EL' VINO DEL MAGUEY. TESIS TAHA EIa EXÁMEN PROFESIONAL DE MEDICINA. CIRFJJ A Y OBSTETRICIA DR FRANCISCO GUERRERO ¥ VISIEKA ALUMNO r>E I.A E6COEI.A ÜF. StF.ntCINA DE MÉXICO. Vinum merumcopiosiils cpotum ho m¡ncm quailam imbecilitatc aflicit Fítrijep-ATits. afino. XXXIII MÉXICO 1 IMPRENTA DE DIAZ DE LEON Y WHITE, Calije i>« I.rano Xumibo 2. 1S74 A MIS PADRES A MIS MAESTROS. TNTROI )UCC JOISÍ. Señores: Me pro pon (jo hablaron de nn «nonio que aro bastante intere- sante para fijar vuestra atención. En efecto, el pulque es la bebida que en nuestro ¡mis está mas generalizada. causa de su asombroso consumo, especialmente en la Capital de la Repú- blica Mexicana, se abusa de el basta el exceso, y de ahí la fuente inextinguible de los vicios, los crímenes y su inmediato castigo, las enfermedades, que m uchas veces son incurables. Por otra parte, es muy útil, para las personas que adolecen de ciertas enfermeda- des, saber que, así como el abuso del pulque es muy nocivo, así hay 1casos en que su uso es provechoso. La ciencia, la moral y el interes público están, según me parece, exigiendo tiempo ha una obra de esta naturaleza. México necesita que sus hijos se de- diquen al estudio de sus infinitos tesoros; México, por su situa- ción geográfica y su extensión, posee los de las mas ricas naciones. Bajo este aspecto, ¿quépunto seria mas á propósito que hablar sobre las propiedades del maguey, que hasta hoy no ha sido es- tudiado debidamente? Vosotros, habituados ai lenguaje de los escritores de las Eda- des Antigua y Moderna, no podréis menos, al recorrer estas pá- ginas, que alejarlas después con desden. Asi el marino que ad- miró la grandeza, la majestad del Océano, se desdeña de hogar en un pequeño lago. Un desden que á tan elevado origen se re- monta, me infunde temor; pero al atreverme á tomar por vez pri- mera la pluma, cedo al deber. Comprendo que un escritor elegante imprima en caracteres, quizá inmortales, los pensamientos que ha reunido con tranquili- dad; que pueda rectificar sus errores é inexactitudes en una nueva obra, adquiriendo un nuevo mérito. Yo quedaré contento si con- sigo seguir un buen método en mi exposición; si raciocino con claridad, con solidez; si reúno los conocimientos actuales sobre el punto elegido, para llamar la atención de las personas que con su talento y vasta instrucción sin duda tratarán la materia de una manera completa. Hablaré de la descripción botánica del maguey; de sus produc- tos; del pulque en particular, y de sus adulteraciones; délos efectos fisiológicos, patológicos, terapéuticos é higiénicos del maguey y sus productos; de sus usos en Veterinaria y en la economía domésti- ca; y de la embriaguez en México. Séarne permitido, antes de entrar enel terreno en que solo de- bo hablar de las verdades de la ciencia, hacer presente mi gratitud á las personas que me han favorecido con sus prudentes consejos. CAPITULO l. Del Maguey considerado botánicamente. D«ktí pelón.—Clnaiflcaclones.—Variedades. — Cultivo. Geografía. El Maguey os una hermosa planta originaria del Análiuac. En efecto, á pesar de que se encuentran variedades de Maguey en al- gunos jardines de España y de Francia y en las costas de Africa que baña el Mediterráneo, no es el Maguey manso de que voy a hablar, es uno de los cimarrones, que se conserva como una planta exótica cuyos usos y propiedades son ignorados. * Interesa muy poco saber quien plantó el primer maguey; si filó ó no posterior al Diluvio; tanto valdría querer resolver la cuestión de si la Amé- rica recibió ó no sus habitantes de los Tártaros ó de los Europeos del Norte, que se extendieron hasta la Patagonia. Me conformo con saber que es una planta tan útil y gallarda que me propon- go describirla. Tomo por tipo el Maguey que produce el pulque tino, que el historiador de Felipe 11 llama Tcomctl, que significa Tcotl, Dios, y Metí, Maguey. En la mesa central de México se llama Tlacamctl ó manso. Al- gunas personas creen que significa amarillo, pero mas bien se compone de las palabras tlacatl, persona ó señor; es decir, Ma- guey grande ó de primera clase. El Maguey manso es una planta social que en el apogeo de su desarrollo es de una altura de tres metros; en los terrenos propios para su cultivo los hay de mayor magnitud todavía. * Eu Sicilia crece una planta parecida al Maguey, y no es difícil que sea alguna de las variedades del cimarrón de México. 8 La raíz, que llaman los cultivadores mezontete, es muy gruesa en su parte superior; puede calcularse las dimensiones en un Maguey grande en cincuenta centímetros de longitud y de trein- ta á cuarenta de diámetro en su base. En la parte inferior se adel- gaza como el muslo de un liombre; parece un pivote truncado de cuyo vértice nacen raicecillas cilindroides, fibrosas, que cunden por debajo de la tierra en una grande extensión cuando se lia sabido cultivar la planta. Su color es blanco algo amarillento cuando se acaba de extraer de la tierra; pasados algunos meses se deseca con los ardores del Sol y toma un color moreno oscuro y rojizo. Al parecer está formada por varias piezas imbricadas como escamas, mas anchas en la base del pivote que en el vérti- ce truncado. Así es que, se notan líneas circulares y paralelas en la superficie de la raíz. Es carnosa, contiene un jugo espumoso que se puede extraer para .diversos usos. Da nacimiento á raíces secundarias, iguales en espesor, cubiertas también de láminas im- bricadas, membranosas y delgadas, de color moreno rojizo. Co- mo las hojas, están dispuestas describiendo una espiral. Haciendo un corte trasversal en el pivote, so pone de manifies- to á la simple vista una zona oscura de color rojo que corresponde á la capa cortical de la de la raíz; inmediatamente la sigue otra zona ancha y bien determinada de un blanco brillante, pero algo ama- rillenta; queda en el centro una superficie circular limitada por una línea de puntos de un amarillo mas pronunciado, que se agru- pan; y finalmente, en el centro mismo de la superficie se ven di- seminadas manchitas que se distinguen del resto del prosenquima, que es de un color mas claro. En el corte longitudinal se vé que desde luego corresponden sus zonas con las del trasversal; al exterior, la zona de la corte- za con su color propio rojo oscuro; una lista blanca y ancha en contacto con otra angosta de color amarillento; el centro está ocupado por una lista blanca mas ancha. Las raíces. secundarias, que los mexicanos llaman mecoatl, de metí, y coatí víbora, son nudosas, ásperas, describen sinuosidades caprichosas al dar origen á otras que se van adelgazando hasta hacerse fibrilares. El corte trasversal presenta dos zonas: la que correspondo á la epidérmis es muy delgada, opaca, de color pardo, no se ad- hiere á la zona que sigue; 2?, esta es de un color morado, y tan terso y unido es el tejido, que brilla notablemente reflejando la luz. Está íntimamente adherido al tejido central que reviste. El centro de la raíz constituye la totalidad casi de su diáme- tro ; es de un blanco ligeramente amarillento; el tejido es denso, uniforme; se observan los instersticios que dejan entre sí los ha- cecillos fibro- vasculares. 9 Se componen, procediendo del exterior al interior, de la epi- dermis coriácea, muy delgada, de color pardo; se desprende fácil- mente en pequeñas láminas. Inmediatamente debajo se encuentra la corteza constituida por un tejido blando, de un color morado muy oscuro; está compuesta de celdillas exagonales que se con- densan en derredor del tejido central con el que se adhieren ín- timamente. Despojando las raíces de la capa cortical queda un cilindro liso compuesto de haces fibrosos bastante largos que se separan unos de otros fácilmente. Si se reúnen dos 6 tres haces sufren fuertes tracciones sin romperse ni hacerse elásticos, Las fibras, en el pun- to en que brotan raicecillas nuevas se condensan formando un nu- do y después perforan la corteza, llevan consigo la epidermis y siguen su dirección sin interrumpir su continuidad ni un momento. Según se vé, la raíz del Maguey presenta los caracteres de los vegetales monocotyledóneos. En efecto, la raíz primaria es abor- tada; de ella nacen raíces secundarias que al brotar se cubren con la vaina que hemos descrito y que los botánicos llaman colcor- rhiza. En su estructura no se advierte absolutamente ni médula ni mucho menos estuche medular como en algunos dicotyledóneos. No creo necesario insistir mas sobre este punto que me lleva- ria á comparar entre sí las tres grandes ramas en que hasta hoy está dividido el reino vegetal; pero no dejaré de hacer alguna ob- servación de vez en cuando. El tallo del Maguey, que recibe el nombre de rhizoma ó ce- pa, se distingue de la raíz por su mayor consistencia; no puede medirse su longitud porque está enteramente cubierto de hojas. Su diámetro es de tres á cuatro decímetros; su forma es cilindrica. Respecto de su estructura, no se distinguen capas concéntricas distintas; la solidez es igual en el centro del tallo que en la su- perficie; no se advierte ni médula, ni estuche medular, ni rayos medulares; el parenquima está interpuesto indistintamente entre los haces fibro-vasculares. Hojas. — Los mexicanos las llaman pencas. La hoja del ma- guey manso legítimo se distingue de las de las otras variedades por algunos caractéres peculiares. Es ancha, llega á tener en su parte média 0,3 ó 0,4 decímetros; larga, tomando por punto de partida su inserción, hay hojas de 2,0 á 2,50 centímetros; senta- da, sencilla, casi radical, verticilada en espiral no interrumpida, erguida pero formando las curvas de una S, apoyada, abrazado- ra, perfoliada. La márgen es cartilaginosa, ondeada y espinosa. Las espinas son cortas, curvas, muy separadas, colocadas con re- gularidad, inclinadas hácia abajo, de un color morado oscuro, que á veces, en las hojas mas antiguas, es de un negro muy lustroso. Es cónica, triangular, acanalada en el interior y convexa en el ex- 10 terior. La base es muy ancha, de color blanco, en forma de cuña. El vértice termina en una púa de seis á siete centímetros, suma- mente aguda, de color morado oscuro, semileñosa. La hoja es de un color verde tirando á mar, uniforme, limpio. Sus caras son des- nudas, muy lisas, lampiñas, lustrosas. Son crasas y jugosas. Las nervaduras, invisibles al exterior, son sencillas, paralelas, confluen- tes hácia el vértice, rectilíneas y longitudinales.— Terminaré di- ciendo la disposición de las hojas y mencionaré algunos pormeno- res difíciles de colocar en la descripción seca que exige el botá- nico.—A primera vista salen las hojas de la raíz cabalgando unas sobre otras; las inferiores, que son también las mas exteriores, se dirigen hácia afuera formando un ángulo con el eje central de la planta, lo menos de 160°; las médias forman un ángulo menor y las del centro se cubren unas á otras y formando un cono perfecto ter- minan en una púa semejante á la de las hojas, agudísima, de color morado. En la superficie lisa exterior de algunas hojas se ve la im- presión ondeada de la márgen espinosa de la hoja que las recubría cruzándolas oblicuamente; y es tan cierto, que en las hojas mas exteriores, con el desarrollo ulterior, se borran por completo las impresiones de que hablo. El espesor de las hojas de maguey tiene su máximun en el centro de la acanaladura, y va disminuyendo, tanto hácia la márgen ó limbo espinoso, como hácia la extremidad terminal de la hoja. Un hecho notable se observa en el desarro- llo de las hojas: escribiendo con una espina crecen las letras en la superficie lisa y se conservan claramente por mucho tiempo. Varía según la edad de la hoja, pero llega á ser hasta de seis á ocho centímetros. Contiene una buena cantidad de jugo que tiene virtudes muy particulares de que hablaré. El cono central se lla- ma por los cultivadores meyolote ó meyolotli, que propiamente sig- nifica corazón ó cogollo del maguey. La superficie de un corte trasversal de la penca de maguey pa- rece un triángulo curvilíneo. En el centro se notan manchas blancas que rodean los haces fibro-vasculares; sigue una zona de color ver- de claro como de medio centímetro de ancho; está en contacto con un contorno muy delgado, blanco, que no es mas que la epidér- mis que limita la hoja. En el corte longitudinal se advierten las mismas zonas, pero tie- nen de particular que los hacecillos vasculares del centro pueden seguirse muy bien y aun desgarrarse en porciones considerables; sigue la lista verde, y después la capa epidérmica. La estructura de la epidérmis de una penca es la siguiente: se compone de celdillas exagonales, trasparentes; se encuentran nu- merosos estómatos formados por dos celdillas dispuestas en forma de ojal. La epidérmis se desprende con la figura que se traza en la hoja con un punzón, y se arrolla en forma de tubo. Es blanca, 11 trasparente, coriácea; se conserva sin alterarse durante siglos. . La hoja termina en una espina muy aguda, en la que se per- cibe, en un corte trasversal, un círculo amarillo moreno en el cen- tro, en el que hay sembrados puntos oscuros, que son los hacecillos fibro-vasculares que se condensan allí. Se ha podido percibir espacios muy pequeños que representan el calibre de los vasos. La circunferencia está limitada por una línea oscura; es la epider- mis extremadamente adherida al tejido subyacente, notable por su dureza. El corte longitudinal no presenta nada diferente, sino (pie se perciben tráqueas y vasos puntuados. Invernación.—Es central, equitante, convolutiva. Las hojas que componen el cono recto se van desprendiendo en espiral y se- parándose de tal suerte, que son erguidas, después oblicuas, y finalmente casi horizontales, en el espacio de algunos años. Bohordo, asta.—En mexicano se llama quiote ó quiotl, que significa tallo. Propiamente es quiocuáhuitl, árbol esbelto ó como tallo. Nace del meyollotli, que como he dicho se compone de ho- jas agrupadas en forma de cono, muy delgadas, con espinas ru- dimentarias; su color es amarillo casi blanco. Llega á la altura de cinco metros; es erguido, cilindrico, rollizo, cubierto de brác- teas lanceoladas que disminuyen de tamaño remontándose hácia el vértice, que termina en punta análoga á las de las hojas. Es tan grueso como el muslo de un hombre. Pero lo «pie llama la atención es la violencia con que se desar- rolla el quiotl. En efecto, el maguey necesita lo menos diez años para su desarrollo; pero el ISr. Pió Bustamantc y Bocha, en su Tratado de Botánica, parte 3Í1, Cap. IV, pág. 157, dice lo siguiente: “ Aunque el desarrollo de la flor se hace generalmente lenta y pro- gresivamente, la vegetación es tan rápida en algunas plantas, “que se ha visto crecer el bohordo del agave foetida, en sesenta “dias, á la altura extraordinaria de 21 varas de las nuestras.” 17 metros 598 milímetros.1 El corte trasversal presenta estas zonas: la corresponde á la epidermis; es blanca, muy delgada, de naturaleza celular: la 2? corresponde á la corteza; es de un color verde: la 3? es angosta, marcada por una serie de manchas amarillas. Por último, en el centro existe una superficie circular ligeramente verdosa. El corte longitudinal presenta en el centro una faja ancha, casi de la mitad del diámetro, de color blanco, limitada de cada lado por una línea amarillenta. Después siguen dos fajas de color verde, en las que se ven filamentos blanquizcos, y por último las dos lí- neas blancas celulares de la capa epidérmica. Observaré que, lo mismo que en las plantas monocotiledóneas, 1. Una vara mexicana igual á 838 milímetros. 12 el bohordo está constituido, no por un estuche con su médula, sino por hacecillos fibro-vasculares unidos por tejido celular inter- puesto. La corteza se diferencia en su mayor consistencia, que podria decir leñosa, porque hay menor cantidad de celdillas in- terpuestas. Inflorescencia.—Indefinida. En la parte superior del bohor- do brotan ejes secundarios, largos, en número de siete ó más, dispuestos como los brazos de un candelabro; en su terminación dan origen á ejes terciarios, delgados, cortos, iguales, que forman un corymbo de flores amarillo-verdosas. No he llegado á verla inflorescencia del maguey manso en el espacio de muchas leguas de extensión, tal vez por el cuidado de los cultivadores, que no dejan saltar el quiotl, porque se perdería el producto de la planta. La inflorescencia descrita es la del maguey cimarrón que se en- cuentra formando cercas en los caminos. Tengo á la vista una obra del Lie. D. Javier Balmis, que presenta una lámina del ma- guey manso: el bohordo se encorva en su porción superior, ter- minando en su vértice por cuatro cabillos erguidos que salen de sus correspondientes brácteas, ó mas bien spatlias, y sostienen cuatro flores amarillo-verdosas dispuestas en corymbo. Prefloracion.—Reducida al limbo del perígono, es valvar, con los estambres revueltos y las antheras derechas. La flor.—Tiene de diez á doce centímetros de largo; es in- completa, hermafrodita. El perígono es simple, monofllo, tubu- loso, quinquefido, regular, permanente, adherente, superior, ga- mosépalo. El limbo está dividido en seis porciones triangulares de color amarillo, teñidas de rojo al interior, y liácia abajo, al ex- terior, de un verde claro; por sus extremidades son obtusas, se do- blan hácia el centro de la flor; están provistas de una especio de escotadura; dispuestas en dos series alternas, forman dos vertici- los soldados á la parte estrechada del tubo petaloidc. El corte trasversal del perígono deja ver un tejido de celdillas poligonales, que rodea á los hacecillos fibro-vasculares que apa- recen en forma de manchas pequeñas. El longitudinal muestra los hacecillos dichos dispuestos paralelamente y mezclados con algu- nas tráqueas; están unidos por algunas celdillas trasparentes. Estambres.—Isostémonos, perigyneos, opuestos, soldados á las divisiones del perígono, erguidos. El filamento sobresale por en- cima del perígono; es de seis á siete centímetros de longitud, en forma de lesna. La anthera está insertada en el tercio superior del filamento por medie* del conectivo, que parece una listita ama- rillo-clara ; es bilocular, oblonga, muy alargada, linear, de dehi- cencia introrsa; tiene de veinte á veintitrés milímetros de largo; erguida y oscilante. La anthera tiene dos celdillas lateralmente, 13 que dan paso á un polen do forma esferoidal unido por una sus- tancia viscosa. El corte trasversal del filamento muestra en el centro celdillas trasparentes esféricas, y el contorno está determinado por una orla irregular que parece un encage. El longitudinal muestra en el centro tráqueas, fibras muy finas alargadas y rodeadas de cada lado por celdillas superpuestas en forma de tonel, bastante re- gulares. La anthera, vista en corte trasversal, tiene la forma de semi- círculo ; está constituida por celdillas ovaladas. Se vé una red que no es otra cosa que dos tráqueas cuyas es- pirales opuestas se cruzan. El pélen es esférico, de color amari- llo; encierra en su interior muchos núcleos pequeños. Carpelo.—Es único, completo,.compuesto de ovario, un stilo y un estigma. El ovario es de treinta á treinta y cuatro milíme- tros de longitud; adherente, infero, trilocular. La superficie exte- rior, de color verde, tiene tres surcos y tres protuberancias que corresponden á los tabiques y á los lóculos que forman. Así, pues, la cavidad del ovario está dividida por tres tabiques; en el inte- rior de ellos están contenidos los óvulos en dos series longitudi- nales. El cuerpo placentario está constituido por las paredes de los tabiques, que se reflejan y confunden en el centro. Los óvulos, que son triangulares, están insertados en el cuerpo placentario por su vértice, por medio de un funículo apenas perceptible; por lo mismo, la placentacion me ha parecido axilar. Los óvulos son apla- nados, péndulos, sobrepuestos, casi horizontales ú orthótropos. El stilo es apicilar, simple, erguido, rollizo, piramidal, mas largo que los estambres. El stigma es capitado, compuesto de tres ló- bulos glandulosos, arredondados, dispuestos en forma de estrella y cubiertos de vello muy fino. El corto trasversal del ovario es estelar. Los tabiques y la cáp- sula del ovario están compuestos de celdillas y hacecillos de fibras, con algunas tráqueas que existen de preferencia en el cuerpo pla- ccntario. El stilo solo presenta en el corte trasversal una super- ficie triangular, en cuyo centro se ve un espacio, y alrededor celdillas poligonales con una orla de celdillas arredondadas con varios núcleos. En el longitudinal se vé un canal; más al exterior fibras y tráqueas. El stigma es una especie de expansión formada por el tejido conductor del stilo. El corte trasversal es triangular; de cada vértice parten unos huequecillos que terminan en el cen- tro, tapizados de un vello fino que no es mas que celdillas tras- parentes alargadas. Nectarios.— Estos órganos accesorios que se pueden conside- rar como la degeneración, la metamorfosis de otros órganos que componen los verticilos de la flor, especialmente el de los estam- 14 bres, so encuentran en la ñor del maguey. Esta planta produce jugos do naturaleza muy diversa, y entre otros uno eminentemen- te azucarado, el aguamiel. No es, pues, de extrañar que la ñor, parto del vegetal en que los jugos sufren sus trasformaciones mas perfectas, á causa de las importantes funciones que desempeña, este provista de nectarios. Están colocados entre el perígono y la inserción de los filamentos; producen una cantidad de miel bas- tante considerable, pero un tanto irritante. Eruto.— Sincarpio, seco, deliicente. Alargado, triangular, tri- valvo, septífero, loculicida; pericarpio foliáceo, negruzco. Su lon- gitud es de cuatro á cinco centímetros. Muchas de las semillas abortan. Grano.—Episperma de color negro, coriáceo; plano, triangu- lar, superpuesto en dos series-de granos longitudinalmente; pe- rítropo, endospórmico, intrario, axilar, orthótropo, compuesto de un solo cotyledon. Clasificación.—Después de describir el Maguey, me creo obli- gado á elegir una entre las numerosas clasificaciones hechas por celebridades en Botánica. Presento las siordentes: O 1) Hernández. Teoraetl vel Tlacametl. 2? Tournefort. Clase 9? Género 7? F. Liliáceas. Aloe muricata etc. 3* Linneo. Fanerógamas. Hexandria monogynea. Agave ameri- cana. 4? Nicolás Jaquin. Agave Cubensis. 5? Haller. Agave Lurida. (>® Haw Fourcroya Cubensis. 7® Aitón. Fourcroya Tuberosa. 8? Poiret. Fourcroya Odorata. 9® F. Quer. Aloe americana. F. Liliáceas. 10® Sprenges y Decandollc. F. Liliáceas. 11® C. L. Richard. Monocotyledóneo. Clase 7® (gr. endosp. ovario adherente.) Liliáceas F. 30. 12® A. L.Jussieu. Monocotyledóneos. Clase 3® Monoperigyneos. F. 28. Liliáceas. 13® Antonio Bossu. Agave. F. Amaryllideas. 14® Aquiles Richard. Monocotyledóneos. F. 30. Amaryllidácea. Tr. Altroemerias, Agave. 15® Bindley. Grupo Narcisales. Ord. Amaryllideas. Tr. Agaveas. 16® Orbygny. Tr. délas (anómalas.) Amaryllideas. Gen. Agave Lu- rida y Fourcroya. Ventenat. 17® Pío Bustamante y Rocha. Agave americana. F. de las Brome- liáceas. 18® Humboldt y Kunth. Agave americana. F. de'.las Bromeliáceas. 19® Adriano de Jussicu. Monoperigynea. F. Bromeliáceas. 15 La clasificación del Maguey, como se ve, lia sido oscurecida por los autores; algunos sin conocerlo lo han clasificado como han creí- do mejor. En la actualidad se encuentra la Botánica tan recar- gada de nombres técnicos ya olvidados, ó sin valor muchos de ellos, que es difícil resolver una cuestión que como cualquiera otra seria sin esta circunstancia mas simple. Las bases de clasificación va- rían en los diferentes métodos, y basta un carácter para que se forme una familia. Así pues, mientras se simplifica esta ciencia, como otras que lo necesitan, examinaré las clasificaciones citadas y me decidiré por la que me parezca mejor. Hernández, lo mismo que los escritores latinos, como Plinio, ilustre contemporáneo de Tácito, y los del Renacimiento, como el célebre Teofrasto Paracelso; describió la planta con los caractéres visibles, el nombre y propiedades que los naturales del país la atri- buían. Muy apreciables son sus datos, pero no llenan las exigen- cias de la ciencia. Tournefort, según parece, ignoró el nombre de Maguey, porque los escritos del I )r. Hernández, de que solo tuvo noticia, existían en la biblioteca del Escorial. Por eso Tournefort confunde al Ma- guey entre los aloes con el nombre de aloe muricata. Linneo comienza á darnos algo para su clasificación, pero entre las fanerógamas pueden entrar plantas muy diversas, y muchas plantas de seis estambres y de un pistilo se pueden distinguir por otros muchos caractéres. Es muy fugitiva esta clasificación. Nicolás Jacquin llama Agavp cubensis á una planta de la isla de Cuba, que según los datos que tengo, pertenece mas bien al gé- nero Yuca: Humboldt, Vicente Cervantes, Bustamante, etc., ase- guran que es enteramente diferente. De aquí resulta que no pueden satisfacérnoslas clasificaciones de Lamark, Murray, Haller, Haw, Aitón, Poiret; la clasificación de D. J. Quer, mucho menos, porque confunde el aloe con la planta del pulque. lia división que hace Jussieu de los vegetales y los caractéres que les fija, me autoriza á colocar al Maguey en la rama de los Monocotyledóneos, y en ello convienen todos los autores. Según la disposición de los estambres no hay dificultad para admitir que sea perigynea. En el sistema de Decandolle ocupa la subclase IV. Richard divide la rama de los Monocotyledoneos en endosper- mados y oxendospermados, subdivididos en los (pie tienen ovario libre ó adherente. Jussieu con poca diferencia hace lo mismo. Se- gún estas clasificaciones nada puede oponerse. Pero al Regar á determinar la familia están discordantes auto- ridades respetables. Algunas plantas que fueron de la familia de las Liliáceas que formó A. L. Jussieu, han sido separadas para formar otras, y el 16 Lilium candidum es hoy el modelo de ella. Las Liliáceas tienen caracteres muy aplicables al Maguey, pero la raíz truncada de este en forma de pivote, sus hojas de márgen espinosa, de nerva- duras longitudinales y el porte general, impiden colocarlo en esta familia. La tribu de las Aloineas tiene únicamente alguna analo- gía con el Maguey, pero también hay otras diferencias bastante notables. Las Amaryllidáceas casi reúnen los caracteres, especialmente los de la flor del Maguey, pero carecen de otros que correspon- den á la raíz, las hojas, la inflorescencia, los granos, etc.; y aún, ¡ qué diferencias entre las propiedades de las Amaryllidáceas y las del Maguey! Las Bromeliáceas reúnen: á los ca'ractéres distintivos del ma- guey, aquellos otros por los que se pudiera decir que pertenecen á una ú otra de las familias anteriores. ¿ En cuál de ellas se habría de colocar el Maguey? Se parecen tanto, que tienen perígono ó periantho de seis divisiones petaloides, etc.; ovario trilocular, grano perispérmico; estambres en número igual y otros muchos caracteres que omito. En las Bromeliáceas se encuentran las hojas espinosas del Ma- guey, sus flores en corymbo con estambres y pistilo mas largos que el perígono, el fruto seco, dehicente, septífero, loculicida, etc. Por otra parte, las plantas que, como la piña, se hallan en esta familia, convienen en el porte y otras cualidades, como el origen, con la planta del Maguey. Además, estoy fortalecido con las excelentes autoridades de Humboldt, que viajó por una gran parte de la República Mexicana, admiró sus productos y conoció la planta y sus usos bastante bien; la del Sr. Pió Bustamante y Rocha y la autoridad de otros botánicos mexicanos que conocen mejor que los europeos la planta del Maguey. Para concluir con este punto, me atreveré á decir: que si al- gunos botánicos se han creido autorizados para formar familias, sea por las diferencias en las relaciones de los órganos de los ve- getales, por sus usos y geografía, creo que bien podría formarse una familia de la planta que de gracia parece colocada en la os- cura tribu de las Alstroemerias; de la planta, sin igual por su belleza, su utilidad inmensa, su origen exclusivamente mexicano, y por último, la multitud de variedades que se pueden clasificar entre los Agaves. De las variedades de que tengo noticia, podría yo presentar hasta treinta y ocho. Variedades.—Son muy numerosas; difieren por su altura, la forma y color de sus hojas, sus productos especiales y el lugar cu que se desarrollan. Citaré como mas relacionadas con mi objeto, las siguientes: I? Maguey manso fino, ó Tlacametl: tiene mas de dos metros 17 (le altura; produce pulque mas de dos meses; las márgenes de sus hojas son escasas do espinas, inclinadas liácia abajo, la púa ter- minal es encorvada algo liácia afuera; produce abundantemente una agua miel blanquizca. lí?- Tenexmctl do tenextli cal, y metí Maguey: tiene mas de dos metros y medio de altura; produce pulque bueno durante cuatro meses; el aguamiel es amarilla, turbia, muy dulce. Las hojas tienen las espinas irregularmente dispuestas, la púa es encorvada liácia adentro, muy sinuosa la márgen. 3? Maguey verde fino. Altura, dos metros y tres decímetros. Produce pulque durante dos meses; la agua miel es blanquizca y espesa. Hojas: de un color verde claro, márgen cubierta de espinas en dirección opuesta, formando curvas de concavidad ex- terna; púa corta, gruesa, encorvada liácia adentro. 4? Ixmctl, de ixtü y metí, Maguey ixtludo. Altura: metro y cerca de setenta centímetros. Produce pulque de mala clase. Hojas provistas de espinas en el tercio inferior, el superior es liso y sinuoso, la púa delgada, sinuosa, vertical y muy aguda. Se puede explotar tres meses; produce un ixtli muy fino. 5? Cosmetl, que llaman blanco. Suministra mal pulque. Al- tura: un metro y cuatro decímetros y medio. Hoja angosta, de un verde suave, espinas inclinadas casi todas liácia abajo, púa recta y aguda. (i? Mepichahua, ó Metí y Pitzahuac, angosto. Le llaman ce- nizo; es de cerca de tres metros de altura. Hoja angosta, de es- pinas pequeñas inclinadas liácia arriba; la púa y el lomo de la hoja casi rectos. Durante dos meses produce un pulque de mala calidad. 7íl Maguey meco. Agave luttea, ó Metí coztli, que significa amarillo: es una do las variedades mas agradables á la vista; de dos metros y tres decímetros de altura. Las hojas son muy er- guidas, mas anchas en el tercio superior; espinas pequeñas, re- gulares, de color violado oscuro. La márgen tiene listas de seis centímetros de latitud, de un amarillo canario en la cara externa; en la interna, además do las fajas anchas, tiene dos listitas pa- ralelas, próximas al eje de la hoja. En la base el espesor es de diez ó mas centímetros; en el resto son muy delgadas. El color amarillo persiste aun quitando la epidermis. Hernández dice que la fior es de color azul. No produce pulque. Cultivo. — Es muy importante por el valor de la planta, y ne- cesita mas esmero del que parece. Consiste: en la elección del terreno, la altura sobre el nivel del mar, la temperatura y el grado de humedad. El terreno arcilloso con algunos silicatos, es á pro- pósito para que el pulque no. salga mucilaginoso. Los terrenos calcáreos producen pulque tlachique ó dulce. La altura mas pro- 18 pia es de dos mil á dos mil doscientos metros, poco mas ó menos la de algunos puntos de la mesa central del Anáhuac. La tem- peratura debe ser de 15° á 20 centígrados, y la humedad de 35° á 45° del liigrómetro de Saussure. Geografía. — Sabemos que la República Mexicana está cru- zada por la Cordillera de los Andes, en toda su extensión, de S. á N. Parece formada de extensos escalones que van disminuyendo hacia las costas. Entre los grandes valles que forma esta incom- parable cadena, se encuentran los valles de Toluca y México, y los llanos de Cholula cerca de Puebla. En estos puntos se cul- tivan las variedades que producen el pulque mas ó menos fino. Desde Otumba se encuentran los plantíos de Maguey manso. Es notable en la Palma por su desarrollo y buen cultivo. En los Llanos de Apam es donde de preferencia se cultiva el Maguey que es exclusivamente manso legítimo. Se distinguen por la clase’ y el cultivo las haciendas de Ometusco y la de Teposoyucan. Cerca de Pacliuca hay también algunos buenos magueyales. Así pues, el sitio de habitación del Maguey reside en la mesa central de Anáhuac, entre los paralelos 19° 20' y 19° 45' de latitud N.; y los 5' y Io 20' de longitud E. del Meridiano de México. Aproxi- madamente puede valuarse en cerca de 400 leguas cuadradas de 25 al grado, la extensión en que se cultiva el Maguey. Cierto es que la temperatura que he asignado al Maguey cor- responde á una zona templada; pero también la altura tan con- siderable sobre el nivel del mar, la modificación en la dirección de los vientos, la proximidad de los mares Atlántico y Pacífico y una multitud de circunstancias topográficas, modifican la tempe- ratura de la zona tórrida en templada. Siendo demasiado extensas las materias que trato en el pre- sente capítulo, me veo reducido á omitir detalles ,y consideracio- nes que daria con mucho gusto si estuviera en otras circunstancias. He procurado decir lo principal sobre la parte botánica; pero la planta se presta á un estudio tan vasto, que no pienso que exista otra en el reino vegetal para que un hombre solo pueda abra- zarlo. 19 CAPITULO II De los productos del Maguey. Mezcal.—MioL — Azílcar.— Viimjrre. — Henequén. — Ixtll.— Papel,— Gusanos. Raíz. — Schischi. El mezcal proviene de muchas variedades de maguey que se explotan en Jalisco, San Luis Potosí, Oaxaca y Chiapas. El de Tequila, cerca de Guadalajara, tiene fama por su sabor, concen- tración y duración. En Oaxaca se saca el mezcal del Maguey man- so, do los que llaman Tovalá, Tepestate y Tovasiche; en San Luis, del verde, y en otros Estados, del Mcchicli /¿¿ornas propiamente Me- tliltic, Maguey negro; del Pita, delMezcalmetl de Hernández, etc. El mezcal es un alcohol que resulta do la destilación de un lí- quido sacarino y fermentado que se obtiene del Maguey. Es tras- parente, de un sabor einpireumático, que recuerda el del Ginebra; su fuerza es do 40° del alcohómetro de Gay-Lussac. Eos plantíos del Maguey se cultivan cerca de Guadalajara, pero en otros Estados como el de Oaxaca, se produce sin ningún cul- tivo ('ii los terrenos pedregosos, en las laderas do los montes, etc. Con todo, se necesita ciertas precauciones para la explotación, relativas al tiempo, á la temperatura y al estado que guarda la planta. La época mas á propósito para cortar el Maguey es la pri- mavera y el otoño; la temperatura debe ser templada, y por eso los cultivadores inteligentes evitan dejarlo mucho tiempo expuesto á los rayos del sol que les robaría gran parte de sus jugos y quizá alteraría el resto. Para cortar el Maguey se necesita castrarlo, dejarlo sin mutilar uno ó dos años para que se crezca-recibiendo en la raíz la cepa y las hojas todos los jugos que después se con- vertirán en mezcal. La castración y otros pormenores los diré al hablar del pulque. . Cumplidas estas condiciones, se arranca el Maguey, se desvira quitándole las hojas, y con el corazón, pechuga, pifia, cabeza, mez- cal crudo, que todos estos nombres recibe la cepa del Maguey, se forma una pirámide do quinientos ó seiscientos corazones en el interior de un horno. Este es una excavación practicada en la tier- ra, en el fondo se ponen unas grandes piedras de rio ó matatenas, se calienta fuertemente con leños, y ya en el interior las piñas, se tapa la boca del horno con piedras y pencas de Maguey. Otras veces las piñas están dispuestas en forma de cono hueco; en el 20 interior y en el exterior, eii el horno mismo, so colocan las brasas y se tapa del mismo modo. En veinticuatro horas sufren las pifias una trasformacion que consiste en que la sustancia amylácea que contienen se convierte en glycosa; pero no deben extraerse del horno hasta que el enfriamiento se haga completamente, con len- titud, en el espacio do quince á veinte dias, con objeto de que la fermentación sea mas activa. Después de estas operaciones, se golpean las pifias con pisones ó mazos de madera en unas bateas, para esprimir el jugo, y el ba- gazo mezclado con cierta cantidad de agua se coloca en grandes barricas ó en cueros de toro bien desecados y limpios, con el pelo hácia adentro, fijos los bordes en un bastidor de madera. La fer- mentación está concluida cuando la espuma es abundante y sobre- nada el bagazo que impide la evaporación y por lo mismo disminu- ye las pérdidas. El Sr. D. Aniceto Ortega piensa que la parte de jugo que queda en la fibra vegetal entra en fermentación y produce el sabor empireumático parecido al Ginebra que he mencionado. También pree que perdería el gusto que tiene el mezcal, y su- cedería lo que con otras bebidas, como el Ilhom, que con los per- feccionamientos de la destilación adquieren otro gusto que no es el antiguo. El producto de la fermentación se coloca en un alambique 6 en ollas de barro superpuestas, terminando en una montera do hoja do lata. Este procedimiento do los indios hace que se pierda una buena parte de los productos por los vapores alcohólicos que se escapan y por el combustible que se gasta en mucha mayor can- tidad. Las ollas superpuestas están adheridas por medio de un mástic del bagazo del Maguey, y tienen lateralmente unos tubos de cañaveral ó madera por los cuales escurre un chorro do mezcal. Los productos de la destilación se llaman puntas, y de todas, la primera es la que tiene mas grados de fuerza; son cerca de 30° ó algo mas. Según las destilaciones, el mezcal se llama refino, resacado, etc. Miel.—Es uno de los productos mas agradables del Maguey. Sumamente espesa, de color moreno, muy dulce; dura muchos meses sin cristalizarse, y desprende tal cantidad de gases, que no so puede guardar en botella porque reviéntalas mas fuertes.. Sir- ve para endulzar los alimentos tales como el requesón, etc. El modo de obtenerla es sencillo: basta poner á hervir una buena cantidad de aguamiel muy dulce y al cabo de doce ó diez y seis horas se concentra hasta el punto de miel espesa. Se aplica con muy buen éxito en las stomatítis ulcerosas, por- que obra como emoliente y en particular como detersivo. Azúcar.— Los Sres. Pontones y Chousal en el año do 1858 presentaron muestras de una azúcar bastante blanca, que por sus 21 caracteres físicos y organolépticos podía confundirse con la de ca- ña. Según el Sr. D. Leopoldo Rio de la Loza y otras personas autorizadas, el azúcar del Agave desvia los rayos luminosos hacia la derecha, lo mismo que la azúcar do caña. De suerte que es po- sible llegar á obtener azúcar del Agave, por lo menos igual á la de caña dulce y muy superior á la do caña salada, á la de beta- bel y otros vegetales azucarados. Más podria decirse, pero basta esto para hacer honor «á la industria nacional. V inagre.— Se obtiene de muy superior calidad con solo dejar acidificarse el pulque sin mezcla de frutas, ni panocha, ni sustan- cia alguna. El pulque desprende ácido carbónico, convierte la azú- car en alcohol, y cuando no hay mas cantidad do azúcar, el alcohol so convierto en ácido acético. El gusto de este vinagre es mejor que el del vinagre de Cas- tilla y mucho mas limpio. Por la destilación podria obtenerse ácido acético bastante puro. Heneqüen.—Aunque como otros productos, no tiene con la me- dicina relación ninguna, seria mi trabajo incompleto si no habla- ra, aunque brevemente, de un producto tan importante. La planta es originaria de Yucatán. Se ha trasportado á la isla de Cuba y al interior del Continente mexicano cerca de Orizaba y otros puntos. Las variedades mas apreciables son el henequén blanco ó Sac-ci, y el verde ó Iax-ci. La altura es de mas de un metro; sus hojas son angostas, espinosas, do un verde claro. El quiotl produce flores blancas; dura la planta doce años, dejando muchos vastagos. El henequén es el filamento que se saca de las pencas destruyendo el tejido celular interpuesto entre las fibras. Tiene la propiedad de ser flexible y mas suave que el cáñamo, que se endurece con el agua, y tiene, según los inteligentes, desven- tajas do que carece el heneqüen. Actualmente su consumo consi- derable ha obligado á servirse de máquinas para raspar las pen- cas. Algunos ingenieros ingleses, franceses y norteamericanos, han inventado algunas; la que so lia preferido es la del Sr. Solís; pero no sé si será mas á propósito otra de vapor, que produce mas cantidad de heneqüen. Los plantíos mas notables son los de Mérida. Ixtli.— Se saca del Maguey manso y de otros, como el blan- co, el verde, el cenizo, etc. Es muy fino, especialmente si se sa- can las fibras del meyolote por ejemplo. Los aztecas se Inician vestidos muy finos y bien trabajados, de tela de ixtli, que eran iguales á los mas finos cncages do Flandes. Hoy esa industria, co- mo la de las plumas, la pintura, el pulido de piedras finas, etc., se ha perdido. Se hacen costales, reatas, que los buenos ginetes aprecian por su resistencia, suavidad y flexibilidad; ayates, aperos para los caballos; y todo esto de ixtli. En otra parte hablaré del papel, del Schischi y otros productos de menor importancia. 22 Gusanos.—Así llaman los cultivadores á los insectos del Ma- guey; los blancos se llaman meocuillin; los colorados chilocuiles ó tccolcs. Los blancos habitan en las pencas, y los colorados en la raíz. Respecto del color, no sé si consiste en que la raíz contieno una materia colorante que no existe en la penca, y que los gusa- nos que se nutren con la raíz se tiñen con esta sustancia colorante. Considero posible que así suceda por los ejemplos que posee la ciencia de que introducidas algunas sustancias en el organismo tomen el color de estas. Entre otras recordare la raíz de Huhia tinctorum que posee entre otras, dos sustancias colorantes,-la ali- zarina y la purpurina. Administrada á los animales se deposita en los huesos y les da uli color de púrpura mientras se sustituyen por otras las capas huesosas. Los insectos del Maguey sufren tras- formaciones completas: primero son larvas cubiertas por una cos- tra calcárea que por medio de una sustancia mucilaginosa se ad- hieren, sea á las hojas ó álas raíces. En seguida salen del huevecillo calcáreo y se introducen en los tejidos en donde se convierten en nynfas. En las pencas se fabrican un canal y endurecen el tejido periférico, sin duda para evitar la compresión por el desarrollo do la planta. Después, en su última metamorfosis, rompen un es- tuche en que permanecían envueltas y salen en las altas horas de la noche á volar convertidas en mariposa. Estas metamorfosis se efectúan en el espacio de un año. Los gusanos blancos pertenecen á la tercera rama de los ani- males, es decir á los articulados; ála clase sexta de los insectos; á los Tetráptoros del décimo orden de los Lepidópteros; tribu pri- mera de los Diurnos; el individuo se llama Teria Agavis. Los gusanos colorados se llaman por los naturalistas mexicanos Bombix Agavis; pertenecen á la tribu tercera do los Nocturnos. Se encuentran especialmente en elMagney Chichilmetl, Cimarrón y Cozmetl. Estos y otros insectos del Maguey como el Listra Bombycida, el Vellia Agavis se encuentran descritos en el periódico de la Na- turaleza, en las entregas 14 y 15 del año de 1870, por el Sr. D. Ignacio Blazquez, y por lo tanto me ha parecido inútil describirlos. También en las Gacetas do México se encuentra la disertación del Sr. Alzate, que observó el vaso dorsal cuya naturaleza ha sido tan discutida por los mas célebres naturalistas europeos; creo que se- gún las nuevas observaciones, debe tomarse por el órgano circu- latorio de la oruga del Maguey. Estos animales que á voces destruyen el Maguey, sirven para comerlos de varios modos. Sea tostados sobre el comal ó pulve- rizados con otros alimentos á manera de sal ú otro condimento. Se recoge el blanco en Abril y Mayo, y los colorados en el tiempo de las lluvias, en que son arrojados de sus habitaciones. 23 CAPITULO III Del pulque. Historio.— Fabricación.— Pulques diferentes.—Fermento.—Análisis.—Conservación.-* * Consumo.—Rentas. Historia. — Pienso que merece mencionarse por la importan- cia del producto, por su antigüedad, que se pierde en la fundación por los toltecas de la ciudad de Tollam, y porque en sí misma es mas interesante que las que los autores mencionan al hablar de productos, enfermedades y descubrimientos. Encuentro á los au- tores que escribieron la historia del Nuevo Mundo, poco acordes en las fechas de la época en que se descubrió el pulque. A fines del sétimo siglo vino del Norte una raza que después de increíbles calamidades sufridas en sus largas peregrinaciones, en lo que hoy se llama América Septentrional, llegó á Huehuetapan, cuyo nombre tomaron. Pero esta tribu infatigable se dirigió ha- cia el N. del Valle de México y fundó la ciudad de Tollan de donde tomaron el nombre de toltecas. Con él se hicieron célebres y se extendieron por todas las regiones del Anáhuac. I)espue§ de cua- tro siglos, en cuyo espacio tuvieron varios reyes valientes y em- prendedores, el primero de los que fue Chalchiuhtlanextzin, hijo del rey de los chiehimecas; se dispersaron á consecuencia del ham- bre, la peste y las guerras interiores y con los otros pueblos. Esta raza, que dice Prescott que desapareció misteriosa y silenciosa- mente, dojó'monumentos tales como las pirámides de Cholula, las ruinas de Tula, etc., y formó con sus restos las ciudades de Cul- huacán, Tlaxcallam, Chapoltepec. El descubrimiento del pulque se debe á un noble llamado Pa- pantzin, que bajo el reinado de Tepancaltzin, noveno rey de los toltecas, se presentó en su corte acompañado de su hija Xóchitl que embriagó al monarca más con su belleza y con sus gracias que con el precioso licor del Maguey. De su unión tuvieron un hijo; se llamó Meconetzin, ó hijo del Maguey. Sucedió á su padre en el po- der, pero fue muy desgraciado en sus guerras. Murió en Tlapalan á los 104 años de su edad y fue el último de los reyes toltecas. Así es que la antigüedad del pulque según lo referido, puedo calcularse en cerca do setecientos á setecientos cincuenta años. Solo Noe des- cubrió hace mas tiempo el vino de uva. 1'abkicacion.—Para obtener el pulque se necesita ejecutarpre- 24 viamente, relativas al Maguey, algunas operaciones que consisten en la preparación del terreno, la capazón, la raspa y la trasfor- macion en pulque del aguamiel extraida. La preparación del terreno consiste en abonarlo si no fuere de- masiado extenso, por medio de estiércol, con el objeto de aumen- tar la cantidad de húmus para hacer mas fértil la tierra. Se trazan con el arado líneas paralelas que distan entre sí tres ó cinco me- según la clase de Maguey mas ó menos fino; porque mientras mejor sea su clase, su desarrollo será mas considerable y por lo mismo deberá ser mayor el espacio entre ellos. Estas líneas están cruzadas por otras á la misma distancia en ángulo recto. Los la- bradores tiran con tal maestría estas líneas ó melgas, que un plan- tío de Maguey, visto en cualquiera dirección, presenta una línea geométricamente recta y tan prolongada que no alcanza la vista para seguirla. En el centro de estas líneas se plantan los mague- yes de un metro por lo menos do altura, quitándoles las pencas mas exteriores, la punta del meyolote y las espinas de la márgen de las pencas. La raíz debería privarse de las raíces secundarias, pero otros podan aun el pivote mismo. También es opinión de al- gunos dejarlos al sol para que escurran y no los devoren los in- sectos ; pero según me lian dicho personas inteligentes, se hace para que no pesen tanto al trasportarlos (puesto que disminuye su peso por la desecación), y no porque se destruyan; al contrario, dilatan después mucho tiempo para prender. A los cuatro ó cinco años se podan los trasplantes cortando la punta del meyolote, las pen- cas que están casi á flor de tierra y la márgen espinosa llamada mcchichicuatl. La capazón del Maguey se practica cuando el Maguey está en sazón á los diez, doce y diez y seis años de edad, según la fera- cidad del terreno, el esmero, etc.1 Primero se labran las caras que llaman cruzada, recruzada, etc.; unos magueyes tienen sus hojas inclinadas hácia un punto cardinal, según la posición que se les dio al plantarlos, la dirección del viento que los baña y tam- bién la luz solar, y á esta inclinación se llama cara. De suerte que la cara por donde las hojas se separan para facilitar el acce- so al labrador, es la que se prefiere para la operación. La hoja mas superior del meyolote se divide longitudinalmente con el que- brador, y después ejecutando movimientos de palanca (en mi sen- tir muy bruscos é innecesarios, que pueden maltratar la planta), se separa el meyolote y con el picador se pica todo el derredor do la superficie descubierta para que no salte el quiotl, que sin esto tal 1 Se conoce que ha llegado al apogeo de desarrollo cuando la espina del meyolote es pequeña, negra y ligeramente curva, y en que aparecen unas pintitas negras en la su- perficie de las pencas. \ 25 vez no saltaría. Con objeto de facilitar la entrada al tlacliiqucro se quita el mechichicuatl, y cortando algunas pencas cerca de la base queda una escalera verdaderamente en los grandes mague- yes. Doce ó diez y seis meses después de la operación, en los ma- gueyes finos, se procede á raspar. Raspa.— Se pica con el picador en medio de la inserción del meyolote y se deja el residuo por algunos dias, después se raspa suavemente con una cuchara filosa en su borde, se deja el bagazo (pie resulta, y al dia siguiente se limpia la caja para comenzar á extraer el aguamiel. Se extrae por medio del acocotl o pericarpio de la calabaza, que está perforado en sus dos extremidades; una se introduce en la caja llena de agua miel y por la otra se hace un movimiento do succión hasta determinar el vacío, asciendo el líquido por la pre- sión atmosférica, se tapa con el dedo la abertura inferior, y se guarda el licor en un ■zurrón que lleva á la espalda el flachiquero. Es de advertir que influye mucho en la abundancia de aguamiel la temperatura, el aire, etc., y sobre todo la habilidad del raspa- dor. Si llueve y cae agua en la caja se pierde el licor; pero á ve- ces se divide por la diferencia de densidad del agua, que queda encima; se introduce el acocotl hasta el fondo y se extrae suave- mente, al llegar al agua, ó aun antes, se tapa el orificio y se guar- da el aguamiel pura. Después se limpia la caja y se raspa de nuevo. El estado atmosférico influye á veces al grado de que la electricidad terrestre y la de las nubes tempestuosas se recompone (Mi la púa del meyolote y se parte completamente el Maguey en forma de estrella. Creo de algún peligro andar entre los mague- vales por la frecuencia de los rayos en ellos. Eos insectos, las mu- tilaciones por sacar ixtli, etc., traen por consecuencia que se in- terrumpe la circulación y se marchita la planta, que es mas delicada que lo que so piensa: á esto llaman aviejarse el maguey. Aquí me parece oportuno hablar algo sobre las funciones del Maguey, puesto que no habría mérito en decir solo que el Maguey produce aguamiel. ¿Por qué sucesión de fenómenos resulta este producto1? Hé aquí la cuestión que resolveré si puedo. Según he- mos visto, la estructura del Maguey es esencialmente vascular; por la misma razón la absorción es muy activa, tanto por sus mul- tiplicadas radículas, como por sus hojas, cubiertas de infinitos es tóinatos, y que según calculo tienen una superficie lo menos de cuatro metros cuadrados cada una; un Maguey grande, bien tiene diez y ocho y veinte y tantas pencas, de suerte que resulta la enor- me superficie de setenta ú ochenta metros cuadrados contando las dos caras de la hoja. Las raíces absorben el agua de la tierra por endósmosis, las sales pasan en el estado de disolución, pero varían según la naturaleza del terreno: pueden ser de sosa, potasa, cal y 26 siliza, etc. No lie tenido ocasión de medir la fuerza de absorción, pero debe ser muy considerable, atendida la fuerte evaporación de las hojas y el rápido acrecentamiento del quiotf. Además, la circunstancia de que prende un Maguey después de un año y mas de arrancado sin cuidado ninguno en terrenos que se llaman te- petatosos en el país, me confirman en mi idea. Las hojas absorben por su enorme superficie, por los estoma- tos y por las celdillas de la epidermis los gases atmosféricos, como el aire, el ácido carbónico, el vapor de agua y los vapores amo- niacales. Expulsa por la acción de la luz el oxígeno del aire, el del ácido carbónico y cierta cantidad de vapor de agua que resulta de la descomposición del amoniaco y el ácido carbónico, quedando fijo el carbono y los otros elementos combinándose con los jugos elaborados por la raíz, es decir, por la savia ascendente. Estas son las funciones respiratorias. La circulación comienza por la raíz, en donde se elaboran las sustancias absorbidas y ascienden impulsadas por la fuerza de la traspiración de las hojas á todas las partes de la planta. Modi- ficada la savia ascendente por los elementos absorbidos por la respiración, desciende convertida en un líquido destinado á la nu- trición de las flores en el momento de la reproducción. El hom- bre, impidiendo la floración, recoge el aguamiel. Para completar este punto recordare que el Maguey contiene almidón 5 este, por medio de la diastasa se trasforma en dextrina que disuelta en los jugos se recoge por la raspa en la caja del Maguey. El aguamiel es el producto que da origen mediatamente al pul- que y conviene, pues, saber su composición. Según el análisis del Sr. D. Leopoldo ltio de la Loza, cien partes contienen por termi- no medio: Azúcar—9,553. Goma y albúmina soluble — 0,540. Sales: Carbonatos de sosa y potasa. Sulfato de cal. Eostato de cal. Silicatos de potasa y sosa. Cloruro de magnesio—0,72G. Agua li- bre y combinada, materia resinosa y albuminóide. Gas carbónico etc. y perdida—89,181, igual á 100,000 partes de aguamiel. La trasformacion del aguamiel en pulque se cerifica por medio de la fermentación. E11 las haciendas se llama tinacal al depar- tamento en que se colocan las tinas del pulque. Son las tinas unas pieles de toro adaptadas por sus bordes á un bastidor de made- ra. El pelo está vuelto hácia adentro mas bien que liácia afuera, porque se sabe que el tejido celular subcutáneo contiene mucha grasa, en tanto que la epidermis, constituida por láminas epitelia- les en la superficie y celdillas de epitelio, debajo, parece una capa córnea que no contiene grasa. Por esta razón se pone la epidermis liácia adentro, porque la grasa, como dicen los pulqueros, corta el líquido, impide la fermentación, y basta una tina sucia para echar á perder otras muchas solo por contagio atmosférico. E11 27 estas tinas se pono el aguamiel hasta quo so fermento por su con- tacto con el aire absorbiendo su oxígeno y exhalando ácido car- bónico; al cabo do algunos dias está formado un líquido blanco, esposo, de un olor Siiigcncris, do un sabor suavo que se llama pul- que. El pulque sigue fermentando, perdiendo su azúcar, su al- cohol, y convirtiéndose paulatinamente en ácido acético. En este estado se separa en dos capas, la mas superficial es clara, de po- ca densidad; la profunda contiene un sedimento blanco sucio, un- tuoso al tacto, de olor nauseabundo y sabor desagradable. El pulque bien fermentado que llaman semilla madre, Xinochtli (de tuna, nochtli), se pone en las tinas y se agrega el aguamiel; de es- ta manera en diez y ocho horas se fermenta y resulta el pulque. Agregaban los aztecas algunas yerbas para activar la fermenta- ción, pero yo pienso que en lo absoluto no se necesitan. Pulques diferentes.— Los pulques se diferencian por la clase de Maguey de que provienen, por el terreno en que nace la planta y por circunstancias accidentales, como son la manera do tras- porte, el grado mas ó menos avanzado de su fermentación, etc. No cabo duda respecto á la clase de Maguey, porque no todos los magueyes producen aguamiel idéntica. Se distingue en la abundancia, duración, color, densidad y dulzor. Por regla gene- ral el aguamiel mas dulce es la mejor. El terreno tiene suma im- portancia, y la prueba es que un Maguey de trasplante plantado á algunas leguas de distancia, pierde su calidad, y de fino pasa á tlachique. Además do los magueyales referidos en el cultivo, se distinguen los do Zempoala y el Mezquital. En general los de Mixcoac, San Angel, Tlalpam, Texcoco, Guadalupe, Tacubaya, etc., etc., son pulques tlachiques. Antes del establecimiento de la vía férrea, se traía á México el pulque en cueros á lomo de mu- ía, burro, ó bien en carros. Esta manera daba por resultado que á consecuencia del movimiento violento sufría el líquido una agi- tación constante ó golpeo por muchas horas, de lo cual resultaba la fermentación perfecta, la combinación de las sales, el despren- dimiento do gases y otros fenómenos quo daban por resultado una elaboración perfecta del pulque, que sin las adulteraciones, hu- biera sido una exquisita bebida. Hoy dia se trae en barriles que no sufren movimientos conside- rables y (pie no pueden tener un aseo perfecto, de lo que resulta un gusto y olor desagradables, debidos á la descomposición pú- trida del sedimento del pulque. Los pulques se diferencian por su sabor particular, que semeja al plátano, ó es amargoso, ó fuerte, o algo dulce, ó baboso, etc. Yo he cbnocido á algunos bebedores (pie distinguian por el solo sabor la procedencia de algunos pul- ques. Fermento. — El fenómeno de la fermentación del pulque es 28 demasiado complicado para que yo pretendiese decir cuanto se puede sobre el particular. Es preciso mucho hábito y habilidad en el manejo del microscopio, un conocimiento profundo en la his- tología vegetal y animal; sobre todo esto, una gran práctica en la química orgánica, que cada dia es mas complicada, para de- terminar los cambios que sufren los principios inmediatos orgáni- cos en lo íntimo de sus moléculas. Recorramos la historia de la ciencia y encontraremos hombres, hoy célebres, que han consumi- do su vida en el estudio de uno solo de estos ramos. El pulque sufre tres clases de fermentaciones, ó si so quiere, una sola, que tiene tres períodos sucesivos do desarrollo: la fer- mentación alcohólica, la acética y la pútrida. He hablado ante- riormente del modo de producirse el aguamiel en el Maguey y de su trasfonnacion en pulque. La temperatura propia para la fer- mentación del pulque, es por término medio de 18° centígrados; pero se obtiene á mas baja como á mas alta, según las estaciones, y así también marcha con una lentitud ó rapidez proporcionales. Por esto los conductores traen un pellejo de aguamiel fresca pa- ra cebar el pulque y detener con nuevo alimento la actividad del fermento. Si esta medida se tomara en todos los expendios, se ahorrarían de las adulteraciones de que he hablado, sin un fuerte gravámen. El pulque posée un fermento particular que se desarrolla en él;- el fenómeno necesita de la acción del aire, y por fin, posée las mate- rias fermentecibles de las tres clases de fermentaciones que sufre, lia fermentación alcohólica se verifica en virtud de la actividad del vegetal, que en su germinación y reproducción necesita de los alimentos del agua, el carbono y los del amoniaco. El azúcar que se encuentra en el pulque fresco se desdobla, ya sea hidratándose precisamente, ó por otros cambios, según la relación de los ele- mentos propios de la clase de azúcar que exista en un momento dado en el pulque; en último resultado se desprenden bajo la for- ma de ácido carbónico los elementos que sobran al azúcar para quedar reducida á la fórmula del alcohol. Mientras existe azúcar en el pulque la fermentación es alcohólica, y en este instante el pulque posée un sabor,, un olor y propiedades, que lo hacen muy superior á los vinos extranjeros, si se considera que nuestro clima caluroso necesita de un ligero excitante y de un tónico analéptico. Pero no avancemos mas por ahora. La riqueza alcohólica es tan variable en los pulques, que se hace imposible determinarla, pero creo que no pasa de un 12 por 100 en los pulques del tinacal y de mejor calidad. La fermentación acética comienza inmediatamente después de la alcohólica. Yo pienso que lo que sucede es, que agotados los elementos del azúcar, el vegetal absorbe para sus modificaciones 29 y acrecentamiento ulteriores el oxígeno del ñire. El agua cierta- mente lo contiene; pero ya sabemos que su afinidad para con el hidrógeno es muy fuerte, supuesto que es necesaria una alta tem- peratura y un reductor poderoso para separar dichos elementos: mientras que, en mi humilde opinión, el oxígeno tiene menos afi- nidad con el ázoe, supuesto que el aire se descompone en el fenó- meno de la respiración, siendo absorbido en la animal, y separado del carbono en la vegetal. Sea lo que fuere, el hecho es que cuando va no hay azúcar comienza á formarse el ácido acético con la sola influencia del aire y del fermento. Yo quisiera que el estudio imperfecto que he hecho, y mis cir- cunstancias particulares, me permitiesen resolver tantas cuestio- nes como ocurren en tan importante materia. En efecto, sospecho, según mis ligeras experiencias, que el ácido acético naciente se combina con los álcalis del pulque, y que á esto se debe esa fer- mentación tan rápida que convierte en pocas lloras un líquido muy azucarado (tlachiquc) en ácido acético, de tal fuerza, (pie hiere fuertemente la sensibilidad de la mucosa nasal. Además, en el pulque no hay tanino, ni sales de mercurio, cobre, etc., que mo- deren la fermentación. Estas reflexiones, nacidas en vista de los hechos positivos, me llevarían á emitir ideas quizá fundadas; pero temo ser acusado de formar edificios fundados sobre el cimiento de arena de la imaginación, y suspendo hasta mas tarde estos ra- ciocinios. La muerte del vegetal que hace, fermentar el pulque es, según creo, la causa do la fermentación pútrida. Esto me parece indu- dable, porque si otra fuera la causa, el calor de las estaciones no influiría gran cosa sobre esta descomposición pútrida, que es casi de tres horas en tiempo de calores muy fuertes, y muy lenta en el invierno. El hecho se traduce, en mi concepto, por el grado de vitalidad del vegetal cuyo desarrollo favorece una temperatura de 25° á 00° centígrados. En el aire flotan los gérmenes que producen muchas fermenta- ciones: de ahí me ocurre la duda de si en el pulque habrá mas de un fermento. Mientras se averigua, paso á hablar sobre el (pie conozco. ' El barón de Humboldt, en el Ensayo Político, sospecha que el hedor del pulque que choca al principio á los extranjeros, se de- bía á una sustancia orgánica, resto de otra organizada; pero posi- tivamente, la primera persona que determinó cuál es el fermento del pulque, es el profesor 1). José Barragan. lié aquí cómo describe el fermento particular del pulque en su memoria á la Sociedad Humboldt, en 1870: u Los]corpúsculos del pulque son unas células de nnn. 0,008, es- féricas ú ovoideas, á veces libres, pero mas comunmente reuni- 30 “das dos, tres, hasta cuatro en una línea ñexuosa: de consistencia “blanda, trasparentes, compuestas de una membrana, un conte- nido y un núcleo perceptibles distintamente con solo ciertos reac- tivos (reactivo de Gerlali, mezcla de clorato de potasa y ácido “azótico con acción del calor, etc.); crecen por yemas y se repro- ducen verosímilmente por semínulas (pie se separan fácilmente “de las células; viven en el pulque y no están compuestas de ce- “lulosa y sí de uno ó varios principios azoados.” Esta descripción autoriza á clasificar el fermento conocido del pulque entre los vegetales criptógamos; en las Algas, puesto que vive él en un líquido; en las Jocarpeas, porque tiene una forma so- la de órganos reproductores; en las Malacophiceas, porque sus cel- dillas son blandas; en la tribu de las Ginospermeas, porque sus sc- mínulas ó gonidios no están contenidos en un esporangio; en orden de las Eremospermermeas; al sub-orden de las Micophiceas; á la familia de las Cryptoceas, porque sus semínulas son pequeñas, só- lidas y mucosas; finalmente, al género Cryptococus, porque sus cuerpos gonímicos están reunidos en un stratum amorfo y difluente. —Me lia parecido bien trasladar esta clasificación exactamente, porque no conozco la obra de Kutzing, De Spccies algarum, de que se ha servido el Sr. Barragan en su estudio.— Análisis.—Careciendo do los aparatos y reactivos y de todo aquello que se requiere para‘practicar con buen éxito esta impor- tante operación, no puedo, como quisiera, presentar el análisis del pulque puro de los mejores tinacales que al efecto logré conseguir. El análisis del pulque que se expende en México lo ha practicado el Sr. D. Leopoldo Bio de la Loza en el año do 18G4. Las sustancias que contiene el pulque son el alcohol en propor- ción muy variable; ácidos sulfúrico, carbónico, fosfórico y silícico. El sulfohídrico so encuentra en diversas circunstancias de adul- teración y descomposición; pero no existe en el buen pulque. Las bases son bastante potasa, sosa, poca cal, magnesia y alumina. Es racional admitir que los ácidos y las bases formen sales suscepti- bles de descomponerse en el desarrollo de las fermentaciones, para combinarse en una nueva forma. Además so encuentra azúcar, particularmente en los pulques que aun vulgarmente se llaman dulces. En el pulque fino no adulterado y fresco existe en propor- ción menor, pero predomina el alcohol. No es menos importante la sustancia albuminóide, que según el descubrimiento de Mulder, con la fibrina y la caseína puedo reducirse á un solo cuerpo, la pro- teina. Hé aquí como el pulque contiene la sustancia de donde provienen todos los tejidos; las sales indispensables para que se ve- rifiquen las trasformaciones químicas de la proteina con el fósforo, el azufre y la potasa; la sosa, que desempeña un papel importante en la digestión combinada con la bilis; la cal, que forma la base del 31 esqueleto, combinada con el ácido fosfórico. Por otra parte, el al- cohol y la azúcar, que son sustancias carbonadas, aumentan el ca- lor animal y por consiguiente la renovación de los tejidos, supuesto que la absorción del oxígeno es mayor y su influencia sobre el or- ganismo mas enérgica. Debemos, pues, admirar este producto mexicano y en razón de su feliz composición considerarlo como único entre los compuestos alcohólicos. Pasta con lo dicho para que el médico forme idea de la composición del pulque. Con res- pecto al quínico pienso que el análisis siguiente satisfará su cu- riosidad v amor á la exactitud. Sustancia albuminóide goma y resina 12 57 Azúcares 8 23 Sales solubles en el agua 1 68 Solubles en los fíenlos 0 37 Sales insolubles en esos vehículos O 15 Alcohol absoluto (promedio de tres operaciones). 36 80 Agua y productos gaseosos 940 20 Suma igual á 1,000 00partes. El alcohol disminuye bastante en el curso de la fermentación, de suerte que atendiendo á los efectos fisiológicos del pulque del tinacal, no creo un despropósito decir que hay pulque tan rico que puede contener 12 por 100 de alcohol. En el pulque adulterado se encuentra ácido sulfohídrico, y acético especialmente. El ácido carbónico en los pulques dulces es muy abundante. Respecto de la densidad es muy variable; pero el pulque puro es mucho mas denso que cualquiera de los que se expenden en México que rara vez dejan de contener agua. Es do 1.008. CONSERVACION. — Se ha intentado conservar el pulque lo mis- mo que los vinos y licores extranjeros, pero hasta hoy no tengo noticia de que los experimentos hechos hayan tenido buen éxito y sido aceptados generalmente. Se puede evaporar suavemente el pulque fresco hasta que quede reducido á las sustancias sólidas; la pasta que resulta se encierra herméticamente en cajas metáli- cas, y en el momento de usarla se disuelve en cierta cantidad do agua, se añade una poca de azúcar y se deja que la fermentación se establezca de nueva cuenta. Este procedimiento, usado por algunas personas que han pasado á Europa, es muy imperfecto ciertamente, y los demás no dan resultado, porque no puede de- tenerse el progreso de la fermentación á causa de que el cripto- cocus del pulque germina indefinidamente y se reproduce mien- tras las sustancias fermentecibles, tales como las azúcares y las que dan origen á estas, existen en el pulque; una vez agotadas sobreviene la acidificación indefectiblemente, á lo cual se añade la descomposición pútrida que sufren los restos de los criptococus 32 cuya vegetación ha terminado. Lo qne mas me confirma en esto es el producto que se saca del pulque, muy parecido al vino blan- co, por medio de una fórmula (que no conozco exactamente) usa- da por un profesor de medicina que ya se ha distinguido en la metalurgia en el mineral de Pachuca. Consiste en auxiliar la fer- mentación por medio de las diferentes azúcares de caña y de pa- sas; en el aumento en la producción del alcohol con el jugo de la uva; y por último, en privar al líquido del criptococus por me- dio de repetidas decantaciones, privándole de los ♦hconvenientes antes dichos. Además, la presencia del tanino obra, croo, como antipútrido. Más podria decirse, pero debo conformarme con lo que he dicho. Consumo. — El de la República me seria difícil decirlo; pero basta, para formarse idea, el que se hace diariamente en la ca- pital. Entran por carros, burros, etc., y por la vía férrea de Ve- racruz, cosa de mil setecientas á ochocientas cargas diariamente. Cada carga se compone de doce cubos de á cuarenta cuartillos cada uno; es decir, cuatrocientos ochenta. El total asciende á 804,000 cuartillos, que pesan mas de una libra cada uno. Anti- guamente liabia treinta y cuatro pulquerías; hoy existen mas, pe- ro afortunadamente no tengo que contarlas. Rentas. —Para dar una idea citare algunas del pulque y otros productos. Según el Sr. D. M. Payno, el pulqué ha producido del año de 1069 á 1857, 43.128,000 pesos al fisco. En el año do 1812 produjo el mezcal 31,101 pesos; el henequén actualmente rinde 400,000 pesos. A esto se agregan los productos de la indus- tria nacional que debe ser una cantidad regular. Si se reflexiona en el valor de la planta, que no en vano llamó Linneo, Agave ó admirable, magnífica, dudo que si se cultivara con mas esmero, tuviese ejemplo en el globo. CAPITULO IV. Adulteración del pulque.—Pulques curados. El pulque, desgraciadamente, sufre adulteraciones, tanto por parte de los conductores y vendedores, como por las alteraciones químicas que ocasiona su contacto con el oxígeno del aire. Lo que mas frecuentemente se mezcla al pulque es el agua, pero esta puede contener tal variedad de sales, que no es fácil determi- 33 liarlas. Además, estas aguas proceden de lugares en que esta es- tancada y que por otras circunstancias tiene un hedor debido á las sustancias orgánicas en descomposición. Los sulfatos descompues- tos dan origen á gas sulfohídrico, y el tequezquite da al pulque un sabor cáustico y desagradable. Las alteraciones químicas, que no repetiré, no impiden á los comerciantes expender el pulque. La fermentación acética (estado del pulque que llaman picado) y la pútrida (pulque hediondo) quieren remediarla curando, según dicen, estos pulques incapaces de curación. Al efecto, se pone orina hasta la ebullición con el pulque picado, con el objeto de quitarle el mal olor; pero con el hediondo no lo consiguen nunca. Otros le mezclan sal amoniaco ó cloruro de sodio, dejan reposar el pulque en las tinas y agregan después bicarbonato de sosa é» carbonato de potasa. Con una pala de madera muy limpia se revuelve; se desprende por la efervescencia ácido carbónico, y las sustancias descompues- tas que suben á la superficie se quitan con una espumadera. Para ayudar á la fermentación se pone una composición de aguardiente y miel de azúcar ú otra mas inferior. Si aun con estas adultera- ciones no se logra el objeto, se ponen unos mecates nuevos do lechuguilla, ó bien un poco de schischi, que es la epidermis de la penca, con algunas espinas y pedazos desgarrados del parenqui- ma cortical. Para que esté espeso como el buen pulque le ponen carbonato de cal. De esta manera el pulque es fuerte, espumoso, espeso, etc., y tiene esa baba propia del pulque bien fermentado, debida á las sustancias albuminoides del schischi. Otros le ponen además excremento ó canina de perro. Pulques curados.— Los antiguos hijos de Aztlan conocian esta excelente modificación del pulque; á cada paso se lee en los autores, al hablar de los usos y costumbres de los mexicanos, alusiones á este punto. Los mas usados hoy son los de guayaba, plátano, naranja, melón, vainilla y café: estos tienen aceites esen- ciales y sustancias aromáticas. Los de pifia, tuna, fresa, etc., son ácidos. Los de chirimoya, mamey, zapote negro, son dulces. Los do tejocote, mucilaginosos; los de apio, excitantes; los de huevo son nutritivos, lo mismo que los insípidos de almendra, nuez y ca- labaza. Por defectuosa que sea esta división, no es fácil ni actual- mente me es posible presentar otra, pero diré cómo se hacen y otras particularidades. Se trituran los frutos y se exprimen para obtener sus jugos, que se mezclan al pulque que se endulza á gusto. Algunos frutos, como el de naranja, provistos de un peri- carpio blando, se raspan para obtener el aceite esencial; otros, como el de limón, se ponen en rebanadas para dar un gusto li- gero al licor. Los otros no presentan nada particular. Hay una composición de jugo de uva con vino tinto y pulque endulzado, 34 que le llaman los bebedores Isabel durmiendo. Se hacen helados con los pulques compuestos; pero es de temerse que se elijan los pulques alterados para disimular su mal olor. Sin esta circuns- tancia, los helados hechos con pulque fino curado serian exquisitos. He creido necesario escribir el presente capítulo, para tratar en el siguiente, con conocimiento de causa, de los efectos fisio- lógicos y preparar mi exposición de las enfermedades que produce el pulque. CAPITULO V. Efectos fisiológicos en el hombre del pulque simple y curado. El pulque tlacliique aplicado sobre una piel fina, produce á los tres minutos puntos aislados en que se sienten piquetes como los de la pulga; á los seis, se generalizan y la picazón es desesperante, porque aumenta como si se metiera el brazo en las espinas; á los diez, enrojecimientos en forma de manchas; á los quince, enroje- cimiento general. Poniendo una ligadura en el brazo que sirvió para la experiencia, se hizo insufrible la picazón; además, con un alfiler se hicieron picaduras muy distantes, pero la picazón se hizo muy fuerte y se formaron unas elevaciones parecidas á las que pro- duce el piquete del mosco. En el espacio de hora y media ó dos ho- ras (sin frotamiento ninguno) fueron desapareciendo estos efectos. El pulque fino administrado al interior, produce efectos que re- partiré en tres períodos: 1(-’ Período de excitación. — Con ocho ó diez onzas de pulque del tinacal se observan estos efectos en el hombre adulto: Cierta expansibilidad que le hace manifestar sus íntimas sensaciones por medio de una palabra fácil y elocuente en relación con el talento y la educación; poco á poco se hace alegre, jocoso, las ideas son vivas, chispeantes y celebradas con una risa franca y ruidosa. Las demostraciones de afecto las manifiesta con abrazos y variados ademanes. En este momento comienza á notarse una locuacidad incómoda, las repeticiones, las frases inconexas, palabras muy le- jos de ser castizas y que parecen improvisadas instantáneamente por no encontrar otras mas propias. Estos son los fenómenos psíquicos, pero los de las funciones or- gánicas no son menos complicados. La circulación es un tanto mas activa según el temperamento y otras circunstancias. Palpitación regular del corazón, pulso fre- cuente, algo concentrado, que sube á 90 ó inas pulsaciones. El calor animal se aumenta con igualdad; so ven las venas superfi- ciales engurgitadas, la fisonomía animada por una coloración mas subida y por el brillo do los ojos, cuya pupila so dilata un poco y parece mas expresiva y penetrante. La respiración corresponde á la actividad general: es franca, completa, pectoral, á veces hay largos suspiros. No se hacen esperar mucho tiempo las secrecio- nes. El sudor es copioso, la orina abundante, algo roja. El hombre experimenta en este momento, una voluptuosidad indefinible; sus sentidos mas aguzados lo hacen ver los objetos como iluminados por un sol radiante; el oido es tan fino que toma al vuelo, aun en medio de una confusión de voces, aquello que al sugeto le concierne directamente ó no. El hombre seria feliz si ahí se detuviera siempre. El período de lo que llamaría perturbación de la influencia nerviosa está caracterizado efectivamente por un estado particu- lar. El hombre tiene conciencia de su estado y trata de ocultarlo de diversos modos: rara vez con el silencio, casi siempre con pa- labras inconexas que corresponden mal á los pensamientos que quiere pero no puede expresar. Es una lucha en la cual casi siem- pre es vencido. En este período á veces se enternece, llora, etc., ó bien hace grandes protestas de amistad; relativamente hablan- do, la propensión á emprender pleitos no es sino moderada con el pulque. En este y en el primer período se acrecientan las fuerzas mus- culares de un modo notable y por mucho tiempo; el hombre sien- te que es capaz de grandes hechos, y de ahí un alarde de valor temerario. Cuando no hay una terquedad absurda se observa el extremo opuesto, una condescendencia y una cordialidad exao-c- radas. Al fin de este período comienza á observarse la torpeza de la palabra ó el tartamudeo. Los pensamientos aparecen como un relámpago, pero dejan en pos de sí la oscuridad; ¡en vano el hombre lucha para recordarlos! ¡ En vano para expresarlos! En- tonces comienza a sentir el hombre una cefalalgia frontal; co- mienza á notarse la resolución que avanza á cada momento; pierde el tino y cao en el sopor, en el adormecimiento, pero aun conser- va una chispa de inteligencia en este estado'. d'.’ Período de cólápsus.—Comienza aumentando la cefalalgia, siguen náuseas, vómitos, eructos gaseosos, pirosis. Ilesolucion com- pleta, imposibilidad de tenerse en pié, palabra ininteligible, voz ronca, gritos inarticulados. Lucha el hombre por levantarse, pe- ro vuelve á caer, hasta que sobreviene el cólápsus. Perdida la sensibilidad, el movimiento, la inteligencia, todo, para decirlo de una vez. Se relajan los esfínteres, y la emisión de la orina y la defecación se hacen involuntariamente. Sudor muy copioso, res- 36 piracion estertorosa, abdominal; circulación activa, pulso rápido, nervioso, concentrado, de mas de 100 pulsaciones. La dosis es muy variable según el individuo, la clase del pul- que, etc. Los pulques curados obran mas rápidamente; los vómitos son muy considerables, la cefalalgia intensísima, el trastorno general formidable. Los pulques curados ácidos son menos perjudiciales; el de tuna es muy activo, colora en rojo de sangre la orina, y podría creerse en ima liematuria; los aromáticos producen vómitos y cefalalgia tenaces; el de apio produce una diuresis muy fuerte y aun la in- flamación del aparato urinario. Los demas pulques, nutritivos á cierta dosis, son en otra indigestos. El de chirimoya es el mas dañoso, probablemente porque da lugar á la formación del ácido cianohídrico. La composición lla- mada Isabel durmiendo, obra en corta dosis irresistiblemente. Esta exposición requiere que hagamos algunas reflexiones li- geras exclusivas á los efectos del pulque. Desde luego la dosis es muy considerable; algunos lie visto que se beben mas de dos kilogramos de pulque al dia; pero advierto que me refiero al pulque de los expendios. La embriaguez es mas rápida mezclando pulques simples diferentes ó con uno ó mas de los curados. La mezcla de los licores dulces y la do los rojos, ó •al menos las mixturas que se toman con los nombres de Burdeos, etc., hacen un daño horrible, sea porque el azúcar y el alcohol detienen la fermentación para hacerla mas activa después, sea porque el tauino detiene la fermentación, se opone por su astrin- gencia á la absorción, y de ahí la indigestión, acumulación de ga- ses, los vómitos, cefalalgia, etc. Es indudable que el pulque, por ser una bebida alcohólica, tiene analogías en sus efectos con el alcohol puro; pero obsérvese que tiene caracteres peculiares que me parece inútil repetir. Esta propo- sición me parece comprobada si reflexionamos que el pulque, sobre contener poco alcohol, tiene en disolución sales alcalinas, fosfatos, silicatos, carbonatos, sales de alumina y magnesia, ¿y so puede ad- mitir que estas sustancias no tengan influencia bastante para mo- dificar los efectos químicos, en el interior delorganismo, y en una palabra, para hacer del pulque una bebida enteramente especial1? Por otra parte, el fermento particular del pulque, la ausencia de los taninos, de otras sales de plomo, cobre, mercurio, que á veces por incidencia ó por otros motivos existen en las bebidas alcohólicas europeas; la ausencia de ácidos y de éteres propios de los vinos, creo que son capaces de establecer diferencias bien perceptibles. ¿ Quédiferencias pueden ser? Seria preciso un estudio exclusivo de la cuestión; por esto me limito á hacer una que otra observación. 37 Desdo luego, á qué so debo la diuresis? Yo la atribuyo á los alcalinos, y soy de parecer que ayuda á la expulsión del alcohol in natura, ó resuelto en sus elementos, y ayuda á la separación de las sustancias azoadas, no solo del pulque, sino de los alimentos. La composición del pulque de sustancias hidrocarbonadas y de sustancias azoadas, me parece que influye sobre la nutrición y los cambios químicos del alcohol en el organismo, por decirlo casi, estableciendo cierto equilibrio entre los elementos carbono é hi- drógeno, que se unen por medio de la respiración en ácido car- ! iónico y agua, al contacto con el oxígeno. El sudor copioso, en mi concepto, es producido por la gran cantidad de agua del pulquo que con poco alcohol estimula la cir- culación, aumenta el calor animal y para restablecer el equilibrio sobreviene el sudor. Este efecto se encuentra ligado probable- mente con otro. El carbono del alcohol aumenta la oxigenación por medio de la respiración, y siendo esta mas activa, será ma- yor el calor animal. ¿El fósforo permanece indiferente en esta cadena de fenó- menos Es do creerse que no, si se consideran la excitación ge- neral y los fenómenos psíquicos que, según algunas personas, pro- duce. Creo posible que las sustancias no azoadas del pulque, absor- bidas en el tubo digestivo al pasar por el hígado, aumenten la secreción, y de ahí el poder asimilador que al individuo permite hasta cierto grado digerir mas cantidad de ciertos alimentos con mayor cantidad de bilis. En el extremo opuesto: aflujo de bilis considerable, falta de alimentos; entonces vómitos biliosos; diar- rea, ictericia, hepatitis, etc., etc. ('orno se vé, no es tan simple como parece la exposición de los electos fisiológicos. Por mi parte, en la época en que apenas puedo hacerme cargo de los axiomas en que está fundada la Medicina, sin experiencia ni elemento alguno, presento, sin atreverme á resolver, las cuestiones para demostrar que he procurado estudiar concienzudamente el punto elegido, pero sin otra pretensión. Kn esto capítulo me ha sido imposible separar enteramente fe- nómenos que se tocan, se confunden, supuesto que en realidad es imo solo tomado en diversos grados. La Fisiología, Patología y Terapéutica tendrán eternamente puntos de contacto tan grandes, que siempre caminarán como hermanas, dándose las manos, porque todas se ocuparán del estudio del organismo presidido por un prin- cipio oculto que en vano se llama vida, influencia nerviosa, alma, arquea, etc. Prefiero exponerme al peligro de repetir una idea emitida, á dejarme invadir por la oscuridad; pero procuraré presentarla en otra fase para darla novedad. 38 CAPITULO VI. De las enfermedades que produce el abuso del pulque. Kn el tubo digestivo.— Hígado.—Aparato génito-urinario.—Centros nerviosos.—Inlluencia general.—Diferencia en la acción del alcohol y el pulque. Si yo quisiera hablar con extensión sobre las enfermedades que ocasiona el abuso del pulque, liabria materia para recorrer gran parte de la Patología. Conociendo los efectos que el tlachique produce sobre la piel, sin la experiencia que lo confirma, era fácil suponer que en el es- tomago y en los intestinos so liabia de ocasionar una inflamación, á veces bien grave en las personas no acostumbradas á la bebida. Se siente un ardor que se exacerba en momentos, no hay apetito, hay sed, náuseas, una laxitud, un malestar general. A veces eva- cuaciones con ardor en el Tocto en número de cuatro ó cinco en el dia. Estas personas necesitan de excitantes después de una em- briaguez, y por lo común dan la prcfencia al chile verde, chiltipi- quin, en salsas; al colorado en lo que llaman los mexicanos mole, y esto en cantidades que exacerban la inflamación que se convierte en una especio do hemorragia dysentérica. Este estado se acom- paña con cefalalgia, alguna reacción febril, lengua saburra], vó- mitos de materias no digeridas, bilis, mucosidades; dura tres, cinco ú ocho dias, con un buen tratamiento. Pero poco á poto estas gen- tes adquieren un hábito que por largo tiempo les hace resistir á la corriente destructora de sus vicios, hasta que después de algún tiempo trae por consecuencia una diarrea crónica que expresa la desorganización del tubo intestinal y de las visceras abdominales. Pero quiero hablar de una afección, que casi no lo es, pero que produce un estado particular acompañado de molestias. Se observa en algunos rancheros que beben pulques tlachiques de diferentes clases en sus posesiones. El pulque tlachique contiene una enorme cantidad de ácido carbónico, y es además susceptible de una fermentación tan activa que produce una embriaguez, una jaqueca y vómitos mas intensos que el pulque fino, que es al tla- chique lo que los vinos generosos á sus falsificaciones. A la larga, 39 el ácido carbónico, que á pesar de ser expulsado en gran cantidad por los eructos, etc., se acumula en gran cantidad en el estómago ó intestinos, los distiende y llega al grado de crecer el abdomen hasta tomar un enorme volumen que aumenta cada dia. Estos hombres se vuelven obesos, torpes para los ejercicios de equitación, conti- nuamente ahitados, pero que aun así4llenan todos sus quehaceres. Hígado.—El hígado sufre alteraciones tan variadas, que difícil- mente las mencionaría todas. En general sobreviene una hiper- trofia con su acompañamiento, que como se sabe consiste en in- digestiones, anasarca, acítis, edema en la cara, ote. El volúmen es ú veces tan grande, que sobresale hasta ocho dedos del reborde costal ó invade el lado izquierdo en su totalidad, de manera que por la percusión y palpación todo lo que se siente es hígado, por mas que uno se resista á creerlo. No es menos notable la hipertrofia del bazo que solo menciono accidentalmente. Las hepatitis sobrevienen después de una fuerte embriaguez en que se ha abusado de los excitantes, de los pulques curados y de alcoholes que con el nombre de mezcal, aguardiente, etc., se ven- den en el comercio. Las primeras veces cede la hepatitis á los vo- mitivos, purgantes, antiflogísticos, etc.; pero otras, después de algún tiempo del vicio y cuando se complica el abuso del pulque con el del alcohol, se supura el hígado durante cuatro ó cinco meses, sin agotarse la supuración hasta terminar con la vida del vicioso: en el uso de sus facultades intelectuales, sin dolores agudos, sino simplemente con su diarrea colicuativa que lo consume paulatina- mente sin remedio. Hígado graso.— Es muy frecuente encontrar una alteración del hígado que consiste en la degeneración grasosa. En los pocos autores que he consultado no hay cosa de consideración digna de mencionarse; me veo sin apoyo, perdido en mil ideas que fluctúan vagamente en el espíritu sin poderlas determinar con claridad. Pero atendiendo á los principios inamovibles de la fisiología, tra- tare do esclarecer en lo posible este punto: ¿A que es debida la grasa que se encuentra en el hígado ? Si recordamos lo que pasa en los hombres que hacen uso del tlachique, encontraremos un hecho notable: la obesidad. Tenemos por otra parto que algunos animales, sea natural ó artificialmente, acumulan en sus tejidos cierta cantidad de grasa cuya composición es en su mayor parte do carbono, una pequeña cantidad de hidrógeno y otra mucha menor de oxígeno. Luego el elemento importante aquí, es el car- bono. ¿De dónde puede venir si no de las sustancias carbonadas introducidas en la economía? Es evidente que los animales cuyas combustiones son lentas porque en determinadas épocas absorben poco oxígeno, ó porque artificialmente se les hace consumir sus- 40 tandas amiláceas, azúcares y otras aun mas carbonadas, y al mis- mo tiempo se les reduce á la inacción, consumen menos carbono del que acumulan; por lo mismo, se deposita este elemento unido al hidrogeno y al oxígeno bajo la forma de grasa en los diferen- tes tejidos que constituyen el organismo. Ahora bien: ¿no es el albohol una sustancia rica en carbono? Luego un abuso continuado y excesivo debe producir á la larga una acumulación de carbono que es imposible que sea expulsado en su totalidad por las vías naturales estando saturada la econo- mía. Luego no habiendo ejemplo de que el carbono exista quími- camente puro en la economía, debe acumularse bajo su forma or- dinaria con el hidrógeno y el oxígeno en aquel órgano que por sus funciones esté encargado de hacerle útil á la economía. Entre todos el hígado sin duda es el que debe ser primero; el hígado que da origen á la bilis y sus derivados, como el ácido cólico, co- leico y la colesterina; el hígado, que produce el azúcar; que, en fin, contiene en sus celdillas una sustancia amilácea. De aquí á generalizar estas ideas, hay un paso. Llegado el mo- mento en que el carbono no pueda ser expulsado en su totalidad por su combustión con el oxígeno, no siendo posible que el oxí- geno sea absorbido en mayor cantidad, resulta: que aquellas partes de la economía mas ricas en esto elemento de vida y destruc- ción á un tiempo, tendrán que ceder su oxígeno, tendrán que des- componerse y ser sustituidas paulatinamente por el elemento do- minante, el carbono, unido al hidrógeno, al oxígeno, en forma de grasa. De lo dicho se desprenden dos proposiciones: primera, que en realidad el hígado no sufre una trasformacion sino una sustitución grasosa en sus elementos; segunda, que es posible que las pertur- baciones que produce el alcohol sean debidas á la sustitución gra- sosa de los tejidos en general. Estoy lejos de pretender dar solaron á una cuestión tan grave; expongo mis pobres ideas, pero no las impongo; confio en la be- nevolencia del jurado si mi juicio no es aceptable y si no puedo resolver las objeciones que se presenten; por último, siendo la cuestión que toco meramente accidental, no procurare sostenerla sino hasta tanto que estudios posteriores me lo permitan. Aparato génito-urinario.—No es muy raro encontrarse con cistitis debidas á una ó varias embriagueces con tlachique ó con pulque de apio, acompañadas de erecciones algo dolorosas que se disipan con algunos baños y narcóticos. Aun no tengo datos su- ficientes para determinar si la facultad de la generación llega á extinguirse; pero creo poder afirmar que dura mas largo tiempo que en el alcoholismo, y que su curación es menos imposible que en dicho envenenamiento. 41 Centros nerviosos.—No cabe Juila en que el pulque, des- pués de un abuso de algunos años, causa perturbaciones que dan por resultado alterar la inteligencia, la sensibilidad y la motili- dad. En los bebedores no se extingue por completo la inteligen- cia, pero sí se oscurece; el raciocinio es tardío, difícil, no se per- ciben de pronto las relaciones de las ideas entre sí; la memoria es infiel, y aun las cosas sencillas se olvidan. Casi se viene á re- ducir la facultad de pensar en algunos casos á un instinto algo superior al de los animales. La palabra es torpe, circunscrita á muy escasas voces que usan unas por otras para suplir las que fal- tan. Se conoce que luchan por recordarlas, ya van á decirlas, las tienen en la lengua, pero al fin se les tienen que decir para que exclamen con cierta satisfacción: íl¡Eso, eso, eso es.” Esta es- pecie de embrutecimiento lo conocen á veces tanto, que sienten las pullas que se les dirigen, bastante bien. La sensibilidad se encuentra embotada, pero yo no he visto que se pierda entera- mente. La motilidad está mas alterada; al andar alzan los pies mas de lo natural, lo que hace que el paso sea algo brusco y des- acompasado, pero firme y seguro en lo general. Las manos tiem- blan un poco y ejecutan los movimientos con inexactitud al tomar objetos muy pequeños. No he observado el temblor de los labios. Solo en el último grado pierden las fuerzas, pero en lo general se encuentran muchos bebedores viejos de pulque entre los car- gadores de muebles y objetos de menos peso que los fardos de los almacenes y aduanas. 1NFLUENCIA GENERAL.—Después de diez, catorce y veinte años de un abuso del pulque mas ó monos exagerado; teniendo en cuen- ta el uso del coito y otras influencias físicas y morales y la mez- cla del aguardiente, el aspecto de un bebedor es triste y repug- nante por demás. Está con cierta gordura hidrópica, con una palidez de un blanco sucio, con manchas negruzcas en la cara, que resaltan del fondo claro. Eos párpados hinchados casi cubren el ojo sin vida, sin expresión, sin ese brillo elocuente capaz de expresar id mas elevado sentimiento. No falta su pterigion que so eleva sobre una córnea amarillosa con manchitas mas oscuras. El hedor de la boca es peculiar, peor que el del pulque hediondo. La voz es ronca, sin el timbre sonoro que se le conoce. La tor- peza en los movimientos, la palabra difícil, como la de aquel que comienza á aprender un idioma extraño, dan una deplorable idea del hombre que ha descendido del trono excelso de la inteligen- cia para confundirse entre los brutos. Los bebedores de pulque, si no mueren de una hepatitis supurada, mueren de alguna enfer- medad intercurrente, como la neumonía, apoplejía, etc., ó por al- gún accidente acaecido en el estado de eolápsus, como las caidas, la asfixia, etc. 42 Para terminar este punto, llamaré la atención sobre dos puntos importantes: el primero es la gran dificultad que hay para deter- minar cuáles son los caracteres especiales de la fisiología y pato- logía en sus manifestaciones, de los individuos que toman pulque solo. Siendo el pulque una bebida alcohólica, es fuerza que los caracteres fisiológicos sean en su esencia unos mismos. De aquí provienen las analogías entre los efectos del pulque y los del al- cohol. Por otra parte, tenemos que el pulque, por su composición química, es una bebida especial en su género, y que por lo mismo debe presentar—y de hecho presenta—diferencias muy notables que es imposible omitir. El segundo punto es que, en la práctica, raras veces se encuen- tran separados los efectos del pulque y los del alcohol. For el con- trario, se encuentran individuos que toman ambas bebidas con predominio de una u otra, pero que no por eso se puede separar matemáticamente la parte correspondiente á cada una de ellas. Así, pues, con estos antecedentes, conociendo ya la fisiología y patología aunque en miniatura, voy á tratar de las diferencias en- tre los efectos del alcohol y el pulque ; si en algo me equivoco, sirva de disculpa lo que he dicho. Fuera de la rapidez, cantidad, mezcla ó no de alimentos, edad, sexo, constitución, etc., de la persona, así como el punto del globo en que se verifique la comparación, creo que aun existen diferen- cias notables en los efectos fisiológicos de ambas bebidas. Parece que el pulque produce una embriaguez mas tranquila, mas volup- tuosa 5 una alegría mas natural que inclina á la broma, á las pu- llas y epigramas mas ó menos ingeniosos. Con el alcohol se ob- serva un furor, una excitación nerviosa, un estado de tensión muy penosa de los centros nerviosos, que parece que han perdido (‘1 equilibrio. Los sentidos se afinan con el pulque por mucho tiempo; y si suponemos á una persona medianamente educada, se observa que sus apreciaciones son finas, revelan que su espíritu se halla eleva- do y que sus sensaciones son percibidas con mas claridad que otras veces. Con el alcohol, es un relámpago á cuya luz se ve todo fan- tástico; se ve como si se tuvieran mas cerca los objetos; se oye un ruido fuerte, pero confuso, de lo que se habla en derredor: muy pronto comienzan ciertos arrebatos, que aumentan si se les quiere contener; comienzan los grites, las imprecaciones, las im- pertinencias mas incalificables; se encienden por las provocacio- nes las riñas sangrientas en dos fieras que combaten á muerte, sin tener ni valor ni conciencia del peligro. Yo he visto que un joven lia desafiado á mas de veinte hombres, y se lia enojado y reñido con sus amigos que, mirando el riesgo, querían salvarle. Los sol- dados cometen espantosas depredaciones, matan al enemigo aun 43 vencido, á un» mujer, á un débil niño. Tal vez la excesiva can- tidad de carbono 6 hidrógeno determina á un ejercicio enérgico para aumentar las inspiraciones, absorber más oxígeno y despren- derse del alcohol bajo la forma de ácido carbónico y agua; y si esto aun no bastare, expulsarlo in natura también. Pero viniendo á la patología, son indudables las diferencias. Desde luego las visceras sufren alteraciones de estructura muy pro- fundas con el alcohol. El tubo intestinal tan reducido en su cali- bre, blanco y pálido, con ulceraciones de la mucosa. El hígado con su cirrosis, atrofiado á veces, otras con focos purulentos pun- cionados unos é intactos otros. El bazo, difluente, que se deshace entre los dedos. El encéfalo endurecido, inyectado de muy anti- guo, con sus derrames submeníngeos serosos, su puntilleo de fo- cos apoplectiformes en el interior, etc. El pulque hace que se hipertrofien las visceras, como son el hí- gado, el bazo; pero no llegan sino rara vez, y con el acompaña- miento del alcohol, á desorganizarse. El Jugado se supura; pero como el órgjino está menos alterado, es menos imposible en cier- tos casos la curación. Yo creo, partiendo de lo poco que he visto, que tiende á hipertrofiarse. Si en estas diferencias—por falta do estudio—hubiese duda, en las de las funciones de los centros nerviosos no espero que la haya. Yo no he visto un caso de délirinm tremens en los bebedo- res de pulque, ni el temblor de los labios ni el de las manos. Tampoco he visto que la locomoción se pervierta hasta convertirse en parálisis general. Eos bebedores de pulque mueren en su conocimiento, aguar- dando el momento fatal, próximo ó lejano, con cierta indiferencia. En los alcohólicos, después del delirio sobreviene la demencia; ó en la forma visceral, la diarrea que los consume. En este pun- to, los bebedores do pulque se parecen á los alcohólicos. Creo que hasta hacer un nuevo y especial estudio, habrá más que añadir á este respecto; pero como se ve, aunque difícil, no he querido desentenderme de un punto verdaderamente esencial para el adelanto de la ciencia. 44 CAPITULO VIL Indicaciones y contra- indicaciones en la administración del pulque. La experiencia lia demostrado que abusando del pulque se ori- ginan muchos males; pero no es menos cierto que hay circunstan- cias especiales en que se puede y se debe administrar á ciertas per- sonas. La dispepsia, enfermedad de las ciudades que como México (aun á costa de tantos millones de pesos con que han contribuido sus habitantes al desagüe, el lindo no quiere que se concluya nunca), están infectadas por miasmas deletéreos; la dispepsia so cura mu- chas veces sin otro auxilio que el del pulque. Tan cierto es, que en el año de 18G7, en el inolvidable sitio de México, las dispepsias, diarreas, gastralgias, etc., dominaron generalmente aun en per- sonas que Inician uso del vino, carnes saladas, maíz, tapioca, ma- mones hechos de almidón, galleta, etc. Este efecto ¿debe atribuirse á la presencia de los earbonatos alcalinos y la ausencia del tanino do los vinos do Burdeos, que á la larga ejercen una astricción sobre la mucosa intestinal con to- das sus consecuencias? Yo así lo creo. Las diarreas algunas ve- ces se curan cuando no tienen por causa una degeneración, una alteración profunda de la membrana intestinal, sea por las ulce- raciones, el reblandecimiento, el cáncer, la tuberculosis, etc., sino sintomáticas, do una atonía, do la falta de algunas sustancias ne- cesarias á la nutrición, como la cal, la sosa, el fósforo. El pulque obra bien en este caso produciendo un efecto que no produciría ni el alcohol ni el vino. Su influencia es bien clara en las gastralgias. En efecto, el pul- que por su fermentación desprende cierta cantidad do gas carbó- nico, y este, en contacto con el estómago, modera el dolor. Por otra parte, el alcohol hace que se secrete el jugo gástrico que di- suelve las sustancias albuminóides, y coadyuva á la nutrición. Los efectos obtenidos me hacen creerlo así. El tifo en su forma adynámica requiere, según todos los auto- res europeos, el uso del vino. ¿ Pero es racional usar las mixturas mas ó menos perjudiciales que con el nombre de vino se venden en muchas partes ái precios á que no pueden arreglarse los enfer- mos, pobres casi siempre? Así también, en un hospital en tiempo de epidemia con tres ó cuatrocientos enfermos á ocho onzas de vi- 45 no uno con otro viene á ser 125 arrobas de vino diarias, paralo cual no bastaría un capital. No es esto solo, sino que el pulque por sí mismo obra mejor que el vino. El profesor 1). Jesús Oña- te, en el año de 18G1, tuvo á su cargo el hospital militar de la Merced, improvisado en aquella epidemia; pudo comparar los efectos del vino y el pulque en cerca de trescientos epidemiados, y resultó ser el pulque superior al vino común. Este efecto pienso que se debe atribuir á la composición parti- cular del pulque. En la chlorósis, la anemia y las enfermedades que provienen de estas, como son los vértigos, jaquecas, dolores neurálgicos, está indicado el pulque. En la tuberculosis pulmonar está indicado: por haber las com- plicaciones anteriores en el cuadro sintomatológico, porque las sa- les que contiene pueden ser absorbidas mas fácilmente combina- das bajo la forma del pulque; porque el pulque obra como un nar- cótico que procura un sueño dulce, tranquilo, en cierta dosis, es un alimento, un estimulante, y no tiene los inconvenientes de las preparaciones opiadas que atacan los centros nerviosos, producen la constipación, y no seria remoto un envenenamiento, dada la ex- cesiva debilidad del enfermo en estos casos. ¿No seria posible á la larga una transformación calcárea de los tubérculos crudos en el pulmón ? Supuesto que es tan fácil, experimentémoslo. Cálculos: Supuesto que el pulque es un buen diurético, está in- dicado en la cistitis crónica calculosa. No es solo por la simple teo- ría, sino por la experiencia clara y terminante que lo comprueba en el siguiente caso: D carnicero, hombre de edad madura, grueso, de temperamento sanguíneo, padecía de cálculo en la vejiga de la orina. El cálculo era tan voluminoso como un limón bien grande, de manera que hubiera sido difícil, si no es que imposible, extraerlo por la talla. Este hombre, que bebía habi- tualmente agua, tomó pulque, y al cabo de algunos meses el cálcu- lo desapareció. Había salido paulatinamente en arenillas. Lactancia.—Las mujeres toman el pulque á veces sin que el facultativo se los indique. En el mineral de Pachuca y en el Peal del Monte, en que se toma buen pulque, las nodrizas tienen muy buena leche. He visto á los niños muy pequeños, muy sanos y gordos: sus madres con el dedo les dan el pulque sin que les per- judique. Los mineros lo toman en sus trabajos en una gran abun- dancia (cuatro ó cinco reales diarios, que hacen ocho cuartillos), y esto les da una resistencia admirable en sus faenas peligrosas y fuertísimas. A la verdad, yo no aconsejaría estos abusos, pero hago la ob- servación de que las virtudes del pulque son bastante grandes con cierta medida. Los niños de teta se enseñan á borrachos; los mi- 46 ñeros, es verdad que resisten mas tiempo á la anemia, pero des- pués sucumben á la anemia y la hepatitis supurada. El pulque, según su composición, pertenece á los alimentos que como el huevo y la leche tienen los elementos indispensables para la nutrición. La feliz combinación de las sustancias azoadas é hi- drocarbonadas; las sales y el alcohol hacen que el pulque deba co- locarse muy alto entre los alimentos. Pero la historia de la huma- nidad demuestra que el hombre ha pervertido las mas bellas ins- tituciones y mejores costumbres por esa pasión que lo arrastra á apurar el placer hasta las heces. ¿El hombre estará destinado al mal? Fuerza es sacarlo de la ignorancia: ilustrémosle, y él será mejor. Contraindicaciones.—El pulque está contraindicad*) en la plé- tora, las inflamaciones intestinales, etc. El pulque no debe admi- nistrarse hervido con raíz de altea, ni malvas, con el pretexto de hacerlo emoliente; porque los efectos son contraproducentes, en razón de que con las sustancias ainyláceas se aumenta la fermen- tación y sus consecuencias. En la diabétis está el pulque contraindicado; porque aunque es diurético por los alcalinos que contiene, también contiene azúcar muchas veces, y el tlachique fresco por lo regular es muy dulce. Habiendo como hay otras sustancias de que echar mano, creo prudente abstener del pulque á los diabéticos. CAPITULO VIII Del Maguey considerado terapéuticamente. Raíz: sudorífica, diurética y antivent'rea: extracto. Hojas: el jugo como revulsivo: aníllisis.—Mezcal.—Miel: detersiva, pectoral, emoliente.—Pulque. Parece que las enfermedades que se desarrollan en un país en- cuentran allí mismo las sustancias propias para curarlas. Cuando en los libros de Terapéutica nos encontramos con muchas plantas inertes con grandes propiedades y virtudes, que nada real produ- cen en la práctica, recordamos que en México existe la Flora mas rica del mundo; que de México se ha llevado la Jalapa, la Zarza- parrilla, el Michoacan, la Cebadilla, la Yerba del Pollo y otra mul- titud que rivalizan entre sí por su eficacia en Terapéutica, á las 47 mas civilizadas de las naciones de la Europa. Estudiamos una obra extranjera con cierta tristeza, porque recordamos que en México aun no se posee una obra completa todavía, á pesar de que los mas esclarecidos talentos mexicanos, en medio de las luchas, en medio de las revoluciones y de las invasiones, lian escrito, venciendo to- dos los obstáculos, con la mayor elegancia y erudición. Mociño, Cervantes, Llave, Bustamante, Alzate y tantos otros se han puesto al nivel de las notabilidades de Europa. El Maguey está llamado á representar un importante papel en Terapeútica, y lo poco que presento en este capítulo servirá para probarlo, servirá para animar á aquellas personas cuyo talento y facultades permitirían dar vuelo á un punto que lo merece por mil títulos. Raíz.— Los experimentos hechos prueban que es un poderoso sudorífico. Administrada en forma de cocimiento, obra á la hora ó á las dos horas, determinando un sudor natural, con igualdad y que dura bastante tiempo. No me ocuparé en decir las numerosas enfermedades en que prestaría un poderoso auxilio, pero sí diré que hasta hoy no tengo noticia de que haya sido experimentada por los profesores mexi- canos, y creo que no pierdo el tiempo recomendando este sudorí- fico. El consumo de la raíz seria un artículo mas que podría ayu- dar á ganar la vida á los pobres indígenas que venden plantas medicinales en nuestras boticas. Xo es menos notable la diurésis que determina con prontitud y sin producir molestia ni en el tubo intestinal ni en el aparato gé- nito-urinario. Sus propiedades antivenéreas no me parecen tan claras como al Lie. J). Javier Balmis. En 1734, un indio de Michoacán llama- do Nicolás Viana, afirmó que curaba, sin intervención del mer- curio, la sífilis en sus diferentes períodos, y el Sr. Balmis en el hospital de San Andrés hizo experiencias que confirmaban las que hizo allí mismo Viana. Pero un Sr. Pinera con su incredulidad dió origen á que el Lie. Balmis publicara una obra exclusivamente para impugnarle. En esta obra, después de demostrar que el Dr. Pinera no eonoeia ni el Maguey, cita sus experiencias y concluyo hablando de la Begonia. Para admitir en la actualidad que la raíz de Maguey cura la sífilis, por ejemplo, en el tercer período, en un hombre perfecta- mente bien infectado, se necesita no conocer las dificultades in- vencibles á veces en la práctica al intentar curar tan rebelde en- fermedad que invade desde las uñas hasta los cabellos. Sin negar que en ciertos casos es un poderoso auxiliar en el tratamiento de la sífilis constitucional, me parece (pie no se puede llamar un es- pecífico, como lo es el mercurio según Hunter, Swediaur, Ricord, 48 .1 ourdan, etc., que con tanta habilidad han sabido manejar este remedio heroico de la medicina. Quede, pues, sentado que la raíz tle Maguey es muy útil en el tratamiento de la sífilis á título de auxiliar. Hoy no puedo agregar nada mas, porque no tengo con- cluidas las experiencias sobre este punto, y por otra parte, merece hablarse de la cuestión en un trabajo especial. Extracto.— Los profesores no usan hasta hoy el extracto que he logrado obtener de la raíz del Maguey. Se puede, en una be- bida corta, administrarlo con muy buen éxito; pero se altera fácil- mente después de un mes ó dos de preparado. Su color es negro, su olor no es desagradable, se parece al de la pulpa de tamarindo por ser como de una sustancia ácida. Su sabor es amargo algo astringente. Se presenta bajo la forma de una pasta homogénea, clástica y lustrosa. La dosis de administra- ción debe ser un gramo en una pocion. Hojas.—En el mineral de Pachuca tuve ocasión de emplearlas en las contusiones. Era un hombre que á consecuencia de que en sus faenas una gran piedra le contundió fuertemente una pierna determinando un derrame sanguíneo subcutáneo, que podría ser muy bien de sesenta á setenta gramos; después do aplicarle los mas recomendados tópicos iba á proceder á practicar incisiones para evitar el fleginon difuso que inevitablemente, no habiendo absorción, tenia que sobrevenir. Mas recordando que el Maguey se- aplica en veterinaria en estos casos, determiné poner al enfer- mo una penquita de un maguey que llaman guapilla, de medio metro de altura. Al efecto, en una hoja de lata se puso la penca quitándole las espinas y la epidermis por ambas caras, y despueS regándolas con alcohol se calentó la lámina hasta que se asaron y al último se rociaron con tintura de belladona, y so aplicó á la pierna sosteniéndola con un vendaje. A las veinticuatro horas casi no había equimosis. Después de esto caso lian sobrevenido otros que prueban que una contusión grave se cura en diez ó quin- ce dias con este tratamiento. Aun no he observado un caso de fractura, pero creo que daría buen resultado después de reducida, aun como medio de reduc- ción sencillo, á falta de otro aparato costoso y de que no siempre el cirujano puede hacer uso con los pobres, ó lejos de México. En último caso serviría de férula y evitaría una gangrena por la exci- tación inflamatoria que produce. Jugo.—El Maguey es uno de los vegetales que contiene en sus tejidos mas cantidad de líquidos. La raíz, el tallo, las hojas y las flores mismas, producen jugos abundantemente. El estudio com- parativo de las análisis químicas de ellos, daría por resultado tal vez la solución de muchas cuestiones de Eisiología vegetal al en- contrar las analogías y diferencias de la savia ascendente y des- 49 candente modificada por los elementos absorbidos por la planta en el acto do ejecutar sus funciones de nutrición. Así, creo que seria digno de observación seguir paso á paso las metamorfosis que sufre el jugo de la raíz que pasa al tallo y de ahí á las ho- jas; que se encuentra en el bohordo y convertido en néctar en las flores. O bien, si la mano del hombre interviene, encontrar el aguamiel y después el pulque con todos los cambios que sufre, líe hablado del aguamiel y del pulque: aquí diré algo sobre el jugo de las pencas. Un pedazo tomado del tercio inferior de la hoja de un Maguey manso fino que pesaba cerca de 3 kilogramos, dio machacado y exprimido en la prensa 4G0 gramos de jugo. Caractéres organolépticos: es turbio, de color amarillo verdoso; en el fondo del vaso se vé un sedimento pulverulento, verdoso y blanco sucio. Olor, sui gencris de maguey. Sabor, (se diluye el jugo) irritante, amargoso. Agitándolo hace espuma. Se altera al aire y se produce una fermentación. Densidad, 3o de Baumé. Soluble en el agua. Con el calor se observa: desprendimiento violento de gases; al principio no hay enturbiamiento, después desaparece el color amarillo verdoso hasta convertirse en amarillo moreno. Olor fuer- te, ofende la mucosa nasal, después es el de la miel, y al fin de azúcar quemada. Queda un residuo carbonoso. Con varios reac- tivos: precipitado blanco coposo con el agua de cal, soluble en el AzO5; con el oxalato de AzIDprecipitado blanco; con el ácido tártrico precipitado blanco, escaso, cristalino. Con el C1H y AzO’ caractéres negativos. Con el ácido AzO ’ y la acción del calor, no hubo enturbiamiento ni precipitado; he creído percibir el olor del AzH3. Con la solución del yodo no hubo cambio; los papeles reac- tivos no dieron reacción. Por ligero que sea este reconocimiento, creo que puede decirse que hay en el jugo: C02,Ca0,K0 y Azúcar, tal vez de glycosa. Filtrado, pierde el tinte verdoso, y por eso pienso que es debido á materias vegetales verdes y á la clorofila.' Consideremos el jugo con relación á la medicina. Es un revul- sivo poderoso, produce casi instantáneamente una erupción mi- liar acompañada de escozor insoportable, enrojecimiento déla piel, calor y aflujo de la sangre. Inútil es hacer valer la inmensa efi- cacia de este poderoso revulsivo, preferible al amoniaco y á las pomadas antimoniales; á los álcalis, á los ácidos y aun al nitrato de plata. Podria decirse que soy demasiado absoluto y entusias- ta: me justificaré. Este revulsivo obra con violencia; carece del olor del amoniaco, etc.; es fácil de manejarse para aplicarlo; su acción se puedo dirigir y prolongar como se necesite y por el tiempo preciso, con solo diluirlo; no tiene los inconvenientes de 1. Serla de desear un análisis completo cualitativo, cuantitativo y microscópico descrraciadamente está fuera de los medios á mi alcance. 50 la mostaza que suele producir escaras gangrenosas; no se desor- ganizan los tejidos como con la potasa y algunos ácidos (AzO’’, SO3, C1H); no hay escaras que cambian el color de la epidermis como el AzO5, AgO. No hay inflamaciones consecutivas á la absor- ción, como sucede con las cantáridas, ni mucho menos efectos tóxicos como con el arsénico, ó bien vomitivos, hipostenizantes, como con el emético. La erupción se domina con aplicaciones frias, narcóticas y la glycerina, cuando cesa la indicación. Puede administrarse al interior el jugo en ciertos casos con buen resul- tado. Para esto, se pone al fuego con azúcar, se concentra y se obtiene un jarabe agradable, y que entre otras virtudes tiene la de ser sudorífico muy poderoso. Se puede emplear en la blenor- ragia, blenorrea, cistitis crónica, cistitis calculosa y en todos los casos en que están indicados los sudoríficos. Obra como expeto- rante; unido al opio bruto, modera la tos en la bronquitis, la broncorréa y la tuberculosis pulmonar. Tengo la idea, aunque hasta ahora no he tenido ocasión de justificarla en la práctica, de que se podría asociar el emético al jarabe de jugo de Maguey en algunos casos de pulmonía, á título do sudorífico, pectoral y con- traestimulante. Mezcal.—El Dr. D. Gabino Bustamante usó el mezcal, y otros profesores lo usan hoy en el período de supuración de la viruela rociando las pústulas con el líquido. Este medio tiene dos venta- jas: calma el escozor y evita que dejen cicatrices deformes des- pués de supurarse las pústulas confluentes. Miel.—Produce buen efecto en las estomatitis, en el algodon- cillo y en la forma ulcerosa especialmente, fcn buches compuestos de cocimiento de cebada, hojas de rosa y miel de Maguey. Lim- pia las úlceras en pocos dias y sirve al mismo tiempo como emo- liente. Se emplea con buen éxito como pectoral en las bronquitis, catarros, etc. El pulque tlachique obra bien en gárgaras en las inflamaciones crónicas del velo del paladar, y en los casos en que se encuentran ulceraciones. El pulque caliente determina la diaforésis que voluntariamente provocan los enfermos de catarro bronquial, y calma la tos, faci- litando el esputo. Los asientos del pulque sirven para hacer desaparcer las equi- mosis consecutivas á los golpes contusos. Parece que aplicados en las cicatrices con constancia, llegan á borrarlas casi del todo. La diurésis notable que produce el pulque pienso que es la causa de que las blenorragias no sean muy frecuentes ni durables en los bebedores de pulque. Los que habitan cerca de los magueyales toman el aguamiel hervida para curarlas, y por otro lado este uso está de acuerdo con sus propiedades liptontrípicas. 51 CAPITULO LX Uso del Maguey en Veterinaria. Quizá no sea muy propio que el módico se ocupe de veterina- ria. Sin embargo, no quiero pasar en silencio algunos remedios empíricos que usan los rancheros á veces indiferentemente en el hombro y en los caballos, con alguna brusquedad, pero también con algún provecho. Para la Medicina es muy útil conocer estas experiencias que, modificadas por el hombre científico, pueden ser—como de facto han sido—el origen do una medicación mas eficaz que la que nos suministra la terapéutica europea que se es- tudia en México. Los efectos fisiológicos en el caballo que ha bebido cierta can- tidad de pulque, son curiosos: el animal está inquieto, patea, gor- betea, hace espuma con el freno y está demasiado brioso. Ningún obstáculo le detiene; salva cercas de dos metros de altura, brinca acequias hasta de cuatro; es mas ligero en la carrera, se pone casi feroz; corro, suda, á veces se desboca; pero cuando no ha tomado sino cierta cantidad, obedece á la voz de su amo. Es increíble la fuerza del noble animal, que á veces se asolea con la fatiga. Des- pués sobreviene la diuresis. Es de advertir que algunos caballos toman voluntariamente el pulque. El zumo de las pencas del Maguey llamado Cozmetl ó amarillo se usa al interior hervido y endulzado, en el muermo. Cuando un caballo toma agua ó so le quita la silla, ó simplemente se para sudando en dirección opuesta del viento, el enfriamiento produce una enfermedad reumática que llaman abrirse de encuentros. El animal no puede andar, y en este caso se le da una cngnisclíacla con el zumo de una penca frotándole con ella fuerte- mente por algunos dias. En el desarrollo de gases intestinales, el válvulas y las enfermedades diversas que vulgarmente llaman torzón, se le pono un pedazo de penca por freno al caballo y se le hace tascar. Los golpes contusos, las fracturas, las heridas, la roña, las mataduras, etc., se curan con frotaciones de la penca machacada, ó haciendo aparatos con las canales asadas y rociadas de aguardiente y adaptándolas al miembro. Después de que el animal ha corrido por montañas, pedregales, etc., se gastan los cascos en su parto dura y pisa con la parte sensible, es decir, que están expiados, que no pueden dar paso; entonces se les aplican pencas muy calientes por algunos dias, y después se mandan herrar. 52 Las afecciones de los ojos, como cataratas, conjuntivitis ulce- rosas, etc., se curan con el polvo de una penca bien seca introdu- cida en el interior. Todo esto es preciso estudiarlo é interpretarlo con arreglo á los principios fisiológicos, para deducir una consecuencia experimen- tal fundada y aplicable en Medicina. CAPITULO X Del uso del Maguey en la Economía Doméstica. En la vida doméstica tienen su aplicación los principales prin- cipios de la ciencia: los descubrimientos que no sean aplicables á ella, las teorías puramente ingeniosas, pero sin resultado posi- tivo, han pasado y pasarán como un bello metoro sin dejar ni la mas débil huella en el espacio. Para realzar aun mas la valía tlel Maguey; para completar el cuadro á grandes rasgos trazado; y para que en lo futuro las cien- cias y las artes, saquen mejor partido de la planta, que desprecian algunos extranjeros, indicaré brevemente algunas aplicaciones en la vida doméstica, porque son tan numerosas que habría materia para una obra voluminosa, de resolverse á mencionarlas todas. Papel.—Se fabrica con las fibras del Maguey reducidas por la trituración á una pasta homogénea que se extiende en láminas con las diversas máquinas usadas. Se obtiene do buena clase y tan fino á veces que no lo es menos que el que fabrican los Chinos. Si un Gobierno verdaderamente democrático hubiese, años liá, fomentado esta industria, ¡qué no produjera hoy! Goma.—Usada por los tintoreros con mediano éxito, quizá con algún beneficio seria muy útil. Raíz.—Se usa para lavar la ropa, en vez del jabón. Hojas.—Sirven para formar chozas de forma cónica, impene- trables á la intemperie; se disponen como las tejas y se sostienen con el quiotl que hace veces de puntal ó viga. En los techos sirven para canal. Las mujeres usan las pencas para recibir la masa del maíz, o como bateas. Secas, sirven de combustible y dejan cenizas pro- pias para lejía y abono de tierra, por la gran cantidad de sales que poseen. Los mexicanos les llaman mezote para el tlecuüli. Las pencas delgadas sirven de mccapalll partidas en gajos. 53 ba base de la hoja, blanca, en forma de cuña, tiene fibras tan fuertes que sirve cortada en pequeños triángulos, de escobetas para el suelo. La púa sirve de aguja fuerte; atadas en el extremo «le una cañaveral son útiles para coger ranas en el agua, pinchán- dolas violentamente. Así las cogen los indios que rara vez yerran el tiro. Scniscm.— Es la epidermis de las hojas con algunos fragmen- tos de la corteza que al desgarrarla quedan adheridos. Sirve para lavar la vajilla de barro, porcelana y cristal. Con schischi queda el cristal y vidrieras mas limpios que con el jabón. Pienso que el schischi saponifica las grasas rápidamente. Tallo.—Su parte .cubierta de tierra se muele y se pone al fuego mezclado con aguamiel hasta obtener un líquido espeso de muy buen sabor y sustancioso. Quiotl.—Sirve para comer, asado como la caña de Castilla; se sacan unas láminas, usadas con un mango de cedro, en Cuba y México, para asentar las navajas de barba, mejor que en un buen cuero. El aguamiel sirve de refresco, y se hace un atole ó atJaolü mez- clando masa de maíz y aguamiel hasta que so cueza con un fuego manso. El pulque sirve para cocer el jamón, mejor que el vino. Se usa para el condimento de carnes, y en particular de algunas aves que adquieren un gusto exquisito. Del Maguey no se pierde ni las espinas. Pero no puedo entrar en mas detalles. Creo que, para mi ob- jeto, no es posible haber dicho más, para hacer apreciable la plan- ta á los que no la conocen; para excitar á los que poseen grandes plantíos de Maguey y posibilidad de explotarlos y que yacen en la inercia, sin recordar que podrian hacer que el pueblo mexicano ganara el sustento con otros medios no reprobados. ... ¡el pue- blo mexicano, siempre oprimido, siempre ultrajado por los extra- ños, y á veces vendido por los propios! CAPITULO XI Consideraciones sobre la embriaguez en México. La Medicina os una do las profesiones que ennoblecen, porque además do los conocimientos científicos necesarios, es indispensa- ble una alma bien constituida, una alma inclinada al bien. Es uno de los mas sagrados ministerios; pero para ejercerlo, hay que co- 54 nocer las flaquezas del corazón humano para poder curarlo en la parte moral. El médico debe ser filósofo, artista y científico. Tor eso después do haber hablado de Botánica, Química y Medicina, no me parece fuera de lugar hablar de Economía Política ni de Eilosofía. ¿ Cómo *es posible ver con indiferencia que el vicio de la em- briaguez se va extendiendo rápidamente, como la mancha de grasa sobre el papel blanquísimo? ¿Cómo es posible que la Medicina guarde silencio sobre el vicio que invade ya aun á lo mas florido de la juventud mexicana? Ya que las religiones establecidas en México solo se ocupan de hacer prosélitos; ya que la prensa solo se qcupa en ridiculizar á nuestro Gobierno, sin pensar que deshonra á nuestra patria entre los extranjeros—que nos desprecian cuando no nos explotan, ocu- pémonos en combatir el vicio mas degradante de todos, no solo con el auxilio de la Ciencia, sino con el de la Moral que, con ceño y expresión severa, contempla desdo su eterno pedestal el cua- dro repugnante que presenta México. El Sr. D. Manuel Domínguez y Quintanar, en su tésis sobre el alcoholismo, del año de 1870, ha pintado con un colorido terrible, pero exacto, el cuadro de que hablo. Admiro el pincel, pero le doy el pésame, por haberse visto obligado á pintar un cuadro tan doloroso para un buen mexicano. Yo propongo esta cuestión: ¿Es lícito que un gobierno esen- cialmente democrático, por la codicia de sacar mayores rentas, permita que un artículo de comercio se venda con escándalo para que sea la fuente de todos los crímenes ? ¿ La libertad del comer- cio se menoscabaría extinguiendo el abuso del pulque y en general de todas las bebidas alcohólicas ? Dejo á los hombres prudentes que resuelvan el punto. Recuérdese, tan solo, que no por haber sido un comercio, los hombres amantes de la Libertad maldijeron el tráfico del carbón vivo. Recuérdese que el opio ha marcado con el estigma de la infamia al gobierno inglés, que — como lo demuestra la Historia — en todos tiempos ha sabido aprovecharse de la debilidad de las naciones. Si la Inglaterra, con sus nume- rosas escuadras y con todo su poder, hundiera en el abismo del Océano la roca inmortal de Santa Elena, volvería á brotar mas terrible, mas amenazadora, para reprocharle con una sola todas sus traiciones. Así también es una traición, es una infamia que un gobierno, en vez de fomentar las Ciencias, las Bellas Artes, la Industria y la Virtud en un pueblo, abra las puertas al vicio y á la ociosidad y al plagio. Es una infamia castigar con la pena de muerte al hombre que nació de una mujer ébria de pulque y de lascivia, que después fué educado por padres indignos de serlo, y que, por fin, 55 en medio del tempestuoso piélago de las pasiones, en vez de en- contrar en el gobierno de que depende, un padre que enderece sus pasos al camino del trabajo y de la virtud, lo reciba con una mi- tad y mande disparar cinco balas y las de gracia por haber robado ó por haber plagiado! El médico que hace por su desgracia la inspección, extiende un certificado diciendo, que tal hombre ha sido asesinado real y ver- daderamente, y que no volverá á dar lugar á que le fusilen de nuevo Detengámonos: si el amor puro y vivo que profeso á la patria de los hijos de Aztlan, del inmortal Cuauhtimoctzin, ha podido exaltarme un instante, no ha sido sino para levantar mi humilde voz contra esa hidra de infinitas cabezas que amenaza devorarnos j sino contra la horrible embriaguez, con el cabello sobre el rostro, las vestiduras desgarradas dejando ver sus formas, vacilante, lan- zando alaridos y prorumpiendo contra el cielo las mas espantosas blasfemias Hé aquí la idea que me ha guiado exenta de toda deslealtad. CONCLUSION. Después de haber señalado las cuestiones de mas interes nada mas sobre la materia puedo decir, porque necesitaría un fuerte volumen y algunos años de estudio para escribirlo dignamente. Las conclusiones se desprenden á mi ver por sí solas del trabajo. 1? La botánica del Maguey autoriza para formar una familia especial cuyo tipo sea el manso legítimo. 2? Los productos del Maguey son tan ricos y variados, que co- locan á la planta entre las primeras del globo. 3? El pulque es un artículo de comercio tan productivo como puede serlo el té, el café, etc., y muchas naciones europeas qui- sieran tener con todas sus rentas igual cantidad que la que pro- duce el pulque solo. 4? El pulque merece un estudio absolutamente especial, por- que así se desprende de su fisiología, patología y terapéutica. 5? Las artes nacionales sacarían infinitas ventajas si se hiciera en lo sucesivo un cultivo mas esmerado del Maguey, para explo- tar sus productos tan ricos como numerosos. En resúmen: he probado á mi entender, que el Maguey, que no se conoce en Europa, que muchos aun en su tierra natal lo des- precian, tiene íntimas relaciones con las Artes, la Historia, las Ciencias, la Economía política y aun la Economía doméstica. Un trabajo semejante requiere un talento preclaro, suficiente tiempo y elementos, una vastísima instrucción para llevarlo dignamente á buen término. Yo me conformo con ser el primero en haber delineado un cua- dro que el tiempo y el estudio perfeccionará; me conformo con haber indicado la vital importancia de la explotación del Maguey para México. Espero, pues, que en gracia, sea recibido mi primer ensayo con indulgencia, y que la crítica de sus defectos sea tan ilustrada co- mo bondadosa. México, Agosto de 1874. Francisco Guerrero y Yisiera. ÍNDICE rio. Introducción 5 Capitulo I.— Del Maguey considerado botánicamente.—Descrip- ción.— Clasi flcaciones.— Variedades.— Cultivo.— Geografía.... 7 Capitulo II.—Productos del Maguey. — Mezcal. —Miel. — Azú- car.— Vinagre.— Henequen.—Ixt li.—Gusanos 19 Capitulo III. — Historia.— Pulque.— Fabricación.— Pulques di- ferentes.— Fermento. — Análisis.—Conservación.—Consumo. — Rentas 23 Capitulo IV.—Adulteración y falsificación del pulque.—Pulques curados 32 Capitulo V.—Efectos fisiológicos del pulque simple y curado 34 Capitulo VI.— De las enfermedades que produce el abuso del pul- que.—En el tubo digestivo.— Hígado.—Aparato génito-urilia- rlo.—Centros nerviosos.—Influencia general.—Diferencias en el alcohol y el pulque 38 Capitulo VII.—Indicaciones y contraindicaciones del pulque.... 44 Capitulo VIII. — Del Maguey considerado terapéuticamente.— Acción de la raíz: sudorífica, diurética y anti venérea.—Extrac- to.—Hojas.—Jugo como revulsivo; análisis.—Miel. — Detersi- vo, pectoral, etc.—Mezcal.—Pulque 48 Capitulo ÍX.—Uso del Maguey en veterinaria 51 CapituloX.—Del Maguey en la economía doméstica.—Raíz, Schi- clii, papel, etc 52 Capitulo XI.—Consideraciones sobre la embriaguez en México... 53 Conclusión 56