ELEMEMTOS D K ANATOMIA HUMANA. EXTRACTO DE LA OBRA DE SAITEY POR EL ])R. ROMAN RAMIREZ. PROFESOR DE MEDICINA LEGAL EN LA ESCUELA DE JURISPRUDENCIA 3XJEXICO. Sk IMPRIME' POR ACUERDO DEL SR. LIC. JUSTINO VKKN A N DE/. , Director de da referida Escuela. MEXICO. IMPRENTA V ENCUADERNACIÓN DE ANTONIO VANEO AS ARROVO. Encarnación números 9 y 10. IJ-SÍST. r tejidos diferentes. Los principales tejidos son: el conjuntivo, el cartilaginoso, el óseo ó huesoso, el epite- lial, el muscular y el nervioso. Estos tejidos resultan de la combinación de elementos microscópicos que varían por sus formas y propiedades, pero que todos se derivan de las celdillas embrionarias. El presente capítulo tiene por objeto explicar lo que debemos entender por una celdilla. Las celdillas son cuerpos cuyas dimensiones se apre- cian en milésimos de milímetro. So componen de una masa dq protoplasma, las más veces con un núcleo. En ciertos casos tienen una membrana de envoltura de configuración, consistencia y composición diferentes. Su forma primitiva es esférica por lo menos en elem- briony en algunos tejidos y productos normales y patológicos. Pero juntándose las celdillas, por com- presión y adaptación recíprocas adquieren la forma poliédrica ó la forma plana. Por el mismo mecanismo pueden tomar las formas prismática, cilindrica ó (ió- nica. En otros casos se prolongan en un sentido, agu- zando sus extremidades: toman entonces el nombre de celdillas fusiformes. A veces tienen dos ó más prolongaciones; si las prolongaciones son varias las celdillas se llaman extreliadas ó ramificadas. Elp? otoplasma es una sustancia blanda, trasparen- te, con granulaciones extraordinariamente finas. Al- gunas granulaciones tienen un color oscuro y consti- tuyen el pigmento ó melanina. En los glóbulos rojos de la sangre el protoplasma se llama hemoglobina y tiene una composición sumamente complexa. Mucha ; celdillas tienen granulaciones de grasa en su proto- plasma. Las celdillas están caracterizadas por la presencia de una vesícula compuesta de una membrana de en- voltura y de una sustancia semejante al protoplasma. eou otra vesiculíta más pequeña en su interior. La vesícula es el núcleo y la vesiculita es el nucléolo. Las celdillas pueden tener uno ovarios núcleos, y el núcleo, uno ó varios nucléolos. Son notables las celdillas de la médula de los huesos, llamadas mieloplaxos por la presencia de muchos núcleos en su interior. En cam- bio algunas celdillas carecen de núcleos, como h s superficiales de la epidermis; pero estas celdillas se en- cuentran en la última faz de su evolución. Cada celdilla puede considerarse como un orga- nismo viviente dotado de sensibilidad, de movimiento de nutrición y de reproducción. Estas cualidades pue- 4 (‘('n demostrarse por la observación yla experimenta- ción. Ejemplo: Si se pone un glóbulo blanco de la sangre en el campo del microscopio y en condiciones propias para que siga viviendo, puede advertirse que cambia de forma continuamente. Si se le exita con una corriente eléctrica ó de cualquier otro modo, toma repentinamente la forma esférica como si estuviera muerto, también pueden observarse los movimientos que ejecuta el glóbulo para hacer penetrar en el inte- rior de su sustancia las partículas que se encuentran a su alcance. A veces hallamos dentro de los glóbulos blancos los despojos de los glóbulos rojos. La proli- feración ó multiplicación se descubre con facilidad en las celdillas que provienen del óvulo, en los glóbulos rojos de la sangre del embrión, y en las celdillas de ciertos tumores. Parece que las celdillas tienen una duración limita- d r, por lo menos esto se puede demostrar para muchas de ellas. Las celdillas superficiales de la epidérmis se secan después de haber perdido su núcleo, se despe- gan unas de otras y se desprenden del cuerpo bajo Ja forma de escamitas, imperceptibles de ordinario, pero muy visibles en ciertas enfermedades de la piel. De la boca se desprenden continuamente muchas celdi- llas por el paso de los alimentos y lo mismo sucede en el resto del tubo digestivo. Los glóbulos rojos de la sangre se destruyen sin cesar y son remplazados por otros, formados probablemente á expensas de los glóbulos blancos. Las celdillas que tapizan el interior de las glándulas se renuevan de un modo constante. Muchas celdillas antes de perecer se infiltran de gra- nulaciones grasosas, sobre todo en los estados pato- lógicos. Algunas se infiltran de sustancia calcárea y pueden durar así mucho tiempo, pero al fin acaban por disolverse. Hay celdillas que están dotadas de prolongaciones filiformes extremadamente ténues, llamadas hilos ó pestañas vibrátiles y agitadas constantemente por un movimiento vibratorio; y si la celdilla es libre co- mo el espermatozoide, el filamento le sirve de órgano de locomoción. Juntándose y combinándose con la sustancia inter- celular que las sostiene, y muchas veces cambiando de configuración, es como las celdillas forman todos los tejidos de la economí a. La sustancia intercelular puede ser muy abun- dante como en el cartílago. En cambio es muy escasa en el tejido epitelial que además está caracterizado porque se compone exclusivamente de celdillas y poi- que no tiene vasos en su intimidad. Los elementos que se derivan de las celdillas son principalmente la fibra muscular lisa, la fibra muscu- lar estriada, la fibra de tejido conjuntivo, la fibra elás- tica y la fibra ó tubo nervioso. De todas estas fibras hablaremos á medida que nos vayamos ocupando de los tejidos á que pertenecen. CAPITULO TI. OSTEOLOGÍA. El esqueleto se compone de calavera, columna ver- tebral, tórax, pelvis y extremidades ó miembros. En la calavera se distingue el cráneo y la cara. Los huesos del cráneo son ocho: el frontal, el oc- cipital, los dos parietales, los dos temporales, el esfe- noide y el etmoide. 7 Los huesos de la Cira son catorce: los dos maxila- res superiores, los huesos propios de la nariz, los hue- cos unguis, los malares, los palatinos, el vómer, los (órneles inferiores y el maxilar inferior. La columna vertebral ó raquis se compone de siete vértebras cervicales, doce dorsales, cinco tumbales, sacro y coxis. El tórax está constituido por las vértebras dorsa- les, por las costillas en número de doce de cada lado y por el esternón. Todas las costillas se articulan con el esternón por medio de los cartílagos costales, escoplo las dos últimas derechas é izquierdas llamadas costi- llas falsas ó flotantes. En la parte anterior y superior del tórax están las clavículas, y en la parte posterior y superior, los omó- platos. La pelvis está humada por el sacro, el coxis y les huesos ilíacos. En los miembros superiores él húmero corresponde al brazo; el cubito y el radio al antebrazo; ála mano corresponden el carpo el metacarpo y las falanges. De un modo análogo en los miembros inferiores el fé- mur corresponde al muslo; la tibia yel peroneo ála pierna; y á los piés, el tarso el metatarso y las falanges. Las rótulas están por delante de la articulación de la tibia con el fémur, y el hueso hyzoide en hiparte su- perior del cuello, debajo del maxilar inferior. Para determinar la situación de los huesos se les re- fiere á los diversos planos que circunscriben al cuer- po, y al plano central; algunas veces se toman en con- sideración sus conexiones. Cuando se les refiere áh s planos exteriores ó limitativos, se les distingue entre sí con los nombres de superior, inferior. posterior 8 etc. Y así para indicar la ¡posición que ocupa el fron- tal, diremos que está situado en la parte anterior y su- perior del cráneo, es decir, en aquella parte de la caja craneana que está más cerca de los planos anterior y superior del cuerpo. Considerados en sus relaciones con el plano que di- vide al cuerpo en dos mitades simétricas, los huesos, así como todos nuestros órganos, se distinguen en me- dios ó centrales, y laterales, derechos é izquierdos; líder nos y externos. Las conexiones se invocan, sobre todo, para preci- sar mejor la situación de los huesos de los miembros. Se dice hablando del húmero, que está situado entre el hombro y el antebrazo; hablando del radio, que está situado en el lado externo del cubito. La dirección se determina refiriéndola al plano me- dio á los planos periféricos, y se dice, por ejemplo, que las clavículas so dirigen horizontalmente del plano medio á los planos laterales, ó simplemente, de dentro á afuera. El color exterior de los huesos es blanco mate, un poco azulado en el niño, ligeramente amarillento en la mayor parte de los ancianos. Su dureza y resistencia les permite soportar car- gas considerables sin romperse, pero estas cualidades disminuyen con los progresos de la edad. Los huesos se llaman largos cuando domina en ellos la longitud; anchos si se extienden en superficie, y cor- tos cuando las tres dimensiones se equilibran. Los huesos largos presentan una parte media llam x- da cuerpo ó diáfisis, y dos extremidades ó epífisis, por medio de las cuales se extienden con los huesos corres- pondientes. 9 Se designa con el nombre genérico de eminencias ó apófisis, á todas las partes que forman una saliente en la superficie de los huesos soldándose inmediatam en te con ellos. Las salientes unidas á los huesos por mm capado cartílago toman el nombre de epífisis. Pero como esta capa de cartílago desaparece por los pro- gresos de la osificación, las epífisis se trasforman poco á poco en apófisis. Las apófisis articulares están revestidas de un cartí- lago que facilita su deslizamiento. Las apófisis no arti- culares están cubiertas de partes fibrosas y han reci- bido diferentes denominaciones según su aspecto: im- presiones, lincas, crestas, protuberancias, tuberosida- des, espinas, etc. Las caridades articulares tienen por sitio principal los huesos anchos y las extremidades de los huesos largos, siendo más raras sobre los huesos cortos. Son muy superficiales y están limitadas por un contorno ovalar ó circular: se les dá el nombre de cavidades pte- uoideas. Ejemplos: la cavidad glenoidea del omóplato, la del temporal, la del escafoide, las de las primeras falanges, etc. Dos solamente son hemisféricas y pro- fundas: las caridades cotíloideas destinadas á recibir las cabezas de los fémures. Los huesos frescos, examinados por su interior, tie- nen un color diferente. Unos son de un rojo moreno y así permanecen toda la vida, como el esternón, los cuerpos de las vértebras, los huesos del cráneo, etc. Otros son rojos también en la infancia, pero en el adul- to toman un color amarillento: tales son los huesos de los miembros. Estas diferencias de coloración son de- bidas á la médula que llena las areolas del tejido Ime- 10 soso, y cuya naturaleza varía según los diferentes huesos. Examinados en estado seco, sobre cortes paralelos ó perpendiculares á su dirección, los huesos están cons- tituidos en su periferia por un tejido blanco extrema- damente denso, duro y resistente; é interiormente, por un tejido areolar. El primero se llama tejido compacto. el segundo tejido esponjoso. Es el mismo tejido con propiedades idénticas, variando solamente en cuanto á la forma. En el primer caso se extiende formando una capa más ó ménos gruesa; en el segundo, se divide, se fracciona, dejando entre sus fragmentos que se suel- dan unos con otros, pequeñas cavidades, células (i areolas. Una sección perpendicular al cuerpo de los huesos largos demuestra que en su interior hay un canal, y por una sección paralela conocemos que ese canal se extiende por toda la longitud de la diálisis. Por con- tener la médula ha sido llamado canal medular. En los huesos largos el tejido compacto constituye- las paredes de dicho canal. En las extremidades de los mismos huesos abunda el tejido esponjoso, y el tejido compacto so halla reducido á una laminita muy del- gada. Los huesos anchos se componen de tres capas su- perpuestas. Dos corresponden á las superficies; están formadas rpor tejido compacto y llevan el nombre de tablas. La capa intermedia es esponjosa y en los hue- sos del cráneo toma el nombre de diploe. Los huesos cortos están formados esencialmente de tejido' esponjoso rodeado por una capa de tejido com- pacto. Cuando se somete un hueso al exámen microscó- 11 pico, se observa una disposición estratificada. Las ca pas que lo componen son concéntricas como las que toiman el tronco de un árbol, con la diferencia de que 011 el teJido huesoso hay una multitud de ejes y otros tantos sistemas de láminas dispuestas concéntricamen- Los canalículos por donde corren los vasos ó cana- Uculos de Hacers son muy numerosos. Cada uno de ellos encierra un capilar. Se observan en el tejido com- pacto y son muy raros en el tejido esponjoso. El diá- uietro de los canalículos de Havers varía entre tres y cuarenta centésimos de milímetro. Estos canalículos se anastomozan entre sí lo mismo que los vasos conte- nidos en su cavidad. Considerados en su conjunto ■forman una red cuyas mallas en el cuerpo de los hue- cos largos se alargan en el sentido longitudinal. El tejido huesoso presenta cavidades microscópicas que han sido llamadas sucesivamente: corpúsculos huesosos, corpúsculos negros de los huesos, osteoplas- los. La longitud de los osteoplastos es de 2 á 3 centé- simos de milímetro. Su forma es la de un elipsoide irre- ¿fular con numerosas prolongaciones huecas que se 11a- nian canalículos huesosos, algunas de ellas, ramifica- das y anastomozadas con las prolongaciones vecinas. Cada osteoplasto contiene en su interior una celdilla ramificada cuyas ramificaciones corresponden á las del corpúsculo huesoso. En la composición química de los huesos entra una sustancia orgánica y una sustancia mineral. La pri- mera es análoga á la jelatina; la segunda se compone de íosfato de cal y de magnesia, de carbonato y flua- de cal, y de cloruro de sodio. E’ penosteo es una membrana fibro-elástica que cu- 12 biv los huesos suministrándoles los elementos nece- sario,s para su desarrollo y nutrición. Pero está supli- do < on a entaja por laminas cartilaginosas al nivel de las superficies articulares. Su color es blanco amarillen- to; su espesor es de uno átres milímetros, y está cons- tituido esencialmente por fibras de tejido conjuntivo y libras de tejido elástico. Comprende además en su composición, vasos, nervios y celdillas adiposas. Sus ar- terias fin man una red muy tupida, de la que nace una infinidad de arteriolas que penetran en los canalículos vasculares para distribuir en el tejido huesoso los ele- mentos de su nutrición. En el feto y durante todo el periodo de crecimiento de los huesos, se observa en la cara interna del periosteo una capa de celdillas unidas l>or una sustancia semifluida. Esta capa representa el papel principal en el aumento de espesor de los hue- sos y en la reproducción de los mismos cuando están afectados de necrosis; se ha designado con el nombre de capa osteogena. La sustancia medular ó médula de los huesos, llena las cavidades formadas en su espesor. Su sitio de pre- dilección es el canal de los huesos largos, pero tarín bión existe en el tejido esponjoso. Tiene una consis- tencia pulposa y un color rojo, amarillo ó gris, seo-fin las edades y el estado de saludó de enfermedad. Está c impuesta de celdillas, algunas con muchos nádeos llamadas mieloplaxos; de vesículas adiposas; de tejido conjuntivo; de vasos y de nervios. DESARROLLO DE LOS HUESOS. Al desarrollarse los huesos pasan por tres periodos sucesivos: celuloso, cartilaginoso y óseo. 13 En el estado celuloso, los huesos están constituido; por las celdillas que forman primitivamente todo el cuerpo del embrión, y entonces no se distinguen de. los órganos vecinos. El estado cartilaginoso está caracterizado por la apa- rición de un elemento nuevo, la combina, que viene á agregarse á las células embrionarias para ligarlas y formar con ellas un solo grupo. Este nuevo elemento se deposita simultáneamente en las diversas piezas del esqueleto y en todas las partes de un mismo, hueso. Desde ese momento los huesos presentan un aspecto y una consistencia tales, que ya no permiten confundir- les con los otros órganos. Los cartílagos del embrión están formados por celdillas diseminadas en medio de una sustancia amorfa, elástica y resistente, llamada sustancia, fundamental. Las celdillas están contenidas en cavidades de esta sustancia tapizadas poruña mem- brana que se llama cápsula. Las celdillas con sus cáp- sulas llevan el nombre de condroplastos. A estos ele- mentos se les juntan capilares sanguíneos que se en- cuentran en todos los cartílagos de osificación, peí o que faltan en los cartílagos permanentes. El trabajo de osificación no se apodera á la vez de todas las partes del cartílago, sino que comienza por un punto que corresponde á su centro. En este punto las celdillas crecen yproliferan activamente. Los cartílagos incrustándose de materias calcáreas no producen más que el tejido esponjoso de los huesos; el tejido compacto es formado por el períosteo. La osificación comienza por ei centro de les huesos 1 ajo la foima de puntos ó centres de osificacicnprimi- tivos, que se extienden hácia las extremidades de los huesos largos, la circunferencia de los huesos planos, y la periferia de los huesos cortos. Al gamas veces bas- ta un solo punto para el desarrollo: esto tiene lugar para el parietal, los huesos pequeños de la cara, todos lo.'» huesos del carpo y casi todos los del tarso. Otros huesos comienzan por dos puntos de osificación primi- tivos, como el frontal; ó por tres, como el temporal, el ilíaco y todas las vértebras. Otros nacen de cuatro puntos, como el maxilar superior; ó de cinco, como el occipital; ó de un número mayor como el esfcnoide Pero estos puntos primitivos, á pesar de la extensión considerable que toman, no bastan siempre para la pro- ducción del hueso. Entonces hacia las extremidades ó en la periferia del cartílago nacen otros puntos que al dirigirse al encuentro de los precedentes, completan la obra por ellos comenzada. Estos puntos comple- mentarios son conocidos por el término genérico de epífisis. CAPITULO Til. ARTHROLOGÍA La arthrologia o syndesmologia tiene por objeto el estudio de las articulaciones. Se llama aiticulación, el conjunto de las superficies huesosas que se juntan y de los lazos que las mantie- nen en contacto. Al unirse, los huesos conservan en su mayor parte una independencia completa; pero algunos quedan parcial ó totalmente inmovilizados. De ahí tres gran- des clases de articulaciones: Las articulaciones movibles ó diarthrosis. y , # - - crv-5. j. Las articulaciones semi-movibles ó amphiarthrosis. Las articulaciones inmóviles ó synarthrosis. 15 Las primeras son más numerosas qnc las segundas y las terceras, puesto que todas las articulaciones de h s miembros y una gran parte de las del tronco, per- tenecen ála clase délas diartlrrosis. Lasamphiarthro- sis ocupan la parte média del tronco; las synarthrosis tienen por sitio el cráneo y la cara. 1. Diarthrosis,—Las diarthrosis tienen por atributos superficies independientes, revestidas de una capa de cartílago y ofreciendo una configuración recíproca. Algunas veces estas superficies no se corresponden ó se corresponden de un modo incompleto; pero enton- ces se vé aparecer un fibrocartílago que amoldándose á ella llena los vacíos y establece la correspondencia. Por su forma las superficies articulares de las diar- tbrosis pueden distinguirse según que representan un segmento de esfera, como en la articulación del fémur con el ilíaco; ó un segmento de cilindro, como en la ar- ticulación de la cabeza del rádio; ó que son planas ó ca- si planas, como en la articulación del cuboide con el calcáneo. Hay cartílagos que contribuyen á formar cavidades cuyas paredes están caracterizadas por la resistencia, la movilidad y la elasticidad. Otros mucho más mime- cosos, cubren las superficies por donde se correspon- den los huesos movibles y semimovibles. Los primeros se rodean de una membrana fibrosa, el perichondrio; poseen vasos, y no difieren ó difieren tan poco de los cartílagos de osificación, que se les puede considerar como unos huesos que la naturaleza man- tiene en estado cartilaginoso toda la vida, para llenar fines especiales; tales son los cartílagos costales, los car- tílagos de la laringe, el cartílago de la trompa de Eus- taquio etc. 16 Los segundos no poseen perlcondrlo ni vasos. Se extienden en láminas delgadas en las superficies arti- culares de los huesos, adhiriéndose de una manera ín- tima; facilitan sus movimientos, y las protejen con tan- ta eficacia que las fricciones más duras y más conti- nuadas no tienen sobre ellas la menor influencia. Los cartílagos articulares llamados también cartíla- gos de incrustación se amoldan á las superficies que cubren prestando dimenciones proporcionales á la ex- tención de los movimientos. Su espesor está en razón directa de la presión á que se hayan sometidos. Su superficie libre es notable por su extremada pulimen- tación. Un liquido de consistencia oleosa y de color amarillento, llamado sinovia, la humedece y contribu- ye á comunicarle la propiedad de deslizar sin el me- nor tropiezo al verificarse los movimientos. Los cartílagos no comprenden en su composición más que dos elementos: una sustancia propia ó sustan- cia fundamental y células ó chondroplastos. La sustancia propia, de un blanco opalino á la luz refleja, se vuelve trasparente cuando se divide en ca- pas muy delgadas. Su consistencia ysu dureza, un po- co menores que las del tejido huesoso, son bastante pronunciadas para que la uña no pueda rayarla. Las células, cavidades del cartílago ó condroplastos, están irregularmente diseminadas en. el espesor de la sustancia fundamental. Los condroplastos contienen en su interior una ó varias células, cada una de las cuales so compone de una membrana que contieno un líquido trasparente y un núcleo vesiculoso. jSo se observa en los cartílagos diartrodiales ni ar- terias, ni venas, ni vasos linfáticos, ni filamentos ner- viosos. 17 Los Abro-cartílagos diartrodiales son de dos órdenes: unos están situados entre las superficies articulares y otros alrededor. Los libro-cartílagos interarticulares no se encuentran más que en las articulaciones cuyas superficies no se corresponden: así por ejemplo, en la articulación témporo-raaxilar cuyas dos superficies son convexas; en la articulación estenio-clavicular; en la articulación de la rodilla, y en la del cubito con el carpo. Los libro-cartílagos periarticulares, mucho más nu- merosos, están alrededor de las cavidades. Su destino es acrecentar la capacidad de las cavidades articula- res y proteger su borde, que siendo delgado y cortan- te, está muy expuesto á fracturarse. Los-fibrocartílagos comprenden en su estructura: fibras de tejido conjuntivo que representan el elemen- to principal; fibras elásticas, células de cartílago, ar- terias muy numerosas, venas, nervios abundantes, y por último, una proporción notable de células adi- posas. Los ligamentos son láminas ó cordones fibrosos des- tinados á unir las superficies articulares y á mantener- las en sus relaciones naturales. Su adherencia es tan íntima, que es más fácil desgarrarlos que despegarlos de las partes á qué están unidos. Su forma es muy va- riable; la más notable es la que afecta la disposición de una manga que abraza las dos superficies articulares: entonces toman el nombre de cápsulas ó ligamentos capsulares. Estos no se encuentran generalmente más que en las articulaciones rodeadas por músculos pode- rosos y para las cuales estos músculos constituyen me- dios de unión y de protección; y así, en el hombro, en 18 la cadera, alrededor de los apófisis articulares de to- das las vértebras. Por su cara interna los ligamentos capsulares corres- ponden á la sinovial que los tapiza en toda su exten- sión, y álos fibro-cartílagos periarticulares. Su cara ex- terna está en relación con los músculos y los tendones. Cuando varios ligamentos concurren á mantener las superficies articulares en contacto, se nota que en ge- neral están dispuestos por pares: uno es interno y otro externo; ó bien uno anterior y otro posterior. Siguen en su mayor parte una dirección paralela á la de los huesos y de los tendones; pero algunos se dirijen obli- cuamente. Los ligamentos constituyen una dependencia del sis- tema fibroso. Comprenden en su estructura: fibras la- minosas que representan su elemento fundamental; fibras fusiformes; fibras elásticas, en general muy ra- ras; células de tejido conjuntivo; arterias, venas, ner- vios y vesículas adiposas. Las s¿llovíales son membranas que tapizan las cavi- dades articulares y que depositan en su interior un lí- quido oleoso llamado sinovia. Las sinoviales representan una especie de manga que se extiende de una superficie articular ála otra, deteniéndose alrededor de los cartílagos. Por su cara externa están en relación con los ligamentos. Su cara interna presenta el aspecto liso que es propio de todas las serosas y está humedecida como hemos dicho, por la sinovia. Las membranas sinoviales están formadas de dos ca- pas, una externa célalo-fibrosa, otra interna ó epitelial. Reciben arterias y venas y contienen además, en su es- pesor células adiposas. 19 2. Amphiartrósis.—Las anfiartrósis ó articulacio- nes semimovibles, articulaciones mixtas, están situa- das en la línea media donde se las ye escalonarse en série longitudinal. Todas, por consiguiente, son impa- res y simétricas. Bajo este triple punto de vista difie- ren de las diartrósis que se colocan á la derecha y á la izquierda del plano medio para formar otros tantos pa- res y que se disponen sea en série longitudinal, sea en série trasversal. Su número no es el mismo en todas las edades. En efecto, las cinco vértebras sacras y las cinco vértebras coxígias están unidas entre sí por anfiartrósis. Pero en el niño todas estas amphiartrósis desaparecen á con- secuencia de la soldadura de las vértebras. En el adul- to se ve á menudo que desaparece la amphiartrósis sa- cro-coxígia. En los viejos, otras vértebras más eleva- das se sueldan también á veces. El número de estas articulaciones tiende sin cesar á reducirse; está en ra- zón inversa de la edad. 3. Synarthrósis.—Las synartrósís ó articulaciones inmóviles ocupan el cráneo yla cara. Se distinguen se- gún que los huesos se unen por penetración recíproca ó engranamiento; por recepción de una cresta en una ranura, ó por la yuxtaposición de dos superficies lisas. Al primer género pertenece la sutura parietal; al segun- do, la articulación de la base del vómer con la cresta media del cuerpo del esfenoide; y al tercero la articu- lación de los huesos unguis con los maxilares supe- riores. 20 CAPITULO IV. MYOLOGÍA. La nyología es aquella parte de la anatomía que comprende el estudio de los músculos y de sus anexos. L.OS músculos son órganos esencialmente caracteri- zados por la propiedad que poseen de contraerse, es decir, de disminuir de longitud bajo la influencia de un estímulo. Pero esta propiedad no se manifiesta en condicio- nes idénticas para todos.—Unos llegan como de gol- pe á su mayor acortamiento; se contraen bruscamente y vuelven bruscamente también á su longitud primiti- va.—Los otros se distinguen por caracteres opuestos; su acción, primero apenas sensible, se vuelve más acusada, llega á su máximum de intensidad, después se debilita de más en más hasta el momento en que el músculo entra de nuevo en estado de reposo.—En una palabra, para los primeros, la contracción es viva, enérgica, instantánea; para los segundos, crece y de- crece gradualmente, es lenta para producirse y lenta para extinguirse. A estos dos modos de acción tan diferentes, corres- ponden dos modos de constitución muy diferentes tam- bién.—Los músculos cuya acciones instantánea, están formados de fibras cilindroides en las que se notan estrías trasversales. Los músculos cuya acción es gra- dual se componen de fibras fusiformes donde faltan esas estrías. Existen, pues, dos órdenes de músculos: músculos de fibras estriadas y músculos de fibras lisas. 21 Los músculos estriados situados en su mayor parto en la periferia del cuerpo, agrupados en gran número alrededor de las palancas huesosas que están llama- dos á mover, han sido designados también con los nombres de músculos voluntarios, músculos exterio- res, músculos de la vida animal, Pertenecen casi to- dos, en efecto, á la vida de relación. Los músculos de fibras lisas, anexados por el con- trario á los aparatos de la digestión, de la circulación, de la generación, ocupan sobre todo la cavidad del tronco; han sido llamados, por oposición á los prece- dentes, músculos interiores, músculos viscerales, mús- culos de la vida orgánica. Considerados en su situación, los músculos estria- dos se dividen en tres grupos que han recibido atribu- ciones diferentes. SISTEMA MUSCULAR DE FIBRAS ESTRIADAS, Unos, incomparablemente más numerosos y volu- minosos, se fijan en las diversas piezas del esqueleto v las cubren en su mayor parte: á este primer grupo *e aplican principalmente, las denominaciones de mús- culos exteriores, músculos voluntarios; constituyen los órganos activos de la locomoción. Otros están anexos á los órganos de los sentidos, particularmente en la cara. Su situación es superficial para la mayor parte; los restantes están profundamen- te alojados. Otros dependen de los aparatos de la digestión, de la respiración, de la circulación, de la generación. Los músculos de los dos primeros grupos están sitúa dos casi todos á la derecha y á la izquierda de la línea media del cuerpo. Entre los músculos del tercer gru- 22 po hay muchos por el contrario, que se encuentran situados en el plano medio: tales son los tres cons- trictores de la faringe, los dos planos musculares del esófago, el corazón, el diafragma, el esfincter anal, eto Los movimientos impresos por los músculos están en parte subordinados á su dirección. La dirección de los músculos está representada por su eje, que puede ser rectilíneo, curvilíneo ó quebrado. Para determinar la acción de un músculo rectilíneo basta aproximar sus dos extremidades: los huesos co - rrespondientes son arrastrados en el mismo sentido. Cuando las fibras musculares afectan una dirección curvilínea el primer efecto de su contracción es ende- rezarse ó más bien, disminuir su curvatura, porque es raro que ésta se borre enteramente: así se conducen las fibras del diafragma, del orbicular de los párpa- dos, etc. Pero cuando las fibras representan no simples seg- mentos de anillo, sino anillos completos, su acción tie- ne por resultado exagerar la curva que describen; esto es lo que tiene lugar para las fibras circulares del esó- fago, para las que rodean la porción membranosa de la uretra, y para todos los esfíncteres cuando se con- traen con energía. Los músculos que presentan un codo en su trayecto, ó cuyo eje está quebrado, son conocidos por el térmi- no genérico de músculos reflejos. Para apreciar sus usos, hay que tener en cuenta solamente la parte re- fleja y considerarla como un músculo rectilíneo. Las diferencias que presentan los músculos en cuanto á sus tres dimensiones, permiten referirlos á tres formas principales y dividirlos en largos, anchos y cortos. Los músculos largos ocupan los miembros. Agrupa- 23 dos alrededor de los huesos, los envuelven completa mente y forman á menudo dos capas, una superficial y otra profunda. Las dos capas musculares y los haces que las com- ponen deben su independencia á las láminas fibrosas comprendidas en su intervalo. Los músculos no se ad- ineren á’estas láminas fibrosas sino por un tejido ce- lular extremadamente flojo, que les permite retraerse libremente en la vaina que los rodea. Se considera en los músculos largos una parte me- dia y dos extremidades. La parte media llamada tam- bién el cuerpo ó el vientre del músculo, es en general la más voluminosa; corresponde á la parte más delga; da de los huesos largos y contribuye así á regularizar la forma de los miembros. De las dos extremidades la superior es la más corta y la más considerable, de donde el nombre de cabeza, conque era designada pol- los antiguos que la consideraban como el origen del músculo. La inferior muy larga y más delgada repre- senta su porción terminal. Los músculos anchos se presentan debajo de la piel como el orbicular de los párpados y el cutáneo del cuello; ó debajo de las aponeurósis, como los dos oblicuos y el trasverso del abdomen; ó profundamente ulrededor de las paredes de la faringe y del esófago. Los músculos cortos se encuentran en general en ios puntos donde se necesita más fuerza ó agilidad floe extensión en los movimientos: y así se ven alrede- dor del maxilar inferior, el masctero y los terigoídeos; alrededor del cuello del fémur, el cuadrado crural, los gemelos, los obturadores; pero sobre todo alrededor del ráquis, constituyendo los músculos espinales. Hay músculos que se adhieren á la piel por toda la 24 extensión de su superficie ó solamente por una de sus extremidades: éstos son los cutáneos. Otros se fijan en un órgano para imprimirle movimientos: tales son los músculos oculares. Otros se insertan en una membra- na mucosa, como varios músculos de la lengua y de los lábios; ó bien sobre una membrana fibrosa que cu- bren por todas partes, como los músculos del velo del paladar. Algunos van de un tendón á otro tendón, co- mo los músculos lumbricoides. Hay músculos que se adhieren á los cartílagos, los de la laringe, por ejem- plo. Varios corresponden por una de sus extremida- des á un hueso, y por la otra, en parte ó en totalidad, á una aponeurósis de la que constituyen el músculo tensor. Pero la mayor parte de los músculos se fijan por sus dos extremidades en la superficie del esqueleto. Las depresiones, las salientes, las crestas, las asperezas, las desigualdades de todo género de que está como eri- zada esa superficie, tienen por objeto recoger las in- serciones. Y así se nota que son tanto más pronuncia- das cuanto que los músculos están más desarrollados: de aquí las diferencias que distinguen al esqueleto del hombre del esqueleto de la muger, al de un individuo fuertemente constituido del de un individuo de cons- titución más ó menos débil. Algunas veces se vé que las fibras musculares se in- sertan directamente ó por el intermedio de muy cor- tas fibras aponeuróticas en la superficie de los huesos. Poro en general los músculos se adhieren por un ten- dón á las salientes ó asperezas huesosas. Ese tendón es habitualmente redondo y cilindrico, pero á menudo también, plano y membranoso: toma entonces el nom- bre de aponéurósis de inserción. 25 Los músculos largos están abrazados en cada seg- mento délos miembros poruña fuerte aponeurósis que les constituye una vaina general. Cada músculo su- perficial esta rodeado además, por una vaina secunda- ria dependiente de la principal; y cada músculo pro- tundo por una vaina semejante completada del lado de los huesos por el períosteo. Sobre los músculos anchos las aponeurósis se vuel- ven muy delgadas y adherentes; son más bien célulo- tibrosas que fibrosas. La misma disposición y caracte- res presentan sobre los músculos cortos. Considerados en su conformación interior los mús- culos estriados se componen de dos partes muy dife- rentes. 1° Una parte roja, blanda, reduotible á haces y fascículos de más en más delgados, y finalmente á fi- bras. 2 » Una parte blanca, firme, muy resistente, que constituye los tendones y las aponeurósis de inser- ción. La porción roja ó contráctil, forma el cuerpo de los músculos; la porción blanca ó tendinosa ocupa sus extremidades. Los músculos comprenden en su composición no G solamente el tejido muscular que representa su ele-1 mentó fundamental, sino también tejido conjuntivo, tejido grasoso, arterias, venas, vasos linfáticos, y ner- vios. Hemos visto que el cuerpo carnoso de los músculos está formado de cierto número de haces principales y que cada uno de éstos se puede reducir á haces de ménos en ménos voluminosos. Por este primer análisis, fácil y rápido se llega á un haz tan fino que se presenta bajo el aspecto de una simple fibra, universalmente descrita con el nombre de fibra muscular. Esta fibra fuá considerada al prin- cipio como la parte constituyente 6 elemental de los músculos pero atacándola por procedimientos de aná- lisis más perfeccionados, se puede descomponer á su vez en fibras más delicadas que han recibido el nom- bre de fibrillas. Y así, las fibras musculares represen- tan haces de donados generalmente corno haces pri- mitivos. Microscópicamente, el tejido muscular está consti- tuido por fibrillas. Al agruparse bajo una envoltura común ó surcólemrna:, las fibrillas forman las fibras ó haces primitivos. Por su reunión, éstos producen los iiaces secundarios; y continuándose esta asociación entre haces de más en más voluminosos, nacen suco sivamente los haces ternarios, cuaternarios, etc., y al fin, los haces principales de cuya yuxtaposición resul- ta la masa total del músculo. Las fibras musculares ó haces primitivos tienen un diámetro como de Gá 8 céntésimos de milímetro. Sil forma es irregularmente cilindrica ó prismática. Tie- nen por atributos característicos: estrías trasversales, muy juntas, de color oscuro, alternando con líneas cla- ras que ocupan sus intervalos, y estrías longitudina- les á menudo poco ó nada aparentes, pero que se vuel- ven muy manifiestas cuando se las somete á la acción de los reactivos. Las estrías longitudinales correspon- den á los intersticios de las fibrillas elementales, y las estrías trasversales á los intersticios de los discos en que pueden resolverse los haces primitivos. El snrcolemma ómyolemma, es fino, muy resist ente 27 trasparente, elástico, sin vestigio de estructura, perfec- tamente homogéneo. Presenta núcleos de forma elip- s o idea, de aspecto granuloso, cuyo gran eje se dirijo longitudinalmente. El tejido conjuntivo rodea todos los músculos. Les forma una vaina general, bastante densa en algunos para merecer el nombre de aponeurósis. De la pe- riferia penetra en su espesor, insinuándose primero en- tre los haces principales, después entre los haces y fas- cículos de que se componen éstos, y se extiende en for- ma de tabiques hasta los haces secundarios. El tejido conjuntivo de los músculos tiene algunas libras elásticas, y vesículas adiposas cuyas proporcio- nes varían según la edad, el sexo, la constitución, y también según el estado de salud ó de enfermedad. En los tendones como en los músculos, podemos dis- tinguir unos haces primitivos de cuya reunión nacen los haces secundarios, y del agrupamiento de éstos, los haces ternarios. Solo en los tendones más considera- bles, como el tendón de Aquiles, se descubren haces cuartenarios. Los haces primitivos presentan una forma casi cilin- drica. Se componen de fibras de tejido conjuntivo.pa- ralelas yen contacto inmediato las unas con las otras. En su espesor se notan células estrelladas ó células plasmáticas, numerosas é irregulares, ligadas entre sí por prolongaciones de la más extrema tenuidad. El tejido conjuntivo se extiende por toda la perife- ria de los tendones para formarles una vaina general. Déla cara internade esta envoltura célulo-fib rosa par- ten tabiques que penetran en los intersticios de los haces formándoles otras tantas vainas cada vez más tinas, hasta hacerse simplemente celulosas. Estaenvol- 28 tara de los tendones se compone de haces de fibrillas que se cruzan en todos sentidos, aunque la mayor pa i - te afecta una dirección trasversal. Se encuentran tam- bién algunas fibras elásticas y vesículas adiposas. En el espesor de los tabiques se ramifican los vasos, y los nervios. El tejido muscular se compone de agua, en la pro- porción de 74 por ciento, de fibrina muscular, de al- búmina, de inosita, de creatina, ere adnina, etc.; de materias grasas y de sales representadas principal- mente por fosfatos de potasa y fosfatos de c d. ANEXOS DE LOS MÚSCULOS ESTRIAD )S. Las aponeurósis son láminas fibrosas aplicadas á la periferia de los músculos cubriéndolos en parte ó en totalidad. Estas membranas son notables en los miembros por su espesor y su resistencia; por su color blanco y su aspecto nacarado; por su relación íntima con los músculos que so adhieren en parte ásu cara profunda; y también por sus conexiones con los tendones, que se confunden con ellas por medio de ámplias expansiones. La superficie externa de las aponeurósis de los miem- bros corresponde á la piel, de Ja que está separada por un tejido flojo, célulo-adiposo, llamado fascía super- ficialis. El fascia superficialis estrechamente unido con la piel, permite á ésta deslizar sobre la aponeurósis dentro de ciertos límites, sin que se rompan los vasos y nérvios que atraviesan esas membranas. En la composición de las aponeurósis entra tejido conjuntivo, vesículas adiposas, vasos y nérvios, Las vainas tendinosas son unos arcos fibrosos que 29 sv fijan en los bordes de las canales huesosas por donde corren los tendones, manteniéndolos en su situación al mismo tiempo que les dejan una completa indepen- dencia. Hu estructura es la misma que la de las aponeurósis. Las vainas sinoviales son membranas que pertene- cen á la clase de las serosas y que tienen por uso faci- litar los movimientos de los tendones. Lo mismo que todas las serosas se presentan bajo la forma de un saco sin abertura. Su superficie interna, lisa, está constan- temente humedecida por un líquido oleoso. Su estruc- tura es también, casi la misma que la de las aponeu- rósis. La misma estructura tienen las bolsas serosas, ysu objeto es facilita]' el juego entre diversas partes de los músculos. SISTEMA MUSCULAR DE FIBRAS LISAS. En el aparato de la digestión el sistema muscular de libras lisas se extiende desde la parte media del esófa- go hasta la extremidad inferior del recto. Estas fibras en el largo trayecto que recorren, se dividen en dos planos: un plano subseroso, un plano submucoso. El plano subseroso se subdivide en capa superficial, compuesta de fibras longitudinales; y capa profunda formada de fibras circulares, Una y otra están adheri- das á la membrana que las cubre. El plano submucoso, no ménos extenso que el pre- cedente, se adhiere á la cara profunda de la mucosa, constituyendo su armazón; se compone de innumera- bles haces aplanados como cintas, que se cruzan en to- das direcciones. Una capa celulosa por donde corren vasos y nervios, lo separa del plano sabseroso. En el aparato urinario, el sisteuia muscular Uso abra za el uréter en toda su longitud, después las paredes de la vejiga, y termina por un haz grueso de fibra s circulares que forma el esíiíncter de este órgano. En el aparato de la generación, en el hombro, rodé i todos los conductos que debe recorrer el esperma; y en la muger, todos los que recorre el óvulo. En el aparato de la respiración, hace parte de los conductos destinados á trasmitir el aire atmosférico hasta los pulmones.—En el de la circulación se en- rolla alrededor de los vasos para precidir á la pro- gresión de la sangre y de la linfa.—En los conductos excretores, rodea su túnica mucosa para dirigir el producto de las secreciones á las superficies tegumen- tarias. A la piel están anexos; 1 9 músculos subdérmicos que imprimen á los tegumentos movimientos vermi- culares: tal es el dártos que determina por sus contrac- ciones las arrugas del escroto; 2 ? músculos intradér- micos, en número muy considerable, que se fijan por su extremidad inferior en los bulbos de los pelos, y (pie rodean las glándulas sebáceas para expulsar los líquidos que secretan. Dos músculos lisos pertenecen á la mama: uno de fibras circulares situado debajo de la areola del seno; otro, compuesto de haces longitudinales y oblicuos, comprendido en el espesor del pezón. Cuatro están anexos á la aponeurósis orbitaria y tres al globo del ojo: el músculo ciliar, el esfíncter y el dilatador de la pupila. Otros entran ,enla constitución de la próstata, otros 31 contribuyen á formar las areolas de los órganos créc- tilcs. Comparando los dos órdenes de fibras musculares, estriadas y lisas, bajo el punto de vista de su direc- ción y de su modo de agrupamiento, se puede decir que para las unas domina la dirección rectilínea, y para las otras la curvilínea; que las primeras tienen una gran tendencia á superponerse para formar hace*: que las segundas tienden, por el contrario, á yuxta- ponerse para formar membranas, En el sistema mus- cular estriado, las fibras se juntan á fin de obrar con más fuerza sobre un punto determinado; en el sistema muscular liso, se diseminan por toda la extensión de las cavidades y de los conductos excavados en el se- no del organismo, á fin de imprimir á los líquidos ó sustancias que los recorren, un impulso uniforme y constante. Y así, por un lado, dirección rectilínea, for- ma fasciculada y acción enérgica de los músculos; por el otro, dirección curvilínea, forma membranosa, ac- ción lenta y débil. Los músculos lisos comprenden en su estructura, independientemente de las fibras que representan su elemento fundamental, tejido conjuntivo y vesículas adiposas, fibras elásticas, arterias, venas, vasos lin- fáticos y nervios. Las fibras musculares lisas, vistas con el microsco- pio, se presentan bajo el aspecto de filamentos fusifor- mes, de color pálido, muy cortos y rectilíneos, ofre- ciendo en su parte central un gran núcleo oblongo que las caracteriza esencialmente. Si difieren muy notablemente de las fibras estriadas, por su forma, no difieren ménos por sus dimensiones. La longitud de las fibras estriadas, está determinada por la distancia comprendida entre los dos tendones donde se inser- tan; la de las fibras lisas, se puede estimar, por tér- mino médio, en 5 centesimos de milímetros. El diáme- tro medio de las primeras, mide 5 centesimos; el de las segundas equivale á 6 milésimos de milímetro. CAPITULO V AN GIOLOCH A, La angiología es la parte de la anatomía, que tiene por objeto el estudio del aparato de la circulación. Considerado bajo el punto de vista anatómico, este aparato está formado: 1° por el corazón; 2° por las ar- terias; 3o por los capilares; 4° por las venas; 5° por los linfáticos. CORAZÓN, El corazón, órg'ano que impulsa la sangre, es un músculo hueco, situado en el mediastino anterior, en- tre los pulmones que se separan hácia adelante para alojarlo y el diafragma, sobre el cual reposa por su cara inferior. CONFORMACIÓN EXTERIOR DEL CORAZÓN, Cara anterior ó external.—-Cuando el corazón ha salido del pedio con el origen de los grandes vasos, si se mira por su cara anterior, no se percibe más que los ventrículos; las aurículas quedan ocultadas por los vasos. Se vé entonces una superficie convexa con un surco extendido de la base á la punta, que divide esta cara anterior en dos mitades desiguales. En el surco se halla la arteria coronaria anterior, acompañada por sus venas y por los linfáticos. El ventrículo izquierdo. en razón de su espesor más grande, hace hacia ade- lante una saliente mayor que la del ventrículo dere- cho. Este tiene en la base una dilatación en forma do cono truncado, de don de nace la arteria pulmonar; es el infundibulum, la parte más saliente de la cara an- terior del corazón. Hácia atrás, yun poco ála dere- cha déla arteria mencionada, se ve nacer un segun- do vaso cuyo origen en el ventrículo izquierdo, que- da oculto: es la aorta. Lateralmente, y siempre en la base del corazón, se ven dos apéndices terminados en ángulo romo y más ó menos dentado; uno de ellos, el del lado derecho, abraza el origen de la aorta, mientras que el del lado izquierdo llega á tocar el puntó por donde el infundí- bulum es continuado por la arteria pulmonar. Estos ■son los apéndices auriculares. Cara posterior del corazón .—-Está dividida en dos partes muy distintas por un surco transversal que se- para las aurículas de los ventrículos. Este surco está ocupado por venas y ramas arteriales y por tejido adi- poso. ; El surco intérventricular 'es muy marcado y perpendicular al surco trasversal. Aloja las ramas de las arterias y venas coronarias posteriores. La línea, mterauricular, aunque distinta, es menos pronuncia- da que el surco intérventricular; no es recta siiio que describé una curva de concavidad dirigida á la de- recha. La cara posterior de los ventrículos es casi plana, aunque ligeramente convexa para el ventrículo iz- quierdo. En la cara posterior de la aurícula derecha, se ve Una gran abertura: es la embocadura de la vena cava inferior. Más arriba se halla la abertura de la vena: cava superior. Abajo del seno de la vena cava infe3 ríor, se percibe casi en la mitad de la línea interau- rículo-ventrjcular, la embocadura de la gran vena co roñarla. • v La cara superior de la aurícula izquierda, es tijera- mente oblicua de arriba á abajo y de derecha á iz- quierda. Allí se ven las aberturas de las cuatro ve- nas pulmonares, de las que dos son superiores y dos inferiores. A las aurículas, como hemos dicho, se adjuntan los dos apéndices auriculares, que han sido comparados con una oreja de perro. Por su base están á continua- ción de la aurícula correspondiente; por su vértice más ó ménos dentado, se incurban hácia delante y van á aparecer por la cara anterior del corazón. CONFORMACIÓN INTERIOR DEL CORAZÓN. Ventrículo derecho.-—Se ha comparado la forma de su cavidad con una pirámide triangular, que presen- taría, por consiguiente, tres caras, una base y un vértice. , - - ¡ Las caras de este ventrículo son cóncavas, ménos la cara interna que es convexa y corresponde al tabique interventricular. Casi lisas en la parte más vecina de la base, están, en el resto de su extensión, erizadas de salientes musculares muy numerosas. Estas salientes conocidas con el nombre de columnas carnosas del corazgn, han sido divididas en tres clases. Las unas; músculos papilares i de forma conoide, fijadas por su base en las paredes del ventrículo, terminan en su vértice* poír• pequeñas■ cuerdas tendinosas, que llegan hasta la válvula ¡tricúspide. Las columnas de la se- gunda clase se adhieren por sus dos extremidades á las paredes del ventrículo, pero quedan desprendidas por su parte media. Las de la tercera clase hacen sa- liente en el interior de la cavidad aunque adheridas á las paredes por toda su longitud; estas últimas son las más pequeñas. Las columnas carnosas de segundo y tercer orden son muy numerosas, sobre todo hacia la punta del corazón. Las de primer orden son en el ven- trículo derecho, en número de cuatro á cinco, se divi- dan en su vórtice y cada una de sus divisiones termi- na por un tendón. /' El ventrículo derecho comunica por su base con la aurícula y con la arteria pulmonar, por medio de dos aberturas distintas, v-. OriftoioMuriculo-veritricular.—-Es circular como las otras aberturas cardiacas. En los bordes de este ori- ficio se fija un repliegue membranoso, llamado válvu- la triempided ó trifjiocliina. Esta válvula presenta dos bordes y dos caras: el borde superior se fija alre- dedor del anillo fibro-cirtilaginoso aurículo-ventricii- lar; el borde inferior, libre, está irregularmente festo- neado. De las dos caras de la válvula, una mira la ca- vidad, otra la pared del ventrículo; la primera es lisa: en la segunda, y en el borde líbre, se insertan los ten- dones que provienen de las columnas carnosas. Orificio pulmonar.—Mientras que la abertura prece- dente está situada liácia atrás y á la derecha, el oriíi- Hy IÍ. /VW'VÍ'WVO ñjpA'j '' ció pulmonar está hácia delante, á la mas elevado. Más pequeño que el precedente, queda sepa- rado de él por una saliente musculosa que afecta la forma de una media luna de concavidad inferior. Es- ta saliente limita en el interior del ventrículo derecho, al infundibulum que se dirije hacia arriba y á la iz- quierda, para terminar en el orificio pulmonar. Este orificio es circular y presenta tres válvulas conocidas con el nombre de válvulas sigmoideas; se han compa- rado con unos nidos de paloma, y presentan dos caras y dos bordes. La, cara superior, cóncava, está vuelta Inicia la arteria; la cara inferior, convexa, Inicia el in- fundibulum. Ventrículo izquierdo.—Las paredes de este ventrí- culo, son mucho más gruesas que las del precedente. Este espesor indica una fuerza de propulsión más ‘ grande y en correspondencia con la mayor extensión del camino que ha de recorrer la sangre. Se ha comparado la forma de este ventrículo con un ovoide aplanado de fuera á dentro. Las caras son cón- cavas y están cubiertas de numerosas columnas car- nosas de las tres clases descritas en el ventrículo de- recho. En el ventrículo izquierdo no hay más que dos columnas de primer órden ó músculos papilares, naciendo una de la cara anterior y otra de la cara posterior. Estos músculos se dividen en haces se- cundarios, de donde parte gran número de tendones, que van á las dos mitades correspondientes de la vál- vula mitra!. Orificio aur¿culo-ventricular izquierdo.—Es redon- do y está provisto de una válvula dispuesta como la del ventrículo derecho, pero cuyo borde libre, menos irregular, no presenta más que dos valvas distintas, lo que ha hecho darle el nombre de hicuspidea. Por ha- ber sido comparada con una mitra invertida, ha reci- bido el nombre de válvula mitral. Orificio aórtico.—Completamente análogo al orificio pulmonar del ventrículo derecho, presenta como el válvulas sigmoideas, dispuestas del mismo modo. Es- te orificio no está separado del orificio aurículo-venti i- cular izquierdo poruña saliente muscular,como 16 he* nios visto para el ventrículo derecho. Aurícula derecha.—La cavidad de la aurícula dere- cha es ovoidea. Generalmente se consideran e:i la au- rícula tres caras y dos extremidades La cara interna 6) interauricular, presenta un poco abajo y atrás de su parte central, una depresión conocida con el nombre de fosa ocal. La fosa oval es un vestigio del agujero de fiotal, que en el feto hace comunicar ampliamente las dos aurículas Hacia el fin del segundo mes déla vida intrauterina, se vé levantarse de la parte inferior y posterior de este agujero, una válvula en forma de media luna, que aumenta sucesivamente de extensión, de tal suerte, que en la época del nacimiento llega hasta tapar enteramente la abertura. La cara ántero-inferior, presenta el orificio aúnen- lo-ven tr i cular, ' a a La cara externa está tapizada por gran número de columnas carnosas de tercer órden. La extremidad anterior ó superior de la aurícula, presenta en su parte inferior la abertura del apéndice auricular. Este apéndice, de forma triangular, con la base dirigida hácia la aurícula, presenta en su superfi- cie interna gran número de columnas carnosas de ter- cer orden, cruzadas en todos sentidos. Arriba dé la abertura del apéndice, se halla en la aurícula el orifi- cio de la vena cava superior, gran orificio, desprovisto de válvula y dirigido casi directamente hácia arril a. En la extremidad inferior ó posterior, hay igual- mente dos aberturas; una más externa y más elevada, 38 es el orificio de la vena cava inferior la otra es el ori- ficio de la gran vena coronaria. Aurícula izquierda,—De forma cuboide yde capa-, cidad poco menor que la déla aurícula derecha; esta cavidad cardiaca, nos presenta en su cara inferior el orificio aurículo-ventricular izquierdo. . ¡ La cara anterior es lisa y convexa hácia dentro. La cara externa presenta hácia delante la abertura del apéndice auricular izquierdo, cuya conformación es análoga á la del apéndice del lado derecho. La cara interna, en el feto, presenta la abertura de. agujero de Bota l,y en el adulto, el relieve déla fosa oval. La cara superior presenta cua tro aberturas, dispues tas de dos en dos: son loé orificios de las venas pulmo- nares. desprovistos de válvulas. PERICARDIO. El pericardio es una bolsa libro-serosa, que. envuel- ve completamente el corazón, sin contenerlo en su ca- vidad. Está formado de una lámina fibrosa, gruesa, resistente, constituida por fibras conectivas y clásticas, y tapizada en su superficie interna por una ó varias capas de epitelio. El pericardio puede compararse, por su forma, con un cono, cuya base está hácia abajo yel vértice hácia arriba. La base está íntimamente adherida al centro frénico del diafragma. El vértice se prolonga sobre los vasos, formándoles vainas que muy luego se iden- tifican con su tánica externa. ENDOCARDIOS. Las cuatro cavidades del corazón están tapizadas por una membrana blanca y delgada. La que reviste 11 aurícula se confunde sin línea de demarcación, pa- sando sobre las válvulas aurículo-ventriculares, con la del ventrículo. Hay, por tanto, un endocardio para el corazón derecho y otro para el izquierdo. Estas mem- branas están constituidas por un substratum de libras conectivas y elásticas, cubierto por una capa, epitelial. Se sueldan sin interrupción, la del lado derecho con la túnica interna de las venas cavas, y con la de la ar- teria pulmonar, tapizando las válvulas sigmoideas de este último vaso; la del lado izquierdo con la túnica interna de las venas pulmonares y de la aorta. ARTERIAS. Las arterias son canales membranosos, elásticos y contráctiles, destinados á conducir á la periferia la.saxx- i*re expulsada por los ventrículos. A cada ventrículo corresponde un tronco arterial: ála derecha,,ja arteria pulmonar, encargada de llevar á los pulmones la san- gré veno-a qu e vuelve de las extremidades; ála iz- quierda, la arteria aorta que lleva á nuestros tejidos el liquido nutritivo oxigenado en el aparato respirato- í io. Estos troncos presentan en su origen repliegues valvulares, conocidos con el nombre de válvulas sig- ‘U oí des que se opónen al reflujo del líquido hácia la cavidad ventricular. Hemos estudiado ya estas vál- vulas al hablar de la conformación interior de los ven- tríenlos. Podemos decir que no hay en realidad más que dos troncas arteriales: la arteria pulmonar y la artería aorta, de donde parten ramas que se dividen hasta lo infinito. Pero se ha convenido en llamar troncos á las divisiones principales del árbol arterial. De los tron- cos nacen ramas; de las ramas, ramillas; de las rami- llas, minúsculos. Es fácil comprender, que continuan- do estas divisiones llegamos á los capilares, término del sistema arterial. : í i ‘ ■ Las principales divisiones arteriales, se hacen en ge- neral, al nivel délas garandes segmentación es del cuer- po. En la base del cuello, la aorta suministra las ra- mas de la cabeza y de los miembros superiores; en el ángulo sacro-vertebral nacen las ilíacas; en el codo, la humeral suministra la radial yla cubital; en la,rodilla , la poplítea se divide en tibial anterior y tronco tibio- peroniano. Se puede decir, de un modo general, que en el hombre y los animales superiores, las grandes divisiones arteriales corresponden alas diferentes ar- ticulaciones. "Para las ramillas y los ramúscidosT la regularidad de origen, de dirección y de volumen, es mucho menor: no solamente estas divisiones secundarias y terciarias no se corresponden siempre en dos individuos,, siim que difierená veces en la misma persona de melado al otro del cuerpo. Las divisiones arteriales no son regularmente dia- tómicas; en efecto, cada tronco generador suministra ramas colaterales y murtas terminales. Las primeras, de ordinario mucho más delgadas, están destinadas á nutrir los órganos vecinos; las segundas, más Volumi- nosas, continúan en la dirección del tronco y van más léjos á representar el mismo papel con relación á otros órganos. 41 En general, las arterias afectan una dirección recti- línea; pero si el órgano á donde se dirijen es dó es- tructura delicada, si el choque demasiado enérgico de la columna líquida puede serle perjudicial, se incur- han yse vuelven sinuosas. Las arterias prensentan también esta disposición cuando so hallan en partes cuyos movimientos son numerosos y extensos, ó cuyo volumen está sujeto a variaciones considerables, como las labiales, las uterinas. Cuando un número pequeño de troncos arteriales debe suministrar vasos á órga- nos muy extensos, sea en volumen, sea en superficie, se vé que afectan direcciones particulares; se ineür- ban, reúnen sus ramas, se dividen de nuevo, otra Vez se reúnen y acaban por suministrar gran número de ramillas que llegan á los límites más extremos de los órganos. Así es como se distribuyen la mayor parte de las arterias de las visceras abdominales, yen par- ticular las arterias mesentéricas. Muchas arterias que normalmente son rectilíneas, presentan en los viejos gran número de sinuosidades debidas ála alteración de las paredes y á la pérdida de elasticidad de los vasos. Las arterias están, en general, situadas profunda- mente y tienden á ponerse del lado de la flexión délas articulaciones. Pero aunque profundas, es raro encon- trarlas en relación inmediata con los huesos, dolos que habitualmente están separadas por una capa muscu- lar más ó ménos gruesa. Solo algunas cruzan ó rodean el esqueleto, como la crural, la subclavia, la radial, disposición que los cirujanos han utilizado para la com- presión de estos vasos durante las operaciones, lo mismo que los médicos se han aprovechado de la si- 42 tuación de la arteria radial en el puflo, para la explo- ración del pulso. Otras veces las arterias están contenidas en verda- deros canales huesosos, como la carótida interna en la roca. Esta es una disposición particular necesitada por la distribución de esta arteria en un órgano deli- cado contenido en una caja huesosa. Las arterias caminan por los intersticios muscula- res y sus relaciones con los agentes activos de la loco- moción, son muy importantes. Todos los grandes va- sos arteriales costean un músculo al que son más ó menos pararelos y que ha sido designado por Cruveil- hier con el nombre de músculo satélite. El externo mastoideo es el satélite de la carótida; el bíceps, el de la humeral. Las aponeurósis forman vainas destinadas á aislar los músculos y sobre todo los grupos de músculos si- nérgicos. Además, casi siempre se desdoblan para abrazar en un lóculo especial la arteria y la vena. Ora el nervio está comprendido en este mismo lócu- lo, como el nervio neumo-gástrico en el cuello; ora, y más frecuentemente, está situado en una vaina es- pecial. Toda arteria algo voluminosa está situada debajo de las aponeurósis de envoltura de los miembros; solo por anomalía puede verse alguna inmediatamente de- bajo de la piel. Reunidas con las venas y algunas veces con los ner- vios en una misma vaina aponeurótica, las arterias forman con estos órganos un haz conocido en anato- mía quirúrjica con el nombre d macla de tejido conjuntivo y de fibras elásticas; de una túnica inedia constituida por tejido muscular liso mez- clado con fibras elásticas; y de una túnica interna re- presentada por una lámina amorfa, elástica, tapizada por una capa epitelial. En el espesor y en la superficie de las paredes arte- riales, se ramifican numerosos vasos que han sido de- signados con el nombre de vasa-vasorum. VASOS CAPILARES. Las arterias terminan en los vasos capilares, de don- de ásu vez nacen las venas. Los capilares son vasos innumerables y microscópicos, que forman parte de la trama íntima de nuestros tejidos. Pero no existen en todas partes: no los hay en los tejidos epiteliales, ni ene! cristalino, la córnea y los cartílagos permanentes. Una de las particularidades del sistema capilar, es debida á que las ramas no disminuyen en volumen por la emisión de nuevos ramales, y á que los vasos al anastomosarse, constituyen redes generalmente re- galares y muy características. El diámetro de los capilares varía según las regio- nes á que pertenecen. En el cerebro y en la retina se hallan los capilares más finos; los que están destinados para los músculos tienen un volúmen algo superior; el calibre aumenta en los del tejido conjuntivo, en los de los tegumentos y en los de las mucosas, lo mismo que en los de muchas glándulas, tales como el hígado, los riñones y los pulmones. Los capilares más gruesos son los que circulan en la sustancia medular de los hue- sos. Es de notarse que el diámetro de los capilares más finos, no es inferior á las dimensiones de los gló- bulos de la sangre. El número de los capilares no es siempre el mismo en un punto dado del cuerpo, y los pequeños territo- rios que interceptan en las mallas de sus redes, va- rían igualmente en amplitud, proporcionalmente ála vascularidad de la región. Las regiones mejor dotadas bajo este punto de vis- ta, son sitio de cambios químicos muy importantes; no sucede lo mismo con las partes poco vasculares. El pulmón, que es uno de los órganos más vasculariza- dos, posee la red capilar más rica del organismo. La misma disposición se halla en las otras glándulas; mientras que en las membranas fibrosas, en los tendo- nes, en el neurilcma, se encuentran muy pocos vasos. La forma de las redes capilares depende de la de las partes que nutren, de la textura de los elementos his- tológicos de esas partes ó del modo como se agrupan dichos elementos. Desde luego tenemos la red capilar oblonga que se encuentra en el músculo estriado. Las células adiposas, son elementos redondos de di- mensiones considerables y los capilares se amoldan exactamente á su envoltura, formando una red de ma- llas redondas. Los capilares del hígado presentan un aspecto par- ticular. El hígado se descompone en lobulillos ó aglo- meraciones de células con dirección radiada. El siste- ma capilar, muy desarrollado, se conforma siguiendo esta disposición. En las papilas que se observan en la superficie de la dérmis y que están protejidas por una capa gruesa de células epiteliales, se halla un capilar que sube por un lado de la papila para bajar por el otro. En muchas mucosas hay también grandes papilas, como en la cara dorsal de la lengua, donde forman los corpúsculos del gusto, y sobre todo en el intestino del- gado donde llevan el nombre de vellosidades. En las vellosidades del intestino, el sistema capilar está representado por una asa y entre los vasos que la forman aparece una red capilar. Los glomérulos vasculares del riñón, ofrecen una disposición particular que más tarde estudiaremos Los capilares están constituidos por una capa inter- na epitelial, sostenida exterior mente por tejido con- juntivo y elástico más ó minos imperfectamente des- arrollado. • VENAS. Las venas son canales membranosos destinados á conducir á las aurículas del corazón la sangre que vuel- ve de la periferia; es á saber, al corazón derecho, por intermedio de las venas cavas, la sangre que en la in- timidad de nuestros tejidos perdió sus cualidades nu- tritivas; y al corazón izquierdo, por medio de las venas pulmonares, la sangre que llevada á los pulmones pol- la arteria pulmonar, ha recobrado en ellos sus pro pie- dades primitivas. Además de los sistemas venosos general y pulmo- íu, bJ ■ . ía* . nar, existe ,el sistema de la vena porta que se compo- ne de varias venas que en el abdomen se reúnen en un solo tronco, tronco que á su vez se divide y se sub- divide en la intimidad del hígado para ponerse en co- municación Con otras venas por medio de capilares es- peciales, representando un árbol cuyas raíces están en el abdomen y en el intestino, y las ramas en el hígado. El sistema arterial es notable por la longitud de sus 47 ramas principales, sobre todo de los troncos, y por la brevedad relativa de sus ramificaciones secundarias. EL sistema venoso se distingue, por el contrario, por la longitud de sus ramas y la brevedad de sus tron- cos. Esta disposición tiene por resultado facilitar el movimiento de los líquidos hácia el corazón. La capacidad del sistema venoso es mayor que la del sistema arterial; en efecto, se encuentran siempre dos planos venosos distintos: uno superficial, que ca- mina por el tejido celular subcutáneo; otro snbapc- neurótico y profundo, en relación íntima con los tron- cos arteriales; además, en los miembros, las arterias de mediano calibre van acompañadas siempre por dos venas satélites. Resulta de esta disposición, que el nú- mero de las venas es mucho más considerable que el de las arterias y que la capacidad total del sistema venoso debe ser superior á la del sistema arterial, tanto más cuanto que cada vena tomada aisladamen- te, es, en general, más voluminosa que la arteria co- rrespondiente. Los dos planos venosos tienen comunicaciones fre- cuentes y las venas superficiales vienen en definitiva á desembocar en el plano profundo. Las venas superficiales nacen de las partes tegu- mentarias; presentan siempre una constancia notable en cuanto al lugar donde desembocan y una variedad extremada en cuanto á su origen y su trayecto'. Las venas profundas acompañan á las arterias en su distribución; la descripción de los vasos arteriales da á conocer perfectamente el trayecto de sus venas satélites. En los miembros estas últimas son en nú- mero de dos para cada arteria; están situadas una de cada lado yla enlazan con sus ramas anastoraóticas. En eí tronco yen la cabeza no hay más que mía vena pava cada arteria. La diferencia en el número de las venas y de las arterias, se nota hasta en los grandes troncos; así es como la arteria pulmonar no presenta más que dos ramas de bifurcación, mientras que las venas pulmo- nares son en número de cuatro; la aorta es única, pero existen dos venas cavas y además las venas azygos que ponen en comunicación á las dos primeras. La forma de las venas es cilindrica, pero no tan re- gular como la de las arterias; en efecto, se las mira di- latadas en ciertos puntos y extrechas en otros, lo que les da un aspecto nudoso; jior tanto, no son cilindri- cas más que en el espacio comprendido entre dos nu- dos. Esta apariencia de las venas es debida á la pre- sencia de válvulas en su interior, y estas válvulas no existiendo en los sistemas venosos abdominal y pul- monar, no se encuentra en ellas aquella forma espe- cial al sistema venoso general. Las paredes de las venas tienen un color azulado debido á la sangre que contienen; por eso en las per- sonas que tienen la piel fina y trasparente, puede se- guirse su trayecto á través de los tegumentos. En el cadáver las venas tienen un color más oscuro y están henchidas de sangre; desde que comienza la putrefac- ción, forman debajo de la piel líneas negras ó vio- ladas. Además de las venas subcutáneas, hay otras que no siguen el trayecto de las arterias correspondientes y que merecen mención especial, como los senos de la dura-madre, la vena oftálmica, etc. En los miembros, las venas profundas afectan con las aponeurósis las mismas relaciones que las arterias; pe- 49 vo en la proximidad del tórax y en el cuello se condu- cen de un modo muy diferente. Se adhieren á los pla- nos aponeuróticos de una manera indisoluble, siendo lijadas así tanto en su posición como en su calibre, quie- re decir que quedan abiertas después de su sección. Este hecho se reproduce en la intimidad de ciertos ór- ganos, en el hígado, por ejemplo, donde las hojas íi brosas rodean y sostienen la vena cava inferior y las venas supra-hepáticas. En el tórax y en el cuello, esa adherencia de la vena al tejido fibroso, tiene un objeto especial. Cuando el pecho se dilata en la inspiración, el aire es llamado á los pulmones por la desigualdad de presión, como sucede en un fuelle que se abre, pero al mismo tiempo y por la misma causa la sangre es llamada hácia las aurículas; si las venas vecinas fueran blandas y depresibles, sus paredes se habrían aplica- do la una sobre la otra, bajo la influencia del exceso de presión exterior y la sangre no hubiera podido He gar al corazón; por su adherencia á las lámi- nas fibrosas, las paredes venosas se mantienen abier- tas, y esc aflujo se encuentra más bien facilitado. Pero por otra en razón misma de esta disposi- ción, cuando se hieren las venas en el momento de la inspiración, puede sobrevenir un accidente de los más graves; que el aire se introduzca dentro de las venas. Todos los huesos contienen venas voluminosas rela- tivamente á las arterias que las acompañan. Algunos, como las vértebras y los huesos del cráneo, presentan cu su espesor canales ramificados, comunicando am- pliamente entre sí por medio de sus anastomósis y conteniendo sangre venosa. La estructura de estas ve- 50 ñas huesosas difiere de la de las otras venas del cuer- po, como lo veremos más adelante. Las venas se anastomosan frecuentísimamente y aun bajo este punto de vista se distinguen de las arte- rias. porque éstas ultimas no se comunican, en nene- ral, mas cpie por las ramas secundarias, mientras que las venas pueden comunicar entre sí por las ramas primarias y aun por los troncos. Las válvulas tienen por oficio oponerse á la marcha retrógrada de la sangre, hácia las extremidades. Tan luego como un movimiento de este género tiende a producirse, se abaten, se cierran, y no lo permiten más que en el espacio comprendido entre dos válvu- las. Por la observación atenta de su forma yde su disposición, Harvey llegó á comprender su uso y á descubrir el gran fenómeno de la circulación. Estructura de las venas.—Las paredes de las venas son delgadas, semitrasparentes y muy dilatables, pe- ro menos elásticas que las de las arterias. Se compo- nen de tres túnicas, la interna, la media y la externa. que en lo esencial difieren poco de las correspondien- tes en las arterias. Las venas cerebrales y las de pía-madre, no presen- tan fibras musculares. Los senos de la dura-madre están formados por la duplicación de esta membrana fibrosa, revestida de fibras elásticas, sobre las que reposa un epitelio pavi- mentóse. Los canales venosos del díploe délos huesos del crá- neo, están excavados en la sustancia huesosa y tapi- zados por una lámina delgada de tejido conectivo y clástico, cubierta por una capa epitelial. Cerca de su entrada, en las aurículas, las grandes venas están o- - 51 Deadas por un anillo de fibras musculares estriadas, que son una dependencia de las fibras del corazón. Las venas, como las arterias, están provistas de va- sa-vasoriim y de nervios vaso-motores. 1 VASOS LINFÁTICOS. El sistema linfático es un aparato de canales anexo al sistema venoso, al que lleva de las diversas partes del cuerpo un líquido particular, la linfa, que en el abdomen y bajo ciertas condiciones toma caracteres especiales yha recibido el nombre de quilo. Los va- sos linfáticos nacen de un modo todavía poco conoci- do, de ciertos tejidos de la economía, sobre todo, de las superficies sub-epiteliales,y constituyen desde lue- go troncos que después de haber atravesado una ó varias glándulas linfáticas, van, por último, á termi- nar en las venas subclavias, derecha é izquierda, por dos troncos principales, la gran vena linfática de- vecha yel canal toráxico. El líquido que contie- nen es claro y trasparente, linfa, ó blanco y lechoso, quilo. Según Sappey, los vasos linfáticos nacen de dos re- des superpuestas, una superficial, de mallas redondas y tan finas, que en las papilas más pequeñas de la piel cuentan por centenares; la otra, de mallas poligo- nales é incomparablemente más grandes. La primera, ó la red de los capilicidos y de las la- gunas, representa su origen real; no contiene más que gránulos muy regularmente esféricos y de volúmen desigual. La segunda, ó red de los capilares, de tos tróncalos y de los troncos, es la que se inyec- to con mercurio por el método de Lauth, de Foh- 52 mann y de Panizza; contiene células acumuladas e i gran número en los conductos que contribuyen á for- marla. Los capilares linfáticos comunican con los capila- res sanguíneos por medio de los capilículos. Los linfáticos tienen su origen en la envoltura cu- tánea, en las membranas mucosas, las glándulas, los músculos estriados, los músculos lisos, y en ciertos ór- ganos, como los pulmones y el útero. Muchas partes del cuerpo carecen de vasos linfáti- cos, tales son el tejido conjuntivo, el fibroso, el hueso- so, las membranas serosas y sinoviales, el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico, todos los vasos sanguíneos, y algunas visceras y mucosas. (Sappey.) En el tronco y en los miembros, los linfáticos que emanan de la piel caminan en el espesor de la capa célulo-grasosa subcutánea. Las que nacen de las par- tes subaponeuróticas, se aplican á los vasos sanguí- neos cuyo trayecto siguen en toda su extensión. Por tanto, se les puede distinguir en superficiales y pro- fundos. En las visceras huecas, tales como el estómago y los intestinos, existen también dos planos de vasos linfáticos: un plano superficial ó externo qué nace de la túnica muscular, y un plano profundo ó interno que nace de la túnica mucosa. En las visceras macizas, los conductos linfáticos se dividen igualmente en dos capas. En la superficie del hígado, del testículo, del ovario, etc., se halla un pla- no superficial situado en el espesor de su envoltura fibrosa y un plano profundo en relación con los vasos sanguíneos. 53 Las anastomosis entre los vasos linfáticos superfi- ciales y profundos, son dudosas. Los linfáticos son, en general, rectilíneos, y caminan en línea recta, de tal suerte, que se conservan parale- los en la mayor parte de su extensión. La. forma varía segifn que se consideran en el espe- sor de los órganos ó fuera de ellos. En su espesor tie- nen una configuración cilindrica. Llegados afuera, presentan una série de dilataciones alternando con porciones extrechas, lo que les da un aspecto monili- forme (en forma de collar ó de rosario) caracte- rístico. Los linfáticos se anastomosan con frecuencia y en los miembros forman plexns de grandes mallas elípti- cas y muy largas. Después de haberse dividido y anastomasado varias veces, llegan á los ganglios donde penetran ramificán- dose. De estos mismos ganglios parten otros vasos, ordinariamente menos numerosos y más voluminosos, formando la prolongación de los precedentes. Los va- -B°s que convergen hácia un ganglio para ramificarse en su espesor, lian recibido el nombre de vasos ofe- rentes, y los que parten de él, el de vasos eferentes. Todo linfático atraviesa por lo menos un ganglio antes de abrirse en alguno de los dos troncos que terminan ol sistema absorvente. La superficie interna de los vasos blancos ofrece de distancia en distancia repliegues semilunares que se abaten á manera de válvulas. Estas válvulas son no- tables por la regularidad de su disposición y por su Multiplicidad. Están dispuestas por pares en toda la longitud del vaso, y de tal modo, que permiten el cur- 54 8o de la linfa de los capilares á los troncos linfáticos pero no en el sentido opuesto. El sistema linfático termina por dos troncos, como hemos dicho, el canal toráxico y la gran vena linfáti- ca derecha. El canal toráxico comienza delante de la se «'linda vértebra lumbar, por una dilatación llamada recep- táculo de Pecquet; pasa del abdómen al tórax á través de la abertura aórtica del diafragma; sube vertical- mente por delante de la columna dorsal; después se inclina ála izquierda yse eleva hasta la parte lateral é inferior del cuello; de allí se incurba hácia abajo formando un arco de concavidad inferior y se abre en la vena subclavia izquierda, en la unión de ésta con la yugular interna. La gran vena linfática se dirije de arriba á abajo y de fuera á dentro, para terminar en la subclavia dere- cha al nivel de su reunión con la vena yugular. Reci- be: Io los vasos linfáticos de la mitad derecha de la cabeza y del cuello; 2o los del miembro superior co- rrespondiente; 3o los de la mitad derecha de las pare- des del tórax y del diafragma; 4° los absorventes pro- fundos y ascendentes del hígado y la mayor parte de los absorventes del pulmón derecho. Los vasos que vienen de todas las otras partes del cuerpo se abren en el canal toráxico. Las paredes de los vasos linfáticos son extremada- mente finas, de una trasparencia perfecta y muy re- sistentes. Estos vasos son extensibles y retráctiles, tanto en el sentido trasversal como en el sentido lon- gitudinal. Sus paredes se componen de tres túnicas: una túnica externa formada de fibras de tejido con- juntivo y de fibras elásticas; una túnica media cons- 55 tltuida por fibras elásticas, finas, mezcladas con fibras musculares lisas; y una túnica interna que comprende dos capas, una elástica y otra epitelial. Los linfáticos están provistos de vasa-vasorwn, pero aún se ignora si contienen nervios vaso-motores. GANGLIOS LINFÁTICOS. El número de los ganglios linfáticos es considera- ble; se ha evaluado en seiscientos ó setecientos. Alón- / O ñas veces son solitarios, pero en general se reúnen en grupos. Su situación no tiene nada de fijo; sin embargo, se manifiestan en general, en el trayecto de los vasos sanguíneos; en las regiones más ricas en tejido celu- lar; en la raíz de los miembros; sobre el pedículo vas- cular de los principales órganos. En los miembros ocupan el hueco poplíteo y el pliegue del codo, la in- gle y la axila. En el cuello rodean la carótida primi- tiva y sus dos ramas. En el tronco se multiplican al- rededor del páncreas; delante de la aorta y de la vena cava inferior; en el trayecto de los vasos mesentéii- C3s, esplénicos, hepáticos, renales, pulmonares, etc. Su'forma es ordinariamente la de un elipsoide lije- ramento comprimido. Algunos son circulares y apla- nados, otros hemisféricos, otros completamente re- dondos. Su volumen es muy variable: los más grandes tie- nen el tamaño de una aceituna, los más pequeños son como una lenteja ó como la cabeza de un alfiler. Su color es en general rojizo; algunas veces amari- llento, como en el hígado, ó negro, como en Jaraíz de los pulmones. Su consistencia es firme y bastante análoga á la que presenta la sustancia del hígado. Los ganglios linfáticos están formados exterior men- te por una membrana célulo-fibrosa, delgada, pero re- sistente, que liga y sostiene los otros elementos deque se componen, y que penetra en su espesor bajo la for- ma de tabiques ó trabéculos. Estos trabéculos se diri- jen de la periferia al centro, dividiéndose, adelgazán- dose y atenuándose de más en más. De su unión re- sultan espacios ó areolas que todas comunican entre sí. En el interior de estas areolas se halla el tejido propio de los ganglios formado por tejido conjuntivo reticulado, con una disposición particular. Los vasos linfáticos aferentes atraviesan la túnica externa céla- lo-fibrosa y se abren por los minúsculos que resultan de sus bifurcaciones sucesivas en los senos linfáticos del tejido reticulado; en seguida, estos senos linfáti- cos trasmiten á las radículas de los vasos eferentes la linfa que recibieron de los aferentes. Los ganglios contienen muchos vasos sanguíneos, y los nervios penetran en ellos siguiendo el trayecto de las arterias. CAPÍTULO VI. NEUROLOGÍA. El aparato de la inervación se compone de dos par- tes: Io Una parte central, impar y simétrica, que ocupa las cavidades del cráneo y del ráquis: es el eje cere- bro-espinal ó encéfalo-medular que se designa tam- bién con los nombres de centro nervioso y sistema nervioso central. 2° Una parte ramificada y simétrica también, afec- tando la forma de cordones. Estos cordones son los nervios propiamente dichos; considerados en su con- junto forman el sistema nervioso periférico. La parte central delgada y cilindrica en todo el tra- yecto que recorre por el interior del raquis, termina por su extremidad superior ó cefálica en una porción voluminosa. Preside la sensibilidad, el movimiento y la inteligencia; tiene además bajo su influencia los principales fenómenos de la circulación, de la calorifi- cación y de la nutrición. La parte periférica, irradiándose con sus innumera- bles divisiones por todos los puntos de la economía, liga cada uno de ellos al centro común, haciendo el papel de simple conductor: conductor del sentimiento para los cordones nerviosos que converjen de la peri- feria al centro; conductor del movimiento para los que van del centro á la periferia. Considerado en sus conexiones con los principales órganos de la economía, el aparato de la inncrvación ha sido dividido en dos partes: el sistema nervioso de la vida animal y el sistema nervioso de la vida orgá- nica. El primero comprende el eje cerebro-espinal y todos los nervios que van á los órganos de la vida de relación. El segundo está compuesto de dos largas sé- rica de ganglios, escalonados de cada lado de la co- lumna vertebral, ligados entre sí por cordones longi- tudinales, y formando el punto de partida de los fila- mentos nerviosos que se dirijen á las visceras do la di- gestión, de la respiración, de la secreción urinaria y de la generación. 58 I.—SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. Eíl modo de conformación del eje cerebro-espinal, recnerda el de la cavidad donde está alojado. La par- te de este eje que ocupa el canal raquídeo es larga y redonda; lleva el nombre de me dulcí espinal. La que llena la cavidad del cráneo representa nn segmento de ovoide y ha recibido el nombre de encéfalo. El encéfalo se descompone en cuatro segmentos principales: el cerebro que ocupa la parte superior de la cavidad craneana; el cerebelo situado debajo del cerebro y sobre las fosas cerebelosas; el istmo del en- céfalo, que se extiende del uno al otro, tendido sobre la canaladura basilar; el bulbo raquídeo, que reposa sobre la parte terminal de esa canaladura, al nivel del agujero occipital. LAS DOS SUSTANCIAS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. El eje cerebro-espinal está compuesto de dos sus- tancias que difieren por su color y su consistencia, por los elementos de que están formadas y por las atribu- ciones asignadas á cada una de ellas. Una de las sustancias presenta un color blanco, la otra un color gris. La primera es opaca; se manifies- ta con el mismo aspecto y con el mismo brillo en to- da la extensión de los centros nerviosos. Pero la se- gunda varía mucho bajo este aspecto; reducida á lá- minas finas se vuelve semitrasparente; su color es de un gris casi blanco en la superficie del cerebro, y de nn moreno negruzco ó casi negro en algunos puntos; entre estas dos tintas extremas, se coloca una multi- tud de matices intermedios. La sustancia blanca, aunque muy blanda, posee cierto grado de firmeza que no ofrece la sustancia 59 gris. Esta última está desprovista de toda consisten- cia y por eso ha sido comparada con una pulpa. Las dos sustancias no toman una parte igual en la constitución del sistema nervioso central. Es mucho más abundante la sustancia blanca. En la médula espinal, esta sustancia ocupa la peri- feria y rodea completamente la sustancia gris. En el cerebro y en el cerebelo esta última es la que se ex- tiende por la superficie. En el espesor del encéfalo se mezclan en muchos puntos, y se puede decir que don- de quiera que hay sustancia gris, está mezclada con la sustancia blanca. La sustancia gris comprende en su composición: 1° células nerviosas que representan su elemento esen- cial,^0 tubos nerviosos; 3o una sustancia granulosa que dena los intervalos comprendidos entre las células y los tubos; 4o mielocitos; 5° capilares sanguíneos. A.—Las células nerviosas se llaman también cor- púsculos nerviosos, células y corpúsculos ganglio- nares. Cada célula se compone de una membrana exterior, fina, homogénea yde aspecto flbroide. No todos los autores admiten esta envoltura externa. Dentro de ella está contenida una sustancia trasparente, que al- gunas horas después déla muerte se coagula y se vuel- ve granulosa. En su centro se halla el núcleo consti- tuido por una vesc'cula que contiene un líquido traspa- rente y un nucléolo, raras veces dos. El diámetro de las células varía entre 2 centésimos y un décimo y medio de milímetro; por consiguiente, pueden dividir en grandes, medianas y pequeñas. Las células nerviosas emiten prolongaciones en nú- hiero variable, y bajo este punto de vista se distinguen en unipolares, bipolares, tripolares y multipolares. Las unipolares son redondas ó piriformes, las bipola- res. largas ó fusiformes; las tripolares, más ó menos triangulares. Las multipolares afectan una forma es- trellada. B.—Los tubos nerviosos ó fibras nerviosas se com- ponen también de dos partes; una parte contenida y una parte continente. La parte contenida no es más que la prolongación de las células; forma el eje de la libra nerviosa, de ahí los nombres que ha recibido de cylinder-axis, cilindro-eje, filamento axil. Este fila- mento es trasparente, cilindrico ó un poco aplanado, sólido, pero muy flexible; ofrece en general nn aspecto homogéneo, raras veces finamente granulado ó fi- broide. La parte que rodea al filamento axil es, durante la vida, diáfana y de consistencia viscosa. Después de la muerte se coagula, pierde su trasparencia, se rompe á la menor presión. A esta parte se aplican los nombres de miel ¿na, médula, sustancia medular. En la parte periférica del sistema nervioso, la mieli- na está contenida en una membrana de envoltura: pero en la médula espinal y en el encéfalo falta esta mem- brana ó se halla reducida á un grado tal de tenuidad, que no se ha, podido comprobar su existencia. C,—-La sustancia granulada, bastante abundante y muy pálida, tiene por su aspecto una gran analogía con la que encierran los corpúsculos nerviosos. Mu- chos anatomistas no ven en ella más que una variedad de tejido conjuntivo. D.—Los mielocitos son células y núcleos esféricos ú ovoides, diseminados en la sustancia gris del sistema nervioso central. Los núcleos, más abundantes que 61 las células, tienen un contorno oscuro, y en general están desprovistos de nucléolos. Las células contienen un núcleo semejante á los que preceden. E,-—La sustancia gris es notable por la multiplici- dad de los vasos sanguíneos que recibe. Sus capilares forman una red de mallas finísimas. Lo que más los caracteriza es la, presencia de una vaina trasparente que rodea á cada uno y que contiene un líquido gra- nuloso, vaina señalada por Robin y considerada por él como de naturaleza linfática. La sustancia blanca, mucho más simple que la sus- tancia gris, está compuesta de tres elementos: tubos nerviosos, una sustancia amorfa que sostiene los tu- bos, y capilares sanguíneos. Los tubos nerviosos forman casi la totalidad de la sustancia blanca. Todos están en comunicación con los de la sustancia gris, y todos, por consiguiente, tie- nen su origen en las células ganglionares. Unos son paralelos en una extensión más ó menos grande, otros se cruzan y forman redes á menudo muy complicadas. La sustancia amorfa se considera como una varie- dad de tejido conjuntivo, y ha sido designada con el nombre de neuroglía, Los capilares sanguíneos, mucho ménos numerosos en la sustancia blanca que en la sustancia gris, siguen en su mayor parte la dirección de los tubos nerviosos. ENVOLTURAS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL. Tres membranas llamadas meninges envuelven á los centros nerviosos y son la dura-madre, la aracnoi- de y la pía-madre, w; ■. UMXXi - La dura-madre es la más exterior, la más gruesa y resistente de las tres. &e extiende desde el cráneo has- ta la extremidad inferior del canal sacro, por consi- guiente presenta una porción superior ó craneana, y ana porción inferior ó raquídea. La superficie externa de la dura-madre craneana es desigual, ligeramente rugosa y está en relación inme- diata con las paredes del cráneo, á las que se adhiere como el períosteo se adhiere á los huesos. Presenta varias prolongaciones en forma de vaina que acom- pañan á los vasos y nervios que pasan por los aguje- ros ó canales de la base del cráneo. La superficie interna es húmeda y perfectamente lisa en toda su extensión. Debe ese aspecto á la hoja parietal de la aracnoide que se le adhiere déla mane- ra más íntima. De esta superficie interna nacen pro- longaciones membranosas, recíprocamente perpendi- culares, afectando la forma de tabiques y destinadas á separar las principales porciones del encéfalo. Son en número de cuatro, á saber: la hoz del cerebro, situada entre los dos hemisferios cerebrales; la tienda del cere- belo, tendida como una bóveda arriba de este órgano: la hoz del cerebelo, colocada entre los dos hemisferios cerebelosos, y el repliegue pituitario que rodea al cuer- po pituitario. Estos tabiques membranosos contienen en su espesor unas venas voluminosas llamadas senos: déla dura-madre. La dura-madre craneana está constituida por haces fibrosos, en la trama de los cuales caminan vasos y nervios. La dura-madre raquidiana envuelve la médula es- pinal y se extiende desde el agujero occipital hasta la extremidad inferior del canal sacro, más allá, por con ■ siguiente, de los límites del eje cerebroespinal. Sufor- nía os cilindrica, su capacidad menor que la del canal raquidiano pero más considerable que el volumen de la médula espinal. La superficie externa no presenta liácia atras n ingin na conexión con el canal del raquis del que la separan una grasa blanda, casi difluente, y las venas intrá-ra- quidianas posteriores, Hácia delante, esta superficie ■se adhiere al ligamento vertebral común anterior por medio de filamentos que desde éste van oblicuamente basta su parte media. Lateralmente la dura-madre su- ministra vainas que acompañan á los nervios espina - les al salir por los agujeros de conjugación La superficie interna es lisa y húmeda. Anterior y posteriormente está unida con la pía-madre por medio de filamentos célnlo-fibrosos. Lateralmente se une con la pía-madre por medio de los ligamentos dentados. Entre los dientes de estos ligamentos y al nivel de ca- da par raquidiano, se notan dos orificios separados por un puente vertical; sirven para dar paso, el uno á las raíces posteriores y el otro á las raíces anteriores de los nervios espinales. La dura-madre requidiana, es de naturaleza fibrosa y tiene vasos y acaso nervios, La aracnoide es una membrana serosa, es decir, un saco sin abertura que cubre todo el sistema nervioso 1 h central sin contenerlo en su cavidad.. Tiene una hoja visceral aplicada sobre los centros nerviosos, pero no de una manera íntima; y una hoja parietal adherida á la dura-madre. La primera se compone de tejido con- juntivo condensado, cubierto de epitelio pavimentóse y la segunda solamente de celdillas epiteliales. La pía-madre representa la envoltura más inmedia- ta, más extensa é importante de los centros nerviosos. 64 Lsl pía madre craneana no se conduce en su trayecto como la aracnoide que se aplica sobre las partes sa- lientes y pasa como un puente sobre las partes entran- tes. La pía madre, después de cubrir las primeras, desciende á las cisuras, anfractuosidades y surcos, en una palabra, á todas las depresiones que encuentra. Esta disposición nos manifiesta: Io que sigme muy exactamente las ondulaciones del encéfalo; 2o que co- n esponde a la aracnoide al nivel de las partes salien- tes, pero se separa de ella al nivel de las partes en- llantes, y se aleja tanto más cuanto más profundas son éstas. La supei ficie externa de la pía madre corresponde al líquido céfalo-raquidiano y á la hoja visceral de la aracnoide. Al nivel del punto de emergencia de los cordones nerviosos, la pía-madre se prolonga sobre sus i aices, i odea extrechamente su tronco formándole una v aina celulo-fibrosa, resistente, llamada neurilema. Por su superficie interna la pía-madre está en rela- ción inmediata con el encéfalo, unida con él por medio de arteriolas y vénulas numerosísimas, y ; . v La pía-madre está constituida por una trama de te- jido conjuntivo, donde se reparte una cantidad prodi- giosa de vasos anastoraasados, que sirven para nutrir los centros nerviosos. También posee numerosos ner- vios que siguen el trayecto de las arterias. La superficie externa de la pía-madre espinal está cubierta de ramillas arteriales y venosas que después de anastomosarse, la atraviesan para distribuirse en el espesor de la médula. Cuatro órdenes de prolongaciones nacen de esta su * perficie: filamentosas; 2° prolonga- ciones triangulares ó ligamentos dentados; 3° el liga- mentó coxígío; 4° prolongaciones canaliculadas que rodean las raíces de los nervios. La superficie interna de la pía-madre espinal, está adherida á la médula y emite también varias prolon- gaciones. La estructura de la pía-madre espinal es la misma que la de la cerebral, con la diferencia de que en la primera el elemento fibroso se vuelve dominante. LÍQUIDO CÉFALO—RAQUIDIANO. El volumen del eje cerebro-espinal, es ménos consi- derable que la capacidad de su envoltura fibrosa. En- tre el centro encéfalo-medular y la dura-madre existe un intervalo ocupado por el líquido céfalo-raquidiano que se extiende formando una capa más ó ménos gTuesa, desde la bóveda del cráneo hasta la extremi- dad inferior del ráquis. El líquido está alojado pro- piamente entre la pía-madre y la hoja visceral de la aracnoide; los ventrículos del encéfalo lo contienen también, aunque en mínima cantidad. Tiene la fluidéz yla trasparencia de los líquidos serosos. Es alcalino, de sabor salado y se compone de agua, sales minera- les, albúmina y otros principios orgánicos. y Wmjhx, cU ítfW /WUAM.L'Ok/vujUÍ Las granulaciones meníngeas ó glándulas de Pac- chioni, son corpúsculos situados en el espesor de las envolturas del encéfalo ó en sus intervalos. La mayor parte de estas granulaciones tienen el tamaño de un grano de mijo, y una forma esférica ú ovalar, Son de GRANULACIONES MENÍNGEAS. 66 o- v- >1 consistencia firme, de color gris y se componen de te- jido conjuntivo amorfo, mezclado con gran cantidad de materia inorgánica constituida por fosfato de cal, carbonato de cal y siliza. CEREBRO. El cerebro es la porción del encéfalo que preside las sensaciones, la inteligencia, y lo que se ha llamado voluntad. De los cuatro segmentos que contribuyen á formar la masa encefálica, es el más elevado, volumi- noso é importante. Llena casi todo el cráneo, desde su bóveda hasta su base, reposando sobre la misma base hácia delante, y hácia atrás, sobre la tienda del cerebelo. La cara superior del cerebro está cubierta por los parietales y los temporales lateralmente, por el fron- tal hácia delante, por las fosas occipitales superiores hácia atrás. Presenta en la línea media un surco pro- fundo, la gran cisura del cerebro, y álos lados de esta cisura los hemisferios cerebrales. Cada hemisferio tiene tres caras: Io Una cara interna, plana, vertical, separada de la del lado opuesto por la hoz del cerebro. 2o Una cara externa, convexa, más grande que la precedente, á la que se reúne por un borde semicircu- lar que corresponde en toda su extensión al seno lon- gitudinal superior. 3 > Una cara inferior que hace parte de la base del cerebro y que difiere mucho délas precedentes. La base ó cara inferior del cerebro sostenida en sus dos tercios anteriores, por la base del cráneo, yen su tercio posterior por la tienda del cerebelo, está carac- terizada por su aspecto desigual y accidentado. Estu- diaremos sucesivamente sus partes laterales y su par- te media. V La base del cerebro está formada lateralmente por la cara inferior de los hemisferios, donde se advierten la cisura de Sylvius y los lóbulos del cerebro. La cisura de Sylvius, situada en la unión del tercio anterior con los dos tercios posteriores de la base de los hemisferios, se dirije trasversalmente de dentro á afuera describiendo una curva de concavidad pos- terior. V Su extremidad interna corresponde á los nervios ópticos y olfativos y á la excavación central de la ba- se del encéfalo. Su extremidad externa se divide en dos ramas; una mucho más larga se dirije oblicuamen- te hácia arriba y hácia atrás para perderse en medio de las circunvoluciones de la cara externa de los he- misferios, mientras que la otra, bastante corta, se di- fije hácia arriba y un poco hácia adelante. En el án- gulo de separación de las dos ramas, se observa un grupo de tres ó cuatro circunvoluciones, notables por la profundidad á que están colocadas, por la fijeza de su número y sobre todo por su relación con el cuerpo estriado del que parecen formar una dependencia. A este grupo se ha dado el nombre de Ínsula de Red ó lóbulo del cuerpo estriado. En su parte interna se en- cuentra la sustancia perforada anterior, llamada así por presentar numerosos orificios dispuestos en series Regulares, orificios que sirven para dar paso á los vasos. Los lóbulos del cerebro son en número de dos, uno anterior y otro posterior: toda la parte de la base de • cerebro que está delante de la cisura de Sylvio cons- tituye el primero; todo lo que se halla detrás, compo- ne al segundo. El lóbulo anterior ó frontal, tiene su cara interior limitada hácia adentro por la gran cisura del cerebro, y hácia atrás, por la cisura de Sylvio. En la parte in- terna de esta superficie se observan dos circunvolu- ciones rectilíneas y entre ellas una cinta blanca que constituye el nervio olfativo. El lóbulo posterior ib esfeno occipital, tiene su cara inferior convexa en el tercio anterior, que correspon- de á la fosa cerebral media, y cóncava en los dos ter- cios posteriores que reposan sobre la tienda del ce- rebelo. Examinada de delante á atrás, la parte media de la cara inferior del cerebro nos presenta: La extremidad anterior de la gran cisura del cere- bro; la porción correspondiente del cuerpo calloso y sus dos pedúnculos. Atrás dé estos: la bandeleta, el quiasma y la raíz gris de los nervios ópticos. En el espacio circunscrito por los nervios ópticos y los pedúnculos cerebrales: el túber cinereum con el tallo yel cuerpo pituitarios; después los tubérculos mamilares, y en seguida el espacio interpeduncu- lar. Detrás de la protuberancia: la extremidad posterior del cuerpo calloso, la parte media de la gran hendidu- ra cerebral ó hendidura de Bichat, y en fin, la extremi- dad posterior de la gran cisura ó cisura interhemis- férica. Las circunvoluciones cerebrales, son salientes cilin- droides y sinuosas, cuya disposición recuerda á pri- mera vista la de las circunvoluciones del intestino del- gado. Estas salientes tienen nn órden y nna dirección general sujeta á una ley uniforme y constante. El borde libre, en general redondo y sinuoso, con- curre á formar con el de la circunvolución opuesta otros tantos surcos angulares y también sinuosos, que lian recibido el nombre de anfractuosidades. Cuando se dividen las circunvoluciones en todo su espesor y perpendicularmente á su dirección, se reco- noce que están constituidas: Io por un núcleo de sus- tancia blanca, que se confunde con la sustancia medu- lar de los hemisferios, de la que no es más que una simple prolongación; 2° por una capa de sustancia gris que cubre este núcleo central, extendiéndose de una circunvolución á las circunvoluciones vecinas. CONFORMACIÓN INTERIOR DEL CEREBRO, El cerebro está en relación con el istmo del encéfa- lo, por intermedio de dos grandes haces de sustancia blanca llamados pedúnculos cerebrales; parece forma- do por la expansión de estos pedúnculos que se dirijen oblicuamente hácia arriba, hácia delante y hácia fue- ra, divergiendo y ensanchándose cada vez más. A su entrada en los hemisferios, uno y otro presentan una primera dilatación, el tálamo óptico; y en un punto más elevado, una segunda dilatación, el cuerpo estría- do. Mas allá de éste, irradian en todos sentidos sus fi- bras para terminar en las circunvoluciones. De la marcha divergente de los dos pedúnculos, resulta un espacio angular que se agranda de abajo á arriba, y los pelosos y al contraerse determinan la erección del pelo. En la areola, en el pene, en el escroto y en el perineo hay una capa de fibras musculares lisas, bajo la forma de músculos cutáneos, Las papilas son salientes de muy pequeñas dimen- siones, blandas, flexibles, resistentes y notables por su exquisita sensibilidad. En su conjunto constituyen el cuerpo papilar. Su número es en extremo considerable; en un milí- metro cuadrado se encuentran cien por término me- dio, pero en la palma de las manos y en la planta de los piés, son mucho menos numerosas. Haciendo parte de la dérmis; comprenden en su es- triictura los mismos elementos, y además vasos san- guíneos y linfáticos, tubos nerviosos y corpúsculos del tacto. Las glándulas sudoríferas se presentan con el as- pecto de un tubo enrollado por una de sus extremida- des, que forma el cuerpo ó el glomérulo de la glándu la, mientras que la otra hace el papel de conducto ex- cretor y se abre en la superficie de la piel. El color de las glándulas sudoríferas es amarillento: su número es considerable y su volúmen varía entre ]/io de milímetro y 2 milímetros. Las mayores se en- cuentran en el hueco de la axila y en la areola de 1 js senos. Sus paredes están formadas de tres capas: una capa externa, con fibras elásticas y algunas veces con fibras musculares lisas; en ella se ramifican los capilares san- guíneos de la glándula; una capa media, resistente amorfa; y una capa interna ó epitelial. Las glándulas sebáceas se manifiestan en gran nú- mero en la piel de la frente y de las cejas, alrededor del orificio palpebral, en las partes laterales de la na- riz, en el pabellón de la oreja, en el cuero cabelludo en el pezón, en los órganos genitales externos de la mujer. Son mucho ménos desarrolladas y están mu- cho más diseminadas en los tegumentos del cuello, deí tronco y de los miembros. En la palma de las manos y en la planta de los piés no se encuentran ni vestigios de esas glándulas. Su volúmen presenta tales diferencias, que las más pequeñas igualan apenas á la milésima parte ele las más grandes. Las glándulas sebáceas se dividen en tres clases: La primera comprende todas las glándulas, extre- diadamente numerosas, que desembocan en la cavidad de un folículo peloso. La segunda, todas aquellas, muy numerosas tam- bién, que se abren directamente en la superficie de la piel y que dan paso á un pelo rudimentario. La tercera, las que se abren como las precedentes, en la superficie cutánea, pero cuya abertura no da paso á ningún pelo. Las paredes de las glándulas sebáceas, se componen de una túnica celulosa y de una túnica epitelial, forma- da de células poliédricas que contienen un núcleo y granulaciones grasosas y pigmentarias. Vasos y nervios de la dermis.—Las arterias, una vez que lian llegado á la cara profunda de la piel, y ya reducidas á una gran tenuidad, penetran en las areolas de la dérmis y las recorren de abajo á arriba, pasando por los intervalos de las glándulas á las que abandonan importantes divisiones. Del vértice de las areolas pasan á la parte más densa de la dérmis, se di- viden en ramillas ascendentes y divergentes, después se extienden en la capa subyacente de las papilas en numerosas ramificaciones que se anastomosan forman- do un plexus. De éste nacen los capilares destinados á las papilas. La venas de la piel nacen de las papilas y de la ca- pa superficial de la dérmis. Los vasos linfáticos son muy numerosos, particular- mente en los puntos donde abundan las glándulas y las divisiones nerviosas. Los nérvios forman una red muy fina abajo del cuer- po papilar. En ciertos puntos se desprenden de esta red filamentos que se dirigen á los corpúsculos del tacto. Otros van á perderse en las paredes de los fo- lículos pelosos y de las glándulas sudoríferas, y pro- bablemente también de las glándulas sebáceas. LA EPIDERMIS. La epidérmis esmuebo menos gruesa-que la dermis, pero su espesor varía según las regiones. En la pal- ma de las manos y en la planta de los pies, particu- larmente en el talón, es donde adquiere su mayor es- pesor la capa epidérmica . La epidérmis es flexible, elástica y resistente. Su superficie interna se amolda al cuerpo papilar y se le adhiere de una manera íntima. Suministra una prolongación para cada folículo peloso, para cada glándula sebácea y sudorífera. La epidérmis está formada de una capa profunda ó capa mucosa, y de una capa superficial ó capa córnea. La capa mucosa, red mucosa de Malpighi, se com • pone de células dispuestas en varios planos. Las in- feriores son largas y perpendiculares á la superficie de las papilas. A medida que se alejan de dicha su- perficie se aplanan de más en más. Las primeras son prismáticas, las últimas tienen un contorno exagonal. Su membrana de envoltura es trasparente y su super- ficie externa tiene apéndices en forma de crestas que se engranan con las de las células vecinas.—El núcleo es trasparente, voluminoso, redondo y sin nucléolo.— Las células contienen granulaciones coloridas ó pig- mentarias, de una tenuidad extremada. La capa córnea de la epidérmis es estratificada. Sus células difieren considerablemente de las que forman la capa mucosa puesto que en su cavidad no se en- mientra núcleo, ni granula ciones pigmentarias, ni líqui- do intracelular. La misma cavidad no existe sino co- mo vestigio y solo para las células inferiores; para las más elevadas y aun para las de enmedio se borra com- pletamente porque las paredes se jun tan y después se sueldan. Así conformadas, las células de la capa córnea re- visten en su mayor parte la forma de es cainitas ó la- minillas de contorno irregular, llevando en sus dos (•aras las señales de las células vecinas. PELOS Y FOLÍCULOS PELOSOS. Los pelos son productos epidermoides, filiformes y flexibles, implantados en una depresión de la dérinis llamada folículo peloso. Los folículos se presentan bajo la forma de cavida- des cilindricas que se abren ó en la superficie libre de la piel ó en la cavidad de las glándulas sebáceas. Los folículos que se abren en la superficie de la piel están situados á una profundidad más ó ménos gran- de, en relación con el mayor ó menor desarrollo délos pelos que contienen. Del fondo de los folículos surge una saliente cóni- ca de base inferior: sobre esta saliente ó papila pelosa, se implanta el pelo cubriendo toda su superficie. Es propiamente el órgano productor del pelo y la parte esencial de los folículos. Los folículos pelosos se componen de dos túnicas: una que depende de la dermis, y otra que depende de la epidérmis; por consiguiente, la primera es de natu- raleza conjuntiva y la segunda de naturaleza épiteli al - Los folículos que se abren en las glándulas tienen por atributos comunes: Io su estado rudimen- tario; 2° su situación alrededor de una glándula sebá- cea ó en el intervalo de sus lobulillos; s'* su estructu- ra más simple que la de los otros folículos pelosos. SISTEMA PELOSO. Los pelos existen en toda la superficie del cuerpo escepto en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Se dividen en pelos enteramente desarro- lladlos ó pelos propiamente dichos, y en pelos rudimen- tarios ó vello. El número total de pelos que vegetan en la super- ficie del cuerpo es casi el mismo en las diversas eda- des, en los dos sexos, en todos los individuos y proba- blemente en todas las razas humanas; pero el número de los que pasan del estado rudimentario al de desa- rrollo perfecto es extremadamente variable. Así se explican: Io Las diferencias que observamos entre el sistema peloso del niño y el del adulto. 2o Las que distinguen al sistema peloso de la mu- jer del sistema peloso del hombre. 3° Las diferencias mucho más marcadas catre el sistema peloso del hombre y el de los mamíferos. En estos últimos todos los pelos sufren una evolución com- pleta. Los pelos se componen de tres partes muy distintas: una parte central ó celulosa, y conocida generalmente con el nombre de sustancia medular; una parte inter- media ó fibrosa, llamada sustancia cortical; y una parte periférica ó escamosa, extremadamente fina, que ha sido considerada como su épidérmis. La sustancia medular falta en la mayor parte de los pelos rudimentarios y en algunos de los qüe han lle- gado á su desarrollo completo. Está constituida por células que contienen un núcleo y granulaciones pig- mentarias, iguales á las del bulbo y á las de la capa mucosa de la epidermis. La sustancia cortical es la que toma una parte más importante en la constitución de los pelos. Es común á todos y forma como su armazón; á ella deben su co- lor, resistencia, elasticidad y la mayor parte de sus propiedades. Está estriada en toda su longitud y pre- senta manchas negras ó morenas, irregularmente dise- minadas. Se comjmne también de celdillas que en el origen de la raíz, ó bulbo del pelo no difieren de las de la capa mucosa. Arriba del bulbo las células se alar- gan en un sentido y se estrechan en el otro. En la parte medía de la raíz son ya tan largas y tan finas que se .trasforman en escamas fusiformes con un rudimento de núcleo largo también. La épidérmis de los pelosos una película trasparente é incolora compuesta de dos capas de células alargadas en el sentido trasversal y aplanadas de fuera á adentro. Solamente tienen nú- cleo las células do la capa externa. DS LAS UÑAS. Las uñas son productos epidermoides que afectan en el hombre la forma de escamas blancas, elásticas, trasparentes y comparables por su aspecto y por el conjunto de sus propiedades áunas láminas de cuerno. láminas están encasquilladas en la dérmisqucT reviste la cara dorsal de la última falange de los dedos ó falange ungnal. Debemos estudiar en las mías una parte que hace el oficio de órgano productor, la dérmis peri-unguál, y una parte producida, la uña propiamente dicha, La dérmis peri-ungual es un repliegue de la capa profunda de la piel, que abraza á la uña por sus bor- des superior y laterales y por su cara cóncava. La porción del repliegue dérmico que está en relación con la cara cóncava presenta crestas longitudinales que nacen de su extremidad superior. Las de enmedio descienden verticalmente; las otras describen al prin- cipio un arco paralelo á la ranura de la dérmis, tanto más grande cuanto que son más laterales. En el vér- tice de las crestas están implantadas las papilas déla dérmis sub-ungual. ~ (\ En la uña se distinguen tres partes: la raíz el cuer- po y la extremidad libre. La raíz es la parte de la uña que ocupa la porción media de la ranura lingual. Es delgada, blanda, flexible y comienza por un borde cortante y finamen- te dentado. El cuerpo de la uña tiene una cara posterior con- vexa y libre, con estrías longitudinales, amenudo poco aparentes; y una cara anterior cóncava, adherida á la dérmis sub-ungual. En esta cara se notan surcos y crestas dirijidas longitudinalmente, y en correspon- dencia con las crestas y los surcos de la dérmis. La parte libre de la uña queda separada por un sur- co de la parte correspondiente de la yema de los dedos. Las uñas se componen de células provistas de un núcleo y semejantes á las de la capa mucosa de la epi dérmis. 101 CAPITULO 11. BKMIDO DUL. GUSTO. El sentido del gusto nos da á conocerlas propieda- des rápidas de los cuerpos; reside en la mucosa de la cara dorsal de la lengua. Esta mucosa es notable por el número y el volumen de sus papilas, las que difieren por su forma, dimen- ciones y disposición respectiva. La cara dorsal de la lengua presenta en sus dos ter- cios anteriores un surco intermediario, más ó menos acusado según los individuos. En la extremidad pos- terior de este surco se observa una papila rodeada de un repliegue circular de la mucosa que la cubre en parte ó en totalidad. En este último caso el repliegue lleva el nombre de agujero ciego de Morgagni, De ca- da lado del agujero ciego hay una serie de papilas grandes ó papilas de primer orden, que se dirijen oblicuamente hácia afuera formando una Y abierta por delante. Cada una de ellas está rodeada de un re- pliegue circular que ha sido comparado con un cáliz: de ahí el nombre de papilas caliciformes bajo el cual se las conoce. Delante de la V de las papilas caliciformes' y en to- da la extensión del espacio comprendido entre ellas y la punta de la lengua, se observan otras papilas mu- cho ménos voluminosas que las precedentes, pero mul- tiplicadas en extremo y apiñadas como los filamentos del terciopelo. Entre estas papilas hay algunas abul- tadas en la punta y extrechas en su base: son las pa- pilas fungiformes óde segundo orden. Otras se com- ponen de una base yde prolongaciones que por su conjunto recuerdan el aspecto de una flor más ó mé- n)3 abierta: son las papilas ooroliformes ó de tercer or- den. Otras, en fin, están caracterizadas por su peque- nez extremada y por su forma hemisférica: son las pa- pilas de cuarto órden. Estas últimas son las únicas que existen en la cara inferior de la lengua, irregularmente repartidas en ciertos puntos, y en otros dispuestas en séries lineales y paralelas, En los bordes de la lengua hay toda clase de papi- las, menos las de primer órden. X ESTRUCTURA DE LA MUCOSA LINGUAL. La mucosa lingual, como la piel, está formada de una capa superficial ó epitelial, y de una capa profun- da ó corión mucoso. Tiene además vasos y nervios. El epitelio lingual se compone de tres planos de cé- lulas.—El plano profundo está formado de células lar- gas, perpendiculares á la dérmis, prismáticas y pro- vastas de un núcleo rodeado de granulaciones pigmen- tarias. El plano medio se compone de células aplana- das, poligonales, también con núcleo y granulaciones. El plano superficial difiere según que pertenece á las papilas coroliformes ó á las de primero, segundo y cuarto órden. En estas últimas las células son lameli- formes; en las papilas coroliformes las células se alar- g-an, se vuelven fusiformes y su núcleo tiende á desa- parecer. La dérmis ó corión mucoso, da inserción por su cara profunda á las fibras musculares de la lengua, y se compone de fibras laminosas y de fibras elásticas. Las papilas linguales están formadas de las mismas fibras, y en su espesor van á perderse las últimas di- 103 visiones de las ramas nerviosas y arteriales de la len- gua. Son también el punto de partida de numerosas vénulas y de una prodigiosa cantidad de vasos linfá- ticos. Tres pares de nervios envían divisiones á la muco- sa de la lengua: los trigéminos le dan el nervio lingual, rama voluminosa del nervio maxilar inferior; los glo- so-faringeos le suministran sus ramas terminales; los neumogástricos le ceden algunos ramósculos que pre- vienen del laríngeo superior. El nervio lingual se distribuye en los dos tercios anteriores de la envoltura de la lengua. Las ramas terminales del gloso-faríngeo se ramifican en su tercio posterior. Los minúsculos emanados del laríngeo su- perior, se reparten en la porción de la mucosa situada inmediatamente delante de la epiglótis y privada de la propiedad de ser impresionada por los sabores. Las arterias provienen de la lingual. Las venas for- man tres grupos: uno superior que comprende todas las venas que emanan de las papilas de la cara dorsal de la lengua, y dos laterales ó inferiores que se compo- nen de cada lado de doce ó quince vénulas que de- sembocan en las venas raninas situadas en la cara in- ferior de la lengua. CAPÍTULO 111. HSONTÍIK) I>i;i. OLFATO. El sentido del olfato esta situado á la entrada de las vias respiratorias, abajo del cráneo y de las órbitas, arriba de la boca y del órgano dei gusto. Está compuesto esencialmente de dos cavidades an- fractuosas cubiertas por una membrana dotada de la faculta l de recibir la impresión de las moléculas odo- ríferas de los cuerpos. Las cavidades, separadas por un tabique delgado, llevan el nombre de fosas nasales, y la mucosa que las reviste, el de pituitaria. ESTRUCTURA DE LA PITUITARIA. Una trama fibrosa que forma su armazón ó dermis, una capa epitelial extendida en su superficie, glándu- las numerosas alojadas en su espesor, vasos y nervios, tiles son los elementos que componen la pituitaria. La dermis, ó carion mucoso, está constituida por fi- bras de tejido conjuntivo, agrupadas en fascículos de dirección curvilínea, que se cruzan en su mayor parte circunscribiendo anillos. Por su cara profunda se ad- hiere íntimamente al períosteó, pero las dos capas conservan, sin embargo, los caracteres que las distin- guen. La capa mucosa tiene por atributo las glándulas situadas en su espesor, así como el número, el volu- men y la disposición de sus vasos. El períosteo se compone de fibras de tejido conjun- tivo, de células estrelladas y de vasos sanguíneos.— Los haces de fibras laminosas forman una trama retí- culada donde no se observan nervios, ni fibras elásti- cas, ni tejido adiposo.—Las células estelares son nu- merosas; al unirse por sus prolongaciones, constituyen una red rica y elegante. Los vasos son simples capila- res, de calibre uniforme, variable entre uno y tres con- téstalos de milímetro. La capa epitelial que reviste la superficie libre de la mucosa olfativa, se compone de células largas, cónicas en su mayor parte ó piramidales, vuelto su vértice há- 105 cia el corión mucoso y su basehácia la superfície libro de la membrana. En esta base se observan prolonga- ciones filiformes en número de seis á odio para cada célula, arqueadas y dotadas de movimientos espontá- neos: de ahí el nombre de pestañas vibrátiles que han recibido, y el de epitelio vibrátil aplicado al conjunto de células provistas de pestañas. Cada célula tiene su núcleo En la porción de la mucosa más especialmente afec- tada á la olfacción, faltan las pestañas vibrátiles. De- bajo y en el intervalo de las células desprovistas de pestañas existen otras, las células olfativas, de aspecto fusiforme. Presentan una prolongación superficial, ci- lindrica, que sube hasta la superficie libre de la pitui- taria: y una prolongación profunda con nudosidades, y en comunicación, según Schultze, con los nervios oh tátivos. Cada sentido ha sido dotado de glándulas que le son propias. El sentido del oído nos ofrece á su entrada las glándulas ceruminosas; el sentido de la vista posee las glándulas lacrimales; al sentido del gusto están anexas las glándulas salivares, y al del tacto las glándulas que elaboran el sudor. Pertenecen al sentido del olfato glándulas mucosas numerosísimas y de una estructura bastante compli- cada. En su mayor parte son glándulas en racimo. Las arterias que se distribuyen en la pituitaria, emanan principalmente de la maxilar interna y de la oftálmica. Las venas son numerosas y de un calibre muy supe- rior al de las arterias. Forman un plexus de aspecto varicoso y como cavernoso, de donde parten ramas que van en todas direcciones, pero que se reúnen en tres grupos principales, uno anterior, otro superior, y el tercero posterior. Los vasos linfáticos forman una red muy superficial, de mallas grandes é irregulares. Los nervios de la pituitaria son de dos órdenes, á saber: Io los nervios del primer par ó nervio* olfativos, que le comunican su sensibilidad especial; 2o nervios de sensibilidad general, que provienen de las dos pri- meras ramas del quinto par. CAPITULO IV. / SENTIDO I>E Jj\ VISTA. Io De un órgano fundamental par y simétrico, el globo ocular, que preside á la formación de las imá- genes. El sentido de la vista se compone: 2o De órganos accesorios que tienen por atribucio- nes suspender, mover, asegurar la nutrición ó servir de protección al globo ocular. PARTES ACCESORIAS DEL SENTIDO DE LA VISTA. El tejido adiposo que llena la órbita presenta en su parte anterior una cavidad cupuliforme que recibe al globo ocular. Pero no está en contacto inmediato con el globo sino separado de él por una lámina aponen- rótica delgada, aponeurósis órhito-ocular ó cápsula de Ténon. Esta aponeurósis está separada del globo ocular por tejido laminoso muy fino que facilita sus movimientos á manera de ura sinovia]. 107 Los movimientos del globo ocular son ejecutados por seis músculos: cuatro músculos rectos y dos mús- culos oblicuos, á los que se agrega un músculo desti- nado al párpado superior, el elevador del párpado su- perior. Todos estos músculos, con excepción del pe- pequeño oblicuo se insertan en el fondo de la cavidad orbitaria en una vaina fibrosa, circular llamada ani- llo de Zínn. El elevador del párpado superior se dirijo hácia adelante, debajo de la bóveda orbitaria y llega al pár- padado superior, terminando en un tendón delgado, triangular, que se fija en el borde superior del cartí- lago tarso.—Este músculo está innervado por el mo- tor ocular común. Los músculos rectos son en número de cuatro lla- mados atendida suposición, superior, inferior, externo ó. interno. Forman por su reunión una pirámide cu a- drangular cuya base está en el bulbo y cuyo eje está ocupado por el nervio óptico. Su inserción posterior tiene lugar en el anillo de Zinn y en la vaina del ner- vio óptico. Después se dirijen hácia adelante para ter- minar en el globo ocular, á algunos milímetros fuera de la córnea. El recto externo está innervado por el motor ocular externo, todos los otros lo están por el motor ocular común. El músculo gran oblicuo nace de la parte más pro- funda del ángulo interno y superior do la órbita por un tendón que llegando al borde orbitario pasa por un pequeño anillo libro-cartilaginoso, llamado polea del gran oblicuo. Al salir de la polea, el tendón se re- fleja yse dirige hácia atrás y hácia afuera por deba- jo del recto superior, para insertarse en la parte pos- 108 terior de la esclerótica. Está innervado por el nervio patético. El músculo pequeño oblicuo se fíja en la parte infe- rior é interna del borde orbitario, afuera de la canala- dura lacrimal. En seguida pasa por debajo del recto inferior, rodea la parte inferior y externa del globo ocular, y se fija en la parte posterior y externa de la esclerótica. Está innervado por el nervio motor co- mún. Cejas.—La piel de las cejas es gruesa y parecida á la del cuero cabelludo. Bus movimientos son produci- dos por el músculo superciliar, por el frontal y por el orbicular de los párpados. Párpados.—Los párpados son repliegues membra- nosos que presentan una cara libre, cutánea; una cara posterior en relación con el globo ocular, y un borde libre. La cara posterior de los párpados está tapizada pol- la conjuntiva. Esta se refleja sobre el bulbo ocular formando arriba y abajo un fondo de saco, senos con- juntivales superior é inferior. El borde libre de los párpados presenta un lábio anterior donde se ven las hileras de pestañas,, y un lá- bio posterior que ofrece los orificios regularmente dis • puestos de las glándulas de Mcibomius. En la parte interna de este borde libre se halla un tubérculo sa- liente, papila lacrimal, que lleva el orificio de los pun- tos lacrimales. El ángulo interno ó gran ángulo del ojo ofrece una especie de golfo, lago lacrimal, limitado por la parte del borde libre de los párpados que queda adentro de los puntos lacrimales. Este lago contiene una saliente rojiza, carúncula lacrimal, que sostiene algunos pelos 109 rudimentarios; alucia, de la carúncula hay un replie- gue -semilunar de la conjuntiva cuyo borde libre cón cavo, se dirijo hacia afuera. El ángulo externo ó pequeño ángulo del ojo tiene de- trás un fondo de saco en comunicación con el seno su- perior y el seno inferior. Los párpados se componen de tres capas fácilmente separables: la piel, la capa muscular y los tarsos con la conjuntiva. La piel es muy fina; en el borde libre de los párpa- dos contiene los folículos de las pestañas provistos de glándulas sebáceas voluminosas. La capa muscular se compone del orbicular de los párpados. Los tarsos, llamados también cartílagos tarsos, son dos láminas fibrosas, flexibles, situadas en el espesor de los párpados. Su cara porterior está íntimamente soldada con la conjuntiva. Su cara anterior correspon- de al orbicular de los párpados. Su borde adherente, delgado, está unido al borde orbitario por medio de láminas fibrosas y el del párpado superior da inserción además, al tendón del elevador. Su borde libre, grue- so , se adhiere íntimamente á la piel del borde libre de los párpados. Su extremidad interna se fija en el ten- dón directo del orbicular; su extremidad externa se fija en el borde orbitario externo por medio de un haz de fibras. Los tarsos contienen en su espesor las glándulas de Meibomius. Estas glándulas en número de treinta á cuarenta para el párpado superior, de veinte sola- mente para el inferior se ven en la cara posterior de los cartílagos tarsos bajo la forma de estrías blancas, paralelas, perpendiculares al borde libre de los par- 110 pados. Son glándulas sebáceas que desembocan por un canal excretor común en el labio posterior del bor- de libre de los párpados. La conjuntiva es una membrana mucosa con epite- lis pavimentoso estratificado. En su parte tarsiana presenta algunas papilas y glándulas en tubo poco desarrolladas. Al nivel de los senos superior é inferior posee papilas más desarrolladas y glándulas en raci- mo voluminosas, glándulas lacrimales accesorias. Hay allí también algunos folículos cerrados. En su parte caruncular contiene bulbos pelosos y folículos sebá- ceos voluminosos. La parte ocular, en relación con la esclerótica, está desprovista de papilas y de glán- dulas. Las arterias de los párpados vienen de la oftálmica, de la temporal, de la suborbitaria y de la facial. Las venas subcutáneas se abren en la vena facial, las sub- conjuntivales en la vena oftálmica. Los linfáticos ter- minan en los ganglios submaxilares yparotideos. Los nervios vienen: los sensitivos de la rama oftálmica y del suborbitario; los motores del facial Aparato lacrimal.— Este aparato comprende la glándula lacrimal con sus conductos excretores, y las vías lacrimales compuestas de los conductos lacrima- les, del saco lacrimal y del canal nasal. Las glándulas lacrimales son glándulas en racimo situadas en la parte superior y externa de la órbita. Sus conductos excretores son en número de tres á cin- co, rectilíneos, sin anastomósis, y se abren en la parte externa del seno conjuntival superior. Los conductos lacrimales van de los puntos lacri- males á la pared externa del saco lacrimal. Los puntos lacrimales situados en el vértice de la 111 papila lacrimal, son orificios circulares, elásticos, cu- yo diámetro es de 25 centesimos de milímetro para el superior y algo más para el inferior. De los puntos lacrimales siguen los conductos lacri- males que se dirijen hácia adentro detrás del tendón del orbicular, y se unen formando un solo conducto que se abre en el sacro lacrimal. La mucosa de los conductos está tapizada por epitelio pavimentoso es- tratificado. El saco lacrimal, situado en la canaladura lacrimal de la órbita, forma un cilindro aplanado trasversal- mente, y está tapizado por una mucosa cubierta de epitelio vibrátil. El canal nasal va del saco lacrimal al meato infe- rior. Su dirección es vertical con una lijera curba de concavidad posterior é interna. La mucosa del canal está tapizada en su parte superior de epitelio vibrátil, y en su porción inferior, de epitelio pavimentoso es- tratificado. Esta mucosa, lo mismo que la del saco, contiene algunas glandulitas en racimo. BULBO Ó GLOBO OCULAR. El globo ocular se compone de membranas de en- voltura y de medios trasparentes. Las membranas, en número de tres, son, yendo del exterior al interior: Io la esclerótica, que se une por delante con la córnea para formar la envoltura fibrosa del ojo; 2° la conoide, que se confunde hácia adelante con el iris; 3o la retina■ Los medios trasparentes son, yendo de delante á atrás: Io el humor acuoso, que ocupa las cámaras anterior y posterior: 2° el cristalino; y 3o el humor vitreo. La esclerótica ocupa las cinco sextas partes poste- ríores del bulbo. Su color es blanco en el adulto, blan- co azulado en los niños, amarillento en los viejos. Su cara externa da inserción á los tendones de los múscu- los del ojo, y está cubierta por delante por la conjun - tiva. Su cara interna, morena> corresponde á la coroi- de. Posteriormente presenta una abertura cónica de base posterior para el paso del nervio óptico. Su teji- do, muy denso, fibroso, se compone de haces conjunti- vos que se cruzan en ángulo recto. Estos haces están separados por redes finas de fibras elásticas y por ma - sas pigmentarias. El color moreno de su cara interna proviene de la coroide (lámina fusca). Las arterias de la esclerótica vienen de las ciliares posteriores. La córnea es una membrana trasparente que ocupa la sexta parte anterior del globo ocular. La curva de su cara exterior es más marcada que la de la escleró- tica, pero no es exactamente esférica. La circunferencia está encajada en la abertura an- terior de la esclerótica. En la línea de reunión de las dos membranas: hay un canal circular llamado canal de Schlemm ó de Fontana Su cara anterior es un poco ovalada, con el gran eje trasversal. Su cara posterior es circular. La córnea puede ser dividida artificialmente con un escalpelo en laminillas más ó menos numerosas. Las fibras que constituyen la córnea forman una trama reticulada que ofrece todas las apariencias del tejido conjuntivo. En esa trama existe un gran núme- ro de células estrelladas, unidas entre sí por sus pro- longaciones y formando con sus anastoraósis una red muy elegante. Sobre la cara anterior de la trama reticulada hav 113 ana lámina homogénea, trasparente, que en la prime- ra mitad de la vida mira-uterina contiene una red de capilares sanguíneos. El epitelio de la córnea está formado como el de la conjuntiva, por la prolongación de la capa mucosa de la epidermis, y se compone de muchos planos de célu- las con núcleo y g'ranulaciones. En la cara posterior de la córnea, hay una lámina homogénea y hyalina; es la membrana de Demours ó de Descemet. Su cara cóncava está tapizada por misó- lo plano de células cxagonales, provistas de núcleo. La córnea no tiene arterias ni venas y según Sap- pey, tampoco vasos linfáticos. Sus nervios provienen de los plexus que forman los nervios ciliares alrededor de la extremidad anterior de la eoroide. La eoroide es notable por su color oscuro que com trasta con la tinta clara de las dos membranas que se- para, y sobre todo por su gran vascularidad que la ha hecho comparar con el corión. Está perforada poste- riormente para dar paso al nervio óptico, y anterior- mente para recibir el iris. Se presenta como la escle- rótica, con la forma de una esfera hueca, truncada en ambos polos. Su consistencia es débil y bastante aná- loga á la de la pía-madre, de la que fué considerada mucho tiempo como una prolongación. Su cara exter- na corresponde ála cara interna de la esclerótica. Su cara interna, cóncava, se amolda ála retina. Es más lisa y de un color más oscuro que el de la precedente. La extremidad posterior de la eoroide presenta el orificio que da paso al nervio óptico. La extremidad anterior constituye una zona muy distinta, la zana coro ¿dea, que exteriormente presenta. 114 un color oscuro e» su mitad posterior, y blanco gris en su mitad anterior. Su cara interna es de un color casi negro y corresponde á la zona de Zinn. El borde posterior de la zona ceroidea, ora serrata de los antiguos, se reconoce por su disposición festo- neada y por su color más oscuro. Al nivel de este bor- de es donde termina la retina, uniéndose ála zona de Zinn. El borde anterior de la zona coroidea, está en rela- ción con la circunferencia del iris. La zona coroidea es simple en su mitad posterior. p?ro en su mitad anterior se compone de dos capas. Io Una capa externa gris y lisa, que liga ála coroi- de con la esclerótica y la córnea: ligamento ciliar, mús- culo ciliar. Este músculo está compuesto de fibras Sisas. 2° Una capa interna negra y plegada, que rodea el cristalino y constituye la corona ó cuerpo ciliar. El cuerpo ciliar se presenta al rededor del cristalino con la forma de una corona de pliegues radiados que han recibido el nombre de procesos ciliares. La coroide se compone de tres capas: la superficial ó celulosa; la profunda ó pigmentaria: y la intermedia esencialmente vascular. La capa celulosa se compone de fibras laminosas, de una sustancia propia, granulosa, y de células pigmen- tarias estelares, anastomosadas por sus ramificaciones. La capa profunda ó pigmentaria se compone de cé- lulas planas, exagonales, muy regulares, de volumen igual, y con sus bordes en contigüidad. Todos con- tienen un núcleo y granulaciones pigmentarias. La capa vascular está formada de fibras laminosas yde células pigmentarias ramificadas. Entre todos 115 '■fetos elementos; los vasos se disponen en el órden si- guíente: procediendo de fuera á adentro se encuen- tran primero las venas, después las arterias, y más profundamente los capilares. El iris es un diafragma membranoso, circular y contráctil, perforado en su centro para dar paso á los rayos luminosos, y colocado tras versal mente en el hu- mor acuoso, entre la córnea yel cristalino. Su aber- tura central es la papila, notable por la facultad que tiene de extrecharse y dilatarse alternativamente. Está formado de dos capas: una posterior ó pigmen- taria, representando un epitelio pavimentoso, y otra anterior ó vásculo muscular, que comprende en su es- tructura fibras de tejido conjuntivo y células pigmen- tarias, un músculo de fibras circulares y un músculo de fibras radiadas; nervios, arterias y venas. La retina es una membrana sensible á la luz, donde Se pinta la imágen de los cuerpos exteriores. Está situada entre la coroide yel cuerpo vitreo, y limitada hácia delante por el borde festoneado de la zona de Zinn. Presenta la forma de un segmento de esfera con la concavidad vuelta hácia la pupila. La retina es trasparente y ligeramente opalina; se desgarra con suma facilidad. Su cara externa ó con- vexa se aplica á la capa pigmentaria de la coroide sin adherirse. Al nivel del punto donde termina el diáme- tro ántero posterior del globo del ojo, presenta un surco pequeño, trasversal, en correspondencia con un pliegue trasversal también, situado en el mismo punto de la cara opuesta. El nervio óptico se confunde con la cara convexa en un punto situado en el lado inter- no de dicho surco. La cara interna ó cóncava de la re- tina es lisa y envuelve al cuerpo vitreo. Presenta eil 116 sit parte posterior un pliegue que parece no existir sí no en el cadáver, notable, sobre todo, por la presencia constante de una mancha, la mancha amarilla que cu- bre su porción más saliente. El nervio óptico aparece por la cara interna de Ja retina con la forma de una cúpula circular, perforada en su centro para dar paso á la arteria y vena central es de la retina. A esta terminación del nervio óptico se ha dado el nombre de papila. La retina se compone de cinco capas que se suceden en elórden siguiente, procediendo defuera áadentro: 1° La membrana de Jacob ó capa de los cilindros; 2o La capa granulosa ó de los núcleos; 6° La capa celulosa ó de sustancia gris; 4° La capa fibrosa ó de los cylinder-axis; 5° La capa interna ó limitante. El cuerpo vitreo ocupa los dos tercios posteriores de la cavidad ocular. Es de una trasparencia perfec- ta y tiene la forma de un esferoide excavado por de- lante para recibir la lente cristalina. El cuerpo vitreo está en relación hácia atrás con la retina y hácia adelante con la zona de Zinn y el cris- talino. En el feto existe al nivel de la cúpula del nervio óp- tico un vaso muy importante, la arteria capsular, que, nacida del tronco de la arteria central, de la retina, atraviesa de atrás á delante el centro del cuerpo vi- treo, para ramificarse en la cara posterior del crista- lino. Por los progresos de la edad, la arteria capsular- se oblitera primero y después desaparece. El cuerpo vitreo se compone de una membrana. membrana hyaloidea, que contiene en su cavidad un líquido particular, el humor vitreo. 117 La membrana hyaloidea es lisa por su cara éxü rúa, y por su cara interna presenta una multitud de pro- longaciones que van de la periferia al centro, cruzán- dose y constituyendo areolas. Está formada de una sustancia anhista que contiene algunos núcleos defor- ma irregular, semejantes á los leucocitos. El humor vitreo es un líquido perfectamente traspa- rente compuesto de agua, albúmina y cloruro de sodio. El cristalino es una lente biconvexa, situada entre el humor acuoso y el cuerpo vitreo. Las caras del cristalino son lisas; la anterior cor res- ponde al iris y la posterior al cuerpo vitreo; la prime- ra es ménos convexa que la segunda. El cristalino se compone de dos partes: una parte periférica llamada cápsula, y una sustancia propia que forma el núcleo ó cristalino propiamente dicho. La cápsula del cristalino es una membrana homo- génea, sin estructura, sumamente fina y trasparente. La cara interna de su porción anterior está cubierta por una capa de celdillas planas, exagonales y nucí ca- das. La sustancia propia del cristalino es casi difluente en la periferia, pero su consi -acucia aumenta á medi- da que se acerca uno más al centro. Se compone de láminas superpuestas como las que forman el bulbo de la cebolla. Cada lámina está formada de fibras nota- bles por su aspecto y dirección. El humor acuoso es un líquido que llena la cámara anterior, es decir, el espacio comprendido entre la córnea yel iris. Es límpido, incoloro, fluido como el agua y tiene una composición análoga á la del humor vitreo. 118T.F Lascáiñaras del 6jó sé distinguen en anterior y'-pos* ferian Acabamos de señalar los límites de la primera; la segunda está limitada hacia delante por el iris y há- cia atrás por el cristalino. Es in i > bien virtual que real.'" CAPITULO V. VSCXTUH) DEL OIDO, El sentido del oído se compone de tres partes: la oreja externa, la oreja inedia y la oreja interna. Podemos distinguir en la oreja externa una parte avasada que lleva el nombre de pabellón de la oreja, y una parte tubuliforme que constituye el conducto auditivo externo. El pabellón presenta en su cara externa varias sa- lientes y depresiones. Las salientes son en número de cuatro: la hélice, la ante- hélice, el tragas y el antitra gas. Las depresiones son en número de tres: la ranu- ra de la hélice, la fósela de la ante-hélice y la cavidad de la concha, situada á la entrada del conducto audi- tivo externo. La cara interna del pabellón reproduce la configu- ración de la precedente, pero en sentido inverso. El pabellón termina interiormente en un repliegue cutáneo llamado lóbulo de la oreja. Las partes que entran en la composición de la con- cha ó pabellón de la oreja son las siguientes: un fibra- cartílago al cual debe su elasticidad y su forma; par- tes fibrosas que fijan el cartílago y contribuyen á man- tener sus diversos repliegues; músculos que le impri- men movimientos de totalidad y mo cimientos parciales; 119 nr¡a envoltura cutáneo, rica ¡en glándulas y en íolí < irlos pelosos; arterias, venas, y vasos linfáticos; ner, ríos sensitivos y motores, y finalmente, una capa célulo-adiposa que ocupa con especialidad el lóbulo de la oreja. El conducto auditivo externo so extiende desde la concha del pabellón hasta la pared externa de la caja del tímpano. Se dirije trasversalmente de fuera á aden- tro, y presenta varias inflexiones en su trayecto. Se compone de un armazón que comprende una por- ción fibrosa, una porción cartilaginosa y una por- ción huesosa. Las porciones fibrosa y cartilagino- sa concurren á formar la parte externa del conducto; la parte interna ó huesosa está excavada en el tera _ poral. El conducto auditivo está tapizado por la piel que al nivel de la membrana del tímpano se reduce al es- pesor de una membrana serosa. La cara libre de la piel presenta en su porción externa; Io pelos numero- sos, pero en general rudimentarios; 2o gran número de orificios que corresponden á las glándulas sebáceas y á unas glándulas que secretan una materia amarillen- ta semiconcreta llamada cerumen.—La mitad interna de la misma cara de la piel es lisa, sin pelos ni orificios glandulares. La oreja media es una cavidad llena de aire, formada en el centro de la base de la roca entre el conducto auditivo externo y el laberinto. Por su parte anterior se prolonga hasta la antecavidad de las fosas nasales, tomando el nombre de Trompa de Eustaquio. Por su parte posterior comunica con las células mastoideas del temporal. La caja del tímpano es la porción «lelo oreja media 120 que está colocada cutre el conducto auditivo externo y el laberinto. Ha sido comparada con un cilindro cu- yas bases están tan próximas, que su eje es menos ex- tenso que su diámetro. La pared externa de la caja está formada por la membrana del tímpano que es una lámina circular fi- na y trasparente situada como un tabique, entre la oreja externa y la oreja media. Se compone de tres capas: la externa ó epidérmica, la interna formada pol- la mucosa de la caja, y la intermedia que es de natu- raleza fibrosa. La pared interna de la caja del tímpano es muy irregular. En su centro se observa una saliente redon- da que corresponde al caracol y que forma el promon- torio. Arriba de éste hay un orificio oblongo que con- duce al vestíbulo y que ha recibido el nombre de ven- tana oval. Abajo hay otro orificio, redondo y ménos aparente que conduce al caracol y constituye la ven- tana redonda. Hácia atrás y hácia afuera se ve una saliente tubulada que da paso al músculo del estri- bo: es la pirámide. Enfrente de la pirámide se ha- lla otra saliente tubulada donde se aloja el músculo interno del martillo. La oreja media contiene una cadena de huesos di- minutos, extendida desde la membrana del tímpano hasta el vestíbulo. Esta cadena está consolidada por ligamentos fibrosos, y los huesos que la componen son: el martillo, el yunque, el hueso lenticular y el estribo. El estribo y el martillo son movidos por músculos que llevan una denominación correspondiente. La caja del tímpano y los pequeños huesos que con- tiene, están tapizados por una membrana fina cubier- ta de epitelio pavimentóse. 121 La trompa de Eustaquio comienza en la parte ante* ñor de la caja por un oriñcio bastante grande, se es- trecha al dirijirse hacia el ángulo entrante del tempo- ral, y partiendo de este punto se dilata progresivamen- te hasta terminar en una abertura más amplia que el orificio con que comienza. Esta última porción, que es infundibuliforme. se denomina pabellón de la trompa. La trompa de Eustaquio se compone: De una porción huesosa, excavada en la roca, que se extiende desde la caja del tímpano hasta la espina del esfenoide, y constituye el cono timpánico. De una porción cartilaginosa que consiste en una \amina triangular doblada en forma de media canal, cuya concavidad mira hácia abajo y hácia afuera. De una porción fibrosa que junta con la precedente forma la porción faríngea de la trompa. El conducto está tapizado por una membrana muco- sa, notable por el número considerable de sus glán- dulas. La oreja interna, situada en el espesor de la roca, adentro y un poco atrás de la caja del tímpano, se com- pone: Io De partes duras que hacen el oficio de órganos protectores. 2 * De partes blandas y membranosas donde se dise- minan las últimas divisiones del nervio acústico. Las primeras constituyen el laberinto huesoso, y las segundas el laberinto membranoso. El laberinto huesoso, considerado exteriormente, se confunde con el tejido compacto de la roca. Considerado en su conformación interior, compren- de tres compartimientos principales, dispuestos en un 122 plano paralelo á la caja del tímpano: el vestíbulo que corresponde á la parte media de esta caja, los canales semicirculares situados en su parte posterior, y el ca- rneo/ situado en su parte anterior. A estas tres partes principales se puede añadir él conducto auditivo interno que las precede y les tras- mite las divisiones del nervio auditivo. El laberinto membranoso es un conjunto de láminas blandas, finas y trasparentes, donde se distribuyen las divisiones terminales de los nervios auditivos; debe ser considerádo, por consiguiente, como la parte esencial ó fundamental del sentido del oído. Estas láminas se hallan en todas las partes del laberinto huesoso, pero están conformadas diferentemente en cada una de ellas. En el vestíbulo están representadas por dos vesícu las superpuestas; en los canales semicirculares por tu- bos curbilíneos y sinuosos; en el caracol, por dos cana- es espiroides que forman la porción blanda de la lá- mina espiral. Al rededor de todas estas láminas tan diversamente configuradas, se halla un líquido que la< separa de las paredes huesosas, y en las cavidades que circunscriben hay otro líquido que sostiene sus pa- redes. Los nervios acústicos, al entrar en el conducto au- ditivo interno, se dividen en dos ramas: una anterior ó cocleana, que toma la forma de una lámina enrollada en espiral al rededor de uno de sus bordes, siguiendo exactamente la lámina cribada espiroide del caracol; y otra posterior ó vestibular, que se distribuye en el vestíbulo y en los canales semicirculares. - < TERCERA PARTE. lq&íia. La esplancnologia es la parte de la anatomía que •tiene por objeto el estudio de las visceras. Se designa con este nombre el conjunto de los órganos que presi- den más especialmente á la vida del individuo y á la vida de la especie. Las visceras forman cuatro grupos principales que constituyen los aparatos de la digestión, de la respira- ción, de la secreción urinaria y de la generación. Aun- que llenando funciones esencialmente diferentes, es- tos aparatos presentan en su modo de conformación y de constitución cierta analogía. Todos afectan la forma de un canal cuyas paredes están cubiertas con una membrana mucosa en conti- nuación con el tegumento externo; de ahí el nombre de tegumento interno con que se designa á esta mem- brana. Todos están envueltos en una membrana serosa que los separado las paredes del tronco, y que ofrece la forma de un saco sin abertura. La superficie interna de esta membrana es lisa; la cubre un epitelio pavi- mentóse. Su superficie externa se adhiere por una par- 124 te al aparato de que depende, es decir, á las visceras que lo componen, y por la otra á las paredes de la ca- vidad donde aquellas están alojadas. Las membranas serosas comprenden, por consiguien- te, dos porciones muy distintas, ó más bien, dos hojas, una hoja parietal y una hoja visceral. La hoja parietal está extendida con regularidad. La hoja viscera l afec- ta una disposición muy complicada. Se insinúa entre las diferentes visceras del mismo aparato, en seguida se aplica sobre los vasos y los nervios que de él de- penden, y luego se prolonga hasta alguna de las pa- redes de la cavidad correspondiente para confundirse con la hoja precedente. Independientemente de la membrana mucosa que reviste su superficie interna y de la membrana serosa que cubre su superficie externa, los aparatos destina- dos á la conservación del individuo y de la especie, poseen una túnica muscular intermedia, que se encuen- tra casi en toda su longitud. En la constitución de las visceras entra un gran nú- mero de glándulas que varían mucho por su forma, por su estructura y por su destino. LAS GLANDULAS. Las glándulas son órganos que suministran un pro- ducto particular. Se pueden dividir en dos clases: las que se abren en la piel y las mucosas y las que no tienen ninguna co- municación con estas membranas. Las primeras re- presentan las glándulas propiamente dichas, ó glándu- las verdaderas. Las segundas, constituidas por vesí- culas cerradas, forman las glándulas vasculares san- 125 guineas, llamadas también glándulas falsos ó vesicu- losas. • : Las glándulas de la primera clase son órganos hue- cos que vierten su producto de una manera continua ó intermitente en la superficie libre de los tegumentos. Se llama secreción al acto elaborador del producto, y excreción al act ) de expeler al mismo producto. Reducidas á su mayor simplicidad, las glándulas se presentan bajo dos formas elementales que se compli- can progresivamente. Estas dos formas ó tipos gene- radores, son el tubo y el utrículo. Las glándulas do forma tubulosa son primero sim- ples conductos perpendiculares á los tegumentos do cuyo espesor no pasan. Después los conductos se alar- gan y se enrollan por una de sus extremidades. En un grado más avanzado de complicación, no solo se alar- gan sino que so dividen en varios tubos secundarlos que se enrrollan también en su origen. Finalmente, en su estado más complexo, estos conductos se alar- gan, se ramifican, se enrollan, y aquella de sus partes que sirve de canal excretor se dilata como receptáculo en un punto de su trayecto. Las glándulas que afectan la forma utricular están constituidas en su estado más elemental por un solo utrículo que se abre en la superficie de la piel ó de las mucosas por un orificio microscópico. Las que son ménos simples se presentan con el aspecto de utrículos múltiples, desembocando en una cavidad central des- tinada á recibir el producto común y á trasmitirlo á afuera; las más compuestas, con el aspecto de utrícu- los múltiples, desembocando en una cavidad común prolongada, que se reúne con otros canalículos seme- jantes para constituir una especie de racimo; las más complicadas, en fin, revisten el mismo aspecto que la; precedentes, de las que solo difieren por su conducto principal que se dilata en receptáculo ántes de alcan- zar la superficie donde termina. , Las paredes de las glándulas se componen esencial- mente de una tánica interna epitelial y de una túnica externa de tejido conjuntivo donde se ramifican los vasos y los nervios. Los conductos excretores de las glándulas tienen, además, una túnica muscular inter- media. Las glándulas vasculares sanguíneas son órganos esencialmente compuestos de vesículas cerradas en cuya cavidad se derrama un líquido que es tomado por los capilares para mezclarlo con el de la circula- ción. Se cuentan entre estas glándulas, el cuerpo tiroide, el thymus, el bazo, los folículos cerrados aislados y agminados del intestino, las amígdalas y las glándu- las foliculosas de la base de la lengua, el cuerpo pitui- tario, las cápsulas supra:renales y los gánglios linfá- ticos. En cuanto á la estructura podemos decir de un mo- do general que las glándulas vasculares sanguíneas se componen de tejido conjuntivo reticulado. CAPITULO I. aparato jíj; digestión. El aparato de la digestión se presenta bajo la forma de un canal extendido desde la cara hasta la parte in- ferior del tronco y abierto en sus dos extremidades: en su extremidad cefálica ó bucal para dar paso á los 127 alimentos que deben recorrerlo; en su extremidad pel- viana ó anal para deshechar la parte de los alimentos que no pudo ser utilizada. Este canal bastante estrecho en el trayecto que re- corre de la boca'al diafragma, se dilata súbitamente al entrar en el abdomen; en seguida se estrecha y se vuelve extremadamente sinuoso; después se dilata de nuevo, en su parte terminal. Y así, podemos distinguir en él cuatro partes. La primera, parte superior, parte supra-diafrasmá- tica, del tubo digestivo, se extiende de la boca al estó- mago. Situada en la línea medía, vertical, rectilínea, se desdómpóíie á su vez en tres porciones secunda- rias: la boca, cavidad de recepción de los alimentos; la faringe, cavidad común á las vías digestivas y respiratorias; y el esófago, simple conducto de trasmi- sión. La segunda parte, ó el estómago, es una dilatación conoide situada en la parte superior del abdómen y oblicuamente dirigida de izquierda á derecha, i La tercera parte, ó el intestino delgado se presenta, con el aspecto de un tubo largo, extremadamente si- nuoso, cuyas circunvoluciones suspendidas y como flo- tantes en el abdómen llenan la mayor parte de esta cavidad. - d Wí/w «w mm&o x ulímJfk m va< oJm \ho- m La cuarta, conocida con el nombre de intestino grue- so, reviste también la formade un canal, pero más ancho y mucho ménos largo que el precedente, desigual y aboyado, que enlaza en su trayecto circular toda la masa flotante del intestino delgado, y que en seguida desciende á la pelvis y se aproxima á la línea media donde está colocada su (extremidad terminal. La parte supra-diafragmática del tubo digestivo co- 128 rresponde: por arriba, al.sentido del olfato, que do- mina la cavidad bucal; más abajo, al aparato de la respiración, con el que comunica por intermedio de la faringe; más abajo todavía, al corazón, detrás del cual está situado el esófago, y á la aorta, que este conducto cruza oblicuamente para ponérsele por de- lante. Las otras tres porciones del aparato, designadas co- lectivamente con el nombre de porción suh~diafrag~ mática, ocupan la cavidad del abdomen, que les está especialmente destinada. Con el fin de determinar su situación y las relaciones que afectan, ora entre sí, ora con las paredes de esta cavidad, se ha dividido á esta última en nueve partes por medio de cuatro planos, dos horizontales y dos verticales. Los planos horizon- tales se extienden: el superior del borde cartilaginoso de la base del pecho al mismo borde del lado opuesto, pasando á igual distancia del apéndice xiphoide y del ombligo, el inferior de la espina ilíaca anterior y su- perior del lado derecho ála del lado izquierdo. Los dos planos verticales descienden del borde cartila- ginoso del tórax á la parte interna del pliegue de la ingle. Por los planos paralelos al horizonte, la cavidad del vientre queda dividida en tres grandes regiones: una superior ó epigástrica, una media ó umbilical y una inferior ó hipo gástrica. Los planos paralelos al eje del cuerpo subdividen á cada una de estas regiones en otras tres: dos laterales que han recibido los nombres, procediendo de arriba á abajo, de hipocondrios, flan- cos, regiones iliácas; y una intermedia que forma” la re- gión epigástrica, propiamente dicha, ó epigastrio, la región umbilical y la región hipogástrica ó hipogastrio. 129 BOCA. La boca está limitada hacia abajo por la lengua y por la parte más elevada del cuello, que le sirve de pi- so; hácia arriba por la bóveda palatina que la separa de las fosas nasales; trasversalmente se extiende de la mejilla de un lado á la del lado opuesto, y en el sentido ántero posterior desde los lábios hasta la fa- ringe con la que comunica por medio de un gran ori- ficio. Los lábios se componen de cuatro capas: una capa media ó muscular que forma la mayor parte de su es- pesor, una capa anterior ó cutánea, y una capa poste- rior ó mucosa provista de glándulas numerosas. Com- prenden, además, en su estructura, gran número de arterias, venas y vasos linfáticos, nervios y tejido ce- lular. Las mejillas constituyen las paredes laterales de la boca. Se componen de cinco capas: la cutánea, la músculo-grasosa, la fibrosa, la muscular y la mucosa. Contienen, además, en su espesor, algunas glándulas salivares y el conducto de Sténon, arterias, venas, va- sos linfáticos y nervios. La bóveda palatina ó paladar, forma los dos tercios anteriores de la pared superior de la boca. Está limi- tada hácia delante por la curva parabólica que descri- be el arco dentario superior, y posteriormente se con- funde con el velo del paladar que la prolonga hasta la faringe. El paladar se compone de tres capas: una superior huesosa, una inferior mucosa y una intermedia de na- 130 turaleza glandulosa. Concurren también para formar- lo, nervios, vasos y tejido celular. El velo del paladar es un tabique músculo-membra- noso, situado en la parte posterior de la bóveda pala- tina. Tiene la figura de un cuadrilátero cuyo borde inferior se prolonga en forma de cono en la línea me- dia, y de cada lado se divide en dos columnas ó pila- res para terminar por una parte en los bordes de la lengua, y por la otra en la pared posterior de la fa- ringe. Entre estos pilares se observa una depresión profunda, donde se hallan alojadas las amígdalas. La prolongación central y conoide del borde inferior del velo del paladar, se llama úvula. El istmo de la gar- ganta está circunscrito: arriba, por la parte media del borde posterior del velo del paladar, abajo por la base de la lengua, á los lados por los pilares anteriores. Todo lo que queda delante de este orificio, pertenecí* á la cavidad bucal, todo lo que está detrás pertenece á la cavidad faríngea. Los pilares posteriores circuns- criben un orificio que hace comunicar á la faringe con las fosas nasales. El velo del paladar se compone de una lámina apo- ne urética, de músculos que lo constituyen esencial- te, de glándulas, nervios y vasos, y de una envoltura mucosa. Las amígdalas son dos glándulas vasculares san- guíneas, situadas inmediatamente detrás de las par- tes laterales del istmo de la garganta en la excava - ción que separa de cada lado al pilar anterior del pi- lar posterior. Tienen la forma de un ovoide un poco aplanado. Se componen de tejido fibroso y de folícu- los cerrados, todo cubierto por una membrana mu- cosa. 131 La lengua ocupa el espacio parabólico limitado an- terior y lateralmente por el maxilar inferior, y se pro- longa hácia atrás hasta la epiglótis y el hueso hyoide donde se insertan varios músculos que contribuyen á formarla. Es un órgano compuesto esencialmente de músculos, á los que debe su movilidad extremada, y está tapizado por una mucosa que hemos descrito ya al hablar del sentido del gusto. La parótida es la más voluminosa de las glándulas salivares. Está situada en la excavación angulosa comprendida entre la rama del maxilar y la parte in ferior del temporal. Se compone de una envoltura fi- brosa; de una sustancia propia dividida en lóbulos, lobulillos y acini, de donde parten las radículas de su conducto excretor; de tejido celular, y de arterias, ve- nas y nervios. El canal de Sténon ó conducto excretor de la paró- tida, se abre en la mucosa bucal, al nivel del cuello del segundo gran molar del maxilar superior, por medio de un orificio extrecho cuyo diámetro es apenas de un milímetro. La glándula sub-maxüar está situada en la región supra-hyoidea, abajo y adentro del cuerpo del maxi- lar. Es una glándula en racimo, como la anterior, y su conducto excretor ó conducto de Wharton se abre en la parte inferior del freno de la lengua. La glándula sub-lingual está situada adentro de la parte media del cuerpo de la mandíbula, debajo de la mucosa del piso de la boca, ála derecha yá la izquier- da del freno de la lengua. Su estructura es parecida á la de las precedentes, pero en vez de uno contiene varios canales excretores. DIENTES. En la primera infancia el número de los dientes es de 20 solamente, 10 para cada mandíbula. En el adul- to se eleva á 82, 16 para el maxilar superior y 16 para el inferior. Los primeros son los dientes temporales, los segundos, los dientes permanentes. La forma general de los dientes es la de un cono al- go aplanado, ligeramente estrangulado cerca de súba- se. Este modo de conformación ha permitido conside- rarles tres partes: una parte libre, la corona; una par- te intra-alveolar, la vraiz; y una parte estrangulada in- termedia, el cuello. Los dientes se dividen en tres grupos principales: los incisivos, los caninos y los molares. Los incisivos, en número de ocho, cuatro superiores y cuatro inferiores, forman la parte anterior ó media de los arcos dentarios. Su corona está cortada muy oblicuamente en bisel á espensas de su parte posterior, que se une á la parte anterior para formar un borde cortante, horizontal y trasversal. Los caninos, en número de cuatro, dos superiores y dos inferiores, están situados entre los incisivos y los molares. Su corona es irregularmente conoide. ; Los molares, en número de veinte, diez para el maxilar superior y diez para el inferior, ocupan la par- te posterior de los arcos alveolares. Su corona es cu- boide y presenta dos ó varios tubérculos. Los molares anteriores, en número de cuatro para cada maxilar, dos á la derecha y dos á la izquierda, son más pequeños que los posteriores y no presentan más que dos tubérculos; de ahí los nombres de peque- 133 ños molares y molares hicúspides con que generalmen- te se les conoce. La raíz de los pequeños molares es ordinariamente única, algunas veces bífida. La raíz de los grandes molares es doble ó triple; al- gunas veces existen cuatro raíces; muy raras veces, cinco. La corona de estos molares tiene de tres á cin- co tubérculos piramidales y triangulares. Los dientes ofrecen una cavidad que se prolonga hasta el vértice de su raíz y que contiene una sustancia blanda y pulposa, análoga al bulbo de los folículos pelosos; por eso ha recibido el nombre de bulbo den- tario. Los dientes están formados de tres sustancias: el marfil, el esmalte y el cemento.—El marfil circunscribe toda la cavidad dentaria y contribuye por consiguien- te á la formación de la corona, del cuello y de la raíz. —EI esmalte cubre la parte del marfil que corresponde á la corona.—El cemento cubre la raíz. El marfil ó dentina es una suntancia de un blanco amarillento, más dura que los huesos y el cemento, pero ménos dura que el esmalte. Dos elementos con- curren para formarla: Io una sustancia fundamental, homogénea; 2o canalículos extremadamente numero- sos que atraviesan á esta sustancia desde la cavidad del diente hasta el esmalte y el cemento.—La cons- titución química del marfil es parecida á la de los hue- sos. El esmalte es una sustancia de un blanco azula- do, sumamente dura, y semitrasparente. Está cu- bierto de una membrana muy fina, la cutícula del esmalte, notable por la resistencia que opone á los agentes químicos. El esmalte se compone de fibras 134 ó prismas de cinco ó seis caras, implantados perpen- dicularmente sobre el marfil. Tiene los mismos prin- cipios que la dentina, pero predominan en él las sales calcáreas. El cemento se compone, como los huesos, de una sus- tancia fundamental yde cavidades estrelladas. En ge - geral está desprovisto de canalículos de Havers. El bulbo dentario se compone de tejido conjuntivo, presentando en su superficie una capa de células cilin- dricas que terminan del lado del marfil en prolonga- ciones sumamente ténucs que penetran en los canalí- culos dentarios. El bulbo contiene en su espesor una red de vasos y nervios. El períosteo alveolo dentario es la capa fibrosa de la mucosa gingival que se prolonga hasta el interior de los alveolos para revestir su cavidad. / FARINGE. La faringe está situada entre la boca y las fosas nasales por una parte, y por la otra entre el esófogo y la laringe, dando paso alternativamente al aire y á íos alimentos y constituyendo una cavidad comím al aparato déla digestión y al de la respiración. Tiene la forma de un embudo cuya base dirijida hácia arriba y hácia adelante, corresponde al istmo de la garganta, y cuyo vértice truncado se confunde con el esófago. Hácia arriba y hácia atrás este embudo ofrece una abertura elíptica que lo hace comunicar con la cavi- dad posterior de las fosas nasales. Hácia abajo y há* cia adelante ofrece otro orificio de figura ovalar que lo pone en comunicación con la laringe. 135 Podemos distinguir en la faringe: 0: ■*J- 1 Io Una pcn ción superior ó nasal que se extiende del apófosis basilar al velo del paladar: á ésta se ha dado el nombre de cavidad posterior de las fosas nasales, 2o Una porción media ó bucal extendida desde los pilares posteriores del velo del paladar hasta el hueso hyoide. 3o Una porción inferior ó laríngea limitada, arriba por el hueso hyoide, y abajo, por el borde inferior del cartílago cricoide. . 4 La faringe considerada en sus porciones nasal y bucal, formando una canal cuya concavidad mira hácia delante, no ofrece pared anterior que le sea propia, sino una série de Orificios y de órganos que se ven muy bien cuando se divide la pared posterior en la línea media, y que son, procediendo de arriba á abajo: Io Los orificios posteriores de las fosas nasales sepa* rados por el borde posterior del vómer y dejando en- trever la extremidad correspondiente de los cornetes medios é inferiores. A los lados se advierten las bocas de las trompas de Eustaquio. 2o Inmediatamente abajo de estos orificios, la cara superior del velo del paladar inclinada hácia. atrás, con la úvula y con los pilares posteriores. 3o El istmo de la garganta circunscrito hácia arriba por el velo del paladar, hácia abajo por la lengua, y de cada lado por los pilares anteriores. 4o La porción vertical ó glandulosa de la base de la lengua. 5o El orificio superior de la laringe, de figura, ova- lar, dirijido oblicuamente de arriba á abajo y de de- 136 lante á atrás, formado en su porción anterior por la epiglotis, lateralmente por los repliegues ariteno-epi- glóticos, y posteriormente por los cartílagos arite- noídes. / La faringe se compone de tres capas: la externa ó muscular, la intermedia ó fibrosa y la interna ó mu- cosa. La capa muscular de la faringe, extendida desde el apófisis basilar del occipital hasta el borde inferior del cartílago cricoide, se presenta con el aspecto de una canal semicilíndrica de concavidad anterior. Esta ca- nal está formada de dos mitades simétricas que se unen en la línea media cruzándose y formando un raphe (costura) poco aparente. Cada mitad comprende cinco músculos de los cuales, tres, delgados y planos, están destinados á disminuir el calibre del órgano, mientras que los otros dos, estrechos y largos, tienen por efec- to principal disminuirlo en longitud. Los primeros ó constrictores, se distinguen en su- perior, medio ,é inferior; los segundos ó elevadores, son el estilo-faríngeo y el faringo-estafilino. La capa fibrosa se extiende desde la base del crá- neo hasta la parte inferior de la laringe. Aumenta la resistencia de la faringe y suministra á sus músculos, numerosos puntos de inserción. Constituye el origen de la túnica celulosa del tubo digestivo, del mismo modo que los constrictores comienzan la capa de sus fibras circulares, y los elevadores la de sus fibras lon- gitudinales. La mucosa faríngea se confunde superiormente con las mucosas nasal y bucal, inferiormente con la muco- sa del esófago yla de la laringe. Posee numerosas glándulas en racimo. \. ESOFAGO. X ¡M) 00 I ‘ El esófago es mi conducto mús cal ome m b ano s o destinado á trasmitir los alimentos de la faringe al estómago. En su trayecto el esófago corresponde su- cesivamente á la parte inferior del cuello, á la cavi- dad torácica, al diafragma que atraviesa y á la parte más elevada del abdomen. En su porción cervical es- tá en relación: hácia delante con la tráquea; hacía atrás con la sétima vértebra cervical y la primera dor- sal; de cada lado, con el cuerpo tiróide, con la arteria tiroidea inferior, con la carótida primitiva y con el el nervio recurrente. La porción torácica, situada en el mediastino posterior, está en relación; 1° hácia de- lante con la tráquea, después con la bifurcación de es- te conducto y el origen del brónquio izquierdo, más abajo con el pericardio que la separa del corazón; 2o hácia atrás, con el canal torácico y la gran vena azygos; más profundamente con las arterias intercos- tales del lado derecho y con la columna dorsal sobre la que reposa superiormente, pero de la que se separa después para colocarse delante de la aorta; 3° ála de- recha, con la hoja correspondiente del mediastino pos- terior; 4o á la izquierda, con el origen de la carótida primitiva y de la arteria subclavia izquierdas; con el ángulo que forman la porción horizontal y la porción descendente del callado de la aorta, con la aorta torá- cica, y hácía. abajo, con la hoja izquierda del medias- tino. En el abdómeh, el esófago corresponde; por de- lante al bordé posterior y á la cara inferior del híga- do; por detrás, á los pilares del diafragma: á lít derecha. al epiploon gas tro-h e pático. La superficie externa del esófago se halla también en relación, en sus dos tercios inferiores, con los nervios neumogástricos que lo en- lazan con numerosas ramas anastomóticas. La superficie interna del esófago está cubierta de pliegues longitudinales/que desaparecen por la dis- tensión y que están formados por las túnicas mucosá y celulosa unidas extrechamente. El esófago se compone de tres capas superpuestas. Una externa ó muscular formada de un plano super- ficial de fibras longitudinales y de un plano profundo de fibras circulares. Los dos planós ofrecen fibras es* tríadas superiormente, y fibras lisas en la mitad infe- rior del esófago. La segunda capa es célulo-fibrosa, y la tercera es una mucosa provista de glándulas en ra- cimo y de un epitelio pavimentóse, continuación del que tapiza las paredes de la boca y de la faringe. X ESTÓMAGO. El estómago está situado en la parte superior de la cavidad abdominal, abajo del diafragma y del hígado, arriba del intestino delgado y del arco trasverso de1 cólon, delante dol páncreas, atrás de las falsas costi- llas izquierdas y de la pared anterior del abdómen¿ entre el bazo que corresponde á su extremidad izquier- da, y la vesícula biliar que corresponde á su extremi- dad derecha. En esta situación, el estómago ocupa la mayor par- te del hipocondrio izquierdo y del epigastrio. La cara anterior del estómago es convexa y mira hácia arriba y hácia delante. La cara posterior es con- vexa también, aunque algo ménos que la precedentes y.mira hácla abajo y hácia atrás..El borde inferior ó gran curva del estómago, es convexo y dá inserción á as dos hojas a iteriores del gran cpiploon. El borde superior ópepae'iL curva del estómago, es cóncavo y da inserción á las dos hojas del cpiploon gastro-epáti- co. La extremidad izquierda ó superior, gran tube- rosidad, gran fondo de saco del estómago, compren- de toda la parte que está situada á la izquierda del eje prolongado del esófago. Es hemisférica y constituye la porción más voluminosa del órgano. La extremidad derecha ó inferior, pequeña tuberosidad, pequeño fon- do de saco del estómago, es la parte redonda situada abajo del orificio pilórico. Interiormente, el estómago presenta una multitud (le pliegues que se dinjerí en todos sentidos, pero los más considerad)! es son paralelos al diámetro mayor del Órgano. El orificio esofagiano es notable por su direc- ción horizontal, por su fácil dilatabilidad y por la pre- sencia de pliegues radiados que se borran cuando pa- sa el bolo alimenticio. El orificio pilórico es oblicuo, mucho más pequeño que el precedente y presenta una válvula, la válvulapüórica, formada por un repliegue circular de la mucosa. El estómago está formado de cuatro túnicas de na- turaleza muy diferente: la serosa, la muscular, la ce- lulosa y la mucosa. La túnica serosa ó perltoneal se compone de dos lá- minas que cubren ambas caras del estómago. Al lle- gar ála circunferencia del órgano, las dos láminas se ponen en contacto y se prolongan: las de la pequeña vurva hasta el hígado, con el nombre de pequeño epi- ploon ó epiploon gastro-hepático; las de la gran curva y de la pequeña tuberosidad, hasta el hipogastrio, para 140 subir en seguida hasta el cólon trasverso, constitu- yendo el gran epiplobn ó epiploon gastro-cólico; las de la gran tuberosidad, hasta el bazo, con la denonti- nación de epiploongasfro-esplénico. La túnica muscular está compuesta de tres órdenes de fibras lisas: longitudinales, circulares y elípticas. Las primeras son la continuación de las fibras lon- gitudinales del esófago, y al nivel del pílorose confun- nenccnlas fibras longitudinales del intestino delgado. Están situadas inmediatamente debajo de la túnica serosa. Las fibras circulares son subyacentes de las ante- riores. Las fibras elípticas, fibras en asa, forman un plano que reposa inmediatamente sobre la tánica celulosa. La túnica celulosa es la más vascular de las cuatro que componen el estómago. Está unida íntimamente con la túnica mucosa. La túnica interna del estómago, ó túnica mucosa, es notable por sus innumerables glándulas y por su gran vascularidad. Presenta multitud de pliegues y úna infinidad de surcos circulares y superficiales que circunscriben pequeñas eminencias redondas. Se com- pone de una capa superficial ó epitelial, de una capa profunda ó muscular y de una capa intermedia, esen- cialmente glandulosa. El epitelio de la mucosa forma un solo plano de cé- lulas cilindricas ó cónicas, que reposan por su vértice truncado sobre la capa glandulosa. Cada célula con- tiene un núcleo muy aparente. El epitelio penetra dentro de los conductos excretores de las glándulas, conservando estos mismos caracteres. La capa profunda es extremadamente fina. Se com- 141 pone de libras lisas reunidas en Laces planos que se cruzan en todas direcciones. La capa glándulo-vascular, contiene, independien- teniente de las glándulas, de los vasos y délos nervios, una sustancia ámorfa que ocupa los intersticios de aquellos. Las glándulas son de dos órdenes: unas que secretan el jugo gástrico ó pepsiniferas, y otras mu- cho menos numerosas, que producen simplemente mo- co; son las glándulas mucosas. Unas y otras pertene- cen á las glándulas en tubo ramificadas, pero las pri- meras están tapizadas interiormente por células gran- des y redondas que las llenan por completo, mientras que las glándulas mucosas presentan células prismá- ticas que no avanzan hasta el centro de su cavidad. Las glándulas pepsiniferas ocupan casi, todo el. estó- mago, llegando hasta cerca del pilero; las glándulas mucosas rodean el orificio j dórico y tapizan oí fondo de la pequeña tuberosidad. El número de todas ellas se estima en varios millones. INTESTINO DELO A DO. El intestino delgado es la parte del tubo digesth o que se extiende del estómago al intestino grueso. In- teriormente tiene por límite superior la válvula pilóii- ca, y por límite inferior la válvula íleo-cecal. Su lon- gitud absoluta es de ocho metros y su diámetro medio de tres centímetros. Se le consideran tres partes; una superior, muy corta, es el duodeno; una intermedia, mucho más larga, que ha recibido el nombre de jeju- num, porque se encuentra habitualmente vacía; y una Inferior, más larga todavía, llamada íleon á causa de sus numerosas circunvoluciones. 142 El duodeno es notable por su situación más profun- da que la de todas las otras partes del canal intestinal, por su fijeza, por la curva semicircular que describe al rededor de la cabeza del páncreas, por sus conexio- nes íntimas con este órgano, y por su calibre superior al del jejunum y al del íleon. El jejunum yel íleon constituyen el intestino del- gado propiamente dicho. Entre uno y otro no hay línea de demarcación bien aparente; componen un so- lo canal de forma cilindrica, extremadamente largo y sinuoso, cuyos repliegues movibles los unos so- bre los otros, forman una masa flotante que llena la mayor parte del abdómen. El pedículo membranoso á que deben su movilidad los repliegues del intestino, lleva el nombre de mesen- terio. El mesenterio está formado por un repliegue del peritoneo. Dos láminas en contacto que se se- paran por delante para recibir al jejunum y al íleon en su intervalo, entre estas láminas gran núme- ro de arterias voluminosas que van al intestino, ve- nas que corresponden á las arterias, vasos y gan- glios linfáticos con un poco de tejido celular, tales son los elementos que concurren para formar el me- sonterio. El intestino delgado se compone de cuatro túnicas superpuestas, en el mismo órden que las del estóma- go: la serosa, la muscular, la celular y la mucosa. La túnica serosa envuelve completamente al intes- tino, excepto la cara posterior de las porciones verti- cal y horizontal del duodeno. La túnica musculosa comprende un plano superfi- cial compuesto de fibras longitudinales, y un plano profundo formado de fibras circulares. 143 La túnica celulosa es análoga á la misma túnica del estómago. La túnica mucosa se compone de una capa epite- lial, de una capa muscular y de una capa intermedia vásculo-glandulosa. Las válvulas conniventes son unos repliegues per- manentes de la túnica interna del intestino delgadcv bastante regularmente dispuestos y escalonados en casi toda su longitud. Tienen una dirección trasversal, la mayor parte forma un círculo completo, su altura es como de seis milímetros, y su numero total de 800 á 900. En el espesor de las válvulas se observa un po- co de tejido celular flojo y gran número de ramúscu- los arteriales, venosos y linfáticos. Las vellosidades son salientes que erizan la super- ficie libre de la túnica interna del intestino delgado, y tan apiñadas que le dan un aspecto aterciopelado. Por su forma se dividen en redondas y laminosas. Las primeras son cónicas, digitiformes, filiformes, etc.; las segundas aparecen como crestas, círculos, repliegues ondulados, etc. Su altura es, por término medio, (|e 4 décimos de milímetro, ysu número total asciende á más de 10 millones, según Sappey. Las vellosidades se componen: de una vaina de epitelio cilindrico nuciendo; de tejido conjuntivo, en parte reticulado; y de arterias, venas y vasos linfáti- cos. , ; „■:* Las glándulas del intestino delgado, son; P* las glándulas de Brunner: 2° las glándulas de L iebe r- kühn; y 3o las glándulas de Peyer. „ Las primeras ó glándulas de Brunner, pertenecen exclusivamente al duodeno. Las mayores son como una lenteja, las más pequeñas son apenas visibles a ojo desnudo. Pertenecen al grupo de las glándulas en racimo. Las glándulas de Lieberkühn, glándulas en tubo, se observan en toda la longitud de la túnica mucosa, en las válvulas conniventes yen sus intervalos. Su longitud es de 25 centésimos de milímetro, y su ca- libre de 6 centésimos de milímetro. El tubo que as forma se abre en el intervalo de las vellosidades por medio de un orificio circular que solo se percibe con una lente. Su número es extremadamente consi- derable. Las glándulas de Peyer, glándulas vesiculosas, son corpúsculos huecos y redondos situados debajo de la mucosa, pero sin comunicación con la cavidad del in- testino, por lo cual han sido llamados también folícu- los cerrados. En algunos puntos se aproximan for- mando grupos más ó menos extensos, mientras que. en el resto de la mucosa se hallan irregnlarmente di- seminados. Se dividen por esta razón en folículos aglomerados ó agramados y en folículos aislados ó solitarios. Los folículos aglomerados se disponen en un mismo plino formando como placas que han sido llamadas placas de Peyer. Estas placas ocupan con especiali- dad el borde libre del intestino; nunca se observan en su borde adherente al mesenterio. El duodeno carece de ellas, lo mismo que el jejunum en su primera mitad • el íleon constituye su sitio de predilección. Sus dimen- siones varían mucho, las más considerables alcanzan hasta doce centímetros de extensión. Las más peque- ñas tienen una figura irregularmente circular, las me- dianas se parecen á upa elipse, y las mayores revis- ten el aspecto de una cinta con sus extremidades re- 145 donda \ El número total de las placas de Peyer, es como de 35 á 40. Las glándulas vesiculosas solitarias ocupan los mis- mos lugares que las precedentes y varían mucho por su número, por su volúmen y por su forma. Algunas están cubiertas á la vez por las vellosidades y por las glándulas en tubo; pero sobre muchas de ellas faltan las vellosidades, que se disponen alrededor formando una especie de corona. Su estructura es la misma que la de los folículos agrumados. INTESTINO GRUESO. El intestino grueso es la porción del tubo digestivo que se extiende desde el íleon basta el orificio anal. Su calibre, muy considerable en su punto de parti- da, disminuye notablemente en las partes que siguen y se extrecha más todavía en su extremidad terminal. Su longitud media equivale á 1 metro y 65 centí- metros. Constituido en su origen por una extremidad redon- da, donde se abre oblicuamente la parte terminal del intestino delgado, ocupa primero la fosa iliáca dere- cha. De ahí se dirije casi verticalmente al flanco de- recho, después al hipocondrio derecho, donde se incli- na hácia delante. Entonces se encorva en ángulo recto ú obtoso y camina trasversalmente de derecha á iz- quierda, entre la región epigástrica y la región um- bilical, paralelamente á la gran curva del estómago, avanzando hasta la extremidad inferior del bazo, en el hipocondrio izquierdo. Allí se refleja por segunda vez, se hunde en el flanco izquierdo, se repliega en la fosa1 iliáca correspondiente como unaS itálica, cruza el músculo psoás y desciende'á la excavación de la pél- vis por delante del sacro, aproximándose cada vez más á la linea media. La parte inicial del intestino grueso, caracterizada por el fondo de saco que constituye su origen, lleva el nombre de ciego (coecum La parte media, extendida desde la cresta iliáca de un lado hasta la cresta iliáca del lado opuesto, es co- nocida con el nombre de colon. La última porción, alojada en la excavación de la pélvis, se denomina recto. El intestino grueso es irregularmente prismático y triangular, liso en ciertas partes do su circunferencia, surcado y abollado en otras. Las partes lisas afectan la forma de bandas longitu- dinales extendidas desde el origen hasta el fin del in- testino grueso. Estas bandas son en número de tres, y tienen por punto de partida la base del apéndice cecal. En el recto se reducen á dos que se distinguen en an- terior y posterior. Entre las bandas longitudinales se observan t:cs séries de partes alternativamente salientes y entran- tes. Las partes salientes ofrecen la íorina de abolladu- ras, y las partes entrantes la de surcos perpendicula- res á las bandeletas longitudinales. La superficie interna del intestino grueso presenta una disposición inversa de la que se nota en su super- ficie externa. Las tres bandas longitudinales que son deprimidas por fuera, forman una saliente por dentre; la mucosa es lisa en toda la extensión de su trayecto. A las tres séries de abolladuras corresponden tres sé- ríes de cavidades hemisféricas, y á los surcos corres- ponden crestas cortantes. El intestino grueso comprende en su constitución: una túnica externa ó serosa, una túnica muscular, una tan ca celulosa y una túnica interna ó mucosa. La túnica serosa está formada por un repliegue del peritoneo. La túnica muscular se compone de un plano super- ficial ó longitudinal, y de un plano profundo ó circu- lar. Las fibras del plano superficial se agrupan para formar tres cintas que corresponden á las tres bandas longitudinales del intestino. Las fibras circulares for- man un plano continuo extendido en toda la longitud del intestino y abrazando toda su circunferencia. En jas mallas de la túnica celulosa se ramifican y so anastomosan los vasos aferentes y eferentes de la tú- nica mucosa. La túnica mucosa del intestino grueso se compone: de una capa superficial formada por epitelio cilindrico nuciendo; de una capa profunda sumamente fina, for- mada de fibras musculares lisas; de una capa interme- dia, glandulosa, formada de glándulas tubulosas y de folículos cerrados solitarios. Ciego.—El ciego está fijado á la fosa iliáca derecha por el peritoneo que lo deja descubierto por su parte posterior cuando está dilatado, y que le constituye, cuando está vacío y retraído, un pedículo corto, cono- cido con el nombre de viesgcgscuin. i:. Visto exterior mente, el ciego representa una ámpu- la de forma irregularmente prismática y triangular. Su parte inferior, hemisférica y lisa, corresponde adán- guío de unión de la fosa iliáca y-de la pared anterior del abdóraen. Del lado interno y posterior de esta ex- 148 tremídad redonda parte el apéndice cecal ó vermifor- me, que es cilindrico, del diámetro do una pluma de escribir, y de una longitud que varía entre 6 y 10 cen- tímetros. Es hueco y su cavidad comunica con la del ciego. i- Interiormente presenta el ciego, al nivel del punto donde desemboca el íleon, un repliegue valvular des- tinado á prevenir todo reflujo del intestino grueso al intestino delgado: es la válvula íleo-cecal ó íleo-cólica, llamada también válvula de Bauhin. Colon.—El cólon es la parte del intestino grueso que se extiende del ciego al recto, abrazando en su circui- to toda la masa flotante de las circunvoluciones del intestino delgado. Su longitud, comparada con la del ciego y la del recto, es tan considerable que parece constituir por sí solo la casi totalidad del intestino grueso. Su diámetro es un término medio entre el del ciego y el del intestino delgado. Varía mucho en los diver- sos puntos de su trayecto, según que sus paredes es- tán retraídas ó distendidas por los gases. Su porción iliáca ó S iliáca del cólon, es la más mo- vible de todas, y termina al nivel de la articulación del sacro coa el hueso iliáco. Recto.—El recto constituye la parte terminal del intestino grueso y del tubo digestivo. Su límite infe- rior es una línea circular que corresponde al ano y que separa la piel de la mucosa digestiva. Su límite supe- rior corresponde á la sínñsis sacro-ilíaca izquierda. El recto está situado en totalidad en la excavación de la pélvis, á cuya pared posterior corresponde, si- guiendo su curva. Superiormente está unido con el sacro por medio de un repliegue del peritoneo: en su 149 porción inferior la serosa lo abandona, de suerte que entra en contacto inmediato con los órganos vecinos á los que se une por medio de un tejido celular flojo. Su longitud es de 18 á 22 centímetros. Su calibre difiere según sus diversos estados de va- cuidad ó de plenitud. El recto está en relación liácia atrás, con el sacro y con el cóxis, y hácia delante, en el hombre, con la ve- jiga, con las vesículas seminales, con los canales defe- rentes y con la próstata; y en la mujer, con las cir- cunvoluciones intestinales que lo separan de la matriz, y con la pared inferior de la vagina. El plano producido por los haces de fibras circula- res se vuelve muy grueso inferiormente, donde toma el nombre de esfincter interno del ano. El esfíncter interno presenta una altura de cuatro centímetros. Abajo tiene por límite preciso la línea circular al nivel de la cual la mucosa se confunde con la piel. ANO, En el hombre, este orificio está situado inmediata- mente detrás de la línea bi-ischiatica, á 2 centímetrc s y medio delante de la punta del cóxis. La piel que lo reviste está cubierta de pelos más ó menos abundan- tes según los individuos. Presenta en toda su circun- ferencia pliegues radiados que desaparecen dilatando el orificio anal, aunque sea moderadamente. En la mujer, el ano es más anterior que en el hom- bre y más superficial. El orificio anal está rodeado de dos anillos muscula- -3 es: Io un anillo inferior, más considerable, formado de dos mitades laterales que se cruzan en sus extre- 150 iniciados: es el esfíncter externo del ano, músculo po- deroso, exclusivamente compuesto de fibras estriadas que enlazan ála vez la porción cutánea y la porción mucosa del conducto anal; 2o un anillo perfectamente circular, formado de fibras lisas que rodean la porción mucosa del mismo conducto: es el esfíncter interno. Arriba de los esfíncteres se hallan los músculos ele- vadores del ano que convergen de las partes laterales de la excavación de la pélvis hácia la parte inferior del recto, dejando entre ellos y las paredes pelvianas una depresión profunda, ocupada por una masa célulo-adi- posa muy considerable y llamada excavación ischío- rectal. PÁNCREAS. El páncreas es un órgano glanduloso, extrcchamen- te unido con el duodeno, en cuya cavidad se derrama el líquido que secreta. Esta glándula está situada en la cavidad del abdo- men, delante de la segunda vértebra lumbar, detrás del estómago, entre el bazo al que corresponde su ex- tremidad izquierda, y el duodeno que circunscribe su extremidad derecha. oí> El páncreas es largo en el sentido trasversal, apla- nado, de delante á atrás-, más voluminoso en su extrd- midad derecha, afilado en, su extremidad izquierda, y se le consideran tres partes: la cabeza, el cuerpo y la cola. La cabeza y el cuerpo están unidos por una por- ción extrecha que se llama cuello del páncreas. El páncreas, como «todas las glándulas acinosas óen racimo, se compone de 1 óbu 1 os>y 1 o 1)uli 11 os unidos en- tre sí por:tejido conjuntivo. . Tiene dos conductos ex-’ 151 crotores: el primero y principal se llama canal de Wirsung, recorre toda la extensión de la glándula y se abre en la segunda porción del duodeno en el fondo de una ámpula, dmpula de Valer, donde también des- emboca el canal colédoco; el otro conducto excretor ó conducto accesorio, ocupa solamente la extremidad derecha ó cabeza del páncreas, comunica con el pre- cedente al nivel de su origen, y á la clase de las glándulas en racimo. CAPITULO Y. Este aparato se compone: Io de los 2o de las trompas uterinas; 3° de la matriz; 4° déla vagina; 5 ‘ de la vulva, APAIUTO GKMTAL. DE I. A 31UJKK. OVARIOS. yCM ■' VA ‘ i l>- 2, # . ■ . Los ovarios son los órganos donde se forman los óvulos. Están situados en la ala posterior de los liga- mentos anchos, á los lados de la parte más elevada del útero, detrás de las trompas uterinas y de los li- gamentos redondos que los separan de la vejiga; de- lante del recto, del que ordinariamente están separa- dos por las circunvoluciones del intestino. La dirección de los ovarios es trasversal. Su formi es ovoide y su longitud en el estado habitual es de cerca de 4 centímetros. Su superficie es blanca y lisa áutes de la pubertad; pero cuando se establece la postura periódica y la menstruación, se cubre de cicatrices lineales ó éstrc * liadas, cada vez más numerosas. Su borde superior es convexo. Su borde inferior es rectilíneo y representa el hilo de la glándula, porque por él p netran las arterias y salen las venas y loslin- láticos. En la extremidad interna de este borde se tija el ligamento del ovario, y en la extremidad externa el liga nenio de la trompa. El ligamento del ovario es un cordón como de tres centímetros de longitud, esencialmente compuesto de libras musculares lisas y paralelas, que se confunden con las de la cara posterior del útero y con las de la extremidad interna de la glándula. El ligamento de la trompa está constituido por una de las franjas del pabellón que se prolonga hasta la extremidad externa del ovario. Tiene también en su espesor un haz de fibras musculares lisas. El ovario se compone de una capa superficiahsbían- ca y consistente, y de una maza central rojiza y es- ponjosa. Esta última, llamada porción bulbosa ó bulbo del ovario constituye el cuerpo de la glándula. Se com • pane de fibras musculares lisas, de fibras de tejido conjuntivo, de vasos y de nervios. Las arterias tienen la forma de una espiral, y las venas son muchas y muy voluminosas. ¿ {■) La capa superficial ó porción ovígena del ovario, tiene como un milímetro de espesor y se aplica sobre el bulbo, reproduciendo exactamente su configmración. Está cubierta por una capa epitelial formada de un solo plano de células prismáticas, y se compone de una trama densa de fibras de tejido conjuntivo, de va- sos, de nervios y sobre todo de vesículas ováricas. Las vesículas ováricas ó vesículas de Graaf, exis- ten en número de 280 por milímetro cuadrado, lo que / x equivale á 300.000 para cada glándula, y son mucho más numerosas todavía en la niña recien nacida. Su forma os esférica y su diámetro da 3 á 4 centesimos de milímetro. Sus paredes están formadas de tejido con- juntivo con numerosos capilares sanguíneos, y su ca- vidad está ocupada por celdillas e|>iteliales que rodean al óvulo. El óvulo está en el centro de las vesículas; es es- férico y tiene un diámetro de 1 á 2 centésimos d 3 milímetro. Se compone: Io de una envoltura gruesa, trasparente y homogénea, llamada membrana viteli- na; 2o de un líquido viscoso, amarillento, que tiene en suspensión innumerables granulaciones de naturaleza grasosa y que se llama vitellus; 3o de un núcleo ó ve- sícula germinativa conteniendo un nucléolo ó mancha germinativa. TROMPAS UTERINAS. Las trompas uterinas, trompas de Falopio ú oviduc- tos, son dos conductos que trasportan los animálculos cspermáticos de la cavidad uterina á la superficie de lós ovarios; y á los óvulos de la superficie de los ovarios á la cavidad uterina. Están situados en la ala media de los ligamentos anchos, de cada lado de la matriz, dirigiéndose hori- zontalmente de dentro á afuera con algunas inflexio- nes en su trayecto. Su longitud es como de doce centímetros. Su diá- metro cerca del útero es de cuatro milímetros y aumen- ta progresivamente hasta el orificio externo donde es de 7 á 8 milímetros. So puede estudiar en ellos una parte tubulosa ó cuerpo, y una parte infundibuliforme ó pabellón. El cuerpo se confunde en su punto de partida con 193 104 általos del útero. Presenta mi orificio interno ó uterino, yun orificio externo ó abdominal. En su in- terior se observan pliegues longitudinales que se dis- tinguen en grandes, medianos, pequeños y muy pe- queños. El pabellón tiene la forma de un embudo y su vér- tice corresponde al orificio abdominal de la trompa. Su superficie interna está cubierta de pliegues seme- jantes á los del cuerpo. La circunferencia de su base está cortada en lengüetas de bordos dentados, llama- das franjas. Las trompas uterinas se componen de una túnica ex- terna ó serosa formada por el peritoneo; de una túnica muscular de fibras lisas, unas longitudinales y otras circulares; y de una túnica mucosa formada por un plano de fibras de tejido conjuntivo tapizado de cel- dillas vibrátiles. En las paredes délas trompas se dis- tribuyen vasos y nervios. ÚTERO. El útero ó matriz es el órgano donde se desarrolla el óvulo después de haber sido fecundado. Está situa- do en la excavación de la pelvis entre la vejiga y el recto, arriba de la vagina y abajo de las circunvo- luciones del intestino. Seis ligamentos lo sostienen en esta posición: dos laterales, los ligamentos anchos que se fijan en las paredes laterales de la excava- ción; dos anteriores, los ligamentos redondos, que se fijan en los púbis, y dos posteriores que se fijan en el sacro. El útero está dividido por una depresión circular llamada istmo en. dos porciones; la superior es el cuer- po; la inferior es el cuello. El cuerpo tiene la forma de un cono de base supe- rior, aplanado de delante á atrás. El cuello tiene la forma de un cilindro un poco di- latado en su parte media. El eje de la matriz so dirijo de arriba á abajo, y do delante á atrás; pero esta dirección varía según el grado de dilatación de la vejiga. Este eje ó diámetro longitudinal tiene en las vírgenes una extensión co- mo de 6 centímetros, y como de 7 en las multíparas. La cara anterior del útero es convexa. Al nivel del cuello se adhiere á la parte inferior y posterior de la vejiga. La caraposterior es más convexa quela precedente. La extremidad superior ó fondo del útero es redon- da y convexa y constituye la porción más voluminosa de la viscera. La extremidad inferior ú hocico de tenca hace sa- liente en la cavidad de la vagina. Presenta el orificio inferior ó externo del cuello, muy pequeño y circular en la mujer nulípara; grande, ovalar y trasversal- mente dirigido en la mujer que ha tenido hijos. La cavidad del útero tiene la forma de un canal apla- nado de delante á atrás, ancho al nivel del cuerpo, es- trecho al nivel del cuello y más estrecho todavía al nivel del istmo. Se compone por tanto de tres partes; una superior ó cavidad del cuerpo, otra inferior ó cavidad del cue- llo y otra intermedia que ha recibido el nombre de orificio interno del cuello. La cavidad del cuerpo tiene una figura triangular; dos de los ángulos son superiores y en ellos se abren 195 las trompas; el tercer ángulo es inferior y se confunde con el orificio interno del cuello. La cavidad del cuello tiene la figura de un canal lijeramente dilatado en su parte media, en cuyas pa- redes anterior y posterior se advierte una saliente lon- gitudinal de donde nacen á derecha é izquierda otras salientes secundarias oblicuamente ascendentes. Asu conjunto se ha dado el nombre de árboles de la vida, existiendo dos, uno anterior y otro posterior. Las paredes del útero tienen un espesor medio de 1 centímetro. Están constituidas por tres túnicas; ex- terna, media é interna. La túnica externa ó serosa depende del peritoneo que después de haber tapizado la cara posterior de la vejiga se refleja para aplicarse á la cara anterior, al fondo y á la cara posterior de la matriz, prolongándose á derecha é izquierda para formar los ligamentos an- chos. La túnica media ó muscular íorma por sí sola casi todo el espesor del útero. Se compone de tres capas de haces do fibras musculares lisas, cuya dirección va- ría para cada capa. La túnica interna ó mucosa es lisa en la cavidad del cuerpo y se compone de una capa profunda, donde do- minan células redondas y fusiformes y de una capa superficial formada por un plano de células vibrátiles. Esta mucosa contiene numerosas glándulas en tubo que secretan un moco trasparente, apenas viscoso. La mucosa del cuello tiene una capa epitelial vibrá- til superiormente, pero en el tercio inferior es pavimen- tosa como en las paredes de la vagina. Sus glándu- las son en racimo y secretan un moco espeso y vis- coso. VAGINA. La vagina es un conducto músculo-membranoso que se extiende desde la vulva hasta el útero. Su lon- gitud media es de 9 centímetros. Su calibre es muy estrecho al nivel de su orificio vulvar y luego va am- pliándose progresivamente hasta llegar al útero. La vagina está en relación por delante con el fondo bajo de la vejiga y con el canal déla uretra; por atrás corresponde primero al peritoneo y más abajo al rec- to. Lateramente la vagina está en relación con la parte mas declive de los ligamentos anchos, con los músculos elevadores del ano, e interiormente con los bulbos de la vagina. La extremidad superior del con - ducto abraza el cuello del útero; su extremidad infe- rior se confunde con la circunferencia posterior del anillo vulvar. Esta extremidad inferior presenta el hymen que es una membrana que varía de forma se- gún el lugar yel contorno de su perforación. El hy- men aparece como un pliegue circular de la mucosa vaginal, conteniendo en su espesor fibras musculares lisas, fibras de tejido conjuntivo, vasos y nervios. La superficie interior de la vagina es notable por sus salientes, mas voluminosas y multiplicadas cerca del orificio vulvar. Tienen una dirección trasversal y son más gruesas en la línea media donde constituyen al escalonarse de arriba á abajo una especie de co- lumna rugosa. La columna de la pared anterior es mucho más pronunciada que la de la pared posterior y ámbas terminan abajo en un tubérculo que aparece en la entrada de la vagina. Las paredes de la vagina están formadas de una túnica externa célulo-fibrosa; 197 de una túnica media compuesta de fibras musculares lisas con distintas direcciones, y de una túnica inter- na ó mucosa compuesta de fibras conjuntivas y elás- ticas y tapizada por un epitelio pavimentóse estrati- ficado. las tres túnicas tienen sus vasos y nervios co- rrespondientes. Los bulbos de la vagina son dos órganos eréctiles situados en las partes anterior y laterales del orificio de la vagina, abajo y adentro de las ramas ischio-pu- bianas. Tienen la forma de un segmento de ovoide y su longitud media en el estado de erección es de 35 milímetros. Su cara inferior es cóncava y se aplica al rededor del orificio vaginal. Su cara superior es li- geramente convexa y corresponde al músculo cons- trictor de la vulva. Su extremidad inferior es gruesa y redonda y desciende un poco abajo del diámetro trasversal del orificio. Su extremidad superior es del- gada, se une con la del bulbo opuesto y corresponde al canal de la uretra y al clítoris. La extructura de los bulbos de la vagina es igual á la de los cuerpos cavernosos de la uretra. VULVA. Se llama vulva al conjunto de los órganos geni tal< s externos. La vulva tiene la configuración de un ani- llo oblongo dirigido de arriba á abajo y de delante á atrás. Los órganos que entran en su composición for- man tres planos: Io Un plano superficial constituido por eXpenü y por los labios mayores. 2o Un plano medio representado por los labios me- nores y por el clítoris. 198 3 * Un plano profundo que comprende el vestíbulo el meato urinario, el orificio vaginal y las glándulas vulvo-vaginales. El penil ó monte de Vénus es la eminencia redonda que está colocada delante de los pubis, limitada arriba por el hipogastrio, á derecha é izquierda por el plie- gue de la ingle y abajo por los labios grandes. Los labios mayores son dos pliegues de la piel ex- tendidos de la parte inferior y media del monte de Venus ála parte anterior y media del perineo. Al reu- nirse por sus extremidades constituyen las comisu- ras de la vulva. La comisura anterior cubre y prote- je al clítoris; la comisura posterior forma con la parte correspondiente del perineo un pliegue bastante fino, conocido con el nombre de horquilla y separado de la entrada de la vagina por una depresión que constitu- ye la fosa navicular. La cara externa de los grandes labios es convexa y está separada del muslo por un surco profundo. La cara interna es plana y so aplica á la del lado opuesto. La piel del penil y délos grandes labios es notable por el desarrollo de sus bulbos pelosos y de sus glán- dulas sebáceas y sudoríferas. Debajo de la piel de la cara externa de los grandes lábios, hay una capa del- gada de fibras musculares lisas. Además del panículo adiposo hay una cantidad notable de tejido célulo-gra- soso acumulado en una especie de saco que existe en el espesor de los grandes labios y que está formado de fibras elásticas. Los labios menores son dos pliegues cutáneos si- tuados entre los labios mayores, á los lados del vestí- bulo, del meato urinario y de la parte superior del ori- ficio vaginal. Se juntan al nivel del clítoris y se diri- 199 jen hacia abajo y hacia atrás, siguiendo una dirección divergente. Su extremidad posterior se pierde insen- siblemente en las paredes de la vulva. Su extremi- dad anterior se divide en dos ramas que abrazan el clítoris y se confunden con las ramas correspondientes del lado opuesto. Al juntarse las ramas superiores forman una cubierta al clítoris, conocida con el nom- bre de prepucio. Los labios menores son notables por el número y el volúmen de sus papilas y de sus glán- dulas sebáceas. Carecen de pelos, de glándulas sudo- ríparas y de fibras musculares lisas. El clítoris nace de dos raíces que se fijan en las ramas ischio-publanas y que se juntan delante de la sínfisis para constituir un cuerpo único dividido en la línea media por un tabique fibroso. Su extremidad li- bre es pequeña y redonda y está cubierta superior y lateralmente por el prepucio. La extructura del clíto- ris es la misma que la de los cuerpos cavernosos. El vestíbulo es una superficie triangular; limitada anteriormente por el clítoris y lateralmente por los pequeños labios. Su base corresponde al meato urina- rio y al orificio de la vagina. El vestíbulo está provisto de papilas y de glándu- las sebáceas. El meato urinario está rodeado de orificios que per- tenecen á glándulas que secretan un líquido mucoso. El orificio de la vagina no corresponde al centro de la vulva. Está separado de la comisura posterior úni- camente por la fosa navicular. Las glándulas vulvo-vaginales están situadas á los lados de la vagina, á un centímetro detrás de su ori- ficio, en el espacio angular que presenta de cada la- do el tabique recto-vaginal. Tienen el tamaño de un garbanzo y están cubiertas por el constrictor do la vagina. Su extrnctnra es la de las glándulas en racimo. Su canal excretor se abre inmediatamente delante del hymen en el ángulo entrante que forma esta membra- na con las paredes de la vulva. LAS MAMAS. Las mamas están colocadas en el pecho, á los lados del esternón. En el hombre son rudimentarias, pero en la mujer formada adquieren un volumen conside- rable, sobre todo en la época de la lactancia. La piel que las cubre presenta en la izarte más sa- liente la forma de un tubérculo llamado pezón. En la base del pezón hay una zona rosada ú oscura que se llama aureola. Las glándulas sebáceas son volumino- sas en la aureola y en el pezón, y ahí mismo el tejido muscular de fibras lisas es muy abundante. Debajo de la piel hay una cantidad variable de grasa, y más profundamente, en el centro de la mama, está la glán- dula mamaria propiamente dicha, separada del mús- culo pectoral por un cojin célulo-adiposo. La glándu- la se compone de varias glándulas en racimo unidas por tejido conjuntivo, cada una con su conducto excretor que viene á terminar en el pezón. Los con- ductos excretores ó conductos g alació foros son en nú- mero de 10 á 12 para cada pezón; se dilatan progresi- vamente hasta llegar á la base de este último, pero luego se adelgazan y terminan en un orificio extrecho, muy dilatable y rodeado de glándulas sebáceas. Fí:V. ÍNDICE DE MATERIAS. PltniElM PARTE- SISTEMAS GENERALES. ... 3 Página?. Capítulo I.—La Celdilla 3 Tejido epitelial. 6 Capítulo II.—Osteología . . . 6 Periosteo 11 Médula de los huesos 12 Desarrollo de los huesos. . ... 12 Capítulo 111.—Artrología. . . . ... . .... . . 14 Cartílagos 15 Ligamentos 17 Sinoviales 18 Capítulo IV.-—Miología 20 Sistema muscular de fibras es- tríadas 21 Anexos de los músculos estria- dos , . . . 28 Sistema muscular de fibras lisas. 29 Capítulo V.—Angiología 32 Corazón 32 202 Páfr’n a* Pericardio 38 Endocardios 39 Arterias 39 Vasos capilares 44 Venas. 46 Vasos linfáticos 51 Ganglios linfáticos 55 Capítulo VI.—Neurología 56 Sistema nervioso central 58 las dos sustancias del siste ma nervioso central 58 Envolturas del sistema nervio- so central 61 Líquido céfalo-raquidiano .... 65 Cerebro 66 Cerebelo . . 70 Cuarto ventrículo ó ventrículo del cerebelo 73 Istmo del encéfalo. 74 Bulbo raquídeo 75 Médula espinal. 76 Sistema nervioso periférico ... 81 los nervios 82 los ganglios 85 SEGUNDA PARTE. ORGANOS DE LOS SENTIDOS. 89 Capítulo I.—Sentido del tacto 89 De la dérmis 93 De la epidérmis 96 Pelos y folículos pelosos 97 203 Ptfgiiuis Sistema peloso 98 De las uñas 99 Capítulo II.—Sentido del gusto . 101 Extractara de la mucosa lingual. 102 Capítulo 111.—Sentido del olfato 103 Extractara de la pituitaria ... 104 Capítulo IV.—Sentido de la vista 106 Partes accesorias del sentido de la vista 106 Capítulo V.—Sentido del oído . . 118 Bulbo ó globo ocular 111 TERCERA PARTE, ESPLANCNOLOGÍ A 123 las glándulas 124 Capítulo I.—Aparato de la digestión 126 Boca 129 Dientes 132 Faringe 134 Esófago 137 Estómago 138 Intestino delgado 141 Intestino grueso 145 Ano 149 Páncreas . 150 Hígado : . . . . 151 Bazo . 160 Capítulo II.—Aparato de la respiración. . . 163 Cavidad torácica 164 Conducto aerífero del aparato respiratorio 167 204 Página* Laringe , . . , 168 Traquea-arteria y bronquios . , 169 Pulmones 170 Pleuras . 172 Glándula thyroide 172 Thymus 173 Capítulo 111.—Aparato urinario'. 173 Io Riñones 173 2o Uréter • . . . 175 3o Vejiga 175 4° Uretra 177 Capítulo IV.—Aparato genital del hombre. . 178 5o Cápsulas suprarrenales. ... 177 Testículos 178 Canal deferente 182 Vesículas seminales 182 Conductos eyaculadorcs 183 Pene 183 Uretra 187 Capítulo V.—Aparato genital de la muger . 190 Ovarios 190 Trompas uterinas 192 Útero 193 Vagina 196 Vulva 197 Mamas 200 FIN DEL INDICE. ERRATAS PRINCIPA LES. Página 4 línea 10 (1 i ce: extrdladas Léase estrelladas ~ 7 ~ 10 ~ articulan ~ articulan ~ 7 ~ 26 ~ hueso hyzoide ~ hueso hyoide ~ S ~ 9 ~ laterales, ~ laterales; ~ 8 ~ 17 ~ á los planos ~ y á los planos ~ 8 ~ 32 ~ extienden ~ articulan ~ lo ~ 13 ~ á ella ~ á ellas ~ lo ~ 9 ~ prestando dimen- ciones ~ preseutaudodimen- sioues. ~ 16 ~11 se hayan sometidos „ se hallan sometidos- ,, 23 ~ 12 ~ el caerlo óel vien- tre ~ el cuerpo 6 vientre ~ 27 ~ 21 ouartenarios ~ cuaternarios. ~ 29 ~ 22 ~ un plano submuco- so ~ y un plano submu- coso. ~ 30 ~ 6 ~ esfilncler ~ esfíucter M 32 ~ 21 ~ external ~ esternal, ~ 50 ~ 33 ~ las grandes venas están or- ~ las grandes venas estáu ro- ,, 52 ~ 18 ~ Las que nacen ~ Los que nacen ~ 53 ~ 26 ~ absorvente ~ absorbente. ~ 54 ~ 4 y otras, dice: canal to- ráxico ~ canal torácico ~ 59 ~ 27 dice: vescícula «... ~ vesícula M 68 ~ 9 ~ esfeno occipital, ~ esfeno-occipital, ~ £8 ~ 31 ~ cerebrales, ~ cerebrales ~ 69 ~ 15 ~ Cunformacióu ~ Conformación ~ 72 ~ 24 ~ inrradian ~ irradian ~ 74 ~ 15 ~ faceta ~ fósela 206 Página 80 línea 32 dice: mse Léase mes ~ 86 ~ 6 ~ óptico ~ ótico ~ 10l ~ 4 ~ rápidas ~ sápidas ~ 111 ~ 7 ~ sacro lacrimal ~ saco lacrimal. ~ 114 ~ 30 ~ Todos ~ Todas ~ 128 ~ 19 ~ ombligo, .. ~ ombligo; ~ 129 ~ 13 ~ provista de glándu- las numerosas ~ Tonada de una ca- pa glandulosa. „ 139 ~ 5 ~ gastro-epáti- ~ gastro-hepáti- ,, 145 ~ 25 ~ obtoso ~ obtuso ~ 158 ~ 33 ~ Después del naci- miento de la vena. ~ Después del naci- miento, la vena ~ 160 ~ 23 ~ hepático y acústico ~ hepático y cístico ~ 189 ~ 33 ~ yor ~ y orifi-