VOMITO PRIETO O SEA FIEBRE AMARILLA. Sres. editores del Sol (*). Tensan el honor $ de dirigir á VV. un breve comunicado en contes- \ tacion al del Sr. Sentís, y espero de su ¡mparcia- ; quena? costras no son mas que el grado menor de trasporacion de sangre que frecuentemente se verifica en toda la mucosa bocal: que esta tras- ladad tendrán la bondad de insertarlo en so apre- ciable periódico. Soy de VV. afectísimo servidor Q. B. S. M. —Juan Luis Chavert, Dr. médico. \ potación sanguínea se ha notado antes de él por $ muchos observadores y por mí en mis memoria» \de 1821 y 1826: que dicha trasporacion asi como $ las costras de que habla son el resaltado de la \ misma modificación vital que determina la obs- \ tracción del borde de la encía superior; y que i esta observación del Sr. Sentís, será para todos los 1 médicos una prueba positiva de la verdad mi des- \ cubrimiento, y de la mala fé de nuestro Dr. \ Es tan fácil y particularmente en medicina \ seducirse con un error, y hallarse después en dis- \ posición de publicarlo de buena fé como una ver» \ dad, que se deben tributar justos elogios á cual- \ quier médico que para disipar sus dudas ó des- s engañar á sus compañeros, manifiesta su parecer, da á conocer el resultado de sus experiencias y \ refuta con decencia las opiniones que no adopte; 1 sobre todo, cuando de la discusión puede nacer al- AL SEÑOR SENTIS. jParturient montes nascetur ridiculiis mus. Nunca se ha justificado mas completamente este epígrafe del Sr. Sentis, que en su produc- ción ridicula. Acostumbrado este hombre inquie- to y envidioso á alimentarse de hiel, prometía mu- cho tiempo hace en varios corrillos dar á luz lo que él llamaba sus observaciones y opinión acer- ca de la fiebre amarilla, asegurando enfáticamen- te que demostraría la inesactitud de mis princi- pios sobre esta enfermedad, y. de un síntoma que tuve la fortuna de descubrir en abril de 1828. En fin, Parturient montes..., en el Observador * del 13 de este mes núm. 11, se halla la preten- \ dida escelente memoria del Sr. Sentís, cuyo estrac- \ to y algunas reflecsiones suyas se publicaron en el * Sol del 15 del corriente núm. 472. Con atención, he recorrido, y con la impacien- \ eia que inspira la injusticia y la maldad, tan fa- | musa memoria, y no he encontrado en ella mas j que una gerga indecente: declamaciones importu- \ ñas: aserciones falsas: y negativas sin pruebas. * Asegura magistralmente el Sr. Sentís, que el ' síntoma descubierto por mí no es esacto, y se apo- \ ya en tres ó cuatro hechos incompletos ó absolu* \ lamente falsos, como haré ver oportunamente; pe- ro lo mas gracioso de la memoria del gracioso Sr, J Sentís es eí asegurar á su vez que ha descubier- J to un síntoma que se presenta al segundo dia de ¡ la invasión de la fiebre amarilla, y que consiste \ en ciertas coscas negruscas que no son mas que sangre desecada que vienen á depositarse sobre di- \ /trentes partes de la superficie de la membrana ' bucal y labial, principalmente hacia el ángulo de los labios Sfc. Como el que miente no puede reflejar en to- do, el Sr. Sentís no ha advertido que estas pe- (*) El 15 del mes de octubre próesimo pasa- do, los Stes. editores del Sol insertaron en dicho diario un largo comunicado del Sr. Sentís; supo- niendo imparcialidad en esos Sresles dirigí en 20 del mismo mes de octubre el adjunto comunicado en contestación •' ttl Sr. ■Sentís; y después de haber- lo detenido quince dias, se han negado en admitirlo. gima luZ capaz de aclarar los puntos todavia obs- curos de una materia tan importante como la fie- bre amarilla. Pero, cuando en vez de establecer principios, de desenvolver una opinión médica sobre el pun- to en cuestión; cuando en vez de discutir coa la moderación y decoro que jamás pierde de vis- ta un hombre juicioso que aprecia la estimación de las gentes honradas, queda uno satisfecho con el Sr. Sentís con hacer frases y declamar de una manera inconducente: cuando para combatir un he- cho material, en vez de pruebas se emplea una : gerigonza indecente, una mala intención infunda- ; da podrán acaso llamar por un momento la aten- ' cion, y aun hacer reirá los hombres inconside- i rados; pero el resultado final es el desprecio de i los sensatos. El Sr. Sentís podría pues esperar como pre- I mió de la diatriva que ha publicado en el núm. JI ! del Observador, con el magnifico título de escelen- \ te memoria, el justo desprecio de todos los juicio* | sos, si como se verá presto pudiese inspirar otro i afecto que el de la compasión. * Cuando por la imprenta manifieste el resul- ] tado de las esperiencias que he hecho en Vera- | cruz en 1828, y los numerosos y diversos hechos \ que en 1828, 1829 y 1830 me han convencido de \ que el síntoma que una feliz casualidad me hizo \ descubrir en abril de 1828, era verdaderamente \ pathognomónico de la fiebre amarilla, demostraré \ que las cuestiones de que se hace cargo Eí Sr» no están resueltas en su memoria; que las \ proposiciones conque la termina no las ha proba- do: haré ver que toda? sus aserciones son falsas, y que su insolente fárrago está fundado en una negativa sin pruebas; demostraré en fin, que todos los hechos que refiere son iuesactos y que se ha conducido de mala fé. s do su revelando toda su ne- „cedad y su bajeza. Yo, fcomplacernm en denigrar !,á \, y por qué? Gran Dios! "Qué motivo pudie- „ra tener? Si así fuese, solo mereceria yo que me „compadecíeran porque esto sería una locura evi- dente. No hablo de las obligaciones sagradas de „am'útad, de honor, y de gratitud, él solo interes ~personal bastaría para preservar á cualquier hom- bre de juicio de semejante olvido del decoro &c.” Juzgúese pues al Sr. Sentís por su pro- pia confesión, ó estaba loco, ó en su conducta pa- ra conmigo, entonces y ahora ha olvidado el de- coro, y violado les derechos sagrados de amistad> honor y gratitud.... Tan despreciable conducta no necesita comén- Como el Sr. Sentís no es malévolo por cir* constancias sino por carácter como lo conocerá fá* cilmeníe quien*tuviere con él amistad, no es esta la vez primera que su lengua viperina se ha en- sayado á costa mia. Cuando estuvo en Veracruz y cuando en sus cartas me llenaba lie protestas, de amistad, de gratitud &c. éste Sr. no usaba me- nos al hablar de mí, algunas espresiones que cuan- do menos eran indecorosas según tuve noticia por un comerciable respetable de aquella ciudad. Con- tcnteme con no responder á las cartas del Sr. Sen- tís, quien sospechando el motivo de mi silencio quiso disculparse y rae escribió largamente. Voy á transcribir aqui un párrafo de su carta para ins- tario alguno....Sin embargo, cuando este Señor combata mis opiniones médicas escritas con argu- mentos facultativos, me creeré obligado á refutar- los ó á confesar su esatitud. No tengo la pre- truir á los que no le conozcan, acerca del va lor que merecen sus impertinencias. „Señor, (me escribía el Sr. Sentís) no han te „nido embarazo para calumniarme con Y. del rao „do mas vergonzoso é indigno. Ciertamente es ne suncion de creerme distante del error, y estoy per- suadido que es mas honor el confesar haberse en- gañado, que pretender con sofismas engañar á los demás; pero protesto que sean cuales fueren los despropósitos de que se valga el Sr. Sentís en lo // é o m j „cesario que sea muy ciego el odio para llegar á : ~tal estremo. Por fortuna |una acción semejante se por sí misma y corresponde mal á las succesivo en cuanto á mi persona, no haré mas que compadecerle y convenir con él en que se halla, en un estado de locura evidente. Imprenta del Aguila] dirigida por José Ximeno, calle de Medirías número 6. MEXICO: 1830.