>* & .{#■ ¿"* 7S U. r»y K>QrQQX)QfOQru£<í :Q'DO U&ÜQ DQtxQ'O'-, u^: Surgeon General's Office ^ ¡¿M« ¿/echo», no. v^MJ...... : J O H "^^ írV ARTE DE LOS METALES, EN QUE SE ENSEÑA EL VERDADERO BENEFICIO DE LOS DE ORO Y PLATA POR AZOGUE: EL MODO DE FUNDIRLOS TODOS, Y COMO SE HAN DE REBINAR Y APARTAR UNOS DE OTROS. compuesto y POR EL LICENCIADO ALVARO ALONSO RAR- ha , natural de la villa de Lepe en h Andalucía, cura en ¿a Imperial de Potosí de U parroquia de San Bernardo, KUEVAMENTE AHORA AÑADIDO CON EL TRATADO DE LAS ANTIGUAS Mi- nas de España , que escribió Don Alonso Carrillo y Laso , Caballero del hábito de Santiago , y Caballerizo de Córdova. REIMPRESO POR EL REAL TRIBUNAL DE MINERÍA DE ESTA CAPITAL, BBORDüN DJiI. ÉXCMO SK VlRfcY, lima 1817.7 t±yet>:: t En la imprenta db los huérfanos. A ■■•■>-■ —w —,- \ ' '*•*►■. -.■•£ ■' »■ • • \X ni ;,. ¿PROBACIÓN-BE LOS DIPUTADOS DE lA villa de totosi, JL/kgo de Padíffa, Alférez Real de esta villa imperial de Potosí t y Alcalde Ordinario de eí'a , y Don Aa- diés de Sandcval y Bernardo di Uieña-., como Dipu- tados que somos ád gremio de los azoguemos de ella; hemos vkio por óíden del señor Don Juan de laza- rán , del Consejo de su Magestad, y su Presidente de la Real Audiencia de la Pista , el Tratada ó Arte de Beneficio de los metales , que escribió el Licenciada Alvaro Alonso Barba , cura de fa parroquia de San Ber- nardo de esta diefia vílfo , y Ja juzgamos por obra que corresponde muy bien á h satisfacción que de su per- sona se ha tenido de mochos añosa esta parte en estas provincias, por servicio de los de mas importancia , que pudieran hacerse á su Magestad , y por beneficio , $m igual recompensa á todos sus vasallos de estos reynos. Reconocemos en el modo de discurrir eo estas materias los muchos años de atenta experiencia que tiene de ellas; y de los darlos que hemos experimentado en las pérdi- das de Azogue , y en no haber sacad© toda la ley á ?os metales , vemos las causas y sus remedios señaladas con tan concluyentes razones t que aunqtie muchos par tico- lares no se han podido hasta hoy experimentar por ma- yor por la brevedad de! tiempo, no dudamos de su certidumbre, mayormente interviniendo el nombre del autsr, en que^ ninguno de los que íe corrocenpendra duda. Es trabajo digno de tamo mayor premiaquanto sin esperar convención de ninguno lo publica, demás de ios conocidas méritos queeo su persona coacufren , para que su Magostad le higa merced. Y así lo sentimos, y fcr mataos en Potosí en 15 de Marzo de 1637 años. Diego Padilla. & ¿ndrh de Sandova!. Bernarda de Ureña. ¿PROBACIÓNDE D. PAULO BARONÓÍlEt. \j¿ orden de V. A. he visto este Libro, intitulado: Arte de los Metales , compuesto por el Licenciado Alvaro Alonso Barba , y juzgo por muy útil y prove- choso que se imprima. Madrid , y Sepiiembie 28 de 1639 años. D Paulo de Barondelet. PROLOGO AL LECTOR. JUector icio : nunca mas propríamente juzgo llamarte bío , pues ro te ofrezco obra , en que la idolatría de su censura hag3 tito alguno ; porque si la hicieses con- tra su autor, ya murió, y no puede responderte ; con- tra mí no hallo causa, pies por tu beneficio la doy a la estampa, que por a-dar tan escasa t y ver que aun el oro no podía hacer que se consiguiese , care- ciendo muchos curiosos del Libro , por el excesivo precia con que la carestía le fué subiendo, hoy te le presento vestido nuevamente con el Trasado de las tainas de España , para que se conozca que el error Ái h poca experiencia de los rr>ine estiércoles d¿ los anima- les. Lo cierto es, que hay tierras y parages que ins- tantaneam:nte matan con su olor pestilencial ; y de. xando exemplos antiguos y modernos de otras partes, diré dos en que me he hallado presente. Recien des- cubierto el rico asiento de S3n Crkóbal de los Li- pes, fui yo á aquella provincia. En este tiempo, en un hermoso alto , y muy capaz cerro , que con otras lomas rodea el sitio en que se poblaron los mine- ros, descubrieron dos, de nación Gallegos, una ve- ta , que al principio se llamó de su nombre , y des- pués hasta hoy la hedionda por sus efectos. Com-n- íóse á sacar metal muy rico , Tacana entre Cauchal blanco, y á poco que se ahondó, no se pudo pa- sar adelante; porque el mal olor que de ella saiia lo impidió, con muerte de algunos indios de los que en t\h trabajaban. Dexóse por mas de quatro ó cinco años, al cabo de los quales, estando también yo pre- sente, intentó otro minero proseguir en la labor, por la riqueza del metal, y parecerle que en tanto tiem- po ya se hibria desabahado y evaporado el malolorj pero costóle la prueba dos indios que se le murieron luego, con que sedexó hasta hoy. No me maravilló tanto esto, como el ver con mis ojos en el mismo cerro, quedándose una cata en otra veta algo apar- tada de lo que he dicho, habiéndose ahondado apé" ñas una veta, no se pudo proseguir por la hediondez que de la tierra saiia ; y volviendo yo por allí a] cabo de pocos dias, vi en el pozuelo muertos abu> nos paxarillos y otras sabandijas, entogicados del "ve- neno , que de su olor exhalaba. Por la otra banda de este prohibido y reservado cerro, para el tiempo que BE LóY METAL». $ la divina providencia tiene señalado , se hicieron unaa casas y ingenio de piedra para moler metales de plata, junto á una ciénega , que de él se principia ,, y de qualquiera parte que en él se sacaba para señalar los breves cimientos , salía el mismo mal olor que queda dicho. Era semejante al que tiene una bodega llena de mosto, quando está hirbiendo , grave y pesado, que aun á los que gozabamo? del ayre libre nos ofendía. En el minera! de Verenguela de Pacages, fa- moso por hab:r tenido indios de cédula para la labor de sus minas, aun antes que Potón , y que las ri- quezas de sus metales no le hiciera inferior á ninguno, si el agua en que luego dan sjs veta no estoibara el ahóndalas. En el cerro qm se llama de Santa Jua- na , seguía un Minero una labor de p'ata muy abun- dante y rica ; quiso por descubrir mas , dar un bar- reno á una de las caxas , con esperanza de encontrar con otra veta : diligencia ordinaria de lo* que se ocu- pan en este exercicio. Acomodó das indios en el lu- gar que le pareció, y á pocos golpes que con la barreta dieron , se descubrió un vacío de que salió tan pestilencial olor , que instantáneamente murieron los dos indios. Otros que estaban mas apartados , olieron apriesa á avisar al amo ; quiso entrar á ver lo que era , y fayorecetlos ; pero mucho antes de llegar á el Sos te quedó también muerto , atravesado en los Callapos, ó escalera por dond? se baxaba á la mina, y hasta mi tiempo se quedó allí su cuerpo, sin tnber habi- do quien se atreviese á intentar sacarlo para darle sepultura. En otro socabon del mismo cerro se descubrió estando yo en las minas, un pequeño agujero en lo mas hondo de él , de que sa'ia con un modo de rui- do que atemorizaba , otra exhalación ó vapor infi- cionado y grueso , bastante á quitar la vida á quien en él se detuviese j apagábase la vela encendida, que 6 LTBRO I. DEL ARTE junto á él se ponía : señal cierta del mal que hel dicho , y que los mineros experimentados y cuer- dos observan , y todos deben advertir. CAPITULO III. Del conocimiento de las tierras por el sabor» Jfcj que profesa el arte de los metales , no juzgu« por excusada diligencia ninguna que pueda ocasionarle íü mayor conocimiento. No da menor noticia de la pureza ó mezcla de la tierra la experiencia del gus- te , que el sentido del olfato. La tierra pura no tie- ne sabor ninguno , y tienelo de ordinario malo la que está mezclada con cosas minerales; porque apenas hay alguna que se libre de adustion , y todas son secas; y el fundamento de la du'zura ó buen sabor, con- giste en la humedad. Y pues la tierra que tuviere esta r-ñhtion , está muy dispuesta á tenerla también de co- sas metálicas, no dexe el minero curioso de hacer sus pruebas , teniendo por principio asentado y cierto, co- mo lo es, que no se cría menos el oro y la plata, y demás metales debaxo de forma de tierras , que lla- man Lampos, que en las piedras ó corpería , en el rnodo de hablar entre mineros de este rcyno. Imprí- mense fácilmente los sabores de las tierras en el agua pura , si en algún vaso se detienen juntas , y mas si se les ayuda con el calor del fuego , dándoles uno 6 dos hervores ; y probándola después , juzgará el gusto la mezcla ó sugo que-contiene : y quien quisiere ade- lantar esta experiencia , podrá dividirlo y sacarlo á par- te ^ijble y palpablemente t como se dirá en su lu- gar , tratando ¿e la preparación de los metales, pa- ra beneficiarios, Í>E LOS METALES. 7 CAPITULO IV. De los nombres y usos de algunas tierras, Famosas son en los libros de Medicina algunos fuer- tes d: tierras por los efectos que lucen en la del cuer- po humano, y no es fuera d? propósito , que ten-a el minero de ellas algún género de noticia, para que hallándolas en la caba de sus minas, ó otras sema- jantes , las conozca y comunique. Es coloraJrsimí la tierra Lemnia , llamada así de la isla de Lemno , donde ss saca , es muy pare- cida al almagre; pero diferencianse en que esta tina luego la mano si la toca , y la thrra L;mnia no : véndese á peso de oro , que tanto precio le da la es- timación y común concepto de ser rara en el mun- do. Ayuda á esto el cavarse solo un dia en el año, que es á s;is de Agosto , y no sin superstición, por estar persuadidos, que solamente tiene virtud la que se saca este dia. fis antidoto admirable contra qual- qui^r géiero de veneno y peste. El que llaman comunmente Bobrmenico, por ser opinión que se trae de la Armenia , es semejante á la tierra de Lemnia dicha ; desdice su color dero- xo en amarillo ; haylo muy bueno y en grandísima abundancia en los minerales de. este reyno , y en par- ticular en el cerro rico d¿ Potosí, y en los de Oruro. Usase en remedios constrictivos , y para restañar la sangre. Es este Bol común á lo que sienten muchos, la rúbrica Sinópica de Dioscórides, y el Bolarmeno oriental , la verdadsra tierra Lemnia. Dos maneras hay de tierra Eritria , blanquí- sima la una y la otra de color de ceniza , y esta es la mejor ; conócese en que refregándola sobre cobre limpio , dexa en él una señal violada j útnz virtud $ LIMO T. BEL ART1 de restrañar, y entilar, y consolida las heridas fresca*. Es blanca y ligera la tierra Samia , y se pe- ga á la lengua si con eiía se toca ; es xugosa, y que- bradiza. Otra especie suya que es costrosa , y firme como piedra , se llama Astér; tienen ambas las vir- tudes de la Erittia ; y bebidas con agua , defienden de los venenos , y mordeduras de las serpientes. La tietta Chia es blanca, y que tira algo á ceniza, semejante á la Simia ; tiene demás desús pro- priedades facultad de desarrugar el rostro, y darle - muy buen color y lustre. El mismo efecto hace la Selinusia , es la me- jor la que resplandece mucho , blanca , frangible , y que presto se deshace , si se echa en agua. JSn la tierra Cimolia blanca , aunque hay otra que tira á purpurea, es la mejor la naturalmente gra- sa , y que se siente fría quando se toca. Resuelven las postemas , y pequeñas hinchazones la una y la otra , y no dexan levantar vexigas en las quemadu- ras del fuego, La Pnigite es cesi semejante en el color á la Eritria ; pero hallase en pedazos mayores ; refresca la mano que la toca f pegase mucho á la lengua ; tiene las virtudes mismas de la Cimolia. Parecese mucho en el color ceniciento la tierra Metía ala Eritria : es as- pera al tacto , y entre los dedos hace ruido, como la piedra Pómez : tiene virtud aluminosa , aunque dé- bil como se conoce al gusto ; poique deseca la lengua tanto quanto purifica el cuerpo, causa buen color y cura la sarna. La mejor de las tierras que llaman Ampelites, es la mrgra , molida y mezclada con azeyte , se des- hace fácilmente ; tiene virtud de enfriar y resolver, y también se usa para teñirlos cabellos. Es toda bi- tuminosa , cerno el azsbache. Pe otra tierra hace mención Cardano en su- BE L6S METATES. 0 Sutilezas, que imitando el modo de los antiguos llama Británica , por la región en que se sacaba : cavábase de pozos muy profundos : era blanca y después de sacarle la plata que tenia , se estercolaban con ella los campos, dexándolos con una vez de este beneficio fértiles para cien años. Semejante efecto á esta hace la que se saca de unas islas que están en este nuestro mar del Sur , no muy lejos dé! puerto de la ciudad de Arica : lla- man á esta tierra Guano , que quiere decir estiér- col , no por serlo de páxaros, como muchos han pen- sado , sino por su admirable virtud en fertilizar los sembrados. Es liviana y esponjosa; y la que se trae de la isla de Iqueyque , de color pardo obscuro, muy parecido al tabaco molido, aunque de otras isletas que están muy cercanas á Arica , se saca de color blanqueci- no que tira á amarillo: tiñe luego el agua en que se echa, como si fuera fortísima Iegla 5 es su olor pesado y sus calidades y virtudes con las de otros muchos sim- ples maravillosos de este mundo nuevo , darán dila- tado campo á filosóficos discursos , quando los agu- dos ingenios que *en él se crian ^ se ocupan mas en el conocimiento de las verdaderas ciencias, que en las trazas de sacar y gozar sus incomparables riquezas. CAPITULO V. De los xugos y primeramente del alumbre. Ajos mixtos que la naturaleza produce en las en- trañas de la tierra , ó se derriten ó nó: si no se der- riten , ó son duros y se llaman piedras ; ó blandos y que fácilmente se desmenuzan en pequeñísimas par- tes y se llaman tierras ; y si se derriten , ó vultos a su primeta forma quedan duros y aptos á estirarse 2 JO LIBRO I. DEL ARTE 'con el golpe del martillo, y estos son metales ; ó no quedan con la dureza y aptitud dicha , y estos son los que se llaman xugos. Resultan de la mixtión de aquestos quatro primeros géneros otras diferencias de compuestos, que quien supiere contarlas bien, hallara que pueden ser once y no mas. Los xugos cuya hu- medad quaxó el frío , se derriten con el calor como el azufre; pero los que el calor endureció se desatan con el frío y agua, como el alumbre, caparrosa, sal , y otros: daráse de todos alguna noticia breve-. Varios son los géneros de alumbres , de que hacen mención los que tratan de medicamentos simples; pe- ro el qu; es verdaderamente xugo de los que vamos tratando, es el alumbre que llaman de roca ; haylo blanco, transparente como el vidrio, y otro que de- clina á roxo, y este es el mas fuerte ; tiene valero- sísima virtud de constreñir, y por esto le llaman los griegos Estipteria. Según la doctrina de Galeno en su quarto libro de la facultad de los simples., ha desee de calidad fria, porque todas las cosas constringentes lo son, y por tal en segundo grado lo poneRupeci- sa, para infundir en la quinta esencia de Raymun- do ; pero otros muchos con Dioscóridcs lo notan por muy caliente, también por sus ef:ctos: no es aques- te lugar de examinar sus razones. El alumbre que llaman de Escayola , no es xugo sino la tierra Samia, que llamaban Astér los antiguos. Tampoco es xugo él alumbre seysile ó de plu- ma que se tiene por tal en las boticas, sino la pie- dra que llaman Amianto; porque ni es constrictivo al gusto m se quema en el fuego, aunque se deten- ga mucho en él: propriedad particular d¿ Amisto. El a'umbre Caino se hac; de la ceniza de )a yerba Anthide ó Sosa, que llama-nos yerba de vi, ario, de qus hiy grandísima abundancia en las paro- DE 10? METALES. 11 pas ó llanadas de Oruro , y en algunas partes de 'a ribera de Langacollo. Llamase también alumbre de rasuras ¡a sal qne se hace de ellas ó de las heces del vino , calcinadas hasta que se pongan blancas. Abundan de alumbre , como de otros mine- rales, todas aquestas provincias. En la de los Lipes junto á Coloha, cabeza de sus pueblos, hal'é una veta de él. Oíra vi en el agua caliente que está junto á la Ventilla , en el camino de Oruro á Cha yanta: y en ella el verdadero alumbre seysile ó de pluma con todas las señas que de él escribe Dioscórides. El mis- mo traen á este Potosí de otro mineral cercano á Porco. Haylo también en otras muchas partas y con grandísima abundancia se pudiera recoger en esta *¡lla imperial , si se quisiera aprovechar el agua de la que- brada , ó Guayco de Santiago que toda es en ex- tremo aluminosa. CAPITULO VI. DE LA CAPARROSA. fas la caparrosa una substancia mineral muy seme- jante al alumbre ; nacen m-ucbís veces juntas y el modo de apartarlas es , que después de biber saca- do de Us piedras ó tierras en que se crian las legías de que se han de quax2r, se les mezcle estando co- ciendo cantidad de orines , y con ello se dividirá la caparrosa abaxo , quedándose el alumbre encima. Es mordicante al gusto , áspera y constrictiva , por don- de le atribuyen muchos , qu« ticns las propricdadcs de azufre, de yerro y de cobre, la operación del alumbre , la agudeza del salitre, y la sequedad de la sal. Dan amagos algunos Alquimistas , de que se con- tienen en elia lo; ocultos misterios d: su piedra; y su 12 ^ LIBRO I. DEL ARTE nombre latino que es vitríolum , lo interpretan de este modo , formando de cada una de sus letras una palabra : Visitabis Interiora Terra , Rectificando Inveniens Occujtum Lapiden y Veram Medicinam ; Raymundo dice que tiene mucha vecindad con el oro, y que ambas tienen un origen y principio , y este quizá es el fun- damento de lo que afuman algunos, que es señal donde se haHa de minerales de oro, á que no cor* responde la experiencia en muchas partes de.aquestas provincias. Acompaña de ordinario al cobre y así se halla en tanta abundancia con los metales negrillos, que participan de él mucho , y de este material se causa el mal olor que de ordinario tienen'sus labo- res. Las que llaman Copaquiras , son finísima capar- rosa : y la mas pura y de mayor efecto es la que llaman piedra Lápiz , por la mina que de ella hay en su provincia, aunque también en Atacama se des- cubrió pocos años ha otra muy copiosa. Es algo ver- dosa aquesta y muy azul la de los Lipas, Hay tam- bién caparrosa blanquísima ó amarilla , que es la con que se hace la tinta ; los varios colores le han dado diferentes nombres : y son especies suyas las que lla- man Misi , Sori, Calchiris y Melanteria. Acerca del temperamento de su calidad , no falta quien du- de como cjl Iá del alumbre; pues no contentándose algunos ców darle el grado tercero de calor , quie- ren que llegue al quarto y otros al contrario , con Juaneí'/de Rupccisa , que quizá siguen á Raymundo la notan por fría en el tercero grado. Es admirable su efecto en la operación del agua fuerte, en que Como si fuenm sal , se derriten y convierten en agua los metales. Es ocular desengaño y prueba de la po- sibilidad de la transmutación de unos en otros : pues Con ella deshecha en agua , sin mas artificio se con- vierte en cobre fino , no solo el y:rro sino también el plomo y el estaño; y aun a la plata hace descae- DE LOS METALES. 13 cer de sus quilates, y la reduce á cobre, con poca ayuda de otro metal muy común. Sácase de la ca- parrosa , con fuerza de violentísimo fuego , el azeyte que llaman de vitriolo , de maravillosas virtudes; bi- ccnse con artificio dos géneros de caparrosa , azul y verde, del yerro y cobre quemados con azufre. Adelante se dirá el modo , y se declararán los daños que esto ha causado en beneficio de los metales, aun- que hasta ahora no se han conocido. CAPITULO VII. DE LA SAL. l\o es menos conocida que necesaria la sal en el mundo. Tiene la misma virtud la mineral, que la que se quaja de agua salada del mar , de lagos ó de fuentes; pero diferencianse en que la substancia de la sal de la mina es mas densa y apretada , de don- de le procede el ser también mas constrictiva y no derretirse tan fácilmente en el agua como la ma- rioa ó quajada. Son muy abundantísimas de sal to- das aquestas provinciss, al paso que también lo son de metales ; y no es la menor maravilla de aqueste nuevo mundo el pedazo de mar quajado en sal. cristalina que hay en los Lipes , y las sa-lifia^que lla- man de Garcí -Mendoza : doy le este nombué por su grandeza; pues por donde es mas corta su travesía , tiene diez y seis leguas de ancho y quarenta ó mas de largo; y porque ha Sucedido algunas veces des- cubrirse unos cerno pozos profundísimos en medio de: este dilatado espacio , que no han podido sondearse, y' vistose muy grandes y criados peces. Pásase con grande riesgo esta distancia-, así de la vista porque Tos mas ciegan por el gran? resplandor que la re- 3 *4 LIBRO I. DEL ARTE flexión de los rayos del sol causa en aquella llanura de cristal, si no es que se prevengan tapando los ojos con toquillas negras ; como también con peligro de la vida , pues ha sucedido ya hundirse el cami- nante y su cabalgadura, sin parecer jamás señal ni rastro de ellos. Quatro leguas de las minas de San Cristóbal de Achocolla en los Lipes , está una laguna pequeña sobre un cerrillo , en un parage que llaman Tuma- quifa : hierbe en medio de ella el agua, levantándose ya poco , ya mucho , con grande y espantoso rui- do. Llevóme la curiosidad averia, y verdaderamente da pavor aquel perpetuo tumulto y movimiento , y son pocos los que se atreven á llegará su orilla. Es- tá tan turbia que mas pafece barro que agua; tiene un desaguadero pequeño, y la que por él sale se con- vierte en sal colorada , en un guayco ó quebrado por donde corre. Es fortísimo género de sal este, y hace doblado efecto que la demás común en el beneficio de los metales : experimentando se ha también ser muy eficaz remedio para la disenteria ; puede ser tenga al- guna mezcla de alumbre roxo , que le comunique con el color mas viveza. Pasa por junto á esta laguna una veta de piedra Judayca , y en los alrededores hay mucho mineral de^cobre. Legua y media de Yulloma en la . provincia de Pacages rjaf^muchos manantiales de agua tan sa- lada , que sin recogerla se quaja en blanquísima sal, y crece todo el año mientras las lluvias del invierno no la desbaratan y roban. Junto á Caquingora, pue- blo de la misma provincia, hay otras salinas como aquestas, y otras muchas en diferentes partes. Lá «al de mina que llaman Gemna ó de piedra , que pa- rece cristal puro , según es de maciza y transparente, se saca en menor abundancia en estos parnges; tiene Yulloma muy copiosas vetas de ella. Eh Cur aguara DE LOÍ -..líBTAMs^ 15 de Carangas se saca det muchos añc*- % esta parte, con aprovechamiento de sus naturales , que se ocu- pan en esta grangería. También junto á la ribera de Langacollo se descubrieron pocos años ha otras ve- tas; pero las minas de sal Yocalla , que puso Dios tan cerca de este riquísimo cerro y villa de Potosí para que no le faltare nada para el logro de sus me- tales , han dado y dr lo qu2 hiela : descofcaroníetr en una !anterna,y por tos peque** aguaros de ella eirá»» á si la Napta al fpegs , encendiéndose en on ínstame •oda v con no menor viole icia , que si fuera ana fcleza' de artillería arrojó é hizo pedazos al pebre mhsbdor , V voló una ramadi , que sobre el pozo estaba Contóle el mismo cond* esta historia al MariOlo, « él la icfiere en sutDloscoudes. y Derrítese al fuegí el Asphalto y Ffcafpfalto,; „ /, r»v* v en esto se d fcrencisn de la Piedra £¡£.7tobX\ V de loS,ca;bon« d. mizque DE LO? MBTAEES. *^ , go Insta ahora mis noticia deque en estas provincias la híya de estos, á de los derms betunes , aunque me persuado que no falta eo elfrs sino su obs«r vacian y conocimiento. CAPITULO X. Del Azufre p Antimonio* iHs el Azufre un mineral conocidísimo : engandrasa de una substancia terrestre untuosa y muy calieme , en tanto grado , que es tenido por la cosa mas pare* cida qu; hay enne Tas compuestas, al el¿mnto d?l fuego. Llámalo los que tratan de h filosofía secreta db los metales , semilla masculina y pri-ner agente dé la naturaleza en su generación : y dicen-, que la diferencia que entre unos y otros hay, proviene de su varia purificación y mixtura con el Azogue; y ya hi sucedido, queriendo un boticario bicer Cina- brio , que se compone de solos estos dos materiales , hallarlos acaso convelidos en urca plancha de fí ísima- plata Táoph'3si:o Paracelso no acaba , después de mu- chas exageraciones, de ponderar hs maravillas , que en el Azufre se encierran ; y dice que por provi- dencia particular de Dios no son públicos sus miste- rios , y que es confusión de los que tediándose por filósofos niegan la transmmaciotí de los metales, pues con él se hoce y enseña un modo de aceyte , que llama Epáíica Sulfaris, con qus la plata se convierte en oro: y el autor de la Disquisición Heliana enseña lo proprio para probar su posibilidad, aunque en can- tidad pequeña , con Azufre crudo. Con su humo se ayuda á qoaxjr el szog'ie , y convertir en plata , de que hjy machos testigos de vista en aquesta previo- cía : y del mismo, recogido en una campana de vi- drio , destila el poderosísimo aceyte d« su nombre , de admirable virtud , entre otras machis , para sasar fes reli$ü»s del «Giba gálico , loroadas en bebida 20 LIBRO I. DEL ARTE conveniente, tres ó quatro gotas cada día, por espa- cio de una semana: es bueno para la dificultad de la orina, para los dolores de la gota, y utas cosas que se podrán ver en Diodoro Hcuchiente y oíros muchos. Hay grandísima abundancia de Azufre en la provin- cia de los Lipes , y en los confines de Pacages cqu la puna que llaman de Tacora , ó altos de Arica, y otras muchas partes, demás del que se halla mezclado con ios metales en muchos de los minerales ricos de este reyno. El Antimonio ó Estibio, que algunos mineros conocen por nombre Alcohol, y otros , particular mente en Oruro , llaman Mazacote, es un mineral muy pa- recido al Sorocha, ó metal de plomo ojoso , resplan- deciente y quebradizo : haylo también ahebrado , y otro mas blanquecino y menudamente granado , ca- rgo se muestra el Acero quando se quiebra. Es com- puesto de partes muy impuras , y mal mezcladas de Azogue y A7ufre; y patece aborto de la naturaleza, que habiendo de ser metal, se quedó en la impropor- ción que vemos. Sácase de él con artificio- un género de Azc-gue que llaman Regulo , algo plomoso , y no de tan vivo movimiento como el común : enseñan el modo Porta, Veguino y otros. El Azufre también ce que se compuso, se aparta de él con agua fuerte, en su propria forma de coIot verde, y que arde co- mo el ordinario. Basilio Valentino , en su carro triun- fal del Antimonio, entre otras muchas excelencias que de él dice, enseña á hacer de él la piedra que llama de llego , con que se convierten en oro los metales. Paiacelso escribió también no poco en esta razón , y ctros alciii'roisias dicen y no acaban de un -aceyte que de él se saca para este efecto ; pero con mas cier- ta , y mas. necesaria experiencia , alaba.Matiolo el suyo para curar ulceras antiguas, y otras cosas medicinales. Tiene el Estibio viiíud de -secar y constreñir , y el piepaudo que llaman Hiaciraino la tiene potentísima fcE LOS METALES. 2r l*Wa hacer purgar, y provocar el vómito. Sácase muy de ordinario el Alcohol mezclado con los metales de plata , y particularmente con les que llaman Negrillos en todo aqueste reyno , aunque también en muchas partes se cria y halla solo. Háceles mucho deílo co- no el betún y el azufre, y así es ntcssatio quitár- sele , como se dirá después. CAPITULO XI. De la margarita, oropimente y sandáraca, llaman á la Margarita Py rites, que es lo mismo que piedra de fuego; porque aunque otras lo despiden, heridas con el eslabón , ninguna en tanta abundancia como aqueste mineral. Quieren algunos que se en- gendre de vapores indigestos: otios dicen que es un compuesto de azufre rruy imputo , ó de betún y pie- dra, díase en todo género de minas, y especialmen- te en las de cobre, y negrillos de plata , per lo mu- cho que de él participan; y por esto quizá dixo Dios- córides que era la Mar garita un género de mineral de cobre; y aunque Alberto y otros la juzgaron por totalmente estéril , y que ro contenia en sí metal nin- guno , la experiencia ha enseñado lo contrario ; y en ti asiecto de minas de Mcr>serrate en les Chichas, quando se comenzaron á trabajar sus vetas , tanto te- nían de plata sus metales , quanto se veía en ellos de Margarita; y en este ceno de Potosí y cues, una especie que hay de ella muy menuda enne les negri- llos, es muy cierta señal de su riqueza. Hay tantas suertes de margaritas , qusnus hay de metales , á quienes en sus colores representan , es la mas otdina- lia la dorada. Huelen á azufre quando se queman, y muchas arden, prueba de tener ía composición que se dixo. Suelo hallarse en ellas oío , plata y cobre. Da- 5 22 LIBRÓ I. DEL ARTÍ nao á los metales que de ellas participan , destrteau- zando el azogue, ó entripando la fundición, como se dirá y remediará adelante. Son el oropim;nte y la sandáraca de una misma naturaleza y virtud, y solóse diferencian en el mayor , ó m;nor cocimíenm que tuvieron en las entrafias de la tierra ; y así diremos qus Ja sandá- raca na es otra cosí que oropiroente mas cocido , y por esto también mis sutil en sus operaciones. D¿s- engañaráse de e5»a vjrdid el que en alga a vaso de barro pusiese Qropfrnente sobre carbones encendidos ; porque después de cocido lo hallará rubicundísimo , y de tan vivo color , como la mas perfecta sandáraca natural. Es el oropioaenje » donde se halla, cierta se- ñal de mineral de oro, y aan tiene en, sí alguna ss- milte, ó parte roíairaa de este precioso metal ; pues coaio refiere Plinio, en tiempo dt\ eatperador CaliguUj se le $3có alguna , y despaes acá no se ha vuelto á ¡atentar aquista obra , por ser miyar la costa que el provecho. Es el mejor el reluciente"da color de oro; costroso, y que fácilmente se deshace en unas coaaa escamas : y la mas perfecta sandáraca es la m3S raja, pura y quebradiza, de color cinabrio, y que echa de sí pesado olor de azufre i diferenciase en esto, y mu- cho mas en la calidades, y virtudes medicinales de la saadi*, del misaío color que se hace ds albayalde muy quemado al fuego, que algunos también llaman Im- propriamente sandáraca. Son veneno, por la fuerza con que corren y abrasan , no solo de los cuerpos, sino también de los metales, como el Antimonio, el Azu«. fre y otros xagos secos ; porque por la parte pingüe que tienen arden, y mezclados con los metales, queman y consamen su humedad , con que el metal se pierde y desvanece, r Otros xugos hay mas raros y menos conocidos, como el que dicen se bailó en una mina en Ancbsr- go Manco y duro, que w veneno pan los aniñan BE LOS MÉTALES. 2¿ lejos que lo probaban , y quizá era de este género una veta, que he sabido de personas fidedignas hay en la provincia de Conchucos del arzobispado de Lima, de que tos naturales usaban para quitar la viJa á quien mal querían : hízola cerrar y tapar el santo Arzobis-^ po de los Reyes D, Totibio Alfonso M ogro vejo, CAPITULO XII, De la generación de las piedras. JNIo puede ponerse dada en que haya alguna virtud Bctiva , que engendre y haga las piedras, como la hay para todas las demás cosas generales y corruptibles del univeiso -r pero esta es dificultosísima de conocer, pot no tener lugar determinado su generación , pues en el ayre , en las nubes, en la tierra , en e! agua y en los cuerpos de los animales vemos , que se engendran pie- dras. Es su matesia próxima , como siente Avicena y Alverto, una mezcla de tierra y sgua, que s\ tie- ne mas agua que tierra se llama xugo ; y si mas tierra que agu), lo llamamos Iodo : ha dí ser viscoso , y lenaz el Iodo que hubiere de servir en la generación de las piedras, como lo es el de qus se hacen los ladrillos , ollas y otros vasos ; porque á no serlo t evaporada la humedad con el calor, no quedara uni- da , sino hecha polvo y tierra la materia. Es también necesaria cosa, que el xugo que se ha de convertir erl piedra sea viscoso » como se experimenta en nuestros cuerpos ; pues es sentencia común enre los médicos, que se engendra la piedra en los ríñones y vcxjga * de humores viscoso y tenaces, y cocidos del calor ha-> terlor. Llena está sin duda de aqueste xugo petrífico iquel agua tan nombrada en este reyno , que corre cerca de Guaocavelk3 , y s¿ recogí en moldes de la grandez) y fam3 que se quiere, y á poco* días que ti calor dd sol la labro ., se convicn? y quft) $? 24 LIBRO T. DEL ARTE ^ piedra , de que se fabrican los edificios. Mueren Tos ani- males que la beben , y no es dificultoso el conoci- miento de su causa. En un cerro que llaman Pacoca- ba, una legua de las minas de Vereguela de Pacages, fistán unos manantiales de agua , llena también de aqueste xugo , que como va corriendo, se va conden- sando en piedra muy pesada y dura de diferentes for- anas . es su color blanquecino , que tira á amarillo. Fue- ia de esto, qualquier mareria porosa que pueda recibir en sí aqüeste xugo petrifico, es apta para convertirse *n piedia , y así se han visto en varias paites árbo- les enteros , partes y huesos de animales, convertidos «n durísimo pedernal. Algunos pedazos de palo vi yo en la ciudad de la Plata , traídos del caudalosísimo fio de este nombre , que toda la parte que de ellos jhabia estado en el egua , era pedernal muy fino. Tana- fcien vi muelas y huesos dé gigantes , que se habían desenterrado en Tanja, convenidos todos en piedra muy pesada y dura. Tienen las piedras sus formas substanciales con que se constituyen en sus proprias especies , aunque por no conceptas usamos en sus difiniciones de cir*> cunloquios , por señales y accidentes. A la forma de cada una acompañan sus particulares viitud¿s , mucho mayores que las que se hallan en les animales y plan- las , proporcionadas á lo mas que tarda en su gene- ración la naturaleza : demás de que por haber dé tener las plantas , y animales disposiciones y efectos tan diferentes, no se les pudiera dar tan uniforme y bien mezclado temperamento como á las piedras , para xbrar aquesi&s maravillas, ni su materia blanda era capaz para recibir tanta fuerza ; como ni la dureza de las piedlas para variedad de figuras, y así no se ha- llan en ellas rejs, flotes r.i frutos, pJes ni manos como en plantas y animalts; peto mayor viaud que en iodos ellos. ©E LOS "mEtAKS. 25 CAPITULO XIII. De las diferencias que hay de piedras. A, claco géneros puede reducirse toda la diversidad que hay de piedras ; porque si son pequeñas , raras, duras, y que tienen resplandor y lustre, son las que se llaman preciosas : y si son grandes , aunque sean raras y su lustre mucho , se reducen á mármoles : si quebiándose se hacen astillas ó como escamas , á pe- dernales : si están menudamente granadas, á guijarros : y las que no tienen las señales dichas , á peñas é piedras ordinarias. Pero los mineros para el conoci- miento y distinción de las pitdrs s sobre que arman, Ó Se Grian los metales , tienen sus nombres de que usan entre sí ordinariamente. Llaman Quijos á las piedras de casta de guijarros , que participan de oro ó plata , ú otro metal qualquiera , y son de mayor duiación y fundamento las vetas , que sobre aquesto arman. Cachi, es un género como de Alabastro blanco costtoso y fácil de quebrar , quiere decir Sal en la lengua gene- ral de aqueste reync , y llamante ssí por lo que se le parece ; cri?s? en él en vetas de metales pacos mu- cho plomo, que este.es. el nombte entre mineros de ía plata bruta El Choro pi . limado así por el color pardo , es piedra de cas>a de Esmeril , con participación de hierro , brilla algo cbscuiámeme , y ts dificultoso su beneficio por lo mucho que resiste &1 fuego. Há- llase con metales regrillos y residous en Potosí, Chocaya y otras partes. Lamacrediia es la que está muy apretada y sólida » y quebrándola r.o muestra grano ni profundidad ningona ; es su color desde amarillo claro hasta retinto. Almadantta llaman á otio genero de piedra por su dureza y ptso; es solioísi- 033) de cclcí obscuro, latíase en tcirpañía de atufes 6 ¿6 LIBRO Y. DEL ARTE ricos , que se crian en ella quando llega á madurar 6 podrir, como también los Quijos. Criase sobre peder- nales metal de oro. Muchos también he visto en estas provincias de cobre puro, y otros con plata en este modo de terruño. Amoladera es la piedra ordinaria, que por el uso de su nombre conocen todos. Hjy metales muy ricos sobre ellas llenos de anco ó plome- ría , y á los que mas ordinariamente acompaña , son los cobrizos. Raros y de poca estabilidad son los metales de plata que se crian en pizarras, aunque ts mas proprio terruño para oro. Ciques llaman á las otras piedras que nacen con los metales ó á sus lados que también se dicen caxas; son toscas , y no muy duras ni macizas; no participan de metal de ordina- rio , aunque en algunos minerales y vetas ricas tana - bien se les pega algo de su vecindad. Famosos han sido y son los Vilaciques de este riquísimo cerro de Potosí, por la mucha plata que de ellos se ha sacado, y no es esta la menor prueba , ó alabanza de su prospe- ridad sin igual. Vila significa sangre, ó cosa colo- rada en la lengua natural de esta provincia , y por tinas pintas ó srñales pequeñas que tienen de este co> ior, llaman aquestas piedras Vilaciques, CAPITULO XIV. DE LAS PIEDRAS PRECIOSAS. ±j9S piedras preciosas, ó son transparentes como el Diamante, ó opacas como el Ónix, ó mezcladas de «no y otro, como el Sandonix ó el Jaspe ; es el agua la causa principal de la transparencia , como la tierra lo es dé la opacidid : y así la razón porque unas piedras son de mejor lustre y mas transparentes que otras , es la varirdid de los humores de que se qua- xaron, por ser los unos mas poros y mas claros que los otros. Engéndrinse pues las piedras blancas de DE LOS METATE?. ¿7 un xugo semejarte al agua , y así estas son las mas transparentes y claras , como lo es el Cristal y.tijt\s9 llamado así por la semejenzi que representa del Cielo, opuesto á los rayos del Sol. El Diamante se engen- dra de xugo menos claro , y así es mas obscuro qua el Cristal ó el Iris: esta misma vanidad se ve en todas las demás piedras preciosas de cualquier color que sean , ó ya consten de xugos verdes, como la Es. meralda y' la Prasma: ó de azules como el Zjfíro, el Ciano y algunas especies de jaspe : ó de rojos como el Rubí: ó de purpúreos, como los Jacintos y Ama- listas : dé color de oro, como los Crisólitos y Topa- cios: ó de mezclados como los Ópalos. Y así se puede con razón entender , que el res- to de las otras piedras que no son transparentes , sa engendran de mezcla de xugos negros , y no puros como vemos , que el agua aunque este muy limpia y clara , pierde su transparencia, si se le mezcla algún poco de tinta, ú otro licor semejante . aunque no pier- de el lustre de su supeificie. Precédeles a los xugos dichos la diferencia de colores de la diversidad de mix- tura de los dos extremos, blanco y negro, en la ma- teria de las piedras. Aunque la autoridad de Raymun- do , á quien siguen muchos , atribuye esto mas inme- diatamente á la variedad de los metales , de cuyos lico- res , xuges purificadísimos , traspasados y calados por durísimas piedras , en lo; cóncavo de ellas se crian y quaxan las preciosas, que en el valor y estilación cor- responden proporcionalmeme á sus principios; a Oro el Rubí; el Diamante á la Plata; y la Esmeralda al Cobre . y así las demás. En el Compendio de la Trans- mutación , que dedicó á Roberto Rey de Inglaterra, enseña muy en particular á hacer por arte las piedras preciosas tan finas y de tanta virtud , como las que la natuialeza produce con varias mezclas de aguas de me- tales : ciencia, que sobie las demás que tuvo este ad- mirable vaion, parece excede a la capacidad humana. üS LTBR0 T. DEL ARTE Algo acredita aqueste modo d¿ sentir el usi de hacer esmaltes de colares varios , según las cosas minerales con que se dertite y mezcla el vidrio , y las piedras filsas que de la misma manera se componen. Hállanse sus faltasen las piedras preciosas trans- parentes , que por serlo se echan mas de ver en ellas que en las comunes, como las manchas en lamas rica seda ó fino paño, y son raras las que no tienen algún lunar ó defecto, como pelo, nube , sombra , sal , ó como cosas tedas que en ellas se engendran , por no ser el xogo de que se compusieron todo de un color mismo. La scmbia se engendra de haber sido en aquella parte el xugo mas obscuro. La nube , por haberle allí roas blanco. Los pelos de que se hallan roas ofendi- dos los Zafires; la Sal, que particularmente ofusca í los Ópalos, y el Plomo á las Esmeraldas , son im- pedimentos de ottos colores diferentes del proptio de las piedlas en que se hallan. CAPITULO XV. Si hay piedras preciosas en aqueste reyno* lo la plata ha sido el cuidado principal de los que hasta ahora bit) residido en aquesia provincia , y así no se ha reparado en buscar sus pied/as preciosas paia el adorno de la corona de sus riquczjs , aunque no hay pequeños indirios de que no le falta aquesta prerrogativa á aqueste prosperísimo reyno. Fama cons- tante hay , y yo lo oí muchas veces eo la provincia de los Lipes , que en la Atacaroa su vecina , había íinísiracs Dnmames , y que por en poco de Coca que no valia dos reales , había dado una Ir-dfa vieja un puñado di ellos brtuos, que valieran en España mu- chos ducades. Es tierra fértilísima , de muy herniosas y vistosas piedras, y no seiá sin fundamento ti ct edito que á su riqueza se diere cuesta matetia. So DE LOS METALES. 2£ 'Amatistas hay muchas en el cerro de su nom- bre que está junto el asiento de minas de Esmeruco, y en el tico de Sama Isabel del nuevo Fotosí se sa- caban entre sus metales de plata riquísimas , y muy maduras piedras de este géneio; riyías también acia el Paraguay y Buenos Ayres , ctíanse en sus pampas ó llanadas debaxo de tierra , a uno ó dos estados denno de unos que llaman cocos, que son cerno bolas, tan grandes como una cabeza de durísima y pesadísima piedra de cesta de pedernal, de dos dedos de grueso á la redonda, huecos por de dentro, y quaxadospor todas partes de puntas labradas maravillosamente por la naturaleza de estas piedras , mas ó menos dinas, según h disposición en que se estaban quando reten- tó el Coco , causase qoando esto sucede , no menor luido que el que hace una pifza de eitillería quando se dispara , y tiembla la tierra por muy grande espa- cio , y en la superficie se resquebraja , y abre sfñales que lo son , psra que los que lo oyeren caven allí, y saquen el Coco hecho dos ó tres pedamos, cesa rrey sabida y vista en estas partes. En una de las jornadas que hay desee Potcm á los Lipes, junto á Ja que lla- man Agua caliente , por la que allá mana , hay una p3n>« pa llena de un género de piedras cristalinas , puras y trsnspasmtes , labradas de naturaleza en árgulcs , que rematan en punta. Reccgí cantidad de ellas tedas las veces que por alli pasé , admirado de su hermosura, por- que parecía cada una un sol, á la reflexión de sus ra- yos; la rosyor que hallé era del grosor del dedo pulgar. De esta casta , eunqtie trucho mss pequeñas, hay abundancia en los pueblos de Callapa y Yuyaros, de la provincia de Pscsges. Reccgí también slguriss Jabrrdcs naiuralmenre , cerno pumas de Diamantes , del gresor de gaiijatjzos , y entre las arenas lavándolas obsetvé varias veces elgonas pontillas pequeñas de color de Oro transparentes, ceno faísirros lorauos , y otias 7 $0 LIBRO T. DEL ARTE como granates, que á se( i-nayors-f fueran de muy grande es-itna , y no dudo qae se follarán , si se buscaran con afición y cuidado. Las piedras que llaman de mina de Camata en la provincia de Larecaxa , compiten en su heimosura con los diamantes: gástanse en este reyno en c¡ vil los y sornas. En el Morro qae llaman de Arica, en su puer- to hay entre sus peñascos otra mina, que se sacan pie- dras transparentes como diamantes, y que en su du- reza la imitan , de que también se hacen Joj;s. Turquesas muy fioas se sacan en Atacama , una vi yo en los Lipes tan grande como un real de ádo$; es gala muy estimada entre los Indios de esta pro- vincia traer sartas de pedrezuelas de este género , me- nuda y curiosamente labradas , traenlas los varones mas gruesas á los cuellos como gargantillas. Haylas también de piedras verdes, y las unas y las otras es la cosa que mas apetecen los Chirigoanaes de guerra , y el mas estimado de los rescates que se Us lleva. Oíanse también perlas de la costa de Atacama, y en. los Mexillones, que sacados de sus concbís se traen á vender, á estas provincias : es muy ordinario hallarlas quando se lavan para guisar ose comen. '.. De las provincias de abaso "no tengo noticri cierta en esta materia , por tratarse poco ó nada de ellas en estos rey nos: demás de que mi principal intento no ha sido sino darla á V. Señoría de los minerales' dé las provincias sujetas á su gobierno , y que yo per-, sónalmente hs visto, aunque al principio di la con- quista de esta tierra se hallaron entre los ladios muy grandes preciosas esmeraldas , como de sus historias consta. CAPITULO XVI. De los otros géneros de piedras. Jr.uco, tapona á los mineros, en cuya gracia pzind- DE LOS METALES. 3* pálmente por mandado de V Señoría se escrib; este tratado , el discurso mas particular de las demás pie- dras, aunque Tas comunes, por serio no hay quien las conozca; y quando en las cabás de sus minas se en- contrare con alguna , por su color y transpatencia rara, ella misma se gr3 gíáro la estilación y aprecio , si la codicia del oro y de ,1a plata que se busca, no cagara los ojos y el discurso, de manera que no da lugar á que en ella se repare. Pero porque juntamente se h3 dado noticia de las cosas minerales que en estas pro- vincias hay, y las piedras que se teducen á género de mármoles, son después de las preciosas , las de mayor estimación ; no es juno pasar en silencio los que en aquesta tierra conocemos , pues por su abun- dancia y hermosura pued;h , no s< lo competir , sino exceder á los mas famosos ds las Historias. Tenga el primer lugar la provincia de Aracama , digna por las muchas maravillas de todo género dé minerales y piedras de precio que en ella se hallan, de ser muy escudri- ñada , y vista con particular cuidado de personas muy. prácticas en estas materias. Frodúodas de todos colores , con tan vistosos1 tnarizés y hermoso lustre, que sola su abundancia y grandeza , es causa de que no se tengan y cuenten enne las muy preciosas. Lleno está todo el reyno de curiosas aras he- chas de estas piedras , y á Europa se han llevado no pocas: no se han hasta ahora ocupado en otros usos, ó por falta de quien las labre , ó porque el ánimo de volverse á España llenos de riquezas es común en toa- dos los que en estas partes vivimos , y no da lugar á que haya quien quiera por acá perpetuar su memoria con soberbios edificios, que con aquestas piedras pu- dieran hermosearse. Quando se escribe aquesto hay una en esta Im- perial Villa , d nero de piedra, que muy al vivo representaba en sus delinísciones las conchas de la mar: pensaban que estas* con el; tiempo higo, compañía de piedras y del xugo que las cria, se habían convenido en ellas , y hacían argumento- ¿s ^ 2.i iisáópos pasadas hubiese bañado DE LOS METATES. & el mar el territorio dé la ciudad de Magara , donde solamente se hallaban: pero hoy no tiene kgar este ; modo de pensar, sirviendo de desengaño la maravi- llosa veta, ó suerte'de pWra pazdi aherrumbrada y en partes amarilla», que. esi* en el carcho , que^ de esta viJíi va al valle de Óronesta , quancb ya se quiere baxar á él. ííállanse en ella notable "variedad de lígu- las, impresas con tanto primor , qae á otro que al Autor de la-naturaleza U fu«ra inposible el estampar- las. Algunas tengo en mi poder y co que se ven con- chas mayores, medianas y roas pequeñas i npresis unas por soparte cóncava, y otras por la convexa , con. petrectísima- delincación de las mas mínimas de sus- señales, Esto en el corazón de la tierra firme , 'y mas doblada y montuosa de cite reyno ; y fueía -tocara- pensar, cjue hubiese la r»3r en ajgun tiempa inundado esta provincia , y dexado'sos' conchas en aquesta sola veta. Háilanse también en elhs coa inde- cible perfección, %aras de sapos, mariposas y otras mas extraordinarias, que por serlo tanto y no escan- dalizar con- su novedad , no tas refiero , aunque las he ©ido de personas fidedignas. Corresponde á este pedazo de mysteriosa tierra por la otra parte del valle de Oran- cota su femoso Pucará-, que en la lengua-de esta pro- vincia quiere decir Fortaleza. Es por naturaleza el mas defendido lugar que se conoce en el mundo ; es muy eminente, y tiene siete leguas de circuito , cercadas to- das de ehfciroas ó inacesibles p^ñas ; por una parte sola hay una pequeña entrada, después -'de muy dificultosa subida. En el espacioso sitio de arriba hay 'muchos arroyos de agua, lefia, pastos , quebradas y rictus g propósito pai3 los usos humanos. CAPITULO XVIIT. De la generación de los metales, ,Iíp es ntaraville, que aceícade la «nateria de que se %6 LIBRO 1. DEL ARTE engendran los metales, haya habido tanta diversidad de opiniones entre personas que puedan autorizarlas ; pues parece que con particular providencia , quiso ocultarlas con ellos el Autor de la naturaleza en la obscura pro- fundidad en que los cria, y dureza de peñas en que los encierra , para poner algún estorbo á la ambición humana. Los que se han alzado con el nombre de fi- losofes , por entender en el conocimiento de las cau« sas , dexando la materia prima por principio remotísi- mo de los metales , como lo es de todas las demás cosas corporales del mundo , señalan otta, aunque tam- bién remota, que es ciena exhalación húmeda y un- tuosa por una parte, y por otra una porción de tierra viscosa y crasa , de cuya junta resulta una materia, que no solo lo es de los metales , sino también de las piedras; porque si la sequedad prevalece, se engendran piedras; y si tiene ro3s de humedad pingüe , se con* viene en metal. Así lo sienten Platón /Aristóteles y sus sequsces. De la abundancia de esta humedad puta, resplandeciente y sólida , procede el lustre de los me- tales, en que entie les demás elementos conocidamen- te predomina el del'agua.., y así corren y se derriten al furgo. Del vario temperamento y pureza de la ma- teria dicha , se origina la diversidad de metales, de que es el mas puro fin de todos, y el principalmente intentado de la naturaleza el Oro. Muchos con el vulgo , por ahorrar de difi- cultosos decursos, dicen, que desi¿ fel principio del mondo crió Dios los metales de ia manera que están hoy y se hallan en .sus. vetas. Agravio hacen á (a na- turaleza , negándole sin fundamento en esto la virtud productiva que tiene en las demás cosas sublunares. Demás de que la experiencia en muchss panes ha con- vencido lo contrario: y por exemplo y prueba, baste lo que á vista de todos pasa en Ylua , isla que está ¡unto á la Toscana , fértilísima de. hierro, cuyas vejas cavadas en toda la ptofundidad que se puede , se vueU DE LrS METALES. 37 ▼en á llenaf de la tierra y desmontes circunvecinos, y en espacio no mas largo que de diez ó quince años quando mucho , se trabajan otra vez de nuevo abun- dantísimas de metal, que en los desmontes y tierra se eonvittieron. ¿o proprio juzgan muchos que sucede en este rico cerro de Potosí, y por lo menos vemos todos, que las piedras que años antes se dexaban den- tro de las minas porque no tenían plata , se sacaban después con ella, tan continua y abundantemente , que no se puede atribuir sino al perpetuo engendrarse de h plata. Los Alquimistas ( odioso nombre por la mul- titud de ignorantes que con sus embustes lo han des- acreditado ) con roas profunda y práctica filosofía , ha- ciendo anatomía de los mixtos de naturaleza , reducién- dolos á sus primeros principios, discunen en la ma- teria de les metales de esta manera. El sol,dicen, y todos los demás astros con su luz, ó propia ó pres- tada, rodeando continuamente la tiena , ía calientan y penetran por sus venas con la sutileza de sus rayos. Quemada así por largo tiempo, se conviene en otra substancia también terrea,-como vemos que la leña y piedras *e convienen en ceniza y cal Esta tierra así quemada , mezclada y cocida con él agua , se trans- muta en otra cierta especie , que contiene tn sí algo de la substancia de la ¿al y Alumbre Cada dia expe- rimentamos semejantes efectos en las lefias de cal ó de ceniza , en el sudor y orina , que del cocimiento adquÚTe sabor de sal Esta primera materia, ó funda- mento de la generación de los metales es el Vinicio. Facilita el creerlo rsí el ver, que todos ellos pueden por aite volverá convctthseenél : el modo de hacerlo en algunos se dirá adelante. Este Vitriolo , por la calor del fuego subterrá- neo y atracción del celeste , echa des huiLOs ó vapoies, 9 3&* LÍBHÍ Ii »EL "AftTE el uno te>reno sutil ,* y untuoso y algo dlgesto , qn« los filósofos llaman azufre, porque en las calidades se le parece : el* otro húmedo aqüco, viscoso y mezcla- do de terreo sutí! , que es la materia próxima del Azogue. Estas dos vaporosas exhalaciones se hallan en la tierra libre y anchurosa sslida , levantadas á la región del ayre, se convierten en cometas , nubes , nieves, granizos, rayos, y demás cosas que en ella se engendran y aparecen. Pero si el lugar fuere angosto y tan apretado, que las dichas dos exhalaciones humosas no tengan salida t. buscándola por entre los resquicios, y hendiduras do hs peñas ó lugar mineral, se engruesan y convierte» en los que llaman medios minerales. Si penetrando estos humos los peñascos no ha- llan cierto género de Azufre lavado y resplandeciente como plata , que es como Margarita, sin el qual no se pueden engendrar metales , se manchan las peñas de diversos colones. Si subiendo estos vapores se Tes opone alguna piedra tan dura, que no pueden penetral la, se con- vierten en perpetúes manantiales de agua , al modo que se experimenta en las ordinarias destilaciones. Pero si traspasando las peñas hallan estos dos xugos la Mar- garita, ó Azufre lavado casi rlxo, que se dixo poco ha; deshacenlo , mezclándose con él, y por cocimien- to succesiyo se espesa en la mina , se endurece y hace- metal, Este discurso es del Bracesco , en la explicación de los Libres de Getro. Los mas afirman ser la ma- teria inmediata- de los metales el Azogue y Azufre , y que de la variedad de proporción en so mezcla , y de su mayor ó menor purificación y eximie^to, resulta la diferencia que en los metales se ve. DE LOS METALES. $9 CAPITULO XIX. Defiéndese la opinión de los que dicen, que el Az$» gue y Azufre son h materia de los metales. i jos que no juzgan por factible , sino lo que Us parece serlo á la capacidad de sus discursos ( presun- ción indigna de hombres doctos , y que á muchos que son tenidos por tales, les dtbiera minorar ei crédito ) niegan ai Arte la posibilidad de transmutar unos me- tales en otros , con razones que no solo no convencen ; pero ni a»n aprietan» Ko es de este lugar el referir- os ni ei examinarlas, aunque por la conexión que tie- nen con el conocimiento de metales de que se trata f será fuerza tocar algunas, y dar á entender ctaíamenté la flaqueza de sus fundamentos. Dicen que los Alquimistas ignoran el modo con que la naturaleza cria y peifecciona los metales, y que yerran en decir se componen de Azogue y Azu- fre ; poique á ser esto así, muchos rastros y scñries se hallaran de ambas cosas en las minas de oro y plata, y de les demás metales, constando por la experiencia lo contrario. Poco importa lo primero , pues convenciera quando mucho , que de ordinario procedían mecáni- camente, y no con principios científicos íoi qué hi- cieron estas transmutaciones; pero no por eso se quita- ba la posibilidad y verdsd ere ellas. En lo segundo se conoce manifiestamente la temeridad con que se arrojan á afirmar lo que no sa- ben. No hay cosa mas experimentada^ egtre los^ que tratan de metales , que la mezcla ordinaria que tienen de Azufre, y su abundancia en los mineíales no es pequeña señal de su mayor riqutza. Baste por exem- plo el Rosicler del famoso cuio & Sama Labe! del ¿yQ LIBRO I. DEL ARTE roevo Potosí, en la rica provincia de los Lipes , que casi todo era plata, criado entre tanta abundancia de Azufre, que las caxas ó peñas entre que se cria el me- tal , ardían en llegándoles las velas encendidas Todos los que llaman Soroches, Mulatos y Negrillos, y los que tocan en Antimonio y Margarita , abundan de Azu- fre conocidamente , como se dirá adelante. En el Azogue pasa lo propio , aunque menos ■dvertido, por ser cosa que en los metsles crudos no está tan sujeta á la vista , ni perdiéndose en humo en los que se queman, se dexa conocer al olfato como el Azufre ; pero bien experimentados son sus efectos en los que con poco recato asisten á los humos de las fundiciones. y de pocos años á esta parte ha servido de claro desengaño el mineral de Cfaallatiti, que está quatro leguas de éste , el mas celebrado y rico del mundo , cerro del Potosí; pues sus metales fundiéndose por de plata como lo son , dexaban en el horno su plancha , y juntamente mucha abundancia de Azogue, que se ccgia entre lo menos caliente de las cenizas* hu copia lo manifestó á la vista ; y después aprovechán- dolo mejor por su beneficio ordinario , rendía tanto Azogue como las piedras roas ricas de Guancavelica , donde también podria ser se hallasen mochas reliquias de plata en la g?an suma de metales, que hasú hoy se han quemado : no sé si ha hecho acaso la experiencia algún curioso. Quando lo dicho no bastara paTa desengaño, era de ninguna fuerza para probar que los metales no se componían de Azogues y Azufre , el decir, que carecían de ello sus minas ; pues como partes compo- nentes habrían pasado yi á otra naturaleza del todo,que de ellas se hizo, dexando sus ptoprias formas. Pero desmenuzando mas estos secretos de la naturaleza , sacan los sabios ( no los vulgares) de todos ios metales otra vez él Azogue, de que dicen, componerse palpable y visiblemente; no escribo el modo, por no ocasional á OS LOS METALA. ^ 4T experiencias químicas, llenas de mas inconvenientes que piovechos. También el Azogue común st convierte en plata fina, cierta prueba de la posibilidad y verdad dicha , de que hay tantos testigos de vista en aquestas provincias , que fuera temerario arrojamiento el desmen- titlos á todos. CAPITULO XX, De las causas eficiente y formal de los metales* JL/¿mas *le los cielos , que como causa universal con- curren á la generación de todas las cesas, y lo son de la de los metales, es necesario la eficiencia de otra causa próxima, que con virtud hnprtsa de ellos los obre en su propria materia ^ porque las calidades de !os elementos por sí solas no sen bastantes, r:i están determinadas á la producción de cic-ito género de mixto, sino en quanto son dirigidas de otra particular vinud, como se ve mas manifiestamente en la de los animales. Esta pues próxima causa ó virtud mineral, usa como de instrumentos de las calidades elementares, y espe- cialmente del calor y frío en la generación de los me- tales : con el calor mezcla uniformemente lo terreo con lo -húmedo., que es la materia de que se componen: cuécelo, y lo digiere y espesa, y con el frió lo en- durece y quaxa^ enferma de-metal, mas ó trenos per fecto , según la en3yor ó ínenor pureza que halló en la disposición presente de la materia. En esto se funda la opinión de Calisthenes , de Alberto Magno, y de otros que dicen hay sola una especie de metal perfecta que es el oro , y que los deress metales, son sos in- coaciones ó principios , de donde les viene la facili- dad de reducirse á su perfección y poder convenirse en oro tedos. Los que niegan la posibilidad de la iwriStnutacion de les metales , ponen mucho ahinco so , , 42 LIBRÓ I. DEL ARTB en probar que son de especies completamente dis- tintas, y que así e> imposible el tránsito d¿ unos á otros; pero ni convencen lo primero con eficacia], ni de ello, quando se les conceda, se sipue lo segundo;, pues vemos que semejantes ó mas dificultosas trans- mutaciones se hacen por arte y naturaleza El arte pro- duce abispas y escarabajos del estiércol de los anima* les, y de la albahica hace salir escorpiones , puesta en el lugar y modo que conviene. Y también es cosa muy sabida , que en Escocia de los pedazos de madero de los navios, y de fruta de los árboles que caen en la mar se engendran Añades, habiendo sin comparación mayor distancia de vivientes á los que no lo son, que de unos metales á otros. Y demás de otras cosas mu- chis que pudieran traerse á este propósito, yaqueda dicho,, como los palos se convierten en piedras en agua de algunos rios, y en el sustento 6 nutrición de todos los vivientes es esta transmutación continua ; y en tos metales hace su posibilidad evidente 1» piedra Lipis ó Caparrosa , azul ó verde ; pues como queda dicho, con ella deshecha en agua, sin mas artificióse convierten en cobre puco el plomo y estaño y el hierro : y aunque pueda defenderse con mucha pro- babilidad , que se distinguen, en especie los metales, por convenir su difinicion,. no menos á las demás que al oro, por las propiedades particulares que á cada uno de ellos les competen , y por la permanencia que en lodos vemos , sin que la naturaleza muestre conato á pasar adelante, dándoles la última perfección de oro, y- por otras razones que para esto se acumulan. Es también muy probable la opion contraria de Calisthe- n;s y Alberto, pues no es argumento concluyeme, psra que do? cosas S2 distingan en especie , que una di/inicion les quadre á amhís, sino se muestta la di«- ferencia esencnlc:>n que se constituyen en tal ser Como no se infiere ser el hombre y el león de diferentes upzzks, poique se predica de ellos el s:r anímalos; DE LOS METAEBS. 43 porque á ésta cuenta , Pedro y Pablo fueran también distintos en especie , sino por Us diferencias de racional ó irracional , que este género limitan. -Y así aunque la difinicion de metal le competa á la pla«a y plo- mo como al oro, no se infiere de aquí su distinción específica ; pues pueden ser, como lo son perfecto el oro é imperfectos los demás , dentro de la misma es- pecie de metal, como lo es el niño respecto del va- ron perfecto, que aunque tiene la misma clirlnicion esencial, se puede petficionsr el niño y participada me- jor. Las piopriedades diferentes que en los metales se ven, tampoco estorban, pues son accidentes que acom- pañan al estado de su imperfección , y se les pueden -quitar* Y la permanencia que parece tienen en su ser, ó procede de la tardanza con que se cri an y van mejorando, que no depende de la humana observan- cia, pues aun á los árboles y yervas no les vemos crecer, aunque las conocemos crecidas; ó de la co- dicia humana , que antes de tiempo los arrancan de sus vetas» CAPITULO XXI, Varios accidentes de los metales, Jtil derretirse y volverse á quaxar , es uno de los accidentes de los metales ; y aunque en otras cosas se halla, tiene algo de particular en ellos. Es causa de esto la humedad de que se componen , que como la endureció el frío , el calor del fu.go las deirite , y se- gún la varia proporción , y fuerte ó débil mixtuta que tiene por la parte terrea, es mayor ó menor la difi* cuitad que tienen en derretirse: tiene mucho de* hume- do el estaño, y muy mal mezclado con lo terreo,/ de esto segando le previene el estridor que causa quan- do se muerde entre los dientes; y de ambas cosas (¡t dificultad con que se derrite antes que todos los me- tales, Después de él se derrite con menos fusgo el 44 ETBR0 ■*• Dtt arte ptomu : luego la plata lo ha menester mayor , por la foette mixtión con que sus partes terrea y húmeda es- tan unidas, aunque la humedad excede aigo. El oro por ser su mixtura mejor , y tener en su compo- sición el azufre fixo, ó parte terrea puriñcadísima , tarda• mas en derretirse que la plata. En el hierro ex- cede lo terrestre impuro y mal mezclado, y asi se quema y consume cada vez que se caldea ai fuego, y ro se fundí por sí en él, sino es con grandísima violencia, fes el cobre, coco algunos quieren , metal muy vecino al hierro , aunque con mas humedad , tar- da en derretirse por su compuesto de terreo muy adusto. Casi el mismo fundamento tiene el lustre qae se halla en todos tos metales, pues quanto su parte es mas sutil y mas pora , tanto mas resplandor tienen estando igualados, lisos ó bruñidos. Sobrepuja en esto como en otras excelencias el oro i todos los demás, y la plata después de él á los restantes. Es co- lor blanco común á muchos metales , aunque en la plata se halla cuas petfecto; no sé con que ojos la miró Cardano, quando le pareció negra. Causase de la humedad terminada de lo seco terrestre, sutil y di- gesto , porque si este fuere lodoso , iropuro ó com- busto , sí prodice el color obscuro , <> negro y con- forme la latitu 1 , que en estes se .halla , son mas ó «aénos blancos los metales Es el oro amarillo ó ru- bio, eclor procedido de la decocción fortísima con qus su azufre putríkaJo tiene al azogue ó humedad de que se compone, como en las legras , orines, y otras co- sas se experimenta causárseles este xrolor rubio ea lo húmedo de loque parece de lo seco terrestre , que tiene mezoísdo por la fuerza del calor. El (color del cobre tiene el mismo principio, aunque por la impu- ridad y combustión de sus partes, y mala mixtión de eTtas, desdice del color del oro , y mucho mas de su no- bleza y quilates. »B LOS" MÉTATE*. 4? No tienen buen olor, ni buen sabor general-* tnente los metales por la sulfuriedsd que á todos aconv* paña, aunque el oto huele y sabe bien , por su ex- celentísimo temperamento, ó por lo menos no sabe ni huele mal. De lo mismo les procede el manchar las manos ó cosas que los tocan, en que también tiene excepción la pureza sin igual del oro, • ! La ductibilidad, ó poder alargarse' á golpe de martillo, es asimismo propiedad de los metales. Es su causa la humedad que está encerrada en la sequedad que muestran , que se rinde y cede su lugar quando los baten , deque se sigue et alarga*se. Es el mas dó- cil para aquesto el oro, luego la plata , después da ella el cobre refinado , el hierro, el estaño y plomo. Quémanse y se consumen los metales en el fuego, por el azufre untuoso y terresire de que se componen ; como al contrario,* los defiende de él; la parte que tienen de humedad o azogue. En el oro prN mero , y después de él en la plata , están estas dos cosas tan purificadas y fuertemente unidas, que ni la humedad puede evaporar, defendida de lo terrestie que h ampara , ni lo terrestre se quema amparado de la humedad que lo dmátó iss.dsaas tegUs; aunque si da licencia para. DE LO? METALES. $3 nacerlas nuevas el diferente Polo, y opuesto clima de este mundo nuevo , tomando por exemplar al mas fa- moso y rico mineral de ambos cerros de Potosí, da* tia yo el primer lugar de abundancia y riqueza de me- tales , á las vetas que corren Norte Sur , por la parte del cerro que mira al Norte , rumbo que con pequeña declinación acia el Poniente siguen las quatro princi- pales de él. La de Centeno que fué la descubridora , la rica , la de estaño y la de Mendieta. £1 segundo tugar diera á las que van del Sur al Norte , por la partedel cerro que mira al Sur, rumbo que corren Us demás , nombre del segundo mineral de aqueste reyno, i que da nombre la Insigne villa de San Felipe de Austria de Oruro , que en riqueza de sus vetas , mul- titud y caudal de ellas, abundancia de metales , fun- damento y prefundidad de sus minas , é ilustre con- curso de sus habitadores , ha competido dignamente con la grandiosidad de Potosí. De Leste á Oeste corren en diferentes asientos, otras muchas vetas ticas , y Us hay también en varias partes en muy diversos rumbos, Y así la regla general mas cierta en aquesta materU , es seguir el metal donde se descurbiere, que si es con provecho ó por lo menos sin pérdida , claro está que sin arriesgar nada se aventura á ganar muchísimo. Y si la veta fjere caudalosa <, y eoseña alguoas muestras de oro y plata , aunque no den desde luego los nié- lales para el gasto, se siga y shonde animosamente, pues de pocos empleos se deben tener tan grandes y ciertas esperanzas de crecidos Icgros Notorias son tas experiencias de esto en los asientos de minas de mas fundamento de estas provincias, y para nuevo desen- gaño basta, dexando otros exempís, el rico mineral dé Chocaya , en que para enseñanza y aliento de mi- neros , después de treint3 años , que con muy poca ley se h3n seguido sus vetas, dañen la soberbia riqueza que hemos visto muchos , y eido todos en aqueste rey- '3 54 LIBR3 ** D^L ARTE do. Muy ticas deben ser las vetas angostas para Stf* guirlas, mayormente si también la dureza estotba. SI el metal arma sobre quixo, y en algunos huecos se hallan granillos como de pólvora , que es ti que llaman plomo , siendo plata bruta, aunque esto sea muy poco y lo demás no tenga ley, es señal de riqueza en lle- gando á la humedad , como la tuvo muy grande la veta que llamaron Tesorera de los pebres , en San Cristóbal de los Lipes. Si en el pozo que se da se en* cuentran lamas,, con la misma señal de plomería , está muy cerca ya lo que se busca. Da buenas esperanzas hallar chrisocola, herrumbre, otopimente ó sandáraca, y junto á las caxas tierra de color de hierro, y en el medio greda. No es mala señal encontrar en tierra seca, si es amarilis , rojs ó negra , ó de otro coloc extraordinario; y es muy buena , si entre ella se halle alguna muestra de plomo. Promete el cauchal mucho, y el encontrar arena en el lugar del metal juzga poc bueno el Agricota, siendo de muy sutiles partes; y per muy mato si se halla tierra llena de guijan ¡líos, si oc> se acaba y muda luego en otra. CAPITULO XXVI, De los metales en particular, y primeramente del Oro^ Jtíi! ra3S precioso de tos metales, y el mas perfecto d¿ quantos cuerpos cria la naturaleza sin ánimo, ese! Oro, tan generalmente deseado , como conocido de to- dos. Engéndrase de la materia y modo que queda di- cho en común de todos los metales ; pero de partes tan perfectamente purificadas, y con tal decocción unidas,.. que hacen casi incorruptible su substancie , pues nin- guno de los elementos tiene fuerza para corromperla ó destruirlo. Persevera mas puro en la violencia del íüfgo,qus á todos les demás consume. El ayie y el fcE LOS MBTALB9. |J fcgtia no lo'entnohecen ni deslustran , estando en su per- fección , ni lo pudre ó disminuye la tierra ¡ ha gran- jeado meritísimamente con la nobleza de su ser la es- timación que en todo el mundo tiene: y Us vhtudes na- turales que acompañan la igualdad de su admirable tem- peramento, son las mas apropósito para la alegría, y consuelo de los corazones humanos tcuya pieira Imán es esie siempre codicioso metal Las excelencias que en- tre los demás tiene, se tocaron brevemente en el ca- pítulo ai. Las que atribuyen al Oro potable los que de él tratan, para conservar una juventud perpetua sin accidente de enfermedades , se queden con la obscuri- dad que enseñan su composición en la fé que mere- cen sus autores, y en muchos que han escrito de co- sas minerales, se vean los nombres de diversas regio- nes , montes, y tios famosos por el Oro que produ- cen , que no es mi intento multiplicar hojas , trasla- dando escritos ágenos, pues aun dexo de referir los riquísimos criaderos que de él hay en aqueste nueva Mundo ; y de las provincias del Perú , solo me remi- to a dar a V. Señorza breve relación de los que se conocen en el distrito de la Real Audiencia de los Char-» car , á que V. Señoría meritísimamente preside» No hay quien no haya oido el nombre de Ca- rabaya r famosa tierra por la abundarcia y pureza de su Oro , pues es tan fino como el celebrado de Ara- bia : tiene veinte y tres quilates y tres grados de ley; y aunque es increíble la cantidad que se ha sacado y hoy se saca , están por comenzar á labrarse muchas vetas de este rico metal : porque hasta ahora solamen- te se ha entendido en recoger algo de lo robado de las aguas, Confina con Carabaya la provincia de La- recaxa , abundante de minerales de Oro. Hállase en al- guno de sus arroyos , en forma y color de perdigones de plomo pardiscos , que derretidos tomsn su color rubio con poca merma de la mezcla y capa con que se. mostraban. No conoció esto peí QiQ si que lo des- $6 LIBRO T. DEL ARTE cubrió al principio , hasta que le desengañó un amigo á quien yó le dixe lo que era. Junto á Lárecaxa hasta Tipuanl, tierra de Indios de guerra , á que se hizo enttada mas ha de veinte años desde la ciudad de la Paz , estando yo en ella. Lo mucho que-se dice de la riqueza de Oro que sus ríos tienen; pusiera su crédito en dada á no haber tantos Itstigos de vista que lo afirman. El nombre proprio de la ciudad de la Paz es Chaquiyapu , que corruptamente llamamos ChuquiabOj quiere decir en lengua general de aquesta tierra ^ha- cia ó Heredad de Oro. Tiene muchas labores de él de tiempo: de los Ingas. Es tierra conocidamente fér- til de este metal, y en tiempo de Eguas suelen hallar los muchachos en las calles algunas pepitas de Oro, mayormente en la que b¿xa por el convento de Pre- dicadores acia el rio. Y en el valle de Coroyco,y otros de los que llaman andes.de Cuquiabo , hay también Oro en muchas quebradas , pardisco por defueía co- mo plomo. Los cerros de Plata de la Insigne villa de San Felipe de Austria de Oioro están rodeados por todas partes de otros , en que hay muchas y muy cauda- losas vetas de purísimo Oro, labradas del riempo an- tiguo : una sola se trabajó en el mió, á mi instancia y persuasión, en la loma que corre sobre les inge- nios de PU?a, que llaman de las Sepulturas, de cu- yos metales molidos y beneficiados con Azogue , se sacó no poco provecho : no se siguen hasta ahora las demás , ó per falta de aplicacicn por tratar todos de plata; ó lo que es mas cietto , por no ser tanto el Oro como se quisiera en Us vetas, de que se ha he- cho experiencia, aunque no debe dudarse , que hay algunas muy ricas entre tantas, como en los mejores mi- nerales de Piara ha sucedido. El distrito de Chayanta está Heno de' vetas de Orof y riene algunos socabones antiguos , y en su BE LOS METALES. 57 tío que llaman Grande , se hallan pepitas entre sus arenas ; y en el rio de Tinquipaya , siete leguas de este Potosí, se han hallado también. Junto á la ciudad de Chnquisaca , en los con- fines de Paccha , Chaquichuqui y Presto , hay n;u- chos socabones, de cayos desmontes se han sacado al- gunas muestras de Oro. Háylo también en el rio de Sopachuy arriba acia los Chiriguanaes, entre los qua- les también se tiene por cierto hay ricos minerales de ello, que los mismos Indios ofrecieron descubrir aqueste año pasado. El rio de San Juan, que corréalas espaldas de la provincia de los Chichas , por donde confina ce9 los Calchaguyes, es muy abundante de OEL AÉTE los metales con que se coció y sublimó, y así puede otra vez reducirse ,como se reduce, á verdiJero Azogue en el modo que adelante se dirá Pero desando la ave- riguación de esto para los qae tratan de la facultad de los simples , lo cierto es, que tiene tanta conveniencia la naturalezi del Azogis con I'i d: los metales , que aunque no es ninguno de ellos , es convertible entodos, no solo por ser uno de los principios de que se com- pone , como los mas filósofos afirman^, y pruébala facilidad con que con todos se une é incorpora , sino. también porque con toda su substancia sa transmuta en metal verdadero , que como los que de naturaleza na- cieron tales, sufre los exámenes del fuego y del mar- tillo. Machos modos enseña Ray riuodo para convertirlo en Oro ó ea Plata; uno muy fácil hay en la disqui- sición Eliamt, para hacer de él verdadero Plomo; y quando se suspenda el crédito que debe darse á escri- tos que quizá no se entienden, son tantos los testigos de vista en estas provincias que tienen hoy , y guar- dan Plata refinada muchas veces por copella hecha da Azogoe por sus mismas manos, aunque con medici- na dada de otros, que no ha dexado lugar de duda. en la posibilidad de Su transmutación,. Raro era el uso, y corto el consumo que del Azogue había antes de este nuevo siglo de Plata ; pues se gastaba solamente en Solimán , Cinabrio ó Berme- llón v polvos que se hacian del precipitado , que son ios que llaman los Juanes de Vigo , géneros da que sobraba mucho, aunque hubiese muy poco de ellos en el mundo. Pero después que por su medio se apar- ta de las piedras de metal molidas en sutil harina , la Piara que tienen , invención de que en la antigüedad hubo muy pequeño rastro y cortísimo exercicio , es increíble la suma, que en estos beneficios se consu- ro* Porque si la que se ha sacado de Plata en este tevno ha llenado de riquezas y de admiración á todos los deí universo; ouo unto es poi lo meaos lo que T)E LOS ' METATES. ^t *se ha perdido y consumido de Azogue, pues aun hoy que á costa-de descompasadas pérdidas ,i íe tiene mas acer- tada U experiencia , consume el que beneficia mejor, otro tanto peso de Azogue , como lo que saca de Plata, y rara es la 'vez que no se pierde mas. Qual sea la causa de esto y su remedio , que es lo prin- cipal á que se encamina este tratado, se diiá adelante. Enrabióse en Potosí el beneficio de Azogue el año de '574 i y pasan hoy de doscientos y quatro mil y se- tecientos los quintales que se han traído á las Caxas Reales de aquesta imperial villa por cuenta de su Ma- gestad , sin otra grandísima suma que se ha consumido de lo que ha entrado extraviado. Proveyó Dios para tan excesivo gasto del abun- dantísimo mineral de Guancavelica , y en estas pro- vincias sujetas á la de los Charcas, de cuyos minera- les he querido dar en particular noticia á V. Señorír, no falta este entre su abundancia de ctros. Hay minas de Azogue en ChalUriri r quatro leguas de aquesta villa imperial. Hay Us también junto á la Guarina , en la provincia de Omasuyo ; y rio lejos de Mororaero, pueblo de Indios, que está siete leguas de la ciudad de Chuquisaca, se traxeron pocos años ha muy ricas piedras de metal de Azogae, aunque con U muerte apresurada, y no sin sospechas de violenta, que tuvo el trataba de descubrir la mina * se ha quedado oculta ¿asta hoy. CUP1TÜLO XXXIV. De los metales y cosas metálicas artificiales. J. íene también el arte sos metales , y en la variedad y tnuchedumbie de cosas metálicas que fabrica , imita la hermosura de la naturaleza. De mezcla de Estaño y Cobre , se hace el bronce de campanas , piezas de artillería y otras cosas. Echase una libra de Estaño, etesde quauo i ocho de Cobre , según la diversidad de 72 LIBRO í. DEL ARTE la otra. Tuvieren noticia los Indios de esta mezcla, y les servia para la fortaleza de sus instrumentos y ar- mas , como nosotros el acero ó hierro templado, que ellos 130 alcanzaron. El AUton se hsce de pedazos de Cobre peque- ños puestos en crisoles capaces; cúbrese con polvo de Jalamina , que es un medio mineral amarillo : háylo no lejos de Turco, en la provincia de Carangas , y también junto ¿ Pitantora en ios Charcas. Sobre el polvo de Jalamina se echa mucho vidrio molido , pata que la cubra y no dexe respirar ; dásele fuego , y con él muda color el Cobre, y crece á razón de ocho por ciento. Para espejes se hacen varias mezclas,aunque la mejor es de dos partes de Plata, y una de Plomo. Hácense demás de esto con artificio el Cinabrio , So- limán , Precipitado, Psorico , Esmalte , Escoria, Día- phriges , Cadmía, Pomphoiix , Spcdos ílor de Cobre, su escama , Cardenillo , Vermicular, Stonmoma , ,Her- ruttbi e szul, Aibayalde , Sandix , Ochra , Greta , Pui- •pujina y Vidrio. Hácese el Cinabrio de una parte de Azufre y dos de Azogue, cuécese y se sublima todo junto en vasos de vidrio k ollas vidriadas. Ei Sc':rr.án se hace también de Azogue mezcla- do con otra tanta Csparrosa, y molido hasta que de ningana manera se dexe ver, rociáadolo , para que me- jor se incorpore,, con un poco de vinagre fuerte, ¡su- blímase en vasos de vidrio , hácese también con Alumbre, y suele mezclársele Sai. En aguafuerte se deshace el Azogue , evapóra- se á fuego íento el agua , y queda el Azogue duro co- mo piedra: rr.uékse sutilmente, vuélvese á poner al feego sebre un ciisol , ó vaso de Cobre si lo hubiere: rrjenéas^ hasta que se ponga coloradísimo , de color rsuy vivo , y este es el precipitado. Consta ~tl Psorico de dos partes de Cakhltis y una de Guia, muélense, y ttésefonse cen un peco ©E LOS METALES. 73 de vinagre fuerte ; ponénse en estiércol por quarenta días ; sácase , y sobre un tiesto de olla nueva, se tuesta al fuego , hasta que se ponga muy colorado. El mejor Esmalte se hace de Alumbre, Caparrosa y Sal de piedra : dásele todos los colores como al vidrio. Escoria es lo que se despide del metal quando se funde, y nada sobre él derretido como grasa. ^ Lo que queda en el fondo de la hornilla quando se funde y refina el Cobre ,es,cl Diaphiges. Es Cadmía (aunque la hay natural también ) lo que se pega á las paredes de los hornor en que se funde , principalmente Cobre ; llámase Bodrite la que es semejante á las Cobas ó Stracita , la que parece á los tiestos, y Piache la que es como corteza. Es la Pompholix una substancia harinosa y jun- ta como lana , que en tocándola con las manos se deshace; pegase á las paredes quando se funden los metales 2 lláma- la el vulgo Atutía. Hay entre la Pompholix , y el Spodo muy poca diferencia, este mas impuro, hállase en las paredes donde se refina. Hácese la flor del Cobre quando sobre sus plan- chas calientes al sacarlas de la hornilla en que se fundieron, se echa agua fría.; despídense con ella unos granitos muy suailes, que levanta el humo, y se recogen sobre unas pa- las de hierro. La escama del. Cobre es lo que se despide de él quando se martillay bate; y lo que sale del hierro llaman algunos Sionmoma , aunque -este nombre Griego mas propiiamente significa Acero. Criase el Cardenillo del Cobre, si con tapaderas de este metal se cierran vasos en que haya vinagre fuerte, tecógese al cabo de diez.ó doce dias. Si en lugar del Cobre dicho se pone la tapadera de hierro , se cria y junta laque Hamo Herrumbre. Muy parecida es ai Cardenillo la que llama® 18 74 LIBRO. I, SEL ATVTE Vermicular. Tómase una parte de vinagre blanco , y dos de orines podridos , echánse sobre un (vaso ó al- mirez de cobre, y con mano de lo mismo se menea hasta que se espese , añáiesela Iu?go de Sal, y Alum- bre U veinte y quirta parte, póiese al Sol hasta que se quaxa y seci; redúcese en forma de gusanillos, de que tomó el nombre. El Azul se hace poniendo en estiércol caliente sobre un vaso de vinagre fuerte , en qua se halla de- satado un poco del Almojitre , planchis sutiles de plan- tada azogadas, llenas de agujeros. Ráese el Azul al cabo de veinte días» Si sobre el vinagre se pone Plomo, se cría el Albayalde. Póngase el Albayalde en una cuchara ó viso de EiTerro sobre brasas encendidas , y menéese hasta que se ponga coloradísimo ; y esto es el Sandíx. Es U O chra amarilla > hácese de Plomo queaado,, hasta que toma este color. La Greta se hace en las refinaciones del Oro y de la Plata, como en su lugar sé dirá. Tiene color de Oro al Purpurina, aunque poco estable y permanente: tórsanse quatro ó seis partes de Estaño, y otras tantas de Azogue, una de Almojatre, y otra de Azufre , muélese todo, mézclase en un vaso de vidrio y se destila: lo que en el fondo queda es Purpurina. Téngase el ultimo lugar la obra mas hermosa del arte, que es la fábrica del Vidrio. Hácese de dos partes de arena transparente ó harina de piedras , que se derriten.ai fuego, y una de Nitro ó Sal piedra, é Sal de Sosa, que llaman yerva de Vidrio, limpiase y se purifica con la mezcla de un poco de Piedra Imán. ¿lácenlo otros de dos partes de ceniza , y una de la arena dicha, con la Imán en el fuego y bornes coa- venientes. DE LOS METALWi ?$ CAPITULO XXXV. De los colores de todos los minerales generalmente. X ara que los menos experimentados alcancen mas fácil el conocimiento de las cosas minerales , que traen en- tre las manos, y que con la vista, el mas cierto de- sengaño de los sentidos, sepan enterarse de que sea lo que en la caba de sus minas encontraren , reduciré á colores, como á géneros mas conocidos , toda la diversidad de minerales. Son de color blanco algunas especies de Greda , el Alumbre , el AaUnto , te Piedra Arábica , la Yudayca , la Melite , la Galatite ú de Le- che , el Alabastro , el Cristal , el Diamante , la Plata, el Azogue , el Estaño y el Marmol. Da color negro son la tierra UPnite , el Azabache , el Soriy la Melan- reria. De ceniciento la tierra Eretria y la Melia. De azul el Zifiro, el CUno , la Turquesa , el Lapislázti- lo , el Cibairo De verde la Esmeralda, la Prasma, la Chisocola ó Atincar, alguna Greda y el Vitriolo ó Ca- parrosa. De amarillo el Oro , la Ociara , el Crisopa- cio, el Crisólito y el Oropimente. De roxo él Rubí, el Granate, el Balax, la Cornerina, la Sandáraca , el Coral, la Pledr3 Scisüe , la Hematire ó Piedra de1 san» gre, el Cobre, el Minio ó Bermellón , la tierra Lem- nia y te Almagre. De Purpureo el Jacinto y la Ama- tista De azul claro el Jaspe, llamado Corea. De azol Verdoso el Cardenillo y la Piedra Armenia, • Cíbairo de este color, y así los Pintores al color que de ella se hace llaman verde azul. De blanco que lira á rcx©, es la Afrodisiaca. De rcxo , que blanquea el Xacio. De negro entre roxo la Batrachite. De negro que tira á purpureo el AUbacdico. D¿ blanco , que amarillea, el Topacio. Hallarse en otros diferentes colores de por *i, ccao las Ágatas, que las hay blancas y regras, 76 LTBRO I. DEL ARTE y de o^ros colores mezclados El Apslto tiene venas toxas , espatcidas sobre el campo negro: y al conna- tio , esiá rejudo de venas negras sobre su campo rexo el Nosomonite. Tiene la Heliotropia en su verde bello venas de finísima sangre. Y en los Sáfiros , y en el Lapislázuli se vr n tuuy resplandeciente Oro. Dos veaas, una blanca y ctra rexa , discurren paralelas per la Egi- tilia. Es de quatro colores el Eupstalo , ,de azul, de encendido , de tetmellón y de camuesa. Pe otros tantos se sude hallar la-Oiea , icxa , verde blanca y negra. CAPITULO XXXI. De tas facultades i virtudes de la cosas minerales. X/aré 6n á este tratado con una relación bieve de las vittui.esi, qee las cosas minerales tienen, en orden á la medicina ¿el cuerpo humano , demás de las que quedan dichas , para que ? les que Us manejan sepan aprovecharse en las ocasiones de ellas. Obran algunas por propriedad oculta de su esencia , ó por su for- ma especifica; y otras ¿lacen efecto , mediante las qua- lidades elementares que llenen, contrarias á los tem- peramentos de las enfermedades. De Us primeras se oponen unas á los venenos, y otras á diferentes ma- les; y entre Us que son remedio contra el veneno, unas curan la peste , cómo la Esmeralda ^ la tierra Lemnia y la Armenia : otr8S son contra un veneno solo, corno lo es la Zafira bebida, contraías morde- duras de Escetpiones. El Azufre , el Mitro y la Ca- parrosa , contra las Callampas ó Hongos venenosos. La Sal puesta por emplastro, contra las mordeduras de las Vívoiss y Escorpiones, y bebida corma el veneno del Opio y de los JHon^cs. De las que con la dicha oculta virtud curan las enfermedades, a?gnnas restra- rían la sangre de quaiquiei parte del cuerpo , como DE LOS METALES. 77 fcace la Heroatite, Otras corroboran y fortalecen el es- tómago , quando pendientes del cuello se traen sobre él, como lo hace el Jaspe verdadero. Otras ligadas al brazo izquierdo prohiben los abortos , como lo hace la piedra del Águila , que los Griegos llaman Aeti- tes: y si se ata al muslo izquierdo causa el efecto con- trario , como también lo hace el Jaspe. Otros purgan los humores gruesos, como lo hace la piedra^ Imán. Otras la melancolía , como la Piedra Armenia ó el Cibairo. Otros provocan el vómito, como lo hace la misma Armenia , la Chrisccala ó Alinear , la Caparrosa y el Precipitado. Entre las que obran con calidades manifiestas de los Elementos ( aunque son generalmen- te desecativas todas las cosas minerales) algunas calien- tan el cuerpo , como lo hace el Alumbre, la Caparro- sa , el Calcbiiis, el Misi , el Sori, la Melanteria y eí Cardenillo, Otras lo enfrian , como »lo hace la tierra Eretria, el Estibio ó Antimonio, el Albayalde, y la Greta ó Liibargirio. Otras con Us segundas calidades qué poseen ablandan Us durezas , como lo hace la Ágata. por el mucho betún deqne participa. Otras al contrarió endu- recen las partes blandas , con la piedra del Plomo y eí Es- tibio. Unas abren las porosidades de la piel , como lo hace el Nitro y su espuma. Otras la cierran, como lo ha- ce la tierra Sarnia, y qualquiera otra viscosa y tenaz. Des- hacen algunas los ñudos y lobanillos, y gomas c©nden- aadss ea los cuerpos , como lo hace la Piedra Melar y la Margsgita. Otras cicatrizarlas úlceras ,como lo hace el Calcnitis, el Miri y el Alumbre. Otras comen la carne , como lo hace la flor de la Piedra Asia , la Caparrosa y el Cardenillo. Pudren otras la carne , como lo hace la Cal viva, el Oropiracnte , la Sandáraca y la ChtisocoU. Son venfino el óolimán, el Oropimetue , la Sandáraca y Cal Vrv3 , porque corroen y pudren Us entrañas. Sonío tam- bién el Yeso , el Albayalde , y el Talco calcinado , por- que cerrando tes viasá los espíritus , ahogan. 19 78 LIBRO SEGUNDO DEL ARTE DE LOS METALES , ! EN QUE SE ENSEÑA EL MODO COMÜN Dí benttKiar los de Plata por Azogue , con nuevas ad- vertencias para ello» CAPITULO I, QJJE EL BENEFICIO DE LOS METALES NQ ¿o use sino quien lo entienda, y con licencia y exÁ« rnen de la justicia* \j% abundancia de todo género de minerales con que enriqueció Dios casi todas Us provincias de este nuevo Mundo , haciéndolo por este medio mas apreciable para oitos Mies mas altos de su divina Providencia , ha sido tanta,. y la fertilidad de sus vetas tan copiosa, que su misma grandeza pone en contingencia su cré- dito. De qiatrocientos y cincuenta millones de pesos pasan hoy los que ha dalo el famoso cetro y villa imperial de Potosí , suma bastante á poderse hbrlcae con ella erro heimosísimo y muy capaz monte de Pla- ta , y de, que apenas habrá quien sepa formar concep* to; y para que los que entienden menos hagan at* guno de rg» exó hitante máquina de riqueza , sepan „ que cubierto el sucio de reales de á ocho, de suerte que se soquen todo lo posible unos con otros * 5t ocuparán cu esto sesenta leguas de tierra en qoadro , dando 25 peses á una van de larga, y cinco mil ya*? . &E LOS METATES. 79 ras á uní legaa espi/iola. Esn gro^did ht sido ousa de no haberse hecho tanto candil como se debiera de los desperdicios que ba habido en el beneficio de los metales de Plata, pues sin que la exageración aumen- te el número , han sido muchos millones los que se h3n perdido , así en la ley que no han dido, por no ser en- tendidas sus diferencias y naturafezis , procediendo aca^o y sin fundamento , ni noticia cierta de la Plata que teoiar, y debían sacarles los que se han ocupado en este exerci- cio , como en Us descompasadas pérdidas de Azogtte , pues son hasta hoy mas de doscientos y treinta y qua- tro mil y setecientos quintales los que en esta impe- rial villa se han consumido. lío se sí alabe la gran- diosidad d¿ ánimos, que este soberbio clima cria , en no haber hecho caso de recoger raigajjs, que pudie- ran satisfacer la hambre de riquezas á muchos rey nos del mundo, ó si condene el descuido de tan pruden- te y bien gobernada república, en no haber procurado estorbar esta desaprovechada prodigalidad con todos Io« medros posibles. El primero , y fundamento de los de-i mas es a mi ver, que el magisterio del beneficio de metales lo trate quien lo entienda , y no sin autoridad y licencia pública , precediendo (examen para ello , pues sin esto no pueden usarse oficios , cuyos yerros sota sin comparación de muy menos importancia. Poco cuidado ha dado esto hasta ahora á algunos dueños dé ingenios, por paréenles , que de los metales pioprics tenían gurdada para después en Us lamas y rebabes de Pla¡a , que deaaban de sacarles , y de les ágenos les quedaba mas provecho , mientras se beneficiaban peor. Dafío?as consideraciones ambís; por el reitera- do trabajo la primera : ocasionada al daño común la segunda, y no imposible de suceder. So LTBRÓ n. DEL ARTB CAPITULO II- Qual debe ser, y qué ha de saber el Beneficiador i Vj-ravíslma es la confianza que de los Beneficiadores se hice , pues teda la riqueza que esta prosperísima tierra produce , se les entrega sin r?zon ni cuenta de lo que de ella h3n de volver : su crédito solo asegu- ra la verdad de lo que los metales rindieron , sin ré- plica tri apelación de su sentencia , seguro fortísimo para que la violencia del interés incite á hacer de las suyas. Mucho ha menester tener de honra christiana el que goza de estas ocasiones continuas, andando siem> pre con las manos , como dicen , en la masa, para que no se le pegue algo; y con mucha advertencia se ha de mirar á quien se encarga este oficio , pues no hay maleza que tanto estorve á dsr la ley á los metales, ni consumo ó pérdida de Azogue , que tantos y tan ciertos daños ocasione , como un ¿ecefidador de mala conciencia. No basta tampoco el examen y aprobación de buenas costumbres, si le falta el conocimiento jnece- sario del arte que ha de exeicitar. Sepa conocet los metales, sus calidades y diferencias , quales son mas proprios para Azogue , y qualts para {fundición , si hubiere comunidad para ella : conozca las malezas que los acompaña , y no ignore el modo dé quitárselas', los accidentes del Azogue , y estilo otdinario de be- neficiar por menor y por mayor; y en todo caso, no se admita por Ben&fkiaJor á ninguno , que no sepa hicer bien poMu menos un ensaye menor por fuego » de teda haiína , antes de incorporar el caxcn pata enterarse de la Plata que tiene, y saber con cer- tidumbre , y no acaso lo que debe sacarle , sin dexar de hacer diligencias hasta que la consiga. Mucha suma BE LOÍ METALTS. . i de ducados ha costado en este reyno la ignorancia de este aviso , y aun hoy actualmente se están experimen- tando sus daños. Referiré dos casos, que han pasado cor mis manos, para qae se haga mayor estimación de su importancia. Pocos años ames , que yo fuese a la provincia de los Lipes, había trabajado en ella en un parage que llaman Xauquegoa, cierto minero en una veta, de que sacó cantidad de metal tiquísimo , aun- que no lo conoció: ensayólo por Azogue , á quatro ó cinco pesos por quintal, y á este respecto lo bene- ficié todo por mayor. Desamparó la mina , porque no le era de provecho: enseñómela después á mí un Indio , hallé del metal en los desmoates ,f y en la veta que no estaba muy trabajada , ensáyelo por fuego , y tenia á novecientos pesos por quintal, aunque por el modo ordinario del Azogue , no acudía á riss de a quatro ó cinco. Manifesté ante la justicia esta yeta , a que puse por nombre Nuestra Señora de Begoña. Ho- zóse luego ingenio junto á ella, y concurrieron mi- neros , que hallaron y trabajaren otrss muchas , de que se ha sacado muy grande suma de Plata. En el cerro de Ssnta Juana , tn ti asiento de Verenguela de Pacages, se sacaban unos metales co- mo Soroches, que por el ensaye ordinario de Azogue mostraban ninguna, ó muy poca Piara: echábanlos por ahí los mineros , hasta qoe un amigo mío sacerdote me lo remitió á Oruro , donde ya yo estaba : ensá- yelos , y hallé que tenían á sesenta y mas pesos por quintal Recogió con mi aviso cantidad de ellos, con risa de los que lo veían en este entretenimiento , que después le envidiaron la mucha riqueza que de tilos sacó. 20 $2 LIBRO n. DEL ARTB CAPITULO III, Del conocimiento de los metales ,y diferencias que' di ellos hiy. JLJ fKultoso serta intentar dar reglas por escrito para el conocimiento á la vista de los metales , á les que nunca los han manoseado : de&as, de que su diversi- dad es tanta % que apéoas híy piedra de una veta , qua se parezca^ á la de orra , y esto no seto en diferentes mi- neraUs , sino en uno mismo : con todo esto , á tres suertes, ó diferencias generales los reducen los mine- ros , que llaman Pacos, Mulatos y Negrillos. Paco, en la lengua general de esta tieOmo se ha procedido hasta hoy acaso, y sin co» cocimiento cierto de la Plata que tienen los meta- íes ; hase juzgado por mejor Beneficiador el que les ha sacado mas á los de una labor y suerte , que- dando {siempre escrupulosa duda de si tenían, ó na snas qae dar. En los Negrillos, y metales qus tiq- DE. LOS. METALES.. 9T nen necesidad de quemas, aun ha sido esto idís soí- pechoso, por habar habido meaos fixeza, en qae taa grande la han menester , experimentándose, por no de menor inconveniente> pecar en ella por cana de menos, como dicen , como por carta de mas, á cu- ya causa este modo de preparación no se ha tenido por de menos peligro que provecho. Muchos mila- gros de naturaleza observará en la quema de los me- tales el que supiere con curiosidad advertir los. La parte que tienen de hierro quema Ja con la de Azu- fre , que también de ordinario los acompaña, se convierte en Vitriolo, ó Caparrosa verde; esta des- pués se transmuta en Cobre fino. El Cobre también quemado de la misma suerte en el horno , se calci- na r y disuelve como sal en agua , que colada,^ y evaporada á fuego lento ,. se quaxa en otro Vitrio- lo , ó Caparrosa azul , como fa que llaman Piedra Lipis, de admirable fuerza para convertir casi todos los metales en Cobre. A la misma PUta^ no ía de- fiende te pureza de sus quilates de semejantes meta- morfosis; pues si Ips.metales participan de Alumbre, ó Caparrosa ,. y Salitre, ó tierra nitrosa, la calcinan también, de suerte r que echada en egua se deshace, y convierte en ella, quedando imposibilírida á que el Azogue la abrace sin artificio nuevo ; y aun la sal sola, ó nacida con los metales, ó mezclada con ellos en la quema, es suficlenie á hacer el mismo efecto , como constará todo por evidencias practicas eta las siguientes experiencias, CAPITULO IX. Experiencias que prueban los daños de la quema de los metales, si no se cerneen y remedian. IrlUelase un poco dé metal que tenga Cobre ó Hierro, y por el modo del Cacírufe) $* decsteTra- 02 LTBRO n. DEL ARTB tado, examínese si tiene Caparrosa, y quítesele de to- do punto , lavándolo. Después de seco se queme muy bien, vuélvase á echar en agua , y se verá mucha Caparrosa , producida de nuevo con el fuego. Cada día se toca esto con las manos, aunque no se ha repa- rado en ello; y aunque esta experiencia basta para satisfacer á qualquiera, para mayor comprobación de éste secreto, bátase el Cobre, ó Hierro , y fundido en planchas sutiles , muélase Azufre, y en un crisol, ó olla por vidriar, póngase un lecho de este polvo, y luego otro de las planchuelas, y por esta orden se dispongan las que huviere , ó la capacidad del va- so pudiere recibir, tápese, y embárrese la boca de suerte que no respire , y después de seco se ponga entre brasas encendidas, de suerte que le rodeen , y no le toquen; después de un rito, que es'té ya el crisol bastantemente caliente, se le acercará mas tlfue- go , y últimamente se le dará mas recio; peto no tanto , que Us planchuelas se fundan : saqúense , es - taran negras y quebradizas , muélanse sutilmente: asá- dmeles la quarta parte de su peso de Azufre molido, póngase en un tiesto de olla , ó callana descubierta Sobre brasas, quémese como quien quema algún en- saye de metal negrillo, meneándolo continuamente, hasta que el Azufre acabe de humear, y mientras esto mas veces se repitiere, será mejor. Últimamente, se eche en agua muy bien molido y caliente, ó eí agua lo esté , y al cabo de poco rato se cuele el agua; y sí rcerido un hieiró limpio en ella toma color de Cobre, se evapore á fuego lento, hasta que se comience á criar una cerno tela por encima : de- xese enfriar, y se quaxará en hermosísima y. trans- parente Caparrosa verde, si las planchuelas fuerori'dé- Hierro , ó'Azul si fueron de Cobre. Deshecha esta Caparrosa . ó Piedra Lipis'.en. agua, si eo ella se echa Acero , ó Hierro , se va con- vlttiendo en frr.ísiao Cobre , suabe , y blando como DB LOS HITASES. f>3 Oro^ después de fundido. Si el Plomo, ó Estaño sis derrite, y en granula sutil se va vaciando sobre esta agua, toda la superficie se convierte también en Co- bre, y mientras mas veces esto se reiterare , mas par- te del Plomo se trasmutará , hasta convertirle icdi. El Estaño muy presto se convierte en Bronce. Yo fci el primero que en la Provincia de Lipes hallé y publiqué estos secretos. También á la Plata la con- vierte en Cobre, si la halla demasiadamente sutil, y con mucha sal: experiencia que debe ser poco menos estimada de los Beneficiadores, de loque fuera la con- traria. Ordinaria cosa es el agua fuerte, y á no sej tan común, se tuviera su fuerza por milagrosa; con- vierte la Plata en agua, y la calcina , hácese de Ca- parrosa , ó Alumbre y Salitre. Los espíritus que da estos materiales salen quando se queman en el horno, los metales que los tienen hacen-los mismos efectos. Con ladrillo molido y sal, especialmente de Mina , se hace el que llaman Cimiento , con que se aparta la Plata del Oro; atraenla-á sí estas descosas, y la calcinan solo eco la violencia del fuego : en la quema de los metales causan lo mismo , calcinada la Plata en qualquiera de Us maneras dichas 4 si la echan en agua se deshace como sal en ella, blanquease el agqa como leche, y mancha tes uñas, y manos si la loca : señales proprias del agua fuerte con Plata, y en que deben reparar mucho los Beneficiadores para no perderla. Estos inconvenientes tiene el quemar los me- tales , sin otro -que se dirk luego; y aunque para evi- tarlos es su proprio beneficio fundirlos, aprovechan- do , no solo el metal precioso , sino también el vil que tuvieron , como se escribiré en su lugat ; peí o porque ni en todas parres hay comodidad para fun- diciones , ni todos los metales tienen Ity que puedan sufrir la costa de ellas, se remediarán les daños d¡- 33 OX LIBRO II. DBL AftTH chos q jando sucedieren , con Us advertencias que S« pondrán adelante» aunque no es posible al preparar los metales, para que sin quema den la Plata que tuvieren por Azogue, como se dirá en el Tratad» .del beneficio por cocimiento». CAPITULO X. Si se ha de quemar el metal en piedra^ b>eu karinx. En piedra, ó en harina- se suelen quemar los me- tales, con mas conocimiento dri punro que tienen en harina , pues teniendo cuidado con revolverla en el hor- no con igualdad , sacando una poca, y echándole Azo- gue y Sal, se conoce en breve iato, en te disposi- ción del Azogue, la que el' metal tiene , si comienza; ¿aplomar ó no, si es grueso ó senil el Plomo, y la necesidad de poco ó mucho material, y de pro- seguir ó parar en la quema, conforme á la expe- riencia que cada Benefkiador ha hecho de cooaola sucede mejor. En el metal que se quema en la pie- dra , no puede hallarse esta igualdaJ, por no partí-* ciparse con ella la fuerza del fuego, conforme la di- versidad del sitio y del grandor de Us corpas o pie- dras que se queman r pues es- claro que las mas pe- queñas se pasan en breve del fuego, que las mayo- res , y Us que están en el medio y centro del ca- lor ' otinero que las de los lados; pero es menos so- \no á daños este modo de quema, demás del pro- vecho de facilitar la molienda. e Mucho yerra quien el metal hecho hanna lo quema por reverberación , porque como es tan recio el fuego, arde el Azufre ó betún que tiene, y no se despide poco á poco, antes se mezcla con la ''Pla- ta * y todo se convierte en escoria: demás, de que la 'fae-za de la !Um3 levanta lo sutil de la Plata quan- DS LOS MITAtIS* OC do el metal sé menea, y envuelta en' hutxso la echi fuera del horno. Quemar por tostadillo es lo mas se- guro para el metal molido, y en el modo del hor- no que se dirá adelante : y porque suele hacerse pe- lotillas, y quando esto no suceda;, se esponja y en- gruesa la harina con el fuego, es conveniente remo- lerla antes de incorporarla. Lo mas acerrado fuera que- mar en piedra eí metal, pues- se facilitará , como que- da dicho, y ahorrará en parte la molienda , y cesa- ba el inconveniente de que la Plata sutil volase con el humo y y convendrá se haga así en metales qui- xos duros, que han menester quemarse , y son me- nos jogosoSi Los otros no se deben quemar solos, y asi se habrán de quemar en harina, con te mezcla que se dirá, según las calidades de que pecaren. CAPITULO XI. De las cosas con que se han de mezclar los meta" les para quemarse* iSO es co?a rouy~ extraordinaria , sino antes común, el criarse Hierro junto con el Oro y la Plata en los metales: los que de él participan son los-mas rebel- des en la quema, y los mas dificultosos en U fundi- ción ; en la tardanza con que los penetra el fuego se conocen, y con una Piedra Imán, pasándola sobre el mera/ muy bien quemado y molido, que si parti- cipa de Hierro lo levanta mas ó méios, según la abundancia^ que de él tupiere. Esta casta de metal des- pués de bien molido debe mezclarse con Azufre, é lo que mejor es, con metales que lo tengan, ó Ao- iFmooio molidos■., también en la proporción que la abundancia del Hierro requiere, y mezclado se que- n?e por tostadillo , ha'sta 'tanto que sacando un poco de harina, y ensayándola, como se usa, se halle el t) 6 LTBRO II. DEL ARTB metal bien dispuesto. Es el Azufre la destrucción de los meiales, sola la perfección del Oro está esenta de sus daños. Al Estaño ofende meaos que á los de- mas , y al Hierro mas que á todos : esta es la cansa, por que en los hornos en que se quema ó funde, batallando estos des contrarios, Azufre y Hierro, se destruyen el uno al otro , y dtxan libre á la Plata. De la misma suerte se curan los metales , que tie- nen Azufie, ó Antimonio, mezclándolos, y quemán- dolos con metsl , ó escorias de Hierro. Los que tienen Oropimente, ó Sandáraca , se quemen con Soroches, metales de Plomo y Azufre. Los que tienen betún negro ó blanco, se quemen coa escoria de Hierro, y harina de piedras blancas, de que se hace la cal. Demás del medo puesto arriba, se conocerá la mezcla que los metales tienen, puesto un poco grue- samente molido sobre una plancha de Hierro bien en- cendida , por el humo que de él saliere: porque sí fuere blanco 6 negro paitkipará de betones de este color : si fuere amarillo , tiene Oropiroente : si roxo, Sandáraca: si en el medio es amarillo, y en los ex- tremos verde, tiene Azufre, aunque también las tier* tas minerales , que se sacan con les metales , á ve- ces despiden en el humo semejantes colores. CAPITULO XII. Xa qse ha de hacer el Beneficiador antes de incorporar el caxon. JiNtersdo muy bien el Beneficiador en todo lo arri- ba dicho, teniendo molido y cernido el metal con la suúlez3 y curiosidad cyae importa ( que el pallar- lo no le toca) antes de tratar de incorporar el caxon ci de qucmailo , si tuviere necesidad de ello, aparte BE'LOS^MÍtALEs^ §f (CffS ó quatro libras de . toda úmknz' ■ bien mezclada, y revolviéndola de nuevo , feagfc de peca cantidad dos ensayes por fundición , de la minera que se dirá ade- lante , y conócete con certidumbre por'ellos la Pla- ta que el caxon tiene, y la qaedtbe sacarle. Supues- to este Jjfincipio-, si el metal jíuere Faco^ y'. sin ne- cesidad de quema \ si tuviere Caparrosa ó Copdqtri» t45s, se le quite, como se dixo arifba, y se ensaye tana libra por Azogue, repasando el metal antes de echárselo con sola agua roas de la necesaria. Déxtse así reposar un poco, y si criare encima una como lela ó calilla, que es grasa ó untuosidad que el me-- tal tiene, se derrame y eche otra agua limpia ías ve- ces que fuere necesario, hasta que el metal quede sin este estorvo: sáquesele el agua supeiflua., échese- le sal y Azogoe «, y sio otro miterial ninguno pro- siga sus repasos ^ advirtiendo siempre la disposición que el Azogue lleva: si acaso se toca dé suyo: Si se aploma poco ó mucho : si está desecho ó entero? si sé toea sía metal: es señal que el metal lo trae con- sigo.: repásese así, hssta ver si 2a fuerza de la Pía- la y los repasos lo gastan, que ¿f-sudeo ihaaer, con qde el beneficio es excelente. Prosigúese con Ks.de- Plata limpia , como limaduras, que poco á poco se va sutilizando ; y en comenzando á hacer la de Azo- goe , se ha de lavar , que ya habrá dado lo que te- rna , conforme al ensaye que por fandicion .se hizo* Los metales de Verenguela de Pscages son de «sta-ca- lidad dicha , perdiréonse á los principios muchos du- cados en ellos, por beneficiarlos con material, juz- gando por imposible haber metal que no lo hubie- se menester. Hoy se benefician con solo Sal y Azo- gue., y rinden de esta manera-.lo proprio que por fundición., que es toda la Plata que tienen. Sonco- brizos estos metales, ¿i el ensaye mué su a Plomo (así lo llaman) 24 9$ LUI.RO*nu/.DBL"ARTB que es quando-: el: Aaoguev perdiendo el color vl?« que tiene, S9 cubre de otro aplomado, ha menes- ter material que lo limpie, paia que mejor abrsze y> recoja la Plata. Los que tienen esta virtud son el Hier- ro deshecho, Plomo 6 Estaño, y CaL viva , y la ce- niza por alguna setmrjihza que le tiene. Qualqulep metal se beneficia recta- qualquier» de*, estos materia- les, aunque por razón de la natural conveniencia y concordia , es mas á propósito el que mas simboli- za con la mezcla que el" metal tiene. Sf H lis y co- lor del Azogue es. muy obscura que tira a negra, le es á propósito.el Hierro: á la mny aplomada eí Plomo: á la roas dará el Estaño: al Azogue algOí dorado, y que tiene el metal Cobre, que causa este? color la Gal.: Muy poco á poco* con cuenta y me* dida se le vaya echando eb matetial que conviniere Y hasta que er Azogue vaya limpio, y recogiendo« Ia¡ Flata^ y echa la'cuenta, sabrá lo que sj ha da echar en el caxon por mayor , según los quintales que tuviere» Si el Azogoe va deshecho en lis blanca ,! si no- to, remolió- el repasarlo damasiado , procede del pesor y solickíz del me*al,-pfoprtos aqcidémes ,de los So-í loches y tMargagtae% y los otres metales qüe\ bri-^ lian y han menester quemé, como ya se dixo Pie^f dras duras sin ley causan lo mismo en el Azogue , y asi en viéndolo deshecho en lis blanca , si no tie- ne Negrillo ¿rodo ó Margarita/, no riene PUt* el qoe« se ensayo por m^tal * ni; hay que hacer caso de *Li Si el Azogue en el ensaye menor está claro y-> entero, y va recogiendo Plata, no tiene necesidad de:• material ninguaOé Todos Ips ensayes se hagan con poco Azogue, paw que pueda añadírseles quando con- venga ó; sit!-; él r íá pudieten mas, qae ai es el be-i ueficio 'm4Si seguro >y mas breve, como se dirá ade- lante: y «o dex; el Bentficiador cosí por intentar rl hasta que el ensaya mcnoi que htciete por ¿Azogue • I>B EOt MBTALfSi -K99 corresponda al que hizo por fundición , y proceda res* pcctivaaienie en el b;ntfiJo por mayor de los caxones* CAPITULO XIII. Prosiguen las advertencias, del cap'tulo pasad* ,pars con metales que se queman. Si el metal tuviere necesidad de quema , eon forme i lo dicho arriba, hechos los ensayes por fundición* y certificado el Beneficiador de la Plata que tiene, lo quemará, guardando las advertencias dichas en la mezcla que ha de echarles , confarme la grandeza que tuvieren , y comodidad que hubiere para hacerlo* No se quemen los metales con Sal, poique demás da que ayuda á calcinar la Plata, da mas fuerte pene-» tracion á los. malos humos que del metal salen, para qUe la dañen. No puede darse término señalado en la can* tidad de horas que se les ha de dar fuego^ á los metales que se queman, aunque la regla cierta ea estar bastantemente dispuesto el metal, quando ensa^ yando un poco de la harina quemada, está el Azo- gue entero y claro , y se escarcha de Plata. Veráse sin duda este efecto perseverando el fuego , si se quema el metal con la mezcla, y cantidad que le conviene** de -que como en los Pacos se harán ensayes raeno-; res, para saber con quanto material hade entrar ca- da quintal en el horno; pero porque pocas veces se ajustará esto como convendría, se guardarán las ad- vertencias siguientes* i;t En dexando de echar mal olor en la quema htj metales que tienen Antimonio ó Azufre , es señal.' que ya lo han despedido. Los que por abundar de .betún echaban al prin* ripio de la quema el humo espeso y negro, en aUel- 9 tOO LIBRO 17. BEL ARTE gozándose , y blanqueando, da muestras de que ha ce- sado este inconveniente. El mudar color el metal, perdiendo el brillar que antes tenia t volviéndose de Negrillo en Paco, es la señal mas cierta de que está bien dispuesto para el Azogue, a urque hsy en esto Katitod grandísima: Los metales que tienen Caparrosa, si hubieren de quemarse, se limpien de ella primero, lavándolos en harina , como queda dicho ; tos que sin quitárse- la entran en el horno, se quedan muy colorados en quemándolos, y quien quemare la Caparrosa sola, verá esta roudaoza en breve con sus ojos. Quando ensayando un poco de la harina que- mada comienza á aplomarse el Azogue , es señal que con el fuego el Cebre, ó Hierro que tenia el metal, con la mezcla de Azufre, que también lo tiene t\ An- timonio ó Margarita se va conviniendo en Capar to- sa , que será mas mientras durare mas la quema. ^ Sscada la harina del horno, se aparta una li- bra, ó lo que se quisiere, y así caliente se eche agua, que la sobrepuje tres ó quatro dedos, menéese un po- co , y déxese asentar luego; si el sgua se puso blan- ca , ó i!ñ¿ las uñas, ó da otro color al cabete de una cinta que se mete en ella , es señal de que se calcinó la Plata, y se deshace y convierte como sal en el agua, recójase esta agua en alguna vasija vidriada, y éche- se otra en el metal dos ó tres veces , ó Us que fue- re necesario, hasta que no blanquee, y salga toda la PUta que estuviere calcinada, saqúese ó evapóre- se á fuego lento, y la Plata toda se asentará en el fondo, fundida se aproveche. Si el agua en que el metal caliente se echó no da muestras de tener Plata calcinada, métase en elia un poco de Hierro limpio, y si torna color de Cobre, tiene macha Caparrosa, lávese el metal como está dicho , hasta que se le quite, y el Hierro no se tifia mas, y recójanse las aguas, % que pata el beneficio no son de poco provecho era E* LOS" METALPS. *OT metales qae tes han menester ; y si sacatín y fun^ dieren lo que queda en el asiento, se sacará fino Cobre, ó con alguna Plata, si se hubiere calcinado Ensáyese el metal asi dispuesto por menor, con Azogue, como se dixo del Paco , hasta alcanzar por tes experiencias qne se hicieren el modo con que se ha de beneficiar por mayor, de saerte que se le saque la Plata que se supo tenia por les ensayes de fuego. No juzgue nadie por escosadas y prolixas cu- riosidades estas , pues no hay en estas martrias cosa de mas importancia y provecho, ni mas ignorada co- munmente., y á pocos dtas de cuidado y trabajo co- nocerá el Beneficiador las suertes y calidades de los tnetales que maneja, y sobre como ha de proceder en *lIos, sin -reiterar los enfados de tantos ensayes. Pero con todo lo dicho nunca llega el metal ó estar perfectamente dispuesto mientras la Plata poca ó mucha que tuviere, «o se purifica y blanquea en la harina , antes de echarle el Azogue. No es posible ponerlo en este estado; pues tnetales pocos de plo- mería se puede reducir á él solamente con quemar- los ; y los Negrillos y otros con cuyos hornos de Azufre se riñe y mancha la Plata también, aunque es su quema para llegar á esto mas prolixa, y losónos y los otros con cocimientos y repasos, con cosas, que limpian y blanquean la Plata, como es el^ Millo ó Alumbre, te Sal y otras. Estando en esta disposi- ción el metal, no-tiene el Azogue necesidad de ma- terial ninguno, y no rardavá quatro dias en recoger la Plata toda, ni habrá casi consumo, pues la bre- vedad del tiempo, «faltas de mezclas, y pocos repa- sos no lo remolerán ó desbaratarán en lis, que es la causa principal de lo que se pierde, como se vera poco después. voa LIBRO n. EEL • ARTB CAPITULO XIV. De h naturaleza del Azogue-i JLÍextndo para otra ocasión (que quizá la ofrecer Sel tiempo ) et trataj mas de propóiito del Azogue y de algunas experiencias suyas , de no menos cu- riosidad que provecho, solo digo para el presente in- tento , con el fénix de Us ciencias Raymundo , en su arte intelectiva , á quien siguen los demás que tratan de la oculta filosofía de los metales , que crió la naturaleza este cuerpo , de substancia tan unifor- me y partes tan perfectamente unidas, que ni aun el fuego, su mayor contrario (á lo que vulgarmente se imagina) es poderoso,' dividiéndolas á corromperlo y destruirlo , como hace visiblemente á los metales y deroas cuerpos del mundo , fuera del Oro y la Plata. Con toda su substancia persevera el Azogue en el fue- go , si se llega á dar la disposición necesaria para ello- ( que no pocos han alcanzado , y yo he conocido algu- nos) ó con toda ella huye en especie de vapor, que encontrando cuerpo en que se refresque, se vuelveá condensar en sa ser primero , sio que se disminuya ni una parte mínima de su antiguo peso. Tampoco, corrompen ai Azogue las malezas que arriba se dixo»' que acompañan de ordinario á los metales en las vetas en que se crian , y caxones en que se benefician ; porque aunque las caparrosas le deshacen de suerte que parece le consamen, y sublimado en ella y sal co- mún , se altera, de manera convirtiéndose con lo que llamamos Solimán $ que pudiera juzgarse haberse destrui- do totalmente , y con ver adose en otra especie ; no pasa así, remedio tienen todos esos accidentes , y no es im- posible, ni aun « El Azogue deshecho y divrJido en subiilísímas par- tes, llaman comunmente los beneficiadores Lis; des- cúbrese como una Ceja en la poruña quando el 'metal se ensaya, y dé ella toman los experimentados Indi- cación de te calidad del metal, y estado délos caxo- nes; causan la los repasos (cosa ínescusable en el be- neficio ordinario ) aunque los metales no tengan ma- leza ninguna, y da estas la Caparrosa remuele el Azo- gué , como se ha dicho en muy grande extremo. Qáao> do no ha recibido «1 Azogue ninguna peregrina impre*- síon en sí, y esta deshecho en Lis blanca , se llama Lis de Azogue. Lis del material llaman á la que hace con el Es;año y Plomo; y Lis de Pjata á la que se causa de la muy menuda y sutil que el meta! tiene locada ya con Asógúe ; pero no juma aun , ni amida en cuerpo que llaman Pella. Varios colores recibe en sí el Azogue , y se muestran en las Lises, según la diferencia de las cosas qué acermpañao é los metales de Plata en que se echa: redúcense á tres como géneros , y debaxo de ellos se comprehenden otras especies , estos son ciato , aplo- mado y tocado. Claro se muestra el Azogue, ó quan- do el metal no tiene Plata , ó quando la que tiene es purísima sin liga ni-mezcla de otro mi til vil que la acompañe, que en este casóla recoge y escarcha sin perderla viveza de só color. Quando la muda se lla- ma por fa sero janza aplomado, y siempre da mues- tras de tener el metal alguna Plata , sino es que el Plomo sea ( a;í lo llaman ) falso , sus principios y causa cfertastierte.esto, áunqtáe tampoco advenidas con las dedaaí cosas del beneficio , en que hasta hoy sola-. XO4 LÜVRO Tf. DEL ARTE mente se ha procedido acaso. La Caparrosa sota , ene- miga capital del Azogue, le da el color que llaman Plomo falso, como á los demás metales los tiene en Cobre. Los otros Plomos son cierta señal de Plata ; poique como de ordinario se cria en los metales bru- ta y mezclada con otros viles, atrayendoá sí el Azo- gue , la lleva con la mezcla que la acompaña, y causa al Azogue aquel color estraño. Este es el fundamento de lo que en el capítulo 12 de este tratado se dixo, y la razón con que se conoce que la Lis ó color del Azogue obscura y que tiía á negra, procede- de que el metal tiene mezcla de Hierro. Si es muy aplomada, tiene en su compañía Plomo. Si es algo mas clara, Es- laño; y si tira á dorada , Cobre. Si la lis es de Azo- gue , de material ó de Plata , se conoce fácilmente; muéstrase la lis de Azogue muy sutil blanca , sin vi- veza , y al baxar el relabe con el agua de la puruña, no corre , antes se va quedando como pegada al suelo ; y si con el dedo se refriega, se junta en granos de Azogue vivo. La de Plata brilla , como limaduras, gtuesa ó sutil ^ conforme la riqueza del metal corre, como rodando por el suelo de la puruña tras el re- labe, y refregada con el dedo se convierte en pella, La de material sea como medio entre estas dos , y teducida á cuerpo cea refregarla , se junta con Azogue locado. CAPITULO XVI, Si se ha de echar al principio todo el Azogue , y material junio ó no. J)ispuesta el metal, y enterado el beneficladorpor las advertencias que quedan dadas de la Plata que el caxon tiene , y calidad y cantidad del material y Azogue. que ha menester, para quando venga á Uvatse tenga tres partes de pella y una de Azogoe, que. es la pío-, porción tr>as acomodada : pudiera dudar si todo el US LOS METATES. IO£ Azogue y material dicho se hade echar ó no junto al incorporo. Opinión es y de algunos , que convie- ne echarse al principio rodo junto, y los m-s ó todos la seguían hasta de veinre años á esta parte , que yo Fot á la provincia délos Lipes, y usé y persuadí lo contrario , advertido de semejantes operaciones de Ray- mundo Lulio, que claramente concuerdan con Us dis- posiciones ordinarias de la naturaleza. Poco á poco sua- ve y no repentina , ni violenta crecen y se perfec- cionan todas Us cosas. Bastarte es pequeño fuego á abrasar todo el mundo, si te msteria combustible se Je aplica poco á poco , según te preporcion de su fuerza , y si al principio se le caiga toda á mucha junta, lo ahoga y apaga. El calor n&tura! en los a ni- majes está sugeto al mismo inconveniente , y propor- cionalmente pasa en ios cazones de metal lo proprio. Fuera de que accidentalmente enfria y detiene ei bene- ficio , cerno al contrario qualquier calor lo apresura. Demás de esto, si por no haberse acertado bien con lo que los roetalcs habían menester, el caxon dispa- re y se deshace el Azogue , mas fácil remedio tendrá mientras tuviere menos suelto : y si se ha de reparar con Estaño ó Plomo , pues estos materiales sin Azo- gue no pueden aplicarse,, se le añadirá con menos.ries- go. Igual ó mayor dilación y diño se sigue'de ex- ceder en te cantidad del -material^ en los metales.qué Jo han menester, pues.de suerte entorpece ai.Áz gbe, que no recoge Plata ninguna, y apenas puede reducirse al estado que es menester, después de nuches dias.de,, gastos en repasos y magistrales: incorpórese,, joes, el csxon á lo mas largo con el tercio del Azogue cem qu¿ se habrá de lavar, y échesele al principio la mitad dé el Estaño ó Plomo que hubiere de c< asumir , que de esta manera el Azogue abr¿zeié la PÍ3ta. y se sa- C¿)á rruy en breve . entes de acabar de.gastarse eí'ir.dr ferial, que llaman aplomar, con que se cscusatá el dañó io5 libro rr. del ártk de li Plata seca qje encrespada mda sobre eí réTa^e,- ocasionando muchas pérdidas. Prosí'ise-, como el caxon lo fuere pidiendo, el echarle Azogue y material , dis- minuyendo siempre las cantiJaJes proporcionalmente , de suerte qus vaya seco y no bando , que así no hay ocasión para mucha lis , y la misma pella sirva di medicina para recoger la demás Plata, con que el be- nefirio es mas seguro y mas breve. Si hubiere de be^ Deliciarse con Cal, no corre la regla dicha en lo del marerial. Echase al principio toda junta , y con ella sb repase muy bien el caxon , dos ó ttes días antes de echarle el Azogue , teniendo muy grande advertencia en que no se exceda en este material ; porque es el loque ó estorvo , que causa en el Azogue para nó recoger Plata mayor y mas difícil de recoger , qa*' el de los demás materiales. CAPITULO XVIL De los repasos y sus efectos* jty fi* primero y principal de los repasos es repar- tir el Azngue y mezclarlo con el metal', para que de todas partes de él receja la Plata , caliéntase también con el movimiento *con que dispone mejor: y últi- mamente, con aquella fricación se purifica y limpia la Plata , que es lo que llaman gastar el material: nece- sarias é importantísimas cosas todas para el beneficio* que de ordinario se usa, aunque de ella se sigue no daño inescusible que ha causado valor de muchos mi- llones de pérdida en ,1a que llaman así, y consumo del Azogue , pues han stdo y son los repasos el funda- mento y causa principal de aqueste inconveniente * poique con ellos, apretándose el Azogue entre lo sutil de la harina y telabes, se divide en tan menudas par- tas ( lo que llaman lis) que quedando casi sin cuer- po ni peso, quando se lavan los caxones, no baxa al DE LOS METAL !$.- V -■!.< 7 fondo de fa tira , ames siti^guado y rrrzclsdo ccn las lamas , se sale y va con tías. Este daño se estor- bará en gran parte, con dos advertencias. La primera, que el primero y srgundo dia del incoipoio , no se le den mas de dos repasos blandos, de Suerte,que se reparta y no desmenuce el Azogue , porque antes de tener cuerpo de Piara , está mas sujeto á sutilizarse demasia- do. La segunda , que como se dixo arriba , se lleve siempre el beneficio seco y no bañado de Azogue,, añadiéndolo poco á poco Us veces que lo hubieren menester: de suerte, que quando mucho , vaya en pro- porción de una paite de Azogue y dos de pella. NI se engañe nadie con pensar que aunque el caxon vaya bañado de Azogue, sf tiene material bastante irá segu- ro de esre inconveniente ; porque antes está sujeto á mayor pérdida híclendo lis, cerno es forzoso , con lo* repasos, si sucede, como puede , por algún accidento consumirse el material, quedando la que era Us de él en lis dé Azogue r porque es fuerza quede doblada- mente mas sutil y desecha , pues considerando en una pane mínima de lis , que el material también tiene allí su pedazo , si este se le consume ó quita , en mucho n enor cuerpo quedará el Azogue. En la lis de Plata no hay este riesgo , porque con los repasos no se, gasta Ja Plata ni se consume , ames se purifica mas y se abraza, y une mejor ccn el Azogue. CAPITULO-XVIII* rAccidentes que se ofrecen en el beneficio y sus remedios:, V arios son los accidentes que en el discurso del he. Delicio se experimentan en les caxones : el suj¿to de todos ellos es el Azogue , con quien solo se tiene cuen- ta : porque en él como en espejo se representa la buena ó caía disposición del racial, que en sí, por jj XCt8 LTBRO II. DIL AUTB Sutileza del harina á que se reduxo , y mazcla de la tierra eon que se cria la Plata , no está tan sujito al conoci- miento y exánen de la vista. Si el Azogue está muy tocado , que es tener mas material, Plomo , Estaño, Hierro ó Cal, de lo que ha menester , se muestra aba- tido no redondo, sino antes ptolongado como gusano, y si se menea al rededor de la puruña sin agua , hace unos como rabillos, que se quedan pegados á ella, está como amortiguado é impedido para recoger la Plata. A fuerza de repasos se puede remediar este daño , con mu- cha costa y dilación. El remedio brevísimo y roas efi- caz es la Caparrosa ó ei agua de ella, que dixe se re- cogiese y guardase en el capítulo «3 de este tratado. Échesele á los caxones al repasarlos mas ó^ menos, conforme su exceso, y se verá el efecto casi instantá- neo : la razones clara ; porque como queda advertido, la Caparrosa deshecha en agua, convierte visible y ver- daderamente en Cobre ios metales viles , y así la ca- lidad fria que antes tenían, con que entorpecían el Azo- gue, modada en caliente, propriedad del Cobre , es causa de avivarlo. En esto se funda el provecho que hace el Cobre molido echado en los caxones, para este mis- mo Intento ; y de aquí también es, que no todos los metales de Cobre , aunque sean ricos de él , son á pro- pósito para destocar, ó hacer aplomar en el benefirio, sino solos aquellos que abundan de Cardenillo ó Ca- parrosa. Este mismo fundamento tiene la virtud que se experimenta en los que llaman Magistrales, de que se usa pan este efecto de calentar y a^lonaar los ca- xones , que es por la Caparrosa que ea su quemase produce , como queda dicho , y s¿ verá en el modo de Us composiciones de algunos qae aquí se pondránpot satisfacer á quién-descare saberlo. Quémase metal do Cobre , y después de molida se incorpora y amasa con otta tanta Sal , hácense pa- ses y vuelven á quemars*. BE LOS MBTAL&U TP,3 Otros, á dos partes de Copre,:echan una de Sal no mas, con que ee "amasa'y quema\ y á;un quintal de estos polvos añaden un marco de limaduras 'de AUton. Otro Magistral se hace de Urnas , relaves y sal, por tercias partes muy bien quemadas. , Hácese otro de Cobre, relaves y sil, per tercias partes todo quemado. Otro del mismo metal, que se ha de beneficiar de relaves y de sal también, por iguales partes. Otro se puede hacer de metal de Cobre , re- laves, harina del metal que se beneficia , y de esco- ria de Hierro y sal, partes iguales, amasado todo y quemado en panes. Otro se hace de tres partes de Urnas quenadas y ana de sal, y cada uno inventa semejantes mezclas y. proporciones a su modo, como mejor se h3lU , sien» do, como queda dicho , el fuhcíamenío de rodos los Magistrales la Caparrosa, que con la quema se pro- duce de ellos, como la podrá ver y sacar quien qui- siere, por las advertencias dichas; con qne parece se COfifirma lo que dixo Plínio.. tratando del Cobre, que se criaba de Us piedras quemadas. Us3ráse de estos Ma- gistrales con el tiento que de los materiales se dixo , antes de incorporar el caxon haciendo ensayes meno- res, para saber lo que propofcionalrcente se habrá de echar á un caxon, según los ¡quintales que tuviere, porque si se excede en esio , se da en otro inconveniente peligroso, que es el que se sigue. CAPITULO XIX. Prosigúese la materia del capítulo pasado. Accidente opuesto al dicho en el capítulo pasado, y Ocasión de grandes pérdidas de Azogoe es el estaT aplo- mado , que así lo llaman quando no tiene material nin- .■'■.' ■ .- ^ r - tro tréfco ir: üel aíttb . guno, y es daño mayor si el cóIot del Plomo lo causa la Caparrosa , y hay mucho Azogue suelto, esté el Azogue exprimido de la pella , muy redondo y vivo. No se prolonga si se divide , antes toman figura esférica sus partes todas, aunque muy pequeñas. Re* mediase este daño con los materiales contrarios , que como queda dicho , tocan el Azogoe , aunque con par- ticular virtud , atracción y simpatía natural , es mas apropósito el Hierro para reunir, y volver á cuerpo el Azogue, deshecho y casi corrompido, y mudado en otra substancia para la Caparrosa , como mas largamente se dirá adelante , tratando del lavar délos caxones. No puede darse regla cierta acerca de la can- tidad del material que ha de echarse , para reparar los caxones que han disparado, porque ni los daños, ni las causas serán siempre Iguales ; pero en general se advierta , que no se repase el caxon hasta que por en- sayes menores que se saqueo de él, tenga el benefi- ciador noticia de lo que será necesario. Apártese lue- go la tercia ó quarra parte del caxon , y en ella solí se eche todo el material y se repase , hasta que se re- parta é incorpore muy bien , y luego esta parte se mezcle y repase con las demás, que de esta suerte se repartirá mejor y con mas igualdad , mayormente si hubiere de s.r en cantidad pequeña el material , que hubiere de añadirse. Guárdese el medio que convenga, para no dar en el Inconveniente primero de que se toque demasiadamente el Azogue , y temédiese con to- da la brevedad posible el daño de este segundo: por- que de tal suerte la Caparrosa aiteta el Azogue , que pa- tece selo come y consume. Quando ensayándose el*caxon se vé en la po- ruña el Azogue hecho pelotillas, dividido en granos y que no se junta , es muestra de no ir el beneficio lim- pio , y aquel como eriza miento ó encrespo, que rodea el Azogue, no le da lugar á unirse: La tafia de ma- terial saek caasar esto , y 1a sobie de la mezcla ó liga, * »£ LOS'MBT^trBSr, f M* •aeiamametitecoo la Plata bruta atrae así el AzogJt, repasos y relabillos, quemado con sa aspereza ayudan ¿ limpiarla: algunos echan ceniza; pero e \H"™<> V natural remedio es sal, y el que llaman Millo o Alum- bre con qae se biloque» la Plata , cosa de que hay ordinari* abundancia en minerales , y en este de Potosí no falta en el Guyco , que llaman de Santiago , donde con- tinuamente corre an arroyo de esta agua alominosa. Quando los caxones no se repasan igualmente, ó el Azogue no se añide quando es menester, ó no se junta en alguna paite con el que antes tenia Pla- ta, se causa la que llaman Plata seca : veeseen los ensayes nadar encrespada sobre el relave , y si no se recoge y remedia antes que se lave el caxon, se sobre- agua y saU con las lamas, con mucha pérdida del dueño del metal. Si seco el Azogue teniendo todavía material, no es el daño ningmio ; potqoe así se juntan unas par-i tes con otras mas fácilmente, ó gastada la parte qua el material ocupaba, quedan las otras mas húmedas con el Azogue , para unirse con el cuerpo de la demás pella. La Plata seca sin miterial , no es seguro tratar de recogerla con Azogue suelto , hasta que esté ya el csxon para lavarse. Es remedio muy á propósito pella de Pía-a no muy exprimida para recogerla , si se repasa el caxon con ella, abraza también la mayor parte de te lis que hubiere. CAPITULO XX, Como se conocerá siesta ya el caxon, para lavar. N. -> hay término señalado , dentro del qual se hayan de lavar los caxones , apresuran su madurez los repa- sos demasiados , el calor exterior del temple ó tiempo, y el interior del Cobre ó Caparrosa, y demás cosas que participan de sus vhtuies, y las que limpian y purifican la Plata, es que entra también como causa anuy principal, la quema de los prniks. Al contrario rit BffcRO ir. IML AUM se prolonga y dilata el beneficio , si son raénos fefi tepasos ; si el tiempo es de hielos ; si el caxon se teca demasiado , ó no va Kmpio el Azogue. Llegase finalmente, pasados estos y otros acddemes , al teimi- no de sacar la Plata limpia mezclada con el Azogue * apartándola de lo que es tierra, que llaman lavar-No se requiere pequeño conocimiento para esté punto: pues si no se llega á él se pierde la Plata , que aun no ha lecogtdo el Azogue, y si se repasa se mueleí y quando este cese , se pierde por lo menos el tiem- po y la Plata en los tepasos , demás dt otros riesgos. Sujetas á muy grandes yertos han sido Us re- glas que hasta ahora se han guardado para conocer si está ó no el caxon p3ta lavar, como son el no pa- sar adelante en demandar mas Azogue habiendo ido, y estado ai parecer bien dispuesto ; haberse recogido y acabado la lis de Plata , y comenzado á hacer U de Azogue; estar el cuerpo del Azogue y PUta limpio* y de color que tira tanto quanto á dorado, y otras que todas no se excusan de falencias , porque pueden causatlas ctres accidentes. La regla infalible y cierta es mirar , si tiene ya el Azogue recogida la Plata te- da, que por el ensaye menor de fuego que se hizo al principio se supo tenia el caxon ; y si no hubiere llegado á esto , aunque mas muestras de las sobredi- chas tenga no se Uve. Saqúense ensayes menores del caxon , y con experiencias que se hagan , se conocerá lo que tiene ó lo que falta , para que con ello se re- medie y llegue á su punto ; y estando en el , habien- do ido el benrficto seco en la proporción dicha-00 Azogoe y pella, se le eche algún Azogue sueho, V con el se repase dos ó tres veces blandamente ,de suerte , que vaya á la riña mas bañado en proporción de tres partes de pella y des de Azogue , ó por lo menos de u«a de Azogue y dos de pella : recógese con esio alguna déla lis que hay, y ala Plata seca, y ó todo el cu tipo de la pella se k da reas, peso , patt DE LOS METALES. . U3 u que baxe mejor al fondo de U tina , y se levante y pierda menos. Echase Azogue suelto también en la tina, qu3 llaman baño quando se comienza a lavar, Incorpórase con él el que el caxon renia , ayuda á recoger, y mientras mas fuere, menos conchos se causarán. CAPITULO XXI. Que en el lavar de los caxones se causa la falla o pérdida del Azogue* Xodos los daños que se hsn experimentado y se ex- perimentan hoy en el gesto y falta del Azogue , ó la llamen pérdida ó consumo , se causan en el lavar los caxones: hasta este punto no hay nada perdido, y se er.gsña la vista si juzga lo -contrarío , aun en ocasio- nes que han sucedido alguoas veces, y pueden suce- der de no sacar Azogue, ni pella del metal incorpo- rado. No solo alteran accidentes , como queda dicho , de suerte que se corrompa, y pierda su súhsiancU. En el caxon se está, aunque mas órnenos dispuesto , para salirse casi imperceptiblemente con el agua, y con Us laraas.^ La causa inmediata de este daño, esel estar ran demasiadamente sutilizado , y C3si sin cuerpo ni peso, que no lo tiene para baxarsc ai fondo de la tina, antes con el movimiento del moliente, al lavarse anda entre Us lamas y agua , y con ellas se sale , y falta después de lo que se echó en el caxon , mas ó órenos confurme fué mayor ó menor su remolimiento y sbun> dancia de lis. Groseramente han errado los que se han persuadido, que en el beneficio de los metales se con- sume verdaderamente el Azogue , teniendo por prueba bastante, y por razón á so parecer fertísima , te *x- periencia de tantos años que ha se beneficia en estes reyocs , consumiendo el mas diestro beneficiador por lo meaos , otio tanto Azogue como saca de Plata, 114 LIBRO H DE¡L ARTE Pero poco advierte el que á estose persuade eí desen- gaño que con las manos toca ; pues en Us lamas y relaves se ha quedado el Azogue, que en los benefi- cios falta, tan lleno de Plata, como después sintieron con su daño los dueños de los metales , y experimentaron y experimentan cada día con su provecho los que las compran y benefician , de cuyos exemplos están llenas estas proviociis. Otros, h;b'ando mas á lo filósofo , atribuyen el consumo á lo- que el Azogue se debilitaráj repareciendo mientras se ocupa en atraber la Plata, como sucede en Us demás causas naturales. Dixeraq algo si juntamente mostraran la contrariedad de calida- des , que para esta reacción era necesaria entre el Azo- gue , y la PUta y demás metales con quienes antes tiene concordancia; pues es principio de todos, y quan- do no á ellos, sino á los medios minerales, que de or- dinario los acompañan , se les quiera atribuir esta opo- sición de calidades para destruir el Azogue, ni pruebaít la causa, ni es verdadero el efecto que suponen del consumo del Azogue ocasionado de ella , pues no lo hay, antes consta lo contrario por experiencias ciertas ; y del mas perdido y desbatado caxon se puede sacar y recu- perar iodo , por el modo que se dirá adelante. CAPITULO XXII. éausas de la pérdida del Azogue ¡y sus remedios, Xj~s repasos son la causa mas remota délas pérdidas de Azogue ; porque lo aprietan y dividen en las partes sutilísimas que llaman lis. Y aunque en qoaiquier me- tal -, tie ra ó arena en que se eche y repase el Azogue se ve lo dicho , mayormente se experimenta en los So- roches y Margaritas y Azerados , que con su peso y \¡drip (digámosla asíJ cortan y deshacen mas fácilmenr te el Azogue. DE LOS METATES. TIC. La Caparrosa causa con tras violencia este re- molimiento en el Azogue por su naturaleza' , como varias v;ces qu¿dj dicho, y ha causaJo.U mayor parte de Us pérdidas grandes que ha jubido. Ayudan á las causas dichjs otras que las acom- pañan, una dá ellas es Sal , con qus se benefician y Lvan los caxones; porque como saben todos , engruesa el agua , con que no solo la lis que tan poco tomo tiene , sino aun cosas de mas peso se sustentan, y no descienden al fondo. Las Lamas que con el agua se mezclan , y la en- turbian en la tina, aumentan su grosedad , y suspenden mas fácilmente el Azogu¿, y se S3le y pierde con ellas. Y últimamente , el movimiento del molinete quando se lave , impide también á que la lis no baxe# condensando mas--la fuerza de Us causas dichas, y le- vantándola á lo alto, cosas certísimas y patentes todas. Los repasos ordinarios en este benefiio no pue- den excusarse ; pero si se guardan Us advertencias ya dichas , serán menos dañosos. También queda enseña- do el modo de quitar la Caparross á los metales , y el peio y vidrio á -las. Margaritas , Soroches y Azerados. La Sal se les puede quitar á los caxones con des provechos de menos ocasión de pérdida y ahorro de este material, en que se gastan muchísimos ducados al año. Bínsfiése en C8xones cercados por todas quatro partes, como muchas veces se usa. Estén algo pendientes , no mas de lo que fuere necesario, para que el agua corra acia te una parte , en que estará hecho un agujero por donde salga á su tiempo , y cerrado de ordinario. Es- tando para lavar el metal se le echa agua en abundan- cU , y se abre con el azadón por muchas partes para que mejor lo penetre, y al cabo de rato que esté así, se abra el agujero y dé silida al agua , que llevaré consigo no pequeña parte de la Sal que el caxon te- nia: recójase en cocha á propósito , donde ó se vol- verá a quaxar , ó podía servir así pa;a otros carones; .116 LIBRO TI. DEL AETE dos ó tres veces se haga esto , hasta que el agua que saliere no tenga sabor de sal. Si el caxon se habla de lavar en tres tinadis, se hve en seis , con que estará doblado mas clara, y menos grue- sa y lamosa el agua. El Molinete no se rrayga siempre s una roano, porque así tes partes menudas del Azogue ó Plata se- ca , andan siempre por círculos paralelos , *on igoal distancia sm encontrarse , ni peder unirse unss con otras, p2ra hscer mas cuerpo y bsxar al fondo , a cada quatro ó seis boeltas , se traiga otras tantas al contrario; y porque esto no puede executarse en los ordintrios lavaderos de agua, se meta en la tina una como pala ancha , que Opuesta al curso que el movi- miento del Me Únete causa , perturbe el orden , que la lis y Plata seca llevan, y los ocasione á encontrar- se y unirse el Moíinere y EL ASTE perozas líegaa , pongan los asientos del que llamara candelero sobre que se hi de asentar el platillo y la pin*. Alcance el candelero hasta qaitro dedos mas arriba de la boca del cañón, en el qual por un lado, quatro 6 seis dedos mas abaxo de donde ha de estar el fuego , entre un cañm ^pequeño de agua f/ia , por la ab;riura que el cañón tenga , sin que á esto estorbe la caperuza, porque no. ha de venir ajustada* otra se- mejante abertura tenga en frente de esta , por la qual salga otra tanta agua como la que entrare , con que siempre estará templada , y lleno de ella el cañón hasta este paiage, donde sin riesgo se recogerá el Azogue. SI se desazoga por Alambique , se podrá hacer lo mismo , soldando un cerco de Cobre ala boca del fondo ó vaso de abaso , de dos dedos ck ancho , y otros dos de hondo-, con su>enirad3 y salida por don- de entre el «aso., en que se dixo arriba se ha de re- coger. En este cerco se encaxa el alambique , y por- que la fuerzi del vapor del Azogue no lo levante, se afixe, ó con p?so ó con atarlo á algunas cosas fir- mes , ó por el anillo que tendrá la cabeza del Alam- bique , se pase un Hierro fargo , que por una y otra parte estre en dos pequeñas paredes, que se harán á los lados para aqueste interno. j*3 LIBRO TERCERO DEL ARTE PE LOS METALE*, 1N QUE SE TRATA DEL BENEFICIO DE IOS de Oro, Plata y Cobre , por cocimiento. CAPITULO PRIMERO DÉLA MANERA CONQUE SE DESCUBRIÓ este mofo de beneficio. jtil año de 16*90 residiendo yo en Tarabuco, pueblo de la provincia de los Charcas , ocho leguas de la ciudad'de la Plata su cabeza, queriendo experimentar uno entre otros modos , que había Lldo para quaxar el Azogue, que hibia de haceise en olla ó vaso de hierro, intenté á taita suya hacerlo en un perolito de los or- dinarios de Cobre , y no tesiendo efecto lo que espe- raba , añadile tentando algunos materiales, y entre elfos metal de Plata molido sutilmente , parecíéndome que las reliquias de semilla y virtud mineral , que es est s piedras habría, con el calor y humedad del cocimien- to , podría ser da importancia para mi - preseas! n. Saqué al fh en breve cantidad de pella y Plata, que al prin- cipio , como á poco experimentado , me alteió no poco ; pero d;seng2ñé;ne presto , adviniendo que era la Plata que el meial tenia la que el Azogue rubia recogido , y no otra en que se hubiese en parte trasmutado. Que- dé rsuy contento con el nuevo y breve modo , que acaso hallé de beneficiar metales : y desde entonces cera discursos y experiencUs continuas lo aventsjé en mu- chos años, usándolo y comunicándolo publicamente, sin hacer misterio de reservar para mí solo este , ni ¡DUQS secretos. Exeiciiélo con rus comodidad desde si 124 DE t<5! METALES. año de uail suscíentos quince , siendo cura en Tlagoa- naco de«la provincia de Pacages, y Con roas abundan- cia , y rrovecho desde el diez y siete en la de los Tires. En el dis:uis«de tanto tiempo han querido al- guros ganar gracias, atribuyéndose o élites agenes, pidiendo avenuj>dcs premios en difertotes partes , por invénteles de este beneficio nuevo : pero bien han »•$- liado no haberlo sido, ni saberlo con fundamento sus pioprios yerros , y d-.sengaiiVs ágenos. Yu sé de mí de cierto , que no lo aprendí de nadie ni lo supe, sino con la ocasión dicha, aunque por ser tan dilata- do el mundo , en earavillo505 , quanto mas ignoradas las causas de ellos, y en vano se habrá cansado, y can sata en investigarlas el ftósofo mas sutil , con discurses ce su enttr dirniet to , pues para mayor roa- gestad de la natoraltza las escondió el autor de ella ea la obscuridad de su secreto, y para humillar también la altivez de la presunción humana , que no alcanzan- do á saber lo que con las manos toca, y ve con los LIBRO IH. DIL ARTE ^2C Ojos, cada dia intenta levantarse sobre los cid s , y abarcar con su cortedad la inmensiiad de Us disposi- ciones divinas Llenos están los libros ; y conocidí- simas son las experiencias deestas maravillas , que con- fiesan los que roas saben proceder de causas ocultas, que tienen su principio de las formas , y acompañan á las especia de Us cosas , y ninguno pasa de aqai, señalando eo particular quales sean. Antipatía y sim- patía , que es como discordancia , ó conveniencia de unas cosas con otras, Maman al fundamento de es- tos matavillosüs efe.tos , y es gustosísimo espectáculo el que la naturaleza propuso eo las perpetuas paces , é inviolable concordia que algunas entre sí guardan, y el odio capital y enemistad con que otras parece se persiguen y aborrecen , causa que puso Eapedciclee por origen y seminario universal de todas Us gene- lacioncs y corrupciones del mundo , y que «o solo se hallan en los elementos, por Us qualidades en que concuerda» y se diferencian , sino en todas las demás cosas; y aun hasta los mismos cielos Us han subido los astiólogos . con las amistades y enemistades que fingen entre los planetas , que con elegantes versos cantó Manilio , y todos ensñin en los primeros tu- dlmenros de la JaiicUrfc. Milagros son de la »3tsra- leza los que en esia razón se txperimsntan cada dia entre animales y plantas , de qae pudieran llenarse no pocas hojas, que excuso por no hacer á mi propósi- to. Entre Us piedras y metales ño se (.observan me- nores maravillas; pues deben contarse por Us mayores entre Us humanas , los efectos de U Imán con el Hierro, los qu¿ hice el agua que llaman Fuerte , sa- cada de medios minerales , en que como si fuera sal, Sí deshace y convierte en agua la Plata , quedándose el Oro ewtero, sin sentir ningún efecto de su violen- cia El contrario que hace la misma agua, si en ella se deshace on poco de sal ceraua ú otra qualqulera , 31 126 DE tOS METALFS. que convierte en agua rubia al Oro tino, d^xindo en- tera y sin lesión la PUta , y otras muchis cesas que de ordinario experimentan los que se exercitan en estas materia*. Entre los metales mismos se halla la amistad y enemistad que entre las demás cosas : solo del Plomo es amigo el Estaño , á los demás destruye y aborrece* Con particular virtud recoge y junta el Hierro al Plo- mo , y revivifica al Azogue, ya casi muerto y desr truido. La Imán de la PUta es el Cobre , que con justa admiración de los que. lo ven ,-atrae á sí la que estaba hecha agua, y la reduce á cuerpo : experiencia aniigua en el mundo, y. que púdico mucho antes de ahora haber abierto los ojos á los que han tratado de metales , para por su medio sacarles mas seguro y fácil- mente la Plata que tuvieran. CAPITULO III. Que las aguas atraen a sí las calidades de las cosas con que se juntan. Comunican ites agoas sus calidades y virtudes Jas cosas porque pasan ó que tes contienen , de este prin- cipio se originan los sabores, olores y colores tan di- ferentes , que se v¿n en las de varios manantiales y arróyesela diversidad de baños naturales, y las ran- chas virtudes raedicinaUs , que en ellos se experimen- tan. Andrés Bjccio Elpidiano , escribió un Urgo , doc- to y curioso tta-.ado, que intituló Thermis, de este sugeto, no menos á propósito par3 filósofos que para médicos, en que hallará el que leyere no pocas cosas pertenecientes á meiaks. Comunican estos también sus ciudades Us aguss, y aunque parece que la solidez ha- bla de ser impedimento para ello, no lo es , mayor- mente ayudando el color, con que en breve el agua atrae, y recibe era sí unos como espíritus sutilísimos del metal ccn q«s S3 juma , con que se fwee partí- LIBRO TU. DEL ARTS 1^7 cipante de sus calidades. .Sibido y usado e; Je ios mé- dicos U que sus dos lumbreras entre los Árabes Avi- cena y Rasis escriben del aguj del Acero que mien- tras mas veces encendida se apaga en ella, ra3> virtud medichal le comuuica. fin el sexto libro d.i Blpidia- no dicho , verá el carioso efectos admirables, que las aguas de cada uno ce los metales obran en la cur3 d;I cuerpo, bumaao ,. cor-¿fiímaio con la autoridad del an- tiquísimo Scribonio Largo , lOioscorides y Galeno, coa su experiencia proprU , y la común de los médicos que hoy Us'üsaa Eipstudto en su cielo filosófico tes- tifica lo mismo, con otro desengaño de fá:il prueba. Derretido (dice ) Piorno y echado en agua , si luego en ella se apaga hierro encendido- u otro metal duro, se hice mas 'dócil y blando , y al contrario, si se echa algunas veces el Ploran derretido en agua en que se haya apagado Hierro, Oro, Cobre, ú otro metal du- ro, se endurece. Señal cletta de Us calidades que los unos y los otros comunican á las aguas , y reciben de ellas mediante1 el calor. En esto se fundó lUarsilio Fiel- ño para decir lo que dexó encargado, callasen los sa- bios debaxo de tantos secretos y misterios, del Oro potable , de la virtud que tamos di-en , algazos creen, y radíslmos habrán experimentado. En esto se funda también eí presto y fácil beneficio por Azogue de los metales de Oro y PUta, por cocimleeto en vasos de Cobre; porque en barro ú otros metales es proli- jo , y no se hace nada. La virtud , qu? el Cobre co- munica al agua que en él se ciiíce , aviva al Azogue y limpia á li PUu, con que fá.il.mnte la embebía incorpora en sí. La que se calienta en hierro lo toca, entorpece y amortigua; y ari , aunque no está apro- pósíto p3ra recoger la Plata , como de hecho no la re- coge , abraza y atrae, por la contrariedad de calidades al Cobre y la reduce á pella , como mas en paaieaUr sí dirá eo los capítulos que se sigue». 12$ DI IOS MCTAtM. CAPITULO IV. De la materia de que se han de hacer hs fondis para beneficiar metales de Oro ó PUta , y U forma qu¿ han de tener. [)e solo , puro y muy bien refinado Cobre se deben hacer los vasos y fondos para ;bencficiar los m* tales por Azogue : porque sj tiene alguna rmzJa de Hierro Ó de Crudio, demás de otros inconvenientes i ***<* quebradiza, y no se podrá librará martillo como con- viene ; y si tiene liga de Pomo , Estaña , Plata ú Oro, cosas coa que fácilmente el Azogue se incorpora y las deshace, en breve se pasará y agujereará ti fond >. Vaciado el texa de que ha de hacerse , se quite con la hachuela todo lo que estuviere esponjado , y de lo macizo solo se bata. Pueden hacerse de la capacidaJ que cada uno quisiere , según la cantidad da metal, que mas cómodamente se hubiere de bentfi iar de u-a vez. El suelo ha de ser de la forma de sartén , mas angosto de abaxo que de arriba , llano y de ana pie- za , basta seis ú ocho dedos en alto por lo menos, y de medio dedo de grueso. Sobre este fondo se le- vantan á la redonda paños ó planchas de Cobre, roas anchis por arriba, qie por ab*xo , de la mitad del grosor del fondo ó algo míenos que bastará , con la qual proporción se podrá subir al tamaña , y canti- dad que se quisiere. Clávense estos pañjs con el fun- do y unos con otros con clavas de Cobre bien apretados ; y en no habiendo de crecer m\s , se Id poa- drá por arriba un cerco de Cobre ó Hierro , como es costumbre entre los caldereros, y dos asís fu-rtcs y derechas , en.que ,como luego se dirá , se hi de po- ner la puente del molinete. Para roas seguridaJ , por las junturas, por la banda de afuera, se le da ua betún ztbro na. a»n írtb t*9 de cal viva, ó cediza amasada con sangre de coro, con que na se saldrá el agua ni la lama de metal * que el Azogue no hi de llegar á ninguna de Us juntu- ras dichas. Hácese un moliente como los de ías tiras or- dinarias , aunque no de madera tan gtuesa , por la me- nos fuerza que ha menester, por la ayuda delhervor del fuego , sutileza de la harina , y mocha agua que ha de lener el metal. Ha de ser de bronce el dado sobte que se ha de ncver e<*e moliente , y se tfíxa sobre una vara de Cebre de dos dedos de ancho y tredio de gsueso , tan largo cerno el diámetro del fon- do , sobre que ha de asentarse ajustadamente , y con algún apremio , para que no se menee. Los diínres del molinete no han de ser iguales , sino mayores los que están mas cerca del centro, y menores los cerca- nos á la circunferencia , cerno ts juzgará la vista , se- gún la piopoicion con que creciere la anchura de la caldera. Afíxase ccn uñas por arriba la puente en Us dos asas. La seguírmela se trema con an hierro que entra en ella de forma de sortija , clavado en en palo é callapo algo largo , ccn que se menta desde afuera; y aunque la boca de la caldera sea anchísima , y el calor del hervir el agua muy grande, no se causa nin- gún inconveniente. En lo drmas es el mediente y su fábrica , semejante en tcdo á los de las tinas en que cen/unmenté se lavan los meraUs, A. Fondo de tita piza B. Caldera de piezas. C. Asas. D, Molireie. E Una de ses quatro 8spss. con dientes des'guales F. Paño de que se hacen las cal- deras. G Vara de C , es el fiego el beneficio mas acomodado á su naturaleza, y caso qae LIBRO III. DEL ARTE r I£I DO se fanda convendría quemarlos rh3Sta que mudasen color, y perdiesen el brillar para cocerlos luego. Con todo eso se pueden beneficiar crudos , aunque con al- guna dilación mayor que les deroas metales ; porque el cocimiento eo que se han de echar Copaquiras ó Caparrosa , Millo ó Alumbre, Sal ó cosa qae la con- tienen , como son orines ó legías fuertes , hace el efecto que el fuego en el horno, que es quitarles el resplan- dor y vidrio que tienen, é impide el Azogue el reco- ger la Plata. Pero porque estos matetlales diches, por su fortaleza, gastas con isas brevedad y se comen el Cobre de los fondos sino se reparan, como se dirá ade- lante, y el repararlos no carece tampoco de incon- veniente r el que quisiere beneficiar los Negrillos cru- dos , incorpórelos después de bien molidos con abun- dancia de Us cosas dichas y mucha sal , y con el agua bastante se repasen fuertemente , hasta que se vea que mudan color , como lo harán si el calor del tiempo y los muchos repasos ayudaren. Veíase esto mas en bre- ve, y con mé os riesgo de los repasos, sise echa el metal molido y los materiales dichos en una tina , y ella se bate inertemente con el molinete , hasta que se vea la senil di. ha, deque mude color. Quítesele des- pués la Caparrosa y Sal , de la manera que queda dicho9 y, se podrán seguramente beneficiar en el cocimiento. CAPITULO VI. Del modo que se han de dispcner los fondos en qvt se han de beneficiar los metales sL#e qualquier suerte que á los fondos se les défae- go, de manera que hierva el agua que en ellos ha de haber, se conseguirá el efecio qa* se pretende , que es sacarles la ley á los metales c >n brevedad, y sin pérdida ai consumo de Azogue. Peto por excusar parte 1^2 DE t©S METAEBS. de gastos, y prevenir inconvenientes qu? puedan suceder, se dispondrán de este modo. Hágase un horno de adobes y barro fuerte, amasado de greda, arena y estiércol, con agua sala- da á manera de baúl, del anchor que las calderas hu- bieren de tener por las bocas, algo mas , y tan largo como hubiere de ser el LÚmeio de Us dichas caldetas, á que por una boca á la par se les hubiere de dar fuego , y bastará sean quatro; y habiendo de ser así seiá el horno quatro veces y medra mas largo que ancho. En la mitad de este espacio se levantatan des pequeñas paredes , distante la una de la otra media vara, y en habiendo subido casi una , se pondrá de vajas de hierro, de adobes ú de ladrillos , la que llaman saba- lera en los hornos de revetberacion , que es una como rexa, sobre que se enciende el fuego que sustenta la leña y brasas, y da tugar á que se aparte y caiga la ceniza, Enmedio de esta iexa se dexarán dos ventanas, á cada lado la suya , por donde el calor y la llama se comunique á los dos hornos , cuyo suelo ha de quedar un palmo mas alto que la sabalera , fundado sobre tamos arcos, y t3n grandes como hubieran de ser los fondos y su anchura , de suerte que á cada caldera corresponda el suyo. So la bóveda de arriba se'dexa sbierta capacidad bastante en ,que entren los fondos , y á los des Udos opuestos de los hornos úl- timos dos ventanas 9 ó chimeneas por donde salga el humo y respire el fuego. El suelo que corresponde á los fondos se hará a'go cóncavo,en proporción , que de todas partes haga decaída acia el medio , en el qual tendía un agujero redondo de tres ó quatro dedos de diámetro , que pase al suelo inferior , que también se haiá cóncavo y basta neme me capaz. Dispuestos los hornos en la manera dicha , se excosa m3S de la mitad del gasto de la leña en los cocimientos. Puédese ahorrar también mucha de la que LIBRO Iff. BEL AKPZ Ifá se habla de consumir en la quema de metales, pues podrán á la par quemarse en piedra puestos en io hueco de los hornos , en que se acomodaran y saca- rán fácilmente por dos ventanas, una enfrente de otra, que tendrá cada uno , y se destaparán o taparan con adobes quando conviniere: y si acaso con el tiempo sucediere por descuido romperse algún fondo estando actualmente beneficiando, al mismo punto que el Azo- gue se saliere ( que es lo que corre riesgo con el fue- go ) por el pgujero que esrá en el suelo de arriba cor- rerá al de abaxo donde no llega el calor, y se recogerá sin péidida considerable ó ninguna. A. Arcos sobre que se funda el suelo del horno, B. Puerta por donde seda fuego.C Puena por donde se sacan las cenizas, D. Sabalera, E. Dos paredes con ventanas por donde se comunique el fu^go á ambas par- tes. F. Suelo dtl Horno. G. Cóncavos debaxo de cada cal- dera, con agujero enmedio, por donde si se rompiere cai- ga el azrgue abaxo. H. Ventanas poi donde se pone el metal que se ha de quemar. I, Calderas. K. Chimeneas para que sclga eí humo. L. Otra puerta grande en las frentes del horno , para acomodar también el metal. U n\ DE LCS METALES» CAPITULO VI?. Coma te Km dé beneficiar Us metales por cocimiento. M nudos v cernidos los metales con !a mayor sut1-< , JBe JpoSeie, «• «°d'v¡a locada la haúna en.te os dados se sintiere aspereza de relave guuesp «echa »„ Tinas birqoes ó bateas, con agua suficiente y se m«» bíeo V con on breve descanso se aparrara r" -l Tfc«mal molido , que se asentará en el fondo. lo sutil de lo mal moiioi ,s ca)dHas E" T 'i ?« .7¿ ta« « les habrá comenzado i ilSgo, <™ Sé dos botijas de .g» da», «fl» MBR0 IK. DEL ARTE 135 su capacidad y con el Azogue necesaria, conforme te riqueza del metal, aunque nunca se ha de echar frenos del que fuere suficiente á cubrir todo el suelo de la caldera, para qae por ninguna psrte pueda asentarse el metal en ella, que bo caiga sobre el Azogue , iráse meneando poco, á poco con el molinete , aunque en hirviendo eí agua causará movimiento bastante en el metal molido ( si no hay rehve muy grueso ) para que refrescándose con el Azogue, se una é incorpore eon él lo que tuviere de Plata , con que muy ea breve se le sacará la ley. Hiérvase siempre el agua, para que no se interrumpa ó dilate la obra, y la que con el fuego mermare se añada de otra caliente , ó por ura canal sutil se encamine á la caldera alguna poca ,que coniinuamenre le entre en tal proporción , que no sea bastante i impedir el hervor , y que equivalga á la que con él se consume, cosa fácil de advertir en el crecer, ó menguar de lo que está en la caldera: mo- dérese h cantidad de harina, que de una vez hubiere de beneficiarse, coa la grandeza del fondo y agaa, que en él cabe: de suerte, que ni por ser el wieta! poco se multiplique el trabajo, ni por ser mucho se espese demasiado el agua, con que se ¿iflcelie el su- bir y baxar tan freqüentemente ccn ¡es hervores. Saqúese de quando en quando con una cuchara krgi ensaye del fondo de ¡a caldera, para verla disposición que el beneficio lleva , y s¡ tiene necesidad de aña- mr Azogue, u de sacarle si se quiere parte de la pella que ya esmviere hecha, y Ia hma ó lelavillo , que con esto saliere, se vuelva al cocimiento hasta que se acabe, y baya dado el metal la Plata toda , que se] wnoceía con las advertencias que se dirán adelante. 1%6 DE EOS METALES, CAPITULO VIII, Qae este soto es el verdadero modo de sacar la ley á los metales por Azogue , sin pérdida ni consumoí y con mucha brevedad* 1 ja vecindad y conveniencia que tiene la naturaleza dei Azogue con la de los metales, bastantemente se mani- fiesta quando faltasen otros a'gumenios , por la facili- dad con que ccn ellos se une , los penetra y embebe, conviniéndoles en lo que llamamos pella ; compañía, que con ninguna ctra cosa hace , antes echa de sí á todas ías demás del mundo , y no es igual tampoco la smisiad , que con los metiles guarda: grades tiene en ella , según lo que unos respecto de cu os tienen da roas perfección , uniéndose mas apriesa con los que la tienes mayor, y así es el Oro al que con mas ve- locidad se aplica la Piala lugo , y después de esta los demás metales , y en el último lugar el Hierro , con que pa;ecc se confirma lo que queda dicho acer- ca de.su generación. Un esto se fundó el beneficiar como hoy se usa los metales de Oro, Plata y Azo- gue , cosa no practicada antiguamente ; pues ni aun Jorge Agrícola , eu su copiosa arte de metales hace mención de ella , habiendo hoy trece años menos de cierno que la escribió, aunquj para ensayar el Oro, y recoger el mas su;il, pone algunos asomos de ella, Estando el Azogue en su naturaleza siempre quanto ts de su parte , esrá dispuesto para abrazar la Plata y unirse con elia , y solo de paire de su metal está el estorbo por la tela . ó velo debaxo de que de ordinatio la produce la naturaleza. Muy ex^erirototado está ya , que los repasos ayudados del calor del tiempo, y del que con su mo- vimiento causan , con las mezclas cié cos$s que limpian, consumen y gastan esta capa , y poco á poco como 1IBR0 III. DEL ARTE *37 se va disponiendo, se va juotasdo con el Azogúela Plata. Pues quien no creyere, aun sin experimentarlo¿ que en el beneficio de los metales por cocimiento con- curren con grandísimas mejoras todas estas disposicio- nes. Mas veces se repasa el, metal con el continuo her- vir , en un quarto de hora que en muchos dias , y aun meses en los ordinarios caxones. Y la virtud qaa por propriedad natural comunica el Cobre alague que en él se cuece , arrae, castra y prepara mejor la Plata, que la multiplicación de otros metales. Y el calor , mediante el qual todos tienen su penetración y hacen efecto, bien se ve quan sin comparación es mayor ; y así no se tarda por este modo tantas horas como días en el ordinario, en sacarles á Jos metales la ley. ,. El Azogue, oi corre ni puede correr riesgo de disminuirse en esta obra ; porque recelar que pu- diera con el mucho calor exhalaise , fuera mas que ignorancia ; pues la humedad del .agua , que sobre él está, lo defiende , y los niños saben hacer en un papel hervir azeyte, sin que el papel se queme , y poner entre las brasas encendidas un huevo con un hilo ata- do, y no quemarse el hilo. Quando con fuego recio hierve el aguí en una caldera , no tiene su fondo ca- lor qus ofenda á la mano que quisiere sustentarla , y e,n vasos grandes de plomo puro cuecen el agua sala- da, hasta que se qaaxe en Alemania, y se puede ha- cer donde quiera , sin que la violencia del fuego denita metal tan blando , y fácil de fundirse. La falta que llaman consumo y pérdida del Azogue , ya queda demostrado , que se causa por sub- tilizarse, y dividirse en pequeñísimas partes don los rerasos, á cuya causa se sale con el agua y con las lamas Inconveniente que en todo cesa en este modo de beneficiar; porque se está en el fondo el Azogue ■oído y hecho un cuerpo , sin movimiento que la t3$ Í>£ 1-6'! METAIES. desnrnuce, y así nunca se ve lis ea este beneficio,' haciendo como se debe. Evidencias claras son estas, con que siempre concuerda te experiencia. CAPITULO IX* Como se conocerá quando ha dado l& ley el metal\ y modo de lavar. Jbl saber por ensayes menores de tundición con cer- teza la Plata que tienen los metales que se han da benefichr por Azogue , es diligencia- necesaria en qual<- quier manera que se beneficien cora él, y el satisfacerse de si la han dado ya er> el cocimiento , es aun mas fácil; pues podrá el que quisiere haber sacado casi toda ía pella que se sabe ha de rendir eí metal antes de cesar en su obra» La parte superior del Azogue va recogiendo la Plata ; porque es la que inrceii3!ametite toca al metal que la tiene. El calor, que por el fondo se le comunica , la suspende, y no da lugar á que sí una igualmente con todo el cuerpo del Azogue ; y así casi toda la pella se está arriba , como nata de dos, tres y quatro dedos de grueso , según la riqueza del metal, y tiempo que se le da para que se jante. Sá- case con cucharas facilísima mente, y puesta en agua- clara en la cuchara misma, como se va sacando se le quita la lama que tiene, y queda blanca y pura, sin necesidad para esto de otra diligencia. $1 el metal es muy rico , importará hacerlo así , y echarle Azogue suelto , psra que con mas brevedad , y presteza recoja lo restante de la Plata, y se acabe el beneficio. Sin sacar la pella , como queda dicho , se puede también conocer sf ha dado el meral la ley, era la dis- posición que en ella se viere en los ensayes , que con la cucb ra se sacaren del cocimiento, según la pureza y color que tuviere, como se practica en los oidM sucios caxones, aunque no todas veces convendrá aguar- LIBRO IH. DEL ARTE 139 dar esto en este modo de benefi.iar, por te razón que se dirá adelante; y así sea h regla mas particular y propria de este beneficio, que en el relavilío que sa- care en los ensayes ckl cocimiento se exprima un pe- co el Azogue , y se menee dos ó tres veces con él Ja pureña; y si se encrespare recogiendo algo , aun no habrá dado la ley ; y si no recogiere nada, no tendrá ya mas que d3r: cuya causa es el estar el metal tan bien dispuesto, que sin dilación ninguna se junta cora el Azogue limpio qualquiera parte de Plata , que le haya quedado. Y constando ya por lo dicho haber da- do toda la ley, cese el fuego , quítese la puente , y saqúese el molinete, y en dexando de hervir , se saque el agua en Jamada, ó con bateas , ó por botique , en te parte roas baxa que tes calderas descubren sobre el horno, se les pueden poner, y por acequias se derra-* me adonde no estorbe, con seguridad de que no lleva nada de Azogue , ni Plata. Saqúese también el relavilío que se hubiere asentado sobre la pella: y si el calor pasado perseverando impidiere, se quite con agua fría, que se eche á las calderas; y en b demás se proce- da como en las tinas ordinarias; y para mas satisfac- ción , no se eche á mal el relave , hasta volverlo á ensayar por fuego y remolerlo, si de ello tuviere ne-¡ eesidad. CAPITULO X. De los inconvenientes que se pueden oponer á esté modo de beneficio yy primeramente del romperse los fondos. Lio que á la primera vista , y común sentir del vulgo hace que el uso de este modo de ben eficio parezca no ser de impírtancii ni provecho , es la facilidad cora que * lo que entienden rompí el Azogue los fondos con tiesgo manifiesto de que se pierda todo , demás' de otras costas y la Plata del metal; recelo n^ sin al- 140 DE EOS METALES. gun tunda memo , por haberle sucedido así años ha en la provincia de los Chichas, estando yo en la |de los Lipes su vecina , á cierto dueño de ingenio, que sa- biendo que yo sacaba de ordinario pinas por este mo- do , quiso sio mas conocimiento , exe otarlo por ma- yor. Mucho tiempo pueden durar los fondos , si se hacera como deben , y queda advertido en el capítulo quatto de este tratado , y como experimentado testi- fico , que un perolillo bien delgado roe sirvió cinco «ños continuos en los Lipes, en este ministerio sin romperse. Era juntamente fundidor de campanas el que en su ingenio quiso beneficiar por fondos ; fundiólos como ellas en moldes , con su ordinaria liga de Es- laño , y muy giuesos errores ambos , de quien sola- mente al vuelo , como dices , tenia noticia de esta obra, y de que necesariamente se había de seguir su perdi- ción ; pues la humedad del agua-y del Azogue , no pudieron defender de la violencia del fuego la pane del fondo, que por su grosedad estaba de ella tan distante , y así fué fuerza el derretirse, y por la patte que el Azogue lo tocaba, también lo había de penettar, y pasar fácilmente per la mezcla del Estaño. i El durar poco las calderas , ó peroles ordlna- tres con el Azogue es , ó por tener algunas soldadu- ras, ó por haberse batido de Cobre, no macizo sino esponjado , de que se causan sutilísimas hojas, que con facilidad se traspasan. * El rrayor daño que los fondos reciben, es en la circuoí:rcncia que señala la superficie del Azogue , causado por el batir continuo de los hervores , y la ¡anta del metal y agua. Esto se remed'13 con un cerco ie Cobre del canto de un resl de á ocho , ó poco mas •de grueso, y tres ó quatro dedos de alto , que sobre fei suelo del fondo se ajusta á las paredes ck los lados: recibe los golpes este cerco , y quando con el tiem- po se gasta, se pone otro á poca costa f habiendo pa- MERO III DEL ARTE ^ }4,X sado por Plata iodo el Cobre que de él se hubiere consumido. Puédeseles dar también un barniz á los fondos por la parte que el Azogue los ha de tocar f que to- talmente estorbará , que se azoguen ó traspasen. Hácese de cal viva apegada en vino , escoria de hierro , y pedrezuelas lisas de arroyos, sutilisimamente molido todo , é incorporado con claras de huevos bien batidas ó ccn aceyte; Irnsípiase primero el Cobre , y ref/iégare con aceyte , y luego se le pone barniz ó betún ; y si con él se repasan tedas las calderas , duraión mu- chísimo sin daño: pero impedídseles la virtud que el Cobre comunica al agua , y al metal que con él se refría; y así solacéente se deberá usar de esie remedio en la parte no mas dtl fondo que el Aícgue ha de ocupar, ni serán dificultosos de experimentar para esto otros reparos, cerno Esmaltes ó Vidiios , humes de Azufre , huevos que se quemen en los fondos , y otras cesas que dan color negro al Cobre , y sirven como de fcírniz , que le impiden el unirse con el Azcgue. Y quando finalmente con el tiempo qae todo lo consume, fe rompiere algún (ando estando con metal de Azc- gue, por descuido de quien deb¡3 mirar y prevenir esie daño, no puede causarlo de importancia con la disposición del horno que se dixo eo el ca¿ íiuloquinto, CAPÍTULO XI. ¿7 se podrá usar ó ño,pcr mayor aqueste beneficio. \J m de las cosas en que mas comunmente he visto errar en tstas materias, son á personas qué presumen mucho en til: s , es persuadirse que afgur.as"socedeo bien por eríayes n entres , y que por mayor no pceden practicarse , y ts cieno cue r¿o aciertan á 'haciilo 35 1^:2 DE LOS METAtES. sen 1 clara, de que proceden acaso, y no eon funda- mento en lo que hacen , que á tenerlo , supieran guar- dar la proporción necesaria , y obrar con ella en lo mucho , respecto de lo que experimentan en lo poce*. No es menor inconveniente el que algunos hallan en este modo de beneficio , el parecerles, que aunque por raeoor es tan bueno como experimenta tíos todus , no se podrá usar por mayor. Engaño mmifiesto, si se juz- ga por imposible , mirando ala naturaleza de hs cosas, aunque accidentalmente en algunas partes, ó ocasiones no sea practicable. La materia de que se hacen las calderas , qua es el Cobre, no solo falta en estos reynos, sino antes es en ellos abundaniísimo este genera de mineral. Su fábrica fácil, pues solo el fondo en qu3 hade estar el Azogue r es de una pieza y no grande, lo demás se añade con paños , hasta eí grandor qae se quisiere, como queda dicho, en qae no h*y dificultad ninguna; fortaleciéndolo á la redonda con cal y ladrillo , para mayor firmezi. Qje en un vaso de estos quepan cin- cuenta ó ci^n botijas de agua , y que en ellos se ca- liente y hierva es ordinario en las almonas de xabun ,é ingenios de Azogue. A los hervores del Azogue se sigue necesariamente repasarse la harina del metal, que estuviere en ella , que en tanta cantidad no será poco é que también ayuda el movimiento del molinete: y de esto se consigue necesariamente el recoger el Azo- gue con brevedad la Plata, sin la que llaman pérdida ó consumo, por la ayuda del cilor , estar unido en un cuerpo, virtud natural del Cobre , y disposición que causa en el meta!. De suerte, qae el que juzgare por imposible hacer que hierva troch-i agua jjnta en vasos de Cobre capaces de ella , ó farra Jos con phnchas de este metal, ese sola tuviera findmeits para nsgir te posibiliJid de usarlo por mayor ; Dero bi¿n se ve en quan falso principio se fundirá. Y si con la ima- ginación se [simare algún mineral, donde ai se halle ITERO IH. EEí- ARTE ^ ^ Í43 Cobre, ni qoien sepa labrarle ni leña, ú otra mate- ria suficiente para sustentar el fuego, sería esto scaso y no quitaría la certidumbre, ni la posibilidad al arte, como ni í otras que sin fuego no pueden practicarse. CATITULO Xlt DEL GASTO DE LA LEÑA. Jbl gasto inexcusable dé la leña es fa sosa que coa mas aparente color pudiera causar algún descrédito áesie modo de sacar la ley á los roerales, por ser necesaria grandísima copia de ella , en qu¿ se h^n de consumís forzosamente muchos ducados. Pero el asombro que esto causa a.í mkado por mayor, desechará fácilmen- te qualqurera que en particular hiciere cuenta de los gastos y ahorros necesarios en el uno y otro mo- do de beneficio. Y aunque por la experiencia que ten- go de los muchos asientos de minas en que he esta- do , en las provincias de Chichas , Lipes , Chircas, Paría , Carangas, Pacsg^s y Omasuyo , casi todos son abundantes de leña ; y en las mas rigurosas y casi inhabitables punas proveyó la naturaleza de la que llaman Yareta en grandísima copia, mstetia mas apio- pósito para el fuego, que la leña ordinaria, por ser tan untuosa y llena de resina \ pero para que mas clara- mente se vea el desengaño, haré la cuenta de lo que hoy en esta imperial villa di Potosí cuesta el benefi- cio de un csxon por el modo ordinario , y lo mas que podrá cosiar por el cocimiento , por ser este el h)g*r mas falto y caro de leña , que se conoce de todos los mineíales de este reyno. Gástanse en los repasos de un caxon , aunque en su número no hay cantidad cierta , porque unos tardan mas y otros menos, diez pesos en v y si e,s meta* 144 D* NW METALES. de á cinquema libras de pella , ó veinte marcos de Plata , diez áibras de Azogue del que llaman consu- mo , y otras tres d¿ pérdida, que á peso la libra son trece pesos , y con los diez y siete de gasto montan treinta. En un horno de los que hoy se usan para que- mar metales , se gastan eo una mitad , que llaman el espacio del dia, dos quintales y medio de Yareta , y otro tanto de noche , con que se sustenta continuo fuego , que á seis reales e! quintal ( y á veces vale me- nos ) montan los cinco tres pesos y seis reales. Repar- tido un caxon de metal en ocho fondos que serán mo- derados , se les da á todos furgo por dos bocas, dis- puestos eo los hornos , y modo que queda dicho en el capítulo 5 , y á la cuenta de lo que hoy se gista , bastabas diez quintales de Yareta pata dar fuego vein- te y quatro horas á estas calderas , y aunque no es necesario tanto tiempo para que el metal dé la ley, porque con menos rezelo se tsieme la seguridad de esta ganancia , dése doblado gasto de Yareta , que sean veinte quintales , que montan quince pesos , ocho pesos de Indios , que son por todos veinte y tres: de suer- te , que por esta cuenta se vienen á ahorrar siete pe- sos. Gánase roas la Plata que las trece libras de Azo- gue llevaron, que seián otros lies marcos, que valen diez y nueve pesos , con que se interesan en cada ca- lón mas de veinte y cinco. Gánase el tiempa , pues la dilación de un mes se reduce á un dia : Jdan los metales el sexto mas de ley, y no queda ninguna en los relavts , pues por este modo se puede y díbe beneficiar sin elío<. Y si con metales de á cínqueota libras por caxoa se gana en cada uno mss de veinie y cinco pesos , beneficiándolos por cocimiento f en los que rienen mas ley. y consiguiente mente mas con- sumo : i quién no ve la grandísima suma que montará? En cada quatro pinas de á quarema marcos van á de- cir 23$ pesos, que es casi ctia ganancia bastante , pata MERO IIÍ. DEI ARTE *4f aforrando mncho, suplir la costa de los fondos, aan- que lo que insensiblemente ss va gastando de ellos, jiecho pella , y mezclada con la de Plata , pasa a! precio de.ella, y no la hace baxar de ley , de suerte que se ecrjie de ver en el ensaye por ser tan poco , y pudiera Servir esto , no solo de recompensa de lo que costaron , Sino también de logro no pequeño. Y quando para la máquina de metales de menos ley.-no parezca tan á propósito este modo, pues no se labra mina ninguna de que no se saquen , y puedan apartar piedras ricas, si estas por lo menos se bene- fician por cocimiento, rendirán mucho provecho , y serán á los mineros de muy grande ayuda el poder valerse hoy de la Plata que tienen los metales que sacaron ayer. CAPITULO XIII. De otros inconvenientes de este beneficio , y sus remedios. 1 ji presteza y violencia grande con que en este roo- cjo de beneficio se juntan el Azogue y la Plata , es cansa de que á veces la pella, que de est3 unión re- sulta , no sea tan pura y de toda ley , como la que se saca por el beneficio ordinario : y esto particular- mente sucede , quardo sí cuecen metales de mucho Plomo grueso , que llaman Anco, que como queda clicho , es Plata bruta. Recógela así el Azogue vpor la fueiza del cocimiento , y por U brevedad de él no se da lugar á que se consuma y gaste lo extraño é impuro. Bien pudiera ccntiríuando d cocimiento puri- ficarse ; pero por no dilatarlo demasiado no conven- drá aguardar á esto siempre , y así en constando que el metal ha dsdo ya la ley, se podrá cesar, y sacar la pella como estuviere. Lávese después con Azogue suel- to , que se le añada sin agua , y meneándolo algunas 3?. I46 DE LOS METALES. reces con la mano, todo lo impuro subirá arriba, y la tila que de ello en la superficie hiciere, se le qui- tará las veces que fuere necesario , hasta que quede el Azogue y pella limpio como un espejo. Lo aploma- do que se quiíó de encima r ó se eche en otro coef- tnienío , si fueren ambos de un dueño, ó se vuelva 6 lavar con Azogue, como la primera, conque se re- ducirá á muy poco , ó con sal y ceniza, ó cal se re- pase y refriegue muy bien con un pedazo de te xa en batea , cor»o quando ss lavan los que llaman Conchos en los caxones ordinarios. O finalmente , se desazogue y funda así sobre cendrada , y saldrá la Piata buena de- teniéndola un poco al fuego después de derretida yén- dose en humo el Plomo , si pecaba dt él, ó apartando enescorh el Hierro , si el metal lo tenia, ""J Muy negro se pone el Azogue en el cocimien- to y no recoge la Fhta , quando los metales que con é? se benefician abundan de Azufre , como son toda suerte de Negrillos: y fuera acertada prevención ha- berlas quemado, como queda dicho , para quitárselo.» pero quien con cuifj-sídad. quisiere sacarles asi la ley , eche en el cocimiento copaquiras , ó millo y sal , ó cosas qu? vntujlmente la contienen , como legías y orines , y verá como al cabo de algunas horas muda el metal de color , se limpia el Azogue , y se incorpora con la Plata. Mucho se ahorrara beneficiando ios Negrillos por e^u modo, á no ser tan cierto el daño que las calderas reciben , gastándolas la fuerza de estos mate- riales , y así no es cosa , que deba practicarse de or- dinarlo. Tanteo:© se puede preparar el metal con pro-» vecho , cociéndolo sin Azogue con las cosas dichas, en 01ro género de vasos; porque á Jos de barro, por mas vidriados qui estéa los traspasan , y á Iqs de; Hierro los deúucn , y convierten en Cobre ; preven- ga ewo-, porque no lo experinunte alguno coi su diña. Algo paJkra ha;erse en cafdrras de Cobre ó Híerroj libro irr. oei arte r47 embarniztdas todis, como queda dicho , ó repasando muchas veces el Nsgnllo con estos materiales , como también se advirtió ; pero lo mis fkir es quemarlo, aunque porque se Viese la posibilidad, y el mado de be^ nefíjíjrlo crudo, he escrito lo de arriba. CAPITULO Xi¥. Como se hará pella de los metales de Cobré por cocimiento. JVarísimos son los metales de Cobre , que mondos é fncorparados con Azogue , se unen con él y hacen pella, y entre muchos minerales que ds este gérero h; visto en toda* estas proviichs , apiñas hallé uno de esta calidad : está este en la di los Lipes , poco mas de una legua de Sibilcln, en el canino que va á Colcha, en una paotp3 ó llanada: es labor antigua de los Indios , y aunque aun los metales ticos de Cobre, no tienen Plata ninguna. El poco cuidado que pusieron en recogerlos ar- guye fo que es cierto, que no buscaban sino los co- lores finísimos, verde y azul , que llaman Cibairo , que enue ellos se crhn , te mezcla de algún género de Plomo, que este metal de Cobre tiene , le facilita la unión con el Azogue, y es solo el que ha visto ha- cer pella por el modo ordinario de Ptata ; pero poi el de el cocimiento todos la hacen , con el modo y adver- tencias que se siguen. Los fondos en que se ha de beneficiar el metal oe Cobre han de ser de Hierro , y no de otra materia, poique no se conseguirá lo qas sj pretende. . Qualquíer suerte de metales de Cobre , que 4 diferencia de sus negrillos llamamos Pacos , siendo verdes, claros ú cb»:uros ú de otro color , no tienen necesidad de mas preparación , que molerles sutilmente . y cqcciIos como ks de la Plata, I48 DE 10? METALES, Los negrillos de Cobre , sean acerados , espe- jados ú otros qualesquiera , se hin de quemar, hasta que pierdan el biitlar que tienen ; y porque, con la quema se engendra de ellos mucha Caparrosa Ó Copa- quira, se lavarán como queda dicho, hasta cjué se,les Saque toda t cuezanse luego , y se reducirá á pella todo el Cobre que tuvieren; y si sin quitarles la Caparrosa se echase en el fondo de Hierro, en breve lo gastatía y convertiría en Cobre fino. : Tienen , demás de lo dicho , otra propria y par- ticular virtud los fondos de Hierro, para juntar y re- vivificar el Azogue ya casi desunido , y convertido en otra substancia : cosa digna de ser sabicla , y admi- rada entre otros milagros ocultos deja naturaleza Azo- gue es el Solimán , aunque tan alterado como se ve, é imposibilitado al-parecer de reducirse á cuerpo, ma- yormente convertido en agua , pues como si futra sal se deshace en ella; estado á que es muy contingente llegar en los caxones del beneficio ordinario. Cuezase pues este Solimán molido , ó el agua en que está des^ hecha» en vaso de Hierro , y se verá reducirse luego á su primero ser de Azogue corriente y vivo. Asomos de esta p.ropriedad oculta del Hierro se experimentan en el beneficio de metales de Piata, cuyas pérdidas se han reparado eo muy grande parte, después que se in- troduxo el echarlo deshecho en los caxones. Pero en el cocimiento es mas presta y fácil de experimentar esta virtud , por el mayor calor que la saca y comu. nica. Y quien palpablemente quisiere desengañarse , cue- za el Solimán molido , en vaso.de otra nuttria , la que quisiere , y por m^s que hierva el agua no verá Azo- gue ninguno , y si en ello echa un pedazo de Hierro, dentro de breve rato lo. hallará reducido á cuerpo , y mejor si el vaso todo fuete de Hierro, como queda dhho* 1IBE0 117, DEL ARIB *4£ CAPITULO XV. Del lavar por cocimiento los caxones que se bene» fician sin él. Aunque quedan prevenidas, y en parre remediadas las causas de la pérdida y consumo de Azogue en el beneficio ordinario , en el tratado antes de este , que de él se hizo , será muy dificultoso evitar en todo el daño por aquellas advertencias, y á que se estorbe en gran parte. Pero porque podrá suceder, que llague á tal disposición un caxon , que el Azogue se altere de manera que se convierta en agua, como se dixo del Solimán: con que no será defecto ninguna de las pre- venciones dichas, será en tal caso , no solo convenien- te sino forzoso, lavar los tales caxones por cocimiento en fondos grandes de Hierro, dispuestos de la suerte que se dixo de los de Cobre, donde con pocos her- vores , y 8yuda del movimiento del molinete , se jun- tará el Azogue y Piara que se hubiere deshecho en lis^ y se restaurará á su ser primero el que estuviere convertido eo agua. Que esta transmutación del Az gue en los csxones no sea imposible, parece lo asegura le experiencia, por los muchos que antes de ahora en varias partes se han beneficiado , sin sacar de ellos Plata ni Azogue , habiéndoseles echado mucho: y no hay fundamento bastante para atribuir á la lis esta pér- dida total : demás de que muchas veces concurren con el Azogue en los caxones les cosas que lo con- vierten en Solimán : y quando por faltar el calor algo Vehemente y seco que es menester para sublimarlo , no se atribuye á este principio , también las aguas fuer- tes lo convierten eo agua , y acornearían fiequente- mente á los metales los materiales de que se hacen , que son casi los mismos, que los otros que los subU- 17 fcj;Ó 1>E tOS METALES. man , y todos la humedad se derriten en agua; y aun- que no es tan fuerte como la desliada, no repugna que .sa le atribuyan estos efectos, aunque no los cause con la presteza y violencia qu¿ las aguas fuertes co- munes. Supuesto pues , que llegue el Azogue á con- vertirse en agua, claro está que se saldrá con ella, aunque mas cuidado se ponga en el lavar los caxooes, y se perderá todo sin remedio , si no se usa de este del cocimiento , con la ayuda del Hierro ; y aunque fuera arrogante temeridad negir al poder de la natu- ralezi, en alguna otra causa suya , viitud para obrar aqueste efecto, por lo menos hasta hoy no se sabe que la haya : verdad que sabrán serlo los que fueren muy versa ios en la filosofía de la transmutación de los metales, y los demás deberán creerla. Si á falta de fondos de Hierro se lavaren en les de Cobre los metales que se benefician en caxones, bien dispuestos comunmente, cociéndolos y meneán- dolos , hasta que ensayadas las lamas de encima , no den señal de lis ninguna , se recobrará casi todo el Azogue , que ea pérdida y consumo había de salir menos, y acabará el metal de dar mejor la ley que tuviere. Podrán también ponerse dentro de estosfon* dos, mientras se lava, como está dicho , en ellos, algunas verjas ó pedazos de Hierro, con que se ayudará á re- ducir el Azogue, que se hubiere deshecho , 6 con-. vertido en agua» CAPITULO XVI. Del beneficio de metales ricos de Ora y Plata. jtil metal «a ,qu« ss veteen su forme el Oro 6 Plata puros, mezclados con la piedra, se llama machacado, y aunase es tan rico como la vista juzga , «a dexa LIBRO, im DEL ARTE JST de necesitar de brúxula el modo de su benefi.io: por- que si ha de ser por Abogue , m puede molerse bien, ni el Azogue abrazar el Oro ó Plata tan gruesa: y si por fuego, la mezcla de la piedra seca y sin jugo que los acompaña , es de estorbo grandísimo pa:a la fundiciou , en qualquier modo que se higa , y no pue- de apartarse lo uno de lo otro sin tiésgo de muchj pérdida. Así lo experimentaron los primeros descu- bridores del hermoso y rico metal machacado de I or- co , en la provincia de Carangas, con su daño , hasta que un amigo mió, minero entonces, y religioso h: y de la familia del seráfico padre San Francisco , les en- señó el beneficio que llaman de Tintín. Hácese en una piedra dora una concavidad redonda de una quarta , ó mas de diámetro por arriba , y otro tanto ó mas de hondo , á masera de almirez , disminuyendo como pirámide lo ancho de su ciicunferencia , hasta termi- narse abaxo en no mas espacio que qustro dtdos: échase aquí el Azogue suficiente, y el metal mscha- cado hecho pedazos , y con una barreta de Hieno, redondo el cabo , como mano de mortero , se va mo- liendo , y con la tuerte agitación se incorpora el Azo- gue con el Oro ó Plata. La lama sutil se sale con el agua, que por un caño angosto entra por lo abo en la dicha lavadura de la piedra continuamente, y sale por otro. Kecógense estas lamas en su Cocha, y se benefician después por Azogue como queda di- cho , y rinden muy considerable provecho : potque el Rosicler, la Tacana y Polvorilla , y otra quai- quier suerte de metales , aunque sean muy ticos ( que é veces acompañan al machacado ) mientras están de- baxo de especie de piedra , y como tal se muelen , y convienen en polvo , se salen del Tintín sin dar la ley. Poca será la cantidad de metal que podía cómodamente beneficiarse got aqueste modo > y pata 15 2 D* LOS METALES. que >u uso, como de tanta importancia , se extíen* da í máquinas mayores , se hsrá el instrumento en la forma que se sigue : adviniendo primero , que no splp el machacado que la naturaleza cria en las minas , debe beneficiarse así , siró también el que facüÍMmsmente se hace quemando los metales en piedra , con que granujan eo Oro ó Plata , mayor- mente los que tienen Anco , ó Plomeiía mas ó me- nos , conforme su riqutjza , obra de que resultan muchos ahorros y provechos. En los asientos de minas de estas provincias, donde ó la falta del agua , ú del dinero necesario para su fábrica , Imposibilita á hacer los que llaman Ingenios para moler los metales , sen muy sabi- dos y usados dos modos de reducirlos á nacerlas harina con piedras , llaman al uno Trapiche, y Ala- ray al otro. Consta qualquiera de ellos de dos pie- dras grandes y duras , llana la de abaxo , que llar man Solera , asentada á nivel sobre el plan de la tierra , en forma de rueda , ó queso entero la de aniba , en los Trapiches que mueven cavalgaduras, como en tas Atahonas , ó Molinos de Aceytunas. Li de los Marayes es como media luna , mas an- cha por la parte circular de abaxo , que por la llana de aniba , á que tsá arado fuenementa un palo de suficiente largueza, pera que dos trabajadores asidos á sus extremos de una vanda y otia , la alcen y ba- len acia los lades sin mucha fatiga , y con so peso, y golpe se desmenuza el metal. Fáciles y sabidas son sus fábricas, y así no me derergo en dcsciibiilas: solo digo , que p*ra el presente intento no han^ de $er las se le ras llanas sino cóncavas , ccn capacidad bastante, para que las voladeras de aniba puedan an- dar sin estorbo. Entre agua por un estrecho caño t por lo mss alto de te soleta , en lo baxo estará el Azo- gue neassiio , y se íiá echando el metal que nuble- KBRO m DEL ARTE I £3 re de molerse. Lo machacado se mezclará con el Azo- gue : lo demás convertido en sutil Lama , saldrá por otro caño con el agua , y se recogerá y beneficiará , como queda dicho, A. Tintín. B. Barreta* C. Agua que entra, D. La Lama que sale con el agua. E. Cccha, ó lugar en que se recogen. F. Suelo del Trapiche, ó Maray qua- diado. G. ¿olera redonda. H. Voladera del Trapiche. I. Voladera de Maiay. K. Palo largo con que se mueve. 38 J54 , . LIBRO QUARTO DEL ARTE DE LOS METALES , EN QUE SB TRATA DHL BENEFICIO DE TO- dos por fundición, CAPITULO PRIMERO DEL USO Y NECESIDAD DE LA FUNDÍ* fk -. ciion* 1-1 ■ 4 iL modo mas general , mas proprio , y mas con- ^1^ liJt á la^^Siturálezi dejos mentes, p4ra apartarlas de O **% Ja wxib y piedras «oe secüiao', y redocHps á pureza >y peí acción ^ cjue kl cala uuo seles etijfe según su especie, es medí inte el -fusga "en los hornos, que para esie efecto sa; llagan de fundí clan Practicóse esto en fl muríio desi; que¡tuy 'j principio eo el conocimien- to 'y ''pstTde ^meuleScvMsia.que-en este nu-vo siglo y manió nuevo, en esta^í* roa? ft«nos* y ttca^de ambos, villa imperial \le Pofosí, se descubrió f-"poso en ptác- li:a el beneficia de Azogue para los'meíales desuno menos nombrada qae rico cerro, que le dio su nom- bre Y aunqoe ,cot»o queda dicho en los tratados antes de eg? * y con él se perfeccionan todos; y en vano presumirá el diestro en eí arte de metales , aunque no trate sino 3?. sohs !os 4? Plata por ^Azogoe, .el qae na suple- DE LOS METALES. I $5 re fundirlos y refínarlos , á lo rrénos por menor , como ya queda advenido , para que de cierto y no acaso, conozca la lsy que tienen y les deb2 sacar, CAPITULO II. De la materia de que se han de hacer los hornos para fundir , y otros efectos* \j e piedras , ó ajobes y barro se fabrican los hor- n s en que los metales se funden , y desde h elección de estos materiales es nícesario comience el conoci- miento del fundidor,si no quiere perder el tiempo y trabaja. No son á propósito para esta obra las piedras muv duras y que tienen venas , parque con la faerza del fuego saltan , y se hicen pedazos*.- Las que se con- vienen en cal tampoco sirven, porque s; deshacen en polvo , y no tienen consistencia. Las piedras blandas , y que no tienen , son las que resiste» mas al fuego , y entre esias son las mejores las que llaman amoladeras. La tierra deque se fia de hacer el barro ó los adobes, ni sea arenisca ni salada, pcrq'o'e qualquiera de estas mezclas hace que con fa violencia del fuego se derrita , por cuya causa no se hacen los hornos de la- drillos : sea limpia de qualquier jugo , Capairos3, Alum- bre ,^ Salitre , &c. densa y sutil; y si hubiere en abun- dancia de la que es buena para crisoles , se hará una obra muy durable , ó por lo menos se dé con ella la capa cob que se embarran , y enlucen los hornos por dedentro después de acabados De la misma dispuesta como conviene , se asienten los Mazacotes , que son los sudos ó fondos de ios hornos , y los receptáculos en que se recogí el metal funJido , aunque estos hacen algunos de mezcla de tierra y de carbón molido , en iguales partes, y la llaman carbonilla. Para los hornos de levcibsracion se haga adobera á propósito, en fi- I56 LIBRO IV. DEt AETB gura de porción de círculo, mas Iaig3 y gruesa por la parte exterior , que por la de adetmo , con qne se facilitará y abrevíala su fábika. CAPITULO III. De las diferencias que hay de hornos , y primera- mente de aquellos en que se queman los metales en harina. jL/e vaiias y diferentes formas son los hornos, que los que practican el atte de los metales han inventado pora disponerlos y perfeccionarlos. En unos se preparan quemado los que de esto tienen necesidad : en oíros se cuecen los que por Azogue han de dar la ley, fún- dense eo otros : y finalmente , en unos se apartan y di- viden los preciosos de ros viles , y se retinan en otros. Q lémanse los metales , ó en piedra ó en harina: si en harina , ó por reveiberacion ó por tostadillo. Del sue- lo del horno arriba es una misma la fábrica que hoy se usa , en que se reverbera ó tuesta el metal molido. Levántese el suelo de los hornos de reverberación á al- tera de poco mss de vara en circunferencia, de la ca- pacidad y grandeza que se hubiere de hacer, es ma- cizo y perfectamente llano , éntrele llama por ventana, qu^ tendrá enmedio de ías dos puertas , que luego se diián , con su sabaleía y buitrón , donde arde la leña, y caen y se recogen la cenizas. El suelo de los hor- nos de tostadillo es fundado sobre arcos , los dos prin- cipales , que cómo diámetros io cruzan , son de tres quar- las de ancho , y poco mas de vara de alto: todos los demás son pequeños , hechos de adobes angostos, y no gruesos como ladrillos , y de uno á otro hay la distancia que baste pata que con otros, hechos del mis- mo barro fuerte , de una tercia ó algo roas de largo en qoadro , y de rres dedos de alto, se ajaste y llene lo que hubiere de arco á arco, de suene, que por en- DE ICS METALES. 157 cima quede el snelo muy parejo y Hano. En el hueco de los arcos grandes se enciende el fuego por una boca, tapadas las otras, y de allí se comunica per las concavidades de los otros pequeños , y se caíiema y enciende todo el suelo del horco , y se tuesta el nutal que sobre él está hecho harina. Levántase sobre esios suelos la capilla ó bóveda arqueada , no con tanto hue- lo , que constituya semicírculo; porque no sea menor el calor dilatado en tanto espacio , ni ccn tan peco , que no de lugar para que el oficial sentado pueda em- barrar y enlucir el horno por de dentro , después de igualado el suelo. En lo mas alto de la bóveda , que corresponde á la mitad del homo , se dexa una ptietta, é agujero redondo de una quaita de diámetro , por don- de se ha de echar en el horno el metal molido ; á íes lados también se dexan ctros dos cgujeros en forma de chimeneas, por donde salga el humo, así de la leña con que se da fuego , como el que despiden con él los metales que se queman. Déxanse también dos puertas de media vara en quadro , que comienzan desde el clan del suelo del horno , opuesta la una i la ctia por diár&eiro , por donde se menea la harina con rodillos de hierro , y se mira si está bastantemecte quemada % y últimamente se saca quando ya está para ello. Esto es lo que hasta ahoia se usa comunmente; pero conforme lo que yo practico , mucho se ahorrará de gasto de lefia y tiempo , si en logar de los adobes , de que Se hice el suelo en que los metales se tuestan , se pu- sieren planchas de hierro del grosor doblado de un real ele á ocho , y del largor que sé pudiere , con que se ex- cusarán también a'gunos arcos , y pueden excusarse todcs, levantando de adobes una pared que dcsciiba un círculo redondo, hasta la altura que hubiere de tener el suelo del horno , y sobre tila se atraviesen barretas de hierro , largas ó certas, según lo fuere la distancia en que se sustenten las planchas dichas ; y pata que 39 158 LIBRO IV. DEL ARTE ab'aodadas con el fu:go no se rindan las barretas al Eíso del metal, se les ayudará con algunos pilares de arro sobre que estribe, que ocupen poco , y se pon- gm dond: la distancia fuere mucha. Déxese en la par- te mas cóooda pueita por dande se dé fuego , y en II opuesta una chimenea por donde salga el humo. Mas acomodado y de fábrica mas fácil será este horno , no haciéndolo redondo. sinn quadrado , la mi- tad mas largo que ancho. Hachas las paredes en esta proporción , son iguales todas las baneías ó verjis de * hierro , que sobre ellas se han di poner , para que sus- tenten las planchas sobre qae se hi de quemar el me- tal : enmedio de un3 de las paredes mas cortas se de- sata puena por donde se dé fu go , como en los hor- nos donde se queman largas ; y en la opuesta da la banda de arriba, chimenea para que salgí el humo: á las barretas y planchas de hierro , se les dará una capí de barro delgada por abaxa , pafa que les dañe menos el fuego, y otra por arriba, para que si en la qusma se derritiere algún Azufre ú ona cosa, no lle- gue ni haga mal al hierro. Estén estos hornos del todo descubiertos pof arriba r sin que á la redonda tengan pared mas aira, qu2 media vara ó menos, para que la harina del me- tal se detenga , porque así se evapora : y sale mos apriesa qualquier maleza que tengan los metales : y en la cumbre d¿ los hornos tapados, que son los que al principio se dixeron y se usan , se vuelve á condensar, y caer sobra h huírii coi mas viveza , para hacer daño en el bene- fí.ío Tengan sus puertas por donde en siendo tiempo se saqas lo huina con rodillos. A. Suelo del horno de reverberación. B- Suela sobre arcos del horno del tostadillo. C. Puertas por don- de se da fuego , y saca la ceniza. D. Verjas de hierro. E. SuíIo dál horno relondo. E. Suelo del horno quadradot 3F Homo redondo, €?. Homo quadrado. II. Chimenea» DI LOS METALES. CAPITULO IV. De los hornos , y modos de quemar los metales en piedra. Ouénanse en piedra los metales, ó para facilitar su molienda , ó para quitarles algunas malezas que los acom- pañan , é impiden á su beneficio , así por fundición , como por Azogue , como queda dicho. Puédanse que- mar en hornos de reverberación , semejantes en todo á los que poco después se dita sirvan en las fundi- ciones. l6Ó LTBRO m. DEL ARTE También se queman en hornos quadrados , mas largas qye ancfeos , como en los que se cuece el la- drillo , Herios por rodas partes de .ventanillas , para qü? se encienda el fuego ,;y tenga, el ayre entrada. Asientanse primero sobre elf suelo trozos de leña grue- sa , si la hay , atravesados unos sobre otros, en forma de parrilb ,-y luego menuda encima, y sobre aquesta el metal , lis corpís mas gruesas primero, luego las pe- queñas , y sobre aqueste el llampo. Donde no hay le- ña se hace con yareta, y estiércol de carneros de la alerta , ó pedazos grandes del que se saca de los cor- rales en que los ganado? se encierran , y algunas capas de bicho , para que mas fácilan-me se comunique el fuego4 Otros con la luía , ó yareía dicha queman los metales en un legar quadradq', mayor ó menor , se- gún la cantidad de lo que hubiere det quemarse. Cér- case por las tres partes de adobes ó tierra, sin venta- nilla ninguna , la otra pane está descubierta ; sobre la leña se pone el metal , en forma de montón ó pirá- mide. Hácese de los Pampos con agua uno como barro, Con que el metal se tapa , déxando dos ó tres agu- jeros para que respire el fuego , como quando se hace carbón. Si el metal que hubiere de quemarse fuere so- roche , se disporga el suelo algo pendiente , para que la maietia q¡:e de él se durmiere y corriere á manera de escoria , salga luego fuera del fuego y del horno. Quémanse tsmbiert los metales en ollas ele barro grandes, rg< jéteseos por muchas partes del fondo, asen- tadas sobte. cuas en que hsga agua , como ya se dixo quando se trató del beneficio de Azogue. Con que seles saca y recoge el Azufre, ó betún que tienen. También se pueden quemar en los hornos en que por cocimiento se saca á los metales la ley que tienen, tn el copítulo del tercer libro queda declarada su forma , y así no se repite-en este. Y adviértase, que si hubieren de quemaise metales que tengan Ca- DE LOS METALES. l6*í panosa 6 Alumbre. ante todas cosas se les quite la- vándolos en ti modo que tan bien .queda dicho arriba, en c) segundo libro del beneficio por Azogue. CAPITULO V. í)e los hornos en que se funden los metales, y pri- meramente de aquellos en que se junde con Uña. Jpú dense los metales ó con leña ó con carhon ; variase esto en quatro modos, á que se aplican otras tantas diferencias de hornos. Si se funden con llama se la de leña , se hace en hornos de reverberación ; si no% solamente con la llama ,sino taabien con las brasas que de la materia de la leña se encienden , se hace en hoyos. Si con el calor solo del carbón encendido , en muflas ó tecochimbos Y finalmente , si se hace la fun- dición pasando el metal por el cueipodel carbón hecho brasas , en los hornos que llaman Castellanos. En lugar abrigado, y lo menos suj¿to á ayres que se puede esceger , según donde conviniere armarse la fundición , se levanten del suelo hasta cinco quartas en alto quatro paredes en quadro de adobes , que tenga cada una por lado dos varas y media, ó tres de lar- go, ó meros, stgun la grandeza de que se hubiere de fibricar el huno de reverberación. Descríbase en el suelo un círculo que t«que á tedas quatro paredes , y lo que enere él y las esquinas quédate, se üene hasta arriba de pedazos de adebes y de barro; lo que queda Voqi> enmedro , se llene de buena tierra , algo húmeda, bien apretada con pisones, hasta las tres quartas de alto, y sobre esto se asiente el que llaman mazoie fal- so , de fa materia que se dixo en el capítulo 2 de este libro, rociada con agua en tal proporción , que spictada con las manos se june como pella de nieve, 40 l6l LIBRO IV. DEL ARTB sin que por estar muy seca se divida y desmenuce, ni por estar demasiadamente húmeda se convierta en b^rro. Echase de uní vez fuma toda la tierra que fuese necesaria , y acomódase primero con las manos por todo el suelo del horno, de manera que se haga uno conao vaso ó pila cóncava, apriétese kteg-> con piso- nes , ó piedras grandes fuertemente , y con ©tras re- dondas se empareje y ajuste, para que de todas partes tengan igual decaída á lo mas honio del medio, por donde después de bien apretado tendrá este mazacote^ por lo menos quatro ó cinco dedos de grueso La ca- pilla ó bóveda S2 hace redonda , como en los hornos ordinarios de cocer pan, aunque no tan alta , á tan lado- tiene su bjitroa y sabalera , en que la leño arde y se recoge la cenizi, y ventana p3r donde la llama entra en todo semejantes ó lo que en el espitólo 5 dce en este modo de hornos, aunque menores. Por la-otra ventana se vela disposición del metal, se menea quando es necesario , le saca la escoria quando está cocida, se ceba quando =r>E - LOS" METALES. * G$ se funde de sobre baño : y finalmente , se desgreta quando se refina, y se saca la Plata ú Oro en bollos ó planchas La cumbre del horno no se cierra, déxase una ventana redonda , bastante^ á que un hoiibre pue- da entrar por ella sin aprieta» á poner en el otro ma- zacote, sobre que se ha de tundir, acomodar los me- tales , asentar la cendrada , ó lo mas ,que conviniere ha- cerse. Fúndese también con leña en hoyos : cávanse en redondo , mayores ó menores, como dé los hornos se dixo : fórmaóse en el suelo unos como moldes , ó receptáculos en que el metal fundido se divida, y no se haga todo una plancha ; asiéntase abaxo sobre bi- cho y paja la Ien3 mas gruesa , póoese sobre esta otra tanta de menuda, y así se va alte¿nando hasta arriba, dexando siempre en el medio una concavidad , ó'bue- co por donde se pueda echar Iun)b¡e encendida , para que se emprenda mego desde lo baso del horco So- bre la leña se pone el metat que ha de fundirse ; y si hay comodidad para cavar estos hoyos junto é alguna barranca, se hace un agujero por lo baxo , con que mas fácilmente se enciende el fuego , y se le puede dar salida al metal como se fuere derritiendo. Es usado en los Chichas este modo de fundir , para sacar de los soroches Plomo : sirve también para quemar los metales de Hierro , en las partes donde se beneficia este metal. A. Paredes sobe que se funda el horno. B. Suela del horno C Sabalera, ó rexa de adobes. D. Ventana por donde entra la llama. E Puerta del horno, F. Puerta per donde se da fuego. G. Puerta por dond¿ entra ayre. H Puerta por donde se saca la ceniza. I. Chime- neas K. Oirá ventana del horno. L, Faena redondeen lo alto del horno. *6\f IIBRO, IV. DEl ARTS CAPITULO VI De los hornos en que se funde con carbón. Llaman en este reyno Hornos Castellanos á los que en las olías tres primeras partes del mundo han sido usados y comunes para la fundición de toda suerte de metales. De ellos solos trata el Agrícola para este efec- to , y es una la fábrica de todos, y no difieren en mas que en ser mayores ó menores, y tener la boca por donde el metal fundido sale, ó abierta siempre,ó cer- rada á tatos, como se dirá adelante. Leváotanse estos DE LOS METALES. # 1^5 hornos á perpendículo , en forma de an pilar quadrado, algo mas largos que anchos por lo hueco. Ti nen de alto afganos una vara , oíros casi dos, y otros menos, según la grandeza de los fuelles con que hubiere de fundirse , y la facilidad ó dureza de los metales re- quiere. Por la parte de airas en una ventanilla , que para esto se dexa en la pared , algo levantada del suelo, se afixa el alchrebiz en que han de estar los cañones del fuelle, puesto con advertencia de que no asome, ó pase á lo hueco del horno; porque las escorias que sobre él cayeren , helándose con el ayre del soplo no lo tapen ó impidan. El suelo del horno se hace de dos partes de carbón molido, y una de tierra buena , bien apretado con pisón, Asiéntase pendiente acia la parte delantera, donde tendía un agujero por donde corra el metal fundido , y salgan las escorias á una hor- nilla , que junto á él estará bien caliente , con car- bones encendidos con la llama del horno, y [ayre del fuelle,que sale poi el dicho agujero. Otros hacen estos hornos redondos, mas anchos de arriba que de abaxo, y son menores para lo que se prerende; con que se tenga advertencia , que siempre esté á perpendículo la pared donde se pone el fuelle , porque el metal fundido , ó las escorias no caigan sobre la boca del alchrebiz, y la tapen. Los naturales de esta tierra , como no alcan- zaron el uso de nuestros fuelles , usaron para sus fun- diciones los hornos, que llaman Gu3yras , y hoy los íisan todavía en esta villa imperial , y tiras paites. Son semejantes á los Castellanos dichos : diferencianse en que por rodas panes esrán llenos de agujeros, per don- de entra el ayre quando el viento sopla, tiempo en que Solo pueden fundir. Salen , por la pane de abaxo de Cada uno de estos agujeros . unas como orejas pequeñas, en que se sustenta con ceibón por la banda de afueta, 41 l66 LIBRO ITt. DEL ARTE para que entre el ayre caliente. Pénense en lugares al- tos , y donde corra viento de ordinaria Llámanse en esta provincia Tocochimpos unos hornos semejantes á los que los Plateros llaman Mu-* fits y y á los en que se hocen los ensayes de las bar- ras. Fúidese en ellos por cebillo metal rico , en poca cantidad, y los Indios las usaban para refriar sola- mente ; es su fábrica de este modo : Hácese un hor- no redondo, corno los de reverberación; pero apenas de vara de diáuetro. Tiene dos puertas , la una pe- queña , á donde se puede acomodar el fuelle , si se quiere, para abreviar la obra : grande la otra , en* frente de esta, capaz á que por ella se pueda pones dentro del horno la Muflo , que es como una media olla grande , partida desde la boca de alao absxo , llena to* da de agujeros por donde el fuego del carbón se co- munica. El círculo, que describe lo redondo de esta Mufla t ha de tener odio ó diez dedos de diámetro menos,. que lo hueco del horno, para que eo el es> pació que por radas panes sobra , hoy* lugar para el carbón. El cuello de la Muflo llegue ajustadamente á emparejar coa la puerta grande dd Tocochirnpo f y si se hubiere de usax de fuelle , ha de tener la dicha Mufla dos cuellos, qoe Hegueo por la una y otra rarte, á tes dos puertas Por lo alto de la bóveda de an iba se di*xa un agujero redondo , por donde se añadirá el carbón necesario, como se fuere gasiando , y luego se cerrará con un tapón de barro cocido, que se pon- drá y quitará para este efecto. En el suelo del horno se asienta, ó mazacote c> cendrada r según se quisiere obrar , luego se acomoda la Muflí ; y últimamente , con una como tabla llana de buen barro bien cocido, se tana lo que quedó descubierto , desde t\ cuello de te Muflí, Insta b resianre de la puerta por donde sa tntré , y se embarra y ajusta bien. Y á lo hueco del cuello se acomoda oua pucsuzuela de barro j que ss VE LO? MSTALES. *6"¡ quita y pone para cebar el metal, ver el baño y lim- piarlo , y lo demás que convenga. A Horno Castellano quadrado B, Homo Cas- tellano redondo. C. Guayra de los Indios. D. Toco- chimbo. E. Su puerta grande por donde entra la Mufla. F, Mufla G Puerta de barro con que se tapa la del To- cochimbo, H Puerta pequeña. I. Tapón con qu¿ sj en- cierra el Tocochimbo por aniba , por donde se echa. el carbón. léS LIBRO IV. DEL ARTB CAPITULO VIL De los hornos en que se apartan los metales , y en que se refinan , y otros compuestos. X ara apartar el Cobre de la Plata aprovechándolo todo , es necesario modo particular de horno: los demss viles se apartan en donde se refinan los preciosos. Leván- tase en losas ó adobes uno como lecho ó canoa an- gosta , mas alta por la cabezera que por los pies, de suerte que tenga decaída basianre , pata que el meial que se fundiere corra luego afuera per una canal que tendrá en medio , como las que llaman maestras en los texados. Los lados estén también pendientes de mane- ra, que do todas partes caiga el metal deiretido á la canal. Asiéntese el suelo con muy bien hecho maza- cote, aptetado fuetteaienie eco piedras ó pisones, y con on cuchillo ú cito instrumento de Hieiro , se ali- sen y emparejen los lados y la canal, de suerte que no haya en que se detenga el metal fundido Leván- tense paredes pequeñas de adobes sencillos por todos quatro lados , para que detengan el carbón , qoe^ se hubiere de echar á su tiempo , y el metal derretido que por la canal sale , se receja en un catino ú hornilla, que al fin de ella se hará. El Oro y Plata , se refinan en hornos de re- verberación , menores que en los que se funde ó en Tocochimbos , quando la materia es poca : solo se diferencian en que el suelo del horno , en lugar de ma- zacote , se asienta cendrada ,dc la maneiaque en su lu¿ar se dirá; . Otros modos de hornos hay compuestos de los dichos , ó que se reducen á ellos , y* para fun- dir poca cosa es muy bueno el que llaman Brsgueti- 11a. Hácese un heyo en el-suelo , de una quarta ó tercia de diámetto, y propotcionalrcente hondo , asiéntese el JBB LOS METALES. 1^9 mazacote, como en las demás, bien apretado, fc'or el lado donde está el canon del fuelle está descubierto , y por él se echa el carbón y metal; y en los otros se ponen otros tantos adobes qu» lo cercan, y otro en- cima con que se tapa y det\ene el fuego. De estos hornillos he osado yo siempre para retinar el Cobre, y son muy apropósito para qualquiera obra que requie- ra calor muy violento y fuerte. A los hornos de reverberación se ánade una como cola á la parte opuesta á la ventana por donde la llama entra , que por la figura qoe representa y aeucho metal que traga , llaman algunos Dragón. Es h chimenea que diximos arriba , ó como hornc Caste- llano , no derecho sino inclinado. Ponen en él metal, anaycrmente el que es de Plomo ,y no diftuhoso de derretir , y lo que va fundiendo con el fuego cae so- bre el mazacote de la reverberación , donde se cuece si tiene necesidad y se purga, ó lo sacan quando quie- ren. Puede durar una fundición de esre modo , hasta que el metal se acabe , ó mientras los hornos y quien Hataje en ellos pudieren sufrirlo. También se puede hacer qoe de la parte dicha del hotno de reverberación salga una como canal ancha media vara , con sus paredes á ambos lados , de nna tercia ds ahora , en que se disporga el horno de apar- tar el Cobre de la Plata, y se hará en este sin catbon, y _se podrá refinar á ía par, si se quisieie. Estarán apa* rejados adobes para tapar y errbarrar este canal por encima , después qne estén acomodados los panes de Cobre que se hubieren de apartar. Diiáse en so lugar como ha de hacerse. A. Horno en que se aparta la Plata del Cobre B, Canal por dor.de corre el Plomo con Plata. C. Hoyo en el suelo, D. Adobes ccn que Se icdea. E. Drsgcn. F, Ca- nal para apaitai el Ctbie por uvwberscicn. 4* jyo HUO !*• DEL ARTO De /or instrumentos que ha de tetfir el fundidor» * JL/espues del fuego y los hornos, son los fuelles el instrumento mas necesario eo las fundiciones: hácense de varias maneras, y diferentes grandeza , aunque los mas ordinarios son de los comnues que se usan eo las herrerías. En las provincias de los Chichas y Li- pes , donde se han exercitado mas las fundiciones , desde su principio solo usan de los fuelles para refinar la Plata, porque siempre funden en hornos de rever- beración. Los Castellanos han sido menos usados , y por esta causa se han practicado menos los que llaman barquines , tí otros fuelles grandes que se traen coa ruedas de agua ú otros instrumentos , aunque en Coll« quiri , mineral famoso de Estaño en la provincia de Paria ¡unto á Oiuto , están ero uso. H*. DE LO? METALES. J7f Haya en cada fundición muy fiel ro-ua-ia pin pesar el metal que se recib* , y sabir la cantidad del que se funde, y el Plomo ú demás cosas qu; se le hubieren de añadir. H¿ya también peso de hilanzas , para pesar la Plata : y en todo caso no falte uno pequeño , muy puntual par3 los ensayes menores , co- mo son coo los que se ensayan las barras. A su raí. yor pesa, que será aun méoosde uoa onza , s: le pon- drá número de 24 r á la segunda , que será su mirad de ; esta , 12 : á la tercera &: á la quatta 3 : á I» quinta 1: y á la sexta 1: la mhad de esta última se .señalará otra vez con número de 1,2 : á la octava 6 : á te nona 3: á la décima a : á fa. undécima 1 : y la dJodé:iroi esn señal O Haráns; estas pesas quadradas. y por sj or- den se pondrán encaxadas en una caxii?, dondi t»m- bieo se pueda acomodar el peso y uros ptnsas , y por excusar de hacer cuentas en cado ensaye» se pondrá den- tro de ella la siguiente tabla. £1 primero nú ñeros ig- nífica el de las pesas. El segundo, ios maravedises de ley , qué se usan en los ensayes de las barias, aun- que fa mayor que íes fonen es de 2¡¿38o. El terce- to, el valor de la plata., por el ordinario que acá tiene, que es á cincuenta reales marco por quintar: en una ni en cfra no se hace cuerna de medios. I72 LIBRO IV. DEL ARTB Plata. Or$. g.« IB,.1? Valor por Qui- Gra- Valor por pesas. Ley. quintal. lates, nos. quintal. 1 ..24.. 2JJ400.. 1 [¿250. ps.24...o.. 22{j$oo.ps. de pía 2..12.. 1^200.. 9625. 12...o.. 119250. » 3.. ó., yóoo.. 14312. 6,..o.. 50625. .— 8 4- 3- U30^' rJl5ó- 5.. 2.. J420C. 9104. 6., 1.. {jtco.> ^0^2. 7..12.. 905O.. ÍJ02Ó. 8.. ó.. $025.. ^013. 9.. 3.. yoi2.. y» ¿1 B°39 n yo 19 3 0 O M 3 rf Cu a CP to M* 4* M JO co s •* ^»« a B» a» •** O 1/1 a • 0 te V» fcE L©S METALES. 17° bamos de decir, le será fácil su ajustamiento, la pri- mera punta será de Plata pura , que se sepa lo es por ensayes de copel la y agua fucuc. Para la segunda se fundan juntas veinte y tres partes de Piara y una de Oro , apartado por agua fuerte , para que no haya duda en su fineza, y saldrá esra masa de un quilate- Para la tercera se echarán velnre y dos partes de Pla- ta y dos de pro , y seié de dos quilates ; y así se harárífas demás, pesando entre Oro y Plata , veinte y quattb partes, y tendrá tantos quilates quamas fue- ren las partes del Oro. Señalarse han en cada punta, y de l» misma manera se hagan las de Cobre y Plata. , Tenga demás de esto oca cuchara grande de hierro-, con el cabo de lo mismo ,de una vara, á que se añida otro de palodevara y media, para cebar con ella el metal sobre baño , quando hubiere de hacerse. Un garabato para limpiar las escorias, de tres dedos de alto y asi uno de ancho, ccn so cabo largo de hierro y palo. Oíra como barreta, de des varas y media de largo, y dos dedos de grueso, que por la una parte remare en punta, que se calzará de acero: por la ctra en rilo , de tres dedes de largo. También tenga la que llaman hacbuela , por lo que en el remate se le parece, con su cabo de hierro y palo, para los efectos que se dirán despees Tenazas grandes para asir las plstKhss, manlllos y sineeles , para sacudirlas de la tierra, y cor- tarlas : muelles para acomodar los carbones en los en- sayes , y sacar las callanas ó crisoles : cantidad de estos vasos, y de cendradas pequeñas: moldes para hacerlas , y pisones y piedras llanas y redondas pata apartar los mazacotes y cendradas en los bornes. A. Romana. B. Peso grande. C Peso pequeño. D. Cuchara E. Tenazas. F. Hierro largo. G. Hac huela. H. Puntas. I Martillo. K. Crisol. L. Muelles. M. Garabato. W. Tdxadera. 4¿ JJ1 IISRO XV. SIL ARTI CAPITULO IX. De como se han de preparar los metales que hubiere* de fundirse* XV pallar ó escoger con cuidado los metales , es prevención aun de mayor importancia en los que hu- bieren de fundirse : porque lo que se derrite y cal sobre lo que no es metal, se sustenta y detiene allí, sin poder baxar al baño a unirse con lo demás , y á veces se quema. Si le falta la liga necesaria ó se mez- cla y eotrapa de manera con la tierra , que no des- aséidose de ella, se sale con las escorias , en puntas menudísimas de Plata, qae be fisto no pocas veces en las de varias fu adulones. 1>E LOS METALES. 1J2 la quema es preparación necesaria en metales que tienen Azufre ó Antimonio ó betunes , 5? se han de fundir en hornos Castellanos con carbón y soplo de fuelle: porque con la violencia del'fuego se derri- ten antes que estas malezas se evaporen , y mezclada con ellas la Plata, se sale en forma de es:oria. Pero si se funden en horno de reverberación , no corren tanto riesgo ; porque como se va calentando poco á poco , van también gastándose y evaporando estos malos humores, antes que se derrita el metal, con que re- cibe de ellos menos daño. £1 moler el metal que hubiere de fundirse en hornos Castellanos, será de importancia todas las veces que con comodidad , y poca costa pudiere hocerse : penétralo así mas fácilmente el fuego , y se junta me- jor con la liga , ó ayuda que le echan para que sa funda , que también ha de ser molida , y para que lia lla- ma no lo levante se mezcla todo con agua. Muy dilatadamente enseña el Agrícola á lavar los metales antes de fundirlos; poco se una en estos reynos, sino es en metales de Estaños, y qual ó qual lo usa en las tierras ó granzas de Plomo , para quitar- les la lama que tuvieren; pero en los metales de Pla- ta no ha dado lugar á esta curiosidad algo prolixa la máquina del beneficio por Azogue , y el recelo de que no se pierda nada en las lamas que se llevare el 3gu8. Pero acertarle el q^e á metales que de su na- turaleza son mejores para fundición, y no son macizos sino mezclados con piedras , ú orros merahs de Azo' guetlos moliese y lavase en tinas , y recogiese las lamas para beneficiarlas por Azogue, y lo que quedase abaso, que será lo que habla de fundición , por ser mas pesado , se beneficíase por fuego. Í7S &1BR0 *V. DEL ARTH CAPITULO X, De la. liga en qué se funden los metales de Plata. V> ríase la Plata entre los metales que la tienen tm acompañada de otras cosas de contrarias y opuestas calidades á su naturaleza , que si eo la fundición no se le añade quien las recoja y defienda, la destruyen y consumen. Funda por sí solo quien quisiere experimen- tarlo , un poco de rosicler mas rico , y si lo apura en el fuego , apenas sacará muestra de Plata, siéndolo las ttes partes de so peso , como la sacará muy blan- ca y púa el que lo fundiere con Plomo. Aunque tam- bién pudiera decirse , y yo me inclino mas á ello, que no son malezas que el metal contenga las que cau- san este deño , sino te falta de algún género de co- cimiento ó humedad , que para su perfección aun no tenían (porque íbera Plata blanca) y con el Plomo se suple Persuádome á esto por lo que Raymundo en- seña en varias partes de sus escritos; pues quaxando el azogue con algunas medicinas Ae las que él pone por menores , queda de suene , que sobre baño de Plo- mo en cendrada se convierte todo en Plata, y sin esta ayuda se censurne en humo , efectos que no debemos atribuir á malezas qne se le hayan mezclado , pues la materia con que se quaxó no las lleva , sino á la falta de las últimas disposiciones , qne la causa ageote, ó no pudo, ó no tuvo tiempo necesaiio para imprimir- las en el paso. Y para desengaño de esto dice el mis- mo autor , que lo que la piedra de los filósofos ó me- dicina mayor quaxa, oo necesita de esta ayuda; por- que le da al Azogue la perfección última de Oro 6 Plata , por la grande y presta actividad que tiecen: sea lo que fuere , la experiencia ha enseñado en todas panes y tiempo del mundo, que la Plata que tienen DB LOS METALES* 174 los metales debaxo de especie de tierra ó pedra3 ni se seca ni aprovecha , como conviene sin liga , ó mez- cla de Piorno , ó que lo tengan ellos, ó que se les añada de fuera. Soroches , cendradas en que se ha re- finado, y gieta que llaman liibargiiio ó Almártaga, son las cosas que contienen Plomo y sirven de liga, y sclo á la experiencia del artífice se remite el sa- ber qual es mas á propósito para acompíñsr el mtral que ha de fundirse , teniendo atención á que sean igual- en ente dificultosos, ó fáciles enrendiiseal fuego ; por- que si no se funden y derriten á la par, no se con- sigue el fin que se pretende , y se quedan en su fuerza los Inconvenientes dichos. La liga mas recia es la cen- drada , luego los soroches ó metales de Plomo, aunque hay muy grande latitud entre ellos , la mas fácii de todas es la Greta. En los hornos Castellanos se usa de todos estos tres géneros de liga; pero en los de tever- beracion solo de los soroches , buscándolos los masa propósito, según !a calidad de los metales que se fun- den. Los muy ticos se dertiten mss seguramente sobre baño de Plomo en reverberación , ó Toccchin po. - Con otras cesas se mezclan les metales pnra fun- dirlos , que son opuestas en particular á las maltzas que llenen. En el capítulo once del segundo tiatado queda dicho las que son , y el mcdo de conocerlas por los humes. Les remedios que allí se esciiben pata la que- ma y beneficio por Azogoe, son mas propios pata la fundición , y así se tenga mucha advertencia con su uso. Ko se ponen aquí por no icpetirlos. CAPITULO XI. De leí cesas que ayudan á la fundición de les metales, jS o solo sil ve el Plomo, ó las cosas que lo tienen para el efecto dicho en el capítulo pasado, su o tam- 44 I75 LIBRO. IV. DEL AKTB bien son de ayuda derritiéndose ellas, para que con mas facilidad se funjan y corran los metales de Oro ó Pla- ta. A los otros viles no son de provecho , porque al retinarlos los gasta y consume el Plomo. ■ ' Hácense fuera de esto composiciones varias para facilitar la fundición en metales muy duros y rebeldes, que mas son de curiosidad para ensayes menores que de provecho , por su costa para fundiciones grandes, y así en las de todas estas provincias nadie las usa. La Sal que llaman artificiosa es la principal ayuda para ensayar los metales , hágase en qualquiera de estos modos. Partes iguales de rasuras de vinagre, y de ori- nes se cuezan hasta que se cuaxen en Sal. O tómense partes iguales de llrpta, ú otra ce- niza fuerte de que usan los tintoreros , de cal viva, de rasuras y de sal derretida , de cada cosa de estas rana libra, pónganse en veinte de orines , cuezase hasta que merme el tercio t cuélese , y añádasele después otra libra, y cinco onzas de sal por derretir, y ocho libras de legía : cuezase en olla vidriada , hasta que se quaxe. O échese en un vaso sal y hierro tomado de orín, cúbrase con orines , y bien cerrado se ponga por na mes en estiércol caliente, lávese después con los mismos orines el hierro y saqúese , lo demás se evapore y quaxe en sal al fuego. O finalmente, se tome legía hecha de sal, y Illpta partes iguales, y échese dentro de igu des par- tes de sal, de jabón » de rasuras y de salitre , cue- zase hasta que se convierta en sal; pero para que el Salitre sea bueno para estos ensayes se prepara asi. Echase en una olla vidriada , con legh hecha cal viva, cuezase hasta que s: consuma la legía , añádasele las veces que fuere necesario, hasta que frobando el Sá* lítre al fuego no arda , con que estará hech >. Fuera de esta sal se hacen otras composiciones para el mismo efecto. A una onza de polvo depiedrt DE LOS METALES. 17 Ó* blanca, fácil de derretir si faegj, $2 le añaden quatro de Greta , derrítase con reverb¿racion en un crisol , debaxo de muflí, vacíese despoes sobre una piedra, y quejará como vidrio en enfriándose , muélase y guár- dese para quando se hubiere de usar de ello. O tónénse partes iguales de rasuras, de sal co- mún y de salitre preparado , y bren mezcladas estas cosas se cuezan así secas en una olla vidriada , hasta que se pongan blancas , y mézcleseles finalmente otro tamo de Greta , y musíase todo junto. Ayudan , demás de lo dicho, á la fundición con calor mas vehemente que causan en los metales, las escamas ó escoria del hierro , las de heces de vino, de vinagre, y las del agua fuerte , con que se aparta el Oro de la Plata, también son de provecho las Mar- garitas , los panes ó erodios que se sacan de ellas, el vidrio, y sus espumas ó superfluidades , la Sal , el Hierro y sus limaduras, la Caparrosa , y la arena de piedras que se derriten fácilmente, embeben estas cosas el metal, y lo defienden del fuego. Otras composi- ciones pone el Agrícola en el libro.séptimo de su arte, allá las podrá ver el que quisiere, aunque ya será poco ó nada necesario su uso; pues después de asentado el beneficio por Azogoe , solamente se fúndenlos metales que son muy dó.iles pata ello. CAPITULO XII. Como se ha de hacer la prueba á ensaye de los metales por fuego. IVIoy á riesgo está de no saber gozar de la buena sucii¿ que se le viniere á las manos , el que tratan- do en metales no supiere ensayarlos por fuego para amelarse con certidumbre de la ley qne tienen : ya queda advenido alias, que lo hagan así los beneficia- 177 LIBRO IV. DEL ARTIf dores , y aquí lo encargo á rodos los mineros que lo sepan , mayormente los que llaman Cateadores , que se ocupan en buscar y descubiir minerales nuevos. No se fien del ensaye de Azogue, que es muy engañoso, ni se persuadan i lo que per la vista sola juzgaren, pues muchas veces el metal que parece de plomo , tiene mucha Plata , y el que se piensa que es Cebie, en- cierra grarde riqutza , y las piedras que en un mineral son ticas , en otro no tienen ley ías que se les pa- recen , y al contrario. Los metales de Plata, que sen los que mas se siguen y practican en este reyno , y el fin principal de este tratado, se enrayen así, y lo mismo se haga en los de Oro Si estuvieren en harina , para beneficiar por Azrgue después de bien mezclados, se cojan de to- das partes, como tres ó quatro libras , mézclense estas nuevamente muy bien , y saqúese de ello lo que pe- sare la pesa mayor del peso pequeño , que p3ra esie efecto qoeda dicho se ha de tener , mézclesele otra tanta Greta ,ó Almártaga bien molida y cernida , humedézca- se con un poco de agua , de suerte que se una apre- tado con los dedos. Estése calentando , mientras esto se apercibe una callana ó tiesto de olía algo honda , y donde no te hubiere , un pequeño hoyo , que se ca- ve en un adobe ó en el suelo, con su mazacote apre- tado de buena tierra, á la redonda del qual se ponen pedazos de adobe ó piedras, que no saltan al fuego, para que detengan los carbones. Estando bien caliente la callana , qoe es quando parece blanca y hecha asqua, se porga sobre caiboces pequeños encendidos el metal preparado , tono queda d'cho en dos ó mas veces, segua fuere su camidsd , oúbtase con otros carbones, y désele ayuda con el fuelle , derrítese en breve la Greta, y abraza y lleva consigo la Plata, Oro ó Co- bre , qoe el metal tuviere; y en estando bien fundido, que se cenoce quando la escoria está muy derretida f BE tOS METALES/ I7B y Hqmlda como aceyte, y bien cocido el baño , coya señal es comenzar á gastarse el Plomo y á criar Greta, se aparta la callana y enfria; saqúese el panecito , y en una cendrada pequeña, que también estará ya ca- liente para el efecto, se refine hasta que dé la que lla- man vuelra, que es haberse gastado tcdo el Piorno : conócese en que unas pintas , ó como golillas de acey- te , que andan sobre el «retal derretido, y llegandoá la cendreda se consumen en ella , no parecen roas, antes se muestran colores diferentes, que por la seme- janza llaman damascos les fundidores. Si es Oro ó Pia- la, lo que quedó en la cendrada refinado , queda re- dondo , levantado y claro , como si fuera limpísimo Azogue; si liene Cobre ú otra mezcla , ni queda le- vantado, ni claro. Saqúese después de quaaado , y án-* tes que se enftie lo que quedó en la cendrada, por- que después no se despegí fácilmente , ni sale con buen suelo ; y si hubiere quedado con Cobre , vea con las puntas la parte que de él tiene, ó prosiga que será mejor, sin sacarlo de la cendrada , echándole poco á poco Plomó pobre , hasta que el Cobre se gaste , y quede el Oro ó Pla¡a que tuviere. Pésese lo que se sacare , sacudiéndolo ó limpiándolo primero , sí acaso tuviere pegado algo de la cendrada , y por la tabla del capitulo octavo de este libro , sabrá lo qué tiene cada quintal de esta manera. Si con una pesa de las doce se 3JUSia el gtano ó lenteja que se sacó, el ca- jero que está eaftenre de ella en la dicha tabla , donde dice valor, es lo que se busca : como si se ajustó con /a pesa 9 , que es la que tiene señalado 3 , del segun- co orden , lo que le corresponde es 6 pesos y 4 rea* les, y ese valor tiene de Piara en corriente cada quin- I". Si pesa tanto cerno el 3 dd piircer orden, teq- día 156 pesos y a reales, y así es de los demás. Pero sr no se ajustare sino con dos , ó tres ó mas pesas, el valor de tedas ellas juntas será lo que cada quintal ten- 45 170/ LIBRO IV. DEL ARTE drá, como si fuera con la quinta la décima y con la oncena, á que corresponden 104 , 1,4, 2 , 2,1, mentará todo 110 pesos 4 reales , y esto valdrá lo que de Plata tiene cada quintal. CAPITULO XIII. Algunas advertencias acerca de lo dicho atraxo , y mezclado con sali- tre , se funde y hace un panecillo. Muélese el metal de Azogue, y pónese en uno como orinal de barro, y encima su tapadera , con una nariz larga , á manera de Alambique , qoe entre e» algún"vaso de agoa fría, désele fuego en un hornillo, y el Azogoe convertida en humo se 'levantará á io alto, huyendo del.fregó* y-refrescado yolveií á to- mar cuerpo , y correrá al vaso dicho , ó ensáyese en caperuzas y capillos v de la manera que se queman las lamas, CAPITULO XV. Del modo de fundir por mayor en los hornos de reverberación. X oco ó nada se ha usado hasta nuestros tiempos, en- tre los que han tratado de metales , ¡el fundirlos en rjornos de reverberación , y aunque antes de ahora se tuvo noticia de ellos, no fué con la perfección que hoy se usan , ni para este efecto , sino para retinar so- lamente. Biste para prueba de esto que Jorge Agríco- la, que tan dilatadamente trató de todo lo pertenecien- te al arte de los metales f no hace de ellos mención para este efecto. Es entre los modos de fundir el mas noble , y mas á propósito para los metales de Oro y PUta. mayormente si son muy ricos , como tacanas, DE LOS METALES. 184 rosicleres, cochizos , espejados y plomería. Estos tneta- les se (anden por baño en esi3 maoera. Sobre el mazacote falso , que dexamcw puesto en el capítulo quinto de la fáb.ica de estos hornos, se aeren- la otro mazacote de b tierra qoe allí se dixo , ó fa qui llauan Carbonilla , qoe es una mezcla de do? par- tes de carbón molido y una de tierra, todo se hume- dece y revuelve , Imu que estén en la proporción que en otras ocasiones se ba dicho, que apretada con las manos s¿ junte como pella de nieve , échese de una vez rodo el materia! que fuere necesario , repartas» y acomódese por todo el horno con hs manos , de ma- nera que quede en formj de ch ja , ó pta;o con decaí- da bástantele igual de todas partes de la cireurifrrea- cia , al medio del suelo , ó mizacote : apriete;*: muy fuertemente con pisones ó piedras grandes, y con otras menores redondas, ó con instrurosnró de hierro se alise y ajuste , tápese luego con adobes y barro la puerta redonda de arriba , y á las de los lados se les arrimen también adubes ; pero no tan. ajustados, que no d:\e i por donde el fuego respire , y salga si huaro. Eociér*. dése leña, y sin cesar irá añadiendo cómo sa fuere quemando y de tal modo qae ni por ser demasiada se ahogue ia'fhma-en el buitrón, y no teñirá lumr da arder libremente, ni por ser peca no dé el calor bas- tante para que eí horno se caldee. Dktte de eso mi- nera de fu3go el tiempo necesario r hasta,'que se pone blanco por de dentro , que es señal que está ya hecho ascua. Pórtense luego las planchas de Plomo eo lo ven- ¡ana, que esia enfrente de te sabalera , por donde la Ha roa entra, y esto dzrfetiJo es lo que Ilamao baño; seta mas ó menos conforme la capacidad del horno-, y la cantiJid_ de metal que hubiere de fundirse , y Sti riqueza: b ordinario es echor dos quintales de baña para fundir , uno de metal ri:o , aunque yo en Chi- rapa, de la provincia de los Chichis, echtba junris ?de una vez en cada horno sssenta arrobas ds Ploma jgj; LIBRO IV. DEL ARTE para fundir veinte y quatro de metal íleo del cerro de la Trinidad de los Lipes. Si el horno está bastante- mente caliente , luego al punto como se va defirien- do , y cayendo sobre el mazacote el Plomo , se pone claro y limpio como Azogue, y comienza á gastar ; éehanstle encima una ú dost cucharadas del metal, que ya esia<á dispuesto paia fundirse, sin mas proporción, que tenerlo hecho gianza. No se eche tan poco me- tal que dexe de cubrirse todo,e! baño , ni tanto que se amontone uno «obre otro , aunque es menor inconve- niente el dilatarse la ebra , y dotar mas el trabajo en lo primero , que el quemarse el metal en lo segun- do , como sucederá muchas veces en los que tienen maleza. Menéese inmediatamente el baño con un palo largo como hurgonero , para que por icdüS partes le toque al metal el Plomo , y prosígase siempre con el fuego , basta que se funda bien , que se conocerá en la escoria", si está igualmente derretida como agua (de ]a misma maneta se fundiiá en Tocochimpos, aunque es para poca cantidad , y con fuego de carbón ) éche- se luego mas metal , de la manera que al principio, revuélvase con el hurgonero , dé^e lugar á que se fun- da , y de este modo se proseguirá , hasta que se acabe la obra. CAPITULO XVI. Prosigue el modo de fundir por baño , y pénense algunas advertencias acerca de él. "Poc* escoria hace el matal muy rico, y el que no lo es tanto hace mas , si hubiere mucha en el horno quando se va fundiendo , se dexe cocer y subtiüzar muy bien , sin añadirle mas metal , y luego con la fiádmela se abra poco á poco la boca. ó puerta que esián sofrene de" la otra en que se suele poner el fuelle » y sc dé lugar á que por un cañito muy sutil *>ya saliendo. Si se hallare algo á la salida sc quite, DE LOS METALE?. 186" para que no impida y detenga á las demns. Ténganse apercibidas unas bolas de barro y ceniza húmedas para tapar esta sangradera quando convenga ; porque suele robar la escoria algo del mazacote , y siVust atrope- lladamente, y algún Plomo y Plata con ella. Saqúese de esta suerte te que se pudiere : y no importa que qnede el bino totalmente limpio de ella; poique que- dando poca, no solo no daña , ánres ayuda y aprove- cha á la fundición del metal. Esto se hará ías veces que fuere necesario, hasta que se acabe. Si el Plomo del baño tstá ya muy cargado de Plata, no abraza a la que tiene el metal que se te aña- de , con la presteza y facilidad qte antes : para exami- nar esto se saque ccn la cuchara un peco , córtese de ello tanto como la pesa mayor del ersaye, y en cen- drada, pequeña se refioe , y se verá quaoias paites de Plomo , y quantas de Plata son lasque hay en el baño: y en no siendo doblado mas el Plomo que la Plata, será menester que se le añada alguno. Haráse esta prueba también hs veces que pareciere conveniente. Acabado de cebar y fundir bien iodo el me- tal, se-saca la mas escoria que se puede. Entes fon- Aciones de los Chichas , con la punta del hierro largo ííw!i ? 8g°/CÍO ' <*ue *>»"'«« tedia vara mas abaxo de la puerta del horno , y se encamina acia z orV ÍV""" 'l^ 7'E á Sal¡r á h ttlttd deI ma- zacote. Sale por el todo Plomo y Plata que en el hor- SalW* V0"? P°T üíía como a«quia,qoe está se- ñalada en el suelo con alguna decaída , y en ella se Pra refinar después. Suele cerrer este rio de Pla*a cln. el »l*AS0$ yíT;?P3f8 ^e ü0 »»F'qw dando tifa? 2 * "«•* d«"«Mo en el suelo, se pene can- dad de nicho, ó paja, ó leña menuda , en qoeptí- »«ro de e golpe , y lo mismo hacen quando funden sus hornadas de Soroches , y hay trucho baño, 1%-j r'™° ^ ML ARTH Pero en las fundiciones de Oruro , en estando acabada la obra, destapan todas las pueitas del homo, y sacan la brasa del buitrón, y endureciéndose la es- coria que quedó sobre el baño , se abre también la puerta de arriba para que mas apriesa se enfrie el hor- no. £n dando el calor lugar se entra en él , y con un martillo se sacúdela escoria de encima, que se quie- bra fácilmente, y se divide de la plancha que está de- bazo : córtase este luego con sinceles en pedazos , y se guarda. Bien se pudiera sacar la mayor parte del baña i cucharadas, y echarlo en moldes donde se enfriase, conque se excusaba el desperdicio del que corte por el suelo en los Chichas , y la mayor porte del trabajo en el cortar las planchas dentro de los hornos en Oruro. Hágase ensaye de un poco del Plomo que se sacare , y se verá la Plata que en él hay , conformé sus pesos. Pero el que siguiendo el modo de vaciar el horno quisiere saber la cantidad de Plata que tiene, conforme la que hubiere de Plomo, saque ante todas cosas una cucharada del baño, y de esta haga su en- saye^ le saldrá puntual, porque si lo quiere hacer délas planchas que del suelo se recogieren y no hará Dada ; porque todas son desiguales en la ley , y las que se enfrian primero , mas cercanas al horno, tienen taas Plata , y menos las que están mas lejos. CAPITULO XVII. Como se funden los Soroches solos, ó mezclados con ellos otros metales por reverberación. Jjns metales Soroches, que juntamente con tener Piafa lienen rambien bastante Plomo para fundirse por si solos, sin otra mezcla ó liga, aunque en la ley no sean muy aventajados, dexm mucho provecho á sus dueños, por los ahorres y brevedad q, ó de no tener res- piración bestante perlas ventanas para que salga el humo, y se remedia con destaparlas mas, ó de que el bui- trón donde cae la ceniza está Heno basta la sabalera, y no hay lugar para que el ayre avive y aclaie el fuego; saqúese la ceniza, y cesaiá aqueste inconveniente. CAPITULO XVIII. Del modo de fundir por hornos Castellanos. Aliénense di caibon los hornos Castellanos' alguoas horas ánt¿s que h^yi de dar príncia. á la. fundición , poniendo primero abaxo algunas biasas, ó metiéndolas después por el alchrtbiz en que entran los cañones de los fuelles.. Ayúdase con el .-.soplo á que se encienda todo, y añádese mas carbón si fuere necesario, hasta que se calienten de manera que estén hechos un as- cua por de dentro, ténganse apercibidas1 alguhas esco- lias hechas granzas, y si las hubiere de las que salen en horno de reverberación , serán mejores porque tie- nen mas xugo; comiéncese la fundición por ellas en este modo. Acomódense con un hierro los carbones que están en ló alto del horno , de suerte que es- :tén juntos , para qoe lo que se echare á fundir so- bre ettos se pueda tener. sin que. por. las cdncabidades que entre unos y ottos hübiete, se caiga.luego abaxo T9Í LTBTtO TV. DEL ARTE sin estar derretida. E:hmse uoa ó dos cucharadas de las escorias dichas , según ta grandza del horno , en el medio de él, y encima de ellas carbón ; soplen con fuerza y sin cesar las fuelles , derrítense las escorias, y sjeltan el metal , si auo tienen algono , corren y so Jaman en la hornilla qoe está á la boca del horno, y también ha de estar caliente y llena de carbooes encendidos Añádese otra vez escoltas y luego carbón, y por este modo se proseguirá »u?go, echando el me- tal que hubiere de fundirse. Saqúense las escorias de la hornilla con un garabito de hierro , y se echa en ella fono de Plomo pobre , si el metal que se funde lo requiere. Comiéozase esta obra por la foodicion de las escorias, para dar con ellas uno como vidrio á las pa- redes y suelo del horno, y ponerlo con su hume- dad resbaladiza, para, que el metal no se le pegue, sino antes con mas facilidad descienda al cauno ó receptá- culo ea que se junta ; y porque aunque lo diche es común á todos' los metales, requieren unos unas, y otros otras especiales circunstancias , se discurrirá pox todos, comenzando por los de Plata y Oro, Los metates que tuvieren Oro ó Plata , y jun- tamente Plomo bastante , para que puedan fundirse por sí solos , se echen asi hechos granzss en el horno ^ y si por ser demasiadamente fáciles en derretirse^ corrie- ren luego, y salieren crudíos á la hornilla, tápese n boca del horno con uaa bola hecha de bmo y carbón molido, y prosígase en la fundición un buen rato, y en él se irá acabando de cocer el baño Abrase lue- go la boca que antes se cerró, y saldrán el Plomo y «scorias á la 'hornilla. Vuélvase á cerrar después, sa- qúense las escorias y continú:se así, hasta que se haya da cesar en el trabajo. $i la facilidad dicha en derretirse les procede! Jos metales de abundancia de Azufre ó d? Antimonio, figué^se coo metales qne participen de Hierro, coroQ son los que iNman Champes, y se serviría dt aw- BE LOS METALES. 102 dlclna los unos a los oí ios, y ambis darán con mss seguridad lo que tuvieren. Pero si faeren secos, ó tu- vieren Oropimente, añádanseles oíros mas xugosos, y que abunden de Plomo , aunque sean pob tes de metal precioso. La plomería gruesa , y pacos ricos mejor se fun- den por reverberación sobre baño; pero quien en hor- no Castellano quisiere fuudirlos, muélalos y muela tam- bién soroches que tengan mu:ho Pío dio ó greta, y a una parte de harina de metal mezcle dos de liga , amásalo muy bien con alguna agua, y así mojado lo ponga en el horno sobre carbones menudos ó sobre hrcho, y prosiga en lo demás con elórd¿n que queda dicho. Los metales que tienen Plata y mucho Cobre. como son los negrillos y los que se llaman cobrizos , que el color de cardenillo que muestran , se funden tam. bren;con la liga dicha ; pero es necesario que en la hornilla se eche antes de comenzar á fundir bastante cantidad de Plomo pobre , que sirva de baño. Chupa tote y embebe en sí te mayor parte de la Plata que el metal tiene, y en estando la hornilla llena se sacan de ella coo un garabato de hierro , primeramente las escorias que están encima , y debaxo d¡ ellas está lo mas del Cobre , en forma de eruJío ; sácanse también v ponen aparte cada cosa. La cantidad del Plomo v »£ fV" ' h0,n,,!i hubic,e di'á si convendrá sa. y se podran en moldes para hacer panes rir«« rf2é¡!-DSe ,?s/osÍcIe"s, cochizos y wpejVoi íicos si hubieran de fundirse por Castellanos ( aunque «! ^no/!r,?masse8ü/°) amásense con greta, por- que son facilísimos en derretirse ; ciérrese á ratos te re fundiendo: o bagise la hornilla de manara, que la «wiad de elU este dentro del horno, y te otra mitad 193 LTBKO IV. t)EL ARTE fuera, fíchese el Plomo necesario para baño\¡yprosí- gase como en los otros está advenido. CAPITULO XIX. Como se funden los demás metales en hornos Castellanos. Jl ay entre los metales de Cobre, pacos y negrillos, á su modo llamo pacos, aunque sean verdes -% azules, naí3? jados ó de qualquier ctro color, á todos los que no f aeren acerados ó esptj'dos, que á estos llamo ne- grillos. Fúndense pues los pacos hechos granza , sin liga de metal que terga Plomo , en horno que tenga siempre la beca abierta i ayúdesele con mezcla de ciu- díos detTobre ó de sus negrillcs , ó de un género de arena ó tierra , de unas piedras blancas que se derri- ten al fuego fácilmente. Sale á la hornilla el Cobre* puro de este género de metal , aunque á veces no hace mu- -eho baño, y se mtzcla la granalla con las escorias , muélanse y apártele el CoSre■, y lo demás vuélvase4!* echaf al horno , y*á fundir hasta que no tenga nada de metal, tuya señal en este y en todos lus demás , ' seiá que no echen de sí olor ninguno las escorias quando se derriten. " "'."-'. , Paia los'negrillos de Cobre si se fundfn solos, "es necesario que la boca del horno esté cerraja á ratos; porque se derriten éstos metales lutgo , y baxan y sa- len crudíes, si no se detienen algo en el fuego hasta : que se cutz^n. Quando el horno se abriere, y saliere "lo que está derretido á la hornilla , sé aparta lo crudío Sobre to demás , quítese y vuélvase al hor no. En hornos menores que los demás se funden ;!os metales de que se saca el Plomo; porque de otra manera se consumiría é iría en humo. El suelo del horno, y el catino ú hornilla , se hagan de tierra con mez- clada escama ó áé dtía de hierfo ¿ y sos escc¡*ias>es bE LO? METALES. T94 fa mayor ayuda para fundir y juntar este metal , por propidad natural que para ello tiene. Esté siempre la boca del horno abierta, y sobre el Plomo que caye- re en te hornilla haya carbones menudos que lo cu- bran , y no deo lugar á que se gasre , y al respecto de lo que fueren los meiales, mas ó menos fáciles en derretirse, deben ser también los hornos, masó me- nos /argos. La greta es lo que mas apriesa se derrite, y para aprovechar todo el Plomo que tiene, sin que se pierda nada en humo, conviene fundirla en horni- llo de no mas de ona tercia de alto redondo , y mas angosto de abaxo que de arriba , con su hornilla , como ios demás Fúndese el metal de Estaño en hornos treno» res que los que sirven en la fundición de Plata , y otros metales, y no se sopla tan fuertemente con los fuelles; porque con fuego moderado despiden las pie- dras el estaño que tienen, y con violento se calcinan y convierten en ceniza: sea el suelo de estos hornos de una piedra arenisca ó amoladera , y si las paredes se hicieren de lo mismo , durarán mas. Pállese el metal lo mejor que se pudiere, y lávese para quhaile la tierra o lama: el carbón también vaya limpio , porque ías pedrezuelas o tierra que suele tener entrapan , y ha- cen mucho daño á esta fundición. En la Plata donde el Estaño se recoge, quliadas las escolias, se eche carbón molido que cubra todo el baño para que no se gaste. CAPITULO XX. advertencia acerca de lo dicho en el modo de fundir por Castellano. ÍSo se echen carbones grandes en los hornos Caste- llanos, porque por la patte donde está ti fuelle im- piden el soplo, y por aniba se encampanan , y hacen 49^ If>C, LIBRO IV. &BL ARTE puente unos coi otros, baxando los pequeño? como se van gastando, y quedan algunas panes vacías y sin carbón , y desciende por ellas el metal sin fundirse : qniébrensj puis los mayore? , y aun después de esta prevención es necesario de quando en quando, antes de echar el metal, que con- un espetón de hierro , en- trándolo dos ó tres veces de alto abaxo por las brasas, se higa que se junten, y si hubiere alguna concavidad se llene. Téngase mucho curiado en que la boca del alchrebiz , por donde sale el soplo de los fuelles no se tape 6 embarace con hs escorlas que sobre él ca- yeren ; porque faltándole con esto la fuerza al fuego, se baxa sin fundir el metal, y se amontona y endurece en el fuego del horno , y no se puede hacer nada mientras ©o. se remedia , y aun á veces es necesario parar en el trabajo , y con nna barreta de hierro quitar aqueste estorbo , y así se mirará á menudo si se enfrian algunas escorias á la boca del fjslle , y con el punzón de hierro se-quitarán , y pira prevenir que aquesto no suceda, no se echirá el metal animado á la pared en que está el alchrebiz , sino en el medio del horno , y se incline mas á los oíros lados. Si sucediere engrasarse el horno , que así llaman quando, como queda dicho, se enJurece y amontona en el suelo, el metal se limpie lo mas que pudiere pof la ventana del alchrebiz , y por la puerta del horno con li punta del punzón ó hierro largo , y suspéndase el añadir metal , y en su lugar se echen escorias á fundir, que derritiéndose humedecen y ablandan lo que estaba' endureciio , y lo hacen que corra fuera , y quede el horno limpio, prosígase en estando la fuadicion del En uno de los otros dos lados del horno, un poco mas alto que el suelo de él, acostumbro yo á dexar un agujero redondo, por donde cabefona mano: está estrado de ordinario con *»a tapón de barro, y 1>E LOS METALES. LOC y quando se ofrece el engrasarse el horno , lo destapo y limpio por aquí, que es -mejor que por el alchrebiz. Rocíense á menudo con agua suficiente los car- bones que están en Ió alto del horno , como lo suelen hacer los herreros en sus fraguas: sirve esto , de mas de que resisten y detienen mas el fuego r de que se peguen y detengan en ellos ías partes mas sutiles del me/ai, que con te llama vuelan y se salen, y pierden fuera de los hornos , y por esto en algunaspartes se hacen chimeneas sobre ellos altas y capaces , á cuyas paredes se pega la Plata que levanta la violencia del fuego, y al cabo de lierapo se recoge con provecho. En las fundiciones del rico asiento y mineral de Porco se usó , desde que se descubrió esta tierra, este modo de fundir por Castellanos, debaxo de chimeneas , el rí» quisimo metal cochizo y rosicler , de que abundaban sus minas. Estuve yo en sus fundiciones muchas veces% por serpor allí el camino real de esta Imperial villa á k provincia de los Lipes, en que residí siete años, y supe que de estas antiguas chimeneas hablan sacado algo* nos provecho considerable. Acabada la fundición antes que se alce de obra se eche alguna Greta encima , que derriiiéndose lleve tras sí las reliquias dtt metal: de Oro ó Plata, que en^ ue los carbones , ó en las paredes del horno se hu- bieren quedado; y para limpiarlos de los otros me- tales, se remate con fundir algunas escorias , y como el carbón fuere baxanJo, antes que los hornos se en- Mcn se vayan limpiando las paredes de las cadmías, n otras cosas que se les pegan , y sobresalen . con el hierro largo como barreta , que por la una parte acaba en corte , como queda dicho , de tras ó quatro dedos de boca. ^ I $6 *-IBR0 *V. Díl ARTE CAPITULO XXI. Del modo de fundir el metal de Hierro. Xj3 resistencia qoe hace el metal de Hierro al fuego sobre todos los demás metales , ha obligado á los que se ocupan en este ministerio á usar de mas violen- cia y fuerza para rendirlo, y sujetarlo de suerte, que quede apto para que se acomode en los usos huma- nos , para que es mas necesario que el Oro ni la Pla- ta; y aunqoe por mayor no he practicado su fundi- ción , ni quisiera tratar de ella , por no escribir cosa que muchas veces no haya experimentado , pues en quantas he dicho y diré , se exceptúa sola aquesta. Pon- dré el modo con que estoy informado de personas prác- ticas , se hace hoy en las provincias no menos cono- cidas en el mundo, por la abundancia que reparten de este necesarísimo metal, que ¡lustres por la nobleza y valentía de sus naturales , atendiendo á que en estos reynos hay mucha abundancia de metal de Hierro, y pudiera ser necesaria la ciencia de su beneficio. Las corpas, ó pedazos grandes del metal de Hierro se quiebran y reducen á menores, del tamaño de nueces ó manzanas, para que el fuego las traspa- se y queme mas fácilmente. Hácese un hoyo seme- jante al que se describió en el capítulo 5. de este li- bro; acomódase en él leña y carbón, y encima se le mezcla y amontona el metal de Hierro, dásele fuego, sácase después de filo ya á medio fundir , y que paie- ce escoira ; preparado de est3 suene, se echa en un horno alio una vara, y mss de vara ancho y largo: en el medio se asienta su suelo ó mazacote , de me-> dia vara de diámetro, y una rercia de hondo , roas ó trenos conforme lo que hubiere de fundirse ; llénase este catino ó leceptáculo de carbón., sobre él se pone tceul, luego caí ton otra vez, y ñas metal encima.. con feE" LOS METALES. 197 -nr. * trio 6 en. d t> - - ■ oqov.4 LIBRO QUINTO -'*■■■ ■•■■ • ~ > -.i • ' :iP., .Jr.3i.u- DEL ARTE DE i LOS AMETALES f SN QUE SE ENSENA EL MODO DE REPINAN los, y apartarlos unos de otros, CAPITULO PRIMERO. $>E COMO SE HA DE HACER LA CEAr*- drada para refinar el Oro y la Plata. Oaten^el Oro y la Plata de la fundición acompá- selos con jgran parte de' Plómcr, cómo se ha visto en el modo de fundirlos , y á veces también lo están con Oíros metales y es, necesario que se les quiten todos, para que quedeg con los quilates y fineza, que con- forme sus especies se les deben. Con solo el Plomo se consumen y gastan los deroas viles; si su cantidad no e| notable', para que*le¡-aparten: y aprovechen, del modo que esto último se habrá de 'hacer, se dirá después. Para la afinación del Plomo, se dispone pri- mero la que llaman cendrada , de este modo. Previé- cese cantidad de ceniza , y"qua!quíera es buena si está limpia de tierra , pajas, ó carboncillos , que se h3ce echándola en agua en «na tinaja ó borque , y meneán- dola bien , con que rodo lo liviano se sube arriba, y se limpia y aparta, y'con un breve-descansó la tierra ó pedrezuelas se asientan en el fondo ; la deroas agua turbia, con lo sutil de la ceniza , se recoge en parte donde se dexa asentar, se le quita el agua, y se se- ca ; pero la mejor de todas es la de huesos quemados por ser sequísima , 8unque no hay siempre ni la como- didad , ni la abundancia necesaria , para usar de lo di- cho ; y asi lo que se practica mas entre fundidores es DB L6$ METALES. 20 T nacer las cendradas de ceniza de yareta ó de cordones, es también muy bnena la de molle, ó de otro qual- quier árbol ó matorral que está todo el año veide , quémese la materia de que se hace con cuidado, en parte limpia , donde no se le mezcle ninguna tierra , y ciérnase para quitarle lo que no estuviere bien hecho ceniza: algunos mezclan con ella parte de polvo de ladrillo molido , con que ss embebe menos Plomo en te cendrada, y sale mas greta. Un género de tierra blanca hallé yo en Orujo en el cerro que llaman de la Tetilla , que me-ahorró de cuidado de juntar y preparar cenizas ; porque se hacían de ella cendradas excelentísimas para las terina- clones , y así gastaban y embebían el Piorno, como las que se tienen por mejores. Échense uno ó des costa- les de ceniza, según la grandeza del horno , y. la can- tidad que hubiere de retinarse , sobre el suelo bien lim- pio y duro , ó lo mejor es sobre algunas maniss ; vá- sele echando agua , y rtfregándose con las manos , hasta que igualmente se humedezca toda ; de manera que como en otras ocasiones se ha dicho de la timracon que se hace el mazacote, se junte apretada corno pella de nieve, limpiase y mójase ranbieo el suelo del horno en que se ha de asentar la cendrada , que como yaque- da advenido, ha de ser de reverberación ;échese lue- go junta toda la ceniza . por la boca redonda de ai riba. y por la misma entre la persona que ba de acomo- darla, repártela igualmente por t(das paites, de suerte que qu:de capacidad bastirte eo qoe pteda cabet el Plomo que ha de retinarse , apriétela piimeio con las manes y con los pfes, luego leve mandóse , y última- mente con piedras ó macetas , lo mas recio que se pue- de. Emparejase y alísase , para que como se fuere gas- lando no tenga en que dividirse, ó detenerse el Plo- mo con el Oro ó Plata Lo roas hondo de ¡la cendra- da se incline acia la puerta que está opuesta á la del 51 202 pTBR.0. Y. T*EL AtWE fuelle , para-.qie estaodo oaas cerca de ella, tengí mas breve la saliJa la greta que por allí se ha de apartar, como ss dirá luego. Si en el agua con que la ceniza se amasare ss hubiere deshecho sal quemada, hasta que no salte en el fuego ó algún a sal, quédala cendrada mas apretada y fuerte» Las que llaman copelfas son cendradas peque- ñis en que se refinan ensayes, hácenss en moldes de hierro ó bronce redondos , mas anchos de abaxo que de arriba , de la figuMs de pesa de marco sin suelo , para que puedan sacarse fácilmente ; púnese el molde sobre una piedra llana y dura ; llenase de ceniza de huesos, preparada como queda1 dicho ; apriétase pri- mero con las manos ; después con otro molde también de bronce, cuya parte de abaxo está redonda , como de mano de almirez, con la qual se forma en la ¡co- pella la concavidad qoe ha de tener; apriétase este con golpe ds maceta ó martillo , que se tendrá también paro este efecto ; sácase'íuego la cendrada, guárdase , y mien- tras mas antiguas fueren y mas secas , son mejores es- tas copellas. A„ Lugar de la cendrada B. For donde corre la greta. C. Moldes de copellas, ó cendradas pequeñas. D. Molde de arriba. E. Lo que entra en el molde de abaxo. F. Maceta para apretar. G. Piedra llana sobre <|ut $t aprieta la copella* » BB LOS METALES» 203 Como se refinan Us metales de Oro y Plata. J\ sentada la cendrada se tapan Us puertas del bornoy como se hace para fundir , dásele fuego hasta que se caliente muy bien, y si acaso pareciere en ella algu- na resquebrajadura , se remediará de esta suerte. Há- gase de ceniza y agua una como mazamorra , y mó- fese muy bien en ella un trapo atado á un palo largo, ó bairedero de horno; reniegúese sobre lo que estu- viere hendido, y se llenará todo, y no dañaría que se hiciese lo mismo sobre lo restante de la cendtada. En estando bien caliente, que seiá quando el horno es- tuviere blanco, y hecho cscua por de dentro, se pon- gan en la ventana que está enfrente de la del buitrón, por donde sale la llama , los panes , planchas ó pe- ¡Uzís &1 Plomo que tiene Plau ú Oí© , aoontona- 204 ITERÓ V. DEL AETE dos unos sobre otros. Derrítese, y va cayendo é lo cóncavo de la cendrada , y luego comienza á gastar, en habiendo corrido todo lo que ha de retinarse, se cierra esta ventana: si hay alguna escoria se limpia, estando bien cocida en el modo que se dixo en lo de la fundición , y no siendo mucha se le echa car- bón molido encima , y con un hurgonero de palo se menea, pata que por todas partes se le pegue, y con el garavato de hierro se trae á la puerta del horno, y se saca de él, quedando limpio el baño despide mu- cho humo , y ccn el soplo del fuelle se arte ja afuera, Vase consumiendo el Plomo, porque pane se embebe en la cendrada , y paite se convierta en greta , que es la que llaman almártaga. Es como grasa ó aceyte, que se da muy bien á conocer á la vista, diferenciándose del resto del baño sebre que nada Rempújala el ayie de los fuelles acia la puerta del horno que está enfrente de ellos , y habiendo cantidad junta se abre con mu- cho tiento con la hachuela un camino ó sangradera muy sutil por donde vaya saliendo , iiáse ahondando al paso que por irse apocando .el Plomo fuere baxando el baño. Si en la masa que se refina hay mucho Cobre, por habeilo tenido los metales que se fundieron , como lo tienen todos los Negrillos, se cria por encima otra como grasa , aunque de color mas obscuro que la gre- ta , que lo roas es Cobre mezclado con algún Plomo, saqúese de la misma manera que la greta , y póngase á parte, poique suele llevar consigo mucha Plata. En las fundiciones de Oruro siempre se echaba esto por ahí, hasta que yo fui á aquella villa , y compié en poco precio (Stos deshechos ó escorias, de que saqué no pocos millares de peses de Plata: pero ya hoy ccn mi cxemplo se saben aprovechar de todo fcsíén siem- pre apercibidos á los lados de la sangradera dos peda- zos como rutees de cendrada bien calientes, para ta- parla si se saliere algún Plomo tico con la greta: cosa I» LC5 METALES, # 20$ que fácilmente conoceiá'qu&lquicra, arinque no sea moy experimentado i por el cól&r vivo como de Azogue que el baño tiene , y ser el de la greta como colorada , quan- do va corriendo fuera del horno. El criarse poca ó much* greta consiste en el fuego recio ó moderado con que se hace esta obra: porque el demasiadamente violento, no solo da lugar á que se quaxe, sino ames derrite y vuelve á conver- tir eo Plomo la que estaba ya criada. Esia advertencia bastará para que el que no tuviere mucha experiencia pueda pot sí solo rastrear el temple que dtbe dar al horno; ' ' v Acábase finalmente el Plomo, y da el Oro ó Pla- ta la que llaman vuelta , cubriéndose de una como tela colorada, uniforme , sin paiecer , ni verse mas las mo- tas ó pintas de grasa que sobre el metal andaban. Cé- sese en añadir mas Uña , y con el calor de la que queda y el horno tiene , se va sutilizando aquella capa colorada t aclárase , y hace unos visos azules y torna- soles ; y últimamente se yela clara como Azogue , y se quaxa ia plancha. Antes que se enfrie se despfga de la cendrada , levantándola por los lados con la punta ancha del espetón ó hierro largo. Abreose para esto y para que se enlríe mas apriesa, las ventanas : traese acia la punta con los hierros y garabatos de la fun- dición , y con ayuda de unas tenazas grandes se hace y saca del herno. En toccchimpos se tilma de ia misma suerte , aunque en menor cantidad. CAPITULO III. Adventencias acerca de lo dicho de la refinación del Oro y de la Plata. O i estando la cendrada y horno bien caliente no es- tuviere claro el baño, sino antes mas obscuro y en- 5* 2Q&. LIKWt V. PEL AltTB crespado, es señal que tiene meaxla de Estaño , y Cf desesperada cosa aguardar á que se limpie % fuerza de fuego , quítense con un palo largo las telas que cria por encima , y vayanse airiuiandu i los bordos de la. cendrada te&s quintas-veces fperie menester , basta que aclare que este es etrémedio ú.o¿ca para ello , y prosígase» en la afinación como queda áíchos -. Las mismas muestras, dan el Oro y la Plata, jun- tos ó cada- uno de por sí , de que están linos quando dan h vu.lt*, que son. tes que en el capítulo antece- dente quedan, cjtcbasi,.y así, por esta pacte.no se co- noce ánjacs de sacar te plancha y tocarla, y ensayar-i te con agj3 fuerte,, como se dirá, dea pues , si tiene Oro ó^ nt*. Si te plancha quedó con algún Cobre, 6 mal purificada, facttmenre se manifiesta a\ te vista de los mediaoaooente experimentados, no vuelve á descubrirse el bañso después de haberse cubierto con aquella como tela cobrada que dixiaoos., ni se adelgaza ni sutiliza f entes se obscurece mas, yá vec^es al helarse brotada sí una coro».sarna ,. y esto sucede de ordinario,.quan» do después d¿ ya quaxada la plancha le cae aíguo> Plo- mo c>ue cona de los lados de la. cendrada. Añádasele mas Plomo-, avívase el iuego, volverá á andar como án- us y á dar la vuelta, retírese esto hasta que por las señales de arriba quede la plancha fina. SI te pbocfca después de refinada quedare de-* aosshdamente grande r será necesario abrir el horno pox la puerta delantera de alto abaxo para sacorla * pero para excusar este emfad.) , será bien sacar paite de ella eu bollos-» de esta manera. La puoia dd hierro largo, que díxe había» de estar calzida con acero , se moja. con agua , métese en la Plata. ,. habiendo dado ya la vue'^a á¡nes que se hieíe , un dedo ó dos quando mas,. pégasele alguna : saqúese luego , y enfríese en el agua; vuelves* otra vez. á tocar con el'a la Ploia cjtrretida, y regase!..- oca sus va capa.., enflúseenel ag^a , y de.- OH LCS METALES. .20y^ este modo se prosigue , h3$ta hacerlo del tamaño y número que se quiere. SaaiJense con el martillo, y se despegan del Hierro. Mucho trabajo y enfado se ex- cusa de aquesta suerte en reíinaciones grandes de me- tales muy ricos, de que reng» mas que meiii03 ex- periencia, pues en años pasados en las fundiciones de Chacapa, en fos Chichas , pira todas quantas pIaoch*s saqué ( que no fueron pocas) délos metale; del-cerro de la TjiniJaJ de los Lipes*, que allí fundí, fué ne- cesario abrir los hornos , é intolerable el rrabijo de sacarlas, así por ei excesivo calor, como por su mu- cho peso, pues hubo entre ellas plancha que pesó once arrobas y nueve libras de finido» Piala , y otras croco» no fueron muy menores. La .ostentación , que con iao grandes pedazos de este precioso metal hice , tuva con- trapeso no pequeño T eo lo que cosió de trabajo el sá- culos de tos hornos, cargarlos á esta villa imperial, y cortarlos en ella para hacer barras; desde entonces acá aso corroas acierto sacar lo mas de b Plata eo bollos, y así se practica también en ías fundiciones de Oruro. En^ dos ó tres refinaciones,. puede servir una cendiafa si salió buena, y se hizo de mucho cuerpo de ceniza, y no fué demasiadamente grande i»cantidad de Piorno que en ella se consumió Quítese quando conviniere * y lo que estuviere- duro como pi-dra por el Plomo que ha embebido, y se Mama Motibdene , y entre fundidores cendrada, se ponga á paír? , y gu3r. <& para liga de metales, que con elia se rund n , 1» demás ceniza se cierna y guarde, qae esta es la oociot para cendradas. ' Sí mkntrss se refina es tan recio el fuego croe ra cendrada y el baño tienen un mismo color , se pierde Plata ; porque con la vehemencia del calor se sutiliza demasiado , y la-cendrada se esponja, y la chupa- ron el Plcmo, y así d be estar siempre mas obscura que ef baño la orilla de k cendiada* H 2cS LIBRO V. DEL ARTS Los pedazos de cendrada ó molibdena, que so- lamente tienen Plomo, amarillean por de dentro co- mo la Greta ; pero los que muestran color negro tie- nen también embebida alguna Plata , ensáyense para saber quanta es, y guárdense. CAPITULO IV. »■ De la refinación de los demás metales. jN ° salen siempre de la fundición los metales viles con la perfección que cada uno debe tener , porque el Homo y Estaño suelen salir broncos y quebradizos, por tener mezcla de crudíos ó de otras impuridades 5 quítaseles con ponerse sus planchas ó panes sobre leña, ó carbones encendidos en lugar que tenga de- csíJa y corriente, para que luego que se derrKan sal- gan del fuego, dexando entre sus carbones y cenizas, lo qoe tenían de impuro : hácense luego planchas en mol- des qoe se tienen para ello. Mas necesaria es la refinación del Cobre, poc ser roas general su uso y no poderse batir, si no lle- nen la perfección que en la esfera de su ser le per- tenece. Quiébrase como vidrio el que está en forma de crudío , y en algunas partes de España llaman con- frustsño. Es esta una composición ó junta de Plomo, y Cobre ccn Azufre y otras malezas , ya porque se criaron juntos en la mina , ó ya porque en la tundi- ción los acompañaron. Suelen algunos quemar muchas veces los panes que de esta materia se hacen , y des- pués con fuego recio ios derriten y apuran , hasta que se consuma todo el Plomo y lo demás ixtraño , y que- de en su perfección el Cobre. Pero yo en muchos' quintales qne de este género r-eiiné en Oruro , excusé la reiteración de las quemas, y aproveché la Plata que tenían en esta manera Hecho el horno , que en el lugar que tra-é de ellos dixe llaman Bragueiilla , se fe» LÓÍ METAL». SO** llenaba da carbón , y encendía fuego ccn el fuelle, hasta que se calentaba muy bien ; ponía luego enci- ma de las brasas pedazos de este Cudrío ó Cobre , derretíanse con la violencia del fuego, y consumíase gran pane de la maleza qoe tenían mientras corría el me- tal abaxo, por entre los carbones encendidos : añedía luego crudío nuevo, y caibon quando era necesario, y de esre modo proseguía la fundición hasta que se lle- naba la hornilla ; sacábanse con el garabato las esco- rias , continuábase el fuego y soplo de los fuelles, has- ta que finalmente todo el crudío se cocía , y reducía á baño claro de metal fundido en que ya no habia sino Piorno y Cobre, y alguna Pista: sacaba un poco con la cuchara y ensayábalo , y sí tenia Plata con- siderable , y le faltaba Homo para apartarla , según la proporción que se dirá despees, se lo añadía, dtxá- bala enfriar , y sacábase desputs. Pero si no habia de apartarse la Plata , y el Plomo era muy poco , prose- guía con el fuego, h3sta que ccn él se consumiese , y diese la vuelta en Cebre . y quedase totelmeme tino, otaya señal es meter en el baño la puma de un hierro, pégasele el Cobre, apágase en agua , y si quida lim- pio y con lustre como Alaron , está hecho , y si ro se prosigue hasra que se vea esta muestia. Pero si el PIoixo era mucho, penque al gastarse no consumie- se también parte considerable de Obte , lo dexaba en- friar así , ó sacándolo á cuvhaiades hacia panes en mol- des , de que como se dirá luego , se apartaban y aprove- chaban ambos merales. - Los panes de Cobre que se ha apanado el Plomo , coa Pist3 ó sin ella , quedan espor j. ses co- mo piedras pemez , quémanse muy bien, y ccn mar- tillos de pico se sacudí n , y se les quira ur.a telilla o capa cenicienta , qoe tieren per encima que es Co- bre, tn que t&mbler. hay a'go de Plomo y Plata Limpios se funden y rtfinanenel horno y modo dicho. 55 21 o libro r. Bit Aiuna También se puede decir , que el Hierro tiene su modo de refinación , quando de él se hace el Ace- ro, que conforme lo que escriben es en esta manera. Hágase una hornilla redonda de una tercia ó poco mas de diámetro , y una quarta de hondo , eo que esté asentado, y bien apretado el mazacote ordinario de dos partes de carbón molido, y una de buen barro ó gre- ta; pónganse á la redonda piedras , que ni se derrite» ni saltan al fuego, ó medios adobes , para que deten- gan el carbón, y los pedazos de Hierro que se pu- sieren encima , llénese de carbón, enciéndase, y ca- liéntese muy bien con el soplo de los fuelles , que se dispondrán de suerte , que dé enmedio de la hornilla. Echanse luego muy pequeños pedaciros de Hierro ¿ mezclados con aquella casta de piedra , que fácilmente s; derrite al fuego , désete muy violento, hasia qae se haga todo agua , y estándólo, se pongan dentro dos ó tres pedazos gruesos de plancha ú bergajon , y se cueza» allí por cinco ó seis horas, ablándase como masa , sá- canse , y estíranse sobre la yunque a golpe de n?3rii- Ma, y estando todavía este hierro caliente , se apaga en sgua fria ; y si quebrándose está por de dentro blanco y granado con Igualdad , está el Acero hecho, y si no se cuece mas. En estando en so perfección se alarga , y reduce á la forma de varas qu adradas en que de ordinario se trae. El Azogue se parifica lavándolo muchas veces! con vinagre y sal, hasta que no despida roas negro- ta t exprímase luego por gamuza, ó por un lienzo mo- fado bien tupido, ó dándole fuego por debaxo al vaso en que estuviere tapándolo primero , y embarrándolo con otro en que se recoja t. todo lo que sube es puro , y quaíqofet ra;zsla que tengt se aparta, y queda eo el fondo. CE LOS METALES. *XI CAPITULO V. Como se ha da apartar la Plata del Cobre , apro- vechándolo- todo* oí el Cobre que esíá mezclado con la Plata es en can- tidad considerable , será necesario apartarlo , no solo para aprovecharse de él, sino también para excusar ¿I excesivo gasto de Plomo en consumirlo , para sacar la Plata pura , pues para gastar en la refinación un quin- tal de Cobre , son menester por lo menos once de Plomo; y aunque entra* tambren en esta obra , es muy poco lo que en ella se consume. F&adese cobre que tiene Plata, y añádesele Plomo en tal proporción, que á cads libra de Cobre se le mezclen tres de Plo- mo. Háganse panes de esta masa , redondos como que- sos , y de tres ó quatro dedos de grueso , en moldes que para ello habrá , y aunque pueden hacerse del tamaño que se quisiere, yo siempre los he hecho de quintal , ó poco mas, por manejarse mejor. Pónense levantados en el horno que hay proprio para este efec- to , cuya fábrica se descubrió en el capítulo 7. del tratado quarto , sobre dos quadrados de hierro, ó pe*. tfozos de ladrillos altos tres dedos á caJa tedo el suyo, del canal que va por roadlo , para que por ninguna parte toquen en el suelo ó lados de él. Acomódanse »si los que caben, dexando entre uno y otro espacio de croco 6 seis dedos, en que se echa carbón, repártese por mdas panes alguno encendido, y sobre este se eche «1 otio, hasta que se cubren los panes , y á breve á«?i¿0m? S Va con,un'Kando el fuego , comienza á oestirar el Plomo, que lleva consigo la Plata que tie- nen, quedándose por derretir el Coróte. Corre por te canal que esta en medio del horno y por £Ha sale mera y se juma y recoge en la hornilla de donde se saca á cucharadas , y se echa en moldes, y gimdaco panes 2T2 LIBRO. V. M£ AWf & planchis, pira refioar después en el modo qne yl queda diclxo , y reducido á greta y molibdena, se vuelve á aprovechar lo mas del Plomo* Algún poco de Cobre se va también mezclada con el Plomo ; pero junto á la puerta del horno don- de el calor es menos , se quaxa y endurece algo* Llámase esto espinas entre apartadores , y es necesa- rio de quando en quando levantarlas con un punzón de hierro , para que no estorben ni detengan el paso al Plomo que va corriendo; si alguno de los panes tuviere demasiado fuego y quisiere derretirse, apárten- sele tes basas, y al contrario se le aplique» al que no tuviere el calot que ha menester. SI se quisiere apartar el Cobre de la Plata poc reverberación , cerno yo he usado muchas veces, y su modo de horno «quedó escrito en el lugar que el pasado , acomoden los panes dichos , no atravesados como en el otro horro, sino á la larga por entrambos lados , sobre sus dades de hierro, y pedazos de ladri- llo , algo juntos á las paredes , de suene que por en- medio tengí libre lugar la llama por donde pase. Tá- pese luego con ad' bes y t>arro esie horno ó canal por arriba , y á lo úhimo de ella en la parte alta., se dtxe un bramadero por donde respire el fuego , y salga el humo. En dexando de correr el Plomo , seta señal que no tienen m?s que dar hs panes , y hará que no se den irán , se quiten los adobes de arriba , y se dex^n enfriar. Si el Cebre tí ne mucha Plata , no se la puede sacar toda de una \ez el Plomo. Er sáyese pues el Co- bre ya tapiimido , y si le hubiere quedado mas Plata, se vutlva á mezclar ccn Plomo , hasta que se le ssqoe toda. Muy peca Plata qs preciosos metales, si la parte del Oro no fuere mu- rna, y aunque no sea tanta puede ser de grandísimo in- terés sr se apartare. j ., Ms sV?Ples ^e tienen virtud natural, para que ¿estilada de elíesagua se deshaga en ella la Plata , son capairosa, alumbre,salitre y voloarmeno , oropimen- le , y cmabno. Hacerse de ellos composiciones variss para aqueste efecto, pero la que comunment-j se usa es vale tísima de partes iguales de alumbre y de salí- iré, ó de dos psrres de alumbre, y de salitre una ó de caparrosa y saiiue, en las proporciones dkhas ; ¿ 216 LTBRO V. DEL ARTE una libra de salitre y otra de caparrosa , se le pueden echar de cinco á seis onzas de agua de la ordinaria que se bebe , y sale muy buena, y esta es de la que yo he usado de ordinario , para que tuviesen los vasos con que humedecerse, ya que en ellos se hubiera de embber Blguna, por no haber tenido siempre copia de los necesarios de vidrios en que destilarlo. Prepátanse primero de esta suerte los materiales dichos. Pónese al fuego la caparrosa en una olla vi- driada , y en ella se dertite con el calor, menéase con tan hilo de alambre grueso , sácase , enfriase y mézclase sutilmente, El salitre también se derrite con la fuerza del fuego, y luego se cufia y hace polvo. El alumbre se prepara como la caparrosa , aunque algunos lo que- man sobre un3 plancha de hierro , y así lo muelen. El vaso de vidrio en que esios metales se echan, que por la semejanza llaman orinal, se embarra ptimero, desde el suelo hasta la mitad por lo menos , dé esta suene; hácese barro líquido como mazamorra, de bue* na greda amasada si la hay , con barro de paños, quando sa tunden, y en su falta de lana, ó pelos cor- tados con tixera , y con mezcla de alguna sal ¡quema- da , para que no ss abra ó hienda 5 dásele al vidrio una espa de este barro , no mas gruesa que el canto de un real sencillo , y seca esta se le da , y otras por ti mismo orden , hasta que 1er ga un dedo de gtueso. :S¡ en el horno en que se ha de sacar el agua fuerte no ha de ponerse mas que en un alambique se hará de adobes, de una tercia en quadro por lo hueco; y en ia parte que iiubiere de estar por delante , se dexará en el.medio de abaxo una puertezuela dí seis ú ocho dedos de ancho , propnrcíonalmente* larga por donde entre el ayre , y se saquen las cenizas. A la abura de ura tercia del suelo se pondrá una como reja de hicrio , ó abieita en p'ancha , ó hecha de beijas su- tiles , S(bre qce essén lqs.caibones encendidos , y ten- ga la ceniza por donde poder caer. Déxese scbíe esta DE LOS METALES. ¿TJ fefá Otra puerta por donde se eche y encienda d car- bón ó leña, súbanse las paredes casi oirá tercia de alio, y tápese el horno por arriba con otra plancha de herró, que por el medio estribe sobre dos barreíoncilíos dd mis- mo metal, que estén de pared á pared. Tenga esia plancha á las quatro esquinas otros tantos agujares re- dondos , por donde el fuego respire , y en el medio amo grande , en que entte un vaso de barro , capaz á recibir en sí el orinal de vidrio , y alguna arena ó ceniza, que lo ha de rodear por abaxo y por los lados. Molidos y mezclados los polvos de que íse ha de hacer el agua fuerte, según las proporciones dichas, se echirán en la vacía , á orinal los que cupieren has- ta el tercio, y quando mucho la mitad de él , y no mas, póngasele el capelo ó alambique bien ajusra-'o , y para qae por las junturas no respire, se tapen con cuidado con unas titas de lienzo empapadas en cía- ras de huevos muy batidas con ñor de harina de tri- go. El pico del alambique entre en el que llaman re- cipiente , que es una redoma grande en que se reco*- ge el agua que destila , y tápese también de suerte que no respire Enciéndase fuego en el horno , y sea al principio lento, hasta que comience á destilar , y se pongan los vidrios colorados, auméntese el fuego ; pe- ro con cuidado de que entre el caer de una gota á otra haya quando menos cfr-co «niñatos de relox , ó el es- pacio eo qne dEL ARTB ños roopios con agua fría , para que se rebatan mefór* los espíritus , ó humos de que está lleno. Quando le- parte alta, del orinal comienzo á blanquear , es señal que ya han dado los materiales el humor que tenían. Apriétass por un rato el fuego % hasta que totalmente no gotee , y descanse después enfriarlos vasos-, sacando del homo los carbones encendidos. \ CAPITULO VIIL. Trasigue la materia del capitulo pasado>, con alguna* advertencias acerca de ella. Jin lugir de ios vasos, ú orinales de vidrio errque se echa la materia de que se ha de destilar el agua fuerte , se puede usar de otros de^ su forma , hechos de muy bueno y fuerte barro y vidriados, y se haió muy bien \. y bastará que eí capelo y recipiente sean de vidrio. Podrán se poner mochos de estos alambiques- n la par en un homo hecho de adobes ó ladrillos, lar- go á manera de baúl , como en los que! se quemara lamas , y se les dará á todos fuego por una boca * con que se sacará abundancia de agua fuerte , donde de propósito se hubiere de «atar de apartar elOíode !a Plata. Es de tanta importancia el saber si la Plata tié* ne Oro ó no, mayormente á los que trabajan en mi- nerales nuevas, y distantes de lo poblado , que aun- que del todo falten vidrios para capelos, ó recipientes de los alambiques , convendrá sepan sacar, ó saquen ea ocasiones alguna agus fuerte, aunque sea poca , para probar te Plata de sus ensayes , pues ios matetlales para ella los hay en todas partes: bastará para estot que el recipiente sea de barro vidriado, como botijue- la, caatarillo ó limeta , quando no lo sea el vaso ea que los materiales S2 ponen, júntense estos dos boca- DB LOS METALES. 2*9 con boca , embárrense y tápense muy bien , que son- que por embeberse se pierde mucha agua , sale alguna bastante para ensayar, y saber lo que se pretende. Asa lo usé yo en los Lipes al principio, quando por estar poco poblada de españoles aquella provincia, sobraba en elia todo géoero de incomodidades. Déxase entre el teclpiente y el otro vaso quá an él entrare , un agujero pequeño, del tamaño de una iguja g;uesa de hierro, que se tape con^ una clavijuela de madeja, de suerte que se pueda quí;ar quaado se quisiere, y conven di á hacerlo quando se levantaren en demasía los humos potentísimos de las composiciones que se destilan, para que se refresque el ayre que está encerrado , y se condensen en agua mas apriesa r y cora aaenor riesgo de los vasos» Después de sacada el agua roerte se eche una poca en una redoma , y en ella un adarme de Piara , para que se desbaga, en que si esroba turbia se porr- drá clara, échase esta agua sóbrela d¿mas , en breve rato se aclarará toda , asentándese en el fondo unas heces blancas, apártese de ellas , y guárdese en otro frasco , ó limeta bien cerrada. Fríos los vasos se saque del fondo de tos ori- nales, ó de donde los materiales se pusieron , la tierra quemada y sin xugo , quede la destilación quedó, y si estuviere dura, para excusar el riesgo de quebrarlos, se les echa agua común, y dé un hervor con ella , con que se deshará y saldrá mas fácilmente. Un género de vsso inverné yo papa sacar agua fuerte, que por ser á propósito le h^ "usado , y co- municado a mis amigos. Los masacomodados pata estas destilaciones son las cornamusss de vidrio , porque en ellas tienen menos que subir los espíritus- pesados, que de los materiales se levantan ; pero tienen de in- conveniente la diíicuhad con que seMes echan y sacan, por ser largas y angostas de cuello. 220 LIBRO V. DEL ARTB Hágalas á su imitación , de may buen harto, y en la mitad de la parte de arriba, antes que el barro se seque, se Us abre á comp3S una boca redonda, del grandor de una corona., por donde holgadamente pue- da entrar la mano, añádansele quatro como botones de barro, que sobresalen en igual distancia, i la re- donda de su circunferencia. Cuécese y vidríase , asi la cornamusa , como el bocado que ella se sacó, pa- ra que le vuelva después á servir de tapadera: échan- se por aquí los materiales , tápase con lo que se ha dicho, y con un hilo de alambre, que cruza de bo- lón á botón ss aprieta y ajusta de manera que la fuer- za de los vapores no pueden levantarla ; embárrense las junturas como se usa , de suerte que no respire , pónesele su recipiente, y acabada la destilación se sa- can con miyor facilidad los materiales por aquesta boca. A. Horno. B. Puerta por donde se da fuego. C. Puerta por donde se sacan las cenizas. D. Agujero grande en la plach3 de hierro , con que se tapa el horno. E. Agujeros pequeños por donde respira el fue- go F. Ríxa de hi:rro sobre que se enciende el carbón. G. Orinal de vidrio ó barro. H. Capelo del alambi- que. I. Cornamusa de barro vidriado. K. Agujero en la parte alta , del tamaño de una corona. L. Tapa- dera de un aguje i o, 221 E B- o — o II OD. Ó V . \ F iV, ,g CAPITULO IX. C«w a» ** afe tnsayar la Plata para saber si tiene Oro. éZ^LPTreí t°. fi» de ella en oe • do. granos de O,o, aFenas híblá cjos ^Z 5? 222 LIBRO V. DEL ARTE tingan de la que no tiene ninguno, y van a decir en veinte y quairo pinas de á quarenta marcos como se usan, diez libras de puro Oro, que valen lo que sa- bemos todos, y así es precisamente necesario el ensa- ye por agua fuerte , para que se sepa puntualmente si hay mezcla de Oro ó no , y en que cantidad , para saber si puede apartarse con provecho ; hecha la agua fuerte , es lo demás fácil : óbrase de esta manera. Pásese por copella con Plomo la Plata que se quiere ensayar , para que si tuviere alguna mezcla de Cobre ú otra cosa se la quite , y quede pura , de suerte que no haya en ella cosa extraña sino es el Oro , si. acaso lo tuviere; tiénese apercibido un vaso de vidrio st lo hay , ó una escudille pequeña de la China , ó lo que es mejor y ha años que yo uso , de Oro de 24 qui- lates, porque dura siempre, y ni el fuego , ni el agua fuerte ordinaria le hacen daño * y se puede poner sin cuidado sobre las mismas brasas, y el vidrio no ^sino- sobre cenizas. Bátese en láminas sutiles la Plata dicha, córtase en pedazos como una uña , dóblase en forma de cañutillos, y bien limpia se p¿sa la cantidad que ha de ensayarse , con el peso suiil de los ensayes , igual á su mayor pesa. Pónese en el vaso dicho , y echase encima agua fuerte que la cubra , asiéntase en el fuego , y con calor medorado hierve el agua , y si fuere necesario mientras se cuece se le añada mas caliente, si se trabajare en vidrio, y si en Oro , no es menes- ter este cuidado. Mientras hay Plata en que el a^ua fuerte obre, salen de ella unos como humos ó borbo- llones, que causan el hervor dicho , en cesando se apar- ta del fuego. Si hay Oro se queda , y ve en el fonda en polvo de color negro, ó como raspaduras de ladri- llo ; échasele el agua en otro vaso v y con ella va la Plata: lávese el Oro que quedó con tres ó quatro aguas dulces calientes, y guárdense también , porque todas lle- van alguna Plata. Esto se hace hssta que el agua cota que sc lava, no ss ponga blanca , Cfcxúgase luego, f : DE LOS METALES* 223 en ana escodillejí de Plata se recuece al foego . séase de él , y frío se pesa , y sabe la pane que de Oro tie- ne li Fiara , según la tabla del capítulo $ del libro 3, y el valor del Ó¡o que cada quintal cíe Plata liene, contando á 18 reales por cada casíe.'lano de á 14 qnilaies. Quando la Plata tiene mucho Oro , ó quando el Oro trene alguna Piara, se ensaya y aparta de aquesta suene, paítasele ante todas cosas el Cobre que tu- piere con Plomo en fa cendrada, lóase después con las puntas de Oro y Plata , y míraselos quilates que muestra;, y porque si la parte dd Oro es mucha , de- freode la Plata, para que el agua fuerte no obre en ella como convendría , será fuerza reduciría á propor- ción de des partes de Plata y de Oro una T que es To propio que decir , que se reduzca el Oro de mas ley á solos ocho quilates, añadiéndole la Plaia que fuere necesaria para ello: mezcla que se ha experimentado por la mas á propósito, para que ni el Oro quede muy deshecho , vi haya dificultad en que se convieita en agua la Plata. Sea ensayada la que se añadiere , para que se tenga satisfacción de que no lleva Oro ninguno ; porque á tenerlo , no será cierto ensaye. Hágaselo demás como arriba queda advertido. ^ Si el Oro es subido, y se Quilates.Pesos.Tomines. na de baxar ccn Plata pura á los 24.....2......o ocho quilates, se verá por esta 23.....r..".'"!" 7 tabla lo que á cada peso se le ha 22. .... ■ ' k de añadirde Plata , por el núme- 21.....1.\ ro de pesos, y tomines que en~ 20.....% " ' ¿ fente de su ley se hallare, co- jo____ ¿ '? mo si quiero reducir á ocho qui- 18.....,., ¡ares Oro de 20 , veo qne á esta 17. .... i' ' • ley le corresponde; en la tabla 16. ... . ¿ ".'.! *' 0 primera , pesó 4 tomines, y 15 .... o. esto es lo que se le ba de arla- 14____, 0 k mr de Plata á cada peso de la 13. .... o " " < «y dicha. De suerte , que fun* 12.....0.....1 224 LIBRO V. DEL ART1 dido todo junto el peso de Oro ti.....0. • ¿ • • • 3 de 20 q~ ¡lates , se habrá con ver* to.....o... «.. 2 tido en dos pesos y medio de 8 q .... o...... i quilates, y así de los demis. 8.....o......o Pero porque suele suceder , que Oro de mas ley se haya de reducir á 8 quilates , con Plata que tenga algunos de Oro, se hará la cuenta de la mane- ta que se veía en el exemplo que se sigue. Quiero re- ducir Oro de 20 quilates á 8 , con Plata que tiene dos quilates de Oro, pongo los referidos números por su misma óíden. 20, 8, 2 , la diferencia que hay de 20 á 8 son doce, póngolos encima. La que hay de 8 á i son 6 , e;cribólos encima también, y queda esta figura. 12. 6. 20. 8. 2. Parto siempre ia primera diferencia por la segunda , que son 12 por 6 cabales á dos, y tantos son los pesos de Plata ú Oto de dos quilates , que sc han de añadir á cada peso de 20 quilates para baxailo á 8 , y si al contrario quiero subir Oro de dos quilates á ocho * con Oro subido de 20 quilates, pongo 6\ 12. foreste mismo orden losoúmercs 2. 8. 20. sa- co las diferencias, parto la primera por la segunda, cá- 1 bele 7. que es decir, que á cada peso de Oro de dos quilates se le añide medio peso de 20 quilates , lo que de esta mezcla resulta será Oro de 8 quilates, y así de los demás. CAPITULO X. Cerno se aparta el Oro de la Plata. j\ pártase el Oro de la Plata de la misma manera qne< en el capítulo pasado se dixo , que se ensayaba: solo esta la diferencia en que para hacerlo por mayor , han de ser los vases mayores, y todo lo demás propor- úwaltnetite. Obrase en vidrios, aunque quien pudiere? *S LOS VÍTALES. * £*5 ^ tener les vares de Oro tino ahorma trucho : á mi as obligó a haceiio para este efecto, la falta , carestía y riesgo de los vidrios , qee por ser un rigurosos los íiios de estos minerales , se quiebran muy á menudo , aunque se tenga con ellos mas cuidado. I a Plata mezclada con Oro en Ja proporekn dicha, se hace muy me- nuda granalla , y retennas menos redonda fuere, será anas á prepósito para squcsie intente , ó se bate en plancha sutil, qu« después se certa en pedazos peque- nos , y se recuece y hace cañutillos , échasele-agua faene encima , que le sebrepuje dos ó tres dedos, hierba hasta que se haya deshecho la Plata toda, que sa cenocerá con la seña! que se dixo , tratando del en- saye ; añádasele si fuere menesrer mas agua. Última- mente, la qoe tuviere en sí deshecha la Piara, ó se eche en un perol de Cobre , con otra tanta agua dulce» y la Plata se le pegata luego , ó en tinaja ú otra va- sija de barro vidriado , en que se pongan algunos rie- les^ del Cobre, á que también se llegará la Plata , y será señal de haberse recogido toda en los dos modos di- chos , sí no moda color poniéndose cegio, ó pardis- co el cabete da cinta qoe en ella se mtiiere , ó fináis mente se mezcle con agua , en que se haya deshecho cantidad de sal común, con que luego soltará la Plata, y se asentará en el fondo. De qoalquiera de estos mo- dos se recobrará la Plata , sáqaese y seqúese muy bien antes de fundirla , es señal de ttncr aun alguna ho- med d, quando la superficie negreguea , y si se funde así Se quema , y pierde alguna Plata. Pero porque de qnalqniera manera de estas el agua fuerte se pierde , quien qoisi.*■■■• r,i Aunque el mas puntual, y cierto modo de apartar el Ora de la Plata es medrante el agaa fuerte, como que- da dicho , ni todos se aplicarán á so destilación , ni en todas ocasiones habrá comodidad para exerci a.Ia por mayor , aunque se facilitó so obra tanto eo ios capí- tulos pasados, y será en todo caso necesario su uso r- por lo menos para ensayar la Plata , y saber si tiene algún Oro^, como también queda advertido. Háasepor esto inventado varios modos para el mismo efecto , fuñ- idos en la esenclon del Oro, cuya nobleza y lustre apenas hay cosa que altere ó inficione , viéndose lo contrario en los demás metalas, hasta en la Plata mas pura, que el Azufre le ennegrece y contamina , re- duciéndola á un ser tan obscuro y quebradizo , que apenas la sabrá diferenciar de las escorias el que rao tuviere conocimiento , y experiencia muy grande de aquestas materias. Hace lo mismo el Antimonio fo porque como en su logar se dixo , abunda en su compo- sición de Azjfre. Con estos dos mnerialas se aparta ds la Fl"a eí 0i"° •ea 'a ra,aera ne. La quarra de Sal ariifkiosa , de Azufre preparado y r?suras , doce crzas de cada cosa, y seis de Alinear. Otra se hace de pai- tes iguales del Azufre dicho , de Almojatre , de Salitre y Cardenillo. Sobre doce onzas de Plata que tiene el Oro^ estando bien derretida, se echan dos cr z*s de qual- t|uiera de les dichos pelvcs , roer éase rruy bien , y échase todo en otro crisol calierte y untado con sebo¿ sacúdese para que el Oro baxe mejor al fondo, y en lo demás se procede como queda dicho. Afánase el Oro de las piezas de la Plata do- tada) sin su detiimento de esta suene. De ana ratte «3* WBRO V. DBL AWT» de Almojitre y media de Azufre, se hacen polvos, úntase la pieza con aceyte, polvoréase con los polvos dichos , pónese con unas muelles sobre carbones en- cendidos, y bien caliente se sacude sobre un libiilia de agua cae en el Oro , de donde se recoge y aprovecha. Con Azogue caliente se puede conseguir el mis» mo efecto t metiendo en él la pieza dorada rusta que se azogue , y luego en agua fría , en que se caerá el Otro mezclado con el Azogue» Repítase las veces que fuere necesario, hasta que no se vea en la pieza señal de Oro* exprímese y desazogúese en el modo oí diñado de la Plata. CAPITULO XIIL Del mida de apartar del Ora la Plata, 6 qual quiera mezcla que tenga por el qi*e llaman cimiento* iños de grandísima Importancia; ,. y sin remedio basta hoy ha causado la eficacia del que llaman ci- miento ; cosa entre otras, que se tocan en materia de metales maravillosa, que algunos saben, y en que nin- guno ha reparado para el beneficio de los de Plata r de qua se ha perdido muy gran suma,, por la ignorancia de so conocimiento y reparo, como queda advertido en los capítulos 8 y o>, del segundo libro. Es el cimiento una quema de metales ya redu- cido á cuerpo, con mezcla de algunas, qoe á todos los demás atraen á sí y los calcinan ,. quedando de su fuer- za solamente asentada la nobleza sin igual del Oro* Varios son los materiales que en aquesta composición entran, y las propotcines de ellos, segu nías experien- cias^ que para aunar el Oro refieren diferentes auto- tes; pero todos son minerales |, y que de ordinario acompañan á los metales que se quema para benefi- ciarlos por Azogue, por donde se convence ia ver- dad di te péxdiii é inwflvsatfntes dichos ; P«« cah D DI LOS MS'TAr.BS» 231 clnada la Pista se convierte fácilmente en sguj, y co- mo no se recoge, lo atribuyen los beneficiadores cá haberse quemado en los hornos, que dicen pisarse de punto el asetal Eo el cielo filosófico de Uiphstadío , y en el Agrícola y otros , se hallan composiciones va- rias para aqueste intento, déxohs por no necesarias ; pues basta la mai ordinaria , y fácil que se hace de polvo de ladrillo molido y sal común, aunque es me- jor la que llaman de compás ó mina, en esta forma. Con nueve onzjs de polvo de ladrillo molido, y cer- nido se mezclan tres de sal, y en esta porporcion se haré para mayor ó menor cantidad, según lo (aere la del Oro que hubiere de cimentarse. Huese en plnn— chuelas delgadas como escudos , ó mas sutiles. Rocíase te mixtura dicha con ora poco de vinagre fuerte , en que se haya deshecho media onza de Almojatre, ó Sal amoniaco; y en una olla de hatro nueva se pone en el fondo un lecho de los polvos dichos r yi sobre él otro de planchuelas de Oío, de suerte que no se to- quen , ni caigan unas sobre otras ; síganse sobre el Oro mas polvos, y así se corwinúe alternando , hasta que fa olía se Hese , ó se acaben Jas planchuelas, que también se suelen poner moje Jas en vinagre, que ten- gan Atraojitre deshecho ; tápese y embi< nse muy hiera la olla í acomódese en un hornillo redondo ó quadra- do , que por la parte baxa tenga urr 3paft*mt£nt& e* donde caigan las cenizas por una rexa de hierro , so- bre que se encenderá el fuego y en unas rreved¿s , é sobre barretones de hierro que atraviesan de pared i pared, se asientan en debida distancia la olla, ií ollac en que está el Oro, llénase todo de carbón , y enciér*. dése; estén las ollas siempre hechas asqua por i^das partes, como lo están las caperuzas quando se dísazu- gm Í3S pinas. Contin»íSe con igualdad aqueste- fuegí» al tiempo que fuere necesario , s^gun la mezcla que twviere el Oto. Asentado está entre platero;, q&re. eit cada doce horas sé sabe un cjuUaie ^ pero no es aquesta- 2$Z LIBRO. V. DEl ARTB infalible, ni siempre se tequíete tanto tiempo. S5casí, y ¿érase enfriar la olla quando pareciere esiaiá ya para ello; tócase y ensáyase el Oro, y sino estuviere to- talmente fino , ó de los quilates en que se quisiere poner- lo , se vuelva per el orden mismo á cimentar ctta vez. La Pista que tenia el Oro la ttóxeron así los materia- les ó polvos; sacaiáse de elíes en el mcdo que se dixo tn el beneficio de los metales por Azogue, CAPITULO XIV. De las aguas fuertes que deshacen , y convierten en agua al Oro. Los simples, que resuelles en agua por destilación tienen virtud para deshacer el Oro, son ti Vitriolo, Salitre , Almojatre , Antimonio y Solimán , hácense de ellos composiciones varias. La primera de dos libras da Vitriolo y otras tantts de Almojatre , desiílanse por el modo de las demás aguas fuertes : tómese una libra de agua fuerte ,en que se haya deshecho Plata ; échensele tres onzas de Almojatre , y después que se convierta en 3gna, se destile por Alambique de vidrio , y co- merá el Oro ; ó de una libra de Salitre , ó de Anii- minio oiia ; ó de partes iguales de Salitre y Sal de orina, ó de Almojatre. Raymundo deshace el Oro en la quinta esencia del vino, sumamente rectificada coa ayuda de la Sal hecha de lo mismo , para la compo- sición de su Oro potable , y piedra tan celtbiada de los filosofes; peio el mas fácil modo , y que yo hallé acaso para convenir el Oro en agua , es e^har en la suerte ordinaria, una onza de sal de la común , que usa- mos en los mismos:'manjaresJ-bien molida , pata que se deshaga roas apriesa á cada quatro , ó cinco onzas de la dicha agua con que se pierde totalmente la fuerza que antes tenia para deshacer la Plata, y la adquiere fcB LOS METALES. £33 violentísima para convertir en agua rubia al Oro con- tra quien primero no tenia eficacia , con justa admi- ración de los que mas consideraren el fundamento de tan contrarios efectos He vsado de mochos años á esta parte de vasos de finísimo Oro para apartarlo ds h Plata , por la falta y riesgo de los vid*los , como en su lugar dixe; y teniendo en una ocasión menos fuer- za el agua fuerte con que estaba haciendo un ensaye, para deshacer la Plata de te que yo quisiera, le eché, estando hirviendo, un poco de sal, que acaso hallé á aaano , pareciéndome le darla mayor penetración y ayu- da , no se deshizo roas Plata ninguna , y el agua fué tomando un color amarillo \ reparé en te novedad, pensando lo que fué cierto, que se iba deshaciendo el Ora Helo usado muchas veces después en vasos de vidrio, y es cosa muy cariosa y fácil. Conviértese en hermosísima agua todo el Oro; y si la Plata qua tenia era poca, se asienta en el fondo d&l vaso , hecha muy suti4 polvo: y si mucha, se queda en la forma tíe planchuelas , ó cañomiflos en que se echó esponja- da y quebradiza Apáñase el agua , y en ella va el Uro; lavase la Phta tres ó quauo veces con agua ca- liente, insta>que no amarillee y guárdense , porque tó- eos llevan Oro. Fúndese después la Plata , estando bien seca Destilase por Alambique el 3güa Cn que está eí Oro, Sl se qUiefe aprovecharla , y s¡ „0 se evapora a foego lento, hasta que se seque muy bien: qíeda en el fondo el Oro neniado con Sal , dásele futpo re- cto en crisol hasta que se funda , ó teme per lo Senos cuerpo con que se apaña de tila. Pero una de fes experiencias proprias mías, v de que e«tr€ orras mu h*s no Ir. hecho menor esti- mación, por los secretes mayores quede el'a pueden rastrearse, es el 3p»r?3f eI Oro de la SJ con que está m zcUda en la manera qae se sigue. La masa amarilla de Oro y Sal que en el asiento queda, se ««le e¡, 59 ¿34 ltBr3 Vt DSt ART1 estando bien seca , sobre una piedra sntilísimamente • pónense en un vaso de vidrio aquestos polvos ; écha- se sobre ella agua de la vida, tan bien rectificada , que no tenga humedad alguna , en cantidad que sobrepuje dos dedos á los polvos, y en muy breve rato atrae a sí todo el Oro esta quinta esencia, tomando sueo- lor amarillo, y dexando la sal blanca , sin mezclarse en ningún modo con ella. Pónese en vaso aparte aques- ta agua, y échese otra una ó dos veces sobre sal, Insta qne quede como te nieve blanca, y el agua no reciba color alguno. Queda austera al gusto esta quin- ta esencia con Oro, por los espíritus de la Caparro* sa , de que se hizo el agua fuerte que con él atraxo. Es sugeto muy á propósito para operaciones Chímicas, que con cuidado no escribo : y en otras ocasiones que antes de esta se han ofrecido , también ha pasado en silencio, por no pasar á ocupación y estudio de arte, que aunque posible y cierta, ha causado y causa gran- dísimos daños en los que de ordinario ia exercitan sin fundamento \ siendo rarísimos en el mundo los que de ella se sabe hayan tenido algún provecho. FIN. .^35 TRATADO CURIOSO- DESCRrPCrON BREVE DE LAS ANTIGUAS MINAS DE ESPAÑA, QUE ESCRIBIÓ D. ALONSO CARRILLO LASO, del Hábito de Santiego, Caballerizo de Córdova. CAPITULO PRIMERO DE LA DISPOSICIÓN QUE TIENE ESPAÑA para criar metales, XlSpaña casi toda , como dicePlinio, lib. 3. cap. 3. mana con metales de Plomo, Hierro , Cobre , Plata y Oro. Dixo muy bien casi toda, porque por la ma- yor parte es moniuosa, estéril y delgada , de ayres muy potos : disposición para que el movimiento y lumbre , de los cielos y estrellas obren , y natura- leza propría para los metales. Fué providencia de Dios esconder en dificultades el mas peligroso uso de las cosas terrenas , igualando juntamente con la fertilidad ;",a'a se? d« Oto , que aventaja en la opinión de ios hombres a qoalquiera abundancia el precio v h-r- inosura suya ; de suerte , que donde no se labraba nerra paren las peñas, lo que es tenido-por mcior mas y menos según la esteiilidad de les lugares - v asi cuenta Plinio ,¡b. 83. cap. 3. de EspJ ' / * tnontes de España secos y estériles, y en los quales 236 ANTIGEDAEES DE LAS no se cria otra cosa , son fértiles por el Oro, debaxo del qual está U tierra. Tantas montañas cortan á Es- paña y la atraviesan , tan espesas se encuentran y se confunden , y algunas veces como de nuevo se esfuer- zan : tantas cumbres la levantan, con tan prolixas cues- tas se encadenan , y bien que algunas veces interrum- pidas se sustentan, que apenas se detienen emprendien- do entrambos mares con tan ancha y larga distancia: bien , que entregándose también á diferentes regiones de las Frsncias , parece que mudan su nacimiento coa extrangeras naciones. I CAPITULO II. DE LOS MONTES DS ESPAÑA. J¿aros son nuestros campos, unos hay que tan tarde celebraron los Godos y les dieron su nombre, abier- tos y de mucho trigo , que el vulgo llama Tierra de Campos. Lo demás de España , cerno hecho á hondas, y con collados estendido, y si hay alguna breve lla- nura fácil á la vist* , también se hincha, y se d<¡sn- bie con pulpitos. Todos les montes de ÉspHU baxan de los Pyrincos , que por la bbncura de sus nieves y grandeza , merecieron también el nombre d; Alpes; .Desciende eí Vindo, que ios nuestros dicen Montes de Oca y Anortas , que se continúan por Gdicia El Edu- lio, que es Moncayo, espaseido por Cataluña y Ara- gón , y que se streve á Castilla , nombrada tambisn Cauno. Con fsios'dos Compite Idubcda , tercer altura de los Pyrineos , peto la mas perpetua y comimn , y qt'e abrsza mas pueblos. Mana de sus faldas Ebio, y luchando ccn los ftñ&scos, señorea después las lla- nuras . qu¿ por su rio dieron un tiempo nombre á toda España , Ilemada por los Griegos iberia. Mas ilustre es ldubéda en Arierz* , y quando mita en Madrid á sa Bey ..PbjKpo es Piíocipe de tes sienas , y así lo llama MINAS DSESMÑA. # *3J el vulgo Somosieria. De allí camina acia Avila y al Escorial , afortunado por su riqaefca ^después por la memoria, y ahora por la liberalidad piadosa de la sa- biduría Austríaca. Por aquí los montes se abren en puertos , pero guardan sus cimas , hasia que entran en Portugal, celebrados por la Luna, acompañan á Tsja poco apartados hasta la mar, reusando lo ofensa de ia facilidad de sus aguas, y muchas veces revueltos á mi- rar sus rodeos, se acaban en el promontoiio grande* Es también parte suya el Orospeda, que al principio se divierte un poco y aparta con fácil frente ; mas por Molina dilatado con senos y bosques , ampara á los Celtiberos, cuya parte son los Castellanos Viejos, y los divide en valles , famosísimo por los ríos Duero y Tajo. Por algunas partes se comunica fragoso , y por los^ LarDinitanos, que son los de Monde! , envía á Guadiana, y por los Seguimonenses , que esian en Segura y Guadalquivir; no menos diferente en nom- bres , ni grande por los reynos de Murcia y de Gra- nada , en aquel Solatio* y en este Ilipula y el Tar- teso , que se inclina al Poniente , y se remonta supe- rior á Sidooia y á Cádiz, La fuerza del Ilipula dura., y tocando al Mediterráneo, se empina como una co- luna, y mas glorioso por nuestra Sñoia, que f?bu loso poi Talpe amenaza al Esrrecho , mirando orra pane del mundo, memoiia ds los d^scubiin-ientos de Hercules. Casi en los límites de Casulla engendra los montes Marianos, que son Sierra Morena á la parre de Andalucía; y pasada esia previncia, ocupa á Por- tugal por muchos valles: levanta ,dcse en cabos señores del Occeano, mocho antes dexa el Tctmeraiio , que ■abriga el reyno de Sevilla , y mira debaxo de sí el Almadén. Del Mediteiraneo se retira un peco, por la parte de Iliberis , y coiona á Granada. 6o tfjS* ANTIGÜEDADES DE XAS CAPITULO III. De la abundancia antigua de los metales. JL or esta aparato de montes , consta de la materia qae se viene á. los ojos, tan abundante de minas , y tan experimentada de los antiguos , que con los mo- vimientos de la tierra , y encendimientos de los bos¿ qu*s , pensaron que solamente pudo abrir España las inmensas entrañas de sus metales , y la luz de la haz de su tierra, como lo dice Aristótdas , cap. 83 de Admir La misma aspereza brota por los ríos las riquezas. Donde hay rouchss montes, son muy cau- dalosos y muchos , corriendo arrebatados , escudriña- dos los secretos de la tierra , llevan con el ímpetu lo roas maciza y menos pegajoso , convertido en metale que en llegando á hs llanuras , ss dexa arroyar á las orillas , ó coger dentro de la maire , ó vuelto el rio á su carrera , en las arenas de su creciente. Este modo miuial que o >s ofreció el oro , enseñó otro artificio- so , que lavando la tierra apartaba el oro , indicio de ganlísima copla. Y así dice Estrabon, 1. 3. que en su tiempo mu eran los espinóles que apuraban el om con el agux, que no los que lo sacaban de las hon- duras de la tierra. Con todo eso Salino , cap. a 6. la tiene por much* mas abundante de Hierro , que de Oro y Plata , merced de Dios, para que sea mas te- mida qu¿ deseada. Bien, que donde filian la riquezas, también halla que roer la ambición, y deseo de man- dar. Y así solo el miedo por la seguridad , enfrena el apetito vano y fácil á las cosas peores También abun- da mas de Plata que di Oro , como lo dio á enten- der eo Plutarco Catón mayor, el quil hibiendo to* mado quatreccemas plazas en España, enriquecidos los soldados con tes victotias , todavl? dio á cada uno una libra ds Plaia $ dixo: Que era myor volver muchos WTNAS DE mVÁXA. 230 & su pztria con Plata , que pocos con Oro ; perqué la dificultad di tanto O, o hubiera alboraiadu los áni- mos á los vencidos , para que se rebelaran , y sin nueva guerra no sufrieran tanta pesadumbre. La abun- dancia de Oro se puede conocer por lo qi2 dice Pu- nió , libr. 33. cap, 3. España llama Strigiles unas pe~ quenas matas de Oro, que se hallan sobre todo la demis en partecillas y en misa. Lo demás que se halla en los metales se perfecciona con elfwgo , esta luego es Oro de materia acabada quando- se fulla asi. Y en otra parte escribiendo del O,o de España : El Oro que se saca de los fosos debaxo de tierra , lue- go es Ora. Hállame masas de este , y en los pozos que pasan de diez libras , los españoles llaman estas Palacras ó Palacrana* , y Us mínimas partecillas Ba- luces De aquí en el Derecho Común , Tú. C. de Me* tallariis , lib. ti. Oro en Biloca. También en este lu- gar: Larguísima abundancia de Ckry socola hay en España: es un humor que corre por la vena de Oro, y con el rigor del invierno se endurece como piedra pómez, Y tratando de las espumas di ta Plata , lib $3, cap 6 dice : Hay tres géneros de Ora.\ Plata y Pío-; mo. La mejor es la de Athenas , la segunda la de España. Pero sobre iodos los argumentos para hacer creíble la abundancia del Oro y Plata d2 España , baste lo que el Espíritu Santo, 1. Matth- 8. dice en el libro de los Maeabeos , entre las cosas mas ilust¡es de los Romanos, pu:s no hay duda , que si estibó por p3r- ticuíu g?and-za de aquellos Varones tan nonble po- sesión de los metales de Oro y Plata de España , que la tuvo por una de hs cosas mas señaladas de la tierra Porque del Cobre dignaos a?gi , para que se pueda compaíar su abundancia con la délos otros me- tales. Diodoro, lib. 6. cap 9 testifica , que los que se ocupaban en España en sacar Cobre, tomaban para sé la quarta parte de lo que cavaban. Marcial, lib, ia. 24° AKTTGtfl?5>At5Is DS ZAS Alü el martillador de la laguna Es panel a , sacude los peñascos Deshechos , con el palo reluciente. Algunos entienden el Tajo por esta laguna, y el pe- fiasco deshecho con el palo telucienie , ti Oro exten- dido en hojis, ó en láminas. Pero el Padre Radero el lino , qoe en los campos lagunosos de España , co- mo en Setaba hoy Xativa nacía. Y por el palo al mo- do de hacer el lino , porque tiene por Inconveniente, que siendo el Oto tan duro se librase ccn palo; pero mayor inconveniente es interpretar el peñasco molido por lino , y así se tn de declarar como los primeros, bien que lo cierto es , que este lugar tiene alguna par- ticularidad de España, qne no alcanzamos, pudo llamar laguna el rio.,como otros poetas estanques, y Claudiano en ti Panegytico de Theodoto el Taj). Hónrente los caballos , el que al Betis Resonar hace con relincho altivo , El que del Tajo los estanques de Oro Bebe , y las clines,con su grano esparce. Sí no es que se enti-nde del bermellón , cuya vena sellada se traía á Rema de España , como uice Pu- nió , lib. 33. cap. 7. y a?Iá se quemaba, y lavaba y sacudía. CAPITULO IV. DE LOS PYRINEOS. Üsto he dicho gíneralmerte de España , queda ahora rabiar de sus previncias. los Pyrineos en ia cabeza de Ispaña,así cor el Mar Occeano- de Vizcaya cerno por el Mediterráneo de Caia'iña, quan lejos de la vista, y hondos cenados con selvas, están llenes de mate- ria de Cebre, Pata y Oro. LosGiiegcs del fuego que derritió su don2a ,'pantcula¡mtnie les nombraton. Aun- que íirgieion esto o ¡«mo tn ouas parres de España. Dicdoio tice , que en ires días se sacaba de Plata un MUTAS 01 KPAffAv 90 Talento Euboyco, que vale ochocientos ducados, por- que (tiene con el Ático proporción sesquítercia , de tino y un tercio. La rtqoez^ del saeta < facilitaba el trabajo, á quien se contestaba de las primicias de la naturaleza, pero contra los raudales que entre las ca- vernas anchamente, y con espantoso ruido se despe- ñaban , fué menester la máquina, qae en Egyto in- ventó el rarísimo Alehímedes , para desaguar las minas. En latín Cóclea 6 Pampa, de la qual escribe Viiru- Vícs lib. to.cap. xt. Tamo costaba el Oro, y Pina.;, trae solo en las fábulas se gustó de su facilidad. Pe los trofeos de Pompeyo, casi ea los úliiroos Fyrineos por los-Gerundeoses se adelantan ias escalas de Aníbal, anas abaxo del Promontorio ti que hasta hoyycqnsetva el apellido de la Luna,, de aquellas y cfei. monje,-v •sq^t JV7 íe f«r¿>á ^/ ¿j^na con e/ agutí nt¡ ?,.-r, ..*■ A/a-f consumida con sudor esquivo* f1 , c,r,cJi« ;. £? juventud cansada de Ametales. ,:\ i Is o.nw -L't'-V Era sacada dé la seca-hondurarAaO ni kí -^ Mas¿ duros' se Jitarid* Castilla, 0i//c/a , Portugal, Asturias, Vlscay* ■ - •■'; ^ de /or Remano í. -C^X. >/• Otr^r«, de los mayores de España , ntce en hf PvkndBnes, y se desliza por Numanch, de-atli % hé? Arevacos y Páceos. Aparta de las Asturias tus Betones y v de Lusitania los Gallegos , y de loa Star Julos hs Br acaras. Toda esta dicha región desde el Pyrineo esta llena de metales de Oro , Plata , fierro . Plomo negro y blanco:. Lns Pclendones son los pueblo* , qué ahora *tienén sus asientos en Aguilar, Agreda y Veiiángí: Numanáa es Soria , ó allí cerca mis de legua y media arriba á la puente de Garay , población , que por blasón de sus hazañas Tyberico Graco Semprooio Procónsul, vencedor de los Celtibe- ros, fjodó cer:a de la fíente de Lhero. Padece qu# Piiaio, üb. 35. cap, a && P*r csia a*«on : Gafm RIWAS DE ESPAÑA. 243 ¿artillas, ó brazaletes de Oro Célticos, se llaman los que otrq tiempo Celtibéricos. Cehib^ros-son los póceos que'pusimus arVibv ,aunque se extendían tan- to 1 por esta paite de Espina , y también por la otra , que h¿y autor que los pone en entrambos^ mares , pero proprjameme son los que primeo ar iba dix?. Los pel- licos estaban derramados por España * unos en Portu- gal,.y. oi> os. éo el Aodülucia,Según PtoromtO , otros éú al Pr,omoptorio Céltico, cobo"Plinio, qoe1 conoce unoS Kerias ,Viotros Pftsamarcos , y así estando ¡esparcidos los Célticos, h gala de: las mügetes Celtibéricas pasó el nombre de J*s Cthicas. Como la farra, y mas en estas cosas, es r mudable V !°s ■ AieMees se pusieron nombre Jjeí rio Areba', ahora Fresroa, seis lugares suyos prin- cipales hiy eo Píinio , Saguncia , Sígeenza , Urania, Osma, ks'qualés. nombres unian otfos lugares , Se- govia . Nueva Augusta, hoy desconocida. Termes, nues¿- tra Señora de.,Termes, Aldea , y. la insigne Clunia f Uno de jos siete tribunales que ocupaba la parte d? Esp'ña Tarraconense, ahora la Curtiña de les Condes Los Bar- ceos son los Castellanos Viejos, que habitan las f I- b ras de Duero : les Vetones son de su número , de la otra paite del lio, de es.a los Asturianos . que en- tonces mas, se esteadian , ahora cercados de los mon- tes y del Océano, olvidada su nobleza de Augnsianos, solamente transmontanos , dexan lo que perdieron al reyno de León , y mucho á Portugal. Los Gallegos tampoco tocan hoy al Duero Lusitania es Portugal, que ahora por esta parte se alarga de esta del Duero , y estrecha y disminuye á Galicia Los Turdulos son los Potugueses , que Pomponio Mefa llama viejos, distinción de los otros que poblaron el Andalucía, y sin dura eran de la sangre de los Lusitanos. Los Bra- caros se encierran en esie tiempo en Portugal , cuya memoria dura en Braga , engrandecida antiguamente con título del Imperio Romano y celebrada Augusta , Ausonio an las ciudades, 244 ANTIGÜEDADES DÉ LAS Y la que se ennoblece con el seno Del mar bondoso Bracara la rica. Hase de entender de los metales , según este Icgac de Plhio, que vamos declarando De esta parte y de la otra dii Duero pertenecían la mar ts Bracaros, y y Turdulos, hoy debaxo de unas leyes, y una mis- ma nación de la corona de Portugal. De suerte, qoe todas estas partes que he conformado, con el présente -conocimiento, afirma íltnio, que estáV llenas de Óiro^ Plata j Plomo negro y "blanco y Hierro. La ciudad Argsnteola , junto á Prayia en los Asturianos , puede ser de algún rastro, quizá porqué la palabra Romana tuvo causa verdadera, como para nosotros én el Pérti cu las Charcas la ciudad de ia Plata , pues como se Verá por esta cbJta los nombres de los metales, como en ctras paites de Europa, también pusieron en Es- paña á los lugares de la tierra, donde los habia. Se- gún los grados de longitud y latitud , que tiene en¡ias tablas de Ptolomeo, ó es Pravia ó cerca de ella: llé- gase á esto que se descubren hoy en su tierra escorias antiguas. A hs Asturianos vituperaban los poetas la- tinos , llamándolos amarillos , porque vivían en fias fábricas de ios montes cavados, perdida 1a color natu- ral, por el exceso del trabajo, y hedor de los meta- les: á tanto fuerza !j coricia , que unos hicsn escla- vos á otros, por el instrumento de ella , y orros se hacen esclavos á sí mismos, por hurtar su demasía á sa mismo autor insufrible. Marcial lib. i Recibe lo que cabo, el Asturiano En les campos dichosos da Galicia. Dicho con ingenio , porque teniendo que trabajar en su casa , siendo tan rico , iba a los vecinos: asimis- mo los llaman avarientos , por no haber tenido mas gruesa , ni mas ordinaria site , que esta de las riquezas artificiales , distinta de las naturales. Stíio itálico, lib. 10. episc. io. canta de estas regiones. 1UINAS DE'KSPAÑÁ.: 24; Aquí todo metal, de aquí la vena. Del Latón , amarilla de Oro y Plata : De doblada simiente se congela. Y la tierra produce los atroces Partos del Hierro , y del rigor de Marte. Pero Dios escondió de las maldades La materia en el centro de la tierra% El Asturiano codicioso dentro De las entrañas hondas despedaza La tierra, y del calor, el desdichado Del Oro , vuelve la figura humana. Aquí el Duero\y el Tajo en la riqueza Igualan ai Pactólo y sus arenas , T el que por las murallas de los Gravioi El nombre corrompido de los Griegos , Del famoso Diomedes gente altiva, Los lucientes pedazos arrebata Lathes, que representadlas naciones Déla muerte ei olvido y del infierno. El Lañes de los latinos Límia¡, hoy conserva sn nombre en lo último de Portugal , entre Bregí y el •turto. CAPITULO VI. DE LOS ROMANOS. Ünganase quien culpando el poder Romano, piensa que itaxo a España este trato. Eserciuo fué proprio ya de los Espinóles, como de ¿as Aquita nos , hoy franceses de -Guianna , dice Cesar , I. 3. de Bdl. GalU que por ti uso de sacar cobre antiguo , se valían con- tralasfortifica cienes Remanas de las minas , habien- do; después aprendido el arte militar de los Rímanos, fuera de Tas minas, ír/rendon que desptrró en su in- genio la primera r. atúrate w de so paitia. Los prineres que er.su'iaicn á les Espítales á ccunda las ain&s, 6'X 246 AtfTTGEDADES DE LAS fueron ms Phenlces, losquales en la fama de los Grie- gos ó en sus fábulas , fabricaron palacios por los La- berintos españoles , deb3io de la tierra á su Dios de las riquezas , y aquí lo adoraron , y se entiquecíeton ¡n rtiblemente , como gente asiuta y codiciosa : y a quien Di»s, Ezech 27. por reprehensión y vergüen- za d? sus pecados, Ha mi Mercaderes■/, y amenaza la murte. De Cadmo Pbeniz dice Plinio, I. 7 cap. 56*. que fué el primer**, que hallo metales de Oro-, y eí tnodo de sacarlo, Pero nosotros , que con eftconoel^ miínto de las sagrada? letras , recibimos la verdad, sa- bemos qne Tubal Caín fué el primero que conoció et uso del Hierro y del Cobre. Los libros de Henoc» Girtes. 5. citados por Tertuliano en aquel logar , aña- den , que también del Oro y de la Plata , aunque no tienen autoridad:, en esto merecen- ctédiio ; porque lo afirma Pniton en ei lib. t. de las antigüedades de la Escritura, y lo sigue Jtaseph¿> IUV. t. An. Jud. cap, 3. que en una palabra dice, que inventó ciarte de los metales , corno de Cynara* en Chipre dice Pu- njo. Bien, que G^nebrardo lib, 1. Chron*atribuyeos.- ta invención á Cain , lo que es cierto por razón , «y no por escritura. Porque Adán , adornado por la gra- cia de Dios, no solo de las cosas divinas, pira el fin sobrenatural del hombre , sino del conocimiento de las humanas , enrrambus bienes para salud del alma , y uso dét cuerpo y comunicó á sus hijos : los quales , según SO' inclinación y? capacidad, aprendieron, y con ei amor de padre» enseñaron también á los suyos. Y así Tuba! Caín , séptimo en la generación de los Cainitas, txá- minó m3S lo que habia ordo , y según era ya la rou- chiduubre de hombres lo trató, y se sirvió de otros. De sume, que mas como aficionado, y continuo en esie trabají, mereciese nombte; de Inventor , que como el primero , ó solo en su tiempo. Acabada la descenden- cia de Caín con el Diluvio , en la tercera edad de Abrahan , se divulgó todo el^ingenlo de conocet, tía-. MDÍAS DEÍSPAÑA. *47 Itr y osar de los metales. La qual Invención bien la atribuyó Plinio á-Cadmo, por loque tenia de Oriental, pues desde la primer memotia del Diluvio gozaba el Oriente.-ye--de lasarles, qae tan tarde los Griegos y Latinos, dándose por bárbaros , se jactaban de habei usado y conocido ; de suene, qae el año de^ mil y quatrociemos y noventa del Mundo ;del'Ditovio tres- cientos y noventa y ires v que fué quizá* quando los Fenices aporraron á España, generalmente en el mun- do se usaba de metales. Los Fenices no se contentaron de llevar eí O?o de España al Asia, sino convidados de la ganancia poblaron , y con esta comodidad por los gra- dos que sube la malicia , intentaron el Señorío. De tan estrecha y larga conversación salieron¿ maestros de mi- nas los Españoles; de suerte, que como dice Flinfo, lib. 33» cap, ra. en las partes Mediterráneas de Es- paña ¡ corrompe* la Plata con aguas curadas. Mas presto los Caí ingirieses, linage de los Fenices, no in- feriores en sagacidad, y superiores en fuerzas, y mal pesados con la vecindad, y sufridos , con la viveza Afri- cana solos como tyraoos cultivaron las minas , y des- envolvieron los montes» encendida la sobervfí de man- ejar , y rigor de las arenas con la insolencia del Ovo, Ítorque pensando- con soldados forasteros pagados sin a costa de su sangre, a fuerza de dineros asolar el Imperio Romano y sujetar á Europa , oo perdonan^ do^ á Ib mas desierto, y arenoso de la Libia ; después de muchos trabajos qne faxeron al mundo,, caídos dé la vana confianza del OVo, muertos los soldados cx- trang ros, perdieron sus ciudadanos , y presto so Re- pública* Entraron eo su lugar los Romanos, los qua- fcs al. prin ¡pió sedienros de gloria poco estimaron otros bienes: después el vicio todo lo confundió , muchos íralianos; se dieron á buscar Oro mas ingeniosamente que lodos ios pasados r pero el Senado Romano siempre mostró- en este cuidado maravillosa templanza ; pero kozaton de las riquezas que ios i henices comunica- ./ 24S ANTIGÜEDADES DÉ XAS ron y tuvieron en España, y de lo qoe colmóla c&- dtcia Carthaginés, y con el tiempo los Españoles ya experimentados , hablan juntado , y asi los triunfos pros- perísimaoaente florecieron. Marco Hervio Pretor , Ll- vius , lib. 34. entió en Roma vencedor de España á caballo, que llamaron Ovación, que es lo mismo qua me- nor triunfo, y metió en Erario Romano, de plata sin marco catorce mil setecientas y treinta y dos libras, de sellada con cuño de an carro de dos caballos diez y siete mil y veinte y tres: y de Plata de Guesca ciento y veinte mil y quatrocienias y treinta y ocho. 5f Q. «liñudo su succesor d?ó al Erario de Plata trein- ta y quatro mil ochocientas libras , de dos caballos setenta y ocho mil , y plata Guesca doscientos seten- ta y ocho mil ; pero este numero es muy sospechoso, porque crece demasiado, M. Catón Cónsul triunfó de España, y tr¿X3 en el'triunfo'de plata sin marco vein- |e y cinco mil libras , de dos caballos ciento veinte y tres tr.il, de Guesca quinientas quarenta ; de oro mil y quatrccientas libras D¿ los despejos dividió á los solda- dos da á píe doscientas y setenta libras de cobre , á los de á caballo tres doblado. Todo esto creerá fácilmente, que sin trabajar los Españoles en las minas, tomaron por despojo los Romanos, quien se acordare de lo qne escribe Estrabón , que les Cathagineses , qoe con Ámil- car Barcas, padre de Aníbal , hicieron la jornada da España, vieron qae los Andaluces asaban de pesebres 4e Plata y tinajas, A esta proporción, los instru- mentos mas nobles de la casa debieron ser d: oro: á la misma proporcioo es creíble,, que sola la victoria sin cuida.do de minas diese tantos despojos dé metales. Y aun mucho antes los mercaderes,,*"después de cargados los navios de plata, por no perder .quílquier modo de llevarla , foijiban las áncoras de ella Tanta carestía te- nían los Españoles de erras cesss , ó tanta era la hambre de los Fenices, q-ue lo que sobraba, aunque tan estimado, en menor uso,tcáveoiutaban. • ~ MINAS DE &PAÑA. 240 CAPITULO VIL PROSIGUE DE LOS ROMANO?, JCfn tantas historias de Griegos tan doctos y libres, y enemigos de la gloría Latina, en algunos historia- dores Romanos de buenas costumbres , que no per- donaron á su patria , en la justa reprehensión de los pecados, con zelo de la enmienda; no se hallará una palabra de Ley ó Decreto , ú del Senado ú del Prin- cipe , que muestre ansia de oro. Búrn, que prudmte- meore se valieron mucho del Español ; porque d Fs- píriiu Samó, en los Kbres de los Macanees , 11b 3, cap. 8. brevemente, pero con la mayor honra , que lamas hombres alcanzaron , habla tan particularmente de fe grandeza -Romana , que dice lo mucho que hizo en. España., y los metales de oro y plata , que tenia nervios valentísimos, que se añadieron á la invencible Wagestad ;< pero si hubieran cometido tiranías por el Uro, co les alabara tanto como hace, pregonando de e los que# conservaban sus amigos, que eran sabios en ÍLl«*]°a V q** h5dan ,0 1UC sc fes PedIa í«sio: todas virtudes contrarias á los vicios de los que se en oquecen con la rabia del ínteres y del Oro. De \VLT°ST N¿r0n Sxo P«ro«foy Satyiico , que tcJl&lni' U7 ^•Bsllv.ola y Moldavia , muy v ni . \ ' V™Ctdo eí Rffy Decevalo , y hecha pto- P üdencia roT "" í Í8S mín8S de ¡0 *« ^ ™ ceds d cSS« íPt"CMd0rt de e$ía ' ni de Clrss »«- Sl n. i- i M,tW0 ' h3^"do romper la PUem. d c^s T io°s vildc?preció de-lodo P"'^ *«Rs" solí del l^kT ' y pCflíeDda d D«"Wo po solo del Impeno Romano. lo qual alterado por otros v2£0 AKTIGU1DADBS DB VAS Emperadores, volvó á hacer Aureltano , valentísimo en las armas; y pásalos muchos pueblos de esta pane del Danubio, hizo um nu va provincia D?c?a , des- amparadas las otras Tan lejos estuvieron hs. Romanos de destruir á España con las minns que vedaron Cen- sores a los arrenladores el trabajar las minas , con todos los hombres que quisiesen , determinado el nit~ mero , de qual ley se acuerda Plinio , l»b- j. cap. 4. y del Entredicho antiguo del Senada, por el qual se perdoné a Italia , no habiendo en el mundo tierra mas fértil de metales , como tampoco de las demás cosas. El mismo Senada , como dice Livio, lib. 45. quitó el pecho de metal Macedónico, que, era gran- dísimo , porque no se podia sustentar sin arrenda- dor , y donde lo hay , ó el derecho es *vano ,» ó los vasallos no tienen libertad ; ni tampoco convenía, que los mismos Macedones arrendasen <» porque donde hay interés , nunca faltan causas de alborotos y de- pendencias. Ni tampoco á los vencidos pusieron tribu- to dí> Oro sino de Plata ; y después comunicadrr el Imperio, casi todos los hechos pedían, en especies* que son vituallas para los exércitos , como se ve por las leyes de los mismos Emperadores. Y esto no lo hicieron porque faltase Oro que sacar, sino por la man* sedumbie*: i CAPITULO VIII. Mas de Galicia < Portugal , Asturias i de Vizcaya y de las. antiguas riquezas de Castilla , y otras partes. -; V>umplida esta diversión necesaria, volvimos maa apresa.lamente á nuestro propósito Jus-ino escribe ó: Gilicia: Una parte se llaman Amphilocos, férti- lísima de cobre y de plomo . y de bermellón , el qual á.su rio vecino dio nombre , riquísima de oro tanto, qlie zon el arudo rompen ios terrones de él, Dentro ATINAS DE ISFASA. 25! de la raya de esta nación hay un monte sagrado, el qual es sacrilegio tocar con hierro. ; pero si alguna vez con los rayos que son muy ordinarios en esta tier- ra , se rompe y cae , se permite coger el oro, como merced de Dios, Este monte sagrado, parece que alu- de al monte que llaman Furad.i , conserva hs seña- les de las mioas. La tierra arada de oro , quizá Val- diorres , seis I guas de Valdcquiroga al mádio dia , en escrituras antiguas Valle de oro. El bermellón se dice en l-itiii Minium: y así es conocida asía parte de Ga- licia por su chro rio Miño, que dio la honra de sus riqu zas á Auria , Orense hoy en su orilla. Juntamen- te se significa , que donde habia tanto bermellón hibía azogue^ plaia y plomo. Dice Estrabon hb 33, cap. 3, el estaño , no como los historiadores publicaron , se halla en el haz de la tierra sino se cava. Nace en los bárbaros quz están sobre Lusitania. Estos son los que pone en la Junta Lucense, hoy Lugo en Ga- licia . Plínio , ni los llama tales por los vicios v:siao dicee De desconocidos y de bárbaro nombre ¿pero libres eiento y sesenta, y seis mil. También dice de estos Mela, que apenas se podían pronunciar sus pueblos con bsca Romana. En oirás cosas eran humanos. Sido, dice lib. 2. ., Con el Oro Gallego variadas Las vestiduras de Matronas nobles^ > uEn esia feg,on de Ga,lcid Pon8cí l« «enres Cha- ¿- i£fSM el °ccean0< q°* co»° ¿«ce Justino, ¡del Rio Chali be se apellidaron: qual sea este rio no se sube acerca de hs autores; pero á mi me parece que es Sil, por los rastros de las herrerías antiguas, qué se ven hoy, y por lo que del territotio de la gente se conjetura ; porque Sillo Itclico escribe , que estos fueron los anífices de las armas de Aníbal ; y es claro que un poeta docto no pudo fingir el artificio en h nación que no lo tenia , y mas para armas de tan gloriso capitán que pedían muy excelentes armeros. Siiio, pues lib a * 2$2 ANTIGÜEDADES DB tAS Las gente* del Occeano llevaban El escudo de ardor resplandeciente Del ingenio Gallego, y de la tierra, Obra gloriosa , al General de Lybia¡ El morrión brillaba con los rayos, De las crestas y plumas , que temblando, Al ayre tremolaban su blancura, Una espada , y la lanza rigurosa A mil millares de enemigos muerte. Demás de esto texida con sus nudos, Y con tres lazos de oro la loriga; Impenetrable al mas valiente hierro. Todo perfecto con acero y oro , Y riquezas del Tajo rico ¡y claro. Que fuese esta arte de los ^Gallegos, consta, perqué este nombre de Chalibes fué común á todos les que fundieron metales, como Virgilio lib. 10. dice, hablando de la isla Elva de la Toscani. Generosa en metales de Chalibes. 'En Plinto , lib. 7. cap. $§. inventores de en~ sayar en latín Aeraría , y así dieron nombre á los de su arte» De estos Chalibes Gallegds escribió Justino , que á todos aventajaban en el hierro, y que el agua del Rio ChalLbe, era mas violenta que el hierro, por- que con su temple se hacia mas riguroso. Compitieron sus espadas con las de BübÜis , y entrambas, de igual reputación , dieron la que tuvo España de sus espadas, sobre la memoria de todas las naciones , así en el ace- to , como en el modo. Plinio, lib. 33 cap 4 - enseña tres medos de sacar oro , ó entre las arenas de los ríos, en granos ó cvn pocos , ó minando los montes. En el segundo dice , que algunos escribieron , que se aventajaron tardo Asturias . Galicia y Lusitania , que dieron cada año veinte mil pondos , libias invaria- bles., porque la libra tuvo variedad en las onzas , y «o en el pondo: piro mas que ninguna Asturias, fuera WWAS DE B«PAKA. '2C/3 de Italia, venció con la fertilidad del oro á ha demás provincias del raund ?. Con razón Claudiano : Ni acabar á tos montes amarillo , : Ricos, el Asturiano . porque siempre La vena el oro en su principio arroja. Plinio, disputando del Plomo negro y blanco, ^ue es el estaño dice : Este agora cierto es que < se cria en Portugal ¡y en Galicia en U haz arenosa de la tierra de color negro , por el peso solamentt se conoce , tiene unas piedrezuelas menudas , princi- palmente en los arroyos de Rapiña , quando se sa- can, lávanse las arenas , lo que se asienta cuecen, no se hace■ en' Galicia negro , abundando de éste U vecina Cantabria, que rodea á Vizcaya con parte de Casulla, acia Logroño, aunque prept ¡amenté cegeel Occeano del Noite, Guipúzcoa ,- Encamaciones de • Viz- . caya y Alaba Por la Cantabria dixo Plinto; lib. 34. cap. 17. Del phmo negro usamos para láminas y ar- caduces : sácase trabajosamente en .España. Ton ó. por la parte de Canrabría a toda España : y hablando de-la piedra hnan , Ub. 34 cap, 14. óict^Esta piedra na- ce en Cantabria , no aqwlh verdadera .piedra i man en peñasco continuo, sino esparcida , llaman Bula- ' tion , no sé si para fundir el vidrio tan provechosa , hasta agora no se ha experimentado. Atrae el hierro como la piedra imán Con esta misma piedra Dino- crates, arquitecto de Alexandria , habia comenzado a cubrir-el templo de Arsinoe , para que una esta- tua de hierro suya , pareciese que se tenia, en d ayre; impidióla su muerte , y ¡a de Ptolemeo , que quiso fiacer esto por su hermana. De todos los metales lamas larga vena es la del hierro En la parte de Canturía que tana el mar, hoy un monte asptrisimamente al- to: todo de est materia, cosa increíble :Esp*fa \}\- lerior eta Eenca y .Losliania : lo demás desde los ñots Vagliancs , hoy Vera en «l reyno de Granada , era 254 ANTIGÜEDADES DE XAS Citerior : de esta h.mcs puesto la parte mas rica, y en genera! diremos lo quede su oro y plata, se en- triega á la memoria de las historias. Claudio Empera- dor el Primero , triunfando de Inglaterra, entre las co- ronas de oro , tuvo una de siete libras tte las de los pondos , que le contribuyó España Citerior Reynando Claudio, esta misma bfstia, un esclavo suyo Drusilla» no por nombte Redondo , Procurador de Esp?ñ» Ci- terior, tuvo un plato grande de quinientas libras de plata , para cuya fábrica se hizo primero una Tiendas y ocho compañíros soy-s hicieron otros platos de 50 Jibras ,- Livius, 39. 40, y 41. Cayo Calphuroio Pretor triunfó de íes Celtíberos-, y délos Lusitanos , y entró en el Erario coronas de oto ochenta y tres , doce mu libras de plata Después de pocos dias Lucio Quineto Crispino , triunfó de los mismos Lusitanos y Celtibe- tos , y llevó eo el tclucfo otro tanto oro y plata Q. Fulvio Flaco, triunfó de los Cehiberos , y trsxo en el triunfo ciento y veinte y quatro coronas de oro, isas treinta y una libras de oro sellado y de Guesca; dineros ciento setenta y tres mil y doscientos Este lugar está corrompido, y el nú-aero es muy sospecho- so. A ios soldados repartió quinientos dineros , do- blando á los capitanes de cíen hambres , tres doblado á la caballería , otro tanto á los compañeros del nom- bre Latino , y á rodos doblada paga. Primero Sem- prenio Graco de los Celtiberos ,y de sus compañeros, el dia sipuieme Lucio Postumio .de los Lusitancs , y de erres Españoles tk aquella región triunfaron , quarenta mil libras de plata pasó al Erario Tiberio G:aco , vein- te mil Albino . á los soldados repartiera? dineros vein ta y cinco , doblada paga al capitán ee cien hambres , y á la caballería tres-doblado ; emrambos dleronf tan- to a los compañeros , quanto á los Romanos. Coa rnuch3 razón Pünio , alaba la templanza^ de Ctpion, «Je vencida v destruida Numao.b , o5o_a ^sus■■ solda- dos ái 2 y "cte mil libras ds plata. Posideato essuoi©, MINAS BEBSTAÜA.. 2$$ qne Marco Marcelo cogió de los Celtiberos DC. ia- talentos', que son seiscientos : bien , que es error po- ner el D, que es nota antigua por eleroemo : y así se ha de entender I3 hacen trescientos y sesenta mil du- cados. CAPITULO IX. De las Islas Terceras, ó de los Azores. I j as Islas Cassiterides están en el mar que baña á Por- tugal , y así- roe pareció tratar de ellas aquí Los Grie- gos llaman al plomo blanco , Cassiteron* Pünio, lib. ,34 cap. 16 tiene por fabuloso , que se hallase en las Islas del Mar Atlántico Pero en otn pane escribe, lib, 4. cap. 24 que los Griegos las llamaron de la fertilidad de plomo . y no lo contradice. Y en otra parte escribe , lib. y cap. 56 de la Isla Cassiteride el primero de iodos , Midazriio traxo plomo.También .afirma , que se dixo de eüas» que eran las «Afortuna- das, pensólo así, y les sitcó enfrente del Ptomontorlo Cehícc ó Neiio , acerca de ctics Artabio , cabo da Finís Tena; Pero así en pensar » que fueren las Afor- nadas, yerra Pünio, como en el lugar donde las pone, juntamente con Estrabon. Mejor las com ció Piolemeo, que escribe : En el Occeano Occidental hay diez islas llamadas Cassiterides. Esias son las de les Azores , pero son nueve solamente, P. Cra^o pasó hs armas Ro- manas á estas Islas, y hal-ó metales cavados. CAPITULO X. DE OTRA PARTE DE CASTILLA. \¿ uédaoos el otro lado de España, queciñs el Oros- pe d-J« cerca de su principio : entre Castilla y Navaira, es«á Tritio » que Piclomeo Huma Metallo. en los Bejo- nts, que es la Ricja, diferenciase este Trido con su Ü^G AWTIGüIDAB? DB TAC riqueza de otro de los bardólos , hoy CruIpuzcOB, lla- mado Tuboiico. Si otros lugares llamaron los Romanea Metallos en Europa , por las minas ; j por qué constan- do de la geoetal riqueza de esta provincia, que era de los Celtiberos , no diiémos que este sobrenombre era distinción de su propría naturaleza l Vuelven los mon- tes de Otospeda entre Castilla y Aragón , y con tres como atalayas muy ásperas, se entremeten entre Tu- tiason y Bilbilís. De estas ciudades habla Pünio , lib. 34. csp. 14 Estos y otros lugares ennobleció lamas provechosa gloria del hierro ,como á Bilbilís enrEspa- ña, y á Tuñason Este entre Numancia y Ebio, hoy Tarazona. Bilbilís no es Caiat&yud , está cerca de allá un quarto de legua, como la celebra su poeta Mar- cial , Hb. 10. 103. en un monte, que h>y se llama Btmbola: corre Salón por su píe, ehora X*lón , que es Bübilis, dtl nombre de su ciuitd , como onos muchos logares y ríos se ptestan los nombtes. De sus aguas lüvieron parte de su fitna las espadas Españolas , añade Marcial, lib. ia. 18. Mi patria amada Bilbili soberbia Con el' o*o precioso y con el hierro. Los montes se en^ancütn por Ijs laderas da Castilla , que se encumbran poi el reyno de Valencia, y se quiebran iati bien alto?, por los Contéstanos , hoy Cocentayna , paiten al-Eertario Promontorio , y allá pelean con ías olas Ferrarlo suma quizá su propiie* dad , por la grandísima abundancia , que tuvo siempre España No parezca deomíi nctar estas menudencias , porque el .escribir de crsi tan giande, envuelta en las medias tinieblas def olvida , pasada la ruina de los Ro- manos', la destrucción de los G.dos , hs perpetuas guerras de les Moros, ccn la pérd?di de tantos auto* res, y las faltas que en los que tenemos se han me- tido; así Cí-mo nos tiene solícitos en lo que parece mas claio, tarrpeco no nos desconfia de cor^tatas de de nombrts, y mss síbiendo á, U prudencia ftomaoa, í WTKAJ **WAffA* 2*j jf asi «ctlbiwlo para diligentes, nos atrevemos , cier- tos que las partes montuosas de nmrstra patria sobraron de metales. Los montes que quedan en Castilla , dice Srraboo, que metalases. Sm duJa riquísimos por los extremos de Celtiberia , qne es Castilla la Vieja , prin- ferpalmeate en en tas sierras de Cuenca. De adonde sala Taja insigne con nombre de Rey de España, y Rey de sus Ríos , fomentado con tantas venas de Oro pre- cios trie» o , compitiendo con el Pó de Italia , y Ganges de la India; gozan de la misma merced del cielo las p»ñas que hacen sombra á los Celtiberos mas adentro, que son los Manchegos , y se alzan para enderezáis?, cogiendo por el costado los montes Car pétanos , hoy distilo de Toledo. Aquí cerca de las riberas de Tafo bay vetas de plata y oro , iodicios pata buscar los cuer- pos atesorados de la naturaleza. Estos indicios , dice Si tabón , que se llamaban Metálicos , de tan grande cosa ■6 señala particularidad alguna que guie , ni en oirás fcsy memoria. Este p'at-c-: que es ei rio Theodoro de 'Aristóteles, por «l O o que de él celebra , foque siempre que algun rio dé ,E*pañi, ó sin otro nombre, é con alguae», como este de Theodoro desconocido , es alabado por el oro, se ha de entender Tajt» , por la ventaja que á rodos' cb? * mente hada: También Sttabora an la entrada del Tijo en la mar, se conforma ccn Id £ue del t\é The idoi" Avi n > poeta canta. % En Una ancha luguna se derrama í\AUé Theodoro . biftiqú* maravilla '■ ! ?/ ¿V0 debt ser que en barbaras naciánes í í Sobrenombre de Grecia tenga ei Rio; 'V. En ios Ug ires que p< imeto un tiempo , LosTyrioi y Syjoúios habítaren. Quizá es S': Í3 íf>gU?.'7f»(íí- *:f>V d'fl "jf- toso de Marcial, que tiaximos e ice:al. "i v, ¿. *? * lu;>,,..'; CAPITULO XL De Cartagena, Granada y otras parles). CJr tro callada se encima del Qrespeda que dlx'moj y 3 se^áméia multiplicando los amenísimos montes Ma- rianos , á mano derecha y á la izquierda , siguiendo el reyno de Murcia , y tocando en Cartagena la Nue- va , ó Espartaría , á difirenci» dá la Vieja , que dura en Aragón con vilísimo nombre. Cerca de veinte esta- dios de esta. Casi age na. están-loa fasnosísienos posos de Aníbal, veinte estadios apenas son «na legua, la re- dondez de los pozos de estadios qoevociemos» roas de diez y seis leguas. Cada p¿w tuvo nombte de su io- IfffAS M ISíAÍfA/ 2 £0 veiitof ; el> mas aventajado se lia asó *B.be|o, y dio cada dia á los Cartagmese*. trescientos pondos , que son las libras que dizimos. Después biblraion en este mis- mo lugar quatfOcíentos hombres , que cada dia al pue- blo Romano daban veinte y cinco mil adarmes, que importan quatro talentos y un sexto .,. que so» dps mil ducados , duraba eo. tiempo» de PIinio,ya por mil y quinientos pasos, cebado el Monte ; por el qual as- pado los Aquitanos de dia y de noche , sacaban las aguas. La común naturaleza de estos pozos era , que hallándose una veta , no lejos de alta se descubriese otra. Viniendo de la costa á la tierra de los montes que sobrepujan al Andílecía , y abrazan á Calpe, se quedan algunos . que se derraman por brazos , y en- cobren h* mar á los pueblos. En. estos dice Statfron : Hay unos como lomos'de tos montes de loi Batista- nos y y O rétanos juntamente , ^ae llevan todos los me- tales. Qreto , cerca de Almagro, Cabeza dedos Órete- nos y Buisiania , boy Bazi de los Bastólos Los con- fines de entrambos se encomiaban de la otra pane del Guadalquivir Pünio declara en lugar.de Srrabón con asías palabras, en el lib. 3. ap., 3 £m Afetiiesanis., que son: Qretanos , y &*; Mente sanos . que son también Mastulos.: Coi lo qual es claro, que las, minas eran de los Montesanos ¿ que tecian entrambos nombres, y en particular la voz de su patria. Lo qual dexó pasar Strabron contento con la noticia general ¿ Plinio nos la dio. distinta. Mentesanos de Mautesa , aceüca de unos Jaén, acerca d& eatos lllhurg» % Aindojar-aí viejo , Ó eo el mome Sebastiano, junto á Castulóri , hoy CazJona la vieja ó Santisteban De estos montes de Jaén se en- lazan los que entra* en el reyno de Gtañada , inus faciles; pe«o quando, toman esw nombre altos , nevados y ásperos, cerca, de Granada muy ticos. , ccfmo dice Mas», Cotonea. Motó : Js hay venteo de0 foeron rouy estudiosos ,? conociaa w7.lZa,y ?''w»^-^aaí,attae^lialhaAjiqiii cimente iL't^í^ <>üe "° *"»<**?«* Zade» .h«-dlcB0 1 poique. las pesias'** ruaerj ■Habitud? ií ríás \ por Í8 van!dad dc las palabras. fqoe «Tw? fí 0i a pteira '' *»' llaman Chalcites Lr5^r° < ****. *V«« Yéndose ha. ™™> principalmente conocida el Latón % el qual 2.62 ANTISTJITOAftBS M ÍAS mucho tiempo tuifo principal bondad *y admiración, »/ 5¿ ¿u/ía «35 e« Chipre . ¿5*¡tmí» machos años ha estéril la tierra. Cercano a este fué el Salustiano en los Cent roñes en los Alpes, tan-poto de mucha dura* cion : succedióle el Liviano en Francia , entrambos llamidos de los Señores de sur metales ; aquel de un amigo de Augusto, este de su muger , qht se acabó presto, Hállase también muy po'o el Liviano. Agora toda la reputación tiene el Mariano , que llaman Cordovés Este come mucho al Liviano,la Cadmía r é imita h bondad del Latón en los ses tere ios. Cada uno tenia dos libras Romanas, y la mitad. Cadmía es una materia de la qual*se hace cobre. El mismo Pünio;, lib 34. cap. 1. y 10. Hácese también el cobre de un 3 piedra cobriza, que llaman Cadmía. Y en ótn parte : La piedra de la qual se hace cobre , se J/a- *u Cadmía, segan esto es medio mineral. Aunque é la ciudai de Oringe clarara-ente la pone en Celtiberia f^ntarco en ia vida de Cipion* Con todo eso seguiré á Plinto, que parece no se pudo olvidar de ciudad" tira insigne , bien que la llamó Oninge. Podo engatan á fplatitca la instabilidad de los términos de las provin- cias. Plinto la pone en el Andalucía cerca de ObuN- ctila, koy Potcuia. De Ltvío se pudo conjeturar, que la pone e*í la misma parte , ó cerca de Jaén , aunque la lla«« como Plutarco Orlnge r añade en los fines dé los Metetes, qoe son obscurísimos. Pero seguro el ca- «niao que contra Aslrubal tomó Cipíon , es necesario * qoe estén en e| Andalucía, pero no dentro , antes al piinúpío, porque Asdrubai, drxsndo Síñor de la cana-. pana a Cipion le obligó , retirado en una provincia amigí i asegurar las espaldas , paja «poder sitiar las ciudades t dilatando el fin de la guerra , úhbi arte de los prudentes capitanes , que &¿ conocen inkrtore*. Los habitadores de Oringe, comev dice Livio , libé a& cavaban, plata.: de esto ;qu# he dicho se concita- re, que Oringc no pusda. ser Urgía, que umbicn se MTNAS OB ISfAÑA. 2^3 llamó Csstrom Jaliuoa de la ¡«ota .Gaditana . porque es- iba en los últimos Andaluces. También dj do mocho , que pueda ser Urío de Ptolomeo en los Andaluces, que acerca da Sf tabón Oria » por no poderse tan claramente juzgar, que de los Celtiberos se entrase en estas par» les delv AndalucÍ4, como lo hizo Cíploo , siguiendo so enemigo. Pone Strabon en la Turdetania , que es el Andalucía, tres lugares por las minas celebrados , J/V- pa, Sisapona y Cotlnas. Hipa , ó es al monte Ilipu- la , qae según buenos autores, puse Junto á Grasada,, ó según ei Obispo de Girona la misma Granada» 6 según Ambrosio de Morales , la que Plinio llama ///- pula Itálica, es la misma que Piolosneo llaaa Hipa* Ja grande , hoy Peiijfljr , en la tiritad del camino en- tre Se villa y Córdova. O $ss este lugar ó Granada\ en entrambas panes hubo metales , y se hallan hoy,, pero Granada se aventaja , como lo muestra en las arer n.is de su rio. A Sísapona la pone Ptolomeo en los Oretanos, que llama G;rmanos Plicio , moraron entre los montes Marianos de Sierra Morena , y entre los montes Carpetanos de Toledo. Diólcs nombre Oreto, que cerca de Almagro humildemente conserví su nom- bre , alguno dice , qoe esta Sisa pona de hs Oretanos esta entre Oreto y Caslulon , cabeza un tiempo de una parte de España. Pao porque no es tsta la que Sira- bon nombra por cuiiosiJad , ó por diferenciar estos lla- gares de un mismo nombre, baste esto. Otra Sísapo- na habrá en el Andalucía , de, la qual hablamos; di- ferenciáronse la una , y fa otra por vieja , y por nne- va, mas clara diferencia fuera la de los Oretanos y Jurdulos, por lo. menos parece que la del Andalucía loe mas noble, porque segqn.Srrabon , siempre se nom- bro de una misma manera Hay quien dice que As- tapa, hoy Esepa , es Sisapona 9 sin tener argumento. Riendo ames increíble , que un lugar Üostre en Us hit- lonas Romanas como Esiepa, luvL-se otro nombre, ■ Po« «qual claramente no fuese conocido, Prinipalaian-- &&S . AffíIStrffiíA*? WtAS re que el mismo autor, que las dif:ient!S €bn ñtfeva "ó vieja, reciente entonces la noticia , difcera algo de Usiepa. Otro duda si es Xeréz de la Frontera. Todo ^sto han pensado vanamente algunos , porque Plinio, 11b.-3. cap -3. lo contradice , y -es clarísimos No tiene por ciudad á Sisa pona, sino por reglón de Ii ¡unta Cordovesa; y así pene dos Betunas, que es ln mis- mo que hace en otro lugar, dividiendo la Beturia en dos partes* Beturia es la paite de Extremadura , que 'está entre Guadiana y Guadalquivir , hshhárenja dos "elaciones Célticos y Turdulos. Los Célticos tocaban 'á "Portugal ,'7 'eran de la junta de Sevilla. Los Tur<§#tis habitaban en Portugal, y en la Tairacon«nse^quéve!s rh parte de Extremadura , qce confina con Castilla f ■Andalucía , estos eran de la junta Cordovesa. Esta Be- turia pues, denlos Turdulos , teuia dos regiones , launa 'de ellas era SIsípona , tan grande , que por ella dixo TPIinio , lib. 3, cápi 3. El Andalucía abunda de'' ber± •mellón. Y no do pudo decir por otra Iparte de ella, sino por Sistpooa. Por eso en otra parte dice lib. 33, fcsp. 7. De ninguna parte sino de España se 4 rae pava nosotros el bermellón í muy1 celebrado es el de lare- tgióh Sisaponense en el Andalucía, pechero delpue^m iblojRomano, en nirguna cosa mas diligente qué'en 'esto. No es lícito perfeccionarlo allí , ni cocerlo , la vena sellada se trae á Roma casi diez mil pondos (qué sos libras) cada año. Según lo que habernos "escrito arriba , la regicn Sisa pone uses es Alcudia y Pe* droches. Añade Sttabon , que así les minas de -11-ípac, como de Sisapona , eran riquísimas de P'ata Colinas 'tienen aíguna claridad por». Cotinusa los Españoles mas antiguos .como dice vAfei*,r*> pc-eta : Llamaron á Cá- diz Cotinusa ry°los Tyrtos' Tartesa», los Cartagineses -Gadir, qué quiere decir cercado, »Eí nombre de tlas minas Cerinas conseivan. algo de. lo antiquísimos de Ja Isla, de la qual creíblemente, se Uamaion Cotínas. tos Romanos escogieron el de Tatteso, y asi apellL- MINAS ni ESPAÑA. 26c daten la Isla. Otras juntamente se llamaron asi , en hs qaales reynaron los Gertcones La principal de ella CáJiz, otra de Juno , hoy una roca deshabitada-, que. llaman Sin Pedro: díxose' también Erythia, y en elia liabo Oro, que se sacaba lavando la tierra Otra Isla es- taba en la boca de Guadalquivir , y aun debiera de haber mas, porque Justino, lib. 44 llama á esta par- te de España : La que se compone de islas. Y Plinío, lib 3. cap. .1. dice de Cádiz: (¿ue está entre islas , que son las que hemos contado. Por esta razón en plural Gadts. A quien supiere la grandeza antigua de Cádiz, en quanto la estimaron los Tyrios y los Car- tagineses , que la tuvieron por feria de sos riquezas , y Alcázar de sus armas, y después los Romanos que la honraron como Augusta, será mas creíble que las minas con la riqueza , la engrandeciesen á tanta repu- tación, que se advierte solamente en la semejanza de los vocablos. La Cesta Córense llama Plinto la que está contraria á Cádiz , alude un poco á Cetinas , alu- de también los Coretes,. que son los Tartesos. Tam- bién ios pueblos Cuneos de Apiano, en las cosas de Iberia, cuya dudad principal Cuoistorgi en les Anda- luces Célticos, quizá Mirobriga de Plinto , cerca de Fuente Ovejuna , dos leguas de Azuaga, Juan Fernan- do Franco , que veló en la antigüedad,, en un libio suyo escrito de mano , d?xó escrito Colinas T Cote cer-. ca de Morón, en la Peña Imán , sin otro argumen- to , solo por la alusión, después de tantos años muda- das tantas veces las lenguas y los lugares, me parece Incertísimo, y mas no hallándose Cote en nirgun li- bro ni aun de mediana antigüedad . valga para quitar iodo esciúpulo de las sospechas de lo amignopara los aficionados , que para otros son el proponerlo parece-» rá mevhwnto. l-cs CotinfS dieron oro y cobre junto ; pero á Cádiz quisieron los Romanes Hartarle Tarteso, porque era caenza de la p*"e de la Andalucía, que 266 ANTIGÜEDADES D3 I AS así el tío Tarrcso Guadalquivir , como de Carirya , que también Tarrean ; cerca Je Tarifa , como del Rey» Tharsls , si es aquel de quien se escribe en el Gene- sis , cap. io. tomó nombre. A los Tártesios celebraron por bienaventurados los Griegos. Quizá por U hermo- sura y riqueza de la. tierra fingieron , qoe ensoberbe- ció tanto á los Titanes-, qu£S3 atrevieron ¿pelear cor* los Dioses. Algunos osan que esta seo Tharsls , á la qual navegó la armada de Salomón, 2. Paral. 8. qua de slssiongaver del Mar Bermejo en la tierra do Edon, se hacia á la veta-, increíble cosa , que por tanto rodeo , y mar peligroso» navegasen á España loa que la- tenían casi en hs manos por el Mediterráneo » y no solamente increíble, sííio absurdo ,, que Hirart Rey de Tyro-, ayudase á< Salomón , 3 Reg. 10. á ha- cer en tres años, por peregrinos mates, lo que era. los caseros , por decirlo así- brevemente , se podia hacen Nuestros Thartesos no han menester mendigadas- ii*- qu-zas de hartada gloría, hjbít3ron sobre Guadalqui- vir , desde la b^c? del rio Ibero Occidental ele Espa- ña , hoy rio Tinto v hasta el Estrecho y campes del famoso Rey A-rgantonisos-, hoy T.irif&, rica» nailon da tierra , abundosa de metales y frutos. En esta misma? región pone al rio Chryso Avieno , qoe suerra Oro r nombre qae los -Griegos, habitadores de esta úírima par- le del Andalucía á este rio pusieron : dice pues Avieno 3 Aquí el Rio Cryso en el mar entra., De la una y otra parte es abatido- De quatro pueblos bravos en la guerra $ Lijbios , Phenices y los Aíauenos ^ Los rey nos Se ibi sinos y Tari esos Polibio pone á Mastia pueblo- de los Cartagl* Oleses, cerca de las Columnas de idi re ule s , quizado aquí Masienos: de los de mas- no sa alcanza sino esto de Av'éno. De suerte que el sitio de estes nscionss no es mé^os obscuro por falta de la merc oria , que por el deiconoúmUnto del rio. Aunque se piensa que es MINAS DB E&PAWA. 267 Guadalate, sin argumento alguno: si en la opinión de nuertros presentes, corre en estn parte algún rio, que muestre oro, será este , aunque ha parecido que toma- se nombre de Chrisaor , padre de los Geriones , lo qual á mí no roe agrada, no tanto por la lisonja del oro y de mi materia, quanto por la. significación del Griego , que sin duda merece mejor lugir que I'm fá- bulas En esros mismos Tanesos pone Esteran o á Ybila, que gozaba de minas de oro y de plata. Hay quún piensa , que esta Ybila es Sevilla , y que por esta mudanza vino al nomfefe que hoy tiene. Parece que de Hkpalls Romano, los Godos la corrompieron pof HispÜe, y después fácilsaeme Sevilb. Pero ¿ corno pudo Esiéfano , quando en ti verdor del poder , y duración Romana guardsba su clatisi.ro nombre Hipeiio Romano, no hjbiendo dex^do me- moria de aliáis suyas, gozasen mss del oro adquirido por bs Romanos , ganado en la guerra , que sacado p>r su industria , y aumentado ds esta suerte por «ños, Bisn que la paz despees ablandó los aniñaos, y á qual- quiera arte los inclinó: principalmente alas que per- suadan hs provincias con los dones particulares de Dios, También aquellas penas están escritas contra los nobles, los quales no hacen sin el putblo abundancia. Presu- ponen etros Inconvenientes * ó que pecasen de manse- dassbre los hombres, pu:-s fué necesario castigarlos en la copia , ó que el temor de pagar la pena en mo- neda escasa los refrenase , que era mejor razón para el legislador , pero inconveniente para los que tienen esta opinión. Pudo ser quizá rigor de las leyes , mas que posibilidad de los vasallos , como los Godos, se- gún la condición de los Septentrionales-, fueron seve- ros contra los pecados. Aunque Covarrubias piensa bien , que eran sueldos de oro , coa razón se pedia juzgar , que no tuviesen coénos lagir en ellos la plata y el cobre: y mas ,.que en- el texto castellano, raras veces se añade al sueldo de oro , ordinariamente se habla de él, sia otra diferencia. De los Moros acerca de minas, lo que dixo el Moro Rasls , que arriba pusimos es poco. Los Romanos que quedaron ccn los Godos, perdieron los brios, para usar de este género de ri- quezas. Nuestros Reyes vencieron mas con la templan- za de la vida, y devoción y exercicio de la guerra, que con oí». Biea , que San Bernardo, que vivióea tiempo del Rey Don Alfonso el VIII. 6'-Emperador. Y ei Rey Alonso el Primero de Pottugal, Alaba el de España , así por fin© , como por abundante. Y asi al Rey Don Joan el Primero en Bribiesca comenzó aquella ley : Por quanto Nos somos informados , que, estos nuestros < rey nosson abastadosy ricos ie mi~ fieros Con todo eso nuestros Reyes en el mido de minas, ob Esr-AÑA. . .. 271 las armas no simieicn , como pedia su necesidad ," el ingenio de est is riquezas , que les hubieran aliviado con extraotdinaria dicha , porque la imposibilidad de sustentar «rdínariameote os exército en campaña , di- lató por tantos siglos la perfecta victoria. Tantos años ha que España está envuelta en las dificultades de sus metales , obscurecidas sas honduras , y solamente quizá Casi estéril, por la maravilla del Nuevo Mundo , y cea- curso de la opinión Si en algún tiempo se piado es- perar el descubrimiento de la materia vieja r?snurada, y de otra mucha no tocada , es quando se ofrece á esto un caballero , zeleso del servicio de su Miges- tad , de mucha voluntad para la diligencia , enten- dido para abreviar y seguir los caminas y rastros da fa naturaleza , y qmxar sus riquezas , dichoso para esperarlas , por la prosperidad que ha tenido en su proprio negocio , y porq ie trata este ahora , no ins- tigado de la neeesicbd , qne fácilmente despeña , tam- bién á otros en su compañía , ni de la codicia, pues entre las primeras cosas que pone , es el disprecio de su costa. FIN. TABLA DE LOS CAPÍTULOS"QUE SE Con- tienen en los cinco Libros del Arte de los Metales* LIBRO f RIMERO. \J AP. t De las cosas que con los metales \ie crían , y primeramente de la tierra y sus colores. fol. i • Cap. a. De los olores de las tiertas , y sus causas, fol. 2. Cap. 3 DJ conocimiento de las tierras por el sabor, f 6. Cap. 4 De los nombres y usos de algunas tierras, fol. 7. Cap. 5- De los jugos, y primeramente del Alumbre. í. 9* Cap. 6. De la caparrosa, fol. tt. Cap. 7 D* !a sal- fül* »3- , . Cap. 8. Del almojatre, ó sal amoniaco y otras sales, f. 15. Cap. 9. De otros jjgosque sc llaman betunes. L\. 17. Cap. to. Del azufre ó antimonio fol. 19. Cap. 11. De la margarita , oroplmente y sandáraca, f, 21» Cap. 12. De la generación de las piedras fol. 23. Cap. 13. De hs difcrencias que hay de piedras, fol. 25. Cap. 14. De las piedras preciosas fol. 5t6\ Cap. 15. Si hay piedias preciosas en aqueste reyno. f. af. Cap. t-6. De los otros géneros de piedras, fol, 30. Cip 17. De algunos accidentes de las piedras , y sut causis, fol. 32. Cap. 18. De la generación de los metales fol. 35. Cap. 19. Defiéndese I» opinión de los que dicen , que el azogue y azufre . son la miteria de los metales fol 39. Cap. 20. De las causis eficiente y formal de los meta- les, fol- 41. Cap. 2t. Varios accidentes de los metales, fol. 43. Cap". 22. Del número de Ijs metales, y legares en qua se crian, fol. 45. Cap ^3. Del moáo ccri CI03 $e "a"an Ias vetas dc l0$ metales ful. 47 , , . c, Cap ¿4 Como s; buscan las vetas de metales rol. 49. Cap. 25 De la diferencia que hay de vetas, y so co- nocimiento, fol. 51* Cap. ?6. De les metales en particular, y prfmeramea* te del i ro ful 54 Cap. 27. De la plata , y stis minerales fol. 57. Cap. 28. i resigue la materia del pasado de les mine** rales de plata, ful. 60. Cap. 29. Del cobre y sus minerales, fol. 62. Cap. 30. Del hierro, fol 64. Cap. 31. Del plomo, fol 66. Cap, 32. Del estaño, fol. 67. Csp. 33 Dtl az gese. ful 69. Cap. 34 De Íes aciales, y cesas metálicas artificiales* fol. 71. Cap. 35. De los colores de todos los minerales geneíal- mente. fol. 75. Cap 36. De las facultades, ó virtudes de las cosas mi* «erales, fol. 76 LIBRO SEGUNDO. \^/AP. 1. que el benefirio de los metales no le use s'no quien lo entienda, y con licencia y examen de la jus- ticia, fol. 78 Cap. 2 Qual debe ser ,y que ha de saber el beneficiador. fol. 80. Cap. 3. Del conocimiento de los metales, y diferencias . que hay r*e c!Ks. fol 81. Cap. 4 D í pillar , ó escoger les metales , y modo pro- prio , q t á cada suelte de ellus cenvkie en su bene- ficio fol 84. Cap. 5. Cqmu se conocerán, y quitarán las aaUzas que tie- nen Us inetalts. ful. $5 C8p. 6. Del íioler los Retales, fil. 87 Cap. 7. De la quema de los n eisLs. fol. 89. Cap. 8. De los daños que resultan de la quema de los atétales, f ). 90. Cap. 9. lxyt\'tiA.\s quepo*• Cap. 15 De la causa dá¡ las que lia man lases , y de «JA diferencias, fol 103. Cap. 16. Si se ha de echar al principio todo leí azogue , 7 matetnl, junto ó nó. fol. 104. Cap. 17 D¿ los repasos y sus defectos, fol. too. Cap. 18 Accidentes qoe se ofrecen en el beneficio, j sus remedios. foL 107. Cap. 19, Prosigue la materia del capítulo pasado; ful. 109, Cap. 20. Como se conocerá si está ya el caxon para lavar, fol. 11 r. Cap. 21. Qua en el lavar da fo* castañas se cansa la taita ó pérdida del azogue, fol. 11$. Cap 22. Causas de las pérdidas del aaogue , *y sus reaae- dfos f'l. 114 . rt C Cap. 23 Dilrtacerlasptrraíycfeíazogarlas, fol uo>^ Cap. 24 Otros aaodos ajas segjios de desazogar las pifas* sol. a 19* _ LIBRO- TERCERO. C*P. 1. De la manera cea fuese descabiié este modé de beneficio, fol. 123 Cap. 2. De la antipatía y simpatía que hay eotre Tos mt- ta % y cosas minerales, como catre las demás de su na- turaleza, fol. 124. Cap. 3 0*** ,a$ •8ia,s *lfMn a si la* calidades de lasco* sis con que se jamen- fol. 116. r r _. C?P 4 De la naaterla de qae se han de hacer los fo odoi pata beaeíkwi «teules de oto j pin»* y U wicnt que h*n de tener fol, 12S Cap^ 5- Qu* meijfes son mas é propósito para bsnefi- ciarse por cocimiento, fol. 1313. Cap. 6. Del mod ' que se han de disponer ios fondos eo que se han de beneficiar los metales fol, 131. Cap. 7 Como se han de beneficiar los metales por co- ctmemo. fol 134 Cap. 8 Que este solo es el verdadero modo de sacar la ley á los metales por azogué y su* pérdida ni con- sumo , y coo feúcha brevedad fol 13^. Cap 9 Como se conocerá quando ha dado la ley el me- tí' , y modo de lavar, fol. 138. Cap a«. De los inconvenientes que se pueden oponer $ este modo de ben.ñcio, y prime rameo te de romper- se los fondos, fol. «39. Cap ti. Si se podrá usar ónó, por mayor aqueste be- neficio, fol 141. Cap. 1 a Del gisto de le leña, fol. 143 Cap. 13. De otros Inconvenientes de este beneficio, y sus remedios fol. 145. Cap 14. Como se rhrá pella de los metales de cobra por cocimiento, fol. 147 Cap 15 Del lavar por cocimiento los caxones que sa benefician sin él. fol 149. Cap. 16. Del beneficio de metales ricos de oro y platsv ful» l£0, LIBRO QUARTO; ^^AP. 1. IM uso y necesidad de la fundición fof i£$. Cap 2. De la materia de que se han de hacer los hor- nos para rundir, y otros efectos, fof. 155. Cap. 3. De las diferencias que hay de hornos , y prime- ramente de aquellos en qoe se queman los metales ea> harina fol 156. Cap. 4. De los hornos, y modo dé quemar los metales en piedra fol. 159 Cap. 5. De los hornos en que sa funden los metales, y primeramente de aquellos en qoe se funde con leña. fol. ié>t Cap 6. .tt¿ los ferinos en que se fandeccw catiro, f, 164. Cap. ^ De les bornes en que sr apañan les me tales y en qoe se refinan, y otics corrporslos. fol 168, Cap 8. De les .instiuiuentos que ha de tenei el fon- dic'cr fol. 170 Cap 9. De como se han de preparar los «¿tales que huüe.en de iut d.irse. fol 171. Cap to De la liga en que se funden los metales de plata, fol. «73 Cap. ü. De las cosas que ayudan á la fundición de los metales, fol. 174. Cap. 12 Coao se ha de hacer la prueba ,ó ensaye de los metales por futgo fol. 176. Cap. 13. Algunas cdycitrnclas acerca de lo dicho dsl enssyc de los sseíats tn poca cantidad fof 17.9. Cap 14 De las p»»eba*,ó ensayes pot menor de les otros metales, fol. 1S1. 1 Cap. 15 Dsl modo iefoolir por msyor en loshornos di reverberación, fol. 1S3. Cap 10* Prosigue el modo de fundir por hañ^. y pO- , nense algucas advertencias acetea de él fol. í8j. Cap. 17. Como se funden fos soroches solos , ó mez- clados con ellos otros metales por reverberación f 187, Cap. 18. DA modo de fundir por hornos cestriíauos. fol. 190. '•• -\ Cap. 19. Como se funden los demás metales en hqr»' nos castellanos fol. 193. •*■ Cap 30. Advertencias aceica de lo dicho en el modo de fundir por castellano, fol. 194. v Csp. 2i- Del modo de fundir ti metal de hierro fol. 156. Cap. 2a. Dú modo de sacar el azogue, fol. 197. LIBRO QUINTO. Ca?. 1. Ds como se ha de hacer la cendrada para re- finir a! ora y fa plata, fol. 200. Cap. 2 Como se refinan los metalas de oro y plata. fol. 203 Cap. 3. Advertencias acerca de lo dicha de la Titila- ción dsl oro y de la plata, fol. 205. Cap. 4 De la refinación de les demás metales, fol. 20S. Cap. 5 Como se ha de apartar la p!at3 del cobre, apro- vechándolo todo fol. 211. Cap. 6\ Como se ha de apartar el oro del cobre, fof. 213. Cap. 7. De la agua fuerte con que se aparta el oro de la plata, fol. 215. Cap. 8. Prosigue la materia del capitulo pasudo cora algunas advertencias acerca de ella, fol 218. Cap. 9. Como se ha de ensayar la plata para saber si tiene oro. fof. a ai. Cap. to. Como se aparta el oro de la plata, fol. 2*4. Cap. 11. De otros modos con q»e se aparta el oro de la plata, fol. 226, Cap. 12. Como sa aparta el oro de la plata con anti- monio , y de ottas composiciones para ello, fol 328. Cap. 13 Del modo de apartar del oro la plata , ó (mal- quiera mezcla qne tenga por el que llamen cimiento. fol. 230. Cap. 14. De las aguas faertes que deshacen , y convierten en agua al 010. fol. 232. DESCRIPCIÓN DE LAS ANTIGUAS MINAS DB España. (jAP. t. De la disposición que tiene España para ciiat metales fol. 235. , _ „ ,. Cap. 2* De los mentes de España rol 23S. Cap. 3 De la abundancia antigua de los metales, fol. 23S. Cap. 4 Délos Pyríneos. fol. 240. Cap. 5 D; Castilla . Galicia, Portugal, Astotsas , Viz- caya , y de los Romanos fol. 24a, 70 Cap. 6*. De los K-mancs fol. 24$ r ■ *> C*p> 7. Prosigue de los Romanos fol 949. > Cap. 8. Mas de Galicia, Portugal, Astu/lis ,de Vísicaya, y c^las antiguas riquezas de Castilla, y otras par«^ «es f)l. 250. * Cap. 9. Délas Islas Terceras, ó lelos Azores, fol. *$$i Cap. 10. De otra pare de Castilla, fol. 255. * Cap. 11. De Cartagena , Granada y oirás paites, fol. 25!» Cap. 12. De Córdova, y las demás partes de Anda* lucía fol. 260. Cap. i¿ Lo que se ha dejazgu de.lo dicho, fol. aé"S. FIN. ■# WZ lio $? h;..v . - rr* m. Ovt p^as '■ * i < > ¿ ■a<- mf*> y k fu *