OBJ'WTü i ÉW R U tlll. CONFERENCIA US KM PEÑADA * EK EL SALON DE CLAUSTRO DL LA UNIVERSIDAD MAYOR DS SAN CARLOS, EL 23 vi Juno di 1876 Mi 1L CATEDRÁTICO DE FÍSICA Di*. D. OSCAR DOKRISC, JiilMllLO DI LA ACADEMIA DI CIIHCIAI EXACTAS lí CÓKBOBA. »K RAFAEL YOFÍWL 1876. OBJETO CONFERENCIA DESEMPEÑADA EN EL SALON DE CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN CARLOS, EL 23 DE JULIO DE 1876 POR EL CATEDRÁTICO DE FÍSICA I>r. O. OSCAU DOERIilG, MIEMBRO I)E LA ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS EN CÓRDOBA. CÓRDOBA. IMPRENTA DE RAFAEL YOFRE. 1876. Señoras y Señores: En uno de sus célebres ensayos críticos, el gran historiógrafo inglés Macaulay dicelo siguiente (1): A veces he creído que fuese posible escribirse una fábula interesante, en que un discípulo de Epic- teto 2) y otro de Bacon 3) pudiesen ser introduci- dos en calidad de estudiantes en peregrinación. Al llegar á una población donde las viruelas han co- menzado á producir estragos, encuentran los dos las casas cerradas, el tráfico suspendido, los enfer- mos desamparados, las madres llorando á sus cria- turas. El estoico asegurad la población desalentada, que no hay nada de malo en las viruelas, y que en- fermedad, deformación, muerte y pérdida de ami- gos, no son males para un sabio; el discípulo de Bacon, sacando su lanceta, emprende la vacunación 4). En seguida hallan un número de mine- ros que están en gran desaliento: una explo- sión de vapores dañinos acaba de dar muerte á muchos de !qs compañeros que estaban en sus ocu- paciones, y los que sobreviven no se animan á en- trar en el hueco de la mina. Dice el estoico, que lo que ha sucedido no es nada mas que un apoproég- menon, un accidente remoto: el Baconiano, que no hace uso de tan culta palabra, se contenta con in- ventar una lámpara de seguridad 5). Mas adelante encuentran á orillas del mar un comerciante náufra- go torciendo las manos: su navio lleno de un car- gamento degran valor, acaba de hundirse, y el pose- 4 edor, ántes rico, fué reducido á una extrema po- breza en un solo instante. El estoico le exhorta á no buscar su felicidad en objetos que estén fuera de él, le hace una plática repitiendo todo un capí- tulo escrito por Epicteto en contra de los que temen la pobreza. Después de haber construido una campana de buzo 6), el discípulo de Bacon baja al fondo del agua, volviendo con la parte mas preciosa de la carga con que el buque habia naufra- gado. Sería fácil, sigue Macaulay, multiplicar ejem- plos para ilustrar acerca de la diferencia que exis- te entre la filosofía espinosa y la fructífera, entre la de palabras y la de hechos. Hasta aquí lo que dice Macaulay sobre la filoso- fía de la antigüedad y la de los escolásticos, repre- sentándolas por un aficionado á la escuela estoica, y sobre la filosofía de la edad moderna, que recibió otro rumbo por Francisco Bacon, el que planteó el sensualismo. Reemplazad al estoico por los discí- pulos de las demas ciencias, y al Baconiano por los de las ciencias naturales, y todo cuanto ha dicho Macaulay en el lugar referido, tiene un valor estricto sobre la relación existente entre lasciencias naturales (por una parte) y las demas (por otra), y el bienes- tar material y social del hombre. Desde el momen- to en que la ciencia de la naturaleza resucitó de su tumba, en la cual un método erróneo la habia sepulta- do, el progreso del género humano y el de esa misma ciencia fueron compañeros inseparables; á la cien- cia natural se debe el mérito de haber hecho que otras ciencias lleven frutos en vez de espinas; ella ha pasado al archivo las palabras y puesto á la or- den del dia los hechos. Sería demasiado largo y fuera de mi propósito explicar y demostrar mas detenidamente la conexión causal, é importancia con que las ciencias naturales han influido en el progreso de la humanidad. Por hoy séame permitido 5 concretarme á una sola rama del árbol gigantesco de la ciencia natural. Verdad es que en los tiempos antiguos la física no era una parte, ni tampoco un dominio separado délas ciencias naturales, sino la ciencia misma de la naturaleza. Páralos antiguos la física era aquella parte de la filosofía, que trataba de la naturaleza y origen de todas las cosas, y que llevó mas tarde el nombre de metafísica ó filosofía teórica, sirviendo de base y principio á todas las partes de la filosofía; com- prendía, no solamente lo que llamamos hoy física mecánica, sino también la fisiología, psicología, teología, etc, en una palabra,—las nociones de todas las ciencias que se refieren á la existencia y esen- cia, al origen y movimiento de las cosas. Se fué la antigüedad, se fué también la idea de que las ciencias tuviesen por único objeto el conducir al hombre al conocimiento de la verdad abstracta, esencial y eterna. 7) ¿Y qué os parece la notici- que nos refiere Plutarco? Dice que Platón vitu- peraba á su amigo Arquitas por haberse sera vido de los principios matemáticos para cons- truir máquinas de una fuerza admirable, di- ciéndole que eso era degradar un noble ejerci- cio intelectual haciendo de él una vil profesión, que solopodia convenir álos carpinteros y carreteros 8). Se fué la antigüedad,se fué la edadmedia,álascuales la tierra parecía inmovible y como el centro de todo el mundo; se movió al fin la tierra, poniéndose en mar- cha y girando alrededor del sol, y este movi- miento parece haber quebrantado el sueño profun- do en que la ciencia natural reposaba. Cesación de movimiento es muerte; estanco es sueño; movimien- to es vida, y la vida es progreso continuo. Desde que el sistema de Copérnico quedó establecido, la cien- cia natural, y la física especialmente, se dispiertan; una invención siguiendo á otra en corriente conti- nua; la ciencia natural se establece como ciencia efectiva. En verdad, no hay mas que una sola cien- 6 cia natural; pero cuanto mas aumentaban los cono- cimientos acerca de la naturaleza, tanto mas era preciso dividir el inmenso reino del universo en vá rias provincias. Dejando el sistema unitario, la cien- cia adoptó el federalismo. Como no es posible que un hombre profundice todps los ramos de la ciencia natural, así como no puede habitar todos los cuar- tos de una casa á la vez, sino uno solo,—se verá obligado á estrechar su espíritu á alguna parte de la ciencia de la naturaleza, y los resultados serían tan- to mas sensibles, cuanto mas estrecha fuese la su- puesta provincia, ó la órbita de los determinados objetos de su ciencia. Me preguntaréis: ¿Y Alejan- dro de Humboldt? Tendréis razón en decirme que el gran espíritu de este héroe comprendió todo el dominio de la cien- cia natural; pero también yo creo no errar asegu- rando que es probable que no aparezca jamas otiv Humboldt. Si percibís de léjos un edificio magnífi- co, veis todo el frente á la vez; cuando os acercáis á menor distancia, solo algunas partes serán visibles* Cuanto mohos es la distancia entre el objeto y el que mira, tanto ménos capaz es la vista, de abra- zar la extensión del frente de aquel; pero lo po- co que se ve, se verá con mas lucidez y mas á fondo. Tal es lo que sucede con la ciencia natural: la dis- tancia que ántes habia entre los naturalistas y la naturaleza, ha disminuido 9): hoy se mira ménos de una vez; pero lo que se mira, se ve mas claro y me- jor. De esta profundizacion de los conocimientos acerca del mundo en que vivimos, y de la división del trabajo entre várias ramas, que es mera conse- cuencia del estudio mas profundo, resulta otra ven- taja. No pongo en duda que cualquier persona de mi distinguido auditorio tenga la aptitud de cons- truir una casa sin la ayuda de artesanos de compe- tencia: pero sí me parece que resultaría mejor y mas linda la casa, si separadamente los obreros hu biesen hecho cada uno sus respectivos trabajos de 7 costumbre, quedando la disposición de. las piedras y de los ladrillos, á cargo del albañil, la hechura de las puertas y ventanas al del carpintero, etc. Aplicán- dose esta parábola sóbrelas ciencias naturales, re- sulta—que el trabajo total es decir, el conocimien- to de la naturaleza, se efectuará mas conveniente- mente y con mas perfección, si se deja el estudio de una parte á los llamados especialistas, que se acostumbraron á ese trabajo mas reducido, con exclusión de los otros. La ciencia de la naturaleza es una gran or- questa, en que cada instrumento—la ciencia ó ra- ma especial—tiene su propia voz y papel; cuando una voz calla, no cesa, sin embargo, la música; el conjunto de todas las voces forma la armonía que encanta á nuestro oído; pero quitado permanente- mente un solo instrumento, la armonía se destruye. Para conocer y comprender perfectamente la armonía déla naturrleza, del mundo exteriorque nos rodea— lo que es el objeto de las ciencias naturales ó fí- sicas,—se precisan todas las subdivisiones de la ciencia natural, contemplando cada una el objeto de su estudio,—la naturaleza,—en distinta dirección y bajo otro punto de vista. Sin embargo, estas cien- cias especiales no están desligadas una de otra: son como las provinciasde un país ó los escagues de aje- drez; mas bien, caminos laterales, ó atajos, que ya se cruzan, ó ya corren paralelos entre sí, pero que, reuniéndose al fin en un camino principal, lle- gan al mismo destino. Suele dividirse las ciencias naturales en dos gru- pos mayores. El primero contiene las llamadas descriptivas ó clasificadoras, ó, con otro nombre mas conocido, historia natural, ó sea, la zoología, la botánica, mineralogía y geología, y geografía en cuanto se relaciona con las ciencias naturales. Se da el nombre de demostrativas ó explicativas á las demas—astronomía, anatomía, fisiología, química, v física. Se dice que aquellas describen, y éstas ex- 8 plican ó de muestran, aunque no es exacta esta opo- sición (10). Cada objeto de cuyo conocimiento se trata, y, por consiguiente, cada objeto dé la natura- leza, puede ser considerado y examinado en parte por su esencia especial y conveniente á él solo, ó en lo que difiere de otros, y en parte por sus pro- piedades generales en las cuales concuerda con los demás. Del primer modo de considerar los objetos, resulta la historia natural, con sus ciencias seme- jantes; del segundo el otro grupo de ciencias que acabo de mencionar. Aquella serie contiene reflexio- nes concretas, atendiendo á las nociones gene- rales únicamente en la manera de mostrarse espe- ciales y separadas, mientras que las demas ciencias naturales, posponiendo lo especial á la variedad, se fijan en las nociones generales, que procuran el conocimiento de las cosas, para que conozcamos su naturalaza general v común. Como la física es de las ciencias explicativas, pasemos ahora á este grupo. La circunstancia de que nuestra tierra está se- parada por el espacio de los cuerpos celestes, ha sido la causa de que también se haya separado la observación délas estrellas,—la astronomía,—de las demas ciencias naturales que se dedican exclusiva- mente á objetos terrestres. Pero que terremotos y metales seán estrellas, como lo ha asegurado la ilustrada prensa Argentina y hasta los diarios mas leídos, es una invención tan celestial y etérea, 'que escedc á mi inteligencia terráquea (11). Por consi- derable que sea el peso de las razones que la pren- sa adujese para convencerme de mi error (pues es conocidoque ella no puede errar, ó, á lo menos, nun- ca confiesa estar equivocada), yo no permitiré que se me desencapriche, y continuaré siempre remitien- do los temblores á la esfera del geólogo, el análisis de metales al químico, pidiendo solo á la astrono- mía la observación del cielo estrellado. La química y la anatomía tratan de conocer la 9 sustancia, los componentes de los cuerpos. Los productos de la naturaleza son unidades compues- tas de elementos. El anatomista, por medio de di- secciones, el químico mediante separaciones ó diso- uciones, encuentran un entero que consiste de dis- tintas partes. Así como los medios del conocimien- to, las disecciones y separaciones, son distintas, también el conjunto, ó las composiciones, y las par- tes elementales que resultan, muestran gran dife- rencia. Las composiciones del químico forman un- entero homogéneo; las del anatomista un heterogéneo. Los elementos deésteson varias figuras y formas; los de aquel distintas materias ó sustancias. Todavía no hay cátedra de anatomía en nuestra Academia de Ciencias Exactas; pero de esto no debe concluir- se que no se encuentre en ella el estudio de la ana- tomía: conviene al zoólogo la anatomía de los ani- males; al botánico la délas plantas; y la cristalo- grafía del minerálogo no es nada inas que la ana- tomía de los productos inorgánicos. Las dos ciencias del segundo grupo de las natu- rales, que quedan, son la fisiología y la física. Las dos explican las alteraciones de los cuerpos por sus causas,y sobre la base de leyes generales siendo la primera la física de los seres orgánicos, miéntras la segunda, la física misma, se concreta á la natu- raleza inanimada. Sería desconocer la fisiología el decir que ella aplica teorías de la física sobre la es- fera de la naturaleza animal y vegetativa. Lo que constituye una ciencia, no es la aplicación de los resultados de otra sobre un dominio mas estrecho, y la fisiología es una ciencia importante y existente en sí misma. La diferencia entre éstas se funda en que difieren entre sí las causas de que cada una de- duce las alteraciones. Son internas las causas que supone la fisiología; exteriores las que la física pre- sume para explicar las alteraciones que percibimos en los cuerpos. Las observaciones mismas que hacemos en estos, nos obligan á explicar las altera- 10 dones de dos maneras: mía mecánica, como en la física; y otra orgánica, ó según causas internas. Obsérvanse en los productos orgánicos las propie- dades de ser susceptibles de desarrollo la sensi- bilidad y la procreación, inexplicables por cierto, si no se suponen causas internas. Buscarlas y expli- carlas es la tarea de la fisiología. ¿Qué es lo que debe remitirse á la física? Parece que he dividido el estudio de la naturaleza toda entre las distintas ciencias naturales; la zoología, la botá- nica y la mineralogía, están clasificando,diferencian- do y denominando los seres orgánicos éinorgánicos; la geologíailuminando las entrañas delatierra;la geo- grafía describiendo la superficie de nuestro globo; el anatomista y el químico, hasta ocupándose de las partes y elementos délos cuerpos; el astrónomo, aun ménos contentadizo, alzando sus ojos hacia las es- trellas inaccesibles; el fisiólogo, desenvolviendo los secretos del nacimiento y de la muerte. ¿Ha su- cedido á la física lo mismo que al poeta, que, des pues de su sueño, volvió muy tarde, cuando Júpiter había repartido el mundo entre los hombres? El poeta (así se nos refiere) debía contentarse con el permiso de elevarse al cielo cuantas veces le pluguie- se. Al físico se le permite también lo mismo, aun- que no vuela sobre las alas de la fantasía, sino de un modo muy concreto y mas material. El dominio de la física se extiende hasta donde hay movimiento. La mirada del físico no está ligada á la gleba: le- vántase á los espacios infinitos, de donde millares de mundos resplandecen sobre nosotros. No puede escaparse á ella el retardo de la luz en su camino desde los satélites de Júpiter hasta la tierra; no des- cuida tampoco el juego de colores variados, que muestran las alas de los insectos. Prosigue los fe- nómenos de la atracción universal, la cual encadena mundos y átomos entre sí, separándolos, sin em- bargo, á cierta distancia; los pef’sigue igualmente en el movimiento giratorio de los astros, como en la 11 proyección de la piedra lanzada al espacio; pesa el globo ígneo del sol, como un grano de polvo ó una burbuja de aire; mide el calor radiado por el cuer- po de la tierra, como el de un insecto pequeño. Buscarlos movimientos en la naturaleza, medirlos, ordenarlos por leyes, y explicarlos, he aquí el obje- to de la física (12). Donde se pueden observar altera- ciones—que son movimientos,—hay una causa ex- trínseca, que la física tiene que indagar, y á la cual aplica esta tales alteraciones. El valor del modo me- cánico de explicar, es decir, el método de la física, es universal, y no puede considerarse estrechado por la variedad de los objetos que se trata de cono- cer; pues también las alteraciones de los séres or- gánicos son producidas por causas exteriores, y per- miten una explicación física ó mecánica. El ámbito de los conocimientos de la tísica se determina den- tro de la ciencia misma por la variedad de los mo- vimientos que observamos en los cuerpos, por sus varios estados de ser, y por la variedad de las cau- sas externas. Las alteraciones en los cuerpos son movimientos; y como estos forman el material de los conocimientos de la física, esta es la encargada de determinar susvárias especies, ó sea los diver- sos modos en que se efectúan las alteraciones de los cuerpos. Pero obsérvanse los movimientos, no en abstracto, sino en los cuerpos, cuya diversidad ge- neral se representa en los tres estados,—el sólido, el líquido y el gaseoso—los que influyen sobre la natu- raleza y el modo de los movimientos. Por fin, la fí- sica debe deducir estos movimientos de sus causas, y en seguida ha de descubrir estas mismas. Conó- cense como causas externas, que producen movi- mientos, la gravedad, el calor, la luz, la electricidad y el magnetismo. Por lo tanto, esta ciencia que tengo el honor de enseñar aquí, comprende la teoría de los movi- mientos, explicándolos según sus leyes generales ó determinaciones formales, que se pueden discernir en 12 ellos, y según los tres estados de la materia, y comprende también la teoría de las causas mis- mas que acabo de enumerar, y que hasta hoy han podido descubrirse No se ha quedado atras la física en la distribución de las ciencias naturales: su reino abraza todo el mundo, como que todo el mundo está en movimiento perpétuo. «El método es lo principal en toda ciencia. Quien “lo ha adquirido, ha conquistado la ciencia misma, “y la posee efectivamente como conocimientos libres, “como verdades fáciles, que vienen de suyo y que no pueden nunca dejar de ser» (13). También las cien- cias naturales encomian su método de conocer, lla- mándole el rey por medio del cual ellas dominan todo, y el que hizo de las mismas lo que son. Por su método han conseguido les resultados dignos de nuestra admiración. A ese método lla- man el de inducción,q’ es el método de las observacio- nes y experimentos, el de conocer las cosas por la experiencia. El ha sido aplicado primero en las ciencias naturales, y por lo tanto lleva á veces el nombre de método de los naturalistas. Permitidme explicar en dos palabras lo qué caracteriza este mé- todo. Hay una manera de conocer cualquiera cosa desconocida: es el camino délas ciencias especula- tivas, como el de la filosofía y las matemáticas. Pa- ra llegar al conocimiento délo que es, p. ej. el calor, el filósofo se apoya sobre observacionesmetafísicas ó sobre ciertas nociones generales acerca de la na- turaleza del universo; formula una serie de ciertos principios racionales, derivando de estos los fe- nómenos (14), y pasando de las causas á los efectos. Para estudiar las matemáticas bastan algunos prin- cipios ó axiomas, de los que se deducen, mediante silogismos fundados en una estricta lógica, conse- cuencias que son tan seguras como los axiomas mismos. Estas ciencias, como otras, de que pres- cindo, se componen de nociones sujetas solamente á las leyes del raciocinio. 13 Síguese otro rumbo cuando se estudia el mun- do físico. Aquí no es posible caminar sobre princi- pios que la razón nos suministra, construyendo de estos, á priori, el conocimiento de la naturaleza. Esta se nos presenta como un mecanismo compues- to, cuyos muelles y resortes ignoramos; nuestro objeto es desarmar y descomponer esta maquinaria y descubrir los móviles que la ponen en movimien- to. La única senda que nos guia al fin, es la obser- vación de los fenómenos que se nos ofrecen. Al ver desarrollarse un gran número de estos, nos sucede lo mismo que á aquellos que observan una máquina á vapor por la primera vez. Estos ven una serie de partes que engranan una en otra, y que son movi- das por una fuerza desconocida: para entender el aparato tienen necesidad de separar las partes y de conocer el fin de cada una, hasta llegar á descu- brir el vapor que produce el movimiento de todas. Delante de la naturaleza estamos en la misma igno- rancia; observamos movimientos y alteraciones en el conjunto; si queremos descubrir la simple cone- xión de uno ccn otro, nosvemos obligados á aislarlos y descomponerlos, de igual manera que las partes de la aludida máquina. Como nada podemos saber á priori sobre la na- turaleza que nos rodea, nuestra primera tarea es acercarnos, con los ojos abiertos, y sin preocupa- ción alguna, á los fenómenos, y observarlos en el transcurso de su duración con todas sus cir- cunstancias, absteniéndonos por completo de los pensamientos especulativos acerca de su conexión causal. Esta actividad del espíritu ó indagación exacta sobre lo que acontece en la naturaleza, es la observación: y tal es la primera base en que repo- sa el conocimiento del universo. Pero para que sir- va de base, se necesita algo mas que observar super- ficial y generalmente. Cuan necesario es ese método, la historia de las ciencias lo demuestra con certero eriterio. 14 Cuando esta necesidad se reconoció—desde los tiempos de Baco de Verulam y de Galileo—recien fué posible que las ciencias naturales adelantasen. Leyes que hoy dia son la comunidad de todos, esta- ban y permanecían ocultas durante millares de años por causa solo de un método erróneo (15). Al principio las ciencias naturales podían ocu- parse solamente de los fenómenos que se desarro- llaban ante nuestros ojos y sin nuestra ayuda. Desde el siglo XVI hemos aprendido el arte de poner en acción las fuerzas de la naturaleza y de dirigirlas y arreglarlas: es el arte de hace r experimentos y á éste se deben los grandes y rápidos progresos de la física. Muchísimos nuevos fenómenos que no se en- cuentran en la naturaleza, han sido producidos por los experimentos, y con ellos un sinnúmeio de obje- tos nuevos dignos de observarse. Por esto no debe en- tenderse que estemos en aptitud de orijinar ó ha- cer nuevas fuerzas naturales: imposible; pero lo que es posible, y lo que conseguimos, es pro- ducir las condiciones bajo las cuales las fuerzas es- condidas en la naturaleza pueden ejercerse. Se de- sarrollaron la física y las ciencias naturales, no so- lo porque nuevos hechos se descubrieron, sino también, y en igual grado, por la invención de nue- vos aparatos que facilitaron la observación. La física tiene una colección riquísima de ins- trumentos preciosos; cada uno de ellos aumenta la influencia que ejercemos sobre las fuerzas de la na- turaleza: abrió, pues, con ellos un nuevo campo de indagación al hombre. Ademas de estos aparatos, que tienen el destino de representarnos los fenóme- nos, hay otros de igual importancia. Mediante estos, los hechos observados se segregan y aíslan, y pro- siguen midiéndose, como son el barómetro, el ter- mómetro, los anteojos, etc, que nos proporcionan la exactitud necesaria para nuestras observaciones. Infiérese de lo dicho, que los progresos de la cien- 15 cía son dobles: descubre hechos nuevos, é inventa aparatos para representarlos y observarlos. Por diversos que sean los fenómenos de la natu- raleza, sin embargo pueden reducirse á ciertos gru- pos sencillos de movimientos. Bajo iguales circuns- tancias y condiciones se producen iguales fenóme- nos. Lo inalterable en el cambio variado de los fe- nómenos, lo común en las especialidades numero- sas, es lo que se llama una ley física. De las le- yes se derivan nuevas consecuencias y hechos, por medio matemáticas.Ya se entiende el rol importante que las matemáticas representan en el desarrollo de la física. Con su ayuda las ciencias naturales se hacen ciencias exactas, y no deben fal- tar cátedras de esteramo en una Facultad de Ciencias Exactas. Ellas son tan indispensables como lo son los experimentos, pues sirven para resumirlos y ha- cer sobre ellos los cálculos para expresar las leyes obtenidas, y, finalmente, sacar sus resultados. Las matemáticas son para el físico un idioma y un ins- trumento á la vez. No se equivocaba Galileo al de- cir que la naturaleza es un libro escrito en el lengua- je de las matemáticas. Como solo es posible apli- carlas cuando la ciencia ha pasado de indefinidas observaciones á relaciones exactamente medidas puede establecerse como un principio, que el grado de progreso en la física es proporcional á la expli- cación de las matemáticas. Tal es el objeto y método de la física. El naturalista es enemigo de las palabras: á ve- ces pocos renglones comprenden los resultados de un estudio penoso de series de años; pero esas po- cas líneas son indelebles en el libro de la humanidad. Si la juventud estudiosa gusta de los hechos, acér- quese á las ciencias naturales. Nuestras aulas es- tán abiertas para recibiros y enseñaros los progre- sos admirables del ingenio mi mano. Pero no olvi- déis que la ciencia es un templo ú donde debe irse con un corazón devoto y serio, si se quiere volver 16 satisfecho y tranquilo. Quienes entran á el con lije reza, quienes lo consideran como un suplefaltas pa ra pasar horas ociosas, y divertirse, ignoran la dig- nidad déla ciencia y la profanan: deben indudable- mente volver poco satisfechos. He dicho. 17 /^notaciones. Para mas informaciones véanse: F. Harms, Philos Einltg. in die Encyclbpaedie der Physik. Wuellner, Lehrb. d. Experimental-Physik Bil. I. J. Mueller, Lehrb. d. Phys. u. Meteorologie lid. I. 0. Ule, populaere Naturlehre. Einltg. Whewell, historyofthe inductive sciences. baguio, Traité de Physique. 1 Macaulay, cntical ¿ historical essays.: Lord Bacon. 2 Epicteto, al principio esclavo, vivió en Roma bajo los im- perios de Nerón hasta Adriano, mas tarde en Nicópolis. Gomo pro- fesor de filosofía enseñaba un estoicismo reformado, estableciendo como principio desús doctrinas: paciencia y abstinencia. Sus doc- trinas fueron publicadas por sus discipu os árriano y Favonio. 3) Me refiero á Francisco Bacon de Verulam (1561 —1626), el que era candilero bajo la reina Isabel de Inglaterra. Existe otro Bacon, Rogerio, franciscano, también filósofo, físico é inglés, pero que vivió anteriormente, e d. en 1214—1294. 4) La vacunación, como remedio profiláctico ó preservativo contra las viruelas, la ejecutó en 1796 por la primera vez el faculta- tivo inglés Eduardo Jenner (1749—1823). Antes se usaba una manera mas peligrosa, la inoculación de las mismas viruelas, conocida en (Asia desde los tiempos mas remotos é introducida en Europa quizá en el siglo 16. 5) El célebre químico inglés Humphry Davy (1778—1829) inventó en 1815 esta lámpara (la " ‘de mineros11) Es una lámpara común, rodeada de una especie de camisa de tela metálica que in- tercepta la propagación de llamas explosivas al -exterior de ella. Conocida es la oposición que los mismosjmineros hicieron á esta invención, rehusando servirse de éste instrumento tan útil, 6) Se conocen campanrs de buzos desde principios del siglo 16. Es una vasijA grande y campanuda, con paredes bastante fuertes herméticas, y que puede ponerse con su abertura sobre el agua y sumergirse sin que se llene. El aire contenido en la campana, im- pide que el agua entre en ella, y el fondo abierto permite al buzo un movimiento libre dentro de la campana. Ahora apénas se em- plean estas campanas, porque hay muchos aparatos de mas perfec- ción, p ej., el del francés Rouquairal-Denayrouze. 7) Véase Platón, República, libr. Vil. 8 Plutarco, Svmpósion y vida de Marcelo. 9 Es permitido entender esta frase literalmente, si se tiene en cuenta, que recien en los últimos tiempos los instrumentos do óp- tica por una parte han llegado á un admirable grado de perfección 18 • orno los mittfacopios, telescopios, etc., por oha se kan inten- tado, como el espectroscopio. 10) Yo estoy perfectamente conforme con lo que se ha dicho al respecto en el libro mencionado “Encyclopaedie der Physik pig 89.'‘ 11) Me refiero á dos noticias publicadas en un diario distin- guido de Buenos Aires, y que se propagaron en casi todos los dia- rios de las provincias. La primera hablaba de un terremoto que se habia sentido en muchos pueblos de la República, añadiendo: “Se espera la opinión del Dr. Gould“. La segunda refería que se habia mandado hierro digisto de cierta provincia al observatorio nacio- nal. y que los empleados de éste se estaban ocupando con el análisis de aquel. Es conocido que muchísimas de estas superflcialdadcs ingeniosas se deben al pueblo modelo de los Argentinos, los Fran- ceses; sería tácil y muy interesante escribir un libro que contuviese tales ridiculeces. 12) Véase Ule, Physik. Introducción. 13) Véase A. Mayer, Untersuchgn. ueber die wissenschaftt Methode. Wuerzburg, 1845. pág. 1. 14) Para entender la palabra mny usada en la Física “fenó. menon”, léase lo que dice Daguin, traité de Pbysique, Introduction: I e mot phénoméne n‘implique pas, córame daos le’langage vul- “gaire, 1‘idée d‘un chose extraordinaire. Un phénoméne est “simplement un fait, une manifestación. Ainsi, la pluie, le vent “la chute d'un corps, la combustión du bois, 1‘écoulement de “1‘eau sontdes phénoménes“. 15) Para aducir un ejemplo, en vez de muchísimos, baate re- ferirme á los progresos de la astronomía desde que la observación reemplazó la especulación. FIN.