NAL UBRARY OF MEDICINE N A T I O N A L U B R A R Y O F M E D I C I N E NATIONAl UIIUY OF MEDÍ CINE N,I0N, Jr V ijw jo Aavaan ivnoiivn jnijiíuw jo aiviiii ivnoiivn jnokmw jo Alivian ivnoiivn 3N)io; OF MEDICINE NATIONAL UBRARY OF MEDICINE NATIONAL 3 x '$5r®' - ^w^r II JO AIVIRII IVNOIIVN 3NI3I03W JO Al V IB II IVNOIIVN 3NI3I03W JO AIVIBU IVNOIIVN 3NI3I03M L UBRARY OF MEDICINE NATIONAL UBRARY OF MEDICINE NATIONAl UBRARY OF MEDICINE NATIONAl _/xx >v « >V ✓ ? V >\. = W ✓ ? x_ >v s y\ DKS0B1P0ION DE TODAS US ENFERMEDADES QUE PUEDEN PADECER LOS ÓRGANOS DE LA VISION TT PARTES ANEXAS: Obra útil para los que quieran dedicarse exclusivamente al arte del oculista. Adornada con láminas que imita- rán al natural todos los objetos ampíeos y patológi- cos que tengan relación con ella POR EL DR. D. JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ Y MORILLAS PROFESOR DE MEDICINA T CIRUGÍA, DEL CUERPO DE SANIDAD MILI- TAR DE LA ISLA DE CUBA, CIRUJANO-MEDICO OCULISTA POR S. M- DEL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA, CATEDRÁTICO SUPERNU- MERARIO DE MEDICINA Y DISECTOR ANATÓMICO DE LA REAL UNI- VERSIDAD LITERARIA DE LA MISMA, SOCIO CORRESPONSAL DE LA ACADEMIA MEDICO QUIRÚRGICA DE CÁDIZ Y DE OTRAS CIENTÍFICAS Y LITERARIAS &e. A medida que serán agrandando las cien cías se hace mucho mas preciso el ir perfee- , eionando los métodos: y si esto es cierto res. pecto de todas en genera!, lo es con mucha mas razón respecto1 á las de observación. Cubanis Hist. de la Med. TOMO SEGUNDO. iMBftlM. imprenta de M. SoleT y Gelada, calle de la Muralla número 82, 1850, ww ¡ífÓ Esta obra es propiedad del autor: nadie podrá reimprimirla sm consentimiento» ---.*>> ' IIHIOFUOGICI. Consideraciones generales sobre las Flegmacias crónicas, y alteraciones orgánicas de los ojos co- mo resultado de las oftalmías agudas. Abandonado el estudio de estos padecimientos de todos los oftal- mografos, nos presentamos á describirlos, no con el carácter de un es- critor sublime sino con aquel que nos es natural, dirigidos mas al bien que podamos hacer á la humanidad y á la ciencia que no á la que nos pueda proporcionar el placer de haber sido el primero que traspasando los límites establecidos sobre este particular pueda lle- var mas allá el estudio de unas enfermedades que bajo el aspecto crónico con que las vamos á considerar, se harán dignas de nuestros débiles razonamientos, que son nacidos del grande interés que nos anima en los adelantos de este ramo importante de la medicina. Quisiéramos que al emprender este trabajo tubiésemos la suerte de acertar en la elección de los medios con que contamos, para llevar á cabo nuestro propósito en el estudio práctico de las inflama- ciones crónicas de los ojos, así como de sus alteraciones orgánicas que las mas veces unas y otras dejan tras sí huellas indelebles, ya en el conjunto de la extructura del órgano, ya también en alguno de 4 sus medios trasparentes cuyas opacidades impidiendo sus respecti- va* funciones, concluyen siempre por la abolición de este sentido tan necesario para la vida de relación. Al concluir el proyecto de ocuparnos sobre esta materia, tuvimos presente que lá Medicina y sus ramos, se ha enriquecido y aun se enriquece con los multiplicados hechos, y que nuestros esfuerzos en esta parte, debería suministrarla otros mas que abriendo nuevo cam- po á las observaciones oftalmológicas fuesen capaces de ser rectifi- cados por todos los que posteriormente se interesasen en los adelantos de este ramo de la ciencia. lias numerosas observaciones que he- mos recogido en los muchos enfermos que asistimos diariamente se- rán otras tantas antorchas cuyos útiles reflejos irán á iluminar cuan- do no la oscuridad en que ha estado el estudio de estas afecciones, harán al menos que los mejores talentos de la ciencia se aficionen á meditar sobre estas enfermedades confundidas hasta nuestros dias en medio de las inflamaciones agudas, sin haberse hecho caso sino del nombre genérico de (crónicas) aplicado indistinta é inoportuna- mente muy superficial y de paso, sin haberse descrito como merecie- ra ninguno de los padecimientos que pueden mencionarse con aquel epíteto. Creemos por lo tanto estériles los hechos que sobre esta materia se encuentran en todos los tratados de oftalmología á lo me- nos los qué han llegado á nuestras manos, sin haber podido por este motivo ilustrarnos en nada acerca de este asunto; por lo que tuvimos necesidad de entregarnos á prolijas investigaciones para deducir consecuencias sqbre los hechos observados, para poder después reu- nirlos y formar un cuerpo de doctrina capaz de que fuese meditados y aplicados á los casos convenientes. No obstante estas averiguaciones hechas con todo aquel despren- dimiento de los sistemas generales que pudiéramos adoptar en cuan- to á nuestras creencias médicas, hubiéramos querido antes de em- prender este estudio haber sido ilustrado por hombres de mas erudi- ción que la nuestra, lo que nos hubiera abierto un campo ameno, en donde pudiésemos escoger las ideas que hubieran estado en armonía con los hechos que nos presentarán las diferentes circunstancias pato- lógicas. ¡Qué dereflecsiones asaltaron nuestra imaginaciou, bastante cada una á hacernos estraviar en el campo de las conjeturas sobre el conocimiento de las causas, y la naturaleza de las 'enfermedades, cu- yos efectos crónicos observamos! ¿Cómo pudiéramos fiar en la ecsacti- tud de nuestras deducciones tan necesarias para la reunión de los ca racteresde unos padecimientos que en cada individuóse desfigura de una manera fácil á ser confundidos con otros muy análogos? Fué pues necesario el que buscásemos consecuencias sin olvidar las re" glas generales de donde partimos siempre para establecer teorías que puedan acercarse á la verdad patológica. Estos obstáculos no han dejado de detenernos mas de una vez, cuando hemos pensado 5 que las flegmacias crónicas de los ojos, necesitaban aun mas obser- vaciones que las que hemos recogido para poder llenar nuestros de- seos, ios que nunca satisfechos, nos hemos visto en la necesidad de que dándoles mas estencion á nuestras ideas puedamos recurrir á loa hechos mas manifiestos con los que la naturaleza muda se insinúa algunas veces para aclararnos dudas de tanta importancia como de interés propio para la ciencia médica y para sus profesores. Hemos deseado siempre partiendo de estas premisas, profundizar mas el ecsámen y estudio de estos padecimientos, tanto mas insidio- sos, cuanto que por lo regular inspiran pocos temores á los que los padecen, aunque se hallen próximos á la ceguedad, y contra los que las mas veces no tenemos hoy con que combatir, á pesar de nuestros esfuerzos en proporcionar no solamente las medicaciones conocidas, sino también las que hemos creado con este importante objeto. Aun- que creímos imposible el adquirir sobre esta materia icjeas generales y satisfactorias, y á pesar de nuestra continuada observación y estu^ dio, siempre tuvimos que individualizar estas enfermedades para poder conocer bien sus estadios y las terminaciones que con mas fre- cuencia presentan cada una según la naturaleza que las caracteriza, después que pasando del estado inflamatorio hanliegado al cronicis- mo, produciendo alteraciones orgánicas, asi como cuando lo hacen sin haber pasado antes aquellos límites, apareciendo con un aspecto sub-inflamatorio, al que se le sigue el conjunto de síntomas que'.han de colocar la afección ocular entre las crónicas. Hemos seguido con la mayor constancia los resultados de las inflamaciones agudas de los ojos llamadas oftalmías con los variados nombres que las caracterizan» asi como hemos también individualizado cada una de ellas, hasta que llegamos á conocer que cada una presentaba resultados diferen- tes ya pasando al cronicismo, ó ya también al terminar el estado a- gudo: asi vemos que la oftalmía catarral simple aunque tome los ca- racteres de la cronicidad nunca produce desordenes de estructura como las otras, que las mas de las ocaciones dejan las huellas de su ecsistencia aunque el método curativo huya sido el mas convenien- teá su naturaleza. La Reumática, Sifilítica, Escrofulosa y Artrítica por el contrarío dejan siempre ya en uno ya en los dos ojos señales indelebles, tanto al terminar los periodos agudos cuanto en la persis- tencia de la inflamación crónica localizada en los tejidos afectos; pues si bien las inflamaciones agudas oftálmicas, corriendo sus perio- dos con mas ó menos rapidez, pueden alterar la estructura de algu- na de las partes constitutivas del ojo produciendo la ceguedad, las crónicas del mismo modo aunque á la larga, determinau las mismas consecuencias y resultados, El estudio pues de la oftalmía crónica principia en nuestra clí- nica militar, sin que hayamos podido recoger dato alguno sobre este particular en ninguno de los autores de oftalmología, de modo qu-¿ 6 iodo lo que espongamos en nuestros discursos, lo hemos observado sin haber dado entrada á estos reconocimientos, sin estar antes per- suadidos que ellos no nos inducían á ninguna clase de error de sen- tido ni de observación. Cuatro años ha que nos ocupamos de este asunto, siguiendo con la mas prolija atención todos los padecimien- tos crónicos de los ojos, asi como los resultados orgánicosde los agu- dos, pareciendonos ya tiempo de publicar estos trabajos que creemos suficientes para que puedan servir á trazar la historia de cada una de es- tas enfermedades tan descuidadas por nuestros predecesores, como tan frecuentes en la práctica. La multiplicidad de los hechos obser- vados serán los que nos hayan autorizado á reunirlos bajo un punto de vista, asi como á distinguirlos para poder después deducir conse- cuencias ecsactas sobre estos padecimientos los que exigían cuanto an- tes haber llamado hacia ellas todas las consideraciones de los hom- bres dedicados á este ramo de la ciencia: nuestros esfuerzos quizas abrirán un ameno campo cuyos frutos servirán á nosotros mismos, y á los que con mas suficiencia que la nuestra puedan después conti- nuando este estudio esplanar mas las ideas que emitimos sobre este particular quedándonos la satisfacción de no haber ecsagerado nuestras observaciones, sino que por el contrario con el carácter que nos es propio, las espondremos de una manera tal que puedan ser en- tendidas de los que las mediten, para aplicarlas á los casos práticos que puedan presentárseles. La mayor parte de los enfermos oftálmi- cos pierden sus ojos á consecuencia de inflamaciones repetidas, cu- yos resultados son los efectos de alteraciones en su estructura, ya de las partes opacas, ya también de las trasparentes, quedándonos á la verdad comtemplando la ruina de este admirable microscopio orgá- nico, cuya desorganización bien pudo evitarse si se hubiesen estu- diado bajo las faces crónicas el trabajo patológico que debió preceder á tal ó cual alteración de los tegidos constitutivos de estos órganos encargados de la función visual: bajo este concepto principiaremos nuestros trabajos estudiando lo que sea Inflamación crónica asi como sus modificaciones en los diferentes tegidos del ojo, y su influencia sobre los actos visuales de los individuos afectos. El ojo como hemos espuesto ya en otro lugar se halla compuesto de los tegidos fibrosos, serosos, nerviosos y mucosos, pudiendocadaun retener en si la acción vital y orgánica que debe constituir la inflama- ción crónica. Para que se verifique este fenómeno es indispensable considerarla en los vasos capilares de laparte en donde se ha localizado aquella modificación vital; los que inyectados y distentidos de mil- paneras producen los desordenes que á continuación estudiaremos. 7 Inflamación crónica considerada en los tegidos del ojo. Los fenómenos que caracterizan toda inflamación se pueden re- ducir al aumento y calor de la parte á la rubicundez y al dolor: estos fenómenos no se encuentran siempre reunidos en las inflamacionesde los ojos, pues cada uno de ellos es esclusivo de alguna de las partes que lo componen. Asi es que el aumento de volumen y el calor lo hallaremos mas pronunciados en las inflamaciones celulares de los párpados; el dolor en las de los tegidos fibrosos y nerviosos como en Ja Esclerotitis é Iritis, la rubicundez es la mas constante de todos, pues siempre la veremos inseparable desde la simple ecsitacion de las conjuntivas hasta el grado mas completo de su inflamación. Es- ta modificación vital y orgánica que ha desenvuelto caracteres tan de- marcados tienen su asiento en los vasos mínimos capilares déla con- juntiva y Esclerótica, dependiendo su inyección sanguínea del au- mento de la acción orgánica á consecuencia de alguna estimulación primitiva ó sintomática. Al desarrollo de las capilares de las conjun- tivas y Escleróticas á consecueiade su inyección sanguínea, y tam- bién á su estancación por aumento del diámetro que adquieran, asi como la estravasacion inter celular conjuntival, se le deberán referir todos los fenómenos que caracterizan las oftalmias erónicas. Los capilares sanguíneos que concurren con el tegido celular á la forma- ción de las conjuntivas asi como los que penetran por la Esclerótica á la Coroides é Iris, después de haber estado distendidos por el aflu- 30 de líquidos que hubo mientras la inflamación aguda, cuando no ha sido fácil la resolución, quedan estancada la sangre de una manera tal en estos vasillos que muy difícilmente vuelve á la general de la circulación, ecsistiendo por este motivo y continuando entonces los efectos de la inflamación crónica con todos los fenómenos que acom- pañaron á la aguda, aunque no con aquella intensidad de acción. La inflamación crónica de los vasos capilares sanguíneos de los ojos á la vez que la detención de los líquidos en ellos produce alteracio- nes que pueden ser llevadas desde la producción de tegidos anorma- les hasta la desorganización de algunos de los tegidos constitutivos de estos órganos. Su persistencia provoca en las partes del órgano mas necesarias á las funciones visuales, eesudaciones de linfa plásti- ca interlaminares que transformando los medios físicos destruyen la diafanidad compatible con su egercicío: su permanencia determina también sobre las conjuntivas escreciones mucosas y puriformes, ve- getaciones y endurecimientos que obran mas ó menos sobre el con- junto de la organización del ojo, ya por las incomodidades que deter- minan ó ya también por los desórdenes que son consiguientes á esta claae de padecimientos. o Aunque en la Patología general que hemos precedentemente es- tudiado no asignamos periodos regulares á las afecciones oftálmicas propiamente dichas, aqui sin embargo deberemos advertir que con- sideramos como crónica toda inflamación de los ojos, cualquiera que sea su naturaleza, causas y origen cuando su ecsistencia se prolon- gue mas allá de treinta y cinco á cuarenta, siendo combatida cietifi- camente con las medicaciones adecuadas á su caráter ya sea especí- fica, ya idiopática, ú no específica. Los resultados y consecuencias de estas flegmacias serán todos los desordenes de alteración en los tegidos del ojo que sean incompatibles con el egercicio funcional de estos órganos* Infamación crónica de la conjuntiva ocular y Palpebral. Nostras.—Conjuntivitis cónica ocular, cuando se limita la in- flamación á la conjuntiva del globo: y Blefaritis cuando á la de los parpados: si el padecimiento es simultáneo lo nombraremos Ble/aro— Conjuntivitis crónica. Tan luego como la oftalmía catarral simple ú idiopática se loca- liza en las conjentivas recorriendo muchos dias con todos los sínto- mas que le hemos asignado al hablar de ella hasta llegar á los cuaren- ta dias que la constituye en el estado de cronicismo, se manifiesta en los ojos una disminución de todos los síntomas agudos estable- ciéndose los mismos con el carácter sub-agudos, cuya permanencia canza á. los enfermos y álos Profesores que los asisten- Afortunada- mente esta oftalmía en estado de simplicidad como aquí la conside- ramos, no produce alteraciones en la cornea trasparente á pesar de su persistencia en el ojo, y si lo hace las mas veces en las conjunti- vas palpebrales y oculares hipertrofiando las criptas mucosas de su organización dando lugar á lo que los Autores han llamado Granu- laciones y Aphtas las que después de establecidas provocan el desarroyo de los vasos conjuntivales del ojo, que entretienen mas y mas la enfermedad, hasta hacerse superior álos recursos conocidos. Las granulaciones que se desembuelven por la persistencia de la ir- ritación crónica simple de la mucosa palpebral, pueden desarrollarse mas ó menos variando de aspecto en cuanto á su natuleza y sitio, puesto que unas veces se encuentran aglomeradas á manera de pe- queñas vesículas, y otras estendidas en toda la superficie instra pal- pebral adquiriendo cada una el carácter fungoso, pudiendo en algu- nas circunstancias principiar por ellas las vegetaciones y escrecen- cias que hemos ya considerado. Esta clase de granulación que se desembuelben en el curso de la oftalmía catarral simple y crónica ia liemos observado tanto en el parpado superior, cuanto en, el in- 9 ferior, lasque se estacionan generalmente sin aumentar de volumen, pero que pueden producir por el frote sobre la parte media déla cornea trsparente el engrosamiento de la conjuntival corneal ó el Pannus inferior. En la conjuntiva ocular asi como la palpebral en la oftalmía que nos ocupa se desarrollan unas pequeñas pústulas blanquecinas que muy pronto se ulceran, que hace aparecer toda su superficie como sembrada de puntos blancos: de este síntoma han hecho los Autores una nueva oftalmía nombrándola Aphtosa cuando son consecuencias déla permanencia de la inflamación sobre esta membrana mucosa que la ha ulcera Jo en los puntos en donde se manifiestan: siendo estas ulceraciones esclusivas de la conjuntiva ocular, asi como las granulaciones lo son de la palpebral. Los resultados y consecuencias que asignamos la á oftalmía ca- tarral simple y crónica son: 1? Pústulas Aphtoides en las conjuntivas oculares: 2? Granulaciones diseminadas ó en grupos en la de los par- pados: 3? Pannus inferior y superior en algunos casos. Síntomos físicos ¡/fisiológicos:—Tumefacción limitada de la con- juntiva ocular en su circunferencia, apareciendo de un color rosado amarillento: desarrollo de los vasos conjuntivales, que se dirijen des- de la circunferencia al centro: secresion de mucosidades trasparentes las que son aumentadas en los tiempos húmedos y calorosos, picazón con sensación de granos de arenas hacia el ángulo externo del ojo. El enfermo puede soportarla luz en todas circunstancias. Pústulas blancuscas del tamaño de una cabeza de alfiler en toda la superficie conjuntival (Aphtoides) Granitos diseminados ó vejiguillas en grupos en la superficie palpebral (Gr anidaciones) Engrosamientos de las con- juntivas corneal superior ó inferior {Pcnnus superior ó inferior no- vascular. Las causas de esta oftalmía crónica son todas las que hemos asig nado á la catarral propiamente dicha, con la diferencia de que en ella debe existir una causa desconocida que la sostiene y que no hemos po- dido indagarla apesar de nuestros esfuerzos en conseguirlo: pero nos inclinamos á creer queel frote continuo para apaciguar la picazonque esperimenían los enfermos en los ojos, es una de las que podrá entre- tenerla, asi como la permanencia en los lugares en donde los enfer- mos la hayan contraído. Terminación.—La marcha tardía de esta oftalmia hace que su ter- minación se haga con una lentitud que hace desesperar al mas acos- tumbrado á observarla, pues necesita de meses para poder triunfar de ella: desapareciendo en este caso gradualmente los síntomas hasta que se completa la curación: no siendo nunca funesta para los enfermos, pues jamas hemos visto produzca desordenes que puedan comprome- ter Jas funciones de la visión, sino solamente las incomodidades que son consiguientes á los síntomas subjetivos. 2 10 Blepharitis idiopática crónica. La oftalmía catarral cronicaque hemos precedentemente estudia- tío localizada en la conjuntiva ocular con todos los caracteres que les son propios, puede existir limitada á ella, y también pasar á la con- juntiva Palpebral desarroyandose lo que ya hemos llamado Granula- ciones y considerado como uno de los resultados deestaoftalmia. Nos ocuparemos ahora de la Blepharitis crónica propiamente dicha limita- da tan solamente á la conjuntiva Palpebral y á sus bordes libres sin complicación de la ocular. Esta inflamación crónica puede presentar- se bajo dos formas que es necesario distinguir para su tratamiento. 1? Blepharitis Congestiona!— Síntomas.—'Tumefacción de la con- juntiva palpebral con aumento de su espesor la que afecta un color cinabrio: los bordes libres de los párpados están como engrosados y desiguales: las glándulas de Melhibomius secretan una mucosidad es- pesa amarilla que adhieren las pestañas entre sí, cayéndose las mas veces, ó variando de dirección. Cuando la congestión y tumefacción de las conjuntivas Palpebrales llega á desenvolver su engrosamiento por la persistencia de la inflamación ó por algún tratamiento poco con- veniente, se reambersa el párpado inferior produciéndose el Ectro- pium: si este engrosamiento ocupase el superior por el peso que oca- siona, se prolonga sobre el globo del ojo, al que la voluntad-no puede entonces suspender, simulando la Parálisis del músculo elevador: si en el engrosamiento ha habido desarroyo de los folículos mu- cosos de la conjuntiva Palpebral superior, el frote ocasionado sobre la cornea podrá determinar asi como en el inferior el Pannus supe- rior no vascular Lám: 21* 2* Blepharitis ulcerosa.—Después que la inflamación crónica de las conjuntivas Palpebrales ha prolongado sus dias persistiendo en el espesor de su organización, ya en el estado de congestión ya también en el de tumefacción, llega por último á ulcerarse estas membranas en algunos de los puntos de su superficie, tomando la afección un ca- rácter de gravedad que antes no tenia: asi es que á este estado pue- den sobrevenir fungosidades en todas las ulceraciones que compro- meten la ecsistencia del ojo si prontamente no se destruyen con las medicaciones que prescribiremos en la terapéutica. Esta Blepharitis del mismo modo que la anterior cuando se localiza en el párpado in- ferior puede producir el Ectropium. Terminación.—La Blepharitis crónica congestional y la ulcero- sa como su consecuencia son de tanta lentitud en su curso, que pa- san meses y años, sin poder adelantar nada en su curación: los en- fermos desesperan de ellas apesar de las mas oportunas medicaciones 11 hasta que por último desaparecen sin saberse á cual de ellas se le de- berá los efectos curativos que se observan: ó bien estacionándose du- ra toda la vida el padecimiento. Las causas de la Blepharitis crónicas son la terminación de las agudas, asi como las oftalmías Herpeticas localizadas en las conjun- tivas palpebrales. Sus resultados son PEngrosamientos y ulceraciones délas con- juntivas palpebrales 2? vegetaciones fungosas, Granulaciones Entro- pium Ectropium, y degeneracioues de la conjuntiva corneal. Cuando esta afección crónica palpebral coincide con la ocular, los síntomas que se observan se hacen comunes á los dos padecimien- tos tomando entonces el nombre de Blepharo conjuntivitis catarral crónica. Ectropiun ó reanvet'Sarniento del párpado hacia fuera Lám 21 * Conoceremos con este nombre el rcanversamiento hacia fuera de las conjuntivas Palpebrales inferiores ya de uno ya de los dos párpa- dos: por lo que admitiremos en cuanto á las causas que lo provocan cuatro variedades 1* Ectropium retráctil el que es producido por la cicatriz de alguna solución de continuidad de la piel del párpado, el que contraído reambersa hacia fuera su membrana interna. 2? Ectro- pium Tarsiano el que es producido por las Blepharitis tarsianas y en- grosamientos de la conjuntiva palpebral de cualquier naturaleza á, que pertenezcan. 3? Ectropium Ocular el que lo es en consecuencia de la salidad del globo del ojo fuera de sus límites orbitarios, por las causas que mencionamos al hablar de la Exophtalmia 4* Ectropium Paralitico ú Asténico: este reanversamiento del párpado es debido, á la falta de acción del músculo orbicular de los párpados. En todas estas variedades del Ectropium puede la conjuntiva palpebral degenerar por hallarse espuesta al contacto del aire y á la acción de las causas esteriores, tomando el aspecto y caracteres ya fungosos, ya sarcomatosos ó ya también granulosos con endureci- miento y engrosamiento de la membrana mucosa, por lo que ecsige cuanto antes emplear los medios conocidos para volver el párpado k su estado natural pues de lo contrario seria esponer el enfermo para su curación á la pérdida de este velo movible destinado por la natu- raleza á cubrir y humedecer los órganos visuales. 12 Granulaciones de las conjuntivas Lám. 21 ••? Deberemos considerar estas granulaciones como uno de los re- sultados de las oftalmías y Blefaritis catarrales desenvueltas en con- secuencia de la larga permanencia de la irritación en las pupilas mu- cosas de las conjuntivas palpebrales, las que aumentando de grosor se hipertrofian al estremo de tomar el tamaño de un grano de mosta- za; dando su reunión á la superficie palpebral muchas veces el aspec- to de una leviza. Se observan con mas frecuencia en el párpado su- perior, apesar de encontrarse también en el inferior, siendo ellas es- clusivas á las oftalmías catarrales simples y á las especificas: su naturaleza varían en cada individuo, asi las vemos aparecer unas veces, á manera de vejiguillas semi trasparentes, otras como eleva- ciones fungosas mas ó menos encendidas como los botones carnosos de las ulceras, con las que mejor pueden compararse; su posición no siempre es la misma pues se sitúan ya en grupos, ó ya diseminadas. Las que se aglomeran de este modo pueden ulcerarse dando lugar k la producción de alguna vejetacion Moriforme. Uno denlos efectos patológicos que deberemos llamar mas la atención en las granulacio- nes, son los efectos que ocasiona sobre la superficie corneal: el frote de estas pequeñas elevaciones de los párpados cuya continuación de- termina la vascularidad ó engrosamiento de la conjuntiva corneal, media superior ó media inferior, según sea la superficie del párpado que las contenga: de modo que esta membrana irritada por el frote que le ocasionan pierde su brillantez y trasparencia presentando al que la ecsaniina un aspecto nebuloso de color cenizoso ú encendido según haya sido la clase de degeneración que ha esperimentado en fuerza del mismo rosamiento. No deberemos confundir estos resultados de las granulaciones sobre la cornea con las que determina su inflamación en las keratitia vasculares, puesto que en este padecimiento hay desarrollo de vasos sobre la superficie esterior de la cornea á manera de una red, sin al- teración de su trasparencia, lo que no sucede en el otro caso en que hay opacidad de la conjuntiva que la cubre, y en muchos casos aun de la primera capa de las tres que hemos admitido como componen- tes de esta primer lente del ojo. La presencia de las granulaciones entretienen la cronicidad de la oftalmía catarral, asi como á la per- sistenciade esta se le debe el desarrollo de aquellas. 13 Pannus superior é inferior Lám. 21 e. Aunque el Pannus ha sido confundido'por los oftalmografos con las keratitis vasculares, nosotros sin embargo, dispuestos á evitar toda confusión de lenguage y de ideas en lo relativo á nuestro pro- posito, le daremos á esta afección el lugar que le corresponda en la patología del ojo para que conocida mejor pueda evitarse la confu- sión siendo este el mejor medio del diagnostico de uno y otro pade- cimiento. El Pannus, tal como lo concebimos en su rigurosa espre- sion no debe ser otra cosa que la degeneración de la conjuntiva cor- neal á consecuencia de la estimulación provocada en ella por el fro- te mecánico de las granulaciones palpebrales. Esta degeneración no puede verificarse sin que se desenvuelva en el espacio que com- prenda en la cornea la irritación, la que sostenida por la misma cau- sa hace degenerar esta membrana, condensándola y aun endurecién- dola al término de producir en la parte una opacidad que ecsede de la superficie corneal, hacia donde se dirijen algunos vasillos conjun- tivales que pueden servir para sostenerla y nutrirla. La opacidad cuyo color gris es siempre esclusivo del verdadero Pannus, puede limitarse á la conjuntiva corneal y también alterar la trasparencia de la primera capa de la cornea correspondiente, la que sufre tam- bién en este caso una degeneración plástica que la hace aumentar de grosor, apareciendo la parte entonces de mucha mas elevación y constituyendo este estado lo que los autores han llamado Pannus membranoso: esta degeneración de la conjuntiva y de la primera lá- mina de la cornea que le acompaña, puede transformarse en una ve- getación vascular constituyendo también otra variedad del mismo pa- decimiento llamado Pannus carnoso. Esta degeneración conjunti- vo-corneal afecta solamente una de las dos mitades del disco cor- neo y nunca en su totalidad, pudiendo atacar uno, ó lo dos ojos á la vez. Entropium ó reamverSarniento de los bordes palpebrales hacia dentro, Lám. 21 *5 Las oftalmias catarrales y la Blefaritis crónicas prolongadas k un tiempo indefinido, son susceptibles de atrofiar y adelgazar las conjuntivas de los párpados, quedando la piel en un estado de va- cuidad y relajación, que hace que se reanversen hacia dentro los bor- des palpebrales constituyendo asi la enfermedad llamada Entropium. 14 Esta mala posición de los párpados hace que las pestañas se dirijan hacia dentro estableciéndose la (Irichiasis) que por la irritación que produce sobre el globo del ojo, entretiene la oftalmía, dando lugar & desórdenes orgánicos sobre la cornea trasparente entre los que el mas frecuente es la keratitis vascular y sus consecuencias. Esta afección Palpebral presenta variedades en cuanto á las causas que la determinan y asi admitiremos un Entropium como re- sultado de la oftalmía catarral crónica: otro á consecuencia de la re- tracción de la conjuntiva palpebral como efecto de alguna ulceración ó quemadura de esta parte, que contraída reanversa hacia dentro el borde palpebral: otro producido por el espasmo del músculo orbicu- lar en los Blefaro-espasmos escrofulosos, de tanta mas gravedad pa- ra la cornea trasparente cuanto que la desviación de las pestañas ha- cia dentro, es una nueva causa para entretener el Entropium y la of- talmía consecutiva, asi como las alteraciones de estructura que se desenvuelven en su consecuencia: y otro del mismo modo provocado por tumores desarrollados en la base de los párpados que hacen inver- tir sus estremidades libres hacia dentro. El Entropium se observa mas comunmente en el párpado infe- rior, pudiendo alguna vez desarrollarse en el superior, y siempre re- conociendo por causa alguna de las que hemos ya emitido: sus sínto- mas son los mismos en iguales circunstancias asi que notaremos en ellos, todos los que son comunes ya á la oftalmía productora, ya tam- bién k la causa mecánica que haya podido determinarlo. Para cono- cerlo basta la observación de ver el borde libre de alguno de los pár- pados reanversados hacia dentro y puestos en contacto inmediato con el globo del ojo. Su terminación es esclusiva á su naturaleza la que consideraremos dependiente de las causas que han podido pro* ducirlo y estacionarlo. Oftalmia reumatismo! 6 Esclerotitis crónica. Tan luego como esta oftalmia con todos los caracteres que le he- mos ya considerado, pasa del estado agudo al crónico, disminuyen los síntomas de intensidad asi como la irritación que le acompaña, apareciendo tan solamente los ojos encendidos y lagrimosos con inyección sanguínea de los vasos esclerotideos, no pudiendo aun los enfermos soportar la claridad.- en este estado permanecen, has- ta que un fuerte golpe de luz, ó algún refriamiento repentino de- termina de nuevo la inflamación de los tejidos fibrosos de los ojos, desembolviéndose la oftalmia otra vez con todos sus síntomas, pero 15 nunca con la intensidad del estado agudo. Las repeticiones de esta inflamación oftálmica cuando llega este caso son tan frecuentes co- mo fáciles las mejorías: su duración es tan larga que pasan meses y aun años sufriendo los enfermos los síntomas que le son mas comu- nes, apesar de los mejores tratamientos hasta que por último las exu- daciones plásticas de la Pupila en consecuencia de la Iritis concomi- tante y los reblandamientos de las corneas provocan desórdenes or- gánicos en ella qne impiden mas ó menos la visión. La Keratitis vascular es muy frecuente encontrarla en la cronicidad de esta oftal- mia; asi como la Procidencia déla membrana del humor aquoso y del Iris, á consecuencia de algún punto de la cornea que se haya reblan- decido. Apesar de que la oftalmía crónica reumatismal ú Esclerotitis cró- nica es esclusivaá los individuos que se encuentren bajo la influencia morbosa de la gota y Reumatismo crónico, pueden sin embargo pade- cerla también, los que no se encuentren con esta disposición: cuya di- ferencia deberemos hacer para el tratamiento. La oftalmia crónica que nos ocupa cuando está sostenida por aquella influencia ataca re- gularmente los dos ojos á la vez, no sucediendo así cuando es pro- vocada por alguna de las causas que generalmente hemos admitido al hablar de la misma en el estado agudo, pues entonces un solo ojo es el que se afecta; sin que hay amos observado nunca en el, los desór- denes que son consiguientes al primer caso. La Esclerotitis é Iritis Reumatismal crónica es mucho mas fácil encontrarla en los adultos, que en los ancianos y niños, y aunque sus síntomas son idénticos á los que hemos ya emitido, hay otros sin embargo que se pronuncian mas en el estado crónico que en el agudo, debidos seguramente á la persistencia de la acción vital aumentada en los tejidos fibrosos y Albugíneos del ojo. No hemos observado nunca síntomas generales en este padecimiento. Síntomas Fisiológicos.— Photofobia mas ó menos intensa según el grado de irritación de la Esclerótica. Dolores circumorbitarios los que en ciertas circunstancias afectan el carácter Neurálgico apare- ciendo por las noches y desapareciendo por las mañanas. El ojo ú ojos están lagrimosos, estando este síntoma en relación con la mayor ó menor dificultad de ver la luz. La visión se halla tan perturbada que los enfermos cuando pueden percibir los objetos los ven sumergi- dos en una neblina ligera. Síntomas tísicos."-Inyección de color rosa subido de la conjun- tiva. Una reunión de vasillos radiados de color rojo azarcón circun- da la cornea trasparente los que tienen su origen en la gran circunfe- rencia de la Esclerótica: aunque la inyección de la conjuntiva sea mas ó menos pronunciada no impide ver la zona vascular que rodea el ligamento ciliar, asi como la inyección de los vasos Esclerotideos 16 que permanecen fijos aunque se muevan los de la conjuntiva. Si el Iris ha tomado parte en la inflamación crónica Esclerotidea, se estre- cha poniéndose inmóvil la pupila, macsime sise han producido las exudaciones plasticas'que la adhieren á la capsula anterior del crista- lino. Nos será pues muy importante el estudio de Ja Iritis Reumatis- mal crónica por ser en las mas de las ocasiones el lugar en donde se localiza con mas frecuencia el elemento Reumático. Iritis Reumatismal crónica. La inflamación crónica del Iris puede hacerse estacionaria des- pués de pasados los síntomas agudos de la Escleiotitis que la ha pro- vocado constituyendo asi el padecimiento que nos ocupa, ella es sus- ceptible de algunas variedades, las que habiendo sido observadas, en nuestra clínica las enumeraremos. 1* Variedad esta es la forma mas común que afecta la Iritis reumatismal crónica que llamaremos sub- aguda: sus síntomas serán todos los que acompañan á la aguda aun- que con el mismo carácter- siendo su duración tanta que eesede siempre del tiempo mas largo con que pudiéramos determinar su curso; su terminación la hace por Miosis ú estrechez del diá- metro pupilar, y la ceguedad como su consecuencia. 2* Variedad ella es consecutiva á la oftalmia Reumatismal propiamente dicha, y ala Reumatismo sifilítica: sus síntomas difieren de la anterior forma en el color oscuro que adquiere la membrana del humor acuoso, y en las exudaciones plásticas que se producen ya sobre la superficie an- terior del Iris, ya también en el limbo pupilar: las primeras trans- forman el color natural del Iris, asi conv> las segundas obliteran la pupila impidiendo la visión con adherencias á la capsula del crista- lino, dejando después falsas cataratas asi como estrechesesjwpilares difíciles de curación médica á quirúrgica. La tercera variedad constituye lo que han llamado los autores Ubeitis, siempre consecu- tiva á las Iritis Reumatismales: entre sus síntomas á mas de los que asignamos á las dos formas establecidas, se presenta la pupila oval, con manchas del pigmentum nigrun déla coroides sóbrela capsula anterior del cristalino constituyendo asi una críarata capsu- lar que lleva el nombre de Trebicular siendo en este -.so también nula la visión por impedirlo la exudación pigmentosa deposita- da sobre la superficie anterior del cristalino, en vrtud del traba- jo patológico desarrollado y sostenido en el tejido fibro-erectil de es- te modificador de la luz, á quien hemos llamado ya primer diafrag- ma del ojo. Considerando á las Iritis traumáticas los mismos síntomas que k las Reumáticas, las mencionaremos en este lugar. 17 Iritis traumática. Esta variedad de la Iritis Reumática, reconoce dos órdenes de causas bajo cuya influencia se desarrolla. La primera que sucede á consecuencia de las picaduras y lesiones del Iris en los procedi- mientos operatorios del Abatimiento,Extracción y Pupila artificial. La segunda la que es ocasionada por las quemaduras del ojo, asi co- mo por los cuerpos esteriores que puedan interesar el Iris. En estos casos la Iritis presentará siempre el conjunto de síntomas que hemos asignado á la aguda é idiopática: estas Iritis toman muy general- mente el aspecto crónico ú sub-agudo, siendo su permanencia de lar- ga duración, y terminando siempre en las terminaciones que son co- munes á estas clases de padecimientos. Resultados de la Esclerotitis é Iritis consideradas aisladamente y como dependientes de la oftalmia Reumatismal. Deberemos reducirlos á las terminaciones que pueda tener, que serán relativas á la mayor ó menor persistencia de la inflamación of- tálmica en los tejidos fibro serosos del ojo. Asi es que con mucha frecuencia en el estado agudo, y crónico encontraremos la Miosis el Pannus vascidar la turbación de la membrana del humor acuoso á Aguo Capsulitis. Su procidencia Lám. 16 los Reblandecimientos punteados de que hablamos en la página 130 asi como las exudacio- nes plásticas que adhiriendo la pupila á la capsula cristalina la es- trechan al término de identificarse con ella (Sinechiaposterior) bor- rando su ecsístencía del lugar que debió ocupar, ó bien dejando un pequeño espacio por donde se puede imperfectamente verificar la vi- sión. Estos son los resultados y consecuencias que asignamos á es- ta oftalmia. Oftalmía Siphilitico Catarral: Iritis crónica Siphi- litica. La oftalmia Siphilitica gonorraica cuando por los esfuerzos deí arte, ó por su poca agudeza no ha podido desorganizar la cornea tras- parente produciendo la ceguedad se estaciona en las conjuntivas con el carácter crónico ó sub-agudo, desenvolviendo todas las conse- 18 cuenciasque hemos asignado á la oftalmia y Blefaritis catarrales. El carácter destructor que siempre le acompaña, hace que bajo la naturaleza crónica con que ahora la estudiamos, presente en sus ul- teriores estadios los mismos resultados, que se manifiestan en loa agudos*, la diferencia entre uno y otro estado será pues, que la des- trucción y atrofia del ojo en consecuencia de los periodos agudos se verifica con rapidez, al paso que en las crónicas se hace de una ma- nera lenta y tardía, siendo en uno y otro caso su terminación fatal, ya para un ojo, ya para los dos. Ella puede producir también alte- raciones en ia cornea trasparente y en la estructura del Iris cuando toman una parte activa en la oftalmía, de la que á continuación nos ocuparemos, asi como puede producir otros desórdenes graves en to- do el conjunto del ojo, que el arte las mas de las veces no puede con- tener ni precaver. Nos será pues muy importante referir estos des- órdenes orgánicos para que puedan ser meditados y conocidos de los dedicados á este estudio. Iritis Siphilitica propiamente dicha. Esta grave afección se presenta á consecuencia de las oftalmías gonorraicas unas veces, y otras mas tarde cuando el individuo se en- cuentra bajo la Dicrasia especial siphilitica, acompañándole una que otra vez fenómenos secundarios ú terciarios de esta disposición mor- bosa. Esta Iritis tal como la concebimos en nuestro estudio, puede pre- sentar cambios según sean los estadios que recorra en todo su curso hasta su terminación: ellos se anuncian por síntomas aprecia- bles según sea la parte del Iris por donde principie el padecimien- to. Síntomas, físicos y fisiológicos.—El ojo ú ojos se pone, sensible á la menor presión: la conjuntiva ocular toma un color rojo azarcón po- niéndose su superficie con una humedad mucosa: sus vasos están de- sarrollados sin discresion ni regularidad: la pupila paraliza sus mo- vimientos poniéndose angular, y cuyo fondo en vez de ser negro es de color cenisoso claro: la visión está turbada ó interrumpida, la superfi- cie anterior del Iris pierde su brillo natural, observándose en ella al- gunas manchitas oscuras: si el Iris es de color claro, y blancas si es de color oscuro: los dolores Neurálgicos asi como la Photophobia con- comitante, es de poca entidad en este primer estadio de la Iritis sifi- lítica, no pudiendo afirmarse el tiempo de la duración de este periodo, pues es relativo á la naturaleza individual de cada uno de los en- fermos sujetos á las observaciones. Tan luego como progresa la inflamación sub-aguda, la pupila que "*"***& Kóuvv. »l Re su/fe dos de Jas oÉahuas Procidencia del iris. Eciropium Eiiir Iritis sifilítc a pupila anóuSr Siafiloma ó corneóeele cónico sifilíHco Leucoma ioial sifilítico. 19 antes afectaba la figura oval se estrecha ponieudose redonda reamver- sándose su borde unas veces hacia dentro, y otras hacia fuera degem bolviendose la Photofobia con mas intensidad, asi como los dolores circumorbitarios y temporales, apareciendo el limbo pupilar blancus- co á consecuencia de la ecsudacion plástica que se produce, que bien pronto se identifica con la capsula del cristalino, dificultándose la visión á medida que las adherencias se hacen mas pronunciadas, Después de estos trastornos desaparece poco á poco la inyección que daba al ojo un aspecto encendido, quedando solamente los resul- tados de este grave padecimiento: tales son la opacidad capsulo len- ticular, la estreches y adherencia de la pupila Miosis sifilítica que siempre producen la seguedad asi como vegetaciones anorma- les sobre la superficie anterior del Iris, la que queda rugosa y des- lustrada, con un color diferente al que antes tenia. La Iris sifilí- tica difiere mucho de las otras que han podido desarrollarse por o- tras causas morbosas: ella principia bajo un aspecto de simplieidad que no comprueban sus consecuencias, sucediendo locontrario con la Iritis idiopática que jamas deja señales de su ecsístencía, apesar de los sín- tomas alarmantes que lo acompañan: por el carácter lento de su mar- cha la colocamos entre los padecimientos crónicos. Cuando ella se desemvuelve en la oftalmia catarral sifilítica sus consecuencias son aun mas fatales, puesto que su destrucción orgánica acompaña siem- pre á los de la cornea, sucediendo después la atrofia del ojo, ú ojos afectos. La lentitud en su curso que es uno de sus caracteres dis- tintivos, hace que mientras su permanencia, puedan sus síntomas au- mentar y disminuir de intencidad como si recidivase el padecimien- to después de creer los enfermos en el mejor estado para su curación. Cuando no es tan fatal su terminación respecto á la ceguedad total lo que pocas veces sucede, siempre se hallan opacidades mas ó menos nebulosas en la cornea trasparente que aunque dificultan la visión, pueda haber esperanzas de restablecerla después que desapa- rezca la Dicracia siphilitica á la que se le deben todas las consecuen- cias, si es que estas opacidades no son de naturaleza Leucomatosa, pues en este caso se dificultará su curación aunque haya desapareci- do la causa sifilítica á quien se le debió su aparición. Resultados de las Oftalmías sifilíticas. Las consecuencias de estas clases de padecimientos son las alteraciones orgánicas en la cornea trasparente, que han recibi- do diversos nombres según la naturaleza á que por el trastorno puedan pertenecer: asi que entre estas tendremos los Rebladeci- mientos parciales que cuando interesan todo el espesor perforan la 2U cornea trasparente, dá salida á su través al Iris, produciendo el Myoctphalon Lám. 17 ó Procidencia del Iris, los que bor- ran la pupila ó la ponen angular, según sea el punto de la cornea en donde se halle situada la perforación, siendo el lugar mas prefe- rente hacia su gran circunferencia en donde el Iris se encuentra mas inmediato para verificar su salida, siendo también la desaparición de la pupila relativa al tamaño que adquiere el tumorsillo que constitu- ye esta Procidencia. Cuando la pequeña vegiguilla es contenida en su salida; bien por el arte ó bien por la naturaleza: adquiere adheren- cias en el trayecto que recorre en todo el espesor de la cornea cuya tirantez del Iris hacia este sitio pone la pupila angular en dirección hacia el lugar en donde se formó la Procidencia. El Reblandeci- miento total de la cornea trasparente es muy frecuente observarlo en las terminaciones de esta oftalmia; cuando ha sido amanera depa- pilla, confundiéndose el Iris en su destrucción y atrofiándose el ojo en su consecuencia, nada puede hacerse en obsequio del enfermo, si- no es quitar la deformidad con los medios que conocemos de compla- cencia, cuando el estado irritativo'del ojo lo permita: pero cuando el reblandecimiento ha dejado alguna consistencia el humor acuo- so aumentado distiende la membrana que lo contiene, la que identi- ficada con la cornea reblandecida, forma un tumor saliente mas ó menos cónico, mas ó menos redondo, que ha recibido los diferentes nombres de Staphiloma y Cornea cónica, los mismos que hemos de- terminado en llamarlos Corneocele ó dilatación de la cornea traspa- rente: este tumor puede principiar por una Procidencia limitada del Iris adquiriendo gradualmente el volumen que lo caracteriza, á es- pensas de la dilatación de la cornea, y también pueda hacerlo en to- da su estension á consecuencias de la dilatación de la membrana del humor acuoso la que engrosada después, permite la permanencia del tumor de paredes resistentes en cuyo seno se encuentra siempre gran cantidad del humor acuoso aumentado cuya capacidad llena comple- tamente. A este estado llamamos siempre Hidrophtalmia con- secutiva. Los Reblandecimientos parciales de la cornea en consecuencia de esta misma oftalmia cuando interesan parte de su espesor, sin que se halla podido producir los efectos designados anteriormente, pueden dar lugar, á opacidades llamados Leucomas que aunque te- nidas por los autores como efecto de cicatrices y de derramenes in- ter-laminares, á nuestro modo de pensar, no son otra cosa que endu- recimientos consecutivos al reblandecimiento muy difíciles y aun im- posible de quitar, por la alteración causada en la estructura Diafana de esta primer lente del ojo. Las granulaciones y engrosamiento» de la conjuntiva palpebral superior asi como las Keratitís vasculares, que llamaremos sifilíticas entretienen y prolongan esta oftalmía dan- do lugar á los desórdenes que les son comunes y que ya hemos ecsa- 21 minado. Describiremos los resultados espuestos mas arriba y que dejan las oftalmías sifilíticas, considerándolos como efecto locales del mismo padecimiento. Procedencia del Iris.—Sinonimia.—Hernia del Iris.—Myocep- halon.—Prolapsus del Iris.—Staphioloma del Iris.—Hylons ú clavo del ojo. Lám. 21 Cuando los reblandecimientos por causa sifilítica han perforado hasta la última lamina de la cornea, la membrana del humor acuoso tiende á salir por la solución, la que destruida en el mismo punto por la compresión que ha sufrido deja escapar algunas gotas del hu- mor acuoso, lo que hace disminuir la cámara anterior del ojo acer- cándose por esta razón el Iris á la parte concava de la cornea, pene- trando por el pequeño agujero al esterior bajo la forma de un tumor- sillo negro del tamaño de la cabeza de una mosca con el que fué comparado, por cuya razón lo nombraron Myocephalon, pudiendo formarse á la vez desde uno hasta cuatro á manera de racimos. Es- ta salida del Iris, se verifica unas veces con prontitud, y otras con lentitud siendo esto relativo al estado de la oftalmia si participa del carácter reumático y á los dolores que se puedan en su consecuencia desenvolver en ella pues hemos observado que mientras han sido mas agudos, mas prontamente se ha desarrollado la presidencia, sucedien- do lo contrario cuando han faltado en el caso de pronunciarse la sa- lida del Iris. La membrana del humor acuoso cuando no se ha roto al formarse las Procidencias del Iris, le da al tumorsillo una cu- bierta esterior que es bien fácil distinguir: si se ecsamina con escru- pulosidad este tumorsillo saliente se observará hallarse cubierto de u n matiz gris y como envuelto en una tela de araña con quien mejor podemos compararlo. La Hernia ú Procidencia del Iris provoca á la pupila angular, asi como á su completa desaparición: esta siempre es una afección grave del ojo, respecto á la visión pues en los mas de los casos se pierde para siempre, á no ser que una pupila artificial remplace á la natural, en caso necesario. Este padecimiento Irido corneo puede desarrollarse también á consecuencia de las lesiones traumáticas de la cornea trasparente que suceden á las heridas que puedan practicarse en este sitio, como su- cede en las estracciones de las cataratas y otras operaciones que se verifican en este lugar con el misino objeto. 22 Staphiloma de la cornea consecuente á la oftalmia Sifilítica Lám. 21. Sinonimia.—Cornea Cónica.—Propulsión de la cornea.—Hyperkera- tosis.—Keratocele Hernia de la cornea.—Nostras Corneocele. La cornea trasparente puede sufrir alteraciones de forma en su estructura diafana en consecuencia de los Reblandecimientos totales de toda su sustancia á quien siempre atribuimos estos resultados. La palabra Stafiloma se deriva de la griega que significa Uba, con las que compararon este tumor los primeros autores que lo observa- ron. No deberemos confundir el Stafiloma propiamente dicho, con la hidroptalmia de la cámara anterior pues en esta aunque hay au- mento distensivo de todo el diámetro de la cornea, es de naturaleza trasparente no impidiendo la visión sino de un modo físico, al paso que en el verdadero stafiloma que nos ocupa hay distinción de la cor- nea de figura cónica regular ú irregular con alteraciones opacas de las paredes que forman el tumor, con imposibilidad perpetua de re- cobrar la vista. Deberemos pues considerar que la formación de to- do stafiloma es debido á la inflamación catarral y reumática especi- fica que reblandeciendo la cornea ú adelgazando sus láminas, ha po- dido ceder al poderoso influjo del aumento anormal del humor acuo- so por quien en todos los casos he formado el tumor que constituyen los Stafilomas. Esta clase de tumores podemos considerarlos bajo dos aspectos, yaque interesan toda la superficie corneal ó ya también algunas de sus partes: en el primer caso el tumor ocupa todo el diámetro de la cornea (stafiloma totalI al paso que en el segundo no lo hace sino en algún punto del espacio que comprende. (Stafiloma parcial) Cuan- do esta clase de tumores aumentando de volumen ecsede de los lími- tes palpebrales, el ojo se halla continuamente irritado y sujeto á al- ternativas de inflamaciones que agravan mas el padecimiento hasta que después que ha adquirido todo el incremento de que es sucepti- ble, se estaciona no esperimentando el enfermo otra incomodidad, que la del cuerpo estrauo que se mueve entre los párpados impidien- do á veces el cerrarlos. Este estado determina por el frote que es- perimenta el tumor, por la resequedad que produce el aire en él asi como por el contacto de los agentes esteriores, el carcinoma de la ápice del tumor, cuya pronta estirpacion deberá limitar los progresos de una desorganización que podria ser perjudicial á lo general de la salud del individuo. Ecsiste otra variedad en cuanto á la forma del tumor Stafiloma- toso, al que llamaremos Globular por afectar esta figura: él siempre 23 es consecutivo así como los otros, al Reblandecimiento total de la cornea, y á la degeneración membraniforme de la conjuntiva corneal, la que le sirve de cubierta al tumor y por cuya superficie esferoidal serpean algunos vasos sanguíneos varicosos. Esta clase de Stafilo- mas globulares, no son susceptibles de adquirir mucho volumen, cuando están limitados al diámetro corneo, y si lo adquieren después lo hacen á espensasdel sacoEsclorotideo, el que distendido por el aumento del líquido que contiene en su interior, es capaz de un au- mento tal, que puede llegar hasta llenar completamente toda la bóve- da orbitaria, distendiendo los párpados, dándole al ojo el aspecto de un ojo de Buey, con quien se ha comparado por el volumen adquiri- do. La Hidroptalmia acompaña siempre como efecto á todos los Stafilomas de cualquiera naturaleza que sean: para lo cual nos remi- timos á la página 226 en donde se encontrará descrito este padeci- miento. Keratitis Siphilitica en su consecuencia Leucoma Lám. 2! No es raro ver en el curso de las oftalmías sifilíticas agudas ó crónicas, el que se afecta la conjuntiva corneal, al mismo tiempo que se halle reblandecida la primera y segunda lámina de la cornea, que- dando la tercera algunas veces intacta á la inflamación: en estos ca- sos la conjuntiva corneal se vasculariza identificándose á las láminas reblandecidas de donde resulta después de terminada la oftalmia una mancha mas ó menos estensa en la cornea trasparente que interesa mas de la mitad de su espesor, ó el todo de ella impidiendo la visión á proporción de donde se situé: ella puede tener un color blanco de greda y también gris escediendo algunas veces la mancha del nivel de la cornea. El Leucoma ó endurecimiento de las láminas de la cor- nea, puede verificarse en todas las Keratitis tanto vasculares, como Plásticas ó no vasculares: él puede complicarse con las sinechias an- teriores del Iris el que confundido éntrelas láminas reblandecidas, dan á la mancha Leucomatosa un matiz azuloso. Cuando no sucede esto, y el Iris ocupa su lugar se podrá si la mancha la permite resta- blecerla visión por medio de la pupila artificial practicada en frente de algún punto trasparente de la cornea, que no esté comprendido en el opaco endurecimiento. El Leucoma lo hemos visto acompañar algunas veces, á los stafilomas parciales de la cornea; siendo en to- dos los casos estos padecimientos superiores á los recursos conoci- dos, pues los enfermos quedan siempre ciegos en su consecuencia. \ 24 Gangrena de la cornea trasparente como resultado de las oftalmías sifilíticas. Lám. 22. La grangrena de la cornea trasparente, la hemos observado con mucha fecuenciaen las oftalmías sifilíticas, agudas purulentas parti- cularmente en aquellas en que se ha desarrollado el chemosis sanguí- neo precusor las mas veces de este modo de destrucción de esta parte: ella principia siempre por el reblandecimiento de todo el es- pesor de la cornea en el que se halla comprendido el Iris, hasta que reducidos estos dos órganos á una materia pultácea, dejan escapar las partes contenidas en el globo, desapareciendo la oftalmia resul- tando de aquí la atrofia del ojo afecto. La causa mas inmediata á la que atribuírnosla gangrena de la cornea, es la tirantes y estrangula- ción que espeiimenta el ligamento ciliar, en consecuencia del che- mosis sanguíneo que lo rodea en toda la oftalmía sifilítica cuando participa de la Reumatismal: ella puede también desarrollarse en las quemaduras profundas del ojo, como lo hemos advertido en algunas circunstancias, siendo en uno y otro caso el chemosis el precusor de esta grave afección del ojo, al que no abandona hasta su completa ex- tinción. Oftalmía Esclerotical cerofulosa crónica. Esta oftalmia asi como las que hemos precedentemente estudia- do, con este carácter cuando verifica su permanencia mas alia de los cuarenta dias término admitido para poderlas considerar en el estado crónico; se anonadan con el conjunto de síntomas que la constituye, para presentarse después con el carácter sub-agudo con que debe ser meditada. El elemento dicrásico escrufuloso constituido como hemos dicho ya en la organización bajo la influencia de lo que conocemos en medicina con el nombre de temperamento linfático ú escrofu- loso, será á quien se le debe atribuir la persistencia de la sub-influen- cia escrofulosa localizada en los tejidos fibrosos del ojo, asi como to- dos los resultados orgánicos que son consiguientes á su larga du- ración, La oftalmia que nos ocupa ya sea localizada en los párpados cons- tituyendo las Bltíaritis cróninas escrofulosas, ó ya sea en el globo del ojo constituyendo también la Esclerotitis y Conjuntivitis escro- fulosa, aunque en el aspecto crónico presenta los mismos síntomas que en el agudo, hay sin embargo algunos otros que son propios de este estado perteneciéndoles exclusivamente: los dos ojos pueden estar efectuados, aunque siempre uno lo es mas que el otro. -Hesuliados deJás oñalnuas Keratitis plástica crónica fíanrrrp-na d&la nnmea. sifilítica Keratitis vascular crónica escrofulosa Tela es Albuóo escrofuloso Albuóo escrofidoso limitado en 3 do . . 1-1 ^a"1Tli1itfiinHEÍWllfl "^ d iris Siafiloma sifilítica propiamente dicho ú proenuneiúe $1 »•, ."y ■v í H^*"1 'J&l 7^*»-*»^ ' 25 Síntomas Físicos y Fisiológicos. Inyección vascular á manera de red en las conjuntivas con tumefacción y algunas mucosidades, las que son reemplazadas después con abundante secresion de lágrimas al menor^contacto de la luz: los párpados están hinchados en su ex- tremidad libre pudiéndose entreabrir en alguna circunstancia en que se encuentre la claridad. El Blefaro-espasmo-escrofuloso no lo he- mos encontrado generalmente en la cronicidad de esta oftalmia que tanto la caracteriza en el estado agudo, existe sin embargo alguna vez. La Photophobia es mucho ó poco intensa aun en la mayor fuerza de la luzdeldia. Los dolores Neurálgicos que le acompañan son poco pro- nunciados, los que aparecen tan solamente cuando cambia la tempera- tura poniéndose ya más fría, ya mas húmeda. Estos síntomas aunque son muy análogos álos que asignamos á esta oftalmia en el estado agudo se diferencia, sin embargo, en su poca intensidad, y en su marcha lenta respecto á las alteraciones orgánicas que puede desen- volver mientras su duración ya sobre la cornea trasparente ya tam- bién sobre el Iris, en donde puede producir trastornos orgánicos muy análogos álos que hemos determinado corresponden á la oftalmia si- philitica y reumática cuyos resultados son casi siempre idénticos. La larga duración de esta oftalmia asi como, la permanencia de estar los párpados aplicados sobre el globo del ojo determina en la cornea trasparente una opacidad blanca opalina ('Keratitis escrofulosa se- cundaria,) debida ala condensación plástica de la albúmina compo- nente entre la segunda y primera lámina de la cornea, pudiendo tam- bién verificarse esta misma condensación (á quien los autores han llamado impropiamente derrames interlaminares) éntrela primera y conjuntiva corneal, queda á la cornea trasparente el aspecto de una nebulosidad que ha recibido diferentes nombres según el lugar que ocupa, y también por el grado de opacidad que adquiera después de terminada esta oftalmia, capaz de burlarse también asi como ella de las mejores indicaciones del Profesor que la combate. Keratitis Plástica crónica escrofulosa como conse- cuencia de esta oftalmía, Lám. 22. La Keratitis escrofulosa Plástica ó la condesacion crónica escro- fulosa interlaminar de la cornea trasparente, puede presentarse en fuerza de su naturaleza especial de tres modos, 1- bajo el aspecto de una á tres pequeñas pústulas de color gris mate circunscritas á su superficie adonde se dirijen algunos vasos sanguíneos conjuntiva- Íes que terminan en ellas, 2? bajo el aspecto de una* opacidad nebulo- sa opalina que comprende todo el espacio de la cornea trasparente cu- 20 ya superficie parece estar cubierta de polvo y sin el brillo que le es natural. Estas pústulas nunca hemos visto tengan tendencia de re- blandecerse como tan gratuitamente lo han creído algunos oftalmólo- gos, y sí á condensarse endureciéndose hasta producir manchas inde- lebles de naturaleza lieucotnatosa que después de terminada la oftal- mía impiden mas ó menos la visión, según el lugar que ocupen res- pecto al centro pupilar ó eje óptico. Las Keratitis como resultado de las oftalmías escrofulosas pueden presentar otra variedad en sus for- mas físicas, sin cambiar de naturaleza. Keratitis vascular crónica escrofulosa como resulta- do de la oftalmia, Lám. 22. Cuando la Esclerotitis escrofulosa persiste por mucho tiempo, puede afectar por una simpatía de contigüidad la conjuntiva corneal, cuya irritación determina una vascularización ó desarrollo de vasos en la superficie de la cornea, que ha recibido el nombre de Keratitis vascular. Esta vascularización no se desarrolla del mismo modo como se verifica en la Keratitis aguda (Lám. 17 del primer tomo) sino que se desenvuelve de otra manera, pues si bien la aguda determina una vascularización por anastomosis en todo el disco corneo, la crónica lo hace á manera de radios cuyos vasos parten déla circunsferencia al centro, entre los que se observan pequeñas ráfagas blancuscas que es- tendiéndose con la persistencia de la oftalmia, llegan á cubrir toda la cornea trasparente con una opacidad láctea debida á la condensa- ción de la linfa plástica entre la primera lámina que la constituye y la conjuntiva que la cubre, en cuyo espesor se encuentran desarrollados los vasos mínimos capilares que asi como son invisibles en el estado fisiológico, en el patológico se pronuncia de una manera digna de la consideración del práctico. Este desarrollo de vasos anormales son tan difíciles de desaparecer como la oftalmia crónica de donde de- penden, la que del mismo modo que la aguda presenta el carácter in- termitente por cuya razón son muy frecuentes y pertinaces las reci- divas, y muy difícil el obtener la curación, la que si se verifica es después de muchos meses dejando siempre en la cornea trasparente en su terminación señales indelebles de su existencia, que impideo mas ó menos la visión según la naturaleza de la opacidad respectiva, que adquiera las que á continuación describiremos. 27 Albugos y Nubes de la cornea como consecuencias de las Keratitis vasculares escrofulosas crónicas, Lámina 22. Las oftalmías escrofulosas crónicas después de haber desarrolla- do Ja Keratitis de la misma naturaleza, y permanecido por meses y aun años bajo este carácter, terminan, unas veces sin dejar vestigios de su ecsístencía, y otras imprimen en su diafanidad manchas mas ó menos circunscritas de color lácteo ú azuloso que lian recibido los nombres de Albugo, Tela, Nube ó Nephclion cuyas denominaciones no son sino variedades en las gradaciones de las opacidades que pue- de presentar la trasparencia de la cornea después de terminada la of- talmia escrofulosa. Estas manchas no son esclusivas del estado cró- nico, puesto que muchas veces las hemos visto aparecer en el agudo, progresando á medida que la afección ocular pasaba al cronicismo. Las opacidades de la cornea trasparente conocidas con aquellos nom- bres merecen ser diferenciadas para su estudio y para su diagnostico y prognostíco, puesto que unas son fáciles de desaparecer al paso que las otras duran y permanecen toda la vida á pesar de las mejores a- plicaciones tópicas. Entre estas, contaremos solamente aquellas man- chas limitadas aunque de origen escrofuloso que son producidas por los reblandecimientos de la segunda y tercera lámina componente de la cornea, entre la que se ha eesudado la linfa plástica, la que con- densada determina en la cornea una mancha indeleble que no debe- mos nombrar con los epítetos que hemos referido anteriormente, pues pertenecen entonces á la clase de los Leucomas. Cuando en los pe- riodos del cronicismo ó después de terminada esta, oftalmia, apare- cen manchas de naturaleza Leucomatosa, podremos asegurar sin te- mor de equivocarnos, que la afección oftálmica escrofulosa, ha parti- cipado de la siphilitica aunque no la hayamos conocido, complicán- dola y agrabandola en su terminación: puesto que el Leucoma y sus variedades físicas, son esclusivas de las oftalmías siphiliticas, asi como las opacidades Albugeas son consecuencias de las escrofulosas como también de las catarrales cuando se conbinan estos dos elemen- tos patológicos para la producción de la oftalmia, ya sean agudas, ya crónicas. Aunque nuestros predecesores no hayan tenido la curiosidad de determinar que clase de opacidades de la cornea eran consiguientes á tal ó cual oftalmia, nosotros sin embargo, considerando este estu- dio del mayor interés práctico, nos proponemos hacerlo para de este modo aclarar mas algunas dudas que puedieran servir de obstáculo parala terapéutica de todas las opacidades de que son susceptibles 2» las corneas trasparentes después de terminada las oftalmías, ú mien- tras su duración y permanencia. Albugos propiamente dichas. Estas manchas pueden ser forma- das por la condesacíon de la linfa plástica entre las láminas de la cornea pudiendo verificarse entre la segunda y tercera, entre la pri- mera y segunda y también entre la conjuntiva corneal y su superfi- cie anterior: las que se verifican en el primer caso son muy difíciles de desaparecer: las del segundo son posibles de resolución, siendo muy fáciles de curación las del tercero- Los Albugos tienen carac- teres físicos por donde podremos conocer el lugar que ocupan respec- to á su situación interlaminar; los mas profundos que son los que he- mos admitido en el primer caso, afectan un color blanco gris inva- diendo generalmente todo el disco corneo, impidiendo totalmente la visión: el color gris mas ó menos azuloso de estos Albucos es debido al fondo oscuro del Iris. Si para hacer un verdadero Diagnostico de ellos, miramos el ojo afecto de perfil, observaremos que los dos ter- cios anteriores de la cornea se hallan trasparentes al paso que su fon- do es en donde ecsiste la opacidad, los intermedios que son los que hemos admitido en el segundo caso (Nube ó Nefelión) presentan un color blanco esparcido de perla, situándose no como el anterior en todo el disco corneo, sino que aparecen bajo el aspecto de una nebu- losidad que no invade sino alguno de sus diámetros; asi es que pue- den estacionarse estas manchas ya en el centro, ya arriba, ya abajo ú ya en los lados, las que dificultan mas ó menos la visión según el lu- gar que ocupan en este primer medio trasparente del ojo. Si adver- timos como en el anterior caso, el ojo de perfil, observaremos que la opacidad ecsiste en el medio del espesor de la cornea hallándose trasparente, tan solo su lámina anterior. El carácter particular de los Nepheüon ó Nubes es la de un blanco esparcido á manera de un humo espeso, afectando siempre una figura irregular. lias opacida- des albugea llamadas Telas que hemos considerado en el tercer ca- so son las mas esteriores, situándose ya entre la conjuntiva corneal y su superficie anterior, ya también en el espesor de esta membrana: ellas pueden ser ocasionadas en consecuencia «le las Keratitis vas- culares crónicas que engrosando la conjuntiva corneal desenvuelven manchas de la naturaleza de los Albugos, nombrándose asi por el co- lor blanco que adquieren: estas manchas afectan también la figura ir- regular, siendo mas ó menos nebulosas según el estado en que se encuentren respecto á la opacidad que las determina. Si miramos el ojo afecto de esta mancha de perfil nos convenceremos que hallán- dose trasparente todo el espesor de la cornea, solo se encuentra opa- ca su superficie anterior: al través de cuya opacidad se advierte el negro de la pupila, asi como el color del Iris. La visión en estos tres casos se verifica de un modo imperfecto, pues todbs los objetos pare- i ***• ♦jtfkf '*#■- ^ \ritd ¿vaca trasparente Cornea cónica fr^ parcial. e^e c^V*18 ClllAr •9^°- coroides. e'í, hasU <¿uje 40 abriéndose espontáneamente uno de los tumores, dio salida á unasá. nies sanguíneo serosa, con la que desaparecieron; pero no sucedió así con el total del globo del ojo, que engrosado en todos sus diáme- tros excedía de los límites palpebrales, hasta que su extirpación, se- gún nuestro juicio, ponga término á estos padecimientos que han con. cluido por la extinción orgánica y vital del órgano visual que al pre- sente es un cuerpo estraño cuya molestia exige su ablación. Oftalmías Herpeticas crónicas. Estas oftalmías que por lo general todas tienen el carácter de crónicas, son siempre precedidas de erupciones herpeticas no febri- les, caando dependen de dicracias específicas, que deben ser medita- das para poder obtener la curación. Las que son provocadas qor erup. ciones febriles exantemáticas, como por las viruelas, sarampión y es- carlata siendo de naturaleza catarrales y alguna vez reumáticas presentan síntomas que son comunes á las que pertenecen á esta clase que habiendo ya sido descritas nos remitimos á los artículos que las comprenden en la página 203 del primer tomo. Estas oftalmías son tan difíciles de curar como son las causas que las sostienen: ellas pueden producir sobre la córnea trasparente opacidades de naturaleza Leu- comatosa ú Albugea que dependen de la naturalezade la oftalmia: pu- diendo también determinar las iritis y esclerotitis y sus resultados, si el elemento especial mormoso herpético tiene alguna analogía, con los tegidos componentes de estas partes del ojo. Sus consecuencias son todas las que hemos asignado á las oftalmías específicas cuya na- turaleza adquieren: así vemos que las mas en su terminación presen- tan desórdenes de extructura que impiden el egercicio de la visión. Su permanencia sobre los tegidos mucosos y fibrosos del ojo es tal, que muchas veces se hacen estas oftalmías estacionarias á un des- pués de la desaparición del vicio herpético que la ha determinado. Retinitis crónica ó subaguda. Ciando hablamos sóbrelas neurosis oftálmicas en la página 162 del primer tomo, dejamos en suspenso ocuparnos para hacerlo en es- te lugar de las afecciones crónicas órgano vitales de luespansion ner- viosa nnnbrada Retina,así como délas de los ramos nerviosos que se distribuyen en el ojo. Estos pidecimientos son muy frecuentes, pues- to que siempre encontramos individuos que los sufren bajo las distin- —41— -tasfaces con que suelen presentarse unas veces sin complicación ele "las afecciones que pueda contraer por efecto de la contigüidad deiá coroides, esclerótica, y otras por irradiaciones simpáticas del sistema nervioso ganglionar, por donde se pone el ojo por medio del ganglio oftálmico en comunicación con la vida de los órganos que presiden k la nutrición é incremento del individuo. Por lo tanto lá retinitis sub-aguda láconsideramos aquí aislada de los padecimientos de las partes inmediatas', así como la estudiaremos en todo lo que tenga re- lación con >la vida orgánica. La retina como ya hemos dicho y según nuestras ideas, es una espansion gelatiniforme de la misma naturaleza de los tegidos ner- viosos, bajo cuya influencia vital existe en el organismo; siendo ella «el órgano percipienre de la luz y de todos sus efectos. Por su rfelica--- do espesor se distribuyen ramificaciones vasculares que le suminis- tra la arteria central, la que así como alimenta su existencia orgáni- ca es también una poderosa causa de su transformación vascular, en consecuencia de la permanencia de la inyección sanguínea én los vo- sos mínimos capilares que se distribuyen por toda ella: los que dila- tados y varicosos en los padecimientos crónicos de su estructura or- gánica, produce la suspensión de su sensibilidad especial,y la ce- guedad en su consecuencia. La retinitis tal como la concebimos en este lugar en el estado crónico, presenta caracteres que aunque idénticos al estado agudo, se diferencian sin embargo en cuanto á la intensidad de los síntomas que les son comunes; «sí es que poca diferencia hallaremos entre 4os que pertenecen al estado agudo, y los que son exclusivos del cró- nico. Sínlomasfisicos-fisiológicos.—Contracción de la pupila óMparis 'photofobia ó dificultad de percibirla luz. Cuando este síntoma es muy pronunciado, hay lágrimas ú Epiphpra, dolor obtuso en el fondo de las órbitas el que se aumenta á medida que el paciente se expone á la luz intensa,aunque tenga los ojos cerrados, viendo en estos casos ilusiones ópticas como son relámpagos y fuegos centellantes, la luz artificial la perciben estrellada, la visión se halla perturbada y los •enfermos ven con dificultad los objetos iluminados, los que¡ parecen estar en continuo movimiento^ bien los creen envueltos eri una den- la niebla. A pesar de las dificultades que tienen estos enfermos en percibir la luz, no hay inyección vascular ni en la conjuntiva ni en esclerótica, como sucede én otros padecimientos. Mas adelante la enfermedad presenta otros síntomas que reunidos á los anteriores completan el cuadro que les son característicos. Los dolores intra- .orbitarios desaparecen, la visión se dibilita á términos de perctbirse -los objetos que están cercanos lejos de los lugares que ocupan real- mente, loque hace que disminuyan de volumen, viéndolos los enfer* -42-. mos muy pequeños; unas veces en confusión unos con otros^otras su- mergidos en medio de una neblina mas ó menos densa, otras los per- ciben llenas de placas amarillas y oscuras en sus superficies, y otros los ven en cualquier distancia faltándoles parte de sus contornos! así como apareciendo y desapareciendo cuando mas lo meditan. Este período de la Retinitis crónica podríamos constituirlo en la enferme- dad llamada Ambliopia por loa autores; pero no siendo conformes con nuestro juicio hacerlo así por considerar esta afección bajo otro punto de vista diferente, estudiaremos mas adelante lo que crear mos sea Ambliopia cuyo padecimiento tiene muchos puntos de con- tacto en sus síntomas con los que son peculiares k este padeci- miento. La diferencia entre estos dos estados patólogOróftálmicos, es muy necesaria concebirtapara poder hacer kpriori el diagnóstico diferen- cial de los dos padecimientos, cuyos síntomas son casi idénticos, no asi en sus consecuencias. • La Ambliopia congestional que precede á la Amaurosis cuyos sín- tomas se confunden con la retinitis crónica continua su marcha insidiosa hasta el término de desenvolverse el e§|ado anátomo-pa- tológico superior á nuestros) raciocinios y congeiuras, burlándose siempre de los mejores conocimientos del profesor^que la contempla para consultarla científicamente: quedando sus esperanzas fustradas en medio de las mejores disposiciones para poder vencer el obstáculo que le ppone, una presunta curación: al paso que la retinitis nerviosa presentando los mismos caracteres no presenta sino trastornos funcio- nales posibles de curación, aunque su duración exceda de los límites conocidos. Aunque la retinitis crónica propiamente dicha persista por mas ó menos tiempo bajo los caracteres de ¿al., como la conside- ramos; aunque ella se prolongue mas alia del tiempo concebido, nunca la hemos visto producir trastornos orgánicos en la trama del espesor de la,retina á no ser, que la inyección de los mínimos rasos que la. •vitalizan se identifiquen á su propia sustancia, vascularizándolaá tér- minos de perder aquella consistencia orgánica competible con la fun- ción dfe que está encargada. Este es al preciso caso en que las retini-, tis crónicas aisladas de otros padecimientos producen la Amaurosis de la retina cuyos caracteres hemos ya determinado en la pág. 171 del primer tomo á la que nos remitimos. Otro modo que tiene la re- tinitis crónica de producir la Amaurosis de la retina, es la exatacion plástica que se pronuncia á consecuencia de sus inflamaciones, yá en sus superficies, ya también en el intermedio de su espesor lo que. determina como en su vascularización los síntomas, que correspon- diendo i la Ambliopia que concluyen por la completa abolición de la •facultad visual sin opacidad de los medios transparentes, cuyo es- tado es conocido con el nombre de Amaurosis de la retina. 43 No siempre es suceptible la retinitis crónica de determinar es- tos funestos résul tados, pues antes bien hemos teníalo ocacion de ob- servar en los enfermos sujetos á las observaciones que la dicha reti- nitis crónica ó sub*agüda, termina favorablemente en los mas,.y en Otros queda estacionaria por meses y años, pudiendo asegurar con tor- da la franqueza que no es propia, que nunca hemos podido triunfar de ella, limitándonos por no declarar entonces nuestra' insuficiencia á indicar modos de corregir el exceso de sensibilidad' percipiente por medio de los lentes conservatorios, los que cubriendo nuestra igno- rancia en la parte terapéutica han aliviado y mejorado la manera de percepción visual de los objetos necesarios á las necesidades relati- vas de los individuos afectos. La retinitis crónica puede encontrarse como dependiente de di- eracias específicas que obrando sobre esta parte sensible del ojo de- termina este modo de padecimiento, produciendo en su trama nervio- so y¡\ la vascularización, ya la plasticidad ó ya también su exaltación, cuyos estados patólogo-anatómicos desenvuelven los síntomas con: que so demarca la retinitis crónica, y como sus consecuencias en al- gunos casos la Ambliopia congestiona], la nerviosa ó funcional así co- mo la Amaurosis consecutiva á estos trastornos de la estructura ma- terial orgánica de la retina. Ambliopia considerada como un defecto de la acción nerviosa. Esta enfermedad es y ha sido admitida como el primer período de la Amaurosis. La debilidad de la visión que es uno de sus princi- pales caracteres no en todo3 los casos precede á la que se llama Gota serena: ella reconoce por causas todas aquellas qué producen la As- temia por el exceso de ejercicio de los órganos visuales, los que ano- nados en algún modo su vitalidad enervadora llega al término de pro- nunciarse una eácaces de visión sin llegar á perderla completamente, pero que permanece de este modo mientras la vida de los individuos: así.es que este padecimiento podrán contraherlos los ancianos y todos los qne hayan tenido necesidad del egercicio continuado de sus ojos sobre objetos pequeños y micoscrópicos, y también los expuestos á la reflexión de la luz solar ú artificial. Estos individuos serán pues los mas dispuestos á padecer la Ambliopía,que como la consideramos aquí difiere en mucho sus síntomas de aquellos que deben preceder precisa- mente á las Amaurosis que hemos ya admítido:de modo que esta afee. cioh creemos sea mas bien ocasionada por un exceso funcional, que na por un principio de paraltsiide la retina *del nervio óptico: pero ya 44 dependa esta enfermedad de la falta de acción nerviosa ó de otra que; íiohayamos podido reconocer: el trastorno funcional que le acompa- ñan, es poco mas ó menos durable, según el mas ó menos tiempo que se ha tenido egercitada la visión sobre objetos que exigían una grande atención. Los síntomas que les:son propios áeste modo de padeci- miento de los ojos son los siguientes: ■Síntomas—Las pupilas se presentan como en el estado normal así como todo el exterior de los ojos, nada dicen del padecimiento. Los enfermos en este estado, perciben bien todos los objetos, aun, aquellos que son de pequeño volumen, mas después de estar por algún tiempo considerándolos, desaparecen de sus ojo? ose confunden unos con otros, sin poder determinar sus figuras: el tiempo necesario para. que se produzca este fenómeno no es constante en todos los indivi- duos, á unos les acontece al cuarto;de hora, y á otros á la media de tener fijos sus ojos sobre lo que les interesa, según sea la fuerza vi- sual refringente del oj 69 cadas oftalmológicas de los profesores Gendron, fVáre, Murray y otros mas de aquel tiempo, que consagrados como nosotros á ser iiti- es á la humanidad y á la ciencia." en esta especialidad creyeron con la mejor buena fé, que las cataratas de estos individuos debian obe- decer á las medicaciones que obrasen sobre los elementos enunciados, que localizados en esa parte del ojo, producen la opacidad que debía constituir la catarata: así es que se prodigaron con bastante entu- siasmo aquellas medicaciones, obteniendo según la tradición históri- ca curaciones maravillosas de cataratas incipientes, asi como confir- madas. Admitidas oportunamente estas observaciones los oftalmolo- gistas que le siguieron, queriendo ampliar mas aquellas ideas, creye- ron que la aplicación tópica prolongada sobre el ojo del Beleño, se- gún lo afirma Champasmay y Norties, eran capaces de dar la tras- parencia al cristalino: el Sedal y la Ustión sincipital fueron reco- mendados así como las punciones de la córnea trasparente para dar salida al humor aquoso con el objeto de su reproducion se tuvieron también como muy eficaces para deterer los progresos de la catarata* y aun para su curación. Nosotros que mas de una vez nos hemos ocu- pado de este mismo asunto, creyendo también que las opacidades del cristalino y de su cápsula, en su principio podrían ser susceptible de detener sus progresos, volviendo á adquirir la trasparencia perdida, escogimos entre las medicaciones farmacéuticas y aquellos agen- tes que creíamos serian capaces de producir los efectos que tan- to pronunciaron nuestros antecesores. Efectivamente sin quepuéda- mos aun negar el buen resultado que nos han proporcionado estas me- dicaciones por ser pocos los casos que tenemos para comprobar la verdad de estos hechos, podemos sin embargo asegurar con la mejor buena fé que hemos contenido en varios enfermos cataratas incipien- tes, habiendo desaparecido completamente en tres, de los que se su- jetaron á. las medicaciones, cuyo uso continuaron por muchos meses- Estos resultados merecen que los continuemos para poderle dar á es- ta medicación al verdadero valor terapéutico, aplicable á las diferen- tes circunstancias de las opacidades del aparato cristalino. Muchas son las condiciones necesarias para practicar las opera- ciones de cataratas, pues es de absoluta necesidad, el que considere- mos su naturaleza, las complicaciones que puedan acompañarla la edad del individuo, las estaciones, su susceptibilidad nerviosa, así como las Dicrasias específicas que puedan ser compatibles con este estado: cosas que influyen sobre manera para el buen ó mal éxito de 'a operación. Ya hemos dicho que de la deducción que hiciéramos de su naturaleza dependía el procedimiento operatorio, puesto que las duras podrían abatirse, al paso que las blandas exigían la estraccion y que no existiendo signos fisicos que lo anunciasen y predijesen, se- ría lo mas racional este último procedimiento, pues ya fuese dura ó 70 blanda siempre era el mas preferente y seguro de cuantos se habían inventado. Entre las complicaciones podremos considerar, las Amaurosis, el Glaucoma, las adherencias del Iris al cristalino, las.oftalmías eró' nicas, las Neuralgias y la Disolución del lente vitreo. La edad no deja de influir como condición favorable al acto operatorio; las cata- ratas congénitas, ya sea por efecto de la persistencia de la membrana' pupilar, ó ya por la opacidad de la capsula cristaloides, deberá esperar- se á que el individuo conosca toda la importancia de la operación pa- ra que de este modo, se sujeta á las reglas que se le prefijasen tanto en el acto, cuanto después de verificada: marcamos esta edadá los ocho ó diez años, época en que deberá conocer el valor de la función que va á adquirir en su consecuencia, á pesar de las ideas emitidas por los señores Lawrenze y Sichell comprobadas por Goitrand sobre este particular. La edad adulta, la consistente y la de la Senectud poco influye á nuestro modo de ver en'el resultado, con tal que el procedi- miento que se escoja sea el mas adaptable á su naturaleza, teniendo siempre presente las complicaciones que hemos mencionado, que con- traindican la operación, y que haría nulo el acto operatorio. Las Di- c'racias específicas, es otra de lascosas'que deberán considerarse pá1- ra la oftalmia traumática consecutiva, pues tomando siempre aque- llos caracteres, terminan Unas veces en la desorganización de la cór- nea, así como en otras en manchas indelebles que dejan frustadas las esperanzas nel enfermo y del operador después de muchos dias de padecimientos. Las estaciones y horas del dia han sielo recomenda- das también para practicar estas operaciones; por nuestra parte ele" gimos siempre los dias claros, serenos, de luz igual, sin que haya nu- bes que puedan interponerse entre sus rayos que modificados en el acto de la operación, por la variación de su intensidad, provocan á que se contraiga mas ó menos pronto la pupila dificultando el acto del procedimiento cualquiera que sea, á pesar de los medios Midriá- ticos empleados para su dilatación. Entramos en una cuestión sin limites, sobre si deberá ó no ope- rarse los dos ojos afectados á la vez. Aunque la mayor parte de los oculistas así lo aconsejan, nosotros somos ele parecer contrario, por las razones que emitiremos. La inflamación traumática consiguiente al abatimiento en los dos ojos, así como las Neuralgias concomitan- tes son mas atroces después de operados los dos ojos, que cuando ha sido uno según nos lo ha comprobado la esperiencia. Si este procedi- miento, como sucede generalmente no "ha producido buenos resulta- dos queda la esperanza siempre de variar ej procedimiento én el otro ojo. Lo mismo diremos de la estraccion en lo relativo ala inflamación subsecuente. Cuando la catarata aparece primero en un ojo, respe- tando el otro; somos de opinión y es nuestra práctica, no operarla JUut.2.5 Variedades de Speculum ¿Uctj dei uo&Les'njr.aairasia' 71 mientras en el otro no principien k manifestar los síntomas que deter- minan la opacidad: en este caso nunca dudamos el aconsejar lá Opé. ración, antes que se llegue á producir la ceguedad, por esta causa en el congenere: así como esperamos para practicar laoperacion que estén los dos ojos acataratados, y que el individuóse encuentre ciego aunque distinguiendo la claridad del dia de la oscuridad de la noche, signo que le damos siempre mucho valor, pues nos dice hallarse ileso el centro de percepción visual, tan necesarios para el buen resultado del procedimiento. La Disolución de la lente vitrea deberá tenerse muy presente para los dos procederes ele la Estraccion y Abatimien- to, pues en el primero se vaciaría el ojo completamente después de la sección de la córnea, al paso que en el segundo, no tendría efecto alguno favorable. Los síntomas por donde se podrá conocer este esta- do del vitrio, los hemos demarcado en la pág, 161 del primer tomo, k que nos remitimos. Procederes operatorios. El principal objeto de la operación de la catarata es el de quitar del eje óptico ú visual, el cuerpo opaco que la constituye habiéndose inventado cuatro procedimientos para llenarlos.En el primer caso lla- mado de Abatimiento se separa con la aguja de batir la catarata del lugar que ocupaba colocándola en el interior del ojo en el espacio comprendido entre el músculo rector interno é inferior: en el segun- de llamado Desmenuzamiento se hace con la misma aguja y consiste en romper la catarata en varios fragmentos dentro del globo del ojo, entregándolos, á la acción absorvente y á la disolvente del humor acuo- so: en el tercero Reclinación se practica con la misma'aguja, que con- siste también en volver el cristalino opaco, variándolo de posición haciendo que de su posición vertical tome la orizontal ó mejor dicho qiPe su cara anterior se haga superior, y la posterior inferior: estos tres métodos son todos modificaciones de una misma idea/ cuyo prin- cipal fué el Abatimiento propiamente dicho; todos ellos comprenden en silos que han llamado los autores operación por Escleroticonisis " orque en ellas habia que atravesar la Esclerótica para verificarlas: i cuarta que es la Estraccion que siempre preferimos consiste en hacer una división en la parte infaáor ó superior de la córnea traspa- rente que ocupe la mitad de suiHpietro por donde se estrae el cuer- po opaco. Para verificar losares procederes del Abatimiento se em- plean diversas agujas, así'como cuchillos triángulos llamados cerato- tomos, para la Estracion: teniendo cada autor el de su invención y 72 preferencia como se demuestra en la Lámina 28: Antes de practicar la operación cualquiera que sea el método que se adopte será muy prudente preparar el enfermo convenientemente, por algunos dias co- mo hemos advertido con medicaciones adecuadas á las Dicrasias es- pecíficas que pueda tener así como deberá tomar algún Laxante el dia antes de la operación con el objeto de tener el vientre libre, para evitar la necesidad de las excreciones focales que po- drían producir haciendo variar de posición el enfermo algún trastorno en el ojo operado , ya haciendo ascender la catara- ta en el Abatimiento y sus modificaciones, ya también en la Es- traccion, en la que son aun mas perjudiciales cualquiera de las posi- ciones que se tome y movimientos que se efectúen que no sean en la dirección, orizontal supina; pues estos podrían producir adhe- rencias del Iris á la sección de la córnea así como podría también dar lugar en los cuatro primeros dias al derrame de la lente vi- trea y humor acuoso determinando la Atropia del ojo operado,— Desde el quinto dia después de la operación por Estraccion tiem- po suficiente para que la adherencia y cicatrización de la sec- ción déla córnea trasparente se halla verificado, se podrán permitir al enfermo algunos movimientos laterales, hasta el décimo en que podrá entregarse á todos los que sean necesario á sus necesidades:— Deberemos hacer aquí algunas observaciones sobre el lugarmasó me- nos oscuro en que deben colocarse los enfermos, así como de las ven- das circulares usadas sobre los ojos después de operados. Es de una práctica perjudicial bajo todos conceptos ¿as vendas apretadas sobre los ojos después de operados, pues la compresión que producerr-SElL como el calor que desenvuelven sobre las partes oculares determinan mayor grado de inflamación traumática que la que pudiera sobreven} en consecuencia del procedimiento así nos lo ha probado la esperie^cn siendo aun mas desventajosa esta practica si se atiende á que lasa- aplicaciones de las vendas evitan al profesor observar Jiariamente[¿"'\ mo nosotros lo acostumbramos] el estado del ojo operado, respecto á la inflamación que pudieran desarrollarse y á la visión que puede ha- ber adquirido el ojo en consecuencia del acto operatorio. Nuestro opósito consiste para el Abatimiento en una compresa doble flotante sobre el ojo, sostenida en la frente por un bendolete, el que humede- cemos al primer y segundo dia con agua fria, y los . demás con coci- mientos emolientes y anodinos hasta hacer desaparecerla inflama- ción consecutiva, así como las Neuralgias que pudieran desarrollarse. En la Extracción usamos tambientHkel objeto de inspeccionar dia- riamente el ojo operado, de una peq^l^compresa de lienzo ovaí :ó bien de hilas reunidas, ala que le damofflWiisma figura la que em- papamos en agua fria los dos primeros dias, continuamos después coa cocimientos emolientes y anodinos, según las circunstancias que 73 presenta la inflamación traumática: este aposito tan simple como lo acabamos de describir lo sostenemos aplicado al ojo operado con una benda estrecha, compresa, de dos dedos de ancho que quitamos y ponemos á nuestra voluntad por medio de una hevilla (como se re- presenta en la lámina 29), que tiene colocada en una de sus estre- midades que dejamos al descubierto en la sien contraria al ojo ope- rado, sirviéndonos de este mecanismo también para aumentar ó dis- minuir la compresión que quiéramos hacer, asi como para poder sorprender diariamente á la naturaleza con nuestro cuidado, en me- dio de ese gran trabajo adesivo, con el que procura reunir la herida de la cornea, haciendo desaparecer al mismo tiempo las acciones vitales aumentadas en consecuencia de la inflamación traumática. Los resultados de estas prolijas observaciones han sido los si- guientes: desde el segundo ó tercer dia natural, después de la divi- sión de la cornea, se produce entre sus labios un exudación plástica lineal que es el principio del trabajo adesivo; al dia siguiente conti- nua del mismo modo apesar de la inflamación esclero conjuntival, que podrá ser mas ó menos aguda, hasta el dia quinto, en el que está ya verificada la cicatriz, á no ser que por algún mal movimiento del enfermo se haya interpuesto entre los labios de la división el Iris, dando lugar este accidente ya á su procidencia, yaá la pupila angu- lar, ó ya también á su desaparición, lo que deberemos cuidar no acontezca, puesto que cada uno de estos resultados destruye los efectos saludables del procedimiento empleado: siendo entonces bajo todos conceptos nulos el restablecimiento de la visión. El lugar destinado para la colocación de los enfermos operados de cataratas, deberemos también hacer mención aquí, introduciendo mejoras que aunque están en contraposición á las ideas de los mas profesores de esta especialidad, no lo son en cuanto á las que nos he- mos formado después que la esperiencia nos demostró el camino que debiéramos seguir en este particular. Nuestra práctica quirárjica oftálmica principió bajo los, auspicios del entusiasmo con que nos dedicamos á este ramo de la ciencia desde el momento que concebi- mos la idea de hallarnos con las disposiciones necesarias para pene- trar en ese occeano inmenso de teorías controvertidas, capaz alguna de ellas para hacer variar la verdad deducida con la mejor buena fé de los mejores hechos observados, relativamente al objeto de que nos ocupamos, cual es el lugar en que deben ser colocados estos enfer- mos después de practicadas las operaciones. Efectivamente, nues- tros primeros ensayos operatorios los practicamos por Abatimiento según el orden establecido en los autores, puesto que no habíamos tenido ningún modelo que imitar: después de verificada aplicamos sobre los ojos, bendajes compresivos, oscuridad absoluta en el apo- sento del enfermo, sangrías, pedilubios, rubefacientes y cáusticos: 74 cuyas indicaciones que han sido en todos tiempos los medios con que se ha querido destruir los perjudiciales efectos del proceder por Abatimiento, cuando están muy lejos de producir los efectos que de ellos podian esperarse como muy pronto nos los demostró la espe- riencia reunida á nuestros razonamientos. Mas viendo fustradas las mas de nuestras operaciones por este método, puesto que los opera- dos veian bien después de verificada hasta el tercero ó cuarto dia en que se desarrollaba la inflamación traumática, en cuyo tiempo se desenvolvían las Neuralgias tan comunes á este procedimiento: fué pues necesario el que buscásemos la causa que lo motivaba, encon- trando entonces, que á la picadura de la Esclerótica era consiguien- te la Esclerotitis, Iritis y Coroiditis, aguda en unos individuos, y en otros, quienes por causas que nos han sido desconocidas, se desarrollaban también Retinitis nerviosas que concluían por produ- cir la Amaurosis consecutiva al Abatimiento, como ya ha sido de- terminado por nuestros predecesores. Los bendajes compresivos sobre los ojos después de operado por Abatimiento y Extracción ¿qué beneficios pueden producir? La acumulación del calor que provocan los bendajes sobre las partes, desenvuelven mayor grado de inflama- ción siendo á nuestro modo de pensar una nueva causa para su fatal terminación y para los accidentes consecutivos que ya hemos espues- to pueden sobrevenir en su consecuencia. La oscuridad absoluta en la habitación del operado ¿podrá ser de alguna utilidad respecto á su buen resultado? Nada es mas erróneo que esta practica mientras los dias en que el operado está con los ojos bendados, puesto que nada vé, ni nada puede percibir, por el obstáculo que le opone el bendaje á la claridad de la luz, de modo que creemos que esta in- vención ha sido creada mas bien para darle importancia al acto ope- ratorio que no para el bien que puede proporcionarle al enfermo una oscuridad incompatible con el estado que tiene de la dificultad de ver los objetos que pueden rodearle. ¿De qué utilidad podrá ser la sangría jeneral Usque ad animi deligium después de las operaciones de Cataratas ya sea por Abatimiento ya por Extracción? La práctica perjudicial de las emisiones de sangre jenerales después de las ope- raciones de cataratas está bien contestes con los malos resultados que proporciona: ella no produce jamás ni evita las ¡inflamaciones con- secutivas que son anexas al procedimiento quirurjico; tan es así, que cuando seguíamos esta antigua rutina, jamás vimos que en los ope- rados sangrados, disminuyese la inflamación traumática por este mo- tivo, asi como en los otros del mismo modo seguía sus períodos con la regularidad común, y con los desórdenes siempre que son consi- guientes al acto operatorio, por lo que hemos abandonado esta prác- tica rutinera, por no estar basada en ninguno de los hechos que han formado nuestros cortos conocimientos en esta parte de la ciencia. L-^iw, 26. 75 La sangría pues, según nuestro pensamiento no puede de ningún modo mejorar el acto operatorio cuando ha sido mal ejecutado, ni oponerse á los accidentes consecutivos, cuales son la inflamación, ascensión de la catarata: asi como los dolores Neuraljicos: ella ha producido en los mas de los operados, cuando ha sido abundante, Ambliopias y Amaurosis nerviosas que han frustado las esperanzas del operador y del paciente, si es que el proceder operatorio ha sido adaptable á la naturaleza de la catarata, como ya hemos emitido so- bre este particular: lo mismo diremos de los pedilubios irritantes, cáusticos y sedales con los que se han querido evitar los malos efec- tos del proceder operatorio: estos medios no harán otra cosa, ni han hecho que proporcionar al enfermo dolores que han sufrido con la esperanza elel restablecimiento de la visión, la que pierden, por úl- timo cuando observan que después de tantos sacrificios no han bas- tado á alcanzar lo que tanto deseaban. Estas reflexiones son deducidas de hechos prácticos observados con la mejor buena fé, libres de toda prevención teórica. Nuestra práctica en lo relativo á este asunto es la siguiente: dispuesto el operando con algún evacuante el dia anterior, asi como modificadas las dicrasias específicas que pueda tener, con las medicaciones es- peciales, á las que le damos siempre gran importancia por la in- fluencia que tienen en la naturaleza de la inflamación traumático- oftálmica que se puede desenvolver en consecuencia del acto opera- torio, pasamos á practicarlo por Extracción jeneralmente, y en casos muy raros lo hacemos por Abatimiento, en circunstancias tan solo de impedir la conformación de los ojos el otro procedimiento, como son los hundidos en las órbitas, asi como los que tienen poco diáme- tro las corneas trasparentes, y poco espacio en las cámaras anterio- res; en estos precisos casos verificamos el Abatimiento con la aguja de nuestra invención Lám. 28, temerosos siempre del mal resultado si encontramos la catarata blanda como mas de una vez lo hemos ya advertido. Modo de Extracción de las Cataratas. Aunque los Profesores Demours, Roux, y Wenzel preconizaron la Keratotomía ó División de la cornea trasparente lateral; y aunque Santarelli, Ricter y Alexander propusieron la División de la parte superior de la cornea para verificar la extracción de las cataratas: no faltando algunos otros entre los que mas figuraron Jannin, Quadri, Lobely Giorgi, que quisieron que se practicase haciendo una divi- sión en laEsclerocía inmediata al Círculo Ciliar: nosotros sin meter- 76 nos á valorizar cada uno de estos modos de la Extracción, lo veri- ficamos siempre haciendo la División en la parte inferior de la cor- nea trasparente á dos líneas de distancia del Ligamento Ciliar, va- liéndonos siempre del Ceratótomo de Ricter, con el que conseguimos una división limpia y capaz de pronta reunión. Este procedimiento exige algunos cuidados de parte del operador que merecen ser estu- diados, puesto que de ellos dependen muchas veces el buen ó mal resultado de la Extracción, como son el pronto derrame del hu- mor aguoso, la contracción súbita de la Pupila antes de la salida de la Catarata, así como que la división déla cornea sea suficien- te para procurarla, y que la posición del operado sea supina después, para evitar que el Iris pueda salir por la división, formando ya la pupila angular ó ya también la Procidencia del Iris, que tanto una cosa como otra pueden influir notablemente en el resultado de la operación. Dos horas antes deberá acostarse el enfermo en posi- ción supina y con la cabeza hacia atrás para que se sostenga en el ojo que se va á operar, el Colirio Midriático que ha de dilatar la pupila: el que usamos con este objeto es compuesto de partes iguales de Be- lladona y Stramonio: media dracma de cada uno de estos extractos disueltos en una onza de agua destilada; de cuya disolusion instila- mos dentro del ojo algunas gotas cada cuarto de hora, untándolo tam- bién al rededor de la órbita; este modo de usar esta medicación tó- pica midriática nos ha proporcionado siempre una buena dilatación de la pupila, siendo aun mas permanente que cuando usamos solo de la Belladona. El aparato que necesitamos para practicar la Extrac- ción, consiste en el Ceratótomo mencionado de Ricter, el Speculum abierto, la cinta, benda y compresa que deben servir para comprimir el ojo operado, y el plano inclinado en donde debe situarse el pacien- te. Todo esto ya dispuesto, se buscará la posición mas ventajosa res- pecto á la luz, que no produzca reflexión en la cornea, pues esta im- peiliría hacer una sección tan limpia como es necesaria: para procu- rar esta posición se escoje la hora del medio dia en que los rayos del sol nos son mas perpendiculares, debiéndose buscar la luz siempre por el lado del ojo que se va á operar; conseguido esto, se coloca el enfermo en el plano como se demuestra en la Lám. 26, procurando que la cabeza se sitúe horizontalmente respecto á la mano del ope- rador, teniendo antes el cuidado de cubrir el otro ojo con la benda y compresa, pues su quietud por este medio evita los movimientos in- voluntarios del que se trata de operar. Es preciso que advirtamos que en las cataratas adherentes en su gran circunferencia al Iris, el Co- lirio Midriático no puede dilatar bien la pupila, por el obstáculo que le opone la adherencia, siendo este accidente uno de los que mas se oponen al buen éxito de la operación, puesto que después de la sali- da del Cristalino opaco, permanece aun la Cápsula adherida que es 77 preciso quitar con algunos inconvenientes, sin cuyo requisito nos es- pondriamos á ver frustrada la esperanza del enfermo y del operador. Cuando acontece esta complicación, que ya se deja preveer desde el momento que la acción del Colirio no obra sobre las fibras radiadas del Iris, acostumbramos preparar en el aparato el instrumento que nos ha de servir con e6te objeto, tal es la Pinza de Bascula de Luer, Lám. 25, la que nos ha servido mejor que las demás conocidas para la Extracción de la Cápsula después de la del Cristalino opaco. Preparado así todo para practicar el acto de la operación, y dis- puesto lo necesario que hemos ya mencionado anteriormente, pasa- mos á practicarla en los términos siguientes: Sujeto el ojo con el Speculum como acostumbramos, dilatada la pupila del modo como mas haya podido verificarse, sentado el opera- dor de la manera ya dicha en el banquillo del Plano con luz suficiente, apoyado el brazo en el brazolete, se coje el Ceratótomo con la mano derecha ó izquierda, según sea el ojo que se trata de operar, como si fuese una pluma de escribir, é introduciéndolo hacia el diámetro transversal á una ó dos líneas de la cornea trasparente, dirige la pun- ta hacia el centro de la Catarata incindiendo la Cápsula: este primer tiempo de la operación exige gran cuidadado de parte del operador, pues sin el requisito de dividir la Cápsula, es imposible terminar el procedimiento: verificado esto, debe continuar la punta del instru- mento hacia el otro lado de la Cornea por el espacio llamado cámara anterior en dirección siempre horizontal, saliendo á la misma dis- tancia del Ligamento Ciliar que en su entrada: en este segundo tiem- po es preciso tener gran cuidado con el derrame del humor aguoso, lo que se puede evitar poniendo la cabeza del enfermo bien horizon- tal en la escotadura del Plano: el tercer tiempo de la operación la constituye el corte del instrumento, que dirigido hacia abajo, debe verificar la división de la mitad de la Cornea; la figura trian- gular del Ceratótomo produce en su corte una incisión semi-circu- lar que debe comprender la mitad inferior del disco de la Cornea, debiendo ser siempre igual en toda la división respecto á la distan- cia que debe haber del Ligamento Ciliar cuya igualdad es muy ne- cesaria para evitar su herida y dislaceracion, así como la cicatriz lineal quedebe acreditar después la maestría, destreza y habilidad del cirujano oculista. Verificada la división de la Cornea de la manera ya espuesta, no acostumbramos cerrar los párpados como generalmente ha sido aconsejado por algunos Profesores, sino que levantando la cabeza del enfermo un poco, comprimimos gradualmente el Speculum, sien- do bastante alguna de estas ligeras compresiones para que salga del ojo el cristalino opaco que constituía la Catarata: asi como el humor aguoso que se derrama tan pronto como la cabeza del enfermo varía 78 de la posición horizontal á la vertical, sin cuyo requisito no podría verificarse la salida de la Catarata. Es muy importante antes de qui- tar el Speculum del ojo, cerciorarse del estado en que se encuentra la pupila cuyo color negro debe acreditar la salida completa de la Catarata y de su cápsula: cuando queda esta ó algunos restos de ella se percibe detras de la pupila una ligera nubécula que tiene la ma- yor analogía con una tela de araña que estuviese allí colocada, como se demuestra en la Lám. 29: cuando esto acontece introducimos la Pinza ya dicha de Luer por la división de la cornea, con la que qui- tamos á nuestra satisfacción los restos de la cápsula fluctuante en el poco humor aguoso que aun quedaba en la Cámara posterior. Se nos podrá decir y reconvenir que en nuestro método de la Extrac- ción, las ligeras compresiones que hacemos sobre el ojo con el Spe- culum para la salida de la Catarata, serian capaces de producir la evacuación del humor vitreo: jamás hemos visto ocuriese este acci- dente, porque estas compresiones tan ligeras y graduadas no son su- ficientes á producir este efecto, y si alguna vez nos sucediese esta- mos persuadidos que la cantidad evacuada será muy corta, la que pronto sería reemplazada por otra igual del vitreo, ó por el humor aguoso, quien después de las dos horas de su vacuidad vuelve á lle- nar completamente las cámaras del ojo, así como el lugar que ocu- paba el Cristalino opaco, ejerciendo este humor entonces la función física aunque en grado mas débil, ya de la falta del vitreo, ya tam- bién del cristalino, cuyas refracciones sucesivas deben ser reempla- zadas después por lentes convexos que suplan los defectos enuncia- dos, para poderse obtener una visión distinta de los objetos. En la división de la cornea suele suceder no quedar practicada con la exactitud que se requiere para la salida de la Catarata, por ser demasiado estrecha: en estos casos deberemos estar prevenidos con las tijeras de Maunoir, Lám. 28, para agrandarla, que siempre lo ha- cemos por uno de los dos ángulos de la división. Algunos instrumen- tos inventados mas bien por el lujo que por la utilidad han sido em- pleados con este objeto, tales son el Litotomo de Mr. Carrón du Vi- llards, la Lámina obtusa de Forlenze que siempre hemos reemplaza- do con ventaja con las tijeras mencionadas cuando se nos ha ocurrido este acontecimiento después de hecha la división de la cornea. En el momento de la división pueden sobrevenir algunos otros acciden- tes que comprometen el resultado feliz del procedimiento, lo que de- beremos estudiar para evitarlos en cuanto sea posible: entre estos de- beremos notar primeramente la entrada del instrumento entre las lá- minas de la Cornea, creyendo que se ha penetrado en la cámara an- terior del ojo: este accidente podrá siempre evitarse teniendo cuidado de ponerla punta del Ceratótomo perpendicularmente á la superficie de la cornea, hasta estar satisfecho haberla atravesado. La agitación 70 del globo ocular *c puede evitar también entre los accidentes que pue- dan ocurrir mientras la sección de la cornea: cuando esto suceda, es preciso esperar con alguna prudencia para la aplicación del Specu- lum, á que cesen los movimientos del ojo, acostumbrándolo por me- dio de toques repetidos sobre la superficie ocular, bien con el cabo del Ceratótomo, ó bien algún otro instrumento obtuso: estas impre- siones acostumbran al ojo á la acción del instrumento, pudiéndose de este modo fijarlo en quietud para el fin propuesto. La contracción y espasmo del Iris es otro también de los accidentes que pueden pre- sentarse en el momento de concluida la sección de la Cornea; es á nuestro modo de ver, el mas grave de los que pueden sobrevenir, puesto que contraída la pupila dilatada cierra el paso por donde ha- bía de salir la Catarata: este accidente lo remediaremos evitando el derrame prematuro del humor aguoso, así como no punzar el Iris con la punta del instrumento al incindir la cápsula: cuando sucediese, aconsejamos quitar el Speculum, en el momento cerrar los párpados por algún tiempor, haciendo en seguida algunas ligeras compresiones sobre ellos con lo que hemos conseguido la salida de la Catarata, sin peligro de dislacerar el Iris, aunque haya sido muy voluminosa. Después de extraída la Catarata, aplicamos al ojo operado una planchuela de hilas de figura oval, mojada en agua fria, así como una compresa cuyo aposito lo sostenemos con la cinta bendage, que sujetamos con la hebilla que deberá situarse en la sien contraría al ojo operado, colocándolo en la cama en posición supina, la que deberá guardar hasta el quinto dia, tiempo suficiente para la adherencia de la división de la cornea, siendo muy prudente el advertirle al enfermo la necesidad que tiene de guardar esta posición, pues de lo contrario se espondría á los accidentes anteriormente dichos. Nuestros cuida- dos consecutivos se reducen á sostener mojado con agua fría en las primeras 24 horas el aposito, á levantarlo todos los dias para ver el estado de la inflamación traumática, á colocar el enfermo en una ha- bitación ventilada y clara ala quietud y tranquilidad del operado. Después de las 24 horas aplicamos al ojo, según el grado de la infla- mación, fomentos emolientes y anodinos si se desenvolvieren dolores, así como alguna poción opiada si la necesidad lo exigiese por este motivo: el alimento durante los primeros cinco dias deberá ser de caldos nutritivos y bebidas temperantes y sudoríficas: al sexto dia se le permitirá al enfermo levantarse, debiendo estar el lugar donde se encuentre á media luz, la que se irá aumentando todos los dias se- gún lo permita la sensibilidad de los ojos: en este dia también permi- mos algunos alimentos de fácil digestión, los que deberán continuar por un mes, tiempo suficiente para el completo de la visión en los ca- sos felices en que no haya sobrevenido algún accidente que pueda evitarlo. El individuo operado de Cataratas deberá usar después de 80 los lentes ó espejuelos que hablamos en la página 60, llamados Peris- cópicos, de color azul ó verde claro, para corregir no solo el defecto de refriccion por falta del cristalino, sino también porque su color modifica el exceso de los rayos de luz que pueden llegar al ojo. Consecuencias de la Extracción. A nuestro modo de pensar, este procedimiento es el mas seguro para el restablecimiento de la visión en los individuos que han teni- do la desgracia de perderla á consecuencia de la opacidad del cris- talino llamada Catarata. En algunos casos, por falta de previsión del operador, suceden consecuencias desagradables que comprometen su reputación á la vez'que el operado no consigue el objeto de su resolución. Éntrelas consecuencias que pueden resultar después de la Extracción, notaremos: 1.° las felices que se refieren al restableci- miento de la visión después de algunos dias de los cuidados conse- cutivos, 2.° á los no felices que se reducen á la aparición de los acci- dentes que destruyen los buenos efectos de la operación, tales son la permanencia de la cápsula después de la extracción del cristalino- 3." á la sección demasiado grande de la cornea, en la que dividido en los tres cuartos de su diámetro, puede atrofiarse: 4.° á la salida del Iris al través de la división, de la que puede resultar la Proce- dencia, así como la Pupila angular, y su desaparición completa. Degresión ó Abatimiento de la Catarata, Aunque este método es el de mas fácil ejecución, es sin embargo como muchas veces hemos dicho, el que presenta menos resultados fa- vorablesal enfermo respecto al restablecimiento déla función visual, y al Profesor en el crédito que pueda adquirir en consecuencia del mejor éxito que pudiera obtener acerca del procedimiento empleado para el objeto que se propuso. Sin ser necesario de volver k repetir la nece- sidad de dilatar la pupila con el Colirio Midriático ya mencionados la de cubrir el ojo que no va á operarse con la cinta benda propues" ta, así como la colocación del enfermo en nuestro Aparato que lla- mamos Plano inclinado, como para verificar la Extracción, pasamos á practicarla en los términos conocidos por los dedicados á este ra- mo, con la aguja que nos es propia, aunque con la incertidumbre de sus resultados, lo que advertimos siempre, diciendo el motivo que nos impulsa á escojer este procedimiento, habiendo otro de mas seguri- dad y libre de los riesgos consecutivos que dificulten y aun anonadan los electos del Abatimiento: los que ya hemos expuesto en nuestros anteriores razonamientos apoyados en los hechos Clínicos que mas de una vez hemos tenido motivos de rectificarlos, a cuyas páginas nos remitimos para su recordación. Sujeto el ojr- con el Speculum abierto, y puesto el operando en la situación mas ventajosa respecto á luz, y á la hora del medio dia en la que se encuentra mejor dispuesta para no reflejar sus rayos so- bre la trasparencia de la cornea: tomamos la aguja de Abatir, prefi- riendo la nuestra á las otras inventadas Pág. 28, la que cojemos co- mo una pluma de escribir entre los dedos; apoyando el brazo en el brazolete del aparato, introducimos la punta por el lado externo de la Esclerótica á dos líneas de distancia del Ligamento Ciliar, y á cuatro ó seis por debajo del diámetro transversal del ojo, (mejor que por arriba como siempre se ha acostumbrado) cuyo lugar de elec- ción no es indiferente, para no herir la arteria ciliar que serpea en medio de este diámetro. La punta de ia aguja deberá introducirse precisamente en posición horizontal, mirando su cara convexa hacia arriba, y la cóncava hacia abajo: de este modo deberá penetrar en la cámara posterior del ojo, colocándola entonces el operador por de- lante de la Catarata, haciendo con la punta "una incisión en la cáp- sula, muy necesaria para el éxito de la operación: hecha esta prime- ra maniobra se dirijirá la aguja hacia arriba, colocando su concavi- dad sobre la parte superior de la Catarata, la que deprimirá hacia abajo colocándola en el espacio que comprenden los músculos recto externo é inferior, y un poco hacia adentro para encajarla en el es- pesor del vitreo: esta nueva posición que se le da á la Catarata para quitarla del eje visual, deberá verificarse sin comprimirla contra la Retina, loque debe tenerse muy presente para evitar su rasgadura, que siempre trae consecuencias muy funestas para el restablecimien- to de la visión: pues las mas de las veces la Amaurosis de la Retina es también consiguiente á su compresión, así como á su picadura en el momento de estacionarla en el lugar ya mencionado. Es déla mayor importancia el advertir, que la Catarata deberá estar debajo de ia con- vexidad de la aguja en el lugar en que se ha situado, por el tiempo de ocho ó diez segundos, debiendo salir de la misma manera que pe- netró por la Esclerótica. El aposito consiste generalmente en cubrir el ojo operado con una simple compresa á la que adaptamos la benda ya dicha, así como á Ia3 aplicaciones frías en las primeras 24 horas: colocando al operado en un lugar á medía luz, ya sentado ó ya acos- ado por ser estas posiciones indiferentes para el resultado de la ope- i-acion. Muchos accidentes pueden sobrevenir en los momentos de practicarse el Abatimiento, los que siendo susceptibles de presen- tarse los enumeráronlos. Es muy coinun encontrar Cataratas lechosas, que en el acto de la 11 ft 2 picadura de la cápsula se llenan las cámaras del ojo de un líquido lacticinoso que impiden al operador continuar las demás maniobras para concluir la operación: en estos casos aconsejamos retirar la agu- ja y abandonar este líquido á la absorción, que aunque según liemos observado, se verifica muy lentamente, sin embargo hay esperanzas después de algunos meses del restablecimiento de la visión, si la cáp- sula ha quedado en situación conveniente para que se verifique: y si no, una segunda operación basta para efectuarla. Otro de los acci- dentes es la hemorragia de la Conjuntiva en las mallas del tejido ce« lular á consecuencia «le la rotura de algún vaso de la Coroides que traspasando la Esclerótica, va á anastomosarse con los de la Conjun- tiva: este derrame sub-conjuntival presenta un momento después de la picadura de la Esclerótica una elevación en la conjuntiva al rede- dor déla entrada del instrumento muy parecida al trombus que suce- de en las sangrías cuando la herida ele la vena no está paralela ala de la de la piel: la cantidad de sangre derramada en estos casos es tan poca, que no tleberá impedir continuar los momentos de la ope- ración: sus consecuencias no tienen valor alguno, desapareciendo después de algunos dias. Nosotros hemos tenido la costumbre, con bastante buen resultado en estos casos, de escindir un pedacito del tumor sub-conjuntival con las tijeras de Maunoir después de termi- nado el acto operatorio. La picadura ele los nervios Ciliares es otro de los accidentes que pueden sobrevenir al atravesar la aguja la Es- clerótica: el dolor pungitivo que siente el enfermo, la contracción sú- bita de la Pupila á pesar de la dilatación que tenia por los medios co- nocidos, así como el estado convulsivo del ojo, y los vómitos que su. ceden, anuncian al operador la lesión ele estos nervios, siendo este accidente tanto mas grave, cuanto que la contracción de la pupila impide ver los movimientos de la aguja para poder terminar el acto operatorio. Cuando este acontecimiento sucede en la Extracción por la picadura del Iris, la contracción repentina de la pupila impide la salida de la Catarata, como lo hemos ya insinuado. La lesión del Iris, tanto en el Abatimiento como en la Extrac- ción, es de gran importancia para el resultado consecutivo de la ope- ración: este accidente determina á las 24 horas la inflamación de[ Iris con todos los síntomas que lo caracterizan; á mas los vómitos simpáticos que son muchas veces tan graves que comprometen la vida de los enfermos, por las congestiones que proelucen en la masa ence- fálica, que según hemos visto en dos casos operados por otros profe- sóles, han sido causa de la muerte ele los enfermos, por loque debí' remos tener grandes precauciones para evitar la lesión del Iris y uu los nervios Ciliares, puesto que consideramos de mucha gravedad su picadura. El derrame de sangre en lasCámaras del ojo en las lesiones del K*XiM,. Z1 °/>C£U/¿¿to f^ra^ O'-rtofor c¿e^t %/? Spcru/um de /v,>Y>r//> Jjpc/Yf//i/n abierto n/*?/o de /rente ¿U ,M fobumr ff„*« 3043 Iris, lo deberemos contar también entre los accidentes que pueden comprometer el resultado de la operación en el Abatimiento y sus mo- dificaciones, la sangre derramada mezclándose con el humor aquoso, impide no solo continuar las maniobras, sino también el observar lespues el estado de la pupila. Nosotros, en algunos pocos casos en que se nos ha presentado este accidente, hemos practicado, siguiendo la conducta de los demás oftalmólogos, una incisión en la parte infe- rior de la cornea lo bastante para darle salida al derrame, la que efes- pues de verificada, nos ha dejado ver lo pupila sin poder después me- jorar el acto operatorio, aunque no baya quedado bien terminado, se- gún los preceptos establecidos: siendo este accidente, á nuestro mo- 'do de pensar, muy grave también respecto á los resultados de la ope- ración- El derrame desangre que fórmala hemorragia intra-ocular sue- le presentarse bajo la forma líquida en conbinacion con el humor aguoso, pudiendo también hacerlo en estado de coagulo, el que siem- pre ocupa la parte inferior de la cámara anterior, al modo como se verifica en el Hipopion: la primer forma como se produce la hemorra- gia, desaparece con bastante facilidad después de 24.ó 46 horas, al paso que la otra necesita algunos dias para que se absorva, quedando siempre un poco de fibrina que adhiriéndose al Iris y Cornea traspa- rente, produce después una opacidad que jamas desaparece á pesar de los medios que pueden emplearse con este objeto. Consecuencias del Abatimiento. * i Este procedimiento,como hemos muchas veces repetido, presen- ta en la práctica m*tnos ventaja que la Extracción, pudiendo tener, buen resultado cuando la Catarata es dura, cuando no se presenten después alguno» de los accidentes que hemos precedentemente estu- diado: y cuando las Neuralgias también, que siempre son consiguien- tes, no han sido bastantes á anonadar la vitalidad de la Retina, de donde hacemos siempre depender también las Amaurosis consecutivas al Abatimiento. Entre las consecuencias de este procedimiento de- remos hacer mención de las cataratas secundarias que se producen después de algunos dias de verificada la operación: la oftalmia trau- mática que se desenvuelve con mas ó menos intensidad, con los ca- racteres de Esclerotitis, Iritis, Conjuntivitis y Coroiditis, determi- nan consecuencias que son comunes á cada uno de estos padecimien- tos aislados, siendo cada uno de ellos bastante'para frustrar las espe- ranzas del Profesor y del operado. r 84 ¿ Cataratas secundarlas. ) i Nosotros llamaremos Cataratas secundarias á las opacidades que se desarrollan en el campo pupilar en consecuencia bien del Abati- miento, bien de la Extracción, y también cuando la Catarata después de Abatida vuelve á ocupar su lugar, siendo mas común que se pro- duzcan en el primer procedimiento mas bien que en el segundo. Es- tas opacidades aunque no son en el rigor de la palabra tales Cataratas, impiden sin embargo, como ellas, la visión del individuo, simulando perfectamente su existencia en el ojo. Su formación es debida unas veces á la inflamación de la Hialoydes en el hundimiento de la lente vitrea en donde se haya implantado el Cristalino, que se pone opaco en su consecuencia; otras á la permanencia de la cápsula en el mis- mo lugar, y otras á la formación de falsas membranas en el limbo de la pupila cuando se ha desarrullado la Iritis: en este caso siempre he. mos visto producirse la Myosis ú estrechez de la pupila, entre cuyos bordes se encuentra la falsa membrana que los adhiere, que es debi- da á la exudación plástica que se produce en todas las Iritis, comolo hemos advertido en la pág. 133 del primer tomo. Las variedades de Cataratas capsulares admitidas por algunos de los oftalmologistas, así como las lenticulares, son resultados mas bien de una imagina- ción creadora de entidades, que no de hechos verdaderos que puedan probarse su realidad, puesto que todas se reducen en el último aná- lisis como hemos dicho, á las opacidades relativas de restos de la cáp- sula y á los resultadeis de la terminación de la Iritis, que suele pre- sentarse como resultado de la oftalmia traumática de cualquier clase*' á que pueda pertenecer, dependiente de la influencia dicrásicaá que pueden estar sometidos los enfermos operados. Procedimiento Quirúrgico de las Cataratas secundarlas. Antes de pasar á verificarlo, eleberemos hacer el Diagnóstico di- ferencial de la naturaleza de la opacidad que vamos á operar, ya con medicaciones especiales que espondremos, ya también con los proce- dimientos quirúrgicos inventados al efecto. La ascensión de la Ca- tarata es muy posible que suceda cuando siendo lenticular no ha que- dado bien colocada en el lugar conveniente, y mucho mas cuando no 85 se ha destruido la cápsula antes de su Abatimiento: en estos precisos casos es muy fácil su aparición en el mismo lugar, presentándose de- tras de la pupila una mancha azulosa clara con inmovilidad de ella, la que es debida á las adherencias, que suceden en la oftalmia trau- mática de la cápsula con la parte posterior del Iris. E| Procedimien- to quirúrgico en este caso lo hemos practicado en algunas ocasiones en que se nos han presentado enfermos operados por el Abatimiento por otros Profesores, del mismo modo que la Extracción, consiguien- do siempre el restablecimiento ele la visión; por lo que remitimos á nuestros lectores el artículo consagrado á este fin. Proscribimos bajo todos conceptos el volver á intentar el Abatimiento en estos opera- dos, puesto que una segunda operación concluiría por inflamaciones consecutivas, Neuralgias y otros desórdenes que quitarían la espe- ranza al enfermo ele ver, y al operador haría concebir la idea de la inexactitud ele su mecanismo operatorio. Las exudaciones plásticas en el limbo pupilar en consecuencias de la Iritis, Esclerotitis é Iritis que suceden al Abatimiento, merecen á nuestro modo de pensar, mas bien un tratamiento médico, que qui- rúrgico. En nuestra práctica hemos conseguido siempre los mejores resultados con las medicaciones que indicaremos en la terapéutica especial ele este interés, con los que triunfamos aunque á la larga ile estas producciones patológicas, consecuencia precisa de las infla- maciones consecutivas á los procedimientos operatorios. Lo mismo diremos de las opacidades del Hundimiento Hyaloidiano debido también á su lesión al desprender con la aguja el Cristalino de este lugar: estas opacidades son susceptibles del mismo modo de adqui- rir la trasparencia con estas medicaciones, según lo hemos observa- do en distintos operados. La permanencia de la Cápsula y restos de ella que suele formar en algunas ocasiones las Cataratas secundarias exigen, su separa- ción elel exeoptico y pupilar: en estos casos hemos hecho una ope- cion muy sencilla que nos pertenece: cuyo procedimiento, siempre ha correspondido al entusiasmo conque lo practicamos. Colocado el enfermo como lo hemos advertido para la Extracción sujeto el glo- bo del ojo con el espéculum, hacemos una incisión pequeña en la parte inferior de la cornea trasparente con un Ceratótomo, la posi- ción horizontal del ojo, permite poco derrame del humor aguoso, por lo que no se deprime la cornea quedando la cámara anterior con las dimensiones que tenia: introducimos después por esta incisión un ganchito lám. 29 con el que conseguimos su extracción: la entrada de este instrumento deberá verificarse en la dirección en que se en- cuentra la incisión de la cornea teniendo cuidado, que su salida se haga en la misma forma para no contundirla en el lugar de la heri- dita. La oftalmia traumática que se desarrolla deberá combatirse 86- según los caracteres con que se presente: los cuidados consecutivos respecto á la posición que deba guardar el enfermo, serán los mis- mos que los que mencionamos para los operados por Extracción si la incisión ha sido grande; y si fuere pequeña como para los de por Abatimiento. Los procedimientos operatorios para verificar el Desmenuza- miento y la Reclinación de la Catarata recomendados por algunos oftalmologistas, no mereciéndonos asi como el Abatimiento seguri- dad en sus resultados, los proscribimos de nuestra practica, por lo que no los describiremos con la misma detención que lo hemos he- cho, con los anteriores: bástenos pues lo que dijimos sobre este par- ticular en las pag. 64 y 71 de este 2? tomo. Cataratas congénltas^ Existencia de Va membra- na Puy/ilar. Ciegos de Xacimiento. Las Cataratas congénitas son aquellas opacidades del aparato cristalino que impiden algunas veces la visión de los niños recien- nacidos y otra la dificultan: su existencia no es sensible en los pri- meros meses de la vida, hasta que alguna casualidad hace conocer a sus padres que la función visual no se ejerce en estos seres como en los demás que pueden apreciar el valor de la luz y de sus efectos sobre los órganos de la visión. Los síntomas por donde podemos co- nocer este estado se reducen al color de la pupila que puede serMe un blanco azuloso, y también de un blanco sucio: los movimientos «lela pupila se efectúa con una gran vivacidad: el modo de mirar es incierto dirijiéndolo siempre hacia donde esta la luz: el globo del ojo diverje en sus movimientos del conjenere, por lo que miran muchas veces como si existiera un principio de Estravismo; en al- gunos de estos desgraciados faltando el paralelismo entre los mús- culos de los ojos, simulan por lo tanto un Amourosis conjenita, que debemos diferenciar en el Diagnóstico para las indicaciones terapéu- ticas. La intensidad de la luz aunque sin conocer sus efectos les ofende de un modo tal que evitan mirarla: y se advierte en ellos el deseo que tienen estos individuos de admirar instintivamente la gran obra de la naturaleza. La membrana pupilar es una tela que tienen muchos recien na- cidos que obstruyen el ahujero pupilar, dificultado la vision'segun el mayor ó menor grado ele densidad que tenga: su existencia asi como la Catarata congénita no se percibe hasta tanto no se advierte la mala dirección de los ojos respecto a las cosas que le rodean. Los S7 ¡síntomas fisicos por elondc podemos diferenciarla de la Catarata congénita son muy fáciles de apreciar: tales como la inmovilidad de las pupilas debida a las adherencias de la membrana en el borde del circulo del Iris que forma lo que se llama Pupila. Esta membrana mas ó menos cpaca afecta siempre según lo hemos observado un co- lor lácteo a cuyo través se distingue el color negro de la pupila; y asi como en la Catarata tiene libre sus movimientos en la membra- na pupilar falta completamente, siendo esto so'o en lo que se debe- rá fundar el dignóstico diferencial de estos dos padecimientos con- génitos. Los síntomas fisiológicos que la acompañan son los mis- mos que hemos emitido anteriormente. Cuando las Cataratas con- génitas son capsulares con adherencias al limbo pupilar pueden si- mular muy bien la existencia de la membrana, puesto que estas ad- herencias impiden los movimientos de la pupila: sin embargo un escrupuloso examen hace conocer que la opacidad en la Catarata Gongénita se encuentra mas allá del borde pupilar que la forma: al paso que en ia membrana dicha no se observa esta línea de demarca- ción. El verdadero diagnóstico de uno y otro padecimiento es muy importante bajo el punto de vista quirúrgico puesto que el procedi- miento es diferente en la ejecución de uno y otro. "La historia del Ciego ele nacimiento citado por el Cirujano Cheselden merece ocupar aquí un lugar distinguido, puestoque en sus palabras encontramos todo lo que pudiéramos decir respecto á las primeras impresiones que reciben los que careciendo de la vista, teniendo espeditos los demás sentidos, adquieren el único que mas les interesa por ser el que los ha de poner en relación con las bellezas de la naturaleza y con los objetos que le rodean. Traducimos literalmente la historia de este ciego redactada por el mismo Cheselden la que continuamos. Este Cirujano ingles dio vista á un ciego de nacimiento en quien existia la membrana Pupilar ó la Catarata congénita por me- dio de una operación oftálmica: en este individuo se habia desarro- llado una inteligencia precoz, á la edad de 17 años en la que se en- contraba cuando se le operó por lo que podia juzgar ya de la utili- dad de la operación que iba á sufrir, asi como esplicar también elcl modo como se le presentaban las cosas que tenian relación con la luz, los objetos y distancias: lo que estudiado por Cheselden ha sido trasmitido hasta nosotros del mismo modo como observó, la manera del desarroyo del sentido de la vista por medio del ejercicio de esta función. Dice este célebre Cirujano '"Cuando este ciego después de operado vio por primera vez la luz, estaba muy lejos de poder juz- gar de las distancias puesto que creyó que todos los objetos que le rodeaban tocaban sus ojos de la misma manera como lo verificaban ■os cuerpos que tac taba con sus manos. Los objetos que mas le 88 agradaban eran aqnellos cuyas formas eran redondeadas y de figura regular, aunque éljno podia formar ningún juicio acerca de ellos ni decir por qué le parecian mas agradables los unos respecto á los otros. Mientras su ceguedad, no tubo sino ideas pasageras de los co- lores los que podia'distinguir bajo la influencia «le una luz intensa, que dejaba después en él la impresión, por la que podia diferenciar- los, aunque con gran dificultad. En efecto, cuando por primera vez vio la luz y los colores, dijo que no eran los mismos que los que ha- bía percibido en otras veces, cuando no tenia conciencia de los efec- tos del bello astro que iluminaba la naturaleza según habia oido y percibido en los momentos de ponerse en relación con sus efectos: él no conocía la forma de los objetos, ni menos distinguia uno de otro aunque fueran de diferentes figuras y dimensiones. Cuando le pre- sentaban los obgetos que conocia anteriormente por el sentido del tacto, los miraba con atención observándolos con cuidado para co- nocerlos de nuevo: pero como tenia necesidad ele retener en su ima- ginación á la vez muchas cosas las olvidaba con la mayor facilidad por loque decia (que en ver y reconocer los objrtos olvidaba lu ma- yor parte.por uno que retenía). El pasó mas de dos meses antes de que pudiese reconocer las superficies ele los cuerpos sólidos: hasta entonces no pudo diferenciarlos ni rueños clasificar sus diversos co- lores admirándose cuando tocaba las sombras ele los cuerpos que le parecian una continuación de ellos, loque le hacia preguntar cual délos sentidos le engañaban, si la vista ó el tacto. Presentándosele un retrato de su padre, dijo que conocia que era su semejanza: sien- do imposible que una cara tan larga cupiese en un cuadro tan pe- queño. Cuando vio por primera vez la luz, no podia soportar sino la muy débil, viendo los objetos demasiado voluminosos, pero á me- dida que fué observánelolos, fué percibiéndolos con sus verdaderas dimensiones: creyendo que no existían otras cosas mas que las que estaba viendo." Esta observación no es la única que hay respecto al modo coa que principia á desenvolverse el sentido de la visión en los ciegos de nacimiento: todas las que han emitido los observadores prueban has- ta la evidencia, que este sentido es el único que nos pone en relación con todo lo creado, siendo él solo el que puede correjir los errores á que nos conduce el tacto: sentido que tiene la ma s analojía con el de la visioná !a que siempre nos referimos en nuestros discursos. $9 Procedimiento (Quirúrgico nara quitar las mem- branas Puy^Uares ^j Cataratas congénltas. Muchos son los inconvenientes que presentan los Niños para poder practicar en ellos la operación que hade restituirles el órga- no de la vista. La demasiada movilidad de sus ojos, la falta de apre- ciar el valor que tiene la carencia de este sentido; la poca capacidad para poder juzgar de la quietud que es necesaria para practicar la opera- ción que ha de darles la existencia tísica, son bastantes para contrain- dicar la operación hasta tanto no estén estos individuos en la edad capaz de conocer y juzgar el valor que tiene la operación que van á sufrir en obsequio de su vida de relación; vida* que va a ponerlos al nivel de los demás individuos que gozan de ese precioso don con que nos dotó la sabia naturaleza. Mas de una vez nos hemos resisti- do á practicar esta clase de operaciones por no encontrar á nues- tro modo de ver alguno de estos individuos con las disposiciones ne- cesarias para egecutarlas, por lo que hemos advertido que debe es- perarse á que tengan conciencia del acto operatorio y sus resultados que según nuestro juicio es á la edad de 7á9 años, época en la que creemos debe practicarse (si la naturaleza no la ha hecho desapare- cer) según lo hemos verificado en diferentes individuos con el mejor éxito. Nuestro procedimiento diverge en un todo á los que han queri- do ver en esta operación una de las mas grandes de la Cirugia Of- tálmica cuando á nuestro modo de ver es una de las que exigen me- nos cuidado su egecucion porque no se interesa en ella sino la parte menos sensible del ojo cual es la cornea trasparente* El modo que te- nemos para practicarla es el siguiente: Puesto el niño en situación conveniente, ya colocando la cabeza éntrelas piernas de su madreó alguna otra persona ó ya también haciendo uso del plano inclinado, cuyo asiento se levanta con almo- hadas hasta que queda la cabeza en buena disposición: sujeto el ojo con el speculum, de Bell que por ser de menos diámetro se acomoda mejor al del niño, se introduce la aguja de nuestro uso é invención la que es muy delgada lám, 30 ya por la parte superior de la cornea tras- parente ó ya también por la inferior, a dos ó tres líneas del ligamento ciliar, dirijiendo su punta de abajo arriba hasta llegar al centro de la pupila en donde puesta en contacto con la membrana se dan dos ó mas vueltas sobre ella, hasta que desaparezca, cuidando siempre evitar la picadura del Iris que traeria consecuencias desagradables, asi como se debe evitar también que la aguja llegue á la Cápsula del 90 cristalino, que podría ponerse opaco después de algunos dias déla operación. La destrucción de la membrana pupilar es mas fácil en unos niños que en otros, dependiendo esta d&la mayor ó menor den- sidad que pueda tener. Los cuidados consecutivos se reducen a po- ner al niño á una media luz, y sí sobreviniese alguna ligera inflama- ción, usar de baños emolientes hasta que desaparezca, evitando que en muchos dias haga uso de la visión á la mucha luz, sino que vaya adquiriéndola gradualmente, puesto que una impresión rnpentina sobre la parte percipiente de ios ojos podría producir la Parálisis, como lo liemos observado en una vez, al siguiente dia de practicada la operación con el mejor resultado: no debiendo echarse en olvido el uso de los espejuelos de color que modificando la luz en estos ca- sos podrá evitarse en algún modo este accidente desagradable, efec- to de lo poco que se prestan estos individuos á la quietud y poca claridad que es tan necesaria en los primeros dias después de la operación, para el restablecimiento de la vista. Las Cataratas congénitas exigen tantos cuidados para su opera. cion como las demás que se contraen mientras la existencia, por lo que es necesario esperar para egecutarla á que el individuo tenga bastante conciencia de ella que será de 12 á 15 años en la que siem- pre la hemos practicado. Nos remitimos al artículo del modo de Extraer las Cataratas para verificar este procedimiento que no difie- re en nada á las demás edades de lá vida. Nos es muy doloroso decir que Profesores estrangeros queriendo ser mas hábiles que nosotros en este ramo despreciando esta época de la vida, para practicar la operación, contra nuestra pobre opinión en consulta se determinaron á egecutarla, cuyos fatales resultados, aunque tarde, hicieron cono- cer la ligereza de sus pensamientos, con la pérdida de la visión de los operados. El fatal egoísmo médico ha producido mas desgracias á la humanidad doliente que todas las calamidades de la vida. Operación de la Pupila Artificial. El agujero pupilar puede obliterarse en consecuencia de las Iri- tis que llamamos Moysis consecutivas. Las opacidades parciales de la cornea trasparente, en laque quedan algunos puntos trasparentes, que no están en relación con la pupila,-son precisamente lo9 dosca- sos en que esta indicada esta opefación, que para nuestro modo de pensar es la-mas grande que se practica sobre los órganos ocula- res, Antes de egeoutarla conviene que el Profesor se penetre que no existe complicación de Amaurosis, ni opacidad del aparato Cristalino, pues seria superftuo el procedimiento; en d primer s\ «\HI LUS 91 caso por fritar la sensibilidad perceptiva: y en el segundo por existir la Catarata cuyo obstáculo baria continuar la ceguedad: no debien- do intentarse esta operación sin el íntimo convencimiento de la no existencia de estas complicaciones, que deberá aclararla el Diag- nóstico diferencial de uno y otro padecimiento, asi como de otros, tales como la Ilidrofralmia Stafilomas y Oftalmías crónicas' Cuando deba practicarse á consecuencia de opacidades de la Cornea es de necesidad que la opacidad ocupe cuando menos, las tres cuartas partes de su disco pues de lo contrario los ra- yos de luz no tendrían bastante espacio para sufrir la primer re- fracción, siendo por lo tanto inútil la abertura del Iris que debe cons- tituir la Pupila artificial. Cuando se práctica en fuerza de estre- chez de la abertura pupilar con adherencias ó sin ellas á la Cápsula del Cristalino, es necesario, proceder entonces como para la extrac- ción de la Catarata, á cuyo Procedimiento nos remitimos. Aunque se han empleado varios instrumentos y procedimientos para produ- cir la Pupilar artificial pareciéiidonos que cada uno de ellos presen- taba algunos inconvenientes en su egecucion nos propusimos cons- truir una aguja de gancho lám. 28 con la que obtenemos á nuestro parecer el resultado de la abertura del Iris que debe suplir la caren- cia de la Pupila. Nuestro método no difiere en nada al procedimien- to llamado por Escisión ó Corectomía inventado por Reichenbach y puesto en práctica por WenzelW sola diferencia se encuentra en el modo de egecutarlo, asi como en I09 instrumentos que se emplean, siendo el resultado tanto en un caso cuanto en otro una pequeña pér- dida de sustancia en el Iris que debe producir una abertura masó menos irregular que es lo que va á constituir lo que se ha llamado Pupila artificial. El modo que tenemos para egecutarlo es el siguien- te: Sentado el enfermo en posición ventajosa y conveniente como para la operación de la Catarata sujeto el ojo con el speculum se in- troduce la aguja-gancho por alguna parte de la cornea que estuviese opaca (este precepto deberá seguirse en todos los casos) dirijiendo bu punta hacia el Iris en el lugar que corresponda al centro de la parte trasparente de la cornea: en cuyo punto la atravesará llaman- do hacia sí y abajo el instrumento quedará entonces enganchado una porcionsita del tejido del Iris; hecha esta maniobra se dan dos ó mas vueltas entre los dedos en una misma dirección con el mango del instrumento hasta formar un pequeño pliegue con el que queda dis- tendido en toda su estension, continuando hasta qne se rompa en el lugar pelliscado quedando el pedacito enganchado en la punta del instrumento el que deberá después sacarse por la herida hecha en la cornea del mismo modo que la penetró para no dilacerar demasiado la parte de la cornea por donde penetró la aguja. Hemos visto en 92 los mas de los casos al desprenderse la porción del Iris, sobrevenir la hemorragia en la cámara anterior asi como un dolor en el fondo del ojo, que ha sido siempre relativo á la sensibilidad de cada indi- viduo asi como los vómitos nerviosos que han calmado con los opiados y tranquilidad del enfermo. La hemorragia consiguiente á la rotura del tejido del Iris, no deberá producir ningún temor respecto al re- sultado de la operación puesto que ella desaparece elespues de algu- nos dias juntamente con la oftalmia que. se desenvuelve en su conse- cuencia. Los cuidados consecutivos á este procedimiento se reducen á los opiados si hubiere dolor á los tópicos emolientes y anodi- nos á la posición horizontal á la dieta y temperantes por dos ó cuatro dias pudiendo permitir al enfermo alimentos al quinto si e» que la inflamación no ha tomado algún carácter grave que haga per- tenecer la Oftalmia á alguna de las especiales ya con sintomas de Es- clerotitis ya con los de Iritis, pues en este caso deberá tratarse, con las medicaciones adecuadas al genio de estos padecimientos, los que espondremos al hablar de la curación de cada enfermedad en particular. Después de concluida la operación acostumbramos á po- ner sobre el ojo, una compresa flotante sostenida con un vendolete al rededor de la frente, colocando a! enfermo en un lugar donde no haya mucha luz, debiéndose seguir en este caso todos los preceptos dados como cuidados consecutivos, en la Extracción de la Catarata ácuya pártenos remitimos por no repetir todo lo que espusimos so- bre este particular, aplicable también á los casos de las operaciones de Pupilas artificiales cuando se obra por la Cornea trasparente. Las ventajas de este método respecto á los demás conocidos son muy difíciles de apreciar si se atiende á la sencillez de su egecu- cion;y á lo poco dolorosa que es, en el momento y aun después de practicada. La cornea trasparente como ya hemos dicho en otro lugar es insensible no siendo por este motivo dolorosa su picadura, no su- cediendo asi, cuando se obra por la Esclerótica en los otros méto- dos; las Neuralgias que se desenvuelven son tan atroces en estos casos que pueden anonadar la sensibilidad perceptiva del ojo como ya hemos dicho produciéndose la Amaurosis; por lo que siempre tememos sus picaduras y heridas en las operaciones, no asi cuando la hacemos sobre la Cornea trasparente. Otra de las ventajas es el no haber der- ramamiento de humor aguoso mientras la operación por loque se en- cuentra distendida la cámara anterior habiendo por este motivo mas facilidad para su mecanismo. Sin embargo de haber espuesto este nuestro procedimiento por habernos dado generalmente los me- jores resultados respecto á los otros, espondremos sucintamente los demás admitidos para que pueda compararse cual debe merecer la preferencia en la práctica Oftalmológica. 93 Cuatro son los procedimientos empleados para practicar io que se llama Pupila artificial los que deben su invención á Profesores dignos del nombre de Oculistas, asi es que La Coreotomía ó excisión •¡el Iris se le debió á tVenzel.—La Coretomia ó incisión del Iris á Cheselden.—ElDesprendimientodel Iris del círculo ciliar á Scarpa.— Elque llamado también Coredialisis ó Iridodialisis,es susceptible de variedades.—1. * Desprendimiento simple: se puede practicar por la Esclerótica y por la Cornea trasparente; consiste en introducir una aguja corva y delgada por el lado esterno del ojo de las que sir- ven para el Abatimiento al través de la Cornea trasparente á una ó dos líneas de distancia del ligamento ciliar ya se obre sobre una ú otra parte, dirijiendo la punta de la aguja luego hacia el círculo ci- liar, del lado opuesto, traspasa el Iris bien de delante hacia atrás cuando se obra por la Cornea, bien de atrás adelante cuando se veri- fica por la Esclerótica: dándole entonces á la punta de. la aguja al- gunos movimientos de depresión hacia abajo, se obtendrá el des- prendimiento del Iris del Ligamento ciliar, en una mayor ó me- nor estension según sea el grado de firmeza que tenga el borde del Iris en el ligamento Ciliar: cualquiera que sea este desprendi- miento forma una abertura irregular en la Pupila, que deberá cons- tituir la artificial. 2.° Desprendimiento por enclavamiento inventa- do por Langenbeck se reduce á hacer en la parte opuesta de la Cor- nea á donde se va á formar la Pupila artificial una incisión con un caratótomo por donde se introduce un instrumento que es formado de un ganchito con el que coje una porción del Iris que atrae á los labios ele la incisión en donde debe permanecer por adherencia, que- dando asi una abertura para el paso ele los rayos de luz.—3.° Des- prendimiento y escisión debido á ¿issalini y el desprendimiento por incisión de Donegana son modificaciones del dé Scarpa por lo que no nos interesa su descripción. Método por simple escisión. Este procedimiento contituye la Cortctomía propiamente dicha cuya modificación actual nos puede pertenecer, creyendo que este 94 método y sus variedades son los que generalmente deberán dar los resultados mas satisfactorios. Consiste unas veces en cortar un peda- cito de Iris en el lugar mismo mas conveniente respecto á la opa- cidad de la Cornea cuando exista y otras sacándolo al esterior de la herida de la Cornea en donde se corta; resultando tanto en un caso cuanto en otro, una pérdida ele sustancia en el espesor del Iris que formará después una abertura irregular que constituirá la Pupila ar- tificial. En este caso se introduce el ceratótomo lám. SO ele Wenzel en la Cornea como si se fuese á hacer la estraccion del cristalino y cuan- do en la entrada su punta ha llegaclo aT Iris lo traspasa de detrás ha- cia delante, continuando la sección de la Cornea; después de prac- ticado estos cortes, queda un pedacito del Iris desprendido que de- berá cojerse con unas pinzas finas y cortarse con la tijera de Monoir quedando de este modo concluido el procedimiento. La Coreotopia ó Pupila artificial por encaje propuesta por Jldams cuyo procedimiento consiste en colocar un pedacito de los bordes del círculo pupilar, en la circunferencia al ligamento ciliar, nunca nos ha merecido la aceptación científica, por lo que no la describi- mos.—Asi mismo podremosdecir del procedimiento de Luzardi con su aguja que haciendo demasiado chica la abertura, no es á propó- sito pata su egecucion: asi como debe también desecharse por tener- se que verificar por la Esclerótica, parte que deberemos siempre res- petar en las operaciones. Los resultados de las Pupilas artificiales, son siempre inequívocos, según lo que hemos observado, en las di- ferentes que hemos practicado, por lo que hablando con la mejor bue- na fé, siempre tuvimos necesidad de segundo, procedimiento cuando la abertura fuese tan pequeña que pudiera no oponerse áesa tenden- cia de la naturaleza á cerrar toda abertura preternatural del hombre. Cuando escribimos estos renglones tuvimos por este motivo necesi- dad de practicar segunda operación en un individuo con la que vé, puesto que la primera no produjo el resultado, por haberse estre- chado la abertura por adherencias Pláticas cuya historia asignamos aunque sucintamente, En consecuencia de la Inflación de pólvora sobre los ojos en un barreno de cantera, el ojo derecho fué destrui- do, en el izquierdo, la pupila se adhirió en consecuencia de la infla- mación al círculo ciliar, quedando por lo'tanto distendido el Iris por la retracción de la Pupila a! punto adherente por cuyo motivo que- dó ciego totalmente: aconsejamos la Pupila artificial el año de este acontecimiento, practicándolo por nuestro método en un lado del Iris; la abertura que verificamos siendo demasiado pequeña se adhirió por el intermedio de una sustancia plástica que destruyó I09 efectos del procedimiento. Después de pasada la tijera oftalmia, se 95 practicó segunda operación teniendo cuidado de cojer el pliegue del Iris, en mucha mas estension para que resultase una abertura mayor, lo que tuvo un efecto tan satisfactorio que después de los quince dias este individuo vé para manejarse en todos los actos de su vida. La Coreotomía ó incisión del Iris llamada también Iriditomía lám. SO debida á Cheselden fué practicada por primera vez en el año de 1728 desde cuya época data la posibilidad de esta operación, se practica haciendo una incisión transversal en el Iris con una agu- ja ele Abatir la que se introduce por la Esclerótica á dos ó tres líneas del círculo ciliar, la que debe atravesar el Iris de atrás adelante á la cámara anterior del ojo, después se introduce en sentido contra- rio la punta de la aguja hacia atrás comprimiendo el Iris por uno de sus bordes cortantes, hasta que resulte una incisión transversal, que debe formar la Pupila artificial. Los accidentes que pueden sobrevenir en el acto de los dife- rentes procedimientos que acabamos de estudiar para practicar la Pupila artificial se reducen 1.° á la hemorragia que determina la he- rida de los vasos del Iris que constituyen su espesor, la que muchas veces impide continuar el procedimiento, por lo que deberá suspen- derse si no esta en el momento de determinarse 2.° A la lesión con el instrumento del cristalino, que deberá evitarse por no esponerse á las opacidades: en este caso se procederá á verificar la operación ele la Catarata, pues de lo contrario habría necesidad, después de practicarla; 3.° á la pequenez de la abertura lo que debe tenerse en gran cuidado para agrandarla mas en el momento por que las exu- daciones plásticas son muy fáciles de producirse después siendo bas- tante á estrechar la abertura artificial, ó á interponerse entre sus bordes; y tanto en un caso cuanto en otro queda sin efecto el resul- tado de la operación; 4.p á los vómitos nerviosos que pueden aconte- cer en el momento de la herida del Iris; en este caso se suspenderá la egecucion hasta pasados algunos dias, indicándole al enfermo po- ciones antiespasmódicas. Los cuidados que aconsejan los autores para los procedimientos emitidos son oponerse á las inflamaciones consecutivas que con el nombre de oftalmia traumática puede pre- sentar caracteres especiales, siendo entonces las indicaciones tam- bién especiales para combatirla. El ojo operado deberá cubrirse con un bendolete y compresa en los cuatro primeros dias, bañándolo con tópicos emolientes; debiendo guardar mientras esto la posición hori- zontal supine: colocándose el enfermo á una media luz, hasta que pasen los síntomas flújísticos y nerviosos que pudieran presentarse. aconsejándose también el uso de I09 calomelanos hasta producir el l'tialismo en los casos de grandes plasticidades: siendo de una gran 96 necesidad el uso de los espejuelos vi-coinbexos de color en Ioj casos felices, puesto que estos individuos quedan siendo Présbitas aunque pnla época de la vida no se encuentra se pronuncie este defecto físico orgánico de la visión. Apreciación délos métodos de nacer la Pupila artificial. Es de la mayor importancia para practicar la Pupilar artificial el de estar penetrado cual de los métodos propuestos merece la pre- ferencia: siendo de necesidad advertir, que cada uno de los indica- rlos es adaptable á cáela una de las circunstancias patológicas que pxijan el practicar la Pupila artificial. Somos de parecer que en las- obliteraciones de la Pupila con adherencias á la cápsula y Cristali- no, tan consiguiente á las Iritis, el mejor método será el propuesto por Wenzel, puesto que en él, se debe estraer el Cristalino á la vez de.obrar sobre el Iris cuyo colgajo escindido constituirá después una abertura Pupilar. El método por Desprendimiento de Scarpa y sus variedades será preferible á nuestro juicio en los casos en que el Iris se halla adherido á algún punto del ligamento Ciliar, desapa- reciendo la Pupila, como sucede muchas veces en las oftalmas Reu- máticas y Sifilíticas. El de Cheselden estará indicado en estos mis- mos casos. Nuestro método, tendrá siempre un lugar prefereute en los casos de Leucomas parciales de la Cornea trasparente en cuya superficie inferior se ha podido.borrar la Pupila por adherencias ó por algun otro trastorno patológico, á consecuencia también de of- talmías graves: sin embargo de esto lo hemos practicado en alguno de estos casos con lijeras modificaciones, sirviéndonos siempre nuestro instrumento llamado gancho cortante en todas las circuns- tancias de esta naturaleza asi como cuando después de la extracción de la Catarata se ha borrado la Pupila por haberse adherido á la in- cisión de la Cornea trasparente: cosa muy fácil de suceder. u extracción^ aeiabatinuenl0(fc7< LxiVX. '19. PSS^ ^e la membrana ?& gjúftcial. Método de V*W^ ^aielamemop^ .¿o de Mordías Par „;» de la capsu/¿ ¿ , r(o0n déla cap^ ^a^asdeM0r^%7^ ¿jt tf«/ Gobjsrn9.Hs.bAn* ^ escisión-¿eWen.Te/ « .^ después ¿e >^° Rp\a\ después ¿e . !'.>*> *¿F ixlUt SO. u^enbeck.Act0íf V^l n*^*^ 97 Procedimiento Q,uítúrg\co para Va curación de ios EíStraVismos. Ya hemos dicho al hablar de los Estrabismos las diferentes variedades que los constituían, pudiendo verificarse en todas las di- recciones de los diámetros orbitarios, tomando los nombres según los que afectan relativamente al globo del ojo: así es que admitiremos como los mas frecuentes, los Estrabismos Convergentes Divergen- tes, y como los menos los Verticales, k los que podemos también lla- mar Completos, diferenciándolos de otra variedad que podrá decir- se incompleta, que la constituirá cuando el globo del ojo pudiendo moverse en todas direcciones no puede verificarlo en una, resultan- do entonces el Estrabismo fijo hacia esta dirección. Los Estrabismos son producidos de dos modos: uno activo cuan- do el globo del ojo es desviado por la'fuerza cenctratil de alguno de los músculos sin conciencia de ello: otro pasivo cuando la voluntad, obrando sobre sus fuerzas, provoca la desviación debilitando la ac- ción de uno y aumentando la del otro. Las causas del Estrabismo son, como ya hemos espuesto, bastan- te numerosas; cada una de ellas es capaz de ocasionarlo y de estacio- narlo por toda la vida, si los sugetos no se someten á los medios qui- rúrgicos conocidos hoy para su curación. Aunque el Estrabismo fué siempre curado por aparatos Gimnásticos en los tiempos pasados, en el presente se aplicó la Tenotomía á la curación de esta deformidad de los ojos cuyo importante descubrimiento se le debe, á M. Strome- yer, el que comunicando su genial teoría á M. Dieffenbach, principió á practicarla; cuyos resultados satisfactorios hicieron que se propa- gase dqspues la tenotomia ocular, como el medio mas pronto y se- guro para la curación de los estrabismos, y desde entonces los ciru- janos de diversos países adoptaron el procedimiento con el entusias- mo que merecía una cosa tan útil á los que habían adquirido estos modos de desviación del globo del ojo hacia alguno de los diáme- tros orbitarios. Como todas las cosas que pueden mejorarse con la práctica, la tenotomia ocular ha sufrido variaciones en cuanto á los procedimientos para ejecutarla. Dieffenbach siguiendo el método propuesto por ¡Stromeyer colo- caba el operando con la cabeza apoyada contra el pecho de un ayu- dante, el que estaba encargado de levantar el párpado superior del ojo visco, así como cubrir el otro con la otra mano para evitar los mo- vimientos involuntarios que podrían comprometer los resultados de la operación: otro ayudante se colocaba de rodillas delante para ba- 98 jar el párpado inferior. Para fijar de este modo los párpados, se re- quiere cierta habilidad y práctica que dudamos hubiera podido con- seguir el objeto si no fueron sugetos acostumbrados á esta clase de maniobras. Sujeto el ojo de este modo cogió á distancia de cuatro ó seis líneas del círculo ciliar y hacia el ángulo interno (por ser el Es- travismo Convergente) una porción de la Conjuntiva Esclerotical con un ganhcito, la que suspendida formó un pliegue que facilitó la entrada de otro ganchito á distancia de doce líneas del primero, re- sultando de aquí una elevación de la Conjuntiva bastante para divi- dirla en su medio con un bisturí pequeño cuya división le puso de manifiesto el músculo que debia excindirse: el que cojió con un gan- cho obtuso levantándolo y dividiéndolo bien con unas tijeras corbas, bien con un bisturí pequeño, cortando en seguida los colgajos de la Conjuntiva juntamente con alguna porcioncita del músculo. Este modo de operar el Estravismo produjo en algunos individuos una gran hemorragia de las venas conjuntivales que le fué preciso conte- ner con lociones frias, suspendiendo el procedimiento hasta que la estancación de la sangre permitió «continuarlo: para este efecto usó de una esponjita fina sujeta á una pinza de resorte, con la que lim- piaba á su voluntad la parte ensangrentada. Este procedimiento inventado por Stromeyer que practicó Dief- fenbach para la curación del Estrabismo, fue el mismo que practicamos el año de 1841 en esta capital, traduciendo una memoria que publica- mos en aquella época del Dr. Fricke, la misma que redactamos aho- ra por parecemos conveniente. iVLemona que se cita. Desde que el Dr. Dieffenbach principió á practicar la teoría "ge- nial del Dr. Stromeyer relativa á la curación de la bizquera ó Stra- bismo cortando los músculos rectos del ojo, y aun los oblicuos según los casos, logrando siempre los resultados mas satisfactorios: muchos de los cirujanos siguieron su ejemplo, y en muy poco tiempo la Myo- tomia ocular fué practicada en casi todas las capitales de la Europa. Mucho se ha escrito sobre los resultados favorables y adversos déla operación, y personas ilustradas han pretendido probar aunque sin hechos razonables, que el éxito feliz no siempre correspondía en unos á la sección del músculo, continuando el estrabismo: y en otros cedia poco á poco después de muchos dias. Nosotros podemos tam- bién publicar algunos casos en que la operación ha tenido momentá- neamente el mas feliz éxito, mientras los enfermos en otros, han te- nido necesidad de una esmerada asistencia para conseguir el objeto: 99 y en algunos mas, ha quedado problemática la operación por lo que debemos convenir con los Dres. Jlmon D' Jircet y otros que la Myo- tomía ocular en los mas de los casos es el principio de la curación radical'del Estrabismo. ¿Bajo cuáles circunstancias y proporciones etiológicas se puede esperar el éxito mas ó menos cierto y momentáneo de, la operación? ¿De qué manera se podrá graduar un diagnóstico cierto y seguro del músculo que se sospecha estar contraido? Estos son problemas que solamente se podrán resolver después de muchas observaciones he- chas con tino y exactitud. Consideraremos pues, ser un deber de ca- da cual que la practique, publicar los defectos que se noten en el ac- to operatorio debido á la invención genial de Dieffenbach y Strome- yer, para de este modo poder engrandecer la ciencia con un sistema mas cierto, no tan solo respecto á la operación, sino también al diag- nóstico de la complicación con los músculos oblicuos, pues así apre- ciaremos mejor cuantos deberán comprenderse en la sección. Nosotros después de habernos ensayado en los cadáveres, se nos presentó por primera vez un Strabismo convergente del ojo izquier- do, procediendo á la Myotomía del modo siguiente. Después de fijar el ojo levantando el párpado superior y abatiendo el inferior por me- dio de dos ayudantes, sacamos el globo ocular hacia el ángulo ester- no, tirando con suavidad de un ganchito doble muy tino con el que habíamos penetrado la conjuntiva á distancia de línea y media en la parte interna del semicírculo de la córnea: en seguida hicimos levan- tar la conjuntiva como á tres líneas del mismo semicírculo con una pinza de resorte por medio de otro ayudante, cortándola con un es- calpe fino, procurando entonces separar la conjuntiva, tanto háciu afuera cuanto en su espesor, hasta descubrir el músculo recto inter- no del ojo. Practicado esto pasamos unas tijeras convexas sobre su plano debajo del músculo, cortándole. Una inflamación considerable se siguió á este procedimiento, por lo que fué necesario en los dias subsecuentes emplear el plan antiflogístico á larga mano: conven- ciéndonos que esta reacción flogística la había provocado la mala co- locación del ganchito doble, con el que á pesar de nuestro cuidado había lastimado la esclerótica; por lo que en las siguientes operacio- nes que hemos practicado, seguimos otro proceder que nos pareció menos violento. Después de haber fijado el ojo como anteriormente,"cojimos la conjuntiva con la pinza de resorte como á tres líneas del semicírcu- lo interno de la córnea, levantándola para hacer un pliegue el que cortamos con las tijeras mencionadas: disecamos en seguida algún poco de ella para poner al descubierto el músculo, el que cortamos del mismo modo como lo hicimos la vez priiñera. Aunque la inflamación que se siguió no fué de consideración en 100 la conjuntiva, tuvo después fatales consecuencias por dejar una cicas triz muy visible en toda la estension de la parte: después de mucho- ensayos y variaciones que hemos hecho para simplificar la operación: al fin hallamos un método por el que podemos asegurar su feliz éxi- to, siendo muy fácil su ejecución, y libre de los accidentes consecu- tivos que tocamos en los otros procederes. Instrumentos que eran necesarios entonces nara practicar i a ^Lj otomía. 1.° Dos ganchitos finos sobre un mango de cuatro pulgadas, debiendo ser estos en forma de medio círculo, y que sus puntas ten- gan mas inclinación hacia el mango Unos instrumentos construidos así se pueden colocar fácilmente bajo la conjuntiva, sacándose con la misma facilidad. 2.° Un gancho obtuso que tenga una corvadura como la parte baja de una S para que no toque en el acto de la operación con la na- riz y borde orbitario. 3.° Unas tijeras cóncavas sobre su plano con brazos largos. 4.° Una sonda de acero, 5.° Una pinza doblada sobre sus ramas á media pulgada de sus estremidad, en forma de ángulo recto: teniendo en una de sus estre- midades un diente muy fino, y en la otra dos para asir mejor, con un resorte que cierre sus ramas á la manera de las pinzas de torsión. 6.° La misma pinza abierta para ver los dientes y resorte. 7.° Dos pequeños escálpeles teniendo el corte solamente en su estremidad superior parausarlos en lugar de las tijeras. 8.° Un elevador de Pellier para suspender el párpado superior- 9.° Dos pinzas comunes con resorte como las de torsión en las que se podrán poner pedazos de esponjas finas para limpiar el ojo. Emplastos aglutinantes, compresas y bendas, tales son los ense- res que debieron formar el aparato para practicar la operación*, siendo que deberán formar el aparato para practicar la operación: siendo de necesidad tres ayudantes: aunque quisiéramos pudiese ser con menos, porque los enfermos se han asustado al ver tantos para una operación que se le ha pintado de poca consideración; pero es imposible hacerlo de otro modo, por lo que convendrá advertírselo para que no se inti- mide, haciéndole ver que lo delicado del órgano sobre elque se va á operar así lo exige. '4 '£■ Variedades delxiravismos. X¿HMJl&\ 101 Proceder operatorio .---Posición dei eníermo. Se sentará en uno silla que será tan alta cuanto que la cabeza del paciente esté igual al hombro del operador: se situará frente á una buena luz. Se cubrirá primero el ojo que no se quiere operar con al- gún emplasto aglutinante, haciéndolo al través del párpado superior que sobresalga como el ancho de un dedo, y otro que esté perpendi- cular sobre el mismo párpado que se afirme al carrillo: arribase pon- drá una ligera compresa. El operador se situará á la derecha del en- jermo: detrás de este un ayudante sobre un banco sentado, el que sujetará el párpado superior por afuera cerca del borde tarso, y no por bajo de él, y mediante una suave presión lo lleva hacia el borde orbitario: otro ayudante se colocará de rodillas delante del paciente para bajar del mismo modo el párpado inferior. Para fijar así los pár- pados se requiere cierta habilidad y práctica, pues es necesario por una parte sujetar los párpados cou alguna fuerza sobre el borde de la órbita, y por otra con la delicadeza necesaria para no hacer sufrir al paciente como lo hemos esperimentado algunos veces, el otro tendrá en la mano izquierda los instrumentos para darlos según se vayan necesitando. Supongamos ahora quo se ha de cortar el músculo recto interno del ojo derecho en el strabismo convergente. Acto J.° Cojer la conjuntiva con los ganchos para formar un pliegue. Se le dice al enfermo que mire hacia fuera tanto como puedaj entonces el operador toma un gancho y toca con él superficialmente en el lado esterno de la carúncula lagrimal sobre la conjuntiva para conseguir la quietud del ojo tan indispensable para la operación: he- cho esto, el operador coje la conjuntiva con otro ganchito á dos y media líneas del semicírculo interno de la córnea, paralelo áesta, en donde la engancha, no penetrando mas que el espesor de la membra- na, y que la punta saliente del dicho ganchito no esceda de una lí- nea desde la entrada á la salida: en esta disposición lo entregará al ayudante para sostenerlo én una dirección vertical ü horizontal" otra ganchito se introducirá de la misma mar-era á distancia de tres líneas de modo que quede un espacio entre los dos, para que alzán- dolos á la vez formen un pliegue perpendicular en la conjuntiva. Acto 2.° Incisio?i de la conjuntiva esclerotidea. El operador toma con su mano izquierda el ganchito que tenia en la derecha, cortando con las tijeras ó escalpel el pliegue de la conjuntiva. El ayudante no tiene necesidad de tirar hacia sí su gan- 102 chito, ques la conjuntiva dividida se retrae por sí misma: en caso que el espacio no sea suficiente lo agrandará el operador cortando las es- tremidades de la divisiou suspendiendo los ganchitos. Continúa el operador la disección hasta que se descubra la aponéurose del recto interno, teniéndose presente que el punto de inserción del aponéu- rose en la esclerótica está unas veces á dos líneas y otras á cuatro del borde interno de la córnea. Tan pronto como se pone de mani- fiesto el aponéurose no es necesario mas disección, pues basta para descubrir la parte del músculo que se ha de cortar. Actos 3.° y 4.° Asir el múscido recto interno. El operador toma el gancho obtuso con el cual penetra en el es- pacio abierto en una dirección oblicua hacia la trente, procurando internar la punta del instrumento hasta que llegue entre la cara in- terna del músculo y esclerótica: cuando este presenta alguna resis- tencia es la señal de hallarse en la posición que debe ocupar. El gancho se desliza ahora debajo del músculo hacia delante, loque se hace mas fácilmente bajando el mango del instrumento hacia lanas riz. Su punta aparece entonces en el borde superior del músculo. estando aun cubierto de alguna parte de la conjuntiva. Después de satisfecho el operador que tiene todo el cuerpo del músculo cojido con el gancho, se retirarán los ganchitos. Acto 5.° Disposición del músculo para cortarse. El operador toma con la mano izquierda el gancho obtuso pasado bajo del músculo, y con la derecha la sonda, la que pasa en seguida del mismo modo, tirando con suavidad siempre del gancho hacia ar- riba para que salga por el lado opuesto: hecho esto, se separa la son- pa del gancho á una distancia que sea conveniente, con la que se quitarán las adherencias del músculo á la esclerótica con suaves mo- vimientos de báibén, de manera que este se halle suspendido alguna. í neas de su situación natural por la sonda y gancho. Acto 6.° Sección del músculo. El operador entrega la sonda al ayudante y mete las tijeras ó es calpel debajo del músculo alzando un poco el gancho, cortándole en seguida en el medio de la porción que se vea. Acto 7.° Separar el colgajo que ha resultado de la división de la conjuntiva y del músculo. El operador cojera con la pinza de dientes no solamente el col- gajo de la conjuntiva, sino también la porción del resto del músculo que ha quedado implantado en la esclerótica, cortándolos con las ti- jeras corvas sobre su plano: algunas veces se hace esto en un solo ac- to; no se debe tener miedo en repetir el corte tantas ocasiones cuantas se neeesiten para limpiar el ojo de las partes sueltas, pues de JUanw 7>2 ?TaCoiquTÜTvaUdodeiro^ •9-^tf' ,&«! ieU^sA^dec^e;^^ ^loftfl stib conjunlivaJjjffl. ^ /¡ti / <*di ■ '-■■'W-a 'ife?:- -tílj¿¿. Lit del GobTíiflo m 103 lo contrario pueden los restos que quedan, dar lugar á fatales conse- cuencias. Sucesos desagradantes que pueden ocurrir en ia operación. En algunos individuos la hemorragia es de consideración al pri- mer corte de la conjuntiva, en otros no es, sino en corta cantidad, pero cuando es mucha puede estorbar en algún modo la operación pues la salida de la sangre detiene la mano del operador páralos de- mas actos que son necesarios para concluir la operación. Ya en un caso ú otro se secará y embeberá repetidas veces con la esponjita fina, que de- be estar preparada en la pinza, cuidando de limpiarla con agua cada vez que se crea conveniente. El paciente sufre con bastante quietud el enganchar y cortar la conjuntiva, lo que es poco doloroso; pero cuon- doel operador se acerca al ojo con las tijeras ó escalpel, suele asus- tarse y mover la cabeza hacia atrás. Esto deberá esperarse para estar prevenido teniendo los ganchos con suavidad para seguir con ellos los movimientos de la cabeza, particularmente deben tenerlo presente los ayudantes á quienes están confiados. El acto de mas dolor es sin duda cuando se mete el gancho obtuso debajo del músculo y alzán- dolo en seguida; pero entonces no hay temor del movimiento de la cabeza porque el ojo está ya inmóvil y en poder del operador. Si al enfermo le produjese vómitos ó vahídos, como alguna vez ha sucedi- do, se cuidará de los ganchitos para que no se muevan en el punto en que se hallen. La sección de los músculos recto esterno superior é inferior, co- mo también la de los oblicuos, la hemos ejecutado por el mismo mé- todo con algunas modificaciones que apenas pueden relatarse. Nosotros tuvimos el placer de ser los primeros en esta Isla de secundar el descubrimiento de Stromeyer por la casualidad de un amigo que hallándose en Hamburgo en circustancias de publicarse allí los resultados tan satisfactorios de esta operación, nos remitió los instrumentos y memoria para que nos sirviésemos en nuestra Clínica, la que después de los ensayos cadavéricos, la practicamos en muchos militares, así como en los demás que se nos presentaron: deduciendo las consecuencias siguientes. 1.° La tenotomia ocular es segura en sus resultados cuando el Estrabismo es producido por la costumbre que tienen algunos niños 104 de imitar á otros con esta deformidad, ó cuando ó en la lactancia los colocan acostados con la luz por uno de los lados, la que afec- tándolos de un modo instintivo la buscan por uno de aquellos la- dos, cuya constante dirección hace que adquiera mayor fuerza el mús- culo en ejercicio, contrayéndose en su consecuencia con mas ener- gía que el congenere ó antagonista; resultando de esta taita de para- lelismo dinámico el Estrabismo que hemos llamado ya por la Late- ralídad de los rayos luminosos. Los Estrabismos producidos por esta causa pueden ser Convergentes, y en casos muy raros podrán ser Di- vergentes respectivamente al ojo opuesto, que recibe la impresión lu- minosa: por lo que podemos deducir que la acción muscular del rec- to interno es mayor proporcional mente que la del esterno, siendo siempre el primero el que puede gozar de mayor energía vital pro- vocándolo, por cuya razón lo general de los Estrabismos de costum- bre son convergentes ó en dirección hacia el ángulo interno de la órbita. 2.° La tenotomia ocular será incierta en sus consecuencias cuando los músculos del ojo se hallan todos bajo la influencia ner- viosa contratil cuyo Estrabismo es producido entonces por el esceso de acción de uno de los músculos, siendo por lo general el recto in- terno el que,gozando de esta mayor propiedad, se encuentra mas ap- to para dirigir el globo del ojo hacia este punto, sucediendo lo mis- mo siempre y cuando alguno de los otros se encuentra bajo la misma influencia nerviosa capaz de desviar el ojo hacia sus ataduras. En estos casos es en donde pueden presentarse los Estrabismos Horren- dus que los constituyen unas veces la dirección de los dos ojos ha- cia el ángulo interno Estrabismo horrendo Convergente, Lám. 31: otras hacia el esterno, Estrabismo horrendo Divergente: otras un ojo hacia arriba y el otro hacia abajo y á fuera, Vértico Divergente su- perior: otras vice versa, Vértico Convergente inferior. Todas estas variedades de Estrabismos son ocasionadas por afecciones cerebrales simpáticas ó idiopáticas, que trastornando la acción enervadora de uno ó de los dos ojos, paraliza la fuerza de un músculo, mientras que el otro ú otros se hallan en toda su energía funcional: de aquí es que no tiene lugar la tenotomia, porque cortado el que se creia con trahido, ó deja el globo del ojo en la posición que tenia, si estaba paralizado el antagonista, ó sucede el estrabismo enjeontrario, si es que este gozaba de su centratilidad orgánica. Estas aserciones po- dremos aplicarlas á todos los casos de Estrabismos ocasionados por trastornos del sistema nervioso dinámico délos ojos, lo que deberán tener muy presente los que se dediquen á esta clase de operaciones, puesto que sus resultados serán muy fatales para el enfermo, que quedará en peor estado que el que tenia, cayendo en descrédito una operación muy útil cuando es aplicada en los casos en que está cien- 105 tíficamente indicada, cuales son los que hemos emitido mas arriba, cuando reconocen por causa las muy agenas de la inervación, en la que está comprometido el sistema nervioso que preside los movimien- tos de los ojos. Conocemos á un individuo de nuestra alta sociedad que sufrien- do una de las variedades del Strabismo horrendo, en el que habia una disposición contráctil en todos los músculos, fué operado por un estrangero, teniendo necesidad de cortar todos los músculos rectos, puesto que á la sección del que supuso contraído, el congenere llevó el globo del ojo hacia sí, resultando una vizquera en contrario: es- cindiendo todos los otros por haberle resultado el mismo fenómeno hasta el estremo de cortar todos los músculos, quedando entonces los globos de los ojos implantados en las órbitas sin espresion y sin movimiento, pareciendo los ojos de un cadáver. Este individuo, al presente, para poder ver los objetos de los lados, tiene necesidad de ponerse de frente conservando la falta de espresion y de originali- dad ocular. El cortador de los músculos en lugar de ser reconveni- do por su falta de pericia, fué recompensado grandiosamente. Mas vale, según nuestro modo de pensar, ser Profesor estrangero en paí- ses nacionales, que no obtener empleos de alta dignidad en los mis- mos- Nuestro orgullo nos autoriza para criticar semejante comporta- miento, propio mas bien de los oculistas ignorantes del siglo XVII que no de los que gozan el renombre hoy de Profesores cuyos conoci- mientos deben ser mas esplícitos que el de aquellos siglos en que los Pastophsores se ocupaban de la Oftalmología sin saber bajo qué bases podría constituirse este importante ramo de la ciencia de curar. Espondremos los diferentes procedimientos inventados para la curación de I03 Estrabismos. El primero que se empleó fué el propuesto por Stromeyer y prac- ticado, como ya hemos dicho, por Dieffenbach, el que hemos ya des- crita en su memoria. Este procedimiento ha sufrido muchas modifi- caciones, simplificando no solo los momentos de la operación, sino también los instrumentos conque debe ejecutarse. En los tiempos siguientes á la invención de lá tenotomia ocular se practicaron otros varios procedimientos que fueren recomendados por la prontitud de su ejecución; tales son el supra conjuntival, que difiere muy poco del de Stromeyer. ^létodo supra con^untWaV. Lám. $-2». Consiste en colocar el enfermo convenientemente, en separar los párpados y hacer dirigir el globo del ojo en sentido contrario á la 12 106 vizquera, (para que esto se verifique con mas facilidad es muy nece- sario el cubrir con una benda el otro ojo) se coje con una erina un pe- llisco en la conjuntiva, á doce líneas del ligamento ciliar cuya eri- na se recomienda á un ayudante á quien se ha encargado de sostener la cabeza, el que tirará hacia sí la conjuntiva para suspenderla lo bastante, cortándola en seeruida con unas tijeras corbas sobre su pla- no; esta escisión del pedacito de la conjuntiva pelliscada deja un espacio suficiente para poder ier en su fondo, después que se ha contenido la hemorragia conjuntival, el músculo que se trata de di- vidir; se pasa en el momento un gancho obtuso por debajo entre la esclerótica y el músculo, levantándolo lo suficiente para poderlo cor- tar, lo que se verifica bien con un tenotoino obtuso, ó bien con unas tijeras corbas sobre su dorso cuyas pin tas deberán ser romas, con- cluyendo en este ecto la operación. Método sub—conyvmtvvaV. Liám. 3£, Este procedimiento pertenece esclusivamente á M. Guerin, in- ventado por su autor para precaver, la procidencia del globo ocular muy común en los métodos supra conjuntivales, el cual comprende dos procedimientos: uno que llamó por Disección, y el otro por pun- ción de la conjuntiva- El primero consiste en hacer una incisión en la conjuntiva, después de sujeto el ojo como en el método anterior, descubrir el músculo contraído, pasar por bajo de él una rama de las tijeras que sirvieron para hacer la incisión, cortándolo de unsologol- pe, volviendo á aplicar la porción de la conjuntiva dividida. El se- gundo lo practica con un Miotomo encorbado cortante por su bordo concavo terminando en punta obtusa. Mr. Guerin verifica siempre sus dos métodos acostando el enfermo, separando los párpados y lla- mando el globo del ojo cun una erina doble hacia la parte contraria á 1? visquera. En este método cojia un pliegue de la conjuntiva arriba del lugar del músculo que se va á dividir cuya base traspasaba con el ins- trumento llamado perforador, Lám. 33, introduciéndolo hasta vencer la sensasionde una resistencia que le indicaba haber penetrado entre las dos superficies internas y contiguas del músculo y esclerótica: haciendo en seguida algunos movimientos laterales para agrandar de este modo un poco mas el espacio sub-conjuntival para que el Mioto- mo pueda obrar con mas libertad. Después se saca el perforador, cui- dando que el Ayudante á quien se le tenia confiada la erina la tenga tirante para poder ver bien la abertura conjuntival, á donde debe ir á obrar el instrumento llamado Myotomo, que debe haber uno dere- cho y otro izquierdo, Lám. 33. Para verificar la sección del múscu- ! cw.vatton del Ptery^ . ■■ ■. . • ■■ :■ ■', ...■•'v.I>. '. ■ ^^ jdlriLrnpiuni.lfeU.do ¿eitfe,. ^asM- i^AvoVmmMAol0 ¿^ hl del Gobierno. Habana.. 107 lo se dirige el instrumento en dirección vertical con el corte hacía afuera y su dorso hacia adentro: en esta posición se introduce por debajo del músculo hasta que s*í considere haya pasado todo su an- cho; haciendo entonces variar de dirección su borde cortante, tira hacia sí y arriba el instrumento, con lo que queda perfectamente di- vidido. Un chasquido anuncia las mas veces al operador la sección completa del músculo, y mucho mas si ha desaparecido la visquera; pero cuando queda alguna imperfección en la desviación, es necesa- rio volver á repasar la sección muscular, pues esto supone haber que- dado algunas fibras por dividir en el acto de ejecutarla. El método sub-conjuntival nos parece mas difícil de practicar por no poderse ver bien el músculo que se trata de dividir, por lo que creemos estar espuesto á muchos accidentes que pueden comprome- ter el globo del ojo, por lo que nos ha parecido siempre mejor el su- pra conjuntival, el que hemos adoptado en nuestra práctica con al- gunas ligeras modificaciones hijas de la espcriencia. Método del Autoi» para Va o\>evae\on deV Eistica- \nsmo,tomo 1,° \>ág. 118. Los actos de nuestro método no difieren en nada al supra con- juntiva!, diferenciándose tan solo en el último, en el que escindimos perfectamente todos los colgajos de la conjuntiva después de verifi- cada lá sección del músculo. Kl modo que tenemos de practicarla es el siguiente: Colocamos el sugeto en el Plano inclinado, cubrimos el ojo opuesto al que se va á operar con la cinta vendolete, separamos el párpado con el espéculum de resorte, cejemos á distancia de ocho á diez líneas del ligamento ciliar con una pinza de resorte un pe- llisco de la conjuntiva, la que nos sirve no tan solo para llamar el globo del ojo hacia el lado contrario sujetándolo, descubriendo de este modo mas superficie ocular, sino también para la formación del pliegue: aplicamos otra pinza á alguna distancia de la primera en la conjuntiva, con la que cejemos otro pellizco, resultando en el espacio comprendí lo entre las dos pinzas un pliegue en cuyo me- dio practicamos una incisión con unas tijeras corvas sobre su plano: de esta incisión resultan dos colgajos; uno hacia adentro y otro hacia afuera los que deberán sostenerse separados hasta que contenida la hemorragia conjuntival pueda descubrirse el músculo. Esta hemor. ragiaes siempre relativa á la constitución del individuo: se contiena limpiando con la esponja repetidas veces la superficie sangrienta, I* que lavamos con agua fria cada vez que se necesite hasta que se con- 108 siga el objeto. Puesto de manifiesto el músculo pasamos por debajo de él el gancho romo con el que le suspendemos para poderle cor- tar, así como sujetamos también el globo del ojo con el mismo gan- cho, separando en este momento las pinzas de los colgajos por ser innecesarias toda la vez que estamos ya hechos dueños de este modo de los movimientos involuntariosdel globo. Pasado el gancho porde- bajo del músculo, que cuidamos comprenda todo su espesor, lo sus- pendemos para dejar espacio bastante, bien para las tijeras, bien para el tenotomo con cuyos instrumentos nos ha sido indiferente hacer la sección; practicada esta, queda el globo del ojo libre del gancho que lo sujetaba, así como libre también en sus movimientos apareciendo entonces quitada la deformidad que constituía la visquera: dejamos descansar el ojo algunos segundos, pasamos después á hacer la esci- sión de los colgajos de la conjuntiva, habiéndonos manifestado la es- periencia, que cuanta mayor porción se corte, tanta mas dificultad habrá después para reproducirse el Estrabismo, por lo que aconseja- mos limpiar bien los colgajos que han resultado de la división de la conjuntiva. Después de la operación se lavará el ojo con agua fria, haciendo aplicaciones de este líquido mientras las 24 horas, tratán- dose la ligera oftalmía que se desenvuelve con los emolientes y astringentes hasta su completa desaparición. De esta misma manera practicamos la sección de todos los mús- culos, según lo exigen las diferentes direcciones que afecta el globo del ojo en los variados Estrabismos, en los que es preciso cortar al- guno de ellos para restablecer el paralelismo óptico. Algunos accidentes desagradables pueden comprometer el éxito de la tenomia ocular, tales son: 1.° quedar el Estrabismo en el es- tado que tenia, lo que es debido á haber quedado algunas fibras del músculo por dividir; en este coso se practicará una segunda división del mismo modo que la primera. 2.° Volver á aparecer el Estrabis- mo después de algunos dias de practicada la operación; esto se veri- ca cuando algunas fibras se han adherido á la esclerótica inmediata á su inserción: para remediarlo debe intentarse una segunda operación para desprender las adherencias que detienen los buenos resultados de la operación. 3.° Desviarse el ojo en sentido inverso: esto depen- de, como ya hemos dicho, de hallarse todos.los músculos del ojo bajo ja influencia nerviosa contráctil en los Estrabismos nerviosos, los que no deberán operarse por ser el descrédito de los procedimientos em- pleados para estas deformidades. 4-° La Ex-oftalmía ó salida fuera de los límites de la órbita del globo del ojo es otro de los accidentes consecutivos á la sección de los músculos rectos, sucediendo esto cuando siendo el Estrabismo por naturaleza nerviosa, se han cortado todos los músculos, creyendo pueda restablecerse por. estos medios la desviación contraria de cada uno. 5.° La Amaurosis es, entre to- cUVM-V.c^Y 2fW<Ü£_jbUiso cvrlanle- J Perforehd^r Terurfoma oHujo í'ruin doble. da/nV/v \ador de - ({orilléis. lliotomo cerdo i—4^ ,¿^00*** 109 dos los accidentes, el mas grave que sobreviene á la tenotomia ocu- lar, puesto que el individuo queda ciego, sin que ningún recurso del arte pueda hacerle volver la visión, Este fatal resultado es muy co- mún en el método sub-conjuntival y supone haberse cortado algunos nervios ciliares, por lo que aconsejamos el supra conjuntival aunque sea mas dilatado el procedimiento. G.° Las vegetaciones que se des- arrollan en la superficie conjuntival deberán tratarse con simples cauterizaciones y astringentes hasta su estíncion; si fueren muy grandes, se cortarán con las tijeras. Este accidente es el menos te- mible de todos cnantos pueden acontecer al globo del ojo después de la operación del Estrabismo. Procedimiento Quirúrgico para \a estirpacion de les Pter^glones*. tomo \P pág, %%%. Lám. §\. La degeneración de la conjuntiva que constituye las variedades conque son conocidos los Pterygiones, no son susceptibles de cura- ción, sino por medio de la escisión ú ablación completa; ni los coli- rios astringentes, ni las repetidas cauterizaciones tan preconizadas son bastantes para hacerlos desaparecer: estos tópicos, no pudiendo localizarse ni limitarse sobre el tejido de nueva formación, obran á la vez sobre toda la superficie ocular determinando inflama- ciones que aumentan la degeneración triangular en lugar de dis- minuirla, de modo que el medio mas racional, seguro y libre de es- tos inconvenientes, es la estirpacion, la que hemos practicado de esta manera: Colocado el enfermo en nuestra cómoda posición, separados los párpados con el espéculum, cojemos con unas pinzas de resorte todo el espesor que comprende el Plerigium, levantándolo lo suficiente para escindir cuanto posible sea inmediato á ia conjuntiva,cortándolo con unas tijeras corvas desde su ápice ó punta hasta la base que se ha- lla apoyada sobre la carúncula lagrimal, á quien se debe respetar: la hemorragia que se sigue se contendrá lavando el ojo repetidas veces con agua fría, debiendo repasarse la parte sobre que descansaba el Pterygium por si hubiese quedado alguna porción que deberá escin- dirse con las pinzas y tijera-.- los dias siguientes se tratará la infla- mación consecutiva con tópicos emolientes hasta que disminuya de intensidad, cauterizando después la parte con Nitrato de Plata fun- didopara evitar la reproducción del tejido anormal, muy frecuente cuando no se usa de este medio que destruya el elemento nutritivo de la conjuntiva, á quien creemos debe la Pterygíones su formación. 110 Procedimiento para e\ Coloboma de Vos parpa- dos, Lám. Slhpág. 218. Siendo el Coloboma de los párpados la división congénita ó ar- tificial de todo su espesor, necesita de su reunión para llenar el ob- jeto para que fueron colocados. Esta reunión de las partes palpebra- les divididas, deDerá verificarse en las heridas, por medio de la sutu- ra ensortijada ú emplástica y en la congénita, refrescando los labios de la división con tijeras como se procede en el labio Leporino, reu- niendo después los bordes sangrientos por medio délas suturas men- cionadas. Los cuidados consecutivos se reducen á la curación diaria, quitando la sutura cuando se advierte estar verificada la cicatriz. Procedimiento para e\ ünl^oblepnarou ó unión. accidental ú congénita del\)orde Vmre de Vos párpados. Yág. £18, Lám, $%. La adherencia de los párpados, ya sea congénita ó accidental, exigen su división por medio de los instrumentos: para practicarla se introduce una sonda acanalada por el ángulo esterno del ojo, sirvién- donos de dirección la línea que demarca los bordes palpebrales; esta sonda deberá introducirse por alguna pequeíia abertura que se halle en algún punto de la estension interpalpebral, ó bien se hará una peque- ña incisión si no la hubiere, que penetre al interior de los párpados, por donde se introducirá la sonda cuya punta irá á dar al ángulo opuesto, en donde comprimiendo un poco formará una elevación en cuyo lugar se incindirá para darle salida ala sonda: corriendo después un bisturí estrecho por su canal tendremos una incisión y división limpia. La hemorragia que se sigue se contendrá con lociones de agua fria, las que se continuarán hasta que cese completamente. Los cuidados consecutivos serán aplicar dos veces al dia á los bordes palpebrales para que no se adhieran, un linimento compuesto de acei- te de linaza y acetato Plúmbico, el que nos ha producido mejor efecto que algún otro cuerpo interpalpebral que puede oponerse á nue- vas adherencias, cuyo tópico se continuará hasta que esté verificada la cicatriz. Si á pesar de este medio se mantuviesen los bordes des- pués de muchos dias sin cicatrizar, los cauterizaremos con nitrato 111 de plata fundido, ó con un creyón de Sulfato de Aluminio, usando á la vez lociones de cocimientos astringentes, con lo que se consegui- rá ia formación del Epitelium que ha de preceder á la cicatrización. Procedimiento para eV Simblepnaron. Pág. £19. Las adherencias de la superficie palpebral á la ocular forman es- te padecimiento que es siempre el resultado, como ya dijimos, de quemaduras de ulceraciones en el interior de los párpados. El trata- miento quirúrgico tendrá el mejor éxito, si la cornea trasparente no está comprometida en la adherencia, pues cuando se halla así se en- cuentra alterado su tejido, é incapaz de ejercer sus funciones fisicas. El procedimiento empleado se reduce á disecar bien con un bisturí estrecho las adherencias, animándose siempre mas al párpado que al globo del ojo; la hemorragia es algunas veces tan considerable que es preciso suspender los cortes hasta contenerla, que siempre se con- sigue con lociones de agua fria; repitiéndose los cortes de dirección así como las lociones hasta jue destruidas las adherencias, el globo del ojo tenga sus movimientos libres en la órbita. Cuando la cornea trasparente ha participado de la adherencia, las cauterizaciones re- petidas con el Nitrato de plata son bastantes para destruir las por- cioncitas vesculares que han quedado sobre la superficie. Estas mis- mas cauterizaciones deberán practicarse sobre las partes disecadas, poniendo entre el globo ocular y los párpados el linimento compues- to de aceite de linaza y acetato de plomo líquido que ya dijimos, cu- yo cuerpo intermedio impide una nueva adherencia. La lámina me- tálica, á manera de ojo artificial, propuesta para estos casos por Mr. Fournari, obrando como un cuerpo cstraño en las superficies intra- palpebrales, entretienen una irritación en las partes capaz de desen- volver una inflamación aguda que dariajugar, como lo hemos obser- vado, á la formación de nuevas adhesiones: por lo que hemos proscri- to de'nuestra prática este nuevo medio de oponerse á estas adheren- cias. Procedimiento para Vos tumores enqulstados ó Lo\>anllVos.Pág-£19. Los tumores enquistados de los párpados, cuando han llegado á adquirir cierto volumen que dificultan los movimientos, exigen su estirpacion, laque siempre hemos practicado por la piel, á pesar de 112 haber existido subyacentes algunos de ellos á la conjuntiva palpe- bral. El procedimiento empleado al efecto puede efectuarse introdu- ciendo el dedo índice debajo del párpado, aplicando el pulgar por ar- riba con lo que se estirará y sujetará haciendo mas saliente el tumor 9e dividirá la piel horízontalmente para que la cicatriz lineal que resulte no sea visible; la división de la piel del párpado pone en el acto de manifiesto el quiste en donde está contenida la sustancia que forma el tumor, por el que se pasará bien una aguja enebrada para suspenderla, ó bien se cojera con una pinza de resorte en cuyos me- dios se podrá mas fácilmente disecarlo, lo que se hará arrimándose mas al quiste que á la sustancia del párpado, debiendo esperarse á que se contenga la hemorragia que sucede mientras la disección, pues esta impediría continuarla y hacerla con la limpieza que es ne- cesaria para las funciones del párpado. Después de estraido el quiste se reunirán los labios de la herida con esperadrapo, mejor que con satura cruenta, aplicando sobre el globo del ojo y párpado nuestra benda cinta y compresa hasta pasadas 48 horas, en que se harán las curaciones necesarias hasta su completa cicatrización. Aunque el Profesor Dupuytren estrae en estos casos la sustancia del quiste, de- jando este para destruirlo con las cauterizaciones de Nitrato de Pla- ta, nosotros no habiendo sido tan felices con este proceder, lo hemos proscrito de nuestra práctica. E»stlrpación deV EincantVns, Pág, £S6. La cauterización y la ligadura con que se han querido destruir las degeneraciones de la carúncula lagrimal, han producido mayores males al todo del ojo, que no la estirpacion. Las substancias que pue- den cauterizar y destruir por este medio los fungus y endurecimien- tos scirrosos de la carúncula, no pudiendo limitar su acción local- mente, obtan sobre la superficie ocular y palpebral, produciendo in- flamaciones que alguna vez las hemos visto tomar mal carácter, así como hemos visto también ponerse opaca la cornea trasparente por haberse comprometido en la cauterización. La ligadura del mismo modo produce un esceso de dolor con inflamación y edema de los pár- pados que no fué posible continuarlas por las súplicas del enfermo. La estirpacion libre de todos estos inconvenientes merece, á nuestro modo de ver, la preferencia: se ejecuta colocando el enfermo conve- nientemente separando los párpados con el espéculum de resorte co- giendo con una pinza dentada el tumor, lo tira hacia afuera, dise- cándolo desde su base con un bisturí estrecho, cuidando de no inte- resar el globo ocular: á los primeros cortes se presenta la hemorra- dLcViti/* ¿>.o. 113 gía, que algunas veces es de tanta consideración que impide conti- nuarlos: para evitar este accidente habrá un ayudante destinado pa- ra echar agua fria sobre los cortes, bien con una geringuilla, bien con una espongita, hasta que esté terminada la Estirpacion. Los cui- dados consecutivos serán disminuir con los tópicos emolientes la in- flamación conjuntival cauterizando con Nitrato de Plata el lugar donde estaba la producción morbosa, repitiéndose cuantas veces sean necesarias, cuidando no practicarlas mientras subsista la inflamación que se haya podido desenvolver en consecuencia de las mismas cau- terizaciones, puesto que estas podrían aumentarla, dando lugar á consecuencias muy funestas para la existencia orgánica del globo ocular. Estirpacion de Va Plnguécula, pág. ££1, Lám. $$. La Pinguécula, como hemos ya dicho, es un pequeño tumorcillo sub-conjuntival de consistencia pingüedinosa, siendo su aparición mas frecuente en la senectud que en las otras edades de la vida. Lo que han llamado los oftalmologistas tricosis de la conjuntiva deberé' mos referirlo áesta degeneración, en la que alguna vez han encon- trado dos ó mas pelos implantados sus bulbos en la misma sustancia del tumor. La estirpacion es el único medio para su curación cuan- do llega k adquirir algún tamaño que puedan dificultar los movi- mientos del ojo. Para practicarlas basta cojer el tumor y conjuntiva con unas pinzas, levantarlo y cortarlo con un golpe de tijeras por su base. Después se lavará el ojo repetidas veces con agua fria hasta que se contenga la hemorragia. Los cuidados consecutivos se reducen á las fomentaciones emolientes y astringentes hasta que desaparezca la ligera oftalmia que se desarrolla en consecuencia de la operación. Hlpertrophla de Va conjuntiva ocular, pág. ££1. La exuberancia de la conjuntiva ocular, á la que hemos llamado hipertroplíia, es, como ya dijimos, una irritación nutritiva de esta membrana muy difícil de destruir con los agentes conocidos como cateréticos, y mucho mas difícil con las excisiones repetidas, puesto que estas dan lugar, como muchas veces hemos observado, á nuevas vegetaciones que en lugar de disminuir aumentan la reproducción, por lo que prescribimos su excisión, limitándonos solamente á las cauterizaciones con el Nitrato de Plata fundido sobre toda la super- 13 114 ficie del tejido anormal, teniendo cuidado de no repetirlas mientras subsista la inflamación consecutiva. Las repetidas cauterizaciones, si no nos han bastado para la destrucción de la Hipertrophia, han de- tenido á lo menos sus progresos, libertando la cornea transparente de tomar parte en este modo de incremento patológico de la conjuntiva que la destruiría si subsistiese. Las conjuntivitis crónicas siphilíticas son siempre causa de las exuberancias conjuntivales- Estirpacion de Vas Anglectasles ó Yegetaclones M.orl£ormes del Interior de Vos párpados >j de Va carúncula de la conjuntiva ocuVar, pág, ££0. Las vegetaciones de la conjuntiva intra palpebral limitadas aun solo punto y cuando afectan la forma lobular, son siempre consecuen- cia de irritaciones parciales nutritivas de la conjuntiva, en las que se han podido desarrollar vasillos anostomizados, teniendo por este moti- vo la naturaleza de los tumores erectiles, con quienes se pueden compa- rar, en cuanto á su organización vascular- La estirpacion y cauteri- zación son los únicos medios de destruir estas vegetaciones, que pue- den adquirir un gran tamaño, dificultando los movimientos del ojo, así como sostener también una oftalmia que podría comprometer la existencia de la íuncion visual, por lo que no debe perderse tiempo en la estirpacion de esta clase de producciones. Para verificarla, basta reambersar el párpado en donde estén situadas, y cortarlas por su base con unas tijeras corbas sobre su plano: contenida la hemorragia consecutiva con lociones repetidas de agua fria, se cauterizará el punto en donde estaba situada; una sola cauterización nos ha bastado siempre para evitar su reproducción. Las carúnculas de la conjunti- va ocular, así como las de los párpados, exigen el mismo procedi- miento para su curación: los colirios escaróticos y otros medios que se han empleado para el efecto, no pudiendo tocar aisladamente so- bre la sustancia de la producción, obra sobre toda la superficie ocu- lar, desenvolviendo oftalmías graves que mas de una vez termina- ron por la destrucción de los ojos- Libre de estos inconvenientes, la Estirpacion deberá ser preferible en todos los casos á los colirios y otros medios propuestos para estas producciones anormales de la con- juntiva palpebro-ocular. 115 Procedimiento para eV Ectropium 6 reambersa- mlento deV párpado inferior, tom. £, ° pág, 11. El Ectropium propiamente dicholo constituye el reambersamien- to del párpado inferior hacia fuera, poniendo al descubierto la conjun- tiva intra-palpebral. Aunque este procedimiento admite variedades en cuanto al estudio de las causas que pueden provocarlo, son indi- ferentes para su terapéutica quirúrgica, puesto que, ya sea el Ectro- pium Retráctil, Ocular ó Paralítico, el procedimiento es siempre el mismo en todas las variedades admitidas, á pesar de sufrir algunas modificaciones relativas á las mismas causas que pudieron determinar- lo: así es que el Retráctil que se pronuncia á consecuencia de la ci- catriz del párpado, es preciso destruirlo para poder practicar la ope- ración: cuando es Ocular que depende de la salida del globo del ojo fuera de los límites orbitarios, es de necesidad reducir la Exophtal- mia antes de pasar al mismo objeto: si es Paralítico, es necesario obrar sobre la acción muscular del orbicular, cuya falta lo constitu- ye: si fuere Tarsiano, es del mismo modo necesario destruir la Ble- faritis para poder obtener la curación, la que se conseguirá por los medios que propondremos. El Ectropium conjuntival que hemos llamado también Tarsiano, es consecuencia de la hipertrophia de la conjuntiva, la que puede pre- sentar los aspectos fungosos, sarcomatosos y granulosos cuando es muy antiguo, siendo mas común el observarlo en el párpado inferior. La escisión es el único medio para invertir el párpado Ectropiado. Esta se verifica según lo practicamos, colocando el enfermo conve- nientemente, como lo hemos ya advertido: tomando una pinza de Ectropium, Lám. 34, con la mano derecha coje un pliegue que abra- ce el espesor del engrosamiento conjuntival que deberá e9tenderse desde una comisura á la otra de los párdados, excindiendo con unas tijeras corbas sobre su plano toda la porción comprendida en el limi- te curvo de la pinza: la hemorragia que se sigue, aunque es á veces de bastante consideración, se contiene fácilmente con repetidas lo- ciones de agua fria- Después de contenida, acostumbramos pasar un pincel por toda la superficie sangrienta, mojado en una disolución concentrada de sulfato de alumina. Los cuidados consecutivos se re- ducen á las fomentaciones emolientes y á las cauterizaciones repeti- das, si es que se desarrollan vegetaciones vasculares, las que se con- tinuarán hasta que la superficie palpebral adquiera la igualdad nece- saria para estar en contacto con la ocular. Es muy útil el advertir 116 que después de cada cauterización es de necesidad poner algunas go- tas de aceite de almendras dentro del ojo, para evitar que el nitrato de plata estienda su acción á las partes inmediatas. El Ectropium Retráctil ó Cicatricial es ocasionado por el enco- gimiento ó contracción de la piel del párpado á consecuencia de al- guna pérdida de sustancia cuyo reambersamiento es siempre propor- cional á la estension de la cicatriz que lo determinu. Son varios ¡os procedimientos inventados para invertir el párpado introver- tido. La Blepharoraphia de Adams consiste en practicar en el diáme- tro transversal de la parte media del párpado Ectropiado un colga- jo triangular en figura de V, en el que deberá comprenderse todo su espesor, reuniendo los labios de la herida por medio de la sutura en- sortijada. Walther. siguiendo esta misma idea, excinde un colgajo triangular en la comisura de los párpados: este colgajo, en el que de- ben estar comprendidos tanto el párpado superior cuanto el inferior, debe tener su base dirigida hacia el globo, y su ápice hacia la región temporal, cuyos labios deberán reunirse del mismo modo que el ante- rior. Estos dos profesores dicen haber obtenido efectos ventajosos con sus métodos en los casos de Ectropios Retráctiles. El Profesor Dieffenbach para equiparar la igualdad que debe ha- ber entre los tejidos interno y externo délos párpados, penetrando hasta la conjuntiva y borde orbitario del cartílago tarso, el que estrae hacia afuera con una erina para sostenerlo por medio de suturas cuya adherencia debe invertir el párpado. Nosotros, habiendo prac- ticado estos diferentes métodos para la curación de los Ectropios Retráctiles, no hemos sido tan felices como dichos Sres., por lo que no admitiremos estos métodos que sirven, á nuestro modo de ver, mas bien para redactarse que no para practicarse: sin embargo, en ellos se deja conocer el genio quirúrgico de sus autores. Nuestro método para estos casos es mucho mas sencillo que los propuestos para la curación de esta clase de Ectropios. Consiste en dividir la cicatriz que lo motiva, cuya división debe ser relativa á la retracción de la piel: esta división deja el párpado en libertad para cubrir el ojo, poniéndose en contacto con el congénere; pasamos en seguida Lám. 34, cuatro hilos dobles por el espesor del párpado cer- ca de su borde, cuyos hilos sujetamos en la frente con esparadrapo, hasta tanto no se desarrollen pesoncitos carnosos en el espacio que queda entre los labios y se verifique la cicatrización completa sin retracción del párpado: recomendamos este procedimiento por ha- bernos siempre correspondido en sus resultados: los cuidados conse- cutivos á este método son los generales para las heridas superficia- les de la piel. El Ectropium Asténico ó Paralítico es consiguiente las mas de 117 las veces á la falta de acción nerviosa del músculo orbicular de los párpados, cuya piel, obedeciendo á su propio peso sin tener quien la sujete, se reambersa produciendo este padecimiento, no siendo sus- ceptible de afectar sino el párpado inferior. La edad senil es la mas á propósito para provocar este modo de reambersamiento del parpa- do, al que siempre hemos visto acompañar una oftalmia crónica, de naturaleza catarral, que han llamado nuestros predecesores oftalmia «le los ancianos, que creemos sea sostenida por el contacto constante del aire sobre la conjuntiva, laque estimulada bajo todos sentidos, la entretiene hasta hacerla muchas veces degenerar, tomando, como ya hemos dicho, caracteres anormales que pueden comprometer en el padecimiento la existencia del globo ocular. Procedimiento para eV "Entropium, pág. 1£. La inversión de los bordes palpebrales hacia adentro forma la enfermedad que se conoce bajo esta denominación: siendo mas co- mún esta inversión en el párpado inferior, aunque ha habido casos de haberse observado este mismo padecimiento en el superior. Las causas que pueden determinarlo son las oftalmías crónicas palpebra- les, las quemaduras y cauterizaciones, así como las ulceraciones del borde libre de los párpados han sido siempre capaces de provocarlo. Este procedimiento es susceptible de variedades respecto al tejido del párpado afecto cuya contracción ó aumento produce los Ectro- pios: así es que admitiremos un Entropium Tarsiano cuando el car- tílago tarso destruido ó reblandecido, no puede por este motivo con- servar la curvatura necesaria, por lo que se reambersa hacia aden- tro, así como las pestaiias que existen en su borde; otro Conjuntival cuando el encogimiento de la conjuntiva determinado por las ulce- raciones y cauterizaciones en las oftalmías, tira del borde palpebral hacia dentro: otro Muscular cuando la contracción espasmódica del orbicular, en las oftalmías que determinan Blepharoespasmos, se in- vierte el borde de los párpados, así como las pestañas cuyo frote me- cánico sobre el ojo aumenta no solo la oftalmia, sino también la Pho- tophobia que le acompaña: otro d'taneo cuando el edema ó Flegmon de los párpados aumentando el volumen de la piel disminuye el de la conjuntiva palpebral, dando lugar al reambersamiento. En todas estas variedades de Entropios hay dolor mas ó menos agudo, lagri- meo y escrecion de mucosidades cuyos síntomas son relativos al gra- do y estension bien de la causa que lo sostiene, bien de la mayor ó menor inversión del borde palpebral. Son varios los tratamientos propuestos para la curación de los 118 Entropios después de terminada la enfermedad ocular que los provo- ca, debiendo esperarse para practicarlos áque existan aislados, pues- to que de otro modo nada se adelantaría por existir aun la causa que los motiva. Se ha propuesto la cauterización: esta se verifica caute- rizando con ácido sulfúrico ó vi-cloruro de antimonio transversal- mente la piel del párpado por debajo de la inversión al modo de una línea: la ulceración que resulta produce una cicatriz bastante á ream- bersar el borde. La Ablación del borde palpebral: estase verifica cor- tando el borde invertido en toda su estension principiando desde la comisura esterna hasta cerca del punto lagrimal, que no deberá com- prenderse en el corte: después de contenida la hemorragia se caute- riza con el Nitrato de plata la superficie sangrienta tantas veces cuantas haya necesidad hasta que se verifique la cicatriz. Aconseja- mos no practicar este método por habernos dado fatales resultados. Excisión de la piel del párpado: se coje con una pinza de Ec- tropium un pliegue transversal dé la piel del párpado lo bastante pa- ra que se reamberse el borde invertido, cortando con unas tijeras corbas sobre su plano la piel inmediata á la corbadura de la pinza: de esta incisión resulta una pérdida de sustancia cuyos bordes san- grientos reunidos por puntos pequeños de sutura, producen el ream- bersamiento del borde* Este método es bastante seguro en sus resul- tados y muy fácil en su ejecución, por lo que lo recomendamos. Los cuidados consecutivos serán los mismos que para las heridas simples y superficiales de la pie!. Nuestro método consiste en reambersar el borde palpebral in- vertido hacia fuera, fundado en la misma idea que los anteriores: lo practicamos del modo siguiente: Colocamos el enfermo convenien- temente, haciendo dos pequeñas incisiones en las comisuras de los párpados, Lám. 34, las que deben interesar todo su espesor hasta llegar ala conjuntiva ocular, la que también incindimos: estas inci- siones dejan el párpado Entropiado en libertad para poderse ream- bersar con facilidad: después de contenida la hemorragia con los me- dios ya varias veces dichos, pasamos tres asas de cordonetes por el borde palpebral á distancia proporcional de la piel invertida, suje- tando dichos hilos arriba de la mejilla con una tira de esparadrapo, la que se sostendrá por muchos dias hasta tanto se cicatricen las in- cisiones, teniendo cuidado todos los dias de estirar los hilos para no dar lugar á nuevo reambersamiento hacia dentro. Las curaciones consecutivas serán las conocidas para las heridas simples: 110 Procedimiento parata curación deV Trlchlaslsy Distriquiasis. Estos dos padecimientos de las pestañas, aunque análogos entre sí, difieren en cuanto ásu forma: su desviación hacia dentro constitu- ye la triquiatis, así como hacia fuera y adentro la Distriquiasis, sien- do en un caso cuanto en otro ocasionadas por una dirección anormal de las pestañas, producida unas veces por el Entropium y otras por una afección particular de ellas y de sus bulbos. Las Blepharitis que hemos llamado Psórica glandular, así como las oftalmías Herpeticas producen con mucha frecuencia la inversión de las pestañas. Los desórdenes consecutivos á este modo de desviación, son sostener las oftalmías aunque estén en aptitud de curación: la vascularización de la cornea como consecuencia del frote mecánico, así como otros que tienden á la destrucción del globo del ojo íi algunas de las par- tes transparentes; por lo que es de gran importancia en todas las of- talmías que se prolongan, el observar con detención las pestañas, pues su mala dirección es capaz de detener los periodos de la cura- ción, conservando la enfermedad. Los medios propuestos para la curación de este padecimiento son tantos, que ellos prueban la ineficacia de su mayor parte: ios mencio- naremos sin embargo, para que se pueda tener un conocimiento de cada uno de los indicados. Arrancamiento de las pestañas: puede practicarse con una pinza común, con la que se cojen una á una inmediato á su implantación en el borde palpebral: tirando de ella de este modo hacia arriba, se consigue no rompa en algún punto su estension, lo que haria mas grave este efecto. Este medio de curación tiene el inconveniente de que las mas veces se reproducen las pestañas afectando la misma di- rección, siendo de necesidad el verificar el arrancamiento tantas ve- ces cuantas vuelvan á aparecer bajo este aspecto. Aglutinación de las pestañas: este método singular é ingenioso de retroverter las pestañas, es debido al oculista ingles Mackenzie, y es solo adaptable en las Distriquiasis: consiste en pegar la pestaña desviada á la inmediata recta por medio de un barniz compuesto de alcohol y goma Laca: se consigue uniendo con una pinza las dos pes- tañas por algunos minutos ó el tiempo suficiente para que se adhie- ran. Después deben permanecer así hasta que por sí solas se sepa- ren; si con la primera adherencia no se consiguiese el efecto, se re- petirán hasta tanto tomen la dirección que les es natural. Ablación del borde tarsiano: cuando existe la Distriquiasis se ha aconsejado la exarcion del borde palpebral, lo que se practica con 120 unas tijeras corbas sobre su dorso, cauterizando después de conteni- da la hemorragia, el borde sangriento. Abulsion: este medio de curar la Triquiasis es el mismo que em- pleaba Rhazis y Dionis en la época que florecieron: consiste en ar- rancar las pestañas desviadas, cauterizando después el punto de su inserción con la punta de un alfiler candente, para destruir la parte que puede hacer regenerar las pestañas Nuestro método consiste en aplicar la acción del calor urente á la parte media de la pestaña invertida: lo practicamos de la manera siguiente: Colocado el enfermo como tenemos de costumbre, cojemos un pellisco con una pinza de Ectropium en la piel del párpado, con lo cual no solo separamos el párpado del globo del ojo, sino que también lo hacemos con las pestañas: aplicamos después la punta del instrumento que hemos inventado con este objeto, Lám. 34, el que puesto candente al blanco, lo aplicamos aisladamente á cada pestaña invertida; la acción del caloren el momento de su aplicación en el medio de las pestañas, le hace tomar una dirección contraria á la que tenia, desapareciendo por este método tan sencillo un padeci- miento que siempre ha sido rebelde á los recursos del arte. Tratamiento para destruir las Granulaciones, Pág. 1£. Las Granulaciones, como ya espusimos, deben ser consideradas como una hipertrophia de las papilas mucosas de la conjuntiva pal. pebral, consiguiente algunas veces á las oftalmías y Blefaritis Catar- rales específicas, observándose con mas frecuencia en el párpado su- perior que en el inferior, pudiendo comprometer su persistencia la transparencia de la cornea por el frote mecánico que esperimenta en los movimientos palpebrales: entreteniendo á la vez la oftalmia pro- ductora bajo el aspecto de cronicismo. La escisión es uno de los me- dios propuestos para destruir las granulaciones: la cauterización es otro también de los indicados: el primero tendrá lugar cuando las granulaciones son muy múltiples y desarrolladas: se practica volvien- do la membrana interna del párpado hacia fuera, en donde existen las granulaciones, cortándolas con unas tijeras corvas sobre su pla- no: el segundo se practica volviendo del mismo modo el párpado ha- cia fuera, pasando sobre la superficie granulosa un creyón, bien de Nitrato de Plata, bien de Sulfato de Cobre, repitiéndose cada dos ó cuatro dias hasta su completa extinción. Convendrá cada vez que se cauterice el lavar el ojo con agua fria, instilando después dentro una gota de aceite de Nuez para evitar que la acción cáustica se repita 121 sobre la cornea transparente. Nosotros empleamos con este objeto un colirio que llamamos Fuliginoso cuya descripción haremo9en el lu- gar conveniente, con el que destruimos á nuestra voluntad las gra- nulaciones, sin necesidad de emplear la excisión y cauterización pro- puestas para la curación de estas elevaciones de las criptas mucosas de la conjuntiva palpebral. Tratamiento de Vos tumores erectltes de Vos párpados. Los tumores erectiles pueden presentarse en los párpados en to- das las épocas de la vida, pudiendo progresar atacando las partes in- mediatas, ó estacionarse sin pasar sus límites; por lo que nos será imposible determinar de una manera absoluta los síntomas que les son propios. Estos tumores, por lo general son alargados y poco pro- minentes, cuyo color es unas veces violáceo y otras rojo, siendo su superficie desigual y como con pequeñas abolladuras meviblesbajode la piel del párpado, en la que se perciben algunas ramificaciones vas- culares sub-cutáneas: cuando la anastomosis vascular que los cons- tituyen es venosa, faltan las pulsaciones que son tan comunes á cuan do son arteriales, así como el color violáceo es mas propio del veno- so, y el rojo del arterial: diversos medios terapéuticos han sido pro- puestos para la curación de estos anastomosis varicosos de los pár- pados. 1. ° La compresión graduada sobre la parte, la que debe veri- ficarse por un mecanismo hijo del genio del profesor, á cuya discre- ción y juicio lo dejamos para la aplicación de este medio, pudiendo emplearse el compresor de Petit cuando el tumor existe hacia el án- gulo interno de los párpados. 2.° Formación de Pústulas arriba del tumor, bien con la po- mada Stibiada concentrada, bien con la inoculación de la vacuna: es- tos dos medios deben dar resultados análogos en cuanto á la inflama- ción que se desenvuelve, de la que participando la anastomosis erec- til, produce su obliteración. 3. ° La inyección con el amoniaco liquido y la tintura de lodo se ha indicado también para la curación de estos tumores: se practi- ca haciendo una incisión en la piel por un lado del tumor, hasta lle- gar á la anastomosis, el que se comprime para darle salida á la sangre que contiene: se introduce después el pistón de una peque- ña geringa por la incisión, se inyecta el líquido en la parte, dete- niéndolo algún tiempo, dándole después salida: una compresión mo- derada y una venda será bastante aposito, la que se sostendrá.hasta que se desenvuelva la inflamación que ha de obliterar los vasos anaa- tomosados, la que será tratada después por los medios conocidos. 4.° Las incisiones múltiples sub-cútaneas han sido también recomendadas con este objeto: se practican introduciendo por un lado del tumor debajo de la piel, un Myotomo estrecho de bordes cor- tantes, incindiendo el tumor en varias direcciones. La herida de la piel se cubre con esparadrapo: si la inflamación consecutiva no tue- 122 fe bastante á producir la obliteración en la primera tentativa, se practicarán cuantas se necesiten, hasta conseguir el fin propuesto. 5. ° El sedal se ha ensayado del mismo modo para la curación de estos tumores: se practica atravesando por el medio del tumor una aguja estrecha de sedal con una mecha adecuada á su volumen la que se untará todos los dias con algún ungüento escarótica, cuyas cura- ciones se repetirán diariamente hasta conseguir la desaparición del tumor. . . 6. ° La Acupuntura y Gal vano Punctura han sido también indi- cadas*, se practica atravesando el tumor con agujas propias, dejándo- la por als*un tiempo en la parte, poniéndolas en relación con la Pila de Volt a. 7. ° La cauterización actual propuesta también para lo9 tumo- res erectiles: se practica atravesando el tumor en diferentes direc- ciones con agujas candentes al rojo, ó bien con la aplicación de po- tasa cáustica limitada al ápice del tumor, con las precauciones que » exige esta sustacia en su aplicación: la Pasta de Viena puede produ- cir el mismo efecto, sin los inconvenientes que tiene el anterior agen- te. Todos estos medios no llevan otro objeto sino el de procurar una in- flamación en la parte capaz de destruir el tejido vascular anormal que constituyen los tumores erectiles de los párpados, dando lugar á su obliteración y endurecimiento, lo que debe hacerlos desaparecer produciendo la curación radical. Proceder pava el Cáncer de Vos párpados^ globo deV ojo*, tom. 1.° pág. ££3k El cáncer de los párpados, como ya hemos dicho, se presenta ba- jo dos aspectos, unas veces por un botón duro y desigual en la comi- sura de los párpados, y otras por una hendidura seca y costrosa,que, propagándose á la conjuntiva la endurece y deseca poniéndola fungo- sa limitándose muchas vece? al mismo párpado en donde progresa ais- ladamente con todos los caracteres que les son propios á los tejidos anormales de nueva formación cancerosos. El globo del ojo es también susceptible de dejenerar en una ma- sa cancerosa en consecuencia de los Estafilomas prominentes y de la Cisorphtalmia, en individuos que se encuentran bajo esta influencia dicrásica.* la conjuntiva ocular en este caso toma el aspecto fungoso, determinándose todos los atributos con que se deja conocer este mo- do de desorganización, que no está exento de infeccionar toda la or- ganización del individuo, en fuerza de la descomposición general de los líquidos que, modificando los sólidos, imprimen en ellos caracte- res anormales, produciendo desorganizaciones parciales en el orga- nismo, conocidas con el nombre genérico de producciones cancero- sas. El cáncer de los párpados, como hemos dicho ya, principia por un tubérculo, ó por una hendidura castrosa en las comisuras, cuya marcha es lenta, la que progresa con el transcurso de los meses, has- ta llegar á presentarse con todos los caracteres que deben colocarlo entre esta clase de degeneraciones: la ciencia de curar, no poseyen- 123 do medios para anonadar la causa, especifica que existe en los líqui- dos; solo se limita á extirpar la parte degenerada: indicando las medicaciones conocidas para evitar en lo posible su reproducción, cuyas medicaciones espondremos en la parte que corresponda á este interés. Los medios propuestos para la curación del cáncer del pár- pado inferior, al que siempre ataca con preferencia, son la es- tirpacion y la cauterización propiamente dicha, cuando se ha consi- derado la afección local; cuando se tiene como dependiente de algu- na dicrasia específica, se han indicado las medicaciones conocidas como mas á propósito para combatir el elemento patológico á cuya influencia se debe la aparición del tubérculo canceroso palpebral, de las que nos ocuparemos en el lugar consagrado á este objeto. La ex- tirpación se practica del modo siguiente. Colocado el enfermo conve- nientemente, se harán dos incisiones en V cuya base deberá esten- derse desde el ápice hasta el borde orbitario inferior ó un poco mas abajo si fuere necesario: estas dos incisiones deben comprender en su medio el tubérculo canceroso, lasque se practicarán, bien con unas tijeras rectas, bien con un bisturí de mango firme. Después de contenida la hemorragia se reunirán los labios de las incisiones por medio de la sutura ensortijada, aplicando el aposito necesario como paralas heridas simples délos párpados. Las curaciones consecuti- vas serán las comunes para todas las heridas de la piel. El cáncer del globo del ojo, así como el que pueden padecer los demás órganos y tejidos, se presentan bajo distintos aspectos cu- yas diferencias constituyen las formas Encefuloídea, Melanósica y Scirrosa propiamente dichas. Aunque se ha creido ignorar las cau- sas productivas de esta desorganización, diremos quizás, siendo los primeros, que este modo de padecimiento es debido á un esceso de sales Alcalinas en la sangre, capaz de destruir las partes donde por algún obstáculo mecánico pueda detenerse, dando lugar á inflama- ciones que llevan desde luego el sello de la forma cancerosa. Aunque quisiéramos desarrollar mas esta teoría, los límites de esta obra no nos permiten hacerlo, circunscribiéndonos pues, al objeto de nuestro propósito, decimos que siempre que se presenta esta degeneración en el globo del ojo, cualquiera que sea la causa que lo haya desaro- llado, no queda otro recurso que la estirpacion total del globo del ojo, así como de la Glándula lagrimal, que en nuestro concepto es muy necesario separarla también para evitar no solo el lagrimeo con- tinuado que sucedería después de la estirpacion del ojo, sino tam- bién para precaver la reproducción del cáncer, que puede muy bien presentarse en ella, dando lugar á otra nueva operación, que se de- berá evitar bajo todos conceptos. El proceder operatorio exige alguna destreza de parte del Profe- sor, así como un gran cuidado en no dejar dentro de laórbita ningu- na parte comprometida en el padecimiento, puesto que esta seria bas- tante para desarrollar de nuevo la degeneración cancerosa en las pa- redes de la órbita. Es muy oportuno el advertir la gran necesidad de indicar las medicaciones conocidas con el nombre de anti-cancerosas, las que deberán preceder al acto operatorio, así como continuarlas después hasta la total curación de los resultados de la extirpación, de cuyas fórmulas nos ocuparemos en otro lugar: considerando dicha afección como consecuencia de Dicrasias particulares, bien Sifilíti cas, bien Escrofulosas, ó bien en combinación estos elementos para la progresión del cáncer del globo del ojo, ó de sus dependencias. 124 El modo como hemo9 practicado la extirpación del ojo en los ca- sos en que fué necesario verificarla, lo describiremos á continuación, así como nos abstendremos el hacerlo con los demás propuestos para casos semejantes los que podrán consultarse en los clásicos de la cien- cia, puesto que cada profesor deberá escojerde entre estos aquel méto- do que le parezca mas conveniente y adecuado al carácter y forma del cáncer del globo del ojo que exige su extirpación. Separados los pár- pados por los medios conocidos délos Speculum, hacemos dos inci- siones en las comisuras, en las que deberá comprenderse la piel y músculo orbicular: este desbridamiento que constituye el primer ac- to de la operación, presenta mas facilidad después para alejar los pár- pados del globo del ojo con el objeto de tener mas amplitud para los cortes subsecuentes: el segundo momento de la operación deberán constituirlo varios actos: en el primero se pasa por todo el globo can- ceroso una aguja corva enhebrada con un fuerte curdonete con el que tirando hacia sí el Profesor, ponga fuera de los límites orbitarios la masa cancerosa, (este acto puede verificarse con una herina doble que haga las veces de una aguja enhebrada cuyo mecanismo debe eje- cutar): en el segundo se introduce un bisturí de dos filos por el án- gulo esterno de la órbita, entre estay el globo del ojo, el que dirigi- dos sus cortes á manera de incisiones, ya hacia adentro ó ya hacia los lados de los diámetros orbitarios, cortan las ataduras de los mús- culos en sus inserciones en el fondo de la órbita, hasta que despren- dido el globo en su totalidad, pueda estraerse con la ayuda bien del hilo enhebrado, bien con la erina ya mencionada. La hemorragia que se sigue es considerable, la que después de contenida en algún tanto por el tamponamiento momentáneo ó por la torsión de los ramos de la arteria oftálmica que se distribuyen en los músculos, deberá repa- rarse toda la superficie orbitaria para cortar con las tijeras algunas porciones cancerosas que se hayan quedado adheridas, puesto que su permanencia daria lugar á reproducciones de la misma natura- leza que podrían comprometer la vida del individuo con la aparición segunda del cáncer en las paredes de la órbita: después de verificado este acto muy importante para el éxito de las curaciones consecutivas se llenará la cavidad orbitaria de hilas secas, cerrando los párpados, sobre los cuales se pondrá una compresa y bendaje á propósito para comprimirel aposito: á los cuarenta y ocho horas se quitará limpiando con inyecciones detersivas la cavidad para darle salida á los coá- gulos de sangre y supuración: las curaciones consecutivas se practicarán del mismo modo todos los dias, hasta tanto se verifique la cicatrización, aplicando siempre ungüentos balsámicos que puedan provocarla. Es de gran necesidad el advertir que en las curaciones diarias, se llene bien de hilas ia cavidad hasta que esceda un poco de los límites orbitarios, con el objeto de que los párpados no se contrai- gan sobre la órbita para que haya menos obstáculo después para la aplicación de un ojo artificial, que deberá corregir la deformidad de la falta del natural* —125— Procedimiento para el StapVilVoma, Pág. ££ tomo £. ° El Staphiloma de la Cirnea no indica otro tratamiento quirúrgi- co que aquel, que quitando del globo del ojo, el tumor que lo consti- tuye, se pueda después adaptar uno artificial para evitar la defor- midad. Este tumor saliente del globo del ojo es formado por un es- ceso de serosidad: de modo que podremos considerarlo bajo este as- pecto como Hidrophtalmico siendo en un caso cuanto en otro perdi- da la función visual 'imitándose la ciencia en estos casos, tan sola- mente á darle salida al liquido que contiene el tumor, y á remediar el defeoto del órgano. Aunque el Staphiloma es susceptibles de variedades como hemos espuesto: exigen el mismo procedimiento para su curación. El Parcial debe escindirse en su totalidad asi como el total: el modo como lo hemos practicado ha correspondido siempre á nues- tros deseos. Sujeto el globo del ojo con los medios propuestos atrave- samos el tumor por su ba*e con cualquier ceratótomo, en cuya parte deben comprenderse toda la vegiga que forma el tumor, sí no se hu- biese podido dividir en este acto, un golpe de tigeras bastara para su total separación. La evacuación del líquido la salida del cris- talino y algo del vitreo es consecuencia presisa de la opera- ción. Una compresión graduada sobre el globo y algunos baños emo- lientes aromáticos es bastante para la cicatrización y reducción del globo del ojoá sus límites orbitarios. La Prothesis ocular es muy adaptable como hemos, dicho para corregir el defecto orgánico que debe precisamente resultar. Hidropesía de Va coroides.—Procedimiento Qui- rúrgico, liám. £S. Los derrámenes que se producen á consecuencia de las coroi- ditis agudas ó crónicas ya entre la Esclerótica y Coroides ya tam- bién entre esta membrana y la Retina, con aumento total del globo del ojo, ha recibido el nombre de Hidropesía de la Coroides: ella es susceptible como lo hemos observado en nuestra clínica de algunas variedades dignas de la atención oftalmológica. 1.-» Variedad.—Derrame entre la Retina y Coroides. Las Coroiditis agudas cuando con los medios oportunos, no terminan fa- vorablemente por resolución, se produce entre estas dos membranas la exsudacion de un líquido Sero-albuminoso que distendiendo por —126— su cantidad la Retina, las adhiere á la Hyaloides periférica del vitreo, cuyaadh -rencia trastorna su teslurapulpo-nei viosauoá propósito para el egercic o de su función vital orgánica, por cuya razón se imposibili- ta para siempre la visión de los ojos afectos. La Lente vitrea toman- do una parte muy activa en el padecimiento comprimida en todas direcciones por la Coroides empuja la lente cristalina opaca hacia la cámara anterior del oj•>, en cuyo lugar se aloja; el Iris obede- ciendo á la misma compresión es empujado también hacia adelante produciéndose la Sinechia anterior, en cuyo centro se observa una gran dilatación de la pupila, con opacidad del humor acuoso, en el que se advierten copo3 albuminosos con estrias negruzcas que fluctúan en el espacio que existen entre las dos cámaras; el globo del ojo aumenta algo de su volumen natural, en esta variedad de la en- fermedad: la densidad de la Lente vitrea desaparece produciéndose su flunlificacion y disolución de lo que nos hemos ocupado en la pág. IGl del primer tomo. La cornea transparente á cuyo través se ven los trastornos orgánicos del globo del ojo, no ocupa su centro como de- biera, sino que variando de dirección se encuentra hacia el ángulo interno de lo órbita: en algunos casos adelgazándose la Esclerótica entre los espacios intermuscular- su color es encendido acer- cándose al de cinabrio ó púrpura: su extensión es mns ó menos an- cha invadiendo muchas veces todo el espacio conjuntival á cuyo es- tado acompaña la secresion de mucosidades, lagrimeo y dolor inter- no, el que es relativo S la tirantez en que se encuentra el ligamento ciliar, mientras subsiste el chemo«¡-; el que dasaparece con la gan- grena y destrucción total de la córnei, asi cono con la salida de los lentes del oj-.».cuya vacuidad Extermina después la atropina del ojo- El arte puede muy bien evitar las mas veces esta fu'J terminación, por medio de la escisión completa del chemosis, con lo que hemos obtenida siempre los mejores resultodos; cuidando siempre el prac- ticarla antes que la córnea trasparente principie á ponerse de un co- lor amarillo opaco, que anuncia la gangrena pues entonces auuque —132— sé verifique continua á pesar de oponerle este gran recurso que hu- biera sido suficiente en tiempo oportuno para evitarla. Expondremos el modo como nos conducimos en estas circuustancias. Proceder operatorio. Acostado el enfermo sobre su dorso, un Ayudante abatirá con el dedo índice de la mano que sea mas conducente el párpado infe- rior, levantando el operador con algún elevador el superior, con cuyos medios se pondrá de manifiesto toda la superficie ocular: a9Í como el chemosis: si la hinchazón é inflamación de los párpados evi- tase su separación buscará entonces el Profesor algún recurso entre los conocidos para poder obtenerlo: conseguido este primer tiempo se le excindirá con unas tigeras corbas sobre su plano, toda ^circunferen- cia que ocupaba el rodete conjuntival, aunque la hemorrogia es de consideración en las primeras incisiones n« debe imponer el Profesor debiendo esperarse á que se contenga algo para continuar las demás que sean necesarias hasta su completa ablación: algunas lociones de agua á la temperatura ordinaria bastarán después para contener la hemorragia por laque hemos conseguido en algunos casos el hacer abortar la inflamación, continuándose después el método especial que merezca la oftalmia á que ha dado lugar el chemosis del cual nos ecuparemos en el lugar conveniente. Procedimiento para las Procedencias deV Iris, página £1- Ya hemo9 expuesto anteriormente lo que constituía la Proce- dencia del Iris, la que es muy común se presenta en las oftalmías especiales cuando se ha producido el reblandecimiento de la córnea en algunos puntos de su diámetro: el mecanismo de su formación queda ya mencionado, en la pág. 21 á donde nos remitimos: fálta- nos pues indicar aquí los medios que proponemos para evitar, que las Procedencias aumentando de tamaño, adquiera un volumen que ha- ciéndola cambiar de naturaleza, tome las formas de las córneas cónicas, lo que ocasiouaria la pérdida de la función visual, como va- rias veces lo hemos observado. Las oftalmías especiales son siempre la causa determinante de estos tumorsillos Iridíanos,que pueden pro- vocar como hemos dicho la pérdida del ojo: ellos son susceptibles de ser excindidos, con cuyo medio se detienen sus progresos, asi como se evita sus consecuencias; la Pupila angular que queda después de la curación no impide absolutamente el egercicio de la visión, va- —133— tiendo mas conservar este órgano aunque con la imperfección pupífar, que no esponerlo á las fatales consecuencias á que daria lugar sino, se excindiere en el momento de su aparición; por lo que aconsejamos á nuestros lectores, el mirar con detención diariamente loa ojos de los que padezcan oftalmías particularmente las especiales por si acaso se desarrollasen estos tumorsillos, para cuanto antes excindirlos. Colocado el enfermo sobre su tlorso enfrente de una buena luz sesugetará el globo del ojo por medio de un Speculum, (merecién- donos la preferencia el de lieeij en cuyo centro se hallará colocada la córnea con la Procedencia, la que se pondrá mas saliente en el momento de comprimir el globo para asegurarlo de sus movimientos: el operador deberá escoger el lugar que le parezca mas conveniente ya por delante ó ya por detras para ejecutar la operación, aplicando el Speculum de modo que consiga su objeto, debiendo ser siempre con la mano izquierda y teniendo en la derecha unas tigeras corbas sobre su plano, la exindírá de un áolo golpe por su base: si fueren las Procedencias múltiples principiará por la mas pequeña concluyen- do por la mas grande; la salida del humor acuoso un poco sanguino- lento es la consecuencia precisa de la solución de la córnea, el que muchas veces es evacuado todo el contenido en las cámaras ponién- dose por lo tanto aplastada. Cuando se verifica este accidente se colo- cará el enfermo por 24 ó 36 horas en decubito dorsal en cuyo tiempo estará repuesto el líquido derramado evitándose de este modo las adherencias que pueden producirse del Iris á la cara posterior de la córnea, (sinechia anterior) lo que ocasionaría la pérdida parcial0 total de la visión. Los cuidados consecutivos se reducirán á una compresión moderada ce n nuestra cinta bendolete: alas lociones emolientes y al método especial que tenga el profesor indicado para el tratamiento de la oftalmía. Los resultados y consecuencias de la. operación serán después determinada la inflamación, una mancha blancuzca cenisosa en los puntos de la córnea en donde existieron los tumorsillos: la pupila angular hacia el punto de la solución, cuya figura en nada perjudica- rá lafuncion visual- Hemos visto en algunos enfermos en quienes no se practicaron las excisiones de las Procedencias, verificarla la naturaleza por si sola, supliendo esta al arte y á la falta de conocimientos del Profe- sor de su asistencia, siéndolos resultados después tananálogos,como si hubiesen sido operados científicamente:: corriendo el riesgo los enfermos de haber podido perder el órgano: si la naturaleza no le hu- biera sido tan propicia. 16 —134— Procedencia delViwmor acuoso, Vám. 16 tom. 1. ° PROCEDER OPERATORIO. Esta afección de la córnea trasparente suele aparecer á conse- cuencia de las oftalmías Reumáticas ácuyo estudiónos remitimos en la página 189 tomo l.° El mecanismo de su formación es el mismo con que se prodúcela Procedencia del Iris, puesto que siempre es necesario que hulla algún punto reblandecido de la córnea á cuyo través se escape la membrana de Descemet ó del Humor acuoso. Esta Procedencia la constituye un tumorsillo trasparente perlucido lleno de líquido cuyo tamaño jamas lo hemos visto exceder de la ca- beza de un alfiler común, ocupando siempre el mayor diámetro de la córnea trasparenté: no siendo nunca su aparición fatal para el ojo, ni para el lleno d*e su función, solo si es un cuerpo que si no se qui- tase entretendría la oftalmia por lo que es muy conveniente ex- cindir'o para su terminación. El Proceder para Su ablación es igual en un todo al que anteriormente hemos dicho para las Procedencias del Iris: cnyos resultados difieren en cuanto á la pupila, pues si bien en aquellas siempre queda angular, y sin movimientos, en esta conserva todos su caractérestantos funcionales como físicos. Las consecuencias de la operación son asi como en las de Iris el derra- me del humor acuoso, el que no saliendo en tanta cantidad no se aplasta la córnea, no siendo necesario por este motivo la aplica- ción del vendaje compresivo. El resultado local de la excisión es de- jar en el punto que ocupaba la Procedencia, una impresión al pare- cer cortada en bisel mas trasparente que la misma córnea la que des- pués de algunos dias toma el aspscto lechoso Albugeo que conserva» después de algunos meses hasta la terminación de la oftalmia pro- ductora no dejando vestigios después de su existencia. Procedimiento para el Hipopion, Vám. $5. El HipoVí >n es la supuración que se desenvuelve en la parte in- ferior de la cámara anterior del ojo, en consecuencia de las oftalmías catarrales y Reumáticas y también de las contusiones sobre esta parte cuando han interesado el l'arenquima del Iris, asi como la membra- na serosa que reviste sus superficies; este derrame de pus que nunca lo hemos visto exceder del línite pupilar, tiene un color amarillo pálido, presentándose al 3. ° o 4. ° dia del padecimiento el que po- drá reabsolverse si la oftalmia no fuere especial, á medida que va de- sapareciendo los síntomas flogisticoi oftálmicos: pero cuando noafec- —135- taloscaractéresde tales entonces necesitamos darle salida al pus der- ramado pues de lo contrario su presencia en este punto puede dar lugar á la gangrena de la córnea, á la opacidad de la membrana de Descemet á la obliteración de la pupila asi como á su destrucción. Para practicarla evacuación de este líquido puriforme, se colocará el enfermo convenientemente, se sujetará el ojo con alguno de los medios que hemos designado y se introducirá por laparte inferior de la córnea cerca del ligamento ciliar la punta de un Ceratótomo hasta hacer una dilaiacion suficiente para que salga el líquido conte- nido en la cámara anterior el que después de evacuado llevará tras sí, el humor acuoso con quien estaba en contacto, la gravedad espe- cífica del pus relativamente al humor acuoso, es la causa que ocupe la parte inferior de la cámara á proporción que se va formando en el ojo: aunque hemos buscado con bastante interés el modo de su forma- ción, no hemos podido encontrar'despues de su reabsorción indicio alguno en el ojo que nos digese la fuente de donde pudo emanar: contentándonos solamente con admirar un fenómeno que como otros muchos de la naturaleza se escapan á nuestro juicio y razona- mientos. Procedimiento paralas Jlquo-capsn\l\ls ú opa- cidad deV Viwmor acuoso, pág. 181 tom. 1. ° En todas las oftalmías cuando ha participado de la inflamaciou la membrana del humor acuoso se enturbia este líquido, mientras ella persiste, continuando asi hasta después de terminada favorablemen- te. Esta opacidad impide mecánicamente la visión, la que será mas ó menos neta según sea el grado de opacidad del referido líquido, considerado como el segundo medio trasqarente, cuya punción física hemos ya estudiado. Cuando eí humor acuoso después de determina- da la oftalmia que la produjo, continua turbio impidiendo por este motivo la visión, practicamos una operación muy análoga á la del Hipopion. consistiendo en la punción de la córnea por su parte infe- rior para darle salido al líquido alterado, después de practicada se deberá comprimir el ojo suavemente con la cinta vendolete, por 24 ó 48 horas hasta tanto se reproduzca el humor evacuado lo que muy fácilmente sucede después de pasados estos dias: cuidando fomen- tar el ojo con algún cocimiento emoliente todos los dias hasta la completa desaparición de la oftalmia consecutivasiel humoracuoso re- puesto estubiese aun opaco, se deberá aun después de algunos dias, re- petir del mismo modo la evacuación del líquido haciéndolo tantas ve- ce scuantas necesarias fuesen, hasta conseguir el objeto; mas de una vez hemos tenido necesidad de practicar estas punciones en la córnea á —136— consecuencia de la falta de transparencia con que "se reprodujo este líquidos en las cámaras. Sta-olilloma Ciliar. Este padecimiento de la Esclerótica cuyo reblandecimiento pro- porciona la formación de tumorsillos azulosos al rededor de la parte superior de la córnea es loque constituye la enfermedad que nos ocupa; ella es consecuencia como ya dijimos de repetidas Esclero coroiditis idiopáticas, cuyas recidivas han sido capaces de reblande- cer el tegído denso y resistente de este saco fibroso ovoideo el que dando la forma al globo del ojo, contiene en su interior los medios fisicos vitales para el egercicio funcional de la vision:ella debe ser bien rara en la práctica toda la vez que no la hemos podido obser- var sino una sola vez en nuestra grande y dilatada clínica, tanto ci- vil como militar. Al Profesor Wallhtr es á quien debemos su des- cripción, siendo esta la que nos guiará para su perfecto diagnóstico, pues de otro modo hubiéramos desconocido el afecto, sin haber podido clasificarlo por ser la primera vez que se nos presen- tó en la práctica; este Profesor qne tanto honra la ciencia of- talmológica se le olvidó sin duda el mútodo que empleaba para la curación de este padecimiento dejando un vacio en su descripción, el que nosotros trataremos de llenar á pesar de nuestra inutilidad oftalmológica comparada con los conocimientos que, aquel pudo adquirir. Proceder compresivo. La analogía que encontramos en estos tumorsillos con los Stafi- lomas de la coroides, nos hizo creer que una compresión metódica y graduada podría obrar sobre ellos evitando su incremento, al mismo tiempo que podria dá'sele por este medióla resistencia perdida al tegido de la Esclerótica: asi lo concebimos y asi obtuvimes el resul tado: curándose el enfermo á los 40 días de la compresión la que fué renovada todos los dias después de algunas lociones de agua alu- minosa quedando el ojo libre de esta incomodidad, aunque con uua cortedad visual que la acercaba á la Ambliopia- Aconsejamos este método, puesto que no tenemos otro hasta el día que pueda me- jorarlo. —157— Parálisis deVPárpado superior, T. 1. ° Pág. 116. Sinonimia.—Ptosls EVepViaropVexla. —Atonía.— BVepViaron.Procedimiento parala ülepliarop- tosls. Hemos dicho ya lo que era este padecimiento del párpado snpe- rior cuyo diagnóstico será muy fácil verificar, atendiendo á que lo constituye la dificultad levantarlo aunque la voluntad obre sobreél con la mayor energía vital. Esta imposibilidad del párpado podrá referirse unas veces á la falta de acción nerviosa del músculo elevador, y otras al escesivo peso del párpado causado ya por su edema, ó ya también por algún tumor enquistado desarrollado en el espesor del párpado. Cuando la caida del párpado es efecto de la falta de inervación ocular, reconoce por causa todas lasque puedan obrar sobre el origen del tercer par de nervios que como hemos repetido preside la función del párpado: los focos verminosos en los niños y el Histerismo puede también presentarlo, como lo hemos observado en alguna de estas circunstancias, el que podrá desaparecer con la afección que lo produjo y sostiene. La falla de contractilidad del tegido del párpado asi como su hipertrofia en la senectud pueda tam- bién producir su caída. Bajo este concepto vérnoslas dificultades que se podrán presentar para la curación idiopática de este padeci- miento puesto que siendo siempre sintomático, es preciso para obte- nerla atender á la causa patológica que la determina laque no siem- pre es posible y mayormente cuando son lesiones cerebrales que la han desenvuelto por cuyo motivo las mas veces nos conten- tamos con apreciar sus síntomas, sin poder conseguir nada con los medios terapéuticos empleados. Pero apesar de todos estos incon- venientes que se nos presentan parala curación de esta enfermedad queda aun á la ciencia algunos recursos preciosos ipae no debe- mos despreciar, puesto que sino sirven para conseguir el todo de la curación, servirá á lo menos para aliviar y mejorar el estado del enfermo, el que por este medio podrá quizas conseguir levantar el párpado cuanto sea compatible con la afección que sostiene su Pará- lisis. Nos ocuparemos aquí tan solo de los Procederes Quirúrgicos, inventados para este efecto dejando las medicaciones medicinales y tópicas para cuando nos ocupemos de ellas en la terapéutica médica- Mucho antes que se pensase en procederes quirúrgicos para re- mediar la caida de los párpados, los cirujanos de la edad Media pro- pusieron diversos medios para lograr este objeto: entre ellos hicieron un importante papel la cauterización de la piel del párpado con los —138— ácidos minerales concentrados, la potasa cáustica, y aun el hierro candente fueron también propuesto para retraher ia piel del parpado. con cuya retracción pensaron levantarlo: la esperiencia bien pronto les demostró lo infructuoso é ineficaz de estos medios dolorosos ca- yendo en descrédito, lo que tanto habían encomiado para la curación de este afecto. Los cirujanos modernos quizas mas industriosos que sus ante- cesores atendiendo á los inconvenientes que presentaban aquellos medios los sustituyeron con la excisión semi elíptica doble en la piel del párpado la"que debe ser relativa á su tamaño y á la elevación que se le quiera dar, que siempre deberá ser mas allá del diámetro Uansversa! del ojo, para que quede espedita la pupila, sin cuyo re- quisito la excisión seria infructuosa respecto á la visión y aun perju- dicial respecto al globo del ojo. Para practicarla basta hacer un plie- gue transversal en la piel del párpado de una longitud y espesor proporcional á su caida; este pliegue deberá tomarse con el instru- mento que con el nombre de Blepharómelroadoptamos Lám. 35, ala porción de la piel que se quiere excindir, del que nos hemos servido siempre para este objeto; después de tomado bien el pliegue entre las ramas del iustrumento se excindirá la piel comprendida inmediata- mente cerca desús bordes con unas tigeras rectasbien cortantes: una ligera hemorragia sigue á esta solución semi.elíptica de continui- dad, laque se deberá contener con lociones de agua fria, para pasar despucsá verificar los puntos de sutura que han de reunir los labios de la herida, cuya cicatrización debe retraher el párpado hacia arri- ba. Es muy importante para el buen éxito de la elevación del párpado, por medio de la excisión indicada el proponer cual de la9 suturas conocidas merecen la preferencia para aplicarla ala reu- nión de los labios semi-elípticos que han resultado en el pliegue que se ha formado con nuestro Blepharómelro. La sutura por medio de hilos encerados nos ha merecido la preferencia respecto á las demás conocidas, la que se practicarán en tres puntos; uno en centro de la división y otro en cada uno de sus ángulos, cuidando no apretar mucho los nudos ni verificarlos, hasta que estén pasados los tres hi- los: absteniéndonos el decir la manera de introducir las agujas ene- bradas, puesto que hablamos á personas que deben saber este simple mecanismo. Los cuidados consecutivos se reducen á la curación diaria como toda herida simple de la piel, y á la aplicación del vendaje compre- sibo, sobre el ojo hasta tanto no se halla verificado la adherencia de los bordes de la herida que será á los cinco ó seis dias; en uno de loa cuales se quitarán los hilos, principiando siempre por el del medio para ver si es íntima la dicha adherencia, pues si no fuese asi se de- jarán los otros uno ó mas dias para quitarlos cuando se considere ne- ce£ario. —13D-^ Proceder parala Hidropesía ó Eidema de Vos Pár- pados, pág. £&£ tom. 1. ° Esta hidropesía la constituye la infiltración de serosidad entre las mallas del tegido celular pnlpebral, á consecuencia bien de alguna oftalmía grave, ó bien de algnn obstáculo ala circulación general, asi es que las obstrucciones éinfaitos de las visceras determinan con mucha frecuencia el edema de los párpados: las lesiones orgáni- cas del corazón también lo producen; de modo que siendo este pade- cimiento un síntoma de otrodeberemos para su curación limitarnos á indagar el órgano ú órganos de donde emanan para curarlo'si ac- sequible fuese: ó á aliviar el estado de los párpados, cuya hinchazón dificulta la visión. Este medio paliativo se conseguirá haciendoesca- riticactones transversnles en la piel de los párpados, por las qne se éxalarala serosidad infiltrada estando indicado tan solo en loscaso9 en que se considere idiopática la hidropesía de losB párpados: perO cuando es provocada por alguna oftalmia especial, se obtendrá la cu- ración con medios que reclama la naturaleza de la afección oftálmi- ca «ae donde dependo. Enfisema de Vos Pávpados. El enfisema de los párpados es producido hs mas de las veces por contucionés de la piel que determina la introducción del atreven las mayas del tegido celular de los párpados- Aunque rara esta enferme- dad en la práctica como ya hemos dicho en la pág. 223 del primer tomo diremos los medios de combatirlas cuando se puedan presen- tar . Los síntomas por donde pueda conocerse los hemos ya remitido en la mencionada página á cuyo artículo remitimos á nuestros lec- tores. Proceder operatorio. Colocado el enfermo convenientemente como varias veces hemos dicho, estiramos con los dedos polex é index lu piel del párpado en- fisematoso en cuyo centro se practicará dos ó mas incisiones transr versales á mas órnenos profundidad .hasta que lu flogeiLd del párpado indique la salida del cuerpo que lo distendía Lo-, cuidados consecu- tivos que exigen eete simple procedimiento ae reducen á cubrir las incisiones con pequeñas tiras de esparadrapo cuya aplicación sirven no solo para su reunión, sino para evitar otra nueva introducción de —140— aire en el tegido del párpado muy dispuesto en algonss individuos* por ser demasiado laxo á la introducción del aire en svs areolas, á cuya causa hemos atribuido siempre la producción de esta enfer- medad. Procederes para Vas Verrugas de los párpados. Éstas producciones anormales que suelen aparacer en la piel de los párpados sin causa conocida exigen para su curación la estipa- cion por sus pedículos, asi como también la cauterización del punto de su implantación. Para practicarla se sitúa el enfermo convenien- temente escindiendo la berruga por su pedículo lo mas inmediato ai lugar de la implantación en la piel del párpado después de practica- da, se cauterizará el punto de la incisión con nitrato de plata fundi- do para evitar su reproducción; muy fácil de verificarse sino se adoptase este medio, por el cual se destruye el elemento nutritivo que dio lugar á su desarrolle, Proceder páralos casos de Aneurisma de Va Ar- teria o£táVmlca, Pág. &50tom. 1. ° Bástenos lo que hemos espuesto sobre esta enfermedad en la pá- gina mencionada, para poderse formar una idea acerca de este pade- cimiento, que anque raro en la práctica, no dejará de presesentarse á algunos de los dedicados á este especial estudio. Convencidos de la naturaleza de la enfermedad en el caso citado cuyos síntomas de- terminaban á nuestro criterio el carácter aneurismático, no duda. mos un momento el proponer la estirpacion del globo del ojo como único medio que podría evitar mayores desórdenes en la constitu- ción del individuo, la que aniquilada por los padecimientos que se- rian consiguientes á esta afet ccion podria muy bien contraher otros de la misma naturaleza que hiciesen peligrar la vida del enfermo. Admitida nuestra indicación la que fué considerada como último re- curso, pasamos á verificar la estirpacion del globo del ojo, de la misma manera como lo espusimos al hablar sobre este particular á cuyo artículo nos remitimos para practicarlo: Creemos de este lugar el hablar sobre los procedimientos inven- tados para los diversos tumores que desarrollados en la cavidad or- bitaria exigen su extirpación: puesto que todos ellos producen la Exophtalmia cuando no son indiccdos los medios quirúro-ícos. El Procedimieuto para los tumores de la órbita es suscedtible'de varia- —141— cion según la naturaleza que se crea puedan tener, asi es que se ha propuesto cuando sonde laerectil, la compresión metódica y gradua- da del globo del ojo: y cuando son de las enquistadas la extracción por procedimientos quirúrgicos admitidos para tales casos; pero tanto en un caso cuanto en los demás, la perdida de la visión es consiguiente en unos; asi como en los otros la del globo del ojo por estur comprome- tido en el padecimiento. La ligadura de la corótida primitiva, recomendada para los tu- mores erectiles ha sido también muy preconizada para casos análo- gos, pero nosotros á pesar de lo mucho que se ha asegurado su buen resultado, jamas lo intentaremos dejando al buen juicio de nuestros lectores los motivos que tenemos para no intentarla. Proceder parala FistuVa VagrlmaV. Varios son los motivos que obligan al oftalmólogo á practicar un conducto artificial lagrimal al que existia natural: pero antes de proponerlo es necesario el averiguar cual es la causa de laobstruccion del conducto nasal á cuya influencia se debe el tumor lagrimal, asi como todas sus consecuencias. El saco lagrimal puede en sus inflamaciones aumentar de gro- sor sus paredes; el orificio nasal puede del mismo modo participar de este estado obstruyéndose: esta circunstancia lo inhabilita entonces para dejar el paso libre de las lágrimas al conducto nasal: en estos casos habrá inflamación que desenvuelve el mismo padecimiento. El saco lagrimal puede padecer también una irritación especial escreto- ria de su membrana mucosa con estrechez del conducto nasal en con- secuencia de haber aumentado de grosor sus paredes: en este caso habrá aumento de volumen del saco con salida por el punto lagrimal correspondiente de una mucosidad seroso-purulenta, cuyo volumen desaparece cuando comprimiéndole con el dedo sale al exterior el líquido contenido que lo distendía; este padecimiento lleva el nom- bre de Blenorrea del saco lagrimal. Este receptáculo puede hallarse obstruido en el conducto nasal, por dicrasias especiales que hayan podido estrechar el conducto nasal impidiendo el curso natural de las lágrimas á la nariz, formándose en su consecuencia un tumorsillo saliente en el ángulo interno del ojo, que es formado por la acumulación de las lágrimas en el saco, este tu- morsillo no es susceptible de inflamarse ni aun de supurarse, ni tam- poco el variar de color la piel,constituyendo asi la Hidropesía del saco lagrimal que es producida entonces por el líquido lagrimal que se- crétala glándula del mismo nombre, que absorvido por el punto la- grimal correspondiente no puede salir por el conducto nasal á la na- —142— riz; en este caso sa detienen las lágrimas en el saco, distendiéndolo amanera de una vegiga, á lo cual se le debe la formación del tumor. La compresión del tumor con el dedo hará salir por el puuto lagri- mal un líquido transparente, que servirá para el diagnóstico diferen- cial de la hidropesía del saco, respecto de la Blenorrea del mismo. Los puntos lagrimales pueden hallarse obstruidos en consecuen- cia de la Blefaritis crónicas, produciendo una enfermedad que hemos llamado Epífora: este mismo padecimiento se produce también cuan- tío hay Atonía en el esfínter de los puntos lagrimales por cuyo moti- vo han perdido la facultad de absorver las lágrimas. Las causas de es- te incómodo padecimiento son las cauterizaciones repetidas de la con- juntiva palpebral llevadas al exremo de la ignorancia oftalmológica, en las oftalmías crónicas así como en cualquiera de los estados na- turales dícrasicos en que pueden presentarse las obstrucciones ú obli- teración de los puntos lagrimales. Los medios con que se ha querido conseguir la permeabilidad de los puntos y conductos lagrimales, diremos con el profesor Vel- peau que han sido y serán mas ingeniosos que útiles para la curación. Se han propuesto e indicado para quitar la obstrucción que impide la absorción de las lágrimas, la introducción por el punto lagrimal de una cuerda de guitarra, laque introducida por el conducto; debía por la humedad de la parte aumentar en su tamañ) con cuyo meca- nismo pensaron conseguir su dilatación. El profesor Anel guiado mas bien de su ingenio que de las teorías que pudieran referirse á la ampliación de los puntos lagrimales, inventó un estilete del grueso de una cerda con el que atravesaba desde el punto lagrimal obstrui- do hasta el saco lagrimal. Nosotros que hemos corrido todos estos trámites, en las diferentes épocas de nuestra práctica y estudio, en- sayando estos métodos diferentes jamas conseguimos curación algu- na: teniendo necesidad por este motivo de buscar medios aun mas eficaces que aquellos para poder curar las imperforaciones consi- guientes alas obstrucciones , con el objeto de esta- blecer un conduecto fistuloso, por donde pudiesen después correr las lágrimas al conducto nasal; que debía ser por los puntos ya dichos lagrimales cuya situación Anatómica hemos ya considerado en la parte que ha correspondido á este estudio. Este método tan inge- nioso como inútil en sus resultados no nos ha probado la verdad te- —143— rapéutica del tratamiento mas adaptable á la curación de la estre- chez y obliteración de los puntos lagrimales en sus trámites y aun- que Mr. Carrón du Villards dice h ib->r obtenido muchas curacio- nes por este medio nosotros mas desgraciados que este Señor, en la práctica jamas hemos conseguido ninguna aunque dispues- to siempre adoptar la* teorías d>; los hombres eminentes en lo concerniente á los medios fáciles 'e proponer, para la curación de enfermedades tan difíciles de curar como fáciles de pintar ar- riba del papel, que todo lo admite. Dispues de haber bosquejado los medios propuestos para conseguir la fácil entrada de las lágrimas por los puntos lagrimales cuando se hallan obstruidos, advertiremos con la mejor buena fé que jamas hemos conseguido curación alguna con los medios indicados por lo que nos liamos limitado siem- pre á corregirel estado de hipertrofia, en que se encuentra la con- juntiva palpabral consecuencia de las oftalmías crónicas específicas, consiguiendo por este medióla permeabilidad de los puntos, en su trayecto palpebral hasta el canal nasal tan luego como hemos conse- guido el que desaparezca el engrosamiento á cuya causa podremos siempre atribuir la obstrucción de los puntos lagrimales asi como la de lo» trayectos palpebrales: de manera que podemos establecer co- mo una regla general para esta clase de padecimientos oculares, que en el estudio y curación de la Blefaritis crónicas descanza la tera- péuticas quirúrgica y médica de la obstrucción de los puntos lagri- males que determinan siempre el lagrimeo involuntario debido á la estrechez délos puntos y conductos mencionados. La curación médica de estas estrecheces es la misma que indi- caremos en la terapéutica medica cuando nos ocupemos del trata* miento de las oftalmías específicas tanto conjutivales cuanto palpe- brales, que son las que mas generalmente determinan la oblitera- ción de los puntos lagrimales y conducto nasal, Todas estas conse- cuencias las deberemos referir á lo que se ha llamado fístula lagrimal no son otra cosa sino resultados de la osbtruccion del conducto nasal en laparte que corresponde á la inferior ti el saco lagrimal en donde forma la estrechez Anatómica cuyo punto es susceptible con mas fa- cilidad de obliterarse cuando alguna inflamación se ha desarrollado en la superficie del saco legrimal á consecuencia bien de corizasrepe- tidasó bien por algún vicio humoral que haya atacado la pared osea del conducto propiamente dicho nasal, En todos estos casos, ya sea que se halla verificado la hidropesía del saco: asi como el flegmon lagrimal agudo ó crónico, hay necesidad de indicar una operación con la cual se pone al corriente el conducto obstruido sin cuyo requi- sito jamas se podrá restablecer el curso natural de las lágrimas á la nariz, Pero antes de pasar á practicarla es de necesidad averiguar si el individuo se halla bajo la influencia morbosa de algún elemento —144— dicrásico para tratar de combatirlo pues de otro modo las inflama- ciones consecutivas llevarían tras si el carácter especial siendo in- fructuoso el procedimiento quirúrgico puesto que nadase conseguiría cayendo en desctedito la operación y también el profesor que la ha- bría practicado, por lo que es de gran importancia la averiguación de aquellos hechos en obsequio de la ciencia y del enfermo. Nosotros en tales circunstancias nos hemos conducido de esta manera sin que jamas hayamos tenido necesidad de arrepentimos de esta práctica por haberla creído siempre justa y necesaria. El flegmon lagrimal ó inflamación de saco aislado y sin complicación de dicrasias especia- les se deberá combatir por medio de los antiflogísticos aplicados á la parte: habiéndonos bastado siempre la aplicación de una ó dos san- guijuelas en la parte inferior del tumor inflamatorio repetidas cada «los días hasta que se halla resuelto la inflamación aplicando del mismo modo á la parte alguna sustancia emoliente que ayude al ob- jeto de. la resolución como medio seguro de evitar la supuración de' saco, puesto que cuando esto acontece se ha establecido ya lo que se ha llamado fístula lagrimal no quedan lo entonces otro recurso que pasar á practicar la operación que deba producir la permeabilidad del conducto nasal. La hidropesía del saco cuyos caracteres fisicos hemos ya emitido no tienen otro tratamiento que verificarla dicha operación puesto que el acumulo de las lágrimas en el saco, es debi- da á la estrechez del mencionado conducto, por lo que hay necesidad para su curación radical practicar la operación ó bienque el enfermo comprimiéndose el tu.ñor que lo forma puede darle salida por el pun- to lagrimal, cuya incomodidad podrá evitarse sometiéndose al pro- cedimiento de la fístula lagrimal. La Blenorrea del saco exige de la misma manera el mismo tratamiento quirúrgico por loque expondre- mos los métodos y el proceder mas fácil para poder con6eguir¡y lle- nar el objeto de la indicación. Varios son los métodos ya propuestos para practicar la ope- ración, el que se ha dividido en cuatro procederes, el del Cateteris- mo: el de las Inyecciones, el de la Dilatación, cauterización, y el del Establecimiento de un conducto artificial por medio de la cánula permanente. Proceder deV Cateterismo. Este método puede practicarse por los puntos lagrimales ó por el canal Nasal. El primero pertenece su invención al profesor Anel el que lo verificaba introduciendo un estilete muy fino por uno de los puntos lagrimales. Este proceder no nos ha dado nunca resultados —145— satisfactorios por lo que lo hemos abandonado como medio de desobs- truir lasvias lagrimales. El segundo método pertenece á Laforest el que lo practicaba in- trodecíendo una sonda encorvada por la parte inferior del canal na- sal con el objeto de desostruir el conducto. Este proceder de tan poca utilidad como el otro lo hamos abandonado del mismo modo poí- no haber conseguido curación alguna, en las diferentes veces que lo hemos practicado. Proceder de Vas Infecciones. Laforest queriendo mejorar el cateterismo lacrimo nasal inventó una sonda encorvada laque introducía por la parte inferior del ca- nal por la abertura de la nariz correspondiente á la obstraccion que- daba lugar al tumor y fístula lagrimal. E>te procedicimiento ha tenido los mismos resultados respecto al objeto de su inventor. Las inyecciones por los puntos lagrimales y por la abertura del flegmon supurado lagrimal, ha sido también muy recomendado para estos casos. Estas inyecciones debian ser de líquidos abatí-ingentes. Parí» practicarlas se servirán de una pequeña jeringuilla cuyo sifón era encorvado ó recto debiendo ser su diámetro capilar para que pu- diese introducirse por los puntos lagrimales. Este proceder jamas nos ha correspondido en circunstancias aná- logas para desostruir, ni los conductos lacrimo-palpebrales ni me- nos el del canal nasa!. P r o ce der de la Dilata?ion. Este método consiste en dilatar los conductos lacrimo- palpebrales por medio de una incisión practicada en el saco lagri- mal, ó por los puntos lagrimales por donde su inventor Mejean intro- ducía un estilete muy fino en cuya punta tenia una pequeña abertura donde adaptaba un hilo, que lo hacia pasar desde uno de los puntos lagrimales inferiores [á manera de sedal) hasta que saliese por la na- riz: este hilo debia ser mas grueso á proporción que se alejaba de la parte introducida; el que era untado con alguna sustantancia oleosa. Esta invención mas bien genial que científica, nos ha presentado muchos inconvenientes, por lo qoe no la hemos ensayado. El cirujano Petit creyendo sacar algún partido Je la invención de Mejean la modificó haciendo pasar el mismo estilete y sedal por la abertura natural del flegmon lagrimal supurado, ó bien abriéndolo con el bisturí', si la abstruccion existia en el trayecto palpebral lo —146— atravesaba haciéndolo salir por la abertura» si existia en el conducto nasal lo hacia salir por la nariz: deteniendo el sedal en los trayectos obstruidos hasta que pasaban los síntomas inflamatorios, y que los conductos se habían acostumbrado á la presencia del cuerpo extraño: que los distendía: en cuyo tiempo lo quitaba haciendo después algu- nas inyecciones astringentes por los puntos lagrimales ó por la aber- tura del seco, el que después de estas maniobras se cerraba ó queda- ba abierto con gran deformidad de la parte según lo hemos observa- do en algunos enfermos que sometimos á este tratamiento: consi- guiendo en unos la curación y en otros, un padecimiento molesto continuo, que dicen muy mal del procedimiento y de su inventor; El oculista Scarpa, mas nombrado en su práctica, que en ¡deas teóricas llevado de la misma idea de Mejean modificó también el procedimiento, introduciendo en el conducto nasal por su parte su- perior un clavo de plata con una cabeza proporcional al ángulo inter- no del ojo, el que introducía por todo el trayecto del conducto hasta la nariz: este cuerpo extraño debía sacarse todo los dias para limpiar- se y volverse á colocar en seguida, con cuyo método dice consiguió felices resultados, No habiéndolo nosotros empleado, lo recomenda- mos á nuestros lectores por si pudiese ser útil en la práctica alguna vez: Proceder déla Cauterización. La Cauterización ha sido también propuesta para dilatar las vias lagrimales, cuya invención se le debe á M. Herweng el que la practicaba por medio de los cáusticos potenciales ó por los actuales introducidos en el canal nasal con los cuales se proponía dilatar el conducto. Gensoult queriendo modificarlo no ha hecho mas que va- riarlo, sin adelantar nada en el procedimiento. No lo hemos ensaya- do, pero aconsejamos á nuestros lectores, nulo usen nunca porque este procedimiento debe ser perjudicial bajo todos conceptos Quirúr- gicos, por ser demasiado violentoé incierto; debiendo mas bien es- cribirse en la historia de esta enfermedad que no proponerlo como medio racional de curación. Proceder de Va Cánula permanente. Muchos son los Profesores que se disputan la invención de este modo de curar la obstrucción del conducto Naso-palpebral, llamado impropiamente Fístula lagrimal asi es que Pellier, Dupuitren, 7e- nair, Bourjot, Petreguin y Toubert se la disputan. Sin meternos nosotros en esta cuestión demasiado tribial para los progresos de Ja —u,- ciencia diremos que es el mejor, y el que constantemente nos ha da- do resultados satisfactorios, en cuanto á la curación radical de las obstrucciones del conducto nasal: no asi, en cuanto á la de los tra- yectos y puntos lagrimales, que dependiendo siempre de laBlefa- aitis especiales crónicas desaparecen juntamente con ella; asi como ciertas obstrucciones del conducto nasal: que dependiendo también de Dicrasias especiales exigen paa su curación, un tratamiento es- pecial interno de loque nos ocuparemos al hablar de la terapéutica medica oftalmológica: en la que expondremos todo lo concerniente k este interés. Las cánulas podrán construirse de plata ó de cualquier otro metal dificil de oxidación las q te nosotros usamos nos pertenece su invención, por haberlas hecho de una aliacion de plomo y estaño, metales muy dutilesy marcables que se adaptan muy bienal trayecto del conducto, cuya propiedad a preferible para este objeto: la que no tienen los otros ufados hasta nuestra época. Para verificareste pro- cedimiento es muy necesario conocer la situación anatómica del con- ducto nasal para poder con mas facilidad introducir la Cánula. Es- tas Cánulas pueden ser de diferentes formas y dimensiones según la curvatura que se considere tenga el conducto. La cánula elegida deberá ser coloca la en el mástil de un instrumento llamado Porta- Cánula Lám. S5 la que armada de este modo está dispuesta para ser colocada en el conducto. Los instrumentos y aparato necesario para practicar esta operación son 1.° Un bisturí de resorte estre- cho: un Porta-Cánula: un Saca Cánula para extraherla sino ha que- ilado bien colocada en el conducto: todo asi dispuesto, se pasa al manual del acto operatorio. Colocado el enfermo convenien- temente y de la manera como acostumbramos en nuestra cómoda po- sición del Plano inclinado, armada la mano del operador del bisturí, lo íiinje hacia el ángulo interno del oj> con el dorso vuelto hacia la nariz, introduce su punta p ir debajo del tendón del orbicular, hasta considerar haber penetrado en el orificio del conducto nasal: siendo muy conveniente para este primer tiempo de la operación, el estirar cuanto posible sea el ángulo externo del ojo, con el objeto de hacer mas perceptible el tendón del obircular que hade servir de guia para la introducción del instrumento un poco de sangre corre de la heri- da en este momento lo que no debe imponer: practicado de este modo la incisión, coje el operador el Porta-Cánula armado, introduciéndo- lo por la herida en ladireccionanatómica de laque tiene el conducto; unas gotas de sangre sale por la ventana de la nariz correspondiente señal cierta de hab >rIo penetrado: 5este segundo tiempo es mas in- teresante para el éxito de la operación, puesto que sino saliere san- gre por la nariz no se ha colocado bien la Cánula, pudiendo haber- se introducido entre la piel y partes subyacentes, lo que deberá te- ner presente para inmediatamente extraherla con el instrumento —148— Saca-Cánula mencionado: pero si el signo indicado advirtiese al Profesor hallarse colocada en el lugar conveniente se sacará el Por- ta Cánula del conducto: el tercer tiempo lo constituye el comprimir con el dedo indicador ó el meñique el rodete de la Cánula hasta que toque y se adapte bien al orificio del conducto, en cuyo acto cubre la piel perfectamente la Cánula. Para cerciorarse el operador que todos los actos que exigen esta simple operación han sido concluidos científicamente, bastará que el Profesor apretanda las ventanasde la nariz, al operado le mande espire fuertemente; si el aire espirado saliese por la Cánula y abertura exterior con facilidad, estará per- fectamente terminada: aplicándosele sobre la heridita un pedacito de esparadrapo* estando cicatrizada á las 24 horas, en lo3 casos fa- vorables. Consecuencia de la operación.—Bien practicada esta operación, y cuando el individuo se halla en condiciones favorables libre de to- da Dicrasia especial, no se presenta en el lugar de la herida sino poca ó ninguna inflamación' y muy pronto el conducto nasal se acos- tumbra al cuerpo extraño: desapareciendo el tumorsillo perió- dico lagrimal, asi como el flegmon y supuraciones consecuti-* vas: verificándose la curación radical, al terminar lo cicatrización de la heridita. A los ocho meses ó al año hemos visto desprenderse la Cánula del lugar que ocupaba arrojándola por la nariz correspon- diente á consecuencia de los esfuerzos que son consiguiente á los estornudos y toses catarrales, quedando el conducto libre de la Cá- nula, asi como espedito para egercer sus funciones. Pero no sucede esta feliz terminación cuando el operado se encuentra en condicicio- nes poco favorables para obtener este resultado: pues entonces á las 24 ó 48 horas de la operación, aparece un nuevo flegmon en el punto de la herida cuya inflamación se propaga por todo el conducto nasal y cornetes de la nariz, asi como á los párpados: desenvolviéndose fiebre sintomática cuya intenuidad es relativa á la inflamación, en este caso es muy conveniente, y lo aconsejamos, extraher la cánula lo mas pronto posible haciendo una nueva herida en el lugar de su introducción, sino hay abertura supuratoria, por donde se pueda in- troducir el saca cánula, cuyo ganchito terminal cogiendo laparte inferior de la cánula lo extrahe hacia afuera: si la abertura de la piel no fuera suficiente para cogerlo con una pinza, en su salida deberá dilatarse lo bastante para conseguirlo- Un plan antiflogístico y emo- liente es suficiente para que termine la inflamación después de al- gunos dias, no debiendo practicarse segunda operación hasta tanto no se haya corregido el vicio dicrásico que deberá averiguarse su naturaleza para la terapéutica especial que pueda exigir, de cuyo tra- tamiento nos ocuparemos en el lugar oportuno. La introducción de la cánula entre la epofisis ascendente del —149- maxilar y partes musculares, determina también tumores inflamato- rios que exigen la extracción de la cánula, por no estar en la situa- ción correspondiente: esto se conocerá porque después de colocada, no aparecen las señales que lo indican, tales son la sal ida de la sanare por la nariz, asi como el aire que deberá salir también por la herida exterior. Cuando sucede este desgraciado accidente que dice poco en favor del operador, deberá extraher inmediatamente 'a cánula. b>en con el instrumento Saca-cánula ó bien haciendo una incisión sobre el trayecto del ángulo interno del ojo, en el punto donde se tacte su dureza, extrahéndola con una pinza; la reunión inmediata de la he- rida con alguno de los medios conocidos basta para su curación. Des- pués de algún tiempo se procederá á practicar otra segunda opera- ción, teniendo cuidado de no introducir la cánula sino guiada por algunasonda, para evitar este suceso desagradable. En los muchos en- fermosque hemos operado por este método jamas vimos lo que cuentan los Sres. Cloquet Delpech y Lougier de haber caído la cánula en el seno maxilar ó en la trachea La persistencia de las fístulas lagrimales en algunos individuos determina la caries del hueso unguis, lo que deberá tenerse presente para extraherlo antes de practicar la introducción de la cánula, pues de lo contrario, no se podria cicatrizar: flegmones repetidos so- bre la abertura, favorecen su diagnóstico, por lo que es necesario su extracción para la cicatrización de la herirla exterior. El modo como lo practicamos es el siguiente: colocado el enfermo como hemos repe- tidas veces expuesto, se dilatará la abertura que forma el flegmon la- grimal supurado lo bastante, para descubrir el lugar déla situación anatómicadel unguis: un poco de sangre corre de la herida en el mo- mento déla incisión, la que deberá esperarse se contenga para poder introducir las pinzas que han de servir para la extracción de estehue- sesillo, el que las mas de las veces está movible bajo de la piel í» con- secuencia de la caries: por lo que nos ha sido muy fácil su estraccion conunas pinzas de resorte la que introducida por la aberturadeberá co- ger cuanto sea posible una porción del huesesillo, el que tirado hacia arriba se desprenderá, quedando una abertura después bien am- plia para poder colocar la cánula que deberá ser en estos casos de una figura mucho mas ancha en su estremidad superior para que no se corra hacia el conducto nasal adaptándose mejor al lugar que ocu- paba el unguis en su situación anatómica. Los cuidados consecuti- vos á este procedimiento, son la reunión de los labios de la herida con tiritas de esparadrapo auna compresa y la á apt-icacion del ven- daje vendolete compresivo que hemos anteriormente designado para las°operaciones de los ojos: á las 48 horas se deberá quitar el aposito, colocando otro mas sencillo, según el estado inflamatorio de laparte: continuando las curaciones después diarias con cerato, y las caute- — 150— rizaciones con alumbre quemado, si es que se han desarrollado al- gunos pezoncillos carnosos en el lugar de la herida las que se repetirán hasta tanto desaparezcan. Creemos inútil el advertir que en la aplicación déla cánula» debe tenerse presente todas las reglas emitidas» para su colocación asi como para asegurarse de la entrada y salida del aire en la espiración por la abertura exterior, puesto que este acto de la operación es el que acredita, no solo la buena po- sición de la cánula, sino también el buen resultado del procedi- miente- Materia Médica Oplitatuiológlca, Después de haber concluido la terapéutica quirúrgica, nos pro* ponemos á entraren el campo de los medios medicinales que conoce- mos parala curación de las enfermedades cuyos diagnósticos hemos ya examinado anteríomente. Los pocos recursos con que contaba esta parte de la ciencia para llenar las indicaciones, bien pronto nos hi- cieron conocerla necesidad que teníamos de buscar agentes farma- cológicos que satisfaciesen nuestros deseos, ya que tan descuidado había sido por nuestros antecesores esta parte de la medicina: por que llevados de las ideas mal entendidas á que pudo dar lugar esta falta, solo hubieron de limitarse por -este motivo á continuarlas bajo el aspecto, no tan solo de las teorías que habían admitido como verdadera» sino también de las indicaciones como su consecuencia precisa: de modo que en todos los autores que tubimos que consultar al principiar nuestra práctica para poder escoger medicacio- nes adecuadas al carácter y naturaleza de las enfermedades oftál- micas que estudiábamos, no encontramos en ellos otra cosa sino repro- ducciones de fórmulas, cuyas variaciones consistían en las cantida- des y no en los agentes empleados para combatirlas: asi es que nos vimos en la grande precisión de ensayar nuevamente sustancias me- dicinales, que aunque en uso en lo general de la medicina jamas se emplearon hasta ahora como especiales en la curación de las variadas enfermedades de que son susceptibles los órgauos de la visión: y aun- que pasaron algunos años, antes de que obtuviésemos los datos ne- cesarios para llenar este vacio, nos congratulamos hoy de haber he- cho un acopio suficiente losque empleamos con el resultado mas sa- tisfactorio en los padecimientos: habiéndonos enseñado después la esperiencia su especificidad respecto á las enfermedades en que los hubimos consagrados médicamente. Los tópicos oculares tuvieron la misma suerte en cuanto a sus componentes, pues si bien las medicaciones internas eran escasas en la práctica, de estas enfermedades, los colirios considerados co« —151 — mo tales, se resentían también de la escasez de recursos conque se podia contar para combatir las afecciones locales á cuyo uso tan solo pudieron ser indicados. Entre los agentesque mencionaremos parala curación de todos los padecimientos oftálmicos, encontraremos sus- tancias medicinales que pertenecen á toda? las categorías de la» co- nocidas en la materia médica general y cuya acción terapéutica he- mos aplicado, en enfermedades que los creitnos indicados: guiados tan solo de la analogía de un padecimiento . con otro: y como el ojo es un órgano compuesto de todos los tegidos de que se compone nuestra economía de aquí es que concebimos la idea de hacer aplica- ciones análogas de medicaciones en enfermedades del mismo carác- ter, con lo que hemos enriquecido la terapéutica y materia médica oftalmológica sacándola de esa escasez de recursos en que se hallan para la curación de los padecimientos, ya crónicos ya agudos. Cree- mos por lo tanto haber hecho un bien a la humanidad y áesta parte menesterosa de la ciencia con la adquisición de nuestras nuevas composiciones magistrales, que deberán siempre producir, los mis- mos buenos efectos que ha mucho tiempo nos comprueba su eficacia si es que se indican bajo un diagnóstico verdadero del carácter y naturaleza del padecimiento pues de otro modo sus efectos serian nulos y aun perjudiciales álos enfermos, puesto que una mala indica- ción trastorna y aun pervierte el juicio del Profesor acerca del ca- rácter de la enfermedad y los efectos que deben esperarse de las me- dicaciones: bajo este concepto y convencidos de esta verdad no nos atrevimos nunca á hacer indicaciones oftálmicas sin que antes nos hubiésemos asegurado del diagnóstico exacto, asi como de la natu- raleza de la afección que nos proponíamos combatir y contrariar, para de este modo conseguir nuestro objeto médico cual es, el de cu- raré aliviar las enfermedades que son accesibles á los medios cono- cidos y á los demás que puedan con el tiempo adquirirse por el es- tudio indagaciones y ensayos en padecimientos poco9 conocidos cuya terapéutica creemos 6e encuentra hoy aun en la infancia. Aunque en el catálogo de las sustancias de que se compone nuestra materia médica oftalmológica se encuentren agentes medi- cinales indicados por nuestros predecesores en lo general de sus in- dicaciones, hemos sin embargo variado las formas, por hallarlas asi mas conforme con nuestro modo de pensar en lo relativo á su for- mulación: asi como hemos respetado también algunas fórmulas cuyos buenos efectos nos lo ha comprobado la esperiencia las que conserva- rán sus repetidas denominaciones, por parecemos muy justo que lleven el nombre de los autores á quienes pertenecen. De manera que reuniremos bajo un punto de vista todas las sustancias ó agentes farmacológicos que hemos empleado en nuestra clínica, asi como las preparaciones en que entren haciendo partes: ya constitutivas, —152— yaque se indiquen como tópicos, ya también como medica- ciones internas, cuyas aplicaciones en las distintas enfermedades ile los ojos, no los ha comprobado la mas sana razón libre de las preocupaciones teórica», tan fatales á la cabecera de aquellos enfer- mos d¿ los ojos que reclaman los auxilios de la ciencia, en los mo- mentos desagradables de las exaltaciones de la sensibilidad, tan co- munes en los padecimientos oculares cuando se hallan interesadas las acciones nerviosas que presiden sus funciones; por lo que enu- meraremos detenidamente no solo todos los agentes de que se com- pene nuestra materia médica oftalmológica aplicables á todos los ca- sos, sino también las diferentes fórmulas que por sus combinaciones y nombres particulares hornos concebido cuyas aplicaciones ulte- riores, deberemos proponer é indicar en los casos ya agudos ó ya crónicos, que puedan presentarse en la práctica de estas enferme- dades que siendo las mas de ellas de la clase de las especiales * exigen para su curación medicaciones también especiales que de- beremos deducir de las diferentes sustancias que entran en la tabla que á continuación esponemos, relativa al objeto de nuestro pro- pósito, tales sol.: Lias decocciones y mucltagos De Malvas, Parietaria, Althea, Buglosa, Rosas blancas y rojas. —Hojas de Grosellas, de Lechugas, de Álamo blanco, de Saúco, de Gordolobo, de Hisopo, de Acelgas, de Brionia, de Llantén, de Guayaba, de Llagruma, de Mangle, deWero, de Eufrasia, de Ma- dre Selva, de Belesa, de Tiébol, de Geranio, de Celidonia, de Ro- mero, de Graciola, de Arrayan, de Almendro, de Salvia, de Laurel, de Adormideras, de Agrimonia, de semillas de Lino, de Zargato- na, de Membrillo, de Alhorvas y de Yerba-buena. Cascara de Granada, Balaustrias, Agallas, Corteza de Sauce. Raíz de Tormei.illa, de Ristorta. Los Carbonatos y Sulphatos de Hierro, los Ioduros de Hierro. Los Sulfates de Cobre, de Zinc, de Alumina, de Cadmio. , Los Acetatos de Alumina.de Potasa, deZinc.de Plomo, de Cobre. Nitrato de Plata, Ioduro y Cloruro de ídem, de Bismuto. Nitrato de Potasa, de Plomo, de Mercurio, de Barita, Thutia- • Mercurio alcalizado, Sulfuro de idem, Deuto-óxido de ideen, Proto-cloruro y Ioduro de idem. Hidroclorato de Amoniaco, de Barita, de Sosa. Oxido de Antimonio blanco, idem sulfurado rojo, Sálfnro de Antimonio nativo, Sulfuro de h'terrn, de Estaño y de Potasa. — 153— Oxido de Zinc sublimado, Oxido de Cobre. Etiope mineral, Marcial, Magisterio de Azufre. Agua lí y 2? de Cal,Cloruro de Sodio, Borato de Sosa. Hiél de Buey, de Lamprea, Polvos de cristal y de Estaño porfi- risados. Yoduro de Azufre Ioduro de Potasio, Cianuro de idem y de Mercurio. Sulfato de magnesia, de Sosa, Tártaro emético. Acido oxálico, cítrico y tartárico, Piedra Divina, Jabón medici- na^ Potasa cáustica. Extracto de Ollin, Creozoto, Cloroformo, Phogphoro y sus pre- parados, Oxi-muriato de oro. Sulfato y Acetato de Quinina, Alcanfor, Carburo de Plomo. Opio y sus preparados, Extracto de Belladona, Stramonio, Acó- nito, Pulsatilla, Árnica, Serpentaria, Valeriana, Cicuta, Gentiana, Dulcamara, Zarzaparrilla, Guayaco, Colchico, Veleño negro, Nuez vómica, Monecia, Tannino. Goma amoniaco, Asafatida, Sangre de Drago, Cateccú, Cente- no decuernesillo, Goma arábica, Alguitira. Veratrina , Aconitina, Delphina, Stricnina, Atropina, Daturina, Cantaridina. Resina de Jalapa Scamonea , Aloes. Álcali volátil, Bálsamo Fiorabauti, Éter sullúrico, Acetato de Amoniaco, Acupunctura, Gálvano Punctura, Mostaza, Pasta de Viena. ¥omenios. Fomentaciones Astringentes y Emolientes son aquellas cuyos modos de obrar los son de disminuir la tensión, el calor y el dolor de los tegidos componentes del globo del ojo y sus anexos: en las oftalmías agudas especiales: asi como cuando son consecutivas á las no especiales dependientes de las operaciones oftálmicas o de alguna causa traumática que hdyapodido desenvol- verlas. Io Fomento Mucilaginoso.—Cocimiento de Althea una libra disuélvase una onza de Albúmina. Lo usamos en todos los casos de oftalmías mas ó menos agudas, en fomentaciones y baños locales. 2 ° Fomento Mucilaginoso y Anodino.—Cocimiento de linazas y de adormideras una libra, añádasele dos dracmas de Láudano de —154— Russeau. Lo usamos en todas las oftalmías agudas con exaltación de la sensibilidad en fomentaciones. 3.° Fomento Emoliente.—Cocimiento de Malvas y de Rosas rojas una libra, añádasele dos drácmas de Acetato de Plomo lo usa- mos en las oftalmías crónicas en lociones. 4? Fomento Astringente Emoliente.—Cocimiento de hojas de Llagruma, de Rosas blancas, de Parietaria, de Buglosa, de hoja» de Guayaba; de Llantén, de Mangle, de Wero ó de hojas de Almen- dro, una libra: disuélvase ácada una: unadracmade sulfato de Alu- mina. Los usamos en fomentaciones y lociones al terminar todas las oftalmías, de cualquier naturaleza á que pertenescan. 5? Fomento Astringente Anodino.—Cocimiento de hojas de Grosella, de Álamo, de Hisopo, de Gordolobo, de Brionnia, de Be- lesa ó de Acelgas una libra: disuélvase á cada uno mediOj scrúpulo de extracto de opio. Lo usamos en fomentaciones y lociones en to- das las oftalmías, con dolores orbitarios y secreciones de mucosida- des tanto agudas cuanto crónicas. 6o. Fomento Astringente Aromático.—Cocimiento de Geranio, de Romero, de Arrayan, de Ajenjos, de Salvia, de Ruda, de Albaha- ca, de Trébol, de Naranjo, de Graciola, de Celidonia, disuélvase á cada libra doce granos de Acetato de Zinc. Lo usamos en fomento» y lociones en todas las oftalmias, ya agudas ya crónicas. 7.° Fomento Tónico oleoso—Bálsamo de la Samaritana. Lo usamos con el mejor éxito en las contusiones de los párpados y glo- bo del ojo. Colirios. Medicaciones tópicas y especiales destinadas á las enfermedades de los ojos, tanto del globo cuanto de los párpados; pueden dárseles las formas líquidas untuosa.*, secas y gaseosas. Los Colirios tienen por vehículo las aguas destiladas, en las que pueden disolverse algunas sales ú otros agentes medicinales. El modo de su aplicación es en instilaciones dentro de los parpados y globo del ojo. Los secos se componen de agentes porfirizados mas ó menos ex- citantes combinados con correctivos: su modo de aplicación es por medio de la insuflación sobre el globo del ojo. Los gaseosos se obtienen exponiendo el ojo al vapor que puede exalarse, por los medicamentos aquosos, alcohólicos, etéreos y amo- —155— macales. Sus propiedades son relativas á las de sus componentes. Los untuosos se componen de sustancias oleosas y grasosas en las que se mezclan agentes Escaróticos; su modo de aplicación es por medio de un pincel. Astringentes.—Colirios líquidos cuyo modo de acción es la de producir una Astricción sobre la super- ficie ocular. Los indicamos por medio de instilaciones en las conjuntivitis simples con el objeto de disminuir la secreción de la mucosa palpebral y ocular. Heírlgerante. Este colirio es el correctivo de los demás colirios cuando su acción ha sido demasiado violenta sobre la superficie ocular: lo usamos inme- diatamente para disminuir la impresión fuerte que pueden causar su «plicacion: puesto que estamos convencidos que estas medicaciones, para que produzcan sus buenos efectos, es necesario que se hagan poco sensibles en el ojo, pues de lo contrario, tendríamos resulta- dos inversos al objeto de su indicación. \* Colirio refrigerante.—Nitrato de Potasa dos dracmas, se disol- verá en cuatro onzas de agua destilada. Lo usamos como correctivo de los demás: y también al terminar las oftalmías, con el objeto de sustraher el calor excedente del ojo. 2.° Colirio astringente gomoso.—Sulfato de zinc media dracma goma seis ¿-ranos se disolverá en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en las conjuntivitis catarrales simples. 3« Colirio Astringente Acético.—Acetato de Zinc media drac- ma, Láudano de Russeau medio scrúpulo, disuélvase en seis onzas de agua. Lo usamos en los mismos casoe. 4? Colirio Astringente /Vecipí/arfo.—Sulfato de Alumina una dracma. Acetato de Plomo cristalizado doce granos disuélvanse en seis onzas de agua» Lo usamos cuando los anteriores no han produ- cido el efecto de la indicación. 5° Colirio Astringente de Cloruro de Plata.—Nitrato de Plata cristalizado un scrúpulo, Hidro-clorato de Sosa y de Amoniaco de cada uno doce granos; disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en las oftalmía» Blenorrágicas; no solo en el estado agudo sino también en el crónico. 6o. Colirio Astringente Mercurial gomoso.—Deuto-cloruro de mercurio seis granos, Piedra Divina seis granos, Goma tragacanto doce granos: disuélvanse en agua destilada seis onzas. Lo usamos en —156— las oftalmías Blenorrágicas, en instilación; y en fomentos, cuando están acompañadas de Blepharitis. 7.° Colirio Mercurial Astringente.—Nitrato de mercurio cris- talizado seis grano?; sulfato de zinc doce granos, disuélvanse en seis onzas de agua destilada- Lo usamos en los mismos casos que el an- terior. 8o. Colirio Aluminoso.—Sulfató de Alumina una dracma, Nitra- to de Plata cristalizado seis granos, tintura de Cochinillas media dracma: disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en las oftalmías secretorias crónicas siphilíticas. Colirios temperantes. Son aquellos cuyo modo de obrar es el de dismi- nuir el aumento de acción orgánica del globo del ojo, y de su superficie palpebral en las oftalmías: moderando el exceso de calor desenvuelto en consecuencia de la in- flamación: por lo que lo empleamos indistintamente en todas las oftalmías con rubicundez palpebral, asi como ocular, sin secreción de mucosidades; en cuyo caso em- piécenos los Astringentes. 1.° Colirio temperante.— Acetato de Potasa una dracma, Acido cítrico seis granos, disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en instilación dentro del ojo para disminuir el exceso de ca- lor en las oftalmías. 2.° Colirio temperante Nitrado.—Nitrato de Potasa una drac* ma, Acido tartárico seis granos: disuélvanse en seis onzas de agua común. Lo usamos en los mismos casos. 3o. Colirio temperante-mnsilaginoso.— \lbumina inedia onza, disuélvase en seis onzas de agua, añádasele veinte y cuatro gotas de Acido acetoso. Lo usamos en los mismos casos que los anteriores. Colirios especiales cuyo efecto terapéutico es el de cor¿ regir las secreciones mucosas y purulentas de las oftal- mías especificas agudas y crónicas. Resolver las man- chas de la córnea trasparente.—Aumentar la Albúmi- na coagulable en los Reblandecimientos.—Dilatar la Pupila y cauterizar los tegidos de nueva formación en la superficie ocular. Estos pertenecen algunos á la cla- kc de los que liónos dtchoa nterior mente obraban sobre —157— los tegidos del ojo, como Astringentes.—Emolientes, Excitantes, Tónicosy Resolutivos.— Considerando al- gunos también como mecánicos, por creer ser este su modo de medicación. Io. Colirio Nitrato de Piala.—Nitrato de Plata cristalizado seis granos disuélvase en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en instilación en las oftalmías sifilíticas poco secretorias sin Edema de de los Párpados, ni Blepharitis. 2? Colirio Nitrato de Plata Astringente.—Nitrato de Plata eeis granos, sulfato de Alumina doce granos, disuélvanse en seisonzas de agua destilada, añádasele una dracma de tintura de Monecia. Lo usamos en las oftalmías Blenorrágicas hasta que se suspenda la ex- creción purulenta: en cuyo caso podrá ponerse otro menos activo de los que ya se han establecido anteriormente. 3o. Colirio Mercurial opiado.—Cianuro de mercurio doce granos, extracto acuoso de opio doce granos disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usamos indistintamente en todas lns oftalmías sifilíticas crónicas y en las Blepharitis Herpeticas en instilación en- tre los párpados. 4.° Colirio Desecante.—Hidriodato de Potasa doce granos, di- suélvanse en seis onzas de agua, añádasele doce gotas de Cloroformo. Lo usamos en lasoftalmias de carácter escrofuloso, con Protophobia: y también en las Esclerotitis de la misma naturaleza. 5? Colirio Sacarino.—Acido oxálico seis granos, cloruro de so- dio doce granos, disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usa- mos en los Albugos simples ó manchas parciales délas córneas á consecuencia de las oftalmías catarrales simples. 6o. Colirio Ferruginoso.—Sulfato de hierro purificado seis gra- nos, Sal amoniaco doce granos, disuélvanse en seis onzas de agua. Lo usamos en las oftalmías catarrales con secreción mucosa y también en los Albugos que algunas veces les son consiguientes. T° Colirio iodurado—Ioduro de hierro seis granos, goma arábi- ga doce granos, disuélvanse en seis onzas de agua. Lo usamos en las oftalmías Escrofulosas crónicas, y en la terminación délas agudas: cuando queda la conjuntiva inyectada. 8o. Colirio Fuliginoso.—Extracto de Ollín media dracma, azü« car blanca una dracma, disuélvanse en seis onzas de agua, añádasele dos dracmas de Acido Acético. Lo usamos en las oftalmías crónicas cuando se ha producido granulaciones en las superficies de los pár- pados. 9? Colirio Acético. Creozoto seis gotas, Acido Acetoso una dracma disuélvanse en seis onzas de agua destilada. Lo usamos en el —158— mismo caso que el anterior cuando son mas pronunciadas las granu- laciones. "Demours, 10. Colirio Detergente.—Hidro-Clorato de Amoniaco doce gra- nos disuélvase en seis onzas de Agua 2? de Cal. Lo usamos en todos los casos de Reblandecimientos de las córneas trasparentes: á loa que provoca una mancha Albugea que precede á la trasparencia de la parte reblandecida. Grlmbernat^ otros. 11. Colirio j4/ca/mo.—Sub-carbonato de Potasa doce granos di- suélvase en seis onzas de agua común. Lo usamos en los miamos ca- sos que el anterior. 12. Colirio -Sedativo.—Extracto de opio y de Belladona medio scrú- pulo Acido Borácicodoce granos disuélvase en seisonzasdeagua. L« usamos en las contracciones de las pupilas; á consecuencia délas Iritis: asi como también en las Esclero-Iritis para evitar la Myosis consecutiva. 13. Colirio Midriático-—Extracto de Belladona una dracma, de Stramonio media dracma, Nitrato de Potasa dos dracmas disuélvanse en cuatro onzas de agua. Lo usamos para dilatar la Pupila, antes de practicar las operaciones de las cataratas, instilándolo entre los pár- pados, cada cuarto de hora hasta que se consiga el efecto. 14. Colirio Gomoso Astringente—Sulfato de Cobre y de Zinc decada unoun escrúpulo, Goma arábiga una dracma, Nitrato de Potasa dos dracmas, disuélvase en seis onzas de agua. Lo usamos en to las las Keratitis vasculares llamadas Pannus. 15. Colir'o Fundente.—Borato de Soda una dracma, Sulfato de Magnesia media dracma disuélvanse en cuatroonzas de agua común- Lo usamos en los Chemosis serosos cuando se desenvuelven en las oftalmías Reumatismales siendo de necesidad antes practicar algu- nas insiciones sobre el rodete que los constituyen. Colirios para los Leucomas ó manchas que ocu- pan el espesor de la primera lámina de la córnea á consecuencia de las oftalmías específicas. 16. Miel Detergente.—Dentó óxido de mercurio y óxido de cobre de cada uno doce granos, Alumbre calcinado seis granos: se porfiriza y se mezclarán á media onza de miel despumada. La usamos en gotas —159— dos veces al dia en los casos de Leucomas parciales cuando ocupan la primera lámina de la córnea siendo útil también su ubo en los Albugos gruesos parciales y totales. 17. Polvos Resolutivos oftálmicos—Vidrio porfirizado dos drac - mas, azúcar piedra media onza; mézclense hasta que se haga una mezcla perfecta. Lo usamos poniéndolo con un pincel sobre la cór- nea y manchasen los mismos casos que el anterior. 18. Colirio Cerúleo.—Hidro-clorata de amoniaco veinte y cua- tro grano?, Sulfato de Cobre doce granos disuélvanse en seis onzas de Agua l*de Cal. Lo usamosen toda clase de Albugos ó manchas délas córneas exteriores. 19. Colirio Albugeo.—Sulfato de Cadmio veinte y cuatro granos, Hidro-clorato de Sosa media dracma disuélvanse en 9eÍ9 onzas de agua. Lo usamos en los mismos caso9 que el anterior cuando después dealgunos diasde su aplicación no ha producido efecto sobre las manchas. 20. Colirio Bora'ado.— Borato de Sosa una dracma, Hiél de Buey dos dracmas, Acido cítrico tres granos disuélvase en seis on- zas de agua. Lo usamos en los mismos casos y circunstancias. Scarna. 21. Colirio para los Albugos.—Hidro-clorato de Soda dos drac- mas, Acetato de Cobre media dracma disuélvanse en cuatro onzas de agua. Este consagrado por el autor para estos mismos casos. ílcnk. 22. Colirio Safirina.—Agua de Cal 1? seis onzas, Oxido de Cobre veinte y cuatro granos disuélvase. E9tá consagrado por el autor para los mismos casos. 23. Colirio Escarótico—Potasa cáustica doce granos, disuélva- se en seis onzas de agua. Lo usamos en la cutizacion 'de la conjunti- va después de terminada la oftalmia productora. 24. Colirio Cuprado.—Acetato de Cobre doce granos, Tártaro emético do9 granos disuélvanse en seis onzas de agua. Lo usamos en los casos en que no producen efecto los anteriores, en los Leucomas y Albugos gruesos. 25 Colirio Carbonado.—Carburo de Plomo una dracma, Carbo- nato de Amoniaco doce granos disuélvanse en seisonzasde agua. Lo usamos en las mismas circunstancias. 26. Colirio Divino. —Deuto-cloruro de mercurio seis grano?. Piedra Divina doce granos, goma tragacanto veinte y cuatro granos —160— disuélvanse en seis onzas de agua. Lo usamos en las degeneraciones de la conjuntiva corneal cuando producen manchas opacas par- ciales. 27. Colino Áureo.—Oxi-cloruro de oro tres granos, hiél de Lamprea dos dracmas disuélvanse en seis onzas de agua, añádasele dos dracmas de tintura de azafrán. Lo usamos en las oftalmías cró- nicas con opacidades de las córneas no Albugeas. Especifico de üo!iera\)e nara quitar las manclias Ae tas córneas. 28, Estaño porfirizado una dracma, azúcar'piedra dos dracmas, Sulfato de Zinc seis granos mézclense perfectamente. Los usos son los mismos que dice su autor* Cunler. 29. Colirio de Cianuro de Potasio.—Cianuro de Potaeio cuatro granos, disuélvase en cocimiento de hoja9 de Belladona. Su autor lo recomienda en los casos de Fotofobia, instiláudolo entre los par- pados. Calterson. 30. Recomienda el vapor del Acido Hídrociánico aplicado á los ojos cuyas córneas están opacas. No lo hemos usado, ni lo acon- sejamos por parecerños su aplicación demasiado imprudente. llargens, 31. Colirio Barítico.—Cloruro de Bario doce granos, disuélvase en cuatro onzas de agua de Laurel. Es recomendado por eu autor para las manchas de las córneas. Neuwmau. Colirio.—Flores de Árnica montana una onza infándase por cuatro horas en Acido Acetoso destilado: añádasele Carbonato de Amoniaco loque baste para neutralizar el ácido. Se usa según el autor en gotas entre los párpados, para resol- ver las cataratas. —161— No lo hemos usado, por creerlo insignificante respecto á su com- posición aplicación y uso: por las razones químicas que tenemos acerca de la combinación del Carbonato, eJ Acido y el cocimiento del vegetal, cuyo juicio científico lo dejamos á nuestros lectores. Jannln. Colirio.—Sulfato de Zinc doce granos, Musilago de semillas de Membrillos tres onzas, disuélvanse en seis de cocimiento de hojas de Llantén. Según su autor deberá usai se en instilación dentro del ojo en la inflamación crónica de los párpados. No lo hemos empleado pero creemos pueda ser útil en los caaos indicados, asi como en las oftalmías crónicas con secreción de muco- sidades. Hendeízon. Colirio.—Stricnina dos granos, Acido Acético una dracma. Di- suélvase en cuatro onzas de Agua destilada. Es recomendado por su autor en los casos de Ambliopias y Amaurosis. Lo hemos usado en est^s padecimientos, con buen éxito, cuando han sido dependientes de falta de acción nerviosa: por lo que lo recomendamos para estos casos. Según su autor deberán sarse en instilación dentro del ojo, en las Amaurosis. No lo hemos usado, porque dependiendo las Amaurosis las mas délas veces de causas orgánicas, no hemos podido concebir como una simple estimulación sobre la superficie ocular, sea capaz de pro- ducir I09 efectos que se anuncian en su indicación Medicaciones internas cuyas aplicaciones proponemos para contrariar los efectos patológicos de la sensibilidad ocular y de la especificidad de los elementos morbosos, que sostienen y producen las oftalmías especia- les, evitándose las lesiones orgánicas que pueden producir la Ccquedad. N°. 1-° Pildoras Anti-amauróticas—Syüphuro de Hierro una dracma, Oxido de Antimonio doce granos, Extracto de Nuez vómi- ca seis granos, Polvos de canela veinte y cuatro granos, mézclense y háganse S. A- 36 pildoras. Las usamos dos ó tres por dia en las Amaurosis incipientes ó Ambliopias; asi como en la disminución de la acción nerviosa de la Retina. —162— A'°. 2.° Pildoras Anti-amauróticas — Oxido de Antimonio blanco una dracma, Extracto de Árnica y Pulsatilla de cada nna media dracma, Goma amoniaco dos scrúpulos mézclense y háganse S. A. 56 pildoras. Las usamos en los mismos casos que las anterio- res, cuando después de algún tiempo de su uso no se ha conseguido el efecto. N°. 3o Pildoras Anti-Amauróticas— Extracto de Serpentaria una dracma, Etiope antimonial de Huxham veinte y cuatro granos, Centeno recientemente pulverizado dos scrúpulos, mézclense exac- tamente y háganse S. A. 56 pildoras. Las usamos de tres á cuatro por dia en ias Parálisis déla Retina cuando presentan signos de Amaurosis: Suspendiendo su uso á proporcien de la mejoría. AT°. 4.° Pildoras Anli-amaurótica%—Extracto de Acónito Na- pelo doce granos, Etiope mineral una dracma, Tártaro eméiico seis granos. Sub-carbonato de hierro dos dracmas, mézclense S. A. pil- doras 56. Las usamos de dos á tres por dia en las Parálisis de la Retina en los individuos debilitados por enfermedades anteriores que han podido provocar este modo de Amaurosis Asténica. N°. 5." Pildoras Anti-amauróticas—Oxido antimonio sulfura- do doce granos, Proto-cloruro de mercurio seis granos, Extracto de Valeriana una dracma, mézclense S. A. y háganse pildoras 36. Las usamos de do9 á cuatro por dia en las Retinitis crónicas, cuando desenvuelven síntomas de disminución déla sensibilidad orgánica, por cuya razón no se pueden percibir sino los objetos muy voluminosos é iluminados. N° 6o. Pildoras' Anti-amauróticas—Cloruro de Amoniaco y de hierro media dracma, Extracto de Ajenjos una dracma, Flore9 de Benjuí un scrúpulo: mézclense y háganse pildoras S. A. Las usa- mos en los mismos casos que las anteriores. N°. 7.a Pildoras Anti-amauróticas—Phosphoro puro dos gra- nos, polvos de goma arábiga una dracma, polvos de Cálamo aromá- tico media dracma: mézclense por el tiempo de quince minutos y háganse pildoras 36. Las usamos en las Parálisis de la Retina y Nervio óptico cuando hay dilatación de la Pupila con insensibilidad completa de las Pupi- las y dependa el padecimiento de la falta de acción orgánica nerviosa el sistema cerebro-espinal. Una todo los dias aumentándolas hasta —163— cuatro: disminuyéndola á proporción que se obtiene algún resulta- do favorable. JV°. 8.° Pildoras Anti-amauróticas—Ferrocynato de Quinina doce granos, Piperino seis granos, Alcanfor seis granos, Extracto de Genciana media dracma: mézclense y háganse 36 pildoras. Las usamos de dos á tres diarias en los casos de Amaurosis in- termitente: y en las Ambliopias nerviosas. N°. 9.° Pildoras Anti-amauróticas—Stricnina cuatro granos, Etiope marcial media dracma, Extracto de Árnica media dracma, mézclense y háganse pildoras 36. Las usamos dos diarias en las Parálisis de la Retina y Nervio óptico sin lesión orgánica apreciable. A\° 10. Pildoras Antiplásticas Anodinas.—Proto-cloruro de mercurio seis granos, extracto de Belladona doce granoa, extracto de opio acuoso tres granos, háganse veinte y cuatro pildoras, para tomar cuatro diarias. Las usamos en las oftalmias'Blenorrágicas con neuralgias hasta que principie á ceder la secreción puriforme. N°. 11. Pildoras Anti-catarrales Sudoríficas.—Oxido antimo- nio blanco una dracma, extracto de Veleño negro un scrúpulo, pol- vos de Dower inedia dracma. Háganse S. A. veinte y cuatro pildoras para tomar cuatro diarias. Las usamos en las oftalmías Catarrales y Reumáticas. N°. 12. Pildoras Mydri'iticas para la contracción de las Pupilas. Extracto de Belladona y Stramonio de cada uno media dracma, Cya- nuro de mercurio seis granos, mézclense y háganse 36 pildoras: para tomar tres iodos los dias hasta que se tonsiga el efecto de la dila- tación. Las usamos en los casos para los que se han indicado. A'.0 13. Pildoras para las Ambliopias.—Extracto de Serpentaria y de Manzanilla una dracma, Sub-carbonato de hierro dos dracmas, goma Sagapeno pulverizada un scrúpulo: mézclense y háganse S. A. 36 pildoras. Las usamos dos ó tres por dia en los casos indicados. N: 14. Pildoras Anodinas.—Extracto de opio acuoso doce gra- nos, extracto de Beleño veinte y cuatro granos, alcanfor seis granos, Oxido de Zinc media dracma, mézclense y háganse veinte y cuatro —165— pildoras: para tomar una cada dos horas hasta que desaparezcan loa dolores. Las usamos en toda9 las Neuralgias de los ojos, en el momento de la accecion: asi como en los dolores que son consiguientes á las operaciones de los ojos; y otros de la misma naturaleza que puedan desarrollarse en algunas oftalmías Reumatismo-Catarrales. N.° 15. Pildoras lodurados.—Ioduro de mercurio seis granos, Extracto de Guayaco una dracma. Extracto de Lúpulo inedia drac- ma, mézclense y háganse 36 pildoras para tomar dos diarias. Las usamos en las oftalmías sifilíticas crónicas. N.° 16. Pildoras Resolutivas—Oxidode antimonio sulfurado ana- ranjado y mercurio al vapor de cada cosa seis granos, Extracto de Beleño un scrúpulo, mézclense y háganse 24 pildoras para tomar una y dos al dia- Las usamos en la3 opacidades de la Hyaloides, asi como en las oftalmías Reumáticas crónicas: debiendo continuarse hasta que se concluya la curación. N.° 17. Pildoras Antíplásticas amoniacales.—Proto cloruro de mercurio doce granos, Hidro-clorato de amoniaco seis granos, Ex- tracto de Wero una dracma, mézclense y háganse pildoras 36 para tomar cuatro diarias. Las usamos en las oftalmías Bleuorrágicas complicadas con go- norrea siphilitica. N.°18. Pildoras Sedativas.—Estracto de opio, de Belladona y Beleño de cada cosa seis granos, polvos de Valeriana 24 granos, há- ganse pildoras 36 para tomar una cada dos horas. Las usamos en las Esclerotitis é Iritis Reumáticas y Siphilíticas hasta que cesen los síntomas que demarcan el padecimiento- N.° 19. Pildoras Antiescrofulosas.— Mercurio alcalizado 24 granos, Extracto de Coichico 12 granos, Jabón medicinal una drac- ma, mézclense y háganse 48 pildoras para tomar cuatro al dia. Las usamos en las oftalmías de carácter escrofuloso. N.° 20. Pildoras Antidartrosas.—Sulfuro de Antimonio nativo 24 granos, Extracto de Dulcamara una dracma, Magisterio de Azu- fre seis granos, mézclense y háganse 24 pildoras para tomar dos al dia. Las usamos en las oftalmías'Herpeticas complicadas con las Dermatosis Eczantematosas y pustulosas queconvinan las mas veces con hs oftalmías Escrofulosas. —165— f X .°-2\. Pildoras pira las Coroiditis crónicas.—Aloe* socotríno una dracma, Oxido de zinc media dracma, proto cloruro de mercurio al vapor seis granos, Carbonato de hierro una dracma, mézclense y há- ganse 56 pildoras para tomar dos diarias. Las usamos cuando la Coroiditis es consecuencia de la supre- sión de alguna hemorragia habitual en el hombre, así como también del flujo periódico en las mugeres. N.°22- Pildoras para las Coroiditis agudas.—Proto-cloruro de hierro una dracma, Extracto de opio seis granos. Extracto de cicuta iloce granos, Jabón medicinal dos dracmas: mézclense y háganse 36 pildoras. Las usamos una cada dos horas hasta que desaparezcan los do- lores Neurálgicos que acompañan á'este padecimiento, continuándo- las después dos diarias hasta su terminación. A7.° 23, Pildoras para las Neuralgias oftálmicas.—Cianuro de hierro doce granos, Citrato de quinina doce granos, Extracto de opio seis granos: mézclense y háganse 12 pildoras. Las usamos una cada dos horas mientras no desaparezcan los dolores que constituyen esta enfermedad: suspendiendo su uso hasta que se repita el acceso, en el que se continuarán. A*.° 24. Pildoras para la Nictalopia, ó ceguedad mientras la dura- clon del dia.—Extracto de Veleño, de Opio y de Belladona, de cada cosa seis granos, Tártaro emético tres granos: mézclense y háganse 36 pildoras. Las usamos dos dianas en la exaltación de la sensibilidad or- gánica de la Retina cuando constituye este padecimiento funcional: así como también en las oftalmías cuando determinan la Photofobia debiendo continuarse su uso, hasta que se produzca el efecto de la sedación ocular. AT.° 25. Pildoras para la Hemeralopia ó ceguedad mientras la duración de la noche.—Extracto de Serpentaria una dracma, Vera- trina tres granos, Extracto de Nuez vómica seis granos, Centeno re- cientemente pulverizado doce granos, mézclense para hacer 36 pildoras. Las usamos dos diarias en la diminución de la sensibilidad or- gánica de la Retina cuando constituye este padecimiento debiendo continuarse su uso hasta conseguir el efecto terapéuctico. N°. 26. Pildoras luminosa».—Phosphoro puro dos granos, Almi- dón 24 granos, Extracto de Genciana una dracma: mézclense per- fectamente y háganse 24 pildoras. 20 —166— Las usamos una diaria en las Parálisis del Nervio Óptico, asi co- mo en las del 3. c y 5.° par de Nervios, cuando constituyen los padecimientos que hemos ya determinado con el nombre de Amau- rosis Orgánica, Mydriasis, Ambliopia nerviosa y Parálisis del par* pado superior. A? 27 Pildoras Eléctricas.—Veratrina, Stricnina, Aconitina y Delphina de cada cosa tres granos, Alcanfor seis granos, Extracto de Valeriana una dracma: mézclense y para hacer 36 pildoras. Las usamos una diaria en la Ophtalmoplexia ó Paralis'19 general del globo del ojo y sus anexos: como también en las Amaurosis Espi- nales que acompañan á las Hemiplexias y Paraplexias: aumentándo- las ó disminuyéndolas según lo exijan las circunstancias del enfer- mo y del padecimiento. AT.° 28. Pildoras de Belladona Opiadas.—Extracto de Bellado- na y de Opio acuoso, de cada cosa seis granos, Goma amoniaco 24 granos: mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos dos diarias en las Oftalmías agudas y crónicas, cuan- do hay dificultad de verla luz, por aumento de la sensibilidad ocular. ^."29. Pildoras para las Iritis Sifilíticas.—RKtr&cto de Bella- dona 12 granos, Exrracto de Yreleuo negro 12 granos, Proto-cloruro de mercurio seis granos, mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos tres diarias en las Iritis de carácter sifilítico agu- das y crónicas cuando están aisladas de Esclerotitis y conjuntivitis déla misma naturaleza, y también en las exudaciones plásticas do la pupila al terminar estos padecimientos. N. ° 30 Pildoras para las Iritis reumáticas é idiopáticas.—Oxi- do de Antimonio blanco una dracma, Extracto de Bardana media dracma, Extracto de opio y Belladona de cada cosa 6 granos, para hacer 18 pildoras. Las usamos de dos á cuatro diarias en las Iritis Idiopáticas, asi como en las Reumáticas tanto aguda cuanto crónicas, N.° 31, Pildoras para las Iritis Escrojulosas.—Extracto de Saponaria una dracma, Extracto de Belladona 12 granos, Hioduro de hierro seis granos, Extracto de opio resinoso seis granos, méz- clense para hacer 24 pildoras. Las usamos dos al dia en los casos para los que están con- sagradas. A*. ° 32. Pildoras para el Nictitatio ó Guiñamientos.—Extrac- to de Stramonio seis granos, Extracto de Quina media dracma. Al" ' 1C7 canfor seis granos Sub-Carbonato de hierrrouna dracma/mézclense para hacer 24 pi'doras, Las usamos tres al dia en estos padecimientos. N.° 53 ['i!, loras Antiártricas Oftálmicas.—Extracto de Escí- lla 24 granos, Ext-acto de Acónito seis granos, Extracto de Lúpulo 24 granos, Oxido de Antimonio rojo 12 granos, Carbonato de Amo- niaco seis granos para hacer 24 pildoras. Las usamos dos por dia en las oftalmías Artríticas. AT. ° 34- Pildoras para las Iritis Artríticas y Reumatismaks.— Resina de Guayaco inedia dracma, Oxido negro de mercurio seis granos. Extracto de Cicuta 12 granos, Bálsamo de Copaiva concre- to media dracma, Extracto de Opio seis granos: mézclense para ha- cer 24 pildoras. Las usamos tres al dia en los casos para que están indicadas. N. c 35. Pildoras Anti-herpéticas Oftálmicas.—Tártaro esti- biado seis granos,Azufre sublimado doce granos, extracto de Dulca ínara medía dracma., sulphuro de mercurio seis granos* mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos en las Oftalmías y Blefaritis combinadas con erup- ciones herpeticas de cualquier género á que puedan pertenecer. N.° 36. Pildoras Retiñíanos.—Proto-cloruro de mercurio preci- pitado seis granos, Extracto de Opio seis seis granos, Azafétida seis granos. Oxido de Zinc sublimado 12 granos: mézclense para hace 24 pildoras. Las usamos dos por dia en las Retinitis crónicas ó sub agudas. N.° 27. Pildoras Escitantes Anti-espasmódicas Oftálmicas.— Extracto de Nuez vómica seis granos, Alcanfor 12 granos, Extracto de Centaura media dracma, mézclense para hacer 24 pildoras- Las usamos en las Parálisis de los Nervios ciliares. N.° 38. Pildoras para la Myosis.—Atropina tres granos, Datu- rina tres granos, Polvos de Almidón una dracma: mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos una diaria en la contracción ó estrechez de la Pu™ pila á consecuencia de las Oftalmías. N.° 39. Pildoras para la Mydriasis.—Aconitina tres granos, Polvos de Staphisagria media dracma, Extracto de Gengibre media dracma; mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos una diaria en las dilataciones de la Pupila por Pa ralisis de sus fibras. -168- A'.MO. Pildoras /liüi cancerosos Oftálmicus.—Extracto de Ci- cuta media dracma, Hidro-clorato de Barita seis granos, Extracto de Dulcamara una dracma: mézclense para hacer 36 pildoras. Las usamos dos al dia en los cánceres del globo del oj > y pár- pados- A'.° 41. Pildoras Hidragogas Oftálmicas.—Extracto de colchico 24 granos, Extracto de Scilla 12 granos; polvos de C;tinki media dracma, Extracto de Digital 12 granos: mézclense para hacer 2-1 pildoras. Las usamos cuatro por dia en las Hidrophtalmias consecutivas á las Coroiditis agudas y crónicas. N.n 42. Pildoras de Azufre Dorado de Antimonio.—'Oxido de Antimonio sulfurado rojo una dracma, Hioduro de Azufre 24 granos, Extracto de Lúpulo inedia dracma; mézclense para hacer 72 pil- doras. Las usamos dos diarias en las Oftalmías catarrales crónicas, aumentando progresivamente una cada dos dias, Insta llegar á cua- tro en cuya dosis se continuará bastí» concluir la curación. A.0 43. Pildoras Aloéticas.— Aloes y Extracto de Ruibarbo de cada cosa una dracma. Tártaro emético seis granos, Extracto de ópío tre9 granos: mézclense para 36 pildoras. Las usamos dos diarias en los estreñimientos que acompañan al- gunas veces á las enfermedades de los ojos. A? 44. Pildoras Antimoniales.—Sulphuro de Antimonio por- firizado una dracma, mercurio soluble 24 granos, Extracto de Cicuta media dracma, Extracto de Guayaco una dracma: mézclense para hacer 36 pildoras. Las usamos de dos á tres diarias en las Oftalmías y Blefaritis Herpeticas; cuando están combinadas con la Siphilis primitiva, se- cundaria y terciaria. A7.0 45. Pildoras Fundentes.—Cyaruxro de mercurio, Oxido de antimonio sulfurado rojo y extracto de Belladona, de cada cosa seis granos, Extracto de Veleño 12 granos: mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos dos diarias en las opacidades de la capsula crista- loides en las Oftapnias sifilíticas cuando se ha producido la Myosis con adherencia á la capsula anterior, así como cuando estar, soste- nidas por exudaciones plásticas en el limbo pupilar formando lo que hemos llamado falsa catarata. A7.0 46. Pildoras para las Esclerotitis Reumáticas y Sifilíticas. —169- —'Voto-cloruro da mercurio seis grano?, Anti.nonio Diaforético M ircial 12 grano?, Extracto de Beleño 21 granos, Estracto de Lu- p.ii > medií dracma: mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos de dos á tres diarias en las enfermedades indicadas. N.° 47. Pildoras Anti-escrofulosas.— Scamonea doce granos, Etiope mineral seis granos, Sulfuro de Antimonio seis granos, Jabón común dos chacinas: mézclense para hacer 24 pildoras. Las usamos dos al dia en las Oftalmías d¿ carácter escrofuloso combinadas coa las Dermatosis Sifilíticas. N o 48. Pildoras Antisífditicns Marciales,—Etiope marcial una dracma, Extracto de Ajenjo* media dracma, Hioduro de mercurio seis granos: mézclense para Ivicer 24 pildoras. Las usamos dos por dia eti las Oftalmías sifilítico-escrofulosas crónicas. N.° 49. Pildoras de Antracokxli.—Carburo de Potasi) 12 gra- nos, Extracto de Camomilla una dracma, Extracto de Acónito seis granos, Sulfuro de mercurio seis granos, mézclense para hacer 21 pildoras. Las usamos dos por dia en las Oftalmia» sifilítico-catarrales combinadas con las Dermatosis Exantematosas. Medicamentos purgantes que proponemos para eva- i-uar las vias digeslioas en los períodos que recor- ren las oftalmías especificas, y combinadas: pu- diendo considerarse también sus efectos, como re- vulsivos respecto á las flegmasías oculares, con cu- yo objeto se pueden también indicar. N.° 1. Resina de Jalapa y Scamonea de cada cosa diez granos Proto-cloruro de mercurio 24 granos: mézclense para hacer 6 pildo- ras: que se tomarán en una vez. Las usamos en las Oftalmías sifilítico-catarrales, cuando hay necesidad de evacuar las vias digestivas. N.° 2. Goma-Gutta tres granos, Extracto de Sen 24 grano?, Ex- tracto de Coloquintidas seis granos; mézclense para hacer 6 piído ras: qu¿ deberán tomarse una cada cuarto de hora hasta obtener los efectos purgante?. Las usamos en las Oflalmias catarrales agudas cuando es nece- sario obrar revulsivamente sóbrelos intestinos gruesos. N.° 3. Extracto de Ruibarbo dos dracmas, Tártaro emético seis granos. Polvos de Mechoacan una dracma: mézclense para hacer 12 pildoras. Las usamos tres por dia en las Oftalmías catarrales crónicas) con el objeto de obtener evacuaciones diarias. N.° 4. Extracto de Colchico y ccloquíntidas de cada cosa 24 granos. Aloes una dracma, mézclense para hacer 12 pildoras para tomar cuatro por dia. Las usamos en las Oftalmías de carácter Artrítico y Reumatis- mal, así como en las Coroiditis, cuando reconocen por causa la su- presión de algún ílujo periódico y halla necesidad de evacuar. N.° 5. Extracto de Heleboro negro 12 granos, Magnesia común una dracma, Extracto de Sen una dracma: mézclense para hacer 18 pildoras. Las usamos tres por dia en las Oftalmías escrofulosas crónicas cuando necesitamos provocar evacuaciones diarias; aumentando la dosis hasta obtener el efecto de su acción. 'lisanas y pociones que proponemos para neutralizar los efectos de los Elementos Morbosos Dicrásicos que pueden producir las Of- talmías especificas, asi come otros padecimientos oftálmicos: las que recomendamos como medios terapéuticos coadyuvantes de lasfórmu- las prescritas anteriormente. N°.\. Tisana temperante nitrada,—Cocimiento de cebada una libra, nitro media dracma, ojimiel simple dos onzas. Disuélvase. La usamos en dos pociones en las optalmias simples sin especi- ficidad. N° 2. Tisana stidorifica.—Cocimiento de zazafras y guayaco una libra, jarabe simple dos onzas. La usamos en dos pocior.es; tibia en las oftalmias catarrales sin especificidad. N°3. Tisana antivenerea sudoriñca.—Cocimiento de raíz de caña brava y de zarza-parrilla media libra, opio aguoso un grano. Disuélvase. La usamos tibia á la hora de dormir en las oftalmias catarrales sifilíticas. N° 4. Tisana antivenérea iodurada.—Cocimiento de Lobelia siphilitica y de sándalo cetrino una libra, ioduro de potasio 24 gra- nos, jarabe Q. S. La usamos en dos pociones en las oftalmías siphilitico-escrofu- losas: asi como en las Blefaritis y obstrucción del canal nasal en los individuos afectos de estas dicracias. —ín— A" 5. 'Jisana antireumálica.—Cocimiento de bardana y árnica una libra, ojimiel colchico una onza. La usamos en dos pociones en las oftalmías reumáticas y ar- trítica. A'° 6. Tisana anti-escrofulosa.—Cocimiento de Fumaria y de genciana una libra, tintura de iodo 12 gotas, jarabe Q. S. La usamos en dos pociones en las oftalmias escrofulosas. A70 7. Tisana purgante.—Cocimiento de sen una libra, sal de la Rochela una onza, jarabe solutivo dos onzas. Disuélvase. La usamos en las oftalmias cuando hay necesidad de evacuar. N° 8. Tisana aperitiva oftálmica.—Cocimiento de raíz de China dulcamara y saponaria una libra, acetato de potasa una dracma, di- suélvase, jarabe Q. S. La usamos en dos pociones en todas las coroiditis agudas y cró- nicas. N-° 9. Tisana anti-herpítica.—Cocimiento de la raiz de Arundo Fragmites y del Agave Americana una libra, nitrato ácido de mer- curio líquido tres gotas, jarabe Q. S. La usamos en dos pociones en las oftalmias exantematosas de cualquier clase á que puedan pertenecer. N° 10. Poción anti-venérea oftálmica.—Extracto de Guayaco lí- quido media onza, Deuto-cloruro de mercurio cuatro granos, disuél- vase en libra y media de cocimiento hecho con una dracma de la corteza del Daphuae Mezereon. La usamos cuatro cucharadas por dia en las oftalmias crónicas siphiliticas. N.° 11 Poción anti-escrofulosa sipliilítica oftálmica.—Estracto de zarza-parrilla líquido media onza, estracto de dulcamara dos dracmas, ioduro de hierro seis granos, disuélvase en libra y media de agua. La usamos cuatro cucharadas por dia en las oftalmias siphilítico- escrofulosas cuando toman el carácter crónico^ N° 12. Poción anti-catarralsiphilitica oftálmica.—Polxos de Dower dos escrúpulos, mercurio soluble seis granos. Disuélvase en libra y inedia de cocimiento de orozuz. La usamos seis cucharadas todas las noches en las oftalmias si- philítico-catarrales crónicas. N° 13. Poción anti-catarral escrofulosa oftálmica.—Ioduro de —172- fiotasio dos dracmas, estracto de veleíio 24 granos. Disuelvas* en libra y inedia de cocimiento de Graciola. La usamos cuatro cucharadas por dia en las oftaluius catarrales escrofulosas crónicas. N" 14. Poción anti-herpéticacscrofulosa-pftalmica.—Ioduro de azufre seis granos, tintura antimonial de Huxhain dos dracmas. Di- suélvase en libra y inedia de cocimiento de zazafras. La usamos cuatro cucharadas por dia en las oftalmías complica- das con las Dermatoiis aunque sean de caracteres variados. N° 15. Poción anti-espasmódica oftálmica.—Cocimiento de co- gollos de Naranjo una libra, láudano de Russeau doce gotas, éter sulfúrico 24 gotas, jarabe Q. S. La usamos cuatro cucharadas diarias, después de terminadas- las neuralgias oftálmicas. N° 16. Poción para las Retináis escrofulosas.—I ¡duro stienen el padecimiento que se quiere destruir: por loque las hemos proscritos desde que nos convencimos de esta verdad de nuestra práctica semejante medicación: usando en algunos casos en que necesitamos tales recursos, la aplicación bien de creyones he- chos de sulfato de cobre elaborados con goma, ó bien colirios esca- róticos que producen el efecto deseado sin presentarlos inconve- nientes que tiene el nitrato de plata en su aplicación tópica. Curación de \a Ofta\mva catarral simple, tomo \. ° pág. \%% La curación de esta enfermedad descansa en su naturaleza y en las causa§ productoras siendo la mas general como digiuios la supre- sión de la transpiración, asi como los agentes mecánicos ó químicos que puestos en contacto con la superficie ocular pueden también de- terminarla: de modo que para obtener la curación tendremos necesidad de obrar sobre los exalantes cutáneoscon el objeto de provocar la d*a- foresis por medio de las medicaciones sudoríficas, sin olvidar los tópicos astringentes ya en f >rma de colirio, ya también en el de lo- ciones y fomentos los que continuados podrán terminar la enferme- dad, si es que se encuentra excenta de toda causa especial: »le ma- nera que las oftalmías catarrales simple» ó conjuntivitis excretorias exigen para su curación un tratamiento sudorífico inferno y otro tó- pico astringente con cuyo* medios se pod-á conseguir la supresión de la excreción mucosa de la conjuntiva que caracteriza el padeci- miento. Cuando esprovocada por agentes químico» ó mecánicos pro- curaremos su extracción, antes de indicar el tratamiento prescrito. La Blefaritis catarral exige los mismos medios indicados, cuan- do existen acompañando á la conjuntivitis: necesitando de obrar con mas energía entonces haciendo uso de las aplicaciones diarias de los colirios astringentes los que nos han producido los mejores efectos, continuando con las lociones emolientes aromáticas hasta conseguir el objeto de la indicación cual es hacer abortar la inflamación locali- zada en la conjuntiva palpebral por medio de los dichas aplicaciones. El chemosis seroso que suele presentarse en las oftalmias catarrales en el segundo periodo exige para su resolución pequeñas escarifica- ciones en toda su circunferencia las que deberán practicarse cuanto antes, pues de otro mode nos espondríamos á que se produjesen man- chas sobre las córneas transparentes como consecuencia precisa de su permanencia mientras la duración del padecimiento: la manera para verificarlas la espusimos en la página 151. A la oftalmia catarral acompaña algunas veces infartos gástri- cos y mucosos, asi como fiebres de estos caracteres, las que deberán tratarse con las medicaciones que ex;ja la naturaleza de cada una prescribiéndose siempre los medios oftálmicos propuestos para est. objeto. Esta oftalmia puede pasar al cronicismo por haberse identifi cado la inflamación bajo el carácter sub-agudo en la conjuntiva ocu- lar y palpebral desarrollándose entonces las granulaciones en la palpebral inferior asi como degeneraciones en la ocular, cuyas con- secuencias han sido conocidas por los autores con los nombres de of- talmia Papulosa Afosa y granulosa denominaciones qu¿ en nada hacen variar las indicaciones establecidas. La curación descansa en las mismas bases diferenciándose tan soloen las aplicaciones tópi- cas que deberán ser de agentes que produzcan mas astricción sobre las superficies mucosas; asi como de purgantes repetidos con el ob- jeto de producir revulsiones sobre las vias digestivas que fijen en ella la irritación catarral localizada en las conjuntivas: si estos me- dios enérgicos no bastaren, los exutorios álos brazos, los cáusticos, los pedilubios irritantes, repetidos nos han correspondido, cuando los otros medios han sido insuficientes. Proscribimos la aplicación de sanguijuelas en la circunferencia de los ojos en esta oftalmia ya sea aguda ó crónica asi como las cauterizaciones en las conjunti- vas: con nitrato de plata por habernos probada la esperiencia ser perjudiciales bajo todos conceptos: estas aplicaciones producen en las superficies que tocan, estimulaciones, que se repiten en el todo del órgano, fijando mas la irritación en los tegidos, asi como su en- grosamiento que hacen mas dificil la curación. Las sanguijuelas del mismo Kio lo aumentando la hiperemia conjuntival sostienen la irrita- ción catarrral prolongándola á lo infinito. Las granulaciones que pueden desarrollarse en este padecimiento exigen para su curación repetidas aplicaciones de sulfato de cobre sobre su superficie, asi como el Colirio que con el nombre de Fuliginoso y Acético hemos formulado, cuidando de disminuir su acción si fuere demasiado sen- sible al ojo por medio del colirio correctivo Refrigerante, el que de- berá usarse con este objeto. La permanencia de las granulaciones produce las mas de las veces la degeneración de la conjuntiva cor- neal, que hemos llamado Pannus, la que habiendo sido considerada en la página 13 nos remitimos á ella para su estudio. Esta degene- —184- racion de la conjuntiva corneal ha desaparecido constantemente en nuestra clínica con la aplicación del los colirios que hemos llamado Go- moso Astringente, Acético y Precipitado los que hemos ya prescritos. La oftalmia catarral quese desenvuelven en los periodosque recorre la viruela confluente, no exige otro tratamiento que las mismas indi- caciones establecidas. Curación de la Eisclerotltis simule 'lAlopáticos, tom. 1, ° pág. Vi\. Esta oftalmia difiere de la precedente catarral en cuanto á sus síntomas, a no ser que se complique con ella, pues 'entonces se pre- sentan los que constituyen uno y otro padecimiento; debiendo por este motivo convinarse las medicaciones indicadas para cada una. Cuando existe la Esclerotitis por si sola necesitaremos para su tra- tamiento tener presente la constitución de los iudividuos afectos las causas que han podido desenvolverla asi como los síntomas subjeti- vos de donde deberemos partir para deducir las consecuencias tera- péuticas: por lo que tendremos necesidad de recurrir á las sangrías generales cuando el individuo se encuentra bajo la influencia de la constitución sanguínea ó biliosa; como á los sudoríficos y narcóticos cuando se halle bajo de la nerviosa ó linfática, para cuyo tratamiento deberán tenerse presente las fórmulas prescritas para estos casos . A los dolores que acompañan á este padecimiento deberemo9 oponerle las medicaciones narcóticas con el objeto de disminuir la sensibilidad sin olvidar las fomentaciones emolientes, los pedilubios sinapisados, los que se continuarán hasta la terminación de la enfer« medad: y como algunas veces en esta oftalmía se compromete el pa- renquimadel Iris produciéndose la Iritis idiopática, convendría pa- ra evitar la Myosis consecutiva la instilación en el ojo del colirio Midriático con el que no solo conseguiremos sostener la dilatación de la Pupila mientras la inflamación, sino que también procuraremos con este medio la disminución de los dolores que les son anexos. La curación de las Esclerotitis idiopáticas descansa pues poruña parte en disminuir los dolores Neurálgicos que siempre son relati- vos á la que han tomado los nervios ciliares en el padecimien- to: y por otra debe persistirse con las medicaciones hasta tanto no desaparezcan los síntoma» que constituyenla Esclerotitis Idiopática* Cuandola Esclerotitis no termina favorablemente después de muchos dias del tratamiento indicado, se le puede considerar ya al- guna cosa de especial, debiendo variarse el plan de las medicacio- nes propuestas para adoptar otro que sea mas conducente á la natu- roleza de la especificidad, que generalmente es la reumática por —185— cuya causa se ha llamado Oftalmia Reumatismal ó Esclerotitis es- pecial reumática. Curación Aela Oftalmía aga&a "Reumatismal ó EiseVeroúüs Especial, tom.. 1. ° pág. 1S9. El tratamiento de esta oftalmía consiste en la ' prescripción de agentes medicinales que obren sobre la especificidad que la sostiene asi como en alejar las causas ocacionales que han podido producirla. El elemento reumático dirigido á la Esclerótica tegido Albugíneo córnea trasparente, ligamento ciliar, é Iris son las parte9 del ojo en donde puede localizarse pudiendo afectarse todas á la vez asi como puede existir independiente y aisladas en el padecimiento. Las conjun- tivas del mismo incdo pueden también afectarse primitiva ó secun- dariamente, tomando entonces esta oftalmia el nombre de Reumatis, mo-catarra!, de cuya terapéutica nos ocuparemos á continuación. Las medicaciones que proponemos para llenar este objeto son los agentes Sudoríficos, los Óxidos y Súlturos de Antimonio, los es- tractos, de belladona, beleño, árnica y dulcamara, los polvos de Dower, el óxido de zinc, el extracto de opio, prescribiendo las emi- siones de sangre en los sujetos pletóricos, asi como proscribiéndolas en los débiles y faltos de energía vital. Entre los tópicas podemos usar los colirios Desecante, Sedativo, y Midriático, asi como las lociones y fomentos con los cocimientos emolientes y anodino*. Esta oftalmia termina unas veces favorable- mente aunque su duración se prolongue por algunos dias y otras de- ja séllales de su existencia, ya en la córnea trasparente, manchas Albúgeas, ya estrechez en la Pupila ó Myosis, cuando el Iris ha to- mado parte en el padecimiento. La procidencia de la membra- na del humor acuoso suele presentarse también en su terminación, asi como la Keratitis vascular ó Pannus, cuyos resultados impiden mas ó menos al egerciciode la función visual. La Iritis reumátice que las mas de las veces acompaña á la Esclerotitis Reumatismal no exige otro tratamiento que el indicado para estos casos, en la que deberemos insistir con mas constancia con el colirio Midriático con el objeto de no dejar estrechar la pupila. La oftalmia que nos ocupa puede prolongarse 40 ó 60 dias pudiendo considerarse enton- ces como crónica, la que en este caso no habiendo variado de natu- raleza la enfermedad, debe continuarse con el mismo tratamiento: siendo su terminación de la misma manera como pudo hacerlo la aguda: ella es susceptible de combinarse con la oftalmia catarral, tomando entonces el nombre de Reumatismo catarral. —186- Cumclon de la Oftalmía Reumatismo catarral aguda. En este padecimiento se encuentran reunidos los síntomas que corresponderá la conjuntivitis escret.ria, á mas los que hemos asig- nado á la Esclerotitis reumática: bajo este concepto deberemos com- binar las medicaciones indicadas para cada uno en particular: asi es que reuniremos los sudoríficos á los antirrenmáticos y anodinos. En esta enfermedad ocular no hemos observado fiebre concomitante. La curación de las consecuencias de esta oftalmia como son las Albu- gos la Myosis, las exudaciones plásticas en el limbo pupilar y la Si- nechia posterior ó falsa catarata la determinaremos cuando nos ocu- pemos de este particular. Esta oftalmia combinada asi como la ante- rior es susceptible también de pasar al cronicismo, en cuyo caso de- beremos continuar mientras subsista el tratamiento indicado, al que podremos añadir algunos revulsivos á los brazos, asi como los pur- gantes que hemo9 formulado con el objeto de provocar revulsiones sobre el canal intestinal, los que creemos muy necesarios aun des- pués de terminada la enfermedad. La inyección sanguínea de la conjuntiva, que da al blanco del ojo un color encendido, después de su curación la hemos hecho desaparecer siempre con la aplicación continuada por muchos dias, de'nuestro Colirio Refrigerante. Curación de la Oftalmía E.scco£\\losa aguda, tom, \.° Pág. 19o. El tratamiento de la Oftalmia Escrofulosa consiste 1. ° en po- ner al enfermo en condicioues higiénicas capaces de contribuir á alejar las causas que han podido influir en su desarrollo: 2.° en indicar agentes terapéuticos que puedan mollificar la C'«nstitucion linfática ü escrofulosa: 3. ° oponerse á los que precisamente deja en su terminación; tales son las bases que establecemos para la cura- ción de esta enfermedad, cuya duración no tiene límites conocidos; puesto que cuando toma el carácter de cronicidad se estaciona por meses y años terminando de un modo poco favorable á la visión del que la padece. Los agentes generales medicinales que proponemos para contrariar el elemento Escrofuloso, serán las pociones y tisanas de Zarza-parrilla, Guayaco, Fumaria y Dulcamara. Los loduros de Potasio, de Hierro y de Azufre. El jabón Medicinal, el Mercurio Alcalizado, la tintura Antimonial de Huxhan, el Etiope mineral, el Sulphuro de Antimonio, los sumos espesados de todas las plantas —187- crucíferas: los que hemos considerado siempre como medios capaces de corregir el estado morboso de los líquidos para obtener la cura- ción de este padecimiento. Esta oftalmia se localiza siempre en la Esclerótica, Iris y ligamento ciliar presentándose una !sucesion de síntomas análogos á los que hemos dicho se desenvuelven en la Es- clerotitis escrofulosa, los que deberán tratarse como síntomas loca- les con los colirios Midriaticos, Sedatfvo, Desecante y Iodurado: asi como los dolores que la acompañan con los Narcóticos y Sedati- vos. El Blefaro-espasmo escrofuloso tan común en esta enferme- dad, se podrá combatir con el tópico en forma de pomada que for- mulamos con este nombre y para este objeto. Los fomentos molientes aromáticos y anodinos podrán también usarse mientras el trata- miento: asi como los pedilubios y purgantes cuando el Profesor lo juzgue oportuno; proscribiendo las emisiones de sangre y los exu- torios en esta oftalmía puesto que la inflamación escrofulosa locali- zada en los ojos no cederá hasta tanto no se haya destruido el ele- mento morboso y modificada la constitución del enfermo siendo perjudicial bajo este concepto una y otra indicación. Cuando en este padecimiento se desenvuelven Neuralgias con accesiones intermitentes toma el nombre la oftalmía de Reumatismo Escrofulosa debiendo insistirse en los Narcóticos mientras su du- ración, Las Pildoras Anodinas oftálmicas nos han producido siem- pre los mejores resultados por lo que aconsejamos su prescripción en estos casos. Esta oftalmia es susceptible en algunos individuos de combi- narse con los Exantemas de la piel, tomando el nombre de Exantemo- escrofulosa, lo que hará reunir también los agentes terapéuticos! combinada las preparaciones tenidas como Anti-herpéticas, con las: conocidas como Antiescrofulosas, no terminando nunca en los perío- dos agudos,, pasando siempre al crónico con accesiones de mejoría al parecer para volver con la misma intensidad: estos alternativas de mejoría y peoría hi hecho que se le haya llamado Oftalmia Intermi- tente por los que han observado estos caracteres de recidivas pe- riódicas. Curación de la'0£talm\aTJíScropliulosa crónica, tom. % ° Pág, %\. La Oftalmía escrofulosa tal como la hemos considerado hasta aquí para su terapéutica, no difiere de la aguda sino en la continua- ción de los mismos medios medicinales que hemos indicado para su tratamiento mientras su permanencia: ella prolonga su duración in- definida dejando al terminar consecuencias que impiden U visión, —188— tales son las Keratitis de diversas naturalezas asi como Manchas mas ó menos indelebles en la córnea trasparente: y los reblandeci- mientos de los que nos ocuparemos á continuación en el lugar que corresponda. Curación déla Retinitis Escrofulosa, tom. V c Pá-g. 195. La Retinitis Escrofulosa ú exaltación de la sensibilidad orgá- nica de la parte percipiente del ojo llamada Retina puede desenvol- verse en algunos individuos cuando se encuentran bajo la influencia de aquella modificación vital que hemos llamado escrofulosa, pudien- do padecerla no solamente los niños sin señales de oftalmia, sino tam- bién losadultos en quienes alguna vez hemos visto inyección sanguí- nea en los vasos Esclero-conjuntívales: habiéndola observado en es- tos individuos en la terminación de la Oftalmia dicha Escrofulosa- La Oftalmia interna de los antiguos deberemos referirla á este pade- cimiento. Su curación la hacemos consistir en disminuirla exaltación de la Retina, con los sedantes indicados á los que combinaremos las medicaciones llamadas Antiescrofulosa, con las cuales podremog conseguir el resultado de la curación. Entre los agentes que propo- nemos para llenar este objeto 3on los extractos de Stramonio Beleño y Belladona, el Opio y sus preparados á los que reuniremos las sus- tancias mencionadas ya, como anti-escrofulosas. La Poción que he- mos formulado para estos casos, asi como el colirio sedativo Gaseoso nos han bastado siempre para triunfar de la Retinitis escrofulosa, que asi como la Oftalmia del misino nombre presentan recidivas que suelen canzar a los enfermos y á los Profesores; por lo que es de absoluta necesidad el insistir en el tratarnieuto propuesto con cons- tancia por ser el que nos ha sido mas fiel y seguro por combatir es- ta enfermedad, cuyo carácter periódico ¡a puede hacer sospechar, ser incurable cuando su curación estriba en la constancia de los me- dios establecidos: proscribiéndose las emisiones de sangre asi como los rebulsivos, puesto que estas medicaciones no harán masque au- mentar el padecimiento, sin procurar ninguna clase de mejoría ni de curación, por lo que nos abstendremos de indicarlas. Curación de la Oftalmía Siphilítico Catarral, tom, \.o pág. 187. La naturaleza destructora de esta Oftalmía en el estado agudo nos ha puesto siempre en la necesidad de emplear un tratamiento ac- —189— tivo para poder contener la marcha de su fatal índole: pues de no hacerlo así nos espondríamos á ver destruidas las corneas trasparen- tes, cuya desgracia será siempre consiguiente cuando no conocién- dose el padecimiento, no se le ha opuesto las medieaciones adecua- das á su carácter destructor, con las que podremos evitar sus funes- tas consecuencias: considerando por este motivo ser esta Oftalmía la masgrave de todas lasque pueden padecer los hombres, puesto que el menor descuido en el conocimiento de las causas y de su naturaleza es bastante para una fatal terminación; por lo que deberemos procu- rar ser muy solícitos en el Diagnóstico para no confundirla con al. guna de las otras que no son de una naturaleza tan depravada. Los agentes terapéuticos específicos que proponemos para llenar las indicaciones tanU) en el periodo agudo, cuanto en el crónico, son las preparaciones de Mercurio: el Nitrato de Plata cristalizado: el Sulfato de Alumina: el Cloruro de Plata: los purgantes Drístices: el Opio Belladona, y las tisanas sudotíñcas. Entre las preparaciones mercuriales usamos desde el primer período las Pildoras que hemos llamado Antiplásticas anodinas las que se continuaran hasta que se pronuncie el Ptialismo ó principie á ceder la secresion Purulenta; si la Oftalmia fuese á consecuencia de la Supresión de alguna Go- norrea sifilítica ó que subsista mientras sus períodos, podremos pres- cribir también las pildoras que formulamos con el nombre de Anti- plásticas Amoniacales. A estas medicaciones deben agregarse las ti- sanas sudoríficas, asi como los purgantes Drásticos con el objeto de evacuar las vias digestivas, y de procurar revulsiones sobre este tra- yecto. Si la gonorrea hubiese sido suprimida completamente debe- remos hacer alguna inyección en la uretra con agua tibia en la que se halla disuelto tintura de cantáridas' esta inyección provoca siem- pre la gonorrea cuya aparición hará disminuir de intensidad la se- creción purulenta de los ojos. Los tópicos que usaremos en estos casos, son las fomentaciones emolientes y lociones de la misma naturaleza con el objeto de lim- piar la secresion puriforme de los ojos por ser muy perjudicial su per- manencia corrosiva sobre la superficie corneal: puesto que «u con- tacto es el que la destruye. Los colirios que hemos llamado de Nitrato de Plata, y el de Nitrato de Plata astringente deberemos instilarlos dentro de los párpados cada dos ó cuatro horas, continuándose hasta que principie á cesar el fluxopálpebro ocular, teniendo cuidado an- tes de locionar bien los ojos. Si á pesar de que estos medios enérgi- cos después de ocho ó diez dias no fuesen suficientes á contener los progresos de la Oftalmia, se deberá continuar el mismo tratamiento, hasta la terminación de la enfermedad: disminuyendo las cantidades y aplicaciones de los medios indicados á proporción que la inflama- ción sifilítica oftálmica desaparece: siendo de mucha utilidad el ob- _ i¡)0— servar cuando la hinchazón de los párpados lo permita el estado de la córnea^trasparente, para ver si se lia producido el reblandecimien to de la córnea, asi como otros resultados muy comunes, en la termi" nación de esta terrible enfermedad oftálmica, la que siendo favo- rable la hacemos consistir en la disminución de los síntomas inflamato- rios, asi como en poder observar el estado en que se encuentran l a9 córneas trasparentes y opacas el Iris Coroides y aparato cristalino! si es que han tomado parte en el padecimiento; el que siempre es fu- nesto para uno ó los dos ojos, si su terminación la hace en el estado agudo: cuando pasa al crónico es mas favorable respecto á estos órganos, puesto que pueden preveerse i as consecuencias, oponiéndo- nos con las medicaciones á sus resultados: proscribimos las emisiones de sangre tanto locales como generales en los períodos anómalos que recorre esta oftalmia, puesto que ellas no harían otra cosa que hacer perder fuerzas vitales al enfermo, sin obrar sobre la causa especial que la produjo y sostiene: lo mismo diremos de los cáusticos tan pro- digados* empíricamente en esta oftalmia y en sus variedades puesto que estos no obraran como tales rebulsivos especiales si- no cuando no habiendo ya especialidad que combatir, solo nos queda la exaltación de la fuerzo vital localizada en los texidos del ojo: los hechos repetidos nos han comprobado estas aserciones ri- gurosas, Entre las consecuencias que presenta esta oftalmia en el estado agudo podremos enumerar, el Chemosis sanguíneo, del que ya hemos hablado, el que siendo precursor de la destrucción de la córnea debe cuanto antes, incindirse de la manera espuesta en la página 130 su total ablación evita muy generalmente este resultado del período agudo. La Iritis siphilitica puede desenvolverse también en el período agudo y no exige otro tratamiento que el que hemos indicado para la oftalmia y cuya continuación deberá verificarse mientras subsis- tan los síntomas que les son inherentes: en estas circunstancias el profesor deberá usar de la medicación que hemos formulado para es- tos casos con el nombre de Pildoras para la Iritis siphilitica usando á la vez alternativamente, de los colirios de Nitrato y Cloruro de Plata con el Midriático, a cuya fórmulas nos remitimos. Cuando en esta Oftalmia se presentan dolores círcum orbita- rios y temporales lleva entonces el nombre de Oftalmia Siphilítico- Catarral Reumática, ella no dice otra co-.a sino que la exaltación de la sensibilidad es debida entonces al compromiso del Iris, Ligamen- to Ciliar Periostio orbitario y Coroides, haciéndose aun mucho mas grave que cuando estas parten están ilesas mientras el padecimiento: pudiendo asegurarse con todo el rigor de la espresion, que los resul- tados mas ó menos satisfactorios de la terminación de la enfermedad —191— puede deducirse de la duración de las Neuralgias en los periodos agudos que pueda recorrer. Las pildoras Anodinas oftálmicas serán indicadas desde el momento en que se desarrollan los dolores, laa que deberán combinarse con las especiales propuestas, asi como con las demás medicaciones prescritas para esta enfermedad que desde su principio debe llamar toda la atención del Práctico puesto que con su constancia terapéutica especial podrá evitar la pérdida de unos órganos tan necesarios para la vida. Otros de los resultados de la Oftalmia siphilitica aguda que im- piden la visión son: 1. ° Las Sinechias por exudaciones plásticas an- terior y posterior.—2.° La dilatación vexicular déla córnea.—3. ° El Staphiloma prominente.—4.° El Leucoma parcial ó total.—5.° La Procidencia del Iris por reblandecimiento de la córnea que da lugar al corneocele nostras.—6.° La Procidencia ó Staphiloma de la Coroides: de los que nos ocuparemos mas adelante. La Oftalmia que nos ocupa es susceptible de presentarse con el carácter crónico ó sub-agudo, existiendo por sí sola ó ya reuida con los elementos Reumático, Herpético y Escrofuloso, tomando enton- ces la denominación de sus respectivas combinaciones, exigiendo cada una de ellas para su curación la reunión de las sustancia» es" peciales qu<» hemos indicado para estos casos: asi es que indicaremos las pildoras Induradas, las Sedativas, las Antiescrofulosas, y Anti- dartrosas, asi como las recomendadas para cuando existe la Iritis siphilitica. Estas medicaciones usadas alternativamente según las exigencias de las combinaciones nos han dado siempre los resulta- mas satisfactorios: recomendando al mismo tiempo las tisanas y fo- mentaciones propuestas como coadyuvantes de estos medios medici- nales, lo que dejamos al juicio del Profesor. Los colirios en la cronicidad de la Oftalmia siphilitica catarral crónica deberán ser los mismos que establecimos para los períodos agudos: debiendo usarse siempre del Midriático cuando se advierta que se va formando la Myosis ü estrechezfde la Pupila. La Blefari- tis que acompaña á los mas de los casos á esta Oftalmia, no requie- re otro tratamiento que el prescrito, á no ser que dejenere la mem- brana mucosa palpebral poniéndose engrosada ó granulada lo que exige otras medicaciones que trataremos en el lugar conveniente* Curación vtcla Oftalmía délos reclcn-nacmos-, tom. Io pág.^OX. Esta oftalmia es de tanta gravedad y peligro respecto á su fatal terminación, como lo es, la Sifilitioc-Catarral de los Adultos: por lo que es preciso oponerle medicaciones tópicas enjbrma de Colirio, —192— con las que se podrá evitar, cuando se aplican en oportunidad, los resultados que son consiguientes á su naturaleza destructora- Entre los medios que proponemos para conseguir este fin mencionaremos las lociones y fomentaciones Astringentes aromáticas, con alguno d« los agentes que hemos descrito al hablar de este modo de medica- ción las que se repetirán con frecuencia con el objeto de limpiar la superficie ocular de la Secresion puriferme que la inunda, cuya per- manencia es las mas veces la causa déla destrucción de la cornea trasparente: instilando entre los parpados cada vez que se practiquen las lociones, una ó dos gotas del Colirio que hemos formulado con el nombre de Nitrato de Plata Astringente; el uso continuado de es- tas medicaciones serán bastantes, no solo para contener la marcha de la enfermedad, sino también para conseguir su curación, si es que el Profesor es llamado en el principio de la Oftalmia, pero cuando han pasados algunos dias, sin oponerle estos medios enérgicos, sera muy posible la perdida de alguno de los dos ojos, cuya desgracia es muy frecuente cuando los padres no le dan á la enfermedad, el valor medico que tiene. Siendo muy necesario someter á la Nodriza en- cargada de la lactancia á algún tratamiento antisifilítico veg-etal, así como purgantes con el objeto de. que participando la leche de sus propiedades médicas pueda el niño participar también por este me- dio de la medicación, que deba corregir el estado de sus líquidos, impregnados de algún vicio dicrasio de los padres, corro lo comprue- ba la Oftalmia sifilítico Catarral que ha contraído. Los niños pueden del mismo modo contraer una variedad de esta Oftalmia de naturaleza Catarral ó consequencia de la tempera- tura fria, asi como de Perfigeraciones de la piel, que no presentando los síntomas de gravedad de la otra, exige para su curación medica- ciones menos enérgicas, tales son las lociones y fermentaciones As- tringentes emolientes, provocando por medio del abrigo la diafore- sis, asi como el instilar entre los parpados el colirio llamado de Ni- trato de Plata. Estos medios continuados por algunos dias serán su- ficientes para conseguir la curación. Curación délas Oftalmías Herpeticas,tom. \.° página <ílO$. Las Oftalmias herpeticas tal como la hemos estudiado para el Diagnostico, son susceptibles de variedades en cuanto á las formas conque se suelen presentar, ya en el globo ocular ó ya en la9 partes anexas: invadiendo unas veces la conjuntiva ocular y Palpabral, y otras los bordes tarsianos, siendo provocadas las mas de las veces por erupciones herpeticas» déla piel, ó por la retropulsion de algunas de sus formas. El método Curativo que asignaremos á estas Oftal- mias no difieren aunque varíen las formas que puede afectar el vicio herpético cuando se localiza en los ojos; asi es que con una misma indicación ya tópica ó ya medicinal siempre hemos obtenido ol ob- jeto terapéutico, sino existia combinación con alguna otradicrasia hu- moral, pues en este caso, asi como en los otros, tendremos necesidad de conbinar las medicaciones conocidas, para obrar á la vez sobre los elementos morbosos, que producen y sostienen el padecimiento, Las medicaciones internas que proponemos para combatir estas oftalmias son: las pildoras que hemos formulado con el nombre de Anti-dartrosas: Anti herpeticas Oftálmicas y Antimoniales: las ti- sanas Anti-herpetica y la Anti-herpético escrupulosa cuando se pue- da sospechar la combinación de esta disposición morbosa. La Siphilis reuniéndose muy frecuentemente á los elementos herpético y escro" fuloso estaciona la oftalmia herpética aun tiempo indefinido,'en este caso es muy conveniente laprescripcion de los agentes indicados in- sistiendo en las medicaciones hasta conseguir la desaparición de los fenómenos morbosos que caracterizan, la existencia en los'líquidos ^e unos principios extraños que trastornan y aun pervierten'la vitali- dad compatible con el estado normal ó fisiológico. Las aplicaciones tópicas no serán menos indiferentes que las in- ternas para la curación de la la Oftalmia herpética. Cuando afecta la conjuntiva ocular ó Palpebral tomando la forma catarral deberemos instilar entre los parpados los Colirios de Nitrato de Plata: si fueren los bordes tarsianos en donde se ha calizado el padecimiento consti- tuyendo la enfermedad que hemos llamado Blefaritis Psorica glendu- lar [tomo 1.° pag, 207] aplicaremos por medio de un pincel la Po- mado consagrada para este objeto, la que se usará todos los dias laván- dose antes los bordes afectos con alguna loción Astringente, Las demás afecciones Palpabrales tarsianas dependientes de las Derma- tosis herpeticas que constituyen también lo que se ha llamado Orzue- los, Forúnculos &c. no exigen para su curación otro tratamiento, que la aplicación tópica de la Pomada Anti-herpetica asi como de la mencionada anteriormente: debiendo someterse los enfermos á las medicaciones especificas prescritas, si es que la Blefaritis se halla complicada con alguna erupción de la piel. Curación de la Oftalmía Artrítica, tom. 1. ° página 191?. Esta Oftalmia del mismo modo que la Siphilitica debe llamar la atención de los observadores en cuanto á su terminación, pues así como esta tiende siempre á la destrucción de la córnea produciendo —194— |a ceguedad, la Artrítica ocasiona las mismas consecuencias, puesto que esta afección invadiendo los tegidos serosos y transparentes del ojo producen la opacidad de estos medios tan necesarios, compatibles con lafuncion visual,cuyo resultadoserálaceguedadcompleta, sin que el arte le sea dable contener sus progresos. Los muchos hechos que hemos tenido en nuestra práctica nos han comprobado estas asercio- nes. Pero sin embargo no deberemos abandonar por este motivo log enfermos que tengan la desgracia de contraher esta Oftalmia, pues ya que no podamos obtener curación satisfaectoria, podremos á lo menos detener los accesos de Neuralgias que siempre acompañan ¿ la Oftalmia Artrítica: puesto que el alivio y desaparición de los do- lores contiene siempre los progresos de la enfermedad, cuya tenden- cia se dirige á provocar la ceguedad absoluta. Las medicaciones con que podremos conseguir el objeto terapéu- tico paliativo serán la prescripción de las pildoras que hemos llama- do Sedatnas las que deberemos usar siempre que las Neuraijias se desenvuelvan suspendiendo su uso en el momento que principie á disminuir la exaltación de la sensibilidad que las constituyen. En las intermitencias de las Neuralgias podremos indicar también las pil- doras que con el nombre de Antiártricas y Anti-reumáticas así co- mo las tisanas y Pociones que hemos consagrado para llenar este fin; estas medicaciones sino fueren suficientes para la curación, ser- virán á lo menos para contener la marcha de la. enfermedad, contra laque el arte no tiene recursos conocido». Lo hemos llamado Glaucoma no siendo otra cosa que las con- secuencias de la Oftalmia Artrítica, no exige otros medios de cu- ración que los establecidos para este padecimiento. Esperamos que los Profesores dedicados á este ramo de la ciencia estudiando esta terrible enfermedad, proporcionen agentes terapéuticos con que se pueda combatir. Curación déla Oftalmía Exantematosa, tom. 1. ° página 199. Los Exantemas de la piel provo:a en los ojos inflamaciones ca- tarrales y Esclerotitis cuya duración suele traspasar los límites del Exantema. Su curación consiste en la aplicación de todas las pres- cripciones que hemos propuesto para las Oftalmias catarrales y Conjuntivitis secretorias simples. Si á pesar de estos medios después de algunos dias, no se consiguiere la disminución de los síntomas deberemos averiguar, si alguna causa específica le sostiene, para in- dicar las prescripciones especiales á la Dicrasii que se crea afectar la constitución del individuo: el commemorativo del enfermo será —19.Í- muy necesario para hacer esta clase de averiguación, pues en ella debe descansar la terapéutica. Los resultados que deja esta Oftalmia en su terminación; son los Albugos de las Córneas, las manchas Leucomatosas, los reblandeci- mientos parciales y alguna vez las Procidencias del Iris; en estas terminaciones siempre tiene la mayor influencia, la especialidad de la Oftalmía. La curación de estas consecuencias la espondremos en el lugar correspondiente. Curación de la blefaritis Catarral aguda simple tovn. 1. ° \yág. 1^5. \[ crónica tom. %. ° pág. 10. La"membrana mucosa palpebral puede inflamarse aislada de la conjuntiva ocular, constituyendo el padecimiento llamado Blefari- tis, que puede ser como hemos dicho Cowcestional Ulcerosa y Tar- siana desarrollándose eu ellos la hipertrofia de las criptas mucosas que llevan el nombre de Granulaciones délas que nos ocuparemos en los resultados de las Oftalmías. La Blefaritis Congestional no exige otro medio terapéutico que al- gunas escarificaciones sobre la superficie palpebral con el objeto dede- sintactar la membrana inyectada, favoreciendo la salida de la sangre con lociones de agua tibia las que se deberán continuar hasta el dia siguiente, para disminuir la exitacion de la parte, ocasionada por las incisiones. Después que ha cedido la ligera flogosis traumática, de- beremos pasar sobre la superficie palpebral un creyón de sulfato de cobre gomoso, cuyas repeticiones diarias serán suficientes para re- ducir á sus justos límites la membrana congestionada locionando después la parte con algún cocimiento emoliente, á proporción que se practiquen las cauterizaciones que se repetirán hasta obtener la curación. La Blefaritis Ulcerosa y tarsiana que se pueden conside- rar como crónicas merecen el mismo tratamiento, pero dependiendo estas siempre de Oftalmias específicas, necesitan para su curación, el mismo que hemos determinado al prescribir las medicaciones especia- les que les conviene, las que con nombres diversos s« han descrito ai hablar de cada una en particular. Las Pomadas Detergente, Anti her- pética, Astringente y la Psórica glandular podrán convenir en algunos de los ca-os, cuyo Diagnóstico deberá preceder para la aplicación de estos medios tópicos, que sino fueren fieles en su indicación, aliviarán á lo menos: por lo que aconsejamos el mayor cuidado en estos preli- minares, por considerarlos muy interesantes para peder conseguí el objeto oftalmológico. Las Blefaritis crónicas consideradas como dependientes de Of- talmias específicas producen la inversión palpebral, cuyos padeci- mientos hemos llamado Ectropium y Entropium de los que nos ocu- pamos ya en los artículos consagrados á esta materia, en donde se en- contrarán los medios que empleamos para la curación de estos pade- cimientos. Los Colirios de Nitrato y Cloruro de Plata, los hemos em- pleado muchas veces con el mejor éxito, después de pasada la flogo- sis que ha provocado las cauterizaciones con las sustancias mencio- nadas: ellos por medio de su contacto tópico astringen el tegido mu- coso palpebral, cuyo encogimiento debe preceder á la desapari- ción de los engrosamientos que constituyen las Blefaritis cró- nicas. La persistencia de estas Blefaritis, crónicas especificas determinan algunas veces l;i obstrucción del trayecto de las pun- tos lagrimales, produciéndose el lagrimeo ú Epífora, como también la obstrucción del Canal nasal y secreción mucosa del seco lagrimal desenvolviéndose la que hemos llamado Blenorrea del Saco. Cuando la causa se considere simple bastaran los medios emolientes y los colirios prescritos para conseguir la curación: pero si fuese especifi- ca y sostenida por alguna dicrasia humoral, deberemos emplear me- dicaciones especiales adecuadas á la naturaleza de los elementos morbosos que queremos combatir, ya sean Síphilíticas-Reumáticas Escrofulosas &c. La tisana antivenérea lodurada, así como las Pil- doras Anti-escrofulosas y Antisifilíticas Marciales, nos han llenado el objeto de la indicación: no debiendo pasar á practicar ninguna clase de operación quiriígica sobre el trayecto de las vias lagrimales, sin antes haber modificado por estos medios la organización de los indi- viduos, pues de lo contrario nos espondríamos atener fiegmones re- petidos sobre el saco, que anularían los efectos de la operación* Los Purgantes drásticos merecen ser indicados mientras los pe- riodos y curación que recorren las Blefaritis siempre y cuando, haya necesidad de evacuar las vias digestivas de los materiales mucosos que la pueden inundar, por lo que aconsejamos su prescripción en los casos necesarios. Proscribimos las cauterizaciones con el Nitrato de Plata fundi- do en las Blefaritis: así como las Sanguijuelas aplicadas en fas inme- diaciones de los párpados hipertrofiados, puesto que las cauteriza- ciones verificadas de este modo hacen engrasar el tegido mucoso pal- pebral, produciendo mas irritación nutritiva, que la que se trata de combatir: al paso que las picaduras de las Sanguijuelas, provocando el Eritema flegmonoso, concluye por determinar el edema de los pár- pados que complica y agrava en alguna manera la afección palpebral* Los repetidos hechos que tuvimos en nuestra práctica nos han echo deducir estas precisas consecuencias. -19?- Curacíon de la Coroiditis Idiopática, tom. 1. ° página 1^5} crónicas tom. % ° página S5. La Coroiditis idiopática presenta en sus peí iodos Neuralgias que merecen llamar la atención del práctico, para abortarlas cuanto entes, pues su permanencia anonadaría la sensibilidad visual hasta el extremo de hacerle desaparecer. Entre las causas determinantes que enumeramos que pueden producirla dijimos que la Plétora Abdomi- nal, la supresión y desvio del período en las mugeres, así como la su- presión de las hemorroides en los hombres, serán sobre las cuales deben dirigirse nuestros esfuerzos terapéuticos. Asi es que trata- remos de evacuar el sistema de la vena porta por aplicaciones de sanguijuelas al ano, en los individuos cuya supresión hemorroidal haya precedido á la aparición de la Coroiditis, aplicándolas del mismo modo sobre los meleolos en las mugeres cuando el desvie ó supresión periódica haya precedido al desarrollo de la enfermedad: estas emisiones de sangre locales serán relativas al grado de robus- tez de los individuos afectos. La sangría general tendrá un lugar distinguido en la indicación, cuando este padecimiento recaiga en personas pletóricas pronunciadas, que tengan lo que hemos llamado temperamento ocular, considerado como una causa predisponente, así como los que encontrándose dotados del temperamento sanguíneo hayan abusado de la sensibilidad visual, mirando objetos muy peque" ños, ya por necesidad de su egercicio, ó ya por mera curiosidad, cu- yas causas hemos considerado también como predisponentes á las Coroiditis: en estas circunstancias podre mos indicar la sangría ge- neral bajo las bases establecidas. Pero las emisiones de sangre por sí solas no son bastantes para contener los progresos de las coroiditis, ni menos para poder obtener la curación radical, ellas no hacen otra cosa sino preparar la econo- mía por este medio paralas medicaciones ulteriores que serán con las que podremos triunfar de una enfermedad, que siempre amenázala pérdida del órgano. Los agentes terapéuticos que mencionaremos pa- ra llenar este importante objeto, son el Aloes: las preparaciones de hierro, el óxido de zinc, el proto-cloruro de mercurio, el opio y sus preparados, el extracto de cicuta, el jabón medicinal, el cianuro de hierro, los purgantes drásticos y la quinina han sido los agentes de que nos hemos valido para combatir las afecciones de la Coroides, los mismos que indicamos en las fórmulas que hemos llama- do para la Coroiditis agudas y para las crónicas á las que nos remi- timos. 24 —198— . Las neuralgias cuyos accesos suelen repetirse con alguna periodi- cidad exigen dos modos de indicación, uno para disminuir los dolores mientras los accesos por medio de los opiados, lo que podremos con- seguir con las pildoras sedativas y para las neuralgias cuyo uso he- mos propuesto: y otro obrando sobre la periodicidad, con las prepera- ciones de Quinina. Cuando los accesos Neurálgicos han desapareci- do, se continuarán las medicaciones prescritas para las afecciones de la Coroides cuya congestión si subsistiese podría terminar en lo que hemos llamado Cisorphtalmia éHidropesía de la Coroides: de modo que la curación déla Coroiditis descansa en disminuir los accesos de dolor, que provoca y aumenta la congestión de los vasos vertico- sos de esta membrana negra del ojo, asi como en oponernos á su re- petición, Aunque la Coroiditis ha sido confundida con las afecciones Di- námicas de los ojos, nosotros mas esplícitos en este asento tratare- mos de determinar el Diagnóstico de uno y otro padecimiento, res- pecto ásu terapéutica. A*i es (pie las Neuralgias que preceden á las Amaurosis asi como las otras que sin preceder á estas se presentan con el mi>mo carácter merecen ser meditadas respecto á sus causas ó como ya hemos dichoá su terapéutica, puestoqYie divergen en un to- do las medicaciones que puedan ser indicadas en estos casos que aunque idénticos bajo el aspecto fisiólogo-Patológico no lo son en cuanto ala manera de combatirlos. Afirmando puesá nuestros lecto- res que las Coroiditis agudas y crónicas que siempre son Neurálgicas exigen el mismo tratamiento: pudiéndose considerar como paliativo respecto á la curación radical puesto que este descansa en deducción Patológicas, que afirmarán después el resultado de las medicaciones prescritas. La Coroiditis aguda idiopática alguna vez se suele complicar con la Esclorotitis: en este caso deberemos limitarnos para su cura- ción á la combinación de las medicaciones indicadas para uno y otro padecimiento bajo las mismas bases establecidas. Lo mismo diremos cuando la Coroides se compromete en la Oftalmia Escrofulosa y Si- philitica, pues entonces su curación descansará en combatir la causa especial que pueda sostenerlas á cuyas indicaciones especiales nos remitimos. La Coroiditis crónica considerada bajo este punto de vista Pa- tológico puede ser confundida con la Ambliopia nerviosa, por cuyo motivo será coinveniente para su curación el establecer el Diagnós- tico diferencial que hemos estudiado detenidamente en el artículo consagrado á este importante fin. Proscribimos los exutorios rebulsivos cutáneos en todos los pe- ríodos que puedan recorrer la Coroiditis, puesto que estos producen mas excitaciones nerviosas que las Neuralgias que se trata de com- batir, asi como deberemos indicar lospurgantes'drásticos con el ob- jeto de evacuar por un lado las vias digestivas, así como por otro, pro- vocar con estos mismos medios efectos rebulsivos sobre los intestinos gruesos, cuya acción terapéutica es tan constante respecto á todas las afecciones de la cabeza. Entre las tópicos que podemos indicar también para la curación de las Coroiditis crónicas son la Pomada prescrita para las Neuralgias Oftálmicas, la que.se aplicará en fric- ciones sobre la frente y regiones temporales: lo mismo diremos de loa fomentos que deberán ser|de la clase de'Mos emolientes y anodi- nos, según las fórmulas que tenemos establecidas. Curación dclaslletlnltlsiagudas^ crónicas tom. l.cYá«g.l6£.Tom.<£. ° pág.¿O. Nonos ocuparemos aquí de aquellas exaltaciones de la Retina que acompañan á las Oftalmias Coroiditis y Neuralgias concomitan- tes, pues solo lo haremos de las exaltaciones aisladas de la sensi- bilidad del ojo, el que sufriendo tan solo en sujvida dinámica, tras- torna las funciones vitales, en consecuencia de las modificaciones que haesperimentado en su extructura material. Los medios terapéuticos que siempre indicamos con el objeto de disminuir la exaltación de la sensibilidad de la Retina cuando no dependen de congestiones activas cerebrales, ni de |modificaciones por dicrasias específicas como las que determina el elemento escro- fuloso son; el Opio, BeIladona,tBeleño,Straraonio Azafetida, Acóni- to Napelo, el Proto-Cloruro'de mercurio y el Tártaro emético en combinación con estos estractos,cuyas fórmulas hemos redactado con este objeto con los nombres de Pildoras para la Nictalopia de Bella- dona opiada y Retinlanas. Entre los tópicos nos ha producido exelen- tes efectos la Pomada que hemos llamado Helyophobicacuyos usos se han determinado en la misma medicación. Proscribimos los colirios y emisiones de sangre en estos padecimientos, así como los revulsi- vos cutáneos, puesto que estos medios terapéuticos siendo demasia- do dolorosos contribuyen á aumentar mas la exitacion nerviosa que queremos combatir. Los purgantes tendrán siempre un lugar preferen- steá estos medios, porque ellos provocan como hemos dicho ya rebul- iones sobre las vias digestivas respecto á las partes superiores. —200 Curación de la Nlctalopia tom. 1. ° Pág. 165. Considerado este padecimiento como un síntoma de las Retini- tis nos remitimos para su medicación á lo que anteriormente hemos expuesto relativamente á su tratamiento. Curación de la Hemeralopla tom. 1* ° pág. 166, Este padecimiento nervioso de la función visual es de tan fácil curación, que no tenemos un caso de los muchos que diariamente se presenta en nuestra Clínica que no se haya restablecido á los pocos dias de tratamiento. Los agentes que empleamos en estos casos son: la Camomilla, y todas las plantas aromáticas, las que aplicamos en cocimiento y en forma de vapor á los ojos á una temperatura suave: el cocimiento del Bofe de carnero y ternera hecho en vino, aplicado del mismo modo produce el efecto terapéutico; los extractos de Ser- pentaria, la Veratrina, la Nuez vómica y el centeno de cuernecillo, reunidos forman lo prescripción que hemos mencionado ya con el nombre de Pildoras para la Hemeralopia. Estas medicaciones debe- rán practicarse, del modo siguiente: los baños por la noche al mo- mento de acbstarse, y las pildoras mientras el dia, de la manera que se ha indicado en la fórmula determinada con aquella denominación. Curación délas Neuralgias Oftálmicas tom 1. ° pág. 18&. La terapéutica de estos padecimientos no difiere nada á las que hemos admitido en los nombres de lie doloroso y Prosolphagia*. es- tas neuralgias presentan siempre los tipos intermitentes y remitelñ"- t;s, los que deberemos diferenciar para su curación de aquellos que acompañan con él continuo á la Coroiditis y Oftalmías reumáticas Artríticas y Escrofulosas Siphiliticas: no debiendo ser tampoco con- fundidas para su terapéutica con los dolores que acompañan á la Pe- riostasis Orbitaria; de' modo que partiendo de estos datos, nuestras indicaciones serán dirigidas tan solo á aquellas neuralgias aisladas donde no aparezcan señales de Oftalmias, puesto que estas harían complicar las medicaciones que pudiesen ser prescritas en estos casos. El carácter intermitente de estos padecimientos siempre nos ha autorizado á la prescripción de los agentes medicinales conocidos para combatir la periodicidad que les son inherentes, así como á dis- minuir mientras los accesos la exaltación de la sensibilidad ocular —S*UJ — que es lo que constituye las Neuralgias Oftálmicas; así es que para llenar este objeto, empleamos la Quinina y sus preparados el Sub- Carbonatoy Cianuro de Hierro, el Oxido de Zinc, los extractos de Beleño, Opio, Velariana, Belladona, el Alcanfor, Morphina Veratri- nay el Cianuro de Potasio, cuyos agentes son los componentes denlas medicaciones que con los nombres de Pildoras Anodinas, Sedativas, Y para las Neuralgias Oftálmicas hemos formulado: así como las po- madas que para estos casos, con los nombres de Sedativa y Oftálmica hemos de la misma manera prescrito, y cuyos usos se encuentran de- terminados en las prescripciones, sin que debamos olvidar el Colirio Cyanico gazeoso, puesto que este aplicado en fomentaciones sobre la parte adolorida hasta producir la rubicundez de la piel, proporciona la calma del dolor cuando con los otros medios no hemos podido con- seguirla: debiendo tenerse presente para la aplicación de los medios terapéuticos emitidos, que los preparados de Quinina deberán indi- carse en la apirexia de los accesos, asi como los calmantes y anodi- nos en la fuerza de la Neuralgia cuyas medicaciones deberemos con- tinuar con constancia por muchos dias hasta triunfar de un padeci- miento que su permanencia daría lugar á la Amaurosis Orgánica, quedando el enfermo con una cequedad incurable. Las Neuralgias Oftálmicas se presentan en algunas constituciones médicas complicadas con infartos gástricos é intestinales, en estos casos los eméticos y purgantes deberán indicarse antes de pasar á prescribir las medicaciones ya espuestas. Las Neuralgias oculares que se desenvuelven después de las operaciones de Cataratas y Pu- pila artificial exigen el mismo tratamiento propuesto, por lo que no nos detendremos en mencionarlo, debiéndose á la vez combatir la Oftalmia traumática consiguiente á la operación, puesto que muchas veces la Neuralgia cede con la Oftalmia; sin embargo combieneen no dejar correr los dolores porque estos las mas de las veces anonadan la sensibilidad perceptiva ocular, dejando'al enfermo en las tinieblas de una noche eterna- Lo mismo diremos de aquellas Neuralgias que preceden al terrible Glaucoma que deben ser contenidas porque ha- cen progresar el padecimiento hasta el extremo de desenvolverse con todas sus fatales consecuencias, pudiendo el arte contenerlo en sus períodos haciendo disminuir y precaver los accesos de dolor con los agentes terapéuticos que, la esperiencia tiene consagrada en la práctica. Curación de las Amaurosis tom. 1. ° pag. 168. No admitiendo nosotros á pesar de la multitud de Amaurosis que se han descrito (que solo'pueden servir para dificultar su verda- dero diagnóstico) sino la Orgánica de la Retina, la Cerebral y Orgá- '--202— nica del Nervio Óptico y la simpática, limitaremos la terapéutica á estos tres modos patológicas que como hemos creído puedan padecer estas partes del ojo, encargadas de lajf unción especial de la vi- sión perceptiva: recordando á nuestros lectores lo que espusimos en el articulo consagrado á este fin en el prim»r tomo, respecto k la poca facilidad que tenemos para apreciar las lecciones orgánicas que determinan las Amaurosis: tales fueron nuestras palabras; "En lo general nos ha sido muy dificil de apreciar la naturaleza de estas dos afecciones, por habérsenos escapado siempre á nuestras investi- gaciones, puesto que no siendo este padecimiento mortal, no hemos podido comparar en los cadáveres el estado patológico k que ha conducido estas partes, lo que se ha llamado Amaurosis. De modo que tendremos que reducirnos en la descripción de esta enfermedad, mas al conjunto de los síntomas que presenta que á las lesiones or- gánicas que puedan constituirlas." Partiendo de estas primeras con- sideraciones las Amaurosis para su terapéutica se podrán referir I a parálisis de la Retina y Nervio Óptico, asi como á la desor- ganización ó alteración de la extructura orgánica de estas par- tes, sin dejar de creer puedan ser en algunas circunstancias desen- vueltas á consecuencia de desórdenes patológicos del gran simpático como son todas aquellas Amaurosis que se derárroyan á consecuen- cia de infartos gástricos, focos verminosos, y supresión de alguna hemorragia habitual como son las hemorroides en los hombres, y fluxo periódico en las mugeres, cuya supresión determina Neuralgias que tienden á desenvolver el Glaucoma, y como su consecuencia la Parálisis orgánica de las partes percipientes de la luz, y en una pa- labra diremos con el Sr. Demours, refiriéndose á esta enfermedad que la apoplegía del ojo en estos casos patológicos, es la causa in- mediata de todos los trastornos orgánicos que se advierten, no sola" mente en el aparato Cristalino-Hyaloideo sino también en la Retina y Nervio Óptico; los que cambiando su estructura Orgánica, se ha- cen incapaces de funcionar respecto á la innervacion de donde de- pende la Dinamia vital tan necesaria y tan compatible con el egerci- cicio visional. Mucho pudiéramos decir sobre estos particulares, pero tendríamos que entrar en refutaciones teóricas que solo dirán en fa- vor del que las ha emitido, mientras las enfermedades sobre que se disputa continúan hacia-su mala terminación, sin sacarse ningún partidodel escolasticismo médico que solo sirve y ha servido mas bien paraatrazar nuestros conocimientos médicos, que no para ilustrarlo en materia de tanto interés como es la que nos ocupa, pudiendo ase- gurar que la Gota Serena que han curado algunos con prescripcio- nes particulares no nos hancorrespondido en nuestra Clínica, por lo que creemos que esta enfermedad es superior á los recursos conoci- dos de la .ciencia, y,'todas] las teorías que podremos desen- volver para ilustrar esta materia que siempre cubrirá un denso ve lo respecto á su terapéutica y á su verdadero Diaenóstico diferen- cial. Las diversas gradaciones con que puede iniciarse la Amaurosis en su principio, merece sea estudiada bajo el aspecto terapéutico en cuanto á la manera como suelen presentarse por I as distintas faces que reviste, ya como una debilidad en la vista, ú otras ilusio- nes Ópticas como hemos mencionado ya, tales son: Ambliopia.—He- myopsia,—Myodeopsia,—Scotome,—Croopsia,—Oxipia. cuyas gra_ daciones las consideramos como pródromos de las Amaurosis nervio. sas incipientes, en donde cuando son tan solo dinámicas, podremos, oponer los agentes que contraríen sus efectos, no así cuando son or- gánicas cuyos resultados serán fatales á pesar de las precauciones que se adopten para contener la marcha de la enfermedad. Recorda- mos á nuestros lectores lo que dijimos en el primer tomo acerca de estos particulares relativamente al Diagnóstico diferencial de las Amaurosis que con diversas denominaciones hemos determinado. Los medios de que nos valemos para poder contrariar los e- fectos patológicos enunciados seián todos aquellos agentes de la clase de los exitantes y estimulantes de los aparatos cerebro espinal los que combinados podrán producir variaciones en i\ modo de ser en la» acciones orgánicas capaces de imprimir en las partes afectas modificaciones apreciables, cuyas reacciones tende- rán á hacer volver á los tegidos sus acciones vitales disminuidas ó exasperadas bien por exceso ó disminución de la acción orgánica bien por trastornos y degeneraciones déla estructura material, tan compatible y necesaria para el Ejercicio de las funciones enervadoras deque está encargado el sistema nervioso en general, y en particu- lar el de los órganos visuales, como dependientes de aquel. Entre los agentes farmacológicos que hemos conocido virtu- des medicinales especiales para este objeto respecto á las A- maurosis, notaremos: el Sulfuro de hierro y el carbonato, el óxi- do de antiiuo lio rojo y blanco, el Etiope antimonial de Huxbiin y el mineral: el Tártaro emético, el Prot.vcloruro de mercurio, el Cloruro de amoniaco y hierro, el Phosforo y sus preparados, el Fer ro-cyañatode Quinina, el Piperino, el O/.ido de Zinc, los estracto- de Pulsatilla Árnica, Nuez vómica, Veleño. Acónito, Belladona, Centeno pulverizado, Goma, Amoniaco, estracto de Valeriana, Ajen- jos, Flores de Benjuí, Cálamo aromático, Gentiana, la Stricnina, Veratrina, Aconitira y Delfina, y el Amoniaco líquido; cuyos agen- tes combinados entre sí, en diversas proporciones nos han servido para llenar el objeto terapéutico de las enfermedades á que nos refe- rimos, que aunque en las mas de las veces han sido insuficientes, en otras han acreditado su suficiencia médica virtual respecto á estos padecimientos cuando han sido sostenidos por la falta de energía vi- —204— tal para verificar la función de la visión, á cuyo encargo se encuen- tran los órganos oculares en los que como ya hemos dicho hallamos todos los elementos de los tegidos que componen la máquina del hom- bre, por lo que creemos sea esta la causa que á mas de sus padeci- mientos sean tan difíciles de curación. Con el objeto de llenar nues- tro propósito en la parte que corresponde á este fin, hemos prescrito las fórmulas que usamos en nuestra Clínica para combatir las Amau- rosis las que remitimos á los que se dignen leer estas páginas que son las primeras que se publican original en nuestra Nación é idioma sobre las enfermedades de los ojos, seguramente por no haberse encontrado otras plumas mas dignas que las nuestras en las condiciones favorables en que nos estuvimos para haber podido hablar sobre una materia tan especial, en su estudio, como especial en sus resultados: creyendo por lo tanto* haber hecho un bien á la ciencia á quien dirijo mis esfuerzos» así cómoda mis comprofesores, presentándoles hethos nuevos recogidos en el lecho del dolor despojado de las teorías arbitrarias de losestfan- geros que trasmitiéndonos ideas añejas nos las han querido hacer pasar como nuevas haciéndolas dependerde los progresos de la ciencia. ¡Oja- lá continúen mis pasos los Profesores estudiosos! ¡Ojalá se aficionen á esta especialidad, y en cada Hospital, Civil ó Militar tengamos una sa- la especial en donde se estudien y practiquen estas enfermedades con el interés que la humanidad tiene derecho á exigir de los Profesores del arte de curar! Para el tratamiento de las Amaurosis á mas de lo que ya hemos advertido sobre estos particulares, es muy conveniente recordar bajo que influencias morbosa se ha podido desenvolver el padecimiento pa- ra dirijirnos á ella con toda la energía terapéutica. Cuando es provo- cada por congestiones activas encefálicas serán muy útiles las emisio- nes desangre tanto generales como locales antesde pasar á los medios prescritos. Cuando es dependiente de las Astemias sanguíneas, se com- batirá esta antes de pasar áotro tratamiento. Cuando las causas sean de aquellas que han pervertido el sistema gastro intestinal y el de la vena Porta, tendremos necesidad de modificarlas antes de indicar al- guna de las prescripciones que establecimos para las diferentes especies de Amaurosis; así como cuando es nerviosa ó paralítica, nos circunscri- biremos á los medios propuestos para escitar la acción vital lánguida de la enervación ocular, cuyas fórmulas establecidas,siempre nos han llenado eu estos casos nuestro objeto terapéutico. —16t5— í^as uiferentes formulas que hemos determinado y prescrito an- teriormente para la curación de las Amaurosis que admitimos, serán suficientes para llenar el objeto terapéutico, á las que nos remiti- mos puesto que ellas contienen todos los agentes medicinales capa- ces de producir modificaciones que tiendan á la curación de unos padecimientos, tan difíciles de curar como difíciles de Diagnosticar bajo los conceptos teóricos que tenemos establecidos. Curación déla Amaurosis celebral orgánica T?ág. 11^tomo Io y del nerVio Óptico. La terapéutica de las Amaurosis orgánicas descanza en con- sideraciones, etiológicas, de donde deberemos partir para llenar las indicaciones, asi es que cuando este padecimiento ha sido consecuencia de las supresiones de algún exantema, de hemorroi- des fluentes, de los loquios en las recien paridas, de la curación im- prudente de alguna úlcera crónica en las piernas, ó de trayecto fis- tuloso en la margen del ano, así como también de la supresión ó des- vío del fluxo periódico en la edad crítica: procuraremos indicar an- tes de emplear las medicaciones prescritas para estos casos, agentes terapéuticos que sea capaces de restablecer la supresión cuyo efec- to meta9tasico ha determinado la Amaurosis: de modo que cuando es la retropulsion de algún exantema aplicaremos los rubefacien- tes de la piel, asi como las pociones sudorificas: si fuesen los loquios tendrán lugar los emenagogos; si alguna ulcera ó fístula debe- remos cuanto antes establecerla en la parte donde existió ó en sus inmediaciones, ya con los cáusticos ó ya con los exutoriosrsi el desvio del flujo periódico coincidiese con la aparición de los prime- ros síntomas amauroticos tendrá lugar las emisiones desangre loca- les en la circunferencia de los meleolos, ó bien la sarigria geh'eral practicada en la vena safena: si estos medios racionales no fuesen suficientes para mejorar el estado patológico de los enfermos, los dispondrá á lo menos y prepararán para las medicaciones ulteriores cuya acción excitante podrá ser capaz de restablecer en'lo posible la visión perdida, provocando estimulaciones en ÍOselementosnervio- sos de los ojos que constituyen el aparato órgano visual. Peto aque- llas causas por si solas no son las únicas que puedan desembblver l!a Amaurosis de que nos ocupamos, pues creemos haber otras que las determinan del mismo modo: tales son tas Diátesis, Aftritíea9,Síphi- liticas y Escrofulosas cuyos elementos morbosos obrando sobre la organización del ojo producen alteraciones orgánicas, ya en el orí- gen del nervio óptico, ya en su trayecto, ó ya también en ia Retiría considerada como la parte percipiente de la luz, cuya abolición de 16 —ifir- so sensibilidad especial puede determinar so paraláis a«i romo lo» síntomas que constituyen las diferentes variedades con que han m do conocidas las afecciones Amauroticas. El commemorativo de los enfermos y las indagacionos hechas con el ínteres que exigen estos casos para su perfecto Diagnostico será lo que nos guiara para la terapéutica especial que necesite cada una de las diátesis que hemos considerado como predisponente para el desarroyo de las aboliciones de la sensibilidad visional llamadas Amaurosis; debiéndose indicar para su curación, antes de pasar al tratamiento estimulante, los agentes medicinales que tengan la pro- piedad de corregir el estado de los líquidos que constituyen aquellas modificaciones morbosas, como son todas las preparaciones que hemos emitido con este objeto; ya en forma de tópico ya también en el de formulas consagradas para llenar las indicaciones que pudieran es- tablecerse. Lá9 Amaurosis como toda enfermedad de dificil curación ha gido susceptibles, de diversos tratamientos, asi es que se han acon- sejado sin atender á sus causas los vomitívosy purgante", lo* caute- rios y vexigatorios, las fumigaciones vtopico9 estimulantes, la Elec- tricidad y Electro Puntura cuyas medicaciones indicadas sin haber- se conocido la causa que las determinaban, bien pronto darían á co- nocer su insuficiencia virtual: habiendo caido en descrédito unos agentes medicinales que indicados bajo otro concepto n\as racion-d hubieran producido todo el bien terapéutico debido al poderío de sus acciones médicas demasiado conocidas de los Profesores del arte de. curar, por lo que no deberemos despreciar las dichas medicaciones, cuando estén indicados en los casos excepcionales que hemos ante- riormente mencionado. Curación de la Amaurosis orgánica de la Retina tomo l°uág. 111. La espansion nerviosa que forma esta parte percipiente del ojo es susceptible de transfirmaciones orgánicas debidas unas veces á cau- sas puramente mecánicas y otras á vitales, pudiendo tanto unas como otras provocar esta clase de padecimientos,'que consisten en la perdida completa de la visión sin signos fisicos apreciables en los ojos. Ella principia las mas veces por una exaltación de la sensibili- dad visual ó Nictalopia: ó por su diminución ó Ambliopia, la que continuando sin causa manifiesta llega á perderse enteramente, que- dando los medios trasparentes en el mejor estado para exercerla, si la parte percipiente estubiera en aptitud para cumplir y llenar su función vital y orgauica. La Ambliopia nerviosa de los autores de- —li- beremos admitirla como el primer periodo de e?te modo de padeci- mieuto déla Retinan, cuya continuacion'y progresos concluye con la ceguedad absoluta ó Amaurosis completa. La curación de la Ambliopia ó Amaurosis incipiente consiste 1.° en disminuir la exaltación de la sensibilidad cuando principié por medio de los Sedantes del aparato nervioso visual, &• ° en exal- tar esta misma sensibilidad cuando está confirmada con los agentes estimulantes que hemos ya espuesto, cuando hablamos en general so- bre estos padecimientos, los que indicaremos interior y esterior- mente según lo propusimos en nuestras prescripciones: si con estos medios no se consiguiese resultados faborables, deberemos sospe- char la existencia de una alteración orgánica de la Retina, pronosti- cando la pérdida absoluta de la visión. Las ilusiones de óptica que acompañan á la Ambliopia como son la Hemyopia Myodeopsia el Scoü- m«la doopsiay Oxiopia deberán tratarse de la misma manera como síntomas pertenecientes á este modo de padecimientos: empleando con actividad los agentes terapéuticos indicados puesto que alguna vez han podido contener la marcha insidiosa de las Amaurosis ins- cipientes, habiendo en otras sido insuficientes. La Amaurosis conse- cutiva al abatimiento de la catarata deberemos referirla á esta clase de padecimiento orgánico y deberá tratarse del mismo modo. Curación de la Amaurosis simpática. Esta variedad de Amaurosis ya sea incipiente ó confirmada es la mas susceptible de curación por que existiendosu causadeterminante en las viscera abdominales podemos obrar con mas facilidad sobre ella, así es, que si coincide la Amaurosis con focos verminosos, in- fartos gástricos, obstrucciones eu el mesenterio é hígado, Plétora abdominal asi como aquellos que se presentan mientras el embarazo y en los accesos histéricos, deberemos indicar los purgantes y emé- ticos, asi como las medicaciones anti-verminosas y las admitidas en la ciencia como fundentes y aperitivas: si después de combatida por estos medios la causa bajo cuya infiuencialpuede haberse desarrolla- do esta Amaurosis, y si subsistiesen aun los síntomas que la indican deberemos prescribir alguna de las formulas que hemos determinado como Antiamauroticas las que siempre en estas circunstancias y en otras análogas han llenado la indicación, por estar compuesta de agentes exitantes y estimulantes del sistema nervioso capaces de conmover la acción orgánica y nerviosa de los ojos, lánguida y dismi- nuida por la influencia simpática de alguno de los órganos conteni- «los en la cavidad abdominal: debiendo advertir que de la constancia en la aplicación de estos medios podremos obtener resultados favo- rabies respecto al restablecimiento de la visión. Los buenos efecto^ observados cqn los eméticos y purgantes en esta clase de Amaurosis, htn hecho creer á algunos Praticos, ser estas las medicaciones con que debieran combatirse todas ellas.- lo que deberemos evitar para no caer en este error que dificultaría mucho los efectos que debiéra- mos esperar de estos agentes cuando se indican racionalmente y con arreglo á la naturaleza de los padecimientos que nos proponemos combatir. Curación médica de la Parálisis del Parpado superior óBlepnaroptosls. Pág. 116 tomo 1.° Este padecimiento es susceptible de dos modos de curación, una Quirúrgica de laque hemos hablado en la página 137 y otra pu- ramente médica de laque nos ocuparemos en este lugar. La paráli- sis del parpado superior cuando esta limitada solamente al músculo elevador por la falta de la acción nerviosa de la rama del tercer par á quien debe sus movimientos, exige los tópicos estimulantes apli- cados á manera de friccionessobreelarcade orbitario correspondien- te, asi como podremos también indicar el Colirio Gaseozo estimu- lante prescrito; si estos medios continuados por mucho tiempo no fue- sen bastante para hacer que la volnntad obre sobre la elevación del par- pado entonces será necesario practicar la operación quirúrgica men- cionada, asegurándonos antes de que la parálisis del parpado no es sintomática de una afección cerebral, pues en este caso, serán insu- ficientes estos medios; siendo necesario combatirla, si accesible fue- se, para después pasar al tratamiento estimulante especial. La Blefaroptosis que coincide con una hemiplexia, no exige otra medicación que la que se le puede indicar áesta Parálisis, de donde depende aquella. Curación del TUeíaro—espasmo tónico y de la Lagoulitalmla Pag. 111 tomo 1.° La contracción del músculo orbicular de los parpados, ya idio- pática ú sintomática constituye esta enfermedad. Para establecer el método curativo que sea mas adoptable á la circunstancia del pade- cimiento tendremos necesidad de diferenciarlo uno de otro- Cuando es sintomático ú provocado por una exaltación de la sensibilidad de la retina á consecuencia de oftalmias Reumáticas y escrofulosas, de- beremos indicar las medicaciones que hemos prescrito al hablar de la terapéutica que merece cada una de las oftalmías, en las que se -170- pueoe presentar este síntoma, considerado como dependiente del exceso de exaltación orgánica de la parte percipiente de la luz y de los objetos percibidos á consecuencia de la inflamación esclerótico conjuntival. Lo que hemos llamado Blefaro-espasmo escrofuloso consiguiente á la Retinitis de la misma naturaleza, no varía en nada la curación puesto que ella debe descansar en el Diagnostico dife- rencial que puedamos establecer en cuanto á su carácter, por lo que remitimos á nuestros lectores á la parte en que nos hubimos ocupa- do de las formulas consagradas al objeto terapéutico, con los nombres de Pildoras Sedativas, y Anti-escrofulosas, asi como las pomadas re- solutiva Helyofobica y mercurial opiada friccionada en la circuns- ferencia orbitaria, ha correspondido siempre á nuestros deseos, y á los enfermos que se han puesto bajo nuestras indicaciones espe- ciales. La Lagophtalmia ú ojo entre abierto que describimos en la pá- gina 178 del tomo l.°no dependiendosino de la insuficiencia contrac- til, bien del músculo orbicular, bien del elevador del párpado su- perior dependientes de afecciones cerebrales en las que se ha podido comprometer el centro de percepción auimal, no exige otro trata- miento sino aquel que está indicado para poder alejar la causa de donde depende; pero por lo general según hemos observado permane- ce estacionario por toda la vida, después de estas enfermedades, ape- sar de los medios propuestos para su curación: sin embargo podremos aplicar fricciones con la Pomada electro estimulante sobre los arcades orbitarios, puesto que este tópico nos ha correspondido en algunas cir- cunstancias, mejorando en uno9y aun curando esta enfermedad en otros, que si bien es poco molesta para los enfermos siempre es una causa de exitaciones permanentes de la conjuntiva ocular que debe- remos evitar. El Lagophtalmo producido por alguna cicatriz que contrahe la piel del parpado, exige la excisión, con los demás me- dios conocidos para evitar la suspensión parcial de este velo movi- ble del ojo. Curación del Xlctltatlo ú Convulsión Clónica de los párpados superiores tomo IoPág. 11$. La curación de este incomodo padecimiento descansa en la na- turaleza del afecto que lo provoca debiendo ser siempre considera- dos como una afección nerviosa dependiente de la exaltación de la vitalidad, unas veces sostenida por las causas que hemos enumerado y otras por la exageración de la sensibilidad de la Retina, que tras- mitiéndose á la rama del tercer par de nerviosa cuya influencia deben —íri— ,,..^ párpados sus movimientos, hace que se produzcan esos rápidos movimientos con que e9 conocido el Nictitatio: de modo que po- dremos decir sin temor de equivocamos que el mecanismo de su foi- macíon es en un todo contrario á lo que existe en la parálisis de los parpados ó Blefaroptosis, pues si bien en este padecimiento, hay una falta de acción nerviosa, en el que nos ocupa existe una ¡regulari- dad de la facultad motriz del musculoelevador de los parpados cu- yos movimientos rápidos es imposible se puedan evitar voluntaria- mente. Aunque no conocemos ningún tratamiento especial que pueda curar es^a enfermedad, deberemos sin embargo echar mano para combatirla de Ia9 medicaciones sedantes del sistema nervioso en ge- neral, asi como las mismas aplicadas tópicamente sobre los arcndes orbitarios. Las pildoras que formulamos para este padecimiento, nombradas Sedativas, y de Belladona opiada de la manera como han sido prescritas, nos han llenado siempre nuestro objeto terapéutico. Las pomadas Resolutiva, Sedativa, Helyophobica y la mercurial o- piada, asi como el Colirio Sedativo (iazeoso podrán del mismo mo- do ser indicados alternativamente hasta la desaparición de la com- vulsion Palpebral. Si estos medios no fueren bastantes como sucede las mas veces para disminuir la exageración convulsiva, deberemos confesar nuestra insuficiencia en esta afección nerviosa, que asi co- mo otras de su misma naturaleza, se escapan ó nuestros esfuerzos te, rapeuticos y raciocinios patológicos. Curación de las Parálisis Ciliares Myosis y My- driasis Pág. %$ La falta de la acción fisiológica de los nervios ciliares consti- tuyen dos modos de afección patológica de la Pupila: una debida á la Parálisis de las fibras circulares del Iris, llamada Mydriasis, ó dilatación de la Pupila: y otra Myosis ú estrechez cuando esta con- traída, debido también este estado á la Parálisis de las fibras radia- das: estos dos modos de presentarse la abertura pupular exigen me- dicaciones que obrando sobre los nervios ciliares arreglen el desor- den que existe entre los dos planos de fibras de que es*tá compuesto el Iris: como son las radiadas y las circulares. Estos planos son sus- ceptibles por diversas causas de contracion ó relajación exigiendo cada uno de ellos una medicación particular. Afortunadamente po- seemos agentes especiales cuya acción terapéutica se dirige á uno y otro de los planos mencionados, de la que nos valdremos para obrar médicamente sobre ellos; cuando quiérannos arreglarla falta de e- —172— quilibrio entre los dos modos de fibras que orgánicamente constitu- yen el parenquima de esta primer diafragma del ojo. Tales son la Belladona,y Stramonio, el Aconitoysus alcaloydesjloados primeros aplicados ya sea interior ü esteriormente paralizando las fibras circulares del Iris determinan la Mydryasis ú dilatación de la pupi- la, de cuya acción nos valemos para distintos objetos oftalmológicos: el Acónito en razón inversa á la Belladona y al otro, obrando en sus aplicaciones sobre la9 fibra9 radiadas, determina del mismo modo la estrechez ú contracción de las pupilas. De estos dos modos de obrar de dichos agentes obtendremos consecuencias terapéuticas parala curación de la Mydriasis y Myosis. Diversas causas dijimos podian producir uno y otro estado de la abertura Pupilar: cuando se presentan como síntomas de las Amau- rosis, es de suponerse la Parálisis de los nervios ciliares, depen- diente9 de lesiones orgánicas intra-cranianas siendo entonces la aplicación de estos agentes infructuosa: pero cuando la Parálisis ci- liar es local, determinada por la Iritis Neurálgica idiopáticas ú especifica, encontraremos en estas sustancias recursos bastantes para la curación, las que solas ó combinadas con otros agentes serán capaces de verificarla. A pesar de todo lo que acabamos de esponer podremos también admitir una Myosis por adherencias del lim- bo pupilar á la capsula anterior del Cristalino, otra por exudaciones plásticas consecutivas á las Iritis especificas, y otra determinada por la9 Neuralgias Ciliares. Cuando la estrechez pupilar es debida bien á las adherencias ó exudaciones, convinaremos los agentes an- tiplasticos con la Belladona ó el Stramonio ya en forma de Colirio, ya en el de prescripción interna: las pildoras que formulamos para la Iritis sifilíticas y Myosis, asi como la Pomada Resolutiva y el colirio Midryatico, continuados por algún tiempo nos ha proporcionado la curación de e»ta clase de padecimientos. Cuando la Myosis es con- secuencia bien de la exaltación déla sensibilidad de la Retina, bien de Neuralgias ciliares que hallan podido producir un estado de espas- mo tónico ó de parálisis en las fibra*, deberemos emplear las medi- caciones sedativas y el reposo de los ojos respecto á la modificación de la luz por los medios ya mencionados. Entre los agentes Seda- tivos recordaremos las pildoras sedativas y los colirios Seda- tivo y Mydryatico cuya acción no las tiene comprobada la espe- riencia, por lo que hacemos especial recomendación de estas medi- caciones. Cuando las Neuralgias Ciliares paralizan las fibras radiadas, contrayéndose las circulares se produce la estrechez de la Pupila; en este caso tendremos necesidad de recurrir á las aplicaciones de los —173— colirins estimulantes gazeoso y ammoniacal á los ojo» asi como las pildoras Luminosas y eléctricas, y la pomada que con el nombre de electro estimulante fiemes consagrado para este objeto. La Midriasis ó dilatación de la abertura Pupilar asi como la Myo- sis puede depender también de otros padecimientos: cuando es de- pendiente del Glaucoma, Disolución del Vitreo y Amaurosis, presen- tándose como uno de los síntomas de estos padecimientos, es de im- posible curación: pero si la Mydriasis fuese producida, bien por la acción continuada de la Belladona y Stramonio, ó por alguna contu- sión sobre el Globo del ojo ó en la circunferencia de la órbita, podre- mos indicar la Pomada Mydriatica, asi como los Colirios estimulan- te y gaseoso; si no fueren suficientes estos medios para que vuelva la Pupula i su diámetro natural se podrá indicar las pildoras que prescribimos para la Mydriasis asi como las exitantes anti-espa9- modicas oftálmicas, con cuya9 medicaciones, hemos conseguido los efectos que debíamos esperar de la eficacia virtual de tales recursos. Curación médica de la OStalmoplexla ó Parálisis de los nervios que presiden los molimientos del o^o. Pág 5$. Después que nos ocupamos de la teoria de esta enfermedad sin haber tenido sino un solo caso, hemos observado después varios á consecuencia de contusiones sobre el globo del ojo y circunferencia orbitaria- nuestra conducta médica oftálmica, si bien en las primeros no fué, de mucha importancia, en los segundos pudimos con mas mo- tivo de observación bajo los conceptos patólogo-terapéuticos, triun- far de este padecimiento, que abandonado por falta de recursos siempre se hizo superior á las cortas ó ningunas medicaciones que se le pudieron oponer. Para la curación de este padecimiento es de necesidad antes de pasar á los medios que han de volver la sensibi- bilidad y contractilidad al globo del ojo y parpados, hacer desapare- cer con los tópicos emolientes yanodimos la inflamación traumática, los que se continuarán hasta que solo quede la oftalmoplexia pro- piamente dicha. El fomento tónico oleoso que fermulamos lo usa- mos con muy buen éxito, para la resolución de todas las in- flamaciones traumáticas de los ojos: Después de terminada, se nos puede presentar la enfermedad que nos ocupa con todas las sín- tomas que la caracterizan, y que hemos ya descrito: en este preciso caso indicaremos los colirios gazeoso y estimulante amoniacal de la manera como dispusimos su aplicación, usándolo de dos á tres ve- --I74-- ces por día hasta tanto se principie á desarrollar la movilidad del ojo; si estos medios desembolviesen alguna flogosis conjuntival de- berá suspenderse, para continuarlos después 9in que olvidemos en este tratamiento local, las pomadas Electro-estimulante y Phosfora- da: si la continuación de estas medicaciones tópicas no produxesen los efectos deseados, deberemos considerar la existencia de alguna lesión orgánica del interior del ojo, ó de las ramificaciones nervio- sas y vasculares consecutivas á la contusión, debiendo por lo tanto declarar la incurabilidad del padecimiento. La Oftalmoplexia que resulta en las afecciones cerebrales, considerada, ya como un sínto- ma precursor, ó ya como un signo de la misma, deberemos reputar- a del mismo modo como incurable, por loque nos abstenemos de hacer indicaciones respectivas. Curación del Gr\aucoma tomo l.°pá£. lo!. Al hablar de esta enfermedad oftálmica dijimos la dificultad que temamos para verificar la curación, puesto que no conocíamos recursos con que poder contener ni aun siquiera la marcha de tan terrible padecimiento, pues una vez presentadas las Neuralgias que le preceden, ya se podrá pronosticar su mala terminación, siendo tanto mas pronta cuanto mas cercanos se repitan 'os accesos neurál- gicos, á los que solamente deberemos dirigir las indicaciones con el objeto de disminuir los dolores, con lo que evitaremos en al- gún modo los progresos de esta afección que siempre tiende á la destrucción de la vitalidad de uno, ó de los dos 0J09. Como el Glau- coma reconoce por causa todas aquellas que asignamos á la Coroi- ditis, deberemos prescribir las pildoras que indicamos para las Neu- ralgias oftálmicas asi como las formuladas para esta enfermedad, con cuyos recursos sino podemos curar á lo men09 alivia- remos los dolores evitando en lo posible la pronta pérdida de la visión, pues como hemos dicho mientras mas se repitan las Neural- gias y 9ean de mas larga duración, tanto mas pronto desaparece la vista. En los medios paliativos que proponemos para el Glaucoma es necesario tener presente la necesidad de los evacuentes por medio de las preparaciones del Col chico, Coloquitidas y Aloes, puesto que estos agentes le concedemos una acción especial sobre el sistema de la Vena Porta cuya lentitud circulatoria es una de las causas que mas influyen en la aparición de este padecimiento y sus fatales con- secuencias. En los intervalos de las Neuralgias podremog prescribir las Pildoras resolutivas, las que sino fueren suficientes para conte- ner los periodos del Glaucoma, servirán á lo menos para llenar el 17 — 17o — vacio que tenemog en la curación de esta enfermedad pnes como ya dijimos, es y 9erá el oprobio de los adelantos de nuestros conoci- mientos médicos. Curación de las exudaciones plásticas como re- sultados de las Iritis tomo 1.° pág. 1SS—%° Pág. 16. Las inflamaciones del Iris, y particularmente las especificas de- terminan las adherencias de la pupila á la capsula anterior del cris- talino, presentándose por medio de una mancha blancusca que tiene la mayor analogía con una tela de araña que estubiere interpuesta en su limbo: esta adherencia llamada falsa catarata impide I09 movi- mientos de la pupila asi como dificulta. ma9 ó menos, la visión, se- gún la densidad que tenga la exudación, la que será de fácil cura- ción 9Í en el momento del diagnostico 9e prescriben los medios con- venientes: cuando no ha sido asi, se hace de mas dificil, y será nece- sario muchos meses de continuo tratamiento. Remitimos á nuestros lectores las prescripciones que se han hecho para resolver las ade- rencias con los nombres de pildoras para ¡as Iritis asi como las lla- madas Fundentes, de cuyo continuado uso se deberá esperar 9u des- aparición: sin olvidar la aplicación del Colirio Mydriatico puesto que consideramos su acción muy necesaria para la dilatación de la pupila á proporción que se rompen las adherencias; esta medicación se podrá usar de dos á tres veces por dia, teniendo cuidado que per manezca 9obre la superficie intrapalpabral algún tiempo, cuidando que no produzca exitacion vascular en la conjuntiva, pues ella po- dría desenvolver alguna flogosis que contrariaría sus buenos efectos. Curación medica de las cataratas incipientes y opacidades de las capsulas anterior y posterior del cristalino tomo Io pág. 1V&. Las capsulas cristaloidesasi como la lente orgánica que envuelven son susceptibles de condensación Adbu minar cuyajraayor ó menor den- sidad determina aquel estado que se conoce con los nombres de ca- tarata incipiente, con sus variedades hasta la que es llamada catara- ta completa, no siendo otra cosa estos diferentes estados que pre- senta sino los periodos que recorre la opacidad desde que principia hasta que concluye. La opacidad de la capsula puede existir aisla- damente ya en la parte anterior, ya en la posterior, ó ya en el mismo —170— Cuerpo del cristalino: de aquí es que pueden existiríbajo este concep- to cataratas capsulares y lenticulares mas ó menos desarrolladas, pu- diendo cada una de estas ser susceptiblesdecuracion medica cuando son incipientes, según nos los han acreditado los repetidos hachos que tuvimos de esta naturaleza, habiendo observado ser mas fácil la resolución de la condensación de la capsula que la del mismo cristalino: de cuyos hechos hemos deducido la probabilidad de la curación de las referidas opacidades del aparato cristalino cuando la adquiere perdiendo la diafanidad tan necesaria para el exercicio de su función tísica. Al emitir estas ideas nuevas podría creerse habernos equivocado en el diagnostico verdadero de las cataratas: tomando un padecimiento análogo por otro con quien podria confundirse, lo que seria imposible sucediese, puesto que po- seyendo algunas nociones sobre esta materia seria muy dificil la equivocación y máxime cuando los hecho9 observados son en núme- mero suficiente para haber podido desvanecer nuestro error relativo al diagnostico diferencial de este padecimiento con algún otro- De nuestro estudio y observaciones acerca de este particular hemos co- nocido la acción disolvente especial que tenia sobre el sistema cris- talino el Oxido de antimonio Sulfurado anaranjado combinado con el mercurio alkalizado y el estracto de Veleño negro en la proporción con que hemo9 formulado las Pildoras que llamamos resolutivas: con esta preparación magistral continuada por muchos meses una á dos pildoras diarias, conseguimos resultados sorprendentes en las dichas opacidades, las que han desaparecido completamente en mas ó menos tiempo según la naturaleza de los individuos y el grado de opacidad respectiva en que se encontraban: debiéndose á la vez ha- cer aplicaciones diarias á los ojos con un colirio compuesto de doce granos de Acetato de Potasa y 6 granos de Atropina disuelto en cuatro onzas de agua: este tópico aplicado por medio de una ogera nos ha servido como coadjubante de la indicación establecida para la resolución de la9 opacidades mencionadas: de la continuación de es- tas medicaciones siempre obtuvimos resultados evidentes y satisfac- torios, por lo que lo aconsejamos en los casos en que lo hubimos em- pleado. Curación medica de la Hldropntalmla tomo Io pág. 2&6 %° pág. 12.1 de esta£.° Ya espusimos en nuestras auteriores teorias que la hidrophtal- mia era una consecuencia de las Coroiditis agudas alas que siempre acompañaban aquel defecto orgánico de la esclerótica que llamamos Cisórphtahnia ó Procidencia de la Coroides según lo hemos espues- to. Este resultado es consecuencia prec¡9a, ya de algunos Coroiditis Neurálgicas, ya también de contuciones sobre el globo del ojo que determinan un padecimiento análogo, sóbrelos que la ciencia no po- seía sino medios quirúrgicos, por lo que nos fué preciso que bus- cásemos otros médicos que curasen ú aliviasen en alguna manera estos desordenes de modo que la curación de esta enfermedad co- nocida vulgarmente con el nombre de (Ojo de Buey,/ por el gran vo- lumen que adquiere el globo ocular, afectado de este padecimiento es susceptible de dos modos de curación una quirur gica del que hemos ya hablado, y otra medica que será del que nos ocupare- mos en este momento. La hidroptalmia es posible de curación medica y la hemos ve- rificado en aquellos individuos que habiendo padecido la Coroi- ditis con todos los caracteres que la demarcan, ha determinado el volumen aumentado del globo ocular con perdida absoluta de la visión; con dilatación del saco esclerotideo en los espa- cios intermuculares, cuya abolladuras y elevaciones constituyen lo que se ha llamado Cisorphtalmia: cuando este accidente acontece es imposible la curación limitándonos solamente á los medios palia- tivos; pero cuando no es asi, sino que el ojo aumenta su diameatro 9Ín pronunciarse la Cisorphtalmia, en este preciso caso es en donde la terapéutica médica podra sacar todo el partido de que fueren sus- ceptibles los agentes medicinaos indicados con tal objeto: entre es- tos deberemos escoger para llenar las indicaciones los extractos de colchico de Scilla y de Digital, cuyas sustancias son las compo- ponentes de las pildoras que hemos llamado Hidragogas oftálmicas; del uso continuado que puédamos hacer de esta preparación, asi co- mo de la compresión graduada sobre el ojo podremos esperar la cu- ración, la que sino pudiésemos obtener por estos medios, se podrán indicar loa purgantes drásticos, y los cáusticos repetidos, bien al bra- zo correspondiente al ojo, bien detrás de la oreja del mismo lado: si estos recursos no fueren suficientes para hacer desaparecer la enfer- medad, deberemos echar mano de la paracentesis del ojo, insistiendo en la aplicación de lo que llevamos establecido: de la constancia de este tratamiento, conseguimos los mejores resultados. Curación del Tixostosls déla órVita. Tomo 1.° Pág.m. Los exostosis orbitarios siendo dependientes de dicrasias espe- cíficas, exigen para su curación agentes terapéuticos capaces de cor- regir el estado de lo a líquidos, á cuya alteración se debe la aparición de tales tumores hoseos: del conocimiento de la naturaleza de estas diátesis, deduciremos los agentes medicinales 'que deben indicarse en estos casos: si fuere sifilítica ó escrofulosa, emplearemos aquellas medicaciones que la eperiencia tiene comprobada su eficacia en ta- les enfermedades conocidas como antisifiliticas y antiescrofulosas, cuyos agentes y fórmulas indicadas hemos establecido y mencionado anteriormente. El tratamiento consecutivo de esta clase de padeci- mientos correspondiendo á la ciencia en general, no lo determina- mos por creerlo bastantemente concebido de nuestros lectores á quie- ne suponemos adornados de estos conocimientos médicos. Curación delPlegmon ocular Pág. $$. Cuando algunas de tas oftalmias ya descritas desenvuelven por las simpatías de continuidad y continguidad la inflamación de todos los tejidos que componen el ojo, asi como sus accesorios, se pronun- cia lo que hemos llamado oftalmitis ó flegmon ocular que puede muy bien desarroyarse en las contusiones del globo y parpados no tenien- do entonces la terminación por supuración como puede ser á conse- cuencia de las oftalmias particularmente las especificas*, de modo que podemos establecer para el método curativo, que las oftalmitis trau- máticas son fáciles de resolución aunque con alguna pérdida de la visión al paso que las producidas por las oftalmías y abcesos íntra- orb4tarios destruyen el globo del ojo por la supuración de su9 partes constituyentes. El método curativo lo deberemos dirigir á combatir la inflama- ción cuyos periodos, masó menos intensos deben llamar toda la aten- ción del práctico, toda ia vez que la inflamación del globo ocular puede desenvolver síntomas meningo cefálicos, capaces de compro- meter la vida del enfermo: así es que deberemos echar mano de. las emisiones de sangre generales en los sujetos jóvenes y pictóricos, así como Ia9 locales en los de condiciones opuestas: con el objeto de dis- minuir la hiperemia local que constituye da inflamación oftálmica, ya sea traumática, ya especíhca: las fomentaciones emolientes y anodi- nas y los pedilubios deberán indicarse de9pue9 de haber disminuido la inflamación con las emisiones referidas: si con est<>s medios bien dirigidos no se pudiese conseguir la disminución de la flogosis, sino que por el contrarío aumenta el vol úmen del ojo y párpados, desen- volviéndose fiebre con delirio y otros síntomas alarmantes, no debe- mos dudar un momento de incindir el globo del ojo en uno de sus — 179— diámetros laterales para producir su vacuidad, lo que hará disminuir todos los síntomas que tanto habian llamado la atención: en casos análogos nunca tuvimos que arrepentimos de habernos conducido de este modo: puesto que generalmente la oftalmitis siempre termina por la supuración y destrucción del globo. En los casos méno9 intensos de esta inflamación la hemos visto terminar por resolución, pero siempre con la alteración de la diafanidad de la cornea trasparente, así como por la estrechez de la pupila, cuyos trastornos orgánicos im- piden la visión. Mientras los periodos que pueda seguir el flegmon ocular, ya sea de una naturaleza, ya de la otra, deberá indicarse las tisanas temperantes así como algunas de las otra* especiales, que siempre serán indicadas según el carácter especifico que pueda ser causa del desarrollo de la enfermedad que nos ocupa. Los purgantes serán del mismo modo muy convenientes en la terminación del pa- decimiento, ya sea favorable respecto á la conservación del globo ocular, ya sea adverso respecto á su destrucción: cuando sucede es- ta desgraciada terminación queda aun el recurso de adaptar un ojo artificial movible, con la que podremos evitar la imperfección ocular del individuo. Curación médica de las estrecheces del conducto uasal que dan lugar á las fístulas lagrimales. Tomo 1.° Pág. £$9, a.° 1U. Las inflamaciones y sub-inflamaciones de la membrana que revis- te interiormente el conducto lacrimo-nasal, pueden producir la estre- chez del saco lagrimal determinando el tumor y flegiTion lagrimal, cuyas supuraciones sucesivas dan lugar á loque se ha llamado fístula de esta parte que no es otra cosa sino repeticiones de flegmones su- purados en la porción del ángulo interno del ojo á consecuencia de la obstrucción del conducto inferior del 9aco lagrimal debido al en- grosamiento de su superficie que ha provocado la flegmasía crónica de esta parte de la membrana mucosa Conjuntivo-nasal. Estas in- flamaciones pueden reconocer por causa alguna de las Dicrasias es- pecíficas, así como pueden también desenvolverse á consecuencia de los catarros y corizas; por lo que las consideramos del dominio de la medicina propiamente dicha: no así cuando se han establecido las supuraciones, pues entonces el procedimiento quirúrgico que hemo9 determinado, combinados con las medicaciones internas, podrán triunfar de este padecimiento tan incómodo como perjudicial á los que los contraen. u -—l Bo- llemos repetidas veces mencionado, cuales podrían ser la natu-* raleza de lo que llamamos Dicrasia especifica, así como hemos tam- bién determinado las medicaciones generales, con que podríamos neutralizar los efectos de estos elementos morbosos, cuya combina- ción en ios líquidos dan lugar á cierta clase de síntomas parti- culares, por donde se pueden dar á conocer los que fijándose en los tegidos del ojo y parte anexas producen padecimientos análogos á los que se pronunciaban en otras partes de nuestra organización, pre- sentándose en las mas délas ocasiones bajo el aspecto de aquella modificación vital que hemos llamado inflamación específica, que po- drá considerarse según el estado de intensidad, como aguda ó como crónica. Partiendo de estos datos, siempre que al hacer el conmemo- rativo del enfermo pueda sospecharse la existencia de alguna de las dicrasias admitidas que hayan precedido á la aparición de los flegmones lagrimales, deberemos oponerles las medicaciones que he- mos prescrito para estos casos, antes de pasar al tratamiento quirúr- gico: puesto que muchas veces nos bastan aquellos para la despari- cion de los tumores lagrimales, los que en el período inflamatorio de- berán tratarse con la aplicación de una ó dos sanguijuelas en el tra- yecto del canal nasal, asi como con los medios emolientes por sí se pudiera evitar lasuparacion del saco lagrimal, cuya abertura consti- tuye la fístula: este tratamiento por sí solo puede bastar para la reso- lución de esta clase de flegmones, cuando son consecutivos á los ca- tarros y corizas prolongadas, no sucediendo así, cuando aparecen ba- jo la influencia de algún vicio humoral, pues entonces deberemos in- dicar como hemos advertido los agentes medicinales que tengan ac- ción sobre dichos elementos llamados Sifilítico Escrofuloso y Her- pético los que teniendo tendencia á localizarse en el ojo, son capaces de producir y sostener las fístulas lagrimales supuradas, y la caries del unquis; de la constancia en e9tos medios obtuvimos algunas cu- raciones médicamente, y cuando no pudimos adquirirla, dispusimos los enfermos para el mejor éxito del procedimiento quirúrgico, del que ja nos hemos ocupado; tale* recursos nc»9 fueron siempre favora- bles para la curación radical ya de los flegmones lagrimales no su- purados ya también cuando los fueron. Cur ación de las consecuencias que de^an las of- talmías específicas en la córnea trasparente. Láminas £1 y $&. Todas las inflamaciones oftálmicas bajo las distintas fa9es como la hemos presentado en nuestro estudio, pueden dejar en su termi- —181— nación manchas mas ó menos indelebles en la córnea trasparente o cristal del ojo, que impiden el egercicio de la visión, tale9 son los Albugos y sus variedades, los Leucomas, los Reblandecimientos y las Keratitis vasculares, admitidas bajo la denominación de Pannus. Estas opacidades cuando existen sin complicación de adherencias al Iris, así como cuando aparecen en la superficie anterior conjuntivo corneal son susceptibles de curación; dificultándose esta á medida que ocupan las capas mas profundas de las láminas constitutivas de ¡a cornea: asi como cuando son formadas por condensaciones albu- minosas plásticas interlaminares, cuyas manchas entonces son de im- posible resolución: de modo que no tendremos seguridad en la cura- ción de estas opacidades, sino en aquellas muy superficiales en don- de pueden obrar lo colirios que hemo9„llamado mecánicos- Los reblandecimientos determinan manchas Albugeas fáciles de desaparecer despue9 que se ha provisto el hundimiento que las forman de linfa plástica, la que reparando la pérdida de su9tancia, 9e pre- senta al observador bajo la forma de una mancha, que si se mira el ojo de perfil, se advertirá su existencia entre la conjuntiva y la su- perficie anterior de la cornea. Esta circunstancia favorable deben te- ner todas las mancha9 de la córnea, para que no sean indelebles ó de imposible resolución, á pesar de ser ocasionadas por las causas de- pendientes de oftalmías agudas ó crónicas. Los Leucomas son entre todas las opacidades de la cornea la de mas imposible curación: ellas son producidas, bien por derrame del linfa plástica coagulable entre las láminas profundas de la cernea, á cuyas manchas generalmente se adhiere el Iris, presentándose lo que hemos llamado Sinechia anterior, ó bien por cicatrices que han dejado los reblandecimientos después de las oftalmías sifilíticas que es en donde mas comunmente se observa esta clase de opacidad ma- te ó cretácea. Cuando el Leucoma es parcial dejando algún espacio de la córnea diáfana, se podrá practicar una pupila artificial en la parte del Iris que corresponde á la transparencia. Las Keratitis vasculares aisladas, consideradas como resultado de la oftalmía precedente, determina un tegido vascular de nueva formación que se sitúa generalmente en el diámetro superior de la córnea trasparente, pudiendo de la misma manera presentarse en el inferior, siendo las mas de las veces ocasionado por el frote conti- nuado que hacen las granulaciones palpebrales sobre la superficie corneal: esta opacidad vascular llamada Pannus, no desaparecerá hasta tanto no se destruyan las referidas gcafiu I aciones, de cuyo mo- do de curación hemos ya hablado; cuando existe aislado el Pannus. lo hemos combatido con el mejor éxito con el colirio que llamamos Gomoso astringente. Para la curación tópica de las manchas de Ib —182- cornca trasparente hemos formulado multitud de prescripciones,unas que nos pertenecen y otras agenas, las que habiéndonos correspondi- ííh en nuestra práctica, las recomendamos para la curación de Ia9 di- ferentes opacidades que constituyen las mencionadas manchas que con diferentes nombres son conocidas en los clásicos oftalmológicos. Anatomía Patológica y transformaciones orgá- nicas que pueden desarrollarse en el glooo ocular y sus dependencias El globo del ojo se encuentra en todas circunstancias bajo la in- fluencia de la vida, cnnstirujendo uno de los E»rgano¡* mas indispen- sables para la existencia f<9ica: hallándose en una estrecha simpatía crmel sistema circulatorio, muscular, y nervioso cerebro-raquidiano, siendo formado de todos los tegidos elementales y componentes co- mo los son los demás de la organización animal, por cuya razón es- tá espuesto del mismo modo que aquellos á las transformaciones or- gánicas, capaces de alterar su estructura material; asi es que el glo- bodel ojo en su conjunto es susceptible de hipertrofiarse, de Atro- fiarse de osificarse, asi como de presentar un estado varicoso con de- generación del texido celular orbitario: en los párpados pueden del mismo modo que en el globo del ojo, desarrollarse el cáncer con sus diversos caracteres, del que hemos ya hablado en la página 23í del primer tomo. Estas lesiones orgánicas consideradas generalmente, pueden afectar la totalidad del globo, pudiendo también existir ais- ladas en algunas de sus partes constitutivas: asi es que podrán pre- sentarse I09 quistes h'tdáticos en la conjuntiva Palpebro ocular: las producciones anormales en el Iris: las transformaciones fibro-cartila. laginosas en la córnea trasparente: las Adiposas n el espesorde los pár- pados*, asi como la degeneración fungosa de la conjuntiva tan frecuen- te en alguna de las oftalmías crónicas y las alteraciones en la diafani- dad de los medios trasparentes, como son la catarata, la fluidez ó con- densación de la lente vitrea: la linfa plástica organizada, bien éntrelas láminas de la córnea, bien entre el limbo pupilar: las sinechias an- terior y posterior: los Pterigiones: las adherencias palpebro-oculares y Ia9 producciones vcxículo-pediculares, serán todas á las que po- damos referir las metamorfosis orgánicas de que es susceptible el globo ocular y sus anexos. Cada una de estas transformaciones pre- sentan caracteres particulares, por donde se nos dan á conocer, sien- do las mas, superiores A los recursos de la ciencia, puesto que no po- seemos «*l secreto de hacer órganos nuevos, por lo que nos limitamos tomo u 18 „ —183— solamente á los medios paliativos de curación, con los que debere- mos conformarnos, porqne no podemos invertir el orden que guarda la naturaleza en la producción délos tegidos anormales cuando se desarrollan á consecuencia de las flegmacias agudas ó crónicas, de- pendientes de causa9 individuales cuya previsión se ha podido es- capar á la sagacidad médica. Aunque hemos trazado todas las dege- neraciones que pueden presentarse respecto álos tegidos componen- tes del globo del ojo, reduciremos sin embargo, todas ellas á dos grandes metamorfosis orgánicas cuales son la Atrophiay la Hiper- trophia de las que nos ocuparemos por ser las que mas dtberán lla- mar nuestra atención oftalmológica. Por Buphtalmia del ojo debemos comprender todas aquellas enfermedades que sean capaces de aumentar las dimensiones natura- les del globo, tales son la Hidrophtalmia, el Cáncer, los Stafilomas y la hipertrophia del tegido celular intra arbitrario: estas afecciones determinan un exceso de vitalidad nutriva, cuyos progresos tienden á la destrucción ó á la exageración vicio sa de los tegidos normales qne forman las membranas intra ó estra ocu lares. Si la irritación nu- tritiva ó el movimiento molecular orgánico que la constituye, obra- sen sobre las membranas serosas del ojo, se desenvolverá la hidroph- talmia, la que podrá aumentar el globo del ojo hasta fuera de los lí- mites palpebrales, distendiendo á la vez la córnea trasparente con degeneración del tegido epidermóidico en cuya clase lo hemos colo- cado cuando nos ocupamos del análisis de esta primer lente del o- jo. En esta dilatación vesicular está trasforinad o el tegido cór- neo en una membrana fibro-serosa, cuyas vari edades son conocidas con diversas denominaciones, como son córnea cónica, vexicular, Stafiloma prominente perlucido, y trasparente. El saco escle- rotídeo puede presentar desorgonizaciones en su estructura, co- mo es el adelgazamiento de su espesor, asi como el estado qne se ha llamado varicoso del ojo, debido al desarrollo preternatural de los vasos de la coroides, á consecuencias de las coroiditas crónicas, el que hemos descrito con la denominación de Cisorphtalmia ó hi- pertrophia de la coroides el que acompaña siempre á la transforma- ción fibrosa de la membrana mucosa conjuntival, la que forma enton- ces la envoltura general de todo el globo del ojo, en el que apenas encontraremos vestigio alguno de las diferentes partes, ya opacas, ya trasparentes qne constituían el órgano, cuya estructura admirable ha llamado siempre lo atención de los Fisiólogos y Físicos. Todas estas alteraciones de estructura dependientes del trabajo patológico que ha podido conducirla flegmacia latente y cróni- ca de los tegidos oculares pueden en alguna de las circunstancias predisponentes é individuales, dar lugar al desarroyo del cáncer del —lSi— ojo, el que puede afectar las formas fiugosa, MelanÓ3Íco y encefaoí- dea, con cuyos caracteres ae presentan al ojo del observador, no pa- ra poder contener sus progresos pero si para admijar la susceptibi- lidad de los tegidos del ojo á las transformaciones orgánicas, de tan difícil curación como fáciles de ser conocidas por el estudio Anátó- mo Patológico de los dedicados á este importonte ramo de la me- dicina. La Atrophia del ojo ó la disminución de su volumen natural, considerada como una desorganización, 9erá el objeto que nos debe- rá ocupar: ella consiste en la desaparición de todas las partes consti- tutivas del ojo, reducidas á sus mas ínfimos límites, sin que quede senil alguna de la ec9¿stencia física de las membranas componentes, ni en su diafanidad, ni en su estructura material. Este estado suele presentarse cuando el globo del ojo se vacia en las heridas que inte- resan su totalidad, asi como en los estafilomas prominentes, cuando después de operados, queremos obtener un muñón para la aplica- ción de un ojo artificial: siendo muy fucil comprender el mecanismo de la disminución del saco esclerotídeo, en la atrophia del ojo por la tendencia que tienen los tegidos fibrosos á contraerse so- bre sus mismas fibras cuando cesa la potencia que las tiene dis- tenidas: tal es loque sucede en la afección ocular que nos ocupa, que es seguramente lo contrario de la Hipertrophia: pudiéramos de- cir mas 9obre este particular; pero seria necesario que nos remontá- semos á otros órganos, en donde la atrophia seria mas digna de es- tudiarse bajo los conceptos Fisiólogo Patológico; pudiendo asegu- rar con toda la exactitud médica, que las alteraciones de la estruc- tura orgánica de los ojos, pueden ser tan numerosaBy variadas que bien podríamos decir sin temor de equivocarnos en nuestro concep- to que el estudio de la Anatomía Patológica de los órganos de la vi- sión, es el complemento referente de todas las transformaciones or- gánicas de que son susceptible todos los sÍ9tema9 orgánicos de la e- conomiá del hombre. En los párpados suelen desarrollarse tumores enquitados, degeneraciones cancerosas, adherencias palpebro-ocula- res, vegetaciones pediculares é infilitaciones serosas y sanguíneas, cuya permanencia puede dar lugar á alteraciones de su tegido areo- lar. asi como á la gangrena, de la que tenemos algunos ejemplos. Réstanos, pues, hablar sobre una materia que aunque de poca impor- tancia respecto á las ideas que hemos emitido anteriormente, no lo serán respecto á los desórdenes naturales considerados como defec- to de las partes que deben existir, relativamente á la exacta organi- zación de los órganos oculares, los que por un capricho de la natura- leza ó por un descuido en sus trabajos orgánicos, son susceptibles de disminuir sus partes constituyentes, resaltando vicios de confor- — 18o— macion primitiva, como son la Anopsia ó falta absoluta de l»¡* dos o. jos. La Monopsia ó CicLopia ó fusión de los dos ojos en uuo. Asi co- mo la unión congénita del borde libre de los párpados, cuya maia contormacion ha sido muchas vecer observadas como fenómenos pre- ternaturales en los individuos de nacimiento. Aunque pudiéraimn referir muchos ma9 desórdenes Anátoino-patológicos que pueden presentarse on el ojo del hombre, cornos esto» son con>ecuencia pre- s¡9a de los movimientos vítale» que se desenvuelven en las inflama- ciones, que con el nombre de ottalmias hemos ya considerado, asi como sus resultados, nos remitimos a aquellas ideas en donde estu- diamos ya los trastornos orgánicos que se suelen presentar, que de biendo hacer parte compendiada de la materia que nos ocupa, la hu- bimos precedentemente manifestado en cada uno de los artiulo» con- sagrados á las variadas entennedades oftálmicas, con cuyo objeto fueron entonces redactados; por lo que no lo verificamos en este lugar. Entozoarios Internos y estemos de los ops. En todas las partes del cuerpo, en circunstancias difíciles de determinar, pueden desarrollarse por medios que nos semi desconoci- dos, seres organizados que se nutren y crecen a espensas del indivi- duo en cuya constitución se han desenvuelto: la> que puedan afligir la especie humana, son bastante numerosas, pudiendo ocupar todos los'órgauos y tegidos, siendo mas ó menos comunes, según las par- tes donde se sitúan: y á pesar de ser bastante rara su aparición en el interior del »>jo, respecto á las demás á donde se han observado, he- mos sin embargo, admirado en dos ocasioi.es b existencia de un in- fusorio en Jas cámaras del ojo, el que se iui»via con bástame rapi- dez en el humor aquoso, saliendo y entrando por la abertura 'pupilar cuando esta se dilataba, bien por la poca luz, ó bien por la aplica- ción de la Belladona para poder observarlo: e>te vermes ocular im- pedia la visión cuando pasaba por delante del ej<*. óptico, percibién- dolo el individuo en ciertas posiciones de sus rápidos movimientos como si fuere un pelo transparente, (tal era su espresion) de modo que podemos admitir la existencia de los Entozoarios en lo interior de las cámaras- A uno de estos dos individuos hicimos desaparecer el infusorio con la aplicación de Buhos de amoniaco líquido; aunque autores dignos de la mejor buena fé nos refieren la posibilidad de di- versos Entozoario* ya en el tegido celular intra orbitrario, ya en el sub-conjuntival, no habiéndolo nosotros observado, suspendemos nuestro juicio sobre este particular contentándonos con esponer to- dos los que fueron observado* por el Sr. Makencie que los reduce á las clases siguientes; "En el tegido celular dice intra-orbitario, he hallado hidátines formadas por los Echinogues- En el tegido celular conjuntival se ha encontrado el Cistiserco, la Filaría medinense y la Monostoma en las cámaras del ojo. Las señales producidas por esta clase de perasitos son relativas ai obstáculo é incomodidad que es- perimentan los individuos ya en el interior del ojo respecto á la vi- sión, ya en las inflamaciones que determinan cuando se sitúan por fuera del glob >; la curación de tales entozoario» descanza en los medios de destrucción que puédanlos oponerles, como son los vapo- res amoniacales y algún otro de esta misma naturaleza- —186— Higiene ocular. Después de haber descrito todas las enfermedades que pueden pa- decer los órganos oculares considerados bajo el doble aspecto de la salud y el de enfermedad, réstanos ahora decir algo acerca de los cuidados que deberemos aconsejar para la conservación de unos ór- ganos tan preciosos para la vida como admirables por su estructura, en donde hallamos transformada la materia organizada de mil ma- neras hasta convertirse en medios transparentes capaces de refrac- tar, refringir y reflejar la luz que le envían todos los cuerpos lumi- nosos, por cuyos medios nos ponemos en relación con todos los obge- tosque nos rodean, los que pudiendo afectarnos como agentes nece- sario para la existencia, pueden también estos ser causa de enfer- medades que dirigiéndose á los órganos que nos ocupan aumenten ó disminuyan la estimulación orgánica tan compatible con la vida y su» consecuencias. Entre las causa9 que enumeraremos hay una que directamente atacan á los órganos visuales, y otras lo hacen de una manera mus lejana, determinando unas y otras, enfermedades que deberemos evitar con las medidas higiénicas que á continuación es- pondremos. El aire agitado, la luz y el calórico obrando sobre loso jos en su ma yorgrado de intensidad son capaces de provocar escitaciones conjun- tivales y exaltaciones de la sensibilidad percipiente, por lo que será muy conveniente evitar que estos agentes obren sobre dichos órga- nos usando de lentes conservatorias que eviten la acción directa so- bre la superficie ocular: los cuerpos estraños que mueve el aire agi- tado y que pueden introducirse entre los párpades, podrán del mis- mo modo evitarse por medio de la interposición de los lentes que de- berán ser colocados y máxime si hubiese alguna exaltación de la con- jiitiva. A los niños deberemos aconsejar noesponerlos á una luz muy intensa, ni menos ponerlos con ella por alguno de los lados, puesto que esta lateralidad de los rayos luminosos es causa las mas de las veces de los estrabismos que aparecen mientras la lactancia. La ra- pidez de pasar de un lugar oscuro á otro muy esclarecido ha deter- minado alguna vez la Ambliopia nerviosa, por loquedeberemos evi- tarlo, asi como el mirar el sol directamente puesto que la impresionde sus rayos sobre la retina produce lo que hemos llamado su insolación cuyas consecuencias son la Amaurosis paralítica de esta parte sen- sible del ojo. Los cuerpos que reflejan la luz intensa pueden del mis- mo modo producir los miamos efectos* cuando tengamos necesidad de elíu para algunos ds ios usos de la vida convendría modificarla — 187— por medio de las lentes que hemos llamado conservatorias. Expon- dremos nuestro modo de pensar, relativo á los medios de conservar la visión y evitar las enfermedades, 1. ° Deberemos ser muy mirados en el uso de las lentes con- vexos con el objeto de perfeccionar la visión en la época de la vida en que naturalmente se acorta [Presbitia] porque su demasiado uso acostumbra la gensibilidad perceptiva á mayores graduaciones que concluyen por aboliría. 2. ° Citándose quiera observar cuerpos demasiado esclarecidos deberá verificarse por el intermedio conservatorio. 3.° La observación constante de obgetos diminutos concluye por último por abolir la sensibilidad, ó desenvolver la opacidad del aparato cristalino, por lo que deberá evitarse cuanto sea posible, mayormente en la edad consistente de la vida, 4. ° Deberá tenerse el mayor cuidado en la vasija en que se la- ven los ojos por la mañana, pues no será la "primer vez que estando infestada el agua de algún virus contagioso, queden los ojos inocula- dos, contrayendo el individuo oftalmias de mal carácter. 5.° En las temperaturas húmedas en que la conjuntiva segre- ga mayor cantidad de mucosidad, provocando un prurito incómodo, no deberemos frotar los ojo?, puesto que entonces se podrá desarro- llar la oftalmia catarral y sus consecuencias. 6. ° Los mejores medios para sostener los ojos en la aptitud necesaria y compatible con la vida relativamente a sus épocas, son el uso de los lentes indicados que aumentan proporcional mente se- gún la edad del individuo: aconsejamos el uso diario de lociones de las sustancias aromáticas infundidas en alcoholó vino, tales como el romero, alucema, Geranio etc. etc., estas lociones que deberán practicarse sobre los párpados fortalecen los tegido9 de los ojos, precaviendo afecciones que pudieran contraerse: si I09 ojos en esta cir- cunstancia estuviesen húmedos se podrá dejar entrar algo entre los párpados para procurar la existencia normal. Con estos medios profi- lácticos podremos en cuanto sea posible evitar alguna de las enfer- medades oftálmicas, ya que otras no nos es dable prevenirlas, por depender de ciertas causas individuales que sin escaparse á nuestros raciocinios no podemos precaverlas. Apllcaelon de los ojos artificiales. La Prothésis ocular fué conocida desde la mas remota antigüe- dad, usándose entonces dos clases de ojos artificiales, uno que se colocaban sobre los párpados, estando formado de una plancha me- tálica cubierta de una piel en donde estaba pintado el ojo, que era sostenida por un resorte elástico hacia atrás: el otro era colocado de- bajo de los párpados como se acostumbra al presente, pero nunca con lo perfección que se le ha dado hoy i esta cla9e de manufactura puesto que á cierta distancia es imposible conocer cual de los dos es «1 artificial, si está colocado con movimientos, de la manera que no- sotros lo verificamos, con todas las condiciones del tamaño y color tan necesario á la prespetiva ocular. Para la colocación de un ojo ar- tificial es preciso disponer el muñón del natural para que se adapte bien su concavidad, para cuyo obgeto es necesario cortarlo, puesto -188- que ha de entrar entre los párpados y en la circunferencia caulo- palpebrar de la misma manera que encaja un vidrio de relox en su a- ro; su colocación 9e practica del modo siguiente: sentado el enfermo eon la cabeza apoyada en el pecho de algún ayudante, coge el ojo artificial con la mano derecha introduciendo su ángulo superior de- bajo del párpado superior, el que debe estar levantado con el dedo pulgar de la mano izquierda empujándolo hacia arriba hasta que e[ ángulo inferior del ojo haya pasado el limite del borde del párpado inferior, entonces sugeta el ojo el operador con el pulgar izquierdo mientras que el índice del derecho abate el parpa do inferior, entran- do el ojo artificial con este solo movimiento en la si tuacion conve- niente: si escediese por su tamaño deberá sacarse para cortarlo has- ta que los párpadog lo cubran como el congénere, El ojo artificial asi colocado debemos considerarlo como un cuer po estraño intra palpelral que provoca irritaciones é inflamaciones hasta tanto no se acostumbra la parte a su contacto debiendo sacarse si fuere mucha la inflamación hasta que desaparezca. El modo de estraerlo es el siguiente: con el dedo índice 9e abate el párpado- inferior y comprimiéndolo un poco sobre, el borde orbitario se pon- drá a descubierto el ángulo inferior del ojo artificial, el que faltán- dole este punto de apoyo sale con la mayor facilidad. Los individuo que usan los ojos artificiales adquieren mucha destreza para ponér- selos y quitárselos á su voluntad, Los casos en que conviene la aplicación de los ojos artificiales, son l.° aquellos en que habiéndose destruidoel globo en su totalidad ó en alguna parte, han quedado los párpados contraidos sobre la aber- tura orbitaria, presentándose una deformidad desagradable. 2.« en otros en que á consecuencia de oftalmias se ha desarrollado el stafilo- ma prominente, en este caso es preciso operarlo para reducir el glo- bo del ojo á los límites que debe tener para adaptar el ojo artificial, de cuyo procedimiento nos hemos ya ocupado. 3. ° en la hidroptal- mia cuyo volumen aumentado del globo tiene destendídos los parpa- dos sin poderlo cubrir; en este caso es necesario practicar la estirpa- cion del globo ó darle salida á las partes contenidas, incindiciendo el segmento anterior para que vaciada se reduzca á menos volumen. resultando el muñón al que debe adaptarse el ojo: del mejor modo de adaptar el muñón e| ojo artificial, de los cortes que se le hagan para suencagcen la circunferencia orbitaria; asi como de que no compri- ma mucho el mismo muñón contra sus paredes es de donde se obtie- nen los movimientos del ojo que es imposible se conozca; no diferien- do nada el artificial del natural. Los cocimientos astringentes y los colirios de la misma clase se indicarán para las irritaciones con- secutivas que promueven la colocación de los ejos artificíale» los que — T89— deberán quitarse como hemos dicho cuando provocan inflamacronrs no debiendo volver a colocarse hasta tanto no haya completamente desparecido,- la repetición de estos actos acostumbran los tegidos de la órbita al contacto inmediato del cuerpo estraño; cuando llegamos á obtener esta tolerancia, ya la parte no siendo sensible al contacto. permanece toda la vida sin producir desorden alguno. Restamos ad- vertir que. la permanencia de los ojosartificiales colocados de la ma- nera que hemos espuesto, pierden el brillo de su pulimento por las mucosidades y otros líquidos que lo lubrifican, apareciendo enton- ces como empañados y sin espresion, siendo fácil vloverle la brillan- tez, frotándoles su superficie con un poco de smeriel y aceite: la» personas mejor acomodadas podrán tenerlos doble para hacer esta renovación. Método para haeer cataratas artificiales en los ojos de los cadáveres que deberán servir para ensayar los procedimien- tos operatorios. Con el obgeto de facilitar á los que se dediquen á esta impor- tante parte de la medicina, el estudio del manual operatorio de los diversos modos de practicar las operaciones de cataratas, espondre- mos la manera de producirlas artificialmente, cuya invención es de- bida al Profesor Neuner. El análisis químico ha demostrado que el cristalino cuya opaci- dad natural constituye lo que se llama catarata, está compuesto en su mayor parte de Alburmina. bajo este concepto el dicho Neuner concibió la idea de condensar el cristalino en la posición que guar- da en el ojo por medio de la disolución del Dentó Cloruro de mercu- rio en Alcohol áS6°. cuyas proporciones las determino de este modo —Deuto cloruro de mercurio seis granos disuelto en una onza de al- cohol—esta disolución la introducía en la cámara posterior del ojo por medio de la geringa de Annel de la manerasiguiente. Abierto ei ojo del cadáver por un ayudante se hace una insicion en la escleró- tica con una aguia de cataratas á dos líneas del ligamento ciliar: por cuya incisión se introduce el pistón capilar de la geringa hasta penetrar en el centro del cristalino, se empuja el embolo cou cuidado para que solamente salga una 6 dos gotas del líquido, el qne en el momento condensará la Albúmina, presentándose una mancha tras de la pupila que asimila perfectamente la catarata. Al introducirse líquido en la geringa es preciso tener cuidado no lleve alguna can- tidad de aire, pues si fuese se distenderá rompiéndose la cápsula del cristalino saliéndose el líquido fuera del receptáculo el que puesto en contacto con el humor aquoso lo enturbiara no produciéndose el efecto que se decea. Nosotros al principiar nuestros ensayos y estu- dios operatorios asi nos conducimos obteniendo siempre los buenos resultados de la invención del Sr.Neuner de Darmstad respecto á la formación artificial de las cataratas. ADICIÓN ÍL FORNWIO OFTÁLMICO. Siempre dispuestos á continuar nuestros estudios y obser- vaciones en obsequio de la ciencia en las enfermedades de los Ojos, conocimos la necesidad que teníamos de buscar otros agentes terapéuticos que obrasen mas enérgicamente sobre las manchas que dejan tras sí las inflamaciones en los cristales de los ojos que las mas de las veces oponen un obs- táculo insuperable á l.i visión distinta: habiendo encontrado una preparación medicinal, últimamente que ha llenado nues- tros deseos en esta parte asi como las otras mas que hemos emitido anteriormente: creyendo por lo tanto haber hecho con esta adquisición un bien á la humanidad con la inven- ción de este tópico que bajo la forma de gusanillos los apli- camos á la superficie ocular, con el objeto de resolver todas las manchas de los ojos cuando no haya adherencias del Iris que pueda oponerse á su diafanidad. Para que nuestros lecto- res no carezcan del conocimiento de los simples que entran en esta preparación que llamamos gusanillos oftálmicos es- pondremos la siguiente formula que contiene los principioa contitutivos de este tópico. Clorato de zinz cobreoso 2 dracmas, Cera amarilla 2 onzas, Mésclese exactamente de cuya composición se hará una pasta blan- da y untuosa con la que se harán pequeños cilindros delgados que se les dará después la forma de gusanillos, estos se aplicarán del modo siguiente: abatido el párpado interior con el dedo Índice se introducirá en uno de sus ángulos; su contacto al- gunas veces escita el ojo pero de una manera insignificante que si fuere molesto se lavará con agua fresca repetidas ve- ces', el gusanillo permanecerá dentro del ojo hasta que se di- suelva en él, ó se desprenda lleno de mucosidades: aplicando uno cada dos ó tres dias hasta que desaparece la mancha. En las Oftalmias crónicas pueden usarse del mismo modo este tópico oftálmico, puesto que hemos observado que ala vez de obrar sobre las manchas, obra también sobre la super- ficie ocular determinando en la conjuntiva una acción tera- péutica compatible con la naturaleza de la enfermedad. Este tópico tiene la ventaja sobre los colirios que emplea- mos en estos casos de permanecer dentro de la superficie ocalo palpebral mas tiempo obrando sobre las Nubes y conjun- tiva de una manera mecánico física muy apropósito para con- seguir el objeto médico: como efectivamente lo hemos obte- nido: merced á nuestra constancia en el estudio de este ramo especial de la medicina. Recomendamos el uso de esta preparación nueva que queremos introducir como un agente mas eficaz que los co- nocidos paia la curación de las manchas de los ojos: los numerosos hechos que tenemos en sus felices aplicaciones nos han comprobado y nos comprueban cada dia mas estos acertó s. Los diferentes coloridos que tienen estos gusanillos los hacen diferenciar en cuanto á sus aplicaciones; los oscuros se podrán usar indistintamente en las oftalmias crónicas: los rosados en las nubes poco gruesas: los blancuscos que son los mas enérgicos se indicarán en las nubes de mayores di- mensiones: cuidando siempre sobre lo que se ha advertido res- pecto á los efectos de •-u-j aplicaciones. Este tópico medicinal no podrá resolver las Nubes ú. opacidades de las córneas trasparentes, cuando sean provo- cadas por cicatrices y degeneraciones de su extructura. DE NUESTROS ESTUDIOS OFTALMOLÓGICOS v Estados que comprueban los buenos resultados que obtuvimos en esta especialidad DE LA MEDICINA EN EL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA, DESDE EL ANO DE 1839 hasta el 14 de Enero de 1855, en que nos separamos & &.&. Invadimos el campo de la oftalmología con solo los conocimientos generales médicos que poseíamos: hallándonos perplexos en medio de una sala con ciento ó mas enfermos de los e>jos, que estando al cargo de un oculista estrangero, se tuvo por conveniente separarlo, por- que ningún resultado favorable habia prestado á dichos enfermos en el tiempo que llevaba en sus asistencias. Profesor Meritorio en aquella época del Establecimiento desde el año de 1834 asi como otros muchos, fuimos preguntados oficial- mente, cual quisiera hacerse cargo de la asistencia y curación de ta- les enfermos, con la precisa condición, de haberse de dedicar exclu- sivamente al estudio y observación de esta especialidad de la ciencia, puesto que la multitud de militares enfermo?; de los ojos, que eran inutilizados en su consecuencia: llamó tanto la atención de la Supe- rioridad que motivó la determinación de solicitarentre los profesores del Hospital uno que se comprometiera con su estudio á llenar este vacío de tanta necesidad: admitiendo nosotros solamente el dicho en- cargo, por habernos creído con las disposiciones naturales para acep- tarlo, puesto que siempre nos había llamado mucho la atención esta clase de padecimientos asi como las operaciones que pudieran prac- ticarse sobre unos órganos tan delicados en su estructura, como'fáci- les de destrucción: con cuyos preliminares emprendimos unos tra- bajos tan difíciles de comprender sin ser enseñados, como mas difí- ciles de ejecutar sin algún modelo que imitar. Con estos antecedentes nos lanzamos al arduo 7 espinoso estu- dio oftalmológico» llevados tan solo de la idea que bien pronto núes- -4— tros estudios y observaciones, nos proporcionaría el placer de secun- dar las mira9 benéficas de los Ecinos. Sres. Capitán general y Supe- rintendente Conde de Villanueva, á quien justamente hornos dedi- cado nuestra obra asi como la del Sr. Intendente Don José María Correa. Inspector en aquel tiempo de los hnpitales militares, á cu- yos Sres. se debió el establecimiento de la institución oftalmológica del hospital militar de la Habana en cuya escuela hemos adquirido los conocimientos que poseemos de las enfermedades de los oje>s, cu- yos resultados presentamos en nuestras páginas al criterio imparcial de los hombres que quieran hacernos la justicia que puedamos me- recer. Aunque nos pareció en nuestros primeros pasos, que la clase de trabajo que Íbamos á emprender eran entonces superiores á nuestros conocimientos médicos, no por eso desmayamos en nuestro propósito antes por el contrarÍE», nos alentó siempre la halagüeña idea de que nuestra constancia en las observaciones bien pronto nos elevaría al grado de perfección magistral, capaz de colocarnos en la esfera de Frofesor Oculista, en la que creemos poder h<»y ser admitido, puesto que el publico asi nos juzga por las cui aciones y operaciones que practicamos diariamente á su faz, y ante la sensatez de su ilustra- ción. Al establecimiento de la Sala de Sta. Lucía del Hospital Mili- tar debemos pues nuestros conocimientos: habiéndose por este moti- vo puesto al nivel de los de Europa, en donde no solamente se curan, estudian y practican todas las enfermedades de los ojos, sino que también se forman profesores especiales que tanto honran hoy estas clases de Institutos: cuyas nociones no se podrán adquirir sino á fuerza de trabajos constantes, como los que tubimos antes de haber podido apreciar tan complicados padecimientos Sin mas recursos científicos, que las ideas generales que tenia- mos sobre estas enfermedades, asi como las que después nos sumi- nistraron algunas obras clásicas estrangeras que pudimos adquirir: sin tener quien nos diera la mas mínima noción sobre el diagnóstico diferencial de las enfermedades que obáervamos; y sin mas guia que nuestra sana razón reunida á los deseos de corresponder á la con- fianza que se habia depositado en nosotros, continuamos la asisten- cia de los militares enfermos de los ojos, ocupándonos no solamente de su curaciones médicas sino también de las quirúgicas, cuyas ope- raciones ensayamos en Ieís cadáveres no haciéndolo en los enfer- mos hasta que estuvimos convencidos y satixfecha nuestra conciencia, de la facilidad que habíamos adquirido para ejecutarlas con la limpie- za y prontitud que requieren sus procedimientos. Nuestros de- seos fueron llenos, cumplidos y recompensados con la adquisición de unos conocimientos que debemos á nosotros mismos, con los que pudimos curar según lo dicen los adjuntos estados, 8443 enfermos de los ojos: habiendo entrado en todo el tiempo de nuestra asistencia 8919, cuyos mas pormenores se encontrarán en los mismos á donde remitimos á los lectores; asi como á nuestras páginas que siendo las primeras que se han escrito original en español, han sido deducidas y meditadas á la cabecera de los enfermos que estuvieron á nuestro encargo en la Sala de Sta. Lucía del Hospital Militar, cuyo nombre pusimos y cuya Efigie colocamos en un cuadro dirigiéndole nuestro9 votos religiosos para poder conseguir el objeto de nuestros estudios sobre la curación de los enfermos de los ojos que se confiaron á nues- tras manos.- este pequeña monumento quizás honrará la memoria del primer oculista del establecimiento, lo que debimos á la munificen- cia Soberana, después que se nos creyó en el lleno de todos los co- nocimientos necesarios para poder optar á tan honroso nombramien- to; servicios que hemos llena lo con tal interés que no hemos faltado ni un solo día en los diez y seis años á cumplir fielmente nuestro compromiso- curando los enfermos con nuestras propias manos, por lo que consideramos nuestra falta como perjudicial y transcendental á los enfermos de los oj-s, por estar persuadido no haber quien nos pudiera sostituir; pues no es tan fácil improvisar, un profesor espe- cial adornado de los conocimientos necesarios para poder ocuparse de a curación de esta cías ■ de enferm edades. Nuestro Real nombramiento de Oculista se ledíó tal interés en aquel entonces, que S. M. dándole toda la importancia que merecía » se dignó espresarse en estos términos: "Conviniendo también en que sea Oculista del referid* Hospital el Dr. I). José M.* González Mo- rillas, que hace tiempo tiene á su cargo la Sala de Oftalmías', pero ba- jo la precisa circunstancia que cuando vacare esta plaza, que no ha de considerarse de escala se provea por oposición" y llegado este pre- ciso caso no dudamos que sea respetada esta Real determinación pues está basada y conforme con las disposiciones reglamentarias ulterio- riores sobre los destinos facultativos, en que tanto se ne cesitan pro- bar la suficiencia de los que puedan poseerlos. En los artículos de nuestras páginas digimos, todo lo relativo á las enfermedades de los ojos, puesto que fueron dedicadas para este objeto, en donde espusimos las modificaciones y variaciones que tu- vimos que hacer en cuanto á la terapéutica, por la escasez de recur- sos en que la encontramos para el tratamiento de las variadas enfer- medades de nuestro estudio: por loque necesitamos buscar agentes medicinales para poder contrariar los efectos morbosos que tanto ha- bían 1 lamido nuestra atención oftalmológica, empleando sustancias medicinales, que aunque no usadas en esta especialidad hasta núes- tros dias, lo fueron antes en lo general de la medicina; de las que no hemos valido para enriquecer esta parte menesterosa del arte de cu- rar. \Par te muy importante por ser al ojo delhombre el principal den órgano su esístencia física. Quisiéramos haber inscrito en un registro civil, asi como lo hi- cimos con los estados d ."™ establecimiento desde el nño 1S39 h.ista finos del 1854. No curados y daduá por i i. útilesTei la sala en consecuencias de las Ofhlmias—109. POR Oftalmias crónicas........... fe Laucomas.....,............. 59 Destrucción de las Corneae... 83 Stüíüomas.................. 4 llidroptalnvüs............... 3 Sineclieas................... i ~100 lían salido curados radical- mente de las Oftalmías en los 16 años. I 7,836. ; Entrados en la bala de Otras enl'ur- medades de los ojos en los ltí años —628.----DE Hemeralopius.............. 61 Ampliopia?................. 51 Albugos................... 104 Retinitis................... 76 Coroiditis.................. 34 Fistulas lacrimales.......... 7V Neuralgias................. 74 Pterigiones................ 72 Rctrepium.................. 3- Triquiasis................... 5 Nictitatio................... 3 Nictalopia................. 7 Estrabismos................ 26 Cataratas................... 16 Iritis..................■___ 3 ~6¿8 No curados y dauos por Uiútiles I indulta é incurulm s desde la en- en la Sala en consecuencia de otras enfermedades,—19. Ambliopias qGe termina on por Amaurosis............ H Neuralgia que terminaron por Amaurosis............... 5 Cataratas.................. 3 19 trada por estas mismas enfermeda des—22 POR \maurosis................. 11 Ambliopias................. 2 Glaucomas................. 9 á-2 Han salido curados radical- mente de estas enfeimedadc en los 1G años. 587.- Entradas general en los diez y seis años.......................................... 8919 Inutilizados en la Sala.......................................................... 128 Inuti'es é incurables desda 1 a entrada................................................. 174 Inutilizados bajo los dos conceptos.............................................. 302 Han salido curados radical 1 mente en los 16 años de todas enfermedades de los ojos. 8,443 I «*P- ■WVHHMP REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA. NUMERO SEGUNDO. Estado o-enornl do los resultados obtenidos por el Dr. G. Morillas, Cirujano Oculista por S. M. de este Establecimiento desde el año de 18:} ....6 Fístulas lagrimales.......18 Suma 1315 Inútiles «d su consecuencia. POR Leucomas......... 4 Stafilomas......... 3 Ambliopia........ 1 Amaurosis......... 2 Fuma 10 POR Stafilomas........ 3 Leucoma........ 2 Destrucción de las corneas......... 2 Operaciones nccesaiias. Se practicó la de la Fístula lagrimal en La del Ectropium en........___" Suma ]? Se practicó la del Ectropium en___ La de la Fístula la- grimal en........ La de la Catarata en U Incurables desde la entrada. POR Hidruftalmía....... 3 Blefaritis crónicas . . Ib Leucomas.......... 3 Stafilomas......... 2 Oftalmías eiúnicas-• í POR Oftalmias crónicas.. Suma 34 40 REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA. NUMERO SESTO. Estado general de los resultados &c. &c Reeimientos. Enfermedades llrúti'es en su consecucí ci» UNION. Vnos de 1841-1842 1843-1844-1845-1346 1847. Siete años. tftalmias............... ■ Stafi'omas.............•• £ Hidrophtalmias.......... | Fístulas ^grimales...... 3 Coroiditis............. Retinitis............. 4 Hemeta'opias.......... 3 Triquias s.............. ^ Blefaritis...............__l4 319 POR Leucomas.......... p Ambliopia......... Operar-iones ne< estrías. Se practicó la de la Fístula lagrimal en*............. tn^rabfpTdesde la entrad? POR Stafiloma.......... 3i Blefaritis crónicas.. 6 LEÓN. (Oftalmi;. s.............. 25-1 Neura'gias............ c Años de 1840-1841 Pterig'oues............ 2 1842 18Í3-1844 Blefaritis............... 7 18451846-1847'- Fatulas lagrimales......_ _2 1848—ocho años. | ________26H POR Leucomas. Se practicó la de la Fístula lagrimal en La del Plerlgium en 4». TARRAGONA. Años de 1842-1843 1844-1845 1846 1847-1848-1849 ocho años. BARCELONA. Años de 1849-1850 dos años. Oftalmías..............354 Blefaroptobií............ 2 Retinitis................ 9 Fistulas lagrimales»..... £ ?tanUmas.............. 2 A mi liojjies............ 8 Neuralgias...........•__12 Oftalmias............> • 118 A bugos. Retinitis Hemeíalopias.........__ Fuma 12 POR Leucomas. .Vmbliopia. Se practicó la de la Fístula lagrimal en POR Stafilomas......... 2 31 Suma 11 "10 POR Oftalmias crónica*.. ^ Fuma 15 REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA. NUMERO SÉPTIMO E"-tad(> general de los resultados ele. etc. Kegimi' utos CANTABRIA. Años de 1839-1840 1841 1842-1843-1844 1845-1846-1847-1848 1649. Once años. Enfermedades. [Inútiles en «u consecuencia Oftalmias. ............ 7¡¡ju Hemeralopias............. 7 Catarata*................ 10 Ambliopias............ ]8 Fístulas lagrimales,..... 17 Pterigium............ J l \miurosis............ 4 Neuralgias............... -7 Ectropium............. J5 "819 10 POR Leucomas ....-.:.. Destrucción de tas Corneas........... 10 Suma Operaciones necesarias (Iocur. desde la entrada BA1LF.N. Año de 1830. Rí:ft\Á Año di 1850 ké;y /ñod 1830 ZAPAUÓtiÉ'cí". Años de 1850. ZARAGOZA. Ano de 1^-50 MARTÑX'" Año- de 1850. I Oftalmias............... 291 l I (Oftalmías...........r~74Í I üfta'mias. . '.'.'........ 13(H | Opacidad de la* Cornea*.,. tí| lOfUlmius............... J9| lUñaJuiias........... 44, |Ofialmia8.. | \mbliopias. 34 .......___\ Suma 1156 se practico la de la Fístula lagrimal en La del Pterigium. . . . L.a del Ectropium. . . . La de Catara'as..... ¡ POR 17 ¡Amaurosis....... II Oftalmias crónicas. 16 10 541 JS Por destrucción las Corneas.. de 'or Ar Suma 54 Suma 1 26 REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA NUMERO OCTAVO- Estado general de los resultados &c. &c Regí miemos. Corona Años de 1831-1852 1853. Tre? años Enfermedades. ¡Oftalmías ISABEL 2.« Blefaritis \lbug >s., Vños de 183-2-1853 feg-n O ftalmias............ 55 B'efaritis........, • • • 10 Albugo=. • • Amb iopias iSe practico la del Pterigium en...... ! Se practicó la de la fístula lagrimal en.. ¿ Ambliop'as. 18 >4. iNictalopia, Tres irnos. Fístulas lag imales LANCEROS.*) \ños de 1831-1852 1833-1851 Cuatro años. Oftalmias............••• *5M \mpliopia«.............. ^ \lbugos................. ' Pterigiones.............. * Leucomas............... f lempralopia.......... £ ' ritió...._................ * Nictalopia —,...........___* Suma 612 POR Leucomas. cr iipñyomas procedentes de los hospitales del in- Suma Snma interior .12 Por Oftalmias crónicas.-.2 Snma 14 Estado general de los resultados &c. e&c. REAL HOSPITAL MILITAR DEJJlJIABANA. , j-----'—— ' _____ NUMERO NOVENO. Rt-pirn ^itos Kt í'ernif dftdfs ESPAÑA Años de 1832-1853 1854. Tres años. gaücía! ' 'lialmius............... 67 Albugos.. . /............ t¡ Ambliopias............ 2 Neuralgias............... ] Blefaritis............ 2 Suma 77 Oftalmías........T7TTT7T""52 3 liú ile- en pii consecuencia \ños de 1851-1852 ?emrral?pias Neuralgias......,........ 2 Albugos.......;...... 2 Pterigium............... ] Memeralopia.......... 4 Destrucción de las Corneas. 1 Suma 145 Oftalmias Retinitis................ ] Albugos.............. g Pterigium............ 1 Suma 63 Suma 447 Operaciones necesarias. Incurables de^de la e turad» POR Destrucción de las corneas......... Sut REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA NUMERO DÉCIMO. Estado general de los resultados &c. &c. Rpgimifintos. CUBA. Años de 1852-1853 1854. Tres años. ^MARlííA. Año de 1851. •Un año. Enfermadades. Oftalmias............ 81 Albugos................. 8 Procidencia del Iris...... J Hemeralopias.......... ü Viyosis.... -.............. 1 S'ima ~~93 Oftalmías.............. 1 Sinechisas anterio res___ Suma 2l n^APoTÉs^ jOfui^uís^.TTrr^Tnr^r:: i Año de 18s4. I CIVILES. 0líáh¿ia7 Año de t854. Inútiles en su consecuencia ASTURIAS. Año 1854. Un año. Oftalmías.............. 48 \lbugos .........;..... 1 Hemeralopias.......... 1 Suma ~50 Suma 184 Oppracione" npcf>«aria«. Incurables desde la entrada for Procidencia de las Iris............... 1 Per Leucomas....... I ________33 Por Sinechisas anterio- res tres............. 3 3 Suma 5 REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA. » NUMERO UNDÉCIMO" E^t.ult» general do los resultados etc. etc. BAILEN. Año de 1853. Un año. üfU.in,as............... 14 Hemeíalopias.......... ' Per g'iim............ 3 Albucos................___1 Suma i? Rfc í .-Alio Uü 1853-1854 2 año. i O Ha luí: ai IBERIA. Aüo de 1854. Un año. Oha iuu.ó...."........ Albugos ................ Retinitis............. Hemeralopias........... l'¿ Nietalopia.............. Pterigium..............._ Suma b'ó HABANA.—1054. Un año. W ZAPADORES. Año de 1853-1854. Dos años. Oftalmías................ 16 Hidrophtalmias.......... 1 Nietalopia......¿....... 1 Suma Te Suma 92 Se puiLUio la del Ptcrigiuin en..... IPor de.-trucciun de ]| Iüs Corneas..... 1 Pur Oll.unnas tto- nieas.......... ie practicó la del .Pterigium en.... i Por destrucción de ]- s Comeas....... Suma Pur Huirop tal mías nno...„....... Suma 10 REAL HOSPITAL MILITAR DE LA HABANA. NUMERO DUODÉCIMO. Estado general de los resultados &r. &c. ~R^mnento£ i ~~JÜ¡T-.rniedaut'8 -9- Neuralgicas oftálmicas que terminaron por afecciones Glaucomatosas que no pudimos curar, creyéndolas por la tanto como superiores á nuestros conocimientos, puesto que estas enfermedades serán como ya digimos en nuestras páginas, el oprobio de los adelantos mé- dicos, relativamente á estos padecimientos de los ojos. Réstanos ahora hablar ante la sensatez de nuestros lectores so- bre las enfermedades de los ojos que no pudimos curar por haber en- trado en estado de incurabilidad á. pesar ile haberlas conocido en su naturaleza; unas por su carácter demasiado crónicas, así como otras por estar desorganizados los medios transparentes por la* conse- cuencias de las mismas Oítalmias, los que no pudimos contener con nuestras medicaciones por hallarse en sus últimos peiíodos: tan es así que tuvimos de estos individuos como inútiles, como lo demostra- mos en nuestros estados generales, 8 por Oftalmias crónica*,—por Leucomas ó manchas indelebles ilelas córneas transparentes ó cmta- lesde los ojos 59,— -por destrucción de Lis mismas córneas 33,—por Stafilomas ó aumento de las córneas trans parentes á consecuencia de su dilatación 4,—por Hidroptalmia ó aumento del volumen del ojo á consecuencia de la hidropesía ü acú nulo tle serosidades en la cavi- dad ilel ojo en donde están contenidos los medios transparentes, 3: —las Sinechias ó adherencias b'en a la córnea transparente, bien á la cápsula del cristalino tuvimos 3 individuos, en los que pudimos con- seguir que se restableciesen en algún tanto la visión, á pesar de las dificultades que encontramos para poder obtener tales rebultados. Las afecciones nerviosas que no pudimos obtener la curación fueron las Ambliopias especificas, en las que predominando el ele- mento especial y nerviosa, terminaron por Ánaurosis en el nínnen> de 5 de los 51 enfermos que se pusieron á nuestro cuidado. Los enfermos que habiendo entrado en la sala en estado de incu- rabilidad, procedentes de los Hospitales militares del interior de la Isla, en quienes no pudimos oponer ningunos de nuestros medica- mentos especiales para su curación, fueron 55 de Oftalmías clónicas con opacidades de las córneas: que aunque curables ecsigian mucho tiempo de tratamiento continuo habiendo sido dados por inútiles por este motivo. Los Leucomas ó manchas indel ebles fueron 45. la destrucción de los cristales de los ojos 37: los Estafilomas 20: las Miosis 2; las Sinechias 2- Las Amaurosis orgánicas no dejaron de representar algún papel entre los enfeimosque entraron también en estado de incurabi- lidad. pues ascendió su número á 2 Amb'ipias nerviosas, 11 Amau- rosis confirmadas y 9 Glaucomas, ascendiendo el total de los entra- dos incurables á 174 individuos, en los que no pudimos emplear -10- ningun tratamiento porque el estado de sus ojos no lo permitieron. Según lo que acabamos de esponerse verá que hemos llenado fiel y cumplidamente el compromiso de haber estudiado todas las enfer- medades de los ojos que se nos enconmedaros, de cuyos cocimien- tos hemos partido para establecer las curaciones respectivas: creyen- do por lo tanto haber llenado religiosamente nuestro encargo cor- respondido á la confianza que se depositó en nosotros, cuando tuvi- mos la honra de ser nombrado para una sala en donde se necesitaba de algunos conocimientos, á mas los especiales que tienen derecho á exigir la naturaleza de las enfermedades que acuden áeila, la que sabiamente establecida fué el asilo de los nobles militares que siem- pre encontraron bajo nuestras indicaciones la curación mas ó menos pronta de la ceguedad que pudo ocasionarles ya el activo servicio me- diante, las influencias atmosféricas, ya por otras causas que omiti- mos revelar. Después de tantos años de estudio acerca de tales padecimientos y cuando estábamos en el apogeo de nuestros conocimentos, sién- doles útiles á los mismos que nos sirvieron de guia en el campo de nuestras observaciones tuvimos necesidad de separarnos del Hos- pital Militar el dia 10 de Enero de 1855 pidiéndole la gracia á S. M. | Q. D. G.] de ser jubilado por nuestro3 años de servicios, la que esperamos de su munificencia soberana.—Habana y Noviembre 26 de 1855. Dr, G. Morillas. El Dr. Morillas ocupado en el estudio y curación de los ojos tan- to en la parte médica como cuanto en la quirúrgica ofrece sus cor- tos conocimientos en tales enfermedades. Practicará las operaciones de cataratas, por estraccion y por el método de su estudio. Practicará las operaciones del Ectropium ó vuelta hacia fuera de los párpados, asi como el Entropiun ó vuelta hacia dentro; dando di- rección á las pestañaá cuando están invertidas ó con una dirección viciosa, lo que verificará por los procedimientos que le pertenecen. Practicará las operaciones del Strabismo poi- su nuevo método, así como los Pterigiones ó tejidos triangulares que se desarrollan de nueva formación sobre la superficie ocular. Practicará las operaciones de las fístulas lagrimales por el mé- todo de la cánula permanente. Resolverá las manchas en los cristales de los ojos. Practicará la operación para levantar el párpado superior cuan- do está caído ó paralizado. —u— Curará la Hemeralopía, Ambliopia y la Nietalopia: así como las Oftalmias específicas cuando no hayan pasado al estado de Croni- cismos, con alteraciones de los medios transparentes. Curará médicamente las cataratas específicas incipientes; así como las falsas cataratas por los métodos médicos de su invención. Curará las Neuralgias de los ojos, (vulgo dolor de clavo) que provocan á la ceguedad. Practicará segundas operaciones á los enfermos de los ojos que habiendo sido operados por otros profesores no consiguieron el obje- to de la operación; lo que practicará, si los ojos fueren suceptibles de adquirir la visión por medio de la segunda que pudiera verificar, lo que hará presente á las personas que lo soliciten con este fin. Curará las oftalmías catarrales de los recien nacidos, [vulgo agua de la fuente] con la simplicidad que tiene comprobada, así como lo- das las Oftalmias, tanto agudas cuanto crónicas, con tal que no hayan hecho degenerar los tegidos del globo del ojo. Curará tópicamente las irritaciones crónicas del borde libre de I03 párpados, ocasionado por un parásito ó arador, por el medio de su invención. Curará las cataratas capsulares posteriores tenidas hasta hoy por Gota serena, con los medios medicinales con que ha curado muchos de estos mismos padecimientos. Practicará la gran operación Oftalmológica de la pupila artifi- cial por el método que le pertenece, en los individuos cuya pupila se haya borrado á consecuencia de padecimientos anteriores oculares. Se hará cargo de la curación de todus los enfermedades de los ojos en los individuos que sean susceptibles de obtenerla. Pondrá ojos artificiales con movimientos simultáneos que no di- ferirán en nada á los naturales. Fin del tomo segundo. —12— Debiendo las láminas ponerse intercaladas, á continua cion diremos las píginas en donde pertenecen su colocación. Páginas. Laminas 21.....-----.............., — - 19 Ídem 22.............................. 24 ídem 23.............................. 29 Ídem 24.............................. 68 ídem 25............................. 71 ídem 26. ............................. 75 ídem 27.............................. 83 ídem 28.............................. . 90 ídem 29.............................. 96 ídem 30.............................. 97 ídem 31,............................ 101 ídem 32...........................— 103 ídem 33.............................. 107 ídem 34.............................. 109 ídem 35.............................. 141 (¿^ —13- INDIOS de las materias contenidas en el secundo tomo. Paginas. Consideraciones generales sobre las Flegmacias cró-T~ nica? y alteraciones orgánicas de los ojos como resulta- £ 1 do de las oftalmías agudas..............................) d 1 i!^ '* lnfía,nacio11 crónica considerada en los tejidos / „ P I ^b •'? intiain;iCÍon crónica de la Conjutiva ocúía'r y ? Blefaritis idiopática. Ectropium ó reambVrYamiénto ) uel parpado inferior..................................( H . Granulaciones de las conjuntivas. Pannus superior'é ? ,o inferior........................................r ...... C ** Oftalmía Reumatismal ó Esclerititis crónica.......... 15 Iritis Reumatismal crónica. Inris traumática.......... l(j Resultados de la Esclerotitis é Iritis- Oftalmía Sitiliti- ) ,~ co catarral. Iritis crónica Sifilítica.....................c $ l Resultados de la» Oftalmías Sifilíticas................. 19 Procidencia del Iris................................. 21 Staphtlomaide la Córnea consecuente á la Oftalmia? Oo Sifilítica Keratitis Sifilítica............................\ ¿á Gangrena de la Córnea trasparente como resultado de £ 2l las oftalmías sifi'iticas. Oftalmía Escrofulosa crónica___\ Keratitis Plástica escrofulosa crónica................ 25 Keratitis vascular escrofulosa crónica. Nubes de la \ 9-r Córnea................................................$ ' Conicidades de la córnea trasparente como consecuen- i cia de todas Ia3 oftalmías en que se han podido desairo-' 29 llar las Keratitis 8 Sinechias del ojo como resultado de la9 iullamaciones oftálmicas Dilatación vexicular de la córnea trasparente como) ^., resultado ile las oftalmías Sifilíticas. Flegmon Ocular.....s "° Arco Senil. Hipoema ó derrame de sangre en las Cá- ? go- maras del ojo. Coroiditis crónica........................S Oftalmías Herpeticas crónicas. Retinitis crónica....... 40 Ambliopia considerada como un defecto de la acción f ^ nerviosa...............................................S Alucinaciones, Melancolía de los ojos................. 44 Consideraciones sobre las Parálisis de los nervios que ) ^6 presiden las funciones del ojo..........................> Parálisis de los nervios ciliares, Mydriasis, Myosis--- 49 Parálisis del 5.° Par de nervios y de los músculos del ) 5j ojo......................................,.............) Oftalmoplexia ó Parálisis de todos los nervios que pre-) ^ siden los movimientos del ojo................••••.......> Consideraciones sobre los trastornos materiales ftin-) ^ dónales de la visión y iusJuí físicos para corregirlos— $ Paginas. Presbicia propiamente dicha.......................... 57 Modo de corregir la Myopia y Presbicia............... 59 Myopia ó vista de cerca___........................... 61 Terapéutica Quirúgica............................... 63 Operaciones de cataratas............................'. 68 Procederes operatorios---••••........................ 71 Extracción de las cataratas.......................... 75 Consecuencias de la extracción. Abatimiento. ...••..-. 80 Consecuencias del abatimiento........................ 83 Cataratas secundarias. Procedimiento quirúgico*....... 84 Cataratas congenitas. Ciegos de nacimiento............ 86 Procedimiento para las membranas Pupilares ó Cata- ? g(j ratas congenitas........................................S Operación de la pupila artificial...................... 90 Apreciación de los métodos de hacer la pupila artificial. 90 Procedimiento quirúrgico para los Estravismos........ 97 Posición del enfermo................................ 101 Método snpra conjuntival............................. 103 Método sub-conjuntival. Método del/Autor............ 107 Procedimiento para los Pterygiones................... 109 Procedimiento para el Coloboma para el Ankiloblefa- ? . 1. ron. Symblefaron y tumores enduistados de los párpados.. S Estiitpación del Encanthis. Pinguecula- Hipertrofia? jj^ de la conjuntivas......................................S Estirpacion de las vegetaciones de los párpados. Pro-1 *^^ cedimiento para el Ectropium...........................$ Procedimiento para Entropium....................... 117 Procedimiento para la Triquiasis y Distriquiasis....... 119 Tratamiento para destruir las Granulaciones y los tn- i .^ mores erectiles de los párpados.........................$ Proceder para el Cáncer del ojo y párpado............ 122 Prcedimiento para el Stafiloma é Hidropesía de la Co- ) ,.}" roides...........................................,---$ Proceder para la Hidrophtalmiade las Córneas........ 127 Procedimiento para el Hipohema y Dilatación vexi- ) -9 cular de la Córnea trasparente..........................) l Edema de la Conjuntiva ocular. Iufiltracion sanginea. f 132 Proceder operatorio. ídem para las procidencias..........$ Procidencia del humor aguoso. Procedimiento para el ? j3k hipopiom y para las Aguo Capsulitis....................$ Proceder comprensivo pera el Stafiloma Ciliar........ 136 Proceder para la Blepharoptopsis..................... 137 Proceder para el Edema de los párpados y Enfisema... 139 Proceder para las berrugas de los párpados» Aneuris- ) j¿| ma de la Arteria oftálmica. Fístula Lagrimal............$ Procederes. Cateterismo. Inyecciones. Dilatación.Cau-} ^ terizacion- Cánula permanente..........................£ Materia médica oftalmológica........................ 150 Decocciones. Fomentos............................... 153 Colirios, Astringentes. Refrigerante.................. 15o -15— Paginas;. Temperantes. Emoliente. Exítantes. Tónicos &c. &c. 157 Col i i ios para los Leucomas........................... 159 Colirios para las manchas de los ojos................... 161 Medicaciones internas................................ J63 Medicamentos purgantes............................. 169 Tisanas y Pociones.................................. \j\ Pomadas oftálmicas................................... 173 Colirios gaseosos.................................... 170 Terapéutica médica.................................. \j(\ Cnracion de la oftalmía catarral simule........••...... 183 Curación de la Esclerotitis y Oftalmía reumatismal--- 185 Curación de la Oftalmia Reumatismal y Escrofulosa--- 187 Curación de la Retinitis escrofulosa y Oftalmía sifi- \ 1CK iitica cata rral...........................................S Curación de la Oftalmía de los recien nacidos.......... 191 Curación de las Oftalmías reumática y Artrítica...,--- 193 Curación de la Oftalmía Exantematosa y Blefaritis.... 195 Curación de la Coroiditis---......................... 197 Curación de la Retinitis............................ 199 Curación de la Nietalopia. Hemeralopía. Neuralgias) y Amaurosis.................................-...........) Curación de la Amaurosis orgánica cerebral........ ••• 166 Curación de la Amaurosis orgánica de la Retina y ? impatica...........................-................ S Curación de la Parálisis del párpado superior. Del ? bletaiucayaaun» uiinico y Nictitatio ó convulsión Clónica. S ~ Curación de las Parálisis ciliares...................... 171 Curación de la Oftalmoplexia ó Parálisis que presi- ) siden los movimientos drl ojo. Curación del Glaucoma---S ' Curación de las Exudaciones Plásticas como resulta-) dos de las Iritis de las cataratas incipientes y opacidades ! de las capsulas anterior y posterior del cristalino. De la ; *'° Hidrophtalmía........................................J Curación del Exostosis. Del Fegraon ocular............ 173 Curación de las estrecheces del conducto nasal que t dan lugar á las fístulas lagrimales...................... $ 180 Anatomía Patológica y transformacienes orgánicas í que pueden desarrollarse en el globo ocular y sus depen- > 182 dencias.......-••-....................................... ' Entozoarios intt mos y externos de los ojos. Higiene? -gg ocular.................................................S Aplicación de los ojos artificiales..................... 187 Método para hacer cataratas artificiales en los ojos de ) los cadáveres que deberán servir para ensayar los procedí- > 189 miento» operatorios....................................) Apéndice al formulario oftálmico para la curación de ? -^q las nubes de los ojos..................-...............S • Historia de nuestros estudios oftamológicos y estados ) quecomprueban los resultados que obtuvimos en esta espe- > 101 ^-cialidad en el Hospital militar; ........................) —16- Continúa la lista de los Nres. suscritores á este Z°. tomo. Den José M. Valle, profesor vetcrinaiio. Ld. D. Manuel Sandino, médico. « « José Rosel,médico. Dr. D. José M. Pérez, cursante en medicina. Ldo. D Rafael Cortes. Dr. D. Miguel Ginoris médico estrangero. « « Manuel Sangnrjo, médico.—Ldo. D. Bernardo Miyaya, idem. D. Jonquin Pérez García, cursante. D. José Sans, practicante. Ldo. D. Carlos Govantes, médico cirujano. Br. D. Juan Lintucr, cursante de medicina. Ldo D. Francisco Comas, cirujano médico. Br. Bernardo Nuñez de Yill.ivicencio,cursante. D. Juan Pelosa, cursante D. Francisco Maimó, cursante. Ldo. D. Rafael Valdes Fornes, médico cirujano. D. Pedro Redondo, cursante^ Br. D. José Torres, cursante. « « Pedro Hernández, cursante. D. Ramón Miranda, cursante* « Francisco Oruiter, cursante. « Estéhan Rabassa, cursante. Ldo D. Joaquín Zayas, médico cirujano. Dr. D. Juan Mata, médico militar.—I). Salvador José Ramos. « « Gil Lázaro Manilo, farmacéutico. « « DominSo José García, cursante. « « Francisco Valdes Rodrigue/, cursante. « « Domingo Navas Trnjillo, cursante. Ldo. D. Joaquín Quilos, médico cirujano. Br. D. José de Córdova. D. José Coronado, cursante: Ldo. D. Miguel Riva, médico cirujano. Remedios. « « Eduardo Jiménez Moreno, medico. (Pío. Rico). Dr. D. Manuel Campo. «AKY OF MEDICINE NATIONAL UBRARY OF MEDICINE NATIONAl UBRARY OF MEDICINE NATIONAl U 5 /X¡^>> í /x DI1VN 3NI3I03W JO 1IVIII1 IVNOIIVN 3NI3IQ3W JO v /=}-*-> ^ i 0^ INE NATIONAl UBRARY OF MEDICINE NATIONAl UBRARY OF MEDICINE NATIONAl UBRARY OF MEDIC li»N 3NI3IQ3W JO AlEViail IVNOIIVN 3 N I 3 I 0 3 W J O A I V I a U 1 V N O I 1 V N 3 N I 3 I Q 3 W J O A I V « a I 1 1 V N O I J 1VN 3NI3I03W JO AaVÜBII IVNOIIVN 3NI3IQ3W JO Ai V «9 I 1 TVNOUVN 3NI3IQ3W JO ABVgall 1VNOI1 INE NATIONAL UBRARY OF MEDICINE NATIONAL UBRARY OF MEDICINE NATIONAl UBRARY OF MEDIC I i m •■--: a w jo a a v a a 11 ivnoiivn s n i 3 i a 3 w jo Aavaan ivnoii : ■íilll ■■■^VV;*í.!,V::;^lHg8i ümMSr V\M Mira M¡ fe