y- gpw-mmm ••• - •• ' Facultad de Medicina de México. ALIMENTACION EN ALGUNAS PIREXIAS TESIS para el extiineu profesional de Medlelna, ('inijía > Olistelrieíu presentada al Jurado «le cnlilieneloii tor Pedro Fernandez Alumno de la Escuela de Medicina de México, encargado del servicio médico de las salas de tifo del Hospital “Juárez." MÉXICO Tipografía Literaria de Filomeno Mata ralle «le lu ('¡moa \limero 5 isro LA TIEP\NA MEMORA 33 3E3 J&K 3C TVE JSk. 35RE §i mi f adíe. A UVCI AMIGO el sátoo Profesor y eminente €iínieo Doctor $ 4»Im, En el maestro encontré ciencia; en el amigo un noble corazón. Ja jw jW&Ax* Tributo cíe aprecio y gratitud. Á MI EXCELENTE AMIGO PRESBÍTERO JOSÉ BEOEEEIL Si acera ovación á su excepcional 1>on es probable, atendiendo á la gran cantidad de creatina y creatinina que contiene, porque hemos visto que estas 51 últimas, son verdaderas cenizas de las combustiones or- gánicas, residuos dañosos, que como la urea y otros, de- ben salir déla economía para no envenenarla (pág. 20 y siguientes). Horchata de carne. Esta preparación, es la que me parece mas á propósito para los enfermos en cualquier estado de gravedad que se encuentren. Se prepara del modo siguiente: Se elige la carne mas fina (filete, por ejemplo), se la tritura (cruda) en un mortero, hasta for- mar una masa lo mas homogénea posible, y se le añade después agua, en corta cantidad; se forma así un líquido de la densidad que se quiera, se le mezclan 4 ó 6 gramos de almendras dulces y otro tanto de amargas, de mane- ra de darle el aspecto de horchata, y finalmente, te en- dulza á voluntad. Así preparada, contiene en suspensión las partículas de carne mas ó menos divididas. Sucede algunas veces, que los enfermos por su estado de grave- dad (á consecuencia de una disfagia especial que los in- vade) se resisten á deglutir estas partículas de carne. En este caso, es conveniente tamizar la horchata, porque aunque por esta operación pierda una parte de su poder alimenticio, por quedarse en el tamiz algo de la carne; no obstante esto, conserva todavía las partículas que han sido divididas perfectamente, y esto basta para que nos sea de gran utilidad. Siendo voluntaria la densidad de esta horchata, la can- tidad de carne que contenga, debe variar; pero por tér- mino medio es de 2 por 10, de manera que una taza de este alimento, tendrá en suspensión 40 gramos de carne. Esta horchata, debe darse el mismo dia de su prepa- 52 ración, porque á las veinticuatro horas, poco mas 6 me- nos, entra en descomposición, á causa de la extrema di- visibilidad de la carne. Las ventajas que presenta, son inmensas. Por una parte, es de un gusto tan agradable, que aun al estado de salud puedo tomarse sin repugnan- cia, con mucha mas razón durante la fiebre, en la cual, la-sed, que casi siempre es insaciable, hace que los enfer- mos, lejos de rechazarla, la busquen con avidez. Por esta sola ventaja, deberíamos preferirla á todos los demas ali- mentos, porque es bien notoria la obstinación que la ma- yor parte de los febricitantes tienen por toda clase de alimentos, aun los de mejor*gusto; pero felizmente posee otras cualidades no menos apreciables. En efecto, su po- der nutritivo no solamente es el de la carne in natura que contiene, sino que presenta mayor cantidad de sustancias termógenas por el azúcar que se le ha añadido, con este y otros objetos. Por esta razón deduzco, aunque á priori: que sea un alimento completo, porque la cantidad de principios dinamógenos que falta á la carne para su com- plemento, está equilibrada, por la cantidad de azúcar adicionada. Leche. La leche es el alimento natural y único de la primera infancia del mamífero. Por sí sola basta para entretener las funciones fisiológicas de nuestra primera edad; es por lo mismo, un alimento completo, es decir contiene materiales plásticos y respiratorios en propor- ciones suficientes para entretener la vida. En efecto, con- tiene mantequilla, (cuerpo graso'); caseina, albúmina, y lacto-proteina de Millón y Commaille, (sustancias azoa- das); azúcar de leche, •(materia azucarada); sales diver- 53 sas, y sobre todo, fosfato de cal. Su composición química es la siguiente, según Regnault: Mujer. Vaca. Uurra. Cabra. Agua 88, G 87, 4 90, 5 82, 0 Mantequilla 2, G 4, 0 1, 4 4, 5 Azúcar de leche y sales solubles 4, 9 5, 0 6, 4 4, 5 Queso, albúmina y sales insolubles 3, 9 3, G 1, 7 9, 0 M. Decliambre ha reasumido tan perfectamente las propiedades generales de la leche, que no puedo menos de trascribir sus palabras textuales: "C’est un aliment doux qui porte ou entretient le calme dans 1’organisme et par son action lócale et par sou action générale. II ne stimule pas les voies digestives, ne leur impose pas d’ope- rations laborieuses, ne leur présente, au contrarié, que des sub dances aisément assimilables ou d’unc facile ab- sorption, et ne laissant presque pas de résidu. II trans- met au torrent circulatoire un ehyle qui ne nécessite qu’un travail peu actif el he'matose. En méme temps done qu’il nourrit sans fatigue et pour ainsi dire a peu de frais il fournit peu á la combustión, n’éléve que fai- blement la témperature du corps, et n’accélére pas sen- siblement la circulation. II est diurétique Bien digéré il tend á developper l’embonpoint.M 54 Desgraciadamente, no todas las personas soportan la dieta láctea, y hay individuos que su ingestión, aun en pequeña cantidad, les produce un verdadero trastorno en su digestión. Si en estos individuos es preciso la dieta láctea, es prudente comenzar, por darles pequeñas can- tidades, vigilando mas que nunca, que sea de buena ca- lidad; poco á poco se irá aumentando la cantidad, sin perder de vista la tolerancia del enfermo. La leche cru- da, reciente y no ácida, se digiere mejor. En el estómago comienza la digestión de la leche, la pepsina digiere la caseina y la albúmina; mas tardo, el jugo pancreático completa esta digestión. La lactina es absorvida bajo la forma de glicosa. Después, estas sustancias, unidas á la mantequilla emulsionada, pasan al torrente circulato- rio por la vena porta. Cuando la caseina no está des- agregada en el estómago, produce diarrea; pero de una manera en general, la leche constipa. Algunas personas, preocupadas por ideas vulgares, se resisten á dar ó tomar la leche pura, y acostumbran mez- clarla con agua higrogala, con vino oenogala ó con cer- veza zythogcda. Estas mezclas ademas de ser de mal gus- to son menos nutritivas que la leche y ademas perjudi- ciales. Supuesto que la leche se absorve con facilidad y da los materiales de reparación, y de calor, conviene á los febricitantes, en el período térmico ó en su conva- lescencia; pero hay que tener presente, que cuando se comienza á tomar en grandes cantidades, llega muy pronto á fastidiar y produce diarrea, por lo que, es pru- dente comenzar por pequeñas cantidades, aunque repe- tidas. 55 Huevos. El huevo es también uno de los mejores ali- mentos, aunque no completo; contiene sin embargo, sus- tancias azoadas y grasas. Segun Payen, un huevo tiene los caracteres siguientes: Peso 60,00 gramos (6,00 para el cascaron, 18.00 para la yema y 36,00 para la clara). En la clara hay 31,50 cent, de agua y 4,50 cent, de al- búmina; en la yema 6,00 de vitelina, 3,00 de materia grasa fosforada, 9,00 de agua, sales y fierro. La albúmi- na (clara de huevo)., la vitelina, la materia colorante de la yema y las membranas, son las sustancias azoadas; las materias grasas, están formadas principalmente por oleí- na, margarina y colcstearina. La albúmina y las materias grasas que contiene, le hacen apto para la nutrición; pero no tiene toda la su- ficiente proporción de principios dinamógenos, por cuya razón no es un alimento completo; sin embargo, unido al pan, constituye un buen alimento. El huevo crudo ó casi crudo, pasado ligeramente jíor agua hirviendo, es un alimento de muy fácil digestión. La albúmina del lluevo convirtie'ndose casi por entero en peptona, deja poco re- siduo, y á esto es debido indudablemente la acción cons- tipante que poseen. Alimentos dé origen vegetal. Gafé. El cafe es el gra- no del cofea arábiga, de la familia de las rubiáceas, tribu de las cofeaceas. Se usa como alimento, tostando el gra- no, pulverizándolo, y haciend® después una infusión. La composición química del cafe, es como sigue: (segun Pa- yen) celulosa, materias grasas, legumina, glicosa, cafeina libre, ácido clorogénico ó cafetánico, combinado con la cafeina y la potasa, aceite esencial, sustancias minera- 56 les, y agua de vegetación. Esta es su composición al es- tado crudo; pero la torrefacción engendra un principio nuevo, la cafeona, á quien es debido el aroma sui generis del café tostado, y que se forma bajo la influencia, que el calor ejerce sobre el cloroginato de cafeina y de po- tasa. Como es de suma importancia para las propiedades fisiológicas y terapéuticas, el modo de preparación del café, me detendré á hacer algunas observaciones sobre el particular. Siendo la cafeona un producto nuevo, que se desarro- lla .en el café cuando se tuesta, se comprende fácilmen- te, que su mayor ó menor torrefacción, traerá en él, di- ferencias notables. Si es ligera, habrá menos formación de cafeona, y mas cloroginato de cafeina; si es de una intensidad regular, estos dos productos guardarán un cierto equilibrio; si es exagerada, ambos se perderán por votalizacion, y solo quedará como residuo una sustancia carbonosa inerte. Obtenido el grado de terrefaccion conveniente, se pro- cede á la pulverización, sobre la cual nada hay que me- rezca llamar nuestra atención; pero no así, si se trata de convertirlo en bebida, porque en este caso, no es indife- rente prolongar mas ó menos tiempo la ebullición. Si á la agua hirviente, se le hecha una cierta cantidad de café en polvo, (10 gr. por 100 de agua) y pocos momen- tos después se le retira el fuego, se obtiene una infusión que es el mejor modo de preparararlo. De esta manera, el café posee en alto grado, su aroma exquisito, su gusto especial, y sus propiedades tanto fi- 57 siológicas como terapéuticas, de que pronto hablaremos. Pero si esta infusión, se somete de nuevo á la acción del calor, pierde por este solo hecho, una gran parte de su cafeona, que se volatiliza, mayormente si esto se hace al aire libre. El simple gusto, nos puede servir en este caso de reactivo, porque es bien sabido el distinto sa- bor que toma el café cuando se ha vuelto á calentar. Igual cosa sucede, y aun en mayor escala, cuando, en lugar de retirarlo el fuego poco después de mezclarle el café, se prolonga su ebullición. En este caso, pierde su gusto, su aroma, sus principios volátiles, y con ellos sus mas preciosas propiedades. No todos los autores, están de acuerdo sobre la ac- ción que el café ejerce sobre la circulación y el calor ani- mal; pero esto es debido- indudablemente, á las diferen- tes cantidades con que han experimentado, así como á su distinto modo de preparación. Para llegar á resulta- dos positivos, á conclusiones ciertas, que nos puedan ser- vir de base sólida, para apoyar nuestros principios, es de todo punto necesario, experimentar en circunstancias lo mas idéntico posible. Solo de esta manera, podremos cerciorarnos y tener fé, en las investigaciones que de- ben conducirnos á la alta verdad. Una infusión de cafó preparada del modo antes dicho, produce inmediatamen- te una excitación general, revelándose por la aceleración del pulso, un aumento en la temperatura, una hipersecre- cion sudoral, fenómenos que tienen una duración fugaz, reemplazándose bien pronto, por un estado opuesto. El aumento pasagero de la circulación y de la temperatura, es debido á que la infusión se toma caliente y ademas, 58 á la acción de la cafeona; pero esta acción se encuentra bien pronto sustituida,'por la de la cafeína, que según las experiencias deEustratiadés, disminuye el pulso y el calor animal. Al ascenso rápido y fugaz del pulso y la tempe- ratura de que liemos hablado, sucede el fenómeno opues- to: disminución de pulsaciones y del guarismo térmico. Esta disminución que para el pulso es de 5 á 10, y para la temperatura de 0,1 á 1,0 se conserva inalterable y sin variaciones, mientras se está influenciado por el cafe. No son menos ciertos, los efectos que el café ejerce sobre la nutrición. Es un hecho aceptado por todos los que han estudiado el -café, que disminuye notablemente la cantidad de urea. Eustratiades, que ha hecho sobre la cafeína, experimentos interesantes, ha llegado al si- guiente resultado: Bajo la influencia de 0,15 cent, de cafeina, la urea desminuye 11 por ciento y 28,2 por cien- to bajo la influencia de 0,30 cent, de este alcaloide. Es- ta disminución comienza desde el primer clia, en los si- guientes ha sido mas fuerte, y ha cesado tan luego como se ha suspendido la ingestión de la cafeina. Gasparin en 1850, fué el primero que llamó la atención sobre los efectos ¡admirables! que el café produce en la nutrición. Ha visto que los mineros de Charleroy, podían nutrirse completamente, conservar su salud, y desplegaren todo su vigor sus fuerzas musculares, con la mitad de la ali- mentación, que se debe tomar al estado fisiológico. La ración diaria de un hombre bien conformado, es de 2G gr. de ázoe; mientras que la de los mineros belgas, no es mas que de 14 gr. de ázoe, divididos así: 2 litros de infusión de café conteniendo, 59 30,59 de café 0,222 de ázoe. 30,59 chicorea 0.17C If II 200,00 leche 0,114 ff II 1000.00 pan blanco 12,500 II II 750,00 legumbres 0,037 II II 60,00 mantequilla 0,004 n II 73,00 carne un dia semanario.. ' 1,787 n II Suma 14,840 ti II Por esto se vé que con 14 gr. 84 cents, de ázoe y 492 de carbono, se nutren y trabajan perfectamente; mien- tras que los religiosos de Trape y de Aiguebelle, con 15 gr. de ázoe, y ejecutando apenas, un quinto del trabajo de los mineros belgas, están muy mal nutridos. El café, no solamente es útil, cuando hay una alimentación in- suficiente, y fuerza considerable que desplegar, sino tam- bién en la mas completa abstinencia. Hé aquí el resú- men muy interesante, de experiencias del Dr. Joman: “120,00 de café en polvo, y 3 litros de infusión, hecha con 200,00 de diversos cafés, me han permitido soportar un ayuno absoluto, de 7 dias enteros, y consecutivos, sin desatenderme de mis ocupaciones habituales, y de en- tregarme á un ejercicio muscular mas activo y mas pro- longado, que el que acostumbro ordinariamente, sin su- frir otras turbaciones orgánicas que un poco de fatiga, y un enflaquecimiento bastante débil.11 Por lo expuesto se ve, el papel tan sumamente inte- resante que el café desempeña en la nutrición. Esto ha hecho que la mayor parte de los terapeutistas, lo hayan 60 clasificado-cntre los moderadores de la nutrición. Su acción mas patente, es de moderar las combustiones or- gánicas, y por consiguiente el movimiento de desasimi- lacion, lo qne Payen expresaba diciendo, que el café im- pide desnutrirse. Lo mas raro, y hasta cierto punto pa- radoja!, es que, á pesar de este entorpecimiento nutritivo, las fuerzas musculares aumenten. Como alimento, tiene uno triple acción: por exitacion del sistema céfalo-raquidiano, como dinamógeno;por en- torpecimiento de la desasiinilacion, como anti-desperdi- ciador; por la asimilación de los principios azoados que contiene, como alimento plástico. Su acción sobre el sistema nervioso no es menos cier- ta, y de la que se sirve mas la terapéutica. Su influen- cia para quitar el sueño es generalmente conocida, te- niendo el carácter particular, de producir un insomnio tranquilo, que no está seguido de fatiga. Apénas han pasado algnnos momentos después de su ingestión, el pensamiento tiene mas Amplios horizontes, mas exacti- tud, la expresión es mas viva, mas feliz, mas facilidad para los trabajos intelectuales, la memoria es mas fiel, en una palabra: produce una exitacion cerebral tal, que le ha valido el nombre de "bebida intelectual." Pero todavía son mayores, y mejor observados los efectos, que esta sustancia produce en la médula espinal. De nume- rosas experiencias europeas hechas por Marveaud, Jo- man, Jaccoud, Rabuteau, etc., y nacionales emprendidas per el Dr. T. Torres, bajo la sabia dirección de nuestro inteligente terapeutista, el Dr. M. Domínguez, resulta: que la cafeina ejerce una acción éxito-motriz sóbrenla 61 médula. Ahora bien, hemos visto que la acción del cafe, no era otra que la de la cafeína, porque aunque la ca- feona paga también su contingente; pero su acción es ménos durable que la de la cafeína, y siempre seguida de ésta. Cuando la dosis de café ha sido fuerte, después de la exaltación cerebral, de la tendencia al movimien- to, á la acción, de que ya he hablado, queda un estado de laxitud, de postración, de depresión nerviosa, consecuti- vas á la sobreexitacion de la cual viene á ser la reacción. Hemos visto, que el café disminuye la cantidad de urea en veinticuatro horas; sin embargo, la cantidad de orina excretada en ese mismo tiempo, es mayor. Según algunos, este efecto dependería únicamente de la tem- peratura á que se toma, pues sabemos que todo liquido caliente es diurético; según otros, el café tiene por sí propio un poder diurético; si esto es cierto, debe ser muy limitado. El café solo, y mejor mesclado á la leche, tie- ne la facultad de producir un efecto laxante, efecto que he observado multitud de veces; pero cuyo mecanismo no me es aún conocido. ¿Modificará la digestibilidad de la leche, haciendo ménos absorbible su caseína, y obran- do ésta de una manera enteramente mecánica? Es posi- ble; pero para tener completa seguridad, se necesitan nuevas investigaciones. No me ocuparé de hacer lahistora terapéutica del ca- fé, por ser bastante extensa, y ajena de este trabajo; únicamente hablaré de los servicios tan interesantes, que está llamado á prestar en la clase de enfermedades de que me ocupo. Supuesto que el café disminuye el número de pulsa- 62 ciones, y abate la temperatura, se puede considerar co- mo antipirético. Su uso en las fiebres intermitentes es muy antiguo, y aunque no puede de ninguna manera compararse con el antiperiódico por excelencia, la qui- nina; sin embargo, seria una injusticia, desconocer los benéficos resultados, que en este particular debemos al café. Por su acción fisiológica y terapéutica, es el mejor de todos los alimentos, que pueden usarse en las fiebres. Como moderador de le nutrición, impide que los febri- citantes se consuman, por las continuas pérdidas á que están sujetos; como moderador del pulso y de la tempe- ratura, disminuye el guarismo térmico, que muchas ve- ces es para el médico, la indicación capital; como dina- mógeno, restituye las fuerzas que la enfermedad ha robado al organismo; como anti soporífico, combate el coma profundo que las mas veces invade á los enfermos, que presentan cierta gravedad. En una palabra, no hay una sola propiedad, que no pueda utilizarse en la tera- péutica de las piréxias.- Te. Los detalles en que he entrado hablando del café, me excusan entrar en pormenores á cerca del té porque sus propiedades son casi las mismas. Chocolate. Tiene por base la almendra tostada y pulverisada del Teobroma cacao, á la cual se le añaden otras sustancias alimenticias, como azúcar, almendras dulces, etc.; sustancias aromáticas, como canela, vainilla, etc., viniendo á formar el todo una pasta que se llama chocolate. Las especies de cacao son varias; pero todas tienen los mismos principios, y casi en igual proporción. Hé aquí según Payen su análisis: sustancia grasa (man- 63 teca de cacao), 52,0 Albúmina, fibrina y otras materias no azoadas, 2,00. Theobromina 2,00. Almidón 10,00. Ce- lulosa 2,00. Materia colorante, esencia aromática 0,01 Sustancias minerales 4.00. Agua higoscópica 10,0. Es un alimento muy rico en principios nutritivos, con mas ra- zón si se mcxcla á la leche. Itabuteau, experimentador sobre el particular, .refiere la experiencia siguiente: "He tomado dos perros tan semejantes como es posible; á uno he dado cada dia: 20 gramos de cacao, 10 gramos de azúcar, en una infusión de 10 granos de café; al otro 2Ó gramos de pan, 10 gramos de azúcar y 10 gramos de man- teca, cantidad correspondiente aproximativamente á la cantidad de manteca de cacao, contenida en los 20 gra- mos de esta sustancia. Estos animales no tuvieron mas nutrición. Al fin de un mes, el que no tomaba cacao, estaba estenuado, su enflaquecimiento era extremo, y su pelo seco y erizado. El otro al contrario, habia conser- vado su fisonomía habitual, habia enflaquecido, pero no pa.tecia sufrir, su pelo estaba liso, en una palabra, pre- sentaba simplemente el aspecto de un animal que tenia hambre, pero no manifestaba sufrimiento alguno, mien- tras que su compañero, murió de inanición. Era el ca- cao, y sobre todo la teobromina la que, habia moderado en el, la desasimilacion, porque aunque este efecto podía ser atribuido al café, este, existia en tan pequeña dosis, que no podía producir este efecto." Estimulando muy débilmente la mucosa de las vías digestivas, ésta, secreta poca cantidad de juegos y de aquí la propiedad constipante, que aunque no inherente al chocolate, la presenta en las mas veces. 64 Aunque el experimentador antes citado cree que el chocolate sería muy útil en enfermedades del aparato digestivo, porque sin fatigar á este aparato, sostendría las fuerzas, y repararía las pérdidas; yo creo que su di- gestión es difícil, por contener en su mayor parte sus- tancias grasas, para la emulsión de las cuales se necesi- ta cierta tonicidad digestiva, que no siempre existe al estado febril, Ademas, las pocas veces que lo be emplea- do me ha dado siempre malos resultados, por lo tanto, sin negar sus eminentes propiedades nutritivas, creo que en el estado patológico de que. me ocupo su uso debe ser muy limitado. Harinas. La mas usada está constituida por el trigo molido y^cernido. Según que esté mas ó menos despoja- da de la materia leñosa que es lo que constituye el sal- vado, así también será mejor la clase. Los trigos duros son mas ricos en gluten y en otras materias azoadas, que los blandos. He aquí, según Payen la composición me-- dia de los trigos. Agua 15,00. Principios azoados, albú- mina y gluten, 13,25. Almidón, 60,68. Dextrina y glico- sa, 5,48 celulosa, 2,26 Materias grasas, 1,68. Sales, 1,25. Con 100 kilogramos de harina se hacen 130 kilogramos de pan, sí á este se añade la cantidad de agua que tie- ne la harina 15 á 18 por ciento resulta que el pan tiene mas de J de agua. Pasaré por alto las diferentes faces de la panificación así como los caracteres de un buen pan, por no ser objeto de esta tésis, concretándome única- mente á sus propiedades fisiológicas y terapéuticas, que pueden tener relación con la cuestión que actualmente trato. 65 Es un buen alimento, y el mas generalmente usa- do; pero no tiene las cualidades de un alimento com- pleto, porque le falla mayor proporción de sustancias plásticas; pero como no solamente necesitamos sustan- cias que reemplacen loque nuentro organismo pierde, sino también que nos den los elementos de calor y fuerza, es- to lo encontramos en el pan. Cuando es de buena clase y está bien prepaiado, su digestión es fácil; no así, si como sucede algunas veces, está aun caliente, algo crudo, ó por el contrario duro, en estos casos, no siendo sufi- cientemente triturado, su digestión se hace mal, sobre todo por las personas, que por causas morbosas tienen esta función entorpecida. Las sopas, aunque de clases muy variadas, tienen una composición y propiedades semejantes, por estar cons- tituidas por masas harinosas. Sus efectos nutritivos, son los ya citados del pan; pero su digestibilidad es mas di- fícil, por dos motivos: en primer lugar, las masas con que se preparan tienen generalmente mucho tiempo de confeccionadas, y en segundo lugar, la manteca que se les añade en sus preparaciones culinarias, las hace mas indigestibles. La harina de maíz, no se presta á la panificación, por- que teniendo poco gluten, no puede contener el ácido carbónico producto de la fermentación, y que es aprisio- nado, por las celdillas del pan de trigo; sin embargo de eso, es muy usado en México, formando la base de la alimentación de nuestros Hospitales, y de toda la gente pobre. Payen que se ha ocupado de analizar todas las 66 cereales, ha formado una tabla comparativa entre el tri- go, maíz y arroz, que hé aquí: Trigo. Maíz. Arroz. Gluten y mat. azoadas 19, 8 12, 50 7, 05 Mat. grasas 2, 25 8, 80 0, 80 Dex trina 10, 5 4, 00 1, 00 Mat. feculentas 67, 1 67, 55 89, 15 Celulosa , 2, 2 5, 90 1, 10 Mat. minerales 1, 9 1, 25 0, 90 Dos sustancias alimenticias se preparan con el maíz: el atole, y las tortillas; me ocuparé de cada una de ellas separadamen te. El atole es un alimento muy popular, y del cual se hace un uso tan frecuente, que para muchos médicos, es lo único que ordenan á los enfermos, y esto en los casos de extrema gravedad. Verdaderamente, yo no encuentro en él, cualidades ningunas, ni fisiológicas, ni mucho menos terapéuticas, para que-merezca la preferencia á otros muchos alimen- tos, que indudablemente le son muy superiores. Yo creo que en esto, ha habido mas bien un empirismo ciego, una tendencia á imitar la práctica de nuestros antepa- sados, que razones fundadas y convincentes. Basta re- flexionar sobre su composición química, sus propiedades alimenticias, para convencerse de esta verdad. Hemos visto que el maíz, es una sustancia muy inferior al tri- go, en principios alimenticios, que únicamente las sus-, tandas grasas, las mas indigestas, están en mayor can- tidad, que ni aun el pan de trigo, constituye por sí solo un alimento completo, porque los principios azoados é 67 hidro-carbonados que entran en su composición no están en la proporción extricta, en que debían estar para sa- tisfacer por sí solas á las distintas necesidades del orga- nismo; ¡y queremos que el maíz, que vuelva á repetir, es muy inferior en principios alimenticios; puede prestar- nos sus servicios, en circunstancias tales como las que rodean á un febricitante, en que debemos darle no so- lamente aquellos alimentos, que lo nutran con mas per- fección, sino también de una digestibilidad mayor, para no fatigar de esta manera la delicadeza de sus vías di- gestivas! El atole presenta una homogeneidad muy imperfecta, pues se perciben una multitud de núcleos, que provie- nen de que la maza ha formado adhesiones parciales, en lugar de mezclarse uniformemente á el agua, que le sir- ve de vehículo. Aun suponiendo que se prepare con el mayor esmero, no por eso lo habremos trasformado en un buen alimento. Sus defectos son intrínsicos, depen- den de su naturaleza misma, y aunque nos es dable dis- minuirlos, no podemos quitarlos del todo. Uno de los mayores defectos, es su difícil digestión. Apenas intro- ducido en el estómago, produce una sensación de pesan- tez bastante desagradable, poco tiempo después, origina las mas veces erutos, acedillas, indicios de la fermenta- ción que comienza ya á sufrir. Produce una fatiga exce- siva en el estómago, porque sabido es, que un alimento molesta tanto mas los órganos digestivos, cuanto mónos triturada está y finalmente, llegando á los intestinos, produce una gran cantidad de gases que aumenta el malestar de los enfermos. Después de haber producido 68 las incomodidades de que he hablado, (y otras varias) ¿cuál es la recompensa que en cambio de ellas trae el organismo? Suministrarle un alimento incompleto, po- bre en sustancias nutritivas, y que de ninguna manera- puede equilibrar las incesantes pérdidas, que le ha oca- sionado el elemento fiebre. Teniendo á nuestra disposi- ción otros muchos alimentos, que exceden muy lejos á las cualidades del que me ocupo, yo creo que debemos darles la preferencia, y proscribir á éste por las anterio- res razones, si no del todo, al ménos en las mas veces. Las tortillas, presentan como el atole las desventajas de ser poco nutritivas, y de digerirse con mas dificultad que el pan, por cuya razón debemos posponerlas á este último. La costumbre tiene tal fuerza en algunos indi- viduos, que cuando conservan sus facultades intelectua- les, en una fiebre de mediana intensidad, se resisten te- nazmente á tomar el pan. En estos casos, he preferido las tortillas, atendiendo mas bien á satisfacer sus deseos que á las cualidades del alimento. Arroz. De todos los cereales, el arroz es el mas pobre tanto en materias grasas, como en hidro-carbonadas;por tanto, es un alimento que de ninguna manera conviene al estado patológico. Además, su digestión no es muy fácil, mucho mayor en forma de sopa, á causa de la man- teca que en las operaciones culinarias se le añade. Cuan- esta sopa contieno poca manteca y poca agua, tiene pro- piedades constipantes muy ciertas, tal vez obrando á la manera de polvos absorventes. Pasemos ahora á considerar la elección de los alimen- tos, teniendo en cuenta las indicaciones morbosas espe-^ 69 cíales. Siendo muy variable la intensidad de las fiebres, es indudable que no en todas conviene una misma clase de alimentos. Cuando la fiebre es benigna, ó de mediana intensidad, ó aun grave; pero que los enfermos conser- van la integridad de su apetito, y buen estado de su aparato digestivo, se les puede permitir y aun prescri- bir, toda clase de alimentos. He visto un enfermo, que al 11. ° dia de su tifo, cuando su temperatura había sido de 40,7 en la mañana, su pulso 32 14, y su estado genei’al alarmante, tomar por desayuno una abundante taza de cafe con leche, con dos biscochos; á las diez de la mañana una costilla de carnero, un huevo tibio y so- pa de arroz seco; á las tres de la tarde la misma canti- dad de carne, y dos huevos. En la noche pedia de cenar carne y arroz; pero se lo prohibí por temor de alguna complicación flegmácica intestinal, y en su lugar se le dió una taza de café con leche y un biscocho. Al dia si- guiente, no hubo accidente alguno de parte del aparato digestivo; conservó su apetito, aunque en menor grado, siguiendo de esta manera, hasta la terminación feliz de la enfermedad. En estos casos, es cuando podemos per- mitir el uso de alimentos tales, como el chocolate, el atole, las sopas y algunas legumbres privadas de su epis- perma, que aunque menos aptos para la nutrición, satis- facen el gusto ó la costumbre de los enfermos. Desgra- ciadamente no siempre es así, y vemos con dolor que la generalidad de los febricitantes, presas de una anorexia absoluta, desechan tenazmente los alimentos, aun de ex- quisito gusto, que les proponemos. Otras veces, la gravedad de la enfermedad, el estado 70 profundo de adinamia en que se encuentran, la disfagia que lo complica, son la desesperación del médico, que tiene como yo, la convicción íntima de que el alimento es la mejor medicina, el mas seguro auxilio, que podemos oponer á un organismo que incesantemente se agota. En circunstancias tan apremiantes, no debemos perder de vista que hay alimentos tales, como’la leche, el café, la horchata de carne tamizada, el huevo crudo, que por su estado líquido, se deslizan fácilmente por la faringe con el mas ligero impulso que el enfermo les comunique. Ya hemos visto las incalculables ventajas que estos alimen- tos nos proporcionan por sus propiedades fisiológicas y terapéuticas. Si la disfagia fuere tan caracterizada, que no obstante la facilidad deglutiva de estos alimentos y de darles muy poco á poco, permanecieran en la boca, y corriéramos el riesgo de asfixinr á nuestro enfermo, no nos queda mas recursó que emplear la sonda esofagiana, usada con muy buen éxito por el eminente clínico Dr. M. Galan, ó la alimentación rectal, que aunque de una utilidad muy restringida, nos sirve de algo, en estos mo- mentos supremos. A este mismo medio debemos acudir, en casos no muy raros, en que tengamos que luchar con vómitos incohercibles. Sucede con frecuencia, que bajo el influjo de causas morbosas particulares, pero las mas veces á causa de la inanición, los vómitos se presentan desde la'invasion de la enfermedad. Algunas veces, apa- recen con una intensidad tal, que escollan todos los me- dios terapéuticos empleados para combatirlos. He teni- do dos casos de este género, ambos dos han sucumbido. El mal estado de las vías digestivas, nos debe poner en 71 guardia para vigilar incesantemente su marcha y no ex- ponernos de esta manera á que, con una alimentación mal dirigida, ocasionemos ó agravemos, la lesión intes- tinal. Uno de los reproches mas serios que ha sufrido el sistema alimenticio, es ocasionar inflamaciones en el apa- rato digestivo. En efecto, hay circunstancias en que una alimentación mal dirigida, abundante, y sobre todo com- puestas de sustancias mal digestibles, añadida ií la ex- trema delicadeza de los intestinos, produce en ellos una irritación, que mas tarde se cambia en verdadera fleg- masía. Esto sucedo casi siempre, cuando los enfermos han estado sujetos antes á una dieta rigurosa, y sin te- ner en cuenta este accidente, se les prescribe repentina- mente un método alimenticio. En circunstancias pare- cidas, podemos alimentarlos no obstante la enteritis que les complica, vigilando mucho la cantidad, y mas bien la cualidad de los alimentos. Tratando de los alimentos usados en esta clase de enfermedades, hemos visto que hay muchos de entre ellos, que tienen propiedades cons- tipantes bien marcadas. Empleemos, pues, esto3 alimen- tos, y tendremos á la vez dos ventajas: sostener las fuer- zas de nuestros enfermos, y oponernos á su complicácion flegmásica por sus propiedades. Los mas convenientes en este caso, son aquellos que pudiendo ser absorbidos casi en su totalidad, dejan pocos residuos, y por lo mis- mo irritan menos la-mucosa intestinal, ó bien aquellos que por sus propiedades constipantes, sé opongan direc- tamente al estado patológico de que tratamos. Entre los primeros, se encuentra la leche, la horchata de carne, los 72 huevos crudos, &c.; entre los segundos, el arroz seco, la carne asada, &¡c. Con estos medios he logrado contener varias veces entero colitis de mediana intensidad. Por el contrario, sucede muchas veces que tenemos necesi- dad de dominar una constipación tenaz. Estoy entei’a- mcnte convencido que los purgantes hacen un mal ex- traordinario en la mayor parte de las fiebres, sobre todo en sus últimos períodos, porque después de su empleo dejan una diarrea que trae inconvenientes serios para la terminación de la enfermedad. No sucederá lo mismo si á la constipación oponemos otros medios que, aunque menos enérgicos, son de una utilidad indudable. Me re- fiero á muchos alimentos que en contraposición de los que acabo de citar, tienen por efecto excitar ligeramen- te la mucosa intestinal, ora por una acción enteramente mecánica, ora por sus efectos laxantes. Entre los prime- ros tenemos todos aquellos que no siendo enteramente digeridos, dejan vestigios en mas ó menos cantidad, que recorriendo el trayecto intestinal, lo irritan ligeramente produciendo una hipersecresion de jugos, muy á propó- sito para combatir la constipación. Entre los segundos, tenemos entre otros, el café con leche, cuya acción laxan - te ha probado la experiencia. No solamente podemos utilizar sus propiedades rela- tivas á la digestión, sino también otras quizá de mayo- resVentajas. Nada es mas común que ver, en las piréxias graves, un estado profundo de postración, de coma, de verdadera dinamia, en que están sumergidos los enfer- mos por casi toda la duración de la enfermedad. Ahora bien, aunque en estos casos debemos poner enjuego me- 73 dios terapéuticos, enérgicos y de mayor precisión y exac- titud, esto no impide que prestemos un útil auxilio con sustancias que, sin menoscabo de su papel alimenticio, ayudan poderosamente á levantar las fuerzas desfalle- cidas, que el organismo enfermo lia perdido. Entre otras sustancias, aparecen en primera línea el café y el té, que únicamente recuerdo de paso por estar ya descritos en otra parte, sus caracteres terapéuticos. Estadística Comprobante. Cicneralidadcs.—Comparación cstadfsíica de la dieta con la alimen- tación.—Estadística de 5 años.—Cuadro relativo si varias pirexias. —Conclusión. es la tarea de formar una estadística, bastan- tes los escollos que debemos evitar; pero mayores y mas peligrosos son todavía, cuando se trata de deducir de ella, verdades científicas, que nos sirvan de norma en el ejercicio de nuestra agusta profesión. No intento hablar sobre las cualidades que debe te- ner una estadística, para que pueda servir de base sóli- da á nuestras reflexiones; ya sobre esto lia publicado el Dr. A. Segura, una filosófica y elocuente tésis, que vió la luz el año próximo pasado. Unicamente quiero llamar la atención, sobre la importante diferencia que debemos establecer entre método numérico y estadística. Lo pri- mero, es simplemente la recopilación de hechos, sin tra- 76 tar de las circunstancias que los acompañaron, ni los modos en que se efectuaron, ni las causas que los pro- dujeron; mientras que la segunda, pormenoriza los he- chos, reúne á todos aquellos que se producen en circuns- tancias idénticas, para investigar de esta manera su ¿por qué? Inútil me parece, ponderar los defectos del primer mé- todo, así como las cualidades del segundo, porque son tan notorias, que en sí mismo llevan su recomendación. Por desgracia, la mayor parte de los estadistas, recur- ren á, lo primero, y á esto es debido las conclusiones tan distintas, y algunas veces contradictorias, á que les ha conducido el mal sendero que* han tomado. Por esto ha dicho con razón Andral: "He visto que todos los trata- mientos prueban; que todos los tratamientos fracasan." Ni podia ser de otra manera, la desigualdad de circuns- tancias en que observamos, debe darnos fatalmente, de- siguales resultados. Pero hay un hecho importante que notar, y que cons- tituye el mas peligroso escollo que debemos evitar, para no encañarnos en nuestras conclusiones: me refiero á la distinta mortalidad, que observamos en las diferentes epidemias. Si una epidemia es benigna, obtendremos muchos éxitos felices, aunque el tratamiento empleado sea contraproducente; mientras que en una epidemia grave, los fracasos serán frecuentes, apesar de que opon- gamos los tratamientos mas bien dirigidos. El Dr. S. Labastida, defendiendo el método dietético en el tratamiento del Tifo, publicó en la Gaceta Médica 77 de esta Capital, tomo XIII, Entrega 18, página 348, una estadística que me tomo la libertad de trasladar aquí. *» Enfermos de Tifo asistidos en el año de 1861 en el Dspartamento de Medicina de mujeres de San Andrés. Meses. Entrados 1 Curados. Muertos. Meses. Entrados Curados. Muertos. Enero 21 7 2 Del írentq,. 88 60 5 Febrero 18 12 1 Julio 8 9 0 Marzo 18 14 0 Agosto 9 10 1 Abril •9 10 1 Setiembre.. 6 8 0 Mayo 11 9 0 Octubre.... 9 7 1 Junio 11 8 1 Noviembre 13 11 0 Al frente.... ~88 60 5 Diciembre.. 12 9 2 Suma.... 145 114 9 COMPAEACIOlí. Entraron 145 Curaron 114 Murieron 9 Quedan 22 De ios 22 que permanecieron á la conclusión del año, estaban como sigue: 9 en plena convalescencia, 2 con parótidas supuradas, 2 con escaras, 1 con flecmatia alba dolens, 1 con lesión orgánica del corazón y 7 corriendo los diversos períodos del Tifo. De estas una murió en Enero de 862." Según esto, la mortalidad habida en ese año emplean- do la dieta ha sidQ de 6,89 por ciento. Indudablemente 78 que el número de fracasos ha sido extremamente limi- tado; pero ¿esto es debido al tratamiento empleado á la benignidad epidémica de aquel año? No es posible con- testar con certeza, porque seria necesario saber la mor- talidad media de aquella epidemia, y haber experimen- tado con el método opuesto, y de ninguna de las dos cosas, tengo noticias exactas; por lo tanto, queda indecisa la cuestión. Unicamente quiero en cambio de los felices resultados producidos por la dieta en el año de 01, pre- sentar otros mas brillantes aun y mas satisfactorios, ob- tenidos en el Hospital Juárez el año de 74 bajo la in- fluencia del sistema que vengo defendiendo: la alimen- tación. Hé aquí el movimiento habido en la sala de Tifo del Hospital "Juárez" en el año ya citado. Entraron 44 (*) Sanaron 44 Murieron 00 (**) Mortalidad inedia por ciento 00 Por lo anterior, liemos visto, que los dos métodos, die- tético y alimenticio, lian dado resultados muy felices: ¿pero podemos deducir de esto, que ambos son bue- nos? Evidentemente que no, porque son diametralmente (*) Por este tiempo exestian en San Andrés las Salas de Tifo, por cuyo motivo solo entraban al Hospital Juárez los enfermos presos. (**) Aunque según los libros de la Comisaría consta, que han muerto tres muje- res, estas, tienen como diagnóstico “fiebre tifoidea,” y por lo tanto ñolas he inclai- do, ni en las entradas, ni en los muertos. 79 opuestos. Para esclarecer, la verdad, es preciso esperi- mentar en una misma epideñiia, bajo unas mismas con- diciones, rodeados de circunstancias semejantes, y em- pleando métodos distintos. Penetrado de esta idea, me ha parecido oportuno, compararla mortalidad media ob- tenida en el Hospital Juárez, en los años de 75 y 76, empleando el método alimenticio, con la habida en el Hospital San Andrés, en los mismos años siguiendo el sistema dietético. Para esto, me he permitido trasladar aquí el cuadro estadístico que mi buen amigo el Dr. So- tero Romero ha publicado en su bien escrita Tésis ina- gural, el año de 77; así como también la noticia que en forma de remitido, dirigió el Dr. Labastida, á la Acade- mia de medicina de esta Capital, y que corre impresa en el tomo XIII, Entrega 20, pjígina 38G de la Gaceta Médica. 80 CUADRO ESTADISTICO de las Salas de Tifo del Hospital “Juárez.” Año de 1875. Año de 1876. d O g d £ d o d g ¿IESES. c3 o MESES. c3 Fh u © w l/l 3 s m 3 S Enero 8 1 2 Enero 73 G2 29 Febrero 18 3 2 Febrero 107 5G 25 Marzo 17 18 2 Marzo 140 9G 30 Abril :.... 21 14 4 Abril 117 111 31 Mayo 34 33 14 Mayo 135 90 42 Jur io 32 2 G 10 Junio 143 78 2G Julio 25 31 00 Julio 108 102 37 Agosto 35 20 5 Agosto 93 80 25 Setiembre 47 32 9 Setiembre 106 73 24 Octubre 4G 42 8 Octubre 90 80 30 Noviembre.... 77 42 G Noviembre.... 97 68 16 Diciembre 10G 85 23 Diciembre 102 75 27 Suma 481 I