DISCURSO DE RECEPCION 
DEL 
©r, ©’. Alfonso Betanceurt 
LEIDO 
» 
EN SESION EXÍRAOROINARIA DEL DIA 28 DE AGOSTO DE 1893 
EN LA 
Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales 
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Imprenta “El Aerolito” calle <le la Salii:l núm. 4 
ESTABLECIDA EN 1885 DISCURSO DE RECEPCION 
DEL 
©r, ©. pífense íktancsurt 
LEIDO 
EN SESION EXTRAORDINARIA DEL DIA 20 DE AGOSÍO OE1898 
EN LA 
Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales 
HABANA 
1893 
Imprenta “El Aerolito” calle «le la Salml mím. 4 
ESTABLECIDA EN 1886 Hace dos años presenté á la Sociedad de Es- 
tudios Clínicos, un trabajo sobre anancefália en 
el que, con motivo de un caso propio hice un es- 
tudio comparativo con otros fetos pertenecientes á 
los Dres. La Guardia, Casuso y Cañizares, afec- 
tados de la misma deformidad, aunque de distintas 
especies ó variedades. 
lioy me presento, por vez primera ante vosotros 
con otro caso de esta misma lesión, asistido por 
mí en unión de mi distinguido compañero el doc- 
tor Enrique Üiago, á cuya fina amistad, más (pie 
á mis merecimientos como Comadrón debo la par- 
ticipación que en él me toca. 
Permitidme antes de haceros la historia clínica 
del caso entrar en algunas generalidades acerca 
de la pseudencefálica que es la deformidad á que 
me voy á referir. La pseudencefália de pseudo falso y eneéphalus 
encéfalo, pertenece á una familia de monstruos 
estudiada por (feuffroy de Saint—llilaire, á quie- 
nes falta la bóveda craneana careciendo de encé- 
falo que es sustituido por un tumor rojo de textura 
cavernosa formado por islotes de pequeños vasos, 
y vestigios del tejido nervioso cerebral. 
Los monstruos de esta familia tienen un aspecto 
eminentemente típico que les imprime la falta de 
vértice y de frente, coronando el tumor pseudenee- 
fálico la base del cráneo y rodeados de largos ca- 
bellos. La cara bien desarrollada, los ojos saltones 
semejantes á los del sapo, la nariz gruesa y .aplas- 
tada, los labios vultuosos y entreabiertos, las 
orejas grandes y caídas hacia adelante le dan más 
bien el aspecto de un batráceo que el de un ser 
humano. 
El canal vertebral poco ó nada atacado contiene 
la médula con las meninges y de su abertura ó de 
su integridad dependen las dos grandes categorías 
en (pie (íeuffroy de Saint-llilaire ha dividido los 
pseudencéfalos. 
A la primera, corresponden los que no tienen 
fisura espinal. A la segunda, Io< (pie la tienen. 
A la primera sección ó sease á los que no tienen 
fisura espinal corresponden el Nopsencéfalo y el 
Thlipsencéfalo. 
A la segunda sección, es decir á los (pie tienen 
fisura espinal corresponde el pseudencéfalo pro- 
piamente dicho. 
Esas tres variedades presentan los caracteres 
generales (pie acabamos de asignar á la pseuden- 
cefália, pero se diferencia entre sí por los siguien- 
tes: En el Nopsencéfalo se conserva íntegro y 3 
distinto el agujero occipital existiendo entre el 
tumor y el cuello un intervalo más ó menos exten- 
so de piel sana. 
En el thlipsencéfalo está atacado el agujero oc- 
cipital y falta completamente ó existe solo de un 
modo rudimentario. El tumor es más posterior que 
en el género precedente llegando á veces hasta 
las primeras vértebras cervicales. 
En los pseudencéfalos propiamente dichos, la 
lesión se extiende á la columna vertebral que está 
abierta á veces hasta la región lumbar. 
Desde la más remota antigüedad se ha tratado 
de investigar las causas de estas y otras deformi- 
dades que seria prolijo enumerar. 
Empedóeles, Decrócrito v Aristóteles, la atri- 
buían á especiales condiciones del esperma. 
En la Edad Media se estimaba el hecho como 
el resultado de causas sobrenaturales que actuaban 
sobre la mujer, execrada y maldita para hacerla 
concebir productos monstruosos y diabólicos que 
hacino necesarios el exorcismo y los conjuros para 
que el Diablo abandonara el cuerpo de la mujer y 
pudiese concebir seres perfectos. 
De un modo general puede decirse (pie todas 
las causas deprimentes del organismo, como el ex- 
ceso de fatigas, la miseria, los abusos de todo gé- 
nero, el manejo de sustancias tóxicas, la anemia, 
el alcoholismo, la sífilis, la tuberculosis, la epilep- 
sia, etc. pueden contribuir sino como causas deter- 
minantes, al menos como predisponentes á la 
producción de monstruosidades. También la he- 
rencia y la consanguinidad se han invocado como 
cáusas generales, aunque en la monstruosidad que 
nos ocupa, la herencia al menos no puede jugar nin- 4 
gím papel dado que los pseudencefálicos d mejor 
dicho todos los acraneos son parásitos que viven á 
expensas de la madre y mueren cuando se rompe 
el vínculo que á ella les une no pudiendo por con- 
siguiente trasmitir su deformidad. 
Las emociones morales, así como la influencia 
de la imaginación de la madre sobre el producto 
de la concepción ha sido para muchos teratógolos 
causas productoras de monstruosidades. Boiastuan 
en sus Historias prodigiosas relata el hecho de 
Carlos IV de Bohemia á quien le presentaron una 
joven virgen tan velluda como un oso, siendo atri- 
buida la causa de este fenómeno singular á la 
impresión recibida por la madre de la joven (pie 
durante el período de la gestación miraba atenta- 
mente la imagen de San-Juan revestido de la piel 
de un oso. 
Malebranche cita el caso de una mujer embara- 
zada que presenció el suplicio de la rueda á que 
fue sometido un criminal, dando á luz al poco 
tiempo un niño cuyos miembros estaban fractura- 
dos en los mismos sitios que los de la víctima. 
Lavater refiere un hecho análogo al anterior en 
otra mujer en cinta, que dominada por irresistible 
curiosidad, quiso presenciar la ejecución de un reo 
de muerte á quien antes debía cortársele de un 
hachazo la mano derecha. Al ver caer el hacha 
fue acometida de un temblor nervioso y no pudo 
presenciar la decapitación del condenado. Trans- 
curidos algunos días dió á luz un niño á quien 
faltaba la mano derecha (pie retenida en la cavidad 
uterina algunos instantes, fue expulsada después. 
Cítase también como hecho histórito en Francia 
que la impresión de la Reina Bertha fué tan gran- (le por la excomunión lanzada por Roma contra 
ella y sn esposo, que dio á luz un ser monstruoso, 
cuyo ser créese que fuera un anancefálico. 
No he de cansaros con los mil ejemplos fabulo- 
sos, fantásticos ó reales que se citan para demos- 
trar la. influencia de la imaginación de la madre 
sobre el feto. 
De todos es conocida la creencia vulgar de que 
los nevi-materni que manchan la piel de algunos 
individuos son la reproducción fotográfica de eclip- 
ses lunares (pie han impresionado vivamente la 
imaginación de la madre en el periodo de la ges- 
tación. Pero sea de ello lo que fuere, es lo cierto 
que las emociones morales así como los trauma- 
tismos de todos los géneros, pueden,actuando so- 
bre el feto mecánicamente deformarle de un modo 
más ó menos grave según el período de evolución 
en que se encuentre el huevo y la intensidad del 
traumatismo sufrido por la madre. De aquí que 
Panum y Darest, que han producido á voluntad 
la ananeefália en el pollo por la trepidación del 
huevo le den gran importancia en esta lesión á 
las eaidas y conmociones de la mujer en cinta an- 
tes del cuarto mes. 
Por último citaremos las alteraciones patológi- 
cas del embrión y sus anejos, especialmente las 
que interrumpiendo de algún modo la circulación 
embrionaria, dan lugar á su malformación. 
Diversas hipófisis se han emitido para esplicar 
la formación de la monstruosidad que nos ocupa- 
Para unos como Marcot de Montpelier, Morgagni v 
Beclard el hecho era debido á una hidropesía em- 
brionaria, motivado por un defecto de vasculariza- 
ción. Para otros como (feoffrov de Sain-Hilaire el 6 
fenómeno es debido á una detención del desarrollo 
provocado por una adherencia del amnios y la pla- 
centa con el embrión; y en la obra de Ribemont— 
Dessaignes viene el grabado de des fetos mons- 
truosos presentados á la Academia de Medicina de 
París por el Dr. Gueniot que tenían adherencias 
con el amnios por medio de bridas. 
Darest opina (pie el amnios puede estar poco 
desarrollado y aun faltar completamente y que no 
existiendo líquido amniótico al principio de la 
gestación el embrión sufre de continuo la presión 
de las paredes uterinas; habiendo demostrado 
Cruvelhier que gran numero de monstruosidades 
simples eran debidas a presiones exteriores y el 
profesor Iíamard ha presentado dos observaciones 
concomitantes con fetos monstruosos que parecen 
comprobar la teoría de Darest. 
La pseudencefália, deformidad frecuente en la 
raza humana es desconocida en la animal. Según 
Geoffroy de Saint-Hilarie, ella sola constituye la 
tercera parte de las monstruosidades observadas, 
afectando de preferencia al sexo masculino 
Los fetos generalmente más desarrollados (pie 
de ordinario en relación con su edad, son por lo 
común perfectos si bien, en algunos casos existen 
lesiones concomitantes como el labio leporino, 
deformidades del tórax y miembros inferiores 
aunque estas lesiones secundarias son más frecuen- 
tes en la anancefália, que en la deforminad que nos 
ocupa. 
El diagnóstico de esta clase de monstruos, aun- 
que muy difícilmente, puede establecerse durante 
el embarazo. Mucho más frecuente en las pinti- 
paras (pie en las primíparas este es según algunos autores más penoso que de ordinario y las madres 
experimentan sensaciones de terror y sufrimien- 
tos grandes, ya provocados por golpes y caidas 
en la primera mitad del embarazo, ya por la mo- 
vilidad excesiva del feto en el claustro materno. 
Su duración es generalmente más corta, pues el 
parto prematuro es la regla, aunque puede llegar 
á su término completo, y se citan casos en que 
ha llegado á los diez meses. 
El hidroamnios concomita por lo regular con 
esta, como con todas las monstruosidades y 
el vientre es por consiguiente tenso y fluctuante; 
los movimientos activos del feto son exagerados, 
los ruidos del corazón fetal más débiles que de 
ordinario cambian de sitio con rapidez y facilidad. 
Cuando hay exageración del mismo por efecto 
de la movilidad excesiva del feto, siendo á ve- 
ces posible percibir á través de la bolsa integra 
algunos relieves de la base del cráneo, que, como 
la silla turca, el peñasco ó la escotadura del ca- 
nal requideo sirven de punto de reparo. 
Durante el parto, aunque también difícil de es- 
tablecer el diagnóstico, no lo es tanto como en el 
embarazo: 
En el primer periodo, muy largo generalmente, 
de 14 á 15 horas, la bolsa es alargada, falta el 
vértice y se advierten con más claridad las emi- 
nencias de la base del cráneo. El Dr. Chaussier 
hace notar que cuando el tumor pseudencefálico 
es grande y se encaja el primero en el cuello ute- 
rino, pueden apreciarse pulsaciones tan sensibles 
que permitan hacer el diagnóstico; pero especial- 
mente lo que más llama la atención es el movi- 
miento convulsivo del feto al tocarle el tumor que huye materialmente en el claustro materno de la 
acción esploradora, produciendo la sensación de 
un animal cautivo que quisiera escapar al dedo 
que le busce y le persigue, dejando en el espíritu 
una impresión indecible de asombro y desagrado 
cuando se experimenta por primera vez. 
Aunque en esta clase de monstruosidad se han 
observado todas las presentaciones, la distocia fe- 
tal por falta de acomodación es muy frecuente. 
Por una parte la falta de vórtice v por otra la 
presencia casi constante del hidroamnios, hacen 
que el feto pueda cambiar fácilmente de posición 
y que una presentación de vértice se convierta en 
de cara por la extensión de la cabeza ó por el con- 
trario <pie exagerando la flexión por la acción 
enérgica de la contracción uterina se presente de 
nuca. Otras veces, y esto es lo más frecuente, es 
el tronco ó la nalga lo que se presenta. 
Aunque el parto expoutaneo puede verificarse 
como de normal por las razones indicadas ante- 
riormente, lo común es que el feto no se adapte 
bien á los diámetros pelvianos y se constituya la 
distocia haciéndose necesaria la intervención. 
Una vez dilatado el cuello, si la expulsión ex- 
pontanea no se ha realizado, la versión es la ope- 
ración indicada cuando la presentación es de vér- 
tice ó de tronco. Si la introducción de la mano 
fuere muy difícil porque el feto estuviere dema- 
siado encajado, ó la retracción del útero, por 
falta de líquido amniótico hiciese peligrosa la ver- 
sión entonces debe intentársela extracción intro- 
duciendo un dedo en la boca y llevando otros dos 
de la mano contraria sobre la nuca ó bien auxi- 
liándose del gancho romo. 9 
Algunos «autores recomiendan la aplicación del 
fórceps y otros como Curtís aconsejan el desdo- 
blamiento de los brazos y hacer por ellos la trac- 
ción directa. 
Si la presentación es de nalga se hará la extrac- 
ción por los miembros, si fuere necesario, como en 
los casos ordinarios. 
Estos fetos, generalmente nacen vivos, pero 
mueren á los pocos instantes pues sus pulmones 
faltos de inervación no pueden respirar el aire 
exterior. 
Hecha esta ligera exposición de los caracteres 
generales de los pseudencéfalos, pasaré á ocupar- 
me del caso concreto cuya observación ha moti- 
vado este trabajo. 
En la noche del 13 de Junio último fui solici- 
tado por el distinguido compañero Doctor Enri- 
que Diago para ver en consulta á su dienta se- 
ñora J. D. de C. cuyos antecedentes son como 
siguen: Señora bien constituida, sin precedentes 
patológicos por parte de sus antecesores de tuber- 
culosis. sífilis ni otra diátesis á que poder referir 
la lesión fetal. 
Menstruo por primera vez á los 13 años, casó 
á los 19 y dio á luz su primer niño á los 20. Ha 
tenido 10 partos durante su vida matrimonial, 
todos á término y normal, excepto el onceno que 
es el objeto de esta observación. 
Dicha señora hace datar este último embarazo 
desde el mes mes de de Octubre del año próximo 
pasado en que regló por última vez y no refiere 
durante el mismo otra cosa de anormal que el de 
haber experimentado grandes movimientos por 
parte del feto; y como antecedente etiológico, solo 10 
puede invocarse una emoción moral fuerte ó 
intensa sufrida á fines del cuarto mes: la explosión 
del “Maine” que le produjo viva y profunda im- 
presión. 
Después de este accidente el embarazo conti- 
nuó su curso normal, y solo, como acabo de deci- 
ros, experimentó durante él grandes movimientos 
por parte del feto. 
El 11 de Junio á las 4 de la tarde comenzaron 
los dolores. A las dos de la madrugada siguiente 
llamó en su auxilio á la Sra. Comadrona I)* Isa- 
bel Luisa Valdés, quien pasó á su lado todo ese 
día hasta el 13 á las 8 de la noche, hora en (pie 
se rompió la bolsa amiótica percibiendo dicha se- 
ñora al tacto vaginal, una superficie irregular que 
al tocarla, provocaba, movimientos exagerados por 
parte del feto, sin poder precisar claramente la 
región que tocaba y recordándole las sensaciones 
que percibió en el caso á que hice referencia pre- 
sentado en la Sociedad de Estudios Clínicos en el 
mes de Junio del 96 en cuyo caso me acompa- 
ñó dicha señora, viniendo por consiguiente á su 
espíritu el diagnóstico de una anancefália y soli- 
citando el concurso del Dr. Diago, quien pudo 
comprobar el tacto: l9 La movilidad exagerada 
del feto que escapaba al dedo explorador: 29 Las 
eminencias irregulares de la base del cráneo y 
39 Un pabellón auricular hacia al lado izquierdo 
de esa superficie-irregular. 
Establecido por ambos el diagnóstico decidie- 
ron solicitar mi concurso para que yo, (pie había 
tenido ya un caso de este vicio de conformación 
les acompañara. 
Serían las 10 de la noche cuando procedí al examen de la parturienta encontrando el cuello 
uterino incompletamente dilatado, la bolsa amnió- 
tica rota y vacía por completo, pues el útero se 
adaptaba á la superficie fetal. A través del cuello 
se tocaba de derecha á izquierda y de adelante 
atras una especie de pico de pájaro abierto que 
conducía á la cavidad bucal y que era el labio le- 
porino que comprobaréis en el feto. Subiendo con 
el dedo hacia atras y á la izquierda se notaban la 
nariz, los ojos y enseguida la superficie irregular 
de la frente y base del cráneo que al recorrerla 
con el dedo determinaba los movimientos convul- 
sivos del feto. Comprobamos pues los caracteres 
propios de un feto pseudencefálieo vivo y en pre- 
sentación de cara mento-iliaca derecha anterior 
De acuerdo en un todo con el Dr. Diago y la 
señora Comadrona decidimos hacer la extracción, 
la que pudimos realizar introduciendo dos dedos 
de la mano izquierda en la boca y llevando dos 
de la mano derecha sobre las regiones temporo- 
auriculares, logrando al cabo de algunas traccio-* 
nes moderadas, realizarla sin accidente alguno. 
El feto que os presento es dal sexo masculino 
de 1,600 gramos de peso, con 37 centímetros de 
longitud; miden los diámetros de su cabeza, 6 
centímetros el del occipito-frontal, 5 el Intempo- 
ral y 4£ el fronto-oceipital. 
Por los caracteres de su lesión veréis, al com- 
pararlo con el compañero, motivo de mi trabajo 
de Estudios Clínicos, que se trata de un Nopsen- 
céfalo, porque su agujero occipital es integro, hay 
un intervalo de piel sana entre él y la región cer- 
vical y su tumor invade más la región anterior. 
. El otro feto es el Thlipsencéfalo, su tumor está 12 
situando más hacia atras y el agujero occipital ha 
desaparecido por completo. Son pues las dos va- 
riedades pertenecientes al primer grupo de pseu- 
dencéfalia sin fisura espinal establecidas por 
Geoffroy de Saint—Hilaire. 
CONCLUSION ORAL 
Agotado ya el tema de mi discurso, permitidme, 
antes de terminar, dedicar á esta Ilustre corpora- 
ción que con tanta benevolencia me ha acogido en 
su seno, estos dos ejemplares á quienes por una 
aberración de la naturaleza ó por un misterio 
inexorable del destino, negóseles la vida y sus 
encantos acaso para cumplir otra misión: la de 
mostrar desde los anaqueles de una Academia, 
cómo se deforma la obra más perfecta del Crea- 
dor cuando se tuercen las leyes á que está some- 
tida la materia de un modo incontrastable y fatal. 
Permitidme también hacer una expresión de 
gratitud al amable compañero, al Dr. Diago, que 
me ha proporcionado el motivo para este desali- 
ñado trabajo de ingreso; y perdonad vosotros Se- 
ñor Presidente y Señores Académicos (pie no 
haya realizado una obra digna de vuestra ilus- 
trada consideración; pero bien merece estas in- 
dulgencias, bien merece estos perdones, si pensáis 
que el espíritu abatido en los momentos pavorosos 
de confeccionarlo, se sentía más predispuesto á la 
meditación y al recogimiento que á las expansio- 
nes de la Ciencia. Por eso escojo para presentarlo 
estos instantes en que asoman en el horizonte de 
la patria querida los primeros resplandores de un 
iris de paz y de alegría que mueven el alma á la 13 
benevolencia y al perdón; por eso Señor Presiden- 
te y Señores Académicos, no quise hacerlo en 
aquellos otros instantes solemnes y decisivos en 
que resonaba mortífero en nuestras vírgenes sel- 
vas el estampido del cañón y se discutían al 
bárbaro chasquido de las bayonetas entre el 
humo y la metralla, toda la vida del presente, 
toda la historia del pasado y toda la esperanza 
del porvenir. 
He dicho. 14 
DISCURSO DE CONTESTACION AL DR. BETANGDUBT 
Leído en la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales 
de la Habana en la Sesión del 38 de Agosto de 1898. 
POS EL 
DOCTOR TOMAS V- CORONADO 
Si queréis aquilatar el grado de cultura cientí- 
fica de un hombre pedirle sus colecciones y ellas 
os contestarán á una simple inspección. 
Si queréis, en este mismo orden de ideas, juz- 
gar á un comprofesor, revisad sus trabajos y en 
ellos hallaréis vaciado, como en un molde, el ca- 
rácter y los conocimientos del autor. 
No es la cantidad, no es tampoco la calidad de 
esos trabajos lo que han de servirnos de norma 
para juzgar al médico y al cirujano, como hombre 
y como práctico. 
Esto último que parece paradójico tiene su in- 
terpretación racional. A ninguno de vosotros se 
puede ocultar que hasta hace una veintena de 
años nuestra medicina estaba representada por 
simples trabajos de recopilación. Podemos ade- 
lantar algo más, hasta entonces no teníamos me- 
dicina nuestra, todo era ajeno, todas las teorías, 15 
todos los conceptos patológicos, que aquí en este 
mismo recinto se exponían tenían que venir apo- 
yados en opiniones traídas del extranjero. 
Si alguna inteligencia de primer orden como 
las que destellaron de los cerebros de un José de 
la Luz Caballero, de un Poey, de un Romay, de 
un Felipe Rodríguez ó un Gutiérrez pudieron im- 
premir sello local á sus investigaciones, fué solo 
debido a la excelencia de sus respectivos talentos. 
Exponer teorías propias, hacer trabajos exclu- 
sivamente originales era vano empeño, osada pre- 
tensión ante cuyo hecho levantábase airada la 
inmensa mayoría de los sostenedores de la an- 
tigua escuela para protestar contra él, llamados 
por ellos, demoledor. 
Consultemos los anales de esta misma corpo- 
ración, consúltese ese otro monumento levantado 
á nuestra medicina propia representado por la 
Crónica Médica en primer término por los archi- 
vos de Estudios Clínicos, la Revista de Ciencias, 
El Progreso Médico, La Abeja, los archivos de la 
policlínica y otras publicaciones científicas, donde 
se encierran datos preciosos de nuestra historia 
médica. 
Bien penetrados de estos trabajos publicados 
en las dos últimas decadas, podemos sin alardes 
declarar con legítimo orgullo que nuestra medici- 
na avanza, que ya es nuestra y que sus fulgores 
suelen pasar los mares y con suave calor contri- 
buir allá al movimiento y al concierto de las 
ciencias. 
¿Qué se ha necesitado para esa obra de verda- 
dero mérito? El buen ejemplo y la perseverancia 
de los iniciadores del actual movimiento cientí- tico, á cuyo frente tenemos que colocar siempre 
á nuestro actual presidente al Dr. Santos Fer- 
nandez como iniciador y sostenedor de la mo- 
derna medicina experimental, en cuanto á Cuba 
se refiere. 
La Academia está hoy de plácemes porque al 
ingresar en ella el Dr. Alfonso Betancourt, recibe 
con júbilo la llegada de un entusiasta del nume- 
roso grupo de los trabajadores llenos de íe, llenos 
de amor por el adelanto y prestigio de nuestra 
medicina. 
Todos vosotros conocéis los esfuerzos del nuevo 
compañero por aportar elementos propios a la 
constitución de nuestra obra. Su trabajo origina- 
lísimo sobre los efectos del manzanillo, parto pre- 
maturo provocado con motivo de una extrechez 
pelviana y el anterior sobre anancefalia son buena 
prueba de ello. 
El mismo trabajo que acaba de leernos indica 
de una manera terminante (pie no le arredra la 
aridez del tema y que pone gustoso á contribu- 
ción su talento y su perspicacia para ilustrarnos 
sobre temas preciosos de teratología cuya utilidad 
es cada día mayor en los problemas de la moder- 
na biología. 
Al dar, estrecho abrazo fraternal de bienvenida 
al nuevo académico, á mi nombre y también en 
el de la Academia debo hacerle una súplica. 
El Dr. Betancourt por sus estudios especiales 
y por sus conocimientos extensos sobre las mons- 
truosidades puede y debe rendir un servicio á la 
Corporación haciendo la clasificación de las nu- 
merosas piezas teratológicas con que cuenta nues- 
tro museo y que aún no han sido clasificadas. 17 
La Academia se considera plenamente honrada 
al contar entre sus miembros al Dr Alfonso Be- 
tancourt, hijo de aquel hombre incomparable que 
se llamó el Lugareño, el eximio cubano D. Gas- 
par Betancoürt Cisneros. 
Habana, Agosto 28 de 1898. 
Tomas Y. Coronado. 
CONTESTACION DEL DR. BETANCOURT AL DR. CORONADO 
Señor Presidente: 
Pido nuevamente la plabra para dar las más 
expresivas gracias al Dr. Coronado por las inme- 
recidas frases de elogio y de cariño que prodiga 
en su brillante discurso á mi humilde trabajo. 
Pero si sus lisonjas me alhagan, su invocación me 
llena de noble gratitud y satisfacción ilimitada 
porque ha traido el nombre venerando de mi pa- 
dre á este recinto que representa en esas efigies 
inanimadas y en estos académicos ilustres, todo 
lo que significa la ciencia y el progreso patrio. 
Ha invocado ese nombre que yo pronuncio con 
orgullo y que arde en mi pecho inmaculado y pe- 
renne como el fuego de una vestal, no por el he- 
cho de ser yo su hijo; sino porque ese nombre, el 
Lugareño, representa en nuestra hoy, más que 
nunca gloriosa historia, un símbolo de amor y de 
redención; un mágico talismán á cuya vibración, 
palpitan siempre unísonos, siempre amorosos, y 
siempre entusiastas los corazones de todos los 
cubanos. 
He dicho.