MEMORIA DE LA COMISION- DIRECTIVA DEL SERVICIO SANITARIO DEL COLERA MEMORIA DE LA COMISION DIRECTIVA DEL SEEVICIO SANITARIO DEL CÓLERA PRESENTAD AL SEÑOR MINISTRO DEL INTERIOR POR EL Dr. Wenceslao Díaz Presidente de la Comisión 1887-1888 SANTIAGO DE CHILE UtrBKNTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, NÚM. 112 1889 MEMORIA DE LA COMISION DIRECTIVA DEL SERVICIO SANITARIO DEL CÓLERA Santiago, 15 de mayo de 1888. Señor Ministro: Cumplo con el deber de dar cuenta a US. de los trabajos de la Comisión Directiva del Servicio Sanitario del cólera cpie he tenido el cargo de presidir. Por supremo decreto de 16 de noviembre de 1887 se creó esta Comisión, i p >r el de 5 de diciembre del mismo año, se comple- tó su personal i se le determinaron sus atribuciones, quedando encargada de la dirección superior del servicio para combatir la epidemia de cólera asiático en toda la República; de la organiza- ción, reglamentación e inspección de dicho servicio; de la adquisi- ción i distribución de medicamentos, útiles i objetos de lazaretos i ambulancias; de proponer al Supremo Gobierno las medidas sani- tarias convenientes para prevenir o estirpar la epidemia, i de infor- marle sobre todos los asuntos concernientes a ella. Por disposición suprema de 14 de noviembre de 1887, los laza- retos de esta capital para coléricos, quedaron bajo la dirección de la Junta de Beneficencia; de consiguiente, la Comisión solo ha teni- do en Santiago bajo su dirección el servicio médico a domicilio. 6 Los trabajos de la Comisión, que paso a detallar en la presente memoria, abrazan los seis meses comprendidos entre el 1G de no- viembre del año próximo pasado i el 15 de mayo del presente año, i en su esposicion, por necesidad hai que entraren consideraciones referentes a la marcha de la epidemia en los meses anteriores i en las deducciones para la hijienc pública, que la misma epidemia ha señalado. Para atender a las exijencias de la epidemia durante los seis me- ses preindicados, la Comisión ha recibido ciento noventa mil pesos ($ 190,000) de fondos fiscales, con los cuales ha hecho el servicio sanitario del cólera desde Paposo en el Norte a los 25° de latitud, hasta Tolten en el Sur a los 39°, i desde las ciudades de la costa, al nivel del mar, hasta poblaciones i minerales situados, como Vicuña i Putaendo a 729 i 825 metros i las minas de Paposo a 2,000 metros de altitud, no habiendo quedado indemne en tan di- latado territorrio mas que unas cuantas ciudades, como Tllapcl Combarbalá, Vallenar i Freirina: ha asistido en él mas deJlQ.000 enfermos, con 204 médicos, 112 practicantes i un número conside- rable de empleados de otro jénero; ha remitido 4 los diversos pun- tos atacados 193 cantinas con la dotación de los medicamentos necesarios para un lazareto, 329 facturas de remedios diversos i un gran número de colchones, frazadas, sábanas, etc. para los laza- retos establecidos. En todas partes la epidemia se ha desarrollado por importación del jérmen colérico llevado por las corrientes humanas; pero en cada una de ellas la intensidad alcanzada por el ílajelo ha estado en relación directa de las malas condiciones hijiénicas de las localida- des; por lo cual en esta memoria se ha tenido cuidado de señalar- las, para aprovechar en el porvenir el único bien (pie traen las epidemias, el conocimiento de las causas de las enfermedades i los medios de removerlas en beneficio del saneamiento de las pobla- ciones, lo que constituye el progreso mas grande i positivo de la hijiene pública moderna. Para mayor claridad dividiremos la memoria en cuatro partes: en la primera trataremos del servicio de la Comisión 1 Úrectiva en jeneral; en la segunda de la inversión de los fondos recibidos; en la tercera, del resúmen hijiénico i médico estadístico de los traba- jos i observaciones hechos por la Comisión; i en la cuarta, de la marcha i estadística jeneral del cólera en la República, desde su aparición hasta el 15 de mayo de 1888, PRIMERA PARTE T Del servicio de la Comisión Directiva en jeneral i de sus deducciones El cólera morbo, asiático o epidémico, después de las dos ame- nazas que nos hizo desde la frontera arjentina en 1868 i 1874, penetró al fin en Chile en los últimos dias de noviembre de En esta epidemia, llamada de 1883, que es la cuarta de las grandes epidemias jenerales que tienen su punto de partida en la India i la segunda de las importadas por los buques ingleses a la Meca i Alejandría, la procedencia i filiación de la enfermedad está bien determinada, i su propagación de Alejandría a los demas puertos del Mediterráneo (1) i de éstos a los del Plata, en los primeros dias de noviembre de 1886 es perfectamente conocida para que se pue- da poner en duda en Chile la naturaleza de la enfermedad. De Buenos Aires el cólera se propagó, no como ántes por las vías lentas de las postas, sino por el ferrocarril a Mendoza, i desde allí trasmontando los Andes por el boquete de Uspallata, a 3,927 metros de altitud, a la Villa de Santa María, en la provincia de Aconcagua el 25 de noviembre, donde permaneció en el estado latente, o mejor desconocido, que precede a su espansion, hasta su estallido o reconocimiento oficial el 25 de diciembre. De aquí se estendió por todo el valle de Aconcagua i llegó a Valparaíso en los primeros dias del año, i a Santiago el 15 de enero de 1887. Mientras reinaba en Santiago la epidemia del cólera, que por primera vez empezó en la fecha indicada, los viajeros trasmitieron la enfermedad a diversas poblaciones del sur, a pesar de las cua- (1) A Prous. Le cholera, étilogie et prophylaxie. París 1883. 8 Centenas de observación de Buin establecida el 30 de enero i de la de Panguilemo el 15 de febrero. El 7 de febrero se estendia hacia el sur-oeste, siguiendo las aguas del Mapocho i del Maipo a Talagante i Melipilla. A media- dos del mismo mes había prendido en el departamento de Caupo- lican, siguiendo hacia el poniente con las aguas del Claro i del Cachapoal; el 20 de febrero estalló el primer caso en Talca, donde se le mantuvo oculto hasta el 4 de marzo, día en que se abrió el lazareto. En los primeros dias de marzo se desarrolló en Chillan i el 15 prendió en Concepción, i a fines de ese mismo mes el cólera reina- ba en Tomé, Talcahuano, Lota i Coronel, es decir en las dos gran- des bahías de Talcahuano i Arauco. Después de la cesasion de la epidemia de Santiago a fines de abril, el cólera continuó, pues, su marcha por las provincias del sur, en las cuales ha reinado, se puede decir, todo el invierno, ata- cando un pueblo una vez i abandonándolo para aparecer en otro, i muchas veces volviendo atras para invadir los pueblos que habia dejado indemne en su camino. De este modo llegó a las provin- cias de Malleco i Cautín en la primavera, i ha atacado sucesiva- mente algunas poblaciones dos veces, como a Talcahuano, Lota i Coronel, i tres veces como a Concepción. Con la aproximación de la primavera, el cólera empezó a apare- cer de una manera esporádica en todos los puntos en que habia reinado en los meses de marzo i abril; de tal modo, que a fines de setiembre los casos eran bastante numerosos para constituir una pequeña epidemia, i a mediados de octubre, tan numerosos, que en Santiago entraron al hospital de San Borja, según datos de la Sociedad de Beneficencia, doce enfermas, del 17 al 25 de octubre i a San Juan de Dios, diezisiete, del 20 al 25 de dicho mes, i en las provincias, las autoridades temerosas del aumento que iba toman- do la enfermedad, solicitaron recursos del Supremo Gobierno. Para hacer este servicio i corresponder a las solicitudes de las provincias, el Ministerio nombró algunos médicos i remitió medi- camentos del depósito que habia quedado en Santiago en la oficina de la Comisión Sanitaria del Ejército, como restos de los remedios comprados para combatir la primera epidemia del cólera. El que 9 suscribe recibió una comisión de este jénero, para atender el ser- vicio de Santiago i organizó las estaciones sanitarias que empeza- ron a funcionar en la capital. A principios de noviembre, la epidemia empezó a tomar propor- ciones alarmantes en Santiago i en Valparaíso, i la atención espe- cial que comenzó a demandar en relación con la que reclamaban las otras provincias en que reinaba la enfermedad, hizo pensar a ese Ministerio en la conveniencia de uniformar i centralizar los diversos servicios médicos creados en varias partes, i en nombrar una comisión que bajo su dependencia se ocupara de todos ellos. De aquí la creación de la Comisión Directiva de este servicio, por el decreto citado de 16 de noviembre de 1887. El primer cuidado que tuvo la Comisión en sus primeras sesio- nes, fué el de uniformar el servicio, i estudiar los medios con que debía hacerse i los recursos con que contaba el depósito de medi- camentos. Con este objeto, acordó un plan de sueldos para los médicos, alumnos de medicina, practicantes i farmacéuticos; hizo un inven- tario del material de hospital, i de los remedios i útiles de farma- cia, i determinó la manera de llenar las faltas i de reponer los elementos empleados; por último formuló un reglamento para todo el servicio i espidió circulares a los intendentes para averiguar el estado en que se encontraba el implantado antes por el Ministerio. II Personal i sueldos La falta de uniformidad, de correlación i hasta el exceso de los estipendios pagados al personal sanitario en la primera epidemia i las molestias que ello ocasionó a los encargados de hacer los ajustes, llamó desde luego la atención de la Comisión, que procuró formar un plan de sueldos para todos los empleados del servicio médico, según su categoría o grado de conocimientos, tomando por base sus títulos o años de estudio, i evitar de esta manera las irregula- ridades notadas en el servicio de la epidemia anterior, en la cual estudiantes de primer año i hasta individuos completamente aje- nos a la medicina hacían las veces de médico, en el servicio de la Cruz Roja, i las exajeradas pretenciones de estipendios que mos- traban algunos que en él querían tomar parte. 2-3 10 En este plan de sueldos, se tomó en consideración el pasaje que se daba al personal por los ferrocarriles de] Estado, o que se le abonaba de una manera especial, i las circunstancias de tener que prestar sus servicios fuera del lugar de su residencia, dándoles una gratificación o un sobre-sueldo de 50 pesos mensuales a los médicos, licenciados i alumnos del sesto año; i una de 20 pesos a los alumnos del cuarto año, practicantes i farmacéuticos. Hé aquí dicho plan: PLAN DE SUELDOS PARA EL PERSONAL QUE PRESTA SUS SERVICIOS EN LA ASISTENCIA DE COLÉRICOS Médicos titulados En Santiago $ 300 Fuera de Santiago 350 Licenciados En Santiago 250 Fuera de Santiago 300 En Santiago 200 Fusta de Santiago 250 Estudiantes de 6.° año Estudiantes de 5.° año En Santiago 150 Fuera de Santiago 200 Estudiantes de i.° año en cali lad de practicantes En Santiago 80 Fuera de Santiago 100 Mozos 25 pesos. La Comisión no se apartó de esta norma; i cuando por circuns- tancias raras i escepcionales del recargo excesivo de trabajo o de carestía de los medios de subsistencia fue necesario aumentar el estipendio, lo hizo en la parte relativa a la gratificación. En vir- tud de las facultades de que estaba investida la Comisión hizo estensivo este plan de sueldos a los médicos i estudiantes contra- tados por el Ministerio del Interior, desde los meses de invierno i que se encontraban al servicio de la epidemia en diversos depar- tamentos de la República, a cuyas autoridades se dirijió una cir- cular con fecha 15 de diciembre de 1887 signada con el núm. 5. Los practicantes i farmacéuticos han tenido la obligación de hacer sus servicios bajo la inmediata dirección e indicaciones de los médicos o alumnos que hacían las veces de tales. Estos como aquellos, eran enviados i recomendados por la Comisión a las auto- ridades locales de los departamentos a donde iban a prestar sus 11 servicies; bajo cuya inspección i dirección tenían que desempeñar su cometido en los puntos mas atacados o que se les designara. La Comisión mandaba instrucciones especiales a dichas autoridades sobre la manera de hacer los servicios i las diversas ocurrencias que en ellos se presentaban, i ademas les pedia datos sobre la manera cómo el personal médico enviado hacia el servicio, i sobre la marcha que seguia la epidemia, según los datos recibidos de los médicos residentes en las localidades o de los enviados por la Comisión. Este servicio que para atender el cólera tenia que hacer la Co- misión en los diversos departamentos de la República, contrarió a veces las prerogativas de los Intendentes i Gobernadores, porque en él habia algo que semejaba un menoscabo de su autoridad; pero los que comprendieron que tal servicio se hacia a nombre i en re- presentación del Ministerio del Interior i con el objeto de ayudarles en un trabajo escepcional, en que era necesario medidas especiales i facultativas, no pusieron obstáculo i por el contrario, secundaron eficazmente las medidas i los esfuerzos de la Comisión. Con el objeto de tener informes diarios, sobre la marcha de la enfermedad, i reunir los datos estadísticos necesarios sobre todo lo relativo a la epidemia, la Comisión hizo imprimir libros talona- rios de boletines, que se distribuían a los médicos enviados a las diversas provincias, para que remitieran diariamente un parte de los enfermos existentes, de los casos nuevos, de los sanados i do los muertos. Para hacer práctico i espedito este envío, se solicitó i obtuvo de ese Ministerio la exención del porte de la correspon- dencia dirijida al Presidente de la Comisión. Finalmente la Comisión impuso a los médicos la obligación, al tiempo de solicitar su ajuste, de presentar una memoria sobre sus trabajos, que reuniera las observaciones principales sobre la loca- lidad, causas, trasmisión del mal i su tratamiento acompañada de una estadística jeneral de sus servicios. Aunque algunos de los facultativos mandados no cumplieron con estas prescripciones, con todo se ha logrado reunir por aquel medio i por informaciones verbales muchos dato; importantes, especialmente sobre la hijiene pública de todas Las poblaciones azotadas por el cólera los cuales so detallarán en la tercera parto de esta Memoria al hablar de las lo- calidades a que respectivamente se refieren, sin perjuicio de resu- mirlas en ésta, para apreciar el conjunto de las deducciones qu e Sobre la salubridad i la hijiene pública del pais arrojan. Como hubiera tanta solicitud del Ministerio como interés del publico por conocer el movimiento de la epidemia en los diversos 12 lugares a donde se estendia el azote i como los boletines traídos por el correo eran tardíos, se recurrió entónces a los boletines te- legráficos que se pidieron día a dia a todas las autoridades i mé- dicos de las partes atacadas. Con ellos se formaba un cuadro del movimiento diario de la epidemia de todos los puntos de la Repú- blica, que se publicaba al dia siguiente i que era el resúmen de los boletines enviados diariamente i que la Comisión tenia el cuidado de exijir cuando no se los remitían con la brevedad requerida. También hizo publicar la Comisión sus actas en los diarios de mayor circulación para que fueran conocidas sus determinaciones en todo el pais, adoptadas sus desiciones i pudieran los interesados o aludidos ocurrir con oportunidad. III Medicamentos i desinfectantes Los remedios i desinfectantes para combatir el cólera, han sido objeto de una atención especial de la Comisión. Los primeros medicamentos, útiles i preventivos empleados con- tra el cólera en Santa María i San Felipe en la primera epidemia fueron tomados de orden del señor Ministro de la Guerra del almacén de la Comisión Sanitaria del Ejército i Armada, por ser ]a única oficina del Estado que estaba provista de tales medios i preparada para poder aplicar a las necesidades de una epidemia, los remedios destinados al ejército. Los almacenes i oficinas de di- cha Comisión fueron el lugar de reunión de los remedios i útiles comprados después por el Ministerio del Interior, i sus empleados los encargados de hacer la distribución. Estos mismos almacenes i oficina han continuado sirviendo de almacenes i oficina a la Comisión Directiva del cólera, pues no se encontró un local que reuniera las condiciones apetecidas para el objeto i por otra parte, aquellos tenían no solo el arreglo i los útiles necesarios para tal servicio, sino también los empleados habituados a él i que han prestado una ayuda activa i eficaz. De los remedios comprados para la primera epidemia, quedaban en almacén al principio de la segunda, muchos desinfectantes, pero los medicamentos estaban casi acotados i fué necesario arbitrar medios para obtenerlos al mejor precio posible en el comercio. 13 Para hacer su distribución i atender con oportunidad a los pe- didos que se hacian de los puntos atacados o enviar en previsión a los amagados por el cólera, se adoptó un sistema semejante al empleado en el ejército, el de Cantinas, que en la primera epide- mia el que suscribe habia arreglado en dos magnitudes o números, para remitir a los lugares atacados por el cólera en la provincia de Aconcagua. Ahora se arreglaron tres clases de cantinas: número 1 para 100 enfermos, número 2, para 50, i número 3, para 25 enfermos; dota- da cada una con los medicamentos que la esperiencia i los conoci- mientos médicos modernos aconsejan como los mas eficaces para curar el cólera, i de los desinfestantes mas manejables i adecuados para evitar el contajio. Hé aquí el cuadro con que se acompañaba el envío de estas cantinas i que manifiesta su contenido. DOTACION DE CANTINAS PARA LA ASISTENCIA DE COLÉRICOS DOTACION DE LAS CANTINAS N.° 1 PARA CIEN CAMAS N.° 2 PARA CINCUENTA CAMAS N.° 3 PARA VEINTICINCO CAMAS Acido fénico 3 kilos 2 kilos 1 kilos Id. cítrico 2 It 1 n 500 grams. Azufre 100 n 75 ti 50 kilos Alcohol de 40 grados 15 n 10 n 5 ii Alcanfor 500 grams. 250 grams. 250 grams. Aceite de ricino 4 kilos 2 kilos 1 kilos Amoniaco líquido 2 ii 1 ii 1 ii Acido clorhídrico 1 .i 500 grams. 250 grams. Bálsamo anodino 4 II 2 kilos 1 kilos Bicarbonato de soda 2 o 500 grams. Cloroformo 500 grams. 250 grams. 125 " n Creta preparada 25 kilos 15 ~ n 8 kilos Canela entera 3 II 2 ii Carbón de Belloc 500 grams. Calomel 500 grams. 250 grams. 200 ° a Citrato de cafeína 20 ° ii 15 " n Cloruro de cal 150 kilos 75 kilos 50 kilos Clorhidrato de morfina 10 grams. 5 grams. 3 grams. Eter sulfúrico 1 kilos 500 <J 11 250 * ' ii Esencia de trementina 15 11 1 8 kilos 4 kilos 14 DOTACION DE LAS CANTINAS N.° 1 PARA CIEN CAMAS N.° 2 PARA CINCUENTA CAMAS N.° 3 PARA VEINTICINCO CAMAS Id. de menta 120 grams. 60 grams. 30 "rams. Goma arábiga molida 2 kilos 1 kilos 500 ° a Id. kino 2 II 1 II 500 a Hiposulfito de soda 1 It 500 grams. 250 ii Linaza entera 20 n 10 kilos 5 kilos Id. molida 20 a 10 ti 5 ii Licor anodino de Hoftinann 3 ii 2 ii 1 ii Láudano de Sydenham 3 n 1500 grams. 690 grams. Licor de acetato de amoniaco.... 400 grams. 300 \ 200 « Mostaza molida 50 kilos 25 kilos 20 kilos Pepsina 500 grams. 250 grams. 250 grams. Raiz de jenciana 2 kilos 1500 " n 1 kilos Sulfato de cobre 500 n 75 kilos 50 ii Id. de quinina 60 grams. 30 grams. 15 grams. Id. de soda 2 kilos 1 kilos 500 a Solución de ergotina Lonjean.... 20 grams. 15 grams. 10 ti Sublimado corrosivo 400 •• 300 a 200 ii Tintura de cardamomo compuesta 4 kilos 2 kilos 1 kilos Tintura de yodo 600 grams. 400 grams. 150 grams. Cocaína 6 ° n 4 ° ti 2 .i Tanino 2 kilos 1 kilos 500 ii ÚTILES Jeringas de Pravaz 3 2 1 Irrigadores completos 3 2 1 Guantes para fricciones 10 5 2 Jabones desinfectantes 20 15 10 Medidas de 250 gramos 1 1 1 Gotários 1 1 1 Granatario 1 1 1 Cada una de estas cantinas bien embalada formaba cierto nú- mero de bultos, de los cuales la menor, número 3, alcanzaba a cinco, pero los medicamentos que ellas contenían no bastaban a veces, i era necesario agregar otros, pedidos especialmente por los médicos o las autoridades de las provincias. Ademas era necesario reponer los medicamentos que se con- cluían en las cantinas, i esto como lo anterior ocasionaba el envío 15 de medicinas separadas o facturas de medicamentos que a Iguna veces fueron tan numerosas como las cantinas mismas. A consecuencia de la estraordinaria diseminación del cólera no solo en los grandes centros de población sino en los distritos mas apartados de las provincias, se vió mas tarde que el tipo mas prác- tico de cantinas i que correspondía mejor a las necesidades, era el número 3, que fué el que se mandó en mayor número. Se ha calculado el valor de esta cantina en 133 pesos. Hé aquí el número de cantinas i facturas de medicamentos re- partidas a las diversas provincias en el período que abraza esta Memoria. Tarapacá Para Iquique, Pisagua i Tocopilla.-Una cantina núm. 3. Tres facturas medicinas i desinfectantes. Atacama Para Copiapó, Chañarcillo, Taltal, Vallenari Freirina,-Diezio- cho cantinas núm. 3. Una factura medicinas i desinfectantes. Coquimbo Para Serena, Coquimbo, Ovalle, Illapel, Combarbalá, Vicuña, Salamanca i Huaquen.-Diez cantinas núm. 3. Seis facturas medicinas, desinfectantes i camas. Aconcagua Para San Felipe, Andes, Putaendo, Petorca, Ligua, Panquehue, San Roque, San Réjis i Curimon.-Veintitrés cantinas núm. 3. Dieziseis facturas medicinas, desinfectantes i camas. Valparaiso Para Valparaiso, Viña del Mar, Limache, Quillota, Casablanca, Llai-Llai, La Peña, Los Nogales i Calera.-Quince cantinas núm. 3. Nueve facturas medicinas. Santiago Para las trece estaciones sanitarias de Santiago; para los laza- retos del sur, del norte, de San Francisco de Borja; para Melipilla, 16 San Antonio, Lampa, algunos cuerpos de ejército, etc., etc.-Ca- torce cantinas núm. 3. Doscientas nueve facturas o pedidos de medicamentos. O'Higgins Para Rancagua, Doñihue, Requinoa, Mostaza], Olivar-Bajo, San Francisco de la Angostura, Hacienda del Hospital i Maipo.-Nue- ve cantinas núm. 3. Diez facturas medicinas. Cólchagua Para San Fernando, Chimbarongo, La Quinta, Platilla, Palmi- lla, Puquillai, Nancagua, Rengo i el Rosario.-Quince cantinas núm. 3. Dieziocho facturas medicinas. Curicó Para Curicó, Nilahue i Vichuquen.-Cinco cantinas núm. 3. Dos facturas medicinas. Talca Para Talca, Lontué, Molina, Curepto, Teño, San Rafael i Cons- titución.-Dieziocho cantinas núm. 3. Ocho facturas medicinas i desinfectantes. Maulé Para Caliqueños i Quirihue.- Cuatro cantinas núm. 3. Tres facturas de medicinas. Linares Para Linares, Parral, Loncomilla i Longaví.-Siete cantinas núm. 3. Quince facturas medicinas i desinfectantes. Nuble Para Chillan, San Carlos i Búlnes.-Cuatro cantinas núm. 3. Ocho facturas medicinas, 17 Concepción Para Concepción, Tomé, Penco, Coronel, Lota, Puchacai i Yum bel.-Nueve cantinas núm. 3. Diez facturas medicinas i camas. Bio-Bio Para Anjeles, Mulchen, Nacimiento i Coihue.-Nueve cantinas núm. 3. Siete facturas de medicinas i camas. Malléco Para Angol, Traiguén, Collipulli, Quilquen, Roblería i Temuco. -Veintiuna cantinas núm. 3. Cuatro facturas medicinas i camas. Arauco Para Laraquete i Lebu.--Cinco cantinas núm. 3. Cautin Para Imperial i Cañete.-Tres cantinas núm. 3. Valdivia Para Valdivia, en previsión de ser atacada por el cólera.-Tres cantinas núm. 3. RESÚMEN Total de cantinas núm. 3 193 Id. de facturas de medicinas 329 El envío de estas cantinas o socorro repetido de medicamentos a las provincias, hizo escasear éstos en el comercio, i aumentar su precio de tal manera que su provisión demandaba grandes gastos a la Comisión, por lo cual solicitó i obtuvo del señor Intendente Jeneral del Ejército i Armada que cediera a la Comisión, para 18 emplearla en la curación del cólera, una parte de la factura que en diciembre llegó de Inglaterra para el consumo del ejército i cuyo valor ascendía a mil treinta i seis pesos ($ 1036). Pero esto no era bastante, la Comisión creyó necesario pedir re- medios al estranjero, como se hizo en la primera epidemia a Lima i Rio Janeiro. Ademas, como una parte del personal de esta Comi- sión pertenece a la Comisión Sanitaria del Ejército, ha podido aprovechar la esperiencia adquirida durante la guerra, i apreciar las ventajas que se obtienen en la calidad i en el precio de los re- medios pedidos directamente a las casas proveedoras de Europa, sobre los que se compran aquí, i en consecuencia solicitó de ese Ministerio autorización para hacer una demanda por cablegrama a la .Casa de Jonn Wyinan de Londres, la cual remitió una fac- tura por valor de cinco mil ciento ochenta pesos ($ 5,180) que lle- gó a Valparaíso a principios de marzo i permitió servir al trata- miento del cólera con las ventajas i conveniencias que esta Comi- sión se propuso. Hé aquí aquella factura: MEDICINAS PEDIDAS POR CABLEGRAMA A EUROPA PARA EL SERVICIO DEL CÓLERA, EN ENERO DE 1888 Aceite ricino 2,000 libras. Tanino 500 n Goma arábiga molida 800 ti Opio de Turquía, fino 50 n Azafrán núm. 1 12 n Cocaína 100 grams. Calomelano, 100 libras. Muriato de morfina 40 onzas. Acetato de morfina 10 n Antipirina 240 n Pepsina 50 libras. Éter sulfúrico 180 n Antes de pasar a otro asunto, será necesario demostrar que pi- diendo las medicinas directamente a Europa, se obtiene una venta- ja en la calidad i una economía que puede estimarse en un ciento por ciento; pues tomando dos artículos de los mas usados i de pri- mera calidad, el tanino i la quinina, por ejemplo, cuesta el primero 19 siete pesos cincuenta centavos ($ 7.50) en esta plaza, i dos pesos cincueta i ocho centavos ($ 2.58) traído de Europa al cambio de 25 j penique; el sulfato de quinina cuesta aquí tres pesos ($ 3.00) la onza, Ftraido de Europa al mismo cambio noventa centavos. A mas de los remedios, la Comisión se ha visto obligada a pedir a Europa, a la misma casa de Wyman una factura de instrumen- tos, unos nuevamente introducidos en el tratamiento del cólera tales como los aparatos para la enteroclísis, la hipodermoclísis i que aquí han producido buenos resultados i otros como termóme" tros, jeringas hipodérmicas, tubos de goma, etc., que aquí estaban agotados, i unos i otros solicitados diariamente por todos los mé- dicos empleados en el servicio del cólera en toda la República; Hai pues necesidad de cubrir el valor de esta factura, cuyo monto es de 284 libras que ha llegado en este mes. Hé aquí su detalle: MEDICINAS E INSTRUMENTOS LLEGADOS DE EUROPA EN MAYO DE 1888, PARA EL CÓLERA Medidas graduadas de 250 gramos 100 Gotarios 100 Sublimado corrosivo 100 libras. Tubos de goma para irrigadores 298 piés. Llaves de goma endurecidas para id 100 Termómetros clínicos 50 Tubos con un gramo de cocaína cada uno 50 Frascos clorodina inglesa de Brown 12 docenas. Granatarios con pesos decimales 100 Jeringas hipodérmicas 50 Aparatos Cantani para enteroclísis 50 Id. id. para hipodermoclísis, de los cuales 24 son dobles 49 Sondas de Nelaton, núm. 30 150 Quedan como existencias en los almacenes de la Comisión gran parte de la última factura llegada de Europa, factura de útiles e instrumentos que está intacta, cuyo valor queda indicado, i varios otros remedios i desinfectantes del antiguo depósito que importa- rán mas o menos 2,000 pesos con los cuales se podrá atender la epidemia, en el caso funesto, pero no improbable de que reapare- ciera en la primavera próxima. 20 IV Servicio médico En ]a asistencia a los colerosos, la esperiencia ha enseñado que es mas útil llevar los recursos médicos a casa de los enfermos que trasportarlos a grandes distancias con el objeto de curarlos i de aislarlos para evitar la propagación de la epidemia; porque es im- posible que en la conducción de un enfermo de esta clase, a una distancia mas o inénos larga, no se pierdan los primeros i mas pre- ciosos momentos para la curación de la enfermedad o no se empeo- re por el profundo aniquilamiento de las fuerzas o la rápida mar- cha del mal. Por esta razón la Comisión Directiva ha procurado establecer el servicio a domicilio como base de la asistencia médica a los cole- rosos i como el mas importante i eficaz para combatir la epidemia, i así lo ha verificado en todas partes. Para llevarlo a efecto, ha dividido o ha solicitado de las autori- dades la división de las ciudades en barrios para establecer en cada uno de ellos, como en Santiago i Valparaíso, estaciones sani- tarias, servidas por médicos, practicantes i farmacéuticos, dotadas con todos los remedios necesarios i sobre todo con coches, que ha- cían espedita i rápida la atención a los llamados. Las estaciones sanitarias de Santiago han estado, ademas, ausi- üadas por el teléfono que las tenían en comunicación con la Comi- sión Directiva del servicio i con todas las oficinas i establecimien- tos públicos, de manera que las órdenes referentes al servicio eran impartidas en cualquier momento i trasmitidos con presteza los llamados motivados por casos nuevos o urjentes. El mismo servi- cio telefónico tuvieron las de Valparaíso. En los campos i en muchas ciudades de provincias se estable* cieron estaciones sanitarias, en condiciones idénticas, con coches i cantinas, i ademas se les dió a los médicos un saco de ambulancia que las servían, arreglado especialmente para el cólera, que les permitía llevar los remedios necesarios, a pesar de los caminos i de las distancias. Aunque las miras de la Comisión fueron las de implantar siem- pre el servicio médico a domicilio como el mas rápido i ventajoso en el tratamiento del cólera, sin embargo, fué necesario establecer excepciones para aquellos enfermos que no podian ser curados a 21 domicilio, perqué carecian en sus habitaciones de todo jénero de recursos. Desgraciadamente éstos han sido mui numerosos; pues el cólera se ha cebado con preferencia en las poblaciones indijentes i mise- rables de manera, que relativamente, éstos han sido atacados en todas partes con preferencia i en mayor número. Para éstos ha abierto lazaretos cuidando que se establecieran lo mas cerca posi- ble de las poblaciones o de los barrios que daban el mayor número de enfermos en las condiciones indicadas, para evitar los peligros del acarreo, tomando siempre las precauciones necesarias i hacien- do las desinfecciones para evitar la propagación de la epidemia. A estos lazaretos la Comisión ha atendido con todo jénero de ausilios como a las estaciones sanitarias. Los tres lazaretos de Santiago, por disposición del Ministerio, quedaron desde el principio bajo la dirección de la Sociedad de Beneficencia; los lazaretos de las provincias fueron establecidos por las autoridades respectivas, unos con los ausilios pecuniarios que les suministró el Supremo Gobierno directamente i otros con los que le remitió la Comisión; pero ésta atendió a los médicos i empleados en los lazaretos, a su manutención i a las medidas de salubridad local en todos aquellos departamentos que no recibie- ron directamente ausilios del Gobierno, exceptuándose Valparaíso, por disposición especial del señor Ministro del Interior de fe- cha de 6 de febrero del presente año. La lista que va a continuación indica las cosas enviadas: A Quillota: 20 camas completas, a la órden del Gobernador, el 20 de diciembre de 1887. A Quillota: 20 telas para colchón i 40 frazadas, a la órden del doc- tor Guzman, el 24 de diciembre de 1887. A Colchagua: 100 telas para colchones, a la órden del Intendente, el 26 de diciembre de 1887. A Colchagua: 100 frazadas, a la órden del Intendente, el 28 de diciembre 1887. A Quillota: 20 frazadas, el 28 de diciembre de 1887. A Cauquenes (Maulé): 30 camas completas, a la órden del Inten- dente, el 28 de diciembre de 1887. A Concepción: 50 frazadas, 5"0 telas para colchones, 50 telas para almohadas i 100 sábanas, a la órden del Intendente, el 12 de enero de 1888. 22 A Melipilla: 20 telas para colchones, 10 frazadas dobles, 20 telas para almohadas i 40 sábanas, a la orden del Gober- nador, el 12 de enero de 1888. A Concepción: 50 camas completas i 50 camisas, a la orden del Intendente, el 22 de enero de 1888. A Concepción: 100 camisas, el 26 de enero de 1888. A Talca: 50 sábanas i 50 camisas, a la órden del Intendente, el 26 de enero de 1888. A Putaendo: 25 camas completas i 50 camisas, a la órden del Go- bernador, el l.° de febrero de 1888. A la órden del Intendente de Santiago: 25 bacinicas de latón, el 2 de febrero de 1888. (Para el servicio sanitario del Presidio). A Búlnes: 25 camas completas i 50 camisas, el 7 de febrero de 1888. A Coronel: 20 camas completas, el 7 de febrero de 1888. A Búlnes: 50 camas completas i 100 camisas, el 7 de febrero de 1888. A Anjeles: 50 frazadas i 50 fundas para almohadas, el 9 de febre- ro de 1888. A Serena: 50 camas completas, el 11 de febrero de 1888. A Búlnes: 30 bacinicas i 10 chatas, el 17 de febrero de 1888. A Illapel: 50 frazadas, a la órden del Gobernador, el 18 de febrero de 1888. A Traiguén: 30 camas completas, el 20 de febrero de 1888. A Quilquen: 30 camas completas, el 21 de febrero de 1888. A Linares: 40 frazadas, el 22 de febrero de 1888. A Curepto: 50 camas completas, el 26 de febrero de 1888. A Angol: 30 camas completas, el 27 de febrero de 1888. A Concepción: 50 camas completas, el 29 de febrero de 1888. A Mulchen: 25 camas completas, el 1° de marzo de 1888. A Mulchen: 30 camas sin frazadas, el 16 de marzo de 1888. Lo que hace un total de 455 camas completas, 30 id. sin fraza- das, 190 telas para colchones, 280 frazadas, 120 telas para almo- hadas, 300 camisas, 190 sábanas, 55 bacinicas i 10 chatas. 23 MEDICINAS ENTREGADAS A LOS LAZARETOS DE SANTIAGO DESDE EL 18 DE NOVIEMBRE DE 1887 AL l.° DE ABRIL DE 1888 Hospital de San Borja, lazareto 1 pedido Lazareto del Norte (Señor Achurra) 10 ti Id. del Sur (Señor Fierro) 1 n V Profilaxia i tratamiento del cólera Las medidas hijiénicas, el tratamiento del cólera i las desinfec- ciones han sido también objeto de una atención especial de la Co- misión. Luego que ésta se instaló, se ocupó en tomar notas de las condi- ciones hijiónica de los diversos barrios de la capital, i aconsejó lo mismo a los médicos de las estaciones sanitarias; después de lo cual celebró con ellos una conferencia el 17 de noviembre de 1887, en la cual se fueron anotando las observaciones hechas por cada uno de los circunstantes, en capítulos ordenados, que dieron un resú- men del estado en que se encontraba Santiago, respecto del aseo, basuras, aguas detenidas, desagües, pantanos, irrigación, agua po- table, establecimientos insalubres, etc., etc., resúmen que se comu- nicó al señor Intendente de la provincia, pidiéndole la ejecución de las medidas que se indicaban, para poner en condiciones hijié- nicas favorables a la ciudad. Estas medidas de salubridad pública i privada han sido reco- mendadas en jeneral a todas las autoridades de las provincias por medio de notas i de hojas impresas que se han hecho repartir con profusión i en particular a las autoridades de aquellas localidades en que según los partes de los facultativos enviados para curar el cólera, era necesario tomar medidas especiales de salubridad. Hé aquí las instrucciones: 24 INSTRUCCIONES SOBRE EL CÓLERA § I Profilaxia privada CUIDADOS I PRECAUCIONES INDIVIDUALES El cólera no ataca a todos como vulgarmente se cree; solo ataca a un pequeño número de personas, aun en las mayores epidemias i solo a las que viven en el desaseo, la indijencia i el desarreglo de vida; i aun así, la mayoría, como en la lepidia de calambres, sanan. El miedo que se le tiene no sirve mas que para perturbar ]a ener- jía i la confianza en las medidas hijiénicas i de consiguiente para resistir ménos a las influencias del mal. Es necesario, pues, procu- rar conservar la tranquilidad i enteresa de ánimo. Para preservar- se del cólera se tomarán principalmente las indicaciones siguientes: 1.a Evitar los resfríos o constipados por cualquier causa, como las corrientes de aire, los vestidos delgados después de los cambios repentinos de temperatura tan frecuentes en Chile, en las tardes de verano; el dormir al sereno, o con las puertas o ventanas abier- tas, el tomar una gran cantidad de helados o bebidas frias, los baños frios, prolongados o en que no se cuida ]a reacción. 2.a No se hará alteraciones en la comida ordinaria, pero se cui- dará comer un poco ménos i sustancias sanas: se evitará pues en las comidas i bebidas todo exeso que ocasione indijestiones i debi- litamiento. Estas indijestiones por exeso de réjimen toman en todo tiempo una forma mui semejante al cólera; es decir la de la colerina, cuan- do se bebe una gran cantidad de bebidas heladas durante la dijes- tion o un sudor abundante. Se procurará pues, en tiempo de epide- mia, evitar estos exesos de helados tan comunes en Chile. 3.a Se evitará todo lo que pueda debilitar el cuerpo, como las grandes fatigas, los exesos de trabajo i de placeres, las trasnocha- das; por el contrario se procurará dormir bien las horas necesarias para recobrar la enerjía i las fuerzas perdidas por el trabajo. 4.a Se podrán comer las frutas maduras i que no esten fermen- tadas o podridas, pero evitando los exesos de nuestros hábitos 25 principalmente en la sandía. Se recomienda para mayor precau- ción el tomarlas peladas o mondadas i aun mejor cocidas. Todas las legumbres verdes o frescas se comerán cocidas, por- que crudas pueden retener algunos jérmenes peligrosos esparcidos en el agua o en la tierra. Todas las ensaladas serán pues cocidas. 5.a Como el cólera se trasmite principalmente por el agua, hai que cuidar mucho la que sirve a los menesteres domésticos i mui especialmente la de la bebida. Este cuidado debe ser mui grande en Chile donde muchas ciu- dades beben agua mas o menos contaminada, porque tienen los fosos de las letrinas cerca de las norias i carecen de agua potable en cañerías, i donde, aun en los campos, colocan los lugares sobre las acequias o contaminan éstas con desperdicios de chancherías, etc. Se conocen pequeñas epidemias de colerina en poblaciones que están en las primeras condiciones. Lo primero, pues, es asegurarse bien de que el agua es pura. Tiene menos probabilidades de serlo, la de las acequias que han pasado por la vecindad de habitaciones o pueblos, la de las norias descubiertas e inmediatas a las letrinas. En caso de epidemia de cólera, no solo es prudente sino que es necesario hervir por la mañana el agua para cocinar o beber en el diá, porque la ebullición da completa seguridad de preservación. Habría ventajas en hervir el agua en pailas de cobre, bien limpias i aun en usar batería de cocina de este metal, tomando las precau- ciones de limpieza, pues se le ha reconocido una benéfica influen- cia en la preservación del cólera. Debe tenerse igual cuidado con el agua que sirve a otros menes- teres de la vida, como la fabricación del pan, de la cerveza, etc. Las aguas de fuentes naturales como de Vichy, Púgues, Vals, son mui buenas para la bebida; pero es necesario estar seguro de su lejitimidad, porque las falsifican con aguas ordinarias. En Chi- le podríamos beber agua de Colina, Panimávida o Catillo, si las empresas de estas aguas las pusieran abundantemente embotella- das i a precios módicos al alcance del público. 6.a Hai un error vulgar, que ha llegado a Chile con el miedo al cólera i por desgracia demasiado esparcido, i es el que uno puede preservarse de esta enfermedad bebiendo grandes cantidades de aguardiente, coñac o licores espirituosos. Los que tal hagan, están 4-5 26 mas predispuestos a los ataques del mal porque se debilitan con los exesos. Esto mismo puede suceder a los trabajadores que se embriagan el domingo i el bines. 7.a Debe mantenerse la regularidad en las horas de las distri- buciones domésticas, el aseo mas estricto en las habitaciones i en toda la casa, lo cual se consigue con barrer, sacudir i lavar todo, sacar las basuras, desperdicios de la cocina i hacer fumigaciones con vinagre. Debe tenerse especial cuidado con la colocación de la ropa sucia en un lugar o pieza adecuada i que el lavado de ésta no se haga con otra ropa contaminada. Cuando el cólera invada una población es necesario redoblar las precauciones anteriores i ademas, tomar las siguientes: 8.a Se cubrirá el vientre con una franela, i con dos vueltas, las personas predispuestas a diarreas o que sufran de frió a esa rejion. 9.a Para evitar las diarreas no se tomarán purgantes a ménos que lo mande el médico, i se procurará obtener una evacuación natural, a las mismas horas cada dia, después de las comidas prin- cipales. 10.a Si las fuerzas dijestivas son débiles, se tratará de aumen- tarlas, tomando antes de las comidas un gramo de pepsina o una copita de vino de quina, vino jeneroso, coñac o ron. Se comerá despacio procurando que la masticación sea perfecta. Las personas sobrias deben aumentar un poco su ración diaria de vino burdeos. Las habituadas al té o café no harán variación. 11.a Se deberán evitar las comunes o escusados donde va mucha jente estraña. Las de la casa se desinfectarán a lo menos dos ve- ces al dia, arrojando en ellas un litro de la disolución 1.a o azul, o cuatro cucharadas de cloruro de cal seco disuelto en dos litros de agua. En caso de cólera, será mejor dejar las comunes para vaciar las evacuaciones que todos en la casa harán en bacinicas que se desin- fectarán con una cucharada de cloruro de cal en polvo o una taza de cafe de las disoluciones indicadas mas adelante. 12.a Las deyecciones de toda diarrea (que puede ser premonito- ria) i los vómitos i diarrea de ]os colcrosos, deben ser desinfecta- 27 dos inmediatamente con un vaso de las disoluciones indicadas o dos cucharadas de cloruro de cal seco. La falta de esta precaución puede envenenar todas las letrinas de una casa. Será mejor poner estas disoluciones en los vasos destinados a recibir las deyec- ciones. DISOLUCIONES O LÍQUIDOS DESINFESTANTES FUERTES 1. a Licor azul: Sulfato de cobre 50 gramos. Agua 1 litro. 2. a Sulfato de zinc 20 gramos. Agua 1 litro. 3. a Cloruro de zinc líquido a 45° 20 gramos. Agua 1 litro. 4. a Cloruro de mercurio o sublimado corrosivo... 1 gramo. Agua 1 litro. 5. a Cloruro de cal 80 gramos. Agua 1 litro. DISOLUCIONES DESINFESTANTES DÉBILES Con 25 gramos o dos cucharadas de las disoluciones anteriores en un litro de agua se pueden hacer disoluciones suaves para la- varse las manos i otros usos que no requieran las primeras. 13.a Las ropas de poco valor, manchadas por las deyecciones (vómitos i diarrea), se queman; las otras se ponen en el mismo cuarto del enfermo en una cubeta con 20 litros de agua, 4 del li- cor azul o 200 gramos de cloruro de cal seco; se las deja media hora, se estrujan i se entregan a la lavandera para que las sumer- ja en agua hirviendo antes de jabonarlas. Las manchas del piso, alfombras o colchones serán inmediata- mente lavadas con las disoluciones 1.a i 5.a i un trapo, algodón o estopa que se quemará en seguida. Los tejidos de lana, colchones, etc., que no puedan lavarse, se desinfectarán en una pieza quemando 30 gramos de azufre por metro cúbico de espacio o en estufas por el vapor de agua o el aire calentado a 11°, 28 14.a Las basuras i desperdicios de cocina de las casas infestadas, se colocaran en cajones cerrados i serán desinfectados con el líqui- do azul o el cloruro de cal, sacados lejos i quemados Con alquitrán. § II Profilaxia i precauciones públicas Para preservar las poblaciones del cólera, las autoridades loca- les tomarán las medidas jenerales siguientes: 1.a Por sí o por comisiones especiales, visitarán todas las loca- lidades para mantener en ellas la hijiene mas perfecta en los edi- ficios públicos i particulares, calles, etc. 2.a Remediarán la miseria en cuanto sea posible, socorriendo a las familias indijentes, inválidos i niños. 3.a Dispersarán las acumulaciones en habitaciones estrechas i mal sanas, de pueblo indijente i sucio, porque llegan a ser mas tarde focos donde prende el cólera. 4.a Impedirán la reunión de la jente en ferias, diversiones i chin- ganas; la venta de licores i la embriaguez. 5.a Ordenarán la incineración o remoción de las basuras e in- mundicias cercanas a las habitaciones haciéndolas rociar con una disolución de ácido sulfúrico de 10 gramos por litro, la cual se aplicará también al lugar en que estaban. 6.a Evitarán la formación de pantanos, lodazales i de aguas estagnadas a lo largo de los caminos. 7.a Alejarán, cegarán o taparán las acequias cercanas a las ha- bitaciones que se contaminan con sustancias escrcménticas i se convierten en focos de infección. 8.a Las autoridades cuidarán de la bondad de los artículos del consumo especialmente del pan i de la carne i mui principalmente de la limpieza del agua que beben las poblaciones. 29 9.a Las autoridades tendrán preparados lazaretos u hospitales barracas, especiales para los colerosos en los centros que puedan ser mas atacados, con un servicio a propósito de carruajes para su trasporte i un departamento para los enfermos pensionistas. En los hospitales establecerán salas aisladas para los casos de urjencia o que aparezcan en ellos. 10.a Tendrán un servicio de ambulancias de socorros a domicilio que inmediatamente de recibir el aviso lleven los primeros ausilios de medicinas i desinfectantes i que tomen las medidas que las cir- cunstancias exijan. Cuidarán que estos desinfectantes se den gra- tis a los que los pidan con firma de médico para lo cual formarán depósitos en los puestos de policía, boticas, etc., de frascos o paque- tes rotulados i dosificados de una manera uniforme i con el modo de usarlos. Por ejemplo: Sulfato de cobre 500 gramos para 10 litros de agua. Cloruro de cal 1000 gramos para 20 litros de agua. Flor de azufre o azufre 1 kilogramo para fumigar una pieza de 4 metros de largo por 3 de ancho i 3 de alto, a razón de 30 gramos por me- tro cúbico. 11.a Se aconsejará o establecerá la declaración inmediata de la aparición del cólera a la policía o puestos de ambulancias de so- corros para que ellas tomen las siguientes medidas: 1.a de traspor- tar a los lazaretos los enfermos de los hoteles, conventillos o casas donde no puedan ser aislados; 2.a de darles .los primeros remedios i aislarlos en sus casas o viviendas; 3.a de dispersar los focos o aglo- meraciones de jentes donde se cebe el cólera cegando las letrinas, suministrando los medios necesarios a los pobres; i 4.a de desalojar las casas infestadas por uno o dos dias, i aun cerrarlas, para que las fumigaciones i desinfecciones den las garantías hijiónicas re- queridas como el único medio, aunque riguroso, de impedir que una epidemia circunscrita se estienda i agrave. 12.a Cuidarán de la desinfección diaria de los para-todos, porta- lones abiertos en las acequias, deyecciones arrojada a la calle, etc., según las indicaciones que quedan apuntadas en el núm. 11.° de la pájina 26. 13.a Cegarán o taparán las acequias, norias o pozos infestados i obligarán a las poblaciones a tomar agua limpia i aconsejaran fil- trarlas por las destiladeras i hervirlas según el núm. 5.° pájina 25. 30 14.a Las lavanderías públicas i aun privadas serán vijiladas, o al ménos se les aconsejará que no laven en común la ropa proce- dente de coléricos; que ántes de lavarla, la sometan a la desinfec- ción indicada, con el sulfato de cobre o cloruro de cal del núm. 13.° pajina 27; que después la pongan por cinco minutos en la lejía, potasa o lavaza de jabón hirviendo ántes de refregarla, i final- mente que con toda ropa sospechosa se empiece el lavado con esta última operación. 15.a Como la desinfección en grande no es posible en muchos casos, seria conveniente que las autoridades locales hicieran o contratáran con un industrial la formación de un establecimiento vijilado por ellas, cpie tuvieran: 1. Cámaras de fumigación por el azufre; 2. Cámaras de aire caliente a 110°; i 3. Cámaras de vapor. Carretones a propósito, desinfectados diariamente, llevarían a él el material contaminado i lo devolverían purificado mediante una paga convencional. Los detalles del procedimiento se indi- carían. Los hospitales i lazaretos deben tener uno, proporcionado a sus necesidades. 16.a Las autoridades cuidarán que el personal de los lazaretos de coléricos esté sometido a un reglamento de desinfección, horas do trabajo, alimentación i vino. 17.a Comprobada la muerte del coleroso, su cadáver envuelto en sus vestidos o en telas empapadas en un líquido desinfectante fuerte será trasportado de la habitación al cementerio en cajón de madera o al menos en una lona cocida i bañada en el mismo líqui- do desinfectante. 18.a Las autoridades establecerán cementerios especiales para colerosos en lugares lejanos i secos, de modo que no den filtracio- nes que puedan contaminar las aguas. En ellos se enterrarán los cadáveres en fosas a lo menos de 2 metros de profundidad cuyo terreno no podrá removerse para nuevas inhumaciones sino des- pués de trascurridos diez años. Conviene advertir que las instrucciones anteriores no han pro- ducido todos los buenos resultados que de ellas podía esperarse 31 porque en unas localidades han sido letra muerta, en otras han ido ha estrellarse contra la falta de conocimientos hijiénicos i las preo- cupaciones populares mas absurdas, i mas que todo, contra la de- sidia i la desconfianza que el desconocimiento de la hijiene da a la poca eficacia de aquellas instrucciones. Empero, entre aquellas me- didas, la Comisión ha insistido principalmente en las que se refie- ren a las aguas potables, estado de los cementerios comunes, aguas estagnadas i ubicación de los cementerios para colerosos. Este asunto es de la mayor importancia, tratándose del cólera, puesto que los cadáveres pueden trasmitir el ájente coleríjeno a los suelos permeables i a las aguas que los atraviesan, i éstas a las fuentes que surten de bebida a las poblaciones. De consiguiente se ha tenido mucho cuidado en hacer estable- cer cementerios de colerosos en todos los lugares en que ha reina- do la epidemia, cuidando en cuanto ha sido posible su buena situa- ción, i manera de practicar los enterramientos. Para evitar la sepultación de cadáveres de colerosos en los ce- menterios comunes, el Supremo Gobierno ha determinado que los oficiales del Rejistro Civil no den los pases sin certificado de mé- dico, según la lei de 17 de julio de 1884. Este certificado ha sido espedido en Santiago por tres médicos nombrados por decreto de 25 de noviembre de 1887 i por los médicos de las estaciones sani- tarias de la capital, los cuales se turnaban en el cementerio para el examen de los cadáveres que venían de los alrededores de la ciudad i fuera de las espresadas estaciones. Como un complemento de las medidas profilácticas se ha aconse- jado la dispersión de los focos o aglomeraciones de jente donde se cebaba el cólera, i el desalojamiento de láS casas infestadas; i se ha cuidado especialmente de las fumigaciones i desinfecciones por medio del sublimado corrosivo, del oxicloruro de cal, del sulfato de cobre i del azufre, empleados de una manera sistemada; para lo cual se dieron las instrucciones convenientes para el empleo de los desinfectantes que formaban parte de las cantinas. Ademas, en Santiago se creó un cuerpo de desinfectares, compuesto de cua- tro individuos adiestrados en el procedimiento, que con sus útiles se trasportaban a los lugares infectados o a las casas donde los re- clamaban los particulares. En Valparaíso se formó un cuerpo análogo. Conviene advertir aquí que los cordones sanitarios no han figu- rado como medidas profilácticas en esta segunda aparición del cólera; porque en la primera, como lo diremos en otra parte, no 32 dieron buen resultado, ni los de la cordillera para impedir la im- portación en el pais, ni los establecidos al rededor de Santa María para aislarlo en aquella villa, ni los tendidos en las cimas de los cerros para circunscribirlo en el valle de Aconcagua, ni las cua- rentenas de Buin i Panguilemo para impedir su propagación al sur del territorio. Por esta ineficacia de los cordones i de las cua- rentenas, el Supremo Gobierno no ha pensado después en estable- cerlas i la Comisión, vista su inutilidad, en proponer o solicitar su establecimiento en ningún punto, aunque las probabilidades seña- laban una marcha progresiva de la epidemia hacia el sur i hacia el norte. En la curación del cólera se ha procurado uniformar i difundir los tratamientos que han dado mejores resultados en la práctica. Ha sido esto necesario, tratándose de una enfermedad sobre la cual reinan tan distintas teorías, i en cuyo tratamiento se pueden come- ter muchos errores, cuando no se procura ajustarlo a las estrictas prescripciones de las indicaciones médicas sintomáticas i razonadas. Con este objeto, la Comisión convocó el 8 de diciembre de 1887 a todos los médicos de las estaciones sanitarias de Santiago a una O conferencia, en la cual se espusieron i discutieron los tratamientos clínicos mas modernos i razonados, i después, el 24 del mismo mes, pidió a su delegado en Valparaíso que reuniera con el mismo obje- to a los médicos que hacían el servicio del cólera en aquella ciudad. La medicina moderna ha ido confirmándose cada vez mas en la idea de que el cólera es una enfermedad infecciosa, es decir, pro- ducida por un veneno orgánico, específico, suceptible de ser traspor- tado a largas distancias i de reproducirse i propagarse en condi- ciones favorables; también de que la intoxicación por este veneno se verifica por las vías dijestivas i de que su acción es a veces tan rápida que los enfermos mueren de una manera fulminante i ántes que la pérdida de los líquidos del organismo i el espesamiento de la sangre puedan dar razón del fenómeno, i por el contrario, la muerte se verifica otras veces de una manera lenta sin que se pue- da vencer la resistencia del organismo para absorver los líquidos perdidos, aunque se le presenten por las superficies de las muco- sas i de las serosas o del tejido celular i de las venas. De consiguiente, las indicaciones terapéuticas contra este vene- no, cualquiera que fuere su naturaleza, microrganismo o tomaina, que este no es el caso aquí de discutir, serian: l.° la de neutralizarlo i arrojarlo del tubo dejestivo; 2.° la de evitar las pérdidas de los 33 líquidos del organismo; 3.° reponer dichas pérdidas; i 4.° reaccionar o restablecer las funciones perturbadas. Sin embargo, estas ideas en la práctica no han podido realizarse en toda la esfera que abrazan, pues hai muchos hechos que no pue- den esplicarse por ellas, i fenómenos que no obedecen a las indica- ciones lójicas que de ellas se desprenden. Ademas está comprobado por muchos médicos observadores que un tratamiento benéfico en una epidemia se encuentra en otras sin acción i que hasta hoi la medicina no conoce un tratamiento específico o de reconocida efi- cacia contra el cólera; por lo cual los médicos esperimentados i prácticos aseguran que el éxito del tratamiento depende de los medios sanitarios i de los cuidados que rodean al enfermo, i que es mejor no intervenir sino para modificar los síntomas como se vayan presentando en cada caso, de una manera individual i razonada (1). Conformándose en cuanto es posible con estos principios, se ha procurado distinguir, en la diarrea premonitoria, los enfermos me- didos i cuidadosos en su alimentación i que no tenían saburra gástrica i que eran tan solo víctimas del contajio, de los enfermos que habían cometido desarreglos en el réjimen alimenticio i que presentaban un catarro gastrointestinal mas o menos manifiesto, para administrar en los primeros las preparaciones antidiarreicas, principalmente el láudano i la clorodina, i en los segundos una dosis alta de calomelano, de 0,50 centigramos a un gramo, seguido a la hora o a las dos horas de un purgante de ricino. Este procedi- miento ha sido instituido por algunos médicos a imitación de los ingleses i rusos, pero partiendo de la idea de la infección del tubo intestinal, i en tal caso lo han aplicado a toda diarrea premonito- ria i aun sospechosa, hubiera o no estado saburral, i puede decirse que con buen éxito. Algunos médicos han obtenido buenos resul- tados contra la diarrea premonitoria de la ipecacuana dada a dosis vomitivas i otros de los enemas i enteroclísis astrinjentes a la temperatura de 38° o 39°, como se emplea en el cólera declarado, es decir, que se ha anticipado este tratamiento. En el cólera confirmado se ha procurado llenar las indicaciones, combatiendo todos los síntomas mas importantes; pero siempre con una tendencia manifiesta hácia la idea de una infección o envene- namiento. En vez del tratamiento indioingles, i antes de sobrevenir los vómitos, se ha prescrito comunmente i con buen éxito el calo- (1) W. J. Moore, A manual of Ihc deseases of India. London 1886, páj. 129. i sig. 34 melano i ricino, como en la diarrea premonitoria, seguidos de los estimulantes difusivos. Contra los vómitos se lian empleado las limonadas cítricas i clorhídricas, el hielo, las aguas gaseosas, la tintura de yodo yodu- rada, la cocaína i los sinapismos al epigastrio. Aunque estos ajen- tes han prestado buenos servicios, sin embargo, no se puede decir de ninguno de ellos que haya sido completamente eficaz. Para el enfriamiento jcneral se han empleado los estimulantes difusivos, en cuanto los ha podido tolerar el estómago, inyecciones hipodér- micas de éter, alcanfor i éter alcanforado; las fricciones de mostaza i tópicos estimulantes calientes sobre la cutis i en las estremidades de los miembros. Los baños j enerales calientes bandado malos re- sultados, i de consiguiente abandonados; no así los de aire caliente que los han producido mui buenos i han sido mui usados. Contra los calambres en jeneral, de las piernas i de los muslos, han dado buen resultado el aceite de manzanilla, el alcanforado, el bálsa- mo tranquilo con cloroformo; las inyecciones hipodérmicas de éter i de tintura etérea de valeriana, aunque ésta, que ha dado los me- jores resultados, tiene el inconveniente a veces de producir escaras. Para la diarrea i pérdida del agua del organismo i el conjunto de fenómenos consecutivos, que puede decirse que constituyen todo el cólera, se ha puesto en práctica el tratamiento de Cantani, que, apesar de las ideas del autor, entra de lleno en las indicaciones sintomáticas. Se han usado desde la manifestación de los primeros síntomas los enemas astrinjentes, puestos en uso desde muchos años atras en Chile en el tratamiento del cólera nostras de este pais, que tanto se parece al cólera asiático, con 15 o 20 gramos de tani- no o polvos de algarrobillo (1), por litro, a la temperatura de 39° o 40°, repitiéndolos i empleando hasta 2 litros, pero nunca con la idea de franquear la válvula ileosecal; porque se ha visto, ponien- do en práctica las ideas de Cantani, que esto es imposible i que una gran cantidad de líquido en el intestino trae la paralización de los movimientos del diafragma, el colapso i la muerte. Los enemas astrinjentes están, por otra parte, perfectamente indicados en las diarreas sanguinolentas o enterrorrájias que se han presentado en los casos de cólera mui grave. (1) Nuestro algarrobillo, balsamocarpum brevifoliuni, contiene tanino puro entre las mallas del pericarpio de sus frutos, que se separa fácilmente por la molienda; de manera que su polvo tamisado es tanino puro i de un precio mui inferior al de nuez de agalla.-Anales de Farmacia, Santiago 1863, t. I, p. 203. 35 inyecciones hipodérmicas de una gran cantidad de líquido o hipodermoclísis de Cantani, ha sido uno de los remedios que ha dado mejores resultados, pero practicada con las condiciones si- guientes, que la esperiencia ha demostrado ser las mas favorables: 1.a que se practiquen desde mui temprano i, si fuera posible, antes de la aparición de los vómitos, para evitar los trastornos que pro- duce la viscosidad de la sangre en ]a circulación i en la nutrición capilar intersticial; 2.a que, en vez del líquido empleado por Can- tani (1), se inyecte el indicado por Hayem para las inyecciones in- travenosas: Agua destilada 1 litro. Cloruro de sodio 5 gramos. Sulfato de soda 10 n Se filtra i a 38° se inyecta de 200 a 300 gramos, repartidos de 50 a 60 en varias partes del cuerpo, ménos en el cuello, seguidos de masaje para facilitar su absorción; 3.a cuando la reacción no viene con este procedimiento i es necesario restituir el suero per- dido, se inyecta un litro 3 veces al dia en 4 partes distintas del abdómen o en los glúteos, seguido siempre de masaje. Algunos médicos han obtenido buen éxito de inyecciones hipo- dérmicas de agua salada al 5 por mil, múltiples de 5 a 10 gramos, en el tronco i miembros hasta 100 i 150 gramos, seguidos de ma- saje. La hipodermoclísis ha solido producir escaras, cuando no se tiene cuidado con la limpieza de los instrumentos i la filtración del suero artificial inyectado. Las inyecciones intravenosas han producido una exitacion fa- vorable, los enfermos han vuelto a la vida por un momento, pero luego ha sobrevenido el abatimiento i la muerte. En la reacción tifoidea se han hecho lavados intestinales con hiposulfito de soda o sulfato de quinina, un gramo por 1 litro de agua a 36°, i empleando hasta 2 litros, i en lo demas se ha adopta- do la indicación sintomática que exijia cada caso individual. La anuria acompañada de síntomas urémicos que se ha presen- tado en la reacción tifoidea i a veces en la convalecencia, cuando el enfermo se ha levantado, ocasionando una muerte rápida, ha (1) El líquido propuesto primero por Cantani se componia de agua des- tilada 1 litro, carbonato de soda e hiposulfito de soda, de cada uno 3 gra- mos, cloruro de sodio 4 gramos. Ultimamente, en el Congreso Médico de Wiesbadcn, propuso para el mismo objeto: agua destilada 1 litro, cloruro de sodio 4 gramos i carbonato de soda 3 gramos. 36 sido tratada por algunos médicos con mui buen éxito, todavía, con 0,50 centigramos de calomelano que ha restablecido a las cuatro o seis horas el curso de la orina i efectuado la desaparición de los fenómenos urémicos. La proscripción en el tratamiento del cólera de los absorventes i obturantes, como el bismuto i la creta, propuesta por algunos facultativos, no ha sido aceptada por otros, colocándose únicamen- te éstos en el punto de vista práctico, así como no es aceptada la del opio por los partidarios mismos del bacilo, que sostienen, que la diarrea favorece el desarrollo del microbio, i de consiguiente que mata a éste todo lo que tiende a detener a aquella. VI Deducciones para la Ilijiene Vamos a esponer ahora el resultado de las observaciones de los médicos enviados a curar el cólera a las provincias, sacado de las memorias mandadas por ellos, como igualmente el resúmen de las verilicadas por la Comisión i las deducciones que de ellas se des- prenden, para la hijiene pública i privada del pais. Lo haremos en este capítulo de una manera jeneral, reservando para Santiago i Valparaíso los dos siguientes. Las epidemias son lecciones dolorosas que aprovechan los pue- blos intelijentes i activos, i el nuestro que se precia de tal no pue- de ni debe olvidar la enseñanza que le ha dejado el cólera respecto a una multitud de cuestiones que atañen directamente a las condi- ciones de su existencia, como son: la alimentación, aguas potables i estagnadas, humedades del subsuelo, ventilación, remoción de las basuras i de las materias fecales, alcantarillas, drenajes, cemente- rios, etc., etc.; por otra parte, las epidemias tienen íntima relación con la demografía o estadística aplicada al estudio colectivo del hombre i con la mesolojía o ciencia de los medios en que éste vive, que influyen de una manera directa en su conservación o destruc- ción, propagación o dejeneracion. De consiguiente, las epidemias no son acontecimientos que deban pasar desapercibidos para los estadistas sino que éstos, por el contrario, están obligados a sacar de ellas los datos mas importantes para preservar i favorecer el aumento de la población, fuente i base de las riquezas de las na- ciones. 37 Estos datos, como todo lo relativo al movimiento de la población de un pais, no pueden suministrarlos mas que las oficinas del Rejis- tro Civil, bien organizadas; por esto la actual epidemia de cólera ha venido a manifestar de una manera palmaria la importancia de los servicios prestados a la estadística por estas nuevas oficinas al mismo tiempo que la deficiencia de su organización para abra- zar de una manera perfecta todo lo relativo a su objeto: por lo cual seria necesario darles todo el desarrollo que deben tener, como oficinas completas de estadística i demografía para todo lo concer- niente al movimiento de la población de Chile. Una modificación de la lei orgánica de 17 de julio de 1884 i de los reglamentos que de ésta se derivan bastarían para ello. § I Desconocimiento de la Hijiene NECESIDAD DE SU ENSEÑANZA I DE LA CREACION DE LOS CONSEJOS DE HIJIENE Lo primero que salta a la vista en todos los pueblos grandes o pequeños de la República, es el desconocimiento de las nociones mas elementales de la hijiene; desconocimiento que se traduce en la práctica por la falta de observación de los preceptos mas rudi- mentales de preservación en las habitaciones i en las familias i por la falta de medidas de salubridad j eneral en las poblaciones. De manera que este desconocimiento de los preceptos hijiénicos se estiende casi a la totalidad de nuestra jente; pero lo peor de ello, es que este desconocimiento hace mirar con la mayor indife- rencia o como de poco o de ningún provecho, los consejos hijiénicos que se le dan o las medidas profilácticas que se le señalan, i no puede ser de otro modo, puesto que quien desconoce la importan- cia i el alcance de los preceptos hijiénicos no sabe tampoco apre- ciarlos. Esta ignorancia de la hijiene se ha traducido, durante la epide- mia del cólera en todas nuestras poblaciones, en los hechos siguien- tes. La receptividad del mal ha sido favorecida por el desaseo, la alimentación mala o insuficiente, la insalubridad de las habitacio- nes, estrechas, húmedas i con el aire viciado por diversas emana- ciones debidas a la falta de limpieza; los hábitos de intemperancia de los obreros i gañanes, principalmente los exesos de bebidas alcohólicas i el debilitamiento que producen, sobre todo el aguar- 38 diente de gramo, cuyo uso se ha jenralizado entre nosotros con tan espantosos i funestos resultados que reclaman de las autorida- des medidas de corrección i de preservación. La trasmisión del cólera ha sido facilitada i secundada por la falta de cuidado i de precauciones para preservarse del contajio; por la afluencia de jente, al principio de la epidemia, a las piezas donde eran asistidos los enfermos; por la permanencia de los deu- dos junto a los cadáveres de los colerosos, principalmente en su conducción a los cementerios lejanos, lo que ha constituido una de las causas mas activas; por las inhumaciones tardías de los cadá- veres i la sepultación de ellos en los cementerios comunes o en lugares mal elejidos. Por doquiera se ha notado que el cólera se ha cebado mas en las clases pobres, que son las mas destituidas de buenos hábitos i de nociones hijiénicas, que en las acomodadas, i que el mayor número de sus víctimas las hecho entre los alcohólicos, a tal punto, que los casos nuevos i las defunciones aumentaban los lúnes i los már- tes a consecuencia de los exesos del domingo. La manera de vencer estos inconvenientes, esta ignorancia de la hijiene que opone al empleo regular i razonado de los medios de conservar la salud i prolongar la vida i que abre ancho campo a la acción de las enfermedades i de las epidemias, es la enseñanza de la hijiene en las escuelas i liceos del Estado, i la creación de los Consejos de Salubridad en todas las poblaciones del pais. La en- señanza en las escuelas de la hijiene elemental basada en la fisio- lojía, i en los liceos, unida a los cursos de historia natural, física i química, prepararían el conocimiento teórico de aquella ciencia que mas tarde iria a hacerse práctico i positivo en los Consejos de Hijiene que formarían parte de nuestros municipios o funciona- rían separadamente, prestando en todo caso grandes servicios a las poblaciones, como sucede con los consejos de Lóndres, Nueva York, Boston, etc. (Board of Health). Estos Consejos de hijiene son indispensables en Chile, en las grandes ciudades, principal- mente en Santiago i en Valparaíso, donde la acción administrativa i municipal no alcanzan al ejercicio de aquellas funciones, ni tam- poco tiene los conocimientos técnicos i profesionales que aquel ejercicio requiere. 39 § II Propagación del cólera Ademas de las causas que acabamos de señalar, que influyen en la propagación del cólera i puede decirse que son debidas a la fal- ta de cuidados hijiénicos que favorecen la reproducción de los Gérmenes infecciosos, lo que comunmente se llama el contajio, existen otras causas que favorecen grandemente la multiplicación del cólera i que residen en localidades especiales, aptas para e] desarrollo de los jérmenes coleríjenos que han sido por decirlo así sembrados en ellas. Los lugares que tienen tal particularidad son bajos, húmedos i con aguas someras en el subsuelo, cargadas de sustancias orgáni- cas, sobre todo de sustancias animales en descomposición, prove- nientes de los desagües i materias fecales de las poblaciones. Estas localidades se encuentran al poniente de casi todas nuestras pobla- ciones, a consecuencia de la inclinación de este a oeste del terreno de acarreo en que están edificadas, de la permeabilidad de este terreno, de las aguas que lo filtran en dirección a su inclinación i de los desagües que van a terminar a ellas. A esto se agrega que las aguas del subsuelo se encuentran mas superficiales al oeste de nuestras poblaciones, hasta el punto de formar en muchas de ellas, pantanos o vegas en que se mezclan con las aguas provenientes de las acequias o desagües de las habitaciones. A lo cual se puede agregar todavía que las aguas de estos pantanos se emplean en el regadío de los predios que se encuentran mas abajo i para la bebi- da de sus habitantes. El cólera ha encontrado en estas localidades el medio mas a propósito i favorable para desarrollar sus prime- ros jérmenes i propagarse de ahí al resto de la población. Esta ha sido la marcha casi constante del desarrollo de la epidemia en nuestros pueblos. En San Felipe, de la villa de Santa María, que está al oriente de esta ciudad, saltó a la parte baja o del poniente de la población, i de aquí volvió, para invadir el resto de la población, hacia el oriente o parte alta i seca, de donde había partido. En Santiago los primeros casos de la primera epidemia de cólera aparecieron en las Barrancas, es decir en la parte baja i húmeda de la pobla- ción, que tiene filtraciones en el subsuelo a menos de un metro de profundidad i que recibe las aguas de las acequias i desagües de 40 la'ciudad; de las Barrancas el cólera se propagó después al resto de la población. En Rengo, la primera epidemia estalló al poniente del pueblo i se estendió rápidamente en esta dirección, del 6 al 11 de febrero, hasta Pichidegua, Almáhue i Calleuque, quince leguas, antes de invadir la parte del oriente. En Talca, el cólera apareció en la calle seis oriente, entre la una i dos sur, en la parte en que las aguas subterráneas son mas superficiales, pues los pozos solo tienen uno a uno i medio metro. En Chillan, los tres primeros casos aparecieron al poniente de la población en las márjenes del estero de las Toscas, de donde se estendió hacia el centro i oriente de ella, hasta invadirla totalmente. De aquí se deduce que el jérmen infeccioso del cólera encuentra un medio mas favorable para prender i desarrollarse en los pun- tos bajos i húmedos que reciben las aguas sucias de la parte alta i seca de las poblaciones, i que de ellos se propaga al resto que se halla en mejores condiciones hijiénicas. De manera que, ademas del jérmen coleríjeno importado, hai unas localidades mas favora- bles que otras para recibirlo, reproducirlo i propagarlo, i éstas son como queda dicho, las bajas, húmedas, situadas sobre terrenos po- rosos de cualquiera naturaleza jeolójica que sean i con mayor can- tidad en el subsuelo, de aguas superficiales i cargadas de sustan- cias orgánicas. Juzgando ahora las teorías de los localistas i contajionistas a la luz de los hechos observados en Chile, se puede decir que ambos tienen razón i que si existe un ájente contajioso o infeccioso que propaga directamente el cólera, este ájente prende i se desarrolla con mayor vigor en las localidades que le presentan los medios mas favorables para su jerminacion. Finalmente, la propagación de la epidemia de cólera a una por- ción tan grande del territorio chileno, donde las afecciones palú- dicas son totalmente desconocidas, demuestra de una manera clara i evidente que el cólera no tiene ninguna relación con las enferme- dades de aquel oríjen, como muchos autores lo han sostenido, to- mando en cuenta la naturaleza predominante en las afecciones de la India, teoría que ha influido en el tratamiento del cólera. 41 § ni Aguas subterráneas, humedad e infección del subsuelo, pozos i letrinas El terreno sobre que están fundadas las ciudades, su altura, constitución jeolójica,porosidad i humedad, influyen de una manera poderosa sobre sus habitantes. Todas las ciudades de Chile que se encuentran en el llano inter- medio, están edificadas sobre un terreno de trasporte aluvial o acarreos modernos, i aun muchas de las que están en el litoral, como Arauco, Concepción i la Serena, se encuentran en las mismas condiciones, sobre los acarreos formados por los rios en su desem- bocadura. Estos terrenos de trasporte, compuestos en su mayor parte de cascajo i arena, son mui permeables i contienen aguas que los atra- viesan a una profundidad mas o menos corta; lo cual depende de la diferente inclinación que tienen las capas impermeables sobre las cuales descansan aquellos. En Santiago, que es tal vez la ciudad de Chile en que el agua del subsuelo está a mayor hondura, se encuentra ésta de 8 a 10 metros en la parte del oriente, en la línea de las calles de Miradores i San Isidro, i de 2 hasta 1 metro a pocas cuadras al poniente de la Alameda de Matucana, i superficial, formando vegas, en el camino del Blanqueado; pero en otras ciuda- des, como San Felipe, Rengo, Curicó, Linares, Chillan i Ánjeles, el agua del subsuelo está de 2 a 3 metros i muchas veces forma vertientes dentro de las poblaciones o vegas al poniente de ellas. Esta agua del subsuelo, cuyo nivel sube en verano i baja en in- vierno, que aumenta con las irrigaciones de los terrenos situados al oriente de las ciudades, ha llegado a ser para algunas de éstas una verdadera calamidad i en todas el oríjen de las enfermedades que provienen de la humedad de las habitaciones bajas, que puede decirse que son todas las construidas en Chile. Las'enfermedades que enjendra la humedad del suelo o del terreno, en que están edi- ficadas las habitaciones son los enfriamientos rápidos ocasionados por la evaporación, los que a su vez producen muchas dolencias, como los reumatismos i la fiebre; las escrófulas con todas sus con- secuencias, el empobrecimiento de la naturaleza, como el raquitis- mo i las tuberculósis, las anemias i leucemias con sus diversos trastornos consecutivos. 6-7 42 Esta humedad del subsuelo ocasiona la descomposición de las sustancias orgánicas que el movimiento diario de un pueblo arroja sobre él, i da lugar a miasmas o ajentcs deletéreos que no se ven. que el pueblo no siente, pero que la hi jiene ha comprobado de una manera evidente que producen el tifus, ]a fiebre tifoidea, la disen- teria, las fiebres eruptivas, etc. Las aguas subterráneas producen, ademas, otros males mayores. Nadie ignora (pie gran número de las ciudades de Chile, aun las re- cientemente fundadas en las provincias de Malleco i Cautin, beben agua de pozos o norias abiertos en los patios o sitios de las casas, i que a poca distancia de ellos i en el mismo terreno poroso i per- meable, se encuentran Jos hoyos o fozos que sirven de letrinas; de manera que es imposible que las materias escrementicias de éstos no contaminen el agua de aquellos i que la salud de los que la be- ben no se resienta a la larga de una infección constante i crecien- te, por el aumento de la acumulación de las inmundicias, lo que por otra parte, no hai para qué detenerse en probar. Pero esta disposición de las letrinas en un terreno poroso i filtrable no solo envenena el agua que contiene, sino que produce la infección lenta pero segura de él, aumenta las emanaciones mal sanas i añade nuevas i mayores causas de insalubridad a las que la humedad de- terminaba. Como una muestra de las aguas de un subsuelo infectado, po- dríamos señalar las de los pozos Colon i Blun de Valparaíso (núm. 10 i 11), de que dan cuenta los señores A. E. Salazar i C. Newman en sus interesantes trabajos sobre algunas aguas pota- bles de Chile (1), las cuales son por su mala calidad completamente inaceptables para los menesteres domésticos i hacen recordar las fiebres tifoideas que sufrían con frecuencia los que iban a vera- near a Valparaíso, ántes (pie tuviera agua potable; fiebres que lla- maron mucho la atención en los veranos de 1864 i 1865. Estas malas condiciones hijiénicas de nuestras poblaciones, pro- venientes de las aguas, de la infección del subsuelo i de la bebida de tales aguas i que son la causa de todas las enfermedades infec- ciosas, lo han sido especialmente de la jerminacion i propagación del cólera, que se ha fijado por mas tiempo i ha hecho mayores estragos en aquellas ciudades en que se encuentran mas exajera- das las malas condiciones predichas, como en Concepción, que ha (1) Resultado del examen químico i Lacteriolójico de algunas aguas de Chile (1886 i 1887). Folio suelto. Laboratorio de la Escuela Naval, di- ciembre 1887. 43 tenido tres epidemias, desde marzo de 1887 hasta febrero de 1888; en los pueblos de la frontera, que han tenido dos epidemias de marzo a diciembre de 1887; en Chillan, Talca i Curicó, donde el cólera ha reinado, se puede decir, de una manera endémica, desde febrero i abril de 1887 hasta marzo del presente año, i finalmente, en el barrio poniente de Santiago, las Barrancas, la Laguna i Chuchunco, donde primeramente apareció el cólera en las dos epi- demias, donde ha hecho mas estragos i donde ha durado mayor tiempo. Hai, ademas, sobre este asunto, otras consideraciones que con- viene no olvidar. Uno de los médicos que mas ha estudiado el cólera en Europa i que ha llevado a su etiolojía el espíritu mas perpicaz i observador, Petenkoffer, ha demostrado que esta enfer- medad tiene una relación directa, no con la constitución jeolójica del terreno sino con la porosidad o permeabilidad del subsuelo de las localidades i de las habitaciones i con las aguas subterráneas que lo impregnan o atraviesan; sobre todo cuando éstas se hacen mui someras, favorecen la descomposición de las materias orgáni- cas superficiales i se mezclan con las aguas de la bebida, i que de estas causas particulares depende el desarrollo de una epidemia después de la importación del esterior. Petenkoffer ha refutado de una manera victoriosa los hechos que se le han opuesto, i últi- mamente ha esplicado por su teoría la propagación del cólera en la India, refutando la opinión de Bryden, que daba mayor impor- tancia a la humedad atmosférica. Vienen, ademas, en apoyo de las ideas de Petenkoffer, las diez epidemias que de 1831 a 1835 tuvo Berlín, edificada sobre un terreno arenoso; la de Amiens, Praga i Halle en 1866; las observaciones de Griesinger, Prizban, Delbruck, Kirsch en Alemania; i las comprobaciones de Jameson en Bengala, de Joung en las montañas de Nilgehrri, de Macnamara, de Lar- mier i Gregor en otros lugares de la India (1). Ahora bien, todos nuestros valles, todos nuestros terrenos de cultivo, todas nuestras poblaciones se encuentran en las circuns- tancias señaladas anteriormente; todos los suelos en que se asien- tan nuestras ciudades son de trasportes aluviales semejantes a los del delta de Bengala i a los suelos en que están edificadas Calcuta, Madras, Bombay, etc.; de manera que no seria estraño entónces que la persistencia i duración del cólera en muchas de nuestras (1) A. Proust, obra citada, páj. 107 i sig. 44 localidades fuera debida a la indicada causa (1). Podríamos seña- lar el departamento de Caupolican, donde el cólera empezó el G de febrero de 1887 i ha durado hasta el 6 de marzo del presente año, como el que reune las condiciones que mas se acercan a las señaladas por Petenkoffer, por sus acarreos permeables, por sus aguas a poca profundidad, que se hacen vertientes, se resúmen i vuelven a aparecer, formando vegas, pantanos i arroyos en una estension mui considerable, en medio de los terrenos cultivados i de las habitaciones esparcidas en ellos. Por esta disposición de los terrenos de acarreo i de las aguas del subsuelo, el cólera se ha propagado con mayor rapidez de orien- te a poniente en nuestros valles trasversales, ayudado por el curso de los rios, de los canales i de las acequias que siguen esta direc- ción; así de Santa María la epidemia se propagó con tanta rapidez hacia el poniente por el valle de Aconcagua, que el primer caso de cólera en Quillota lo señalan el 26 de diciembre; en Santiago, apa- reció el cólera el 15 de enero, i el 7 de febrero se notaban los pri- meros casos a 18 leguas al poniente, en Melipilla; el 6 de febrero aparecían los primeros casos en Rengo, i el 15 había aparecido el cólera a 15 i 20 leguas al poniente. Las indicaciones hij iónicas a que se puede arribar para favore- cer las poblaciones que se encuentran amenazadas por una inun- dación subterránea, tanto para provenirlas contra el cólera que pueda volver a visitarnos, como para procurar su saneamiento, serian las de evitar el exceso de las irrigaciones de los terrenos su- periores, cortar con fozos profundos, al oriente de las poblaciones las capas de los terrenos de trasportes que contienen el agua, para darle a ésta una dirección que no perjudique a las ciudades i la de emprender, alrededor i dentro de ellas, trabajos de desecación, drenaje i canalización que hagan mas secos i salubres sus suelos. Para poner en práctica estas ideas, seria necesario estudiar en cada localidad la disposición de las diversas capas de terreno de acarreo, su grado de porosidad, filtraciones, inclinaciones i capas impermeables sobre que descansan. Los procedimientos para desecar o sanear un terreno constituyen en el dia un verdadero arte, basado en la estratigrafía i en la ni- velación, i mui practicado en el saneamiento de las ciudades de Estados Unidos i de Europa. Los principales son: (1) W, J. Moore, obra citada, páj. 76. 45 1. El sanjamiento o desecación del país, tal como se practica en el secamiento de las vegas; pero de una manera metódica i toman- do en cuenta las capas permeables i practicado al oriente o parte alta del terreno (1); 2. El avenamiento español, que consiste en abrir en el suelo escorrederas o zanjas ramificadas, de profundidad i de inclinación conveniente, en cuyos fondos se colocan capas o albañales de pie- dra de manera que el agua pueda escurrirse por entre ellos i salir a las partes bajas, dejando en seco el terreno superior; (2) 3. El drenaje ingles, que consiste en caños o tubos de barro cocido o fierro, acomodados en el terreno que se quiere sanear a una profundidad conveniente i con la inclinación necesaria para que el agua corra por ellos i deje enjuto el terreno. De todas las ciudades de Chile, las que reclaman de una manera mas imperiosa la desecación, por los dos primeros procedimientos, del terreno en que están fundadas, por encontrarse amenazadas de un revenimiento considerable, son Curicó i Chillan. I las que exijen el drenaje por la infección del subsuelo en que descansan son Con- cepción i Valparaíso. Cuanto mas profunda es el agua del suelo de una población, tanto mas salubre es ésta. El drenaje ha demostrado este axioma hijiónico, o mas bien, lo ha descubierto; porque su influencia fa- vorable, en la disminución de la mortalidad i de las enfermedades infecciosas de muchas ciudades, es palmaria. Las ciudades inglesas suministran el ejemplo mas elocuente de ello. Hé aquí algunos ejemplos: (1) Como la causa de la humedad i del agua del subsuelo de las pobla- ciones, es la misma que la de los campos vecinos, seria conveniente consul- tar, para el saneamiento de aquellos la Memoria sobre desecación de las Vegas, por don Luis Lemuhot. Anales de lá Universidad 1863, t. 23 pa. 823. Esta memoria fué premiada por la Facultad de Matemáticas i contiene muchas observaciones i datos aplicables a tal objeto. (2) Una Vivienda Sana, por Jerardo de la Puente, memoria premiada en el concurso priblico de 1886 por la Sociedad Española de Hiiiene. Ma- drid 1888. 46 CUADRO QUE MANIFIESTA LA BENÉFICA INFLUENCIA DEL DRENAJE EN LA MORTALIDAD DE LA POBLACION CIUDADES Mortalidad jcneral por mil Mortalidad en la fiebre tifoidea Antes Después Antes Después Macclcrfield 29.8 21.6 8.7 4.5 ¡ Newport 31.8 22.6 Cardiff. 33.2 23.7 Merthir, 33.2 26.2 Hamburgo 48.5 22.0 4.6 2.6 § iv Aguas potables El cólera i su trasmisión por el agua, ha venido a poner a la orden del dia, entre nosotros, una de las cuestiones mas importan- tes do la hijiene pública., la de las aguas potables. Desde (pie la hijiene ha demostrado la influencia del agua en la salud i en la vida del hombre, todas las ciudades se han apresura- do a proporcionarse la mas pura, sin reparar en gastos i a costa de los mayores trabajos. Así vemos que hoi mismo se propone seria- mente en Paris el proyecto de llevar hasta aquella capital, no ya el agua de tal o cual rio cercano, sino la de las montañas de la Suisa, i que Nueva York hace ejecutar el túnel mas largo del mun- do para llevar el agua del lago Croton al Central Parle de la ciu- dad, i surtir a ésta de abundante, limpia i pura provisión de agua. Esta obra jigantesca, ideal de los municipios hijienistas, que fué empezada en 1886 i debo terminarse en el presente ano, tiene mas de 45 kilómetros, mientras que el túnel del Monte Geni solo 12k200 i el de San Gotardo 14k900; ocho mil operarios trabajan en él, dia i noche i costará de 30 a 60.000,000 de pesos. Este túnel es 47 escavado en la roca viva, i dentro de él, va construido de piedra i ladrillo el conducto para el agua. Este acueducto llevará 350.000,000 de galones diarios, que agre- gados a los 100.000,000 que actualmente tiene, hacen 1.590,000 metros cúbicos diarios. Nueva York tiene hoi 1.316,000 habitan- tes i cuando tenga 1.500,000, que será en algunos años, cada uno de sus moradores podrá disponer diariamente de un metro cúbico de agua fresca i pura. (1) París aspira a la misma provisión. Pocos paises cuentan como Chile, por su topografía, con aguas potables mas abundantes, frescas i puras; puede decirse que cada pueblo de la República, con pocas escepciones, tiene una fuente, una quebrada o un rio especial de que surtirse. Sin embargo, la falta de cuidados, el aumento de la población i los malos hábitos hijiénicos las han hecho impuras i contaminadas con las heces hu- manas o sustancias orgánicas en putrefacción, circunstancias des- favorables que se han ido aumentando dia a dia sobre su distri- bución en las poblaciones, cuando no se ha recurrido al arbitrio de verificarla por cañerías. Efectivamente, no hai otro medio de pre- servar el agua potable de las influencias nocivas que las cañerías que la encierra, la aísla i la conduce hasta ponerla en contacto con los consumidores. Las cañerías no se hallan establecidas en la mayor parte de las ciudades de la República; en algunas empiezan a establecerse i en pocas han sido colocadas hace algún tiempo, pero sin que pueda decirse que sus servicios se estiendan igualmente a todo el pueblo en que se encuentran, i por el contrario son deficientes en aquellos barrios que por sus malas condiciones hijiénicas necesitan mas sus beneficios. Santiago i Valparaíso, por ejemplo, que cuentan con las mejores cañerías, tienen un servicio insuficiente, pues apenas un tercio de la población de la primera i un quinto de la segunda beben agua pura, el resto mas o menos contaminada i de mala ca- lidad. En iguales circunstancias se encuentran las demas pobla- ciones del país que tienen cañerías. Las causas de esta irregularidad son varias: una de ellas es la pretensión que tienen las Municipalidades de convertir el agua potable en fuente de rentas, vendiéndola a alto precio, sin acor- darse que, antes que todo, es fuente de salubridad i vida para los (1) A. Wazon. Principes tecliniques (VAssainissemcnt des villes ct habí- tations. París 1884, p. 48. 48 asociados; otra es la falta de recursos de los municipios que la esta- blecen hasta donde les alcanzan las fuerzas o pueden prolongarla con su producido, i otra es la limitación o falta de estension de las cañerías, que dejan mucha parte de la población fuera de su alcan- ce, i de consiguiente, en la alternativa de que la jen te vaya a buscar el agua pura a gran distancia i por una paga, o de beber de balde el agua contaminada que tiene a la mano, El agua potable de buena calidad es el ájente de mayor impor- tancia para la salubridad i bienestar de una población, i conviene que ciudades i municipios tengan ideas exactas sobre su pureza, frescura, limpieza i composición química; que sepan que es un bien que debe ser distribuido gratis a todos los habitantes i que deben hacer los mayores esfuerzos para conseguirlo. Como la parte prác- tica de estas ideas no es realizable en la mayoría de nuestras poblaciones en toda la amplitud que deben tener, por la falta de conocimientos i de recursos, seria necesario que el Supremo Gobier- no proveyera a unos i a otros con instrucciones especiales sobre la materia, con estudios locales sobre la manera de surtir i dotar de ella a los pueblos, i con los fondos necesarios para hacer realizable lo que aquellos indicaren. Una comisión de injenieros i de médicos podría llenar perfectamente las primeras indicaciones, que la admi- nistración ir i a ejecutando paulatinamente. De esta manera se concluiría con el agua potable de las acequias, que se contaminan siempre que pasan cerca de las habitaciones, i con las de norias o pozos, tan comunes en nuestros pueblos, que son nocivas, porque provienen de un subsuelo infectado, como lo es siempre el de las poblaciones, i mas aun, por la proximidad de las letrinas escavadas, como aquellos, en un suelo poroso, i permeable. De este modo se concluiría con las acequias de agua potable que tanta influencia han tenido en la producción del cólera de Copiapó, Ovalle, Putaendo, Rancagua, Linares, Parral, Chillan, etc., etc. i con los pozos, de Valparaíso principalmente, de Chillan, Concep- ción, Angol, Traiguén, etc., acequias i pozos que después de termi- nado el cólera, seguirán produciendo en la población que bebe sus aguas la disenteria, diarreas, liebres tifoideas i en una palabra, to- das las enfermedades infecciosas. Se ha notado (pie en muchos de los pueblos del pais, de los indi- cados anteriormente, que tienen cañerías de agua potable, en casi todos, empieza ésta en un punto mas o menos cercano a la pobla- ción, i después que el agua ha corrido largas distancias i pasado cerca de las habitaciones del hombre que siempre las contamina. 49 Santiago mismo está en estas desfavorables condiciones, i, lo dire- mos claro, corriendo diariamente el peligro de que el agua que bebe se infeccione, mientras no se construya el acueducto que desde la cordillera debe traerla a la ciudad. Hai, pues, que correjir este defecto en los pueblos que tienen cañerías, prolongando éstas hasta el punto en que el agua que Laja de la montaña o surje de la ver- tiente, no dé las mas tijeras sospechas de que pueda estar conta- minada. Hai que correjir también la poca liberalidad en la distribución del agua por cañerías i estender sus beneficios, no solo a los pue- blos sino a los suburbios i villorrios inmediatos, que por su falta de aseo la necesitan mas que aquellos i que beben agua mui im- pura i no tienen de donde proporcionarse otra mas limpia. Reconocidos son en todas partes los beneficios del agua potable: ha-disminuido las enfermedades infecciosas i la mortalidad en todas las ciudades que la han establecido. Dan testimonio de este hecho la mayoría de las ciudades de Estados Unidos, Roma, Dantzik, Munich, Hamburgo i otras muchas ciudades alemanas i las ciu- dades inglesas, i Londres principalmente que se presenta como el prototipo de las grandes poblaciones que deben su salubridad a la pureza i profusión de su agua potable, hasta el estremo de desafiar al cólera mismo. Santiago puede también dar igual testimonio. Los dos acueductos que tuvo en tiempo de la colonia disminuyeron las fiebres i las disenterias gangrenosas, los Indios, los terribles cha- valongos tan frecuentes hasta 30 a 40 años atras i se modificaron con el primer arreglo de la cañería de agua de la ciudad i ahora con el nuevo arreglo se ven disminuir de dia en dia. Mas aun, esta ca- pital, ayer no inas, ha tenido un ejemplo palpable de la acción del agua contaminada o impura en la propagación del cólera. Duran- te la primera epidemia, cuando el cólera se declaró en la calle de las Agustinas i atacó de improviso a muchas casas, alguien dijo que el agua estaba contaminada i que había cierta conexión de la cañería de Santa Lucía con la de dicha calle. El hecho se negó por unos i se afirmó por otros, hasta que el incremento de la epidemia en la misma calle, obligó al Intendente de la provincia a practicar una investigación minuciosa i resultó que era efectivo el hecho, que la cañería del agua potable de aquella calle estaba unida en dos partes a la que del cerro de Santa Lucía baja al teatro, por un ca- ñón grueso enfrente de éste i por uno de pulgada al costado, en la calle de San Antonio i que el agua de la cañería de Santa Lucía provenia de una acequia que pasa por el interior de las casas, de 50 la cual las bombas la elevaban a los baños del cerro, que eran mui frecuentados en esa época. Víctimas de este error hijiénico, mas bien que del cólera, fueron las personas que perecieron en dicha callo. , Al hacer el estudio que he indicado poco antes, sobre el agua potable que pueden necesitar las ciudades del pais, es necesario no olvidar que los hijicnistas, Darcy i Parkes entre otros, dan por término medio para la provisión de agua 150 litros por habi- tante i por dia i que Viena tiene 75 litros por los mismos, Berlín 200, París 220, Marsella 470, Washington 522, Nueva York 568, Boma 1,100 i (pie un célebre hijienista ha dicho cuanto mayor es la dotación de agua de una población tanto mayor es el consumo, i otro ha agregado: es necesario que haya mucha agua para que haya bastante agua. (1) § V Remoción de las materias fecales, desagües, alcantarillas, taj eas La remoción de las materias fecales es uno <le los asuntos mas difíciles e importantes de una población, i de la manera mas o me- nos perfecta de realizarla depende su salubridad; pues, las emana- ciones que de ellas se desprenden inficionan el aire, el agua, el suelo i trasmiten directamente muchas enfermedades llamadas infeccio- sas. El cólera es, sin ninguna duda, una de ellas, por lo cual la Co- misión Sanitaria se ha empeñado en estudiar este asunto en todos los pueblos en que ha establecido servicios contra aquella enfer- medad. De éste estudio resulta que en la mayoría de las ciudades de Chile, las heces humanas no se estraen i separan de los poblados i de las habitaciones, sino que se depositan en fosas u hoyos poco profundos, abiertos en los patios interiores de las casas, los cuales, como hemos visto, contaminan el agua del subsuelo que surte a los pozos escavados a poca distancia i que en muchas partes suminis- tran el agua para la bebida. En otros pueblos, i el tipo de ellos es Santiago, que les ha servido de modelo, los descansos están colo- cados sobre las acequias que pasan por el interior de las casas, i (1) J. B, Fonssagrives. Hijicne i saneamiento de las poblaciones. Ma- drid 1885, páj. 299 i siguientes. 51 cuya agua, sirve ademas, para arrastrar las basuras i desperdicios de las cocinas i para el regadío de los planteles de los sitios, de las calles i árboles de la ciudad. Estas acequias de aguas impuras se mezclan i contaminan en muchos pueblos, aun en Santiago mismo, a las acequias de agua limpia de que se surto una gran parte de los habitantes de la po- blación de los suburbios i alrededores. Estos dos sistemas de tratar las materias fecales, enterrándolas en el terreno de las ciudades o arrojándolas'con otras sustancias orgánicas en acequias abiertas, son sumamente perjudiciales a la salud de las jentes, pues en ambos se contaminan las aguas pota- bles, se infecta el subsuelo de las habitaciones i se vicia el ambiente de ellas, dando en todo caso emanaciones mas o menos perceptibles, pero que siempre son el oríjen de una multitud de enfermedades infecciosas. Seria, pues, necesario tomar, como para las aguas subterráneas, una medida jeneral sobre este asunto, para establecer en cada pueblo un sistema de desagües, cloacas o alcantarillas, que hiciera de una manera fácil, casi automática, la remoción de las materias fecales lejos de los poblados i para prohibir de una ma- nera absoluta las fosas o letrinas que infeccionan el suelo de las habitaciones. El gran declive de la planicie en que están nuestras ciudades i la abundancia de aguas corrientes de que están dotadas, se prestan admirablemente para adoptar los sistemas de desagües mas baratos de los conocidos, que son los de simple gravitación; pero antes de hacer de ellos una descripción detallada, conviene esponer de una manera jeneral los diversos sistemas de desagües. Todo sistema de desagüe consta de dos partes: l.° Drenaje de los residuos domésticos, i 2.° Alcantarillado. Primero.-El drenaje de los residuos domésticos, tubulacion o tubería, llamado a veces por los españoles tajeas o atarjeas, con- siste en una red sistemada de tubos de fierro de calibre conve- niente, que reciben las aguas domésticas de los descansos, cocinas, lavatorios i baño i las conducen a las alcantarillas. En todos los sistemas se ha convenido que el drenaje sea hecho con tubos de fierro i que se abandone completamente los de greda, como frájiles i capaces de dar escapes; en los mas avanzados se han adoptado como necesarias las reglas siguientes, para que produzca la tubulacion el efecto sanitario requerido: 1.a que el diámetro de los drenes o tubos vaya de menor a mayor, es decir, ensanchándose siempre para evitar los depósitos i obstrucciones; 2.a que no den escapes de gases ni de líquidos; 3.a que todos los tubos de descenso 52 tengan en su principio una cerradura hidráulica, para evitar que los gases de las alcantarillas i de los drenes suban i lleguen hasta las habitaciones; 4.a que la cerradura hidráulica mas conveniente es el sifón hidráulico, que debe estar provisto de tubos de venti- lación en su corona para evitar el sifonaje i las proyecciones de agua pulverizada i permitir en el interior de las tuberías la libre circulación de aire que oxijena i sanea su contenido; 5.a que al fin de los tubos o en su desagüe en las alcantarillas se debe suprimir el sifón llamado de pié para que la corriente sea constante; 6.a que el drenaje doméstico debe estar provisto, para su limpia i vijilan- cia, de tapones de acceso en los sifones i en los ángulos de unión de los tubos de descensos i de los drenes jenerales; 7.a que debe do haber la dotación de agua necesaria i constante 911 el servicio de los descansos, i cajas de impulsión automáticas para evitar los atascamientos. Inútil parece agregar (pie sin estas precauciones, enseñadas por la esperiencia, todo drenaje doméstico es malo i puedo ocasionar o aumentar las enfermedades infecciosas que con él se procura evitar. (1) Segundo.-El alcantarillado o canalización tiene por objeto la remoción de las materias fecales de una ciudad por canales que reciben los residuos del drenaje doméstico i a veces las aguas de lluvia i de las vías públicas. Se divide en dos clases: comprende la primera, los sistemas de canalización llamados ■newuííicos, i la segunda, los sistemas de simple gravitación. 1. Los sistemas neumáticos de Dumont, Berlier, Liernur i Sho- ne que son los mas conocidos, pero poco ensayados, exijen costosos i delicados aparatos de aspiración i repulsión que no pueden em- plearse en Chile. 2. Los sistemas de canalización por gravitación constan de tu- bos, albañales o alcantarillas que reciben los desagües de los dre- najes domésticos, i los conducen fuera de la ciudad, por la acción combinada del declive i de una corriente poderosa de agua. En algunos de estos sistemas los residuos domésticos van a la alcantarilla separados de las aguas de lluvia que tienen desagües especiales, por lo cual se les denomina sistemas separados de gra- vitación; en otros la falta de declive del terreno hace intervenir bombas de elevación o centrífugas para dar corriente i salida a las aguas sucias; en otros se juntan las aguas caseras i pluviales i se (1) A. Wazon. Obra cit., p. 97 a 229.-Baklwiu Latinan, Sanitary engineering. London 1878, p. 35 i sig. 53 combinan los diversos aparatos hidráulicos de elevación i propor- sion. Entraremos en los siguientes detalles sobre los sistemas de esta clase mas conocidos i prácticos. 11. Los sistemas de Miotat i de Amoudruz no han dado buenos resultados i permanecen casi en la condición de estudios. Ib El sistema de Waring ha dado buenos resultados en la ciu- dad de Mentís, Estado de Tennessee a orillas del Mississippi, i últi- mamente se ha ensayado por su autor en algunos barrios de Pa- rís. (1) Es un sistema de drenaje separado: las aguas de lluvia tienen una cañería especial; los residuos domésticos se reciben en tubos particulares a cada casa de 10 centímetros de diámetro, que desa- guan en los tubos de las calles que tienen 15 a 20, los cuales desem- bocan en tubos colectores de barrios, cuyo diámetro varía entre 30 i 38 centímetros, los cuales, por fin, desaguan en un tubo de descarga de 50 centímetros de diámetro, que constituye la alcan- tarilla o cloaca. Esta cañería tiene un desnivel de 15 milímetros por metro i de 17 en los colectores. Todos los tubos, empezando por los de las casas, tienen cañones de ventilación que se levantan mas arriba de los techos; el servicio se hace por aguas limpias co- locadas en lugares particulares i cajas de impulsión que funcionan automáticamente i que de cuando en cuando vierten en la cañería una cantidad de agua suficiente para arrastrar las materias fecales sólidas. Se calcula una caja de impulsión por cada 300 metros de cañería. C. El sistema de todo a la alcantarilla (tout á l'égout), desig- nado también con el nombre de sistema ingles, por las numerosas aplicaciones que de el han hecho los injenieros ingleses, consiste en la remoción de los escreta por una canalización que recibe, ade- mas de las aguas domésticas, las pluviales i las de las vías públi- cas. Todos reconocen en el dia que el trasporte por el agua de las materias que pueden entrar en descomposición, es el que mejor se adapta a las necesidades de una población, sobre todo, cuando se puede hacer servir a este objeto, tanto las aguas pluviales como Jas impuras, que dándole un descenso conveniente, pueden verifi- car tal trasporte de una manera neta i rápida. Los otros sistemas exijen alcantarillas especiales para las aguas de lluvia, miéntras que en el sistema ingles basta un solo conducto, (1) C. A. Oppermann. Premier application faite á París en 1883 de l'assainissement suivant le systénie Waring.-Nouvelles annales de la Cons- trnction. París, juin 1884, paj. 82. 54 para la remoción de todos los residuos del drenaje doméstico i pú- blico. Ademas, como el agua se mantiene en este sistema en mayor cantidad, sus alcantarillas necesitan una pendiente inferior a los pequeños conductos separados, i por esta misma razón es mas enérjica su acción, mas simple i eficaz su limpia i mas fácil de vi- jilar sus diferentes partes i establecer su ventilación. Este sistema es el (pie en el dia prefieren los célebres injenieros ingleses, Baldwin Latham, Duglas Galton, Bobert Raulison i los no menos renombrados americanos Julius Adams, Philbrik, Bayle; unos i otros están perfectamente acordes sobre su exelencia para las ciudades populosas, donde las aguas caseras que se arrojan a las alcantarillas son de masiado sucias para que se pueda temer el aumento de este inconveniente con la adición de las materias fe- cales i donde la abundancia de agua es el medio mejor i mas rá- pido de estraer de una ciudad las principales materias que pueden entrar en descomposición. Los desagües de Lóndres i de la mayor parte do las ciudades inglesas i americanas, están planteados en sistema, lo mismo que los de Bruselas, Breslau, Dantzik, Franfort, Hamburgo i otras del continente según los cuales ban sido drenadas en su mayor parte por los injenieros ingleses. (1. Acabamos de decir que los desagües de Lóndres pertenecen al sistema de toda la alcantarilla (water-carriage), pero tienen modificaciones que conviene saber. A cada orilla del Támesis hai tres grandes colectores (sewages) que recojen las aguas de las alcantarillas, con una lonjitud do-132 kilómetros, que llevan las aguas impuras a 30 kilómentros del puerto de Lóndres, i cuando en este trayecto falta la pendiente necesaria, poderosas máquinas a vapor de 2,800 caballos impulsan esta agua hasta Barquing i Crosenesse, i la arrojan en el Támesis marítimo, en una rejion absolutamente desierta. C. Como hemos visto, muchas ciudades alemanas han sido cana- lizadas por injenieros ingleses i alemanes, por lo cual su sistema se aproxima al ingles; pero Berlín lo fue únicamente por injenieros alemanes, i sus desagües fueron defectuosos (1) hasta que se hizo en ellos por Hobrech una modificación, consultando los drenajes ingleses i americanos, que dió por resultado el sistema llamado ra- dial, que no es otra cosa que el sistema dé toda la alcantarilla, solo que el terreno desigual i hondonado en que está situado Berlín ha (1) A. Wazon, obr. cit., páj 203. 55 hecho necesario dividir los desagües en secciones o distritos. Son éstos doce, de los cuales nueve están concluidos. Cada uno de ellos abraza una parte de la ciudad cuyos niveles naturales converjen hacia un punto. Todos los canales, conduciendo el agua de las casas i do las lluvias, se dirijen hácia este punto, que es el lugar de una estación de bombas poderosas que lanzan el agua por conductos especiales fuera de la ciudad, (1) de manera que cada sección dé este sistema radial exijo aparatos hidráulicos poderosos movidos por máquinas de vapor que funcionan constantemente. Por lo espuesto se vé que este sistema radial de Berlín, no es mui econó- mico, i que solo condiciones especiales de la topografía de una ciu- dad pueden obligar por necesidad a ponerlo en planta. La influencia del drenaje de las aguas caseras i de la canaliza- ción aplicado a la remoción de las materias fecales por el agua, ha ejercido en todas las ciudades una influencia tan favorable que puede decirse (pie son la base, con el agua potable, del saneamiento e hijiene pública de las poblaciones. Citaremos solo algunos números en comprobación de esta verdad hijiénica i vital, que trae ajiladas i afanosas las viejas ciudades de Europa i las modernas de Estados Unidos, del Plata i del Brasil. La citada ciudad de Menfis, en el estado de Tennessee, proverbial por su insalubridad, pues en 50 años tuvo 22 epidemias de fiebre, i en la del año 1878 mas de 4,000 víctimas; por lo cual llegó hasta proponerse su arrasamiento, pues era un foco de infección que constantemente amenazaba todo el valle del Mississippi, con el sistema Wa ring, las fiebres desaparecieron i la mortalidad quedó reducida a la cifra de las otras ciudades de la Union. En Bruselas la mortalidad de la fiebre tifoidea que se elevaba a 16.5 por mes en 1864-73, ha bajado a 8.5 en 1874-80, después de establecido el sistema de todo a la alcantar illa. Según Partees i Buchanan en 21 ciudades inglesas la fiebre ti- o o foidea disminuyó 45 por ciento, después de la canalización, i las epidemias de cólera se han hecho ménos mortíferas hasta llegar prácticamente a ser inofensivas. En Dantzik la mortalidad media era de 35.7 por mil habitantes en 1869, con máxima de 49 i 55 en ciertos barrios; de 1872 a 79, después de implantado el sistema de toda la alcantarilla la morta- lidad ha disminuido a 28.6. El cólera no hizo en 1873 mas que 91 (1) T. L. Albarracin i S. Valenzuela, Algunas observaciones sobre la liijiene piíblica de Santiago de Chile. Berlín 1888, páj. 15. 56 víctimas, miéntras que en 1866 éstas fueron 1.098; i la fiebre tifoi- deas de 9.9 de mortalidad por 10,000 habitantes ha bajado a 0.74. En Hamburgo, la mortalidad jeneral ha bajado de 48.8 por mil a 22.0, i la de la fiebre tifoidea de 48.5 a 10.5 En Paris, donde no existe la canalización para los escreta, la mortalidad de la fiebre ti- foidea en estos últimos diez años se ha triplicado i ha llegado a 150.0 por 10,000 habitantes, que es una enormidad, comparada con la cifra precitada de Dantzik. § vi Focos i establecimientos insalubres.-Cementerios Se nota en muchos pueblos que a mas de la falta de pavimen- tación de las calles, que es una cuestión de hijiene pública, pero mui dispendiosa i de menos importancia, existen muchas clases de focos, llamados mal sanos, entre los cuales se notan principalmente la aglomeración de población, el hacinamiento de las basuras i los establecimientos insalubres. Uno de los mayores cuidados de la hijiene pública, es el de evitar las aglomeraciones de población, sobre todo si es sucia i de- saseada, i que ésta se convierta en focos insalubres, asiento de las epidemias, que irradian sus nocivas influencias hacia los barrios sanos de las poblaciones con tal objeto, la hijiene pública descuaja estas aglomeraciones i abre calles anchas por entre las habitacio- nes acumuladas, para que el aire destruya i oxide las emanaciones que de ellas se desprenden. Esto es lo que debiéramos hacer con todas las aglomeraciones de cabañas, chozas i casas insalubres por su construcción i desaseo, principalmente con los barrios de ran- chos, que tanto afean a la capital de Chile, pero al mismo tiempo deberíamos modificar el rancho, que es por si solo un foco de in- fección, civilizarlo i convertirlo en habitación sana i salubre para el trabajador i el obrero. El barrido de las vías públicas i la remoción de las basuras de éstas i de las casas, no son regulares ni sistemados, sino que por el contrario, se hacen de una manera imperfecta, i las basuras i des- perdicios de las casas se vácian en lugares públicos, en zanjas o a lo largo de las calles i de los caminos, donde entran en putrefac- ción i compromenten la salud de los habitantes con sus emanacio- nes. Ademas se observan gran número de establecimientos insalu- bres esparcidos en los centros i en medio de las habitaciones, a las cuales dañan con sus efluvios. 57 Esto se nota principalmente en Valparaíso i en Santiago, donde nuestra industria naciente hace sus mayores manifestaciones i re- clama de una manera imperiosa medidas especiales sobre la estrac- cion de las basuras i la reglamentación de dichos establecimientos insalubres, tal como la que existe en Paris, Lóndres i Nueva York, cuya observación i vijilancia serian del dominio de los Consejos de Hijiene de que hemos hablado. Esta reglamentación de los esta- blecimientos insalubres, mientras los Consejos de Hijiene no se creen, podria ser el objeto especial de una ordenanza del Ministe- rio del Interior para poner a cubierto de sus influencias a la jente que vive en sus inmediaciones. Los focos o establecimientos industriales insalubres han sido divididos por la hijiene pública en tres clases o grados, según la manera como obran sus residuos, sus emanaciones líquidas o ga- seozas sobre los habitantes que viven en sus alrededores. Se com- prende en la primera, las industrias i establecimientos que deben ser alejados completamente de las habitaciones i situados en los afueras de las ciudades; porque vician el aire i las aguas con sus emanaciones, tales son las fábricas de almidón, de cola, de cuerdas, de fósforos, de fuegos artificiales, sustancias esplosivas i de pro- ductos químicos en jeneral, las curtidurías, las elaboraciones de grasa, sebo, aceite de patas, los mataderos, los depósitos de cieno, basura e inmundicias, los edificios para la recría, las porquerizas i las caballerizas para mas de diez animales, etc., etc. Los Cementerios están comprendidos en este grado. Se agrupan en la segunda clase los establecimientos, cuya leja- nía de las casas i habitaciones no es absolutamente necesaria, pero que deben funcionar sin incomodar al vecindario, tales como los aparatos i fábricas movidas por máquina de vapor a alta presión, las jabonerías, velerías, suelerías, fábricas de gas de alumbrado, motores eléctricos, depósitos de cueros, molinos, fraguas, manu- facturas de tabaco, panaderías i crias de corrales, etc. Se colocan en la tercera categoría o grado de insalubridad, los establecimientos que no tienen inconveniente para que permanez- can cerca de las habitaciones, pero que deben ser vijilados constan- temente por la policía, como las fábricas de destilación de alcoholes, de cerveza, de cordeles, de materias colorantes, cocinerías, lavan- derías, establos, cárceles, cuarteles, hospicios, hospitales i lazare- tos, etc., etc. Entre los establecimientos insalubres es necesario, como hemos visto, colocar en primera línea los cementerios, i ahora que estos M» DEL INT.-T. II 21-22 58 establecimientos están bajo la custodia i tutela del Estado, convie- ne llamar la atención de sus autoridades sobre la necesidad de tomar las determinaciones idóneas para que no dañen las poblacio- nes con sus efluvios. Gran número de los cementerios existentes en los diversos pueblos de la República, están mal ubicados: unos cercanos a las ciudades; otros lejos, mui lejos de las poblaciones a que sirven o en lugares altos que dominan los poblados; otros en terrenos de acarreos, permeables, cuyas filtraciones van hacia los pueblos o hácia las aguas subterráneas superficiales o a las aguas de vertientes o esteros que surten a los pueblos. Algunos son demasiado pequeños para las poblaciones a que sirven i se en- cuentran, se puede decir, después de largos años de enterramien- tos, saturados; otros están mal cerrados i mal dirijida su distri- bución i manera de hacer las inhumaciones. En todos ellos se sepultan sin ninguna precaución los muertos de enfermedades contajiosas, principalmente los de viruela; por lo cual no es estraño, a parte de la aversión a la vacuna de nuestra jente, que las epide- mias de viruela se sucedan de año en año en muchos pueblos i villas del pais. Ahora, por temor al cólera, se han abierto cementerios para colé- ricos; muchos de ellos también mal ubicados i peor cerrados, pero en la jeneralidad de ellos se han tomado algunas medidas que tienden a evitar la infección i la propagación de la epidemia. Se ha observado que la trasmisión del cólera se ha hecho por el contacto o la proximidad de la jente pobre con los cadáveres de los colcrosos, durante el trasporte para sepultarlos en los cementerios do los campos. Es sabido que éstos se encuentran a dos, seis, diez i doce leguas dentro de los diferentes lugares del mismo curato i estas distancias las recorren los deudos a pié, con el cadáver al hombro, como los persas a la vuelta de su peregrinaje; i es sabido también que después do estos entierros se declara el cólera, como la viruela, entre los acompañantes. Para subsanar todos los inconvenientes señalados, seria ventajo- so e indispensable que el Supremo Gobierno dictara un Reglamento general sobre los Cementerios, para dejar subsistentes a aquellos que estuvieran en conformidad con él; cerrar todos los otros i fun- dar nuevos con las indicaciones hijénicas necesarias. Las principa- les de éstas serian: 1.a la ubicación en un lugar distante de uno a dos kilómetros de los pueblos i a sotavento de los vientos reinan- tes o constantes, que son para todo Chile el sur-oeste u oeste i el terral o puelche; 2.a la situación o la fundación en un terreno espa- 59 cioso, para evitar los inconvenientes de la acumulación de los cadá- veres i de la saturación del suelo; 3.a que éste fuera de arcilla, impermeable i que no pudiera dar filtraciones a otros terrenos habitados o a manantiales que surtan a las poblaciones; 4.a que se señale en los cementerios un circuito, en que se tomen todas las precauciones posibles para la sepultación de cadáveres de enfer- medades contajiosas no desinfectados; 5.a que se indicara, en jene- ral, la manera de hacer los enterramientos, i en especial de los muertos de enfermedades contajiosas i 6.a finalmente, la multipli- cación o aumento del número de cementerios dentro de cada cir- cunscripción civil o de los curatos, para evitar las largas distancias que tienen que recorrer los deudos para los entierros, principal- mente en el campo, donde como hemos dicho, no pueden hacerlos en un dia i pasan durante todo ese tiempo, en contacto de los ca- dáveres esponiéndoso a las enfermedades contajiosas, como el có- lera, el tifus i la viruela. El establecimiento de los Cementerios de campo evitará, por otra parte, el trasporte de los cadáveres a los cementerios de las cuida- des i en consecuencia, los inconvenientes que de ello se orijinan. Como las ciudades i poblaciones han sido i son aun los centros de los curatos, i como en éstos se encuentran los cementerios, sucede que en todas partes, sin escepcion de Santiago i Valparaíso, los cadáveres son trasportados de los campos a las ciudades para ser enterrados en los cementerios, en vez de hacer todo lo contrario; es decir, sacar de las ciudades los cadáveres para enterrarlos en los cementerios que deben estar situados en el campo a una distan- cia conveniente de aquellas. En el departamento de Santiago, que es el mas populoso del pais, de las once circunscripciones civiles, solo seis tienen cemen- terios propios, las demas entierran en los de las otras. La primera circunscripción urbana que está al norte de la ciudad es la que posee el Cementerio Jeneral donde inhuman la segunda i tercera urbanas i la de San Miguel Arcánjel i Ñuñoa rurales; ademas to- das las familias pudientes de las otras circunscripciones sepultan sus muertos en este cementerio que dista hasta 15 leguas de los puntos estreñios del departamento. Es necesario pues establecer en el departamento de Santiago un cementerio para cada circunscripción civil i tener esto por norma para todos los departamentos populosos de la República; es decir fundar un cementerio en cada circunscripción. 60 VII Sane ami en lo de Santiago Introducción:-Previsión de la hijiene pública.-Costo de sus obras.- El Gobierno es el encargado de ejecutarlas.-La mortalidad es la últi- ma espresion de la hijiene pública. Creemos que no es ajeno de esta memoria concretar las ideas jenerales sobre hijiene pública, recojidas en todas las poblaciones del pais, como una herencia del cólera, al saneamiento de las dos ciudades mas importantes de la República, Santiago i Valparaíso. Lo haremos, sin embargo, en forma de resúmen, advirtiendo de antemano, para que no parezcan exajeradas las ideas que vamos a emitir, que la hijiene pública es esencialmente previsora i que aun- que al principio parezcan caras, dispendiosas, difíciles o imposibles sus indicaciones, después la necesidad se impone i las hace baratas, posibles i realizables. Testigos de ello, los viejos pueblos de Euro- pa, Ñapóles, entre otros, que ayer no mas ha gastado injentes su- mas en su salubridad, para que olviden su ejemplo los pueblos nuevos de Chile. Testigo también Santiago, que hoi siente la necesidad de ensan- char sus calles, i comprende que sin las vacilaciones de ahora veinticinco años, la mayor parte de ellas gozarían de aquel indis- pensable beneficio; lo mismo puede decirse de otras útiles refor- mas que han quedado en proyecto, aguardando que el acicate de la necesidad venga en ayuda de la hijiene i de nuestros ediles. El costo de las obras indicadas por la hijiene pública es el prin- cipal obstáculo que se les opone; pero si se atiende a que ésta ahorra i proteje muchas existencias, que esparce por do quiera el bienestar, la salud i la vida, se comprenderá que ninguna de las obras indicadas por ella es dispendiosa, porque son preserva- doras i reproductivas, i por este carácter son absolutamente necesarias. Por otra parte, el costo de las obras de hijiene aumenta dedia en dia, de año en año por las dificultades, embarazos i estor- bos que de dia en dia i de año en año, les va oponiendo el incre- mento de las poblaciones que se desarrollan a la ventura, el au- mento de los valores que adquieren los predios, los terrenos i las casas en que deben de ejecutarse talos obras o que es necesario destruir o modificar para llevarlas a cabo. De manera que las va- 61 cilaciones del principio, el retraimiento para emprenderlas so pro- testo de su excesivo valor, dejan pasar el tiempo sin hacer nada, i, al fin, la necesidad se impone imperiosamente i las obras de hi- jiene pública tienen que realizarse con un costo mui superior al que habrían tenido al principio i con una pérdida que es imposi- ble de recuperar, la de las vidas sacrificadas por su falta do acción bienhechora. Ademas, el costo muchas veces injente de las obras do hijiene pública i su objeto de preservar a las masas de la población, las hace esclusivamente del dominio de la administración local o je- neral de un pais, las cuales se encuentran obligadas a dedicarle buena parte de sus rentas, pues la de las particulares no serian suficientes. Por otra parte, aquellas rentas son formadas por las contribuciones de los pueblos i deben volver a ellos en obras de previsión, preservación i protección de su existencia. Las poblaciones de las ciudades, aun las de aquellas cuyas ca- lles que en su fundación han sido rayadas a cordel como las nues- tras, se agrupan al acaso, según las conveniencias que por el momento tienen los individuos o las familias, i sin notar ni pro- veer los inconvenientes que trae consigo la reunión o aproxima- ción de muchas habitaciones. Estos inconvenientes son mayores aun, cuando no ha precedido a la fundación de las ciudades nin- gún conocimiento de la hijiene pública, cuando su incremento no ha sido dirijido de una manera sistemada o arreglada a un plano o disposiciones determinadas, o cuando las poblaciones se han ido formando paulatinamente sin orden ni arreglo de ningún jénero. Estas tres causas han influido constantemente en todas nuestras ciudades grandes o pequeñas, como puede observarse principal- mente en Santiago, Valparaíso, Rengo, de manera que después de mucho tiempo se han venido a notar los inconvenientes o males que la hijiene pública trata de remediar en obsequio de la salu- bridad jencral de los asociados. Ahora, ¿quién será el ejecutor de las indicaciones o mandatos de la hijiene pública en nuestro pais? Los particulares apénas co- mienzan a preocuparse de la hijiene privada i la iniciativa indivi- dual, tan poderosa en otros países, se encuentra en e] nuestro en estado naciente; las administraciones municipales no solo no tie- nen medios de realizarlas por la carencia jeneral de rentas, sino que hasta ahora, con mui cortas escepciones, las han ignorado i ni siquiera han sentido su necesidad. En Santiago mismo fué necesa- 62 rio que el Gobierno dictara la lei de 17 de setiembre de 1847 para que se diera comienzo a la nivelación de los pisos de las calles i a la reforma de los antiguos empedrados. Aguardando que la admi- nistración i la edilidad municipal se desarrolle i tome el incremen- to que tiene en las naciones avanzadas, nos convenceremos, pues, que por ahora no hai nadie mas que el Gobierno que reuna la au- toridad, la unidad de acción, fondos suficientes, conocimientos ne- cesarios o modos de formarlos; en una palabra, todos los medios de poner en planta los preceptos indicados. Ademas, la observancia de los preceptos de la hijiene pública está en todos los países i debe estar en el nuestro, natural i nece- sariamente, a cargo del Gobierno i de sus ajentes; i por lo tanto es él quien debe imponerla al pueblo, velar por su cumplimiento, castigar sus trasgresiones, i, sobre todo, poner en planta i ejecutar las obias que aquellos preceptos indican, porque sin tales obras los preceptos serian vanas teorías. Toca, pues, al Gobierno el de- ber de suministrar al pueblo, no tanto a la parte acomodada como a la pobre, que es la mayoría i la que mas lo necesita, espacio, aire, luz, agua, representados por calles anchas i pavimentadas, plazas i jardines, agua potable pura i limpia. Tócale el alejamiento de los focos de infección, los desagües i alcantarillas, la vijilancia sobre la buena calidad, de las sustancias alimenticias i aun sobre su ba- jo precio; los establecimientos do asistencia pública, etc. Ademas, en Chile, se ha visto de una manera práctica que la acción del Gobierno es La única que ha operado transformaciones importan- tes en la hijiene pública en jeneral, i en la especia] de ciertas ciu- dades como Santiago i Valparaíso, donde su iniciativa i su in- tervención en tal o cual tiempo, han producido mejores resultados que la acción, vijilancia i cuidados constantes de las Municipali- dades. Testigo de ello la nivelación de las calles i acequias de San- tiago, las rampas i calles de la riberas de Valparaíso. En resúmen, la hijiene pública en las naciones modernas en que se aprecia i respeta la vida humana, i en que se considera la po- blación como el principal elemento de riqueza, está i tiene que estarlo, en relación íntima con la administración, formar una par- te de ella; porque el verdadero arte de gobernar es el arte de con- servar la salud i de velar por el bienestar de los gobernados. Sin los cuidados de la hijiene pública, puestos en ejecución por los Gobiernos, no se logra jamas el bienestar social jeneral de la población de un pais, bienestar social que en el dia se aprecia por 63 un factor o mejor por un resultado numérico, que es también la espresion del grado de cultura física, intelectual i administrativa de una nación; tal es el de la mortalidad. Para que se vea como la hijiene pública lia llegado a hacer de Lóndres con tan inmensa aglomeración i tan cruelísimo clima una de las ciudades mas sa- ludables del globo, para que se pueda juzgar de las ventajas de su aplicación i hacer comparaciones, damos a continuación la morta- lidad de las principales ciudades de Europa, de América i de las nuestras. Mortalidad de las principales ciudades estranjeras i de Chile Número de orden CIUDADES Fecha DEFUNCIONES ANUALES Tanto por mil Uno por 1 Londres 1881 21.4 46.7 2 Lisboa 1874 23.8 42 3 El Haya 1874 26.0 38.46 3 Dresde 1875 26.0 38.46 3 Buenos Aires 1883 26. 38.46 4 Paris 1881 26.2 38.16 5 Washington 1876 26.5 37.73 6 Rio Janeiro 1876 27.6 36.2 7 Viena 1874 29.1 34.4 8 Stockolmo 1870 30.7 34.3 9 Copenhague 1871 33.2 30 10 Roma 1874 34.6 28.9 11 Berlín 1871 37.0 27.1 12 Munich 1871 40.9 ' 25.4 13 Madrid 1879-83 41.8 23.9 1 Punta Arenas 1884 13.3 75 Id 1886-88 24.1 41.48 2 Serena 1884 13.7 22 Id 1886-88 72.6 13.77 3 Ancud 1884 16.9 59 Id 1886-88 80.2 12.46 4 Copiapó 1884 17.5 57 Id?. 1886-88 75.1 13.31 4 Puerto Montt 1884 17.5 57 64 Número de orden CIUDADES Fecha DEFUNCIONES ANUALES Tanto por mil Uno por 4 Puerto Montt 1886-88 55.3 8.08 5 Santiago 1884 188 53 ' id..7 188G-88 87.3 11.45 5 Cauquenes 1884 18 8 53 Id 1886-88 122 2 8.18 6 Linares 1884 22.2 45 Id 1886-88 165 5 6.04 7 Valdivia 1884 22 7 44 Id 1886-88 77 2 12.95 8 Lebu 1884 23.8 42 Id 1886-88 152 4 6.56 9 Chillan 1884 52 8 42 9 Chillan 1886-88 87.3 11.45 10 San Fernando 1884 27 7 36 Id 188G-88 137 8 7.25 11 Curicó 1884 30 3 33 Id 1886-88 159.4 6.27 12 Anjeles 1884 31.2 32 Id 188G-88 107 3 9 33 13 Rancao'ua 1884 32.2 31 O Id 1886-88 280.8 3.56 13 San Felipe 1884 32.2 31 Id 1886-88 69 5 14.38 14 Angol 1884 33.3 30 Id 1886-88 89.2 11.21 15 Talca 1884 34 4 29 Id 1886-88 108.9 9.18 16 Concepción 1884 55.5 18 Id 1886-88 82.9 12.6 1G Valparaíso 1884 55.5 18 Id 1886-88 65.1 15.36 Los datos de 1884 son tomados del Anuario de la Oficina Cen- tral de Estadística, que están sacados de los libros parroquiales. Los promedios de los tres años de 1886,1887 i 1888 han sido cal- culados sobre el censo de 1885, según el movimiento de la pobla- ción suministrado por la Inspección del Rejistro Civil. Como se ve, los datos últimos son mui exajerados por estar influenciados por la epidemia del cólera i principalmente por la irregularidad de los apuntados en el Rejistro Civil, en el cual está, sin duda nin- 65 guna, disminuido el número de los nacimientos, lo que aumenta la proporción de las defunciones. Así, por ejemplo, en San Felipe en 1886 hubo 763 nacidos i 1,007 muertos; en Santa Rosa 320 nacidos i 1,093 muertos; en San Bernardo 190 nacidos por 399 muertos; en las tres circunscripciones de Santiago 7,827 nacidos por 13,573 muertos, i esto en época normal i sin ninguna epide- mia. Por esta razón hemos tomado para el número de órden el dato de 1884 i llamamos la atención sobre la conveniencia de arreglar los datos numéricos que suministra el Rejistro Civil o la necesidad de completar de algún modo los datos estadísticos des- de 1885 en que empezó a rejir dicho rejistro hasta la fecha, con el objeto de no dejar para el futuro un vacio en nuestra demogra- fía, difícil o imposible de llenar mas tarde. Como se ve en el cuadro anterior, Concepción i Valparaíso ocupan entre las poblaciones chilenas los grados mas altos en la mortalidad, los cuales indican las malísimas condiciones hijióni- cas en que se encuentran aquellas ciudades. § I Situación de Santiago.-Aeración.-Vientos constantes i variables.-Poca circulación de la atmósfera de Santiago.-Avenidas i calles en direc- ción do los vientos. Santiago está situado casi en medio del llano central a 5G0 me- tros de altitud, sobre un terreno de acarreo que contiene aguas subterráneas profundas i que forma la hoya por cuyo fondo corre el Mapocho. Al norte i al sur de esta hoya, el terreno va levantán- dose paulatinamente, de manera que Santiago queda en la parte mas baja. Hai otra pequeña hoya secundaria, la del Zanjón de la Aguada, que por ahora no la tomaremos en consideración, por- que no modifica en nada las ideas sobre este capítulo, pero que es necesario tenerla presente al tratar de los desagües de la ciu- dad. Se comprende, desde luego, que esta situación no es la mas favorable para la aeración de la población. Efectivamente, los vientos variables que soplan son: el norte, húmedo i caliente, que trae las lluvias de 10 a 15 veces en invier- no, i el sur o sur-oeste, seco i frió, que disuelve la humedad atmosférica, despeja las nubes i reina con mayor frecuencia en las otras estaciones; i los vientos constantes que son el de aspira- ción, brisa-marina o travesía, que corre en el dia de poniente a 66 oriente, desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde, i el de impul- sión, terral o puelche en sentido contrario, desde las 10 P. M. hasta las 6 A. M., dejando dos períodos de calma, entre las 6 i las 9 A. M. i entre las 5 i 9 P. M. Los vientos variables indicados son los únicos que establecen corrientes de aire capaces de limpiar de los miasmas a la población i de suministrar a sus habitantes un aire puro i saludable, pues los vientos transversales de aspiración e impulsión, travesía i puel- che, rara vez adquieren la enerjía de los primeros, soplan regu- larmente con poca fuerza i dejan entre sí los dos períodos de calma indicados, durante los cuales puede verse la hondonada en que se asienta la ciudad, cubierta en invierno por una niebla for- mada por los vapores i el humo de las chimeneas, i en el verano por el polvo de las calles. La atmósfera de Santiago tiene, pues, escaso movimiento, poca circulación, períodos de verdadera estagnación i no está sujeta a esa viva ajitacion aérea, que conviene a la salubridad de una gran población, esparcida en una superficie tan estensa como la nuestra, que tiene 31 quilómetros cuadrados, casi la mitad de Pa- rís, que tiene 78 quilómetros. Para obviar estos inconvenientes i favorecer la aeración i la ventilación, primera necesidad de todo pueblo, la hijiene aconseja cruzar las ciudades por anchas avenidas en la dirección de los vientos reinantes, para que éstos formen en ellas corrientes enérji- cas que produzcan, en las calles trasversales i en las casas que las forman, corrientes secundarias de aspiración que arrastren sus emanaciones, efluvios i miasmas. Para conformarse a este precepto i establecer en Santiago la aeración que conviene ahora i en el porvenir, es necesario em- prender desde luego, con resolución i constancia, el ensanchamiento de las calles, sobre todo de las nuevas, por un reglamento sistemado i la apertura de una red de anchas calles o avenidas; pues cada dia que pase será mas difícil i costoso establecerlas. Estas avenidas deberán tener de 100 a 125 metros de ancho, veredas espaciosas calles laterales para el tráfico de carruajes i centrales para la jente de a pié, hileras de árboles, jardines, fuentes i acequias de agua limpia para la irrigación, la salubridad, el agrado i la hermo- sura. El tipo de estas avenidas seria nuestra Cañada, después Ala- meda, hoi calle de las Delicias, el pulmón de Santiago, lo único que el estranjero admira en nuestra ciudad, lo que debemos al rio 67 i no a nuestros ediles, que no han hecho mas que angostarla. Pa- ralelamente a ella se haría otra por el sur, eñ la dirección del Ca- nal de San Miguel, desde el Camino do Cintura hasta la Estación de los Ferrocarriles, a la cual daría vida e irrigación el mismo canal; i por el norte dos calles a ambas riberas del Canal del Ma- pocho, que hoi parece ya una realidad, i con el cual formarían para la ventilación una verdadera Avenida, i otra en el espacio intermedio entre el rio i la Avenida del Rosario, que descuaje los barrios de la Recoleta i de la Chimba i que lina los lados oriente i poniente del Camino de Cintura. Sería ademas conveniente abrir en este barrio la Avenida del Cementerio proyectada por Vicuña Mackenna. Las avenidas trasversales a ésta serian paralelas a la de Matuca- na, i la principal debería tener la dirección de las calles de Padura i Negrete desde el Parque hasta el Camino de Cintura, proyectado al norte del rio, o mejor, desde el centro del Parque, siguiendo la dirección de las calles de Vergara i Cienfuegos, hasta el mismo Ca- mino. Esta, que es la mas necesaria de las indicadas i la mas fácil de abrir, deberá ser la mas ancha, a lo menos de 140 metros i contener la alcantarilla que reciba todos los desagües de la parte central de la población. Otra estaría en la dirección de las calles de Calvez o de Nataniel, siquiera de la Alameda al sur, i mucho mejor, del Camino de Cintura al rio por la calle de Teatinos: esta descuajaría las rancherías de las calles de Huemul i Nataniel i daría a la Moneda el ensanche periférico que conviene a su orna- to, magnitud e importancia como el primero de nuestros edificios públicos. La tercera tendría la dirección de la calle de San Isidro i Nueva de la Merced, también del Camino de Cintura al rio. Con- vendría ademas prolongar la Avenida de los Padres hasta la Ca- ñada o Camino de Cintura. De este modo quedaría Santiago cruzado por cuatro avenidas de oriente a poniente i cuatro de norte a sur en la dirección de los vientos reinantes, a cuyas corrientes servirían como cauces de grandes rios atmosféricos, que arrastrarían i llevarían consigo los miasmas de la población i los jérmenes de las enfermedades, i que serian, por su estension, calles de árboles, jardines i aguas corrien- tes, los paseos hij iónicos al aire libre i el desahogo del pueblo; es decir, no solamente otras tantas cañadas o pulmones, sino también otras tantas arterias de la ciudad. Ya que hablamos de arterias se puede manifestar la conveniencia de abrir calles diagonales, mui estudiadas en las poblaciones i transformaciones modernas, pues a 68 demas de servir para la ventilación acortan las distancias i facili- tan el tráfico. (1) Pero esto no es todo. Santiago siente la necesidad imperiosa de ensanchar sus calles i es necesario dictar una leí que permita su ensanchamiento paulatino, pues la del ochavo de las esquinas no es suficiente, aunque proporciona ya un desahogo a las calles i confirma la necesidad de la primera. Este ensanchamiento es mas imperioso en algunos barrios de la población, donde debe ser ade- mas complementado por la rectificación i apertura de nuevas calles i el cambio de los niveles en la pavimentación i en los desa- gües. En esta lei seria necesario reaccionar contra la tendencia de nuestras autoridades i de nuestros injenieros de obras municipa- les de rectificar las calles, angostándolas i de nivelarlas, terraple- nándolas, cuando lo contrario es lo mas hacedero, conveniente i eficaz para la regularizacion i salubridad de la población. Entre estos barrios, el mas importante i que reclama una mo- dificación mas radical de las indicadas, es el comprendido entre la Cañada i el Camino de Cintura. Este, que es una parte consi- derable de la población, tiene calles mas o ménos anchas de norte a sur, algunas estrechas i tortuosas, como la Angosta (Serrano) i Galvcz; pero carece de calles regulares de oriente a poniente, pues las que existen no tienen una dirección fija i se hallan in- terrumpidas a cada cuadra por las primeras. Faltan aquí, como se ve, las calles principales, las que deben estar en la dirección de los vientos reinantes, que establecen la ventilación i limpian la ciudad. A esto se agrega que las acequias corren hacia el sur, es decir en dirección contraria al declive principal del terreno i la falta completa de los desagües de las calles trasversales, lo que las convierte en lodazales perennes i hace de este barrio el mas inmundo e insalubre de la ciudad. Para sanearlo, transformarlo i hermosearlo es necesario abrir la avenida que hemos indicado en la dirección del Canal de San Miguel o Avenida del 10 de Ju- lio, desde el Camino de Cintura hasta la Estación de los Ferro- carriles; abrir, ademas, por lo menos, cinco calles trasversales i rectas que lo crucen completamente de oriente a poniente; arre- glar los desagües de las calles existentes e invertir el orden i el nivel de las actuales acequias. (1) Véase Une ville hygicnique, La Plata en E. Coni. Progres de l'hy- giene dans la Rópublique Argentine. París, 1887, páj. 1G0. 69 §n Agua potable Servicio insuficiente.-Nota al Intendente de la provincia.-Idea capital. -Se bebe agua impura dé las Condes, de la Providencia, San Miguel, Pólvora, Zapata i Yungai.-Bebe agua pura un tercio de la población. -Proyecto.-Tres cañerías principales. Después del aire, el agua es lo que mas influye en la salud de una población, por eso es que después de la ventilación viene la necesidad i las cuestiones de las aguas potables; i por esto, uno de los primeros cuidados que tuvo la Comisión fué la de pedir al se- ñor Intendente de Santiago que hiciera estensivo a todos los ba- rrios de la ciudad, sobre todo a los pobres, el servicio del agua potable, principalmente a los barrios de Yungai, Estación de los Ferrocarriles i Chuchunco, a toda la parte, situada al sur de la Avenida del 10 de Julio i especialmente a Belen, Matadero, el Barrial i el Llano de Subercaseaux i a los barrios oriente de la Re- coleta. Solicitó mui particularmente de dicho funcionario que colocara con urjencia dos pilones en la calle de San Diego, entre las calles de Franklin i Llano de Subercaseaux; cuatro en el ba- rrio de Chuchunco; uno en cada una de las calles de Mapocho, Martínez de Rosas i de los Andes; uno en el Camino del Salto i uno en la calle de la Purísima, Molina, Peligro, Barrial, Huemul, Aldunate i Benavente. Las exij encías de la Comisión fueron casi inútiles, pues, con escepcion de unos cuantos pilones puestos en algunas de las calles indicadas, lo demas no pudo verificarse por que la Municipalidad no tenia las cañerías que solo ahora han llegado, i la Comisión tuvo que hacer repartir en carretones agua potable en los barrios de la Providencia i Llano de Subercaseaux. El servicio del agua potable es deficiente en Santiago, i ahora que el cólera ha venido a demostrar esta gran falta, que abraza todas las enfermedades de una población, conviene fijar las ideas primordiales sobre lo que debe ser este servicio en una ciudad. El aire i el agua son los dos principales ajentes de la salubridad, i así como al primero no se le pone precio, tampoco debe tenerlo la se- gunda, que debe suministrarse a todos gratuitamente, pagando solo su conducción aquellos que quieran haberla en el interior de sus casas, i los demas deben tenerla abundante en todas las calles i plazas. De esta manera, los habitantes que paguen un servicio en 70 el interior de sus casas, contribuirán al sosten del agua potable; el resto la tendrá gratis, de manera que los barrios pobres se encuen- tren tan bien abastecidos de ella como los ricos. Hai otra razón: en los barrios pobres hai acequias de agua mas o menos contaminada con materias fecales, con desperdicios i ba- suras de las casas, como la del Canal de San Miguel, de Zapata, de Yungai, de la Pólvora, la de los Molinos de la Providencia, etc., que el pueblo indijente tiene a la mano i de que liará uso con pre- ferencia a la que le cueste algún precio, por insignificante que sea i aunque tenga la evidencia de que es impura, evidencia de (pie poco se cuida nuestro pueblo. Es necesario, pues, poner el agua potable en las mismas condicio- nes i aun en condiciones mas fáciles de usarla que las aguas sucias, para vencer la ignorancia i la falta de hijiene del pueblo i evitar las enfermedades que lo matan. Solo en la parte de Santiago comprendida entre el rio i la Caña- da, las Cajitas de Agua i Negrete la red de la cañería de agua está bien ramificada; se halla estendida por algunas otras calles, como la de Chiloé, Duarte, San Pablo, Catedral, Cañada, Chimba i Cañadilla; pero en el resto el servicio es incompleto, (1) i nulo en los barrios mas pobres i populosos, como queda indicado, a tal punto que, puede decirse sin exajeracion, solo un tercio de la pobla- ción de Santiago bebe agua limpia i los dos tercios agua mas o menos contaminada por las heces humanas. Es fácil obviar estos inconvenientes i así lo ha pensado después del cólera, nuestra Mu- nicipalidad que parece está en camino de llegar a las franquicias que hemos indicado, dedicando todos los productos netos de cada año a la continuación de las cañerías matrices, para llegar de esta manera a suministrar agua pura a los barrios mas apartados de la ciudad. Parece que esto podrá conseguirse con algún empeño, constan- cia i estudio, pues el agua de Ramón, de que ha procurado surtirse la ciudad en tres épocas sucesivas en 1682, 1739 i finalmente en 1865, puede suministrar 50,000 metros cúbicos por dia, término medio; lo que daría para la población de Santiago 250 litros por habitante, considerando las treinta i seis subdelegaciones de que (I) Después de escrita esta memoria el servicio del agua potable se ha estendijo considerablemente, por la adquisición de nuevas cañerías, hacia, todos los barrios sub-urbanos de la ciudad; pero aun no se ha pensado en la cañerías matrices capaces de contener toda el agua de Ramón, i en las cañerías dobles, para el caso de limpiarlas. 71 luego hablaremos, que tienen un total de 204,353 habitantes, se- gún el censo de 1885. Pero por las pérdidas i arriendo de agua, etc., la quebrada de Ramón, según datos de la Empresa del Agua Potable, solo da en verano 20,000 metros diarios, i 14,000 en su mayor merma, distribuidos en la forma siguiente: 3,102 metros cúbicos diarios en los servicios con medidor. 3,108 ii i, ii n limitados. 250 ii i, n establecimientos de Bene- • Ucencia 2,875 ii n ii mangas para aguadores, pi- Iones i fuentes públicas. 9,335 Como se ve, solo 9,335 metros cúbicos diarios consume la po- blación de Santiago: 5,000 i 11,000, en números redondos, ménos que en los tiempos de abundancia i escasez, de manera que aun queda que distribuir una cantidad de agua que se puede reputar el doble de la actual. Distribuyendo los 9,335 metros entre los 162,671 pobladores que contienen las 25 subdelegaciones urbanas, resulta que cada habitante de Santiago solo tiene 57.38 litros dia- rios. Faltan todavia once subdelegaciones suburbanas con 41,648 ha hitantes que rodean a las veinticinco anteriores, que están en contacto con ellas i que todas reclaman el beneficio del agua pota- ble; pues solo a dos o tres de ellas alcanzan las cañerías. Estas sub- delegaciones son Nuñoa, Providencia, Santa Posa, Matadero, Su- bercaseaux, Parque, Chuchunco, Pajaritos, Mapocho, Huechuraba i Salto. Es necesario, pues, que el agua potable de Santiago surta, no solo a la población urbana, sino a la de los alrededores, mui especialmente a los barrios que viven al poniente, por que son los que reciben, a consecuencia del natural declive del terreno, todas las aguas impuras i cargadas de heces humanas de la ciudad. Los barrios del poniente son los que suministran mayor número de enfermos a los hospitales, i entre-ellos están las Barrancas, donde apareció el cólera por primera vez en Santiago. Si el agua de la quebrada de Ramón no bastara para esto, aun- que, como hemos dicho, puede suministrar 50,000 metros cúbicos diarios, se la podría acrecentar con la de las quebradas vecinas de la Cordillera, como la del Arrayan, i aumentarla todavía, evitando por medios apropiados la pérdida que sufre esta agua por la eva- poración en un salto o catarata que tiene dentro de la quebrada i 72 tomando, ademas, las precauciones de represar el agua sobrante durante las noches en los depósitos i cortar las pérdidas en las estremidades de las cañerías. Pero esto no es todo; la distribución del agua potable exije un minucioso cuidado en sus detalles, en que aun no ha entrado la Empresa que la tiene a su cargo, tales como el arreglo de los pilo- nes de los barrios pobres, que deben tener sus tazas para que no formen verdaderos pantanos por el descuido i destrucción de las llaves, que dejan corriendo el agua continuamente; la utilización de las estremidades de las cañerías en fuentes o en baños públicos, que hacen falta por completo en Santiago, i el establecimiento de dos cañerías especiales, una para la Chimba, la Recoleta i Caña- dilla i otra para la Providencia i los barrios sur del Canal de San Miguel. Después de estender los beneficios del agua potable a toda la población de Santiago, de sus suburbios i alrededores, es necesario, para completar la obra i para tener agua suficiente i siempre pura, practicar las atenciones i obras siguientes: 1. a Cuidar el agua de Ramón en la quebrada i aumentarla; 2. a Depurar esta agua de las sustancias terrosas i orgánicas que contiene, i 3. a Cubrir i aislar todo el acueducto, desde la quebrada a la ciu- dad. Vamos a entrar en algunos detalles, llamando desde luego la atención del Municipio, sobre la conveniencia incuestionable de que un ramo tan importante de la salubridad i del servicio pú- blico, como el del agua potable, tenga una dirección técnica i pro- fesional. (1) Es indispensable cuidar el agua en la quebrada misma i aumen- tarla. El agua puede ser contaminada, i sin duda lo es por las im- purezas humanas de los curiosos i paseantes que van con frecuen- cia de los baños de Apoquindo i de los fundos vecinos a solazarse a las cascadas de la quebrada de Ramón, sobre todo a una mui alta, hermosa i pintoresca que llama mas la atención que las otras. Ademas, el agua se detiene i estagna en algunos parajes de la que- brada, que se cubren de lamas, principalmente, cuando su caudal disminuye, lamas que son arrastradas hasta los depósitos, que se (1) Douglas Galton.-Observation on the construction of healfhy diüe- llings. Oxford, 1880, páj. 198.-G. Pechmann.-Salubrité Urbjine.- Distribution d'eau. París, 1888, páj. 171. 73 cubren de ellas. En vista de esto se deduce que es fácil evitar la contaminación de las aguas, prohibiendo e impidiendo el acceso a ellas; desobstruir su curso para impedir las filtraciones i vejcta- ciones criptogámicas nocivas i quitar en cuanto se pueda las ca- taratas o saltos del agua para impedir la inmensa evaporación en verano, i con ello procurar el aumento del agua, i por consiguien- te, evitar la concentración de las sales en disolución. Esta medida exije otra, la de aislar toda la quebrada i la hoya que suministra el agua, lo que equivale a comprar i adueñarse de todo el terreno que aquellas contienen. La depuración del agua de Ramón exije cuidados especia- les. En invierno se carga de sustancias terrosas que le quitan su transparencia, las que aumentan con las lluvias i el derretimiento de las nieves de la Cordillera, i en verano de materia orgánica, lamas o confervas que aparecen hasta en las llaves de los consumidores i que pueden ser mui perjudiciales a la salud. Para convencerse de esta verdad, basta colocar un filtro Pasteur en cualquier llave, i aunque el agua esté mui clara, siempre dejará en él un notable residuo de impureza. Esta esperiencia la hicieron en Santiago mu- chas personas durante la epidemia del cólera. Los señores Salazar i Newman también han demostrado, en el análisis publicado en su estudio sobre las aguas potables de Chile, citado mas atras, que el agua potable de Santiago tiene mas sus- tancias orgánicas que las del Salto, lo que pone a nuestra agua en condiciones inferiores a aquellas. A veces es tanta la cantidad de sustancia orgánica que contiene en suspensión, que al fin del período de los calores, cuando el agua misma i los depósitos se llenan de lamas, se ve a la simple vista en el agua puesta en un vaso, una multitud de pelillos o filamentos, que no son otra cosa que la vejetacion criptogámica que les da oríjen i que puede reco- jerse en el papel de filtro, a veces bajo la forma de trozos bastan- te grandes de confervas verdosas. o Tyndall, en sus hermosos esperimentos para probar la disemi- nación de los jérmenes microrgánicos en la naturaleza, por medio de un rayo de luz condensada, dice que somos asaltados por las impurezas, no solo en el aire que respiramos sino en el agua que bebemos, que la mas pura de una garrafa aparece sucia en el tra- yecto de un rayo de luz, que ocho muestras de agua de las compa- ñías de Londres aparecen todas cargadas de impurezas suspendidas mecánicamente. «¿Pero me preguntareis, añade, no puede el filtra, je hacer desaparecer esta materia en suspensión? La mas volu- 10-11 74 miñosa, sin duda, pero no la mas dividida. El agua puede pasar muchas veces por un papel de filtro i quedar cargada de materias finas. Lo mismo sucede al agua que atraviesa los filtros de carbón de Lipscomb o los de la Compañía de carbón silicatizado, no pier- de mas que Ja materia voluminosa. Los nueve décimos de la luz reflejada por estas partículas en suspensión, son perfectamente polarizados en una dirección perpendicular al rayo, i esta infrac- ción de las leyes ordinarias de la polarización demuestra la pe- queñez de las partículas. Me atrevo a decir que el mayor número de las partículas comprendidas en esta dispersión está fuera de los límites del microscopio i ningún filtro ordinario puede inter- ceptarlas. Es casi imposible producir agua pura por medios artifi- ciales. M. Hartley, por ejemplo, ha destilado hace algún tiempo agua, rodeándola de hidrójeno i aquella agua contenia vestijios de la materia flotante. ¡Es tan difícil permanecer limpio en el seno de la impureza». (1) Solo el agua del lago de Jinebra la encuen- tra Tyndall perfectamente pura, como debe ser el agua de la lagu- na Negra, la del Inca i de otras de nuestras cordilleras. Si tan difícil es tener agua pura, es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para acercarse al mayor grado de limpieza. Para purificar el agua potable de Santiago, es, pues, indispensable esta- blecer los aparatos de filtración empleados con tan buen resultado en otros países, i desde luego evitar la vejetacion criptogámica en el curso del agua i en los depósitos; hacer dos o tres de estos al pié de la montaña para limpiarlos alternativamente i un número igual cerca de la ciudad, de donde se pueda obtener una presión conveniente, para aclarar i limpiar el agua de las impurezas arras- tradas o caídas en el acueducto antes de entrar en las cañerías de ]a población. Todas estas precauciones i cuidados serán inútiles, si no se plantea i establece el complemento de todos ellos, cual es aislar i cubrir totalmente el acueducto, desde los depósitos de la falda de la montaña hasta la ciudad, o mejor, la construcción del acueducto;por- que el existente es mas bien una acequia o canal que un acueduc- to, en el sentido estricto i técnico de tal nombre. La construcción del acueducto cubierto que debe traer el agua de Ramón a la ciu- dad, alejándolo de toda habitación i preservándolo de toda conta- minación, es tan necesaria i tan indispensable que sería inútil (1) John Tyndall, Fraqments scientifiques.-La poiissiere et la maladie. París, 1877, páj. 48. 75 tratar de poner en evidencia su necesidad para garantir la pureza del agua, hasta de las sospechas, según la espresion de los hijie- nistas. Bastaría solo recordar las zozobras que sufrió la población entera, durante la epidemia del cólera, al temor únicamente de que el agua potable pudiera contaminarse, i la guardia que para vijilar su limpieza estableció durante aquellos aciagos dias. Sin embargo, estos temores deben subsistir siempre, mientras que el acueducto cerrado no se construya; pues los peligros, du- rante la epidemia solo fueron temporales i pasajeros, al paso que en las épocas normales lo son constantes i permanentes, i rtanto mas espuestos a dañar cuanto mas desapercibidos corren en me- dio de los sucesos indiferentes de la vida ordinaria. § 111 Agua de regadío Riego de las calles.-Lavado de ellas.-Riego por el agua de las acequias. Barrido i riego.-El agua de Ramón no es bastante para la bebida i el riego.-Agua para el riego, fiesca i limpia, de Castillo, Vitacura i Ma- pccho. Las ciudades que en Europa i en Estados Unidos estudian cui- dadosamente su saneamiento, han visto que el agua potable no es la única que para él necesitan; han menester ademas, agua para el regadío de los árboles, jardines particulares i públicos, calles i pla- zas, i para la limpieza i remoción de las materias escrementicias. El riego de las calles de una ciudad es asunto mui importante, no solo para su aseo sino para su salubridad; impide que el polvo invada las habitaciones i lleve hasta los pulmones de los habi- tantes los principios miasmáticos i morbosos i los microrganis- mos que lleva consigo; por eso es que en todas las ciudades en que están en rigor las prescripciones hijiénicas, no solo se riegan las calles de una manera constante i sistemada sino que se lavan, lo que equivale no solo a impedir el polvo sino a arrastrar sus ele- mentos constitutivos fuera de la población. Santiago, por sus po- cas lluvias, aire seco i mala pavimentación, es una de las ciudades de atmósfera mas polvorosa que se conoce, por lo cual el riego de sus calles i plazas debe ser constante i periódico aun en los invier- nos secos; pero esto no se practica sino de una manera imperfecta i con el agua de las acequias, cargada de sustancias escrementi- cias que infectan el aire i que al secarse dejan en las calles ma- 76 feriales para otro polvo mas cargado de sustancias nocivas que el que. se quería evitar. El polvo de las calles de Santiago aumenta con el sistema de barrido, i para evitarlo, seria necesario combinarlo de una manera conveniente con el riego, pues ambos se complementan. En las ca- lles adoquinadas seria mejor i mas fácil practicar el lavado, como se hace en Europa, i en las que no lo son, un riego constante para evitar el polvo i hacer el barrido de las basuras. El riego i el lavado de las calles exijen un sistema de cunetas o de desagües en las acequias, bien arreglado, porque es el que debe servir también para las aguas lluvias, i de tal manera dispuesto i con los declives tan bien sistemados, que el agua sobrante o del lavado se escurra inmediatamente i no forme lodo sobre el pavi- mento. Ahora ¿qué agua servirá para hacer el lavado i el riego de las calles, plazas i jardines, i la que, como veremos, se debe arrojar en los tubos destinados a la remoción de las materias fecales? Si los 50,000 metros cúbicos diarios,que hemos indicado, que pue- de suministrar el agua de Ramón, bastaran para el consumo de la es- tensa ciudad de Santiago i quedara un sobrante, éste se podría de- dicar a aquel servicio; pero creemos que toda el agua de Ramón es la justamente necesaria para los menesteres domésticos e hijiénicos, a que se destina el agua potable en una ciudad como Santiago, i que es necesario buscar otra agua para el uso indicado. Entónces es menester elejir, como se ha hecho en muchas ciudades de Euro- pa i Estados Unidos, otras cañerías de agua para la irrigación: ésta no necesita todas las condiciones de la potable; basta que sea fresca i limpia, es decir que no sea estagnada i que no contenga sustancias orgánicas o animales en suspensión. Su composición mineral no importa; pues, puede contribuir al desarrollo de las plantas que con ella se riegan i al saneamiento de las casas i habi- taciones que con ella se asean. Esta agua puede ser en Santiago ]a que suministran las vertientes de Castillo i Vitacura i las anti- guas potables del Mapocho, que ahora se arrrojan como inútiles a las acequias de la ciudad, i la cañería podría ser de greda o de fie- rro débil; pues La presión que necesita es mui poca i formaría una red convenientemente dispuesta en toda la ciudad, que estaría a cada momento a disposición de la policía i del vecindario para los riegos de las calles i principalmente en el drenaje doméstico para la remoción de las materias escrementicias de que vamos a tratar i para apagar los incendios. 77 Si se prefiriera una cañería fuerte, capaz de altas presiones, se podría combinar el riego de las calles con la estincion de los in- cendios i entonces ligar esta cañería con ]a del teatro i de Santa Lucía, que contiene agua limpia del Mapocho i que, como hemos visto en la pajina 49, es nociva para la salud i no puede aplicar- se a otros menesteres que a regar el cerro i las calles de la ciudad, i por su gran presión, a apagar los incendios. En estos, sobre todo, prestaría grandes e inmediatos servicios mui superiores al agua de las acequias, que, según la espresion proverbial, falta siempre en todos los incendios o llega tarde. § IV Remoción de las materias escrementicias Remoción de las materias fecales.-Acequias o alcantarillas de Santiago. - Nuevas letrinas en fosos i sus malas consecuencias.-Las acequias. -Acequias niveladas.-Aniegos.-Limpias de las acequias.-Sistemas de canalización convenientes a Santiago.-Sistema ingles o de todo a la alcantarilla.-Modificación i trasformacion de las acequias en alcanta- rillas profundas, rectas i cerradas.-Las alcantarillas reciben solo las aguas lluvias, las caseras i las de los lavados de las calles.-Red de la canalización i desagües de Santiago.-Su relación con otros servicios. Después de la aeración i del agua potable, el alejamiento de las materias fecales fuera de las ciudades, ocupa por su importancia, el tercer lugar en la hijiene pública i en el saneamiento de las poblaciones. Los principios teóricos en que descansa este asunto, tan impor- tante para la salud de una población i que, sin exajerar, puede avanzarse, que es el primordial, los hemos espuesto en el párrafo quinto de la pajina cincuenta; ahora nos vamos a limitar en éste a la parte práctica, a la aplicación de aquellos principios a los de- sagües de Santiago i a examinar cuáles de los sistemas de canali- zacion son los mas convenientes. Antes de pasar adelante, i para no ocuparnos mas de las letri- nas en foso, de que hemos hablado en los capítulos anteriores, las cuales estaban desterradas ya hacia tiempo de Santiago, diremos que una clase de estas letrinas, que bajo una forma moderna se ha introducido en Santiago, provistas de sifones o no i de venti- ladores, escavadas dentro de las piezas i en los frentes de las casas para servir a los altos, es de mui malas consecuencias; pues 78 tiende a la larga a infectar el subsuelo permeable i poroso sobre que está situada la ciudad i a convertirlo en un foco perenne de ema- naciones nocivas a la salud. Los que tal hacen, que ya son muchos en Santiago, no preveen las funestas consecuencias, por lo cual convendría que el Municipio tomara medidas sobre ello i las prohibiera bajo fuertes multas, pues, creemos que nadie tiene el derecho de dañar a tercero infectando el subsuelo de una ciudad. Nuestro sistema de cloacas, albañales o alcantarillas ha tomado su oríjen de las primitivas acequias de regadío de la ciudad; de manera que conservan su poca profundidad i el sin número de vueltas para pasar por todas las casas de una manzana. De aquí también el oríjen de los riegos de que hemos hablado i la costum- bre de arrojar a ellas no solo las materias fecales, sino el guano de las caballerizas, los desperdicios de las cocinas, las cáscaras de las frutas, principalmente de la sandía, las esteras viejas, las basuras i todo cuanto hai de inservible en una casa; de modo que se acu- mula en ellas una gran cantidad de sustancias orgánicas de todas clases, que se pudren rápidamente i envenenan, con los miasmas que exhalan, el aire que se respira en los patios interiores de las casas i en las calles que atraviesan. Para subsanar estos inconvenientes, se ideó en 1853 lo que se llamó nivelación de las acequias, que se puso en práctica en 1869, en el espacio comprendido entre las calles de Sama i la Cañada, Negrete i las Claras, en once acequias, que juntas tienen un desa- rrollo de 38,500 metros, que costaron al vecindario mas de medio millón de pesos. Esta nivelación consistió en ahondar las acequias de 2 a 3 metros, en darles un nivel constante desde su oríjen hasta su término, en hacerlas un plan cóncavo i en cubrirlas con una bó- veda de ladrillos con portalones. Se creyó que así no se detendría nada en ellas i que de consiguiente no habría tacos, ni aniegos, ni descomposición de sustancias orgánicas, ni malos olores, ni necesi- dad de limpiarlas; pero se cometió el error de dejar los portalones abiertos, por donde se continuó arrojando lo mismo que ántes, i de dar a las nuevas acequias la misma situación de las antiguas, es decir, las hicieron describir las vueltas i revueltas que aquellas tenían, aumentando su lonjitud dentro de cada manzana de 2 a 3 cuadras, i de consiguiente, disminuyendo el nivel natural del ter- reno de 10 milímetros por metro a 4 i 3. De manera que, a pesar del desnivel constante, se ha formado en todas ellas una capa de cieno de 50 centímetros a un metro, sobre la cual corre el agua, añadiéndole diariamente nuevos elementos de putrefacción i de 79 mefitismo. Ademas los aniegos, según la Inspección de Policía, han aumentado, término medio, a 6 por semana en el barrio de las ace- quias niveladas, haciendo desfilar por los frentes de las casas todas las inmundicias que corren por su interior, llenando las calles de miasmas i dejando en sus empedrados elementos para un polvo pestilencial i deletéreo. No estará demas añadir que estos anegamientos de las casas tienen muchas veces la magnitud de un desastre; pues, ademas de la pérdida de una parte del mobiliario, hai que cambiar el pavi- mento i calzar las murallas, lo cual demanda grandes gastos, so pena de que las casas queden para siempre húmedas, infectas o malsanas. La gran acumulación del cieno ha hecho las acequias niveladas inas pestíferas que las antiguas, i su limpia ha llegado a ser una contribución onerosa para el vecindario, puesto que se ha preten- dido reglamentarla a razón de 0.40 centavos por metro. Nada se ha avanzado, pues, con la nivelación de las acequias> que son nuestras alcantarillas de desagüe i que, niveladas o no continuarán prestando un servicio imperfecto para La remoción de las materias escrementicias, i dañando la salud pública con sus emanaciones. Es imperiosa ]a necesidad de modificarlas, adoptan- do algunos de los sistemas de desagües puestos en práctica en otras grandes ciudades. Para que se vean los inconvenientes de nuestro sistema de de- sagües, i los gastos que ocasiona al vecindario, sin mejorar en na- da su estado hijiénico, vamos a apuntar, respecto a las acequias, algunos datos que nos ha suministrado el señor don Marcial Pla- za, inspector de policía. Las acequias del barrio norte del Mapocho suman 29,G00 me- tros. Cada limpia cuesta diez centavos por metro, i se hacen tres limpias al año. Estas tres limpias cuestan, pues, 8,880 pesos, que los pagan los vecinos. La parte de las acequias niveladas de la ciudad, comprendidas entre las calles de San Pablo i la Alameda, Negrete i las Claras, contiene un sistema, con un desarrollo de 29,150 metros (1). Cada limpia cuesta treinta centavos metro, i se hace una sola limpia al año, que tiene de costo 8,745 pesos. (1) Este ciato parece equivocado, pues, según los tomados en la Direc- ción de Obras Municipales, hai nueve acequias i dos ramificadas, las que hacen once, con un desarrollo de 38,500 metros como queda dicho mas atras. Según esto, la limpia cuesta 11,550. 80 Las acequias del barrio sur, comprendidas entre la Alameda i el Camino de Cintura, tienen un desarrollo de 28,320 metros. Ca- da limpia cuesta diez centavos taetro. Se hacen tres limpias al año; lo que da un costo de 8,496 pesos para estas tres limpias. Las acequias del barrio sur, situadas entre el Camino de Cintu- ra i la Aguada, tienen una estension de 17,600 metros. Cada lim- pia cuesta diez centavos metro. Se hacen tres limpias al año, que cuestan 5,280 pesos. Las acequias del barrio de Yunga i tienen un desarrollo de 26,200 metros. Cada limpia cuesta diez centavos metro, lo que da un costo de 7,860 pesos para las tres limpias. Para mayor claridad, formamos con los datos anteriores el cua- dro siguiente: Acequias <lel barrio norte del Mapocho Acequias niveladas Desarrollo lonjitudinal de las acequias Costo de la limpia por cada metro N ú mero de limpias al año Cost o de la limpia en un año Metros 29.600 29,150 28,320 17.600 26,200 Cts. 10 30 10 10 10 3 1 3 3 3 Pesos 8,880 8,745 5,496 5,280 7,860 Acequias en el barrio sur entre la Alameda i el Camino de Cintura Acequias entre el Camino de Cintura i la Aguada Barrios de Yungay Pagado anualmente por el vecindario por las limpias de las acequias 36,261 No se lia calculado en la Inspección de Policía lo que cuesta a la Municipalidad la remoción del cieno de las acequias anteriores; pero a este objeto, de los doscientos carretones aperados que el municipio sostiene para la estraccion de las basuras de la pobla- ción, se destinan diariamente veinticinco, que le cuestan tres pe- sos diarios, mas o menos, cada uno, o sea 27,375 pesos al año. Según los datos anteriores, el vecindario de Santiago gasta anualmente en la limpia de sus acequias cloacales la suma de 36,261 pesos i la municipalidad 27,375, lo que da un total de 63,636 pesos; es decir, el vecindario de esta ciudad paga de una 81 manera directa o indirecta una suma que debe tenerse en cuenta para cualquiera modificación que se haga en la canalización de la capital. A las acequias de Santiago, que, como acabamos de ver, son a la vez acueductos de irrigación i de desagües, cloacas i alcantari- llas, se trató como hemos dicho, de darles una modificación, o me- jor, de sustituirlas por un sistema de alcantarillas; i al efecto, el Supremo Gobierno, anticipándose a la Municipalidad, dictó la lei de 17 de setiembre de 1847, i en virtud de esta lei, el supremo de- creto de 13 de Mayo de 1853, para cambiar el nivel de las calles i las acequias de la ciudad, i nombró para ello a los injenieros don Augusto Charmes i don F. S. Perez Morales, que hicieron el se- gundo, la nivelación de la ciudad i el primero, los planos de las alcantarillas que deberían reemplazar a las acequias de desagües. Dichos planos colocaban las alcantarillas en las calles del cen- tro, de oriente a poniente, como después se ha hecho en la canali- zación de la ciudad de Lima. En 1856, cuando se puso en vijencia el citado decreto de 1853, se hizo un ensayo de estas alcanta- rillas por el centro de las calles, construyendo una que aun existe enterrada e inútil en la calle de la Merced, desde la plazuela de este nombre hasta la plaza de la Independencia, conformándose en ella en todo al proyecto de Mr. Charmes. Parece que el crecido valor de este ensayo hizo calcular el cos- to total del alcantarillado de Santiago i las erogaciones al vecin- o o dario que habría que imponer, i no se volvió a hablar mas de tal proyecto, cuyos planos se quemaron al fin en la Intendencia. Después, en tiempo del intendente Bascuñan Guerrero se hizo una alcantarilla para las aguas lluvias, que se terminó en 1861, i que aun subsiste en la calle de Morandé, desde la Compañía hasta la Alameda, i que desagua frente a la calle de Teatinos. Parece que esta alcantarilla se ejecutó también, según los planos del citado injeniero francés. Olvidado ya e] proyecto de alcantarillas por las calles, surjió el desgraciado proyecto de nivelación de las acequias, que tan malísimos resultados ha producido i que no puede de ninguna manera considerarse como un proyecto serio de canalización o de alcantarillas, como lo era el proyecto del injeniero don Augusto Charmes. Hemos citado a propósito este proyecto después del de la nive- lación de las acequias para que nos sirva de punto de partida a 82 las consideraciones en que sobre los sistemas de desagües conve- nientes a Santiago vamos a entrar. Como dejamos dicho en la pájina 51, todos los sistemas de des- agües empleados en el día constan de dos partes: l.° Drenaje o tabulación de los residuos domésticos. 2° Canalización o alcantarillado para recibir los primeros i conducirlos fuera de las poblaciones. l.° E] drenaje de las aguas caseras o residuos domésticos, lla- mado también tabulación, tubería, tajeas, consiste en una red bien dispuesta i sistemada de tubos impermeables i de calibre convenientes que reciben las aguas domésticas de los baños, lava- torios, descansos, cocinas, etc., las conducen por un declive regu- lado i las vacian en las alcantarillas o cloacas. En Santiago, esta parte de los desagües es casi desconocida; pues, en todos las casas prefieren tener los descansos sobre las acequias, i los baños i las cocinas mui cerca de ellas, cuando no se puede tenerlos en la misma situación de los descansos; por esto es que estas tres oficinas, tan importantes en la economía doméstica están siempre juntas, con gravísimos peligros para la salubridad de los habitantes de una casa; pues las emanaciones malsanas que se desprenden de las acequias contaminan el agua i los alimentos de las cocinas i trasmiten enfermedades infecciosas a los que se esponen a ellas sin cautela alguna en los descansos completamente abiertos o en los baños. Se ha convenido, o mejor se ha llegado por la esperiencia a adoptar en la disposición de tubos de los drenajes, ciertos prin- cipios que dejamos espuestos por estenso en el capítulo citado i al cual nos referimos en todo para no alargar el presente. Agre- garemos solamente para los que quieran tener un conocimiento práctico de este asunto i para nuestros ediles, que consulten la obra clásica The Plumber Sanitary Houses de Stevens Hellyer, 8.a edición, injeniero de Londres, 1887, (1) i los capítulos 37, 38 i 39 del Sanitary engineering de Baldosín Lathan, London, 1878, en que se detalla de una manera minuciosa todo lo relativo al drenaje doméstico,'puesto en uso o adoptado como lo mas perfecto en aquella capital. Convendría que en las casas de Santiago se adoptara desde luego el drenaje de las habitaciones aun antes que se construye- (1) Esta obra acaba de ser traducida al francés con el título de Traite pratiqué de la Salubrité des maisons, par Poupard Ainé. 83 ran las alcantarillas; pues se aprovecharían sus beneficios hijiónicos desde luego, se cambiarían la disposición i situación de los descansos, de los baños i de las cocinas, i para mas tarde, cuando se construya el alcantarillado, el mismo drenaje de ahora serviría con lijeras modificaciones. El servicio se haría con agua potable, los baños i los descansos estarían léjos de las acequias i mas cerca de las habitaciones, lo que los haría mas cómodos i salubres; las cocinas, los lugares i los baños estarían separados i ocuparían en las casas el lugar que les corresponde, según el uso i la comodidad; todos ellos tendrían sus sifones correspondientes, los descansos serian elejidos entre los water-closets ingleses, provistos de depósitos o cisternas de agua para limpiarlos i de cerradura hidráulica bien ventilada para evitar los escapes i hacerlos inodoros. La adopción inmediata del drenaje doméstico seria mucho mas fácil en las casas que tienen acequias niveladas, que son mas pro- fundas i que pueden recibir las tuberías con mayor declive. 2.° La canalización o alcantarillado consiste en canales o cloa- cas que reciben los residuos del drenaje doméstico i a veces las aguas lluvias i las conducen por declives naturales o ausiliados por aparatos hidráulicos fuera de la ciudad, verificando de este modo la remoción de las materias fecales de les centros de las poblaciones. Hemos dicho ya que se divide en dos clases, que comprenden: la 1.a los sistemas de canalización llamados neumáticos i la 2.a los sistemas de gravitación. Los sistemas neumáticos de Dumond, Berlier i Shone son hasta hoi mas bien teorías que sistemas prácticos que pudieran ser aplicables a Chile. Lo mismo puede decirse del sistema de Lier- nur, empleado solamente en Amsterdam i otras dos ciudades de Holanda. Los sistemas de canalización por gravitación ios dividen en dos clases: uno en que las aguas caseras van a la alcantarilla separa- das de las aguas lluvias, por lo cual se les denomina sistemas separados de gravitación, i otro en que las aguas caseras i fluvia- les i de las vias públicas van juntas a las alcantarillas. En estos dos sistemas, cuando el declive del terreno no permite la gravita- ción o la corriente, se hacen intervenir diversos aparatos hidráuli- licos de elevación i propulsión para dar a las aguas sucias la altura i la corriente que necesitan para su salida fuera de las poblaciones. 84 Los sistemas separados de Amiotat i de Amoudruz no han recibido hasta el dia gran desarrollo i el de Mentís o de Waring ha dado buenos resultados en la ciudad de aquel nombre, i últi- mamente ha sido ensayado en algunos barrios de París con buen éxito. El sistema de todo a la alcantarilla o sistema ingles, consiste, como hemos dicho, en la remoción de los excreta, por una cana- lización que recibe ademas las aguas domésticas, las fluviales i las de las vias públicas i está basado en el conocimiento práctico de que una gran cantidad de agua con una corriente enérjica puede llevar fuera de las ciudades las materias excrementicias i todas las aguas sucias en un tiempo tan corto que no les dé lugar a descomponerse i a producir emanaciones nocivas. Hemos dado en la pajina 53 mayores datos sobre este sistema i sus modificaciones i el inmenso beneficio que de él han recibido las ciudades inglesas i norte-americanas, las de Danzik, Breslau, Francfor, Hamburgo i otras del continente, entre las que puede colocarse a Berlín, cuyo sistema radial no es otro que el ingles modificado. Hemos aducido, ademas, muchos datos estadísticos para probar ]a influen- cia que el mismo sistema ha ejercido en la disminución de la mortalidad en muchas ciudades de Europa i de América; ahora concluiremos con las espresiones de Baldwin Latham, presidente de la Sociedad de injenieros de Lóndres, en las que refiriéndose a aquel sistema demuestra que el feliz éxito en la prosecución de las obras sanitarias depende mas del carácter de las obras ejecu- tadas que de la salubridad o insalubridad del clima, como lo prueban Bruselas i París, que tienen mejor clima que Lóndres i sin embargo tienen mayor mortalidad, proveniente de que sus obras sanitarias son inferiores, como que la salud de los habitan- tes de Lóndres comparada con la de otras ciudades de provincia de la misma Inglaterra, muestra la superioridad de las obras sa- nitarias de la metrópolis. (1) Después de lo que dejamos espuesto ¿cuál de los sistemas de canalización o alcantarillado conviene a Santiago/ Evidentemente que el ingles; porque el sistema radial puede tener una aplica- ción necesaria en una ciudad situada en un terreno hondulado o en una llahura sin declive, para dividir los desagües en sec- ciones o distritos, cuyos canales colectores partan a manera de radios de los centros hacia la periferie de la población; pero no (1) Baldwin Latliam, obra citada, pajina 32. 85 en Santiago, ciudad situada en una planicie que tiene un fuerte desnivel de oriente a poniente de diez por mil. Creemos que este último sistema de todo a la alcantarilla (tout á legout) o sistema inglés (water-carriage system) podría adoptarse con ventaja en Santiago con algunas modificaciones que vamos a proponer, advirtiendo desde luego que aquí no ha- bría necesidad de emplear grandes bombas ni ningún otro apa- rato hidráulico para elevar o impulsar el agua, lo que hace tan caro este sistema en Londres i en Berlín; pues, el declive natural de la planicie en que está edificado Santiago, basta para dar a las aguas la corriente requerida para la remoción de los excreta. Lo primero que habría que hacer, seria dividir la ciudad en cuar- teles que tuvieran un nivel uniforme para establecer en cada uno de ellos una red sistemada de alcantarillas, que todas desemboca- ran en una cloaca receptora que saliera directamente fuera de la ciudad; las del sur del rio a la hoya del zanjón de la Aguada, que es su declive natural, i las del norte al canal del rio. Desde luego, el primero de estos cuarteles seria el comprendido entre el oriente i Negrete, el rio i la Cañada. El segundo, entre Negrete i Matuca- na, la Cañada i el rio. El tercero, seria entre el Camino de Cintura i la calle de Duarte, la Cañada i la Avenida Diez de Julio. El cuar- to, entre Duarte i calle de la Esposicion, Cañada i Camino de Cin- tura. El quinto, entre la Avenida Diez de Julio, Camino de Cintura i la Avenida Viel. El sesto, la parte oriente de la calle de la Reco- leta. El sétimo, la parte comprendida entre ésta i la Cañadilla. El octavo, al poniente de la Cañadilla. Un estudio detallado de los desniveles, que en la planicie de Santiago son de 4 a 10 por mil, resolvería todas las cuestiones que suscitara la división de estos cuarteles, como la distribución i sis- tema de las alcantarillas i dirección de laS'cloacas receptoras. Tomaremos el primero de estos cuarteles, que es el mas impor- tante i que comprende un poco mas de la estension que abraza las acequias niveladas. Desde luego, si el agua de las acequias no es del Municipio, seria necesario una leí que espropiara de ella a los dueños i convertir las acequias en alcantarillas o cloacas subterráneas que tuvieran de 3 a 4 metros de profundidad, que corrieran rectas de oriente a poniente por los centros de las manzanas, sin curva alguna hasta desaguar en una cloaca receptora de norte a sur, situada en la avenida que hemos propuesto en la dirección de Negrete. Estas alcantarillas de oriénte a poniente harían las veces de co- 86 lectores del sistema Waring; serian construidos de materiales sóli- dos de albañilería o concreto, sin otras aberturas que las dejadas en las calles para su inspección interior i la entrada de las aguas lluvias; dentro de las manzanas, recibirían de ambos lados los tubos subterráneos que conducirían a ella las aguas que contuvieran las deyecciones humanas o mejor, las aguas del drenaje doméstico Las alcantarillas tendrían, como los colectores del sistema Waring, tubos de ventilación que se elevarían sobre el techo de las casas. Los ventiladores no deben estar en el pavimento de las calles. Estas alcantarillas tendrían ademas de una dotación de agua permanente, tal como la que existe o un poco mas, el desnivel na- tural del terreno, que en esta parte es de 10 por mil i que se po- dría exajerar a 12 i 15. De este modo nada se detendría en ellas, ni se formarían capas de cieno; por su profundidad no solo recibirían los tubos de des- agües de los fondos de las casas, sino los de los frentes con un des- nivel de 5 a 10, i haría de este modo innecesario las perjudiciales letrinas que en ellas se están construyendo en Santiago. Las aguas lluvias, como las aguas de los riegos de las calles i del lavado de éstas, deben correr por acequias o cunetas superficiales que correspondan a un sistema distinto de desagües, servido por el agua potable o por otra agua pura, si ésta no fuere, bastante i que iría a vaciarse en las alcantarillas. Estas recibirían, pues, de este modo otras aguas que aumentarían su caudal i corriente sin producir perturbación ni obstrucciones, ni perjudicar en nada el servicio de traslación de las aguas caseras i de los escreta a que están destinadas. Parece inútil agregar que las alcantarillas no deben tener mas comunicación con las casas que por los tubos de sus drenajes para evitar que se arroje a ellas cualquiera cosa que pueda interrum- pir el curso de las aguas; mas no parece inoficioso demostrar la conveniencia de hacer las alcantarillas por los centros de las man- zanas i no por las calles, como se hizo en Lima i como aquí pre- tenden algunos. Aquí todas las casas tienen sus fondos hácia el centro de las manzanas i el orden de los desagües se invertiría estableciendo las alcantarillas en las calles, que están recargadas ya con tubos de gas_i agua, i como solo tienen diez metros de an- cho, son angostas para recibir las escavaciones profundas de cuatro metros que exijirian las alcantarillas, i sus edificios se desploma- rían. Los fondos de las casas tienen poco valor para que no se pue- dan situar en ellos las alcantarillas i el costo de la estraccion de 87 los escombros de su interior no es atendible, si se considera que las acequias actuales serán abandonadas i rellenas con ellos. Resumiendo, diremos: que la canalización o las alcantarillas i el drenaje de las casas de Santiago reclaman una modificación radi- cal, pero bien estudiada, bajo el punto de vista práctico e hijiénico, para que no dé los malos resultados que dió la nivelación de las acequias, i que en tal modificación es necesario no olvidar la salu- bridad de la población para atender solo a los niveles i al poco costo o baratura de la obra i que ésta debe ser ejecutada no por meros aficionados, como la nivelación actual, sino por injenieros sanitarios de reconocida competencia, como que es una obra de suma importancia para una capital como Santiago. Ademas es necesario tener mui presente que el servicio de las alcantarillas exije otro correlativo de aguas limpias i de otro de es- traccion de basuras para impedir que se arrojen a ellas; que éste reclama e] servicio del barrido i el del lavado de las calles, los cuales a su vez exijen la pavimentación conveniente de éstas; que la pavimentación i las aguas-lluvias exijen otro de desagües superficiales. En una palabra, que el servicio de las alcantarillas no es aislado, que tiene íntimo enlace con los otros servicios indicados i que es menester, para que sea perfecto, ponerlo en relación con los otros; es decir, comprenderlos todos en un plan jeneral que abrace en conjunto todo lo relativo al saneamiento de la ciudad. § V Pavimentación i barrido El polvo de la atmósfera i del ambiente de la ciudad.-Su influencia no- civa.-Necesidad de la pavimentación de las calles.-Estension de San- tiago i su densidad.-Lonjitud de sus calles.-Pavimentación de San- tiago: lo que lia sido i lo que debe ser. El aire de las ciudades está cargado de un polvo que levanta i mantiene flotante el movimiento diario de la población. Este polvo está compuesto de sustancias orgánicas e inorgánicas que obran constantemente sobre todos los aparatos de la vida animal, espe- cialmente sobre la cútis, sobre el tubo dijestivo i sobre el pulmón, que recibe en sus partes mas íntimas i vitales, en sus bronquios capilares i en sus vesículas el aire cargado de tales sustancias; de consiguiente, si el polvo que flota en el ambiente de la ciudad es 88 deletéreo o nocivo, deletérea o nociva será la influencia que ejerza en los órganos mas importantes de la vida i en consecuencia en la salud de sus habitantes. Ahora bien, las investigaciones modernas han demostrado ]a existencia en el polvo aéreo, no solo de materias inorgánicas que pueden ser dañosas, sino la de una multitud de jérmenes de mi- crorganismos que pueden ser i son evidentemente el vehículo o los ajentes de una multitud de acciones nocivas, conocidas con los nombres sintéticos de contajio i de infección. El aire atmosférico lleva al través del espacio una cantidad pro- dijicsa del pólen de las plantas, de semillas microscópicas i una nube de detritos pertenecientes a todos los reinos de la naturaleza, i en las poblaciones se recarga con los jérmenes de los micro- bios que pululan en torno de los organismos superiores i de las descomposiciones orgánicas; por lo cual es necesario investigar si el aire de las ciudades, dadassus condiciones climatolójicas tiene la pureza requerida por la hijienc pública; pues de otro modo los microrganismos se introducen constantemente, sin que nadie se aperciba de ello, en el tubo dijestivo, en las vias respiratorias; se depositan sobre la cútis i envenenan las heridas, vician el agua i los alimentos. ¿Quién no se ha sorprendido alguna vez al notar la inmensidad de partículas que se mueven i se ajitan en el aire iluminado por un rayo oblicuo de sol que penetra a una pieza oscura? Tyn- dall en sus investigaciones sobre la descomposición de los vapores por ]a luz, ha estudiado esos átomos, ese polvo invisible a la luz difusa del dia, pero que se muestra en un rayo solar condensado i ha demostrado que esa materia flotante llena el aire que respi- ramos, que es destruida por los cuerpos en ignición, lo que prueba que una parte de ella es orgánica. En efecto, el químico Persi ha encontrado que el polvo recojido sobre los muros del Museo Bri- tánico contenía 50 por 100 de materia inorgánica, lo que indica que el polvo flotante de nuestras habitaciones no es mas que el producto tamizado de una materia mas pesada, que se precipita con mayor rapidez. Pasteur dice sobre esto que «el polvo que se encuentra en la superficie en todos los cuerpos está sometido cons- tantemente a corrientes de aire que deben levantar sus partículas mas lijeras o los corpúsculos organizados, como huevos o esporos menos pesados jeneralmente que las partículas minerales.» (1) (1)' La poussiere etlamaladie. Obra citada, pajina 3 i siguientes. 89 A Mr. Pasteur es también a quien debe la ciencia moderna las investigaciones que han demostrado la naturaleza microrgánica de la materia que dota en la atmósfera i su influencia en las transformaciones i alteraciones que esperimentan las sustancias orgánicas, como también en los organismos vivos. Antes de él, los estudios de Ehrenberg, de Claubry, de Thompson i de Pouchet em- prendidos principalmente bajo la presión de la primera i segunda epidemia del cólera (1847-1853) habían demostrado la existencia de los jérmenes atmosféricos. El inventario hecho por Pouchet de los detritos animales i vejetales ahogados en el seno de los sedi- mentos atmosféricos, ha llegado a ser clásico, dice Miquel, porque hoi mismo es la espresion de la verdad mas exacta. (1) Mr. Pasteur, después de una serie de pacienzudos esperimentos empezados en 1857, decía en 1860: «Si hoi se reunen todos los datos a que he arribado, me parece que se puede afirmar que, el polvo en suspensión en el aire es el oríjen esclusivo, la condición primera i necesaria de la vida en las infusiones, en todos los cuer- pos putrecibles i en todos los licores capaces de fermentar. Por otra parte, he demostrado que es fácil recojer i observar en el microscopio el polvo del aire i que se ve siempre en medio de par- tículas amorfas mui divididas un número de corpúsculos orgánicos, que los mas sabios naturalistas no podrían distinguir de los jér- menes de los organismos inferioresNo he terminado sin embargo estos estudios: lo que se podría desear seria conducirlos bastante lejos para preparar la via a la investigación séria del oríjen de las diversas enfermedades.» En 1862 el mismo Pasteur añadía: «Hai constantemente en el aire común un número variable de corpúsculos, cuya forma i es- tructura anuncian que son orgánicos; sus dimensiones alcanzan desde los diámetros mas pequeños hasta l{100 i mas de 1 milímetro. Los unos son perfectamente esféricos, los otros ovóides, con con- tornos mas o menos netos. Muchos son enteramente traslúcidos, pero los hai también opacos con granulaciones en el interior. Los traslúcidos de contornos netos se parecen de tal manera a los es- poros del moho mas común, que los mas hábiles micrógrafos no podrían notar diferencias. Creo que habrá gran interes en multi- plicar los estudios sobre esta materia i en comparar en un mismo lugar, en las diversas estaciones, i en lugares diferentes en la mis- (1) M. P. Miquel.-Les organismes vivante de Vatmosphbre. París, 1866, pajina 6. 12-13 90 nía época, los corpúsculos organizados diseminados en la atmósfera. Parece que los fenómenos de contajio mórbido, sobre todo en las épocas en que se encruelecen las enfermedades epidémicas, gana- rían con los trabajos proseguidos en esta dirección.» Después, la micrografía atmosférica se ha enriquecido con una multitud de trabajos entre los cuales citaremos solamente los de Samuelson en Suecia, Salisbury en Estados Unidos, Maddox en Inglaterra, Cunningham en Calcuta, Lemaire, Douglas, Schoe- nauer, (1) Miquel i Tissandier en Francia. Las conclusiones a que arribó Samuelson son: 1.a la atmósfera de todas las partes del mun- do está mas o menos cargada de corpúsculos de los tres reinos de la naturaleza; partículas de sílex, creta, sustancias vejetales frescas, fibrillas animales, quistes, jérmenes de infusorios, etc.; 2.° Los infusorios son principalmente jérmenes de mónadas, de vi- briones, (le kolpodas, de trakelias, de keranas, de hortícolas; 3.° los cuerpos orgánicos son mas abundantes cuando la atmósfera está seca, i menos durante las lluvias. Las de Cunningham son: l.° los infusorios i sus jérmenes no existen en el aire de Calcuta, en cambio los esporos i las otras células vejetales se encuentran en cantidades considerables i su número es independiente de la velo- cidad i dirección del viento; 2.° la humedad no disminuye la can- tidad de los polvos organizados de la atmósfera; 3.° las partículas bacteroides son mui frecuentes en el aire húmedo de las alcantari- llas; 4.° el agua de lluvia abandonada a sí misma muestra vejeta- ciones criptogámicas, cercomónadas, amibas; 5.° la adición de polvo seco a líquidos alterables da nacimiento rápido a bac- rias i hongos. Lemaire encontró en un poco de aire tomado cerca de la cabeza de un tiñozo los esporos que producen esta afección rebelde del cuero cabelludo. Tissandier en una serie de esperimentos injeniosos lia probado que el peso de los sedimentos aéreos recojidos en el campo es, para el mismo volumen de aire, siempre mas débil (pie el peso de los polvos recojidos en la ciudad, i (pie en un metro cúbico de aire de París hai, término medio 0,006 miligramos de polvo, lo que daría para una masa de aire de cinco metros de espesor sobre los 500,000 m. c. del Campo de Marte un peso de 15 kilogramos de corpúsculos. Es notable que entre el polvo atmosférico se haya en- contrado hierro meteorice. (2) (1) Anuaire deVobservatoire de París, 1877. (2) J. Tissandier. Les poussieres de l'air París, 1887. 91 Las lluvias disminuyen considerablemente el polvo atmosférico, i Miquel llega a asegurar que después de lluvias frecuentes no hai balanzas bastante sensibles para apreciar el peso de los detri- tos atmosféricos en muchos metros cúbicos de aire, tomado en el Parque de Montsouris. (l)Este observador, jefe del servicio micro- gráfico del citado observatorio, ha comprobado que la cantidad de los esporos suspendidos en el aire es mui variable, que está sujeta a la influencia de las estaciones i que su máximum es en junio i agos- to, mientras que las bacterias aumentan en setiembre i en octubre, crecen con la sequedad del aire i decrecen con las lluvias, lo que depende de que las bacterias no se reproducen en el seno del aire, sino que son trasportadas con el polvo que el viento levanta del suelo, polvo que es mucho menos o desaparece cuando el tiempo es húmedo i la tierra está mojada con la lluvia. Ha encontrado, término medio, por metro cúbico en la cima del Panteón 28 bac ■ terias, en el Parque de Montsouris 45, en la calle de Rivolí 462, en las alcantarillas 850, en el Laboratorio de Montsouris 215, en el Hótel-Dieu, sala de San Cristóbal, 6,800, en la Piedad, sala Michon i Lifranc 11,010, según lo cual un hombre que viviera al aire libre en Montsouris introduciría en sus vias respiratorias 30,000 espo- ros de criptógamas i 2,500 bacterias i el que vive en las salas del Hótel-Dieu 80,000 esporos, 141,000 bacterias i en mayor número en la Piedad. El mismo M. Miquel ha encontrado el aire mui puro a 74 metros de altura en ]a montaña de Santa Jenovevai ha esta- blecido una relación entre el aumento de los microbios i el au- mento de las enfermedades epidémicas; de tal manera que las curbas del número medio semanal de las bacterias recojidas en Montsouris coinciden perfectamente con las curbas de las muertes causadas por las enfermedades zimóticas rejistradas en Paris en el Bulletin démografique de Bertillon i llega hasta afirmar que se puede seguir en los globos del Observatorio de Montsouris las variaciones de la mortalidad parisiense por enfermedades zimó- ticás o epidémicas. El gran naturalista Linneo fué el primero que emitió la idea de que las enfermedades epidémicas podían ser debidas a los jér- menes que flotan en la atmósfera i penetran en el cuerpo, produ- ciendo en él las perturbaciones ocasionadas por el desarrollo de la vida parasitaria. Muchos sostienen en el dia esta misma idea, apo- yados en el paralelismo que existe entre los fenómenos de las en- (1) Obra citada, pajina 24r 209 i siguientes. 92 fermedades contajiosas i los de la vida; porque asi como una bello- ta da nacimiento a una encina i esta a una multitud de encinas así el jérmen de la vacuna o de la viruela no produce mas que vacuna o la viruela i un varioloso una multitud de variolosos, como un baccinífero, un gran número de vacunados. Sin embargo, cualquiera que sea el desarrollo que en lo futuro tome la teoría bacteriolójica i la comprobación mas o menos posi- tiva de la influencia de los microrganismos en el desai rollo de las enfermedades epidémicas, el hijienista como el edil están obligados a evitar el polvo de las calles i de la atmósfera de una ciudad, como uno de los grandes medios de saneamiento, i para ello tienen que ocuparse en plantear la pavimentación de las calles de una po- blación. Si este asunto es de suma importancia en las ciudades de otros países, lo es muchísimo mas en las del nuestro, donde las lluvias son menos frecuentes, donde el aire es sumamente seco i donde el viento levanta constantemente un polvo que da un carácter enteramente especial a todas nuestras vias de comunica- ción. No hai país de calles i caminos mas polvorosos que los de Chile. La pavimentación de las calles de Santiago ha pasado de una manera incompleta por cuatro transformaciones hasta llegar a su estado actual, que es también incompleto. La primera pavimentación de nuestras calles, que puede llamar- se el empedrado colonial, de que ya pocos tienen memoria, consis- tía en un empedrado con declive desde la vereda de loza hasta el medio de la calle, donde había una acequia mas o menos ancha o profunda para el agua de las lluvias i en verano para la del riego. El tránsito era difícil de un lado al otro; la acequia medianera se llenaba de basuras i muchas veces de lodo fétido, i durante las grandes lluvias se convertía en un verdadero torrente difícil de atravezar en las calles de este a oeste. En las de norte a sur, ]a acequia medianera estaba en comunicación en medio de las cua- dras con las acequias de la ciudad, por portalones, que servían tanto para echar el agua de riego de éstas a aquella, como para arrojar toda clase de inmundicias. Para facilitar el riego, las ace- quias i puentes de la ciudad tenían un nivel mui superior al resto de las calles, donde formaban una especie de colina en medio de cada cuadra. Esta falta de uniformidad en los niveles de las calles i en sus empedrados, hizo que el Gobierno, anticipándose a la Mu- nicipalidad de Santiago, dictara con carácter jeneral la lei de 17 de setiembre de 1847, autorizando al Ejecutivo para una nueva 93 nivelación de las calles i acequias de las ciudades en que a su jui- cio fuera conveniente emprender dichas obras. En virtud de esta lei, el Supremo Gobierno dictó el decreto de 13 de mayo de 1853, que se llamó de empedrados radicales i de nivelación de las ace- quias de Santiago, comisionando a los injenieros don Augusto Charmes i don Francisco S. Perez Morales para practicar la nive- lación de las calles i acequias de la ciudad comprendidas entre la» Alameda i el Mapocho, para hacer desagües subterráneos por las calles de norte a sur i para proponer la forma de los empedrados, variaciones de las acequias, i formar los presupuestos de los terra- plenes i empedrados de las calles. Después, el Gobierno dictó el decreto de 12 setiembre de 1853, encargando a la Municipalidad de Santiago la ejecución de la lei de 17 de setiembre citada; de manera que desde entónces las Municipalidades i los Intendentes de Santiago se han considerado doblemente autorizados como ediles i como representantes del Ejecutivo para determinar la forma i el sistema de la nivelación i del pavimento de Santiago, i para continuarlo o variarlo, según su parecer. En consecuencia de las citadas disposiciones supremas, los inje- nieros Charmes i Perez Morales hicieron la nivelación de la ciudad i establecieron la forma que debia darse al piso de las calles, que no era otro que el convexo, con cunetas laterales al costado de las veredas, pero dejando subsistente como pavimento los antiguos empedrados de piedra de rio. Esta pavimentación que, como que- da dicho, se llamó empedrados radicales, talvez porque se cam- biaba completamente la forma del piso o porque se creyó que era la última i mas acabada estructura de las calles, se inició en 1854, pero no se le dió todo el desarrollo, sino en el período del inten- dente Bascuñan Guerrero, de 1859 a 1863, en las calles centrales de la ciudad, i después se continuó en las demas i aun hoi mismo se practica en todas las calles de los afueras i donde quiera que no hai posibilidad de adoquinar. Los empedrados radicales mejor ejecutados fueron los de las calles centrales: tenían en la parte inferior un lastre o una capa de 30 a 50 centímetros de ripio fuertemente comprimido, i en la parte superior un revestimiento de guijarros o piedras de rio dis- puesto de diversos modos i consolidado con tierra o arena. Este revestimiento es lo único que en el dia se ve en las calles reciente- mente empedradas. Los intendentes que mas han hecho ejecutar, estos empedrados radicales, han sido los señores Bascuñan Gue- rrero, Vicuña Mackenna, i mas que todos e] señor Freire, bajo la 94 dirección de los injenieros municipales don Fernando Márquez de la Plata i don Belisario Diaz. La aspereza de los empedrados radicales i su poca duración hicieron pensar en otra clase de piso, i el macadam fue entonces la tercera pavimentación incompleta ensayada en las calles de San- tiago. Se principió éste el año 1870, bajo el período del inten- dente don Tadeo Reyes, siendo las primeras cuadras macadami- zadas, algunas de las calles de Morandé, Huérfanos i Compañía. Se continuó este trabajo con bastante actividad, bajo la dirección de los injenieros municipales, durante el período de Vicuña Mac- kenna hasta el año 1874, en que se abandonó por completo des- pués de macadamizar ]a calle del Ejército Libertador. El número de las cuadras macadamizadas fué mas o menos de 80 a 100. El abandono absoluto del macadam fué debido a la cantidad de lodo que formaba en el invierno i principalmente al excesivo polvo que producía en verano. El adoquinado, que sin duda ninguna constituye el mejor pavi- mento de nuestras calles, es debido al entusiasmo i persistencia del intendente don Benjamín Vicuña Mackenna para establecerlo, buscando i trabajando la piedra que diera mejor adoquín, que se había creído difícil de hallar i mas difícil aun de cantear. El año 1873 se empezaron a adoquinar las calles de Santiago por la del Estado, bajo la dirección del injeniero Mr. Anzart, con adoquines suministrados por don Arsenio Salas de las canteras del Salto; se continuó en Santiago el adoquinado i su reglamentación en la forma actual por el injeniero municipal don Belisario Diaz, en el período de los intendentes que siguieron i principalmente del señor don Zenon Freire. Después se ha continuado la adoqui- naron con mui buen resultado i, lo que es mejor, el ejemplo se ha estendido a las otras ciudades del pais. En todas partes se encuen- tra deorita o granito que sirve para hacer mui buenos adoquines i en Santiago no solo las canteras del Salto suministran buena piedra sino las de Renca, San Cristóbal i la Contador que las dan excelentes; por lo que hai razones para creer que el adoquinado será mas tarde la pavimentación mas jeneral i mas barata de Santiago. Esta creencia o deseo es una necesidad en calles de una pobla- ción tan estensa como nuestra capital, tanto para facilitar el trá- fico, como para disminuir el polvo que éste levanta. Según los datos suministrados por la Dirección de Obras Municipales, San- tiago no tiene menos de 31 kilómetros cuadrados de estension, comprendiendo la superficie de todo lo edificado, la población de 95 Miranda, Chuchunco, barrios sur, Camino de Cintura etc. Elimi- nando los grandes espacios intermedios que no están poblados i dejando los pequeños, la estension de Santiago, según las mismas fuentes, queda reducida a 21 kilómetros cuadrados o 2,100 hec- táreas, lo que da 77,46 habitantes por hectárea, i 129 metros cua- drados para cada habitante. París, en 1886 tenia 290 habitantes por hectárea; cada habitante 34 metros (1), i Londres, 103 por hectárea, i 97 metros para cada habitante. En este espacio de 21 kilómetros se cstiende la red de calles i caminos de la ciudad que tienen una lonjitud de 250 kilómetros i que exijen una pavimentación conveniente según su tráfico e importancia, la cual puede ser el adoquinado para las calles cen- trales i mas pobladas, i los empedrados en la forma de los prime- ros radicales, es decir, con un gran lastre de ripio para las demas. En los empedrados se podría hacer una modificación que en otras partes, como en Tolosa i aquí se ha ensayado con ventaja, des- cabezar uno de los estremos de las piedras de rio, el que va a quedar afuera para que de este modo la superficie del pavimento sea mas pareja. La pavimentación que tiene por objeto evitar el polvo, los microrganismos i la materia flotante de la atmósfera de la ciu- dad, tiene como complemento la apertura de las anchas avenidas de que hemos hablado, para que el viento arrastre fuera de la po- blación la materia flotante de su atmósfera i también el riego a lavado de las calles i la estraccion de las basuras. Hemos hablado ya de lo primero, acerca de las basuras i demas desperdicios de las casas diremos que en Santiago sería necesario establecer una división para estraerlas con mayor facilidad i evi- tar que se las arroje a las acequias o permanezcan en las calles. Hai desperdicios como la tierra i basuras de las calles, el Imano i las cenizas que pueden emplearse directamente en ]a agricultura; las otras basuras de las casas, compuestas de cuerpos heterojéneos en que hai muchas sustancias animales i vejetales en descomposi- ción, los cuales están cargados de sustancias nocivas, de emana- ciones deletéreas, convendría depositarlas en muladares bien ubicados para incinerarlos de cuando en cuando o pensar, como se hace en algunas ciudades de Europa, en construir hornos espe- ciales para quemarlos i dar sus productos a la agricultura. (1) Anuaire du Bureau des Longitudes pour 1888, páj. 475. 96 § VI Habitaciones Panchos.-Proyecto de supresión de los ranchos.-Conventillos.-¿Tiene alguien derecho para construir i arrendar casas o habitaciones perjudi- ciales a la salud?-¿Qué condiciones deben tener las- habitaciones para obreros i trabajadores?-Conclusión.-Cuadro del saneamiento de San- , iiago-Su bibliografía. Para terminar el presente bosquejo sobre el saneamiento de la capital, conviene llamar la atención a la necesidad de ampliar la lei de 25 de junio de 1874 sobre la transformación de Santia- go, abrazando las indicaciones que quedan apuntadas i la de to- mar medidas sobre las construcciones de las casas de ]a jente pobre, que forman en la ciudad barrios tan irregulares como mal- sanos, restableciendo i dando mas estension a la ordenanza de 8 de junio de 1868, que prohibía la construcción i reconstrucción de los ranchos dentro de los límites urbanos, entre el Mapocho i el Canal de San Miguel, la calle de la Maestranza i la Alameda de Matucana. La epidemia del cólera ha demostrado de una manera palma- ria la influencia de las malas habitaciones en el desarrollo de las enfermedades. Los barrios de casas en malas condiciones, i prin- cipalmente los conventillos i los ranchos, han sido los que ha dado mayor continjente a la epidemia. Los conventillos exijen una lei especial para obligar a los pro- pietarios que en ellos dan en arriendo a los pobres i a los obreros habitaciones en malísimas condiciones para la salud, a someterse a medidas sanitarias que la misma lei señalaría en obsequio de los locatarios. Estas habitaciones comunes en que muchas veces se en- saña la avaricia de los arrendadores sobre una multitud de jentes de condiciones diversas, que regularmente están hacinadas en cuartos estrechos, húmedos i mal ventilados, son los focos en que prenden todas las epidemias i en que todas las enfermedades tie- nen su asiento. Estas habitaciones comunes han sido reglamen- tadas, sobre todo en Londres, (1) i convendría que aquí lo fueran para evitar la aglomeración en las habitaciones, la suciedad, el uso de aguas impuras, etc. (1) Knighfs, Annotated model Byelaws of the Local Government Board.-London, 1885, páj. 81. 97 En resumen, los conventillos i las habitaciones comunes exijen lina lei que establezca, entre otras disposiciones, las siguientes: debe tenerlos rejistrados la policía con el número del máximum de la jentc aposentada o alojada que puedan contener, según la capaci- dad cúbica de los cuartos para hacerles una inspección periódica sobre el exceso de dicho número, i sobre la humedad del suelo, la ventilación de las piezas, la disposición de los alojamientos, la limpieza de los patios i lugares comunes, el servicio del agua para la bebida i el aseo, las enfermedades endémicas i epidémicas, etc., etc. Los ranchos son las viviendas peores que se conocen, así en los campos como en las ciudades. En aquellos no tienen los inconve- nientes de la aglomeración; pero poseen todos los otros de las habita- ciones bajas, húmedas, sin abrigo, i convendría que los propie- tarios, los hacendados, dieran el ejemplo, reemplazándolos por casas de tejas. Así tendrían inquilinos mas numerosos, sanos i robustos. En la ciudad es donde el rancho tiene las peores condiciones hijiénicas posibles, i no se comprende cómo nuestros ediles no han hecho mas esfuerzos para desterrarlos, que la citada ordenanza. En Santiago, los ranchos pertenecen, por lo jeneral, a arrendata- rios de pisos, i pocas veces a los propietarios, de manera que éstos, en uno i otro caso, podrían ser obligados por la lei o por los re- glamentos municipales a cambiar el material, la forma i disposi- ción de los ranchos para ponerlos en armonía con las construccio- nes de las ciudades, quitarles el aspecto de barbarie que ofrecen por su irregularidad, aglomeración, suciedad i miseria, i sobre todo, darles las condiciones de viviendas sanas en relación con el haber i la fortuna de los proletarios que los habitan, pero sin ol- vidar jamas su naturaleza humana: esta naturaleza humana, sus- ceptible siempre de mejora i de progreso, a los cuales se opone i contraría el rancho con las enfermedades, con la mortalidad de párvulos, con la corrupción de las costumbres por el hacinamiento de personas de sexos diferentes, i sobre todo, por la abyección que enjendra en el ánimo i en el carácter de los individuos que lo habitan. Estas ideas parecerán estrañas, pero ante la hijiene pública, co- mo ante la lei, nadie tiene el derecho de dañar a tercero; es decir, de trasmitirle sus enfermedades o de infectarlo con sus emana- ciones, i de consiguiente, nadie tiene el derecho de construir i arrendar habitaciones perjudiciales a la salud, como nadie tiene el 98 derecho para vender alimentos i bebidas deterioradas i nocivas a ]a vida de los compradores que van a usarlas. Las construcciones baratas para la clase obrera, como las de Peabody, serian mui convenientes, mas no llenarían su objeto si en Santiago se establecieran i se dejaran subsistentes los ranchos. La ordenanza o el proyecto para abolirlos, no se consideró sino como una medida de ornato para la población i se perdió. Ahora es necesario colocarlo en su verdadero terreno i sostenerlo como una medida de progreso i cultura, de salubridad i de incremento de la población de Santiago. Estas medidas son de absoluta necesidad para dar a la capital una uniformidad sistemada en el orden i mantenimiento de los medios de salubridad que posee, que son importantes i excelentes, a fin de que no haya barrios aseados, hermosos i sanos al lado de otros feos, sucios e insalubres: verdaderos focos de infección, don- de pululan los miasmas que sirven de incubación i nacimiento de las enfermedades i de las epidemias que van después a invadirlos barrios sanos. El saneamiento de Santiago exije, pues, como base principal, la homojeneidad de sus diversos barrios, en el punto de vista hi- jiénico; es decir, que todas las medidas hijiénicas se estiendan de un modo sistemado uniforme i correlacionado a todos ellos para que los unos no puedan dañar a los otros. Para emprenderlo, es necesario no olvidar el axioma de que las medidas hijiénicas son mas favorables para la salud que las bon- dades del clima que se habita. Santiago, que tiene uno de los me- jores i mas bellos climas del mundo, no obtendrá de él ninguna ven- taja si no pone en ejecución las medidas de salubridad que la hijiene aconseja, i que son como el complemento de sus benéficas influencias. Tampoco se debe olvidar que las medidas hijiénicas tienen en el sentir de los hijienistas cuatro condiciones cardinales sin cuyo concurso no surten efecto: la de oportunidad para tomarlas a tiempo; la de perseverancia para aplicarlas continuamente aun después de pasar el mal, pues de otro modo no preeverían; la de jeneralidad para aplicarlas igualmente a todo un país o una ciudad sin dejar ningún punto descuidado, i la de perfección para implan- tar todas las medidas que se ayudan i complementan sin descuidar ninguna. Así, Santiago ostentará la limpieza que, por do quiera, es la personificación de la hijiene; sus habitantes tendrán una provisión 99 de agua abundantísima de la mas excelente i pura, i dejarán de ser acometidos dé las dolencias que enjendra siempre una agua contaminada; sus anchas avenidas arboladas llevarán el aire puro al centro de los barrios densos, al mismo tiempo que servirán de paseo i de jardines prolongados de uno a otro estremo; sus calles i plazas, barridas i regadas, o lavadas con agua pura, no darán el polvo que tanto dañan los pulmones en el verano, ni el lodo, que tanto incomoda en el invierno; sus casas servidas por cañerías de agua limpia se'mantendrán en perfecto aseo i tendrán sus jardines regados con agua pura, la cual arrastrará léjos, por las alcantari- llas las deyecciones humanas, evitando los jérmenes de las enfer- medades infecciosas; i hasta sus barrios pobres i apartados gozarán de las inapreciables ventajas que las medidas de salubridad, com- binadas según los progresos de la ciencia moderna, dan al bienes- tar i a la vida. Bibliografía del saneamiento de Santiago Recopilación de las Leyes, Ordenanzas, Reglamentos i demas disposiciones de policía vijentes en el Departamento de Santiago, formado por el señor Intendente, don Manuel Valdes Vijil.-San- tiago 1870.-Páj 104, art. 33 de la Lei de Caminos de 17 de di- ciembre de 1842.-Ordenanza o decreto supremo de 4 de enero de 1844 sobre calles, poblaciones i barrios nuevos autorizado por la ]ei anterior.-En su art. 4.° establece que las nuevas calles deben tener precisamente veinte varas de claro. Recopilación de las Leyes, Ordenanzas, Reglamentos i demas disposiciones administrativas en el Departamento de Santiago, formada por los secretarios, etc.-Santiago, 1881.-Páj. 84, Lei de transformación de Santiago, de 25 de junio de 1874: declara de uti- lidad pública los terrenos necesarios para el Camino de Cintura, Canalización del Mapocho, calle de Negrete i otras, i manda dar a las nuevas calles una anchura de veinte metros, i un ochavo de cuatro metros en las esquinas.-Páj. 87, ordenanza de 18 de mayo de 1874, aprobada por decreto supremo de 3 agosto del mismo año, que establece la pavimentación de las calles de Santiago.-Páj. 91, Ordenanza de 8 de junio de 1861, prohibiendo la construcción de ranchos entre el Mapocho i el canal de San Miguel, i entre las Ca- jitas de Agua i la Alameda de Matucana.-Páj. 93, Lei de 17 de setiembre de 1847, autorizando al Ejecutivo para una nueva ni- 100 velación del piso de las calles i de las acequias que riegan las casas de las ciudades en que a su juicio sea conveniente empren- der estas obras.-Páj. 95, Decreto supremo del 13 de mayo de 1853, comisionando a los injenieros don Augusto Charmes i Perez Morales para practicar la nivelación do las calles i acequias de Santiago, comprendidas entre la Alameda i el Mapocho; para ha- cer desagües subterráneos por las calles de norte a sur, i para proponer la forma de empedrados, variaciones de las acequias i formar los presupuestos de los terraplenes i empedrados de las calles.-Páj. 96, Decreto supremo de 12 de setiembre de 1853, encargando a la Municipalidad de Santiago la ejecución de la lei de 17 de setiembre de 1847, sobre nivelación del piso de las calles i de las acequias de la ciudad.-Páj. 105, decreto de 28 de enero de 1876, del señor Intendente Freire, reglamentando el adoqui- nado forma i calidad del adoquín, introducido tres años ántes en la pavimentación de Santiago por Vicuña Mackenna.-Páj. 107. Decreto de 14 de enero de 1874, reglamentando la construc- ción de las veredas.-Páj. 395. Agua potable. Reglamento apro- bado el 25 de mayo de 1865.-Páj. 396. Reglamento de 26 de setiembre de 1879.-Páj. 403. Agua potable para los baños públi- cos i establecimientos de educación.-Páj. 405. Reglamento dic- tado por la comisión de agua potable en diciembre de 1879.- Páj. 409. Acuerdo de la Municipalidad i decretos supremos i loca- les que reglamentan ]a Dirección de Obras Municipales.-Páj. 415 Acuerdos dé la Municipalidad i decretos supremos i locales que reglamentan la Inspección de Policía. Para el servicio de aseo, comodidad, etc.; la ciudad de Santiago está dividida en seis cuar- teles, servidos por un comisario i ayudante de la Inspección, i con los ,carretones, peones i trabajadores necesarios para ello.-Páj. 425. Acuerdo de la Municipalidad i decretos supremos i locales que reglamentan la Organización de ]a Intendencia de Santiago. -Páj. 520. Atribuciones de las Municipalidades. Art. 27, «Como cuerpos administrativos encargados de la policía municipal, les corresponde proveer por medio de ordenanzas i reglamentos, i 3.° a la salubridad de las ciudades i poblaciones, protejiéndolas con- tra las causas ordinarias i comunes de infección, i prescribiendo reglas de policía sanitaria, cuando circunstancias i acontecimien- tos estraordinarios lo exijieren».-Páj. 747. Leyes i decretos sobre el alumbrado público de Santiago.-756. Contratos i decretos so- bre los ferrocarriles urbanos, en los cuales la Municipalidad se olvidó de hacer adoptar el riel plano o acanalado que lo tienen 101 todas las ciudades bien pavimentadas para no dificultar el tráfico ni estropear los carruajes, i de obligar el lavado i desinfección de los paraderos de los carros. Benjamín Vicuña Mackenna.-La Transformación de San- tiago.-Notas e indicaciones respetuosamente sometidas a la Ilus- tre Municipalidad, al Supremo Gobierno i al Congreso Nacional por el Intendente de Santiago.-Santiago, 1872.-Contiene las indicaciones principales para la canalización del Mapocho, Camino de Cintura, transformación de los barrios del sur; cloaca de Negre- te, transformación del empedrado de las calles, introducción del adoquinado i otras muchas ideas que se han realizado después i otras que están por realizarse. Benjamín Vicuña Mackenna.- Un año en la Intendencia de Santiago.-Lo que es la capital i lo que debería ser.-Santiago, 1873.-Dos partes.-Es la memoria anual que Vicuña Mackenna pasó, no al Ministro del Interior, sino a la Municipalidad, i en la cual trata los asuntos anteriores i sobre todo lo relativo al servi- cio de la ciudad de Santiago, sin olvidar su plano definitivo. Dr. J. Juan Bruner.-Fragmentos de una higiene pública de Santiago. Anales de la Universidad.-Santiago, 1857.-Tomo XIV, páj. 291. Documentos sobre la Empresa de agua potable.-Santiago 1870.-.Contiene el primer contrato celebrado por la Municipali- dad i don Manuel Valdes Vijil, para proveer de agua potable a la población i todas las modificaciones de este contrato hasta el acuerdo municipal de 15 de setiembre de 1868. Don Ignacio Domeyko.-Memoria sobre las aguas de Santia- go i de sus inmediaciones.-Santiago, 1847, i en El Araucano del mismo año. Don Ignacio Domeyko. -Sobre las aguas puras de las inme- diaciones de Santiago.-Anales de la Universidad, 1857, t. XIV. páj. 357. DoN Ignacio Domeyko.-Temperamento de Santiago.-Anales de la Universidadd, 1881, t. VIII, páj. 198. Don Eduardo Lira Errázuriz.-Apuntes sobre hijiéne chile- 102 na.-Santiago, 1884.-Esta obra contiene las indicaciones mas jenerales sobre la hijiene pública i privada de Chile i sobre su bi- bliografía. Provisión de agua potable para San Bernardo.-Estudio i cál- eulos'practicados por el injeniero civil don Ricardo Fernandez Frías, en conformidad a las bases propuestas por el señor Gobernador de San Bernardo don Belisario Villagran.-Santiago, 1887.. Este estudio propone para agua potable de San Bernardo la del Maipo que, después de filtrada, tiene 0'37 de sulfato de cal en di- solución por litro. Después se ha pensado en utilizar el agua del Principal i de la quebrada de El Canelo, que es mejor i mui abundante i con las mismas cualidades que la de Ramón. VIH Saneamiento de Valparaíso § I Población de Valparaíso Introducción.-Por qué el saneamiento de los puertos se jeneraliza.-Ñá- peles, Tolon, Marsella, Buenos Aires.-Población, calles i plazas de Valparaíso.-Su densidad i mortalidad.-Parte plana o baja de la po- blación.-Parte alto de los cerros; sus condiciones hijiénicas.-Modifica- ciones (pie convendría hacer. Si las ciudades necesitan de la acción previsora de la hijiene pública, necesítanla también, i con mayor razón, los puertos que son las aberturas por donde salen o penetran las enfermedades en los paises, por donde se efectúa la propagación de las epide- mias i por donde están mas espuestas las naciones a dañar a otras o a ser dañados. Por esto la Hijiene Internacional, que ha llegado hoi en dia a tomar un puesto importante entre las ramas de la hijiene pública, hace de los puertos el objeto primordial de su atención i de sus estudios, i también la base de la profilaxia de las afecciones epi- démicas i de las convenciones sanitarias internacionales. Así lo han comprendido en el dia todas las naciones cultas, principal- mente la Inglaterra que en la última epidemia no ha opuesto al cólera otro antemural que la pureza del suelo, del agua i del aire de sus puertos, i así lo han entendido los paises sud-americanos 103 que lian celebrado para tal fin convenciones sanitarias, entre los cuales Chile ha tomado no pequeña parte. (1) Los que recuerden las dificultades del comercio de Valparaíso i las zozobras i trabajos de sus autoridades durante la epidemia del cólera para mantener la facilidad de las comunicaciones i la liber- tad del tráfico con el estranjero, comprenderán la importancia del saneamiento de los puertos i el papel que en ellos hacen las epi- demias. Después de la epidemia de cólera de 1884, que es la que ha llega- do hasta nosotros, Nápoles, Tolon i Marsella han sentido la necesi- dad i la conveniencia de acometer resueltamente su saneamiento, i a pesar de la imposibilidad que parecían oponerles las viejas construcciones, las calles tortuosas i disparejas, la existencia de terrenos húmedos i bajos, el saneamiento se ha emprendido, ven- ciendo todos los obstáculos i subsanando con una constancia digna de imitarse todos los inconvenientes i dificultades de todo jénero que pudieran presentarse. Nápoles, ha gastado millones de liras i ha conseguido hacer desaparecer las calles angostas i tortuosas i, lo que es todavía peor, pavimentadas por las inmundicias de las ri- beras, i borrar de un modo completo los lodazales de sus playas. La Municipalidad de Tolon, por su parte, hizo formar un pro- yecto de alcantarillas de desagüe para el saneamiento de aquella ciudad. Su autor M. Diryon, injeniero de puentes i calzadas, lo espuso a una comisión compuesta de las autoridades locales i de los señores Brouardel, Durand-Claye, Brouniquel, hijienistas e in- jenieros de París. Esta comisión adoptó el plan de saneamiento propuesto, que es semejante al de Berlín, que está basado en los principios estable- cidos en las obras de Freycinet Baldwin-Latham, Julius Adams, Hobrecht i Durand-Claye. Según este proyecto, que se encuentra actualmente en ejecución, solo las aguas sucias entran a las alcantarillas, i las aguas de lluvia son derivadas por canales especiales, para que las arenas i el cas- cajo no obstruyan las primeras: toda la obra cuesta 3.200,000 fran- cos, importando su esplotacion anual i su mantenimiento 70,000 francos; el agua debe ser elevada a 30 metros de altura, con un (1) Convención Sanitaria entre la República Oriental del Uruguai, el Imperio del Brasil i la República Arjentina i Reglamento respectivo.- Santiago de Chile.-Imprenta Nacional, 1888. Conclusiones aprobadas por el Congreso Sanitario de Lima, 1888.- Santiago de Chile.-Imprenta Nacional, 1888. 104 costo medio de 3 céntimos por metro cúbico, para ser conducida fuera de la ciudad. Según los cálculos mas aproximados i después de los estudios mas completos, se ha llegado a sentar el principio de que en las condiciones normales, el saneamiento de una ciudad en Francia, parece que no debe exceder de 30 francos por habitante, i los gas- tos de esplotacion, de 75 céntimos anuales. Conviene tener pre- sente esto para el saneamiento de nuestras ciudades. (1) M. Gérard, injeniero en jefe del servicio marítimo de Marsella, en el informe que pasó al Gobierno sobre la epidemia de cólera que reinó en aquella ciudad, desde el 27 de junio al 31 de octubre de 1884, i en la cual hubo para una población de 360,000 almas, 1,781 defunciones, lo que corresponde a 4.94 por mil, Mr. Gérard, decimos, observa que el cólera atacó ménos a ambos lados del ca- nal de las aduanas i del puerto viejo, a pesar de sus olores pesti- lenciales producidos por las materias fecales acumuladas allí, que en las calles que no tienen alcantarillas, aunque son muchas i aereadas, porque se arrojaba a ellas las basuras i deyecciones hu- manas. Observa también que el subsuelo de una gran parte de esta ciudad se encuentra impregnado de materias escrementicias, que la hijiene de las personas i de las localidades que habitan ejerce la mayor influencia en los efectos de las epidemias coléricas i que el cólera es una enfermedad exótica, que a pesar de sus frecuentes escursiones no logra aclimatarse en Francia, donde es necesario remover las causas locales que predisponen la formación de focos epidémicos. (2) Buenos Aires, después de las epidemias de cólera de 1867 i la de fiebre amarilla de 1871, ha emprendido las grandes obras de su saneamiento por medio del drenaje i alcantarillado ingles, que se hallaban en comienzo en 1873, i que según Coni, se encuentran en el dia en gran desarrollo, produciendo magníficos resultados en aquella gran ciudad i capital sud americana. Los trabajos del sa- neamiento empezados en 1873, se interrumpieron en 1877 para ser continuados en 1883; recibieron grande impulso el año siguiente i han sido continuados después hasta su conclusión. Las aguas plu- viales, domésticas i los residuos de las casas forman una red de alcantarillas dividida en 29 distritos que desaguan en los colecto- res secundarios o cloacas interceptor as, las cuales se vierten en el (1) (Oppermann. Nouvelles anuales déla Construcción), tomo II, 1885, pag 117. (2) (Oppermann, obra citada, tome II, 1885, pag 79). 105 colector principal o cloaca interceptara máxima que termina en el colector jeneral. Este tiene 25,449 metros de largo i cerca del Puente Chico, máquinas a vapor de 500 caballos que elevan el agua a 12 metros 50 centímetros i la arrojan en el rio de la Plata a 512 metros de la costa. Todo el sistema marcha por la fuerza de la gravitación o del declive del terreno, menos en los distritos 23 i 29 i en el Puente Chico. (1) En vista de los esfuerzos i de las dificultades allanadas por aque- llos viejos puertos del Mediterráneo i del Atlántico, ¿se dejará que cresca la nueva ciudad de Valparaíso con todos sus defectos, que ahora son fáciles de remediar i que mas tarde irán siendo cada vez mas difíciles, hasta parecer imposibles? Creemos que nó, i que es necesario, tomar desde luego medidas de hijiene pública que pre- vean el ensanchamiento fácil, saludable i hasta hermoso de la se- gunda ciudad i del primer puerto de la Repiíblica. Aprovechando las lecciones del cólera i las indagaciones que nos ha obligado a practicar, espondreinos brevemente las ideas jenerales que nos hemos formado sobre su saneamiento i desarro- llo futuro, sin pretender haber dicho la última palabra sobre ello i solo para abrir discusión sobre un asunto de tanta importancia i trascendencia. . La población de Valparaíso es una de las mas densas que se co- noce, pues cada habitante solo tiene una área de 20 metros 57 centímetros: a esta gran densidad urbana, a la mala calidad del agua i a la impregnación por materias pútridas del suelo sobre que está edificada, se atribuye su gran mortalidad de 1 por cada 20 habitantes o sea el 5 por ciento. Considerando en jeneral la parto llana en que está edificada la ciudad de Valparaíso, se ve que es una planicie baja i estrecha que tiene la configuración de la bahíai El área de esta planicie comprendida entre la estación del Barón i los Almacenes fiscales fué medida en 1873 por el injeniero en jefe de la Dirección de Obras Municipales don Gabriel Izquierdo, i distribuida de la ma- nera siguiente: En calles, plazas i paseos públicos 241,102 mets cuadrados Terrenos ocupados por las casas... 1.343,492 n „ 1.584,652 mets. cuadrados Calculada esta estension para la población de aquel año, que (1) E. Coni. Progres deTHygiene dansla Republique Argcntine, pág. 1104 14-15 106 era de 77,113 habitantes, daba una densidad de 20.57 metros para cada habitante, o lo que es lo mismo de 510 habitantes por hec- tárea; es decir que la parte llana de Valparaíso tenia aquel año una densidad mayor que la de París, que tiene 290 i que Lón- dres, que tiene 103 habitantes por hectárea. Tomando ahora en consideración toda la parte habitada de Valparaíso desde el mar hasta el Camino de Cintura, con excep- ción de la superficie de los nuevos terrenos fiscales del malecón, tenemos que su área, calculada aproximativamente por el ayu- dante de dicha Dirección, don Anatolio Desmadryl, es de 5.510,000 metros cuadrados, lo que da para la población de 104,952, según el censo de 1885, para cada habitante 52 metros cuadrados i 192 habitantes por hectárea, es decir una densidad de 2 i medio mayor que la de Santiago; casi el doble que la de Lóndres i mas de la mitad de la de París. Creemos que los cálculos del señor Izquierdo para la parte plana no son mui exactos, pero siempre la densidad de Valparaíso de 192 por hectárea es mui grande para una población nueva, pues los hijienistas dan como míni- mum para la mayor densidad de las viejas poblaciones de Euro- pa, 40 metros cuadrados para cada habitante o 248 por hectárea. Para subsanar los inconvenientes de la densidad urbana de Valparaíso, emprendió el intendente don Francisco Echáurren, de distinguida memoria en ]a edilidad de aquel puerto, desde 1872 una serie de trabajos que dieron por resultado el ensancha- miento de las calles i la Leí de Transformación de la ciudad de Valparaíso de 6 de diciembre dé 1876. Asigna esta lei 14 metros a las nuevas calles i 10 a las anti- guas, con lo cual tiende a ensanchar los callejones o calles tras- versales que son mui estrechas i estorban la aeración de la ciudad, sobre todo si se considera que por aquellos callejones corren los cauces que tapados unos, otros no, exijen una ventilación estensa i cuidadosa. Establece ademas el ochavo de las esquinas, la osten- sión de las avenidas i plazas, la carretera, hoi Camino de Cintura; pero no tomó medidas previsoras sobre el incremento de las habi- taciones de los cerros ni modificó en nada su población, escepto en lo de asignar un ancho de 7 metros para sus calles. Con la densidad indicada i las otras malas condiciones hijié- nicas que vamos a enumerar, tuvo Valparaíso en el quinquenio de 1869 a 1873 una mortalidad media de uno porcada 18.25, aunque en el año 71 hubiera sido de uno por 20. Después, según el censo de 1874 la mortalidad fue de uno por 18 i según los números que 107 de jamos apuntados en la pajina 64 para los años 1886 a 88, cal- culado sobre el movimiento de la población por el Rejistro Civil, esta proporción ha descendido a uno por 15.36. Tomando un promedio de las mortalidades De 1869 a 1873 18.25 n 1884 18.00 >> 1886 a 1888 15.36 51.61 tenemos que en Valparaíso hai una defunción por cada 17.20 ha- bitantes, mortalidad enorme, la mayor de todas las mortalidades de las ciudades del pais, ]a cual está revelando las malísimas con- diciones hijiénicas del primer puerto i de la segunda ciudad de la República i pidiendo a gritos el remedio que es su saneamiento j eneral. La densidad urbana es desigual, pues una parte de la ciudad está situada en la planicie baja i la otra en los cerros i quebradas. La primera está edificada en un subsuelo avenoso impregnado to- talmente por las materias pútridas que bajan de los cerros escu- rriéndose por entre las primeras capas del terreno, i las que existen en los cauces, lo que es oríjen de emanaciones mefíticas constantes que solo se atenúan por las grandes lluvias que las lavan i llevan al subsuelo agua oxijenada, que efectúa una desinfección natural Estas condiciones unidas a la falta de desagües sistemados hacen esta parte de la ciudad insalubre, a pesar de que la,población que vive en ella tiene buenas habitaciones, calles anchas, ventiladas, relativamente limpias i con todos los medios i comodidades que suministra el progreso moderno al bienestar i a la vida en las ciudades populosas. La parte alta de la ciudad está construida sobre el terreno gra- nítico de que están formados los cerros, i su población, con es- cepcion de los cerros Alegre i de la Concepción, vive en casas comunmente mal construidas, hacinadas en ellos i en las que- bradas, sin calles, sin agua potable, sin facilidades para la re- moción de las basuras, ni desagües para las materias fecales; casi sin aire por la densidad de la acumulación i respirando las ema- naciones que se desprenden de tanta aglomeración i de las aguas inmundas que corren por los barrancos i cauces, a donde se arrojan no solo las materias escrementicias, sino todo lo (pie puede podrir- se i llenar el aire de miasmas, a pesar de las diferentes disposicio- 108 nes adoptadas por las autoridades i que se encuentran consignadas en la Ordenanza de 11 de octubre de 1852 i decreto de l.° de julio de 1858, las cuales prohíben arrojar inmundicias en ellos i fijan las reglas a que deben sujetarse los vecinos para efectuar el barrido i practicar la estraccion de las basuras i determina la época en que deban asearse. En la parte baja de la ciudad, la impregnación del subsuelo puede decirse que es la causa principal de su insalubridad, mien- tras cpie en la parte alta las causas son múltiples, por lo cual las epidemias de Valparaíso siempre han estado en los cerros. Las malas condiciones hijiénicas de la primera pueden ser subsanadas en parte por las cañerías de desagüe que vienen colocándose i por el ensanche dado al ámbito de la población con las calzadas de la ribera, por la apertura de calles trasversales i ensanche de las angostas, por el arreglo de los cauces i el drenaje del suelo; pero los cerros necesitan cambios radicales, sobre todo, como ya liemos tenido ocasión de decirlo, por la constitución especial de sus capas superficiales que dejan escurrir las aguas cargadas con toda clase de emanaciones i descomposiciones, que necesariamente van a apa- recer en la parte baja, compuesta, casi en su totalidad, de terrenos que podríamos llamar artificiales; pues de otro modo quedarán siempre amenazando desde lo alto a la población de la planicie, con sus derrumbes, con sus aludes de lodo i de arena, con sus cauces pestíferos, con sus aguas corrompidas, con los miasmas que exala una población sucia e indijente, en la cual todas las afecciones epidémicas, infecciosas i contajiosas encuentran un terreno preparado para prender, desarrollarse i estenderse al resto de ]a población, hoi es el cólera, ayer era el tifus, mañana aparecerá la escarlatina o la fiebre tifoidea. Es necesario, pues, emprender el saneamiento de Valparaíso desde luego, porque cada año que trascurra añadirá nuevas difi- cultades a su realización hasta presentarlas como imposibles. Es necesario descuajar las aglomeraciones de los cerros i estender en ellos la población para disminuir su condensación, no olvidando, por cierto, el gran precepto de salubridad, de colocar las habita- ciones de una manera que permitan la libre circulación de las aguas i del aire, a fin de que se mantenga en buen estado de lim- pieza, quitando todas las causales que contribuyen a la producción de miasmas o que facilitan la fermentación de las sustancias orgá- nicas; pues, ya que se ha ganado suelo hacia el mar, es preciso también ganarlo hacia los cerros, destruyendo los focos de infec- 109 cion que en ellos se asientan e implantando un saneamiento esta- ble i verdadero. Puede conseguirse esto, trazando sobre los cerros superiores i sobre sus lomas, después de haberlas aplanado convenientemente, calles horizontales, según las curvas de nivel, paralelas entre sí i paralelas al Camino de Cintura que en ellas se ha abierto i con- cluir con las calles a lo largo de las lomas; dejar las quebradas mas rellenas i parejas con los desmontes, únicamente para los caminos plantados de árboles i para las grandes vías de aeración, elemento de salubridad tan reconocido i que ha sido puesto en práctica con tanta enerjía en la mayor parte de las poblaciones europeas. Estos caminos, verdaderas avenidas darían acceso a las calles, por cuyas partes declives correrían los cauces destinados única- mente a las aguas pluviales i a las cañerías de desagüe por alguno de los sistemas indicados. Ademas poner agua potable en todas par- tes i reservar el agua de sus quebradas i de sus pozos para el servicio de las cañerías de desagüe; cambiar con la dirección de las calles el sistema de las actuales habitaciones, haciendo desaparecer los ran- chos, los conventillos i habitaciones comunes i estableciendo las condiciones que deben tener las habitaciones para trabajadores; en una palabra, hacer sobre los cerros la conquista que se ha hecho sobre el mar. §n Agua potable Mala calidad del agua potable de Valparaíso hasta 1880.-Agua del Salto.-Historia de la provisión de agua potable.-Su estado actual i análisis.-Cantidad de agua potable que necesita Valparaíso.-Proyec- tos para su provisión definitiva. El agua potable ha sido desde hace muchos años i es aun la ne- cesidad mas vital de Valparaíso i la que ha preocupado mas al municipio de esa ciudad, a fin de arbitrar los medios mas condu- centes i de mayores resultados para obtener una provisión abun- dante i de la mejor calidad. Todos recuerdan las fiebres tifoideas, la disenteria, las diarreas i enfermedades del hígado endémicas allí, principalmente en los años secos en que el promedio de la mortalidad ha llegado a la enorme cifra de 5 por ciento, las cuales hacían mas estragos en 110 la jente que iba a pasar ahí los meses de verano: podríamos seña- lar, como una prueba evidente de lo que dejamos apuntado los años 1864 a 1866. Todas estas enfermedades eran ocasionadas sin duda alguna por las aguas de los manantiales i pozos de los cerros, principal- mente do la quebrada de San Agustín i de los pozos del plan, repartidas por los aguadores. Después que se cuidó de un modo conveniente el agua de las quebradas de Jaime i Verde i se distri- buyó por cañerías, i sobre todo, después que el agua del Salto cuyos trabajos preliminares se comenzaron en los primeros meses del año 1880, se ha distribuido con abundancia, aquellas enferme- dades han disminuido considerablemente, i aunque en el año 1884 se iniciaron los trabajos de un nuevo pozo en el Salto, a fin de aumentar la cantidad de agua, ésta es verdaderamente deficiente lo que hace que esa cuestión quede todavía en pié, como lo ha pro- bado hasta la evidencia la última epidemia de cólera. En efecto, el agua de los pozos, que existen en número mas o me- nos de 6,000, es completamente inadmisible no solo para la bebida sino también para cualquier otro uso doméstico, porque son pú- tridas e infectas. La de las quebradas Verde i Jaime, aunque no tienen estos inconvenientes, no están por eso exentas de contami- nación i de consiguiente son sospechosas para poderlas emplear como aguas potables. El agua del Salto, que es una agua de mui buena calidad, proviene del subsuelo de un valle habitado que es fácil que se contamine a la larga por las heces humanas. Cita- remos en prueba de ello, lo que el señor intendente de Valparaí- so, don Domingo Toro Herrera, dice en su memoria de 1887. «A fin de asegurar que las aguas del Salto, que surten a esta población quedasen en todo caso libres de infección, se tomaron diversas medidas, que se juzgaron indispensables, encaminadas a este fin. Se ordenó cegar los sumideros de aquel valle, después do desin- fectarlos convenientemente, estableciéndose una guardia especial para vijilar todo el lecho del estero, bajo la inmediata inspección del jerente de la empresa. Considerándose como infectadas la mayor parte de las aguas del rio Aconcagua, se practicaron estudios prolijos en el mismo terreno de la quebrada del Salto, hasta llegar a Quilpué, para ave- riguar si había posibilidad de que llegaran a este punto filtracio- nes de aquel rio. El resultado de esos estudios fue' satisfactorio para las aguas que surten hoi a Valparaíso. 111 Esta vijilancia se hizo estensiva hasta el nacimiento de la que- brada de Quilpué, de manera que toda la estension del valle, de donde traen su oríjen las aguas de mi referencia, quedó completa- mente libre del peligro de ser infectada por esta causa» (1). Como se vé, el agua del Salto no está absolutamente exenta de peligros, que con seguridad irán aumentando con la población del valle que la suministra, i con los peligros que pueden ocasionar algunas poblaciones vecinas, en las que como Quilpué, por ejem- plo, se continúa haciendo uso de letrinas sin revestimiento alguno, escavadas en el suelo, cuyas aguas subterráneas deben tener co- municación con las que corren al través de la arena que llena el fondo del estero. Lo dicho anteriormente nos prueba, pues, que el problema del agua potable para Valparaíso no está resuelto sino de una manera transitoria, por demas imperfecta i no del todo exenta de peligros. Es una cuestión de vital importancia que tendrá que surjir forzo- samente con el curso de los años i con el incremento de aquella población, cuyo municipio tendrá que afrontarla directamente para no dejar la provisión de agua en manos de empresas particulares que tienen siempre los inconvenientes del interes i de la especula- ción individual sobre las conveniencias de la comunidad. Para comprender la actual necesidad de la provisión de agua potable para Valparaíso i todas las cuestiones que suscita, con- viene estudiar la marcha que ha seguido dicha provisión desde antiguo hasta el presente; pues es una cuestión compleja que viene debatiéndose desde hace cuarenta años entre el pueblo i la Municipalidad de Valparaíso i los especuladores que siempre han procurado inclinarla hácia las conveniencias de sus negocios. La primera provisión de agua que tuvo Valparaíso la encontró en los pozos i quebradas de los cerros circunvecinos i de aquí las represas que después han hecho tanto papel. La Municipalidad tenia represas i pozos para surtir las fuentes públicas i a los po- bres. Hasta el período del señor intendente Echáurren se ve a esta corporación escavando pozos (los de Buenos Aires, Rodríguez i San Ignacio) i colocándoles bombas para tal objeto. El agua, como en Santiago, la pregonaban los aguadores por las calles i la repartían a domicilio. El norteamericano don Guillermo Wheelwright, que ha dejado su nombre unido a la historia de los ferrocarriles i vapores de la (1) Memoria citada, páj 56. 112 costa del Pacífico, fué el primero que cuidó aquella agua, sistemó su acopio en un establecimiento de la quebrada de San Agustín, la distribuyó en la población por cañerías de fierro que llegaron hasta el muelle i proveyó de ella a los buques, lo que fué un gran beneficio para las necesidades de la bahía. En vista de esto el Cabildo de Valparaíso secundó la progresista iniciativa de Wheel- wright i celebró con él un contrato el 29 de abril de 1850 para proveer de agua a la población, haciéndole ventajosas concesiones. Este contrato no pudo dar mas agua que la escasa que el contra- tante tenia en las represas. En 1862, don Josué Waddington formó una compañía en Lóndres para abastecer de agua a Valparaíso, tomándola del rio Aconcagua en la punta de la Calera. El proyecto fué estudiado en 1861 por el injeniero Lloyd; el canal tenia 150 millas de largo i dejaba el agua en Valparaíso a 92 metros sobre el nivel del mar. En 1870 el canal Waddington llegaba a Limache, había recorrido 70 millas, faltaban solo 80, el proyecto iba a ser una realidad i Valparaíso iba a tener agua. La compañía tenia capitales propios para concluir la obra; mas circunstancias políticas que afectaron a los dueños del canal hicieron fracasar la empresa. Esta catás- trofe llevó a la Municipalidad un sinnúmero de solicitudes parti- culares en demanda de privilejios i concesiones; pero ésta no adoptó ninguna resolución. En 1872 don Francisco Echáurren se hizo cargo de la Inten- dencia de Valparaíso i uno de sus primeros cuidados fué el de ajitar la cuestión de agua potable en la Municipalidad. En las se- siones de 15, 27 i 31 de mayo de aquel año fijó las bases a que debían sujetarse los proponentes de la provisión de agua; pidió a ]a Municipalidad de Melipilla una merced de cien regadores do agua del Mapocho, dió al injeniero don Alandro González la co- misión de estudiar un proyecto para llevar el agua de aquel rio i solicitó del Congreso la aprobación de una lei, la lei del 3 de enero de 1873, para declarar de utilidad pública los terrenos ne- cesarios para la ejecución de las obras de la empresa proveedora del agua potable de Valparaíso. Hé aquí aquellas bases: I. « Volumen de agua.-La cantidad de agua que suministrará a la ciudad desde luego, será la de 9,500 metros rábicos en cada veinticuatro horas. A medida que aumenta la población, aumentará también la 113 provisión de agua, en la proporción de 100 litros diarios por habitante, que es la base de que se parte para fijar en nueve mi- llones quinientos mil litros (9.500,000 Hts.) e¡ volumen que se pro- porcionará desde luego cada veinticuatro horas. II. Altura.-El agua deberá poder llegar a las casas de la po- blación que se encuentren situadas a una altura de doscientos metros (200 m-) sobre el nivel del mar. III. Calidad.-El agua destinada a la provisión de la ciudad deberá ser agradable al paladar, sin olor ni sabor, i capaz de ser aplicada sin dificultad a los usos domésticos e industriales. Será condición de preferencia la de tener el agua menor canti- dad de sustancias orgánicas e inorgánicas en disolución. IV. Precio.-El precio a que se venda el agua a las personas que la soliciten, no excederá de cuarenta centavos en el primer pe- ríodo de cinco años, treinta i cinco en el secundo, treinta en el tercero, veinticinco en el cuarto i veinte en los diez últimos años de los treinta a que se refiere el privilejio de que trata la VIII de estas bases. V. Distribución.-El agua se distribuirá tanto a las casas si- tuadas en las calles de la parte plana como de los cerros do ]a po- blación, no hallándose las últimas a mayor altura que la fijada en la base II, por medio de cañerías subterráneas que estarán cons- tantemente llenas, i el agua, en las cañerías matrices, bajo una presión no menor de 30 metros. Las cañerías de servicio o sea los ramales para introducir el agua a las casas, se colocarán por cuenta de la empresa hasta lle- gar a la línea esterior del plano vertical de la casa que deba pro- veerse, i de ahí para adentro por cuenta del que pida el agua. La empresa que tome a su cargo ]a provisión no tendrá obliga- ción de establecer los ramales de que habla el inciso anterior, sino cuando se le asegure un consumo de agua que no baje de diez pe- sos en un año. Los medidores que sea necesario colocar, lo serán por cuenta del consumidor i a satisfacción de la empresa proveedora; el consumi- dor podrá, sin embargo, adquirirlos donde i como convenga mas a sus intereses. VI. Obligaciones de la Empresa.-1.® A poner a disposición de la Municipalidad hasta la cantidad de mil quinientos metros cúbi- 114 eos (1,500 ra-c-) en cada veinticuatro horas, que aquella destinará a los establecimientos públicos i de beneficencia, a las fuentes de uso público i a la limpia de cauces. El agua que consuman los establecimientos de beneficencia, las escuelas públicas i la limpia de cauces, la pagará la Municipalidad en la proporción que la use por la cuarta parte del precio de tari- fa. El resto, hasta completar los mil quinientos metros de que puede disponer la Corporación, los pagará, en la misma forma, por la mitad del precio de tarifa. 2? A suministrar gratuitamente el agua que se necesitare para la estincion de incendios, colocando al efecto, de su cuenta, dos- cientas cincuenta válvulas del diámetro i en los puntos que indi- que la Intendencia, de acuerdo con el Directorio del Cuerpo de Bomberos. Si el número de válvulas anteriormente indicado no fuero bastante para el buen servicio en casos de incendio, la em- presa deberá permitir se coloquen las que falten; pero en este caso no serán de su cuenta los gastos de colocación ni el importe de las válvulas. 3.° A establecer en la parte de la población que mas le convi- niere, depósitos subterráneos con sus ventiladores correspondien- tes donde mantener el agua destinada a la provisión, en los cuales no habrá nunca menor cantidad que la necesaria para el consumo de la población en cuarenta i ocho horas; 4.°, etc.» (1) El 26 de mayo de 1873 presentó el injeniero González su pro- yecto a la Municipalidad, el cual consistía en un canal que par- tiendo del rio Mapocho en la puntilla de Santa Cruz i de Pelvin terminaba en el Faro con 50 regadores de 15 litros por segundo, después de haber vendido a los agricultores del trayecto 450; es decir que entregaba 1.080,000 litros diarios (2). El 12 de setiembre de 1873 se abrieron en la Municipalidad las cuatro propuestas siguientes, ajustadas a las bases preindicadas. Era la primera de la Compañía de Comerciantes que proponía llevar e] agua de una represa formada en Peñuelas. La segunda, de la Compañía de Consumidores de Agua, que se decía en pose- sión del contrato celebrado por Wheelwright con la Municipali- (1) Anales de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso.-Valparaíso, 1872, páj. 395. (2) Documentos Municipales i administrativos de Valparaíso, tomo 2.°, páj. 436. 115 dad el 29 de abril de 1850 i que contaba con un servicio completo de cañerías i con los establecimientos hidráulicos de la quebrada de San Agustín i de Cerro Alegre i ademas con las represas que proyectaba hacer en la P1 acilla i Valle del Duque, de todos los cuales formaría un caudal de 17.000,000 de metros cúbicos, de los cuales daría a la población 20,000 diarios; 10,500 mas que los pe- didos en las bases. La tercera, de los señores Droully i Stephan para llevar el agua del Canal de las Mercedes, que sale del Mapocho frente a Espejo, 15 quilómetros al SO de Santiago, a razón de 60 rega- dores de 15 litros por segando, vendiendo en el trayecto 11,000 metros i entregando 14,000 para el consumo de la ciudad; es decir, 150 litros por habitante en vez de los 100 exijidos por la Municipalidad. Esta propuesta no es mas que el proyecto del in- jeniero González. La cuarta, de los señores Santa María, Vergara i otros, que pro- ponían llevar el agua durante el verano de una represa que se proponían formar en Peñuelas i en el invierno i primavera de las represas ya construidas en Quebrada Veide i Viña del Mar (1). La Municipalidad nombró una comisión para que informara sobre las propuestas anteriores, las cuales al fin quedaron reducidas a una, a la presentada por la Compañía'de Consumidores de Agua, pues las otras tres fueron retiradas con anticipación. Esta Comi- sión pidió el ausilio del injeniero de la Dirección de Obras Muni- cipales, don Gabriel Izquierdo, para la verificación de los cálculos i parte técnica de los proyectos; i, uno de sus miembros, el señor don Leonardo A. Dodds se trasladó a Santiago i solicitó la coo- peración del señor don Ignacio Domeyko, quien se declaró incom- petente para muchos de los asuntos que contenían las propuestas, pero practicó el análisis de las aguas del Mapocho tomadas por el señor Dodds en el canal de Espejo, lo que correspondía a la tercera propuesta, pero 25 quilómetros mas arriba del punto señalado por el injeniero González para la boca toma de su canal. El señor Domeyko dice en su informe de 18 de enero de 1874, que el agua es buena en comparación de otras de Europa, pero advierte que su composición debe variar según las estaciones i que no se podría preveer el grado de concentración en que llegaría a Valparaíso después de recorrer un canal de tantas leguas (2). (1) Documentos Municipales citados, t. 2.°, páj. 463. (2) Documentos Municipales citados, t. 2.°, páj. 540. 116 La Comisión emitió su informe el 15 de junio de 1874, desechando la única propuesta que quedó subsistente; porque el agua ofrecida era deficiente i de mala calidad i agregando a la conclusión un sabio i juicioso pensamiento que las Municipalidades futuras han de recojer, como un valioso legado. «Valparaíso, decía, quedará todavía por algún tiempo sin uno de sus servicios mas indis- pensables; pero nunca nos cansaremos de repetirlo: la situación actual es mala, casi insostenible, sin embargo mucho peor seria aquella en que quedaríamos colocados, concediendo un mono- polio de 30 años a una empresa que nos ofrece agua que no conocemos i que no puede asegurarla ni en la cantidad ni en la fijeza que requieren las necesidades de la población» (1). El informe fué aprobado por la Municipalidad después de una discusión que duró cuatro sesiones i de la lectura de los informes de los señores Domeyko e Izquierdo i lo fué mui especialmente por el intendente don Francisco Echáurren, que fundó su voto en un discurso, que tratándose de agua potable de Valparaíso podrá consultarse siempre con provecho (2). Creemos que la Municipali- dad procedió en este asunto con mucha prudencia i cautela al de- sechar las propuestas de agua de represas, sobre todo en su con- clusión de no admitir agua que no conocía i cuya cantidad i fijeza no se podia asegurar por los proponentes en relación a las necesi- dades de la población. Efectivamente, las represas de aguas lluvias dejan todo su caudal sujeto a las eventualidades del tiempo i a la imprevisión de los negocios que tales obras requieren. El agua de las represas proyectadas en el Valle del Duque, en la Placilla i en Peñuelas no puede admitirse ni seria ni hijiónicamente como agua potable. En España, en Inglaterra i en la India se pueden hacer represas para obtener una mediana agua potaWe, porque son paises de inviernos largos i de veranos cortos, durante los cuales el agua no alcanza a corromperse; ademas, porque son comarcas en que llueve todo el año i en que por lo mismo hai manantiales que alimentan cons- tantemente las represas i a veces esperimentan lluvias torrenciales frecuentes, como en la India, capaces de cambiar toda el agua de una represa en pocas horas. Miéntras que en la latitud de Valparaíso, como todos sabemos' llueve de 10 a 15 veces en el invierno, mui rara vez en las otras (1) Documentos citados, t. 2.° páj. 493. (2) Documentes municipales, tomo l.° páj. 641. 117 estaciones i entonces nunca en la abundancia necesaria para ali- mentar las represas; ademas en esta rejion la evaporación es rápida por los vientos i el calor solar, i en la cual aun no se ha determi- nado su coeficiente para poder apreciar en su justo valor el alma- cenamiento del agua. En apoyo de estas razones hai un hecho que se puede observar cualquier dia. Contra los hechos no hai razones. Este hecho es la represa de Viña del Mar, propuesta por los seño- res Santa Maria i Vergara para surtir de agua potable a Valpa- raíso en el invierno i primavera. Ahí está esa represa sirviendo de tipo a la que se proponían hacer en Placilla i Peñuelas; ahí está con su fondo de cieno i sus olores de charco, por lo cual se puede juzgar hoi lo que mas tarde podrian ser las aguas potables de Pe- ñuelas i Placilla, aguas estagnadas, descompuestas i fétidas. Final- mente, las represas en la latitud de Valparaíso no podrán dar nunca agua en cantidad regular i fija; porque cualquiera disminución en las lluvias introducirla una perturbación en la calidad i en la cantidad del agua que surtiera a la ciudad. Por otra parte, el agua de las represas puede servir en Valpa- raíso, i es necesario no olvidarlo, para la agricultura i el regadío de los cerros i de la población i para el lavado de los cauces, pero con tal que no esté descompuesta o que no exhale olor de aguas pantanosas. Después del rechazo de la propuesta de la Compañía de los Con- sumidores de Agua, la Municipalidad i el Intendente procuraron para evitar sus inconvenientes dar a los particulares todas las franquicias posibles para ensanchar el espendio del agua, sobre todo a los que ponían cañerías de fierro, i el último por su parto inició un contrato en Europa que estuvo a punto de convertir en realidad el proyecto del injeniero don Alamiro González. El agua potable quedó en este estado hasta que se concibió la posibilidad de estraerla de pozos escavados en los acarreos del es- tero de Viña del Mar. El 29 de diciembre de 1876 la Municipali- dad, a indicación del intendente don Eulojio Altamirano, acordó que el servicio del agua potable se hiciera por la ciudad, no por los particulares, acuerdo que ha predominado hasta ahora i que se estrajera del Salto; para lo cual, el 5 de febrero de 1877 celebró un contrato con un injeniero para surtir la parte plana de la po- blación con el agua de aquella procedencia, que sin embargo alcan- za a algunos metros sobre el nivel del mar. El agua del Salto ha sido un verdadero beneficio para Valpa- raíso por su pureza i buen gusto, que hace un contraste mui gran- 118 de con las otras aguas de empresas particulares, sobre todo con la de los pozos i represas. Esto ha hecho adormecer ]a necesidad de una provisión de agua abundante; sin embargo se han presentado después dos proyectos: el uno firmado en febrero de 1887 por So- mers i C.a para llevar el agua de la laguna del Inca a 3,000 metros de altitud en el centro «le la cordillera de la provincia de Aconca- gua i el otro suscrito en abril del mismo año por Hazen i Compton para hacer un canal como el de Waddington que, partiendo de la punta de Chagres en el rio Aconcagua, termine en Playa Ancha a 200 metros de altura con 20,000 metros cúbicos diarios. El prime- ro de estos proyectos aventaja con mucho al segundo, que no daria a Valparaíso mas que agua contaminada de difícil purificación, i va tras del ideal hijiénico, como lo pretenden hoi en París, de bus- car en los lagos de las montañas el agua potable, como la mas pura i ménos espuesta a la contaminación por las heces humanas; ideal (pie mas tarde ha de llegar a ser una realidad para las poblaciones de Chile. Tiene ademas esto proyecto la espectativa de proveer de agua potable a San Felipe, a Santa Rosa, Quillota i demas poblaciones del trayecto que no la tienen. El agua que hoi se bebe en Valparaíso tiene mui diversas cua- lidades, desde buenas hasta nocivas, según su orí jen i los cuidados a que ha sido sometida, las cuales conviene conocer para evitar las malas consecuencias. Por esta razón no podemos ménos de citar sobre ella i sus análisis, una parte considerable del exelente tra- bajo de los señores Salazar i Newman, de que hemos hablado en el curso de esta memoria i que hasta hoi es el único i el mejor es- tudio que tenemos sobre la materia. Helo aquí en el cuadro i ob- servaciones siguientes: 119 1-1 O eO CO -7 CS en CO bO >-' 1 AGUAS El Salto Id Quebrada Verde Id. S. Agustín Id. Jaime Id. Polcuro.... Pozo Childs Id. Mackay... Id. Ortiz Id. Colon Id. Blum co m . . . : lo : h-* to i-1 te OS ; ; ; ; QO • O M M O O . . . . o . c m +- H H H. Q y > % 0 GD Z 0 z H H H 0 Residuo fijo > eo en oo ►-1 o c cí 'i o 'j "¿i esenenooooocooeeien En carbonato de calcio En grados liidrotiniéticos (Ingleses) o d ÍS M N > w es ¡-■ en es -7 en en es w eo ooooo°oo 'o "o * o oo ® - i o es en te "-7 t© te h-i i-■ eooocs^ieocst-'ooo 1 1 1 1 1 1 1 1185 Cloruros, en mlgs. de cloro o en . . . . C© t© ; • • • • . to 1 : : ; ; • • i» w • O< I Ü( Q : Nitratos, en mgs. de ácido nítrico u j-5 H ~7I Ol-jí-ll- O'r-JOON OI COMOWMOMbi» O en en en O O en 01 Libre AMONÍACO Le -> i-* i-i >-< _■ o lo >-> i-'o en te o es es en - i en o o ooenooooenooen Albuminoide en es -7 oo po es j-1 co en te oo io oo óo "i en "i en w o o en o o 1 ol o o oo Oxíjeno consumido por la materia orgánica : eo h*. w ec> w : : P 0 - 0 id - H H 0 Oxíjeno GASES DISUEI.TOS 0 • h-j H r-1 ; W 1-4 J • LO . O O H- . O H-4 . . QO Nitrojeno 1 : en en w : en es-: : o Anhídrido carbónico ; te te • rf». te ' • . oo en o • o : : o Total te 4- n cjo i-■ teooesooeoooooo OOOOOGOOOObO oooooooooen - CB -- Colonias, por c. c. de agua, de- sarrolladas en la jelatina nu- tritiva después de dos dias de cultivo de 20° C. K (*) El cultivo en caldo neutralizado, después de tres semanas i a la temperatura de 35°C, dió en números redondos, un total de 700 jérmenes (siembras fraccionadas). Probablemente en igual proporción aumentarían los otros números de la columna 11, si se hiciese la cuenta de los organismos en la forma indicada. Exámen químico bacteriolójico de las aguas de Valparaíso en 1886-87 120 «Observaciones jenerales.-Las discrepancias que se notan en las columnas F i H, con respecto a los otros datos, provienen de que las cifras apuntadas se refieren, a veces, a diferentes mues- tras de una misma agua, recojidas con cierto intervalo de tiempo- En la mayoría de los casos, se trata de pequeños caudales, por esto mismo espuestos a variaciones frecuentes en su calidad- No tienen mas importancia las cifras relativas a las colonias que la de una mera comparación, la cual, en cierto modo, nos permite estimar el grado en que cada agua de las enumeradas es apta para el desarrollo de los micr organismos en jeneral. Nuestras investigaciones en el sentido que llamaríamos cualitativo, no han llegado, a la fecha, sino hasta establecer la identidad de unas cuan- tas especies saprofitas, comunes a la mayoría de las aguas potables. Se concibe fácilmente que una determinación de este linaje, hecha de antemano, tiene su valor indirecto: mediante el conocimiento cabal de las especies vulgares que pululan en el agua, se facilitará el hallazgo de las contadas especies patójenas que eventualmente pueden contaminarla. 1. «Observaciones particulares-El Salto. Noviembre 1886 a marzo 1887.-El triple examen mineral, orgánico i bacteriolójico consignado en el cuadro, nos permite calificar como de irreprocha- ble, en el período aquel, la calidad del agua que forma actualmente la principal fuente de provisión de Valparaíso. 2. <tEl Salto. Junio a diciembre 1887.-La materia orgánica aumentó considerablemente (columnas E i F). Tanto el amoniaco albuminoide como el oxíjeno consumido superan al máximum ad- mitido para las aguas potables por los principales hijienistas. En Inglaterra se rechaza toda agua que consuma mas de un miligra- mo de oxíjeno por litro, i se considera como de calidad inferior la que da arriba de 0.005 miligramos de amoniaco albuminoide. Con- secuencia del aumento en la cantidad de sustancia orgánica es, sin duda, el del número de bacterias. Hé aquí por qué un esceso de esas sustancias hace descender a un grado inferior a ciertas aguas en todo otro concepto de primera calidad. No quiere esto signifi- car que las aguas casi orgánicamente puras estén libres de una contaminación por los jérmenes nocivos; nó, i por este motivo en casos tales, el análisis químico de nada sirve, i solo puede servir una cuidadosa investigación bacteriolójica. «Una muestra de esta agua del Salto, pasada por un filtro de porcelana dió el siguiente resultado: 121 Colonias ninguna. NH4 libre 0.002 mgr. n albuminoide 0.004 n Oxíjeno consumido 1.20 n 3, 4, 5 i 6. «Estas aguas, como la de todas las quebradas de Val- paraíso, son irreprochables en su oríjen. Recojidas, sin embargo, en pequeñas represas al aire Ubre, (pedan sujetas a todas las cau- sas imaginables de contaminación. Esceptúase la Quebrada Verde, tanto por la magnitud de sus depósitos como por lo distante que se encuentran de la ciudad. Los datos concernientes a la de Jaime necesitan la aclaración de que la muestra fue tomada mas arriba del lugar en que el agua se recoje para el espendio. 7, 8 i 9.-En un informe pedido a los que suscriben por la Jun- ta de Sanidad de ]a 3.a Sección, estas aguas de los cerros de Val- paraíso fueron declaradas como inaceptables. 10 i 11. «La primera no se toma en cuenta sino como dato ilus- trativo sobre las aguas del subsuelo de Valparaíso. La segunda, contaminada en mucho menor grado, representa probablemente el tipo de las aguas de pozo de la parte plana de la ciudad; agua que muchos todavía usan para los menesteres domésticos. Inútil es decir que su mala calidad, a los ojos de la hijiene, es de lo mas inaceptable». (1) Hoi el agua de las quebradas se vende a 15 i aun 20 centavos la carga, según la estación, lo que equivale mas o menos a un va- lor de 1.50 a 2 pesos el metro cúbico, siendo así que el agua del Salto se vende solamente a 25 centavos; pero esta agua solo llega a una pequeña altura en los cerros, lo que hace que la de los pozos i quebradas le haga una gran competencia. Es de absoluta necesi- dad, como lo prueba el señor intendente Toro Herrera, estender i elevar las cañerías del agua del Salto, que hoi por hoi es la mas pura que consume Valparaíso, hasta el Camino de Cintura para hacer inaceptable cualquiera de las otras que se espenden actqal- mente como potables, i que tuvieron la parte mas importante en ]a propagación del cólera, aguas que, como indicaremos mas ade- lante, pueden utilizarse en los riegos de las calles i en las cañerías de desagüe. Para surtir de aquel modo la ciudad, es necesario aumentar los aparatos hidráulicos del Salto hasta que lleguen a (1) A. E. Salazar, C. Newman.-Resultado químico i bacteriolójico de algunas aguas de Chile (1886-87). Laboratorio de la Escuela Naval. Val- paraíso, diciembre de 1887, JH7 122 dar lo ménos 10,000 metros cúbicos diarios, lo que corresponde con corta diferencia, a 100 litros diarios por persona, para una po- blación que, según el último censo, es de 109,584 habitantes. La cantidad que dejamos apuntada es la que los hijienistas reputan como un término mínimum mui conveniente, aunque el intenden- te citado, discutiendo esta cuestión en su memoria i recordando a París que tiene 220 litros diarios por habitante, a Nueva York con 454, a Washington con 522 i a Roma con 1,105, se decide para Valparaíso por 75, la dotación de Viena, que está mui léjos de tener a sus inmediaciones el Danubio. Después del desahogo proporcionado por el agua del Salto, la cuestión del agua potable de Valparaíso está en pié, por lo cual creemos que es mui conveniente que el Municipio de aquella ciu- dad empiece a preocuparse desde luego de esta cuestión, volviendo los ojos a los rios de la Cordillera i a las fuentes subterráneas que pueden suministrar, aunque desde larga distancia, abundante pro- visión de agua pura. La ciudad de Valparaíso tiene, según el censo citado 104,952 habitantes, que a razón de 300 litros por dia, necesita una provi- sión de agua potable de 31,485 metros cúbicos diarios. El agua del Salto, se dice que puede dar 10,000 metros cúbicos, si se aumen- tan los aparatos hidráulicos i sobre todo, si se coloca otro mas allá del Salto, en ]a confluencia del estero de Quilpué con otro que vie- ne del oriente. Si se utilizan estos 10,000 metros, mientras el agua no esté contaminada, lo que sucederá en poco tiempo por el au- mento de la población en el valle de Marga-Marga i Quilpué, que- dará por buscar 20,485 metros cúbicos i algo mas en previsión del aumento de la población i de la infección del agua. Será necesario pensar en buscar los 31,000 metros cúbicos. ¿Dónde se encontrará esta agua? En las vertientes o fuentes subterráneas i en los rios i lagunas de la Cordillera. Vamos a exa- minar a la lijera los proyectos que pueden presentarse para la provisión definitiva del agua potable para Valparaíso. Desde luego pensamos en que el agua de lluvia de las represas no podrá suministrar la necesaria en la cantidad, ménos aun en la calidad i en la fi jeza regular que necesita una ciudad; pues, un año seco ocasionaría un trastorno irreparable en el acopio del agua, en la concentración de sus sales, en su pureza, en sus elementos orgánicos i en la provisión de la ciudad. Las aguas de los rios Mapocho i Aconcagua darán abundante provisión, con algunas continjencias las del segundo, pero ambas 123 serian aguas contaminadas por las poblaciones que viven en sus márjenes i que no darían garantía alguna de pureza; en testimo- nio de lo cual vendría la rápida propagación del cólera de San Felipe ala Calera i Quillota, i de Santiago a Talagante, San Fran- cisco del Monte i Melipilla, antes que las corrientes humanas lo llevaran en otras direcciones. Creemos, pues, que el agua de dichos ríos, cargada con las impurezas de San Felipe i Santa Rosa i de Santiago son impropias i peligrosas para el consumo de una población, ya sea que se saque la toma en la Calera o Chagres ya en lo Espejo o Pelvin. Las aguas subterráneas que siempre están libres de microrga- nismos o bacterios, de los cuales las limpia la acción de las capas de la tierra que atraviesan, son buenas o mas bien son las mejores aguas potables sobre todo las de los terrenos graníticos i las de acarreos diluvianos, de arena o de cascajo; pero es necesario que el subsuelo de donde provienen o por donde pasan sea profundo para que no se contaminen ni puedan contaminarse por sustancias infecciosas. En las últimas condiciones están, como lo dejamos dicho, las aguas del Salto, que son las mejores que hoi tiene Valparaíso. Seria, pues, conveniente hacer todos los esfuerzos posibles para encontrar cerca de esta ciudad otras fuentes de aguas subterrá- neas para su provisión en condiciones mas favorables que las del Salto. Desde luego no conocemos otras fuentes o vertientes mas próximas a Valparaíso i mas abundantes que las que existen entre Peñaflor, Lonquen i San Francisco del Monte. Allí sufre el Llano de Maipo una depresión considerable i todas las aguas de sus capas de acarreo, que son profundas en San Bernardo i la Calera, aparecen en gran abundancia claras i limpias. Estas aguas, ya sean, como quieren unos, filtraciones del Maipo en cuya direc- ción están o de los terrenos regados en el Llano de su nombre, o vias de agua, como piensan otros, que han aparecido después de los temblores de 1822 i 1835, ello es que han pasado al llegar a aquel punto por capas mui gruesas de cascajo i arena i sobre todo mui profundas para que pueda considerárselas destituidas de toda contaminación o peligro. Si el análisis probara, como es de esperarlo, su excelencia en su composición química, como la vista demuestra su claridad i transparencia, no habría mas que pensar en estraer el agua del lugar indicado i comprar un terreno de 150 a 200 cuadras en aquel triángulo para cerrarlo completamente i hacer en él las 124 escavaciones o arreglar los pozos ya hechos, construir depósitos para el agua que se llevaría a Valparaíso, según el proyecto del injeniero don Alamiro González u otro mas estudiado. Parece de una importancia mui grande este proyecto por su practicabilidad, por la gran abundancia de la$ fuentes subterrá- neas que allí puede utilizarse i por surtir de agua en el trayecto a Casablanca. Las aguas que surjen en aquella rejion están sufi- cientemente filtradas por poderosas capas de acarreos aluviales i pueden ser fácilmente protejidas de toda contaminación por sus- tancias orgánicas o infecciosas i conducidas por acueductos cerra- dos a Valparaíso. La cuestión no es mas que de capitales i de injenieros esperimentados. El agua de los ríos i de las lagunas de la Cordillera, como la mas pura que se conoce, según lo ha demostrado Tyndall en los lagos de los Alpes, como la mas exenta de contaminación por las heces humanas o sustancias infecciosas i de fácil protección con- tra ellas, es la mas a propósito para proveer a una población de agua potable. El proyecto de llevar el agua de la laguna del Inca no es, pues, quimérico ni disparatado sino positivo i provechoso i solo necesita los fondos, que han de ser algunos, i estudios dete- nidos de injenieros competentes para llevarlo a la realización. Pero al ponerlo en práctica o mejor en estudio ¿no se puede preguntar si no hai en las cordilleras mas cercanas otro punto mas favorable de donde llevar el agua a Valparaíso? Desde luego existen en la cordillera de Aconcagua otras lagunas que pueden dar el agua suficiente para la provisión de Valparaíso i talvez mas inmediatas que de la laguna del Inca. Ademas creemos que esto no seria tan difícil de hallar i por otra parte, que el agua de los rios i torrentes de la Cordillera que es tan pura, como la de las lagu- nas de aquellos parajes, está en las mismas condiciones; de consi- guiente se podría comprar i expropiar una quebrada o cajón que tuviera, como la de Ramón, un abundante caudal para cerrarla en toda su hoya i estraer de ella toda el agua necesaria para llenar los depósitos o almacenes de donde se conduciría el agua por cañerías al Puerto. En resúmen, la provisión de agua potable para Valparaíso debe buscarse: primero, en las fuentes subterráneas que están mas libres de contaminación; segundo, en los rios o lagunas de la Cordillera i jamás en las aguas lluvias de las represas. 125 § III Riego i aseo Agua para el regadío de los huertos, jardines i calles.-El agua de las represas es la conveniente.-Represas municipales para este objeto.- Lavado de las calles i cauces.-Pavimentación i barrido.-Estraccion de las basuras. La dotación de agua para cada habitante, de que acabamos de hablar, en el párrafo anterior, comparándola con la de diferentes ciudades, no es la única que necesita una población para conside- rarse bien servida, i aunque esta dotación es sumamente varia- da, según otras circunstancias, pues Viena, con 75 litros diarios por persona, puede considerarse mejor abastecida que Roma, con 1,105; es de absoluta necesidad, en Valparaíso, la existencia de otra agua limpia que reemplace a aquella en los demas servicios domésticos, principalmente en el riego i en el aseo de las letrinas; de manera que, ademas de los 100 litros diarios de agua potable del Salto i mientras no se tenga de otra los 300 litros de que hemos hablado, es necesario que haya alguna agua, de la cual pueda hacerse uso en abundancia i que, sirviendo a los descansos i demas menesteres domésticos, sirva también para los desagües i para el regadío de los diversos cultivos i jardines de los cerros, i sobre todo, para el riego de las calles i plazas de la ciudad. Aunque los hijienistas se opongan a esto, por el temor de que el pueblo beba agua contaminada, las circunstancias en que se halla Valparaíso hacen indispensable el servicio de oirá agua ménos limpia, pero que no pueda dañar por su composición ni por sus emanaciones; es decir que tenga todas las propiedades que hemos indicado a las aguas de regadío en el saneamiento de Santiago. Podría, pues, con este objeto,'reservarse el agua del Salto, a falta de otra mejor, como agua potable i destinar las que provienen de los manantiales de los cerros i las que se reunen en las diferentes quebradas, que en realidad de verdad, son bastante numerosas, para los demas servicios, incluyendo en ellos el lavado de los cauces. Para realizar de una manera conveniente esta idea i llegar algún día a hacerla práctica, haciendo notar sus benéficos efectos, seria necesario que la ciudad á'e adueñara de estas últimas aguas, i coniQ 126 alvez no son suficientes para el uso que se las destina, en vista del gran incremento que de dia en dia toma la población, seria preciso hacer en los cerros trabajos análogos a los ya practicados en el Salto, o represas bastante seguras que abastecieran las necesidades de aquellos servicios. Las represas proyectadas para abastecer de agua potable a Valparaíso en Peñuelas, Valle del Duque i Placida servirían para este objeto, con tal que sus aguas no tomaran los caracteres de estagnadas; es decir, que no se pudrieran: su mineralizacion, no habría para que tomarla en cuenta. La Municipalidad del puerto de Valparaíso podría acometer una empresa de este jenero, para almacenar una masa considerable de agua en cualquiera de los puntos indicados i lavar con ella los cauces i las calles, regar los parques i jardines públicos i venderla para el riego de los jardines i huertos de los cerros. El riego de las calles de Valparaíso, o mejor el lavado de ellas, es una de las necesidades mas grandes de aquella población, sobre todo en la época de los vientos sures. Estos vientos, designados con mucha propiedad, con el nombre de la policía de Valparaíso i que sin duda alguna ejercen en gran parte tales funciones, producen por otra un mal mui considerable a la población, con el polvo que levantan, el cual no solamente lleva consigo los detritus i pequeños corpúsculos de la costa, que son nocivos a los pulmones de los que los respiran, sino también los jérmenes de muchas enfermedades que son arrastrados i van junto con ellos. Evitar este polvo por medio de un riego sistemado, sobre todo en la parte alta de la población, que es la que se encuentra mas espuesta a la acción constante de las dife- rentes corrientes aéreas, seria una gran ganancia para la policía de salubridad, que evitaría con ello muchas de las enfermedades pulmonares i contajiosas que con tanta frecuencia se notan en aquella localidad. El riego de Valparaíso, para ser arreglado de una manera con- veniente, debe estar íntimamente relacionado con el sistema de empedrado, adoquinado o pavimentación de sus calles, i éste con el barrido de ellas, i aun con él de las casas, no solo de la parte baja sino, sobre todo, con él de las casas de los cerros, que son las que arrojan todos sus desperdicios a los cauces, los cuales conver- tidos en verdaderos muladares, van a atravesar después el resto de la población, infectándola por completo. Sin esta correlación de servicios, perfectamente bien ordenada 127 i distribuida, la planteacion de cualquiera de ellos aisladamente seria de todo punto ineficaz e imperfecta; porque todos ellos, como las reglas jenerales de la verdadera hijiene, so ayudan i comple- mentan i tienden a un mismo fin en el saneamiento de una ciudad i en el mantenimiento de su buen pié hijiénico, cual es el impedir que las materias orgánicas provenientes do las habitaciones colo- cadas a una gran altura, dañen al descender la atmósfera de una población que ocupa un nivel inferior. - Con este objeto, i obedeciendo a los mismos principios, debe to- marse mui en cuenta el evitar la acumulación de basuras, que formando verdaderos muladares i focos de infección, bajen a la parte plana, como parece que sucede actualmente, después de comenzar a sufrir cierto principio de descomposición i aun de putrefacción, esparciéndose e infectando a la población; fenómeno que no podrá ponerse en duda, pues muchas veces, i aun durante muchos dias, se nota en toda la parte baja un olor infecto i carac- terístico, no solo notable para las personas que llegan de afuera sino para los mismos habitantes i para las personas preocupadas en el comercio activo. Seria, pues, de una gran conveniencia, reunir las basuras en un punto dado de la playa, como lo han dispuesto ya desde 1870, para arrojarlas de allí al mar, fuera de la bahía, o lo que seria mejor, por medio de un muelle especial a donde llegarían los wagones cargados de basuras para vaciarse en los vapores que deben hacer la policía del puerto, arrojándolas a una gran distancia. La cremación o incineración de basuras en los cerros, creemos que tendría muchos inconvenientes. § IV Canalización i desagües Infección del subsuelo de Valparaíso i necesidad de drenarlo.-Cauces municipales o de las quebradas.-Parte alta i parte baja de ellos.- Cambio de niveles.-Necesidad de una nueva nivelación de los cauces i de las calles.-Policía de los cauces municipales.-Remoción de los excreta i sistemas empleados.-Desagües de la'Compañía Inglesa.- Modificaciones que conviene introducir.-Necesidad de canalizar a Valparaíso por un sistema misto. El suelo en que se asienta la parte baja o plana de Valparaíso está formado, como liemos dicho, por las arenas del mar i los 128 detritos graníticos arrastrados por el agua de las quebradas de los cerros. Este suelo es mas o ménos profundo, según las hondu- laciones de las rocas de solevantamiento, que es un granito micá- seoo mica-esquita de estructura mui variada, i la mayor o menor distancia del mar. Este suelo arenoso i completamente permeable, está atravesado por los canales de las quebradas en número mas o ménos de 22, que han llevado a él, al principio las aguas limpias de las lluvias i de las vertientes de los cerros i después, con el aumento de la población, las aguas sucias i cloacales de las habitaciones de la parte alta, principalmente de las casas acumuladas en las quebra- das. Estas aguas han ido impregnando poco a poco con sus resi- duos orgánicos, con sus inmundicias las arenas que forman dicho suelo; por otra parte las aguas del mar han sostenido tal impreg- nación, ya con las sustancias en descomposición arrojadas a la playa, ya por la presión que ejercen sobre las corrientes subterrá- neas de la ribera. De este modo, el suelo poroso sobre que está edificado Valparaíso, se encuentra infiltrado por las aguas del mar i la de los cerros en todos los grados posibles, desde la humedad superficial hasta las capas de aguas profundas (pie han alimen- tado desde antiguo los pozos i norias que han servido a la pobla- ción i al Municipio para usos diversos. Después de los pozos, fueron escavados en este mismo terreno i a mui corta distancia, los sumideros i las letrinas que infectaron el agua de los pozos i aumentaron la infección del subsuelo de la ciudad. Esta infección del subsuelo ha tenido, pues, doble orijen: él de las aguas sucias de los cauces, (pie al atravesar las arenas en que están abiertos sus canales las impregnaron con las inmun- dicias que arrastraban consigo i él de las materias escrementicias de las letrinas en fosos i aguas caseras de los sumideros. Esta infección ha ido aumentándose con el tiempo i con el crecimiento de la población que constantemente i por medios varia- dos comunica al suelo o entierra en él los residuos de la vida orgánica. Prueban i demuestran la infección, el estado de las aguas de los fosos i las escavaciones que frecuentemente se hacen para las obras particulares i públicas. Cualquiera puede ver en ellas la arena (pie se estrae convertida en un cieno mefítico c inmundo, i apreciar la cantidad i putridez de las emanaciones que se desprenden. En el estado ordinario de las cosas, estas exhalaciones apénas se notan o no se perciben por el olfato habituado, ni por el mas sen- 129 sible, aunque sean masas enormes desprendidas continuamente pero el organismo humano las nota, se perturba la armonía ínti- ma de sus funciones, la enerjía vital decae, la morbidez i el vale- tudismo sobrevienen precediendo a las enfermedades agudas i constitucionales, que terminan por la destrucción o muerte pre- matura. La humedad e infección del subsuelo de las poblaciones produ- cen la tuberculosis, el tifus i las fiebres tifoideas, la disenteria i las diarreas, el reumatismo i las enfermedades constitucionales como lo dejamos dicho en el capítulo 6.°; pajina 41 i como lo han pro- bado las ciudades inglesas i alemanas que han drenado sus suelos. En Valparaíso se pueden citar epidemias, como la de saram- pión en 1887, producidas por una zanja abierta a lo largo de las calles para la colocación de cañerías. Los niños son los ina sensi- bles, i es natural que lo sean, a las influencias de estas emanacio- nes i a ellas debe atribuirse el gran número de enfermedades que los acomete i la gran mortalidad, de los niños principalmente, que en Valparaíso sobrepasa a todo exceso. La infección del subsuelo de esta ciudad, las enfermedades que allí reinan constantemente i sobre todo su mortalidad de 1 por 18 están pidiendo, como en Concepción, que se encuentra en idénti- cas condiciones, el drenaje o avenamiento de toda la población plana, de una manera independiente de la canalización i del dre- naje doméstico para la evacuación de los escreta, que es su com- plemento i con los cuales es necesario no confundirlo. El drenaje podría ser de tubos de greda, colocados en declive de los cerros al mar para que el agua corriera por gravitación i en una profun- didad que el estudio indicaría; pero que creemos no podría ser menor de dos metros. Dejando éstos reservados solamente a las aguas lluvias, es nece- sario establecer las cañerías de desagües en todos los cerros i quebradas i hacer que todas las casas i habitaciones de ellos admi- tan de una manera obligatoria sus servicios como el único modo de dar principio al saneamiento de los cerros i de las quebradas i de las casas en conjunto. Creemos que sin esta estricta obligación impuesta por una ordenanza municipal o mejor por una lei, será imposible introducir la salubridad en aquellos barrios de la pobla- ción tan enmarañados i tan irregulares. La parte baja de los cauces municipales demanda cuidados espe- ciales, bien que análogos a la parte alta. Los cauces bajos, que no son mas que una derivación i resúmeu 130 de los altos, que son mucho mas numerosos que aquellos, entran al mar en número de 24, contando entre ellos los esteros de Jaime i Delicias, que son los cauces mayores. Hemos dicho ya cómo durante los temporales de invierno las aguas'de las lluvias llevan a la planicie por los cauces las arenas i el cieno de los cerros i de las quebradas i cómo se obstruyen los canales i se rellenan de arena i barro las calles. A veces estas inundaciones han revestido el carácter de un verdadero desastre, llenándose las calles de tanta agua, que se ha podido bogar en ellas, o mejor, ha sido necesario establecer en ellas por algunas horas un servicio de chalupas. Inútil será que agreguemos lo que .pasó en las casas i bodegas vecinas durante tales aniegos. Estos perjuicios de invierno, pasajeros i mas comunes durante los grandes aluviones, son menos perjudiciales a la salud que los de verano, que son siempre constantes i muchísimo mas activos* Consisten ellos en las exhalaciones pestíferas que se desprenden sin cesar de los cauces bajos i se notan con mayor intensidad en los portalones o aberturas para recibir las aguas lluvias i en los puentes. Las emanaciones que salen de los cauces son debidas al barro, al cieno o a las aguas cloacales i a los escrementos de las casas de los cerros, arrastrados todos de arriba a abajo por una agua escasa, que, mas que para trasportar, sirve para corromper las sustancias orgánicas que acarrea. Para evitar o disminuir estas emanaciones, tanto mas peligrosas cuanto ménos huelan, se ideó el cerrar los cauces con maderas o bóvedas a lo largo de las calles o de los callejones angostos por donde corren; pero como el Municipio careciera de todos los fondos necesarios para ello, se solicitó la ayuda de los vecinos, con la con- dición de que echasen a los cauces las aguas sucias i los excreta de sus casas por medio de cañerías de desagües. De aquí, pues, una nueva causa de infección de los cauces. Mas, no paró en ello, sino que se acrecentó con el permiso que concedió la Municipalidad a otros vecinos que no habían contribuido con sus dineros a la clausura de los cauces, o mas bien con el arriendo que ella hizo del servicio de desagües en los cauces a los que lo pedían mediante una contribución. Fácil es de comprender cual sería el mefitismo producido por los cauces de la parte llana después de conocer las tres causas que en ello obran de consuno i sobre todo la falta de agua que lavara i arrastrara al mar las inmundicias; pero lo que no se comprende 131 es cómo el vecindario i las autoridades han soportado por tan largo tiempo una pestilencia que se hacía insoportable, sobre todo para los forasteros. Estas emanaciones pútridas i malsanas, mefíticas i pestilentes, tanto mas dañosa para la salud del pueblo cuanto mas constantes, i tanto mas peligrosas cuantc mas desapercibidas pasan para los sen- tidos, por efecto de la costumbre i de la neglijente indiferencia tan habitual entre nosotros, estas emanaciones, decimos, han con- tinuado en su tarea devastadora, comprobada por las endemias i la excesiva mortalidad como una cosa corriente, insignificante hasta la aparición del cólera. Fué necesario el pánico producido por esta epidemia para que el intendente Toro Herrera procurara disminuir los males de estas emanaciones, haciendo presente a la Municipalidad los peligros para la hijiene pública del servicio de los desagües de las casas en los cauces i para que ella adoptara, no sin pequeñas dificultades, el acuerdo de 22 de marzo de 1886} arbitrando los medios para hacer desaparecer dichos servicios i prohibiendo las futuras solicitudes sobre ellos. Esta ordenanza, que debió de haberse dictado a principios de 1883, cuando la compañía inglesa dió cuenta a la Municipalidad de haber tendido sus cañerías, es necesario que se lleve a efecto en todas sus partes i mantener en todo su vigor para quitar de los cauces de abajo la mayor fuente de la infección i hacer que todos los desagües sin escepcion de los pertenecientes a los contribuyentes de las bóve- das para cerrar los cauces vayan a la cañería de la mencionada Empresa. Hai una causa'de estagnación i de ruptura en los cauces, como de los aniegos, distinta de la que hemos mencionado, es la que consiste en la variación de los niveles de los cauces. Antes de la construc- ción de los malecones, aquellos tenían en el plan un curso corto i entraban al mar con mucho desnivel. Ahora, después de los male- cones, el curso de los cauces en la parte plana se ha prolongado mucho, en algunos casi el doble, i de consiguiente el nivel ha cambiado desde donde empiezan los terraplenes, el declive casi ha desaparecido i en ese punto sobreviene la estagnación de la corriente de los cauces, la ruptura de sus cierros o bóvedas de ladrillo, e] rebalsamiento del agua i la inundación de las calles. Es fácil evitar estos perjuicios, haciendo el gasto de uniformar los niveles de los cauces, dándoles el mayor declive posible desde la falda de los cerros al mar, i no asustarse ni detenerse ante la necesidad de elevar el pavimento de algunas calles que aquellos 132 atraviesan, o recorren, necesidad exijida por la nivelación de los cauces i de las calles a la vez, sobre todo en aquellas que han quedado mas bajas i mas espuestas a los aniegos. Resumiendo lo que hemos dicho sobre los cauces, tenemcs: 1. Que es necesario dar a los cauces municipales o de aguas lluvias, tanto en la parte alta como en la baja, un nivel uniforme i modificando, como un complemento, el nivel de la pavimentación de las calles; 2. Reservarlos únicamente para las aguas lluvias, dándoles las modificaciones necesarias con cañerías i canales de desvíos, para que no arrastren las arenas de los cerros; 3. Cerrarlos en cuanto sea posible; 4. Prohibir que se arrpjen a ellos basuras, aguas sucias, mate- rias fecales o cualesquiera sustancias orgánicas que puedan for- mar obstrucción o descomponerse en ellos; i 5. A pesar de esta prohibición, lavarlos periódicamente por golpes de agua para prevenir las transgresiones furtivas de la ordenanza i evitar de esta manera las emanaciones. Pasamos ahora al tratamiento dado en Valparaíso a las mate- rias fecales i a su remoción, asunto que, como hemos dicho, ocupa el tercer lugar en el saneamiento de un pueblo. Al principio se ha hecho allí lo que en todos los pueblos de Chile, ocultarlas bajo la tierra; cavar letrinas, cegar unas i abrir otras nuevas. Desgraciadamente esto se continúa i se continuará, haciendo, aunque en menor escala, que antes sin que sean eficaces para estorbarlo las ordenanzas municipales, ni los diversos medios de estraccion de las materias fecales. Solo dos cosas pueden impe- dirlo: el conocimiento de la hijiene por el pueblo i buenas leyes de sanidad, vijiladas por un consejo de hijiene rentado i autonó- mico para que sea responsable i con la autoridad i los fondos necesarios para la construcción de las obras de saneamiento que determinare, con la aprobación se entiende del Supremo Gobierno o de la Municipalidad. Las letrinas en fosos continuarán haciéndose principalmente en los cerros, mientras no se dicte una lei que los prohíba absoluta- mente en pueblos como Valparaíso, facilitándose al mismo tiempo la remoción de las materias excrementicias i de las aguas usadas por cañerías de desagües al alcance de todos i baratas. Después de los lugares en hoyos i sumideros, se recurrió a los cauces i canales de las quebradas. Hemos visto la parte que unos i otros han tenido en la infección del subsuelo i de la atmósfera 133 (le Valparaíso i cómo terminó el servicio de los cauces; pero no hemos dicho, ni lo diremos, cómo la Municipalidad de Valparaíso convirtió en un servicio de ciudad la recepción en ellos de los desagües de las casas i llegó a celebrar acuerdos i a hacer orde- nanzas para el empadronamiento i el cobro a los (pie se servían de tales desagües. Solo dejamos constancia de ello para hacer notar cómo se perturba la razón cuando falta el conocimiento fun- damental de las cosas. Cuando las letrinas i los cauces no fueron suficiente, se recurrió a un medio de estraccion, especie del vidange de París, pero mucho menos perfecto i muchísimo mas peligroso i fétido. Se adoptó el sistema de barriles que la Empresa de Aseo ponía vacíos en las casas i los sacaba llenos para reemplazarlos por otros vacíos i llevarlos a vaciar i lavar a la playa durante la noche. Este servicio, que aun se conserva en parte, producía a ciertas horas de la noche, en las casas i en las calles una hediondez espantosa. I ademas fetidez constante en el descanso o pieza de ]a casa destinada a recibir aquel barril. «El que por fortuna no emplea este sistema en su propia casa, tiene, nolens-volens, que apercibirse de él en la casa vecina i es difícil hacer el viaje del Puerto al Almendral sin ser víctima de los miasmas que esparce a su alrededor la presencia de un tigre'», dice el injeniero de obras públicas de Valparaíso, señor Mannheim, en el Estudio citado en la bibliografía de este capítulo. Efectivamente tigres se llamaron i se llaman dichos barriles i en verdad que son tigres (pie han devorado muchas víctimas humanas. De la Empresa de Aseo surjió la Empresa de Desagües. La Municipalidad, cansada de los males producidos por los sistemas de evacuación ensayados, pidió propuestas i discutió i aceptó las de don Juan Crisóstomo Vera en preferencia a otras presentadas. Esta Empresa de Desagües, que después pasó a ser inglesa, ha sido una obra favorable para Valparaíso, i su planteacion, como la de las obras hidráulicas del Salto, un acontecimiento notable en el saneamiento de nuestro primer puerto, para que prescinda- mos de darla a conocer en sus detalles i de señalar sus defectos en deseo de su perfección. El año de 1876 la Municipalidad de Valparaíso, siendo intendente don Eulojio Altamirano, aprobó las bases presentadas por don Juan C. Vera para la fundación de una Empresa para la estraccion de aguas sucias i materias fecales de las casas i establecimientos públicos i particulares; i el 16 de setiembre de 1876 el Gobierno aprobó el contrato celebrado sobre aquellas bases entre la Muni- cipalidad i el señor Vera. Este contrato, que ha sido mui modi- ficado después, contenia, entre otras cláusulas, la concesión de un privilejio de quince años, la ejecución de la obra, según planos aprobados por la Municipalidad i bajo las indicaciones de la Dirección de Obras Públicas. Dos años después, por decreto supremo de 14 de setiembre de 1878, se aprobaron los planos, presupuestos, informes i demas detalles formados por el injeniero don Guillermo Benhcke i pre- sentados por el señor Vera i se cambiaron muchos artículos del contrato anterior, entre otros, las cañerías de loza vidriada se sustituyeron a las de fierro: la Municipalidad garantiza, durante los 15 años de privilejio, el 8 por ciento de 244,480 pesos 85 cen- tavos, valor del presupuesto, i ésta paga anualmente a aquella el 8 por ciento del producto bruto de todo el negocio, aun cuando se prolongen las cañerías a los cerros. Ademas se establecieron multas i se dividió la ciudad en 4 secciones. Después, el señor Vera vendió su privilejio en Inglaterra, donde se formó una sociedad anónima. The Valparaíso Drainage Com- pany Limited, firmada i rejistrada en Londres el .31 de mayo de 1881, la cual se sustituyó a sus derechos i cuyo ájente i manda- tario en Chile, don Arturo F. Guillemard, modificó, de acuerdo con la Municipalidad, los contratos anteriores por los convenios de 14 de mayo de 1881 i de 29 de enero de 1884, que fueron aprobados por el Supremo Gobierno i reducidos a escritura pública. Estos convenios, no del todo favorable a la Municipalidad, contienen, entre otros acuerdos, los siguientes: 1. c El permiso o privilejio de los 15 años i la garantía del 8 por ciento sobre los 244,480 pesos 85 centavos, empiezan a con- tarse desde el l.° de julio de 1883; 2. Que las obras se llevarán a efecto a entera satisfacción de la Municipalidad, introduciendo en ellas las mejoras que creyere necesarias al mejor servicio de las cañerías i a la salubridad pú- blica, siendo ademas ejecutadas conforme a los últimos adelantos hechos en esta clase de trabajos, sin sujeción al presupuesto pre- sentado por el señor Behncke i pudiéndose modificar sus planos con acuerdo (¿por qué no bajo la indicación i vijilancia?) de la Dirección de Obras Públicas; 3. La Compañía (desde hoi se llama indistintamente Compañía o Empresa) de Desagües, puede cobrar por el sen icio de cada 134 135 casa el 4 por ciento de la contribución de seguridad pública durante los seis años primeros i el 3 por ciento en los nueve últimos; 4.° La Compañía queda obligada a colocar cañerías en las calles no comprendidas en el plano, siempre que los vecinos lo soliciten; a ejecutar las obras i modificaciones que la autoridad le ordenara; a lavar las cañerías dia a dia, introduciendo 150 metros de agua (1) i a cambiar las rejillas de ventilación por cañones que sobre- pasen dos metros la altura de los edificios colindantes i a hacer desaparecer los malos olores que se escapan de las cañerías. El 12 de mayo de 1883 el jerente de la Compañía de Desagües puso en conocimiento de la Municipalidad que habían sido termi- nados los trabajos de la Empresa, que el cauce emisor, partiendo de la esquina de las calles Blanco i Valdivia, desemboca frente a la Baja, entre las caletas del Membrillo i la del Faro, con 2,085 metros, que en dicha esquina la Compañía tiene un edificio para las máquinas, calderas dobles i bombas, cada una de las cuales puede descargar 5,000 metros diarios, i que el cauce colector se estiende desde dicho edificio hasta el estero de las Delicias con 2,900 metros de largo para recibir las cañerías de las calles que a su vez reciben las de las casas. La Municipalidad nombró una comisión para examinar las obras indicadas. Los vecinos por su parte pidieron a la Munici- palidad el nombramiento de otra comisión compuesta de inje- nieros. La Municipalidad aceptó el informe de su comisión i el trabajo de los cauces con ciertas modificaciones al parecer de poca impor- tancia. El intendente don Domingo Toro Herrera, en su citada memoria de 1886, dice que esta Empresa de Desagües ha prestado a la salubridad e hijiene de la población servicios importantes. El capital invertido por ella era a la sazón de 100,000 pesos mas o menos con la 'garantía municipal del 8 por ciento sobre los 244,480 pesos 85 centavos de± contrato. El 31 de diciembre de 1886 los servicios particulares alcanzaron a 3,280 pesos, por los cuales percibió la Empresa 64,584 pesos 31 centavos i la Municipalidad, por su participación del 8 por ciento (1) No dice el convenio si agua potable o de qué agua, que en esto hai diferencia en Valparaíso. Después el 25 de agosto de 1882, la Mu- nicipalidad obligó a la Compañía a recibir diariamente 50 metros cúbicos de agua del Salto para limpia de sus pozos i cañerías. Faltan pues 100 metros cúbicos diarios, según el contrato. 136 sobre las entradas brutas, la cantidad de 5,166 pesos 75 centavos. Al cauce colector de que hemos hablado se le ha hecho un cauce auxiliar i dos rebalsas, una paralela al cauce de Bella Vista i otra al Pasaje núm. 2. El cauce emisor no tiene rebalsa, pero la Empresa habia tomado precauciones para evitar en un momento de interrupción o descompostura los inconvenientes que pudieran sobrevenir. El largo total de los cauces i cañerías de la Empresa llegaba a fines de 1886 a 56,035 metros, descompuestos en esta forma: Largo del cauce emisor 2,085 Id. del cauce colector 2,900 Id. dél cauce auxiliar 1,250 Id. de la cañería 34,300 Cañería de las uniones 15,500 Total 56,035 Después de la esposicion que acabamos de hacer, de todo lo con- cerniente a la Compañía de Desagües, agregaremos nuestras propias observaciones, no sin que nos apresuremos desde luego a reconocer los servicios prestados por ella i a declarar que su ins- talación marca el principio del saneamiento verdadero de Valpa- raíso, por lo cual es de desear que su ejemplo sea imitado por otros pueblos de Chile. Necesitamos ademas decir lo que son los trabajos de la Com- pañía de Desagües con arreglo a los principios espuestos en esta memoria i cuáles sus defectos, para que unos i otros sean conoci- dos i apreciados, i para que se subsanen los segundos en ventaja de la salubridad e hijiene pública de Valparaíso. La Compañía de Desagües ha implantado en aquel puerto las obras de evacuación conocidas con el nombre de sistema separado de gravitación, de que hemos hablado en las pajinas 52 i 83 i que no es otro que una modificación del sistema ingles (Water Ca- rriage, tout a l'égout) en que los residuos domésticos salen de las ciudades separados de las aguas lluvias, que tienen cañerías especiales para que no obstruyanlos tubosde los primeros con las arenas i el cascajo que arrastran, lo que acontecería en Valparaíso i si se hubiera adoptado el sistema de simple gravitación, intro- duciendo el agua de las quebradas en los cauces colectores. Este sistema separado de gravitación se emplea, pues, siempre que hai peligro de quepas aguas pluviales atasquen i llenen con sus acarreos los cauces o alcantarillas i ha sido empleado en mu- 137 chas ciudades inglesas, alemanas i americanas,! últimamente, como queda dicho en la introducción de este capítulo, en la canalización de Tolon. Está, pues, bien aplicado el sistema separado de gravi- tación a los desagües de Valparaíso. Este sistema, como todos los de desagües, consta de dos par- tes: 1.a El drenaje de los residuos domésticos, 2.a La canaliza- ción. 1.a El Drenaje o Tubulacion de los residuos domésticos, excre- ta i aguas servidas de las casas de Valparaiso parece regular- mente establecido i ajustado a las reglas enumeradas en la pajina 51, aunque con algunas faltas que vamos a señalar. Los tubos de las casas son de greda de 10 a 15 centímetros de diámetro, según la necesidad; el sifón o cerradura hidráulica suele faltar a veces, así como el tubo de ventilación en la corona del sifón, i los tapones de acceso en la parte inferior de los sifones i en los ángulos de unión de los tubos de descenso para su limpieza i vijilancia. Tai- vez esto es debido en parte a los que hacen el oficio de colocar las tuberías sin arreglo a las instrucciones de los ajentes de ]a Compañía; pero la falta mayor es la de los tubos de fierro i la del agua necesaria i constante en el servicio de los descansos i en forma de cajas de impulsión automática para evitar los atasca- mientos. Esta falta de agua es jeneral, es el mal endémico de Valparaiso, que alguna vez se remediará i aun hoi es posible remediarlo con alguna dilijencia i espendio, como lo ha probado la Municipalidad, concediendo i después obligando a la Empresa de Desagües a recibir diariamente 50 metros cúbicos de agua del Salto a razón de 40 pesos mensuales para la limpia de sus pozos i cañerías. Esta medida, que el intendente creyó necesario hacer obligatoria para el mejor servicio de los desagües, prueba la falta de agua que venimos señalando. Los defectos indicados se pueden remediar fácilmente, si los ajentes de la Empresa no permiten en la colocación de las tuberías otros obreros que los propios; si se ajustan a las reglas que deja- mos apuntadas en la pajina 51 i a lo dispuesto en la obra de S- Hellyer, The Plumber Sanitary Houses i en la de B. Lathaim Sanitary Engineering, citados en la pájina 82 i que son clásicas sobre la materia, i sobre todo, si los dueños de casa que son los que pagan, i cuyas familias van a sufrir las fatales consecuencias de una cañería con escapes pestilenciales i dañosos, observan i ven que dichas cañerías se encuentran puestas, según las reglas señaladas, que son las aconsejadas por la esperiencia en las ciu- 18-19 138 dades en que está constantemente en uso esta clase de sistemas de desagües. Las cañerías de greda están abandonadas o rechazadas en todas partes del drenaje doméstico por frájiles i peligrosas; porque dan escapes que muchas veces no se sienten i que son los peores, pues- to que dañan i matan furtivamente. 2.a La canalización o alcantarillado de la Empresa de Desa- gües ha recibido en Valparaíso el nombre impropio de cauces, tal vez por la anal ojia de sus servicios con los prestados por los cauces municipales. Las cañerías de las calles que reciben el drenaje doméstico i de donde empieza a considerarse la canalización son de greda de 19 hasta 35 centímetros, según las necesidades. Estas cañerías de greda tienen en las calles los mismos defectos que en las casas, aunque en menor grado, por lo cual han sido abandonadas o ménos usadas. Se fracturan con mucha facilidad i aun sin fracturas dan lugar a escapes i a exhalaciones perjudiciales a la salud pública por las junturas, poros i agujeros que se forman con facilidad. Seria, pues, bueno cambiar las cañerías de greda por las de fierro. La alcantarilla, canal o cauce colector i su auxiliar de que he- mos hablado i que mide 2,900 metros el primero i 1,250 el segun- do, están hechos de cal i ladrillo i abovedados. Esta construcción, bastante permeable, orijina filtraciones en todo el trayecto i espe- cialmente en la calle Blanco, donde se señalan humedades hasta cinco metros por ambos lados del cauce colector. Es de presumir que igual cosa 1c sucede al cauce emisor. Las comisiones infor- mantes han llamado ya la atención de la Municipalidad sobre ello. Según los datos que me han suministrado, en los cauces colec- tores los desniveles son. varios, según las diversas secciones de la población. En la parte del Almendral el declive es 1 por 1.500 i en la del puerto varía, siendo el mayor de 1 por 500. En el cauce emisor los desniveles son variables entre 1 por 500 i 1 por 400. El desnivel de los cauces es, pues, poco para el nombre que lleva el sistema, para que todo pueda funcionar por la fuerza de la gra- vitación o del declive, i ello esplica las filtraciones que se notan a lo largo de los cauces. De manera que no solo la permeabilidad del material de cal i ladrillo de que están hechos los cauces es el ori- jen de las filtraciones, sino la falta de declive que estagna en ellos las aguas sucias i aumenta la presión del líquido que se escapa al través de las paredes porosas de los cauces. 139 Para obviar este inconveniente, la Empresa ha colocado en el edificio de su oficina, entre las calles Blanco i Valdivia, punto de coneccion de los cauces colector i emisor, una máquina de vapor de 8 caballos, que mueve 3 bombas centrífugas de aspiración e impulsión, de 9 pulgadas de diámetro cada una. Las bombas fun- cionan de a dos, quedando una de repuesto para limpiarla o repararla. Estas bombas elevan el agua 22 pies del cauce inferior o colec- tor al superior o emisor, i lanza cada una 5,000 metros cúbicos diarios. El agua sucia que elevan i arrojan estas bombas arrastra consigo muchas basuras injeridas en los servicios particulares, que a veces atascan i obstruyen las bombas, sobre todo las hojas de choclos, lo que puede llegar a ser un perjuicio en las cañerías o drenes de las casas i habitaciones i lo que indica que no todos los servicios tienen sifones o trampas. La ventilación de las cañerías i cauces parece que no se ha ol- vidado; cada casa particular tiene un ventilador en forma de un cañón de hierro galvanizado que arranca de la cañería del desa- güe i va a terminar a 1 metro mas o menos sobre el nivel del te- cho. Todas las cañerías principales tienen igualmente ventiladores análogos. En las calles existen también algunos de distancia en distancia, pero solo llegan al nivel del suelo: están perfectamente tapados i por ellos se echa todos los meses gran cantidad de agua del Salto. Según lo espuesto, la canalización de Valparaíso deja mucho que desear, por lo cual vamos a decir lo que a nuestro juicio con- vendría hacer. Desde luego, llama la atención que la Empresa de Desagües de Valparaíso dependa de una sociedad anónima formada con capi- tales ingleses i cuyo directorio resida en Londres i que la Munici- palidad no tenga intervención directa en sus trabajos, los cuales son dirijidos por un injeniero i ájente que depende de aquella sociedad. El privilejio, que empezó el l.° de julio de 1883, terminará el l.° de julio de 1898 i entonces todas las cañerías de greda i cau- ces de ladrillo, no valdrán nada como obra de saneamiento i será menester empezar de nuevo el trabajo. Hoi sería, pues, conveniente pensar en la manera de dar mayor estabilidad a las obras de canalización. Construir los cauces o al- cantarillas de concreto (1) para evitar las filtraciones; quitar los (1) Concrete sewers, Baklwin Latham, ob. cit. p. 228. 140 ventiladores de rejilla al nivel del suelo, los que solo se emplean en las alcantarillas que llevan mucha agua, donde las materias feca- les no alcanzan a descomponerse, i reemplazarlos por tubos for- males de ventilación, i el agua que se arrojaba por ellas dejarla para las cajas de impulsión que en el sistema de Waring, que tiene mucha analojía con éste, están calculadas una para 300 metros de cañería; reemplazar las cañerías de greda por cañerías de hierro. Empero, lo que mas necesita la Empresa es una provisión de agua abundante para su servicio, no importa que sea potable; bastaría el agua de las represas de los cerros, que se podría hacer llegar a las cañerías de las calles, i se dejaría el agua potable para el servicio interior de las casas. Los malos olores que salen de los ventiladores de rejillas i de otras partes de los colectores, provienen de la falta de agua, que no efectúa el acarreo rápido de las materias fecales i permite su descomposición en las cañerías i en las alcantarillas colectoras. También esta falta de agua se podría suplir en los inviernos con el agua clara de los cerros para lavar las cañerías i los cauces por impulsos o golpes de agua. Para terminar, diremos que cuando Valparaíso tenga una pro- visión abundante de agua potable o de agua para el aseo, que será mas fácil de procurarse que la primera, se podrían establecer dos sistemas de desagües: uno por simple gravitación para los cerros i lugares altos que permitieran a la cañería un desnivel rápido, a lo menos de 15 por 1000 en las cañerías i de 7 por 1000 en los colectores, como en el sistema de Waring, i otro, como el actual sistema con intervención de máquinas hidráulicas, para la parte plana de la población, donde los declives son casi nulos. De esta manera se simplificarían los desagües: el primer sistema sería mas barato i estaría al alcance de todas las habitaciones i el segundo también; pues las máquinas no serian tan poderosas i funcionarían menos tiempo. Así veríamos, si es posible en Chile, llegar en el saneamiento de nuestras ciudades al principio a que han arribado los injenieros franceses Freycinet, Durand-Claye, Dyrion, de que el saneamiento de una ciudad en Francia no debe exceder de 30 francos por habitantes i de 75 céntimos los gastos anuales de esplotacion i mantenimiento. 141 Bibliografía del Saneamiento de Valparaíso Anales de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso, desde mayó de 1870 hasta julio de 1872.-Valparaíso, 1872.-Páj. 155, Merced de cien regadores de agua del Mapocho, otorgada por el Gobernador de Melipilla a la Municipalidad de Valparaíso i acuer- dos sobre estudios para llevar dicha agua a aquel puerto.-Páj. 338. Se autoriza al señor Intendente para abrir pozos i colocar bombas a fin de que la clase menesterosa se provea de agua gra- tuitamente.-Páj. 360. Se declara caducado el contrato celebrado por el Cabildo con don Guillermo Wheelwright, el 29 de abril de 1850 i se pide a la Compañía de Consumidores de Agua que pre- sente un proyecto que sirva de base de contrato para proseguir su especulación.-Páj. 395. Bases fijadas por el Cabildo, a las cuales deberán someterse los que hagan propuestas para proveer de agua a la ciudad de Valparaíso, que en resúmen son: 1.a llegar a la al- tura de doscientos metros sobre el nivel del mar; 2.a ser perfecta- mente potable, sin sustancias orgánicas o inorgánicas en disolución; 3.a distribución a los cerros i plan de la ciudad; 4.a cesión a la Municipalidad de mil quinientos metros cúbicos diarios para los establecimientos públicos, beneficencia i limpia de cauces. Recopilación de las disposiciones vij entes en el Departamento de Valparaíso, formada de orden del señor intendente don Fran- cisco Echáurren. Valparaíso, 1872.-Páj. 163. Disposiciones varias sobre barrido i aseo de las calles i de los cerros.-Páj. 168. Cierro de los cauces, prohibición de arrojar a ellos aguas sucias.-Páj- 169. Disposiciones varias sobre aguas sucias, establos, posadas, conventillos i quebradas.-Páj. 185. Decretos sobre los pozos en las quebradas.-Páj. 185. Acuerdo municipal de 17 de mayo de 1869, aprobado por supremo decreto de 14 de junio del mismo año, concediendo permiso por ocho años a don Juan Crisóstomo Vera o al que lo represente legalmente, para establecer una empresa para estraer de las casas las aguas sucias i materias fecales. The Valparaíso Water Works Company, Limited. London, 1862. Es el proyecto de la compañía que formó en Lóndres don Josué Waddington para llevar el agua a Valparaíso del rio Acon- cagua, con un plano del canal desde la Calera hasta el puerto. Estos planos i proyectos son del injeniero ingles don Guillermo Lloyd. 142 Contratos celebrados entre la Ilustre Municipalidad i The Valparaíso Drainage Company Limited. (Compañía limitada de Desagües de Valparaiso).- Valparaiso 1886.-Contiene: l.° el contrato celebrado por la Municipalidad con don Juan Crisóstomo Vera i aprobado por supremo decreto de 16 de setiembre de 1876, para establecer una empresa de desagües en Valparaíso con caño- nes de fierro i ejecución de los trabajos, según las instrucciones de la Dirección de Obras Públicas, disposiciones de policía i las que dicte la Intendencia; 2.° Modificación del contrato anterior por otro con el mismo señor Vera, aprobado el 14 de setiembre de 1878, en el cual se establece que las cañerías serán de loza vidria- da; que se construya un cauce colector que desagüe en el mar fuera de la puntilla del Faro al poniente i del Matadero al oriente i omite que las construcciones se hagan, según la Dirección de Obras Municipales; 3.° Modificación de los dos contratos anterio- res i traspaso de los derechos de Vera a The Valparaiso Drainage Company Limited, firmada i rejistrada en Londres el 31 de mayo de 1880, siempre que sea legalmente constituida en Chile i obtenga autorización suprema; 4.° Convenio con el ájente i mandatario en Chile, de la Empresade de Desagües, don A. F. GuiHemard, sobre algunos puntos tocantes a los contratos anteriores i obliga- ción de lavar las cañerías i cauce colector dia a dia por mitad con ciento cincuenta metros cúbicos de agua por lo menos i sobre que el privilejio de 15 años empieza el l.° de julio de 1883. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso. Valparaíso, 1875.-Tomo I.-Páj. 73. Proyecto sobre rectificación i ensanche de las calles de Valparaiso. La lei orijinada de este proyecto titulada Transformación de la ciudad de Valparaiso se publicó en el Boletín de las Leyes, Libro 44, de 1876.-Páj. 302. Respuesta de los diputados de Valparaiso sobre el proyecto de lei de rectificación de las calles de aquella ciudad.-Páj. 302 i 304. El injcniero señor A. González presenta el plano i estudio para llevar el agua de San Francisco del Monte a Valparaiso.-Páj. 337. So- licitud de la Compañía Consumidores de Agua.-Páj. 355. Se autoriza a la Comisión Especial de Agua para una visita de ins- pección a los surtideros.-Páj. 588. Informe de la Comisión Espe- cial de Agua sobre las propuestas presentadas para proveer de ese elemento a la ciudad, en el cual se desechan las cuatro propuestas presentadas. En la larga discusión a que dio lugar este informe se adujeron 143 muchas razones, especialmente por el señor Intendente de Valpa- raiso don Francisco Echáurren (páj. 642) para desechar el agua proveniente de aguas lluvias reunidas en represas en los fundos de Placilla, Valle <lel Duque i Peñuelas.-Páj. 679. Construcción de muelles de aseo.-Páj. 755. Proyecto sobre construcción de cauces abovedados.-Páj. 763.-Proyecto de reglamentación de cauces i acueductos. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.-■ Valparaiso, 1876. Tomo II.-Páj/412. Capítulo XVIII. Salubridad Pública. Reglamentos sobre sepultación, corta de bosques, cuaren- tenas, vacuna, matadero, planteles públicos, animales importados. -Capítulo XIX.-Páj. 434. Documentos relativos a la provisión de agua potable.-Páj. 435. Lei declarando de utilidad pública los terrenos necesarios para la Empresa de Agua Potable, de Valparai- so.-Páj. 436. Informe i proyecto del injeniero don Alandro Gon- zález para surtir a Valparaiso de agua del rio Mapocbo, tomándola en San Francisco del Monte. Este acueducto tendría un largo de 149,754 metros i costaría, con cañerías, 3.193,221 pesos i podría llevar 700 regadores de los que rijen en el canal de Maipo de 15 litros por segundo.-Páj. 460. Presentación de las cuatro propues- tas para la provisión de agua de Valparaiso: 1. a Propuesta déla Compañía de Comerciantes, que trata de proveer de aguas pluviales reunidas en una represa en Peñuelas; 2. a Propuesta de la Compañía de Consumidores de Agua que suministra el agua del establecimiento hidráulico de don Guiller- mo Wheelwrigth en la quebrada de San Agustín i de represas hechas en Placida i Valle del Duque. 3. a Propuesta de los señores Drouilly i Stephan para llevar el agua de la hacienda de las Mercedes. Esta agua proviene del Ma- pocho; 4. a Propuesta de los señores Santa María, Vergara, etc., para llevar el agua de Quebrada Verde, Viña del Mar, i de una represa de Peñuelas.-Páj. 484. Informe de la Comisión Municipal, dese- chando las propuestas anteriores.-Páj. 494. Informe del injeniero don Gabriel Izquierdo, desechando las mismas propuestas. Este informe es notable por la cantidad de datos importantes que reune concernientes a la provisión de agua potable del puerto.-Páj. 540. Informe del señor don Ignacio Domeyko sobre la calidad de las aguas del Mapocho en el punto en que se proponían tomarlas.- Páj. 542. Observaciones del injeniero don Gustavo Flühmann al 144 informe del señor Izquierdo.-Páj. 562. Observaciones de la Com- pañía Consumidores de Agua al informe de la Comisión Munici- pal.-Continúan otros asuntos relativos al agua potable de Val- paraíso. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.-- Valparaíso, 1876.-Tomo III.-Páj. 268. Se devuelve a don Fede- rico Vareta una solicitud sobre provisión de agua.-Páj. 330. Se presenta una solicitud del injeniero Livy para surtir de agua potable a la ciudad.-Páj. 633. Bases para la provisión de agua potable.-Páj. 640. Se proroga a don Aparicio Toro Martínez la licencia para vender agua en la pila de la Avenida de las Delicias. -Páj. 641. Se concede permiso a don Primo Diaz Valdes para para tender cañerías de agua potable en la calle de San Juan de Dios.-Páj. 44 a 80. Se trata del servicio para arrojar las basuras fuera de la bahía, por medio de lanchas construidas al efecto.-- Páj. 148. Se autoriza al intendente para establecer dos baños públicos.-Páj 284. Se nombra una Comisión para que solicite del Gobierno la prolongación de algunas calles hácia el mar.- Páj. 252 a 261. Discusión i aprobación de la solicitud de don Juan C. Vera para establecer cañerías de desagües.-Páj. 35. Varias propuestas i planos para cerrar los cauces.-Páj. 218 a 227. Pro- yecto i aprobación del Reglamento de Cauces.-Páj. 336. Proyecto de tranques en las quebradas i autorización a la Comisión de Obras Públicas para invertir 2,000 pesos en el ensayo de ellos.- Páj. 52 i 90. Diversas disposiciones sobre el Matadero.-Páj. 1 a 44. Se aprueban los planos del Mercado de la Victoria.-Páj. 338. Id. los del Cardonal.-Páj. 94. Muelles de aseo.-Páj. 376. Las bases para el arriendo del Parque Municipal.-Páj. 397. Pro- yecto sobre la vacuna obligatoria. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.- Valparaíso, 1880. Tomo IV.-Páj 159. La Municipalidad 'acuerda emprender por su cuenta la provisión de agua potable i traerla del Salto.-Páj. 132. Informe de los injenicros Lyon i Camerer, sobre el proyecto de agua potable del valle de Viña del Mar.- Páj. 170. Se contrata con un injeniero la obra de Agua Potable del Salto.-Páj. 573. Reglamentos de la Empresa de Agua Pota- ble.-Páj. 741. Se aprueba una Ordenanza para el barrido de las calles.-Páj. 244. Se concede próroga al señor J. C. Vera para presentar los planos de su Empresa de Desagües.-Páj. 423. 145 Informe de la Comisión sobre este proyecto.-Páj. 449. Forma en que queda este proyecto.-Páj. 20. Se permite al Asilo del Salvador desaguar en el cauce.-Páj. 240. Se permite lo mismo a don Matías Rodríguez.-Páj. 645. Se nombra una Comisión para for- mar un padrón de cauces.-Páj. 668. Comisión para el empadro- namiento de las propiedades que desaguan en los cauces.-Páj. 730. Acuerdo sobre el servicio de los cauces abovedados de pro- piedad de la Municipalidad i el pago que hacen las casas que desaguan en ellos.-Páj. 189. Se aprueban 2,500 pesos para con- tener el derrumbe del cerro del Arrayan.-Páj. 377. Mil trescien- tos ochenta i siete pesos para el derrumbe del cerro de la Con- cepción.-Páj. 741. Se aprueba una Ordenanza para el barrido de las calles.-Páj. 465. Se manda reconstruir el muelle de aseo, frente a la calle de Bella Vista.-Páj. 181. Se pasa a la Comisión de Obras Públicas la leí de 6 de diciembre de 1876 o de Trans- formación de Valparaíso. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.- Valparaíso, 1884.-Tomo V.-Páj. 125. Informe del procurador municipal, sobre los contratos anteriores con la Empresa de Desa- gües.-Páj. 210. Tercera modificación del contrato con la Empresa de Desagües.-Páj. 305. Informe del jefe de la Oficina Hidrográ- fica sobre las corrientes de la bahía i punto mas adecuado para la evacuación de los desagües.-Páj. 310. Refutación de este informe i aprobación del proyecto de la Comisión de Obras Públicas, que señala a Playa Ancha, como punto mas idóneo para la terminación del cauce colector para la evacuación de la ciudad.-Páj. 829. In- forme sobre los trabajos que deben practicarse en el cauce de las Delicias.-Páj. 843. Se concede i después se obliga a la Empresa de Desagües a recibir diariamente cincuenta metros cúbicos de agua del Salto, a razón de cuarenta pesos mensuales para limpia de los pozos i cañerías de dicha Empresa. El señor Intendente, después de-una investigación creyó, para la limpia de los desagües, necesaria esta medida, que al principio se manifestó como un deseo por la Empresa de Desagües. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.- Valparaíso, 1885.-Tomo VI. Páj. 58. Informe de la Sociedad Mé- dica sobre los medios de estirpar las emanaciones de los cauces; del cual consta que hai muchos defectos en las cañerías de la Em- presa de Desagües i que es necesario quitar los ventiladores que 146 existen al nivel del suelo, reemplazarlos por otros altos, lavar di- chas cañerías i cerrar los cauces municipales.-Páj. 70. Se manda a la Empresa do Desagües cambiar el actual sistema,de ventila- ción.-Páj. 67. El Director de Obras Públicas pregunta, si deben concederse nuevos permisos para introducir desagües particu- lares en los cauces municipales.-Páj. 74. Nota del jerente de la Compañía de Desagües, en la que comunica que han sido termi- nados los trabajos de la Empresa (mayo 12 de 1883), de la cual consta que existe un cauce emisor de dos mil ochenta i cinco me- tros que va de la esquina de las calles Blanco i Valdivia a desem- bocar frente a La Baja; que en dicha esquina la Compañía tiene un edificio para las bombas, máquinas i calderas que son dobles, cada una de las cuales puede descargar cinco mil metros cúbicos diarios; que desde este edificio hasta el estero de las Delicias se estiende el cauce colector de dos mil novecientos metros, en el cual desembocan las cañerías de las casas. La cañería es de greda vi- driada con pozos de rejistro i ventiladores en forma de reja.-Páj. 239, 245 i 368. Informes de la comisión encargada de estudiar los trabajos de la Compañía de Desagües para su aceptación, en la cual hai muchos que opinan mal.-Páj. 383. Solicitud de los vecinos para que los trabajos de la Empresa de Desagües sean examinados por una comisión de injenicros.-Páj. 397. Se acepta el trabajo del cauce colector con modificaciones.- Páj. 517. Se autoriza al Inten- dente para que celebre un contrato para estraer i quemar las ba- suras de los cuarenta depósitos que existen en los cerros.-Páj. 539. Se autoriza al Intendente para hacer en los cerros seis recep- táculos de basuras, e igualmente para la estraccion e incineración de ellas.-Páj. 541. Autorización al Intendente para construir en los cerros receptáculos de aguas sucias e inmundicias (¡sic!)-Páj. 758. Se autoriza al Intendente para la construcción de un crema- torio para incinerar las basuras de la ciudad. Documentos municipales i administrativos de Valparaíso.- Valparaíso, 1888.--Tomo VII.-Páj. 562. Informe sobre la pro- visión de agua de los cerros.-Páj. 579. Proyecto total para pro- visión de agua para la parte .alta de la ciudad.-Páj. 585. Se nombra una Comisión para que estudie el proyecto de levantar el agua del mar para lavar las quebradas.'-Páj. 586. Se colocan pilones de agua potable para el uso del pueblo.-Páj. 643. Se so- licita autorización para una nueva dotación de bombas en el Salto. -Páj. 693. Proyecto de don Adriano Silva i de don José Luis 147 Claro para proveer de agua a la ciudad.-Páj. 753. Id. de los señores Manuel S. Ramírez i de Sommers i C.a-Páj. 783. Se autoriza a la Empresa de Agua Potable para nombrar dos injenieros para que estudien la provisión definitiva de agua de la ciudad.-Páj. 106. Se declara Obra Municipal el Camino de Cintura.-Páj. 303. Se pro- pone el saneamiento de los cauces municipales, prohibiendo en ellos ]a introducción de desagües.-Páj. 314. Se aprueba el informe sobre ]a manera de hacer cesar el servicio de desagües en los cauces mu- nicipales o de aguas lluvias.-Páj. 583. Se da cuenta de las medi- das tomadas para precaver la epidemia del cólera i otros asuntos sobre esta epidemia.-Páj. 613. Informe de la Comisión encar- gada de establecer las cañerías de desagües en el barrio del Mata- dero.-Páj. 143. Antecedentes relativos a la provisión de agua para los cerros.-Páj. 350. Proposición del jerente de la Empresa de Desagües para solucionar el derecho de los particulares para introducir desagües en los cauces de aguas lluvias.-Páj. 357. Se insinúa la idea para adquirir por la Municipalidad la Empresa de Desagües.-Páj. 143. Proyecto relativo a crear una oficina para la inspección de líquidos.-Páj. 178. Se estudia la idea de conec- tar todas las letrinas públicas con la cañería de desagües.-Páj, 588. Proyecto de cobro de una contribución para mejorar la hi- jiene de la ciudad.-Páj. 609. Se acuerda nombrar una Comisión permanente de Hijiene.-Páj. 12. Nombramiento de una Comisión para la dirección de los jardines i plantaciones públicas.-Páj. 695. Proyecto de Ordenanza que reglamenta el espendio de artí- culos alimenticios.-Páj. 35 i 200. Se propone la colocación de varios pilones para el uso del pueblo. J. B. Mannheim, director de Obras Públicas.-Estudio critico sobre la evacuación jeneral dp la ciudad de Valparaíso. Memoria presentada en 1875 al señor intendente Echáurren.--Valparaíso 1876. Dr. Guillermo Rawson.-Carta al Dr. don Javier Villanueva, fechada-en Buenos Aires el 25 de agosto de 1874, sobre la hijiene de Valparaíso, publicada en El Mercurio del mes siguiente i en los Apuntes sobra hinene chilena del Dr. Lira Errázuriz, páj. 195. Agua potable para Valparaíso. Provisión abundante, pura i a bajo precio. Valparaíso, 1887. Proyecto para dotar de agua po- table a Valparaíso, llevándola déla Cordillera de los Andes por ]a sociedad de Sommers i C.a 148 Memoria sobre un Proyec o para surtir a Valparaíso de Agua Potable i de Riego por medio de un canal sacado del rio Aconca- gua, Valparaíso, 1887. Firmado:-Hazen i (Jompton.-Es un proyecto para llevar el agua a Valparaíso del rio Aconcagua por un canal que parte de la punta de Chagres. Es mas o ménos el mismo proyecto de Waddington de 1862. Memoria del Intendente de Valparaíso correspondiente a 1886. -Santiago de Chile de 1887-Esta memoria del señor don Do- mingo Toro Herrera contiene en las pajinas 15, 17, 24, 30, 32, 50, etc., muchos datos importantes sobre la hijiene pública i la epidemia del cólera asiático i nueve planos jenerales de Valpa- raíso en escala de 1 por 6,000, mui importantes para su sanea- miento. A. E. Salazar-C. Newman.-Resultado del examen químico i bacteriolójlco de algunas aguas de Chile (1886-87)-Valparaíso, Laboratorio de la Escuela Naval, diciembre de 1887.-Folio suelto en que están contenidos los análisis de todas las aguas empleadas en Valparaíso en los menesteres domésticos. IX Personal de la Comisión del Servicio Sanitario del cólera Trabajos del pecsonal de la Comisión.-Trabajos de los médicos enviados a las provincias.-Reglamento para el servicio sanitario del cólera. El personal de la Comisión Directiva del Servicio Sanitario del Cólera, nombrado por los decretos supremos de 16 de noviembre i 5 de diciembre de 1887 con facultades para combatir la epide- mia del cólera en todo el pais, ha cumplido su cometido con la mayor actividad i voi a consignar aquí los principales trabajos. Debo hacer especial mención de los servicios prestados por el doctor don Damian Miquel, en su doble carácter de Secretario i Tesorero de la Comisión Directiva del Servicio Sanitario del Cólera. Su labor ha sido pesada i desempeñada con el interes i el entu- siasmo de que ya había dado pruebas en el Servicio Sanitario del Ejército. 149 Durante el tiempo que la Comisión funcionó, tuvo a su cargo el servicio de las medicinas, haciendo la provisión i distribución de ellas con el acierto necesario i consultando el mejor servicio dentro de una prudente economía. El pago del numeroso personal empleado en el servicio sanita- rio del cólera, en casi toda la República, i el de los gastos hechos en los diversos lazaretos, hospitales i servicios ambulantes esta- blecidos en los diversos lugares invadidos por la epidemia, deman- dó al doctor Miquel un trabajo especial. Era necesario revisar cuidadosamente los ajustes i planillas a fin de evitar los abusos, i cautelar debidamente la inversión de los fondos fiscales, i creo de mi deber manifestar que, a este respecto, la dedicación del Tesore- ro es digna de todo elojio. El doctor don Francisco Cornelio Guzman, desde el dia en que fue nombrado, el 5 de diciembre de 1887, empezó a prestar sus servicios en la Comisión i el 10 del mismo mes lo mandó ésta a Valparaíso para que organizara allí el servicio de la asistencia a los coléricos, como estaba en Santiago i prestara su ayuda a las autoridades locales en tal asunto i sirviera principalmente de ejecutor de las resoluciones tomadas por la Comisión sobre la ma- nera de tratar la epidemia. Para esto se dieron todos los medios que se detallan en el capítulo correspondiente a Valparaíso en la segunda parte. El doctor Guzman desempeñó sus tareas con mucha actividad e inteüjencia hasta el 11 de abril de 1888, en que se dió por ter- minado el servicio sanitario de Valparaíso. El doctor don Luis Patino Luna, que había sido nombrado el l.° de agosto de 1887 para curar e inspeccionar la asistencia de los enfermos del cólera en las provincias de Malleco i Cautín pasó a prestar sus servicios a la Comisión i verificó con mucha dilijencia las visitas i viajes que ella le encomendó. En diciembre fué a arreglar el servicio a la ciudad de Cauquenes; en enero fué a Rancagua, Codegua, Miranda i Doñihue; en febrero visitó a Concepción, Penco, Chillan, Anjeles i toda la frontera, i en marzo volvió a inspeccionar todos los servicios de Molina, Talca, Linares, Concepción i de nuevo toda la frontera. El doctor don David Meza B. desempeñó muchas i lejanas comisiones. En los primeros dias de diciembre de 1887, visitó casi todo el departamento de San Fernando i en los últimos el de San Felipe i los Andes; en enero de 1888 volvió a San Fernando i después a los Andes, San Felipe i Putaendo; en febrero visitó 150 los departamentos de Coquimbo, Serena i Ovalle, i en los primeros dias de marzo volvió a San Felipe, Putaendo i los Andes. El 6 de marzo se embarcó de nuevo para Coquimbo, visitó a Ovalle i Elqui, i el 25 del mismo se fué a Copiapó, donde prestó sus servi- cios hasta el 6 de abril. Ademas de los médicos mencionados han prestado sus servicios en la Comisión i no fuera justo olvidarlos, el alumno de medicina don Elias Olivares, coma secretario i ayudante en las múltiples atenciones i tareas de la Comisión, en los cuales dejó satisfechos a todos sus miembros, i don Francisco Hurtado, como guarda-alma- cenes i distribuidor de los útiles i medicinas que se enviaron a todas partes, en cuyos trabajos contrajo la enfermedad de que falleció poco después de terminada la epidemia del cólera. Los servicios prestados por los otros facultativos, alumnos de medicina i practicantes que fueron enviados a las provincias se mencionarán en los capítulos especiales reservados a cada locali- dad que forman la 3.a parte. Advertiremos solamente i desde luego que a estos enviados se les hizo pasar de una provincia a otras, siguiendo la marcha de la epidemia, i que por tal razón muchos médicos i practicantes figuran en varios i lejanos servicios. REGLAMENTO PARA EL SERVICIO SANITARIO I>13 lu COLERA I DE LA DIRECCION DEL SERVICIO SANITARIO Art. l.° La Comisión Directiva del Servicio Sanitario del Cólera creada por decreto supremo de 16 de noviembre último, ejercerá su cargo a nombre i bajo la dirección de este Ministerio i tiene las atribuciones siguientes: 1. a Organizar, reglamentar e inspeccionar el servicio del cólera; 2. a Adquirir i distribuir los medicamentos i útiles necesarios para combatir la epidemia; 3. a Nombrar los empleados del servicio sanitario i los de su ofi- 151 ciña, asignándoles las atribuciones correspondientes, e indicándo- les el tiempo que deben durar en sus funciones; 4. a Pedir a este Ministerio los fondos para cubrir los gastos; in- formarle sobre las cuentas i peticiones de fondos; hacer los ajustes i pago de todo lo relativo al servicio, pasando las cuentas docu- mentadas mensualmentc a este Ministerio para su exáinen i apro- bación; 5. a Dirijirse a las autoridades locales para el cumplimiento de sus deberes; G.a Indicar a este Ministerio todas las medidas de salubridad que creyere convenientes, i evacuar los informes que acerca de ella se le pidieren. Art. 2.® Son atribuciones del Presidente de la Comisión: 1. a Ser el órgano de ella; 2. a Poner el visto-bueno a todas las cuentas, pagos i ajustes; 3. a Determinar las visitas de inspección, designando el miembro de la Comisión que debe verificarlas; 4. a Pasar a este Ministerio, al fin de los trabajos, una memoria sobre todo lo concerniente a la epidemia i a su servicio; 5. a Designar el miembro de la Comisión que deba reemplazarlo en caso de ausencia. Art. 3.° El tesorero-secretario es el encargado de percibir los fondos, de examinar las cuentas con el concurso del miembro que el Presidente designe i de hacer los pagos con el visto-bueno del Presidente. Art. 4.° El tesorero presentará a la Comisión las cuentas docu- mentadas, todos los meses, para elevarlas al Ministerio. II DEL SERVICIO A DOMICILIO Art. 5.° El servicio médico para el cólera, se dividirá en dos clases: servicio médico a domicilio i servicio en lazaretos. El primero se preferirá siempre al segundo, a menos de circuns- tancias escepcionales. Art. 6.° El servicio médico a domicilio se dividirá en dos clases: primera, médicos, alumnos de medicina, farmacéuticos i practi- cantes, para prestar sus servicios en Santiago; i lo mismo para las provincias. Art. 7.° Son obligaciones de los médicos que prestan sus servi- cios a domicilio: 152 1. a Proceder conforme a las instrucciones que recibieren de la Comisión Directiva i de- las autoridades locales; 2. a Dar a los enfermos i a las familias, los remedios i desinfec- tantes i las instrucciones del caso; haciendo que el ayudante practique i enseñe las manipulaciones i operaciones que el trata- miento exijiere; 3. a Llevar un rejistro de los llamados, indicando el nombre del enfermo i de su domicilio; i trasmitir diariamente i por telégrafo si lo hubiere, a las 12 M., un resúmen de estos datos, en un boletin, a la Comisión Directiva o a la autoridad local correspondiente; 4. a Presentar a la Comisión Directiva, al tiempo de su ajuste, una pequeña memoria que contenga el resúmen estadístico de sus servicios i las observaciones principales sobre las formas i trata- miento del cólera; 5. a Poner en conocimiento de la Comisión todas aquellas nece- sidades que su servicio reclamare; 6. a Dar los certificados de defunción de los enfenfios que hubie- ren asistido, como asimismo el aviso para el trasporte de los ca- dáveres; 7. a Dar parte a la autoridad local o a la policía de aquellos en- fermos que no tienen los medios para ser curados a domicilio, para su conducción al lazareto o lugar de recursos; 8. a Vijilar por el cumplimiento de los deberes de sus subalter- nos dando cuenta a la Comisión. Art. 8.° Para la asistencia a domicilio se establecerán estaciones sanitarias en los centros de los barrios o localidades mas atacadas por el cólera. La estación se señalará por una bandera blanca i por un gran cartel que indique el servicio médico i medicinas gra- tis para los enfermos. Art. 9.° Cada estación sanitaria estará servida por un médico, un practicante farmacéutico i un mozo, i tendrá un botiquín con todos los medicamentos i desinfectantes indicados en el plan de dotación de cantinas, i un saco porta-medicamentos. El practicante llevará un libro para anotar el consumo diario de medicamentos. Art. 10. Las estaciones sanitarias estarán abiertas desde las 7 A. M., hasta las 9 P. M., a no ser que por el aumento de la epide- mia la Comisión o las autoridades señalen otras horas. Art. 11. Los médicos, asistidos o no por el ayudante, según lo cre- yeren conveniente, acudirán a los llamados en las horas indicadas, dejando anotada en la estación sanitaria la casa a donde han ido. 153 Art. 12. Los médicos que presten sus servicios fuera de Santia- go, irán solos, a me'nos que la Comisión les acuerde un ayudan- te o practicante, según las necesidades del servicio; i llevarán la cantina correspondiente al número de enfermos que fueren a asistir. Art. 13. Estos médicos estarán sujetos a las autoridades locales, las que darán cuenta a la Comisión Directiva de las determinacio- nes que tomaren acerca de sus servicios i de los partes que de ellos recibieren. La misma Comisión impartirá a las autoridades locales las ins- trucciones convenientes i les pedirá los datos necesarios para el bu en servicio. Art. 14. La Comisión fijará los medicamentos i cantidad que deben contener las cantinas reglamentarias: número 1, para 100 enfermos; número 2, para 50 enfermos, i número 3 para 25.-Fi- jará ademas los útiles e instrumentos que debe contener cada can- tina. III SERVICIO DE LAZARETOS Art. 15. Cuando el servicio a domicilio no pueda establecerse por la indijencia de la población, se abrirán lazaretos en los cen- tros de los barrios o lugares mas atacados, dirijidos por las socie- dades de beneficencia o por las autoridades locales, con fondos, médicos, empleados, medicinas i útiles costeados por la Comi- sión. Art. 16. Las autoridades locales o las juntas de beneficencia, se pondrán de acuerdo con la Comisión para este servicio i le man- darán las cuentas documentadas, estados i datos estadísticos que a él se refieran. Art. 17. Las autoridades locales que hubieren recibido fondos directamente de este Ministerio para gastos de salubridad o de lazaretos, rendirán cuenta documentada de su inversión, la que será examinada por la Comisión. Art. 18. Las autoridades locales ademas de las medidas genera- les de salubridad a que están obligadas, tomarán para el trata- miento de la epidemia, para el saneamiento i desinfección todas las que la Comisión les indicare. 20-21 154 X Bibliografía «le la Hijiene Pública i del Saneamiento de las ciudades i habitaciones Creemos que no es ajeno ni del objeto, ni de los límites de esta memoria una lijera reseña de las obras que tratan del saneamien- to de las ciudades i de las habitaciones. Puede servir de guia en los trabajos que hai que emprender relativos a la hijiene pública de nuestras poblaciones i ciudades. En el diala Ciencia i el Arte del Saneamiento constituyen una profesión especial, ejercida por distinguidos injenieros en Europa i Estados Unidos, la cual ha ido tomando mayor importancia e incremento a medida que se ha ido reconociendo por las adminis- traciones públicas i locales la importancia positiva i práctica de los principios hijiénicos, la trascendencia que tienen sobre el bien- estar i la vida humana, como sobre el incremento de la pobla- ción i la riqueza de un pais. La injeniería sanitaria es en el dia el brazo ejecutor de la hijiene pública: realiza sus concepciones, sus acuerdos, hasta sus deseos; sin aquella la hijiene pública no sería, como lo fué largo tiempo, mas que letra muerta o vanas teorías del campo especulativo de las ciencias físicas i médicas, sin ningún resultado práctico en la disminución de las enfermedades que aquejan a la humanidad, en la prolongación de la vida, en el bienestar social i en el arte de gobernar a los pueblos. Las ciudades inglesas son las mas adelantadas en hijiene públi- ca, i los libros de sus injenieros reflejan aquel adelanto, al cual, por otra parte, han contribuido con sus estudios i sus trabajos; por esta razón recomendamos especialmente sus obras, entre ellas las de Baldwin Latham, Douglas Gal ton, Stevens Hellyer, Percy Boul- nois, Pridgin Teale, etc., i sobre todo los reglamentos de sus con- sejos de hijiene, i mui especialmente el Model Byelaws of the Local Government Board de Londres. OBRAS AMERICANAS Georcje E. Waring, Jr.-The sanitary drainage of houses and towns.-Boston, 1887. James C. Bailes.-House drainage and water Service in cityes, villages and rural neighborhood witli incidental consideraron 155 of causes affecting the health fulness of dwellings.-New York, 1884. Edward S. Philbrick, C. E.-American Sanitary engineering. -New York, 1881. Dr. Guillermo Rawson.-Conferencias sobre Hijiene Pública, dadas en la Facultad de Medicina de Buenos Aires el año 1874, estractadas, etc., por S. C. Maglioni.-París, 1876. Dr. Emile R. Coní.-Progrés de l'Hygiéne dans la République Argentine. Dedié au 6?e Congrés International d'Hygiéne et de Démographie de Vienne, 1887.-París, 1887. Dr. W. Pello.-Informe sobre la Hijiene Pública, presentado al Departamento Nacional de Hijiene de la República Arjentina.- Barcelona, 1889. Dr. José A. Wilde.-Discurso sobre la salubridad de Buenos Aires. 1872, en la obra Tiempo Perdido.-Buenos Aires, 1878, tomo l.°, páj. 183. Dr. J. A. IVilde.-Discurso sobre el arrendamiento de las obras de salubridad de Buenos Aires.-1887. Manual of the Board of Health of the city of New York.- New York, 1889. OBRAS INGLESAS Baldwin Latham C. E.-M. Inst. C. E. Sanitary Engineering. A guide to the construction of works of sewerage and house draina- ge with tables for facilitating thc calculations of the engineer.- London, 1878. H. Percy Boulnois M.-Inst. C. E. The Municipal and sanitary engineer's handbook.-London, 1883. Douglas Galton.-Observations on the construction of healthy dwellinffs, namely houses, hospitals, barracks, asylums. etc.- Oxford, 1880. Cornelius B. Fox M. D.-Sanitary examinations of water, air and food. A vade-mecum for the medical officer of health.-Lon- don 1886. S. Stevens Hellyer. - The Plumber and Sanitary Houses. A practical treatise on the principies of internal plumbing work, or the best means for eñectually excluding noxious gases from our houses.-London, 1887. Id.-Lectures on Sanitary Plumbing.-London, 1886, Knigkt's.-Anotated model byelaws of the local government board with respect to Cleansing o Privies, nnisances, cosamon 156 lodging-houses, new streets and buolding, slaughter-houses.- London, 1885. T. Pridgin Teale. M. A.-Dangers to health: a pictorial guide to domestic sanitary defects.-London, 1883. Eardley F. Bailey-Dentón. C. E.-A Hand Book of house sanitation for the use of all persons seeking a Healthy Home.- London, 1882. W. H. Corfield.-Professor of hygiéne and public health, Dwe- lling houses their sanitary construction and arrangements -Lon- don, 1885. Joseph Parry. 0. A'.-Water: its composition, collection, and distribution. A. Practical handbook for domestic and general use. -London, 1881. J. A. Russel.-Sanitary houses: tow [lectures to builders and plumbers delivered in the hall of the royal society of arts. Edin- burgh, 1878. F vanéis S. B. Frangois de Chauvnont. M. D.-Manuals of Health. The habitation in relation to health. London, 1879. Annuals Reports of the Local Government Board.-London 1882, to 1888. F. R. Wilson.-A Practical Guide for Inspectors of Nuisances Sir H. Parnell.-A Treatise and Roads. Health of Towns Commission sundry reports. W. C. and A. Glen.-Law of Public Health and Local Go- vernment. Oteen Harris.--Local Board Manual. J. Edgworth.-New Mode of Constructing Streets. JE PABuchan.-Plumbing and House Draining. A. Penfold-Practical Treatise and Roads. W. H. Whecler.-Repair of Main Roads. D. Kiuncar Clark.-Roads and Streets. Q. A. Guilmore.-Roads, Streets and Paviments. G, JE Willcocks.-Roads and Roadways. Jhon Loudon Matdam.-Remarks on the Present System of Road Making. Bailey Dentón.-Sanitary Engineering. Charles Slagy.- S&oAaYy Work. Robert Rawlinson.-Suggestions as to the Preparation of Dis- trie Maps and of Plans for Main Sewerage, Drainagc and Water Supply. G. F. Crosby Dawson.-Streets Pavements. 157 Fred A. Paget.-Steam Road Rolling. JK Robinson.-The Parkes, Promenades, and Gardens of Paris. J. Vesey Fitzgérald.-The Public Health and Local Govern- ment Act. T. Baker.-The Interments Act.-1879. Tilomas Codríngton.-The Maintenance of Macadamised Roads. Anonymous.-The true system of Wood Pavement. Alex Glen.-The Surveyor of Highways. OBRAS FRANCESAS I VARIAS Belgrad.-Travaux souterrains de París. G. Nenville.-Des eaux de París. Fonssagrives.-Hygiene des villes. Durand-Claye.-Assainissment de Berlín.-París, 1882. De Freycinet.-Assainissment des villes.-París, 1870. Brouardel.-Rapport sur l'assainissment de París, 1881. A. Wazon.-Principes techniques d'assainissment des villes et habitations.-París, 1884. P. Miguel.-Les organismos vivants de l'atmosphére.-Paris, 1883. Tardieu.-Dic. d' Hygiene. Martin (Stanislas) Falberts.-Conseils d'hygiene et de salubru- té.-Paris, 1889. A. Palmberg.-Inspector en jefe de los servicios sanitarios del depósito de Helsingfors (Finlandia).-Traite d'hygiene publique basé sur ses applications dans les deferentes pays.-Estocolmo, 1889. Obra mui importante que se está publicando en sueco i en fran- cés i que contiene la descripción de las instalaciones e institucio- nes sanitarias de todas las ciudades principales de Europa. S. Stevens Hellyer.-Plomberie:-Water-closet. - Urinoirs.- Eviers.-Bains.-Portes d'eaux, etc.-Traduit de Tangíais par Poupard Ainé. Ponteen.-L'assainissment suivant le systeme Waring. G. Bechmann.-Salubrité Urbaine.-Distribution d'eau.-As- sainissment.- Paris, 1888. 5. Stevens Hellyer.-Salubrité des Maisons.-Paris, 1889. Brunfaut.-Assainisment de Paris.-Paris, 1889. J Babut Du Mares.-Eaux d'égout.-Paris, 1889, 158 F. Ligcc.-Egouts.-París, 1889. Alphand.-Service des eaux et égouts.-París, 1879. OBRAS ALEMANAS Fodor J.-üntersuchungen hygienische über Luft, boden u Wasser insb. auf ihre Bezichung zu dem epidem Kranchheiten. -Investigaciones hijiénicas del aire, suelo i agua en sus relacio- nes con las enfermedades epidémicas. Vogt.-Frinckwasser und bodengas.-Agua potable i gases del suelo. V. Pettenkofer.-Das hygienische Institut der Universitat Münichen.-Instituto hijiénico de la Universidad de Munich. Flucgge.-Beitrage zur Hygiene:-Contribución a la hijiéne: l.° Aire de las habitaciones en verano; 2.° Porosidad del suelo; 3.° Desaseo del suelo en las ciudades; 4? De los alimentos en los es- tablecimientos públicos. F. Renk.-Primer asistente de Pettenckofer.-Die Kanalgase. -Munich, 1882. Janclce.-Die Schwemmcanalisation.-Berlín, 1879. Overbeck.-Systémes d'evacuation des eaux.-Berlín, 1880. XI Epílogo tic la primera parte La Junta del Gobierno Local de Lóndres publicó en agosto de 1886, a propósito de la última epidemia del cólera, un interesante informe redactado por el doctor Buchanan, médico de la espresa- da junta, en el cual se encuentran consignadas ideas que todas las naciones deben tener presente, porque son la espresion verdadera i positiva del corolario de la Hijiene Pública. Hé aquí aquellas ideas que queremos dejar consignadas en esta memoria, como conclusión de esta parte: «La opinión de Inglaterra relativa al cólera en Europa, opinión formada por su propia esperiencia i robustecida por lo que ha po- dido aprender de otros países, es que para las naciones europeas que han puesto a cubierto de la infección su suelo, aire i aguas, hai poco o ningún peligro de cólera, cuando la enfermedad sea lle- vada a su seno; mientras que los países que no han obtenido este resultado tienen que correr riesgos serios i desconocidos a causa 159 del cólera, cuando este tlajelo logra introducirse en ellos. La Ingla- terra pone su confianza en las medidas que le aseguran ]a pureza del suelo, del agua i del aire, i considera que esta pureza basta para impedir la propagación del cólera en una nación europea». La Inglaterra da de esta manera, en presencia de una epidemia un testimonio solemne a todas las naciones del mundo de lo que puede alcanzar la Hijiéne Pública i de la plena confianza que de- posita en ella, i demuestra ademas que el aseo, la limpieza i las obras de saneamiento, las diarias, prolijas i constantes precaucio- nes sanitarias valen mas contra la invasión de las epidemias que los cordones sanitarios, las cuarentenas i los lazaretos. Ello prueba finalmente que la Hijiéne Pública, calcando aquel axioma que parece algo exajerado e injusto, los pueblos tienen el gobierno que merecen, podrá decir algún dia con mucha verdad i justicia, las naciones tienen las epidemias i la mortalidad de que se hacen dignas i acreedoras. SEGUNDA PARTE Contabilidad.-Inversión de los fondos recibidos Resúmen de la contabilidad I Fondos recibidos En las fechas que acontinuacion se espresan, la Comisión Di- rectiva del Servicio Sanitario del Cólera recibió de la Tesorería Fiscal de Santiago, según decretos supremos, las siguientes par- tidas: Noviembre 28 de 1887 $ 10,000 Diciembre 22 de » 10,000 Enero 2 de 1888 20,000 n 24 de ■ 20,000 Febrero 7 de n 30,000 n 27 de , 30,000 Marzo 16 de h 30,000 Abril 10 de » 40,000 Setiembre 14 de » 15,000 Enero 16 de 1889 14,000 Total $ 219,000 II Inversión de los fondos recibidos El total de las cantidades recibidas, asciende a la suma de dos- cientos diez i nueve mil pesos ($ 219,000), cuya inversión se ha hecho de la manera siguiente: 162 ÁT ACAMA Servicio médico de Taltal i Freirina $ 2,280 17 COQUIMBO Para atender los servicios médicos de la Serena, Co- quimbo, Illapel, Elqui i O valle n 11,906 63 ACONCAGUA Para el servicio médico de San Felipe, Andes, la Li- gua, Petorca i Putaendo ti 8,609 33 VALPARAISO Remitido al señor Intendente para el servicio de los lazaretos, estaciones sanitarias de la ciudad i de la bahía, i a los Gobernadores de Quillota, Lima- che i Casablanca, para el servicio de sus respecti- vos departamentos n 47,444 21 SANTIAGO Sueldos del personal de la Comisión Directiva, del empleado en las trece estaciones sanitarias esta- blecidas en la capital, del personal encargado de las desinfecciones a domicilio; pagado en carrua- jes para el servicio de los médicos; e invertido en los departamentos de Victoria i Melipilla, en el servicio médico u 53,315 16 o'higgins Para el servicio médico de los departamentos de Rancagua i Maipo n 5,484 52 COLCHAGUA Para el servicio médico de los departamentos de San Fernando i Caupolican n 10,334 88 CURICÓ Para el servicio médico de Curicó i Vichuquen n 2,993 02 163 TALCA Para el servicio médico de los departamentos de Talca, Curepto i Lontué $ 3,323 93 LINARES Para el servicio médico de la provincia, principal- mente para el departamento del Parral h 6,058 39 MAULE Para el servicio médico de los departamentos de Cauquénes, Itata i Constitución n 5,370 75 NUBLE Para el servicio médico de los departamentos de Chillan, San Carlos i Búlnes n 6,718 25 CONCEPCION Para el servicio médico de Concepción, Tomé, Coro- nel i Lota ii 8,227 59 BIO-BIO Para el servicio médico de toda la provincia... n 5,256 92 MALLECO Para el servicio médico de Angol, Traiguén i Colli- pulli ii 7,843 39 ARAUCO Pa¿ra el servicio médico del departamento de Arauco n 1,226 85 CAUTIN Para el servicio médico de Temuco e Imperial n 1,288 53 Medicinas compradas en Santiago h 15,245 32 Medicinas traídas de Europa n 7,316 92 164 Publicaciones de cartillas e instrucciones para el pueblo i de avisos $ 971 X Utiles diversos para el servicio de las estaciones sa- nitarias de la República i 1,779 34 Gastos del guarda-almacenes de la Comisión para el servicio de facturas pedidas de todas las provin- cias 3,016 98 Ranos gastos n 2,809 58 Suman los gastos $218,821 66 Enterado en la Tesorería Fiscal con fecha 2 de abril de 1889 tt 178 34 Total S 219,0°° Como se vé, los gastos para la curación del cólera en toda la República durante su segunda aparición o epidemia, ascienden a la suma de doscientos diez i ocho mil ochocientos veintiún pesos sesenta i seis centavos ($ 218,821.66). TERCERA PARTE PROVINCIA DE ATACAMA Departamento de Copiapó Ciudad de Copiapó Lat. 27° 22' 30".-Lonj. 0o 18' 16" E.-Altitud 395 SERVICIO MÉDICO Médico, don José Dolores Melendez Pinto; alumno de 4.° año don Eduardo Mizon; practicantes, don Arturo E. Toro, don José M, Tritis i don Galerio Rojas; i practicantes de farmacia, don Enrique E. Gigoux i don Santiao-o Carreño. La ciudad de Copiapó está edificada sobre un terreno de tras- porte o acarreo, salitroso, a la terminación del valle i al norte del rio del mismo nombre. El agua del subsuelo está en la parte norte a 10 metros de pro- fundidad; i en la parte sur, tan superficial, que forma las vegas que se estienden de oriente a poniente por todo el largo de la ciu- dad. Estas vegas son mas bien pantanos o lodazales, donde se ve- rifica la descomposición de las sustancias orgánicas en ellas acu- muladas. El Cementerio jeneral está situado a siete cuadras al sur de la plaza i a orillas de las vegas, i de consiguiente está mal ubicado El Cementerio de coléricos está detras del lazareto i a tres cua- dras de éste sobre las faldas de un cerro granítico i como a trece cuadras al noreste de la población. El agua que se bebe en Copiapó es de vertiente i del rio. La 166 primera se lleva a la población por cañería de fierro, es mui car- gada de sales, principalmente de sulfates de soda, cal i magnesia que la hacen poco apropósito para potable: cuece mal la carne i las legumbres, i es deficiente para el servicio de la población, pues no alcanza para la cuarta parte de ella. La segunda, que es la mas abundante, se distribuye en las casas por acequias que muchas veces reciben inmundicias que contami- nan de tal modo el agua, que la hacen impropia para la bebida, pues hasta letrinas hai sobre estas acequias. Las norias son poco comunes en esta ciudad, a pesar de que su agua parece ser de mejor calidad que las anteriores. Las letrinas, en jeneral, están en hoyos o escavaciones practica- das en el terreno. El aseo de las calles es esmerado en la parte central de la ciu- dad; pero descuidado en los alrededores. Lo mismo sucede respecto al interior de las "casas de la jente pobre, en la cual se nota mu- cha miseria. El primer caso de cólera tuvo lugar el 24 de marzo de 1888 en el barrio de la Chimba situado al poniente de la ciudad, en la parte baja que recibe las aguas de ella. Ahí se estendió i permaneció seis dias, de donde saltó al norte de ]a población estendiéndose por varios puntos i aun a la parte mas alta i seca, sin llegar a las Vegas, donde no hubo un solo caso a pesar de la pobreza de sus habitan- tes i de la inmediación al barrio del Nuevo Mundo, en que hubo un foco de infección. El 14 de abril, se propagó por el valle, hacia arriba, llegando a Tierra Amarilla, donde se presentaron solamente dos casos, debido talvez, a las cuidadosas medidas de aislamiento i desinfección, que oportunamente se tomaron. En Copiapó se tomaron también medidas de precaución, como la de cortar las aguas de las acequias; repartir en ]a población agua cocida para la bebida; regar las calles con disolución de cloruro de cal; practicar las desinfecciones de una manera jeneral, con sulfato de cobre, azufre i cloruro de ca\ etc, A estas precauciones tomadas por la autoridad i al servicio mé- dico, se debió la limitación i estincion del cólera en Copiapó. La asistencia de coléricos, fué la siguiente: En el lazareto.... 78; de alta.... 22 i muertos 56 A domicilio 182 „ n 73 » n 109 167 Lo que da un total de 2G0 asistidos, 95 altas i 165 fallecidos. La mortalidad fué numerosa, porque los enfermos se ocultaban i solo llamaban al médico en los últimos momentos, cuando los ausilios de la ciencia eran ya ineficaces. Otros reusaban la asisten- cia médica en el primer período de la enfermedad, creyendo que no era el cólera el mal de que estaban atacados. Esto mismo se ha visto en los pueblos del sur, en la primera epidemia; pero en la segunda han tenido mas confianza en la asis- tencia médica, la han solicitado desde el principio de la enferme- dad, i así el número de víctimas de la epidemia ha sido muchísimo menor. Subdelegacion de Caldera Puerto de Caldera Lat. 27° 5' 8".-Lonj. 0° 9' 22". - Altitud O, SERVICIO MÉDICO Médico particular don Elias Lillo; practicante, don Belisario Toledo. El pueblo está edificado sobre los granitos esquites o las esqui- tas micáseas de la costa. Carece de agua, pues no hai sino algu- nos pozos que solo sirven para el riego de las plantas. Durante la epidemia, bebían en Caldera el agua resacada, pero antes consu- mían agua traída de Pabellón. Las letrinas están arregladas en hoyos practicados en el terreno esquitóse. El Cementerio para coléricos está bien situado, dista como cua- tro kilómetros de la población i está bien distante del Cementerio jeneral. A domicilio se asistieron diez enfermos, de los cuales murieron cinco. Departamento de Taltal Puerto de Taltal Lat. 25° 23' 49".- Lonj. 0o 7' 33" E.-Altitud O. SERVICIO MÉDICO Don José Domingo López, i clon N. Alvarez. En el puerto de Taltal i alrededores hubo G7 asistidos, de los cuales 30 fueron dados de alta i 37 fallecieron. 168 Empezó la epidemia el 3 de febrero de 1888 i terminó el 10 de marzo del mismo año. Subdelegaron de Paposo Puerto de Paposo Lat. 25° 0' 36".-Lonj. 0o 12' 12" E.-Altitud O. El cólera empezó en la mina Reventón, importado por los peones enganchados en la Serena, donde existia ya el cólera, los cuales zarparon de Coquimbo el 24 de enero. Esta mina está situada a diez leguas al interior de Paposo i co- mo a 2,000 metros de altitud. Su población en épocas normales es de 200 habitantes: no tiene agua de ninguna clase, i se emplea para la bebida el agua resacada que llevan de Paposo. El aire es mui seco, lo que hace que el papel se ponga quebradizo, i el pan, que lo llevan de Paposo, tan duro, que hai que partirlo a golpes de martillo. Todas las sustancias higrométricas pierden su agua con gran rapidez. El primer caso tuvo lugar el 1.* de febrero de 1888 en uno de los peones recien llegados de la Serena. Al principio no hubo servicio médico, i murieron sin él como 50 personas. El 13 de febrero llegó el médico nombrado por ]a Comi- sión, señor José Domingo López que asistió 36 enfermos a domi- cilio, de los cuales murieron 6. En el lazareto se asistieron, desde el 11 al 29 de febrero 49 enfermos, de los que murieron 27 i 22 fueron dados de alta. En la mina Abundancia fueron asistidas 23 personas por el médico señor Alvarez, de los cuales murieron 9. Tomando en cuenta los 50 muertos sin asistencia médica, resul- ta un total de 158 enfermos, de los cuales 66 fueron dados de alta i 92 fallecieron. La epidemia terminó el 10 de marzo. Departamento de Freirina Ciudad de Freirina Lat. 28° 30' 35".-Lonj. 0o 22' 35" O.-Altitud 137 metros SERVICIO MÉDICO Licenciado señor Antonio Echiburú. 169 El cólera se presentó en Labrar el 26 de diciembre de 1887, i terminó el 27 de abril del presente año de 1888. Labrar es una subdelegaron mineral del departamento de Frei- rina, en la cordillera de la costa, a odios leguas del mar, que com- prende los minerales de Labrar, Quebradita, Fragüita, el Morado i San Juan, con una población de 2,000 habitantes. La población de Labrar alcanzará a 800 habitantes, entre los cuales se declaró el cólera, importado por jente enganchada en Valparaíso. En el Morado hubo varios casos i en Quebradita uno, de la misma importación. El agua que se emplea para la bebida i los demas menesteres domésticos, es de los piques i de las minas. Las habitaciones son ranchos bajos i estrechos, construidos de pircas de piedras con techo de paja, mas o menos de 4 metros cua- drados de superficie, con una sola puerta. En estos ranchos viven los habitantes mui aglomerados i en gran desaseo; pero el cólera no se desarrolló allí con mas fuerza, por la sequedad del clima i por la falta de agua corriente. Los trabajadores de las minas abusan mucho del uso de licores alcohólicos, i beben principalmente el aguardiente de higos, en las chinganas, que empiezan en la tarde del dia sábado, i terminan en la noche del lunes. Estas chinganas fueron la causa principal de la propagación del cólera, cuya epidemia fue en jeneral benigna, pues la mayor parte de los casos eran de cuatro dias de duración con reacción pronta i lijera. Hubo un lazareto durante los meses de febrero i marzo, en el cual se atendieron 34 enfermos. A domicilio, tanto en la población como en los ranchos de las minas, se atendieron 54, lo que da un total de 88 enfermos, de los cuales fallecieron 21 i 67 fueron da- dos de alta. Total del movimiento habido en la provincia de Atacama, hasta el 15 de mayo de 1888. Asistidos 583 Altas 263 Fallecidos » 320 22-23 170 PROVINCIA DE COQUIMBO Departamento de la Serena Ciudad de la Serena Lat. 29° 54' 11".-Lonj. 0o 36' 23".--Altitud 87 metros SERVICIO MÉDICO Médicos, don José Dolores Melendez, don Alberto Caballero, don Jennan Valenzuela; licenciado, don Elias Lillo; alumno del 6.° año, don Manuel Concha; del 5.° año, don Ambrosio Munizaga; del 4.° año, don Abraham Bravo; practicantes, don Federico Katz, don Vicente Aguirre, don Pedro Ballin, clon Francisco Rodríguez i don Juan Rafael Esquível. La Serena está edificada en terreno de acarreo que tiene agua subterránea que varía de profundidad según la altura, pues está la ciudad edificada en tres planos escalonados, que de arriba a bajo son Santa Lucía, Recinto central i las Vegas. En la parte alta las aguas son profundas, en la parte central hai pozos a 5 metros i en las vegas el agua vierte. Se bebe agua potable de buena calidad, pero que pasa por el pueblo del Algarrobito, donde se contamina i después entra a la población en la cañería, cuyo servicio es deficiente, i por esta ra- zón el pueblo bebe agua de pozo en la Pampa i de rio en las Ba- rrancas. Hai necesidad de evitar la contaminación del agua, de cubrir el acueducto i de aumentar las cañerías. Las letrinas están sobre las acequias centrales, como en Santiago El Cementerio está bien situado, a tres kilómetros del pueblo en un cerro, en el cual se arregló un departamento para cemente- rio de coléricos. El primer caso de cólera empezó en el hospital el 15 de enero de 1888 i se desarrolló por casos aislados durante los primeros quince dias; después aumentó rápidamente, por focos, en la Pampa, en las Barrancas i en la calle Colocolo hasta el 20 de febrero, que fué su fastijio i declinó rápidamente hasta el l.°de marzo. En todo 171 el mes de marzo hubo casos aislados que se estinguieron totalmen- te a principios de abril. Hubo un lazareto, el de El Tránsito en la Casa de Ejercicios. En el lazareto fueron asistidos 308, dados de alta 124 i muertos 184. A domicilio en la ciudad i alrededores, la Compañía, la Pam- pa, Peñuelas, Algarrobito, Altobalsol i Cutun fueron asistidos 133, dados de alta 88 i muertos 45. Ademas se recojieron de la pobla- ción i alrededores 231 cadáveres. En la Higuera, a 9 leguas de distancia de la Serena, hubo una estación sanitaria servida por el doctor Eduardo So]overa, en la cual hubo 45 asistidos i muertos 28. El doctor don Ismael Cavada ayudó en esta asistencia. Departamento de Coquimbo Puerto de Coquimbo Lat. 29° 56' 45".-Lonj. O. 41° 28'.-Altitud O. SERVICIO MÉDICO Médico, don José Agustín Ramírez; practicante don Antonio Ur- quieta. * La población está edificada al oriente de la península que forma la bahía de Coquimbo, en un terreno granítico. No hai aguas corrientes ni subterráneas. Hai agua potable en cañería que pasa por un canal descubierto al pié i como a sesenta metros mas abajo del Cementerio del Algarrobito i sigue por un lado de este villorrio, que queda entre los dos canales que surten a la Serena i Coquimbo i cuyos ranchos están a sus orillas; de consiguiente el agua no es mui pura. Habrá que cubrir el canal i llevar el agua en cañería desde mas arriba. Hubo un lazareto i estación sanitaria. Fueron asistidos 37, puestos de alta 23 i muertos 14. Departamento de Elqui Ciudad de Vicuña Lat. 30° 2'^36".-Lonj. 0o 3' 42" O.-Altitud 729 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Alfredo Marín; alumno del 6.° año, don Herme- nejildo Herrera; id. del 5.° año don Ambrosio Munizaga. 172 Esta ciudad está edificada en terreno de acarreo, al norte del rio. No hai agua potable; se bebe agua del rio i los descansos están sobre las acequias. La población de Vicuña, capital del departamento, fué ]a mas atacada. El primer caso se presentó el l.° de febrero de 1888 en un individuo que ese dia había partido de la Serena a Dieguitas; el segundo caso en Peralillo i al dia siguiente en Vicuña; es decir, el cólera bajó pronto i no salió de Dieguitas. No formó focos sino que se presentó diseminado sucesivamente en Vicuña, Tambo. Casa-Blanca, San Carlos, Rodado, Gualliguiaca, Pinta-Azul, el Molle i Marquesa. A mediados de mayo de 1888 quedó terminado. No hubo lazareto. Asistidos a domicilio hasta el 15 de mayo 160, altas 107 i muertos 53. Departamento de Ovalle Ciudad de Ovalle Lat. 30° 36' 16".-Lonj. 0o 35' 5".-Altitud 217 metros SERVICIO MÉDICO Médicos, don Amable Caballero, don Gonzalo Barrios i don Ro- berto Munizaga; practicante, Domingo Ulloa. El pueblo de Ovalle está edificado sobre un terreno de acarreo bien regado, con aguas subterráneas superficiales. No hai agua po- table mas que la del rio Limar!, que da un canal especial para la bebida i otro que sirve también para acequias interiores de las manzanas de la población, sobre las cuales están los descansos. No hai pozos. El Cementerio está a 4 kilómetros, i el de coléricos al lado. El primer caso de cólera se presentó el 17 de febrero de 1888 i terminó en los primeros dias de abril, volvió en mayo; el 7 de éste había 15 enfermos i 9 defunciones. En el lazareto fueron asistidos 43, dados de alta 13 i muertos 30. En la población asistidos 95, altas 64 i muertos 31. Departamento de Combarbalá Ciudad de Combarbalá Lat. 31° 10' 56".-Louj. 0o 14' 40".-Altitud 1065 metros. No hubo cólera. Se remitieron, sin embargo, tres cantinas nú- 173 mero 3 i trescientos ejemplares de la hoja Instrucciones sobre el cólera. La altitud de Combarbalá es notable i talvez a ella pueda atri- buirse su inmunidad. Conviene llamar la atención de los médicos a la altura de este pueblo, como residencia para los enfermos del pulmón de las otras provincias i para establecimientos de sa- natorios. Departamento de Illapel Ciudad, de Illapel Lat. 31° 37' 49".-Lonj. 0o 29' 40".-Altitud 526 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Clodomiro Silva; practicante, don Víctor Ace vedo. El pueblo de Illapel está edificado en terreno de acarreo, en la ribera norte del rio del mismo nombre. No tiene agua potable en cañería. Se bebe el agua del rio, que corre por acequias descubier- tas i la jente acomodada bebe agua de noria, que es la mejor i mas limpia, i que se encuentra en el subsuelo de 2 a 6 metros de pro- fundidad. El cólera empezó el 28 de diciembre de 1887 i terminó el 16 de abril de 1888. Atacó principalmente en el interior del valle de Choapa, en Sa- lamanca i Chalinga, a 526 metros de altura, donde empezó la epi- demia de tifus exantemático en 1865, que invadió después toda la República. De los coléricos hubo 76 asistidos a domicilio, de ellos 40 de altas i muertos 36. Total de atacados en la provincia de Coquimbo: 1,128; altas 476 i muertos 652, agregando los 231 cadáveres recojidos en la Se- rena. 174 PROVINCIA DE ACONCAGUA Departamento de San Felipe Ciudad de San Felipe Lat. 32° 47' 25".-Lonj. 0o 2' 0".-Altitud 657 metros SERVICIO MÉDICO Médicos, don José del Cármen Seaman, don Pascual Zosa Bru- na; alumnos del 6.° año, don Oscar Fontecilla i don Moisés Herrera Bravo; id. del 5.°, don Juan José León; id. del 4.° año, don Artemio Aguirre; practicantes, don Fortunato Constella i don José Tomas Bizarro.* San Felipe está edificada en la márjen derecha del rio Aconca- gua, en terreno de acarreo permeable, con aguas subterráneas, en Santa María a 4.™ 50 i en San Felipe a .3 metros mas o ménos, se- gún la estación. Hai agua potable en cañería de los cerros de Jahuel; pero mu- cha parte de la población carece de este servicio i consume la del rio, que corre en la mitad de la población, por el centro de las ca- lles, de oriente a poniente, i la de pozo en algunas partes. Las letrinas están, como las de Santiago, sobre las acequias de agua corriente que pasan por el interior de las casas. El aseo de la población es deficiente. El Cementerio común está mal situado, al oriente de la población, i sus filtraciones van al pueblo; el de coléricos está en el cerro de los Herreras al sur de Santa María, en buenas condiciones. El cólera apareció por primera vez en Chile el 25 de diciembre de 1886, en la villa de Santa María, situada a legua i media al sur-este de San Felipe, o al ménos, ésta es la fecha de su recono- cimiento oficial; pues se asegura que el primer caso de colerina de Santa María se remonta al 25 de noviembre, es decir, un mes ántes. Esto es mui probable i admisible, cuando se considera que la aparición confirmada del cólera en todos los pueblos de Chile, ha sido precedida de un número considerable de colerinas o casos sospechosos, como se les ha llamado, durante dos o cuatro semanas. Es digno de tomar en consideración que el cólera apareció en la 175 parte baja i pantanosa del villorrio de Santa María i que el 26 de diciembre fué el primer caso en la Calera, diez leguas al poniente, lo que quiere decir que el jérmen del cólera estaba ya diseminado en una grande estension. El primer caso de colerina en San Felipe fué el 26 de diciembre, i el 10 de enero se declaró el cólera confirmado, que duró hasta el 24 de febrero de 1887. La segunda epidemia principió el 30 de noviembre de 1887 i terminó el 15 de marzo de 1888. Toda la asistencia de la segunda epidemia se hizo a domicilio. Funcionaron tres estaciones sanitarias, en todo igual a las estable- cidas en Santiago: la 1.a en el convento de Santo Domingo para atender la parte urbana; la 2.a en el Almendral; i la 3.a en Santa María. Hubo también un servicio en San Réjis que duró desde el 7 de febrero hasta el 3 de marzo, i un lazareto en Panquehue- que se abrió el 26 de diciembre i se cerró el 4 de febrero. ASISTIDOS Casos Altas ■Muertos En el pueblo 69 50 19 ii el Almendra] 138 119 19 ii Santa María 39 27 12 ti San Rejis 53 9 44 ti Panquehue 80 59 21 Total del departamento de San Felipe. 379 264 115 Departamento de los Andes Ciudad de Santa Rosa de los Andes Lat. 32° 54' 54''-Lonj. 0o 6' 39" E.-Altitud 818 metros* SERVICIO MÉDICO Alumno del 5.° año, don Juan José León; alumnos del 6.°, don Santiago Guzman i don Eleodoro Zuasnábar; practicante, don Ma- nuel González i dos practicantes del hospital del pueblo. Las condiciones de la población son como eii San Felipe. Hai agua en cañería, pero escasa; la mayoría de la población bebe el agua del rio repartida por las acequias, i de consiguiente inui im- 176 pura. Las aguas subterráneas son profundas, a 8 metros mas o menos. t El Cementerio común está mal situado en la parte alta i al oriente del cerro que está al este del pueblo. El de coléricos está al lado. La primera epidemia empezó el 15 de enero de 1887 i terminó el 14 de febrero del mismo año. La segunda comenzó el 9 de enero de 1888 i concluyó el 28 de marzo del mismo año. Todo el servicio se hizo a domicilio con tres estaciones sanita- rias: la 1.a funcionó en la Rinconada; la 2.a en el pueblo; i la 3.a en Curimon. ASISTIDOS Casos Altas Muertos Bucalemu 10 5 5 Andes 17 10 7 Rinconada 66 48 18 Curimon 17 9 8 - ■ -- Total del departamento de los Andes. 110 72 38 Departamento de Putaendo Ciudad de San Antonio de Putaendo I.at. 32° 40' 45".-Lonj. 0o 1' 49".-Altitud 825 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Emiliano Sierralta; licenciado, don José Nicolás Gutiérrez; alumnos del 6.°, don Ruperto Correa i don Manuel J. Mercado; id. del 5.° año, don Eduardo Salas; farmacéuticos, don Miguel Otero i don Luis Duran; practicante, don Isidoro Alegría La situación i condiciones telúricas i climatéricas de Putaendo son mas o ménos como las de los Andes i San Felipe. No hai agua por cañerías, i todos beben el agua de las acequias que corren por el medio de las calles, reservando las del interior de las manzanas a las letrinas. El Cementerio común está al sur-oeste, i por él pasan las aguas que van a los fundos vecinos; el de coléricos está al oriente en un montículo. 177 La primera epidemia no respetó a Putaendo a pesar del cordon sanitario que las autoridades del pueblo pusieron con el batallón cívico en el camino, en el lugar denominado la Punta del Olivo: hubo muchos enfermos asistidos por don Alejo Robledo, de los cuales fallecieron 72. La segunda epidemia empezó el 16 de enero i terminó el 18 de marzo de 1888. Todos los enfermos fueron asistidos a domicilio en el pueblo, Rinconada de Herrera o de Silva, en Pillo, en Asiento i en Agus- tinos. Total de asistidos en el departamento de Putaendo, 455, altas 231 i muertos 224. Departamento de la Ligua Ciudad de la Ligua Lat. 32° 27' 23".-Lonj. 0o 36' 15".-Altitud 75 metros SERVICIO MÉDICO Médico, don Juan Honorato; alumno del 4.° año, don Pedro N. Rivera. La Ligua está a cinco leguas del puerto del Papudo, fundada casi al nivel del mar, en un terreno de cascajo, accidentado i hú- medo. El agua del subsuelo está a tres metros de profundidad i sirve para las norias que usa parte de la población. Estos pozos están mas o menos a 10 metros de los fosos de las letrinas. No hai agua potable por cañerías i el pueblo bebe el agua de las acequias del rio de la Ligua i el agua de pozo, como queda dicho. El aseo de la población es regular. El Cementerio jeneral está al sur en un cerro i no puede dañar a la población. El cólera apareció el 20 de enero de 1888 en Pullalli i se tras- mitió a Petorca, i terminó el 25 de febrero del mismo año. No funcionó el lazareto, pero quedó preparado para recibir los enfermos. Asistidos en el departamento de la Ligua, comprendiendo los servicios de Huaquen, Pullalli i la Ligua, 8.3, de los cuales 37 fue- ron ciados de alta i 46 muertos. 178 Departamento de Petorca Ciudad de Petorca Lat. 32° 18' 43".-Lonj. 01J17' 51".-Altitud 501 metros. SERVICIO MEDICO Alumnos del 6.° año, don Bernabé 2.° Orrego i don Francisco Antonio Gómez; id. del 4.° año, don Pedro N. Rivera. El pueblo de Petorca está situado sobre los acarreos que el rio del mismo nombre ha depositado el en fondo de un valle formado por cerros altos de formación devoniana i siluriana. No hai agua por cañerías; se bebe el agua del rio i agua de po- zo como en Chincolco. El Cementerio de Chincolco que se destinó a los muertos del cólera era el que servia para los variolosos: está completamente abierto, en la falda de un cerro; i las aguas lluvias que lo lavan, van al rio. Las inhumaciones se hicieron a mui poca hondura, de manera que los cadáveres quedaron pronto descubiertos. En la ciudad de Petorca no hubo cólera; pero sí en Huaquen, Quilimarí i Chincolco. En Huaquen, subdelegacion de la costa, empezó el cólera el 10, de enero de 1888 i terminó luego, pues solo hubo siete atacados, de los cuales dos fallecieron. En Chincolco empezó el cólera en el Sobrante, hijuela de la ha- cienda de ese nombre, a una altura de 800 metros, el 29 de di- ciembre de 1887, llevado por un hombre que hacia el tráfico con San Felipe i Valparaíso, i de allí se propagó al villorrio de Chin- colco, que está a 615 metros de altitud i que cuenta con una po- blación de 6,000 habitantes. Este lugar está en mui malas condi- ciones hijiénicas i sus moradores tienen malos hábitos. El cólera atacó principalmente el Alto del Puerto, donde murieron diez per- sonas ántes de la llegada del médico enviado por la Comisión. La epidemia terminó el 20 de febrero de 1888. En Chincolco hubo lazareto, que se abrió el 18 de enero, don- de se asistieron seis enfermos ¿que figuran en la estadística si- guiente: 179 ASISTIDOS Hu aquén Casos Altas 0 Muertos 7 Chincolco 52 34 18 Quilimari 37 24 13 Total 96 58 38 Subdelegacion de Tambo i Tahuinco Esta subdelegacion está en la ribera sur del valle del Ciioapa. La población es agrícola, esparcida en los campos i algo aglomera- da en el curato del Tambo i en las casas de la hacienda. El cólera fué llevado de Putaendo i de Chincolco i prendió a la vez en ambas orillas del Choapa.- en el Tambo al lado sur, i en Chalinga i Salamanca, departamento de Illapel, al norte. Se asistieron 40 enfermos, de los cuales murieron 5 i 35 fueron dados de alta. Total en la provincia de Aconcagua: Asistidos 1.201 Muertos 485 Altas 716 PROVINCIA DE VALPARAISO Departamento de Valparaíso Puerto de Valparaíso Latitud: 33°-l'-55"-Lonjitud: 0',-58'-50"-Altitud: 0-Altitud de la Estación del Ferrocarril: 3 m. Mástil central de la Bolsa Comercial (1). Lat. sur: SSM'-lO/'l. Lonj. 0 de Greenwich- TE-SS'-IG n if de París- 73°-58'-30//. i! o de ii en tiempo: 4 11.-55 m.-54 s. (1) Anuaire du Burean del Longitudes potlr 1888.-Esta posición as- tronómica de Valparaíso fué determinada en 1883 por Mr. O. de Bernar- diere, miembro de la Comisión Francesa del Paso de Venus, por observa- ciones de alturas i trasmisión telegráfica directa del observatorio de París. 180 Lat. sur: 33°-2/-7/',7. Lonj. 0 de Greenwich: 71°-38/-12//,9. Farol de luz jiratoria del Muelle de Pasajeros (1). SERVICIO MÉDICO Lazareto del Barón-Médicos: don Alberto Zenteno Barros, don Maximiano Bañados i don Manuel Antonio Arcaya. Lazareto de Playa Ancha.-Médicos: don Ramón Gorrao; prac- ticante don Anselmo Bretón. Lazareto de San Agustín.-Médicos: don Benjamín Manterola, don Enrique Deformes; alumno del 4.° año don Carlos Cámus, id. del 3.° don N. Vergara Flores i don Bernardo Alvarez. Lazareto de Baeras.-Médico: don Antonio Castro C.; practi- cante don Carlos Schultzki. Lazareto Blas Cuevas.-Médico: don Antonio Castro C.; prac- ticante don Francisco Manfierro. ESTACIONES SANITARIAS Núm. 1.-Médico, don Manuel Antonio Cerda R.; practicante, don Santiago Mendez.-Comprendida entre ]a calle de la Vic- toria, Plaza de la Victoria, Alameda de las Delicias, acera oeste i el mar. Núm. 3.-Médicos: don Teodosio Martínez Ramos i don Luis A. Ferrari; practicantes, don Jenaro Silva i don Reinaldo Fernan- dini.-Comprendida entre la calle de la Independencia i la pobla- ción de los cerros de San Juan de Dios, Yungai, Bella-Vista, de las Jarcias, de la Florida i de las Mariposas hasta la quebrada de Jaime. Núm. 3.-Médico, don Alberto Zenteno Barros; practicantes, don Pedro DAsquin i don Pedro N. Osorio.- Comprendida entre el mar, la Plaza Aníbal Pinto, Playa-Ancha i la población de los cerros de la Cárcel, de Elias, de la Concepción, Alegre, Cordillera San Francisco, San Antonio, de las Carretas i de la Artillería. Núm. 4--Médico, don Eulojio Cuevas Millan; practicante, don Benjamín Bañados.-Comprendida entre la cstremidad de la calle de la Independencia i los cerros de la Cruz, del Litro, de las Cañas, de la Merced, Ramaditas, Las Zorras, Quebrada de Santa Elena i la acera este de la Avenida de las Delicias. (1) Esta segunda, porque el Mástil ya no existe, ha sido calculada por la anterior, 181 Núm. 5 de la Bahía.-Médico, don Manuel Gundelach; prac- ticantes, don Elias Mery i don José Arroyo.-Situada en el Res- guardo. Estación del Matadero.-Alumno del 5.° año, don Domingo Grez; practicante, don Bernardo Alvarez.-Situada en el Matadero. Servicio a bordo de los vapores.-Médicos: don Elias Fonsea, don Maximiano Bañados, don Manuel Antonio Arcaya, don Ben- jamín Manterola i don Eulojio Cuevas Millan, que se alternaban en este servicio, pasando ocho dias en el lazareto. Servicio de la Cárcel.-Practicante: don Aníbal González. INSTALACION DE LOS SERVICIOS MÉDICOS DURANTE LA SEGUNDA EPIDEMIA Lazareto del Barón.-Se instaló a fines de noviembre de 1887, en un antiguo cuartel situado en el cerro del mismo nombre. Lazareto de Playa Ancha.-Se instaló el 20 de diciembre de 1887, en dos salas del lazareto para variolosos, que hai en este lugar i por la disposición del edificio quedaron perfectamente aisladas. Lazareto de San Agustín.-Se instaló el 25 de diciembre de 1887, en la Avenida de las Delicias, en el hospital que se cons- truye con el nombre de San Agustín, a consecuencia de la apari- ción del cólera en la Alameda de las Delicias i Quebrada de Jaime. Lazareto de Bueras.-Se instaló el 15 de enero de 1888 en una sección de los almacenes fiscales. Fué suprimido i trasladado con su personal al siguiente. Lazareto Blas Cueras.-Se instaló el l.° de febrero de 1888. en el edificio de la escuela del mismo nombre, en el fondo de la que- brada de San Francisco. APERTURA DE LAS ESTACIONES SANITARIAS Núm. 1.- Se instaló el 10 de diciembre de 1887 en la calle de la Victoria. Núm. £.-Se instaló a fines de noviembre en la calle de la In- dependencia. JVfim. 3.-Se instaló el 10 de diciembre en la plaza Echáurren. Núm. J.-Se instaló a fines de diciembre en la calle de la In- dependencia, esquina de la Avenida de las Delicias. Núm. 5.-Se instaló el 19 de enero de 1888 en el Resguardo i destinada al servicio de los buques, 182 CLAUSURA DE LOS SERVICIOS MÉDICOS Lazareto del Barón.-Se cerró e] 18 de enero de 1888 por ha- ber desaparecido la epidemia en el Cerro del Barón, i su personal trasladado a otros puntos de la población mas atacados por la epi- demia. Lazareto Bueras.-El l.° de febrero de 1888. Lazareto Blas Cuevas.-El 2G de marzo de 1888. Lazareto de Playa Ancha.-El 20 de marzo de 1888. Lazareto de San Agustín.-El 10 de abril de 1888. Estación núm. 1.-El l.° de abril de 1888. Estaciones números 2 i -El l.° de febrero de 1888. Estaciones números 3 i 5.-El 10 de abril de 1888. El 10 de abril de 1888 se clausuró el lazareto de San Agustín i las dos estaciones sanitarias, 3 i 5, de la plaza Echáurren i del Res- guardo, que hacían desde el l.° del mes todo el servicio de la ciu- dad Desde este dia no se han presentado mas enfermos del có- lera. MEDICAMENTOS I ÚTILES No se remitieron cantinas. Los útiles i medicamentos para el servicio del cólera en el puerto de Valparaíso los entregaba la casa de Fabian i C.a, según convenio de precio con la Comisión Directiva, a los establecimien- tos con el visto-bueno del doctor Guzman. Se dieron también remedios a los cuarteles, fuertes, cárcel i se remitieron a Viña del Mar i Casablanca. CONDICIONES HIJIÉNICAS DE VALPARAISO (1) Edificios i desagües.-La población se divide en baja i alta. La primera tiene edificios de sólida construcción, con desagües que comunican con las ramificaciones de las cañerías i de los cauces colectores de una sociedad anónima o con los cauces municipa- les. Los últimos van directamente al mar en número de 24 i los otros se reunen en un gran cauce colector que desagua entre la caleta del Faro i la del Membrillo. Los edificios de la parte alta de los cerros son mui desiguales. (1) Todo lo relativo a esto asunto se encuentra detalladamente en el capítulo titulado Saneamiento de Valparaíso, 183 En los cerros de la Cordillera, Alegre, de la Concepción, de Elias, de la Cárcel, hai buenos edificios, calles anchas, manzanas mas o menos regulares, aseo esmerado, cañerías do desagües que van a los colectores indicados i a los cauces municipales que suben hasta 200 metros. En los otros cerros,la población se encuentra en edificios mal cons- truidos, agrupados irregularmente en calles angostas, con letrinas en fosos o que desaguan en las quebradas, que son a la vez letrinas públicas i muladares. Los cerros que se encuentran en peores con- diciones i que mas continjente dieron a la epidemia, son los cerros de las Jarcias, de la Florida, de las Mariposas, de las Monjas, de la Cruz, del Litre, de las Cañas, de la Merced i del Barón con sus correspondientes quebradas que llevan los mismos nombres. Todos estos cerros no tienen cauces municipales ni cañerías en comuni- cación con los colectores de la Empresa de Desagües i solo en las partes bajas correspondientes a las quebradas hai algunos cau- ces municipales o zanjas abiertas. Con las lluvias del invierno de 1887 se obstruyeron con los des- montes del Camino de Cintura i se rompieron casi todos los cauces municipales, dando lugar a una infección mayor para toda la po- blación, i principalmente para los cerros, a la entrada de los calores de aquel año, i en enero i febrero del siguiente. Las condiciones hijiénicas de Valparaíso en ese verano fueron peores que las del año anterior. Los cauces de la Empresa, que no reciben aguas directas de las lluvias de los cerros, no sufrieron ni se obstruyeron en 1887. Los peores cerros fueron los de las Mariposas, Jarcias i cerro de la Florida con sus correspondientes i la de las Monjas. Los pozos estaban infectados, i de ellos 21 pozos se inutilizaron con ácido fénico impuro i crudo. Agua potable.-El agua potable de Valparaíso proviene del Salto, de la quebrada de Jaime, de la quebrada Verde i de las norias o pozos de todas las quebradas de los cerros. El agua del Salto, que es la mejor, se distribuye por cañerías en la población baja i también en algunos cerros como en el de Santo Domingo, San Francisco, quebrada de San Agustín i en las calles ascendentes del Clave, Almendro, Tubildad, Elias i de la Pirámide. De esta agua hai pilones en las faldas de los cerros i partes bajas, que surten de agua grátis a la población vecina i a los aguadores. El número de estos pilones se aumentó en 100 a la aparición del cólera de la segunda epidemia, en noviembre de 1887. 184 El agua de la quebrada de Jaime proviene de vertientes que se reunen en varios depósitos en la parte alta de la quebrada, i de ahí se distribuye por cañerías a la población vecina de la quebra- da i surte los pilones públicos de la misma quebrada. Se ha de- nunciado el descuido en que se tienen los depósitos de esta agua i por su oríjen es mui probable que no esté excenta de infección. Mr. Wheelwright, de feliz memoria para los puertos del Pacífi- co, fué el primero que esplotó i cuidó el agua de la quebrada de San Agustín, a la cual se unió mas tarde por Los Consumidores de Agua, el agua de quebrada Verde que fué llevada a Valparaíso desde tres leguas de distancia i que ha sido la mejor i mas abun- dante de las aguas del puerto ántes de la del Salto; después el señor Santa María ha invertido en el agua de quebrada Verde fuertes sumas dando mas ensanche a los antiguos depósitos asegurando su completo aislamento que la garantizan en parte de la infección. Esta agua proviene de las lluvias i de vertientes i se distribuye por cañerías a varios depósitos que la reparten también por cañerías a los cerros del puerto i parte baja adya- cente hasta la plaza de la Victoria. Esta agua está perfectamente aislada en su oríjen; los depósitos de arriba tienen lecho de arena i están cercados, i los de abajo son de ladrillo, con techo i clausuradas. Hai, ademas, otra agua de vertiente, la de la Quebrada de los Aguadores al interior del cerro del Barón, que surte casi toda la población de aquel cerro que tiene 10,000 habitantes. Es abundan- te, sirve para los riegos, pero no está aislada i por su vecindad a las habitaciones está espuesta a la infección. Parece que fué la primera que se contaminó i produjo la epidemia de aquel barrio. El servicio de esta agua se hace por cañerías i también por agua- dores. El agua de noria o de pozo es la que abastece a la jente pobre de los cerros. Hai mas de 3,000 pozos en las quebradas de Valparaí- so. Están escavados en el fondo de ellas, en el cascajo prove- niente del detrito que forma la descomposición de los granitos i esquitas micáceos de los cerros. Los pozos superiores tienen agua mas limpia i los demas abajo van recibiendo las filtraciones de las aguas inmundas de las mis- mas quebradas que, como queda dicho, son letrinas públicas. Estas norias tienen agua siempre infecta i contaminada, i a su uso puede atribuirse la membrana, viruela, sarampión, fiebre tifoidea i di- sentería que reinan en aquellas localidades i últimamente el cóle- 185 ra que se ensañó como en ninguna parte del puerto en aquellos cerros. Hubo, sin embargo, cerros como el de la Concepción i el Alegre, que no fueron atacados por la epidemia a consecuencia de la bue- na hijiene i esmerado aseo que observaron sus moradores. Cementerios.-Los cementerios de Valparaíso son cuatro: el protestante i el católico, que están juntos en el cerro del Panteón; el de Playa Ancha, donde se entierran los pobres de solemnidad donde hai una sección destinada a los cadáveres de enfermedades contajiosas, i el cementerio del Barón, destinado a los coléricos. No hablaremos de los dos últimos por encontrarse en condicio- nes de ubicación, aislamiento, disposición i aseo mas o ménos convenientes; pero no así respecto de los dos primeros que por su situación, pequeñez, antigüedad i altitud, se prestan a algunas con- sideraciones. Los cementerios protestante i católico están en la cima de la loma conocida con el nombre del cerro del Panteón, a mas de 60 metros sobre la parte plana de la ciudad. Este cerro es graní- tico, es decir, está sujeto a la descomposición de aquella clase de terreno i a su deslizamiento, aumentado por los imprudentes cor- es de las faldas. Los derrumbes que se han notado en los cerros de la Concepción i del Arrayan, se han empezado a observar en el cerro del Panteón; por lo cual ha habido necesidad de construir pre- tiles sólidos de madera, en la parte oriental del esterior de los ni- chos para darle consistencia al cerro; esto es, para que los nichos no vayan a dar algún dia al fondo de la quebrada. Por otra parte, ello está indicando que las filtraciones de los cementerios, deslizándose entre el terreno superior i la roca dura han de llegar hasta la parte baja de la ciudad, produciendo en ella una infección que no se ve, pero que la mortalidad i el buen sentido ]a demuestran. En el espacio relativamente reducido que abrazan los cementerios indicados, en un terreno granítico i filtrable, a una considerable altura de la población, se sepultan al año, a lo mé- nos 2,500 cadáveres, de los 5,500 que arroja la mortalidad media anual de Valparaíso. Los cementerios son establecimientos insalubres i por su posi- ción creemos que los dos de Valparaíso, de que vamos ocupándo- nos, >e encuentran en una situación mui perjudicial para la hijie- ne i la salubridad públicas; por lo cual es de absoluta necesidad- como medida de salubridad jeneral i de vital importancia, decía 24-25 186 rar agotados aquellos cementerios i buscar otro u otros locales con todas las condiciones necesarias para su objeto. Medidas hijiénicas i desinfección.-Las medidas de salubridad i aseo se tomaron por una comisión especial de la Municipalidad, las cuales consistían en un aseo mas estricto de las calles, lugares pú- blicos i conventillos; en el mayor cuidado sobre la inspección de líquidos i sustancias alimenticias, para lo cual se nombraron cuatro empleados que vijilaban i pasaban un parte diario de sus observa- ciones; en la prohibición de la entrada de fruta a la ciudad, que fue mui estricta hasta fines de febrero; en la limpieza de los cau- ces por el Cuerpo de Bomberos, que con las bombas tomaban el agua de los pozos i de las llaves de incendio i la derramaban en ellas, trabajo que duró como veinte dias del mes de enero. Ade- mas, los cauces municipales se desobstruyeron de la arena o des- montes del cerro. El 28 de diciembre, el Presidente de la Comisión Sanitaria del Cólera acompañó al señor Ministro del Interior a una visita de inspección de salubridad a Viña del Mar i Valparaíso en unión del subsecretario de estado don Luis Claro Solar i del injeniero don Aurelio Lastarria, después de ]a cual pasó sobre las medidas de hijiene pública que convenia adoptar el informe siguiente, que se publicó en los diarios de la fecha: «Santiago, 81 de diciembre de 1887.-Señor Ministro: Después de la visita de inspección que fui a practicar a Valparaiso con el objeto de indagar el estado de la epidemia del cólera en aquella ciudad i estudiar los medios de tratarla, creo necesario, a mas del informe verbal que he tenido el honor de dar a V. S. elevar a su consideración el resúmen de las medidas que creo indispensable poner en práctica para combatir dicha epidemia. El cólera asiático, que apareció en Valparaiso en los primeros dias de enero i terminó en abril de este año, reapareció el 14 de noviembre con un caso en el Barón i otro en la estación de los fe- rrocarriles, i ha ido aumentando sucesivamente harta alcanzar el 30 i el 31 del corriente mes a la cifra de 1G1 casos i 30 muertos. Actualmente no se encuentra esparcido en toda la población, sino que, como sucede siempre, solo en algunos barrios, principal- mente en los edificados en los cerros i en algunos buques surtos en la bahía, i, tan pocos numerosos i aislados en la población baja, que podría decirse sin exajeracion, que la epidemia está circuns- crita a los cerros i a aquellas partes en que la hijiene se observa difícilmente, como en las naves mercantes. 187 Efectivamente, entre la población de los cerros i quebradas i la situada en el plan de la ciudad, hai una diferencia bajo el punto de vista hijienico tan grande, que basta una mirada para señalar las partes en que se guarece i desarrolla el terrible huésped. La pri- mera esta hacinada en los cerros i en las quebradas, regularmente en malas construcciones: sin calles, sin agua potable casi, sin aire por la densidad de la acumulación; sin desagüe ni facilidad para la remoción de las basuras i de las materias fecales, respirando las emanaciones que se desprenden de tanta aglomeración i de las aguas inmundas que corren por el fondo de los barrancos i cau- ces. La segunda vive en edificios regulares, en calles anchas, ven- tiladas, limpias i con todos los medios i comodidades que suminis- tra el progreso moderno al bienestar de la vida. Por eso es que el cólera, dejando indemne la última, ha atacado sucesivamente los cerros de San Francisco, el Barón, de la Cruz i de la Merced, i las quebradas de Jaime i su calle, de San Juan de Dios, Yungai; los cerros do la Florida, de Santo Domingo, de la Ramaditas i de la Mariposa, etc. Las medidas que conviene tomar en la parte do la ciudad inva- dida por la epidemia son de dos clases: las primeras relativas al tratamiento o curación del cólera, i las segunda a la hijiene o pro- filaxia de la enfermedad. En la curación del cólera, la espcriencia ha enseñado que es me- jor llevar los recursos médicos a casa del enfermo que trasportar- lo a grandes distancias, con el objeto de curarlo o aislarlo para evitar el contajio; pues es mui difícil que en un largo trasporte, dadas las condiciones i naturaleza del cólera, un enfermo no se empeore o perezca por el profundo aniquilamiento de las fuerzas i rápida marcha del mal. Por esta razón el servicio médico a do- micilio es el mas eficaz e importante, i así lo ha comprendido i establecido la Comisión Directiva del Servicio Sanitario del cóle- ra, que comisionó al doctor don Cornelio Guzman para que fuera a establecer a Valparaíso tres estaciones sanitarias i ubicarlas de acuerdo con el señor intendente, i después, cuando el cólera au- mentó, otras tres mas; de manera que actualmente hai cinco esta- ciones para el servicio de la población i una para el de la bahía. Las primeras tienen un médico que atiende los llamados a do- micilio, un practicante i un mozo que ayudan en el despacho de los remedios, apuntan los llamados i llevan la estadística; un bo- ticario, teléfono i boticario para el servicio. La segunda tiene dos servicios médicos, que funcionan en la bahía en lanchas a vapor. 188 Esto servicio médico a domicilio es suficiente por ahora para atender el número de enfermos i casos nuevos que diariamente se presentan, pues, término medio, no pasan de quince para cada una de las estaciones; pero mas tarde será necesario aumentar el número de éstas o subdividirlas si la epidemia acreciera. Como todos los enfermos no pueden ser curados a domicilio, pues hai algunos que carecen en sus casas de todo jénero de re- cursos, es menester llevarlos a alguna parte para curarlos; entón- ces los lazaretos se imponen por necesidad, pero teniendo siempre en vista que deben estar lo mas cerca posible o en medio de las poblaciones que dan mayor número de enfermos. En Valparaíso hai hasta la fecha establecidos dos lazaretos: uno en el cerro del Barón i otro en el nuevo hospital de San Agustín; pero éstos no bastan i es necesario establecer en los centros de los cerros mas poblados otros lazaretos, para evitar el acarreo de los enfermos a los planos por los difíciles caminos de aquellos parajes. Creo que se llena esta necesidad estableciendo un lazareto en cada uno de los cerros de San Francisco, Yungai i San Juan de Dios, tomando en ellos todas las medidas que aconseje la hijiene, principalmente la de los desagües i desinfección, para no dañar a la población ve- cina. El doctor Guzman i el señor Mañero han oido sobre esto mis indicaciones verbales. Los lazaretos tienen la dotación de empleados convenientes, i tanto ellos como las estaciones sanitarias, reciben los medicamen- tos i útiles necesarios de una oficina central, mandada establecer por el señor intendente bajo la dirección de un empleado especial que despache con el visto bueno del doctor Guzman los pedidos que se le hacen. La Comisión Directiva provee a esta oficina. Las medidas hijiénicas que deben tomarse son de dos órdenes: unas que se refieren a la desinfección de los objetos contaminador; otras que procuran i establecen el aseo i saneamiento de la pobla- ción i de los equipajes. El servicio de desinfección está en Valparaíso a cargo de dos cuerpos de desinfectares, compuesto cada uno de tres individuos, que ocurren con sus materiales a los lugares designados por los facultativos de las estaciones sanitarias para practicar en ellos las desinfecciones que se les ordenan. De los informes tomados, resul- ta que no es mucho el trabajo que hacen estos empleados, en aten- ción al estenso campo que ofrecen a la desinfección los conventi- llos i los cerros de Valparaíso, i que seria necesario que los desin- fectores funcionaran no solo bajo la dirección de los médicos 189 indicados, sino de la policía, que debe tener mayores conocimien- tos de los sitios que demandan i exijen la desinfección, como la mejor barrera opuesta al desarrollo de la epidemia. El saneamiento i aseo de los cerros de Valparaíso, que es el asiento del cólera, están subordinados a medidas hijiénicas tan radicales que puede parecer estemporáneo i exajerado siquiera el enunciarlas; sin embargo, es necesario decirlo, para que una vez se pongan en práctica, i cuanto antes mejor, porque cada año que trascurra añadirá nuevas dificultades a su realización hasta pre- sentarlas casi como imposibles. La población de Valparaíso es una de las mas densas que se conoce, pues cada habitante solo tiene una área de 19 metros 57 eenfímetros; a su densidad urbana i a la impregnación por mate- rias pútridas del suelo en que está edificado, atribuyen muchos su gran mortalidad, de uno uno por cada 20 habitantes. Estas malas circustancias hijiénicas pueden ser subsanadas en parte por las cañerías de desagüe que vienen colocándose i por el ensanche dado al ámbito de la población por las calzadas de la ri- bera; pero quedan subsistentes los cerros, amenazando desde lo alto a la población de la planicie con sus derrumbes, con sus alu- des de lodo i arena, con sus cauces pestíferos, con sus aguas corrompidas, con los miasmas que exhala una población sucia, in- dijente i enfermiza. Todas las afecciones epidémicas e infecciosas encontrarán en ellos un terreno preparado paja prender, desarro- llarse i estenderse al resto de la población: hoi es el cólera; ayer era el tifus i la viruela. Para destruir estos focos de infección, para implantar en los cerros un saneamiento estable para estender en lo posible el esca- so suelo en que se asienta la población del primer puerto de la República, no hai mas que trazar sobre sus lomas, después de ha- berlas aplanado convenientemente, calles horizontales i paralelas entre sí; dejar las quebradas ya mas rellenas i parejas con los de- rrumbes de las lomas, únicamente para caminos plantados de ár- boles, que den acceso a las calles i por cuyas partes declives corran las cañerías de desagües por rel sistema de Waring; poner agua potable en todas partes i reservar el agua de las quebradas i de sus pozos solamente para el servicio de los desagües que reempla- zarían a los cauces; cambiar, con la dirección de las calles, el sis- tema de las actuales habitaciones; en una palabra, hacer sobre los cerros la conquista que se ha hecho sobre el mar. Mientras tanto, hoi por hoi, no hai mas que desinfectar el agua 190 de los pozos i de las quebradas, arrojando en ella cierta cantidad de cloruro de cal que la haga inservible para la bebida, i útil para el lavado i otros menesteres domésticos, teniendo cuidado de ad- vertir a la población que no usen el agua para la bebida, porque es venenosa; establecer en las quebradas i en las calles de los ce- rros, a la altura que permitan los niveles, pilones i llaves de agua del salto, gratis; remover las basuras, desobstruir los cauces, res- tableciendo en ellos el curso de las aguas; formar en las quebra- das represas para echar de cuanpo en cuando golpes de aguas por los causes para lavarlos i mantener el aseo mas estricto en todas las calles, atajos i encrucijadas de los cerros. La trasmisión del cólera a los buques surtos en la bahía exije, a mas del socorro de que he hablado, medidas especiales para es- tablecer ]a limpieza i fumigación de las naves, i la desinfección de los equipajes. La primera de estas medidas debe ser ordenada a todos los buques, principalmente aquellos donde aparezca el có- lera, por los medios que los marinos conocen i que están acostum- brados a practicar. La segunda medida, que tiene por objeto evi- tar la propagación del cólera a otros puertos de la República, debe verificarse en tierra, en una pieza a propósito, i ser comple- tada por un decreto que ordene a todos los buques (pie zarpen para el cabotaje, a mas de la limpieza i fumigación del barco preindicadas, una observación fuera del fondeadero de dos o tres dias, bajo la vijilancia de los médicos de la estación sanitaria de la bahía. Para establecer i mantener el servicio sanitario de Valparaíso c implantar algunas de las medidas indicadas en el curso de este informe, la Comisión Directiva ha establecido allí a uno de sus miembros, el doctor Guzman, para que, de acuerdo con las auto- ridades locales, ocurra oportunamente a las necesidades que vaya demandando el desarrollo de la epidemia». El complemento de las medidas de hijiene i sanitarias fué to- mado, de acuerdo con la Intendencia, por el doctor don Francisco Cornelio Guzman, enviado allí por la Comisión Directiva del ser- vicio del cólera. Se inutilizó el agua de las norias, por estar infectadas: con clo- ruro de cal en las quebradas de Santo Domingo, Cordillera i San Agustín i Artillería para dejarla en buenas condiciones para la- var, i con ácido fénico crudo en las de la Florida, Jarcias, Monjas i Mariposas, i ademas para evitar el uso de agua inmunda, se man- daron clavar las puertas de las norias de abajo. 191 be reemplazó esta agua con la del Salto, que se dió gratis al pueblo por los pilones que se aumentaron en mas de ciento. En la bahía se recomendó a los capitanes de buques que en propio beneficio se abstuvieran de mandar sus tripulaciones a fie- rre, i se les exijió que todos los dias pasaran un parte diario al Capitán de Puerto sobre el estado sanitario de su nave. Este parte era remitido a la Intendencia. Al médico de la estación sanitaria núm. 5 o de la bahía, se le impuso la obligación de hacer una vi- sita de inspección a toda nave que llegara o zarpara del puerto. No se permitió salir ninguna nave sin un certificado de dicho fa- cultativo que acreditara que no tenia enfermos a bordo. Estas medidas surtieron sus efectos, pues solo se presentaron cuatro casos de cólera en las tripulaciones de las naves surtas en la bahía, los cuales fueron trasladados a los lazaretos. Un buque que debia salir para Coronel presentó a la visita do inspección casos sospechosos que iban de tierra: se detuvo el buque i poco después se notaron que dos casos de los sospechosos eran de cólera por lo cual el buque fue de nuevo anclado i puesto en cuarentena. Merced a esta vigilancia se puede probar que, desde entonces, el cólera no se trasmitió por mar de Valparaíso a las provincias del norte, sino por tierra. Mas tarde, el 20 de enero, se nombró por la Comisión Directiva un médico para que acompañara a los vapores de la Compañía Inglesa i Sud Americana, las cuales les dieron pasaje libre hasta Antofagasta i adoptaron sus consejos e indicaciones. Estos médi- cos eran designados por el doctor Guzman, según turno estableci- do, de entre los facultativos que hacían en Valparaíso los diversos servicios del cólera en las estaciones i lazaretos, i se recibían de los vapores después de la visita del médico de la bahía, que en es- tos casos era siempre acompañado del doctor Guzman. Las desinfecciones se practicaron con alguna regularidad i es- trictez cada vez que se presentó el cólera en alguna casa i sobre todo en los focos. Hubo dos cuerpos de desinfectadores, .a Jamerden del comandante de policía, compuesto de cuatro individuos cada uno, con un carretón para conducir los útiles. Cuando aumentó la epidemia se nombró un desinfectador para cada estación sanita- ria, a las órdenes del médico, el cual llamaba en su ausilio a los mozos cuando él solo no bastaba. Las desinfecciones se hacían quemando las ropas mui usadas i sumerjiendo las otras en una disolución de sulfato de cobre: las 192 piezas se regaban con una lechada de cloruro de cal i se quemaba el azufre necesario i se cerraban por ocho dias. Estas medidas se tomaron siempre que el dueño de casa o de los conventillos lo permitían, i si no, nó. No era posible violar el do- micilio. Cuando por el contrario solicitaba aquel otra desinfec- ción, al dia siguiente se hacia. Primeva epidemia.-Empezó en Valparaíso el 13 de enero de 1887 i terminó en abril del mismo año. Empezó en la segunda circunscripción del Rejistro Civil por un fogonero de] ferrocarril llamado Domingo Ruiz Hernández, que lo llevó a la calle del Ba- rón núm. 176, donde murió el mismo dia. El 29 del mismo mes murió otro fogonero, José Tomas Herrera, i el l.° de febrero otro hombre, Consolador González, en el lazareto del Barón. El primer fallecido del cólera en la circunscripción primera del puerto, fue el 9 de febrero. Los primeros enfermos que se presentaron después aparecieron en una cuadrilla de trabajadores que había en el matadero. En esta epidemia no hubo focos. Los enfermos se encontraron esparcidos en toda la ciudad, principalmente en los cerros, i pare- cía que era jente que se había contaminado en el valle de Acon- cagua. No hubo lazaretos especiales. La asistencia médica se hizo por ambulancias. Durante esta primera aparición o epidemia del cólera, compren- dida'entre el 13 de enero i fines de abril de 1887, el tota] de ata- cados en Valparaíso fué de 906, de los cuales fallecieron 690, o sea un 76 por ciento. La segunda epidemia empezó el 14 de noviembre de 1887 i terminó el 10 de abril de 1888. Empezó por un hombre llamado Juan José Mateluna, agricul- tor, que la llevó a la casa número 42 del cerro de la Cruz; después, el 21 de noviembre, so reconoció otro enfermo en el cerro del Ba- rón, i de esta fecha hasta el 8 de noviémbre la enfermedad no había tomado un gran desarrollo, i aunque la autoridad por pre- caución abrió un lazareto en la Estación, (pie era el barrio mas amagado, hasta el 8 de diciembre solo se habían recibido 24 en- fermos en él. Hasta esta época el carácter de la enfermedad era benigno, puesto que la estadística del lazareto acusaba cuatro o cinco muertos. Pero desde el 10 de diciembre la epidemia invadió con rapidez todo el barrio del Barón, presentándose ya casos aislados en dife- 193 rentes barrios de la población; pero que se acentuaban por su número principalmente en los cerros de la Artillería i quebrada de San Agustín. Como los servicios eran insuficientes en esa época se crearon otros nuevos. El 10 de diciembre la Comisión, de acuerdo con el doctor Guzman, telegrafió diciendo al intendente que aumentara tres estaciones mas, quedando entónces por todas cuatro, i se au- mentó el personal del lazareto del Barón. La epidemia, del Barón pasó a los cerros del Puerto a mediados de diciembre a adquirir toda su fuerza a fines de este mes, ata- cando los cerros Artillería, Carretas, San Francisco i Santo Do- mingo. El 18 de diciembre el Delegado del Servicio Sanitario hizo una inspección de todos los puntos amagados i en comunicaciones diri- gidas a la Junta Central del servicio sanitario informaba que la epidemia invadía todos los barrios de la población de Valparaíso, pero acentuándose mas en la población de los cerros. Pero como el número de casos nuevos aumentara, a fines de diciembre se abrió el lazareto de San Agustín i se instalaron al- gunas salas en el lazareto de Playa-Ancha. El 15 de enero se abrió el hospital de Bueras, que como era inadecuado se cerró i se instaló el lazareto Blas Cuevas en el fon- do de la quebrada de San Francisco. Cuando se abrió este Lazareto la epidemia había desaparecido por completo en esos barrios, por lo cual este lazareto no tuvo mas de 15 enfermos diarios. La epidemia empezó a declinar paulatinamente en la primera quincena de enero i en este tiempo se concentró en los cerros del Almendral, atacando con preferencia los cerros Mariposa, Jarcia, Monjas i Florida. En los primeros días de febrero la epidemia declinaba notable- mente i la estadística acusaba en esta época solo 15 casos diario. Estos enfermos estaban repartidos en toda la población sin poder fijar cuál era el barrio mas amagado en ese tiempo. Durante todo el mes de febrero la epidemia se mantuvo sin tomar proporciones alarmantes i la estadística se mantenía entre 15 i 25 casos diarios diseminados en toda la población sin barrio fijo. A partir del 17 de marzo la epidemia sigue declinando con un término medio de 10 por dia i a fines de este mes, a partir del 20, bajan a seis, término medio, para continuar declinando durante todo el resto del mes de marzo hasta el punto que en los primeros 194 dias del mes de abril la estadística arrojaba solo un caso diarios basta el 10 de este mes en que desapareció por completo. El siguiente cuadro manifiesta numéricamente el movimiento de enfermos i defunciones en esta segunda aparición del cólera, como el diagrama adjunto los cursos de este mismo movimiento- Obstáculos insuperables nos han impedido agregar las curvas ter- inométrica e hierométrica como hicimos en las observaciones de O Santiago, las cuales habrían ilustrado mas la marcha de la epi- demia. SU ® X Wt J ® w w o ¿Bola swjunba rpibomia M robra rn Palparaioo. 888/ '86> MESES Diciembre Enero Pebre; ro Marzo Abril DIAS Entrados <3, O 89- ■ ...................2, 238. DepuLciorLCS ...4, h5i. -* - - - LIT. P CADOT. 195 Movimiento de la segunda epidemia del cólera en la ciudad de Valparaíso desde el 16 de diciembre de 1887 al 10 de abril de 1888. JO p o 02 Sí o ex y- 03 LO K- o O co 03 'JI 03 LO Enero 1.° L-í 00 00 co 03 4-4 w o LO CO o oí te "• S5 LO te o co y iciembre 16 n 17 n 18.' n 00 00 y___L H-í L_1 t-J i ■ , ' LO te te LO to i-* EXISTENCIA y-i h-4 'w'O 03 4*0 y-i 03 03 03 te 03 4*** 4~- o 4-** QO 03 03 03 03 LO 03 O Oi ce C 4- ex t--i -i 4-** 4- LO y-4 ANTERIOR 4-- O H-1 o 33 03 ex 4**- 03 03 LO y-4 LO Q3> 02 4-■ LO 03 4- H-1 03 Ox l-1 1 03 ce <o ex LO o 4- 00 CASOS LO ex O ei 03 ex 03 _u. 0n O f/j CO o CO )-4 co (-4 co O te ce o ce -I 03 ex 03 NUEVOS CO 4-*- 03 -1 <o I-4 h-1 ex co 4- Oi Ut 00 <o 03 o> 03 h-4 1-1 1-1 03 ex 4- 03 co LO ce co LO o h-4 DADOS h-j LO 03 LO 1--4 te 03 y-i 03 03 03 Ox co ex 03 ex 03 o te ex co O 03 te y-4 DE ALTA LO ex -I *■"] ex O 03 4-*- co C0 ex C0 *w3 03 LO 03 ce o -■ o ce ex r-1 r-1 03 LO 03 •"i 03 h-4 03 03 LO i i 1 l y__¡ 03 03 03 l-i LO 03 LO y__4 te LO 03 03 03 te 03 03 05 LO 03 03 03 LO LO 03 1 p'_ ex 03 LO FALLECIDOS ' 03 ex o es 4- 4-- O o 00 02 o 4- ►"1 4- LO *-■' 03 t-4 O O 00 O 03 -i ■-• 4- | «-4 »-4 1 X |___L y_L y__j )__l ! 1 te te LO LO te P_x EXISTENCIA I ► ' ' y--4 y--i 05 03 03 03 03 03 te 03 4-*- o co -7 O 03 0*3 O LO 03 O o ce cr*) y,p-- OL y-4 y*- LO ACTUAL 4- o >-1 c> 03 03 ex 4- 03 03 LO l-i LO o ce 4-1 co LO 03 4- 4-1 03 ex 03 »-4 •'I 02 <o ex 4-* 03 LO o 4-* - - - - - . - - - ' - i 196 » _ «. g o O o o ►- to ti w to 10 to to w w te hj m - w m m i-> u u te te me te te te te te cj s< a ce te ' o <o a s p» u rf1- w w h* p jo oo s p> o, w p h1 p co po <i a pt w p ; o ;- p © oo. n p p a os w h> :::::::::::::::::::: : oo ::::::::::: oo ■ : oo w w ce ü u o: >t- 4- o ■?> e? e? c a u ei '.u e? ei üt si 4* >u rf* c> "et -i ce ce c O te w oc ie h-> m GO(»^W^SWOtQOOlOOOOfrWWSWH'i-'tM3roOWQffllOt-'tOCClt! 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X '4 X "J X O W X X 4* W 4* LO X LO EXISTENCIA ACTUAL Como se ve en el cuadro anterior el total de asistidos en Valpa- raíso fue de 3,689, de los cuales sobrevivieron 2,238 i fallecieron 1,451, o sea un 37 por ciento; lo que indica que en la segunda apa- rición del cólera hubo un 39 por ciento menos de fallecidos en proporción a los atacados. 198 Subdelegacion de Viña del Mar Pueblo de Viña del Mar SERVICIO MÉDICO Médicos, don Olegario Sotomayor, en diciembre de 1887; don Juan Santiago del Campo i don Eulojio Cuevas; practicantes, don José Luis Gutiérrez i don Francisco Masafierro. Viña del Mar está edificado sobre una planicie arenosa, de de- tritos graníticos de los cerros vecinos, con agua en el subsuelo. En este suelo arenoso están las letrinas i los pozos del agua potable, por lo cual no es de estrañar que en 1885 se desarrollara allí una epidemia de colerinas. Desde entónces la parte acomodada de la población bebe agua de la cañería del Salto i hai de ella pilones en las calles. Durante la primera epidemia hubo algunos casos aislados en el mes de febrero de 1887. La segunda epidemia se mantuvo en este pueblo todo el tiem- po que hubo cólera en el puerto de Valparaíso. Foco de infección no existió, i los pocos enfermos que se presentaron tomaron pro- bablemente su contajio del vecino puerto. Asistidos 11 Muertos 6 Altas 5 Departamento de Casablanca Ciudad de Casablanca Lat. 33° 14' 12zz.-Lonj. 0o 48' 12zz.-Altitud 231 metros SERVICIO MÉDICO Licenciado, don Luis Felipe Cuevas; practicante, don Manuel Cantil lañes. La primera epidemia no llegó a este departamento, mediterrá- neo de la costa. La segunda epidemia empezó el 12 de enero de 1888 i terminó el 17 de febrero del mismo año. El 20 de febrero quedó suprimido el servicio. Enfermos asistidos 71 Muertos 24 Altas 47 199 El pueblo de Casablanca, de 2,000 habitantes, es atrasado i po- bre, de casas antiguas i construcción modesta, edificadas sobre un terreno arenoso, de arenas graníticas. El agua potable viene por tres acequias de un pequeño estero, de caudal insuficiente, por lo cual, miéntras corre el agua por una acequia del pueblo, las otras dos están secas. Esta agua sirve para todos los menesteres, pero no ha tenido mucha influencia en la epidemia. El cólera atacó poco la ciudad, i mucho mas los fundos vecinos, de donde llevaron los nueve enfermos que hubo en el lazareto; los otros fueron asistidos a domicilio. El lazareto se abrió el 29 de enero, i fué obra de la actividad del señor gobernador don Daniel Bello, que atendió con mucha so- licitud todas las exijencias de la epidemia en su departamento. Departamento de Limache Ciudad de Limache Lat. 32° 58' 8".-Lonj. 0o 36' 36".- Altitud 67 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Jerónimo Arce; licenciado, don Samuel Folch; don Eleodoro Zuasnábar, alumno del 6.° año; don Pedro Martin, alum- no del 6.° año. La primera epidemia no llegó a este pueblo, aunque bebe agua del rio Aconcagua, cuyos canales parten de la Calera, porque fué aislado por los cordones sanitarios colocados en las cimas de los cerros. La segunda epidemia empezó el 15 de noviembre de 1887 i ter- minó el 8 de febrero de 1888. Enfermos asistidos 331 Altas 205 Muertos... 126 Observaciones.-En San Francisco de Limache hubo casos ais- lados; pero en el pueblo viejo la epidemia invadió toda ]a pobla- ción. Hubo un foco de infección que es digno de anotarse: el Asilo de huérfanos, servido por agua infectada del estero de Limache, tuvo en dos dias veinticinco atacados. Los niños se bañaban en una acequia que sale del estero i be- 200 bian agua cocida. Se impidió el baño, se cegó la acequia i la epi- demia terminó en tres dias. La población de Alhué, que se surte de las aguas del estero de Limadle tuvo también bastante enfermos. Departamento de Quillota Ciudad de Quillota Lat. 32o 51z 56".-Lonj. 0° 32' 46".-Altitud 124 metros. SERVICIO MÉDICO Médicos, don Juan N. Rencoret i don Eduardo Solo vera; don Jo- sé Cocio, alumno del4.° año. Hai agua en cañería, pero es del canal del rio. Toda el agua que beben sus habitantes es del rio Aconcagua. La bebían éstos en las acequias. Hubo lazareto. Asistidos 791 Muertos 297 Altas 494 Empezó la primera epidemia el 30 de diciembre de 188G i ter- minó el 10 de marzo de 1887. Fueron atacados 1960; altas 933, i muertos 1027. La segunda epidemia empezó el 2 de noviembre de 1887 i ter- minó el 6 de marzo de 1888. Atacados, 1832; altas, 1103, i muertos, 729. Subdelegacion de la Calera SERVICIO MÉDICO Médico, don Benigno Lucares; practicante, don Víctor Silva. La primera epidemia empezó el 26 de diciembre de 1886, i ter- minó La segunda epidemia empezó el 6 de noviembre de 1887, i ter- minó a fines del mes de enero de 1888. Asistidos 79 Muertos 23 Altas 56 201 Subdelegacion de Llai-Llai Médico, don Belisario Galdámes; don Juan José León, alumno del 5.° año. La aldea de Llai-Llai bebe agua de los canales. Tiene una po- blación principalmente obrera i de mucha mobilidad, por lo cual la primera epidemia se declaró cuatro dias después de la de San Felipe, en enero de 1887. En la primera epidemia hubo lazaretos i muchos atacados del pueblo i de los fundos vecinos. La segunda epidemia empezó el 6 de diciembre de 1887, i ter- minó el 13 de enero de 1888. No funcionó el lazareto, que quedó listo. Asistidos 86 Altas 68 Muertos 18 Haciendo el resúmen jeneral de los asistidos en la provincia de Valparaíso, resulta el siguiente total: Asistidos 4,968 Muertos 2,130 Altas 2,838 PROVINCIA DE SANTIAGO Departamento de Santiago Ciudad de Santiago Latitud sur, 33° 26z 29zz.-Lonjítud, 0o 0z 0zz. (1) Latitud sur, 33° 26z 42zz.-Lonjítud O. de París, 73° 0z 45zz. Lonjitud en tiempo O. de Paris, 4 h. 52 m. 3 s. (2) (1) De Mr. Pissis i del mapa de Chile levantado por él. .Al meridiano de Santiago se refieren las posiciones jeográficas de los pueblos i ciudades indicadas en esta memoria. (2) Annuaire, du Bureau des Longitudes, 1888, 26-27 202 Barométrica. Base de Santa Lucía: 569 metros. (1)' Estación Central de los Ferrocarriles: 520 (2) Plaza de la Independencia: 563. Plaza del Peñón, base occidental del Santa Lucía: 572. Cajitas de agua: 575. Altitud Servicio médico ESTACIONES SANITARIAS DE SANTIAGO 1. a Sección,-Límites: norte, calle de la Dominica i calle de los Olivos; sur, rio Mapocho; oriente, calle de Pió IX i límites urba- nos; poniente, calle de Salas. Estación u oficina, calle de Bella Vista, núm. 50. Doctor, don José María Reyes; practicante, don Lisandro Ca- brera. 2. a Sección.-Límites: norte, Caminos del Huanaco, Concbalí i Salto; sur, calle de los Olivos; oriente, Cerro de San Cristóbal; poniente, acera norte de la Cañadilla. Estación, Hospital San Vicente de Paul. Doctor, don Luis Molinare; practicante, don Manuel Cortés 3. a Sección.-Límites: norte, límite urbano; sur, rio Mapocho; oriente, Cañadilla; poniente, callejón de las Hornillas i Chacra del Pino. Estación, calle Barnechea, núm. 56. Doctor, don José de la C. Contreras; practicante, don Guillermo Benitez. 4. a Sección.-Límites: norte, rio Mapocho; sur Camino de Cin- tura; oriente, Providencia Nuñoa; poniente, Camino de Cintura, sección oriente. Estación, Hospital de San Borja. Doctor, don Francisco Aguirre; practicante, don Tristan Agui- rre. 5. a Sección.-Límites: norte, Alameda de las Delicias; sur, Ca- mino de Cintura, sección monos; oriente, Camino de Cintura, sec- ción oriente; poniente, calle de San Diego. Estación, plazuela de San Isidro. Doctor, don Zenen Palacios; practicante, don Luis Charmes. 6. a Sección,-Límites: norte, Alameda do las Delicias; sur, calle (1) Calculada por Mr. Pissis. (3) Tomada, como las siguientes, por nivelación directa desdo Valpa- raíso en las nivelaciones hechas en el ferrocarril i comprobada tres veces. 203 de Valparaíso; oriente, calle de San Diego poniente, calle de San Ignacio. Estación, dispensaría de Belen, Galvez. Doctor, don Juan Santiago del Campo; practicante, don Ismael Pando Zorrilla. 7. a Sección.-Límites: norte, Alameda de las ¡Delicias; sur, Ca- mino de Cintura; oriente, calle de San Ignacio; poniente, calle de Molina. Estación, dispensaría, calle de Castro. Doctor, don Octavio Maira; practicante, don Enrique Fábrega. 8. a Sección.- Límites: norte, Alameda de las Delicias;sur, límite urbano; oriente, calle Molina; poniente, Chuchunco. Estación, calle do la Esposicíon, núm. 36. Doctor, don Alfonso Cornejo; practicante, don Elíseo Peña 9. a Sección.-Límites: norte, calle de San Pablo; sur, Alameda de las Delicias; oriente, Acequia de Negrete; poniente Alameda de Matucana. Estación, plazuela de Yungai. . Doctor, don Martin Valenzuela; practicante, don J. L. Gutiérrez. 10. a Sección.-Límites: norte, rio Mapocho; sur Alameda de las Delicias; oriente, calle Bretón; poniente, Acequia de Negrete. Estación, Cuartel de Bomberos. Doctor, don Manuel F. Aguirre i después el doctor don Manuel Antonio Vivanco; practicantes, don Antonio Castro i don Teodoro Bravo. 11. a Sección.-Límites: norte, Camino de Cintura; sección mo- nos; sur, Llano de Subercaseaux, Parque; oriente, calle de San Diego; poniente, calle Bascuñan Guerrero. Estación, Matadero. Doctor, don Daniel Rioseco i después el doctor don Waldo Osorio; practicante, don Julio Toledo. 12. a Sección.-Límites: norte, Camino de Cintura, sección mo- nos; sur, límite urbano; oriente, calle Santa Rosa; poniente, calle de San Diego. Estación, calle Llanquihue. Doctor, don Emilio Petit; practicante, don Manuel González. 13. a Sección.-Límites: norte, rio Mapocho, San Pablo i Camino del Blanqueado; sur, Estación de los Ferrocarriles; oriente, Ala- meda de Matucana; poniente, límites urbanos. Estación, hospedería de San Rafael. Doctor, don Ismael Contrera*; practicante, don Enrique Morel 204 LAZARETOS El Lazareto del Norte fué dirijido por el señor prebendado don Juan Achurra, el del sur por don Felipe del Fierro i el de San Borja, anexo a este hospital, por los administradores del mismo, don Blas Vial i don Juan Manuel Cánepa. APERTURA I CLAUSURA DE LAS ESTACIONES SANITARIAS I LAZARETOS El servicio a domicilio empezó en Santiago el 4 de noviembre de 1887 por dos estaciones sanitarias al norte i al sur del Mapo- cho. El 14 se aumentaron a ocho i el 20 a trece. Estas estaciones sanitarias funcionaron todas hasta el 20 de enero, fecha en que se suprimieron la 2.a, 4.a, 7.a, 12.a i 13.a Los enfermos de la 2.a se distribuyeron entre la 1.a i 3.a esta- ciones. Los de la 4.a se distribuyeron entre la 5.a i la 11.a Los de la 7.a, entre la 6.a i la 8.a Los de la 12.a, entre la 11.a i la 5.a Los de la 13.a entre la 10.a i la 9.a El 22 de febrero se suprimieron las estaciones 3.a, 6.a, 9.a i 11.a Los enfermos de la 3.a pasaron a la 1.a; los de la 9.a a la 10.a; los de la 6.a a la 8.a i los de la 11.a a la 5.a El dia 8 de marzo se suprimieron la 1.a i 8.a, pasando los enfer- mos de la 1.a a la 10.a i los de la 8.a a la 5.a El 28 de marzo se suprimió la 5.a, quedando solo la 10.a como estación de observación, la que subsistió hasta el 15 de abril. LAZARETOS El Lazareto del Norte empezó a funcionar el 12 de noviembre, el del sur el 22 i el de San Borja el 23 del mismo mes. El de San Borja se clausuró el 29 de febrero de 1888, el del norte el 19 de marzo i el del sur el 2G de marzo. CONDICIONES HIJIÉNICAS Hemos tratado por estenso de esta materia en el capítulo rela- tivo al Saneamiento de Santiago, por lo cual solo apuntaremos aquí el resumen de las indicaciones jenerales. Santiago está edificado sobre un terreno de acarreo profundo, con aguas subterráneas que suben en verano i bajan en invierno, 205 i que en la parte oriental alcanzan a 8 i 10 metros de profundi- dad i llegan a hacerse superficiales a un kilómetro al poniente de la Alameda de Matucana, en los suburbios de Chuchunco, Laguna i Barrancas. Se ha notado que en los últimos años el nivel de las aguas subterráneas ha subido considerablemente, por lo cual es de temer que el suelo de Santiago vaya a sufrir la inundación subterránea de los pueblos del sur, lo que ocasionarla un cambio en las construcciones i en la hijiene de la capital. La aeración de Santiago no es la mas conveniente a una gran ciudad, por lo cual es necesario para la mejora de la hijiene pú- blica, belleza i ornato de ]a población el ensanchamiento de sus calles, la regularizaron i norma de los barrios crescientes i sobre todo, la apertura de las tres espaciosas avenidas que hemos indicado, paralelas a la Cañada, i otras tres perpendiculares a ella. Ademas como complemento de esto, la pavimentación, el riego i el barrido sistemado de las calles para evitar el polvo que satura de ordinario nuestra atmósfera urbana. El agua potable es insuficiente en Santiago. Puede decirse que un tercio de ]a población bebe agua limpia i los dos tercios agua mas o menos contaminada de los diversos canales que riegan los suburbios de la población. Es menester, pues, estender el servicio del agua potable a todos los suburbios de la ciudad i hacerla mas asequible que las aguas contaminadas. De todos los barrios de Santiago, los que mas la necesitan son los que están situados al poniente, porque ellos reciben las aguas mas impuras de los cana- les, i en ellos es donde primeramente apareció el cólera. Mas necesario que en la Providencia es la prolongación de las cañerías de agua potable a los barrios situados al poniente de la ciudad, que tienen una población de mas de 10 mil habitantes, sin mas agua limpia que la de las norias, que proviene de las filtra- ciones de la ciudad. El agua de la población de Santiago, cargada con todas las ma- terias escrementicias de ella, riega al poniente de Santiago como mil cuadras, principalmente la Quinta de Agricultura, Chuchunco i la Laguna. En esta localidad no hai agua potable mas que la del subsuelo, que está impregnada por las aguas de regadío indi- cadas i que en parte no son mas que las filtraciones de las mismas. Esta agua del subsuelo está a un metro de profundidad i forma 206 vegas en muchas partes; i cuando el riego disminuye en los cam- pos del este, el agua baja a 2 metros, lo cual sucede regularmente en invierno. Esta agua del subsuelo es la que se aprovecha allí por medio de las norias para la economía doméstica: está cargada de todas las sustancias que contiene el agua de la población, no cuece las legumbres, ni disuelve el jabón, i la ropa lavada con ella queda impregnada de una fetidez inestinguible. La población de este barrio sub-urbano pasa de 10 mil habi- tantes i no tiene otra agua para la bebida que la indicada, por lo cual reinan allí las fiebres, disenterias, enfermedades del hígado, que dan gran continjente a los hospitales de Santiago. Los cana- les de Zapata i de Yungai que van a las Barrancas; el de San Miguel que riega el poniente de la estación; el de Espejo, que cruza el Camino de los Pajaritos, no suministran a aquellos barrios mas que aguas contaminadas; es necesario, pues, surtirlos de agua pura, o mas claro, prolongar las cañerías al poniente de una línea paralela al Camino del Blanqueado i que partiendo de la Estación de los Ferrocarriles termine en el camino de Valparaíso Esta prolongación de las cañerías de agua potable es mas nece- saria que la proyectada a La Providencia, donde las aguas son todas limpias, miéntras que en los barrios del poniente de San- tiago no hai ninguna, ni la de las norias, que esté exenta de im- impurezas. El tratamiento i remoción de las materias fecales de Santiago es necesario modificarlos por completo. Desde luego se debe pro- hibir las letrinas en pozos que tienden a infectar el subsuelo de la población i después modificar de una manera radical las acequias que son el único sistema de desagite o alcantarillado de la ciudad. Este debe hacerse por el sistema de canalización conocido con el nombre de sistema ingles o de todo a la alcantarilla como queda dicho en el precitado capítulo. Finalmente, es conveniente tomar medidas para alejar de los centros de la población los establecimientos insalubres; establecer fuentes i jardines en las plazas i plazuelas, i la plantación de árboles en las avenidas i calles anchas. La Comisión Directiva tomó por sí las medidas necesarias para evitar en Santiago la propagación del cólera i recabó de las auto- toridades locales las de aseo i salubridad convenientes al mis- mo fin. 207 El 20 de noviembre de 1887 pasó al señor intendente la nota siguiente: «Santiago, 20 de noviembre de 1887.-Señor Intendente.-La Comisión Directiva del Servicio Sanitario, reunida el 17 del corriente en sesión con los médicos de las secciones sanitarias de la población, ha tomado los datos relativos al saneamiento de Santiago, que impone la actual epidemia, i después de una dete- nida discusión ha acordado trasmitir a US., por el momento las conclusiones que a continuación se espresan: Agua potable.-Este servicio falta absolutamente en aquellos barrios mas indijentes de la población i que mas continjente dan a la actual epidemia, i como en ellos hai aguas mas o menos im- puras, ellas sirven para suplir a la potable, i son sin disputa la causa determinante de la enfermedad. La Comisión cree indispensable que una vez por todas se haga ostensivo este servicio a todos los barrios de la ciudad, que tiene una de las aguas potables mas puras, abundantes i excelentes del mundo, principalmente a los barrios de Yungai, Chuchunco, Es- tación de los Ferrocarriles, toda la parte comprendida al sur de la Avenida Diez de Julio, i especialmente a Belen, Matadero, ql Barrial i al Llano de Subercaseaux i barrios orientales de la Recoleta. Los señores .facultativos creen de urjencia colocar desde luego dos pilones en el espacio comprendido entre la calle de Franklin i el Llano de Subercaseaux, por la calle de San Diego; cuatro en el barrio de Chuchunco, uno en cada una de las calles de Mapocho, Martinez de Rosas i Andes, uno en el camino del Salto i uno en la calle de la Purísima, Molino, Peligro i Barrial, calle de Huemul, calle de Aldunate i Bcnavente. Ar/ua estagnada i lodazales.-A causa de los derrames de las aguas corrientes, por descuido i mal estado las acequias, se han formado muchos pantanos en los barrios en que hai población mas densa, de calles no pavimentadas. Estos lodazales, que es necesario cegar a la mayor brevedad, se encuentran situados en el espacio comprendido al sur del Camino de Cintura, especialmente en las calles de Hurtado, Escuela Italia, Franklin i del Placer; también hai otros al sur de la Estación de los Ferrocarriles, entre la calle de Borja i de la'Esposicion junto a la Escuela de Dolores, que tiene una existencia de 250 alumnos; en las calles Martinez de Rosas, 208 Mapocho, Andes, población Vigouroux; en el espacio comprendido entre la acera sur de la calle de Bellavista i la ribera norte del Mapocho. Basurales.-Existen varios en diversas calles de la población que seria necesario remover cuanto antes. Se señalan principal- mente los que están a continuación de la calle de Molina, al sur del Camino de Cintura, donde se arrojan los desperdicios de los corrales de la Estación de los Ferrocarriles del Estado; en la calle de Santa Rosa afuera i sus alrededores; al norte del Cerro Blanco i en las calles de Chorrillos i Miraflores, camino de Conchalí. Habitaciones.-Es indispensable practicar una visita de inspec- ción i aseo a los conventillos de toda la ciudad, principalmente a los de Bellavista, población Ovalle, Cañadilla, callejón de lo Pozo, calle del Peligro, calles de San Diego, Huemul, Aldunate, Bena- vente, Calvez, Duarte, Nataniel, San Ignacio i Chacabuco. En esta visita, conviene comprender algunas otras casas en las que se ejercen algunas industrias que dan lugar a perturbaciones en la salubridad, como las coballerizas, posadas, curtidurías, jabo- nerías, chancherías, paterías, etc. Licores.-Está fuera de toda duda que la embriaguez es causa precursora i determinante del cólera, por lo cual conviene evitarla en cuanto sea posible, i sobre todo con los aguardientes de granos. Por ahora, mientras la Comisión no mande a US. un informe especial sobre la materia, se limita a poner en su conocimiento que los médicos encargados del servicio a domicilio han notado que apesar de existir un decreto que prohíbe el espendio de licores después de las diez de la noche, éste no se hace efectivo. En resúmen, señor Intendente, la Comisión cree de su deber decir a US. que los casos de cólera que se presentan en la pobla- ción provienen de los barrios mas indijentes e insalubres, que reclaman de una manera imperiosa la acción activa i eficaz de la policía de aseo, i que en todas partes, ésta ha sido el mejor anti- todo contra aquéllos». Como complemento de todas las medidas hijiénicas, la Comi- sión creó un Cuerpo de Desinfectares, compuesto de cuatro indi- viduos conocedores de los desinfectantes i adiestrados en la prác- tica de servirse de ellos, que en un vehículo a propósito acudían a donde se les llamaba con toda la prontitud posible i ejecutaban las desinfecciones de acuerdo con los interesados, quemando lo que les permitían i tratando lo demas con las fumigaciones de 209 azufre, el sulfato de cobre o el sublimado. Alguna vez fue nece- sario pedir la intervención de la policía en las desinfecciones. Con el objeto de uniformar las ideas de los médicos que servían las estaciones sanitarias, de ponerlos de acuerdo en los medios profilácticos i curativos, la Comisión Directiva los convocó a varias reuniones o conferencias, i de este modo supo también por ellos mismos las necesidades de sus servicios i la manera cómo eran tomadas las medidas hijiénicas en cada una de las secciones. Así pudo conocer la Comisión en poco tiempo los recursos, los medios de salubridad i los decretos que podía reclamar de las autoridades en bien de la comunidad. El 20 de noviembre tuvo una conferencia sobre ]a hijiene pú- blica de Santiago; el 22 otra, sobre el mismo asunto, i el 8 de diciembre, una para discutir i adoptar el mejor tratamiento del cólera en vista de la esperiencia adquirida en la epidemia anterior. Se convino, por falta de un medicamento específico, en hacer una medicación sintomática, pero teniendo presente, que en la jeneralidad de los casos i según las indicaciones, el tratamiento por el opio o la clorodina i el indioingles por el calomelano hablan dado los mejores resultados; que los absorbentes no tanto; que el tratamiento evacuante por dosis altas de calomelano, de 0.40 a 1 gramo, seguido de un purgante de ricino, había dado los mejores resultados en la diarrea premonitaria i al principio del cólera con- firmado; que en éste eran preferibles los opiáceos, los estimulantes, las enteroclísis astrinjentes i calientes, las inyecciones hipodérmi- cas seguidas de masaje, i, finalmente, que en todo caso era necesa- rio seguir un tratamiento clínico, según las indicaciones jenerales El 25 de noviembre, como hubieran aparecido varios casos de cólera en las cercanías de las caballerizas del Rej imiento de Gra- naderos, situadas en la calle de San Ignacio, se puso el hecho en conocimiento de ha autoridad local, añadiendo que las caballerizas eran establecimientos insalubres i que las indicadas estaban en malas condiciones de limpieza. El 26 de noviembre se solicitó igualmente la prohibición de la venta de licores en la fiesta popular que el 4 de diciembre iba a tener lugar en celebración del centenario del jeneral don Ramón Freire. Así se verificó. Idéntica solicitud se hizo para las fiestas i ventas de la Pascua. El 2 i 5 pidió la Comisión al señor Intendente, entre otras me- didas, la desecación de varios pantanos i aguas detenidas en laa 210 calles, la remoción de basuras, la orden de poner mayor número de boticas de turno para atender al servicio de la epidemia. El 12 do diciembre se reiteró al señor Intendente la colocación de pilones de agua potable en los barrios pobres, para evitar el uso de aguas contaminadas o sucias, i se solicitaron ademas los carretones necesarios para abastecer de este elemento a los su- burbios donde no fuera posible estender la cañería de agua. De este modo se establecieron servicios de carretones aguadores que repartieron el agua a domicilio, principalmente en la Providencia i Llano de Subercaseaux, los que funcionaron hasta el fin de la epidemia. El 14 de enero de 1888, la Comisión de Alcaldes acordó el es- pendio de sandías, melones i domas frutas, sobre cuyo acuerdo se pronunció favorablemente la Comisión Directiva, alegando que el uso de frutas maduras no tenia inconvenientes, el cual, por otra parte, reemplazaba al agua de mala calidad que bebia el pueblo, i que el mal estaba en la venta de fruta verde o fermentada i en el desaseo de los mercados de frutas. Es de observar que en Santia- go el cólera no aumentó con el libre espendio de fruta, i que, por el contrario, fué disminuyendo, i que en Valparaíso, la cesación de la epidemia coincidió con la suspensión de la prohibición de la venta de fruta i su espendio en grandes cantidades. Primera epidemia.-Después de muchos casos de los llamados sospechosos, apareció el cólera en Santiago por primera vez, el 15 de enero de 1887, con un caso bien comprobado en las Barrancas, suburbio del poniente de la población. Al dia siguiente varios casos observados en las Barrancas, Laguna i Chuchunco confir- 7 o marón su aparición. Ya desde fines de diciembre anterior habían empezado a notarse en algunas partes de la ciudad, en los hospitales principalmente, casos de colerina de terminación letal. El cólera se propagó primero por los barrios del poniente i luego saltó al oriente i se diseminó por toda la ciudad. No hubo focos. Atacó los barrios pobres i principalmente los desaseados i faltos de agua potable. La asistencia se hizo en lazaretos i a domicilio, rivalizando en ella nacionales i estranjeros, como puede verseen el siguiente cua- dro estadístico: 211 Estadística del Departamento de Sántiago en la primera epidemia LAZARETOS URBANOS ¡» o Q 00 MUERTOS ALTAS Lazareto español 141 75 66 Id. francés 177 116 61 Id. aloman 62 43 19 Id. italiano i Cruz Blanca, 31 18 13 Id. del sur 1,364 492 920 444 Id. del poniente 327 165 Id. del oriente 329 192 137 Total 2,596 1,691 905 LAZARETOS RURALES Lazareto de Quilicura 77 47 30 Id. Renca 56 62 32 35 24 Id. Perejil 27 Id. Las Lomas 138 78 60 Id. Lo Espejo 50 27 23 Id. Los Guindos (Ñuñoa) 100 58 42 Id. Las Condes 13 8 5 Total 496 285 211 18 Dispensarías 588 203 385 Ambulancia Malte 456 69 387 Cruz Roja 983 180 803 Total 2,027 452 1,575 A domicilio por médicos particulares, antes de fundarse los servicios 157 72 85 Total jeneral 5,276 2,500 2,776 SERVICIO A DOMICILIO 212 Segunda epidemia o aparición del cólera en Santiago.-Empezó ésta a mediados de octubre de 1887, por casos esporádicos, de los cuales algunos se presentaron en los hospitales, hasta alcanzar a doce los que entraron a San Borja, del 17 al 25 de octubre, i a die- zisiete a San Juan de Dios, del 20 al 25 de dicho mes. Este dia el señor intendente don Zenon Freire formó, de acuer- do con el que esto escribe, dos estaciones sanitarias para atender a domicilio los casos mas urjentes de la clasé pobre; estas estacio- nes se aumentaron a cuatro el 4 de noviembre, i después, bajo la Comisión a cuya dirección pasaron, llegaron, el 20 de noviembre, a las trece de que se ha hecho mérito al principio de este capítulo. Los lazaretos también se establecieron, como allí queda espre- sado. La epidemia tuvo su mayor intensidad entre el 17 de noviem- bre i el 23 enero: el 18 de noviembre hubo setenta i dos casos nuevos; el l.° de diciembre, setenta i cuatro casos, i el 17 de este mes hubo setenta i nueve, que fué el mayor número. Después em- pezó a declinar rápidamente; los casos diarios bajaron a veinte, i el 31 de marzo la epidemia quedó completamente estinguida. (1) Es de notar, como se ve en el diagrama adjunto, que las mayo- res elevaciones de la curva de los casos nuevos coincide con la mayor de la higrometría atmosférica. Las estaciones sanitarias que estableció la Comisión Directiva para la curación a domicilio del cólera, ocupaban los centros de las secciones en que se dividió la población de Santiago. Se elijió para ellas un punto notable a fin de que fuera conocida su situa- ción, i se repartió ademas, en hojas sueltas, con este'objeto i con mucha profusión, el aviso siguiente: «AZ público.--A fin de proporcionar a todos los atacados del có- lera una asistencia rápida i eficaz, la Comisión Directiva del.Ser- vicio Sanitario ha dividido la ciudad en trece secciones. En cada sección habrá una estación sanitaria a cargo de un médico i con todos los medicamentos necesarios para combatir la enfermedad. Tanto la asistencia personal como los medicamentos serán grátis para todo el mundo que los solicite. Las secciones, con sus estaciones sanitarias, se reconocerán por un gran letrero i una bandera blanca. Todos deben acudir a solicitar los conocimientos del médico Aquí corresponde el diagrama de Santiago. 213 tan pronto como se presenten los primeros síntomas. Es esta la única manera de obtener una mejoría segura». Este cartel, con la dirección de todas las estaciones sanitarias, se pegó en la puerta de ellas i en todos los lugares públicos. Las estaciones sanitarias fueron dotadas de todo lo necesario pa- ra el mejor i mas rápido servicio de los coléricos. Todas tenían un teléfono nacional i otro americano, que las ponía en comunicación pronta i directa con la Comisión Directiva i con todos los otros servicios i oficinas públicas; tenían un coche a la puerta para que el médico acudiera a los llamados con prontitud, dejando, al salir, la dirección de la casa a donde iba para que sus ausilios en casos necesarios fueran fácilmente solicitados. Para el buen servicio, se pidió, i la autoridad concedió una ordenanza del escuadrón de Húsares para los médicos de las sec- ciones 6.a, 7.a i 8.a; i ademas, para la seguridad de la asistencia nocturna de 7 a 10 P. M. se obtuvo un policial para las secciones 3.a, 6.a, 8.a, 12 i 13, el cual acompañaba a los facultativos en sus visitas. A los medicamentos i útiles de las estaciones, la Comisión Di- rectiva proveyó ampliamente, fijando de antemano un mínimum de su dotación, que es el que a continuación se espresa: MEDICAMENTOS DE QUE ESTABA PROVISTA CADA ESTACION SANITARIA Licor de Hoffmann, 500 gramos.-Alcohol, a 40°, 2,000 gramos. -Esencia de trementina, 2,000 gramos.-Tintura de cardamomo, 500 gramos.-Acido clorhídrico, 500 gramos.-Amoniaco líquido, 1,000 gramos.-Láudano Sydenham, 500 gramos.-Tintura de ca- nela, 250 gramos. - Bálsamo anodino, 300 gramos.-Lie. ace- tato amoniaco, 300 gramos.-Antipirina, 10 gramos.-Creta pre- parada, 480 gramos.- Subnitrato bismuto, 100 gramos.-Carbón de [Belloc, 150 gramos.-Cloroformo, 60 gramos.-Bicarbonato de soda, 200 gramos.-Acido cítrico, 30 gramos.-Muriato morfina, 15 gramos.-Calomelano, 30 gramos.-Canela entera, 50 gramos. -Tintura de yodo, 100 gramos.-Mostaza, 1,000 gramos.-Lina- za entera, 6,000 gramos.-Linaza molida, 400 gramos.-Manzani- lla, 1,000 gramos.-Goma arábiga, 480 gramos.-Goma kino, 200 gramos.-Citrato cafeína, 10 gramos. - Muriato de cocaína, 1 gra- mo.-Sulfato quinina, 30 gramos.-Cloruro de cal, 1 tarro.- Gli- cerina, 500 gramos.-Pepsina, 100 gramos.-Esencia de menta, 50 gramos.-Alcanfor, 100 gramos.-Eter sulfúrico, 200 gramos. 214 -Ergotina Bonjean, 60 gramos.-Aceite de ricino, 2,000 gramos. -Acido bórico, 500 gramos.-Hiposulfito de soda, 500 gramos. -Solución de Hayem, 5,000 gramos.-Algarrobillo, 1,000 gramos. -Sublimado corrosivo, 400 gramos. ÚTILES Papel de oficio, | resma.-Libros en blanco, 2.-Plumas de ace- ro, | caja.-Lapiceros, 3.-Pizarra, 1.-Lavatorio con jarro, 1.- Mortero núm. 3, 1.-Irrigador, 1.-Vaso graduado de 250 gra- mos, 1.-Gotario de 60 gotas, 1.-Vasos de vidrio, 2.-Granata- rio, 1.-Saco de ambulancia de infantería arreglado para traspor- tar los medicamentos, 1.-Embudo, 1.-Jeringa Pravaz, 1. -Mesa madera, 1.-Sillas, 4.-Anafre, 1.-Farol, 1.--Botella de vidrio pa- ra agua, 1.-Lámpara, 1.-Paños de mano, 4.-Parafina, 1 tarro.- Aparato para hipodermoclisis, 1.-Escobas, 1, etc. La administración de los medicamentos i la práctica de las ma- nipulaciones necesarias para reaccionar a los colerosos, estaban confiados al practicante i al mozo de las estaciones, los cuales las enseñaban prácticamente i las verificaban en todos aquellos casos en que los enfermos no tenían parientes ni relacionados que las hicieran. Las estaciones funcionaron el tiempo que dejamos indicado, i el resultado de sus trabajos está espresado en los resúmenes de las memorias de los facultativos que las sirvieron, los cuales son los que insertamos a continuación: 2.a Sección.-Esta sección se abrió el 14 de noviembre de 1887 i se clausuró el 10 de marzo de 1888. En esta parte de la po- blación el cólera tuvo una marcha crescionte hasta mediados de enero para declinar en seguida lentamente, modificándose tanto en el número de los casos como en el carácter ménos grave de la enfermedad, a escepcion de algunos que recordaban la época de su mayor intensidad. Las malas condiciones hijie'nicas de las habitaciones, estrechas i húmedas; la aglomeración de jente pobre i desaseada, no siendo raro ver dormir seis u ocho personas en una misma pieza; las in- mundicias de toda naturaleza i con frecuencia en putrefacción; las acequias llenas de cieno i desperdicios que pasaban dias ente- ros sin llevar un poco de agua, han sido causas suficientes para que el cólera tomara en ciertos lugares, de preferencia a otros, un desarrollo alarmante por el número i gravedad de los 215 Llenaban estas tristes condiciones principalmente los conventi- llos situados a la ribera norte del Mapocho, en la calle de Bella- Vista, i la série de ranchos situados en la misma calle, al oriente de la de Pió IX. Estos puntos que dejo indicados han suministrado las tres cuartas partes de los atacados. En la memoria del señor Reyes se puede observar que entre las causas que mas han contribuido a la propagación de la epidemia es necesario contar ]a mala alimentación, el contajio directo por asistencia de amigos o deudos enfermos de cólera, anotados en mas de un 20 por ciento, i también la clase de ocupación de la jente de este barrio: lavanderas i peones que estraen arena de} rio Mapocho, que pueden haber estado en contacto con aguas infestadas. Tratamiento: evacuantes, cálomel i aceite de reciño, estimulantes, enteroclísis e hipoderinoclísis. Total de asistidos. 162 Altas 133 Muertos 29 £.a Sección.-Instalada en el barrio ultra-Mapocho el 6 de no- viembre de 1887, duró hasta el 22 de enero de 1888, Durante este tiempo se ha atendido 151 coléricos. Muertos 39; enviados al lazareto 19. 5.a Sección.-Instalada en el barrio del Arenal el 13 de no- viembre de 1887, fue clausurada el 23 de febrero de 1888. Durante el tiempo que la dispensaría permaneció abierta, el número de atendidos del cólera fué de 407: de éstos murieron 86. La escasez de agua potable i la mala alimentación han sido las principales causas. El médico de la 4.a sección no remitió memoria. 5.a Sección.-En esta sección, que abrazaba la parte suroeste de la población, hubo: Asistidos 415 De alta 319 Muertos 75 Enviados al lazareto 21 6.a Sección.-Esta sección comprende el barrio de Belen, i ha asistido 454 enfermos de cólera: 216 Hombres 182 Mujeres 272 Altas 357 Muertos 97 Los enfermos atacados en su mayor parte eran de 25 años de edad a 40. En la estadística del señor del Campo se puede observar que en los individuos de ciertas profesiones u ocupaciones, el cólera ha hecho mayores estragos. Así, el gremio de lavanderas ha perdido en esta sección 125 personas: peones, 80, i vagos 170. La epidemia fué aumentando progresivamente desde noviembre para llegar a su apojeo en diciembre i enero. En el mes do febrero hubo alternativas de remisión i de aumento. Las formas mas graves se observaron a fines de diciembre. Las calles en que el cólera hizo mas estragos fueron las de Huemul i de Aldunate. Las formas clínicas mas frecuentes fueron las siguientes: O Catarrales i serosas 360 Asfíxicas . 76 Secas 12 En la sección atendida por el doctor del Campo, los medios de propagación del cólera han sido, en primer lugar, el poco aislamien- to que han sufrido los enfermos i en seguida el reparto del agua potable que se hace en carretones, sobre la limpieza de los cuales hai mucho que decir. Estos carretones son los del comercio. 7.a Sección.-Esta estación sanitaria ha estado al servicio del piiblico desde el 28 de noviembre de 1887 hasta el 14 de enero de 1888. La epidemia ha presentado en esta parte de la ciudad un carác- ter de gravedad especialmente notable durante los primeros dias del mes de noviembre i primera quincena de diciembre. Los casos de cólera hemorrájico eran mui frecuentes en la época indicada i, por el contrario, la reacción tifoidea rara; pero en el mes de enero llegó a ser ésta una de las complicaciones mas temibles. En el estenso barrio que comprendía esta sección, las calles mas atacadas por el flajelo han sido las de Aldunate, Castro i Bascu- ñan Guerrero. El tratamiento ha sido el evacuante i los estimulantes. 217 Total de asistidos 222 Muertos 68 Enviados al Lazareto 29 Altas 125 8.a- Sección.-Esta sección comprende el barrio populoso de Chuchunco, la estación de los ferrocarriles i alrededores; sus ha- bitantes pertenecen en sus 3/5 partes a la clase menesterosa de la ciudad; sobre todo la población de Chuchunco, formada por jor- naleros que trabajan fuera del barrio en que residen; que habitan ranchos de paja estrechos i mal ventilados, que ignoran por com- pleto las reglas de la hijiene i que con frecuencia cometen exesos en las bebidas alcohólicas. Es digno de notar que el barrio de Chuchunco, a juicio del doctor Cornejo, es mui inferior por sus habitaciones a la mas pobre de nuestras aldeas. Ademas, esta parte de la ciudad ha carecido de agua potable, durante el tiempo de la epidemia, i últimamente se han colocado algunos pilones que son insuficientes. Las acequias son de lecho permeable, puesto que ninguna es de cal i ladrillo como las del resto de la población, i su limpieza se hace de una juanera mui incompleta, de modo que el fondo ha ido levantándose por el cieno acumulado; a tal punto que en muchas propiedades el nivel de la acequia es superior al piso de las habitaciones. Esta estación sanitaria fué establecida el 14 de noviembre de 1887; asistió un total de 316 enfermos, de los cuales 199 curaron; muertos, 72; enviados al lazareto, 25. Mortalidad, 26 por ciento. Durante la segunda quincena de noviembre la enfermedad se presentaba con caracteres alarmantes i los enfermos llegaban al período áljido en pocas horas. En el mes de diciembre las formas fulminantes fueron escasas, i era entónces mas frecuente observar las reacciones tifoideas. En los meses de enero i febrero no hai nada que observar de particular. El tratamiento seguido ha sido el evacuante: calomelano i ricino i después los estimulantes. Los lavados intestinales con tanino, i en las formas tifoideas con hiposulfito de soda han sido un pode- roso ayudante. La hípodermoclísis ha sido poco usada por tener muchos enfermos que asistir. El doctor Cornejo atribuye el desarrollo de la epidemia a la falta de agua potable, i por consiguiente a la mala calidad de las aguas. 28-29 218 9.a Sección.-Principió sus servicios el 30 de octubre de 1887 i los terminó el 22 de febrero de 1888. Situación: Parroquia de Yungai. Causas: La epidemia azotó el punto mas desaseado de la sección comprendida entre Acequia de Negrete i el Mapocho i San Pablo. Hai numerosas fabricas de almidón que tienen crianzas de chan- chos.. Como causas ocasionales: desarreglos en la comida i bebida, especialmente abuso de la fruta verde i comida de alimentos fiambres i recalentados. También el contajio directo; el uso de las ropas de los fallecidos. Síntomas, gravedad: En noviembre, benigno; fué aumentando de gravedad en diciembre i enero. En estos últimos meses, casos fulminantes, faltando la diarrea premonitoria, limitándose a ca- lambres cianósis. Duración: Ocho a diez horas. Tratamiento: l.er período, calomelano; 2.° período, estimulantes i fricciones, hipodermoclísis; atacar el síntoma dominante, v. g., vó- mito, etc. Dados de alta 202 Fallecidos 96 Total 298 Los médicos de las secciones 10.a i 11.a no mandaron sus me- morias a la Comisión. Sección.-El 25 de noviembre de f 887 fué instalado este servicio. Esta sección comprendía la parte mas bien poblada del barrio sur, pues casi todos sus habitantes son jente acomodada. Pero no sucede otro tanto en cuanto al aseo de sus calles, pues están siempre espuestas a frecuentes aniegos por desnivel de los conductos de aguas corrientes; por esta causa hai permanentemen- te pantanos i emanaciones pestilenciales. Si es satisfactorio declarar que en este barrio no ha habido fo- cos de infección colérica, es conveniente dejar constancia que esto ha sido debido a la desinfección rápida que el personal de la Comisión Sanitaria, que tenia destinado con este objeto, ha desem- peñado su labor con toda actividad. En esta sección los casos de cólera llamados fulminantes han sido sumamente raros: tres o cuatro casos. De los enfermos atendidos en los primer momentos, es decir, en la diarrea premonitoria, han sido todos curados, 219 El tratamiento ha sido el evacuante, i en los períodos últimos, los estimulantes ayudados de la enteroclísis e hypodermoclísis. La reacción tifoidea se ha presentado rara vez. Total de asistidos, 50; muertos, 16. 13.a Sección.-Esta sección funcionó desde el 23 de noviembre hasta el 21 de enero del phesente. Ha asistido 170 casos de cólera, de los cuales han sido curados 119; enviados al lazareto, 24; muertos, 31. En el trabajo del doctor Contreras es digno de notar que en la mayor parte de los enfermos ha podido observarse la diarrea premonitaria. Tratamiento: evacuantes i estimulantes, enteroclisis e hipoder- moclises. El 23 de noviembre la Comisión mandó al facultativo don Is- mael Contreras a Renca para inspeccionar los casos de cólera en aquella localidad i determinar, si era necesario establecer allí un servicio especial; i resultó que eran casos de simples indijestiones por exceso de réjimen, los cuales cedieron a los tratamientos mas sencillos. Ademas, en previsión de sus repeticiones se remitieron al cura del lugar los medicamentos e instrucciones para la asis- tencia de los enfermos. El 25 de noviembre la Comisión mandó al facultativo don Belisario Galdames a curar el cólera a la subdele- gacion de Lampa, acompañado del practicante don Floro del Cármen Cáceres i con una cantina núm. 3. Este servicio duró 24 dias. El señor Intendente de Santiago pidió el 27 de diciembre a la Comisión remedios para curar el cólera en las Condes, donde ha- bía aparecido un caso. La Comisión entregó una cantina con tal objeto a don Nicolás Palacios. A principios de diciembre se comunicó la noticia de la apari- ción del cólera en la parte rural al oriente déla ciudad, por lo cual la Comisión nombró a don José del C. Seaman para que recorrie- ra los caminos de Apoquindo i Nuñoa en un carruaje, llevando en él los remedios necesarios para atender a los enfermos. Este fa- cultativo volvió, dando cuenta de no haber encontrado coléricos en las espresadas localidades. El 5 de enero el señor Intendente de Santiago comunicó a la Comisión que el cólera había aparecido en las subdegaciones de Mañoco, Talamante i Peñatior, i ésta comisionó a don Eduardo Estevez para que las recorriera, llevando los medicamentos nece- 220 sanos. Al dia siguiente este facultativo telegrafió, diciendo que no había encontrado enfermos eu dichas subdelegaciones. A mediados de enero el cólera apareció en la subdegacion de Kuñoa, i la Comisión mandó allí al doctor don Juan Bautista Faundes con los remedios necesarios para atender a los enfermos. Este servicio duró 4 dias i tuvo 18 enfermos, de los cuales falle- cieron 3. A consecuencia de una nota del subdelegado de las Condes, di- ciendo al Intendente que había aparecido el cólera en las subdele- gaciones 1.a i 26.a unidas, con casos numerosos i fatales, la Comi- sión recordó al señor Intendente que el 27 de diciembre se habían remitido medicamentos al médico del mineral, i al mismo tiempo mandó al facultativo don José de la C. Contreras i al practicante don Guillermo Benitez con los medicamentos convenientes. Esta comisión volvió después de 11 dias de escursiones, informando que solo habían visto a dos convalecientes de cólera en el hospital de Palacios i que eran falsas las demas noticias. La estadística de la segunda epidemia del cólera de la ciudad de Santiago, es la que se manifiesta en el diagrama adjunto, cuyos datos numéricos son los espresados en el siguiente 221 Movimiento de la segunda epidemia del cólera en la ciudad de Santiago, desde el 20 de octubre de: 1887 al 31 de marzo de 1888. LO tO tO tO tO >-' 1 ►- M k-i r-J o o 00 -ü Ci 0R w to o s o w o to <D to ce to LO a> LO Oí o to oo LO to "Octubre 20... hd s Q M w u +- 4- u i- i o u -* : ; ; • • Casos ~ia>c>*jw(»tt>ütw: : • • • Muertos : : : : : to: : : : : : Altas &3 8' E GO Cadáveres W a O 'ít Q O 'I C» rfi O ti C Li O Q ti O ti 4- W Ci bi W H to ti Ci to H ti w F-' Casos B Ct ti O Ct H' W O Ct CX) M 'itc ti '1 'I O 1-' 04 t-1 tO H1 ti W : i-» to to Muertos 44* : isot w to w to : t-4 * to t-1: W i-> r-4 F-«" to to >-* Altas Cadáveres GítOM^WUaCSOOlSti^l-1 Casos 4* o lia o a co -i : to to to " Muertos • • LO LO LO 03 « • • • • . • Altas • • >-t * ►-i * i-i * i-i ' * * * * Cadáveres « üt 4* 4f* u to i-'Wi-1 -*i i-1 cí o >-1 y 4* -1 o w lo o> 44* tO tO >- tO 44* Casos S* esa s=J s» c=s í íg8 4-* ' é W O H 03 03 I C1 O ! 03LO0H»-1 03 Oí HJ 03 H'0303 to to to W Muertos : : : i-> to i-•: : t-■: : to to : 1-l ►-4 Altas Cadáveres G¡ Cí d ~ l 4* '1 O 4- to H-' to 1-1 t-1 ' 44*tOCOt044*OnOOOO^TOiODOOOOI-"t0t00044*C00400t0Ot Casos - totototoi-'tototoi-'l-' r- 1-1 >--'4-> H-1 O >4- to o -i o >-■ ■ on i-' co o w b3 o o i-1 to a o. w i: o; w : i-■ >4* ci to to w Muertos H-4 LO >4- CO LO 'O O <1 M H 03 03 H M LO ►-» LO t-' Altas .j l I I I Cadáveres 222 Oí JF» oo LO Enero 1.® 03 k-' 05 O IO co LO C0 || 27.... 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WObOrf^>-1 W tó H' Ci 'I ÍO W 05 O' Casos Lazareto del Norte . . : : : : . . : : . . . . .' : >-■. . bo " i-> b< : w 10 >-1 bo b¿> t>o 10 •-1 or Muertos : : : : : : : : . : : . >-* bo •-*. to >-j >-■ bo . >-'bo>-■>-> >-<»->>-'i-< : oo?o: to t-* >-• to - oí Altas Cadáveres 1-I to >-1 ►_< bO >-• : 1-'bObO>-' W ro W b3 >M-' ' H-< b-4!-to W cm W O bi W 15 10 cr- Casos Lazareto del Sur .' to : bo 1-■: ' ■ : >-■: w>: >-*: 1-*: bo : w : 1-: 1-* w -■: ►-< to w : : 1-<1-<>->>--i- Muertos 05 05 to 05 b-< bO : >-• >-1 05 b2 : >-> : 1-■ : : I-«b0b0>-'b005>-■>-'bObObOl-'bObObOt->bOI-1: bo to OS bO H-1 bO Altas Cadáveres • b-■ H-< >-■ 05 b-J bO 05 1-■' . 05 05b00505050n0500ÜT^b00HCnb0Ot000Q0C5?0rfb«0<3>000000Ob-iO0n>-'?O>b-i-'C© Casos Total : 10 : bs-j : : : : >_<: w : _i 1-<; _ os b-,• os : * Muertos b-1 bbr-uj-bb-bb-> bo b- bO b->05 Altas bo b-> b-í 05 05 Cadáveres 11 Mt J Mt líf © i' ía jrpqunba bi'l róh'ni en . 188/ 1888.: Octubre Noviembre Diciembre Enero Fesre ro MESES Marzo DIAS En trados 5,232. Fallecidos 1, 660. De alta 3, 532. Curva/ termométricu (1) Higrometría/ (2) Lrt.P.CABOT. (1) Temjieralura media. de- cuatro observaciones diarias. (.2) -Media de tres observaciones diarias. 225 El movimiento anterior de la segunda epidemia lo hemos su- mado en el siguiente Resúmen estadístico de la 2.a epidemia de cólera en la ciudad de Santiago t» o O tí <5 a 00 O H tí B P ALTAS Lazareto del snr 814 470 344 Ambulancia Matte 105 16 89 Lazareto de la Maestranza 540 261 279 Id. del norte 740 369 371 T.as 13 P.stfie.iones sanitarias de Sentiacm. 3,033 544 2,241 Total 5,232 1,660 3,324 Hai que agregar 123 cadáveres de muertos por el cólera, sin asistencia fija, i que fueron recojidos por los empleados en la epidemia. Subdelegacion de Lampa SERVICIO MÉDICO Médico, don Belisario Galdames; practicante, don Floro del C. Cáceres. Este servicio duró veinticuatro dias i tuvo cuarenta i cuatro enfermos con treinta i siete altas i siete muertos. Después, el practicante pasó a prestar sus servisios al mineral de Batuco, donde apareció el cólera en la mina Desengaño. Departamento de la Victoria Ciudad de San Bernardo Lat. 33° 35' 33".-Lonj. 0o 3' 32" O.-Altitud 512 metros SERVICIO MÉDICO Médico: don Florencio Pinto Agüero. San Bernardo está edificado sobre el terreno de acarreo del lla- no central, casi en la parte mas alta del llano de Maipo. Las aguas del subsuelo son mui profundas, pues un pozo de setenta i cinco 226 varas no dió en agua, i esto, a pesar de los profusos e imprudentes regadíos de la ciudad, que tienden a humedecer el subsuelo i a cam- biar el ambiente i la bijiene de una población que está llamada a ser el refujio de los convalecientes de gran número de enferme- dades, i la residencia de los enfermos del pulmón. Hai agua potable del Maipo; es decir, cargada de sales calca reas, distribuida por cañerías incompletas. Las letrinas están en fosos, o las materias fecales se arrojan al campo o a las acequias, que todas pasan por las calles, por los costados i frentes de las ca- sas. Estas acequias están bordadas de árboles, cuyas raíces llegan por debajo al piso de las habitaciones, las cuales no son mas hú- medas, porque la sequedad del suelo absorbe el agua. Sería conveniente modificar esta mala disposición de las ace- quias i regadíos; establecer un sistema de canalización de desagüe, para lo cual se presta la disposición de la planicie; llevar el agua potable de Santiago, Hermida o Canelo; en una palabra, hacer una ciudad hijiénica, tal cual la necesitan sus habitantes i los que van a buscar a ella la salud. La primera epidemia empezó el 26 de enero de 1887, con la muerte de David Escobar, gañan, vecino de Nos, i terminó el 22 de abril del mismo año. No hubo lazareto ni estadística; solo se sabe que fallecieron 173. La Cruz Roja, desde el 24 de enero al 9 de abril, asistió ciento treinta i seis, de los cuales fallecieron se- senta i cuatro, condujo setenta al lazareto, i setenta i un cadáver al cementerio. La segunda epidemia empezó el 8 de noviembre de 1887, i con- cluyó el 6 de marzo. Lo mismo que en la primera, no se formó es- tadística, pero el rejistro civil da ciento doce defunciones. Total del departamento de la Victoria en las dos epidemias: Asistidos 498 Muertos 247 Altas 251 Departamento de Melipilla Ciudad de Melipilla Lat. 33°'44' 22".-Lonj. 0o 38' 49''.-Altitud 119 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Jerman Guerrero, en el puerto de San Antonio; 227 don Ruperto Correa, alumno del sesto año, en Melipilla; don Da- niel Osorio, alumno del sesto año, en Alhué i Abarca. Melipilla está situado a dos kilómetros al norte del Maipo, en un terreno de acarreo aluvial, con aguas a la profundidad de un metro a cincuenta centímetros, que la hacen húmeda i malsana por los reumatismos i tuberculosis que produce. Hai cañería de agua potable, pero de agua cargada de sales, que no cuece bien las legumbres, i que produce enfermedades gastro intestinales. Esta agua proviene del Maipo, después de su confluencia con el Mapocho, i es la que jeneralmente beben, distribuida por las ace- quias, todos los alrededores i haciendas vecinas del pueblo. Mui pocos beben agua de pozc. No hai letrinas en fosos; los descansos están sobre las acequias centrales de las casas. La primera epidemia empezó con un caso el 7 de febrero de 1887, i terminó a mediados de marzo. Los enfermos fueron asisti- dos en un lazareto, que ocupó el hospital de la ciudad, servido por* el malogrado doctor don Tito Lastarria. Entraron 123 Altas 57 Muertos 66 Lo que da una mortalidad de cincuenta i cuatro por ciento: es- ta excesiva mortalidad fué debida a la incuria de la jente, que no quería trasladarse al lazareto por ]a creencia que se les iba a enve- nenar, i por ser la mayor parte de ellos de las haciendas vecinas, de donde eran traslados en carretas, haciendo un camino de tres, cuatro i mas leguas. La segunda epidemia empezó el l.° de julio en la ciudad; duró veinte dias i atacó como cincuenta personas, tanto en la pobla- blacion como en sus alrededores. A fines de este mes pasó a San Pedro, atacando especialmente a una de las hijuelas de Bucale- mu con gran fuerza por cinco o seis dias, i pasando después a otros puntos. Duró así hasta el mes de noviembre, en que apare- ció de nuevo en el pueblo de Melipilla i duró hasta el 20 de fe- brero en que desapareció por completo de todo el departamento. En esta segunda epidemia no hubo lazareto, la asistencia se hi- zo a domicilio. En la ciudad no se llevó estadística; pero los enfermos pasaron de ciento, de los cuales murieron veintitrés. 228 Subdelegaciones de Abarca, Alhue, San Antonio i Santo Domingo SERVICIO MÉDICO Médicos, don Jerman Guerrero i don Waldo Osorio. Fueron asistidos en estas subdelegaciones los enfermos siguien- O O tes: Abarca: asistidos, 28; altas, 12; muertos, 16. Santo Domingo: asistidos, 19; alta®, 15; muertos, 4. Peumo: asistidos, 19; altas, 11; muertos, 8. Lo que da un total de 66 asistidos, 42 muertos i 24 altas. Total del departamento de Melipilla en las dos epidemias: Asistidos 289 Muertos...» 122 Altas 167 Total del movimiento habido en toda lá provincia de ¡santiago en las dos epidemias: Asistidos 11,339 Muertos 4,536 Altas 6,555 PROVINCIA DE O'HIGGINS Departamento de Rancagua Ciudad "de Rancagua Lat. 34° 12' 0".-Lonj. 0o 9' 33".-Altitud 513 SERVICIO MÉDICO Médicos: don Elias Foncea, don Ciriaco Navarrete, don Lin dorfo Miranda; alumnos del 6.° año: don Cárlos A. Gutiérrez, don Zacarias Guerrero, don Ricardo Cortés M. i don Ramón Corvalán M.; alumno del 4.° año, don Ambrosio Urzúa; practicantes, don Manuel González i don Jerónimo Concha. 229 Rancagua está situado sobre el terreno de acarreo del llano central que tiene aguas profundas al oriente i a dos o tres metros al poniente. El agua potable es del Cachapoal, de donde corre a tajo abierto hasta a seis cuadras de la plaza, a un sitio en que existen dos depósitos para aclararla por decantación. De estos de- pósitos parte la cañería que la distribuye por el barrio central del pueblo. Las letrinas están en fosos i principalmente sobre las acequias de la población, cuyas calles son j eneral mente desaseadas. Los cementerios de la campaña están a mucha distancia i el contacto de los cadáveres de enfermedades contajiosas con los conductores, las producen. Esto se ha comprobado últimamente en el cólera i antes en la viruela. Señalaremos entre otras la dis- tancia de 10 leguas de Llallanquén, el Durazno i las Cabras del cementerio de Peumo, i de Idahue a Doñihue 4 leguas. La primera epidemia empezó el 5 de febrero de 1887 i terminó el 20 de abril, sin que se notara ningún caso, durante el invierno. Hubo lazareto, en el cual fueron atendidos 335 enfermos, de los cuales murieron 73. La 2.a epidemia empezó el 7 de noviembre de 1887 i terminó el 13 de marzo de 1888. Asistidos en el lazareto i a domicilio 696, de los cuales murie- ron 128. Subdelegaciones de Machalí, Angostura, Doñihue, Codegua, San Francico i Miranda SERVICIO MÉDICO Alumno del 4.° año, don Ambrosio Urzúa: id. del 6.° año, don Ricardo Cortéz Monroi. En estas subdelegaciones fueron asistidos muchos enfermos que para evitar repeticiones, se han resumido en el cuadro siguiente; Total de asistidos en el departamento de Rancagua: Asistidos,4 1,852 Muertos 847 Altas 1,005 230 Departamento de Maipo Villa de Buin Lat. 33° 44' 18".-Lonj. 0o 8' 15".-Altitud ... metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don José Tomas Viancos i don Antonio Dagnino; prac- ticante, don Baldomcro Cámus. En este departamento no habia lazareto; los enfermos fueron asistidos a domicilio en número de 216, de los cuales fallecie- ron 52. Rancagua Atacados 1,852 Muertos 847 Maipo Atacados 216 Muertos 52 Cachapoal Muertos 682 Total del movimiento habido en toda la provincia de O'Higgins: Atacados 2,068 Muertos 1,581 Altas 487 PROVINCIA DE COLCHAGUA Departamento de San Fernando Ciudad de San Fernando Lat. 34° 35' 0"-Lonj. 0o 23' 44".-Altitud 337 metros. SERVICIO MEDICO Médico, don Domingo Rivera; licenciado, don Miguel Antonio Fernandez; alumnos del 6.° año, don Pedro Antonio Valenzuela i don Ruperto Correa; practicante, don Manuel González. San Fernando está fundado sobre los acarreos aluviales del 231 valle central, que tienen agua en el subsuelo; al oriente a 4 metros i al poniente a uno. Las acequias de la población sirven a los lu- gares de descanso i a los desagües. Hai agua potable en cañería tomada de la acequia de la ciudad, que sale del rio, la cual, al principio, se llenó con los escrementos que arrojaba a la acequia de la ciudad una crianza de chanchos que hai al suroeste del pue- blo. Mas tarde el agua de la cañería se ha tomado de una vega del estero, lo que no abona su calidad i abundancia, por lo cual el pueblo bebe el agua de las dos acequias de la ciudad, en las cuales siguen arrojando los lavados i escrementos de la porqueriza xndicada, en cuya vecindad se desarrollaron los primeros casos de cólera. El cólera apareció por primera vez el G de abril de 1887 en el Camino Real i aumentó por focos en diversas partes de la pobla- ción hasta el mes de junio, en que disminuyó, pero duró hasta se- tiembre. Volvió a desarrollarse en el mes de octubre, aumentó i llegó a su mayor fuerza en diciembre i terminó el 9 de marzo de 1888. El lazareto de San Fernando se abrió en el hospital con habili- tación de dos salas en el mes de enero de 1887, pero el cólera empe- zó el G de abril i se continuó recibiendo hasta el l.° de marzo de 1888, en que se clausuró el lazareto. Los enfermos fueron princi- palmente de los alrededores del pueblo i solo 15 por ciento eran de él. En el pueblo el cólera atacó mas i tuvo un foco en los cuar- tos i casas entre la Estación i la Cañada, i de los alrededores, el Camino Real i Roma fueron los que dieron mas enfermos al lazareto. Del 6 de abril al 22 de noviembre, hubo: EN EL LAZARETO Hombres Mujeres Total Entrados ... 105 65 170 Altas 43 23 66 Muertos 62 42 104 Desde el 22 de noviembre de 1887 al l.° de marzo de 1888: Asistidos Altas Muertos Hombres 190 120 70 Mujeres 84 49 3 o 232 El señor Valenzuela, que atendió el lazareto en su último perío- do, visitó ademas fuera de él, en los alrededores, 40 coléricos de los cuales murieron 10. MOVIMIENTO TOTAL DEL LAZARETO DESDE EL 6 DE ABRIL DE 1887 AL l.° DE MARZO DE 1888 Hombres Mujeres Total Entrados 295 149 444 Altas 163 72 235 Muertos 132 77 209 Subdelegacion de Chimbarongo Lat. 34° 43z 50/z. -Lonj. 0o 26z 56zz.-Altitud 337 metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don José del Cármen Seaman i don Luis A. Figueroa; alumnos del 6.° año, don Juan Francisco Ibarra, don Nicanor Cárdenas, don Marcos Picón i don Martin León O. i don Ramón Corvalán. El villorrio de Chimbarongo se forma al acaso en un centro agrícola, sin dirección alguna previsora, como se formó Rengo, sin calles regulares, ni desagües, ni policía. Chimbarongo fué el centro del servicio médico a domicilio que irradió a Toro i Convento Viejo, donde trabajaron los señores Pi- cón e Ibarra; de la Quinta i Peoresnada, donde estuvieron sucesi- vamente los facultativos Figueroa i Cárdenas; de Pidihuinco, Morsa, Sauce i Huemul, donde prestaron sus servicios los alumnos Corvalah Melgarejo i Martin León. La estadística de todas estas subdelegaciones va en el resúmen jeneral del departamento. Subdelegacion de Nancagua Lat. 34° 39z 43zz.-Lonj. 0o 36' 7/z.- Altitud 330 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don José del C. Seaman. Licenciados: don Elias Lillo i don Miguel Antonio Fernandez; alumnos del 6.° año: don Manuel Valencia i don Martin León; practicante, don Ernesto Inostrosa. 233 Nancagua es un villorrio mui descuidado, situado en medio de campos feraces: fué el centro de los servicios a domicilio de los médicos Seaman i Valencia, que estuvieron en Placilla, de León en Palmilla, de Hernández i Lillo en Cunaco, Nancagua, Puqui- llai i Manantiales. La estadística de esta asistencia, mui diseminada, está compren- dida en el resúmen del departamento. Subdelegaciones de Cunaco i Palmilla SERVICIO MÉDICO Alumnos del 6.° año: don Martin León i don Elias Lillo. Palmilla es una aldea que se forma en la terminación del ramal del ferrocarril del mismo nombre, En este punto se situaron los médicos precitados, que estendie- ron sus visitas a los alrededores hasta el Huiquc i el Barco. La estadística como en las subdelegaciones anteriores. Cáhuil, subdelegacion 13.a i San Antonio de Petrel El facultativo don José del C. Seaman fué mandado a estos lugares de la costa para asistir a los coléricos el 5 de enero de 1888, volvió el 13 i dió cuenta de no habei encontrado enfermos, sino convalecientes. En el departamento de San Fernando hubo 314 asistidos i 115 muertos. Departamento de Caupolican Ciudad de Rengo Lat. 34° V 56".-Lonj. 0o 15' 36".-Altitud 284 metros. SERVICIO MÉDICO Médico: don Ramón Trincado de] Villar; licenciado, don Carlos Auger; alumno del 6.° año, don Pilar Perez Molina; practicantes: don Juan Bautista Torrealba i don Eudoro Jaramillo. I Rengo está edificado en ambas riberas del rio Claro, sobre un terreno de acarreo moderno, al cual el rio ha añadido con frecuen- 30-31 234 cia nuevos acarreos, tiene aguas en el subsuelo a uno i dos me- tros de profundidad i en partes en la superficie. La población, que se ha formado sin dirección fija ni previsión, a lo largo del camino de la frontera, no tiene calles regulares i está diseminada en mucha estension de terrenos húmedos, sobre todo al poniente. Las letrinas están en fosos o sobre las acequias. El pueblo tiene agua potable por cañería de fierro, tomada dpi rio después que éste ha atravesado la población de Chanquiahue; sin embargo el cólera atacó a mui pocos de los que la bebían, i arreció en los alrededores donde tomaban el agua de las acequias contaminadas por las de la ciudad. Los dos cementerios para coléricos fueron mal ubicados, princi- palmente el colocado al poniente, cerca de un arroyo que surte a la jente de los alrededores. Habría conveniencia de formar, en previsión do lo futuro, un centro de población con calles anchas, plazas, paseos, edificios pú- blicos, desagües, etc., con todo lo que constituye una ciudad regular. En este departamento los cementerios de la campaña están a grandes distancias de las estremidades pobladas i mal situados. El de San Vicente tiene 40 años de existencia i de superficie tres cuartos de cuadra para la subdelegaciou del mismo nombre i la de Pcncahue, que tienen 13,000 habitantes: está en medio de la población, en un terreno pantanoso que da filtraciones a la ace- quia que pasa por su costado norte i que riega i sirve para la bebida. Los fosos en que se entierra tienen tres cuartas de pro- fundidad. Este cementerio dista 3 leguas de Millahue i 4 de Zúñiga, que está rio por medio. Se observó que en el terreno re- gado por la acequia preindicada la frecuencia i mortalidad del cólera era de 4 por uno respecto de los otros puntos. El cementerio de Malloa tiene media cuadra de estension, en la falda del cerro inmediato, cuyas filtraciones van al canal del Moli- no, que va al estero de Mal loa, el cual surte de aguas a la po- blación. Pelequen, Panquehue i el Atajo están a 2 leguas i media i Corcolen a 3. La traslación de los cadáveres a tan largas dis- tancias i al hombro trasmitió muchas veces el cólera a los con- ductores. La primera epidemia o, mas bien como en San Fernando, la única epidemia, empezó el 6 de febrero de 1887 i terminó el 27 de febrero de 1888. 235 El 6 de febrero de 1887 se notaron los primeros casos en Ren- go; el 10 apareció el cólera, aguas abajo, en San Vicente i en Pen- cahue; el 11 en Pichidegua i Peumo, a ambas riberas del Cacha- poal, i el 12 en Almahue, Calleuque i el Huique, al poniente de San Fernando, cuando en esta ciudad no había cólera ni lo hubo hasta el 6 de abril. Continuó la epidemia todo el invierno, exacer- bándose el 11 de julio i atacando unos lugares, después de otros, formando focos aquí i allá i presentando una recrudecencia nota- ble en el mes de agosto. Parece que el suelo de acarreos permea- bles, con aguas superficiales i pantanos i aguazales en el terreno la falta de agua potable i la contaminación déla que la remplaza, la población desaseada i la miseria, contribuyeron a mantener la epidemia todo el invierno. En Rengo hubo lazareto que fué servido por los doctores, don Jerman Scheneider, don Luis Felipe Mujicaiel alumno don Alejo Robledo, encargado de salir a visitar los enfermos fuera de la po- blación. El lazareto se abrió el 27 de diciembre de 1887 i se cerró el 27 de febrero de 1888 i en él se asistieron 193 coléricos. Subdelegaciones de Malloa, Pelequen, Chuchué i Tambo SERVICIO MÉDICO Médico: don Simón Bravo O. En Malloa se situó el médico don Simón Bravo el 20 de diciem- bre de 1887 para hacer el servicio de la aldea i de los campos ve- cinos indicados. El cementerio de Malloa está en la falda de un cerro cuyas fil- traciones van a un estero que surte a la población: en él sepulta- ron los cadáveres de los colerosos. El servicio se terminó el 17 de enero de 1888, i su estadística se agregó al resúmen del departamento. Subdelegacion de San Vicente i Pencahue SERVICIO MÉDICO Alumno del 6.° año, don Carlos Auger; practicante, don Juan Bautista Torrealba. San Vicente es una aldea de mucha importancia agrícola. 236 Fue el asiento del servicio a domicilio a Millahue, Taguatagua, Tunca i Zúñiga, cuya estadística está contenida en el resúmen del departamento. Total de asistidos en este departamento 782 i fallecidos 332. Movimiento total habido en la provincia de Colchagua: Asistidos 1,096 Muertos 649 Altas 447 PROVINCIA DE CURICÓ Departamento de Curicó Ciudad de Curicó Lat. 34° 58' 24".-Lonj. 0o 37' 52".-Altitud 284 metros. SERVICIO MÉDICO Médicos: don Eduardo Donoso i don Jenaro Valenzuela. Curicó está situado sobre el terreno de acarreo del valle cen- tral, que tiene agua en el subsuelo a la profundidad de dos i de un metro, la cual se hace superficial en muchas partes de la población, sobre todo al poniente, donde forma vegas. Una parte pequeña de la población bebe agua de cañería que proviene del Hualquillo; la parte ñor oeste bebe agua de regadío del Teño; la parte del sur este de los derrames del Hualquillo, i en la mayor parte de las casas beben agua de noria. Los descansos están sobre las acequias de la ciudad. En Curicó empezó el cólera el 12 de abril de 1887 i continuó con casos esporádicos todo el invierno hasta el 15 de setiembre, en que aumentó el número de los casos, constituyendo el 26 del mismo mes una verdadera epidemia, que terminó el 25 de marzo de 1888. En esta epidemia el cólera apareció en focos, en una manzana, en una calle i saltando de un punto a otro. Hubo un hospital i dos ambulancias. 237 ASISTIDOS EN EL HOSPITAL Entrados Altas Muertos Hombres 326 203 123 Mujeres 322 234 88 Total 648 437 211 A DOMICILIO POR LAS DOS AMBULANCIAS Hombres, mujeres i niños; asistidos, 201; alta, 170; muertos, 31. Subdelegacion de Teño Lat. 25° 23' 49".-Lonj. 0o 7' 33" E.-Altitud SERVICIO MÉDICO Alumno del 6.° año, don Clodomiro Silva; id. del 5.° año, don Tomas Flores. Subdelegacion rural mui estensa. No hubo lazareto. La asistencia a domicilio dió 77 asistidos, de los cuales 33 fue- ron de alta i 44 fallecidos. Subdelegacion de Santa Cruz Lat. 34° 39' 16".-Lonj. 0o 46' 28" E.-Altitud O. SERVICIO MÉDICO Médico, don Federico Briones. Santa Cruz, aldea del departamento de Curicó vecina a la Pal- milla, de donde estendió a ésta el servicio. Fueron asistidos 39, altas 29 i muertos 10. Subdelegaciones de Chépica, Paredones i Auquinco SERVICIO MÉDICO Médico, don Luis A. Alvarez, Asistidos 31, altas 18; muertos 13. i Total del departamento de Curicó 996; muertos 309 i de altas 6$7. . 238 Departamento de Vichuquen Villa de Vichuquen Lat. 34° 55' 0".-Lonj. 1" 26' ¿".-Altitud O. SERVICIO MÉDICO Médico, don Pedro Fierro Beitía. En el pueblo de Vichuquen, capital 'del departamento, hubo algunos casos de cólera i en sus alrededores. No hubo lazareto. Asistidos a domicilio 120, altas 100 i muer- tos 20. Subdelegaciones de Nelquihue, Lolol i Paredones SERVICIO MÉDICO Médico, don Avelino Fuentes. Asistidos 23, altas 17, muertos 6. Subdelegacion de la Huerta i la Laguna SERVICIO MÉDICO Médico: don Luis F. Cuevas. z No hubo lazareto. Asistidos a domicilio, 31; altas, 26 i muertos 5. Total de asistidos en el departamento de Vichuquen 174, muer- tos 31 i de altas 143. Total en la provincia de Curicó: Asistidos 1,170 Muertos 340 Altas 330 239 PROVINCIA DE TALCA Departamento de Talca Ciudad de Talca. Lat. 35° 25' 33".-Lonj. Io 5' 28" O.-Altitud 73 metros. SERVICIO MÉDICO La ciudad de Talca está situada cu la orilla poniente del llano longitudinal i al comienzo del valle transversal del Maulé, en una hondonada del terreno de acarreo aluvial que forma dicho llano. Este terreno está compuesto de arriba a abajo de una capa de cascajo que descansa sobre un manto de arcilla, después viene una capa de tosca i en seguida un manto de arenisca calcárea, que contiene el agua del subsuel). Como este manto está inclinado de oriente a poniente i con algunas ondulaciones, resulta que el agua del subsuelo i los pozos de la población del oriente o barrio de María, solo tiene 1 a 1| metro de profundidad, en "el centro del pueblo el agua está a 4 i 5 metros, i en el estremo poniente de la alameda, en los pozos de la Penitenciaria, a 10. Advertiremos que en algunos puntos de la población hai puquios o vertientes superficiales que indican que el agua del subsuelo es en partes mui somera. La mayor parte de la población tiene agua potable do primera calidad, distribuida por cañerías de fierro i protejida de toda infec- ción i contaminación. Los barrios que no gozan de este' beneficio compran el agua a los aguadores, que se surten de vertientes especiales o puquios, de propiedad de particulares que les cobran un tanto. Algunos de estos aguadores, para evitar el pago, se surten de los canales que pasan por el oriente o por el norte i que están a inmediaciones del cementerio. Para obviar este inconveniente, la Municipalidad va a establecer pilones de agua potable gratis para los aguadores. El agua de pozo se usa principalmente en el lavado; algo talvez en la bebida. Los descansos están sobre las acequias o en fosos; las calles están bien pavimentadas, el aseo de la población es esmerado i su as- pecto jeneral indica el bienestar i el progreso del pueblo. Sin 240 embargo, la humedad del subsuelo, la deficiencia del agua potable en cañerías i mas que todo la topografía de Talca, edificada en una hondonada, han sido las causas de que el cólera se desarrollara en ella tan pronto i durara tanto tiempo. Es sabida la predilección del cólera por las ciudades situadas en anfiteatro, en los bajos, cuencas o depresiones del terreno, como Córdoba de la Arjentina, Munich, i algunos barrios de Viena. En Talca apareció el cólera el 20 de febrero de 1887, mes i medio ántes que en San Fernando i que en Curicó, que están mas cercanas a los primeros lugares atacados i en idénticas comuni- caciones. Para poner a la ciudad de Talca a cubierto de futuras epide- mias i de endemias, para disminuir su mortalidad, para sanear su suelo i poner sus condiciones hijiénicas a ]a altura que han alcan- zado sus demas instituciones i su progreso material, es necesario desecar el terreno en que se asienta, por fosos que corten al oriente las filtraciones o por el avenamiento español o el drenaje ingles; establecer un sistema completo de canalización o de alcan- tarillas i de desagües, i prolongar las cañerías de agua a todos los barrios i establecer pilones gratis para hacer imposible al pueblo el uso de otra agua que la potable. Como complemento de otras medidas, seria conveniente para el porvenir indagar si el agua potable es suceptible de ser contami- nada por alguna parte o si existen habitaciones en las cercanías de sus manantiales o en su trayecto que puedan infestarla, sobre todo si está descubierto i en esas condiciones ántes de que el agua entre a la cañería. A Talca no mandó médicos la Comisión, pero mandó medica- mentos. Hubo lazaretos, ambulancias, dispensarías i asistencia a domi- cilio. El cólera empezó el 20 de febrero de'1887, en la calle 6 oriente, entre la 1 i 2 sur, casa de un empleado de los Ferrocarriles del Estado; pero solo el 4 de marzo se declaró oficialmente la epide- mia i se abrió el lazareto. Esta epidemia terminó el 24 de marzo de 1888. Pero no desapareció el cólera completamente, pues se notaban casos aislados que aparecían de cuando en cuando, prin- cipalmente en la parte baja de la población. Estos casos fueron aumentando a mediados de invierno i a veces se presentaban en focos i de una manera esporádica hasta 5, 8 i 10 casos diarios» 241 lo que llegó a constituir una verdadera epidemia el 4 de agosto, que obligó a reabrir el lazareto el 13 del mismo mes. La segunda epidemia, pues, puede decirse que empezó el 4 de agosto de 1887, fue aumentando hasta tomar todo su desarrollo en diciembre i enero; declinó en febrero i terminó el 24 de marzo para no volver a reaparecer. Debo a mi discípulo i distinguido doctor, don Juan Manuel Salamanca las siguientes observaciones sobre el tratamiento del cólera i el cuadro estadístico del movimiento de la epidemia en Talca que van a continuación: Estadística del cólera en la ciudad de Talca en 1887 LAZARETO Entrados. Hombres 156 Mujeres 179 Niños 44 Total 379 Hombres 64 Mujeres 85 Niños 28 Altas. Total 177 Hombres 90 Mujeres 96 Niños 16 Defunciones. Total 202 AMBULANCIA DE LOS BOMBEROS Total de asistidos 225 Hombres 70 Mujeres... 65 Mandados al lazareto Total 135 Hombres 40 Mujeres 50 Asistidos a domicilio. Total 90 242 Altas a domicilio. Hombres 31 Mujeres 40 Total 71 Fallecidos a domicilio « Hombres 9 Mujeres 10 Total, 19 AMBULANCIA DE LA CRUZ ROJA Total de asistidos 135 Mandados al lazareto 103 Dejados a domicilio 32 Altas a domicilio 26 Fallecidos a id 6 En 1888 LAZARETO Total de asistidos 428 Altas 206 Defunciones 222 AMBULANCIA OFICIAL (Única) Total de asistidos 134 No se detalla cuántos de éstos fueron mandados al lazareto i cuántos quedaron a domicilio. de los fallecidos en lo's lazaretos, figuran en los libros del Rejistro Civil 622 defunciones ocasionadas por el cólera, desde su primera aparición en ésta, 20 de febrero de 1887, hasta su completa estincion 24 de marzo de 1888, con la singular particu- laridad de corresponder exactamente igual número, 311, a los hombres i a las mujeres. Ademas, durante este lapso de tiempo; en los mismos libros del Rejistro Civil figuran muchas otras defun- ciones apuntadas a colerinas, indijestiones, etc., que, con muchos fundamentos, en su mayor parte pueden i deben atribuirse al cólera. Como tratamiento, ninguno pudo compararse por sus esplén- didos resultados al cálomel, 50 centigramos, seguido una hora 243 después de un ricino. Era tal la confianza que nos inspiraba este tratamiento que muchos otros colegas, como yo, no trepidábamos en dar un pronóstico favorable siempre que, por cualquier medio conseguíamos cpie nuestros enfermos no vomitaran el cálomel; i puedo asegurarle que las decepciones fueron mui escasas. In- dudablemente el cálomel obra en estos casos como un microbicida, un verdadero desinfectante del tuvo dijestivo, gracias a las trans- formaciones químicas operadas con los jugos estomacales. Esta idea me la sujiere la necesidad de dejar el cálomel una hora a lo menos en presencia de las secreciones gástricas, lanzándolo en seguida a lo largo del intestino por medio del purgante de ricino que administrábamos después. I corrobora todavía mas este modo de apreciar las cosas, el hecho de que la diarrea que suele persis- tir después del tratamiento indicado, se cura fácilmente como una diarrea simple, con pociones estimulantes i absorbentes, con base de bismuto, fosfato de cal i polvos de Dower, que yo usaba con mucha frecuencia. Si la diarrea de que hablamos hubiera sido una diarrea dependiente aun del envenenamiento colérico, no habría cedido a un tratamiento tan sencillo: «la terapéutica con- cón firma el diagnóstico». «Pero tengo que llamar todavía la atención de Ud. hacia otra aplicación del .cálomel en el taatamiento jeneral del cólera: su empleo como diurético. Sucedió aquí en varios enfermos que, habiendo cesado los vómitos, las evacuaciones i los calambres, habiendo reaparecido el pulso i vuelto el calor, saliendo el enfer- mo de su cama, al parecer, completamente curado, persistía sin embargo la anuria, a pesar de todos los diuréticos empleados i después de tres o cuatro dias de esta vuelta ficticia a la salud, el enfermo moría con el cuadro clínico típico de la uremia. La no reaparición de la orina, después que todos los demas síntomas habían desaparecido, se miraba, pues, i con mui justa razón, como el anuncio de una muerte segura. En uno de estos enfermos se me ocurrió emplear el cálomel, como diurético, 50 centigramos de una vez i tuve la grata satisfacción de ver que, cuatro horas des- pués, mi enfermo tenia una evacuación abundante de una orina normal. Tuve después oportunidad de encontrar otros dos enfer- mos en iguales condiciones del precedente: empleado el mismo tratamiento, produjo también el mismo feliz resultado. Por su parte, mi amigo, el doctor Orcáutegui, que conoció dos de mis en- fermos ya citados, tuvo oportunidad de tratar otros tres enfermos, cu que la anuria, consecuencia de un ataque de cólera ya termi- 244 nado, auguraba un pronóstico fatal. No vaciló en apelar al cálo- mel i, como yo, vió su empleo coronado del éxito mas completo. «Aunque solo conozco estas seis observaciones, me ha parecido conveniente dárselas a conocer, pues en las seis no dejó duda al- guna la eficaz acción de un medicamento que hasta ahora no ha- bía visto emplear en esta fatal complicación del cólera. I esto es tanto mas notable cuanto que, como ya lo he dicho, vista la ine- ficacia de todos los demas tratamientos empleados, tales enfermos se miraban como fatalmente perdidos. Es verdad que hace algún tiempo a que el cáloinel se ha recomendado por sus propiedades diuréticas; pero en ninguna parte he visto emplearlo en la anuria especial del cólera, en la cual fracasaron todos los diuréticos cono- cidos i solo el cálomel produjo resultados tan brillantes como seguros. «A última hora he sabido que el doctor Guillermo Castro, a indi- cación del doctor Orcáutegui, hizo también algunas aplicaciones del cálomel en Ja anuria del cólera i obtuvo los mismos felices resultados que nosotros, en 15 casos. «Las tres observaciones mias, que fueron las primeras, las otras tres de Orcáutegui i las quince de Castro, en todas las cuales el cálomel produjo siempre un resultado tan feliz como seguro, rea- pareciendo una evacuación abundante de orina, cuatro a cinco horas después de su administración, forman un total de 21 obser- vación, que están probando no solo la incontestable eficacia del tratamiento sino la frecuencia en este pueblo de una complicación tan grave como la ya indicada. «I permítame repetirle de nuevo que esos enfermos morían tres o cuatro dias después en que se les creía completamente curados. Cesaban por completo las evacuaciones, los vómitos i los calam- bres, reaparecía el pulso i el calor, volvían las fuerzas i el apetito i el enfermo se levantaba de su cama sin esperimentar molestia alguna. Sin embargo no orinaban. En un principio Castro llegó a creer que en ellos se trataba no de una anuria sino simplemente de una retención de orina. Con esta idea sondaba a sus enfermos i a lo sumo llegó a obtener por la sonda una o dos cucharadas de orina; siendo completamente infructuosos todos los tratamientos empleados. A los tres o cuatro dias de esa falsa vuelta a la salud, el enfermo moría con el cuadro clínico mas completo de la uremia. Después del empleo del cálomel todos los enfermos de esa clase recobraban su salud. «No conozco observación alguna de otra parte a este respecto i 245 es por esto que me ha parecido conveniente entrar en los detalles que dejo apuntados, esperando que puedan serle de alguna utilidad». Total de asistidos en el departamento de Talca en la segunda epidemia: Enfermos asistidos 332 Muertos 171 Altas 161 Departamento de Lontué Ciudad, de Molina / Lat. 35' 7' 14".-Lonj. 0o 41' 44"-Altitud 281 metros. SEEVICIO MEDICO Alumno del 6.° año, don Manuel J. Mercado; id. del 5.° año, don Pilar Perez Molina i don Manuel Valencia; id. del tercer año, don Federico Gana; practicante, don Eduardo Espinosa. La ciudad de Molina está situada, como las anteriores, en el terreno de acarreo que tiene agua en el subsuelo a mui poca pro- fundidad; pues llega de un metro hasta 50 centímetros i en mu- chas partes se hace superficial, formando lodazales. La mayor parte del pueblo bebe agua de pozo i de las acequias; pues la ca- ñería de agua potable, que tiene su oríjen a corta distancia de la población i que probablemente lleva agua contaminada, surte la pila, dos pilones de la plaza i unas pocas casas. El cólera empezó en la primera epidemia el 24 de abril de 1887 i terminó el 12 de julio del mismo año. Esta epidemia se estendió principalmente por los campos vecinos de la población i atacó a 147 habitantes, de los cuales fallecieron 83. La segunda epidemia empezó el 19 de octubre del mismo año i terminó el 16 de febrero de 1888. Esta epidemia atacó tanto a los campos como al pueblo. No hubo lazareto; el servicio se hizo a domicilio. Subdelegaron de Rio Claro i Peteroa SERVICIO MEDICO Médico, don Waldo Osorio; practicante, don Julio Toledo. 246 En la 4.a subdelegacion do Peteroa, Colín i el Travo hubo un servicio que dio 20 asistidos i 6 defunciones. En la 6.a subdelegaron de Rio Claro hubo un servicio a domi- cilio, cuya estadística es de 180 asistidos; altas 100, i fallecidos 80. En Pichingal hubo otro, en el cual se asistieron 21. Total de asistidos en el departamento 253; altas, 148 i muertos, 105. Departamento de Curepto Villa de Curepto Lat. 35° 5" 0".-Lonj. 0o 3' 15".-Altitud 60 metros SERVICIO MÉDICO Médico, don Alejandro Castro; licenciado, don Braulio Ortega; alumno del 6.° año, don Clemente Miranda. Curepto, capital del departamento de la costa de Talca, es una aldea que carece de toda clase de recursos hijiénicos, situada so- bre las esquitas cristalizadas. El cólera empezó el 15 de noviembre de 1887; se estendió por casos aislados i a veces por focos en todo el departamento, princi- palmente en la márjen izquierda del Mataquito. Terminó el 15 de febrero de 1888. No hubo lazareto. La asistencia a domicilio en todo el departa- mento dió 150 atacados; altas, 74, i fallecidos 76. En esta estadística faltan sin duda muchos casos curados. Movimiento total de la provincia de Talca: Asistidos 882 Altas... 435 Muertos 447 247 PROVINCIA DE LINARES Departamento de Linares Ciudad de Linares gr,alt. 35° 50' 48"-Lonj. 0o 59' 56"-Altitud 151 metros SERVICIO MÉDICO Médico,Jdon Francisco 2.° Ferrada; alumnos del 6.° año: don Da- vid Benavente i don Luis Campos; alumno del 4.° año, don Pedro Ferrer; practicante, don Pedro Rivera. La ciudad de Linares está situada sobre el terreno de acarreo aluvial del llano central, sobre un suelo de cascajo con aguas sub- terráneas al oriente a un metro 50 centímetros- i -al poniente a 50 centímetros. Este suelo se continúa con el de las vegas que exis- ten a ese lado del pueblo. No hai agua potable en cañería; el pueblo se surte de vertientes, de acequias i de pozo, que es lo mas jeneral. Las letrinas están en hoyos cercanos de los pozos, que regularmente son mas profundos que aquellos. Donde hai acequias, los descansos están sobre ellas; estas acequias no son do ladrillos, por lo cual comunican al suelo todas sus inmundicias. Empezó la primera epidemia del cólera el 20 de julio de 1887 por casos aislados i en agosto tomó la forma epidémica por una inundación que hubo en la parte sur de la población i terminó a fines de octubre del mismo año. La segunda epidemia empezó el 12 de diciembre del mismo año, alcanzó a su mayor desarrollo el 28 de febrero de 1888 i terminó el 27 de marzo del mismo año. En el lazareto del pueblo fueron asistidos 5G, de ellos 29 muertos. Total de asistidos en el pueblo 341; altas, 202, fallecidos, 139. 14 a Subdelegacion de Longaví SERVICIO MÉDICO Licenciado, don Samuel Folch. 248 Empezó la epidemia a fines de diciembre de 1887 i duró hasta fines de marzo de 1888. Hubo 40 asistidos a domicilio i de ellos fallecieron 15. 4.a Subdelegacion de Yerbas Buenas SERVICIO MÉDICO Alumno del 6.° año, don Elias Cáceres. Empezó el cólera a mediados de diciembre de 1887 i terminó a principios de abril de 1888. Asistidos a domicilio 44 i de éstos 20 muertos. , 15 a Subdelegaron de Mesamávida SERVICIO MÉDICO Alumno del 4.° año, don Pedro Ferrer. Empezó i terminó el cólera como en la subdelegacion anterior. Hubo asistidos a domicilio 60 i de éstos 26 muertos. Total de asistidos en el departamento de Linares 823; alta 522; muertos 301. Departamento de Parral Ciudad de Parral Lat. 36° 8' 8"-Lonj. Io 10' 14"-Altitud 162 metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don Elias Gordo vez don Simón Bravo O. i don Juan Bautista Miranda; licenciado, don Eduardo García Collao; alum- nos del 6.° año, don Francisco Antonio Gómez, don Eduardo Aguirre, don David Benavente, don Waldo Castro Samit i don Benjamín González; practicante, don Roberto León. El pueblo de Parral está fundado en el terreno de acarreo del llano longitudinal, que tiene aguas en el subsuelo á diversa pro- fundidad, según sus ondulaciones i composición: en la tosca el agua se encuentra a 3 i 4 metros, en la greda hasta un metro; no hai agua potable en cañería; el pueblo bebe agua de puquios o ver- tientes o agua de pozo. Estos se encuentran a la misma profun- didad i a poca distancia de los hoyos donde están colocados los 249 descansos. La primera i única epidemia apareció el 13 de octubre de 1887, fue aumentando hasta alcanzar a su máximum en di- ciembre i en enero de 1888 i terminó el 9 de marzo de este mis- mo ano. En el lazareto del pueblo hubo 201 asistidos i de ellos muer- tos 76. A domicilio, asistidos 82 i de éstos muertos 34. Total de asistidos en el pueblo de Parral 283, de alta, 173, i muertos, 110. Subdelegaron de la Rinconada de Parral Asistidos a domicilio 96 i de ellos 34 muertos, 5.a i 6.a Subdelegaron de Parral, San José i San Nicolás Asistidos a domicilio 112 i de éstos 34 muertos. Total del departamento de Parral: Asistidos 491; de alta, 313, i muertos 178. Departamento de Loncomilla Ciudad de San Javier de Loncomilla SERVICIO MEDICO Alumno del 5.° año, don Adolfo Hirth El pueblo de San Javier es irregular i le faltan los servicios pú- blicos de la hijiene de las ciudades. No hai agua potable ni de- sagües. Empezó la única epidemia el l.° de abril de 1887 i terminó el 12 de marzo de 1888. Asistidos a domicilio 103; muertos, 48, i altas, 55. Total de la provincia de Linares: Asistidos 1,417 Muertos 527 Altas5 890 32-33 250 PROVINCIA DE MAULE Departamento de Cauquenes Ciudad de Cauquen: 3 Lat. 35° 58' 1"-Lonj. Io 37' 58"-Altitud 154 metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don Juan Honorato, don Elias Fernández Frías, don Florencio Espinosa i don Miguel Lois; alumno del 6.° año, don Eva- risto Lazo; id. del 5.° año, don Ramón Zegers i don Benjamín González. El pueblo de Cauquenes está situado sobre el terreno granítico de la cordillera de la costa, en el ángulo de confluencia del rio del mismo nombre con el estero de Tutuben. Sus calles son regulares; no tiene desagües ni agua potable en cañería. La población bebe agua del rio, del estero o de vertientes. Se formó un cementerio para coléricos. El servicio se hizo en dispensarías, en lazareto i a domicilio. No hubo cólera durante La primera epidemia. Esta enfermedad apareció por la única vez el 5 de octubre de 1887 i terminó el 4 de febrero de 1888. En el lazareto fueron asistidos 146, de alta 70 i muertos 76. A domicilio fueron asistidos 367, muertos 280 i de alta 137. Las defunciones de coléricos en el departamento de Cauquénes en los años de 1887 i 1888, son: Circunscripción 1.a de Cauquénes 203 Id. 2.a de Chanco 87 Id. 3.a de Sauzal 13 Id. 4.a de Curanipe 3 Total 306 Departamento de Itata Ciudad de Quirihue Lat. 36° 17' 18"-Lonj. 1° 58' 12"-Altitud 257 metros SERVICIO MÉDICO Alumno del 5? año, don Enrique Fábrega, 251 El pueblo de Quirihue está fundado sobre el terreno granítico del centro del solevantamiento de la cordillera de la costa: es una población mui aseada, sin acequias de desagües, ni agua potable en cañería. No hubo lazareto i la asistencia se hizo en dispensarías i a domicilio. No hubo mas que una epidemia que empezó el l.° de febrero de 1888 i terminó el 8 de marzo del mismo año. Total de asistidos 41; altas, 29, i muertos 12. Departamento de Constitución Puerto de Constitución Lat. 35° 19' 8"-Lonj. Io 6' 12" O.-Altitud 154 metros SERVICIO MÉDICO Médico, don Ciríaco Navarrete. El puerto de Constitución está situado en la ribera sur de la embocadura del Maulé, sobre un terreno granítico, como él de Cauquénes. No hubo mas'que una epidemia i mui benigna que empezó el 15 de abril i terminó el 26 de mayo de 1888. Asistidos a domicilio 30, altas 18 i defunciones 12. Se mandó un servicio el 25 de abril de 1888 a la 9.a subdelega- cion de la Rinconada, donde no se encontró ningún coleroso. Ha- bían terminado los casos aislados que produjeron la alarma. Total de asistidos en la provincia de Maulé: Asistidos 584 Muertos 380 Altas 204 252 PROVINCIA DE NUBLE Departamento de Chillan Ciudad de Chillan Lat., 36° 36' 35".-Lonj., Io 30' 5" O.-Altitud, 214 metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don Luis Espejo, don Daniel Acuña, don Emilio Jar- pa i don Luis Sanfurgo; alumno del 6.° año, don Clodomiro Silva; practicantes, don Fernando Pizarro, don Octavio Vives i don Luis Bouret. La ciudad de Chillan está edificada sobre una toba volcánica o terreno de acarreos volcánicos i aluviales modernos, endurecidos en parte, que llaman toscas; pero filtrables, con agua a la profun- didad máxima de tres metros, i mínima, de uno, la cual sale a la superficie en muchas partes, formando vegas i pantanos que se notan principalmente entre Chillan Nuevo i Chillan Viejo. Hai agua potable del rio Chillan por cañerías, que pasa cerca del Cementerio, pero cuyo servicio no se ha estendido, i el pue- blo en jeneral bebe el agua de los pozos, que comunmente están cerca de los fosos de las letrinas. En cada casa hai regularmente dos hoyos para ambos destinos. El Cementerio común está' como a un kilómetro de la plaza principal, hácia el oriente o parte alta de la planicie, junto a la barranca del estero de las Toscas, i a cuatro o cinco metros sobre su fondo; de consiguiente, sus filtraciones pueden caer al estero. Los primeros coléricos los enterraron en este cementerio, i el cólera se desarrolló en la población de las márjenes del estero in- dicado, i principalmente al poniente de la población, donde apa- recieron los tres primeros casos i de donde se estendió hácia el centro i oriente de ella; es decir, hácia el Cementerio de donde ha- bía partido. El cementerio de coléricos está como a cien metros del lazareto para los mismos, i a pocos metros de la línea férrea. La primera i única epidemia, como en San Cárlos i en Parral, que hubo en Chillan, empezó el 16 de agosto de 1887 i terminó el 81 de mayo de 1888. Es de notar que en agosto no había cólera en los pueblos vecinos de Chillan, ni en Búlnes, ni en San Cárlos, ni en Parral, i que el desarrollo de esta epidemia coincide con la 253 segunda de Concepción, que empezó el 20 de julio i terminó el 11 de setiembre; de consiguiente, la epidemia de Chillan tiene todas las probabilidades de haber sido llevada de Concepción por las frecuentes comunicaciones entre ámbos pueblos, i su tardía apa- rición no puede esplicarse por las medidas tomadas por la auto- ridad local, porque ninguna clase de medidas tomaron en los pue- blos de Búlnes, San Carlos i Parral, i sin embargo, el cólera no se presentó en ellos sino después: en Búlnes, el 10 de octubre; en San Cárlos, el 31 de octubre, i en Parral, el 14 de octubre. Ademas, los primeros casos de cólera se presentaron al poniente, cerca de la estación del ferrocarril i en ]a parte mas baja i húme- da de la población, i los cadáveres los enterraron en el Cemente- rio común, que está cerca de los depósitos de agua potable, i cu- yas filtraciones van, como he dicho, al estero de las Toscas, a cuyas inmediaciones se presentó el mayor número de casos. La asistencia se hizo a domicilio i en el lazareto, cuya estadística es la siguiente: Lazareto A domicilio Totales Asistidos 476 752 1228 Muertos 210 239 449 Altas 266 513 779 Fueron recojidos 374 cadáveres de individuos que no fueron asistidos i que murieron en el campo. La marcha de la epidemia se manifiesta en el cuadro que sigue: Años 1887 1888 Meses . set. oct. nov. dic. ene. feb. marzo Asistidos.... . 11 55 69 97 157 68 19 Muertos . 8 29 37 44 61 24 7 Altas . 3 26 32 53 96 44 12 Subdelegaciones 11a i 12a El cólera atacó ántes que a Chillan las subdelegaciones 11a de Pinto, i 12a de Coihueco, que no tuvieron servicio sanitario por fal- ta de atención de las autoridades. El Rejistro Civil da noventa i seis defunciones en la primera, i 263 en la segunda. Total de asistidos en el departamento de Chillan, 1,602; muer- tos, 823; altas, 779; mas los 374 cadáveres mencionados. 254 Departamento de San Carlos Ciudad de San Carlos Lat., 36° 25' 22".- Lonj., Io 28'24".-Altitud, 128 metros. SERVICIO MÉDICO Médicos: don David Contreras i don Justiniano Guezalaga. San Carlos está, como el Parral i Chillan, situado sobre el te- rreno de acarreos permeables i con agua en el subsuelo i a poca profundidad. Faltan los servicios de hijiene pública. La primera epidemia empezó el 31 de agosto i terminó el 31 de octubre de 1887; la segunda, el 19 de diciembre de ese año, i con- cluyó el 5 de abril de 1888. No hubo lazareto. El servicio se hizo a domicilio; dió 257 asis- tidos, de los cuales murieron 122, i salieron de alta 135. El Rejistro Civil da, por otra parte, 258 muertos, i de éstos, 135 hombres, el mayor número. Departamento de Búlnes Villa de Búlnes Lat., 36° 45' 1".-Lonj., Io 42' 25".-Altitud, 214 SERVICIO MÉDICO Médico, don Juan Honorato; licenciado, don Ernesto Vargas; don Evaristo Lazo, alumno del 6.° año; don Víctor Manuel Ba- rros, alumno del 5.° año. La población, que está situada en terreno de acarreo, es mui de- saseada i de aspecto miserable. El Cementerio está como a diez cuadras al oriente i al norte del estero de Gallipavo, que surte la población. No hai agua potable por cañería, i todo el pueblo bebe agua de norias, que está bastante superficial, de dos a tres metros, en el subsuelo, las cuales están hasta cuatro metros de las letri- nas. La primera i única epidemia de Búlnes empezó el l.° de diciem- bre de 1887 i terminó el 16 de abril de 1888. Antes de que la Co- misión Directiva mandara servicio médico a este departamento hubo 265 atacados, de los cuales fallecieron 209 sin servicio mé- dico por descuido de las autoridades. 255 La asistencia se hizo a domicilio i en un lazareto: hé aquí la es tadística: A domicilio Lazareto Total Asistidos 448 37 485 Muertos 92 11 103 Altas 356 26 382 Departamento de Yungai Villa de Yungai Lat. 37° 9' 23".-Lonj. Io 23' 47". -Altitud, 214 metros El pueblo de Yungai está situado al oriente, en las faldas de la Cordillera, en el límite del terreno devoniano con el terciario. Carece de los servicios de saneamiento. Empezó la epidemia el 12 de octubre de 1887 i terminó el 13 de febrero de 1888. No hubo lazareto. Total de asistidos a domicilio, 60; muertos, 23; altas, 37. Total de la provincia de Chillan: Asistidos. 2,404 Muertos 1,071 De altas 1,333 Mas 374 cadáveres. PROVINCIA DE CONCEPCION Departamento de Concepción Ciudad de Concepción Lat. 36° 49' 37".-Lonj. 2o 29' 8".-Altitud 13 metros SERVICIO MÉDICO Médico, don Moisés Vargas; licenciado, don Eduardo Estevez; alumno del 6.° año, don Pedro Rencoret. Está situado entre el Bio-Bio por el sur i el rio Andalien por el norte. Un cordon de cerros por el oriente i otro mas bajo por el poniente. El suelo es arenoso hasta 12 metros de profundidad. El centro 256 de la ciudad está a 14 metros 9 centímetros de altura sobre el mar. Desde allí el suelo desciende hacia el norte i el sur; de este lado a orillas del Bio-Bio tiene 9.63 metros i hácia el Andalien 9.75 metros. De este a oeste la inclinación es mucho mayor. La parte mas alta de la ciudad se encuentra hácia el SE. al pié del cerro del Caracol. Este cerro tiene cerca de 100 metros de altura. En este punto se encuentran los barrios denominados Agua de las Niñas i la Puntilla. En esta parte el terreno es mas seco i ménos arenoso. Los vientos reinantes son las brisas del mar, que con mas o mé- n js fuerza soplan todo el año; i los del norte, durante las lluvias. Los vientos del SE. i SO. soplan sobre todo en verano i primavra. La población bebe, en su mayor parte, el agua del Bio-Bio. El resto bebe el agua del Andalien, de las vertientes que hai al orien- te de la ciudad i la de la laguna de las Tres Pascualas. Por fin la jente mas menesterosa consume el agua de los pozos. La mejor de estas aguas es la de las vertientes de los cerros del oriente; son tres, denominadas como sigue: del Caracol, la Toma i la de Nonquen. En el dia está surtida Concepción de agua conducida por ca- ñerías que la toman del Bio-Bio, pero no abastece hasta el pre- sente toda la población, siendo reducido su uso a la pila de la plaza i a algunas casas inmediatas. Las habitaciones que pertenecen a la jente acomodada son buenas, dejando mucho que desear las de los obreros, que viven en conventillos o piezas, de las que se encuentran cuadras enteras. Son casi siempre construidas de tablas, imperfectamente cerradas a las corrientes de aire i en jeneral mui húmedas i en ellas viven en grande acumulación. La jente acomodada tiene letrinas de patente; la otra parte de la población hace uso de fosos estables cavados en la tierra, sin material de construcción alguno i que cuando se llenan se les abandona para abrir otro inmediato. No se acostumbra desinfec- tarlos Hai algunos establecimientos que usan letrinas portátiles. En las piezas de arriendo, a que nos hemos referido, jeneralmen- te la letrina común a todos los arrendatarios se encuentra en una de las piezas. El aseo jeneral de la población es bueno, no siendo posible ha- cerlo mejor por la falta de pavimentación, que en la mayor parte de las calles está representada por la arena propia del suelo. El Cementerio de Concepción está colocado al SO. de la pobla- 257 cion, a orillas del Bio-Bio; lo que, tomando en cuenta la naturaleza arenosa del suelo i las inmediaciones del rio, le hace peligroso por las infiltraciones del suelo i el fácil trasporte que en su marcha hacia el oeste las aguas del rio pueden prestar a la infección. El clima es húmedo i templado. La temperatura máxima es de 25°4 i la mínima de 3o sobre cero. Las oscilaciones termométri- cas tienen poca amplitud, siendo la mayor que se ha presentado de 10°. Las tempestades son comunes en invierno. Las lluvias son abundantes i duran desde marzo hasta se- tiembre. El presente año ha principiado seco. La altura del agua caida durante los 12 últimos años es la siguiente: mm. Máxima 1.710.3 (1880) Mínima 820.6 (1886) Término medio 1.218.1 Las enfermedades mas comunes en Concepción son los reumatis- mos i las tuberculósis. Primera epidemia del cólera.-1887. Marzo 15 a junio 6: Lazareto del Sur Atacados Al Lazareto Asistidos 102 Altas 54 Muertos Mortalidad 48 Id. del Norte 67 26 41 Ambulancia Penquista. 185 72 113 76 37 Id. de la Cruz Roja. 203 58 145 92 53 Otros médicos 100 40 60 Sin asistencia 40 9 31 - 1 ■ - - - - Total 567 297 270 42.7 % Segunda epidemia.-1887-julio 20 a setiembre 12; Lazareto Atacados Al Lazareto Asistidos 174 Altas 85 Muertos 89 Mortalidad Ambulancia Penquista. 34 7 27 23 4 Id. de Concepción... 44 14 30 19 11 Otros médicos 127 62 65 Sin asistencia 50 8 42 , ~ -"" ■ ■ 1 ■ Total 408 197 211 51.7% Tercera epidemia.-1888-Enero 4 a marzQ 15; 258 Lazareto Atacador Al Lazareto Assistidos 399 Altas 230 Muertos 169 Mortalidad 1.a Dispensaría del Sr. Estévez 379 1G2 217 151 66 2.a Id. del Sr. Rojas.... 75 19 56 30 26 Otros médicos 113 53 60 Sin asistencia 57 10 47 Total 842 474 368 42.7 °/ó Cadáveres recojidos por el Lazareto 171 Resúmen total en las tres epidemias: Atacados 2,320 Muertos 1,020 Altas 1,300 Subdelegacion de Penco Penco Lat. 36° 44' 8".-Lonj. 2o 20' 57" O.-Altitud 0 SERVICIO MÉDICO Médico, don Moisés Rojas i don Eduardo Estevez. Está colocado a 3 leguas al norte de Concepción en el fondo de la bahía de Talcahuano, en una ensenada rodeada por cerros de la cordillera de la costa, en el mismo sitio en que fué fundada Con- cepción en 1550 i destruida por el terremoto de 25 de mayo de 1751. El suelo está compuesto de mica esquita, que tiene un tinte rojizo debido a la descomposición del hierro del granito esquitoso que se cambia en peróxido. Soplan constantemente las brisas del mar, que solo ceden a los vientos del NO. en el invierno: los vientos del S. i SO. no tienen grande influencia por los cerros que rodean al puerto. Las habitaciones son de nueva construcción, grandes i ventila- das. Los pobladores están bastante diseminados, escepto en el barrio del puerto, compuesto de mineros de hábitos desordenados. Letrinas solo tiene la jente acomodada. Las inmundicias son arrojadas al mar i a un estero de poca corriente que atraviesa la población. Las aguas para la bebida son sacadas del estero i de algunas ver- tientes. El Cementerio está colocado en la parte mas alta de la po- 259 blacion i al norte, en un terreno seco, firme, sin corrientes de agua inmediatas. Empezó el cólera por primera vez el l.° de enero de 1888 i duró hasta el 12 ce marzo de1 mismo año. Hubo 114 atacados, con 61 altas i 53 defunciones. Subdelegaron de Gualqui Gualqui Lat: 36° 57' 38zz.-Lonj. 2° 17z 40".-Altitud 55 metros SERVICIO MÉDCO Médico, don Julio Liebbe. Gualqui es un villorrio situado al suroeste de Concepción, en un terreno accidentado, cubierto por una gruesa capa de arena, En esta población soplan casi todos los vientos comunes a Con- cepción. No tiene agua potable, surtiéndose los habitantes del pe- queño rio Hualqui i quebradas de los alrededores. Las habitaciones son estensas i bien ventiladas, situadas a alguna distancia unas de otras. No hai casi ninguna clase de letrinas. Casi todos sus pobla- dores son agricultores. El aseo jeneral de la población deja mucho que desear, no habiendo propiamente policía de aseo. Tiene un pequeño cementerio en buenas condiciones. Empezó el cólera por primera vez el 7 de enero de 1888 i duró hasta el 21 de marzo del mismo año. Hubo 46 atacados con 17 altas i 29 muertos. Total en el departamento: Atacados... 2,480 Muertos 1,102 Altas 1,378 Departamento de Talcahuano Puerto de Talcahuano Lat, 36° 42z 5" 0.-Lonj. 2o 27z 49".- Altitud 55 metros. SERVICIO MÉDICO Alumno del 6.° año, don Conrado 2.° Ríos. El pueblo está situado entre un cordon continuado de cerros i el mar, en un espacio mui estrecho en que sus pobladores viven acumulados en habitaciones bajas, desaseadas i mui húmedas. Las casas no tienen letrinas, i en la playa hai solo dos. Hai un 260 cauce al que se arrojan todas las inmundicias de las habitaciones cercanas i que pasa por debajo de las habitaciones de una parte de la población, inclusas dos escuelas públicas. Las aguas de llu- via son detenidas por el terraplén que ha construido la Empresa del Ferrocarril, inundando la población en invierno i convirtiendo los otros dos cauces en focos miasmáticos. El agua que beben es de vertientes. El suelo es de tosca i arena. Los vientos que soplan son los del N. en verano i las corrientes de aire provenientes del mar. Existe un cementerio al SE. de la población i se construyó otro en la isla llamada Mochita para el servicio de coléricos; separado de la población por un estero que desemboca en el mar. La primera epidemia fué del 20 de marzo al ].° de junio de 1887; dió 61 atacados con 34 altas i 27 muertos. La segunda del 10 de junio de 1888 al 4 de julio del mismo año; tuvo 67 atacados con 31 altas i 36 fallecidos. En el presente año se presentaron casos sospechosos en pequeño número, coincidiendo con la epidemia de enero de Concepción, i murieron 3 individuos; no se propagó la epidemia. Total del departamento en las dos epidemias: Asistidos 128 Muertos 66 Altas 62 Departamento de Coelemu Puerto de Tomé Lat. 36° 28' 49".-Lonj. 2o 5' 0".-Altitud 40 metros SERVICIO MÉDICO Estudiantes del 6.° ano: don Conrado 2.° Ríos i don Antenor Roa. Está situado al norte de la bahía de Talcahuano en un suelo de esquitas cristalizadas, mezcladas con mica negra que le da un color negruzco; ademas una pequeña parte de liñitas que forman el ce- rrito del Tomé. Tiene, como todos los puertos de Concepción, los vientos reinantes del lado del mar i los del sur; hácia el norte éstos son en parte detenidos por los pequeños cerros que hai de ese lado. Tiene agua potable de buena calidad conducida por cañerías. Las habitaciones son en jeneral buenas, escepto algunas de construc- 261 cion mui antiguas, bajas i mal ventiladas. Se hace uso allí de fo- sos estables para letrinas o las inmundicias son arrojadas al mar; el aseo jeneral de la población está regularmente cuidado, no siendo posible hacerlo mas completo por la naturaleza de su pavi- mentación. El Cementerio está colocado hacia el noroeste del pue- blo en un montículo i no tiene inconvenientes, sino lijeros por los vientos, no teniéndolos por las corrientes de aguas que no hai en las inmediaciones. Un estero que atraviesa la población i que no arrastra suficiente agua en el verano, es una de las causas mas poderosas de insalubridad para el Tomé. Empezó la primera epidemia a fines de marzo de 1887 i duró con casos aislados todo el invierno. La segunda principió el 12 de febrero de 1888 i terminó el 10 de abril del mismo año. No hubo lazareto. Los enfermos asistidos a domicilio en la se- gunda epidemia fueron 54, con 15 altas i 39 defunciones. Recha- zaron asistencia, 20. Subdelegacion de Vegas de Itata SERVICIO MÉDICO Médico, don Antenor Roa. Villorrio situado en la ribera sur de la embocadura del Itata, en un terreno húmedo i pantanoso, de 1,500 a 1,800 habitantes, pobres i miserables en su mayor parte. El cólera empezó el 18 de febrero llevado de Concepción i duró hasta el 22 del mismo mes. Hubo 11 enfermos, sanaron 3 i falle- cieron 8. Los cadáveres fueron enterrados en la arena de la orilla del rio. Total del departamento de Coelemu. Asistidos 65 Muertos 47 Altas 18 Departamento de Rere Ciudad de Yumbel Médico, don Roberto Vega Herrera. Esta ciudad se encuentra situada en el gran valle longitudinal, al norte del rio Laja, en la parte en que éste está cerrado al O. 262 por una hilera de cerros, de cuya estructura antracitosa participa. El terreno en que está fundada la ciudad está formado de are- niscas en Ja superficie, que alternan con esquita en su base. No teniendo grandes cerros en las inmediaciones, los vientos son los jenerales de la provincia. El agua potab'e es le del rio Yumbel, que atravieza la población, i de algunas vertientes. Las habitacio- nes son grandes i bien ventiladas en la parte de reciente construc- ción; la otra parte de la población es baja, mal ventilada i sus ca- lles son mui estrechas. El aseo jeneral de la población es deficiente. El Cementerio está a alguna altura, al SE. de la población en un terreno seco. La epidemia hizo su aparición en este departamento el 27 de enero de 1888 en la población de Cabrero e invadió sucesivamen- te la de Tucapel i Yumbel. En Cabrero apareció el cólera el 27 de enero i terminó el 12 de febrero del mismo año. Hubo 28 ataca- dos, de los cuales murieron 12. En Yumbel se desarrolló el cólera el 20 de febrero de 1888 i terminó el 20 de marzo del mismo año. Atacó la ciudad i sus alre- dedores. No hubo lazareto i el servicio se hizo por la dispensaría convertida en estación sanitaria, servida por un médico i dos prac- ticantes, que visitaron a los enfermos a domicilio i les suministra- ron los medicamentos necesarios. Se estableció ademas un servicio especial para las inhumaciones. El número total de atacados al- canzó en Yumbel a 83, contándose en esta cifra 22 muertos. Subdelegacion de Tucapel Tucapel Lat. 37° 16' 44".- Lonj. Io 23' 11".-Altitud 166 metros SERVICIO MÉDICO Tucapel está situado a 22 leguas do la capital del departamen- to, al norte del rio Laja, casi al pié de la Cordillera, participando de su estructura i de las arenas que cubren el llano que, tomando nacimiento al oeste de Tucapel, se cstienden hasta Yumbel. Tiene los vientos jenerales de la provincia i los que le son propios por su cercanía a la Cordillera. Beben las aguas de quebradas i las del estero Itatita, que pasa al norte de la población, siendo casi su única fuente de agua. No hai ningún método de alejamiento de las inmundicias. El aseo es dejado, casi totalmente, al viento. Las ha- bitaciones son grandes, bien ventiladas i sin acumulación de per- 263 sonas. El Cementerio está en la parte mas alta de la población, no pudicndo hacerle perjuicio. Se presentaron 9 casos sospechosos; fallecieron 8. En Trapan, aldea colocada a 3 leguas al noroeste de Tucapel, fallecieron 5, no se propagó la epidemia. Los pobladores de los fundos de estos Ligaros son cr gran parte indíjenas que conservan sus hábitos i costumbres. El cólera apareció el l.° de febrero de 1888 i se estinguió el 20 de marzo del mismo año. Total de atacados 30, de los cuales murieron 13. Total de atacados en el departamento de Rere: Asistidos 147 Altas 100 Muertos 47 Departamento de Puchacai Ciudad de Florida Lat. 33° 49' 32"-Lonj. 2o 3' 20".-Altitud 233 metros. SERVICIO MÉDICO En la Florida, capital de este departamento, no hubo cólera, talvez por su situación mediterránea i su fundación sobre el te- rreno granítico de la cordillera de la costa. En Cerro Negro, a cinco leguas de la Florida, hubo 14 casos de cólera, de los cuales fallecieron 9. En Quillón hubo algunos casos, de los cuales murieron 7. Departamento de Lautaro Puerto de Coronel Lat. 37° 1' 32".-Lonj. 2o 39z 56z/.-Altitud 73 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Juan Honorato; alumno del 4.° año, don Horacio Manterola. Coronel está situado en la bahía de Arauco, al oeste de la cor- dillera de Nahuelbuta en el terreno cretáceo superior, cuya es- tructura i subsuelo es la siguiente: la parte inferior de arcilla 264 endurecida o una arenisca mui fina; la parte media de estratas interpuestas de areniscas, de arcilla i liiíitas, i la parte superior está formada de una capa de terreno de acarreo. Tiene los vientos del norte i las brisas del mar: los del sur son quebrados en parte por la cordillera de Nahuelbuta. Beben las aguas de quebradas. Las habitaciones son casi todas de nueva construcción, en gran parte de madera, en regulares condiciones hijiénicas. La población es regularmente aseada. Las letrinas tienen un uso reducido, las inmundicias son arrojadas al mar. El Cementerio está bien colo- cado, léjos i al norte de la población, en un terreno que en su parte superficial está mui mezclado de una arcilla coloreada, que le da un aspecto rojizo. El de coléricos está junto al lazareto i las inhumaciones han sido superficiales, de manera que es necesario mudarlo i tomar precaución de sanearlo para que no infeste el subsuelo de las vegas en que está colocado. Empezó el cólera por primera vez a fines de marzo de 1887, i por segunda el 15 de febrero de 1888 i duró hasta el 26 de mayo. El cólera hizo muchos estragos en las minas de carbón, notándose que en el establecimiento de Buen Retiro el mal cesó por las me- didas hijiénicas el 20 de mayo i en el de Maulé continuaba por la falta de tales medidas, después de la última fecha. El número de atacados es el siguiente: Asistidos a domicilio, 150; altas, 61; muertos 89. En el lazareto 157; altas, 71; muertos, 86. Total: Asistidos 307 Muertos 175 Altas 132 Subdelegacion de Lota Puerto de Lota Lat. 37° 5' 23"-Lonj. 2o 31' 40"-Altitud 74 metros SERVICIO MÉDICO Médico, don J. Ramón Cárdenas; practicante, don José A. Castro. Lota está situado en la bahía de Arauco, un poco al sur de Co- ronel, en el terreno cretáceo superior, igual al suelo de aquel. Está dividido en dos pueblos denominados Alto i Bajo. El pri- mero está sobre un cerro, es de propiedad de la señora Goyene- 265 chea v. de Cousiño. Tiene agua potable, conducida por cañería, de buena calidad; es un pueblo aseado, bien ventilado, sus habitacio- nes son estensas; tiene 5,000 habitantes. El pueblo de Lota Bajo tiene 4,000 habitantes, pero no hai agua potable conducida por cañerías i beben la de las quebradas. Las habitaciones son en jeneral de buena construcción; las calles son estrechas i desasea- das. Este pueblo es insalubre por algunos acueductos que atravie- san la población, recibiendo sus aguas de un pequeño estero que está un poco al norte i que en el verano casi no arrastra agua pero que conserva mucha humedad. Las inmundicias son arroja- das al mar en su mayor parte i a los acueductos; hai unas pocas casas que tienen letrinas en fosos. Los vientos son los del norte i las brisas del mar. Los del sur son quebrados engran parte por la cordillera de Nahuelbuta. Lota Alta tiene un cementerio en buenas condiciones. Empezó el cólera por la primera vez en marzo de 1887 i la se- gunda el 25 de febrero de 1888. El lazareto de coléricos tuvo 81 enfermos, de ellos fallecieron 43. El del establecimiento Cousiño tuvo 159 enfermos con 99 de- funciones. El servicio a domicilio 106 asistidos, de los cuales 54 muertos. Total de asistidos en esta subdelegacion 346, de ellos 196 muer- O 7 tos. Total de atacados en el departamento: Asistidos 653 Muertos 371 Altas 282 Movimiento total en toda la provincia: Asistidos 3,497 Muertos 1,981 Altas 1,516 34-35 266 PROVINCIA DE BIO-BIO Departamento de Laja Ciudad, de los Anjeles Lat. 37° 28' 12"-Lonj. Io 43' 5"-Altitud 166 metros SERVICIO MEDICO Médico, don Ciríaco Navarrete; licenciado, don Manuel María Fernandez; alumnos del 6.° año: don Oscar Fontecilla, don Con- rado 2.° Ríos i don Zacarías Guerrero; practicante, don José M. González. La ciudad de los Alíjeles está situada sobre un terreno de acar- reo de cascajo mui accidentado, con hondonadas que le dan dos de- clives pronunciados i con aguas en el subsuelo, de 2 a 4 metros de profundidad, en partes menos i que aun se hacen superficiales en algunos sitios, sobre todo al poniente. No hai agua potable en cañerías. El agua que se bebe es de las acequias de regadío en una parte de ]a población i en otra de po- zos, que están inmediatos a las letrinas escavadas en el mismo terreno, por lo cual algunas norias dan buena agua i otras mui mala i hedionda. Los descansos, en la parte central del pueblo, están sobre una acequia que sigue una línea sin ramificaciones; es decir, no hai acequias de desagües de ninguna clase, como en otros pueblos. Las habitaciones son malas: hai en ellas mucho hacinamiento de jente i de animales. El aguardiente de granos es el mas usado en- tre las bebidas alcohólicas. Llueve en verano con frecuencia. El cementerio está como a 25 cuadras de la ciudad. Cerca del cementerio hai vegas. La primera epidemia empezó el 30 de julio de 1887 i duró has- ta el l.° de setiembre con 53 atacados, de los cuales murieron 20. La segunda empezó el 26 de diciembre del mismo afio, llevada por un hombre de Chillan i se estendió por el agua i los malos hábi- tos del pueblo. Se observó que hubo mas cólera en la parte de la población en que hai norias, que en la que se surte de las acequias corrientes. La epidemia aumentó hasta el 15 de enero de 1888, 267 quedó estacionaria del 15 al 25 i fue disminuyendo hasta el 12 de febrero, en que se presentaban de dos a tres enfermos diarios, i terminó el 16 de marzo de 1888. Las causas principales fueron los desórdenes en la comida i be- bida, sobre todo el agua contaminada; el contajio fué poco mani- fiesto. El carácter de la epidemia mui grave; reaccionó frecuente- mente en lepidia. Mortalidad de 45 a 50 por ciento. El servicio se hizo en un lazareto, en dispensarías i a domicilio, cuya estadística es la siguiente: 1.a epidemia: Asistidos Muertos Altas A domicilio ■ 53 20 33 Lazareto Totales 2.a epidemia: Asistidos 570 253 823 Muertos..,, 263 124 387 Altas 307 129 436 Subdelegacion 24.a de Santa Bárbara Este villorrio está en el terreno terciario de las faldas de la Cordillera, en la ribera norte del Bio-Bio. Empezó la epidemia el 30 de enero de 1888 i terminó el 18 de marzo del mismo año. No hubo lazareto. La asistencia a domicilio dió 29 atacados i 11 muertos. Total de asistidos en el departamento de Laja 905; muertos, 418; i de altas 487 Departamento de Mulchen Ciudad de Mulchen Lat. 37° 43' 5"-Lonj. Io 35' 38"-Altitud 287 metros SERVICIO MÉDICO Alumnos del 6.° año: don Pedro Villa Novoa i don Ramón Ze- gers; practicante, don Fernando Pizarro; id. de farmacia, don Luis Duran. El pueblo de Mulchen está mui mal situado, como todos los pue- 268 blos de la frontera, sobre el terreno terciario, en un bajo entre el rio del mismo nombre i el Bureo. Carece de los servicios de hijiene pública. La única epidemia de Mulchen empezó el 27 de enero de 1888 i terminó el 15 de abril del mismo año. La asistencia se hizo en un lazareto i a domicilio. Total de asistidos en este departamento 157; muertos 60; i al- tas, 97. Departamento de Nacimiento Ciudad de Nacimiento Lat. 37° 30' 3".-Lonj. 2o 3' 0".-Altitud 113 metros SERVICIO MÉDICO Alumnos del 6.° año: don Lúeas Sierra i don Carlos A. Gutiérrez; licenciado, don Zacarías Guerrero; practicante, don Carlos A. Ricceti. La población de Nacimiento está mui bien situada en una ele- vación del terreno de las esquitas cristalizadas de la cordillera de la costa, i en la confluencia del Vergara con el Bio-Bio. Carece de los servicios de hijiene. No hubo lazareto; la asistencia fué hecha a domicilio. La primera epidemia empezó el 11 de agosto de 1887 i terminó el 26 de setiembre del mismo año con 31 atacados i 10 defun- ciones. La segunda, el l.° de febrero de 1888 i terminó el 15 de abril del mismo año con 35 asistidos i 27 muertos. Total del departamento: Asistidos 66 Muertos 37 Altas 29 Total de la provincia: Asistidos 1,128 Muertos 515 Altas 613 269 PROVINCIA DE ARAUCO Departamento de Arauco Ciudad de Arauco Lat. 37° 14' 30".-Lonj. 2o 43' 25".-Altitud ... metros. SERVICIO MÉDICO Alumno del 5.° año, don Pilar Pérez Melina. La población está fundada en el litoral sur de la bahía de Arau- co, a la márjen izquierda del rio Carampangue, en un terrena de trasporte recientemente formado por el mismo rio. El cólera empezó la primera vez en marzo de 1887 por casos aislados; reapareció el 24 de febrero de 1888 en la misma forma i se ha sostenido así hasta el 15 de mayo. No hubo lazareto. En la primera epidemia hubo 33 asistidos: alta, 21; fallecidos 12. En la segunda, asistidos 134; altas 93 i muertos 41. Aldea de Laraquete SERVICIO MEDICO Alumno del 6.° año, don Nicanor Cárdenas; id. del 5.° año, don Eduardo Salas, id. del 4.° año, don Moisés Allende; practicante don Adolfo Castro. Laraquete está situado al sur de Lota; es un pequeño pueblo compuesto casi en su totalidad por trabajadores; está atravesado por un pequeño rio del mismo nombre. No bai servicio de hijiene pública. El mar en la alta marea sigue el lecho del rio e inunda el pue- blo, dejándolo convertido en pantano en la baja. Beben agua de las quebradas i de pozos; la del rio no pueden utilizarla por ser en parte salobre. Los vientos son los mismos de Lota. Las habitacio- nes son estrechas, bajas, casi todas de madera. La población de Laraquete está edificada a ambas márjenes del estero del mismo nombre. Sus habitantes son mineros de las ulle- 270 ras, sucios i miserables, como sus habitaciones; abusan mucho del aguardiente de granos. No hai mas agua para la bebida que la de los pozos abiertos a poca distancia de los fosos do descanso. Es una localidad mal sana por la cantidad de aguas detenidas que existen en ella. El pueblo está dividido por el estero, cuya parte norte pertene- ce a Concepción i la del sur a Arauco. Como hubo un servicio para ambas, la estadística se puso en ]a última. La epidemia empezó por primera vez a principios de enero i terminó el 15 de abril de 1888. No hubo lazareto. Asistidos a domicilio 78; de alta, 59 i muertos 19. Ciudad de Lebu En Lebu, capital de ]a provincia, en el departamento del mismo nombre i en el de Cañete, no ocurrió ningún caso de cólera a pe- sar de sus comunicaciones con los puertos del norte i con los pue- blos nuevos de la alta frontera, es decir, el cólera no pasó a estos dos departamentos de la costa situados en terreno granítico es- quitoso. Total de la provincia: Asistidos 245 Muertos 72 Altas 173 PROVINCIA DE MALLECO Departamento de Angol Ciudad de Angol Lat. 37° 48' 5".-Lonj. 2o 4' 3" O.-Altitud 126 metros. SERVICIO MÉDICO Licenciado, don Guillermo Cordero; practicante, don Manuel González. Angol está fundado entre el rio Rehue i el Ricoiquen en un suelo bajo, formado por acarreo de estos rios i de la cordillera de Na- 271 huelbuta, de cuyas faldas es continuación; con aguas en el subsuelo que surtia los pozos que antes servían,para la bebida. En Angol hai cañería de agua potable, del cerro de Nahuelbuta, para ]a ma- yor parte de la jpoblacion, pero el pueblo bebe cualquiera agua i abusa mucho del aguardiente de granos o alcohol metílico. La primera epidemia empezó el 27 de julio de 1887 i terminó a principios de octubre; la segunda a principios de diciembre del mismo año i terminó a principios de abril de 1888. En el lazareto se asistieron 93; altas, 38; muertos, 55. Se reco- jieron, en el carretón del lazareto, 37 cadáveres de individuos muertos del cólera en diversos puntos de la población. Subdelegacion de los Sauces i lugarejo de Quilquen SERVICIO MÉDICO Alumno del 6.° año, don Clemente Miranda; practicante, don Moisés Chaves. El pueblo está edificado en un pantano o aguasal, llamado Vega de los Sauces. El cuartel solamente está en una altura; todos be- beñ agua de' pozo, no hai acequias; los descansos son en fosos. En agosto de 1887 apareció por primera vez el cólera i después a principios de diciembre del mismo año i duró hasta fines de marzo de 1888. No hubo¿lazareto. Asistidos a domicilio 140; dados detalla, 96 muertos 44. Total del departamento: Asistidos.., 233 Muertos 99 Altas 134 Departamento de Collipulli Ciudad de Collipulli Lat. 37° 50' 52".-Lonj. Io 40' 15" O.-Altitud, 244 metros SERVICIO MEDICO Médico, don Arcadio Cerda; alumno del 6.° año, don J. de la Cruz Marcoleta. 272 Collipulli está fundado en la ribera derecha del Malleco, en un terreno alto de acarreos arcillosos rojizos que le dan su nombre, con aguas subterráneas a alguna profundidad que surten los pozos i la población. En el mismo terreno están abiertos los fosos de los lugares. Se formó lazareto i ademas se hizo un servicio a domicilio, tan- to en el pueblo como en los campos vecinos. La estadística en conjunto va al fin del departamento. Subdelegacion de Ercilla SERVICIO MÉDICO Médico, don Arcadio Cerda; alumno del 6.° año, don J. de la Cruz Marcoleta; id. del 5.° año, don Ramón Zegers; practicante, don Fernando Robles i don Tomas Walch. Ercilla está edificado en un terreno parecido al de Collipulli a 324 metros de altitud en medio de un bosque; el agua que usa es de un estero i la de pozo. Hubo lazareto en el pueblo. Los demas enfermos fueron asisti- dos a domicilio; muchos diseminados en la campaña. Los datos estadísticos de Collipulli i Ercilla, tanto de los laza- retos como de la asistencia a domicilio, son. Total del departamento: Asistidos 687 Muertos 231 Altas 456 Departamento de Traiguén Ciudad de Traiguén Lat. 38° 10' 45".-Lonj. Io 95' 50" O.-Altitud 178,1 metros SERVICIO MÉDICO Médicos: don Teodomiro Herrera i don Juan Bautista Miranda; alumnos del 6.° año: don Pedro Antonio Valenzuela, don Clemen- te Miranda i don Luis A. Alvarez. El pueblo está fundado a orillas del rio del mismo nombre, en un suelo bajo de acarreo, en el cual están los pozos que surten a la 273 población i también las letrinas Las casas son de tablas; algunas embarradas. Todos estos pueblos que se forman en la antigua frontera tie- nen las peores condiciones hijiénicas posibles. Seria conveniente que la mano del Gobierno dirijiera su desarrollo en previsión de las necesidades futuras. ♦ Empezó el cólera por primera vez a principios de diciembre de 1887 i terminó a fines de marzo de 1888. Asistidos a domicilio 209: altas, 139; muertos 70. En el lazareto 29 asistidos, 14 de alta, muertos 15. Subdelegaciones 5.a de Lumaco i 6.a de Puren SERVICIO MÉDICO Médico, don Julio Abal os. Las causas principales del cólera en todas estas subdelegaciones de la provincia de Malleco son la miseria, la falta completa de ha- bitaciones hijiénicas, el abuso del aguardiente de granos i la espo- sicion de los cadáveres de los indios en los ranchos hasta 15 dias antes de enterrarlos. Empezó por primera vez a principios de diciembre de 1887 i terminó en los primeros dias de abril de 1888. Asistidos a domicilio 239; altas, 161; muertos, 78. . |Subdelegaciones 3.a de Victoria, 4.a de Quillen i Quino SERVICIO MÉDICO Médico, don Waldo Castro Samit; practicante, don Francisco Espina. En estas tres poblaciones edificadas en terrenos de acarreos con aguas subterráneas superficiales, se bebe agua de los pozos, cerca de los cuales están los fosos de descanso. No pueden ser peores sus condiciones hijiénicas i seria necesario que la autoridad intervi- niera en previsión de las futuras condiciones hijiénicas de pobla- ciones que están llamadas a gran desarrollo e importancia. No hubo lazareto. Asistidos a domicilio 226; altas, 163 i muer- tos 63. 274 Total en el departamento: Asistidos 703 Muertos 224 Altas 479 Total de asistidos en la provincia de Malleco: Asistidos en lazaretos 122 Altas. 54 Muertos 68 Asistidos a domicilio 1,501 Altas 1,015 Muertos 486 Total de asistidos 1,623 Altas 1,069 Muertos 554 Cadáveres recojidos 37 PROVINCIA DE CAUTIN Departamento de Temuco Ciudad de Temuco Lat. 38° 40' 37".- Lonj. 2o 0' 30" O.-Altitud 114,15 metros. SERVICIO MÉDICO Médico, don Julio César Muñoz; alumno del 5.° año, don Miguel A. Fernandez; practicantes: don Juan B. Martínez i don Manuel Juárez. El pueblo de Temuco, capital de esta nueva provincia, está edi- ficado a orillas del rio Cautín, en un suelo bajo de acarreo, con aguas subterráneas a poca profundidad. Beben agua del rio i la mayoría de la población agua de pozo o noria. En el mismo terre- 275 no están los hoyos o fosos de las letrinas. Las casas son de ma- deras. Empezó la primera epidemia a fines de setiembre de 1887 con 6 casos de los detenidos en la cárcel; i la segunda el 31 de diciem- bre del mismo año i duró hasta el 5 de abril. Hubo lazareto, pero los estados se remitieron juntos con los asistidos a domicilio. Atacados fueron 143, de alta 99 i muertos 44. Departamento de Nueva Imperial Ciudad de Nueva Imperial Lat. 38° 39' 45".-Lonj. 2° 19' 30" O.-Altitud SERVICIO MÉDICO Médico, don Vicente Dagnino Olivieri; alumno del 5.° año, don Benjamín González; practicante, don Ignacio Leal. La Nueva Imperial está edificada en la confluencia de los rios Cholchol i Cautín, en un terreno que se innunda en las creces de ámbos, compuesto de acarreos permeables, con aguas subterráneas. La población bebe agua de rio o de pozos, que distan poco de las letrinas. La primera epidemia empezó el 6 de octubre de 1887 con dos casos. La segunda el 2 de febrero de 1888 i duró hasta el 21 de abril del mismo año. Hubo lazareto i el total de asistidos en él i a domicilio es de 45, de ellos 29 de alta i 16 muertos. En Cholchol empezó a mediados de setiembre i en Carahua o Imperial Bajo en octubre de 1887 i se estendió hacia Misiones. Atacó las tolderías de indios de Cholchol i Boroa, donde la epide- mia hizo estragos por la costumbre de los indíjenas de ocultar los cadáveres en los sobrados de los ranchos, al humo, i los excesos de la bebida de aguardiente de granos. No se formó estadística. Total de la provincia de Cautín: Asistidos.. 188 Muertos 60 Altas 128 276 PROVINCIA DE VALDIVIA Departamento de Valdivia Sub delegación i Ciudad de Tolten Lat. 39° 15' 6"-Lonj. 2o 36' 45"-Altitud 0 metros SERVICIO MÉDICO Alumno del 4.° año, don Carlos Huidobro. El cólera no se propagó a otro lugar de la provincia de Valdi- via a pesar de su comunicación directa i tan frecuente con los puertos del norte, especialmente Valparaíso, mas que a la subdele- garon de Tolten. El pueblo de Tolten, cabecera de la subdelegacion de su nom- bre, está situado en la ribera sur del rio Tolten sobre los acarreos de reciente formación traídos por el rio. El suelo es húmedo i las habitaciones mui poco abrigadas. El cólera fué llevado por tierra del departamento de Imperial i se declaró el 21 de diciembre de 1887 i duró hasta el 4 de abril de 1888. Atacó no solo a los de raza española sino que hizo mu- chos estragos entre los indíjenas, cuyas defunciones no ha sido po- sible indagar. x No hubo lazareto, pues la asistencia se hizo a domicilio. Asistidos 101; muertos, 56 i altas 45. II RESÚMEN ESTADÍSTICO De los datos recojidos por la Comisión i consignados en esta Parte, referentes a las dos epidemias de cólera, resulta que en la primera epidemia hubo 27,217 atacados, de los cuales fallecieron 10,585; i en la segunda epidemia o aparición del cólera, compren- diendo los pueblos que tuvieron una o varias epidemias, hubo 29,619 atacados, de los que murieron 12,810. Esto da un total de 56,836 atacados i 23,395 muertos en toda la república; lo que arroja una mortalidad de 41.1 por ciento para las dos epidemias. Este total de defunciones, ocasionado por el cólera, está en dis- 277 cordancia con el suministrado por el Rejistro Civil, que es de 28,432 para los dos epidemias, lo que no es estraño si se atiende a la dificultad de reunir datos estadísticos. La duración de la primera epidemia fue de doscientos tres dias, desde el 25 de diciembre de 1886 al 15 de julio de 1887; la de la se- gunda, de doscientos doce dias, desde el 20 de octubre de 1887 al 20 de mayo de 1888. La duración máxima en una localidad es la de Chillan, que tuvo una epidemia que reunió las dos i que fué de doscientos ochenta i ocho dias; la mínima, la de Rere, de dieziseis dias; la duración media en los otros pueblos ha sido de ciento veinte dias. Para los otros datos puede consultarse el siguiente: 278 LOCALIDADES Número de la epidemia DIA DEL PRIMER CASO DIA DEL ÚLTIMO CASO Días de duración de la epidemia Total de atacados Total de defunciones QfD O fc J5 ao S=t « cS es - OH S -2 O r~ Población j Tanto por °/0 de muertos de la población PROVINCIA DE ATACAMA Copiapó 2.a 24 marzo del 88 l.° mayo del 88 38 270 170 62 29,705 0.50 Taltal II 3 febrero del 88 10 marzo del 88 37 225 129 57 12,423 1.04 Freirina ti 26 diciembre del 87 27 abril del 88 88 88 21 23 13,434 0.10 Total de la provincia 583 320 PROVINCIA DE COQUIMBO Serena 2.a 15 enero del 88 13 abril del 88 90 717 488 68 36,772 1.30 Coquimbo II 6 febrero del 88 20 marzo del 88 44 37 14 37 16,065 1.63 Elqui II l.° febrero del 88 20 mayo del 88 109 160 53 33 15,767 0.08 Ovalle II 17 febrero del 88 2 julio del 88 137 138 61 44 60,719 0.10 Illapel II 28 diciembre del 87 16 abril del 88 106 76 36 47 31,863 0.11 Total de la provincia 1,128 652 Cuadro estadístico jeneral del cólera en Chile PROVINCIA DE ACONCAGUA 1.a 9 a 25 diciembre del 86 23 febrero del 87 59 2,282 379 1031 45 1 34,314/ 3.00 0.33 San Felipe 30 noviembre del 87 15 marzo del 88 71 115 30 } Andes 1 a 1 5 enero del 87 14 febrero del 87 29 2,877 148 1201 41 ) 33 691 10.10 2 a 9 enero del 88 28 marzo del 88 76 57 38 } Putaendo 1.a 2 a 1 enero del 87 16 febrero del 87 32 439 169 38.4 0.56 16 enero del 88 18 de marzo del 88 63 455 224 49 29,975 14,101 0.74 20 enero del 88 25 febrero del 88 ■ 36 83 46 55 0.33 Petorca II 29 diciembre del 87 20 febrero del 88 51 136 43 31.6 32,044 0.13 Total de la provincia 6,799 2886 PROVINCIA DE VALPARAISO 1.a 13 enero del 87 29 abril del 87 106 1,527 3,689 71 628 41 1 0.54 V alparaiso 2a 14 noviembre del 87 10 abril del 88 150 1451 37 J 1.25 Casablanca 1 2 enero del 88 17 de febrero del 88 35 24 33.7 14,406 25,030 ■ 48,737 { 0.10 Limadle 15 noviembre del 87 8 febrero del 88 81 332 126 38 0.50 í l 1.a 30 diciembre del 86 .* 10 marzo del 87 70 2,961 1,832 1002 33 1 2.50 Quillota 9 a 2 noviembre del 87..,.. 6 marzo del 88 126 729 39.7J 1.40 Total de la provincia 10,412 3985 PROVINCIA DE SANTIAGO f l 1.a 15 de enero del 87 29 abril del 87 104 8,463 5,399 904 3481 54 ' -236,870-J 1.45 Santiago 9 a 20 octubre del 87 31 marzo del 88 161 1790 33. Ij @.75 Victoria 1 a 26 enero del 87 22 de abril del 87 86 491 38,170-[ 1.28 2.a 8 noviembre del 87 6 marzo del 88. 118 498 247 4951 0.64 1.a 7 febrero del 87 15 marzo del 87 38 520 273 54 1 - 54,713-j 0.49 Melipilla 2.a 1.° julio del 87 20 febrero del 88 260 166 56 32.5, 0.10 Total de la provincia 15,950 6338 279 280 LOCALIDADES Número de la epidemia DIA DEL PRIMER CASO DIA DEL ÚLTIMO CASO Días de duración de la epidemia Total de atacados 1 Total de defunciones - ~ - ° cz> o ~ "2 Tanto por °/0 de muertos de la población PROVINCIA DE O'HIGGINS Rancagua íl.a t 2.a 5 febrero del 87 7 noviembre del 87 20 abril del 87 13 marzo del 88 75 126 1,697 1,517 436 774 34.5 51 35,315( '1.23 2.1 Maipo t 2.a 15 febrero del 87 > 13 noviembre del 87 14 abril del 87 13 marzo del 88 59 120 1,156 216 382 52 49 23 30,633 1.21 0.16 Cachapoal . - 1! 682 21,693 3.1 Total de la provincia 4,586 2326 PROVINCIA DE COLCHAGUA San Fernando {£ 6 abril del 87.. 25 noviembre del 87 10 setiembre del 87 9 marzo del 88 154 104 119 588 52 322 61 54 J '0.13 ,0.40 Caupolican {£ 6 febrero del 87 11 julio del 87 5 abril del 87 27 febrero del 88 59 386 1,067 748 290 432 27 55 75,945 0.38 0.56 Total de la provincia 2,522 1096 PROVINCIA DE CURICÓ Curicó 12 de abril del 87 26 setiembre del 87 15 setiembre del 87 25 marzo del 88 153 180 129 996 46 309 35 31 58,402 0.07 0.52 Vichuquen..... II 17 julio del 87 12 octubre del 87 85 174 31 17.8 41,600 0.07 Total de la provincia.... 1,299 386 281 PROVINCIA DE TALCA 20 julio del 87 24 marzo del 88 12 julio del 87 16 febrero del 88 150 200 78 117 1,573 739 62 96 27 376 227 21 22 7 23.8 30 56 21.9 26 } TO-036{w 1 U9 1 91 J 0-06 ( 2.a í 1.a t 2.a fi.a \ 2.a 4 agosto del 87 24 abril del 87 19 octubre del 87 31,315 0.06 0.02 15 noviembre del 87 15 febrero del 88 90 150 76 50 0.24 2,632 729 PROVINCIA DE LINARES / 1 a t 2.a única 100 j- 45,007 0.60 ¿0 julio del oí 27 marzo del 88... 105 823 301 36 u uiciemme uei oí 1'3 octubre del 87 9 marzo del 88 146 491 178 36.2 31,695 33,950 0.56 0.14 l.° abril del 87 12 maizo del 88 342 103 48 46 1,417 527 PROVINCIA DE MAULE íínica 5 octubre del 87 4 febrero del 88 149 513 356 69 45,950 0.77 0.02 0.25 1febrero del 88 8 marzo del 88 37 41 12 29 46,000 32,195 15 abril del 88 26 mayo del 88 41 273 81 29.6 827 449 PROVINCIA DE ÑUBLE Chillan única 16 agosto del 87 31 mayo del 88 285 60 114 W1976 1197 » 60 60,767 1.96 San Carlos p" 1 2.a 31 agosto del 87 31 octubre del 87 5 abril del 88 257 122 47 j- 40,185 0.33 1U dicieinüie uei oí l.° diciembre del 87 16 abril del 88 135 485 103 21.2 18,473 30,446 0.55 0.07 12 octubre del 87 13 febrero del 88 120 60 23 38 2,778 1445 (1) En este número están incluidos los cadáveres recojidos. 36-37 282 LOCALIDADES Número de la epidemia ¡ DIA DEL PRIMER CASO DIA DEL ÚLTIMO CASO - o es Ti S 1L s Tota] de atacados Total de defunciones TX a on a -S -S S fe-1 ex. Cí £ Población 'E 2 S ' «'i . , es O "es ¿s PROVINCIA DE CONCEPCION 1.a 15 marzo del 87 G junio «leí 87, 81 622 408 842 61 270 42.7 51.7 42.7 44 72 'i r 0.66 0.52 0.91 0.40 0.53 0.03 0.14 0.10 0-58 0.61 Concepción 9 a 52 70 211 368 27 40,3024 3.a 4 enero del 88 15 marzo del 88. Talcahuano J 1.a 20 marzo del 87 l.° junio del 87.. 70 24 i J 2.a 10 junio del 87 4 julio del 87 67 36 13 6,7164 Coelemu 1.a 30 marzo del 87 15 junio del 87.. 75 26 65 147 307 346 50 72 31.9 57 56 l 9 a 12 febrero del 88 10 abril del 88 58 47 47 175 196 | 32,945 46,355 ) 32,004/ Rere únic. 27 enero del 88 12 febrero del 88 16 60 101 Lautaro La 30 marzo del 87 30 mayo del 87. 2.a 25 febrero del 88 26 mayo del 88 Total de la provincia.. 2,891 1390 PROVINCIA DE ARAUCO Arauco 1.a 15 marzo del 87 20 mayo del 87. 65 111 31 28 30 ]- 27,077| 0.11 0.14 2.a 24 febrero del 88 15 mayo del 88.. 81 134 41 Total de la provincia... 245 72 283 PROVINCIA DE i • Laja BIO-BIO í 1 * l 2.a únic. 30 julio del 87 l.° setiembre del 87 30 80 53 8 5 9 20 398 i K1 354J IR .11,354 0.03 0 77 Mulchen 26 diciembre del 8< 27 enero del 88 15 abril del 88 80 157 60 38 ; 33,424 0.14 Nacimiento (1.a 11 agosto del 87 26 setiembre del 87 45 31 10 32 16,990 | U.UÍ) í 2.a l.° febrero del 88 15 abril del 88 75 __35 _ 27 57 1 0.10 Total de la 1,128 515 PROVINCIA DE MALLECO Angol f 1.a 27 julio del 87 30 octubre del 87 93 93 55 59 19,095 í 0.28 t 2.a l.° diciembre del 87 l.° abril del 88 120 140 44 31 0.23 Traiguén únic. 5 diciembre del 87 5 abril del 88 150 703 224 31.8 24,408 0.91 Collipulli II 27 enero del 88 21 abril del 88 84 687 231 33 15,989 1.50 Total de la provincia 1,623 554 PROVINCIA DE CAUTIN Teniuco í 1.a 29 setiembre del 87 20 octubre del 87 21 •30} 0.26 l 2.a 31 diciembre del 87 5 abril del 88 96 143 44 Nueva Imperial.. f 1.a 6 octubre del 87 0.09 12.a 2 febrero del 88 21 abril del 88 61 45 16 35.5 i Total de la 188 60 PROVINCIA DE VALDIVIA | Tolten únic. 21 diciembre del 87 4 abril del 88 103 101 56 55.4 662 8.45 CUARTA P ARTE Historia de la marcha del cólera en Chile, desde su principio, el 25 de diciembre de 1886, hasta el 15 de mayo de 1888. I Introducción Antecedentes históricos.-Primera i segunda epidemia del cólera por via terrestre.-Tercera i cuarta por via marítima.-Coaita epidemia o de 1883.-Por qué pasó de la Meca.-Conferencias Internacionales Sani- tarias.-Conferencia de Roma.-El Consejo de Alejandría.-El cólera en el Mediterráneo.-Tolon i Marsella, Jénova i Ñapóles. El cólera asiático apareció en Europa, por primera vez, en As- trakan en 1823, i ha conservado el nombre que le dieron en la In- dia algunos médicos europeos por su semejanza sintomática con el cólera nostras. En cuatro épocas, esta terrible enfermedad se ha propagado hácia Europa, constituyendo otras tantas i terribles epidemias; designadas con los nombres de epidemias de 1830, 1846, 1865 i 1883. La primera epidemia, llamada de 1830, principió en Bengala en 1817 e invadió sucesivamente la Persia, la Asiria i La Arabia, marchó por tierra llevada por los viajeros de jornada en jornada, atravesando por el norte los montes de Himalaya a una altura de mas de 3,000 metros, i por el occidente costeó las riberas del mar Caspio, trasmontó el Cáucaso a una altura de 7,000 piés i llegó a estacionarse en Salian i Astrakan, de donde se estendió rápida- mente sobre el territorio ruso en 1830. En las provincias occiden- tales avanzó hasta las fronteras de Polonia, que franqueaba el ejército ruso dirijido contra Varsovia. El 14 de abril estalló ya en 286 Varsovia, donde los polacos habían hecho un gran número de pri- sioneros en la batalla de Igani. La Moldavia i muchas otras pro- vincias fueron pronto invadidas. La Alemania i todo el litoral del Báltico fue atacado ese mismo año. De aquí saltó a Inglaterra: el 4 de noviembre de 1831 se mostró en el puerto de Sunderlan, el 27 de enero en Edimburgo i el 10 de febrero en Londres. De Inglaterra la epidemia pasó a Irlanda, a Francia i a Ho- landa. El 15 de marzo de 1832 fueron de Inglaterra a estallar algu- nos casos a Calais; once dias mas tarde, el 26 de marzo, París era atacado. De aquí la epidemia hizo verdadera esplosion, irradián- dose en todo sentido. El cólera no se limitó solo a Europa, atravesó el Atlántico i pa- só a América por el Canadá en 1832; el l.° de julio del mismo año alcanzó a visitar a Nueva York, i el año siguiente desoló a Méjico, especialmente a su capital, que está a 2,280 metros de altura, avanzando hasta la América Central i el istmo de Pa- namá en 1833. (1) La segunda epidemia sigue el mismo rumbo por tierra que ]a primera: aparece en la India el año 1841, se cstiende de este a oeste, llega a la Persia, a orillas del mar Caspio, introduciéndose en Europa por Salían el año 1846, de donde se dirije a Moscou, San Petersburgo, Berlín, Austria, Holanda, Inglaterra, Francia e Italia. El 12 de marzo de 1849 estuvo en París i a fines del mismo año pasó a América por Nueva Orleans, de allí a Chagres i Panamá, de donde se estendió por una parte a lo largo de la costa mejica- na hasta San Francisco de California i por otra a Cartajena i San- ta Marta; devastó el valle del Magdalena i no se detuvo sino al pié de la meseta en que se encuentra Bogotá en el año 1850. (2) Esta es la primera epidemia de las costas del Pacífico, la cual estalló a fines de 1850 en San Francisco de California, importada, según se creyó, por la guardia móvil enviada allí por Napoleón III, que quiso así librar a su naciente imperio do tan molestos súbditos. Con todo, el oríjen de esta epidemia puede ser otro: se sabe que en 1848 el cólera devastó el imperio de Birman, do don- de pasó a Inglaterra i otros países relacionados con el comercio ingles. Entónces el cólera pudo ser importado en California por (1) Boudin, Geograpliie et Stafistique Medicales.-París, 1857; p. 350, (2) Boudin, p. 372. 287 buques procedentes de la India o de la China, a donde se propagó la enfermedad, pero lo mas seguro es que el cólera fue llevado allí de muchos puntos por las innumerables corrientes humanas, que la sed de oro arrojaba sobre aquella antigua provincia mejicana. Las semillas del mal iban a encontrar en la bahía en que des- aguan los rios San Joaquín i Sacramento, hacinados todos los materiales necesarios a su incubación i desarrollo, reunidos por una inmigración neglijente i aventurera en poblaciones nuevas, sin policía de aseo i de salubridad. Los pueblos situados en la bahía de San Francisco se encontraron entonces en circunstancias mui análogas a las de las márjenes del Plata en años posteriores Ademas, se agravó aquella mala situación por la inmensa cantidad de víveres arrojados al mar: la carne seca, el charqui, i la harina, en su totalidad de Chile, formaban en la playa verdaderas barre- ras, donde se pegaban los pies i se asfixiaban los pulmones. Esta epidemia que hizo muchas víctimas el año 1851 i terminó el siguiente, se estinguió en los puertos occidentales de la América del norte, Mazatlan i San Blas, contentándose con los terrores que hizo sufrir a los del sur; pero llegó, como queda dicho, por Carta- jena hasta el pié de la meseta de Bogotá, i por la costa del Pací- fico hasta Panamá, dejando inmune a los demas puertos del sur. (1) Resto de esta epidemia fué la que llegó a Rio Janeiro por la vez primera el año 1855, donde hizo muchos estragos i tomó ca- rácter endémico, pues reapareció en 1861 i reinó hasta la tercera epidemia. (2) • La tercera o grande epidemia de 1865 hace su trasmisión por via marítima i muestra que el peligro no solo está localizado en el mar Caspio, sino también en el litoral del mar Rojo. Esta via marítima es mui peligrosa para nosotros los america- nos, pues la trasmisión se hace con mayor rapidez de los puertos del Mediterráneo a los puertos del Atlántico, especialmente a los del Plata, i de allí amaga a Chile i puertos del Pacífico. La emi- gración incesante de los puertos de Italia i España hácia las Re- públicas Oriental i Arjentina, i el comercio activo i siempre cre- ciente entre ellos, hacen cada dia mas peligrosa esta via. La via terrestre hacia tiempo que no inspiraba ninguna inquie- (1) W. Díaz, Idea de la Jeografia Médica de Chile.-Santiago, 1875' páj. 45. (2) Pauly, CHmatologie compares.-París, 1874, páj. 149. 288 tud por el largo camino que tenia que recorrer la epidemia, la fa- cilidad de vijilarla i de cortarla en el camino, i porque muchas veces se estinguia antes de seguir adelante. La marcha era lenta, siguiendo una ruta de etapas sucesivas, en cada una de las cuales se la podia cortar o se detenia mucho tiempo. Tardaba muchos meses en atravesar las llanuras de la Rusia, de Hungría i de la Alemania Oriental, antes de echarse sobre las rejiones mas pobladas del Occidente de la Europa. De cada una de estas etapas se tenían noticias lentas, tardías, que se recibían con cierta indi- ferencia, que daban tiempo para prevenirse i tomar precauciones, pero la via marítima inaugurada el año 1865 hace caer el cólera., rápida, súbita e inesperadamente sobre la Europa, cuando apenas se tenia noticias de su presencia en la Meca. El pánico que produjo provocó la gran Conferencia de Constan- tinopla bajo la iniciativa del gobierno francés, en la cual, diplomá- ticos i médicos propusieron las medidas para impedir la entrada de la epidemia en Europa i protejerla en caso de nuevas invasio- nes. (1) En esta vez, el cólera fue llevado por los buques ingleses que trasportaban peregrinos de la India a la Meca, donde se desarro- lló a fines de abril; de aquí pasó a Medina i luego a Arafto durante los tres dias de la fiesta. Los médicos enviados de Ejipto, en- contraron a su llegada los cadáveres en las calles i en las mez- quitas. Ejipto, en razón de su proximidad a la Meca, fué el primero atacado. Del 19 de marzo al 10 de junio, diez buques desembar- caron en Suez de 12 a 15,000 peregrinos; i se permitió la libre plá- tica por las falsas declaraciones de los capitanes. Estos peregrinos que liemos visto atravesar el mar Rojo, fueron a acampar en Ale- jandría i el 12 de junio apareció allí el primer caso de cólera. La epidemia costó a esta sola ciudad 4,000 víctimas i al Ejipto, en mé- nos de tres meses, 60,000. La población estranjera, aterrorizada, emigró en masa i llevó por todas partes el jérmen contajioso de esta enfermedad. Europeos i levantinos, en número de 35,000, se dirijieron a los puertos del Me- diterráneo, i el cólera principió a desarrollarse en Constantino- pla, Esmirna, Beyrouth i Mesopotamia. En el mar Negro, en Kus- tendje i Odessa apareció al mismo tiempo. (1) Fauvel, Le citolera, étiologie etyrophylaxie, etc.: exposé des travaux de la Conférence Sanitaire Internationale de Constantinople, mis en ordre et précédé de une introducción.-París, 1868.-Proust, Essai sur Thygié- ne Internationale.-París, 1873. 289 Esta tercera epidemia de 1865 ha sido la primera que ha hecho su viaje por mar i directamente a las costas orientales de la Amé- rica meridional. Esta fue la que se propagó en 1867, casi al mis- mo tiempo a muchas ciudades de la hoya del Plata. En febrero de ese mismo año apareció el cólera en Rio, impor- tado de Europa, según unos, pues Lóndres, Liverpool i Jénova, estaban infestados, o nacido allí, con probabilidades, según otros, porque, como queda dicho, el cólera reinaba en Rio desde 1855. El 2 de marzo se declaró en Montevideo, el 15 en el Rosario, el 3 de abril en Corrientes, el 10 en el hospital del ejército brasilero- arjentino en Itapirú; pasó después a Buenos Aires i sus contor- nos. Esta epidemia duró hasta fines de mayo. Con la vuelta del calor volvió también el cólera, pero mas te- rrible i violento que antes. Esta vez empezóel 23 de setiembre del mismo año de 1867, en el mencionado ejército, que hacia la guerra al Paraguai, a la sazón acampado en Tuyucué, i llegó a Buenos Aires a fines de noviembre, de donde se estendió en todas direc- ciones con los que huían de la ciudad i con los viajeros, i en los meses de diciembre, enero i febrero de 1868 arrasó las provincias de Santa Fé, de San Luis, San Juan i Mendoza, i principalmente la ciudad de Córdoba, que está situada en una hondonada del suelo. La campaña de Buenos Aires, las provincias de las riberas del Paraná i las provincias del interior fueron acometidas por el mal, pero con ménos fuerza. Córdoba perdió 6,000 habitantes i Buenos Aires en las dos epidemias 4,831. La última terminó en febrero de 1868; pero todavía algunos casos esporádicos se notaron en di- ciembre de 1868 i verano de 1869 en las provincias orienta- les. (1) La marcha del cólera hácia las provincias arjentinas del inte- rior ofreció algunas particularidades: no siguió el camino princi- pal hácia el occidente, sino que se desvió al norte hasta el para- lelo 30 i después, abrazando una faja comprendida entre éste i el 33, siguió durante los meses de enero i febrero de 1868 hasta las faldas orientales de los Andes, en la provincia de Mendoza i de San Juan, que fué la que mas sufrió. A principios de marzo estaba ya el terrible huésped a cuatro jornadas de nuestros pueblos, que se dispusieron para recibirlo; cordones sanitarios, policía de aseo, medidas hiiiénicas, recursos (1) Gotera morbo epidémico, tesis de don Jernian Segura. Buenos Aires, 1868, páj. 5 i siguientes. 290 i medicamentos, todo se preparó; mas por felicidad, los pasos de la Cordillera se cerraron por las nevadas, que en ese ano se anti- ciparon un poco a la estación en que regularmente caen i la inco- municación fué completa. Con el invierno, el mal se estinguió totalmente en las provin- cias arjentinas; pero todos aguardaban su reaparición con ]a vuelta de los calores del estío, como había acontecido en las ori- llas del Paraná i del Plata, mas no fué así: no volvió a levantarse de los lugares invadidos el año antes, donde parece que sus jér- menes fueron aniquilados por influencias climatéricas, bien dis- tintas por cierto de las que le habían dado oríjen i fomento. Después de este tiempo, el cólera se ha hecho endémico en la hoya del Plata i sus tributarios; es decir, que el cólera, como en la Baja Cochinchina, Pío Janeiro i en muchas ciudades de Eu- ropa, ha quedado allí en estado latente, por decirlo así, para desarrollarse cuando las condiciones climatéricas o sociales lo pongan en libertad, bajo las formas, ya de casos esporádicos, ya de pequeñas epidemias, como la que empezó a fines de diciembre de 1873 en Buenos Aires, que hizo estragos en el Rosario i Córdoba i se propagó al interior, a Villa de Mercédes i Villa María i ter- minó en marzo de 1874 (1). Esta epidemia, que llegó hasta Rio Cuarto, obligó a nuestro gobierno a tomar las precauciones que el caso requería. Por esto misino, en enero de 1875, al dar una idea sobre la Jeografía, Médica de Chile, e] que esto escribe, decía lo siguiente: «Estamos, pues, amenazados por un foco constante de una endo- epidemia, que si una vez no llegó a nuestras puertas, fué talvez porque tuvo que hacer el tardío viaje de las postas i dilijencias que cruzan las pampas i d de las recuas que atraviesan las cor- dilleras de los Andes, pero ¿quién nos dirá (pie allanadas esas dificultades de trasporte, que tendido un ferrocarril al través de las pampas i de los A..des, no tendremos en pocos dias en nues- tros hogares la desolación i el luto que lleva consigo?» (2) Desgraciadamente este pronóstico se ha realizado en todas sus partes. La cuarta epidemia de 1883, llevada por los buques ingleses (1) Revista Médico Qiiirúrjica Bonaerense. Año 11, núins. 18 al 24.- Don Justiniano Ledesma, Introducción al estudio del cólera en 1874, en la misma Revista núm. 24 i mían 1 del año siguiente. (2) W. Diaz, Idea de la Jeografía Médica de Chile.-Santiago, 1875: páj. 47. 291 de la India a la Meca i de aquí a Alejandría, de donde un vapor francés la trasportó a Tolon, es la que ha llegado hasta noso- tros, esparciendo por do quiera el terror i el luto, i diezmando nuestras poblaciones. Por segunda vez tenemos la via marítima, la fácil via marítima de la propagación del cólera, la terrible vía marítima para nosotros los americanos, que nos lo trae en poco tiempo desde los puertos del Mediterráneo a los de la América del Sur. Por esta via marítima, el cólera es espertado de la India, parti- cularmente de los puertos de la costa de Malabar, i principalmen- te de Bombay, donde es endémico, hacia el noroeste i el oeste, a los puertos del golfo Pérsico, de Maskat i Mokhallá en el mar de Ornan i a los del mar Rojo. Esta esportacion se hace por los buques que conducen los pere- grinos a la Meca; de aquí es que el mar Rojo sea el punto de con- verjencia de todas las proveniencias i esportaciones coléricas de la India. Por esta razón fué designado el mar Rojo, por las conferen- cias de Constantinopla, como el punto defensivo i de rigorosa su- pervijilancia: l.° para impedir que el cólera entrara en él; 2.° para tomar medidas, si el cólera estallaba en la Meca; i 3.° para tomar- las, aun mas estrictas, si pasaba al Ejipto. Con estas precauciones se evitó que cuatro veces, en 1872, 1877, 1881 i 1882, el cólera pasara a Europa; pero después del último año, el Servicio Sanitario Ejipcio i el Consejo Internacional de Alejandría, establecidos ambos para aquella supervijilancia, afloja- ron en sus deberes, a consecuencia de haber pasado el Ejipto a la dominación inglesa i ser buques ingleses los que hacen la navega- ción i el trasporte de peregrinos de la India a la Meca, i de vuelta a Alejandría. Esto hizo decir, en octubre do 1883, a M. Proust, en el libro que escribió para prevenir esta epidemia: «Podemos,pues, declarar que si sufrimos una cuarta epidemia de cólera en Europa, esta epide- mia será de importación inglesa». (1) Desgraciadamente, las previsiones de M. Proust se realizaron exactamente: el cólera fué llevado de Bombay a la Meca por bu- ques ingleses que zarpaban con patente limpia, so pretcsto de (pie el cólera no era allí epidémico, porque solo se observaban algunos casos aislados; i de la Meca a Alejandría, de donde se trasmitió a los demas puertos del Mediterráneo. El 13 de junio de 1884 estalló en Tolon, cuyo estado sanitario no había sido turbado, en once anos, (1) A.Proust. Le cholera, ¿tiologie et proph ¡/laxie. París, 1883, páj. III. 292 por ninguna epidemia semejante al cólera; pocos dias después se de- claró en Marsella. El 20 de julio de 1884 pasó al norte de Italia, apa- reciendo el 19 de ese mes en Jénova. El 17 de agosto apareció en Nápoles con un caso i el l.° de setiembre con 56. El 22 de agosto estalló en Spezia. El pánico producido en Italia, que ocupa la parte central de todas las comunicaciones del Mediterráneo, obligó a su gobierno a tomar la iniciativa para reunir la Conferencia Internacional Sa- nitaria de Roma con el objeto de determinar las medidas defen- sivas contra la propagación de la epidemia. A propósito de esta Conferencia de Roma, no estará de mas que bosquejemos su historia i conclusiones a que arribó, por ser la pri- mera Conferencia Sanitaria Internacional en que Chile ha tomado parte. Muchas veces antes de esta Conferencia, i especialmente bajo el temor de la invasión del cólera, se llamaron a reunión los estados europeos para acordar pactos internacionales encaminados a la común defensa de tan terrible epidemia. Con tal objeto se celebra- ron las Conferencias Internacionales, de París en 1851 i 1852 i mas tarde las de 1859, la de Constantinopla en 1866, la de Viena en 1874 i la de Washington en 1881. Las primeras Conferencias de París dieron lugar a un pacto internacional firmado por cinco potencias i solo ratificado por Francia, Piamonte i Toscana, i las segundas de 1859, que se habían propuesto para rehacer la resolución de las precedentes, fracasaron por los sucesos políticos que en aquel i siguiente año sobrevinieron. La Conferencia de Constantinopla, reunida bajo la iniciativa del gobierno francés, a consecuencia de la invasión del cólera por el Mar Rojo, se ocupó de las condiciones de propagación i trasmi- sibilidad del cólera i estableció el principio de que la interrupción absoluta de las comunicaciones con los lugares infestados, es el mas seguro preservativo contra su invasión, i de consiguiente, se pronunció en favor de las cuarentenas i cordones sanitarios i de la interrupción de las comunicaciones entre el Ejiptoi los puntos del Mediterráneo cuando el cólera apareciera en el Nilo; para lo cual dictó un Reglamento para defender el litoral del Mar Rojo, e ins- tituyó el Consejo Sanitario de Alejandría para ejecutarlo. Estas medidas detuvieron el cólera, como hemos dicho, en 1872, 1877 1881 i 1882. La Conferencia de Viena reaccionó contra estas conclusiones i se declaró contraria a las cuarentenas de tierra por la imposibili- dad de establecerlas herméticamente; pero adoptó las fluviales i 293 marítimas: rigorosas para los buques procedentes del Mar Rojo f Caspio; i para los puertos de Europa, las que determinaran los res- pectivos Estados. La Conferencia de Washington se propuso estudiar i establecer la organización de un servicio internacional de informaciones pe- riódicas del estado sanitario de los puertos i de las naves que de ellos zarpan. Después de la Conferencia de Viena en 1874, se intentó muchas veces reducir las deliberaciones tomadas allí, a un tratado inter- nacional para dar a todos los Estados una norma uniforme de las medidas que deberían tomar en caso de una invasión de cólera; pero ello fué imposible hasta que la epidemia de 1883 dió lugar a la Conferencia de Roma. Fué este Congreso Sanitario Internacional convocado por la iniciativa del gobierno italiano en 1883; pero solo vino a reunirse el 20 de mayo de 1885 en Roma, en el Palacio de la Consulta. To- maron parte en él veinte i siete Estados, entre los cuales se encontra- ban representados los Estados americanos de Méjico, Estados Uni- dos, Guatemala, Brasil, Arjentina, Uruguai, Perú i Chile. Las conclusiones principales acordadas en esta Conferencia, que aun no han sido ratificadas, fueron las siguientes: 1. a Las cuarentenas de tierra i cordones sanitarios, son inútiles por la imposibilidad de establecerlos de una manera séria i completa 2. a Para prevenir la propagación de la epidemia por via terres- tre, es necesario denunciar i aislar los primeros casos; someter a vijilancia médica los lugares de arribo i desinfectarlo todo; 3. a El medio mas seguro de detener la epidemia es una estricta hijiene; 4. a Los pasajeros i equipajes provenientes de lugares infestados serán desembarcados en lugares aislados i desinfectados. El aisla- miento durará de 3 a 6 dias; 5. a Los bastimentos serán radicalmente desinfectados i limpios bajo la autoridad sanitaria del puerto de arribo; 6. a Los Estados tendrán oficinas constantes de información sa- nitaria. Las grandes ciudades publicarán un boletín semanal de las defunciones por enfermedades epidémicas, principalmente del cólera i fiebre amarilla. Todos los Estados comunicarán por telé- grafo a los otros, los primeros casos de cólera o fiebre que se ha- yan presentado en una localidad. (1) (1) G. B. Morana. II Colera in Italia, negli anni 1881f. e 1885.-Ro- ma, 1885, páj. 100. 294 La Conferencia terminó sus sesiones el 13 de junio i acordó vol- ver a reunirse el 16 de noviembre; pero lo impidió la propagación de la epidemia. En efecto, el cólera, volvió a aparecer el 1.® de agosto en Ñapóles, el 4 en Jénova, el 17 en Alejandría i en Móde- na, el 6 de setiembre en Palermo, donde hizo los mayores estra- gos. A mediados de abril invadió la España, empezando por Játiva, de donde se estendió, diezmando casi todas sus provincias. Se propagó después a los puertos de España, de Francia, Italia i otros puertos del Mediterráneo, de donde empezó amenazar a las cos- tas orientales de la América del Sur, que reciben una emigración constante de aquellos puertos. II El cólera en el Plata El cólera en Italia i en España en 1884 a 188G.-El cólera pasa a la Amé- rica del Sur a fines de 1885.-Aparece en Buenos Aires el l.° de octubre de 188G.-El Matteo B) •ttzzo.-El Washington.-El Apolo i el Persea. --El 11 de noviembre se confirma la existencia del cólera en Buenos Aires.-Cuarentenas de las provincias.-La de Córdoba.-La de San Luis.-La de San J uan i Mendoza.-Propagación del cólera en la Re- pública Arjentina. Como dejamos dicho en el capítulo precedente, el cólera estalló el 13 de junio de 1884 en Tolon i poco después en Marsella i Pa- rís, dejando inmune a Lyon; el 28 en Cuneo; el 19 i 26 de julio en Jénova i Bérgamo, i el 17 de agosto en Ñapóles. Este año el cólera terminó en Italia en el mes de diciembre, i solamente quedaron algunos casos en Caserta hasta el 28 de enero del año entrante. Esto mismo sucedió en Tolon i Marsella; de manera que a princi- pios de febrero de 1885, es decir, en el invierno, hubo uno que otro caso de cólera en Europa. En la primera mitad de abril apareció el cólera en Játiva, en España i se estendió en los meses de mayo i junio a las provincias de Valencia, Murcia i las Castillas, i en los primeros dias de agosto reapareció en muchas ciudades de Italia, concentrándose princi- palmente en Palermo. En diciembre el cólera quedé, como en el año anterior, reducido a pocos casos, para reaparecer en el verano de 1886 en el norte de Italia i recrudecerse en otras provincias de España. 295 Durante todo este tiempo los países de la América meridional bañados por el Atlántico estuvieron recibiendo buques, mercade- rías, inmigrantes i pasajeros de aquellos puntos infestados por el cólera, especialmente de Italia, donde dicha enfermedad permane- ció como endémica desde 1884 hasta 188G. Ultimamente el 8 i el 12 de setiembre, las repúblicas del Plata declararon cerrados sus puertos a los lugares infestados, que eran los puertos del Mediterráneo, los de Italia principalmente; de ma- nera que todo el año de 1884 i casi 9 meses de 1885 estuvieron recibiendo de aquellos puertos naves con mercaderías e inmigran- tes que debieron llevarles, si no el cólera directamente, al ménos los ajentes coleríjenos. La República Arjentina, sabedora por lo que sufrió en las epi- demias de cólera de 1868 i 1873, de lo que tenia que esperar del temible huésped asiático, trató de evitar su introducción, tomando estas tardías precauciones para evitar que se lo trasmitieran las na- ves procedentes de los puertos infestados del Mediterráneo, con los cuales mantiene constante activa comunicación, i de donde recibe una inmigración incesante. No cabe duda, pues, que, si no el cólera, los jérmenes coleríjenos fueron introducidos por muchos buques que llegaron a los puertos del Plata con patente limpia i en buenas condiciones, i en cuyos equipajes i pasajeros se declaró, después de algún tiempo i a largas distancias la epidemia, que fué ocultada bajo el nombre de colerina o de casos sospechosos, como sucede siempre. Por mi parte he visto en mi clínica del Hospital de San Juan de Dios, en diciembre de 1885, tres individuos atacados del cólera: dos de la población am- bulante i uno italiano recien llegado del litoral arjentino, que los alumnos calificaron como procedente del Matteo Bruzzo, por los recuerdos del año anterior que aquel vaper habia dejado. Creemos, pues, que el ájente coleríjeno penetró en la República Arjentina el año 1885 i prendió a principios del verano del año siguiente, como parece que es la lei de su propagación; i ademas, porque los buques llegados a Buenos Aires en octubre i noviembre de 1886, habían salido en setiembre i octubre de Italia, cuando el cólera se habia estinguido allí, o solo quedaban casos mui aislados. Para dar una idea de lo que fueron los trasportes de inmigran- tes que trajeron el cólera a las Repúblicas del Plata i la manera cómo lo propagaron, vamos a referir la odisea de algunos de ellos. El Matteo Bruzzo, con mas de 1,200 inmigrantes casi todos ita- lianos, zarpó el 30 de setiembre de 1884 de Jénova para Montevi- 296 deo. Hacia ya algunos dias que la epidemia se habia manifestado en Je'nova i se sabia que las repúblicas del Plata, por los decretos de 8 i 12 de setiembre habían declarado cerrados sus puertos a las procedencias de lugares infestados, pero se esperaba que el vapor seria recibido después de una cuarentena en cualquier lazareto. Con esta esperanza, fundada o no, pero seguramente sin suficiente razón para justificar tan pronta partida, salió el vapor del puerto de Jénova. En la travesía hubo cuatro muertos a bordo, pero sin sospechas de cólera. El vapor fondeó en la gran rada de Montevideo el 28 de octu- bre. El gobernador local notificó a su capitán la clausura de los puertos decretada i publicada en regla i le intimó que abandonase aquellas aguas. Miéntras se continuaban las dilijencias para obte- ner del Gobierno la admisión del vapor en un lazareto, estalló a bordo la epidemia de cólera: el 7 de noviembre hubo tres víctimas, el 8 dos, una el 9 i otra el 10. En estas circunstancias el capitán hizo a las autoridades locales manifestación de la en- fermedad i ellas le ordenaron levantar anclas i dirijirse a Rio Ja- neiro. En la mañana del 14, el Matteo Bruzzo, siempre con la epi- demia abordo, entraba a media fuerza en la bahía de Rio Janeiro cuando algunos cañonazos disparados por el fuerte Santa Cruz lo obligaron a detenerse i a retroceder para aguardar órdenes, las cua- les fueron las de abandonar inmediatamente las aguas del Brasil En la mañana del 15, el buque entró en ]a ensenada de las Palmas, para proveerse. El comandante de este puerto advirtió al capitán que a cualquier intento que se hiciera a bordo para desembarcar, el vapor seria cañoneado a flor de agua. El 21 dos naves de guerra brasileras se acercaron i le intimaron nuevamente la partida; por lo cual aquel mismo dia el vapor emprendió su regreso. Entretanto fueron conocidas en Italia las peripecias del Matteo Bruzzo i el Ministerio telegrafió al cónsul de San Vicente, en las Islas de Cabo Verde, que indicara el arribo del buque a aquel puerto, que no refiriera sus condiciones sanitarias i advirtiese al capitán que en su ruta hácia Italia se dirijiese al puerto de San Stéfano. El vapor no fué recibido en San Vicente, pero fué pro- visto abundantemente, en cuarentena, de cuanto le era necesario para seguir su viaje de repatriación. Los Ministros del Interior i de la Marina acordaron señalar un puerto a donde el buque no pudiera llevar la epidemia i donde se le pudiera aislar, lo mismo que a los inmigrantes, por una larga i rigorosa cuarentena. Para las personas se elijió la Isla de Pianoza 297 i para el buque, primero la ensenada de Giannutri i después el puerto de San Stéfano. El vapor Matteo Bruzzo echaba el ancla en las aguas de Piano- za el 20 de diciembre de 1884, después de una dolorosa peregrina- ción de casi tres meses. La epidemia había desaparecido a bordo el 23 de noviembre, después de haber atacado 40 individuos i muerto 19. Al arribar a Pianoza había todavía a bordo seis convalecientes, en los cuales el cólera había afectado la forma tifoidea. Se tenia preparado en Pianoza un lugar satisfactoriamente ais- lado para los cuarentenarios, cuyo desembarque se hizo no sin dificultades por el mal tiempo, dándose en seguida principio a ]a desinfección i destrucción de cuanto parecía peligroso de lo que llevaban los inmigrantes, que fueron vestidos de nuevo i cambiaron de todo. El 27 de enero de 1885, los inmigrantes fueron trasporta- dos a Liborno, a espensas del armador del Matteo Brazzo, i de allí volvieron a sus respectivos pueblos, a espensas del Gobierno. (1) Entre los muchos otros buques que arribaron a las márjenes del Plata, es digno de mención el vapor Washington, que partió de Jénova el 8 de octubre de 1886 con 1,200 inmigrantes de 3.a clase i algunas familias de 1.a. Entre los pasajeros venia con su familia, chilena, el doctor don Luis Bixio, que ha dado a la publicidad una interesante relación del viaje, de la cual tomamos el estracto siguiente: Este vapor tocó en Barcelona i en las islas de Cabo Verde i arribó a Rio Janeiro sin novedad alguna, donde desembarcó 500 inmigrantes i algunos pasajeros. El dia 30 salió de este puerto con patente limpia i llegó el 5 de noviembre a la isla de Flores, en donde pernoctaron. «El capitán con su médico, dice el señor Bixio, pasaron a bordo algunas horas i nos dieron libre plática, avisándonos ademas que en Buenos Aires se había declarado el cólera i que se temía que hiciera estragos por las malas condiciones hij iónicas en que se encontraba la ciudad. El doctor mandó traer los diarios que tenia en su casa i los dejó a bordo para que todos nos impusiéramos de lo que se decía sobre el particular.» «Al dia siguiente entramos al puerto de Montevideo, en donde (1) II colera in Italia, negli anai 1S84 e 1885. Relazione del deputato Giovanni Battista Morana.-Roma, 1885, páj. 55. 38-39 298 so nos confirmó la misma noticia sobre el estado sanitario de Bue- nos Aires.» Desembarcados los pasajeros que se dirijian al Uruguai, el Washington zarpó para Buenos Aires, donde las autoridades del puerto hicieron presente al comandante, el dia 8, que las condicio- nes de salud de la ciudad no eran buenas, que Labia algunos casos sospechosos de cólera en la población i en los contornos i que acon- sejaban a los pasajeros tuvieran cuidado si bajaban a tierra. En este puerto, el Washington desembarcó 800 inmigrantes i embarcó 150 barricas de sebo, i el 11 de noviembre zarpó de nuevo para Montevideo sin patente limpia de los cónsules de Chile i del Perú, quienes, por el contrario, declaraban i certificaban en los papeles del capitán del Washington, que en Buenos Aires Labia algunos casos de cólera. En Montevideo, se supo en el Washington, por el ájente de este buque, que los puertos de Chile estaban cerrados para las proce- dencias del Plata; sin embargo, el buque volvió a Buenos Aires i de allí zarpó el 27 para el Pacífico. «Por último, llegamos a la al- tura de Bota, continúa el doctor Bixio, i encontrándonos con el carbón mui limitado para proseguir el viaje hasta el Callao, entra- mos el 9 a dicho puerto en demanda de este combustible de pri- mera necesidad para la navegación a vapor; pero no se pudo obtener por ciertas dificultades que opuso el Gobierno de esta República, las que se creyó conveniente no aceptar. Así es que al dia siguiente salimos para el Callao con el poco carbón que nos quedaba a bordo, escoltados mar afuera por una corbeta de guerra llamada Magallanes, temerosos tal vez de que les fuéramos a echar algunos microbios a la costa.» El Washington llegó al Callao el 15, donde le impusieron una cuarentena de 49 dias fuera de las aguas del Perú; por lo cual el buque se dirijió a Manta, puerto del Ecuador, donde muchos pa- sajeros se desembarcaron i tomaron los vapores de la carrera para Panamá i para Chile, i de donde, absuelta la cuarentena, volvió al Callao el 24 de enero de 1887. En este mismo tiempo, varios otros buques de carga i vapores de pasajeros desembarcaron libremente en Buenos Aires, entre los cuales citaremos solamente el vapor de carga Apolo, que el 11 de noviembre condujo 400 inmigrantes, trasbordados del Perseo, los cuales desembarcaron en el Rosario i se internaron en la provincia de Santa Fé. Después de esto, se produjeron varios casos sospe- chosos de cólera a bordo del Apolo. 299 Nos detendremos un momento para hacer algunas considera- ciones sobre las relaciones anteriores, que hemos tomado al acaso. Es de suponer que muchos barcos, como el Persea i el Apolo, desembarcaran inmigrantes i pasajeros, en los cuales se declaró el cólera después de desembarcados i talvez mui distante del puerto de arribo, i así mismo les aconteciera a los tripulantes del Matteo Bruzzo, si con mejor fortuna, en vez do tratar de demandar tierra en Montevideo, se fueran derecho a Buenos Aires i desembarcaran o trasbordaran sus tripulantes, como los del Perseo. Entóneos el cólera no se habría declarado a bordo del Matteo Bruzzo, al ancla en Montevideo, mientras que jestionaba su desembarco, puesto que no había aparecido entre sus tripulantes durante los 18 dias de su navegación, sino que se habría desarrollado en estos mismos, después de estar en tierra con sus equipajes. Los equipajes de los inmigrantes italianos no deben ser de los mas limpios i salubres, puesto que después de la navegación tan larga del Matteo Bruzzo, i do su regreso a Pianoza, los médicos italianos ordenaron la desinfección i la destrucción de cuanto pa- recía peligroso entre los objetos con que los inmigrantes volvieron a su patria. Nunca se supo si el cólera se declaró entre los pasajeros e inmi- grantes que el Washington desembarcó en Rio Janeiro, en Mon- tevideo i en Buenos Aires, o si el 'cólera se declaró a bordo, como parece que lo sospecharon los médicos sanitarios del Callao, al im- poner a este vapor una cuarentena de 40 días fuera de las aguas peruanas; pero es evidente que el Washington salió de Jénova cuando existía allí el cólera i que sus pasajeros pueden haberlo trasmitido a los puertos donde desembarcaron. Ademas, llama mucho la atención el que los pasajeros del Washington, absolvien- do la cuarentena de Manta, abandonaran este buque i tomaran los vapores hacia Panamá i hacia Chile; do manera que, si el cólera hubiera estado verdaderamente a bordo del Washington en aque- llos dias, éstos lo habrían trasmitido a los puertos del Perú i la cuarentena habría sido inútil, como lo fueron en 1868 las cuaren- tenas permanentes para las procedencias de Guayaquil con motivo de la fiebre amarilla. De este puerto, los pasajeros se dirijieron a Panaimí i de allí tomaron los vapores para las costas del Perú, a donde llevaron dicha epidemia. Como la prensa diaria refleja los acontecimientos sociales con mas verdad i franqueza que los documentos especiales i aun oficia- 300 les de los pueblos, que casi siempre están alterados por el interes de cada cual, vamos a tomar para la historia de la propagación del cólera lo que aquélla dice espontáneamente dia a dia, como lo mas seguro i lo mas verídico. No se sabe cómo se introdujo el cólera en Buenos Aires ni cuándo empezó. Se le vió, o mejor, se le reconoció cuando la epidemia se Labia estendido a casi toda, la Confederación. El l.° de octubre de 1886 estalló el cólera en la Boca, según La Nación de Buenos Aires, que mas adelante tendremos ocasión de citar (1), i sin embargo nadie dijo nada en aquella época de tal epidemia. El tráfico terrestre hasta Chile estaba entonces completamente libre. Solo el mal tiempo detenia a los viajeros. El 4 de noviembre de 1886, el corresponsal de Santa Rosa de los Andes decia al editor de EL Mercurio-. «En Uspallata hai20 pasajeros detenidos por las nevazones,,! varios en Punta de las Vacas i Puente del Inca». El 5 de noviembre el Telégrafo Trasandino decia a los periódi- cos de Chile: «Los informes de los médicos sobre los casos sospe- chosos de cólera que se han presentado, tienden a tranquilizar la población; según ellos no se trata de cólera asiático». El 11 de noviembre, telegrafían de Buenos Aires a Los Andes de Mendoza: «Ayer ha habido varios casos sospechosos de cólera en la ciudad. El diario La Nación ataca duramente al Consejo de Hijiene por estar desprovisto de útiles necesarios para combatir la epide- mia. La opinión de la mayoría de los médicos cree que la epidemia desaparecerá, si se pone a la ciudad en buen estado hijiónico. Imposible saber las defunciones diarias, pues se ocultan al público. Por datos de fuentes fidedignas se sabe que el vapor de carga Apolo condujo 400 inmigrantes trasbordados del Perseo, los cuales desembarcaron en el Rosario i se internaron en Santa Fé. A bordo del Apota produjiéronse casos sospechosos. El Presidente de la República acompañado del doctor Ramón Mejía, visitó la Boca del Riachuelo, causándole mala impresión el estado sanitario en que se encuentra. El Intendente mandó adoquinar las calles de la Boca. (I) La Nación de Buenos Aires del l.° de diciembre de 1886. 301 Mandáronse al hospital, establecido en el club de las Regatas, 50 catres i útiles de cocina. La Asistencia Pública mandó a la Comisión de Hijiene 300 sá- banas i 300 colchones. Tenemos tiempo frió. El comercio paralizado». El 12 de noviembre el redactor de Los Andes de Mendoza ajjre- ga lo siguiente, al telegrama anterior: «No pueden ser mas graves las noticias que nos comunica nues- tro corresponsal de Buenos Aires. El cólera ha aparecido ya en diferentes puntos de la ciudad, notándose que las autoridades ocultan el número de defuncio- nes. Como en Buenos Aires, en el Rosario se ha declarado el cólera morbus i la población trata de salir, encontrándose con todas las comunicaciones cerradas: El Congreso Nacional ha votado 500,000 pesos para hacer gas- tos en mejorar la hijiene de Buenos Aires i en atender a los en- fermos i a los pobres en los barrios infestados. Los gobiernos de San Luis i Córdoba han detenido los trenes en sus fronteras; pero se ponen muchas influencias en juego para dejarlos pasar. Antenoche salió otro tren de Buenos Aires, el que probable- mente ha sido detenido en San Luis. El gobernador de Mendoza se opone a la incomunicación, come- tiendo así una imprudencia criminal que puede traer consecuen- cias desastrosas para este pueblo. Las comisiones de hijiene proceden con la mayor actividad, de- salojando los sitios i habitaciones en mal estado de hijiene. En los trenes que vienen de Buenos Aires con la esperanza de pasar hasta Mendoza, vienen muchas personas conocidas i algunos personajes de la capital con sus familias. Los médicos encargan ]a detención de todos los trenes, asegu- rando que hai peligro en no hacerlo. Se dice que, si hoi no se adopta esta medida, se celebrará un meeting de protesta contra la actitud incomprensible del Ejecu- tivo. Es inesplicable la conducta del gobierno de Mendoza en pre- sencia de las noticias que llegan del litoral. Los gobiernos de Córdoba, San Luis i del mismo San Juan, que queda mas lejos de las ciudades infestadas que nosotros, han cor- tado toda comunicación con el litoral, menos el de Mendoza, de- 302 mostrando con esto una debilidad criminal que debe ser condenada enérjicameiite por el público. El gobierno de Mendoza no tiene el derecho de esponer a esta población a las consecuencias desastrosas de una epidemia, por fa- vorecer intereses de personas que les son allegadas». El 19 de noviembre el Telégrafo Trasandino dice a los periódi- cos de Santiago: «Entraron a la Casa de Aislamiento 20 enfermos del Hospicio i murieron 6. A bordo de un barco holandés murió un tripulante i se enfermó otro. La Dirección de la Asistencia Pública lanzó un manifiesto (1), declarando que, si bien se han producido algunos casos de cólera bien determinados, estamos mui léjos de encontrarnos bajo el azote de esta epidemia. En seguida da ins- trucciones para preservarse de él.» Otro telegrama del mismo dia dice a El Mercurio de Valparaí- so: «El estado sanitario continúa alterado. En el Manicomio hubo hoi 4 casos nuevos, que con los 13 de ayer suman 17, de los cuales han fallecido 5. En el resto de la ciudad i en los buques surtos en la bahía se declararon 6 casos, todos aislados.» Como se vé en los casos anteriores, la existencia del cólera que- dó confirmada i reconocida en Buenos Aires, i en consecuencia, el Gobierno Nacional por su ministro, el doctor en medicina don Eduardo Wilde, impartió a las provincias el 18, por telegramas, las medidas que debían ser puestas en práctica para evitar la propa- gación de la epidemia, entre las cuales figuraban la organización de cuarentenas i de observaciones cuarentenarias de 7 dias. En consecuencia de esto, los gobernadores de Córdoba, San Luis, Mendoza i San Juan dictaron providencias para ello i establecieron o se prepararon a establecer cordones sanitarios para cortar la comunicación con el Rosario i Buenos Aires. Los de las dos últi- mas provincias establecieron, do acuerdo, una cuarentena en el Desaguadero. El 21, el Gobierno Nacional reaccionó contra las medidas ante- riores i telegrafió el mismo día a los gobernadores de las provin- cias, que se habían apresurado a corlar la comunicación con los lugares infestados, diciéndoles que las garantías constitucionales daban derecho a todo habitante para moverse libremente en todo el territorio de la Nación, sin que nadie pudiera obligarlo a de- (1) Este manifiesto fué publicado en La Nación de Buenos Aires el 18 de noviembre de 1886. 303 tenerse en su tránsito o a permanecer en un sitio determinado, i que, en consecuencia, levantaran la cuarentena i no estorbaran el libre pasaje de los trenes i viajeros. Los gobernadores se sometieron a tal mandato, no sin protestar. El de Córdoba manifestó al Ministro del Interior la contradicción entre los telegramas del 18 i 21 de noviembre i concluyó some- tiéndose a la orden de restablecer el libre tránsito de los trenes con pasajeros i carga, agregando, como conclusión, que La única medida salvadora para su provincia era la del cordon sanitario que se le habia impedido, lo que Babia dado por resultado la in- troducción del cólera en Córdoba, importado por los empleados del ferrocarril. El de San Juan hizo idénticas observaciones. El de Mendoza fué mucho mas allá: reunió una comisión de distinguidos juriscon- sultos, la cual afirmó que el gobierno de Mendoza tenia perfecto derecho de establecer cuarentenas para las procedencias de las ciu- dades infestadas, i mantuvo la que habia organizado i continuó deteniendo los trenes hasta el 29 de noviembre, día en que el co- ronel Tabeada, por orden del Gobierno Nacional, restableció con fuerza de línea la circulación de los trenos que corren de Rio Cuarto a San Juan. Después de la supresión de estas medidas cuarentena- rias, tomadas por los gobernadores de las provincias indicadas, el tráfico quedó libre i con él se propagó el cólera por toda la Con- federación. El l.° de diciembre de 1886, La Nación de Buenos Aires dice lo siguiente: «La situación económica del pais se resiente profundamente por la alarma producida por la aparición del cólera en el Rosario, Córdoba, Santa Fé i mui limitadamente en esta capital. La paralización de los negocios aumenta; los Bancos restrinjen sus operaciones i todos los valores sufren. Los perjuicios que este estado de cosas ocasiona son inmensos, i a causa de esto el papel do curso legal viene a oscilar i el oro a subir. Hace próximamente dos meses que se produjo en esta capital (Boca) el primer caso de cólera, i, sin embargo, hasta la fecha el desarrollo de la enfermedad se ha mantenido en proporciones re- ducidas. Los casos son mui limitados en número. Otro tanto sucede en Córdoba i Santa Fé, con cscepcion del Rosario, donde la morta- lidad del cólera ha llegado a 40 defunciones en el día. Dicha 304 ciudad debe tener un poco mas de 60,000 habitantes en ]a actua- lidad. L is autoridades i las poblaciones adoptan medidas enérjicas para combatir ]a propagación de la epidemia i, dado el tiempo trascu- rrido desde qué apareció aquí, es de suponer que su desarrollo sea de mui poca consideración. Donde mas víctimas ha hecho i hace, es en la Casa de Locos, a causa de la predisposición natural de estos desgraciados a contraer el mal por el jénero de vida (pie llevan. Hasta aquí ninguna persona conocida se ha enfermado de cóle- ra, lo que demuestra que el método i la hijiene son verdaderos preservativos de la salud. La Dirección de la Asistencia Pública, en su manifiesto al pueblo, consignó, lo que es verdad: que no estamos aun bajo el azote de una epidemia; que, por el contrario, los casos son mui pocos i que se producen casi esclusivamente en una zona determinada, al es- tremo sur del municipio, sin propagarse hasta hoi al centro de la ciudad. La verdad es que ]a alarma no se justifica, pues hasta aquí la epidemia se presenta con caracteres benignos. Con motivo de la aparición del cólera en esta capital, Rosario, etc., las autoridades principales han tomado medidas de precau- ción, estableciendo cuarentenas, cordones sanitarios i hasta impi- diendo la comunicación i la circulación de los trenes. Después de las indicaciones de la prensa, el Poder Ejecutivo de la Nación observó esas medidas i las declaró inconstitucionales i sin ningún valor. Procedía correctamente, i estaba en el deber de hacer respetar la Constitución de la Nación. La regla legal es, en efecto, que toda interdicion o restricción provincial sobre viabilidad jeneral, comercio inter-provincial i tránsito de las personas de una provincia a otra, es inconstitucio- nal i el Gobierno de la Nación puede dejarla sin efecto, en uso de facultades que lo son propias, ademas de dar oríjen a demandas por los damnificados ante la justicia federal contra las autoridades de provincia que se atribuyan o ejerciten poderes que no tienen. En este sentido el Gobierno ha obrado acertadamente i debe perseverar en la línea de conducta adoptada. El Gobierno de la Nación ha nombrado una comisión de hom- bres de ciencia con carácter de honorífica, encargada de estudiar la constitución médica del pais i principalmente de esta capital. 305 Componen esa Comisión los doctores Ignacio Pirovano, Rafael Herrera Vargas, Miguel Puiggari, Antonio F. Pineiro, Bartolomé Novaro, Juan B. Jil, Antonio Crespo, José M. Astigueta, Teléma- co Susini, Juan B. Boeri, R. Wernicke, Pedro N. Arata, i según el decreto, tiene el especial encargo de estudiar las causas permanen- tes o transitorias que afectan la salubridad urbana i territorial; de los hechos actuales en su relación con la producción de los casos de cólera ocurridos; del modo de aparición i propagación de esos casos; de la índole de la enfermedad por lo qué hace a sus elemen- tos anatomo-patolójicos i a la influencia que ellos tengan sobre la hijiene en jeneral, i finalmente de los medios mas apropiados para prevenir en lo presente i en lo futuro las alteraciones de ]a salud pública por causas estraordinarias. La comisión podrá ocurrir a diversas oficinas de la administra- ción por los datos i elementos que considere necesarios para llenar su encargo. Concluidos que fueren los trabajos, la Comisión presentará su informe, incluyendo los proyectos de lei o disposiciones adminis- trativas que su estudio le sujiera. El Congreso sancionó definitivamente la construcción de las cloacas domiciliarias. Los términos principales de la lei son los siguientes: «Se declara obligatorio para todo inmueble comprendido en dicha área, el establecimiento de cloacas i su uso, así como el del servicio del agua para toda finca habitada. Para los efectos de la lei, se dividen las obras domiciliarias en dos secciones, a saber: 1. a La parte esterior comprendida entre la cloaca colectora i el muro de los edificios o el punto mas próximo a éste que se consi- dere conveniente para el enlace de la cloaca interior. 2. a La parte interior que comienza en su enlace con la esterna i comprende todas las obras que deben ejecutarse dentro de las propiedades para su completo desagüe. La construcción de la sección esterna se hará por cuenta de la Nación, con los fondos a que se refiere la lei número 1,576, de 31 de octubre de 1884. La sección interna, comprendida también las obras necesarias para la provisión de agua desde el arranque del caño de servicio, será construida i costeada por los propietarios, de acuerdo con la reglamentación que determine el Poder Ejecutivo i bajo la inme- 306 diata dirección i vijilancia de la Comisión de las Obras de Salu- bridad. Los propietarios podrán construir i reparar directamente las obras o mandarlas hacer por el Poder Ejecutivo, de conformidad con lo dispuesto en la misma lei. En el primer caso los propietarios estarán obligados a recons- truir por su cuenta los trabajos mal ejecutados o en construcción.» El 26 de noviembre el Telégrafo Trasandino anunciaba, desde Buenos Aires, al editor de El Mercurio de Valparaíso, que habían aparecido algunos casos do cólera en Rio Janeiro i en la Asunción del Paraguai. Igual noticia comunicaba la Ajencia Havas a los editores de El Ferrocarril de Santiago; de manera que en esta fecha eran ya tres los países de la costa oriental de Sud-América los que se encontraban invadidos por el cólera. El 3 de diciembre apareció también en Montevideo, con lo cual fue total la invasión de aquellos países. En Uruguai, el Consejo de Hijiene de Montevideo, después de muchos informes ambiguos, confesó al fin, en su último manifiesto, que existia allí la epidemia desde el 3 de diciembre, dia en que el cónsul chileno espidió patente sucia al vapor Thében, a pesar de la negativa del Gobierno uruguayo. El cólera se declaró en los suburbios de la ciudad i en el Asilo de Mendigos, que fué aislado con un cordon sanitario el 8, dia que nuestro cónsul comunicó por telégrafo la noticia a nuestro Go ■ bierno, porque supo extrajudicialmente que el Ministerio de Re- laciones Esteriores había hecho saber oficialmente la existencia del cólera solo a los Ministros arjentino i brasilero. A conse- cuencia de esto, nuestro Gobierno declaró infestado el puerto de Montevideo i ordenó a nuestro cónsul residente allí que notificara a los vapores que quisieran ser admitidos en los puertos de Chile que no comunicáran absolutamente con los del Plata. (1) La epidemia continuó en Montevideo aumentando, pero siempre oculta por las autoridades, hasta el estremo que al arribo del Ga- licia, el 13, no quisieron que desembarcaran los colonos i equipaje sin previa comunicación del vapor ccn tierra o al ménos con el médico de Sanidad del puerto; pues, de lo contrario, era declarar (1) Estos datos son tomados de los telegramas del cónsul señor Toro Zelaya a nuestro Gobierno. 307 infestado a Montevideo: bien que como salvedad añadieron que no lo hacían por perjudicar a Chile sino que, irritados por las cua- rentenas arjentinas, no querían el precedente de que los vapores de Ultramar siguieran a la Arjentina sin visita. I para salvar este inconveniente, se convino en que todos los pasajeros, colonos i equipajes que iban para ambas Repúblicas del Plata quedaran en Montevideo, i el Galicia zarpó el 20 para el Pacífico sin comunicar con el puerto. La epidemia continuó, sin embargo, oculta; pues se impidió a los practicantes del Asilo comunicar con el público. El 27 de diciem- bre se declararon algunos casos en la Villa Union, que la autoridad negó o desmintió. El 28 cesó el aislamiento del Asilo de Mendigos por no existir allí ningún caso sospechoso. Es curioso i digno de mención que el 14 de enero del año si- guiente de 1887, el Gobierno uruguayo decretara la apertura del puerto de Montevideo para las procedencias de los puertos arjen- tinos i paraguayos, pero imponiéndoles 20 dias de cuarentena, cuando aquel dia 14 había de 6 a 8 casos diarios de cólera en la ciudad de Montevideo. El 21 de enero se producían en Montevideo de diez a doce casos diarios repartidos en los diferentes barrios de la ciudad. El 25 de enero había en Montevideo, término medio, 8 diarios: el batallón 3.° tuvo 30 casos por beber agua de un manantial, i la epidemia continuaba en Frai Bentos. Para abreviar, diremos que desde esta fecha empezó a disminuir el cólera en el Uruguai i terminó por casos aislados en los primeros dias de marzo. La epidemia del cólera de 1886 ha sido en la República Arjen- tina mayor que la de 1867 i 68 i que la de 1873, de las cuales hemos hablado; ha sido la mas estensa de todas las epidemias de cólera que han invadido a aquella Nación, pues ha recorrido las 14 provincias i los territorios sin que nada se le haya escapado. Como hemos dicho, el cólera empezó en ]a República Arjentina por la Boca del Riachuelo, distrito de Buenos Aires, el l.° de oc- tubre de 1886, i luego se propagó al Rosario, en donde hace estra- gos el 12 de noviembre. El 22 de este mes, los empleados del fe- rrocarril lo llevaron a Córdoba; el 24 estalló en las colonias de Santa Fé. El Rejimiento 5.°, de paso para Salta en los últimos dias de noviembre, tiene en Villa María 5 muertos i el Rejimiento 10.° que pasó por esta ciudad para Buenos Aires, tiene también el 5 de diciembre, tres muertos i varios atacados. El 6 de diciembre esta- 308 liaron cuatro casos en Tucuman, de donde parece que el cólera se propagó hácia el norte. El 7 aparece en Rio Cuarto, en Mendoza i en Metan, de la provincia de Salta, cuya capital es invadida el 12. El 17 de diciembre se presentan dos casos en el mineral de Uspallata; el 25 invade a San Luis i a Santiago del Estero; el 28 llega a los límites de la provincia de San Juan i el 5 de enero ataca Cieneguita i Retamito; el 17 la ciudad de San Juan i el 21 a Caucete en la misma provincia. El 23 ataca a Campo Santo de la provincia de Salta i a la provincia de Jujui, de donde se irradia a todo el norte. (1) En T ucuman, desde el 6 de diciembre, el cólera aumentó rápi- damente, al punto de presentar el 13, 14 casos nuevos i 9 defun- ciones, i el 21, 50 casos nuevos i 32 defunciones, llegando este dia el pánico a un estado indescriptible: los cadáveres son abando- nados por falta de sepultureros; el guardián de San Francisco carga i acarrea los cadáveres insepultos; el clero, las comunidades reli- jiosas i las hermanas de caridad sobresalen por su abnegación en diversos departamentos. El solo dia 25 se sepultaron en Tucuman 301 cadáveres sin contar los de las poblaciones vecinas, i del 23 al 27, so contaron en la ciudad 408 defunciones.-El l.° de enero hubo, hasta las 3 de la tarde, 136 muertos i el 4 se anotaban todavía 17 defunciones, sin tomar en consideración las de los alrededores, in- jenios azucareros i arrozales. En Córdoba, desde el 22 de octubre de 1886 a los primeros dias de diciembre, el cólera fue aumentando gradualmente hasta desa- rrollarse 9 casos en todos los barrios de la ciudad. El 13 hubo 27 casos nuevos i 24 defunciones; el 14 aumentan los casos; el 22, casos nuevos 17 i 10 defunciones; el 25 parece que la epidemia declina; el 28 hubo 17 casos nuevos i 6 defunciones.-Desde el l.° de enero la epidemia disminuye notablemente: el 2 hubo 3 casos nuevos i 3 defunciones; el 3, 7 casos nuevos i ninguna defunción; i el 4, 3 nuevos i 2 defunciones; el 24, 2 casos, sin fallecimiento. En la provincia de Salta, desde la pasada del Rejimiento 5.°, el 6 de diciembre, empezó el cólera i se estendió rápidamente a los departamentos de Metan i de Rio de las Piedras, frontera de la provincia, donde se estableció un cordon sanitario, i donde se pro- (1) Los datos estadísticos que en esta Memoria damos sobre el cólera de la República Arjentina son oficiales, trasmitidos por los cónsules de Chile a nuestro Gobierno, i algunos son tomados de la prensa diaria de las respectivas localidades. 309 dujeron 7 casos con 2 defunciones. La prensa lamenta el decreto del Gobierno chileno que manda cerrar los puertos de comunicación por San Pedro de Atacama.-El 5 de enero continuaba la epidemia de 4 a 5 casos diarios. El 13 se declaró en la ciudad de Salta i hasta el 22 hubo 26 casos, la mayor parte fatales. El 23 se conta- ron 42 casos nuevos, de los cuales 30 ocurrieron en la Penitencia- ria, con 5 defunciones. Este dia se propaga el cólera al departa- mento de Campo Santo i provincia de Jujui. En la provincia de Mendoza, después de las vacilaciones que hemos apuntado, las autoridades locales guardaron mucha reserva sobre el principio de la invasión del cólera, que tal vez ignoraron i, después, sobre los casos nuevos; pero del 13 al 15 de diciembre de 1886 estalla el pánico en la población: la jente huye despavorida a los departamentos de la campaña, a las estancias, algunos hacia Uspallata con la esperanza, según parece, de tomar el camino de Chile, i el 17 aparecen allí dos casos.-El 21 hubo 47 casos nuevos i 52 defunciones, i el 22, 70 casos nuevos con 40 defunciones. La alarma cunde, las familias se retiran a los campos, sin embargo de que la epidemia hace ya estragos en casi todos los departamentos inmediatos. La autoridad hace inauditos i laudables esfuerzos para combatirla, establece lazaretos para atender a los coléricos, paga médicos para curar a los pobres a domicilio i les da gratis los me- dicamentos. Se promueven suscriciones populares encabezadas pol- las primeras autoridades i las colonias estranjeras rivalizan en sacrificios de todo jénero, entre las cuales descuella la italiana.-El 25 hubo 60 muertos i el 26 73 casos nuevos con 35 defunciones i en San Isidro 37 nuevos i 8 muertos.-El 27 parece que amaina la epidemia; su carácter es mas benigno, pero en los departamentos inmediatos a la capital, continúa con fuerza i se estiende a otros. En este dia llegan a Mendoza los doctores Víctor Alzérreca i Fran- cisco Aguirre mandados a allá en comisión por el Gobierno de Chile para prestar sus servicios i observar la índole de la enfer- medad.-De San Carlos i San Rafael, donde residen casi todos los chilenos domiciliados en la provincia de Mendoza, no hai hasta hoi noticia oficial de que haya aparecido el cólera, pero la Munici- palidad ha mandado allí, jenerosamente estipendiados, para que presten sus servicios, a los doctores chilenos Zelaya i Honorato.- El 4 de enero de 1887 estalla el cólera en San Carlos. En Mendoza sigue declinando el mal; el 5 de enero hubo en la ciudad 12 casos nuevos i 13 defunciones; en Lujan 4 casos nuevos i 3 defunciones, i en otros departamentos continúa lo mismo, por lo cual los doc- 310 tores chilenos siguen sirviendo a los coléricos, Alzérreca en San Carlos i Aguirre en Guaimallen i alrededores de la capital. En San Juan, el cólera amenaza el 28 de diciembre desde la frontera de Mendoza i produce gran excitación en el público i au- toridades que se apresuran a tomar toda clase de medidas profi- lácticas; pero el 5 de enero toma el cólera posesión de Cieneguita, villorrio a 14 leguas dé la capital, el 17 de San Juan i el 21 de Caucete. El 22 hubo en ésta 9 casos, 3 en los otros departamentos i ninguno en la capital. El 24, en Caucóte 7, en los departamentos sub-urbanos 3, en la ciudad ninguno. En Buenos Aires, después de una marcha lenta, hubo el 23 de noviembre 70 casos, de los cuales murieron 3, el 26 hubo 80 casos; el l.° de diciembre 17 casos nuevos, i 9 fallecidos; el 3 los mismos; el 5 i el 6 se presentaron 8 casos diarios; el 12 hubo 14 casos; el 14 20 casos con 10 defunciones; el 15, 16 casos; el 16 aumentó tanto que hubo 30 defunciones.-En el mes de diciembre hubo en Buenos Aires 700 casos de cólera, con 352 muertos.-El l.° de enero de 1887 hubo en Buenos Aires 57 casos i 20 defunciones; el 15, 34 i 20 muertos; el 16, 27 casos; el 17 lo mismo.-El 8 de febrero 5 casos; el 10, 3 casos nuevos con una defunción; este dia se consi- deró terminada la epidemia de cólera en Buenos Aires, sin embar- go que continuaron produciéndose de cuando en cuando casos nuevos. Esta epidemia continuó durante el verano de 1887 para termi- nar en abril. Volvió a aparecer en Salta en noviembre del n¡ismo año; pero con ménos cnerjía. Después ha continuado con casos aislados en el verano de 1888 i 1889, especialmente en la ciudad de Buenos Aires. No terminaremos el presente capítulo sin hacer un resúmen de los conocimientos que dominan la cpidcmiolojía del cólera en el liroral del Plato, para ligarlos a los que, en previsión, dijimos ya en 1875, i, sobre todo, sin llamar la atención al inminente peligro que resulta para Chile de la aparición del cólera en aquel litoral i del cuidado que debemos tener para impedir que invada i diezme nuestras poblaciones. En los últimos años, como dejamos dicho, el cólera ha pasado con gran facilidad de las costas de Malabar, principalmente de Bombay, donde es endémico, a la Arabia i puertos del Mar Rojo; ahora, con la falta de la Policía Sanitaria que estableció en aquel mar el Congreso Internacional Sanitario de Viena, por haber pa- 311 sado el Ejipto al dominio de la Inglaterra, i la teoría sostenida por el Gobierno de esta nación de que los países que ponen a cubierto de la infección su, suelo, su aire i sus aguas no tienen que temer el cólera, esta enfermedad ha de estar pasando, trasmitiéndose tod.os los años de la India al Mar Rojo i de éste a los puertos ejipcios del Mediterráneo, principalmente de Alejandría, i de allí a todas las ciudades litorales de aquel mar central; de manera que no es mui aventurado ni exajerado el decir que el Mediterráneo puede llegar en algunos anos mas a constituir un foco endo-epidé- mico del cólera. Inútil será, pues, que insistamos en la facilidad con que el cólera pasará de la India al Mediterráneo i de éste al litoral del Plata. Ahora, si en la República Arjentina tienen la misma teoría que en la Inglaterra, con o sin haber puesto el suelo, aire i aguas a cubierto de la infección, como parecen haberlo demostrado en la última epidemia, estableciendo el libre tráfico, principalmente para Chile, tendrán allí i nos trasmitirán a nosotros el cólera con mu- cha frecuencia, hasta que no nos hayamos puesto a cubierto de la infección i de las epidemias por las obras i medidas salvadoras que costosa, tardía i lentamente entre nosotros se implantan. En una palabra, tratamos do imitar a la Inglaterra i de dar franquicias a las epidemias ántes que la Hijiene Pública haya po- dido protejer contra ellas a nuestras poblaciones, las cuales, inde- fensas, perecerán bajo su tremendo i terrible azote. Para seguir el ejemplo de la Inglaterra, es necesario establecer primero la Hijiene Pública, poner el territorio, la atmósfera urbana i las aguas pota- bles a cubierto de ]a infección, i después.... después el libre tráfico. 312 II [ Desarrollo i propagación del cólera en Chile El cólera pasa de Mendoza a Santa María el 25 de diciembre de 1886.- Su propagación por el valle del rio Aconcagua a Valparaíso.-Propa- gación por las hoyas del Mapocho i del Maipo.-Id. del Cachapoal i del Claro.-Pasa a Talca, Concepción i la frontera araucana.-Marcha del cólera durante el invierno de 1887.-Recrudescencia en la prima- vera del mismo año.-Desarrollo de la segunda epidemia en la primave- ra de 1888.-Propagación del cólera a las provincias del norte, Coquim- bo i Atacama.-Inmunidad de Combarbalá, Freirina i Vallenar.-Su terminación. El presente capítulo forma un cuadro jeneral de la propagación de la epidemia: para las particularidades i pormenores pueden verse los dedicados a las respectivas localidades. La trasmisión del cólera de Mendoza a Santa María, o mejor, de la Arjentina i Chile, es un hecho vulgar qne no tiene las propor- ciones de lo maravilloso de aquella relación que hacían los vecinos de Santa María, de haber visto atravesar furtivamente por las Cuevitas, camino estraviado de la cordillera, al arjentino Eloi González, cuyo criado Jerónimo Alvarez tuvo el primer caso de cólera en tierra chilena el 20 de diciembre de 1886, del cual murió, dejando el contajio en aquel lugar; de la huida misteriosa de González, etc. El cólera existia en los primeros dias de noviembre en Buenos Aires i el Rosario, en los primeros de diciembre en Mendoza, i el tráfico, los ferrocarriles i los caminos a Chile estaban espeditos. ¿Qué estrañoes, pues, que los viajeros trajeran el cólera a nuestro país desde principios de noviembre i que el Eloi González, si ha existido, fuera uno de tantos transeúntes? Es verdad que el paso de Uspallata, cerrado el 4 de diciembre con una guardia de granaderos en el Juncal, había sido atropella- do varias veces por pasajeros de la Arjentina, principalmente el dia 22, en que atravesó mucha jente para Chile, como después lo fué el 29 del mismo mes, por otra invasión. Pero, efectivamente, aseguran muchos que el primer caso sospe- choso se presentó en el Almendral, entre Santa María i San Felipe, el 25 de noviembre del mismo año, i el 12 de diciembre hubo gran- de alarma en los Andes por otro caso de colerina. No hai duda que 313 los jérmenes del cólera, con una que otra aislada manifestación, estaban latentes en los villorrios que, aquende los Andes, sirven de término a la trasmontacion de las cordilleras i de asiento a los tra- ficantes en pasajes, i se desarrollaron con los excesos de réjimen i malas condiciones hijiénicas. Por esto, los casos sospechosos dejaron de serlo i el colera morbus asiático quedó declarado i admitido oficialmente desde el 25 de di- ciembre de 1886, por haber aparecido aquel dia, con las fiestas i excesos de la Pascua, muchos casos en la villa de Santa María, situada a legua i media al sureste de San Felipe. El cólera estalló en la parte mas baja i pantanosa de la villa. Apesar de los cordones sanitarios con que el 26 rodearon a Santa María, el cólera apareció el mismo dia en San Felipe i en la Ca- lera, a diez leguas al poniente, aguas abajo; lo que indica que los jérmenes coleríjenos se hallaban ya mui diseminados. El 29 apa- rece otro caso en la Calera i otro en Quillota a seis leguas mas ha- cia el poniente, en la dirección de las aguas, i el 31 prende en las Hijuelas, en el camino entre ambas localidades. El cólera se estendió, a despecho de los tres cordones sanitarios que rodearon a Santa María, a las subdelegaciones vecinas, el Al- mendral i las Juntas, las cuales están regadas por un canal que arranca del rio Aconcagua, mucho mas al oriente de San Felipe i cuyas ramificaciones i desagües se reunen a alguna distancia i caen en el estero de Quilpué, que va al Aconcagua. A despecho también de tales cordones, el 30, de quince a veinte personas sa- lieron de estas subdelegaciones i se fueron a los Andes, donde to- maron el tren para las Vegas, i de allí para Valparaíso i Santiago. Lo peor aun, fué que el cólera se declaró en los mismos cordones sanitarios, i el 10 de enero se reconoció oficialmente en San Felipe, el 11 en Putaendo i el 15 en los Andes; lo que quería decir que to- do el valle de] rio Aconcagua estaba invadido por la epidemia i que en vista de su grande estension, sus relaciones con las otras provincias i de la inmensa población que de él había emigrado, era ya imposible atajarla. Efectivamente, del valle del Aconcagua saltó inmediatamente a Santiago i Valparaíso. En este puerto, a pesar de todos los cordones sanitarios estable- cidos por el intendente Toro Herrera, aparecieron desde el l.° de enero muchos casos, declarados sospechosos i colerinas por los médi- cos, hasta que el 13 no quedó duda del primer caso verdadero. El 3 de febrero entraron tres individuos acometidos por el cólera al 40-41 314 lazareto del Barón, de los cuales murió uno, i los otros dos, curaron al dia siguiente: el 4 se presentó otro caso i el 5 estalló una ver- dadera alarma en la población. El 15 la epidemia tomó todo su desarrollo. En Santiago, después de muchos casos sospechosos, que se nota- ron a fines de diciembre i principios de enero, principalmente en los hospitales, se declaró confirmado el cólera el 15 de enero por un caso, bien comprobado, que se presentó en las Barrancas, suburbio poniente de la ciudad, otro en el Arenal i otro en La Palma. Des- pués, el cólera se propagó por los barrios del poniente, saltó lue- go al oriente i se esparció en seguida por toda la ciudad. De Santiago la epidemia se estendió rápidamente por todas las poblaciones situadas en la hoya del Mapocho i del Maipo: Renca, Quilicura, Espejo, Lomas, Nuñoa, etc., aguas abajo principalmen- te. El 26 de enero atacaba a San Bernardo; de un salto pasó a Me- lipilla, el 7 de febrero, dejando en el intermedio lugares que atacó sucesivamente, Talagante el 28 de enero, Chiñigüe el 7 de febrero, Chacón el 8, el Paico el 9 i San Francisco del Monte el 14. De Melipilla se irradió a las haciendas vecinas, La Esmeralda, Hue- chun, Bucalemu, Pico, Culipran, etc. De Santiago pasó el cólera, burlando la cuarentena de Buin, el 5 de febrero a Rancagua i el 6 a Rengo. De Rancagua, siguió la dirección de las aguas del Cachapoal; i de Rensfo, las del Claro, atacando a San Vicente i Pencahue, i encon- trándose el i 1 en Pichidegua i Peumo, a ambas riberas del Cacha- poal; alcanzando el 12 a Almahue, Calleuque i Huique, al ponien- te de San Fernando: es decir, que el cólera, por la disposición es- pecial de estos campos, sus corrientes de agua, humedad del suelo, etc., encontró medios de desarrollarse con facilidad i de llegar al oeste de aquella ciudad, cerros de por medio, un mes i veinticinco dias antes que a ella i que a Curicó. Apesar de la cuarentena de Buin, establecida el 4 de febrero i de la de Talca, situada primero en Panguilemo i después el 14 de febrero en la estación del Peumo, a orillas del Maulé, la epidemia prendió en Talca el 20 de febrero, dejando inmunes en el inter- medio los pueblos de San Fernando, Chimbarongo, Curicó i Mo- lina, donde solo vino a aparecer el cólera respectivamente el 6, el 8, el 12 i el 24 de abril. De Santiago i de Valparaíso, pues en ambas había cólera, saltó esta enfermedad a Concepción el 15 de marzo, dejando ilesas las poblaciones que acabo de mencionar i ademas a Lináres, Parral, 315 San Carlos, Chillan i Búlnes; es decir, los pueblos situados en el valle central, pues Talca, la única población atacada en el inter- medio, está al occidente de este llano. De Concepción el cólera se estendió a los puertos de Talcahuano i Tomé del 20 al 30 de mar- zo, i a los de la bahía de Arauco, Coronel i Lota, i al pueblo de Arau- co, del 15 al 30 de noviembre de 1887. En el mes de abril parece que el cólera retrocedió, porque des- pués de haber llegado a Talca i Concepción, invadió de norte a sur el 5 a San Fernando, el 12 a Curicó, el 24 a Molina i el l.° a Loncomilla. Es mui de notar que en abril se había estinguido com- pletamente la epidemia en Aconcagua, Valparaíso, Santiago i O'Higgins en las fechas que señalamos, i que en estas cuatro pro- vincias no se presentó ningún caso durante el invierno, al paso que reinó durante todo él en aquéllas. En el curso del invierno de 1887 reinó también el cólera en toda la provincia de Concepción, de donde parece que pasó a las de Bio- Bio i Malleco, principalmente a sus capitales, Los Anjeles i Angol, el 30 i 27 de julio. La epidemia presentó un carácter particular en todas las pro- vincias en que permaneció todo el invierno: atacaba un punto i lo dejaba para volver a atacar otros que había abandonado, sobre todo después de las lluvias, pero siempre marchando hacia la costa, en la dirección del declive del terreno i corriente de las aguas, por lo que al fin invadió la costa de todas aquellas provincias. La segunda epidemia del cólera es el brote de los jérmenes cole- ríjenos que dejó la primera en el suelo i que prenden i se propa- gan con el principio i aumento del calor de la primavera. Parece que el cólera va apareciendo nuevamente a medida que la misma temperatura va llegando a los lugares. Han faltado los datos ter- mométricos para comprobar matemáticamente esta verdad, por otra parte, perfectamente bien demostrada por la observación clí- nica. Empezó primero en los lugares en que había reinado todo el invierno o en sus vecindades: en Melipilla, Rengo i Concepción el l.°, 11 i 20 de julio; en Talca, San Cárlos Chillan i Nacimiento el 4, 16, 31 i 11 de agosto; en Curicó el 25 de setiembre; en Santiago, Parral i Nueva Imperial el 20, 13 i 6 de octubre; en San Felipe, Valparaíso, San Bernardo, Rancagua i San Fernando el 30, 14, 8, 7 i 25 de noviembre. A fines del año de 1887, e] cólera había in- vadido por el sur los departamentos de Traiguén, Temuco i Tolten en las provincias de Bio-Bio, Cautín i Valdivia i por el norte Illa- pel i Freirina. El 15 de enero de 1888 atacó a la Serena, de donde 316 se propagó el l.° a Elqui, el 6 a Coquimbo i el 17 a Ovalle; el l.° i 3 de febrero a Taltal i Paposo i el 24 de marzo llegó a Copiapó. La propagación de la epidemia a la Serena i demas pueblos de la costa del norte se hizo por mar i fué llevada principalmente por la jente contratada en Valparaíso para las faenas mineras de aque- llas provincias. Después de haber alcanzado el cólera su mayor incremento en los territorios indicados, fué declinando poco a poco en marzo; en mayo se notaban casos aisladados en algunas provincias i el último, el 2 de julio de 1888 en la ciudad de Ovalle, que tuvo la fortuna de cerrar el funesto i calamitoso período que empezó en Santa María el 25 de diciembre de 1886 i cuya duración fué de un año, seis meses i siete dias. En esta carrera el flajelo de la epidemia dejó inmunes las po- blaciones de Freirina i Vallenar, en el valle de Huasco; San Anto- nio, en el del Copiapó, i la de Combarbalá, en él del Limarí, que tiene una altitud de 1,053 i de la cual el cólera se mantuvo mas alejado. Conviene notar, que en las provincias del norte, la infec- ción i propagación tuvo que hacerse de la costa hacia la cordillera, por los valles trasversales i en contra de la dirección de las aguas, por lo que parece que la epidemia no se propagó en los valles de los rios Limarí, Huasco i Copiapó donde están las ciudades citadas, con la misma rapidez i estension que en los valles de las provincias del sur. El cólera no volvió a desarrollarse con la vuelta de las calores de la primavera de este año de 1888, lo que indica que su jérmen murió en este invierno i que su duración en Chile no fué mas que de dos veranos i un invierno i que no volverá a reaparecer hasta que una nueva importación nos lo traiga de nuevo. En resúmen, terminaremos diciendo que el cólera ha recorrido el país desde Tolten, en el sur, a los 39° de latitud, hasta Paposo, en el norte, a 25°, i desde las ciudades ubicadas en la costa, al nivel del mar, hasta las poblaciones situadas como Vicuña iPutaendo a 729 i 825 metros i hasta los minerales de Paposo situados en una to- pografía especial, a 2,000 metros de altitud, no habiendo quedado ilesos en tan dilatado territorio mas que unos cuantos pueblos, como Combarbalá, Freirina i Vallenar. 317 IV. Profilaxia i curación del cólera en Chile Primeras medidas profilácticas.-Id. tomadas por las Municipalidades, especialmente por la de Santiago.-Id. por el Gobierno.-Comisión de Hijiene Pública.-Lei de Salubridad.-Ordenanza Jeneral Je Sa- lubridad.-Junta Jeneral de Salubridad en Santiago.-Juntas Depar tamentales.-Profilaxia.-Clausura de los puertos chilenos a las pro- cedencias infestadas.-Clausura de los boquetes de la Cordillera.- Cordones sanitarios en Aconcagua i Valparaíso.-Id. en Santiago i Talca.-Su inutilidad.-Curación del cólera en Aconcagua.-Medica- mentos i desinfectantes remitidos por la Dirección del Servicio Sanita- rio del Ejército.-Medicamentos pedidos a Lima, a Rio Janeiro i a Eu- ropa.-Lei de la propagación i duración del cólera en esta epidemia. -Base de su tratamiento.-Mortandad i gastos ocasionados en Chile por el cólera.-Conclusión. En Chile, tanto el Gobierno como la prensa, se preocuparon de la invasión del cólera en la Repiíblica Arjentina, i, como en las epi- demias de 1867 i 1868 i en la de 1873, siguieron con interés su desarrollo para estar apercibidos i prontos en tomar las medidas profilácticas necesarias e impedir con ellas la entrada de la epi- demia. El señor Ministro del Interior, don Eusebio Lillo, mandó a los intendentes de las provincias la siguiente circular: «Santiago, 23 de noviembre de 1886.-El cólera, que, como US. sabe, se ha manifestado en la República Arjentina, no ha tomado hasta ahora proporciones alarmantes. Los casos aislados que según comunicaciones oficiales han sido constatados, solo han ocurrido en la ciudad de Buenos Aires i el Rosario, donde puede decirse se halla localizado. Las autoridades arjentinas han tomado ademas, todo jénero de precauciones i las de las provincias fronterizas con Chile han dic- tado medidas oportunas para evitar en ellas la introducción i pro- pagación de la epidemia. Por este motivo no cree este Ministerio que sea necesario dictar medidas rigorosas para suspender toda comunicación con la Repú- blica vecina, pues las graves i perjudiciales perturbaciones que la 318 interrupción del tráfico por los boquetes de la Cordillera traería consigo, solo podrían lejitimarse en el caso escepcional de que la epidemia, invadiendo otras provincias arjentinas, amenazara apro- ximarse a nuestro suelo, lo que felizmente está mui distante de ocurrir en la actualidad. Pero, mientras tanto, seria mui conveniente que US. prestara especial i decidida atención al servicio hijiénico de los centros de población de esa provincia; por ejemplo, que se establecieran baños públicos, i nombrara comisiones que vijilaran las fabricas i esta- blecimientos industriales donde pueden acumularse sustancias que corrompen el aire, e inspeccionaran particularmente las habitacio- nes de la clase pobre para hacer desaparecer todo aquello que pu- diera ser un elemento probable a la propagación de las epide- mias. Convendría igualmente que US. hiciera observar la debida vi- jilancia para evitar el espendio de frutas que no se encuentren en perfecto estado de madurez, i en jeneral, que dictara aquellas pro- videncias que estime oportunas para prevenir todo peligro. El Ministerio confia en que US. desplegará en este asunto el celo que le distingue. Sírvase US. trascribir esta circular a los gobernadores de esa provincia». i Al dia siguiente, el 24 de noviembre, reunió el señor Ministro en su despacho una junta de médicos i de personas notables, para pedirles consejo sobre las medidas que convendría tomar, la cual después de examinar las diversas noticias recibidas, acerca del es- tado de la epidemia en la vecina República, declaró que en aquellos dias i con las seguridades dadas por el señor Ministro, de las pre- cauciones que habían tomado las autoridades arjentinas para im- pedir la propagación de la epidemia, no había mas que hacer i se disolvió. Notaremos de paso que según la historia del cólera en la Arjen- tina, que dejamos bosquejada en vista de sus propios documentos, la epidemia había estallado el l.° de octubre de 1886 en la Boca del Riachuelo; que el 11 de noviembre el cólera se había propaga- do por todo Buenos Aires, siendo imposible saber el número de defunciones, pues se ocultaba al público; que en esta misma fecha el Rosario estaba infestado; que solo el 18 de noviembre el Minis- tro del Interior impartió a los gobernadores de las provincias las medidas para evitar la propagación de la epidemia, i que el 21 dió 319 contraórden que algunos gobernadores no ejecutaron hasta que la fuerza de línea la. estableció de hecho. Las precauciones, pues, de las autoridades arjentinas, las de los gobernadores de las provincias limítrofes de Chile, habían cesado por mandato del Ministro del Interior, el doctor Wilde, bajo la acción de los soldados del coronel Taboada, el 29 de noviembre, por lo cual el tráfico i el cólera quedaron en libertad de tomar los cami- nos que mejor les acomodaran, En consecuencia de la anterior circular del señor Ministro del Interior, las Municipalidades de casi toda la Repiiblica pidieron al Gobierno, por sus intendentes i gobernadores, subsidios diversos que emplearon en el aseo de las poblaciones, en medidas de salu- bridad pública i en la preparación de los medios necesarios para atender a la epidemia. Se distinguieron entre ellas las de Santiago i Valparaíso. La Municipalidad de Santiago, en cumplimiento de la circular preinserta del señor Ministro del Interior i en previsión de la pro- pagación del cólera desdé la Arjentina, nombró de su seno el 20 de noviembre de 1886 una Comisión central de Salubridad, presidida por el Intendente, la cual se ocupó en tomar medidas higiénicas i en disponer los medios de asistencia pública, según las disposicio- nes déla lei que la rije. «Nuestra Carta Fundamental, decia uno de los miembros de esta Comisión, impone a las Municipalidades la obligación de velar por la salubridad pública, siendo esta obliga- ción tanto mas imperiosa e imprescindible, cuanto mayor sea el peligro de que los individuos que componen la comunidad puedan ser atacados por enfermedades contagiosas o epidémicas». El mismo sometía a la Municipalidad un proyecto de acuerdo referente a las medidas de salubridad que debían tomarse en la ciudad i depar- tamento de Santiago. Cuando el cólera se propagó por la República Argentina i no quedó duda de su existencia en las provincias de allende los Andes, el Gobierno de Chile creyó llegado el tiempo de tomar medidas se- veras i eficaces, tanto para evitar la invasión de la epidemia como para combatirla, en caso de que invadiera i se desarrollara en nuestro pais. Con tal objeto nombró el 12 de diciembre de 1886 una Comisión de Hijiene Pública para. que estudiara i propusiera las medidas de salubridad i de higiene pública i las providencias jenerales relativas a ellas, para la República i particularmente para 320 la capital, con el objeto de prevenir la invasión de la epidemia i de combatirla, si llegara a presentarse. Mas tarde, i gracias a las indicaciones i cooperación de esta Co- misión de Hijiene Pública i con el objeto de protejer al pais de la invasión de la epidemia del cólera, el Supremo Gobierno de Chile, promulgó por primera vez la Lei de Salubridad Interior e Inter- nacional de 30 de diciembre de 1886; pues antes existían en nues- tra lejislacion solo algunas disposiciones sobre cuarentenas e hijiene pública, contenidas en reglamentos, ordenanzas o leyes sobre otras materias, como la de Municipalidades i el Reglamento de Sanidad Marítima de 18 de octubre de 1878, etc. Esta lei especial de salubridad jeneral establece la regla de la clausura de los puertos marítimos i terrestres; de los cordones sa- nitarios; de la declaración de infección i de aislamiento de las pro- vincias i poblaciones de a República con acuerdo del Consejo de Estado; de los reglamentos de aseo; de las penas de los contraven- tores, i faculta al Presidente de la República para dictar ordenan- zas penales sobre el aseo i desinfección de las poblaciones, impo- niendo multas de uno a cincuenta pesos. No estará demas que digamos de paso que el proyecto de esta lei daba toda clase de facultades al Ejecutivo para combatir las epidemias, i que muchas de aquellas facultades fueron restrinjidas por el Congreso, i que apesar de todo, se consideró dicha lei, como poco estudiada i pre- matura. En uso de las facultades que le confiere la dicha lei, el Presidente de la República dictó la Ordenanza Jeneral de Salubridad de 10 de enero de 1887, la cual establece una, Junta Jeneral de Salu- bridad en Santiago, presidida por el Ministro del Interior i con el objeto de estudiar, proponer e informar al Gobierno sobre las medidas jenerales le salubridad, i ademas, Juntas Departamentales de Salubridad, con úlénticas atribuciones, en los departamentos; i finalmente los Reglamentos do asco, de desinfección i de aislamiento en caso de epidemias. El 7 de enero do 1887, el Supremo Gobierno creó un Comité Ejecutivo para el departamento de Santiago con el objeto de ase- gurar la unidad i eficacia de las medidas necesarias para evitar la propagación del cólera en el departamento, para curar la epidemia i combinar los esfuerzos de la autoridad, de las corporaciones i del vecindario. Este Comité fué compuesto del Intendente, que lo presidia, del señor Arzobispo, del primer alcalde, del presidente 321 de la Junta de Beneficencia, del decano de la Facultad de Medi- cina, del Superintendente del Cuerpo de Bomberos i de tres ve- cinos. Este Comité reemplazó después a la Junta Jeneral de Salubridad de Santiago, hizo el servicio de la epidemia del cólera en el depar- tamento i provincia de Santiago i mandó recursos a las otras provincias de la República. Se distinguieron en él por su dedica- ción, empeño i trabajo, el Intendente don Evaristo Sánchez i el vecino don Pedro Montt. En Valparaíso se creó un Consejo De- partamental análogo al anterior. En cumplimiento de lo dispuesto en la citada Ordenanza Jene- ral de Salubridad, en su artículo l.°, el Supremo Gobierno nombró, por decreto de 13 de enero de 1887, la Junta Jeneral de Salubri- dad residente en la capital de la República, compuesta de 24 per- sonas i presidida por el Ministro del Interior. Este mismo decreto estableció que las mismas personas que componían la Comisión de Hijiene Pública pasaran a formar la Junta Jeneral de Salubridad que se consideró como la continuadora déla anterior i que funcionó hasta el 2 de febrero de 1887. (1) A pesar de esta lei i de la ordenanza nuevamente dictadas, el Pre- sidente no nombró mas que la referida Junta Jeneral de Salubridad i el Comité de Santiago i Valparaíso, quedando sin designación las Juntas Departamentales, i cuando en noviembre de 1887 filé necesario combatir la epidemia del cólera asiático que reaparecía, el Supremo Gobierno juzgó conveniente nombrar esta Comisión Directiva del Servicio Sanitario del Cólera para dar mas unidad al trabajo i en vez de las últimas juntas que se alcanzaron a nom- brar en algunos departamentos, fueron autorizados los intendentes i gobernadores para curar el cólera de acuerdo con esta Comisión Directiva i con los médicos que esta enviaba a las provincias. De esta manera se combatió la epidemia en los últimos meses de 1887 i en el presente año de 1888. Establecidas las leyes, reglamentos i comisiones sanitarias para combatir la epidemia; es decir las medidas profilácticas teóricas, pasaremos a esponer las determinaciones i medidas prácticas to- madas para evitar la propagación del cólera. (1) Actas de la Junta Jeneral de Salubridad, mandadas publicar por acuerdo de la misma, Santiago de Chile, 1887, 322 La primera i mas importante de ellas, no solo contra el cólera sino contra todas las grandes epidemias, consiste en mandar médicos a los países vecinos para que observen e informen sobre las epidemias i epizootias que amenazan. Todos los países europeos proceden así de tiempo atrás, destacando a sus médicos como avanzadas en las naciones limítrofes para estudiar las epidemias i aun las endémi- cas que pueden trasmitirse por el tráfico, los pasajeros i el comer- cio. Se obtienen así datos positivos i verdaderos del oríjen i marcha de la enfermedad, de los medios empleados para combatirla i de las probabilidades de su trasmisión; i así también se obtienen los medios seguros de evitar su propagación, de establecer a tiempo los cordones sanitarios, las cuarentenas i sobre todo la clausura de las comunicaciones i la desinfección. Chile envió, como dejamos dicho, dos facultativos a la República Arjentina; pero fué al último, cuando la epidemia había invadido todo aquel pais, i no en el carácter de médicos observadores, sino como ausiliares en la asistencia de los colerosos. Si hubiéramos mandado médicos a fines de setiembre o principios de octubre de 1886 a Buenos Aires, Rosario i Montevideo, habríamos tenido datos exactos de la epidemia, de la profilaxia empleada allí i habríamos podido, quizás, impedir su invasión i propagación a nuestro pais. El Perú fué mas precavido, enviando a aquí al doctor don Da- vid Matto que presenció la epidemia del cólera en 1887 i 1888, la observó dilijentemente en todos sus detalles i remitió día a dia, a su patria, datos exactos sobre ella. Conviene, pues, que aprove- chemos esta lección; que la tengamos presente por si vuelven, no será estraño, los aciagos dias de una epidemia terrible i devasta- dora, como la de que nos ocupamos, i que en vez de adormecernos al anuncio de tranquilizadoras e interesadas noticias de estraños, mandemos nuestros emisarios, al campo de las epidemias para tener de ellos las nuevas i datos que convengan a nuestros intereses. Después de ]a profilaxia de observación en los países limítrofes, viene la interrupción de las comunicaciones con los países infesta- dos i entre las provincias invadidas. Por decreto supremo de 4 de diciembre de 1886 se declaran in- festados todos los puertos de la República Arjentina i del Rio de la Plata, con escepcion de Montevideo, que lo fué por otro decreto del 9 del mismo mes, con declaración de no recibirse en ninguno de los puertos de Chile a las naves que hubieran zarpado de ellos. 323 El mismo 4 de diciembre de 1886, el Supremo Gobierno decretó la clausura de todos los pasos de los boquetes de la cordillera de los Andes, en atención, dice el decreto, de que el cólera se desarro- lla en dirección a los Andes, de haberse suspendido las cuarentenas establecidas por las autoridades arjentinas (que lo fueron el 29 de noviembre), lo cual permite la comunicación directa por ferrocarril de Buenos Aires i Rosario con la ciudad de Mendoza, i de la par- tida de muchas personas para Chile. Solo se admitió la correspon- dencia, previa las medidas de desinfección que se establecieran. El 22 de enero de 1889 el Supremo Gobierno, en conformidad de la lei de 30 de diciembre de 1886 i del inciso 2.° del Reglamento de Sanidad Marítima, declaró infestados los puertos de la Repú- blica Arjentina i del Uruguai i decretó la cuarentena a los buques de sus procedencias, bajo las prescripciones del citado reglamento, i ademas el establecimiento de un ponton-lazareto i de una estación cuarentenaria en la isla de Santa María. Los vapores deberían de hacer en esta isla una cuarentena de cinco a ocho dias, sesun tra- jeran o no médico a bordo, pero sin carga, de puertos infestados, i recibidos a libre plática, prévia desinfección de ropas i equipajes de la tripulación i pasajeros; i los buques de vela, una cuarentena análoga en los puertos de su arribo i en ]a estación de Santa Ma- ría, si durante la navegación tuvieran enfermos a bordo. La clausura de los pasos de los boquetes de la cordillera se confió al señor Ministro de la Guerra para que los resguardara con la fuerza pública. El mismo dia 4 de diciembre, se cerró el paso de Uspallata, que es el principal entre Chile i la Arjentina, con una guardia o cordon sanitario en el Juncal de 12 granaderos al mando de un oficial. Como del 4 al 12 hubieran pasado de la Arjentina mas de 25 individuos de diversas categorías, este dia se mandaron 14 granaderos mas a reforzar el paso de Juncal i Raspa i puntos ac- cesibles délas cordilleras vecinas. A pesar de esto la jente conti- nuó traficando de la Arjentina como antes, pero estraviando cami- nos, tomando por los atajos i senderos laterales para no pasar por el Juncal. Mas, el 22 de diciembre fue tan grande el número de viajeros que invadieron la guardia, que esta no halló medio de contenerlos i los viajeros pasaron; pues no era posible hacerlos volver atrás, ya estaban en tierra chilena i era necesario hacerlos remontar las cumbres nevadas para volver a Mendoza. El 29 hubo un verdadero atropello de la guardia por los pasajeros i aquella, para mantener el órden, hizo disparos al aire, lo que produjo un tiroteo al azar, pero sin consecuencias. 324 El 8 de diciembre el señor Ministro de la Guerra ordenó por telégrafo al señor Comandante jeneral de armas de Iquique que del rejimiento Carabineros de Yungai embarcara para el sur, en el primer vapor, un piquete de 15 soldados i un teniente para Antofagasta, otro de 30 soldados i un oficial para Caldera i otro de 50 con dos oficiales para Coquimbo; todos con sus equipajes, caballos i armamentos respectivos para cerrar los boquetes mas co- nocidos i frecuentados de aquellas provincias. El dia 11 los cinco boquetes de comunicación con la Arjentina de la provincia del Ñuble fueron cerrados con granaderos. El 13, el Ministro de la Guerra telegrafía al Intendente de Talca que cierre inmediatamente el paso del Campanario, i el Intenden- te contesta en el acto que ya lo había hecho con fuerza de policía. El 11 se resguardaron con piquetes de cazadores les cinco boquetes de la provincia de Chillan i el 12 se mandaron fuerzas para el mismo objeto a la cordillera de Linares. Miéntras en Chile procurábamos aislarnos del cólera que nos amenazaba de la República Arjentina, el Perú pensaba en lo mis- mo, respecto de nosotros, i el 5 de enero de 1887 cerró sus puertos a las naves procedentes de Chile hasta el 20 de diciembre último. Cuando, a pesar de todas estas precauciones, el cólera prendió en Santa Maria, se procuró aislarlo rodeando el 26 de diciembre de 1886 con tropas cívicas este villorrio, colocando a veinte cua- dras tres cordones concéntricos i por decreto supremo de 31 del mismo mes se declaró infestado de cólera asiático el departa- mento de San Felipe i ademas se ordenó por el mismo decreto sujetar a incomunicación absoluta la subdelegacion 7.a de Santa María en que había aparecido el cólera, establecer cuarentenas i servicios médicos entre la parte no infestada de San Felipe i los otros departamentos i se autorizó al Intendente de Aconcagua para impedir por medio de cordónes sanitarios todo tráfico por los demas puntos que forman los límites del departamento de San Felipe. Como el espresado Intendente no tuviera con qué establecer aquellos cordones, él de Valparaíso le suministró las fuerzas de línea de guarnición en la provincia i la Guardia Nacional movi- lizada, teniendo que reemplazarla en el servicio del puerto por la Guardia Municipal i el Cuerpo de Bomberos. En consecuencia del citado decreto i del auxilio del Intendente de Valparaíso, el primer cordon sanitario en forma se tendió al 325 rededor de Santa María el 31 de diciembre por la tarde, siendo así que el cólera se presentó el 25, i el 20 según ]a comisión mé- dica de Valparaíso. Esta, por orden de su intendente, estableció en el mismo dia 31, un cordon sanitario de 28 hombres en el pue- blo Petorquita i otro de 20 en la Punta de Torrejon, camino de San Felipe. Era tal el pánico, i tal la importancia que se daba a los cordones sanitarios, que se establecieron militarmente i como en campaña. El coronel Beauchemin mandaba todas las fuerzas i tenia a sus órdenes a los comandantes Dagnino i Arellano, con muchos oficiales subal- ternos; los destacamentos estaban en su mayor parte acampados a cielo raso o bajo los árboles i no faltaban los útiles de ambulancia remitidos allí por ]a Dirección del Servicio Sanitario del Ejército, a petición del señor Ministro de la Guerra. Apesar de todo, el 25 se habia declarado el primer caso en ]a Calera, el 31 habia prendido en las Hijuelas i en las snbdelega- ciones del Almendral i las Juntas, contiguas a Santa María, de donde el dia anterior, de 15 a 20 personas se fueron a los Andes para tomar el tren que los llevó a las Vegas i de allí a diferentes puntos. El 2 de enero el comandante Dagnino avisa al Intendente de Valparaiso, de quien dependía, como todas las fuerzas destacadas en Aconcagua, que se ha hecho cargo i reconocido las tropas que forman los cordones sanitarios colocados al rededor de Santa Ma- ría, los cuales se encuentran en el órden siguiente: Cordon del Este.--Ocupado por 20 artilleros montados i 50 na- vales, mas 50 de éstos que iban a llegar para reforzarlos. Cordon del Oeste.-Cubierto por cívicos de San Felipe, 60 hom- bres de marina i 20 artilleros navales. Cordon del Sur.-Con 200 cívicos de los Andes. Cordon del Norte.-Formado por las fuerzas de Putaendo. El servicio está rejido como en campaña. Santa María está completa- mente aislado. A pesar de esto el 5 se piden mas fuerzas a Val- paraiso de donde envían 190 hombres de los batallones Navales i Artillería, los cuales se destinan a reforzar el cordon de San Felipe. El dia 4 de enero, el Intendente de aquel puerto recorre el valle del Aconcagua, de la Calera a Ocoa i de allí a Llai-llai i Pan- quehue, cortando los caminos por los Maquis i Montenegro i estableciendo un cordon en las Hijuelas de Catemu al man- do del comandante Arellano para cerrar todas las comunicaciones 326 del valle i refuerza ademas este cordon instalando un destaca- mento en Chagres i otro en las Vegas. El mismo dia telegrafía al Presidente de la República que el estado sanitario de Val paraíso es perfecto, i por coincidencia, no rara, aquel mismo dia apareció allí el primer caso sospechoso. Ligua, Putaendo i Petorca movilizan sus fuerzas cívicas para aislarse de San Felipe. El 6 de enero telegrafían que, por órden del Intendente de Acon- cagua, se ha violado el cordon sanitario, permitiendo el tráfico en- tre San Felipe i Curimon. Dicen también que los cordones de Cha- cabuco i Monte Negro no tienen las fuerzas suficientes. El 6, el pueblo de los Andes telegrafía a S. E. el Presidente que- jándose del Intendente de Aconcagua porque viola el cordon sani- tario en el puente de San Felipe, i aseguran que si el cólera se propaga a los Andes, la emigración se hará seguramente de ahí a Santiago; pues el cordon de la cuesta de Chacabuco solo consta de 20 hombres i los cerros tienen estensas cimas, i el de Montenegro es insuficiente. Así fué la verdad: la emigración empezó temprano de los Andes a Santiago por los caminos indicados. El 12 fué de- nunciado este hecho al Intendente de Santiago. El cólera prendió en Chacabuco, i el de las Barrancas no tiene, sin duda, otro oríjen que aquella emigración. El cólera continúa invadiendo i el 9 se declara en los mismos cordones sanitarios con dos muertos en el batallón Aconcagua i dos enfermos en los Navales i dos en la Artillería de Marina. El comandante Arellano retrocede con su cordon de Catemu a ]a puntilla de Chagres. La plaga invade a Panquehue, Llai-Llai, Calera i Quillota. El 15 de enero, aplicando la lei de 30 de diciembre, fueron de- clarados por el S. E., de acuerdo con el Consejo de Estado, infesta- dos los departamentos de Quillota i los Andes. En consecuencia el Intendente de Valparaíso, dispuso el 17 tres cordones sanitarios para defender aquel puerto, en la forma si- guiente: Cordon de Limache.-Para interceptar las comunicaciones en- tre Quillota i Limadle; estaba a las órdenes del Gobernador de este último departamento i se componía de 500 hombres, de los cuales 300 eran del batallón cívico del pueblo de Limache. Cordon Peña Blanca.-A las órdenes del mayor Carvallo i compuesto de 300 hombres; cruzaba en Peña Blanca la línea del 327 ferrocarril i los caminos de Limache, Marga-Marga, Quilpué i otros de ménos importancia. Cordon de Valparaíso.-Establecido con tres compañías del Te- jimiento cívico de Artillería i 15 policiales montados, que se estien- den desde el Alto del Puerto, por un lado, hacia la Laguna i por otro, hacia el puente de las Cucharas, cubriendo una estension de 8 leguas. Desde este último punto volvía el cordon a estenderse, formado por 4 compañías de Navales i 25 policiales montados, hasta la plaza de Reñaca,'cubriendo así a Valparaíso en una esten- sion de 12 leguas con una fuerza de 900 hombres. De manera que para llegar desde Quillota a Valparaiso era ne- cesario cruzar tres cordones con sus respectivas paradas i fumiga- ciones de ácido fénico. Para preservar los departamentos del sur, una vez que se vie- ron plagados los del valle del Aconcagua, el Supremo Gobierno, con la esperiencia del poco efecto de los cordones sanitarios allí forma- dos, ideó como médio mas eficaz, el establecimiento de estaciones sanitarias en diversos puntos de las líneas férreas. Estas fueron mas bien estaciones cuarentenarias de corto tiempo i de observa- ción i desinfección, que sanitarias. En algunas se dispuso una cua- rentena de cuatro dias, reducida a 24 horas para los calificados por el médico, de no sospechosos. La primera fué la Estación de Monte Negro, establecida por de- creto de 5 de febrero de 1887 para las personas que se dirijian a Valparaíso.! parajes no infestados, desde Quillota, San Felipe, los Andes, Santiago i demas lugares infestados, i para las que se diri- jieran a Santiago desde algunos de los lugares infestados del valle de Aconcagua. Los pasajeros eran obligados a permanecer en Mon- te Negro veinticuatro horas, a desinfectarse, o dejarse visitar por el médico, a recibir un pasaporte. Ademas se estableció la des- infección de los equipajes i un lazareto para los enfermos. El 4 de febrero se estableció la estación cuarentenaria de Buin con 12 soldados del 7.° de línea al mando de un subteniente i en la misma forma de la de Monte Negro. Sin embargo, ya el 25 de enero habían aparecido algunos casos en Rancagua. El 5 de febrero se estableció otra cuarentena de 24 horas i en las mismas condiciones anteriores, en Panguilemu i San Rafael para las personas que de Santiago i estaciones intermedias se di- rijieran a Talca. Esta estación situada a al norte de 328 aquella ciudad, se ordenó por el Supremo Gobierno que fuera tras- ladada el 14 a la misma ciudad, lo que fué heroicamente resistido por su pueblo. Era tanto el miedo. En buena componenda se la llevó al sur de Talca, a la estación del Peumo, en la márjen norte del Maulé. Era lo mismo para atajar el cólera. Cuando el cólera se declaró en Valparaíso, el Gobierno dispuso que todas las embarcaciones que zarparan de aquel puerto absol- vieran una cuarentena de cuatro dias en la bahía de Quinteros. Como la epidemia continuara su marcha invasora, a pesar de los cordones i cuarentenas sanitarias, el Supremo Gobierno declaró infestado el 24 de enero de 1887 el departamento de Putaendo, i el 25 del mismo mes, el de Santiago. La inutilidad de la clausura de los boquetes de la cordillera, de los cordones sanitarios i de las estaciones cuarentenarias estable- cidas de la manera descrita, en los parajes señalados, fué de lo mas claro i palmario que darse pueda. Mas, conviene que consa- gremos aquí para lo futuro, algunas consideraciones sobre las cau • sas que la motivaron i los medios de remediarlas, i sobre las per- turbaciones que se produjeron con aquellos obstáculos para detener la epidemia. Desde luego, la clausura de los boquetes i pasos de la cordillera fue tardía, según lo que acontece siempre en estos asuntos; pues las epidemias, clara o furtivamente, se anticipan siempre a la confianza gubernamental, son mas activas i rápidas que las molidas profi- lácticas, que no brillan siempre por su actividad i rapidez. Cuan- do se decretó dicha clausura, el 4 de diciembre, ya los jérmenes del cólera estaban en Chile con los viajeros i equipajes; porque el cólera existia en Buenos Aires i Rosario, el camino férreo arjen- tino i el de la cordillera estaban espedí tos i muchos casos de cole- rina se presentaban a este lado de los Andes i aun en el hospital de San Juan de Dios. De antemano era fácil prever lo que iba a suceder en los cordo- nes sanitarios de los pasos de la cordillera: situados a este lado i al pié de las cumbres, a donde bajan los diversos caminos que la atraviesan, no era fácil que impidieran el paso de los viajeros cuando ya habían pasado; ademas, dueños éstos de elejir el sende- ro i la hora que les conviniera, evitaban el ser vistos i detenidos, i cuando lo eran, entraban los arreglos i componendas con los jefes i soldados. Por otra parte, era tan duro hacer volver atras a los 329 viajeros cansados, chilenos en su mayor parte, que ya estaban en tierra chilena, i, con malas cabalgaduras, hacerlos remontar las cor- dilleras nevadas para volver al lugar de su partida. Así fué como por el cordon del Juncal, colocado en el paso de Uspallata, el mas trafi- cado de los caminos, pasaron del 3 al 12 de diciembre mas de veinti- cinco personas; del 4 de diciembre al 4 de enero, solo veinte habían llegado a los Andes; i como el 12 i 29 de diciembre atrope- llaron allí la guardia i se verificó un combate de noche i pasaron los que pudieron. Para cerrar los boquetes de la cordillera, para impedir el paso de los viajeros, no habría otro medio que establecer una guardia en la cima o en el lado de la Arjentina, i como esto no es posible, queda el recurso único do destruir todos los senderos dejando uno solo, bien vijilado, o lo que seria mejor, establecer una estación cuarentenaria, bien abastecida i servida, donde los viajeros en- cuentren toda clase de recursos i donde se lo someta a una ob- servación prudente i cómoda, i a los equipajes, a la aereacion i desinfección necesarias. Conviene advertir, que estas estaciones cuarentenarias i el tráfico por los boquetes, pueden contaminar las aguas que a cada paso atraviesan i usan los viajeros i que des- pués van a los ríos de que se surten nuestras poblaciones. En el cólera, esto es un gran peligro. Los cordones sanitarios alredor de Santa María i en el valle de Aconcagua no tuvieron ninguna eficacia. Los burlaban a vista i paciencia de las tropas, cuando no eran ellas las que facilitaban el paso. Al fin, el cólera se declaró en los mismos cordones sanitarios, i aislados i aisladores corrieron la misma suerte. Las estaciones sanitarias de Montenegro, Buin i Panguilemu estaban mejor calculadas, pero deficientes por su tardío estable- cimiento i, por estar colocadas solo en el trayecto de los ferroca- rriles, dejaban libre paso por otros caminos a los viajeros i equipajes. Estas estaciones sanitarias, o mejor cuarentenarias, para observación de los pasajeros i desinfección de los equipajes, bien establecidas, están llamadas, sobre todo en los pasos de la cor- dillera, pero no en el cólera, a prestar servicios mui importantes; mas es necesario que atraigan, por decirlo así, al viajero por sus recursos, su aseo i su esmerado servicio. . La curación del cólera en Aconcagua, desde que fué reconocido oficialmente, así como las medidas profilácticas, fueron confiadas a las autoridades locales de la provincia bajo la dirección del Mi- 42-43 330 nistro del Interior, que mandó alli médicos, practicantes, reme- dios i desinfectantes. Estos últimos fueron remitidos por la Comi- sión del Servicio Sanitario del Ejército en la forma de cantinas, de dos magnitudes; según él número de los enfermos de los lazare- tos u hospitales a que eran destinados. Esta Comisión, presidida por el que suscribe, suministró los útiles de lazaretos para los que se establecieron en los lugares atacados del valle regado por el rio Aconcagua i los sacos de ambulancia para los cordones sanitarios militares que, para aislar la epidemia, se establecieron en el mismo valle i en los caminos de las cuestas que a él dan acceso. La asistencia de los colerosos se hizo en lazaretos, con escepcion de la ambulancia Martínez Ramos, que prestó sus servicios en di- ferentes puntos. Entre los lazaretos figuran los de Llai-Llai i Quilpué, fundados el 7 de enero i sostenidos por la familia Edwards i los del Estado, que fueron: el de Santa María, abierto el 30 de di- ciembre; el de San Felipe, el 7 de enero; el de San Rafael en el camino de San Felipe a los Andes, i los de Valdivia, Rinconada i San Juan de Dios en los Andes. Como los medicamentos i desinfectantes de la Comisión Sani- taria no bastaran, i escasearan i encarecieran mucho los del co- mercio, el Supremo Gobierno pidió a Lima por cablegrama una buena provisión, sobre todo de los últimos, que han servido para la segunda epidemia. Ademas, en previsión de cualquiera falta, el que suscribe solicitó a principios de enero de 1887 del Gobierno que pidiera por el cable a Europa i Rio Janeiro otra factura de re- medios i desinfectantes, la cual llegó en buenas condiciones i tan oportunamente para el servicio de la presente epidemia, que sin ella, se hubiera carecido de los ajentes principales de curación. La propagación del cólera en esta epidemia ha observado la misma lei que en la segunda: el contajio o ájente colcríjeno viene de afuera, se asienta misteriosamente, produce algunos casos ais- lados que se llaman sospechosos, i cuando jennina i se rejenera en el suelo húmedo, en las aguas sucias, en los lugares infectos i de- saseados, estalla en forma de epidemia. En el valle de Aconcagua se ha visto al cólera, como en el del Maipo, del Cachapoal, del Claro, etc., seguir las aguas, aparecer en los sitios bajos i pantano- sos, fijarse en los lugares húmedos i de aguas potables impuras, producir casos aislados, antes de mostrarse como epidemia; en una palabra, manifestando siempre un contajio indirecto, que tiene por 331 punto de partida la iinportancion del virus i por medio de rejene- racion i trasmisión, las humedades, las aguas sucias i los alimentos por ellos contaminados. El contajio directo no se ha visto en ésta ni en la segunda epidemia, i creemos que por eso, los contajio- nistas i los no contajionistas, no se pueden esplicar de una manera clara la trasmisión del cólera. El virus de esta plaga obra como los virus que pro lucen los envenenamientos animales, i sus mani- festaciones secundarias son casi idénticas. Probablemente, en tiempo no mui lejanp, llegará a demostrarse que el cólera asiático, el cólera nostras i aquellos envenenamientos tienen análogo o igual oríjen. A mi ver, este modo de trasmisión del cólera en Chile, esplica perfectamente los hechos que se observan en otros lugares, en las trasmisiones aisladas de este contajio i que tan divididos tienen a los contajionistas i no contajionistas sobre el periódo de incuba- ción o trasmisión del virus coleríjeno, i ahora, a loshnicrobistus sobre la vitalidad o duración de la vida del microbio. Si el cólera se estingue i vuelve a aparecer ¿será por qué el microbio persiste o por qué su espórulo o jérmen queda i torna a fructificar después de algún tiempo en medios i condiciones que le son favorables? Lo último, es evidénte en la manera cómo el cólera se ha propa- gado en Chile i como se ha estinguido. Ello es igualmente claro i evidente, i ademas, esplica en casos bien averiguados, como los mensionados por Proust, el de el Swaníon, especialmente, en que un buque que zarpa del Havre en buenas condiciones sanitarias, estalla el cólera a bordo después de veintitrés dias de navegación. Esplica también los hechos que dejamos mencionados sobre la trasmisión paulatina del cólera, de Italia a los puertos del Plata, en los años de 1884 a 1886, personificados en el ApoZoien el Matteo Bruzzo. El Apolo desembarcó en buenas condiciones, en el Rosa- rio. 400 imigrantes que inmediatamente se internaron en la pro- vincia de Santa Fé; después de algunos dias se declaró el cólera a bordo del Apolo. El Matteo Bruzzo zarpó el 30 de setiembre de Jénova con paten- te limpia, el 28 de octubre fondeó sin haber tenido enfermos a bordo, en Montevideo, en donde fué puesto en observación, por venir de puertos declarados infestados, i mientras jestionaba su desem- barco, el 7 de noviembre, estalló el cólera en sus tripulantes; es decir, después de 36 dias de indemnidad. En los casos anteriores, los barcos habían salido de puertos don- de había reinado i se había estinguido hacia tiempo el cólera, 332 los pasajeros no tenian ni diarrea siquiera; i sin enbargo, el cólera aparece después de muchos dias i en otro clima. Aquí no hai mi- crobio, porque no hai diarrea ni cólera i la duración de su vida pasó; luego es necesario que el ájente coleríjeno sea su espórulo que se pega i jermina en los equipajes i contamina las aguas i ali- mentos de las embarcaciones. Los gastos que el cólera orijinó a la Nación fueron mayores en la primera epidemia que en la segunda, a pesar que ésta fué mas estensa i de mas duración que aquella. Para subvenir a los gastos de la primera, el Congreso votó por las leyes de 11 de diciembre de 1886 i de 7 a 15 de enero i 6 de agosto de 1887, 1.100,000 pesos, que se gastaron totalmente. De estos se dieron a las municipalidades como auxilio para obras de hijiene pública, antes que el cólera nos invadiera 100,000 pesos, i después 328,900 pesos, lo que suma 428,900. Para el servicio sanitario de la ciudad de Santiago se destinaron 216,000 pesos; 222,300 para pagar las cuarentenas terrestres; 11,835 las marítimas de Quinte- ro; 67,619 para remedios i desinfectantes; 9,535 en fletes i pa- sajes libres; 45,200 en gastos diversos; etc. . En la segunda epidemia el Ejecutivo fué autorizado por las leyes de 21 de noviembre de 1887 i de 11 de enero de 1889 para inver- tir la suma de 509,000 pesos, de los cuales 30,00 se entregaron al Ministerio de la Guerra para pago del saldo, de la cuenta do los cordones sanitarios; 219,000 pesos a esta Comisión Directiva del Servicio Sanitario de Cólera, para pago de los sueldos de médicos, medicinas, etc., de los que se rindió la cuenta documentada, que figura en la pajina 161; 45,000 pesos a la Junta de Beneficencia de Santiago para el sostenimiento de los lazaretos; 72,000 pesos a los Intendentes i Gobernadores para medidas de solubridad i gastos de lazaretos; 20,000 pesos en construcciones; 29,670 en gastos varios; etc. En ambas epidemias se entregó por el Supremo Gobierno a las autoridades de los departamentos de la República para medidas de salubridad pública i para los gastos hechos con motivos de la epidemia del cólera la cantidad de 1.182,141 pesos, distribuidos en la forma que demuestra el siguiente cuadro, 333 CIUDAD Primera epidemia 1887 Scgnnda'epidemia 1888 A las municipalidades para medidas hijié- nicas $ 26 969 10 Arica 26 $ 701 9A Tacna 5 994 656 40 Taltal............ 1 594 50 Iq ñique 3,751 67 Antofagasta 6,360 66 Caldera 1,300 284 Copiapó 2,577 75 2 000 Freirina 1,000 3 000 Valí en ar 3,764 80 Chañaral 1 000 Coquimbo 2,195 81 1 048 28 Serena 5,064 80 3 300 68 Elqui 500 1,000 Combarbalá 78 08 0 valle 2,500 2 000 Illapel 3,364 80 800 San Felipe 25,152 96 1,998 88 Petorca 4800 2,120 Ligua 2 000 Putaendo 3 000 636 Andes 16'956 1,000 Valparaíso 115'529 64 3,141 38 Quillota 15 364 80 1,611 60 Limache 3'721 80 Casablanca 1'191 99 933 72 Santiago 401'291 57 215,070 83 Victoria 16 015 86 Melipilla 13 000 Rancagua 17',020 12 Maipo 9 171 Cachapoal 7'200 76 San Fernando 8,064 80 3,586 48 Caupolican 14,640 Curicó 12,130 32 1,024 Vichuquen 3',310 10 50 Talca 25,612 95 1,600 Lontué .6,600 1,200 Curepto 429 1,000 Linares. 7,493 04 938 43 San Javier 53 Parral 2,644 35 999 74 Cauquenes ...... 6,064 80 Constitución 6,856 66 1,000 500 Chillan 13',064 80 5,600- A la vuelta $ 799,740 01 $ 260,786 62 334 CIUDAD Primera epidemia 1887 Segunda epidemia 1888 De la vuelta............... $ 799,740 04 $ 260,786 62 Ilúlnes 2,000 500 San Cárlos 61 Yungai '... 440 168 Concepción 29,142 55 2,000 Talcahuano 5,040 Coronel 3,500 1,000 Puchacai 1,000 96 Coelemu 4,600 500 Rere 3,500 156 Laja 8,900 3,000 Nacimiento 2,700 500 Mulchen 2,000 1,024 Lebu 2,000 100 Arauco l',000 308 25 Cañete 24 Angel 8,160 80 1,000 Collipulli 1,000 1,100 Traiguén 2,500 1,703 85 Teniuco 1,300 Nueva Imperial 1,750 '605 Valdivia 4,020 914 67 Union 12 Melipulli 2,000 Carelmapu 3,500 Ancud 4,000 500 Quinchao 500 Comisaría jcneral 193 34 Al Cónsul de Chile en Lisboa, valor de medicinas e importes de cablegramas c> >n motivo de la epidemia del cólera... 2,605 21 Total $ 904,579 21 $ 277,561 81 Como se ve en lo espuesto anteriormente, los gastos de la pri- mera epidemia exceden a los de la segunda en 600,000 pesos en números redondos, lo que proviene sin duda, de la falta de espe- riencia en el manejo de estos asuntos; del miedo que no reparó en ningún sacrificio a fín de impedir la propagación de la plaga, como se ve, en las cuarentenas marítimas i terrestres, en los lazaretos establecidos en todas partes i'éil loS'éSt'eUsí.simos cordones sanita- rios que no alcanzaron a pagarse con los fondos dedicados a la primera, i fue necesario destinar 30,000 pesos de los de la segunda para cubrir el saldo que aquellos dejaron. 335 De los últimos fondos votados, se mandó entregar a las autori- dades provinciales 72,000 pesos para gastos de aseo i salubridad, así como se habían concedido en la primera epidemia a algunos pueblos con idéntico fin, i aun a algunos que no tuvieron el cóle- ra. Para la distribución de estos fondos, esta Comisión Sanitaria informó favorablemente muchas peticiones de los departamentos, siempre que el dinero se iba a emplear verdaderamente en mejo- ras de hijiene pública, especialmente en proporcionar agua pota- ble, de que carece la mayoría de los pueblos del pais i que sin duda es la necesidad mas apremiante i vital de su existencia i bienestar. La primera epidemia, circunscrita a Santiago, Aconcagua i Val- paraíso, costó al erario nacional, incluyéndolos cordones i cuaren- tenas, un millón i cien mil pesos; en la segunda epidemia, la cura- ción del cólera en todo el pais, con una administración esclusiva- mentemédica, sin cuarentena ni cordones sanitarios, solo medio millón. En la primera epidemia se curó el cólera estableciendo cordones sanitarios, cuarentenas, lazaretos i ambulancias en que tomaban parte personas valientes i caritativas i en los cuales la administra- ción médica era secundaria. Los intendentes i gobernadores, los cu- ras, los relijiosos i los filántropos organizaron la asistencia pública para el cólera con ayuda del Gobierno i de las suscripciones parti- culares, pero sin preparación conveniente ni indicaciones hijiénicas i médicas previas. Al paso que en la segunda, el Gobierno puso desde el principio la curación del cólera en manos de una comisión mé- dica con iniciativa i administración propias i de consiguiente res- ponsable, que organizó un servicio médico a domicilio, con lazare- tos, solo para los que no podian ser asistidos en sus habitaciones i un servicio de médicos i practicantes que siguió a la epidemia de Valparaíso a Copiapó i Taltal i de Santiago hasta Temuco i Tolten. En la segunda epidemia no se dictó ningún decreto para decla- rar infestado algún departamento, a pesar de que lo estuvieron casi todos los de la República, ni tampoco para establecer cuaren- tenas ni cordones sanitarios en los caminos i ferrocarriles como en la primera. Todo el mundo se movió en el sentido que quiso o le dictó su conveniencia, sin cortapisas, ni cuarentenas ni fumigacio- nes personales de azufre o ácido fénico. Solo una cosa preocupó a todo el mundo, especialmente al Gobierno: el curar el cólera, en acudir rápidamente a los atacados, en desinfectar sus habitacio- nes, en socorrer la miseria, en suministrar buena agua potable con los cuales medios la epidemia se estinguió para no aparecer mas. 336 A este ventajoso modo de curar la segunda epidemia, sobre la primera, no ha sido estraño, el señor Ministro del Interior don Aníbal Zañartu sino el alma i el sosten. A sh laboriosidad i sobre todo a su intelijente iniciativa, se debió la idea, para dar unidad al servicio de la epidemia, de concentrar la acción gubernativa en una autoridad, ájente facultativa i responsable a la vez, que diri- giera de un modo uniforme i regular todo lo relativo al tratamiento de la epidemia. Ademas, esta Comisión, al terminar la presente memoria, cree de su deber dejar aquí constancia de las facilidades que en el desempeño de su cargo encontró en el señor Zañartu, de la liberalidad i economía con que distribuyó en todo el pais los fondos que votó el Congreso para esta epidemia i de la previsión con que reunió los datos i preparó los estudios para las obras de hijiene pública que dejó iniciadas i que habrán de continuar i de- sarrollar en este departamento las administraciones futuras. Como epílogo, debemos consignar aquí que la epidemia de cólera asiático, que acaba de pasar, ha costado un millón i seiscientos mil pesos al erario nacional i treinta mil habitantes a la población del pais. En su última manifestación, el cólera se estendió desde Tolten en el sur, hasta Copiapó i Taltal, en el norte: a tan grande osten- sión a tenido que atender la Comisión Directiva del Servicio Sa- nitario del Cólera, enviando con oportunidad i presteza a los luga- res atacados, médicos, medicamentos, desinfectantes i los recursos necesarios. La labor ha sido improba, mayormente al principio, pero la enerjíai el órden que se imprimió a todo el servicio han contribuido en gran parte a hacer ménos grandes los estragos de la epidemia, a estinguir sus jérmenes, como puede verse en las comunicaciones de los intendentes i gobernadores a esta Comisión, después de la no pequcñajresistencia que hicieron algunos de ellos a este servicio, i como lo han manifestado ellos mismos en sus memorias a eso Ministerio. Por lo que dejamos espuesto en el curso de esta esposicion, se ve que han sido grandes i pesadas las tarcas de esta Comisión, pero a la vez eficaces i fructíferas. El mal no ha Reaparecido i todo hace inferir que sus jérmenes han muerto i que no volverán sino con una nueva importación; mientras tanto nos quedan las lecciones, los beneficios, permítasenos la espresiou, de la epidemia. Nos queda el conocimiento de las causas del mal i los medios 337 de evitarlos, de atenuarlos o de remediarlos on sus futuras inva- siones; nos queda el conocimiento de'que todas nuestras pobla- ciones carecen de agua potable, el segundo de los medios mas indispensables para la vida, i de desagües, el medio mas impor- tante para el aseo jeneral i para la pureza del aire de las habi- taciones; nos queda el conocimiento de que nuestras ciudades tienen calles estrechas i mal pavimentadas, barrios irregulares i pestíferos; de que nuestras habitaciones, principalmente la de los obreros i agricultores, son insalubres; nos queda la intelijencia de que la mayoría de nuestras condiciones hijiénicas, públicas i pri- vadas, adolecen de graves defectos que es necesario correjir. En una palabra, nos queda la íntima convicción, que ayer no teníamos, de que el mejoramiento de la hijiene pública es reproductivo, que conserva i dilata la vida humana, mejora i aumenta la población, fuente de la riqueza nacional. En la radicación de estos conocimientos i de estas ideas, ha pues- to también todo su empeño esta Comisión, en sus notas a las au- toridades de las provincias, en los informes a ese Ministerio i en esta memoria i tiene la satisfacción de ver que no ha sido infruc- tuoso su empeño, puesto que se empiezan a tomar medidas i deter- minaciones para emprender las grandes obras de saneamiento i de trasformacion que nuestras ciudades i poblaciones necesitan. Los ingleses notaron en la. epidemia del cólera en 1832 a 1833 que la plaga se cebaba en ciertos lugares con preferencia a otros i que ciertas clases sociales estaban mas espuestas a ella; se pu- sieron a investigar la causa sin omitir sacrificios i al fin la hallaron en la falta de hijiene. I a pesar de ser aquél, el país de la inviola- bilidad del domicilio, dictaron, no reglamentos, sino las admira- bles leyes sanitarias que poseen, en las cuales el domicilio i la pro- piedad se posponen a la hi jiene. Así deberemos proceder nosotros. Tal es, señor Ministro, todo lo relativo a la epidemia del cólera i a los asuntos relacionados con ella, que por indicación de V. S, he reunido en la presente memoria. Dios guarde a V. S. Wenceslao Díaz, INDICE ALFABÉTICO DE LAS PRINCIPALES MATERIAS Acequias de las ciudades de Chile, J/.7.-Llevan agua contaminada, 48.- Han trasmitido el cólera 48.-I otras enfermedades, 49.-Sirven de alcantarillas, 50.-Son infecciosas, 49 i 50.-Véase lo que se dice al tratar de cada una de las ciudades. Acequias de Santiago, 77.-Sus inconvenientes, 78.-Acequias niveladas i su costo, 78.-Sus aniegos 79.-Limpias i costo 80.-Infección, que producen, 78.-Proyecto de alcantarillas de 1847, 81.-Proyecto de desagüe para Santiago, 81. -1.° Drenaje de los residuos domésticos- 82.-2.° Canalización i alcantarillado, 53.- Canalización por el siste- ma de todo a la alcantarilla. Aire.-Es el primer ájente de la vida i de la salud, 87.-Está cargado de detritos pertenecientes a todos los reinos de la naturaleza, 88.- Se carga de polvo i de los jérmenes de los microrgonismos que tras- miten las enfermedades, 88.-Esperiencias de Pasteur, 89.-Id. de Pouchet, 89.-Micrografía según Samuelson i Cunningham, 90.- Id. según Tissandier i Miquel, 90 i 91,-Polvo de las ciudades i habi- taciones, 88. Aeración de las ciudades 65.- Es la primera necesidad de todo pueblo, 66.-Id. de Santiago, 66.-Avenidas i calles anchas en la dirección de los vientos constantes, 67.-Avenidas que conviene abrir en San tiago, 66.-Id. calles, 68.-Id. en Valparaíso, 106 i 187.-Es necesa rio una lei sobre anchura i ensanchamiento de las calles. Agua potable pura.-Dificultad de obtenerla, 69.-Esperimentos de Tyndall sobre esto, 73.--El agua de los rios i lagos de las cordilleras es pura, 74 i 124.-Después del aire es el ájente que tiene mayor influencia en la salud i en la vida del hombre, 46.-Esfuerzos que hoi hacen las grandes ciudades para poseerla en las mejores condiciones. 46. - Sus cualidades jenerales, 47.-Necesidad que tienen de ella todos los pueblos de la República i de donde debe sacarse, 48.-Una comisión de injenieros i médicos harían los estudios para ello, 48.-■ El agua potable disminuye las enfermedades infecciosas i la morta lidad, 49.-El agua de los rios i acequias se contamina por la proxidad de las habitaciones, 48.-Dotación de agua de las principales ciuda- des del mundo, 50, 340 Agua potable impura,-Trasmite el cólera, 25.-Trasmitió el cólera en Chile, 39 i 49, etc.-Precauciones para evitarlo, 25.-El agua délas ciudades de Chile, al hablar de cada una en particular. Agua potable de Santiago, 69.-Su servicio es deficiente, 69.-Se bebe agua impura de diversos canales, 70. -Agua de la quebrada de Ra- món, 71.-Necesidad de aumentarla, 71.-Con lado la Arrayan u otras de la cordillera, 71; pero no con la de Castillo i Vitacura, 76. -Necesidcd de cuidar la hoya i la quebrada de Ramón, 72.-Id. de depurar su agua de las sustancias terrosas i orgánicas que contiene, 73.-Id. de cubrir i asilar todo el acueducto, desde la quebrada hasta la ciudad, 74. Agua potable de Valparaíso.-'Mala calidad del agua de los pozos de Valparaíso. 109.-Mejora del agua con el cuidado i cañerías estable- das por Wheelwright en la quebrada de San Agustín, 111.-Id. por el agua del Salto, 110.-Historia del agua potable de Valpa- raíso, 111 i 117.-Agua del Salto, 117.-Exámen químico i bacterio- lójico de las aguas de Valp.uaiso en 1886 i 1867 por los sonoro? Salazar, Newman, 119.-Dotación de agua potable necesaria a Valpa raiso, 122.-El agua de represas no sirve como potable, 116 i 122. Proyecto para llevar el agua potable de la laguna del Inca, 118.- Id. del rio Aconcagua, 118.-Id.de Peñaflor o San Francisco del Monte, 123. Agua de regadío de Santiago.-Necesidad del agua de regadío para los árboles i jardines públicos, para el lavado de las calles i plazas, 75. ■-El riego constante de las calles de Santiago es indispensable para evitar el polvo, 75.-El agua de las acequias, empleada en el regadío es nociva, 76.-El agua de regadío debe ser fresca i limpia, sin sus- tancias orgánicas en suspencion, 76.-Su composición mineral no im porta; porque contribuye al desarrollo de las plantas, 76. Agua de regadío de Valparaíso 127.-Necesaria para las huertas i jardi- nes 125.-La do las represas conviene para ello 126.-Empresas mu nicipalcs para este objeto 125.-Lavado de los cauces i calles 126. Aguas subterráneas, J.1.-Es el mayor mal de las ciudades de Chile, 41. Profundidad a que están en Santiago, 41.-Id. en las otras ciudades -véase cada una de ellas -Producen reumatismo, fiebres, escrófulas, tuberculósis, raquitismo, etc., 41.-La canalización, la desecación i el drenaje corrijen los males de la humedad subterránea, 44.-Dis . minuyen la mortalidad de las poblaciones, 45.-Casi todas las ciu- dades de Chile necesitan el saneamiento del suelo 43 i 45.-Especial- mente Concepción i Valparaíso, 45.-Cuadro que manifiesta la benéfica influencia del drenaje en la mortalidad, 46. Aguas de pozo.-Son malas cuando provienen de subsuelo infestado, 42. Las letrinas infestan el agua de ios pozos vecinos, 42.-Las aguas propagan las enfermedades infecciosas i el cólera, 42.-Do los pozos de Valparaíso, 110 i 119. Alcantarilla, i alcantarfiado.-Véase canalización i desagües. Avenamiento español J/5.-Véase drenaje. Basuras, 95 i 126.-Están cargadas de sustancias nocivas i trasmiten el cólera i las enfermedades, 28 i 95.-Como se deben estraer i aprove- char, 95 i 127.-Incineración délas basuras, 95.-Suarrojamiento al mar, 127. Barrido 95 i 126.-Véase pavimentación, aire, polvo i microrganismos. 341 Bibliografía del Saneamiento de Santiago, 99.-Id. del Saneamiento de Valparaíso, 141.-Id. de la Hijiene Pública i del Saneamiento de las ciudades i habitaciones, 154. Canalización i desagües de Valparaíso, -ZáV.-Infección del subsuelo de Valparaíso, 128.-Sus-inconvenientes, 129.-Necesidad de drenarlo, 129.-Su modo, 129.-Cauces municipales, 130.-Su infección, 130. -Ordenanza de 1883, 131.- La variación de niveles, 131.-Necesi- dad de nueva nivelación de los cauces i las calles, 132. Canalización i desagües de Santiago, 99.-Las acequias, 78.-Lei de 1847 sobre el alcantarillado de Santiago, 82.-Drenaje de los residuos do- mésticos de Santiago, 82.-Sistema de canalización o alcantarillado conveniente a Santiago, 83.--Lei sobre las acequias, 85. Cantinas, 13.-Sus clases id-Su contenido, 13 i 14.-Su envío, 15, 16 i 17.-Desinfectantes que contienen, 13. Cauces de Valparaíso 127.-Su disposición i número, 128.-Id. infección que producen, 129.-Id. su nivelación i arreglo, 130.-Id. su lavado, 132.-Id. reglamento para su cuidado. 132. Ceméntenos, 57.Sm\ establecimientos insalubres, 57.-Se hallan en jeneral mal ubicados, 58.-Cementerios de las ciudades, 59.-Id. de los campos, 58.-Id. para los colerosos, 30.-Necesidad de un regla- mento jeneral sobre los cementerios, 58. Clausura de los bogúeles de las cordilleras, 323.-Id. de Uspallata i Jun- cal, 323.-Sus dificúlt ales, 324.-Su ineficacia, 328.-Como han de establecerse cuidando la contaminación de las aguas 329. Cólera.-Causas de su propagación, 39.-Causas locales id.-Particula- ridad de los lugares en que se desarrolla, id -Qué indica la marcha de su desarrollo en Clide, 39.-Teoría de localistas i contagio™ stas, 40.-N'o tiene relación con las enfermedades palúdicas, 40. Cólera.-Su nombre, 285.-Epidemias jenerales, 285.-Historia de la primera epidemia en Europa, 285.--Id de la segunda, 286.-Id. de ' la tercera, 287.-Modo de su propagación, 287.-Marcha del cólera en la Arjentina durante esta epidemia, 289.-Cuarta epidemia, 290. -Su propagación, 291.-Su paso a América, 295.-El Mateo Bruzzo, 295.---El JVashington, 297.-Se declara en la Arjentina, 300.-Medi das que para combatirlo toman las provincias, 302.-Se declara en el Uruguay, 306.-Historia de esta epidemia en la República Arjenti- na, 307.-Cuadro jeneral de esta epidemia en Chile, 312.-Desarrollo de la segunda epidemia en 1888, 315.-Su terminación, 316. Conferencias Internacionales Sanitarias para impedir el cólera, 292.-Id. de Roma que es la primera en que Chile estuvo representado, 293.- Consejo de Alejandría, 291.-Id. de Constantinopla, 288.-De Viena i de Washington, 292. Comisión Directiva del Servicio Sanitario del Cólera-, su organización i atri- buciones, 56.-Personal i sueldos, 9.-Sus procedimientos, 11, Contabilidad de los /omZos recibidos por esta Comisión, 161. Cordones Sanitarios.-De Santa María, 324.-Id. de Catemu, 326.-Id. de Chacabuco i Montenegro, 326.-Id. de Peña Blanca, 326.- Id. de Limache, 326.-Id. de Valparaíso, 327.-Su inutilidad, 328. Cuarentenas.-De Montenegro, 327.-Id. do Buin, J27.-Id. de Bangui' lema i de Peumo, 327.-Id. marítima de Quintero, 328.-Su inefica- cia, 328. 342 Cuerpos de desinfectores, 31.-Id. de Valparaíso, 188.-Id. de Santiago, 208. Deducciones de las' epidemias en favor de la Hijiene, 36.- De la Hijiene Pública i Privada, 36-Id. del cólera, 36.-Id. de las obras de Hijiene Pública, 336. Desagites enjeneral, 50.-1.° Drenaje de los residuos domésticos, tabu- lación, tajeas, 51.-Sus condiciones esenciales, 52?-2.° Alcantarillado o canalización, 52.-Sistemas neumáticos, 52.-Id. de gravitación, 52.-Id. Miotat, 53.-Id. Waring, 52. - Id. ingles o de todo a la al- cantarilla, 53.--Desagües de Lóndres, 54.-Id. radial de Berlín, 54. -Influencia favorable de la canalización de las ciudades sobre la sa- lud i la mortalidad, 55. Desagites de Santiago, 77.-Los desagües por las acequias, 78.-Falta el drenaje doméstico, 78.-Acequias niveladas; su número, costo, anie gos e infección que producen, 78.-Sus limpias, 79.-Sirven para irrigación i desagües, 75 i 81.-Lei de 17 de setiembre de 1847 sobre nivelación i alcantarillado de Santiago, 81.-Drenaje o tribulación de los residuos domésticos de Santiago i sus condiciones, 82.-Conven dria que se estableciera* luego, antes de la canalización, 82.-Sistemas de canalización o alcantarillado, 83.-Conviene a Santiago el sistema inglés por gravitación o todo a la alcantarilla, 84.-División de la ciudad en cuarteles para aplicarlo, 85 -Lei sobre las acequias i su conversión en alcantarillas, 85.-Conviene que estas pasen de oriente a poniente por los centros de las manzanas, 86. Desagites de Valparaíso, 127.-Se ha hecho i se hace por los cauces mu- nicipales, 128.-Parte alta de éstos, 129.-Id. baja, 130.-Infección que producen, 130.-Modificaciones convenientes en los cauces, 132. -Remoción de los escrcta i sistemas empleados, 132.-Desagües de The Valparaíso Drainage Company, 131,-Su estado en 1886, 136.- l.° Drenaje de los residuos domésticos, 137.-2.° < analizacion, 138. -Modificaciones que conviene introducir, 139.-Necesidad de cana- lizar a Valparaíso por un sistema misto, 140. Densidad de la población de Valparaíso, 105.-Id. de Santiago,J)4. ■ Id. de París i de Lóndres, 95 i 106. Demografía i M.esolojía, 36. Desinfecciones 29 i 30. -Cuerpo de desinfectores, 31.-Desinfección de los cadáveres de los colerosos, 30.-Decreto sobre esto, 31. Disoluciones desinfectantes fuertes, 27.-Id. débiles, 27. Drenaje.-Procedimiento para secar i sanear el terreno en que se encuentran edificadas nuestras ciudades, 41.-Drenaje inglés i en qué consiste, 45.-El zanjamiento i el avenamiento español pueden su- plirlo. 45.-El drenaje disminuye las enfermedades i la mortalidad, 46.-Todas nuestras ciudades lo necesitan, especialmente Valparaíso i Concepción. 45. Epidemias de cólera.-Primera i segunda grandes epidemias por vía te- rrestre, 285. -Id. tercera i cuarta por vía marítima, 287.-Id. de la Arjentina, 289.-Id. de la Arjentina en 1889. 295 -Id. primera de Chile, 312.-Id. segunda de Chile, 8.-Id. de América del Norte, 286.-Id. de Méjico i California, 286.-Id. de Panamá i Cartajena, ' 285. 343 Establecimientos insalubres.-Sus clases, 56.-Aglomeración de población, id.-Hacinamiento de- basuras, 56.-Establecimientos insalubres, 57. -Cementerios, 57.-Su importancia, 58. - Sus inconvenientes, 58.- Reglamentación de éstos, 58. Estadística del cólera.-De las provincias, 165 a 276.-Resúmen estadís- tico, 276.-Cuadro jeneral estadístico, 278.-Contabilidad, 161.- Gastos i mortalidad, totales, 332. Fondos.-Votados por el Congreso para el cólera, 33?.-Entregados a los Ministerios, 322.-Id. a las Municipalidades para medidas de salubridad pública. 333.-Id. a la Sociedad de Beneficencia de San- tiago, 332.-Id. a la Comisión del cólera, 161, etc., etc. Formación jeolójica del suelo en que están situadas las ciudades de Chile, 41.-Terreno de trasporte i agua del subsuelo, 41.-En los situados en el llano intermedio i en los valles trasversales, 41 i 43.- Las ciudades de la costa tienen la misma situación, 42.-Los terrenos de acarreos influyen en el desarrollo i propagación del cólera, 43.- Teoría de Pettenkoffer, 43.-Nuestras ciudades están edificadas sobre terrenos análogos a los de la India, 43. Gastos del cólera.-En la primeia epidemia, 332.-Id. en la. segunda, 332. -Id. por las Municipalidades, 333.-Id. por los Intendentes i Gober- nadores, 332.-Id. por la Beneficencia de Santiago, 332.- Id. en la cuarentena de Quinteros, 333.-Id. en remedios i desinfectantes, etc. Habitaciones de Santiago, 96.-Necesidad de ampliar la lei de 1874, 96. Proyecto de supresión de los ranchos, 96.-Inconvenientes de los ran- chos i conventillos, 96-¿Qué condiciones deben tener las habitaciones para obreros? 97. Hijiene.-Deducciones favorables a ella, que suministran las epidemias, 36 i 336.-Desconocimiento de la hijiene en nuestro pueblo, 37.- Necesidad de su enseñanza en las escuelas i liceos del Estado, 38.- Id. de la creación de los Consejos de Hijiene Pública. Infección por las acequias de Santiago. 78.- Id. por sus aniegos de las casa i calles, 79.-Id. por los cauces de Valparaíso, 129.-Id. por las aguas contaminadas, 39 i 48.-Id. por las aguas de pozos, conta- minados por las letrinas, 42.-Id. por la infección del subsuelo de Valparaíso, 42 i 110. Infección del subsuelo de las ciudades.-Por las acequias; véase esta pala- bra.-Por las letrinas.-Id. por los fosos negros, 77 - por las letrinas i cauces de Valparaíso.-Id. de Concepción.-Produce el tifus i la tuberculosis, la desinteria i el reumatismo, 129.-El drenaje sanea toda infección, 129. Instrumentos para la curación del cólera, 14 i 19. Lavado de las calles. 76.-Id. de las calles de Santiago, 76.-Id. de Val- paraíso, 126.-Id de los cauces. 126. Leyes i-ordenanzas sanitarias.-Lei de salubridad de 1886, 320.-Orde- nanza Jeneral de Salubridad, 320.-Reglamento de Sanidad Ma ritima, 320.-Estaciones Sanitarias, decreto de 5 de febrero. 1887, 327.- Convención Sanitaria entre el Ureguai, el Brasil i la Arjentina, 103.-Conclusiones aprobadas por el Congreso Sanitario de Lima, 103. Conferencias Internacionales Sanitarias, 292. Letrinas.-En foso 50-Infectan el subsuelo 42 i 108.-Hacen nociva el agua de los pozos, 42.-Nuevas letrinas en foso dentro de las habita- ciones de Santiago, 77. 344 Materias escrementicias o/eeuZft?.-Principios teóricos dé su remoción, 50. -Id. prácticos en Santiago, 77.-Inconvenientes de las letrinas en fosos, 77.-Acequias, 78.-Su nivelación, 78.-Aniegos, 79.-Lim- pias de acequias, 79.- Necesidad de su modificación, 79.-Sistemas de desagües correspondientes a Santiago:-Drenaje, 82.-Alcantarilla- do, 83.-Sistema ingles, 84.-Ventajas de este último, 85.-Modifica- ciones en Santiago para adoptarle, 84.-Véase desagües i acequias.- Id. de Santiago, 77.-Id. de Valparaíso, 133. Medicamentos i desinfectantes.-Oríjen de los que se emplearon en la primera epidemia, 12.-Distribución de los que se emplearon en la segunda, 17.-Su pedido a Europa, 18. Microrganismos.-Los contiene el agua, 73.-Esperienciá de Tyndall, 73.-Existen en el aire sus jérmenés, 88.-Id. de Pasteur i de Pouchet, 89.-Micrografía atmosférica, 90 i 95.-Polvo de las ciu dades, 88. Mortalidad.-Es la última espresion de la Hijiene Pública, 62.-Id. de las ciudades ostranjeras i de Chile, 63.-Disminuye con el sanea- miento, 45. Pavimentación i barrido de Santiago, 87.-El polvo de la atmósfera i del ambiente de las ciudades, 87. - Su naturaleza microrgánica, 89.-Mi- crografía atmosférica, 90.-Influencia nociva del polvo, 91.-Necesidad de la pavimentación de Santiago, 92.-Sistemas de pavimentación, 92. -Modificaciones de la pavimentación de Santiago, 95.-Barrido de las calles, 94. Pavimentación i barrido de Valparaíso, 126.-Necesidad de pavimen- tarla, 126.-Id. de barrer o lavar las calles, 127. Personal de la Comisión del Servicio Sanitario del Colera, 1!¿8.-Su nom- bramiento, 148.-Su trabajo personal, 149. Profilaxia del cólera, 23.-Do observación, 321.-Id. internacional, 102. - Id. pública, 28.-Id. privada, 24't-Comisión de Hijiene Pública, 319.-Lei de salubridad, 320.-Junta Jeneral de id., 321.-Juntas de- partamentales de id., 320.-Cuarentenas, 323.-Cordones sanitarios, 324.-Cuarentenas de observación, 327.-Id. marítima de Quintero, 328.-Conferencias Internacionales Sanitarias, 292.-Convención Sani taria entre el Uruguai, el Brasil i la Arjentina, 103.-Conclusiones aprobadas por el Congreso Sanitario de Lima, 103. Precauciones privadas contra el cólera, 24.-Individuales, 24.-Pre- cauciones públicas antes de la invasión del cólera, 28.-Id. después de la invasión, 29. Propagación del cólera. De las costas de Malabar (Bombay) a la Meca, 288 i 290.-Id. a Alejandría i puertos del Mediterráneo, 291.---Id. de los puertos del Mediterráneo4' a los del Plata, 294.-Id. del cólera a Chile, 312.-Constante amenaza de esta trasmisión, 310.-Propagación por las aguas, 25 i 39.-Id. por los equipajes, 29 i Propagación del cólera en la Arjentina, 300 i 307.-Id. id. en el vade del Aconcagua, 312.-Id. en el del Mapocho i del Maipo, 314.-Id. en el del Cachapoal i del Claro, 314.-Id. a Concepción i frontera arauca- na, 314.-Id. durante el invierno de 1887, 315,-Id, a las provincias del norte, 316. 345 Población de Valparaíso, 105.-Su densidad i mortalidad, 105.-Lei de transformación de Valparaíso, 106.-Parte alta de la ciudad, malas condiciones higiénicas, 107.-Parte baja, id., 108.-Modificaciones que convendría hacer, 108. Población de Santiago, 65.-Su densidad, 94.-Mortalidad, 64.-Pro- yectos de nuevas calles i avenidas, 66.-Lei sobre enanchamiento de las calles, 68.-Modificación del barrio peor, con¡prendido entre la Cañada i el Camino de Cintiira, 68. Polvo atmósferico, 88 i 90.-Id. de las ciudades, 88.-Id. de las habi- taciones, 89.-Contiene jérménes de microbios, 90.-Trasmítelas enfer- medades, 83 i 91.-Se levanta con la mala pavimentación i el barrido en seco, 92.-Es el gran mal de nuestras poblaciones, 92 i 95. Pozos.-Son malos en la projimidad de las letrinas i en los subsuelos infestados, 42 i 110.-Sus aguas contaminadas propaga las enfermeda- des infecciosos, 42.-Pozos de las quebradas de Valparaíso, su número e infección, 110.-Id. del plano de Valparaíso, 121.-Id. de las otras ciudades, al tratarse de ellas. Reglamento para el Servicio Sanitario del cólera, 150. Rejistro Civil.-Conviene modificarlo para que sus oficinas sirvan a la estadística i demografía del pais, 37. Riego i aseo de Valporaiso, 125.-Agua para el regadío de los huertos, jardines i calles, 125.-Agua del Salto, 125.-Agua de las quebradas, 125.-Represas municipales, 126.-Lavado de calles, 126.-Su relación con la pavimentación i barrido, 126.-Con la estraccion de basuras, 127. Riego i aseo de Santiago.-Riego de las calles, 75.-Lavado de las ca- lles, 76.-Barrido i riego de ellas, 76.-Agua necesaria, 76. Riego de los árboles, jardines i huertos, 75 i 125.-No conviene el agua de las acequias de la ciudad, 75.-Conviene una limpia como la de Vi- tacura, 76.-Id. la de las represas de Valparaíso, 126. Riego de las calles, 75.-Id., 78.-Conviene una agua fresca i limpia, su composición mineral no importa, 76.-Conviene el agua de las repre- sas, 126. Saneamiento de las ciudades de Chile, fj.-Por el zanjamíento, el ave- namiento español o el drenaje ingles, 45.-Por la canalización, 44.-El saneamiento de las ciudades disminuye la mortalidad, 45 i 46. Saneamiento de Santiao, 60.---Costo de sus obras, 61.-Mortalidad de las ciudades de Chile, 63.-Vientos i atmósfera de Santiago, 65 i 66.- Proyectos de nuevas calles i avenidas, 66.-Necesidad de una lei sobre el ensanchamiento de las calles, 68.-Agua potable, 69.-Modo de au- mentarla, 71.--Id. de cuidarla, 73 i 74.-Agua de regadío, 76.-Remo- ción do las materias excrementicias, 77. - Sistemas do canalización con- veniente de Santiago, 81.-Pavimentación i barrido, 87.-Habitaciones, 96.-Proyecto de supresión de los ranchos, 97.-Resúmen, 98. Saneamiento de Valparaíso, 102.- Saneamiento de los puertos, 103.- Densidad i mortalidad de Valparaíso, 105.-Población i modificaciones que convienen, 105 i 108.-Agua potable, 109.-Sn historia i proyec- tos, 119 i 122.-Agua pana el riego i aseo, 125.-Pavimentación i ba- rrido, 125.-Canalización i desagües, 128.-Cauces, 129.-Desagües de la Compañía Inglesa, 134.- Modificaciones convenientes, 137. 4445 346 Servicio médico del cólera, 20.-Servicio a domicilio, 20.-Servicio en lazareto, 21. Tratamiento del cólera, 37.-Tratamiento moderno, 3?.-Id. por el calomelano i los evacuantes, 33.- tratamiento sintomático, 33.-Id. por la hipodermoclísis i enteroclísis, 35.-Id. por las inyecciones intrave- nosas, 35.-Id. de la reacción tifoidea, 35.-Id. de la anuria, 35. Id. por las absorventes i obturantes. Útiles e instrumentos para curar el cólera; 14 i 19.-Útiles para laza- retos i hospitales enviados a las provincias, 21. Zanjamiento, en el saneamiento de las ciudades i habitaciones. Véase drenaje i avenamiento. ÍNDICE Paja. INTRODUCCION 5 Nota del señor Ministro del Interior, 5.-Atribuciones de la Co- misión Directiva del Servicio Sanitario del cólera, 5.-Resúmen de sus trabajos 6 PRIMERA PARTE I.- DEL SERVICIO DE LA COMISION DIRECTIVA EN JENERAL I DE SUS DEDUCCIONES Propagación del cólera asiático de Buenos Aires a Aconcagua, 7.- Primera epidemia en Chile, 7.-Segunda epidemia del cólera en Chile, 8.-Plan de la Comisión Directiva para sus trabajos, 9.. 7 II.-PERSONAL I SUELDOS Plan de sueldos para -el personal que ha prestado sus servicios en la asistencia de coléricos, 10.-Datos para la Estadística del cólera, 11.-Cuadro del movimiento diario de la epidemia, según los boletines telegráficos, 11 9 III.-MEDICAMENTOS I DESINFECTANTES Los primeros medicamentos, 12.-Dotación de cantinas para la asistencia de coléricos, 13.-Cantinas i facturas de medicamentos repartidas a las diversas provincias, 15.-Medicinas pedidas por cablegrama a Europa para el servicio del cólera en enero de 1888, 18.-Medicinas e instrumentos llegados de Europa en mayo de 1888 para el cólera, 19 12 348 IV.-SERVICIO MÉDICO Pájs. Superioridad del servicio a domicilio en el cólera, 20.-Estaciones sanitarias de Santiago i Valparaíso, 20.-Servicio de lazaretos, 21.-Los tres lazaretos de Santiago, 21.-Utiles de lazaretos en- viados a las provincias, 21.-Medicinas entregadas a los lazare- tos do Santiago, desde el 18 de noviembre de 1887 al l.° de abril de 1888, 23 ; 20 V.-PROFILAXIA I TRATAMIENTO DEL CÓLERA Medidas do salubridad referentes a Santiago, 23.- -Id. a las pro- vincias, 23.-Instrucciones sobre el cólera, 24 23 § I.-Profilaxia privada Cuidados i precauciones individuales, 24.-Disoluciones o líquidos desinfectantes* fuertes, 27.-Disoluciones desinfectantes débi- les, 27 24 § II.-Profilaxia i precauciones públicas Precauciones jenerales, 28.-Limpieza del agua potable, 28.-De- sinfecciones, 29.-Sobre cementerios, 30.-Decreto de 25 de noviembre de 1887 sobre sepultación de cadáveres de los coléri- cos, 31. Cordones sanitarios, 31.-Uniformidad i difusión de los tratamientos en la curación del cólcia, 32 28 . VI.-DEDUCCIONES PARA LA HIJIENE Las epidemias están en relación con la Hijiene Pública, la Demo- grafía i la Mesolojia, 36.-Id. con la Estadística i el Rejistro Civil 37 § I.-Desconocimiento de la Hijiene Necesidad de su enseñanza i de la creación de los Consejos de Hi- jiene 37 § II,-Propagación del cólera Falta de hijiene, 39.-Lugares bajos i húmedos, 39.-Teoría de los localistas i contajionistas 40 349 § III.-Aguas subterráneas, humedad e infección del subsuelo, pozos i letrinas Pájs. Las ciudades de Chile están edificadas sobre un terreno do acarreo moderno, con agua en el subsuelo, 41.-El agua del suelo de las ciudades produce fiebres, reumatismo, escrófulas, tuberculósis, etc., 41.-El agua del subsuelo se infecta por las letrinas i hace nociva el agua de los pozos, 42.-Teoría de Petenkoffer sobre la propagación del cólera, 43.-Nuestros valles i llanuras están for- mados por trasportes aluviales, semejantes a los de la India, 43. -Procedimientos para desecar i sanear el terreno sobre el cual se encuentran edificadas nuestras ciudades, 41.-1.°, zanjamien- to: 2.°, avenamiento; 3.°, drenaje, 45.-Valparaíso i Concepción son las que mas necesitan el drenaje, 45.-Cuadro que manifies- ta la benéfica influencia del drenaje en la mortalidad de la po- blación 46 Después del aire el agua potable es lo mas necesario a la salud, 46. -Esfuerzos hechos para obtenerla, 46.-Las ciudades de Chile la pueden tener de primera calidad, 47.-Medidas que conviene adoptar para que la tengan, 48.-El agua potable disminuye las enferdades infecciosas, 49.-Dotación de agua potable de mu- chas ciudades 50 § IV.-Aguas potables § V.-Remoción de las materias fecales, desagües, alcantarillas, tajeas La remoción de las materias fecales es uno de los asuntos mas im- portantes de Hijiene pública, 50.-Letrinas en fozos, 50.-Id. en las acequias que pasan por el interior de las casas, 50.-In- convenientes de ambos, 51.-Sistema de desagües modernos, 51. -Drenaje de los residuos domésticos, 51.-Reglas a que están sujetos, 51.-Canalización o alcantarillado de las ciudades, 52.- l.° Sistema neumático, 52.-Sistema por gravitación, 52.-Sis- tema de Waring, 53.-Sistema ingles o de todo a la alcantarilla, 53.-Sistema radial de Berlín, 54.-El drenaje i la canalización han disminuido la mortalidad cu las ciudades de Estados Uni dos, 55.-Id. en las de Alemania 55 VIL-SANEAMIENTO DE SANTIAGO Introducción, 60/-Previsión de la Hijiene Pública, 60.-Costo de sus obras, 61.-El Gobierno es el encargado de ejecutarlas, 61. -La mortalidad es la última espresion de la Hijiene Pública, 62.-Mortalidad de las principales ciudades estranjeras i de Chile*. 63 350 § I.-Situación de Santiago Pájs. Aeración, 65.-Vientos constantes i variables, 66.-Poca circula- ción de la atmósfera de Santiago, 66.-Avenidas i calles en di- rección do los vientos, 66.-Proyectos de nuevas calles i aveni- das necesarias a la aeración i sanidad de Santiago, 66.-Tres avenidas de oriente a poniente paralelas a la Cañada, 66.-Tres avenidas de norte a sur, 67.-Necesidad de una lei sobre el en- sanchamiento de las calles de Santiago, 68,-Modificación del barrio comprendido entre la Cañada i el Camino de Cintura 68 § II.-Agua potable Servicio insuficiente, 69.-Nota del Intendente de la provincia, 69. -Idea capital, 70.-Se bebe agua impura délas Condes, de la Providencia, San Miguel, Pólvora, Zapata, i Yungai, 70.-Bebe agua pura un tercio de la población, 70.-Metros cúbicos dia- rios que suministra el agua de Ramón, 70.-Agua potable que necesita Santiago, 71.-Modo de aumentarla, 71.-Cuidados en la quebrada do Ramón, para aumentar i preservar el agua, 72. - Depuración del Agua de Ramón, etc., de las sustancias terro- sas i orgánicas que contiene, 73.-Necesidad de asilar i cubrir el acueducto desde la quebrada a la ciudad, 74.-Filtración 74 § III.-Agua de regadlo Riego de las calles, 75.-Lavado de ellas, 76.-Barrido i riego, 76. -El agua de Ramón no es bastante para la bebida i el riego, 76.-Agua para el riego, fresca i limpia, de Castillo, Vitacura i Mapocho 76 § IV.- 1. lemocion de las materias escrementícias Remoción de las materias fecales, 77.-Nuevas letrinas en fozos i sus malas consecuencias, 77.-Acequias o alcantarillas de Santia- go, 78.-Las acequias, 78.-Acequias niveladas, 78.-Aniegos de las casas de Santiago, 79.- Limpias de las acequias, 79.- Alcantarillas de Santiago, según el decreto de 13 de mayo de 1853, 81.-Sistemas de canalización convenientes a Santiago, 81. -Sistema ingles o de lodo a la alcantarilla, 81.-Modificación i transformación de las acequias en alcantarillas profundas, rectas i cerradas, 85.-Las alcantarillas reciben solo las aguas lluvias, las caseras i las de los lavados de las calles, 86.-Red de la canalización i desagües de Santiago, 86,-Su relación con otros servicios ■ 87 351 § V.-Pavimentación i barrido Pájs. El polvo de la atmósfera i del ambiente de la ciudad, 87.-Su in- fluencia nociva, 88.-Necesidad de la pavimentación de las calles, 89.-Estension de Santiago i su densidad, 91.-Lonjitud de sus calles, 95.-Pavimentación de Santiago: lo que ha sido i lo que debe ser, 95 87 § VI.-Habitaciones Ranchos, 96.-Proyecto de supresión délos ranchos, 97.-Conven- tillos, 97.-¿Tiene alguien derecho para construir i arrendar casas o habitaciones perjudiciales a la salud?, 97.-¿Qué condi- ciones deben tener las habitaciones para obreros i trabajadores?, 98.-Conclusión, 98.-Cuadro del saneamiento de Santiago.- Bibliografía del saneamiento de Santiago 96 VIII.-SANEAMIENTO DE VALPARAISO § I.-Población de Valparaíso Introducción, 102.-Por que el saneamiento délos puertos se jene- raliza, 103.-Ñapóles, Tolon. Marsella, Buenos Aires, 103.-Po- * blacion, calles i plazas do Valparaíso, 105.-Su densidad i mor- talidad, 106.-Parte plana o baja de la población, 108.-Farte alta de los cerros; sus condiciones hijiénicas, 108.-Modificacio- nes que convendría hacer 102 § II.-Agua potable Mala calidad del agua potable de Valparaíso hasta 1880, 109.- Agua del Salto, 110.-Historia de la provisión de agua potable, 111.- Su estado actual i análisis, 119.-Cantidad de agua pota- ble que necesita Valparaíso, 122.-Proyecto para su provisión definitiva 109 § III.-Pliego i aseo Agua para el regadío de las huertas, jardines i calles, 125.-El agua de las represas es la conveniente. 126.-Empresas munici- pales para este objeto, 126.-Lavado de las calles i cauces, 126. -Pavimentación i barrido, 126,-Estraccion de las basuras.... 127 352 IV -Canalización i desagües Pájs. Infección del subsuelo de Valparaíso i necesidad de drenarlo, 128. -Cauces municipales o de las quebradas, 129.-Parte alta i parte baja de ellos, 129.-Cambio de niveles, 131.-Necesidad de una nueva nivelación de los cauces i de las calles, 132.-Po- licía de los cauces municipales, 132.-Remoción de los escrcta i sistemas empleados, 133.-Desagües de la Compañía Inglesa, 134. -Modificaciones que conviene introducir, 137.-Necesidad de canalizar a Valparaíso por un sistema .misto.-Bibliografía del saneamiento de Valparaíso-141 IX.-PERSONAL DE LA COMISION DEL SERVICIO SANITARIO DEL CÓLERA Trabajos del personal de la comisión, 119.-Trabajos de los médi- cos enviados a las provincias, 150.-Reglamento para el Servicio Sanitario del cólera 150 De la dirección del Servicio Sanitario 150 Del servicio a domicilio 151 Servicio de lazaretos 153 X.-BIBLIOGRAFIA DE LA IIIJIENE PÚBLICA I DEL SANEAMIENTO DE LAS CIUDADES I HABITACIONES Obras americanas 154 Id. inglesas 155 Id. francesas i varias 157 XI.-EPÍLOGO DE LA TRIMERA PARTE SEGUN DA PAUTE CONTABILIDAD.- INVERSION DE LOS FONDOS RECIBIDOS llesámcn de la Contabilidad I. -Fondos recibidos 1G1 II. -Inversión de los fondos recibidos 161 353 TERCERA PARTE PROVINCIA D E A T A O A M A Paja Departamento de Copiapó.-Ciudad de Copiapó.--Servicio médico 165 Puerto de Caldera.-Servicio médico 167 Departamento de Taltal.-Puerto de Taltal.-Servicio médico. . . . 167 Subdelegacion de Paposo -Puerto de Raposo 168 Departamento de Freiriiia.-Ciudad de Freiaina.-Servicio médico 168 PROVINCIA DE COQUIMBO Departamento de la Serena.-Ciudad de la Serena.-Servicio mé- dico 170 Departamento de Coquimbo.-Puerto de Coquimbo.-Servicio mé- dico 171 Departamento de Elqui.-Ciudad de Vicuña.-Servicio médico. .. 171 Departamento de Ovalle.-Ciudad de Ovalle.-Servicio médico.... 172 Departamento de Combarbalá*-Ciudad de Combarbalá.-Servicio médico 172 Departamento de Illapel -Ciudad de Illapcl.-Servicio médico. .. 173 PROVINCIA DE ACONCAGUA Departamanto de San Felipe.-Ciudad de San Felipe.-Servicio médico 174 Departamento de los Andes.- Ciudad de Santa Rosa de los Andes. -Servicio médico 175 Departamento de Putaendo.-Ciudad de San Antonio de Putaen- clo.-Servicio médico 17G Departamento de la Ligua.-Ciudad de la Ligua.-Servicio mé- dico 177 Departamento de Petorca*-Ciudad de Petorca.-Servicio médico.. 178 Subdelegacion de Tambo i Tahuinco.-Servicio médico 179 PBOVINCIA DE VALPARAISO Departamento de Valparaíso.-Puerto de Valparaíso.-Servicio médido 179 Estaciones Sanitarias 180 Instalación de los servicios médicos, durante la segunda epidemia. 181 354 Pajs. Apertura de las Estaciones Sanitarias 181 Clausura de los servicios médicos 182 Medicamentos i útiles 182 Condiciones hijiénicas de Valparaíso 122 Movimiento de la segunda epidemia del cólera en la ciudad de Valparaíso, desde el 16 de diciembre de 1887 al 10 de abril de 1888 195 Subdelegaron de Vina del Mar. -Pueblo de Viña del Mar.-Ser- vicio médico 198 Departamento de Cásablanca.-Ciudad de Casa blanca.- Servicio médico .• 198 Departamento de Limache.-Ciudad de Limache.-Servicio mé- dico .. 199 Departamento de Quillota. -Ciudad do Quillota.-Servicio mé- dico .' 200 Subdelegacion de la Calera.-Servicio médico 200 Id de Llai-Llai.-Id. id. 201 PROVINCIA DE SANTIAGO Departamento de Santiago.-Ciudad de Santiago 201 Servicio médico 202 Estaciones Sanitarias de Santiago 202 Lazaretos 204 Apertura i clausura do las Estaciones Sanitarias i lazaretos 204 Lazaretos 204 Condiciones hijiénicas de Santiago 204 Agua potable 207 Id. estagnada i lodazales 207 Basurales 208 Habitaciones 208 Licores 208 Primera epidemia 210 Estadística del departamento de Santiago en la primera epidemia. 211 Segunda epidemia o aparición del cólera en Santiago 212 Medicamentos de que estaba dotada cada Estación Sanitaria 213 Utiles 214 Movimiento de ia segunda epidemia del cólera en la ciudad de Santiago, desde el 20 de octubre de 1887 al 31 de marzo de 1888 221 Resúmen estadístico de la segunda epidemia del cólera en la ciu- dad de Santiago 225 Subdelegaron de Lampa.-Servicio médico 225 Departamento de la Victoria.-Ciudad de San Bernardo.-Servicio médico 225 Departamento de Melipilla.-Ciudad de Melipilla.-Servicio mé- dico ■ 226 Subdelegaciones de Abarca, Alhué, San Antonio i Santo Domingo. -Servicio médico 228 355 PROVINCIA DE O'HIGGINS Pájs. Departamento de Rancagua.-Ciudad de Rancagua.-Servicio mé- dico 228 Subdelegaciones de Machalí, Angostura, Doñigue, Codegua, San Francisco i Miranda.-Servicio médico 229 Departamento de Maipo.-Villa de Buin.-Servicio médico 230 PROVINCIA DE COLCIIAGUA Departamento de San Fernando.-Ciudad de San Fernando.-Ser- . vicio médico 230 Subdelegacion de Chimbarongo.-Servicio médico. . .' 232 Subdelegaron de Nancagua.-Servicio médico 232 Subdelegaciones de Cunaco i Palmilla.-Servicio médico 233 Subdelegaciones de Cáhuil i San Antonio del Petrel.-Servicio médico 233 Departamento de Caupolican.-Ciudad de Rengo. -- Servicio mé- dico 233 Subdelegaciones de Malloa, Pelequen, Chuchué i Tambo.-Servicio médico * 235 Subdelegaciones de San Vicente i Pencahue.-Servicio médico.... 235 PROVINCIA DE CURICÓ Departamento de Curicó.-Ciudad de Curicó.-Servicio médico. 236 Subdelegaron de Teño.-Servicio médico 237 Subdelegaron de Santa Cruz.-Servicio milico 237 Subdelegaciones de Chépica, Paredones i Auquinco.- Servicio médico 237 Departamento de Vichuquen.-Villa de Vichuquen.-Servicio mé- dico 238 Subdelegaciones de Nelquihue, Lolol i Paredones.-Servicio mé- dico 238 Subdelegaciones de la Huerta i la Laguna.-Servicio médico 238 PROVINCIA DE TALCA Departamento de Talca.-Ciudad de Talca.-Servicio médico 239 Estadística del cólera en la ciudad de Talca en 1887 241 Id. en 1888 . 242 Departamento de Lontué.-Ciudad de Molina.-Servicio médico. 245 Subdelegaron de Rio Claro i Peteroa.-Servicio médico 246 Departamento de Curepto.-Villa de Curepto.-Servicio médico.. 246 356 PROVINCIA DE LINARES Paja. Departamento de Linares.-Ciudad de Linares.-Servicio médico. 247 Subdelegacion de Longaví. - Servicio medico 218 Subdelegaoion de Yerbas Buenas.-Servicio módico 248 Subdelegacion de Mcsamávida,-Servicio médico 248 Departamento de Parral.-Ciudad de Parral. -Servicio médico.. . 249 Subdelegacion de la Rinconada de Parral.-Servicio médico 249 Subdelegacion de Parral, San José i San Nicolás.-Servició mé- dico... 249 Departamento de Loncomilla.-Ciudad de San Javier de Loncomi- 11a.-Servicio médico 249 PROVINCIA DE MAULE Departamento de Cauquenes.- Ciudad de Cauquenes.-Servicio médico 250 Departamento de Itata.-Ciudad de Quirihue.-Servicio medico... 251 Departamento de Constitución.-Puerto de Constitución.-Servi- cio médico 251 PROVINCIA DE NUBLE Departamento de Chillan.-Ciudad de Chillan.-Servicio módico. 252 Subdelegaciones de Tinto i Coihueco.-Servicio módico 253 Departamento de San Carlos.-Ciudad de San Cárlos.-Servicio médico 254 Departamento de Biilr.es.-Villa de Búlnes.-Servicio módico.... 254 Departamento de Yungai.-Villa de Yungai.-Servicio módico.. 255 PROVINCIA DE CONCEPCION Departamento de Concepción.-Ciudad de Concepción.-Servicio * médico 256 Subdelegacion de Penco.- Servicio médico 258 Subdelegacion de Hualqui.-Servicio médico 259 Departamento de Talcahuano. -Puerto de Talcahuano.-Servicio médico 259 Departamento de Coclcmu.-Puerto de Tomé.-Servicio médico. 260 Subdelegacion de Vegas de Itata.-Servicio médico 261 Departamento de Rere.-Ciudad de Yumbel.-Servicio médico. 261 Subdelegacion de Tucapel.-Servicio médico 262 Departamento do Puchacai.-Ciudad de Florida.-Servicio mé- dico 263 Departamento de Lautaro.-Puerto de Coronel.-Servicio médico. 263 Subdelegacion de Lota.-Servicio módico 26J 357 PROVINCIA DE BIO BIO Pájs. Departamento de Laja.-Ciudad de los Anjeles.-Servicio médico. 266 Subdelegaron de Santa Bárbara.-Servicio médico 267 Departamento de Mulchen.-Ciudad de Mulchen.-Servicio mé- dico 267 Departamento de Nacimiento.-Ciudad de Nacimiento.-Servicio médico 268 PROVINCIA DE ABAUCO Departamento de Arauco.-Ciudad de Arauco.-Servicio médico. 269 Aldea de Laraquete.-Servicio médico 269 Ciudad de Lebu.-Servicio médico 270 PROVINCIA DE MA1.LECO Departamento de Angol.-Ciudad de Angol.-Servicio médico. .. 270 Subdelegacion de los Sauces i lugarejo de Quilquen.-Servicio mé- dico 271 Departamento de Collipulli.-Ciudad de Coilipulli.-Servicio me- dico 271 Subdelegacion de Ercilla.-Servicio médico 272 Departamento de Traiguén. - Ciudad de Traiguén.-Servicio mé- dico 272 Subdelegaciones de Lumaco i de Puren.-Servicio médico 273 Subdelegaciones de Victoria, de Quillen i Quino.-Servicio mé- dico 273 PROVINCIA DE CAUTIN Depastamento de Temuco, 274.-Ciudad de Temuco.-Servicio médico 274 Departamento de Nueva Imperial.-Ciudad de Nueva Imperial.-■ Servicio médico 275 PROVINCIA DE VALDIVIA Departamento de Valdivia, 276.-Subdelegacion i ciudad de Tol- ten, 276.-Servicio médico 276 II.-íiesúmen Estadístico 276 Cuadro estadístico jeneral del cólera en Chile, 278 358 CUARTA PARTE HISTORIA DE LA MARCHA DEL CÓLERA EN CHILE, DESDE SU*PRINCIPIO EL 25 DE DICIEMBRE DE 1886 HASTA EL 15 DE MAYO DE 1888 1.-•■Introducción Pájs. Antecedentes históricos,, 285.-Primera i segunda epidemia del cólera por vía terrestre, 285.-Tercera i cuarta por vía maríti- ma, 287.-Cuarta epidemia o de 1883, 290.-Por qué pasó de la Meca, 291.-Conferencias Internacionales Sanitarias, 292.-Con- ferencia de Roma, 292.-El Consejo de Alejandría, 292.-El có- lera en el Mediterráneo, 292. -Tolon i Marsella, Jénova i Ñá- peles 294 285 II.-El cólera, en el Plata El cólera en Italia i en España de 1884 a 1886, 294.-El cólera pasa a la América del Sur a fines de 1885, 295.-Aparece en Buenos Aires el l.° de octubre de 1886, 295.-El Maiteo Bruzzo, 295.-El Washington, 297.-El Apolo i el Perseo, 299.-El 11 de noviembre se confirma la existencia del cólera en Buenos Aires, 300.-Cuarentenas de las provincias, 302.-La de Córdo- ba, 302.-La de San Luis, 302.-La de San Juan i Mendoza, 303.-Propagación del cólera en la República Arjentina, 307.. . 294 III.-Desarrollo i propagación del cólera en Chile El cólera pasa de Mendoza a Santa María el 25 de diciembre de 1886, 312.-Su propagación por el valle del rio Aconcagua a Valparaíso, 313. -Propagación por las hoyas del Mapocho i del Maipo, 314-Id. del Cachapoal i del Claro, 314-Pasa a Talca, Concepción i a la Frontera Araucana, 314.-Marcha del cólera durante el invierno de 1887, 315.-Recrudescencia en la prima- vera del mismo año, 315.-Desarrollo de la segunda epidemia en la primavera de 1888, 315.-Propagación del cólera a las provin- cias del norte, Coquimbo i Atacama, 315.-Inmunidad de Com- barbalá, Freirina i Vallenar, 316-Su terminación 312 IV.-Profilaxia i curación del cólera en Chile Primeras medidas filolácticas, 317.-Id. tomadas por las Munici- palidades, especialmense por la de Santiago, 319.,-Id. por el bienio.-Comisión de Hijiene Pública, 319.-Lei de Salubridad, 320.-Ordenanza Jencral de Salubridad, 320.-Junta Jeneral de Salubridad en Santiago, 320.-Juntas departamentales, 320.- 359 Pájs. -Clausura de los puertos chilenos a las procedencias infestadas, 322.-Clausura de los boquetes de la Cordillera, 323.-Cordones sanitarios en Aconcagua-i Valparaíso, 32-1.-Id. en Santiago i Talca, 327.-Su inutilidad, 328.-Duración del cólera en Acon- cagua, 329.-Medicamentos i desinfectantes recibidos por la Dirección del Servicio Sanitario del Ejército, 330.-Medicamen- tos pedidos a Lima, a Itio Janeiro i a Europa, 330.-Lei de la propagación i duración del cólera en esta epidemia, 330.-Base de su tratamiento, 330.-Mortandad i gastos ocasionados en Chile por el cólera, 332.-Conclusión, 335 317