BREVES NOTICIAS SOBRE JLA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA EN LA REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD MAXIMO DOCTOR 8. JERONIMO FUNDADA EN EL CONVENTO DE SAN JUAN DE LETRAN DE LA HABANA, ORDEN DE PREDICADORES; Son k adición de algunos datos curiosos referentes tí fn misma ifuiuersiílail y a su faeufki ile áleJicina POR Doctor en las facultades de Medicina y Cirugía do la Real Universidad Literaria de la Habana, Doctor en Ciencias (sección de las naturales) déla Central de Madrid.—Ex-Gatedrático de Fisiología 6 Historia de la Medicina en esta Universidad, Miembro de número de la Real Academia de Ciencias Médicas, &, &, HABANA. Imprenta y Librería de A. Pego, Editor, Obispo 34. 1876. La Universidad de la Habana se debe álcelo y amor á la ilustración, que en todas épocas demostraron poseer los RR. PP. PP, de nuestro Convento de S. Juan de Letrán. Sabido es, que reunido el Capítulo Definitorio de Provinciales, de la de Santa Cruz de Indias, en la Casa de San Juan de Letran de la Habana, uno de los asistentes, Fr. Diego Romero, propuso en 1670 la creación de una Universidad en esta ciudad, cuyo desarrollo previe- ron, y posesionados ellos de las del Angélico Dr. Santo Tomás de Méjico y de la de igual advocación en la Isla Española (Santo Domingo), no quisieron que sucediendo los tiempos, fuesen otras órdenes ú otras Corporaciones las que le privasen de la série de privilegios que á las Universidades Pontificias son anexas. Estos privilegios no eran solo personales, sino que también recaian en la Orden y en el lustre del Convento; los Rectores se estimaban como Dignidades eclesiásticas, tenian el privilegio de dosel, tapete, sitial y cojin, deque se le diesen candelas con arandelas de plata en ciertas ceremonias, el poder usar carruaje con dos troncos de muías y llevando dos pajes con espadas; á más de su dignidad Rectoral, eran Cancelarios, por cuya autoridad Pontificia! conferian los grados. 4 El Convento gozaba del privilegio de tener propinas en todos los grados, y en remuneración de ese beneficio, cuando iba á conferirse el de Ldo. ó Doctor, tocaba á Li- cenciatura ó á Borla desde la víspera con la campana mayor; y al entrar el Claustro en la Iglesia para conferir la borla, echaba á vuelo las campanas. Estos privilegios, que para la ilustración de nuestra época nada valen y nada significan, eran al contrario en aquellos dias tan significativos y tan ambicionados, que en más de una ocasión se reunió el Claustro para acor- dar su cumplimiento, ocasionándose no pocas cuestiones por haberse omitido algunos detalles; y en prueba de ello, citaremos el celebrado con motivo del entierro del Dr. en Derecho canónico D. Manuel Magaña, cura de la Catedral, en que el R. Obispo mandó quitar el sitial, y laño ménos célebre contienda con el Ayuntamiento sobre cuál délas dos Corporaciones debía presidir en los due- los; acordándose por una Rl. Cédula, que cuando asistie- sen las dos corporaciones por ser el finado Dr. y Regidor, si ántes había sido Dr. que Regidor, le correspondía á la Universidad y en caso contrario al Cabildo; pero la orgu- llosa Universidad tuvo el cuidado de no concurrir, sino cuando sabia que le tocaba presidir. Volviendo ála fundación diremos, que acariciado por los PP. PP. el proyecto de Fr. Diego Romero de 1670, si en aquella época sus deseos no se vieron satisfechos, á pesar del informe favorable del Municipio, no por eso el desaliento los abatió; y hechas nuevas gestiones, no como las primeras, es decir por el conducto del Ayunta- miento, sino directamente por los mismos Religiosos, lo- graron que Inocencio XIII, por Bula de 12 de Diciem- bre de 1721, les confiriese autoridad para erigir una Universidad. BULA DE CONCESION D. Francisco Amatrian, Secretario de S. M., Oficial mayor de la Secretaría del Consejo, Cámara y Junta de 5 Guerra de Indias de la negociación de las Provincias de Nueva España: Certifico, en virtud del acuerdo de los Sres. del referido Consejo del 27 del presente mes, pro- veído y en vista de un memorial de Fr. Juan de Soto- longo y Arechaga, de la órden de Predicadores, se dió paso á un breve de Su Santidad, y el tenor de su traduc- ción original, que queda en esta Secretaría, es como si- gue: Inocencio XIII, Papa ad futurarn rei rnemoriam; habiendo sido exaltado, aunque sin méritos por la dispo- sición de la Divina Sabiduría al régimen de la Iglesia Católica, extendida por todo el ámbito de la tierra, de muy buena gana ponemos toda especial solicitud de nuestro Oficio Pastoral en favorecer (cuando se nos pi- de, y según después de haber considerado maduramen- te todas las cosas, hallamos convenir saludablemente en el Señor) á los loables estudios, que conducen á la ins- titución y erudición en Santa Doctrina de los fieles de Cristo y particularmente aquellos que viven en partes muy distantes de esta Santa Sede; y siendo así que poco ha nos hicieron hacer relación los amados hijos, los reli- giosos de la Provincia de Santa Cruz de la Orden de Predicadores, en las Indias Occidentales, que por cuanto en su Convento de San Juan llamado de Letran, del lu- gar llamado la ciudad de la Habana, de la diócesis de Cuba en dichas Indias, se hallan de muchos años á esta parte instituidos estudios con muchos aplausos y nota- ble progreso de diferentes ciencias, á saber: de Gramáti- ca, Filosofía y Sagrada Teología, de los cuales por el gran cuidado, aplicación y desvelo de los dichos religio- sos, se han sacado muy colmados frutos según consta por la experiencia; y aunque se pudiera esperar en lo veni- dero semejante copiosa mies, los dichos exponentes se ven (con su dolox) frustrados de conseguir el premio en dicha Ciudad por defecto de Academia y Universidad de estudio general, pues la Mejicana, que es la más cer- cana, dista trescientas leguas de dicho lugar de la Haba- na, y que no se puede llegar á la otra que es la Isla Es- 6 pañola, donde la tiene y goza el Convento de Santo Domingo de dicha órden, sino con muchísimo peligro de la vida por la larga y penosa navegación; desean su- mamente los dichos, para que dichos estudios se manten- gan en el antiguo fervor y se restituya la juventud á su primitiva aplicación, se conceda por NOS la facultad á los religiosos de dicho Convento de San Juan de Letran de conferirlos dichos grados con los mismos privilegios, honores y gracias de que goza el dicho Convento de la Isla Española, por lo cual nos han hecho humildemente súplicas que por la Benignidad Apostólica nos dignáse- mos de proveer convenientemente acerca de lo arriba referido: Nos, pues, queriendo hacer especiales favores y gracias á los dichos exponentes y por tenor de las pre- sentes absolviendo y dando por absueltos á las singula- res personas de los religiosos del primer dicho Convento de cualquier excomunión Superior y entredicho y de otros cualesquiera Eclesiásticas sentencias, censuras y penas impuestas in re vel ad hominem, por cualquieroca- sion ó causa si en algunos y en cualquier manera han in- currido para conseguir solamente el efecto de las presen- tes,—-inclinados á dichas súplicas con acuerdo de nues- tros Venerables Hermanos los Cardenales de la Santa Romana Iglesia, Diputados para los negocios y consulta de los Obispos y Regulares, los cuales honran las rela- ciones del Venerable hermano el Obispo de Cuba y del Procurador general, entonces existente de la dicha or- den, hechos sobre esto á dichos Cardenales,—por la Au- toridad apostólica y tenor de las presentes, concedemos para siempre á los Modernos religiosos y por tiempo existente del dicho convento de San Juan de Letran, la facultad de conferir los grados de aquellas ciencias y facultades que en dicho Convento se enseñen y leen según y de la misma manera que los confiere la Acade- mia y Universidad de el susodicho Convento de Santo Domingo de la Isla Española de dicha orden y con los mismos privilegios, honores y gracias de que el dicho Convento de Santo Domingo también ahora goza y usa, 7 salva empero siempre en lo susodicho la Autoridad déla Congregación de los dichos Cardenales;—mandando que estas presentes letras sean y hayan de obtener sus pie- nanos y enteros efectos y que cuando y por todo sufra- guen plenamente á los que toca y por tiempo tocase, y que así. y no de otra manera se haya de juzgar y defi- nir lo arriba referido por cualesquiera jueces Ordinarios, y delegados, también Auditores de las causas del Pala- cio Apostólico, dando por nulo y de ningún valor todo lo que sobre esto aconteciere, ser atentado por cualquiera de cualquiera autoridad que sea, sabiéndolo ó ignorándo- lo; no obstante las Constituciones y Ordenaciones Apos- tólicas en cuanto fuere necesario los Estatutos y costum- bres de dicha órden, aunque se hayan arrogado con Juramento ó Confirmación Apostólica ú otra cualquiera firmeza, y sin embargo así mismo de los Privilegios, in- dultos, y letras Apostólicas, que en cualquiera manera se hayan concedido, confirmado, ignorando contra lo arriba referido: á todas las cuales cosas y á cada una de ellas, uniendo sus tenores por plena y suficientemente expresados y de verbo ad verbum inserto en las presen- tes, quedando para los demás en su fuerza y vigor por esta vez solamente: y para conseguir el efecto de las pre- sentes, especial y expresamente la derogamos y todo lo demas en contrario. Queremos empero que á los tra- suntos de estas presentes letras también impresas, firma- das de manos de algún Notario público y selladas con el sello de persona constituida en Dignidad Eclesiástica, se les aprecie y fuera dé la misma fé y crédito que se diesen á las dichas presentes, si fueren exhibidas ó mos- cadas. Dado en Roma en Santa María de debajo del Anillo del Pescador el dia doce de mes de Diciembre de mil setecientos veinte y uno, de nues- Co Pontificado año primero.—Fray Cardenal Oliveri. Lugar del Anillo del Pescador Traducido del latin por mí D. Francisco Gracian del Consejo de S. M. su Secretario y de la Secretaría de Lenguas.—Madrid 26 de Enero de 1722. Y para que conste donde convenga doy la presente en Madrid 29 de Abril de 1722 D. Francisco de Ama- trian.» La bula de Inocencio XIII obtuvo el Pase Real en 5 de Enero de 1728, aprobándose la erección con el título de Real y Pontificia por Real Cédula de 23 de Setiem- bre del mismo año. EL REY. Por cuanto habiéndoseme representado por Fr. Die- go de la Maza, del Orden de Predicadores, que en el Convento de su Orden de San Juan de Letran de la Ciudad de San Cristóbal de la Habana, habia muchos años se tenían estudios generales de Gramática, Artes, Teología y Sagrada Escritura adonde acudía gran con- curso de toda la Isla de Cuba, y se seguían colmados frutos en los naturales de ella, saliendo aventajados su- getos en Letras y Predicación que ocupasen y sirviesen los Curatos y demás Prevendas: ponderando el descon- suelo que les asistía de no poderse graduar los que con- currían á los referidos estudios, por no haber Universi- dad en aquella Isla y ser las mas próximas las de Méjico y Santo Domingo, que la una distaba trescientas leguas, y la otra mucho más, con larga y penosa navegación: su- plicándome fuese servido interponerme con su Santidad, para que concediesen al expresado Convento de San Juan de Letran facultad de dar Grados perpetuamente en la forma que se concedió al que su Religión tenia en la Ciudad de Santo Domingo de la Isla Española; y en su vista, y de lo que al mismo tiempo me informaron los Cabildos Secular y Eclesiástico de la Habana, la Au- diencia de Santo Domingo, y Universidades de aquella Ciudad y la de Méjico, expresando las favorables conse- cuencias que se seguirían de la referida facultad de dar 9 Grados: tuve por bien de ordenar por Despacho de quin- ce de Febrero de mil setecientos al Duque de Uzeda, mi Embajador en la Córte de Roma, pasase oficios con su Beatitud, á fin de que concediese al mencionado Con- vento de San Juan de Letran, la facultad que solicitaba; y por no haber terxido efecto, fui servido, á instancia de Fr. Bernardino de Membrive, de la misma Orden de Predi- cadores, de rogar y encargar, al Cardenal Aguaviva, por otro de nueve de Febrero de mil setecientos diez y siete (con inserción del antecedente) pasase en mi nombre oficios con su Santidad á fin de que se dignase conceder la referida gracia por las favorables consecuencias que re- sultarían al servicio de Dios y mió: en cuya virtud, y de lo que en este asunto informó á su Beatitud el Reve- rendo Obispo de la Iglesia Catedral de la Ciudad de Santiago de Cuba, se dignó la Santidad de Inocencio Décimo tercio, por su Bula de doce de Setiembre de mil setecientos y veinte y uno, dispensar para siempre álos Religiosos del mencionado Convento de San Juan de Letran de la Habana, que ahora son, y en adelante exis- tieren la Facultad de erigir Universidad y conferir los Grados de las ciencias y facultades que en él se enseña- ban y leían, según y de la misma manera que lo hacía la Universidad de Santo Domingo de la Isla Espa- ñola, y con los mismos privilegios, honores, y gracias que gozaba y usaba, á que se dió el Pase por mi Conse- jo Real de las Indias en veinte y siete de Abril de mil setecientos y veinte y dos, y se suspendió su ejecución con motivo de haberme representado el referido Obispo de Cuba en cartas de veinte y tres de Enero del año de mil setecientos y veinte, y diez y seis de Enero del de mil setecientos y veinte y dos la donación que hizo al men- cionado Convento de una casa é Iglesia que fabricó á su costa, á fin de que sirviese para Colegio y Universidad donde se diesen los Grados, con permanencia de Cáte- dras de Gramática, Artes, Prima, y Vísperas de Teolo- gía y Moral; suplicándome fuese servido de aprobar la expresada donación v conceder licencia para la funda- clon del referido Colegio, en la forma que contenían las escrituras de dotación y donación que acompañaba, con declaración de que en el caso de haberse alcanzado la Bula de Universidad, se entendiese para el citado Cole- gio: en cuya inteligencia y de los antecedentes de la materia, tuve por bien de encargar por Despacho de tre- ce de Setiembre de mil setecientos y veinte y dos, así al mencionado Obispo, como al Prelado -del mismo Con- vento, me informasen lo que se les ofreciese con remi- sión de los Estatutos que hablan de poner en el citado Colegio, como lo ejecutara en cartas de diez y siéte y veinte y uno de Mayo de mil setecientos y veinte y tres, conviniendo en la traslación de la Universidad, y en la observancia de lo estipulado, con la dotación de las Cá- tedras propuestas por el Reverendo Obispo; y por haber considerado después que los doce mil y cuatrocientos pesos de principal que á este fin ofrecía imponer, no era cantidad suficiente, para que con sus réditos se pudiesen mantener los Religiosos que habian de regentar las Cá- tedras, ni las demás personas que debian de existir en el Colegio: manifestó al mencionado Obispo, por Cédula de veinte y uno de Febrero de mil setecientos y veinte y cuatro, sería muy propio de su ardiente celo la impo- sición de la referida cantidad, con la mayor brevedad, á favor del expresado Convento de San Juan de Letran, así para que con sus réditos pudiese subvenir á la corte- dad de medios con que se hallaba, como para que se fo- mentase la Universidad que en virtud de Breve de su Santidad y aprobación mia estaba para fundarse. Y ahora por Fr. Francisco Caballero, del Orden de Predi- cadores y apoderado del mismo Convento, se me ha re- presentado con diferentes instrumentos, que habiéndose suspendido por algún tiempo la Fundación de la dicha Universidad sin haber tenido efecto su traslación al Co- legio, por ciertas condiciones gravosas y otros motivos que ocurrieron: se erigió, fundó, y estableció en cinco de Enero de este presente ano, en su Convento de San Juan de Letran, (para donde estaba concedida) á ins- tancia de la referida Ciudad de ía Habana (sin embargo de la contradicción que hizo el Reverendo Obispo) con asistencia de mi Gobernado* y Capitán General, de ella (como mi Vice-Patron) y de su Ayuntamiento, nombran- do ó incorporando Doctores Religiosos Graduados en la de Santo Domingo para las Cátedras, y lo demás que se requería; suplicándome que en 'su inteligencia, fuese servido de aprobar y confirmar la referida erección, res- pecto de que todos, se alentarían á los estudios por ha- ber ya sugetos que sin estipendio alguno entrasen á leer Cátedras de Cánones, y Leyes, Medicina y Matemáticas, demás de las de Gramática, Teología, y Filosofía que habia. Y habiéndose visto en mi Consejo de las Indias, con lo que últimamente me han representado, así el Obispo de Cuba, como Fr. José Poveda Prior del expre- sado Convento en cartas de veinte y ocho, y veinte y nueve de Noviembre del año pasado de mil setecientos y veinte y siete, veinte de Enero y primero de Marzo del presente, sobre que se diese por disuelto el contrato, y aprobase el apartamiento hecho de las obligaciones contraidas para la referida traslación, y asimismo ios informes de mi Gobernador y Oficiales Reales de la Habana, Comisarios y Procurador General de su Ayun- tamiento, Priores del Convento de San Agustin, y Hos- pital Real de San Felipe y Santiago de aquella Ciudad, y el Rector v Claustro de ía Universidad ya fundada en ella, en cuanto al común beneficio que resultaba á los moradores de toda aquella Isla, con lo que en inteligencia de todo expuso mi Fiscal: atendiendo á que las mismas partes que celebraron el contrato para la traslación de Universidad al Colegio que donó el Obispo, se lian di- suelto y apartado recíprocamente de las obligaciones en fiue se constituyeron, y á que la referida Universidad se ha fundado en el citado Convento de San Juan de Letran, en virtud de la Bula concedida por la Santidad de Inocencio Décimo terció, en conformidad de la expe- nda por la de Paulo tercero á favor del de Santo Do- mi«go de la Isla Española en veinte y ocho de Octubre del año de mil quinientos y treinta y ocho, la que se erigió con los mismos privilegios, indultos, inmunida- des, exenciones, libertades, favores, y gracias que se concedieron á las de Alcalá, Salamanca, y otras de estos Reinos, y que de esta Fundación se seguirán provecho- sos efectos á los naturales de la de Cuba y Ciudad de la Habana, mayormente cuando de la generalidad de Cá- tedras de todas facultades le resulta el mayor lustre y beneficio: ha parecido declarar (como la presente decla- ro) por ninguna la donación que tenía hecha el expre- sado Obispo de Cuba al Convento de San Juan de Le- tran de la Habana, de la casa é Iglesia que fabricó á su costa para que sirviese de Colegio y se trasladase á éi esta Universidad: aprobando (como asimismo apruebo) el apartamiento que después hicieron unos y otros para que quedase rescindido el contrato y obligaciones con- traídas: y confirmando en todo y por todo (como confir- mo) la erección, fundación, y establecimiento de la refe- rida Universidad en el Convento de San Juan de Le- tran, Orden de Predicadores de la Ciudad de San Cris- tóbal de la Habana, con las Cátedras de Cánones, Leyes, Medicina, y Matemáticas erigidas, demás de las de Gra- mática, Teología, y Filosofía que había, y las diligen- cias que á este fin precedieron, sin embargo de la con- tradicción que hizo el expresado Obispo, suponiendo los graves fundamentos que para ello tenía y haría presen- tes. Por tanto, mando á mi Gobernador y Capitán General de aquella Ciudad, al Gobernador y Capitán á Guerra de la de Santiago de Cuba, Cabildos Seculares, y otros cualesquier Ministros, Jueces y Justicias de aque- lla Isla; y ruego y encargo al Reverendo en Cristo Pa- dre Obispo de la Iglesia Catedral de la referida Ciudad de Santiago de Cuba (de quien espero dejará de inten- tar y mover cualesquiera discordias, y embarazos en es- te asunto) al Cabildo Eclesiástico, Prelados de las Reli- giones, y á todas las Comunidades Eclesiásticas de aquella Diócesis, la tengan y hagan tener por tal estudio general y Universidad, según y en la misma conformi- dad que se tiene, la del Convento de Santo Domingo de la Isla Española, sin que se ponga en éllo, ni consienta poner embarazo, ni impedimento alguno, y ántes bien la fomenten, ayuden y auxilien en todo lo que necesita- se, pidiese, y condugese al puntual cumplimiento de esta mi deliberación, y es mi voluntad, se le guarden y ha- gan guardar, como también á todos los que se graduaren en élla, los mismos honores, y privilegios, y gracias que goza y debe gozar la de Santo Domingo, sin diferencia alguna, respecto de haberese concedido y erigido según esta, y deber haber y observarse sus Estatutos, en todo y por todo: en cuya conformidad prevengo á los Prela- dos de la Religión y Claustro de la referida Universi- dad que ahora son, y adelante fueren, procuren siempre elegir para la Regencia de sus Cátedras, Maestros doctos y literatos (sobre que advierto por Despachos separados de este dia, á los mencionados Gobernador y Capitán General de la Habana, y Reverendo en Cristo Padre Obispo de la Iglesia de Cuba, estén á la mira de lo que se practicare en este asunto) y asimismo mando, no se asigne, ni lleve por los Grados que se diéren en élla, mas derechos que los que acostumbra llevar la Univer- sidad de Santo Domingo, pues de lo contrario, no solo se dejará de conseguir el beneficio y aprovechamiento de aquellos naturales, sino que tomaré la providencia conveniente á su remedio, y este Despacho se sentará y notará en las partes que convenga para que se tenga siempre presente su puntual observancia. Fecha en Madrid á veinte y tres de Setiembre de mil setecientos y veinte y ocho.—YO EL REY.—Por mandado del Rey nuestro Señor. —-Andrés Elcorobarruhá y Cupide.— Cuarenta reales.—Se hallan tres rúbricas.—V. M. con- firma y aprueba, la erección y establecimiento de Uni- versidad y estudio general, hecho en el Convento de San Juan de Letran, Orden de Predicadores de.la Habana, en la forma, y por las razones qne se expre- san.—Acordado.—Queda tomada la razón del Real Des- pacho de S. M. contenido en las siete fojas anteceden- tes á continuación del Cabildo celebrado este día donde fué presentado, obedecido, y mandádosele dar puntual y debido cumplimiento por los Señores Gobernador y Ca- pitán General de esta Plaza é Isla de Cuba y la Justicia y Regimiento que de él parecerá. Habana y 'Diciem- bre diez y seis de mil setecientos veinte y nueve años. —Miguel de Ay ala.— Escribano Mayor de Gobierno y Cabildo. Aunque la erección de la Universidad data de 1728 puede decirse que no principió á funcionar hasta el ano de 1735 en que ya hablan sido aprobados sus Estatutos con fecha 27 de Julio de 1734, Estatutos que por Real Cédula de 14 de Marzo de 1732 se mandó que formula- se su Cláustro. DON FELIPE POR LA GRACIA DE DIOS, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalen, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerde- ña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes de Algecira, de Gibraltar, de las Islas de Ca- naria, de las Indias Orientales y Occidentales, Islas, y Tierra-Firme del Mar Occeano, Archiduque de Austria, Duque,de Borgoña, de Bravante, y Milán, Conde de As- purg, de Flandes, Tiról, y Barcelona, Señor de Vizca- ya, yde Molina, &c. Por cuanto la Santidad de Ino- cencio Décimo tercio, por su Bula de doce de Setiem- bre de mil setecientos veinte y uno, concedió á los Reli- giosos del Convento de San Juan de Letran, del Orden de Predicadores de la Ciudad de San Cristóbal de la Habana, la facultad de poder erigir Universidad, y con- ferir Grados en las ciencias y facultades, que en él se se leian y enseñaban, según y en la misma forma que se hacía en la Universidad del de Santo Domingo de la Isla Española, y con los propios privilegios, honores y gracias que gozaba y usaba: en cuj7a consecuencia, yen virtud del paso concedido por mi Consejo de las Indias, no solo se erigió, fundó y estableció ia referida Univer- sidad en cinco de Enero de mil setecientos veinte y ocho, sino que por Despacho ue veinte y tres de Setiem- bre del mismo año, tuve por bien aprobarla y confirmar- la en todo y por todo, previniendo á los Prelados de la Religión y al Cláustro de la expresada Universidad, procurasen siempre elegir Maestros doctos y literatos, para la Regencia de sus Cátedras; y que no se asigna- sen ni llevasen por los Grados mas derechos, que los que acostumbraba la de Santo Domingo, por haberse concedido y erigido según élla, y deber observarse sus Estatutos en todo, y por todo, á cuyo fin, y el de la for- mación de los que habla de tener la de la Habana, se procedió á buscar las Regías y Estatutos, con que se regla la de Santo Domingo; y por no haberse hallado ejemplar alguno, ni ordenádose los presentados en el espresado mi Consejo de las Indias, á semejanza de ellos, y con la solemnidad y requisitos que debian preceder para su aprobación, firmeza y validación: ful servido mandar por Cédula de catorce de Marzo de mil setecien- tos treinta y dos, se volviesen á formar de nuevo las Constituciones, Reglas y Estatutos, con que la espresa- da Universidad debería regirse y gobernarse en lo futu- ro, y que se hiciese con asistencia de los Doctores y Maestros, de que se componía el Cláustro, así Regulares como Seculares, graduados en ella, á fin que instituidos y establecidos de común asenso y consentimiento, según y conforme álo dispuesto para la de Santo Domingo, por la Santidad de Paulo Tercero, en su Bula de veinte y ocho de Octubre de mil quinientos treinta y ocho, concedido con los propios privilegios, indultos, inmuni- dades, escepciones, libertades, favores y gracias, que las de Alcalá, Salamanca y otras de estos Reinos: y parala de la Habana, por la citada de Benedicto Décimo tercio, de doce de Setiembre de mil setecientos veinte y uno, se publicasen con asistencia é intervención de mi Yice- Ratrono, y se remitiesen al expresado mi Consejo para so examen y aprobación. Y ahora por Fray Melchor de Sotolongo, Rector de la referida Universidad, se me ha representado, que habiéndose formado los enuncia- dos Estatutos con la solemnidad y demás requisitos pre- venidos por la citada mi Real Cédula de catorce de Mar- zo de mil setecientos treinta y dos; y tenídose presente así el régimen que se observa en la de Santo Domingo de la Isla Española, como las Constituciones de la de Alcalá, con atención ála calidad y disposición del país y sus naturales, y las demás reglas que podian facilitar la mas universal y cómoda enseñanza y común utilidad, se habian presentado á mi Gobernador y Capitán Gene- ral de la Isla de Cuba y Ciudad de San Cristóbal de la Habana; é intervenido su aprobación, como constaba del testimonio de autos que acompañaba: suplicándome, que para su mayor validación y firmeza, fuese servido exa- minar y confirmar los enunciados Estatutos, declarando y resolviendo los puntos que quedaron pendientes y re- servados ámi voluntad. Y habiéndose visto en el ex- presado mi Consejo de las Indias, con todos los antece- dentes de este asunto, los Estatutos de la Universidad de Alcalá, lo que al mismo tiempo me representaron, así el Cabildo Secular de la Ciudad de la Habana, como mi Gobernador y Capitán General de ella, en cartas de veinte y dos de Enero de mil setecientos treinta y tres, y lo que sobre todo ha expuesto mi Fiscal: ha parecido condescender ásu instancia, haciendo al mis- mo tiempo en las Constituciones de sus respectivos títu- los y asuntos, así las declaraciones de los puntos que quedaron reservados á mi Real Persona, como las adi- ciones, y limitaciones que se han considerado por mas convenientes, que según ellas, y los citados Estatutos, han quedado reducidos á la forma y tenor siguiente, (i) El júbilo que proporcionara la erección de nuestra Universidad, quisieron demostrarlo los RR. PP. PP. los Doctores y Maestros (2) del Cláustro, por todos los (1) Véase las Constituciones que reproducimos. (2) Llamánse así los borlados en Filosofía. medios posibles; un Maestro se encarga de escribir una obra que conmemore tan fausta nueva, y con el noveles- co título de la Habana exaltada y la sabiduría aplaudida la redacta el Maestro D. José Mayorga, la que tras li- geras discusiones, de como sedaría á la imprenta, logra los honores de la publicación, porque un editor, en cam- bio de ocho ejemplares que daría al Claustro, arroga so- bre sí las eventualidades de su producto en venta. El autor de la obra es premiado, regalándosele por lo bien que había llenado su cometido una. borla de Doctor, la que al fin se le confieie en Teología el 22 de Julio de 1756. Entre otras de las fiestas y regocijos, se acuerda en 5 de Octubre de 1735, que salga el Cláustro en un paseo, ordenándose en el mismo que se encarguen de diri- jirlo los Dres. Pbro. D. Ambrosio Medrano y el Pro- tomédico Dr. Teneza, y que sobre el paseo dispuesto; que las gualdrapas no lleven mas sobrepuestos que el de un fleco del color de la facultad, y cuatro borlitas en las es- quinas, que los eclesiásticos fuesen en muías, los seglares á caballo y bien uniformados y con un paje y el que más que no pase de dos. Si salieron en traje Doctoral, debió haber sido aque- llo una gran comparsa de Carnaval, y si no llevaron in- signias, que representaban un cuerpo festejando, (como ellos pretendían demostrar) parecerían siempre lo mis- mo, la verdad es que el tal paseo seria de cualquier modo ona completa ridiculez, y tan fué así que habiéndose bordado en otro Cláustro (1737) que con motivo de ha- ber sido nombrado D. José Sotillo—verde (Doctor en Cá- nones de 6 de Setiembre de 1735) Oidor de la Real Au- diencia de Santo Domingo, era de acordarse se hiciese una demostración, que acreditase el placer con que veia la Uni- versidad la exaltación de sus hijos á los altos puestos de lu Magistratura y que siendo este el primero que tal ho- jor alcanzaba,.debía quedar establecido que con todos se hiciese, como también con los que obtuvieren Prebendas 6 dignidades en Catedrales y propusieron que se hiciese un paseo á caballo con mazas etc. Muchas serian las emocio- nes de esos paseos, cuando en todos los regocijos se pro- pusieron, pero algunos Dres. contestaron que Jo aceptaban si iban todos, pues en los pasados muchos se iban á las es- quinas á verlos pasar y que para hacer las cosas ridicu- las mejor era no hacerlas. —Sin constar lo deliberado se lee en una nota marginal de esa misma acta, que se lle- vó á efecto el paseo y que se dieron Víctores en la puer- ta de la casa de Sotillo, (que falleció en Santo Domingo el año de 1739). Ya que de Sotilio nos liemos ocupado, agregaremos que agradecido al homenage que de la Universidad reci- biera, obsequió á esta con una caja de plata encerrando huesos de Santos, caja que después y por acuerdo de otro Cláustro se dispuso; que faltándoles a los huesos que contenían, las Bulas de su autenticidad, y faltándole al retablo del M. Dr. San Jerónimo, Patrono de la Universi- dad, algunas de sus insignias, proponían que se guarda- sen ios huesos en una de hoja de lata, y la de plata que se utilizase en hacer de ese metal los objetos que le faltaban al Santo Patrono, lo que se realizó.—En nuestros dias se regalan á las Universidades obras, pero áuna Universi- dad Pontificia &c. &c.,-y en 1737, venia» bien reliquias de Santos. Siguiendo la descripción de ios festejos acordados, consta también que se hizo una solemne fiesta al Santo Patrono, la que después como se verá era de Regla- mento, asistiendo el Cláustro en traje académico, y siendo de práctica que el panegírico estuviese á cargo de un Religioso de la Orden borlado, para que predicase con las insignias Doctorales;—discutiéndose en la que nos referimos si se debia ó no invitar á las personas de distinción para lo cual se tendrían preparadas unas aguas frescas que pagarla la Caja universitaria; pero replicaron algunos Doctores que no permitiendo la Caja, por sus pocos fondos hacer gastos y que siendo muy poco unas aguas frescas para obsequiar á las perso- nas que se invitara, era mucho mejor no poner nada. Dejaremos á otros el cuidado de averiguar sin ningu- na clase de dudas cuáles serian las aguas frescas, aun- que suponemos que usándose en aquella época la zam- bumbia y el agua aloja, se referirían á limonadas, orchatas, naranjadas &c.,pues la zambumbia es fermentada y la alo- ja un infuso de semillas, frutos y cortezas excitantes y aromáticas. Culpemos á la época, por la manera con que celebró el mas fausto de los acontecimientos que ha tenido la Habana; nuestras actuales inauguraciones científicas so- lo se celebran con discursos. Mucho antes de la erección de la Universidad, los Es- tudios Conventuales de la Casa de San Juan de Letran de la Habana, se distinguían por su extensión y solidez; así es que ninguna otra Orden Religiosa podía tener mas simpa- tías y acentuados derechos para fundarla Universidad. Estos Estudios, cuyo Libro de asientos mas antiguo (al menos el que hemos podido ver y que existe en el archivo de la Universidad) es del año 1700, enseñan que los dirijian un Regente primario y uno . secundario, componiéndose el cuadro de Profesores, de los Lectores be la Sagrada Escritura, Prima, Vísperas, Artes, y un Maestro de estudiantes. Se ingresaba en este Profesorado, en virtud de opo- siciones, abriéndose la-puerta por la de Artes, de la que se pasaba á Maestro de estudiantes, de esta ála de Vís- peras, más después á la de Prima y últimamente ala de Sagrada Escritura, que por lo regular desempeñaban al- gunos de los Regentes primero ó segundo. La erección de la Pontificia no apagó el brillo de los Estudios Conventuales; ántes al contrario, al lado de ese loco de Ciencia, el estímulo enervó las fuerzas y como muestras de sus frutos debemos recordar que de allí orotaron los MM. RR. PP. MM. y DD. Fr. Tomás Li- uares, (i) el primero de los Rectores de la Pontificia, Fr. (1) Fr. Tomás Linares, Dr, en Teología y Filosofía de 6de Enero de 728 ,falleció en 1756.—Fr. Diego Escobar, Dr. en Teología de 19 de Diego Escobar, llevado al Vice Rectorado desde la pri- mera elección, Fr. Martin de Oquendo, el primer Decá- Mayo de 1729, falleció en 1739.—Fr. Francisco Martínez Dr. en Teolo- gía de 14 de Julio de 1729.—Fr. Martin Oquendo Dr. en Teología y Filosofía de 29 de Julio de 1729 falleció en 1761.—Fr. Melchor Soto- longo Dr. en Teología y Dr, en Filosofía de 6 de Enero 1728. Fr. José García Alfonseen Dr. en Filosofía de 20 do Agosto de 1731 Dr. en Teología de 24 do Febrero de 1739 falleció el dia 14 de Junio de 1764.—Fr. Lucas Aranoibia Dr. en Filosofía de 3 de Setiembre de 1735 y en Teología de 6 de Setiembre 1731.—Fr. Juan Chacón Dr. en Filosofía de 8 de Diciembre de 1739 y en Teología de 24 de Maro 1744 falleció el 4 de Enero de 1789.—Fr. José G. Ózeguera Dr. en Fi- losofía de 21 de Julio de 1748 yen Teología de 13 de Junio de 1756 talleció el 16 de Febrero de 1788—Fr. Tibaldo Coca Dr. en Filosofía do 22 de Julio de 1748 yen Teología de 13 de Setiembre 1750 falleció siendo Prior el Io de Febrero de 1769.—Fr. Bernardo Hidalgo Gato Di, cu Filosofía de 21 ele Diciexnbre 1758 y en Teología de 12 Noviembre 1766.—Fr. Miguel Morejon Dr. en Filosofía 21 Noviembre de 1765 y en Teología de 25 de Mayo 1770 falleció el 16 de Julio de 1803.—Fr. Juan González Dr. en Filosofía de 2 de Febrero de 1764 y en Teología de 6de Diciembre 1783 falleció el 6de Octubre de 1805.—Fr. Miguel del Rosario Rodríguez el primer y único Fraile dominico Doctor enmu- grados Cánones, (28 Noviembre 1794) Dr. en Teología del mismo dia. —Fr. Juan B. Gorrín Dr. en Filosofía de 31 Agosto de 1798 yen Teo- logía de 9 de Mayo de 1801, falleció el año de 1842.—Fr. Nicolás Par- ra Dr, en Filosofía de 19 Octubre de 1798 Dr. Teología 14 de Noviem- bre de 1801 falleció en 1807.—Fr. Agustín Roye Dr. en Filosofía de S6 Noviembre de 1800 Dr. Teología 28 Agosto 1803.—Fr. Ambrosio 1 erez Dr, en Filosofía de 24 de Julio de 1790 Dr. Teología 22 de Junio de 1796 —Fr Antonio Andrea Dr. en Filosofía de 26 Octubre de 1808 Dr. Teología 22 de Febrero 1806 falleció en 1842.—Fr. Mateo Andrett í ’f; ™ 1;,o1“0Ím x? de Diciembre de 1807 Dr. Teología del año 1815 falleció 1? .Marzo de 1865—Fr. Félix Eavelo Dr, en Teología de 17 de Enero de 1810 falleció el año de 1842—Fr. Remigio Cernadas Dr. en Filosofía de 13 de Enero de iSUDr. Teología!" Noviembre de 1816 falleció 15 de Octubre de 1869—Fr. José dolos Santos Sarmiento Dr en Filosofía 10 Agosto 1817 Dr. Teología de 30 Agosto de 1826—Fr. José Liberato García Dr. en Filosofía 6 de Diciembre de 1792 Dr Teología 1° de Julio de 1797 falleció en 1842.—Fr. Vicente Dr. en Teología 14 de Enero do 1827 falleció en 1841.—Fr. José' María Espinosa Dr, en Filosofía de 20 Octubre 1804 Dr. Teología 17 Noviem- bre 1807.—Fr. Pedro Infante Dr. en Filosofía de 10 Agosto de 1823 Dr. Teología 20 Julio 1834,—Fr. José Miranda Dr. en Filosofía de 13 de Julio de 1834 Dr. Teología 11 Marzo 1838 falleció 29 Octubre de 1805. no del Claustro de Filosofía, Fr. Melchor Sotolongo, el que más parte le cupo en la redacción de los Estatutos, el erudito Fr. José González Alfonseca, Fr. Lúeas Aran- cibia, cuyo saber lo hizo que se le nombrase Rector á pesar de hallarse ausente, Fr. Juan Chacón cuya ins- trucción, celo y conatos para mejorar la Universidad, lo harán siempre recordar con respeto,-Fr. José G. Ozegue- ra á tan temprana edad borlado en Filosofía y Teolo- gía, Fr. Übaldo Coca, relámpago literario que casi al mismo tiempo se vió brillar en las bancas yen la Cá- tedra, Fr. Bernardo H. Gato ilustrado predicador, Fr. Miguel Morejon Rector seis veces, siendo el primero que muriera en el sillón Rectoral (16 de Julio de 1803) y cuyo cadáver, en señal de honra, se paseó procesional- mente por las goteras del Convento.—Fr. Juan Gonzá- lez Rector y Prior varias ocasiones, Fr. Juan Gómez, hon- rado también con iguales cargos, yen fin ios eminentes y bastante conocidos por haber llegado casi hasta nuestros dias Fr. Nicolás Parra, Fr. Agustín Roye, Fr. Ambrosio Perez, Fr. Antonio y Mateo Andreu, Fr. Félix Ravelo, Fr. Remigio Cernadas, Fr. José Santos Sarmiento, Fr. José Liberato García, Fr. Vicente Buytrago, Fr. José María Espinosa, Fr. Pedro Infante y Fr. José Miranda. La rápida indicación que hemos hecho de las gestio- nes emprendidas para crearse laP. Universidad, nos obli- gará á que siempre recordemos con veneración la res- petable órden de PP. PP. de la Habana: por su amor ála ilustración tuvimos nuestro primer plantel literario; con- cebido en un Capítulo de 1670, se mantuvo vivo el fue- go durante 58 años, á pesar de contrariedades y obstá- culos por parte del Obispado, yen la hora de la posesión se estrecharon en sus propios Claustros, cedieron con placer sus salas, refectorios y hasta se despojaron de sus celdas, para transformarlos en Aulas magna, mínima, Cá- tedras, Sala rectoral, y Secretaría. Su noble empeño vi- virá en todas nuestras generaciones, porque en cualquie- ra época que se reciba en Cuba el pan de la ilustración, M buscar el origen del instituto que lo reparte, tendrán que saber que ios PP. PP. del Convento de San Juan de Letran de la Habana fueron los primeros que llevaron el haz de lena al horno, como sujas.fueron también las pri- meras gotas de sudor que el amasijo hizo brotar. Deseosos los PP. PP. de tener todos los privilegios que poseian las otras Universidades de América, estableci- das en Conventos de su misma Orden, aunque aparece un Cláustro discutiendo los Estatutos, bien podemos decir que los de la Habana solo fueron un símil de los de Al- calá y Santo Domingo, sin acordarse que la última se habia erigido por bula de Paulo 111 de 28 de Octubre de !53S y la de ellos debia llevar el sello de adelanto que, á pesar de las remoras, imprime siempre el curso de los tiempos. Como consecuencia de la influencia que ejercía el Convento, veremos que el primer artículo se dedica á consignarle un Santo Patrono, manifestándole que la suerte le habia favorecido'con el del Máximo Dr. San Jerónimo, que no se olvidan de indicar las fiestas reli- giosas á que el Cláustro debia asistir, yen otros se ex- presa la preferencia que tienen ios graduados en Teolo- gía y Juristas sobre los de las otras facultades. En Cláustro de 6 de Noviembre de 1822 pidió el Dr. D. José Antonio Berna! que cesasen el privilegio de ciertasaFcuitades apoyándose en razones que por ser boy del sentir de la época no trascribimos. Esta mocion tardó mucho tiempo en recorrer todos sus trámites y en el Cláustro de 4de Febrero de 1836 se dió lectura a una Real Cédula por la cual S. M. de- clara que los graduados en Medicina y Filosofía ocupen con los demás el asiento que por rigorosa antigüedad les corresponda. Los PP. PP. creyeron que las Universidades se fun- daban para elevar unas Ciencias y deprimir otras, y olvi- dándose del origen de la palabra Universidad, consagra- ron mas atención á lo que con ellos se rozaba que á los otros ramos del saber humano. Su Apasionado interés lesfué contraproducente, pues en medio de sus mismas indiferencias la Facultad de Me- dicina sobresalía á las de Cánones y Teología, y si se quiere una prueba, veremos que en las horas en que la Constitución permitió elegir para Rectores hombres doc- tos fuera del reducido círculo de los RR. PP. MM. de San Juan de Letran, el sufragio de todos fué más en favor del Cláustro de Medicina, resultando el Dr. médico Perez Bo- horquez Vice Rector en 1820, y Viera, también Dr. mé dico, Rector en 1822;-—á esta elección concurrieron 53 Doctores y los votos se dividieron entre Viera, Calvo (Dr. en Derecho Civil) y Ayala (también Dr. en Dere- cho Civil). El 1823 merecen los Dres. médicos D. Lo- renzo Hernández y D. Antonio Viera ser nombrados Conciliarios. Algunos historiadores se han detenido en censurar el privilegio con que se invistieron los PP. PP. de ser ellos los únicos que, por los aprobados Estatutos, podian ser Rectores Cancelarios, Vice-Rectores y Conciliarios; por nuestra parte disculpamos y estimamos taip pequeña la dádiva en cambio del beneíicio brindado, que más nos parecen ambiciosos, que justos, los que en dos Cláustros anteriores pretendían privarlos de él. Creemos que algún honor debia recaer á los que concibieron, prohijaron, y agenciaron un proyecto de Universidad, y mas tarde, fa- cultados, la erigieron. Mucho más se lo disculpamos, cuando nos ponemos á considerar que la Ciencia ni se di- vulga en las Salas Rectorales ni la propagan los Concilia- rios; ellos abrieron las puertas de su Santuario á los segla- res, reservándose algunas asignaturas, y las oposiciones públicas daban libre acceso al desempeño de las Cátedras. No negarémos en absoluto, que la gerencia administrati- va influye en el Progreso de las Ciencias; pero ante un cuadro de excelentes Profesores, llenos de saber, de vir- md, y más que todo, de espíritu de enseñanza, el resulta- do será siempre satisfactorio, rija los estudios el más sa- bio de los hombres ó el más inepto de los Frailes. Hoy que podemos juzgar los hechos, libres de toda pasión, debemos confesar que los Religiosos del Conven- to de Sati Juan de Letran de la Habana no fueron indi- ferentes con el privilegio sobre ellos otorgado, antes al contrario, todos los Rectores demostraron celo y buen deseo, distinguiéndose algunos por aspiraciones muy su- periores á la época que alcanzaban, y citaremos, entre ellos, al virtuoso y respetable Fr. Juan B. Chacón, Rmo. Rector en 1750, 53, 67 y 83 (que falleció el 4 de Enero de 1789,) el que en 1767 pidió y reunió el Claustro en la Librería del Convento para proponer el ampliar los es- tudios y crear nuevas asignaturas, entre ellas la de Físi- ca experimental, quenegó el Supremo Gobierno por Real Cédula de 15 de Octubre de 1767. No hallándose á la venta las Constituciones de la P. Universidad y poseyendo un ejemplar, (1) nos ha pare- cido prudente reproducirlo, tanto porque así nos evita- rémos multitud de citas, cuanto porque también propor- cionamos el medio de que sea conocido por la actual ge- neración.—El primero no tiene fecha, ni marca la im- prenta; copiamos la reimpresión de 1833. ESTATUTOS ¥ CONSTITUCIONES de la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo, si- ta en el Convento de San Juan de Letran, Orden de Predicadores, de la Ciudad de la Habana, que se han formado en virtud de letras Apostólicas, y Real Cédu- la de S. M., por el Rector y Consiliarios de ella, con asistencia de los Doctores y Maestros del Cláuslro, ar- reglados á las Bulas del Sr. Pendo Tercero, é Inocencio Decimotercio, al régimen de la de Santo Domingo y de la de Alcalá, con atención á la calidad y disposición del país y de sus naturales. TITULO PRIMERO, I.—-Ordenamos, que esta Universidad tenga por su Titular y Patrono, al Máximo Doctor de la Iglesia el PATRONOS. (!) Son tan pocos los existentes, que ni la misma Universidad lo tiene. Señor San Jerónimo, que le salió por feliz suerte. ll.—Ordenamos, que esta Universidad reconozca á los Reyes Católicos nuestros Señores por Patronos; y en su nombre á los Gobernadores y Capitanes Generales de la Ciudad de la Habana, é Isla de Cuba. TITULO SEGUNDO. LOS OFICIOS, Y SUS NOMBRAMIENTOS. I.—Que los oficios de Rector, Vice-Rector, Notario T Consiliarios, se sirvan siempre por los Religiosos del Convento de San Juan de Letrán, como sucede en el de Santo Domingo de la Isla Española, sin que jamás los puedan obtener, ni regentar otras personas fuera de la Religión, no obstante lo que á este fin, y el de que los empleos y oficios electivos, se repartan entre los indivi- duos que componen el Claustro, se ha alegado y repre- sentado: con declaración y advertencia de que la elec- ción y nombramiento de Rector, se ha de ejecutar siem- pre el dia siete de Setiembre de cada un año, á fin, que al abrirse los Estudios anualmente, después de las va- caciones, fervorice á los Estudiantes el celo de su nue- v° Rector; y que para este oficio solo tegan voz pasiva ios Religiosos graduados en la Religión, ó que álo mé- nos hayan leido Cátedra de Prima de Teología, siendo ya Borlados en la misma facultad en esta Universidad, en otra, habiéndose incorporado; y que tengan voz ac- hva el Rector anual, (y sea Presidente de la elección) ei Vice-Rector, los cuatro Consiliarios, los Catedráticos de Prima de cada facultad, y todos los Graduados en las cspresadas facultades, usándose de cédulas secretas para ia elección, y que sea electo el que sacare un voto más de la mitad en el primer lance; pero en el caso, que en dj no resulte elección, le haya de haber precisamente en el segundo, por haber de quedar entónces solo con voz pasiva los tres sugetos, que en el primero sacaron mas numero de votos; y saliendo con igualdad, tenga la de- cisión el Rector Presidente; pero no habiéndola, será electo el que sacare mas votos en el expresado segundo lance, aunque su número no llegue á la mitad: con ad- vertencia asi mismo de que ántes de entrar á la elección se ha de celebrar Misa, y han de comulgar los vocales; y que ninguna vez se pueda hacer reelección, por ser estas disposiciones conforme á los Capítulos primero y segundo del Título tercero de las Constituciones de Al- calá, y deberse arreglar á éllos en esta Universidad, guardándose el hueco que se previene en las referidas Constituciones; y que respecto de haberse conferido los Grados con riguroso exámen, de suerte, que nada sea dispensado, ni á los Maestros Graduados por la Reli- gión, de notorias letras y méritos, por lo que se experi- menta falta de sugetos, que autorizen esta Universidad, se conceda por sola una vez el que se les confieran los Grados mayores de la facultad que profesan, sin exa- men, á algunos que se hallan de conocida literatura, cargados de años y ocupaciones, que con gravísimo que- branto pudieran sujetarse á los rigurosos actos del exa- men; si bien se encarga al Rector y demás individuos del Cláustro, procedan en la admisión de éstos, que se hubieren de graduar sin examen, con la mayor justifi- cación. 11. —Que para los exámenes secretos de la Licencia- tura, ha de haber cuatro Doctores Exáminadores en ca- da facultad, que han de ser nombrados por el Prelado del Convento, y por el Rector de esta Universidad, con- forme ála costumbre de Santo Domingo, y ála Bula del Señor Paulo Tercero; y que se haya de hacer dicho nombramiento, con asistencia y voz del Decano de aque- lla facultad, en que fuere el examen. 111. —Que ha de haber un Maestro de Ceremonias, que sea nombrado por todo el Cláustro, y no por solo el Rector y Consiliarios. IV. —Que ha de haber un Tesorero ó Síndico, á cu- yo cargo esté el Arca de la Universidad, el cual nom- brará el Cláustro pleno; y ántes de entrar en el ejercicio, lia de dar fianzas á satisfacción del mismo Cláustro, que le compondrán para este caso, las dos terceras partes de todos sus individuos; y podrá ser reelegido cuantas ve- ces pareciere conveniente, con tal, que dé sus cuentas, y que estén aprobadas ántes de la reelección: para cuyo fin, un mes ántes de la elección del Rector y demás ofi- cios, se nombrarán por el Cláustro dos Comisarios, que habrán de tomar dichas cuentas al Tesorero, que estará para acabar, las cuales habrá de tener prontas, y darlas ántes del último Cláustro, que se convocará para elec- ción de Rector, en cuyo Cláustro harán los Comisarios relación del estado de dichas cuentas para que se aprue- ben, ó reprueben; y para que conste, se asiente dicha aprobación, ó reprobación en los libros que el Notario tendrá para este fin. V.—Todo el dinero de los Grados, ú otro cualquiera ingreso, ó renta, cuando la tuviere la Universidad, se habrá de depositar en manos del Tesorero, y se hará por él la repartición sobre voletas del Rector, contrafir- madas del Notario, asi para las propinas, como sueldo de Catedráticos, gastos de fiestas y otros cualquiera acos- tumbrados; y por estas voletas, y por los libros del No- tario, que habrá de asistir con los Comisarios, se toma- rán las cuentas, previniendo al Tesorero, que se le ha- rá cargo de todo lo que hubiere pagado, (aunque por di- chas voletas) si no fueren arregladas á Constituciones, como asi mismo se le hará cargo de las multas ú otros ingresos de la caja que no hubiere cobrado; y si fuere por falta de providencia ó mandatos del Rector para las cobranzas, se detendrán y descontarán al propio Rector sobre sus derechos, ó propinas de Doctor caidos, ó por caer, durante, ó acabado su Rectorado; y por falta del Notario, en no haber pasado al Tesorero las voletas de aviso de las multas incurridas ó impuestas, ú otro cual- quiera aviso de cobranza, para hacer que puede ignorar el Tesorero, y no el Notario, por haber de estar presen- te á todos los actos y Cláustros, se le detendrán en la misma forma sobre sus derechos, retribuciones, y han de estar sus libros sujetos al examen de los Comisarios, como los del Tesorero. Vl.—Para los gastos extraordinarios y no pre venidos, se hará Junta de Claustro, en que concurran áloménos dos partes de sus individuos, como se advierte en el Es- tatuto cuarto de este Título. TITULO TERCERO. LAS FIESTAS Y PROCESIONES FUNERARIAS. I.—Que la víspera de San Jerónimo, nuestro Titu- lar ha de asistir el Rector con el Claustro pleno á las vísperas del Santo, que se han de cantar en la Iglesia de este Convento. 11. —Que á la fiesta y sermón, ha de asistir el Rector con todo el Claustro, hasta que se concluya, y que se paguen del Arca de esta Universidad todos sus costos. 111. —Que á la fiesta del Angélico Doctor Santo To- más de Aquino, ha de asistir el Rector y Cláustro de esta Universidad. IV.—Que en las Procesiones, y en todos los actos que se congregare el Cláustro, se guarde el órden y pre- lacion de lugar, de esta manera: en el primero vaya el Rector ála mano derecha; y después se guarde la de- bida correspondencia y hermandad, entre Téologos y Juristas, prefiriendo siempre el Graduado mas antiguo, sin diferencia de facultad, á escepcion délos Médicos, los cuales y su Decano, han de tener el lugar, voz y asiento después del Graduado mas moderno de las dos facultades; (1) y últimamente el Decano de Artes con los Maestros de esta facultad, por sus grados, llevando todas las insignias de sus facultades, cuya órden se ha de ob- servar en todas las demás funciones y actos de esta Uni- (1) Véase pág. 22 línea 23. versidad, sin embargo de lo que en este asunto se acos- tumbra en las de Santo Domingo y Alcalá. V.—Que en muriendo un Doctor ó Maestro, baya de asistir el Cláustro pleno, acompañando el cuerpo des- de su casa ála Iglesia, y cargándole cuatro Doctores, con pena de seis pesos, aplicada á la caja, los que paga- rá el Rector si faltare á cobrarlos; con advertencia, de que los Sacerdotes no cargan los cuerpos de los secula- res. YI.—Asimismo se le harán en la Universidad é Iglesia del Convento, sus honras solemnes á costa de la caja; y caso que el Arca no tenga, se prorratee entre los Doctores y Maestros su costo; y que asimismo asista to- do el Cláustro con insignias, debajo de la misma pena, quedando al arbitrio del Rector señalar el dia, con tal, que no pueda pasar de treinta dias después de su muer- te; y del primer dinero que tendrá la caja, se volverá á los Doctores lo que hubieren dado de prorrateo, si no es que graciosamente Jo quieran dejar á la caja, sea que lo dejen algunos Doctores de por sí, ó todos juntos. TITULO CUARTO. LA. ELECCION DE CATEDRATICOS Y REGENTES. I.—Que las Cátedras de Artes se provean por oposi- Cl°n, conforme está dispuesto por la Religión, yse prac- tica en este Convento. II.—Y porque S. M. por su Real Cédula en Madrid á veinte y tres de Setiembre de mil sete- cientos y veinte y ocho, previene á los Prelados de la Religion y Cláustro, el que procuren siempre elegir para la Regencia de las Cátedras Maestros doctos y literatos, Riendo el acto de oposición el mejor medio para probar la licenciatura, y cuanto es de nuestra parte el cumpli- miento de la Real voluntad: por tanto instituimos, que °das las demás Cátedras de Sagrados Cánones, de Le- yes, Medicina y Matemáticas, con diligencia de convo- catoria, se provean por oposición. TlL—Que todas las dichas Cátedras de Cánones, Leyes y Medicina, y Matemáticas, duren por tiempo de seis años, y pasados, vaquen y se publiquen luego las vacantes, lo cual ha de hacer el Rector dentro de tres dias, y ha de ser por auto ante el Secretario de la Uni- versidad, que se lea por las Aulas de la facultad, man- dando fijar edicto en las puertas principales, y en las del Aula, donde se ha de leer, con término de quince dias: todo lo cual el Rector y Secretario cumplan, so pena al Rector de privación de oficio; yal Secretario de espul- sion. IV.—Que cumplido el sexenio y publicada la va- cante, puedan los Catedráticos que acabaren, oponerse de nuevo á sus Cátedras, y sean de mayor mérito por la reelección. V.—Que los Artículos antecedentes, y los siguien- tes, en órden á vacantes y oposiciones, se entiendan pa- ra con los Cátedráticos que en adelante fueren, porque está concedido á los que actualmente son, el poder con- tinuar en sus Cátedras el tiempo que quisieren por fun- dadores, ó primeros Regentes de dichas sus respectivas Cátedras, en cuyo supuesto han entrado en éllas, y con este medio facilitado su fundación. Vl.—Que dentro del término de los edictos, se han de presentar los opositores ante el Secretario por sí per- sonalmente, ó su Procurador con su poder; y esta opo- sición se escriba, y firme de la parte y del Secretario, con dia, mes y año. VIL—Que cumplidos los edictos, el dia siguiente se junten todos los opositores ante el Rector y el Secreta- rio, y por las antigüedades de Grados, se les señale los dias en que han de leer, uno cada dia, y leyendo cada uno en su lugar; ysi alguno le perdiere, se siga el si- guiente, y no pueda el que perdió leer en su dia sin el consentimiento de la mayor parte de los opositores, dado ante hHßector y Secretario, y firmado de sus nombres. VIII. Que si alguno de los opositores estuviere en* formo de calidad, que sin peligro no pueda leer, cons- tando por declaración de los Médicos jurada, podrá pa- sar el dia que le toca, y leer después de todos; y si la enfermedad fuere larga, y no pudiere leer con un dia intermedio á la lección del último, entónces no se le guarde; y se le enviarán en relación sus Títulos, y que no leyó por causa de enfermedad: que luego que se pu- blique la vacante de cualquiera Cátedra, el Rector sin dilación alguna, por ante el Secretario, nombre sustitu- to á la Cátedra. IX. —Que el dia siguiente á el que se juntaren los opositores para graduar los lugares, y modo de leer, to- me puntos el mas nuevo, y sucesivamente los demás; y para leer de oposición, se ha de asignar un dia natural de veinte y cuatro horas; y los puntos se han de dar ante el Rector, y ante el Decano de la misma facultad que es aquella Cátedra, concurriendo el Secretario de la Uni- versidad, á que se pueden hallar presentes todos los opo- sitores que quisieren, y un Doctor nombrado por el Yice- Patrono, que asista en su nombre á todos los actos con- cernientes á oposición, cuando su Señoría no asistiere en persona, y le haya de informar de la suficiencia de los opositores, y dar su voto para la aprobación, votando y teniendo lugar y asiento inmediato al Decano, ántes de los Examinadores, aunque sea ménos antiguo; y es- tando asi juntos, el Rector ábra el libro en que se dán los puntos que adelante se dirán, con un cuchillo ó pun- ta> por tres partes; y en las planas que abriere, ponga el mismo Rector señal en cada una, y señale el punto que saliere, y lo vaya escribiendo el Secretario; y de los tres 9ue han salido escoja uno el opositor, y de aquel léa; y dure la lección una hora entera de relox; yle argumen- tarán otra hora dos opositores, ó mas conforme al núme- r? fiue hubiere, con la asistencia del Rector y Secreta- rio, y Maestro de Ceremonias, y de todos los Doctores de aquella facultad, habiendo de asistir indispensable* mente el Decano de élla; y en su defecto el mas antiguo, y los cuatro Doctores ó Catedráticos que fueren nom- brados para el exámen, los cuales cuatro Doctores con el Decano, quedando solos con el Rector y Secretario, con preciso juramento aprueben, ó reprueben, en la for- ma que se practica, ylo ponga por fé el Secretario; y sobre esto se guardará el secreto hasta que estén con- cluidas todas las demás lecciones. X. —Que los graduados, é incorporados en esta Uni- versidad, prefieran á los Graduados de fuera, aunque sean de menor grado. XI. Que cuando se diéren puntos paralas Cáte- dras de Cánones, de Prima, y Vísperas en las Decreta- les de Gregorio IX, y si hubiere de Decreto de Ciernen- tinas, ó Sexto, se abrirá por el libro que le corresponde ála Cátedra. Para las Cátedras de Prima y Vísperas de Leyes, se darán puntos en el inforciado; y si hubiere otras Cátedras, como de Instituía, de Código, ó del Di- gesto, se abrirá el libro que le corresponde. Para las Cátedras de Medicina de Prima y Vísperas, en Avicena. Para la de Cirujía, en el libro de Galeno adglancomen. Para la de Annotómia, en un libro Annotómico. Para las Matemáticas, conforme fuere en Euclides. Para la de Retórica, en Quintiliano. Y para las de Gramática, leerá sin puntos, de la parte del arte de Nebrija, que señalare el Rector, con término de veinte y cuatro ho- ras. XII.— Que después de haber leido de oposición, todos los opositores pongan sus títulos y méritos en po- der del Secretario de la Universidad el dia siguiente á la última lección. XIII.—Que el Secretario de la Universidad, dentro de tercero dia, después de dicha última lección de opo- sición, haga el informe de la Cátedra, poniendo los títu- los y méritos de cada opositor de por sí comenzando por el mas antiguo; y los títulos y méritos que ha de poner, son los actos y grados Catedráticos, y substituciones que hubieren tenido en otras Universidades, y en esta cons- tándole por sus libros ó por testimonios auténticos; y asimismo ponga los particulares servicios que hubiere hecho á este Convento y Universidad, en forma que conste; y acabado el informe lo entregue al Rector, para que junte de nuevo todos los votantes, y poniéndoles presente esta relación ó informe, nombren el Catedráti- co que ha de ser; y si hubiere igualdad de méritos y vo- tos á favor de dos ó tres opositores, elija el Rector el que le pareciere, y éste haya de ser el Catedrático: todo lo cual se escriba en el libro de la Universidad, y avisa- rán al Catedrático para que dentro de dos dias tome po- sesión de la Cátedra, leyendo el nombramiento y título que se despachare, y entónces el Catedrático ha de ha- cer la protestación de la Fé, de obediencia y observan- cia de los Estatutos. XIV.—Y porque dichas Cátedras no tienen por aho- ra rentas, ordenamos, que los opositores, ó los que lle- varen las Cátedras, no hayan de tener gasto algu- no, sino que les han de hacer de gracia, asi por el Secretario, como los demás Oficiales todas las diligen- cias. XV. —Que el que llevare la Cátedra ha de hacer juramento, si quisiere entrar en la Regencia de élla, de mantenerla ad minus por seis años, con solo el derecho de llevar propina como ios demás Doctores de su facul- tad, y el de poder Doctorarse en la facultad, solo con el acto de la oposición, y haberse llevado la Cátedra sin pensión de pagar propina quedando con derecho á ellas acabado el sexenio, como si las hubiera pagado; pero con la pensión de perder el derecho á la Cátedra y al Doc- torado, sin exámen y propina, no tomando la Borla en el tiempo proscripto de seis meses. XVI. —Que si el dicho Catedrático enfermare ó se ausentare, pueda poner un sustituto á satisfacción del Rector. XVl,—Que los opositores que salieren aprobados puedan Doctorarse en la facultad, solo con el acto de la aposición, y sin nuevo examen, con la pensión de pagar as propinas, y juntamente obligándose á recibir el gra~ do en el término de seis meses; y pasados, se dén por perdidos y por proscriptos dichos indultos. XVIII.—Que si andando el tiempo, alguna de di- chas Cátedras tuviere renta, se observará el modo de dar la Cátedra á la voluntad del fundador, como de cual- quiera suerte que sea, intervenga el Vice-Patrono, y no se oponga á buenas Constituciones; y si la dicha renta llegare ála cantidad de doscientos y cincuenta pesos anuales; y el Catedrático que estuviere en posesión de la Cátedra al tiempo que se Doctorare (sea de los Cate- dráticos primeros, ó de los que en adelante fueren) se hubiere graduado á título de ella, no la hubiere regen- tado los seis años señalados para ganar el derecho de propinas á perpetuidad como Doctor, se le regula el tiempo que faltare, á razón de sesenta pesos por año, que es lo que corresponde, según el arancel de Santo Domingo, á lo que hubiere pagado por su Grado en fa- cultad mayor, repartido en seis partes iguales, de las cuales se debe considerar que devenga una en cada año, y por proporción en cada semestre, ó tremestre, de que se hará computación en caso de dotarse las Cátedras en algunos de estos intermedios; y lo que faltare para el cumplimiento de dichos seis años, (ó de los trescientos y cincuenta pesos que importan los derechos del Docto- rado) se le detendrá por proporción de lo mismo que hubiere de devengar; y se hará esta detención el mismo espacio ó tiempo, y sobre la renta de la Cátedra, y se aplicará para el Arca; y este término y suplementos cumplido, gozará la propina como Doctor, sin distinción alguna, y de mas á mas, la renta de la Cátedra si fuere Regente primerizo, y quisiere continuar en élla como si no fuera dotada, llevará la propina señalada, además de la de Doctor; y si no fuere primerizo quedará con so- lo el título, y derecho de Doctor, sino es, que por el fun- dador se haga otra disposición no repugnante á buenas Constituciones, pagando por el Catedrático las diligen- cias que se hicieren por el Secretario, y demás Oficia- les de la Universidad, y los derechos del Rector, Decano, Examinadores y demás votantes, para la posesión de la Cátedra, si continuare en ella, ó al entrar en ella, si fue- re de los Catedráticos sucesores. XIX. Si la dotación de cualquiera Cátedra no lle- gare ála expresada cantidad de doscientos y cincuenta pesos anuales, será el todo en beneficio del Catedrático que estuviere en posesión de ella: se entiende, que goza de la renta y del derecho de propinas de Catedrático, asi durante los seis años de obligación, como acabado dicho término, si fuere de los privilegiados y continuá- re en ella, pagando los derechos como vá dicho en el artículo antecedente, y si no fuere privilegiado, quedan- do á perpetuidad ai derecho de las propinas como Doc- tor, y al de opositor de mejor derecho, si llegare el caso y quisiere entrar en oposición. XX. —Si cualquiera que fuera Doctor graduado, ó incorporado en esta Universidad, entrare á regentar al- guna Cátedra sin dotación, (como al presente lo están todas) sea, que entre por oposición, ó por posesión, ó nombramiento anterior, que se le hubiere hecho á la di- cha Cátedra, goce de una propina por Catedrático, pues es salario especial, señalado á la Cátedra en vez de dota- ción y goce asimismo y á un tiempo, de laque le cor- responde por Doctor, y goce esas dos propinas todo el tiempo que regentare dicha Cátedra, ó por el tiempo de ios seis años solamente, si llegare su Cátedra á ser do- tada antes que sean cumplidos, gozando de mas á mas la renta de la dotación que sobreviniere, como no llegue á los doscientos y cincuenta pesos anuales, en cuyo ca- so último cesará la propina de Catedrático, y tomará la renta desde el dia de la posesión, pagando los derechos de toma de posesión, en uno y otro caso de renta adven- ticia, salva siempre su propina de Doctor, y el privile- gio de Regente primicerio. XXL—Y para que cesen las contestaciones que se oan ofrecido á cerca de dos, ó tres Doctores graduados, o incorporados en principio de la Universidad, cuando n° habia mas que el Rector y Consiliarios, y todavía ningún Doctor en sus facultades, ios cuales por estas causas no dieron mas que una regalía moderada y cuasi voluntaria, se les declare el derecho incontrastable á las propinas por razón de Doctores, pues aunque se enten- diese por gracia el no haberles prevenido los derechos enteros, no se les pudo hacer gracia gravativa, y pu- dieron el Rector y los Consiliarios que eran, perdonar las propinas que les tocaban, sin perjudicar á nadie, co- mo todos ios dias, cada Doctor de por sí ó todos por jun- to, puedan volver las propinas á un Graduado, quien entonces se hallará serlo sin haberlas pagado, y no por eso dejará de tener legítimo derecho á ellas y percibirlas. XXII. —Para que no acontezca en lo venidero seme- jante contestación á la contenida en el artículo antece- dente, ninguno se podrá graduar ni incorporar, sin pri- mero depositar los derechos por entero, y que se haga la repartición á quien tocare, salvo á cada cual de vol- verlas si quisiere; pero con la pena de perder su dere- cho y parte, que se aplicará en tal caso para la caja, si se verificare que hubiese prometido antes devolverlos. XXIII. —EI que se hubiere Doctorado á título de la Regencia de una Cátedra, y no cumpliere con la obliga- ción de ella, y todo el tiempo de los seis años, sea pri- vado del título de Doctor, sea borrado del catálogo de la Universidad, y se le obligue á volver el título ménos que pague incontinenti y á beneficio de la Arca, todo lo que corresponde al cómputo hecho en el artículo XVIII de este título, por el tiempo que hubiere faltado ó quisiere dejar, y que luego se publique la vacante: con adverten- cia de que si la falta que hiciere á su Cátedra, fuere de solo seis meses, en cualquiera de los seis años se le apunten, y tanto ménos perciba; pero si fuere de mas de seis meses, quede borrado como se espresa, no siendo por enfermedad ú otro legítimo impedimento, quedando á la determinación del Cláustro pleno el juzgar cual sea justo impedimento, y cual no. XXIV. Que el que estuviere en posesión de una Cátedra no dotada, acabado su sexénio, si fuere Cate- drático primerizo pueda continuar en ella, percibiendo entónces propina de Catedrático, y propina de Doctor; pero si la Cátedra se hubiere en tiempo de su Regencia dotado, aunque sea de cincuenta pesos anuales, no pue- da ya percibir mas propina que la de Doctor, y la dicha renta. XXV.—Que los que entraren en la posesión de una Cátedra, que no tuviere los doscientos y cincuenta pesos anuales de renta, obtenga sin pagar otra cosa, que los gastos de posesión, el grado de Doctor y el derecho de propinas como tal, acabado el sexénio, percibiendo du- rante dicho tiempo solo la renta de dotación, aunque no íuera mas que de cincuenta pesos; y si fuere de los dos- cientos y cincuenta pesos anuales, no adquiera mas derecho, que el de Borlarse, sin mas examen que el acto de oposición en término señalado, y pegándolos derechos de la Borla; y á falta de cumplir con uno y otro, pierda indulto y Cátedra. TITULO QUINTO. LA AUSENCIA DE REGENTES Y CATEDRÁTICOS. I. —Que cuando por causa de ausencia, ó enferme- dad de los Regentes y Catedráticos, entraren á regentar sus Cátedras los sustitutos, estos sean obligados á ha- cer el juramento de continuar las lecturas, y demás ejer- cicios propios del Catedrático con toda diligencia v soli- citud. 11. —Que cotidianamente haya de haber lección y asistencia á los demás ejercicios y actos literarios, según la costumbre y Estatutos de esta Universidad, en que ílO ha de haber dispensa; y los dias en que no ha de ha- ber lección en todo, ó en parte son como se siguen. ENERO. Dia de la Circuncisión. 6. Dia de los Reyes. 88. Dia de la Translación de Sto, Tomás de Aquino, FEBRERO. 2. Dia de la Purificación de nuestra Señora. 25, Dia de San Matías Apóstol. Y los tres dias de Carnavál. MARZO. 7. Dia de Santo Tomás de Aquino. 19. y 20. Dias de San José y San Joaquín. 25. Dia de la Anunciación. ABRIL. Miércoles, Juéves, Viérnes y Sábado de la Semana Santa, con los tres dias siguientes de la Pascua de Resurrección: los tres dias de Pascua de Espíritu Santo: y dia de Córpus Cristi, en que no ha de ha- ber leccien en cualquiera dia que cayeren. MAYO 1. Dia de San Felipe y Santiago Apóstoles 3. Dia de la Invención de la Cruz. 16. Dia de San Isidro Labrador. 30. Dia de San Fernando. JUNIO. 13. Dia de San Antonio dePádua. 24. Dia de San Juan Bautista. 29. Dia de San Pedro j San Pablo Apóstoles. JULIO. Desde el dia 22 que es el de Santa María Magdalena hasta el día 14 de Setiembre, en que se celebra la Exaltación de la Cruz, no hay lección, por que son vacaciones. SETIEMBRE. 21. Dia de San Matéo Apóstol. 29. Dia de San Miguel, 30. Dia de San Jerónimo, OCTUBRE. 28. Dia de los Apóstoles San Simón y Júdas. NOVIEMBRE. 1. Día de Todos Santos. 16. Dia de San Cristóbal. 30. Dia de San Andrés Apóstol. DICIEMBRE. 8. Dia de la Concepción de nuestra Señora. 21. Diá de Santo Tomás Apóstol. 25. Dia del Nacimiento de nuestro Señor, y hasta el dia de año nuevo. DIAS EN QUE NO HAY LECCION POR LA TARDE. Víspera de Santo Tomás de Aquino. Dia de los Dolores de María, por la tarde. Víspera del Córpus Cristi. DIAS EN QUE NO HAY LECCION POR LA MAÑANA. Miércoles de Ceniza. Dia de Difuntos. lII.—Y por que las Cátedras de las facultades de Cánones, Leyes, Medicina y Matemáticas aun no están rentadas, no se determina, y señala multa por las faltas de sus Regentes y Catedráticos; pero han de ser obliga- dos principalmente los que con el título de tales Cate- dráticos se hubieron graduado, y tuvieren derecho á las propinas, á estar sujetos ála multa que el Rector les impusiere sobre las dichas propinas; y que estas han de ser aplicadas ála Arca de la Universidad, y que los Ca- tedráticos han de leer en las Aulas del Convento, y el Rector les compela á éllo. TITULO SESTO. LOS ESTUDIOS Y GRADOS MENORES DE LAS FACULTADES. I. —Que todos los estudiantes de esta Universidad sean obligados á matricularse cada año; y no estándolo, no pueden cursar ni graduarse. 11. —Que ningún estudiante pueda pasar á oir, y ga- nar Cursos en facultad alguna, sin que primero muestre ante el Secretario Cédula de Exámen y aprobación de latinidad, dada por el Catedrático que fuere de Retórica, y por su falta por el de Gramática en esta Universidad. 111. —Que los estudiantes y todos los demás, para graduarse é incorporarse, y tomar posesión de Cátedra, bagan la profesión de nuestra Santa Fó Católica; y esto también se observe en los Grados menores; y además, bagan el juramento acostumbrado. IV. —Que los que se hubieren de graduar de Bachi- lleres en Artes por Cursos, hayan de haber acompañado los dos últimos Cursos oyendo juntamente la Cátedra del Texto del Filósofo. y.—Que así los que se graduaren por suficiencia, como por Cursos de Bachilleres en Artes, han de defen- der para el exámen, un acto con ocho Conclusiones de las materias siguientes, en esta forma: dos de Lógica: dos de los ocho libros de Física, dos de Generatione, &. Corruptioné: y dos de Anima: y responderá á los tres Examinadores que se asignaren, y sus argumentos. VI.—Que ninguno se admita para Grado de Bachi- ller por suficiencia en ninguna facultad, sino que el Grado se dé por Cursos cumplidos en esta Universidad, ó en otros estudios generales, como es de ley. VlL—Que ninguno se admita al Grado de Bachiller en Teología ó en Medicina, sin ser graduado primero de Bachiller en Artes, excepto los Religiosos, quiénes pue- dan graduarse en Teología, sin que preceda el Grado de Filosofía. VIII.—Que concurriendo dos estudiantes de Teolo- gía ó Medicina, á quererse graduar en un dia, prefiera el mas antiguo Bachiller en Filosofía, aunque el uno sea Bachiller por Cursos, (que no lo puede ser, se- gún el artículo VI de este título) y el otro por suficien- cia. IX.— Que para graduarse en cualquiera facultad, se ha de probar el Curso en el año que lo ganó, con certi- ficación de dos Catedráticos, y por juramento de los con- discípulos cursantes de aquel año en la misma facultad y Cátedra; y de otra suerte, no le valga, ni se admita por el Secretario. X, —Que ningún estudiante pueda echar mas de una matricula en cada un año académico, que corre y se co- mienza desde el dia catorce de Setiembre, y consiguien- temente no puede jurar mas de un Curso en dicho año: sobre todo lo cual, en ninguna manera podrá dispensar el Rector ni el Cláustro pleno, excepto un Curso atrave- sado que se le tolera. XI. —Que en la Matrícula que hace el Secretario, ponga distinción de títulos, graduados y oficiales á par- te, y cada facultad á parte, y en ella el nombre de cada ' estudiante de por sí, su lugar de donde es, edad, dia, mes y año, en que conste; y en el mes de Setiembre se fijen edictos, en que se amoneste á todos se matriculen: adviniendo, que no se aprobará Curso al que no se matriculare. XII.—Que ei que se hubiere de graduar de Bachi- ller en Teología, ha de haber cursado y probado ante el Secretario de esta Universidad cuatro Cursos, cada uno de seis meses y un dia á lo ménos; y se dice á lo ménos, porque así las Cátedras de Teología, como las de Filo- sofía, siempre se han de continuar leyendo como se acostumbra en la Religión, con los demás ejercicios y en todos los dichos cuatro Cursos, sin que se cuente para el tiempo de éllos el de las vacaciones de la Magdalena, ha de haber cursado la Cátedra de Prima, y la de Vísperas; y en el tercero cursará la Cátedra del Maestro; y en el cuarto la de Escritura: y ha de probar haber leído en el dicho tiempo de sus Cursos diez lecciones, cada lección de media hora, por lo ménos, en el general donde se lee la dicha facultad en presencia de su Catedrático; y res- pondiendo á tres argumentos de sus condiscípulos, y presentada certificación de las dichas diez lecciones ante el Rector, y testimonio de los dichos Cursos por el Se- cretario, sea también obligado á tener un acto de dispu- ta, respondiendo á tres argumentos, que lo serán tres Doctores de la dicha facultad el que le confiera el Gra- do; y hecha la protestación de la Fé y juramento, como está dispuesto, el Bacalaureando estará en pié descubier- to, y los Bedeles junto áél con sus mazas; y con una buena oración pedirá el Grado: y el Doctor, estando con insignias Doctorales, sin decir oración ni arenga, se lo dará en la forma acostumbrada, y que se practica Auto- ritate Pontificia, ac Regia qua fungor in hac parte, ófC. y luego se bajará el Doctor de la Cátedra, y subirá á ella el Graduado, y comenzará á esponer un lugar ó tex- to, y haciendo seña al que preside que calle, dará las gracias con otra breve oración latina, y con esto se de- terminará el acto. GRADOS DE TEOLOGÍA. XIII.—-Que el que se hubiere de graduar de Bachi- GRADOS DE CANONES. 11er en Cánones, ha de probar haber cursado en la Cá- tedra de Prima de dicha facultad cinco Cursos, cada uno de seis meses y un dia á lo rnénos, acompañándola con otra Cátedra de las que hubiere en esta Universidad de la misma facultad, regulándose por una de éllas la de Instituía, de tal manera, que los dichos cinco años aca- démicos haya de cursarlas todas, acompañando siempre la de Prima con una de ellas. XIV. —Que el primer Curso de Cánones, y tam- bién de Leyes, se pueda ganar antes que se hayan he- cho las matrículas. XV. —Que han de haber leído en el tiempo de sus Cursos diez lecciones de media hora en presencia de al- gún Catedrático, y respondiendo á tres argumentos de sus condiscípulos; y para el Grado ha de tener un acto de la Conclusión, que dedujere del capítulo, que se ha de sortear en los cinco libros de las Decretales, con tres apersiones por mano de un niño, ó de otra persona sin sospecha; y se asignará el término de veinte y cuatro horas, respondiéndo á tres Catedráticos ó Doctores, que le han de argüir; y podrá si quisiere, hacer lección, ó de una hora ó de media y respondiéndo á los tres Exami- nadores y á sus argumentos. grados df: bachilleres en leyes. XVI. Que el que se hubiere de graduar de Bachi- ller en Leyes, después de graduado en Cánones, tenga obligación de probar dos Cursos en Cátedra de Prima y Vísperas: y si no hubiere Vísperas, en otra Cátedra de Leyes, haciendo las demás diligencias y actos, que por el Estatuto antecedente está mandado: y el libro por donde se le harán las apensiones para los puntos ha de ser el Informado. XVII. —Que el que se hubiere de graduar de Bachi- ller en Leyes, pruebe otros cinco Cursos en la Cátedra ~e Prima y Vísperas de dicha facultad, si la hubiere, y dos Cursos de Instituía, haciendo las diligencias que quedan prevenidas para los Bachilleres en Cánones. XVIII.—Que si alguno después de graduado de Ba- chiller en Leyes, quisiere graduarse de Bachiller en Cánones, cursará dos Cursos en la Cátedra de Prima y Vísperas, haciendo las diligencias arriba ordenadas. GRADOS DE BACHILLERES EN MEDICINA. XIX.—Que el que se hubiere de graduar de Bachi- ller en Medicina, lo sea primero en Artes, con la condi- ción, que á su examen de Artes haya de asistir un Mé- dico para Examinador, por cuya razón quedarán preve- nidos los Graduados en Artes, con intención de pasar en Medicina, de pedirlo así; ó habrán de repetir el Exá- men de Artes (aunque fuesen Maestros) ántes de ser admitidos al Bacalaureato en Medicina; y al {Secretario en cada Exámen de Artes, se lo hará notorio; y en el título que despachare espresará los Examinadores que habrán sido: y dicho graduando ha de haber probado cuatro Cursos, y en todos la Cátedra de Prima y Víspe- ras; uno en la Cátedra de Cirujía y Annothornia; otro en la de Astronologla, y otro en la de Método, de tal suerte que siempre ha de acompañar la Cátedra de Pri- ma con otra de la facultad. XX. —Que ha de leer diez lecciones ante su Cate- drático, de mas de media hora, de las materias siguientes: la primera de Rebus naturalibus: la segunda de Rebus non naturalibus: la tercera de Rebus prceter naturam: la cuarta de Sanguinis missione: la quinta de Expurgatione: la sesta de Pulsibus: la séptima de Urinis: la octava de Cirujía: la novena Annotomia: la décima de Facultaii- bus medicamentorum; y en cada lección ha de responder á tres argumentos de sus condiscípulos; y sacará certi- ficación del Catedrático, y todo se presentará ante el Rector por el Secretario. XXI. —Que el Bacalaureando tenga un acto de Exá- men con diez y ocho Casillas ó Conclusiones de las ma- terias siguientes; la primera Phisica: lo segunda de Ge- neratione, éf Corruptione: tercera de Humoribus: cuarta de Spiritihus: quinta de Partihus: Resta de FacnUatibus: séptima de Civo, Pota: octava de Somno, $ Vigilia: novena de Morbis: décima de Causis morhorum: once de Sympt omate: doce de Signis Cr i tisis: trece de Pulsihus: catorce de Urina: quince de índicationihns: diez y seis de Sanguinis missione: diez y siete de Expnrgatione: diez y ocho de Fehrihus. Y han de ser ocho los Examinado- res y cada uno ponga dos argumentos, uno en forma, y otro en materia; y en caso de no haber bastantes Docto- res, entren á suplir Bachilleres, Médicos y Maestros ó Catedráticos de Artes. XXII.—Que los Bacalaureandos en dicha facultad prueben, que el tercero ó cuarto año de oyentes, han sustentado un acto público de Conclusiones, y no se ad- mitan de otra manera; y esto no se entienda con los que hubieren oído en otras Universidades aprobadas, y tra- jeren sus Cursos y probanzas auténticas. GRADOS DE MEDICINA. XXIII. —Que en dicho Examen asistan indispensa- blemente el Rector y el Decano de la facultad, que siempre será el primer Exáminador; y si por enferme- dad ú otra causa legitima (de que dará parte al Rector) no asistiere, asistirá en en su lugar el Doctor mas anti- guo; y faltando el Rector por justo impedimento, asisti- rá el Yice-Rector; yen defecto de ámbos, presidirá el Decano de la facultad, óel que en su lugar fuese; y á todos los Exáminadores, se encarga la conciencia, sobre ñne ponga todo cuidado, en que se haga el Exámen de bd manera, que se reconozca bastantemente la suficien- cia del Exáminado. XXIV. —Que el graduado tenga obligación ocho dias untes del Exámen, á publicar las Conclusiones de las materias asignadas, y darlas á los ocho Exáminadores fueren nombrados. XXV. —Que acabado el Exámen seden las propinas que les pertenecen al Rector y demás Exárninadores, y se ponga la urna en una mesa, de suerte, que el Rector ú otra persona alguna, no conozcan el voto; y habiendo jurado los Examinadores de votar en dicho Exámen, guardando la forma de estas Constituciones, aprobando ó reprobando, según la suficiencia del Examinado, como Dios y la conciencia les dictáre, pospuesto todo amor y temor, se darán á cada uno A. y R. y con riguroso se- creto, y sin que jamás se muestren las letras, (como es de ley) se comenzará á votar poi el Decano ó por el mas antiguo y asi por su órden; y en acabando de votar examinará el Rector ante el Secretario y Exárninadores las letras; y si hallare salir aprobado con la mayor parte, se le dará el Grado de Bachiller; y si reprobado, se le negará; y si aconteciére salir con los votos iguales, se esté á lo que el Rector ó su Vice-Gerente, determinare, y el Decano ó su Vice-Gerente, dando el Grado, tenga obligación al dársele, de decir el número de votos con que salió aprobado, ó si fuere nemine discrepante; y esto mismo se observe en ios demás actos aprobatorios y re- probatorios en cualquier facultad y Grado que sea. XXVI.—Que en la aprobación no se vote mas de una vez, y que esta sea sin condición ni penitencia al- guna, y los que con ella aprobasen al Exáminado, ó es- tando presentes no quisiéren votar, por el mismo caso sea visto que le reprueban, sobre lo cual no podrá dis- pensar el Rector, Cláustro pleno, ni otra persona al- guna. XXVII. —Que para este, y los demás Grados de Bachilleres, de cualquiera facultad que sean, solamente asista con las insignias Doctorales el Decano ó su Vice- Gerente, que son los que siempre han de conferir el Gra- do, como han de dar las insignias Doctorales en el Gra- do mayor, como se ha practicado hasta ahora. XXVIII. Que los Bachilleres en Medicina, hasta que no tengan dos Cursos de práctica, andando en ellos á lo menos dos años continuos, con algún Médico de los recibidos en el Protomedicato, no puedan ser opositores á Cátedra de Medicina, ni se les despachen por el Nota- rio los títulos de su Bacalaureato, ni tampoco puedan ascender á los Grados mayores de dicha facultad. TITULO SÉPTIMO. de los derechos de las matrículas, cursos y gra- dos MENORES. I. —Que los Estudiantes de esta Universidad, para la primera Matrícula, por la Cédula del Exámen de Gramática paguen dos reales, uno para la Caja y otro para el Catedrático de Retórica; y si no lo hubiere, para el de Gramática. 11. —De cada matrícula en cualquier facultad, se ha de pagar un real, mitad para la Caja y mitad para el Secretario. 111. —ltem de jurar un Curso en cualquiera facultad, dos reales, uno para el Secretario y otro para el Arca. Item por el Grado de Bachiller en "Artes veinte y cinco Pesos, los cuales se han de distribuir en las formas si- guientes. Pesos. Reales. Para el Arca 4. Al Convento.. 4. Al Rector si asistiere; y si no con- curriere se aplicará al Arca 2. A los tres Examinadores, á razón de doce reales cada uno. 4 4. Al que confiere el Grado 1 4. Al Secretario por la asistencia y títulos 6. Al Maestro de Ceremonias 1 4. A los Bedeles, de por mitad 1 4. , IV.—.Que esta misma cantidad, con la misma distri- bución, se asigna parales Grados de Bachiller en Teo- logia, Cánones y Leyes, sin diferencia alguna; pero pa- ra el Grado de Bachiller en Medicina se aumentarán siete pesos y medio, por ser ocho los Examinadores. TITULO OCTAVO LOS EXAMENES PARA LICENCIADOS EN ARTES. I.™ Que el que se hubiere de Licenciar en Artes, presente ante el Rector y Cláustro su petición, con los instrumentos de estar graduado de Bachiller en Artesen otra, ó en esta Universidad; y admitido que sea, se ha- gan fijar edictos, haciéndolo saber á todos, para que si alguno de mejor derecho quisiere la preferencia pueda presentarse en el término de nueve dias; y esto se ejecu- te en los Grados, cualesquiera que sean de esta y las demás facultades. 11. —Que ántes de la apersion de los puntos para el Exámen secreto, ha de tener tres actos de Quodlibeto, con lección de mas de un cuadrante de hora, y con dis- puta, en donde le hayan de argüir tres Doctores ó Cate- dráticos de la facultad, los que para esto fueren nombra- dos por el Rector, ó que sea sorteado ante él, y solo con el término de veinte y cuatro horas naturales. 111. —Que los arguyentes hayan de informar al Rec- tor, con todo secreto, sobre la idoneidad del pretendiente, y este informe sea en juramento. IV. —Que acabados los Quodiibetos, al dia siguiente se toque á puntos con la campana mayor de este Con- vento; y con esta distinción, que si se abrieren por la mañana, la tarde ántes habrá un toque de campana á las cinco, que dure por espacio de un cuarto de hora, y otro tanto se repita al siguiente dia á el amanecer; y si se abrieren los dichos puntos por la tarde, el primer toque sea á el amanecer, y el segundo entre las once y las doce de la mañana: con esta advertencia, que si el Grado es de Artes, se comenzará el toque con once campanadas, terminándose con otras tantas: si fuere de Medicina, se- rán doce: si de Leyes, trece: si de Cánones, catorce: si de Teología, quince: y siempre en los intermedios, como cuando se toca á Sermón; y con la distinción dicha, se podrá conocer de cuya facultad son los puntos que se han de abrir para el Examen de la Licenciatura. V.—Que el dia asignado, y la hora determinada pa- ra la apersion de puntos, concurran en la Sala ó en un General, el Rector, el Prelado del Convento y el Decano de la facultad, el Secretario de la Universidad, el Exá- minado; y estando así juntos, el Rector ábra el libro, que será el de la letra del Filósofo, con una punta de hierro, haciendo tres scisiones ó aperturas en la forma siguiente: una en los ocho libros de los Físicos: otra en los de Generalione, Corruptione: y otra en los de Ani- ma; y el Rector en las planas que se abrieren ponga nna señal en cada una, y luego irá escribiendo el Secre- tario los puntos que salieren, y de ellos escogerá el pre- tendiente uno de donde ha de decir la lección que ha de hacer, y la Conclusión en que le han de argüir al siguiente día, con el término preciso de veinte y cuatro horas naturales, y dicha lección dure por espacio de una hora entera de relox, en presencia del Rector, del Deca- no y de los Doctores Examinadores de la facultad, y del Secretario, v Maestro de Ceremonias y los dichos Doc- tores le han de argüir por espacio de otra hora entera de relox. Vl.—Que fecha la apersion de los puntos, ha de en- tregar el dicho pretendiente en el término de una ó dos horas, la Conclusión al Secretario, para que este la y por su mano se entregue al Rector, y se haga llevar por la de los Bedeles á los Doctores que han de concurrir al Examen, VlL—Que los Examina lores en acabando de exá- Illlnar, juren ante el Rector y Secretario aprobar, y re- probar, según el juicio hubieren hecho de si es, ó no digno el pretendiente para ser Licenciado; y fecho esto, d Secretario les dé AA. y RR. y pena de perjuros, vo- ten en secreto, aprobando ó reprobando, guardándose todo lo demás que queda prevenido en la Constitución XXVI. y XXVII. del título VI. y asimismo en todos los otros actos semejantes de Exámen, en cualquiera facultad que sea; y si salieren iguales los votos, se esté á lo que determinare el Rector, quien con el informe sobre los Quodlibetos, y lo que hubiere tocado en el acto de Exá- men, podrá hacer juicio para resolver; y se le hace es- pecial encargo sobre este punto para que obre desapa- sionadamente, y según le dictáre su conciencia. VIIL—Que el que hubiere de recibir el grado de Li- cenciatura en Artes, sea habiendo pasado el intersticio de seis meses, respecto al tiempo en que recibió el gra- do de Bachiller en la misma facultad, y el Rector pueda dispensar cuando fuere conveniente. TITULO NONO. GRADO DEL MAGISTERIO EN ARTES. I. —Que los grados de Maestros en Artes, y Docto- ramientos en otras facultades, se dén en dias que no sean lectivos, de suerte que no se impidan las lecciones, ni los demás ejercicios habiéndose de asignar el dia, y la hora por el Rector, de cuyo cargo será hacer convocar el Cláus- tro y los Doctores para la asistencia del acto; y se ha de hacer esta convocatoria, y todas las demás, para cual- quiera cosa que sea, por cédulas antedicm, poniendo en la cédula, que el Bedél ha de dejar en casa de cada uno de los Doctores, el por qué se convoca á Cláustro. 11. —Que el Bedél que diere las propinas distribuye- re los guantes en este Grado, ó en cualquiera Doctora- miento, no las dé á los Doctores que no tuvieren insig- nias puestas, ni á los que en los dichos actos no estuvie- ren sentados por su órden y antigüedad. 111. el Graduando siempre ha de recibir la Borla en la Iglesia de este Convento, con la solemnidad pública, con vejamen y con paseo, y solamente con ur- gentísima causa podrá dispensar el Rector para que sea en secreto; pero nunca podrá dispensar el que no haya vejamen. IV.—Que si á dicho acto y á otros cualesquiera de esta Universidad asistiere el Gobernador, se le prepare asiento, y lugar preeminente como á nuestro Vice-Pa- trono, con silla, almohada y tapete; y al Obispo el que le corresponde como cabeza de la Diócesis,, guardando siempre la preeminencia al Gobernador como Vice-Pa- trono. V. Que en el paseo han de ir los Doctores con sus insignias, y con el mismo órden que queda prevenido en la Constitución IV. del título 111. llevando al Docto- rando en el medio; el Rector irá á la mano derecha, y el Decano de la facultad cuyo fuere el Grado, á la mano izquierda, prefiriendo á todos los demás Doctores de cualquiera facultad que sean; y si á dicho paseo concur- riere el Gobernador, irá en el primer lugar, como queda dicho y el Obispo en el que le corresponde. VI. —Que el vejamen lo dé el Doctor á quien el Rector nombrare, sin que pueda escusarse á hacerlo, sino es con legítimo impedimento; y ántes que el veja- men se dé en público, lo verá el Rector por sí mismo, ó por quien señalare, á fin de que no sea demasiadamente molesto, ni contenga sátiras ofensivas al Doctorando, ni persona alguna del Cláustro. VlL—Que al Doctor que trabajare y diere el veja- men le contribuya el Doctorando ocho pesos, los cuales se depositen ántes con las propinas y los guantes. VIII.—Que el Graduando para el acto de recibir la Borla, haga una lección sutil y laudatoria al Mecenas, y Padrino de su acto, la cual ha de asuntar ó deducir del punto 6 texto sobre que hizo la lección del Exámen, y 110 pasará de media hora; y concluida que sea, se le pro- pongan tres argumentos en materia, el primero lo hade proponer el Rector, y á este ha de satisfacer con res- puesta, y en materia exórnada, y los otros dos los han de proponer dos Doctores ó Catedráticos, y á estos no ha de hacer mas respuesta, que saludarles con una corte- sía, y esto mismo en la Borla de las demás facultades. IX.-—Que en el Ínterin que el Doctorando hace la lección prevenida, y se proponen los argumentos, el De- cano de la facultad ha de subir y mantenerse presidien- do en Cátedra, adonde desde su asiento le irán acompa- ñando el Maestro de Ceremonias, y los dos Bedeles, que irán delante con sus mazas; y terminada que sea la lec- ción con los argumentos, volverán los dichos, y con el mismo órden acompañarán al Decano desde la Cátedra hasta su asiento, y luego pasarán sin intermisión adon- de estuviere el Doctor que ha de decir el vejamen, acom- pañándole hasta la Cátedra; y concluido que sea, han de volver hasta dejarle en su asiento: y se advierte, que el Doctorando en el tiempo que se dijere el vejamen ha de estar descubierto en pié, y sin sentarse en el tabure- te, ó banca donde sustentó la lección; y fecho todo lo dicho, el Maestro de Ceremonias, y los Bedeles, que siempre irán por delante, llevarán al Doctorando donde el Rector, á quien pedirá con una breve oración las in- signias, y ántes de remitirle al Decano para que se las confiera, le dirá que haga primero en sus manos la pro- testación de la Fé y el juramento acostumbrado, en la forma que se trae al fin de estas Constituciones, para lo cual se habrá prevenido la forma de la protestación y del juramento, una Cruz y los Santos Evangelios: lo cual concluido, el Rector le remitirá al Decano para que le confiera las Doctorales insignias, y en aquel Ínterin el Maestro de Ceremonias vendrá con los padrinos, que traerán las insignias prevenidas, y todos irán con el Graduando donde el Decano, para que le haga el indu- mento, y conferencia de ellas, con la forma que hasta aquí se ha guardando, y que se trae al fin: después el Rector le impondrá la Borla con la forma acostumbra- da: y el Doctorado con una breve oración dará las gra- cias al Rector y Cláustro, y por su órden dará el bra- zo al Rector y demás Doctores; y habiendo tomado asiento inmediato al Decano de su facultad, que estará presidiendo á todos en este acto, se repartirán las propi- nas y guantes, por mano de los Bedeles; y luego ha- ciendo seña el Rector 6 el Maestro de Ceremonias vol- verán en procesión por su orden, llevando, como se ha dicho, al Doctorando en el medio del Rector, y el Deca- no de su facultad. TITULO DÉCIMO. LOS DERECHOS EN ARTES Y DEMAS FACULTADES. I. Que el que hubiere de Licenciarse en Artes ó en otra cualquiera facultad, deposite en el Arca para los actos de Quodlibetos, diez y ocho pesos y seis reales, los cuales se han de distribuir en cada uno de los tres dias de Quodlibeto, en la forma siguiente. Pesos. Reales. A cada uno de los tres arguyentes, doce reales en cada dia que importan 4 4. Al Secretario por la asistencia al Quod- libeto y á la apersion del punto, ca- da dia 1 0. Al Rector, que ha de señalar el punto, ó porque se ha de sortear ante él, cuatro reales cada dia 0 4. Al Bedel que repártela Conclusión.... 0 2. 11. Que concluidos los dichos actos, el que hubiere de Licenciarse en Artes, ó en otra cualquiera facultad, deposite en el Arca de la Universidad cincuenta pesos de abrir los puntos para el Exárnen secreto, los °Dales fecho el Exárnen, ni se vuelvan, aunque el pre- tendiente salga reprobado; y se han de distribuir en la °rma siguiente. Pesos. Reales. Al Rector 05. A cada uno de los cuatro Exámina- dores cuatro pesos, que todo suman. 16. Al Convento OS. Al Arca 12. Al Secretario 05. Al Maestro de Ceremonias 02. A los Bedeles, peso y medio por mitad. 01 4. TITULO UNDÉCIMO. DE LOS DERECHOS DEL MAGISTERIO EN ARTES, Y DOCTO- RA MIENTOS EN LAS DEMAS FACULTADES. L—Que el que hubiere de graduarse de Maestro en Artes, óde Doctor en otra facultad, ha de depositar en el Arca ciento y ochenta y seis pesos y dos reales, con cuya cantidad, y los cincuenta pesos de la Licenciatura; diez y ocho pesos y seis reales en las pruebas y ejerci- cios de Quodlibetos; y los veinte y cinco pesos del Baca- lauréate, se completan los doscientos y ochenta pesos que se asignan, y llevan por dichos Grados, y Doctora- mientos en esta Universidad, y se han de distribuir en la forma siguiente. Pesos. Reales. Al Arca 12. Al Convento 12. Al Rector que confiere la Borla y ar- gumenta en el acto, fuera de las propinas ..... 08. A los otros dos Doctores que también Pesos. Ileales argumentan, fuera de la propina, veinte reales á cada uno, que son... 05. Al Decano de la facultad que preside el acto y dá las insignias, fuera de la propina 04. Al maestro de Ceremonias, fuera de la propina, si aliás le pertenece 02. Al Secretario 05. A los Bedeles, de por mitad 02. 11. —Que el resto se ha de prorratear para que se re- parta entre los que asistieren, en esta forma; á los Cate- dráticos y Doctores de la facultad cuyo es el Grado, una propina entera para cada uno; y á los Catedráticos y Doctores de las otras facultades, una media propina pa- ra cada uno; y que para este derecho de las propinas, los Médicos y Artistas se reputen como de una misma facultad, siendo en todas facultades la propina del Rec- tor doble, la de los Decanos dobles en su facultad, y en- tera en las facultades agenas, conservando respective igual privilegio en sus simultáneas facultades á los De- canos de Medicina y Artes, llevando uno y otro mismo derecho. 111. Que el que recibe la Borla en esta, y en las demás facultades, ha ser obligado á dar guantes á cada uno de los Doctores asistentes, los cuales con la propina Se han de repartir por los Bedeles en la misma función de la Borla; y demás de esto ha de ser obligado á dar al Rector que confiere la Borla una vela de cera de á libra, y un Bonete con Borla, ó su costo, que se regula en seis pesos álo ménos, y lo mismo al Decano de su facul- tad. IV. —Que el Graduando en dicha facultad, y en los demás, fuera del costo del Grado, pague al Secretario P°r los títulos de Licenciado seis pesos; y por los de Maestro ó Doctor, doce pesos, conforme á lo que se prac- tica en Santo Domingo, y que los deposite ántes de re- cibir el Grado, siendo obligado el Secretario á dar los títulos en pergaminos, y el Doctorando á traerlas cajue- las para los sellos, y los títulos de Bachilleres los dé en papel de marca mayor. TITULO DUODÉCIMO. LAS LICENCIAS DE TEOLOGÍA.. I.—Que el que se hubiere de Licenciar en Teología, haya de presentar por mano del Secretario ante el Rec- tor los instrumentos necesarios, por donde conste estar cumplidos sus Cursos, y asimismo el estar graduado de Bachiller en dicha facultad. 11. —Que sobre las informaciones que se previenen para los Grados menores, se hagan también de legitimi- dad, y las de vita, éf moribus, y de que está ordenado in Sacris; y fechas y vistas, con la determinación que se tomare, se guarden en el Archivo, y en los libros de la facultad se ponga la aprobación; y si algunas salieren reprobadas, se escriba la reprobación en las mismas in- formaciones originales firmadas del Rector y Secretario, y no se le dé el Grado. 111. —Que sobre la diligencia prevenida de que se fijen edictos, ántes del Examen secreto, ha de tener tres actos de Quodlibeto: primero de Escritura: segundo so- bre el cuarto de las Setencias: tercero de Teología Es- colástica, sobre cualesquiera de los tres primeros libros del Maestro de las Sentencias, con lección cuasi de me- dia hora, y con disputa, (que lo ménos ha de durar por espacio de media hora) donde le han de argüir tres Doc- tores, ó Catedráticos de la facultad, los que nombrare el Rector, quien dará el punto y hora, que en su presencia se saque por suerte, con término de veinte y cuatro ho- ras, y sobre la suficiencia é idoneidad han de informar los Doctores arguyentes sub prestito juramento, y con todo secreto al Rector, para que mejor instruido proceda en el Examen secreto á resolver cualquiera duda. IV.—Que la apersion de los puntos para el Examen secreto, se haga en los tres primeros libros del Maestro de las Sentencias, haciendo una apersion en cada uno de dichos libros, según y como queda dispuesto en la Constitución IX. título IV. guardando todo lo demás que en dicho título se dispone para el Exámen de los Licenciados en Artes. Y.—Que sobre los costos de los ejercicios de Quodli- hetos y demás derechos en la Licenciatura, se esté á lo dispuesto en las Constituciones del título XI. TITULO DÉCIMO TERCIO DOCTORA MIENTO EN TEOLOGÍA Y SUS DERECHOS. I. —Que para el Doctoramiento en Teología se ob- serve y guarde lo mismo que queda prevenido, y dis- puesto para el Magisterio en Artes, título nono. 11. —Que el Doctorando en Teología deposite en el Arca de la Universidad doscientos cincuenta y seis pe- sos, y dos reales, cuya cantidad con los veinte y cinco pesos del Bacalaureato, y los diez y ocho pesos, y seis reales de las pruebas y Quodlibetos, y los cincuenta pe- sos de la Licenciatura, componen los trescientos y cin- cuenta que por los Grados de esta facultad se asignan, y llevan en la Universidad de Santo Domingo, cuya distribución se hará conforme álo dispuesto en el títu- lo XI. TITULO DÉCIMO CUARTO. °EL GRADO DE LICENCIADO EN CANONES Y SUS DERECHOS. L—Que el tiempo para poder Licenciarse en Cáno- s nes desde que reciben el Grado de Bachiller en esta fa- cultad, sea de cuatro años. ll.—Que sobre las informaciones, se hagan las de legitimidad, y de vita, $ moribus, y lo demás que queda ordenado en la Constitución 11. del título XII. lll.—Que ántes del Examen secreto, tenga tres Quodlibetos con lección cerca de media hora, y con dis- puta, respondiendo á tres argumentos, que cada dia le han de proponer tres Doctores ó Catedráticos de la fa- cultad, los que señalare el Rector, siendo obligados los dichos arguyentes á informar sub juramento sobre la idoneidad, como queda dispuesto. IV.—Que en esta facultad de Cánones, Leyes y Me- dicina, en la célda del Rector, y ante el Secretario, el Decano, ó en su defecto el Doctor mas antiguo, ha de ser quien dé el punto para los dichos actos de Quodlibe- tos, ó se sorteará en su presencia en alguno de los libros de la facultad, procurando el que unas veces sea en el Decreto de Graciano, otras en las Clementinas, ó en las Decretales de Gregorio IX. ó en el libro sesto de las Decretales, y los cuatro reales se apliquen al Decano, 6 al que diere el punto. V. —Que la apersion de puntos para el Examen se- creto, siempre se haga en los cinco libros de las Decre- tales, guardando en todo lo que se ha dispuesto para este acto de Exámen en las Constituciones antecedentes de las otras facultades. VI. —Que estando uno arguyendo no se puede atra- vesar otro, so pena de ocho reales para el Arca, que lo ejecutará el Rector, y en su ausencia el que presidiere el acto. VlL—Que en el Exámen pueda hacer oficio de Pa- drino el Decano, ó el Doctor mas antiguo en la facultad, aunque Regente, y lo mismo se entiende para las demás facultades. VIII.—Que en cuanto á los derechos, se observe lo dispuesto en el titulo X. TITULO DÉCIMO QUINTO. GRADO DE DOCTOR EN CANONES Y SUS DERECHOS. I.—Que el acto de la Borla se haga como queda dis- puesto para las otras facultades, y que antes de confe- rírsela el Rector, ó el Regente de esta Universidad, re- mita el Doctorando al Decano de la facultad, para que en el mismo acto le confiera las insignias, con todas las ceremonias de los ósculo, anillo, libro, espada, y espue- las doradas, y Cátedra, con las esplicaciones de cada cosa, como se practica en esta Universidad; y si el Doc- toramiento fuere en Teología, ó el de Cánones en algún Eclesiástico, no se han de dár las insignias de espada y espuelas, y en todo lo demás se observará lo dispuesto para las otras facultades, y en cuanto á los derechos conforme á las Constituciones del título XI. TITULO DECIMO BESTO. DEL GRADO DE LICENCIADO Y DOCTOR EN LEYES, Y SUS DERECHOS. I.—Que para dichos Grados y derechos, se observe y guarde todo lo que queda ordenado sobre la Licencia- tura y Doctoramientos en Cánones, con la diferencia sola de que la apersion de los puntos para los Quodlibe- los, se haya de hacer en los Digestos, yá en el Código ó en otro libro cualquiera de la facultad; pero siempre la apersion de puntos para el Exárnen riguroso, ha de ser en el Inforciado. TITULO DECIMO SEPTIMO. del grado de licenciado y doctor en medicina, Y sus derechos. I-—Que para ser admitidos á los dichos Grados en Medicina, se guarde y tenga presente la Constitución XII. del título VIL donde se previenen las informacio- nes, conforme á la Constitución I. del título L. en las de la reformación de Alcalá. 11. —Que á la apersion de puntos concurra el Deca- no de la facultad, y en su falta el Doctor mas antiguo, ante el Secretario; yel Rector de la Universidad dis- ponga, que los Quodlibetos sean de suerte, que sean con variedad sobre distintos libros de Hipócrates, unas veces en la Artícela, otras en los Aforismos, ó en otros libros, ó sobre la materia que al Decano le pareciere mas conveniente, y han de argüir tres Doctores ó Cate- dráticos, y en su defecto Bachilleres formados de la misma facultad, y hagan, é informen al Rector sobre la idoneidad, bajo de juramento, y el derecho de los cuatro reales se ha de aplicar al Decano ó á quien diere el pun- to en su lugar, y que sean tres Quodlibetos. 111. —Que la apersion de puntos para el Exámen se- creto, se haga en Avicena, y los derechos en todo, sea ni mas, ni menos, como queda dispuesto para las otras fa- cultades. TITULO DECIMO OCTAVO. DE LOS QUE SE QUISIEREN INCORPORAR EN ESTA UNIVERSI- DAD CON GRADOS DE OTRAS, Y COMO SE HAN DE ADMI- TIR LOS CURSOS DE OTRAS UNIVERSIDADES. I.—Que si algunos que en otra Universidad hayan recibido el Grado de Bachiller, Licenciado, Doctor ó Maestro en cualquiera facultad, quisiéren incorporarse en esta Universidad, han de ser obligados á hacer lec- ción de veinte y cuatro horas, salvo siempre el privile- gio de los que fueren graduados en las Primadas, y que gozen indulto especial para que se incorporen sin nue- vo Exámen en las demás Universidades, y siempre sean obligados todos generalmente á pagar ios derechos esta- tuidos. 11. -—Que si á los dichos les faltaren algunos Cursos de los que piden nuestros Estatutos, sean obligados á oirlos en esta Universidad. 111. —Que ninguno pueda recibirse, ni incorporarse al Grado mayor del Doctoramiento sin que primero esté recibido é incorporado en la Licenciatura, después del acto dispuesto en la lección de veinte y cuatro horas. IV. —Que si algún Graduado en otra Universidad hiciere oposición á la Lectura ó Regencia de alguna Cátedra que estuviere vaca, en siendo aprobado, y pre- ferido para el ejercicio de ella, se incorpore á los Grados hasta el Doctoramiento, solo con el acto de la oposición, y goze ios demás indultos que están dispuestos. V. —Que á los Graduados en otras Universidades se les cuente el tiempo de su antigüedad en esta la nuestra, desde el dia que se incorporaren en ella, y esto se en- tienda respective al Grado en que fueren incorporados. TITULO DECIMO MONO. LAS LECTURAS Y EJERCICIOS DE ARTES. I. —Que todos los años en Setiembre, cuando se abren los Estudios, se comienze nueva lectura de Artes, para que durando cada Curso el tiempo de tres años, siempre haya tres Catedráticos de esta facultad. 11. —Que en esta facultad se cuenten las Súmulas, primero Curso Académico: la Lógica por el segundo; los ocho libros Físicos por el tercero; y lo que se leyere sobre los dos libros de 'Generatione $ Corruptione, de Anima y Methaphysica, por el cuarto y último Curso, y todos se oigan en tres años. 111. —Que dichos Catedráticos tengan lección coti- dianamente por la mañana de siete á ocho, y después asistan al ejercicio del Poste de diez á once, y por la tarde tengan la segunda lección de tres á cuatro, y des- pués de ella entren á disputa y Conclusiones de Artes, donde han de presidir los Teólogos Pasantes, y este ejercicio dure hasta las cinco. IV.—Que todas las semanas defiendan por séquito, y alternadamente Conclusiones ó Conferencias dos Ca- tedráticos de Artes en la forma siguiente: uno el Miér- coles, desde las diez hasta que pasen las once, á que asistirán todos los Catedráticos de Artes, y los de Teo- logía, que han de argüir: y el otro Catedrático la defen- derá en el Sábado á la misma hora, y á esta han de asis- tir los Catedráticos de Artes, y los Pasantes, que unas v otras (esto es) las del Miércoles y las del Sábado se firmen por el Catedrático mas antiguo de Artes, y por el Maestro de estudiantes. V. —Que cada Catedrático, todos ios años por el mes de Julio, ántes que entren las vacaciones, les prevengan á sus estudiantes, que se ha de hacer por Setiembre la Graduación de lugares, en que se guardará toda justicia etiam sub juramento, y hagan para esto repeticiones de Códice responsione, y lecciones por suerte, en forma de oposición, y con disputas; y para graduar los lugares al último Curso, se podrán hacer dichos actos por Julio, y á estos podrán concurrir el Catedrático del Texto, si lo pidieren los estudiantes. VI. —Que cada Catedrático defienda en cada un año un acto público de Conclusiones, á lo menos. VII. —Que los estudiantes de esta facultad en los dos últimos Cursos oigan la Cátedra del Filósofo, que se leerá en dias de asueto, y que no sean lectivos. TITULO VIGESIMO LAS LECTURAS Y EJERCICIOS DE TEOLOGIA. I.—Que el Catedrático del Maestro de las Senten- cias, lea en dias de asueto, y que no sean lectivos, 11. —Que el Catedrático de Sagrada Escritura lea tres dias en la semana, Lúnes, Mártes y Viérnes, una lección de media hora cada dia, en el tiempo que esco- giere entre las ocho, y las diez de la mañana, el cual si quisiere leer reglas y principios generales para enten- der, é interpretar la Sagrada Escritura, pueda hacerlo; y en lo demás que leyere, sea de tal suerte, que puedan valerse de ello para los actos de Quodlibetos. 111. —Que el Catedrático de Prima y Vísperas lean siempre distintas materias, habiéndolas consultado an- tes con el Regente ó Rector, como se dispone en la Re- ligión. IV. Que el de Prima tenga lección por la mañana de siete á ocho, y el de Vísperas por la tarde de tres á cuatro. V. —Que el Catedrático de Prima y Vísperas, todos los Sábados, y si fueren dias de fiesta, en el dia ántes, defiendan alternadamente Conclusiones desde las cuatro de la tarde, hasta las cinco; y todos los Catedráticos, asi de la facultad, como de la de Artes, concurran á esta Sabatina, y se firme por el Catedrático que la regentare, y por el Maestro de estudiantes. VI. —Que el Regente ó Rector, señale una materia de Teología, para que esta se vaya conferenciando coti- dianamente de diez á once, á que asistan indispensable- mente todos los estudiantes de la facultad, y el Maestro de estudiantes la presida; y la una mitad del año desde Setiembre hasta Enero inclusive, asista á ella el Cate- drático de Prima, y la otra mitad del año el de Víspe- ras: con advertencia, que en el tiempo y dias que toda la Comunidad asiste á las conferencias de las cosas mo- rales, se asignará materia á propósito para esto. VlL—Que el Catedrático de Prima y Vísperas, de- fiendan en cada año un acto público de Conclusiones á le ménos. VIII.—Que los estudiantes de Teología en cada año prediquen un Sermón, como se ha prácticado siempre en este Convento, por el tiempo de la Cuaresma, en el Refectorio á la liora de comer la Comunidad, y antes de predicar lo ha de haber corregido por alguno de sus Ca- tedráticos de Teología, ó por el Maestro de estudiantes, confirma suya al pié de él. IX. Que sea del cargo del Maestro de estudiantes hacer, y fijar la Tabla de dichos Sermones en el dia dos de Enero, para que los estudiantes con tiempo sepan cual es el dia, y el asunto de su Oración. X. —Que asimismo será del cargo del Rector nom- brar un Maestro en Artes, para que haga y diga el ini- cio de los estudios en Oración latina, como siempre se ha practicado, siendo asimismo de su cuidado el regis- trar los cuadernos de los estudiantes, y todo lo demás que ásu oficio se encarga en las Constituciones déla Religión. TITULO VIGESIMO PRIMO. DE LAS LECTURAS Y EJERCICIOS DE CÁNONES, LEYES Y MEDICINA. L—Que cada Catedrático de dichas facultades haya de tener todos los dias álo menos una lección, consul- tando estos con el Rector la hora que fuere mas acomo- dada para dicha lección, y para los demás ejercicios de repeticiones, conferencias y disputas, que no se espre- san determinadamente por ahora, por no estar con dota- ción dichas Cátedras; pero siempre y en cualquier tiem- po se han de tener siempre presentes conformarnos en todo lo posible con los Estatutos de la Universidad de Alcalá ad cujus instar, es la Universidad de Santo Do- mingo, y ex consequenti esta. 11. —Que cada uno de los Catedráticos, de cualquie- ra facultad que sea, haya de tener cada un año un acto póblico de Conclusiones, á lo ménos. 111. —Que en todas las semanas ha de haber confe- rencias de dichas facultades, y alternando los Catedrá- ticos, Cuando en una misma facultad fueren llamando siempre á ellas el Decano de la facultad para que las presida y regentée, como ha de presidir y regen- tar siempre cualquier acto público, ó secreto de la fa- cultad que fuere especialmente de Medicina, y que no se puedan imprimir ó repartir papeles de Conclusiones públicas en las facultades de Cánones, Leyes y Medici- na, sin licencia del Decano, como en las otras facultades ha de ser con la del Rector. TITULO VIGÉSIMO SEGUNDO. LOS CATEDRÁTICOS DE MATEMÁTICAS. I. —Que en la clase de Matemáticas se ha de leer con el estilo que en la clase de Gramática, para que confor- me llegaren los aficionados hallen lugar, leyendósele á uno los elementos de Aritmética Práctica, que son las cuatro reglas primeras, con la regía Aurea: á otros la Geometría Elemental y la Práctica; á otros la Trigono- metría; y á otros la Astronomía; y los demás que do es- tas ciencias se deduce, para la pública utilidad y servi- cio del Rey nuestro Señor, como son el arte de Nave- gar, la Arquitectura Polémica y Civil, la Geografía y conocimiento de la Esfera, la Estática, las Mecánicas, la Optica, Dioptrica, y Catoptrica, la cual será bastante para que se adelanten mucho por sí mismos después los aprovechados. 11. —Que si hubiere distintos Maestros y Catedrá- ticos de esta facultad, entre ellos se repartan las mate- fias y los tratados. 111. —Que si dichos Maestros y Catedráticos fueren F üósofos, y quisieren graduarse de Maestros en Artes, puedan hacerlo solo por su ejercicio y lección; y respec- to de no estar dotadas las Cátedras, lleven propina mte- rm estuvieren en el ejercicio de leer; y cumplidos los seis años, puedan llevarla, como si la hubiesen pagado, computándose entre los Maestros en Artes. TITULO VIGÉSIMO TERCIO LOS CATEDRÁTICOS DE RETÓRICA Y GRAMÁTICA. I. —Que el Catedrático de Retórica lea dos horas en cada un dia, una por la mañana, y otra por la tarde, con- forme lo determinare el Rector. 11. —Que haya dos Catedráticos de Gramática, uno de menores, que enseñe desde las Declinaciones hasta los Pretéritos y Supinos inclusive; y otros de mayores, que lea desde la Sintaxis hasta el Libro Quinto. 111. —Que cada uno de dichos Catedráticos tenga dos horas de lección por la mañana de siete á nueve, y otras dos horas por la tarde de tres á cinco, y una hora de Pasantía de diez á once, lo cual también han de tener en los dias de vacación. IV—Que dichos Catedráticos de Gramática conti- núen el estudio, aunque se suspendan los estudios ma- yores en las vaciones de la Magdalena, que asi se ha practicado siempre en este Convento; y solo tengan en el dicho tiempo por vacación desde el dia tres de Agos- to, víspera de nuestro Padre Santo Domingo, hasta el dia once de dicho mes inclusive, y desde el dia seis de Setiembre hasta el día innicio de los estudios. TITULO VIGÉSIMO CUARTO. NOTARIO DE LA UNIVERSIDAD. I. —Que el Notario de esta Universidad sea obligado á estar en todos los Claustros, y escribir fielmente lo que se mandare y tratare, en un libro con pió y cabeza en forma que haga fé, y asimismo asista á los actos de Exámen yde Conferencias de Grados, como está dis- puesto. 11. Que tenga registro y matrícula en el libro en- cuadernado, con pié y cabeza, de manera que haga fé, sentando el juramento do todos los que se matricularen de obediencia al Rector en cosas lícitas, y guardar los Estatutos de la Universidad, con el dia, mes y año, nom- bre, sobrenombre, naturaleza y edad del que se matri- culare, escribiendo los Graduados, Oficiales y estudian- tes por sus facultades distintas, de manera, que fácil- mente pueda hallarse cuando se busque. 111. —Que ha de tener cuadernos ó libros, en que ponga la prueba de los Cursos en todas facultades, y los traslados de matrículas que en cada año le dieren los Maestros y Catedráticos de sus discípulos. IV. —Que ha de tener libro para la cuenta y razón de todos ios actos, grados, ó incorporaciones que se ha- cen y dán en la Universidad, con toda distinción. V. Que ha de tener libro de cuenta y razón de todas las multas que se impusieren por el Rector, y de todas las en que habrán incurrido cualquiera Doctor, Maestro, Catedrático, ú otras cualesquier personas matriculadas en esta Universidad, Oficiales de ella, según lo dispuesto en estas Constituciones, como asimismo de todo el in- greso déla Caja, provenido de las reparticiones y aplica- ciones de propinas propias de la dicha Caja, ó á ella abonada por faltas de asistencia de los sugetos, á quien en los repartimientos hubieren tocado sus porciones por presente: item de las rentas que tuviere la Universidad, cuando llegue el caso, para que sobre dicho libro, y el que respectivamente tendrá el Tesorero, se puedan por los Comisarios tomar las cuentas en los tiempos señala- dos, que lleve derechos en los negocios de los particula- res, según el Arancel Real. VI. —Que el Secretario todos los títulos de Bachi lleres en todas facultades, y los de Licenciados en Ar tes, los selle con el Sello pequeño de la Universidad, costeando el dueño la cajuela en que se ha de poner el Sello y las cintas ó cordones; y los títulos de Licencia' dos en las otras facultades, y de todos los Magisterios y Doctoramientos, los sellará con el Sello mayor, estando corriente, y el costo de las cajuelas siempre ha de ser por cuenta de los Graduados. VII. —Que el Sello menor es un León con un rótu- lo que dice Vicit Leo, que alude á nuestro titular el Se- ñor San Jerónimo. VIII. —-Que se discurre para Sello mayor un escudo de figura oval, que es el que compete á lo eclesiástico, el cual tenga una imágen del Señor San Jerónimo, que es el Patrón de esta Universidad, y un Cordero de Agnus Deis, que son las armas de este Convento San Juan de Letrán, y un Cán con una hacha en la boca alumbran- do á un Orbe, y una Estrella en significación de la Re- ligión de Predicadores, cuyos campos sean los mas con- venientes en cuanto á sitio y colores mas alusivos, los que deja á la determinación de S. M. por sus Ministros Reyes de Armas, y que al rededor del óvalo tenga por orla este rótulo: Acadm. S. Hier. con V. S. Joan. Later. Ord. Prced. Havan. MAESTRO DE CEREMONIAS. I. —Que el Maestro de Ceremonias se halle, y esté presente en todos los actos y Grados de Doctoramientos, Magisterios, Licencias y Bachilleramientos, y en los paseos, fiestas funerales. 11. —Que ha de tener cuidado en todas las funciones de que los Graduados estén sentados en sus coros, y se- gun sus antigüedades, y que esten con insignias, y amo- neste al que no las tuviere que saiga; yen caso de no hacerlo, avise al Superior del acto para que le compela. 111. Que en los dichos actos tenga cuidado, * que ninguno se entrometa, de cualquier estado, condición y preeminencia que sea. IV. —Que ha de tener para que sea conocido entre ios actos de su oficio, un báculo en la mano, con el remate guarnecido de plata, ó dorado, con la efigie del Señor San Jerónimo por un lado, y por el otro las Armas de la Religión. DE LOS BEDELES. I. —Que los Bedeles sean obligados á llamar á los Claustros cuando les mandare o! Rector; y cuando lla- maren á pedimento de parte, le dé dos reales la parte, y cuatro en siendo convocación de muchos. 11. —Que guarden la puerta del Cláustro cuando se entrare á él. 111. —Que repartan las Conclusiones de los actos; y cuando fuere por diligencia de alguna parte, esta le pa- gue con proporción al trabajo. IV. —Que en todos los Grados menores y mayores, y á las fiestas, procesiones y demás funciones que se ofrez- can en esta Universidad, han de asistir con sus mazas. V. —Que por su mano se hagan las distribuciones que se ofrecieren. FIDEI PR OTE ST ATI O, ET JURAMENTA, QU£ ANTE GRADUEN RECEPTIONEM FACHENDA SUNT. Ego N. firma fide credo, & profiteor omnia, & sín- gala, quse continentur in símbolo Fidei, quo Sancta Ro- mana Ecclesia utitur, videlicet: Credo in unum Deum, Patrem Omnipotentem, Factorem Coeli, & terrae, visi- hilium omnium, & invisibilium, &in unum Dominurn lesum Christum, Filium Dei Unigenitum, & ex Patre naturn ante omnia soecula, Deum de- Deo, lumen de lu- rítine, Deum verum de Deo vero, genitum non factum, consubstantialem Patri, per quem omnia facta suut, qui propter nos homines, &propter nostram salutem deseen- dit de Coelis & incarnatus est de Spiritu Sánelo ex Ma- ría Yirgene, & homo factus est, erncifixus etiam pro nobis sub Poncio Pilato, passus, & sepultus est, & re- surrexit tertia die secundum Scripturas, & ascendit in Coelnm, sedet ad dexteram Patris, et iternm venturus est cum gloria judicare vivos, & rnortuos, cujus Regni nom erit finis, & in Spirituin Sanctum Dominum, & vi- vifican tem, qui ex Patre, Filioque procedit, qui cum Paire, & Filio simul adoratur, & conglorificatur, qui locutus est per Prophetas, & unarn Sanctam, Catholi- cam, & Apostolicam Eccíesiam: confiteor unum baptis- ma in remissioném pecaíorum, & expecto resurrectio nen mortuorum, & vitam ventun sseculi; Amen. Apos- tólicas, & Eclesiásticas tradditiones,reliquasque ejusdem Ecclesise observationes, & constitutiones firmissimé admitió, & amplector, Ítem Sacram Scripturam juxta eurn sensum, quem tenuit, & tenet Sancta Mater Eccle- sia, cujus est judicare de vero sensu, & interpretatione Sacrarum Scripturarum admitió: nec eam unquam nisi juxta unanimen consensum Palrum accipiam, ínter- pretabor; profiteor quoque septem esse veré, & propié Sacramenta Novse Legis á Jesu Christo Domino insti- tuía, atque ad salutem humani generis, licet non omnia singulis necessaria, scilicét Baptismum, Confirmationem, Eucharistiam, Poenitentiam, Sxtremam-Unctionem, Or- dinem, & Matrimonium: illaque gratiam conferre, & ex his Baptismum, Conñrmationen &■ Ordinem sine sacri- legio reiterari nom posse, receptos quoque, & approba- tos Ecolesiaí Carbólica Ritusin supradictorum omnium Sacramentorum solernni administratione recipio, & ad- mitió; omnia, & singula quss de peccato originali, et de justificatione in Sacrosanta Tridentina Synodo deffinita, & declárala fuerunt amplector, & recipio; profiteor pa- ritér in Missa oíferri Deo verum proprium, & propitia- torium sacrificium pro vivís, & defunctis, atque in Sanctissimo Eucharistise Sacramento esse veré, realiter, & subslanlialitér Corpus, & Sanguinera una cum Ani- ma, &Divinitate Domininostri Jesu Cristi, fierique con- versionem totius substantise pañis in Corpus, & totius substantiee vini in Sanguinem, quam conversionem Catbolica Ecclesia transubstantiationem apellat, fateor etiam sub altera tantúm specie totum, atque integrum Christum, verumque Sacramentum summi constanter teneo; Purgatorium esse, Animasque ibi detentas Fide- lium suffragijs jubari, sirnilitér, & Sanctos una cum Christo regnantes, venerandos, atque invocandos esse, cosque orationes Peo pro nobis oíferre: atque eorum re- liquias esse venerandas firmitér assero; imagines Chris- ti, ac Deiparse semper Virginis, necnom aliorum Sancto- rum habendas, & retinencias esse, atque eis debitum honorem, ac venerationem impartiendam, indulgentia- rum, etiam potestatem á Christo in Ecclesia relictam fuisse, illarumque usum Christiano Populo máxime salutarem esse, aífirmo; Sanctam, Catholicam, & Apos- tolicam Romanam Ecclesiam omnium Ecclesiarum Matrem, & Magistram agnosco; Romanoque Pontifici Beati Petri, Apostolorum Principis, Succesori, ac Jesu- Christi Vicario, veram obedientiam spondeo, ac juro: csetera Ítem ornnia á Sacns Canonibus, & Occumenicis Concilijs, ac prsecipué á Sacrosanta Tridentina Sjnodo traddita defñnita, ¿declarata indubitantér recipio, atque profiteor, simulque contraria omnia, atque hsereses quas- cumque ab Ecclesia damnatas, & rejectas, & anathe- matizatas, ego paritcr damno, rejicio, & anathematizo: hanc veram Catholicam Fidem, extra quam nemo sal- vus esse potest, quam in prsesenti sponte profiteor, & veracitér teneo, eandem integram, & inmaculatam, us- que ad extreraun vitse spiritum constantissimé, Peo adjubante, retiñere, confiten', atque á meis subditis, seu illis, quorum cura ad me in muñere meo spectabit, te- neri, doceri, & predican (quantum in me erit) curatu- rurn, ego idem N. spondeo, vobeo, ac juro: sic me Peus adjubet, & hsec Sancta Pei Evangelia. Ego N. reprobo, & condemno tanquam erroneam in fide, et moribus, doctrinam anathematizatam in sessione quinta decima Concilij Constantiensij hac assertione in- bibita: Quilibet Tirannus potest, et debet licite, et me* ritorie occidi per quemcumque vasallum suum, vel sub- ditum, etiam per clanculares insidias, non obstante quo- cumque Juramento, sen confederatione factis cum eo, non expectata sententia, vel mandato Judiéis cujuscum- que. Juroque Deum, et baec Sancta Dei Evangelia non solum contrariam sententiam amplectere, et docere ve- rum etiam satagere, ut omni ex parte observetur: con- secuenterque pernisiosam doctrinam de Regicidio, et Tirannicidio, adversus legitimas Potestates á plerique Autoribus dogmatizatam, identidem damno, et detestor, velut destructivam status, et quietem publicam subver- tentem; juroque eam nunquam, vel sub probabilitatis specie, docere. Juro etiam, ñeque pertinuisse, ñeque in posterúm pertinere ad aliquam societatem ex prohibitis ab Eccle- sia vel á Rege, cujuscumque nominis sit: ñeque eas protegeré; sed potius autboritatibus denuntiare. Item deíFendere Misterium Conceptionis Beetissimse Virginis Marise, juxta morena aliarum Universitatum Hispanice. Item promito deffendere doctrinam, Angelici Nostris Prseceptoris. Sustinere demúm, ac totis deíFendere viribus, Jura omnia, ac in omnes sibi commissos Popules, supremam Hispaniarum, ac Indiarum Regis Catholici Potestatem: sic me Deus adjuvet, et hcec Sancta Dei Evangelia. AD GRADUM, SIVE INCORPORATIONEM. Ego (Doctor, Magister, Bacalaureus, Licentiatus,) juro Deum, & hsec Sancta Dei Evangelia quod vobis Reverendissimo Patri Rectori hujus Universitatis Sancti Hieronjmi de la Habana, ac ómnibus mandatis vestris, licitis, & bonestis obediens ero, vestrisque suc- cesoribus, statuta Universitatis quantum in me Fuerit observabo, et in negotijs Universitatis, et factis Conci- liurn prsestabo, nec prsedicta contra ipsam Universita- tem, alicui dabo, & in quemcumque statum venero, hsec omnia toto vitse mese tempere procurabo, & ad vocatio- nem vestram toties quoties, fuerim requisitus veniam; sic me Deus adjuvet, & bsec Sancta Dei Evangelia. PRO CATHEDRATIGIS. Ego N. Doctor, &c. ad Catbedram admittendus, ju- ro Deum, & bsec Sancta Dei Evangelia, quod vobis ad- modum R. P. Rectori, hujus Universitatis Sancti Hie- ronymi, ac ómnibus mandatis vestris licitis, & honestis obediens ero, vestrisque succesoribus, statuta Universi- tatis quantum in me fuerit observabo, & aliis quibus- cumque observari curabo, lectiones, et alia exercitamenta adquse secundum Constitutionesteneorcum omnidiligen- tia, fidelitate, & veritate ad majorera fructum, & utilita- tem audientiumpro viribus meis legara;lecturam mihi as- signatam integré, & fidelitér interpretabo, & Cursara ad quera sum electus perficiam, necnon in Cathedra, usque ad sex annos completos vitara Domino prsestante, & se- lutem, perseverabo, nec cedulam, & signaturam dabo pro graduandis nisi pro illis quos probabilitér novero-pe- regisse cursum summé, vel alij regentibus honorera, & utilitatem hujus Universitatis semper procurabo, damna autera, quantum in me fuerit, avertam; Concilium meum, & anxilium in ómnibus, & singulis nogotijs praefatse Universitatis prsestabo, & in quemcumquc sta- tum venero toto vitse mese tempore procurabo necnon ad vocationem vestram toties quoties fuerim requisitus ve- niám: sic me Deus adjubet; &c. Formulas ad conferendos Gradus á Decano proferendos. PRO BACHALAUREATUS GRADU. Authoritate Pontificia, & Regia, qua fnngor in hac parte concedo tibi gradum Bacalaureatus, et do tibí 11* eentiam, ut possis Cathedram ascenderé, &ibi legere, interpretar!, & possis uti frui, & graudere ómnibus pri- vilegijs, excemptionibus, & immunitatibus quibus po- tiuntur, & gaudent omnes simili gradu condecorati in Universitate Dominicopolitona, & Complutensi in nomi- ne Patris & Filij, & Spiritus Sancti: Amen. PRO LICENCIATUS GRADU. A Rectore dicenda. Cum fueris ab ómnibus approbatus (nemine discre- pante) concedo tibi Licentiam, ut cum volueris possis ad gradum Doctoratus ascenderé. PRO DOCTORIBÜS, SIYE MAGISTRIS. A Decano. Accipe osculum pacis in signum fraternitatis & ami- citise. Accipe anullura aureurn in signum conjugij Ínter te, & sapientiam, Accipe librum sapientise ut possis liberé, & publicé alios docere, Accipe ensem deauratum in signum Militise non enim minús militant Doctores adversus vitia, & errores ani- mse, quam milites adversus inimicos. PRO MEDICIS. Non mmús militant, Doctores Medid ad morbos profligandos, quam milites fortes adversus inimicos. Accipe aurea calcaría, nam quemadmodum equites aurati hostilitér prorrumpunt in inimicos; ita Doctores Medici adversos morborum catervam. Ascende in Cathedram, & sede in ea, ut ibi possis liberé, & publicé legere, ac docere, & Doctores inter- pretan. Formulas á Rmo. D Rectore pro imponiendo píleo. Authoritate Pontificia. & Regia, qua fungor in hac parte concedo tibi Licentiato meritissimo gradum Doc- tóralas in N. per impositionem bajas pilei, & concedo tibi omnia privilegia, & immunitates, & exemptiones quibus portiuntur, & gaudeut, qai similem gradam adepti sunt in Universitatibas Dominicopolitana, & Complutensi, in nomine Patris, &c. PRO INCORPORATIONE. Authoritate Pontificia, & Regia, qua fungor in hac parte Constituo te Incorporatum, & factum Bacalau- reum, Licentiatum, Magistrum, Doctorem in N. in hac nostra Universitate Sancti Hieronimi de la Habana, ut possis uti frui, & gaudare ómnibus privilegijs, exemptio- nibus, & immunitatibus quibus potiuntur, et gaudent omnes simili grada condecorati in Universitate Domini- copolitana, & Complutensi in nomine Patris &c. Por tanto, y queriendo cumplir en todo la Real vo- luntad, en que por la citada Real Cédula de catorce de Marzo de este presente año, se sirve mandar, que insti- tuidos, y establecidos los Estatutos, se publiquen con asistencia, é intervención de su Gobernador y Capitán General, como Vice-Patrono, para su confirmación, y después se remitan al Supremo Consejo para su examen y aprobación; acordamos que respecto de estar fechos y concluidos, se hagan presentes al referido Gobernador, para que con su vista, intervención y confirmación, se cumpla en todo la Real disposición; y en fé de ello lo firmamos en este Convento de San Juan de Letran, Or- den de Predicadores, de la Ciudad de San Cristóbal de la Habana, en veinte y dos de Diciembre de este presen- te año de mil setecientos treinta y dos. Fr. Melchor de Sotolongo, Maestro, Doctor y Rector. Fr. Juan de Sal- cedo, Maestro, Doctor y Consiliario, Fr Juan Bautis- ta del Rosario, Maestro, Doctor y Consiliario. Fr. Die- go de Escobar, Presentado, Doctor y Consiliario. Fr. Francisco Martínez, Presentado, Doctor y Consiliario. Fr. Tomás de Linares, Maestro y Doctor. Doctor D. Antonio de Zayas Bazán, Doctor D. Miguel Cipriano de la Barrera Sotomayor. Fr. José Poveda, Presentado y Doctor. Doctor D. Juan Bautista de Zayas Bazán. Fr. Martin del Rosario Oquendo, Doctor y Catedrático. Fr. José Lúeas de Santa María, Doctor Teólogo y Ca- tedrático. Doctor, D. José Chirino de Padilla. Doctor D. Luis Fontayne, Facult. Medióse Decanus, & rei Profho-Medicatus. Fr. Mateo de Barrios, Doctor, Cate- drático. Fr. Francisco de Fleytas, Doctor, Catedrático. Doctor D. José de Arango y Barrios, Catedrático. Fr Cipriano de Alberro, Catedrático. Maestro D. Nicolás Alphonsodel Manzano. Maestro D. José Manuel Mayor- ga. Fr. José González, Maestro. Maestro D. José Dio- nisio Nuñez. Maestro D. Lorenzo Noriegay Marroquin. Maestro D. Juan Manuel de Miranda. D. José Melchia- des de Aparicio, Maestro, Catedrático. Ante mt, Fr. Pedro Cabello, Notario Apostólico y Secretario. En la Ciudad de la Habana en diez de Enero de mil setecientos treinta y tres años, D. Dionisio Martínez de la Vega, Brigadier de los Ejércitos de S. M., su Gober- nador y Capitán General de esta dicha Ciudad é Isla de Cuba, habiendo visto los Estatutos formados por el Cláustro de la Pontificia y Real Universidad de San Jerónimo, fundada en el Convento de San Juan de Le- tran, Orden de Predicadores, de esta dicha Ciudad, y demás diligencias que se han ejecutado concernientes á este fin: dixo, que en conformidad de la Real Cédula, su fecha en Sevilla á catorce de Marzo del año pasado de mil setecientos treinta y dos, los confirmaba, y confirmó como Vice-Patrono, con calidad, que los que se hubiesen de graduar de Doctores y Maestros de cualquiera facul- tad, hagan el juramento que se acostumbra hacer en otras Universidades, de defender el Misterio de la Lim- pia y Pura Concepción de nuestra Señora la Virgen MARIA; y en esta forma mandó se publiquen, y fecha su publicación, constando de ella por Certificación del Secretario de dicha Universidad, se remitan para su exámen y aprobación al Real y Supremo Consejo de las Indias; y el presente Escribano Mayor de Gobierno dé al M. R. P. Rector de ella los testimonios que pidiere, autorizados en pública forma, que hagan fé; y por este asi lo proveyó, mandó, y firmó con Asesor. Martínez de la Vega. Licenciado Menendez. Ante mí, Miguel de Ayala, Escribano Mayor de Gobierno. En la Habana en dicho dia pasé al Convento de San Juan de Letrán, Orden de Predicadores, y estando en él, participé el auto de la vuelta al M. R. P. M. Fr. Melchor de Sotolongo, Rector actual de la Pontificia, y Real Universidad de San Jerónimo, fundada en dicho Convento; doy fé. Miguel de Ayala, Escribano Mayor de Gobierno. En este Convento de San Juan de Letrán, Orden de Predicadores, Real y Pontificia Universidad de la Ha- bana, en doce del mes de Enero de mil setecientos trein- ta y tres años, el M. R. P. M. y Doctor Fr. Melchor de Sotolongo, Rector, y Cancelario: los MM. RR. PP. MM. y DD. Fr. Juan de Salcedo, y Fr, Juan Bautista del Rosario, Consiliarios: y los MM. RR. PP. Presentados y Doctores Fr. Diego de Escobar, y Fr. Francisco Martí- nez, Consiliarios, con asistencia de otros Doctores y Maestros, de que se compone el Claustro; en vista y conformidad del auto proveído por el Gobernador y Ca- pitán General, como Vice-Patrono en diez dias del cor- riente mes y año: dijerqn y acordaron, que los que se hubieren de graduar de Doctores y Maestros de cual- quiera facultad, hagan el juramento que se acostumbra hacer en otras Universidades, de defender el Misterio de la Pura y Limpia Concepción de nuestra Señora la Vir- gen MARIA, lo cual se tenga por Estatuto, y se publi- que con los demás el dia de la fecha, para cuya publica- ción está convocado el Cláustro, con asistencia, é inter- vención de dicho Gobernador y Capitán General, como Vice-Patrono, y lo firmaron, de que doy fé. Fr. Melchor de Sotolongo, Maestro, Doctor Rector. Fr. Juan de Sal- cedo, Maestro, Doctor y Consiliario. Fr. Juan Bautista del Rosario, Maestro, Doctor y Consiliario. Fr. Diego de Escobar, Presentado, Doctor y Consiliario. Fr. Fran- cisco Martínez, Presentado, Doctor y Consiliario. Fr. José de Poveda, Presentado y Doctor. Doctor D. Luis Fontayne, Facult. Medie. Decanus, & Proto-Medic. Doctor D. Miguel Cipriano de la Barrera Sotomayor. Doctor D. Antonio (le Zayas Bazan. Fr. Martin del Rosario Oquendo, Doctor. Licenciado D. Lorenzo Fer- nandez Tinoco. Doctor D. José de Arango y Barrios, Catedrático de Vísperas. Maestro D. Pedro Menendez de Posadán, Catedrático de Matemática. Maestro D, José Manuel Mayorga. Maestro D. Nicolás Alfonso del Manzano. Fr. Francisco de Fleytas, Doctor. Fr. José Lúeas de Santa María, Doctor. Fr. Cipriano de A Hier- ro, Maestro, Catedrático. Fr. Mateo de Barrios, Doctor. Fr. José González, Maestro. Ante mi, Fr. Pedro Cabe- llo, Notario Apostólico, y Secretario. Fr. Pedro Cabello, Notario Apostólico y Secretario de la Pontificia y Real Universidad de San Jerónimo de este Convento de San Juan de Letrán, Orden de Pre- dicadores de la Ciudad de la Habana, certifico, doy fé y verdadero testimonio, que hoy doce del mes de Enero de mil setecientos treinta y tres años, á las cuatro de la tarde, estando presente el Gobernador y Capitán Gene- ral D. Dionisio Martinez de la Vega, como Vice-Patro- no Real, á la Junta y Cláustro pleno que se hizo en esta Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo, en la Sala acostumbrada, se leyeron y publicaron los Estatu- tos que están formados para su régimen; y vistos y con- firmados por dicho Gobernador y Capitán General, por su auto de diez del corriente mes y año, y que en con- formidad de lo que en él se previene, se leyó también el acuerdo y Estatutos, para que todos los Doctores y Maestros que se graduaren en cualquiera facultad, juren y prometan defender el Misterio de la Pura y Limpia Concepción de nuestra Señora la Virgen MARIA; y en cumplimiento de lo mandado, doy el presente para en- tregar á D. Miguel de Ayala, Escribano Mayor de Go- bierno, para que los coloque en los autos de la materia. Dado en este Convento de San Juan de Letrán, Orden de Predicadores de la Habana, en doce de Enero de mil setecientos treinta y tres años. En testimonio de ver- dad. Fr. Pedro Cabello, Notario Apostólico, y Secreta- rio. Concuerda con los autos preinsertos, que originales quedan en mi poder, y archivo de Gobierno, á que me remito; yen virtud de lo mandado por el Gobernador y Capitán General de esta plaza ó Isla de Cuba, hice sacar el presente para entregar al M. R. P. M. Fr. Melchor de Sotolongo, Doctor en Sagrada Teología y Rector ac- tual de la Pontificia y Real Universidad de San Jeróni- mo, fundada en el Convento de San Juan de Letrán, Orden de Predicadores de esta Ciudad, escrito en ciento y veinte y siete fojas con esta de papel común, por no haberlo sellado, en la Habana á catorce de Enero de mil setecientos treinta y tres años. Hago mi signo en testi- monio de verdad.—Miguel de Ayala.—Escribano Ma- yor de Gobierno». ESTUDIOS MEDICOS Seríamos injustos y más que injustos ingratos, si no consagráramos algún recuerdo, como débil señal de ver- dadero reconocimiento, á los que dominados por un no- ble entusiasmóse dedicaron desde principios del pasado siglo á enseñar, divulgar y hacer progresar nuestra Ciencia; y mucho mayor debe ser nuestra gratitud para algunos de ellos, cuando vemos que antes de la erección de la Universidad, ya se habían abiertos Cursos públicos de Medicina en el seno del mismo Convento en que aquella se habia de fundar; estudios que regentó el Dr. D. Francisco González del Alamo (1) y á los que asis- tieron tres jóvenes que bien pronto veremos figurar; prueba demostrativa de la avidez de buena instrucción que en aquellos tiempos habia y del santo amor que á las Ciencias médicas dispensaron nuestros antepasa- dos. (1) Arrate pag. 14 habla de un informe suministrado en 1706 por el Dr. D. Francisco González Alamo, natural de esta ciudad, ó impreso en Méjico, referente á las mejores condiciones de la carne de puerco en Cuba, comparada con la de Méjico. Cábenos pues la gloria de que los primeros estudios profesionales en la Isla de Cuba fueron los de la Medi- cina (1); he aquí el asiento;l—«Libro de Estudios Con- ventuales de 1700 á 1744.»—«Añ0 de 1726. A doce de Henero con licencia del M. R. P. M. Fr. Thomásde Li- nares, Prior que es de este Convento de San Juan de Le- trán de la Havana Orden de Predicadores, con motivo de tener ya concedida Universidad, se abrieron cursos de Me- dicina por el Dr. I). Francisco González del Alamo y fueron sus oyentes;—Ldo. D. Joseph Arango y Barrios, Ldo. D. José Melchiades Aparicio y I). Estévan de los Angeles Vázquez.—En 20 de Octubre comenzó á leer dicha sciencia D. Martin Hernández Catategui». Tres jóvenes cursando Medicina en un período en que todas las aspiraciones se reducían á ingresar en la Milicia ó en el Sacerdocio, significan mucho para la vida intelectual de aquellos dias, y significan, más, porque los tres estudiantes á que nos referimos, abandonaron la car- rera sacerdotal, y de alumnos teólogos de aquel mismo Convento pasaron con órdenes menores á las bancas de la Cátedra de Medicina. Sabido es la escrupulosidad de todas las órdenes religiosas en la admisión de sus novi- cios, y siéndolos del Convento de San Juan de Letrán, basta esto solo para comprobar sus buenos antecedentes de familia y nacimiento. En 4000 varones pueden calcularse los que habría en la población de la Habana en esa época, y fijamos ese número porque según el censo de D. Juan de Zayas y Sta. Cruz, en 1790 habla de 1 á 100 años,—6826 (Memo- rias de la Real Sociedad Económica). En 1730 la po- blación de la Isla de Cuba según Pezuela era de 100000. —Art. Población. En 1775 según el padrón general, del Marqués de la Torre, había 183 estudiantes de todas facultades. (1) Aunque el Seminario de Cuba se creó antes que la Universidad (1722) no tuvo Cátedra de Derecho, sino muchos años después. Si aceptamos como exacta la cifra que hemos con- signado, notarémos que aun hoy, que los estudios médi- cos se ven elevados á una altura envidiable y su profe- sión enaltecida por la dignidad conque se ejerce, no son tantos los que aspiran, pues concurriendo á nuestra Uni- versidad los de toda la Isla, seria necesario que cursaran mas de 400 para que el guarismo fuese proporcional. Véase el adjunto cuadro que hemos extractado de los Libros de juras de curso, de las listas de Catedráti- cos y de los Anuarios de la Universidad. Esperamos nos disimulen la extralimitacion, porque ceñidos á nuestro trabajo nodebiamos pasar del año de 1842. ALUMNOS MATRICULADOS EN MEDICINA desde 1800 Á 1874. 1800 á 1801 8 1801 á 1802 7 1802 á 1803 7 1803 á 1804 9 1804 á 1805 11 1805 á 1806 9 1806 á 1807 10 1807 á 1808 12 1808 á 1809 13 1809 á 1810 10 i 1810 á 1811 12 1811 á 1812 14 1812 á 1813 13 1818 á 1814 16 1814 á 1815 18 1815 á 1816...... 21 1816 á 1817 11 1817 á 1818 16 1818 á 1819 21 1819 á 1820 17 1820 á 1821 29 1821 á 1822 26 1822 á 1823 28 1823 á 1824 26 1824 á 1825 43 1825 á 1826 44 1826 á 1827 44 1837 á 1828 48 -1928 á 1829 43 1829 á 1830 47 1830 á 1831 28 1831 á 1832 30 1832 á 1833 42 1833 á 1834 46 1834 á 1835 48 1835 á 1836 50 1836 á 1837 47 1837 á 1838 49 1838 á 1839 52 1839 á 1840 50 84 1840 a 1841 ..... 48 1841 á 1842 17 PLAN DE 1842. 1842 á 1843 76 (1) 1843 á 1844 86 1844 á 1845 64 1845 á 1846 75 1846 á 1847 30 1847 á 1848 26 1848 á 1849 24 1849 á 1850 22 1850 á 1851 35 1851 á 1852 42 1852 á 1853 54 1853 á 1854 61 1854 á 1855 58 1855 á 1856 60 1856 á 1857 79 1857 á 1858 93 1858 á 1859 111 1869 á 1860 126 1860 á 1861 136 1861 á 1862 163 1862 á 1863 196 PLAN DE 1863. 1863 á 1864 164 1864 á 1865 204 1865 á 1866 181 1866 á 1867 179 1867 á 1868 191 1868 á 1869 162 1869 á 1870 116 1870 á 1871 124 1871 á 1872 148 1872 á 1873 108 1873 á 1874...... 112 Si deseáramos remontar nuestras investigaciones mas allá de principios del siglo pasado, veríamos que en l 9 de Julio de 1552 se tomó razón por el Cabildo de un título de barbero y cirujano, disponiéndose, «que mien- tras estuviese aquí nadie pudiese ejercer su profesión so pena de dos pesos en oro para Gómez que así se llamaba el beneficiado.—En el de 3de Setiembre de 1610 se acor- dó dar cien ducados por año al Ldo. D. Juan de Tejada y de Pina para que quedase de médico de la ciudad poí- no haberlo.—En el de 7 de Enero de 1613 que reconozcan el boticario 1). Francisco Alguerra yel cirujano D. Ga- briel de Salas los lazarinos que anden en la ciudad para que sean recojidos 4‘- (1) Este aumento basta 1816 dependió de los beneficios que ia nueva Ley daba á los que babian beobo ciertos estudios para poder ob- tener el título de Ldos. en Medicina y Cirujía. Léjos de nuestro objeto estudiar el progreso médico antes de que hubiese Facultad y fuera de la Facultad, solo diremos que á principios del siglo pasado era en Cuba un desacreditado arte, que se enseñaba en privado y en muy poco tiempo; bastando una corta estancia en calidad de practicante, bien al lado de un médico ó en un Hospital, para que ya se le estimase como suficiente- mente instruido y en aptitud de obtener un título. A fines del mismo período, ya no podemos llamarle arte; ennoblecida y con instrucción suficiente, ilustraban su Cláustro mas de 25 Doctores. En la primera y principalmente en la segunda déca- da del actual, cubríase con la toga viril, descansaban sus conocimientos en sólidas bases, tanto que las Sociedades Patrióticas, boy Económicas, que en aquellas épocas simbolizaban el agruparniento del saber, de la virtud y de la laboriosidad, brindaban á los Médicos con placer y hasta con preferencia sus escaños, viendo en sus va- riados conocimientos, útiles elementos armonizables con su vastísima esfera de acción; eran ya, en fin, Sacerdotes de la Ciencia. Justo es, pues, que á ios primeros que elevaron entre nosotros la instrucción médica á la categoría de Facul- tad, ofreciendo una enseñanza reglamentada y metódica, les reconozcamos el mérito de su empresa y veamos en su loable empeño el gérmen, que mas tarde diera los sazonados frutos que se han recogido. Los Dres. D. Luis Fontayne, de la facultad de Mont- pellier, D. Francisco González del Alamo, D. José Arango y Barrios, Pbro. D. Ambrosio Medrano, natu- ral de esta, pero hijo de la facultad de Méjico, D. José Melquíades Aparicio y D. Estéban Vázquez, fueron los primeros que al inaugurarse la era científica de Cuba, marcada con la erección de la Universidad, corrieron presurosos á difundir la luz que poseían y á propagar verdades, creando al mismo tiempo, no ya rutinarios prácticos, sino hombres preparados al ejercicio profesio- nal por un solemne bautizo intelelectual. Encargóse Fontayne del Decanato, con la Cátedra de Anathomía, que desempeñó poco tiempo, sucedióndole Vázquez: González Alamo, de la de Prima (Fisiología), que por su temprana muerte (1727) (1) no llegó á de- sempeñar, reemplazándolo Medrano; de la de Vísperas (Patología) se hizo cargo Arango Barrios y ocupó la de Methodus medendi (Terapéutica) el Dr. Aparicio; orga- nizándose de este modo nuestro primer cuadro de Pro- fesores. Fecunda y célebre, por más de un motivo, fué en un tiempo la Universidad de Montpellier, en que formó su educación médica el Dr. Fontayne; por lo que no nos sorprende, que teniendo otro más antigüedad, como Catedrático, á pesar de esc privilegio que le disputó Medrano, el saber de Fontayne lo llevara al Decanato, y justicia es consignar que ofreció desempeñar grátis su asignatuia. Conocidos, como nos son, los discípulos de González del Alamo en 1726, vemos que si á ellos les cupo la gloria de haber sido los primeros escolares que ocupasen las bancas de las aulas de Medicina, cúpoles también el honor de haber sido los primeros que enseñasen ciertas asignaturas de su Ciencia, constituida esta en Facultad, y de ser igualmente los fundadores de un Cláustro que más tarde brillaría por haber agremiado ilustraciones de tanto valer, como los Alvarez Franco, los Ayala, los Can- tos, los Caro, los Rornay, los Marín, los Hévia, los Sán- chez Rubio, los Riesgos, los Sandoval, los Cowley, los Abren, los Alonso Fernandez y los Castro que ya hoy duermen sobre la marmórea almohada de la tumba, y como los González del Valle (D. Fernando) y Gutiérrez (D. Nicolás) que, con tanto placer y satisfac- ción de todos, figuran en tan buena altura y en tan nota- ble consorcio con ios distinguidos médicos de nuestra época. Ese mismo Cláustro ha reunido después otras nota- (1) La Universidad no principió a funcionar Ixasta el año de 1735. büidades, pero limitado nuestro estudio ála Pontificia, solo los citados debíamos nombrar; con todo, escribiendo en 1876 en que ya algunos pertenecen á la Historia, per- mítasenos recordar que también formaron parte de él los Guarro, (1) los Leßiverend, (2) los Zambrana, (3) y los Oliva (4). Para dar á conocer lo que disponía el Plan de 1734 respecto á Estudios médicos, hemos reproducido las Constituciones de esa época, (5) y para demostrar la fidelidad con que se cumplían, diremos que habiéndose graduado de Br. en Artes D. Benito Morales el dia 14 de Marzo de 1795, al aspirar en 1801 al Bachillerato en Medicina, le obligaron á sufrir otro grado el 21 de Mayo de este último ano, por no haber concurrido al primero un Doctor médico. No dejó de haber ocasiones en que se olvidaron del cumplimiento de algunos artículos ó parte de ellos, como por ejemplo en las anuladas oposiciones ála Cáte- dra de Método en 1800, en que concurrió á un acto un Ldo. y á otro un Bachiller como jueces en contra de lo dispuesto en el título IV. art. IX. Ya nos ocuparemos de este incidente al hablar de la Cátedra de Terapéutica. (1) El Dr. Guarro nació en Cataluña; cursó Medicina en Paris y puede decirse que fué el que mas impulsó entre nosotros los estudios prácticos de obstetricia y enfermedades de niños. (2) El Dr. Leßiverend era francés de nacimiento; publicó entre no- sotros un tratado de Fisiología; otro de Higiene, uno de Patología general, y un periódico de Medicina “El Observador Habanero.” De sus últimas lecciones de Fisiología, recogidas por sus alumnos, Cisneros y Carrera, se publicaron algunos pliegos.—Observador sagaz, si á sus talentos hu- biese reunido moral médica, de seguro que su vida podría indicarse co- mo modelo.—-Leßiverend, sin haber sido nunca alumno de Medicina, so hizo un gran médico. (3) El Dr. Zambrana, uno de nuestros más ilustrados enciclopedis- tas, su nombre tiene que vivir; ya como Profesor, ya como erudito escritor y principalmente como uno de los fundadores de nuestra Real Academia. (4) Oliva.—Véase nuestros Fastos necrológicos de 1870 á 1875. Anales de la Real Academia, Tomo 12 pág. 268. (5) Véase pág. 24, 45, 59 y 64. Cuatro, como se habrán visto en las Constituciones, eran (1) las asignaturas que debían cursarse para aspirar al Bachillerato en Medicina.—Prima (Fisiología); Víspe- ras, (Patología); Anatomía y Método (Terapéutica); creán- dose en 1824 la de Cirujía, en virtud de las autorizacio- nes que más después tuvieron los Rectores para erigir nuevas Cátedras. Conocido el plan, se destaca en primer lugar la ense- ñanza teórica de la Anatomía, inconcebible absurdo que nos obliga á compadacer á los Profesores que la enseña- ron y mucho más á los desgraciados alumnos, que asistian á unas lecciones tan indispensables y que así explicadas tenían que ser poco menos que inútiles. Durante sesenta y nueve años no hubo una demos- tración y ni siquiera se proporcionaron modelos en cera (2). Creemos que solo se utilizarían las láminas; y ora- das á los esfuerzos de una Corporación extraña á ins truccion médica, que el mal no prosiguió. Cuando nos ocupemos del Dr. Sanabría (3) veremos que él explicaba por Winslow, cuyo texto está ilustrado con láminas; pero cuánta diferencia de aprender Anato- mía en su verdadero libro, que es el cadáver, á fijarse únicamente en láminas por bien dibujadas y aun por bien iluminadas que estas sean. No debemos culpar el atraso módico del siglo XVIII en Cuba, por la sistemática adhesión á tales ó cuales doctrinas módicas ó filosóficas; su origen es á no dudar- lo la falta de una verdadera enseñanza anatómica; sin conocer el organismo no se conoce nada de lo que nor- mal ó anormalmente pasa en él. (1) Títuloó art. XIX. (2) El año' de 1817 propuso el Dr. D. José Cliiappi ála Real So- ciedad Patriótica, que le comprara su Museo anatómico, y nombrados los Dres. Romay, Perez Carrillo y Sánchez Rubio á fin de que lo examina- ran, no pudieron lograr que desaparecieran los inconvenientes que impi- dieron su adquisición. (3) Historia de la Cátedra de Anatomía [año de 1746.j La carencia de conocimientos anatómicos no pasó desapercibida para los hombres de saber de la última década del pasado siglo; y en prueba de ello oigamos la palabra siempre galana, rica de aticismo y á su vez enér- gica de nuestro Rornay, palabras, que tomamos de su Elogio al General las Casas. «El hombre es ya el grande objeto de sus meditaciones, el cadáver del hom- bre el inmenso libro que con voces inefables, pero dema- siado enérgicas, le manifiesta en cada página que rasga la diestra mano del anatómico, el origen, los progresos y efectos de las enfermedades. La inspección de una sola viscera le enseña más Fisiología y Patología que los di- fusos volúmenes de Enriquez Maroja y Bravo.» La Sociedad Patriótica, que es la Corporación á que hemos aludido anteriormente y cuyas actas son las mas fehacientes pruebas del interés, celo y asiduidad con que miraba la santa causa de la instrucción, comprendiendo que era necesario que la enseñanza anatómica fuese una verdad, fundó ó gestionó la erección de la que por Real Orden debía darse en el Hospital Militar Subsanadas todas las dificultades y removidos todos los inconvenientes, se inauguró el curso de Anatomía práctica el dia 5 de Abril de 1797, desempeñándola con general aplauso el Ldo. D. Francisco X. Córdova, más tarde Dr. en Cirujía médica del Colegio de Barcelona: con insistencia hemos buscado el discurso inaugural, que según Bachiller y Morales se publicó. Deudores somos ála Sociedad de un beneficio que jamás se le podrá remunerar, cualesquiera que sean los elogios que por tal concepto se le dirijan y cualesquiera que sean las frases que se empleen. No se crea que olvidamos designarle la porción que fie justicia le corresponde á Córdova; pero queremos ha- llarnos en mejor terreno, y cuando nos ocupemos de la Cátedra de Anatomía, fijaremos la parte que según nues- tro concepto le corresponde. A pesar de los esfuerzos de muchos, la Cátedra se vió cerrada, reo-enteándola en calidad de interino el Ldo. ' O 1). Antonio González (1), Medico de la Maestranza por los años de 1817 á 1818. La Sociedad Patriótica, que con tanto celo había contribuido para su creación, arbitró recursos para su reinstalación, encargándose la dirección al ilustrado Dr. D. José Tasso establecido aquí desde 1817. Los propósitos de la Corporación se vieron satisfe- chos; y el día 8 de Enero de 1819, con la asistencia de 30 alumnos, se inaugura la Cátedra de Anatomía, Fisio- logía y de Química (2): sirvióla después el Dr. D. An- tonio María Castro, Módico del Batallón de Tarragona, por ser anexa á la plaza de Cirujano mayor del Hospi- tal á que había ascendido. La verdad es que Castro la pretendió por el sueldo, apoyándose en que no era justo que habiendo Profeso- res nacionales, la desempeñase un extranjero, sin acor- darse que los hombres de ciencia son cosmopolitas, Or- illa español, por esa misma época era Catedrático y mas tarde Decano de la Facultad de París; en nuestros dias hemos oido al americano Brown Sequard lecciones en esa misma Escuela; y ya que estamos en la hora de las verdades, justo es declarar que la entrada de Córdova en el desempeño de la Cátedra, debe marcarse como una hora de atraso en nuestra precipitada marcha. Mas tarde se creó un Museo, y fué regenteada por los distinguidos Dres. D. Francisco Alonso Fernandez (3) y D. Nicolás J, Gutiérrez: de la parte que le corres- ponde al primero ya nos ocuparemos; y la no menos importante, que también le toca al segundo, será tratada cuando hablemos de las oposiciones á la Cátedra de Ana- tomía en 1830. Deber nuestro es, en estos momentos, el consignar un rendido tributo de gratitud á los Tilmos. Sres. Inten- (1) Falleció el 31 de Agosto de 1845 á los 85 años de edad. (2) Véase el Discurso inaugural. Historia do la Cátedra de Anato- mía (año de 1819). (3) Véase Serie de Dres.—Alonso Fernandez. denles D. José Pablo Valiente (1) y D. Alejandro Ra mirez (2); al primero por la cooperación (pie prestara al crearse la Cátedra en 1797, y al segundo por la remo- ción de obstáculos y decidido empeño con que logró reinstalarla en 1819; pero ambos, socios de Ja Económi- ca, los estimulaban las gestiones de ella y no podían ser sordos á las peticiones de tan ilustre Corporación. Volviendo al plan de 1734, creemos que para un primer paso, para una reforma radical de estudios, ó pura su creación, si con razón hacemos caso omiso de la ins- trucción privada y en una localidad en que ningunos había, era bastante el tiempo marcado y las mas in- dispensables las asignaturas elegidas. No se olviden los que nos lean, que estamos en un tiempo en que las conquistas de la Ciencia llegaban con dificultad á Cuba, cuya vida pobre y sin comercio hacia difíciles sus comunicaciones y por lo tanto poco menos que nulas sus relaciones con los centros del saber; así es que, en vista de las circunstancias, podemos asegurar que el pian, tiempo y asignaturas llenaban las exigencias de la época y hubieran honrado á los que lo propusieron si la Anatomía no hubiese sido teórica. A los que con razón noten la falta de Clínicas, debe- mos advertirle que el título Universitario no autorizaba para el ejercicio profesional, siendo necesario para obte- nerlo el pasar visitas, en clase dv practicante, con un mé- dico autorizado, y en vista de la certificación de aptitud [l] Este ilustrado Ministro de Hacienda era Doctor y fné Catedrá- tico en Sevilla, y cuando fue á España en unión del joven militar Pini- nillos, más tarde Intendente y Conde de Villanueva, y-delDr, Caro Ca- tedrático de Fisiología de esta Universidad, tuvo el Gobernador de Cá- diz que encerrarlos en una fortaleza, porque coincidiendo su llegada con la aparición de la fiebre amarilla, el pueblo los quería sacrificar como sus importadores. El elogio del Intendente Valiente lo leyó su autor el Exorno. Sr. Dr. D. Juan Bernardo O-Gavan, en una de las sesiones de la Real Sociedad Económica. [2] Este benemérito patricio lia hecho imperecedero su nombre en la Isla de Cuba.—Su elogio fue leido por el Dr. D. Ramón Zambrana. expedida por él, se sufriaun exámen teórico y otro prác- tico ante el tribunal del Protomedicato, (que existió hasta el año de 1832), después ante la Junta Superior de Medicina y Cirujla, que se suprimió en virtud de las reformas Universitarias de 1842, únicos tribunales, hasta entonces, que estaban autorizados para despachar títu- los de Médicos y Cirujanos (1). Perdónesenos una digresión, ya que hemos citado el Protomedicato, para desvanecer ciertas dudas sobre su primer Protomédico Regente, pues se asegura en algu- nas obras y memorias, que se fundó en 1634 y que el primero fué el Dr. D. Francisco Teneza; pero, ó es falsa la fecha de su inauguración, ó hubo antes otros Proto- médicos, pues el Dr. Teneza, Protomédico, consta en el Libro de acuerdos de la Real y Pontificia que el año de 1728 desempeñaba la Cátedra de Instituía y que tomó la borla de Dr. en Derecho civil el 7 de Setiembre del mismo año; y de 1735 á 1728 van 94 años, y suponiendo que solo tuviese Tenoza 19 620 años, cuando lo nombra- ron, nos parece imposible que á los 114 explicase Dere- cho, y mucho menos que viviera 130 años, pues en 1740, en, unión del Ldo. D. Antonio Palacian Auditor de guer- ra reclamaron á los PP. Predicadores el privilegio de que solo ellos pudiesen ser Rectores.—El error puede haber nacido de que habiendo sido Teneza pri- mer Protomédico, han tomado el primer como el primero que desempeñó ese destino (2). Estando en 1733 y juzgado el plan de bueno, como elemento de enseñanza en aquellos dias, no podremos menos que condolernos de las divisiones que existian en la profesión y que desgraciadamente llegaron hasta 1833.—1? Médicos Cirujanos,—Los que podían ejercer por ¡as Leyes todos los ramos de la Ciencia y arte de cu- li] Véase el Reglamento déla Junta Superior de Medicina y Ci- rujía, capítulo V. [2] Véase al final, Serie de Protomédicos. rar. 2° Médicos.— Cuyo ejercido está limitado por las Leyes á la asistencia de las enfermedades puramente in- ternas, 3® Cirujanos latinos. Cuyo ejercicio está limita- do por las Leyes á la asistencia de las enfermedades pu- ramente externas y á los casos mixtos en que estas sean productos ó causa de las internas, 49 Cirujanos roman- cistas. Cuyo ejercicio está limitado por las Leyes ála asistencia de las enfermedades puramente externas y alas internas de los casos mixtos en ocasiones muy urgentes, pero avisando inmediatamente á un Médico-Cirujano, á un Médico ó á un Cirujano latino. Esta difusa división de Profesores nos parece tan imposible de limitación, que no sabemos como podria, en muchas ocasiones deliberarse la intervención de tal ó cual Profesor sobre tal ó cual estado morboso, mucho más cuando lioy no es posible para ciertas enfermedades saber si son realmente del dominio déla Patología ex- terna ó interna. La última clase era un resto del pasado, un mal res- peto de lo creado ántes de la enseñanza Universitaria, bastando para adquirir ese título la presentación de una certificación de haber cursado latinidad y la de asisten- cia á las lecciones de Cirujía teórica práctica, que se daban en el Hospital de San Juan de Dios y luego las de Anatomía práctica en el Hospital Militar.—Entrelos PP. Juaninos que regentearon esas Cátedras podemos consignar los nombres de Alvarez Madrid, Ordoñez, Zal- dívar, Pacheco y Castillo. Comprendiéndose la carencia de conocimientos de los Cirujanos romancistas y haciéndose observaciones so- bre nuestra enseñanza médica, se publicó deórdende la Sociedad el siguiente artículo, que trascribimos, porque bien á las claras demuestra la diferencia de lo apeteci- do en instrucción en 1822, á lo repartido por la Pontifi- cia en aquella misma época. NOVA SINT OMNíA, RECEDANT VETERA. ACORDADA SU PUBLICACION EN 3 DE DICIEMBRE DE 1822; PUBLICADO EN LAS MEMORIAS DE LA SOCIEDAD ECO- NOMICA N° 40, ABRIL 1823. Las grandes Ciudades, y aun los reinos, que hoy se miran como centros en que reposan las ciencias y las artes mejoradas y adelantadas con tanta perfección, no han sido obra de un momento: el patriotismo, el interés del premio, ó de la gloria de ser benéficos á la sociedad, fué el móvil qne continuó su impulso hasta sentar por base primordial, que todo país que trata de poseer el perfecto conocimiento de lo que hay en la naturaleza, debe tener Corporaciones cuyos miembros no tengan pa- ra su agregación otro objeto, qne la solicitud del bien común, ocupándose sin pereza en inquirir los medios que proporcionen el fin. Esta nacional Sociedad Patrió- tica, cuando invita á su vecindario para que le haga presente á cual de las obras y establecimientos públicos, que deben emprenderse ó crearse en la Habana, convendrá dar la preferencia por su mayor necesidad y ventajas y por la felicidad y oportunidad de su ejecución, es muy acreedora á la gratitud y alabanzas que yo no acierto á designar; porque ninguna espresion llena mi deseo. La obra mas necesaria, útil y fácil, que debe em- prenderse en esta Ciudad, seguramente será aquella de la cual resulte un bien necesario á sus habitantes, os- tensivo á toda la isla, y á muchas otras partes; al Esta- do en general, que su establecimiento dé lustre y honor ála Habana, como lo merece, y que no le costará un medio real, porque oportunamente para esta obra con- tiene dentro de sí materiales y medios, que solo con el poderoso querer de la Sociedad está hecha la obra. Esta es, señores; «proporcionar un cambio del plan »de estudios médicos, que hay en esta Universidad, el »cual entretiene á los jóvenes cuatro años de un modo »que casi nada sacan de provecho para pasar á la prác- tica.» Verdad mas pura no se puede decir. Bastará para probarla, que en los cuatro años siempre se repi- ten los teoremas de Lázaro Riverio, cuja fisiología le- jos de dar el conocimiento necesario déla economía ani- mal, contiene una metafísica y física tan errónea, que se debe mirar como obstáculo para gobernarse en la práctica. Solo tiene de bueno que es muy sucinta, y el poco veneno no mata. Lo mismo acontece con la pa- tología, la cual, léjos de dar á conocer el cuerpo huma- no enfermo, lo deja sano, porque solo el sonido de las palabras dicen enfermedad. La Higiene es hermana legítima de su patología, y tan innecesaria para gober- narse por ella, como que las luces que acompañan hoy á la facultad, la proscriben. La anatomía teórica, que se enseña en esta Univer- sidad, solo obliga á los estudiantes á oir un curso, en el que apénas aprenden un poco, es decir algunas palabras de cada tratado, siendo verdaderamente imposible que puedan por él tener conocimiento de la estructura del cuerpo, la recíproca correspondencia de las partes y su uso; la diferencia y camino de los líquidos, ni lo que tanto interesa al médico conocer, el sistema nervioso, sin cuya luz es imposible ser médico. Los cursos empiezan el 14 de setiembre y acaban el de marzo. En todos ellos se repiten, como dije, los teo- remas de Riverio, yen el cuarto oyen de anatomía. Es un dolor ver gastado un tiempo tan precioso en lo que de nada les sirve, solo para examinarse cuando van á revalidarse; porque es probable, que en aquel acto se le podría reprobar, si no los supieran. La Medicina, esta facultad como la dota de la hu- manidad aflijida por las enfermedades, á quien recur- ren todos sus individuos; tan difícil de poseerse, como tan necesaria y apreciable, se ha ilustrado tanto en nuestros dias, que ha crecido, digámoslo así, y ha lle- gado á presentar su última altura. Los antiguos la co- nocieron en mantillas, no conocieron todos sus títulos, por los cuales se le debe considerar, y está pronto á per- derse en su reino el que no conoce sus entradas y sali- das. La naturaleza, á quien protege, no se deja cono- cer sino de aquellos que lian trabajado mucho en apren- der su idioma para que la entiendan tanto en el reposo, como cuando está fatigada, y mucho mas cuando nece- sita de auxilios para vencer las enfermedades que au- mentan destruirla; y es tanta su delicadeza, que así co- mo agradece los socorros que le presta el médico en su debilidad, se resiente cuando quiere ayudarle sin nece- sidad. ¡Y qué tal se pondrá, cuando llama á un médi- co para que la socorra contra una enfermedad, y esta se ve protegida y aumentada por aquel, que siendo cie- go, da la mano y alimenta al mal, creyendo beneficiar la naturaleza! Esto se ve á cada paso, y esta es una parte integrante de la grande obra muy necesaria que debe hacer la Sociedad, mandando imperiosamente.— «Proscríbanse los cirujanos romancistas.» Es un dolor, que en una ciudad caracterizada como la Habana, haya esta plaga de hombres tan descarada- mente ímprobos, que por no trabajar en aprender un oficio que le sea útil al Estado, se entrometen á médicos á vista y consentimiento de los magistrados, ganando di- nero por ser verdugos de la humanidad, cuyo manejo es un insulto á las leyes y á la razón; y por tanto la grande obra de la Sociedad se verificará cuando se rea- licen estas dos proposiciones. Primera:—Debe abolirse el plan de estudios médicos y establecer otro. Segunda;—No se recibirán cirujanos romancistas. La prueba de ellas la esperará el que lee; pero re- sultará plenísima si se llaman cuatro médicos de los que han estudiado en la Habana, y otros tantos de los que han aprendido en Europa. Los primeros saben con harto dolor suyo que se han formado ministros de la salud pública á costa de sus develos y tareas particula- res; consultando buenos profesores, y leyendo obras, modernas. Y los segundos, si no han visto á Lázaro Ri- veno en las partes que designo, que se tomen la pena de ver en dos horas los tratados que dejo enunciado?, y estoy bien seguro de que se prosternarán á pedir á la Sociedad que cuanto antes, en obsequio de la humani- dad, de la presente y futuras generaciones, se sustituya un plan nuevo en lugar del que atormenta infructuosa- mente á los jóvenes nada ménos que por el espacio de cuatro años, repitiendo una Fisiología y Patología infruc- tuosas, en lugar de aprovechar ese tiempo en adornar- se de las luces necesarias al médico, que encontrará en obras modernas: tales son (para mí) las de Cullen y Santiago Gregori, cuyas Fisiologías no dejan que desear; la Patología de Gregori y Boerhaave; la semey ótica de Sauvages; la materia médica de Cullen, y última- mente, las demas nociones que debe sacar un jóven para alcanzar el título á que aspira. Respecto á que la medicina ha hecho gigantes progresos, comparada con la de los antiguos, esto lo demuestra Van-dooren en su discurso sobre la Medicina antigua, fases y progresos de ella en todas sus partes, hasta nuestros dias. Si acaso alguno pensare que esta innovación, ó de- claratoria, cede en deshonor de la Universidad, le diré, que habrá cuarenta años que Brison escribió en Paris, y consta de su química y física elemental, que veinte y cinco años ántes dejó de aprender la química por lo im- perfecto y falta de conocimientos que tenia esta facul- tad: y cuando allí no fué corregido este sabio que decla- raba el estado de la Academia en aquella parte, y se des- prendió de aquel amor propio que se le conserva á su patria, seria muy extraño que en la Habana se apare- ciese un punto de honor tan peregrino. Piden los estatutos, que el que hubiere de estudiar Medicina en esta Universidad, haya de ser ántes gradua- do en filosofía, tal vez por aquello que übi desinit Phy- sicus, incipit medicus: esto seria una circunstancia lau- dable si la filosofía que aprende este jóven fuera del rango que pide el axioma; pero la que se enseña en la Universidad en nada auxilia á dicho jóven para iniciar su carrera. Empezará por si la cópula es término; hará los silogismos por Bárbara, Celaran, los reducirá etc. En la física aprenderá que los elementos son cuatro: que el ente natural se compone de materia, forma y privación: si se da forma cadavérica. Si el ente de ra- zón existe á parte rei, ó por intellectum etc. cuyas no- ticias olvidará en los cuatro años de teórica médica, porque no los oirá nombrar mas, á excepción de los cuatro elementos, porque el sapientísimo Riverio dice que ese es su número, á saber, Agua, Tierra, Aire y Fuego: y dice más para que más se ilustren los estu- diantes, que sus cualidades, ó son primeras ó segundas: que las primeras son las que primero constituyen el ele- mento. Con esta explicación queda cualquier joven ilus- trado y satisfecho. En la sección segunda trata de los temperamentos, y dice que son nueve: cuatro simples y cuatro compuestos, y uno que se llama moderado. Este último es un ente imaginario, pues ni aun la pa- labra que le da existencia se comprende; y sin embar- go de esto lo divide en moderado adpondus y en mode- rado ad justitiam. El primero, es aquel en el que las primeras cualidades están puestas en tan exacta propor- ción, que ninguna excede ála otra. (¡Qué tiempo tan perdido! Estado semejante no lo hay en la naturaleza humana). El segundo, es aquel en el cual las primeras cualidades de los elementos se hallan en tal proporción, que cada especie tiene lo que le es propio y necesita pa- ra ejercer sus funciones. De aquí podríamos inferir, que el paralítico carece de temperamento, porque no tiene acción. ¡Pobres jóvenes, en lo que gastáis el tiempo! Luego sigue prodigando luces, y dice, cada edad tiene su temperamento. Por esta razón cuando encontramos un jóven débil y un anciano robusto, cosa que sucede con frecuencia y en número considerable, buscaremos una potestad para que saque á estos individuos de la at- mósfera de los vivientes, ó del dominio médico, por- que no se conforman sus existencias con las teorías del maestro Riverio. En ninguna cátedra de las cuatro que ocupan los médicos en la Universidad, se enseña la Materia médi- ca, ni jamas se habla de Química. Se puede asegurar que no llegan á veinte y cinco aforismos de Hipócrates los que aprenden en la clase en todos los cuatro años. Por lo cual y por lo demas que saben los Médicos que omito, es muy digno de la Sociedad Patriótica, que se haga mudar el sistema de estudios médicos del dia, y en su lugar se establezca, ó una Clínica, ó del modo que juzguen más apropósito los Profesores, que deben conocer lo uno, y discutir lo otro. Por lo que toca al abuso indecentísimo, y mil veces criminal, que hagan de médicos los cirujanos romancis- tas, cuyo número es, como dice la Escritura, infinito, pues no faltan en esta ciudad, en todas las villas y lu- gares, en los ingenios y cafetales, bien conoce este ilus- trado cuerpo que ninguna obra hará mas santa, que tratar de su abolición; y proporcionar médicos de pro- fesión, como sucede en todas partes del mundo civili- zado, para que la humanidad sea socorrida en sus en- fermedades. Solo viéndolo se puede creer, que la vida de los hombres esté entregada al dominio de la ignoran- cia en una isla que tiene establecido un tribunal á quien la Religión, la humanidad, las leyes y el Rey le han encomendado la salud pública y le hacen respon- sable de sus perjuicios. La mayor parte de esta culpa tiene su origen en permitir jóvenes, que ni aun saben leer, en los hospitales bajo el título de practicantes. Es- tos, es verdad que están allí sirviendo á los cirujanos de llevar y traer los ungüentos, hilas, etc. y tal cual ho- ja aprenden de la caí tilla de Martin Martínez; llegan los médicos á pasar visitas, y se van detrás: allí oyen que á uno le ordena un diaforético, á otro un cordial, á otro una purga, etc.: pero no saben el por qué ni el mé- dico les da allí lecciones de práctica. Pero á pesar de esto se reciben de Cirujanos, van al campo, y allí ale- gan por mérito de su capacidad, los tantos años que practicaron con el Hr. N. . Y como en el campo no hay quien conozca esta impostura, los reciben como médi- cos y lie aquí un loco con una espada de dos filos en la mano, que deseando hacer bien, necesariamente hace ma- les irreparables. Los propietarios de fincas rurales son los principales que autorizan este abuso con perjuicio de la vida de sus domésticos y de sus intereses. Las boticas de los campos, como no reciben recetas sino de estos ignorantes que no conocen sino la jalapa, el crémor, el maná, la sal catártica, el ruibarbo y co- sas así, no procuran proveerse de otras cosas indispen- sables para que un médico se oponga á una enfermedad; y si por casualidad llega una receta que pida medica- mentos que no conocen sus Cirujanos, la despachan sin ellos por el rubor que les da de decir: no tengo. Las di- chas boticas necesitan arreglarse, y los boticarios, aun- que no todos necesitan aprender la farmacia, y la apren- derán siempre que sepan que se les ha de examinar rigoris juris.—Quiera el cielo dirigir los buenos deseos de Y. S. para que cuanto antes digamos contentos: Nova sint omnia, recedant velera.» La necesidad de ciertos estudios preparatorios para poder oir con fruto las asignaturas de la Facultad de Medicina, no pasó completamente desapercibida en el plan de 1734, ¿pero llenaban las exigidas esa misma ne- cesidad tan gráficamente consignada en el título sexto art. vn? De seguro que no. Las asignaturas del Bachillerato en Artes, encarna- das en una Universidad cuyo fondo, color, forma, bases, edificio y hasta escudo eran religiosos, estaban más bien preparadas para tras ella pedir órdenes sacerdotales, que no para creerse en aptitud de oir con fruto ciencias que á cada paso basan sus explicaciones en las auxiliares. Tan incompleta era la enseñanza, que oigamos á Bachiller y Morales como se expresa: (1) «el sistema era (1) Apuntes para la Historia de las letras. Tomo I, pág. 143. el escolástico en toda su rigorosa acepción con sus eter- nas súmulas, su enmarañada lógica y sus malas nocio- nes.—Duraba tres años y los dos primeros cursos se re- ducían á las súmulas y a la lógica. Ademas en los dias no lectivos se concurría á la clase del texto Aristotélico, si bien es verdad que semejante clase no solo no sedaba casi nunca, sino que ios estudiantes ni aun conocían el libro por ei lomo.» Y puesto que del libro tratamos, no está de mas que consignemos aquí un acuerdo del Claus- tro sobre el Libro del fi'ósofo.—«Libro de acuerdos y consultas de 1728 á 1745. Año de 1737.—También pro- puso su Sría. Rma. que el M. R. P. M. y Dr. Fr. Mel- chor Sotolongo, boy Prior Vicario Provincial, que en el tiempo en que fué Rector (1734) babia maridado á Es- paña por la letra del Filósofo y abora pedia que se pi- diese á la Universidad su costo, que no decía cuánto, pe- ro que consultaba si sabido que fuera se babia de pa- gar; á lo que respondieron todos que no solo se debia pa- gar dichos Libros, sino darle las gracias por haberlos conseguido, y así que se le pagasen en sabiendo su cos- to; y que dichos libros estuvieran siempre en poder del Rmo. Sr. Rector sin que jamas saliesen de su poder ni se prestasen, de este sentir fueron todos. Con un grado de Bachiller en Artes cimentado en tales conocimientos se ingresaba á cursar Medicina ¿Haremos más comentarios? Creemos que lo mejor es dejar ála consideración de todos la clase de estudios preparatorios que poseerían nuestros antiguos Bachille- res al entrar á cursar Medicina. Cuando nos ponemos á considerar la altura á que algunos llegaron, tanto Médicos como Juristas &., y so- lo vemos en sus alrededores las tinieblas de aquellos dias, no podemos ménos que admirarlos y comprender que su valer y su significación es doble. Corrieron los tiempos, siempre impasibles para la Universidad, y en una sesión de la Sociedad Patriótica (1795), cuyo nombre tiene que ir tan íntimamente liga- do á todo lo que ha sido Progreso en la Isla de Cuba, que es imposible hablar de alguno sin que en seguida se tenga que hablar de ella, se elevó la voz del sabio Pbro. D. Agustin Caballero, (1) pidiendo reformas en la enseñanza y creyendo que ellas debian partir de la Real y Pontificia Universidad; citó y dió á conocer las hasta entóneos y aun ignoradas tentativas que sobre ellas habia concebido el M. R. P. M. y Dr. Fr. José Ignacio Calderón, Rector Cancelario en 1789 y 92, Dr. en Teología de 26 de Enero de 1788. El Padre Agus- tin (así se le conocia) criticó con caudal de razones la enseñanza de aquella época, y Romay al hablar sobre ella en esa misma Real Sociedad, aunque por otro aje- no motivo se condolia de los extravíos de la razón por el Peripato, sentia ver todavia á Galeno de corifeo de las Ciencias Médicas, clamaba por el estudio de la Bo- tánica, de la Química y de la Clínica, se sorprendía que Justiniano tuviese mas secuaces que Alfonso X y de que Euclides no tuviese tampoco quien dictara sus Elementos. Expresada en el seno de la Sociedad la triste rela- ción de la enseñanza, formuló un plan en el que entra- ba la Física, la Química, Historia Natural &., y si no realizó todos sus proyectos, culpa no fué de ella, que harto pruebas tenia dadas de la decisión y empeño que siempre desplegó para realizar mejoras y brindar útiles beneficios; y en justificación de esta verdad, por su con- ducto fueron adquiridos los aparatos para la clase de (1) D. José Agustin Caballero era lujo del Teniente Coronel de Ingenieros D. Bruno yde Da María Soledad Rodríguez; nació en la Habana el 9 de Diciembre de 1762, cursó Filosofía en el Seminario é igualmente Teología y Derecho Canónico, fueron sus Catedráticos Pbro. Dr. D. Santiago Codoy de Derecho Canónico, Pbro. D. Anselmo de la Luz de Escritura y Moral, Fr. Agustin Fernandos de Yelazco, de la or- den de San Agustin, del Maestro de las Sentencias.—Terminó sus es- tudios filosóficos en 1785 y se graduó de Dr. en Teología el 12 de Abril de 1788. El saber yla virtud del Padre Caballero ha hecho que su nombre sea siempre repetido con veneración y gratitud,.—Falleció el año de 1835. Química, por eüa fué levantada la suscricion para com- prarlos y pagar profesor, que produjo 24,615 pesos; por su Censor Calvo se hizo la mocion, y por ella en fin y en 1819 Mr. Saint André llega á nuestras playas, su- cumbiendo de la fiebre amarilla á los pocos dias. Colocados los aparatos en un salón del Hospital Mi- litar, que la Sociedad preparó al efecto, enlozándolo y proveyéndolo de grifones de agua y caños de desagüe, le hizo cargo á D. José Tasso de su explicación. ABERTURA DE LA CLASE DE QUIMICA. MEMORIAS DE LA SOCIEDAD ECONÓMICA, N? 39, PÁG. 85, CORRESPONDIENTE Á MARZO 31 DE 1820. Convencida la Real Sociedad Económica de la ne- cesidad de los elementos de la Química para ejercer con acierto varias ciencias y artes y principalmente pa- ra extraer y cristalizar las sales que contiene la caña, cuva operación ejecutada con inteligencia aumentaria la cantidad de mejor azúcar, y con ella la riqueza de este país, promovió el año de 1793 una suscricion á fin de proporcionar á la juventud tan útiles conocimientos. En pocos dias se reunió entre los individuos de ese Cuerpo y otros vecinos de esta Ciudad un fondo sufi- ciente para dotar por tiempo de cinco años un maestro, y proveer el elaboratorio de todo lo necesario. Obstá- culos insuperables han frustrado desde aquella época los deseos de la Sociedad; pero no han sido capaces de ha- cerla desistir del proyecto que habia concebido. Estaba reservado al Sr. D. Alejandro Ramirez, In- tendente de Ejército de esta plaza y Director de este ilustre Cuerpo, satisfacer su constante anhelo, conci- llando con sus facultades, sus luces, su interes y celo por la ilustración y prosperidad de este país las difi- cultades que anteriormente habían ocurrido. Facilitó su Señoría la adquisición de los utensilios indispensables en un laboratorio, proporcionó en el Real' Hospital de San Ambrosio una sala para establecerlo y otra para ga- binete y biblioteca; y aunque falleció á los pocos dias de haber llegado á esta Ciudad el Profesor que se trajo de Europa, indicó este Jefe otro muy capaz de iniciar á los alumnos en los elementos de esta ciencia y ejecu- tar sus principales operaciones. Preparado el referido Hospital con el mayor deseo y adorno posible, se verificó el dial 9 del corriente á las cinco de la tarde la abertura de esa clase.—Su Ca- tedrático el Dr. D, José Tasso, pronunció un discurso muy erudito, exponiendo los progresos que con tanta lentitud habia hecho la Química hasta el siglo diez y ocho, en que el ilustre y desgraciado Lavoisier la dió con su genio creador la exactitud y precisión de que ca- recia para colocarse entre las Ciencias físicas, eleván- dose aun á mayor perfección con los descubrimientos que se han conseguido posteriormente, rectificando su teoría de los gases. Manifestó después los grandes re- cursos que suministra esa ciencia á la Medicina, la Farmacia y á muchas artes que satisfacen nuestras ne- cesidades verdaderas ó facticias; y concluyó estimulan- do á los cuarenta alumnos que estaban presentes, á que venciendo con una constancia imperturbable las dificul- tades que ofrece el árido estudio de su nomenclatura y de los caractéres que representan sus objetos, llegáran muy luego á disfrutar de las utilidades que proporciona y del placer que inspira el conocimiento de las produc- ciones y fenómenos mas admirables de la naturaleza, desde el metéoro luminoso que aparece en lo mas ele- vado de la atmósfera hasta el volcan que estremecien- do la tierra rasga sus entrañas con un ruido pavoroso lanzando torrentes de lava y de fuego. El Excmo. Sr. Presidente Gobernador y Capitán General se sirvió presidir este acto, autorizándolo tam- bién con su presencia el Excmo. é Illmo. Sr. Obispo Diocesano, el expresado Sr. Intendente primer Jefe de aquel establecimiento. El Sr. Intendente de Provincia B. Próspero Amador García Inspector de los Reales Hospitales, á cuya actividad y celo se confió la ejecu- ción de este proyecto, el Sr. Provisor y 'Vicario general Censor de la Real Sociedad Patriótica Dr. D. Juan Bernardo O-Gavan, el Sr. Brigadier D. José Ricardo O-Farrill y el Dr. D. Tomás Romay, Diputados por ella para representarla, varios individuos de la misma Corpo- ración, los facultativos de Medicina y Cirujía del Hospi- tal y otros muchos sujetos distinguidos. Todos ellos reconocieron detenidamente el laboratorio, celebrando la perfección de las piezas que contenia, el órden con que estaban colocadas y el repuesto abundante de ellas, como igualmente la colección numerosa y escogida de minerales y de las últimas obras que han publicado los químicos mas célebres de Europa, lisongeándose todos los expectadores de que el éxito corresponderá á las es- peranzas que ha concebido la Real Sociedad Econó- mica.» Tasso, más Médico que Químico, se dedicó con supe- rior ahinco á la enseñanza de la Anatomía descriptiva y general—y en verdad que su mayor empeño es de elogiarse, pues en aquellos dias hacía mas falta la Ana- tomía, que saber extraer y cristalizar las sales de la caña, como se expresó impropiamente el cronista de la aper- tura. La enseñanza de la Química se la tenia reservado el Cuerpo Patriótico á nuestro mologrado Estevez, el que sin duda hubiera conquistado en ella verdaderos dias de gloria. El Ldo. D. José Ignacio Uribarri, primer Profesor de la Real Armada, solicitó en Marzo de 1823 que se le confiriera el título de Catedrático de Química, y se nom- bró una comisión compuesta de los Sres. Romay, Este- vez y Dr. D. Agustín Hernández para que examinasen el Laboratorio y vieren si estaba en aptitud de poderse comenzar desde el dia á dar lecciones y asimismo acer- ca de la aptitud de Uribarri. El estudio de la Química no llegó á ser una reali» dad entre nosotros, sino despnes que el ilustrado D. José Luis Casaseca se hizo cargo de ella (1837) (1). Casaseca se habia educado en el Laboratorio del Barón Thenard, y ayudante de él, adquirió del Maestro la prolijidad y exactitud con que se distinguían sus investigaciones. El Profesor Casaseca publicó en 1839 por entregas una traducción anotada de las lecciones de Química general dadas por Gay Lussac en París, el año de 1837, (de las que solo salieron 23), y varios de sus discursos inaugurales, insertados en las Memorias de la Sociedad. La industria azucarera le es igualmente deudora de mas de un análisis y de más de algunos estudios desti- nados á mejorar su elaboración. Creado el Instituto de Investigaciones Químicas, fue nombrado Casaseca para dirigirlo y tanto allí, como en la Cátedra de la Junta de Farmacia, demostró la pro- fundidad de sus conocimientos Si nuestra historia alcanzase un período mas allá de 1842, deberíamos consagrarle algunos renglones al Dr. D. Alvaro Reinoso, para quien se abrió desde París una Cátedra en la Central de Madrid, y á quien más después se le encargó de la Dirección del Instituto de Investigaciones químicas de esta ciudad. El Dr. D. Angel José Cowíey fué nombrado Ins- pector del Instituto de investigaciones químicas por ser uno de los Profesores de Medicina en quien se recono- cían mas conocimientos en ese ramo; pero Cowley de- clinó esa honra, contestando en el oficio de renuncia, que él no podía aceptar un encargo que lo ponía en la necesidad de inspeccionar á un Profesor, en quien á su {1) Y atendiendo S. M. á los notorios conocimientos y circunstan- cias de D. José Luis Casaseca, Secretario de la Reina N. S. con ejerci- cio de decretos, y antiguo Profesor de Química aplicada en el Real Con- servatorio de Artes de esta Córte; se ha dignado conferirle la citada Cátedra, autorizándolo para que desde esa ciudad de la Habana propon- ga persona que reúna las circunstancias convenientes para el cargo de ayudante.-—Real Orden, vez reconocía muchos mas conocimientos químicos, que los que él poseía;—después se nombraron otros, que también renunciaron ántes de aceptar, por las causa- les emitidas por Cowley. No obtuvo el estudio de la Botánica la unánime aco- gida que el de la Química, pues el Pbro. Dr. D. Félix Veranes, el que con tanto celo redactara nuestras prime- ras Memorias en 1793, sin condenar su enseñanza, ex- presó en el seno de la Sociedad, que á los intereses del país le bastaba con el de la Química. A no dudarlo que la enseñanza de la Botánica ha sido siempre desgraciada en Cuba. Iniciada la necesidad de su estudio en un Cláustro de la Real y Pontificia, (I) (1735) se desoye la petición y se acuerda una negativa; proyectada en la Sociedad Económica, no encuentra al principio la entusiasta acogida que era de esperarse y mas tarde y hasta nuestros dias, todos sabemos la triste suerte que le ha cabido. Por lo regular ha sucedido que en casi todas las épo- cas de su enseñanza, más se han distinguido sus aman- tes que sus Profesores: el aficionado la Osa (2) dejó mas originalidad que la Sagra; Betancourt demostró, se- gún Saco, tener mas instrucción que el mismo Sagra; y Cowley, (3). Morales (4) y principalmente Sauvalle (5) nos han legado trabajos que no debemos á ninguno de sus Catedráticos. No podiendo la Sociedad Patriótica desatender el proyecto de un jardín de aclimatación y médico, su creación despertó gran interés y tras su instalación y (1) Véase Alvarez Franco, Serie de Doctores. (2) Ensayo de una Flora Havanense. (3) Aunque solo escribió sobre la Aguedita yel Rompesaraguey, en sus lecciones de Materia Médica descollaban las descripciones, bo- tánicas de las plantas medicinales. (4) Trabajos sobre las palmas y otras familias, (5) Flora Cubana. como consecuencia necesaria surgió la idea de que se diese allí una Cátedra de Botánica. IJna feliz coincidencia hizo que el proyecto del Jar- din recibiera mayor impulso, debido al inesperado arribo á nuestras playas del naturalista D. Martin Sesé, que amante del estudio de la Botánica, prestó al Cuerpo Económico su valioso auxilio y ofreció llevar en su ex- pedición científica á un jóven que sus talentos é incli- naciones hiciesen prever un buen porvenir, designán- dose para este objeto el malogrado D. José Estevez. Varios fueron los lugares designados para su plan- teamiento; y como de él elegido, solo creemos que que- dan las casuarinas, que forman la entrada de la esta- ción férrea de Villanueva, reproducimos de las Memo- rias de la Real Sociedad núm. 38, Cuaderno correspon- diente á Febrero 29 de 1820—pág. 24, la parte del Ex- tracto de las tareas de la Sociedad en 1819, leido por su Secretario D. José María Penal ver, en junta de 22 de Diciembre de 1819;—y lo reproducimos, porque noque- dando de él ni señales, y siendo escasisimas las Memo- rias de esta série, su lectura dará una idea del que fué nuestro Jardin Botánico. «El Jardin Botánico de cuya dirección está encarga- de el amigo D. José Antonio de la Osa, por un contrato particular con la Sociedad, ha sido en su ejecución lento y costosísimo, porque ha tenido que luchar con muchos inconvenientes. Sin embargo, está mas adelantado de lo que parece, como se va á ver por su descripción. Tuvo principio por una cerca provisional de tablas de 450 vaias de largo y 190 de ancho, y se halla en el dia con otra interior de limones que está asegurada. El terreno está dividido á lo largo por una calzada de 6 varas de ancho y tres atravesadas de cuatro varas que forman cuatro cuadros principales á cada lado, cortados en diversas direcciones con otras calzaditas de vara y media, unas cruzadas y otras en forma de estrella. En la parte superior del terreno se dividen otros cuadros á cada lado, dejando en el medio la casa princi- pal, dos salones para habitación de los negros de dota- ción, construidos de ladrillos y cubiertas de pizarras, y á sus extremos con calle de por medio, á un lado una cocina cuadrada de manipostería, y al otro dos oficinas comunes para el servicio interior. Está enteramente concluido el puente de sillería que da paso para la zanja real del Campo de Marte al Jardín; y dejando franco un patio de 20 varas de largo y 6de anoho, rodeado de muros, que ha de servir de asientos á los concurrentes, se extiende á cada lado dos grandes arriates sobre la cresta que impide la entrada de las aguas al interior, formados de ladrillos y cubierto de flores, descendiendo ásu orilla interna una rampía sem- brada de fina grama, y á su base una calle para que sin ofender á una ú otra plantación se vean dichos arriates cómodamente. Cierra esta calle una verja de vara y media de alto «n toda la extensión del frente del Jardin, construida de madera con pilastras de madera dura, de dos en dos va- ras, todo pintado al óleo. En medio de esta verja, con frente al puente y á la casa principal, hacen portadas dos gruesas pilastras de ladrillo, coronadas con hermo- sos jarrones de piedra, atravesando á ambas una viga, que ha de recibir muy pronto la inscripción Jardin Bo- tánico; y en el centro de las pilastras las que correspon- dan, y ha acordado el Sr. Director, designando ser obra de esta Corporación y los objetos á que la destina que son ála ilustración y ornato. Aun no están colocadas, porque no se han encontrado lápidas de mármol para sobreponerles letras de bronce. De uno y otro lado de ellas hay dos cuadros cerca- dos de verjas y divididos en callecillas artísticamente ordenadas con suelos de hormigón y ladrillo para las flo- res que aquí se tienen por exquisitas, y en el centro de cada cuadro las estátuas de la Primavera y el Otoño so- bre pilastras de ladrillo de sencilla arquitectura. La casa principal, que en un principio se hizo de tablas sobre horcones de madera dura, pareció después pequeña para sala de demostraciones, habitación del jar- dinero, piezas para útiles yla biblioteca botánica. En consecuencia resolvió el Sr. Director del Cuerpo se hi- ciese de sillería, y está para concluirse, pues solo falta la azotea ya empezada, y los colgadizos: circunda la ca- sa un muro que recibe en toda su extensión una canal que trae las aguas á la descubierta; deja caer una por- don al patio interior, y sigue á salir por el otro extremo ael Jardin. A uno y otro lado se hallan acueductos subterráneos de bastante profundidad para recibir las filtraciones de la zanja real, é impedir que entretenga una humedad perjudicial al resto del jardin como terreno demasiado bajo. Dicho patio interior está subdivido en 4 cuadros con varias labores de ladrillo que están construyéndose para adornarlos con flores y arbustos, dejando en sus intermedios otras tantas calles ó direcciones al centro y los costados, empedradas vistosa y cómodamente. Cieiran este patio otros dos cuadrados, destinados á secaderos de semillas adornados de macetas de flores, dejando en el centro y principio de la calzada principal una especie de glorieta para un parral sobre arcos de madera fuerte. La calzada principal tiene á cada lado en toda su dirección una cañería de mampostería que recibe todas las aguas de los cuadros colaterales, de modo que á las tres ó cuatro horas de una grande lluvia quedan enju- tos. J Al primer tramo se halla una fuente finamente labra- da con su estanque de sillería, y solo falta la canal que de- be darle agua, porque hay que hacer un receptáculo elevado sobre la zanja principal para dar la altura cor- respondiente al nivel del ápice de la fuente, teniendo ya preparada la cañería de plomo, que la ha de conducir." Al siguiente cuadro á cada lado se adorna ya con dos estatuas de piedra, una de Apolo y otra de Neptu- no en el centro de un estanque y sobre un risco que está adornado de conchas marinas; debiéndose formar después una cascada con el agua que ha de salir al pié d« cada estatua. Al extremo de estos cuadros, en su unión ála calzada principal, hay un cenador ó meren- dero de buenas maderas que forma 16 faces dejando un salen de 14 varas de diámetro para dar lecciones en tiempo de verano, y para resguardo de los concurrentes al paseo, en caso de una lluvia, á cuyo fin está cubierto de tablas y quedará en este mes con su tejamaní y pin- tura, si el tiempo lo permite. A este techo cubre una armadura de maderos para admitir desde la base del ce- nador las plantas trepadoras sin ofender al techo princi- pal. Los dos cuadros que siguen están cubriéndose de árboles que formen bosques con calles ó direcciones en forma de laberintos y á sus extremos dos montículos ó colínas que hoy están sembrados de cosas útiles al futu- ro mantenimiento de los negros de la dotación. Hay plantados en todo el jardin 150 árboles forman- do alamedas, pero que aun no figuran por estar peque- ños nacidos allí de semillas. En los centros de los cua- dros se cultivan muchas plantas aromáticas y algunos frutos exóticos que van en lozanía, además de toda espe- cie de hortalizas, tanto para aprovecha: la incesante labor que se le hace á la tierra, como para propagar las diferentes variedades que ofrecen estas plantas de nues- tro alimento, y que son poco conocidas en sus diversas calidades. Ultimamente, hace un año que el público reconoce la utilidad de este establecimiento, pues en el va á pro- veerse incesantemente de todas las plantas que son úti- les á la Medicina, ya cultivadas, ya espontáneas, que se le franquean hasta sin estipendio alguno. Pudiera es- tar mucho mas adelantado el cultivo si desgraciadamen- te no se hubiera muerto el único regular jardinero que se encontró después de exquisitas diligencias; pero aun no se acaben las fábricas no puede el Director del Jar- din dedicar sus exfaerzos ála plantación, teniendo que entregarse al estudio para abrir la clase el próximo mes de Marzo.» Abierto más tarde al público el Jardín, se anunció que su primer Director, el empleado civil y distinguido aficionado D. José Antonio de la Osa comenzaría á dar lecciones, y oscuro punto es el saber sí llegó ó no á darlas. Nombrado por Real órden de 16 de Noviembre de 1822 D. Ramón de la Sagra Catedrático de Historia na- tural á influjo del Museo de Madrid y según Saco por el del Pbro. D. Félix Varela, Diputado á Córtes por Cuba en ese tiempo, se hizo cargo de su Dirección y Cátedra, siendo nombrado no solo para dar principios al Gabinete que debia formarse aquí, sino también para enriquecer los de la Península. El venerable Espada influyó en su calidad de Dio- cesano y como Director de la Sociedad, para que el Cle- ro auxiliase los progresos de la Botánica, remitiendo es- pecies nuevas ó describiéndolas de modo que pudiesen conocerse.—De los párrocos solo el Pbro. D. Ramón de la Paz y Morejon, Cura de Yaguaramas, fué constante y correspondió con satisfacción ála invitación del Pre- lado, logrando mas tarde, por su afición á ese ramo, el que se Je estimase como uno de nuestros mas inteligén- tes conocedores de la Flora Cubana. El Jardin Botánico, según se refiere en el acta de 18 de Marzo de 1823, habia erogado como gastos desde 1818 hasta esa fecha 603495, que unidos á otras partidas de consideración que se habian entregado por la Tesorería general de la Intendencia, hacian un guarismo mucho mayor. La dirección facultativa de las obras fueron éneo- mendadas al Sr. Coronel D. Francisco Lemaur, mas tar- de el Excmo. Sr. General Director del Cuerpo de Inge' nieros de esta Isla. El Dr. D. Pedro Alejandro Auber durante la li- cencia que se concedió al Sr. Sagra desempeñó la Dirección; (l)y como Cátedratico de Botánica de la Es- cuela de Farmacia, despertó mucho más la afición á este estudio, que lo que había hecho el Director propietario del Botánico. De sentirse fuéque al cerrarse esta Escue- la por la creación de una Facultad de Farmacia ingerida en la de Ciencias médicas en nuestra Universidad Lite- raria, no hubiese quedado regenteando esa asignatura en la Facultad de Ciencias, que de haber sido así, los estu- dios botánicos se hubieran desarrollado entre nosotros; pero Auber fué designado para la de Física experimen- tal, dando allí inequívocas pruebas de su buena y vasta ilustración. El Real Consulado, creado con este nombre en 1794 y llamado mas tarde Junta de Fomento, contribuyó tam- bién por su parte al desarrollo intelectual de Cuba, do- nando mil pesos para el viaje científico de Estevez, y de sus fondos salia la mitad del sueldo que disfrutara D. Ramón de la Sagra como Director y Catedrático del Jardin. La creación de las Cátedras á que nos hemos referi- do (Química y Botánica), de corta duración en ver- dad, y los esfuerzos de Corporaciones ajenas á la ense- ñanza profesional, vienen á demostrar la deficiencia de la Universitaria, cuya deficiencia se hacía mas sensible por la admisión de los cursos atravesados, cuyo diminu- tivo nombre de cursillo ya da una idea de su superficia- lidad; puerta tolerada para completar asignaturas á que no se habia asistido en su tiempo y de los que se abusó hasta el extremo. La deficiencia que venimos lamentando en los estu- dios filosóficos de la Real y Pontificia y los titánicos esfuerzos que por otro lado se hacian en el Seminario de esta ciudad, impulsados por el venerable Espada, nos explican por qué la juventud estudiosa de 1810 á 1830 (1) Nació en Havre de Grace en 1786; falleció en la Habana el 13 de Abril de 1843. fuese allí á buscar una instrucción superior bajo mu- chos conceptos ála que brindaba el más antiguo de los establecimientos literarios.—Allí explicaron Filosofía,— O-Gavan, Anselmo de la Luz, Yarela, Saco, Luz, Cruz y Ruiz;—Retórica, Mendoza y García; Jurisprudencia, Godoy, Morell, Velez, Govantes (Agustín y Miguel); Melchor Cano y Sto. Tomás, Ramirez: Escritura y mo- ral, Caballero, Matemáticas; Villarreal, &. &.—y el estímulo y el entusiasmo lo alimentaron y mantuvieron vivos, los virtuosos Anselmo de la Luz, Mendoza, y Ve- lez, dignísimos directores hasta la época á que nos con- traemos. De ese plantel han salido todos los que en el período del año 15 á 30 dieron el extraordinario impul- so á nuestra enseñanza médica; discípulos de él fueron, Abreu, Cowley, Riesgo, Valle y Gutiérrez. ExplicándoseFísicaexperimental en el Seminario (1) y mas tarde (1822) nociones de Química y Botánica cuya rápida historia hemos hecho, notóse un verdadero movi- miento científico, movimiento que influyó notablemente en la enseñanza médica, puesto que ya se ingresaba á ella con buenos y sólidos conocimientos de ciertos ramos auxiliares. Recogido en Cuba, aunque con algún retardo, el be- neficioso influjo de la revolución francesa de 1792, re- volución que á pesar de sus horrores y crímenes tiene con todo que ser recordada con júbilo por los hombres de Ciencia, como el punto de partida del verdadero movimiento científico que hoy se goza; y recogidos tam- bién los frutos que al abrigo del ¡Seminario se sazona- ban y maduraban, se vió que la juventud que de sus puertas salia no tan solo se hacia digna, sino que, llena de mas Ciencia, impulsaba para que el número de asigna- turas se aumentasen, para que fuesen mas profundas, para que las vetustas obras de texto se cambiasen y para que se remplazaran por lasque estaban al habla con el adelanto realizado, y finalmente para que la Facultad de (1) Las conclusiones del año 1815 llamaron la atención por lo ár - duas y extensas de las materias. Medicina no fuese un mero elemento del Claustro Uni- versitario, sino el foco donde se divulgase la verdadera Ciencia, creando hombres de saber y de ilustración. Afortunadamente Tasso habla explicado ya verda- deros cursos de Anatomía y Fisiología, y Alonso Fer- nandez, aventajado discípulo del Colegio de Cádiz, no pudiendo ser indiferente á las conquistas que obtenian los modernos Catedráticos de la Pontificia, ampliaba sus lecciones, ofreciendo ála insaciable sed de saber de la juventud que cursaba, completas lecciones de grandes operaciones y de obstectricia. El resultado realizado lo comprueba las adjuntas conclusiones: EXÁMENES PÚBLICOS de obstectricia ó arte de partear, que han de celebrarse en los dias 21 y 22 de Octubre á las 4 de la tarde, en el Real Museo de Anatomía descriptiva, perteneciente al Hospital Militar de San Ambrosio de esta Ciudad. Bajo la direc- ción del Doctor D. Francisco Alonso y Fernandez, Cate- drático de dicho ramo, de Anatomía descriptiva yde gran- des operaciones de Cirugía.—Habana.—-Conpermiso- imprenta de D. Pedro N. Palmer, é Hijo.—Ano de 1825. A las angustiadas Matronas de la Habana, y á sus que- ridos hijos espuestos á perder su existencia, en el duro trance del parto, dedican este corto fruto de su aplica- ción los estudiantes de obstectricia. Estudiantes del primer día.—Ldo. D. José de la Luz Hernández.—Br. D. Jesús Perfecto Casal.— Br. D. Diego José Jiménez. - Br. D. José María Sánchez Zun- zunegui.—D. Lúeas Girón.—Br. D. Joaquín Avala.— Br. D. Manuel Arrondo. Estudiantes del segundo día.—Br. D. Vicente Antonio de Castro.—Br. D. Antonio Bais.—Br. D. Luis Bernardo Yaldés.—Br. D. Ramón Morales.—-Br. D. Francisco Orla.—Br. D. Rafael Blanco.—D. José Me- cieres. ANATOMIA. 1. —Partes de la muger que tienen alguna relación mas ó menos directa con el parto, como la pelvis, sobre la cual se dará una esplicacion exacta de su. confi- guración, estrechos, diámetros, altura, eje &c.; el aparato generador, en el que se apreciará el estado del útero en el caso de vacuidad y de preñez, la ve- giga urinaria, el intestino recto, los músculos que ayudan ála matriz para espeler el feto; los vasos sanguíneos, los linfáticos y los nervios que pueden afectarse durante el embarazo, ó en el mismo parto. 2. —Pechos ó glándulas mamarias de la muger como accesorias al aparato generador y que sufragan el primer alimento al recien-nacido. 3. —Particularidades relativas al feto en su conformación ya esterna ya interna, en donde se esplicarán proli- jamente los diámetros de la cabeza, la longitud va- riada de las criaturas, su peso, la costra sebácea, la distribución de los vasos umbilicales, la glándula thimus, las cápsulas suprarenales &c. 4. —Dependencias del feto, á saber: la placenta, el cor- don umbilical, las aguas, las membranas amnios, chorion y decidua, la vexícula umbilical y los vasos omphalo-mesentéricos. FISIOLOGIA. 1. —Usos de cada uno de los órganos que componen el aparato generador de la muger. 2. —Menstruación. 3. —Fecundidad y esterilidad de las mugeres 4. Concepción, de la que se dará razón según el siste- ma verosímil. 5. —Preñez, ya simple, ya compuesta. 6.—Preñez estra-uterina. 7 —Superfetacion. 8. —Secreción de la leche y naturaleza de este líquido. 9. —Modo de nutrirse el feto, y proporción con que crece. 10. —Circulación de la sangre en el feto. 11. —Sitmcion del feto en el útero. 12. —Gigantes, enanos, y monstruos, se liará un esfuer- zo por apreciar las causas que pueden influir en la preternatural dimensión de los primeros, y en la viciosa conformación de los últimos. 13. Usos de las dependencias del feto. 14. —Parto natural simple, sus causas, signos que lo lo anuncian, y sn mecanismo, ya presente el feto la la cabeza, los pies, las rodillas, ó las nalgas. 15. —Parto de gémelos. 16. —Loquios. 17. —Excreción del mecónio, y que sea esta substan- cia. JB.—Mecanismo de la lactación. PATOLOGIA. 1. —Embarazo malo y complicado. 2. —Falso embarazo. 3. —Preñéz estra-uterina. 4. —Aborto y hemorrágias que lo acompañan 6 siguen en las diversas épocas del embarazo. 5. —Parto anticipado, tardío, falso, y de feto muerto. 6. —Pelvis defectuosa en su figura, magnitud de sus estrechos, proporción de los diámetros, altura &c. 7. —Enfermedades que pueden esprimentar los gran- des y pequeños lábios de la vulva, y constituir el parto mas o menos laborioso, como son, la edema, la inflamación, los abcesos, las cicatrices, la unión de los labios. &c. 8. —Vicios de la vagina, tales como su estrechez natu- ral, obturación de su cavidad, inflamación, bernias, varices, escirros, y pólipos, contracción espasmódi- ca, mutación de lugar &c. 9.—Afectos del útero que hacen al parto trabajoso, co- mo la unión de su orificio, la dureza y callosidad del mismo; la constricción espasmódica, la oblicui- dad de la matriz, su inercia, la inflamación la gan- grena, la solución de continuidad &c. 10. —Vicios del intestino recto, de la vegiga urinaria, de la próstata y de los ovarios. 11. —Tumores bomorroidales. 12. —Accidentes que pueden hacer al parto laborioso, como la hemorragia, la convulsión, la apoplegía, los vómitos, la disenteria y el tenesmo. 13. —Enfermedades antecedentes que suelen hacer el parto trabajoso, como las hernias, hidropesías, as- ma, hemoptisis, aneurisma &c. 14. —Ciertas predisposiciones de la muger que pueden dificultar mas ó menos el parto, como la suma irri- tabilidad, la flojedad ó indolencia, la obesidad, la mucha edad &c. 15. —Muerte de la madre ántes de haber dado á luz la criatura, en cualquier época del embarazo. 16. —Vicios por parte de la criatura que pueden hacer el parto laborioso, como sus deformidades de osten- sión, de proporción, de figura, de número, de orga- nización; su adherencia con otra criatura ó con el útero; sus enfermedades como el hidro-céfalo, el hidrotorax, la ascitis, la osificación adelantada de los huesos del cráneo; los fetos bicípites ó de dos cabezas &c. 17. Presentaciones viciosas de la criatura en uno ú otro estrecho de la pelvis, en las que el parto no puede efectuarse sin alguna operación manual ó instrumental, ya sea que se presente la cabeza, el tronco, ó las estremidades. 18. —Presentaciones viciosas de dos ó mas fetos en el parto compuesto. 19. —Muerte del feto. 20. —Cabeza del feto desprendida del tronco y retenida en la matriz. 21. —Tronco del feto desprendido de la cabeza y reteni- do en la matriz. 22. —Vicios de las dependencias del feto que pueden hacer el parto trabajoso, es decir: la placenta, el cordon umblical, las membranas y las aguas. 23. —Dolores falsos, y verdaderos muy intensos, nulos, escasos, flojos ó tardíos. 24. —Placenta retenida en el útero mucho tiempo des- pués del parto. Su escesivo volúmen ó su fuerte adherencia á la matriz. 25. —Hemorragias que vienen después del parto. Pro- cidencia de la matriz y su retroversion. 26. —Enfermedades de la muger que piden mas aten- ción después del parto, como son la supresión, es- ceso ó escasez de los loquios; la peritónitis, la infla- mación de los pechos, los abcesos, la falta de leche, la escasez y las malas cualidades de este líquido, la cortedad ó abultamiento del pezón &c. 27. —Enfermedades peculiares del recien-nacido, como la apoplegía, la asfixia, las imperforaciones, el fre- nillo, la detención del mecónio, la hemorrágia del ombligo &c. TERAPEUTICA. 1. Medios que deben adoptarse para corregir los des- órdenes de la menstruación, y destruir (cuando es posible) algunas especies de esterilidad procedentes de causas conocidas. 2. —Régimen higiénico, ó modo de vivir mas conve- niente á las embarazadas. 3. —Auxilios relativos á cada uno de los accidentes que pueden hacer la preñéz mala ó complicada. 4. —Tratamiento conveniente á cada especie de emba- razo falso. 5. —Partido que debe tomarse en el caso de concepción estra-uterina. 6. Modo de tactar por dentro y fuera, y que se puede conocer por esta operación. Uso del compás ar- queado. 7. —Modo de situar la parturiente según las diversas circunstancias. 8. Como se han de situar la comadre óel comadrón. 9. —Modo de conocer las diversas presentaciones de la criatura, en el parto natural de cabeza, pies, rodi- llas, y nalgas; y reglas que deben observarse para conducir bien el feto por la excavación de la pelvis, y por el estrecho perineal. 10. —Cuando se ha de atender á la madre ántes que á la criatura. 11. —Medidas para favorecer la espulsion de la placenta; desprenderla, y hacer su estraccion, cuando es muy abultada, ó se haya enquistada ó adherida al útero. 12. —Como se ha de tratar ála parida después que ha salido la placenta. 13. —Modo de cortar y ligar el cordon umblicar, en don- de se probará la ineficacia del bálsapao de Copaiva ó aceite de palo y de la compresa quemada para los fines que les atribuyen algunas personas. 14. —Modo de lavar la criatura, de desahogar el meco- nie, de situarle el cordon y de vestirla. 15. -Medios de reanimar la criatura, que nace como muerta. 16. —Como se ha de seguir tratando ála criatura hasta el despecho; tiempo mas oportuno para este, y me- didas para practicarlo. 17. —Modo de abrir las orejas á las niñas. 18. —Como ha de tratarse á la parida en el puerperio y régimen higiénico que deberá observar mientras ciia. 19. —Circunstancias que se han de tener presentes para la elección de una nodriza, vicios de la leche; mo- dos de conocerlos y remediarlos. Aquí se tratará de desvanecer hasta un cierto punto los temores del público en que crien las mugeres que mens- truan, ó embarazadas de algunos meses. 20. —Modo de conducirse en el parto de un feto muerto; en el parto falso y en el aborto. 21. —Como se han de tratar las enfermedades de la vul- va, vagina, útero, intestino recto, vegiga urinaria y demás partes vecinas, si son capaces de hacer el parto laborioso. 22. —Como deben remediarse los accidentes inesperados y urgentes que pueden hacer el parto trabajoso, y el partido que se debe tomar si no ceden. 23. —Qué medidas deben adaptarse en la hora del parto para obviar los inconvenientes que pudieran ofre- cer ciertas enfermedades anteriores, como la he- moptisis, aneurisma, hernias, &c. 24. —Como han de remediarse ciertos estados ó predis- posiciones de la muger, que sin ser enfermeda- des necesitan de alguna particular atención en el parto. 25. —Reglas para bautizar la criatura según los diferen- tes casos, siempre que se vea en peligro de muerte ó antes de emprender cualquier operación en que pueda comprometerse su existencia. 26. —Operaciones que pueden ofrecerse en el parto la- borioso por parte de la criatura, siendo ésta muy voluminosa en todo ó en parte, de modo que no guar- de proporción con los estrechos de la pelvis por donde debia salir; ó bien que el feto peque por ser monstruoso, ó esté unido á otro feto; ó tenga osifi- cadas las fontanelas y suturas; ó padezca hidro-cé- falo, hidro-tórax, ascitis, &c. 27. —Operaciones ya manuales ya instrumentales para remediar las presentaciones viciosas de una O mas criaturas, por la cabeza, tronco y estremidades; en donde se esplicará el modo de envolver el feto y sa- carlo por los pies; las aplicaciones, mecanismo y manejo del fórceps, de la palanca, de la bayena de Esparragosa, de los ganchos obtusos, de los la- zos &c. 28. —Qué deberá hacerse cuando el feto ha muerto en el cláustro materno; cuando la cabeza se ha sepa- rado del tronco y se ha quedado en el útero; ó al contrario, cuando es el tronco el que se ha quedado de dicha entraña, siendo impotentes los esfuerzos de la naturaleza para verificar la expulsión por sí misma. Aquí se esplicará el uso y manejo de las ligeras de Smellie, del garfio simple, doble y cu- bierto de Levret; del tiracabezas de Mauriceau, y Esparragosa; en fin la cefalotomía y la embriulcia hasta el punto en que es admisible esta última ope- ración. 29. —Operación de la Sinfisiotomía; modo de practicarla y casos en que está indicada. 30. —Gastro-histerotomía ú operación cesárea; modo de practicarla en la madre viva ó muerta, y casos en que está indicada. 31. —Conducta que deberá observar el comadrón para remediar los partos laboriosos por causa de las de- pendencias del feto, como cuando la placenta está implantada en el orificio del útero; cuando el cor- don se presenta delante de la criatura; cuando es corto y se rompe ántes de! parto; cuando las mem- branas son muy duras, &c. 32. —Modo de avivar los dolores del parto si son flojos; y de calmarlos si son muy fuertes y repetidos. 33. —Cómo se remediarán las hemorragias que sobre- vienen después del parto; la procidencia del útero y su retroversion. 34. —Régimen curativo de varias enfermedades que pue- den ocurrir durante el puerperio. 35. —Método curativo de algunas enfermedades peculia- res al recien-nacido. Nota. —No obstante que Navas es el autor que sir- ve de texto en las esplicaciones de esta aula, preferimos á Maygner en el cátalogo de presentaciones defectuosas déla criatura y en las operaciones manuales ó instructi- vas que pide cada caso, por ser su doctrina mas inteligi- ble y aplicable á la práctica». La Pontificia Universidad, al ver que la ilustración progresaba de una manera tan rápida y que la que ella brindaba en todos los ramos,si no retrogradaba ni estaban estacionarias las asignaturas, no se extendian hasta ofre- cer otras nuevas materias en armonía con las exigen- cias de la época, en razón de que sus exiguos fondos no bastaban para dotar nuevas Cátedras, y no queriendo por otra parte crear odiosas rivalidades explicando en su seno idénticas materias á las que otras Corporaciones patrocinaban, dispuso como requisito indispensable que para optar al título de Bachiller en Medicina se acompañasen las certificaciones justificativas de haber oido las asignaturas de Anatomía práctica y grandes operaciones, y para el de Filosofía las de Botánica y Química, que se profesaban en la Escuela de Farma- cia. Este acuerdo del Claustro es un honroso documento, porque en aquella época, no siempre el espíritu de Cuer- po estaba dispuesto á patrocinar lo que siendo de su es- elusiva índole se ofrecia fuera de su comunidad; pero los Catedráticos de aquel período y el Claustro médico principalmente, miraron muy por debajo sus vejados fue- ros Universitarios, ante el beneficio que reportaba la en- señanza. Estériles los esfuerzos de ella en 1822 y los mas di- rectos de 1826 en que reunió Claustro médico para lle- varlos á cabo, nombrándose á Viera, Cowley y Riesgo para que los propusieran, toleró ia enseñanza extra-Uni- versitaria como medio conciliador. Ascendido Alonso Fernandez á Subinspector mó- dico del Cuerpo de Sanidad Militar, le reemplazó dig- namente el ilustrado Dr D. Nicolás J. Gutiérrez, au- mentando el número de preparaciones anatómicas del Museo; y enriquecido de nuevos conocimientos tras el viaje á Europa que emprendió, pudo dar á su ense- ñanza una extensión en armonía con los mas modernos adelantos. La Cátedra de Cirujía, que ya hemos dicho se creó en 1824, es de más antigüedad, pues años ántes y pa- trocinada por la Real Sociedad Patriótica se dieron cursos y se celebraron conclusiones (5 y 6de Setiem- bre de 1823). Respecto á su Catedrático, oigamos lo que nos dijo en su discurso de la sesión solemne de 19 de Majo de 1873 el Dr. Gutiérrez: «El Dr. González del Valle, que siempre señaló des- de sus primeros pasos en el estudio de la Medicina su especial inclinación al ramo de Cirugía, pues así lo cul- tivaba con esmero como lo enseñaba en el Hospital de Caridad de San Felipe y Santiago de esta ciudad,-des- pués de grandes esfuerzos, que obtuvieron los auspi- cios de la Sociedad Patriótica, por cuanto á que siern pre tomaba parte activa en todo lo conducente á la ilus- tración pública, logró establecer la cátedra de Cirugía en la Universidad y que fuese incorporada á las otras asignaturas que en ella se constituyeron.» Animado de laudables deseos, comenzó mas tarde el Br. D. Vicente A. de Castro á dar lecciones de Anato- mía, lecciones, que se recuerdan con placer, tanto por lo extensas, como por lo profundo de ellas. El Br. Jornn (D. Gonzalo más tarde Ldo.) también abrió un curso de Neurología, después que Castro fué nombrado Profesor de la Universidad, del que hemos oido hablar con elogio á nuestro ilustrado y distinguido maestro y amigo Dr. D. Ramón Zambrana. El Ldo. D. José de la Luz Hernández, que no podia ser indiferente al movimiento científico del período, mos- tró su cooparticipación, explicando Higiene en el Con- vento de San Ramón, más conocido con el nombre de su iglesia la Merced; explicaciones, que en vista de sus buenos resultados, demostrados por las Conclusiones que se sostuvieron se le dio validez académica á Ja Cátedra, exigiéndose á los alumnos que debian examinarse de Cirujano latino la certificación de asistencia y apti- tud. PROPOSICIONES DE HIGIENE, E?i que serán examinados públicamente el 28 y 29 de Ma- yo, en el convento de N. S. de la Merced, á las 4 de la- tarde, los alumnos siguientes: Primer día.—D. Julián Córdova.—D. Eduardo Ral- ees,—D Tomás Govantes.—D. Domingo Montes.—D. Juan de Dios Delane.—D. Gregorio Agüero.—D. Ra- món Elcid.—D. Julián Miranda. Segundo día.—D. Guillermo J. Delane.—D. Ra- món Zambrana.—-D. José Modesto Cuyas.—D. Domin- go Hernández.—D. Fiancisco Vázquez.—D. Domingo Morin. D. José Manuel Barranco.—D. Pablo José Do- mínguez.—D. Manuel Gandul. Bajo la dirección del Ldo. D. José de la Luz Her- nández.-—Habana: Imprenta de Palmer, calle de S. Igna- cio núm. 101.—1840. Al Excmo. Sr. D. Joaquín de Ezpeleta, bajo cu- ya autoridad se estableció la clase de Higiene, Le dedican estas conclusiones los alumnos y el cate- drático. Contiene 160 proposiciones. La Higiene no fué desatendida ni olvidada en la Pontificia, y en las tésis desde principios de este siglo se ven sostenidas cuestiones de esta parte de la Terapéuti- ca; pero el Sr. D. José de la Luz Hernández fué el que le dió mayor extensión. HISTORIA DE LAS CÁTEDRAS. Antes de comenzar esta segunda parte deseamos ha- cer algunas advertencias. Vamos ájuzgarlos Dres. de que tenemos que ocuparnos en armonía con el tiem- po en que florecieron y teniendo en cuenta los ele- mentos de que disponían: no teman que levante- mos sus lápidas sepulcrales para hacerles injustos cargos; y si de algunos que mas merecen sólo consignamos los nombres y fechas de grados, culpa es del descuido incuria, abandono y olvido que sobre sus méritos han tenido los quede cerca les han sucedido, advirtiendo que algunas horas robadas al reposo y de no escasas fa- tigas nos ha costado proporcionarnos los datos que hoy publicamos, y para evitar citas diremos que el origen de la mayor parte de ellos son sus propios Expedientes Universitarios, el Libro de acuerdos de 1728 á 1765 y de 1765 á 1840, el Libro de estudios Conventua- les de 1700 á 1744, los Libros de grados mayores y menores, el Libro de toma de posesión, conclusiones y jura de cursos, el Libro de Rmos. Sres. Rectores Cancela- rios, las Guias de forasteros de fines del siglo pasado y hasta 1842 del actual—Las Memorias de la Real Socie- dad Patriótica y Económica.—Los Apuntes sobre la his- toria de las letras de Bachiller y Morales.'—Las historias de la Rabana de Arrale y Valdés; y las noticias que hom- bres de verdad nos han comunicado. Haremos notar también que describiremos á gran- des rasgos, que seremos parcos en elogios, que jamás penetraremos en la vida privada aunque nos arroje da- tos, y más que todo, que si nos equivocamos en algún concepto, culpa será no de intencionada maldad y sí de una falsa apreciación. A la mayor parte de los que figurerán en nuestras relaciones, no los hemos podido conocer personalmente; á los que hemos alcanzado y conocimos, les debemos á unos la buena amistad que con nuestro padre tuvieron, y á otros la que también nos dispensaron. No deben extrañar los que aun viven que pasemos al lado de ellos con la timidez del que pasa por un preci- picio: no queremos hacer historia contemporánea, ni mucho menos que se traduzca un elogio por una adula- ción, ó que un razonado juicio nos proporcione una ene- mistad; colocados en este terreno, los que merecen elo- gios ya en otras ocasiones se les han dirijido, y no por callarlos los despojamos de ellos, evitándonos ála par las no muy gratas censuras que á algunos pudiéramos di- rijir. No solo van á figurar los que han regenteado Cáte- dras ó hayan sido opositores, porque fuera de la regencia de ellas también se hace progresar la Ciencia; así es que nos ocuparemos de todos los que han visto ornadas sus sienes con el píleo de los Dres. en Medicina, sin- tiendo, como no nos cansaremos de repetir, que para al- gunos de ellos nuestras noticias sean tan incompletas que no nos permitan asignarle nada de la parte mas ó ménos activa que hayan podido tener en nuestro adelan- tamiento. Como en el cuerpo de estas Breves noticias tenemos que hablar de vacantes por haber cumplido su sexenio, de Catedráticos jubilados, fundadores y vitalicios, vamos á dar á conocer el por qué de esas denomina- ciones. Las Cátedras al principio fueron dadas sin oposición y á su primer Regente se le llamaba fundador, el que las servia todo el tiempo que queria, pudiéndose jubilar, en cuyo caso la Cátedra salia á oposición, si él queria, va- cando á los seis años, y podiendo entóneos volverla á regentar si gustaba.—Solo S. M. daba el título de Ca- tedrático jubilado, otorgándose también á los que sin haber sido fundadores la venian desempeñando por mu- chos sexenios, como fueron los Dres. Arango Barrios, y Aparicio en Medicina y D. Cláudio Antonio de la Luz en Cánones. Era también S. M. quien podia nombrar vitalicios á los que llevaban mas de dos ó tres oposicio- nes, como fueron en nuestra facultad Yiera y Cowley, en la de Cánones D. José Antonio Yaldés y en la de Leyes D, Diego J. de la Torre. Como sabemos por el Plan, se podian oponer álas Cá- tedras todos los Dres., Ldos. y Bachilleres de la Facultad incluso su último Regente: si la obtenía un Dr. adqui- ría el derecho de otra borla, que prévias las pruebas aca- démicas, podia conferírsele en otra facultad, como suce- dió con el Dr. D. Agustín Sanabria, que al obtener la Cátedra de Anatomía era ya Dr. y por la ganada en la oposición se graduó de Maestro;—ó bien la podia ce- der, frase que encubría las mas de las veces una venta, pues el cesionario no pagaba las propinas.—Si el Ldo. la obtenía, se graduaba de Dr. á título de Cátedra y podia ceder la Licenciatura que habia ganado por la oposición; y en fin, si era solo Br. el que se llevaba la Cátedra, tomaba sin mas ejercicios ni gastos la muceta y borla de Dr. En el caso de que el Doctor á título de Cátedra re- nunciaba esta antes de haber cumplido su sexenio, in- demnizaba á la Caja en una cantidad equivalente al tiempo que le faltaba, pudiendo entónces continuar en el goce del percibo de propinas en los grados. PRIMA. (FISIOLOGIA). 1728 Dr. D. Francisco González del Alamo.—l72B Dr. D. Ambrosio Medrano.—l7sl Dr. D. Juan Alvarez Franco.—l76s Dr. D. Domingo Arango Barrios.—l77l Dr. D. Blas Machado.—l 777 Dr. D. José Caro.—l7B3 Dr. D. Lorenzo Hernández.—l7B9 2? sexenio del Dr. D. Lorenzo Hernández.—l79s tercer sexenio del Dr. D. Lorenzo Hernández.—l Bol Dr. D. Benito Morales. —lBO6 Dr. D. Francisco Ignacio Soria.—1812 Dr. D. Antonio Viera.—lBlB 2? sexenio del Dr. D. Antonio Viera. —1824 Catedrático vitalicio Dr. D. Antonio Vie- ra.—lB34 Dr. D. Agustín Encinoso de Abreu. Por el texto de las Constituciones, se comprenderá fácilmente la gran importancia que se concedía ála asignatura de Prima. Respetando esa predilección, co- menzarémos por ella nuestra narración histórica de las Cátedras. Sin duda que la Universidad Pontificia de la Haba- na aceptó en todo su valor etimológico la palabra Fi- siología, compuesta de dos griegas, una que significa naturaleza y otra tratado, lo que hacía á esta Ciencia la más universal y por consecuencia la más difícil de po- derse abarcar, encerrándose en su estudio todas las na- turales y no han faltado autores que también hayan com- prendido la Teología. Congregado el Cláustro de la Real y Pontificia en 1733 sin que en él predominase el elemento médico, único que pudiera señalar los atrasos que contenían los Estatutos de Alcalá y Sto. Domingo, y guiándose sus redactores en las costumbres de la última, que como sa- bemos se fundó por Bula de Paulo 111 en 1530, se otorgó á la Fisiología una prioridad que en realidad per- judicaba. No limitado en 1500 el objeto de la Fisiología médica, se comprende la importancia que le otorgaban las Cons- tituciones á que hemos aludido, pues en aquella época suplia las faltas de cursos de Física, Química, Zootomía, Antropología, Psicología &c; pero en 1733 la Cien- cia de que nos ocupamos no era la enciclopedia de cono- cimientos naturales. Restringidos por Cuvier el valor y extensión del tér- mino naturaleza, y señalados á la Fisiología sus verda- deros límites, perdió en terreno, pero ganó en mejor cul- tivo y quiso hasta cambiar de nombre; pero la fuerza del uso y la costumbre ha hecho que aquel ramo de los conocimientos que, según Berard, se ocupa de los fenóme- nos de los seres vivientes y que investiga las leyes y con- diciones de estos mismos jenómenos durante el estado de salud se continúe llamando Fisiología. Siendo la Fisiología la ciencia de la vida, se ha tra- tado de llamarle Biología, pero el hecho es que en todos los puntos en que existen Sociedades biológicas, si ellas radican en localidades donde también hay Facultades de Medicina, la Ciencia, Biología se continúa enseñan- do en las Escuelas bajo su tradicional nombre de Fisio- logía. Sentado pues que la antelación é insistencia conque se encarga su enseñanza en el plan de 1733, era el efec- to de haberse tomado por modelo vetustos Estatutos y no porque ni la época ni la propia Ciencia así lo exigie- ra, réstanos hacer notar el grave error cometido, dispo- niendo que se cursara antes de la Anatomía, y dándose esta asignatura en los cuatro cursos, tampoco era posi- ble, que aun simultaneándose se remediara en algo el absurdo, pues Jos que ingresaban cuando el Profesor, avanzando, explicaba Digestión ó Generación,aun no co- nocían los nombres de los huesos ni los planos del es- queleto. Con todo, seamos indulgentes, porque en un primer ensayo de Universidad y Plan de estudios no puede bus- carse la perfección; culpemos solo á los que sufrieron impasibles la continuación del mal, sin haber alzado su voz pidiendo reformas médicas, escuchándose por vez primera en un Cláustro de 1822 la del Dr. D. Simón Vicente de Hévia (1). I. Recibida la noticia del Pase Real, que había ob- tenido la Bula de concesión de nuestra Universidad, fué nombrado Catedrático de Prima el Dr. D. Francisco González del Alamo, justo premio á sus reconocidos ta- lentos y demostrada afición ála enseñanza. Muy natu- ral era que recayera sobre él la Cátedra más privilegia- da, puesto que desde 1726 venia enseñando la Medicina* en el seno del mismo Convento en que se instalaba la Universidad. González del Alamo ha sido el primer Catedrá- tico de Fisiología; pero desgraciadamente no pudo ser el primero que la explicase creada la Facultad, por haber fallecido antes de la inauguración de la Univer- sidad. Con todo, nos parece que debe figurar en este lugar, porque el que dió cursos de Medicina, de seguro que baria algunas lecciones de Fisiología, y porque el que más después fué nombrado Catedrático de esa asig- natura, tiene sobrados derechos para que se le considere como tal. Creemos que estas consideraciones son sufi- cientes para que ocupe este lugar el médico á quien la «Historia de la Medicina en Cuba» le es deudora de la mas brillante de sus páginas. La temprana muerte de González del Alamo hizo que ni aun la misma Universidad le incorporara los gra- dos de Br., Ldo. y Dr. que había obtenido en la Prima- da de Méjico, razón porque no figura en el Libro de Doctores. Una mera curiosidad ha sido la que nos ha permiti- do conocer su nombre y su importante servicio. Deseo- sos de buscar los antecedentes literarios de algunos de los MM. RR. PP. MM. á quienes debíamos la erección de la Universidad, nos pusimos á hojear el Libro de los (1) Véase Hevia, Series de Doctores. asientos Conventuales de la casa de San Juan do Le- trán de la Habana, y con gran sorpresa nos hallamos con el que hemos consignado en la página 82 (1) de nues- tra obra, el que con orgullosa satisfacción leimos y relei- mos sacando una copia literal para nuestros apuntes; con este norte nos propusimos buscar datos, pero solo hemos podido obtener el referido como nota en la pági- na 81 y el de la concesión del titulo de Catedrático del Dr. Medrano, que se verá después. Grato y satisfactorio nos ha sido el poder arrancar del mas injustificable de los olvidos el nombre de Gon- zález del Alamo y el de Hernández Catategui; y como médico, experimentamos en mayor escala ese placer, pues á ellos les debemos la gloria de que en Cuba haya sido la Medicina la primera enseñanza profesional que se dispensase. A siglo y medio de la inauguración de sus lecciones ios damos á conocer, y ojalá que desde hoy en adelante nadie que ame la ilustración médica olvide que dos ilus- trados habaneros, que ansiosos de instrucción pasaron á estudiar á Méjico, al volver á su país posesionados de conocimientos, léjos de especular esclusivamente con ellos, se dedicaron á propagarlos, creando Cursos de Me- dicina, cuya validez se la otorgó una Comunidad reli- giosa que entre poco tiempo esperaba plantear una Uni- versidad. Que González del Alamo explicase Medicina no bastaría para acreditarlo de entendido, porque no siem- pre las calidades de Catedrático y de ilustrado van uni- das; pero la elección del punto para sus lecciones, hace que este solo hecho dé á su personalidad una (1) El Ldo. Rosain á quien se lo comunicamos, lo ha publicado en la Biografía de Romay con algunas inexactitudes, pues en esa época no era Regente de Estudios Fr. Tomás Linares y no consigna el nombre de Hernández Catategui que también explicó Medicina en ese mismo año: tampoco fueron todos los discípulos de González Alamo Protomédicos, pues Vázquez nunca obtuvo esa dignidad profesional. gran importancia que río es difícil de desconocer. Gon- zález del Alamo no abrió sus Cursos en una localidad desconocida; antes al contrario, la ofreció en los Claus- tros conventuales de una comunidad respetada y reco- nocida como la depositaría de nuestra mayor ilustración; —y al aceptar que la abriese allí, el asentimiento en- cierra una imbíbita aprobación,—y esa aprobación pre- juzga favorablemente la inteligencia y erudición de González Alamo. Es verdad que unos Religiosos no son los mas aptos para juzgar la profundidad de conocimientos de un mé- dico; pero también es verdad que siendo ellos ios que mas instrucción poseían, eran sin duda los mas idó- neos para apreciar tanto la ilustración de cualquier suje- to corno su mayor ó menor inteligencia; y desde el mo- mento que los RR. PP. PP., sin autorización para dar cursos de Medicina, abrieron y patrocinaron los de Gon- zález de Alamo, basta esta decisión para indicar que es- timaban en mucho su saber, y comprendieron que se- rian fructíferas sus explicaciones. 11. En el primer Libro de acuerdos, asiento segun- do, se lee que el día I? de Abril de 172b se incorporó el Br. D Ambrosio Medrana y se le despachó título de Ca- tedrático de Prima por muerte del Dr. González Alamo. El Br. Medrano era discípulo de la Universidad del Angélico Dr. Sto. Tomás, sita en el Convento de Sto. Domingo de Méjico,—-uniendo á su calidad de médico la de clérigo. Hecho comprobado es que el amor á las Ciencias tardó mucho en despertarse en las Américas, si exclui- mos las teológicas, que profesadas por las Comunidades religiosas, fueron las primeras en florecer; así es que á pesar de la importancia de que gozaba Méjico, puede de- cirse que en materia de Medicina corríamos casi una misma suerte; con todo, entre ellos, que poseían un plan- tel con algunos años de vida, y nosotros que lo acabába- mos de fundar; las ventajas tenían que ser suyas y de esas ventajas gozaba el Br. Medrano. El Dr. Araugo Barrios (1) respetaba al Dr. Medra- rlo como una notabilidad médica; pero nobasarémos jui- cio alguno sobre este concepto, puesto que el Dr. Arango Barrios, no habiendo recibido mas lecciones que de Gon- zález Alamo, Hernández Catategui y de Medrano, le era un poco difícil formar opinión fundamentada en mate- ria de conocimientos médicos. Envuelto todo lo que á esta época se refiere con el mas tupido velo; aunque hay en los Libros asientos de conclusiones, no se consignan las materias sosteni- das, limitándose solo á dar constancia de los actos. La tésis elegida por Medrano para su grado de Dr. pudiera servirnos para apreciar en algo su instrucción en el ramo á que se dedicaba; pero sacándose á la suerte sostuvo una de Patología, de carácter mas práctico que la de los otros de su época: Convultiones in febris. Tampoco podemos ver su instrucción en los actos de oposición, porque siendo Catedrático fundador, ni hizo la primera ni al fin del sexenio se vió obligado á hacer otra;— con todo, en 1744 se sostienen algunas pro- posiciones de Fisiología, que indican algún progreso, y entre ellas citaremos una dedicada á demostrar cuáles eran los humores propios á la nutrición; cuestión que prejuzgad conocimiento de las diversas secreciones, y que en aquellos dias, en que tanto se gustaba de las dis- putas de los materialistas y de los vitalistas, marca ten- dencia á estudios de color y fondo prácticos. 111. La muerte de Medrano en 1751 dejó vacante la Cátedra, y en virtud de la oposición que á ella hizo la obtuvo el Br. D. Juan Alvarez Franco, tomando po- sesión el dia 28 de Octubre de ese mismo año. Durante un largo período fué desempeñada por Al- varez Franco, realizando algunos adelantos, suficien- temente comprobados por las cuestiones que se ven sustentadas en las conclusiones de los Bachilleratos. (1) Véase Serie de Doctores, Arango Barrios. No se nos hace difícil aceptar que la Cátedra de Fisiología avanzase durante la regencia del que nos ve- nimos ocupando, pues constándonos su instrucción y decidido amor al estudio, dotes son éstas que le permi- tian hacer adelantar su asignatura. IV. No solo regenteó Alvarez Franco su Cátedra durante el primer período que le correspondía, sino que oponiéndose y obteniéndola en cada sexenio que vacaba, llegó á adquirir buenos y sólidos conocimientos el ya por este período 2® Protomédico. V. La muerte de Alvarez Franco la dejó vacante en 1764, entrando á desempeñarla mediante las pruebas de la oposición el Maestro en Artes y Br. en Medicina D. Domingo Arango y Barrios, tomando posesión el 22 de Febrero de 1765. No fué el período de Barrios el mas fecundo para nuestra enseñanza fisiológica: consta en un Cláustro de 1770 que sus faltas eran muy frecuentes, llegando hasta el extremo de que se acordase, que en caso de repetirse se le declarase separado. El Maestro y Dr. Barrios, descansando en la influen- cia que ejercía su padre, Decano de la facultad, abusa- ba de ella y perjudicó el progreso módico. VI. Vacante en 1771, se le da posesión de ella el 3 de Febrero al Br. D. Blas Machado, único que se opuso, desempeñándola durante un sexenio, sin que nos sea posible indicar nada sobre su adelanto ó atraso. VII. El 15 de Mayo de 1777 toma posesión el Br. D. José Caro, el que en sus oposiciones recusó como Jueces á los Dres. D. José Melquíades Aparicio y D. Ni- colás del Valle, al primero por que había dictado manda- miento de prisión contra él, y al segundo por la íntima amistad que le profesaba al mencionado Aparicio, de quien había sido discípulo y practicante: al dársele tras- lado á ambos, no aceptaron la recusación, ni tampoco negaron los hechos. Los progresos obtenidos por el Dr. Caro se justifican por la juventud ilustrada que salió de sus aulas, jóvenes que en su mayor parte figuraron al poco tiempo como Pro- fesores de esa misma Universidad. Si á este antecedente agregamos la alta y merecida reputación de que gozaba el Dr. Caro como médico instruido, reputación que ha llegado á nuestros dias, no podremos ménos que señalar su ingreso en el Profesorado como un motivo de adelan- to para la asignatura de Fisiología. La asignatura de Fisiología estimada como la más importante y obligado su estudio durante los cuatro cursos, exigía que su Profesor poseyese grandes cono- cimientos tanto generales como médicos; y faltando en esa época las Clínicas, era hasta cierto punto con- veniente el que fuese desempeñada por un Médico de gran instrucción y clientela, condiciones que reunia el Dr. Caro. VIII. Cumplido el sexenio del Dr. Caro el año de 1783, se fijaron los edictos de Reglamento declarando la vacante y convocando aspirantes, para la que se presen- taron los Eres. D. Lorenzo Hernández y D. Antonio Aragón: el éxito fué favorable al Br. Hernández, al que se le dió posesión el dia 9 de Agosto de 1783. El Br. Hernández sostuvo el dia de su lección la si- guiente:—Natura humana medice accepta consist in hu- mani corporis structura que necessaria eo ordini disposi• tey ij que legibus subjecta que necessaris sunt ad statum hominis sanum et actiones lude statui respondentes eliden- dus. El Br. Aragón fué aprobado en sus actos, otorgándo- sele en tal virtud el grado de Ldo. en Medicina. Los pasos del novel Profesor dieron bien pronto á conocer si no un gran caudal de ciencia, un amor ex- traordinario á la enseñanza, lo que le permitiria llegar á adquirir lo primero. Si fuese permitido juzgar del mérito del maestro por sus discípulos, favorable seria para el Dr. Hernández el que le correspondiera en esta época, pues de su ense- ñanza disfrutaron, Romay, Perez Bohorquez y Perez Helgado. 138 El entusiasta Dr. Hernández aceptó el Profesorado como Sacerdocio y los asientos Universitarios llenos es- tán de la multitud de actos literarios que sostuvo. Cada año que pasaba Hernández en la enseñanza era beneficiosa para la asignatura de su cargo, y su recono- cido saber en la materia llegó á tanto, que vacante su Cátedra en 1789, volvió á oponerse sin que nadie se atreviese á disputarle el lauro; recibiendo por unanimi- dad el 16 de Febrero de 1789 los sufragios para Catedrá- tico de segundo sexenio, que le dieron los Jueces del jurado, Dres. N. del Valle, Caro, Oyarvide y el Juez por el Vice Real Patrono Dr. D. Matías de Cantos. IX. El entusiasmo del Dr. Hernández no decayó durante su segundo sexenio, y es prueba de ello que se opuso por tercera vez, tomando posesión el 27 de Setiem- bre de 1795 con la unánime votación del Tribunal com- puesto de los Dres. D. Blas Machado, D. Félix Gutiér- rez, D. Agustin Rodríguez y D. Tomás Romay, ejer- ciendo las funciones de Asistente Real el Dr. D. José Caro. Como muestra del adelanto realizado durante este sexenio reproducimos las siguientes cuestiones de Fi- siología defendidas en el Bachillerato en Medicina de D. Blas Camejo el 29 de Agosto de 1791. PHYSIOLOGIA. t. Elementa remanent formaliter in Mixto. *2. Semem simpliciter est necessanis ad generatio- nem. 3. Humores generant ex sua determinata maa ex Cbylo scilicet spiritus vitales calidiores sunt animali- bus. 4. Facultas vitalís peculianter est in corde. 5. Somnus es necessarius ad conservationem vitse. 6. Cor movet a propia facúltate. 7. Dat urina potus et urina sanguinis. Como todo progreso es relativo, vistas algunas de las materias sostenidas en estas, es indudable que no se re- trogradaba, sino que se marchaba. Si la sana razón no abogase por la perpetuidad de las Cátedras, el hecho práctico vendria á dar su irrecu- sable apojo; cuestiones de poca importancia se suscita- ron en las anteriores oposiciones, y ya en ésta vemos á su Catedrático deducir Actiones et operationes humam corporis intrinseci proveniunt a principio materiali. Es- ta tésis es un paso de avance, resintiéndose en verdad de ese gusto nacido entre las constantes disputas de los materialistas y vitalistas; pero la cuestión es del verda- dero terreno de la Fisiología humana. Por esta época, principalmente en las conclusiones sostenidas, no se nota tanto la veneración al primer discí- pulo de los estóicos, después de los académicos y mas tarde de los peripatéticos y de los epicúreos; el acérri- mo defensor de lo frío y lo cálido y de lo seco y de lo húmedo, vacilaba en su pedestal; ya felizmente no era el Libro de Galeno el que cual oráculo se registraba y servía para hacer las aspersiones. Boerhaave, el genio médico del siglo XVII iluminaba con sus destellos; su simplex sigillum veri (1) se leia en nuestra Pontificia, y Haller también difundía luz en nuestros Cláustros Uni- versitarios, deduciéndose de ambos textos algunas cues- tiones. Al aceptarse la obra de Haller como Libro de asper- siones y para sostener conclusiones, el paso dado no in- fluía únicamente sobre la Fisiología; su inseparable compañera, la Anatomía tenia que recibir grandes bene- ficios, pues todos sabemos que llamado á Gottingue para enseñar Fisiología, hizo frecuentemente que sus discípulos tratasen de diferentes materias de Anatomía, aclarando siempre las dudas y ampliando los hechos, y mas tarde retirado á Berna, su pátria, donde su. salud lo (1) Distintivo que usaba en sus obras. había obligado á refugiarse, no teniendo cadáveres se dedicó á las vivisecciones, las que le permitieron expo- ner sus teorías sobre el movimiento del corazón, disten- sión pulmonar, marcha de la sangre en los trasparen- tes vasos de los animales de sangre fria, y finalmente y como la mas valiosa, por haberla marcado con caracte- res bien distintos, las diferencias entre la sensibilidad ó irritabilidad de ciertos tejidos. El Dr. Hernández, al dar á conocer los trabajos de Morgagni, Boerhaave y Haller levantó un trípode que viniera á derrocar el vetusto de Hipócrates, Avicena y Galeno,—y el nuevo formado, es ano dudarlo un benefi- cio que no podrá ser puesto en duda por nadie, pues aun- que esos inmortales autores vivirán siempre en nuestra atmósfera médica, sus obras jamás podrán servir para iniciarse en el estudio profesional. X. El 26 de Octubre de 1801 se declaró vacante la Cátedra de que nos ocupamos por haber cumplido su tercer sexenio el Dr. Hernández, presentándose como opositor el Br. D. Benito Morales, el que mereció la aprobación de sus actos, tomando posesión de la Cáte- dra el 14 de Diciembre del mismo año,—mediante haber sido elegido por los Jueces, Dres. D. Agustín Rodríguez, D. José María Perez, D. Francisco Pachón, D. José de Jesús Mendez, D. Fernando Yiamonte y el Asistente Real Dr. D. Tomás Romay. Para su lección eligió el Br. Morales; Corpus hu- manum ex diversis partibus constant mirabile harmo- nía id se cooperalibus sive statu salubrí sive morboso. Bellísima cuestión para desenvolverse en un acto académico, inspirado sin duda en las tendencias que el génio de Bichat había dado á la Anatomía general, es- tudiándola en toda la grandiosidad de su conjunto. Bien comprendido debió haber sido el asunto y sa- tisfecho quedaría el jurado, pues unánime fué su elec- ción. De sentirse faé que el Dr. Morales no hubiese teni- do bastante amor á la enseñanza; requerido varias veces por sus faltas de asistencia á Cátedra, tuvo al lin que declararse esta vacante por la certeza de haberse trasla- dado con toda su familia á San Julián de los Güines, motivo por el que se fijaron edictos, convocando aspi- rantes. XI. En virtud de la vacante, se presentó como opo- sitor el Br. D. Francisco Ignacio de Sória; cansado por sus años debutaba en la carrera del Profesorado en una edad poco á propósito para dedicarse ála enseñanza. A los 65 años consigue lauros un Profesor encanecido en el magisterio; pero-á los 65 años no se tiene el entusias- mo y vigor para empaparse en las doctrinas moder- nas que debe dar á conocer un Catedrático de Facul- tad. El Br. Sória dedujo para su lección,— Corpus hu- manum tantum nutritur a sueco nérveo. Sin coopositor y ligado á todos los Dres. médicos de aquella época por el frecuente trato que su vasta clientela le proporcionaba, el éxito no fué dudoso, me- reciendo la aprobación de los Dres. D. Nicolás del Va- lle Asistente Real, y Oyarvide, Mendez, Romay, Var- gas y Caro, nombrados de Conjueces, por lo que se le dió posesión el dia 27 de Julio de 1806. El período en que Sória desempeñó la asignatura de Fisiología no fué de verdadero progreso, resentíase de que él la aprendió el año de 1751, y sus conocidas con- quistas aquí, distaban mucho de lo que él aprendió y enseñaba. XII. Poco antes de terminar Sória su sexenio se publicó la vacante, ignoramos la causa, presentándose á la oposición el Br. D. José Antonio Viera, el que apro- bado por unanimidad por el Asistente Real Dr. Sória y los Conjueces Dres. Bobadilla, P. Boborquez, Sánchez Rubio, Nicolás del Valle y Andreu, se le dió posesión el 24 de Marzo de 1812. La lección sostenida por Viera fué Corpus humanum iu statu viventis non potest nutritionem sin suhstantie desperdite repositionem ni si mediante sueco nerveo, qui veri et redliter unum est septem humoribus componentibus admirabilem machinam rationalis animalis. La tésis es una brillante cuestión de nutrición, da á conocer la necesidad de la inervación, sueco nerveo, que en aquella época así se comprendía,—(aunque muchos creerán ver á nuestros antepasados impregnados de las modernas teorías del fluido nervioso), pero el septem hu- moribus viene á demostrar que aun se quería recojer los fragmentos del pasado para restaurarlo. XIII. Cumplido en 1818 su sexenio, se fijaron los indispensables edictos convocatorios y se presentaron como aspirantes el Dr. Viera, el Ldo. D. José Joaquín Navarro y los Eres. D. Francisco Sandoval y D. Ber- nardo del Riesgo. No podiendo figurar el Ldo. Navarro en la Série de Dres. que publicamos, por no haber obtenido ese grado, debemos dedicarle aquí unos ligeros apuntes. El Ldo. Navarro fué uno de nuestros mas distingui- dos alumnos de Medicina; nació en Baracoa y sustitu- yó á Viamonte en la Cátedra de Anatomía. Se opuso á varias Cátedras y en todas las oposicio- nes se le aprobaron sus ejercicios, siendo muy de sen- tirse que obligado á estudiar Leyes abandonase el ejer- cicio de la Medicina que le hubiera hecho brillar como una de nuestras notabilidades. Establecido en Santiago de Cuba, cultivó las Cien- cias naturales, mereciendo que las Sociedades Patrióti- cas de la Habana y de aquella Ciudad íe acordaran al- gunos premios. Señalado á cada opositor su dia de lección sostuvo Riesgo, Omnes corporis functiones affinitatibus excroen- tur.—Sandoval, Corpus humanum in statuviventi acci- pere, potest, nutritionen sin substantie deper dites, reposi- tionem nisi mediante sueco nerveo qui veri et realiter unum est et septem humoribus componentibus admirabilem ma- clnnam rationalis animalis (Ij.—El Dr. Viera, Ex con- (1) Véase la proposición de Viera en 1812. vertioné aíimenti in chito succi gastrici ope generantur humores alihiles excrementisgue eosque naturales et pre- ternaturales intensis nervis sustinuet.—Ei Ldo. Navarro se separó antes de leer su lección. Las tres lecciones permitían dar á conocer la apti- tud de los aspirantes, y á pesar de que mas tarde tene- mos que hacer algunas reflexiones á la enseñanza dé Viera, vemos en su segunda oposición, que el estudio dé seis años que llevaba de Regente modificó sus gustos, distinguiéndose su tésis por su fondo exclusivamente uráctico. Los Bres. Sandoval y Riesgo fueron aprobados en sus actos, y de paso notaremos que el Br. Sandoval se gradúa de Doctor sin propinas por haberle regalarlo Vie- ra la borla que le correspondía de su segundo sexenio, lo que nos hace creer que para que desistiese de su propó- sito, le obsequió Viera con dicha borla antes de alegar méritos para la provisión. Los Jueces de esta oposición fueron los Dres. N. del Valle, Mendez, Bernal, Bobadilla, Hévia, Marin y Ma- chado; tomando posesión ei 27 de Abril de 1818. XIV. Vacante la Cátedra de 1824, se vuelve á opo- ner Viera y sostiene como lección—Sensihilitas et con- tractilitas referimus tam in digestione, quam in genera- tione humores, única est causa ad hoc effectus educen- dis. Viera perjudicó la enseñanza de la Fisiología; en su alma no habla el santo amor que para ser intérprete de la Ciencia se necesita; de una ambición extraordinaria, los negocios le llamaban más la atención que la Cáte- dra, y su ambición la vienen también á demostrar sus aspiraciones al Rectorado en 1823 y el graduarse de Dr. en Jurisprudencia para percibir propinas en esos grados. Pudiera verse en Viera un amor extraordinario á la instrucción por el hecho de cursar Leyes y llegar hasta Dr. en esa Facultad; pero conocido bien, por haber lle- gado hasta nosotros, no era como dijimos el deseo de sa- ber io que hacia aspirar áser Dr. en Leyes, era para él un negocio como lo fué también ser Tesorero, destino que desempeñó en más de doce ocasiones. Posesionado Viera de su Cátedra en calidad de vita- licio, no avanzaba ellaá pesar de que lo impulsaba la se- dienta juventud que en aquella época cursaba: nutrida esta en S. Carlos y conocedora ya de mas importantes ra- mos del saber, llegaba á su aula con mas bases que él, y, justicia es confesarlo, con mas aspiraciones que el maestro. Muchos de los que fueron sus discípulos y compañe- ros recuerdan que más de una vez, moderando á algunos de sus alumnos, sostuvieron estos teorías ú opiniones de autores que él no conocia y se quejaba de que expusieran cuestiones que para él eran difíciles de sostener, y que ignoraba de donde las hubieran podido sacar. El movimiento progresivo de la Fisiología fué du- rante su largo período mas que lento y pausado y no de- cimos retrógrado, porque ya sabemos, que los alumnos suplían la deficiencia del maestro, notándose una gran diferencia entre la potencia impulsiva y la resistencia de la masa impulsada. No pudiendo el Dr. Viera contrarrestar el ma- yor movimiento científico que en las otras asignaturas de la misma Facultad se observaba, explicando Abreu por Chomel, Cowley por Begin y Alibert, y Gutiérrez por Boyer, presentó como señal de vitalidad y más cien- cia la versión en latin de un Compendio de Fisiolo- gía. Physiologice iheoremata ad sensum doctrina, per- celebris Pumas accommodata A. D. D. D. Antfwnius Viera Anni MDCCCXXXII. Condenado el latin de hecho y casi de derecho, (1) explicándose desde algún tiempo en otros centros del saber en castellano (2), marcó Viera su único paso de (1) Véase Cátedra de Patología, primera oposición del Dr. Abreu. (2) Seminario de S. Carlos, adelanto con otro de atraso; y no se nos diga que la ense- ñanza oficial era en latin, pues en aquella época solo en ese idioma se defendian las Conclusiones. La elección de la obra fué otra prueba de no muy acertado criterio: Durnas, hijo de la Universidad de Mont- pellier, bebió en las doctrinas que Van Helmont (1) y Stahl (2) habian dejado en sagrado depósito en esa es- cuela, y á pesar de que Sauvages y Bordeu las habian modificado, no llegaron hasta mas tarde á desaparecer. Las doctrinas vitalistas de la Escuela de Montpellier influyeron extraordinariamente en el atraso de las Cien- cias médicas; y entre el ultraanatomismo y su ultravita- lismo, preferible por sus resultados ha sido el primero porque en realidad de verdad ha conquistado mas he- chos, haciendo avanzar al diagnóstico, resintiéndose úni- camente la Terapéutica. Volviendo á la obra de Dumas, oigamos las observa- ciones que hizo Prunelle al pronunciar en la sesión de 14 de Diciembre de 1813 el elogio fúnebre del autor:— «se le censura generalmente de servirse de expresiones vagas y ampulosas, de afectar una pompa muy ambi- ciosa de estilo, de no tener la lógica necesaria y de re- peticiones sin fruto». La obra del ilustre propagador ó creador de las Doc- trinas de los elementos patológicos, del colaborador del Diario de la instrucción en 1791 y del sucesor de Yigar- rous en la Facultad de Montpellier .(1772) era buena en 1800, pero no se hallaba á la altura de la Ciencia en 1832. Para demostrar la influencia de Viera vamos á dar á conocer algunas de las cuestiones que se sustentáron en la tésis para Bachillerato durante su época. (1) Van Helmont nació en 1577. (2) Stalil nació el 24 de Octubre 1660. TH ES ES MEDICIN/E Sustinebit Br. D. Gabriel de Morales, preside D. D, Antonio de Viera in alma regia Pontificiaque Univer- sitate dies erit 27 Febrnari Anni incarnationis D. N. J. C. MDCCCXVIII superiorum permissiu, Tjpis D. Petri Nolásci de Palmer. PHYSIOLOGi A. 1. Elementa corporis human! á nobis nuncupantur illae substantise, quae ab analysi chimica resolví nunquam potuerunt. 2. Omnes humores á sanguino procedunt: et ille conflatur ex cruore sanguinis, sero et gas animali. 3. Fluiditas vero illorum á calore tribuere, sicut aquae indubium est; á magna copia serositatis in lilis contenta reppetenda esse pro viril! parte substine- mus. 4. Dúplex distinguitur vita, altera orgánica, anima- les altera, quse specialibus gaudent functionibus. 5. Somnus consistit in detentione, ac prohibitione spiritum animalium: Vigilia vero in influentia libera illorum. 6. Omnibus de generatione reiectis sistematibus tanto molimine pertractis, nos illius prorsus inscios con- fiten non pudet dicere. 7. Innúmera phsenomena existere vivis vitales re- sistencias in corpore, tanquam certo haberemus. 8. Digestio fit á succis gastricis. Medicae theses sub auspiciis D. D. D. Antonii Vie- ra Physiologiae Proffessoris enodandae a D. Claudio Val- dés et D. losepho Rodríguez.—ln alma regia et ponti- ficia Academia habanensi.—Pridie Kalendas Martii anni MDCCCXXVI Typis Díaz Castro.— 5? Generales na- turae leges quatuor praecipuae stant; et attractionis afíi- nitatis vitalitatis et sensibilitatis norainibus dignoscun- tur.—6 Quae ínter substantias inertes, si ve inorgánicas et corpora organizata discrimina intersint, indicabimus.— 7 Mucosam congeriern quae fvetum primo conceptionis tempere, reffert, nihil aliud quam universalium systema- tum congestum esse videtur.—B* Homo ratione aetatis, sexus, temperamenti, consuetudinis & alterationes quam maxima subit.—B" Functiones, quae ad individuum, functiones etiam quae ad speciem spectant; in nostro sentiendi modo, meliorem adhuc traditam divisionem.—- 10* Ex vegetali et animali regno hominis alimenta de- promunt.—ll* Phaenomena mecánica, chymica et vi- taba digestionem efficiendam praecedunt.—12* In san- guinis coloratione oxigenus efficacem actionem exercet. —l3* Sanguinis rubri et nigri circulationis distintió- nem accipimus 14* Systematis arteriosi pulsationes fer- mé tantum á cordis impulsione dependent.—ls* Quo extensius est systema capillare sanguineurn, eb plus actuosa calorificatio. Theses quas discusioni subjicit D. D. D. Antonias Viera, Physiologise profesor in Regia Universitate haba- nensi ut scientise Medicse periculum subeat D. Ignatius Turre. Certamen instituentur in generali gymnasio ipsius alune .universitatis die 15 MDCCCXXVII: mane hora decima.—4* Intimam animalis substantive compo- sitionem, et diversas, quas subit mutationes usque ad illum cohaesionis, tenacitatis et roboris gradum nostris observatum, demostravimns.—s* Rectam et absolutam vitse definitionem, exhibere tentare inutilis labor: illam ergo cognoscere único adipiscitur curn ipsius proprieta- tis et charactera scrutantur.—6* Variationes, quas ho- mo ratione seta lis, sexus, temperamenti & perpatitur ostendemus.—7* Varietatem organicam, fundamentalem, temperamentum dicere consuevit; idiosincrasiam vero nuncupamus singulares characteres proprius ad indivi- dum pertinentes.—B* Optima functionem distributio, ut nostra fert opinio, illa dici debet quve ipsas in fuñe- tiones qu® ad individui conservationem inserviunt etin functiones, qu® ad speciei perpetuitatem ordinantur dispetitiur. Homo ex vegetalibus et animalibus substantiis su® nutritioni inservientes eruit.— Mechanica, cbymica et vitaba digestionis phsenomena exbibebimus.—ll* Sanguinis coloris inductio ad oxigeno provenit.— Que Ínter rubrum et ingrum sanguinern discrimina stant, proíFeremus. Medicae theses qu® statutis obtemperantes examini submittunt prseside D. D. D. Antonio Viera.—B. Nico- laus Medina et B. D. Antonius Raymundus Valdés in Regia et Pontificia Universitate Habanensi, die 26 Martii anni D. MDCCCXXXI.—Mane hora ut octava. —Habana». In thypographia D. Petri Martínez de Al- meida in Solis via domo signata núm. 55. 1. Ad exactam et ómnibus numeris absolutam vi- tae definitionem exhibendam insudare, inutilis labor, namcum eiusdem propriétatem et characteres observa- tae fuerint tune unicé illam agnoscere conceditur.— Aetatis, sexus, temperamenti & ratione homo subit mu- tationes, quas ostendemus.—6* Unius plurtumve orga- nicorum systematum vis superior temperamentum di- cimus; qu® ipsa respecto alicujus organo idiosincrassia nuncupatur. 7? Functionem aptior divisio, nt nostra fert opinio; habetur illa qu® ipsas in functiones ad individui ccn- servationem, et in fuctiones ad speciei perpetuitatem.— Mecbanica, chymica et vitaba digestiones pliaenorne- na exponemus.—10? Sanguinis coloratio ab oxígeno praestatur.—11* Quod Ínter rubrum atrumque sangui- nem discrimen intersit exbibebimus.— necessitate jacturas ab animali subactas reparandi famem consti- tuimus. Theses quas discussioni subjicit B. I). Emmanuel María Miyaya sub auspitiis D. D. D. Viera Physio- logise Catedr® moderatoris in Regia Pontificiaquse Universitat® Habanens®.—-Die 16 Decembris anni MDCCBXXXIII. Hera decima mane.—Habaií». Typis D. Petri a Martínez de Almeida in via Solis domo síg- nate num. 55.—Physiologla 1* Medicinas pars, quse hominem ut sanum considerat, Physiologla dicitur. Quid sit functio, ejusque exactior divisio, exa- mini subjiciemus.— Digestionis functionem explica- bimus.—4* A physicis, chimicis et vitalibus fienome- nis digestio perficitur.— Angulus facialis, in diversis bominis generibus dum plus ad angulum rectum per- venit; tanto magis facultatum intellectualium perfec- tionem ostendit, et viceversa. Por las anteriores tésis, no elegidas al capricho, si- no por su órden cronológico, se verá lo poco extenso de sus lecciones y la falta de relación que hay entre lo que ya se conocía ylo enseñado por él. ¡Cuánta repetición, cuánta falta de novedad, y en qué período, en el que era imposible seguir la rápida marcha de la Fisiología sin el cansancio de la fatiga! La muerte de Viera, el 29 de Setiembre de 1834, de- jó abiertas de nuevo las puertas de la Cátedra. XV. El 19 de Noviembre de 1834 se fijaron edic- tos para proveer la Cátedra de Prima, presentándose como aspirantes, el Cátedrático de Vísperas Dr. D. Agustín Encinoso de Abreu, los Dres. D. Manuel R. Blanco y D. Pedro Hobruitiner y los Bres, D. Fran - cisco de Paula Serrano, D. José de la Luz Hernández y D. José González Morillas. Antes de dar á conocer las lecciones deducidas, el número y condiciones de los aspirantes debe fijar nues- tra atención: vemos á un Dr. bajar de su Cátedra para ocupar el banco de las réplicas, y otro antiguo Profe- sor (1) aspirando también á ella. Conocidos por todos ellos la importancia de la asig- (1) Hobruitiner (Catedrático del texto Aristotélico en la Facultad de Filosofía). natura, anhelan desempeñar una Cátedra en que es fá- cil áun médico de ilustración demostrar su caudal de ciencia. Citados para leer su lección Luz Hernández deduce Calóricas animalis non ducit originem a magna circula- tione.—Martínez Serrano Liem inser mí ad digestionem chilíque eformationem cuius ultima operatio a peculiari opera chimica dependit.—Morillas Motus sanguinis ah irri- tabilitate cordis et a propietatihus viialihus arteriarum proveniunt.—Blanco Tan necesaria est ad vitam sangui- nis circulatio, quam a tenebris lux.—Abreu Perstat equi- dem aguce in pericardio quce. certe cordi praestat actio- nem sicut aliae causee Ínter quas nervi simpathetici in- fiuxum n unierandum. Hobruitiner Cor ut causa motriz sanguinis circuitus majoris. Juzgando las cuestiones sostenidas, notamos una mar- cada tendencia á estudios importantes y útiles. Luz Hernández, boy distinguido socio de mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas se consagra al de la calorificación animal, recorreria sus fuentes v no viendo su único origen en la circulación, buscaria otros focos. La existencia de un calor propio, indepen- diente por lo tanto de las leyes físicas de enfriamiento, le merecerían un detenido examen, las teorías de La- voisier (1), del distinguido discípulo del Colegio Ma- zaría y desgraciada víctima del 1794, se desarrollarían y sus verdades, respetadas hasta hoy, se dejarían consig- nadas. El estudio de la calorificación animal, creo el de la Termometría, que si en nuestros pasados dias solo sirvió para experiencias fisiológicas, ya hoy la Clínica las ha emprendido, resolviendo los ascensos y descensos de la columna mercurial ó alcohólica, arduas cuestiones de mas gráficamente de Pronóstico. (1) Nació en 1743 y ejecutado el Bde Mayo de 1794. Conocidos en aquel período los métodos directos é indirectos de calorimetría de que se sirvió Lavoisier y Laplace, habia bases para muchas explicaciones, tam- bién se conocían los trabajos de Despretz y Dulong cuando aspiraron al premio propuesto por la Academia en el concurso de 1822, y cuyo objeto era determinar los orígenes del calor animad y en pos de materiales para el mismo método directo, tenia las investigaciones de Dumas en el estudio de la respiración (1820) y de segu- ro que no olvidaría tener en cuenta las causas de erro- res, medio que nos rodea, evaporación é irradiación de los cuerpos, altura, plenitud ó vacuidad del estómago, régimen alimenticio, insuficiencia alimenticia, inani- ción, reposo, fatiga corporal é intelectual, vigilia, sueño, cambios químicos en el aire, temperatura, higrometría variaciones dé la presión atmosférica y diversos estados patológicos. Martínez Serrano, joven de inteligencia y actividad, desenvuelve una de Química fisiológica y esa habia de ser su deducción; porque un organismo que se repone á expensas de sustancias alimenticias, encargándose la nu- trición de llevar á cada tejido el elemento necesario, solo puede entregarlo en virtud de reacciones químicas que tornen primero las sustancias alimenticias en alimentos (1) y estos más después en los elementos que solicitan cada órgano; es verdad que esto pasa en tejidos organi- zados, es decir gozando de vitalidad, pero por misterio- sas que sean las transformaciones, solo la Química pue- de explicarlas. La influencia de la Química no parece serle desco- nocida á Martínez Serrano, buscó en ella la explicación de ciertos fenómenos, y los buscó con razón porque el progreso fisiológico enseña que en la misma hora en que (1) En lenguaje fisiológico, se llama alimento el resultado final de la digestión estomacal é intestinal; por lo tanto estos no son mas que la albuminosa, la glicosis yla grasa emulsionada. se analizó el aire, se conoció mejor la respiración, que analizadas las sustancias alimenticias y distinguidas en azoadas y no azoadas se rasgó el misterioso velo de los actos digestivos, y pudo asignárseles á la saliva, jugo gástrico, pancreático, intestinal y á la bilis el papel de cada uno; como igualmente los destinos de la retorta estómago, y del tubo intestinos. Las exageraciones en la Ciencia nos hacen caer en los mas graves errores; pero de justicia es confesar que la Fisiología estaña en sus primeros pasos si la Quími- ca no hubiese realizado tantos descubrimientos. ¿Podrá la Química explicarlo todo? Tal vez no. La tésis de Serrano marca un adelanto, y es la pri- mera deducción en actos de oposición en que se veian unidas dos Ciencias tan inseparables. Morillas. El Catedrático de Disección de 1848 á 1856 se ocupa de las causas de la circulación; y fijándo- se en el corazón como órgano impulsivo, busca no solo allí, sino en ciertas condiciones de la red arterial, el por qué de la propulsión de la sangre. El mayor número de verdades referentes á la Circu- lación son adquisiones de nuestros dias; tras el descu- brimiento de Harvey (1628) hubo un gran interregno en que bien la sorpresa, ó la satisfacción, hizo que poco ó nada se averiguase. Pasadas esas horas de impresio- nes, teorías sobre teorías se sucedieron tratando de ex- plicar el por qué de la impulsión cardiaca, la causa de los ruidos y el tiempo del movimiento del corazón á que correspondían. Como hemos dicho, á nuestra época le ha tocado transformar en verdades legítimamente comprobadas, muchos puntos referentes á la Circulación, y de- cimos verdades comprobadas, porque se ha logrado por las ámpulas elásticas y más después por el hemodró- metro de Volkmann, el hemodinamómetro de Luwig, el kimógrafo de Valentín, el etmógrafo, el sphimógrafo de Marey, el cardiógrafo de Chaveau y el hemotacómetro de Vierordt, que el mismo corazón, la misma sangre y la misma arteria, escriban con caractéres legibles la his- toria de su fuerza, de su actividad, de sus movimientos, de su extensión y de su velocidad. Si el «ab irritabilitate» de la proposición de Morillas lo transformamos en contractibilidad y sus «propietati- bus vitalibus arteriarum» en elasticidad nos hallaríamos con una tésis á la altura de conocimientos más avanzados. Con todo, la tésis de Morilla no deja de indicar ade- lanto; la idea de que solo el corazón no podia impulsar toda la masá sanguínea y de buscar en las arterias una nueva causa impulsora, para nosotros continuadora, es una demostración de que lo ya realizado por la ciencia se conocia y defendia entre nosotros. Hobruitiner también deduce una tésis sobre fenóme- nos circulatorios: fija en el corazón la causa del movi- miento circulatorio y pudiera creerse que estaba en la verdad, si viese en la acción de las arterias una conti- nuación de efectos creados por la impulsión ventricular, que dilatando las arterias, estas actuasen sobre sí por la distensión elástica experimentada; pero estas son con- quistas posteriores, y mucho ménos podia otorgarles á las fibras musculares de las arterias, arteriolas y capilares el papel que desempeñan en el acto circulatorio; ni de seguro que pondría en contribución las leyes de hidros- tática ni las de Poiseuille referentes á la velocidad de los líquidos por el aumento ó disminución del calibre de los conductos que recorren. El Dr. Blanco y Solano no estudia la sangre como líquido en movimiento; su tésis es de nutrición, la ve so- lo como un vehículo de trasporte de los materiales nece- sarios para la vida. Abreu también se consagra á estudiar fenómenos cardiacos, pero se fija en una cuestión mas trascendental, siendo su tésis de inervación. Los jueces de la oposición de que nos ocupamos fue- ron el Dr. Romay como Asistente Real, y los Dres. Bo- horques, Cowley, G. del Valle (Fernando) y Gutiérrez; dándose posesión al Dr. Abren el dia 15 de Dbre. 1834. La entrada de Abren produjo un notable adelanto en sus primeros dias: conocedor de los trabajos de Bichat, Zimmerman, Richerand, Magendie y otros, arrojó de texto la compendiada obra de Dumas, y principió á poner al corriente á sus discípulos de los modernos descubri- mientos, despertándoles á la par el gusto por la verdade- ra ciencia fisiológica. Desgraciadamente Abren no tenia la constancia que necesita un buen profesor; al poco tiempo rara vez asis- tía á dar lecciones, viéndose desempeñada la asignatura por sustitutos, interinos y suplentes. Como señal del adelanto realizado por Abren copia- mos de las tésis de su época las siguientes cuestiones: Theses á DD D Augustino Encinoso de Abreu.— Physiologise Professore in lucem editse ut Medicinse examini subjiciatur—B. D. Marcus Diaz—23 Martü 1835.—6 Physicas, mechanicas, necnon cliimicas, expo- sitiones rejicimus, quibos et famis et sitis phoenomena liucusque exponere nonnullis placuit, placetque modo— -7 Succum gastricum disolvendi facúltate praxlitum esse inficias iré haud debemus.—B Succus pancreáticos in- testina irrigat; cujus natura elucidare aggrediemur.— 0 Bilis constituentes partes indigitabimus, ejusden ana- lysin persequemur 10.—Hujusmodi certé humorum usus, prout. Dumasii fert opinio, eo resident ut nempe primurn horum mistione stirnulum efformetur contrac- tilitatem intestinorum excitandi aptum: secundam in va- sis Jactéis vim absorbentem extollere atque augere. En 1841 49 Philosophicorum systematum origo cum Fisiología intime ligata est et hsec clarior illius scien- tiae fax est.—El origen de los sistemas filosóficos está íntimamente ligado con la Fisiología y esta es la antor- cha mas luminosa de aquella ciencia.—6 Credendum enim videtur Physiologiam antequam cogitationis scien- tian ortam fuisse.—Parece regular creer que la Fisiolo- gía nació ántes que la ciencia del pensamiento.—6 Ce- rebri sphsera ad certum usque limiten mentís vim desig- nare valet.—La esfera del cerebro determina hasta cier- to punto la esfera de la inteligencia.—7 Diversa? teorice usque ad nostros dies excogitatse ad generationis. arca- num explicandum magnopere redolent phiíosophicas ideas seculo dominantes quo floruerunt. —Las diversas teorías inventadas hasta hoy para explicar el arcano de la generación se han resentido muy mucho de las ideas filosóficas dominantes del siglo en que han reinado.— 8 Actio, reactio, vis motrix et vivens chimica ecce elementa quibus natura ad mysteriosa? hujus functionis complementum usa est.—Acción y reacción, fuerza mo- triz y química viviente; he aquí los elementos de que se vale la naturaleza para el complemento de esta función misteriosa.—Theses Medicina). Phisiologicee sub aus- piciis. D. D. Nicolai J. Gutiérrez.—quas publice defen- deré promittunt. B. B. D. Gregorius Agüero. D. Fran- ciscus J. Hernández.—Tésis de Medicina Fisiológica que públicamente defenderán los B. B. D. Gregorio Agüero y D. Francisco Hernández bajo los auspicios del Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez—lß4l. Una notable diferencia se nota en las dos diversas tésis que hemos copiado, y mucho más indican el adelan- to las consignadas en la siguiente:—Medicse Theses quas pro examine subeundo sub prsesidio D. D. D. Angeli Jo- sephi Cowley Therapeuticas moderatoris substinebit. B. D. Josephus Vicentius Borrero in Regia ac Pontificia Universitate Habanensi—die—mensis julii A. D. MDCCCXLII—in Typographio cubano. Famis et sitis causa próxima in systemate nervoso tantummodo reperiri potest: variasque opiniones hac de re habitas, vestigiaque generaba et particulada, qua? in organis relinquunt cum valida? et diuturnse fuerint ex- ponemos.—Solo pueden encontrarse las causas inmedia- tas del hambre y de la sed en el sistema nervioso; ex- pondremos los diversos pareceres que han habido acerca de esta materia y los vestigios generales y particulares que dejan en los órganos, cuando han sido excesivas y prolongadas.—Ex ómnibus circa alimentorum difíeren- tias stabilitis divisionibus nullam sustinemus tam dillu- cidam essc quam sequentem; scilicet Io in feculentis, 2o viscosis 3o sacbarinis 4o acidis 59 oleosis ac crassis: 6? caseosis 79 gelatinosis 89 albuminosis 99 postremoque fi- brosis.—Sostendremos que entre las divisiones que so- ban hecbo de los alimentos, ninguna es tan luminosa co- mo la siguiente: l 9 feculentos, 29 mucilaginosos, 3? azu- carados, 49 ácidos 69 oleosos y grasicntos, 6o caseosos, 79 gelatinosos, 8o albuminosos y99 fibrosos. Eorum influxum in cunctis ac singulis bumani cor. poris pastibus elucidabimus, qualitates asignando quje faciunt quosdam alteros superare.—Estudiaremos sus influencias en la economía, determinando las circunstan- cias que hacen á los unos mas propicios que los otros.— In substantiis nutrientibus quoddam particulare prin- cipium, semper uniforme, inesse, quod dotibus ad alen- dum idoneis exclusive fruitur, et quod pro ipsarum pro- prietatum única origine, cum Becher Lorry, Arburbnot aliisque putandum esse credimus.—Creemos con Becber Lorry, Arburbnot y otros que en las sustancias alimen- ticias existe un principio particular, uniforme, siempre el mismo, que goza de las dotes nutritivas y que debe mirarse como único origen de sus propiedades.—Ali- mentorum sive vegetalium, sive animalium exclusorium regimen exitiales nobis eífectus aífere potest; hique da- riores erunt, si ab uniese substantise designatse usu de- penderint: cui quidem veritati innumeris Magendie mag- ni momenti experimentis robur dabimus.—El régimen absoluto de los alimentos vegetales ó animales puede acarrearnos efectos perniciosos y estos serán notorios si fuesen dependientes del uso de una sola y única sus- tancia determinada: corroboraremos esta aserción con numerosos experimentos de Mr. Magendie.—Masticatio ac insalivatio tantummodo sistunt in simplicibus divi- sionibus es mistionibus, nudis certe potentia animaliza- tionis imprimendi gradas, quam omnes feré Pbysiologi admisserunt.—La masticación é insalivación de los ali- mentos consiste únicamente en simples divisiones ó mez- clas, exentas del poder de imprimir los grados de ani- malizacion que ha admitido la universalidad de los fisió- logos,—De digestionis functione agemus; dccemeritcs quid physicum, quid cbirnicum, quid vitale denique in illa fuerit.—Esplicaremos la digestión, distinguiendo lo que hay de físico, químico y vital en ella.—Chyli qua- litates mutationes suíferunt sequé, ac alibiles substantiae quibus exit; illumque obtinendi viam designabimus; et ipsum cum Dupuytren et Magendie analiticé perscru- tantes, quse isti á suis observationibus deduxerunt, ex- ponemus.—Las cualidades del quilo varían con las de las sustancias alibiles; indicaremos el modo de obtener- lo, analizándole con Dupuytren y Magendie, refiriendo el resultado de sus observaciones.—Digestio non ita ut Plistonicus existimavit eíficitur Eodem certe modo alii non minus illustres pbysiologi cum exclusive sueco gás- trico tribuere voluerunt hujus pulcberirrae functionis eifectus, in errorem inciderunt. Hanc igitur assertionem ingeniosis Spalanzani experimentis fulciemus.—La di- gestión no se verifica del modo que creyó Plistónico; han errado igualmente otros Fisiólogos ilustres, cuando han querido conferir exclusivamente los efectos de esta preciosa é interesante función al jugo gástrico: apoya- remos este dicho con los ingeniosos experimentos de Spalanzani. Elegimos la anterior tésis, cuyo bellísimo latín nos hace recordar la profundidad conque lo conocía el Cate- drático moderador Dr. Cowley, por ser de Disgestion y poderse establecer comparaciones con la época de Viera; pudiendo agregar, que durante esa misma época se trata- ron todas las demas funciones, y como prueba el Br. D. Julián Córdova sostuvo bajo la misma moderantía del Dr. Cowley.—A facúltate absorbendi, ipsis generaliter conccsa Magendie coniecturam amplectentes, vassis lynpbaticis omnino renudabimus; et Guillermi Joannis- que Hunter et eseterorum qui ipsis assentietur tentami- na cum aliis maioris momenti plusque rationi consona exscindemus.—Los Bres. Montes, Pórtela, Govantes, (D. Tomás) y Acosta bajo la moderantia del Dr. D. Nicolás Gutiérrez.—Nervorurn ex numero aiii ad sensi- bilitatem, aiii motos exercendos constituti sunt.—Los Eres. Barros y Félix Strucli moderados por el Dr. Cow- ley:—Ad rationalem medicationem exercendan Phissio- logiae notiones perfectas possedereée necessé est.—Sin las luces de la Fisiologia sería casi imposible tratar racio- nalmente una enfermedad.—Functionem olfactoriam ex- ponemos.—Esplicaremos la función del olfato.—Sensus et motus á duabus nervorurn clasibus dependent.—El sentimiento y el movimiento dependen de dos clases de nervios.—Urseqne igitur relationis functionibus prsesi- dent.—Y las dos son necesarias para ejercerlas funcio- nes de relación.—Gestationis tempore, non uteri patho- logica conditio, sed physiologica dispositio tantúm est. —ílay razones para creer que en la preñez el órgano gustador no está afectado patológicamente, sino que des- empeña la función fisiológica de que se halla encargado. Muchas más pudiéramos citar si no temiéramos can- sar; pero creemos que con las transcritas se comprueba la verdad que hemos querido demostrar: esto es, el atraso fisiológico hasta la época de Viera inclusive y la notable influencia ejercida por el Profesorado de los Dres. Abren, Cowley, Gutiérrez, Valle y Castro, auxiliados por los estudios extra-Universitarios de Alonso Fernandez y del Seminario de S. Cárlos. CATEDRATICOS HASTA LA FECHA. 1842.—Dr. D. Julio Jacinto Le-Riverend: pasó á Clínica en 1857. 1856.—Dr. D. José María González Morillas: pasó á Patología en 1866. ÍS66.—Dr. D. Rafael Agustín Cowley: cesante en 1871. 1871.—Dr. D. Esteban González del Valle, que lo es actualmente. ANATOMIA. Al ocuparnos del plan de 1734 no pudimos ménos que indicar, aunque extemporáneamente, la manera co- mo se organizó la enseñanza de esta asignatura, en cuyo curso se incluia el de la Cirujía. Allí dijimos que por el modo ofrecido solo se logró transformar el mas nece- sario é indispensable de los conocimientos médicos en más incomprensible y difícil de enseñar. Los tristes resultados obtenidos hasta 1798 y la sé- rie de vicisitudes por que ha atravesado esta Cátedra, solo se explican por los defectos de su enseñanza; no- tándose sus ventajas y tras ella el adelanto de los diver- sos ramos de las Ciencias Médicas, desde la misma hora en que el mal se remedió y su aprendizaje constituyó una verdad. El júbilo causado por la erección de la Universidad, no ambicionada ni disputada por los Hospitalarios Jua- ninos, motivos son para que no creamos ni por un solo momento que á ellos no se dirijieron pidiéndole un rin- cón de sus Claustros (l) para levantar un anfiteatro, (1) San Juan ele Dios se fundó en 1573. temerosos de una negativa, y sí creemos, que no se ocu- paron de este particular, porque nada hablaban sobre ello los Estatutos de las de Alcalá y Sto. Domingo. Los dóciles imitadores de unas Constituciones de 1538, faltos á más de hombres prácticos y doctos que los ilus- trasen al discutirse el nuestro, se olvidaron de crear lo que la justicia y la razón exijían como legítimas aspira- ciones de 1734. Los RR. PP. Juaninos enseñaban Cirujía teórica práctica, y ya hemos dicho que entre otros la regentea- ron los RR. PP. Alvarez, Madrid, Ordoñez, Zaldívar, Castillo y Pacheco; pero debemos ad vertir, que aunque ellos se consagraban á esa parte de instrucción médica, no era arrogándose el derecho de ser los únicos Profe- sores, pues los que cedian aula y cadáveres á Castro y á Jorrin, de seguro que mas gustosos se los hubieran ofrecido y cedido á la Real y Pontificia Universidad. Triste es en verdad ponerse á considerar que mién- tras aquí se vivia en tinieblas respecto á Anatomía, el mundo médico realizaba grandiosos descubrimientos, que pudieron conocerse más pronto, si su instrucción hubiera sido una realidad; y así lo podemos asegurar, porque despertado el gusto por esa clase de estudios, algunos, bien Profesores ó alumnos, á pesar del incoa- veniente de las comunicaciones, se hubieran aprovecha- do de la via por donde llegaron las obras del Filósofo (1) para pedir las que esos adelantos consignaban. Probado es que los defectos de la clase de Anatomía fueron ios motivos que produjeron el atraso de 1734 á 1820, siendo su erección en 1797, en el Hospital Militar, el gérmen de donde brotó la de Cirujía (en 1824) y la que marcó nuestras huellas hácia Oriente en busca de mas directa luz. (1) Véase pág. 101. CATEDRA DE ANATOMIA. 1728 Protomédico Decano Dr. D. Luis Fontayne. —1737 Dr. D. Estéban Vázquez.—1742 Dr. D. Julián Recio de Oquendo.—l746 Dr Agustín Sanabria.—l7sl 2? sexenio del Dr. D. Agustín Sanabria.—l7s3 Dr. D. Antonio Miranda.—l7s9 2o sexenio del Dr. D, Antonio Miranda.—1766 Dr. D. Carlos de Ayala.—l772 2? se- xenio del Dr. D. Garios de Ayala.—1775 Dr. D. José Julián Ayala. —l7Bl 2? sexenio del Dr. D. José Julián Ayala—l7Bs Dr. D. Fébx J. Gutiérrez.—1793 Dr. D. Diego Sylveira. —lBOl Dr. D. Fernando Viamonte.— 1806 Dr. D. José Antonio Bernal. -1810 Dr. D. Pedro Andreu.—lBl6 Dr. D. Antonio Machado.—lB2o Dr. D. Bernardo José del Riesgo.—lB27. 2? sexenio del Dr. D. Bernardo José del Riesgo.—lB3o Dr D. Nicolás José Gutiérrez.—1837 Dr. D. Vicente Antonio de Castro. I. El Dr. D. Luis Fontayne, discípulo de la Uni- versidad de Montpellier, establecido en la Habana cuan- do la Real y Pontificia se creaba, testigo del júbilo y de las fundadas esperanzas que sobre el porvenir científico se concebían, quiso también por su parte contribuir y con tal objeto solicitó del Cláustro explicar la asignatu- ra de Anatomía; y en el celebrado el 15 de Enero de 1728 se acordó despacharle título de Catedrático de Ana- tomía, aunque tres Dres. Jueron de opinión de que debia oponerse.—¿El jurado lo compondrían los RR. PP. PP. ó los Cirujanos romancistas?—He aquí el personal del Cláustro en esa fecha: Teólogos:—Rß. PP. Fr. Tomás Linares, Fr. Juan Salcedo, Fr. Francisco Sotolongo.—Filósofos:—Rß. PP. Fr. José Poveda, Fr. Melchor Sotolongo, Fr. Mar- tin Oquendo, Fr. Juan Salcedo, Fr. Francisco Sotolon- go.—Médicos:—D. Luis Fontayne.—Juristas;—D. Juan B. Zayas Bazan. No fué el lucro el móvil que impulsó á Fontayne, ni ménos el prestigio que alcanzara poniéndose al frente de una Cátedra, prueba de que no fué lo primero, el que se prestó á desempeñarla gratis, y de que tampoco influyó lo segundo, que su reputación en aquella época lo colocaba como uno de nuestros mas acreditados mé- dicos. Fontayne desempeñó la Cátedra de Anatomía hasta su muerte ocurrida en 1737: nada diremos del tiempo de su regencia, porque nos son desconocidos sus textos y las conclusiones sostenidas. No creemos que el Dr. Fontayne fuese un génio ni aun un gran médico, porque si hubiese poseido esas dos cualidades, de seguro que no hubiera dejado la Europa, para establecerse en una ignorada y en ese tiempo in- culta Isla. Solo las emigraciones políticas explican que las notabilidades y los hombres de instrucción aban- donen su pátna, y no habiendo llegado Fontayne como expatriado, ni existiendo tampoco en el período que nos ocupamos motivos para emigrar de Francia, esto nos inclina á creer que no pasaría de ser un médico, que en pos de una fortuna y á trueque de peligros llegó á esta- blecerse aquí. Si Fontayne hubiera tenido una gran instrucción, de seguro que al discutirse el Pian, la Cátedra de Anato- mía no hubiese sido teórica y si el valor de sus razona- mientos no hubieran podido lograr que los RR. PP. MM. creasen un anfiteatro, libres todas las asignaturas debió pedir la regencia de otra en que su reputación no se perjudicara. Tal vez Fontaine seria obligado á esta elección aun- que del acta de su concesión de Catedrático nada apare- ce; pero por acuerdo prévio, viéndose que él reunía mas conocimientos de ese ramo, se le obligaría y comprome- tería á pedirla. 11. Ala muerte del Protomédico Fontayne se opu- so el Br. D. Estéban de los Angeles Vázquez, y creyén- dolo el Jurado apto para su desempeño se le dió pose- sión en 1737. Va tenemos en 1737 á los tres primeros alumnos de Medicina que tuvo la Habana, regenteando Cátedras;— ¿influirla en su elección la parcialidad de sus dos condis- cípulos, únicos jueces que podian juzgarlos? Creemos que nó, pues la entrada de Vázquez era una necesidad tras la muerte ó la falta de Fontayne, y era una necesidad, porque en aquellos dias solo él podia presentarse garan- tido por los antecedentes de haber recibido una educa- ción médica literaria. Por los datos que poseemos respecto de médicos exa- minados é incorporados aquí (l), vemos que solo habia D. Felipe Acosta y D. José Monzon que pudieran opo- nerse, salvados ciertos requisitos Universitarios. 111. Vázquez no pudo terminar el sexenio, por ha- ber fallecido en 1742, y con tal motivo se sacó á oposi- ción la Cátedra,—presentándose como aspirante el Br. D. Julián Recio de Oquendo—el que obtuvo todos los sufragios y tomó posesión en Setiembre de 1742. A pesar de los buenos antecedentes de Recio de Oquendo, y por esos mismos buenos antecedentes com- prendió que no debia enseñar Anatomía teórica y la renunció en 1746. IV. Fijados los edictos para su provisión, aspiró á ella el Dr D. Agustín Sanabria, y aunque sin datos Uni- versitarios para poder dar noticias sobre el adelanto lo- grado durante el tiempo de su regencia, la feliz coinci- dencia de haberse conservado las obras de este Dr. y de haberse regalado á un descendiente político (Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez) las que consultaba para sus expli- caciones, nos permiten fijar su época como de progreso en esta asignatura. El Dr. Sanabria explicaba por Winslow, verdadero astro anatómico en esta época,-y la elección de la obra, fuera del mérito que tenía como uno de los mejores ira. tados tanteen la osteología y miologíacomo en la neuro. (1) Los recogimos y publicamos en nuestra Agenda médica de la Habana 1867. logia, reuma la grandísima ventaja de sus bien dibujadas láminas, las que le permitían mostrar los órganos que describiera.—La obra de Winslow apagó el mérito de la de Verbeyen que era la mas generalmente adoptada en todas las escuelas de Europa y como prueba de su indis- putable mérito veremos que su Exposition anatomique de la structure de Corps humain publicada en París en 1732, obtuvo las siguientes reproducciones.—Amsterdan 1743, 1754, 1762 con cinco láminas y las explicaciones de Albinus.—Bale. 1752:—Berlin 1733 traducido al aleman;—Lóndres 1734 traducida al inglés por Dou- glas:—Ñápeles 1746 traducido al italiano:—Francfort en latin 1753;-~París 1765 y 1767. El tratado de anatomía de Wislow se hace notable en primer lugar por la claridad y el órden, y en segun- do porque siempre se vé al autor consultando más á la naturaleza que á los' autores anatómicos que le baldan precedido. Sanabria tomó posesión de la Cátedra el año de 1746 y como ya era Doctor cuando la obtuvo, se le con- cedió en lugar de la borla en Medicina que le corres- pondía por la oposición, una en Artes que se le confirió más tarde y se consigna en sus apuntes biográficos— (letra S. série de Doctores.) No se nos juzgará de ligero si liemos expresado que su época debe considerarse de adelanto, pues creemos que el solo becbo de explicar desde 1745 á 1754 por una obra que en 1767 aún alcanzaba ediciones, por poco que de ella tomase siempre daría mas luz que todos los que le precedieron. V. Cumplido el primer sexenio del Dr, Sanabria en 1751, volvió á oponerse tomando posesión ese mismo año, renunciándola en 1753. VI. La renuncia del Dr. Sanabria bizo que se de- clarase la Cátedra vacante, presentándose como único opositor el Br. D. Antonio de Miranda. El Br. Miranda, (discípulo de Sanabria puesto que se le graduó de Br. en Medicina en 24 de Mayo de 1750) pudo tomar algo de las explicaciones de su Maestro; pero faltándole el texto y olvidándose la Anatomía con tanta facilidad, bien podemos c reer que su ligero adelanto se vió paralizado. El Jurado calificador de los actos de oposición apro- bó al Br. Miranda, tomando posesión en Setiembre de 1753. VII. Cumplido el sexenio del Dr. Miranda en 1759 volvió á oponerse y con lados los sufragios continuó de Catedrático hasta 1765. VIII. Fijados los edictos que anunciaban lo vacante y convocaban ásus aspirantes, se presenta como único opositor el Br. D. Carlos de Ay ala, el que obtiene la aprobación en sus ejercicios y se le da posesión el 14 de Mayo de 1766. IX. Cumple el Dr. Ayala en 1772 su primer sexe- nio, y opositor de nuevo es aprobado para regente de otro. La renunció el Dr. Ayala por enfermedad en el l.° de Junio de 1775. El tiempo desempeñado por el Dr. Ayala (D. Cárlos) se resintió de mas atraso, y creemos sea debido á que ingresó en ella con algunos años y con una gran clien- tela; sus años le hacian no tener el entusiasmo de un jó- ven ávido de estar al corriente de su asignatura, cuyos conocimientos había adquirido desde 1742; y su nume- rosa clientela era un inconveniente para poderse dedicar á estudios que á los 20 años de trascurridos ya serian para él una novedad. X. Vacante la Cátedra por la renuncia de Ayala, se opuso su hijo el Br. D. José Julián y llenó todos los re- quisitos reglamentarios; se le dá posesión el 12 de Abril de 1775. El Br. Ajala estaba dotado de una buena inteligen- cia y los progresos que obtuvo en su carrera nos sirven para suponer que su regencia no se marcarla con signos de atraso. El Dr. Ajala llegó á ser conocido por algunos délos médicos que hasta hace poco existieron, y en el concepto de ellos dió impulso á su enseñanza. Sin una buena instrucción anatómica poco pudo ha- cer; pero llegando en esa época algunos médicos de la Real Armada y fijándose aquí también alguno que otro extrangero procedentes ámbos de Universidades en que esta Ciencia se conocía profundamente, el roce que por su dilatada clientela se le ofrecia influyó para que es- timulándose brindara en sus lecciones mayor nove- dad. Ojalá hubiera seguido el impulso que la Anatomía recibia en Europa, y aprovechándose de la obra de Sa- batier, ya publicada en 1764, sus pasos serían hoy muy dignos de elogiarse. Pero no culpemos á nuestros antiguos maestros de lo que solo dependia del Plan: casi nos atreveremos á creer que la obra de Sabatier, aun conocida, no podia ser entendida por Ayala tanto por estar escrita en francés, idioma que en aquellos dias no estudiaban nuestros mé- dicos, cuanto porque el plan y adelanto por él realizado eran á pesar de su claridad y método una barrera que no podría salvar Ayala. XI. El Dr. D. José Julián Ayala volvió á oponerse al concluir su término reglamentario y después de los requisitos de la oposición tomó posesión como Catedrá- tico de 2° sexenio el dia 21 de Mayo de 1781. XII. Ningún nuevo adelanto se marca en esta se- gunda época, y sin datos para poder valorizar los grados que alcanzábamos en la enseñanza anatómica concluye su regencia en 1787, en cuyo año se opone elßr. D. Fé- lix José Gutiérrez, joven de alguna reputación y de aspi- raciones demostradas. A la ilustración de Gutiérrez no podia ocultársele la diferente extensión que podía darse ála Anatomía en vista de sus adelantos; y comprendiendo la imposibilidad de lograrlo, la renuncia en 19 de Noviembre de 1791. La rapidez con que hemos trazado la série dé Cate- dráticos de Anatomía desde 1728 hasta 1791 depende de que en nuestro Archivo Universitario faltan ios autos de oposición hasta esa fecha, y para descansar nuestros juicios en algo, nos hemos visto precisados á estudiar to- das las tésis sostenidas durante esos 63 años. Recorriendo nuestros Estudios Universitarios un pe- ríodo de fecundación, el trabajo se efectuaba lento, y hasta la misma falta de luz que sobre ellos tenemos, da á este período el carácter de oscuridad con que se suce- de este fenómeno. Para dar una idea de lo que eran los conocimientos anatómicos en ese período, copiamos las siguientes pro- posiciones sostenidas el año de 1791, (únicas que figu- ran en la tésis de D. Blas Camejo.) Disquisitio Anathomica est necessaria ad Medicina recte. Musculus est instrumenturn principale motus volun- tar ii. XIII. Vacante la Cátedra por la renuncia deque hemos hecho mención, se opuso el Br. D. Diego Sylvei- ra, que ya antes se-había opuesto á la de Método meden- di, y sin coopositor sostiene el dia de lección; Ergo in sanguinis datur motus quo indesinerabit a corde per arte- rias mayores in minores et a ah is in mínimas et capillares ad cunctam corporis partem interumque versum illum reddit venas mínimas ad majares et ab is máximas (Mar- tino Martínez). Los jueces nombrados fueron los Dres. D. Blas Ma- chado, D. Roque Oyarvide, D. Tomás Romay, D. Lo- renzo Hernández, D. Agustín Rodríguez y D. José de Jesús Mendez. Aprobados sus ejercicios, se le dió posesión el 16 de Junio de 1793. La proposición sostenida nada tiene de Anatomía des- criptiva, es una verdadera tésis de Fisiología; indicar el papel de las venas y las arterias no es del resorte de la Ciencia, que solo estudia la organización estática, seña- lar los órganos de la circulación centrífuga y centrípeta ó magna y mínima como en aquella época sé dividía, es ageno á una leccoin que para demostrar aptitud debía y tenia que versar indispensablemente sobre descripciones de órganos. Disculpemos á nuestros mayores esta falta de conse- cuencia, que notarémos en todos los actos de oposición de Cátedra hasta 1880; y tenemos que disculpárselo, pues á los que no habían inyectado arterias, ni venas, les era mas familiar hablar de su papel que indicar sus tú- nicas, dirección, disposición, ramos, relaciones, anasto- mosis, músculos satélites, limitadores, &. &. Durante el período de Sylveira se verificaba en la Habana el fausto suceso de la creación de la Cátedra de Anatomía práctica en el Hospital Militar,—primer pel- daño de nuestra ascensión profesional y cuyos beneficios, sin necesidad de hacerse constar, se verán realizados en las subsecuentes oposiciones. Cuando hablamos del Plan de Estudios de 1734 di- jimos algo sobre las gestiones de la Sociedad Patriótica felizmentß realizadas en 1797 y ofrecimos ocuparnos del primer Catedrático de la asignatura de Anatomía erigi- da en el Hospital de San Ambrosio, que como sabemos lo fué el Ldo. D. Francisco Xavier Córdova y Torre- bejano, natural de la Villa de Espejo, Diócesis de Cór- dova, más tarde Dr. en Cirujía Médica del Colegio de Barcelona. El Ldo. Córdoba hizo sus estudios médicos en el Colegio de Cádiz, donde ganó todos sus cursos con apro- vechamiento y distinción, ingresando al terminarlos en la Real Armada y más después en Sanidad Militar, has- ta ocupar el destino de Cirujano mayor del Hospital de S. Ambrosio de la Habana. El Ldo. Córdova llegó á esta Ciudad cuando la Ana- tomía solo se conocía por ligerísimas y mas que superfi- ciales descripciones orales: aceptada por él la regencia de la Cátedra, abrió un curso de Anatomía práctica y bien pronto se dieron á conocer los felices resultados de su enseñanza. Mucho hemos sentido no poseer el dis- curso inaugural de Córdova, pues en él vertamos algo de su instrucción y formaríamos un mejor juicio de sus inclinaciones y gusto médico. La permanencia del Ldo. Córdova en la Habana se marcó, á más del buen desempeño de su asignatura, por la publicación de un tratado sobre la fiebre amarilla, que al sentir de algunos fué el mejor y más clásico de los de aquella época. El Ldo. Córdova no continuó mucho tiempo regen- teando la Cátedra, pero á no dudarlo influyó notable- mente en el desarrollo de nuestra enseñanza módica y la Habana intelectual debe conservarle siempre un buen recuerdo. Entre los discípulos que nos dejara, figura en un buen lugar el Cirujano D. Tomás Montes de Oca, quien es lástima que á sus grandes dotes no hubiera reunido una mejor instrucción, é igualmente los Ca- tedráticos Yiarnonte y Morales (D. Benito). Concluyó en 1799 el Dr. Sylveira su sexenio regla- mentario, y fijados los edictos nadie se presentaba como opositor. Esto no debe llamarnos la atención: abierta la Cátedra de Córdova, no era fácil que ningún Profesor quisiera hacer una competencia ridicula, enseñando en- tre las paredes de un Convento una asignatura cuyas lecciones tienen que ser prácticas: seguros estamos de que muchos hubieran aspirado á la vacante de Córdova, pues con aparatos, instrumentos y cadáveres sus lec- ciones serían fructíferas. XIV. Nuevos y nuevos edictos se fijaron sin que nadie aspirase, desempeñándose por una serie de interi- nos, hasta que en virtud de los fijados el 25 de Setiem- bre de 1801, se presentaron los Bachilleres D. Fernando Viamonte y D. José Gregorio Lezama. Redondeado el expediente de oposiciones se citó pa- ra lección, y el Br. Lezama dedujo de un capítulo de Martin Martínez Anathomia est scientia guce noibis docet sitium, figuram, officium, conegtionem et ordinem corpons humanis.—Esta es una tésis de Anatomía, pero no pu- diendo prescindir de extralimitarse (y no es una censu- ra á Lezama, pues pocos ó ningunos han sido los trata- -1 c\c\ dos de Anatomía en que no se vean que se salen fuera de su círculo,) notamos el officium que jamas será del ana- tómico. Pena nos da el ver á Lezama deducir como tema de una lección de oposiciones, una cuestión tan trivial, tan manoseada en todas las Conclusiones de Bachilleratos, digna de una disertación escolar y capaz de ser brillan - temente desempeñada por cualquier alumno que solo haya asistido dos veces ai aula de Anatomía teórica. Viamonte, que como hemos indicado recibió su edu- cación anatómica en la mejor fuente de aquellos dias, sostiene—Nervus est instrumentwn sensus. Avanzado en esa época el estudio de la neurología y el de los órganos de los sentidos, ilimitado campo se le presentaba al sus- tentante para demostrar sus conocimientos y aptitud. Aprobados ambos en los ejercicios, fué electo el Br. Viamonte por el Tribunal, compuesto de los Dres. Pro- tomédico Valle, Oyarvide, Romay, Mendez y el Deca- no Ayala (Julián), tomando posesión el 9 de Noviembre de 1801. Poco antes de terminar su sexenio (5 de Marzo de 1805), la renunció alegando que la muerte de su madre política lo habia obligado á ponerse al frente de la direc- ción de sus intereses, cuya gestión no la podia armoni- zar con el buen desempeño de su asignatura. XV. Fijados los edictos de vacantes el 5 de No- viembre de 1805, se presentaron como opositores D. José Antonio Bernal, Br. incorporado de la Real y Pontificia Universidad del Máximo Dr. Sto. Tomás de Aquino, fundada en el Imperial Convento de Santo Domingo (Is- la Española) y el Br. de nuestra Universidad, D. Márcos Sánchez Rubio.—Tramitando el expediente, representó Bernal para que fuera separado Sánchez Rubio por no tener cumplido su término de intersticios señalados en las Constituciones (1), quedando por lo tanto Bernal como único opositor. (l) Ycase Grados de Medicina páginas 4G y 47, A pesar de ser el Br. Bernal, alumno de una Univer- sidad más antigua que la de la Habana, sus conocimien- tos anatómicos estaban, si no ménos, casi á la misma altu- ra que los de la nuestra; razón porque su ingreso en el Profesorado estuvo muy léjos de constituir un ade- lanto. La juventud médica de la Habana que habia asistido y presenciado las lecciones de Córdova, que babia podi- do comprender algo de lo que era Anatomía, no pudo quedar satisfecha con su enseñanza, y no solo lo conoció esa misma juventud médica, sino el mismo Bernal, á cu- ya sagacidad no pudo escaparse, que léjos de adquirir glo- ria, por el contrario le perjudicarla; así es que habiéndo- sele dado posesión el dia 9 de Julio de 1806, la renunció el 11 de Enero de 1809. XVI. Un período de más de un año pasó sin que la Cátedra de Anatomía tuviese regente propietario, co- nociéndose la imposibilidad de enseñarla sin demostra- ciones y lo difícil de su explicación demostrativa;—pero al fin se presentó el Br. D. Pedro Andreu, más incitado por sus respetables hermanos los eminentes P. P. M. M. y D. D. Fr. Antonio y Fr Mateo,—que impulsado por sus deseos. Fijados dia y hora de lección, sostuvo Andreu Vera, certa qui est sanguinis circulatio in cor por e humano. Es- ta cuestión por nadie dudada y por lo tanto sin una ver- dadera réplica, desde que Harvey inmortalizó su nombre en 1628, le dió acceso al profesorado, obteniendo los vo- tos del Jurado, compuesto del Dr. Protomédico Valle, y de los Dres. Conjueces, Decano, Machado, Oyarvide, Soria y Bernal—dándosele posesión el 2 de Febrero de 1810. No era la instrucción de Andreu la que podía salvar en la Pontificia la náufraga barca Anatomía; su misma falta de conocimientos fue sin duda lo que pudo impul- sarlo á acometer la obra de oponerse á una asignatura, que por serle casi desconocida, también le era ignorada su magnitud é importancia. La regenteó Andreu durante su sexenio, y no la re- nunció porque cerrada la del Hospital Militar por falta de Profesores, no Labia un medio de graduar el adelanto que realizaba uno ú otro Profesor. XVII. A pesar de que si se oponia otra vez Andreu era probable que no le faltasen votos al hermano del Rmo. Rector actual, se anunció la vacante en 1816 y se presentaron como aspirantes el Dr. en Cirujía Médica D. José Govin y el Br. D. Antonio Machado y Borre- go. Antes de señalarse dia para la lección solicitó Govin que se diferiesen para cuarenta dias después los actos literarios, por tener que ir al partido donde ejercia. Con- sultado el Fiscal por el Rectorado, este en su clictámen hace ver que semejante concesión, á más de sentar un mal precedente, perjudica la provisión de Cátedras, redu- ciéndolas á ser desempeñadas por interinos. Conforme el Rmo. Sr. Rector con lo manifestado por el Fiscal, se le notifica á Govin y se da por separado. Unico opositor Machado, deduce y sostiene Datur motus circulatorius sanguinis. No juzgamos la tésis presentada, porque teniendo que hacer cargos idénticos á todas, esperamos llegar al período en que se nota el favorable cambio, evitándonos de este modo frecuentes repeticiones; solo diremos que llama la atención la repetición de tantas cuestiones so- bre circulación. No muy feliz debió haber quedado en la exposición el hijo de D. Blas, porque ai reunirse el Jurado para vo- tar, después de alegar méritos, (y entre uno de los pre- sentados fue el de ser hijo del Dr. D. Blas, Catedrático que había sido de Patología en 1775) se halló con tres A. A. y tres R. R.; pero teniendo el Rector voto decisivo en caso de empate, lo dió favorable, tomando posesión el 30 de Febrero de 1816. La desgraciada Cátedra de Anatomía cayó bajo la regencia del Br. Machado, y seguros estamos que al tener que decidir el Rector por él empate, inclinó su ánimo el ver los pocos que á ella aspiraban y las interinaturas que venia sufriendo. Al Dr. Machado lo cupo también la coincidencia de que gestionando la Sociedad Patriótica para la reapertu- ra de la del Hospital Militar, se aprovechase de la estancia del Dr. Tasso aquí y se reintalase el 8 de Enero de 1819, La tradición, el expediente y la correlación de los hechos nos permiten ver en Machado un mal Profesor: el tema propuesto ó deducido constituye una lección sin interés, el resultado de la votación prejuzga que á pesar de la sencillez de la materia, su desenvolvimiento no se- rla muy satisfactorio, y verlo renunciar la Cátedra al po- co tiempo de la instalación de la del Hospital Militar son irrecusables pruebas que nos demuestran que no era Machado quien podía con la inmensa carga que sopor- taban sus hombros. Si la necesidad de basar nuestras apreciaciones nos ha obligado á relatar la série de circunstancias nada favorables que sobrevinieron á Machado, justicia es reconocerle que la renuncia de su Cátedra es una prue- ba de civismo que debemos agradecerle, porque prefirió más la parte de ridículo que pudiera caberle que dete- ner con su permanencia la marcha de progreso que la entrada de otro Profesor pudiera proporcionar. Correspondiendo á este período la instrucción ana- tómica de Tasso, reproducimos su discurso inaugural; pero antes daremos á conocer el Profesor. El Dr. D. José Tasso era natural de Génova, en cu- ya escuela estudió Medicina; pero no pudiendo sufrirla tiránica invasión de Napoleón, (son frases suyas, en el memorial al Protomedicato pidiendo incorporación) se alejó de su pátria, buscando en América pan y gloria. El Sr. Bachiller y Morales y el Dr. Gutiérrez lo dan como discípulo de Bichat; pero nosotros creemos que no lo fue, pues por mucha que fuera la ingratitud que en su pecho se abrigara, no llegaria hasta el extremo de olvi- darlo de la manera tan notable y lamentable que se ob- serva en su discurso inaugural, panteón anatómico en que figuran algunos desconocidos, muchos poco conoci- dos y en que se destaca la falta de Bichat y otros. El título de módico que acompañó Tasso, expedido en 29 de Enero de 1805, es otra prueba de que no filé discípulo de Bichat, pues este murió en París el 22 de Julio de 1802 y en el mostrado por Tasso, se comprueba que cursó Anatomía dos años, Fisiología, Química, Bo- tánica, Patología general, externa é interna, Medicina legal y Clínicas en Genova. Fijado este particular, justo es confesar que el título de Tasso revelaba una educación módica completa, de la que se aprovechó el benemérito Ramirez para desig- narlo como Catedrático de la asignatura de Anatomía, Fisiología y Química del Hospital Militar. Tasso llegó á este puerto en Setiembre de 1814, y en el mismo mes y año se le admitió por el Protomedi- cato al ejercicio profesional. Con amor y entusiasmo se dedicó á profesar las asignaturas puestas ásu cargo, y á su interés debe la Habana el ardiente amor á la Cirujía que desde sus pri- meros años mostró nuestro venerable Decano de la Fa- cultad, (1) y el no ménos y bien propagado que por la Anatomía hizo concebir á nuestro respetado y respeta- ble Presidente de la Academia de Ciencias médicas (2). Sin aquilatar hoy lo que por su Discurso nos parece que valdria Tasso, el hecho es que en la época en que se puso al frente de la Cátedra nos prestó un gran ser- vicio, ó hizo nacer amor por los indispensables estudios anatómicos.—Hé aquí su discurso inaugural. «Discurso pronunciado por el Dr. D. José Tasso él di i 8 de Enero de 1819 á la apertura de la Cátedra de (1) Esta nota yla que le sigue son hoy inútiles; pero como las generaciones que nos sucedan pueden ignorar quien desempeñaba estos destinos, lo hemos querido anotar.—Dr. I). Fernando González del Va- lle. (2) Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez. Anatomía práctica, establecida en el Real Hospital Mi- litar de S. Ambrosio, de la que es Catedrático (1). Magnífico instituto de los antiguos sábios fue el de consagrar con monumentos de público y religioso agra- decimiento la memoria de los descubridores de un arte útil, y la de aquellos que penetrando en el secreto de la naturaleza contribuyeron á fortificar la razón humana con tanta prez suya, como de la pátria que le dió el ser. Creían justamente que nadie era acreedor al título de benemérito, sino el que aumentaba el número de los des- cubrimientos útiles, y contribuía á que su pátria desco- llase por entre las demas naciones. Desde que una feliz revolución preparada por dos génios profundos mudó la paz de la literatura, las cien- cias cambiaron de rumbo; y del estado hipotético y pre- cario á que la barbarie de los primeros siglos las tenían reducidas, pasaron á aquella ilustración, que presagiaba la época de su última perfección. La Medicina entonces erigida en Ciencia, llamó á su seno los esfuerzos tributarios de las demás; el méto- do de análisis y de observación que había cundido por todas ellas y podía decirse el espíritu dominante del si- glo, comenzó á enriquecerlas con útiles observaciones, yla Anatomía, que nació con ellas, vino á darle la últi- ma mano. La Ciencia del hombre vivo, tan antigua casi como el hombre, necesitó siempre de los socorros de aquella, y en el dia pasa por una verdad incontrastable que la una no puede existir sin la otra, y que ámbas for- man parte de una misma y única Ciencia; no hay más que remontarse hasta el origen de los conocimientos ad- quiridos sobre la naturaleza del hombre para convencer- (1) Se celebró esta apertura con asistencia del Excmo. Sr. Capi- tán General y del Sr. Intendente de Ejército, Inspector del Real Hos- pital, Protomedicato, varios facultativos, y cincuenta alumnos; con los cuales continuó el Dr. Tasso las lecciones y operaciones del arte, expe- rimentándose muy notable aplicación y aprovechamiento. se que fueron debidos á las investigaciones hechas sobre la organización del cuerpo, y que sobre bases anatómi- cas se fundó la Ciencia consoladora de asistir á los hom- bres en medio de sus dolencias; la Anatomía, pues, es el fundamento de la Medicina en el curso de los conoci- mientos humanos, y los últimos pasos del anatómico pa- recen señalar los primeros del médico: in principis ser- monis medica anatome est. Observando por via de disección las partes organi- zadas del cuerpo, su situación, su figura, y sus formas, abriendo cadáveres, penetrando en sos visceras, inter- nándose en sus cavidades, estudiando al hombre hasta en sus partes más insensibles,—es solo como puede arran- cársele ála Naturaleza el secreto de su mecanismo y señalar á punto fijo el órden y sucesión de sus funcio- nes. Al Médico Anatómico solo es dado profundizar has- ta el asiento de las enfermedades, reconocer las partes en que se halla entronizada, medir su importancia y arreglar el plan que deba restituirla su grado de salud: semejante al obrero que conoce á fondo las partes des- compuestas de su máquina, sabrá recomponerlas sin que en sus operaciones disloque la armonía de las obras; sus tentativas siempre seguramente establecidas, no son co- mo las del empírico dirijidas á la ventura, ni deja como él abandonado ála casualidad el honroso cuidado de restablecer la salud. Léjos de mí el empeño de querer extender demasia- el dominio de la Anatomía sobre la suprema ciencia del hombre vivo; después que se ha cultivado tanto aquel ramo de Filosofía general, que señala los verdaderos lí- mites de cada una de las Ciencias, y que se ha hecho de moda el cuidado de deslindarlas, parecería extraño que procurase confundirlas; pero permítaseme al ménos que imitando al ilustre Platón niegue la entrada en el Santuario de la Medicina á los que no están bien ini- ciados en la Anatomía como él la negaba en su Academia á los que no hubiesen profundizado la Geometría. Si no pareciese un empeño temerario y acaso inútil probar unas verdades reconocidas hoy por todo el mundo, amon- tonaría los hechos que evidencian esta acepción; pero esto sena también desviarme de la obligación en que estoy de presentar un cuadro histórico de los Progresos de la Anatomía. El origen de esta ciencia se pierde en la noche de los tiempos. Ensebio dice: que Atolide, cuyo imperio fué fijado por la Cronología egipciaca muchos siglos antes de nuestra era, escribió tratados de Anato- mía. Homero conoció bien esta Ciencia cuando hablan- do de la herida que Diómedes dió á Eneas, dice: que ro- tos los nervios del fémur, el hueso quedó herido en la parte interna de su cavidad donde es recibido el cóndilo superior; pero aunque no podamos fijar la época de su nacimiento, es probable que como las demas ciencias pa- só del Egipto al suelo afortunado de la Grecia, donde las preocupaciones religiosas y el uso de respetar sus muertos sirvieron de obstáculos á sus progresos. Por muchos tiempos estuvieron reservados estos conocimien- tos á los sacerdotes, miéntras que los hombres en el ma- yor de sus delirios creyeron honrar la Di vinidad, sacrifi- cándose en sus altares. En medio de tantas trabas como la opinión imponía á los progresos de la Anatomía, no es extraño que esta Cien- cia adelantase poco en la necesidad de sacar todos los co- nocimientos de las entrañas de las víctimas despedaza- das bajo el cuchillo del sacrificador; era preciso que es- tos fuesen imperfectos, y que el temor del castigo hicie- se olvidar su estudio. Pitágoras fué uno de los primeros que venciendo estos obstáculos habló de Anatomía, y extendió el poder de las relaciones y de los números en la organización del hombre. Su discípulo Empédocles perfeccionó las ideas del maestro, dió algunos pasos más é hizo algunas observa- ciones; y sin embargo de que ellas se resienten de la ignorancia de su siglo, el mérito de haberlas hecho dis- pensa de hacerlas bien. Empédocles nos ha dejado un sistema sobre la generación yla respiración, el oido, la carne y la sementera de las plantas. (1) Demócrito, precursor de Epicuro como lo llama el juicioso Bayle, se ocupó en la disección de animales é hizo miles descubrimientos sobre las plantas. Parece que entónces los filósofos vincularon los conocimientos anatómicos. (2) Platón habla poseído nociones de esta Ciencia. Pero su discípulo (3) Aristóteles le aventajó (1) Nació en el tercer año de la LXXYII olimpiada, 494 ántes de Jesucristo; se le atribuye un tratado de la peste, de la dieta y de las causas de las enfermedades,—Se le creyó loco por su risa.—Perpetuo risu pulmoneru agitare solebat, y llamado Hipócrates para reconocerlo, declaró, que tan no lo estaba que solo él podia curar las demencias de los demas.—Se refiere que saludó una noche á una joven como Señorita, y ála mañana siguiente le hizo los respetos de Sra., porque conoció en sus ojos que habia sido desflorada por la noche.—(Nota del l)r. P. Co- wley). (2) Platón nació en Atenas el primer año de la LXXXYIII olim- piada, que corresponde á 428 antes de Jesucristo; descendiapor su padre Aristón, de los reyes de Atenas, y por su madre Peryctiona, de Solon el legislador de los Atenienses,—su primer nombre fue Aristocles—pero se lo puso el de Platón por lo largo de sus espaldas,—fué discípulo de Só- crates, Euolides y del matemático Teodoro. Sus discursos los pronunciaba en un jardin llamado Academus y lié aquí el origen del nombro Academia, y el de Académicos que tomaron sus discípulos.—Entre sus estudios médicos debe señalarse el papel que le concedió á la médula espinal y lo bien descrito de la columna verte- bral.—Platón murió repentinamente en un festin 348 antes que Jesu- cristo, el dia que cumplía los 80 años.—(Nota del l)r. Ti. Coivley). (3) Aristóteles nació en Stagira [perteneciente al reino de Macedonia cuando nació], el primer año de la XCIX Olimpiada 384 años antes que Jusucristo: su padre Nicomacus fué el primer médico de Amyntas abuelo de Alejandro el grande; era defectuoso y libertino en su juventud, fué discípulo de Platón, habiendo sido ingrato para con su maestro, tanto que el mismo Platón así lo declaraba. Dió sus lecciones el fundador de la escuela Peripatética en el Liceo, lugar cedido para sus lecciones y que antes le sirvió á Peñoles de Cam- po de Marte; de aquí que sus discípulos se llamaron peripatéticos, que se origina de una palabra griega que significa pasearse en razón de la dis- tancia y amenidad del sitio de las lecciones: otros creen que el local en que explicaba se llamaba Peripato. Con motivo del nacimiento del hijo de Alejandro fue llamado á Pella capital de Macedona, recibiendo la siguiente carta;—Felipe á Aristóteles, salud. “Agradezco ménos á los Dioses haberme dado un hijo que ha- bérmelo hecho nacer en un tiempo que pueda recibir vuestras lecciones, considerablemente, y en esta parte la gloria de Platón es inferior álade su rival. Felizmente Aristóteles fa- vorecido por la magnificencia de Alejandro, y aprove- chándose de los conocimientos de Hipócrates, cuyos es- critos puso en contribución, nos ha dejado excelentes observaciones sobre los animales. Diocles de Caristo, (1) que vivió después de Aristóteles bajo el reinado de Antinógenes, fué el primero que escribió de la disección anatómica y dió reglas exactas sobre el arte de disecar los animales; entonces fué cuando se vieron á compe- y que instruido por vos se hará digno de la sangre de donde procede y y de la Monarquía á que está destinado”. Aristóteles escribió dos libros de Medicina, muchos de Historia natu- ral llenos de errores por haberse fiado sin la debida comprobación, de to- das las noticias que le suministraban: por ellos se deduce que conoció los intestinos, yeyuno, colon, ciego y recto, lo que lo hace superior en este quinto á Hipócrates que solo tenia conocimientos del cólon y recto.—Tam- bién escribió sobro plantas.—Se le acusó de haber envenenado á Alejan- dro, pero no se halló en el cadáver señales de veneno.—Caracalla, como pena del crimen que se le atribuía, hizo quemar todas sus obras. A Aristóteles se le acusa también de una ciega idolatría por su mujer Pitias, y temeroso de que le hicieran seguir la suerte de Sócrates se re- fugió como expatriado en Chalas. Según algunos autores Aristóteles murió envenenándose con acónito; según otros, S. Justino y S. Gregorio Naoianceno, avergonzado de no poderse explicarse el porqué del flujo y del reflujo del Euripe, estrechó entre Aulius la Beocia y la isla de Eubée; y Oselius Kodigino y algunos más han inventado la fábula, que se precipitó en el Euripe diciendo Cale- sa causanm miserere mei. Lo mas probable es que su muerte fuese ocasionada por una afección intestinal que padecía: falleció á los 63 anos de edad.—(Nota del Dr. H. Cowley. (1) Nació en el Nigriponte, antigua isla Eubé, 354 años antes de Jesucristo: médico dogmático, sobrellamado el 2o Hipócrates—escribió una obra dedicada al rey Antinógenes y conservada por Pablo de Egi- na titulada De hienda sanitate acl Antigonumregemlibellus. Albano Tori- no intérprete Basilecc.—También escribió sobre la preñez y sobre las plantas. Celso Aureliano, hablando de la terapéutica de Diocles, refie- re que lo daba cola fuerte cocida con harina á los que esputaban sangre y una píldora de plomo á los que tenían ileus: entre sus instrumentos se citan una pinza para extraer el acero de las flechas cuando se encontraba en la herida.—(Nota del Dr. R Coivlcy). tencia ocupados en perfeccionar este arte. Esculapio hizo en él grandes adelantos y la numerosa familia de los Asclepiades pareció ocupada en perpetuarla entre sus descendientes. (1) Heróphilo, venciendo el horror que la naturaleza inspira contra el mayor de todos los crímenes, se distin- guió en el arte de disecar hombres vivos, y es el prime- ro á quien se atribuye la gloria de haber dado un paso en el caos de la neurología. (2) Erasistrato contemporá- (1) Nació en Oartago según Galeno, pero otros dicen que en Calcedonia, 307 años antes de Jesucristo. Injustamente se atribuye á Heróíilo y á Erasistrato el haber disecado hombres vivos, como también el de haber quemado hombres: como ellos fueron los prime- ros que públicamente disecaron, el vulgo aumentando la repugnan- cia que esos actos les inspiraban, llegó á suponer que no se limitaban á los cadáveres, y respecto al cargo de que quemaban, debe proceder de haber sido ellos los primeros que usaron los baños calientes. Sostene- mos estos datos en contra de la oponicion de Tertuliano, basado eñ las razones expuestas por el Dr. Cochi en su oración De usu artis Anatómi- ca» impresa en Florencia.—l736.—Heróíilo disecaba en Alejandría, se- gún Goelicke limitó el duodeno: yla retina, la coroide yla aragcnoide, fueron así llamadas por él.—En nuestros dias se conserva el nombre de prensa de Heróíilo al punto de reunión de las venas que se alojan en la parte intema del occipital.—Heróíilo hizo un estudio tan prolijo del pul- so, que se le censura su minuciosidad, principalmente por Plinio, é intro- dujo el término Rhytmus para indicar su cadencia.—(Nota del Dr. B. Coivley). (2) Erasistrato nació en la isla de Ceos (y no de Cos como algunos sostienen) 304 años antes de Jesucristo,- hijo de Pytias, hija de Aristóte- les, aunque otros creen que su madre fué Oretéjena hermana del Médico Medius.—Conocido es que por la frecuencia del pulso que experimenta- ba Antioco cuando veia á Estratonisa, su madrasta, reconoció el amor de de él á ella, amor que consideró como la causa de su enfermedad, y decla- rado á Seleucus su padre, cedió al fin su mujer á su hijo, cediéndole tam- bién el Alta Asia para que como Rey la gobernase.—De Hipócrates también se refiere otro hecho igual entre Perdicas rey de Macedonia y Phila la querida de su padre.—Ya hemos dicho lo injusto que fueron en suponerlo capaz de hacer cruentas, disecciones para experiencias en vi- vos, así es que para nosotros esta acusación por infundada no tiene valor. —Para desvanecer toda duda, si ellos hubiesen disecado vivos, de seguro que no hubieran oreido como lo hace observar Bayle y Thyllaye que las arterias contenían espíritu ó aire, sino que indispensablemente hubieran visto la sangre arterial. neo de Heróphilo no fue ménos célebre que el primero, el descubrimiento de los vasos blancos que observó en el mesenterio, el origen de los nervios que llegó á señalar y la descripción exacta de las válvulas tricuspi- dales, son los títulos de gloria que honran á este sábio de la antigüedad. Después de Erasistrato el espíritu de sectas se apo- deró de todos los ánimos y la Anatomía se vió casi des- preciada, sustituyendo á las disecciones las disputas, y á las observaciones las conjeturas. Los sistemas tomaron el lugar de la Ciencia, y la ignorancia el de la Anatomía; fué el natural efecto de este vergonzoso trastorno. La escuela médica fué sucesivamente ocupada por los dogmáticos, empíricos y neumáticos que siguiendo siempre opiniones contrarias, convenían solo en el único punto de despreciar la Anatomía. A este tiempo el teatro de Roma fué testigo de una gran revolución: un hombre extraer di aario por su saber, el inmortal Galeno, (1) abarcándolo todo bajo la exten- Erasistrato era antiflebotomista, lo que hace que O alono no lo juzgue bien; le gustaban los medicamentos suaves y simple.’, principalmente el hidroleum [agua con aceite] yla achicoria.—Como operador se cita su método para el tratamiento de escirro del hígado, en el cual después de llegar á la viscera aplicaba medicamentos sobre ella misma—y por una contradicción que no nos explicamos condenaba la de la paracentesis, y la extracción de los dientes, por lo que tenía la costumbre de decir que el instrumento que se mostraba en el templo de Apolo para sacar los dien- tes era de plomo.—(Nota del Dr. B. CowleyJ. fl] Galeno, Cláudio, nació en Pergamo, Asia menor, el ano 131 era cristiana: enemigo declarado de los cristianos como hijo de Nioon: Gale- no estudió con los estoicos, los académicos, los peripatéticos y los epicú- reos—las tres primeras sectas fueron de su gusto, y condenó la última: cursó varias Ciencias, y da pruebas de sus conocimientos anatonómicos en su admirable libro. Be usu partium, aunque Vesalio cree que describe las partes del mono y otras bestias como del hombro.—Galeno ha sido el médico que ha gozado de mas boga y sobre el cual la opinión ha sido mas contradictoria;—unos lo miraban como un semi-Dios y hasta ha teni- do culto religioso.—De sus obras se conservan muchas, pues escribió mul- titud, no estando completa la de Administraciones anatómicas.—(Nota del Br. B. Cowley). sion de su génio universal, supo combatir los errores y levantar sobre cimientos sólidos el edificio del arte. Ver- dad es que acostumbrado á hacer sus disecciones en otras clases de animales, no siempre atribuye al hombre su verdadero género de estructura. Las leyes yla opinión imponían en Roma un religioso respeto hácia sus cadá- veres, y la costumbre de guardar sus cenizas fué por lar- go tiempo un obstáculo insuperable á los ejercicios ana- tómicos y á las preocupaciones de los primeros siglos. Era entonces preciso aprovecharse de aquellos que, ó la casualidad había arrancado de los sepulcros, ó el furor de algunos asesinos había abandonado por los cam- pos, ó de aquellos, en fin, que un olvido criminal privaba de los honores de la sepulturas; pero ya se vé que estos solo podían servir para observaciones momentáneas y acaso precaria, la inspección de los animales era, pues, ála que todos tenían que recurrir, y esta fué la fuente donde Galeno iba á sacar sus profundos conocimientos. Sus dos obras inmortales, escrita la una sobre las administraciones anatómicas, y la otra sobre el uso de las partes, son monumentos que honran su memoria, y ponen fuera de contradicciones el mérito de este hombre célebre. Aquí se nos presenta una época de mas de 900 años en que aquella especie de barbarie que invadió la Euro- pa y que se apoderó de todas las Ciencias las redujo á tal grado de degradación y envilecimiento que parecía incapaz poderla sacar. La Anatomía seguía la suerte de las otras ciencias, y en el espacio que hemos señalado la historia anatómica solo hace mension de Nemesio, (1) obispo Emessa en la Yenecia, el cual después de ha- (1) Nemesio el filósofo, se hizo cristiano; nació en Emessa (Feni- cia) el año 379 de la era cristiana, de donde llegó á ser Obispo. El Dr. Freind no está de acuerdo en creer que él descubriese la bilis, ni mucho menos que la estimase como líquido digestivo, A este autor se lo atri- buyó también el descubrimiento de la circulación.—(Nota del D\\ H. Cowley). ber descubierto el hígado reconoció que la bilis que esta viscera elabora, debia contarse entre los agentes de la quilificacion. A Nemesio sucede Manidino de Milán que osó después de él perfeccionar la Anatomía; pero sus trabajos fueron poco fáciles, pues según la opinión de Douglas y de Trinel, todos sus escritos están llenos de errores. El gusto por la Anatomía comenzó desde entónces á restablecerse, y el teatro anatómico se vió ocupado por hombres que llenan aun las mas bellas páginas de la historia: el espíritu de especulación se reanima, y todos á competencia parecen multiplicar los descubrimientos y las observaciones; cada cual procura distinguirse por hechos verdaderamente útiles,y las partes déla Anatomía, separadas entre todas conforme el génio particular, llega- ron á perfeccionarse á tal punto, que solo les faltaba las manos ejercitadas de un Bonet (1) que las reuniese pa- ra formar una Ciencia que puede contarse hoy entre las mas adelantadas. Ejercitado cada cual en el estudio de las partes que habia escojido para examinar, según el convenio que parecian haber adoptado, la seguían hasta en sus últimas relaciones. Vesalio, (2) dirijiendo sus ex- (1) Bonet, Teófilo, nació en Genova el sde Marzo de 1620: médico del Duque do Longueville; soberano de Neuf Chátel, habiendo ensorde- cido no pudo seguir ejerciendo la Medicina y se encerró 12 años en su gabinete, recopilando todo lo sabido en su Pitaros medicorum, id esf, cau- telas animadversiones et óbservationes practicas.—Genovae 1668, dos vol., y una segunda edición Lábyrinthus medicáis exfrica tus,—1679.—Murió de una anasarca sintomática el 29 de Marzo de 1689 á los 69 años.—(Nota del Dr. JR. Cowley). (2) Vesalio, Andrés: nació en Bruselas [Bélgica] el 30 de Abril de 1513; hijo de un boticario, estudió en Louvain filosofía y Medicina en Montpellier; por motivos políticos [guerra de Francisco I y Carlos Y] pasó á estudiar Anatomía en Padua, Bolonia y Pisa; en 1544 fue llama- do por Carlos V para ser su médico, en cuyo destino continuó con Felipe 11. Habiendo muerto un gentil hombre español en 1534 para averiguar la causa de su muerte, pidió á la familia el permiso de abrir su cadáver, y concedido, lo diseca y los asistentes dieron parte á la familia de que el corazón palpitaba aun: la familia entabló un proceso criminal, condenán- peculaciones hácia el pene y los ligamentos que lo sus- penden coronó sus trabajos. Los huesecillos encerrados en la caja del tambor llamaron la atención de (1) Aquilli- no de Bolonia. El examen del escroto ocupó á (2) Ni- colás Massa, á quien debemos una exacta descripción de su membrana divisoria. A (3) Serveto, célebre español (lósele por la Inquisición á ser quemado; intervino el rey y entonces se le conmutó á hacer una peregrinación á Tierra Santa, como expiación de su imprudencia;—llegado á Jerusalem es llamado desde Venecia para que ocupase la Cátedra de Anatomía, vacante por la muerte de Falopio, y al regresar, naufragó el bajel que lo conducía, muriendo en la isla de Zante el 15 de Octubre de 1564.—T0d0s los anatomistas ántes de Vesa- lio se prosternaban ante Galeno, pero él descorrió el velo de los errores y perfeccionó la Ciencia.—Ha dejado muchas obras, pero quemó las cor- recciones que hacía de las de Galeno. A más de lo citado debe mencionarse sus investigaciones sobre el nervio óptico y articulación del fémur. Tuvo otro hermano médico, Francisco, que también adelantó la Anatomía y la explicó en Ferrara.—(Nota üdJDr. Br. Cowley). [l] Aquillini Alejandro, hijo, del siglo XV, nació en Bolonia: gran filósofo, Catedrático en Padua, falleció en Bolonia en 1512, á él se debe la demostración del martillo, del 4? par de nervios. Escribió varias obras, entre ellas Corporis hummi anatomía.—Venetis. &., &.—(Nota del JDr. B. Cowley). [2] Nicolás Massa fué uno de los anatómicos mas renombrados del siglo XVI, nació en Venecia y murió allí en 1569; se le atribuye injus- tamente el descubrimiento de los músculos piramidales, pero si fué el pri- mero que describió los tubos uriníferos, y la naturaleza musculosa de la de la lengua y del cuello de la matriz, sosteniendo que aunque Aquillini descubrió los huesos del oido, á él se debe la descripción.—Escribió va- rias obras, Anatomise liber. Yenetiis.—&.—(Nota del JDr. B. Coivley], [3] Servet, Miguel: nació en Villanueva [Aragón] el año de 1509; estudió Medicina en París, donde enseñó Matemáticas; de un carácter in- constante pasó á Lyon, á Avignon, á Beaujoláis la Borgoña, Viena y á Trellons donde estuvo de corrector de pruebas de imprenta. Anima- do con algunos estudios teológicos que había hecho, se puso á atacar el misterio de la Santísima Trinidad, escribiendo siete libros, por lo que fué arrestado y condenado á ser quemado; aunque logró fugarse, á las pocas semanas fué capturado y quemado vivo en Ginebra el 27 de Octubre de 1553,—-En el Christianismi restitutio se leen pasages que según Bayle y Thillaye prueban “que tenia conocimiento de la circulación de la san- gre—aunque no están expuestas de manera que se pueda atribuir á Servet un conocimiento pleno y entero del movimiento de la sangre, cuyo honor estaba reservado á Harvey”.—(Nota del JDr. B. Cowley). y hombre de un genio singular, somos deudores del des- cubrimiento de la circulación de la sangre que habian sentido los antiguos, y que últimamente perfeccionó Haerveo, á quien injustamente se atribuye todo el ho- nor de la invención que era debido al albéitar español, no siendo esta la única vez que se ha visto frustrada la gloria española por los extranjeros. (1) Falopio dirigió sus miras hacia la matriz, cuyas dependencias conoció, y su nombre se ha trasmitido hasta nosotros en su descu- brimiento (2) Botal dió su nombre al agujero que da paso á la sangre del feto de la aurícula derecha á la iz- quierda. El talento superior de (3) Ingrasias ilustró á los Si- cilianos. Sus tareas se limitaron al conocimiento de los (1) Fallopio [Gabriel]: natural de Modena; no están conformes los autores sobre su nacimiento. Tomassini dice que ocurrió en 1490 y Cas- tellaa y otros en 1523; era apasionado por el estudio, fue Catedrático cu Pisa 1548, y en Padua 1551; aunque era un gran Cirujano, brilló más como Anatómico, llamándosele el Esculapio de su siglo. A él debe- mos la resolución do por qué el párpado superior se mueve después que el orbicular es cortado, puesto que fue el primero que apercibió los mús- culos piramidales; su nombre lo llevan las trompas uterinas, que dió á conocer; escribió muchas obras, entre ellas Observationes anatómica 1561 &., &.—Nota del Dr. li. Cowley. (2) Bota! [Leonardo]: natural de Asti [Piamonte], Doctor en Pavía, fue médico de Cárlos IX y Enrique III: acérrimo partidario de las san- grías; el agujero que ocupa en el feto el tabique inter-auricular, lleva su nombre; pero no es porque el lo descubriese, pues ya antes Galeno lo describió.—Nota del Dr. B. Cowley. (3) Ingrasias [Juan Felipe]: natural de la isla de Sicilia, nació en 1910, Doctor en Padua [1537], Catedrático de Anatomía en Nápoies con tanto aplauso que era poca el aula para contener sus oyentes; dió (y no descubrió) una brillante descripción del esfenoides y del etmoides y todos sabemos que el primero tiene unas apófisis que lleva su nombre, fué el primero que habló del estribo, que Colombus da como descubrimien- to suyo y que Ingrasias llama plagiario; Fallopio asegura que aunque el creyó haberlo descubierto, de justicia le corresponde á Ingrasias, pero otros suponen que la gloria corresponde á Eustaquio. Después de algunos años se retiró Ingrasias á Palermo, donde Felipe II rey de España lo nombró Protomédico de las Sicilias; falleció el 6 de Noviembre de 1580 de 70 anos de edad,—escribió muchas obras.-—Nota del Dr. B. Cowley. huesos; él fué el primero que descubrió el etmoides y un huesecito desconocido de los antiguos, de los que están en la caja del tambor, estapeda ó estribo, cuyo co- nocimiento es necesario para el mecanismo del oido. —En el año de 1611 aparecen ios ilustres Vidus, Vidius (1) y Bartolino (2), cuyos conocimientos conci- taron al primero el honor de ser llamado por un Prínci- pe amante de las Ciencias, á extender sus luces en una nación extranjera. En el año de 1634 vino el inmortal Harvey (3) á cambiar de aspecto la Medicina, poniendo fuera de toda duda el descubrimiento de la circulación de la sangre. A los nombres de estos ilustres anatómicos pueden juntarse los no menos célebres de Beslero (4) que des- (1) Nada sabemos de estos dos autores.—Nota del Dr. JR. Cowley. (2) Bartholin [Tomás] [hijo de otro médico] nació en Copenhague en 1616, estudió en París y Montpellier. Loredano, senador de Yeneoia, lo hizo recibir en la Academia “Degli’lncogniti” de la que él habia puesto los primeros fundamentos; fué nombrado Catedrático de Anatomía en su Ciudad natal [1654] y Decano perpétuo: obtuvo multitud de honores, su juventud la pasó disecando y su vejez escribiendo, por lo que dejó multitud de obras.—La Anatomía de Bartholin era el libro clásico hasta que apareció el de Yerdenheyen; se le atribuye el descubrimiento de los vasos linfáticos, 1654, disputado por otros tres.—Nota del Dr. JR. Coto- ley. (3) Harvey [Guillermo]: nació enFolkton Condado de Kent, Ingla- terra, el 2 de Abril de 1578; viajó por Francia, Doctor en Padua, la Uni- versidad mas célebre en esa época y también de la de Cambridge 1603. Lector de Anatomía del Colegio Real de Londres en 1615 y presidente del Colegio en 1654: médico de Jacobo y Oárlos I, falleció el 30 de Ju- nio de 1657 á los 80 años.—Harvey descubrió la circulación de la san- gre que conocía desde 1619, enseñándola en sus lecciones y publicán- dola en 1628.—En nuestra Real Academia el Profesor Cayro se ocupó del particular del descubrimiento de la circulación con motivo de un discurso inaugural del académico por la sección de Veterinaria D. M. Ramírez. El hecho es que Servet fué el primero que se apercibió de que la sangre pasaba por los pulmones; Colombus, otro de los que dis- putaron á Harvey la gloria del descubrimiento, avanzó algo mas y cono- ció el uso de las válvulas cardiacas.—-Bartholin y Oonsentinus se lo atri- buían al padre Pablo Sarpi, comunmente llamado Fr. Paulo de Venecia. —Nota del Dr. R. Cowley. (4) No lo conocemos.—Nota del Dr. JR. Cowley. cribió las partes de la generación de las mujeres; de Yirsungio, (1) que reconoció el conducto escretorio del páncreas; de Schucidero, que describió la estructura de la nariz, señaló exactamente la de la membrana pituita- na que se conoce con su nombre; de Rndbeek, (2) que dividió con Bartolino la fama del descubrimiento de los vasos quilíferos. Pecqnet (3), Ruiscbio (4) y Nucb (5) siguieron sus pasos: el primero se hizo célebre por el descubrimiento del canal torácico y receptáculo del quilo; Ruiscbio, por el arte de inyectar, en el que so- bresalió, y por la estructura vascular en cuyo exámen se habia ocupado, y Nucb por haber hecho la más exac- ta historia de las glándulas. Este último, precedido de (1) Yirsungus ó Wirsungus.—Juan Gregorio: nació en Baviera, estudió en Padua, 1629, descubrió en 1642 el conducto pancreático que los otros anatómicos tomaron por una arteria; fue asesinado por otro mé- dico para robarle la gloria del descubrimiento. (2) Rudbeck [Oláis], sábio médico y literato sueco: nació en Aro- sen en la Wesmania el 20 de Junio de 1630; viendo sus progresos ana- tómicos lo protegió la reina Cristina y se estableció enllpial, 1657.—C0m0 mo sabemos es uno de los que se disputan el descubrimiento de los va- sos linfáticos, habiendo probado que en 1652 habia hecho experiencias á presencia de la Reina Cristina;—el tercero fué Jolifie de Inglaterra.— Rudbeck escribió mucho.—Nota del Dr. R. Cowley. (3) Pecqnet [Juan], natural de Dieppe: discípulo de la Universidad de Montpellier; su descubrimiento se i quisieron atribuir á Estaquio, exponiéndole que lo habia visto en el caballo, pero el receptáculo conser- va hoy su nombre.—Su afición al aguardiente lo mató, Veau-de me pour lui une eau de mort, falleció en Febrero de 1671.—Nota del Dr. R. Cowley. (4) Ruysch [Federico]: uno de los mas sábios anatómicos que ha tenido Holanda, nació en la Haya el 33 de Marzo de 1638, estudió en Leiden,—ayudado por Swammerdam mejoró el arte de inyectar,—falle- ció el 22 de Febrero de 1731, dejó escritas varias obras y sus trabajos se citan hoy con froto.—Nota del Dr. B. Cowley. (5) Nuck [Antonio], aleman célebre por sus trabajos anatómicos, Catedrático de Anatomía en Leyde, inyectaba con mercurio, describió al- gunas glándulas de que ni Warthon, Stenon, Bartholin ni Rivinius habian hecho mención, aceptó las mamas como glándulas conglomeradas, é hizo otros descubrimientos: falleció en 1742 dejando muchas obras.—Nota del Dr. R. Cowley. Wuarthon (1) que descubrió las glándulas salivares in- feriores, y por STenon (2) que halló los conductos sa- livares superiores, fué seguido por Clopton Havero (3) en la misma carrera. Willis (4) y Wiusew (5) se dedi- caron unos tras de otros á la Anatomía de los nervios y del cerebro. Graas, (6)ylespues de haber descrito los (1) Warton [Tomás]: nació en IGiU en el Ducado de York, lector de Anatomía de Gresham, publicó en 1656 un tratado de Adenographia sive glandulárum totius corporis descriptio, Londini.—Nota del Dr. 11. Cowley. (2) Stenon [Nicolás]: célebre médico, mas tarde Obispo de Tationá- polis y Vicario apostólico de los países Septentrionales, nació en Copen- hague el 10 de Enero de 1638, discípulo de Bartholin, médico do Fer- nando 11, gran Duque de Toscana, 1667. Cosmelll amas detenerlo co- mo médico lo nombra preceptor de su hijo; con este motivo protestó del luteranismo en 1669, fué Catedrático de Anatomía de su pátria en 1670, pero ya católico retornó á Florencia abrazando el estado eclesiástico en 1677, haciéndolo Inocente XI Obispo de Tationapolis en Isauria: falle- ció en Sohwerin Mecklemburgo el 25 de Noviembre de 1686 á los 49 años de edad, enriqueció la Anatomía con muchos conocimientos; uno do los conductos salivares visto por él lleva su nombre, notó las fibras musculares de la faringe y dejó escritas muchas obras de Medicina.—Nota del Dr. Jí. Cowley. (3) Havers (Clopton): médico inglés, publicó en 1691 On some new observationem of the Bones and the parís belonging to them: este trata- do de osteología reapareció en 1729; describió también las glándulas articulares, &.—Nota del Dr. R. Cowley. (4) Willis (Tomás): nació en el Condado de Wilt, Inglaterra, el 6 de Febrero de 1662, fué Catedrático de Filosofía natural.—Cárlos 11, ha- blando de Willis, decia que por sus teorías médicas le había privado de mas sujetos que los que hubiera hecho una armada enemiga: murió en Lóndres el 11 de Noviembre de 1675. Dejó escritas muchas obras, des- collando la de Anatomía del cerebro.—Nota del Dr. R. Cowley. (5) Yieussens (Raimundo): nació en 1641, cursó Medicina en Mont- pellier, dedicándose á disecar principalmente nervios, publicando á los 10 años de trabajos cadavéricos su Nevrología univcrsalis &. La anato- mía es deudora á Yieussens de varios descubrimientos, conservando algu- nos su nombre: falleció en 1716.—Dota del Dr. R. Cowley. (6) Graaf [Reinicr]: nació en un pueblo de Holanda Schoonhove el 10 de Julio de 1641—discípulo de Francisco Dubois más conocido por Silvio de la Boe—se gradúa de Doctor en Angers [Francia], publicó en 1668 su tratado do Anatomía de los órganos de la generación del hom- bre, y cuatro años después el de las mujeres; acusado de plagiario por órganos de la generación, se atrevió á proponer el siste- ma de los huevos para explicar esta operación sublime de la naturaleza. En el curso de sus continuos traba- jos el laborioso Malpigio (1) se propuso descubrir la estructura íntima de las visceras yde la piel. A esto se siguieron Wcnsen y Cwper; (2) cuyos nombres la his- toria ha hecho célebres para siempre. Al periodo de observación que habia ya preparado los materiales y desenvuelto cada una de las partes de las ciencias se siguió el del método de la filosofía: y si las obras de esta época son inferiores en la riqueza de los descubrimientos á las de las otras, estas le escoden considerablemente en el arte de coordinar las ideas mas inconexas yde hacer luminosas Jas mas difíciles. A es- te siglo debemos las obras admirables de Yalsalva, (3) Swammerdam, médico de Amsterdan, prueba su propiedad, aunque le costó la vida, falleciendo de un rapto do cólera el 17 de Agosto de 1672 á los 32 años de edad.—Nota del Dr. 11. Cowley. (1) Malpighi [Marcelo]: nació en Crevalcuore, cerca de Bolonia, el 10 de Marzo de 1628: se graduó de I)r. en 1653, Catedrático en Bolo- nia, la renuncia por la de Pisa, cuyo clima le es perjudicial, pasando á Messina do Profesor.—Los trabajos anatómicos de Malpighi hicieron que el Cardenal Pignatelli lo llevase á Roma de Catedrático cuando ascendió al Papado, bajo el nombre de Inocencio XII. Médico del Papa, murió en el Quirinal á consecuencia de una apoplejía el 29 de Noviembre de 1694, á los 67 años de edad. La ciencia le conserva un eterno recuerdo y los corpúsculos de su nombre harán imperecedera su memoria.—Nota del Doctor B. Cowley. (2) Cowper [Guillermo]: Cirujano de Londres, descubrió las glán- dulas de la uretra, que llevan su nombre [1702]. Escribió varias obras de Anatomía. Mytomía refórmala &, The anatomy of human body.—Nota del Dr. B. Cowley. (3) Yalsalva [Antonio]: nació en Imola en 1666, discípulo de Malpighi: Dr. en Bolonia (1687), y más tarde Catedrático de Anatomía en ella (1697), modificó multitud de instrumentos de Cirujía. Murió en Bolonia el 2 de Febrero de 1723 á los 57 años: dejó muchos escritos, que Morgagni publicó después.—-Nota del Dr. B. Cowley. Morgagni, (1) Heister, (2) Santorino, (3) Albinio (4) y las del inmortal Haller (5). (1) Morgagni [Juan Bautista]: nació en Forli el 25 de Febrero de 1682, cursó Medicina en Bolonia, ayudó á Yalsalva en sus disecciones y trabajos anatómicos sobre el oido. Catedrático en Pádua en (1710), y de Anatomía reemplazando á Molinetti en 1715: falleció el 5 de Diciembre de 1771, á los 89 años. La Anatomía le es deudora de multitud do descubrimientos, músculos del hueso hyoides, de la úvula, faringe, glán- dulas aritenoideas, &. Su De sedibus et causis morborumper anatomem in- dagatis, es una prueba del genio colosal de su autor, escrita á los 80 años de edad, siendo como todas las suyas, una obra clásica.—Nota del Dr. JR. Cowley. (2) Heister [Lorenzo]: nació en Franckfort el 21 de Setiembre de 1683. Protegido por Ruysch, obtuvo, siendo alumno, todos los cadáveres que quiso para perfeccionarse, facilitándole la amistad y protección de Yerheyen, el anatómico más reputado de aquella época. Sabiendo que Boer- baave explicaba en Leyde, se dirije á ella para oirlo. La fama de sus cono- cimientos hizo que se le nombrase Catedrático de Anatomía de Altdorf [5 Diciembre 1711] y más después en Helmstadt, donde murió el 18 de Abril de 1758. La obra de Anatomía de Heister destronó todos los tratados de Anatomía, no usándose en las escuelas más que el suyo.— Compendium anatomicum, veterum recentiorunque observaciones &, Alt- dorfi 1717, [poseo un ejemplar.] Dejó escritas multitud de obras, y fue uno de los primeros en sostener que la catarata dependía de una opaci- dad del cristalino.—Nota del Dr. 11. Coivley. (3) Santorini (Juan Domingo). Demostrador de Anatomía de la escuela de Veneoia, la ciencia conserva su nombre en los emisarios, de- bió haber nacido por los años de 1681, los trabajos de este autor fueron criticados por escesivamente minuciosos, y entre sus publicaciones se cita Istoria dL un feto estratto delle partí deretane, Venise 1727, es decir, historia de un feto extraido por el ano.—Nota del Dr. Ti. Coivley. (4) Albinus (Bernardo): nació en Franckfort, el 24 de Febrero de 1697. Amigo íntimo de Winslow y Senao, cuya amistad contribuyó por la diaria correspondencia anatómica, al progreso de esa ciencia. Su instrucción lo llevó dos veces al Rectorado de la Universidad de Leyde, de que era Catedrático, (1738): falleció el 9 de Setiembre de 1770 á la edad de 73 años y con 50 de profesorado.—Publicó muchas obras, comentó las de los anatómicos antiguos, distinguiéndose en este trabajo por la manera como fué llenada, no creyendo que debia ocultarse los méritos de los antiguos.—Nota del Dr. Ti. Cowley. (5) Haller [Alberto]: discípulo de Boerhaave, nació en 1708 en Berna (Suisa): se graduó de Dr. en 1727, ha sido uno de los médicos que más lia disecado y que más ha publicado; sus talentos le otorgaron una Baronía, haber sido nombrado Consejero del Rey de Inglaterra y Decano déla facultad de Gottinga.—Nota del Dr. It Coivley. F undádo en el hecho solo de la circulación de la san- gre estableció el profundo Boerhaave (1) honor de los médicos modernos, una doctrina que se ven felizmente hermanadas la anatomía y Fisiología, pero este nuevo sistema no llegó ásu perfección, hasta que establecida en Paris la Academia de las Ciencias por el famoso Luis XIV los esfuerzos de Winslow (2) que perfeccionó el sistema de los sólidos, Moran tan conocido por sus excelentes operaciones, de Bertin, (3) señalando la extruc- tura de los riñones; de Senac (4) justamente inmortaliza- do por su tratado del corazón: yde Ferrein (5) tan há- bil anatómico como fisiologista, les ciera un feliz impul- (1) Boerhaave (Hermana,) nació en Holanda el 31 de Diciembre de 1668, en nn pueblo cerca de Leyde, llamado Yoorhout, su reputación fue tal que recibió cartas dirigidas con esta sola dirección, á Boerhaave, en Europa: falleció el 23 de Setiembre de 1738 á los 70 años de edad. —Nota del Dr. B. Coivley. (2) Winslow (Santiago Benigno,) descendiente de Stenon, nació en Odenseé, isla de Fióme, (Dinamarca), el dia 9 de Abril de 1760: se dis- tinguió como anatómico y ya hemos dado más pormenores sobre sus obras; siendo la más importante Exposition anatomique de la Struc- ture du corps Jiumaine.—Paris 1732.—Falleció álos 91 años.—Nota del Dr. R. Cowley. (3) Bertin (José); nació el 25 de Junio de 1712 enTremblay, Dió- cesis de Rennes. Cursó en Paris graduándose de Dr, en 1740, se dedicó con preferencia á los estudios anatómicos, publicó un tratado de Osteo- logía 1754 Paris 4- vol. Su teoría sobre la fonación es curiosa, las conchas de Bertin sirven para conmemorar sus trabajos y sus opiniones sobre la le- gitimidad en los partos tardíos, es interesante.—Nota dél Dr, R. Covvley. (4) Senac (Juan): nació en 1700 en un pueblo cerca de Lombez: del Claustro do Reims, sucedió á Checoyneau en 1752 en la plaza de médico del Rey: falleció el 20 de Diciembre de 1770 á la edad de 70 años, tradujo la Anatomía de Heister en 1724, y sus trabajos se distinguen por el lazo de unión que quiso darle ála Anatomía y á la Patología.— Traité de la structure du coeur, de son action et de ses maladres 1749. Nota dél Dr. R. Covvley. (5) Ferrein (Antonio): Doctor de la Universidad de Montpellier, Catedrático de Anatomía en el jardín del Rey, siguió los cursos de Vieussens y de Deider: ocupó la cátedra vacante de Winslow y falleció el 20 de febrero de 1769 á los 76 años de edad. Publicó un Cours de Medeoine pratiquo 1769, y unos Elementos de Oirujía.—Nota dél Doctor R. Covvley so y preparáronla época en que un Sabatier, (1) Cuvier, (2) Chocier, (3) Boyer, (4) Corvisant (5) en Francia. Soemering, (6) Stein, (7) Rosel de Rosentem (8) en (1) Sabatier (Rafael): nació en París el 11 de Octubre de 1732: á los 17 años era Maestro en Artes, siéndole familiar el inglés, el italiano, el dibujo y la música: interno de la Caridad, médico militar, y funda- dor del Instituto: falleció el 19 de Junio de 1811. Escribió sobre muclias materias de Medicina y una de sus mejores obras es el Traite d¿ Anato- mie, 1764, 3 volúmenes.—-Nota del Dr. R. Covvley. (2) Cuvier i Barón Joijo): nació en Motbelliard en 1769: estudió en Stuttgardt: puede considerarse como el creador de la Anatomía compa- rada, distinguiéndose sus obras por el buen juicio, y sobre todo, por la claridad; falleció el 13 de Mayo do 1832.—Nota del Dr. R. Covvley. (3) Cbaussier (Francisco): nació en Dijon en 1746, Doctor de la Universidad de Besancon el 14 de Enero de 1780, Catedrático de Ana- tomía en París el 9 de Mayo de 1804: falleció el 9 de Junio de 1828 á los 82 años.—La Anatomía le es deudora de una reforma en su no- menclatura.—Nota del Dr. R. Covvley. (4) Boyer (Alexis): nació en Uzerche, Limousin, el 29 de Marzo de 1760, discípulo de Desault, falleció el 25 de Noviembre de 1833. Entre sus inmortales trabajos figurará siempre su Traité complet d‘ ana- tomie ou descríption de toutes los partios du corps liumain.—París 1797 y 1799 4 vol.—Nota del Dr. R. Covvley. (5) Corvisart Desmarest (Juan Nicolás): nació el sde Febrero do 1755 en Drécourt (Champagne,) Discípulo de Desault, Doctor en 1782, Médico déla Caridad en 1788, y no lo fué antes de Necker, por no usar peluca.—Sus estudios sobre la percusión le permitieron conocer á fon- do las lesiones cardiacas. La Anatomía patológica le es deudora de más de una interesante página.—Escribió poco.—Nota del Dr. R. Covvley. (6) Ssemmerring i Samuel;: uno de los más hábiles y más laborio- sos anatómicos de Alemania: nació en Thorn el 25 de Enero de 1755, y puede ser considerado como el fundador de la Anatomía quinujica: falle- ció en Franokfort el 2 do Marzo de 1830. Escribió mucho y sus investiga- ciones no pueden ménos que ponerse siempre en contribución, principal- mente en el estudio del cerebro y del sistema nervioso.—Nota del Dr. íi. Covvley. (7) Stein (Jorge,) nació en Oassel, (Alemania) el 3 de Abril do 1737, Doctor en 1760. Más se distinguió como tocólogo: falleció el 24 de Setiembre de 1803.—Nota del Dr. R. Covvley. (8) Rosen de Rosenstein (Nicolás): nació en Gottenbourg, (Suecia), en 1706. Fué catedrático de Anatomía y falleció el 16 do Julio de 1773, se distinguió por un tratado de enfermedades de niños.—Nota, del Dr. R, Covvley. Alemania Scarpa, (1) Moscati (2) y Cotunicio N. y N. en Italia, Hunter (3) y Mead (4) en Inglaterra, cuyos nombres ilustres la posteridad ha colocado en los prime- ros lugares, no cesaron en este siglo de honrar la Cien- cia del hombre, después de haber dilatado sus límites. Este es, pues, el actual estado de nuestros conoci- mientos anatómicos: abandonada esta ciencia en los primeros tiempos por nécias preocupaciones, despeda- zada después por sectas y facciones filosóficas, se vé últimamente en nuestros dias en aquel grado de esplen- dor y de luz que la colocan en el rango de las ciencias exactas. ¡Gloria á los grandes maestros que nos han precedido! cuyos vastos proyectos llegaron al último ápice de perfección. Sigamos, pues, sus rutas; imite- mos, pues, estos grandes modelos y comenzando por (1) S carpa (Antonio) nació en Alotta Trevise el 13 de Junio do 1747; se dedicó al estudio de la Anatomía, yla quirúrgica, le debe mu- chos desenvolvimientos: sacó del olvido el método del abatimiento para operar la catarata, dió buenas nociones sobre la operación de la ber- nia, fué en fin, gran cirujano.—Nota del Dr. R. Covvley. (2) Mosoati (el Conde) hijo de un hábil cirujano: nació en Milán en Junio de 1739, Catedrático de Anatomía de Pavia en 1764.-—Como ana- tómico ha dejado buenos recuerdos, pero seducido por la política abando- nó los libros y llegó á ser Miembro del Consejo, Director de Instrucción Pública, Consejero, Senador, Dignatario de la Corona de Hierro, Conde, &. y murió en Milán en 1824.—Nota del Dr. R. Covvley. (3) Hunter (Guillermo) nació el 2do Mayo de 1718 en Kilbridge (Escocia;) fué una de las mayores glorias médicas de Inglaterra, y su decisión por los estudios médicos, abandonándolo* teológicos, se le debe á Oullen. Sus trabajos sobre la estructura de los cartílagos le abrió el campo para su reputación de gran anatómico, y más después conquistó la de gran tocólogo. Celibatario y rico, fundó una escuela de Anatomía: falleció el 20 de Marzo de 1783.—Entro sus varias obras debemos citar Medi- cal commentaries.—Londres 1762,—Anatomy of tbe human gravid uterus.—Londres 1775, en inglés y latin.—Two introductory lectores to bis anatómica! course, Londres 1785 &.—Nota del Dr. R. Covvley. (4) Mead (Ricardo) nació el 2de Agosto de 1673 en Stepbey cer- ca de Londres, Doctor en Medicina de Padua, aunque hizo sus estudios filosóficos y médicos en Holanda y Alemania, Módico de Jorge 11, falle- ció el 16 de Febrero do 1754. Mead nunca brilló como un gran anatómi- co.-—iVbfíí del Dr. R. Covvley. donde ellos concluyeron, avancémonos un largo espacio más allá que donde ellos llegaron. Mis demostraciones anatómicas se dividirán en 7 partes: La osteología, la miología, la esplacnología, la angiologia, la neurología, la armologia y la tegolo- gía de los tegumentos. A la primera, después de la descripción osaria agre- garé la del periosto, la de los cartílagos, la de los liga- mentos, glándulas sinoviales, médulas, yemas para cons- tituir su organización estas diferentes sustancias; debo adoptar este órden, suprimiendo los tratados de osteolo- gía fresca y seca según el sistema Winslow. En la 2£ parte trataré de los músculos, porque estos órganos están esparcidos en toda la máquina animal, eje- cutando los movimientos de la misma, después que haga la descripción general de ellos, demostraré la de cada uno en particular; en las demostraciones seguiré con algunas modificando el método de Albino, prefiriéndolo al de Winslow por complicado é incompleto, y porque carece de la exacta determinación de los movimientos de que es susceptible cada músculo. La esplacnología será la segunda parte de nuestras demostraciones, advirtiendo ser la parte más interesan- te de la anatomía, incluyendo en ella las visceras. La angiologia formará la cuarta parte de demostra- ción, comprendiendo los vasos sanguíneos y linfáticos, los que se dividen en venas y arterias; después de expli- car sus relaciones generales, los detallaré cada uno en su particular. La neurologia seguirá á la angiologia, tratando de los nervios, demarcando su organización; recorreré las varias opiniones que existen sobre el modo de ejercer sus funciones, demostraré el origen, organización, curso y distribución de cada uno en particular. Al análisis de los nervios seguirá la armologia que sólo consiste en una recapitulación de la esplacnolo- gía; además demostraré sus diferentes especies y expon- dré su contextura interna. Finalmente, la historia de los tegumentos compren- derá el tejido celular, el cual no solo es una cubierta que encubrirá todas las partes que constituyen la má- quina animal, sino que también entra en la composición de cada una en particular. Además de cuanto concurriere á la forma, dimensio- nes, contextura, relaciones y usos de todas sus partes contribuyentes de la máquina animal, cuidaré de exten- derme sobre muchas observaciones históricas, críticas filosóficas, que contribuirán mucho al mayor aprovecha- miento del estudio de la Medicina y Cirujía. Y vosotros, jóvenes que solícitos y compasivos pen- sáis un dia asistir á vuestros semejantes en el desórden ó la ruina total de sus miembros; vosotros que vais á acercaros al lecho del dolor, donde las enfermedades sangrientas combaten la naturaleza oprimida y se dispu- tan cruelmente una vida desventurada; llegaos áél si no con todos los conocimientos de estos insignes maes- tros, al ménos con el mayor número de sus ideas.—Pue- da la historia de estos hombres, verdaderamente grandes, llenaros de una noble emulación, ó puedan sus nombres respetables infundirnos una parte de aquel génio subli- me que los hizo tan caros á la humanidad.—Habana 8 de Enero de 1819». Este discurso, plagadísimo de erratas, se publicó en las Memorias de la Real Sociedad Económica., Nú- mero 31, correspondiente al 31 de Junio de 1819: al reproducirlo hemos salvado muchas, pues no siendo nues- tro objeto describir los progresos de la Imprenta, bien po- díamos ser fieles copistas á pesar de esas correcciones.— Al ver algunos giros, debe tenerse presente que el autor en aquella época, á pesar de hablar el español, no pe- dia conocerlo tan á fondo que muchas veces no hiciese construcciones italianas. El Dr. Tasso solo explicó dos años, sucediéndole el Ldo. González y el Dr. Castro, y aunque el Ilustrísimo Intendente Ramírez informó favorablemente sobre Tasso al Superior Gobierno, y aun le aconsejó que se dirijiera á Madrid para que más cerca gestionase su nombra- miento en propiedad, el hecho es que Tasso, ya en Eu- ropa y cerca de su pátria volvió á ella y olvidó ]a pe- queña obra que en Cuba habia levantado. XVIÍI. Continuando nuestra interrumpida série de Catedráticos en la Pontificia, vemos que aceptada la renuncia de Machado y dispuesta su provisión, se pre- sentan á optar á ella el Mtro. en Artes y Br. en Medi- cina D. Ignacio V. Ayala y los Bres. D. Bernardo del Riesgo y D. Angel J. Cowiey. Antes de hacerse el nombramiento de Conjueces, recusa Riesgo á los Dres. Sandoval, Yiera, Bohorquez, y Bustillos; con este motivo se instruye un largo expe- diente; pide luego que no sea admitido Cowiey por no tener dos años cumplidos de Br. en Medicina; manifiesta Cowiey que solo le faltan unos dias, pero Riesgo insiste tenazmente, y pidiendo opinión el Rectorado ai Doctor Ayala, como Asesor, expone, que por sensible que sea separar á Cowiey de las oposiciones, le falta el requisito de dos años cumplidos desde su Bachillerato. Citados para picar puntos, sustenta Riesgo Nervo- rum musculorunque actiones a fluido galvánico, máxime adiuvantur quod quidem fluidum non solum metallicos sed etiam animali arcu devolvitur, inde, ed Galvani et Yol- tai opiniones placido sunt foedere conniugendae—y el Maestro Ayala Tantum Musculi involuntaria internos pri- mun optinet locum cor centrum origo que sanguinis cir- calationes calo7'ique vitalis. Los jueces de estas oposiciones fueron el Dr. D. Ni- colás del Valle como Juez Real, y los Dres. Romay, Bernal, Andreu, Hévia y Machado; citados para alegar méritos y nombrar Catedrático, se aprueban los ejercicios de Ayala, y Riesgo obtiene 6 votos para Catedrático, por lo que es declarado como tal, tomando posesión el dia 29 de Mayo de 3 820. La tésis sostenida por Riesgo nos señala que ya se daba importancia á la experimentación, y aunque no aceptemos las conclusiones que Galvani y sus afiliados sostuvieron, el hecho es que se conocía y sostenía un verdadero punto controvertible. Al claro talento de Riesgo le fué fácil desenvolver su tésis y demostrar en su lección mayor caudal de co- nocimientos que su sexagenario coopositor. El Maestro Ayala aspiraba á ser Catedrático de Anatomía á los 65 años de edad, y sin estar dedicado al ejercicio profesional; su tésis como la de Riesgo no son cíe Anatomía, y tampoco presenta el gémo impreso por el período de transición que experimentaba la facultad de Medicina. XIX. Cumple Riesgo su sexenio en 1826 yse convoca á los que quieran optar, presentándose los Bres. D. Gabriel Morales, D. Nicolás J. Gutiérrez y el Dr. Riesgo su último Regente. Un voluminoso expediente forman ios autos de esta oposición: ántes de nombrarse Con jueces principia el Dr. Riesgo por recusar á los Dres. D. Nicolás del Va- lle, D. Agustín Abren, D. Francisco Sandovaly D. An- gel J. Cowley; y el Br. Gutiérrez recusa igualmente á los Dres. D. Antonio Machado, D. Fernando G. del Va- lle, D. Gaspar Zeferino de los Reyes, D. Antonio Viera, D. Simón Hévia, D. Juan Perez Delgado y D. Domingo Rosain. Casi todos los Dres. estaban recusados, y no habién- dose atendido á las que el Dr. Gutiérrez presentó, (se graduó de Dr. durante el largo período que recorrió es- te expediente,) protestó y se dió por separado. El Br. D. Gabriel Morales también se retiró, y cita- do Riesgo para lección, deduce; Osseum fragihilitas á gelatinosa substantice copia dependente eorum duritis d phosphatis caléis predominium. La anterior tésis demuestra adelantos, y sin ser la cuestión de Anatomía descriptiva se notan marcadas ten- dencias á estudios histológicos.—No culpemos á Riesgo de que atribuyera la fragilidad á la sustancia gelatinosa cuando depende por el contrario del fosfato de cal, porque en su época poco se conocía aquí de química anatómica. El estudio sobre la formación de ios callos en las fracturas arrojó los primeros rayos de luz sobre la nu- trición de los huesos, distinguiéndose los trabajos de Haller, De novorum ossium regenere experimen, 1775; y los de Troja, Experimenta circa regenerat ossium, G extingue 1786. La Ciencia moderna ha sido la que ha demostrado que la resistencia ósea es más hija de la cohesión de los elementos que de las condiciones particulares de este mismo elemento, señalando que elementos anatómicos duros pueden formar un tejido friable y blando si ellos tienen poca adherencia; y M. Robin indica entre las cau- sas de resistencia la continuidad, y si su disposición es por simple yuxtaposición, imbricación, enclavamiento, disposición areolar &. Ampliando M. Robin, hace observar que el mismo elemento óseo adquiere mayor dureza en los puntos en que ellos constituyen láminas gruesas, y friabilidad en los que, sin faltar la continuidad, estas son delgadas. Riesgo es verdad que no podia hablar de la diferen- cia del elemento óseo en estado de osteoide y en el de osteoplasta, proporcionando el primero cubiertas fria- bles, y por el contrario el segundo resistentes y duras. La tésis de Riesgo es una cuestión de osteogenia á la altura de esa ciencia entre nosotros en 1826. El Tribunal lo eligió Catedrático, tomando posesión el 22 de Junio de 1827. El estudio teórico de la Anatomía, auxiliado por las lecciones prácticas que dieron, durante la regencia de Riesgo, los Dres. Alonso Fernandez y Gutiérrez, se marca con algunas señales de adelanto: en prueba de ello vemos sostenerse por D. Rapbael Palma, Mensis Aprilis anno MDCCCXXVI:—l 9 Perillustris Bichat vestigia praementes, exhalantium, absorbentiumque vas- sor um systema libentissime explanabimus.—29 Syste- matis capillaris divisionem ipsiasmet a uctoris praecla- rissimi, in capillarem generalem et capillarem pulmona- lemtotisulnis ampíectimur.—39 Nullaincorporehumano pars est, quae vassis capíllaribus omnioo careat.—49 Ge- neralem hujusmodi systematis distributionem demonstra- bimus 59 Structuram cordis intimamque ejus organizatio- nem exhibenms;—y por losepho A Cruce Castellanos.—. 59 Tubi digestivi et iecoris structuram indicabo; eífica- ciamque maximam humoris, ab extremo viscere secreti in digestionis negotio non oblivioni tradam.—69 Absque pbosphate calcáreo ossa nulla fruerentur solídate.—7* Musculorum alii ad vitam animalem, ad organicam alteri destinantur.—89 Cor ínter et pulmones, quorum omnium fabricam explanabo, intimum commercium observatur. Como señal de lo mas avanzado de ese período, vemos al Br. D. Vicentius Antonius de Castro defender el día 7 de Abril de MDCCCXXYII Cuestiones De generali Ana- thomia, de membranis serosis, in genere, et splanchnicis, sinovialibus, articularibus: de tendonum sacculis, & & descollando entre ellos Arachnides, pleuras, pericardium peritonaeum ac peridymos in genere explícabimus. Al poco tiempo de haber obtenido Riesgo la Cátedra se le nombró por el Real Protomedicato para pasar una visita médica á las Boticas de la Isla, y ya cansado, y rodeado de enemistades, creadas en las oposiciones, se estableció en su villa natal (Sti.-Spíritu), por lo que se declaró vacante en 3 de Junio de 1829. XX. Fijados los edictos convocatorios, se inscri- bieron como opositores los Bres. D. José María Gonzá- lez Morillas, D. José de la Luz Hernández, D. Rafael Blanco y Gallardo, D. Manuel Blanco y Solano, D. Bernardo Valdés, y los Dres, D. Gabriel Morales y D. Nicolás J. Gutiérrez. Cansa y fastidia la lectura de los autos de esta opo- sición: el Br. Morillas, apoyado en las anticonstitucio- nales pretensiones de otro opositor, cuando la provi- sión de la Cátedra de Método (1838,) pretende privar á los Catedráticos actuales del derecho que por declato- rias de la Real Audiencia era inherente á su cargo, los recusa á todos; declara á Gutiérrez inhabilitado por ha- ber tomado uno de sus grados en época Constitucional, y en estas pretensiones se pasan algunos meses, presen- tando escritos, y recusando Asesores. Separados de las oposiciones los Bres. Blanco y Ga- llardo, Blanco y Solano, Valdós y el Dr. Morales, son citados los restantes á leer sus lecciones y Morillas de- duce: Cum textus celularis ómnibus in testibus iusit glándulas quaevis ex eis recteconfflatur (Heistier.)—Her- nández: Extremitatis arteriarum usque ad venarum ori- ginem protenduntur (Heister,)—y Gutiérrez; Vasa san- guífera milla in ea arachnoidea, sicus in epidermide cer- ta obsérvala, sunt quamvis á delineatur (Heister.) No es necesario indicar que habíamos llegado á 1830 para comprender por las cuestiones indicadas que ya entre nosotros se descutian y explanaban las más im- portantes. Discípulos Gutiérrez y Hernández de Tasso, dan á conocer la buena fuente en que bebieron. Hernández deduce una bonita cuestión de an- giología, no comprobada en su tiempo porque el escal- pelo no puede llegar á mostrar más que hasta cierto lí- mite, pero resuelta en nuestros dias ante la poderosa ampliación que el microscopio da á los objetos que exa- mina. Gutiérrez entra en una verdadera cuestión anatómi- ca; se consagra á estudiar la invascularidad de ciertos te- jidos, y nutrido con los conocimientos que en su destino de Primer Ayudante Disector de la Cátedra de Anatomía del Hospital Militar habla adquirido, demostró, no solo sus variados conocimientos, sino la profundidad de ellos. Gutiérrez no ejerce hoy la Medicina; así es que po- demos hablar de él, sin que elogiemos al compañero; descansa sobre sus laureles y vive dándonos ejemplo de amor á la Ciencia. El Dr. D. Nicolás J. Gutiérrez obtiene la unánime votación del jurado, compuesto de Romay, Abreu, Cow- ley y Valle, tomando posesión el dia 80 de Abril de 1830. Gutiérrez ha sido el primer Catedrático de Anato- mía que desde que se sentó en la Cátedra mostró su reconocida idoneidad é ilustración, familiarizado con la disección, hábil preparador en cera y dotado de amor por la enseñanza, su entrada en el Profesorado fué be- neficiosa y útil. El período deque nos venimos ocupando pudiera lla- marse con razón anatómico: Alonso Fernandez en el Hospital Militar, Gutiérrez en la Universidad y Castro en S. Juan de Dios sin una rivalidad envidiosa, sino con un estímulo noble y amistoso, nivelaban nuestros estudios anatómicos ála altura de la época. No nos engañare- mos si aseguramos que el éxito coronó los deseos, y contesten por nosotros los B B Josephus González et D. Petrus Nolascus Caballero, que el Martii die 11 anni MDCCCXXXI defendian Apparatus urinalis constat órgano secretorio duplici, duobus meatibus, qui fluidum separatum transmittunt, atque conducumt ad cavum, übi tandiú, plus minusvé, permanet: denique, secundo meatu, qui ei liberum tractura ad ejus ejectionem prse- bet.—De Renibns.— dandam ideam perfectam dis- positionis renum (organorum secretorium urinse.) Eo- rum situm, figuram, ac diversitatem, quee in eorum numero, etvolúmine notantur, manifestabimus.—Ho- rum organorum conformationem ostendemus, eam in fa- cieni anteriorem, posteriorenque dividendo: atque ad eorum relationes diligentér notandas, quod ipsorum circuferentia exhibet dicemus.—4? Duse substantiae dis- tinctee renes componunt; una, qme corticales appelatur, ac altera tubulosa; et quanlibet nomnulli anatomici aliam tertiam admissere, sub nomine mamelonosse; nos quidém ostendemus eam nib.il almd esse nisi summan tubulosa: quo absolutam explicatione prsebébinus.— 5?- Descriptionem ureterum exactissimam exhibebimus. Ad dispositionem vesica generalera exponendam ejus situm suseque figurar diversitatem in distintis vitar epochis manifestabimus. Y también respondan los B. B. Daniel Sariol etD. Thomas Fernandez, que en ((vigésimo die Martii A D MDCCCXXXII sub auspicis Nicolai J. Gutiérrez» sostuvieron.—1 Organi respirationi inser- vientis et cavitatis ipsum continentis descriptionem exhibebimus.— Pulmo, colore coeruleo maculis asper- so distinguitur, quamvis plurimae diíFerentiae, ab aetate, mortis genere, cadaveris situ, atque aeris et sanguinis ipsum pulmonem distendenti quantitate, procedentes observantur quae eiusdem colorem certum teneri difíi- cile reddunt.—3a De ipsiusmet pondere, et volumine, tantundem dicendum.—4a De elementis pulmonem cons- tituentibus ad quaestiones respondebimus.—5a Inter tboracem et pulmonem nullum Sari vacuum in dubium nemo revocare audet.—6?- Quisque pulmo similiter ac cavitas qua ipse includitur, quadam speciali serosa ob- ducitur membrana, quae veluti dúo sacci absque aper- tura possunt contemplan.—7a Pleurarum et Mediasti- ni descriptionem praestabimus. A pesar de que podamos cansar, pero deseando siem- pre que nuestras opiniones descansen en hechos, citare- mos finalmente la de los B. B. Antonius R. González y Carolus Fonseca, sostenidas sub prsesidio D. D. D. Ni- colai J. Gutiérrez 28 Februarii A D MDCCCXXXIII. —Apparatusdigestivus.—la Organain ore contenta nec- nón rnasticationis, deglutionis insalivationisque appa- ratus describemus.— Hujusmodi procedemus cum pharinge et esophago.—3a Pleniús ac überiús respon- debimus quantum interrogan placeat de stomachi et canalis intestinalis, suorum vasorum, nervorum que structura ac situatione.—4a Explicabimus etiam hepa- tis, splenis et pancreatis conformationem.—5a Et quia abdomem, non tantum principaba digestionis organa continet, sed etiam ad hujus functionis perfectionem cum suorum, parietum mota contribuit descriptionem anatomicam suarum partium, constituentium faciemus. Copiadas estas tésis, se verá que no es la buena amistad que nos une al Dr. Gutiérrez, la que ha guiado nuestra pluma, cuando sentamos que habia sido el pri- mer Catedrático de Anatomía que al llegar á Cátedra iba lleno de Ciencia, previéndose felices resultados; ami- gos y enemigos, si es que tiene de los últimos juzguen tras lo reproducido si hemos sido óno imparciaics. La enseñanza de Gutiérrez se hace notar, no tan solo por su extensión, sino que conocedor de la misión de la Anatomía, se concreta al objeto de su ramo, esto es, á dar á conocer descriptiva y estáticamente la organiza- ción. Vacante la Cátedra de Patología por haber pasado Abreu á Fisiología, comprendió Gutiérrez que lle- nadas las necesidades de la asignatura de Anatomía con la Cátedra establecida en el Hospital Militar y que él desempeñaba, debia oponerse á la de Patología, y me- reciendo todos los sufragios (1), quedó aquella vacante el 21 de Setiembre de 1835. XXII. Convocados aspirantes, se presentan como opositores los Bres. D. Francisco Martínez Serrano, D. Estéban González del Valle, D. Vicente Antonio de Castro, el Ldo. D. José González Morillas y los Docto- res D. Fernando González del Valle y D. Pedro Ho- bruitiner. Citados á lección,—después de haberse separado Ser- rano,—Hobruitiner y el Dr. D. Fernando González del Valle, pidió el Ldo. Morillas que no se llevaran á efecto por estar pendientes las reclamaciones que con anteriori- dad tenia hechas sobre que no fueran Jueces los Catedrá- ticos: esto demoró algo lo tramitación del expediente, y como no se le oyó, se dió por separado, deduciendo el Br. D. Estéban González del Valle.—Ossea hregmatis descri- bamus, y el Br. D. Vicente Antonio de Castro—lnde in- fertur ex hujusmodi suhstantiarem discrimine diver ssa- rum encephali portionem quas describere varias esere, functiones est ut mea fert opinio partera medullarem sen- sibilitis muñera unice et exclusive difungi, musculorum motibus preesse instinctihus affectionibus facultatibus, moralibus et intelleciualihus inservire et e contra subs- tantiam cineram nigram et cetera ad alteram primam (1) Véase Cátedra de Patología. nutriendam et inervationis jacturis ocurrendnm a natura destinatmn, ese videtur. Sce.mmerring. El texto de donde se dedujeron estas tésis nos indica el adelanto que se había logrado (i). Nuestro amigo el hoy Dr. D. Esteban González del Valle, fué aprobado en sus actos, lo que nos revela que desarrolló á satisfacción su tésis y que demostró conoci- mientos; eligiendo el Jurado por unanimidad como Cate- drático al Br. D. Vicente A. de Castro que tomó pose- sión el dia 20 de Diciembre de 1835. Castro llegó como, su maestro Gutiérrez, preparado, en primer lugar, por haber sido 1? Disector del Hospital Militar, y en segundo, por haber dado Cursos de neuro- logía y esplacnología en el Hospital de San Juan de Dios, extendiéndolos más después á los de Anatomía Patológica y General. La entrada de Castro era una necesidad, por que des- pués de Gutiérrez solo él podía reemplazarlo. La enseñanza anatómica de Castro, auxiliada por la que seguía profesando Gutiérrez en el Hospital Militar, fué benéfica y se distinguía por sus adelantos.—Veamos las tésis de su período y sean ellas, más que nuestras frases, quienes lo indiquen.—Clemens Martoreíl, Hye- rosunus González, Joaquimmus Rosell et Gabriel Fus- tier sostienen bajo la moderantía de Castro el dia 2 de Marzo de MDCCCXXXVII.—H Quin Anatomía) no- tionibus simus imbuti plerseque scientise medicse partes dense adnubilabuntur.— Ossa (ex sua compositione feré tota calcarea) solidas et duriores corporis humani partes esse, asseruimus.—3?- Ista, mem rana tenuissimá periosteum nuncupata, sunt externé atque interné ves- tita.—Abdomnis musculi scrupu losé narrabuntur, nec recentiores P. P. Chaussier et Dum as nomen- clatura), silentio omittentur.-— Abdominis partes (1) Obra en que descuellan las más notables y minuciosas descrip- ciones del cerebro, médula y nervios. ni tres regiones al> nnatomicis distributas, describe- mus, et viscera, quae situ naturali ipsis competunt orationem extensé peragemus.—6* Renalia organa, situ, figura, textura atque usibus é cseteris visceribus sese differunt. Ad nostrum pertinet opus ñervos et quó- tuplices isti sunt definiré; tredecim pares celébrales ex qua massse encephalicse parte originem trahunt, de quonarn cranei foramine quisque egreditur, explanabi- mus, ñeque suse distributionis organa sunt obliviscenda. —Theses ab universa Medicina deprompt® quas pro literario certamine discusión i subjecit. B. Joaquín de la Vega, praeside adstante, D. I). D. Angelo Josepho Cow- ley Cathedrae tberapeuticae raoderatore in hae-Regia Pontifici'aque Umversitate, Habanensi Die 20 men- sis Aprilis A D MDCCCXXXVIíI Mane, hora decima. —1? Apparatum auditivum tripattitum considerado; in auditivum, scilicet, emissariume xternum, auditum mé- dium et internum.—2£ Variae, quae auditum externum partes componunt; ejusque términos et relationes, expo- nan.— Quae in tympani cavitate organa inclusa ma- nent, et quae labyrinthum constituunt; auditivi nervi originem et distributionem inhoc apparatu explicado.— Denique exquisitam sensibilitatem, qua hujusmodi apparatus prseditus observatur, ñervo quinti paris attri- buendum, et nervum anditivum conductoris vicem tan- tum gerere demostrado. Algunas otras pudiéramos transcribir, bastándonos indicar que en una de 1841 se trató extensamente del cerebro, cerebelo, médula espinal, humor céfalo-raqui- diano & &, que en 1841 se explicó Nervorum octavi paris locum et connexiones designabimus: y Paulus Isidorus Verdugo, Cuicumque quaestioni, quae de syste- ma lymphatico nobis fiat, respondebimus, & &. La Anatomía en la Universidad Pontificia de la Ha- bana debe sus primeros pasos á Cordova y á Tasso, y su progreso y desarrollo á los Dres. Alonso Fernandez, Gutiérrez y Castro. CATEDRÁTICOS HASTA LA FECHA. J842. Dr. D. Nicolás!. Gutiérrez, (renunció). 1848.—Dr. D. José Benjumeda, (renunció). 1856.—Dr. D. Manuel Sánchez Bustamante, (que lo es actualmente). VISPERAS. (CATEDRA DE PATOLOGIA). Indicado en anteriores páginas lo que fueron entre nosotros los estudios fisiológicos y anatómicos hasta 1820, fácil será comprender los inconvenientes con que se lucharía para el estudio de la Patología: ignorada la estructura, textura y hasta el sitio de algunos órganos, se iniciaba en una Ciencia, que es un caos si no se cono- cen bien las dos primeras. PATOLOGIA 1730 Dr. D. José Arango Barrios.—l 736 29 sexenio del Dr. D. José Arango Barrios.—l 742 39 sexenio del Dr. D. José Arango Barrios (Catedrático jubilado).—l77s Dr. D. Nicolás del Valle.—l7Bl Dr. D. José de Jesús Mendez.—l7B6 Dr. D. Agustín Florencio Rodríguez Bedia.—1791 Dr. D. Tomás Romaj.—l79B Dr. D. Juan Francisco Pachón.—1804 Dr. D. Bernabé Vargas.— 1808 Dr. D. Nicolás Vicente del Valle.—lßl4 Dr. D. Pablo José Marín —1822 Dr. D. Agustín Encinoso de Abren.-—1829 2® sexenio del Dr. D. Agustín Encinoso de Abren.—lß3s Dr. D, Nicolás José Gutiérrez. I. En el Cláustro de 12 de Noviembre de 1730, se dió cuenta de una petición del Br. D. José Arango y Barrios, ofreciendo leer como interino la Cátedra de Vísperas, ála que estaba opuesto. El Claustro acordó que se le despachase título de interino, con cuyo carác- ter se conservó por solo dias, pues el 25 del mismo mes y año se le confirió la propiedad, en virtud de haber obtenido todos los sufragios en el acto de la oposición. De esta oposición, como de todas las de principio y mediado del siglo pasado, no existen los autos; pero como ya sabemos que á falta de Dres., Ldos. y Bachi- lleres en Medicina, podian entrar Maestros en Artes á formar Tribunales, es casi seguro que á estas concur- rirían, por no haber Profesores Médicos en número suficiente y estar eximidos los Cirujanos Romancistas, por carecer de grados Académicos, y nosotros creemos que con mas razón debieron eximirse por la pobrísima ó nula educación Médica que poseian. Por más que hemos inquirido quien sería un Br. Moreno, que formó parte del Tribunal que examinó á Medrano en 1730, nada hemos podido averiguar; pero es más que probable que tal vez fuese Conjuez en estas oposiciones en unión del Dr. Fontayne y de los Bres. D. Felipe A costa, D. José María Aparicio y D. Ambro- sio Medrano. Posesionado Arango Barrios de su Cátedra, no pode- mos graduar el mérito de sus lecciones, y á pesar de que constan multitud de actos presididos por él, no se consignan las materias sustentadas. Cuando en la série de Dres. hablemos de Arango Barrios, haremos notar su constancia y su espíritu de Corporación, cualidades que, sin grandes esfuerzos, nos inclinan á creer que durante su larga regencia demos- traría celo y asiduidad. 11. Decidido y entusiasta por la enseñanza Médi- ca, se opuso al terminar su sexenio, obteniéndola por unanimidad en 1736. 111. Vacante en 1742, hizo por tercera y última vez oposición, en razón de haber sido declarado por S. M. Catedrático jubilado. No dudamos que Arango Barrios desempeñase con aplausos su asignatura: encanecido en ella, probada su inteligencia en sus estudios artísticos (Artes) y teológi- cos y dotado de una constancia demostrada, fácil es creer que llegara, á los cuarenta años de continuadas explicaciones, á poseer un buen caudal de conocimien- tos, lo que no era muy difícil de lograrse durante el tiempo de oscurantismo que en instrucción Médica cor- responde, en Cuba, á los años en que él la regenteó. Si alguna grave censura merece el plan de 1734 es la falta de perpetuidad de las Cátedras, porque creemos que solo el hábito de enseñar forma Profesores. Afortu- nadamente este inconveniente lo hemos visto suplido durante algunos años por el buen deseo que animaban á sus Regentes, y entre ellos á Arango Barrios, que sin in- terrupción desempeñó su Cátedra desde 1730 hasta 1775. IV. La muerte de Arango Barrios dejó vacante la Cátedra, y como aspirante á ella se presentó el Br. don Nicolás del Valle, Jefe de una familia de Médicos ex- tinguida en 1872 por la muerte de su nieto, lo que ha hecho que el nombre de Valle haya figurado en nuestra nómina profesional por más de un siglo. Los actos de la oposición le fueron favorables al Br. Valle, tomando posesión el 7 de Junio de 1775. Amigo y practicante del Dr. D. José Melquíades Aparicio, hizo su aprendizaje clínico en el Hospital Mi- litar del Pilar, fuente en aquellos dias la más fecunda para cultivar la Ciencia. Dotado de clara inteligencia y preparado por su per- manencia hospitaliaria para ser un buen Profesor de Patología, dió sus lecciones basadas en los frutos que la observación clínica le habia sugerido. Su ingreso constituyó un débil progreso, y aunque mínimo, todos sabemos que en las Ciencias no se adelan- ta con la rapidez que fuera de desear. El Dr. Valle pudo ser conocido por Profesores que aun existen, y aunque le trataron en sus últimos años, pues falleció en 182], reconocieron en él amor á la ins- trucción, inteligencia v no escasos conocimientos. ’ D •/ V. Terminado su sexenio y llenos los requisitos re- glamentarios, se opuso á ella el Br. D>José de Jesús Mendez, tomando posesión el 4 de Julio de 1781. alcanzado también el Dr. Mendez por Médicos que aur boy viven (falleció el 2 de Octubre 1819,) según ellos no le faltaban alguna ilustración y buena inteligen- cia. Si el favor público fuese un dato seguro para poder juzgar del mérito del que lo obtiene, muy satisfactorio seria el juicio que del Dr. Mendez pudiéramos hacer; pero como no siempre es justa el aura popular, ni tam- poco su posición de Protornédico nos hace prejuzgar reconocido mérito, dejamos en suspenso todo juicio apreciativo, consignando solo, que el amor á la enseñan- za no germinaba en él, verdad que hemos oido á mas de un labio autorizado, y que se comprueba por la renun- cia que hizo de su Cátedra antes de concluir el sexe- nio. YL En virtud de la vacante de que hemos hecho mención en el párrafo anterior, se opuso á esta Cátedra el Br. D. Agustin Florencio Rodriguez Bedia, el que, aprobado y electo, tomó posesión el i 9 de Setiembre de 1786. El Br. Rodríguez no profesaba á la Medicina todo el amor que ella merece é inspira, ni mucho ménos se lo despertaba su enseñanza, porque en las mismas horas en que ésta debia absorberle toda su atención, se consa- graba á estudiar Teología, para vestir como vistió há- bitos religiosos. Logrados sus deseos, prestó como excusa su calidad de Sacerdote para renunciar la Cátedra en 1790. Sensible fué para las Ciencias Médicas el que Rodrí- guez Bedia no las continuara cultivando, pues en las oposiciones á la Cátedra que obtuvo, y en las de Método que al mismo tiempo hizo, dió muestras de una clara y despejada inteligencia. Permitidos eran en aquella época el ejercicio Sacerdo- tal y ed exclusivamente Médico; pero Rodíiguez Bedia que más tarde volvió á dedicarse á la Medicina, encan- tado sin duda por la realización de sus más ardientes de- seos dejó en 1790 de ser Médico para ser solo Fraile. A pesar de las buenas dotes intelectuales que se le reconocen á Rodríguez Bedía, no puede señalarse su Regencia como de adelanto para la asignatura de Pato- logía; y esto se explica bien, porque mal podia armoni- zar el estudio de la Sagrada Escritura; Melchor Cano y Teología moral que tenia que hacer, con las indispensa- bles lecturas de la Sintomatología del parafímosis, de la satiriasis ó de la ninfomanía que tal vez le corresponde- ría explicar al siguiente dia, materias que sin duda re- pugnaría tocarlas el místico Sacerdote. VIL Publicada la vacante de esta asignatura, se presentó como aspirante el Maestro en Artes y Br. en Medicina D. Tomás Romay. Precedía á Romay en estas oposiciones el buen y bien justo nombre que habla adquirido en el desempeño de la Cátedra del Texto Aristotélico que obtuvo por opo- sición en 1785. Aunque Romay nunca descolló como Clínico—hom- bre de profunda ilustración, de un talento extraordinario yde un juicio severo y exacto, dió á sus lecciones un gran impulso, observándose durante la época de su Re- gencia un adelanto que los mismos hombres de su época admiraron. Galeno ante sus ojos era una gran figura; pero esta- ba muy léjos de prestarle la veneración que hasta 1791 se le venía rindiendo en la Pontificia: arrojó el ídolo y en alas de su génio fijó á los alumnos la verdadera ten- dencia de la Ciencia de su cargo Si examinamos sus variados escritos, notarémos que al que gustoso ocupa- ba un distinguido puesto en la Exedra de los Filósofos, habiade repugnarle tratar de la materia, pero compren- diendo que era indispensable en Patología el dedicarse á ella, sm abandonar sus gustos ni el asiento de honor que en la misma Exedra ó en el Academium habla con- quistado, se limitó en Cátedra á tratar de lesiones, á in- dagar síntomas y á enseñar á inquirirlos, imprimiendo á su asignatura una importancia extraordinariamente su- perior á lo que en el pausado movimiento de aquellas horas correspondía. La Regencia de Romay en la Cátedra de Patología puede estimarse como una de las causales que produje- ron la regeneración Médica por él iniciada. Al oponerse á la Cátedra sostuvo Inter causas pro- catharticas quce est sanguinis vomitum, phtisim et puri purgationem sursum producere possunt, non infimun lo- cum obtinet contagium. La expuesta tésis ya prejuzga mejores dias para la asignatura de Patología: la idea del contagio de la tisis es estudiada, y cualesquiera que fuesen las opiniones sustentadas por Romay, el hecho es que aun la Ciencia no tiene sancionado nada, estando la cuestión sobre el tapete. Aprobado Romay en sus ejercicios de oposición, se le dió posesión en 6 de Diciembre de 1791. De sentirse fue que solo hubiese completado su se- xenio, y aunque en nuestros lábios jamás podrá tener una amarga censura el Dr. Romay, sí le culpamos el que no hubiese hecho nuevas oposiciones, cuyos éxitos indiscutiblemente le hubieran sido seguros, porque con- tinuando en la Cátedra, su inteligencia, ilustración y ce- lo lo hubieran llevado hasta hacerse nuestro primer pro- fesor de Patología. VIII. Cumplido el sexenio de Romay, se opuso á la Cátedra el Br. D. Juan Francisco Pachón, al que se le dió posesión el 9de Marzo de 1798. Nada podemos decir sobre este período por no arrojar ninguna luz los documentos Universitarios que hemos consultado. IX. Al concluir Pachón su tiempo Reglamentario, y vacante por lo tanto la asignatura, se presentó como opositor el Br. D. Bernabé de Vargas, el que sostuvo en el acto de la oposición Vichis ratio observanda est in morborum curatione. Aprobado y electo por el Tribunal, compuesto délos Dres. D. José Caro, D. Nicolás del Valle, D. Roque Ojarvide, D. José de Jesús Mendez, D. Benito Morales y D. José Perez Bohorquez, se le dió posesión el 6de Junio de 1804. La cuestión sostenida es mas de Terapéutica Gene- ral y su desarrollo satisfaría al Jurado que lo aprobó por unanimidad. X. Obligado Vargas á establecerse en S. Julián de los Güines, renuncia su Cátedra en 26 de Noviembre de 1808, y convocados los que quisieran aspirar á ella, se presentó el Br. D. Nicolás Vicente del Valle, hijo del Protomédicoy Ex-Catedrático del mismo nombre, el que en su lección deduce y sostiene: Causa materialis ex qua intrinsese considérala internas que intemperierum sunt fluide qui in cor por e iusunt. La sustentación de esta tésis de Etiología, mereció que el Jurado, compuesto del Sr. Dr. Decano D. José Julián Ayala y de los Dres. D. Tomás Romay, D. Agus- tín Rodríguez, D. Francisco Y. Soria, D. José Antonio Bernal y D. Márcos Sánchez Rubio lo aprobasen uná- nimemente, dándosele posesión el dia 22 de Diciembre de 1808. A pesar de que el Dr. D. Nicolás Vicente del Valle haya llegado hasta nosotros (falleció el IB de Octubre de 1859.) Como solo hemos de juzgar la influencia que haya ejercido en la enseñanza médica durante su tiem- po de regencia y no al Profesor, poco podremos decir respecto á este período. XI. En 1814 terminó el sexenio del antecesor y declarada la vacante, aspiró áella el Br. D. Pablo J. Ma- rín y Pegudo, el que dedujo el dia de su lección: Om- nes morbi a replectione vel á inactione proveniunt, id est a vigore vel d debilítate. Las doctrinas de las dualidades morbosas han sido altares en que en nuestros pasados tiempos se han ofre- cido sacrificios: por fortuna á fuerza de tristes desen- gaños se ha visto que á pesar de la seducción que llevan al espíritu, al tratar de generalizarse, se socavan por sus bases, producen graves errores, y más que todo, que léjos de hacer progresar 3a Ciencia la retrogradan y la detienen. Las dicotomías médicas no han hecho mas que faci- litar á la inteligencia una división halagadora, aunque no verdadera. No debe sorprendernos el asentimiento que obtuvie- ron todas estas, porque creando una Patología fácil, como consecuencia ineludible le seguia una Terapéutica dual y no ménos cómoda: sin ser doble, vino tras ellas la teoría de los Elementos Patológicos, la que, aunque aparentemente dilataba el campo, solo facilitaba el tra- tamiento, torturando de una manera horrible el Diagnós- tico. Si ála escuela conciliadora le cupo la gloria de contener el exclusivismo de las doctrinas vitalistas y organicistas la anátomo-fisiológica, restringió también las dicotómicas que por su fácil agrupación y antigüe- dad cobijaban á multitud de prosélitos. Educado el Br. Marín en la época del mayor apogeo de una de esas sectas, su proposición sostenida en los ac- tos de prueba de la oposición, tenia que ser en ese sen- tido; y aprobado en sus ejercicios por el jurado que ios calificaba, compuesto de los Dres, D. Nicolás del Valle, D. Pedro Andreu, D. José de Jesús Mendez, D. Antonio Viera, D. Tomás Romay y D. Simón V. de Hevia, se le dió posesión el 28 de Febrero de 1815. El Dr. D. Nicolás José Gutiérrez en su Discurso pronunciado en la sesión solemne de la Real Acade- mia de Ciencias Médicas celebrada el 19 de Mar- zo de 1873 (1) nos dice que el Dr. Marin, en unión de otros, fué uno de los que pudieron, por su propio ge- nio, levantarse una reputación profesional en medio de las circunstancias tan desfavorables de su época. Cor- respondiente á este período citarémos la tésis sostenida por los B. B. D. Domingo Rosain y D. Ildefonso San- (1) Anales de la Academia, tomo 10 pág. 11. cbez dedicada Beatissim® Virgini Mari® Redemptrici Captivorum proclamat®. —Hastotius medicin® tbeses.— Reverenti animo devotoque corde.—D. O. C. Phatolo- gla —Deffendimus, absurdum esse asserere partes so- lidas, et non liquidas in morbis partis.—2* Motum igi- tur humorum compescendo acutí curnntnr Cronici autem solidorum torsum amissura restltuendo. In omni curatione ®grotantes vires primum sunt expectand®, qu® si valid® sunt ac robust® eam opitulantur;—si vero languid® ac débiles eam—prohibent.—4? Actio l®esa á causa morbi provenit—Theses Emmanuel García Montiel praeside D. D. D. Simone Vicentio de Hevia die VI Angustí anni MDCCCXVIII.—Morbos genera- O O liter omnes, vel ab excessu, defectuve actionis, aut or- gánico aliquo vitio ortum ducere arbitramur. Aérem universaliorem raorborum essq causam con- templamur. Quae omnia vitam et salutem sustinent nostram, ipsamet morborum causas praebent. Qui tempestatibus armi morbi contingere consue verunt, cumilis aetatibus proprüs analogiam refe- runt. Pjrexia et Febris non sunt temeré confundendae. Peculiares poeritiae senectutisque infirmitates feré sunt astnenicae; inventuti adscribuntur stbenicae. Favorecido el Dr. Marín por una numerosa cliente- la y más excitado que animado para la regencia de la Cátedra de su cargo, viendo la imposibilidad de armoni- zar la asistencia de ella y de sus enfermos, la renunció el 26 de Mayo de 1820. XII. La anterior renuncia hizo declarar vacante la Cátedra, presentándose como aspirantes el Ldo. D. An- tonio Basilio del Noval y los Bres. D. Agustin Encinoso de Abreu, D. Gaspar Zeferino délos Reyes, D. Ildefon- so Sánchez, D, Domingo Rosain y D. Angel del Pilar Manzano. Al iniciarse el expediente recusó como Jueces el Br. Rosain á los Dres. Bernal, Romay, Hevia y Riesgo, siendo también recusados por el Br. Abreu ios Dres. Bohorques, Viera y Sandoval. Figura en este expediente una exposición que, como documento curioso y como prueba á la vez de las tenta- tivas hechas para quitar trabas á la enseñanza, vamos á transcribirla: «D. Agustin E. Abreu, opositor á la Cátedra de Vís- peras de Medicina, á U. S. Rma. respetuosamente dice: que habiéndose convocado Claustro de Catedráticos pa- ra mañana 3 del corriente á fin de tratar sobre si los exámenes para la provisión de la Cátedra á que está opuesto, deben verificarse en nuestro idioma, no puede ménos que presentar algunas reflexiones para que te- niéndolas en consideración V. S. Rma. y el respetable Claustro que se ha convocado, resuelvan lo más confor- me ájusticia. La Comisión de Instrucción pública pro- puso á S. M. en 15 de Agosto último el plan de autores que debian estudiarse interinamente en las Universida- des, el cual se sirvió aprobar á consecuencia de lo preve- nido en el art.° 5? del Decreto de las Cortes de 6 de Agosto último, que comunica de oficio al Excmo. Sr. Je- fe Superior Político en Real Orden de 9 de Octubre del año pasado de 1820, inserta en el Diario del Gobierno de 19 de Enero de este año. Oigamos lo que dice la Comisión, hablando del plan que debe adoptarse en el estudio de la Medicina. Esta dificultad (de encontrar obras elementales para aprender esta facultad,) se au- mentó entóneos con el empeño que se tuvo en que la Medicina se enseñase, en latín, privándose así del auxilio que pudiera recibir la enseñanza de algunos tratados elementales que ya corrian en Castellano y dejando atrasada la ciencia casi la mitad de un siglo. En segui- da, fijando los autores que debian adoptarse para la en- señanza de la Anatomía, sustituye el Compendio de Heister escrito en latin y asignado al plan de 1804 el curso de Lacaba y Bonells escrito en Castellano, á los tratados de Caldani escrito en latin según las doctrinas del ciudadano Dumas y publicado en Castellano por D, Juan V. Carrasco’y los elementos de Higiene de Tornelle (1) y si para el estudio de la Patología prefiere á Caldani es solamente (son sus palabras) porque no existe hasta ahora tratado alguno en Castellano en que se enseñan sus verdaderos progresos y por no haberse publicado aun la traducción de los Elementos de Mr. Chomel que son los únicos que pudieran llenar este vacío. Están pu- blicadoslos Elementos de Chomel, entre pocos días con- tarémos numerosos ejemplares y hé aquí como la ense- ñanza de la Medicina entera se hará y muy en breve en nuestro idioma. Y en vista de estas razones, quién dudará que la Comisión de Instrucción pública ha propuesto que la Medicina debe enseñarse en Castellano, y así lo ha apro- bado S. M. cuando aparece de Real Orden. En esta misma Universidad no se enseña actualmente la Fisiolo- gía y la Anatomía en Castellano, y si tuviéramos los elementos de Chomel no sucedería lo mismo en la Pato- logía. ¿Y si estas Ciencias se aprendan yse explican en nuestro idioma, cómo es que las oposiciones á las re- feridas Cátedras no deben verificarse en el propio? Ya están persuadidos todos los sábios que las Ciencias natu- rales y principalmente la Medicina deben estudiarse en lengua vulgar, de otro modo se atrasa su progreso. En esta virtud piden que las oposiciones sean en Caste- llano.» El opositor Noval reclamó en 23 de Julio del mismo año para que se leyera en latín. Muerto el Proto-Médico Regente durante el período de tramitación de los autos, recusó el Br. Abreu á su hijo D. Nicolás Vicente. Citados para deducir lecciones y habiéndose separa- do los Bres. Manzano, Sánchez y Reyes, leyó en latin el Ldo. Noval sobre la siguiente tesis: Morbis epidemici (1) Debe ser Tournelle que publicó unos Elementos de Higiene en 1802, peculiarem hahet genium ei morbis ejusdem generis diver- sum. Abreu en castellano: La alteración que experi- menta la st7isibilidad orgánica es la que constituye la esencia y el principio de las inflamaciones: y Rosain tam- bién en castellano: Las causas de las enfermedades se deben inquirir tanto en los sólidos como en los fluidos. El Fiscal representó por haberse sustentado y ar- güido en español, manifestando «que era indispensable que fuese en latin como se tenia dispuesto desde Junio de 1422.» Reunidos para votar los Jueces, Dres. Perez Delga- do, Hernández, Sánchez Rubio, N. del Valle, Andreu y Machado, obtuvo Abren cuatro votos, tomando posesión el 21 de Junio de 1822. La enseñanza Patológica adquirió más extensión y solidez durante la regencia del Dr. Abreu á pesar de sus faltas de asistencia á Cátedra. Partidario acérrimo de las doctrinas de Broussais, se puso á la altura de la épo- ca, y si no dejó, como tampoco dejó el Maestro á quien siguió, un indestructible monumento en Patología, diseminó las indiscutibles y sólidas verdades que harán imperecedero el ilustre nombre deProfesor de Val-de- Grace. Copiaremos algunas de las materias explicadas y sos- tenidas en las Tésis de su período para justificación de nuestro aserto Theses quas sub auspiciis D. D. D. Agus- tini E. de Abreu Pathologiae Proffesoris discssioni subji- cit D. Kaphael Palma.—Aprilis anno MDCCCXXXVI, Broussais mihi quidem est auctor, ut omnes hoemorrbagías activas esse credamus.— Dyssenteriam itaque á sensibilitatis organicae augmento, aut irritabili- tatis mucosae intestinalis excessu lepetandam esse vi- detur. Pthysisgeneralisque consumptio ab irritabilitatis augmento in aliqua corporis parte suum originem tra- hunt.— Omnes afectiones variolossae á gastro-ente- rite proveniunt.—-5* Dolor non semper inflammationis sistit comes. XIII. Vacante la Cátedra por haber cumplido su tiempo el Dr. Abreu, se volvió á oponer, teniendo de co- opositor alLdo. D. José de la Luz Hernández, el quesos- tuvo Fiat autem Me morhus Me máxime quee augustos úte- ros habet aut cervicem ultra pudendum sitam Et ex inde deducitur: ut morhus non in liquidi sed in solido tan- tum incolat—y Abreu: Omnes tuberculi strumac nec non etiam cuiuscumque partís hepatizationis ad super irrita- tione crónica germinare videntur. Preparado Abreu por los seis años que llevaba en la Regencia de dicha Cátedra, se ocupó de una cuestión de carácter práctico y de importante estudio. Los Dres. D. Tomás Romay, D. Lorenzo Hernán- dez, D. Pablo Marin, D. Gabriel Morales, D. Nicolás Gutiérrez y D. Vicente Perez Infante que formaron el Tribunal, eligieron por unanimidad al Dr. Abreu de Ca- tedrático de segundo sexenio, tomando posesión el 29 de Enero de 1829. XIV. Opuesto el Dr. Abreu á Fisiología (y nom- brado Profesor de esa asignatura,) quedó vacante la de Patología, presentándose como opositores el Catedrático de la de Anatomía Dr, D. Nicolás Gutiérrez, el Dr. D. Pedro Hobruitiner y el Ldo. D. José González Morillas. Hobruitiner sostuvo Morhi a temper.amenti modifi- cantur.—Morillas protestó y no leyó; y Gutiérrez Morbo in quo d externa vi producitur hcemorrhagia cetcere hce- morrhagia que expontanea dicitur activa sunt. El Jurado Calificador, formado por los Dres. D. To- más Romay, D. Angel José Cowley, D. Agustín Enci- noso de Abren, D. Simón Vicente deHevia y D. Fernan- do González del Valle, aprobó y eligió por unanimi- dad al Dr. D. Nicolás José Gutiérrez, el que tomó pose- sión el 21 de Setiembre de 1835. Habiéndonos servido las tésis sostenidas en los gra- dos de Br. en Medicina, para apreciar el progreso reali- zado durante la Regencia de cada Profesor, transcribi- rémos algunas, las que bien á las claras atestiguan que fué beneficioso el ingreso del Dr. Gutiérrez.—Thesse. B. B. Joseplms Marcos et Serapiuis á Lezama Anuí MDCCCXXXVI Pathologa.—l* Symthomata localia sunt prima quse in morbis animavertenda sunt.—4? Dolor non semper est inflammationes comes.— Inflammatio semper fluidos partís inflammatse immutat, et aliquando totam humorum massam.—4? Sympatiaí sunt magis vel minus numerosse prout majorem vel minoren, sensibilita- tem subjecti et organi irritationern.— Febrisest efectus irritationis primitivas aut sympaticas cordis.— K ma- jore influxu agentium naturas, irritatio evolvitur.—Me- dicae Theses—quas moderanteD. D. D. Angelo Josepho Cowley. Terapenticae Cathedram Regente publice, in liac Regia Pontificiaque Universitate sustinebunt: D. D. Jacobus María de Barros et Félix Struch. Habana die 26 Mensis Juni anni MDCCCXLI- Patliologla.—B? Ad morborum sitium dignoscendum sensus et ratiocinatio nos adducere opertebit.—íF Rationales Pathologiae in perfectos dignostico consistit—lo Dolor in thoracis latere praesens pro patognomonico pleuritidis signo minimé habendus.—ll A chlorosi anemia propiís caracteribus discriminatur.—12 Hystericse passionis symptbiomata, et quae super eiusdem natura excogitatae sunt, diversas oppiniones enumerabimus.—l3 Quo plures á morbo sympathiae extenduntur, hoc magis ad moerorem perve- niunt prognostica. EIDr. D. Nicolás José Gutiérrez, después de su via- je á Europa, en cuyos Hospitales, Aulas, Anfiteatros y Sociedades dilató su instrucción, pudo y dió mayor im- pulso á la enseñanza de su asignatura. Conocidos de todos son sus gigantescos esfuerzos á fa- vor de nuestro progreso intelectual, logrando ver realiza- das algunas de sus aspiraciones, así en la Cátedra, au- mentando el Museo, redactando periódicos médicos y fundando, en fin, entre nosotros la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales. Ante estas pruebas de entusiasmo, nadie podrá traducir como una falsa lisonja el que consignemos que lia sido el Profesor que de una manera manifiesta lia influido más en el desarrollo y progreso científico de la Isla de Cuba. El Dr. Gutiérrez ha sido el último Catedrático de Patología de la Real y Pontificia, y creada la Real y Literaria se le designó para la de Anatomía descriptiva que renunció á los pocos años de su desempeño. CATEDRÁTICOS QUE LA HAN SERVIDO DESPUES. 24 Octubre de 1842.—Dr. D. Vicente Antonio Cas- tro, (se ausentó y la renunció en 1856.) 1856.—Dr. D. Julio J. Le-Riverend, (vacó por su muerte el 7 de Abril de 1864.) 1864.—Dr, D. Félix Giralt, (pasó á Clínica en 1866.) 1866.—Dr. D. Antonio Mestre, (cesante por re- forma.) 1872.—Dr. D. José Antonio Reynés, (que lo es ac- tualmente.) METODO. (CATEDRA DE TERAPEUTICA). 1730 Dr. D. José Melquíades Aparicio.—l 736 29 se- xenio del Dr. D. José M. Aparicio.—l 742 3.er sexenio del Dr. José M. Aparicio.—l74B Catedrático Jubilado Dr. D. José M. Aparicio.—l77s Dr. D. Gregorio del Rey.—l7Bo Dr. D. Roque Oyarvide.—1786 Dr. Don Luis Machado.—l 792 Dr. D. José Perez Bohorquez.— 1798 Dr. D. José M* Perez.—-1803 Dr. D. Roque Oyar- vide.—lßo7 Dr. D. Marcos S. Rubio.—lßl3 Dr. D. Si- món V. Hevia.—lßl9 Dr. D. Francisco Sandoval.—lß2s Dr. D. Angel J. Cowley.—lß3l continuó como interino el Dr. D. Angel J. Cowley hasta 1838 que, en virtud de las nuevas oposiciones, se le declaró Catedrático de 29 sexenio, y más tarde vitalicio. I. En el Claustro de 16 de Junio de 1730 se le despachó áD. Jósé Melquíades Aparicio el título de Catedrático interino de Método; y sacada á oposición en 1735, la obtuvo en propiedad con todos los votos. El buen talento que poseía Aparicio hizo que com- prendiendo cada vez más ia importancia y trascendencia de su asignatura, ésta ganase dia por dia, adelanto que realizó por haberla desempeñado algún tiempo. 11. Al terminar su primer sexenio volvió á oponer- se, mereciendo que recayera en él su provisión y desem- peñándola en virtud de nuevas oposiciones basta el año de 1756, en que fué declarado Catedrático jubilado, en contra del dictámen del Claustro que no veia en Aparicio un Catedrático fundador, por haberse opuesto á ella; aunque el M. R. P. M. y Dr. Fr. José G. Alfonseen y otros opinaron que habiendo sido su primer Regente no tenía necesidad de nuevas oposiciones. 111. Posesionado al fin Aparicio de su título de Ca- tedrático jubilado, continuó regenteándola basta 1775 en que sus muchas obligaciones y los quehaceres inhe- rentes ásu cargo de primer Proto-médico, le imposibi- litaron llenar cumplidamente su Magisterio. Si tenemos en cuenta la buena instrucción,, elevadas aspiraciones y el decidido amor á la enseñanza de que dió muestras el Dr. Aparicio, no podremos ménos de in- dicar que fue favorable ála Cátedra de Terapéutica su larga y no interrumpida regencia. Si á lo expuesto agregamos que, desde muchos anos antes, tenia á su cargo la dirección médica de una de las Salas del Hospital Militar, anexa á su calidad de Proto- médico, esto hacia también que sus lecciones llevasen el sello práctico que solo sanciona la experiencia. IV. Aceptada su dimisión, se presentó como oposi- tor á esta asignatura el Br. D. Gregorio del Rey, y tras las pruebas literarias prescritas por el Reglamento, se le dió posesión el 12 de Abril de 1775. Nojmncluyó el Dr. Rey su sexenio, renunciándola en 10 de Abril de 1780. V. Con la renuncia de Rey yno pudiendo Aparicio desempeñarla por las mismas causales que arriba hemos expresado, se fijaron edictos, inscribiéndose como único opositor el Br. D. Roque Oyarvide, á quien el Jurado Calificador le dió posesión el 30 de Mayo de 1780. No era Oyarvide el que podia con su instrucción y talentos impulsar la Cátedra de Terapéutica; y aunque después lo veremos obtenerla por segunda vez, y figurar como segundo Proto-médico, ni en el desempe- ño de ambas ocasiones demostró gran acopio de conoci- mientos, ni era tampoco el título de Proto-médico un premio otorgado siempre al mérito y al saber. VI. Cumplido el sexenio de Oyarvide y cumplidos también todos los requisitos que previenen los Estatutos, se opusieron á ella los Bres. D. Agustín Florencio Ro- dríguez, que en esos mismos dias se oponía también á la de Patología, D. Félix Gutiérrez, el Ldo. en Artes Don Luis Machado y el Maestro en esa misma facultad D. Ig - nacio Vicente Ayala. Nombrado de Asistente Real el Dr. Sanabria se ci- taron pará picar puntos, y el Br. Rodriguez sostiene: Cacochimia indicans ex purg alione, el Maestro Ayala: Plenitudo dicitur primario respecta fucultatis males. Gu- tiérrez: Adequantum remedium cacochimia ex purgatio- nem, y la del Ldo. Machado no consta en autos. Las ideas humorísticas las vemos aquí en todo el esplendor de sus felices dias: aun la verdadera luz no habia arrojado algunos de sus benéficos rayos; pero una juventud llena de entusiasmo se la vé aspirar á la ense- ñanza, logrando todos, menos el Maestro Ayala, regen- tar Cátedras de Medicina. Los Jueces del Jurado que lo fueron, á más del ante citado los Dres. Cantos, Oyarvide y Mendez, discernie- ron á favor de Machado la Cátedra, y electo se le dió posesión el 3 de Setiembre de 1786. VIL Terminado el sexenio de Machado, se opuso el Br. D. José Perez Bohorquez, recusando de antema- no como Juez al Dr. D. José Caro: verificados los actos se le aprobó y posesionó el dia 21 de Julio de 1792. El Dr. Perez Bohorquez vivió hasta el año de 1839, por lo que ha sido fácil conocerlo, tanto en su prática hospitalaria y civil, cuanto en los actos literarios á que concurria, y por los informes orales que sobre él tene- rnos, de personas que lo conocieron, cuando su extensa clientela lo hacía figurar en la mayor parte de las con- sultas médicas, nos permite asignarle un papel, si no nulo, al ménos muy insignificante en el progreso de la asignatura á su cargo: reconociéndosele á pesar de esto un génio práctico y un buen talento observador. VIII. Vacante en 1798 por haber cumplido Perez Bohorquez su marcado tiempo, y convocados los aspi- rantes por medio de los edictos fijados, se presentaron como tales los Bres. D. José María Perez, D. José Gre- gorio Lezama y D. Benito Morales, separándose este úl- timo ántes de redondearse el expediente. Señalados los dias de lección, sostiene el Br. Lezama en el que le correspondió: In administratione indican- ti non tantum indicans sed alia inspicienda sunt (Gal) y Perez; 'Emética medicamenta conferunt ad curafionem febris intermitientes et qnod evacuantia símil sunt et anti- espasmodica. Lezama deduce una cuestión de Terapéutica Gene- ral, y da á conocer la necesidad de estudiar y examinar las indicaciones, y á la verdad que su tésis revela un buen estudio sobre las eternas verdades que el gran Hi- pócrates dejó consignadas en sus siempre respetados aforismos. Perez sostiene una tésis de color más práctico, habla de la oportunidad de los eméticos en el tratamiento de las fiebres intermitentes, y aunque nos choca el término curationem es resabio de aquellos dias, en que la misión Terapéutica aun no habia sido convenientemente cono- cida; fuera de esta ligera observación, no queda duda que los eméticos se hallan indicados como un buen me- dio de combatir algunas fiebres y ciertas formas poco graves del paludismo, siendo ellos, principalmente el tártaro émetico el que se empleaba con más éxitos antes del descubrimiento de la quinina. Estas oposiciones fueron juzgadas por el Asistente Real Dr. Caro y los Dres. D. José Julián Ayala, Don Roque Oyarvide, D. Juan Bautista Bobadilla y el Br. Nerey. Verificado el escrutinio, se encuentra reprobado Le- zama, con dos votos Perez y el resto boletas en blanco, por lo que se dió posesión á Perez, en Agosto de 1798. Indignado Lezama, acudió al Gobierno acusando el acto de nulo, tanto por informalidades en los ejercicios, cuanto por haber concurrido á los primeros actos el Ldo. Sales de Molina, y á los segundos el Br. Nerey, siendo de Reglamento que solo asistan Doctores. Iniciado un voluminoso expediente que comienza por una comunicación del Capitán General al Cláustro, lo que no dejó de mortificar al Rmo. Sr. Rector, acos- tumbrado áque siempre fuesen ellos los órganos por los cuales se entendiese el Gobierno en los asuntos Univer- sitarios, y jamás con el Cláustro, citó á éste porque el sobre de la comunicación se dirijía á los Sres. Dres. y Maestros del Cláustro de la Universidad de la Habana; discutido sobre si debia entenderse con el Rectorado ó con ellos, se incautó al fin el Rmo. Rector del asunto, y después de los dictámenes del Fiscal y de los diversos letrados con quienes se asesoró, se declaró nula Ja elec- ción de Perez. IX. Con esta declaratoria acordóse fijar edictos que anunciasen la vacante y convocasen aspirantes, presen- tándose el Br. D. Joaquín Navarro y el Dr. D. Roque Oyarvide, que, como ya sabemos, la desempeñó de 1780 á 1786. Señalados los dias de lección, dedujo Navarro: Ad fe- hcun medelam requiritur non soles cegrabantes set etiam sani corpóris, y Oyarvide; Humores qualitate pecan- tes ex cacochymia facientes per expurgatione evacuari debent liceterudi sunt in morbi principio. La tésis del Br. Navarro es una muestra de las ten- dencias de nuestra época; es, en fin una brillante cues- tión digna de la sustentación de nuestros dias, y procla- mada hoy por la Escuela moderna de Terapéutica, cuyos primeros pasos, si no nos equivocamos, son de M. M. Sée y Gubler. «El remedio se debe estudiar, no solo en el enfermo, sino en el sano,» es levantar el es- tandarte de la observación y es para Navarro y para la Real y Pontificia un verdadero triunfo, que las doctri- nas que en ella se sustentaran en 1803, sean las que 73 años más tarde prevalezcan como las más verdaderas y únicas, en que se pueda basar el edificio de la Farma- cología. La tésis del Dr. Oyarvide, cuya educación médica la recibió por los años de 1760, se resiente del amor que su primera enseñanza le inspirara, notándose además en esta su segunda oposición, del ya entónces segundo Proto-módico, que volviera á sostener con una ligera variante la que desenvolvió en 1780, que si disi- mulable fue en aquella época, no era de aceptarse ante el progreso que indicaba la de su competidor, y el que también daban á entender las sostenidas y defendidas en otras asignaturas. Separado Navarro, lo que fue sensible, el Jurado compuesto del Dor. D. Tomás Romay, como Asistente Real, y de los Conjueces Dres. D. Nicolás del Valle, D. Lorenzo Hernández, D. Agustin Rodríguez, D. Juan Francisco Pachón y D. José Bohorques, nombró por unanimidad á Oyarvide, quien prestó juramento de po- sesión el 27 de Octubre de 1803. Los años de Oyarvide, unidos á una quebrantada sa- lud, motivos fueron para que en este sexenio no asistiese con la exactitud que lo habia hecho en el de 1780 á 86: casi ciego y casi sordo, comprendió que con estos dos graves inconvenientes le era imposible continuar en la regencia de la Cátedra, renunciándola el 28 de Fe- brero de 1807. ' X. Aceptada la renuncia de Oyarvide y anunciada la oposición, solo se presentó el Br. D. Marcos Sánchez Rubio, sustentando como tésis Omnes morbi deperitur á destructi (Equilibrio Ínter solida et liquida. Aprobado en ella, se le dió posesión el 28 de Marzo de 1807. Ya vemos en esta tésis los principios de una de las sectas dicotómicas que tanto ilustraron ciertas épocas como atrasaron otras, notándose que las leyes de la justa armonía ó del sábio equilibrio, como otros las lla- maron, se refutan ó se acatan. Amante del estudio de las Ciencias naturales el Br. Sánchez Rubio encontraría en las lecciones de Materia Médica una oportuna ocasión para explayarlas y com- probar su utilidad y necesidad. XI. Terminado el tiempo reglamentario qne le cor- respondió á este último Profesor, se declaró vacante la Cátedra aspirando á ella el Br. D. Simón Vicente de Hevia, el que como lección dedujo de uno de los aforis- mos de Hipócrates la siguiente tésis: Nidia est medico- rum exacta et generalis definitio febris. Esta tésis le permitirla recorrer y juzgar las diversas tentativas hechas para concretar bajo la breve, concisa, clara y exacta descripción de una definición, lo que de- be entenderse por fiebre. Aunque la cuestión no es de Terapéutica propia- mente dicha, no juzgarémos por tan impropia elección al candidato, puesto que los opositores se veian obliga- dos á deducir sus tésis del punto que á la suerte les tocase en las asperciones que de tal ó cual obra hiciese el Rmo. Sr. Rector. La asignatura de Método dió muestras de adelanto durante la Regencia de Hevia, y entre las muchas con- clusiones que defendió, citaremos la siguiente, en la que se insertan algunas de Higiene, ramo tan importante de la Terapéutica.—Has De Re Medica Theses D. Emmanuel García Montiel. Exacto Demun Medicinae Curriculo DiscutioniSubjicit Praeside D. D. D. Simonc Vincentio de Hevia Methodi Moderatore In Regia Haba- nensi Universitate Die 6 Augusti Anni. MDCCCXVIIL Hora vespertina.—Typis D. Petri N. Palmer. De Método.—Agentes Ínter excitantes aér, alimenta, calóricas, lux, actio muscularis, mentis, operationes, ani mi pathemata, sensuum exercitatio et caetr. numerantur. Quamvis systema integrum aíficiat medicamento- rum actio; in aliqua tamen designata parte precipuo operantur. Astbeniae indicationes sunt stimulis morbun opug- nare, sicut stheniae inminuta actione debilitare. Sanguinis missio in validis tantum sthenicis praes- tanda. Curationem, quantum fieri potest, statuimus cito, tuto et iucunde. In maximis malis cito et semel tentanda summa re- media. De Higiene.—Tria sunt numera artis tuendae voletu- dinis, nempe conservare sanitatem praesentem, morbos in semine latentes precaveré, et vitam disponere ad lon- ge vitatem. Loca in sublimis posita et montana salubriora sunt quam inferiora. Animi aífectus non sunt omnino supprimendi; sed ñeque excitandi nimis; spes et desideria corpori salu- bérrima deprebensa sunt. Nullas certas stabilesque regulas constituere possu- mus, quae uniuscuiusque individui speciatim norma habeantur. La influencia de las doctrinas de Brown so ven destacarse en las cuestiones de Método que hemos co- piado; teorías que cualquiera que fuese su valor como doctrinas médicas deben estimarse como un paso de pro- greso, porque nos viene á demostrar que se habían des- echado completamente las cacoquímicas de Galeno, tan ciegamente adoradas por Oyarvide y respetadas por to- dos sus antecesores. No debe estrañarse que el Dr. Hevia se declarase apasionado de las doctrinas de Brown, cuando á pesar de que éstas entrasen furtivamente en Alemania é Italia produjeron allí una gran sensación y animadas contro- versias y gracias á la filosofía de Condillac que no asentó también sus plantas más allá de las márgenes del Rhin. Juzgado el Brownismo por el veto imparcial que da el tiempo, aunque se proscribió en las Cátedras y en las obras académicas, la comodidad de su aplicación á la cabe- cera del enfermo le proporcionó multitud de secuaces. Olvidamos decir que el Br. Hevia fué aprobado en sus oposiciones por el Jurado, compuesto de los Doctores Mendez, Romay, Sánchez Rubio, Andreu, Viera y el Proto-médico, Asistente Real D. Nicolás del Valle, to- mando posesión el 14 de Abril de 1813. ✓ XII. El año de 1819 cumplió el Dr. Hevia su se- xenio y fijados los edictos convocatorios, aspiraron á su Regencia el Dr. D. Francisco Sandoval y los Bres. Don Bernardo del Risego yD. Ildefonso Sánchez. Nombrado Juez Representante del Vice-Real Patro- no el Dr. D. Tomás Romay y ántes que el Rectorado designase los Conjueces, se presentó Riesgo recusando al Dr. Viera como primo hermano del Dr. Sandoval, y á su vez Sandoval recusó al Dr. Hevia como íntimo ami- go de Riesgo. Los Dres. Machado y Marin no aceptaron el nombramiento de Conjueces, y en su lugar se eligie- ron á los Dres. Sánchez Rubio y Perez Delgado, quedan- do á más de estos como Sinodales los Dres. Bohorquez, D. Nicolás del Valle y Hevia, que á pesar de la recusación de Sandoval, manifestó en un escrito réplica, que tenia la suficiente entereza para hacer todo lo que pudiera por la amistad, menos injusticias. Citados para eligir puntos, sostuvo Sánchez: Febrem rnalignam morbum nequit contagione quadam propagare. Riesgo: Medicamento agunt agendo vel minuedo sensibi- litaten et contra ctihtatem. Y elDr. Sandoval: ln valides stheniis sanguinis missio prcestajit. La proposición de Sánchez, tal como está redactada, no es del dominio de ]a Terapéutica; pero suponemos que se referiría bien al tratamiento farmacológico ó al higiénico, únicos medios de hacerle entrar en el terreno que nos ocupa. El Br. Riesgo, dotado de muy clara inteligencia y con las vehementes aspiraciones del joven, resuelve su tésis en armonía con las doctrinas mas modernas de aquellos tiempos, indicando como claramente lo dice su lección, que los medicamentos desenvuelven su acción aumentando ó disminuyendo la sensibilidad y contracti- bilidad. Sandoval nos da una muestra, en el desarrollo de la suya, del amor que profesaba á las doctrinas Brownia- nas. Estas oposiciones corresponden á un período en que es fácil comprobar el empuje y avance que experimen- taba la enseñanza médica: tres han sido los opositores y del mérito de dos de ellos pronto tendremos que ocu- parnos. Hecho el escrutinio se halló Sandoval con cuatro votos, y en virtud de tener mayoría se le dió posesión el 12 de Junio de 1819. Lázaro Riverio continúa siendo el corifeo de este período; y en la mayor parte de las tesis, se lee que al definir la terapéutica se le dice pars Medicines quee docet morborum curationem; lo que nos hace ver que aun no se conocia el verdadero objeto de la Terapéutica, habien- do sido Cowley el primero que varió el término curación en el de tratamiento. En las tésis que corresponden al tiempo que des- empeñó Sandoval esta Cátedra, se defienden entre otras cuestiones de Método las siguientes; Publico humani- tati Has Medicas Theses D. O. C. Br. D. Hermenegil- dusJosephus Rodriguez et D. Dominicus Joachinus de Arregui.—Methodus nequit pari indicatio quin detur indicans, et indicatum. In legitima curatione causa morbifica primo auferen- da est. Secundo ipse morbus si post causae ablationem superstes maneat, Sanguinem quidem supra ferri, qualiscumque sit malum. Infra autem bonum cum niger dejicitur. En Marzo de 1825 se sostuvieron por D. Juan Val- dés, D. Angel Valenzuela y D. Ramón Choisy las si- guientes: Therapéutica: Nulio certé morbo afíeret medelam, qui sympatbiarum discrimen reperire nesciat, Andabatarum more digladiabitur, qui multorum re- mediorum praescriptione, quorum actio persaepe est opposita, omnia morborum symptomata, nulla mere sympathicorum habita diíferentia, debellare studeret. Medicamentorum revellentium salubres effectus, ipsorumque operandi ratio a sympathiis quas concitan!, emanar! tenemus. Illorum revellentium appositio quam sit multoties periculo commissa perpendemus, cum tantum abest ut revulsionem apportentur, quin potius organi saepis- sime superirritationi causam praebent. Ab hoc igitur periculum declinandum, aliqua mónita universalia, quae in huiusmodi remediorum administra- tione continuo occurrere deberent, exhibebimus. Haud certé a symptomatum frequenter sympathi- corum congerie; sed ab ipsiusmet morbi natura, indica- tiones universe semper colligendae. Ornnes proinde quicumque morbum quodlibet me- dicari aspiren!, prius cognocere tenentur modificatores, qui organi prirnum afíecti actionem aut excitarunt, aut imminuerunt, aut perverterunt. Modificatores etiam, qui aequilibrium possunt ins- taurare aut certé morbi intensitatem relaxare, nosci merentur aequaliter. Vermes gastro-enterites acutas comitantes modifica- torum numero, de quibus nunc est quaestio, rniniiqé recensendas esse credimus, specialemque ideo medelam non requirunt. Eo dumtaxat cum sine gastro-enterite manifesta reperiuntur, aut fuit satis haec inflammatio profligata, singularem medicationen expostulant. El sexenio de Sandoval terminó en 1825, y debiendo proveerse la Cátedra, se opusieron á ella el Br. D. Do- mingo González Varela, el Ldo. en Artes D. Angel José Cowley y su último Regente el Dr. Sandoval. Fijados los dias para los actos de oposición y nom- brado por el Yice-Patrono de Asistente Real el Dr. D. Lorenzo Hernández, aceptándose ántes la excusa del Cpnjuez Dr. Andreu, sostuvo González Varela: Ininter- mittentibus febribus nisi extincto paroxismus nec cibmn, nec medicamina cegris convenire praxis constat edocet.— Cowley:—Morbi ab irritatione proffecti tribus possunt oppugnari methodis.—I Antiplogistiea universalia et missiones sanguinis locales usitavi.—ll. Irritantia revel- lentum specie locus dissitis applicare.—lll Denique irri• tatione7n adoriri quibusdam irritantibus ipsimet parii laxae oppositis usurpatus. El Dr. Sandoval se separó antes de leer: y el Jurado, por unanimidad elijió como Catedráticoal Ldo. Cowley, tomando posesión el 14 de Julio de 1825. No juzgamos estas oposiciones ni la influencia que ejerciera el Profesor en el largo período que desempeñó esta Cátedra por razones que no pueden ocultarse á los que nos lean, dirigiéndolos á la série de Dres. letra C. artículo del Sr. Dr. D. Antonio Mestre y Domínguez. Al expirar el sexenio se volvió á oponer Cowley, as- pirando también á ella el Dr. Sandoval y los Bres. D. José de la Luz Hernández y D. José González Mori- llas. Dilatada fue la tramitación de este expediente, pues el Br. Hernández principió por recusar de los cua- tro Catedráticos á tres, por estimarlos amigos íntimos del Dr. Cowley, principalmente al Dr. D. Nicolás José Gutiérrez por serlo paniaguado y al cuarto Dr. Fernan- do González del Valle por disgustos personales. El Dr. Cowley trató que el Profesorado no se viera destituido por la voluntad de un opositor, del uso de sus naturales y mas importantes atribuciones, como mas antes lo babia declarado el Real Acuerdo. La verdad es que si se hubiese hecho caso de las recusaciones, casi no hubiera habido un Doctor que no lo estuviera, pues Sandoval á su vez pidió la de Bustillos, Machado y Pé- rez Infante. Después de tan cansada tramitación se separaron Sandoval, Morillas y Hernández; y el Jurado, com- puesto de los Dres. Bernal, Abreu, Pelaez, Fernando González del Valle y Vicente A. de Castro, nombró por unanimidad Catedrático de Terapéutica al Dr. D. Angel José Cowley, de la que tomó posesión el 15 de Junio de 1838, declarándose que se le tomara en cuenta para los efectos legales el período comprendido desde el año de 1831, en que quedó vacante hasta el de la fecha en que, se le habia dado posesión, por haberla desempeñado co- mo interino en todo ese tiempo. La tésis que sostuvo Cowley en esta segunda opo- sición fué la siguiente; Minime hodie dicere satis et adversas illum morhum bene succedit médium necessum est nihilominus tria modi affectiones phcenomena parten cihi sedeat et constitutionem exhiberes et mixta exactam observationem vel ex directi experimenti medicamenti usurpati eff'ectus patefacere.— Medicationibus debilitantibus apparatus digestí. Habiendo solicitado el Dr. Cowley que se le de- clarase Catedrático vitalicio en razón de llevar 14 años de Profesor, la Dirección General de Estudios pidió al Rmo. Sr. Rector qué informase, y oyendo al Sr. Fiscal Académico, expresó: «que á su juicio es muy provecho- sa á la instrucción pública del país que los Catedráticos de las Ciencias sean perpétuos, pues el continuo ejerci- cio de enseñar los hace tan profundos como diestros en comunicar á los alúmnos todos los conocimientos que deben adquirir para su completa instrucción. De suer- te que siempre que alguno que teniéndola tan sobresa- liente como el Dr. Cowley, como es notorio, y habien- do pasado por la reiterada calificación de su idoneidad que suponen dos oposiciones habiendo obtenido en am- bas la Cátedra con unanimidad de votos, pretende conser- varse en su regencia, es convenientísimo otorgárselo, no siendo fácil de otro modo que llegue dia en que todos los Catedráticos sean consumados en su respectiva pro- fesión, que es la base de la celebridad de las Universida- des y demas institutos literarios. Yal Dr. Cowley es tanto mas útil conservarlo en la ciase de Catedráticos cuanto sobre su acreditada pericia médica tiene otros muchos y muy vastos conocimientos, por lo cual y su bien sentada reputación se dignó S. M. concederle la plaza de Secretario de la Junta general de Sanidad y la Real Sociedad Patriótica lo conserva entre sus minis- tros hace 14 años. Este es pues el sentir del Fiscal académico; mas como desea la Dirección saber el del Claustro, será bien que S. S. Rrna. cite al de Catedráti- cos, que es el que en materias de enseñanza según el espíritu y la letra de la nueva Soberana resolución toca acordar, con cuya acta en copia y esta exposición po- drá V. S. Rma. dar cuenta á la Dirección general de Estudios á los efectos consiguientes.—Dr. D. José An- tonio Valdes.—Setiembre 24 de 1839.» Convocado el Claustro lo aprobó y acordó por unani- midad, y por Real órden de 6 de Marzo de 1840 se le declaró vitalicio. CATEDRATICOS QUE LA HAN SERVIDO. 1842.—Dr. D. Angel J. Cowley, (vacó por su falle- cimiento el dia 5 de Octubre de 1859). 1859.—Dr. D. Antonio Oliva, (se ausentó). 1869.—Dr. D. Francisco Rivero, (la renunció). 1871.—Dr. D. Serafín Gallardo, (lo es actualmen- te). CIRUJIA. 1824 Dr. D. Fernando González del Valle, (único Catedrático por habérsele declarado fundador.) I. En Junio de 1824 dirigió el Br. D. Fernando Gon- zález del Valle la siguiente exposición al Rmo. Sr. Rec- tor.—«D. Fernando González del Valle, Profesor público de Medicina y Cirujía &, & deseando que esta Real y Pontificia Universidad sea la cuna de donde nazca la ilustración pública en todos los ramos científi- cos que necesita nuestra patria, me presento ante V. S. Rma. animado de la bella esperanza de que acogerá con benignidad la solicitud que hago de que se adopte la Cátedra de Cirujía médica que he servido y sirvo gra- tuitamente desde su fundación, en mérito de su utilidad y para fomentar el honor literario. La Cirujía apren- dida en secreto, sin luz preparatoria que hiciese apre- ciable su estudio antes de ahora, se ha limitado á la ele- mental, ó mejor dicho á la mezquina lectura de la Car- tilla de Martin Martínez que hoy no puede ser Maestro á virtud de los rápidos progresos que se han hecho y de que pueden ser pruebas auténticas Bell, Richerand y Bichat, y otros no menos famosos autores á quienes la humanidad adolorida con lábios de consuelo desde el lecho parecen bendecir sus nombres. En efecto, yo no debo ocultar áV. S. Rma. el abandono lastimoso de la Cirujía, porque ála verdad no ha habido estudios ¿y qué garantía puede ofrecer á los enfermos los instru- mentos quirúrjicos en manos de personas inhábiles? ¿cuáles los resultados? Dejamos ála consideración de V. S. Rma. los abultados males que la experiencia nos ha enseñado á pesar de que ha habido hombres que por singularidad han logrado el justo título de Cirujanos y que aun viven por fortuna. Sin embargo, dejar ála dis- crecion de los aspirantes el logro del título sin docu- mentar útiles y oportunos estudios pasa de confianza y de una confianza siempre peligrosa, atendida la trascen- dencia de la facultad y á que en todas las Ciencias hay plan, estatutos, actos, exámenes y otros ejercicios, que á la vez que son indispensables fomentan el honor acadé- mico é inspiran á la Sociedad el consuelo delicioso de verse remediada en los casos á que sus individuos están expuestos. Estas reflexiones poderosas me obligaron hace tres años á fundar por mí mismo á costa de no pocas penas y otros sacrificios la Cátedra de Cirujía médica que con- tinúo sirviendo. No quise buscar Mecenas hasta que no se ofreciese algún fruto de las plantas que yo habia sembrado con trabajo; y en efecto, tuve la satisfacción de presentar á la Real Sociedad Patriótica las primicias que recibió con agrado, como se puede probar por su asistencia á los exámenes que le ofrecí, por el elenco que presento, donde presenció la Comisión compuesta de los S, S. D. J. Montalvo, Teniente Coronel, Direc- tor de la Real Sociedad, y los Dres. D. Francisco San- doval y D. Juan Angel Perez Carrillo, los esfuerzos que hice para que la enseñanza é ilustración presentando»... Esta exposición fué leida en el Cláustro que se celebró en 22 de Junio de 1824, en el que consta entre otras particulares «Y en seguida para tratar so- bre la solicitud del Br. D. Fernando González del Va- lle, en que pedia el establecimiento de la Cátedra de Ci- rujla según Estatuto, y habiéndose dado lectura al escrito presentado y el Decreto fiscal ó representación en que se conformaba y era de parecer se admitiese y aprobase la referida solicitud, y deseando S. Sria. acertar en asun- to tan delicado, lo proponia al respetable Cláustro para que con su acostumbrada pericia lo ilustrasen, lo que oido por todos, hubo una acalorada discusión, lo cual visto por S. S. Rma. para evitar ulteriores discusiones, disolvió el Cláustro para instruir el expediente y resol- ver con Asesor lo que fuere de justicia y en este estado se concluyó el acto de que doy fé.—Fr. Ambrosio Her- rera». Formado el expediente, se asesoró el Rmo. Sr. Rec- tor con el Maestro en Artes y Ldo. en Leyes D. Luis Hidalgo Gato el que informó en estos términos: «He visto estas diligencias excitadas por el muy laudable celo del Br. D. Fernando González del Valle á fin de que se adopte en esta Real y Pontificia Universidad una Cátedra de Medicina y Cirujía que antes ha servido fuera de ella con gran crédito y aprovechamiento de sus discípulos, según instruye el expediente. Un estable- cimiento científico, tal como el que propone el Br. D. Fernando González del Valle, ha debido existir en esta Universidad conforme á sus Estatutos, trae consigo la prueba de su utilidad si no es que diga de su necesidad y hallándose U. S. Rma. competentemente autorizado para admitir la instalación de dicha Cátedra, tenga U. S. Rma. la satisfacción de que se realize en su tiem- po, mandando fijar edictos convocatorios para proveerla; y esto es mi parecer, salvo Habana 5 de Julio de 1824, Luis Hidalgo Gato. Fijados los -edictos el dia 6, se presentó como único opositor el Br. D. Fernando González del Valle soste- niendo el dia detección. Curandi methodus omnis non aliud objectum habet quam propietatis vitalis inmunitatis ad ordinem qui ipsae naiurae convenit restituere, conse- quenterque quod in inflammationis quis fracturaoñ com- mitatur non sumat augmentum sensihihtatem et quod ipsum os ad suum statum naturalem non restituat con- traindicatum est. Aprobado en sus ejercicios por los Jueces, Dres. D. Lorenzo Hernández, í). Simón V. de Hevia, D. Fran- cisco Sandoval, D. Antonio Viera, D. Gaspar Z. de los Reyes y D. Agustín Abren, tomó posesión el dia 5 de Agosto de 1824. Al M. R. P. M. y Dr. Fr. Manuel Casaverde debe- mos la instalación de la Cátedra de Cirujía, y á nuestro respetable maestro el Dr. D. Fernando González del Valle su fundación. La Habana médica ha reconocido en multitud de ocasiones la sagrada deuda de gratitud que tiene con- traida con el ilustre Dr. Valle, y el progreso quirúrjico que entre nosotros se nota, debe su cuna al celo, entu- siasmo y asiduidad del que cuenta hoy 52 años de Ma- gisterio, sin que jamás el desaliento lo haya abatido. El Dr. Valle, á pesar de los 73 años que hoy tiene, opera con bastante frecuencia, y no hay caso quirúrjico interesante á que no asista brindando su cooperación y respetado voto. Como hemos ofrecido no ocuparnos de los que viven y debiéndole, á más de su enseñanza, la atención que en nuestra personalidad depositara confiándonos la asisten- cia médica de miembros de su familia, no agregaremos ninguna frase en su elogio, pero habiéndole consagrado algunas páginas nuestro distinguido compañero el Dr. D. Justino V. Castro, y habiéndose también publicado su biografía en el bien redactado periódico, la Crónica Mé- dico-quirúrjica, remitimos á nuestros lectores á esa últi- ma publicación donde han visto la luz ambos trabajos. Las primeras conclusiones se celebraren en 1823, bajo los auspicios de la Real Sociedad Económica, y el año de 1826 presentó los siguientes APUNTES DE CIRUJÍA, LOS QUE HAN DE SER EXAMINADOS LOS ALUMNOS siguientes: Primer día.—Bachilleres D. Juan Fernando Proen- za, D. Manuel Cirilo Casado, D. Miguel Antonio Ma- chado, D. Román de los Santos, y D. Antonio Janiers Martínez. Segundo día.—Bachilleres D. José Atanasio Val- dés, D. Rafael Hondares, D. Eulogio Martínez, D. To- más Gutiérrez y D. Diego de Soto y Otero, bajo la dirección del Dr. D. Fernando González del Valle, Profe- sor público de Medicina y Cirujía, Catedrático propie- tario de Cirujía Médica en esta Universidad, Sócio nu- merario de la Real Sociedad Patriótica En estos apuntes se tratan cuestiones de Cirujía ge- neral, inflamaciones, heridas, úlceras, enfermedades de los huesos, fracturas y dislocaciones. Después se han sostenido las más árduas y difíciles cuestiones de ese ramo de las Ciencias médicas. CATEDRÁTICOS QUE LA HAN SERVIDO. 1842.—Dr. D. Fernando González del Valle, Clí- nica quirúrgica y Patología externa. 1863.—Dr. D. Fernando González del Valle, Pato- logía externa (sin clínica) en cuya asignatura continua. SERIE DE DOCTORES. Para mas comodidad usamos el orden alfabético pu- diéndose ver el cronológico en la última página de este capítulo. ARANGO BARRIOS, D. JOSÉ. Nació en la Haba- na por los años de 1698 á 1700. Sus primeros estudios fueron para vestir hábitos de la órden de Padres Pre- dicadores, figurando en el Libro de los Estudios Con- ventuales de la Casa de S. Juan de Letran, como alumno artista (Artes) y discípulo del Maestro Fr. Tomás de Linares el año de 1714, y como teólogo en el curso del eminente Fr. Francisco Martinez (1722). No nos sorprenden sus primeras inclinaciones, en primer lugar por ser miembro de una familia en que ya habia algunos religiosos (R. P. M. y Dr. Fr. Mateo Arango y Barrios,) y en segundo porque en esa época eran las mismas familias las que más influían para que algunos de ellas se consagrasen á la Iglesia. Si Arango Barrios no complació á sus padres, los compensó en algo dedicando un hijo suyo, que llegó á ser más tarde, Cura párroco de Guanabacoa y Decano de los Claustros de Teología y Filosofía. (Pbro. Maes- tro y Dr. D. José Vicente Arango Barrios (1). Creados los estudios médicos en 1726, antes de eri- girse la Universidad, se dedicó á ellos, figurando en la lista de sus oyentes precedido su nombre del título de Licenciado, título que también usaba su compañero Aparicio, aunque no comprendemos la razón, pues ni aun eran Bachilleres en Artes. Arango Barrios comenzó á cursar Medicina como clérigo de órdenes menores; y aunque no tiene expe- diente Universitario, consta en el Libro de grados meno- res que se graduó de Br. en Artes el 26 de Enero de 1728 y en el de actos académicos, que sostuvo conclu- siones de Medicina el 5 de Agosto de 1729, tomando el grado de Br. en esa facultad el 26 del mismo mes y año. En el 69 acuerdo, foja primera del Libro de Consul- tas de 1728 á 1765, consta que en el Claustro de 12 de Noviembre de 1730 se leyó un papel del Br. D. José Arango Barrios pidiendo que se le dejara leer la Cáte- dra de Vísperas (Patología) en calidad de interino, has- ta que se proveyese por oposición y á la cual se habia presentado, acordándose que se le despachara título de ínterin. Opuesto á dicha Cátedra la obtiene el 25 de No- viembre, confiriéndosele el grado de Licenciado el 5 de Diciembre y la borla de Dr. el 5 de Enero de 1731 sin repartir propinas por haberlos ganado á título de Cáte- dra. El Dr. Arango Barrios era un hombre estudioso y de capacidad, y nos lo demuestra el que figurase siempre entre los primeros en la lista de los alumnos, el que en todos sus exámenes Conventuales y Universitarios se le aprobase nemine discrepante y finalmente el que en 1755 (1) Maestro en Artes de 29 de Junio de 1757, Dr. en Teología de 30 de Diciembre de 1759: falleció el año de 1812. 241 ge presentase á las pruebas y ejercicios de la Licencia- tura en Artes, tomando el 28 de Octubre del mismo año la borla del Magisterio en esa facultad. Su entusiasmo profesional también se deja traslucir por las mociones que hiciera en algunos Claustros ge- nerales, encaminadas no tan solo al mayor lustre y ran- go de la Facultad, sino al mejoramiento de la enseñanza médica. No comprendiendo ni la Habana de 1728, ni su Claustro Universitario, lo que en materia de Ciencias significa un Dr. en Medicina, pudo en ciertos artículos estimar en menor categoría nuestra Facultad, y á la pari- dad de ella consagró algunas reflexiones Arango Bar- rios pidiendo que en la redacción de los Estatutos con- curriese un Dr. médico y que todos los expedientes en solicitud de grados en Medicina fuesen antes examinados por el Decano de la Facultad &, &. (Cláustro de 11 de Setiembre de 1731). Celoso de la honra médica, reclamó en el Cláustro de 18 de Octubre de 1735 que faltando Doctores en Me- dicina que concurriesen á los actos de esa Facultad y asis- tiendo los Maestros en Filosofía, no debia accederse á la pretensión de ellos de gozar el privilegio de preferen- cia en asiento y argumento: oyendo el Cláustro á los Maestros, expusieron estos que lo reclamaban por ser además Doctores en Teología; sometido el punto á discu- sión, sostuvo Arango Barrios con buenas razones la su- perioridad y mayor autoridad de los Doctores de cada Fa- cultad en las cuestiones y actos de ella, y replicando á la manifestada de que ásu vez eran Doctores teólogos (Facultad la mas preferente por los Estatutos) les demos- tró que si suplian no eran por ese carácter sino como Filósofos: las observaciones aducidas por Arango Barrios pesaron de tal modo en el Cláustro, que aun los mismos pretendientes votaron á favor de que todas las preferen- cias en los actos de Medicina correspondian á sus Doctores. En otra ocasión y en armonía con el espíritu de aquella época, se opuso tenazmente, seguido por los otros Doctores médicos, á que un Br. en Medicina que aspiraba á los grados mayores se le confiriesen por no ser hijo legítimo, apoyando esta petición, en unión del Dr. Tinoco (de la facultad de Leyes) en las Constituciones de la de Alcalá, modelo en que fué vaciada la nuestra. Vamos á extractar el resultado de la discusión y vo- tación, porque nos da á conocer que en aquellos dias se vislumbraba que era el saber el que ennoblecía y no los roídos pergaminos; también lo extractamos porque se tras- luce algo del carácter de los Frailes. Sometido el punto á discusión el R. P. M. y Dr. Fr. José G. Alfonseca ma- nifestó que ignoraba la clase de ilegitimidad que tenia el jóven X y que existían algunas que podian subsanar- se, y sin dar opinión se salió del Cláustro alegando que tenia que ir con la Comunidad áun entierro: el R. P. Fr. Bernabé de Borges casó su voz y con el motivo del antecedente salió del Cláustro, los demás RR. PP. hi- cieron lo mismo ménos el R. P Presentado y Dr. Fr. Francisco Martínez, gloria y honor de ese Convento, que habló y dijo, que debia procederse á la recepción no obstante la representación hecha, porque el que habia llegado hasta Br. bien podia ser Doctor y con el motivo expuesto por los otros compañeros se fué del Cláustro.» Aceptada la admisión por unos y negada por otros se procedió á la votación por AA. y RR. y del escru- tinio resultó tener 12 AA. y 2 RR. habiéndose abste- nido de votar los Dres. Manzano, Tinoco y los Médicos, que argüyeron de nulidad el Cláustro, protestando ante él, la Real Audiencia y hasta S. M. si fuese necesario. Afortunadamente el jóven X, bien por bondad ó te- meroso de que su admisión en el Cláustro de 14 de Marzo de 1740 fuese motivo para su reprobación en los actos literarios, acudió al Trono y obtuvo de S. M. la decla- ratoria de legítimo. Presentado con esta declaratoria en otro Cláustro, se le admitió con una R, que fué la de A rango Barrios, y sometido á las pruebas literarias se le aprobó por una- nimidad, siendo uno do los jueces el mismo Dr. A rango Barrios. La gratitud no era desconocida para Arango Barrios, y asilo creemos, porque en aquellos dias se defendían los derechos de antigüedad con una vehemencia que rayaba en delirio, estimándose como un gran honor el ocupar un asiento ante que otros; y á pesar de haberse gradua- do primero que Medrano, hizo constar que le cedía la 'preferencia siempre que él no se ¿a cediera á otro, y se la cedía porque de él habia recibido lecciones. Entre los honores que obtuvo debemos indicar que fué Protomédico, Decano, Catedrático jubilado (1754) y Comisario del Claustro en 1735. Registrando con Ínte- res todos los Claustros plenos, y de Decanos que se veri- ficaron durante su época, vemos que á ninguno faltó, lo que da una idea de su constancia y espíritu de corpora- ción. Fué casado con Petrona Prado, y á más del hijo que hemos citado, tuvo al Dr. D. Domingo, del que nos ocuparemos en su lugar.—Falleció el año de 1775. APARICIO, D. JOSÉ MELQUIADES. Nació en la Habana por los anos de 1702 á 1706. Hijo de D. Agustín yde EF Beatriz Cruz. Preparado para seguir la carrera eclesiástica y cursando teología, vió en el seno del Convento en que hacia sus estudios que se inau- guran los de Medicina y lo mismo que el anterior el Ldo. D. Joseph Melchiades Aparicio se le encuentra inscri- to en la primera nómina de sus oyentes. Las órdenes religiosas nunca prohibieron el estudio de las otras Ciencias, y en nuestro Cláustro de la Ponti- ficia se observaba que la mayor parte de los Dres. Cano- nistas (Derecho Canónico) y Filosófos eran Sacerdotes; así es que fácil le fué pasar al alumno Aparicio de las lecciones teológicas á las de Prima y Vísperas de Me- dicina. Tampoco tiene Aparicio expediente Universitario, y por los Libros del Convento consta que fué alumno ar- tista en 1718 bajo la regencia del M. R. P. M. y Dr. Fr. Francisco Martínez;—en 1722 estudiante teólogo, recibiendo las lecciones de Vísperas del M. R. P. M. Fr. Juan B. del Rosario Sotolongo y las de Prima del M. R. P. M. Fr, José Poveda, Prior Provincial del Con- vento. En el Libro de grados menores, el segundo asiento consignado es su grado de Br. en Artes, que sufrió el 22 de Junio de 1728, é igualmente consta en ese mismo Li- bro que fué el suyo en Medicina el primero que se confi- rió en esta facultad, (30 de Julio de 1729) disertando so- bre facultatibus medicamentorum. En el Cláustro de 16 de Junio de 1728, se acordó despacharle título de Catedrático interino de Método, á cuya Cátedra se opuso después, tomando posesión el 30 de Julio de 1780, confiriéndosele la licenciatura el 2 de Febrero de 1735 y el 3 de Noviembre la borla de Doctor. El Dr. Aparicio figuró como uno de nuestros prime- ros médicos, y la tradición lo recuerda como uno de los que más reputación lograron. Médico del Hospital del Pilar, dilató allí sus conocimientos, y el Protomédico D. Nicolás del Valle, que vivió hasta 1821, recordaba siem- pre con veneración y respeto á su ilustre Maestro y amigo. En el vejárnen hecho á la Universidad por el Padre Capacho (Fr. J. Rodríguez Uzcarrez) le dedica párrafos muy duros, permitidos solamente porque se estrella- ban ante la sólida reputación y gran concepto que dis- frutaba. Helos aquí: «Lo que si me temo mucho, (dijo S. R?) es si el doctor don José de Aparicio querrá ir haciendo el pa- pel de Hércules en esta fiesta; porque Hércules amigo, dice el conde Natal en su Mitología, que fué un exce- lente médico, y á la primera que mató fué á su muger; y aunque todo esto le viene como pintado, no que en dia de tanto regocijo le refrescáramos con este papel ásu memoria el sentimiento. Padre reverendí- simo, (dijo Mayorga) convengo que sea Hércules el doc- tor Aparicio, por lo que mira á matar á su muger, y por lo que mira también á manejar con destreza la clava, Pues su medicina brava Tanto á un enfermo lo aprieta, Que al punto con él acaba; Pues le envoca una receta, Que parece que la clava. «Pero, padre maestro, (dije yo) me conformo en que sea Hércules el señor don José, por lo médico excelen- tísimo: habrá como cosa de doce dias, que le dió á me- dia noche un accidente repentino á don José de Esco- var, su cuñado, y habiendo llamado como de casa al doctor Aparicio, ya fuese de la compasión, ó ya del sus- to, se conturbó de tal manera, que viéndolo sin pulsos y casi en las últimas agonías de la vi la, le dijo á sus her- manas, esto no tiene otro remedio, que es llamar el San- to Oleo, y hacerle al enfermo, miéntras viene, que pase una buena limonada. Jesús! (dijo ai punto el señor comisario Zayas) limonada á un hombre moribundo y á media noche! no pensó semejante desalino el médico de Sancho Panza. Pedro "Recio perivit; á fuera, seño- ñores, (dijo el reverendísimo fray Martin) no hay duda, que eso es tan cierto como á mí me lo contó el reveren- dísimo padre fray Diego; pero con todo eso, á mi enten- der acreditó al doctor don José de Aparicio su suficien- cia, cuando pues ya estaba (muerto) para ser cuñado, le recetó una limonada de repente; supuesto que, Dios hizo al hombre de nada, Y el testo dice de limo; Con que no fue cosa errada, Cuando el médico mas primo, Hizo á Adan de limo-nada. «Pues haga enhorabuena á Hércules el doctor Apa- ricio; (dijo el señor comisario Zayas); pero, dígame V? R?, por qué razón lo ha puesto prefiriéndole á todos? Es el caso: (dijo el reverendísimo fray Martin) por su poquito de moral, porque como las honras de esta vida anegan tanto á los que la gozan, y los doctores en la función irán tan presumidos, que no se acordarán en- tonces de que se han de morir, es bien que volviendo la vista y hallándose con el doctor Aparicio, se acuer- den de lo que han de venir á parar, y es que la muerte y el doctor Aparicio Se han unido de tal suerte Para nuestro precipicio, Que es lo propio si se advierte, Caer en manos de Aparicio, Que en las manos de la muerte)). (Vejámen á la Universidad pág. 33.) Su talento lo llevó á 3.er Protomédico en 1750, 2? en 1760 y Regente en 1775. El Dr. Aparicio tenia un carácter duro é inliexible y de estas condiciones lo acusa el Dr, D. José Caro, que en sus oposiciones ála Cátedra de Fisiología en 1777 lo recusó por haber librado auto de prisión y secuestro de sus bienes, auto que expresó Aparicio lo habia dic- tado porque ajó su dignidad. Habiendo obtenido su Cátedra en varios sexenios se le declaró jubilado, aunque la continuó desempeñando hasta 1775.—Falleció en 1784. A la muerte de Arango Barrios obturo el Decanato. —Se casó con D? Ana Ayala y uno de sus hijos fué el Pbro. D. Agustin, Maestro en Artes de 28 de Junio de 1751, y Catedrático del Texto, que falleció el 29 de Abril de 1760. ACOSTA, D. FELIPE. Nació en la Habana, No tiene expediente Universitario, pero debió nacer el año de 1710; constando que estudió Artes en el Convento con motivo de la supresión de los estudios (1727) del Co- legio de S. Isidro y S. Basilio, por cuyo motivo pasaron los estudiantes de dicho colegio á los generales de este Convento. Cursó Filosofía con el M. R. P. M. y Dr. Fr. Übaldo Coca, graduándose de Br. en Artes el 28 de Junio de 1729; sostuvo conclusiones médicas sobre debilitate stho- machi y se le confirió el grado de Br. en Medicina el 11 de Agosto del mismo año. Acosta no obtuvo Cátedra: llenas las de la Facultad aspiró á los grados mayores, tomando la Licenciatura el 16 de Octubre de 1735, y la borla el 3 de Noviembre, dedicando su oración laudatoria á la Santísima Virgen del Rosario. Fué nombrado Tesorero de la Universidad en 1737, cuyo cargo venia desempeñando desde 1736 por ausen- cia del propietario Dr. Tinoco. El solo hecho de haber solicitado el Br. Acosta el grado de Doctor, revela en primer lugar, que su instruc- ción era la necesaria para llegar hasta él, y en segundo, que deseoso de elevarse á una altura digna de su noble profesión, anheló llegar á la que sus otros com- pañeros hablan alcanzado. Arango Barrios dispensó á Acosta una buena y es- trecha amistad; y siendo de disposición reglamentaria que los Tesoreros dieran un fiador, lo fué expontánea- mente de Acosta. Creados en 1754 las Milicias, fué D. Phelipe Acosta su primer Zirujano. Falleció en 1768. ALVAREZ FRANCO, D. JUSTO JOSE. Nació en la Habana, hijo de D. Antonio y de Doña María Bola- ños. No tiene expediente Universitario, pero debió na- cer por los años de 1709 á 1712, se graduó de Br. en Artes el 13 de Julio de 1729 y en Medicina el 14 de Agosto de 1732, tomando la muceta de Ldo. el dia 9 de No- viembre de 1735 y la borla do Doctor el 17 del mismo mes y año, dedicando su oración laudatoria en alabanza del lllmo. Sr. D. Buenaventura Tejada, Obispo auxiliar de esta ciudad. Vacante la Cátedra de Prima por fallecimiento de] l)r. Medrano, se opuso á ella; pero siendo Dr. en Medi- cina y pudiendo graduarse por la borla ganada en esas oposiciones en cualquier Facultad sin pagar derechos, sufrió las pruebas y ejercicios literarios, borlándose en Filosofía el 28 de Octubre de 1755. Un solo hecho de la vida del que nos ocupamos, lo ha- rá siempre recordar con respeto. Cuando vemos á un hombre colocarse á una altura superior á la de su épo- ca, es sin duda porque su elevada inteligencia, más des- pierta que la de los demás, llega á comprender que aun el horizonte se dilata y que fuera del campo de lo tangible y visible hay algo que buscar é indagar. Mal preparados, como hemos dado á conocer, los es- tudiantes de Filosofía para ingresar en la Facultad de Medicina, notó Alvarez la falta de muy importantes asig- naturas, tai vez en las lecciones de Materia médica ha- lló que á las plantas medicinales no se les asignaban y enseñaban sus caractéres botánicos, dirigió la vista á nuestros frondosos bosques, incultas malezas y feraces campos, y vió también que ningunas de aquellas plantas se conocían; pero dotado de una buena inteligencia y de una ilustración reconocida, pidió al Cláustro que se celebró el 15 de Octubre de 1735, que se le permitiera explicar Botánica. Desgraciadamente oyó el Cláustro con indiferencia su petición y con honda pena hemos leido su acuerdo, «que conferenciando sobre este asunto, se resolvió por la mayoría que no se erigiese ni crease la Cátedra.» Entre la negativa del Cláustro y la petición de Al- varez Franco, la mano del tiempo ha trazado una ver- dad, y es que habia una inmensa distancia entre las nobles aspiraciones del pretendiente y el atraso de los deliberantes. Cuando nos ponemos á considerar, que miéntras un jóven se quería poner al habla con el progreso, un Cláustro de Doctores le negaba su asentimiento, nos condolemos de la rémora que mostraba el primer plantel literario del país, y más nos condolemos, porque en la misma época que por ellos se negaba, Gaertane bacía dar un paso más ála Ciencia botánica creando la Carpología, cuya obra, que será un monumento que respetará el tiempo, pagó débilmente Schreber consig- nando á un género de plantas el nombre de Gaertane- ras (Fam. de las Malpígeas).—Por atrasado que estuvié- ramos, por débiles que fueran los rayos que hasta nosotros llegaran de los centros del saber, imposible era que se desconociera la importancia de la Botánica, mucho más después del gran impulso, novedad y revolución cientí- fica que produjeron las obras y viajes de Tournefort. Sensible le seria: á Alvarez Franco la negativa del Cláustro, porque de él puede decirse lo que de Tourne- fort, que desde que vió plantas se sintió botánico. Alvarez Franco, por su instrucción, llegó á obtener la plaza de 29 Protomédico, y fuó nombrado Maestro de Ceremonias de la Universidad en 1756: falleció en 1768. ALEMAN Y SALGADO, D. JOSÉ. Hijo de Puerto-Príncipe; no tiene expediente Universitario, pero debió nacer por los anos de 1718 á 1720.—Cursó Filo- sofía en el Convento de S. Juan de Letran con el M. R. P. M. y Dr. Fr. Pedro Facundo Tellez, tomando el grado de Bachiller el 3 de Octubre de 1735 y el de Me- dicina el 13 de Setiembre 1737. Dotado de un amor extraordinario á las Ciencias, sufrió con resignación y en aras de ellas duros y hasta vejaminosos sufrimientos; se traducen estos de algunas deliberaciones de Cláustros, y permitidnos que los ca- llemos, pues nuestras Noticias no son para consignar penalidades que tal vez puedan hoy lastimar. El Br. Alemán con una alma fuerte y varonil se sobrepuso á sus contrariedades, mereciendo que la mis- ma Corporación que se los produjera le diese mas tarde inequívocas pruebas de su adhesión y consideración. El Br. Alemán tomó la muceta de los Ldos. el dia 17 de Octubre de 1742, y la borla en Medicina el dia siguiente, dedicando su conclusión laudatoria á la Vir- gen de Loreto. En su grado de Ldo. sostuvo como tésis febris pú- tridas, aprobándolo por unanimidad sus jueces los Dres. Arango, Medrano, Aparicio y Acosta. Fué nombrado Comisario de año en los de 1750 y 1753; falleció en su ciudad natal, ignoramos la fecha. ACOSTA, D. FELIPE. Nació en la Habana, hijo del Dr. D. Felipe. De los Libros Universitarios solo consta que estudió Artes con el M. R. P. M. y Dr. Fr. Übaldo Coca, graduándose de Br. en Medicina el 21 de Marzo de 1751. Como solo se limitó á Doctorarse, y no tiene expe- diente que arroje luz sobre sus estudios y carácter, nada de ellos podemos decir.—Se graduó de Licenciado el 25 de Octubre de 1755, y de Dr. el 8 de Diciembre del mismo año.—Falleció el 3 de Octubre de 1758. ARANGO BARRIOS, D. DOMINGO. Nació en la Habana, hijo del Dr. D. José y de Petrona Prado. No tiene expediente Universitario, pero debió nacer por los años de 1737 á 1739, Bachiller en Artes de 18 de Enero de 1759, Licenciado en Artes del mis- mo año y también Doctor en esa facultad de 80 de Agosto. Sufrió sus quodlibetos el 18 de Junio de 1760. Bachiller en Medicina de 27 de Marzo de 1762, Li- cenciado en 26 de Febrero de 1765 y Doctor el 15 de Agosto de este último año. Ya sabemos que el Dr. D. Domingo Arango Barrios fué Catedrático, tomando posesión el 26 de Febrero de 1765 y sus repetidas faltas de asistencia obligaron al Cláustro de 10 de Setiembre de 1770 á amonestarlo y anunciarle que, si se repetian, se acordada su separa- ción.—Falleció el X I de Marzo de 1780. AYALA, D. CÁRLOS. Nació en la Habana por los años de 1708 á 1710, hijo de D. Miguel y de D? Ro- sa Alvarez. No tiene expediente Universitario, pero en el Libro de grados consta que tomó el de Bachiller en Artes el 6de Agosto de 1740, y en Medicina el 17 de Abril de 1744, Se opuso y obtuvo la Cátedra de Anatomía en 1766 (14 de Mayo); pero con algunos años para comenzar la vida profesional, su período fué de sustituciones. Los autos de su oposición no los hemos hallado, pero consta en el Libro de grados mayores que se le confirió el de Li- cenciado el dia 23 de Mayo de 1766 y el de Doctor el 21 de Julio del mismo año á título de Cátedra.—Fué casado con D? Silvestra González, y falleció el i 9 de Junio de 1775. AYALA, D. JOSÉ JULIAN. Nació en la Haba- na, hijo del anterior; no tiene expediente literario, pero debió nacer por los años de 1745 á 1748. Bachiller en Artes de 9 de Diciembre de 1768, se dedicó con asiduidad á los estudios médicos, y vacante la Cátedra de Anatomía por la renuncia de su padre, la obtuvo tomando posesión el dia 12 de Abril de 1775, confiriéndosele la Licenciatura el 27 de Junio de 1775, y la borla el 10 de Julio: antes sirvió como interino la Cátedra de Vísperas (1772). El Dr. Avala es el médico, después de Aparicio, que la tradición nos ha hecho llegar como uno de nues- tros mas entendidos facultativos: sin documentos en que descansar la exactitud de su valor é instrucción, tene- mos que conformarnos con el aura popular no siempre tan justa como fuera de desear. Fué Médico del Hospital del Pilar, título que jamás dejó de poner en sus certificaciones, obtuvo el De- canato á la muerte del Dr. D. Blas Machado, viéndose mas tarde revestido de la alta dignidad de Protomédico. —Falleció el 3 de Agosto de 1818. ANDREU, D. PEDRO. Nació en la Habana el 29 de Junio de 1776. Bachiller en Artes de 25 de Julio de 1805, Bachiller en Medicina de 25 de Abril de 1807. El Dr. Andreu fue hermano de dos ilustrados Reli- giosos de la orden de Predicadores que en el tiempo que ocuparon el sillón Rectoral influyeron en el progreso médico (i); hizo oposición en Enero de 1810 á Ja Cáte- dra de Anatomía, vacante por la renuncia de Bernal, y habiéndola obtenido se le confirieron los grados mayo- res de Licenciado y Doctor en Medicina el 14 y 23 de Abril de 1810. Fué Médico del Hospital Militar, Socio de la Eco- nómica de Amigos del pais, y falleció el 10 de Diciem- bre de 1859 á los 83 años de edad. Aunque el Dr. Andreu recorrió más de medio siglo ejerciéndola profesión y regenteó una Cátedra, nada sabemos de él que merezca una especial mención. ABREU, D. AGUSTIN E. Nació el 10 de Mar- zo de 1798 en S. Agustín de la Florida, donde sus pa- dres, establecidos aquí, habia ido temporalmente: Bachi- ller en Artes el dia 9 de Junio de 1813, Bachiller en Medicina el l.° de Agosto de 1819, Cirujano para com- plemento de carrera el 3 de Octubre de 1840. El Dr. Abreu hizo oposición á la Cátedra de Pato- logía, obteniendo á título de la Cátedra que habia ga- nado, el grado de Licenciado el 24 de Julio de 1822 y el de Doctor el 1° de Setiembre del mismo año. En 1829 vacante su Cátedra la obtuvo por otro sexenio. En 1834 vacante la de Fisiología se opuso á ella, desempeñándola hasta 1842. El ingreso del Dr. Abreu en el Cuerpo de Profeso- (1) El M. E, P. M. y Dr. Fr. Antonio, Catedrático que fue del Maestro de las Sentencias y do Prima de Teología, Regente do estu- dios, Doctor en Filosofía de 26 de Octubre de 1802, Doctor en Teología de 22 de Febrero de 1806, Rmo. Rector Cancelario en 1811 y 1816, Vi- co Rector en 1807 y 1813, Oapellan de la casa de Recogidas y do Coro del Cabildo de nuestra Sta. Iglesia Catedral, que falleció en 1842; y del M. R. P. M. y Dr. Fr. Mateo, Maestro de estudiantes, Catedrático de Prima de Teología, Regente de estudios. Prior Conventual y Provin- cial, Rmo. Rector Cancelario en 1818, 1829 y 1839, Vice Rector en 1814, 1815, 1823 y 1828. Examinador Sinodal de este Obispado, Doc- tor en Filosofía de 19 de Diciembre de 1807, Doctor en Teología del año de 1815, que falleció el 1? de Marzo de 1865. res constituyó un motivo de pláceme para la Enseñanza; familiarizado con los trabajos modernos, conocedor apa- sionado Chomel, de Bichat y Magendie, dió alas asig- naturas de Fisiología y Patología novedad é interés. Abreu poseia una vasta inteligencia; y dotado de una palabra fácil y elegante, revestía sus discursos de unas formas tan fascinadoras, que hacían sus lecciones mode- los de buen gusto y de dicción: lástima que á tan bue- nos dotes no hubiese acompañado la constancia. Como Profesor reunía á más de su instrucción un buen tacto médico, gozando de una escogida clientela que no sin razón depositaba en él su confianza. Transformado en hacendado á sus últimos años, des- cuidó el ejercicio profesional, que no podia asistir por sus frecuentes ausencias. Fué Vocal Suplente del Presidente de la Junta Su- perior Gubernativa de Medicina y Cirujía, Vocal de la Inspección de Estudios, Juez Real de exámenes y gra- dos de la Facultad de Medicina, Sóciode la Económica y Primer Médico del Hospital Militar. En el Repertorio que publicamos el año de 1856, in- sertamos un trabajo de él sobre el cólera; y con motivo de sus opiniones sobre esta misma enfermedad, recorda- das por nuestro coacadémico el Ldo. D. Joaquín Valdés Zayas en una de las sesiones de 1868, se motivó una ani- mada discusión entre los Ldos. D. Justino Valdés Cas- tro y el referido Valdés Zayas, cuyos discursos se publi- caron en los tomos 49 y de los Anales de la Real Aca- demia, páginas 135 del 49, y 148 del s?—Falleció el 23 de Noviembre de 1854 de una afección hepática, y por disposición del Cláustro de la Literaria, acompañó éste sus restos precedidos de mazas. ALONSO FERNANDEZ, D. FRANCISCO. Na- ció en el Puerto de Santa María el dia 8 de Setiembre de 1796. Incorporó su título de médico en el Proto-me- dicato de la Habana el año de 1820, y sus grados de Ba- chiler en Artes (de 5 de Setiembre de 1818) y de Me- dicina (de 1820) en nuestra Real y Pontificia Universi- dad.—El II de Febrero de 1827 se graduó de Maestro en Artes, el 23 de Junio de 1826 de Licenciado en Me- dicina, siendo sus jueces Cowley, Viera y Abreu, soste- niendo corno tesis angina Ínter afectiones mflammatorias numerare debemus,—y finalmente el 16 de Julio del mismo año de 1826 recibió la borla de Doctor. Publicada en las Memorias de la Real Sociedad Eco- nómica, tomo 20, pág. 482, una nota biográfica redacta- da por nuestro respetable y malogrado Catedrático de Física el Doctor D. José Zacarías González del Valle, más tarde hijo político de él, la reproducimos: NOTA BIOGRÁFICA SEÑOR DOCTOR Y MAESTRO D. FRANCISCO DE PAULA ALONSO ¥ FERNANDEZ, Subinspector efectivo del Cuerpo de Sanidad militar de esta Isla, Comendador de la Real Orden americana de Isabel la Católica, agraciado con la de epidemias, sócio de mérito de la Real Sociedad Económica de la Haba- na óf. óf. que falleció en esta ciudad eldia 17 de Octu- bre de 1845. Don Francisco Alonso y Fernandez, natural del Puerto de Santa María, donde vió la primera luz el ocho de Setiembre de 1797, entró en el Real Colegio de Me- dicina y Cirujía de Cádiz como alumno interno y Prác- ticanfre del Real Hospital de Ejército y Marina anexo, en 1° de Octubre de 1812; y en todos sus exámenes ob- tuvo siempre la censura de sobresaliente, siendo uno de los discípulos que han honrado aquel célebre Instituto. A la conclusión de sus estudios ganó por oposición el grado de primer Profesor de la Armada. Muy desde los principios comenzó á brillar por sus prendas incomparables de prolijo Anatómico y de hábil Cirujano. En el mismo Colegio de Cádiz fue Disector mayor durante los años cuarto y quinto de estudios, de- biendo citarse como una prueba de su buen comporta- miento la elección que en el sesto le hizo para Vice- rector la Junta escolástica. Prescindamos de los grados menores y mayores, aquí y allá obtenidos con aprobación y lucimiento, prescindamos de sus tres borlas, y de las patentes y diplomas que empezó desde luego á recibir de varias Sociedades nacionales y extranjeras, tales co- mo la Academia médico-quirúrgica de Cádiz, la de Ami- gos del pais de Baena, la Real é Imperial Universidad económico-agraria de Florencia, la Real Academia de Medicina práctica de Barcelona, la de Nueva-York, Nueva-Orleans, y vamos á considerarlo en nuestra patria dedicado con ardiente celo á su profesión, ála enseñanza pública y á la organización del Cuerpo de Sanidad Militar. Arribó á estas playas Alonso á bordo de la corbeta de S. M. la Diamante, como su médico-cirujano; ha- biendo ya obtenido igual destino en la Mercurio durante una gran epidemia de fiebre amarilla que afligió á Cá- diz y á los buques de guerra surtos en su puerto.—En- tónces principió á acreditar Alonso sus virtudes médi- cas, pues consta que no solo desempeñó satisfactoria- mente la asistencia de la Mercurio, sino además algunas comisiones, inspirando tal confianza que fué nombrado para asistir al Excmo. Sr. Comandante general de la Escuadra D. Francisco Maurelle. Cuando llegó á la Habana en 1820, regla la Hacienda el nunca olvidado Sr. D. Alejandro Ramírez, y apénas sirvió cortos me- ses Alonso en la corbeta de guerra Maria Isabel, desti- nada á cruceros sobre el canal de Bahama, fué pe- dido por el Sr. Ramírez al Comandante general del Apostadero para utilizar sus conocimientos en la plaza de Disector anatómico del Real Hospital Militar de esta ciudad, dando cuenta al Superior Gobierno, De- mostró entóneos cada vez mas sus estensos conocimien- tos, y no tardó en nombrársele Cirujano mayor en 1823, y juntamente Catedrático de Anatomía práctica y Ci- rujta, concediéndole S. M. la propiedad de estos cargos en 1826 por Real órden de cuatro de Mayo. Ya tenemos al Dr. Alonso en el verdadero campo de su gloria, en el lugar eminente de sus buenos servicios ála Ciencia yá la Pátria. Ya lo tenemos en la Cáte- dra que desempeñó por tantos años, añadiendo á la fa- ma desde entónces bien estendida de su saber práctico; la justa reputación de teórico, de erudito y de pensador. Allí lo vió la Habana rodeado de esa juventud estudiosa, de la cual han salido tan bellas capacidades, enseñando, alentando y sembrando con la blanda condición de su génio las semillas que luego han brotado en este suelo para darle prez. Allí fué donde los cursos de Anato- mía y de los ramos más importantes de la Cirujía, pre- cedidos de hermosas inaugurales que solian impri- mirse, se sucedian unos á otros sin descanso; allí donde en Octubre de 1823 instaló públicamente el Museo ana- tómico en un acto lleno de solemnidad (1) y de gloria para su nombre, al cual concurrieron Comisiones del Excmo. Ayuntamiento, del Real Protomedicato, de la Real y Pontificia Universidad, de la Sociedad Económica y del Colegio de San Cárlos con un sin número de Profe- sores y personas notables. Allí donde en Mayo de 1825 á petición de sus numerosos discípulos estableció una Cátedra de Obstectricia, de cuyo estudio no se habia tratado entre nosotros, con demostraciones sobre los cadáveres, esqueletos y un maniquí que construyó al efecto. Allí por último se hizo acreedor á que la Real Sociedad le atestase,—«estar convencida de que á los «ilustrados esfuerzos del benemérito profesor Alonso y «Fernandez se debe en gran parte el que se haya radi- «cado en este pais el gusto al estudio de la Anatomía y «Cirujía demostradas sobre el cadáver; el haber alejado (1) Se publicó el discurso inaugural en las Memorias de la Real Sociedad Económica correspondiente á ese año. »las inexactitudes y oscuridad con que muchos Profeso- «res esplicaban en consultas y certificaciones forenses «los diversos aparatos y órganos del cuerpo humano; el »haher instalado la escuela de Obstectricia, cuyo estu- »dio se hallaba en completo olvido , el haber esti- mulado esa misma escuela á otro Profesor para plan- tear tres años después otra del mismo género, pero de- «dicada ála enseñanza de parteras todo lo cual, de «acuerdo con la opinión pública de los hombres sensa- tos, prueba que sus trabajos no han sido inútiles, y que «ha cumplido lo que ofreció á la Real Sociedad, aun «mas allá de lo que ella se había prometido de su patrio- «tismo y talentos.» Sirviendo la Cirujanía mayor se le pidió un informe que evacuó en 27 de Noviembre de 1827 acerca de la construcción de un anfiteatro anatómico, manifestando ampliamente cuanto conducía al asunto, señalando el lugar adecuado para el edificio, presentando planos cuyo trabajo mereció la aprobación del Excrno. Señor Consejero D. Francisco Arango, de grata memoria, en- cargado por S. M. del plan de estudios de esta Isla. No es de omitirse tampoco el gran número de autopsias so- bre los cadáveres del cólera-morbo que hizo en nuestra epidemia de 1833, por encargo del Real Proto-medicato, dándole cuenta de sus observaciones en un extenso in- forme; ni la comisión que en febrero de 1834 obtuvo para trasladarse á los baños minerales de San Diego. Allí practicó muchas y nuevas investigaciones, resul- tando aprovechados no solo los militares á cuyo cuidado iba, sino el público también, que vió dado ála prensa el fruto de sus tareas. De esta manera se condujo el Dr. Alonso y Fernan- dez como Cirujano mayor y Catedrático en el Hospital Militar; y cuando los ascensos que en su carrera le granjeaban tales servicios, le obligaron á separarse del destino en que se hiciera tan acreedor á la pública gra- titud, aun quiso dar una prueba de generoso desprendi- miento, de consideración noble ála juventud estudiosa yal establecimiento. Nombrado Consultor de Medici- na por S. M., bajo el carácter de Jefe y Subinspector de Medicina en comisión del cuerpo de Sanidad Militar de esta Isla, no obstante la incompatibilidad de este nue- vo empleo con el de Cirujano mayor, hallándose en Francia el Dr. Gutiérrez, á quien le tocaba reemplazar- lo, desempeñó Alonso por espacio de ocho meses el em- pleo de Cirujano mayor y Catedrático sin percibir suel- do ni gratificación alguna por este trabajo, en obsequio de la juventud y del Real Hospital, según consta de su hoja de servicio. La Real Sociedad Económica de la Habana le con- taba entre sus sócios desde 1821;—y queriendo favore- cer una enseñanza tan útil al pais dispuso en 1823 ayu- dar con ciento veinte pesos mensuales de sus fondos á la conservación y fomento del Gabinete anatómico y escuela práctica de Anatomía y Cirujía. Pero el Doc- tor Alonso hizo renuncia en 1832 de este auxilio, supli- cando á la Real Sociedad se sirviese admitir con agrado la sincera oferta de continuar en la enseñanza sin suel- do alguno de sus fondos, ni otro emolumento que los signos de su aprecio y gratitud, cediéndole además dos- cientos treinta y siete pesos, parte de sus alcances, y destinando los mil restantes como un donativo volunta- rio, que se empleó en la obra de la Nueva-Cárcel de la Habana, á disposición del Excmo. Sr. Ricafort. De aquí el título de sócio de mérito que acordó expedirle con un atestado de sus méritos el Iltre. Cuerpo Patriótico. Establecida en esta ciudad la Inspección de estudios de las Islas de Cuba y Puerto-Rico, el Gobierno consi- deró útiles las luces del Dr. Alonso, y fue vocal hasta poco ántesde morir, que renunció la Presidencia de su Sección de Ciencias médicas, la cual acababa de serle encargada. En la Inspección, como en todos sus desti- nos, trabajó con laboriosa constancia, y sus compañeros no olvidarán la ayuda eficaz que prestó en los informes y discusiones, sin huir el cuerpo á este gratuito y pe- noso servicio. Entre tanto, el Sr. Alonso y Fernandez no solo no descuidaba las funciones de su empleo como Subinspec- tor del Cuerpo de Sanidad Militar, sino que con la mis- ma actividad seguia las comunicaciones, evacuaba los nombramientos é informes, y hacia las visitas generales de su resorte; y cuando ya vió coronado su afín con la efectividad de su destino, comprensivo de ambos ramos, que le confió recientemente S. M.; cuando era todo en- tusiasmo por el Cuerpo, cuando se consagró casi exclu- sivamente á hacerse digno de estar á su frente, ideando cuanto concerniese al mejor servicio sanitario, haciendo propuestas justas, y sosteniendo con el Jefe del Cuerpo de Madrid una correspondencia llena de luminosas re- flexiones, y provista de datos recogidos por su incansa- ble tesón, una enfermedad cruel y penosa vino á arre- batarla de entre nosotros. La muerto se llevó consigo á uno de los patriarcas de nuestra juventud médica, pues aunque no anciano ála verdad, su prestigio de antiguo Catedrático, sus consideraciones sociales y has- ta su índole y aspecto lo hacian acreedor á semejante título. La Habana entera recuerda sus conocimientos y la época en que su celebridad corria de boca en boca con justo entusiasmo. En los tiempos en que este fa- cultativo ejecutó en esta ciudad al Sr. Coronel D. Ma- nuel Alonso la operación del bubonocele, y á Cabrera la de la talla, con tanto éxito una y otra, no solo era pro- clamado como el más distinguido Cirujano, sino que faltaban frases para encomiar su paciencia, su dulzura y acierto como práctico y como amigo. Ah! y estas cualidades ¿quién ha podido negárselas jamás? ¿No se sabia como hecho notorio que Alonso por su inclinación y génio, además de ser el médico, era también el amigo tierno y consolador de la persona á quien curaba? Si hubieran de exigirse testimonios, muchos y muy relevantes nos darian los Excmos. Se- ñores Capitanes Generales de esta Isla, cuyas personas y familias asistió el Sr. D. Francisco Alonso, adquirién- dose el aprecio y la más viva memoria de todos;¡muchos también tendríamos por boca de tantas personas distin- guidas cuya amistad fué notoria, y de las diversas cla- ses de nuestra sociedad, reconociéndose unánimemente su dulzura, solicitud y saber. Ysi este bello carácter demostraba el hombre pú- blico ¿costará por ventura algún esfuerzo creer que como hombre privado y en el seno de su familia pocos le igualaban en las delicadas afecciones de esposo, de padre yde amigo? Pero ahorrémonos la amargura de mos- trarlo bajo este aspecto, pues no sería dable pasar en si- lencio los pesares acerbos que oprimieron su corazón, primeramente con la pérdida de una de sus niñas, aun- que en tierna edad, luego con la de su cara esposa Doña Ana Josefa Renté, y por remate cruel de infortunio con la de su apacible y bellísima primogénita Adelaida. Sus- pendamos pues la ploma, y terminando esta rápida no- ta de los trabajos y méritos de tan respetable y buen amigo, hagamos un voto ferviente para que el país, la Ciencia y el Cuerpo de Sanidad Militar vean reprodu- cirse el ejemplo que en costumbres públicas y privadas, en rasgos patrióticos y en consagración á sus deberes les ha legado el Sr. D. Francisco Alonso y Fernandez, cuya alma descanse en paz.—José Z. G. del Valle.» A más de los conocimientos que reunia Alonso Fer nandez tenia dotes para enseñar, lo que unido á un carác- ter franco y expansivo le grangeaba el afecto de todos. BOSADILLA, D. JUAN BAUTISTA. No tie- ne expediente Universitario, constando únicamente en los Libros de grados menores y mayores, que tomó el Ba- chillerato en Artes el 8 de Marzo de 1769; el de Licen- ciado en Medicina el 15 de Setiembre de 1781, y que dispuesto á borlarse, en ese mismo año se opuso á ello el Dr. D. Roque Oyarvide, confiriéndosele al fin el dia 16 de Agosto de 1790. Por más que hemos buscado el expediente que la oposición del Dr. Oyarvide habria he- cho formar, nada hemos hallado. El nombre del Dr. Bobadilla figura en muchos ac- tos, ya como Conjuez en oposiciones, ó ya como Sinodal en grados.—Falleció el 10 de Setiembre de 1819, fue Maestro de Ceremonias en 1810. BERNAL, D. JOSÉ ANTONIO. Nació en la Isla de Santo Domingo el año de 1775. Incorporó en la Dniversidad de la Habana sus títu- los de Bachiller en Artes (19 Agosto 1794) y en Medi- cina (27 Julio 1795) que le habia conferido la Imperial y Pontificia del Angélico Dr. Sto. Tomás de Aquino de su isla natal. El Br. Bernal llegó á esta ciudad como Médico de la Real Armada; retirado del servicio se estableció en San Juan de Jaruco, de donde regresó á la Habana. Las opiniones que hemos oido respecto á la ilustra- ción de Bernal son en extremo contradictorias; pero to- das están de acuerdo en reconocerle una clara inteligen- cia y ojo médico. Habiendo publicado Bernal algunas obras, ellas nos servirán para darlo á conocer, y por consecuencia el juicio deducido tendrá que ser no el fruto de resenti- mientos, de supuesta envidia ú otras calificaciones que pudieran atribuirse si lo juzgásemos por las noticias que nos han facilitado los que lo trataron y que, como Pro- fesores de su misma época, tuvieron ocasión de aquila- tar sus conocimientos. Médico de gran concepto público, lo fué de algunos miembros de la familia de Montalvo, que en la época á que nos referimos se Je conocía también por su decidido entusiasmo á favor de las propiedades medicamentosas del Subnitrato de mercurio, preparándose y propinán- dose por algunos de ellos; (tenemos á la vista un méto- do suscrito por el Excmo. Sr. D. Juan Montalvo y Cas- tillo, para el tratamiento de la disentería con los polvos de la píldora). Saturado Bernal, bien por Ugarte ó por los Montal- ¡fo, en la creencia de la eficacia universal de la píldora y tal vez ilusionado con algún feliz éxito, entronizó esta sal mercurial estimándola como una panacea. No había estado morboso, por grave ó leve que fue- ra, en que no se creyese indicado su uso, lo que, como fácilmente se comprenderá, hacia crecer su auge, pues triunfando en muchos casos cuya benignidad era tal que ninguna medicación exigia, ó en que bastaba un eva- cuante, servian estas curaciones para compensar, no las muertes por el subnitrato de mercurio, poro sí las que indefectiblemente tenían que acontecer por la índole de la lesión que la ocasionaba. Cuando una droga se emplea para todo, y esta droga tiene propiedades que le son comunes á otras, nos pa- rece una grave falta de criterio médico buscar en una especificidad lo que mejor se explica por su acción co- nocida; y siendo el subnitrato de mercurio un medica- mento que reúne las propiedades purgantes del proto- clorurn de la misma base á unas dósis, y la acción alte- rante de todas las hidrargíricas á otras, ¿por qué esa es- pecificidad del turbit nitroso, cuando solo posee las que son peculiares á sus congéneres? Para la disentería, las fiebres graves, tétanos, epilep- sias, hidropesías, obstrucciones, enfermedades linfáticas, heridas y otras muchas afecciones lo estimaba Bernal como el mejor remedio. Hoy son pocos, muy pocos, los aficionados al turbit nitroso, y hay pocos aficionados, porque tomando por ejemplo la disentería, las estadísti- cas del opio, de la ipecacuana, del protocloruro de mer- curio, de la tintura de yodo, no estimulan á buscar nuevos cuerpos que los reemplazen. Y no pu- diendo asegurar \ospildoreros (l)que con el turbit nitro- so se curaron todos los disentéricos, no hallamos la ra- zón para esa inmerecida preferencia. Respecto á las fiebres intermitentes y al tétanos, la terapéutica de nuestra época es la mejor prueba de su reconocida ineficacia. (1) Nombre que se dio en la época de Bernal á los amantes del uso terapéutico del subnitrato de mercurio, más conocido con el nombre do la píldora de ligarte, (cuyo secreto arrancó Estevez por el análisis). La decisión de Bernal por la sal mercurial de que nos venimos ocupando, le hizo publicar, 1? una Memo- ria sobre el subnitraio de mercurio 6 píldora de ligarte, año 1826, Imprenta del Gobierno, y 29 otra Memoria so- bre el modo de hacer preparar y administrar el subnitrato de mercurio escrita por el Protomédico Regente Dr. D. José Antonio Bernal Muñoz. 1827. Imprenta del Go- bierno. (!)■ El Dr. Bernal fué el primero entre nosotros, (si mal no creemos) que so valió de las hembras en cria de cier- tos animales, para darles el subnitrato de mercurio en sustancia, y al cabo de cierto tiempo usar su leche como alimento medicinal. El método de Bernal es excelente (entiéndase que nos queremos referir al modus prepar an- di), prestando tan señalados servicios que hoy se estudia el modo de poder usar otros medicamentos bajo esa có- moda forma. No juzgamos las Memorias del Dr. Bernal referentes al uso y preparación de la Píldora, porque creyéndose aludido y mortificado el Dr. D. Simón Y. Hevia, publi- có una contestación el mismo año de 1827, que se verá en el capítulo que á él le consagramos y al que remiti- mos á nuestros lectores. Con motivo de una epidemia que reinó en la Isla, por los años de 1827 dió á luz una Memoria sobre la epi- demia que ha sufrido esta ciudad nombrada vulgarmente el Dengue, escrita por el Dr. D. José Antonio Bernal, Muñoz, Froto-médico tercero por S. M. del Real Tribunal del Proto-medicato de esta Isla, Médico Cirujano jubilado de la Real Armada, Habana, Oficina de Gobierno y Ca- pitanía general por S. M. 1828. Esta memoria ocasionó una ruidosa discusión con el Br. González Morillas, el que lo retó á un certámen pú- blico que no aceptó Bernal. (1) El ejemplar que tenemos ála vista es una reimpresión de 1839- Imprenta Martínez Almeida. REMITIDO. BREVE RESPUESTA. Al Dr. D. José Antonio Bernal Muñoz, autor de la Me- moria sobre la epidemia que ha sufrido esta ciudad, nombrada vulgarmente el Dengue. La intolerancia en las opiniones no se hermana con la sabiduría, Nunca juzgué que por el hecho laudable de dedicar- me á trabajar la descripción de la fiebre epidémica, que he publicado después de haber obtenido la correspon- diente licencia, mereciera los dicterios, que se me han dirigido en la memoria del Dr. Bernal, impugnando la clasificación que di á aquella de Exantemo—reumática: mi objeto, como espuse en mi dedicatoria, no fue otro que aprender, publicando mis primeros trabajos, para jo mismo estimularme, y estimular á mis contemporá- neos, que tal vez con mejores conocimientos, jamás to- man la pluma para espresarlos: por lo tanto, parece que mi obra, más que ninguna otra, reclamaba la indulgen- cia de los inteligentes; pero no ha merecido la del Doc- tor Bernal: no tengo más que transcribir á la letra el principio de su impugnación, dice así: «otros sm alguna razón que, en parte tieíien aquellos, la clasifican de ex- antema-reumática ; pero es preciso no haber leido cosa al- guna de nosología para dar un nombre tan arbitrario y ridículo: concluye en que no es arreglada mi clasificación, y en que se comprueba más si se atiende á que algunas personas que han sufrido el Dengue no han esperimenta- do dolores, ni erupción.» El Dr. Bernal al paso que se opone á todas las clasificaciones no da una esacta, caracterizando la fiebre en los mismos términos que yo en mi memoria; de suerte que no ha hecho mas que de- tenerse en el nombre, ó en lo ménos importante; por ser de un todo contrario (son sus palabras) á mi modo de pensar, y para que se conozca que algunos que se creen médicos y fisiólogos modernos no entienden ni esta doc- trina, ni la antigua, contentándose con darse el nombre de médicos de la nueva doctrina, cuando sería mejor se mantuviesen en silencio, recitando las proposiciones que han aprendido sin digerirlas y copiando párrafos del Dic- cionario de Ciencias médicas; este cúmulo de personali- dades, espresadas á la faz de un público respetable, for- ma el campo de mi defensa y hace muy poco favor á su autor. Prescindo de las razones que me asisten para sostener mi clasificación, y me contento con preguntar al Dr. Bernal ¿conque si yo no pienso como V. S. he de ser precisamente un ignorante? ¿No son susceptibles de errar todos los hombres? ¿Quién le ha dado el privi- legio esclusivo de la infalibilidad? ¿Quién le ha conce- dido la facultad de sentenciar magistralmente sobre opi- niones y en unos términos injuriosos, como lo convencen los párrafos transcritos? Perdóneme la superioridad del Dr. Bernal; pero ha abusado sobre manera, siendo sola- mente propio de los empíricos condenar las opiniones de los otros hombres, por no ser conformes á las suyas: el buen maestro, el sabio, es el que enseña sus doctrinas con dulzura, con razones, y no con violencia y du- reza. Quisiera que nuestro gran Dr. Bernal citase los pár- rafos del Diccionario de Ciencias médicas que dá á en- tender lie copiado en mi descripción. ¿Cómo juzga que sería mejor se mantuviesen en silencio los que se dan el nombre de médicos de la nueva doctrina, cuando añade, recitando las proposiciones que han aprendido? Qué! ¿puede mandar ála vez recitar y guardar silencio? ¿Es por ventura una misma cosa hablar que quedar callado? Vaya! que el Dr. Bernal confundido tal vez con su cla- sificación, se contradijo sin pensarlo. No ignoro las circunstancias que debe tener una de- finición para que sea esacta en lo posible: sé muy bien que debe comprender las principales propiedades del objeto: y también sé que verdaderamente es muy difícil, por no decir imposible, se encuentre alguna en un todo esacta, y mucho mas en Medicina: he estudiado ideolo- gía, y por fortuna no me he olvidado de los principios que aprendí en la escuela; pues mi práctica no es tan larga como la del Dr. Bernal; y solo por esta razón debió ser algo mas indulgente, aunque pensara de diverso modo. El Dr. Bernal, si bien se mira, solo se funda para com- batir mi clasificación en que algunas personas han su- frido el Dengue sin dolores, ni erupción; pero perdóne- me si le sostengo que se ha equivocado, y me remito para probarlo á la opinión general de todos los Profeso- res, porque yo he tenido pocos enfermos á mi cuidado, aunque he observado los de mi maestro Dr. D. Juan Angel Perez Carrillo, que han sido numerosos: no niego que en tiempo de la epidemia hubiese algunos enfer- mos sin dolores y sin erupción, mas sería un mal dis- tinto del epidémico; y en esto puede consistir el error del Dr. Bernal, si es que su impugnación ha sido sincera. En conclusión: aunque estoy dispuesto á corregir mis errores siempre que me los advierta un niño y me persuada, no lo estoy á seguir las equivocaciones de los que toman el carácter de maestros, pretendiendo com- peler á que sus opiniones sean respetadas ciegamente. Procuro aprender sin orgullo: no imito por esto á los empíricos, que en mi concepto, no son sino aquellos que aplican los medicamentos á los enfermos solamente porque vieron ú oyeron la curación de alguno; como por ejemplo, los que administran la píldora de Ugarte y el le Roy sin distinción alguna de dolencias. Y para vin- dicarme, para defender las doctrinas que contiene mi descripción y la clasificación que di al morbo epidémi- co, quisiera que el Dr. Bernal admitiese esta proposi- ción: que se dispusiese á celebrar un acto público en la Real y Pontificia Universidad el dia y hora que desig- nase; pues yo estoy muy pronto á sostener lo que me impugna delante de hombres sábios é imparciales. Bien sé que este desafío literario, permitido porque á nadie agravia, tal vez lo desdeñará el Dr. Berna!; pero en este caso prepararé una formal contestación, para que el público se satisfaga de la ligereza con que se me ha zaherido, solo por no pensar del mismo modo que mi antagonista. Es sin embargo su servidor y amigo.—Br. José María González y Morillas.)) Tenemos la convicción de que no fué el Br. Gonzá- lez Morillas, el verdadero adversario del Dr. Bernal, pero ligadas por lazos de parentesco político la fami- lia Hevia con la de Bernal, su real antagonista el Dr. D. Simón Y. Hevia hizo que Morillas firmase la im- pugnación y empapado en sus opiniones, que de bue- na fó aceptaba Morillas, se determinó á sostener el cer- támen caso de que Bernal no lo rehusase. La memoria de Bernal sobre el Dengue la constitu- yen unas 26 páginas, consagrando 2 á su clasificación, 2 á las causas de la epidemia, una al método curativo, una á observaciones, y las 9 restantes á epidemia y contagio, con unas proposiciones al final. Clasifica Bernal el Dengue de una fiebre mucosa ó linfática y lanzándose á explicar el contagio dá unas teorías y razones que á la verdad demuestran lo poco al corriente que estaba de los adelantos que se hadan en Europa y que se conocían aquí. También publicó una Memoria ó nociones sacadas de los hechos y la esperiencia sobre la enfermedad conocida vulgarmente con el nombre de vómito negro ó fiebre ama- rilla, escrita por el Dr. D. José Antonio Bernal Muñoz Froto-médico Regente; Vocal, 2° Médico Cirujano de la Real Jimia Superior Gubernativa de Mediaría y Cirujía de esta Isla, Jubilado de la Real Armada, $.—1835. Ha- bana. Oficina de D. Pedro Martínez Almeida, Impresor de la Real Junta Superior de Farmacia. Esta memoria prueba la antipatía con que el Doctor Bernal miraba la doctrina fisiológica, leyéndose en el preliminar de ella: «Este amor propio vanidoso ha hecho incurrir en es- te error á muchos, á quienes hemos visto escribir sobre la fiebre amarilla con arreglo solo al sistema dominante en Medicina, ofreciendo curaciones que no pudieron acreditar con los enfermos que puso á su cargo el Go- bierno, que habiéndoles creido les facilitó los medios de poner en práctica sus ofrecimientos; de ahí provino que estos mismos autores después de algún tiempo escribie- sen contradiciéndose sin más esperiencia ni raciocinio posterior que haber leido las primeras obras de Broussais cuya doctrina llevaban al cabo con los enfermos de la fiebre amarilla hasta que sucumbían anegados en su propia sangre, cubiertos de nieve y vinagre y estenuados por la dieta más rigorosa é inflexible.» Cullen era el corifeo de Bernal y sus obras el bre- viario. Decidido amante de las doctrinas humorísticas trató de levantar cruzada contra la fisiológica, pero se quedó aislado; situación que sostuvo con decisión, prueba inequívoca de la fuerza de su carácter y de la in- dependencia que en todas ocasiones demostró. El Tiempo, único juez que demuestra por sus ine- quívocos fallos la verdad de los hechos, ha indicado la real conquista que la doctrina fisiológica encerraba, y si en verdad su propaganda motivó grandes perturbacio- nes, en cambio sumando sus perjuicios y beneficios cree- mos que el saldo es favorable á las ventajas. La Memoria del Dr. Bernal sobre la fiebre amarilla, teniendo en cuenta la época y ios progresos que se ha- bían realizado, dista mucho de probar una gran erudi- ción . Lástima da ver impresa la obra de Bernal en un tiempo en que las conclusiones que Abreu, Cowley, Valle, Gutiérrez y Castro sostenian en la Universidad, indicaban una verdadera revolución médica ventajosa- mente realizada. La obra de Bernal que ahora examinarnos solo reve- la lo varonil de su carácter, pues no ignorando las con- trarias creencias de la totalidad de sus compañeros, se lanza atrevido y audaz al estadio de la prensa á sostener y propagar las suyas, y con tanta convicción lo hace que se expresa así: «Sin embargo, la teoría que sigo es inde- pendiente de autoridades: solo la que conviene con los he- chos, y desnuda de todo aquel adorno servil que procuran dar muchos autores á sus obras, modelándolas á las doctri- nas dominantes del tiempo en que escriben (1) para ha- cerlas más meritorias á aquellos que solo saben apreciar lo que está más en moda.-» Cómo ya hemos dicho, la última obra que dió Bernal á la publicidad fué la que nos ocupa: escrita en 1835 corresponde á un período de nuestro progreso médico que nos permite juzgarla, no en el terreno de las con- jeturas, sino teniendo á la vista y á cada paso ele- mentos de comparación y comprobación. La obra, en verdad, se resien te de la precipitación con que se escribió, y á más se deja ver que no fué la ex- pontaneidad quien lo impulsó á tratar la materia: es un trabajo arrancado y redactado por las insinuaciones de un Capitán General, á quien Berna! parece que debia consideraciones. En dicba Memoria se establecen cuatro clases de fie- bre amarilla y por las descripciones hechas, se deduce que confundió otras con la que él describía; habla de fiebres amarillas en que se mueren los atacados á las 24 ó 48 horas de invadidos, y otra 4‘? clase en que se curan en igual período; asi es que nos parece ver fiebres perni- ciosas tomadas por amarilla y ligeras fiebres efémeras ó catarrales aceptadas también como tales;—y no se nos arguya de que en aquella época no era fácil distinguir- las, pues Romay el año de 1816 ya había consignado lo siguiente: «Se ha dicho que el Dr. Valli contrajo la fiebre ama- rilla por haberse puesto la camisa sudada de un enfer- mo: no me lo refirió ni tampoco ninguno de sus asisten- tes, ni observé en él algunos de aquellos tres síntomas que son tan propios de esa enfermedad que es conocida (1) Alusión á las de Broussais. por dos de ellas, fiebre amarilla por la ictericia ó vómi- tos negro por los vómitos atrabiliarios; las hemorra- gias no son ménos frecuentes ni he visto jamás terminar esa enfermedad al tercer dia de su invasión; al contrario se advierte entonces intermitir la fiebre y los síntomas por ocho á diez horas, siendo éste un fenómeno que le distingue de las otras fiebres.»—( Obras de Romay, Elo- gio de Valli.) Conocido en esa época el papel de las glándulas su- doríparas y la naturaleza de su secreción, atribuye Bernal la mayor parte del porqué de la fiebre amarilla á los trastornos de esta copiosa transpiración, creyendo que en Invierno la parte llanca de la sangre reconcentrada producia los resfriados, anginas, &, &. Al hablar de la bilis le llama humor caliente, más después cálido, estimando sin razón el vómito porraceo como procedente de una bilis quede amarillo pasa á verde oscuro y por último á negro. Si poco feliz estuvo Bernal en multitud de asuntos que se tratan en su referida Memoria, no lo fué ménos al censurar toda su sinonimia, proponiendo llamarle Dermo-músculo-g astro-hepatitis tropical. Dispuesto á juzgar las obras de Bernal con las reali- zaciones de sus dias, vemos que ya eran conocidas las des- cripciones hechas por la Comisión de médicos franceses, españoles y portugueses que la observaron en Cádiz, Barcelona, y Lisboa. En la Habana las funciones del hígado y el análisis de la bilis no eran mitos, tanto que á la vista tenemos una tésis sostenida el 23 de Marzo de 1835 por el Br. D. Marcos Diaz, bajo la moderantía del Catedrático Abreu, en que se dice: Bilis constituentes partes indigitabimus ejusque analysim persequemus—y el ano de 1825, es decir, diez años antes de que Bernal escribiese su memoria, se sostenía Morbum in personis sanguineis et Europse recenter adventis febrem flavam, nigrum vomitum, $ vulgo apcllatum est, hac nostri re- gione noxium valde veram CASTRO ENTERITEM esse sustentamus—C. 41—Theses. Raimundos Con- zalez, moderada por el Dr. D. Antonio Viera, die 12 de Martii de 1825.—Typis Diaz Castro. En el estudio del fenómeno vómito, indica Bernal que para evitarlos era necesario detener los movimien- tos anti-peristálticos de los intestinos, y nos sorprende esta opinión cuando ya la Habana médica conocia los ex- perimentos hechos para demostrar los agentes mecánicos del fenómeno á que aludimos, como lo revela la tésis del Br. Escoto. 1823 Imp. Arazoza, cuestión 16.—•Segui- mos la opinión del célebre Begin sobre la actividad y pasividad del estómago en la producción del vómito. Réstanos ocuparnos de Bernal en la Cátedra de Ana- tomía, pero ya sabemos que vacante esta por la re- nuncia de Viamonte se opuso á ella, separando por fútiles motivos ásu competidor el Br. I). Marcos Sán- chez Rubio; y único aspirante, tomó posesión el dia 9 de Julio de 1806. Bernal, cuyo talento era lástima que no hubiese es- tado unido á una mayor instrucción, comprendió que el desempeño de la Cátedra de Anatomía, lejos de pro- porcionarle aura, podia perjudicarse, y alegando una frí- vola escusa la renunció en 11 de Enero de 1809. El Dr. D. José Antonio Bernal era de un carácter inflexible y tenaz, como lo demuestra la conducta que ob- servara en 1833 con el sexagenario Dr. D. Manuel JBus- tillos, el que debiendo asistir á un acto delProto-medi- cato, es avisado en él que una hija suya habia sido inva- dida del cólera, con tal noticia se ausenta y el Dr. Ber- nal, Proto-médico Regente, sin comprender tan justa causal, dicta auto de prisión y hace conducir al compa- ñero por 4 soldados y un Comisario de barrio á una de las fortalezas: encerrado allí, reclamó Buslillos al Rec- tor de la Universidad para que en virtud de su jurisdic- ción la interpusiese como Doctor que era del Cíáustro de Medicina; oficia el Rectorado al Excmo. Sr. Capitán General, y en el de contestación de esta Superior Auto- ridad le participa que no habia dictado la prisión, que solo habia facilitado al Proto-médico Regente la guardia y fortaleza que se le habla pedido. Enterado el Rmo. Sr. Rector de esta contestación, se dirije al Proto-medi- cato, haciéndole comprender en atento aunque enérgico oficio, que era la Universidad el único sitio donde podían sufrir arresto y cumplir sus penas los Doctores; no pu- diendo Bernal desconocer la jurisdicción Rectoral acu- sa el recibo de su oficio, noticiando que habla acordado su traslación ála Universidad, pero dejándose ver en dicha comunicación, que hemos tenido en nuestras ma- nos, la pena que experimentó por no haberle suplica- do Bustillos á su Autoridad el pase á la Universidad, expresando igualmente que el Doctor referido cum- pliera su arresto sin concesiones de ningún género y bajo la más severa custodia.—(Estos datos constan en el expediente del Dr. Bustillos y se publicaron en el Diario de la Habana de aquella fecha.) El Dr. Bernal fue Cirujano del Hospital de Paula, de la Marina, Proto-médico-Regente, Vocal de la Ins- pección de Estudios, y de las Junta de Sanidad y Cari- dad, Sócio de la Económica de Amigos del pais &, &. Al fuerte carácter de Bernal se reunía una gran susceptibilidad, como la comprobó cuando reunido un Cláustro para elección de Rector, hizo uso de la pa- labra el Dr. Abreu (Agustín) y motivando sus opinio- nes y frases una acolorada discusión, este se retiró del Cláustro y sin que nadie viese en esto sino una señal cuando más de intolerancia, pidió Bernal que se citase al compañero y que se le hiciese dar una satisfacción lo que se acordó pero no se cumplió. Una numerosa clientela depositó en él su confianza; y si en sus escritos no revela hallarse siempre á la altu- ra de la Ciencia de sus dias, no dejan por el contrario de encontrarse algunos párrafos que manifiestan un buen talento y un buen observador. A las instancias de Bernal debe la Facultad de Me- dicina que recayera la Real órden que ya hemos publi- cado disponiendo que se le considerase de igual catego- ría que las demás y que sus Doctores ocupasen en Cláus- tro el puesto que por rigorosa antigüedad le correspon- dia. Las obras de Bernal nos lian permitido juzgarlo, pe- ro debemos repetir y hacer constar que aunque en ellas se notan algunos atrasos, éstos no eran hijos de su falta de estudio, ántes al contrario, dependian únicamente de que empapado en las ideas de ciertos autores, á ellos so- los consultaba y creia que en ellos solos estaba la verdad. En el desempeñó del Protomedicato, coadyuvó á la obra de regeneración médica que se iniciaba desde prin- cipios de este siglo, y en las épocas de epidemia demos- tró en más de algunas ocasiones su extraordinario celo, y el exacto cumplimiento de sus deberes. Algún tiempo ántes de su muerte principió á cegar, y hasta que no le faltó completamente la vista ejerció la profesión.—Falleció el 15 de Noviembre de 1853 á los 77 años de edad. BUSTILLOS, D. MANUEL. Nació en Santia- go de Cuba el 13 de Julio de 1777, y estudió Filosofía en el Seminario de S. Basilio bajo la inteligente direc- ción del Dr. Crehag. Bachiller en Artes el 5 de Setiem- bre de 1803 y en Medicina el 19 de Julio de 1806. La pobreza de Bustillos no le permitía estudiar, pero su inteligencia, aplicación y aprovechamiento, le abrie- ron las puertas de la Universidad concediéndosele en vista de sus méritos los grados de Bachiller sin pago de derechos. Según se nos ha referido fué uno de los predilectos amigos del Dr. Rom ay, cuya casa visitaba con frecuen- cia; amistad, que se alimentaba por serle grato al Maes- tro la amena é instructiva tertulia de Bustillos. Fué Catedrático sustituto de Patología, graduándo- se de Licenciado el dia 23 de Abril de 1827 y de Doc- tor el 13 de Mayo del mismo año. Los halagos de la fortuna jamás lo acariciaron y co- mo su instrucción y sus aspiraciones pugnaban por me- jor situación, se trastornó su cerebro, falleciendo demen- te el año de 1835. CANTOS Y MEDINA, D. MATIAS. Nació en la Habana por los años de 1719 á 1720. No tiene expe- diente literario, pero consta su grado de Bachiller en Ar- tes el 24 de Abril de 1743 y en Medicina el 10 de Mayo de 1747. El nombre del Dr. Cantos ha llegado hasta nosotros precedido de la fama que conquistara de hombre ilustra- do y de práctico esclarecido: no hay familia antigua que no recuerde haberle oido mentar á sus padres el digno nombre del Dr. Cantos. Más de una vez mereció que el Gobierno lo nombra- se su representante en los actos de oposición. Se graduó de Ldo. el dia 19 de Marzo de 1751 y de Doctor el mismo año (20 de Mayo.) Fué Decano en 1794, á la muerte del Dr. Recio Oquendo, y obtuvo la dignidad de Protomédico. Fa- lleció el 15 de Noviembre de 1797, constando en el Libro de Doctores que no asistió el Claustro, por no habérsele hecho entierro público con motivo de estar corrompido y en el Libro de Terceros de San Francisco, que se enterró en la Iglesia de la Tercera Orden. CARO, D. JOSÉ. Nació en la Habana, descen- diente de familia Dominicana. No tiene expediente literario, pero debió haber nacido por los anos de 1740 á 1742. En el primer Libro de grados menores consta que se graduó de Bachiller en Artes el 5 de Marzo de 1761. Opuesto en 1777 á la Cátedra de Fisiología la obtu- vo y en tal concepto se le confirió el grado de Licencia- do el dia 8 de Julio de 1777 y el de Dr. el 17 de Agosto del mismo ano. Es también el Dr. Caro otro de los médicos cuya re- putación ha llegado hasta nosotros. Como hemos indi- cado por nota, fué uno de los que marcharon á Cádiz con el Illmo. Intendente Valiente y joven Pinillos, cuyas vidas se salvaron por haberles encerrado el Gobernador en una fortaleza. La ilustración de Caro lo hizo llegar á ocupar una de las plazas de Protomédico á muy temprana edad, mereciendo más de una vez que el Gobierno declinase en él la honra de su representación en los ejercicios de oposición. Médico de gran concepto y reputación, despertó los enojos del Protomédico Aparicio, que llevó su encono hasta librar auto de prisión y secuestro de sus bienes, los que hubiera podido realizar si la envidiable conside- ración pública que gozaba Caro, no se hubiese puesto á su favor, evitando que una bastarda pasión satisfaciera sus rencores. A la vuelta de su viaje á España se retiró del ejerci- cio profesional falleciendo al poco tiempo. COWLEY, D. ANGEL JOSÉ. Nació en la Ha- baña el 2 de Octubre de 1797, hijo de D. José María y Doña Patrocinia Alvirde.—Bachiller en Artes el 21 de Marzo de 1815; y en Medicina el 21 de Julio de 1818, Licenciado en Filosofía por la oposición que hizo á la Cátedra del Texto Aristotélico, en la que obtuvo la mi- tad de los votos (1824.) Licenciado en Medicina y Doc- tor en esa misma facultad á título de Cátedra, de 16 de Junio y 31 de Julio de 1825. «A la temprana edad de siete años, cuando empiezan á lucir para el niño los primeros albores de la inteligen- cia, y cuando es más necesaria la acertada dirección de un buen padre para que sostenga nuestros primeros pa- sos en el difícil sendero de la vida intelectual y moral, tuvo la desgracia de perder el suyo; quedando sumido en la miseria, y sin otro amparo que el que pudiera prestarle una madre sin recursos.— Pero no, Señores, no tembléis por la suerte de ese infortunado niño; porque esa misma indigencia en que se encuentra, va á contri- buir de una manera directa al completo desarrollo de su precoz talento. ¿Acaso no ha sido muchas veces la ven- turosa pobreza la madre de la virtud? ¿Acaso á ella no debe la sociedad en gran parte las glorias de un Franklin, las conquistas de un Colon?—Sí, Señores, si la cuna de D. Angel José Cowley hubiese brillado con el espíen- dor de la riqueza, tal vez no se hubiera elevado á la al- tura que alcanzara, tal vez, no tendríamos hoy elogios que tributar ásu memoria. Más ella no tuvo otro es- plendor que el de las virtudes domésticas de sus padres, y él se vió por lo tanto obligado á buscar desde niño su sustento y el de su madre, dedicando las horas deí dia á los trabajos de cajista en una imprenta, y algunas de las de la noche, á la copia literal de algunos documentos.— Tal parece, que un secreto impulso le arrastró desde en- tóneos hácia las letras, presintiendo quizás todo el lus- tre que ellas iban á dar á su nombre y á su pátria.» «A los dos años, cuando él tenia solamente nueve, murió su madre; perdiendo con esta nueva desgracia el único tesoro, que le quedaba en el mundo, la sola perso- na tal vez, que sostuviera sus esfuerzos con sus conse- jos bienhechores, con su amor inextinguible. Más en medio de su triste horfandad, cuando quizás no brillaba para él, ni el mas lejano rayo de esperanza, encuentra en el camino de su vida una mano compasiva en que apoyarse. Un tio suyo, un ministro del Señor, el Reve- rendo Padre Fray Mariano Jiménez de Montemayor, testigo de su laboriosidad y buena conducta, le lleva á su lado, enjuga sus lágrimas y le promete en recompensa de sus tempranas virtudes, la protección que necesite. ¡Cuán cierto es, Señores, que los designios de la Provi- dencia, tienen que cumplirse irrevocablemente en este mundo! ¡Cuán cierio es, que su mano omnipotente no abandona nunca á aquellas de sus criaturas destinadas por Él al cumplimiento de algunos de sus impenetrables intentos!)) «Bajo la ilustrada dirección de ese digno ministro de la Iglesia, á quien puede decirse debió todo lo que fué, comenzó sus estudios en la escuela de Belen, la mejor que existía en aquella remota época, hasta que empezó en el año da 1812 á cursar filosofía en el Real Colegio Seminario de San Cárlos; en ese hermoso plantel, cuyo nombre no podemos pronunciar, sin que se agolpen á nuestra mente apellidos ilustres, que pertenecieron en verdad á otra generrcion; pero que no por eso deja la actual de recordar con respeto y amor.—A la penetra- ción del sábio cubano, que ¡se bailaba entonces al frente de la filosofía en Cuba, al inolvidable Varela, no podian ocultarse las felices disposiciones, la laboriosidad y cons- tancia de su nuevo alumno; y no pasó mucho tiempo sin que este contara con el aprecio honroso y merecido de su dignísimo Mentor; aprecio que se aumentó nota- blemente cuando este pudo conocer los escasos recursos que aquel tenia; cuando supo en fin, que á su alumno le faltaba el poderoso apoyo de sus padres.—¿Y cuándo dejó Yarela de conceder su decidida protección á la des- valida horfandad?» «En el Real Hospital militar de San Ambrosio de esta plaza, comenzó estos servicios el Sr. Dr D. Angel José Cowley. Entró en él por decreto de la Intenden- cia fecha 15 de Setiembre de 1819, en calidad de ciru- jano latino meritorio, hasta que en Octubre del mismo año se le destinó sin goces ni emolumentos, de practi- cante mayor de cirujía al provisional que se formó en los barracones, á la llegada de los batallones de Catalu- ña y Málaga, volviendo en 1820 á San Ambrosio á con- tinuar sus méritos, en donde permaneció hasta el año de 26, en que pasó al hospital de San Juan de Dios, encar- gado de la asistencia de una sala provisional; en cuyo hospital continuó hasta el año de 29, en que fué nom- brado cirujano principal. En Abril de 32 se le dió la asistencia gratuita de una sala mixta de medicina y ci- rujía en el hospital de San Ambrosio; sin dejar por eso, la practican tía mayor de San Juan de Dios. Además de llenar sus cometidos, desempeñaba cada vez que era necesario los deberes de los médicos principales del hos- pital, durante sus enfermedades y ausencias: hasta que en 8 de Agosto de 43, aprobó el Excmo. Sr. Intendente la propuesta hecha por el Inspector de hospitales, desig- nando á Cowley para el servicio fijo de una sala tercera de Medicina, la cual desempeñó hasta Noviembre de dicho año; en cuya época se separó del hospital militar por exigirlo así sus otras atenciones, y por otras causas de que podemos prescindir.» «En 10 de Diciembre de 1824, fué admitido como só- cio numerario de la Real Sociedad Económica de Ami- gos del Pais: y puede decirse que desde entonces, em- pezó á ser útil á tan sabia corporación. El talento é instrucción del nuevo sócio no pudieron ocultarse ála penetración de los beneméritos patricios, que colocados al frente de esa institución, consagraban sus luces al progreso dé la pátria. Acertada fué sin duda la idea de agregarlo, como se hizo, á su sección de educación, por- que esta fué siempre para él, objeto digno de preferente estudio. Tarea larga seria exponer uno por uno los servicios que prestó en élla. Nos bastará decir que en todos ios asuntos de alguna importancia, rara vez dejaba de consultarse su opinión; y que fueron innumerables las comisiones que se le confiaron, ya referentes á exá- menes, ya á visitas de escuelas, ya en fin, á informes de vital interés para la instrucción pública. Tan útiles, tan importantes servicios fueron debidamente reconoci- dos por la Sociedad patriótica, la cual repetidas veces le manifestó su gratitud y aprecio en atentos y expresivos oficios. Ella deploró más de una vez la imposibilidad en que se hallaba de remunerar de otro modo, su entu- siasmo y su celo en favor de cuanto pudiera redundar en bien de la Sociedad y del Pais.—Natural era que el cuerpo Económico tratara de sacar todo el partido que le fuera posible, de esas bellas y raras dotes, que ador- naban ásu distinguido sócio, y así sucedió en verdad. Dos años después de su admisión en el seno de esa be- nemérita corporación, fué elegido por ella para su Conta- dor ene! bienio de 1827 á2B; y reelecto en Diciembre del mismo año. En Octubre del de 30 le nombró Secretario de su sección de Agricultura; reeligiéndosele después por dos bienios seguidos. Seguramente lo hubiera reelegido muchas veces más, si él no hubiera manifestado la imposi- bilidad en que se encontraba por sus multiplicadas aten- clones, de continuar desempeñando ese encargo que servia del todo gratis. Al mismo tiempo que prestaba sus buenos servicios como Secretario de la Sección de Agricultura, fué reelecto Contador por la propia Socie- dad, para el bienio 31 y 32, y para el de 33 y 34. Cuan- do dejó de ser Contador de la Sociedad en Diciembre de 35, cuyo empleo babia desempeñado como acaba de verse, por espacio de ocho años consecutivos, se le nom- bró Tesorero de la misma, para el bienio de 35 y 36; ree- ligiéndosele para el de 37 y 38. En Diciembre de es- te último año se le nombró de nuevo Contador para el bienio de 39 y 40, reeligiéndosele para el de 41 y 42. Al mismo tiempo que desempeñaba estos importantes cargos, fué nombrado por la Real Sociedad en 11 de Enero de 1829, médico titular de los esclavos y emplea- dos del Jardin botánico, entonces á su cuidado; dándole justamente las gracias por haber ofrecido desempeñar gratuitamente dicha plaza.» «En 4 de Abril de 1833, comenzó á desempeñar in- terinamente la Secretaría de la Junta Superior de Sani- dad, y un mes después mereció que la misma le nom- brase en propiedad. Este nombramiento obtúvola san- ción Régia, dignándose la Munificencia Soberana con- firmarlo en Real órden de 3 de Noviembre de 1840. Basta, Señores, fijar un momento la atención en la fecha en que fué nombrado el Sr. Cowley Secretario de la Junta Superior de Sanidad, para comprender toda la importancia de sus servicios, toda la trascendencia de sus trabajos en ese espinoso y delicado destino. Echa- ríamos de buen grado un denso velo sobre el triste cua- dro que á nuestra vista va á presentarse: alejaríamos gustosos de vuestra memoria el punzante recuerdo de las desgarradoras escenas, que en aquella aciaga época presenció horrorizada nuestra Habana, si esa omisión no nos obligara á sepultar en el olvido los hechos más dig- nos, los más brillantes tal vez de la querida historia que escribimos. El hombre, que como el Sr. Cowley sabe y quiere tener la sublime heroicidad de posponer ai sa- grado cumplimiento de penosos deberes, los intereses mas caros al corazón; el módico, que con ánimo resuel- to y faz tranquila se lanza en medio de los mas sérios peligros á derramar el consuelo y la esperanza en los atribulados corazones, y eso en los momentos mismos en que una horrorosa epidemia amenaza su existencia; cuando el luto y la desolación se estienden por todos los ámbitos de la ciudad; cuando en ella solamente reina el espanto, el terror y el silencio imponente de la muerte; el médico, en fin, que tales cosas hace debe ocupar un puesto preferente entre los que se apellidan bienhecho- res de la humanidad. Ysi además de todo eso yal mis- mo tiempo, ese médico se encuentra desempeñando dig- namente la Secretaría de una Junta Superior de Sani- dad, que es como sabéis, la mas importante de todas las corporaciones en esas épocas aciagas de eterna recorda- ción, porque ella representa la ciencia, porque es el fo- co de toda luz, el centro de todo movimiento, el áncora de toda salvación posible, entóneos ese médico conquis- ta un nombre que inscribir en la hisioria de la humani- dad yde la Pátria. Pues bien, Señores, ese hombre, ese módico es el Sr. Dr. D. Angel José Cowley. Y pa- ra que no creáis que exageramos, oid en rápido bosque- jo todo el cúmulo de deberes que pesaban sobre él, en ese angustiado período de su vida.» «Durante esa triste época en que reinó la epidemia del cólera morbo asiático, tuvo á su cargo la Secreta- ría de la Junta Superior de Sanidad, como ya se ha di- cho, la asistencia de los pobres del cuartón de Monser- rate, que le destinó el Protomedicato; las visitas de su sala en el Hospital Militar auxiliar de San Juan de Dios, y las del público, para quien eran pocos los Profesores en razón del número de los enfermos. Inútil parece advertir que la Junta de Sanidad se reunia con las fre- cuencias que demandaban tan tristes circunstancias; y actas, y comunicaciones y alocuciones al público, de to- do era preciso y urgente ocuparse, todo era necesario despacharlo con acierto. No solo se cuidaba de recoger todas las observaciones que le fueron posibles, sinó que también reunia con especial esmero los datos para la estadística del cólera, tanto de la Capital (1) como de toda la isla; pues siempre fué la mente de nuestro Doc- tor hacer sobre esa materia, un trabajo digno, cuando concluida la epidemia permitieran las atenciones del servicio ocuparse debidamente de ese particular. Ade- más escribió por órden del Excmo. Sr. D. Mariano Ri- cafort, Capitán general de la Isla, una Memoria históri- ca, en que se dá cuenta de todos los trabajos de la Junta antes y miéntras duró la epidemia, de cuya memoria, asi como de sus demás servicios prestados á dicha Jun- ta, dió cuenta al Superior Gobierno el referido Excmo. Sr. Ricafort, quien además elogió de un modo el más sa- tisfactorio que desearse pudiera, la conducta y mérito particular contiaido por el Sr. Cowley, en una certifi- cación, que le dió antes de dejar el mando superior, de que estaba revistido. En Real órden de 20 de Setiembre de 1838 dispuso S. M. dar una forma nueva ála Junta Superior de Sa- nidad, en consideración á que tal como estaba constituí* da no podia llenar sus altos ó imporiantes fines. Aca- tanda la Soberana voluntad, instruyó la Junta el opor- tuno expediente, y nombró una comisión de su seno, de la cual formó parte el Sr. Cowley, para que propusiese los medios de dar cumplimiento á dicha Real órden. Esta comisión no solo tuvo que ocuparse del completo arreglo del ramo en lo perteneciente á la organización del personal y de sus atribuciones, sino también en lo relativo á la creación de los fondos necesarios para sa- tisfacer las atenciones del servicio. Desplegó, Señores, el digno Secretario de la Junta Superior de Sanidad, en el desempeño de esos ímprobos trabajos, tanta actividad, inteligencia y celo, que la Junta Suprema de Sanidad (1) Este trabajo se publicó el año de 1842. del Reino, deseando ver recompensados de una manera justa esos trabajos y los demás servicios hechos por el Sr. Cowley en el ramo, los recomendó eficazmente al Gobierno de S. M. pidiéndole en 10 de Julio de 1841, una condecoración honorífica para su sabio y celoso fun- cionario,)) «En el ramo de vacuna prestó también el Sr. Cow- iey á la Junta Superior de Sanidad y al pais en gene- ral, sérios é importantísimos servicios; no solo propagan- do cuanto pudo este precioso preservativo de una en- fermedad tan horrorosa y mortífera, sino también esti- mulando el dormido celo de algunos padres ó tutores, y reprobando con toda la severidad de su carácter la cri- minal apatía de algunos otros, que mal aconsejados creian ver en la vacuna un verdadero veneno. Voso- tros sabéis con cuanta constancia y energía combatió siempre la funestísima preocupación, en que están los que suponen en la vacuna una acción perjudicial al buen desarrollo de la organización y una causa de ulte- riores males para el hombre. Vosotros sabéis con cuan- ta solicitud y esmero cuidaba de ese importantísimo des- cubrimiento, que inmortalizará á Genner, para que ja- más faltara. Vosotros sabéis en fin, con cuanto afan recogía las observaciones de viruelas para poder resol- ver, fundado en la sólida base de la experiencia, la cues- tión referente a la duración de su virtud profiláctica.» «Al gobierno de la Isla prestó sus servicios directa- mente y en diferentes ocasiones el Sr. Dr. D. Angel Jo- sé Cowley. En el año de 1827 presentó al Excmo°Señor D. Francisco Arango nombrado Comisario régio para in- formar acerca del estado de nuestros estudios Universi- tarios y demás enseñanzas, un extenso y prolijo informe sobre el sistema económico y general de estudios, que creyó convendría adoptar en esta Universidad: habiendo sido el único de los Catedráticos nombrados al efecto, que desempeñó este trabajo, por el cual mereció que el Excmo. Sr. Arango le diese las más expresivas gracias en un atento y gratulatorio oficio. En 19 de Julio de 1832 fue nombrado por el Excmo. Sr. Ricafort, Inspector de los depósitos de negros emancipados, á fin de que cuidase de su mejor trato.» «Más ya es tiempo, Señores, de fijar nuestra aten- ción en otros servicios de más importancia sin duda, que los que acabamos de exponer: es tiempo ya de contemplar al Sr. D. Angel José Cowley brillando en otra esfera más elevada; es tiempo en fin, de considerar- lo como Profesor distinguido de la Real Universidad de la Habana.» «El 16 de Julio de 25 se le confirió la regencia de la cátedra de Método en esta Universidad, laque obtuvo por rigurosa oposición, y sirvió en propiedad los seis años que prevenían los Estatutos. Continuó sirviéndo- la en calidad de interino basta su provisión, y volvió á obtenerla en propiedad mediante una segunda oposición, desempeñándola hasta el 24 de Octubre de 1843, en que por otro título se conservó en la misma asignatura. Por Real órden de 6 de Marzo de 1840 se sirvió el Supremo Gobierno, prévios los informes pedidos al Excmo. Señor Gobernador Yice-Real Patrono y al Claustro general de la Universidad, y oida también la Dirección general de Estudios, declararle Catedrático vitalicio de la de Tera- péutica, materia médica y arte de recetar, en que se le conservó por el Excmo. Sr. Gobernador Superior civil al tiempo de la reforma de esta Universidad. Basta Se- ñores, no olvidar la época lejana en que comenzó el Se- ñor Cowley la noble carrera del Profesorado, y tener presente su carácter pundonoroso, y el ardiente deseo de saber, pue le animó siempre, para comprender la profundidad de sus conocimientos, y la extensión y bri- llantéz de sus explicaciones.—Dotado de una marcada afición al estudio de la Botánica y la Química, consa- gró largas horas de vigilias al cultivo de estas ciencias: y bien puede decirse que fué vasta, vastísima su ins- truccion en estos interesantes ramos del saber humano. Para demostrar su afición al estudio de la Botánica, nos bastará decir que la Real Sociedad Económica de Ami- gos del Pais en sesión de 28 de Julio de 25 acordó, des- cansando en los informes de la comisión de su seno, que presenció los primeros exámenes de Botánica dados por el Profesor La* Sagra, acordó, repetimos, que se declara- se al jóven D. Angel Jssé Cowley alumno sobresaliente y acreedor á la consideración del Cuerpo patriótico. Por lo que respecta á la Química, diremos como una prueba de nuestro aserto, que él fué el primero que explicó To- xicología en la Habana.» (I) «Fácil es, Señores, calcular con estos antecedentes la extensión que nuestro buen, patricio daria á susexplica- ciones en la parte referente al estudio de las propiedades físicas y químicas de los medicamentos, y todo esto sin descuidar la apreciación de sus acciones fisiológica y te- rapéutica. Lecciones tan completas no podian ménos que satisfacer á sus alumnos, los cuales se compla- cían en publicar la vasta instrucción de su maestro. Preguntadlo á sus numerosos discípulos tanto antiguos como modernos, á los de ayer como á los de hoy, y todos os dirán: «el Doctor Cowley era un eminente Profesor, era un padrón de gloria para la Universidad de la Ha- bana.» Feliz, mil veces feliz debe considerarse el maes- tro que logra por un momento siquiera conquistar ese brillante concepto en la opinión de sus alumnos; porque el amor y la admiración de sus discípulos es la única re- compensa capaz de satisfacer á un Profesor que sea dig- no de ese nombre. Más no fué únicamente su vastísi- ma instrucción lo que constituia su mérito.» «Cuando en 1855 se sirvió S. M. mandar que ningu- no de sus súbditos pudieran disfrutar de dos sueldos pa- gados por el Erario, desempeñaba el Sr. Dr. D. Angel (1) Fué el primer traductor de la Toxicología de Mr. Alibert. José Cowley la Secretaría de la Excma. Junta Supe- rior de Sanidad, y además su cátedra en esta Universi- dad. Preciso lo era optar por uno de los dos destinos; yno tardó muclio tiempo en decidirse. Por grande que fuera el cariño con que miró siempre á la Excma. Jun- ta Superior, por más que la considerara como su más hermoso sueño dorado: por más que conviniera mejor á sus intereses decidirse por esta, venció en su alma el inmenso amor que á nuestra Universidad profesaba; y esta calmó sus inquietudes cuando supo que su querido Profesor se había mostrado, como siempre lo hiciera, digno de su ilustración y de su nombre, cuando supo, en fin, que cediendo á su entusiasmo en favor de la en- señanza, hahia optado por la Cátedra. ¡Qué lección tan elocuente; qué hecho tan expresivo para los que solo consideran los destinos bajo el pus to de vista utilitario! —Qué más puede decirse en elogio de un maestro. ¿Qué títulos más dignos pueden presentarse para justi* ficar el amor y la gratitud de sus alumnos?» «Pero no limitó el Sr. Cowley sus servicios al buen desempeño de su cátedra. Mereció por dos veces el nombramiento de Decano interino de la Facultad; la primera en el año de 43, y la segunda en el año de 56, desempeñándolo desde esta última fecha hasta su muer- te.» En Real orden de 6 de Noviembre de 57, se dignó S. M. nombrarlo Vice-Rector de ese establecimiento; y en otra de 3f) de Agosto del presente año, declararle ca- tedrático de término. Pero ¡ah Señores! él no pudo disfrutar de los beneficios que esta última declaratoria le concedía, porque cuando se recibió la Real órden en la que se consignaba esa gracia, se encontraba el vene- rable Profesor sufriendo con resignación cristiana los crueles dolores de la terrible enfermedad que nos lo ar- rebatara, porque nosotros nunca lo hubiéramos cedido sin sentimiento y dolor, porque lo hubiéramos querido tener siempre á nuestra lado, aquí, en este teatro de sus triunfos, objeto santo y digno de su constante amor. Aquí, en este modesto plantel de la Ciencia, al cual su- po consagrar durante 34 años consecutivos, su talento y su entusiasmo, sus virtudes y su ciencia, su constancia ysu amor. Aquí, en medio de sus comprofesores y ro- deado de todos sus alumnos. Aquí en fin, donde tantas veces resonó su voz, siempre grata y querida para nos- otros todos. Pero ¡ha Señores! no nos ha sido dable realizar este justo y natural deseo de un alma agradeci- da, porque él no existe ya. Sí, no existe ya el varón bueno y constante, el fiel patricio, el excelente padre, el ilustrado maestro, el médico caritativo y sábio que se llamaba Cowley.» Los anteriores párrafos son entresacados del «Elogio pósturno» que por acuerdo del Claustro de la Real Uni- versidad escribió y leyó su autor el Dr. D. Antonio Oli- va, el dia que en cumplimiento de lo acordado por el mismo Claustro se colocó su retrato en el Aula en que él esplicaba. Como no nos hemos creido aptos para juzgar al más cariñoso y bondadoso de los padres, pedimos al Sr. Dr. T). Antonio Mestre un ligero juicio sobre su enseñanza, y á su amabilidad debemos las siguientes líneas: «La enseñanza del Dr. Cowley se distinguió por va- rias prominentes cualidades; la exactitud en el cumpli- miento de sus deberes, pues ninguno habia que desem- peñase la cátedra con mayor puntualidad que éJ, ni que mejor empleara el tiempo en beneficio de sus alumnos: la claridad, elegancia y erudición en sos explicaciones, que los mantenían por largo tiempo pendientes de sus lábios, ya se ocupara en la Terapéutica general, ya en la Materia médica y Terapéutica especial, ya por últi- mo en el Arte de recetar, que eran las tres partes en que dividía su enseñanza, cautivando unas veces por la brillantez y elocuencia de su palabra, otras por la opor- tuna riqueza de los datos y comentarios en que basaba sus lecciones, y siempre por la claridad y buen método que en éstas empleaba:—la circunstancia de que el Pro- fesor procurase estar constantemente á la altura de la ciencia contemporánea, da cuenta de su asidua tenden- cia á fundar la Terapéutica en nociones correctas de fisiología y patología, en las vivisecciones y en la senci- llez de las prescripciones, viéndosele partir siempre del conocimiento de las leyes que rigen al organismo vivo para apoyar en ellas las indicaciones terapéuticas, atacar con denuedo la polifarmacia para redactar fórmulas que ála vez de suministrar la seguridad posible en los re- sultados, pudieran servir de guia en el estudio de los efectos terapéuticos, y practicar experimentos en los animales para mejor conocer la acción de los medica- mentos y sacar útiles deducciones tocante á las enfer- medades que afligen la especie humana.—Alibert y Be- gin, Trousseau y Pidoux, Mialhe y Giacomini eran los principales textos en que se inspiraba; pero juzgándolos según su criterio particular, cotejándolos á menudo en- tre sí, y haciendo brotar del choque de sus opiniones aquella luz que le parecía más diáfana y más propia pa- ra alumbrar el sendero de la instrucción médica. Es innegable que entre esos autores, uno en particular se habia grangeado todas sus simpatías por la sencillez de la doctrina, por la aparente lógica de las demostraciones, por la originalidad que en machos pasajes se encuentra y por otras buenas cualidades; mas como en los otros abundase también el espíritu hipotético respecto de no pocos asuntos en que la imaginación intenta adelantarse á la ciencia misma, corriendo con leve paso á suplirla cuando equivocadamente se la llama en su auxilio, no era de extrañarse que el Dr. Cowley hallara á cada ins- tante motivos para dar la primacía al catedrático de Pádua, para hacerle ganar la victoria sobre los demás y aceptarlo como modelo y pauta principal en sus juicios y apreciaciones. La obra de Giacomini no está hoy á la altura de la ciencia; pero muchos de los principios que en ella se sustentan y que permanecen en pió como soberanas verdades, eran enteramente desconocidos án- tes que el Dr. Cowley se hiciera cargo de propalarlos en nuestra Universidad; han constituido, pues, un pro- greso real sobre un pasado de empirismo ciego, y una herencia digna de gratitud en los tiempos presentes.» Fué Secretario de las Juntas de Maternidad, de Ca- ridad, Médico de la Real Casa de Beneficencia, Vocal de la Inspección de Estudios, &. El Dr. Cowley falleció de un Antrax el sde Octu- bre de 1859 y la «Gaceta Oficial» del dia siguiente, al dar cuenta de su fallecimiento se expresó así: «Fallecimiento.—Con verdadero sentimiento parti- cipamos hoy á nuestros lectores el fallecimiento del Se- ñor Vice-Rector de esta Real Universidad Literaria, Dr. D. Angel José Cowley, ocurrido en la noche de án- tes de ayer á consecuencia de una terrible enfermedad que en el breve espacio de algunos dias le ha arrebatado á la ciencia y ála sociedad, en la cual gozaba de la es- timación general. En efecto, la primera ha perdido uno de estos hombres que no se reemplazan fácilmen- te, porque no son comunes los que como él le dedican la mayor parte de su existencia, y la segunda un hombre de bien, dotado de las virtudes públicas y privadas que granjean ai que las posee el respeto y el amor en el se- no de la familia, y el aprecio y la consideración genera- les á que solo la virtud y el mérito tienen derecho á as- pirar. La muerte del Dr. Cowley puede considerarse como una desgracia pública en la Habana, cuyos habi- tantes más de una vez le han debido como médico con sus conocimientos, como miembro de la Real Sociedad Económica con sus luces, como profesor con sus sabias lecciones y como miembro de la Junta de Sanidad con sus medidas, más de una determinación benéfica que ha influido notablemente en la conservación de la salud común y del común bienestar. No es de extrañar por tanto que su inesperado fin haya causado tan vivo sen- timiento en todas las clases de la sociedad, especialmen- te en la respetable corporación de que era dignísimo miembro y en que tanto sus comprofesores como sus alumnos tributaban á su saber, bondad y honradez el homenaje de su afecto y consideración.» El «Eco del Comercio» dió cuenta de su entierro en estos términos: «Los restos mortales del distinguido Dr. D. Angel Cowley fueron conducidos en la tarde de antes de ayer juéves desde la casa mortuoria á la Real Universidad en cuya capilla, Iglesia de Santo Domingo, se le cantó el oficio de difuntos. La comitiva, que se reunió prévia- mente en la Universidad, marchaba en el órden siguien- te: 19 Los alumnos del Real Colegio de Humanida- des con moña negra en el brazo izquierdo. 2? Los seminaristas con la beca cubierta en señal de luto. 39 Los estudiantes de la Universidad en traje de rigu roso luto. 49 El ilustre Claustro de la misma en tra- je académico con la muceta de luto, precedido délos ma- ceres, y en que marchaban todas las facultades. El cadáver del respetable finado fué conducido en hombros de sus alumnos, como ya hemos dicho, hasta la capilla de la Universidad, y terminado el oficio se colo- có el ataúd en el carro, pues el mal estado del tiempo no permitió que se le condujese en hombros hasta el Ce- menterio, como estaba dispuesto. En la capilla de la Beneficencia se le cantó un responso, tributándosele los últimos honores en el Cementerio. Ya dijimos ayer el inmenso número de carruages que escoltaba el carro funeral: hoy agregaremos que to- das las corporaciones de la capital enviaron sus delega- dos al entierro y vimos entre otras personas al Sr. Pro- visor y Vicario general, varios individuos del Cabildo eclesiástico, de la Inspección de Estudios, miembros del Ilustre Ayuntamiento, etc. En suma, el entierro ha sido digno del ilustre difun- to, y las clases todas de la sociedad, representadas entre la concurrencia, rindieron el último tributo de aprecio y veneración á la ciencia y cualidades altamente reco- mendables del patricio Dr. D. Angel Cowley. Sirva esto de algún lenitivo al dolor de su desolada fa- milia.» CASTILLO Y ODO ARDO, FR. LUIS. Nació en la Habana por los años de 1785 á 90, Religioso profeso de la Orden de San Juan de Dios, bizo en el Convento de la misma órden sus primeros estudios médicos, basta llegar á Cirujano romancista; pero deseoso de obtener más elevados títulos, se graduó de Bachiller, Licencia- do y Maestro en Artes, el 17 de Octubre de 1824, toman- do después el de Licenciado en Medicina el 5 de Enero de 1827 y el de Doctor el 28 del mismo mes y año. El Dr. Castillo dió lecciones de Cirujía en la Cá- tedra que tenia el Convento de San Juan de Dios; faé médico militar y del Hospital de su Orden. A pesar de que los títulos á que aspirara Castillo pudieran hacer creer que en su pecho ardíala llama del saber y del. entusiasmo, bien podemos asegurar que en nada influyó en nuestro adelanto médico; antes al con- trario en brillantes condiciones para darle empuje, su servicio hospitalario demostraba lo distante que se halla- ba de la altura que en nuestro suelo alcanzaba la Ciencia. Lo hemos conocido siendo alumno de los primeros años de Medicina, y en la necesidad de ir por las tardes á la Sala de disección, lo seguimos en su clínica y ni sus diagnósticos, ni sus indicaciones indicaban mas que una somera instrucción. El Cláustro lo nombró Maestro de ceremonias en 1826 y Comisario en 1831 y 35. CASTRO, VICENTE ANTONIO. Nació en Trinidad. Bachiller en Medicina de 1827, Cirujano la- tino de 1829. El Br. Castro dió desde muy temprana edad señala- das pruebas de una clara y despejada inteligencia, gus- tándole tratar las cuestiones más árduas y filosóficas de la Ciencia: dotado de un amor extraordinario al estudio y de una constancia ilimitada, pudo bien pronto obtener opimos frutos. El Br. Castro descolló en primer lugar en el estu- ,ca,-—y Castro, casi en los mismos diasque llegaba Casa- seca á la Habana, dió á la estampa el Compendio elemental de Química mirada como ciencia accesoria al estudio de la Medicina, Farmacia íHistoria natural de J. L. Lassaigne Profesor