dantes, amarillas y fétidas, estado adimánico pronunciado. Tratamiento apropiado. El dia 99 tomó dos gramos de quinina. Del aspecto de la curva térmica se puede apreciar que el enfermo viene á nuestro poder al empezar las oscilaciones estacionarias, pues ocurre de particular que presenta un ligero descenso al 69 dia, habien- do tenido el 49 y el 59 40° por la tarde, muy gradual, que no baja de 39 el 89 dia por la tarde, descendiendo después de un sudor abundan- tísimo á 37° en la mañana del 99, sube de nuevo por la tarde á 39 3/io- siguiendo un curso ascendente, el 129 y el 13* á 40 3/10 por la tarde, el 169 habiendo bajado á 38 8/io, sube por la tarde á 40 7/io, atraviesa un período irregular hasta el 27 por la tarde, temperatura normal, en esos dias anteriores ha llegado á subir dos dias, 199 y 259, á 40°. El 28, mañana 37 5/10 tarde asciende á 40°, 29, 37° y 39°, 30*, 37°, 38°, el día 319 baja á 36° por la mañana, para tomar por la tarde ya definiti- vamente la temperatura normal. Duración 30 dias. Observación'^.-D. C. G., en Guanabacoa, Julio 6 de 1885, natural de la Habana, 16 años, alumno del colegio de los Padres Escolapios. Al sexto dia nos hicimos cargo de él. Cefalalgia, fotofobia, inapetencia ab- soluta, lengua saburral, punta y bordes rojizos, un poco de meteoris- mo, algunas manchas rosaceas, diarreas fétidas, abundantes y amari- llas, gargullo; en la orina no habia albúmina, muy encendida; no existe infarto del bazo; estado algo soporoso hacia el dia 129 déla en- fermedad. Por lo general dormía bien; alguna postración é indiferen- cia. Por todo tratamiento tres lavativas de agua fenicada al dia; vino de Jerez y por alimento caldo ó leche: únicamente en los dias 239 y 249 tomó un gramo y cincuenta centigramos de sulfato de quinina ca- da dia. La primera remisión marcada fue el 159, los dos últimos dias pre- sentó una forma francamente intermitente que cedió con la quinina. Duración 22 dias. En el colegio se desarrolló una pequeña epidemia. Observación 32.-D. Juan Almendro Ubarrue, de la Habana, 16 años, procedente del Asilo de San José. Ingresó en el Hospital el 14 de Abril de 1881, al 49 dia de enfermedad. Lengua saburral, seca, bordes y punta rojos, cefalalgia ligera, un poco de timpanismo, dolor y gargullo en la fosa iliaca, manchas rosaceas, el bazo algo infartado. Orina febril, no hubo albúmina. El período de las oscilaciones estacio- narias, como se ve por el cuadro adjunto es irregular: al49 dia, prime- ro que se le vió, tenía 40°, al 59 38 62io y 38 respectivamente, al 69 pol- la mañana se sostiene á 38 para adquirir por la tarde 40°, el período estacionario fluctúa irregularmente de 37 4/io á 40°, el dia 14 comien- za el descenso con 38° por la mañana, y de este último dia al 23, fluctúa entre 37 y 38 hasta ese dia, que toma la temperatura normal. Duración 23 dias. Observación núm. 33.-El pardo Plácido Aguilar, de la Habana, 13 años, ingresó en el Hospital procedente del Asilo de San José el dia 13 de Mayo de 1881, al 79 dia de enfermedad. Es de buena cons- titución; le empezó con dolor de cabeza, mal estar general é inape- tencia. Ha ofrecido el siguiente cuadro: cefalalgia, un poco de estu- por, subdelirio, conjuntivas inyectadas, lengua seca, bordes y punta rojos; después se cubrió de fuliginosidades lo mismo que toda la boca, inapetencia, mucha sequedad, vientre meteorizado y adolorido á la presión; gorgoteo, manchas rosaceas y algunas petequias, diarreas amarillas y muy fétidas, infarto cspléinco, fenómenos bronquiales de alguna intensidad, orina escasa y encendida; hacia el dia 20 acusó la presencia de la albúmina. Los dias 10", ll9 y 129 hemos administrado en cada uno de ellos dos gramos de quinina, temiendo alguna compli- cación palúdea: esto nos lo hacía sospechar el descenso de la tempera- tura en esos dias. Al igual el dia 219 por la mañana .38°, y por la tarde 41°; se le dió el 22 dos gramos de quinina. A pesar de ello, la 27 28 fiebre siguió su curso. El tratamiento no ofrecía otra cosa de particular. Es curiosa la marcha de la temperatura durante los primeros dias, del 79 al ll9 Por la tarde del dia 79, primero que lo visitamos tenía 41°; el 89 39° y 39f respectivamente; el 99 37 1/l0 y 40; el 109 38 y 38£; el dia 11, segundo que se le dió quinina, por la mañana á 37 y por la tarde á pesar de la quinina que ya llevaba tomada, asciende tres grados y dos décimos, 40° 2/J0. Del 12 al 20 hay un período casi estacionario, precisamente entre 39 y 40° 5/i0, hasta el 16; de este dia al 20, entre 39 y 40°; el 20 38 5/io y 38 9/i0; el 21, 38 por la mañana y por la tarde asciende tres grados, 41. El 22 toma dos gramos de quinina, por la mañana 39 5/i0; sigue desde ese dia en descenso bas- tante irregular, pasa por la tarde del 28° que marcó 39 52io ; á la maña- na siguiente á 37; por la tarde á 38, ofreciendo ya en los dias poste- riores la temperatura normal. Duración 30 dias> Observación número 34.-El menor Arturo Santos, mestizo de chino y negra, de la Habana, 13 años, ingresó en el Hospital el dia 25 de Abril, al 4*? dia de enfermedad, procedente del Asilo de San José. Ha tenido vómitos, escalofríos é inapetencia; cuando lo vimos se quejaba de la cabeza, dolores musculares, había inyección de las conjuntivas, lengua seca, saburral, roja en los bordes y la punta, sed, falta completa de apetito, meteorismo, diarreas, fenómenos bronquiales ligeros, algún infarto esplénico, orina escasa y encendida; en los si- guientes dias el paciente se agravó algo, tuvo subdelirio, ligero estado de sopor, aparecieron manchas rosáceas y abundantes erupciones de sudamina, el vientre se hizo adolorido, gorgoteo, los fenómenos bron- quiales se manifestaron más, hubo albúmina en la orina, nunca la len- gua estuvo fuliginosa. El tratamiento filé simplemente especiante. El período estacionario se sostiene durante 14 dias entre 39 y 40 grados, llegando una vez el 7? dia por la tarde á 40° 4/i0; ofreciendo de par- ticular tres períodos de 36 horas cada una á 40° de temperatura, el desenso primero, durante 4 dias entre 38 y 40, mañana y tarde aun- que no en todos ellos, otros 4 dias entre 37 y 39, tampoco con regu- laridae; en los tres últimos entre 37 y 38; y el dia 32 por la mañana la temperatura desciende á ménos de la normal; 36 4/i0, esta tempe- ratura dura 36 horas y el 33 por la tarde, adquiere definitivamente la temperatura normal. Duración 32 dias. Observación número 35.-D. Arturo Casado, natural de San Cris- tóbal, aprendiz de carpintero y vecino de la calle de Apodaca, de 16 años de edad, ingresó en el Hospital el 19 de Abril de 1881; lleva seis dias de enfermedad, lia tenido los primeros síntomas propios á una fiebre tifoidea; al examen acusaba una cefalalgia intensa, había algún estupor, delirio tranquilo, conjuntivus inyectadas, lengua seca en parte cubierta de fuliginosidades, lo mismo que en las encías, mu- cha sed; notable meteorismo, manchas rosáceas, adolorido el vientre, gorgoteo, diarreas amarillas y fétidas, sudores abundantes, fenómenos bronquiales de alguna intensidad; la orina escasa y encendida hacía el dia 12° se comprobó la presencia de la albúmina; infarto del bazo. (Jóse rv# cí#n 28 r Oój&Kí'aetart 27r- Ctáj'e.ruacion 28* Üij'erváciort 29 r t?6se.3'i/d.cíon 301 ÍMjervAwn 31 $ (2¿seriMci o7i 32? ¿Wsert'iMí osí 53 7 29 bastante pronunciado. El estado de gravedad empezó á desaparecer hacia el 159 dia de enfermedad. Tratamiento puramente sintomático. El examen del ciclo térmico arroja lo siguiente : el 69 dia por la tarde tenía 40 5/10; el 119 por la mañana baja á dos grados y en la tarde adquiere otra vez 409 Wunderlich ha indicado que ese descenso se presenta algunas veces, pero por lo general del 7" al 89 dia; baja el dia 129 descendiendo hasta el lo9, 38 4/io por la mañana; de este dia a] 169 cambia de 38 á 39° y algunos décimos; todo el 16 y el 179 por la mañana á 38°; de este dia al 21 se ven oscilaciones diarias próxima- mente de tres grados; 37 y 40° sucesivamente; el 219 38 y 39° al 229 37 y 39°; con Un estado general bueno se sostiene la temperatura casi á 38° hasta el 269 que sigue la temperatura normal. Bastante re- gularidad en su curso, período terminal notable por sus grandes osci- laciones. No se empleó quinina. Duración 25 dias. Observación número 36.-El negrito Eligió, natural de Matanzas, de 16 años de edad, de buena constitución, bien desarrollado, dedica- do á los quehaceres domésticos y vecino de la calzada del Cerro, en- fermé) el dia 6 de Marzo de 1881; nos hicimos cargo de su asistencia el 7; al segundo dia de enfermedad, ofreciendo alteraciones propias á un embarazo gástrico febril, se queja mucho de la cabeza, lengua sa- burral; se le administró un vomitivo de ipecacuana; leche por alimen- to; temperatura por la mañana, 38 grados; tarde, 39 2/10. Dia 8.-Noche regular, el vomitivo, dicen los encargados de su asistencia, ha producido un buen efecto, habiendo hecho además cua- tro evacuaciones; se queja mucho de la cabeza; la lengua, húmeda, saburra], borde y punta rojas, sed, inapetencia, intranquilidad, orina escasa y encendida. Temperatura mañana, 38 6/io; tarde, 39 8/10; por tratamiento se le dispuso ese dia una pocion de acetato de amoniaco, 6 gramos; agua, 90; jarabe de opio, 30 gramos; alimento: leche y li- monada. Dia 9.-49 de enfermedad. Durante la noche ha tenido una epis- taxis aunque no de gran abundancia; el sueño ha sido intranquilo; existe gorgoteo en la fosa iliaca derecha, el vientre ligeramente ado- lorido; ha hecho tres diarreas; igual tratamiento, además una cataplas- ma al vientre; temperatura mañana, 39°; tarde, 40 4/l0. Dia 10.- Delirio tranquilo durante la noche; la lengua algo seca; timpanismo; aumento en la percusión en la región csplénica, ligeros fenómenos bronquiales; temperatura mañana, 40°; tarde 40 62lo; tra- tamiento: polvos de Dower, 60 centigramos de una pocion; lociones de vinagre aromático cada dos horas, cataplasma; alimento: caldo, vi- no de Jerez y limonada. Dia 11.-Delirio tranquilo durante toda la noche, estado de sopor, la bronquitis se hace más intensa, la lengua muy seca, orina muy po- co, no hay albúmina; tratamiento, el mismo; temperatura mañana y tarde 40 8/io- Dia 12.-79 de enfermedad. Se repite el delirio por la noche; es- tado adinámico bastante pronunciado, se hace más marcado el infarto del bazo; la bronquitis continúa en el mismo estado, diarreas frecuen- 30 tes fétidas y do un color amarillo oscuro, la lengua muy seca, no existe en ella ni en el resto de la boca fuliginosidades, mucha sed; examinada la orina esta vez acusó la presencia de la albúmina en corta cantidad. Tratamiento: Pocion Jaccoud, 120 gramos, agregándosele un gramo de láudano, lociones de vinagre, cataplasma, caldo y vino de Jerez; temperatura por la mañana, 40 8/10; tarte, baja 8/i° queda en 40. Dia 13.-Igual estado aparece una erupción de sudamina que se extiende por el cuello, pecho y abdomen; la temperatura mañana, 40 > y por la tarde sin haberse presentado ningún, síntoma alarmante de momento la temperatura asciende á 41 6/i0; se le dispone un baño general ligeramente templado á las cinco de la tarde de media hora; otro á las nueve de la noche; obteniéndose una- disminución en la temperatura, después de cada baño de un grado y dos décimos. Dia 14.-9e de enfermedad. Temperatura mañana, 40 62io; tarde 40 G/io- Dia 15.-Temperatura mañana, 40 4/i0; tarde, 40. Dia 16.-Temperatura mañana, 40; tarde, 40. Dia 17.-Temperatura mañana, 39 tarde, 40 -/10: en estos dias anteriores el estado general, ha sido poco más ó ménos el mismo; ha tomado tres baños todos los dias, por tratamiento la pocion Jaccoud sin láudano y cataplasma laudanizada al vientre. Día 18.-13 de enfermedad; la temperatura empieza á descender, tomando la forma de las grandes oscilaciones; temperatura mañana, 38 2/i0; tarde 39 8/10; hace únicamente dos diarreas en el dia; no hay delirio, ha recuperado casi completamente el sueño, el estado general es bueno, aún existe albúmina en la orina, en muy corta cantidad; se le dispuso dos gramos de sulfato dé quinina en 20 píldoras para tomar cinco cada hora; además su pocion Jaccoud; parece que va hacia una convalecencia rápida. Dia 19.-38 4/10; tarde, 39 4/ití; igual tratamiento; alimento: so- pas, caldo y vino de Jerez. Dia 20.-15 de enfermedad. Estado general bueno; se le da un grano de quinina y se suprime la pocion Jaccoud; temperatura maña- na, 37; tarde, 37 6/10. Dia 21 37 2/10 por la mañana. 38 2/10 por la tarde. 22 37 39 4/10 23 38 4/10 40 24 38 40 25 39 40 2/10 26 38 4/10 40 27 39 40 28 37 8/10 39 4/10 29 37 8/10 39 4/10 30 25° de enfermedad 37 8/10 38 4/10 31 37 8/10 37 8/10 Abril 1? 37 8/10 38 2 37 4/10 37 7/10 3 37 37 4/10 4 36 6/10 37 31 Esta segunda fiebre, cuyo primer día el 159 y que terminó el dia 30, y que no es otra cosa que una recaída, no podiendo apreciar á qué causa fue debida, pues con él se había observado el mayor cuida- do, ofreció los mismos síntomas que la primera, á excepción del deli- rio que no tuvo, todos ellos han sido ménos pronunciados, presentan- do por'otra parte en estado de timpanismo del vientre bastante marcado ha seguido una mancha benigna; el enfermo ha seguido tomando so- pas durante toda su duración, el tratamiento fué puramente sintomá- tico. El dia 20, 15 de enfermedad en la orina no había albúmina, que no la volvió á presentar en ninguno de los días posteriores. Lo que más llama la atención en este caso es la división marcadí- sima de la fiebre.cn dos ataques perfectamente limitados y que han durado ambos igual número de dias, 15 para cada una, con síntomas de mayor gravedad el primero que el segundo, se debe considerar este como una recaída, no aceptando que sea una recrudcccncia, que con- siste únicamente en la reproducción de uno de los períodos de la fie- bre, y no completa con sus períodos -bien mareados como aquí ha sucedido; Jaccoud emplea la palabra reversión, para designar, como en el caso presente, las recidivas que se suceden casi sin interrupción al primer ataque, y dice además que podrían llamarse Demás parece hacer notar que la causa anatómica de este segundo ataque no ha sido otra que un inero brote inflamatorio que ha tenido lugar en los folículos aislados y en las glándulas de Peyer la enferme- dad en este caso lia obedecido, á dos brotes sucesivos de la erupción intestinal. En algunos casos, que son bastante frecuentes, la temperatura ba- ja del noveno al onceno dia y todo parece anunciar que se va á entrar en el período de reparación, pero al cabo de unos dias la fiebre reapa- rece sin complicación apreciable y la desfervescencia tiene lugar á la cuarta semana; en ellos hay verdadera recaída, sin embargo de pare- cer que ha tenido su duración habitual, habrá estado formado por dos ataques sucesivos ambos ligeros. (G. de Mussy) Las recaídas se pueden repetir: Jaccoud hasta el presente no ha observado más que una doble, Wundcrlich y Grusinger ha indicado hechos de esta naturaleza, Bunquoy é Ivinc han dado á conocer cada uno un ejemplo de tres recaídas sucesivas y Hallopeau ha publicado la historia sumamente notable de un enfermo que presentó cuatro re- caídas, de modo que la total duración de la enfermedad pasó de dos- cientos dias. Cuando son múltiples las recaídas, el intervalo que las separa es generalmente muy corto ó no existe, el enfermo no tiene tiempo por decirlo así de tomar ol aspecto de un convalesciente, y con seguridacj será desconocida la recaída si se comete la falta de abandonar la ob- servación termométrica. Las recidivas no son raras, Griessingcr de 463 casos tuvo una pro- porción de 6 por 100, Murchinson de 142 tuvo el 10 por 100, y en el Hospital Jacob de Leipsig 548 casos el 8 por 100. Notorio es también el estado hipertémico que ha predominado durante el período estacionario del primer ataque que ha persistido muy cerca de ocho dias á más de 40 grados, llegando en uno de ellos hasta 41 6/10, no ofreciendo durante todo ese tiempo un síntoma que pudiéramos decir extremadamente grave. La elevación de la tempe- ratura no ha estado en relación con la gravedad del mal, hecho nota- do por Cadet de Gassicourt (no únicamente en los niños) muchas veces. Los importantes trabajos del Profesor Peter y. del Dr. Ferrand, de los cuales dieron cuenta á la Sociedad de los Hospitales de París 1877, prueban que la hipertermia, considerada hasta ahora como uno de los síntomas más alarmantes, tiene poca importancia, no dejando de ser otra cosa que una chinare, palabras del Profesor Peter. Con relación á la hipertermia Gueneau de Mussy se expresa así: «No solamente es un hecho bien probado que se pueden observar do- ticnterias sin hipertermia sino que la.temperatura puede descender á menos que la normal, y en su apoyo cita el ejemplo siguiente: «En el riguroso invierno de 1870 (París) durante la invasión alemana, las tropas que mandaba sobre París para efectuar el sitio.se encontraron sometidas á fatigas excesivas y mucho peor alimentadas de lo que lo habían sido hasta entóneos; una epidemia de tifoidea se desarrolló en- tre esas tropas en Octubre y en Noviembre y fue observada por el Dr. Straube que publicó una relación muy interesante. En muchos casos la temperatura permaneció todo el tiempo por debajo de la nor- mal, y en otras conservó la normal, la erupción lenticular fue muy abundante. Los principales síntomas eran una gran postración y alte- raciones nerviosas caracterizadas por alternativas de delirio y estupor muy intensos, generalmente en razón inversa de la temperatura, el pulso poco acelerado, rara vez pasaba de 100 pulsaciones, el bazo no estaba tumefacto ó lo era poca, la lengua no estaba ni seca ni fuligi- nosa. Los síntomas abdominales fueron poco acentuados y sin embar- ho en 20 enfermos que sucumbieron se hallaron las lesiones caracte- rísticas de la detienenteria.» La muerte en estos casos sobrevino antes de los catorce dias y la desferveccncia se presentó por lo general des- pués de los quince dias. Este hecho tan interesante dice Murhinson es un argumento sin réplica contra la teoría de Liebemestcr que atri- buye á la hipertermia, las alteraciones nerviosas de la dotinenteria. La curva en las altas temperaturas, puede seguir dos formas muy diferentes, una de oscilaciones francas, y otra en línea casi recta, en la primera hay remisiones y exacerbaciones, en la segunda la tempe- ratura es constante, lo mismo por la mañana que por la tarde, la gra- vedad de la hipertermia es únicamente efectiva en este último caso. Wunderlich dice que la marcha típica más perfecta déla fiebre ti- foidea rápida se encuentra en los casos de recaídas ó de reversión, co- mo puede verse en la presente observación. Una recaída puede distinguirse fácilmente de una complicación por la curva termométrica; en la recaída el ascenso gradual, en la complicación rápido. (Potain.) Observación número 37.-El pardo José B. Contreras, de la Ha- bana, buena constitución, de 19 años de edad, ingresó en el Hospital el dia 20 de Abril de 1881, procedente del Asilo de San José; al 5,? 32 ó¿jerc/Ac¿or¡, 54* C£¿>Jers¿icí'o/i 35 Cfaeriwezaíz 36 4 O toser a# cío n 37 ~ CMwirfcton 33 dia de enfermedad ha tenido algunos escalofríos, dolor de cabeza, vó- mitos, diarreas y malestar general. Al examinarlo ofrecía el cuadro siguiente: Se queja todavía de la cabeza, ruido en los oidos, la cara lo mismo que las conjuntivas, algo inyectadas, dice que no duerme bien, tiene dolores musculares, particularmente en los miembros inferiores; lengua seca, saburral en el centro, bordes y punta rojas, náuseas, ina- petencia, algunas diarreas, .vientre adolorido, gorgoteo en la fosa ilia- ca derecha, fenómenos bronquiales ligeros; la orina febril, por el ácido nítrico y el calor no daba precipitado albuminoso. Continúa poco más ó menos en este estado hasta el dia 17<?, en el cual empezó á agravarse, apareció una erupción de sudamina que ocu- paba todo el pecho y la pared abdominal, subdelirio, á veces en un estado de sopor pronunciado, lengua muy seca, cubierta de fuliginosi- dades, timpanismo, gorgoteo, adolorido todo el vientre, diarreas abun- dantes, amarillas y muy fétidas, ligero infarto del bazo, la orina exa- minada casi todos los dias nunca acusa la presencia de la albúmina. La gravedad se extendió hasta el 31" y con bastante lentitud, la me- joría fue pronunciándose hasta el 42, desde el cual se sostuvo la api- rexia. Como tratamiento: el l9 se le dispuso un gramo de polvos de Dower, en pocion; el 2° dia al encontrarnos con el rápido descenso de la mañana 39°, á la tarde 37; 1c administramos de las 4 de la tarde á las 10 de la noche, dos gramos de sulfato de quinina; á la mañana 79 asciende nuevamente á 39°, toma otra vez dos gramos de quinina an- tes de las 12 del dia; de nuevo baja á 37° poi' la tarde; al 89 dia por la mañana á 40°, tomó dos gramos de quinina, apesar de ella la tem- peratura se sostiene á 40°, durante 48 horas me abstengo en lo suce- sivo de la quinina, en vista de su inutilidad, en los siguientes dias se ha continuado un tratamiento únicamente sintomático. Presenta de particular este caso el descenso de 3 grados al 69 y de 2 grados el 79, efectuándose la exacerbación en sentido inverso, el 89 y 99 la tempe- ratura se sostiene á 40° para seguir un curso de oscilaciones casi esta- cionarias, fluctuando por lo general entre 39 y 40°; del dia 23 al 25, tres dias, la curva da 40° por la mañana y por la tarde, de nuevo os- cila entre 39 y 40 hasta el 35, que se sostiene próximamente á 39, efectuándose la desfervecencia definitiva en tres dias y por oscilacio- nes graduales, pudiéndose asegurar que en el presente caso el fasti- giuin ha durado próximamente unos 32 dias. Ese descenso tan irre- gular en las tardes de los dias 69 y 79 nos inclinó á creer que en ella pudo haber habido intervención del paludismo, y es de aceptarse que á la quinina se deba, que la fiebre haya seguido su ciclo térmico después con bastante regularidad. Observación número 38.-I). Francisco Gordillo, de la Coruña, 35 años de edad, lleva 6 años de Isla de Cuba, hace 4 que pasó la fiebre amarilla, es de buena constitución, soltero y de oficio portero, ingresó en el Hospital el 19 de Noviembre de 1885; al 59 dia de enfermedad manifiesta que los primeros síntomas que presentó fueron unos vómir tos, seguidos de escalofríos y dolor de cabeza, que atribuyo á una in7 digestión, por cuyo motivo, tomó un purgante al otro dia. Al exami- narlo, su estado general era bueno, se quejaba todavía de la cabeza, 34 ruido de oidos, ojos ligeramente inyectados, lengua saburral, borde y punta rojos, alguna sed, inapetencia, el vientre no estaba adolorido aún no había gorgoteo, hace dos diarreas al día, hasta ahora duerme bastante bien; el día 129 pudo comprobarse que el vientre se hallaba adolorido, gorgoteo en la fosa iliaca derecha, hace en el (lia ciiyco ó seis diarreas amarillo-negruzcas, bastante fétidas, se nota algún infar- to esplcmico, en la pared abdominal se cuentan ocho manchas rosáecas y cuatro petcquias, orina escasa y muy encendida, lengua muy seca, aparecen fuliginosidades en las encías, mucha sed, intranquilidad, fe- nómenos bronquiales, los síntomas van agravándose, sobreviene una congestión pulmonar doble, hay delirio tranquilo y un estado de so- por que se prolonga hasta el dia 28 de enfermedad; la lengua muy seca, se cubre de fuliginosidades, lo mismo que las encías y los dien- tes, las diarreas muy abundantes, en extremo fétidas, ese estado de gravedad se continúa casi hasta el dia 309 de enfermedad y en cuatro dias el paciente entra en una completa apirexia, quedando después en un estado de postración y debibihdad que duró más de quince días. Tratamiento: Pocion Jaccoud, ventosas secas y corridas, enemas de agua fria. Alimentación: caldo, leche y vino de Jerez. Limonada. En este caso podemos considerar que la fiebre tifoidea típica y re- gular fue precedida de una verdadera febrícula cuya duración filé li- mitada á ocho dias, después hay su período de oscilaciones ascenden- tes, que adquieren el máximum al 59 dia (139 de enfermedad;) enseguida se ve un estado anfiboloide que se extiende hasta el 26° (31 de enfermedad;) el descenso se efectúa en 4 dias regularmente y con rapidez. Duración total 34 dias. Observación número 39.-Moreno Andrés Mazon, de la Habana, 16 años, procedente del Asilo de Son José, ingrese) en el Hospital el 29 de Marzo al 10? dia de enfermedad. Cefalalgia, lengua saburral, bordes y punta rojas, húmeda, inapetencia, meteorismo, dolor cu todo el vientre, diarreas amarillas y fétidas, gargullo en la fosa iliaca dere- cha, dolores musculares; estado general bueno, erupción de sudamina: limonada, caldo ó leche, vino de Jerez, lavativas de agua fria y ácido fénico tres veces al dia El 18? y (4 199 dos gramos de quinina cada dia. Duración 21 dias. Curva termométrica de bastante regularidad, al terminarse, en el período de las oscilaciones descendentes, el 17? y 18? se presentan accesos bruscos de temperatura de37¿ y 37 sube por la tarde y en los dos dias á 40°, después se regulariza la terminación. Observación número 40.-El pardo Julián Armentenos, de la Ha- bana, 12 años-de edad; ingresó en el Hospital el 18 de Marzo de 1881, procedente del Asilo de San José, al 69 dia de enfermedad. Ha tenido los síntomas propios á los primeros dias de una fiebre tifoidea; al exa- minarlo ofrecia un estado de sopor bastante pronunciado, delirio tran- quilo, lengua muy seca punta y bordes rojos, el centro de un color blanquecino, mucha sed, timpanisino, vientre adolorido, gorgoteo, diarreas muy fétidas, infarto esplónico, orina escasa y encendida, no hubo albúmina fenómenos bronquiales de alguna intensidad, sudores- abundantes, repetidas veces aparecieron erupciones de sudamina. 35 varios días ha tenido epistaxis, lengua tomó al fin un carácter tífico; el estado general continuó grave próximamente hasta el dia 309 de en- fermedad (pie empezó á presentar alguna mejoría que lentamente fue avanzando. El máximum de temperatura que pudimos observar fue el dia de su entrada, (>" dia por la tarde 41°, el período de oscilaciones estacio- narias se prolonga entre 399 y 40° mañana y tarde, hasta el 26 el 99, 10" y 119 por la tarde llega á 40 5/io, el dia 19 á 38° en la mañana y el 26 baja en la mañana á 38 4/i0, marcándose aquí el período de la declinación que tiene lugar hasta el dia 32 entre 38° y 39\ el 29 co- mo excepción llega á 40° por la tarde, del 32 al dia 36 entre 37° y 38° este dia toma definitivamente la temperatura normal y algunos, menos de la normal. Ciclo térmico en general bastante regular, las oscilaciones estacio- narias dura próximamente tres septenarios. Duración 36 dias. Observación número 41.-Don Andrés Caack, de la Habana, 14 años, ingresó en el Hospital el 29 de Marzo de 1881, procedente del Asilo de San José, el dia 69 de enfermedad; estado general bueno; le empezó con vómitos, dolor de cabeza y malestar. Han predominado en él los síntomas siguientes: cefalalgia, zumbido de oidos, lengua sa- burral bordes y punta rojos, seca; sed é inapetencia, meteorismo, man- chas rosáceas, vientre ligeramente adolorido, gorgoteo, diarreas. Au- mento á la percusión en la región esplénica, .bronquitis ligera, orina escasa y encendida, nunca tuvo albúmina. Tratamiento especiante. La temperatura ofrece de particular. Un período estacionario que dura del 69 al 14 y que-fluctúa entre 38° todas las mañanas y de 39° y 40 3po por la tarde, el dia 14 temperatura normal por la mañana pa- ra elevarse por la tarde á 40°, tres grados de diferencia, los dias 15, 16 y 17 tomó dos gramos de quinina, apesar de ella la temperatura se mantuvo con una diferencia regular diaria de dos grados, 37° por la mañana, y 39° por la tarde hasta el dia 20, del cual hasta el dia 35 la temperatura de 37, 37¿- y 38 entre la mañana y la tarde, después del 35 la temperatura se hizo normal, es de notable en este caso las grandes oscilaciones estacionarias que se prolongaron durante seis dias y el estado febril sin fenómenos generales de importancia, que predo-' minó durante 15 dias. Duración total 35 dias. Observación número 42.-Don José María Martínez, natural de Sagua la Grande, de 17 años de edad, desde hace tres meses, que vino de su pueblo, se halla detenido en el Asilo de San José. Ingresó en el Hospital el 18 de Abril de 1881, al tercer dia de enfermedad, ante- riormente se ha quejado de pérdida del apetito, malestar, ha tenido algunos escalofríos los primeros días; cefalalgia frontal intensa, dolores en los miembros, la lengua blanca y saburral, punta y bordes rojos, sed, sensación de pastosidad en la boca, anorexia. Este cuadro sinto- mático correspondía al primer dia que le vimos; como prescripción se le ordenó una limonada purgante de citrato de magnesia y de alimen- 36 to caldo y Un poco de vino; la temperatura de la mañana era de 40c y por la tarde de 41 4/i0. Este examen pertenece al día 19. Día 20, 59 de enfermedad, ha dormido mal durante la noche, se queja de vértigos y ruido de oidos. la fisonomía está algo alterada, el purgante que tomó ayer le ha hecho efecto aún durante la noche, por todo 10 evacuaciones, existe gorgoteo en la fosa iliaca derecha; tem- peratura, mañana, 39 '/i0, tarde 40°. Ese dia se le dispuso una pocion con cuatro gramos de extracto blando de quina, cognac, treinta gra- mos, agua dulce cien gramos. Dia 21. Delirio tranquilo toda la noche, ayer evacuó cuatro veces, se nota alguna postración, meteorismo, vientre adolorido, infarto del bazo, al enfermo por lo general se mantiene en decúbito dorsal. Tem- peratura 39° y 40° respectivamente, tratamiento igual al dia anterior, además una pocion con tres gramos de bromuro de potasio y treinta gramos jarabe de éter, limonada; alimentación la misma. Dia 22, 7° de enfermedad. Delirio toda la noche, la misma pos- tración, la inteligencia algo oscurecida, responde difícilmente y con lentitud, fenómenos bronquiales ligeros, ha hecho ayer cinco diarreas amarillas y fétidas, el vientre meteorizado, se ven algunas manchas rosáccas, la orina hasta ahora ha sido escasa y muy encendida, no ha habido albúmina, Temperatura 40°, mañana y tarde, el mismo trata- miento. Dia 23. Igual estado, apesar de haber pasado la noche algo más tranquila, tiene alguna tos que le molesta. Temperatura, 40 3¿10 maña- na, 39°; tratamiento, pocion Jaccoud 150 gramos. Dia 24, 99 de enfermedad. La noche ha sido de mucha intranqui- lidad, la lengua muy seca con algunas fuliginosidades, estado adinámi- co pronunciado, la cara muy pálida, las extremidades frías y el pulso muy pequeña, apoyada la mano en la región precordial apénas se per- miten los movimientos del corazón. Temperatura, 36 grados; marcado estado de colapsus; se le prescribió sinapismo volantes, fricciones ge- nerales con una franela seca, botellas de agua caliente, infusión de té y cognac, partes iguales, á tomar dos cucharadas caliente, cada media hora, alimento caldo. Por la tarde poco más ó ménos lo mismo, se ha- bía logrado hacer ascender la temperatura á 36 5/io- Dia 25. Se le cuida durante la noche, con intervalos, pero ha dor- mido algo, no ha delirado, ha tomado su pocion de té y cognac, pare- ce algo mejor, los latidos cardiacos se perciben con mayor fuerza, no está tan pálido, sin embargo, la temperatura se sostiene á 36 6/10: trata- miento itfual. Por la tarde la fiebre vuelve á seguir su curso interrum- pido y el termómetro marca 39 s2io- Dia 26, ll9 de enfermedad, Temperatura 37 8/10, se le dió bisulfato de quinina 2 gramos, extracto tebaico 5 centigramos para veinte píl- doras, á tomar cinco cada hora, además su pocion Jaccoud, lo mismo que el dia anterior, tarde 39°. Dia 27, mañana, 38°. Quinina y pocion Jaccoud, lo mismo que el dia anterior, tarde 39°. Dia 28, temperatura, mañana, 37°. Igual tratamiento, tarde 39. 4¿Mert?<icion 53 r cM>jer¿>ác¿ort v (JóserváCLon 4J~ ü¿serv¿tcíon 44j'erv¿i cí-oju 4 (%.rerv¿icio?t 37 Día 29, 14 de su enfermedad, temperatura mañana y tarde 38°; este dia se le suprimió la quinina. Dia 30, temperatura mañana y tarde 38°, igual tratamiento. Dia l9 de Mayo, temperatura mañana 38°, tarde 393. Día 2, 17 de enfermedad, 37° mañana, tomó nuevamente dos gra- mos de quinina del mismo modo que en los días anteriores y su pocion Jaccoud, tarde 38 7/10. Desde el dia 27, 13 de enfermedad, el estado general fue mejoran- do gradualmente, en este dia (el 2) tomó sopas. Dia 3, 37J mañana, vuelve á tomar dos gramos de quinina, tar- de 37 ó/]0. Dia 4, temperatura mañana y tarde, 37 4/io, continúa la mejoría. Dia 5, temperatura mañana 373, tarde 38°, alimentación igual se suprimió la pocion Jaccoud. Dia 6, temperatura 37°, mañana, se le ordenó un gramo de quinina, tarde 37 grados. Dia 7, 22 de enfermedad, continúa perfectamente, mucho apetito, temperatura 36 6/i0 mañana y 37° tarde. Desde el dia anterior se le ha permitido mayor cantidad de alimen- to: dos beefteack y dos tazas de leche al día. vino de Jerez y vino de quina. El dia 21 de enfermedad vino á quedar limpio completamente de fiebre la convalecencia no ofreció nada de particular. En esta observación, es de notarse en particular el estado de co- lapsos que se presenta en la mañana del dia noveno de su enfermedad con un descenso de temperatura de tres grados, durando próximamen- te un período de treinta y seis horas. Según Grieisinger es una com- plicación sobre todo propia del segundo período, puede durar poco tiempo ó prolongarse, (como en este caso) ó bien repetirse amenudo, considera sumamente graves aquellos en los que se vé alternar en el primer período una violenta exacerbación febril y un estado de colap- sus, rara vez siguen una marcha favorable y con frecuencia se termi- nan de un modo fatal al fin de la segunda semana. Puede depender el colapsus de la debilidad del corazón íi la vacuidad relativas de las ar- terias á la rcpecion de las venas, á la falta de oxigenación de la san- gre, á la auscultación del corazón se perciben ciertos soplos que com- prueban el estado de debilidad del órgano, á esta misma causa pueden atribuirse los síncopes repentinos y mortales algunas veces. Las lesiones anatómicas que dan lugar al estado de colapsus, lo mismo qup al síncope mortal son, según algunos, de naturaleza infla- matoria, y según Mayen, Potain, Parrot, Cadet de Gassicourt á una alteración granulo-grasosa del músculo cardiaco. Para explicar la naturaleza del síncope de la fiebre tifoidea tiene Dieulafoy una teoría muy ingeniosa, que es la siguiente: «El síncope de la fiebre tifoidea es debido en parte ó una acción refleja que tiene su punto de partida en el intestino enfermo, la exci- tación es trasmitida por los filetes centrípetos del gran simpático hasta las células de la médula y del bulbo y produce sobre los núcleos del pneumo-gástrico (nudo vital) una verdadera acción siderante.» 38 Observación número 43.-Don Eugenio Torres, natural de la isla de Madera, de 30 años de edad, lleva seis de Habana, ingresó en el Hospital el 7 de Marzo de 1881 y lo vimos al 49 dia de enfermedad, es un hombre de buena constitución, de oficio zapatero, ha tenido an- tes de su llegada al Hospital, mucho dolor de cabeza, inapetencia com- pleta, malestar general; se vió obligado'á guardar cama en la casa donde estaba le hicieron tomar un vomitivo, que dicele hizo un buen electo; ha ofrecido los síntomas propios á una tifoidea benigna, la len- gua se'ca y saburral y borde y punta rojos, alguna sed, vientre ligera- mente distendido, manchas rosáccas, algo adolorido, gargullo en la fosa iliaca derecha, diarreas, no existe infarto esplénico apreciable bronquitis ligera, orina escasa y encendida ha ofrecido además y con frecuencia sudores abundantes; el estado general es bueno. El tratamiento ha sido muy sencillo, limonada vinosa dos kilos todos los dias. Dos gramos de sulfato de quinina los dias 10, 11 y 12, igual cantidad del medicamento, tomó el día 21. Como alimentación durante toda su enfermedad ha tomado sopas, leche y vino de Jerez. Ciclo térmico irregular en todo. Al 49 dia de enfermedad primero de observación encontramos con una temperatura de 38 2/io mañana, y 38 >> la tarde; 59 dia, 38 úio mañana 38 tarde. 69 dia 37 5q0 y 38 respectivamente asciende gradualmente para llegar á 40' el 99 por la tarde; el 10 se mantiene á 38°; el 11 lo mismo que el 99 38° y 40' respectivamente; el 12, el 13 y al 14 entre 38 y 38 ;>2io, adquiriendo el 15 por la mañana 37', aquí podíamos decir que termina el período que debíamos considerar como estacionario; la tarde del 15, todo el 16 á 38°. Dia 17, mañana y tarde y mañana del 18 á 37°, casi á 38 tarde de este dia y todo el 19. El dia 20 de 37° sube próximamente tres grados, 39 qio; el 21 37' y 38'. El 22 por la mañana 36 ?/io, des- pués sigile la temperatura normal, ¿el período último puede estimarse como de decrecimiento? nos referimos del dia 15 al 23 ó unir este período al anterior formando de los dos uno solo y reconocer entonces un descenso rápido de 38' á 37°, al último dia, del 21 al 22? nos pa- rece más aceptable la primera acepción, puesto que el dia 15 tuvimos la temperatura normal por la mañana. Duración 21 dias. Observación número 44.-Don Ignacio Pavón, de Galicia, 35 años, empleado del Asilo de San José, lleva 15 años en la isla de Cuba, ha pasado la fiebre ainerilla, individuo de buena constitución, tempera- mento sanguíneo, ingresó en el Hospital el 16 de Marzo de 1881 cuan- do hacía ya ocho dias que estaba enfermo, ha tenido dolores de cabe- za, vértigos, malestar general, vómitos, pérdida del apetito y algunas diarreas. Cuando lo examinamos aún se quejaba mucho de la cabeza, existia gran intranquilidad, 'la lengua seca, saburral, bordes y punta rojos, sed, náuseas é inapetencia, dolor en el vientre, gorgoteo, dia- rreas fétidas, algún infarto del bazo, ligeros fenómenos que acusaban una bronquitis ligera, orina escasa y encendida no tenía albúmina. La enfermedad avanzaba é iba agravándose el paciente, sobrevinieron síntomas cerebrales, estado de sopor constante, delirio tranquilo, car- 39 fologia, etc., la lengua tomó el carácter tífico, seca, árida, cubierta de fuliginosidades negruzcas, lo mismo que las encías y los dientes, abun- dantes diarreas amarillas y fétidas, dolor generalizado en todo el vien- tre, manchas rosáceas en el pecho y el abdomen, notable infarto del bazo, orina escasa y muy roja, conteniendo muy corta cantidad de albúmina* fenómenos bronquiales de alguna intensidad congestión ge- neralizada en áinbos pulmones con pequeñas alternativas, ese estado de gravedad se prolongó durante los primeros 30 dias y con gran len- titud, el estado general iba mejorando el dia 43 de enfermedad, pues- to que no presentaba otra alteración que algunas variaciones de la temperatura que no tenían importancia, determiné trasladarlo al Asilo donde, aún conservando esas variaciones térmicas, quedó completa- mente bien, aunque muy débil al dia 52 de enfermedad. Empleóse un tratamiento puramente sintomático, que no entro en detalles porque no los considero de utilidad para el caso. El ciclo térmico es de suma irregularidad y puede dividirse en tres períodos, pero no los indicados por ascendentes estacionario y descen- dentes el primero que se termina el dia 17; el segundo, que podria asimilarse al de las oscilaciones estacionarias y que presenta regulari- dad el dia 29, teniendo por lo tanto 11 dias de duración fluctuando la temperatura entre 39' y 40| y el tercero tan irregular como el prime- ro y que se extiende y prolonga hasta la terminación de la enfermedad que íué el dia 43. Durante los dos primeros períodos que hemos indi- cado en este caso ha bajado tres veces hasta 37, los dias 14, 17 y 29 no guarda ese marcado descenso relación con ningún síntoma, ni alar- mante, ni favorable, no coincidió tampoco con sudores abundantes, el período último no tendríamos inconveniente en admitirlo como un es- tado anfiboloide. Duración 43 dias. Duración total hasta el completo estado de api- rexia 51 dias. Observación número 45.-Moreno Matías Chacón, de la Habana, 19 años, ingresó en el Hospital, procedente del Asilo de San José el 17 de Marzo de 1881, al 4? dia de enfermedad. De buena salud pol- lo general, está bien constituido, empezó á sentirse mal el dia 12 del mismo mes, dolor de cabeza, intranquilidad, le costaba trabajo conci- liar el sueño, náuseas, inapetencia, alguna diarrea. Al examinarlo, se queja mucho de la cabeza, fotofobia, ruido en los oidos, lengua saburral, punta y bordes rojos, mucha sed, inapeten- cia completa, náuseas, timpanismo, gargullo, adolorido todo el vientre, diarreas, fenómenos bronquiales, orina encendida, al 6? dia albúmina, infarto esplénico que se hace muy notable al 8? dia, epistaxis no muy. abundante el dia 14?; los síntomas empiezan á tomar carácter de grave- dad hacia el dia 19; delirio tranquilo, insomnio, estupor, la lengua y la boca se llenan de fuliginosidades, la primera cubierta de una capa negrusca y escamosa. El 229 el delirio se hace furioso y hay que ama- rrarlo á la cama, no duerme nada, doble congestión pulmonar y muc- re en la tarde del dia 31 de enfermedad después de 24 horas de un estado asfíxico que avanzaba lentamente. Tratamiento: Pocion Jaccoud desde los primeros dias, cataplasmas 40 al vientre, quinina, bromuro de potasio, opio, enemas de agua fría, ventosas corridas al pecho y á la espalda. Limonada. Autopsia efectuada á las 14 horas. Cerebro congestionado, en los ventrículos abundante derrame de serosidad sanguinolenta. • . En el tórax los pulmones ofrecen un estado congestivo de tal na- turaleza que llega á la hepatizacion, alguna serosidad en las cavidades pleurales. El corazón pálido y friabble, algunos coágulos fibrinosos en el ventrículo derecho, en el izquierdo abundante sangre negra, lo mismo que en el derecho. Abdomen: el estómago lo mismo que todos los intestinos distendi- dos por gran cantidad de gases; hacia la gran corvadura, existen tres manchas equnnóticas; en los intestinos delgados marcadas arbonizacio- nes; á un metro de la válvula ileocecal unas doce placas de Peyer es- tán ulceradas é hipertrofiadas, algunas tienen hasta seis centímetros de extensión, los folículos cerrados, hipertrofiados y ulcerados en nú- mero considerable; los ganglios mesentéricos, hipertrofiados y reblan- decidos. El hígado friable y descolorido, pesa 1650 gramos. El bazo 260 gramos de un color oscuro muy negro, reblandecido disgregán- dose á la presión de los dedos; la vejiga contiene unos 40 gramos de una orina turbia y sedimentosa. Hasta el dia 12? se prolonga el período de las oscilaciones ascen- dentes; el 149 por la mañana sobreviene una epistaxis que aunque no de consideración, no deja de influir para ese dia, la temperatura que por la tarde de los dos dias anteriores había llegado á 40, no pasa de 39 a casi igual á la de la mañana de 39; después se ve un período anfiboloide que dura hasta el 209, el 21? hay un descenso rápido de 394 la tarde anterior, baja dos grados tarde, 38; mañana del 229, 37J para subir por la tarde á 39 5/]0; á la visita de esa hora fué halla- do en un estado de delirio furioso que hubo que amarrarlo; á 40° se sostiene todo el dia 23?; el 24? á 41; el 25, 40 y 40 8¿io respectiva- mente; el 26, baja todo, el dia hasta llegar el 27 á 39 8/10; por la tarde asciende á 40 6/10; el 28 por la mañana, 41°; tarde, 40 4/io; fluctúa el 30, entre 39 s[í0 y 39 2/i0; para morir el 31 en una asfixia completa á 39 9/i0. Duración 31 días. Observación número 46.-D. Manuel Nieto Mendez, de Asturias, 18 años, ingresó en el Hospital el dia 10 de Noviembre de 1880, lleva 20 días de enfermedad. Cefalalgia intensa, estupor, delirio ligero, pu- pilas dilatadas, carfologia, labios muy rojos, muy secos, presentando algunas rasgaduras, encías llenas de fuliginosidades, cubiertas de una capa negrusca muy seca y escamosa; calor general, seco y urente, meteorismo exagerado, petcquias, gargullo en la fosa iliaca derecha, dolor en todo el vientre. Diarreas sumamente fétidas y negruzcas, hubo que efectuar el cateterismo repetidas veces, extrayéndosele cortas cantidades de orinas, muy amoniacales y acusaba un abundante pre- cipitado albuminoso tratados por el ácido nítrico y el calor; notable congestión pulmonar, infarto considerable al bazo, el enfermo conti- núa agravándose y muere el 13 á las 12 del dia en un estado comple- 41 to de sopor, llegándola temperatura á 41 5. Tratamiento: pocion Jaccoud con un gramo de tintura de digital, lociones de vinagre cada dos horas, enemas de agua fénicada tres veces al dia, cataplasma al vientre, caldo y vino de Jerez. Autopsia á las veinte horas. Pulmones sumamente congestionados, el corazón muy pálido, friable conteniendo algunos coágulos íibrinosos. El hígado pesa 1450 gramos, color pálido, fácil al corte y el cuchillo queda impregnado de pequeñas gotas de grasa, ligeramente reblande- cida; la vesícula biliar contiene tinos sesenta.gramos de bilis negruz- ca. Riñones bastante duros y descolorida la sustancia cortical. Bazo, pesa 440 gramos (peso normal 195 Sappey) color rojo oscuro, su cápsula se rompe fácilmente con el dedo, el tegido propio lo forma una materia pultácea que comprimiéndola se disgrega fácilmente. La mucosa del estómago presenta algunas arbonizaciones; notabi- lísimas en todo el intestino delgado, las glándulas de los folículos ce- rradas, algo hipertrofiadas y muchas ulceradas, infinidad de glándulas de Peyer, hipertrofiadas y ulceradas, algunas tienen hasta diez centí- metros de extensión, toda la porción íleo-cecal cquimosnda y ulcerada; los ganglios mesentéricos hipertrofiados, algunos llegan á tener el ta- maño de un huevo de paloma, están reblandecidos. El cerebro y sus membranas presentan un estado de congestión bas- tante pronunciado. Observación número 47.-Moreno Santiago Odoardo, de la Habar na, 17 años, ingresó en el Hospital el dia 18 de Marzo de 1881, pro- cedente del Asilo de San José, al 2" dia de enfermedad; es un mu- chacho de bastante buena constitución. En este enfermo el estado general es bueno, se queja poco y'dice que tiene apetito; la cabeza no le duele, ha tenido algunos escalofríos y asegura que duerme bien ; lengua, el centro amarillo, bandas blanquecinas á cada lado y los bordes y punta rojos, no hay dolor en. el vientre, pero sí gargullo en la fosa iliaca derecha; la diarrea ha sido abundante desde el primer dia, ha- ciendo de seis á ocho diariamente, amarillas y muy fétidas; ha sido notable la matidez de la región esplénica; la orina, muy encendida pero nunca ha habido albúmina; fenómenos bronquiales muy ligeros; no ha tenido epistaxis, ni hemorragias de ninguna otra clase, durante su enfermedad ha conservado su inteligencia íntegra, no ha habido accidentes cerebrales, el síntoma que predomina es la diarrea, que en los últimos dias toma un color más oscuro, llegando á hacer más de 20 en las 24 horas y muere el dia 40 de enfermedad en un estado de emaciación sumamente pronunciado. La medicación principal en el caso presente ha sido el bismuto, ya solo ya unido á otros preparados astrin- gentes y de opio, enemas laudanizados, etc., etc., hasta agotar toda la medicación antidiarréica, todo fue inútil, tónicos, la medicación alco- hólica, nada dió resultado. Autopsia practicada álas seis horas. El cadáver constituye un ver- dadero esqueleto, tal es el estado de emaciación, una úlcera por decú- bito en la región sacra. El cerebro y sus membranas en estado normal. Pulmones recogidos y pálidos, al corte apenas dan sangre, el corazón jnuy pálido y flácido, contiene en sus cavidades muy poca sangre negrt». 42 y algunos coágulos fibrinosos. El estómago, sus paredes todas llenas de arbonizaciones y la mucosa además infiltrada; en las primeras por- ciones de los intestinos delgados se ven algunas placas de Peyer hi- pertrofiadas y de un color grisáceo, en el Íleon particularmente como á cincuenta centímetros de la válvula ileo-cecal, se ven numerosas pla- cas de Peyer hipertrofiadas, ulceradas y cubiertas de una capa de pus de un color oscuro, todos los folículos cerrados se hallan ulcerados ■formando, puede decirse un extenso círculo alrededor de las placas de Peyer, la válvula ileo-cecal, constituía una verdadera úlcera; todo el intestino grueso ofrece arbonizaciones abundantes y su mucosa ingur- gitada, los gánglios mesentéricos hipertrofiados algunos como un huevo de paloma, reblandecidos. Hígado: peso 1,500 gramos, duro. Bazo 290 gramos de un color rojo muy oscuro, reblandecido. Durante los cuatro primeros dias la ascensión de la temperatura es regular llegando en la tarde del 49 á 39 8g0; el 5? hay un descenso de cerca de dos grados 38 que se sostiene todo el dia, para ascender de nuevo, sin bajar hasta el V dia poi la tarde que marca 40 3/10; des- pués fluctúa por lo general entre 39 y 40° hasta el 25, aquí prr la mañana baja en 38° para subir en la tarde á 40° y de nuevo se man- tiene con ligeras irregularidades entre 39 y 40' casi hasta su muerte que tiene lugar por agotamiento y extenuación en la mañana del día 40 de enfermedad con 39 2/i0. Duración 40 dias. Observación número 48.-Moreno José S. Crespo, Habana, 26 años, ingresó en el Hospital el I9 de Marzo de 1881, procedente del Asilo San José, al 49 dia de enfermedad. Es un negro bien desarro- llado. Ha tenido grandes dolores de cabeza, mucha fiebre y malestar general, falta de apetito, durante los primeros dias. El dia de su entrada se quejaba aún de dolores de cabeza y vértigos al sentarse en la cama, dormía muy mal, inquietud, lengua sabarral, roja en la punta y bordes, sed, náuseas, inapetencia, timpanismo, vien- tre ligeramente adolorido; el 11 aparece una erupción de sudainina que se repite los dias 289 y 45? de enfermedad gargullo, diarreas, al principio fenómenos bronquiales ligeros, orina muy encendida; se halló albúmina el dia 21, que se conservó hasta su muerte, hácia el dia 21 se presentó una parálisis de la vejiga, se le pasaba la sonda, dos veces al dia, orina muy escasa, turbia y sedimentosa. Todos los síntomas se van agravando; estado de sopor constante, delirio, postración lengua sumamente seca, quemante negra y escamosa, los dientes y las en- cías llenos de fuliginosidades, timpanismo exagerado, gargullo, nume- rosas diarreas amarillo negruzcas v fétidas; notable infarto del bazo, notable enflaquecimiento general, doble congestión pulmonar; mucre al fin, al 679 de enfermedad á las 5 de la mañana, en un estado de coma en el que permanecía hacia tres días. Tratamiento, pocion Jac- coud, agregándosele algunas veces, digital y otras láudano, quinina con frecuencia y en abundancia, caldo ó leche, jerez, limonada vinosa, en vasos de agua fenicada, ventosas secas y corridas en la caja to- rácica. Autopsia efectuada ocho horas después de fallecido. Emaciación 43 considerable, úlceras por decúbito en la región sacra y sobre los tro- cante, cerebro, conserva su consistencia normal, los vasos que circulan por los hemisferios lo mismo que los que circulan por las membranas meninges se hallan fuertemente ingurgitados; pequeña hemorragia puntada se ve al corte, el líquido céfalo raquidiniano en más abun- dancia. Pulmones, congestionados casi hepatizados, particularmente en las porciones posteriores. Corazón, pálido y friable, coágulos fibrinosos en las cavidades derechas, en ambas sangre muy negra, el hígado pesa 1,130 gramos, color muy oscuro, congestionado, al corte se ven en el cuchillo pequeñas gotas de grasa, esta más bien duro, el bazo pesa 220 gramos reblandecido, la sustancia propia está constituida por una materia pultácea que se disgrega á la presión. En el estómago, hay algunas arborizaciones y una mancha equi- mótica hacia el medio de la pared posterior, en los intestinos dos pla- cas de Peyer muy hipertrofiadas y muchas ulceradas sobre todo en la región iléo-cecal, las glándulas de los folículos cerrados se hallan en tanta abundancia hiperemiadas y algunas ulceradas que pueden cons- tituir el verdadero tipo de una enteritis foliculosa. Se ven numerosas arborizaciones en la mucosa de los intestinos gruesos. Vejiga normal apenas si hay unos 20 gramos de una orina espesa y enturbiada. Gan- glios mesentéricos sonrosados é hipertrofiados. Es notable este caso de fiebre tifoidea, no solamente por ser uno de los más graves y de más larga duración, que se ha elevado á 67 dias. Ea enfermedad se ve por la temperatura, va desarrollándose por brotes que dan lugar á una curva interrumpida, el primero después de obtener como máximum el dia 69 por la mañana 39 6/10 el 89 baja á misma hora á 37°, el segundo adquiere su máximum con 40°, el dia 119, el 139 baja á 37 en la tarde sube á 39 4/io, á la siguiente maña- na (cha 14) y el dia 15 se mantiene todo el dia á 27 lo, otro brote ó período bastante regular que termina el 209, hay que notar que du- rante estos 20 dias la temperatura ha seguido una marcha inversa las exarccbacioncs por la . mañana y las remisiones por la tarde (1) desde el 20 al 33, existe bastante regularidad aquí, las remi- siones son por la mañana y las exacerbaciones por la tarde, después hasta el dia de su muerte la curva se vuelve á dividir en tres perío- dos muy irregulares, algunos dias sin fenómenos crítico ó alarmante de ninguna especie, la temperatura de por la mañana es de 37 para subir por la tarde á 39 8q0 (como el dia 45) llega á 4O.| al 52, el dia 61'.*, seis dias antes de su muerte adquiere por la tarde 41°, lo que se repi- te el dia 66°, última tarde, pues, falleció al siguiente á las 5 de la mañana, con 40° y 6/10. Desde el dia 24? al 679 de enfermedad, el ciclo tesmico puede ser considerado como tipo de un período de una irre- gularidad extremada de 43 dias de duración. [1] En algunos casos dice Gueneau Mussy, las oscilaciones se efectúan de un modo inverso el poroxismo tiene lugar por la mañana y la remisión por la tarde, esta inversión es habitualmente pasajera, hace vislumbrar algo de sospechoso como todo lo que no es regular, Gueneau de Mussy cree que puede dependeren ocasiones de una influencia malárica. 44 Observación número 49. - El moreno Saturnino Bernar, de 13 años de edad, natural de esta ciudad, linfático, de mala constitución y sin antecedentes que sumistrar; ingresó en la Sala de San José, el dia 22 de Marzo. Hace ocho dias que no se encuentra bien, durante los tres primeros no hizo caso, y éstos últimos cinco los ha pasado en la enfermería del Asilo de San José, de donde procede. Se queja de una fuerte cefalagia, pupilas dilatadas, ligera bronquitis, pérdida del apetito, alguna sed, lengua cubierta de una capa blanquecina en el centro, los bordes y la punta sumamente rojos, la lengua no está seca, dolor y gargullo en la fosa iliaca derecha, un poco de meteorismo, no hay diarrea, erupción de sudámina que ocupa toda la parte anterior del tronco, piel seca y caliente, alguna intranquilidad, sueño agitado. Orina bien, algo encendida, examinada- por el ácido'nítrico parece no contener albúmina.- antes de ingresar en el Hospital, habla tomado un vomitivo de ipecacuana, la matidez en la región esplénica está aumen- tada. Del dia 9 al 11 de su enfermedad, la temperatura fluctúa entre 38 y 39g mañana y tarde. El 12 por la tarde, sube á 40 y así se se sostie- tiene hasta el 16, los síntomas generales van agravándose, hay sopor y un ligero subdelirio, la. lengua se seca, los dientes se cubren de fuli- ginosidades, las encías dan sangre, la temperatura continúa ascendien- do hasta la tarde antes de su fallecimiento, dia 20 de su enfermedad que llega á 40.4 y espira en la noche del 20 al 21. En todo el tras- curso de su enfermedad no ha habido diarrea. El tratamiento ha sido: Bisulfato de quinina, un gramo. Alcohol de Melisa, treinta gramos. Agua y jarabe, noventa gramos. Una cucharada cada dos horas. Limonada sulfúrica en abundancia; algunos enemas purgantes, de cuando en cuando un poco-de opio y de alimento caldo y leche. . Autopsia practicada á las 8 horas: poca rigidez, adelgazamiento general, pulmones algo congestionado-, corazón normal apenas tiene sangre, estómago en buen estado, en la porción superior del trayecto intestinal (hasta el Íleon) se encuentra materia blanquecina seini-líqui- da, en el colon descendentes bolos fecales de consistencia dura, en la última porción del Íleon se ven ocho placas de Peyer completamente hipertrofiadas y ulceradas, la región ileo-cecal nos es más que un con- junto de ulceraciones, las glándulas de folículos cerradas hipertrofia- dos y algunos ulcerados, los ganglios mesentéricos llegan á adquirir el tamaño de una avellana y están reblandecidos, el hígado pesa 1,480 gramos, pálido, al corte da muy poca sangre; el bazo pesa 290 gramos (peso normal 195) se deja romper fácilmente con el dedo, tiene un color, mucho más oscuro que en su estado normal. Observación número 50.-A la una de tarde del dia 3 de Abril del año de 1881 fuimos llamados para encargarnos de la asistencia del joven D. Ricardo Montes, que accidentalmente se encontraba en una casa de la calzada del Cerro, que á las tres de la madrugada de ese mismo dia, y sin escalofrío inicial de ninguna especie, después de una 0¿Je ru&cio/t. 4$r 0¿. 4G ú¿seruAC¿p¡L. Oi .43 + Córerídcion 4 9 O¿jerv¿c¿0/L. CpIlilllUáC-lO/l. 45 hoche tranquila, despertó acometido por un dolor intensísimo situado al nivel de la fosa iliaca derecha irradiándose hasta el testículo de esc lado, además una ansiedad muy grande, fatigas, vómitos y enfriamien- to, síntomas propios á una oclusión intestinal, producida por una es- trangulación interna. Una serie de lavativas que se le aplicaron no produjo efecto alguno. A la hora de nuestra visita ofrecía el siguiente estado: en la cara se vé reflejado el sufrimiento, la ansiedad continúa, los vómitos han cesado, aún tiene algunas náuseas, la lengua está seca aplanada, algo saburral y tiene sed: el dolor abdominal consérvala misma intensidad, particularmente junto al anillo inguinal, donde no le es posible tolerar la presión más ligera, el vientre aunque algo distendido está suave, no percibiéndose ninguna tumefacción que revele tumor hemiario, ó que haga presumir la existencia de materias fecales en cantidad: la temperatura apreciada por la mano, parece normal, y el pulso es bas- tante frecuente 9(5, pequeño aunque regula]', el (lia anterior había evacuado. De 27 años de edad, natural y vecino de la Habana de bastante buena constitución, de temperamento más bien linfático en su infan- cia no ha padecido enfermedad alguna que pueda tener importancia,- ha llevado siempre una vida arreglada y sufre desde hace unos doce años una hernia inguinal del lado derecho, y como antecedente que debe tenerse presente, nos dice, que hace cuatro años, encontrándose en Barcelona, del misino modo que esta vez se vió ataca lo de una en- fermedad análoga, y que el Dr. I). Pedro Cartaya que lo asistia, cali- ficó de hernia extrangulada. En consideración á ese antecedente y á los síntomas que en aque- llos momentos nos suministraba, no temimos diagnosticar, una oclusión intestinal producida por una estrangulación interna, y prescribimos un baño general caliente de 25 minutos de duración; un purgante de calomel y jalapa y fricciones al vientre con una pomada de be- lladona. A las cuatro de la tarde, parece encontrarse más tranquilo, sin embargo, el dolor persiste, el termómetro marca 39 3¿-> en la región axilar, el pulso á 102, la alta temperatura que no es propia á la afec- ción intestinal que habíamos indicado nos hace sospechar algo de pa- ludismo, y con objeto de esclarecer esa duda, se cita en consulta al Dr. J. F. Arango: la junta tiene lugar á las 8 de la noche, y á esta hora el enfermo se encuentra aún más agitado que por la mañana; la inteligencia perfectamente clara, la cara no acusa ni estupor ni abati- miento, pero sí ansiedad, lengua seca y muy roja, más hácia los bordes el dolor existe todavía en la fosa iliaca, vientre distendido, tempera- tura 40 1/s pulso 102. En vista de este cuadro de síntomas que no de- jaba de tener cierto carácter de anormal y sin excluir por completo la oclusión intestinal, el Dr. Arango, apoyando nuestra opinión, cree que se trata de un acceso de fiebre perniciosa, y pocos momentos después, le administramos en inyecciones hipodérmicas hasta un gramo de sul- fato de quinina, y con el fin de desocupar el vientre, favoreciendo así la acción del purgante que ya había tomado y que aún no habia pro- 46 duciclo su efecto, se le ordena una lavativa de palma christi y aceite de croton. Dia 4. La noche ha sido muy agitada, el purgante nada lia hecho; las lavativas las devuelve íntegras, durante las primeras horas de la mañana ha descansado algo. El vientre distendido y aun doloroso. Temperatura 39 l]á pulso 104, dejamos ordenada otra lavativa igual á la anterior y á las doce del dia volvemos con intención de aplicar una sonda anal é inyectar agua de Seltz, pero hallamos que momentos antes ha hecho una deposición abundantísima y muy fétida. A las cuatro de la tarde la temperatura vuelve á subir á 40\ pul- so 108, y temiendo la división de otro acceso como el anterior, hace- mos de nuevo inyecciones hipodérmicas hasta poner 80 centigramos de sulfato de quinina. Como alimento, caldo y limonada vinosa toda la que apetecía. Dia 5. lia pasado mejor noche, logrando dormir seguido hasta dos horas, se queja de tener la cabeza algo pesada y ruido en los oidos, fenómenos que atribuimos á los efectos fisiológicos de la quinina. Temperatura 37 2¿-,, pulso á 88: por alimento sopas y vino. Tarde, Temperatura 38 pulso 98, dolor de cabeza: la luz le mo- lesta, lengua blanca por el medio y roja por los bordes y punta, in- apetencia, meteorismo, vientre adolorido en general, gargullo en la fosa iliaca derecha, dos evacuaciones. Alimento, caldo y vino de Bur- deos. Tratamiento, bromuro de potasio dos gramos, sf. dos cucharadas cada hora. Como atravesamos una epidemia de fiebre tifoidea, sospechamos en nuestro paciente esa pirexia, que los síntomas posteriores vinieron á confirmar. Dia 6. 37 4¿-> pulso 92; noche regular, estado general lo mismo, dos evacuaciones amarillas y fétidas. Una copa de leche cada tres ho- ras, limonada vinosa, cataplasma al vientre. Tratamiento: bisulfato de quinina cincuenta centigramos, extracto de opio cinco centigramos, para cinco píldoras una cada tres horas. Tarde. Una evacuación. Temperatura 38 4/á pulso 100; reconocida la orina por el ácido nítrico y el color no revela la presencia de la al- búmina. Dia 7. Temperatura 38, pulso 88, noche regular; aparecen algunas manchas rosáceas y lenticulares repartidas en la caja del cuerpo, se queja de la cabeza, gargullo, meteorismo, vientre adolorido. El mismo tratamiento. Tarde. Temperatura 39 pulso 96, dos evacuaciones, pocion de bromuro. Dia 8. Temperatura 38 2/s pulso 92, noche intranquilo, tres eva- cuaciones amarillas y fétidas. Además de los síntomas ya señalados se queja de fuertes dolores en las articulaciones de la rodilla y sobre los músculos gemelos y á lo largo de la columna vertebral, aparecen más manchas lenticulares y algunas rosáceas se le han formado pequeñas escaras en los puntos donde se hicieron las inyecciones de quinina. El mismo plan, además fomentos de láudano paralas rodillas y fricciones de alcohol alcanforado á lo largo del ráquis. 47 Tarde. Temperatura 38 2y> pulso 100, dos evacuaciones, poción de bromuro de potasio sf. Dia 9. Temperatura 38 3/s pulso 98, la noche ha sido más tranqui- la, una evacuación, lengua seca y mucha sed, sigue quejándose de sus dolores. La percusión de la región csplénica nos reveía que el bazo ha aumentado algo su volúmen. El mismo tratamiento. Tarde. Temperatura 39 2/¿ pulso 104, dos evacuaciones, pocion de bromuro. Dia 10. Temperatura 39, pulso 92, una evacuación. El mismo plan. 'barde. Temperatura 39 3/5 pulso 100, pocion de bromuro. Dia 11. Temperatura 38 pulso 91, noche regular, carfologia, ligero sub-delirio; una evacuación, el mismo plan. Tarde. Temperatura 39 pulso 104. Dia 12. Temperatura 38 2/5 pulso 92, mucha intranquilidad duran- te la noche, ha delirado, dos evacuaciones, manchas lenticulares y ro- sáceas más numerosas, un poco de sopor, lengua seca, y rugosa, sed, meteorismo, gargullo y dolor en la fosa iliaca. Le cuesta algún trabajo sentarse. Tarde. Temperatura 39, pulso 96, el estado de sopor continúa: el mismo plan; fomento de agua fenicada sobre las pequeñas ulceraciones producidas por las inyecciones de quinina. Dia 13. Temperatura 38 3/.-> pulso 100, mala noche, mucha agita- ción, delirio, carfologia, dos evacuaciones muy féti las y amarillas, se nota alguna rigidez en el cuello y dificultad para abrir la boca. En vista de esta complicación, que pudiéramos llamar tetánica, que juz- gamos de mucha gravedad, apesar de seguir hasta ahora su marcha normal, convenimos con la familia celebrar una Junta á las 4 de la tarde, que tiene lugar con los doctores Landeta y Castro. Todos los síntomas que hemos s'efialado anteriormente se hacen más evidentes, particularmente el trismus, además hay disfagia. Temperatura 39 3¿$ pulso 104. Se diagnosticó fiebre tifoidea de forma espinal y de pronós- tico muy grave: como tratamiento una pocion de doral, dos gramos sf. para tomar en cuatro partes una cada media hora, y conservarlo bajo la acción del clora!, en tanto que los fenómenos espinales persis- tan, que se continúe con la leche, caldo y vino, si se aumentase la dia- rrea, unos papelillos de bismuto, cataplasma laudanizada al vientre. Examinada la orina esta vez, tampoco dió preciptiado albuminoso. Dia 14. Temperatura 38 pulso 96, ha podido dormir algunas horas, una evacuación; los fenómenos espinales aumentan, se repite la pocion de doral. Tarde temperatura 49 1/5 pulso 104, dos evacuaciones, se han notado algunas contracciones en el brazo izquierdo, traga con muchísima dificultad, se le ordenan lavativas de caldo, vino y pan- creatina, que contiene con su pocion doral, 4 gramos sf. Dia 15. En la madrugada se le administró una lavativa de clora], leche y huevo: dos evacuaciones anteriores á la lavativa, orina abun- dantemente, igual estado, además las contracciones se han extendido á la pierna izquierda, eontractura permanente de la mano izquierda. Temperatura 38 pulso 100. 48 Tarde. Temperatura 39 2/5 pulso 100, dos evacuaciones que dan salida á gran cantidad de gases, enemas alimenticios y de doral pocion de doral y moríina. Dia 10. Temperatura 39, pulso 108, tres evacuaciones y muchos gases muy fétidos, las contracciones se han generalizado á todo el cuerpo, y son tan repetidas que no lo dejan descansar, dice que no siente el brazo izquierdo, lo que se comprueba efectivamente picán- dole con un alfiler y aunque es mucha la dificultad de tragar, se ha logrado hacerle tomar, durante la noche dos copas de leche con un huevo cada una, pocion de doral y de moríina. Tarde. Temperatura 40 4¿5 pulso 124, merced al doral y á la mor- íina, logra dormir; pero las contracciones son tan frecuentes que lo despiertan á cada momento, se queja mucho de lo que sufro, y dice que todo el cuerpo le duele, dos evacuaciones, lo mismo que las otras, ha delirado tranquilamente todo el dia, la dificultad para tragar se hace cada vez mayor. Igual tratamiento. Dia 17. Temperatura 40 4/5 pulso 140, muy mala noche, delirio contracciones muy frecuentes, no ha descansado nada, ha orinado con dificultad, y para conseguirlo ha tenido que hacer un gran esfuerzo, no ha evacuado, apenas puede tragar, se le dá á beber con una espon- jita y casi gota á gota, el trismus es completo: rigidez general. Tuvo una contracción tan fuerte que produjo un síncope que se temió fuese mortal. Enemas alimenticios y de clora!. Tarde. Temperatura 41 pulso 154, no traga nada, las contrac- ciones son casi constantes, opistotomos, risa sardónica, delirio tranqui- lo, en este estado continuó hasta las 1 de la mañana que falleció, des- pués de varias contracciones repetidas, á la una de la madrugada la temperatura era de 41 3/5 y el pulso tan frecuente y tan pequeño, que no era posible apreciarlo, habia conservado su inteligencia hasta dos lloras antes de morir. La autopsia no pudo hacerse. Sensible nos es ofrecer esta observa- pion de un modo incompleto, pero las conveniencias llamadas sociales nos impidieron llevar á efecto el examen anatómico, á no haber sido el interés que en sí lleva, á pesar de esa deficiencia, nos hubiéramos abstenido de presentarla, pero el caso bajo muchos conceptos es ex- cepcional y en él se vén ligadas algunas cuestiones de actualidad en relación con la patología de los países intertropicales, que como es sa- bido, desgraciadamente no somos nosotros los que más hemos contri- buido, poseyendo los elementos necesarios, á esclarecer tanto punto aún oscuro y dilucidar, tomando, no fuera más que por interés propio alguna parte en su progreso. Sabido es que en estos climas donde el elemento palúdeo contri- buye, se puede decir, generalmente la base, cuando nó la complica- ción más esencial de la mayor parte de las enfermedades propias del país, tomando formas más ó ménos insidiosas para hacernos adivinar más biep que reconocer su presencia, tal es la oscuridad con que se nos presenta, que seguramente no llamará gran cosa la atención de los señores que nos oyen que en el caso que relatamos el parásito palúdeo, según los trabajos de Salisbury en América, CrudeHi y 49 y Marchiafava en Italia, y últimamente el Dr. Laveran en Francia (1) haya revestido el carácter de una extrangulacion interna y que en su principio hayamos cometido algún error de diagnóstico, afortunada- mente salvado, merced á la oportuna.administracion de la quinina. Y para rechazar aquella nueva forma no nos asiste ninguna razón, pues igual derecho tiene á ser admitida en la patología médica, que la per- niciosa pneuraónica, la colérica, la disentérica, etc., etc. En ninguno de los autores que hemos consultado encontramos observación alguna análoga á ]a nuestra en esa parte. Un acceso de fiebre perniciosa simulando una oclusión intestinal producida por una extrangulacion interna, y que después de termina- do cede su puesto á una fiebre francamente tifoidea, es, el punto de vista bajo el cual hacemos intención de examinar la primera parte de esta observación. Difícil se nos hace aceptar la opinión que defiende el profesor Co- lín, en los artículos que ha publicado en los Archives de Médicine so- bre la fiebre tifoidea palúdea, que en ella no vé otra cosa que la trans- formación simple y expontánea de la palúdea en una tifoidea ¡.nosotros no optamos, por ]a transformación, más bien admitimos una sustitu- ción, de un principio morbígeno en otro, sin que por esto no acepte- mos que ambos principios puedan marchar á la par y encontrarse si- multáneamente en un mismo individuo, dando lugar cada uno por su pirte á sus manifestaciones especiales. Todo movimiento febril violento, acompañado ó no de otros acci- dentes, tales como la alteración en las secreciones, ó los desórdenes gastro-intestinales, puede dar lugar muy favorablemente al des- arrollo del elemento tifógeno que viene á depositarse en un organis- mo ya modificado, y cuya modificación viene á hacer las veces de abono, en donde habrá de germinar como en terreno propio el futuro microbio de la fiebre tifoidea al que persigue obstinadamente las in- vestigaciones de Pastenr y de sus infatigables discípulos. En aquella época, es de hacerse notar, durante el período com- prendido entre el mes de Setiembre de 1880 hasta Julio del año siguiente, sino recordamos mal, la ciudad de la Habana atravesó una epidemia de fiebre tifoidea de mediana intensidad, además en la casa donde accidentalmente se hallaba nuestro desgraciado cliente, acababa de pasar igual enfermedad, durándole 30 dias, un individuo de la clase de color, y perfectamente se sabe que en tiempo de epide- mias, es muy común encontrar enfermedades de muchas clases, que toman el carácter ó bien degeneran en la enfermedad reinante. Eas fiebres tifoideas palúdeas son desde hace tiempo conocidas, y los trabajos de los médicos que han ejercido en Roma y sus cercanías en Argelia, en la India, en Cochinchina y en las Antillas francesas é inglesas vienen á destruir completamente lo antigua teoría de Boudin que pretendía que ambas enfermedades se excluían una á otra, siendo por lo tanto incompatibles, considerando muchos de ellos la complica- (1) Natura ejes accidenta da 1' par A. fiayeran, París 1881, ' ' ' ' 50 cion tifoidea como un elemento accesorio y sin importancia á cuya complicación nunca era debido el fallecimiento del individuo, á pesar de esto, en muchos casos de los llamados fiebres perniciosas, el profe- sor Colin ha encontrado en sus numerosas investigaciones llevadas á efecto y en los diversos trabajos publicados por Maillot, Haspel, Annes- ley, Linquette que respectivamente han ejercido en Argelia, la In- dia y Cochinchina, que en las observaciones citadas por esos autores al dar cuenta de las autopsias se acusan las lesiones propias de la fie- bre tifoidea de un modo incidental, y si Jas investigaciones, dice el aludido Profesor hubiesen sido convenientemente practicadas, se hu- biese encontrado las alteraciones de las glándulas de Pqyer, y por lo tanto se hubiese concedido su verdadero valor y su importancia capital al elemento tifoideo, relegados por ellos á un lugar muy secundario, como más arriba se" ha visto. Al profesor Colin, debemos la única observación que hemos podi- do encontrar, que presenta cierta semejanza con la nuestra que á con- tinuación reproducimos. Un granadero del 51 de línea, en Italia hacia tres años no habien- do ingresado nunca en el hospital, y de guarnición en Civita-Vecina, estaba empleado como vigilante en los baños de mar á donde iban los hombres de su regimiento. El dia 8 de Julio de 1866, encontrándose en la plaza, experimentó una violenta cefalalgia, vómitos-y pérdida del conocimiento: en ese estado fue llevado al cuartel, se le hace tomar una pocion vomitiva y se le aplican sinapismos. La fiebre persiste los dos dias siguientes con paroxismos que motivan la administración de sulfato de quinina, pero habiendo recobrado la inteligencia, el enfer- mo no es enviado al hospital, hasta el 12 de Julio, teniendo la noche antes un violento delirio. Visita del 12 de Julio. Estupor profundo, cara turgente, piel ca- liente, pulso á 120, lengua seca fuliginosa, ni diarreas, ni vómitos, ni meteorismo: prescripción 15 sanguijuelas á las apófisis mastoides, 15 decigramos de sulfato de quinina en pocion y un decigramo de al- mizcle. Dia 13. Deposiciones involuntarias, meteorismo durante toda la noche delirio ruidoso, imposible de obtener una respuesta, deja esca- par frases que no se entienden, pulso irregular depresible, rápido y muy frecuente: sanguijuelas á las apófisis mastoides, almizcle y sina- pismos. Dia 14. El vientre enorme, sonido timpánico por todas partes, co- ma profundo del cual es imposible hacerlo salir, que dura hasta su muerte, que tiene lugar el 16, cuatro dias después de su entrada. Autopsia. Se encuentra en el intestino hasta 35 placas todas su- mamente salientes, las más inferiores confluentes, comprendiendo así toda la circunferencia del intestino delgado, únicamente estas últimas empiezan á ulcerarse ofreciendo un fondo amarillo junto á sus bordes cortados á pico, hipertrofia de los gánglios mesentéricos, Bazo de do- ble volúmen, reblandecido, hígado normal: nada notable en los otros órganos. J£1 Doctor Torres Homen, distinguido profesor de la Universidad 51 de Rio Janeiro, que lia publicado en 1876 un Estudio Clínico sóbrc las fiebres observadas en aquella capital, dá á esta clase de fiebre el nombre de remitente tifoidea palúdea, y en ella la temperatura puede elevarse desde el primer día á cuarenta grados y aún cuarenta con cin- co décimos, señalando esta elevación termoinétrica inicial como único síntoma diferencial de la otra forma que él admite, la tifoidea pa- lúdea; no nos parece hallar gran utilidad en esa división qne á na- da conduce. Nosotros, lo mismo que Mr. Bonnescuclles de Lespinois, médico de la marina francesa que ha ejercido durante algunos dúos en la Martinica, nos conformaremos con dos formas: la liebre tifoidea legítima, cuya marcha es igual á la de Europa, y la fiebre tifoidea palúdea, es decir, modificada por las condiciones climatéricas ó telúri- cas del país. ' Pasado el acceso pernicioso, y en la mañana del tercer dia nos en- contramos con una temperatura próxima á la normal y un estado ge- neral bastante bueno; en aquellos momentos nos hubiéramos atrevido á asegurar que nuestro enfermo marchaba hacia una convalecencia rápida. ¡Vanas fueren nuestras esperanzas! y en la misma tarde, vol- vió á ascender la temperatura á 38 con un quinto para seguir en los dias posteriores la marcha particular á la enfermedad que había de ocasionar su fallecimiento. Sucesivamente y en sus períodos regulares fueron apareciendo las manifestaciones propias á la dotinenteria, y que en ninguna otra púexia pueden encontrarse reunidos síntomas tan ca- racterísticos, que hacen muy difícil desconocerla; en los primeros dias la pérdida del apetito, la lengua seca, saburral y roja en los bordes, la cefalalgia, el delirio ó el estado de sopor más ó ménos intenso, la dia- rrea amarilla y fétida por lo general, el meteorismo, el gargullo y el dolor en la fosa iliaca á la presión y en un período más avanzado las manchas rosáceas y lenticulares, erupción que bajo el punto de vista del diagnóstico tiene gran importancia, pues casi siempre aparece, po- diendo ser considerado como un signo de patognomónico. Nada hemos dicho todavía de la marcha típica de la fiebre; des- pués de concluido el acceso palúdeo el período de ascenso siguió su curso regular, y en el estadio se presentaron por primera vez los fenó- menos espinales, no influyendo absolutamente nada en su marcha, y bueno es hacer notar como la temperatura, siguiendo como hemos vis- to un ciclo regular lo mismo en el período ascensional que en el de estadio no llegó nunca-á alcanzar-el máximuiií térmico que aveces suele pasar de cuarenta, y un grados. No tenemos para qué detenernos en el estado del pulso, pues su curso no nos ofrece nada de particular. Nos hemos limitado á hacer una enumeración breve de los sínto- mas, pues entrar en la descripción de ellos sería ofender la ilustración de nuestros colegas. Pero éste cuadro sintomático, del cual nos acabamos de ocupar, y que ofreció nuestro paciente casi por completo, no es siempre tan pre- ciso; la influencia de ciertas condiciones individuales ó exteriores que en el estado actual de la ciencia son aún difíciles de apreciar, pueden modificarlo y dar lugar á que los diferentes sistemas que componen el bi'ganismo sean, atacados con mayor ó menor intensidad y según qué los síntomas predominen en uno de ellos, la afección toma un carácter particular, no variando por eso el orden general de la pirexia, en vista de lo cual, diversas son las formas que se han admitido en la enteri- tis foliculosa, y como la mayor parte de ellas no guardan relación con el caso que presentamos, las pasaremos por alto, y desde luego entra- remos á ocuparnos de la forma nerviosa, ó mejor dicho espinal, objeto principal de la segunda parte de esta observación. El dia quinto de su dotinenteria justamente en el momento que la enfermedad va á comenzar la segunda parte del primer, período, que otros forman de él un período aparte, es cuando aparecen los primeros fenómenos espinales, constituidos por dolores en las pantorrillas y una raquiálgia intensa; durante los días siguientes los mismos fenómenos persisten hasta el 10<? que cierta rigidez se apodera del raquis casi has ta impedirle sentarse y sucesivamente la rigidez va extendiéndose al cuello, los músculos de la cara produciendo la contractura de los ma- seteros, después contractura convulsiva del brazo izquierdo que comu- nica á la pierna del mismo lado, pasando después á hacerse general á todo el cuerpo hasta dar lugar á una marcada dificultad en la mixion de la orina y en una série de ellas, después de diez y seis dias de en- fermedad y al décimo cuarto de la doti neniaría, deja de existir, lle- gando alcanzar la temperatura una hora la cifra de 41° 3/5 . ¿Tendremos necesidad de entrar en los detalles de un diagnóstico diferencial, por ejemplo, con un tétanos ó bien con una mielitis ascen- dente aguda, bien con un meningitis cerebro-espinal? Creemos que no. La historia de la enfermedad, cuyos síntomas se han ido presen- tando con una regularidad que no es muy común y el ciclo término propio exclusivamente de la enteritis foliculosa, podrán contestar en nuestro nombre á aquellos de nuestros compañeros que aún puedan abrigar alguna duda. La forma que acabamos de indicar ha sido perfectamente descrita bajo el nombre de fiebre tifoidea espinal por el Dr. Fritz en una tésis sostenida en 1863 ante la Facultad de Paris. En 1835 ya había sido señalada en Alemania por el Dr. Grossheim, de Berlín, pero según parece fueron muy deficientes sus observaciones; verdaderamente se puede decir que hasta el año de 1843, debido á dos profesores de Gi- nebra, los doctores Lombard y Fauconnct, no se vino á fijar definiti- vamente esa cuestión en el dominio de la Patología. EL cuadro sintomático de esa forma, según Fritz, comprende casi por completo la semiótica de los padecimientos de la médula presen- tando lo mismo alteraciones en la sensibilidad que en la motilidad, ta- les son en el primer caso la hiperestesia cutánea extendida á una gran parte del cuerpo, algunas veces á los cuatro miembros, al tronco y al cuello, á menudo acompañada de hipercstésia muscular, hiperestésia espinal, desde el atlas hasta el coxis con irradiaciones en ambos lados, dolor en la cintura, insoportable en las extremidades, violentoen el pe- cho, sensaciones anormales, como frío, hormigueo, punzadas en la co- lumna vertebral ó en los miembros, analgesia y anestesia cutánea, anestesia muscular. En el segundo caso tenemos síntomas paralíticos, 52 53 adormecimiento de las extremidades parapílegias, parálisis incompleta de los músculos respiratorios, constipación, retención de orina, parálisis de los efínteres, síntomas espasmódicos, disuria, contracción convulsi- va de los músculos respiratorios ó de las extremidades, rigidez del cue- llo, contractura constante de las extremidades, pudiéndose admitir en esta misma categoría los accidentes tetánicos. Como manifestaciones propias al bulbo, la disnea extrema independiente de una afección del aparato pulmonar, espasmos de la faringe y de la laringe, tos convulsi- va, la afonia, la alalia, la glosoplegia masticatoria, la contracción es- pasmódica ó rítimica del externo-mastoideo ó del trapecio, la parálisis de la faringe, &/, El examen anátomo-patológico ha demostrado que en todos esos casos nunca se ha tratado ni de mielitis ni de meningitis que hayan venido á presentarse como complicación al estado tifoideo y en un nú- mero muy contado de observaciones; lo único que en rigor se ha po- dido encontrar ha sido una simple congestión de las meníngeas raqui- dianas, pudiendo afirmarse de un modo positivo que la mayor parte de las veces la médula y sus cubiertas no constituyen el sitio de nin- guna lesión material apreciable á simple vista. Los estudios histológi- cos, en la actualidad bastante avanzados, podrán venir á ratificar ó á rectificar estos hechos. Las obras de Grossheim, Lombard y Fauconnet, Fritz, la tésis de Forgemol citan muchas observaciones análogas á la nuestra; preten- diendo los doctores Lombard y Fauconnet que la forma espinal de la fiebre tifoidea es mucho más frecuente de lo que hasta ahora se ha considerado. Observación número 51.-D. José Menendez y Menendez, natu- ral de Oviedo, de 20 años de edad, ingresó en el Hospital el 26 de Marzo de 1881, ocupando la cama número 8 en la Sala de San Vi- cente, á cargo del Dr. Scull. Ha padecido la fiebre amarilla hace tres años y no recuerda haber sufrido ninguna otra enfermedad. Expone que hace cuatro dias se sintió con fuertes dolores de cabeza y flojedad en todo el cuerpo, habiendo tomado un purgante que le produjo vó- mitos y deposicionos. A su entrada presenta el cuadro siguiente: Dia 27.-Temperatura, 38 2?io, decúbito dorsal, palabra difícil y temblorosa, voz nasal, conjuntivas inyectadas; lengua muy seca, que- mante, cubierta de una espesa capa de color oscuro, encías fuligino- sas, sed intensa, en el pecho y el abdomen se ven numerosas manchas rosáceas y petequias, meteorismo, gorgoteo y dolor en la fosa iliaca de- recha, infarto del bazo; la orina sale involuntariamente, hace dos dias que no defeca, carfología y notable estado de intranquilidad; se le ordena un purgante salino; temperatura tarde, 39 321O. Dia 28, 8? de enfermedad.-El purgante le produjo seis deposicio- nes. Temperatura 39, igual estado; por la auscultación se perciben en ambos pulmones numerosos estertores sibilantes; por medio de la sonda se le extrae alguna cantidad de orina, muy amoniacal y albu- minosa. Tratamiento: pocion Jaccoud 120 gramos; alimento leche ó caldo, limonada y vino de Jerez; temperatura 40 4/i0. Dia 29. --Temperatura 39 4/io; ayer al anochecer tuvo una epsta- xis, perdiendo corta cantidad de sangre. Toda la noche ha estado de- lirando, estado general grave, diarreas amarillas y fétidas, timpanismo exagerado. Tratamiento: pocion Jaccoud, pocion bromuro de potasio 4 gramos, cataplasma al vientre, enemas de cocimiento de manzani- lla; leche, vino de Jerez y limonada; temperatura tarde, 40 4/i0. 54 Día 30 Temperatura mañana 39 6/10. Tarde 40 2/10. 31 39 8/10. igual estado de gravedad; por la tarde tiene una abundante hemo- rragia ■intestinal y se le administra una pocion con dos gramos de per- cloruro de hierro y cinco centigramos de estracto tebaico.-Tempe- ratura: 40 6/io- Abril. Dia 1?, 12° de enfermedad.-Temperatura mañana 38 82io, Vuelve á repetirse la hemorragia intestinal, perdiendo medio orinal de sangre próximamente (orinales comunes.) Se halla al enfermo su- mamente postrado, se repite la pocion de percloruro de hierro, ene- mas de agua helada; pocion Jaccoud 150 gramos, agregándole un gramo de éter; temperatura tarde, 39 4/10. Dia 2.-Temperatura: 38 6/i0. La hemorragia ha cesado, el enfer- mo esta completamente demacrado, pronunciado estado adinámico; diarreas repetidas, fétidas y abundantes. Pocion Jaccoud, 150 gramos; bismuto, seis gramos; polvos de opio, cinco centigramos; para cuatro papeles, uno cada dos horas; cataplasma al vientre; alimento, leche; temperatura tarde, 40 6/10. Día 3. Temperatura mañana 39 4/10. Tarde 40 6/10. 4. 39 2/10. 40 8Z10. 5. 38 2/10. 40 4/10. 6. 39 4/10. 39 8/10. 7. 39. 40 4/10. 8. 39 4/10. 40 4/10. 9. 38 8/1°. 40 2/10. Durante todos estos días, con ligeras alternativas, el estado gene- ral grave, ha sido poco más ó menos lo mismo; lo único que ha dis- minuido algo es la diarrea. Día 10, 21° de enfermedad.-Temperatura 39 4¿10; el enfermo continúa grave, no ofreciendo de momento ningún síntoma alarman- te; como á eso de las 12 del dia es acometido de grandes escalofríos, vómitos y dolores abdominales intensos, no soporta la más ligera pre- sión, timpanismo exagerado; por tratamiento estracto de opio, diez centigramos en 100 gramos de agua, cabezales de vino de Jerez hela- do; caldo ó leche fria; temperatura tarde, 41° Dia 11.-Continúa en el mismo estado; temperatura mañana 40 2/]0; tratamiento el mismo; temperatura tarde, 40 8/10- Dia 12.-Temperatura 39 6/io- Estado general gravísimo, hipo, 55 delirio constante y tranquilo, estado de sopor, diarreas aniarillo-ne- gruscas, se considera el caso como perdido; temperatura tarde 40 2/10. Dia 13. Temperatura mañana 39. Tarde 40 2/10. 14. 39 6/10. 40 8/10. 15. 38 8/10. 40 2/10. Dia 16, 27 de enfermedad.-Temperatura mañana, 40 4/i0; se ha- lla en coma completo; el hipo y una respiración estertorosa indican aún que vive; evacuaciones y mixion déla orina involuntarias, en ese estado al fin muere á las cinco de la tarde con una temperatura, tomada momentos antes de 41 grados, autopsia efectuada el dia si- guiente á las quince horas de fallecido. Cabeza, inyección notable de la pía-madre; el resto de los centros nerviosos sin alteración notable. Tórax, ambos pulmones congestionados y edematosos, algunos cquinosis sub-pleurales sobre todo en las porciones diaíragmáticas. En el pericardio nada de particular, el corazón flácido, tegido friable, muy pálido, contiene algunos coágulos fibrinosos y sanguíneos. Abdomen, en la cavidad se hallan unos doscientos gramos de un líquido sexo-purulento, adherencias recientes, falsas membranas en la fosa iliaca derecha; al peritoneo deslustrado y algo aumentado su espe- sor; la fosa iliaca derecha contiene pus en corta cantidad; el Íleon y el ciego unidos á la pared abdominal por adherencias numerosas, el mesenterio inyectado y los gánglios hipertrofiados y reblandecidos; el hígado aumentado de volumen, la vejiga de la hiel> llena de una bilis espesa y oscura; el bazo duplicado en su volumen; la cápsula.se des- garra fácilmente, reblandecido y friable. El estómago presenta algu- nas arbonizaciones, lo mismo el duodeno; el Íleon ofrece numerosas placas de Peyer hipertrofiadas y ulceradas que aumentan á medida que se aproximan á la válvula ileo-cecal, á ocho pulgadas por encima de ésta se ven dos perforaciones como de un centímetro de diáme- tro cada una, y otra cuyo fondo está formado por el peritoneo, que adherido en un punto cercano parece una válvula de la perforación; en todo el intestino delgado.se ven folículos aislados hipertrofiados y algunos ulcerados. Al nivel de la válvula ileo-cecal hay dos ulcera- ciones de seis centímetros de largo por tros de ancho. El ciego pre- senta también pequeñas ulceraciones y arborizaciones. La vejiga de la orina vacía, los riñones, dan al corte alguna sangre. Esta observación me ha sido facilitada por el Dr. Perez Beato, aven- tajado alumno interno del referido Hospital, en aquella época. Las hemorragias intestinales aparecen los dias 11? y 12-de enferme- dad, influyendo en este último para un descenso de cerca de dos grados. La peritonitis, con su serie de síntomas gravísimos que indicaban una perforación intestinal, se hace notar al dia 219 de enfermedad, complicación que como última causa, ocasiona su muerte, seis dias des- pués. La frecuencia de las hemorragias intestinales parece variar según las epidemias y según los países-se observa por lo general en el 6 .por 100 (1) de los atacados-comunmente la sangre es expulsada, puede quedarse retenida, ya bajo la forma.de sangre pura ó bien de un líquido negruzco y fétido. La mayor parte de las veces las hemo- rragias se presentan del día catorce de enfermedad en adelante, esto es, en un período avanzado de la enfermedad, y la única causa anató- mica es la ulceración del intestino y del vaso que lo recorre, por otra parte la hemorragia puede aparecer como excepción durante el segun- do septenario, siendo entonces necesario admitir que son debidas á una fluxión intestinal. El Dr. Tolosan, profesor distinguido que ha ejercido durante lar- gos años en Teherán (Persia), asegura que esa complicación es allí su- mamente rara-en dos mil trabajadores no la ha observado más que en tres casos-lo cual pretende atribuir á las funciones activas de la piel y al tratamiento empleado. Una observación de Gueneau de Mussy ha sido confirmada en es- te caso, que dice «estas enterorragias preceden algunas veces las per- foraciones intestinales y son el preludio de peritonitis mortales». lia sido considerada esta complicación por algunos, como de pro- ñóstico fatal. Gueneau de Mussy, al igual que Graves y Troussean, opinan que no lo es tanto como se había creido. Otros, entre ellos He- medy de Dublin, citado por Murchinson, estimaban que la enterorra- gia siempre era ventajosa; por último dice Murchinson que cuando es de poca importancia, probablemente, apenas si ejerce influencia; si tiene lugar antes del dia 12? puede ser de utilidad disminuyéndola congestión intestinal; cuando es considerable es síntoma peligroso: de 60 casos que ha tenido, 32 han terminado por la muerte, de estos, 11 de peritonitis, de los 21 restantes 14 en los tres dias siguientes á la hemorragia, 7 á las pocas horas. Grieisingcr las considera de suma gravedad y se expresa así: «se puede admitir con seguridad que en un tercio de los casos de tifoideos complicados de hemorragias intestinales se termina fatalmente: en 600 enfermos 32 han tenido hemorragias intestinales intensas». La perforación intestinal es una de las complicaciones que puede ofrecer mayor gravedad, casi siempre, trae como consecuencia una ter- minación funesta, su sitio de elección es por lo general el Íleon, en la proximidad de la válvula ileo-cecal. Muy rara vez tiene lugar antes de los catorce dias, pasado esté tiempo, en cualquier época, aun en plena convalecencia, la muerte tiene lugar por lo común durante los tres dias siguientes, á veces en horas nada más, y aún en minutos. Murchinson Grieisingcr y Bristowe consideran que es una compli- cación más frecuente en el hombre que en la mujer, es rara en los ni- ños (Rilliet et Barthez): Grieisinger de 600 enfermos ha tenido 14 que han presentado síntomas de perforación, lo que hace una propor- ción de 2, 3 por 100. Observación número 22 (2).-Don Modesto Valles, natural de As- 56 (1) Guenean de Muesy, el 5 por 100. (2) Por una omipion no se publicaron estas dos observaciones en su lugar impendiente. 57 turias, 35 años de edad, casado, de oficio cochero, temperamento san- guíneo, buena constitución, hace 16 años habita en Cuba; ha pasado la fiebre amarilla. Enfermó el 8 de Agosto de 1885, anteriormente había sentido mal estar general y anorexia. El dia 8 suspendió su trabajo, tuvo fiebre y continuó con ella hasta su ingreso en el Hospital el dia 12 del mismo mes.-Se le ordenó, polvos de Dowcr un gramo, para cinco papeles uno cada dos horas.-Eué examinado el día siguiente, 6? de su enfermedad, presentando los síntomas siguientes: temperatura 38 3/i0. Está adiná- mico, gran debilidad, mal estar general, inteligencia normal, el sueño durante la noche ha sido regular, pues ha despertado muchas veces, pctcquias y manchas rosáceas en la pared abdominal, y de estas últi- mas unas cuantas en el pecho, dolor á la presión en la fosa iliaca de- recha, ligero meteorismo, algún aumento de la matidez en la región esplénica, gorgoteo en la región ileo-cecal, lengua con una faja amarilla en el centro, dos blancas á los lados, con los bordes y punta rojos, sed, anorexia, diarreas amarillo-oscuras, sin mucha fetidez. Pulso á 108, con intermitencias, por lo general, una cada cuatro pulsaciones, muy depresible. Respiración fácil y acelerada, 22 al minuto: por la auscultación se perciben algunos estertores sibilantes diseminados en ambos pulmones. Orina escasa y encendida, no tiene albúmina.-Tra- tamiento:-pocion Jaccoud 120 gramos, tintura de digital un grano pa- ra tomar una cucharada cada dos horas, limonada cítrica, cataplasma al vientre, alimentación leche, temperatura por la tarde 38 1/w. Dia 14, igual estado: se le agrega al tratamiento tres enemas de gua fria fenicada al 2/iooo, temperatura mañana 37 9/io, tarde 37 5/io- Dia 15. La intermitencia del pulso ha desaparecido; se suprime la digital, el estado general es bueno, se anuncia una convalecencia rápi- da: temperatura: mañana 37 6/i0, tarde 38 5/io- Dia 16. Temperatura 37 2/io, se le ordena 1 gramo 50 centigramos de sulfato de quinina. Temperatura: tarde 37 8/io: este dia toma sopas por primei a vez. Dia 17. 10° de enfermedad. Temperatura: mañana 38 5/io: vuelve á tomar quinina, tarde, temperatura 40°. Dia 18. Nos encontramos con la notable exacerbación de la tem- peratura en la tarde anterior, reconocimos con suma atención nuestro paciente y hallamos que la subida de la temperatura, ya en la conva- lencia, era debida á una parotiditis del lado izquierdo, dolor tensivo y deglución difícil y dolorosa á causa de la inflamación; tratamiento lo- cal: pomada mercurial, belladonada y cataplasma, un gramo sulfato de quinina, temperatura mañana 38 5/T, tarde 39 2/io- Dia 19. El enfermo continúa bien: parece que la parotiditis no va á supurar. Temperatura: mañana 38, tarde 38. Tratamiento: extracto blando de quina tres gramos, alcohol 30, agua y jarabe 100, dos cucha- radas cada dos horas. Dia 20. Temperatura 37 5/i0 y tarde 38. Dia 21. 14° de enfermedad, estado general bueno, la parotiditis casi ha desaparecido. Temperatura: mañana 37 1 /io, tarde 37 Dia 22. Temperatura 37 4/io-37 2/io, mañana y tarde, Pía 23. Temperatura: mañana 37, tarde 37, su parotiditis lia desa" parecido por completo, empieza á alimentarse y se establece la con" v-alecencia definitiva. Este es un caso de forma benigna, ingresado en el Hospital al 6? dia, iniciada ya la desfervecencia que vino á prolongarse merced á una complicación, la parotiditis, complicación rara que aparece en la con- valecencia. Según Garnier (Dict. des progres medicales Páris 1880), no observaron más que un caso cada uno como accidente de la fiebre tifoidea, Murchinson 6 veces: es muy común en el tifus. Trousseau considera la inflamación de las parótidas como un acci- dente muy grave, y casi nunca, sea en la fiebre tifoidea, sea en otra enfermedad febril, ha visto curarse los individuos que las padecían. Gueneau de Mussy las coloca entre las complicaciones propias al último período, dependientes á menudo de un estado piohémico; no sucede siempre así, las hay precoces, atribuidas á la propagación de las inflamaciones locales á las glándulas salivares, en casos muy raros pueden terminarse por resolución, aun cuando se desarrollen en una época avanzada, coincidiendo entonces por lo general con una mejoría en la marcha de la enfermedad, lo que hace que sean consideradas en ese caso como un fenómeno crítico. Con más frecuencia se terminan por supuración y aún por gangrena. Greisinger ha visto parótidas que han dado lugar ti coagulaciones en las venas y todavía más á la aber- tura de las yugulares. Ha observado dos veces á consecuencia de ellas parálisis del nervio facial, en individuos ya curados. El malogrado Profesor Giralt, de esta Capital, cuya reputación co- mo clínico ha sido de todos reconocida, en su práctica y respecto á esa complicación, no está de acuerdo con Trousseau, no considerando que la inflamación de ]a parótida sea un accidente de tanta gravedad cualquiera que sea la enfermedad, donde se presente, no creyendo tamppco que sea un síntoma favorable. Vamos á examinar la intermitencia del pulso, otra de las particula- ridades de este caso. Dice Murchinson que. en las formas atóxicas en la fiebre tifoidea es donde más se ve la desigualdad del pulso. Variando de fuerza y frecuencia suele ser irregular é intermitente, cuando apá- recen en los dos primeros septenarios son de un pronóstico desfavora- ble, nótanse también al aproximarse la agonía y coinciden á veces con la formación de coágulos en los orificios cardiacos en los sujetos muy débiles y en los niños acompaña la lentitud en los latidos cardiacos, marcando así el principio de la convalescencia en estos casos las irre- gularidades no se sujetan á ningún ritmo ni tampoco tienen periodici- dad, cuando aparece en el curso de la enfermedad, por el contrario son regulares, presentándose según Hayen cada tres ó cuatro pulsaciones, estas últimas aunque puedan ser observadas en casos que se terminan favorablemente (Louis), son más comunes en los casos mortales. Si al- gunas veces se pueden esplicar por una alteración puramente nerviosa (Gueneau de Mussy) una especie de estado atáxico del corazón, con más frecuencia indican una debilidad en la acción de ese órgano, coin- cidiendo con la desaparición del choque déla punta y la oscuridad del del primer ruido, pudiendo temerse entonces una extensa degene- 58 ración del miocardio, signos aquellos considerados como precursores de un colapsos ó de un síncope mortal, habiendo sido esto observado la primera vez por Chomel. Observación número 23.-La parda Dionisia, natural de Matanzas, de 14 años, Agosto 14 de 1885, enfermó en el dia de ayer: dedicada al servicio domestico, de buena constitución, aún no ha menstruado; tuvo el primer dia vómitos, dolor de cabeza é inapetencia. Al exami- narla ofrecía un estado saburral en la Ifengua quejándose todavía de la cabeza y malestar; se le administró un vomitivo. Temperatura maña- na 38 8/io, tarde 39. Dia 15. La noche ha sido bastante buena, temperatura 38 6/io, to- se algo y por la auscultación se perciben algunos estertores sibilantes diseminados en ambos pulmones, lengua blanquecina en el centro, bor- de y punta rojos, algunas diarreas probablemente debidas al vomitivo que se le dio el dia anterior. Estado general bueno. Tratamiento: po- ción acetato de amoniaco: alimento sopas. Tarde 39 6/]0. 59 Dia 16 mañana 39 tarde 40 Dia 19 mañana 38 tarde 39 4/io Dia 17 « 38 4/10, « 40 Día 20 « 38 4/10 « 39 2/io Dia 18 « 38 « 39 6/10 Dia 21 « 38 « 37 En estos dias anteriores la enfermita no lia ofrecido nada de parti- cular, hacía una ó dos diarreas al dia. Forma benigna, normal y de curso muy rápido, el descenso se efec- túa en muy corto tiempo y tiene lugar de la mañana á la tarde del dia 9? de enfermedad, de 38 por la mañana á 37 por la tarde, continuan- do después la temperatura normal. Observación número 24.-Don J. P. natural de Lugo, de 20 años, buena constitución, cocinero, ingresó en el Hospital el dia 18 de Agos- to de 1885, al 4? dia de enfermedad: cefalalgia, lengua muy seca con fuliginosidades, mucha sed, inapetencia absoluta, meteorismo, gargu- 11o en la fosa iliaca derecha, dolor en todo el vientre, diarreas, apare- cieron algunas manchas rosáeeas hacia el sétimo, al siguiente dia de su llegada estaba casi afono, examinada la faringe se vió un intenso estado eritematoso que ocupaba todas sus paredes, en igual estado de- bía hallarse la efaringe, estado que vino á desaparecer hácia el dia 12 de enfermedad. Tratamiento enemas de agua fenicada, leche y limo- nada vinosa, Jerez, gargarimos para la faringitis. Duración 14 dias. Marcha bastante regular. De las observaciones ofrecidas en este trabajo, 29 proceden del Asilo de San José, establecimiento correccional destinado á recibir la niñez insubordinada y traviesa de esta ciudad, depósito de patrocina- dos además en aquella época-300 individuos se albergaban el año de 1881-no habiéndonos sido posible precisar si tuvo origen la enferme- dad en el mismo Establecimiento ó si fué importada; lo que asegura- mos es, que sucesivamente atacó á los 29 individuos ya indicados, de ellos 8 blancos y 21 negros, de estos últimos fallecieron 4, se enfermó 60 por lo tanto un diez por ciento próximamente, muriendo el uno y cuarto por ciento del total de asilados. A 51 asciende el número de observaciones que liemos presentado, de ellos 7 fallecidos, 3 blancos y 4 negros, de los 7 el que más le duró la enfermedad llegó á 67 dias, fue un negro de 26 años, el que menos llegó á 16 dias, un blanco de 27 años. De los 51: de raza blanca 31, de raza negra 20. De los 51, según su edad: 21 tenían 17 y más años, 30, menos de 17 años el de más edad 40 años, el de menos 5 años. La duración de la enfermedad fue en 27 casos de 20 y más dias, en 24 menos de 20 dias, el mayor número de dias fué de 67, el menor número fue de 9. Reputada la fiebre tifoidea como contagiosa, particular tan poco estudiado en esta capital, podemos ofrecer únicamente como origina- da de esc modo, los casos ocurridos en el Asilo de San José, que ya se lia dicho llegaron á 29.-Lo mismo aconteció en una familia asistida por el Dr. Landcta; se comunicó la enfermedad á cinco de sus indivi- duos con algunos dias de intervalo: hacemos constar que este último ejemplo, no debe ser considerado como comprobante, pues en los dias que enfermaron esas personas ocurría la casualidad que en una casa vecina se hacían trabajos en una letrina que dieron por resultado, la comunicación de dos escusados, poniendo en contacto do ese modo y en parte al aire libre las materias excrementicias contenidas en ambos deposites-podría admitirse tal vez como origen aquí, la teoría pito- génica que cuenta á Murchinson entre sus más fervientes partidarios. Cuando examinamos el ciclo, descrito por la temperatura en una fiebre tifoidea, que siga su curso regularmente, sin complicación y que se termine por la curación, puede apreciarse que siempre en ella hay algo de constante-En los primeros dias existe una elevación lenta y gradual, hasta adquirir un máximun de 40 grados según Wanderbich -39 5/io Griensingcr-después oscila al rededor de una cifra durante un tiempo variable, para descender más tarde á la temperatura nor- mal. En todos los casos, ligeros ó graves, el período ascencional es siempre poco mas órnenos el mismo: en el estacionario ó sea el segun- do período es donde mas se notan las diferencias, y en los casos benig- nos su duración es mucho menor que en los graves El último período de descenso puede efectuarse de dos modos, bien la temperatura mati- nal desciende rápidamente, con grandes remisiones y ]a de la tarde lo hará con lentitud, dando por resultado que la curvase halle compuesta entonces de dos líneas casi verticales terminadas por ángulos muy agudos; bien sucede que el descenso se hace gradual y con mucha lentitud, la temperatura de la mañana y la de la tarde, disminuyen las dos poco á poco, conservando una relación constante y de escasa dife- rencia, al trazado en consecuencia deja ver una línea descendente apenas dividida por ángulos mucho menos agudos que los indicados para la anterior terminación. En muchos casos, sin que puedan apreciarse verdaderas complica- ciones, el ciclo térmico, durante todo el curso de la fiebre se presenta lleno de irregularidades, las cuales no permite á veces la distinción de 61 un período á otro, y como causa de esas irregularidades, pueden atri- buirse á congestiones más ó menos pasajeras de las diversas visceras--- Wunderlich considera en extremo sospechosas todas esas irregularida- des que se producen sin causa apreciable en el segundo, septenario. Respecto á las irregularidades, tan frecuentes .que pudieran encon- trarse en la mayor parte de los ciclos térmicos que forman parte de nuestras observaciones y que se apartan en mucho de las reglas fijadas por Wunderlich, hasta ahora consideradas como típicas, por la mayoría de los autores que se han dedicado al estudio de la tennometría clíni- ca-no deben causar extrafieza-aquella exactitud casi matemática observada en el curso de la temperatura en la fiebre tifoidea y que dió , motivo ú Wunderlich á formular sus leyes que por conocidas no repro- ducimos-han sido muy amenazadas, por no decir destruidas y consi- deradas como escepciouales-merced á los importantísimos trabajos del Profesor Jaccoud y de Cadet de Gassicourt. Cadet de Gassicourt, sobre pse particular y en su obra sobre '■'En- fermedades de niños" se expresa así. Wunderlich ha descrito y figura- do un tipo regular de la fiebre tifoidea-con seguridad, ese tipo existe pero es menos común de lo que se pudiera creer; nos hemos habitua- do con demasiada facilidad tal vez. á considerarlo como un modelo, con el cual debemos comparar cada trazado y juzgar como anormal todo aquel que se aparte del tipo convenido--desde luego, al aceptar sus llamadas leyes como regla, se expone uno mucho á equivocarse y á no considerar como normales, más que aquellos trazados que por lo general constituyen la excepción-para conservar la verdad de los he- chos, importa mucho no fijarse con demasiada minuciosidad en los detalles y no considerar sino el conjunto-esto es la realidad en el conjunto y no en los detalles.-Lo que debe saberse es hasta dónde las variaciones pueden llegar sin salirse del estado normal y cuáles son por el contrario, las que son incompatibles con la marcha' natural de la enfermedad pudiéndose modificar todos los períodos sin que la mar- cha por eso deje de ser regular.-Si se examinan agrega, una á una y con atención todas esas curvas podrá juzgarse fácilmente que ninguna de ellas puede considerarse como igual una á otra-obsérvese el con- junto y será comprobado lo que he dicho anteriormente-y apesar de esa apariencia bizarra, se pueda apreciar los diversos estados propios á la enfermedad. El Profesor Jaccoud en su clínica de la Pitié publicada últimamen- te (1885) es todavía más esplícito-el fastigium, dice, que según Wun- derlich se adquiere por lo general al 6° dia, de 94 casos en 50, apare- ció antes del 69 y en 31 casos después de él-pudiéndose prolongar esa exacerbación febril hasta el dia décimo ó el duodécimo lo que fue notado en 9 de esos casos y durante trece veces únicamente se pro- sentó al 69 dia-ese máximun que hasta ahora se había considerado como peculiar á la tarde, puede ofrecerse por la mañana y en trece así lo ha observado. La remisión pasajera que indica Wunderlich al 79 dia se ha confir- mado únicamente en 14 casos-en los demas ha fluctuado entre el 59 y el 109 predominando-el dia octavo á cuyo término apercibióse la remisión en 16 casos: en cuatro casos del total, la remisión se produjo de la mañana á la tarde y no de la tarde á la mañana como acontece habitalmcnte. Otra de las leyes que del mismo modo flaquea por su base es la que dice: ''si en los ocho primeros dias, aunque no sea más que una sola vez, apareciese una temperatura normal, no se trata de una fiebre tifoidea." De los 94 casos en 12 la temperatura ha bajado á 37° y á 37 8/io y no porque se tratare de casos ligeros pues la duración de ellos ha sido entre 16 y 32 dias. Manifiesta igualmente el distinguido Profesor como ha visto mu- chas veces en el período de estado de la fiebre, adquirir el paciente la temperatura normal por lo menos una vez, sin haber sido acompañado por signo ó síntoma alarmante de especie alguna, no influyendo para nada en el enrso de la enfermedad. Lo importante que debe tenerse siempre en cuenta, es el conjunto que apesar de las irregularidades que puede presentar, tiene la forma constante de los tres lados supe- riores de un trapecio, una línea oblicua ascendente, que corresponde al período de invasión, otra horizontal que corresponde al de estado y otra descendente oblicua, igual en longitud á la ascendente inicial y que corresponde al período de declinación. Por último Gueneau de Mussy, considera el cielo térmico regular descrito por Vunderlich, como un tipo ideal. 62 Con respecto á nuestros comprofesores que aseguran que los tifoi- deos en la Habana no presentan por lo general ese estado de estupor, esa fisonomía estúpida y abatida, que dicen, se observa siempre en Europa, le recomendamos la obra Murchinson, siendo además proba- ble que no conserven bien en su memoria el recuerdo de los casos de fiebre tifoidea que tuvieron á la vista en los Hospitales de Londres, París, Madrid y New-York. Muchos enfermos atraviesan esa pirexia, dice Murchinson, sin que se note cambio alguno en su apariencia; la expresión abatida y estúpida que caracteriza tan bien el tifus es com- parativamente rara en la fiebre tifoidea;' ahora, en los casos graves, cuando la enfermedad toma el carácter verdaderamente tifoideo, la cara tifosa es completamente parecida á la de los atacados del tifus- y aun cuando son incapaces de responder de una manera conveniente, la fisonomía puede estar muy poco cambiada.- Del estado de la lengua dice: 'dos enfermos pueden morir sin que la lengua haya tamado una coloración oscura." De las cincuenta y dos observaciones que aparecen en este trabajo, veinte y cinco constituyen el tipo de la forma leve benigna ó abortiva -el resto hasta el número de veinte y siete, la forma grave-grave en muchos casos, en cuanto á su duración, pero no porque en su curso hayan ofrecido síntomas alarmantes, otros de verdadera grave- dad, de estos últimos siete mortales. Del estudio general de estas observaciones podemos decir, que sino todos, en su mayor, nuestros enfermos, han presentado desde un principio, todos los síntomas que caracterizan la fiebre tifoidea-en 63 sus diversos períodos-que en los casos fatales la autopsia ha confir- mado-debiendo hacer notar que entre las manifestaciones frecuentes hay que contar la tumefacción 1 del bazo-síntoma común según Grie- singer en todos aquellos individuos.que no han,adquirido una edad avanzada-llegando'á obtener- á* veces el séxtuplo de su volumen-la presencia de la albúmina ha sido comprobada en algunos casos, aún en aquellos que no han sido mortales--este síntoma ha sido conside- rado por varios autores como poco favorable al pronóstico.- Como complicaciones ocasionadas por el decúbito prolongado, es- caras gangrenosas,' abeesos,■ etc., no hemos tenido oportunidad de encontrar ningún caso-pero varios de nuestros compañeros nos ase- guran haberlas encontrado. . Tampoco se nos han presentado compli- caciones secundarias de la convalecencia-no hemos visto parálisis motrices, anestesia, exitaciones reflejas, estados afónicos, desórdenes intelectuales, ni por último, alteraciones en los órganos de los sentidos. Esta serie de observaciones, demuestra más que suficientemente que en la Isla de Cuba se padece la fiebre tifoidea, y que en estas re- giones, cuando no intervine algún elemento de otra naturaleza que no es raro, la enfermedad reviste los mismos síntomas, y ofrece las mismas lesiones anatómicas que en Europa. ¿En qué razones se han basado aquellos que no la admitían? No lo sabemos-la teoría de Bou- din relativa al antagonismo, del paludismo y la fiebre tifoidea, ha tiempo fué desechada-mucho más no ignorándose hoy que es una enfermedad, según Besnier, común á todas las razas, á todos los países y á todas las épocas del año. Vamos á terminar, antes, nos es conveniente hacer la salvedad siguiente: en las primeras páginas hemos consignado que este trabajo es puramente de exposición, así no se extrañe que no hayamos preten- dido entrar en apreciaciones sobre la influencia que el paludismo pueda tener en el curso de la fiebre tifoidea, más aún en este país donde ese factor predomina con exeso; llámesele malaria, llámesele tifoidea- palúdea é palúdea tifoidea, estúdiesele por otra parte bajo nombre de fiebre térmica ó ardiente; tifoidea de los trópicos,-pirexias, observadas por el Dr. Guiteras, en Key West, y dadas á conocer en las conferen- cias pronunciadas este año en el Colegio de Medicina en Filadelfia (1885); son todas cuestiones que revisten la mayor importancia, rela- tivas al diagnóstico, que nos proponemos tratar separadamente en otro estudio que como el presente á su vez será ofrecido á la consideración de la Academia, Con el fin de corroborar en parte lo qne se ha expuesto en las primeras líneas de la página 12, relativo á las malas condiciones del snelo donde descansa la ciudad de la Habana, transcribimos los si- guientes datos, tomados de nn informe presentado por nosotros al municipio á mediados del año de 1885, después de una «visita de hi- giene» efectuada en el barrio de Peñalvcr. El barrio de Peñalvcr posee una superficie aproximada de-101,750 metros cuadrados; sobre esa superficie se levantan unas 710 casas, y el estado de sus escusados es como sigue: 64 171 limpios y 539 sucios, llenos, y algunos derramándose; en tres casas nada más hay inodoros; tres casas no tienen ni escusado ni su- midero; 150 no tienen sumidero; 26 tienen desagüe á la cloaca, lo cual está terminantemente prohibido. Y por último, en una casa había una bomba en el escusado con objeto de dar salida por medio de ella á los escrementos durante los -días de lluvia. Haciendo un pequeño cálculo, tenemos: aceptando, que por tér- mino medio cada escusado tenga de dimensiones dos metros de ancho y dos de largo por tres de profundidad, lo que produce una capacidad de 12 metros cúbicos, que multiplicados por 539, número de escusa- dos sucios, da un total de 6,468 metros cúbicos de productos cscre- menticios! en una superficie habitada de 101,750 metros cuadrados, y como resultado final: un metro cúbico de productos escrementicios por cada quince metros y setenta y tres centímetros cuadrados de su- perficie.