FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO ÜSTUDIO SOBRE EL Eucaliptus Globulus TESIS PARA EL EXAMEN PROFESIONAL DE FARMACIA DE 3Waíik ICíucta ij SkfiwiM ALUMNO DÉ LAS ESCUELAS PREPARATORIA Y DE MEDICINA. MEXICO Tipografía Literaria de Filomeno Mata Núm. 5—CANOA—Núm. 5. 1878 FACULTAD DE MEDICINA DE MEXICO SOBRE EL EUCALIPTUS GLOBULUS TESIS Para el examen profesional de Farmacia DE 3’tmaíío IXíiida ij Siqiieiíoi ALUMNO DE LAS ESCUELAS PREPARATORIAS Y DE MEDICINA. MEXIÓO Tipografía Literaria de Filomeno Mata Núm. 5—CANOA—Núm. 5. 1878 A MI BUEN MAESTRO Y MEJOR AMIGO t¡ -A-H SE. DB. D. FRANCISCO ORTEGA, Débil testimonio de mi respeto y cariño. INTRODUCCION. O poca extrañeza ha de causar á toda aquel que lle- , rc .que á ver este imperfecto trabajo, que hayamos hecho abstracción de los preciosos materiales que nos da el suelo virgen de nuestra querida México, eligiendo para nuestros estudios una planta extranjera ya bastante estudiada por hombres de no poca nombradla. La explicación de esta extraña determinación si tal pa- reciera, es la siguiente: hace seis meses, intentando hacer el estudio de alguna planta para que me sirviera de tésis y contribuir así con mi grano de arena á la formación de la terapeútica nacional, que es it lo que debe tender todo aquel que se dedique á esta clase de estudios, si amante del progreso de su patria se llama. Recordaba que en las remotas tierras que me vieron nacer, entre otras plantas á una leguminosa, de propiedades bastante enérgicas, sus fru- tos los emplean para envenenar á los animales nocivos; y esto me sugirió la idea de poder llegar á hacer el estudio de los susodichos frutos, con lo que pagaria un doble tri- buto á mi patria y á mi lejano Estado, si acaso llegaba á conseguir mi objeto. Las grandes dificultades que hacen. 8 nacer las inmensas distancias y diversas otras circunstan- cias, hicieron que la persona á quien le hacia el encargo no pudiera llegar á obsequiar mis deseos. Llegado el tiempo para intentar adquirir el título á que aspiro y siendo uno de los requisitos el presentar algún trabajo, me fijé en el Euoaliptus Glóbulus cuya aclimata- ción en el valle de México y otros lugares de la Repúbli- ca, es realmente un acontecimiento de la mayor importan- cia. Pocos árboles habrá que merezcan ocupar tanto los espíritus amigos del progreso. El Eucaliptus responde á una infinidad de necesidades de primer órden, por su na- turaleza, las gigantescas proporciones, la duración y resis- tencia de su madera; cualidades que acompañan rara vez á un crecimiento tan veloz; por la rapidez de su desarrollo, por sus propiedades médicas, por su valor industrial y agrícola. Gracias á este vegetal se pueden ver reconstituir poco á poco nuestros bosques aniquilados, desaparecer- los focos miasmáticos que justamente ponen en alarma á la Ciudad, y verificarse una revolución en la industria de la madera. El comercio, la agricultura, la medicina y las sociedades en general le. serán deudoras de los mayores beneficios. El E ucaliptus, árbol generoso ante todo, evolucionando con una energía que parece desafiar al tiempo, da hoy lo que se le ha tomado la víspera y promete traer la calma á esos espíritus timoratos que olvidando que cuentan con la inteligencia, tiemblan por el porvenir de la humanidad siempre que ven consumirse una mina de carbón de piedra ó desaparecer una selva. Bernardo Unieta y Siqneiros. EIST'UISIO SOBRE EL EUCALIPTUS GLOBULUS Sinominia. Griego «»bien yo oculto. Glóbulus, la cápsula tiene la forma de un boton de camisa,1 se le co- noce también por los nombres, Gomero azul de Tasmania (bluegum tree), gigante, árbol del alcanfor, árbol de la fie- bre, árbol de Van-Diemen. Historia.—El descubrimiento del Eucaliptus glóbulus, se hizo el siglo pasado. Este magnífico vegetal fue obser- vado por la primera vez el dia 6 de Mayo de 1792, sobre la tierra de Van-Diemen (Australia), por Labillardiere, al ir con Eutrecasteaux en busca del desgraciado Lapeyrouse. Aquel sábio emite en el relato de su viaje, los sentimien- tos de admiración que le hizo experimentar la vista de esa bella muestra de la vegetación australiana: dá una descrip- ción, que aunque concisa, permite reconocer que el preveía su importancia. Hace pocos años el Eucaliptus no era en Europa, sino un objeto de curiosidad botánica. Pero no su- cedía lo mismo páralos colonos australianos, que mejor ins- pirados, han explotado las inmensas selvas que forma, y recogen hoy ya opimos frutos de sus ensayos. La aclimatación del Eucaliptus glóbulus en Europa, ape- 1 Labillardiere (Viaje 1 0 ) 10 ñas data de 1858, y los excelentes resultados que ha dado, hace que ya se encuentre con abundancia en Francia, Cór- cega, Africa, y en todo el litoral de la Provenza. En México se ensayó su aclimatación con muy buenos resultados, hace diez ó doce años, y parece que se ha com- prendido su gran importancia, pues ya se comienza á ha- cer plantaciones muy en grande. Caracteres genéricos.-Cáliz persistente, tubuloso, obo- bado ó globoso, cupuleiforme, de base íntegra y circunscrita. Pótalos 0. Estambres libres. Cápsula 4—locular ó después del aborto 3—locular. Dehicencia apicilar polisperma. Ar- boles hermosos. Hojas enteras coreadas, alternas, rara vez opuestas en algunas variedades pubecentes. Pedúnculos axilares, llevando breves ombelas con 3 ó 15 flores. Opér- culo doble, calicinal exteriormente, corolino interiormente. Caracteres especiales. Este mirtacio gigantesco es un árbol cuyos ramos son tetrágonos en la cima. Sus hojas jóvenes son subcordiformes, opuestas, ampleuxicaules, li- geramente subuladas, blanquiscas en las dos caras, ó unicoloras, puntuadas trasparentes. Las hojas adultas, son alternas, pecioladas, coreadas, unicoloras, agudas y lanceoladas, acuminadas en el vértice, pinatinervia y los nervios alejados de los bordes. Las flores son axilares, geminadas, sentadas ó provistas de un peciolo ancho y com- primido. Los botones florales son verrugosos, arrugados ó casi lisos con doble opérculo. El exterior, según Oldfield, es caduco, frágil, delgado, glanduloso,reticulado, igualmen- te ancho que el interior. Este es corrioso, deprimido, he- misférico ó piramidal, turbinado, anguloso provisto de ve- nas. Los filetes de los estambres son alargados, de color amarillo pálido, capilares, filiformes. Anteras subuladas, versátiles, provistas de una glándula. Estilo filiforme. Ex- tígmata convexo, un poco mas espeso que el estilo. Los frutos son anchos, algunas veces muy pequeños. Las semi- llas estériles son de un color moreno, clariforrnes y filifor- mes á la vez, otras son cortas y romboidales. Las semillas fértiles son ovales ó redondas, de color negro ú opaco. 11 El tronco, cuya corteza se desprende á menudo en plan- chas, [como en el plátano] es liso, ceniciento, algunas ve- ces rodeado en la base de antigua corteza fibrosa. Su ma- dera es pesada y dura. La corteza muerta es rojiza, quebradiza, exhala un olor menos penetrante que el de las hojas; introducida en la bo- ca y mascada, se reconoce al instante el principio amargo, con un lijero gusto de resina y un sabor picante menos pro- longado que el de las hojas. Esta corteza se reduce fácil- mente en polvo, que tiene el aspecto del de la quina gris. La corteza que hace cuerpo con el tallo ó los ramos, y que se puede llamar corteza viva, no puede ser desprendida si- no en parte de la albura; es muy dura, muy espesa y casi leñosa. Los que creen juzgar del valor de un medicamento por solo sus caracteres físicos, no dejarian de comparar la cor- teza ó las hojas del Eucaliptus á las quinas cuya energía es tan conocida. Sin embargo, las cortezas quinadas son mas amargas que la corteza y aun que las hojas del Eucaliptus, pero no por eso se deberá escluir á estas de la materia médica; en efecto, el principio amargo que existe en la quina, no es- plica la actividad salutátris en los casos graves ó en todos aquellos en que la quina en sustancia ó las sales que de ellas se sacan son claramente indicadas. Si el principio amargo fuera el solo principio activo, el ajenjo, la quasia, la genciana, etc., serian superiores á la quina y la digital deberia de curar las fiebres intermitentes tan pronta y seguramente como el sulfato de quinina. Los caracteres físicos de las sustancias eucalípticas no bastan para determinar la marcha de los prácticos en sus investigaciones médicas. Es necesario hacer su estudio químico. Fisionomía.—El Eucaliptus glóbulos, se nos presenta, con diversos aspectos: ya en masa piriforme cuando es jo- ven; ya se ensancha en ramos robustos desde la base, ele- vándose oblicuamente en el espacio, ó ya su tallo despro- 12 visto de ramos se eleva verticalmente, terminándose en un ramo de hojas que el aire sin cesar agita, como á una cabe- llera vegetal. Rara vez es espeso su follaje, por lo que los rayos del sol infiltrándose al través de las hojas, llegan has- ta el suelo: circunstancia por la que dan muy poca sombra. Este vegetal tiene sus hojas persistentes como en Aus- tralia, lo que hace que contribuya al embellecimiento de nuestra estación invernal. Este vegeta], crece en los valles y sobre las vertientes hú- medas; desde el golfo de Apoyo-Hay hasta mas allá del ca- bo Wilson; extendiéndose en bosquecillos hasta las monta- ñas de Bufallo-Range. Según Labilla.rdiére, se eleva á alturas mas frías en las partes australes de la Tasmania (is- la de Flinders). Se le debe contar entre los colosos del reino vegetal. Se- gún Míiller, director del jardin botánico de Melbourne, un Eucaliptus que vegete en buenas condiciones, llega á la al- tura de 60 á 70 y aun á 100 metros. 1 Cuando una ligera brisa hace menear al follaje, se percibe con frecuencia un olor balsámico y agradable, que recuer- da al de los abetos. En efecto, las hojas y los frutos contie- nen cantidades considerables de esencias y de resinas que se esparcen, perfumando el aire. Estudio químico.—Circunstancias particulares nos han impedido el que hayamos rectificado su análisis: sin embar- go, daremos á conocer el hecho por M. Cloez: clorofila, ce- lulosa, una fuertejproporción de resina, una fuerte propor- ción de un aceite esencial particular, tánino que precipita en azul verdoso á las persales de fierro (ácido querci-tánico), también precipita ála gelatina (ácido gálico), y 10 por 100 de cenizas, que encierran sales calcarías y carbonatos alca- linos. M. Adrien Sicard se ha ocupado últimamente del análi- sis químico de. las hojas del Eucaliptus, y ha encontrado tres productos aun insuficientemente determinados: prime- 1 Los mayores que he visto, y que están en la Plaza de Armas, medirán de 20 á 25 metros de altura. 13 ro, una goma de un color amarillo, aromática, de un sabor amargo y astringente; segundo, una sustancia de un color verde amarilloso, de un olor y un sabor sui-géneris; tercero, una materia de un color verde-oscuro, de apariencia cerosa, obtenida por el alcohol en los residuos de donde habia sa- cado los productos anteriores. Aun queda mucho que hacer en el análisis de la planta que nos ocupa. Importa saber si encierra ó no un principio inmediato, neutro, semejante á los glucócidos, ó si realmen- te es un alcaloide vegetal, capaz de explicar las virtudes fe- brífugas que las observaciones diarias tienden á darle. En este sentido han dirigido sus últimos trabajos los pro- fesores MM. Gubler y Carlotti; veamos los procedimientos que han seguido: "después de haber hervido la corteza, con la cantidad de agua necesaria, acidulada con ácido clorohí- drico, se le añadió lechada de cal, y se obtuvo un abundan- te precipitado, el que recogido y desecado ha sido tratado por el alcohol hirviendo; el que sometido á la evaporación no ha dejado ningún residuo.n Se ban variado las experiencias: se le ha mezclado ácido sulfúrico al alcohol, después de la decantación, á fin de que no obrara sino sobre los elementos disueltos á favor del al- cohol. Después de un rato, el líquido se ha enturbiado, to- mando un color blanco, y en el fondo del vaso se han pre- cipitado cristales incoloros. No se ha podido llegar á aislar ni secar completamente los cristales, estos han conservado algo de acides y tenido un gusto amargo muy pronunciado. Este producto ha sido administrado con muy buen éxito en varios casos de fiebres intermitentes. Se ha tratado la tintura de la corteza, una vez filtrada, del modo siguiente: se le ha mezclado con dos ó tres ve- ces su volúmen de agua destilada, se le ha agregado luego ácido sulfúrico, se ha hecho calentar ligeramente esta mez- cla, la que dejada en reposo por veinticuatro horas, se ha separado en dos partes, la una líquida y clara, y la otra con un aspecto de pasta blanquizca. Esta pasta, una vez sepa- rada y secada, se trasforma en una masa dura y quebradi- 14 za, con el gusto y la apariencia de la resina de quina. El líquido de donde se ha sacado este producto, abandonado por algunos dias, se forma un nuevo depósito, que separado de la parte acuosa y secado, tiene un color rojizo y un as- pecto pulverulento. Estos dos cuerpos administrados en una dosis, dos veces mayor que el sulfato de quinina, han detenido perfectamente los accesos de las fiebres intermi- tentes. Productos semejantes se obtienen de las hojas. En México, en donde las sales de quinina son de un pre- cio tan exhorbitante, y donde el Eucaliptos vegeta con tanta abundancia, los farmacéuticos deberían fijar su atención en los resultados anteriores, porque no seria extraño que se pudieran reemplazar las sales quínicas con el Eucaliptus, al ménos en el tratamiento de las fiebres intermitentes, co- mo ha sucedido ya en Austria y en Hungría, según M. Van Sigmund, profesor de la Universidad de Viena. Preparaciones farmacéuticas.—Apénas habrá vegetal que se preste para variar mas su modo de administración como el Eucaliptus, y del que se puedan sacar un tan gran número de preparaciones. En primer lugar, se debe contar la esencia, que se en- cuentra en el gran número de glándulas que contienen las hojas y los botones florales. Se la obtiene por los procedimientos ordinarios de desti- lación. Esta esencia es muy fluida, casi incolora, de olor fuerte y aromático, se parece al del alcanfor y al de la alucema. Hierve á 170° y pasa la mitad del líquido; cuando se ele- va mas la temperatura, á 188° ó á 190° una gran parte del líquido que quedaba, destila y cuando el termómetro mar- ca 200° todo el residuo se volatiliza. Se ve, pues, que en realidad hay tres esencias, de las que la primera que se lla- ma Eucaliptol, es la que de preferencia se ha estudiado. M. Cloez la purifica poniéndola sucesivamente en contacto con hidrato de potasa sólido y con cloruro de calcio fundido; obtiene así un líquido que hierve regularmente á 175°. 15 Esta esencia es un líquido muy móvil, incoloro. Su den- sidad á 8° es de 0,905; es destrogira, queda líquida á—18°. Su sabor es fresco y agradable, su olor es semejante al de la rosa cuando está diluida con alcohol. El Eucaliptol es poco soluble en el agua, mucho mas so- luble en el alcohol, el éter, los aceites esenciales etc. No produce reacción viva puesto en contacto con el iodo. A frió no disuelve á la fuccina. El ácido nítrico lo ataca len- tamente trasformándolo en un ácido incristalizable, aná- logo al ácido camfórico. El ácido sulfúrico produce una elevación de temperatura y dá una solución turbia de un color rojo moreno que pasa al gris rosa ó color de flor de durazno por la adición de alcohol. Destilado con ácido fos- fórico anhidro, el Eucaliptol cuya fórmula es C24H20O2 pier- de dos equivalentes de agua, dando un hidrocarburo fluido C24H18 que se llama Eucaliptena. Si se continúa elevando la temperatura se obtiene un polímero que hierve á 300°; se llama Eucaliptolena. Aunque haga pocos años que la esencia de Eucaliptus, halla aparecido en el comercio, sin embargo está ya suge- ta á varias falsificaciones, con la mezcla de alcohol, aceites fijos, esencia de trementina, aceite esencial de copaiba etc. Se reconoce el alcohol en una esencia dada, tomando en un tubo graduado cierta cantidad de la esencia, se le agre- ga agua, se agita, el agua disuelve al alcohol y midiendo luego la capa de la esencia, se verá que ha disminuido si hay alcohol. Se le reconoce también, con la fuccina que no colora á la esencia, mientras que le da un color rojo si hay alcohol. Los aceites fijos se les reconoce por la mancha que dejan aunque se eleve bastante la temperatura, miéntras que la mancha desaparecerá por un ligero calor cuando la esencia es pura. Cuando se le añade esencia de trementina se modifica de tal modo el punto de ebullición, que con solo eso, basta para reconocerla. Además, la esencia de trementina en con- tacto con el iodo, determina una reacción muy viva, hay una pequeña explosión y producción de vapores violados. 16 Ninguno de estos fenómenos pasan con la esencia pura. La esencia de copaiba se la reconoce porque hierve á 260°, por consiguiente, eleva mucho el punto de ebullición de la esencia de Eucaliptus pura. A los que soportan el aroma del Eucaliptol se les puede administrar, mezclada con agua, teniendo cuidado de agi- tar el líquido antes de ir hacer uso. Se le puede incorpo- rar á masas pilulares; ó se le puede dar en los glóbulos de M. Delpech. La esencia, dice M. Gimbert, es lo que ha hecho que el Eucaliptus tome su lugar en la terapeútica; así es que se la debe emplear de preferencia siempre que las indicacio- nes patológicas lo permitan. Las hojas frescas sirven para hacer fricciones y cataplas- mas; frescas ó secas en cocimiento ó en infusión, adminis- tradas en bebidas, lavativas ó en inyección pueden ser de un uso frecuente: la dosis es de 30 gramos de hojas para 1,000 gramos de agua. Se usa también las hojas en polvo, y la dosis es de 8 á 10 gramos en 6 ó 7 papeles, según la mayor ó menor du- ración del estado apiretico. El agua destilada de Eucaliptus, conserva un fuerte aro- ma y se la prescribe lo misino que el agua destilada do azahar, de menta, etc. El extracto acuoso es una preparación á la que se puede recurrir siempre que se quiera llegará producir lentamen- te una profunda modificación en la economía. Como lleva muchas materias inertes, es necesario darlo en altas dosis. El extracto alcohólico, tiene una consistencia semi-blan- da, de un color semejante al del extracto de quina gris. El Dr. Gimbert prescribe unas píldoras de las que cada una contiene 0.10 de estracto alcohólico, y 0.10 de polvo de hoja. La alcolatura de hojas de Eucaliptus, tiene un color verde aceituna, su olor es el del Eucaliptus. Se la emplea al interior lo mismo que la esencia, al exterior para lim- piar las llagas de mal carácter ó atónicas, ulceraciones ci- 17 filíticas, etc. Es estimulante, sustitutiva, antiséptica, des- infectante, y se la puede sustituir á los vulnerarios cono- cidos. El vino de Eucaliptus se le administra favorablemente en las mismas afecciones é igualmente que el vino de qui- na. Es tónico, febrífugo, y además posee, como las otras preparaciones del Eucaliptus, una acción sustitutiva y an- tiséptica. El vino de Eucaliptus compuesto, se prepara del modo siguiente: 150 gramos de corteza en polvo, se ponen á ma- cerar en un líquido compuesto de alcohol á 45° 1,000 gra- mos, agua 3,000 gramos, ácido clorohídrico 15 gramos; se agita de vez en cuando, y después de cinco ó seis dias, se filtra. El filtrado tiene el color del vino de Bourgogne, es muy trasparente, y no se le reconoce ni gusto picante ni acidez. Se le ha administrado con muy buen éxito. Los cigarros de Eucaliptus son empleados con ventaja contra los accesos del asma. Fumados, dejan en la boca un olor aromático y fresco, parecido al de la menta. Estas son algunas de las muchísimas preparaciones á que dá lugar este magnífico vegetal, cuyo uso se ha extendido, y de seguro que aumentará muchísimo más cada dia. Acción fisiológica.—No es necesario que un medica- mento introducido por las vías ordinarias de la economía animal, produzca sus efectos muy pronunciados para que tenga un efecto curativo: uPor lo general doy poca importancia, dice uno de los clínicos mas distinguidos de nuestro siglo 1, á las explica- ciones que se pueden dar del modo con que obran los me- dicamentos. No veo en terapéutica mas que dos cosas: l.° el medicamento aplicado al organismo, y 2.° el resultado del medicamento. En cuanto á los fenómenos intermedios, senos escapan, y probablemente se nos escaparán siempre.a De las preparaciones que se sacan del Eucaliptus, el Eu- caliptol, sobre todo, tiene propiedades fisiológicas muy no- tables. 1 Trouseau. Clínica del Hotel DieU. Yol. 1? 18 M. Gubler reasume los efectos fisiológicos de esta sus- tancia, del modo siguiente: Dice, se pueden reducir los efectos fisiológicos del Eucaliptol, á una estimulación local seguida de absorción, á una estimulación general, que puede elevarse hasta una fiebre artificial que dura al- gunas horas. Sus principales vías de eliminación son: el aparato respiratorio, probablemente las glándulas sudorí- paras y el aparato uroiético. Por la pronta estimulación, el Eucaliptus se parece á los difusibles; aunque difiere bastante por la naturaleza de la exitacion y los fenómenos que la acompañan y siguen. Hemos demostrado en nosotros, después de haber toma- do un gramo de Eucaliptol mezclado con agua, un calor nada desagradable para el estómago. Antes de diez mi- nutos, el calor se había extendido á toda la periferie del cuerpo. Experimentábamos una imperiosa necesidad de lo- comoción; y nos parecía que nuestras ideas eran mas cla- ras. Las pulsaciones que en nuestro estado normal son de 70 por minuto; habian bajado á 60. A la hora de haberlo tomado, todo había pasado y no nos quedaba mas que un sentimiento de bienestar. M. Gimber ha sacrificado á muchos animales, con el ob- jeto de conocer la acción fisiológica del Eucaliptus, y las experiencias que ha hecho le han dado resultados idénticos á los obtenidos por M. Gubler: ademas, ha demostrado que este medicamento disminuye la vitalidad de la médula es- pinal, y la de los órganos que están colocados bajo su de- pendencia. 4-» En los animales, lo mismo que en los enfermos, se ha demostrado que al período de exitacion, sigue el del aba- timiento del pulso, la disminución de la tensión arterial, así como la del número de las espiraciones ó inspiraciones. La esencia no es el único elemento activo del Eucaliptus. La hoja, aunque sea la parte que contiene mas esencia, sin embargo, en dósis moderada no produce exitacion. En algunos casos bastante raros, su administración ha 'causado sentimiento de calor en las vías digestivas, y au- 19 mentó del número de pulsaciones en el momento en que se siente el calosfrió. (Cosa semejante pasa después de la administración del sulfato de quinina.) El polvo de la corteza es menos exitante que el de la hoja. La tintura y el vino compuesto cuando se les media con agua y se les toma en dosis fraccionadas, no producen nin- guna exitacion. Según el Dr. Cardotti, las diversas preparaciones del Eucaliptus, tienen una acción tónico-nevrosténiea en do- sis altas. En pequeñas dosis, tienen una acción analéptica, pero diferente de la que ejercen las preparaciones ferrugi- nosas. Se cree que la sangre colocada bajo la acción de los prin- cipios Eucalípticos, es eminentemente propia para la he- matósis, para la calorificación y para las trasformaciones químicas de la nutrición, en el estado normal ó en el esta- do patológico. Aplicación terapéutica.—La acción tópica del Eucalip- tus, se la puede aprovechar en muchísimas circunstancias. Como desinfectante se le aplica con ventaja para limpiar las llagas recientes, y el Dr. Gubler recomienda con mas confianza el alcoholado de Eucalipt us que la tintura de al- canfor ó el ácido tkymico, por su aroma se le prefiere al ácido fénico, cuyo olor es bastante repugnante. Las hojas en infusión ó en cocimiento, sirven para hacer inyecciones en las llagas de supuración fétida ó en los tra- yectos fistulosos en donde quedan algunas materias dis- puestas á alterarse. El Dr. Marés usa las hojas jóvenes como estimulantes locales, aplicándolas en las llagas pequeñas que no tienden á cicatrizar. Como astringente y hemostático el Eucaliptus, puede prestar los mismos servicios que los medicamentos cargados de esencias y de tanino. La esencia por su acción sobre la sensibilidad de la mé- dula y sobre la respiración, ha aliviado á muchos asmáti ■ 20 eos, lia calmado la tos en un gran número de afecciones pulmonares, etc. Eliminándose por la vejiga, ha curado ó modificado catarros vexicales; como facilita á la eliminación de la urea, seria aplicable en todas las formas de la ure- mia, etc. Estimulando la circulación capilar y debilitando la ten- sión arterial, ha sido muy útil en un gran número de esta- dos mórbidos del pulmón, en las congestiones sanguíneas y pasivas del cerebro, del pulmón y de los demas órganos. Por último, la esencia presta diariamente servicios muy útiles en las afecciones periódicas.1 El eucaliptos considerado como medio de salubrifica- cion.—El papel que el Eucaliptus debe de desempeñar en las comarcas insalubres es muy grande, según M. Fremy. En efecto, las fiebres intermitentes parecen huir delan- te de él, y eso viene á justificar la idea de M. Hardy, de que la Australia debe la salubridad de su clima á la pre- sencia del gran número de Eucaliptus que allí vegetan. Una de las principales causas que hacen que un territo- rio sea insalubre es la presencia de pantanos. Pues bien, bajo la influencia de los grandes calores, la evaporación es mas rápida, y por consiguiente el nivel del líquido baja, y deja expuestos al calor solar á todos los res- tos orgánicos que contiene. Estos restos orgánicos priva- dos de la humedad suficiente entran en fermentación, au- mentándose esta por los rocíos, porque entonces hay bastan- te humedad para ayudarla, mas nó para detenerla. De aquí resultan gases deletéreos, de un olor nauseabundo, y que absorvidos, determinan accidentes inmediatos ó crónicos de más ó ménos gravedad, tales como fiebres intermitentes de diferentes tipos, disenterias, caquexia, paludeanas, etc. Estos gases infectos, no solamente son peligrosos en el sitio en donde se producen, sino que son arrastrados por las corrientes de aire yendo á producir sus desastrosos efectos á grandes distancias. 1 En Córcegu las fiebres intermitentes no se curan sino con el Eucaliptos. 21 ¿Cuál es la influencia del Eucaliptus en la purificación de una comarca malsana? Creo que su influencia se puede explicar por su propie- dad tan grande de absorción y de eliminación, lo que hace que del Eucaliptus sea un crisol depurativo vivo. Toma de la orilla de los pantanos el agua senagosa y la devuelve á la atmósfera en vapores balsámicos y oxigenados. Aprovechando estas propiedades, los ingleses han hecho grandes plantaciones de Eucaliptus en la India para dese- car y desinfectar sus terrenos. Creo que ya se ha comprendido aquí su acción saluda- ble, pues se ha mandado plantar ya al rededor de la ciudad una gran cantidad de Eucaliptus y es probable que dentro de dos ó tres años se vean disminuir muchísimo, si no des- aparecen del todo, las fiebres intermitentes y otras muchas enfermedades que no tienen otra causa mas que las cons- tantes emanaciones miasmáticas que se desprenden de la infinidad de pantanos que rodean á la ciudad. Insensiblemente se ha ido alargando este mi imperfecto trabajo. Daba ya fin con él; pero antes de concluir debo suplicar á mi ilustrado jurado y á las personas que lo llega- ren á leer se sirvan verlo con benevolencia y disimular las muchas faltas de que naturalmente debe de adolecer, pues mi incapacidad y mi notoria ineptitud han impedido que lo haga con la perfección con que hubiera deseado. Bernardo Urueta y Siqueiros. México, Octubre de 1878.