MÉTODO SENCILLO Y FÁCIL PARA EL CONOCIMIENTO Y CURACIÓN DE LAS VIRUELAS \ ASI DE LAS QUE SE PRESENTAN GENERALMENTE CON UN CARÁCTER INFLAMATORIO COMO DE LAS MALIGNAS. ACOMODADO A LA VULGAR INTELIGENCIA DE LOS QUE NO PROFESAN LA FACULTAD MEDICA, Y A LA RUSTICIDAD DE LAS GENTES DÉLOS PUEBLOS V DEL CAMPO. TAMBIÉN SOBRE EL MODO DE PRECAVER LAS POBLACIONES DE ESTA PLAGA DESOLADORA: DISPUESTO A SOLICITUD DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ESTA CAPITAL EN OBSEQUIO Y BENEFICIO DE LA HUMANIDAD DE ESTE REVNO POR EL PROTOMEDICO DR. D. NARCISO ESPARRAGOSA. U &'• ' Cirujano de cámara honorario de s.M* Impreso en la Oficina de D. Ignacio Beteta* Año de 1815. V/vf "> <*•»* 70 í iT >-m 1 *>S X'l'ÁDVi: „■■,-.• ,i *\vl íi. * 3 MÉTODO SENCILLO PARA LA CURACIÓN DE LAS VIRUELAS. jf\_Unque es de esperar que las sabias providencias dictadas por el Superior Gobierno para la vacunación general de todos los pueblos, y otras para impedir los progresos de la viruela, surtan el mas feliz efeeto, como lo estamos experimentando, y se extinga ente- ramente el contagio de la mas terrible de las enfer- medades ; pero corno ínterin se consigue tan benéfico resultado, han de ser acometidos varios pueblos de esta plaga, se ha determinado publicar esta instrucción, lo mas simple y sencillo que se ha podido para que cuenten, siquiera, con este socorro, en donde no hay faculta- tivos médicos, confiados en que los Padres Curas, Jue- ces Reales, y otras personas de razón se encargarán de esta grande obra de piedad, dirigiendo á los enfermos en su curación. Los síntomas que preceden y acompañan á esta enfermedad , son los siguientes: dos 6 tres dias antes de la calentura se siente la incomodidad de un ligero caimiento, menos apetito , tristeza y desidia para los movimientos y el trabajo: después se siguen frió fuerte, que dura mas d menos tiempo; la calentura viva y con- tinua, dolor de cabeza, de lomos, de miembros y de estomago, laxitud dolorosa, postración de fuerzas, dis- posición al sueño y algunas veces nauceas, vómitos y sudores copiosos, que sirven de alivio, pues baja la calentura: algunos niños son acometidos de movimientos convulsivos, particularmente la Yispera de la erupción, 4 que por lo regular no son peligrosos, ^ós síntomas expuestos son a veces trpy vene* mentes, otras moderados, y no faltan casos éñ qiie ape- nas se hagan sensibles» Este es el primer periodo: su duración es inci- erta, por que son mas 4 menos largps los accidentes precursores de la erupción; mientras mas graves seaa estos, mas se debe temer del buen suceso en el ourso ^e- la enfermedad. También se tiene por mala sefjal, SÍ la erupción comienza á parecer muy temprano* ^sto es, antes del tercero 6 quarto día» que es quando prin-» cipia. 1 Las viruelas, consideradas independientes de otra$ Complicaciones, son una enfermedad inflamatoria: por consiguiente en el estado deseripto, se debe adoptas el ipéltodo antiftoxistico ó* atemperante: la dieta debe* ser rigorosa, tanto quanto mas sea el ímpetu de 1$ enfermedad: el caldo» que no es posible evitarlo á-.log pobres, se foarár de gallina 6 carne con arroz, lechu- gas, verdolagas, y otras plantas de esta naturaleza» se je agregará algún acido vegetal, como limón ó naranja? se usarán los atoles de maíz, arroz, pan &\ los ¿i-» Sios, que están acostumbrados al batido, podrán usarlo, gn las personas jóvenes y robustas, convendrá una ít ©tra sangría en el principio, particularmente si se ob«» servan muy atacados la cabeza y el pecho: instituyase 6 no la sangría^, se aplicarán diariamente por mañaní* y tarde baños tibios de pies y piernas: se darán be-? vidas diluentes 6 refrescantes con frecuencia, de coci- niiento de cebada, de borraja, de escorzonera endul- zadas con azúcar: también son muy útiles el suero, la leche aguada , las linoiadas y vinagradas, á las que ge puede agregar, si.hay, proporción, un poquita de sai ammoniaco ó de nitror las lavativas son necesarias: por que descargando el vientre, se alivia la cabeza* estas se har&i disolviendo un poco de manteca y rapa- dura en agua tibia; pero si el vientre permaneciere tor* pe, se agregará un poco de sal 6 cañafistola. Uno de los principales cuidados en todo el cur- so de la enfermedad, es la ventilación y aseo de la pieza donde existan los enfermos: principalmente en» las tierras calientes se abrirán las puertas y ventanas $ quantas horas se pueda en el dia: en las frías debe feacerse lo mismo, aunque con mas precaución: es muy ¿til regar el aposento con vinagre 6 con agua, é intro-< ducir ramas de arboles verdes, que se deberán sacar por la noche. El abrigo en los enfermos ha de ser mo- derado: no se les debe cargar de mucha ropa : esta 4ebe tener el mayor aseo posible, procurando que el paciente deje la cama todo el tiempo que lo permitan $us fuerzas: en los Indios se prohibirá el que tengan el fuego dentro del mismo rancho; pueseste calor arti- ficial es capaz de hacer degenerar una viruela discreta y benigna , en confluente y de mala calidad; también se prohibirá el que estén dos 6 mas enfermos en una misma cama, pues tiene los mismos inconvenientes, y el que las amas tengan por mucho tiempo los niños* en sus brazos: todas estas precauciones son de la ma- yor importancia, y conducen en gran manera al buea éxito de la enfermedad. El segundo periodo se cuenta desde que co- mienza á parecer la erupción: esta al principio es una mancha roja, pequeñísima, muy semejante a la picadura de una pulga ; pero tiene en el medio un puntito> blanco y elevado, que va poco á poco engruesandose, y la rubicundés se extiende al rededor de él: principia por la cara, sigue en el cuello y pecho, y después ea las estremidades. En los siguientes dias continúa le- vantándose el grano ó tumurcillo, hasta tomar la mag-, nitud de una lenteja,' unos mayores que otros, un po~ co deprimidos en su meáío.—El tercer periodo es quv ando se van amarilleando con el mismo orden que sa- lieron, y del undécimo dia en adelante, se seca y cae la costra, á modo de escamas de un color obscuro; de manera que la cara suele estar limpia, quando apare- cen en las piernas granos que suelen no estar maduros. El numero de estos es moderado 6 excesivo, hasta reunirse unos con otros; de donde resultó ia distinción de viruelas discretas las primeras, y confluentes la& segundas: los síntomas son mas violentos en estas aun- que el curso de la enfermedad es uno mismo en am- bas. En el caso que se habla, la piel necesariamente se estira con los granos, y quando hay muchos, todos los espacios están encendidos relucientes y el cutis muy hinchado: en la cara es donde primero sucede esto, la que á veces se pone monstruosa , y los ojos se cierran del todo. La calentura que se había rebajado por la salida de los granos, por los sudores y el método refrescante, vuelve i veces con mucha fuerza, y es lo que se llama calentura secundaria ó de supuración, la que aparece entre el noveno y décimo dia, y se tiene por el periodo mas peligroso de la enfermedad: entonces el enfermo tiene mucho calor, sed, dolores, inquietu- des ; si la exScervacion es grande, no duerme, tiene delirio, opresión, modorra, y si muere es sofocado 6 aletargado, Ó de uno y otro modo. En el segundo estado ya descripto, esto es, qu- ando aparece la erupción, y se levantan los granos, se deberá observar el mismo métoo'o antiflogístico ó atem- perante. También se debe continuar en el tercer perio- do, con la diferencia, que si los síntomas son muy unientes, debín ser con mas frecuencia ios remedios: en qíUs circunstancias conviene purgar al enfermo con lo» medicamentos que se difán mas adelante. Los ácidos , en particular los minerales, como el espíritu, que lla- man de Vitriolo, han sido muy recomendados quando los granos no se levantan como corresponde, ni siguen el curso indicado: media onza de dicho espíritu se podrá incorporar con seis onzas de agua miel, ó en una libra de cocimiento de flor de manzanilla, ó de corteza de naranja de china, endulzado con azúcar, de esta miel tomará el enfermo dos 6 tres cucharadas cada dos horas, y del cocimiento duplicada cantidad, continuando todo el tiempo necesario, hasta que la erupción mude de as- pecto. Si no hubiere el espíritu de vitriolo, suplirá una onza de buen vinagre en cada seis onzas de algu- no de los dichos cocimientos, (i) Ademas de los síntomas referidos, existen otros que merecen mucha atención: el primero es el dolor de garganta, que incomoda mucho á los enfermos, y no deja tragar con libertad: empieza regularmente an- tes de la erupción , y si el mal es ligero se desvanece qu¿ ando está ya hecha; pero si continua mas tiempo, ó* se hace grave, se sigue un abundante fiuxo de saliva y se inflaman y ulceran los labios y todo el interior de la boca: en los niños aparece una diarrea, que su- ple p«r aquel. Dichos accidentes conviene aliviarlos con las cataplasmas de miga de pan y leche aplicadas al cuello, ó de tomates fritos en aceite de almendras ó manteca, tí otras anodinas: también convienen Jas fre- cuentes gárgaras, de partes iguales de leche y malvas, (i.) Esta dosis de Vitriolo parecerá excesiva pero no lo e;: el celebre Tisot que hace los mayores elogios de este reme- dio,* manda una onza en la propia cantidad de miel : a -¡uí también lo hemos usado en altas dosis en las fiebres nerviosas y pútridas, con muy buen '«ueeso : sin embargo si saliese muy agria la bevida, se dismíauirá la cantidad del acido. 8 6 el'cocimiento dé flor de sáíicb con vtnagte y miel: si se suprime el baveo, produce síntomas de mucha gravedad: en tal caso convienen los vixigatorios en los brazos y piernas, 6 los sinapismos de que se hablará mas adelante. El segundo es la hinchazón enorme de la cara ^ que se aumenta al tiempo que se maduran los granos: éste accidente es muy penoso y suele ocasionar fatales consecuencias: si no es muy grave se disipa por si solo, quando comienzan á hincharse las extremidades; pera quando causa sopor, delirio &c. convienen los baños de pies, las cataplasmas de miga de pan y lechéenlas ma- nos y pies, ó los sinapismos compuestos de mostaza bien molida, levadura, afrecho ó arina y vinagre, loa que se aplican en los pies, también en las piernas y brazos, mudándolos cada dos horas, sino hay vexiga-« torios que poner en dichos lugares. El tercero es la inflamación de los ojos y par- pados, el que si se desprecia, suele ocasionarla per- dida de uno ó de ambos órganos: para evitarlo se ba- ñarán con frecuencia con agua y leche, y si la en- tumeeencia es excesiva, poner unos pedacitos de unto sin sal, ó de tocino fresco sobre ellos. El quarto es una supresión de orina , que suelen padecer principalmente los niños en el primero ó segundo periodo de la enfermedad : para esto se pres-? cri&irán las lavativas, los fomentos de leche mezclada con algún cocimiento emoliente, ó de agua sola caliente sobre toda la región del empeine, y hacer tomar al- gún cocimiento düuente con un poquito de sal de nitro, ó con diez 6 doce gotas de espíritu de nitro dulce: si esto no bastare, se pondrá un sinapismo en la propia región. Quando los granos se secan y comienzan á caerse las costras, es el quarto periodo: en este tiempo se defóe püfgaf al enfermó con lo que llaman vulgar- mente posimas, que se Jiacen disolviendo unos tama- rindos y un pedazo de cañáfistola en una infusión de hoja sen tambien> con dos onzas de maná; duna onza de crémor de tártaro disuelto en suero ó en aguada tamarindos con azúcar: los niños de pecho se purga-» ráñ con doce granos de Ruibarbo disuelto en un poquito de miel, ó con una cucharadita pequeña de leche det tierra con agua y azúcar: este purgante se debe repe- tir dos ocasiones en el espacio de doce dias. La dieta será menos rígida en este caso, y se irá aumentando» poco á poco la comida con respecto á la gravedad de* la enfermedad que se ha pasado: se les podrá dar un poco de leche á mañana y tarde, y se les concederán, algunas frutas de las mas inocentes; pero con mucha moderación. Con estos remedios se puede curar felizmente la mayor parte de los virolentos graves; pues quando» la enfermedad es benigna 6 moderada, necesita de me- nos auxilios: advirtiendo que las dosis deben variar á proporción de la edad , y que á los niños de pechos no se les deberá dar de ninguna manera medicamen- tos ácidos. Advirtiendo también que quando las viruelas están maduras, esto es, amarillas, se deben abrir con unas tixeras, 6 con otro instrumento puntiagudo, en- jugando después el lugar para extraher la podre con un pafíito suave, y repitiendo la operación, si se vu- elven á llenar. Esta practica está muy recomendada por los autores, pues se alivia mucho el enfermó, se evita el destrozo que puede causar el pus deteaido, y la reabsorción de este, que es muy peligrosa. " VIRUELAS MALIGNAS instas viruelas no se comprehenden en las que se flan descripto arriba con caracteres inflamatorios, pues sus'síntomas de clase diferente, son pútridos, ó ner- viosos ó ambos; prevaleciendo siempre la debilidad, y postración de fuerzas. El sugeto se ve atacado de ana calentura que no es vehemente; pero está abatido y sin vigor : se observa alguna confusión y trastorno en sus ideas y acciones: la calentura se percibe mejor en el calor del pecho, qtie en la vehemencia del pulso: aun quando esta remite* la postración es la misma: las sensaciones se disminuyen: la sed no es proporcionada: el sueño es inquieto; en algunos enfermos mas bien es una con- tinua modorra: se sigue una agitación universal: la opresión del pulso, que se hace pequeño, irregular y convulsivo: movimientos desordenados é involuntarios, y otros síntomas que todos indican la mayor turbación en el sistema. A pocos días de esta primera invasión, apare- cen en la cara granos pequeños, que se multiplican poco á poco, y con la misma lentitud se manifiestan en el pecho y demás partes del cuerpo: estos no se levantan como corresponde: su color es encarnado, mas obscuro qae en los inflamatorios : algunas veces son violados 6 negruscos: cuyos colores se hacen mas notables algunos días después de ía erupción, y los granos se pre- sentan entonces aplastados: se ven algunos rodeados de un cerco pálido lívido 6 violado, y el color del cutis tona también este matís funesto; se percibe en el en- fetmo una transpiración pestilente: su aliento es de mal ©lor: sus ojos se obscurecen y se ponen mas animados y espantosos: sobreviene un delirio violento y él en* fermo muere de una afección comatosa. Este carácter maligno suele ser epidémico: aco- mete también á ciertas personas, en tiempo que reinan las viruelas inflamatorias, y no es raro que estas, en particular las confluentes, en el progreso de los pe- riodos, adquieran un carácter pútrido ó de malignidad: suele suceder por el mal método, por las pasiones de animo, 6 por estar muchos enfermos reunidos en hos- pitales, particularmente si son estrechos ó mal ven- tilados. La viruela asi descripta, necesita toda la pru- dencia y sagacidad de un medico instruido para mane- jarla, y no contará siempre con un éxito feliz; pues en algunos casos, aquel veneno destructor se oculta baxo ciertas apariencias inflamatorias, capaces de equivocar al medico mas experto. Sea que desde él principio se presenten los sín- tomas malignos, sea que sobrevengan en los periodos mas adelantados, el método debe ser distinto al que se ha dicho: en estas circunstancias solo los anticepticos, tónicos y corroborantes tienen lugar; aun estos reme- * dios necesitan de elección, que haría demasiado largo este papel, y se confundirían las personas para quie- nes se hace, si se entrara en estas menudencias, aun- •• que muy necesarias. La malignidad tiene sus grados: son mas 6 me- ' nos violentos los síntomas, y mas ó menos rápidos sus progresos. Quando los síntomas no son muy graves y ' aparece alguna confusión entre los inflamatorios y ner- viosos, conviene un método anticeptico simple: el coci- miento de flor de manzanilla ó de cortezas de naranjas endulzado y acidulado con el espíritu de vitriolo, ó* con buen vinagre, como se ha dicho antes, es muy aproposito: en veinte y quatro horas podrá tomar el enfenao runo<$ dos qiiafrtllos de'este, repartHÍo endís* tintas tomas: si los síntomas nerviosos se manifiestan mas claros, se podrá agregar á la be vida una quarta.0 quinta parte de vino, ry se aplicarán vexigatortos ú los Sinapismos dichos.; (2) Pero.si los síntomas malignos desenvolviesen to- aos sus caracteres, y en particular si prevaleciese:la postración de fuerzas y Ja debilidad de los pulsos; si la erupción no aparece como en.las viruelas infla- matorias., sino como se ha dicho en las malignas: sj auque se presente del primer modo no sigue después ^1 curso descripto principalmente en las confluentes: entonces se necesita de la quina, del acido vitriolico* rdel vino tomado atrevidamente, como dice Culien: en ¡estos casos podrá ser muy ütil la receta siguiente: •se toma una onza de quina martajada, y se hace un fuerte cocimiento en un jarro bien tapado, hasta que .quede en un quartillo, se le agrega media onza de •espíritu de vitriolo, ó una de vinagre 6 zumo de li- món ó naranja, y la azúcar correspondiente: esta por*» cion se concluirá en doce horas por partes; y si fuere :posible, por la noche tomará el enfermo otro tanto. Xa quina se puede también propinar en electuario \6 conserva: se toma una onza de quina en polvo, la (2) Algunos gobernándose por los principios del D. Browa aplican los vexigatorios en distintas partes, hasta enrogeeer la piel: pero existen muy fuertes razones, para que en estp$ casos de viruelas pútridas y malignas se dexen supurar, aun- que se multipliquen. Los sinapismos se mudaran cada dos ho- nras para que no se sequen; pues estonces es muy molesto al en- fermo el quítarlosj mas si la piel se pusiese m>y encarnada, s© mudaran de lugar, pero sin cesar de aplicarlost hasta q-u© se alivie» *3 tatntrdad ndicba tfe vitriolo; y* de miel de azúcar lo ne- cesario, para que resulte una conserva un poco agua- ba: se hará tomar . con el mismo orden en .cucharadas,, en un ñoco de cocimiento de contrayerva, de canela, de algalia ó cotilla, donde Ja haya; pues las semillas ¿e esfa planta, tan canijüas en el rteyno, han sido muy útiles en las fiebres pútridas y nerviosas, como \\o «ha acreditado la experiencia: por tanto el agua co- mún se hará de estas semillas, cociendo un pequeño puñado en cantidad suficiente de agua en un jarro bien tapado: en su falta se hará de contrayerva ó de canela: el vino se puede dar en los caldos y á dis- tintas horas de la beyjda; no se omitirán los vegiga- Jorios ó sinapismos: este método se continuará todo el jtiempo necesario,, hasta, que los síntomas se vayan des- vaneciendo , se repongan las fuerzas, y la erupción mude de aspecto, disminuyendo Jas cantidades á pro- porción de los alivios del enfermo. (3.) No nos parece conveniente indicar otros reme- dios, que han propuesto los autores para semejantes casos, ni presentar distintas formulas de los mismos, por evitar confusión. Quando los enfermos sean mane- jados por médicos instruidos, sabrán la conducta que 4eben observar. (3.) En donde no se encuentre quina, se usará del Cofalchk esta es una corteza que todos conocen én el Reync: es muy amarga y algo aromática: se usa frecuente- mente en varias enfermedades, y particularmente en las ca- lenturas intermitentes, con el mas feliz éxito; pues se ha lo- grado coa este vegetal la curación de dichas calenturas, aun quando la quioa ha sido infructuosa. 14 Advertencia .sobre el mafa de preparar aígun&s remedió* indicados arriba* Sinapismos: Se toman seis onzas de levadura, y un bu?n puñado de mostaza bien molida, se le agrega el vinagre suficiente para que se disuelva, meneando muy bien con un palo estos ingredientes hasta que re- sulte en consistencia de cataplasma. Sí no hubiere mostaza, se agregará una porción de ajos bien molidos, y un puñado de polvo de co- palchí. Por el vinagre suple el aguardiente, y por la levadura qualquiera arina, aunque sea de maíz. Posimas: este genero de purga la conocen muy bien las gentes vulgares; y la componen de varias maneras. Se toma un puñado de tamarindos, y una tercia de vara de canafistola, esta se martaja, y en un quartillo de agua, ó menos cantidad, se ponen ambas drogas á fuego lento, hasta que se disuelvan las pul- pas: se cuela, exprimiendo mny bien el trapo ó cola- dor, se endulza y se agrega media cucharada de las comunes de hoja sen en polvo; si este faltare suplirá una cucharada de crémor de tártaro; y en defectojie ambos, se aumentará la cantidad de tamarindos y caña-» fistola. Purga de maná: se disuelven dos onzas á fuego lento en cantidad suficiente de suero 6 de agua de tamarindos: se agrega una cucharada de crémor de tár- taro, ó media de hoja sen. Purga de crémor de tártaro: una onza ó mas cantidad de esta sal se disuelve en agua de tamarindos á suero, y se endulza. En donde haya sal de Inglaterra, se prescribirá una onza disuelta enagua de tamarindos. ¡ Estas dosis están dispuestas para los adultos y per- sonas mayores, se deben disminuir á proporción de la edad y de las fuerzas» PRECAUCIONES i:fj:fi ::;;.¡:;¡;|;::> ■■:• ■ ' f>vÍÉfl ^§!Í¡lp^P '■ ' i':'- ;'¡if9 ¡i -; A **jja| ||¡|; •ÍÍ!:¡!¡ -nS 131 :&;•!••: • ::::::::::::;¡r!¡'i' xvi:::::,í:::'';;';-!::-:!Í!Í '-^H |l|!jl--::: .7: ■W*f>i,l.k [n-' ■■A-.- '•5B1 :[? ;:i!-'?¡¡ 8174592474459��799