WW G648 m1848 v. 1 kTIONAl LIBRARY OF MEDICINE NATIONAl LIBRARY OF MEDÍ ATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL IIBRARY OF MEDIC / * I3I03W JO 1IVIII1 IVNOIÍVN 3NI3IQ3W JO 11*1111 IVNOIÍVN 3NI3IQ3W JO A a V I 9 I 1 IVNOIJ ATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDIC ATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDIC I V\ ! /te I NI3I03W JO HVJÍI1 IVNOIÍVN 3 N I 3 I d 3 W JO X a V ü 8 I 1 IVNOIIV < "S........■■: < t -. Y OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONA < /te i. R Y OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONAL LIBRARY OF MEDICINE NATIONA 811 IVNOIÍVN 3NI3IQ3W JO A IIV B 8 II IVNOIÍVN 3NI3I03 BIf©i8P@i©N DE TODAS US ENFERMEDADES QUE PUEDEN PADECER LOS ÓRGANOS DE LA VISION Y PAUTES ANSIAS! Obra útil para los que quieran dedicarse exclusivamente al arte del oculista. Adornada con láminas que imitarán al natural todos los objetos anatomices y patológicos que ten- gan relación con ella. ¡y POR EL DR. R. JOSÉ MARIAG0N2ALE2 Y MORILLAS PROFESOR DE MEDICINA Y CIRUGÍA, DEL CUERPO DE SANIDAD MILITAR DE LA ISLA DE CUBA, CIRUJANO-MEDICO OCULISTA POR S. M. DEL HOSPITAL MI- LITAR DE LA HABANA, CATEDRÁTICO SUPERNUMERARIO DE MEDICINA DE La REAL UNIVERSIDAD LITERARIA DE LA MISMA, SOCIO' CORRESPONSAL DE LA ACADEMIA MEDICO QUIRÚRGICA DE CÁDIZ Y DE OTRAS CIENTÍFICAS Y LITERARIAS &C. A medida que se van agrandando las cien- cias se hace mucho mas preciso el ir perfec- cionando los métodos: y si esto es cierto res- pecto de todas en general, lo es con mucha mas razón respecto á las de observación. Cabanis Hist. de la Med. TOMO PRIMERO. HABANA. Imprenta de M. Soler y Gelada, calle de la Muralla numero 82. 1848. WW I t.l Esta obra es propiedad del autor: nadie podrá reimprimirla sin su consentimiento. . \\ ■ © WJm'PIlJItl^ yiAIftUlA WV)^7u\)LWÁ MODIMLIL&S Civitale Betic¿E Divi Ferdinandi Ortus /Jr////// r INTRODUCCIÓN. Desde que nos propusimos escribir 9obre las enfermedades de los ojos, no fué con otro objeto sino el de poner al alcance de nuestros comprofesores y alumnos los conocimientos especiales que habíamos adquirido en los años que llevamos de estar al frente de la Sala de Enfermedades de Ojos del Hospital Militar, en donde hemos estudia- do estos padecimientos desde la mas simple escitacion de la conjun- tiva hasta todos los trastornos orgánicos, de que son susceptibles los órganos de la visión y partes anexas. En esta obra se encontraran los resultados de nuestra práctica los que hemos obtenido por un conti- nuado estudio, el que siempre tuvimos la idea de consagrar en obse- quio de los progresos de este ramo de la ciencia, y en beneficio de los que padezcan esta clase de enfermedades, puesto que maltratadas ó abandonadas, concluyen las mas de las veces por poner término á la función mas necesaria para la vida de relación. Ninguna de las partes que constituyen la ciencia de curar, exije tanta especialidad en su práctica y estudio como de la que vamos á ocuparnos, pues sin ella jamás podremos combatir científicamente la mas leve afección ocular, pues la falta de esta decide siempre de la suerte de los enfermos por los trastornos orgánicos que son consiguientes cuando las afecciones patológicas irritativas no son contenidas en sus primeros períodos sien- do sus consecuencias la pérdida total ó parcial de la visión como mas de una vez nos hemos convencido de esta verdad. Partiendo de estos principios, nos tomamos la libertad de interesarnos por este medio en la propagación de los conocimientos optalmológicos, los que siempre tuvieron un carácter misterioso en las manos de los estrangeros que nos han visitado en todas épocas bajo el epíteto de oculistas, faltando- 6 les á los mas, las bases fundamentales que debieran constituirlos, puesto que todos sus conocimientos se han reducido al estrecho cír- culo de practicar algunas operaciones de cataratas, desconociendo I09 mas de los afectos, y dándoles importancia á sus cortas nociones por estar satisfechos de nuestro atraso en esta parte de la medicina. Tiem- po era ya para que levantando nuestras frentes, emprendiésemos este estudio, saliendo del estado de apatía en que estábamos respecto á este ramo, pues así podremos contrarrestar con los falsos principios de algunos, siendo al mismo tiempo útil á nuestros compatricios cuando sean afectados de enfermedades optálmicas tan comunes en este sue- lo. Se nos podrá preguntar sobre cual haya sido nuestra escuela para reputarnos como profesor de optalmología? á lo que contestamos con toda la sinceridad que nos es propia, que un continuado estudio aplica- do á las observaciones prácticas en 5003 enfermos que hemos asistido desde el año de 1839 hasta 31 de diciembre de 1847 según consta de datos estadísticos, los que á su tiempo manifestaremos, nos han colo- cado en el número de los que llevan aquel nombre, habiendo sido nuestro maestro la esperiencia, el raciocinio y la deducción, de cuyas fuentes hemos escogido las mejores nociones sobre las que descansa- ran nuestras teorías, que serán tan exactas como que fueron copiadas de la misma naturaleza sorprendida en medio de su trabajo patológico, sin haber hecho caso de los sistemas que nos sirvieron de modelo puesto que en todos ellos notamos una gran confusión en el lenguage en cuanto al Diagnóstico puesto que una misma enfermedad la vemos en cada uno nombrada y confundida con otra que guardaba alguna analogía ya sintomática ó ya funcional, de donde ha nacido la inexac- titud en sus descripciones que no habrán dejado de ser un obstáculo á los progresos del arte. Conociendo nosotros esta falta, trataremos de correjirla estableciendo en el discurso de esta obra el método Noso- gráfico para la mejor inteligencia de las materias que se puedan tra- tar en ella: en las que impugnaremos algunas teorías y métodos cura- tivos que no hayan sido comprobadas en nuestra Clínica ocular, dando á conocer los errores sistemáticos en lo relativo á los signos diferen- ciales de ciertos y determinados padecimientos, lugares que ocupan síntomas que desenvuelven y medios probables de curación; rectifi- cando aquellas ideas de los autores que hayan sido comprobadas con los hechos Clínicos, puesto que no nos proponemos impugnar verdades que siempre hemos respetado y admitido con aquellalmparcialidad que nos es propia. Esta monografía presentará á los que se dignen leer- la un vasto campo de observaciones y' de nuevos hechos especiales que aunque no merezcan la aceptación de algunos, no dejarán sin em' bargo de admitirlas como original, dirijida solamente no para adqui" nr reputación científica, sino para estimular á un estudio demasiado abandonado entre los profesores cubanos á quienes consagro mis ideas teónco-prácticas, las que podrán abrazar é indicar con confianza la cabecera de sus enfermos, pues están fundadas sobre observaciones muy fieles, que jamas podrán desmentir de la imparcialidad con qu« 7 fueron recogidas para transmitirlas al criterio de profesores instrui- dos. Tal ha sido nuestro propósito, el que creemos será admitido co- mo un testimonio de lo grato que siempre nos fué la práctica y estudio de este ramo de la medicina, tan necesario como consolador y mara- villoso, cuando por sus medios podemos restablecer un sentido que nos pone en relación con todos los objetos que nos presenta la natura- leza, siendo su falta una de las desgracias que mas pueden aflijir á la especie humana, puesto que el hombre privado del sentido de la vista se halla reducido al estremo de una vida imperfecta, y á una especie de aislamiento, que todos los resortes de la mas sana filosofía no son capaces de persuadirlo en su triste situación: sus reflexiones nunca son bastantes para desvanecer las oscuras sombras que cada momento acometen á su exaltada imaginación, todas dirigidas á procurar los medios de reponer el sentido que le falta, único móvil de nuestras pa- siones, de donde esperamos siempre la felicidad de nuestros dias. Si analizamos las espresiones razonadas de Milton en su cegue- dad, concebiremos una idea perfecta de lo que pasa en el alma de todo aquel que ha perdido la vista: estas filosóficamente meditadas deberán estimularnos á no permanecer por mas tiempo insensibles á los gritos de nuestras conciencias, para que nos dediquemos al estudio de la optalmología tan necesario para conocer los variados padecimientos, así como la terapéutica especial de cada uno de ellos. Ninguno ha pin- tado mejor, ni con mejores coloridos el triste estado en que se encuen- tra el hombre ciego, sino aquel que se halla sufriendo las consecuen- cias de la privación de la luz; en Milton encontramos todas las ideas fantásticas que apoderadas de su razón nos ha transmitido la historia como modelo de sufrimiento y de resignación á los altos designios de la Omnipotencia: sus siguientes razonamientos nos harán ver un espí ritu filosófico llevado al estremo de la conformidad. "Les saisons et les annéés reviennent, mais le jour ne revient pas pour moi. Les riantes coleurs du soir et du matin, ne me consolent point dans mes malheurs. Je ne verri plus les fleurs variéés du pritemps, ni les roses del' eté. Je ignore, pour tourjours, le plaisir de suivre d' 1' oeiel un troupeau bondissant dans la plaine. La beaute de visage humain aú Dieu á lui-méme imprimé les traits de sa resemblance, ne me touche plus. Helas! je suis entouré de nuages epais: une nuit eternelle me environné. Au lieu du spectacle de 1' Univers precieux libre de nos connaissancésje n' ai devantmoi qu' un tableau informe, qu' un plan confus des ouvrages de la natura, et la sagesse trouve dans le plus beau de mes sens un obstacle qui lui refuse 1* entreé de mon ame." El arte optalmológico aunque separado por su especialidad del general de la medicina, debemos considerarlo como una de sus partes integrantes, puesto que su objeto es el mismo aunque dirijido solamen- te á uno de los órganos mas importantes de nuestra organización, Aunque en los primeros siglos de la era médica estubo abandonado á la suerte del empirismo, hubo sin embargo verdaderos genios que se 8 dedicaron á su práctica, pues desde entonces se conoció la importan- cia y primacía que debiera dársele respecto á las otras parte de la ciencia. Los órganos cuyas enfermedades serán de nuestro esclusivo estudio, tienen la ventaja sobre los demás de la economía del hombre, de ser accesibles á los medios de indagación, puesto que en ellos todo es visible para los que han adquirido la costumbre de mirar los ojos; y sin ella nunca podremos conocer sus multiplicados padecimientos ape- gar de haber algunos tan imperceptibles que se escapan por la primera vez á la atenta perspicacia de los no acostumbrados á hacer esta clase de averiguación: de modo que para poder apreciar su s trastornos ya físicos ó ya orgánicos es de absoluta necesidad hacer un estudio muy . detenido de todos los objetos que son relativos á su estructura orgá- nica. La tradiccion histórica nos ha trasmitido de la manera como concibieron los primeros oculistas las diferentes enfermedades de los ojos, como también lo interesante que fué este arte aun en las manos de aquellos rutineros que la ejercieron en su infancia, á los que sin embargo deberemos tributarle el mas justo homenage por haber sido los que lo edificaron, aunque sobre bases inciertas, han bastado para abrir el campo á los futuros tiempos mas á propósito que aquellos para los progresos ulteriores de la optalmología. Por donde quiera que mire- mos este arte, ya considerándolo como accesorio á la medicina en general, ó ya también como separado de ella, para poder saludar sus principios elementales, es necesario estar penetrado de la'anatomía del ojo, asi como de sus funciones fisico-vitales, de donde dependen ciertos y determinados padecimientos, que siendo estraüos al conjun- to de este órgano, reconocen por causa sin embargo, unas veces la falta de proporción de distancias de los medios trasparentes, y otras el aumento ú disminución del volumen natural de globo, tan necesa- rios para el complemento del mecanismo!físico de la visión. El estudio de la refracción y reflexión de la luz ó mejor dicho el de la Catóptri- ca, y Dióptrica nos proporcionará un recurso precioso, que no despre- ciaremos, puesto que nos ha de servir para poder apreciar los desór- denes funcionales: este preliminar es del mayor interés para la prác- ca, pues ignorándolo, cometeríamos graves errores en el diagnóstico de las afecciones llamadas Neuroses de la Vision, las que todos los optalmologistas han confundido con padecimieutos análogos, por ha- ber sido deducidos de conjeturas mal intepretadas, por carecer de aquellas nociones que debieron preceder el estudio de la patología de tan complicados órganos. Nuestra propia esperiencia nos ha demos- trado la utilidad que reporta con estos conocimientos el que quiera de- dicarse á este ramo, puesto que le servirán para aclarar algunos fenó- menos patológicos que le harán mas fácil la comprensión del afecto. El estado del Iris y su abertura pupilar, asi como el de la córnea tras- perente, es de absoluta necesidad considerarlos aisladamente en los individuos sanos, para poder después apreciar los trastornos 4e es- tructura consiguientes á sus padecimientos, pues las mas veces son tan imperceptibles que se escaparían y desconocerían, si no se hicie- sen notar por alguno de los que saben mirar los ojos: bástenos pues el decir, que en el estudio que exige esta clase de indagación ocular, descansa lo mas general de su patología. Aunque quisiéramos en esta obra presentar descripciones tan exactas, que jamás pudiesen descono- cerse los afectos, hay sin embargo algunos que ni podrán describirse con perfección ni tampoco pintarse con la presicion que demanda, ya el trastorno patológico, ya el funcional que se quisiera dar á conocer, apesar de que haremos este trabajo con toda la escrupulosidad posi- ble para la mejor comprensión en el diognóstico, de las enfermedades optálmicas, las que teniéndolas diariamente á la vista en la sala que se halla á nuestro encargo en el Hospital Militar, nos será muy fácil describir todos los padecimientos desde la mas simple escitacion de la conjuntiva, hasta la desorganización completa del globo ocular, y sus accesorios. Esta sala de enfermedades de los ojos establecida des- de el año de 1839, se le debe á la ilustración del Escmo. señor Conde de Villanueva, Primer Gefe de Hacienda, el que por su establecimien- to nos ha puesto al nivel de las primeras capitales de Europa en donde en todos los hospitales tanto civiles como militares se han instituido salas de esta clase de enfermedades que sirven de estudio especial á los alumnos y profesores que se dedican al arte del oculista, encar- gándolas á personas ya conocidas en su ejercicio, por haber ya un con- vencimiento que de la especialidad en su práctica y estudio, se obtie- nen los mejores resultados. Su importancia está ya sancionada por la esperiencia, la que ha comprobado con repetidos hechos, que ningún profesor puede ser buen oculista si no está acostumbrado á tratar me- tódicamente las enfermedades que son comunes á los ojos, practicando al mismo tiempo las operaciones que las mas veces restablecen un sen- tido de tanta utilidad y de interés propio, como son los órganos de cuyo estudio nos vamos á ocupar. El plan que nos proponemos seguir en el discurso de esta obra es el siguiente: Historia del arte optalmológico desde su supuesto origen hasta nues- tros dias, considerándolo como una parte importante de la medicina. Anatomía descriptiva de los ojos, con láminas demostrativas, en laque se comprenderá el estudio de los tejidos de las partes constitu- yentes del globo ocular y sus dependencias. Consideraciones fisiológicas del ojo, en cuyo estudio se tratará de la óptica, y de los medios físicos por los cuales se verifica el mecanis- mo admirable de la visión. De la optalmoscopia ó estudio de los diversos modos de examinar los ojos, para conocer sus diferentes padecimientos. Patología general y especial, en las que se esplicarán todas las afecciones de que son susceptibles los ojos, y partes anexas, sin olvi- dar sus Neurosis y Neuralgias. Flegmacias crónicas, y resultados de las optalmias agudas? 10 consideradas como causas inmediatas de la ceguedad. Consideraciones sobre los trastornos funcionales de la visión, y medios físicos para corregirlos. Terapéutica quirúrgica, en donde se establecerán los procedi- mientos operatorios, y la preferencia que deba darse á alguno de ellos. Materia médica optalmológica, y nuevas preparaciones que em- pleamos en los colirios y modo de usarlos. Anatomía patológica, y consideraciones sobre los tejidos acciden- tales desarrollados en el globo ocular y sus dependencias, con los di- versos modos como suelen presentarse sus desorganizaciones. Entozoarios interno y estemos de los ojos. Higiene ocular. Ojos artificiales, su aplicación con movimiento simultáneo: casos en que convienen y modo de colocarlos. Método para hacer cataratas artificiales en los ojos de los cadá- veres, que deberán servir para ensayar el abatimiento y estraccion. Documentos justificativos de los buenos resultados de nuestra práctica especial en el Hospital Militar de la Habana. Clínica ocular: observaciones prácticas, y buenos resultados en el modo nuevo que tenemos de tratar médicamente las enfermedades de los ojos. DEL ARTE OFTALMOLÓGICO desde su supuesto origen hasta nuestros días, considerándo- lo como una parte importante de la medicina. Es demasiado verosímil, que los hombres antes de constituirse en sociedad, y aun después de constituidos, buscasen medios con que cu- rar sus enfermedades, guiados ya por un instinto conservador de la naturaleza, ó ya imitando á algunos animales cuyo egemplo siguieron en la aplicación de algunos medios: esto es tanto mas cierto, cuanto quePlinioy Eliano han sostenido con bastante fundamento, que el descubrimiento de poderse sacar sangre de las venas la debió el hom- bre al hipopótamo, así como el uso de los clisteres á la cigüeña, sin que mencionemos otros muchos que fueron enseñados de la misma manera que no enumeraremos por no ser de nuestro objeto esclusivo. Los egipcios (según refiere Diodoro de Sicilia) recogieron de los sa- cerdotes de Oriente á quienes estaba encargada la medicina, los reme- dios que empleaban para curar, los que llevaban el celo de la superti- cion tan común en aquellos tiempos al instituto del sacerdocio: las mismas máximas que siguieron los egipcios aunque quitando la medi- cina délas manos de los sacerdotes, y depositándola en la clase baja del pueblo: habiendo tantos médicos especiales cuantas enfermedades eran conocidas: entre los que habia dedicados á curar los ojos ú ocu- listas que eran llamados y conocidos con el nombre de Pastophores, de donde deberemos tomar el origen del arte optalmológico; permane- ciendo entre estos hasta el siglo XV en el que los griegos recibiendo * 12 las primerar tradiciones egipcias se ocuparon de las enfermedades de los ojos, aunque con bastante imperfección puesto que nada encontra- mos satisfactorio sobre este objeto en los escritos de Hipócrates ni de su sucesor Democrito: Erasistrato y Dioscórides médicos que flo- recieron en aquella época hubieron de dedicarse á este arte de curar, cuando han llegado hasta nosotros muchos de los remedios que em- pleaban contra esta clase de padecimientos. Los romanos mas dis- puestos para las armas que para las letras, se ocuparon muy poco de la medicina, dejando álos griegos en pacífica posesión de su ejercicio entre los que habia oculistas, siendo Arcagathus el primero que se de- dicó á esta especialidad, aunque con muy poco concepto por haber abusado de los cauterios y sedales. Celso mas escritor que médico se ocupó mucho también de estas enfermedades, y aunque sus escritos están llenos de errores prácticos, debemos atribuirlos mas á la ca- rencia de los conocimientos anatómicos, que á la falta de disposición para espresar sus conceptos: en su obra cita un célebre oculista de su tiempo llamado Euclípides á quien él le tributaba los mas grandes elo- gios en este ramo cuando dice: "Euclipides autem, qui cetatem nos- tram maximus fuit ocularis medicus, utebatur colyrio quod ipse com- posuerat." Galeno en medio de sus teorías humorales no se desenten- dió de estas enfermedades las que eran tratadas según el espíritu de su sistema, pero uno de sus discípulos Alejandro Aphrodiseus, fué el primero que dijo que laoptalmia purulenta era humoral y contagiosa. Pablo de Egina y Camalusali fueron los primeros que creyeron que habia una gran necesidad de estudiar especialmente las enfermedades de los ojos, escribiendo el primero un tratado de Oculorum Morbus: y el segundo otro, De Libersuperrerum preparationibus, quos ad ocu- lorum medicinas faciunt, medicaminibusque ipsnrum. Alcmeon de Cro- tona uno de los discípulos de Pitágoras fué el primero que en el siglo XVíI describió aunque con bastante imperfección la estructura del ojo, guiado por el estudio que habia hecho en los de los animales, de manera que podemos asegurar que hasta esta época nada se habia di- cho de importancia sobre su organización y enfermedades, después de las tradiciones egipcias á los griegos y romanos, los que nos han trans- mitido inscripciones monumentales que acreditan que Augusto y Ti- berio tenían médicos oculistas inmediato á sus personas, comprobán- dolo las que fueron encontradas sobre una piedra que decia Publius, Attius, Atimetus, Augusti medicus ocularis. Titus Lybius Tiberii me- dicus ocularis. Apesar de todas las dificultades que en las distintas épocas ha habido para los progresos de la optalmología, no se dejó de conocer la importancia de su estudio aun en aquellos tiempos de igno- rancia médica. Cyrus envió en comisión á dos médicos de su con- fianza á Egipto cerca del Rey Damasis. para que aprendieran á curar los ojos del oculista que este tenia, con el objeto de propagar los co- nocimientos que adquirieran sobre estas enfermedades. Aunque los árabes ignoraron la estructura del ojo, no por eso de- 13 jaban de conocer sus padecimientos, y algunas de las alteraciones or- gánicas que les son consiguientes, siendo sus principales remedios, la sangría y el fuego estudiando con bastante detenimiento las optalmias catarrales puriformes que son endémicas en estos paises; los que nom- braron técnicamente algunos trastornos de la visión, cuya sinonimia se ha conservado hasta nuestros dias; debiéndoseles á estos el descu- brimiento del la existencia déla catarata, sobre la cual hablaron Aver- roes, Albucasis, y Jesús Halí, los que la consideraron como una tela membranosa que impedia la visión, la que quitaban por medio de la es- traccion sin haber dicho el procedimiento que empleaban al efecto. Los romanos después de la anterior época en que mas les llamó la atención las glorias de las armas que la de las letras, se ocuparon de la medicina, adquiriendo de los egipcios muchas nociones sobre el modo de curar los ojos, los que admitieron como verdadera la teoría délos árabes respecto de la naturaleza de la catarata, colocándola de- tras de la pupila: el haber fijado este lugar á su existencia, fué una idea feliz, pues abrió un campo muy seguro á los futuros tiempos para conocer mejor su naturaleza. Los errores que eran consiguientes á la faltade los conocimientos anatómicos delojo, hizo creer que el cuerpo cristalino era el órgano inmediato de la visión, cuya opinión estubo muy admitida entre físicos y médicos, hasta que Pliupius célebre prác- tico de Amsterdam, declaró á principios del siglo XVIII, que el cris- talino no era absolutamente indispensable á la visión, máxima que después siguieron Quarré, Lanier, y los físicos Gassendus y Rohault, que la propagaron: estando reservado al cirujano del Sena Maitre- Jean, su comprobación por medio de la anatomía patológica; desde esta época convinieron todos en admitir la opacidad del cristalino y de su cápsula como causa inmediata de la formación de la catarata. El ciru- jano alemán Freitag penetrado de que los árabes sacaban las cataratas. inventó un gancho con el que las estrajo á tres ciegos: esto prueba que las tradiciones de los árabes no se habían perdido aun en el siglo XVII en cuya época se habia conocido ya su utilidad; lo que fué admitido por Daviel llamando la atención del mundo médico, apareciendo él, como su inventor, debiendo ser tan solo el introductor del método en la cirujía francesa. En este mismo siglo, fue abandonado el arte del oculista de los médicos y cirujanos, cayendo en manos de los curanderos y charlata- nes, los que se diseminaron por todas partes de Europa dando tal im- portancia á sus misteriosas curaciones, que fueron tenidos y reputa- dos como semi-dioses: entre estos adquirió gran fama Woolhouse, que llegó á ser oculista de Jaques II Rey de Inglaterra: circunscribiéndo- se después este arte en las familias de los que lo ejercieron, heredán- dose como patrimonio, y en particular las operaciones de cataratas, las que eran practieadas en los lugares públicos al son de varios musi- queros que los acompañaban. En el siglo XVIII apareció también el barón Wenzel perteneciente á una de aquellas familias de oculistas ambulantes, el que adquirió gran reputación por la destreza con qu$ 14 practicaba las operaciones. En esta misma época empezaron los ciru- janos á resentirse de que estas operaciones fueran esclusivas de lo» curanderos, ocupándose desde luego del estudio de los ojos, sus en- fermedades y operaciones, siendo este el segundo paso que se dio para los progresos de la optalmología, á lo% que contribuyeron aficazmente con sus observaciones teórico-prácticas LafFaye, Berenguer, Mery, Saint Ivés. Bourdenabe, Lécat, lannin, Richter, y Demours, los que despertaron el entusiasmo científico ocular, adormecido en los tiem- pos pasados en que tan poco interés habia movido á los dedicados al arte de curar. Este siglo fué el mas glorioso para la literatura optal- mológica pues á mediados de él apareció Zinn, anatómico alemán de la Universidad de Goethingue el que publicó una obra sobre la Ana- tomía del ojo titulada: "Descriptio anatómica oculi humani" la que estimuló á Soemmering á publicar otra con el mismo objeto que de- nominó: "Icones oculi humani" que mereció la preferencia por tener láminas demostrativas: estos dos tratados fueron los fundamentos para que se estableciese la escuela optalmológica de Viena, á quien siempre les seremos deudores de este tercer paso para la perfección y progresos de la cirujía ocular, á pesardeque sus discípulos se propusieron no co- municar los conocimientos que adquirieran; máxima que nos comprueba la fatal pasión del egoísmo médico aun en aquellos tiempos de mediana civilización: de manera que durante muchos años nadie pudo saber las teorías de esta escuela aislada tan solo para los de su seno; hasta que Barth uñó de sus discípulos, prescindiendo de su compromiso escolás- tico publicó por el año de 1797 una Monografía sobre la extracción de las cataratas. Barth era hijo del célebre oculista ambulante Grim- ma-Maltés, el que adquirió muchos partidarios entre los médicos y cirujanos, por aquel desprendimiento científico, que habia tenido con- tra el sistema adoptado en la escuela optalmológica de Alema- nia. Barth escribió algunos tratados sobre las enfermedades de los ojos fundado en las teorías de esta escuela, llegando á ser su primer gefe, abriendo sus puertas para todos los que quisieran instruirse en esta especialidad de la medicina. Esta generosidad fué premiada por José II rey de Austria, el que lo nombró oculista de su persona y fami- lia, encargándole al mismo tiempo de las cátedras de Anatomía y Fi- siología de la Universidad de Viena, las que desempeñó con general aceptación, hasta que sus años le obligaron á retirarse, designando pa- ra sucederle en el encargo de oculista del Rey á Schmidt, condiscí- pulo de Beér Walther y Benedit, los que se propusieron propagar las teorías de Barth, formando un cuerpo de doctrina que por mucho tiem- po estubo en boga en Alemania. Esta escuela tubo tal influencia, que consiguió darle toda la importancia que merecía, consagrándose cá- tedras y hospitales especiales para su estudio, cuya gracia debió Barth á los favores que le dispensaba la Reina María Teresa de Austria sa- liendo de ellas muchos discípulos, que honraron la institución op'tal- mológica, tales fueron Himly, Ammon, Goeger, Weller, Quadri &c 15 Debiéndosele á este la propagación de la escuela alemana en el me, diodia de Italia, en donde estableció una cátedra para la enseñanza del arte. Schmidt cuyo talento no se escapó á la sagacidad de Barth era uno de los cirujanos distinguidos del hospital militar de Viena, el que después de un riguroso examen publico ante una comisión nombrada por el gobierno, o btuvoel diploma de profesor de optalmo- logía, y el nombramiento de oculista de las reales personas. En esta misma época la casa de Austria decidida á protejer este ramo del arte, estableció cátedras y clínicas de enfermedades de los ojos en sus po- sesiones ultramarinas, nombrando para su servicio á Panizza discí- pulo también de Barth. Schmidt publicó el primer ensayo en el año de 1800 sobre la Iritis, y un tratado sobre las vias lagrimales: suce- diéndole en conocimientos Béér muy conocido en Europa por sus es- critos optalmológicos, en donde se encuentran ya descripciones exac- tas relativas al Diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades. We- 11er reduciendo las teorías de Béér, aclarando algunas dudas de su obra, puso á los médicos y cirujanos al corriente de la optalmología ale- mana, cuya obra fué traducida al francés por el año de 1802. Al prin- cipio de nuestro siglo la Inglaterra y Francia sintieron la necesidad de ponerse al corriente de los conocimientos optalmológicos de la es- cuela alemana, estableciéndose en la primera nación y por disposición del gobierno unaenfermería que se puso á cargo del ilustre Saunders; cuya prematura muerte arrebató á la ciencia los dias de este cirujano, sucediéndole en el profesorado Farre, el que continuó en la enseñan- za, de cuya escuela salieron Gipson, Makenzie, Guthrie, Lawreuce y Samuel Cooper á quien se le debe el haber propagado en Inglaterra la doctrina de la escuela de Viena; estableciéndose del mismo modo, otra con el propio objeto en Bristol, Manchester, Liverpool y Dublin, de donde han salido la mayor parte de las producciones optalmológi- cas que nos sirven de modelos. La Francia agitada por sus opiniones políticas, por sus guerras y reveces se mostraba algo indiferente en el siglo pasado al estudio del arte: pero en el presente ha tomado una parte muy activa en su propagación y estudio, como lo comprueban los artículos consagrados á la optalmología en el Diario de la Socie- dad de Medicina de Paris. Las interesantes memorias de Mr. Roux sobre la extracción de las cataratas, las de Riobé, Luzardi y Coze so- bre la existencia de las cataratas negras: los trabajos originales de Maunoir sobre la pupila artificial, y otros que aparecieron al princi^ pió de este siglo fueron dedicados todos al estudio de las enfermeda- des de los ojos; traduciendo las obras inglesas y alemanas por cuyo medio se pusieron al corriente de las teorías de la escuela de Viena: escribiendo también algunas obras especiales éntrelas que menciona- remos la de Demours por sus bellas láminas, y por ser una de aquellas que sin meterse a profundizarla cuestión de la especialidad de las op. talmias, solo es dirijida á la práctica y terapéutica de todas las en- fermedades de los ojos. Dupuytren estableciendo el nuevo procedi- miento para la operación de la fístula lagrimal por medio de la conula 16 metálica, simplifico esta haciéndola mas segura en sus resultados, respecto á los demás que se conocían. Al profesor Sansón le serán siempre deudores sus contemporáneos de haber sido el primero que promovió en Francia el estímulo á los trabajos optalmológicos moder- nos. Mr. Velpeau se ha ocupado mucho desde el año de 1820 de las enfermedades de los ojos ya por medio de tratados especiales, ya tam- bién en lecciones orales de clínica optalmológica en el hospital de caridad de Paris, publicando uno de sus discípulos el año de 1840 un Manual práctico de enfermedades de los ojos, según las lecciones de este cirujano. Carrón de Villardsy Sichelhan dado en estos últimos años un nuevo impulso al estudio de la optalmología en Francia: el primero ha publicado algunos trabajos, sóbrela evacuación del humor acuoso, enfermedades de los párpados, abatimiento'de las cataratas, pupilas artificiales, keratitis escrofulosa, y un tratado práctico sobre el estudio de estas enfermedades: el segundo estableció un curso de Optalmología en el Hospital de San Antonio, publicando sus trabajos clínicos en los diarios de Medicina de la escuela de Paris, que no han servido sino para propagar mas en Francia las doctrinas alemanas: publicando una escelente memoria sobre la coroiditis, otra sobre la optalmia rhumatismal, y un tratado sobre la Optalmia, Catarata y A- maurosis. M. Cunier publica en la actualidad un diario consagrado tan solo á los trabajos optalmológicos. Rogneta aunque no es de pare- cer el que se considere la optalmología como una especialidad de la ciencia, no ha podido por menos que publicar tratados muy interesan- tes; uno sobre la Amaurosis considerada como el resultado de causas orgánicas; otro sobre la fisiología del ojo: y otro que comprende sus lecciones de optalmología. Los tratados prácticos de las enfermeda- des de los ojos que últimamente ha publicado Furnari asi como el de A. Desmarres son del mayor interés por estar llenos de erudición op- talmológica, que prueban los progesos de este arte que marchando hoy á la par de las demás partes de la ciencia, podrá algún dia lle- gar ala perfección que por su objeto merece. No desentendiéndose en España sus profesores de los progresos de otras naciones en esta ma- teria se han dedicado algunos á practicar la optalmología: y aunque sin haber sido formados en escuela especial, la han ejercido con bas- tante crédito y buenos resultados; congratulándonos el saber existe en Cádiz un gabinete optalmológico encargado á profesores instrui- dos, que cultivan este ramo con el mismo esmero que los estran°-eros sintiendo la desgracia ocurrida á uno de sus miembros fundadores cuya pérdida ha sido bastante grande por el entusiasmo que tenia por este ramo del arte de curar. Los médicos italianos se han ocupado también de estas enfermedades y mayormente desde que Quadri propa- gó las ideas de la escuela alemana, puestoque antes no tenían otros co- nocimientos que los que habian emitid-o el tratado de Scarpa que ha ser- vido á ellos, y á los demás prácticos, como un código empírico, hasta el renacimiento en el presente siglo de la literatura optalmológica" en 17 que se ha conocido el poco valor de las materias que contiene. Leveillé que fué su primer traductor, publicó un tratado sobre el abatimiento de la catarata, y absorción del cristalino: otras muchas publicaciones se han hecho sobre esta materia, las que no enumeramos por no ser del mayor interés; baste lo dicho para poder formarse una idea de la historia de este arte, desde su supuesto origen hasta nues- tra época. MONOGRAFÍA omlmologici. Jlnatomía descritiva.—Del ojo.— Descripción de los huesos que forman las órbitas, considerados como partes protectoras délos órganos de la visión. Aunque estamos persuadidos de la instrucción de nuestros lecto- res en los conocimientos anatómicos no tan solo de las partes duras que forman las órbitas, sino también del globo ocular y sus dependen- cias, daremos sin embargo una rápida ojeada sobre estos preliminares que nos servirán de base para el estudio que deberá ocuparnos. Las ó rbitas ó fosas orbitarias son dos cavidades que han sido comparadas por algunos anatómicos, á dos conos cuyas bases se encuentran hacia adelante y sus ápices hacia atrá, las que son formadas superiormente por el hueco coronal: las partes anteriores y laterales por el maxilar superior y pómulos: formándose la gotiera lacrimo-nasal á espensas de la apófisis montante del dicho maxilar unida al hueco Unquis: en la posterior y lateral interna, la forma del mismo modo una porción del hueso Etmoides llamada por los antiguos hueso plano; la lateral ester- na posterior por el Esfenoides: y la inferior y mas posterior por una pequeña porción de los palatinos. De la reunión y disposición de estos siete huesos, resultan en cada lado del cráneo por su parte anterior y superior, dos huecos cónicos algo ovalados llamados fosas orbitarias en donde se hallan colocados los órganos de la visión y sus acceso- rios. Describiremos cada uno en su particular según sus relaciones íntimas, por la parte activa que tienen entre sí para formarlas. El hue- so coronal por su borde inferior forma los dos tercios de las órbitas: en su superficie esterna se advierte una elevación curva transversal de arriba abajo, conocida con el nombre de arcades superciliares, cu- ya parte interna mas saliente que la esterna, da atadura al músculo superciliar: estos arcades forman los bordes superiores de cada órbita, en los que se encuentran un agujero llamado orbitario superior ó su- perciliar, por donde pasa una rama del quinto par de nervios nombra- 3 '8 da optálmico de Wllis, juntamente con una pequeña arteria y una vena: en el trayecto de este mismo conducto se advierte el oriücio del agujero nutricio que se pierde en el espesor de la sustancia de este hueso; por la parte inferior de los arcades se hallan dos grandes hun- dimientos que hacen parte del tabique superiof de cada órbita, en los que podremos considerar dos fosas, una hacia el ángulo estemos en donde estubo alojada la glándula lagrimal, y otra hacia el interno de menos estension que corresponde á la inserción de la polea cartilagi- nosa, por donde pasa el tendón del músculo gran oblicuo del ojo. En la cara interna de cada órbita se observan también dos apófisis que le llaman angulares por corresponder á sus ángulos distinguiéndose en internas y esternas: en la unión de la etmoides con la parte inferior del coronal, hay dos gotieras que les son comunes que forman los agujeros llamados orbitarios internos distinguidos en anterior y pos- terior; por el primero pasa el filete etmoidal de la rama nasal del ner- vio optálmico, con una vena y arteria: el segundo da paso también á otra arteria y vena. De la reunión del coronal con el Esfenoides Et- moides Maxilares superiores Unguis Pómulos y Palatinos están for- madas las órbitas, contribuyendo cada una relativamente entre sí con una porción del cuerpo que la constituyen para su formación. El Esfenoides deberemos considerarlo por las relaciones que tiene con el coronal, maxilar y pómulo, puesto que de sus conexiones re- sultan las hendiduras nombradas orbitarias superiores ó esfenoidales, orbitarias inferiores ó esfeno-maxilares, por donde pasan el tercero, cuarto y sesto pares de nervios cerebrales y el ramo optálmico de Willis asi como las venas y arterias que se distribuyen en los ojos: en este hueco se notan dos apófisis laterales llamadas orbitarias, que cor- responden á la parte posterior y esterna, las que forman una porción bien grande de las órbitas: en la cara inferior correspondiente á esta región se observa el orificio esterno del agujero óptico que marcha oblicuamente de adentro á fuera, y de detras á delante, por donde pasa el nervio óptico y la arteria optálmica: al rededor de este agujero se encuentran pequeñas impresiones que sirven para señalar el lugar en donde estubieron implantadas las impresiones tendinosas de los músculos rectos del ojo. Los pómulos están situados en las partes superiores y laterales de la cara, á los que consideraremos cuatro ángulos relativos á las órbi- tas, que distinguiremos por superior inferior anterior y posterior: el primero está formado por sus bordes superiores y apofosis orbitaria con quien se articula: el segundo con la eminencia malar de los maxilares superiores: el tercero que es el mas agudo de todos, se articula con la misma eminencia malar formando la parte inferior lateral esterna de la órbita: el cuarto forma el puente Cigomático: en la.superficie es- terna de estos huesos se hallan uno y á veces dos agujeros por donde pasan filetes nerviosos y ramillos arteriales. El maxilar superior está colocado en la parte media de la cara en 19 el que observaremos dos apófisis, una nombrada nasal montante ó as- cendente, que se articula con el coronal, con el Etmoides y Unguis, resultando de la unión de estos tres huecos, el grande ángulo de la órbita: esta apófisis tiene una escotadura á la entrada de la órbita que unida á otra igual del Unguis forma el principio del conducto nasal: de la unión de este huesecillo con la escotadura precedente se forma una cavidad casi perpendicular mas ancha en su parte superior que en la inferior de donde resulta el conducto nasal: la otra apófisis se en- cuentra en el lado esterno, y forma la porción inferior de la fosa orbi- taria, en donde se halla un hundimiento que sirvió para alojarse el músculo pequeño oblicuo del ojo: en su superficie esterna se vé una fosa conocida por maxilar en la que hay un agujero nombrado maxilar superior que comunica con la órbita por el que pasa un ramo del ner- vio maxilar superior. El Unguis hace parte de la órbita por su gran ángulo, y forma la mayor parte del receptáculo lagrimal, estando situado entre el Etmoi- des y por delante del opofisis montante del maxilar: su cara esterna es un poco cóncava teniendo en su mitad una cresta que hace parte de una gotiera que unida á la del maxilar forma el conducto nasal: á esta cresta se ata la espansion aponeurótica del músculo orbicular de los párpados: su superficie interna es convexa j desigual, estando en rela- ción con el Etimoides la que se halla sembrada en su corta estension de pequeños agujeritos. El Etmoides está colocado en la parte inferior de la base del cráneo: la superficie mas grande de este hueso se encuentra en las fo- sas nasales y órbitas, advirtiéndose en él dos caras laterales llamada- hueso plano por su figura: estas caras se juntan al coronal maxilar es- fenoides Unguis y Palatinos formando la parte media superior de la órbita: su figura guarda la mayor analogía con un cuadrilongo. Los Palatinos uniéndose también por su parte superior al esfenoi- des etmoides y maxilar, forman desde luego una pequeña porción de la órbita, posterior é inferiormente. La íntima reunión de los siete huesos descritos se verifica por sulfuras y su conjunto dá lugar á la forma- ción de las cavidades orbitarias en cujro fondo se encuentran varios agujeros y hendiduras» uno de ellos se llama óptico que pertenece al Esfenoides por donde penetra en la órbita el nervio del mismo nom- bre para terminar en la parte posterior del globo ocular: por este agu- jero pasa también un ramo de la carótida interna llamada arteria op- tálmica: mas abajo y á un lado de este agujero se advierten dos hen- diduras nombradas orbitarias que se distinguirán por superior é in- ferior, por la primera pasan á la órbita tres pares de nervios cerebra- les: el tercer par conocido con el nombre de Motores comunes: el cuarto Patéticos; el sesto par ú oculo musculares esteraos, que se distribuyen en los músculos de los ojos: pasando ade- mas por el agujero sub-orbitario la primera rama del quinto par ú optálmica, los que describiremos al estudiarlos. Las cavidades orbitarias están cubiertas de una membrana que es continuación de la 20 dura mater comunicándose con el periostio de la base del cráneo pol- la hendidura orbitaria inferior. De los músculos del ojo considerados como órganos del movimiento. Lámina V Los músculos que les son propios al ojo son siete; cuatro rectos y dos oblicuos y el elevador del párpado superior, distinguidos en superior ó elevador, inferior ó abatidor, interno ó adductor, ester^ no ó abductor, y los oblicuos llamados grande y pequeño. Los rectos están situados en los diámetros verticales y transversales del ojo: el superior se estiende desde la parte superior del agujero óptico hasta dos líneas de la unión de la cornea transparente con la esclerótica: el inferior se estiende en la misma dirección y terminación: el cuerpo de estos músculos es carnoso siendo sus dos estremidades tendinosas. El recto interno y el esterno siguen la misma dirección que indica su nombre, siendo de notar que el recto esterno es el mas largo de todos los cuatro músculos siendo también tendinosas sus estremidades, te- niendo sus ataduras uno en la parte interna y el otro en la esterna del agujero óptico* En cada uno de ellos deberemos considerar dos superficies, una ocular que está en contacto con la esclerótica y otra orbitaria que corresponde á las paredes déla órbita, sus estremidades tendinosas anteriores se contunden unas con otras en la cara anterior de la esclerótica formando una membrana aponeurótica que algunos anatómicos han mirado y descrito como particular á la que llamaron Albugínea. Los usos de estos músculos es llevar el globo del ojo hacia arriba, abajo, adentro y afuera; sirviéndose unos á otros como anta- gonistas. Del grande oblicuo del ojo. Lámina 1? Dos son los músculos oblicuos del ojos distinguiéndose en gran oblicuo ú superior, y pequeño oblicuo é inferior. El gran oblicuo se halla colocado en la parte superior ó interna de la órbita; estendiéndo- se desde el ápice de la fosa orbitaria cerca del agujero óptico hasta su parte anterior superior é interna: desde este lugar muda su direc- ción para implantarse en la parte posterior y esterna del globo del ojo. Este músculo es menos ancho y menos grueso que los rectos: le debemos considerar dos estremidades una posterior que se ata á la parte posterior interna superior de la órbita por detras de la articula- ción del esfenoides con la del etnoides llamado hueso plano* y otra anterior que termina en la parte posterior y esterna del globo del ojo: al llegar este músculo á la apófisis angular interna del coronal degenera en un tendón redondo introduciéndose en una especie de garrucha ó polea que es encuentra en este lugar, lo que hace cambia de ¿ám /: Músculos de los o]os. M. Recto externo ":S0z -Oblicuo inferior "-—Recto superior. Recio interno M. Recto externo M. Recio inferior Recto supr cortado Globo del ojo. Tendón del M. Gran oblicuo Polea. M. Recto externo----- M. Recto superior — ,#? -IElevador del pár- pado superior. M. Recto interno. Zz¿ deZ £0¿¿eMe>.J7a3«La4SL~ Lu>H*¿a, 21 dirección, formando un ángulo agudo para terminar después á mane- ra de fibras ligamentosas en las láminas superficiales de la Escleró- tica en cuyo lugar se reúne también con la espansion tendinosa del peqneño oblicuo. Los usos de este músculo son el de llevar el globo del ojo adelante y adentro haciéndole egecutar movimientos de rota- ción sobre su eje. Del pequeño oblicuo. Lámina 1" Se halla situado en la parte anterior é inferior de la órbita y se estiende desde la parte anterior interna de la fosa orbitaria á la ester- na y posterior del ojo. Su superficie inferior está en contacto con el suelo de la órbita: su superior está en relación con la parte inferior del globo ocular, y con el músculo recto inferior: tiene dos estremida- des: una interna ó anterior que se ata á la parte anterior interna de4a porción orbitaria del maxilar superior muy inmediata á la gotiera la- grimal y la base de la órbita, y otra en la parte posterior é interna de} globo, áalgunas lineas de distancia de la entrada del nervio óptico en este órgano, en donde termina por una espansion tendinosa. Este mús- culo se halla inclinado atrás y afuera encorbándose de arriba abajo so ■ bre la convexidad del ojo, pasando por debajo del recto interior; sien- do aponeurótico en sus ataduras y carnoso en su cuerpo. Sus usos son el de mover el ojo adelante y adentro haciéndole egecutar movimien- tos de rotación que lo lleva arriba y afuera: cuando estos dos músculos obran juntos, contrabalancean la fuerza de los rectos, asegurando el globo en todos los movimientos de que es susceptibles. Del elevador del párpado superior. Lámina 1* Este músculo se halla situado en la parte superior de la órbita se estiende desde su parte posterior por delante del agujero óptico, hasta el borde superior del cartílago Tarso del dicho párpado: siendo muy angosto posteriormente y mas ancho y delgado anteriormente. Se le consideran dos caras, una que está en contacto con la pared superior de la órbita por su parte posterior, y otra inferior que está en relación posteriormente con el músculo recto superior, estando unida anterior- mente á la conjuntiva palpebral: la superficie superior de este músculo se halla cubierta anteriormente por el ligamento largo del párpado que lo separa del músculo orbicular: su dirección es llevada hacia adelan- te casi horizontalmente hasta que llega á la parte superior del globo del ojo en donde forma una curba de arriba abajo para descender lue- go al cartílago Tarso en donde termina por medio de un aponeurosis muy delgado á manera de membrana: sus fibras nacen superior y pos- teriormente por un aponeurosis muy corto del periostio que tapiza á la pequeña ala del Esfenoides. Sus usos son el de levantar el párpado 22 superior siendo su antagonista el orbicular, puesto que la contracción mas ó menos fuerte desús fibras hace cerrar la abertura de los párpados. De los músculos estertores del ojo considerados como modificadores del acto de la cisión. Lámina «a Estos músculos son dos: el orbicular de los párpados y el super- ciliar. El orbicular se halla colocado al rededor déla base de la órbita se estiende desde su gran ángulo á la parte anterior déla sien y de la ceja, hasta la parte superior de la megilla: este músculo es ancho y oval transversalmente.y abierto en la dimensión de su gran diámetro. Se le puede considerar dos caras ó superficies, una anterior, ^ otra posterior, y una circunferencia: la anterior está íntimamente unida a la piel en su parte superior é inferior: la posterior cubre superiormen- te al músculo superciliar al que se halla adherido, cubriendo también algunos músculos de la cara y en particular el ligamento largo el saco lagrimal y los sertilazos tarsos de los párpados. La gran circunferencia se ata por su laclo internoálaapofisismontantedelmaxilarsuperioryor- bitaria interna del coronal por medio de un tendón; las fibras de este músculo son carnosas, en dirección de círculos concéntricos juntán- dose sus fibras en ángulos agudos por espansiones aponeuróticas. Sus usos son los de aproximar los párpados entre sí, y aplicarlos con mas ó menos fuerza contra el globo del ojo: dirijienclo en alguna manera la ceja al párpado superior. Del superciliar. lAmina 2? Se halla colocado en la parte inferior de la frente por debajo del jado interno de la órbita. Se estiende desde la parte interna del arca- de superciliar del coron al, ala media del arcade orbitaria: siendo an- cho y delgado: tiene dos caras; una anterior que está cubierta hacia el lado interno por el músculo piramidal y en lo demás de su esten- sion por el orbicular y occipito frontal: otra posterior que cubre la es- tremidad interna del arcade superciliar, la rama arterial del mismo nombre, y el ramo frontal del nervio optálmico. Este músculo des- cribe una ligera corbadura cuya convexidad mira arriba y su concavi- dad abajo: siendo carnoso en su cuerpo y aponeorótico en sus atadu^- ras. Los usos son los de inclinar la ceja hacia abajo, aproximándola á la del lado opuesto: cuando los dos obran juntamente arrugan la piel que hay entre ellos por cuya razón ha recibido el nombre de arruga- dor de las cejas. Este, músculo respecto á la visión se le ha conside- rado como de gran importancia por poner en movimiento las cejas, las que sembradas de pelos sirven para modificar el esceso de rayos de luz, absorviéndolos. 2íl De las arterias que se distribuyen en lo interior de la órbita y globo del ojo.—De la optálmica. Lá- mina 3a Tan luego como la carótida interna sale del cuerpo cavernoso, traspasando los límites de la dura mater, dá un ramo bastante grueso, llamado optálmico el que penetra en la órbita por el lado esterno del nervio óptico, el que se distribuye por medio de varias ramificaciones con nombres particulares en todo el globo del ojo y partes accesorias: el tronco común de esta arteria serpeando por la pared interna de la órbita se halla colocado entre los músculos recto interno y gran obli- cuo. Los ramos que suministra son 1? el lagrimal: Este es uno de los ramitos mas considerables de la optálmica el que se dirije de detras adelante, hallándose colocado eetre la pared esterna de la órbita y el músculo recto esterno o abductor del ojo: este ramito considerándolo ahora como tronco, suministra otros ramillos que se distribuyen en el periostio de la órbita, en la envoltura pingüedinosa que rodea el ner- vio óptico, en el músculo elevador del párpado superior y también en el recto esterno: á su llegada á la glándula lagrimal dá otro ramito que se anastomosa con uno de los ramos de la arteria temporal pro- funda anterior. El ramo lagrimal penetra por diferentes puntos en la glándula del mismo nombre de donde salen perdiéndose después en el párpado superior en donde se anastomosa con la palpebral y la temporal formando una red vascular en el mismo parpado. 2? La sub- orbitaria.—Esta ramificación de la optálmica tiene su origen muy cer- ca de donde nace el ramillo llamado central do la retina: su dirección es de atrás adelante y hacia lo largo de la pared superior de la órbita9 hallándose por arriba del elevador del párpado superior y recto supe- rior del ojo, suministra en su trayecro pequeños ramillos que se pier- den en estos músculos, en el periostio orbitario y en la esclerótica: pe- netrando después por el agujero orbitario superior para dirijirse por detras de los músculos superciliar y orbicular de los párpados en don^ de se confunde anastomasándose con un ramo de la temporal y con el frontal de la optálmica. 3? Las musculares divididas en superior é inferior: la superior falta algunas veces, pero cuando existe nace de la optálmica, comunicando ramillos á los músculos recto superior, recto interno, gran oblicuo, elevador del párpado superior y ala esclerótica. La inferior existe siempre, naciendo inmediatamente muy cerca del origen de la lagrimal, se dirige lo mismo que las anteriores de atrás adelante entre el nervio óptico y muscular recto inferior: suministra ramillos á este músculo al recto esterno, al pequeño oblicuo y al saco lagrimal: dando origen á los ciliares y algunas veces á la arteria cen- tral de la retina. 4? Las Etmoidales distinguidas en anterior y postea 24 rior: la anterior toma su origen de la optálmica en el tere io anterior la órbita dirigiéndose de fuera adentro, penetrando por el egujero or- bitario interno anterior con el filete ctmoidal del ramo nasal del nervio optálmico: dando á su salida muchos ramillos que se distribuyen en los senos frontales y en las células etmoidales. La posterior nace al- gunas veces de la optálmica, otras de la lagrimal y varias de la sub- orbitaria: esta arterilla se inclina de fuera adentro colocándose entre el gran oblicuo y recto interno, introduciéndose en el agujero orbita- rio interno posterior para distribuirse después anastomosándose con la etmoidal anterior en la membrana pituitaria. 5? La central de la Retina; es un ramillo de muy poco grueso nace regularmente del tronco optálmico por arriba del nervio óptico: algunos anatómicos han observado que varias veces tiene su origen de una de las ciliares ó de la muscular inferior, pero ya sea de un modo ú de otro este vaso se introduce en el espesor del nervio óptico dirigiéndose al globo del ojo al que penetra dividiéndose después en numerosas ramificaciones que serpean por la superficie de la retina en donde forma una red admirable, lo que hizo creer á Ruysch era una membrana vascular diferente de la espansion gelatiniforme de la retina: uno de estos ramillos que podremos considerarlos como capilares penetra por la parte posterior de la lente orgánica llamada humor vitreo atraviesa todo su espesor dando algunas ramificaciones á la Hialoydes y termi- na en el hundimiento hialoydiano: existen algunas veces dos ar- terias centrales de la retina según lo han observado autores dignos de fe, los que dicen que cuando hay esta anomalía, una se distribuye de la manera que acabamos de esponer, y la otra se confunde en las en- volturas delnervio óptico. 6? Las ciliares.—Estas arterillas son muy numerosas y se dividen en posteriores ó cortas, y anteriores ó largas. Las posteriores son en gran número, teniendo su origen de la optál- mica y algunas veces de la muscular inferior, otras de la sub-orbita- riay otras de la etmoidal posterior: pero de cualquier de estos que naz- can, se dirigen rodeando al nervio óptico entre el tejido pingüedinoso orbitario hasta llegar á la parte posterior de la Esclerótica, penetrando al interior del globo al través de su tegido en donde se anastomosan con algunos ramillos de las musculares, dividiéndose en un número considerable de capilares que serpean sobre la superficie convexa ó Esclerotical del Coroides traspasando después esta membrana para formar en su superficie cóncava ó Retiniana innumerables anastomo- sis que dan lugar á la formación de una red vascular cuyas mallas afectan la figura cuadrangular: de la terminación de estas anastomosis parten ramillos mas capilares que los anteriores, que comunicándose con otros de las ciliares largas contribuyen á la formación del gran círculo arterial del Iris terminando todos en el espesor de los plie- gues membranosos dé los processus ciliares en donde anastomosán- dose entre sí á manera de arcade figuran una red muy fina y delicada. Las anteriores ó largas son dos, la una corresponde á lo posterior 0 Za/n/3 Arterias perienecientes al interior del globo del ojo Ramo para el oblicuo inferior Recto extemo Carótida interna Continuación de la optálmica ___Oblicuo inferior. Recto inferior. Musculares inferiores. Recto interno. Polea y tendón del gran Rarrullo pael oblicuo inferior i ^m jf------, Ramos palpebrales Recto supr cortado. \¿' ;'I^ Musculares superiores. ^—.Rarrullo Troclear Etmoidal anterior. Agujero óptico. r ^ j ' ■ i. Nervio ódüco Continuación. Carótida interna. p " del tronco optálmico. xRecto interno. ¿am"! Venas ppríenecienles alinlerior del tílobo del ojo Recto superior Nervio óptico V opt. cerebral. ___ Vena central de laretina — Recto inferior. Y Externa facial Elevador del párpado supr cortado Oblicuo superior facial interna Globo del ojo. fonas ciliares Recto externo cortado Glándula lagrimal J/ena optálmica facial Recto externo. Racial externa. Venas ciliares a Vena optálnf cerebral— upila Ramos de la conjuntiva. Recto interno cortado Tendón del oblicuo superior Oblicuo inferior Vena facial interna Tronco de iavena optálmica faci.il. Zotdel Cob¿trru>Jfa¿an¿i- Za/72 J: Aríenas y venas palpebrales Ataslomósis de la lemporal Tronco de la temporal Arco orbitario superior. Ramos delaíemp^ Ramo de la transversal de la cara frontales o profundo Ramo cutáneo Ramillos medios Tronco de la oplálmica equeño tronco Palpebral superior Palpebral inferior Ramo nasal Ramo de la coronaria del labio supenor amo sub-orbürario Frontales Anaslomc Ramo dorsal de la nariz Nasales anlenore Vena facial Temporal profunda. tapiñares de donde toman su orí (3 en las venas K ■..... JN^v___\^lroncoposlrde lalem- * ) poral vena 25 del Iris y la otra á lo interior siendo de mas diámetro que las ciliares cortas. Nacen de la misma manera de alguno de los ramos de la op- tálmica, dirigiéndose á la Esclerótica en donde penetran de una ma- nera oblicua, serpeando también entre esta membrana y la Coroides hasta llegar al ligamento ciliar, en donde cada una se divide en dos ramillos, que se distribuyen en la gran circunferencia del Iris una por detrás y otra por delante anastomosándose como ya hemos dicho con las ciliares posteriores para la formación del círculo arterial que corresponde á aquella gran circunferencia. De los ramillos de las ci- liares largas, nacen otros mas finos que se reúnen con los de las Cilia- res anteriores y dan lugar á la formación de otro círculo arterial si" tuado por la parte anterior del Iris; de manera que podremos admitir según el mecanismo de su colocación dos círculos vasculares en la gran circunferencia del Iris, uno esterno mas grande queresulta de la unión recíproca de los ramillos de las Ciliares largas, y otro interno de menos diámetro formado por los anastomosis de las ciliares cortas"" y de las largas: estos dos círculos parecen confundirse en el lugar en donde se tocan: la convexidad que forma el círculo interno correspon- de á la pupila; estas arterias cuando nacen de las musculares envían ramos al párpado superior á la superficie anterior de la Esclerótica y á la conjuntiva introduciéndose después á dos ó tres líneas del liga- mento ciliar confundiéndose unas veces en el gran círculo y otras en la coroides. De las venas que se distribuyen en lo interior de la órbita y globo del ojo. Lámina 4a La yugular interna al llegar al agujero rasgado posterior forma una dilatación llamada golfo de esta vena de donde parten las ramifi- caciones que se dirijen al cerebro y ojo. Una de estas que es la vena optálmica. deberemos considerarla como tronco relativamente a) ojo, la cual toma su origen de la parte anterior del seno cavernoso, entrando en la órbita por la hendidura esfenoidal juntamente con la arteria del mismo nombre. Este tronco venoso suministra ramos y ramillos que asi como la arteria optálmica, tiene los mismos nombres particulares cuya descripción omitimos por ser en un todo análogas en distribu- ción y número: saliendo después fuera de la órbita á ramificarse por anastomosis con la vena labial. Su ramo mas considerable es la vena optálmica facial; la que se divide en interna y esterna, enviando ra- millos al globo del ojo y músculos, terminando por último en la vena optálmica cerebral la que es formada por la reunión de todos los ra- mos de la optálmica facial. De las arterias palpebrales. LAmina 5a Estas ramificaciones nacen también déla optálmica, distinguién- dose en superior é inferior: la inferior toma origen algunas veces del 26 ramo nasal y otras del tronco que le es común con la palpebral supe- rior: en su trayecto suministra ramillos á la conjuntiva, carúncula la- grimal, y saco lagrimal, descendiendo después por detras del tendón del orbicular de los párpados, para dirijirse serpenteando á lo largo del cartílago tarso del párpado inferior, dando pequeños ramillos á las glándulas de Meibomius de este párpado, al músculo orbicular y á la piel, anastomosándose con los ramos de la arteria transversal de la cara, labial y sub-orbitaria. La superior nace del mismo modo de la optálmica cerca del origen de la palpebral inferior, y algunas veces se originan del tronco de esta: suministra como la anterior ramillos á la carúncula, saco lagrimal y conjuntiva, ramificándose entre las fibras del orbicular, cartílago tarsos y glándulas de Meibomius: terminán- dose por medio de anastomosis con uno de los ramos de la arteria la- grimal. Luego que la optálmica ha producido las palpebrales, se sub- divide en dos ramos llamados Nasal y Frontal: el Nasal sale de la órbita por arriba del tendón del orbicular para dirijirse á la raiz de la nariz en donde se anastonfosa con las estremidades de la Labial: sus ramos se distribuyen en el orbicular, saco lagrimal y tegumentos de la nariz, en donde forma una red vascular que varía de figura en los diferentes sugetos. El Frontal sale de la órbita por la parte superior é interna de su base, subdividiéndose también en dos ó mas ramos que se distribuyen en el'orbicular, piramidal de la nariz, superciliar, occi- pito frontal y tegumentos comunes de la frente, terminando con anas- tomosarse con los ramos Nasal superciliar y temporal. Délas venas palpebrales. Lámina 5a Estas venas toman su origen de las arterias capilares de los pár- pados, las que después de haberse dividido á lo infinito, forman anas- tomosis y se reúnen en pequeños ramos que van á terminar á los troncos venosos que los rodean y que ya hemos descrito al hablar só- brelos vasos venosos que se distribuyen en la órbita y globo del ojo. Délos nervios que se distribuyen en los ojos.__De los ópticos. Lámina 6a El segundo par de los nervios cerebrales son los que hasta nues- tros dias han sido considerados como los órganos de la visión como así mismo su espansion gelatiniforme que constituye la retina de la que hablaremos en su lugar oportuno. Los nervios ópticos nacen de la parte inferior y posterior de las eminencias del cerebro llamadas asientos ó capas de los tálamos ópticos, cerca de las eminencias Nates y Testes de las que reciben una prolongación medular. El verdadero 27 origen de este nervio se ha descrito siempre en los tratados de Ana- tomía de una manera vaga é inexacta, haciéndolos unos nacer de la parte que llamaron los antiguos cámara óptica; y otros creyeron que tomaba su origen de los glóbulos intermedios del cerebro por una pro- longación que le enviaba los brazos de la médula oblongada, comuni- cándose por algunos filetes medulares con los tubérculos quadrigemi- nos, pero ya sea de un modo ó de otro, nosotros estaremos por la opinión del doctor Gall por parecemos la mas exacta de cuantas hemos con- sultado. Según este autor cuya opinión debe respetarse en lo relativo al estudio del Encéfalo y sus dependencias, dice que su origen "nace de dos raices, una mas gruesa que sale de las eminencias Nates y del cuerpo geniculatum externum, y otra mas delgada que nace también de la sustancia medular superficial del cuerpo ganglionar, conocida con el nombre de Cámara óptica: estas dos raices uniéndose entre sí, afectan la figura de una cinta la que rodea las piernas del cerebro, inclinándose después de adentro afuera adelante y arriba, hasta lle- gar á la silla turca en donde se une con el del lado opuesto; esta reu- nión forma un verdadero ganglio de figura cuadrangular, cuyo volu- men varía en los diferentes sujetos: separándose en este lugar uno de otro, constituyen asi cada cual un cordón redondo que se dirije hacia afuera y adelante hasta penetrar por el agujero óptico en la órbita juntamente con la arteria optálmica" dirijiéndose formando una cur- ba de adentro afuera hacia la parte posterior interna é inferior del globo Esclerotideo al que penetra. Este nervio en su entrada forma un tubérculo blancusco á manera de rodete pareciendo como estran- gulado en este lugar de cuya circunferencia parte la espansion reti- niana, y no de su sustancia interna medular como hasta el dia han creido los anatómicos; multiplicadas disecciones nos han probado has- ta la evidencia la verdad de este aserto. Los nervios que nos ocupan están cubiertos dentro del cráneo por la pia mater, pero tan luego co- mo penetran en la órbita abandonan esta envoltura y toman otra que les suministra la dura mater; la que se divide en dos láminas, una es- terna que se continúa con el periostio de la órbita y otra interna que lo acompaña hasta el globo ocular. Este nervio se ha considerado como el órgano inmediato de la visión. Del tercer par de Nervioso motores comunes. El nervio motor común de los ojos nace por muchos filetes de la parte interna posterior é inferior de los brazos de la médula oblonga- da, muy cerca de las eminencias maxilares, y por delante de la protu- berancia anular, los que unidos forman un solo cordón aplastado, el que se dirige, detras adelante, hacia la apófisis clinoides posterior, tomando entonces una forma redonda: en este sitio el cordón nervioso se introduce en una especie de vaina que le suministra la dura mater, con la que no adquiere ninguna adherencia, marchando en seguida un 28 poco oblicuamente á lo largo de la pared esterna del seno cavernoso, para penetrar después en la hendidura esfenoidal. Antes de su entra- da en la órbita este nervio se divide en dos ramas una superior pe- queña y otra inferior mas grande: la primera rama ó superior marcha oblicuamente de detras adelante y de fuera adentro, pasando por arri- ba del nervio óptico y del ramo nasal de la arteria optálmica, para di- rijirse á la parte inferior y posterior del músculo recto superior del ojo á quien penetra por muchos filetes; esta rama antes de terminar en este músculo, dá un pequeño filete que recorre todo su borde in- terno, terminándose en la parte media del músculo elevador del pár- pado superior, la segunda rama ó inferior se dirije de detras adelante entre la parte inferior esterna del Nervio óptico y músculo recto in- ferior del ojo, dividiéndose en "tres ramas, una interna, otra media y otra esterna. La interna pasa por debajo del Nervio óptico dirijiéndose oblicuamente de fuera y adentro para insertarse por medio de filetes delgados en el músculo recto interno. La media majrcha de detras adelante por arriba del Nervio óptico penetrando en el músculo rec- to inferior. El esterno es de menos longitud que los anteriores, y des- de su origen dá un filete algo aplastado que se inclina hacia el laclo esterno del nervio óptico, el que hace parte de los que deben compo- ner el ganglio optálmico; esta rama marchando en seguida entre el recto inferior y recto esterno, pasa por arriba del globo del ojo para implantarse en el músculo pequeño oblicuo por laestremidad esclero- tidea. Algunas veces la rama inferior presenta anomalías que no me- recen describirse. Los usos de este nervio son los de dar el movi- miento á los músculos recto superior, recto inferior, recto interno, pequeño oblicuo, y elevador del párpado superior. Algunos anatómi- cos creen que dá también la sensibilidad al Iris. Del cuarto par de nervios ó pathéticos. Este nervio es el mas pequeño de los que suministra el cerebro: toma su origen por uno ó dos filetes muy delgados, los que nacen de la unión que se advierte en los tubérculos cuadrigerninos, con la pro- longación medular que envia el cerebro á estas eminencias, dirijién- dose de detrás adelante y abajo formando un círculo al rededor de la protuberancia anular y brazo de la médula oblongada hasta terminar en la parte media del músculo gran oblicuo del ojo en donde desapa- rece. Cuando este nervio ha llegado por detras de la apófisis clinoides posterior perfora la dura mater un poco mas abajo que lo hace el ter- cer par, introduciéndose en un canal membranoso para colocarse des- pués en la parte superior y esterna del seno cavernoso y dirijirse á la hendidura esfenoidal, muy cerca de esta hendidura y antes de entrar en la órbita, se adhiere por el lado interno á la rama frontal del optál- mico de Willis: pasando por arriba del hacesillo nervioso formado por el tercero y sesto par y Ja rama Nasal del optálmico, introduciéndose ¿amó* Nervios de los oíos 5o Par de nervios Ramillos para el recio exlemo Tubérculo anular ¿ffi§¡%; plexiforme. 3arama del 5o B° Par dá nervios 3o Par de nervios ffW UDiicuo sup>-\ ^ <& f corlada \i / \ -N. óptico. ■ Ramillos cüiares __ Recto exlemo ,___Pequeño oblicuo Recio inferior Recio interno Ramiilo brocleador Pílele para el oblicuo inferior x Fíleles pa el redo inferior. Ganglio opiálmicn- ^ Ia rama delS pílleles ciliares ^___Elevador del parpado supr Recio óupenor Tendón del Oran oblicuo. Filetes pfel elevador del par pado superior. Fíleles pa el parpado su]? Ramillos froriales 6o Par 4°Paléhcos par Polea del gran oblicuo. Ramiilo trocleador 3°Wntrvno rama riel 5' 29 en segnida en la órbita por la parte mas ancha de la hendidura men- cionada. A su entrada en la órbita pasa por arriba de la estremedidad posterior de los músculos elevadores del párpado superior y recto su- perior del ojo, caminando oblicuamente de detras adelante y de fuera adentre hasta que concluye en el músculo citado. Este nervio fué des- cubierto por Achielini y confudido por Vesalio y otros anatómicos de su época con el tercer par, denominándolo gracilior radix tertüparis, Falopio lo constituyó el octavo, Columbo el nono, y muchos lo tuvie- ron por un filete del quinto par, hasta que Willis lo señaló nombrán- dolo cuarto par de nervios cerebrales. Sus usos son los de comunicar el sentimiento al gran oblicuo: Winslow atendiendo á la facultad que imprime á este músculo, por cuya causa desenvuelve movimientos tan rápidos de rotación al ojo, le llamó Nervio Trocleador y Patético. Del quinto par de Nervios ó Trigéminos. Los nervios trigéminos llamados asi por dividirse en tres ramas, son los mas gruesos de todos los que proceden de la protuberancia ce- rebral: nacen por una multitud de filetes separados cuyo número as- ciende á setenta ú ochenta, de las partes laterales anteriores e inferio- res de las prolongaciones de la médula oblongada, muy cerca del lu- gar donde las dichas prolongaciones se juntan á la protuberancia anu- lar, formando todos los filetes reunidos un cordón aplastado hasta pro- ducir un aumento de volumen á manera de pata de ganso que podria llamarse plaxus latus de consistencia medular parduzca de donde par- ten las tres ramas que le dan el nombre, cuya distribución describi- remos en la parte que corresponda al obgeto de nuestro estudio. De las tres ramas una és interna, otra esterna y otra media. La interna es conocida por la primera rama del quinto par llamada optálmica. La media por segunda rama ó maxilar superior, y la esterna por tercera rama ó maxilar inferior: ocupándonos tan solo de la primera por ser la qua está en relación con los órganos oculares. La primera rama lla- mada también optálmica de Willis es la mas pequeña de las tres: ella marcha hacia adelante y á lo largo de la pared esterna del seno ca- vernoso para dirigirse á la hendidura Esfenoidal penetrando en la ór- bita: antes de perforar esta rama la dura mater se subdivide en tres ramificaciones que entran separadamente en la órbita: de las cuales dos son superiores, una interna mas gruesa que es la Frontal ó super- ciliar, otra esterna mas delgada que es la lagrimal, y la tercera de un grueso proporcional respecto á las dos es la Nasal. El nervio Frontal cuyo volumen y diretcion podira considerarse como una continuación de esta rama, se introduce en la órbita serpeando su pared superior dirigiéndose oblicuamente adelante y afuera hallándose en contacto con la superficie superior del músculo elevador del párpado: esta ra- ma vuelve á subdividirse dando dos ramos secundarios, uno interno v 30 y otro esterno, cuya subdivisión algunas veces se hace al penetrar en la órbita la rama optálmica, y otras cerca de la base de esta cavidad. La rama interna volviéndose un poco hacia adentro se aproxima ala polea del gran obli' uo en cuyo lugar suministra un filete que se anas- tomosa con otro que envia la rama Nasal: distribuyendo también al- gunos otros que se pierden en el párpado superior, músculos superci- liar, occipito Frontal y tegumentos; saliendo en seguida de la órbita entre la polea del gran oblicuo y agujero orbitario superior, dirijién- dose después hacia arriba para terminarse mas posteriormente que los filetes de la rama esterna en los mismos músculos. La esterna sigue la misma dirección que la rama principal de la que es su continuación, saliendo de la órbita por el agujero orbitario superior dando inme- diatamente un filete que se pierde en el párpado superior en donde se anastomosa con otro del facial dirijiéndose á la frente y pasando por detras del músculo superciliar: este filete según los anatómicos suelen faltar algunas veces. La rama lagrimal se separa de la Frontal para introducirse en un canal formado á espensas de la dura mater á quien está bien unido, marchando después de detras adelante y de dentro afuera, dirijiéndo- se por toda la pared esterna de la órbita hasta la glándula lagrimal á la que suministra dos ó tres filetes, los mismos que después van á ter- minarse en la conjuntiva. La rama Nasal es esclusiva tanto del aparato de la visión cuanto de la nariz: á su entrada en la órbita se dirije oblicuamente de detras adelante, de fuera adentro y arriba, pasando entre el nervio óptico y músculo recto superior del ojo para alojarse en la pared interna de la órbita: al llegar á esta cavidad, ó antes de penetrar en ella, suminis- tra un corto filete que se dirije de detras adelante hacia el lado ester- no del nervio óptico el que va á formar el ganglio optálmico con otro filete corto y grueso qne envia la rama inferior del tercer par al mús- culo pequeño oblicuo: luego que el nasal ha llegado á la parte media é interna de la órbita casi enfrente del agujero orbitario interno ante- rior, se subdivide secundariamente en dos ramas filetes iguales en grueso, de los cuales el uno Nasal interno corresponde á las narices, y el otro Nasal esterno á los tegumentos. El interno se introduce por el agujero orbitario interno y va aparar al cráneo por la parte interna del canal Etmoidal, suministra también otras ramificaciones queno tenien- do alguna conexión con los ojos evitamos describirlas. El esterno mar. cha también á lo largo de la pared interna de la órbita hasta llegar á la polea cartilaginosa del gran oblicuo, cuyo tendón atraviesa para anastomosarse con un filete del nervio Frontal, subdividiéndose des- pués en muchos filetes que se distribuyen en el músculo orbicular párpados, carúncula lagrimal, saco lagrimal, piramidal de la nariz y tegumentos. Estos filetes se anastomosan con la porción dura del sép- timo par y nervio sud-orbitario. 31 Del glanglio optálmico. Este ganglio llamado también lenticular por su pequenez es él de menos volumen de todos los que se hallan en el cuerpo del hombre, está situado al lado estenio del nervio óptico muy cerca de su entrada en la órbita: su figura tiene la mayor semejanza con un cuadrado, ha- llándose rodeado del tejido celular y pingüedinoso que lo une á las partes inmediatas: siendo su color rojizo y de consistencia tan blanda como la masa cerebral. Se la consideran dos caras una esterna algo convexa que corresponde al músculo recto esterno del ojo: otra interna ligeramente cóncava que correrponde al Nervio óptico: se le puede considerar también dos ángulos, uno posterior y superior que recibe el filete delgado del nervio Nasal: otro posteriora inferior que recibe también del filete grueso y corto que le envia la rama inferior del tercer par que se dirije al pequeño oblicuo. De sus ángulos anteriores toman origen los ramillos llamados ciliares. Estos ramillos á manera de filetes son en número de doce ó catorce, formando dos órdenes de hacecillos, uno superior mas pequeño y otro inferior mas grueso los que marchan por el lado interno y esterno del nervio óptico hasta lle- gar á la parte posterior de la Esclerótica la que atraviesa penetrando en lo interior del ojo, para dirijirse después entre la coroides y cara interna de la Esclerótica, hasta terminar en el ligamento ciliar en don- de cada uno se subdivide en dos filetes imperceptibles que se repar- ten por anastomosis en todo el espesor del Iris, dándose á conocer algunas veces á manera de líneas variadas, qué salen por la cara ante- rior del círculo ciliar para terminarse en el limbo pupilar. Emitiremos una idea de los anatómicos del siglo pasado y en particular de Mr. Petit relativa al nervio Intercostal por la importancia que le dieron en algunas enfermedades de los ojos. El año de 1727 Mr. Petit de- mostró ala Real Academia de Medicina de París, que el nervio In- tercostal tomaba su origen del quinto y sesto par de nervios cerebra- les, para ramificarse después entre las costillas. Este hábil anatómico deseoso de saber cual fuera la conexión de este nervio con los ojos y qué enfermedades podria ocasionar su alteración: después de muchos esperimentos que hizo en perros vivos, á quienes habia cortado el in- tercostal frente de la tercera ó cuarta vértebra del cuello, dedujo que este nervio debia influir notablemente en la vicion y en sus trastor- nos ya fisicos ya orgánicos, toda la vez que á su sección, la cornea trasparente se ponia menos brillante y menos convexa, el ojo se inun- daba de lágrimas, presentándose la pupila en unos muy dilatada y en otros muy contraída lo que probaba según él y los demás que siguie- ron esta opinión que el Intercostal tenia una parte muy activa en las funciones del ojo, y en particular en las de la conjuntiva glándula la- grimal cornea trasparente, y sobre las fibras radiadas del Iris. Los 32 usos de la primera rama del trifacial son los de dar el sentimiento a las partes en que se distribuyen. Del globo del ojo, y de las partes propias y fisicas que lo constituyen. El ojo del hombre es de figura casi esférica por cuya razón se le ha llamado globo: está compuesto de membranas particulares y de los lentes orgánicos llamados impropiamente hasta nuesta época humores; se halla colocado en la cavidad orbitaria y protegido por las partes accesorias: su volumen es proporcional en todos los individuos. Se le puede considerar dos diámetros, uno antero posterior, y otro trans- versal, siendo el primero de mas estension que el segundo á causa de la mayor capacidad que tiene por el segmento de la cornea trasparen- te. Este órgano asi como el corazón y cerebro, son los primeros orga- nizados en el Setus, tanto que al nacimiento están perfectamente for- mados, mientras que los otros sentidos les falta aun el grado completo de desenvolvimiento. Su perfección nos debe convencer que la natu- leza lo colocó en el primer rango de utilidad respecto á los demás sen- tidos. Su posición y el lugar que ocupan entre ellos, nos hace conocer que estos órganos son respecto á los otros como dos vigilantes exper- tos que cuidan sin cesar sobre la conservación del individuo, propor- cionándole una de las mas dulces satisfacciones de la vida. De la Esclerótica ó Cornea opaca. Esta membrana nombrada asi por su dureza, pertenece mas bien á la clase de las fibrosas que á ninguna de las otras que se encuen- tran en el organismo: forma la cubierta mas esterior del globo del ojo, dándole la figura esferoidal á espensas de su modo de estructu- ra: también ha recibido el nombre impropio de cornea opaca. Se le puede considerar dos superficies, una esterna ó músculo orbitaria que es convexa , y otra coroidiana ó interna, convexa. La superficie es- terna, intra-orbitaria se halla en contacto con los seis músculos del ojo, asi como por el tegido celular y pingüedinoso que le sirve como de envoltura: su parte anterior está cubierta por la conjuntiva que lla- maremos Esclerotidea. La interna se halla fuertemente unida á la coroides por un te'gido celular muy delicado, y por algunas ramifica- ciones vasculares. Por la parte posterior de esta superficie se en- cuentran muchos pequeños agujeritos por donde pasan los vacillos y ramillos nerviosos ciliares: cerca de la inserción del circulo ciliar se hallan también algunos para el mismo objeto- En su parte esterior se advierte una abertura circular, cuyo diámetro es proporcional en to- dos los individuos respecto al volumen del globo Esclerotideo en don- 33 de está implantada en una ranura laminar que tiene, la gran circun- ferencia de la Cornea transparente. Su posterior está perforada por un agujero que da paso al Nervio óptico. El globo Esclerotideo aisla- do de todas las partes que lo rodean es de un color blanco gris muy semejante al de los aponeuroses su espesor es bien desigual, tenien- do mas grueso por su parte posterior, adelgasándose á proporción que se acerca á su anterior: está formado según lo demuestra la ma- ceracion por dos láminas una externa de un tegido muy denso, y otra interna de menos densidad. Los antiguos y algunos anatómicos del si- glo pasado creyeron que la lámina externa era formada por una espan- sion de la dura mater, y que la interna lo era por la Aracnoides; pe- ro los modernos han hecho ver, que son membranas particulares é in- dependientes que no tienen ninguna conexión con ellas. El color blan- co y resplandeciente que advertimos en la parte anterior que tapiza la conjuntiva, es debido á la espansion aponeurótica de los músculos del ojo, la que creyeron también los antiguos, era otra membrana parti- cular que nombraron Albugínea: la estructura íntima del tegido de la esclerótica es de naturaleza fibrosa: sus usos son los de contener y servir de cubierta á los medios transparentes como asimismo las par- tes sensitivas para el acto de la visión. De la Coroides ó membrana Negra del ojo.—Lá- mina 7a Esta membrana cuyas funciones son de la mas grande importan .. cia para el mecanismo de la visión, se halla situada inmediatamente en la parte interna ó cóncava de la Esclerótica estendiéndose desde al rededor del tubérculo blancusco del Nervio óptico hasta la circun- ferencia del ligamento Ciliar, en donde rehaciéndose sobre si misma se prolonga después á manera de pliegues radiados al rededor de la circunferencia del cristalino contribuyendo á la formación délos cuer- pos ciliares. Esta membrana continuándose también sobre la parte posterior del Iris, ha recibido el nombre de Ubea. En su posición ana- tómica le consideramos dos superficies: una convexa aplicada sobre la Esclerótica, y otra cóncava en relación contigua con la Retina co- mo si estuviera sobrepuesta á ella: la primera se halla adherida á la Esclerótica por un tejido celular muy fino entre el que serpean los va- sos sanguíneos y nervios ciliares, ramificándose entre las dos mem- branas: la segunda no tiene otro modo de unión con la Retina sino por via de contigüidad, no existiendo ningún espacio entre ellas. Al lle- gar esta membrana á la unión de la Esclerótica con la cornea trasparente , forma un rodete ó anillo llamado Gangliforme de color blancusco, el que ha recibido diferentes denomina- ciones tales como círculo ciliar, círculo de la coroides, y ma9 comunmente Ligamento ciliar, el que tiene de dos á tres líneas 34 de espesor, estando adherido fuertemente á la unión Esclerotico-cor- neal, continuándose por la parte posterior del Iris hasta terminar en el círculo de la pupila. Esta prolongación de la coroides que reviste la superficie posterior del Iris como ya hemos dicho ha llevado el nom- bre de Ubea. El color de esta membrana varía en sus dos superficies* la esterna ó convexa lo tiene oscuro, estendiéndose hasta el tejido ce- lular que lo une á la Esclerótica: la interna ó cóncava se halla cubier- ta por un barniz mucoso negro y consistente el que disminuye de co- lor á proporción que se acerca al tubérculo óptico formándole un cír- culo blancusco en donde apenas se encuentra la mucosidad negra. Esta materia colorante negra llamada por los fisiólogos Pigmentum Ni- grum es inherente á la estructura de la Coroides, y secretada por tra- sudación de la multitud de vasos venosos que contribuyen á formarla los que no describimos por no ser posible examinar sus variadas cuan- to multiplicadas anastomosis. Diremos sin embargo lo que nos ha po- dido demostrar su estudio aunque con algunas dificultades, en sus dos superficies. Separada venciendo muchos obstáculos la Escleróti- ca, lo primero que se advierte en su superficie esterna son unos hili- tos blancos muy delgados longitudinales que se dirigen de detras ade- lante afectando la figura Elíptica, los que terminan en el ligamento ciliar penetrando por diferentes puntos en toda su circunferencia: estos son los nervios ciliares: se advierten también cuatro hilitos colocados en las partes laterales y en la misma dirección de color carmín claro unos y otros algo azulosos los que terminan en la misma circunferen- cia ciliar para ir á ramificarse en las caras anterior y posterior del Iris: estas son las arterias y venas ciliares largas que dan ramificaciones casi imperceptibles á toda esta superficie. Por debajo de estos vasos y nervios, se percibe una red vascular que parece constituir la estruc- tura interna y material de la Coroides cuyas mallas son bien irregu- lares, las que creemos deba ser lo que llamó Sténon Vasa verticosa y que después Haller demostró que eran vasos venosos confluentes. Por los intersticios que dejan entre sí las mallas vasculares, penetran á la superficie interna de la Coroides ramillos arteriales los que van á anastomosarse con las ciliares cortas que serpean en ella para termi- nar después en el ligamento ciliar. La disposición orgánica de esta membrana nos hace creer que es de naturaleza vascular, cuya estruc- tura deberemos convenir que es formadapor dos órdenes de vasos uno esterno venoso, y otro interno arterial reunido por el intermedio celu- lar tan delicado como lo puede ser la última fibrilla de nuestra orga- nización dividida al infinito. Los usos del Pigmentum Nigrum de esta membrana es la de absorver el esceso de rayos luminosos que lle- gan á la Retina, é impedir que se produzca la reflexión de los mismos rayos, como al mismo tiempo contener entre sus anastomosis venosas una cantidad de sangre carbonada para la trasudación de la materia negra, la que vuelve por sus ramillos mas gruesos al tronco común 6 vena optálmica. Zá/n/y?: : Retina. Tubérculo óptico Corona ciliar. Corte de la esclerótica. Coroides Cuerpos cüs Iris Cristalino ^r-.;—Limite de iareí Vitreo. N. óptico. Centro delaretma £ S> & g^erior ^y ^ & Tubérculo ópii ->:-v .Arteria central de k retina. ^Cristalino y su cápsula ,.___límite de la retina .-^-------Superficie escleroti- cal delaretma. .;" Venas céntrale Color amarillo' del centro. gM>deIv?'fr j^^ra<^ N. óptico despo]ado de su vaina. . -Corona cilá arriba de lalt le vitrea. Coroides vasos sanguíneos de la retina vistos al ira vés de Tálente vitrea. &a la coro/rie Tamaño observado Entrada de la ar- teria central de la retín Pequeño tronco arterial 1 Colorí nllo del i Anastomosis 1 .i'amane «observar Ziáop. t£e2s {ro&iirri*s. J¿cc&£**i*oc~ 35 De los cuerpos ó Processus Ciliares. Lám. 7.a y 8* Estos cuerpos son formados por pequeños pliegues déla Coroides colocados á manera de radios al rededor de la Lente cristalina y so- bre la parte anterior de la membrana Hialoydes de la Vitrea: su nú- mero varía desde sesenta á ochenta, siendo unos mas largos y otros mas cortos. La figura de cada uno es la de un triángulo desigual algo prolongado, cuyas caras presentan tres ángulos dignos de nuestra consideración: como así mismo tres bordes, que podremos llamar a uno de ellos posterior que es recibido en una impresión del Vitreo: el anterior se continúa en la cara interna del ligamento Ciliar, y el in- terno limita el espacio comprendido entre la gran circunferencia del Iris y del cristalino: en la reunión de todos estos bordes, termina la cámara posterior del ojo, sirviendo como de tabique para que el hu- mor aquoso no se estienda mas allá de esta circunferencia. Sus án- gulos corresponden, uno al cristalino el que se escede algunas líneas sobre la parte anterior de la circunferencia sin contraer ninguna ad- herencia con la Cápsula: otro corresponde del mismo modo al ligamen- to Ciliar, al que se adhiere por medio de los vasillos y filamentos ce- lulares; y el último siendo propio de la Coroides, se pier- de en su superficie interna. El color de los Processus Ciliares es igual al de la Coroides, como así mismo su estructura vascular. Sus arterillas son ramillos de las ciliares cortas, los que penetrandolos se reúnen por anastomosis formando arcades concéntricas: sus venas provienen de los ramillos de la Coroides. El conjunto de los Proces- sus Ciliares, y con mas razón el Pigmentum Nigrum forma sobre la parte anterior de la Lenta Vitrea y al rededor del cristalino un disco muy elegante á manera de rayos, que es lo que se llama cuerpo Ci- liar. Sus usos según nuestra-opinion son los de excretar el humor aquoso para mantener siempre las dos cámaras del ojo llenas de este líquido, renovándolo continuamente, de modo que podemos admitir- los como el sistema absorvente y exaltante de lo interior del ojo: la facilidad de su reproducción, como al mismo tiempo la resolución por absorción de algunas partículas de la Cápsula cristalina y aun del mismo cristalino en los dos métodos de estraccion y abatimiento de la catarata nos comprueban la verdad de este aserto: esperamos que nuevas investigaciones afirmen nuestro parecer ó patenticen acla- rando sus verdaderos usos. La materia negra es insoluble en el agua? en el alcohol, en el éter y en el vinagre, disolviéndose en las disolu ciones alcalinas, y en el ácido sulfúrico á quien colora de negro, dan- do al fuego todos los productos de las sustancias azoadas. 3G Del Iris. Lámina. 7.a y 8.a Este tabique circular flotante y membranoso ha sido llamado así á causa de los diversos colores deque es susceptible. Se estiende des- de el ligamento Ciliar hasta la abertura circular que tiene en su cen- tro nombrada Pupila y vulgarmente Niña. Le podremos considerar una cara anterior que está cubierta por una prolongación de mem- brana serosa llamada del Humor aquoso, y otra posterior cubier- ta por la Coroides á la que han llamado Ubea. La cara ante- rior corresponde á la posterior cóncava de la cornea trasparen- te formando el espacio conocido por cámara anterior del ojo. La posterior corresponde á la anterior del cuerpo del cristalino, me- diando entre sí un espacio de tresá cuatro líneas llamado cámara pos- terior: estos dos espacios se hallan ocupados por un líquido claro y diáfano conocido por Humor aquoso. El Iris está formado de dos láminas tan íntimamente unidas que nos ha sido muy difícil su sepa- ración: las que distinguiremos en anterior y posterior. La estructura de la anterior es compuesta de fibrillas erectiles convergentes á ma- nera de radios desde su gran circunferencia Ciliar hasta todo el bor- de libre pupilar. La de la posterior lo es del mismo modo de fibrillas circulares concéntricas las que por su entrecruzamiento forman en el Iris dos anillos, uno en su gran circunferencia que lo ata al ligamen- to Ciliar, y el otro limita el círculo pupilar. El conjunto de estos dos órdenes de fibras se verifican por el intermedio celular, como al mismo tiempo por las ramificaciones concéntricas de los vasos arte- riales y venosos que entretejiéndose entre ellas dan lugar á los varia- dos colores que advertimos en los diferentes sugetos: el color negro de la Coroides que reviste su cara posterior, contribuye en gran ma- nera á la producción de este fenómeno. Sus arterillas y venillas le son enviadas por los ramos de las Ciliares largas: sus filetes nerviosos son una continuación de los Ciliares; y tanto unos como otros tienen una parte muy activa en su estructura material. El Iris ha sido consi- derado por algunos anatómicos como una continuación de la Coroi- des, pero Ruysch que parece fue el primero que descubrió sus dos membranas componentes, admitió que la anterior era peculiar á su organización, al paso que la posterior la hizo depender de la Co- roides, cuya opinión ha sido rectificada después por multiplicadas ob- servaciones. Los usos de este órgano son los de contraer sus fibras radiadas, en cuyo caso se dilata la pupila acercándola al ligamento Ciliar, ó bien estenderlas por medio de las fibras concéntricas, estre- chándola. Estos dos modos de acción nos hace considerar al Iris co- mo uno de los modificadores inmediatos de los rayos luminosos, opo- niéndose á la entrada de aquellos que no son necesarios para la vi- sión permitiéndolos en el caso contrario. 37 De los medios trasparentes del ojo considerados como lentes orgánicos.— De la Lente Vitrea Lám. 8a Este medio trasparente nombrado Vitreo por la semejanza'que le han hallado con una masa de vidrio, es un cuerpo blando y elástico que ocupa las tres cuartas partes posteriores del saco Esclerotideo: su figura dentro del ojo es esférica y aplanada en su parte anterior, en donde se encuentra una depresión ó hundimiento circular, para alo- jarse el cuerpo cristalino envuelto en su cápsula: su periferia, se halla cubierta de una membrana particular también trasparente llamada Hyaloides, la que introdnciéndose en su propio espesor forma celdi- llas de figura de conos truncados, las que no sé comunican entre sí, en donde está contenida una sustancia Albuminosa densa que es la que verdaderamente constituye su cuerpo. Esta lente se halla situada en- tre la Retina por su parte posterior, y entre el cristalino é Iris por su anterior ocupando las tres cuartas partes del ojo no estando unida á estas sino por medio de contigüidad, apesar de comunicarse por el intermedio del ramiilo de la arteria central de la Retina, llamada también arteria central del cuerpo Vitreo, que lo atraviesa para diri- jirse ala depresión anterior en donde termina. Muchos anatómicos han creido que la Hyaloides era compuesta de dos láminas una es- terna que le servia de envoltura al cuerpo vitreo y otra interna de- pendiente de ella, la que replegándose en su interior formaba las cel- dillas constitutivas, pero de nuestro estudio minucioso y Microscó- pico resulta que al llegar la Hyaloides periférica al cuerpo ciliar se divide en dos hojillas, una que continúa cubriendo el resto de su su- perficie anterior, y otra que estendiéndose sobre el mismo cuerpo ci- liar se adelantaba hasta terminar adhiriéndose á la circunferencia de la Cápsula del cristalino: esta disposición de las dos hojillas da lu- gar á la formación de un hueco circular curvilíneo y triangular cuya básela hemos considerado sobre la gran circunferencia cristalina, el mismo que habiendo sido observado por Petit, le nombró canal em- breado: su parte posterior se halla cubierta por las estrias radiadas de los Processus ciliares: no conteniéndose nada en su interior. Su estructura y disposición fisica nos ha sido fácil averiguarla macerán- dola en alcohol á 36° el que disolviendo la sustancia vitrea ha dejado intacta la Hyaloides por cuyo medio hemos podido apreciar la-figura de las celdillas. La congelación de este cuerpo nos ha proporcionado también el apreciar la figura de las porcioncitas vitreas contenidas en ellas las que llenando todo su espacio adquieren en un todo su figura. El mismo efecto hemos obtenido macerándolo en una diso- lución de potasa, ó de agua acidulada. La membrana Hyaloides fue descubierta v descritaaunque imperfectamente por Falopio, el que creyó que no solamente estaba destinada para servir de envoltura dando la configuración al vitreo, sino también para segregar su sustancia en la* 38 celdillas, y absolverla, manteniendo así una circulación parcial por medio de la cual se regeneraba toda la sustancia vitrea. Muchas han sido las opiniones sobre la existencia de vasos sanguineos en el cuer- po que nos ocupa; unos creyeron que los vasos vitreos los suministra- ban las estremidades libres de los Processus Ciliares, y otros con mas razón que aquellos los admitieron como dependientes de un ramo de la arteria central de la Retina que atravesándolo de detrás adelante, suministraba en todo su trayecto ramillos de una tenuidad escesiva,y de un tejido trasparente los que terminaban en el interior de cada cel- dilla llevando á ellas un líquido trasparente albuminoso destinado á la nutrición y reposición de la sustancia vitrea. Este modo de esplicar la existencia de vasos en lalente vitrea la hemos hallado contestes con nuestras observaciones microscópicas, por lo que rectificamos el jui- cio de aquellos, admitiendo su teoría como verdadera y exacta á nuestro modo de pensar. Los usos de este medio trasparente son los mismos á que están destinados los lentes fisicos convexos planos cua- les son los de refractar los rayos luminosos acercándolos en su salida ala perpendicular de su eje, reflejando los rayos escedentes sóbrela Coroides en donde son absorvidos. La composición química de la lente vitrea difiere muy pocode los demás medios trasparentes hallándose compuesto según M. Berze- lius de 98,40 de agua, 0,16 de Albúmina, 1,42 de lactalo y cloruro de #odio, 0,02 de sustancia animal soluble, D el humor aquoso, y de la membrana que lo con- tiene llamada de Descemet. El humor aquoso es un líquido muy trasparente que ocupa los es- pacios comprendidos entre la parte posterior ó cóncava de la cornea trasparente y anterior del Iris, llamada cámara anterior del ojo: y el comprendido también entre la parte posterior del Iris y anterior del cristalino nombrada cámara posterior: estos dos espacios se comuni- can por la abertura pupilar, en cuyo fluido fluctúa el Iris. Aunque al- gunos anatómicos y fisiólogos han negado la existencia de las dos cá- maras del ojo, hay sin embargo muchas probabilidades de su existen- cia, por lo que la admitiremos en nuestras esplicaciones: la anterior es de mucha mas capacidad que la posterior, siendo esto relativo ala magnitud de los ojos en los diferentes individuos, y ala mayor ó me- nor convexidad de la cornea trasparente, por lo que no podremos de- terminar de una manera rigurosa su capacidad, ni tampoco la canti- dad del fluido que las ocupa. Este liquido siendo un poco rojizo en los recien nacidos, adquiere luego la trasparencia del agua destilada: su consistencia es la que tendría esta agua en la que se hubiera disuel- to albúmina ó goma. El humor aquoso se halla contenido en una mem- brana particular de la clase de las serosas llamada del humor aquoso 39 la que reviste las cámaras del ojo: estendiéndose por toda la concavi- dad de la cornea y parte anterior del Iris penetrando después por el agujero pupilar tapiza su cara posterior terminando en el ligamento Ciliar. Esta membrana es digna de todas las consideraciones del práctico, por el papel tan importante que representa en las Iritis sero- sas y parenchimatosas. El fluido que nos ocupa no es coagulable ni por la acción del calor, ni por el alcohol ni tampoco por los ácidos concentrados, escepto el Nítrico que le hace variar su trasparencia: espuesto á la acción atmosférica, si el calor escede de los 80° se evapo- ra sin dejar señal alguna de su existencia:' á los T0° se descom- pone sufriendo un grado de putrefacción que lo vuelve fétido y fasti- dioso. Los usos de este fluido recrementicio según nuestra opinión son varios; el primero el de mantener separados los espacios de la cá- maras del ojo: el segundo los de servir de intermedio para los movi° mientos del Iris: el tercero siendo un medio mas denso que el aire y mas refringen te que la cornea trasparente hace, que los rayos al pe- netrar en su espesor se aproximen á la perpendicular, evitando asi la divergencia que pudiera suceder en las disfracciones que sufren los rayos luminosos, respecto á los obgetos muy esclarecidos. Los de la membrana de Descemet llamada del humor aquoso, según nuestra opinión que difiere en mucho de la de los fisiólogos y optalmologistas, son los de absorver el esceso del humor que contiene; pues así como las estremidades libres de los Procesus Ciliares efectúan la escrecion de este fluido del mismo modo, esta membrana lo absorve continua- mente, manteniéndose asi una exhalación y absorción, muy necesaria para su renovación sin la cual este fluido perdería su trasparencia: esto es tan cierto, cuanto que á las afecciones patológicas de esta membrana en laque está suprimida su absorción, sobrevienen bien la hidroptalmia, ó bien la opacidad del humor aquoso, de cuyos padeci- mientos hablaremos en el lugar correspondiente. El humor aquoso es tá compuesto según Mr. Berzelius de 98,10 de agua, de 1,15 de Lac- tato, cloruro de Sodio y Albúmina, y de 0,75 de materia animal so- luble. Del cristalino y de la membrana propia que lo en- vuelve llamada Cápsula. Lámina. 8a La Lente cristalina nombrada asi por la semejanza que tieiie^con el cristal, es otro de los medios diáfanos del ojo teniendo mas consis- tencia y densidad que la Lente vitrea, humor aquoso y cornea traspa- rente: su figura es lenticular, hallándose envuelta en una membrana que le es propia de la clase de las serosas llamada Cápsula del cris- talino. Este cuerpo está situado inmediatamente detras de la pupila en él espacio que media entre el Iris y parte anterior del vitreo, cuyo 40 espacio es conocido por Cámara posterior del ojo: hallándose alojada en el hundimiento que ya mencionamos tenia el vitreo en el centro de su superficie anterior. Podemos admitir el cristalino como si estubie- se formado de dos segmentos de esfera, siendo el anterior mucho mas convexo que el posterior: su diámetro es relativo á la magnitud del globo ocular. Se le consideran dos caras una anterior que corresponde á la posterior del Iris, y otra posterior que sin estar adherida, se halla en contacto inmediato con la membrana Hyaloides que cubre el hun- dimiento dicho, y una circunferencia que rodeada por los Processus Ciliares dá lugar á la formación no tan solo del cañal embreado sino también del disco radiado que adelantándose un poco sobre la parte anterior de su circunferencia contribuye á sostenerlo fijo en su posi- ción. Su consistencia y trasparencia varía según la edad en que se examina y el uso que se ha hecho de su función física. El cuerpo que nos ocupay su cápsula tienen una trasparencia tan perfecta, que estrai- da del ojo parecería á primera vista ser de naturaleza inorgánica, pe- ro su análisis comprueba pertenecer uno y otro álos cuerpos organi- zados por cuyo medio daremos á conocer su estructura. Sugeto el cristalino á la meceracion, ebullición, como también á la acción del agua acidulada, se observa que se halla formado de láminas concén- tricas sobrepuestas las unas á las otras, unidas por un tejido celular estremadamente delicadado, estando cada una de las láminas compo- nentes formadas de fibrillas radiantes que parten de la circunferencia al centro, unidas del mismo modo por el tejido celular: la desecación al aire libre nos ha hecho conocer esta misma disposición orgánica, observándose por este procedimiento existir entre los intersticios de sus láminas una humedad que sostiene su trasparencia: creyendo que lá falta absoluta de esta humedad intersticial reunida algunas veces á otras son las causas mas comunesde sus opacidades. Stenon y algunos otros anatómicos creyeron que las fibrillas de las láminas constituti vas, gozaban de cierta contractilidad orgánica de donde hacían de- pender en los periodos de la vida la variación de su convexidad, re- sultando de aqui dos defectos fisicos para la visión tales eran la Mio- pía y Presbicia de la que nos ocuparemos al hablar de estos padeci- mientos. El cuerpo cristalino está contenido en un pequeño saco sin abertura, sin contraer adherencia con él, formado por una membrana serosa tan trasparente como el mismo cristalino á quien contiene lla- mada cápsula del cristalino, laque impide que esta lente sea disuelta por el humor aquoso, con quien tiene la mayor afinidad: de esta teo- ría se deduce la facilidad de la disolución de las cataratas lenticula- res tan solo con romper la cápsula: entre esta y la lente cris- talina existe un espacio lineal que está lleno según Morgagni de un líquido viscoso límpido y trasparente mas abundante en la parte an- terior que en la posterior conocido de todos los que lo han admitido con el nombre de humor de Morgagni el que dicen es suministrado por la superficie interna de la cápsula impidiendo su adherencia con el 41 cuerpo que contiene: sus vasos los hacen depender también de la ter- minación de la arteria central de la lentre vitrea en la cápsula poste- rior, en donde ramificándose suministra algunos ramillos á la an- terior; estos vasos han sido puestos en duda por algunos anatómicos, por haber creido con bastante fundamento, que el cristalino no te- niendo ninguna comunicación con los vasos del interior del ojo, se nutria por inhibición sosteniendo así su existencia cristalina. Nosotros apesar de varias investigaciones para convencernos de la certeza tan- to del humor de Morgagni cuanto de los supuestos vasos, jamas hemos encontrado otra cosa que la terminación de la arterilla vitrea ei};el hundimiento Hialoydiano, y la humedad intersticial de sus láminas constitutivas: y aunque admitamos que el cristalino reciba algunos ramillos de la vitrea para su nutrición, para nosotros no pasará mas esto que por una suposición gratuita, que no nos hará desconfiar de nuestras investigaciones microscópicas. Emitiremos nuestra opinión en cuanto al modo como aumenta de diámetro: careciendo la lente cristalina de los vasos necesarios para su nutrición, deberemos ad- mitir que el aumento lineal que adquiere en el incremento general del ojo, se efectúa por imbibición como lo predijo Petit, cuya opinión siguieron machos anatómicos, pareciéndoles á otros muy estravagan- te este modo de. incremento, por ser el único órgano que lo hacia de esta manera; pero si atendemos á que el volumen y densidad de este varia muy poco desde el nacimiento hasta el desarrollo de toda la economía, nos será muy fácil el convencernos que este cuerpo así como la cornea trasparente, su aumento es lineal, y que para esta dis- tencion no necesita sino de una imbibición del humor aquoso con quien tiene la mayor analogía la humedad intersticial, la que depositándose en mas cantidad en estos espacios, hace que se aumente tanto el gro- sor como su diámetro, distendiendo la cápsula, no pasando esto de ser lineales como es muy fecil convencerse comparando el cristalino de un recien nacido, con otro de un adulto. Sus opacidades ya lenti- culares ó capsulares dependen no de inflamaciones como últimamente se ha admitido, sino de la condensación de la Albúmina elemental á consecuencia de la demasiada refriccion de los rayos luminosos, ó por un esceso de calor en el globo del ojo, dando lugar estas modifica- ciones á los reblandecimientos é incrustaciones admitidas por los ocu- listas como variedades de cataratas de las que hablaremos al tratar de estos padecimientos/Las funciones y usos de la lente cristalina guar- dan la mayor analogía con los demás medios orgánicos trasparentes del ojo, variando en alguna manera según sus densidades. Los fisicos creyeron por mucho tiempo que el cristalino era el instrumento inme- diato de la visión hasta que en 1604 el astrónomo Kedlero demostró que este cuerpo trasparente hacia en el ojo el oficio de una lente vi-convexa cual era el de refringirlos rayos de luz refractándolos para ayudar con los demás medios al acto de la, visión. Este cuerpo varía de color en las 42 diferentes épocas de la vida: en el feto tiene un color rojizo: después de algunos dias del nacimiento se pone en una trasparencia perfecta, la que conserva hasta la edad de cuarenta á cuarenta y cinco años, en cuya época principia á tomar el color amarillo claro que se estiende desde el centro á la circunferencia, continuando así hasta la ancianidad en la que afecta el del amarillo ámbar, á no ser que algún trastorno patológico lo haga variar de estos colores naturales, que no impiden para la visión: siendo lo contrario cuando de estos mismos colores pa- sa á tomar otros que afectan desde el nebuloso hasta el verde mar que constituyen especies y variedades de opacidades de las que nos ocu- paremos á su tiempo, que todas ellas ponen mas ó menos dificultades para el acto visual. El cuerpo cristalino, según Mr. Berzelius, está químicamente compuesto de 58 partes de agua, 25,9 de materia particular, albumi- nosa, 2,4 de hidro-clorato y lactato de sosa, y materia animal soluble en el agua y en el alcohol, conteniendo ademas algún phosphato de cal y de sustancia celular insoluble. Los químicos Chenevix y Nicolás han pensado de diferente manera de la composición del cristalino, el primero no ha visto en el mas, sino estar formado de agua, albúmina y gelatina: el segundo lo ha creído formado de estos mismos principios con la adición de los hidrocloratos y fosfatos de sosa. Usos del cristalino. Los rayos luminosos al atravesar esta lente orgánica sufren una de las modificaciones mas importantes para el acto de la visión. Los físicos han comparado su modo de obrar al que produciría una lente vi-con- vexa cuyos usos serian los de refringir los rayos de luz, aproximán- dolos á la perpendicular del eje óptico, haciéndolos de este modo au- mentar de intensidad, siendo con tanta mas energía, cuanta mas con- vexidad tenga su cara posterior: influyendo la dilatación ó contracción de la pupila de un modo muy notable sobre este mecanismo físico puesto que los rayos de luz al llegar refractados á la cara anterior del cristalino no penetran todos al través de su espesor, pero algunos de ellos son reflejados, sobre el humor acuoso y cornea trasparente, cuya reflexión produce la brillantes del ojo: y los demás, dirijiéndose hacia la cara posterior del Iris son absorvidos por la materia negra de la ubea la que deberemos considerarla como una continuación de la Cor- roides. De la retina. Esta parte tan interesante como necesaria á la función visual, ha sido admitida por todos los anatómicos y fisiólogos como una mem- 43 brana blanda de color ceniciento y semi trasparente compuesta de fibras medulares, entre las que se hallan entretejidas ramificaciones vasculares microscópicas afectando esta disposición orgánica la forma de una red, de donde ha sido derivada la palabra retina con que es conocida de todos. Los antiguos se ocuparon muy poco de su modo de organización, por lo que la colocaron en la clase de las membranas, sin atender á que por su naturaleza difiere de las admitidas con este nombre: de nuestro estudio particular y microscópico en averiguación de aquellas ideas, resulta que esta parte sensitiva es la consecuencia de la espansion medular del nervio óptico, la que se presenta con los caracteres de una mucosidad gelatiniforme cubriendo las tres cuartas partes posteriores del globo del ojo, hasta identificarse con la corona radiada que han formado los proscesus ciliares. Las numerosas rami- ficaciones capilares que suministra la arteria central y que serpentean por la superficie anterior de la retina, confundiéndose con ella, hizo creer seguramente á Ruysch ser esta una membrana de naturaleza vascular no siendo otra cosa que una mucosidad que como ya llevamos dicho afecta la forma y consistencia gelatinosa por lo que no debemos confundirla con las membranas propiamente dichas. La retina se halla situada entre el cuerpo vitreo y la coroides: por lo que la consideraremos para mejor conocer su situación anatómica en dos cara ó superficies una esterna convexa aplicada inmediatamente á. la cara interna de la coroides entre las que no hay ninguna especie de adherencia: la interna es concava adaptándose muy bien á toda la circunferencia de la lentre vitrea no teniendo otra comunicación en- tre sí que la que resulta de la arteria central que la perfora por su parte posterior y media. Podemos también considerar en esta parte sensitiva del ojo una terminación por la parte anterior á manera de borde en la grande circunferencia del cuerpo ciliar en donde se con- funde con la coroides. Esta mucosidad nerviosa es de color blanco ceniciento y semi trasparente siendo su espesor de bastante conside- ración á pesar de desacerse con la mas grande facilidad perdiendo su forma y transparencia en cuanto se separa del lugar que ocupa en el ojo: ella es formada por la espancion medular del nervio óptico el que penetra en el globo ocular por su parte posterior un poco mas hacia dentro del lugar que corresponde al eje óptico ó centro pupilar. Este nervio á su entrada en el globo del ojo después de haber perforado la esclerótica forma una especie de rodete á manera de cono trunca- do de donde nace la espancion medular que forma la retina. En la parte posterior y á su lado esterno del tubérculo ó rodeto óptico y al punto que correspende al eje visual se observa un pequeño punto de color amarillo transparente que algunos anatómico han tenido por ahu- jero llamada mancha amarilla la que fué descubuerta por Sommering en esta parte, y cuyos usos aun se ignoran. La acción funcional de la retina es puramente debida á la acción vital y orgánica: su mecanis- 44 mo apesar de los diferentes modos con que se ha querido esplicar ha sido y será eternamente desconocido. Cuando espongamos las con- sideraciones fisiológicas sobre el ojo, emitiremos las teorías que se han inventado para esplicar la manera con que los objetos se pintan en la retina. De la cornea trasparente ó cristal del ojo. Este cuerpo trasparente que figura un segmento de esfera, y nom- brado cornea por la semejanza que tiene con una lámina de cuerno, ocupa la parte anterior del globo ocular. Considerándole como una lente orgánica cóncavo-convexa podremos admitirle dos caras, una interna que es la concava, que se halla revestida y en íntima relación con una membrana trasparente de la clase de la serosa llamada mem- brana del humor aquoso ó de Descemet, y otra externa convexa cubier- ta también é intimamente unida á una prolongación trasparente de la conjuntiva que llamaremos corneal, y una gran circunferencia que cortada á manera de bisel, sirve para implantarse en una ranura que tiene el círculo de la esclerótica en donde encaja como lo hace un vidrio de reloj en su aro: uniéndose estas dos partes tan firma- mente por el intermedio celular , que parecen confundirse una con otra, por cuya razón fué admitida en la antigüedad como, una continuación de la esclerótica: pero si atendemos á.su organización y propiedades veremos que difieren* en un todo, y que no deberemos confundirlas. Reproduciremos las ideas que sobre esta parte consta tutiva del ojo, emitimos en el Repertorio Medico Habanero del mes de Mayo de 1841, por parecemos deba ocupar un lugar en estas pá- ginas, el estudio analítico que hicimos sobre este lente por conside- rarlo nuevo á nuestro modo de pensar y en contraposición á falsas hipó- tesis para probar la imposibilidad de la ulceración de la cornea tras- parente á cuyo objeto fueron redactadas. Anatomía general de la carnea t? aspáronte. Aunque los anatómicos y fisiólogos se han detenido muy poco en conocer la organización y propiedades del tejido de esta lente refrac- toria, aunque de paso han dicho, que estaba compuesta de láminas juxta puestas, reunidas según unos por el tejido celular estremada- mente delicado, y otros por una'linfa interlaminar: creemos llegado el caso de que examinada analíticamente su estructura, digamos nues- tro parecer presentando las investigaciones que hemos hecho, respec- to á este órgano, para que sirviéndonos de base á su patología podamos hablar con mas exactitud acerca de esta interesante parte del globo 45 ocular, la que de sus padecimientos primitivos ó secundarios (Kerati- tis délos Autores) siempre produce la pérdida mas órnenos complete de la visión, y las mas veces por su reblandecimiento da lugar á de- sordenes que tienden ya á la opacidad y á sus diversas gradaciones, ó ya también á sus hundimientos y perforaciones produciéndose diferen- tes efectos conocidos con los nombres de Procidencias del Iris, Esta- filomas, Procidencias de la membrana del Humor aquoso, Pústulas^ Leucomas parciales y totales y Albugos, los que siempre son conse- cuencias inmediatas del reblandecimiento de algunos puntos de su superficie, ó de su totalidad, provocando por lamisina causa en algu- nas circunstancias, la salida ó derrame de los lentes orgánicos inte- riores, resultando su atrofia que impedirá para siempre al ojo el de- sempeñar el importante objeto á qué fué destinado por el autor de la natnraleza. Las córneas de los hombres asi como la de todos los animales, están destinadas á ejercer las mismas funciones, y poseen del mismo modo igual organización y propiedades de tejido: diferen- ciándose tan solo en el diámetro esferoidad y convexidad, por cuya razón nos hemos servido simultáneamente de las dos para nuestros ensayos, puesto que siendo el objeto que nos debe ocupar el estudiar su estructura, nos ha sido indiferente sujetar al análisis químico-fí- sico, la córnea del animal hombre, al del animal propiamente dicho: en él seguiremos el método filosófico del inmortal Bichat, á quien se le escapó quizas por su prematura muerte este trabajo, digno por cier- to de su examen, que debió salir mucho mas perfecto que el que pre- sentamos al criterio, médico: pero bástenos el interés que hemos to- mado en éste estudio para que seamos dignos de alguna indulgencia, por ser el primero en su especie, que deberá aclarar la patología de esté órgano de refracción, ó mejor dicho de refleccion. Al observar esteriormente la córnea es bien fácil conocer que su naturaleza es muy semejante á la sustancia del cuerno delgado, por lo que en nuestro concepto convinieron los anatómicos en nombrarla córnea trasparente, para diferenciarla de la esclerótica llamada impio- piamente córnea opaca, pues el; tejido de esta pertenece ala clase de las membranas fibrosas, al paso quédela otra es como ya hemos men- cionado de naturaleza córnea¿ conservándole nosbtros la misma deno- minación, por ser el que tiene mas analogía con aquella sustancia ani- mal. No nos debe quedar lá de sus capas, vasos de ninguna espe- cie ni nervios, guarda la mayor analogía de estructura con el epider- mis, de quien tenemos la misma oscuridad respecto á sus propiedades vitales, que la que admitimos hoy relativamente al cuerpo que nos ocupa: los hechos no nos demuestran señales ni aun vestigios de sen- sibilidad animal: los agudos dolores que sufren los enfermos en la es- clerotitis y coroiditis agudas en las que se observan las keratitis vas- cular ó no vascular consecutivas, y en donde al parecer está afectada la sustancia propia de la córnea, dependen mas bien de la tirantez y eretismo del ligamento ciliar, como asi mismo de la afección de algu- no de los ramos del quinto par de nervios, que por la lesión simpática ó idiopática de ella, en la que no hemos encontrado aquellas propieda- des que han considerado los fisiólogos como dependientes do la irritabi- lidad inherente ala fibra. Una de las pruebas que serán suficientes pa- ra el convencimiento de este acertó es, la de poderse penetrar con cual- quier instrumento punzante sin que el animal dé señales de serle sensi- ble: la división que se hace en ella para practicar la operación de la catarata, por estráccion en la que el operado nada sufre, prueba tam- bién su insensibilidad. La sensibilidad orgánica no aparece en la córnea por faltarle seguramente los elementos necesarios para su exis- tencia, pero no entrando en su estructura vasos por donde puedan circular fluidos destinados á su nutrición, deberemos considerarla exenta de esta propiedad: en donde seguramente existen demostrán- dolo su injeccion, es en las irritaciones é inflamaciones de la con- juntiva corneal cuyo estado ha sido conocido con el nombre impropio de keratitis suponiéndose hallarse padeciendo la misma sustancia de la córnea, cuando solamente lo está la membrana mucosa que ante- riormente la cubre: por lo que no deberemos confundir los padeci- mientos de estas dos partes apesar de estar intimamente adheridas, por diferenciarse una de otra tanto de organización cuanto en funcio- nes, pues la conjuntiva pertenece á las membranas mucosas al paso que la córnea propiamente dicha podremos colocarla entre los tejidos epidermoidicos por guardar con ellos la mayor analogia de estructura, Ningún fenómeno patológico ha podido aun hacer ver la existencia dé lo que hemos llamado propiedades vitales, pues en las optalmias es- peciales permanece la cornea pasiva hasta que el aumento del calor cómo consecuencia de la inflamación, produce los hundimientos y re- blandecimiento; su imposibilidad para inflamarse depende no tanto de la carencia de elementos orgánicos, cuanto de la falta de aquellas 7 50 propiedades de las que su aumento en los órganos constituyen sus inflamaciones: de modo que debemos convenir en que su vida es muy oscura, y que sus capas constituyentes, pertenecen mas bien á la cla- se de los cuerpos semiorgánicos, que álos perfectamente organizados: creyendo según nuestro modo de pensar, que el tejido de la totalidad de esta lente es espacial entre los que componen nuestra organización, colocado por la naturaleza en el ojo para que sirva tambiencomo un me- dio contentivo de las demás partes interiores del globo ocular. Supues- to que el análisis ni las inyecciones mas delicadas, no han podido de- mostrar vasos de ninguna especie ni nervios, espondremos nuestro parecer relativo al modo con que toma su incremento. La córnea trasparente no aumenta sino algunas líneas mas de diá- metro que la que tiene dada por la naturaleza al nacer el individuo, siendo masgruesay convexa en la infancia que en las demás épocas de la vida, sufriendo á proporción que crece el globo ocular en el incre- mento general del cuerpo, una especie de'distensión que la adelgaza, debida ya al incremento que adquiere la lente vitrea, ó ya también á la distensión proporcional del diámetro del círculo de la esclerótica en donde está implantada haciendo como una parte integrante de ella. Mirada bajo este aspecto racional, no deberemos admitir el aumento de diámetro del disco córneo por efecto de nutrición, por carecer de los materiales para que se efectué, y si solo una distensión insensible que le hace aumentar algunas líneas á consecuencia del esfuerzo dado por el volumen gradual que adquiere el saco esclerotideo. Compáren- se las córneas de los recien nacidos, con otras, en los demás periodos de la vida del hombre, y se verá que la diferencia es lineal y poco notable. Su estado patológico, si podemos llamarlo así, presenta mu- chas veces efectos que hacen mas creer su falta de nutrición, puesto que hemos observado por tres veces en nuestra clínica reproducirse las córneas reblandecidas en su totalidad y espesor, como lo verifican los tejidos epidermoidicos, por un mecanismo admirable de la natura- leza, lo que ha sido observado por nosotros con toda la atención que merece, cuyos enfermos adquirieron la mas completa visión después de doce ó quince meses de continuo tratamiento; de los que daremos las historias verdaderamente curiosas al emitir nuestra clínica ocular, con otras no menos interesantes. Estas reproducciones córneas no se han efectuado por vegetaciones como en las soluciones de continuidad de las otras partes de nuestra organización, sino por capas nuevas opa- cas de albúmina coagulada, que fueron cubriendo los hundimientos resultado de loe reblandecimientos: produciéndose el mismo mecanis- mo de reproducción cuando el reblandecimiento ocupaba la totalidad del disco córneo, el que se cubrió de una capa de albúmina coagulada para despuese ponerse trasparente desde la circunferencia al centro, concluyendo por tomar su forma primitiva cóncavo-convexa mucho mas plana que la que antes tenia, quedando por este motivo muy dis- 51 minuidala cámara anterior del ojo. adquiriendo gradualmente el ór- gano sus funciones visuales. Estas reproducciones tienen lugar en ciertas circunstancias favorables que espondremos al tratar de su pa- tología. La facultad reproductrix de la córnea trasparente, es la mis- ma que pone en acción las uñas y callos, partes que están comprendi- das en la organización del sistema epidermoides. Los usos de esta parte del ojo según los físicos y fisiólogos, son los de refractar los ra- yos luminosos, estando esta refracción en razón del espesor que tenga en los periodos de la vida; pero nosotros á mas de esta opinión, la consideramos también como un medio de reflexión óptica desde el nacimiento del individuo comprobándose por medio del mecanismo de vernos en las córneas como si fuesen espejos, pues los rayos de luz al atravesarla son algunos de ellos reflejados de la misma manera que son refractados para la percepción del objeto. De los párpados considerados como partes pi o- tectoras del ojo. San dos prolongaciones de la piel á manera de velos movibles, situa- dos sobre la parte anterior del globo del ojo distinguidos en superior é inferior: el superior es mas prolongado y movible que el inferior, lo que le hace traspasar los límites del diámetro transversal del ojo. Considerados los párpados anatómicamente podemos admitir una cara anterior una posterior un borde libre y dos ángulos, uno interno y otro esterior: en la cara anterior del párpado superior, se observan muchos pliegues transversales formados á espensas de la piel mas señalados y numerosos que los que presenta el párpado inferior: la cara posterior de los dos párpados están tapisadas por la conjuntiva y humedecida siempre por el líquido que escreta la glándula lagrimal. Los bordes de cada parpado se adhieren entre si tocándose en toda su esten- cion cuando se hallan cerrados. En la reunión del ángulo interno de cada borde libre se observa un pequeño tubérculo blanquesino perforado por un pequeño agujero llamados puntos lagrimales. En la cara interna de cada borde palpebral se encuentran pequeñas abertu- ritas cuyo número asciende al de veinte ó treinta para cada párpado, estas son las estremidades libres de los conductos escretores de las glándulas sebáceas llamadas de Meibomius. Cuando los párpados es- tan cerrados, se observa en sus bordes libres una especie de línea de figura triangular que los separa hacia el ángulo interior en el cual se percibe una pequeña elevación carnosa llamada carúncula lagrimal de la que tendremos ocasión de hablar. Los párpados están formados de tejido celular de cartílagos, ligamentos, arterias, venas, ner- vios, glándulas, y vasos infáticos: tales son las partes componen- tes de cada uno de estos velos movibles: en el espesor de cada bor- 52 de libre se encuentra una lámina fibrosa llamada cartílagos tarsos: es- tos cartílagos son mas anchos en su parte media que en sus estremida- des: ellos son bastantes delgados y flexibles cuyos usos son los de mantener los párpados estendidos sobre la parte anterior del glodo del ojo: sus ligamentos son producciones celulo-menbranosas que se estienden desde toda la bóveda orbitaria hasta los cartílagos tarsos. Este modo de colocación hizo crear á algunos anatómicos que ellos eran una gran prolongación de la dura madre siendo muy fácil con- vencerse de esta falsa suposición atendiendo á que estos ligamentos no están sino justa puestos á la dura madre que tapisa lo interior de la órbita, del mismo modo que los tendones y los músculos, se adhieren al periostio sin ser una prolongación de ellos. Los músculos de los párpados son dos: uno llamado elevador del párpado superior que le pertenece esclusivamente y él otro el orbi- cular de los que ya hemos hablado. Sus movimientos, son comunes tanto al párpado superior como al inferior. Usos de de los parpadas1 las párpados están destinados no solamente para proteger al globo del ojo de la acción de los agentes esteriores, sino también para impedir que la luz penetre en él mientras el sueño, manteniendo con sus mo- vimientos la humedad lagrimal en toda su superficie anterior tan ne- cesaria para lubrificarla en sus actos funcionales. De Tas cejas. Los cejas son dos eminencias que se encuentran en la parte infe- rior de la frente á manera de arco de círculo que se estiende desde la parte superior de la nariz hasta el ángulo esterno del ojo : ellas son mucho mas prominentes en la ancianidad que en las otras épocas de la vida; hallándose sembrada de pelos cuya dirección es de adentro á fuera, siendo mas largos y gruesos en los ancianos que en los niños y adultos. Las cejas están formadas de la piel y del músculo superciliar que le es propio. La eminencia huesosa que se observa en la parte in- ferior del coronal llamada arcade superciliar contribuye en gran ma- nera para su formación. La arteria frontal, superciliar, ramos de la optálmica, y la rama anterior de la temporal superficial, envian nume- rosos ramillos á las cejas. La rama frontal del nervio optálmico de Willis envia también muchos ramillos á esta parre, asi como el la- grimal, y algunos filetes de la porción dura del séptimo par de dichos nervios cerebrales. Usos de los cejas. ¿No seria demasiado absurdo el creer como lo han hecho muchos anatómicos y fisiólogos, que esta parte de la cara está destinada solamente para la hermosura y regularidad del rostro? La naturaleza sabia en sus medios económicos , nada ha hecho sin que tenga algún objeto de conveniencia para la vida: ella pues 53 ha colocado las cejas en el lugar que ocupan para llenar una función muy importante para la visión; sus usos son los de absorver el esce- so de los rayos de luz que se dirijen á los ojos , los que sino en- contrasen este medio los estimularía con demasiada energía, hacién- donos esperimentar trastornos funcionales que terminarían en la abo- lición de la sensibilidad de estos órganos. Cuando nos esponemos á una gran luz, ó queremos mirar el So!, ú objetos muy iluminados, aproximamos involuntariamente las cejas una á otra abatiéndolas, 4 fin de que los pelos sirvan de sombra ó de quita sol á nuestros ojos: se- parando del exe-visual este exceso de rayos de luz cuya presencia se- ria desagradable á la vez que dolorosa á la visión. Es pues de mucha utilidad comprender su modo de obrar, puesto que su falta ocaciona- ria accidentes mas ó menos graves para la función visual. De las Pestañas. En el borde libre de cada párpado se encuentran una multitud de pelos simétricamente colocados llamados pestañas, las que se dirigen de atrás adelante haciéndolo hacia arriba su estremidad libre ó punta en el párpado superior; y abajo en el inferior, de manera que cuando están cerrados.los párpados ó aproximados, las pestañas se ha- llan colocadas paralelamente las unas á las otras: su número y longi- tud varia mucho en los diferentes sugetos, siendo su color igual al del individuo; observándose generalmente que las pestañas del párpado superior tienen mas longitud y mas grueso que las del inferior. Cada pestaña toma nacimiento de un bulbo, siendo gruesas en su origen adelgazándose hasta su terminación. Sus usos son los de impedir la entrada en el ojo de los cuerpecillos que voltigean en el aire, corno al mismo tiempo el disminuirla entrada de los rayos luminosos, cuando los objetos están demasiado esclarecidos. De la Conjuntiva. Esta membrana es digna de toda consideración por el papel tan importante que representa en las optalmias por ser el lugar afectado en las variadas inflamaciones de que es susceptible. La conjuntiva es una membrana de la clase de las mucosas; que tapisa la cara posterior de los párpados, reflexándose después sobre la cara anterior del globo del ojo, le cubre en toda su estension: por lo que la nombrare- mos, conjuntiva palpebral y ocular: esta última la dividiremos parala mejor comprehension en sus afecciones en conjuntiva Corneal y Es- clerotidea la primera pertenece á la cornea trasparente, ó cristal dej ojo la segunda á la Esclerótica ó blanco del ojo. Considerada en su conjunto palpebral y ocular, podemos admitir en ella dos superficies, 54 una externa libre y otra interna adherente; la externa es lisa humede- cida continuamente por las lágrimas: la interna está unida á los pár- pados y á la parte anterior del ojo p;>r el tejido celular: este tejido es muy apretado y resistente en los cartílagos tarsos, siendo muy flojo en lo demás de los párpados y aun mucho mas sobre la superficie an- terior del ojo hasta llegar á la circunferencia de la cornea transparen- te, en donde vuelve á adquirir resistencia y densidad, y tal adherencia á la primera lámina de la cornea que la mano mas diestra le es impo- sible separarla. La estructura de esta membrana es formada de tejido celu'ar en la que se hallan multitud de vasos arteriales y venosos, y muchos filetes nerviosos que le comunican la gran sensibilidad deque goza. Esta membrana forma sobre el ángulo interno del ojo un replie- gue semi lunar muy parecido al tercer párpado que tienen las aves: el, aparece mas grande cuando el globo del ojo se dirije hacia la na- riz, desapareciendo en el sentido contrario. Los usos de este replie- gue según nuestra opinión, son los de poner un límite ó dique á las lágrimas para que no se derramen, dirijiéndolas hacia los puntos la- grimales. Vasos sanguíneos.—La rama optálmica que suministra la caróti- da interna producen los ramitos de la región orbitaria, los que se distribuyen en el interior del ojo, en sus músculos, Esclerótica, Con- juntiva y Párpados con diversas anastomosis que establecen su comu- nicación; bajo este concepto, se pueden hacer cuatro divisiones según que se dirijan ya al interior del ojo, ya á la Conjuntiva y Esclerótica ó ya á los párpados, y como en la distribución de estos vasos vá á descansar el estudio de las optalmias en general, creemos de necesidad detenernos un poco ensuesplicacion, ademas de lo que se ha ya expues- to en la parte consagrada á la descripción de las arterias y venas del ojo. Las vasos arteriales de lo interior del globo, penetran perforando la esclerótica por su parte posterior: la una conocida con el nombre de arteria central de la Retina, se ramifica al infinito á manera de red por la superficie de la espansion nerviosa de que ya hemos habla- do al hacerlo sobre estaparte: este ramito Retiniano dá otro que diri- jiéndose hacia la lente vitrea lo atraviesa hasta llegar al hundimien- to vitreo, en donde termina por medio de prolongaciones radiadas: aunque muchos anatómicos habían creído que estas ramificaciones iban á terminar á la cápsula posterior del cristalino, de nuestro estudio microscópico resulta, que esta lentesilla esta implantada en el dicho hundimiento, sin tener ninguna relación vascular con el vitreo. Otros vasos arteriales penetran también por la parte posterior de la Escle- rótica llamados ciliares, que se distribuyen en la coroides é Iris: una multitud de ramificaciones de estos vasos, anastomosándose entre si, forma un anillo convergente radiado tan fino como los mas capilares, que van a distribuirse á los procesos ciliares; otros ramillos depen- dientes de estos, se dirigen al espesor del tejido de la Esclerótica 55 atravesándola en diversas direcciones para aparecer después al este- rior, al rededor del ligamento ciliar á manera de un circular radiado de donde parten algunas ramificaciones que anastomosándose con los de la conjuntiva ocular y palpebral, establecen la comunicación vas- cular del interior con lo esterior del ojo. Los vasos venosos aunque de mayor diámetro acompañan á los arteriales, siendo muy numerosos en la conjuntiva y en el espesor de los párpados, comunicándose por anastomosis con las venas temporales , sub-orbitarias y frontales: los vasos de la conjuntiva no se desenvuelven ni dan señales de su exis- tencia, sino en los diferentes estados de inflamación. Esta membrana perteneciendo á la clase de las mucosas , constituye una parte de la membrana gastropulmonal, por cuya circunstancia goza de todos sus atributos y propiedades: las criptas mucosas muy desarrolladas en las otras porciones de ella, se encuentran tan solo, en la que pertenece á la conjuntiva del parpado superior, manifestándose muy claramente en algunas optalmitis y Blefaritis catarrales crónicas, bajo el nombre ge- nérico de granulaciones: de las que hablaremos al tratar de estos pa- decimientos. De las vias lagrimales. Lam. 7a Las vias lagrimales comprenden, la glándula lagrimal; los puntos y conductos lagrimales: la carancula lagrimal: el saco lagrimal y el conducto nasal ó lacrimo-nasal. Glándula lagrimal. Esta glándula se halla colocada h-ic:a la parte superior externa y anterior de la bobeda orbitaria: perteneciendo á la clase de las con- glomeradas; ella está como dividida en pequeñas porciones, las que se hallan aun mas subvididas en infinidad de globulitos, cuyo todo constituye su estructura orgánica: se le puede considerar dos caras, una convexa que corresponde á la órbita, y otra concava que está en relación con el globo del ojo, así como con el músculo recto esterno y recto superior á los cuales se halla unido por el intermedio celular y adiposo; su organización no es mas conocida que la de las otras glándu- las á quienes por sus funciones pertenece. Esta glándula recibe ramitos arteriales y venosos; los primeros son enviados por el ramo lagrimal de la arteria optálmica, los que divididos á lo infinito terminan en los mas pequeños de los glóbulos componentes: los segundos provienen del ramito lagrimal de la vena optálmica: recibiendo también la rama lagrimal que le envia el nervio optálmico de wi lis. Los conductos escrctores de esta glándula »e hallan muy aparentes, siendo su nume- 56 ro de seis á siete, los que vienen á abrirse al esterior de la conjuntiva palpebral á dos líneas déla estremidad esterna del cartílago tarso del párpado superior, cuyos conductos están perfectamente aislados unos de otros. La glándula lagrimal está encargada de segregar un humor transparente llamado lagrimal el que teniendo humedecido continua- mente la parte anterior del ojo, facilita sus movimientos. En las pa- siones del alma aumentándose la acción orgánica de esta glándula, escreta en gran cantidad el humor que segiega, derramándose sobre las mejillas, 1g que constituye el llanto ó lloro: en las irritaciones de la esclerótica y conjuntiva se produce el mismo fenómeno debido á la misma exaltación orgánica aunque provocado por diferente causa. De los puntos y conductos lagrimales. Lam. 7a Los puntos lagrimales son dos tubérculos blanquecinos que se observan en la parte interna del borde libre de cada parpado, siendo mas visibles mientras la vida que después de la muerte: cada punto se halla perforado en su centro de una abertura cuya dirección es tal que el del parpado inferior se dirije hacia arriba afuera y un po- co atrás, mientras que el superior lo hace abajo, afuera y atrás, este modo de dirección que guardan, hacen que no se toquen sino cuando los párpados están aproximados; su abertura esta formada de un rode- te fibroso á manera de esfínter, cuya oclusión da lugar á una enfer- medad llamada epifora,de la que hablaremos á su debido tiempo. Los puntos lagrimales forman el principio de dos pequeños conductos nombrados lagrimales, situados en la parte interna del borde libre de los párpados; ellos son de mas estension que los puntos, siendo el su- perior mas largo que el inferior. El conducto lagrimal superior se dirije perpendicularmente hacia arriba en la estension de dos líneas, encorbándose en ángulo recto, para descender después oblicuamente de afuera á dentro. El inferior se inclina de arriba abajo dirijiéndose orizontal mente de fuera á dentro. Cuando los dos puntos lagrimales han llegado un poco mas allá del ángulo interno de los párpados, se unen á manera de ángulo muy agudo para formar un solo canal, que pasando por detras del tendón del orbicular, vá á terminar en la par- te superior del saco lagrimal: estos conductos presentan á veces algu- nas anomalías en su terminación, pues lo hacen por dos ó mas abertu- ritas aproximadas en el saco lagrimal muy fáciles de confundirse. Es- tos conductos están tapisados en su interior de una membrana muco- sa continuación de la conjuntiva. Zám/ no la retiene figurada. Descartes fué el primero de los filósofos que se ocupó de la ma- nera como nuestro ojo percibía los objetos, valiéndose de esperimen- tos que creyó exactos, cuando estuvieron muy distantes de serlos: el dicho esperimento consistió en un ojo de buey al quequitóuna porción de la parte posterior de la esclerótica que coriespondia al frente de la abertura pupilar, la que cubrió con la pelicula de un huevo: prepa-' rado así, lo colocó en la ventana de una cámara oscura la cornea tras- parente mirando hacia el objeto y el segmento cortado hacia la ven- tana, observando entonces que el objeto cuyos rayos emanados habían atravesado los medios trasparentes del ojo, se pintaban al revés sobre la pelicula del huevo, que hacia en este esperimento el papel de la re- tina, de donde dedujo que las imágenes de los objetos, se pintaban en ella en sentido inverso á su posición real , haciendo la retina desde entonces el papel mas importante en el mecanismo de la visión. Mu- chos fisiólogos y filósofos practicaion del mismo modo que lo hizo Descartes los esperimentos , convenciéndose de la verdad del hecho enunciado, admitiéndose como cosa muy demostrada en la ciencia que las imágenes de los objetos percibidos se pintaban en la retina en posición inversa con sus diferentes coloridos de la misma ma- nera como lo haría el mejor Daguerreotipista sobre la lámina me- tálica que usa para sus retratos luminares. Esta teoría se ha espli- cado en todos los trabados de óptica sin sospecharse nunca el equi- vocado concepto en que se estaba respecto á esta interesante materia, no habiendo faltado algunas esplicaciones del modo como el alma per- cibía los objetos al derecho, estando ellos en la retina al revés. Buffon creyó que el alma ponia al derecho los objetos invertidos por la costum- bre que tenia de las sensaciones perceptivas: pero á este modo de es- plicacion se les pueden oponer algunas dudas, siéndola primera la de que los ciegos de nacimiento (por la persistencia de la membrana Pu- pilar) que no tienen idea alguna de la posición real de los objetos, des- ñ NUEVO MECANISMO DE LA VISION— HABANA AÑO 1848 Oplalmologia Lama 9a Rayos reflejados qe producen la brillantez del ojo. Ubjelo iluminado Refriccion de los rayos aliño. Esclerósica Cor 01 de Refracción de los rayos en la cornea Iras- párenle v humor &quo60 Imáóen del objeio,fi$urada en el espesor de Ja-: lenie vürea Zi¿. jUZ Cot¿i>fyi.o. fftxx-: 65 pues de operados y que ven toda la naturaleza y sus producciones, ¿có- mo es que no ven los primeros objetos al revés cuando el alma por la costumbre deberá en lo adelante percibirlos al derecho? ¿Cómo po- dremos concebir que la costumbre sea capaz de establecerse tan pron- to para corregir el error de la inversión admitida? Otra teoría mas in- geniosa que útil á la aclaración de estos hechos , fué la que inventó Berkley fundado en los mismos principios emitidos. "Supuesto (dice) que según la teoría de Descartes los objetos se figuran el revés en la retina, nosotros por esta razón debiéramos vernos del mismo modo reanversados, puesto que todo lo que percibimos se pinta de esta ma- nera. Esta esplicacion seria concluyente para todos los que llevados del espíritu de la antigüedad, quisiesen darle un valor que tiene tan solo autorizado por la serie de años en que se ha estado respecto áeste error de observación. Los fisicos y fisiólogos que se han ocupado mu- cho en aclarar lasdos precedentes teorías, no hantenido presente que Descartes aunque dijo, que las imágenes se pintaban al revés en la retina, dijo también que nuestra alma las percibía al derecho, porque este reanversamiento era efecto de una de las leyes de la refracción de la luz, toda la vez que nosotros no podemos percibir la sensación sin que los objetos iluminados envien los rayos recibidos, los que pro- longados sufren en los medios trasparentes del ojo las modificaciones físicas, por lasque entre-cruzándose , son capaces de reanversar la imagen en el punto en donde los esperimentos hicieron ver que se pintaban. Este mismo filósofo admitió como una consecuencia de su hipótesis, que el cruzamiento délos rayos se verificaba por la fuerza refringente del cristalino, de manera que el reanversamiento era de- bido á este modo con que los rayos desviándose de la línea normal afectaban la figura cruzada. En el estudio de los lentes físicos hemos visto que ninguna de ellos de cualquier forma que fuesen, pueden si- guiendo las leyes de Dióptrica verificar este fenómeno del entrecru- zamiento, y sí, el de la refracción, convergencia y divergencia de los rayos según su espesor ó forma material, de aquí es , que Descartea A sin tener presente las leyes que presiden los lentes físicos con quienes tiene la mayor analogía en cuanto á su modo de obrar, los orgánicos de nuestro ojo, se equivocó cientificamente admitiendo tal entrecru- zamiento de los rayos, cuya equivocación está basada tan solo en un error por falta de observación: error que ha sido trasmitido á nuestros dias hasta que la casualidad nos hizo conocerlo, manifestándolo nos- otros del modo como podamos, por estar persuadidos que haremos un bien á la ciencia, sacándola de un error sistemático en que ha estado, tan solo porque Magister dixit, y nadie se ocupó de si era ó no cierto el acertó, pues creemos que plumas mejor cortadas que las nuestras, hubieran hace mucho tiempo desvanecido una teoría, que fué conce- bida cuando los estudios ópticos se hallaban aun en la infancia: sin embargo deberemos tributarle el mas justo homenage por haber sido 86 el primero que se ocupó del mecanismo de la visión, dejando á los fu- turos tiempos el derecho de la averiguación de su certidumbre: con cuya autorización nos atrevemos á continuar en nuestro propósito. Entre las objeciones que pudiéramos proponer en contrario a la antigua teoría de la visión física, se nos ocurren aquellas que datan sobre leyes invariables que son emanadas de la existencia de la luz^ considerada ya como efecto ó ya como causa de los fenómenos ópticos visuales. La parte interna del ojo es muy análoga alas superficies cón- cavas de las que hemos ya hablado respecto al modo de reflexión de la luz, y como én esta superficie es, en donde hasta nuestros dias, se ha figurado el objeto y la visión, nos detendremos algo en su examen. Si lasinágenes se pintasen en la retina ai modo como se verifican en los espejos cóncavos , se percibirían deformes de mil maneras según el punto de reflexión, en dirección transversal, una veces aparecien- do ensanchadas, otras disminuidas, y otras como dividas en dos mita- des, no pudiendo tener efecto la visión neta y distinta, porque si estas imágenes de los objetos tuviesen necesidad para percibirse de ser pin- tadas en la retina, siendo esta á la vez el órgano de la sensación y el de la percepción, es muy probable q re nos seria imposible tener con- ciencia de ella, ni de la estimulación que la provoca : porque mirada bajo este concepto físico, en la teoría de Descartes , las imágenes no deberían pintarse en ninguna punta fie la retina-asi os necesario pues el que busquemos el órgano destinado á la visión en otra parte, ya que íaretina tiene defectos tísicos que la inhabilitan para hacer el papel que le han atribuido, debiendo por su estructura nerviosa y sensibilidad especial; ser llamada mas bien apercibir las sensaciones luminosas que á reflejar los rayos que han de figurar el objeto: porque si esta mu- cosidad que reviste la superficie, cóncava de la coroides fuese el telón en donde se pintasen las imágenes, el punto percipiente debería ha- llarse mas allá de la superficie de inmension del supuesto espejo co- mo sucede en todas las superficies que gozan de las propiedades re- flexivas: de modo que la retina no puede de ninguna manera aseme- jarse á aquellas, bajo el aspecto de la reflexión , ni tampoco bajo las leyes que presiden las superficies cóncavas reflectantes , puesto que el foco de estos espejos, se halla reducido á un punto muy limitado. el que se encuentra siempre en el centro de los diferentes planos que los constituyen, los que deben oponer un obstáculo á los rayos inci- dentes que vayan á caer sóbrela retina, y como estos rayos son en- viados bajo diferentes ángulos , esta superficie nerviosa que hace las veces de espejo cóncavo, se llenaría de tantas imágenes cuanto» fue- sen los focos de los planos que la formasen , por lo que percibiríamos entonces multitud de ellas, no existiendo sino un solo objeto : cuyos resultados serian la no conciencia de la visión distinta y durable. En los anales de medicina de Milán del año de 1834, se encuentra una opinión relativa'á este asunto: la que considerando la retina como un 87 espejo cóncavo, cree su autor que las imágenes se perciben en su po- sición natural, fundándose en los esp írimentos practicados en la cá- mara oscura los mismos que sirvieron á Descartes para poderlos ver reanversados." DiceDell'Acgua; practicando una abertura en un ojo en la parte de la Esclerótica que fuere superior, se observarán las imá- genes invertirlas, siendo esta una prueba de su colocación recta sobre la parte cóncava de la retina. Este autor ha sido el segundo que se ha separado en algún modo del antiguo mecanismo de la visión, aproxi- mándose á la verdad de los hechos emitidos, ppro no ha llegado á la solución que requería el acertó puesto que tomó por base fundamen- tal la hipótesis de Descartes sobre el papel imaginario de la retina que debió haber considerado bajo otro aspecto funcional. Luis Florent Cendron de la Academia de Paris en el siglo pasado, no conformán- dose con la teoría Cartesiana, colocó el órgano inmediato de la visión en la coroides siguiendo las ideas del anatómico y físico de aquella época Mr. Mariotte, la que trascribimos en este lugar por parecemos importante su lectura. Estos dos profesores fueron ¡os primeros que se ocuparon de este asunto, hacien.ío ver que la retina no era á pro- pósito por su naturaleza para verificarla visión. '"La opinión en que se ha estado, que las sensaciones se contie- nen en la sustancia del cerebro, ha hecho colocar el órgano inmediato de la vista en la retina, que es una espansion de la sustancia medular del cerebro contenida en el nervio óptico. Por lo que nos enseñan los esperimentos de la sensibilidad de la sustancia del cerebro, parece ser suficiente para concluir que esta parte medular de los nervios ópticoc, no puede ser el órgano de sensación alguna,ni porconsecuencia el déla visión, siendo insensible esta misma sustancia como de donde emanan. Se sabe que el nervio óptico no se encuentra en el medio del fondo del ojo, esto es, en sentido opuesto á la pupila, sino un poco hacia abajo y mas hacia el lado del grande ángulo de la órbita: queriendo pues ob- servar lo que sucedía, hice caer la imagen de un objeto directamente sobre la mole de este nervio, en donde la coroides está oradada: puse luego un pedazo de papel blanco á la altura de mi vista para qne me sirviese de visión fija, cerré el ojo izquierdo, destinando el derecho á la esperiencia; puse un segundo papel á dos pies del primero al lado derecho y un poco mas abajo, á fin de que la imagen cayese directa- mente sobre el nervio óptico del ojo derecho. Después de todo esto, me constituí en frente del primer papel cerrando el ojo iy.quierdo, mi- rándolo con el derecho: viendo entonces los dos papeles; pero apar- tándome poco á poco, a fin de hacer ca«r la imagen del segundo pa- pel, la que estando á diez pasos de distancia, desapareció este ente- ramente. Creí luego que lo que hacia perder esra visión era la oblicui- dad del objeto, pero veia otros que estaban mas apartados del primer papel, y por consecuencia mas oblicuos. Repetí la esperiencia, la exa- mine bajo todas formas y confirmé el descubrimiento que habia hecho. 88 esto es, que el objeto desaparecía siempre que la imagen cayese direc- tamente sobre el nervio óptico; porque los rayos de la luz reflectada de los objetos que caen sobre la estremidad ó tubérculo óptico, se hun- den en el cuerpo de este nervio en donde se apagan y amortiguan. Otro esperimento nos comprobará nuestra opinión. Metiendo un gato en un caldero que tenga los ojos dentro del agua, en donde se puede examinar bien el fondo de sus ojos, viéndose bien sus partes internas por la dilatación que esperimentan las pupilas , la retina aparecerá trasparente como las demás partes del ojo , de donde podremos con- cluir que esta membrana, es el órgano de la visión, lo que es el cris- talino y el vitreo para la misma, porque los rayos siendo todos traspa- rentes deben atravesarlas. Las objeciones que se le han hecho á esta9 razones no han sido tan concluyentes, como los son las pruebas de- mostrativas. La retina no obstante su trasparencia, (dice) tiene una clase de opacidad que puede compararse el papel untado en aceite: es- ta mediana opacidad de la retina debe interceptar un poco la luz, modificando su impresión, y no que ella sea al órgano de lavista: pues al contrario la retina no debe de retener mas que un poco de luz, de- jándola pasar casi toda. Tilla no es el órgano de la visión, porque un órgano deberá tener su objeto especial fijándolo por completo : luego el órgano de la vista es la membrana sobre la cual la retina deja caer toda la luz que se escapa de su semi-trasparencia, absorviéndose en la coroides. Mr. Lecat compara esta membrana al azogue del espejo; ella hace precisamente un efecto contrario en un todo; pues el oficio del azogue es de reflejar vivamente la luz: la coroides por el contra- rio está bañada de un licor negro, que absorve totalmente esta luz, y que por consecuencia no puede enviar la sensación ala retina; siendo necesario el convenir, que en donde falte la coroides, allí falta la vi- sión, por ser un órgano muy esencial para esta sensación, como lo ea el azogue al efecto del espejo, pues este solo es el que refléjalas imá- genes distintas que se creen ver en él, no sirviendo el cristal sino pa- ra fijarla y para dejar pasar los rayos; lo mismo es respecto la coroides pues ella hace toda la función de la vista, y es el asiento de esta sen- sación: haciendo laretina el papel del cristal que deja pasar las imá- genes á su través: por lo que atribuimos á la coroides ser el órgano inmediato de la visión mas bien que á la retina. La caroides por otra parte reúne todas las cualidades y requisitos para formar el órgano de la vista: ella es una continuación de la pia-mater, que es el verdadero órgano general de las sensaciones, estando bañada de un humor ne- gro que la hace propia pora absorver los rayos y la imagen, y por con secuencia para recibir toda la impresión distintamente, porque si esta membrana no absorviese la imagen reflectada se esparceria por toda su cara interior , y todas las partes de ella estarían bañadas de se- mejantes reflexiones, y habría en todo este órgano una confusión es- traña de rayos y de impresiones: por esto se ha creido que los viejos 69 que pierden este baño negro de la coroides, no ven los objetos con limpieza sino en confusión: luego esta parte del ojo es lasóla destina- da para ser el órgano de la vista. Si la estructura de esta membrana nos ha dado pruebas convincentes de ser la parte destinada á la for- mación de la vista, las diferentes alteraciones del ojo , ó sus enfer- medades, nos pueden dar también otras pruebas de mi certidumbre: atendiendo que cuando queremos asegurarnos de que un ojo está sano ponemos la persona en frente de una luz clara, le cerramos los dos ojos, frotándole arriba del párpado del que queremos examinar, al abrirlo repentinamente se percibirá el movimiento de la pupila que si se es- trecha mucho, el ojo está perfectamente sano: si lo es poco , se pue- de asegurar que ve débilmente ; y si está inmóvil no verá nada: de suerte que se juzgan seguramente los diferentes grados de vista pol- los movimientos del Iris; pues cuando hay pérdida absoluta de vis- ta , el Iris permanece ó muy dilatado, ó muy contraído , sin ningún movimiento á cualquier grado de luz á que se esponga el ojo. Esto es lo que sucede en la parálisis del ojo llamada gota serena. El ojo sano estrecha su pupila, porque el órgano inmediato de la vista es herido por una luz viva, que le estimula y pone sus fibras en contracción, el malo permanece inmóvil á la impresión, y esta misma insensibilidad hace que no escite la contracción. El Iris que siente la impresión de la luz, y que en su consecuencia contrae sus fibras , es formado por una continuación de la coroides, y no tiene conexión alguna con la retina, luego la coroides es el órgano de la vista. Los accidentes que sobrevienen á los ojos prueban también mi parecer: si les ataca infla- mación, se encuentran en estado de no poder soportar la luz mas dé- bil, porque las partes del fondo del ojo conmovidas por los rayos, nin- guna mas que la coroides es susceptible de dolor tensión y eretismo, pues la retina no es mas que una membrana mole é insensible. Las impresiones que hacen los rayos de luz sobre la coroides, y los movi- mientos de dilatación y contracción que ocasiona en el Iris, se hacen por medio de los filamentos nerviosos que se distribuyen en esta membrana y en el pues como todos saben ó deben saber, son pro- venientes del 3? y 5" par de nervios cerebrales. Asi del conocimien- to de estos nervios, y de sus diferentes movimientos, se puede con- cluir que la coroides es el principal órgano de la vista , y que allí es en donde las imágenes se pintan; que la retina no es mas que una es- pecie de epidermis que modifica la impresión déla luz, amortiguando su vivacidad, que sin ella se causaría mucha confusión sobre aquel ór- gano, lo que sucederia con los demás sentidos del gusto, del tacto, y del olfato, sin las membranas finas y uniformes que la cubren." Estas razones recomendables en favor de la coroides para colocar en ella la visión, me han parecido tan claras y evidentes , que no he podido dejar de adoptar este sistema. Aunque el estado actual de la ciencia no nos permita admitir algunas ideas de las que contiene la 90 anterior copia, sin embargo deberemos tener presente que el objeto de su reproducción, ha sido hacer ver, tan solamente, que no fuimos los primeros en no admitir la función visual en la retina. Separado por es- te corto momento de nuestros raciocinios, los continuamos. En con- secuencia de todo lo que hemos admitido, la visión no podrá verificar- se sino por el punto en donde converjan los rayos luminosos, y si es- te mecanismo es análogo á las leyes de óptica, tales como os aprecia- mos en nuestros aparatos de refracción y reflexión , ten.Iremos que la naturaleza nunca pudo complicar sus procedimientos, pues no tu- vo necesidad de recurrir para formar el ojo á la Catóptrica cuando en su mecanismo solo existen materiales de pura Dióptrica que de- ben estar sujetos á las leyes que les fueron prescritas y sanciona- das, como todas las que imprimió á la materia organizada el Crea- dor. El estudio de las comparaciones nos suministrarán datos que po- drán apoyar nuestras conjeturas. Los pájaros de rapiña cuya visión es tan perfecta y lejana, deben tener el órgano visual de una estruc- tura mas perfeccionada que los otros de su clase: puas estos volátiles según lo demuestra la anatomía tienen su retina á manera de pliegues de tal modo que escediendo de su superficie, se adelantan hacia el vi- treo tomando su figura y adaptándose á su periferia. Magendie creyó que estos pliegues eran los que daban á estos animales la facultad de ver de lejos, pero á la verdad no sabemos, bajo qué principios de ópti- ca estableció esta idea tan gratuita : porque las leyes que presiden á la Catóptrica demuestran que la menor rasgadura y empañamiento del espejo es suficiente para alterarla pureza de la imagen, y por con- siguiente, con una retina que haga las veces de espejo, cuya superfi- cie está formada por undulaciones como las que se advierten en los dichos animales, toda visión seria imposible: luego no es en su retina en donde se pintan los objetos para que puedan percibirlos. A mas de lo espuesto se nos ocurre, que si la retina fuese á la vez el espejo, y el sensorio de la imagen , tendría conciencia al mismo tiempo de la impresión, quedando siempre la analogía que tiene la retina con los espejos cóncavos, en quienes por su figurase pueden percibir á la vez, multitud de imágenes, según los planos que contuviese su superficie interior, lo que nos haría ser multipoples. El equivocado concepto de Descartes en cuanto al secreto que pretendió arrancar á la inescruti- ble naturaleza es inadmisible en el estado actual de nuestros conoci- mientos; puesto que ella no ha sido tan caprichosa que haya tenido in- terés en hacernos ver los objetos al revés ni lo que es de una manera, presentarlo de otra: con este motivo no ha sido la naturaleza la que nos ha engañado, han sido los esperimcntos falsamente interpretados por Descartes, ó por los que lo han seguido, asi es, que aunque este fi- lósofo observó en sus esperiencias en la cámara oscura que la vela en- cendida que sujetó á las observaciones se presentaba invertida debió observar también que el ojo de buey que le sirvió páralos esperimentos 91 variaba de figura aplastándose y hundiéndose en diferentes direcciones por falta de tonicidad vital de la esclerótica, lo que influiría notable- mente en el modo de obrar del vitreo respecto álos rayos luminosos, pues en vez de ser una lente esférico-plana en su verdadera posición natural, lo seria, ya prolongada en sus diámetros antero-posteriores, ó ya en los transversales, trastornando estas variaciones el modo de funcionar la lente vitrea, lo que debió hacer muy imperfectos los es- perimentos, supuesto que le faltaba á esta lente los requisitos físicos necesarios como los posee cuando obra bajo la influencia de la vida; nosotros que hemos hecho mucho uso de los ojos de bueyes para los ensayos, advertimos esta falta, la que corregimos con un mecanismo, que nos presenta el ojo en su verdadera figura, evitando de este modo aquel inconveniente que es de bastante interés para la perfección de los fenómenos que quiéramos esperimentar. Como en óptica todo cam- bia con las distancias, siendo estas los únicos datos en que pueden des- cansar sus problemas, de aqui es, que á ninguno de los observadores se les ocurrió el aproximarse á su ojo el preparado para los esperimen- tos, al modo fie sustituir su propio ojo, á la retina del sometido al en- sayo, colocándose para observar los objetos esteriores en el mismo lu- gar en donde se halle situado laparte del ojo que debió servir de foco» y de espejo para verificar la visión: si este raciocinio ideal hubiera si- do previsto por el mismo Descartes, ó por alguno de sus sucesores, la ciencia físico fisiológica, no hubiera admitido como una verdad de- mostrada, una teoría que ha dado lugar á tantas inútiles discusiones sin haber adelantado nada sobre lo que estaba sancionado por la au- toridad de los siglos. El globo del ojo del buey asi como de los demás animales en el esperimento de la inversión, no han podido sus medios trasparentes orgánicos, hacer sino el mismo papel físico que represen- tan los lentes vi-convexos, planos esféricos ó convexos planos; tales son los que componen la estructura diáfana def ojo del hombre, asi como de los demás animales, que no difieren en nada en estos mismos me- dios. Un esperimento muy fácil y que está al alcance de todos los hombres, aun de los de mediana capacidad nos probarán nuestras aser- ciones. Se toma una lente vi-convexa, la que se coloca en la ventana de la cámara oscura, poniendo enfrente un objeto iluminado y á una distancia proporcional del observador: veremos entonces el objeto ilu- minado al revés sobre la superficie posterior de esta lente: se coloca esta misma lente á la distancia focal de nuestro ojo dirigiéndola á al- gún objeto esclarecido, el que veremos reanversado; pero aproxime- mos nuestro mismo ojo á la superficie de la misma lente, colocándola en su dirección focal, y á una distancia relativa de nuestra sensibili- dad visual, advertiremos entonces el objeto aumentadas sus dimen- siones y en su posición natural sin ninguna clase de reanversamien- to. Cualquiera que practique estos dos esperimentos , podrá refutar la antigua teoría de la visión admitiendo la nuestra, que está mas en 92 armonía científica con las leyes ópticas mas arriba indicada». Par- tiendo de estos principios, nos será fácil creer que percibimos las imá- genes de los objetos al derecho por figurarse en el espesor de la gran lente vitrea, y por el mismo mecanismo como las percibimos al través de una lente vi-convexa física, puesto que los rayos divergen conver- giendo en ella, refractándose hacia el exe-focal que es el punto de re- unión en donde se figura la imagen, pero de una manera diferente al ile las leyes Catóptricas: de modo que todo lo que percibimos no lo vemos sino bajo los ángulos, dioptricos refractantes y convergentes, cuyo punto de conciencia perceptible es la retina; pues cualquier otro mecanismo que pueda hacer diverger los rayos, haría imposible toda dase de percepción visional. No dudamos que nuestros lectores pe- netrándose de las razones que hemos espuesto científicamente, en contrario á la antigua teoría de la visión de Descartes y de los demás que la han esplicado bajo las leyes Catóptricas, admitan nuestros ra- ciocinios que han sido estudiados bajo bases mas fieles que harán va- riar en un todo el concepto formado como que fueron deducidos de las • mismas leyes que la mano del Creador imprimió á las que presiden las de Dióptrica. Bajo de este concepto diremos, al mundo físico fi- siólogo que la visión se verifica en el espesor de la Líente vitrea según y como se efectúa en las lentes vi-convexas, en cuyo espesor figurada la imagen del objeto es percibida por la retina cuya sensibilidad es- pecial no entra en ejercicio, sino bajo su estimulante natural cual es la luz y los colores, asi como el oido lo es para los rayos sonoros , la nariz para el olfato , la boca para el sabor y la piel para los cuerpos que le chocan. En la lámina novena se hallará una copia exacta de nuestro nuevo mecanismo de la visión ; esperamos que el convenci- miento y la verdad sean los datos que satisfagan á nuestro interés que versa siempre sobre todo aquello que sea capaz de admitir refor- mas científicas que como las de esta naturaleza, envuelven en sí el misterio de la creación de los seres. Irizacion de la luz en el ojo. Los rayos refractados por la cornea trasparente y humor acuaso, uno^ penetran por la abertura pupilar, para la visión, y otros encon- trando la superficie anterior del Iris , chocan en ella reflejando bajo el mismo ángulo de incidencia hacia fuera, en donde vuelven á sufrir una segunda refracción en los mismos medios que atravesaron , pro- duciéndose en estas reflexiones y refracciones sucesivas no tan solo la brillantez del ojo, sino también los variados colores de que es suscep- tible el Iris en los diferentes individuos : de manera que el color de este cambiara siempre según que lo observemos bajo un'punto de vis- 93 ta ú de otro, en los cuales, se verán los diversos coloridos que en el Icnguage común se conocen con el nombre de tornasol, y en óptica con el de Irisación de la luz en superficies reflectantes; de modo que esta descomposición del fluido luminoso, se verificará siempre que este pueda ser reflejado de superficies homologas, que no puedan ser traspasadas por sus irradiaciones: constituyendo este fenómeno la Iri- zacion propiamente dicha. Acromatismo del ojo. Todos los cuerpos susceptibles de refractar la luz son capaces de dispersar sus diferentes rayos; para evitar este inconveniente se han inventado dar cierto colorido á los lentes que hacen que no se perci- ban como en los que no tienen los variados colores del prisma, que son producidos por la refrangibilidad de los rayos elementales de que está 'compuesto el fluido luminoso. El físico Euler haciendo aplicaciones de las lentes físicas á las orgánicas del ojo , tuvo la feliz idea de se- guir á la naturaleza, en esta parte, imitando el mecanismo físico del ojo en la construcción de los microscopios y telescopios: los que asi dispuestos no alteraban la pureza de la imagen con los diversos colo- res que adquiere: esto prueba que la imagen de los objetos que vemos sin el socorro de las lentes, no son alteradas con la mezcla de los co- lores prismáticos, por cuya razón nuestros ojos son verdaderos ins- trumentos ópticos acromáticos , porque los lentes de que están com- puestos , se hallan dispuestos de tal modo que al atravesar los rayos de luz, no pueden de ninguna manera resultar la aberración de re- frangibilidad, y difusión de focos, lo que es debido á los diafragmas que tiene el ojo, asi como los que el artista coloca en sus instrumen- tos para evitar este inconveniente que siempre es perjudicial á la per- fección de una visión clara y distinta: esta es el motivo que tenemos para haber dicho que nuestros ojos son acromáticos, toda la vez que las imágenes de los objetos no las percibimos iluminadas con aquellos colores que les son propios á los lentes no acromáticos. Cierto estado patológico del ojo llamado Glaucoma, presenta los caracteres de la descomposición de la luz, que lo hace no ser acromá- tico: nos remitimos á aquel articulo para la esplicacion de este fenó- meno. II LA OFTAIMOSCOPIA. Esta parte de la Oftalmología comprende no tan solo el estudio del modo de examinar los ojos para el diagnóstico de sus diferentes padecimientos, sino que también se ocupa del de los signos que su- ministran estos órganos en los periodos que recorren las enfermeda- des agudas ó crónicas. Aunque no sea de nuestro esclusivo objeto el considerar la Oftalmoscopia bajo estos puntos de vista fisiológico, pa- togénico, apreciaremos sin embargo las bases sobre las que descansan sus meditaciones. Nuestros ojos son del mayor interés considerados ya en el hombre sano, ya en el enfermo; en el primero son los princi- pales agentes, en donde s.* pintan el carácter y sentimientos del hom- bre: en el segundo son los que anuncian por sus modificaciones cier- tos estados patológicos del conjunto de la organización , que hablan (por decirlo asi) en un lenguage mudo que no desconoce el médico, como signo en las enfermedades, deduciendo consecuencias muy fie- les para el pronóstico. La fisonomía y espresion del rostro saca su principal carácter, de la vivacidad y languidez en sus movimientos, siendo estos dos estados los que dan á conocer su temperamento y el mayor ó menor desarrollo de sus facultades intelectuales. En el hom- bre de temperamento linfático es lánguida la espresion de sus ojos, al paso que en el bilioso su mirada es sombría, imperiosa, desconfiada é iracunda; siendo lo contrario en el de temperamento sanguíneo en cu- yos ojos están pintados los signos de la alegría, de la intrepidez, in- diferencia y volubilidad: caracterizando el nervioso la rapidez en sus movimientos y la fijeza en sus espresiones. Los individuos á quienes haya favorecido poco la naturaleza en sus facultades intelectuales, aunque constituidos bajo la influencia de los temperamentos, fijan sus 96 miradas en las cosas que mas les interesa de una manera vaga y poco espresiva, al paso que los de gran desarrollo en las ideas , centellean con la llama brillante que arde en su imaginación. El color de los Iris no deja de contribuir también á marcar los caracteres de la fisonomía: los ojos azules nos agradan por su dulce languidez é ideal belleza: los pardos por su común indiferentismo, los verdes por su originalidad, pero los negros seducen por su vivacidad y favorita espresion que in- dicando caracteres ardientes son á propósito para imprimir en sus mi- radas las pasiones mas borrascosas. Los colores negros y azules son los que encontrando mas simpatías en lo general de los individuos, son los mas agradables puesto que brillan en ellos, el fuego del atractivo y genio personal, que no en los otros coloridos en que parece estar ano- nadados estas propiedades ideales. Los que sufren el estrabismo tie- nen envilecida su fisonomía y trastornado su bien parecer, lo que en- cubre aquella alma esterior que revela sus sentimientos: esta defor- midad imprime en los mejores rostros tal adversión que siempre se juzga desfavorablemente de sus acciones, puesto que en estos indivi- duos, no podemos reconocer su íntima conciencia sino cuando están poseídos de fuertes pasiones que pongan en acción las demás partes de la cara , y como la deformidad evita el que se manifieste en estos espejos del alma la espresion sincera del espíritu, y la delicadeza de sus sentimientos, de aquí es, que siempre juzgamos mal de estos indi- viduos cuando no las conocemos inmediatamente, y cuando llegamos á hacerlo por mucho que sean sus atractivos fisicos y morales , nos cuesta trabajo retroceder del primer juicio que formamos acerca de ellos. Los ojos son de la mayor importancia para la Semeyotica por- que en estos órganos se puede descubrir con mucha frecuencia el lu- gar y terminación de las enfermedades, por las comunicaciones ner- viosas que existen entre los nervios del quinto par y el gran simpático cuya relación hacen á estos órganos susceptibles de indicar los tras- tornos funcionales de toda la economía: por esta razón deberemos es- tudiar en ellos, sus movimientos, el color déla Esclerótica, sus posi- ciones palpebrales y el estado de la abertura pupilar: estas observa- ciones nos harán deducir signos muy apreciables en las enfermedades. f ios ojos se mueven con mucha rapidez en las fiebres de carácter in- flamatorio, siendo brillantes y atrevidos en los delirios, y en particu- lar en el (Delirium tremens) por el contrario en las mucosas en que es- tán lánguidos y húmedos. En las fiebres Ataxicas y Adinámicas pier- den los ojos sus movimientos, están llorosos é inyectados adquiriendo el semblante del enfermo un aspecto de estupidez , tristeza y abati- timiento que puede compararse muy bien al de los idiotas. Están opa- cos y hundidos en las diarreas, disenterias y en el coleta morbus el abuso de la Venus los marchita y entristecen; el hundimiento de los ojos es signo muy fatal en las enfermedades agudas y aunque también existe esta depresión después de las que han dado lugar al enflaquecí 97 miento, entonces no tiene mas valor que ser provocado por la fal- ta del pinguedo en el fondo de las órbitas como consecuencia de la dieta en que ha debido estar el individuo. En las fiebres graves se po- nen los ojos muy brillantes y movibles al hacer crisis por epitaxis: siendo mucho de temer cuando en este estado, pierden el parale- lismo muscular poniéndose viscost Las convulsiones de los múscu- los de los ojos presagian una muerte próxima en la epilepsia en las hemorragias traumáticas y en las activas, no teniendo ningún valor en el principio de las fiebres variolosas de los niños, ni en la inva- sión de otra cualquier clase de fiebre. Los ojos disminuyen de su vo- lumen natural en los dolores y espasmos y al aproximarse toda clase de convulsiones, poniéndose muy prominentes en los ataques histéri- cos y en la Ninfomanía. El ojo de liebre ó entre-abierto es de muy mal presagio en las fiebres Ataxo-Adinámicas y en las perniciosas ce- rebrales: teniendo este signo el mismo valor en la fiebre amarilla y en el tiphus en su tercer período. Del color blanco del ojo se deducen también muchos signos diagnósticos y prognósticos. La conjuntiva se pone inyectada y roja en las fiebres inflamatorias asi como en las Neu- monías agudas. La Esclerótica se pone amarilla en los padecimien- tos del hígado y en la Ictericia; de un amarillo ocre en las afecciones gástricas y de un blanco de perla, en la tisis pulmonal. Los ojos vi- driosos y pulverulentos son signos mortales en todas las enfermedades orgánicas y en las fiebres, máxime si la cornea trasparente se aplasta y hunde. ;Será esto producido como lo piensan muchos Clínicos por el derrame del humor acuoso al través de la cornea trasparente? Sin poder nosotros negar esta aserción se nos permitirá quedar en la du- da hasta que tengamos ocasión de negarla absolutamente ó rectificar- la. La Esclerótica adquiere un blanco de perla en las afecciones ver- minosas y en la diátesis escrofulosa. Cuando un ojo se pone mas pe- queño respecto al otro , cuando su blanco está encendido serpeandq por él, ramificaciones de vasos lívidos, manifestándose entre los pár- pados cieita secreción grasienta, todas estas, son otras tantas señales de gravedad y de próxima muerte. La abertura pupilar que se dilata ó estrecha según la impresión de los rayos de luz, suministra también algunos signos en las enfermedades. En las fiebres de mal carácter en las que se halla comprometido los centros nerviosos , la pupila se encuentra muy dilatada, en este estado, el ojo ha perdido su sensibi- lidad al punto de no molestarle la luz cercana de una vela: esta señal precede siempre á la muerte. La dilatación de las pupilas asi como su contracción se encuentran en muchas enfermedades que no hacen presagiar bien, ni mal resultado en su terminación. Después de ha - ber considerado los ojos bajo el aspecto Semyotico y fisiológico pasa- remos á estudiarlo en el concepto oftalmológico. Para practicar con fruto la ophtalmoscopia es de necesidad haber hecho un estudio profundo déla anatomía del ojo: asi como de sus 98 funciones físicas y vitales: sus resultados están sujetos á ciertas reglas que á continuación esponemos. Ia Para todo examen que se quiera practicar en los ojos, es ne- cesario buscar lo* medios que la luz no les ofenda, si están demasiado sensibles: para este acto se buscará un dia opaco ó se proporcionará en la habitación del enfermo una luz opaca, al estremo que no impida verificar el'examen: la caida del Sol po«- la tarde nos ha sido siempre muy favorable para esta clase de reconocimiento. 2? Si la luz natural no fuere bastante, podremos usar la artifi- cial ayudada de los lentes de reflexión , los que siempre son de gran utilidad por poder fijar su foco en el ojo, sin los inconvenientes que presentan los dias de mucha luz , en los que nada podrá verse si se halla exaltada la sensibilidad orgánica de la retina. 3? En los ojos en que esté disminuida esta sensibilidad, los exa- minaremos un dia de mucha luz cuando el Sol esté en el meridiano, haciendo caer sobre ellos el foco de una lente de reflexión, la que nos hará ver entonces todos los trastornas de que son susceptibles los ob- jetos que quiéramos examinar, ya fisicos, ya orgánicos. 4* Para verificar esta clase de reconocimiento, necesitamos de colocar los párpados en situación favorable para el observador : esto podremos conseguirlo colocando el pulpejo del dedo grueso sobre la estremidad libre del párpado superior el que levantado y comprimido contra el arcade orbitario, dejara entonces espacio bastante para la indagación: el párpado inferior será suficiente el dedo índice para ba- jarlo si fuere necesario su examen. 5í Terminada estas indagaciones , se deberá notar el volumen del globo ocular; si escedi?re de los límites déla órbita serán salien- tes, ó (rebentones como vulgarmente se llaman) en este caso los indi- viduos tendrán un temperamento ocular, y estarán espuestos á cier- tos padecimientos propios del grandor de estos órganos, independien- tes de su constitución orgánica: no olvidando que esf)S órganos pue- den hacerse salientes á consecuencia de la Hidroftalmia, ó del de- sarrollo patológico del paquete celulo-pinguedinoso sobre el que des- cansa el ojo en la parte posterior de la órbita; los tumores intra-orbi- tarios pueden del mismo modo preducir su exhuberancia. Ademas de las reglas generales emitidas, tenemos necesidad de observar todo lo que tenga relación con estos órganos , como son los párpados, pestañas, Iris pupilar, color de la Esclerótica, y conjunti- va, tanto ocular, como palpebral cornea trasparente y cejas, puesto que cada una de estas diferentes partes son susceptibles de contraer enfermedades , de las que nos ocuparemos en las partes á que cor- respondan. En los párpados deberemos notar, si están edematosos, y si esta condición hace variar el color de la piel, puesto que el edema propia- mente dicho pertenece á otra clase de padecimiento que no siendo de 99 nuestro objeto, no lo mencionaremos, pero sí diremos que el que nos debe ocupar siempre tiene un color rosado oscuro que se acerca mu- cho al morado, particularmente en la línea transversal que limita los cartílagos tarsos: este edema flegmonoso acompaña siempre alas Ble- faritis mucosas y conjuntivitis catarrales, y alas oftalmías Blenorrá- gicas, en las que siempre es una señal muy fiel de la destrucción de la cornea trasparente y pérdida completa del ojo en el que ha estado mas pronunciado el color morado de los párpados. La contracción es- pasmodica debida al músculo orbicular se presenta también en las of- talmías escrofulosas, conocida por los oftalmólogos con el nombre de Blefaro-espasmo-escrofuloso acompaña muy comunmente á las oftal- mías que tienen este carácter: estos velos movibles dejan de abrirse en las exaltaciones de la sensibilidad de la Retina pero entonces, ni están edematosos, ni contraidos, signos muy distintivos para el diag- nóstico de estos variados padecimientos. El guiñamiento ó Nictitatio ó contracciones y relajaciones alternativas de los párpados, se obser- va con mucha frecuencia en las afecciones nerviosas generales , y en las hiperemias de la Retina. El párpado superior es susceptible de contraer la Blefarotosis debida á la parálisis del músculo elevador, este síntoma ha sido alguna vez precursor de las Apoplegías en los in- dividuos que han pasado de los 50 años. Los párpados pueden estar adheridos por un engrosamiento de la conjuntiva palpebral, y también reambersarse hacia fuera constituyendo la enfermedad conocida por Ectropium, y hacia dentro ó Entropium, las que exigiendo medica- ciones especiales, nos ocuparemos de ellas en el lugar correspondien- te. Los bordes palpebrales pueden padecer irritaciones crónicas fi- jándose en las microscópicas glándulas de Mehibomius constituyendo también otra afección oftálmica, nombrada Blefaritis glandular que produce las desviaciones de las pestañas hacia dentro del ojo (Tri- chiasis) ó bien se dirigen adentro ú afuera, á un lado ú á otro (Dis- trichiasis.) Los bulbos de las pestañas engrosándose en las Blefaritis glandulares, son el lugar en donde se desarrolla un insecto microscó- pico que eternizando estas irritaciones, produce trastornos conside- rables en los bordes de los párpados y globo ocular, los que habiendo sido observado por nosotros, hemos nombrado este padecimiento con el nombre de Blefaritis Psoricca, nos remitimos al capítulo délas Ble- faritis en donde hablaremos mas detenidamente de esta enfermedad, y sus resultados. Estos velos movibles pueden con+raer una adhesión anormal en sus bordes libres, constituyendo una afección llamada Jinclúloblefaron la que puede ser congenita ó accidental pudiendo también contraer adherencias por su superficie interna con el globo del ojo, constitu- yendo otra llamada Symblefaron: estas partes pueden ser el sitio de heridas, contusiones, tumores, ulceraciones y vegetaciones, de lasque hablaremos mas adelante. La conjuntiva ocular y palpebral deberá 100 someterse á nuestros medios de indagación examinando al mismo tiempo la dirección de los vasos que la serpean, como asimismo la na- turaleza del producto de la secreción anormal, puesto que del conoci- miento de la naturaleza de esta secreción mucosa podemos deducir la naturaleza de la oftalmía y su gravedad. La inspección de la super- ficie interna de los párpados nos proporcionará examinar el aparato lagrimal. Hacia el ángulo interno del ojo, encontraremos un cuerpo ro- jizo que es la carúncula lagrimal: este puede padecer excrecencias carnosas, hinchazones, contener en su interior concreciones calcá- reas, pudiéndose desarrollar en él pelos mas ó menos largos que exi- gen pronto su separación: los puntos lagrimales deberán también ser meditados, puesto que su obstrucción impiden la absorción de las lá- grimas, produciéndose la Epiphora ó lagrimeo: reconoceremos tam- bién, si el saco de las lágrimas, ú conducto nasal, están obstruidos 6 inflamados; y si se encuentra en su interior algunas concreciones po- liposas, pues todos estos estados patológicos provocan siempre el tu- mor lagrimal, la Rija ó fístula del mismo nombre, y también la hidro- pesía del saco. Después de examinar las partes anexas al globo, pasaremos á fi- jar nuestra atención sobre la Esclerótica ó blanco del ojo: deberemos tomar en consideración su color, ques todo otro que afecte que no sea el blanco mas ó menos anacarado, es debido á algún padecimiento: es- ta envoltura puede padecer excrecencias pediculadas cuyo origen se encuentra en el tegido de la misma Esclerótica; se tratará de diferen- ciar los vasos propios de esta membrana de los de la conjuntiva: los que pertenecen á la primera son mas capilares, mas fijos y mas re- gulares, al paso que los de la segunda son muy movibles, sinuo- sos y mas gruesos. La cornea trasparente es susceptible de padeci- mientos que alteran su estructura diáfana: para examinarla es necesa- rio conocei su modo de organización, pudiendo ser modificada tanto en su forma circular cuanto en su trasparencia: ella puede ser el si- tio, de manchas, de cicatrices, de reblandecimientos, de tumores to- tales y parciales: los primeros se forman á espensas de la distensión que sufre en las hidroftalmias y Estafilomas, los segundos se produ- cen en puntos limitados de su disco constituyendo las procidencias del Iris y del humor acuoso: esta parte constitutiva del ojo merece una atención muy especial, comparando su natural trasparencia con sus opacidades, para lo cual debe ser examinada en todas posiciones res- pecto al observador y enfermo, ya de frente, ya de un lado, ya de otro, ya arriba ó ya abajo: estas variadas posiciones son muy necesarias pa- ra que no se pueda escapar ninguna particularidad, las que no perci- biríamos sino las practicásemos de este modo. El Iris es muy importante considerarlo en el estado fisioló- gico para después poder pasar al patológico. Esta importante par- te de ojo en el estado normal es susceptible de varias colorado- 101 nes lo que deberá tenerse presente, puesto que en sus padecimien- tos varía con la mayor facilidad: alterándose en sus colores primi- tivos y afectando los secundarios, asi es que en sus inflamaciones, el Iris de color pardo y sus gradaciones toma el rojo: el azul el verde: el verde afecta el amarillo ocre; el rubio , el pardo oscuro; y el negro se pone blancuzco. Este primer diafragma del ojo, es capaz de con- traer adherencias, bien con la cara posterior de la cornea trasparente, identificándose con su organización, (sinechia anterior) ó bien con la posterior (sinechiaposterior de los autores) estas mismas adherencias pueden ser parciales en el disco de la cornea trasparente, en todos sentidos de su diámetro radiado, lo que produce que la abertura pu- pilar estirándose hacia el punto adherente, se ponga angular. Este velo movible puede salir al través del espesor de la cornea trasparente ó cristal del ojo, produciéndose entonces loque han llamado los au- tores Procidencia del Iris ó hernia del Iris todas estas consecuencias son el resultado de trabajos Patológicos en las oftalmías especificas, que debe tenerse muy presente, puesto que maltratados terminen por la pérdida de la visión. La abertura pupilar (ó Niñadelvulgo) es aun mas digna de atención porque este ahujero tiene padecimientos fáci- les de confundir con otros que nunca su equivocación hace honor al Diagnóstico y Prognóstico que se puede hacer de su estado y de la visión del enfermo. La pupila en el estado normal ó fisiológico, de- berá tener sus movimientos libres, de contracción ó dilatación según sean los rayos de luz que afecten la Retina; si son en demasía respec- to á su sensibilidad se contraerá ó estrechará: si son en menos se dilatará ó abrirá, para recibir mas cantidad de rayos de luz : todo lo que sea separarse de estos dos estados, se acercará mas al patológico, ya por demasiada contracción, ó ya por demasiada dilatación: en los lugares correspondientes satisfaceremos estas ideas con nuestras es- plicaciones que las creemos de bastante interés. El Iris y su abertu- ra pupilar presenta un fenómeno digno de toda atención, el que cree- mos ser los primeros en haberlo observado: pues ningún oftalmologista habla de él, tales la fluctuación del Iris en el humor acuoso: esta fluctuación se observa cerrando el párpado superior por algunos se- gundos con el dedo índice, levantándolo en seguida para observar el fenómeno indicado, veremos entonces el Iris dilatado, el que contrai- do por la presencia de la luz, secundará sus movimientos de dilatación y contracción alternativa, debido á modificaciones patológicas , bien de la sensibilidad orgánica de la parte percipiente del ojo, bien de la mas ó menos refrangibilidad del medio trasparente mayor de este ór- gano (vitreo). Este fenómeno se presenta y es constante en las diso- luciones patológica de la lente vitrea, y en las perturbaciones neuro- patías de la sensibilidad especial de la retina: siendo necesario tener muy presente este fenómeno en el Diagnóstico de las cataratas, pues- to que cuando se acompaña se hace muy difícil determinar, si el aba- 102 timiento ó estraccion serán suficientes medios para restablecer la vi- sión: pues la disolución del vitreo, haciendo desaparecer el efcto or- gánico de su respectiva densidad, y por consiguiente de su refrac- ción divertiva, hace nulo el proceder operatorio de la estraccion en el primer caso, por vaciarse todo el vitreo disuelto: y en el segundo que- dará el individuo sujeto á la Ambliopia amaurótica que nada adelan- tara en el propósito del restablecimiento visual. La fluctuación del Iris y de su abertura pupilar supone un estado de relación de sus fi- bras radiadas, asi como el de contracción de las circulares, siendo es- te fenómeno una verdadera convulsión de este diafragma orgánico del ojo, que acompaña siempre á los padecimientos , anteriormente enunciados* La abertura pupilar ofrece siempre el examen de las partes mas profundas de este órgano, que pueden muy bien inducirá error, sino se les examina con el detenimiento necesario para no confundir las alteraciones de que es susceptible, respecto á la mutación del color, debido á las opacidades de los medios trasparentes que constituyen este microscopio orgánico: asi pues deberemos atender á colocar el enfermo en varias posiciones, teniendo cuidado de evitar la reflexión de la luz sobre la cornea trasparente, puesto que ella impide siempre verificar el examen de esta abertura. Para impedir este modo de re- flexión de la luz , bastará solamente colocar el enfermo con la cara vuelta hacia el Norte, en un lugar conveniente, en donde la luz ven- ga de frente ó de los lados: esta posición es la mas favorable para estas indagaciones, asi como para todas las operaciones quesean necesaria» practicar en los ojos. El limbo pupilar en el estado normal presenta un color negro desde la infancia hasta la edad de 50 años, en la que toma el ceniciento claro, ó amarillo ámbar, sin que esta alteración de color influya en nada para la visión, debiendo tenerse esto muy presen- te para el diagnóstico diferencial de las opacidades del cristalino, del vitreo y de. la Hyhaloides muyr fáciles de confundir unas con otras, por estar fundado en los diferente coloridos que afecta esta abertura. La pupila cenicienta y amarillo ocre con movimientos alternativos, viendo al individuo mejor los dias opacos y a la caida del Sol, denota catarata y sus gradaciones. La pupila cenicienta, sin que se contraiga á la acción de la luz, viendo el individuo mas, en medio del dia que á la mañana y tarde, y dias nebulosos, denota insensibilidad de la parte percipiente del ojo, la Ambliopia y sus gradaciones hasta la Amaurosis ó Gota serena: la desaparición de la pupila por su dema- siada dilatación, acompaña siempre á algunas variedades de las Amau- rosis asi como su demasiada contracción llamada Myosis. Cuando el color ceniciento de la pupila se ve mucho mas profundo y cóncavo, con sensibilidad normal del Iris, no viendo el individuo sino los ob- jetos grandes envueltos en humo ó neblina, tanto en los dias claros co. mo en los opacos, denota que la opacidad se halla en la capsula pos- 103 tenor del cristalino, ó en el hundimiento Hyhaloydiano. La pupila de color láctea con estrías, y láctea puriformes, corresponde á varie- dades en la naturaleza de las cataratas que no mencionamos por no pertenecer á la aftalmoscopia. La papila de color verde mar, cuyo co- lor parece cóncavo y profundo, con insensibilidad del Iris , viendo el individuo los objetos envueltos en humo y la luz con aureola de arco Iris, acompañándole dolores Neurálgicos denota el terrible Glaucoma (afección incurable de los ojos desde que invade, pues el arte nó po- see recursos con que combatirlo.) La pupila de color negro cenizoso ú amarillo con parálisis de las fibras del Iris que ni se contrae, ni se dilata, viendo los individuos la luz del Sol como la de la luna, distin- guiendo tan solo los objetos grandes denota parálisis nerviosa de la Retina. La pupila que se contrae i epentinamente á la acción de la luz, sin poder percibirla, denota excitación orgánica del Iris y de la Reti- na. El Iris puede salir al través de la cornea trasparente constituyen- do un tumorcillo negro, llamado hernia ó procedencia del Iris: asi como la membrana del humor acuoso ó de Descemet, puede también verificarlo en los reblandecimientos de la cornea, constituyendo otro tumorcillo á manera de vegiguilla trasparente llamada Procidencia de la membrana del humor acuoso: las Procedencias del Iris siempre de- terminan, bien la pupila angular, ó bien la hacen desaparecer, por ha- llarse comprometida esta abertura en la sustancia del tumor. Réstanos aplicar la oftalmoscopia á los individuos militares quienes por todos los medios buscan siempre el modo de evadirse del servicio, simulan- do enfermedades en los ojos , bien con el objeto de permanecer en el hospital, ó bien para conseguir su licencia absoluta: por lo que cree- mos interesante la aplicación de este artículo á los casos que puedan presentárseles tanto al Médico Civil cuanto al Militar, pues en el'o se interesa el honor de la ciencia y del profesor, que mas de una vez han podido ser engañados y sorprendidos por esta clase de hombres, que fijados en esas ideas, la estudian de mil maneras para conseguir su intento, aunque sea á costa de la pérdida de i:no de estos preciosos sentidos con que nos dotó la naturaleza. Nuestras observaciones son fieles que datan sobre hechos repetidos y meditados, que somos los primeros en publicarlos á nuestros contemporáneos para que no cai- gan en el error de confundir un padecimiento natural con otro provo- cado artificialmente. Son muchos y variados los medios de que se vale el soldado para evadirse del servicio, los que estando todos al alcance de nuestros ra- ciocinios no los enumeramos por no perumecernos en esté lugar, li- mitándonos solamente á aquellos que se dirigen tan solo á desenvol- ver enfermedades oftálmicas artificiales con los que pueden conseguir su depravado intento: nuestros medios de corrección si no han basta- do para contener los abusos que se notaron al principiar nuestra clíni- ca ocular, y en todo el tiempo que llevamos en ella, no lo han autoti- 104 zado, nuestra conducta facultativa es bien sabida de todos los que noa han honrado, bien con la asistencia al teatro de nuestros estudios, bien con la lectura de estas ideas, las que siempre han tenido un lugar muy preferente entre nuestras ocupaciones: pero siempre fiel a nuestros propósitos, seremos solícito, en el cumplimiento de las atribuciones, y en el exacto desempeño del encargo con que nos honro la Munifi- cencia Soberana hasta hacer desaparecer unos abusos , cuyas conse- cuencias están al alcance de los profesores militares. La irritación de la conjuntiva y de los párpados es muy común producirla artificalmente, la que puede ser sostenida a un mismo gra- do todo el tiempo que se quiera, sin perjudicar en nada la visión. En- tre los agentes que provocan esta irritación, deberemos contar1 a po- mada estibiada ó de Góndrey, la que aplicada dentro y fuera del ojo desenvuelve una irritación palpebro-ocular muy análoga a la oftalmía simple con la que podrá confundirse: se conocerá en que es artificial producida por esta sustancia, por desenvolverse alrededor délas órbitas el Eriteme flegmonoso con algunos pequeños granitos en el espacio que comprenda: otras sustancias emplean también con este ob- jeto, tales son la infusión del tabaco, su ceniza, cal raspada de la pa- red, que provocan la misma irritación, pero sin presentarse el Eriteme que solo es esclusivo de la pomada estibiada: las demás sustancias que hemos indicado producen siempre en la conjuntivo palpebro-ocu- lar una escitacion que sin llegar á ser irritación es bastante para si- mular el principio de alguna de las variedades de las oftalmías: se co- nocerá que no es asi, cuando pasan muchos dias sin que esta escita- cion se eleve al grado de inflamación , pues siendo siempre igual la estimulación que la provoca, se sostiene en el mismo estado apesar de los medios terapéuticos empleados para combatirla: pues estos indivi- duos saben muy bien producirse por aquellos medios la estimulación» apesar del mas rigoroso cuidado para que no lo verifiquen, simulando de este modo irritaciones en los ojos capaces de comprometer la con- ducta del profesor bajo todos conceptos. Las nubes ó manchas en el cristal del ojo es otra de las,enferme- dades pue pueden simularse, y producirse en la milicia para evadirse del servicio, la ponen en ejecución con mucha frecuencia y conviene conocerlas, por lo fácil que son de desaparecer, después que han con- seguido el objeto con que se las produjeron. La aplicación del Nitrato de plata fundido sobre el cristal del ojo, desenvuelve una mancha de la clase de los Albugos, que á primera vista se creería ser resultado de la oftalmía que le acompaña, pero la observación posterior, hace ver que la mancha desaparece mucho antes que la irritación ; esto solo es suficiente para tener por artificial el padecimiento. La dilatación de la pupila hasta el grado de simularse la Ambliopia y Amaurosis, se la producen también con las disoluciones concentradas de los estrados de Bella-dona y Stramonio, instilado entre los párpados. Se conoce- 105 rá que la dilatación pupilar es efecto de estos agentes, volviendo á ob- servar el individuo á diferentes horas, después de haber dejado pasar la acción Midriatica de ellos, ,en que la pupila volverá á restablecer su estado natural: cuando esta acción es continuada por mucho tiem- po se paralizan las fibras del Iris, desenvolviéndose entonces una ver- dadera Ambliopia por efecto de los muchos rayos de luz que entran en el ojo, que escitando vivamente la Retina la paralizan disminuyen- do la visión. En estas dilataciones de la pupila, el modo de mirar es también una señal de donde se puede deducir si el padecimiento es ó no simulado. Los que padecen la Ambliopia y Amaurosis, su mirar es un poco vago y bisco, las pupilas están dilatadas siendo una mayor que la otra, el círculo que las forman es desigual, su fondo, en lugar de ser negro es cenizoso; al paso que en las otras dilataciones el cír- culo es muy igual, el mirar es natural, y su fondo es negro aunque con algún viso amarillento. Estas advertencias son muy necesarias para poder diferenciar estas enfermedades, cuando son naturales de las que son ocasionadas por el arte. La Miopía es muy fácil de simularse: de- biendo tenerse presente, que este defecto físico depende de la mayor convexidad de la cornea trasparente, y que todo el que no la tenga asi, no podrá padecer la Miopía. La Presbitia dependiendo del aplasta- miento de la cornea, no podrán padecerla sino los individuos que las tengan de este modo constituidas: siendo simulada cualquier otra que no lleve esta confirmación. La caidadel párpado superior ha sido tam- bién objeto de simulación, pudiendo ser imitada después déla costum- bre de tener cerrado el párpado y de poner una grande atención para conservarlo en esa posición: para conocerlo basta distraer repentina- namente la atención del supuesto enfermo , haciéndolo mirar rápida. mente sobre algún objeto: tan luego se observará que lo mueve y esto es bastante para conocer la simulación. El tacto puede en esta enfer- medad sacar consecuencias útile«; el palpado relajadonaturalmete está muy lacso, y flojo al tocar: el producido por la voluntad , se halla re- sistente y aunque se eleve, se abate con mucha mas prontitud que en el otro caso. La Hemerolapia ó ceguedad de noche es también una de las enfermedades que se pueden simular con mucha facilidad, mayor- mente en aquellos individuos en quienes el esceso de los licores pro- ducen la insensibilidad de la parte percipiente del ojo: existiendo es- ta Neurosis muchas horas después que ha dejado de obrar la excita- ción alcohólica. Se conocerá que la Emeralopia es producida por esta causa, cuando desaparecen sus síntomas después que ha pasado aquel estado de insensibilidad dependiente sin duda de una hiperemia de la coroides, ó de la inyección de la arteria central de la Retina, á cuyo efecto atribuimos esta lesión funcional. La Htmeralopia la simulan muchos con las bebidas alcólicas y fermentadas sin llegar al esceso- Se conocerá observando el individuo fuera del estado al que nos he- mos referido, y por la contracción de la pupila de noche , que nunca 10o se encuentra de este modo en los que padecen verdaderamente la He- me ral opí a. La opacidad del cristalino y de su capsula producen detras de la pupila varios coloridos que pueden muy bien confundirse con otros padecimientos, asi es de gran importancia saber diferenciarlos. Cuan- do el fondo de la pupila en lugar de ser negro, es de colores de nácar sucio con estrias radiadas, amarillo ocre, cenizoso claro , amanillo oscuro, ó puriforme, lácteo y verde gris, con movimientos alternati- vos y libres de la pupila, existiendo un espacio linear entre esta y la parte colorante, viendo el individuo mas los días opacos, y á la caida del Sol, se podrá asegurar que padece alguna de las variedades de las cataratas. Cuando existan estos mismos coloridos con contracción re- gular de la pupila y sin movimientos á la acción de la luz, habrá ad- herencia de la catarata á la parte posterior del Iris. Cuando la pupila está contraída con un punto blancuzco en su centro, y unaespeciede nubécula entre su limbo , existirá entonces una exhudacion plástica que impide sus movimientos: este es siempre el resultado de las Iri- tis especificas; siendo en este caso la visión muy confusa. Este modo de diagnosticar la existencia de las cataratas, aunque no su naturale- za, nos parece mas acertado que el indicado por el alemán S.Purkin- je el año de 1823 cuyas esperiencias publicó el señor Sansón en 1857, describiéndolo y publicándolo también en el Diario de las Esperien- cias los señores Dardinot y Pignet: de manera, que no fué Sansón el primero que como se le ha. querido atribuir inventó este mododediag- noíticar la existencia de las cataratas: por no ser cierto el acertó, ni hallarse conforme á las leyes de óptica que preceden siempre á las reflexiones y refracciones de la luz en los medios trasparentes comu- nes, los mismos que nos deberán conducir á los del ojo, y á las re- flexiones que podemos hacer sobre una teoría que la consideramos er- rónea bajo el aspecto físico de los dos modos de desviación de la luz; al atravesar aquellos mismos medios, que se han tenido como un sig- no cierto y seguro de la existencia de la opacidad del cristalino y de su capsula á cuyo fin fué inventada. Nos remitimos al estudio de la óptica visual y á las leyes que atribuimos á las diferentes superficies trasparentes, en lasque funda- remos nuestros raciocinios en contra-posición alo admitido por el ale- mán J. Purkinje en lo relativo á las tres imágenes de luz que creyó observar en los individuos sanos que sujeto á sus esperiencias, y cu- ya falta de alguna, debería indicar la opacidad del aparato cristalino que constituye siempre variedades de cataratas, lasque espondremos en el lugar que les concierna. La luz en frente de superficies reflectantes produce su imagen, siendo tantas veces reproducidas cuantas sean las superficies que se encuentren en los puntos que hemos llamado de Emergensia: ó de sa- lida decreciendo la aparicia de esta misma imagen á medida que se 107 aleja del observador, al traspasar una ó mas de las superficies; varian- do de lugar la imagen, según lo haga el í.bjeto, debiendo tenerse pre senté que la luz reflejada puede ser refractada cuando se encuentra en medios que sean capaces de refringirla. Sobre esta ley óptica des- cansarán nuestros razonamientos. Dice J. Purkinje. "Si se colocase una vela encendida delante de un ojo que se halle en el mejor estado normal, percinirá el observa- dor en su interior tres imágenes de la llama, de las cuales dos esta- rán al derecho y seguirán los movimientos que se comuniquen de ar- riba abajo, de dentro á fuera, estando la tercera al revés, dirigiéndo- se en sentido inverso de los mismos movimientos: estas tres imágenes de la llama se encontrarán colocadas según el autor una tras de la otra en el orden siguiente: La mas anterior de la primera será mas visible estando en dirección recta: la segunda estará r^ambersada y será menos visible: la tercera que es mas profunda, estará también en dirección recta, siendo aun menos visible que las anteriores : dice el autor que nadie podrá verla sino las hubiese visto antes: idea que él desenvuelve esponiendo el modo de cómo deberá conducirse el obser- vador para encontrarlas." Procedimiento Dará hallar las tres imáge- nes de la luz. La pupila deberá estar dilatada en la oscuridad, ó bien por medio de la instilación entre los párpados de alguna disolución de Bella-dona ó Stramonio: se colocará el observador delante del in- dividuo levantando el párpado superior para descubrir cuanto posible sea la pupila, presentando la llama de la vela al esperimento , la que moverá primero hacia el lado externo que le hará ver la primera ima- gen que es mas brillante y se hallará colocada al nivel de la parte ex- terna y superior de la pupila: siguiendo la observación hacia atrás y fondo del ojo, se verá la imagen reambersada colocada á una línea de la precedente en la unión del tercio inferior con el tercio medio del diámetro pupilar cuya imagen recta anterior ocupa una estremidad: sino fuere bastante este primer ensayo para percibirlos objetos que se buscan, se moverá la luz con alguna pausa en las direcciones desig- nadas, fijándola siempre sobre el limbo pupilar y no se tardará en ver las dos imágenes, una recta y otra reambersada que suben ó descien- den en sentido inverso una de otra. La imagen recta post rior es bas- tante dificultoso el encontrarla por ser de menos brillantez que las anteriores, aunque es de mayor dimensión , ella está situada en los dos tercios de línea hacia tras de la recta anterior, que muy bien po- dria decirse, que es su sombra. Después que se han visto una vez las tres imágenes será muy fácil el encontrarlas siempre y cuando no exista opacidad alguna en el aparato cristalino. En las cataratas se- gún Purkinje faltan estas imágenes , cualquiera que sea el estado en que se encuentren. Aunque creemos de poco interés la refutación á este modo de diagnosticar las cataratas, por haber descrito ya otro de mas fácil in- 108 teligencia, diremos sin embargo que en el interior del ojo se ven siem- pre tantas imágenes de luz, cuantas son las superficies que traspasa, y los medios que le sirven de intermedios: asi es, que. en un indivi- duo sano cuyos medios diáfamos del ojo estén con la trasparencia ne- cesaria para llenar sus funciones, se ven mas imágenes de la luz que las admitidas por el autor enunciado, pues estas son relativas como ya hemos dicho á los medios y superficies , que enumeraremos. La cornea trasparente es una superficie reflectante que admítela imagen recta, es la primera que se ve: el humor acuoso es un intermedio, que refractando esta misma luz según su densidad, la reambersa; es la se- gunda: la tercera imagen es resta porque debe la luz bien reflejarse sobre la superficie anterior del Iris, produciendo otra imagen recta, cuando la pupila no está muy dilatada, ó bien se refleja sobre la cap- sula anterior del cristalino, produciendo el mismo efecto de la ima- gen: la cuarta se encontrará fija como reflejada de la tercera en la su- perficie anterior del cristalino ó en el espesor de su cuerpo: la quinta se hallará en la superficie del vitreo en dirección opuesta á la prime- ra de la cornea que es la mas visible: la sesta y última podrá existir en algunas circunstancias como refractada por el espesor de la cornea trasparente en los casos en que halla reblandecimientos á manera de planos cortados pequeños en su superficie anterior. Ya vemos que se- gún las leyes ópticas que presiden á las superficies trasparentes con- vexas, contamos tantas imágenes de luz, cuantas haya en las que componen el ojo: las que serán muy visibles no de momento, sino con atención, y advertencia de alguno que anteriormente las haya inspec- cionado. Apliquemos estos razonamientos á las opacidades del cris- talino que constituye las cataratas, sin perder de vista los focos vir- tuales y reales que son consiguientes alas superficies cóncavas y con- vexas: y nos convenceremos de la existencia de todas; de lo dicho po- dremos inferir que siempre y cuando exista opacidad en el aparato cristalino, podrá verse las mismas tres imágenes, que Purkinje ruega en este caso: no siendo este método el mas eficaz para el diagnóstico de las cataratas, pues en toda circunstancia deberán verse mas délas tres luces aunque haya opacidad, ya de la capsula anterior ó posterior, ó ya del espesor propio del cristalino: siendo este un método vicioso' para diferenciar los otros padecimientos fáciles de confundir con las opacidades de este aparato llamado impropiamente cataratas. La cornea trasparente es susceptible de padecimientos que son de- pendientes de su propia trasparencia, aii es, que puede alterarse, cons- tituyendo manchas mas ó menos indelebles que han recibido nombres particulares, tales como los de Albugos, Estafilomas, Leucomasy las diversas gradaciones con que suelen presentarse que alteran mas ó menos la visión, á cuyos artículos correspondientes nos remitimos pa- ra su esplicacion. 100 Oftalmología.—Patología general. Los órganos oculares están constituidos en su estructura mate- rial de todos los tegidos generales que componen nuestra economía, de aquí es, que ellos padecen afecciones que son también muy comu- nes á los demás órganos; en efecto, encontramos los tegidos mucoso serosos, fibroso, muscular y nervioso, que hacen un gran papel en la producción de sus enfermedades. Por el modo de organización, por su situación y por la naturaleza de sus funciones físicas y rítales, este com- plicado aparato fisico urgánico está muy espuesto á la influencia de Causas morbosas que imprimiendo en ellos ciertas modificaciones los hacen pertenecer al dominio de la patogenia oftálmica. Las causas de sus enfermedades son tan numerosas, cuantos son los agentes que pue- dan desenvolverlas que consideraremos ya como externos, ó ya como internos, dependientes aquellos de modificaciones orgánicas que im- primen en estas enfermedades, caracteres especiales, que las diferen- cian, y los otros serán todos aquellos enumerados en la clase de los modificadores generales, que obrando sobre los diferentes sistemas que Componen el ojo, hace que se encuentren en estos órganos los signos que pudieran muy bien servir según la espresion del señor Sichel pa- ra formar unu completa Norología, puesto que como ya hemos dicho, está compuesto el ojo de los mismos sistemas orgánicos á cuyas afec- ciones se les deberá sus multiplicados padecimientos. El globo del Ojo es uno de los órganos mas accesibles á nuestros sentidos , siendo por consiguiente el que se presta mejor á toda esploracion, en fuerza de su colocación periférica, y el de la trasparencia que gozan la ma- yor parte de las que lo constituyen, por cuya razón podemos apreciar mejor los caracteres con que se presentan sus enfermedades que les reduciremos á los fisiológicos, químicos y anatómicos, los que nos da- rán una idea precisa, ya de las alteraciones de estructura consiguien- tes á los padecimientos, ya á las transformaciones y descomposicio- nes de los medios transparentes, ó ya también á los desórdenes fun- cionales de donde emanaran los fenómenos, que deberán servirnos co- mo síntomas y signos para el diagnóstico diferencial de las enferme- dades, que son comunes á estos órganos. Las causas generales que provocan las enfermedades oftálmicas, son todas aquellas que pertenecen á la clase délas circumfusas Apli- cata, Acta y Percepta: asi es que el aire, la luz celorico y otias cau- sas determinantes, obran sobre nuestros ojos estimulando sus tegidos de una manera que exaltando sus propiedades vitales, determinan in- flamaciones que serán caracterizadas según haya sido el tegido com- prometido en el trabajo patológico y la diátesis específica, á cuya in- lio fluencia puede estar sometido el sugeto: las aplicaciones de sustancias tenidas para fortalecer estos órganos, como al mismo tiempo la intro- ducción de cuerpos estraños y su inflamación provocan de la misma manera inflamaciones, cuya naturaleza la determina el estado consti- tucional del individuo: la visión demasiada prolongada, ya sobre ob- jetos pequeños, ya sobre muy esclarecidos , capaces de transmitir á nuestros ojos rayos que lleven tras sí la reunión de los del espectro so- lar estimulando mas ó menos vi /amenté la retina, determinan tras- tornos funcionales que comprometen el estado normal de estos órga- nos: las insolaciones de la Retina debidas á la imprudencia de mirar el Sol en su fuerza, ó en su eclipses, sin medios modificadores de la luz, son causas bastantes para producir, parálisis parciales en esta parte sensitiva que las mas de las veces concluyen por la general de ella, produciendo las Amaurosis: las afecciones del alma "comprome- ten también los órganos de la vis on, cuanto que ellos determinan las cataratas espontáneas y la Ambliopia nerviosa, provocando también oftalmias rebeldes de la clase de las reumáticas, los temperamentos é idiosincracias hacen un gran papel en la aparición de estas enferme- dades, los sanguíneos y linfáticos estarán espuestos á las oftalmias catarrales é inflamatorias; los comprendidos entre las constituciones nerviosas y biliosas podrán padecer las neurosis y nearolgias asi co- mo las oftalmias dependientes de estos padecimientos. El tempera- mento (1) ocular es el mas digno de la consideración del oftalmólogo puesto que los individuos que se hallan bajo su influencia están es- puestos á contraer todos las enfermedades oftálmicas cuyas termina- ciones nunca son tan favorables como la de los otros que no gozan de esta constitución. Como nuestros ojos es una de las partes que mas comunicación tienen con las demás de la organización, están por de- cirlo asi, sugetos á padecimientos simpáticos , y á las causas predis- ponentes que han podido determinarlos: la mas importante de estas causas es la plétora abdominal que resulta del abuso en las comidas y bebidas; la que produce una lentitud y escitacion en la circulación de donde dependen afecciones inflamatorias que se localizan en los ojos, constituyendo oftalmias y coroiditis agudas ó crónicas que deberán tenerse muy presente para su tratamiento. La Plétora general debemos considerarla como otra délas causas predisponentes á las enfermedades oftálmicas, lo que reunida á otras determinantes especiales, provocan afecciones muy graves que las mas de las veces comprometen el ejercicio funcional de estos órganos apesar de las mas rigorosas indicaciones. La edad del inviduo por sí es suficiente para producir ciertos padecimientos que solo es inheren- te á esta época de la vida, tales son las opacidades del aparato crista- (1) El temperamento ocidar se conocen en todos los individuos en quienes el vulgo llama ojos saltones ó rebentones. 111 lino y de la Hyhaloydes, la diminución de la sensibilidad especial del ojo, el arco senil, la oftalmía crónica senil, y el Glaucoma. Las Pro- fesiones son también suficientes para que podamos colocarlas entre las causas predisponentes y determinantes de estas enfermedades: los que se ejercitan en la limpieza de los pozos de inmundicias padecen con mucha frecuencia de irritaciones catarrales y de Ambliopias conges- tivas: los albañiles y todas las profesiones que deben estar espuestos á la reflexión del Sol presentan con mucha frecuencia afecciones que de- penden de opacidades en los medios trasparentes como asimismo la Ambliopia amaurótica y las llamadas Neurosis de la visión. Todas estas causas entre las qie enumeraremos las específicas, producen en los tegidos componentes del ojo modificaciones aprecia- bles, de las que resulta una sola afección patológica con todas sus con- secuencias y.resultados: tal es la imflamaciou oftálmica la que con- sideraremos con todos los caracteres que la constituyen. Antes de que entremos en el estudio de estos pormenores trataremos de presentar la cuestión, de qué cosa sea esta modificación vital, puesto que siem- pre tendremos necesidad de echar mano de esta palabra, para espresar el concepto de los fenómenos vitales que son el manantial de todas nuestras enfermedades, asi es que estos fenómenos han llamado siem- pre la atención de los médicos, habiendo sido el objeto de discusiones que no han sido bastantes para aclarar la naturaleza de aquélla pala- bra tan generalizada en patología. Decimos muy comunmente que cua- tro fenómenos acompañan siempre á las inflamaciones, cuales son, el Calor, la rubicundez, el dolor y la tumefacción: pero esta definición no podemos admitirla en las inflamaciones de los ojos, pues con mucha frecuencia se hallan bajo esta modificación de las leyes vitales ciertas partes constitutivas, sin presentar los fenómenos que siempre acompa- ñan á la inflamación en general, pues la naturaleza del tegido en que se fija no está en aptitud para desenvolver los caracteres designados por donde ella se dá á conocer. En las inflamaciones de la cornea tras- parente, del Iris, cristalino, Retina y vitreo aisladas, no son apiecia- bles aquellos fenómenos en los padecimientos sino por los resultados y consecuencias, los que dan á conocer la existencia de la modifica- ción vital que debe preceder álos trastornos que se observan en su es- tructura después de terminado el trabajo morboso ó patológico:. En las partes accesorias del ojo encontramos mas bien los fenómenos admiti- dos para conocer la inflamación: asi es que en la de los párpados y con- juntiva existen todos los fenómenos que pueden caracterizarla, siendo su terminación no como en las otras partes ya emitidas, sino las gene- rales de que puede ser susceptible este estado en las demás de la or- ganización. Nosotros concebimos la idea que los fenómenos vitales que son compatibles con lo que se llama inflamación, se escapan las mas de las veces á nuestros sentidos , siendo por consiguiente imposible demostrar en qué consiste la inflamación en general, admitiendo so- lo 112 lamente esta palabra como una abstracción de la inteligencia razona- da. Mirada la inflamación bajo este punto filosófico, podremos afirmar que ella es una idea vaga creada por la sutileza de nuestra alma que no podrá nunca referirse á una idea precisa , como son todas las que datan sobre hechos constantes é invariables de donde pueden tomarse la exactitud necesaria para considerar esta modificación de la vida, co- mo la primera para el desarrollo de unos fenómenos pasageros ó cons- tantes, que hacen el principal papel en el dominio de las acciones or- gánicas, de donde dependen la mayor parte de las enfermedades. Pa- ra poder formarnos una idea de lo que sea inflamación oftálmica, nos bastará considerarla como producida por un aumento de actividad en la circulación capilar que se manifiesta por el desarrollo de las pare- des de los vasos, siendo la consecuencia de esta inyección el color rojo de la parte, y la exhalación de una materia plástica que depositán- dose ya en los medios trasparentes ó en los espacios del ojo pro- ducen diferentes alteraciones en su estructura que destruyen el ejer- cicio funcional de la visión: son pues los vasos capilares del ojo los agentes de esta modificación vital y orgánica , toda la vez que á su persistencia se le deben todos los fenómenos que se les ha asignado, apesar de no poder comprender como se verifican aquellos si es en vir- tud del ubi stimulas ibi qffluxus de los antiguos, ó si por otra causa que se nos ha escapado á nuestras investigaciones, por cuya razón somos de parecer que la naturaleza íntima déla inflamación cualquiera que sea la cansa que la ecsite, será siempre un misterio para los que se de- diquen á conocerla* Los fisiólogos, tanto antiguos como modernos, se han ocupado mucho de estas investigaciones, habiendo obtenido resul- tados tan variables , que nunca podrán servirnos para fijar ninguna teoría exacta: los unos no vieron en la inflamación sino un aflujo de sangre hacia una parte estimulada: los otros creyeron que la acumula- ción y dentencion de los fluidos en los vasos mínimos producían su obstrucción en el curso de la sangre lo que daba lugar á los fenóme- nos inflamatorios: otros por el contrario creyeron que la debilidad de los vasos era la causa mas inmediata de ella. En medio de estas vanas discusiones, nosotros admitiremos la inflamación oftálmica como una modificación de las propiedades vitales, relativa á las que poseen es- tos órganos ó los tegidos que los componen , cuyos caracteres serán tan variables, como los podrán ser las causas especificas que la deter- minen, por lo que la nombraremos ya simpática ó ya específica según las modificaciones que pueda recibir de las constituciones propias á cada individuo, como son la escrofulosa: ó adquirida como la herpéti- ca, Reumática y sifilítica. Es pues bien evidente que bajo la influencia de estus alteraciones en las constituciones individuales, lá inflamación ocular presentará en cada uno de estos, caracteres diferentes que di- ferirán en un todo, de aquella que puede ser compatible en constitu- ciones sanas sin ninguna dicracia especial: pudiendo ademas ser mo- 113 dificada por circunstancias dependientes de la edad, sexo , modo de Vivir y estado particular de la atmósfera en sus variaciones estaciona- les. Pero una de las causas modificadoras mas apreciables que impri- men caracteres particulares en la naturaleza de la inflamación oftál- mica, son todas aquellas que tienen una acción electiva para obrar so- bre tegidos aislados que forman la estructura del órgano afecto, asi podemos asegurar que los órganos de nuestro esclusivo estudio, pade- cen inflamaciones que les son propias ala sensibilidad orgánicadelas partes sometidas á su inflencia. Bajo este concepto las causas enu- meradas que pueden modificaí los caracteres de la inflamación en es- tos órganos, deberán producir enfermedades tan numerosas cuantas sean aquellas mismas, máxime si fuese de las específicas que son las que mas imprimen en los tegidos orgánicos caracteres especiales que los separa Unas de otras, lo que hará conocerlos por los signos diferen- ciales que las constituyen, para que no puedan ser confundidas. Los caracteres que les son propios á las enfermedades inflamato- rias de los ojos son de tres especies: unos , como ya llevamos dicho, se referirán á los fisicos, que comprenden todas las alteraciones de es- tructura que podamos apreciar en el curso de los padecimientos: otros» á los fisiológicos, que comprenderán los trastornos funcionales: y los químicos, aunque poco conocidos en su esencia los podremos reducir hoy á las alteraciones químico orgánicas de los medios transparentes á las cuales se les puede referirlas opacidades. Estos caracteres se nos manifiestan por fenómenos morbosos que llamaremos síntomas, los que serán de dos especies; objetivos, cuando podamos apreciarlos con nues- tra vista, tales son todos aquellos que acompañan á las enfermedades de estos órganos, sin que lleguen á alterar las partes afectas, pues en- tonces podremos referirlos también á los caracteres fisicos: los subje- tivos, son todos aquellos que dependen del mismo individuo enfermo, de cuya conciencia y dicho apreciamos en reunión de los objetivos el estado funcional, á los cuales están sujetos estos síntomas: de manera quede la combinación de estos dos órdenes de síntomas y del conme- morativo, debe resultar el diagnóstico de la enfermedad. En nuestras indagaciones deberemos principiar siempre por los síntomas objetivos puesto que tienen mucho mas valor que los otros que vienen envueltos en la oscuridad de la relación del enfermo, que siendo casi siempre inexactos necesitamos de ellos para mejor diagnosticar el padecimiento- Estos síntomas los dividiremos en dos grupos; unos que pertene- cen esclusivamente á los caracteres fisicos que llamaremos locales, co- mo el color, calor, lagrimeo y Fotofobia y otros simpáticos ógenerales que dependen bien de la afección primitiva ó como es la fiebre bien del estado saburral de las primeras vias que mas de una vez se en- cuentra como concomitante en algunas de las oftalmías^; y de otros padecimientos oculares. Las inflamaciones que nos ocupa presentan siempre un curso irregular en sus períodos y terminación: asi es que 114 nos será imposible determinar el tiempo de la duración délas agudas, y mucho menos cuando afecten el cronicismo, pues unas y otras se ha- cen á veces tan rebeldes que se burlan del mejor tratamiento: pues en igualdad de circunstancias dos oftalmías, una recorre sus períodos con rapidez terminando en la curación ó destrucción del ojo, al paso que la otra los recorre con lentitud, teniendo las mismas terminaciones. Muchas veces nos ha llamado la atención esta irregularidad en el cur- so de estos padecimientos y de otros de los ojos, sin que hayamos po- dido averiguar la causa de este fenómeno que siempre se nos ha esca- pado á nuestras investigaciones: habiendo podido tan solamente deter- minar los períodos ó faces que les son comunes, que no difieren en na- da á los asignados á las demás enfermedades; asi es que llamaremos período de invasión aquel que se nota desde que principia una ligera incomodidad en las funciones de estos órganos hasta que se desarrolla la vascularización irritativa: este será para nosotros el primer período de la flogosis; el segundo ó de incremento será aquel en que se desar- rollan todos los síntomas que deban caracterizar la naturaleza de la afección: el tercero ú estado lo constituirá todo aquel tiempo en que la inflamación no aumenta ni disminuye: este período es el mas temi- ble para los ojos, puesto que en él se verifica generalmente el trabajo patológico que debe decidir la terminación favorable ó adversa de la enfermedad: en él se transforman los medios trasparentes en opacos ó se reblandecen: el Iris se adhiere atrás ó á la parte posterior de la cor- nea sinechias, una exhudacion plástica cubre la pupija, ó la estrecha, las conjuntivas engruesan su tegido desarrollando sus folículos muco- sos, (granulaciones) la corneal se vasculariza produciendo el Pannus¡ por último, en él se producen las Procidencias del Iris, Estafilomas y todos los trastornos que pueden hacer cesar la importante función de Ja vista: el cuarto período ó de declinación es aquel en que van gra- dualmente desapareciendo los síntomas flogísticos pudiéndose obser- var la feliz terminación del mal ó los estragos ocasionados en el pe- ríodo anterior. Ha sido fácil observar la intermitencia en el curso de estas enfer- medades, cuyo tipo afectan por lo común las oftalmias escrofulosas y reumáticas, las mismas que llamaron los antiguos intermitentes: las Neuralgias, algunas de las Neuroses de la visión y las Coroiditis pre- sentan del mismo modo el tipo intermitente : el continuo se observa con mas frecuencia en las oftalmias agudas y crónicas, las que se pre- sentan bajo el aspecto simple en algunos, y con caracteres distintivos en todos los que estén bajo la influencia dicrasica de algunos de los elementos que la constituyen. El Pronóstico de estas enfermedades debe hacerse siempre de una manera que no comprometa el concepto de la ciencia: en toda inflamación aunque sea de naturaleza simple, no deberemos emitir pronósticos hasta que no pase el tercer período: la misma cautela tendremos en todos los padecimientos cuando se nos 115 pregunte sobre el resultado y terminación de las enfermedades, asi co- mo de las operaciones que estas exijan: pues nunca deberemos hacerlo feliz por simples y fáciles que parezcan , pues el buen resultado de ellas dependen muchas veces no de la mano del operador sino de la naturaleza del enfermo: pues las inflamaciones que en su consecuen- cia se desenvuelven pueden tomar caracteres particulares resultando oftalmias de tanta gravedad y peligro que comprometan el éxito de la operación y la reputación del profesor: y asi deberemos en todo aquel que necesite tratamiento quirúrgico, examinar bien los antecedentes conmemorativos para someter al enfermo si'necesario fuese, á los tra- tamientos especiales, antes de practicar el acto operatorio, con el ob- jeto de que destruido el elemento morboso, la inflamación traumática sea de carácter simple, y no de especial, cuya terminación no siempre es favorable, por los trastornos orgánicos que son consiguientes á di- chos padecimientos, cuyos períodos siguen como toda oftalmía que de- penda de alguna enfermedad, que exista como especial en el individuo* Consideraciones generales sobre las inflamaciones oftálmicas, idiopáticas y específicas. Las inflamaciones idiopáticas pueden limitarse tan solamente á la conjuntiva ocular (Conjuntivitis ocular) ó bien pasar á la de los pár- pados, (Conjuntivitis Pabpebral ó Blefaritis) pudiendo afectar la forma catarral ó mucosa cuando los enfermos hayan estado bajo la influencia de las variaciones atmosféricas: ellas no presentan un curso regular en sus períodos: por lo que no podremos determinar con certeza su dur ración, siendo siempre favorable la terminación á no ser que se com- bine con los elementos dicrásicos especiales en cuyo caso toma aque- llos caracteres. Considerada la oftalmía bajo este punto de vista, pue- de ser susceptible de variaciones: unas veces sus síntomas fisicos con- sisten en la hiperemia de los vasos conjuntivales, lo que determina la inflamación, que será mas ó menos aguda según sea la naturaleza de la congestión: otras veces se desarrolla alrededor de la cornea traspa- rente un rodete vascular edematoso, ú sanguíneo (Chemosis seroso ú sanguíneo) que es debido á la infiltración de serosidad ó sangre en el tegido laminar denso que circunda el disco corneo: estas mismas infil. traciones son susceptibles de desenvolverse en la conjuntiva palpebral loque determina la hinchazón interna de los párpados, produciéndose en algunos casos después de una y otra un esceso de prolongación en esta membrana que escediendo de sus límites, se le ha llamado Exhu- berancia de las conjuntivas. Cuando la inflamación se encuentra con los elementos específicos, constituyen las oftalmias dichas especiales, cuyas variedades dependen de la diferencia de los tegidos afectos del 116 ojo, los que siendo idénticos á otros de los sistemas orgánicos que có« preferencia atacan aquellos agentes, con mucha facilidad contraen es- tos órganos los padecimientos que les son propio» por la analogía del tegido afectado, resultando de aquí tantas flegmasías oftálmicas cuan- ras pueden ser las causas específicas que determinen las modificacio- nes morbosas: tales son el Reuma, Siphilis, Escrófulas y Herpes, cu- yas afecciones especiales imprimen en las inflamaciones de los ojos caracteres tan demarcados que nos harán juzgar de su naturaleza. Aunque nosotros no admitamos el modo de vascularización con- juntival ó Esclerotidea en estas enfermedades como caracteres distin- tivos de las inflamaciones oftálmicas especiales, que tanto preconizó la escuela de Beer y los demás discípulos, que sin un crítico examen la admitieron como verdades, lo que no haremos nosotros por ho es- tar conformes con las observaciones hechas , para encontrar en los diversos modos de vascuralizacion del ojo, el carácter diferencial de las oftalmias. Admitir estos caracteres fisicos, es querer que la sangre tenga una acción electiva para escoger en los vasos capilares de lo es- terior del ojo, tal ó cual forma de vascularización diferente al modo de su situación anatómica, presentando muchas variedades en sus ra- mificaciones , de donde han querido partir para hacer el diagnóstico diferencial de las flegmasías oftálmicas. Lejos de nosotros tales errores sistemáticos, nuestras ideas sobre esta materia diferirán en un todo á las de la Escuela Alemana que siempre ha clasificado estas enferme- dades por sus caracteres fisicos. Este modo de clasificación se resien- te de las empleadas por los Botánicos para la descripción de las plan- tas, la que de ninguna manera tiene aplicaciones ala medicina ocular, ni tampoco á las alteraciones de tegidos que pueden dejar tras sí las diversas maneras de inflamaciones, que atacan estos órganos. Nosotros que diariamente tenemos bajo nuestras investigaciones multitud de enfermos de ojos, nos ha sido, y nos es muy fácil apreciar los carac- teres diferenciales de las oftalmias, comprobando nuestro diagnóstico, la curación obtenida con las medicaciones adecuadas al juicio forma* do del carác+er del padecimiento. Examínense en una reunión de en- fermos oftálmicos aquellos que presenten los caracteres distintivos designados por la escuela de Viena como especiales, y hallaremos en los mas, que no estando sujetos á dicracias específicas, presenta cada uno modos de vascularizaciones en sus flegmasías oculares muy idén- ticas á las que debieran desarrollarse si tuviesen aquellos caracteres; luego no es en el modo de vascularización sanguínea en donde debe- remos buscar el carácter distintivo de la especificidad de las causas morbosas: deberemos ir á los tegidos constitutivos del ojo en donde cada una de estas tienen una acción determinante á fijarse en ellos con predilección, produciendo inflamaciones de la misma naturaleza como si fuesen en otras partes del organismo , cuya estructura tenga analogía é identidad. El estado de inyección de los capilares de la 117 conjuntiva y Esclerótica, asi como el color mas ó menos encendido de estas superficies en las inflamaciones, no nos deberán caracterizar su naturaleza, ni tampoco la mayor ó menor agudeza de ellas: mas bien en los síntomas es en donde encontraremos algo que nos la indique pa- ra poderla espresar con los términos apropiados á su diagnóstico. Aunque son muchas las oftalmias que se han tenido por específi- cas, no admitiremos sino las ya enumeradas , las que separamos de aquella multitud cuyo conjunto formaban el cuadro designado por los partidarios de Beer, como eran, la oftalmía catarral, menstrual, erisi- pelatos, variolosa escorbútica, Psórica, las que proscribimos por no pertenecer según nuestro juicio á las que reconocen por causa alguna de las que hemos considerado específicas relativamente á las inflama- ciones oculares: creyendo que la Patología oftálmica deberá simplifi- car mucho sus resultados, separando de su estudio esa porción de va- riedades de pretendidas oftalmias específicas, que no han servido mas sino para establecer cuestiones, que debieron haber antes consultado á la naturaleza para su resolución. Aunque han existido dos diferen- tes modos de considerar la especificidad de las oftalmias, nosotros no adoptaremos sino aquel que esté mas en armonía con nuestro criterio, cual es, nombrarla con el epíteto especial que le pertenezca , cuando aparezcan en individuos que se hallen bajo las dicracias específicas que constituyan las que hemos mencionado ya como tales: asi es que será especial sifilítica una oftalmía cuando se desarrolle en un sujeto que padezca los síntomas primarios, secundarios ó terciarios de esta afección; entre los primeros, enumeraremos las oftalmias blenorrági- cas que sucedan á la supresión de las gonorreas sifilíticas, cuyos sín- tomas pertenecen á las irritaciones secretorias y catarrales de la con- juntiva oculo-palpebral mayormente si hay hinchazón de los párpados con secreción puriforme: entre los segundos, tendremos las crónicas con trastornos orgánicos en las conjuntivas y bordes palpebrales: y entre los terceros, aparecerán las producciones morbosas de tegidos accidentales en todo el globo del ojo y partes accesorias: estos resul- tados siempre son constantes cuando la primera aparición de Jos sín- tomas sifilíticos, no han sido tratados por una terapéutica especial. En la oftalmía catarral simple, con quien tiene ésta la mayor ana- logía en su primer período, jamas hemos visto estos resultados á no ser que tome este carácter si el sujeto se encuentra bajo la influencia déla sífilis: por esta razón creemos se haya admitido esta oftalmía entre las especiales, con la que también se ha confundido- Lo mis- mo diremos de las Escrofulosas, Reumáticas, y Herpéticas que depen, diendo de los elementos que las constituyen, aparecen en ciertos tegi- dos del ojo declarando su especificidad con los síntomas que les son propios, los mismos que les son comunes á cada uno de estos padeci- mientos, cuando atacan otras partes de la economía; asi es que el reu- ma invadiendo á los tegidos fibro-serosos y muscular de lo general de 118 la organización, es succeptible de presentar los mismos síntomas cuan- do se dirige alojo pudiendo afectarse la esclerótica, la superficie se- rosa del Iris y demás tegidos análogos de su dependencia, presentan- do la inflamación oftálmica en este caso todos los atributos que carac- terizan la oftalmia Reumática. La escrofulosa tiene la mayor analo- gía en sus síntomas con la anterior, por afectarse también los mismos tegidos, comprometiéndose ademas en el padecimiento la Coroides y Retina como lo comprueba la Photofobia ó dificultad de ver la luz, los dolores Neurálgicos intermitentes que la acompañan v la eontraccion espasmódica del músculo orbicular de los párpados inseparable de esta oftalmia, llamada Blefaro-espasmo-escrofuloso muy frecuente en los niños que no han llegado á la juventud, y también en algunos adul- tos que contraen esta enfermedad ocular. La Herpética, dependiendo de ciertas erupciones de la piel reconocen por causas muchas de las en- fermedades, como las específicas, las que presentan esta clase de erup- ciones por donde se nos dá á conocer la existencia en nuestros líqui- dos de un principio elemental morboso á quien se le debe la aparición de esa multitud de enfermedades conocidas con los nombres genéricos de Eczemas, Ympetigos, Dartres, Pityriasis, y sus diferentes varie- dades, las que dirigiéndose á los párpados con mas predilección que á las otras partes del ojo, de&arrollan una oftalmia palpebral especial que lleva el nombre de Blepharítis, Fmpetigínosa, Dartrosa, Ecze- rriatosa y Pityriaca, que todas pertenecerán á la clase de las herpéti- eas, y en las que jamas hemos observado esa vascularización particu- lar y diferente en la conjuntiva que admitió la escuela alemana como caiácter distintivo de las que rm gozan de este nombre. La oftalmia venosa, comprende en sí uno de los padecimiantos mas graves del ojo* llamado por los oftalmologistas de todo sistema oftalmia abdominal, precursora siempre del Glaucoma:en este padecimiento no encontra- remos causas específicas en el rigor de la espresion, pero sí hallaremos causas individuales que la produzca, por cuya razón la hemos dejado entre las admitidas, como tales: pues asi como las ya enumeradas pue- den Comprometer los tegidos del ojo para presentar afecciones análo- gas, cuando las causas especiales han obrado en los tegidos generales del organismo , de la misma manera la oftalmia abdominal reconoce por causa individual el período consistente de la vida en el hombre, y la desaparición de los menstruos en la muger, cuyos dos estados van acompañados de una lentitud en la circulación venosa de la vena por- ta, que ha sido descrita bajo el nombre de plétora abdominal que siem- pre precede á esta clase de oftalmia, si es que debe llamarse asi toda inyección del ojo en las diversas gradaciones de que es susceptible la vascularización sanguínea de los vasos que serpean por la Esclerótica y conjuntiva como señal de inflamación esterior en estas partes. Aun- que hemos llamado á esta oftalmia, Venosa, no por eso admitimos co- mo el Señor Sichell que sea la Artritis la causa de su aparición en los 119 ojos, sino mas bien aquel estado de plétora abdominal, debido á la len- titud de la circulación de la vena porta, la que refluyendo sobre la co- roides y sistema venoso oftálmico, dá lugar á los síntomas propios que valorizan la congestión de la coroides, cuyas funciones son muy idénticas. Daremos el valor patológico á lo que se ha llamado plétora abdominal. Sensación de mal estar en los descubitus laterales , difi- cultad de respirar, plenitud después de comer en el epigastrio é hipo- condrios estando algunas veces sensibles á la presión, borborigmos y meteorismo que aparecen y desaparecen sin causa alguna, lengua cra- pulosa y húmeda, regurgitación de los líquidos ácidos del estómago, buenas ó malas digestiones, diarreas ó entreñimiento, el color de la piel es violado particularmente en las manos, dolores lumbares, y en las articulaciones, hígado y vaso mas ó menos infartados, y disposición á la melancolía é irascibilidad: tal es el conjunto de síntomas que cor- responde á lo que hemos llamado plétora abdominal precursora siem- pre de esta afección oftálmica. Este estado es también las mas de las veces la causa de otros padecimientos en la coroides o membrana vas- cular negra del ojo que referiremos al hablar de ellos. Los individuos que gozaron del temperamento sanguíneo en su juventud contraen á la edad de 45 á 50 años una predisposición á la plétora sanguínea ve- nosa, cuya sangre demasiado carbonizada necesita ser espelida, bien por el arte ó bien por la naturaleza, para evitar enfermedades que son propias de este período de la vida, como son las hemorroides, y otra3 afecciones comunes en esta época. Estando conformes con nuestras ideas, las emitidas por el señor Sichell en lo relativo á las causas de esta oftalmia, las reproducimos, puesto que ellas abrazan cuanto pu- diéramos decir sobre este particular. "Esta oftalmia se puede dividir en dos sub-especies, una Jirtitrica y otra Abaominal, estando confor- me á lo anteriormente dicho respecto á producirse una congestión ó inflamación de ciertos tegidos del ojo complicada con trastornos en la circulación venosa del vientre, lo cual constituye el primer carácter de lo que se ha llamado disposición venosa. A penar de la anomalía de la acción morbífica, causa del trasporte de la enfermedad al ojo: ella no afecta constantemente sino aquellos tegidos oculares que mas afinidad tienen en los predispuestos generalmente ala Artritis y he- morroides; asi es, que la oftalmia Artrítica se localiza en parte sobre la membrana fibrosa del ojo. La porción serosa de la conjuntiva, y las membranas internas de la misma naturaleza pueden ser también asien- to de esta afección; pero hay que notar que estos tegidos jamas pade- cen, sin que la coroides participe también de ella: lo que no nos debe admirar si consideramos el importante papel que esta túnica desempe- ña en las funciones del ojo. En efecto ¿se asemeja ella en algo, á las otras membranas? ¿No está encargada de la secreción de una materia eminentemente carbonizada, cual es el pigmento negro? ¿Senos acu- saría de minuciosos y fantásticos, si fundados en datos anatómicos, fi- 120 siológicos y patológicos, quisiésemos comparai esta membrana al te- gido vascular, del hísrado, y vaso, órganos que como la coroides , se distinguen por la abundancia de sus venas y la secreción de una ma- teria carbonizada? Deducimos de aquí, que nada hay mas natural que las relaciones simüáticas entre la coroides y el hígado, vaso y órga- nos anexos al sistema de la vena porta, y por tanto nada tiene de es- traño que sus afecciones sean recíprocas." Hasta aquí estamos confor- mes con dicho Señor pero no lo somos respecto á la combinación de las dos, ni tampoco al modo de vascularización que admite como ca- rácter distintivo de la oftalmia venosa y de la Artrítica las cuales une como dependientes de la pleton venosa , separándola tan solo en la diferente inyección que debe presentar una y otra: nosotros las estu- diaremos separadas en la patología especial en donde asignaremos á cada una los síntomas y caracteres que les sean propios por donde se nos darán á conocer estos dos padecimientos. La oftalmia Artrítica confundida con la venosa por el señor Si- chell tiene mayor analogía con la Reumática que con la venosa y ata- ca los tegidos fibro-serosos del ojo, asi con:o el periotio orbitario in- terno lo que produce los dolores acerbos que esperimentan los enfer- mos en todo el globo del ojo mayormente si se desenvuelve este pade- cimiento á consecuencia de variaciones atmosféricas y de otras cau- sas que han podido influir en su aparición, entre las cuales po- dremos admitir las ya enunciadas, y la Artritis cuya irritación fibro- articular trasportándose á los tegidos análogos del ojo puede deter- minar esta oftalmía. Este cambio de la inflamación morbífica a los órganos oculares, constituye lo que han llamado muchos oftalmo- logistas, oftalmias metastaticas , que muy bien puede aplicarse es- te epíteto á todas las que hemos considerado y admitido como espe- ciales, puesto que su aparición es consecutiva á alguno de los padeci- mientos conocidos con los nombres que hemos asignado á los elemen- tos morbosos específicos, asi como la oftalmia venosa ó abdominal la referiremos á las coroiditis agudas cuyos síntomas son todos los que pertenecen á la inflamación de esta membrana, no considerándola en- tre las que hemos llamado específicas, toda la vez que causas indivi- duales solamente son las únicas que pueden desarrollarla. Las demás variedades de oftalmias admitidas por la Escuela Alemana entre las especiales como son la variolosa, erisipelatosa, caqueticas ó escorbú- tica de los ancianos Psorica, Escarlatinosa y Puerperal, no las colo- camos en el número de las dichas especiales, por ser dependientes de las afecciones conocidas con aquellos nombres, cuyos síntomas corres- ponderán ya alas Blefaritis, ya á las conjuntivitis ó Esclerotitis. que serán mas ó menos agudas , según el carácter que tenga la afección primordial que las ha provocado, de donde dependerán también los re- sultados que tengan en su terminación respecto á los desórdenes que puedan sobrevenir en los medios trasparentes del ojo, como conse- 1:M cuencia de toda oftalmia cuando persiste por algún tiempo sobre estos órganos aunque se presente con el carácter de simplicidad. Los demás padecimientos de los ojos, ya fisicos ó ya funcionales debiendo ser meditados en artículos particulares , nos referiremos á ellos para su estudio. De la inflamación simple, de la conjuntiva y Escle- rótica, considerada como el primer período de to- das las oftalmias. La inflamación de las conjuntivas tanto palpabral cuanto ocular, asi como la de la Esclerótica, presenta caracteres bien demarcados; de- pendiendo estos del estado de mas ó menos inyección de sus vasos ca- pilares lo que hace aparecer el color de estas superficies desde el rosa- do pálido amarillento, hasta el rojo azarcón y cinabrio, cuyos colores afecta en los periodos que debe recorrer toda la oftalmia desde la mas simple hasta la mas complicada. En los periodos que hemos asignado á las oftalmias de cualquier clase á que puedan pertenecer, el prime- mero siempre presentará los caracteres de la inflamación simple, sien- do los síntomas los que determinaran si la flogosis ocupa la conjunti- va ó la Esclerótica: si es en la conjuntiva, habrá picazón hacia los án- gulos de los ojos, hinchazón y secresíon de mucosidades: si es en la Esclerótica, habrá dificultad de verla luz, ó Photofobia dolores oscu- ros en todo el globo, y lagrimeo continuo: reuniéndose estos dos órde- nes de síntomas si padecen simultáneamente la inflamación en una ú otra membrana, en donde se percibirá la inyección de sus vasos. En una y otra, habrá desarrollo de capilares sanguíneos sin afectar for- ma alguna particular, siendo estos dos colores enunciados efecto de la mayor ó menor difusión de los capilares mínimos unas veces, y otras de la exalacion inter-laminar en la sangre el tegido conjuntival y Esclerotideo. 122 OFTALMOIíG&IA. FATOZiO&ZA ESPECIAIi. DE LIS OFTALMÍAS 1 ESPECÍFICAS. Oftalmia simple ó idiopática catarral—Lámina 10, figura 1. ff Sinonimia.—Oftalmia catarral.—Oftalmia húmeda.—Phlegmymeni- tis oftálmica.—Catarro de los ojos.—Nostras conjuntivitis ocular escretoria. Cuando la flogosis pasa de la conjuntiva ocular á la pal- pebral toma el nombre de Blefaritis catarral ó Blefarophtalmia. Esta afección tiene su asiento en el cuerpo papilar ó mucoso de la conjuntiva, puede presentarse limitada á la ocular, y también afec- tarse la palpebral, en cuyo caso tomará el nombre de Blepharo-con- juntivis escretoria. Síntomas fisiológicos ó subjetivos.—Picazón insoportable hacia los ángulos de los ojos.— Secresion aumentada de mucosidades por las noches que producen la adherencia de los bordes palpebrales por las mañanas.—Sensación Je granos de' arena debajo del párpado su- perior, sin dificultad de ver la luz. (No Photophobia.) Síntomas fisicos ü objetivos.—Tumefacción de la conjuntiva ocu- lar la que afecta el color rojo mas ó menos encendido.—La inyección capilar de los vasos parecen superficiales desapareciendo á la compre- sión de los párpados, tomando origen en toda la circunferencia del globo en donde son mas gruesos, adelgazándose á medida que se ade- lantan hacia la cornea trasparente en donde terminan. Cuando lá con- gestión sanguínea es muy intensa, desaparece la inyección quedando en su lugar manchas sanguíneas mas ó menos pronunciadas que son el resultado de la extravasación de la sangre entre las mayas de la conjuntiva. En algunos casos sé suele presentar el Chemosis seroso que lo constituye un rodete vascular membranoso de color rojo pálido limitado á la circunferencia de la cornea trasparente , la que parece hundida en medio de esta elevación, que es debida á la infiltración de serosidad inter-laminar de esta parte en donde es mas denso él tegido que en lo demás de esta membrana. Estos síntomas se moderan durante el dia , en el que el color de la conjuntiva es menos intenso, habiendo menos secresion, al paso que 123 los síntomas exasperándose por las tardes aumentan la secreción de mucosidades por las noches. JBlepharitis ó Blepharophtahnia catarral simple.— Lámina 10, figura 2. w Cuando la flogosis mucosa ocular pasa con todos sus caracteres á la conjuntiva palpebral superior ó inferior, ó se desarrolla aislada en esta porción de la conjuntiva se desenvuelve otro orden de síntomas que los referiremos también á los enunciados , que consisten en una sensación de calor y picazón acompañado de sequedad en los párpa- dos, los que se ponen rojos é hinchados. La conjuntiva que tapiza es- ta parte, aumenta de grosor por la hiperemia de sus uasos, los folícu- los mucosos se hipertrofian apareciendo esta superficie como una le- viza, la que frotando el globo del ojo en todas direcciones , dan una sensación de muchos granos de arena, siéndoles dolorosos á los enfer- mos los movimientos de los ojos, por lo que los tienen continuamente cerrados. Este desarrollo de las criptas mucosas de la conjuntiva palpe- bral llamado granulaciones son muy comunes en el párpado inferior en las oftalmias catarrales simples, asi como en el superior en las espe- cíficas, las que producen tal secresion de mucosidades, que á prime- ra vista podria creerse en la existencia de alguna ulceración en todo el globo del ojo y párpados: tal es la abundancia del afluxo de estos líquidos en las Blefaritis catarrales idiopáticas y específicas. La Oftalmia y la Blefaritis catarral coincide muchas veces con todas las afecciones del sistema mucoso, y con los infartos gástricos, independientes de las causas generales que pueden provocarla. Cuan- do las granulaciones persisten por mucho tiempo producen una dege- neración sobre la cornea trasparente llamada Pannus, de la que nos ocuparemos al hablar sobre ios resultados de las oftalmias agudas. Es- ta oftalmia tal como Ja acabamos de describir, se puede considerar co- rno el segundo período de la catarral purulenta ó Blenorrágica, cuyos caracteres se confunden, diferenciándose esta de aquella en la inten- sidad de sus síntomas, en su mala terminación y en ser contagiosa: al paso que la otra no deja vestigio alguno de su existencia. Etiología.—Las causas mas comunes son la humedad y las varia- ciones atmosféricas, la supresión de la transpiración, la impresión de algunos agentes mecánicos ó químicos sobre la superficie ocular. Las exalaciones mefíticas de los pozos de inmundicias y albañales , des- envuelven una oftalmía de esta clase con todas sus consecuencias co- nocida por los oftalmólogos con los nombres de Miasmática, que no describimos por no diferenciarse en nada de la quenos hemos ocupado. Terminación,—La oftalmia catarral termina casi siempre por re- 124 solución, á no ser que sea tratada poco convenientemente, ó el enfer- mo continúe bajo la acción de las causas productoras , en cuyo caso pasa al estado crónico, del que hablaremos al tratar de las flegmasías crónicas. Esta afección ocular puede complicarse con la inflamación simple ó Reumática de la Esclerótica, desenvolviendo también los síntomas que les son propios á estos padecimientos, tomando entonces el nom- bre de Escleío-conjuntivitis catarral ó Reumática. Oftalmia Esclerotidea ó Esclerotitis.—JSostras Es» clerotitis simple idiopática.—Lám. 10, fig. 3. w Apesar de negar los oftalmologistas la existencia de la inflama- ción del saco Esclerotideo, nosotros sin embargo la admitiremos por haberla observado con mucha frecuencia en nuestra clínica, en estado de simplicidad sin ser provocada por las causas especiales , cuya ac- ción morbosa dirigiéndose á esta membrana constituye asi loque con- sideraremos mas adelante como oftalmia Reumática y escrofulosa es- pecífica. Esta afección tiene su asiento en el tegido propio y fibroso de que está formado el saco Esclerotideo; puede existir aislada en su espe- sor, ó pasar por una simpatía de contigüidad á la Coroides, Iris y Re- tina, constituyendo el padecimiento de estas tres partes importantes del ojo loque llamaron los antiguos oftalmólogos y otros muchos auto- res oftalmia interna. Ella es mucho mas frecuente en los niños que en los adultos. Síntomas fisicos fisiológicos.—En las inflamaciones de la Escle- rótica no existen secreción de mucosidades, y si un esceso de lágri- mas (Epiforá) debido á la gran sensibilidad del ojo ocasionada por la acción de la luz natural ó artificial: Photofobia délos oftalmólogos,\o que hace que los párpados estén cerrados , no pudiendo abrirlos sin algún esfuerzo; y cuando lo verifican bien porque se suspende con el dedo, alguno, ó bien por la voluntad del en termo, la cornea trasparen- te huye de la luz ocultándose de aquellos, como si buscase en ella un velo para librarse de la sensación luminosa que le molesta, loque pro- duce fuertes estornudos aunque tenga los párpados cerrados. El en- fermo gusta de la oscuridad y á la poca mayor claridad , aplica sus manos arriba de los ojos, bajando la cabeza para poner mas obstácu- los á la entrada de los rayos de luz en sus ojos. Cuando la inflama- ción es muy intensa ó persiste por muchos dias, se infarta la 'conjun- tiva ocular, y en los borde» palpebrales se desenvuelve una faja color carmín claro poniéndose alguna que otra vez edematosos, no traspa- sando este edema los límites inter-palpebrales. Algunas ramificacio- 125 nes vasculares se desarrollan en esta membrana y que se ven al tra- vés de la conjuntiva. Los síntomas fotofóbicos y Epifora son siempre relativos en su intensidad al mayor ó menor grado de la flegmasía: ellos son la espresion del padecimiento de la esclerótica la que disten- didas óengurgitada por la hiperemia sanguínea obran secundariamen- te sobre la coroides y Retina exaltando la sensibilidad orgánica de estas partes constitutivas del ojo. A esta oftalmia le acompaña siem- pre dolores mas ó menos lancinantes que se estiendon alrededor de las órbitas y sienes los que reunidos á los emitidos completan el cua- dro de síntomas que le asignamos á este padecimiento en estado de simplicidad. Estos dolores se exasperan por la tarde tomando un ca- rácter Neurálgico cuando la coroides toma una parte muy activa en el padecimiento. El Iris no sufre modificación alguna, teniendo la pupila sus movimientos libres. Etiología.—Las causas mas frecuentes de la Esclerotitis son los golpes y heridas de esta membrana; las variaciones repentinas de la atmósfera y todas las demás que han podido producir la oftalmia ca- tarral, con quien se combina con mucha frecuencia, tomando enton- ces el nombre de oftalmia catarro Esclerotidea idiopática, dejando reservado el nombre de Reumática para cuando sea provocada por el Reumatismo considerado que sea como causa especial de una de ellas. Terminación.—La flogosis simple de la Esclerótica aunque se complique con la de la coroides, termina siempre por resolución á no ser que sea consecuencia de alguna causa traumática que entonces puede terminar por supuración. ( La conjuntivitis catarral asi como la Esclerotitis idiopática pue- de afectar tan solamente un ojo, en cuyo caso se desarrollará en él los caracteres patológicos que corresponden al padecimiento como si es- tuvieran los dos afectados: esto mismo podrá suceder con las enfer- medades que á continuación estudiaremos. Coroiditis idiopática.—Nostras congestión coroidia- na.—Lam. 11, fig. 1. ~ La flogosis de la membrana negra del ojo ha sido poco estudiada por los oftalmologistas, por haber sido este padecimiento uno de los menos comunes del ojo: habiéndose confundido con otros que guarda- ban mas ó menos analogía en sus síntomas, por cuya razón no pudo describirse aislado hasta el año de 1837, en que el señor Sichell to- mándose este trabajo importante, presentó á la ciencia oftalmológica una enfermedad ocular que hacia siglos estaba abandonada y confun- dida con la Amaurosis (ó gota serena) con grave perjuicio de los en- fermos, que pudiéndose curar eran proscritos bajo el sello de la incu- 126 rabilidad, y entregados á una noche eterna, cuando el padecimiento era accesible á los medios terapéuticos. Díganlo por cierto muchos enfermos que fueron curados por nuestras indicaciones , que habían antes sido sentenciados por otros profesores á la ceguedad amauróti- ca- Díganlo muchos que al presente encontrándose en aquel estado, hoy, bajo nuestras indicaciones celebran nuestro particular estudio en esta clase de enfermedades. Creemos muy del caso en prueba de nuestras aserciones el darle publicidad en este lugar á un documento público, que nos fué entre- gado sobre la curación de una coroiditis crónica dada por gota serena incurable por todos los profesores de esta capital, sin que tuviésemos la menor parte en su remisión ni en la espontánea voluntad del Pa- dre de la persona que recibió el beneficio de nuestros especiales co- nocimientos , cuya gratitud nos fué tan satisfactoria que habiándolo conservado, le damos ahora publicidad médica como un testimonio fiel de la verdad del hecho, cuya sucinta historia conmemorativa men- cionaremos, según nos la fué comunicada. La señorita N. perdió la visión gradualmente en consecuen- cia de dolores gravativos que los referia al interior del ojo , á pro- porción de su intensidad, disminuia la vista hasta tanto perderla en- teramente. Estos dolores tuvieron siempre el carácter intermiten- te cuyos accesos eran por la tarde y noche hasta que desaparecieron juntamente con la visión : fué tratada por profesores sin que consi- guiesen nada en su curación: pues todos la creyeron Amauróticaé in- curable; el último fué nuestro amigo el Dr. D. Nicolás Gutiérrez Ci- rujano mayor del Hospital Militar, el que dándole todo el valor que tiene una especialidad en medicina, libre por su concepto merecido del egoísmo médico, nos hizo llamar para que diésemos nuestra espe- cial opinión acerca de la enfermedad que privaba de la vista á está jo- ven, cuyo fisico era incompatible con la carencia de la luz* Desde el momento percibimos los caracteres con que se habían demarcado la Coroiditis, laque habiendo pasado al cronicismo, solo existían los sín- tomas objetivos que demarcaban el padecimiento agudo anterior; ta- les eran la dilatación media de la pupila con insensibilidad , el color azulado de la Esclerótica, el volumen aumentado del globo del ojo, y su resistencia al tacto, únicos síntomas que quedaron como signos en esta enfermedad para aclarar el diagnóstico de ella, que debia prece- der como necesario para la curación de esta enferma, sentenciada á la ceguedad por falta de inteligencia de los no acostumbrados á dis- tinguir los padecimientos oculares. (1) (1) Esta Monografía tiene tan solo el objeto deponer á nuestros com- profesores al corriente de estas nociones para que no desconozcan afec- ciones de esta naturaleza, cuyo diagnóstico debe preceder á su tera- péutica. Coroiditis Zám/ /2 Jy.í? ■s;;Vfv\j', Condensación mler-laminar de la cornea trasparente y^ü" Reblandecimientos de las corneas Parciales 127 Sello 3? Míos de 1842 y 43. En la Ciudad de Trinidad de Cuba á doce de Enero de 1843 ante nü el Escribano Público y testigos pareció D.Pablo Echcrri de este vecindario á quien doyfé, conozco, dijo: Que en Febrero del añopróc- simo pasado, recibió en su seno á doña María de la Merced su legíti- ma hija, y de doña Juana Caro, la cual según informes verídicos, y de la misma joven, sufrió la enfermedad llamada Coroiditis crónica por el Profesor que la curó; la cual se conserva en un estado completa de salud, sin haber sufrido sobre dicha enfermedad la mas leve altera- ción, ni retoque. Y para que el consabido facultativo pueda así justi- ficarlo donde convenga, hace la presente espresion, espresando ser co- mo ha dicho natural y vecino de esta Ciudad, casado, hacendado pro- pietario y mayor de cuarenta años. Firmó por ante mí de que doyfé¿ —Pablo Echerri.—Jlnte mí.—Manuel Aparicio. Esta curación dig- na por cierto de nuestro esclusivo estudio, nos sirvió de base para ve- rificar otras muchas , que describiremos en el lugar destinado á los documentos justificativos de nuestra práctica los que aparecerán al fin de esta obra. Síntomas Físicos.—Color azulado de la Esclerótica, el Iris está encorbado hacia adelante lo que hace que disminuya la cámara ante- rior del ojo, la pupila se halla medio dilatada angular y sin movimien- tos, el globo del ojo azulado parece estar aumentado de volumen, el que ofrece mucha resistencia al tacto por arriba del párpado, el mirar de los enfermos es vago, indiferente y sin espresion, en el mayor gra- do de la congestión de la coroides, se adelgaza el tegido de la Escle- rótica formando en algunos puntos de ella y con particular en los es- pacios inter-musculares pequeñas elevaciones á manera de turnorci- llos de color azuloso, que han recibido el nombre de Varices Estafilo- mas, Procidencia de la Coroides y Cirsoftalmia. En los casos en que la flogosis pasa á la prolongación de la membrana que tapiza la par- te posterior del Iris llamada Ubea, se estrecha la pupila con irregu- laridad adhiriéndose las mas veces á la capsula anterior del cristali- no (Ubeitis de Jos autores) en la que se observa pequeños puntos ne- gros que son el resultado del pigmentum nigrum que desprendido se ha colocado en este lugar para mas indicarnos el padecimiento. (No estamos conformes con el Sr. Sichel en cuanto á creer que la Coroi^ ditis puede presentar los síntomas de la Hyaloiditis de los autores, pues una y otra afección aunque presenten síntomas que tienen algu- ha analogía, hay sin embargo otros que la hace diferenciar: pues el co- lor verde-inar de la pupila propio del Glaucoma jamas lo hemos ob- servado en la coroiditis, al paso que es un síntoma esencial en él. Creemos que no deben ser confundidos estos dos padecimientos.) La conjuntiva y Esclerótica presentan algunas ramificaciones vasculares que no influyen en nada en esta afección, ni en su Diagnóstico. Síntomas Firiológicos.—Dolores gravativos mas ó menos conti- 17 ftuos en el globo del ojo, los que se propagan en algunas circunstan- cias á las sienes con sensación de tirantez y plenitud: Photofobia en algunas posiciones del ojo respecto á la luz. La visión en unos es com- pleta, otros ven los objetos envueltos en humo ó Neblina hasta llegar á perderla: esto es relativo al grado de la inyección vascular de la coroides. La Hemiopia ó visión media y la Diplopiaó visión do- ble reputadas como síntomas de las Coroiditis por el Sr. Makenzieno la hemos observado en nuestra clínica por cuya razón no los admiti- mos como correspondientes á esta enfermedad. La Miodeopsia ó ver moscas ó círculos luminosos y laPhotopsia acompañan alguna que otra vez á estos síntomas. Etiología-—Lo que hemos llamado en las causas generales tem- peramento ocular veno?o ú arterial así como la edad de la aparición ó desaparición del fluxo periódico como su irregularidad, son las cau- sas mas determinantes de las coroiditis. Ella ataca con mas genera- lidad á las mugeres que á lus hoiríbres: cuando estos la padecen nun- ca es idiopática, siempre es consecutiva á las inflamaciones de la Es- clerótica y cede con ella- Los niños que sufren la oftalmia escrofulo. sa padecen la coroiditis en consecuencia de la Esclerotitis concomi- tente; en este caso existen los síntomas de uno y otro padecimiento- La plétora abdominal en uno y otro sexo predispone al padecimiento máxime si recae esta disposición en individuos cuyo egercicio sea el de fijar sus ojos constantemente sobre objetos pequeños, tales son los Relojeros, Bordadores, Retratistas en miniatura, Sastres y Costure- ras. Estos egercicios pueden considerarse también como causas pre- disponentes de la afección de la coroides. Terminación.—Según lo observado en nuestra clínica respecto á la terminación de las coroiditis , siempre hemos conseguido la cu- ración, cuando los enfermos han llegado á nuestras manos en el pe- ríodo agudo: en el crónico hemos restablecido la visión cuando no ha habido desorganizaciones en el ojo y un estado varicoso de los vasos de la coroides conocido con los nombres ya enunciados de Cirsoftal- mia Procidencia ó Estaflloma de la Coroides de los que hablaremos al tratar sobre las consecuencias de las oftalmias- Esta enfermedad afec- ta con mas generalidad un solo ojo, habiendo casos de afectarse los dos á la vez. J\ostras.— Condensación intcr laminar de la cornea trasparente idiopática.— Lám. 10, fig. 2. p Sinonimia.—Keratitis de Weller.-—Keratitis no vascular de Síchel— Corneytis de otros autores. En el estudio analítico que hicimos sobre la cornea trasparente y sus propiedades vitales, hemos visto que careciendo su propia sustan- Optalmia. catarral idiopática Jy-'- Chemosis seroso. Blefaritis catarral Jy.2? Esclerotitis idiopática fig. 5" A:./' ■■-.■■.i;-. ;;K«: ■■■' *bf~n*f. ffeiiasi^v 129 cia de vasos y nervios no era susceptible de inflamarse, y sí de reblan decerse y alterar su trasparencia por una condensación de la albúmi- na elemental que le da el aspecto como de una Nebulosidad en el es pesor de sus láminas que hacen ver los objetos envueltos en humo, siendo este tanto mas denso, cuanto mas sea la opacidad: tal es este padecimiento á quien hemos nombrado condensación ínter-laminar idiopátida de la cornea trasparente ma=> bien que (Keratitis), (no vas- cular) cuyas palabras envuelven en sí, una la idea de la inflamación, y la otra la imposibilidad de su existencia, contradicciones que no pueden admitirse hoy, puesto que donde no hay vasos es imposible el desarrollo de esta modificación vital. (1) Bajo este concepto no admi- tiremos la palabra Keratitis para designar el padecimiento que des- cribimos por no aparecer en él, señales que la caractericen, reserván- dolo para cuando hablemos de la inflamación de la conjuntiva que re- viste la superficie anterior de esta lente, que se desenvuelve con bas- tante frecuencia en las oftalmias específicas, complicando su termi- nación. Lo que hemos llamado Pannus, es una variedad de la Kera- titis vascular cuyo nombre adoptamos en estas circunstancias por es- presar bien, su naturaleza: la que describiremos en la página que corresponda. Síntomas Fisiológicos.—Los enfermos ven los objetos en medio de una Neblina siendo esta proporcional al grado de la Nebulosidad no hay fotofobia ni algún otro síntoma que corresponda á los subje- tivos. Síntomas físicos.—La cornea trasparente presenta el aspecto de una opacidad láctea mas ó menos desenvuelta á manera de Nube que se percibe en su espesor: la superficie anterior está trasparente, como podemos convencernos mirando estaparte de perfil. No hay inyec- ción en los vasos de la conjuntiva y Esclerótica, ni ningún síntoma que indique padecimientos oftálmicos anteriores: pues esta opacidad se desarrolla en consecuencia de causas que han obrado solamente coagulando la Albúmina elemental de la cornea. Etiología-—Las profesiones eri que es necesario estar espuesto á la acción del fuego así como los que han padecido por mucho tiempo inflamaciones con un exceso de calor en los ojos el uso de cataplas- mas sobre estos órganos en sus padecimientos así como el abuso de los licores alcohólicos, hemos visto siempre ser la causa mas inmediata de la condensación inter-laminar de la cornea trasparente: ella se presenta siempre sin ninguna señal de flegmasía externa o interna. La terminación siempre es desfavorable cuando este padecimiento recae en individuos de una edad avanzada, máxime si se complica con el arco senil que es la condensación de la albúmina en la circun* (1) Remitimos á nuestros lectores al Análisis que hicimos de la cor- nea trasparente en la página 44, 130 ferencia limitada de la cornea. En los jóvenes hemos visto desapare» cer esta opacidad con la mayor facilidad aunque con un poco de cons- tancia en los medios terapéuticos. Nostras.—Reblandecimiento de la cornea.—-Lam, M,Jig. 3.» Sinonimia.—Cícera de la cornea de Scarpa.~—Fístula déla cornea de los autores. El reblandecimiento de la cornea llamada ulceración impropia- mente puede verificarse en consecuencia de las oftalmias específicas, y también lo hemos visto aparecer sin haber precedido en el ojo flo- gosis de ningún carácter. Ha sido poco estudiarlo por lo cual se tie- ne idea muy vagas é imperfectas sobre su aparición y desarrollo. Nuestro estudio nos ha proporcionado el poder hablar con alguna per- fección y certidumbre sobre este particular. En el Análisis que hici- mos de esta parte del ojo, nos convencimos hasta la evidencia que siendo el tegido constitutivo de las láminas de la cornea idéntico á los epidermóidicos, era imposible se verificase la ulceración, así co" ino muy fácil el reblandecimiento: siendo lo contrario en las dos cir- cunstancias en la conjuntiva corneal, que se ulcera con facilidad en alguna de las inflamaciones que pueda contraer. Síntomas fisicos-—Los reblandecimientos parciales pueden pre- sentarse ocupando ya la primera lámina de la cornea que llamaremos superficiales, ya la segunda profundos, y ya la tercera perforantes, los que interesando todo el espesor de esto lente, dan lugar á las Proci- dencias del Iris y de la membrana del humor acuoso: los superficiales los hemos observado siempre aislados de algún otro padecimiento; los profundos y perforantes así como el reblandecimiento total son siem- pre consecuencias de las oftalmias específicas. Estos reblandecimien- tos son tanto menos dañosos á la visión cuanto mas se acerquen á la circunferencia de la cornea: y lo serán tanto mas, cuanto que su po- sición sean mas paralelas á la circuterencia de la pupila: ellos la des- envuelven bajo formas variadas. Los superficiales afectan la figura punteada, que hace aparecer la cornea como si fuese picada con un alfileren toda su extensión, lo que le da el aspecto á su superficie de estar sucia y llena como de polvo. Los profundos aparecen á manera de caritas hundidas ó planos cortados, afectando la figura prismática. Los perforantes traspasando todo el espesor de la cornea se presen- tan como pequeños ahugeritos hundidos siendo mas anchos exterior- mente disminuyendo de diámetro á proporción que llegan á su parte 131 posterior. (1) Estas variadas formas en que se presentan los reblan- decimientos llamados impropiamente ulceraciones, han sido última- mente admitidos como tales por todos los oftalmólogos modernos por no haber meditado seguramente la imposibilidad física que tiene esta parte del ojo para que se verifique esta transición orgánica, como una consecuencia del calor en el trabajo flogístico, de las partes inmedia- tas que obrando sobre la cornea la ablanda dando lugar á los trastor- nos de extructura que hemos llamado reblandecimientos , mas bien que ulceraciones puesto que como hemos dicho su naturaleza no es á propósito para padecer este modo de desorganización. En la conjun- tiva se perciben algunos vasillos desarrollados. Síntomas fisiológicos.—Los enfermos que sufren los reldandeci- mientos parciales ven los objetos envueltos en una especie de Neblina que es proporcional y relativa á los puntos reblandecidos que estén mas ó menos paralelos al exe-óptico ú pupilar. Unas veces hay Epipho- ra, y otras Photophobia signos que indican la excitación del centro de percepción ocular, debido alas diferentes refracciones de la luz en el primer medio trasparente, en donde los puntos reblandecidos ya diá- fanos ó semi-diáfanos haciéndolos cambiar de muchas maneras llegan descompuestos á la retina afectándole de un modo diferente á su sen- sibilidad orgánica de donde hacemos depender la photofobia y Epi- fora únicos signos diferenciales de esta afección de la cornea. Si hay alguna cosa de maravilloso en la reproducción de los ts- gidos, y aun de aquellos considerados de nueva formación, es sin du- da uno de ellos, el modo como la naturaleza con el auxilio del arte re- para la pérdida de sustancia que constituyen los reblandecimientos parciales ó totales de la cornea trasparente. Hemos visto con bastan- te admiración y sorpresa los medios de que se vale aquella para repa- rar este defecto orgánico, tan necesario para la importante función de su egercicio. Hemos visto mas de cien veces regenerarse corneas to- talmente reblandecidas, consiguiéndola vista enfermos que los creía- mos en el peor estado para poder conseguir la visión. Esto nos ha comprobado cada vez mas la extructura cornea y epidermóidica de esta primera lente del ojo. Circunstancias individuales respectivas en la posición de los enfermos mientras el trabajo patológico que ha producido aquellas transformaciones, reunido á no hallarse compro- metido el Iris en aquel estado, son dos, que hemos considerado siem- pre como necesarias para que se pueda verificar el endurecimiento de •la cornea el que opaco en su principio, adquiere después gradualmen- te la trasparencia fisiológica: estos hechos han merecido siempre nues- tra atención, y los hemos estudiado de modo para que puédamos ha- blar con la certeza que merece una verdad demostrada. (\) Ji estos le han dado el nombre todos los autores de oftalmología de fístula de la cornea. 132 Los reblandecimientos de cualquier manera como podamos con- cebirlos presentan, cuando van á endurecerse una mencha blanca en los puntos reblandecidos muy análoga ala albúmina coagulada por el alcohol: esta albúmina es el medio de que se vale la naturaleza para la reproducción, á la que ayudamos siempre con el tónico medicinal que en su lugar espondremos. Después que esta mancha ha llenado todo el espacio que comprende el reblandecimiento, se endurece mas, á término de parecer un Albugo ó Leucoma que á primera'vista se creeria incurable, pero lejos de esto, estas manchas son el principio del restablecimiento de la trasparencia de la cornea. Cuaado su tota- lidad se encuentra afectada del reblandecimiento, la naturaleza guar- da el mismo mecanismo en la reprodeccion aunque con mucho mas tiempo de tratamiento. Estos desórdenes de extructura comprometen la existencia fisiológica del ojo cuando en el reblandecimiento se ha- lla comprendido el Iris, pues entonces, confundidas estas dos partes forman un tumor etereogéneo de figura cónica incapaz de servir ni uno ni el otro para el egercicio de sus respectivas funciones, las que serán perdidas para siempre. Este tumor ha recibido el nombre de Stafiloma de la cornea de lo que hablaremos en su oportunidad. La conjuntiva corneal aunque identificada á su superficie ante- rior, toma una parte poco activa en los reblandecimientos parciales, no así en los totales en la que distendida es la que forma el saco que constituye el tumor cónico reemplazando este á lo cornea, la que ha desaparecido en consecuencia del reblandecimiento. Etiología.—Un desarrollo de calor en el ojo, en las personas que han abusado del llorar, y las ostalmias específicas son las causas que dan lugar á la aparición de los reblandecimientos. 7erminacion—Los reblendecimientos terminan según su forma. Los parciales lo hacen en el endurecimiento, mancha albuminosa, trasparencia del lugar que ocuparon y restablecimiento de las funcio- nes de la cornea. Los totales terminan en la desaparición de la cor- nea disminuyendo su diámetro, del que tan solo queda algunos vesti- gios de su existencia. Cuando llega este caso siempre se observa la atrophia del ojo, que es debida al derrame y salida de las partes conte- nidas dentro del globo ocular mientras permanece el reblandecimien- to, el que reduciendo á papilla la cornea ha dejado escapar por su fal- ta de resistencia aquellas partes. Estos resultados son comunes alas oftalmias específicas. Réstanos, pues, hacer algunas reflexiones sobre las pretendidas variedades de úlceras de la cornea admitidas por los oftalmologistas antiguos y modernos, entre los que mencionaremos á Scarpa y á los Sres. Velpeau y Furnari que han creido tan de fé en la posibilidad de la ulceración de la cornea trasparente. En nuestros anteriores discursos hemos probado la imposibilidad de la ulceración en el tegido laminar de esta lente, siendo en ella mas fácil el reblan- decimiento que la ulceración, porque la naturaleza de su extructura 133 no es á propósito para que se verifique este modo de terminación de las inflamaciones. La cornea trasparente no goza de las propiedades vitales cuyo aumento debiera constituir su inflamación , puesto que carece de vasos y nervios tan necesarios para el desarrollo de aquella modificación vital, luego sino es posible en ella la inflamación pro- piamente dicha, tampoco deberá serlo una de sus terminaciones cual es la supuración como consecuencia de la ulceración-Creemos que to- dos los autores que han admitido esta úlcera, han confundido la de la conjuntiva corneal con la de la sustancia propia de la cornea, puesto que hemos visto muy frecuentemente, engrosarse esta porción de la conjuntiva y ulcerarse, en circunstancias de haberse verificado tam- bién el reblandecimiento: estos do» diferentes padecimientos con- fundidos y comprendidos en el trabajo patológico ha sido lo que se ha llamado impropiamente úlcera de la cornea, la que no pudiendo siem- pre verificarse de una misma manera á recibido hasta seis variedades según la opinión del Sr. Velpeau que aunque respetable en la ciencia, nosotros no las admitimos á nuestro pesar, por las razones emitidas. La inflamación de la conjuntiva que cubre el disco corneo , limitada á esta parte, ó estendida á toda la superficie de la conjuntiva ocular puede producir el engrosamiento de aquella porción, y también ulce- rarse dejando intacto el tegido laminar de la cornea, de manera que el padecimiento de estas partes tan intimamente unidas, puede exis- tir aislados é independientes uno de otro, por estar el primero cons- tituido con los elementos peculiares al tegido epidermóidico, no á pro- pósito para la inflamación , asi cómo el segundo con los vasculares muy dispuestos á las flegmasías y sus terminaciones. Esta sencilla esplicacion la creemos bastante para que nuestros lectores puedan penetrarse de la no existencia de la úlcera de la cor- nea en las diversas variedades con que se lian querido describir, sin haber antes consultado si era ó no posible el que se verificase la ul- ceración. Iritis.—Iriditis. — Inflamación simple del Iris.—'■ Nostras.—Iritis idiopática.*—Lám. 12, fig. 1. ^ Aunque la inflamación de este primer diafragma del ojo es muy frecuente en las oftalmias específicas la consideraremos sin embargo aquí como aislada ó provocada por las causas generales que pueden determinar las simples ó idiopáticas, cuyos síntomas les son del mis- mo modo comunes, ya se considere la Iritis desarrollada en conse- cuencia de una y otra oftalmía: diferenciándose tan solo en su termi- nación, pues las Iritis específicas lo hacen siempre de un modo grave con pérdida de la visión, al paso que en la otra, aunque termine así, siempre quedan recursos con que restablecer la función visual por 131 íríedios terapéuticos quirúrgicos. La inflamación del Iris fué coloca- da por Beér en el año de 1799 entre los padecimientos del ojo, sin que' antes tuviese nadie noticia alguna de su existencia: en el de 1801 Schmidt secundando las observaciones de Beér la estudió con la aten- ción que exigía, nombráudola Iritis, en una memoria que ha eterniza- do su nombre en la ciencia Desde la segunda época todos los oftal- mologistas se han ocupado de esta inflamación y sus resultados, des- cribiéndola cada uno á su modo. Como este diafragma del ojo está compuesto dú tegido tibrilar, nervioso y vascular, que constituye su parenquima, de lainembrana serosa que cubre su superficie anterior, que es la misma que reviste toda la posterior de la cornea : y de una prolongación de la coroides, que cubre la posterior del Iris, llamada Ubéa, de aqui es que los oftalmólogos han confundido sus padecimien- tos haciendo especies y variedades que no han servido mas que para impedir su verdadero diagnóstica. Asi es que notamos que la Iritis se presenta descrita en los autores como Serosa y Parenquimatosa, ha- biéndose confundido con la Ubeitis cuya existencia negamos en este padecimiento por ser peculiar á las coroiditis, cuno también se ha he- cho con la Jiquo Capsulitís ó inflamación de la membrana serosa que reviste la cámara anterior del ojo llamada de Descemet su descubri- dor, la que se presenta con mucha frecuencia en las Esclerotitis idio- páticas y específicas, como después lo advertiremos. La inflamación del Iris no la consideraremos como se ha hecho hasta nuestros dias por creer muy confuso el modo que se ha tenido para que se pueda diagnosticar bien este padecimiento, pues algunos autores queriendo aclararlo mas, han continuado confundiéndolo con la inflamación de las partes contiguas: pero nosotros que miramos ba- jo otro punto de vista esta materia, no admitiremos en las Iritis pro- piamente dicha sino la inflamación de lo que hemos llamado parenqui- ma del Iris, que será todo lo que comprenda el espesor de su cuerpo. Este vela movible contrae inflamaciones, cuyos síntomas serán algo idénticos uunque sea provocada por diferentes agentes: morbosos, ta- les como el Escrofuloso Reuma y Siphilítico que. son los que mas ten- dencia tienen á localizarse en el Iris produciendo en su consecuen- cia desórdenes en su extructura que impiden mas ó menos sus respec- tivas funciones: ló que debe tenerse muy presente para la aplicación de las medicaciones adecuadas para precaver estos funestos resulta- dos. Esta parte del ojo que hemos considerado ya como modificadora délos rayos luminosos puesto que su abertura central llamada pupila los admite en mas cantidad ó en menos para el libre egercicio de sus funciones en sus flegmasías, trastorna estas mismas, siendo siempre en razón inversa del mayor ó menor diámetro que adquiera, de aquí es, que los individuos que sufren la Iritis idiopática, ven mas á una media luz que no á otra de mayor fuerza, dependiendo esto déla ma- yor ó menor dilatación de la pupila: así como en las Iritis específicas £¿m .v°. Cataratas Fia. 3' Capsular anterior íám Sb. Firí. 2a o Moroaomana Fio. Ia o Capsular posterior Fió. 5! Lenticular, £oll4l.AV Fio Ia Lenücuiar blanda fíj? a? Capsulo lenticular 135 que hallándose en un estado de mayor contracción es imposible el ac- to visual. Bajo este concepto admitiremos una Iritis idiopática inde- pendiente de la flogosis de las otras partes, que les son continuas ó contiguas; otra especifica que nunca se desenvuelve sino en conse- cuencia de las oftalmias que llevan aquellos nombres; y otra crónica que describiremos al tratar de estas enfermedades. Aquí nos ocupa- remos tan solo de las idiopáticas que como ya llevamos dicho presen- tan los mismos caracteres en sus periodos, no asi en su terminación. Síntomasflsicos.—Estos se refieren primeramente al desarrollo de algunos vasillos de la Esclerótica, contracción permanente y re- lativa de la pupila sin que tenga acción sobre ella las sustancias Mi- driáticas, la que no cambia su color negro: el Iris lo muda respecti- vamente del natural poniéndose su superficie rugosa y deslustrada, en- cornándose hacia delante ó hacia atrás, estas diferentes posiciones que toma el Iris hace disminuir las cámaras del ojo, el borde del lim- bo pupilar está como desflecado algunas veces, y otras no sufre varia- ción digna de notarse. Síntomas fisiológicos.—Dolores intra orbitarios y temporales in- termitentes cuyos accesos son generalmente por la noche, la vi&ion está turbada en parte según la fuerza de la luz- Estos son los síntomas que asignamos á las Iritis simples ó idio- páticas, los mismos que hemos copiado á la cabecera de nuestros en- fermos, independientes de todo sistema y de esa multitud de síntomas que han admitido los autores para su diagnóstico, los que correspon- diendo á las oftalmias especiales y crónicas, nos ocuparemos de ellos tan luego como hablemos de esta materia. Aunque la Iritis ha sido por todos los oftalmologistas estudiada bajo diferentes aspectos, nosotros no lo haremos aquí sino de una ma- nera aislada, dándole á cada síntoma el valor que tenga, pues de es- te modo creemos podrá ser mas cierto y seguro el diagnóstico que se haga de este padecimiento. Valor de los síntomas—En los fisicos no vemos otra cosa sino la hiperemia del espesor del Iris el que aumenta de volumen tomando las posiciones enunciadas, á cuyo estado se le debe la imposibilidad de sus movimientos y las variaciones del color que afecta en los dife- rentes individuos. En los fisiológicos encontraremos algunos que son tomunes á la lesión de las partes inmediatas, por lo que los referire- mos á ellas. Los dolores intra orbitarios y temporales nos anuncian cuando se desenvuelven, que la flogosis se ha propagado á la parte de la coroides que reviste la superficie posterior del Iris comprobán- dose mas este acertó si los accesos son intermitentes; la dificultad de ver la luz nos asegura la exitacion de la retina, así como el lagrimeo que es su consecuencia. Lo que han llamado los autores übeitis no esotra cosa que este padecimiento propagado á la coroides , sin que admitamos en él como lo han hecho otros, la flegmasía de la capsula 136 anterior del cristalino que puede existir independiente de la Lbeitis, por cuya razón nos abstenemos de describirla en este lugar. La Aquo Capsulitís la hemos visto casi siempre acompañar á las Iritis, bien sean idiopáticas ó especificas, cuyos síntomas siendo siem- pre iguales en una y otra circunstancia, determinamos describirlos aquí. No existen síntomas generales ni en este, ni en el otro padeci- miento. Etiología.—Las causas mas frecuentes de las Iritis idiopáticas son unas veces las lesiones traumáticas que pueden verificarse en las operaciones de cataratas y pupilas artificiales: otras suceden á conse- cuencia de la supresión habitual de alguna evacuación hemorroidal menstrual ú secretoria intestinal, las variaciones atmosféricas, res- friamiento repentino del cuerpo, las contusiones del globo del ojo, y los trabajos microscópicos y telescópicos pueden también desarro- llarla. Terminación-—Las Iritis simples ú idiopáticas lo hacen gene- ralmente de un modo favorable , restableciendo la pupila sus movi- mientos, y facultad visual, á no ser que alguna exudación plástica adhesiva, la sostenga estrechada impidiendo su dilatación, lo que constituye la obliteración de la pupila Miosis ó Synezesis pupilar que nunca es tan marcada como la que se produce en las Iritis específicas, pues en aquellas tiene aun el enfermo alguna visión con esperanzas de restablecerlas, al paso que en estas se pierde completamente sin recursos de poderla conservar. El Hipopion ó supuración derramada en la cámara anterior del ojo es muy frecuente en la terminación de estos padecimientos, él desaparece por absorción sin dejar señal de su existencia: este derrame purulento no hemos podido averiguar nunca de qué parte se produce, puesto que después de su desaparición no encontramos parte alguna del ojo cuya falta nos anuncie haberse con- vertido en este producto, pues las cámaras del ojo se hallan tan tras- parentes después como antes de haberlo contenido, poniéndose el ór- gano en el estado de poder egecutar la visión. Inflamación de la membrana de Descemet ó del hu* mor acuoso.—Aquo Capsulitís de los autores.— Lam. 12,fig.2.» Ya hemos estudiado anteriormente la membrana que reviste la parte anterior del Iris, que siendo la misma, continúa cubriendo la posterior de la cornea trasparente, cuya membrana, correspondiendo á la clase de las serosas se presenta como un saco sin abertura estan- do destina á contener el segundo medio trasparente del ojo llamado Humor acuoso. 137 La inflamación de esta membrana ha sido descrita por los oftal- mólogos á !a vez que la Iritis* habiéndose creido que era inseparable una de otra, así es que admitieron la Iritis serosa como una variedad de las demás que podia padecer este diagframa del ojo, pero nosotros que llevados del mejor fin en obsequio de los adelantos de la ciencia, hemos observado repetidas veces que esta membrana puede padecer toda ella independiente de las superficies que reviste, así como tam- bién puede tomar una parte muy activa en las flegmasías tanto del Iris cuanto de la cornea trasparente con quienes se halla en íntimo contacto. Aquí la estudiaremos aislada para que pueda ser mejor co- nocida cuando se encuentra en complicación con los otros padeci- mientos. «Síntomas físicos.—Turbación en la trasparencia de la parte pos- terior de la cornea: Pupila medio dilatada: mirando el ojo de perfil se advierten algunos puntos oscuros y coloreados en su superficie pos- terior, apreciables tan solo para los acostumbrados á verlos y para los que se les designen: cuando puede inspeccionarse el Iris vemos en su superficie puntos blancuzcos y como mas felposa: algunos vasillos se dirigen hacia el círculo ciliar. Síntomas fisiológicos.—La visión está turbada en parte perci- biendo los enfermos los objetos como si fuesen al través de una 'Ne-í blina, sensación de plenitud en el ojo, con dolores sordos intra or- bitarios. Etiología^Las causas mas generales de la Aquo Capsulitís son todas las inflamaciones de los ojos, que transmitiéndose á esta mem- brana, provocan su inflamación con todos los caracteres que le hemos considerado. Terminación.—Esta afección en estado de simplicidad termina én la trasparencia del humor acuoso, y restablecimiento de la vista: cuando es provocada por causas específicas lo hacen en la opacidad de esta membrana que siempre afecta la figura triangular, cuya base se apoya las mas de las veces sobre el ligamento ciliar y la ápice va á nivelarse á la pupila, es muy digno de llamar le atención de los ob- servadores, este hecho tan constante, pues siempre hemos visto ter- minar las aquo capsulitís, desarrolladas en las oftalmias específicas, de esta manera: creernos sea esto en consecuencia de alguna disposi- ción anatómica particular de esta membrana en el lugar indicado; es- ta opacidad según nuestras observaciones es incurable, dificultando en algún modo el acto visual. Valor de los síntoma*.—Deberemos referirlos tan solo á la falta de trasparencia del humor acuoso el que dificulta puedan verse los objetos con la diafanidad necesaria, percibiéndose como si fuesen al través de un cristal empañado. Los dolores sordos que esperimentan los enfermos así como la plenitud que sienten dentro del ojo, son de- bidos á la secreción aumentada del humor acuoso, el que distendien- 138 do la cornea trasparente y ligamento ciliar, hacen sufrir las sensacio- nes cuyos síntomas hemos enunciado. Inflamación del cristalino y de su capsula. Sinonimia.— Glaucosis.—Guita opaca. — Suffussio.— Hipocrisís.— Agua Caliginosa.—Hipokima. — Phacohimenitis. — Capsulitís.— Lentilis. —Periphakitis. — Cristaloiditis. — Catarata Capsular. - Lenticular.—Fluida ó Lechosa.—Nostras.—Disolución y conden- sación albuminar de la capsula y cuerpo cristalino. La inflamación del cristalino ha sido mucho tiempo objeto de re; flecsiones minuciosas, sin haberse resuelto nada acerca de ella las que versaron siempre sobre hechos patológicos muy dignos de que nos ocupemos de ellos: puesto que de su estudio deberemos partir para aclarar algunas dudas acerca de las cataratas y su naturaleza. La cap- sula del cristalino como ya lo hemos advertido, es formada por una membrana de la clase de las serosas, que envuelve el cuerpo crista- loides, de la misma manera que lo hacen en lo general con los demás órganos que reviste, poseyendo en este pequeño espacio todos los atri- butos que les son peculiares á su especial organización: en su super- ficie interna se exhala un líquido seroso que impide la adherencia del cuerpo que contiene, el que ha recibido el nombre de humor de Mor- gagni; sus vasos han sido puestos en duda por unos, y admitidos por otros, pero ateniéndonos á nuestras observaciones microscópicas los hacemos terminar en el hundimiento Hialoidiano en donde serpean por su superficie estas ramificaciones son producidas por la arteria central de la retina, creyendo que ellas no tienen influencia alguna sobre la nutrición de la capsula y cristalino, ni tampoco sobre sus al- teraciones físicas, en sus diversas opacidades que han constituido siempre especies y variedades de cataratas, de la que nos ocuparemos ahora al tratar de estos padecimientos, admitiendo esta palabra en to- da la extensión con que ha sido estudiada por nuestros predecesores- Considerado que sea así el cristalino y su envoltura nos será fácil creer que no tiane los elementos necesarios para la inflamación, pues- to que carece de vasos, requisito indispensable para que se desenvuel- va en estas partes la modificación vital conocida con este nombre y sus consecuencias, como'resultado de sus generales terminaciones: así es que no adndtimos que sus opacidades sean efecto de ellas, sino producidas tan solamente por la condensación de la Albúmina ele- mental á consecuencia , ya de la demasiada refriccion de los rayos luminosos, ó ya también por el aumento de calor del globo ocular en £*x*u \ v Iritis idiopática Terminaciones de Ja. iritis idiopática Fió 2.a Exudación plástica de la pupila al cristalino. FiJ 2 a Turbación del humor aquoso 139 las flegmasías que puede contraer, mayormente en la época de la vida en que esta albúmina algo desecada por los progresos de la edad, está mas dispuesta á la condensación unas veces, y otras á la disolución,- resultando de aquí las cataratas diferentes que advertimos en la prác- tica con los diversos nombres con que se creyó conocer su naturale- za, que no han servido sino para confundir mas su verdadero diag- nóstico. Partiendo de estos principios no admitimos con los demás oftalmologistas que la inflamación del cristalino y de su capsula, sea la causa inmediata de la formación y desarrollo de las cataratas y sus consecuencias^ Nosotros la estudiaremos en sus distintas faces, con- siderando la opacidad del aparato cristalino, ya en la capsula ante- rior.—Capsulitís anterior, ya en la posterior.—Capsulitís posterior ya en el humor de Morgagni.—Catarata Morgagniana, ó ya también en el cuerpo cristalino.—Catarata Lenticular ó dura.—Fluida blanda ó lechosa, únicas variedades que admitimos que están mas conformes con los trastornos patológicos y funcionales que constituyen asi á nuestro modo de pensar su verdadera naturaleza de donde deberemos partir para la terapéutica, médica ó quirürgica- Las opacidades del aparato cristalino cualquiera que sean las causas que las determinen, oponen siempre un obstáculo ala entrada de los rayos de luz en el ojo, dificultando la visión mas ó menos se- gún el grado de opacidad respectiva que adquieran. Si echamos una ojeada sobre la historia de las cataratas: encontraremos que los anti- guos médicos tenian ideas muy vagas sobre su existencia, pues la fi- jaban en la formación de un humor particular á manera de película que se desarrollaba en la cámara posterior del ojo: este modo de ver tan erróneo fué el resultado de considerar que el cristalino era el ór- gano inmediato de la visión, teniendo este padecimiento por incura- ble habiendo sido confundido también con el Glaucoma como lo ob- servamos en los escritos de Hipócrates, Galeno y Oríbase, hasta que los conocimientos anatómicos hicieron ver el equivocado concepto en que estuvieron respecto á esta parte del ojo. Supuesto que ya nadie pone en duda que las cataratas tienen su asiento en el cristalino ó en su capsula, espondremos las circunstancias en que mas fácilmente se desenvuelven. Meditando sobre el gran libro de la naturaleza que es el de la ob- servación, vemos que lo que se llaman cataratas se padecen en todas las épocas de la vida desde el nacimiento en que ya se han observado Mamadas Congenitas hasta la edad avanzada en la que son mas fre- cuentes. Si recordamos la extructura del cristalino y su capsula, su color, densidad, consistencia y transparencia, así como su forma físi- ca en las diferentes edades, convendremos en la facilidad en que pue- den desarrollarse las opacidades de este aparato y las épocas de la vi- da mas dispuestas á su producción. Los oftalmologistas que se han ocupado de este importante objeto, nada han dicho que satisfaga núes- 140 tro ínteres en lo relativo al desarrollo de las cataratas congenitas, cu- yas causas se han escapado á sus raciocinios, vacío que trataremos de llenar apesar de las dificultades que tendremos que vencer en la ave- riguación de unos hechos tan oscuros como interesantes. El cristalino en los fetos que han pasado de loaseis meses, y en los recien-nacidos, es blando y mas pequeño, que en el adulto y senectud, esto es incon- testable y demostrado por la observación anatómica. Esta disposición fluida supone ya un vicio orgánico dependiente de la naturaleza de los autores de su existencia, que ha disminuido la densidad del cris- talino en fuerza de la desproporción ó por defecto de sus elementos constitutivos: de modo que nosotros concebimos la idea que las cata- ratas congenitas se pueden desarrollar mientras la gestación por una enfermedad humoral de los padres, así como después del nacimiento, por los virus específicosque puedan adolecer las nodrisas y aun las mis- mas madres. Estas razones las creemos bastantes para admitir las ca- taratas congenitas como dependientes de las causas morbosas enun- ciadas, así las accidentales que podemos admitir como, hereditarias y de familia (ó mejor dicho con disposición á su desarrollo) en los su- getos que han llegado á la época de la vida á propósito para estas transformaciones orgánicas. Las repetidas observaciones sobre esta materia, han comprobado que cuando en una serie sucesiva de generaciones, algunos de los su- getos de una misma familia han contraído las cataratas teniéndose co- mo hereditarias, debemos admitir á mas de la disposición que supo- nemos en todos sus individuos, deben existir ademas en ellos causas diferentes ocasionales que obrando sobre las individuales determinen el padecimiento en algunos de sus miembros. Con mucha frecuen- cia vemos en la práctica esta clase de cataratas hereditarias transmi- tirse de unos en otros, sin que podamos dar otra esplicacion mas sa- tisfactorias de estos hechos, que los ya emitidos. Las cataratas deberemos referirlas para el estudio de sus causas al clima y temperamento, á la edad, al sexo y á las profesiones,de los sugetos invadidos. Nadie ignora que la Reflexión de la luz es major en los paises Norte-Sur que en los de Este y Oeste, estando mas es- puestos los habitantes aquellos con mas frecuencia que estos al desar- rollo de las cataratas, sin que neguemos puedan también padecerlas. La edad tiene también una influencia notable sobre su aparición, asi es que se observan con mas generalidad desde los 50 años en adelan- te, pudiendo contraerse en todas las épocas déla vidaáconsecuencia de causas traumáticas y contendentes que hayan podido obrar sobre el globo ocular. El temperamento no deja de influir del mismo modo en su producción, pues notamos que los hombres de constitución fuer- te, sanguínea y vigorosa, son los que mas las padecen corriendo sus - períodos con precipitación, al paso que los otros de temperamento de condiciones opuestas, si llegan á contraerlas, su marcha es lenta, ha- 141 ciéndose muchas veces estacionarias. El sexo no deja¡tambien de egercer alguna influencia en su desarrollo, pues los repetidos hechos nos comprueban que los hombres están mas espuestos que las muge- res, así es que en nuestra clínica publica hemos hallado por cada diez hombres invadidos de cataratas, una muger, así como el Glaucoma si- gue la razón inversa, que en cada diez mugeres atacadas de este ter- rible padecimiento encontramos un hombre. Las Profesiones y eger- cicio tienen de la misma manera influencia muy marcada en su inva- sión y progresos: así es que los Albañiles, Herreros Fogoneros, y to- dos los que necesitan estar espuestas á la acción prolongada del sol y calor, así como los que abusan de los lentes microscópicos , están mas espuestos que los de otras profesiones á las cataratas. En cuanto á su formación, época de su desarrollo y consistencia no podremos asegurar nada, pues esto lo consideramos sujeto á cier- tas anomalías que á cada paso nos hacen falaces nuestros pronósticos. Lo mas general sobre el tiempo de su formación es que sea lenta y progresiva, habiéndose observado casos de haberse formado repenti- namente: otras lo hacen en semanas, otras en meses y años , y otras llegan á cierto estado (estacionarias) deteniendo su marcha sin pro- gresar en los períodos que debía recorrer hasta su total endurecimien- to ó disolución llamado impropiamente (Madurez de la Catarata.^ Este padecimiento no destruye enteramente la visión, puesto que los enfermos pueden distinguir en los primeros períodos los objetos, y en los segundos conservan aun la facultad de diferenciar la claridad y oscuridad; esto debe tenerse muy presente para el diagnóstico, pues ciando no sucede asi, hay complicación de algún otro padecimiento de la parte sensitiva del ojo, que contra indica la terapéutica quirúr- gica. Conviene advertir en cuanto á los colores que son susceptibles de tomar las cataratas que son muy fáciles de confundir con los que afecta el Glaucoma llamado por algunos autores (Catarata Glaucoma- tosa) distinción que la creemos muy importante parala práctica pues- to que las primeras son susceptibles de curación, al paso que las se- gundas son siempre incurables. Los colores que toman las opacida- des del aparato cristalino son el gris, blanco azuloso, blanco de per- la, y amarillo ámbar: siendo en el Glaucoma el color verde-mar, ama- rillo veTde, y cretáceo, pareciendo esta opacidad al que la observa ha- llarse mas atrás de la pupila y hacia el fondo del ojo, de modo que si miramos el ojo en este padecimiento de perfil, no distinguiremos nin- guna clase de opacidad, lo que no sucede en las cataratas propiamen- te dichas que en esta posición se advierte la opacidad así como si fue- se de frente. Las opacidades respectivas de las cataratas lenticulares princi- pian comunmente por el centro del cristalino, estendiéndose de aquí á. su circunferencia, lo que hace que los enfermos no vean sino por los lados. La dilatación de la pupila proporciona mas facilida á la vi- 142 sion por permitir mas entrada de rayos de luz alrededor de la circun- ferencia que se halla aun trasparente: por esta razón ven también me- jor los dias opacos á la caida y antes de salir el Sol, en que esta aber- tura se encuentra mas dilatada que cuando hay mucha luz. Aunque nosotros no admitamos muchas de las variedades de ca- taratas admitidas hasta nuestros dias, lo haremos sin embargo con sus complicaciones, relativas á las opacidades de la capsula á la vez que del cuerpo cristalino, pudiendo ser simultáneas en una otra partes. Estas cataratas así constituidas se han llamado Capsulo-lenticulares. Cuando el Iris se encuentra inmóvil á la acción de los diversos gra- dos de luz, existiendo alguna opacidad en la pupila que haga sospe- char la catarata podemos muy bien creer en la adherencia de la cir- cunferencia del cristalino á la parte posterior del Iris, circunstancia que agrava el acto operatorio cualquiera que sea el que se adopte: esta inmovilidad del Iris puede depender también de trastornos nerviosos funcionales en la retina que complicando las cataratas contra indican el proceder terapéutico: del mismo modo existen otras complicacio- nes dependientes del centro de percepción ocular que deberemos te. ner muy presente para no equivocarnos en el concepto del diagnósti- co, tales son la Parálisis de la retina y Nervio óptico en cuya compli- cación al enfermo le es imposible diferenciar el dia de la noche; sin embargo de existir alguna vez Ambliopias con cataratas en que pue. den distinguir la claridad de la oscuridad, circunstancia muy nece- saria de observar para no caer en el error de practicar la operación sin resultado favorable. Otra de las complicaciones es la opacidad de la lente vitrea que es lo que constituye el Glaucoma. Esta afección principia muy generalmente antes que se haya formado la catarata, precediéndole dolores Neurálgicos y dilatación de la pupila: En loa períodos que recorre hasta la ceguedad absoluta el cristalino se pone opaco de mil modos, habiéndose observado alguna que otra vez trans- formarse en una sustancia cretácea. Es muy esencial no confundir para el diagnóstico los síntomas precursores de uno y otro padeci- miento, así como aquellos que les son peculiares como patognomóni- cos. Las cataratas de cualquier clase á que puedan pertenecer en cuanto á su naturaleza se desenvuelve sin dolores, al paso que en el Glaucoma siempre son concomitantes perdiendo la vista el enfermo en cada acceso de dolor: en las cataratas el Iris conserva sus movi- mientos, no asi en la otra afección en que son lentos é irregulares. Ninguna edad está exenta de padecer las cataratas pues las vemos aparecer en todos los períodos de la vida desde el nacimiento en que son congenitas hasta la vejez en que son mas comunes, pudiendo afir- mar que ellas contituyen uno de los atributos de esta edad. Según lo que acabamos de exponer , las opacidades del aparato cristalino son las que forman las diferentes cataratas que en razón del lugar que ocupan las dividiremos en capsulares anteriores y postcrk> 143 res llamadas también membranosas, lenticulares ó cristalinas y Mor- gagnianas. Cuando á la vez están opacos, la capsula y cristalino to- man el nombre de Capsulo-lenticulares,y sus diversas variedades en cuanto á las formas que pueden tomar, que habiendo recibido multi- tud de nombres, las describiremos para que sean conocidas de nues- tros lectores. Nostras condensación Albuminar de la capsula an- terior del cristalino.—Lám. 12, fig. 3.70 Sinonimia.—Capsulitís anterior.—Catarata capsular anterior mem- branosa de los autores.—Cristaloiditis anterior de Sichel. Las cataratas capsulares anteriores han recibido diversos nom- bres según la forma que accidentalmente han podido tomar, de aquí es que ellas pueden afectar la figura Piramidad Dentada, Arbores- cente y Diseminada, con cuyos nombres han sido conocidas por los autores teniéndolas como esenciales en su naturaleza, cuando no han sido sino variedades de un mismo padecimiento, ó mejor dicho trans- formaciones accidentales de la capsula, en consecuencia de su opaci- dad la que mas ó menos densa en un punto ó muchos es la causa de que afecte á nuestra vista las formas y figuras espresadas : ellas se presentan en todos los períodos de la vida, siendo mas generalmente producidas por las irritaciones é inflamaciones del Iris simples ó es- pecíficas. Síntomas Físicos.—Estos deberemos referirlos tan solo á la aber tura pupilar, la que nos suministrará los datos en que podremos des- cansar para conocerlos. Mancha mas ó menos brillante de color blan- co de nácar ó de cal cuya superficie es lisa generalmente, otras pare- ce desigual y radiada, el Iris está en algunos casos encorbado hacia adelante, la pupila tiene sus movimientos libres ano ser que haya ad- herencias que los contenga. No existen desarrollo de vasos en la Con- juntiva y Esclerótica. Síntomas Fisiológicos.—Cuando principia á desarrollarse la opa- cidad de la capsula anterior, ven los individuos los objetos como si estuviesen metidos dentro de humo claro, siendo este humo tanto mas denso cuanto que la opacidad vaya progresando hasta su total trans- formación en la que los enfermos solo distinguen el dia de la noche. Los dias opacos así como á la caida del Sol perciben mejor que en condiciones opuestas. No existe la Phofophobia. Etiología.—Las causas de esta opacidad son el vicio escrofuroso Artrítico y Rrimático, las Iritis que se produzcan en su consecuen- 19 144 cia, los golpes recibidos en el globo del ojo, así como el exceso de ca- lor en las flegmasías oftálmicas son las causas mas comunes de este padecimiento. Valor de los síntomas.—Estos se reducen al modo de lo opacidad y sus diversos colores, y al ver los objetos envueltos en humo mas ó menos denso, según el grado de opacidad de la capsula. Terminación.—Estas cataratas que impiden mas ó menos el eger- cicio funcional de los ojos, terminan recobrando los enfermos la vista por medio de la operación, cuando ella tiene buen resultado, pero si desgraciadamente no ha sido así, por los accidentes consecutivos que se desenvuelven en su consecuencia, el enfermo queda privado de la visión en el mismo estado que tenia antes, ó en mucho peor si es que el trabajo inflamatorio ha desarrollado trastornos orgánicos, ó deter- minado la Atrofia del ojo. Nostras.— Condensación ¿llbuminar de la capsula posterior del cristalino.—Lám. 13, fig. 1. * Sinonimia.—Cristaloiditís y Capsulitís posterior. Aunque la afección que nos va á ocupar ha sido poco estudiada por los que nos han precedido, puesto que ningún oftalmologista se ocupa sino muy superficialmente de ella, limitándose tan solo á anun- ciar su existencia; diremos sin embargo todo lo que hemos observado en este padecimiento, lo que debemos á nuestro continuo estudio acerca de esta clase de enfermedades. La opacidad déla capsula pos- terior del cristalino así como en Europa es bastante rara, por cuyo motivo no habrá podido ser estudiada: en este pais es muy frecuente, siendo confundida por los Profesores del arte de curar con las Am- bliopias, Cataratas y Amaurosis, cuyos síntomas son muy análogos en su primera apariencia: Sin embargo de respetar la buena opinión de nuestros contemporáneos siempre tuvimos que reformar el diag- nóstico, haciendo de una enfermedad tenida por incurable , otra de fácil curación, la que verificamos por medios farmacológicos habién- donos llamado siempre la atención, la fácil resolución de las capsu- litís posteriores, al paso que nunca pudimos hacerlo con las anterio- res con los mismos medios: mas de una vez hemos pensado en estos resultados sin que hayamos obtenido el premio de nuestras indaga- ciones, dignas por cierto de que las continuemos para aclarar este he- cho que deberá ser de gran utilidad á la ciencia, y á los individuos que contraigan este modo de padecimientos oculares. Esta enferme- dad que priva de la visión progresivamente hasta llegará perderla no 145 la hemos observado sino en los individuos que han pasado de 40 años, siendo todos hombres, no habiendo tenido ningún caso en que este pa- decimiento recayera en muger, de donde hemos deducido que él, es esclusivo del sexo masculino, respetando al femenino. Síntomas Físicos.—Estos así como los anteriores debemos refe- rirlos al Iris, y Pupila, la que encontrándose trasparente en su tercio anterior, se percibe mas allá en su fondo una opacidad cóncava de co- lor cenizo azuloso mas ó menos claro, y alguna vez aunque rara ama- rillo ocre; la Pupila se mueve con lentitud quedando en sus movi- mientos mas bien en estado de dilatación que en el de contracción: vista de lado no se percibe la opacidad, pareciendo negra la pupila. Algunos vasillos serpean por la Esclerótica. Síntomas Fisiológicos.—En el principio tienen los enfermos di- ficultad de ver la luz por lo que usan lentes conservatorias para so- portarle: los objetos se ven envueltos entre Neblina ó humo tanto Jos dias claros, cuanto los nebulosos; síntomas que difieren en alguna manera á los que se observan en las capsulitís anteriores: los objetos mayores se perciben mejor que los menores á toda clase de luz. Etiología.—El vicio Herpético, Escrufuloso y Reumático, hacen un gran papel en la aparición de esta enfermedad, pues'siempre he- mos encontrado esta opacidad en individuos que habían estado bajo su influencia, máxime si como causa determinante podria el egerci- cio ayudar á su desenvolvimiento, así es que todos los que tienen ne- cesidad de estar espuestos á la acción délos rayos del Sol, cuando se encuentren bajo la Diátesis mencionadas pueden con mucha facilidad contraer este modo de ceguedad accidental. La edad consistente po- demos cousiderarla también como causa predisponente al padeci- miento. Terminación.—Las capsulitís posteriores tratadas científica- mente según nuestras observaciones, terminan siempre en el resta- blecimiento de la visión aunque con algunos meses de continuo trata- miento: teniendo la satisfacción de haber triunfado de todas las que se nos han presentado, como la publicaremos en el lugar destinado á nuestra clínica ocular. Valor de los síntomas.—Los fisicos dan á entender alguna insen- sibilidad en el Iris, efecto sin duda de que los rayos de luz no pudien- do atravesar la opacidad, hieren con menos vivacidad la retina, dis- minuyendo los movimientos del Iris. Los fisiológicos denotan la ec- sistencia de una opacidad mas ó menos densa que interpuesta entre la parte percipiente y los objetos , dá lugar á que se distingan como si fuese al través de una gaza ó Neblina, siendo esto relativo á la na- turaleza de la opacidad y á sus diversas gradaciones. 146 Nostras.—Disolución y condensación.—Jllbuminar del liquido capsulo-lenticular y aun del mismo cuerpo cristalino.—Lám. 13, fig. 2. 9 Sinonimia.—Catarata Morgagniana, Lechosa, Difluente ó Inters- ticial. Estas cataratas son las mas frecuentes entre los habitantes de la Isla de Cuba, de veinte individuos afectados de ellas , encontra- mos siempre que los diez y ocho tienen las cataratas Lechosas y Di- fluentes, de aquí es, que el abatimiento no ha sido el medio mas fe- liz para su curación, puesto que un cuerpo flotante en otro es inca- paz de ser abatido y sostenido en lugar conveniente : resultando el mal éxito de la operación por aparecer en seguida las consecuen- cias de la catarata secundaria que destruye sus efectos saludables. La disolución del cristalino es el resultado de su condensación albu- minar principiando siempre por sus capas mas corticales hasta que llega á su núcleo al que muchas veces respeta la disolución : en este preciso caso el color lácteo que constituye su naturaleza varía toman- do el amarillo ámbar en su centro, este color que afectan ha sido la causa de que se confundan las cataratas blandas con las duras , cuyo diagnóstico es muy esencial para escoger el método operatorio, puesto que cuando son blandas exigen la extracción al paso que las otras pueden con mucha facilidad abatirse sin que vuelvan á aparecer. Al principiar nuestra clínica tuvimos graves errores en cuanto al diog- nóstico de la naturaleza de las cataratas, teniendo por duras catara- tas blandas y fluidas y vice-versa invirtiendo el proceder operatorio que nunca nos fué satisfactorio sino cuando encontrábamos cataratas que exigian aquel mismo procedimiento, de modo que hemos adopta- do por este motivo la extracción en general que nunca tienen aque- llos inconvenientes, pues ya se encuentre dura ó blanda siempre con- seguimos el objeto del restablecimiento de la vista: á no ser que al- guua disposición natural del ojo nos impida aceptarlos; tal es su hun- dimiento en las órbitas, ó hallarse muy salientes los arcades, circuns- tancia que á nuestro modo de pensar contra-indican aquel método por las dificultades que oponen á la sección de la cornea. Síntomas Físicos.—Mancha blanco nácar ó de color lácteo azu- loso, esta opacidad no es igual en todo el espacio que comprende puesto que se ven como Nebulosidades en su superficie qué según la manera como se mire el ojo ya de un lado, ya de otro ó de frente, pa- recen tener un brillo metálico. Algunas veces la opacidad es parcial 147 y limitada á la mitad del cristalino, ó á su tercera parte, quedando lo demás trasparente. La Pupila se halla muy dilatada cuando la ca- tarata ocupa toda la cámara posterior, en cuyo caso el Iris empujado hacia delante se pone convexo disminuyendo la anterior. Síntomas fisiológicos-—Los que contraen este modo de padeci- miento ocular, ven en su principio algunos cuerpecillos, como telas de arañas que se mueven en el aire delante de sus ojos, viendo mejor por los lados que no de frente y mucqo mas en los lugares en que no hay mucha luz : cuando continúan sus progresos estos sintonías ad- quieren mas intensidad debilitándose gradualmente las funciones vi- suales, viendo los enfermos los objetos al través de una Nube espesa, no siendo percibidos sino los muy voluminosos ó los puestos en mo- vimiento. Alguna vez acompañan á estos estados dolores de cabeza y orbitarios los que desaparecen juntamente con los progresos del mal. Etiología.—Las causas de estas cataratas según tenemos obser- vado dependen délas generales que puedan provocarlas,así como sus difluencias lo son por la disolución de la Albúmina elemental en con- secuencia de alteraciones de los líquidos ó del abuso que se haya he- cho de los mercuriales y alcalinos como fundentes en enfermedades anteriores: no dejando admitir entre las causas generales algunas que ignoramos, que producen la influencia en este pais en donde las mas como ya hemos dicho, son de esta naturaleza. Mucho nos ha llamado la atención estos hechos sin que entre nuestras investigaciones haya- mos podido inquirir aun, cual sea la determinante que produzca aque- llos efectos tan marcados en la práctica: sin embargo continuamos en estudiarlos. Terminación-—Las opacidades lácteas y las difluencias del apa- rato cristalino cualquiera que sea su naturaleza terminan en el resta- blecimiento de la visión si se ha empleado el proceder operatorio ade- cuado á sus caracteres fisicos: si no se ha verificado así quedará en duda sus resultados, creyendo mas bien sea fatal que feliz , puesto que una segunda operación no dá los resultados tan satisfactorios, co- mo la primera: repetidas observaciones nos han comprobado la certi- dumbre de este acertó. Valor de los síntomas—Unos y otros no nos dan á conocer sino la dificultad de verificarse la visión por impedirlo la opacidad que se encuentra en los medios cristalinos, laque siempre es relativa al gra- do que haya de opacidad. H8 JXostras.— Condensación Albumino-lenticular del cuerpo cristalino.—Lám. 13, fig. 3. *° Sinonimia.—Cristalitis, Lentilis.— Catarata Lenticular dura ó central. La opacidad'del cuerpo cristalino desenvuelve lo que se ha lla- mado Catarata lenticular. Esta opacidad principia siempre por el centro de la lente constituyendo su núcleo, de cuyo lugar se irradia á lo demás de su diámetro, disminuyendo á proporción que se acerca ásu circunferencia. El color de esta opacidad puede ser ser desde el blanco sucio ú amarillo ámbar, no presentando aquel brillo anacara- do que tienen las capsulares. La mancha que indica la catarata len- ticular, parece situada inmediatamente detras de la pupila , la que arrojando su sombra sobre el limbo pupilar determina un círculo negro llamado (sombra de la catarata) que no existe en las capsula- res. Las cataratas lenticulares pueden presentará mas de la dureza que las constituyen reblandecimientos parciales de su propia sustan- cia, conservando aun el centro el carácter que le es peculiar á su na- turaleza , afectando por aquella razón radios opacos que partiendo del centro á la circunferencia forman por decirlo así, una trama par- ticular que dio lugar á otra variedad de cataratas que llamaron los antiguos trábecular que no influye en nada para la elección de los me- dios terapéuticos. Síntomas físicos.—Podremos referirlos á la pupila y á la mancha de su limbo que es lo que la constituye. Esta mancha como ya deja- mos dicho puede ser de color blanco sucio gris, ó amarillo ámbar mas pronunciado en el centro que en la circunferencia, no debiendo con- fundirse estos colores que pueda afectar con el amarillo trasparente que adquiera el cristalino en algunos individuos álos 60 años sin que por esto se altere la función visual. Los movimientos de la pupila son tan libres como en los individuos que no se encuentran en este estado. Síntomas fisiológicos.—La visión se dificulta insensible á medi- da que se desarrolla la opacidad: por cuya razón los enfermos creen ver á veces una Niebla delante de sus ojos, y otras, átomos corpuscu- lares parecidos átelas de arañas. Cuando progresa la opacidad se ven los objetos mas empañados y la llama de la luz, con una areola Ne- bulosa y esclarecida, no pudiéndose percibir sino los objetos de ma- yores dimensiones- Etiología.—Las causas mas comunes de la Catarata Lenticular son las generales que hemos anunciado, la edad senil, el abuso que se 149 haya hecho de la venus y de las comidas y bebidas, las Diátesis mor- bosas de cualquiera naturaleza á que puedan pertenecer. Terminación.—Estas cataratas terminan en el restablecimiento de la visión por medio de algunos de los métodos operatorios; y cuan- do no se consigue por alguno de los accidentes primarios ó consecu- tivos que puedan sobrevenir, terminan en la ceguedad, que sucederá inmediatamente después de la operación. Si en el acto no se ha con- conáeguido el objeto ni en muchos dias después, será en consecuen- cia de la aparición déla Amaurosis como consecutiva al abatimiento, ó la Atrofia del ojo á la extracción, así como también la catarata secun- daria efecto de la ascensión del cristalino en el primer método, y fluctuación de la capsula en el segundo , cuyos accidentes reprodu- ciendo el mismo padecimiento; lo hacen terminar desgraciadamente. Valor de los síntomas.—No tienen otro que el que le hemos asig- nado á las demás variedades del mismo padecimiento. Nostras.—Reblandecimiento del cuerpo cristalino. —Lám. U,fig. 1.» Sinonimia.—Catarata blanda lenticular Dehiscente. Síntomas fisicos.—Mancha blanca trasparente de color eenicien- to claro anacarado, mas voluminosas que las demás variedades de ca- taratas, por cuya razón ocupando toda la cámara posterior , empuja el Iris hacia delante poniéndolo convexo é impidiendo los libres mo- vimientos de la pupila. En su centro se advierte el núcleo del crista- lino mas opaco que indica conservar aun su dureza primitiva. Síntomas fisiológicos.—La visión está turbada en mas ó en me- nos según el grado progresivo en que se halle la opacidad no tenien- do variación en la mayor ó menor luz en que se encuentre, viendo el sugeto lo mismo en los dias claros que en los nublados: las mutacio- nes que sobrevienen en la vista en consecuencia de esta catarata lle- gan al término de percibirse tan solo la claridad del dia y la oscuri- dad de la noche. Sus causas son las generales que hemos ya emitido, y el abuso que se haya podido hacer de las preparaciones alcolinas y mercuriales. Nostras.— Condensación Capsulo lenticular ó Ca- tarata Capsulo lenticular de los autores.—Lám. 14, ./fe. 2.* Esta varisdad de las cataratas deberemes para su diagnóstico reunir los síntomas que les son comunes tanto á las capsulares cuan- to á las lenticulares , de cuyo conjunto deduciremos que la mancha 150 que advertimos en el limbo pupilar pertenece á esta clase de opaci- dades. CATARATAS NEGRAS. Aunque no hemos tenido ocasión de observar las Cataratas ne- gras, diremos sin embargo lo que nos cuentan algunos oftamologistas de su existencia. Nosotros no la ponemos en duda toda la vez que hombres eminentes en la ciencia la han admitido con toda la buena fé que los caracterizan, insistiendo en que son muy frecuentes los casos de su desarrollo. ¿Influirá acaso nuestro clima en cuanto á no exis- tir las causas que pueden provocarlas? ¿Serán estas esclusivas tan so- lamente de Europa? Cuestiones son estas que las dejaremos para cuan- do tengamos datos suficientes para decidir si estas son esclusivas de aquellos países, ó si podrán aparecer del mismo modo en este. En la multitud de enfermos de cataratas que hemos visto y operado y en los que diariamente tenemos á la vista, jamas encontramos opacidades cristalinas que afecten aquel color: si embargo la admitimos creyen- do en la posibilidad de su existencia. Dice un autor (Furnari) al hablar délas cataratas negras. "Es necesario tener mucha cautela cuando observemos un ojo privado de la vista cuyo campo pupilar parezca negro, que puede tener una de estas cataratas fáciles de ser confundidas con ta. Amaurosis, que pue- de correrse, el peligro de dar por incurable una enfermedaó que es accesible á los medios quirúrgicos. Los sugetos atacados de la cata- rata negra distinguen solamente el dia de la noche, viendo la luz ar- tificial rodeada de una Nube, la Pupila tiene sus movimientos seguu el grado de luz en que se coloque, su fondo es negro, como humo es- peso: cuando se dilata la pupila con los medios Midriáticos se ven en la gran circunferencia puntos blancuzcos que no se habian observado antes de su dilatación. Esta catarata (dice) es casi siempre lenticular." Veamos lo que sobre este particular nos dice el Sr. Sichel. "No nos parece tan difícil su diagnóstico: siempre es lenticular y muy du- ra: extraída del ojo tiene un color negruzco, consistente como los cartílagos, y es algunas veces casi petrosa y muy aplanada de delan- te atrás ó bien convexa en su cara posterior pero nunca es esférica; en sus partes menos coloreadas conserva alguna trasparencia y un color amarillo oscuro: la pupila aunque negra no tiene aquel brillo natural,propio también de la mayor parte de las Amaurosis: detras de ella y hacia su fondo se percibe una opacidad convexa sobre cuyos lados se observa una ligera sombra: la figura de la pupila es irregular pero se mueve libremente; no se ve aquel reflejo cambiante que suele observarse en el interior del ojo. Los signos fisiológicos son iguales á los de la catarata lenticular dura: el enfermo ve mejor á la sombra: su modo de andar es muy diferente al do los amauróticos, pues baja 151 la cabeza y sustrae sus ojos de la intensidad de la luz del dia: sus mi- radas no son tan indiferentes como la de los ciegos amauróticos. Cuan- do faltan los signos de inflamación y otros fenómenos morbosos que preceden ó acompañan al desarrollo de esta última aunque haya con- gestión en la Retina, es muy fácil el diagnóstico de la catarata negra por los síntomas que acabamos de enumerar: y si ademas dilatam >s la pupila se nos hará bien evidente la diferencia que existe entre la opa- cidad del centro cristalino y su circunferencia. Ignoramos absoluta- mente (dice; la causa de este color negro ¿consistirá por ventura en el defecto de las partes acuosas del cristalino, ó en alguna mezcla ac- cidental del pigmentum nigrum de la coroides? Podremos referir es- ta clase de alteración á la Melanosis? Muchos autores han pretendi- do que e«ta catarata es de naturaleza Artrítica: los trabajos químicos practicados sobre la composición de las cataratas duras, han dado por resultado la existencia del óxido de manganeso, cuyas proporciones respecto de las demás moléculas del cristalino podrían esplicar sus diversos coloridos. Nosotros creemos que la esplicacion mas sencilla, confirmada también por los diferentes grados de consistencia délas cataratas lenticulares, es á la que debe atribuirse la causa de este co- lor mas ó menos oscuro del cristalino opaco al grado diferente en que se encuentran reunidas sus moléculas. Importa pues no confundir la catarata negra con un colorido particular pardo estriade arborescente y alagartado, que es efecto de las adherencias del pigmentum ala su- perficie de la cristaloides anterior." Nostras.—Exudación Albúmino Plástica de la cá- mara posterior del ojo.—Lam. \\,fis. 2. ~ Sinonimia.—Catarata falsa.—Sinechia posterior de los autores. Lo que han llamado los autores falsas cataratas son resultados de las Iritis, en cuya terminación se exuda en la cámara posterior una sustancia plástica albuminosa que adhiere el Iris á la capsula ante- rior del cristalino interponiéndose algunas veces entre la pupila por cuyo motivo oponen un obstáculo á la entrada de los rayos de luz, para visión neta y distinta de los objetos. En este padecimiento hay siempre estrechez de la pupila, sus síntomas, tanto fisicos como fisio- lógicos, se refieren á les primarios que se desenvuelven mientras la Iritis, y á los secundarios que sus consecuencias son la exudación plástica que constituye el padecimiento que nos ocupa llamado falsas cataratas. Complicaciones.'-Las cataratas pueden muy bien complicarse 20 152 con otras afecciones del mismo órgano de las que hacen una parte constitutiva: siendo estas complicaciones tanto mas peores cuanto que interesen las partes sensitivas del ojo ó alguno de los otros medios fi- sicos trasparentes. La Ambliopia y la Amaurosis, así como la Eme- ralopia pueden complicar aquellos padecimientos haciendo mas grave su naturaleza, así es de suma importancia rectificar siempre el Diag- nóstico por medio de los signos fisicos y fisiológicos para no caer en el error de operar un ojo con catarata, afectado de alguno de los otros padecimientos que contra indican el procedimiento quirúrgico. La complicación Amaurótica incipiente así como todas sus faces hasta llegar á la perfecta ceguedad es muy común como consecuen- cia de las congestiones cerebro oculares: desenvolviéndose síntomas que anuncian este modo de padecimiento oftálmico, tales son la falta de espresion en el mirar, que no dirigiéndose á ningún objeto busca uno en que fijarse sin encontrarlo: la pupila está dilatada y sin movi- mientos: alguna vez hay estrabismo convergo-divergente: la visión se anonada á términos de percibir solamente algún rayo de luz des- apareciendo por último, quedando el enfermo en la mayor oscuridad y sin esperanza de ver alguno de los rayos de luz que iluminan la na- turaleza. Es preciso tener en consideración que cuando las cataratas son muy voluminosas impiden los movimientos de la pupila á térmi- nos de poder creer en la existencia de la Amaurosis, por lo que es ne- cesario mucha atención para no equivocarnos en el concepto diagnós- tico; sin que debamos hacer caso e% esta precisa circunstancia de los sintomas subjectivos, puesto que dependiendo estos déla relación del enfermo, vienen envueltos en ideas halagüeñas que pueden perju- dicar el juicio formado sobre la naturaleza de Ja enfermedad: tales son las ilusiones de luz que esperimentan estos enfermos que no son otra cosa sino reproducciones en el alma de los diferentes cambios de la luz que pudo percibir y retener cuando sus ojos estaban en apti- tud para gozar de sus beneficios, teniendo por verdadera las sensa- ciones lunúnosas qtíe esperimenta cuando no son sino fantasmas que entretienen la esperanza de recobrar el sentido que le falta. La He- meralopia ó ceguedad nocturna puede también complicarla catarata; los signos demostrativos de uno y otro padecimiento deben correspon-. der á sus síntomas, así es que el enfermo que se encuentre en esta si- tuación verá mejor mientras el dia, pero del mismo modo que los que padecen alguna de las variedades de la opacidad del aparato cristali- no, á cuyos síntomas fisiológicos y fisicos nos remitimos : desapare- ciendo por la noche toda clase de visión distinta. Esta catarata no de- berá operarse sino después de curado médicamente el trastorno fun- cional y Neuropatico de la Retina que es causa de la Hemeralopia: se conocerá en que ha desaparecido, en que el enfermo verá mejor á la caida del Sol y por la noche, todo lo contrarío de cuando existia la afección nerviosa que constituía aquel otro padecimiento.- Las Diate- 153 sis morbosas específicas pueden también complicar las cataratas, lo que deberá tenerse muy presente puesto que la inflamación traumá- tica que se produce en consecuencia de la operación toma el carácter especial, desenvolviéndose oftalmias específicas que las mas veces destruyen los efectos de un buen procedimiento, por los trastornos de extructura que sobrevienen en el Iris y cornea trasparente que hacen de ningún valor el acto operatorio, que hubiera sido feliz en unsuge- to de condiciones opuestas. La adherencia del Iris á la capsula cris- traloides es otra complicación que pueden tener las cataratas, siendo á nuestro modo de pensar la menos peligrosa, pues la mano diestra del operador es capaz de corregirla y aun de quitarla en el momento de practicar la operación , cuyo método espondremos al hablar de los procedimientos operatorios. Las oftalmias crónicas de cualquier na- turaleza que sean complican de la misma manera las cataratas , por oponerse á su tratamiento quirúrgico, pudiendo establecerse por re- gla general, no debe operarse ninguna, sin que el ojo se encuentre en el mejor estado respecto á los irritaciones é inflamaciones que pueda haber contraído tanto en la Esclerótica cuanto en las conjuntivas, pues estos estados contra indicando la operación y hacen nulo el pro- cedimiento. Las enfermedades crónicas en general en individuos afectados de estas maneras contra indican también su terapéutica quirúrgica. La demasiada edad senil en las cataratas es una pruden- cia respetarla para no comprometer la opinión del profesor y de la ciencia: tenemos algunos casos de individuos octagenarios y novena- rios que perecieron, unos antes de la operación , y otros después de verificada, atribuyéndose este último resultado, á la operación, cuan- do era efecto casual y natural de la edad en que se encontraban es- tos individuos: por lo que aconsejamos á nuestros lectores una dete- nida reflexión en estos casos, para no esperimentar las consecuencias de una calumnia que es tan trascendental bajo el aspecto de la igno- minia del vulgo, cuya tendancia siempre es la de deprimir una cien- cia que á cada paso necesitan aunque con perjuicio de sus ideas en contrario. Réstanos decir algo acerca de lo que se ha entendido por Madu- rez de la catarata. Lo que se ha llamado hasta nuestros dias madu- rez de la catarata, es todo lo contrario del valor que tiene en sí esta palabra relativamen+e para el acto operatorio. Una catarata madura cuya espresion significaba hallarse dispuesta por la operación; esto es, endurecida lo suficiense para abatirla ó extraerla , era conocida por la carencia total de la visión. ¡Cuántos errores no debió haber con este modo sistemático de diagnosticar la naturaleza de las cataratas, y por consiguiente para meditar sobre la elección del proceder opera- torio! ¡Cuántas equivocaciones sobre una palabra que es lo contrario del estado que debe tener para su curación! La Madurez de la cata- rata supone según esta espresicn hallarse en estado de reflendecimien- 154 to y de disfluencia contrario al que querían espresar con ella- esto e» al de endurecimiento tan necesario para verificar la operación- ¡Cuán- tas cataratas encontrarían blandas creyéndolas duras á pesar de ha- ber esperado su Madurez como tiempo mas feliz para el efecto. Se- gún nuestro juicio la palabra Madurez debe desterrarse del estudio de estas enfermedades, puesto que dice lo contrario del concepto que se ha querido espresar: por lo tanto deberemos convenir en llamar las cataratas por su naturaleza, blandas, duras y capsulares, siéndola época de la operación aquella en que el enfermo haya perdido com- pletamente la vista, pues entonces si les signos diagnósticos la consi- deran blanda ó dura, el Profesor escogerá el método que sea mas adap- table alas circunstancias. En nuestra práctica generalmente aplica- mos el Abatimiento á las duras, y la Extracción á las blandas: á pe- sar de haber sido siempre mas feliz con la Extracion, por lo que le damos hoy la preferencia. Nostras.— Condensación Albuminar de la membra- na Hyaloides y del cuerpo vitreo.—Lám. 14, fi- gura 3. p 'Sinonimia.—Hyalilis, Hyaloidilis, Glaucosis, Catarata verde, Glau- comatosa, Glaucoma, Glaucedó, Apoplexia del ojo de Demours. Comprenderemos en este estudio ia opacidad de la membrana hyaloides asi como la del cuerpo que contiene y envuelve llamado lente vitrea y humor vitreo. Desde que se fijó en el cristalino el sitio de la catarata dejó de llamarse Glaucoma, nombre que adoptado por Hipócrates para dar á conocer esta enfermedad, fué también admiti- do por Galeno y por todos los que seguian sus doctrinas hasta el si- glo diez y siete, en que conociendo la existencia del cristalino y sus funciones, se concibieron sus opacidades, variando el nombre de Glau- coma con que eran conocidas en otro que esplicaba mejor el lugar de la opacidad: tal fué el de la catarata que aunque impropio hoy al ca- rácter del padecimiento, la sanción de los siglos autoriyan á que con- tinuemos nombrándolo de esta manera, lo que hemos hecho ya, puesto que en nada puede perjudicar á los progresos de la oftalmolo- gía á cuyo exclusivo estudio estamos consagrados. El Glaucoma ha sido confundido^por algunos autores con las Amaurosis, creyendo que los síntomas que caracterizan á aquel, preceden siempre á estas- Nosotros que muchas veces hemos tenido ocasión de observar una y otra enfermedad , encontramos que pueden existir aislada y tam- bién ser consecutivo el Glaucoma á alguna de las variedades de 155 las Amaurosis como lo demostraremos mas adelante. Es bastante raro que autores muy recomendables en esta parte de la ciencia, conocien- do el verdadero sitio y natureleza de las cataratas, hayan podido con- fundirla con la enfermedad que nos ocupa mirándola como una ulte ración particular del cristalino cuando debieron diferenciarla en un todo de la opacidad de aquellas. El cirujano del Sena Maestro Juan, describiendo el Glaucoma se espresa de este modo. "Esta enferme- dad es una alteración del cristalino en el cual se halla desecado, dis minuyendo de volumen, cambiando de color, perdiendo su trasparen- cia, poniéndose mas sólido que lo que debe estar naturalmente, per- diéndose la vista en consecuencia de esta alteración." Saint Yves al describirla padeció del mismo error, confundiéndola también con la catarata toda la vez que al definir este padecimiento dice: "Se llama Glaucoma una enfermedad en la cual el cristalino toma el color ver- de-mar. La práctica (continúa) me ha hecho conocer que este color se observa en su fondo, tomando después el blancuzco ú gris." Esta enfermedad ha dado lugar á muchas disensiones. con respecto á su origen y á los lugares en que puede estar situada. Los mas creyeron que la alteración del cristalino la constituía; y los menos la hicieron depender aunque remotamente de la opacidad del vitreo." He obser- vado dice (el mismo,) en el examen de los ojos que tenían este padeci- miento, una especie de alteración en el cristalino, á la cual sobreve- nía después Parálisis de los nervios ópticos, y una gran dilatación en la pupila." Según lo que acabamos de esponer, es bien fácil concebir que las ideas mas generalmente admitidas de los antiguos sobre esta anfermedad, eran el colocar el sitio del Glaucoma en el cristalino-El oculista Wenzel separándose de aquellas ideas generalmente admiti- das dijo, que el Glaucoma era una verdadera enfermedad del nervio óptico, cuya alteración se comunicaba á la Retina su espansion, apa- reciendo esta túnica de un color muy diferente al que tiene en el es- tado natural. Este color (dice) se percibe al través de los cuerpos trasparentes que constituyen el ojo, el que se puede fijar en su fondo. Esta especie de opacidad cuyo color ha hecho se nombre Glaucoma. no puede depender de la alteración del cristalino, como muy fácil han podido convencerse aquellos que extrayendo el cristalino como causa presunta de la ceguedad, han quedado los enfermos en el mismo esta- ds que tenían, sin recobrar la vista, afectado la pupila el mismo color verde-mar, que antes de la operación, así pues, esta enfermedad no difiera en nada de la Amaurosis ó Gota serena, con quien siempre se acompaña en cuanto á sus resultados de perder totalmente la visión, y sin esperanza de recobrarla " Emitiremos nuestras ideas sobre este particular examinando antes las causas que pueden desenvolver el Glaucoma, así como sus síntomas y los períodos que recorre hasta su perfecto desarrollo. No nos queda la menor duda que en este padeci- miento ocular, presenta la pupila un color verde-mar mas ó menos 156 pronunciado, con dilatación é irregularidad de la pupila, cuyos sín- tomas fisicos ss han ido desenvolviendo con otros fisiológicos que no- taremos mas adelante. Su marcha es algunas veces pronta, otras len- ta y tardía, pero tanto en un caso cuanto en otro el enfermo pierde in- sensiblemente la vista, sin que la ciencia tenga recursos con que con- tener los progresos de un mal que va á producir la muerte de uno de los principales sentidos con que nos dota la sabia naturaleza. Nos- otros fijamos el asiento del Glaucoma en la membrana Hyaloides y en la lente vitrea, haciéndolo depender, ya de un estado varicoso de la arteria central de la Retina que provoca la opacidad del vitreo, ya en consecuencia de congestiones en la coroides, ó ya también, de las inmaflaciones que pueda contraer esta membrana serosa en fuerza de los trastornos morbosos generales del organismo en cierta época de la vida, como también en las Parálisis de la Retina en que suelepre sen- tarse, unas veces como su causa, y otras como efecto; de manera que podemos asegurar sin temor de equivocarnos, que el Glaucoma pre- cede siempre esta Amaurosis, siendo en algunas circunstancias tam- bién consecutiva á la Parálisis del nervio óptico; no habiendo sido observado por nosotros ni por los demás oftalmologistas el Glaucoma en las otras especies de Amaurosis admitidas como variedades de es- te mismo padecimiento. La enfermedad de que nos ocupamos la acom- pañan siempre Neuralgias cuyos accesos se repiten en dias indeter- minados sin guardar ningún tipo en su vuelta, disminuyendo la vi- sión á medida que se reproducen, en cuyos accesos, si fijamos nues- tra atención sóbrela pupila veremos que inmóvil, aumenta su opaci- dad en cada uno, hasta que en los últimos, desapareciendo totalmen- te la vista, adquiere el limbo pupilar el color verde-mar que caracte- riza este padecimiento, presentando entonces la pupila una figura ir- regular afectando con mucha frecuencia la angular que alguna otra, de las que puede tomar en las demás enfermedades de que es suscep- tible el Iris. Si miramos con alguna reflexión la enfermedad que se ha llamado Glaucoma cuya denominación admitimos porque represen- ta uno de sus caracteres fisicos , veremos que ella siempre principia por signos que le indican al oftalmólogo que el padecimiento se loca- liza en sus estadios en la rama oftálmica del quinto par, hasta que el exceso de la estimulación determina su parálisis y en su consecuen- cia la condensación de la Albúmina del vitreo que la creemos bajo la influencia nerviosa de este ramo de los nervios cerebrales. La inflamación de la Hyaloides periférica, así como la Hyaloides que forma las celdillas en donde están depositadas las porcioncitas vitreas, pueden desenvolver todos los síntomas del Glaucoma , pjo- duciéndose los mismos efectos y resultados. A esta inflamación le acompaña siempre la de la Esclerótica en donde vemos aparecer al- gunos vasos varicosos, cuyo estado es compatible don los que existen en el interior del ojo, considerados que sean como una de las causas 157 orgánicas existentes para su desarrollo. La opacidad del vitreo en consecuencia de los trastornos orgánicos de esta lente impide para siempre la facultad de la visión, por no poder los rayos de luz atra- vesarla para exitar á la Retina a la percepción: así es que podemos considerar que habrá muchos Glaucomas en los que el nervio óptico y su espansion estarán en el mejor estado para el lleno de sus funcio- nes las que no podrán verificarse por la falta de trasparencia de la len- te, cuyos usos como ya hemos probado son la de figurar los objetos para que sean percibidos por la parte sensitiva cual es la Retina: de manera que no en todos los Glaucomas es indispensable que haya Pa- rálisis ó Amaurosis, pudiendo existir como concomitante en uno y otro padecimiento. Esta enfermedad rara vez acomete á los dos ojos, re- gularmente invade primero uno, y después de algún tiempo al otro: presentándose en los dos casos los síntomas de uno, que no diferirán á los del otro, asi como su fatal terminación. El color verde botella que adquiere la pupila en estos casos, no se debe atribuir á que sea contenido en el espesor de la opacidad, pues \ esta tomando el amarillo en las diversas faces que recorre, se combi- na con el color oscuro de la coroides, el que reflejado sobre el humor acuoso y cristalino afecta el verde-mar mas ó menos pronunciado que constituye el síntoma fisico-patognomónico de la enfermedad que va- mos á describir. Síntomas fisicos.—Color verde botella de la Pupila mas cóncavo y profundo que el que pueden tener cualquier catarata: este color au- menta de intensidad á medida que se va perdiendo la vista: sus mo- vimientos están paralizados aunque se esponga á una fuerte luz, to- mando la pupila la figura oval ú angular: en los accesos Neurálgicos se desarrollan los vasos de la Esclerótica y Conjuntiva apareciendo los síntomas de una oftalmia Reumática, que desaparecen juntamen- te con aquellos. Síntomas fisiológicos.—Después de los primeros accesos Neu- rálgicos ven los enfermos los objetos envueltos en un humo blancuz- co, y la llama de la luz artificial rodeada de una aureola luminosa en la que perciben todos los colores que puede tomar el Arco Iris: estos síntomas disminuyen después de la comida, en los dias. claros y sere- nos, y en las alegrías del espíritu, hasta el estremo de creerse los en- fermos mejorados de sus padecimientos pero un nuevo acceso frustra todas sus esperanzas; en su terminación, ven los objetos mas opacos y el humo mas denso distinguiendo puntos negros en su espesor, los que desaparecen á proporción que la vista disminuye. Los dolores orbita- rios temporales y superciliares se hacen tan insufribles que los enfer- mos los comparan á una punta que estuviese taladrando los sitios comprendidos en la Área del dolor. Estos dolores tienen siempre el carácter intermitente exasperándose los dias húmedos y tempestuo- so? sin guardar período fijo en «u aparición y terminación del acc^o 158 En algunos casos hay Photofobia, plenitud, tirantes en el ojo y lagri- meo. A proporción que la enfermedad progresa, los objetos parecen apizarrados negros é iluminados en medio del dia con la claridad de la Luna: los dolores Neurálgicos aumentan de intensidad, cuyos ac- cesos son siempre seguidos de la diminución de la facultad visual has- ta el estremo de percibir solamente los objetos grandes: cuando llega este estado la pupila se queda inmóvil, dilatada y del color que hemos dicho caracteriza e»ta enfermedad: tomando el Iris un color diferen- te al que le es natural. La continuación de los dolores concluyen por último en desaparecer completamente la vista no pudiendo el enfermo distinguir el dia de la noche. En todos estos estadios de la enfermedad se altera sensiblemente la trasparencia del cristalino, afectando en unos casos un color cretáceo ú calcáreo, y en otro aumenta de volu- men tomando el verde gris ó verde botella, por cuya razón le llama- ron los antiguos catarata verde, y los modernos catarata Glaucomatosa. Etiología.—Las causas que mas generalmente producen esta en- fermedad, son la edad crítica en las mugeres y las diátesis Artríticas en los hombres; la vida sedentaria; el abuso de la mesa y de los place- res venéreos en uno y otro sexo, producen congestiones cerebro ocu- lares que determinando la inflamación de la Hyaloides y del cuerpo vitreo da lugar al desarrollo consecutivo del Glaucoma y sus resulta- dos. La Plétora venosa y abdominal, la supresión de las hemorroides fluentes, internas ó externas, así como la retropulsion'de algún exan- tema provocan del mismo modo este padecimiento. El ílegmon ocular, las oftalmias internas , así como las insolaciones consideradas como causas locales pueden en fuerza del desarrollo del calor que produz- can, alterar la trasparencia de la lente vitrea dando lugar al Glauco- ma y á todas sus consecuencias. Terminación.—El Glaucoma termina desfavorablemente, pues siempre produce la pérdida total de la visión, sin esperanza de resta- blecerla. Cuando un ojo afectado de esta enfermedad termina en la ceguedad, el otro hallándose bajo las mismas causas morbosas, des- envuelve á los pocos meses los mismos síntomas imposibles de conte- ner en su marcha, y sin poderle oponer ningún tratamiento , pues la ciencia no posee hoy con contenerlos, precaverlos ni curarlos, siendo esta una de las enfermedades que son el oprobio de los adelantos de nuestros conocimientos. Por nuestra parte hemos puesto los medios para encontrar siquiera con que contener sus progresos, ya que no su curación; nuestros raciocinios no hansidosuficient.es para resolver este enigma morboso á pesar de nuestros desvelo? y esperiencias los que no han sido bastantes á llenar el objeto, quedándonos en la mis- ma oscuridad que nuestros predecesores , respecto á la curación de este terrible azote de la humanidad. 159 Esperamos que los dedicados á este ramo de la ciencia médica le estudien en sus diversas faces, oponiéndole medicaciones adecuadas á su fatal carácter, pues no dudamos que algún dia serán coronados nuestros esfuerzos con la adquisición de alguna sustancia medicinal, que precava, contenga ó cure una enfermedad que ha resistido desde la mas remota antigüedad á todos los tratamientos que se le han opues- to en las variadas teorías con que se ha enriquecido la medicina. Valor de los síntomas.—En los fisicos encontramos el color verde mar que caracteriza la enfermedad, así como la parálisis de las fibras radiadas del Iris, que anuncian en reunión de los fisiológicos el pade- cimiento del ganglio oftálmico y centro de percepción ocular que lle- vado al máximum de estimulación concluye por la Astenia nerviosa del órgano desapareciendo la visión. Los Dolores Neurálgicos que le acompañan, y las ilusiones ópticas de Arco Iris que esperimentan im- primen á esta enfermedad un carácter particular cuyas consecuencias son la opacidad desigual de esta lente orgánica y el trastorno funcio- nal de la Retina á la que atribuimos aquellos fenómenos tan cun&tan- tes en los períodos que recorre desde su aparición hasta su completo desarrollo. La diminución de la vista en cada acceso Neurálgico nos comprueba la paralización gradual que esperimenta aquella parte per- cipiente del ojo en fuerza del exceso del dolor, que anonada, por de- cirlo así, la sensibilidad de que está dotada: de manera, que podre- mos asegurar que el exceso vital de estimulación animal provócala paralización de su extructura orgánica. Habiendo observado en nuestra clínica una variedad de este pa- decimiento no anunciado por los autores, lo describiremos en este lugar. Glaucoma idiopática ó condensación aislada de la lente vitrea.— Lám. 14, fig. 4. v En esta forma de la enfermedad no existen los síntomas enuncia- dos con la intensidad que les son característicos, presentándose en un grado mas débil aunque sus consecuencias son idénticas, pues los en- fermos pierden insensiblemente la vista, sin sufrir los dolores atroces que les son comunes á la anterior forma. Síntomas físicos.—Color verde mar mas ó menos pronunciado de- tras de la pupila, cuyos movimientos son lentos y perezosos, este do- lor no es tan cóncavo y profundo como el que se advierte en la ante- rior forma, á proporción que se va perdiendo la visión, varía ponién- dose verde botella mas oscuro. Se advierten desarrollo de vasos en la conjuntiva, uno de los párpados superiores se paraliza algunas ve- ces, y otras están tan perezosos en sus movimientos. 160 Síntomas fisiológicos.- -No existen dolores Neurálgicos en alto grado, pero sí obtusos: no hay fotofobia. El enfermo en lugar de perci- bir la ilusión de Arco Iris en la luz artificial, la vé mucho mayor, y au- mentada sus dimensiones como si fuese al través de una lente vi con- vexa. El Globo del ojo se halla endurecido y demasiado sensible al tacto, al que no pueden soportar. Los objetos se perciben como si es- tuviesen dentro de una Neblina, la que es tanto mas densa cuanto mas dias pasan: en los que progresando la condensación del vitreo, concluye la visión desapareciendo los objetos como se percibían, que- dando los enfermos sumergidos en una oscuridad que la comparan á las del crepúsculo loque alienta la esperanza del restablecimiento de su vista; después de estar algunos meses en este estado, desaparece repentinamente el único consuelo que alimentaba un porvenir lison- gero, sumergiéndose en una oscuridad y noche eterna. Tales con los síntomas que hemos observado por muchas veces en esta forma del Glaucoma, en cuyo padecimiento creemos no estar comprometido co- mo en el otro, la Retina ni el Nervio óptico. El acomete primero á un ojo, sin que el enfermo note algunas veces la falta déla vista hasta que después de meses atacando al otro ojo advierte la pérdida de la visión de uno y la alteración en el modo de ver del otro, concluyendo de la manera que hemos indicado en el anterior. Etiología.—Las causas de está variedad del Glaucoma en los in- dividuos en quienes lo hemos observado han sido la edad crítica, su- presión y desvío del fluxo periódico, así como las metástasis Artríti- cas en los hombres: siendo mas común este padecimiento en las mu- geres,pues siempre hemos encontrado de diez enfermos, que ocho eran de aquellas. La terminación de esta variedad del Glaucoma es tan fatal como en la primera que podemos mirar como su principal tipo. Valor de los síntomas.—Aunque en lo general le damos el mismo designado en el anterior, hay sin embargo algunos que difieren de aquellos tales son la existencia de los movimientos de la Pupila y la falta de las Neuralgias, que acreditan no haber tomado parte en el pa- decimiento los Nervios sensibles y motores del ojo: limitándose tan solo á la Lente vitrea la que en fuerza de las causas morbosas enuncia- das adquiere una opacidad gradual debida á la condensación de la Albúmina elemental, á cuyas gradaciones se le debe los cambios que esperimenta la luz en la dicha lente, y á la que atribuimos su descom- posición por lo que los enfermos perciben con mayores dimensiones la luz y los objetos así como la sensación del Arco Iris en consecuen- cia de aquella misma descomposición de la luz. Como la parte perci- piente del ojo se halla en el lleno de sus funciones, de aquí es, que los individuos que sufren esta enfermedad ven siempre una luz crepus- cular mientras el dia, hasta que desaparece en consecuencia de la Atonia en que caen estos órganos por la falta de su estimulante natu- iCl ral, siendo aquí apllicable aquella ky fisiológica que dice: "Cuando os órganos se suatraen de la acción de sus estimulantes naturales caen en la Parálisis, puesto que su vitalidad se sostiene por las estimula- ciones recibidas." Nostras.—Disolución Albuminar de lá] Lente vi- trea.—Sinchiisis de los Autores. Lám. U,fig.5.v Así como el vitreo puede contraer la condensación de su Albú- mina componente, del mismo modo puede también adquirir la disolu- ción ó fluidez de su sustancia perdiendo aquella densidad respectiva tan necesaria para el egercicio de su función física. Esta transforma- ción orgánica puede verificarse en los individuos que habiendo pade- cido los accidentes secundarios ó terciarios de la sífilis, han abusado de las preparaciones mercuriales: sin que dejemos de creer que los que se hallan bajo la influencia de esta acción morbosa pueden con- traer la disolución de esta lente, como lo hemos comprobado en algu- nos casos, sin haber tomado aquellas medicaciones. Síntomas físicos.—Pupila muy estendida la que se contrae y dila" ta alternativamente ofreciendo en estos movimientos un temblor osci- latorio que caracteriza la enfermedad, lo que atribuimos á la falta de densidad del vitreo, que líquido y transformado en agua, es incapaz ya, de formar la superficie de la cámara posterior del ojo. El cristali- no se vé hacia la parte interna, externa é^inferior del interior del glo- bo por detras de la pupila, el que afecta un cuerpo oval de color blan- co ó amarillo cuya posición indica hallarse fuera del lugar que debió ocupar, y como arrimado á aquel punto casualmente. El fondo de la pupila tiene un color oscuro en el que vemos fluctuar algunos copos albuminosos parecidos á telas de araña, que hemos creido siempre ser los restos de la Hialoides periférica. Síntomas fisiológicos.—El sugeto afectado de la disolución del vitreo, vé en el momento de la invasión de la enfermedad los objetos mas voluminosos y claros que los son realmente, percibiéndolos des- pués con la claridad de la Luna: mas adelante disminuyen de dimen- siones hasta verlos tan diminutos, que según la espresion de un enfer- mo (leparecía estar en la tierra de los Enanos) concluyendo en des- aparecer la visión: quedando tan solo viendo una (claridad difundida) la que se apagó y desapareció después de algunos meses, pasando el enfermo de este estado de claridad al de oscuridad mas completa. Es- tos son los síntomas de este padecimiento que hemos copiado fielmen- te de los mismos enfermos á quienes les ha cabido la desgraciada suerte de contraer esta Metamorfosis orgánica. 162 11IR0M OFTÁLMICAS. Nostras.—Exaltación de la sensibilidad orgánica de la Retina. Sinonimia.-r-Ketinitis.—Amphiblestriiis-—Uno de los síntomas cons- tituido por los autores en enfermedad, lo han llamado Niclalopia. No nos ocuparemos en este lugar de la Photofobia como sinónima de la Nictalopia, pues aunque estos dos síntomas funcionales son de una misma naturaleza y origen, difieren como signo uno de otro. En el primero aunque hay dificultad de ver la luz, está siempre acompa- ñado de alguna inflamación de las partes continentes del ojo, que irra- diándose á la Retina provoca su excitabilidad: lo que acontece en to- das las oftalmias en que se halle comprometida la Esclerótica como son las Reumáticas y Escrofulosas que van siempre acompañadas de Photofobia ó dificultad de percibir la luz, que pudiera llamarse tam- bién Nictalopia, puesto que á estas dos espresiones le damos el mismo valor en cuanto á su significación- Nosotros para darle el que mas tenga respecto á lo que se quiera dar á entender, admitiremos la Pho- tofobia como un signo que indica que se ha comunicado la excitación á la Retina en las oftalmias enunciadas: reservando la palabra deiVíc- talopia para cuando quiéramos espresar el síntoma que anuncie una exaltación de la sensibilidad de la espansion del nervio óptico. Como de nuestro analítico estudio resulta que la Retina es una sustancia gelatiniforme cuya extructura material carece de los elementos nece- sarios para que se desenvuelva la inflamación, de aquí es, que no ad- mitimos la Retinitis como dependiente de esta modificación vital, si- no como consecuencias funcionales de trastornos nerviosos, ya en el centro de percepción y cerebro ocular, ó ya también en su espan- sion sensitiva de donde haremos depender todas las Amaurosis las que sin un crítico examen han sido admitidas por todos nuestros pre- decesores como variedades de este misino padecimiento: quizás nos equivaremos en el concepto formado acerca del juicio en que nos fundamos, para separarnos del camino trazado por los hombres de mejor nota en este ramo de la medicina, pero fiel siempre á nues- tro propósito diremos que si no fuesen ciertas nuestras aserciones nos quedará la satisfacción á lo menos de haber puesto los medios para los>delantos de este ramo de la medicina, tan interesante como nece- 163 sario para la curación de una enfermedad reputada hasta nuestros dias como superior á sus recursos. La exaltación nerviosa"de la Retina puede aparecer bajo la for" tna aguda en las Curoiditis, Esclerotitis, Conjuntivitis é Iritis, sien- do entonces sus síntomas dependientes de aquella afección, queneu" nidos á los que les son propios á cada una, completan el cuadro que le hemos ya asignado, á cuyas páginas nos remitimos. En todos aque- llos'padecimientos existe siempre lo que se* ha llamado complicándo- los Retinitis agudas cuyas consecuencias no sondas mismas ^que de- jan tras sí las afecciones de la Retina propiamente dicha, ya sean producidas por la exaltación ó disminución de la sensibilidad orgá- nica de esta parte del ojo, ó por algún trastorno orgánico en el origen de los Nervios ópticos ó en su trayecto, á lo a.ue atribuimos todos los desórdenes que puedan sobrevenir en las afecciones llamadas Am- bliopias y Amaurosis. Nosotros consideraremos lo que se ha llamado Retinitis aguda como un exceso de inervación ocular que debe alte- rar en mas ó en menos sus actos funcionales trastornándolos y aun pervirtiéndolos hasta hacerlos desaparecer completamente. Deuaquí han hecho los autores multitud de enfermedades que no son otra cosa sino síntomas de estos modos de ser del Nervio visual y de su espansion llamada Retina", como son la Ambliopia, Myodeopsia, Hemyopia y Photopsia, que todas dependen del trastono vital ó Neu- ropatico que admitiremos tan solamente como síntomas' de aquellos modos de enfermedades de estas partes cuya sensibilidad especial nos pone en relación con los objetos que nos rodean:kcuyos síntomas nos han marcado siempre una exaltación ó disminución en la sensibi- lidad orgánica, incompatible con la vitalidad propia é inherente á la irritabilidad de que gozan aquellos dos agentes encargados del acto de percepción visual. Bajo este concepto sintomático principiaremos el estudio de las Neuroses de la visión por el de la Retina*y Nervio óptico, continuándolo con las afecciones del Ganglio optálmico así co- mo las del 3. °, 4. ° , 1. ^ Rama del 5, ° y 6.c par de los nervios ce- rebrales cuyas enfermedades las consideraremos del dominio de la oftalmología por pertenecer al objeto de nuestro interés , á pesar de no haber sido descritas algunas de ellas por ninguno de los dedicados á este ramo interesante de la medicina. Síntomas físicos.—La pupila se estrecha á la menor impresión de la luz huyendo de ella, pero cuando se quiere inspeccionar, vemos que su fondo tiene un color cenizoso mas ó menos pronunciado apa- reciendo mas atrás y como cóncavo. Este color es debido á la exuda- ción plástica que puede verificarse en Jas "superficie *'Retiniana. Al- guna vez hemos visto desarrollarse en su consecuencia la flogo=is de las conjuntivas ocular y palpebral, así como la Epifora que ha sido siempre para nosotros el signo de su excitación. Síntomas fisiológicos.—Nictalopia ó dificultad de verlos objetos 164 á la luz del dia y aun los muy iluminados con la artificial, los enfer~ míos creen ver con los ojos cerrados tanto de dia cuanto de noche rue- das de fuego, relámpagos, (Photopsia) variadas figuras coloreadas (Croopsia) que nos las han comparado algunos enfermosa las que pre- sentan las ilusiones de óptica en los tubos refractónos: á una inedia luz perciben los objetos aunque con fatiga de los ojos, unos aumenta- dos y otros disminuidos de volumen (Oxyopia) los dolores circum-or- bitarios é intra-orbitarios son proporcionales al grado de la sobre exci- tación comunicada á las ramificaciones nerviosas del ojo. Tales son los síntomas que hemos estudiado en los enfermos los cuales creímos hallarse bajo la influencia de lo que se ha llamado Retinitis y en los que no encontramos síntomas generales que anuncien estar compro- metido algún otro aparato orgánico, á pesar de lo que nos cuentan al- gunos autores de haberse desenvuelto síntomas cerebrales en su con- secuencia: lo que no habiendo sido observado por nosotros, no los enumeramos: sin embargo esperamos algunos hechos para darles en- tonces el crédito que merezcan. Etiología.—Las causas que mas comunmente producen la Reti- nitis son el temperamento ocular, la impresión de una viva luz, su reflexión sobre los cuerpos brillantes y blancos, el mirar el Sol en los eclipses y en la fuerza de su luz: la demasiada atención sobre los cuer- pos pequeños: la supresión de las Rinorragias abituales, las observa- ciones microscópicas y telescópicas continuadas, los temperamentos nerviosos, los trabajos literarios de noche , la repercucion de algún exantema del cuero cabelludo, los excesos de la venus y de los alcohó- licos, asi como el abuso del onanismo, son las que generalmente pro- vocan este padecimiento. Terminación.—Cuando la Retinitis es sintomática de la inflama- ción de alguna de las partes continentes del ojo , termina del modo favorable ó adverso como lo hagan aquellas: pero si la Retinitis fíese efecto de alguna de las causas enunciadas , y tratada conveniente- mente, puede terminar en el restablecimiento de la vista: en caso contrario hemos visto siempre desarrollarse Ambliopia hasta la Amau- rosis confirmada cuya sucesión de síntomas así deberán comprobarlo en los períodos que recorre, desde que se anuncia hasta que se com- pleta; tales son la desaparición de la sensibilidad á la luz, y de las ilusiones de óptica: el color cenizoso de la pupila cambia en mas blanco ó en mas negro: quedándose inmóvil, disminuyendo la visión al estremo de no percibir ninguno de sus rayos. Valor de los síntomas.—Tanto en unos como en los otros, nos ase- guran y advierten que la Retina sufre una excitación mayor y compa- tible con la vitalidad especial de esta parte percipiente del ojo: de aquí los desórdenes funcionales que constituyen sus síntomas, ya fisicos, ya fisiológicos. La variación de color de la pupila siendo debida á la exudación plástica de las superficie Retiniana, oponen un obstáculo 165 al lleno de sus funciones sensitivas, laque siempre es relativa al nía-* yor ó menor grado de plasticidad que las cubren, así como á la dimi- nución de sensibilidad que adquiere, en su consecuencia. De la Nictalopia propiamente dicha, considerada como un desorden funcional. Sinonimia.—Vision de noche.—Ceguedad de dia.—Helyophobia ó horror á la luz. Aunque hemos considerado ya la Nictalopia como uno de los sín- tomas de la Retinitis simpática ú idiopática, la admitiremos sin em-- bargoaquí como una afección esencial y funcional de esta parte. La Nictalopia esencial, dice Wenzel: k'Es una enfermedad que resiste frecuentemente á los medicamentos mejor administrados: los ojos se hallan en el estado natural sin que aparezca nada en ellos que indique el padecimiento, advirtiéndose solamente alguna pereza en los movi- mientos de la pupila." La demasiada sensibilidad que caracteriza esta enfermedad no es natural en el hombre sino en los Albinos, quienes no teniendo la Coroides el Pigmento negro necesario para el lleno de sus funciones, no puede absorver el exceso de los rayos de luz que llegan á la Retina, la que sufriendo entonces una estimulación mayor al grado de su vitalidad, huye de ella, hasta el punto de ñopo - der percibir los objetos iluminados con la luz Solar, y si aquellos que se encuentran en la obscuridad ó auna mediana claridad: de manera, que en estos individuos la Nictalopia es efecto de una exaltación déla sensibilidad de la Retina debido á la falta del color negro de la Co- roides. Lo mismo sucede en ciertos animales nocturnos que ven mejor de noche y en la obscuridad, que mientras el dia, [como son los Mo- chuelos, Lechuzas, Morciélagosy otros, que esperan la noche para sa- lir de sus nidos, para entregarse á los placeres y necesidades que son propios de su especie. Este padecimiento suele presentarse accidental- mente cuando se ha estado por muchos meses privado de la acción de la luz solar, como acontece á los individuos que han permanecido largo tiempo en calabozos oscuros, que llegando por último á identificarse con aquel modo de luz, distinguen perfectamente los objetos pequeños, que mucho antes no pudieron verificarlo hasta no haber adquirido la sensibilidad de la Retina al grado de sub-ecitabilidad necesaria á la débil estimulación de unos rayos pocos iluminados como los que se encuentran en los lugares sombríos y oscuros. Estos individuos cuan do llegan á obtener su libertad son Nictálopes hasta que la parte per- ripíente del ojo se haya acostumbrado nuevamente á la estimulación 166 natural y compatible con la sensibilidad orgánica que anteriormente disfrutaba, á no ser que la falta de esta misma estimulación la haga caer en la Parálisis consecutiva, como tenemos varios hechos que nos han acreditado esta aserción teórica: siendo un hecho constante que cual- quiera que sea la cau*a que determine la Nictalopia esencial, el indi- viduo que la padece , ve perfectamente mientras la oscuridad de la noche, no gozando de esta función en el dia, ni tampoco en los luga- res iluminados por luces artificiales. Esta enfermedad ataca constantemente los dos ojos á la vez, su marcha desde que invade es siempre lenta y progresiva: ella 9e des- envuelve bajo la influencia de causas que las mas se escapan á nues- tros raciocinios: sus síntomas se limitan simplemente álos que hemos emitido, sin haber signo que indique la existencia de la inflamación como sucede ordinariamente en otras enfermedades en las que se ha! Ha exaltada la sensibilidad en su consecuencia. ¿Podremos admitir por analogía y como causa de las Nictalopias esenciales, la carencia del Pigmento negro de la coroides, como sucede á los Albinos y Aves nocturnas? ¿Referiremos tan solo este desorden funcional á trastor- nos de la inervación de la Retina? En el primer caso siempre hemos observado que el campo de la pupila era de un color negro que nos aseguró la existencia de la coroides, creyendo por esta razón no ser la causa inmediata del padecimiento. En el segundo estamos conven- cidos que la exaltación nerviosa que constituye la enfermedad es de- bida á un desorden de la inervación que provoca el desarrollo pato- lógico de la sensibilidad especial de la Retina, invirtiendo y trastor- nando su función orgánica. De la Hemerolapia esencial ó disminución de la sen- sibilidad orgánica de la Retina, considerada tam- bién como un desorden funcional. Sinonimia.— Vísus diurnus—Ambliopia crepuscular.—Ceguedad de noche apesar délas luces artificiales.—Disopsia tenebrarum. La Hemeralopia esencial es una afección nerviosa de la Retina producida por una disminución de su vitalidad susceptible de adqui- rirla. Bajo este concepto, no estamos conformes con los autores de Oftalmología en cuanto á mirar la hemeralopia como el primer grado de la Amaurosis, ó como un principio de Parálisis, bien de laRetina, bien del Nervio óptico, puesto que esta enfermedad no puede ser con- fundida en cuanto á su naturaleza con el primer período de aquella, difiriendo en un todo, tanto por sus caracteres, como por sus síntomas 167 y resultados* Esta afección es en un todo opuesta 4 ia precedente: los individuos ven perfectamente desde que principia á salir el Sol hasta que desaparece bajo del Horizonte, siendo digno de notar, que la vi- sión sigue al crepúsculo hasta que desaparece juntamente con él, que- dando en la oscuridad mas completa á pesar de la luz artificial, has- ta el dia siguiente, en el que al salir el Sol recobra la visión, aunque una atmósfera densa y nebulosa cubra sus rayos. Según el modo de aparición y desaparición que tiene esta afección deberemos colocarla para su estudio entre las Neurosis intermitentes del ojo, puesto que entre uno y otro acceso de ceguedad, encontramos una apirexia fun- cional. Este carácter intermitente con que se presenta siempre la He- meralopia acredita mas á nuestro modo de ver su naturaleza nervio- sa, puesto que vemos que todas las enfermedades que presenta este tipo tienen aquellos caracteres que sirven de base para su tratamien- to. La Hemeralopia esencial es Endémica en algunos paises del Nor- te de Europa, haciéndose epidémica en ciertas circunstancias , como sucedió alas tropas francesas en la campaña á estas regiones, en don- de se desenvolvió esta enfermedad en los soldados, que puso en cons- ternación ásus Gefes, y queunaíeliz casualidad les presentó el re- medio con que fueron curados todos los invadidos, el mismo que nos ha correspondido en este suelo, en donde con bastante frecuencia en- contramos individuos afectados de esta enfermedadad, siendo los mas de la clase de los militares: de donde hemos deducido que estos indi- viduos se hallan mas bajo las causas de la Hemeralopia , que no los otros en que muy raramente la padecen. Síntomas físicos y fisiológicos.—La pupila se halla inmóvil y al- go dilatada tanto de dia cuanto de noche, siendo su campo de un be- llo negro: los enfermos ven mientras el dia, pero á la caida del Sol, con la luz de la Luna y con las artificiales no les es posible distinguir los objetos. Etiología.—Aunque las causas de la Hemeralopia son muy oscuras podemos sin embargo admitir como tales el sereno de las noches hú- medas, la reflexión de la luz solar sobre los cuerpos blancos y pulidos, el abuso de la Venus y de los licores- la retropulsion de algún Exan- tema así como los infartos gástricos y la Plétora han sido lasque mas generalmente hemos observado, pueden desenvolver esta enfermedad. Valor de los síntomas.—En ellos no vemos otra cosa sino una dis- minución de la vitalidad de la Retina incompatible con su función orgánica, la que no puede egercerse de noche porque los rayos de luz no son bastantes á estimularla para que se pueda verificar la visión. 22 168 AMAUROSIS. Sinonimia.—Gota serena.-^-Gotá oscura.—Suffiussio negra.—Neuro- ses de la Retina.—Parálisis del nervio óptico. Esta enfermedad la caracteriza la falta absoluta de la visión, sin signos fisicos que la anuncien, dependiendo de una suspen- sión de la inervación, ya de la Retina, ya del Nervio óptico, par- tes interesadas en la función visual: y aunque ella está envuelta en la mayor oscuridad como todas las enfermedades nerviosas, diré. mos no obstante lo que mas hayamos encontrado y estudiado ennuestraj observaciones acerca de este padecimiento, tan fácil de confundir con otro análogo del ojo como difícil de curar cuando está confirmado. Esta afección es una de la mas terrible que pueden padecer los órganos oculares en los que no encontramos señales que indiquen la falta de la función, pues por su aspecto podríamos creerlos en toda su energía vital para exercerla; pero tan luego como entremos en el examen del ojo para hallar la causa que impide la vista, encontramos unas veces la dilatación é inmovilidad de la Pupila, otras su contrac- ción, signos apreciables que nos dan á conocer el estado patológico en que se encuentra la Retina y Nervio óptico, los que pueden estar por sí solos afectados, ó participar del estado morboso de otras partes del organismo, con quienes tenga relaciones simpáticas. En lo general nos ha sido muy difícil de apreciar la naturaleza de estas dos afeccio- nes, por habérsenos escapado siempre á nuestras investigaciones, puesto que no siendo este padecimiento generalmente mortal, no he- mos podido comparar en los cadáveres el estado patológico á que ha conducido estasfpartes, lo que se ha llamado Amaurosis. De modo que tendremos que reducirnos en la descripción de esta enfermedad mas al conjunto de los síntomas que presenta, que alas lesiones orgánicas que puedan constituirlas. Las Amaurosis cualquiera que sea la causa que pueda determinar- las, deben tener su asiento en las partes emitidas, por ser estas las úni- cas que como ya hemos dicho, contribuyen al acto de la visión. La es- tructura orgánica déla Retina aunque no dispuesta para presentar los caracteres de la inflamación, lo está sin embargo, para padecer altera- ciones y degeneraciones de su propia sustancia, como endurecerse, osificarse y ablandarse, á las que deberemos referir la pérdida de su sensibilidad especial: la inyección de la arteria central de la Retina así como la de sus ramificaciones, determinan un estado congestivo del ojo, capaz de presentar los síntomas Amaurótjcos: la osificación 169 de estos vasos en los viejos, pueden del mismo modo desarrollarla. Ya vemos de cuantas maneras puede padecer la Retina en la enfer- medad llamada Amaurosis de las que han hecho los autores multitud de variedades que nosotros reduciremos tan solo á tres, nombran- do la primera Amaurosis de la Retina. En esta enfermedad, tal co- mo la consideramos aquí, no hemos encontrado nunca señales de flo- gosis interna ó externa, lo que siempre hallamos es, una debilidad en las funciones vitales sin alteración en la apariencia de los obje- tos, en las que se nota que va haciéndose progresiva hasta quedar- se el enfermo sumergido en una oscuridad y noche eterna. En estos períodos que recorre, los enfermos distinguen mejor en medio del dia que á ninguna hora, puesto que siendo mas intensa la luz, los objetos iluminados hieren con mas viveza la Retina pudiéndolos percibir aun- que en confusión, hasta que por último desaparecen con la transfor- mación de su extructura. Esta Amaurosis no va acompañada de dolo- res orbitarios, ni de síntomas generales: ciertos estados morbosos de las visceras abdominales, asi como todo lo que tienda á debilitar el organismo, como las sangrías repetidas, las hemorragias y una mala alimentación pueden determinarlas. El Nervio óptico puede también padecer alteraciones en su ex- tructura y origen , asi como compresiones en su trayecto en conse- cuencia de exostosis, concresiones, endurecimientos de su sustancia medular, y reblandecimientos, que impidiendo estas degeneraciones la transmicion y consecuencia de la luz y de los objetos al centro de percepción cerebral, determina la segunda variedad de Amaurosis que admitimos con el nombre de Amaurosis del Nervio óptico, la que tam- bién ha sido susceptible de variedades que no han correspondido á los hechos clínicos, puesto que jamas hemos encontrado en la práctica na- da que nos haya podido comprobar esa multitud de formas, que cree- mos sean creadas mas bien en el silencio del Bufete, que en la autori- dad de una verdad demostrada. Tales son estas dos variedades de Amaurosis idiopáticas que estudiaremos, á las que referiremos todos los síntomas que les son propios, cuyos grupos corresponderán á las lesiones ya del Nervio óptico, ya también de la espansion sensitiva. Existe otra tercera variedad de Amaurosis que dependiendo de ciertos estados morbosos de las visceras abdominales, y sistema gan- glionar, las admitiremos con el nombre de simpáticas, tales son todas aquellas que se desarrollan en consecuencia de infartos gástricos, fo- cos verminosos y supresión de alguna hemorragia habitual, cuyas Amaurosis no dependiendo de alteraciones en los órganos encargados de la inervación ocular, no corren el peligro de las otras en cuanto á su terminación, puesto que toda la facilidad que hay en estos para la curación, tantas mas dificultades presentan las otras para conseguir- la. Las tres variedades cuando no dependen de alteraciones orgáni- cas pueden afectar en algunas circunstancias el tipo periódico é in- 170 termitente como toda afección nerviosa, siendo en este caso muy 1&- cil la curación. Las Amaurosis presentan diversos grados de imperfección visual que han admitido los autores como enfermedades diferentes: las que no son sino síntomas comunes á las tres formas con que suele presen- tarse: tales son la Ambliopiq ó debilidad en la percepción de los ob, jetos. La Hemyopsia ó verlos en su mitad. La Myodeopsia ó visión de cuerpos de figuras indeterminadas quevoltigean en el aire- La vi- sión interrumpida ú alternada: en la que tan pronto se ve el objeto co- mo desaparece: El Scótoma ó percepción de una mancha negra en la superficie del objeto. La visión desfigurada en la que se perciben los objetos torcidos ó en posiciones diferentes á la que realmente tienen. La Croopsia ó ver los objetos en su circunferencia con variados colores. La Oxyopia ó verlos con mayores dimensiones: los que siempre pre- ceden á las Amaurosis de cualquier forma á que pueda pertenecer. Los progresos y desarrollo de esta afección se verifica de una ma-' ñera variable. Unas veces lo hace de un modo lento y caprichoso y otras con una rapidez estraordinaria : pero ya sea de un modo ú de otro, la ceguedad es inevitable en todos los casos. En este estado, el ojo ofrece una espresion particular en el mirar, que difieren en un to- do de las otras cegueras ocasionadas por otras alteraciones, así es que los ojos de los Ainauróticos no se fijan en ninguna de las cosas que le rodean, haciéndolo solamente hacia arriba como para buscar la luz en medio délas tinieblas. Ño ha dejado de llamar la atención este fenó- meno á algunos oftalmologistas cuando lo han nombrado Hambre de luz. Photholimos. Las causas generales que determinan las Amaurosis ademas de la disposición hereditaria, son todas aquellas que puedan dirigirse á tras- tornar los centros nerviosos, con quienes tiene el ojo influencias sim- páticas, ya porjnedio del sistema ganglionar, ó ya también por el cere- bro espinal, á donde muchas veces han obrado las causas morbosas pa- ra el desarrollo de esta enfermedad. Así es, que todos los individuos que egercitan la sensibilidad de sus ojo» sobre objetos pequeños: los que se entregan á los trabajos microscópicos continuados como los que están espuestos á la reflexión de la luz solar, pueden contraer es- ta enfermedad en fuerza de las causas enunciadas que obrando direc- tamente sobre la sensibilidad percipiente pueden desarrollarla. Los desordénese abusos de todo loque exalteó disminuya la enervación, las emanaciones metálicas, la Plétora sanguínea, la su- presión de las hemorragias fluentes en los hombres y período en las mugeres, délos exantemas, déla supuración de las úlceras, y de toda evacuación preter-natural, así como todo lo que pueda determinar al- guna congestión hacia la cabeza, se consideran como causas genera- les para la producción de la enfermedad que nos ocupa. Nos es muy interesante el diagnóstico diferencial de las Amauro- 171 Iñs respecto & los demás padecimientos de los ojos que determinan ceguedad, puesto que sería muy fácil confundir uno con otro , sino estableciésemos reglas ciertas para evitar un error que seria perjudi- cial tanto bajo el aspecto del diagnóstico como del terapéutico. Aun- que hay algunos Amaurosis cuyos progresos se hacen con la misma lentitud ó prontitud como acontece en algunas cataratas, cuya termi- nación es igual en los dos casos, existen en los ojos signos fisicos que nos harán diferenciar un padecimiento del otro. 1? En toda ceguedad á consecuencia de cataratas, existe movilidad en la pupila, percibien- do los enfermos la claridad y parte de los objetos antes de salir el Sol, y al ponerse, así como los dias nebulosos y en los lugares oscuros: su- cediendo lo contrario en el principio délas Amaurosis en el que á es- tas horas nada ven, y si lo consiguen es en medio del dia cuando el Sol está en su fuerza. 2* En las Amaurosis confirmadas hay ó dema- siada dilatación, ó contracción de la pupila, estando inmóvil á la ac- ción de la luz en uno ú otro caso; en las cataratas siempre hay movi- lidad aunque haya adherencias: 3' El color del campo pupilar en las Amaurosis es negro ú cenizoso, mas ó menos oscuro, pareciendo cón- cavo y profundo estos coloridos: lo contrario de las cataratas que ec- siste inmediatamente detras de la pupila , siendo su color amarillo, lácteo, azuloso, mas ó menos claro, con radio ó sin ellos. 4" Tenien- do el Glaucoma la mayor analogía con las Amaurosis, las mas de las veces pueden confundirse, cuya confusión es de poca importancia pa- radla práctica, aunque sus resultados son siempre iguales, debemos re- cordar que el color de la pupila es verde botella con inmovilidad , el que se presenta también cóncavo y profundo unas veces y otras de- tras de ella, diferenciándose de las cataratas en que ninguna puede afectar este color á lo menos no se ha observado. 5* En las cataratas jamas se desarrollan Neuralgias en su principio, ni en sus progresos: no así en las Amaurosis y Glaucomas que siempre preceden y acom- pañan hasta su fatal terminación* Amaurosis orgánica de la Retina.—Lam. 15, figura 1.» y 2.» Llamamos así toda ceguedad que resulta del trastorno orgánico de la Retina sin alteración de los medios trasparentes. Los dos ojos se afectan á la vez. Síntomas físicos.—En la invasión las pupilas se estrechan, la que después de confirmada se dilatan poniéndose inmóviles y tomando al- gunas veces la figura oval: en su fondo se percibe una Nebulosidad cenizosa que indica la transformación ó congestión de la Retina. Síntomas fisiológicos.—En toda Amaurosis de la Retina existe 173 eh su principio exaltación de la sensibilidad (Nictalopia) pasando des- pués á su disminución {Ambliopia) estacionándose en este estado por mucho tiempo, hasta que desaparece completamente la vista, en cuyo caso adquiere la enfermedad el nombre de Amaurosis. Etiología.—La conmoción de la Retina á consecuencia de golpes recibidos en las inmediaciones de las órbitas. Las insolaciones debi- das á la imprudencia de mirar el Sol, ó alguna luz muy intensa. Los trabajos visuales sobre objetos pequeños. La edad crítica en las mu- geres y supresión de las hemorroides en los hombres. Las metástasis cutáneas y secretorias. La Plétora venosa y abdominal. Las opera- ciones de la catarata por abatimiento: y todas las que provoquen un estado congestivo de los ojos se pueden admitir como causas de este padecimiento. Valor de los síntomas.—Ellos nos acreditan la suspensión de las funciones de la Retina á consecuencia de algún modo de desorgani- zación que sufre. Terminación.—Esta afección de la Retina la hace siempre en la ceguedad sin que los recursos del arte sean bastantes para contener sus progresos. Amaurosis cerebral y orgánica del Nervio óptico. Lam. I5,fig.3.v y 4.a3 El asiento de esta afección debe hallarse en algunos de los pun- tos del trayecto de los nervios ópticos, ó en el lugar en donde nacen: en los que puede haber alguna desorganización ó compresión que im- pida la trasmisión y conciencia de la luz al centro de percepción, resultando de aqui una ceguedad incurable nombrada también Amau- rosis cerebral y del Nervio óptico, sin que los medios trasparentes del ojo tomen parte alguna en el padecimiento: así es, que los tumores que puedan desarrollarse en los agujeros ópticos: Ja dilatación aneu- rismática y osificación de la rama oftálmica y arteria central de la Re- tina, el reblandecimiento ó endurecimiento de la sustancia cerebral y origen de los mismos nervios: las congestiones cerebrales que deter- minan derrámenes circunscritos, tubérculosy degeneraciones fungo- sas en esta parte: las lesiones de la rama oftálmica del quinto par, así como la del ganglio oftálmico pueden considerarse también como cau- sas orgánicas é idiopáticas de las Amaurosis que los autores han lla- mado Orgánicas puesto que los trastornos de extructura en las partes enunciadas impidiendo el libre egercicio desús funciones respectivas* determínenla abolición de una de las mas precisas déla vida animal: ella se anuncia por síntomas subjectivos que el individuo compara, y por signos fisicos que el oftalmólogo aprecia para el diagnóstico de Cá-ni H Otras terminaciones de la iritis Fid.2a ü Miosis ó estrechez de la pupila Falsa catarata. hcr. 3d o Ab dommal Glancomss. Y WÍÜ»1 Fig. ;>? Disolución del vitreo. Glaucoma_ idiopática. 173 esta enfermedad que en los ma3 de los casos se hace superior á. loa recursos de nuestros conocimientos. Síntomas subjectivos ó fisiológicos.—Estos se refieren á las di- versas gradaciones en los modos de percibir los objetos, de donde re- sulta una imperfección en la vista que han admitido los autores como enfermedades diferentes* no siendo como ya llevamos dicho, sino sín- tomas que constituyen los períodos que recorre este padecimiento. Es- tas modificaciones ó variedades de síntomas, no deberemos conside- rarlas separadamente, ellos se desenvuelven en consecuencia de afec- ciones en las partes enunciadas ó en otros órganos que comunican con los ojos por medio del gran simpático. Síntomas fisicos ú objetivos.—Dilatación permanente de la pu pila sin que se contraiga á la impresión de la luz : su fondo es negro cuando la Retina no participa de la afección: pero si lo está , tiene entonces un color ceniciento mas ó menos claro que se diferencia de los otros coloridos, en que es mas profundo, no apareciendo cuando se observa el ojo de perfil. En algunos individuos existe en el mirar un poco de estrabismo , como al mismo tiempo pierde el ojo aquella espresion natural que le es propia al carácter de los individuos. Cuan- do los dos ojos se hallan atacados hay guiñamiento (Nictatatio) con- tinuo, y (Blepharopléxia ó Parálisis del elevador del párpado supe- rior). Algunos dolores sordos y desvanecimientos suelen preceder á esta clase de Amaurosis, acompañándole hasta el perfecto desarrollo de la enfermedad. Esta Amaurosis puede afectar un solo ojo, y tam- bién comunicarse al otro. Etiología.—La retropulsion de los exantemas de la piel y cuero cabelludo; las Diátesis Artriticas, Escrofulosas y Siphilíticas, obran- do sobre el sistema huesoso general pueden estrechar el agujero ópti- co comprimiendo el nervio, dando lugar á estas Amaurosis. La supre- sión de algunas escresiones morbosas y hemorragias habituales ó ac- cidentales: las congestiones cerebrales en las fiebres Ataxicas y Per- niciosas: El Hidrocefalo en los niños- Los golpes y contusiones so- bre las partes laterales de la cabeza. La embriaguez y el Delirium tremens, como su consecuencia. El abuso de las sustancias narcóticas acres y sépticas. Las emanaciones metálicas' Los focos verminosos en los intestinos. La caries y exostosis de las vertebras cervicaies: asi como todas las que oponen un obstáculo á la inervación ocular, pueden considerarse como causa de las Amaurosis que nos ocupa: siendo mas común que la padezcan los hombres mas que las mugeres. Terminación—La Amaurosis cerebral y del Nervio óptico ter- mina siempre desfavorablemente cuando la causa que la ha determi- mado ha sido orgánica; pero cuando es esencial ó nerviosa que, á pe- sar de los síntomas mas comprobantes de su existencia, no existe al- teración en la extructura en los órganos encargados de la función vi- sual, entonces habrá esperanzas del restablecimiento si es tratada 174 científicamente: si no sucediere asi, la falta del egercicio funcional hará desaparecer la disposición orgánica para el acto visual: quedas- do el enfermo entregado á una oscuridad eterna. Valor de los síntomas.—Ellos son la espresion de las partes afec- tadas que hablándonos en un lenguage mudo, nos hacen partícipes del trastorno funcional y orgánico de donde emanan. La dilatación de la pupila y Parálisis del párpado superior nos comprueba estar compro- metido en el padecimiento, el Ganglio oftálmico y la rama externa del tercer par de los nervios cerebrales, á cuya influencia se le de- ben estos síntomas. El estrabismo y falta de espresion que se notan en todas las Amaurosis de esta clase es debida á las lesiones del mis- mo tercer par de nervios, asi como á la falta de influencia nervioso- inervadora de la rama oftálmica del quinto par, así como al ramiilo nasal que concurre también á la formación del ganglio oftálmico, el que consideraremos como uno de los primeros que componen el s¡9- tema Ganglional del gran simpático por el que el ojo está en co- municación con todo este gran aparato. El color profundo que afecta la pupila es efecto de la alteración de la Retina; el negro nos comprueba no existir en ella ninguna. La parálisis del párpado supe- rior nos advierte también que la Amaurosis es mas cerebral que del Nervio óptico, demostrando mas el compromiso en que se encuentra la parte encefálica que preside sus movimientos- Amaurosis.—Ojo de Gato de Beér.—Lám. 15, figu~ ra 5. » y 6. » Aunque no muy común en la práctica esta Amaurosis, no hemos dejado de observarla en dos individuos, de los cuales, en uno estaba ya confirmada la enfermedad y completamente ciego, el que presen- taba los síntomas físicos siguientes. Dilatación de la pupila por me- dio de la cual se percibía en el fondo del ojo una opacidad cóncava de color amarillo rojo, en la que se distinguía una ramificación vas- cular transversal: el otro, aunque conservaba algunos vestigios de luz por no haber llegado la enfermedad á su apogeo, presentaba del mis- mo modo síntomas idénticos, tales eran, menor dilatación pupilar, aunque su fondo tenia los caracteres indicados. Aunque habíamos leí- do la probabilidad de esta Amaurosis , nunca pudimos creer se nos presentase ocasión de observarla con todos los caracteres con que ha- bia sido descr.ta, cuando vinieron á consultamos estos dos indivi- duos acerca de su ceguedad, los que examinados , nos llamó mucho la atención el color amarillo rojo del fondo del ojo, sin advertirse ninguna señal de que hubiese existido la Coroides: esto nos hizo sos- pechar ser esta la enfermedad llamada por los oftalmelogiltas Ojo (le é C*vuv^ 15. F^. /.* /y. i7' Amaurosis ordaruca delareiina Amaurosis cerebraly del nervio óptico. 1^- ■■'^■nfmj!**. Fv# ¿"~ Fi#. ¿> Ojos de gaio amauróñco. Spasmo del párpado Ojo de liebre ¿U. t£t¿ G'iw»***™*- •>¿ 175 Gato Amaurótico comprobándolo después que observamos los ojos de estos individuos en la oscuridad, los que en ciertas posiciones brilla- ban con una luz fosfórica, lo que ha hecho se le nombre de esta ma- nera, por la analogía que tienen con los ojos de estos animales, cuan- do buscan su presa en la oscuridad de la noche. Averiguando las causas que pudieron'provocar esta Amaurosis en estos dos individuos , uno debió su enfermedad y ceguedad á las consecuencias de la retropulsion de un exantema sifilítico en conse- cuencia de un bubón ó úlcera sifilítica primitiva: el otro la debió tam- bién á la retropulsion de un exantema del cuero cabelludo, siendo digno de notar, que tanto uno como el otro estuvieron mucho tiem- po bajo las preparaciones mercuriales á las que atribuyeron su cegue- dad, puesto que bajo su influencia fueron perdiendo gradualmente la vista hasta el estado en que se hallaban: ¿Habrá sido la acción fun- dente del mercurio la que habrá dado lugar á la desaparición de la Coroides, á cuya falta atribuimos la producción de esta rara enferme- dad en la que se presenta la fosforescencia del ojo? ¿Será por ventu- ra alguna la trasformacion orgánica de la Retina laque da lugar áes- te fenómeno? Si por la analogía pudiésemos deducir algunas conse- cuencias relativas á él, tendríamos que admitir, que en todos los ca- sos en que falta la membrana negra del ojo se observaría dicha fosfo- rescencia, como sucede á todos los animales que son Nictálopes que así como los gatos ven en la oscuridad, los que deben del mismo mo- do tener sus ojos fosforescentes para los actos de su vida' nocturna. Aunque la observación no nos haya acreditado este hecho, deberemos inferirlo, puesto que tanto en unos como en otros falta el pigmentum nigrum de la Coroides, con la diferencia que en los animales noctur- nos propiamente dichos , carecen totalmente de él, al paso que los otros que ven también mientras el dia no es tan negro el barniz que cubre la superficie interna de esta membrana vascular del ojo, cuyo acto funcional ya hemos anteriormente emitido: de manera, que pode- mos admitir sin temor de equivocarnos, que siempre que natural ó ac- cidentalmente desaparezca la Coroides, se podrá observar en la oscu- ridad el fenómeno de la fosforencia del ojo, ya en el hombre, así co- mo en los demás animales. ¿Habrá necesidad de esta fosforescencia para la visión á pesar de la existencia de la Coroides? ¿Será esta uno de los actos de la Inervación oculo-cerebro-espinal para los actos funcionales de la visión? Sin que quiéramos traspasar los hmi es de nuestra inteligencia en los actos puramente vitales, suspendemos nuestro juicio, porque quizás profundizaríamos una cuestura sin U- miLs que no concluiríamos, sin tener necesidad de -pararnos de las leyes de la materia organizada: estémonos á os hechos y contenté monos con admirar los caprichos de la naturaleza en todo aquelloque no podamos alcanzar con nuestros sentidos y raciocinios, 23 176 Caida ó Parálisis del párpado superior. Sinonimia.-rBlepharoplexia.—Blepharoptosis.—Ptosis.—Atonía- ton.—Blefaron. No hablaremos aquí de la caida del párpado cuando es efecto de su edema ó infiiltracion serosa, sino del que dependa de la falta de acción nerviosa del músculo elevador, siendo muy necesario también distinguir la parálisis de este párpado del abatimiento que determina la contracción espasmódica del músculo orbicular. En toda parálisis de este párpado el globo del ojo se encuentra inclinado hacia el lado externo, constituyendo un estrabismo divergente en el que se hallan paralizado también los músculos recto, superior, interno é inferior que así como el elevador del párpado reciben la influencia nerviosa de los ramos que suministra el tercer par de los nervios cerebrales, en cuyo origen y trayecto consideramos existir la causa patológica que determine la Parálisis de estas partes, siendo ella generalmente pre- cursora de las Apoplexias en los individuos que han pasado de los 50 años: así como resultado de congestiones cerebrales en las otras eda- des de la vida. Esta enfermedad acomete rara vez álos dos ojos sien- do siempre uno el invadido. Síntomas fisicos.—El párpado superior está caído sobre el infe- rior cubriendo el ojo, teniendo el individuo necesidad de suspender- lo para poder ver. No hay hinchazón, ni edema. Síntomas fisiológicos,—Levantado el párpado se verifica la vi- sión, á no ser que participe de la Parálisis, la Retina ó Nervio ópti- co: en este caso existe complicación de Ambliopia ó Amaurosis á cu- ya enfermedad nos contraemos. Cuando el estrabismo es muy pronun- ciado el individuo percibe los objetos dobles (Dipoplia.) Etiología.—Las causas que ocasionan la parálisis del párpado superior son todas aquellas que pueden determinar congestiones y desorganizaciones en el origen del tercer par de nervios, ó en su pri- mera rama ó superior que es lá que sirve para los movimientos volun- tarios de esta parte. lias heridas transversales de la frente y sobre los arcades orbitar'os, han podido alguna vez también producirla. Spasmo ó contracción permanente de los Párpados. Lam, 15, fig. 5. p Shwni'rAcu—ülcpharo spasmo Unicoi Este padecimiento u: las mas de las ocasiones es mas bien un síntoma que no una-enfermedad: sin embargo, se ha observado aisla- do de alguna otra afección, por lo que lo consideraremos aquí, de un modo y del otro. El Blepharo-spasnio será sintomático cuando el ojo 177 Z^^^^**1*?^™**" las irritaciones de ^TtiSL^T? dC ^ RetÍna> Cn qUe Voluntariamente se ™ °J0 Pafira huir ?e ^ sensación luminosa que le molesta; esto Zlt, I'' rSC Sm° Se C°ntrajese el múscui0 ^bicular de los párpados, lo que desaparece juntamente con la afección que la pro- dujo. En otro caso, el Blepharo-spasmo será sintomático, bien del pa- decimiento de la Esclerótica, bien del de la Retina, cediendo ásu tratamiento. Cuando no es de esta naturaleza pertenecen á una Neurosis de estos velos movibles de los ojos cuyos usos hemos ya advertido. El Blepharo-spasmo nervioso acompaña siempre á los ataques Histéricos y Epilépticos, siendo en algunos casos el precursor de congestiones cerebrales. Es muy necesario no confundir esta afección con la Blepharoptosis, puesto que tanto en una, cuanto en otra, se encuentra el párpado superior caído cubriendo el globo del ojo: en el primerea- so, hay mucha resistencia para levantar el párpado; en el segundo, hay mucha facilidad en verificarlo, encontrándose en la mayor rela- jación. Síntomas físicosfisiológicos.—Contracción del párpado superior lo que hace disminuya el diámetro transversal de los ángulos y comi- suras de los párpados, estando duro y resistente al tacto, hiendo im- posible descubrir el ojo: la visión no se verifica por impedirlo el pár- pado. Etiología.—Las causas de la Blepharo-spasmo cuando es sinto- mático son las irritaciones de la Esclerótica y Retina: pero cuando es esencial pueden provocarlo, todas las convulsiones y padecimientos nerviosos, así como lo produce también él Reumatismo cuando se lo- caliza en el orbicular. Imposibilidad de cerrar los párpados* Lam. 15,fig. 6. * Sinonimia.—Zagophtalmos.-Zagophtalmia.~Ojo de Liebre. El spasmo ó contracción parcial ó total del músculo elevador del párpado superior, así como la parálisis del orbicular determina esta enfermedad llamada ojo entre abierto ó de Liebre. Al describirla no nos contraemos á la que es ocasionada por cicatrices, que interesando el espesor del párpado superior lo retraen no pudiendo cubrir el ojo, sino á la que es producida por un aumento ó diminución de la fuerza contratil, ya del elevador del párpado, ó ya del orbicular, como con- secuencia inmediata de afecciones de los ramos nerviosos que se dis- tribuyen en estos músculos, ó del punto cerebral de donde toman orí- 1TS gen: de manera, que podemos admitir esta enfermedad también como sintomática dependiente de aquella causa. Síntomas fisicos fisiológicos.—El párpado superior se halla aba- tido dejando un espacio entre uno y otro párpado, que deja ver el blan- co del ojo, sin que la voluntad del enfermo pueda variar esta posición: la visión está interrumpida por impedirlo el abatimiento del párpado, si es que no está comprometido en el padecimiento del Nervio óptico ú la Retina, pues en este caso existe la Amaurosis y la ceguedad que complica y agrava el padecimiento, Etiología.—Las causas de la Lagophtalmia son las fiebres ner- viosas y tiphoideas, las Hemiplexias en consecuencia de Apoplexias, y todas las que vayan á obrar sobre el sistema nervioso cerebral pue- den determinarla del mismo modo. GITIÑAMIENTOS. Sinonimia.—Nictitatio.—Nystalgia.—Hippus Palpebrarum. Esta afección nerviosa y convulsiva la constituye las contraccio- nes y relajaciones alternativas de los músculos orbiculares, y eleva- dor de los párpados sin conciencia de la voluntad. Ella se presenta alguna vez como congenita y otra como accidental: en uno y otro ca- so los individuos que la padecen sufren trastornos considerables en la visión, adquiriendo la fisonomía un modo particular de espresion, en consecuencia de los rápidos movimientos de los párpados. Síntomas fisicos fisiológicos.—Contracciones alternativas de los párpados: trastornos en la visión por esta causa; mientras el sueño, se halla el individuo con los párpados cerrados y [sin los movimientos que presenta en el estado de vigilia. Etiología.—El temperamento nervioso, los ataques histéricos é hipocondriacos así como las afecciones verminosas en los niños pue- don desarrollar este padecimiento. El baile de San Víctor lo suele también provocar. Parálisis de uno ú de los otros músculos del globo del ojo.— Yizquera ó Strabismo. Sinonimia.—Ophtalmo-plexia.—Obliquidad del ojo.—Strabositas. La parálisis de los músculos del ojo determina lo que conocemos con el nombre de vizquera, que es debida á la falta de acción contra- til del músculo paralizado, que hace que su antagonista no tenien- do quien equilibre su fuerza, llame el globo del ojo hacia el lugar que 179 J-cupa, dejándole del ege visual por la desigualdad que hay entre las dos potencias musculares. De este desvío del globo del ojo hacia alguna de las ataduras de los músculos, resulta lo que se ha llamado fetrabismo, que tiene diversos nombres según sea el músculo afecto, relativamente al que se halle en el lleno de su fuerza contráctil: así es, que si está paralizado el recto interno, el externo que goza de su energia, llama á sí y afuera el globo del ojo, produciéndose un Estra- bismo Divergente: si es vice-versa se dirigirá hacia dentro dando lu- gar al Convergente. Cuando se encuentre paralizado el recto supe- rior será dirigido el ojo hacia abajo Strabismo inferior ó superior. cuando en condiciones opuestas es hacia arriba. En la parálisis del gran oblicuo, el ojo está inclinado abajo y afuera y en las de su anta- gonista, el oblicuo inferior, está colocado arriba y adentro. En el pri- mer caso lo llamaremos Estrabismo ó vertical inferior y en el segun- do superior. Si los dos ojos están afectados 4 la vez con variedad y diferencia de vizquera, se le nombra Strabismus horrendus. Existe un estado convulsivo del músculo oblicuo superior recto interno y externo, en circunstancia de hallarse paralizado el inferior que pro- duce una especie de vizquera en la que el globo del ojo es llevado unas veces hacia los ángulos, y otras alrededor de la órbita descri- briendo movimientos de circunduccion que constituye el Nystagmus de los autores que para nosotros no es otra cosa que una convulsión nerviosa sin parálisis, la que hemos observado tan solo en los ataques epilépticos, y nunca aislado de estos padecimientos. El Strabismo nunca es congenito, y sí adquirido en consecuencia de las causas que mencionaremos. Síntomas fisicos y fisiológicos.—Dirección viciosa del globo del ojo hacia á algunos de los ángulos de la órbita: cuando los dos ojos están comprendidos en el padecimiento, se perciben los objetos do- bles (Dipoplia) lo que es ocasionado por la falta de paralelismo del ege óptico que impide que el objeto se perciba en puntos homólogos de la Retina. Etiología.—Las causas del Estrabismo cualquiera que sean, son muy variadas. Unas veces basta para determinarlo en los niños, las convulsiones que provocan las denticiones difíciles, los focos vermi- nosos, y la lateralidad de los rayos luminoosos: otras lo desenvuelven en los mismos las irritaciones meníngeas el Hidrocephalo y la fiebre de carácter nervioso que puedan contraer mientras la infancia. Este Estrabismo cuyas causas modificadas no han hecho perecer al indivi- viduo, se hace estacionario mientras la vida, quedando padeciendo es. te trastorno que desfigura las mejores fisonomías. (1) Las alteracio- [I) La ciencia aunque puede hoy con mucha facilidad reparar este desorden músculo- ocular por medio de una «imple operación, no tiene lugar en esta clase de estrabismos que llamaremos nervioso», y si en los otros que sean de costumbre ó adquiridos. 130 nes aisladas del tercer par de nervios, así como los ramos que se dis- tribuyen en los músculos, y las del cuarto par producen en los adul- tos el Estrabismo sintomático, que siempre es precursor ó consecuen- cia de afecciones cerebrales que en los adultos tienden á. las Apo- plexias y Amaurosis. Las opacidades limitadas de las corneas traspa- rentes, así como la variación central del ahugero pupilar, pueden ha- ciendo variar el ege óptico, producir el Estrabismo accidental, y sus fatales resultados. Como toda afección nerviosa el Estrabismo se pue- de contraer por imitación en los niños, así es, qué los mas se hacen vizcos viendo á otros que lo han contraído en ataques convulsivos; por lo que deberá evitarse el contacto de unos con otros en las ca3as y establecimientos de educación. Imaginaciones petpétuas, cuerpos y Filamentos que voltigean en el aire, consideradas como produci- das por trastornos Neuropáticos de la Retina y de la Ctiroides.— Lám. 16,fig. I.03 Sinonimia.—Scotosis.— Visus reticularis.—Visusfantasmatum.— Scotomata. Las imaginaciones perpetuas según la opinión del Maestro Juan, son ciertos cuerpos aparentes á nuestros ojos que figuran telas de ara- ñas, filamentos ondeados, alas de Moscas, puntos oscuros, enredos de pelos, nudos trasparentes, humo desvanecido, globulitos trasparentes y otras variedades ilimitadas de objetos de esta naturaleza que pre- sentándose á alguna distancia de nuestra vista, las creemos materia- les, cuando no son mas que ilusiones ópticas, producidas por trastor- nos funcionales en alguno de los puntos de la Retina ó de la Coroi- des. Todas estas apariencias visuales siguen la razón inversa del mo- vimiento de los ojos, si lo hacen para arriba descienden, si para aba- jo ascienden, si para un lado se dirigen al otro; desapareciendo cuan- do los ojos están fijos sobre algún objeto: apareciendo tan luego co- mo se mueven. De*todas las variedades que son susceptibles las ilu- siones imaginativas, las que afectan la figura filamentosa, son las que mas perciben los individuos que las sufren, pues las otras aunque se distinguen bien es de una manera confusa, siendo muchas veces im- posible determinar sus figuras. Estos cuerpos se ven de lamisma ma- nera los dias claros, á la luz artificial, y con los ojos cerrados, al tra- vés de la transparencia de los párpados. Cualquiera que sea la forma de las imaginaciones y sus dimensiones, varían según la distancia en que se establezcan, habiéndose notado que son tanto mayores cuanto 181 mas lejos se sitúen. Axiste otra Neurosis de la visión que refiriendo- a a. la misma naturaleza que las imaginaciones la admitiremos en es- te lugar Hay individuos que ven todos los objetos en un continuo movi- miento, parucularmente de noche con las luces artificiales, al término de no poder caminar sin tropezar, creyendo que el pavimento que pi- sa varía á cada paso que dan. Estos padecimientos nerviosos creemos sean mas bien un fenómeno de la inervación, que no como han crei- do muchos ocasionados por puntos opacos en el humor de Morgagni y en los demás medios trasparentes del ojo: puesto que si fuera así, m» se percibirían con los ojos cerrados, ni menos seguirían los movimien- tos contrarios del ojo, sino que se estacionarían en el punto de algún objeto sin variar de dirección, como sucede con los cuerpos que se fi- guran en los objetos cuando principian las opacidades del aparato cris- talino, ó cuando hay algún puuto paralizado de la Retina. Estas som- bras son fijas y mas pronunciadas sus formas, figuras y coloridos que las otras que son verdaderas imaginaciones, cuya existencia no es ma- terial sino fantasmagórica. Si examinamos los ojos de los individuos que padecen esta aberración de la sensibilidad visual, nada encontra- remos en los ojos que nos haga sospechar el padecimiento, sino seña- les de principiar la Presbisia (ver mejor de lejos, que de cerca) por hallarse ya estos individuos en la edad de 40 á 50 años que es cuando se desenvuelve este defecto fisico de la visión, así como las opacida- des imperceptibles de alguno de los medios trasparentes que pueden desarrollarse también aunque de distinto modo, como se verifican cuando son de naturaleza nerviosa. Aunque las imaginaciones han sido por algunos oftalmologistas colocadas entre los síntomas precursores de las Amaurosis, diremos que jamas hemos visto éntrelos innumerables individúes que nos han consultado, que haya pasado esta afección á ser aquella enfermedad, sino por el contrario, la hemos considerado siempre como simple y de ningún valor respecto á la visión, de los que las han contraído en con- secuencia de causas que nunca hemos podido alcanzar, como todas a- quellas que dependen de la inervación sensitiva que siempre se esca- paron á nuestros juicios y razonamientos: pudiendo afirmar que las imaginaciones perpetuas, eomo toda su sinonimia, no influyen mien- tras su permanencia en nada que pueda perjudicar la visión, sino mas bien debe reputarse como una incomodidad que desaparece con el tiempo: las mismas que existiendo, no percibimos, máxime cuando te- nemos el espíritu distraído y entregado á ocupaciones' que^hajo algún aspecto nos interesa; percibiéndolas cuando nos entregamos á la con- templación del Yo ó de alguno de sus actos. 1*2 YRISZALGIA. La Aberración de la sensibilidad visual es llevada alguna vez al estremo de percibirse los contornos de los objetos iluminados con los colores del prima, los que se mueven con una oscilación de un lado para otro, que caracteriza este modo de trastorno nervioso del ojo, en el que cree tenga mucha parte, la lente vitrea como mas á propó- sito para descomponer la luz, que no la Retina que percibe la sensa- ción. Nuestra opinión sobre este particular es, que careciendo la Co- roides en algunos puntos de su superficie del barniz negro, no pue- den absorverse en ellos los rayos de luz escedente al acto visual, re- sultando de aquí una doble reflexión sobre el vitreo y objeto figurado en su centro, que lo hace aparecer iluminado en sus contornos con los colores del prisma, debido á las reflexiones y refracciones sucesivas que ha esperimentado la lu/. en las porcioncitas vitreas: en este preci- so caso el ojo del hombre no es Acromático, porque carece de condi- ciones naturales para que lo sea; lo será en el otro, porque la Coroides se encuentra en el mejor estado para llenar el objeto de su función vital y orgánica. Etiología.—Las causas de las imaginaciones perpetuas así como -las de la Yriszalgia son todas aquellas que obran sobre el centro de percepción ocular: así pues, los hombres entregados á trabajos men- tales, las vigilias prolongadas, las pasiones deprimentes, la edad de 50 á 60 años, y todo lo que pueda exaltar el centro principal de iner- vación sensitiva, se puede considerar como causa de estas Neurosis de la visión. NEURALGIAS OFTÁLMICAS. Sinonimia.—Dolor de Clavo. Las Neuralgias de Jos nervios que se distribuyen en los ojos hati sido confundidas, con la Periostosis orbitaria, con el reumatismo del ojo, con la Coroiditis y la Esclerotitis. Aunque en todos estos padeci- mientos existe dolor mas ó menos agundo, nunca tiene el carácter in- termitente Neurálgico sino cuando está complicado con esta irrita- ción, cuyos accesos determina su principal tipo. Cuando el dolor que caracteriza esta afección nerviosa se halla aislado de aquellos otros padecimientos, no se observa oftalmia de ninguna clase que haga sos- pechar su complicación, ni ser provocada la Neuralgia por la infla- 183 macioh de aquellos tegidos cuyas propiedades vitales aumentadas pue* dan determinarla. Aquí hablaremos tan solo de las Neuralgias pro- piamente dichas, sin complicación de inflamaciones oftálmicas. Todas las ramificaciones nerviosas que se distribuyen en los ojos, que ya hemos mencionado, pueden padecer irritaciones, cuyo princi- pal efecto es el de producir unos dolores agudos y dislacerantes que sigue el trayecto del nervio afecto, repitiendo en todos con el carác- ter intermitente. Estos dolores tan intolerables llegan muchas ve- ces á anonadar y aun destruir la sensibilidad percipiente del ojo no solo de los ramos comprendidos en la Neuralgia, sino también del tronco de donde nacen, desapareciendo la visión en consecuencia de los repetidos accesos de dolor. Estos son los casos en que han sobreve- nido la Amaurosis y el Glaucoma en consecuencia de Neuralgias or- bitarias y de la Cara llamada Tic doloroso, siendo tan marcada la in- fluencia de estos dolores agudos sobre la función visual, que ella des- aparece á medida que se repiten los ataques, si no han sido tratados con medicaciones adecuadas al carácter y naturaleza de la enferme- dad* Muy pocas ó ningunas ideas hemos podido tomar en los oftal- mologistas acerca de este padecimiento , que debió haber sido estu- diado á la vez que las demás Neuralgias , con eso no hubieran sido confundidas en sus descripciones con el clavo histérico, con la Odon- talgia y Hemicránea, cuya analogía hace que se identifiquen en sus periodos, no así en su naturaleza; puesto que la Terapéutica difiere tanto en cada una de estas enfermedades, que seria imposible curar una Neuralgia del ojo ú Facial, con los mismos medios, que podria hacerse con otros padecimientos análogos. Las Neuralgias oftálmicas, así co- mo las demás que puede padecer la economía del hombre, son el re- sultado de la exaltación morbosa del tegido de los nervios afectos, ya sea del Nuerilema ó ya de su propia sustancia pulposa , sin que creamos sea la inflamación la que determine el aumento y exaltación déla sensibilidad , pues si así fuese , deberíamos observar sobre las partes dolientes los caracteres con que aquella se demarca: los mis- mos que jamas se desenvuelven ni acompañan á los dolores nerviosos cuyos caracteres son de la clase de los Neurálgicos; así es, que mien- tras el acceso, ni después de él, no se observa en la piel mudan- za en el color, ni señal alguna que pueda hacer sospechar la existen- cia de la inflamación. El carácter distintivo de toda Neuralgia des- truye la ley fisiológica de ubi stimulus ibi affluxus puesto que no pu- diendo darse mayor exitacion que la que tiene un nervio atacado de Neuralgia, no por eso vemos que los fluidos acudan al lugar estimu- lado, pues si así sucediese, la parte aumentaría de volumen, cosa que jamas se advierte en los dolores Neurálgicos propiamente dichos. Las Neuralgias de los ojos cuando se complican con las oftalmias reumá- ticas, pueden contraerse en todos los períodos de la vida, no siendo así cuando se padecen aisladas, pues entonces solo la hemos visto apa- 18^1 recer en la edad adulta y nunca en la vejez, de donde hemos deduci- do que ellas son esclusivas á este período de la vida. No nos propondremos esplicar aquí, por qué esta irritación ner- viosa afecta el tipo intermitente : ni tampoco por qué esta irritación fijada en los nervios no sean continuas como las demás délos otros tegidos, puesto que tendríamos que entrar si así fuese, en otra discu- sión muy agena de nuestro propósito, puesto que estas enfermedades no habiendo sido descritas con la importancia que merecen , exigen aun continuar su estudio para llenar los vacíos que se observan en cuanto á sus causas y tratamientos. Neuralgia Frontal, superciliar ú orbitaria. Sinonirnia.— Ophtalmodinia.—Tic doloroso. Síntomas fisicos y fisiológicos.—Dolor agudo que principia en el ahu^ero superciliar estendiéndose de aquí á las ramificaciones ner- viosas de la rama orbito-frontal, que se distribuyen por la frente, pár- pados superior y carúncula lagrimal, propagándose algunas veces por las anatomosis á todo el lado de la cara: los párpados se cierran por la contracción que sufre el orbicular, y también porque hay dificul- tad de ver la luz: con Epifora ó lagrimeo tan acre y quemantes que escorian los carrillos: las arterias del ojopulsan con vehemencia, pro- nunciándose las venas inmediatas ala órbita. Este dolor es periódico é intermitente, repidiendo por lo regular al medio dia y á la tarde, cuya duración es de tres á cuatro horas. Esta Neuralgia tiene alguna vez un curso menos regular, siendo sus paroxismos mas cortos aun- que mas frecuentes las repeticiones: las mas de las" veces hay dolor sordo en alguno de los senos frontales, y sequedad en la membrana pituitaria. El dolor que caracteriza esta enfermedad se presenta en ciertas circunstancias con accesos irregulares y anómalos, puesto que los paroxismos en algunos apenas duran segundos, minutos y aun cuartos de hora, renovándose con frecuencia con el mismo carácter é intensidad, respecto á la época de su vuelta y á su duración. Esta Neuralgia es la que mas frecuentemente padecen los ojos, ella se anuncia por Pródromos que el individuo desprecia hasta que el exceso de dolor le advierte , hallarse bajo la influencia de una enfermedad que compromete la facultad de la visión. Ella invade so- lamente á un ojo, y en casos muy raros á los dos. 185 Neuralgia Sub-orbitaria. Sinonimia.—Prosolphagia.—Trismus Clonicus.—Dolor atroxfacics. —Reumatismus cancerosus.—Hemicránea Sceva.—Nystagmus ca- tarralis.—Febñstipica. En esta Neuralgia el dolor tiene su asiento en la rama sub-maxi- lar del quinto par de Nervios ó trigéminos el que se propaga des- pués á los ramos sub-orbitários, síntomas , dolores acerbos en todos los trayectos que recorren; principiando en el ahugero sub-orditario continuando después en la mejilla sobre laapophisis cigomática, ala de la nariz, labio superior y párpados, afectando los filetes denta- rios y todo el lado de la cara, produciendo el dolor mientras su ma- yor grado de exasperación, contracciones espasmódicas en los múscu- los de los labios y parte lateral de la cara, los que quedan después del ataque con una rigidez tetánica: las arterias pulsan con mas vehe- mencia, así como las venas se ingurgitan de sangre pronunciándose mas mientras la permanencia del acceso. Esta Neuralgia afecta mas generalmente el tipo intermitente ha- ciéndolo también en remitente. Cuando es regular este tipo, los acce- sos vuelven por cualquier causa aunque sea leve, aun después de pa- sar muchos dias sin que haya repetido. Etiología.—Aunque las causas de las Neuralgias de los ojos son muy oscuras, diremos sin embargo lo que hayamos observado respec- to alas que puedan producirlas: así es, que las variaciones atmosféri- cas en los individuos irritables y nerviosos, las corrientes de aire re- cibidas sobre los ojos y lados de la cara: el habitar en aposentos hú- medos acabados de fabricar: la ingestión de las bebidas heladas estan- do el cuerpo acalorado: el lavarse con agua fria acabado de levantar de dormir: la supresión del sudor, los infartos gástricos: las contusio- nes sobre los ojos y partes accesorias, así como las inflamaciones de la Coroides, Iris y Esclerótica provocadas, ó no por causas específi- cas pueden determinar las Neuralgias oftálmicas. OFTALMÍAS ESPECIALES. Será especial una oftalmia, cuando reconozca por causa alguna de las que ya hemos considerado como específicas, cuya discrasia consista en presentar siempre un modo particular de enfermedad que las hace diferenciar una de otra, Las discrasias especiales así como 186 las afecciones contagiosas y miasmáticas difieren entre sí, de la mis- ma manera las oftalmias que ellas producen se diferencian, bajo el as- pecto de sus síntomas de su invasión, períodos, terminación y trata- miento. Las variadas opiniones sobre la naturaleza de las inflama- ciones en general, nos hace retrogradar acerca del juicio formado so- bre las oftalmias especificas, las que siempre admitiremos con sus ca- racteres relativos á los tegidos quo puedan afectarse en el ojo, mien- tras su permanencia. Ya hemos hablado en la página 116 sobre las in- flamaciones específicas negando la existencia de los diferentes modos de vascularización oftálmica cuyos caracteres distintivos las hacia di- ferenciar una de otra. Nosotros constituimos las oftalmías especifi- cas, bajo la influencia de las causas morbosas especiales cuando se di- rijan á los ojos, atacando algunos de los tegidos con quienes tenga mas relación de identidad, sin admitir como ya hemos dicho en los caracteres fisicos y anatómicos, sus diferencias y variedades: puesto que ellos dependen del modo de la situación anatómica de los vasos, mas bien que de los que pudieran imprimirle en el modo de vascula- rización la causa especial que pueda determinarlas. Las oftalmías especiales pueden suceder y desarrollarse en con- secuencia de las simples, cuando los individuos se hallan bajo alguna influencia discrásica, ó cuandc alguna causa exterior la haya provo- cado: distinguiéndose una de otra, en que las simples no dejan vesti- gios de su existencia, al paso que las otras dejan impresas las huellas de su mala naturaleza en la cornea trasparente é Iris cuyas alteracio- nes estudiaremos cuando hablemos de ellas. Supuesto que no admiti- mos la especificidad de las oftalmias en los caracteres fisicos de vas- cularización de la conjuntiva y Esclerótica, para caracterizarla y aun nombrarla con el Epíteto de tal, necesitaremos recordar lo que hemos dicho ya acerca de la especialidad de las oftalmias , que siempre re- conocen por causa alguna délas admitidas como especiales , que ha- biendo sido capaces de alterar los líquidos se localizan en los tegidos de los ojos desenvolviendo una inflamación oftálmica cuyo nómbrese deducirá de la Discracia morbosa que la haya provocado, desenvol- viéndose síntomas que pertenecerán mas bien á los tegidos afectados, que no á los caracteres que pudiera contraer con tal ó cual causa es- pecífica. Partiendo de estos principios, estudiaremos tan solamente aquellas que á nuestro juicio hayan sido determinadas por causas es- peciales en el rigor de la espresion, tales son las Siphilíticas, Catarral, Reumáticas, Escrofulosas, Herpéticas, Artríticas ú Abdominales, úni- cas que admitimos como pertenecientes á esta categoría, dejando las otras para considerarlas después como afecciones sintomáticas, tales son las que se suelen padecer en la Erisipela, supresión del Menstruo Scorbuto, Sarna, Viruelas y Scarlatina, las que dependiendo de otras enfermedades pueden comunicarse á los ojos, produciéndose en su consecuencia oftalmias cuya naturaleza siempre es catarral por afee- 187 tarse tan solo en ellos la conjuntiva ocular y palpebral, muy diferente a las otras que hemos llamado especiales, en las que se comprometen todos los tegidos del ojo, terminan desfavorablemente: no así las otras que lo verifican de un modo satisfactorio, cuando dejan de obrar las causas que las determinaron. Oftalmia Siphilítico- Catarral.—Lám. 16, fisura 2. » y 3. » J * Sinonimia.—Oftalmía Gonorraiga.—Siphilítica.—Venérea.—Ble- norragia.—Oftalmo-Blenorrea.—Blepharof talmia Purulenta. Esta oftalmia se presenta bajo tres formas dignas de la conside • ración del oftalmologista: la primera, con los caracteres déla oftalmia catarral limitada á los párpados — Gonorráica—que es ocasionada por la inoculación del flujo uretral en los ojos: ya sea casual, acci- dental, ó ya con consentimiento de producirla. La segunda, por la Metástasis de la irritación flujo-uretral á los órganos oculares: la ter- cera^ por la Diatesi: Siphilítica en los sugetos afectados de la síphilis secundaria. Aquí tan solo hablaremos de las dos primeras formas que sienipre tienen el carácter agudo, dejando la última para cuando nos ocupemos de las flegmacias crónicas. Síntomas fisicos de la oftalmia Gonorráica.—Derrame abundante mucoso puriforme de uno, ó de los dos ojos; los que adhiriéndose á las pestañas las une, costando trabajo el desprenderlas: hinchazón de los párpados con tumefacción de las conjuntivas, en donde fijamos el asiento de esta enfermedad: la conjuntiva ocular y la Esclerótica to- ma un color cinabrio: la cornea trasparente no presenta alteración al- guna digna de notarse en ninguno de los periodos que recorre y sí en su terminación. Síntomas fisiológicos de la oftalmia Gonorráica.—Algunas veces hay Photofobia; la visión se dificulta por impedirlo la hinchazón de los párpados, pero cuando puede verificarse se hace con facilidad. Etiología,—Siempre hemos observado que las causas de esta of- talmia unas veces han sido las que generalmente pueden provocar la catarral con quien tiene esta la mayor analogía , aunque siempre he- mos notado que los individuos que las sufren han estado bajo la dis- crasia siphilítica, á la que atribuimos este padecimiento: otras se des- arrolla en consecuencia de la inoculación en los ojos de los flujos ure- trales venéreos ú sifilíticos. Terminación.—La oftalmia Gonorráica termina siempre desfa- vorablemente aunque después de muchos dias de un tratamiento es- 183 pecial: por desarrollarse en los mas'de los casos granulaciones en las conjuntivas palpebrales que cuando persisten por mucho tiempo en el párpado superior producen la Keratitis vascular ó Pannus, que entre- tiene esta oftalmia bajo el carárcter crónico fque cansa al profesor mas acostumqrado en la práctica de estas enfermedades , á pesar de los tratamientos que le haya opuesto: pues siempre es inevitable las opacidades de las corneas que sobrevienen en su consecuencia, las que impiden mas ó menos el egercicio de la función visual. Síntomas fisicos de la oftalmia Sifilítica propiamente dicha.-~ Hinchazón de los párpados los que afectan un color violado, hallán- dose entre abiertos en los mas de los casos: secresion de mucosadades amarillentas que derramándose por las megillas las escorian: la con- juntiva ocular se ingurgita y levanta formándole un rodete á la cor- nea trasparente de color rojo azarcón (Chemosis^Sanguíneo). El Iris se encorva hacia adelante ó hacia atrás, cuya pupila afecta la figura oval ú angular; en su superficie anterior se observan desigualdades y asperezas las que siempre hemos tenido por vegetaciones rugosas y condilomatosa, (Iritis siphilítica) el humor acuoso se turbia cuando principian las exudaciones plásticas que adhieren el Iris á la capsula anterior del cristalino, desapareciendo la cámara posterior del ojo: la cornea trasparente se ablanda reduciéndose á papilla, produciéndose el Corneocele nostras, ó perforándose en algunos puntos, saliendo al través el Iris (Procidencia del Iris) y también adhiriéndose y con- fundiéndose con la destrucción de la cornea, formando en su lugar un cuerpo cónico, etereogéneo, incapaz de verificar su función física* siendo este tumor tanto mas saliente del nivel de los párpados, cuan- to mayor cantidad contenga del humor acuoso segregado en su re- ceptáculo ( Staphiloma). Síntomas fisiológicos.—La visión está turbada dificultándose mas á medida que se afecta el Iris, y desorganiza la cornea traspa- rente, si la inflamación se propaga á la Esclerótica y Coroides seder- arrollan dolores circum-orbitarios y temporales en cuyo caso la oftal- mía toma el nombre de (Siphilítico Reumática), estos dolores tienen el carácter intermitente, apareciendo por la tarde y noche como de- pendientes de los tegidos afectos de la Esclerótica, Iris y Coroides, que han tomado parte en el padecimiento. Cuando la inflamación in- vade todos los tegidos del ojo y partes anexas (ilegmon Ocular) se desarrolla la fiebre sintomática á quien siempre acompaña desórdenes gástricos é intestinales, que agrava mas y mas la naturaleza de esta oftalmia. Etiología.—La súbita supresión de'.las^Bienorragias siphilíticas produce una Metastosis sobre los órganos oculares que determina es" ta oftalmía con todos los caracteres con que la hemos examinado. La inoculación en los ojos de la materia que forma la Blenorragia y Ble- norrea sifilíticas la desenvuelven también aunque en un grado ma* Ccu*^ 1ó. F?y Fñ Imaginaciones perpetuas. r VfS-y A .\* 0jy<3/j7?/d s/FF/7dfarra/. Iritis chemosis sanguíneo jfy. 4* Fty sr ¿Pr?dF7?já rei/máf/sma/. Iritis reumaiismal £ ■ &:^ki FóT/n/rác/an ¿? propo- nemos: sin embargo, los describimos para mejor diagnosticarlos. Esta oftalmia siempre es precedida de erupciones crónicas de la piel, la que estendiéndose ya á la conjuntiva oculo-palpebral, ó ya también á los bordes libres de los párpados, ocasiona un padecimien- to oftálmico que lleva el nombre de oftalmia y de Blafaritis,herpé.ti- ca. Cualquiera que sea la clase de la erupción, como partícipe de es- ta naturaleza puede determinarla: así es, que siendo muchas las va- riedades con que se presenta lo que se ha llamado vicio herpético, des- cribiremos sus principales tipos de la misma manera como han sido considerados por los Síes. Alibert y Rayer para que sean conocidas 201 de nuestros lectores, la causa productriz de esta oftalmia, que tanto resiste á los medios terapéuticos: entre aquellos notaremos. La Psor- yasis ó Herpe» escamoso. Este herpes lo constituye unas vegiguillas sólidas con areolas eritemáticas sin depresión en el centro, que se transforman luego en escamas adheridas, de dimensiones variadas, las que pueden presentarse en la cabeza y en cualquier parte de la superficie de la piel, sus variedades son la Psoriasis discreta: la Gut- tata: la confluente: la diffusa: \ainveteratay la agria. Cuando este Her. pes invade los párpados se presenta en sus bordes libres y mayormen- te hacia sus ángulos unos tumorcillos á manera de orzuelos, que su- purados, se trasforman en costras escamosas que hacen caer las pesta- ñas, adhiriéndolas unas á otras, adquiriendo los párpados cierta ti- rantez y resequedad, lo que algunas veces produce grietas transver- sales entre los pliegues de los párpados. A estos estados acompañan una picazón dolorosa mas ó menos soportable' La Pityriasis ó Herpes, Foliáceo ú Farinoso, lo constituye unas pequeñas manchas rojas que al desaparecer dejan en la parte afecta una resequedad en el epidermis que se desprende á manera de salva- do ú ojillas. Puede invadir el cuero cabelludo siendo llamado enton- ces vulgarmente Caspa viva cuando la picazón es insoportable, y cas- pa muerta cuando no es sensible su existencia, pudiendo también des- arrollarse en otra cualquier parte de la piel. Este Herpes no tiene va- riedad nombrándose tan solamente por el lugar que ocupa: así hay Pytiriasis de la cabeza, de la frente, de los labios, &c, que se ha lla- mado local: así como general cuando á la vez se presenta en muchos puntos del cuerpo, Este Herpes así como el anterior puede desenvolverse en los ojos invadiendo la conjuntiva palpebral y ocular, produciendo una oftalmia de naturaleza catarral muy difícil de desaparecer: diferenciándose del anterior, en que en este no se desarrollan granos papulosos en el borde libre de los párpados pero sí aglutinándose las pestañas dispo- nen también su caida, no habiendo en él caracteres de irritación tai— siana ó Blefaritis. El Herpes rojo ó Lupus se pronuncia en la piel por tubérculos ó tumorcillos sub-cutáneos inflamados en su circunferencia, mas ó me- nos voluminosos, de color violado, indolentes, ya solo ó ya reunidos en grupos, los que ulcerados supuran una materia icorosa, que se trans- forman después en costras pardas, duras y adherentes. Este Herpes puede desarrollarse en la cabeza así como en las demás partes de la cara y periferia: presentando dos variedades, el Lupus Excedcns cuando las costras que lo constituyen son gruesas: y Non Excedéis cuando son mas delgadas. Cuando ataca á los ojos, su lugar preferen- te es el párpado inferior en donde se desarrollan uno ó mas tubércu- los inflamados, los que supurados, presentan una ulceración inflama- toria que se estiende las mas veces á la conjuntiva palpebral y ocular Cotin 15. Ff¿<2/j72j'<3 Áerpéücá Pityricica. Lupus herpes Eczemática. Psoryca Glandular Escresencia de la coíijHiúrva 4 205 ^arrollándose una oftalmia que comprometiendo la trasparencia de la cornea, produce la Keratitis vascular que la carnifica al término de ocasionar una ceguedad incurable: o bien el párpado inferior siendo el lugar del Herpes^ provoca su reambersamiento ó Ectropium , que reunido á la oftalmia dan al rostro un aspecto sorprendente. El Eczema ó Herpes húmedo escamoso, Tina Furfuracea ó mu- cosa: Este Herpes se presenta limitado á alguna parte de la piel, el que se caracteriza por pequeñas vegiguillas aplastadas y reunidas en grupos-, las que se terminan por la reabsorción del fluido que contie- nen, ó por ulceraciones superficiales que excretan una serosidad coa- gulable^ las que desecadas producen bien escamas fusfuraceas, ó bien se reproducen vegiguillas de la misma naturaleza, lasque determi- nan una sensación de prurito y hormigueo, con aumento de calor y tensión de la parte que ocupa: invadiendo con preferencia, el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos, la margen del ano, escro- to y vulba, en los adultos, así como en los niños, la cara, cabeza, fo- sas, nasales, orejas y alrededor de la boca. Este Herpes se ha consi- derado como agudo y como crónico, cuyas variedades son el Eczema simplex: el Rubrum y el Pórrigo larvis. Cuando este Herpes se propaga al borde libre de los párpados, determina unas veces la caida de las pestañas y una oftalmia de na- turaleza catarral, que afectando el cronicismo se hace aun mas rebel- de á los medios de curación: y otras se presentan con los síntomas que les son comunes á la misma oftalmia en el estado agudo, en la que se ponen los párpados edematosos y tumefactos: este modo de aparición de la oftalmia que nos ocupa, termina siempre en la croni- cidad haciéndose superior á las medicaciones conocidas. El Impetigo, Herpes Crustáceo ó Psydracia. Este Herpes se ca- racteriza por una ó muchas pústulas aglomeradas, las que excretan un humor concresible, que desecado, termina en costras amarillas ó par- das, superficiales ó prominentes: pudiéndose desenvolver en toda la superficie de la piel, afectando tres formas y variedades: una Impeti- go figurata cuando las pústulas ü costras están dispuestas en grupos circulares ú ovalares: otra Impetigo Sparsa cuando se encuentran se- paradas unas de otras: y la otra Impetigo, Crustáceo flavescente ó Sta- lactyforme, cuyas formas pueden afectar el carácter agudo ú crónico. Cuando este Herpes se desarrolla en los párpados lo hace limi- tándose á su borde libre en el que se forman costritas cónicas ó sa- lientes, determinando una oftalmia de naturaleza catarral, en la que vemos con mucha frecuencia afectarse las glándulas de Mehibomius con desprendimiento de las pestañas. El Fabus ó Tina Fabosa. Porriginosa, Ásbestina y Zupinosa. Este Herpes se caracteriza por unas costras de un amarillo mas ó me- nos claro, secas y adherentes, deprimidas en el centro á manera de hoyos, ya aisladas ú aglomeradas, cuyos bordes se hacen salientes y 206 levantados con bastante picazón en la parte y dolor. El se desenvuel- ve generalmente sobre el cuero cabelludo, así como en las demás par- tes de la piel: pudiendo afectar treá variedades; Fabus, en grupos y diseminado d separado; teniendo un olor particular que ha sido com- parado á los orines de los gatos, y el Fabus Amiantado en el que las costras son reemplazadas por unas escamas al parecer plateadas, por lo que ha sido llamada también Argentina. Este Herpes así como sus anteriores diferencias cuando se pronuncian en los ojos, desenvuel- ven unas oftalmias de carácter'catarral, en la que toman una parte muy activa los párpados, en donde mas comunmente se localiza el elemento llamado Herpético, constituyendo las Blefaritis Dartrosas Impertiginosas y Serpiginósas de los autores. Síntomas.-^-A mas de los que ya hemos éspuesto relativamente á cada variedad herpética, espOndremós sin embargo los que acampa- nan y caracterizan la oftalmia ó Blefaritis dicha herpética en el esta- do agudo. La conjuntiva palpebral adquiere un color rojo cinabrio, el que propagándose ala ocular, determina todos ios caracteres flo- gísticos que hemos ya estudiado y corresponden á la oftalmia catarral) así como alguna vez propagándose también á la Esclerótica, los de la Reumática: tales son la secreción de mucosida'des, la Photofobia y los dolores orbitarios, á Cuyas páginas nos remitimos por no tener que repetir Otra vez lo queya hemos descrito anteriormente: reser- vando los queles corresponden á ésta oftalmia, para cuando hablemos de éste particular en las crónicas. Etiología.—Las causas de esta oftalmia son el temperamento lin- fático, la edad infantil, la supresión de algún Herpes y todas las que pueden provocar el vicio herpético, tales son, las irritaciones direc- tas de la piel, y la supresión del sudor, el desaseo , y el abuso de las comidas saladas, ahumadas y picantes. Las vigilias prolongadas, los raptos de cólera y el terror, el abuso del coito y onanismo, así como los virus específicos pueden déla misma manera desarrollar el ele- mento herpético y las oftalmias consecutivas. La supresión del fluxo periódico en las mugeres ha sido también causa de los Herpes y de las Blefaritis herpéticas. Terminación.— Esta oftalmia si ha persistido mucho tiempo, en su terminación, deja siempre vestigios en la comea trasparente, en la que se presentan manchas Albtgeas así como el Pannus inferior, cuando ha estado engrosada la conjuntiva palpebral inferior mientras su duración: pasando por ló regular al estado crónico, mayormente sí subsiste en la piel los Herpes con este carácter, pues en este caso su duración es tan larga como lo es la causa que la sostiene. 207 Herpes.—Tarsiano ú Tina de los párpados.—Lip- prtudo.—Psor ophtalmia.— Nostras.—Blepharitis físortcca Glandular. ^ Esta enfermedad se desarrolla siempre en los bordes libres de los parpados los que se ponen rojos y tumefactos, sin que en su principio la irritación tarciana, se propague á la conjuntiva: este estado de la enfermedad ha sido llamado por los autores Oftalmia Tarsiana: pero cuando lo hace traspasando estos límites, se desarrolla la inyección vascular de la conjuntiva palpebral, así como de la ocular, desenvol- viéndose entonces una oftalmia de la naturaleza idiopática, de la ca- tarral y Reumática, con abundante secreción de mucosidades, que desecadas durante la noche aglutinan las pestañas, impidiendo por la mañana el poder abrir los párpados, los que después de abiertos se perciben escoriaciones y costritas adheridas al borde libre y entre las pestañas, esperimentando el enfermo una picazón insoportable, mien- tras el dia. Esta inflamación tarsiana después de algunos dias, es sus- ceptible de afectar una forma sub-aguda que se acerca al cronicismo, en la que no aparece ya señal alguna de inflamación, quedando enton- ces un poco encendida las conjuntivas en algunos enfermos , y en otros del color que le es natural al individuo, pero tanto en un caso cuanto en otro, siempre hay mas ó menos secreción de mucosidades con molesta picazón, escoriaciones costrosas que se convierten des- pués de secas, en escandías que se separan con mas ó menos dificul- tad: desprendiéndose las mas de las pestañas, (Tilosis) aunque algu- na vez se caen todas (Ptilosis) apareciendo entonces el borde libre de los párpados engrosados y encendidos como si estuviesen ribetea- dos: ó bien toman las pestañas una dirección viciosa, unas veces ha- cia dentro (Trichiasis) y otras hacia afuera y adentro (Districhiasis) que hacen á esta oftalmía tomar el carácter agudo, porque obrando mecánicamente las pestañas sobre el globo ocular, sostienen una in- flamación cuyos caracteres pertenecen como ya hemos dicho á la of- talmia catarral Reumática. Síntomas.--YA borde libre de los párpados y glándulas de Mchi- bomius es el lugar de esta afección, los que están encendidos é irrita- dos: cuando esta irritación se propaga á las Conjuntivas se desenvuel- ven los síntomas que son propios de la oftalmia catarral Reumática. Después de algunos dias del padecimiento desaparece gradualmente la inflamación, observándose escoriaciones entre las pestañas que pro- ducen su caida y después costritas con gran picazón y secreción de mucosidades, mas adelante desapareciendo todos los síntomas flogó- ticos se limita el padecimiento tan solo á los bordes palpebrales cncon- 208 trándose en lugar de las costras, escandías interpuestas entre las pes- tañas, siendo en este caso la picazón mucho mayor que en el anterior caso. Esta afección palpebral presenta exacerbaciones en las diver- sas faces lunares, pues hemos visto con mucha frecuencia , que des- pués de terminada se reproduce, corriendo los mismos periodos y con- secuencias, haciéndose así interminable esta molesta enfermedad, que puede muy bien por su persistencia comprometer la trasparencia de la cornea. Etiología.—lia causa de esta afección oftálmica es un insecto co- locado entre las glándulas de Mehibomius y vulbo de las pestañas: la casualidad nos hizo conocerlo, por cuyo motivo esta enfermedad que siempre nos fué de difícil curación con este hallazgo, nos ha sido y nos es desde entonces muy fácil obtenerla: Todo lo que pudiéramos decir sobre este particular lo hemos ya advertido en la Polémica que sostuvimos el año de 1844 sobre una rápida curación de esta enfer- medad, la que íntegra transcribimos á nuestros lectores. Diario de la Marina del 10 de Mayo de 1844.' REMITIDO. Sin invadir nosotros el dominio de las ciencias médicas haremos hoy algunas observaciones importantes, que interesan altamente á la salud y á la hermosura de la muger. No hay enfermedad mas general ni que afee mas sus ojos, que la que sin afectar estos, pone colorados los bordes de los párpados, y constituye ese padecimiento que el vul- go designa por ojos tiernos, ojos lagañosos, ojos ribeteados. Descuida- da esta enfermedad se caen las pestañas, y se vuelven y alargan los párpados de una manera horrorosa. Una señorita de 18 años de edad, de figura agradable y ojos hermosos padecía hacia cuatro ó cinco años este mal, cuando la conocimos por primera vez en 1843. Dos faculta- tivos de la Habana de alguna nombradía, la habían asistido con es- mero y constancia, fijos en la idea de que aquella rubicundez de los párpados provenia de una causa general. Sus remedios fueron de to- do punto inútiles. Deseosos nosotros de ver aquellos negros y hermo- sos ojos libres de tan desagradable enfermedad, que habían amorti- guado el brillo natural de la pupila, recurrimos al saber y esperiencia de un doctor de la facultad de Paris, joven de vasta erudición, y de talento reconocido , que trató la enfermedad «le los párpados como consecuencia de una enfermedad de los ojos: sus remedios fueron ab- solutunante inútiles 209 En tal estado tuvimos ocasión de observar en un amigo, que pa- decía el mismo mal, los progresos rápidos que hacia en su curación el sencillísimo sistema establecido por el doctor D. José María Gonzá- lez Morillas. El enfermo habia sido asistido sucesivamente por siete médicos, y de todos inútilmente. Esta circunstancia y la de ser el Sr. Morillas encargado de la sala de enfermedades de ojos del hospi- tal Militar, en donde la práctica es continua y luminosa, nos movie- ron á suplicarle viese la señorita, que padecía la misma enfermedad. Lo que vamos ahora á decir tiene todas las apariencias del charlata- nismo, y sin embargo es una verdad, que nos consta hasta la eviden- cia: el Sr. Morillas hizo como César, llegó, vio y venció. En una se- mana habia desaparecido la enfermedad de cuatro años; en siete dias los párpados encarnados tenían su color natural, y en quince habían nacido las pestañas. Una sola esplicacion tiene este modo de curar casi instantáneo; la enfermedad es puramente loca; su causa un gusa- no microscópico, parásito, que vive á espensas del bulvo de las pes- tañas. Nosotros no respondemos de la exactitud científica de la es- plicacion, pero respondemos de los hechos. Los hechos son muy nu- merosos ya en la Habana, son públicos, notorios, y la gloria del Sr. Morillas indisputable: operibus credite, non verbis. Este elogio en nuestro obsequio llamó la atención en cuanto á la causa á que atribuimos la enfermedad, así como de su pronta cura- ción, por lo que nos hicieron las siguientes preguntas relativas al pa- decimiento en el Diario Noticioso y Lucero de la Habano del dia 11 de Mayo del mismo año, el que también transcribimos. COMUNICADO. Ciencias ecsactas Habiendo visto en el folletion del Diario de la Marina del día 10 del corriente, titulado Boletín Científico, una curación singular, cu- ya enfermedad tenia su asiento en los párpados, dedicado desde m, mas erna edad á las ciencias ecsactas, me ha parecido oportuno d - riíir aslruientes preguntas á los Sres. Redactores de aquel peno- ico para que por sí, ó porfió del Dr. Morillas, que es el que obro ía curación susodichi, se sirvan contestarlas con la sencillez y buena fé que asunto de tanta importancia merece, 210 1. p ¿Cuál era el temperamento, ó idiosinciacia de la señorita? 2.p Si fué hereditaria, connata ó adquirida. 3.p Su género de vida y educación* 4.p Si los médicos que la trataron en su indisposición, combatie- ron el vicio constitucional, ó solo se concretaron al tópico ó local, ó simultáneamente á los dos. 5.p ¿Cuál era el estado de sus funciones en el principio, estado y terminación de la enfermedad? 6.p Si efectivamente la pupila se hacia mas sensible á los rayos luminosos, siendo su afección localizada y crónica, como aparece. 7.p Si el insecto microscópico anidado en el bulto dio lugar á su indisposición. 8.p Si destruido el bulto de sus pestañas por aquel, la naturale- za en su reproducción guardó el orden regular en longitud, latitud, sitio y hermosura de estas. 9.p Si el alimento del gusanillo fué esclusívo de las raices bal- bulares y los síntomas que acrediten cubrirse de ellas. 10.p ¿Cuáles son los signos generales ó locales que arrojó de sí esa indisposición? 11.p Si en el amigo que se cita, la naturaleza de la enfermedad, la invasión de esto, progresos y curación, sin olvidar el tiempo do su padecimiento, fueron tan rápidos ó lentos, como los de la referida se- ñorita con los mismos medios: y si los siete médicos que la asistieron, diagnosticaron como los primeros, que observaron aquella, y llevaron á cabo su indicación* La contestación que dimos al Sr. Ldo. que tanto se interesó en su curiosidad, es la que á continuación esponemos, en donde se ha- llará todo lo que podamos decir sobre este padecimiento. REMITIDO. señores editores del Diario de la Marina. Muy señores mios: las ocupaciones de mi profesión, que no me permiten leer todos los dias los periódicos de esta capital, me impi- dieron ver el número del suyo correspondiente al 10 del actual, en cuyo Boletín Científico refieren Vdes. con elogio, de que doy á Vdes. espresivas gracias, la curación de una enfermedad de los párpados que verifiqué en la señorita doña R. V. S. Exactos son los hechos que Vdes. refieren, y cierta la curación, Aunque notable esta por la bre- 211 vedad no creí sin embargo, que debiera sorprender á nadie , porque son ya muchas las de igual naturaleza que he practicado en la Haba- na. Citaré entre otras la de un niño de D. Antonio Basas, que pade- cía dicha enfermedad hacia un año, una niño de D. Ignacio Sedaño, que la padecía hacia cuatro años, D. Antonio Rodrigue/. Pardo, bene- mérito profesor de la escuela Náutica de Regla, que tenia la misma afección hacia cerca de cinco años. Los dos últimos fueron asistidos por diferentes facultativos sin obtener resultado alguno favorable. Ci- to con disgusto estos hechos, señores Editores, poique con respecto á mis curaciones soy poco amigo de la publicidad de los periódicos, de la cual ha abusado tanto el charlatanismo,y laque, sin ser por es- to ingrato al espontáneo obsequio de Vdes., no tengo necesidad de recurrir en el egercicio de mi profesión, porque soy bastante conoci- do en ella en esta capital. Apesar de estos principios me obliga hoy á presentarme en el palenque periodístico un artículo comunicado á otro diario de la Habana del 20 del corriente, que vino por casualidad á mis manos, y que veo suscrito por un Licenciado Madrileño. En él se hacen preguntas con respecto á la curación de que Vdes. hablaron en su número del 10, y á las que voy á responder con claridad, con sencillez y buena fé, y puede estar seguro el Sr. Zicenciado Madri- leño de que no quedará sin respuesta pregunta alguna razonable que me dirija, porque esto debo á todo un Licenciado, y de contra MA- DRILEÑO. Pero antes de entrar en materia, permítame el Sr. Li cenciado Madrileño niegue absolutamente sean ciencias exactas la me- dicina y la cirugía: el médico que tal diga, no es médico: la cirugía operatoria tiene algo dé exacta en cuanto es mecánica, pero deja de ser exacta en sus resultados, porque una operación quirúrgica puede estar perfectamente practicada, y morirse el enfermo de sus resultas in libris medentur omnia, in lectis ab spectalione medicorum mortun- tur aegros. Pasemos á las preguntas, que reproducimos para mayoi claridad de las respuestas. 1 M ¿Cuál era el temperamento é idiosincrasia de la enfermar Respuesta: temperamento linfático nervioso. No tuve necesidad de averiguar la idiosina. asia, porque la naturaleza de la enfermedad no iOCX2S^La enfermedad ¿fué hereditaria, connata ó udquirida?-No lo sabia la enferma, yo creo que su temperamento linfático es la cau- sa principal que la produjo. TVT,WnvP norPSl- 3 p ¿Cuál es su género de vida y educacionT-Notuve necesi dad de hacer esta pregunta, como no la tendría para curar una que- maduiVleve, una herida de una aguja, cualquiera afección local con una causa conocida. La señorita curada tiene una vida ejemplar, ., Tren ible,Ta de una verdadera señorita: su educaaon c. muy tac na Zá pesar de su amabilidad no sécomo recibiría al >r. f,m «OTarfrifcüo, 9ilc hiciera tan Cereta, pregunta,. 212 4.p Los médicos que la asistieron en su indisposición ¿combatie- ron el vicio constitucional ú solo se concretaron al tópico ó local, ó simultáneamente á los dos?—Tres médicos la asistieron, de los cun- les uno vio en la afección palpebral un vicio constitucional, otros una enfermedad consiguiente á una afección crónica de los ojos, comba- tiéndola con medicamentos internos (uno de ellos el Regenerador de la sángrete Dupon) y con aplicaciones tópicas, pero siempre sin re- sultado feliz pues la enfermedad hacia cada dia mas progresos hasta el estremo de caérsele las pestañas á consecuencia de la ulceración de los bordes palpebrales, lo que dio lugar á un principio de reanver- samiento hacia fuera del párpado inferior del ojo izquierdo, que hu- biera sido con el tiempo un Ectropium sino se hubiera verificado pron- tamente la curación. 5.p ¿Cuál era el estado de sus funciones en el principio, estado y terminación de la enfermedad?—Cuando la visité era el estado de sus funciones fisiológico á pesar de estar adelantada la afección pal- pebral. Continuando con la misma regularidad en la terminación. La curación radical se verificó á los quince dias de mi asistencia, en cu- yo tiempo la visité tres veces, hallándose actualmente con sus ojos y párpados (ya con pestañas) tan buenos, sino son mejores que los del Sr. Zicenciado Madrileño. 6.p ¿Era la pupila mas sensible á los rayos luminosos, siendo su afección local y crónica como aparece?—Siento no saber antes de responder á esta pregunta si el Sr. Zicenciado Madrileño es licencia- do en Farmacia, Medicina ó Cirugía, porque siéndolo en la primera facultad no tendria obligación de comprender el lenguage técnico, de que ya voy 4 usar. Supongo de gracia que sea oftalmologista. El glo- bo ocular en su parte visible se hallaba sano, lo que prueba que la Es- clerótica, la Conjuntiva ocular y corneal, y la cornea trasparente n<) sufrían alteración alguna, ni aun habia inyección en los vasos de es- tas membranas esteriores de los ojos. Las corneas trasparentes tenían la diafanidad propia para llenar el objeto de su función refractoria, las pupilas egercian libremente sus movimientos de dilatación y con- tracción, limitándose solamente el padecimiento á la conjuntiva par- pebral, y á los bordes libres de los párpados, los que escretaban una mucosidad puriforme con hinchazón de los mismos bordes, y conti- nuas lágrimas á causa de la obstrucción de los puntos lagrimales» pues aunque los ojos eran sensibles á la luz no dependia esta sensibi- lidad del estado de la pupila, sino de la irritación simpática de la re- tina. A este síntoma nervioso se le dá el nombre de Fotofobia en of- talmología, é indica una exaltación de la sensibilidad orgánica de es- ta parte, órgano inmediato de la visión, la que desapareció á medida que desaparecía la afección primitiva. Contrayéndome, pues, al esta- do en que se hallaban las pupilas, como estas tenían el libre egercicio de sus funciones, no ha podido trausmitiise ú ellas la afección de los 213 párpados, pues sí así hubiese sido el padecimiento parpebral se hubie- ra complicado con el del Iris. El Sr. Licenciado Madrileño ha hecho sin duda esta oscura pregunta por aquella espresion de que usan Vdes. señores Editores, en su articulillo "amortiguado el brillo natural de la pupila" pero debia saber el Sr. Licenciado que así como en lengua- ge profano la espresion es justa y elegante en el lenguage médico es inexacta, pues la pupila no tiene brillo, y lo tiene en alto grado la cor- nea trasparente ó cristal del ojo , el cual empañado por las escrecio- nes puriformes de los párpados hace creer al que no es médico que está sin brillo la pupila. Si es usted, Sr. Zicenciado Madrileño (repi- to sus títulos porque me gustan) un médico oftalmológico, y quiere mas esplicaciones sobre este punto se las daré con mil amores. 7.p ¿El insecto microscópico anidado en el vulbo dio lugar á su indisposición?—Si señor: todos los desórdenes que se acaban de men- cionar eran provocados por un insecto microscópico de los Acarus scabies, destruido el cual, aniquilado por el medicamento tópico que apliqué á los bordes de los párpados desapareió una afección, que ha- bia resistido á todo otro tratamiento. Sobre la existencia de este in- secto fueron varias las opiniones, hasta que la perfección dada últi- mamente á los instrumentos ópticos facilitó ver esos animalitos, que fueron descritos por primera vez por Moufeten su Tlieatrum insecto- rum, desde cuya época data su admisión como causa esencial de la enfermedad que nos ocupa. Una prueba de su existencia es la cura- ción repentina de una enfermedad de dos ó tres años, que resiste á todos los demás tratamientos. Yo solo lo he observado una vez con un buen microscópico, y me bastó aquella para admitirlo como causa de todas las afecciones de la misma especie, triunfando siempre de es- tas con los mismos medios. No esplicaré de que modo se produce y reproduce el insecto, porque hoy solo doy respuestas, y el Sr. Licen- ciado Madrileño nada pregunta sobre el particular. 8.p Destruido el bulbo de las pestañas por el insecto, la natura- leza en su reproducción ¿guardó el orden regular en longitud, lati- tud, sitio y hermosura de estas?—Esta pregunta pudiera hacer creer que el Sr. Licenciado Madrileño es licenciado en cosmografía, y as- tronomía náutica, pues tratándose del bulbo de las pestañas nos ha- bla de longitud y latitud. Pero si es licenciado en medicina de.be sa- ber que las partes del cuerpo humano que corresponden al sistema epidermoides, como son las uñas, pelo, &c, se reproducen tan luego como cesan las causas transitorias que produgeron su caída: as. suce- de con la uña que se ha desprendido á consecuencia del panadizo, y se reproduce curado este: las cejas y pestañas, que caen á veces á consecuencia del virus sifilítico, vuelven á nacer cuando se ha com- ba*1 ydurado aquel radicalmente. Sabiendo esto el Sr. Licenciado, v nue nuestra naturaleza es muy pródiga en sus reposiciones orgám- casno debe admirarse de que la señorita enferma viese adornada otra 214 vez de hermosas pestañas sus hermosos ojos, y esto mismo he obser- vado en las demás personas que he curado de esta enfermedad. 9.p El alimento del gusanillo ¿fué esclusivo de las raices bul- bulares, y los síntomas que acrediten cubrirse de ellas?—rNo es gusa- nillo, Sr. Zicenciado, es animalito de la familia de los Ácaros, que pertenece según Lineo á la clase de los Ápteros , y al género de las Mitas ó Aradores, que viven en el cuerpo humano á espensas de los jugos del corion mucoso de la piel, en donde se hallan implantados los bulbos de los pelos, siendo por esta razón esclusivos de estas par- tes-, no pudiendo determinarse á cual de las dos dé el insecto la pre- ferencia para su alimento. El síntoma que manifiesta su existencia es el modo de su propagación, como diré en la respuesta á la siguiente pregunta. 10.p ¿Cuáles son los signos generales ó locales que arrojó de sí esa indisposición?—Si á usted le parece, Sr. Licenciado Madrileño, hablaremos de síntomas y no de signos. No hubo síntomas generales, porque era la afección local é idiopática, producida por ese animali- to, que como usted ha visto ya, pertenece al género de las Mittas ó Aradores: esplicaré los síntomas locales en lenguage vulgar para que me comprenda usted mejor si acaso no es usted mas que Licenciado in partibus, ó no pertenece usted ni á la familia de los médicos, niá la clase de los cirujanos, ni á ningún género de profesores de ciencias médicas. Cuando vea usted, Sr, Licenciado, que una persona tiene comezón en los párpados, ocasionada por pequeños tumorcillos á ma- nera de vegiguillas semi-trasparentes en los bordes de los párpados, las que adquieren un color rojo oscuro, y concluyen por reventarse dando lugar á la formación de costras, producto de la materia, ya se- ca, que arrojaron dichos tumorcillos , y cuyas costras impiden abrir con libertad los ojos al despertar por la mañana, notándose en el ojo mas ó menos sensibilidad á la acción de la luz; cuando todo esto no- te usted, Sr. Licenciado, puede usted afirmar con toda seguridad que el sugeto que esto esperimente padece una Blepharitis-Psoricaen su primer período. Cuando á estos sintomas se reúnen la ulceración, la inversión de las pestañas hacia dentro ó hacia fuera, una sensación como producida por un cuerpo urente, y mayor sensibilidad á la ac- ción de la luz, la enfermedad se halla en el segundo período. Cons- tituyen el tercero y ultimo el reanversamiento de los párpados hacia fuera, la caida de las pestañas, el molesto y continuo lagrimeo, y una inflamación erisipelatosa que rodea los ojos. En este último período la enfermedad se complica muchas veces con la inflamación interior de estos órganos, la que da lugar á la Psoroptalmiá ú ojos purulentos, de que hablan los autores , y cuyas consecuencias son muy funestas por los desórdenes que producen en los medios transparentes. 11.p Y última pregunta: c'Si en el amigo que se cita la naturale- za de la enfermedad, la invasión de-esta, progresos y curación , sin 215} olvidar el tiempo de su padecimiento, fueron tan rápidos 6 lentos co- mo los de la referida señorita con los mismos medios, y si los siete médicos que le asistieron diagnosticaron como los primeros que ob- servaron aquella y llevaron á cabo la indicación? La naturaleza de las enfermedades , señor Licenciado, nos es hasta ahora desconocida: por consiguiente, en esta parte su pregunta se queda sin respuesta, y se quedará por algunos siglos. En cuanto á la invasión, yo no observé la enfermedad en su principio. Con res- pecto á progresos, diré que se hallaba aquella en su segundo período, en el cual la combatí con los mismos sencillos medios que en el caso de la señorita, con el mismo feliz resultado. El amigo enfermo lleva- ba de padecimiento algunos años, en cuyo tiempo ensayó las prescrip- ciones de siete diferentes médicos. Calcule usted, señor Licenciado, de cuantos medicamentos no se habrán valido para combatir una en- fermedad tan rebelde: cáusticos, sedales, baños, colirios y tisanas, pe- ro todo inútilmente; el Acarus continuaba divertido en su elemento en tanto que algunos médicos buscaban la causa de la enfermedad en las teorías humorales haciendo padecer al enfermo con revulsivos, y medios terapéuticos. Otros no veian mas que una irritación crónica en los párpados, tratándola como tal, sin que ni los unos, ni los otros, hubiesen conseguido nada, absolutamente nada en la curación del en- fermo que yo curé en pocos dias , como á todos los que se hallan en su caso, con un misino medio tópico medicinal. Que el diagnóstico de los siete médicos haya sido diferente, me parece natural, porque des- conociendo la verdadera causa de la afección, quedaba campo abierto á todas las conjuntivas posibles. Adiós, Sr. Zicenciado Madrileño, quedan contestadas todas las preguntas de usted, á pesar de la oscuridad de algunas, y de la inuti- lidad de otras. Pregunte usted, señor Licenciado, y si lo es usted en Medicina y Cirugía, aprenda á curar en dias una enfermedad muy general en ambos sexos, y que tanto afea uno de los mas hermosos y necesarios órganos del cuerpo humano. Habana 26 de mayo de¿1844.—Doctor José María González Mo- rillas. Oftalmía Exantematosa. Se comprenden en esta clase de oftalmias todas aquellas que pue- den desarrollarse en el curso de ciertas enfermedades de la piel, lla- madas Exantemas, ya sea de las febriles naturales ó ya de las no fe- briles ó artificiales. Entre las primeras mencionaremos: La Erisipela 216 6 fuego Sagrado. El Sarampión y Scarlatina. Za Urticaria, las Vi- ruelas y el Erytema Roseóla ó Eflorescencia cutánea. Entre los segun- dos tendremos las Quemaduras, las hinchazones en la piel, y los re- sultados de las aplicaciones estimulantes cuando produzcan la rubi- cundez. Todos estos Exantemas cuando se sitúan en la cara é inme- diaciones de las órbitas, determinan oftalmias simples de la clase de las catarrales, á las que nos remitimos para spi estudio y curación, es- ceptuando la Variolosa, que cuando se desenvuelve, siempre produce trastornos en los 0J03, relativos al lugar en que se desarrollan los gra- nos variolosos, siendo tanto mas graves las consecuencias cuanto que su situación sean en la cornea trasparente á la que puede perforar el grano, produciéndose la salida de los lentes del ojo , así como el re- blandecimiento de la cornea, la Pupila angular y el Stafiloma, &c. Cuando en la conjuntiva palpebral se han desarrollado granos vario- losos, hay hinchazón de los párpados como en las Blefaritis catarra- les, debiendo temerse t;in solo en este caso, la ulceración de la con- juntiva palpebral y ocuhr, que adhiriéndose, producen la enfermedad conocida con el nombre de Symblepharon, así como cuando se limita á sus bordes libres, que adhiriéndose también, producen el Anchilo* blepharon, que según la mayor ó menor adherencia, impiden el eger- cicio funcional de los órganos oculares. La oftalmia variolosa es sus- ceptible de pasar al cronicismo con todos sus caracteres, de la que nos ocuparemos al hablar de estos padecimientos. * Enfermedades de los párpados y globo del ojo, in« dependiente de toda oftalmia. Heridas y contusiones de los párpados. Estos velos movibles y protectores del aparato visual pueden en fuerza de su egercicio y colocación recibir primeramente, que el globo del ojo, la acción mecánica de algunos cuerpos esteriores que se dirijan á él, produciendo sobre estas partes, bien la contusión, ó bien heridas de diferentes gradaciones y naturaleza: cuando la acción mecánica ha sido por un cuerpo débil, puede determinar en los pár- pados la contusión y Echimosis: pero cuando ha sido por algún agen- te vulnerante, puede del mismo modo ocasionar una herida simple ó con pérdida de sustancia, pudiendo ser estas, ya verticales, ó ya ho- rizontales, influyendo sobremanera esta dirección para su tratamien- to quirúrgico. Las contusiones y heridas de los párpados pocas veces son tan aisladas, que dejen ileso el globo ocular de la acción contun- dente y vulnerante, así es que con mucha frecuencia vemos que el to- do del ojo, ha sufrido una conmoción mas ó menos fuerte que deter- mina la Rotura de los vasillos de la conjuntiva, apareciendo una iafil- 217 tracion sanguínea ínter-laminar, que dá al esterior del ojo el aspecto de un cuajaron de sangre, en cuyo medio estuviese implantada la cor- nea trasparente. Este estado puede desenvolver alguna inflamación oftálmica cuyos caracteres deberán diferenciarse para su curación, los que tendrán mas ó menos analogía con alguna de las oftalmias que hemos ya estudiado, á las que nos remitimos para su diagnóstico. Heridas y contusiones del globo del ojo. Aunque los párpados y cavidad orbitaria pueden considerarse co- mo partes protectoras del globo del ojo , sin embargo muchas veces no son suficientes para evitar la acción vulnerante de ciertos cuerpos que puedan ofenderlos: así es, que puede ser herido y dislacerado bien en su superficie anterior, bien en su totalidad. Cuando las heridas se sitúan sobre el cristal del ojo ú cornea trasparente si es pequeña, su efecto inmediato es la evacuación del humor acuoso, así como la Pro- cidencia del Iris : si es grande, que comprenda todo el espacio que ocupa el ojo, se evacuarán también los medios trasparentes, redu- ciéndose á menor volumen. Este mismo efecto es consiguiente á las herídas que interesen la Esclerótica: en cuyaslesiones de continuidad se desarrollan inflamaciones mas ó menos agudas, según sea la natu- raleza de la herida, su estension y profundidad : siendo su resultado la supuración y atrophia del ojo. Las contusiones del globo del ojo cuando no son suficientes a su dislaceracion, producen con mucha rapidez la opacidad del cristalino y de su capsula, formándose en su consecuencia una catarata trauma- tica: habiendo algunos casos en que se ha desarrollado el Glaucoma idiopático, tan difícil de curación como los que hemos ya mencionado. En're los agentes mecánicos que pueden atacar también el globo del ojo, deberemos mencionar aquellos que dirigiéndose a la cornea trasparente, se implanta entre sus láminas, tales son los pedacitos de palo hierro hoJmetal, que son algunas veces tan ™*™f™£ que se escaparían á nuestras indagaciones, si la persistencia de la in- flación del ojo, y la sensación que se esperimenta no nos indicasen su Stencia: conriene, pues, una gran observación «e^^ cerciorarse de la existencia de estos cuerpos, toda la vez que su cura cioa depende de la extracción que de ellos se hagan. Estos cuerpos cuando son mas grandes, atravesando el cristal di oio pueden I érir el Iris desfigurando la pupila, ó haciendo otras arti- ficiales desenvolviéndose una inflamación con caracteres oftálmicos nue ensu terminación deja adherencias del Iris á la cornea as, como al cXtalirT^uyas consecuencias impiden mas* menos el libre eger- c ico de r^ En las operaciones de cataratas practicadas por ma- 218 nos poco diestras, muchas veces hemos visto heridas del Iris , cuyos resultados siempre han sido desagradables para el operador y para el enfermo, ya por las Neuralgias que se han desenvuelto en su conse- cuencia ó ya también por la pérdida total del ojo. División congenita ú accidental del Párpado superior. Sinonimia.—Coloboma délos Párpados. Muchos niños al nacer han presentado una división del párpado superior con mas ó menos pérdida de sustancia, ocasionada por un de- fecto de organización de la parte, que guarda mucha analogía con el labio Leporino, no habiendo sido abservado sino en el párpado supe- rior. Las heridas verticales de este párpado pueden tomar este mis- mo nombre , así como las que se puedan hacer por el arte en alguna enfermedad que así lo exija para su curación , pudiéndose nombrar entonces Coloboma artificial. Este defecto orgánico, aunque raro, no deberemos pasarlo en silencio, por si alguna vez se presentase en la práctica. Ankyloblepharon é unión congenita ú accidental del borde libre de los parpados. Los párpados destinados por la naturaleza para preservar el ojo de los agentes exteriores, pueden contraer adherencias entre sus bor- des libres, que impide siempre la visión, á no ser que en algún punto de su extensión quede algún espacio para que pueda verificarse. Esta adherencia y unión de los párpados cuando es accidental, es las mas veces el resultado de ulceraciones en sus bordes libres, cuando existe al mismo tiempo complicación de Retinitis y Esclero- titis, que impidiendo abrirlos por la Photofobia que siempre le acom- paña, hace que manteniéndolos cerrados y unidos por algunos dias se adhieran, produciéndose la enfermedad que nos ocupa. Cuando ella es congenita, es el resultado de una mala conformación, como suce- de en las obliteraciones de los conductos naturales que presentan los niños después del nacimiento, cuyas causas , así como de las otras, ignoramos. 219 Symblepharon ó adherencias déla Conjuntiva Pal pebral á la Ocular. Sinonimia.—Hcnosys. Esta enfermedad la constituye la adherencia de la conjunti- va palpebral al globo del ojo, en consecuencia de ulceraciones li- mitadas ú estendidas á algunos puntos de su superficie, ya de una parte, ya de la otra. Estas adherencias se verifican unas veces por fuertes bridas tendinosas que dejan mover el párpado adherido, y otras, se adhieren de una manera tal, que la conjuntiva palpebral se identifica ala ocular haciéndose las dos una misma, cubriendo en parte ó totalmente el globo del ojo y cornea trasparente, la que con- fundida en medio de este trastorno orgánico, pierde su trasparencia carnificándose, perdiéndose para siempre el ojo atacado de esta afee cion, cuyo aspecto es entonces el de una masa carnosa, en que se ha trasformado el globo ocular. Las causas que mas provocan las ulcera- ciones que determinan estas adherencias , son las quemaduras de lo interior de los ojos y pái pados, los granos variolosos intra-palpebrales y las granulaciones múltiples cuando llegan á ulcerarse: siendo estas adherencias tanto mas fuertes, cuanto son mas estendidos los puntos ulcerados, y cuanto mas tiempo hayan tenido los enfermos los ojos cerrados, causa muy inmediata á mas délas dichas, para desenvolver este padecimiento. Tumores de los Párpados y Conjuntiva. El espesor de los párpados es muchas veces el lugar en que se desarrollan tumores de diferente naturaleza, siendo los mas enquista- dos, perteneciendo á la clase de los Atheromas, Stcatomas y Melicc ris. El lugar anatómico en que se sitúan, es unas veces entre la piel floja del párpado y músculo orbicular, y otras detras de este músculo, entre él y la conjuntiva palpebral, ocupando ya el centro, ó ya sus ángulos: siendo lo mas común su desarrollo en el superior; no siendo dolorosos ni mientras su crecimiento, ni después de formados, inco- modando tan solo por la deformidad que producen y por su peso, que hace siempre tener el párpado abatido: ellos se presentan bajo ciertas formas que estudiaremos. . Lobanillos —Estos tumores son siempre consecutivos a la ínnama- . ion de alguna arco';' W te.^do ulular de los párpado», en h que «r 220 deposita una materia que los forma y caracteriza nominalmente: te- miendo el volumen desde el grueso de un chícharo , hasta el de un huevo de paloma. Estos tumores en cualquier circunstancia en que se hallen en cuanto á su naturaleza , son blandos, indolentes, elás- ticos y movibles debajo de la piel, sin variación de color. Existe otra especie de estos tumores que aunque de la clase de los enquistados no aumentan d? volumen, situándose en los bordes palpebrales: ellos se presentan bajo la forma de un orzuelo, no inflamatorio, que supuran" dose ó ablandándose, deja salir una sustancia sebácea, reproducién- dose mientras no se destruye el quiste, lo que dá lugar á que endure- cida la materia que contienen, forma un segundo ó mas tu mores en el lugar del primero, de naturaleza tan dura, que podria creerse en su transformación petrosa: estos tumorcillos cuando llegan á este esta- do, han recibido el nombre griego de Grando ó Chalazion por su es- tremada dureza. Otros diversos tumorcillos suelen desarrollarse en el borde palpebral del tamaño de un grano de millo que contienen también una sustancia caceosa, que no producen otro accidente sino la incomodidad de su permanencia, siendo mas comunes en los viejos que no en los niños y adultos, resultando siempre de las oftalmías pal- pebrales crónicas. La piel que cubre los párpados así como las demás del cuerpo, puede también desarrollarse en ella verrugas pediculadas , así como degeneraciones condilomatosas, que rodeadas por vasos sanguíneos varicosos, pasan con mucha frecuencia al estado canceroso, por lo que deberán cuanto antes destruirse con los medios que propondremos en la terapéutica. Lámina 18.—La conjuntiva palpebral puede también contraer vegetaciones anormales llamadas escresencias, las que afectan la fi- gura Moriforme de la naturaleza de los tumores erectiles,que han si- do llamadas Carúnculas déla Conjuntiva ó Angiectasies, las que con- sisten en unos tumores cuyo color es violeta ó rojo, espongiosos y blandos, siendo su lugar preferente la conjuntiva del párpado supe- rior, aunque alguna que otra vez la hemos observado en el inferior: estando al parecer formados por una reunión á manera de Anastomo- sis de los vasos palpebrales y conjuntivales susceptibles de incremen- to, así como también de degeneración cancerosa como todo tumor san- guíneo varicoso. Los párpados son también el sitio donde se forman unas ampu- las circunscriptas llamadas Flictenas, las que contiene en su interior una serosidad amarilla: habiendo recibido el nombre de Hidatides, las que aparecen y desaparecen sin causa ni origen conocido. En la conjuntiva ocular es susceptible de desarrollarse entre su tegido laminar un tumorcillo aplastado del tamaño de una lenteja y de color amarillo oscuro, que se sitúa mas generalmente hacia el án- gulo interno del ojo, llamado Pingüecula, Lám. 18, el que estendién- 221 dose mas en su circunferencia puede perjudicar la visión: pudiendo también persistir mientras la vida sin aumentar de volumen y de diá- metro: este tumor contiene er. su quiste una sustancia adiposa, ha- biendo observado que se presenta con mas frecuencia en los hombres entregados á los licores alcohólicos, que no en los que no tienen esta costumbre. PÁPULAS.—Lám. 18.—Se llaman así unos tumorcillos redon- dos de color rojo pálido y algo duros, cuya situación es entre el re- pliegue de la conjuntiva del párpado inferior y globo del ojo, los que provocan una picazón insoportable: esto» tumores son susceptibles de incremento, si se estimulan por medio del frote para acallar en algún modo la picazón: ellos se desarrollan así como la Pingüecula entre el tegido laminar de la conjuntiva, siendo formados por una sustancia pingüedinosa. Las Pápulas no se han observado sino en las mugeres cuando tienen mestruaciones desarregladas , desapareciendo tan lue- go como esta evacuación se restablece al orden y periodo natural. Exuberancia de la Conjuntiva ocular.—Nostras.—> Hipertrofia de ¿a Conjuntiva.—Lám. I9,fig. 1. p La conjuntiva Ocularpadece sin causa algunaapreciable unairrita- cionnutritivaque escediendo de sus limites aparece engrosada forman- do una elevación multilobular, alrededor de la cornea trasparente, á la que hemos visto cubrir las mas veces, sino se han podido contener los progresos de la irritación nutritiva. El tegido anormal que se ha desar- rollado en este clso es formado á mas de las mallas que forman la con- juntiva, de vasos sanguíneos y linfáticos de donde hacemos depender el color mas ó menos encendido con que se presenta esta clase de con- gestiones conjuntivales, que mas de una vez han llamado nuestra aten- ción por las dificultades que hemos notado en su destrucción, pues a la vez que se destruyen por un lado, crecen con mas rapidez por el otro, sin haber podido nunca hacerlas desaparecer completamente, a pesar de nuestros esfuerzos en conseguirlo: por lo tanto nos hemos conformado en contener tan solo los esfuerzos del desarrollo patoló- gico de esta parte del ojo. PTERYGIUM.—Lám. 19,flg. 2. p Sinonimia.—Ala—Uña del ojo. Esta excrecencia consiste en un desarrollo de vasos arriba de la eonju« que en razón de la figura triangular que siempre, afec- te, ha s do lamado con el nombre griego de Pterygium: pudiendo for 222 marse en la dirección de los músculos rectos del ojo, haciéndolo mas generalmente en el del recto interno. Este tegido de nueva formación se desarrolla con frecuencia en el ángulo interno del ojo sobre la con- juntiva Esclerotidea, constituyéndolo una multitud de filetes vascu- lares reunidos por tegido celular mas ó menos denso, que constituye las variedades con que ha sido conocido por los autores de Varicoso, Grasoso y Carnoso, que no son otra cosa sino mayor ó menor desarro- llo de vasos venosos ú arteriales reunidos por el tegido celular denso á quien debe su formación. Esta membrana anormal sobrepuesta ala conjuntiva, nunca se identifica con ella, pues siempre hemos podido pasar un estilete entre una y otra: ella se forma con lentitud sin cau- sa conocida, desarrollándose mas generalmente en el lugar ya men- cionado, afectando la figura triangular cuya base se apoya en la ca- rúncula lagrimal y el ápice, se dirige hacía el cristal del ojo, al que puede cubrir gradualmente: pudiendo adquirir si se desprecia un ta- maño y espesor considerables que puede comprometer la función del óro-ano. El espesor y vascularidad de los Pterygiones son mas consi- derables hacia la base en donde en algún modo se adhiere al replie- gue semi-lunar de la conjuntiva, siendo mas delgados en el ápice agudo, que se dirige á la cornea: uno de sus caracteres fisicos á mas del espuesto es su crecimiento, y su marcha lenta, estacionaria y pro- gresiva, hasta que su punta traspasa el diámetro de la cornea, á la que cubre su trasparencia: así es que aunque lo veamos desenvolverse en los períodos de la vida, en muchas personas se contienen después de desarrollados sin traspasar el ligamento ciliar, y sin molestar la vi- sión, al paso que en otras, por el contrario, se pronuncia con todos sus caracteres distintivos. La causa de los Pterygiones nos son des- conocidas, solamente podremos decir, que se padecen mas según la opinión de los oftalmologistas y la nuestra en los países cálidos, que no en los frios y templados, padeciéndolo mas los hombres que las mugeres, según hemos observado en la práctica de este país colocado entre los cálidos. Hidropesía de los Párpados. Sinonimia.—Edema Calidwn.—Leucoflegmacia Palpebrarum. El Edema de los Párpados es unas veces el resultado de la infil- tración general como consecuencia de las obstrucciones en lasvisceras y obstáculos en el corazón por algún trastorno patológico de su orga- nización, y otras por inflamaciones erisipelatosas que han invadido el tegido flojo de los párpados, los que quedando en una verdadera As- tenia vascular permanecen infiltrados después de estar distendida* &**«..10 Anáieciasfes o Vedelacion monform en el párpado iirf? Vegetación moriforme de la carúncula lacrimal. Hiperlrofia de la con- Pteiyólum, externo. 'eóetácion. monform^ en/eljiá] PlllQLl Pterytíium. interno Hidroftalmía ie la Hidroftalnua del. oiobo V 223 sus areolas , conteniendo así una serosidad que constituye la enfer- medad que nos ocupa. En las oftalmias de cualquier clase á que per- tenezcan muchas veces hemos visto presentarse el edema de los párpa- dos, el que ha desaparecido juntamente con ellas. Emphisema de los Párpados. La colección del aire en las areolas celulares del tegido de los párpados es bastante rara en la práctica, sin embargo habiéndosenos presentado una vez en nuestra clínica, creemos de necesidad descri- birlo. El Emphisema de los párpados se presenta bajo el aspecto de un tumor trasparente amarillento que ocupa tan solamente la piel que comprende los párpados: este tumor es elástico, y cuando se compri- me con el dedo da un sonido como el del pergamino: sus causas deter- minantes fueron la contusión en el arcade orbitario, y magullamien- to del ángulo interno del ojo. Nos parece que en este caso y en otros análogos, en que el aire puede extravasarse en las inmediaciones de las órbitas, podrá verificarse este fenómeno. Forúnculo de los Párpados. Sinonimia.—Carbunco délos Párpados. Esta afección de los párpados la constituye un pequeño tumor du roy circunscrito, al que'rodea una areola inflamatoria acompañado de dolores lancinantes con sensación de quemadura é hinchazón del párpado: presentándose con mas frecuencia en el superior que en el inferior: el que las mas de las veces produce la mortificación y gan- grena de la parte si prontamente no se recurre á los medios oportunos para evitar este acontecimiento. Las causas que mas comunmente pueden dar lugar al desarrollo de esta enfermedad, según tenemos advertido, son una mala alimen- tación, el abuso continuado de los licores en las gentes pobres y me- nesterosas: así como el habitar en lugares húmedos y poco ventilados tales son las causas que mas pueden influir en la producción de esta enfermedad. Berrugas de la piel de los Parpados. La piel que forman los párpados es susceptible asi como.lademás del cuerpo, de producciones anormales á manera de pequeñas prolon 224 gacíones pediculadas mas ó menos duras , que son conocidas con el nombre de verrugas, las que distinguiremos en dos clases: unas no pediculadas que crecen al modo de un pequeño tumor, y otras pedicu- ladas que son las que tienen los caracteres verdaderos de estas produc- ciones vegetativas: ellas no varían el color de la piel, adquiriendo al- gunas veces tanta prolongación que la hemos visto estenderse hasta mas allá de los límites palpebrales y siempre bajo la forma filiforme. Las causas de estas prolongaciones nos son hasta el presente desco- nocidas. Excresencias de la Conjuntiva Palpebral. Sinonimia.—Hipertrophia Granulosa.—Sarcoma de los Párpados.— Exophtalmia Fungosa.—Zám. 18, Las Conjuntivas palpebrales pueden desenvolver á consecuencia de la persistencia de las irritaciones latentes, de sus tegidos, irrita- ciones nutritivas que aumentando el espesor de su sustancíalas hacen aparecer como engrosadas y sembradas en sus superficies deasperesas muy análogas á las levisas con las que pueden muy bien compararse: el color de estos engrosamientos son siempre de un rojo oscuro. El aumento de volumen que adquiere la Conjuntiva palpebral en estos ca- sos, hace que los párpados se reambersen hacia fuera, produciéndose el Ectropium, que generalmente sucede en el párpado inferior en don- de estas hipertrofias son mas comunes; pues aunque pueden desenvol- verse también en el superior, siempre se verifica de una manera me- nos notable, que nunca pasan de un grado mayor que el que pueden te- ner las granulaciones ordinarias; ellas producen si han estado en con- tacto con la cornea trasparente, opacidades Nebulosas y también el desarrollo vascular llamado Pannus del que nos ocuparemos como uno de los resultados de las oftalmias en la parte consagrada á esta ma- teria. Las causas de estos engrosamientos son las oftalmias y Blefaritis crónicas, así como las quemaduras del ojo, y repetidas cauterizacio- nes con el Nitrato de Plata en las granulaciones catarrales de las Con- juntivas palpebrales. Cáncer de los Párpados y del globo del ojo. Este padecimiento aunque poco frecuente también en la práctica no hemos dejado de observarlo en algunos individuos llamándonos 225 siempre la atención, pertenecer estos á los entregados á las labores del campo, de donde hemos deducido que esta clase de sugetos están mas generalmente espuestos á las causas morbosas de esta enferme- dad, que no los de la clase civil y militar: ella se desenvuelve de una manera lenta hasta el término de caracterizarse el cáncer con todos sus atributos: principiando unas veces, ya en las comisuras de los pár- pados ó ya en sus bordes libres, por un botón parduzco desigual y de mucha dureza, que estacionándose por algún tiempo concluye por in- flamarse, volverse doloroso y supurarse hasta el término de establecer- se una ulceración de bordes desiguales que invade por último todo el espesor del párpado, comprometiéndose en el padecimiento el globo del ojo, si es que los recursos del arte no han puesto límites á sus pro- gresos. El botón canceroso de los párpados no es siempre el principio de esta enfermedad , pues otras veces , según tenemos observado, principia por una hendidura seca y costrosa hacia las comisuras, la que se pone dolorosa á proporción que se endurecen sus pequeños bor- des, hasta que contrayendo adherencias con las partes inmediatas, pro- gresa desenvolviéndose la enfermedad con todos sus caracteres dis- tintivos: pudiendo afirmar que el cáncer de los párpados, cuando se ha descuidado en su principio ó no se ha podido contener con los re- cursos de la ciencia, siempre ha comprometido la existencia del ojo, desarrollándose en este órgano la producción morbosa á que nos con- traemos: principiando unas veces aislado por el mismo globo del ojo, y también ser propagado como llevamos espuesto del de los párpados. Cuando se presenta el cáncer en el ojo, regularmente principia por la Conjuntiva, la que se endurece y deseca poniéndose fungosa, invadiendo mas adelante la cornea trasparente y Esclerótica que re- blandecida toma el aspecto de una masa varicosa, en la que se halla confundido los restos de la extructura del órgano, desarrollándose ve- getaciones fungosas que ulceradas exalan una materia aere y, saniosa con aquel olor sin generis que es tan característico de los canceres reblandecidos, sería imposible determinar los dolores atroces que acompañan este modo de desorganización del globo del ojo y parpados cuando llegan á establecerse, máxime si el sugeto se encuentra bajo la Diátesis cancerosa, pues entonces se ponen en un estado de Ane- mia que los conduce al sepulcro, sin que la ciencia pueda hacer nada en su obsequio. No es solamente el botón ú escara cancerosa lo que puede provocar el cáncer del globo del ojo, sino que también los Stafi- 226 cían los lentes estableciéndose el cáncer: cuya gravedad y peligro es siempre consecutiva á esta clase de desorganizaciones. Etiología.—I^as causas predisponentes en los adultos del cáncer de los Párpados y globo del ojo, son generalmente, las insolaciones prolongadas, el abuso de las carnes ahumadas , saladas , las bebi- das fermentadas y la edad senil. lias determinantes serán las contu- siones sobre la parte, las feftalmias crónicas especiales con reblandeci- miento y Stafiloma, las ulceraciones de los párpados con vegetaciones fungosas, y todas las produciones anormales que puedan desarrollarse en el ojo y partes anexas, las hemos considerado siempre como prin- cipio del cáncer de este órgano. Hidropesía del ojo ú Hidrophtalmia.—Lám. 19. Sinonimia.—Buphtalmia.—Ojo de Buey. Constituye esta enfermedad un aumento de volumen del globo ocular debido á la acumulación de un líquido seroso ya entre la Peri- feria del humor vitreo y Esclerótica, ó ya también en las cámaras an- terior y posterior del ojo: en el primer caso habrá aumento de volu- men de su totalidad , en el segundo habrá tan solamente aumento y distensión de la cornea trasparente sin aumento del globo. En la hi- dropesía del ojo se notan algunos cambios en el órgano dignos de nues- tra consideración, así es que el Iris lo vemos empujado hacia adelante disminuyendo la cámara anterior: la pupila se pone angulosa é inmó- vil: sintiendo los enfermos dolores gravativos en el fondo de la órbita, y en todo el lado de la cabeza correspondiente: así como insomnios, lagrimeo^ secresion de mucosidades, reambersándose alguna vez los párpados en el mayor aumento del globo por no poder cubrirlos. La hidropesía de la cámara anterior se anuncia por aumento del diáme- tro del disco corneo el que se pone tan convexo y distendido que. forma un tumor saliente cuando los párpado? están cerrados: en esta hidro- pesía, el Iris está echado hacia atrás, lo que hace que la cámara ante- rior tenga mas capacidad; la pupila está dilatada é inmóvil. La visión en la Hidroptalmia del globo disminuye á medida que se acumula el líquido y distiende la Esclerótica, llegando al estremo de perderla en- teramente: al paso que en la hidroptalmia de las cámaras no se pierde la visión sino que por el contrario los individuos se vuelven Myopes á proporción que la cornea trasparente aumenta sus diámetros ponién- dose mas convexa. Aunque todos los oftalmologistas tienen á esta enfermedad como incurable y superior á los recursos del arte, nosotros, siendo mas fe- 227 lices que ellos, hemos encontrado medicaciones que siempre han triun- fado de la enfermedad sin necesidad de recurrir á ningún tratamien- to quirúrgico, en cualquiera estado en que se encuentre esta hidrope- sía, siempre conseguimos los mismos resultados. Las causas que determinan esta hidropesía son la repercusión de los Exantemas del cuero cabelludo: las Anemias: las congestiones pa- sivas de la coroides: y las contusiones sobre el globo del ojo. Todas estas causas produciendo la pérdida del equilibrio entre los vasos ab- sorventes y exalantes del interior del ojo son capaces de provocarla; el mecanismo de su producción es muy análogo al de las hidropesías de las cavidades en donde existen membranas de la clase de las serosas. Enfermedades de la bóveda orbitaria. Los huesos que forman la órbita así como el periostio que los ta- piza y paquete celulo pingüedinoso que contiene, son susceptibles de padecer la modificación vital patológica, conocida con el nombre de inflamación; aunque oscura en el tegido oseo, no loes por cierto en la membrana fibrosa que los cubre, ni en el tegido celular intra-orbitario en donde comunmente se desarrollan las modificaciones vitales que determinan el afluxo de los líquidos que han de constituir aquel esta- do patológico llamado irritación é inflamación según la diversa varie- dad que adquiera en cuanto á su desarrollo y permanencia. La infla- mación, pues, del periostio orbitario interno y tegido celular, es mas común en la práctica de lo que se cree, siendo sus consecuencias los exostosis, caries, Necrosis y tumores desarrollados en esta cavidad, cuya profundidad hace que se oculten á nuestras indagaciones, no te- niendo otro modo de diagnosticarse , sino por medio de signos que pueden fundirse con síntomas pertenecientes á otros padecimientos, por cuya razón las mas de las veces nos equivocamos en el diagnósti- co, teniendo por una Neuralgia del ojo, loque es ocasionado por la in- flamación del periostio de la órbita ó del tegido celular intra-orbitano. Exostosis de la cavidad orbitaria. Este padecimiento lo constituye un tumor de mas ó menos volu- men que se desarrolla en alguno de los huesos que concurren á formar la órbita: sus progresos desde que se anuncia hasta que no deja duda de su existencia siempre son lentos y tardíos, en razónele la poca vi- talidad de que goza todo el sislema huesoso de la que forma parte los que componen esta cavidad. El exostosis orbitario es de la misma na- 228 turaleza que los demás que pueden presentarse en lo general de los huesos, siendo siempre ocasionado por las dicrasias específicas como son las Siphilis y Escrofulosas, y producidos algunas veces por alguna causa esterior que pueda determinarlos, tales son las contusiones di- rectas ó indirectas que pueda recibir sobre las partes en donde se si- túen. En esta clase de tumores óseos se encuentran comprometido el periostio que los cubre, por esta razón es indispensable que par- ticipe de su afección, siendo los síntomas que se desenvuelven en es- te caso comunes á uno y otro padecimiento: siendo siempre la infla- mación de una parte ú de otra laque da origen al desarrollo del tumor cuyas terminaciones son las mismas que las que sobrevienen en las partes blandas en consecuencia de la inflamación: así que puede ter- minar el Exostosis en resolución, supuración , caries, gangrena ó Necrosis, é induración. Esta enfermedad aunque tiene pocos sínto- mas apreciables por donde puédamos juzgar de su existencia, diremos lo que hemos observado en cuatro enfermos que lo padecieron y que es- tuvieron bajo nuestras indicaciones por algún tiempo sin que pudiése- mos conseguir mas que haber contenido en uno los progresos del mal, y los otros, uno degeneró en un Osteozarcoma de la órbita, otro ter- minó en la caries de su suelo y el otro pasó ala induración:" en todos estos casos, siempre hubo pérdida absoluta de la visión á medida que progresaba la enfermedad primitiva. Etiología.—Las causas de este padecimiento intra-orbitario co- mo; ya hemos anunciado, son las Dicrasias Siphilíticas y Escrofulosas, bajo cuya influencia se encontraban I03 sugetos en quienes lo obser- vamos. Síntomas.—Dolores intra-orbitarios sordos en el principio, vol- viéndose después lancinantes; encendimiento délos párpados hasta ponerse erisipelatosos, en la Conjuntiva se desarrollan algunos vasos gruesos que parten á toda su superficie desde el ángulo interno del ojo: mas adelante se aumentan los dolores por la noche si el Exostosis es sifilítico, desapareciendo mientras el dia: si es Escrofuloso los do- lores parsisten apareciendo y desapareciendo indiferentemente á cual- quier hora. En este período del mal en el que Exostosis ha adquirido algún volumen, vemos empujado el globo del ojo en dirección opues- ta á donde está situado, apareciendo entonces como de mayores di- mensiones que el otro ojo, pudiéndose confundir en este estado con la Hidrophtalmia, lo que es preciso tener muy presente para no equivo- car el diagnóstico de un|t y otra enfermedad. La visión principia á turbarse desde que el tumor puede comprimir el globo del ojo, en cu- yo caso se desenvuelve la Dipoplia ó vista doble, hasta que por último desaparece con los progresos del mal. Cuando la inflamación que cons- tituye el Exostosis se estiende á toda la órbita y globo del ojo, sedes- arrolla la fiebre sintomática que la acompaña hasta que desaparece, quedando entonces limitado el tumor del hueso, cuyos progresos lentos 229 demarcan después su naturaleza: continuando la fiebre si el Exostosis ha terminado por supuración y caries por algunos dias mas, hasta tan- to no tenga fácil salida la supuración derramada dentro de la cavi- dad, ó sobreviene la fiebre lenta como consecuencia de la absorción. Inflamación del Paquete Celulo Pingüedinoso intra- orbitario. El globo del ojo descansa por su parte posterior en una porción de tegido celular, cuya mayor ó menor cantidad produce que los ojo9 sean mas ó menos salientes. Esta parte puede padecer inflamaciones en todo su cuerpo, como asimismo limitadas á algunos puntos de su espesor, de donde depende la mayor ó menor gravedad de las infla- maciones que pueda contraer. lias consecuencias de la inflamación de esta parte son la de comunicarse al Cerebro y Meninges produciendo una afección cerebral febril que puede comprometer la vida del enfer- mo, si prontamente no se establecen los recursos que deban calmar la inflamación oftálmica propagada al cerebro por una simpatía de conti- güidad. Aunque rara esta enfermedad al parecer no lo es, y si hasta ahora no ha sido descrita por los hombres de mas suficiencia que la nuestra en la ciencia, habrá sido por no habérseles presentado en la práctica: cuya suerte estaba destinada para nuestra débil pluma , la que siempre pronta á los adelantos de la ciencia describirá este pade- cimiento con todos los caracteres con que la hemos estudiado, en cin- co ocasiones en que tuvimos necesidad de hacerlo. Síntomas. Ellos dan principio por un dolor profundo que se re fiere al interior de la órbita, el que dificulta los movimientos del ojo, así como el de los párpados que se ponen edematosos; á (ste dolor le acompaña una sensación de plenitud y tirantez como si las partes con- tenidas en la órbita estuviesen mas voluminosas que naturalmente fue- ran: estos son los síntomas que consignamos al primer estadio de la enfermedad: en el segundo observamos, que progresando la mflama- macion se desenvuelve la fiebre con delirio, siendo su tipo remitente continuo, con exacerbaciones por la noche, cuya duraciou es, hasta la evacuación del pus término de estas inflamaciones intra-orbitarias. A medida que la inflamación aumenta y antes que termine en la supura- ción, el globo del ojo, es empujado fuera de la órbita, constituyendo así lo que han llamado los autores Exophtalmia cuando llega este ca- so que será el tercer estadio, toma parte en la inflamación la Conjun- tiva ocular la que se pone roja y tumefacta, la cornea trasparente se pone como sucia, el Iris es echado hacia adelante, disminuyéndola cámara anterior, desenvolviéndose otro orden de síntomas que corres. ponden al padecimiento del globo del ojo: nuevos dolores acompañan 230 á los que ya existían haciéndose mas grave la enfermedad, hasta el es- tremo de afectarse las membranas del cerebro y aun el mismo peli- grando la vida del enfermo sino se contienen los progresos déla infla- mación. En medio de este conjunto de síntomas tan alarmantes como peligrosos, puede supurarse el ojo dando salida á las partes quecontie- ne, disminuyendo entonces la inflamación y sus consecuencias, presen- tándose el globo del ojo disminuido de volumen, de un color negruz- co en el lugar de la cornea, continuando la supuración entonces tanto del globo del ojo, cuanto orbitaria, lo que pone término á los sínto- mas generales que habian acompañado aquel estado. Afortunadamen- te este terrible padecimiento no lo hemos observado sino en uno de las órbitas, por lo que creemos no ataque sino á uno de estos órganos. Etiología.—Las causas de esta enfermedad han sido generalmen- te las dicrasias Escrofulosas, Reumáticas, Artríticas y Siphilíticas, consideradas como predisponentes, lo= golpes y contusiones sobre la órbita como ocasionales la presencia de los pólipos en las fosas nasa- les y en los senos maxilares, pueden también desarrollar la inflama- ción del paquete celulo pingüedinoso intra-orbitario. Tumores enquistados intra-orbitarios. En el espesor del tegido celular de la órbita suelen desarrollarse alguna vez tumores enquistados de la clase de los Atheromas y Stea- tomas, ellos se sitúan mas ó menos profundamente que hacen que el globo del ojo salga fuera de esta cavidad, sin que para esta salida ha- ya ningún síntoma inflamatorio, lo que debe tenerse muy presente pa- ra no confundir esta clase de enfermedad con alguna de las otras ya descritas, con que por este motivo tenga alguna analogía. Estos tu- mores así como todos los del interior de esta cavidad, dificultan mas ó menos la visión, según que provocan la salida del globo fuera de la órbita por la distensión que sufre el nervio óptico en su consecuencia. Cuando el globo del ojo llega á salir mas allá de los límites palpebra- les, es susceptible de inflamarse y deesperimentar los resultados que anunciamos en todos aquellos padecimientos que pueden hacer salir el globo del ojo fuera de la cavidad que lo protege. Las causas de es" tos tumores fueron y nos son hasta ahora desconocidas: sin embargo nos inclinamos á creer que las Diátesis Strumosas podrá ser en mu- chos casos la que pueda hacer desarrollar esta clase de producciones anormales. Aneurisma de la Arteria Oftálmica. La arteria oftálmica en su porción orbitaria puede alguna vez pa- decer la dilatación aneurismática, la que siendo rara en la práctica, no ha podido ser descrita por los autores, sin embargo habiéndola ob- 231 servado una vez espondremos los síntomas que nos indicaron este pa- decimiento. Según el conmemorativo, el enfermo á quien nos contrae- mos estuvo por muchos meses esperimentando dolores de cabeza, que los referia á la región temporal derecha y parte profunda del ojo del mismo lado, con zumbido en el oido: estos síntomas eran atribuidos á Jaqueca y por muchos Profesores que fueron consultados, unos á Neu- ralgia temporal y otros á Hemicránea sin que los medios indicados aliviasen en nada los dolores del enfermo. Estos dolores guardaban el tipo de remitentes en cuyo tiempo se anonadaban, permaneciendo así por muchos dias, hasta que por la cosa mas insignificante de la vida se exasperaban de nuevo y siempre con mayor intensidad en el pade- cimiento. La naturaleza de estos dolores eran pulsativos para el en- fermo, y apreciables para el médico como signo déla dilatación aneu- rismática. El enfermo permaneció así por muchos meses, hasta que se observó que el globo del ojo, era mayor que el congenere y que su vo- lumen distendiendo el párpado superior escedia de sus límites: sien- do llamado para que diésemos nuestra especial opinión acerca de una enfermedad del ojo que parecia tan oscura para el Diagnóstico: sien- do el nuestro el que emitimos, atendiendo á lo que de sí arrojaban los síntomas. Síntomas físicos.—Distensión del párpado superior á consecuen- cia de la salida del globo del ojo fuera de la órbita: estando sus vasos pronunciados y como varicosos, el color de la Esclerótica era azuloso como en las Coroiditis, Pupila dilatada serpeando por la Conjuntiva gruesos troncos vasculares de color violado unos, y otros encendidos y rojos, mucosidades hacia el ángulo interno: lagrimeo continuo: Pul- saciones isocranas poco aparentes en el globo del ojo en las calmas de los dolores, así como muy pronunciadas en sus exacerbaciones, sien- do tan fuertes en algunas circunstancias que rechazaban el dedo del observador cuando lo comprimía. A este conjunto de síntomas que no podíamos referirlo á ninguno de los padecimientos precedentemente estudiados, y en vista de su analogía con las dilataciones aneurisma- ticas de otras arterias, no dudamos un momento en diagnosticar este padecimiento por una Aneurisma intra-orbitario de la arteria ophtal- mica ó en algunas de sus gruesas ramificaciones: los medios terapéu- ticos que indicamos y que curaron el enfermo con perdida del ojo, lo espondremos en la parte consagrada á esta materia. Las causas de esta enfermedad no pudo decir el enfermo cuale serían, por no haber habido antecedentes á que P0^ ^ "n' ^ lo que creemos serian las generales con que se pueden desarrollar en las arterias estas dilataciones aneurismáticas espontaneas. 30 232 Enfermedades que pueden padecer las cejas. Las cejas consideradas fisiológicamente como ya hemos advertido en la página 52, pueden padecer ulceraciones Herpéticas así como la caida de los pelos que las forman en consecuencia de la Síphilis se- cundaria ó terciaria cuyo accidente es mas ó menos peligroso para la visión, por carecer los ojos de este medio preservativo que ha coloca- do la naturaleza en esta parte para moderar y absorver el esceso délos rayos de luz que puedan dirigirse á estos órganos , por lo que es de gran necesidad su conservación y reposición. En otro lugar nos ocu- paremos de los medios para poder conseguirlo. Inflamación de la Glándula Lagrimal. Sinonimia-—Dacryodenitis. La situación de esta glándula en la órbita la espusimos ya en el estudio de la anatomía del ojo, por lo que no tendremos necesidad de describirla, á cuya página nos remitimos para este objeto. La infla- mación aislada de esta glándula es tan sumamente rara en la prácti- ca, que ha sido olvidada por este motivo su descripción por todos los mas de los oftalmologistas: sin embargo entre nuestros numerosos en- fermos la hemos encontrado, estudiado y tratado en siete ocasiones, y siempre en épocas bien lejanas unas de otras, por cuyo motivo nos atrevemos á presentarla á nuestros lectores, tal como la observamos estas distintas veces. Síntomas.—La enfermedad principia por un dolor continuo mas ó menos vivo hacia el ángulo esterno del arcade orbitario: estendién- dose al globo del ojo y occipucio, inyección de los vasos de la Conjun- tiva ocular y palpebral superior, apareciendo esta de color rojo azar- cón, supresión absoluta de las légrimas, reemplazándolas una muco- sidad de color amarillo: la falta de las lágrimas para lubrificar la su- perficie del ojo, hacia incómodo sus movimientos, sintiendo los en-1 fermos como muchos granos de arena á moverlos, esta sensación era tanto mas dolorosa cuanto menor era la mucosidad que suplía en al- gún modo á las lágrimas; este síntoma era provocado como en las of- talmias por el desarrollo é inyección de los vasos conjuntivales; le- vantado el párpado superior y en el lugar que corresponde á la fosa lagrimal, se advierte un tumorcillo movible y doloroso á la presión, •M* £Um* ze Scirro de la glándula lacrimal. Encanlhis Inflamación del saco lagrimal Tumor lagn^^upuradü Blenorrea del 5acá Hidropesía del saco. Tumor canceroso en el ángulo inlno de] Cáncer encefaleudes. 233 el que puede hacerse ostensible al esterior si aumenta la glándula de volumen: el párpado superior se inflama en el punto que corresponde á la glándula apareciendo edematoso: el globo del ojo es empujado por el aumento que ha adquirido la glándula hacia el ángulo interno, que haciendo variar el paralelismo óptico parece el individuo estar bisco: en el mayor incremento de la inflamación sobreviene fiebre , la que continúa con los demás síntomas si es que va á terminar por supura- ción, observándose en este caso diminución de los dolores y de la in- flamación del párpado superior, la que reduciéndose al punto que ocu- pa la glándula, se percibe una mancha rojo oscura limitada, en la que se siente la fluctuación del pus, que se abre paso, ya por el interior del párpado, ya también por lo esterior, habiendo quedado dos de nuestros enfermos con un trayecto fistuloso entre la pared de la órbita y globo del ojo, que nos fué muy trabajoso su curación: consiguiendo en tres de ellos la resolución: pasando en los otros dos la glándula, uno al es- tado de induración, y el otro á la degeneración escirrosa de cuyo pa- decimiento nos ocuparemos á continuación. Etiología.—Las causas de la inflamación aislada de la glándula lagrimal, no nos han dejado de ser oscuras en algunos de los enfer- mos en quienes hemos estudiado este padecimiento: en los demás en- contramos hallarse los individuos bajóla influencia dicrasica déla Siphilis y Escrófulas que como causa determinante han podido des- envolver su inflamación. Induración y Scirro de la Glándula Lagrimal. Cuando la inflamación de esta glándula recorriendo sus períodos termina en la induración de su extructura, disminuyen progresiva- mente todos los síntomas flogisticos apareciendo en la parte superior y externa del arcade orbitario un tumor desigual y duro, el que levan- tando el párpado superior impide cubrir el ojo, empujándolo hacia dentro de la órbita: este tumor es susceptible según lo observamos en uno de nuestros enfermos, de estaeionarse en el estado de induración, sin pasar á tomar la forma de Scirro canceroso; así como de género en el otro caso en un verdadero cáncer encefaloides cuyas consecuencias fueron desagradables por haberse comunicado al globo del ojo, el que sufrió también la degeneración cancerosa. Las causas del Scirro é in- duración de la Glándula Lagrimal fueron las mismas que las que pue- den provocar su inflamación. 234 Xer ophtalmia.—Nostras.—Obstrucción de los con- ductos que excretan las lágrimas. Hacia el ángulo externo superior del ojo, y en el repliegue que forma la Conjuntiva palpebral con el globo del ojo se encuentran unos ahugeritos en el número de siete á nueve por donde salen las lágri- mas para lubrificar el ojo: estos conducidlos son susceptibles de obs- truirse en las quemaduras del ojo , así como pueden también quedar obstruidos después de las oftalmias y Blefaritis, resultando de aqui dos padecimientos, uno llamado como llevamos espuesto, y el otro lo cons- tituye un tumor á consecuencia de la infiltración de las lágrimas en el tegido celular que rodea la glándula: nos ocuparemos aquí tan solo del primero, que es lo que los autores han llamado Xerophtalmia ú Scheroma propiamente dicho. Síntomas Sequedad del ojo con sensación de granitos de arena en los movimientos los que son dolorosos por la falta de las lágrimas: in- yección de los vasos conjuntivales apareciendo el ojo encendido, las mucosidades que excreta la conjuntiva por las noches , adhiere las pestañas impidiendo abrirlos por las mañanas. Cuando á consecuencia de la obstrucción de los conductos dichos, se extravasan las lágrimas en el tegido celular que rodéala glándula, ademas de los síntomas mencionados se presentan otros que constitu- yen el tumor edematoso lagrimal, tales son un tumor del tamaño de una nuez hacia el ángulo externo del párpado superior de color de la piel, indolente y circunscrito, y cuya compresión determina un dolor que se refiere al fondo del ojo. Este tumor se observa también por den- tro del párpado, el que levantado, aparece saliente y como formando una bolsa en la que se percibe la fluctuación de un líquido. Las causas tanto de la obstrucción de los conductos excretores de la glándula lagrimal, cuanto de la infiltración celular, son las quema- duras que accidentalmente puedan atacar el ojo, así como las oftal- mias crónicas y Blepharitis que engrosando la Conjuntiva palpebral superior, estrecha estos conductos impidiendo la salida de las lágri- mas al ojo. Hidatides de la Glándula Lagrimal. Aunque en nuestra práctica no hemos observado esta enfermedad diremos lo que nos refiere un autor sobre este particular.—(Weller.) 235 "Esta terrible enfermedad que felizmente es bien rara, consiste según los observadores en la distensión de una de las areolas celula- res que unen las granulaciones de que se compone la glándula, cuya areola distendida forma una vegiguilla mas ó menos grande que con- tiene en sí el fluido lagrimal, la que separándose del cuerpo de la glán- dula, se hace independiente de ella, resultando de aquí una Hidatides cuyo aumento progresivo puede producir la salida fuera de la órbita del globo del ojo, sin provocar su inflamación, así como ladesevuelve cuando aumenta de volumen con rapidez. A la aparición de este pa- decimiento acompañan los síntomas siguientes. El enfermo se queja de un dolor sordo y profundo que lo refiere á la órbita, pareciéndole que el globo del ojo es empujado por alguna fuerza interior hacia el esterior: esta sensación se pronuncia mas cuando se mueve dirigién- dose hacia el ángulo externo: el blanco del ojo se pone encendido apa- reciendo el globo del ojo de mayores dimensiones que el otro, y como saliendo de los límites orbitarios: lo que ocasiona un sentimiento do- loroso y tensivo en el globo y mitad de la cabeza correspondiente al efecto: á medida que progresa la enfermedad desaparecen los movi- mientos ó se dificultan por la demasiada tirantez que adquieren les músculos del ojo. La dificultad de ver sufre cambios notables por la distensión que adquiere el nervio óptico, desenvolviéndose trastornos funcionales en su consecuencia, tales son la Dipoplia y Croopsia, has- ta que por último concluye la visión, entrando el gran músculo oblicuo del ojo en movimientos convulsivos continuos por algunos dias hasta que terminados toma el globo del ojo saliente, un aspecto cadavérico que parece anunciar una muerte próxima, cuando aun todas las fun- ciones vitales se egecutan normalmente. No son estos los únicos sín- tomas que acompañan á la Hidatides lagrimal, pues le siguen otros mas funestos al órgano ocular y al enfermo: así es que el globo del ojo fuera de los límites palpebrales y orbitarios, se inflama, desenvolvién- dose dolores atroces que invaden la mitad de la cabeza, infartándose la parótida de aquel lado: la inflamación llevada al máximum de in- tensidad, desorganiza por la supuración el globo del ojo, el que por es- te medio abre paso por algún punto á las partes contenidas en su in- terior, así como á la supuración de carácter pútrido y sanioso, quedan- do el globo del ojo reducido después bajo la forma de una masa carno- sa en donde no se encuentran vestigios de la existencia de este órga- no. Las causas de la Hidatides Lagrimal son aun desconocidas." 23G Inflamación, Vegetación fungosa y Scirro de la Ca- rúncula lagrimal.—Lám. 20. Sinonimia.—Encanthis. La carúncula lagrimal y el repliegue semi-lunar de la Conjuntiva situados hacia el ángulo interno del ojo, son como ya hemos espuesto lOs diques que contienen las lágrimas para que sean absorvidas por los puntos lagrimales» Estas partes son susceptibles de inflamarse en las oftalmias de donde se siguen sus resultados, pero también pueden verificarlo sin este requisito aisladamente desenvolviendo una afección conocida por Encanthis inflamatorio, fungoso ú scirroso que serán de los que nos ocuparemos. Síntomas.— Después de algunos dias de una molesta picazón ha- cia el ángulo interno del ojo, la carúncula se halla encendida y dolo- rosa mayormente cuando el sugeto quiere cerrar los párpados, la que aumenta de volumen mas y mas, si para disminuir la picazón el en- fermo se ha frotado en la parte: las lágrimas no pudiendo ser absorvi- das por la separación que produce en los párpados el volumen de la curuncula, se derraman sobre las megillas escoriándolas: si en la in- flamación de la carúncula se halla comprometida como sucede gene- ralmente el repliegue semi-lunar hay secresion de una mucosidad es- pesa mientras subsiste la inflamación, la que puede terminar por reso- lución, volviendo á su estado natural, ó pasar al de supuración destru- yéndose la carúncula, ó al de induración y vegetación fungosa. Cuan- do ha sido la induración el término de la inflamación se queda la cu- runcula endurecida y de mayor volumen, habiendo habido algunos ca- sos que se han desarrollado pelos en su superficie , produciéndose en su interior una sustancia calcárea que le ha hecho adquirir á la curun- cula mayor dureza , sirviendo entonces esta parte del ojo como un cuerpo estraño, que entretiene una oftalmia crónica que no desapare- ce hasta su extirpación. El Encanthis fungoso es también una de las consecuencias de la inflamación de la carúncula aunque no tan gene- ral como el de las otras terminaciones, presenta sin embargo un aspec- to sorprendente por la analogía que tiene esta fungus con las Moras y Fambruesas. Cuanto la carúncula afecta este modo de vegetación, ad- quiere ordinariamente un volumen considerable hasta el estremo de cubrir parte de la cornea trasparente, ó toda ella, produciendo tam- bién una oftalmia crónica que no desaparece hasta la extinción de la causa que la sostiene. El color que adquieren esta clase de vegeta- ciones, es el rojo oscuro ú violado: siendo susceptibles de degenera- 237 ciones cancerosas como lo observamos una vez en un enfermo que maltratada la vegetación, vino á nuestra clínica con este padecimien- to en el estado canceroso. Las causas del Encanthis se ignoran á pesar de atribuirlas todos nuestros antecesores á las lesiones mecánicas que puedan obrar sobre la carúncula, por nuestra parte confesamos nuestra insuficiencia en la Etiología de esta enfermedad, pues de los enfermos que hemos asisti- do de ella, ninguno ha podido determinar cual fuera la causa de este padecimiento. Epiphora ó lagrimeo continuo. Sinonimia.—Dacryorrhysis.—Fluxo lagrimal.—Stilicidium Da- cryostagon. Esta enfermedad es caracterizada por un derrame continuo de laa lágrimas sobre las megillas, siendo siempre una afección secundaria y nunca primitiva, ya sea que las lágrimas se consideren secretadas en gran cantidad y no puedan ser absorvidas por los puntos lagrimales de los párpados, ya sea por la contracción de sus boquillas ó ya también por la obliteración de su conducto palpebral, en todos estos casos ha- brá siempre Epiphora ó lagrimeo el que consideramos como un sínto- ma y no como una enfermedad. La Epiphora acompaña siempre á to- das las oftalmías en que esté comprometida la sensibilidad del ojo, co- mo son en las Esclerotitis Scrofulosa y Reumática, así como en las exaltaciones nerviosas de la Retina, en que la acción de la luz siem- pre determina el lagrimeo involuntario. Inflamación del Saco lagrimal.—Lám. 20. Sinonimia.—Anquilops. Ya hemos espuesto la situación anatómica de estas partes, por lo que no tendremos necesidad de hacerlo aquí, al hablar de las inflama- maciones que pueden contraer tanto el saco lagrimal ó receptáculo de las lágrimas, cuanto de su trayecto hasta la nariz, ó conducto nasal. Este receptáculo así como su continuación se halla revestido de una membrana mucosa de mucha vascularidad que la dispone muy fácil- mente á contraer inflamaciones que tienen en su principio el carácter agudo, siendo susceptible pasar después al estado crónico, sucediendo 238 en uno y otro caso el engrosamiento de esta membrana y la oblitera- ción en su consecuencia, ya del saco lagrimal, ó ya también del con- ducto nasal en todo su trayecto ó en algunos de los puntos de su es- tension. A este engrosamiento y obliteración se le deben todos los sín- tomas que constituyen lo que se ha llamado Fístula lagrimal, tumor lagrimal, Hidropesía del saco lagrimal, y Obstrucción del canal na- sal. Cada una de estas enfermedades merecen ser estudiadas por se- parado aunque ellas no exigen sino una misma indicación terapéutica. Tan luego como la inflamación ocupa el trayecto lágrimo-nasal, opo- ne un obstáculo al derrame de las lágrimas en la nariz; si fuere en el saco, su permanencia reunida á la inflamación de sus paredes, presen- tara un tumor inflamatorio hacia el ángulo interno é inferior del ojo con todos los caracteres del flegmon, siendo algunas veces acompa- ñado de los síntomas generales de las inflamaciones de la piel. Este tumor corriendo sus faces termina siempre por supuración la que se establece siempre en su ápice desapareciendo los síntomas inflamato- rios, quedando en este lugar una abertura por donde salen al exterior las lágrimas, que han sido absorvidas por los puntos lagrimales , así como una poca de supuración mezclada con este líquido. Esta abertu- ra espontánea del flegmon lagrimal al cabo de algunos días de hallar- se en esta situación, se cierra dando lugar á nueva colección de lá- grimas y á la formación de otro tumor de igual naturaleza que el an- terior en el mismo lugar, cuya marcha y duración con diferencia de dias es análogo é idéntico al anterior; repitiéndose esta escena tantas veces cuantas aparezca la inflamación de la membrana mucosa del sa- co, que estrechado por esta causa en su fondo se opone á la continua- ción de las lágrimas por el conducto nasal. Estas alternativas de in- flamaciones, supuraciones y descomposiciones químicas de las lágri- mas detenidas en su receptáculo, es lo que se ha llamado Fístula la- grimal. Las repetidas inflamaciones del saco produciendo el engrosa- miento de la membrana en la depresión que forma su fondo, se adhie- re oponiendo así un obstáculo insuperable á la continuación de las lá- grimas; cuando llega este caso desaparecen los tumores inflamatorios, quedando en su lugar un pequeño tumor en la parte que es formado por las lágrimas detenidas que han podido caer al saco, el que lleno de lágrimas alteradas salen por los puntos lagrimales cuando se com- prime con el dedo, siendo de un color lechoso cuajado: á esta varie- dad de la fístula lagrimal se ha llamado Blenorrea del Saco. No será supérfluo el advertir que siempre que el saco se llena de lágrimas las excedentes no pudiendo ser absorvidas por los puntos lagrimales de los párpados, se derraman sobre las megillas, ó permanecen entre es- tos haciendo aparecer el ojo como lloroso, siendo después evaporadas por el aire: este estado de continua humedad del ojo es relativo en es- ta enfermedad á la humedad de la atmósfera, de donde hacemos de- pender, el mayor ó menor lagrimeo. La Blenorrea del saco lagrimal 239 se. presenta también en la permanencia de la abertura exterior del tu- mor lagrimal supurado, cuando aun no se ha podido cicatrizar; en es- te caso salen por ella del mismo modo las lágrimas alteradas de color lácteo, juntamente con la escresion mucosa de las paredes de este re- ceptáculo, sin que en estos casos se desenvuelvan como en su princi. pió tumor inflamatorio, ni otro alguno, puesto que teniendo libre sali- da las lágrimas al exterior, impiden su colección por la formación de esta clase de tumores á cuya estancación se deben. Obstrucción del conducto Nasa!.—Lám. 20. Sinonimia.—Atrhesia.—Stenochoria del conducto Nasal. Las repetidas sub-inflamaciones catarrales de la membrana Pitui- taria propagándose al couducto nasal por via de continuidad, produce en algunas circunstancias difíciles de precaver, la obstrucción mas ó menos completa de este conducto, la que es debida al engrosamiento de la mucosa que cubre sus paredes cuya membrana es continuación de la misma que reviste las fosales nasales. La obstrucción del canal nasal puede ser total con estrechez en toda su estension, y también limitada á alguna de sus partes. Cuando esta estrechez impide absolutamente la salida de las lágrimas á la na- riz, se desarrolla el tumor y flegmon lagrimal con todos los caracte- res con que lo hemos precedentemente estudiado: pero cuando la es- trechez permite salir alguna cantidad de lágrimas siendo la entrada en el receptáculo mayor que la que puede evacuarse por el conducto á la nariz, se desenvuelve en el ángulo interno é inferior del ojo, en el mismo lugar en que consideramos el flegmon un tumor de mas vo- lumen que los anteriores, susceptible.de aumento y diminución sin variación de color en la piel que lo cubre, el que ha sido llamado por todos los oftalmólogos Hidropesía y Hernia del saco Lagrimal, la mis- ma que estudiaremos á continuación de un modo diferente á lo que lo han hecho nuestros predecesores. Hidropesía ó Hernia del Receptáculo lagrimal. Lám. 20. Confundido el tumor lagrimal con la hidropesía ó colección de la» lágrimas en el saco, no pudo nunca determinarse el lugar del obsta- 240 culo que podria producir estos dos padecimientos aunque ocasionados por una misma causa, cual era la obstrucción ú estrechez, ya del fon- do del saco lagrimal, ó ya también del conducto Nasal, á las cuales se les deberán referir todos los desórdenes que se desenvuelven en el trayecto lagrimal desde el momento que se detiene el curso natural de este líquido, hasta que se constituye lo que se ha llamado Fístula la- grimal. Si las lágrimas se detienen tan solamente en su receptáculo, habrá el flegmon como consecuencia de la inflamación de su membra- na, siendo unas veces las lágrimas la causa de su producción y otras sus efectos: cuando es en el conducto la obstrucción se podrá desen- volver dos modos de padecimientos, uno que se ha llamado hidropesía del saco y otro hernia lagrimal, cuyas enfermedades aunque análogas diferenciaremos. lia obstrucción del conducto nasal como hemos dicho, puede de- terminar bien la hidropesía del saco, ó bien la hernia, sin que las pa- redes de esta tengan trastornos de ninguna clase, y sí solo la disten- sión que sufre en consecuencia del exceso del líquido contenido en su cavidad. La Hernia del saco lagrimal consiste en tumor indolente y elás- tico, situado en el ángulo interno del ojo, que aumenta progresiva- mente hasta ponerse del tamaño de una nuez, sin variación de color de la piel: este tumor aunque se comprima con los dedos, no se vacia nada del líquido contenido, ni por los puntos lagrimales, ni por la na- riz; siendo este padecimiento siempre consecuencia de alguna sub- inflamacion de la membrana mucosa del saco, la que contrayendo los puntos lagrimales y su fondo impide la entrada y salida de las lágri- mas, formándose esle tumor á espensas de las mucosidades secreta- das por la mucosa del saco. Las lágrimas no pudiendo ser absorvidas en este caso, caen continuamente sobre las megillas, produciéndose un lagrimeo involuntario. Este tumor se estaciona por mucho tiem- po, hasta que su inflamación determina la supuración y abertura cons- tituyéndose la Fístula lagrimal, ó bien un procedimiento quirúrgico antes de este resultado hace desaparecer una y otra enfermedad. La Hidropesía del Saco la constituye un tumor de mas ó menos volumen sin mutación de coloren la piel, también elástico y reniten- te, el que disminuye cuando se comprime con el dedo por salir unas veces por los puntos lagrimales el líquido contenido en el tumor, ha- ciéndolo otras por la nariz, dependiendo esto como ya hemos dicho de la dificultad que tienen las lágrimas de pasar por el conducto nasal por impedirlo su estrechez: este tumor no es susceptible de inflamar- se, ni de supurarse, teniendo los individuos que lo sufren el trabajo de comprimir el tumor á ciertas horas, para que vaciándose pueda desaparecer la deformidad que ocasiona en el ojo hasta tanto el mismo procedimiento quirúrgico verifique la curación. Etiología,—Las causas que producen los tumores y fístulas lagri- 241 males, son: los Catarros nasales y Fiebres mucosas, la Caries y Ne- crosis del hueso Unguis y del conducto Nasal oseo: el aplanamiento de los huesos cuadrados de la Nariz: las producciones poliposas en las fosas nasales superiores: las Diátesis Escrofulosas, Herpéticas y Sifi- líticas, así como en las mugeres la escáces de sus períodos . se han considerado como las que mas generalmente pueden determinar es- tos padecimientos del aparato lacrimo nasal. Fin del tomo primero. Debiendo cada lámina ponerse intercaladas, á continuación diré mos las páginas en donde pertenezca su colocación. Páginas. Láminas 1? y 2?.................... 21 ídem 3» y 4?..........'......... 25 ídem fía.........•........... 28 ídem 7?..................... 35 ídem 8*..................... 56 ídem 9a. . . :................. 84 ídem 11..................... 128 ídem 12..................... 126 ídem 12...................... vf ídem 12..................... ]f ídem 14..................... Y-o ídem 15.................. ^ I(lem 16................. 192 ídem 18..................... ^ ídem 19..............* • • ídem 20..................... ZM ÍNDICE De \as materias eowteni&as ew este primei* tomo, Páginas. Dedicatoria é Introducción................•.................. 1 Plan déla Obra...........•.................................. Historia del arle Oftalmológico................•.......0••• ** Anatomía descriptiva del ojo.—Descripción délos huesos que forman las órbitas..................................... De los músculos del ojo con dos láminas que los representan. 20 De las Arterias pertenecientes al interior de la órbita y glo- bo del ojo, con una lámina que las representan.......• • • • 23 De las Venas que se distribuyen en lo interior de la órbita y globo del ojo, con una lámina que las representan...... 25 De las Arterias y Venas Palpebrales con dos láminas que las representan................................... De los Nervios de los ojos conunalámina que los representan. Del Globo del ojo y de las partes que lo constituyen con una ^ lámina que las representan............••••••........" ""* De los medios trasparentes del ojo considerados como lentes ^ orgánicos..........................•••••• ^ De la Cornea trasparente y su Análisis.......■•••.....••• De los Párpados considerados como partes 1™^*™** M /¿Í?^ 59 Consideraciones fisiológicas sobre ^¡"•'"'•'''¡"^ Grandor aparente y relativo de los objeto>>™%*«™?? oscuridad aparente. Apariencia nume, rea de las Jmagt^ ^ nes, y de los cuerpos en movimiento ........... ....... &J De la Luz y ^sleyes^^-----' or Del Fluido luminoso cuando ati aviesa meuw ,.,fr:nfrente, 71 superficiesplanasyesféricas,ymedios^^^^ 7 De las lenus físicas, sus ^^^ de la Ca_ Composición y descomposición de la Lxu ytey............. ^ toptrica II Páginas. De la visión confusa y distinta.—Su mecanismo.......... 78 Analogía del ojo con los instrumentos de Dióptrica......... 82 Nuevo mecanismo de la visión con una lámina que la re- presenta.................................................... 84 Irizacion de la luz y Acromatismo del ojo-.................. 92 De la Oftalmoscopia............ ............................ 95 Patología general.......................................... 109 Consideraciones generales sobrelasinflamaciones oftálmicas. 115 De la inflamación de la Conjuntiva y Esclerótica, conside- radas como el primer período de todas las oftalmias...... 121 Patología especial.—De las Oftalmias no específicas, con una lámina que la representa............................ 122 Blefaritis catarral simple.................................. 123 Esclerotitis simple.......................................... 124 Coroiditis idiopática......................................... 125 Condensación inter-laminar de la cornea trasparente con una lámina que la representa..........................•••• 128 Reblandecimientos de las corneas con una lámina que las representa......................•........................... 130 De la Iritis simple idiopática................................ 133 Aquo.—Capsulitís de los autores con una lámina que las re- presenta-.................................................... 135 Inflamación del Cristalino y de su Capsula, Cataratas y sus variedades con una lámina que las representa............ 138 Cataratas Negras............................................ 150 Cataratas falsas '• ........................................... 151 Del Glaucoma y sus variedades con una lámina que las re- presenta.................................................... 155 Disolución del vitreo.................................•....... 161 Neurosas Oftálmicas.—Exaltación de la sensibilidad orgá- nica de la Retina........................................... 162 De la Nictalopia ó visión de noche.......................... 165 De la Hemeralopia ó visión de dia.......................... 166 Amaurosis ó Gota serena.................................... 168 Amaurosis orgánica de la Retina............................ 171 Amaurosis cerebral y orgánica del Nervio óptico con una lámina que las representa.................................. 172 Amaurosis.—Ojo de Gato.................................. 174 Parálisis del Párpado superior, Espasmo ú contracción per- manente..........................................*......... 176 Ojo de Liebre................................................. 177 Guiñamientos ú Nictitatio.—Visquera ó Strabismo........ 178 Imaginaciones perpetuas con una lámina que las representa. 180 III Páginas. Yriszalgia......................*................♦..»........ 182 Neuralgias oftálmicas.—Dolor de Clavo.................... 183 Neutalgia Frontal y Sub-orbitaria.......................... 185 Oftalmías Especiales.—Siphilítico catarral................. 187 Oftalmia Reumática.......................................... 189 Oftalmía Scrofulosa con dos láminas que las representan.' • 191 Retinitis Scrofulosa......................................... 195 Oftalmia Artrítica.—Iritis.................................. 197 Oftalmia de los recien-nacidos............................... 200 Oftalmias Herpéticas........................................ 203 Blepharitis, Psoricca glandular............................ 207 Curación notable.—Comunicado ........................... 209 Oftalmia Exantematosa...........•......................... 215 Enfermedades de los Párpados y globo del ojo independien- te de toda i.ftalmia. Heridas y contusiones de los Párpa- dos y del globo del ojo..................................... 217 División congenita ú accidental del párpado superior y de sus bordes libres............................................ 218 Adherencias de la Conjuntiva ocular á la Palpebral, y tu- mores de los Párpados..................................... 219 Pápulas y Exuberancias de las Conjuntivas y Pterygium. 221 Hidropesía de los Párpados.................................. 222 Emphisema.—Forúnculo y Berrugas de los Párpados..... 223 Escresencia de la Conjuntiva Palpebral y Cáncer de los Párpados y del globo del ojo.............................. 224 Hidropesía del ojo ú Hidrophtalmia........................ 226 Enfermedades de la Bóveda orbitaria y Exostosis......... 227 Inflamaciondel Paquete celulo pingüedinoso intra-orbitano. 229 Tumores enquistados intra-orbitarios y Aneurisma de la Arteria Ophtálmica.......................""''"'"'""' Enfermedades délas cejas é Inflamación de la Uandula ^ . ......,................... 2oi¿ lagrimal..................... " . _„„ Induraciony Scirro de la Glándula lagrimal.--•••••••••• ¿** Xerophtalmia ú Obstrucción de los conductos de las lagn- mas, é Hidatides de la Glándula lagrimal--- •••• ••••»• Inflamación, Vegetación fungosa y Scirro de l» Canaula ^ lagrimul—Encanthis.............•.......""' , onM 7„_ Epiphora ó lagrimeo continuo é i»fi«™«™ ^ ™m ~. ^ Ob^mcZi^^ 239 culo lagrimal........................... MSTA De tos señores suscritores á esta obra. Exmo- Sr. Conde de Alcoy, Capitán General de la isla de Cuba. Dr. 1). Miguel Pinet, Vice-Director del Cuerpo de Sanidad Militar. Dr. I). José Lletor Castroverde, Decano de la facultad de Medicina y Cirugía. Dr. D. Agustin Encinoso de Abreu, Médico Principal del Hospital Militar. Dr. D. José Benjumeda, Catedrátido dé Anatomía. Dr. D. Vicente Antonio de Castro, Catedrático de Patología interna. Dr. D. Nicolás Gutiérrez, Cirujano mayor del Hospital Militar. Dr. ü. Julio L. Riverend, Catedrático de Fisiología. Dr. D Isidro Sánchez, Catedrático de Obstrecticia. Dr. D. Ramón Zambrana, Catedrático de Medicina Supernumerario. Dr. D. Domingo Rosains, Vocal de la Inspección de Estudios. Dr. D. José María Velasquez, Secretario de la Junta de Fomento. Dr.'D. Joaquin Aenlle, Catedrático de Farmacia Supernumerario. Dr. D. Juan Francisco Valdes, Profesor-médico del Hospital Militar. Dr. D. José Carbonell, Profesor de Sanidad Militar. Lelo. 1). Juan Rossell. Dr. D. Augusto Schneidler, Médico-Cirujano. Dr. D. Víctor Hernández, Profesor de Sanidad Militar. Dr. D. Rafael Cortés. Dr. D. Francisco Obregon, Profesor de la Real Armada. Ldo. D. Antonio Rodrigue/, Médico-Cirujano. Ldo. D. Agustin Valdes Sánchez, Médico-Cirujano. Ldo- D- Pedro Fernandez de Velasco, Médico-Cirujano. Dr. D. Francisco Fornies, Profesor de Sanidad Militar.' D. José Guillermo Diaz, Cursante de Medicina. D. Juan Pelosa, Cursante de Medicina. D. Antonio Caro, Cursante de Medicina. Iido. ü. Rafael Valdes, Cirujano y Médico. Ldo. D Francisco Morado, Cirujano y Médico. Iido. D. José Antonio Aragón, idem. D. Andrés Valdes Aragón, Farmacéutico. D. Francisco Valdes García, Practicante del Hospital Militar. I). José Jinori, Practicante del Hospital Militar. Dr. D. Gabriel Morales, Médico y Cirujano. Ldo. D. Alejo Alio, Médico y Cirujano. D. Liborio Fors. Ldo. D. Cleto Diaz Acebedo, Médico-Cirujano. D. Luis L'. Roy, Cursante de Medicina. D. Pascual Lecour. Dr. D. Isidro Cordovés, Médico-Profesor del Hospital Militar. Ldo. D. Manuel Quibus, Médico-Cirujano. Ldo. D. José Vara, Médico Cirujano. Ldo. D. Ángel Ramón Sandoval, Médico-Cirujano idem. (Continuarán.) ll>iU ■cí ,; ;♦ «iPíi'H j£«»; '' << >i:'.! ^.'.ííü í;í;.'1 jílti í fj) :*,""' ; ■■'•'.■.íiírí ♦.'!'.:ji i j * * i i'? IW