IMPORTANCIA di*: LA CIUDAD DE MÉXICO COMO ESTACION SANITARIA PARA LOS TISICOS ron L. de BELINA Doctor en Medicina do las facultades de París, Heidelberg y México; Laureado de la Academia de Medicina de París (Premio Barbier); Antiguo jefe de Clínica de Obstetricia; Antiguo Catedrático de partos y enfermedades de la cintura en la Universidad de Heidelberg; Antiguo cirujano del ejército francés ; Miembro de la Sociedad Meteorológica de Francia ; de la Sociedad Magnética de Italia; de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; de la Asociación Médica “ Pedro Escobedo,” etc., etc. Memoria pulí lirada por afílenlo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. MÉXICQ IMPRENTA DE FRANCISCO DIAZ DE LEON Cali.r dk Lerdo Numero 3. 1882 IMPORTANCIA DE LA CIUDAD DE MÉXICO COMO ESTACION SANITARIA PARA LOS TÍSICOS. . ( /i> A Medicina La lieclio en los últimos tiempos una conquis- ¿filk ta de la mayor importancia: uno de los azotes más terni- c¡ bles de la humanidad puede ser conjurado por un medio VvP profdáetico, á saber: la morada en elevadas localidades. Numerosas observaciones practicadas en todos los puntos del globo han confirmado esta verdad, y las recientes investigacio- nes fisiológicas le han suministrado una base y una explicación de rigor y precisión científicos. Creíase generalmente en otro tiempo, que la morada en las al- turas era perjudicial á los tísicos,1 á causa de los vientos frecuen- tes y muy fríos ocasionados por la proximidad de las nieves, y se enviaba de preferencia á los enfermos á climas cálidos, álos suaves y hermosos sitios de invierno, situados en los flancos de los Pirineos, en la vertiente italiana de los Alpes suizos y tiro- lianos, ó á las márgenes del Mediterráneo. Los médicos ingleses fueron quienes, hace más de treinta años, observaron que en las altas mesetas del Himalaya es rara la tisis entre los indígenas, y que los extran jeros atacados de esa enfer- medad experimentan allí una mejoría notable. Ellos también se han cerciorado del hecho interesante de que los niños nacidos de matrimonios cruzados entre ingleses é indios, por lo regular se vuelven tísicos y mueren muy temprano, y se preservan de los tubérculos los que viven de cinco á ocho años en las mesetas 1 Siguiendo la definición propuesta por Laennec, aceptada después por Louis y Ancha!, y que adopta hoy la mayoría de los médicos franceses y muchos au- tores españoles, empleamos la palabra tisis como sinónimo de tuberculosis. 4 elevadas.1 El gobierno inglés ha fundado en varios de aquellos lugares estaciones sanitarias, á las cuales los médicos militares envían, hace muchos años, á todos los tísicos del ejército y de la marina, con resultados muy satisfactorios. Por mucho tiempo se vio este hecho con cierta incredulidad, por no podérsele dar sino una explicación muy vaga é incomple- ta; creíase que, siendo el aire de las montañas ménos pesado, obligaba para mantener el mismo grado de oxigenación á respi- rar con más frecuencia y mayor amplitud, y que ese aumento de la acción respiratoria facilitaba la curación de los tubérculos. Las numerosas observaciones é investigaciones del Dr. Jour- danet, hechas en México y publicadas eu 18012 arrojaron nueva luz sobre tan interesante cuestión. Aquel eminente patologista observó que la influencia del valle del Anáhuac sobre la tisis es análoga á la señalada por los médicos ingleses en las alturas del Himalaya, y logró dar una explicación verdadera de este hecho importante. Descubrió que los habitantes de los lugares eleva- dos no encuentran en el aire rarificado la cantidad suficiente de oxígeno, y las combustiones intraorgáuicas ménos activas acar- rean una debilidad de todas las funciones vitales y un estado de abatimiento, languidez y laxitud general del organismo, lo que caracteriza, según la expresión del Sr. Jourdanet, la «anoxihe- mia,» es decir, anemia por falta, no de glóbulos, sino de oxígeno. En medio de esa postración fisiológica, el organismo no encuen- tra elementos para activar las inflamaciones y darles una con- sistencia patológica. Los tubérculos no se desarrollan, sino muy raras veces, en los lugares elevados; y cuando han comenzado en otros puntos, se detienen eu su marcha, se modifican, y si la enfermedad no está muy adelantada pueden curarse completa- mente. Así es como la anoxihemia coincide con la diminución de la tisis pulmonar. La publicación del Sr. Jourdanet produjo gran sorpresa en el mundo científico, y su doctrina provocó desde luego general opo- 1 Hemos oido citar este hecho eu una do las lecciones clínicas de nuestro maestro el profesor Pfeufer, en Munich. 2 Jourdanet. Les Altitudes de l’Amérique tropicale compardes au niveau des mera, au point de vue de la coustitution mddicale, 1871. L’aire raréfié dans ses rapports avec l’homme saiu et avec l’homme malade, 1862. 5 sicion, lo que contribuyó poderosamente á su esclarecimiento, y dió gran impulso á nuevas investigaciones. De todos los puntos del globo afluyeron observaciones nuevas del Dr. Guilbert,1 de Abadie, 2 de los hermanos Sehlagintweit,3 de Toner, * de Lombard,5 Kuehcnmeister,0 Weber,7 Jaccoud,8 Breh- mer, 9 Hirtz,10 Stoll,11 Scrivcncr,12 Pictra-Santa13 y otros, y to- das ellas han confirmado la verdad de que los habitantes de las alturas son rara vez atacados por la tisis, y que una larga per- manencia en aquellos climas influye siempre favorablemente en la marcha de la enfermedad, y á menudo la cura. Ultimamente el Sr. Paul Bert, director del laboratorio fisioló- gico en la Sorbona,11 emprendió una serie de experimentos para estudiar la influencia que las modificaciones de la presión baro- métrica ejercen sobre los fenómenos de la vida, y ha suministra- do pruebas experimentales que confirman de una manera bri- llante la doctrina del Sr. Jourdanet. La cuestión de la influencia de la altura sobre la tisis ha en- trado ya en el dominio de la ciencia. Su acción benéfica es hoy indudable, su importancia se manifiesta por todas partes, como 1 Jourdanet. Inlluence do la prcssioii tío l’air sur la vio do l’bomme. París, 1875. v. II, p. 45. 2 Jourdanet. 1. c. p. 4(¡. 3 Eodem loco. 4 Dr. Toner. Dictionary of elevations. New-York, 1864, p. XXI. 5 Lombard. Clima des montagnes. Généve, 1858. G Kuchenmeiater. Dio hocligelegenen Plateaus ais Sanatorien für Scliwind- süchtige (Oestcrreicliische Zeitung für practisclie Heilkunde, 1868). 7 fVeber. Ou the treatment of pbtbisis by prolouged residence iu elevated regions. (Med. cbir. Frans. 1869). 8 Jaccoud. La statiou Médicale de St. Moritz. París, 1873. 9 Brehmer. Dio Becbandelung der Lungenscliwiudsucbt vermittelst der kompríiuirteu Luft uud des Hübeuklimas. (Wiener mediziniscbe Presso, 1870). 10 Hirtz. Quelques considérations de climatologie a propos de la pbtbisie pulmonaire. (Journ. de tbdrap., 1874.) 11 Stoll. Die Hohenkurorte ais Heilstcetteu fur Brustkranke. Ilaye, 1875. 12 Seriveuer. Sanitary cluiracter of Andino Héigbts. Londou, 1871. 13 Dr. de Pictra Santa. Euquéte sur la pbtbisie pulmonaire en Algérie. (Ga- cette mdd. de París, 1876.) 14 Paul Bert. Keeliercbes experimentales sur l’influence que les modifica- tionsdans la pression barométrique exerceutsur les pbénomeues de lavie. Pa- rís, 1874. lo demuestran las numerosas obras que lian aparecido en los últi- mos años.1 Utilizando estos trabajos y añadiendo á las investigaciones anteriores nuestras observaciones personales, liemos expuesto la cuestión en un estudio, publicado liace tres años en la Gaceta Mé- dica- y tratado de probar, tanto por razones teóricas como por la analogía y estadística, la influencia benéfica del clima de Mé- 1 Hirscli. Handbuch der historich-geographischen Pathologie. Erlangen, 1860. Boudin. Traité de géographie et de statistique médicales. París, 1857. Essai de géographie médicale. (Bulletin Soc. do niéd. de Marseille, 1843), Art. Climat in Nonveau dictionaire do raédecine et cliiriirgie pratiqne, vol. YIII. París, 1868.—Rey. Art. Géographie médicale, 1872. (Eodein loco)—Bier- mer, Prophylaxis und Behandlungder chroniseheu Lungenschwiiidsncht (Cor- respondenzblatt der Schweizer Aerzte. 1872).—Glorig Ueber den Einfluss der Luftdich tigkeit auf’Lungenschwindsucht. Berlín, 1873. Massini, Uuber die Heilbarkeit der Lungenschwindsucht (Dentsches, Archiv fiir klinische Me- dizin, 1873). Mordliorst, Ursache, Vorbengnng und Behandlung der Luugens- ckwindsuclit, ne bst eineui Auhange: Wesslialb erkranken die Bewohner des Hoclilandes nie an der Lungenschwindesucht ? Berlín, 1874. Bierniann. Hoch- gebirge und Lungenscliwindsuckt. Leipzig, 1874. H.Ruelile. Dio Lungensch- windsucht und die acute Miliartuberkulose en v Ziemssen Handbucli der spe- zielleu Patologie und Therapie v. Y. Leipzig. 1874. C. /. B. et Ch. U. Williams Pulmonary consumption, its nature, varieties and treatment. London, 1871. 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Como su- cede siempre con ideas nuevas, la mayor parte de los compañe- ros lian combatido las teorías, puesto en duda los Lechos y de- clarado que la cuestión necesita todavía, para su resolución, ma- yor número de observaciones nacionales exactas, y que las opi- niones emitidas en nuestra Memoria son demasiado absolutas, prematuras, y en oposición con los conocimientos que en la actua- lidad se poseen sobre esta materia. (!) Sin embargo, varios, y de los más notables miembros de la Academia, lian reconocido en lo general como probado que la al- tura de la ciudad es benéfica á los tuberculosos y preserva de la enfermedad, y que la cuestión es de gran porvenir para México. Nuevos datos estadísticos presentados en la discusión de la Academia, varias observaciones hechas por compañeros respe- tables, y las que recientemente hemos podido recoger en nuestra clientela particular, nos permiten resolver hoy la cuestión de un modo más completo, y modificando algunos detalles de nuestro trabajo, precisar con mayor Seguridad la influencia saludable del clima de México sobre la tuberculosis, y su superioridad so- bre otras estaciones sanitarias. Las propiedades benéficas de las altitudes varían según la al- tura y otras varias circunstancias concomitantes. Según las in- vestigaciones estadísticas del Dr.Lombard,1 en las regiones ba- jas de la Suiza occidental, á la altitud de 380 á 500 metros, se cuentan 10,5 defunciones por tisis sobre 100 defunciones en total; en las regiones medias de 530 á 830 metros, la mortalidad es de 9,4 por 100; en las altas regiones de 800 á 1200 metros, es do 5,0 por 100; en el valle de Davos á 1500, la inmunidad es absoluta: el Sr. Spengler no ha podido confirmar un solo caso de tisis du- rante catorce años de ejercicio de su profesión. La altura preservadora de esta enfermedad, no es la misma en todas las latitudes. Varía según los diferentes países. Según el I)r. Fuchs, este límite feliz se encuentra en Alemania de G00 á 700 metros, y según Brehmer, aun la altura de 500 metros pa- I Lombard. De Vlinmunité phthisique, p. 10. 8 rece ofrecer garantías formales contra la tisis. En Suiza la altu- ra de 800 á 1000 metros se aproxima á la seguridad; partiendo de 1400, es segura. En México es preciso una altura de 2000 me- tros para llegará una influencia realmente favorable. El Sr. Jourdanet lia hecho esta observación importante: que la preservación de la tisis se realiza á niveles tanto más inferio- res, cuanto la línea de las nieves permanentes está menos eleva- da. Este hecho se observa en todas partes en las mismas condi- ciones, y la zona preservadora absoluta se encuentra aproxima- tivamente hacia la mitad de la distancia vertical, entre el nivel del mar y el de las nieves eternas. Esta altura se encuentra, pues, para la vertiente septentrional del Himalaya á 2533 me- tros, para México á 2250 metros, para Chile á 2241 metros, para la vertiente meridional del Himalayaá 2143 metros, para Espa- ña, en la Sierra Nevada de Granada, á 1705 metros, para los Pi- rineos á 1354 metros, para la Suiza á 1354 metros, para la Suecia y Alemania á G00 ó 700 metros. Este descubrimiento notable nos da una explicación suficien- te de la variación de la zona de inmunidad de tisis, según los países, y prueba que esta acción benéfica de las altitudes resulta del concurso de varios elementos, éntrelos cuales la dilatación del aire, cierto grado de temperatura, y la sequedad, son los prin- cipales. La acción preservadora de las alturas contra la tisis está con- tinuada en todas las latitudes por numerosas observaciones; la estadística, aunque incompleta, no deja duda en este punto. Así pues, la tuberculosis que, según Wunderlicli, ocasiona la muerte á un quinto del género humano, y que en las grandes capitales representa: en New-York el 27 por 100, en Paris 20 por 100 y en Londres 13 por 100 de las defunciones generales, en México es en la ciudad de G por 100,] y en los alrededores casi nula; en Nuevo-México de 3 por 100, en Arizona de 2,52 por 100, en 1 Según la estadística del Sr. J. M. Beyes, durante cuatro años, la mortali- dad por tisis es de 5.6 por 100. Jiménez, en su servicio de hospital durante 24 ahos, ha encontrado H por 100. Según la estadística del Sr. Orbañanos en el hospital de Jesús durante 35 años, es de 6.7 por 100. Según el Sr. Soriano, en el hospital militar es de 91 por 100. Según la estadística delSr. D. Mejía, durante 10 años, es de 6£ por 100. Según estos datos, hemos fijado 6 por 100 como la mortalidad aproximativa por tisis en México. 9 Argel todo de G,G por 100 y en la provincia de Oran 3,3 por 100: en Suiza, á 1000 metros, en una población obrera, de 5,9 por 100, y á 3500 metros en una población agrícola, es nula. Después de haber establecido la influencia del clima de las alti- tudes sobre el estado fisiológico, nos es fácil explicar su acción benéfica sobre la consunción pulmonar. Verémos, en efecto, que las mismas causas que contribuyen á producir la anoxihemia en el habitante de estas regiones, lo preservan y lo protegen contra la tisis. En los tuberculosos las combustiones orgánicas azoadas son siempre aumentadas y se observa que la orina está fuertemente cargada de materias sólidas, y sobre todo de urea. La diferen- cia entre el ácido carbónico producido y el oxígeno absorbido es muy considerable. En diez análisis del aire espirado por los tísi- cos, el Dr. Jourdanet ha obtenido los resultados siguientes:1 Nóm. Acido carbónico Oxígeno de órden producido absorbido Relación i 3,78 6,48 0,51 2 4,42 7,31 0,60 3 3,77 6,04 0,62 4 3,34 4,82 0,71 5 3,60 5,78 0,62 6 3,50 5,08 0,60 7 3,20 4,57 0,70 8 1,90 3,06 0,62 9 1,85 2,88 0,64 10 2,40 3,69 0,65 Se ve, pues, el empleo respiratorio (le una cantidad anormal de oxígeno, además de las combustiones carbonadas. El estado lisiológico de los anoxihémieos es completamente opuesto. Las combustiones proteicas se disminuyen de una ma- nera muy sensible, y se encuentra en la orina una diminución constante de la urea. La cantidad de oxígeno absorbido y del ácido carbónico producido, son casi iguales. La oxigenación muy fuerte en los tísicos ocasiona una activi- dad vital exagerada, favorece el desarrollo y la marcha de las inflamaciones, y los enfermos se consumen pronto. En los anoxi- hémicos las combustiones son débiles, el estado fisiológico se opo- 1 Jourdanet. 1. c. v. II, p. 57. 10 ne al desarrollo de las inflamaciones, y es impropio para asegu- rarles una consistencia patológica de larga duración. En el aire dilatado, la cantidad de oxígeno disminuye considerablemente en la sangre, y el organismo sometido, como lo dice muy bien el Sr. Jourflanct, á una dieta respiratoria, no puede ya ni activar, ni alimentar las inflamaciones, y se encuentra preservado así contra la tuberculosis. El exceso de actividad respiratoria y circulatoria obra muy favorablemente en las personas predispuestas á la tisis ó ataca- das por esta enfermedad. HutcMnson1 lia demostrado por nume- rosas experiencias, que un hombre sano debe introducir en los pulmones, con una inspiración profunda y una larga espiración, á lo menos 000 centímetros cúbicos de aire. Las personas que no pueden alcanzar este mínimum de capacidad respiratoria vital se hacen tísicas, aun cuando en el momento de la experiencia sus pulmones no presentan nada de morboso. El vértice del pulmón, que en estas condiciones toma una parte muy pequeña en la ex- pansión respiratoria, es el que de ordinario es atacado primero por los tubérculos. En el aire dilatado se está obligado á intro- ducir más aire en los pulmones; en los tísicos las inspiraciones y las pulsaciones son aun más frecuentes que en los anoxihémi- cos; los enfermos tienen en el estado crónico, según nuestras ob- servaciones, por término medio, de 24 á 25 inspiraciones y í)4 pul- saciones por minuto, y en el estado agudo 20 á 35 inspiraciones, y por lo ménos 110 pulsaciones; la ampliación de los pulmones se aumenta siempre, y se puede demostrar este acrecimiento déla capacidad torácica, midiéndola con ayuda del espirómetro. Pues bien, por una parte el aumento de las inspiraciones, y sobreto- do la ampliación notable de los pulmones, pone en movimiento los vértices y los preserva contra la tuberculosis, y por otra la circulación acelerada de una sangre anémica, acarrea una transu- dación más grande del suero de la sangre en los pulmones, lo que podría muy bien impedir el desecamiento y la caseificación, ó facilitar la reabsorción de los productos enfermizos. Eu perfecto acuerdo con la influencia favorable de la anoxilie- 1 Hntclúnson. On tlie capacity of the langa (Medico chirurg. transactions v. XXIX) y On tlie inflammatory origin of plitbisis (Philad. med. Times, 1872). 11 mia sobre la tuberculosis está el lieclio de que las enfermedades del corazón izquierdo, el enfisema y la esclerosis del pulmón que producen una intermisión en el sistema venoso y ocasionan una oxidación y una descarbonizacion incompletas de la sangre, tie- nen también cierta inmunidad para la tisis. La sequedad del aire tiene también una parte notable en la acción benéfica de las alturas sobre la tisis. Bajo la influencia del aire seco que facilita la evaporación de los líquidos, los ca- tarros bronquio-pulmonares son poco intensos y se curan fácil- mente, lo cual obra fácilmente en la marcha de la tuberculosis. Por el contrario, la acción nociva de la humedad sobre esta en- fermedad, está perfectamente demostrada. Según las experien- cias de Coste, se pueden determinar los tubérculos en los conejos por medio de una permanencia prolongada en un sótano muy húmedo. Asimismo el Dr. Vaclier* cita este hecho notable: que en París en el 18° circuito, los dos cuarteles de Grandes-Carrié- res y de La Chapelle, que miran hacia el Norte, que no ven el sol más que una parte del «lia y están siempre muy húmedos, la mortalidad por tisis es casi dos veces más grande que en los cuarteles inmediatos de Clignancourt y de la Goutte d’or expues- tos al Sur, (pie son secos, y que por otra parte se encuentran en condiciones idénticas en cuanto á la población. El abatimiento de temperatura del cuerpo ocasionado por la irradiación considerable, habitual en las alturas, no puede mó- nos de influir favorablemente sobre la marcha del proceso tuber- culoso. liemos observado en nuestros enfermos una temperatu- ra relativamente moderada; en el estado crónico era de 37,5 á38 por término médio, dos veces la hemos visto descender á 30,5 y 35,5, y en los casos agudos era comunmente de 38 á 30, y jamas ha pasado á 30,5. - 1 Vaclier. Aérolherapie en Gazctlc medícale de Parts, 1875, p. 269. 2 El Sr. 1). ¡lejía ha observado en los tísicos del hospital de S. Andrés una temperatura más alta. Pero como por una parte los enfermos de hospital son expuestos á varias influencias perturbadoras, y por otra, el Sr. Mejía cita casos complicados con neumonía ó el caso de tisis crónica que algunos dias antes de la muerte del enfermo pasó á estado agudo, y que siempre presenta como cró- nico, diciendo que una enfermedad de ocho meses no puede ser aguda, (!) sus ob- servaciones, por lo tanto, no pueden de ningún modo modificar ni disminuir el valor de las nuestras. 12 La acción preservativa del clima délas altitudes contra la tisis no se ha reconocido en México sino desde hace poco tiempo. La falta absoluta de observaciones en materia de tisis, impidió que se hiciera una estadística exacta y un estudio profundo de este asunto, y que se precisara el grado de su importancia. Siguien- do las ideas dominantes en Europa, los médicos daban á los tí- sicos el consejo de irá habitar de preferencia las localidades ca- lientes en los niveles inferiores, y las ideas preconcebidas eran hostiles al pensamiento de la acción benéfica de las alturas sobre la marcha de esta enfermedad. Desde los trabajos del Dr. Jourclanet se cree y se demuestra que la tisis es rara en el Anáhuac, y se comienza á inclinar á la idea de que el aire dilatado es, de una manera general, favora- ble á los tuberculosos. El número relativamente muy conside- rable de tísicos que se observó en México siu examinar las cau- sas excepcionales y las circunstancias particulares modificado- ras, alejaban del espíritu la idea de una inmunidad absoluta de este clima para la tuberculosis. Nuestras observaciones personales, aunque poco numerosas, nos dan explicaciones precisas y un esclarecimiento sorprenden- te de esta interesante cuestión. Las condiciones de la población de México están modificadas de una manera singular, por circunstancias del todo extrañas. Más de la mitad de los habitantes está compuesta de personas que han nacido ó han vivido en los niveles inferiores, áutes de radicarse en el Anáhuac. Entre los indígenas hay un gran nú- mero de mestizos, provenidos del cruzamiento de la raza indíge- na y blanca, que tienen una gran predisposición para la tisis. Además tenemos una clase obrera muy numerosa en México, que se encuentra eu la miseria y habita alojamientos húmedos y poco espaciosos, y que ejerce oficios en que frecuentemente respira polvo, lo cual ocasiona en todas partes un número con- siderable de tísicos. Los señores J. M. Reyes, G. Barreda é Hidalgo Carpió, en su dic- támen que han presentado á la Academia de medicina sobrenues- tra Memoria,1 combaten la idea de que la mezcla de distintas ra- 1 Gaceta médica, y. XIII p. 86. 13 zas puede predisponer á la tisis, y la declaran contraria á la ana- logía y á lo (pie á priori debia deducirse: «supuesto que la raza «indígena, dicen, se da como refractaria á la tuberculosis, la «mezclado ella con la blanca debia disminuir en el producto, y «no aumentar la tendencia de éste á dicha enfermedad.» A pe- sar del gran respeto que tenemos á las opiniones de nuestros distinguidos compañeros, no podemos en este caso aceptarlas, porque no se basan en pruebas algunas. En efecto, si la raza in- dígena es refractaria á la tisis, no es por su constitución, sino beneficiando la influencia preservadora del Valle, la que es igual para otras razas y no puede tener por herencia ninguna influen- cia en el producto; y en cuanto á la predisposición de los mes- tizos para la tisis, es un hecho confirmado por una multitud de médicos, en diferentes partes del mundo, que es difícil destruir con una sola aserción á priori, que no se apoya en razones plau- sibles ni datos científicos. Los médicos ingleses que ejercen en las Indias son unánimes en sus observaciones de que los niños nacidos de matrimonios cruzados entre ingleses é indios en lo general se vuelven tísicos;1 el mismo hecho se ha observado en diferentes países en los hijos resultantes de la mezcla de los in- dios, armenios, judíos y otras razas europeas, y los médicos fran- ceses que ejercen en Argel nos citan hechos análogos en los mestizos provenidos de la unión de los árabes con los negros.2 Las observaciones del Dr. M. Jiménez3 con firman elocuentemente este hecho en lo relativo á México: en 141 casos de tisis ha no- tado: enfermos de la raza blanca 33, de raza indígena 3, de raza mezclada indígena y blanca 98, de mezcla dudosa inclinándose á indígena 2, y mulatos 2. Entre los 41 enfermos que hemos podido observar, encontra- mos 13 extranjeros, 8 mexicanos que lian nacido ó han vivido en los niveles inferiores, y 20 nacidos y residentes en México. Según las razas hay: 7 franceses, 3 alemanes, 1 español, 1 suizo francés, 1 Williams. On tlie nature and treatment of pulmonary consumption (The Lancet, 1868.) Scrivener. 1. c. Alt. Géographie médicale en el Nouveau Dic- tiouuaire etc. Pfeufer en sns lecciones clínicas. 2 Art. Géographie médicale en el Nouveau Dictionaire, etc. 3 Miguel Jiménez. Sobre la aptitud de la raza indígena para ciertas enfer- medades, en los Anales de la Sociedad llumboldt, México, 1873, p. 140. 14 1 anglo-americano, 3 indios, 23 mestizos y 2 criollos españoles. Según las causas encontramos: 7 tisis hereditarias y 4 adqui- ridas en otra parte, 1 diátesis escrofulosa, 3 neumonía, 25 causas profesionales, 2 veces histerismo, 2 malas condiciones higiénicas, consistiendo en la alimentación insuficiente, humedad y aglo- meración de gente en las habitaciones, y una vez patinación en una sala llena de polvo y de humo. Las 25 causas profesionales eran las siguientes: 1 arriero, 2 cerveceros, 3 panaderos, 4 trabajadores en pasamanería, 2 en fili- grana, 1 empleado en el Monte de Piedad, 2 empleados de cajón de ropa, 4 fabricantes de sombreros, 1 cortador de camisas, 1 ofi- cial de ejército y 4 fabricantes de colchones. La tisis hereditaria fué 2 veces la causa única y 5 veces coin- cidía con una causa profesional; la tisis adquirida en un nivel inferior fué una vez la causa única, y tres veces coincidió con las profesiones de arriero, panadero y oficial de ejército. Entre los 20 tísicos nacidos y residentes en México, encontra- mos 1!) mestizos y un criollo, y fiesta circunstancia predisponente se añade en los mestizos, 7 veces profesión en que se respira pol- vo, 1 patinación en un ambiente polvoso, 1 diátesis escrofulosa, 2 miseria y humedad, 2 neumonía, 2 histerismo; y en la criolla, trabajo de cuatro años en filigrana, y la circunstancia de que ella asistió por varios años á la madre atacada de cáncer de la matriz. Pues bien, en México no vemos enfermos de tisis más que á extranjeros, á mexicanos que han nacido ó vivido en niveles in- feriores y á indígenas mestizos, entre los cuales á la diátesis de cruzamiento de razas se añade otra causa concomitante. Fuera de estas circunstancias absolutamente particulares, la inmunidad de tisis es completa. Esta enfermedad es nula en las clases acomodadas y en las personas que viven en buenas con- diciones higiénicas y no tienen ocupación en que se respire aire polvoso. Hemos tenido ocasión de ver en muchos jóvenes venidos de Europa, que á pesar de tener una diátesis hereditaria y haber perdido muchos miembros de su familia por la tisis, viven en México en buena salud, sin haber sido jamas atacados por esta enfermedad. También conocemos un número considerable de per- sonas nacidas en México de padres tísicos, que se encuentran en 15 buena salud, sin tener ningún síntoma que deje sospechar y te- mer la tuberculosis. Estos hechos prueban evidentemente que el clima de México tiene el poder de destruir las predisposicio- nes á esta enfermedad. Su influencia en la marcha de la tisis no es ménos favorable. Hemos observado frecuentemente que, si se puede alejar la causa profesional, poner á los enfermos en buenas condiciones higié- nicas y someterlos á un régimen fortificante, los tísicos dejan de enflaquecerse, se ve unido á una detención del trabajo tubercu- loso frecuentemente un aumento notable del peso del cuerpo, y la tuberculosis se cura muy á menudo. No es raro ver una dimi- nución de matitez subclavicular, y aun la desaparición de las cavernas aisladas. Aun en los enfermos que no pueden ó no quie- ren atenderse, el proceso tuberculoso se detiene á veces, y los enfermos entran en un estado estacionario. Los extranjeros tí- sicos que se encuentran en una posición acomodada, y siguen las buenas medidas higiénicas, gozan de un estado de salud sa- tisfactorio, se ocupan perfectamente de sus negocios y llegan á veces á una edad avanzada muy rara en otros países. En resumen, el estudio de la tisis en el Anáhuac, nos autoriza á deducir las siguientes conclusiones: Ia La inmunidad del clima de México para la tisis es casi ab- soluta en las clases acomodadas. 2a Los hijos provenientes de padres tuberculosos, si perma- necen en el Anáhuac, son bien alimentados y viven en buenas condiciones higiénicas, se enferman rara vez de tisis. Las predisposiciones provenidas de otras localidades se extin- guen en lo general en este clima. 3a Los enfermos de tisis en México son extranjeros ó foráneos que han contraido la enfermedad en otra parte, ó indígenas mes- tizos en los cuales la diátesis de cruzamiento de razas coincide con una causa profesional y malas condiciones higiénicas. 4a La tisis puede sanar en el Anáhuac, aun en el grado de re- blandecimiento, ó presenta con un estado de mejoría satisfacto- rio, casos de longevidad notables: cuando la enfermedad está muy desarrollada, su marcha es siempre más lenta que en los niveles inferiores. 16 Nuestro estudio nos lia permitido hacer constar un triunfo casi absoluto del nuevo tratamiento profiláctico de la tisis. La acción preservadora del clima de las alturas, unida á una buena higiene y á una buena terapéutica, no puede ponerse en duda; su in- fluencia sobre el estado fisiológico y sobre la tisis está perfecta- mente demostrada y en plena armonía con la estadística y las observaciones hechas en otros países. El beneficio climatérico es completo sobre el Anáhuac, é igual al que proporcionan las alturas del Himalaya y las mejores es- taciones de Suiza. La mortandad por tisis es un poco más grande en México que en otras estaciones; pero ella se explica perfec- tamente por el numeroso elemento extranjero y foráneo que en- tra en la población, la diátesis del cruzamiento de las razas y las causas profesionales. El Sr. D. Mejía, que ha combatido nuestra Memoria en la dis- cusión de la Academia, se fijó mucho en el hecho de que en 36 autopsias que ha hecho sobre enfermos fallecidos en el Hospital de San Andrés, ha encontrado 9 tuberculosos, y que eso no ha- bla en favor de la influencia saludable del clima de México sobre la tisis. Esta estadística es sin embargo sumamente corta y de casua- lidad, y le falta al mismo tiempo un dato muy importante, el del origen de los enfermos; y por esas razones no es, como lo dijo muy bien el Sr. J. M. Beyes, otra cosa qne un conjunto de datos numéricos que no tienen gran valor para resolver la cuestión. En efecto, si los enfermos son en mayor parte foráneos que vie- nen ya en estado de gran desarrollo de la enfermedad á buscar el alivio en los hospitales de la capital, no es extraño que sus esperanzas se desvanecieran muy pronto con el empeoramiento y la muerte. Lo mismo la estadística del Sr. Soriano, del Hos- pital Militar, que representa 9i por 100 como mortalidad por ti- sis, no puede de ningún modo servir en contra de la influencia benéfica del clima de México sobre la tuberculosis, siendo la guar- nición de la capital compuesta casi exclusivamente de foráneos. Tampoco el clima de Anáhuac puede preservar á los obreros que todo el dia trabajan en el aire polvoso, cuando en la mayor parte de los casos que hemos observado, al mismo tiempo han tenido la predisposición provenida por ser mestizos. En fin, para 17 ilustrar todavía más la realidad é importancia de las influencias perturbadoras (pie liemos indicado como explicación de la mor- tandad relativamente más grande en México que en otras esta- ciones análogas, podemos añadir el hecho notable de que en los alrededores de México, en pueblos chicos adonde faltan dichas influencias, adonde la población es en la mayor parte agrícola y no tiene ocupación ninguna en que respire aire polvoso, la ti- sis es casi nula. Según informes que hemos tomado, en Tacuba, Popotla, Atzcapotzalco, es difícil encontrar un tísico; lo mismo en Coyoaean: el Dr. Gut que ejercía muchos años en esta pobla- ción y sus alrededores, afirma no haber visto ni un solo enfermo de tisis. Por todas esas razones creemos que la mortandad de (J por 100 por tuberculosis en la capital, se explica perfectamente por las circunstancias particulares mencionadas, y no debe qui- tar nada de su valor benéfico al clima del Valle. Por otra parte, presenta México numerosas ventajas que lo co- locan sobre otras estaciones sanitarias. Su clima es de rara her- mosura; su cielo puro y de aspecto seductor; la luz resplande- ciente: á pesar de su carácter tropical, el aire es fresco y no está cuajado de insectos, como sucede en los niveles inferiores. La distancia más considerable que en Europa del nivel de las nie- ves, unida á la posición geográfica particular, hacen el clima de México más constante, más suave y más agradable, y expone ménos á los enfermos á las afecciones pulmonares agudas. El cambio de estaciones es casi imperceptible, se goza aquí de una primavera eterna, y se ve una vegetación siempre fresca y llena de flores, cosechándose todo el año las frutas más deliciosas de Europa y de las Indias. La situación de la ciudad es encantadora, y la naturaleza de sus alrededores le da cierto carácter majestuoso. I)e un lado se ven aldeas y pequeños lugares poblados y campos muy bien cul- tivados, y del otro grandes lagos y vastas llanuras salvajes, ro- deadas de montañas gigantescas, de aspecto árido, y cubiertas de nieve perpetua. Esos contrastes, admirablemente variados, dan al Valle de Tenoxtitlan un sello particular que le permite rivalizar con los más hermosos paisajes de Suiza. La mayoría de las estaciones para los tísicos en otras partes del mundo, se prestan difícilmente á una morada prolongada, 18 porque no son sino lugares pequeños, aislados y tristes, que no permiten satisfacer numerosas necesidades, ni pueden responder á las legítimas exigencias sociales de los enfermos. Sólo México, aparte de su bello clima, presenta á los enfermos las ventajas inestimables de una ciudad grande y hermosa. Nada liay que te- mer aquí de los terremotos, ni de los disturbios políticos. Las revoluciones no se ceban sino en las provincias, y jamas alcan- zan sus desastres á la capital, donde se puede gozar de perfecta seguridad. La población es numerosa, la sociedad muy variada y agradable, y el número de extranjeros es grande, lo cual per- mite á todos encontrarse entre sus compatriotas. Los ricos pue- den vivir cómodamente y llevar, según sus gustos, una vida so- ciable y literaria, ó entregarse, bajo un cielo radioso y en un suelo siempre verde y sembrado de llores, á las inefables dulzuras de una vida contemplativa; y los pobres, además de encontrar re- medio á sus sufrimientos, pueden hallar fácilmente medios de subsistencia. Esta nueva vía abierta al tratamiento de la tisis, nos permite prever, para México, un gran porvenir como estación sanitaria. Millares de enfermos predispuestos á la tisis ó atacados de ella, que aguardan en otros lugares una muerte inevitable, pueden es- perar en las alturas la desaparición de los síntomas inquietan- tes, y aun de toda huella de la temible afección, y pasar su vida sin turbaciones, hasta que llegue su término acostumbrado. El tratamiento tiene que ser largo y perseverante; pero como sus efectos son ciertos é indudables, los enfermos aceptarán cuantos sacrificios sean necesarios para recuperar la salud y encontra- rán valor para emprender el viaje á América, adonde hasta aho- ra no acudían sino en pos de la fortuna. La única cosa que con razón podría inspirar temores á los en- fermos, es el estado sanitario de la ciudad, que deja aún mucho que desear, pues la mortandad general, y sobre todo en los niños, es doble de la de Taris. Consiste ello, en la gran miseria y falta de higiene en las clases bajas, y en el deplorable estado de salu- bridad de la ciudad. Seria posible cambiar semejante estado de cosas, tratando de mejorar la condición material y social de las clases pobres, y empleando varios medios de saniflcacion. El Congreso Médico ha estudiado por mucho tiempo las deli- cadas cuestiones que se relacionan con el saneamiento del Valle y lia indicado los mejores medios para su realización. Ultima- mente se lia formado con este objeto una compañía que lia ob- tenido ya la concesión del Gobierno para llevar acabo la cana- lización y desagüe del Valle y de la ciudad de México, que cuenta con grandes capitales y tiene á su cabeza hombres notabilísimos en saber, actividad é inteligencia: tenemos, pues, plena esperanza de que muy pronto se ponga mano á la grande obra, y entonces la ciudad de México, dotada de un buen sistema de atarjeas y de desagüe, llegará á ser la mejor estación del mundo para los tísicos. Como sucede de ordinario, gran número de médicos y una par- te del público dudarán aún por cierto tiempo, de la acción bené- fica del clima de las alturas para los tísicos; pero á medida que las curaciones sean más numerosas y apreciadas, su reputación se hará universal, la morada en los lugares altos será reconoci- da como uno de los medios más heroicos y más brillantes de la terapéutica contemporánea, y entonces se podrá comparar su importancia al famoso descubrimiento del inmortal Jenner. L. DE BEL1NA.