ENSAYO SOBRE EL 3Í C O — GUÍVCO. Francisco torroy. ENSAYO SOBRE EL BEJUCO-GUACO EN T ABASCO- AÑO DE i83a Y i833: dedícalo el actos A SU AMIGO EL Dr. C. HENRIQUE PERRINE, 6ÓNSUL POR LOS ESTADOS—UNIDOS DEL NORTE—AMERICA, RESIDENTE EN LA CIUDAD DE CAMPECHE. CAMPFCHE. Impreso por Juan José Corrales. 1833, ESPERIENCIAS HECHAS DE POCOS AÑOS A ESTA PARTE, SOBRE EL USO Y CALIDAD DEL BE*JY3CO-G\3 ACO. la TT JLJL BOTANICO M. Mutis, según Mr. el Ba- roo Alejo de Humboldt, trató del Guaco como antído- to de la mordedura de culebra; pero este naturalista no ha dado á conocer su mío, dosis, ni modo de emplearlo. Mr. Humboldt en su ensayo político sobre el Reino de Nueva-España, tomo 2.°, folio 398 impreso en París a- ño de 1822, sobre el Guaco dice lo siguiente: ” Los antiguos mejicanos encargaban el tabaco como ”un remedio para el dolor de muelas, resfriado y cólico. ”Los caribes se sirven de las ojas del tabaco machacado ”como antidoto. En nuestro viage al Orinoco vimos a- ”plicar con buen écsito, el tabaco machacado á mordedu- ras de culebras venenosas. ” Después del famoso Bejuco-Guaco, cuyo conocímien- ”to se debe á M. Mutis, el tabaco es sin duda alguna ”el antidoto mas activo de la América. ” Yo que escribo sobre esta maravillosa planta, hubiera deseado mucho que Mr. Humboldt se hubiese estendido mas acerca del Guaco, el que hoy se está propagando, y sin duda ninguna pronto perderá su fama merecida y sus preciosas virtudes. La razón es, que han llegado u- nos bejucos sacados á trochemoche á los que se les lla- maron Bejuco-Guaco, los que yo oías propiamente llamo noli me tangere; pues no hay duda que si fue á parar á manos de individuos que no tienen conocimiento de él, {quién sabe que ensalada habrán hecho, y á cuántas vic- timas habrá sacrificado dicho pretendido Guacol de lo que resultará que esta planta en lugar de ser apreciada, se- rá tal vez mil veces maldecida; y sin embargo de sus admirables virtudes, habrá adquirido su desprecio. Mas adelante me esplicaré para poder ahora seguir mis re- flecsiones sobre de ella. Debemos al apreciable mejicano General D. Juan Pa- blo Anaya, el uso del Guaco, tal vez en toda la esten- sion del Territorio de nuestra Federación: yo soy también uno de los primeros que lo remitió al Dr. D. Juan Luis Chabert, comisionado por el Supremo Gobierno; y si á acaso debemos su descubierta á M. Mutis, su fama al C. General Atiaya: confesemos que al infatigable Dr. Chabert le debemos por sus repetidas esperiencias las preciosas descubiertas que ha hecho y continuamente es- tá haciendo, como lo veremos después. En conclusión de este párrafo, digo: que varios, j aun muchos son los que pronuncian y escriben Huaco; yo me sir- vo de la denominación del botánico Mutis, llamándolo como él Bejuco-Guaco, y tocante á su determinado nombre, si- go la senda de un botánico y naturalista de talento, y sea Hua, ó Gua debo decir y llamarlo Guaco de su de- nominación etimológica. Para poder hablar con mas pro- piedad, desearía \mJev el viage al Orinoco de Mr. Hum- boldt y M. Mutis/ el que supongo sin duda habrá da- do una descripción como dice Humboldt del famoso Be- juco-Guaco', pero carezco de dicha obra interesante, aun- que tengo la esperanza que ántes de poco estará en mi poder, y manifestaré en mi segunda edición. 2.a Esperiencia.—El General D. Juan Pablo Anaya, que era Comandante General de las Chiapas, trató del uso del Guaco aunque superficialmente; pero como dige, le debemos el haber sido el primero que habló de él y lo dio á conocer. En Junio del año 1828 que dicho Sr. se regresó de 2 las Chiapas para Méjico, transitó por esta Capital, tuvor una fuerte calentura, y sin consultar á ningún facultativo sin peso ni medida, tomó un puñado de Guaco fresco, lo hizo machacar en un almirez, lo esprimió, y el liqui- do que salió, lo bebió frió sin ningún preparativo, y Ha- biéndose abrigado en su cama, tuvo un sudor copioso con el que se le quitó la calentura; lo que me refirió dicho Sr. en una visita que me hizo, y quiso comprarme mi colección de ídolos y dibujos de las Ruinas del Palenque. 3. Esperiencia.—En los seis años que en esta Capi- tal tuve yo botica militar y pública, vendía considera- blemente la infusión ó tintura espirituosa simple del Gua- co sin saber positivamente para que uso, aunque por preguntas que yo hacia, sabia que servia para el espas- mo, mugeres paridas, dolor de estómago, mordeduras de culebras, picaduras de alacranes &c. y aun pudiera tal vez atreverme á decir que puede ser antidoto de la hidrofobia, siempre que lo bebiesen los enfermos: ¡horro- rosa enfermedad que por fortuna no he visto sus funes- tos ejemplos desde 26 años de residencia que tengo en Tabasco, la que por fatalidad ecsistió años hace con fu- ror en la villa de Santo Domingo del Palenque, y por desgracia todavía suele aparecer de cuando en cuando, según me han asegurado, de la que daré una corta des- cripción en mis investigaciones, sobre los estragos que causó, y verificaré en mi obra sobre las Ruinas tratando de mi tercer viageí 4. Esperiencia.—Tuve en mi hacienda un criado la- brador que fue mordido de una culebra mortífera que en Tabasco conocemos y llamamos Nauyaca; le di á beber dos tomas de infusión espirituosa de Guaco, á la cantidad de una onza cada toma; le hice flotar bien sus heridas, sobre las que dejé un trapo empapado y sa- nó perfectamente, habiéndose vuelto á su trabajo el se- gundo dia sin haber tenido resultado alguno. Esperiencia.—D. José Anasta ció Perez, nativo de Tabasco, sugeto fidedigno y bien conocido, por segunda vez actual diputado del Honorable Congreso de este Es- 3 tado, el que tiene varios sitios de ganado mayor, me ha dado la receta siguiente:—"Receta para la mordedu- ra de culebra, la que se cura del modo siguiente.” ”Sé ”pone Bejuco-Guaco con las ojas y ramitas en una ha- rija nueva bien aseada, el que sin pérdida de tiempo ”se hace herver con suficiente cantidad de agua, se da "á beber al enfermo, y en la parte mordida se le apli- ”ca el bagazo de dicho cocimiento á modo de cataplas- ma; y se puede repetir segunda y tercera vez uno y "otro como he dicho, lo que tengo esperimentado en dos "mozos de mis haciendas.”—Febrero 1832.—José Anasta- cio Perez. 6.a Esperiencia.—D. Hilario Moguel, vecino de esta Capital, sugeto bien conocido, me refirió un caso el mas estraordinario y es el siguiente:—La hija mayor suya fué mordida cuatro veces por varias culebras, iba á ser mordida por quinta vez, cuando dá un grito diciendo ¡¡¡culebra!!! Se hallaba presente su padre, quien echa mano á una botella de Guaco que sin mas preparación tie- ne en infusión en aguardiente; percive la culebra que se hallaba enroscada, y sin mas ni mas, derrama al rededor y sobre de élla de su infusión, asegurándome que al momento no pudo andar, y revolcándose murió á los po- cos minutos. Dicho Sr. me dijo que hallándose en uno de los ríos de Tabasco en un rancho de corte de palo tinte, había cura- do á un mozo de mordedura de culebra con haberle dado á beber la infusión simple del Guaco, y también á una muger que se hallaba con espasmo, la curó con lo mis- mo, asegurándome que cuando camina por cualquier par- te lleva siempre consigo el Guacof tanto en infusión, como en ojas y ramos. Yo, en mis dos últimos viajes á las Ruinas del Pa- lenque, llevaba siempre conmigo el espíritu de Guaco de el que soy el compositor; pero nunca se me ofre- ció hacer uso de él, sin embargo que ecsisten con ÍL bundancia muchos reptiles, y que he andado muchos 4 subterráneos conocidos hasta el dia, de los que trato ea mis investigaciones. 7. Esperiencia.— D. Lúeas Quevedo, hacendado del partido de Istacomitan del Estado de Jas Chia- pas, me ha comunicado las esperiencias siguientes: • ”A "ios individuos que tanto en mi hacienda como en otras ”partes, les ha mordido la víbora (conocida aqui por la "serpiente de cascabel, que abundan aqui de la que "tengo tres colas) el Coral, Cola de Hueso, Dos Cabezas ó ”JYauyaca &c. por lo muy pronto les he dado a mascar Be- ”juco-Guaco, y lo líquido que producía lo mascado, lo "tragaban; el bagazo ó mascado, se los he hecho poner "sobre las mordeduras, y al poco tiempo se les empo- llaban, y en este caso se les revientan sea con un col- "millo de culebra que para el efecto tienen los curan- deros ó yervateros, 6 en defecto de éste, se hace es- ”ta operación con una espina de naranjo. 6 punta de "cortapluma, volviéndose a repetir la misma operación, "con lo que han sanado radicalmente.” "A una muger recien parida, la que habiéndose por "imprudencia espuesto al aire, le resultó suspensión "que le causó habérsele inchado todo el cuerpo, echando "saugre por la boca y narices; le di el Guaco hervido "en agua, el que tibio se lo hice beber; al poco rato "se suspendió la hemorragia, se restableció la supresión "y sanó perfectamente.” "A otro individuo que tenia un dolor cólico, le di el ”Guaco hervido, y al momento se le quitó el dolor, que- dando bueno y sano."—Firmado: Lucas Quevedo. 8. Caso dudoso.—El 21 de Octubre del año pasado de 1832, estando vo en el Palenque el dibujador D. Juan Federico Waldeck, que casdalmente á las siete de la mañana habia ido á dar un paseo á las Ruinas, regresó á las doce del mismo, volviéndose al gran tro- te de su bucéfalo envuelto en su capote gritando al pa- sar por mi casa ¡¡¡nae mordió una culebra!!! Supuse que si efectivamente le habia sucedido, sin duda la culebra no sería de las muy venenosas ni» mortífera; pero por si 5 fuera cierto, estuve á breve rato á visitarlo, y lo hallé muy tranquilo sentado en su hamaca tomando una li- gera sopa sin novedad ninguna diciéndome, que al mo- mento que percivió dos culebras la una muy grande á los pies de su caballo y la otra en un chaparral, y que por querer evitar la primera, le habia sucedido que la segunda le mordió, y que inmediatamente habia to- mado de su infusión espirituosa simple de Guaco, y que al entrar en su casa habia puesto encima de la morde- dura manteca de antimonio. Me sonreí diciéndole: amigo Waldeck vd. vendría durmiendo y sin duda se ha- llaba soñando; pero Mr. Waldeck se mantenía firme en su resolución, diciéndome, que nada temía con la man- teca de antimonio: sea en hora buena; pero en tal caso debería llevarla consigo, de preferencia á toda otra cosa. Yo al contrario digo: que suponiendo el caso verídico; habiendo sido Mr. Waldeck mordido á poco mas de la mitad del camino de las Ruinas al Palenque cuyo ca- mino en su totalidad es de tres leguas; ciertamente Mr. Waldeck hubiera muerto; ó si la culebra era efectiva- mente de las muy venenosas, la infusión de Guaco le salvó la vida, pues de resultas de la mordida de una ftauyaca, sabemos que nadie sobrevive de 15 á 20 mi- nutos, y esto es cuando muerde en las carnes; pero si es sobre algún tendón, ó nervio, el individuo ipso fado, cae al suelo privado, y si no se halla socorrido, no co- siste siete, y aun cinco minutos; por lo que en nues- tra conversación, dige: amigo Waldek, vamos á otra—. era la mano izquierda y la tenia envuelta; pues sin em- bargo de lo que tengo referido sobre este particular, no doy el caso pojjgesperieneia á la que tenga ninguna fé.... En apoyo de 10 que manifiesto sobre el peligro de los reptiles de estos países, y conociendo lo que por des- gracia demasegdo á menudo sucede en Tabanco, todo correo nacional ó particular, se hace con dos hombres; y de la villa del Palenque los que van, sean cargados, ó con llevar una simple carta de aquella villa a la Capital de las Chiapas, van 4 indígenas, pues están acos- 6 cumbrados á esto, y ciertamente dos ó tres no camina- rían; pero sí los cuatro juntos. 9.a Y última esperiencia del Guaco, hecha sobre uju cuadrúpedo.—1>. Juan Francisco Kodriguez, vecino y de} comercio de esta Capital, me dijo que tuvo un caballo que fué mordido ó baboseado arriba del casco de un pié, por una araña inuy venenosa que en Tabasca conocemos con el nombre de Yervo, ia que creo ser la misma quedos naturalistas denominan an ua spithamea ó tarántula; de lo que resulta que un caballo tiene una especie de gabar- ro que les hace caer el casco y á un suele ser inútil pa- ra montarlo. La curación que el mensionado mandó na- cer, fué lavar bien ia parte enferma con infusión de Guaco, y aplicarle encima, un trapo empapado del mismo licor espirituoso; resultando, que en ménos de quince dias sa- nó perfectamente y pudo hacer uso de él, como si no hubiera tenido tal accidente. , { > Por ahora se reducen á estas pocas curaciones sean con el Guaco mascado, hervido, ó sea en infusión de aguardiente; pero puedo asegurar, que no se pasan se- manas que no recoja nuevas esperiencias sobre dicho Gua- co, las que cuando forme un segundo cuaderno, comunir caré al público. 7 ESPECIES Y CALIDADES DE LOS GUACOS O O N O C IDOS. l.o El primero es el Guaco camotillo del Estado de las Chiapas y Centro-América (Guatemala!: éste es una especie de rábano amarillusco, semejante á un nabo gallego, siendo las ojas buenas para el misino efecto, forman do una mata á modo de malvavisco, pues nunca sube, ni se enreda como los que voy á describir y dar á conocer, ig- norando cual puede ser el motivo que lo hubiesen lla- mado Guaco, pues es una raiz absolutamente muy di- ferente. Sea como se han asegurado ser el me- jor de los Guacos; por la desidia y abandono nuestro escasea, y aseguro que no seria posible tanto en las Chia- pas como en Centro-América conseguir dos arrobas se- cas de esta raiz, aunque con el tiempo podrá suceder qué si fuese conocido y pedido que se encuentre, pues un amigo mió me dijo, que iba á hacer una planta de consideración de dicho camotillo. Yo tengo siete matas en mi huerta, las que he da- do la orden de cuidar mucho para trasplantarlas y pro- pagarlas. Es carísimo: me mandaron seis libras, lasque aunque secas minea me determiné comprarlas, á causa de su eesesivo precio. En refundiendo esta obra abreviada y provisional, tra- taré de curaciones admirables que me han referido he- chas con el camotillo. 2.o El segundo Guaco, es un bejuco como los siguien- tes, que se cria por lo regular en tierras altas ó mejor diré, lotnerias, y no de buenas tierras, pues por lo común son coloradas: allí se enreda el Guaco, á modo de una cepa de uvas silvestre: también nacen en las cañadas de las milpas de maíz, como igualmente en los frondosos bos- ques en los que por lo regular se cria con mucho vi- cio y abundancia: en las cañadas de milpas se halla tier- no, ¿y quién creerá que hay bárbaros que arranquen y destruyan esa preciosa planta? Siendo viejo su tronco suele ser del grueso de un de- do pulgar ó mas: sus ramificaciones son de diversos ta- maños, su color es de un verde pálido; éste lo llama- mos Gunco blanco; y sin saber porque motivo lo supo- nemos de la mas inferior calidad. Se me olvidaba decir que se encuentra á veces man- chones abundantes en las haciendas viejas y antiguas de cacao que ya mal apenas producen algunas niasorcas de esa fruta. 3.o El tercer Guaco, es el de color verde, que se cria como el anterior, y el 4.o siguiente; pero resulta lo mismo que del blanco porque sin embargo de ser considerado mejor que que titulo de segunda clase» 8 no es tampoco muy apreciado, aunque no puedo permi- tirme el quitarle sus virtudes, pues esto pertenece a los químicos 6 facultativos que lo emplean y esperimentan; pues en la realidad yo no he hecho ninguna esperiencia mas que cou el morado de el que voy á tratar. Sus- pendiendo mi juicio aseguro, que los tres Guacos blan- co, verde, y morado, sou en lo absoluto de la misma clase y especie, y me atrevería asegurar que los tres son buenos y no pueden causar ningún daño siempre que no tengan mezcla de otros bejucos, malas yervas ó plan- tas; aunque considero que el morado puede poseer tal vez mas fuerza y vigor, y ser de mejor calidad 4.o El cuarto Guaco á quien doy impropiamente el ultimo rango, y en la realidad debería ocupar el primer lugar, y llamarse de primera calidad; pero el no haber seguido esa clasificación ha sido para antes de todo, dar á conocer el que suponemos inferior; pues lo llamamos Bejuco-Guaco morado, el que cuando lo traen acabado de cortar agrada mucho la vista su color purpúreo: di- go cortar, porque en mi hacienda he dado ordenes es- presas para que no se arranque, y que se corte á seis pulgadas de la tierra , como igualmente mandé disponer un plan de tierra para formar una plantación de consi- deración: ¡quién creerá que en esta Capital conozco dos da- mas que en un reducido terreno de algunas pocas varas, con unas siete u ocho matas tienen recojidas cada una, mas de una arroba de puras ojas, las que á poco mas de dos ó tres meses, se divierten haciendo su cosecha! pues el Guaco después de haberse caído sus flores, produce muchas ojas porque su vejetacion es con violencia y a- bundancia y acaso no es motivo suficiente para que se hagan plantaciones de consideración, pues debemos re- flecsiotiar que la mayor parte de su dispendio hasta aho- ra ha sido en nuestro Territorio, y que conocida la im- portancia de sus virtudes, todas las potencias europeas lo solicitarán, pudiendo asegurar que si llegase ese caso, no se podría dar abasto. En resumen, hasta ahora el Bejuco-Guaco mora- 9 do es eí de que hago uso, y el que el Supremo Go- bierno Mejicano ha siempre solicitado, por ser esperi- mentados sus buenos efectos; pero necesitamos saber si el de esta calidad como los decnas, el tronco que sea grueso es bueno, y si sirve como lo demas de la plan- ta: punto esencial para guiarnos, pues yo supongo que siendo del verdadero Guaco debe ser útil, tanto el grue- so como el delgado. Por cuanto he manifestado, me pareció oportuno re- latar dos cartas que al efecto escribí al C. Comisario Ge- neral de este Estado, sobre una contrata que por pedido del Supremo Gobierno debía hacer conmigo, y una que al efecto me escribió, y son del tenor siguiente:—Num. 153. —Sr. D. Pedro Bolio Comisario General de Guerra de este Estado. "San Juan Bautista Capital de Tabasco, 26 de Febre- ”ro de 1832—Muy Sr. mió y amigo: como profesor de "medicina tuve el honor de pertenecer el espacio de "cuatro anos al honorable cuerpo de sanidad mhtar de "nuestra República, y de resultado de un memorial que "hice al Escmo. Sr Presidente, se sirvió el Escmo. Sr. "Vice-Presidente D. Anastacio Bustamante cuando to- "tnó el mando, concederme mi retiro y licencia absolu- ta, por lo que actualmente vivo en mi hacienda que se "compone de muchas tierras, parte montañosas y frondo- sos bosques, donde se encuentra con abundancia en cin- to leguas de tierras de mi propiedad, la preciosa plan- ta conocida con el nombre de Bejuco-Guaco siendo éste "del color morado, que es hasta ahora el mejor cono- "cido para el espasmo, mordeduras mortíferas de repti- les, y tal vez preservativo de la rabia con otras porcio- nes de virtudes prodigiosas, que la esperiencia nos han "hecho conocer.” "Cuando estuvo de Comandante General de este Es- tado mi difunto paisano el Sr. D. Dionicio Mauri, me "hizo encargo de unas matas de Guaco, y obsequiando "su pedido que era unisono con mis deseos de ser útil "en algo á la propagación de las virtudes de esta admi- 10 "rabie planta en beneficio de la humanidad, el ano de ”1827, lo remití al Sr. Licenciado D. José María Serra- ”no vecino de Veracruz, quien lo dirigió al facultativo IX ”Juan Luis Chabert, comisionado por el Supremo Go- bierno para que éste lo presentase al Escmo. Sr.* D. "Manuel Gómez Pedraza, Ministro que era de la Guerra.” "Siento por ahora no poderme estender sobre las pre- ciosas virtudes del Guaco por hallarme muy ocupado ”en las indagaciones históricas de las Ruinas del Palen- que, sobre las que he mandado á mi correspondiente ”el Sr. Diputado D. Carlos María Bustamante proposi- ciones acerca del Supremo Gobierno, siendo el resul- tado que dicho Sr. me escribió, me mandaría el coudu- "eente pasaporte para pasarme al Palenque á fin de se- guir mis investigaciones y descubrimientos.” "Mientras tenga con vd. una contrata para entregar á "sus órdenes el Guaco que pueda necesitar, creo de mi "deber advertirle, que se guarde comprar el Guaco seco de "los individuos que lo traen, y agregan otros bejucos que "no son de su clase, y á los que están unidos; cuyo re- bultado en administrarlo en lugar de ser beneficio á la "especie humana, harían un estrago considerable. Debo "igualmente poner en su conocimiento que hay mayor "fraude cuando lo traen verde, pues, como el objeto es "aumentar el peso para obteuer con poco trabajo mayor "cantidad de dinero, mezclan diferentes plantas, y be-ju- bos gruesos de construir casas, lo que no es fácil conocer, "pues á mi mismo me ha sucedido verme engañado por "los indígenas; y he conocido los peligros que este frau- "de puede ocasionar. "En caso de que vd. considere conveniente realizar una "contrata, espero tenga la bondad de que se verifique cuanto "antes á causa de mi próesimo viaje á las Ruinas; pues "no espero mas que el pasaporte del Escmo. Sr. Minis- tro de relaciones para seguir mis indagaciones sobre "Monumentos Antiguos, é Historia Natural; y si á vd. "le parece le dirigiré por primera remesa cuatro arrobas "de Guaco al precio de 100 ps. arroba bien acondicio- 11 "nadas, bajo mi responsabilidad y sello; entretanto espe- jando su determinación me pongo á sus ordenes como "su mas atento S. que le saluda.—Francisco Corroy.” Nota:—En prueba de cuanto manifiesto en esta prime- ra ¿arta, referiré lo que acaba de pasarme. En fines del mes de Febrero del presente 1833, vivía yo á la orilla del Grijalva, frente á la oficina del C. Gefe Po- lítico de este Estado; él, y muchas otras presenciaron que mandé tirar al rio seis arrobas (150 libra?) de unos be- jucos delgados, con sus flores y ojas finas, todo pareci- do al Guaco', igualmente en este mes de Marzo en mi nuevo alojamiento en la plaza mayor de esta Capital, hice la misma operación con 7 arrobas de un bejuco muy grueso que no tenia oja ninguna. Es muy constante y notorio, hallarse en el dia un plei- to en los tribunales, sobre un Guaco de mala calidad que un facultativo no quiere recibir por ser pasado, podrido, y la mayor parte de mucho bejuco grueso sin ojas, pues lo he visto, y por motivos de algún parentezeo quedé neu- tral en dicho pleito; el que qriera desmentirme, salga á la palestra, y manifieste lo contrario, pues son muchos los gatos que se venden por liebres; pero allá lo juzgarán los herbolarios y botánicos; ¿y qué resultará de ello en Europa? dirán: si este es el decantado y afamado Gua- co, para nada sirve &c. &c Seguiré mis cartas sobre el Guaco.—”Sr. D. Francisco "Corroy.—Capital de Tabasco, Febrero 27 de 1832. ”Muy Sr. mió y amigo: en contestación de su áprecia- "ble fecha de ayer debo decirle, que una arroba de Guct- ”co es la que puede reunir que es la que hemos ajus- fado en cien pesos, que sea de la mejor calidad, seco, ”bien acondicionado, y sellado como vd. me ofrece, que "por lo demas, consultaré al Supremo Gobierno para que si se continua su remisión. "Entre tanto disponga vd. de la fina voluntad que le "profesa este su mas atento servidor que S. M. B. "Pedro Bolio.” "Num. 154.—”Sr. D. Pedro Bolio, Comisario Gene- 12 "ral de Tabasco.—Sitio de la isla 7 de Marzo de 1832. "Estimado amigo y Sr. mió: con mi hijo portador de "ésta, remito á vd. la primera arroba de Guaco bien acon- dicionado, con mi firma y sello; cuyo importe de cien "pesos se servirá vd. entregar á rni citado hijo quedan- do esperando sus órdenes.—Entre tanto quedo de vd. "su afectísimo que cordialmente le saluda.—Suyo, Fran- "cisco Corro).” No debo callar, ni dejar en silencio, que mi contrata principiada con el Comisario, para con el Gobierno cau- só zelos y escandalizó á algunos, por lo que varios char- latanes se iban ofreciendo á dicho Sr. para tratar con él y venderle aunque fuesen por 50 pesos arroba; pe- ro este empleado que ya es difunto, era hombre que cumplía rectamente con sus obligaciones, y aunque se lo hubiesen vendido á diez pesos arroba no hubiera hecho la contrata, pues un dia ciue me hizo una visita presen- ció el fraude, falsificación y mezcla de varios bejucos que se hallaban con el Guaco; por lo que me dijo en pre- sencia de varias personas: Doctor, he visto lo suficiente para no tratar ni comprar Guaco mas que á vd., bajo las condiciones que hemos tratado; y á contestación del correo avisaré á vd. sobre el particular; y si vd. se ha- llase en sus investigaciones de las Ruinas del Palenque según ha dicho, me entenderé con su hijo. Esto fué la entrevista del anciano D. Pedro Bolio, que era hombre muy esacto y cumplido, y no obstante que los malévolos suponian que tenia un interes en su con- trata conmigo, á lo que digo: que ya ha muerto; pe- ro no puedo marchitar su memoria, asegurando que tra- tó con toda rectitud, y que en esto eí Ínteres no lo ha guiado. \Requiescat in pace ! Hasta lo presente, estas son las pocas, aunque inte- resantes esperiencias que he podido adquirir; pero es- toy bien persuadido que si se recopilase en las pobla- ciones y haciendas de este Estado, serian inumerables las que se hallarían, de las que hoy mis ocupaciones no me permiten por ahora mas sobre el particular; pero en- 13 tre tanto pueda manifestar las que voy adquiriendo, ei que desee instruirse, recurra al periódico Censor de * e- racruz del año 1832, en los que el apreciable Doctor D. Juan Luis Chabert, ha dado varias interesantes noticias sobre el precioso Bejuco-Guaco, tanto por sus antiguas esperieneias corno por lo que le manifiestan de Europa. Conozco el mundo, y ciertamente estoy bien persuadido que no faltará quien diga; que porque el Doctor Chabert es francés y que yo también lo soy, que per consi- guiente tal vez lo adulo: á esto respondo, y puedo ju- rar, que no tengo el honor de conocer á dicho Doctor, que nunca le he escrito, ni he tenido relación con é!, y que solamente por su tratado sobre la fiebre amari- lla cuyas esperieneias efectuó en Veracruz el año 1826, como igualmente lo insertó en los Censores de año pasado de 1832, me hago el mas alto concepto y dis- tinguido aprecio de dicho facultativo, de quien codiciaría sus talentos, si hoy egerciese en el dia mi antigua pro- fesión. Reformado, y corregido en S. Juan Bautista Capital del Estado de Tabasco el dia 25 de Marzo de 1833.—Fran- cisco Corroy.—Ex-médico militar licenciado, P. D.—El que desease Bejuco-Guaco bien acondicio- nado y beneficiado, á entregar á un comerciante de es- ta Capital que lo pagará al contado, me escribirá fran- co de porte, arreglándose á los precios que van puestos, siendo la enterciadura oparte. Si alguno objetase que el precio es subido, tiene el remedio en la mano, pidiéndolo á otro cualesquiera que se lo venda: por la gracia de Dios somos libres é independientes: advirtiendo que á varias personas, y aun amigos me he reusado, y siempre me reusaré dar certificación sobre el Guaco, porque en tal caso lo hubiera de reconocer muy menuda, y escrupulo- samente, pues el hablar asi es porque tengo motivos y que no falta individuos inconsecuentes que querían cer- tificase yo multitud de arrobas de Guaco empetatado y cocido que iba caminando para á bordo del buque: á la verdad tengo lástima de hombres que á su beneficio par- 14 ticular les importa poco ó nada el comprometer tantos; pues en caso de querer hacer favor y renocer Guaco, seria bajo la espresada condición: 1. ° de mandármelo á mi casa, y 2. ° pagarme de contado un tanto por arro- ba, como igualmente mi reconocimiento hecho, la certi- ficación, y los tercios serian revestidos de mi firma* y sello mió; pues no conozco ley que me oblige al contrario. 15 PRECIOS DE LAS TRES CALIDADES GUACO. Bejuco-Guaco morado garantido lacrado con mi sello y mi firma Arroba 75 Ps. Idem color verde, con el mismo requisito... 40 Id. Idem calidad blanco, mismo requisito 25 Id. Idem misto de ambas tres calidades con el mismo requisito 16 Id. NOTA.—Como he dicho; petates, enterciadura, acarreto h bordo del buque, no comprendidos. San Juan Bautista fyc. ut supra. co Fran. Corroxj. Tintura espirituosa de Guaco compuesta: su autor el que suscribe, con una corta descripción sobre el Cólera-Mor- bo Asiático: su modo curativo y preservativo en caso de su invasión. Son probados los saludables efectos del tanto en esta Federación, como en Europa, por ser un antído® to en Contra el miasma y veneno introducido en la san- gre; para mordeduras de culebras, serpientes, y anima- les ponzoñosos; como igualmente es probado por los me- jores facultativos que esta planta es muy eficaz en la fie- bre amarilla, conocida por el vómito prieto; por consi- guiente siendo el espantoso, desolador y destructor de lá humanidad el Cólera-Morbo Asiático miasma epidémi- co, causa sus efectos muy violentos y rápidos: aqui una corta descripción para conocer cuando se halla uno ata cado de él; copiado á la letra de la instrucción del Con- sejo Central de salubridad del departamento del Loira inferior aprobada y firmada de ocho facultativos, del pri- mer Alcalde y del Prefecto de dicho departamento; todos rendentes en la populosa ciudad de Nantes, en Abril de 83?. 16 Tradution del francés al castellano, que da á conocer la enfermedad del Cólera. "Los síntomas característicos del Colera consisten en "un dolor violento al epigastro, (estomago) vómitos repe- lidos, evacuaciones frecuentes que se hallan por lo re- cular precedidas de calor en la boca del estómago, de "opresión con debilidad y áncia general, por lo regular "acompañado de fuertes y violentos calambres y á las es- ”trealidades inferiores y superiores de un frió del cutis "que se vuelve pálido, húmedo, por lo regular arrugado, "amoratado con una alteración profuñda del rostro, con "estineion de fuerzas y desaparición del pulso. Desde el momento que aparecen estos síntomas, ó par- ”te de ellos, no se puede dudar hallarse atacado del "Cólera: en este caso, se deberá hacer fricciones (flo- raciones ) con fuerza á todos los miembros, con "un pedazo de franela ó bayeta empapado en un lini- "rnento irritante haciendo beber cada cuarto de hora una "infusión de torongil, ó sea de flor de borraja, u otra "cosa apropiada. LINIMENTO IRRITANTE. 17 Aguardiente bueno una botella. Vinagre fuerte media botella. Mostaza molida una onza. Alcanfor cuatro dracmas. • Pimienta de Tabasco rompida cuatro dracmas Disolución de jabón una libra [media botella.) Ajos machacados media cabeza. Alkali volátil media onza. Láudano líquido media onza. Tintura espirituosa de guaco. media botella. (Este último es adicionado por mi.) Póngase todo en un frasco bien tapado puesto al sol tres dias, se conservará para el uso. Cuanto he referido es un estrado muy abreviado de la instrucción mencionada que comunico al público para que haga uso de él. Esta receta es simple y fácil tan- to para el pobre como para el rico; debiendo advertir, que este linimento nunca se deberá administrar interior- mente, y si para flotaciones. Para acompañar á estos preparativos esteriores, he com- puesto el Guaco espirituoso para tomar interiormente en caso de que se manifieste el Cólera. Se deberá tener presente que los alimentos deben ser moderados, suprimir los licores abundantes; aunque en el discurso de la enfermedad se puede con los alimen- tos tomar un poco de vino de cualquiera calidad, con dos partes de agua. Es indispensable mantener, el cuerpo caliente y mas bie i sudado que frió ó fresco: este es el método de se- guir en el curso de la enfermedad. Si alguno objetase que si yo mismo conozco esa ter- rible enfermedad, contesto: que corno antiguo profesor de medicina, he tenido y asistido enfermos atacados del Có- lera-Morbo, quellamarécasero ó doméstico, que es el que produce uqa prodigiosa estravacion de la bilis y escremento y otros humores; y que cuanto refiero sobre el epidémico A- siálico, es estractado de las diversas esperiencias de los pro» 18 fesores de naciones europeas, de la R. Junta de sanidad de Mé- rida de Yucatán, de los Censores de Veracruz de los años 1831 y 32 de los que tengo la colección; y últimamente mi ap'ieacion á los estudios, mi lectura y observaciones, pues por mis achaques, retirado en lo absoluto de mi antigua profesión, ya que hoy ño puedo visitar al público, me ocupo en trabajar como observador de la naturaleza, historia natural y antigüedades. Soy el autor compositor de una tintura espirituosa que voy í dar á conocer, y se compone de Guaco morado verde. y acaba- do de cortar: Alcali volátil: Tintura tebaica: Ether vitriolo y a- guardiente superior; invitando á los Sres. químicos á analizar mí tintura, de la que reservo para mi secreto dos plantas; y el que descubriese mi composición le estimaré me lo participe, y agra- deciéndole su descubierta, me uniré con él. Por cuanto tengo espuesto en la curación y método indicado sobre el Cólera-Morbo Asiático, no dudo que con el uso interior de la tintura se preservará el enfermo del contágio. El 21 de Enero de este año que regresé de mi hacienda, lle- gué á esta Capital bastante enfermo; y de aquella época hasfá el dia, he hecho uso de mi tintura, faltándome poco para con cluir una botella hechura de Burdeos; es decir, de unas dos li- bras de líquido; y hoy sin embargo de hallarme en convalecencia, he recuperado y me hallo con regular apetito. Mi método de tomar la tintura ha sido, por la mañana en a- yunas media copita de élla, la que medida contiene seis dracmas, y otras tantas á la noche al acostarme; pero haciendo uso de élla en la invasión: visto que todos no tienen medidas, si la en- fermedad no fuere con mucha violencia y estrépito (como lo fué en Nueva-Orleans, según carta que tengo fecha 21 de Enero) se tomará en un vaso dos cucharadas como está indicado; y si fue- se con mucha fuerza se tomará tres veces, siendo la una en a- yunas, la segunda poco mas de una hora ántes de comer y la ter- cera á la noche; pudiendo asegurar que será un preservativo siem- pre que se haga uso de élla en el principio de la enfermedad. Para evitar la falsificación y contrafraccion, el frasquito será la- crado con mi sello, y cada uno será envuelto con papel y den- tro este método que igualmente tendrá mi sello y será firmado y rubricado de mi puño y letra; advirtiendo, que cualquiera que lo reciba diferente ó de otro modo, será falso. Cada frasquito con su método, es de diez y seis pesos. Capital de S, Juan Bautista de Tabasco 20 de Febrero de 1832. co Fran. Corroy, EN TARASCO ANO DE i83» Y i833.