í "" Pag. r. , ; . SUPLEMENTO A LA GAZETA DE LITERATURA, MÉXICO 2 DE JULIO DE 1794. Discurso pronunciado en el Real Jardín Botánico el 2 de Junio por el Catedrático Don Vicente de Cervantes. SEñores. =zz Buscando entre tantas y singulares pro- ducciones con que observamos cubierto el suelo de la feracísima tierra de Nueva España, un objeto digno de mover la curiosidad de los ilustres y distinguidos Profe* sores que se han dignado honrar con su asistencia esta Real Escuela, mereció mi principal atención aquella pre- ciosa/planta que los antiguos Mexicanos llamaron Hol- guabuitl, (1) y que los naturales del dia conocen general- mente con el nombre de Árbol del L7/OEste raro y nue- vo producto del Rey no vegetal, no tanto por la estruc- tura de su organización, quanto por ser un manantial copioso de la substancia que los Mexicanos modernos llaman Ule, y los Europeos Goma y Resina Elástica, me dará suficiente materia para llenar el breve rato que vuestra bondad se dignare oirme, sirviéndome al mismo tiempo su descripción para principiar las lecciones de , esta ciencia, y de justo reconocimiento á la amistad del benemérito Profesor Farmacéutico y Botánico D. Juan (1) Hernand. edit. Román, p. jo Matritens. tcm. 2. p. 336. 2, d.i Castillo, á cuya memoria ha querido consagrarlo la expedición Botánica de este Reyno, nombrándolo en ob- sequio de sus tareas y generosidades Castilla Elástica. Para proceder con algún orden en la materia del presente discurso, lo dividiré en tres partes: en la pri- mera curé noticia de las Plantas que subministran cíUle, al que llamaré en lo succesivo Resina elástica, acomo- dándome con esta denominación que se halla admitida entre todos los Físicos y Químicos de Europa^ descri- biré después el árbol de que fluye en Nueva España dicha substancia, valiéndome para ello de la exácla des- cripción que hizo de él, y noticias que adquirió en su suelo nativo el Señor Director de la Expedición y Jar- dín D. Martin de Sesé y Lacasta, añadiendo el método de que se valen en el Brasil y en el Reyno para extra- her el jugo resinoso de dicho árbol. En la segunda pon- dré el resultado de las experiencias hechas con el jugo (2) Nació D. Juan del Castillo en la Ciudad de Jaca en el Reyno de Aragón, en donde después de instruido en la latinidad, se dedicó á la Farmacia con tanto aprovechamiento, que para examinarse de Maestro en esta facultad, fue preciso dispensarle la menor edad. Pasó á la Isla de Puerto Rico de edad de 27 años con el empleo de Boticario mayor de aquel Hospital Reaf, que desem- peñó con acierto por el espacio de 17 años, hasta que noticiosos en la Corte de su afición y conocimientos Botánicos, se le destinó á viajar y reconocer con otros Profesores las producciones natura- les de este Reyno, en cuya ocupación se mantuvo cinco años, ha- biendo padecido en este tiempo varias enfermedades peligrosas, y Últimamente una obstrucción en el Pyloro de que murió el dia 26 de Julio de 1793 a los 49 de su vida, dexando legados 4000 ps. para la impresión de la Flora Mexicana en $ue había trabajado con particular esmero» 3-, líquido y sólido; y en Ja tercera especificaré los usos á que se ha destinado en Europa la Resina elástica, los que tiene en el País, y en otras partes la resina liquida, .y el medio mas ventajoso para hacer con ella algunos instrumentos útiles á la Sociedad. PARTE PRIMERA. LA Resina elástica se recoge de distintos vegetales que crecen en las dos Américas y en algunas Is- las, de los quales los mas conocidos hasta ahora son los siguientes. LaYatrofa elástica, (i) á que los Portugueses del Brasil llaman Pao Siringa, los habitantes de la Provin- cia de Esmeraldas Jeve, y los Indios Mainas que pue- blan el Rio de las Amazonas Caoutchov, produce en mucha abundancia la Resina elástica, y según la rela- ción de algunos viageros, es el árbol de que se extrahe toda la que corre con este nombre en el comercio de Europa. En las tierras calientes de este Reyno abundan muchas especies del mismo género Yatrofa, como son 3a mala Muger, {3) el árbol de ios Piñenes de Indias (4) y otras varias especies conocidas (5) y nuevas (6) des- (1) Jatrópha elástica Linn. (2) Llámanlo así 1os Portugueses de Para, porque de la resi- na líquida hacen unas botas de figura de pera, é lasque aplican una cánula para servirse de ellas en lugar de jeringas. Í3) Jatrópha urens. (4) J. Curcas. $) Manihot. Jan J. Janipha. J. Herbácea Linn. (6) Jatrópha (Peltata) floribus caliculatis, folijs peltatis. Flor. Mex. cum icone. Jatrópha (edulis) floribus caliculatis, folijs cordatis integer- timis sublobatisque. Flor. Mex. cum icone. 4- cribas por el citado Señor Director en ía Flora Mexica- na, todas las quales, principalmente la que ha denomi- nado pestañosa, arrojan gran cantidad de jugo lechoso, y no seria extraño que pudiese conseguirse de ellas al- guna parte de resina. Esta advertencia no se hace para el Reyno de Nueva España én donde es muy común el árbol del Ule; pero podrá hacerse algún uso de ella en las tierras calientes en que crecen las Yatrofas, y se ca- rece de aquel árbol. La Cecropia con hoja en forma de broquel (i) á que los Indios de la Jamaica apellidan según las relacio- nes de Broun, Sloan y el Padre Nieremberg, Coylotapa- lo y Tarumba, y los del Brasil por las descripciones que han hecho de ella Pisón y Marcgraw, Ambayba, es otra especie de árbol de que se extrahe la resina elástica, valiéndose para ello de los mismos medios que se expon- drán mas abajo para conseguir la del árbol del Ule, La Higuera con hoja de Ninfa (2) nombrada en el Jatrópha (ciliata) floribus caliculatis: foliis cordatis, ovatis cilla to denticulatis. Flor. Mex. cum icone. Jatrópha (Dioica) floribus caliculatis dioicis, foliis oblongo spatulatis. Flor. Mex. cum icone. Jatrópha (Palmata) Floribus caliculatis, foliis cordatis loba- tis denticulato ciliatis. Flor. Mexic. Jatrópha (triloba) floribus excaliculatis, foliis trilobis acu- minatis, integerrimis. Flor. Mex. Hucipochotl Hernández edit. Ro- mán. 61. Matritens. tom. 2. p. 361. Jatrópha (Quinqueloba) floribus excaliculatis foliis quinqué lobis oblongo-ovatis integerrimis. Flor Mex. Jatrópha (oC~tandra) floribus excaliculatis oétandriis, foliis palmatis lobis intermediis hastatis. Flor. Mex» cum icone. (1) Cecropia peltata Linn. (2) Fieus Nimphaei folia Linn. Amacoztic Hernández edit. Rom. p. 8ía Matritens tom. 1. p. 166. 1 1 . ; r r. Sr dia Higueron, y por los Mexicanos antiguos Amacoztic, Texcaiamatl y Tepeamatl, produce también la misma re- sina conocida en él Reyno con el nombre de Texcalama, y la misma propiedad gozan el Amate, ^ laHiguera de Indias, (4) y acaso será común á todas las especies Se higueras, aunque se encuentre alguna diferencia en la cantidad que pueden suministrar de dicha substan- cia, y variar esta en el grado de elasticidad, como efec- tivamente -sucede en la Tescalama.; '.' '; " .' , ' ... Ademas de las especies citadas, que se hallan des- critas en muchas obras botánicas así antiguas como mo- dernas, se conocen en el dia aunque no tan circunstan- ciadamente, otros árboles de que puede sacarse la resina, elástica: tales son las Plantas de que Monsiéur Fresnau, Caballero del Orden de San Luis, é Ingeniero en Caye- na, comunicó á la Real Academia de Ciencias de París, cuya Memoria se halla inserta entre las del año de 1^51, y Mr. Berniard publicó un extraclo de ella, que puedei verseenél tomo ijr de las Observaciones sobre la Física, Historia Natural &c. del Abate Rozier pag. 26^. Entre ellas se cuenta el Mapa ó Amapa, cuyo ár- bol no describe Mr. Fresnau, contentándose con decir que es muy común y conocido de los Indios de Para9 añadiendo solamente que es ún árbol muy alto, grueso y poco ramoso, que su corteza es lisa, y que la. hoja se parece al Tilo de Holanda, á excepción de ser un poc^ mas larga. El zumo de estos dos árboles mezclado en cantida- des iguales, dice Mr. Fresnau, produce una especie de correa ó de suela muy parecida á el cuero, y añade mas (3) Ficus Benjamina Linn. (4) Ficus indica Linn» 6. adelante, que esta analogía es mas perfecta en el resulta- do que proviene de la mezcla de tres partes del jugo del Comacay,6 higuera silvestre, con dos partes de la le- che que se saca de una especie de Peral á que los Portu- gueses de Para nombran Coima.' El Pao comprido de los Portugueses de Para es otra especie de árbol descubierto por Mr. Fresnau, cu- yo jugo lechoso se espesa por sí solo, y tiene mucha se- mejanza con la resina elástica. Este árbol, dice el citado Autor, es muy alto, de un grueso proporcionado, sin ra- ma alguna al rededor del tronco, y remata en una her- mosa y redonda copa. Las hojas son puntiagudas en uno y otro extremo, lisas en la parte interior, ásperas en lo exterior,, y de un color verde claro tirante á pagizo. El fruto es largo y grueso con poca diferencia del dedo meñique, de color pagizo quando está sazonado, y su hueso © nuez es muy larga y dura. Por una descripción tan incompleta, es imposi- ble averiguar á que género de planta pueda reducirse este árbol; pero sí puede afirmarse que no es el Pao Sy* ringa ó Tatrofa elástica, como pretende Mr. Berniard en la citada Memoria, lo que demuestra claramente la fi- gura del fruto, que es una Drupa, en lugar de que en el Pao Syringa y en todas las Yatrofas es una Cápsula tri- coca. Últimamente Mr. Fresnau dio parte á la Real Aca- demia de Ciencias de haber encontrado en Aprouage y en la rivera de Maturini un gran número del verdadero y legítimo Pao Siringa, cuya descripcio i siendo mas circunstanciada que las que hizo del Pao comprido y de- mas árboles, no dexa la menor duda de que sea la Ya~ trofa elástica de Linneo que dexó citada. Caraéler natural de ía Castilla elástica. FLOR ES MASCUL INAS CAL. Periantio hemisferio de una pieza, apiñado con escamas aovadas y agudas. COR....... ninguna. EST. muchos Filamentos de hechura de hilos, pren- didos á la pared interior del cáliz, y los exteriores gra- dualmente mas largos: Bor- lillas redondas, y sencillas. Flores femeninas en un mis- mo ramo alternando con las masculinas. CAL... como en las mascu- linas, con las escamas algo mas anchas, y gruesas, per- manente y dilatado según crecen los frutos. COR.... ninguna. PIST. muchos Gérmenes ( 15— 20 ) aovados: Estile- tes comunmente dos,: algu- na vez tres, divergentes, y que permanecen con el fru- to: Estigmas sencillos y re- vueltos. PER. Drupas de 15a 20, pegadas unas á otras por su MASCULI FLORES CAL. Perianthium bemis- phericum, monophillum im- bricatum squamis ovatis acutis. COR.... nulla. STAM. Fila menta pluri- ma filiformia, intus calicís parietis inserta: exteriora gradatim Jongiora. Anthe- rae simptíces subrotundae. Feminei Flores in eodem ra- * mo, maseulis alterni. CAL., ut in maseulis, squa* mis paululum latioribus, í? crasiorÍbus^persistens:fru<> tibus proveffiioribus expan- sis. COR... nulla. PIST.... Germina plurima ( 15—.20) ovatai Stili duo9 raro tres divergentes, per- sistentes. Stigmata Simpli- cia revoluta. PER. Drupae 15 >-20 basi fonnatae obsokté triangu- base, de tres ángulos poco] lares, ápice excavatae* manifiestos y excavadas en| la punta. . | v SEM. Nuez aovada ele una j SEM. Núxovata unilocu- celdilla: Almendra de laj laris. Nucleus conformis. misma figura. | Por esta descripción se echa de ver con bastante claridad que la Castilla debe reducirse á las clases De Cesalpino II. Arboles cuyo corculo rompe déla base de ía semilla. Ord. III. Flores baxas ó en el mismo sitio que el fruto. ¡ .c-¡ > De Morison I. Arboles con fruto de almendra. .*,, DtRaij XXX. Arboles cuyo fruto carece de coro- nilla. Ord. I. con almendra. #De Boerahave XXXI.: Arboles sin pétalos con el fru- to separado de la-flor masculina. De Tournefort XVIII. Arboles sin pétalos Ord. II. Flores en un mismo árbol separadas de los frutos. De Linneo 3ÍXXI. Flores masculinas y femeninas se- paradas en un mismo pie de planta. Ord. VIII. con mu- chos estambres. "rt' Del orden natural de las coadunadas, ó con muchos frutos reunidos en un mismo receptáculo. Descripción de la Castilla. ESTE árbol es uno délos mas elevados y frondosos que crecen en las costas calientes de N. E. A pri- mera vista se parece mucho á el árbol de la Anona, que vulgarmente llaman cabeza de negro, (i) (i) Annona muricata Linn. 9- El tronco es de tres á quatro varas de grueso, y muy derecho, tiene la corteza lisa, blanda y gruesa de tres á quatro líneas, de color ceniciento y de sabor amar- go nauseabundo, como la leche que arroja por donde quiera que se parte. Produce las ramas alternas horizon- tales, rollizas, flexibles y pobladas en su remate de pe- los rígidos: Las hojas se hallan alternas, de pie y medio de largas, y de siete pulgadas de ancho, tienen una grande escotadura en la base, y las mas veces terminan en una punta muy aguda, son vellosas en ambas caras y enterísimas, aunque parecen á primera vista dentadas, especialmente las mas tiernas, en cuyos márgenes se reúne el vello en pequeños fluecos ó hacecillos á igua- les distancias: por la parte superior están rayadas obli- quamente, siguiendo la dirección de las venas mayores, y estas ramificadas en redecilla, y sostenidas de pezones gruesos, rollizos, pelosos y de poco mas de media pul- gada de largos, zzz Las estípulas se observan á uno y otro lado de los pezones mas tiernos, y son oblongas, angostándose gradualmente desde la mitad hasta la pun- ta, su consistencia es membranosa, y freqüentemente se marchitan y caen antes que la hoja haya llegado á su to- tal incremento, zzz Las flores nacen en las axilas ó en- cuentros de las hojas, las femeninas, solitarias y senta- das y las masculinas con un piececillo muy corto, de dos en dos, rara vez tres juntas, y alternando con las feme- ninas en la parte inferior de los ramos; pero en la pun- ta son todas masculinas; y entonces por lo común se ha- llan solitarias, zzz Los cálices están apiñados con esca- mitas de color de paja y membranosas, su figura es he- misférica, aunque al tiempo de la fecundación suelen prolongarse y aun hendirse los masculinos echando fue- ra los estambres y los femeninos dilatarse á proporción B 10. que los frutos crecen: el pequefío píeceeitó qué sostiene las flores masculinas y que apenas exceded largo dedos lineas, está apiñado con escamitas menudas, lo mismo que los cálices, zzz Los filamentos son blancos, y aunque los exteriores son gradualmente mas largos y parece qué se alargan al tiempo de la fecundación, apenas superan ' las últimas escamas del cáliz: las anteras ó borlillas son redondas y de color amarillo baxo. zzz Los frutos son unas Drupas aovadas con tres ángulos poco manifiestos, poco mas gruesos que un garbanzo, prendidas por su ba- se á el cáliz ensanchado, y por los lados pegadas unas á otras en número de quince á veinte, de color naranja- do quando están maduras, insípidas y mucilaginosas. Método de que se valen los del Brasil y los Naturales de N. E. para extraer el zumo de los árboles que producen la resina elástica. LOS Portugueses de Para, como también los habi- tantes de la Provincia de Esmeraldas y los Indios Maynas, se valen de unos mismos medios para extraer el zumo resinoso del Pao Siringa, Jeve, 6 Caoutchov. Limpian primeramente el tronco del árbol: después ha- cen con la podadera ó acha unas incisiones á lo largo, cuidando de que queden estas obliqüas ó sesgadas, y unas sobre otras, para que la materia que fluye de las primeras caiga en las que se suceden, y de estas á la úl- tima, por debaxo de la qual sujetan con arcilla una hoja de plátano, (i) ú otra equivalente, para dirigir el zumo á una vasija que colocan al pie del árbol. (i) Musa Linn. II. En las Jurisdicciones de la antigua Veracrut, Co- samaluapan, Acayucan y otras partes del Reyno en que crecen los árboles del Ule, acostumbran los que se em- plean en este trabajo, hacer al rededor del tronco unas incisiones espirales de una pulgada de ancho y otra de profundidad, principiando en la parte inferior del tron- co mas próxima á la tierra, y terminando en la altura á que alcanza con el machete ó segur el brazo del Opera- rio. En el extremo de la incisión al pie del tronco for- man un hoyo en la tierra que recibe la resina líquida, la qual principia á fluir poco después de hecha la incisión. La canal espiral se practica solo en aquellos árboles que tienen el tronco cilindrico, como se observa general- mente en el mayor número de los individuos de este gé- neroi pero en los que se apartan de aquella figura, se trazan las incisiones de distinto modo, guardando el me- dio mas regular para que caiga la resina en el hoyo ex- cavado en la tierra para recibirla. Quando se ha reco- gido toda la cantidad que puede dar de sí el árbol, lo sacan del hoyo con unas xícaras, (i) y lo pasan á los: corambres ó botas de cuero que tienen para este efeclb,; ó mas bien se sirven de las que suelen hacer de braman- te crudo encerado con el mismo Ule, sin otra costura que la que forma la unión de la resina en los lados y • extremos del lienzo, la qual es mucho mas segura, pron- ta y económica que la que pudiera executarse con el hi-- lo mas torcido y fuerte. A primera vista se echa de ver que el método de recoger la resina líquida de dichos árboles viene á ser (i) Llámanse así unas cazolejas formadas de la corteza áéí fruto de una nueva especie de Crescentia^ á que también suelen llamar Tecomatl, ó Tecomate. 12. con poca diferencia el mismo, conviniendo en la subs- tancia, y apartándose en el modo; pero rto queda duda en que es mejor y debe preferirse el que usan los Indios del Brasil, haciendo correr la resina por una hoja de plátano á la vasija que colocan al pie del árbol, porque ademas de la mayor limpieza de la operación, se evita el desperdicio que precisamente ha dé suceder de esta substancia recibiéndola en los hoyos formados en la tierra, según se acostumbra en este Reyno. PARTE SEGUNDA. Qualidades físicas del Ule, y experiencias hechas con la resina líquida y sólida. HAbiendo leído en el segundo tomo de los Anales de Química de Mr. Lavoisier el grande empeño que han tenido muchos Químicos y Físicos de Europa para conseguir la resina elástica en el estado que mana del árbol, habiendo llegado á ofrecer el Caballero Banks, Presidente de la Real Sociedad de Londres, cincuenta Luises de oro (i) á quien le dirigiese una botella de es- ta substancia sin descomponerse: y enterado de lo que previene Mr. Fourcroy en la Memoria que presentó á la Sociedad de Agricultura de París, inserta en el expre- sado volumen, sobre las experiencias que hizo relativas á este punto, de que los álkalis producían un efedto con- trario á los ácidos quando se mezclaban con el zumo lí- quido del Jeve ó Tatrofa elástica, dilatando la parte resinosa, é impidiendo la precipitación de esta, como (i) Cada Luis equivale á cinco pesos fuertes. había sucedido con las botellas que recibieron los mis- mos Señores Banks,' Fourcroy y Mr. Grosart, me valí del Señor Director Don Martin de Sesé, para que en- cargase á Don Joseph Mociño, Botánico naturalista dé la Expedición y Discípulo de esta Escuela, que se ha- llaba reconociendo las producciones Animales y Vege- tales de la Costa de Veracruz, algunas botellas del jugo resinoso de la Castilla, y que pusiera en cada una dis- tintas dosis de alkali fixo, para cerciorarme con qué can- tidad se mantenía mas tiempo sin descomponerse, y ha* cer con él en México algunas experiencias. Don Joseph Mociño desempeñó inmediatamente este encargo, remitiendo al citado Director catorce bo- tellas en que habia mezclado de?de dos hasta diez y seis dracmas de potasa, pero al tiempo de abrirlas advertí que se habían afloxado algunos tapones, siendo esto mo- tivo para que no tuviese lugar la obscivacion de fabéf qué cantidad de alkali conservaría en mayor fluidez y por mas tiempo el líquido leches» ¿c la Casrilla, pues se halló totalmente endurecido y separado de uri-licor.- aquoso tirante á negro en las botellas en que se habían puesto quatro, cinco, siete, catorce y diez'y seis due- rnas de alkali fixo, permaneciendo líquido y sin descom- ponerse en otras en que se habían mezclado seis, ocho, doce y quince dracmas de la misma materia. Finalmen- te, otra botella en que se habían añadido nueve dracmas. de potasa, y cuyo tapón venia perfectamente ajustado,. hizo tal efervescencia al tiempo de abrirla, que apenas pudieron recogerse quatro onzas, derramándose todo el licor por la boca, del mismo modo que sucede con las botellas de cerbeza en que la fermentación espirituosa se encuentra mas activa. No permitiendo la estación el detenerme mas tiem- *4> po para abrir el curso de Botánica, en cuya primera lec- ción habia determinado leer está Memoria, me puse des- de luego á practicar algunas experiencias con el zumo líquido de la Castilla mezclada con el alkali, dexando para otra ocasión el examinarla pura y sin adición de otra substancia, si acaso es posible que pueda llegar á México en este estado, (i) observando escrupulosamen- te quanto tiempo podrá permanecer este líquido sin des- componerse, tanto el que estuviere puro, según destila del árbol, como el que mandaré reponer de nuevo con distintas dosis de potasa, encargando que se cierren con la mayor prolixidad y cuidado las botellas. Después de abiertas tres botellas en que observé coagulado el zumo de la Castilla, destapé la quarta que estaba perfectamente líquido, en la qual se habían pues- (i) El día 3 de Junio recibí una botija del jugo lechoso de la Castilla sin mezcla alguna de alkali, recogida en las cercanías de Xalapa el 22 de Mayo á diligencia del Dr. D. Daniel O-suli- van, Profesor muy distinguido y acreditado en la Medicina, y afectísimo á las Ciencias naturales, á quien hite este encargo sa- biendo que partía para aquella Ciudad. La botija estaba perfec- tamente tapada, y el líquido contenido en ella llegó sin la menor descomposición: era de un color mucho mas blanco que el que vino en las botellas mezclado con la potasa, sin manifestar quan- do se removía, lineamento alguno negro como sucedía con aquel, prueba evidente de la acción que exercen los alkaüs sobre dicha substancia, poniéndoh/orimero amarillenta, y tiñendo después la parte aquosa de un fieflr'muy obscuro. Inmediatamente la* distri- buí en diferentes vasijas, poniendo en ellas distintas dosis de áci- do de naranja y de potasa, dexando á otras con un poco de agua, y otras finalmente con la leche pura, y todas exactamente tapa- das, para notar la alteración que padecen, de cuyas resultas daré noticia en otra ocasión. áej 'Yo ocho dracmas de potasa: despidió un olor fétido bas- 'Hj tante activo, muy semejante al del hydrógeno sulfúra- la, do, y su color era de un blanco opaco, descubriendo I quando se movía con una espátula muchos lineamentos fj ó rayas obscuras, que provenían de la parte aquosa del ¡, mismo jugo. El sabor se notaba al principio un poco j dulce, dexando después por mucho tiempo una impre- ij sion muy desagradable y amarga, y su gravedad espe- . cíñca, comparada con el agua destilada, fue 1.0430. Puestas sobre la palma de la mano quatro ó seis gotas de dicho líquido, y agitadas con la otra, se ad- vierte un tacto jabonoso, y después de evaporada por la frotación la parte aquosa de esta leche ó emulsión vegetal, se separa la resina elástica pura, dotada de to- das sus propiedades.^ " A el ayre libre se descompone esta leche, separán- dose la parte aquosa y sobrenadando la resina, que car- gándose poco á poco del oxígeno del ayre, se coagula y transforma en resina elástica. En el agua se dilató esta materia, tinturándola de un blanco verdioso, lo que puede provenir del alkali con que se habia mezclado, y se hizo mas visible este color verdioso puesta al fuego hasta llegar á herbir, se- parándose poco rato después la resina líquida, sobrena- dando al agua y dexándola teñida del mismo color. Todos los ácidos tienen acción sobre la leche de la Castilla, obrando de distinto modo, y produciendo efec- tos diferentes. El ácido acético y acetoso se tinturan de un color rojo, mas subido en el primero que en el segundo líqui- do, excediendo en muchos grados el que toma el vina- gre común muy blanco, y sobrenadando en todos la re- sina, que permanece líquida por mucho tiempo, hasta 16. que por último se coagula sin perder cosa alguna de sus propiedades. El ácido muriático oxigenado quaxa con mucha prontitud la leche, separando la resina elástica sin la menor alteración, y tinturándose de un color tirante á verde: este efecto lo causa la superabundancia de oxi- geno en el ácido muriático, que separa repentinamente toda la resina elástica que hay en el líquido, causando en pocos momentos lo que el contacto del ayre atmos- férico no puede hacer sino en muchos dias. El ácido nitroso precipita inmediatamente la resina elástica, pero el resultado es muy diferente del que pro- duce el ácido muriático oxigenado: en este queda la re- sina elástica sin perder sus propiedades, aun después de mantenida por espacio de quince dias en dicho ácidoj pero en el nitroso sucecle todo lo contrario, se precipita la resina, se descompone enteramente, y después de ocho dias de infundida en este menstruo, se reduxo á un polvo amarillo que se disolvía en ej agua, tiñéndpja de un color muy parecido al de la Gutagamba. El ácido sulfúrico desleído en quatro partes de agua coaguló la resina, dexando teñido el menstruo, después de ocho dias de maceracion, de un color lecho- so quando se meneaba, pero que á pocos minutos de re- poso quedaba transparente, sobrenadando la resina elás- tica, y una materia blanquecina, que diluida en mucha agua y dexada al ayre libre por quince dias, no varió de color ni figura. El ácido sulfúrico concentrado precipitó la resina elástica sin alteración alguna, ni la manifestó en su co- lor el mismo ácido después de quince dias que lo tuve en maceracion con ella. Los aikalis obran también sobre el jugo lechoso de la Castilla, combinándose con su parte aquosa, y tiñén- dola de un color tirante á negro, pero en vez de preci- pitarse la resina, como sucede con los ácidos minerales, queda sobrenadando al alkali, quaxándose al cabo de quince ó veinte dias la resina elástica con todas sus pro- piedades» Estas experiencias que hice primeramente ponien- do quatro dracmas de resina líquida en dos onzas de carbonato de potasa, y que repetí después mezclando la misma cantidad de resina con dos onzas de agua en que había disuelto media onza de potasa, dieron un mismo resultado, tiñéndose de color negro ambos menstruos, y sobrenadando la resina líquida, que insensiblemente se fue quaxando, sucediendo lo mismo con la que había puesto en una onza de Sosa disúelta en dos onzas de agua. De estas experiencias se infiere que los alkalis no tienen la propiedad de mantener líquido el zumo de la Castilla, como creyó Mr. Tourcroy, que lo hacían mez- clados con la resina líquida del Jeve ó Tatrofa elásti- ca, pues aunque se conserva muchos dias sin tjuaxarse, lo executa por último, y la misma propiedad tienen los ácidos débiles y los del reyno vegetal, con los quales mezclé diferentes dosis de resina líquida, por haberme informado de que en algunas partes del Reyno en don- de se recoge, acostumbran mezclarle un poco del zumo de naranja para impedir su coagulación. Es verdad que en todos estos casos no se verifica tan pronto} pero lo es también que el agua común produce el mismo efecto, y acaso mejor que los ácidos y alkalis débiles, lo que ob- servaré con cuidado en lo sucesivo. De las mismas experiencias inferí que el color par- do obscuro que se advertía en la resina líquida de las C i8. botellas provenia de la acción que el alkali exerce sobré la materia aquosa, porque en el fondo de las que traían enteramente coagulada la resina elástica, había diez ó doce onzas de un licor tirante á negro, muy parecido en todo al que tomaba el agua saturada de potasa y sor sa en los experimentos que practiqué, y el de las bote- llas era tanto mas obscuro, quanto mayor era la dosis del alkali que* se había mezclado. Dos onzas de espíritu de vino rectificado, puesto con dos dracmas de resina líquida, se tinturó pasadas veinte y quatro horas, y al fin de doce dias separé por decantación el licor, que era de un color tirante á roxo, y en el fondo se habia reunido la resina elástica inalte- rada. Lo mismo observé con igual cantidad de resina y de aguardiente, á excepción de haberse coagulado mer nos resina elástica en el fondo de la vasija, quedando el líquido mucho mas cargado de color que en el experir mento antecedente y con mas de una dracma de resina líquida. Igual experimento repetí con el licor anodino mi- neral de HofFman, que quajó la resina elástica, quedan- do tinturado como el espíritu de vino, aunque mas vi- vo el color que en aquella experiencia. Puestas dos onzas de espíritu, ó por mejor decir de aceyte esencial de trementina con dos dracmas de resi- na líquida, se disolvió al cabo de ocho dias, tomando el aceyte !a forma de un mucílago transparente, y quedan- do separada en el fondo del vaso la materia aquosa de "esta substancia muy cargada del color obscuro tirante á negro: el mismo efecto produxeron otros aceytes esen- ciales, Quedando las disoluciones del color del aceyte que se habia empleado, y en la parte inferior de la va- 10. sija la humedad propia del jugo resinoso con el color negro indicado. El éter vitriólico extrahido de la mezcla de dos partes de ácido sulfúrico con dos de espíritu de vino recti- ficado según el método de Macquer, y puesto en cantidad de dos onzas sobre quatro dracmas de resina líquida, coa- guló en menos de dos minutos toda la resina elástica con solo haber agitado con alguna violencia la vasija que contenia la mixtura, permaneciendo el éter transparente y sin mudar de color, cubriendo la resina, y dexando en el fondo el agua negra que resulta en casi todos los ex- perimentos. El mismo éter lavado en bastante cantidad de agua destilada, para privarlo de todo el ácido sulfuroso que pudiera contener, y puesto en la misma cantidad sobre dos dracmas de resina líquida, quedó esta perfectamen- te disuelta por medio de la agitación en cosa de dos mi- nutos, produciendo un efecto díametralmente opuesto á lo que sucedió en la experiencia antecedente, tomando la mezcla en esta segunda un color rojo obscuro, y una consistencia de trementina ó mucílago espeso. Habiendo advertido que el agua que sirvió para lavar el éter habia quedado muy saturada, de este prin- cipio y de un sabor muy activo, quise averiguar el efec- to que produciría sobre la resina líquida, y habiendo puesto quatro dracmas de ella en quatro onzas de dicho licor, agité la mixtura por espacio de dos minutos, la qual adquirió un color blanquecino opaco, que por la quietud varío de aspecto, presentándose la mayor parte del líquido de un color rojo obscuro cubierto de otra materia lechosa, que pasados quince dias la halle con- vertida en resina elástica. 20. Ocho onzas de resina líquida de otra botella en que habia doce dracmas de potasa saturadas con siete onzas y media de vinagre destilado, y puestas á evapo- rar á un calor lento, precipitaron después de disminuida mas de la mitad del licor una porción de resina elástica mezclada con otra materia blanquecina muy parecida á las féculas de los vegetales: aparté el vaso del fuego, y habiéndole añadido dos libras de agua caliente desti- lada, se reunió toda la resina elástica, que recogí laván- dola bien, y haciendo pasar el licor por un cedazo de cerda; este era de un color blanquecino opaco como la resina líquida, y habiéndolo filtrado por un lienzo tupi- do, pasó con el color obscuro insinuado tantas veces, y sobre el filtro quedó la materia feculenta, cuyas partícu- las se separaban unas de otras con la menor agitación entre los dedos; pero á proporción que la humedad se disipaba, se reunían mas y mas entre sí, mudándose por grados el color blanquecino en pardo obscuro: separé entonces toda la materia que estaba sobre el lienzo, y comprimiéndola entre las manos para privarla del resto de humedad que le habia quedado, la hallé repentina- mente convertida en resina elástica tan pura como la que habia conseguido de los demás experimentos. De este ensayo obtuve dos onzas y seis dracmas de resina elástica, una onza en la evaporación de la resina líquida saturada con el vinagre, y la onza y seis drac- mas de la materia feculenta que quedó sobre el filtro. De otra experiencia que practiqué en los mismos térmi- nos, extraxe dos onzas y quatro dracmas; de suerte que tomando un término medio, puede decirse que cada quintal de resina líquida contiene cerca de treinta y seis libras de resina elástica pura. El licor pardo obscuro que pasó por el lienza eva* 21. porado hasta la consistencia de jarave espeso, y dexán- dolo en un lugar frió por algunos dias, no dio señal de cristalización; pero el alkali con que se habia mezclado la resina líquida estaba perfectamente saturado con el ácido acetoso, y sin duda habia en la materia cierta cantidad de acetito de potasa ó tierra foliada de tarta- ro, que no podía descubrirse por la poca humedad que habia en el extracto, aunque era muy sobrada para man- tener en disolución una sal tan deliquescente. Una libra de resina líquida puesta en una retorta y aplicándola un fuego moderado, destiló primero un agua clara, que progresivamente fue tomando un color rojo: mantenida después la retorta con un fuego violento por 24 horas, cayó al recipiente un aceyte muy encendi- do de color, y habiendo dexado enfriar los vasos, aparté el recipiente y por medio de un embudo de vidrio separé la materia aceytosa, que pesó dos onzas y cinco dracmas: la parte aquosa estaba cargada de amoniaco, y mezcla- .da con los ácidos produjo una eferyescéncia muy sensi- ble, su olor se parecía enteramente á el espíritu de cuer- no de ciervo, y su peso fué de cinco onzas y siete drac- mas: el residuo carbonoso que quedó en ía retorta pesó tres onzas y cinco dracmas, resultando de pérdida to- tal de la libra que puse á destilar, tres onzas y siete dracmas, que probablemente se disiparon en algunos ga« ses, los que por falta de instrumentos acomodados no pude recoger para examinarlos. La materia carbonosa herbida en libra y media de agua y filtrada dio por la evaporación seis dracmas de alkali fixo de un color bas- tante pardo. La resina elástica que obtuve de los ensayos ante- cedentes era de color blanco muy parecido al de Jos emplastos hechos recientemente con las cales de plomo 22. en aceyte común, el qué perdía prontamente dejándola expuesta á el ayre, y con mucha brevedad á la luz del sol, tiñéndose de un color pardo que poco á poco se au- mentaba hssta ennegrecerse, pero conservaba su primer color metida dentro del agua, y cuidando de tenerla su- jeta al fondo de la vasija, pues de lo contrario se tiñe la superficie que queda descubierta. El agua en que se sumerge la resina elástica blanca, se tintura del mismo color que adquiere con el tiempo la que corre en el co- mercio, y continúa tiñendo las aguas que se mudan, co- municándolas un ligero sabor amargo; pero no he podi- do observar todavía las propiedades de esta agua, ni el peso que podrá perder la resina sumergida en ella. Tratada la resina elástica sólida con los reactivos presenta los mismos resultados que la resina líquida; permanece inalterable con todos los ácidos, menos con el nitroso, que la descompone enteramente reduciéndola á un polvo amarillo soluble en el agua. Los alkalis no tienen acción alguna sobre ella es- tando fríos, pero por medio de la ebulición la corroen y encornecen obrando casi del mismo modo que sobre las materias animales. Los aceytes grasos no la alteran es- tando frios, pero la disuelven ayudados de un grado de calor conveniente, y forma con ellos barnices impene- trables á el ayre, á el agua, y resisten también mucho á la acción de los ácidos. Los aceytes esenciales la disuel- ven aun estando frios, dexandola macerar en ellos por algunos dias, pero se aumenta considerablemente su ac- ción auxiliados con el fuego, disolviendo mayor canti- dad de resina en mucho menos tiempo. El éter sin lavar no la disuelve, como lo experi- mentó con gran sorpresa el célebre Mr. Berniard en la citada Memoria inserta en el diario de Física de Mr. 23- Rozier, pero lavado en quádrupla ó mayor cantidad de de agua, la disuelve completamente en pocas horas tin- turando al éter de un color rojo subido. De todo lo dicho resulta que la resina elástica no puede compararse con los aceytes grasos concretos, co- mo algunos Autores han querido, ni con las resinas que conocemos hasta ahora, como han pretendido otros, pu- diendo asegurarse que es una materia única en su géne- ro, que tiene mas analogía con el principio glutinoso que con todas las demás substancias conocidas, conviniendo principalmente con el gluten en la elasticidad, en sub- ministrar por medio de la destilación una considerable cantidad de aceyte fétido y de amoniaco (sin que deba atribuirse este .segundo principio al humo que recibe en las chimeneas para curarse, como han supuesto Mr. Berniard y algunos otros Químicos,) y últimamamente por el gas ácido prúsico y azótico que se desprende de ella quando se mezcla con el ácido nítrico, según obser- vó Mr. de Fourcroy en la resina líquida del Jeve, que ademas de estos principios le dio también ácido oxálico, y gas ácido carbónico, habiendo recogido los mismos productos de la resina elástica del comercio que consi- dero absolutamente idéntica con el Ule de N. E. PARTE TERCERA. Usos médicos y mecánicos de la resina elástica. AUnque no tengo noticias de que en el dia se pres- criba la resina elástica líquida ni sólida en espe- cie alguna de enfermedad, como ni tampoco parte al- guna del árbol que la produce, hallándose desterrada enteramente de la materia médica de N. E. El célebre *4- Dr. Hernández, sin embargo, atribuye muchas virtudes á su jugo, corteza y hojas, confesando haberlas apren- dido de los Indios, con- aquella ingenuidad que le es propia, y que se le observa como característica tanto en el artículo de esta planta como en todo el resto de su obra. Si en el cocimiento de la corteza, que por sí es amarga, dice el citado Autor, se infunde la Goma elás- tica, aprovecha en las disenterias, surtiendo igual efec- to el jugo tomado por sí solo en dicha enfermedad y en las diarreas. Mezclado con el zumo del Yoloxochitl (i) y un- tando la vulba y el ano, provoca la orina y menstruos, limpia el útero y cura la esterilidad. La goma quema- da destruye las nubes de los ojos, y sorbido el polvo como tabaco hace estornudar: llama la pituita á las na- rices, cura la hemicrania, y calma otros dolores de cabe- za: de las hojas secas puestas en bocado ó cebo oyó de- cir que mataban á los leones y otros animales. No son estos los únicos usos internos y externos que los antiguos Mexicanos hacían de la resina elástica, como puede Verse en la obra del citado Dr. Hernández; pero los mas necesitan de una crítica que no puede suje- tarse á los cortos límites de esta Disertación. Los usos mecánicos á que se destina actualmente es- ta rarísima producción, son mucho mas variados y la uti- lidad que sacaría de ella la industria de los hombres, se- ría inmensa si cuidaran de ensayarla con empeño en una multitud de casos á que se puede aplicar con muchas ventajas. (i) Magnolia grandiflora Linn. Propondré aquí los mas principales, añadiendo las observaciones á que me han dado lugar las experiencias que he practicado con ella, y siempre que tenga propor- ción repetiré con gusto otros ensayos para confirmar al- gunas ideas que me ha suministrado su manejo, y los publicaré si se reconocieren útiles, por suplemento de es- tá Memoria. Los Indios de la Provincia de Esmeraldas se sir- ven de la resina elástica del Jeve para hacer achas de viento, á las quales dan pulgada y media de diámetro, sobre dos pies de largo; para esto forman un cilindro con dos hojas de plátano del diámetro y longitud referi- da, sujetándolo con hilos, y en él colocan la resina lí- quida, sirviendo las hojas para mantenerla en este esta- do mientras se coagula, y para que no se derrame quan- do están encendidas: la luz de estas achas dice Mr. Ber- nard que es muy viva, sin causar el menor fastidio el poco olor que tienen, y añade que cada una puede du- rar cerca de 24 horas. Los mismos Indios, los que habitan el rio de las Amazonas y los Portugueses de Para hacen moldes de greda ó arcilla de distintas figuras, sobre los quales dan. con una brocha ó con la mano una capa de la resina lí- quida, dexándolos expuestos á el humo en un lugar don- de el calor del fuego no se sienta demasiado, y tienen cuidado de voltear los moldes para que ía resina se dis- tribuya igualmente por todos sus lados: quando esta pri- mera capa ha tomado un color pardo y no se pega á los dedos, repiten otra segunda, y continúan del mismo modo hasta que las vasijas y demás figuras tienen el grueso suficiente: cada molde está formado sobre un pa- lo que sale fuera de él, y sirve para el mejor manejo de la pieza que trabajan, á la qual sacan el palo después de D 20. concluida y en el agujero que dexa echan un poco de agus, y con este auxilio hacen salir poco á poco toda la tierra. Bien se echa de ver el fácil manejo de esta ope- ración, y las muchas conveniencias que ofrece y pue- den resultar, dedicándose los que tengan proporción de adquirir esta materia, á emplearla en una multitud de utensilios, que solo sabrán apreciarse quando se vean las ventajas que tendrán en infinitos casos sobre los de qual- quiera otra materia. En este Reyno se hace un consumo considerable de la resina líquida de la Castilla, pero su uso está limi- tado á cubrir algunas telas que destinan después para hacer mangas, capas, sobre-sombreros, botas, zapatos y otras piezas impenetrables á el agua. Las telas son de seda, lino ú algodón, pero las de este último son mas á propósito para admitir con facili- dad la resina líquida y retenerla por mas tiempo, por- que hace tal unión con su pelusa, que es imposible el se- pararla; lo que no sucede en las de lino, bien que en las que no son muy lisas y tienen alguna pelusa no dexa de adherirse la resina aunque sean de este género. En las telas de seda se dificulta' mas retener el bar* niz de la resina; sin embargo se ha encontrado el modo de trabajarlas, y hacerlas mas útiles y permanentes que las demás, esto se consigue poniendo la tela de modo que quede en medio el barniz, y de esta suerte se evita el inconveniente de que se peguen las superficies barni- zadas, como sucede freqüentemente con las piezas en que queda descubiesta la resina elástica. Para preparar las tetas se colocan en un bastidor ó telar puesto á los rayos del sol, dexándolas muy tiran- tes,, al modo que lo executaa los Bordadores: en esta dis^- y. posición vierten sobre la teta cierta cantidad de resina, y se procura extender prontamente por toda la superficie con una tablilla larga, angosta y delgada que sirve para este efecto. Dada esta primera capa se dexa secar al sol por dos ó tres horas, al fin de los quales se repite la se- gunda y después las demás hasta el numero de diez, sin valerse en estas últimas de la tablilla para extenderla, bastando el que se execute con la mano. Entre una y otra capa se lava la superficie barni- zada con agua y jabón, frotándola fuertemente con la mano para limpiarla de las impuridades que lleva consi- go la resina, y dexarla mas tersa y brillante. En las dos últimas capas se le dá á la resina el co- lor que se quiere. Los que se usan mas freqüentemente son el negro de la tinta de sombrereros y el almagre, aunque algunas veces se acostumbra también mezclar el azarcón, vermellon y añil: para esto se deslien los colo- res en agua, y después de colada se incorpora con la re- sina al tiempo de derramarla sobre la tela. A Jas piezas de algodón y lino se dan comunmente ocho manos ó capas y á las de seda diez, extendiendo y pegando sobre la última la otra tela, para que el barniz quede cubierto entre las dos. Por esta relación, que se me remitió casi en los mis- mos términos de la Villa de Orizava, se manifiesta la imperfección con que se maneja la resina elástica para emplearla con utilidad en los encerados, y lo mucho que falta para llevar á la debida perfección este trabajo. Yo no dexaré de hacer algunas tentativas con los disolven- tes de la resina, y comunicaré al público con mucho gus- to qualquiera experiencia que ofrezca algunas comodi- dades. 28. En Europa se han valido en estos últimos tiempos de la resina elástica para cubrirlos aerostáticos, disol- viéndola en aceytes desecantes como los de linaza, nue- ces &c. según queda dicho, y este método podría perfec- cionarse hasta llegar á hacer encerados finos, aplicán- dose los Artistas á vencer las dificultades que puedan presentarse en el manejo de esta operación. En la Física química y mecánica puede prestar mil ventajas la resina elástica, y los Profesores de estas fa- cultades han sabido ya sacar un útilísimo partido de su elasticidad, para aplicarla con grande provecho en un gran número de máquinas. Los Profesores de Cirugia la han reconocido también muy útil en varios instrumentos quirúrgicos hechos con ella, destinados para sujetar algunas partes del cuerpo humano, sin exercer una com- presión demasiado fuerte, porque plegándose á todos los movimientos, tienen todas las flexiones que executan los miembros. Mr. Bernard, y después los dos hermanos M. M. Durand han hecho algunos de estos instrumentos, y el primero se dedicó á hacer algalias de un texido de se- da muy apretado cosido en todo su largo sobre un mol- de, y cubiertas después con varias capas de resina elás- tica dísuelta en un aceyte secante. Estas algalias se hallan elogiadas en el Diario de los nuevos descubrimientos impreso en Madrid (i); pero Mr. Grossart asegura que usadas por algún tiempo se hiende la cubierta de resina, cayéndose después á peda- citos, y quedando de todo punto inutilizadas. Estas al- galias no tienen la propiedad de alargarse y volver á to- mar las mismas dimensiones, como los tubos hechos (i) Quaderno i. p. CLVL 2g. únicamente de resina elástica, y aunque pueden hallar- se casos, como dice Mr. Grossart,en que por esta misma razón lleguen á ser mas útiles dichos instrumentos que los de resina elástica pura, lo cierto es que hasta el pre- sente no lo han sido, Animado del deseo de perfeccionar unos instru- mentos tan útiles, y desconfiando de que pueda llegar líquida á Europa la resina elástica, emprendió M. Gros- sart disolver la resina sólida del comercio ensayándola con diferentes menstruos, y consiguió por fin de sus ten- tativas el poder presentar á la Academia de Dijon unos tubos hechos de resina elástica^ pura, habiendo tenido la satisfacción de encontrar un método sencillo y poco dispendioso para trabajarlos. Sabia Mr. Grossart que la resina elástica se disol- vía en el éter sulfúrico lavado con mucha agua; pero la dificultad de manejar esta disolución y lo costoso de ella le hicieron pensar en otros medios mas acomodados. Di- solvió ía resina elástica en los aceytes esenciales, y vio que esta disolución era mas incómoda y menos propor- cionada para formar algunos instrumentos que la del éter; pero hat ia observado que uno y otro menstruo ablandaban é hinchaban la resina elástica antes de disol- verla, y que en este estado era fácil la unión de dos pe- dazos comprimiéndolos con alguna fuerza, quedando tan fuertemente adheridos, que tirando de ellos hasta romperse, lo hacían freqüentemente por un lado de las partes pegadas antes que por la misma unión. Esto lo indujo á cortar circularmente una botella de resina elástica de lasque corren en el comercio de Europa, y habiendo in fundido una larga tira en el éter sulfúrico lavado, la sacó pasada media hora, después que advirtió que se había esponjado lo bastante; pegó entón> 3°. ees el extremo de una punta á el molde que tenia pre- parado, y la fue arrollando espiralmente sobre él, te- niendo el cuidado de rebajar y de comprimir con la ma- no todos los bordes, para no dexar. intervalo alguno va- cío, y ponerlos exactamente unidos: hecho esto enrolló sobre el tubo una cinta de una pulgada de ancho en la misma dirección que la tira de resina elástica, pasando después un hilo por encima de cada revolución de la cin- ta, para dar de este modo una presión igual á todas las partes, y dexando secar el aparato, quedó preparado el tubo. Para sacarlo del molde encarga Mr. Grossart que se ponga después de seco en agua caliente, la qual dilatan- do la resina elástica, hace que se desprenda con facili- dad y sin riesgo de romperse, y aconseja que en los tu- bos muy delgados no se compriman los bordes déla pri- mera cinta con el hilo, sino con otra cinta mas angosta, ' f~> r para evitar que este no penetre en la resina elástica, y corte los tubos. El mismo efecto consiguió dexando macerar algu- nas tiras de resina elástica en los aceytes esenciales de espliego y trementina; y aunque estos métodos eran po- co costosos, pues el éter puede servir en muchas oca- siones, dexandolo bien tapado, y los aceytes de espliego y trementina tienen un precio cómodo, principalmente el último, halló Mr. Grossart otro disolvente mas barato, que se encuentra en todas partes, para que qualquiera sin costo alguno pueda hacer tubos de resina elástica, siempre que tenga necesidad de ellos. Habia reflexado Mr. Grossart que la resina elásti- ca, puesta en agua caliente, tomaba alguna tsansparencia en sus bordes, presumió que este efecto no se debia úni- camente ala dilatación de su volumen por medio del ca- 31- lor, adelantándose á presumir que en aquel temple po- dria muy bien tener el agua alguna afinidad con la resi- na elástica, y persuadiéndose deque una larga ebulición le daria un resultado mas sensible, pasóá experimentar- lo, y al fin de un quarto de hora que mantuvo en el agua hirviendo una tira de resina elástica, advirtió que sus bordes estaban un poco diáfanos, y arrollándola enton- ces en el molde que tenia dispuesto, consiguió con so- lo el auxilio del calor y del agua formar otro tubo igual en todo á los que habia preparado con el éter y aceytes esenciales, procediendo con el mismo método que queda dicho en la construcción de los primeros, y encargando solamente que después de embuelta la cinta y de estar bien afianzada con el hilo, se ponga por muchas horas en el agua hirviendo, y dexandola secar se saque des- pués del tubo. En este Reyno es mucho mas fácil y mas cómoda la construcción de las algalias y tubos de distintos diá- metros y tamaños, que tendrían mucho despacho en to- da Europa, y seria un ramo de industria á que podían destinarse muchas familias pobres, las quales impuestas una vez en el mejor manejo de la resina líquida, sabrían extender su aplicación á quantos instrumentos y utensi- lios se considerara útil, cediendo en propia conveniencia de sus personas y en común beneficio de todo el género humano. Para la formación de los tubos y algalias no hay que hacer mas que disponer de madera los moldes que han de servir de madre, dando á los primeros un diá- metro igual en toda su longitud, y á los de las algalias un poco menor, en una extremidad que debe aumentarse gradualmente hasta la otra; después de preparados en es- ta forma se les dá una capa de tierra fina pasada por un 32. cedazo sutil y desleída en agua para formar un lodo de mediana consistencia, sobre la qual estando bien seca y lisa se dan con la resina líquida todas las capas que sean necesarias para que adquieran un grueso suficiente, se- gún el uso á que hubieren de destinarse. v Con este método dispuse media docena de tubos so- bre madres de arambre cubiertas de cera, los que sumer- gí muchas veces al dia en un cilindro de cristal lleno de la resina líquida; pero habiendo observado que la su- perficie de todos quedaba desigual, procuré remediar este grave inconveniente, y conocí que era imposible lo- grar el efecto sin purificar la resina, tanto de las impu- ridades con que se halla mezclada por la poca curiosi- dad con que se recoge, quanto porque naturalmente se halla unida á cierta cantidad de jugoaquoso propio del árbol, el qual tardando en evaporarse mas tiempo que el que necesita para secarse la resina, queda sobre las pri- meras capas que se han dado al molde, impidiendo á es- ta el correr con igualdad y causando por esta detención muchas elevaciones en toda su superficie, las que se van aumentando á proporción que se dá mayor número de capas por existir las mismas causas en toda ia preparación. Con el fin pues, de evitar esta deformidad en los tubos, colé la resina por un lienzo tupido, sobre el qual quedaron muchas partículas terrosas y muchas peque- ñas astillas, propias sin duda del árbol de que destila, y para privar á toda la materia de la humedad que le es natural, puse la resina con quatro partes de agua pura y agitándola fuertemente por espacio de tres á quatro minutos la dexé en reposo por 24 horas, al fin de las quales observé quetoda la muerta resinosa estaba sobre la superficie del agua con un color mucho mas blanco que anteriormente, y el agua muy tinturada del color 33-. pardo obscuro que sobresana en casi todos los experi- mentos. Separé por medio de un embudo toda la parte aquosa, y con la resina que quedó sobre él preparé un tubo, que salió sin las elevaciones y desigualdades que afeaban á los primeros. Con el mismo método puede purificarse en Villa de Córdova, Orizava y en las demás partes del Reyno, en que se hace uso de esta resina, toda la que hubiere de emplearse en obras delicadas, para lo qual no hay que hacer otra cosa que colarla por un cedazo bien tupido, y lavarlo después con mucha agua en tinajas ú ollas de tamaño proporcionado, en cuya parte inferior deberán tener un agujero para hacer salir por él el agua propia del árbol, y la que se le hubiere añadido, después de dos ó tres dias de reposo; de esta suerte se tendrá una resina muy pura, que se manejará mucho mejor, y se em- pleará con mayores ventajas en todo género de trabajos. La preparación de las algalias y tubos será muy fá- cil haciendo varios círculos de madera de distintos diá- metros, en que puedan estar suspendidos á proporciona- das distancias para que no se peguen, cincuenta, ciento ó mayor número de moldes cubiertos de una capa de lo- do muy igual, según queda insinuado, y sumergiendo á un tiempo todos los moldes que hubiere en un círculo en la resina purificada, que deberá tenerse en vasijas cilin- dricas de un diámetro que exceda alguna cantidad al de los círculos, se repetirá con todos la misma diligencia, volviendo á principiar por el primero que se sumergió, y continuando este trabajo por todo el tiempo que dic- tare la práctica ser necesario para que los tubos y alga- lias adquieran el grueso conveniente, se conseguirán es- tos en gran número, y podrán expenderse á un cómodo precio. 34- Aunque el método propuesto por Mr. Grossart ofrece mil comodidades para formar en Europa á poco costólos tubos y algalias de resina elástica, es impracti- cable en el Reyno, en donde se carece de las botas y de- mas utensilios trabajados con mucha curiosidad en el Brasil, siendo facilísimo cortar de ellas las tiras espira- les que se infunden en el éter, aceytes esenciales y en el agua, é imposible de executarlo con la resina sólida que se encuentra vendible en las Tlapalerías de México, y que solo sirve para llenar las pelotas de juego; porque hallándose toda en masas informes, esponjosas y llenas de desigualdades, no pueden hacerse las tiras propor- cionadas para este trabajo; pero puede sacarse mejor partido de la resina líquida purificada, poniéndola con un poco de agua en vasijas de madera ó de barro de to- do el largo y ancho que se quiera, y dexándolas tapa- das en reposo por mucho tiempo hasta que se quaje, se tendrán pedazos de resina elástica del ancho, largo y grueso que se desean, de los que pueden cortarse tiras, y formar con el procedimiento de Mr. Grossart las alga- lias y tubos, con la ventaja de que no habrá que hacer mas que una unión á lo largo del molde, cortando las tiras de su misma figura. Finalmente la resina elástica preparada en esta úl- tima forma, daria á N. E. un ramo de comercio de bas- tante utilidad, porque se expendería, con mucho apre- cio en toda Europa, y los Físicos, Químicos, Mecánicos y Artistas diestros sabrian sacar muchas utilidades de las infinitas que ofrece esta singular y prodigiosa subs- tancia. EX- 35- EXPLICACIÓN DE LA ESTAMPA. aa. Flores masculinas. bb....... Femeninas. c... Cáliz de las flores femeninas visto por detras. d. Estambre. e.... Drupa. f.... La misma cortada al través con la almendra den- tro. g..... Almendra. h.... Un ramo cortado destilando el Ule. lili .